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V - Nº 53 Septiembre de 2022
Espada de la Palabra,
escudo de la Fe
Doruk Salancı (CC3.0)
Calma y vigilancia
U no de los más bellos ejemplos en la naturaleza de la mez-
cla de vigilancia, astucia y calma, lo encontramos en el
jaguar y en su miniatura, el gato.
El jaguar que prepara el salto no es un animal nervioso. Al con-
trario, una de las bellezas de ese felino está en conservar una ver-
dadera calma en las situaciones más difíciles. La coexistencia de la
calma con la vigilancia, ese modo del leopardo cuando retrocede con
toda su capacidad agresiva y da el ataque furioso, reuniendo
dos extremos opuestos, es una verdadera maravilla.
Lo que es agradable de ver en el gato caminan-
do encima del muro es su calma calculada. No
es un oso perezoso cretino. Está con todos sus
sentidos atentos, hasta la cola levantada
le sirve de radar. Él entero se está equili-
brando, pero en la calma.
En las situaciones más difíciles el
gato tiene el dominio perfecto de la
flexibilidad de su musculatura, se ti-
ra midiendo bien el lance; atento,
pero calmado. Nervioso, nunca.
Con modo amable, pero sintiéndo-
se amenazado, lanza un arañazo.
Después encoje las uñas y mues-
tra aquella patita redondita.
Así debe ser el católico militante
en la hora del peligro: nada de co-
rrer en la hora como tonto. Susto,
nunca; previsión, siempre. Uñas
capaces de salir del compartimien-
to en cualquier momento, salto para
cualquier lado, incluso viendo y, so-
bre todo, en la oscuridad.
Por lo tanto, mucha desconfianza
en relación al demonio, recurrir mu-
cho a la oración, nada de nerviosis-
mo, calma entera, porque Nues-
tra Señora nos protegerá.
(Extraído de confe-
rencia del 22/06/1974)
Publicación Mensual Vol. V - Nº 53 Septiembre de 2022
Sumario Vol. V - No. 53 Septiembre de 2022
Editorial
Dr. Plinio 4 Odiad el error, amad a los que yerran
Revista Mensual de Cultura Católica
Piedad pliniana
Director:
5 Oración para vencer el
Roberto Kasuo Takayanagi espíritu naturalista
Doña Lucilia
Consejo Consultivo: 6 Afecto, mansedumbre generosa
Antonio Rodrigues Ferreira y firmeza inquebrantable
Jorge Eduardo G. Koury
La sociedad analizada por Dr. Plinio
9 Edad Media:
Redacción: El Derecho consuetudinario
Traducida de la edición
brasileña y editada en Gesta Marial de un Varón católico
Colombia por PRODENAL 16 La Revolución tendencial se
con las debidas autorizaciones
difunde como el lodo – I
de la Editora Retornarei Ltda.
de San Pablo - Brasil Reflexiones teológicas
*****
20 El verdadero honor y nuestra
relación con el mundo angélico
PRODENAL
Santoral
Carrera 13 No. 75-20 Apto. 203
Tel (57 1) 312 0585 26 Santos de Septiembre
Bogotá - Colombia
prodenal@gmail.com
Para obtener la versión digital de Hagiografía
números anteriores, ir a: 28 Escudo de la Iglesia y gladio
http://caballerosdelavirgen.org/articulo/ contra los demonios
revista-dr-plinio
Luces de la Civilización Cristiana
Plinio Corrêa de Oliveira
32 Luis XIV y la respetabilidad
San Pablo – Brasil
13/XII/1908 – = 3/X/1995 Última página
Pensador y escritor católico
36 Luz que brilla en las tinieblas
3
i t o r i a l
Ed
Odiad el error, amad a los que yerran
S e dice comúnmente que “debemos odiar el error y amar a los que yerran” ¿Quién se atrevería a
negar el sublime principio que esta frase afirma? ¿De qué se alimentó el celo de todos los após-
toles que, desde los orígenes de la Iglesia hasta hoy en día, sin interrupción, combatieron el error
buscando salvar de sus garras a los que yerran? Precisamente de un odio al error y de un amor al peca-
dor. Si se disminuye en el espíritu del apóstol este odio o este amor, dejará de ser un apóstol auténtico.
Sin embargo, esta frase necesita ser bien entendida. Debemos ciertamente amar a los que yerran,
y esto inclusive cuando en el paroxismo de su odio a la verdad, provoque los mayores perjuicios y nos
inflijan las más tremendas afrentas. Pero, ¿cómo debemos amarlos? En otras palabras ¿en qué debe
consistir concretamente ese amor? ¿En qué sentimientos, en qué acciones debe traducirse?
La pregunta no es inútil. Dios, que es infinitamente sabio, no juzgó suficiente recomendarnos que
lo amáramos sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor a Él; al contra-
rio, juzgó necesario promulgar diez mandamientos en que ese precepto del amor fuese bien defini-
do, perfectamente explícito, y las obligaciones que de ahí emanan concretamente claras. Y además la
Santa Iglesia juzgó necesario agregar cinco mandamientos a los diez que Dios había promulgado en
los primeros tiempos. Todo esto sólo para que el cumplimento del precepto del amor no quedara a
merced de los caprichos del sentimentalismo, sino que se efectuara conforme a la voluntad de Dios.
¡Ay de los que no aman a los pecadores y a los herejes! Ellos mismos son herejes y pecadores. Pe-
ro, ¿cómo debemos amarlos? Cuando se está combatiendo el error ¿será legítimo atacar encarniza-
damente las personas que lo sustentan?
En efecto, las ideas no se sustentan ni se difunden por sí solas. Son como las flechas y proyectiles
que no herirían a nadie si no hubiera quien los disparase con el arco y el fusil. Al arquero y al fusilero
se deben dirigir, pues, en primer lugar, los tiros de quien desee herir su mortal puntería, y cualquier
otro modo de guerrear podría ser muy conforme a los principios liberales, pero sería sin sentido.
Los autores o propagandistas de doctrinas heréticas son soldados con armas envenenadas: el libro,
el periódico, la arenga pública, la influencia personal. No basta, pues, retroceder para evitar el dispa-
ro; lo que debe hacerse en primer lugar, por ser más eficaz, es neutralizar al agresor. Así, es conve-
niente desautorizar y desacreditar su libro, periódico o discurso y, en algunos casos, su persona, por
ser esta el elemento principal del combate.
En ciertos casos sería legítimo publicar sus infamias, ridiculizar sus costumbres. Sólo es necesario
que la mentira no sea puesta al servicio de la justicia, ya que nadie tiene derecho de distanciarse de la
verdad, por pequeña que sea esta distancia.
El hábito de los Santos Padres prueba esta tesis. Inclusive los títulos de sus obras dicen claramen-
te que, al combatir las herejías, buscaban hacer blanco primero contra los heresiarcas: Contra Fortu-
nato Maniqueu, Contra Adamantox, Contra Félix, Contra Secundino, Quién fue Petiliano, De los hechos
de Pelagio, Quién fue Juliano, etc. De manera que casi toda la polémica del gran Agustín fue perso-
nal, agresiva, biográfica, por así decir, tanto cuanto doctrinaria; cuerpo a cuerpo con el hereje, tanto
cuanto contra la herejía. Y lo mismo podríamos decir de todos los Santos Padres.
¿De dónde sacaron, pues, los liberales, la extraña novedad de que al combatir los errores se debe
prescindir de las personas, y hasta alabarlas y agasajarlas? Atengámonos a lo que enseña la tradición
cristiana sobre estos combates y defendamos la fe como siempre fue defendida en la Iglesia de Dios.
Hiera, entonces, la “espada” del polemista católico, y vaya directo al corazón, pues esta es la única
manera verdadera de combatir.*
Declaración: Conformándonos con los decretos del Sumo Pontífice Urbano VIII, del 13 de marzo de 1625 y
del 5 de junio de 1631, declaramos no querer anticipar el juicio de la Santa Iglesia en el empleo de palabras o en
la apreciación de los hechos edificantes publicados en esta revista. En nuestra intención, los títulos elogiosos no
tienen otro sentido sino el ordinario, y en todo nos sometemos, con filial amor, a las decisiones de la Santa Iglesia.
4
Piedad pliniana
Acción del Arcángel San Miguel durante el
Flávio Lourenço
Juicio particular – Iglesia de San Lorenzo,
San Lorenzo de Morunys. España
(Compuesta el 21/7/1974)
5
Archivo Revista
˜ Lucilia
Dona
P
ara comprender mejor el afec- La esencia del afecto: mí. El afecto era un sentimiento muy
to existente entre Doña Luci- digno de elogio que no se malgastaba
lia y yo, es necesario ver cómo admiración y esperanza concediéndolo a cualquiera, precisa-
era el lenguaje y la vida de familia en Entre nosotros había un presu- mente porque es la afirmación de una
la intimidad, en el ambiente donde vi- puesto de que el afecto era un acto cualidad o de la esperanza de que al-
víamos; porque ese es un asunto lleno de admiración o, por lo menos, de es- guien llegue a tener esa cualidad. Esa
de matices, y cada país, así como cada peranza. Admiración de mi parte ha- era la esencia del afecto. Pero, al mis-
estado y ciudad de Brasil, tiene uno. cia ella y de esperanza de ella hacia mo tiempo, era la afirmación de una
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consonancia del bien que se espera Significado de los cusión había causado aquello, como
o se reconoce en el otro, con el bien que acentuando con la mirada lo que
que se siente en uno mismo. Era, por
puntos suspensivos ella había dicho, de manera a llegar al
lo tanto, la afirmación de una íntima usados en las cartas grado de repercusión que le parecería
unión de almas. Quien lee las cartas que mi madre normal, proporcionado.
Todo esto se manifestaba por el me escribía, nota que ella usaba mu- Eso que era, por así decir, los últi-
modo intensamente afectuoso con chas veces puntos suspensivos. Doña mos timbres de sus palabras, en las car-
que yo la trataba, en donde eran Lucilia hacía esto sin pensar, con la na- tas ella lo representaba con los puntos
abundantes las palabras muy cariño- turalidad de una madre, pero esos pun- suspensivos. De manera que donde hay
sas y simbólicas que repercutían en tos suspensivos correspondían a un mo- puntos suspensivos, era eso que cuan-
ella de manera suave, pero profunda, do de hablar de ella; era como un pasar do ella hablaba hacía con su mirada.
dejándola tan complacida, que mi pa- al papel su manera de expresarse. Por lo tanto, no significa que era
dre —por naturaleza muy bromista— Tenía una voz muy aterciopelada, una persona reticente para nada.
le decía, imitando un poco el acento suave, enormemente matizada. Los Muy por el contrario, su pensamien-
portugués: “¡No te derritas!”. matices de su voz le servían muchí- to se expresaba con mucha franqueza
Me acuerdo de algunas expresio- simo para expresar cada idea, cada y claridad. Sino que eran los impon-
nes que yo usaba. Por ejemplo, a ve- pensamiento, cada expresión, lo cual derables que constituían una especie
ces me dirigía a ella llamándola de ella acompañaba cambiando ligera- de aureola en torno de lo que decía.
Lady Perfection1, a lo que ella respon- mente la posición de la cabeza y con A propósito, una de las cosas in-
día con toda naturalidad, como si no movimientos de manos muy discre- teresantes del Quadrinho4, es retra-
hubiese oído o como si yo la hubiese tos, pero expresivos. tar la actitud que tomaba cuando
llamado de “mamá”. Otro título que Ahora bien, Doña Lucilia tenía un acababa de decir algo y miraba. Eso
usé durante mucho tiempo, tenien- hábito interesante, que tal vez no exis- contribuye para dar la expresión que
do en vista su aspecto afrancesado y ta en otras personas y solo lo noté en tiene el Quadrinho.
distinguido, fue el de “marquesita”. ella; decir algo y quedarse un momen- Aunque todo eso tuviese en ella
Otras veces yo la llamaba de “man- to, discretamente, con los ojos puestos el significado que estoy mencionan-
guinha”2, como en el tiempo de mi in- en el interlocutor para ver qué reper- do, es necesario decir, para la glo-
fancia, con un afecto especial, para rificación de la Civilización Cristia-
recordar aquellos tiempos. Además, na, que era un pequeño fragmen-
“querida mía”, “mi bien”, ¡a torren- to del pasado. El arte de la conver-
tes! No es necesario decir que nunca sación antiguamente era muy así.
la llamé de tú. ¡Nunca! Ni me pa- Hoy las personas casi no cambian
só por la mente. Siempre era “Us- de tono de voz, son monótonas
ted”. Me daba la impresión de con frecuencia, y no saben uti-
que tendría que confesarme si lizar la mirada; miran al inter-
la llamara de “tú”. locutor como podrían fijar la
A veces le decía que no co- vista en una pared blanca. La
nocía madre igual a ella. Evi- mirada no tiene más el papel
dentemente la besaba tam- que tuvo otrora. Por lo tanto,
Archivo Revista
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˜ Lucilia
Dona
la elevación de alma, que constituía la mo una víctima o un cordero que se Caetano de Campos, en la Plaza de
clave donde esas cosas se daban. Por- deja sacrificar, porque quiere sufrir la República, mientras asistía a una
que todo cuanto estoy diciendo, pues- sin reaccionar, y por juzgar que debe conferencia mía. Mi madre está allí
to en almas menos elevadas, redun- hacer ese apostolado de mansedum- en una actitud de quien presencia
daría en banalidades. Su elevación de bre, que no conozco verdaderamen- una sesión con cierta solemnidad,
alma colocaba todo en un pináculo, y te cosa igual, o que siquiera se parez- pero no pierde el propósito de man-
daba la clave de la belleza de las cosas ca de lejos con eso. tener una mansedumbre inalterable,
íntimas que estoy contando. Dentro de esa actitud venía la fir- una dulzura como no se puede ima-
Dentro de la clave de esa eleva- meza de principios. Ella era así, les ginar; lo cual se expresaba por cierta
ción de alma, toda ella imponde- gustara o no, porque así se debe ser. melancolía que ella hacía notar. No
rable, me encantaba una mezcla de Esa es la voluntad de Dios, ese es obstante, si las personas fuesen indi-
mansedumbre generosa llevada has- el pensamiento de la Iglesia y, por ferentes a esa melancolía, continua-
ta lo increíble, al lado de una firmeza lo tanto, no se cambia. Por lo tanto, ba con la misma dulzura y del mis-
inquebrantable cuando se trataba de adaptarse a otros principios para evi- mo modo.
principios. La yuxtaposición de esos tar el sufrimiento de la incompren- Debo decir que este fue uno de
contrastes armónicos realmente me sión, ¡nunca! Ella era enteramente los medios más vigorosos de cauti-
atraía en el más alto grado. ella, con dignidad, a pesar de serlo var mi afecto, porque eso me encan-
¡Nadie puede tener idea de lo que con mansedumbre. taba más allá de cualquier expresión
era la mansedumbre de mi madre! Para mí, que la conocí tan de cer- y me hacía pensar, naturalmente, en
Vivía, evidentemente, en una fami- ca, este aspecto aparece mucho en Nuestro Señor Jesucristo y en Nues-
lia educada y que no iba a tratarla una fotografía tomada en la Escuela tra Señora. Incluso porque mi ma-
con brutalidades. Pero la dre, de vez en cuando,
educación no impide la elogiaba a Nuestro Se-
Gabriel K.
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Σωτήριος Παν. Γιαννακουλόπουλος (CC3.0)
dad medieval es mucho más comple- formar una idea muy exacta de lo
in88
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Pero cuando Carlomagno murió, das bárbaras incapaces de establecer al rey, incluso porque él está preocu-
e incluso antes, en los últimos años una estrategia única de invasión, va- pado en defender su propia capital,
de su existencia, una sombra de tris- gaban sin itinerario definido, no para y no puede establecer un programa
teza se proyectó sobre sus dominios: conquistar un país, sino solamente pa- de defensa para otras regiones. Si el
eran las segundas invasiones de los ra devastar las regiones por donde pa- monarca pudiera decir: “Mi reino va
bárbaros que destrozaron completa- saban, sin ningún deseo de regresar ni a ser atacado por tal punto; entonces
mente el Imperio Romano. de fijarse, ni tampoco de encontrar un voy a mandar a mis tropas para ofre-
lugar para residir; su deseo era el pilla- cer resistencia”, tendría sentido. Pe-
Hordas de bárbaros que je e ir viviendo conforme los medios lo ro un reino acometido por todas par-
molieron Europa permitieran, y si no fuesen expulsados. tes, quebrantado, molido en todos los
Pongámonos en la posición de sentidos, sin que pueda mandar sus
En efecto, durante los siglos IX y un rey que esté sitiado en París, por tropas para salvar lo poco que se pue-
X Europa fue literalmente devasta- ejemplo. No tiene ninguno de los me- da. En esta situación, la única actitud
da por los bárbaros en todos los sen- dios de comunicación modernos y só- posible es el “sálvese quien pueda”.
tidos. Por un lado, las incursiones de lo tiene conocimiento de los hechos
los húngaros —remotos descendien- por medio de mensajeros que vienen Nace el feudalismo
tes de los hunos— que en corceles a caballo para darle información. Sin Europa comienza entonces a erigir
pequeños y veloces llegaron a pene- embargo, esos mensajeros raramente castillos. En cada lugar un propietario
trar en Alemania, arrasaron el Nor- llegan, porque los caminos están obs- de tierras construye una fortaleza, y en
te de Italia, atravesaron Austria, la truidos por bárbaros que los intercep- la inminencia de la invasión, acoge den-
montañosa Suiza, y alcanzaron el co- tan. Con ello, las otras ciudades del tro de ella a sus servidores, a las pobla-
razón de Francia, hasta Champagne. reino desaniman de mandar noticias ciones libres de los alrededores con sus
Por otro lado, los ganados, el trigo, el vi-
lwl.org (CC3.0)
normandos, oriundos no que pueda disponer,
de Escandinavia, pe- y allí resiste todo el tem-
netrando por los ríos, po que pueda.
quemaban, saquea- Por un fenómeno
ban y devastaban todo natural, cada propie-
cuanto encontraban en tario comenzó a impo-
su camino, y cuya ca- ner su autoridad a la
pacidad de navegación manera de un peque-
era tal que acabaron ño rey local. Nacía así
por invadir Constanti- el feudalismo.
nopla, dando la vuelta a Tengo deseos de son-
todo el Mediterráneo. reír cuando veo que un
Ahí se ve bien la feroci- historiador escribe es-
dad de este pueblo. tas páginas clásicas: “En
Después, un pue- la época del oscurantis-
blo que desapareció, mo de la Edad Media,
los ávaros. Por último, los reyes carolingios de-
los sarracenos que en- cadentes no supieron
traban por los Pirineos, mantener en sus trému-
por el Sur de Francia, y las manos el cetro de
se adentraban en Italia. Carlomagno, ni su espí-
Así, invasiones de ritu embrutecido consi-
pueblos hostiles entre guió discernir el pensa-
sí, venidos de todos los miento del gran funda-
lados, literalmente de- dor del Imperio, de ma-
vastaron Europa. No se nera que se conservara
trataba de ejércitos re- la unidad…”. Yo quisie-
gulares que avanzaban ra saber lo que uno so-
en orden, sino de hor- lo de esos cuentistas, si-
11
La sociedad analizada por el Dr. Plinio
tiado en la capital de un reino, en esas de cada feudo un pequeño Estado, que representaba el Estado era el rey.
condiciones, haría del cetro de Carlo- dentro del cual estaban en vigor leyes Y ¿qué hacía el rey? Durante todos
magno. Probablemente huiría, abando- enteramente características, surgidas esos siglos de invasión había decre-
nando todo por el camino… En cuanto con el sabor de las cosas que nacen tos reales. Pero estos solo trataban al
a la unidad, ni pensaría en ella. de la realidad. No era la ley elabora- respecto de privilegios a favor de una
Forzosamente las cosas sucedie- da, como se hace hoy, por un hom- iglesia, de un barón, privilegios al res-
ron como tenían que suceder ante las bre que no tiene nada que ver con pecto de la organización de la vida de
brutales circunstancias impuestas. las actividades a ser legisladas. La ley un determinado grupo de burgueses.
Esa situación duró cerca de dos- era hecha por hombres especializa- Eran cosas muy pequeñas, en general
cientos años, durante los cuales las dos en el ejercicio de aquellas activi- concesiones de privilegios locales.
personas compraban, vendían… en dades, que iban adaptando las reglas Por ejemplo, no consta, en el De-
fin, establecían todo tipo de relacio- en la medida en la que la costumbre recho francés de esta época, una sola
nes de cuño jurídico. Como es natu- iba cambiando, sazonándolas en con- ley de carácter general, que se refie-
ral, con el paso del tiempo, esa vi- tacto con la realidad. Ese fue el naci- ra a todo el territorio nacional. Sólo
da jurídica fue sufriendo el impulso miento del derecho consuetudinario. eran casos individuales.
de las nuevas circunstancias. Ningún Lo que se dice sobre el derecho
país permanece dos siglos con sus le- Leyes consuetudinarias francés, es mucho más comprensible
yes intactas. ¿De qué modo se fue- Durante ese tiempo ¿Qué fue de en relación al derecho español. Ima-
ron organizando esas leyes? aquello que designamos como Es- gínense durante los siete siglos de Re-
En cada lugar la costumbre fue al- tado? Llamaríamos Estado al rey. Y conquista, los guerreros cristianos
terando la ley primitiva existente. Pa- de hecho el rey era el Estado. Si Luis van reconquistando palmo a palmo la
ra enfrentar los nuevos problemas se XIV hubiera dicho en aquella épo- Península Ibérica casi completamen-
fueron creando nuevos derechos y ca, la famosa frase que se le atribuye te perdida; mientras tanto, fueron ha-
obligaciones y perfeccionándose nue- —y que parece que no dijo— “L‘Etat ciendo leyes. Luchaban y en retaguar-
vas fórmulas procesales. Terminadas c´est moi – El Estado soy yo”, habría dia las costumbres se iban convirtien-
las invasiones, Europa quedó repleta afirmado una banalidad, porque to- do en leyes. Y así, toda Europa se lle-
de castillos y de barones que hicieron do el mundo sabía que el único poder nó de costumbres, inclusive de cos-
F Rancis Raher (CC3.0)
12
tumbres muy hermosas, El derecho romano
13
La sociedad analizada por el Dr. Plinio
bre concerniente a actos no públi-
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estornudamos fuera del reglamento, todo el apoyo a las costumbres justas, suetudinario. Eso se desarrolló so-
vamos a parar en un campo de con- sino que se convirtió en un extirpador bre todo en el siglo XIII.
centración. ¿Por qué? Porque las co- tremendo de las malas costumbres. Así tenemos una visión de cómo
sas se salen de cierto orden previsto En el siglo XIII, como la función se estableció el Derecho Consuetu-
por el sociólogo para el bien común. del Rey comenzó a desarrollarse, dinario y de qué modo podía haber
El totalitarismo y el derecho consuetu- el Parlamento de París también co- orden dentro de él. Dejo puesto un
dinario son dos extremos hostiles. menzó a recibir esas funciones de ex- problema para ser tratado futura-
Una persona podría hacerme es- tirpar las malas costumbres. En In- mente: en ese pulular de leyes y de
ta pregunta: “¿Pero eso no lleva al glaterra, algunas de esas costumbres cuerpos sociales, ¿cómo establecer
caos? Imaginemos a los hombres de están en uso hasta nuestros días. el orden y la medida? De esa orques-
hoy regidos por la costumbre y vere- En Francia el proceso fue diferen- ta con millares de instrumentos ¿có-
mos el tumulto que se forma.” te. Estudiadas las costumbres de los mo podía nacer una sinfonía? v
En primer lugar, es necesario notar diferentes feudos grandes, se verificó (Continúa en el próximo número)
lo siguiente: con un material descom- que tenían trazos comunes, que cons-
puesto no se construye una casa fuer- tituyeron el Derecho Consuetudina- (Extraído de conferencia de 1954)
te. En una época de decadencia moral rio de ciertas regiones: Normandía,
tremenda como la nuestra, soltándose, Champagne, Auvergne, etc., al la-
Archivo Revista
da en el desorden, prendiéndose, sur- do de los derechos consuetudinarios
ge la tiranía. Si se nombra a alguien pa- menores de las unidades pequeñas. Y
ra gobernar, acaba siendo un ladrón o así se formó la estructura: ley de Es-
un verdugo. La solución no es otra sino tado hecha por el Rey, costumbres
moralizar. El derecho consuetudinario regionales que son los denominado-
supone evidentemente un tenor de mo- res comunes de las costumbres loca-
ralidad, un orden que cristianiza. les y, por fin, las costumbres locales.
Yo no sería favorable a la aplica- Y dentro de las costumbres locales,
ción brusca, pura y simple, de un sis- las costumbres para varias clases, pa-
tema consuetudinario en el Brasil de ra los diversos pequeños lugares, ríos,
hoy. Sin embargo, si en cada lugar fue- lagos. Tenemos, así, la inmensa diver-
sen entregadas paulatinamente cier- sificación del Derecho medieval.
tas funciones consuetudinarias a las El Derecho consuetudinario se fi-
fuerzas sociales verdaderas de ese mis- jó en todo el territorio europeo. Con
mo lugar, me da la impresión de que el paso del tiempo esas costumbres
la cosa terminaba bien. Porque la legí- se transformaron en documentos lla-
tima autoridad social, por una especie mados Cartas, que eran convencio-
de flexibilidad interna, es capaz de re- nes particulares en las cuales había
solver los casos; mientras que la auto- referencias a las costumbres. En los
ridad política como nosotros la conce- siglos X y XI esas Cartas ya son nu-
bimos, distanciada de la vida social, es merosas. En el siglo XII comenza-
artificial y no resuelve nada bien. ron a aparecer estatutos municipa-
les, consentidos por reyes y otros se-
Revocación de las ñores, para determinadas ciudades.
costumbres contrarias a la Más tarde surgieron los Libros de
Costumbres, escritos por juristas pa-
Moral o al bien común ra uso propio. Y cuando esos libros
El derecho de revocar una costum- eran bien hechos, se generalizaban
bre competía solo al Rey, que lo ejer- de tal manera, que acababan tenien-
cía únicamente en dos casos: cuando la do, hasta cierto punto, fuerza de ley.
costumbre era contraria a la moral cris- Por fin, en el siglo XII comenzaron
tiana o al bien común de la sociedad. a aparecer compilaciones de resolu-
En ese sentido, es bonito hacer no- ciones de jueces con base en las cos-
tar que el gran protector de las costum- tumbres, y constituyeron una especie El Dr. Plinio durante una
conferencia, en la década de 1950
bres fue San Luis IX, que no solo dio de complemento del Derecho Con-
15
Gesta Marial de un Varón católico
La Revolución
tendencial se difunde
Diego Delso (CC3.0)
como el lodo – I
¿C ómo es la combatividad?
¿De qué modo se com-
porta frente al “pacinis-
mo”1 que avanza como una cobra
Aguas de Araxá
Cuando niño fui a una estación de
aguas que después posiblemente mo-
en el País entero y hasta en determina-
dos lugares del exterior: Araxá, en el
Estado de Minas Gerais. Yo acompa-
ñaba a mis padres porque parece que
que conspira, urde, trama? Por otra dificó mucho de sus aspectos, la cual las aguas de allí eran muy benéficas, o
parte, no se mueve propiamente co- apenas comenzaba a hacerse conoci- al menos se esperaba que lo fueran pa-
mo una serpiente, es algo diferente. da en el Brasil, y hoy es conocidísima ra el estado de salud de mi madre.
16
Flávio Lourenço
La ciudad de Araxá quedaba algo que causan el entrechoque de masas
distante de las aguas. Todos los días líquidas de las cuales salen aquellas
era necesario tomar un automóvil llamaradas feas.”
para llegar hasta allá. Todo eso era Todo esto no era sino fealdad y ho-
como un paseo —para mi madre un rror, excepto las cualidades terapéu-
curativo— y se llegaba a un campo ticas misteriosas de aquellas aguas.
donde se encontraban las aguas.
Había dos o tres pequeñas cons- Odio inspirado por
trucciones necesarias para el servi- la Fe y la razón
cio de las aguas, si recuerdo bien unas
meras barracas. Por todos lados exis- Más tarde percibí las grandes
tía una tierra gruesa, húmeda, fea, con multitudes humanas trabajadas
burbujas que salían de las profundida- por la Revolución, pero no como
des, salidas por calores subterráneos, y quien mueve soldaditos de plo-
explotaban aquí y allá. Aquella masa mo. Estos avanzan: avanza uno,
sulfúrica se movía en varias direccio- avanza otro, porque el soldadi-
nes, pero con movimientos desorde- to de plomo tiene su individuali-
nados provenientes del fondo, que ha- dad, se distingue uno de otro, po-
cían saltar un tanto de barro de acá pa- see una forma definida.
ra allá. Aquellos grumos de barro cho- No era, por tanto, como aque-
caban, efectuaban un burbujeo desa- llo que yo posteriormente llamaría
gradable e incongruente, desbordaban “Revolución B”, que se desarrolla en
un poquito las márgenes y reincidían. los hechos, ni como la “Revolución A
De ese proceso se desprendía un olor sofística”, es decir, con ideas precisas,
sulfúrico desagradable. definidas. Yo la denominaría “Revo-
A causa de las propiedades te- lución A tendencial”. O sea, una Re-
rapéuticas muy apreciadas, y pare- volución que se mueve en el subcons-
ce que bastante beneficiosas de esas ciente de los hombres, lodosa, grisá-
aguas, era necesario que una perso- cea, en la confusión de los defectos
na experta en revolver aquellas co- que se chocan y se amalgaman, se ha-
sas supiera tomar algo como un va- cen y se deshacen en madejas de des-
so en la punta de un palo de madera, órdenes tumefactos y malolientes. Es
extenderlo hasta cierto lugar, y apre- en el fondo la acción del demonio
tando un poco las masas de lodo, en- que mueve, mueve, mueve, mueve, y
contrar una forma de introducir en desprende malos olores que infestan
el vaso agua sin barro, para dárselo todo el ambiente.
después al pobre enfermo para be- Así veo yo el “pacinismo” en sus
ber y mejorar en la salud. grandes posibilidades de victoria
Miré y tuve la siguiente impre- hoy en día. Y es para el mísero es-
sión: “Parece algo que en el futu- tado en el cual la Revolución dejó
ro conoceré”. Ya he visto cosas de multitudes humanas enteras que me
esas —bien entendido no me refe- vuelvo, al mismo tiempo, con indig-
ría a esas aguas, sino a algo que en nación y horror.
el orden intelectual, espiritual, men- ¿Por qué con horror e indigna-
tal se asemejaba a aquello— sin em- ción? Porque hay algo en mi propia
bargo, no sé con qué puedo compa- noción del ser, la noción de mi condi-
rarlas. Y concluí: “Esta impresión va ción de hombre, y sobre todo, de ca-
a quedar en mi espíritu, tanto cuan- tólico, que clama por ideas definidas,
to que noto aquí y allá tufos de humo argumentaciones nítidas, resolucio-
oscuro parecido con la polución que nes firmes y fuertes, rumbos seguros,
se desprende en varios lugares. Son limpieza, pureza, rectitud, y que se
señales de desastres subterráneos siente horrorizado con aquel des-
18
dad a Dios y a Nuestra Señora. Es un rante un tiempo determinado. Aca- conozco a usted. Conozco la invita-
reflejo y una prolongación de la in- bado el plazo, golpearon la puerta ción del lodo, su atracción y el vicio
compatibilidad irreductible de Ellos porque ya había otro candidato. Tu- de vivir en medio de él. Yo odio el
contigo, porque tú eres la serpiente ve deseos de comprar un turno más, lodo porque es tal que, o la perso-
eternamente aplastada en la cabeza. pero no era posible. Usted no sabe na lo repele con suma energía en el
Yo te conozco, lodo, y por eso di- lo que es nadar en el lodo. primer momento, o le acaba toman-
go: ¡Eres aplastado por el pie virgi- “El lodo descarga la persona. do un gusto que en el segundo mo-
nal de Aquella que te venció a ti y a Usted no llega a acostarse en el mento nos hace relajados de espíri-
todos tus secuaces! ¡Y tú me odias y fondo de la bañera. Es tan denso tu. “Lodo, yo no te quiero. ¡Fuera!
tienes razón porque soy hijo de Ella! que uno queda cercado de aquella Tú alegas tus caricias como argu-
Pero también es verdad que, porque materia lisa, que penetra por en- mento para la tolerancia, y yo digo:
soy hijo de Ella, yo te odio. tre los dedos, sube por el pecho, va Si tú no tuvieses otras infamias, tus
Veo bien, oh lodo, que en tu mo- hasta el mentón y da un sueño… caricias serian la razón por la cual
licie burbujeas odio contra mí. Ese Es agradable como usted no puede yo diría: ¡Lodo, fuera!” v
odio no es cristiano. Tú dices contra imaginar.” (Continua en el próximo número)
mi “esto es venganza”, “esto es orgu- No le quise decir nada porque
llo” o entonces “siéntate a mi lado, era un hombre mayor que yo, con (Extraído de conferencia del
mete tus manos dentro de mí, acarí- quien no tenía esta la confianza que 17/7/1982)
ciame y yo tendré algo para contar- nos autoriza a intercambiar confi-
te”, y todas las burbujas emitirán un dencias de alma. Pensé para mí: “Vi
gas tóxico que me dará ganas de dor- el lodo de Araxá, pero ahora obser- 1) Neologismo creado por el Dr. Plinio
mir, me quitará el gusto de las ener- vé otra cosa: el lodo en su alma. Ha- para resaltar la falacia del “pacifis-
mo”, indicando que la imposición de
gías inquebrantables, del aire lím- ce mucho que le conozco y le veo
una falsa paz trata de ocultar cínica-
pido de las batallas que no acaban pasear, revolverse y vivir dentro del mente sus reales objetivos revolucio-
nunca. Sé, lodo, que tú me prometes lodo. Conozco el lodo de la mate- narios. Palabra que agrega “paci” a
dar todos los placeres del lodo. Yo ria y el lodo del espíritu porque le “cinismo”: “pacinismo”.
imagino esos regocijos.
Arquivo Revista
El lodo del espíritu
Oí cierta vez a un señor comen-
tar delante de mí cómo era delicio-
so tomar un baño de lodo. Habla-
ba él de un lugar situado en la Eu-
ropa Central, con un lodo más cé-
lebre y probablemente más curativo
que el de Araxá. Me decía este se-
ñor que había tomado ese baño no
por necesidad, sino por curiosidad,
cosas de turista. Le dijeron que era
muy agradable meterse en el lodo,
entonces fue allá. Había grifos con
surtidores fuertes, grandes, de don-
de salía el lodo que llenaba una ba-
ñera. Él consideró aquello repug-
nante. Y añadió:
“Tuve horror de aquello, pero lle-
vado por la curiosidad, entré. Usted
no se imagina, Plinio, la sensación de
lo fofo, de lo suave, de lo agradable
que me circundaba por todos lados.
Yo no tenía deseos de salir. Parece
Dr. Plinio en 1982
que las bañeras eran alquiladas du-
19
Reflexiones Teológicas
El verdadero honor y
nuestra relación con
el mundo angélico
El hombre que siente su propio
honor por amor de Dios adquiere un
estado celestial en la tierra. Desde
esta perspectiva, la búsqueda del
verdadero honor es la meta y la brújula
de la vida espiritual y la marca de
la civilización del Reino de María.
Archivo Revista
n
oure
io L
Fláv
Gabriel A.
ce desempeñó exacta-
Los tres Arcángeles y la mente el papel del pas-
personificación del honor tor que supo discernir
los métodos y aplicar-
Volviendo a la consideración del los. San Rafael es esto
mundo angélico, creo que, en la medi- con honor.
da en que son altos dignatarios y rea- No se puede confiar
lizan funciones extremadamente hon- una misión más ho-
rosas, los Ángeles son personificacio- norable que la de San
nes del honor en aquellas funciones. Gabriel. Es, por ex-
De sus misiones llevadas a cabo con celencia, el missus a
honor se deduce cómo son ellos. Deo4. Todo lo que es
San Miguel, por ejemplo, recuer- revelación de la ver-
da aquel dicho del mariscal Foch2: dad, la Religión, la Fe,
“Ma droite est pressée, ma gauche est el buen espíritu, así co-
menacée, mon arrière est coupé. ¿Qui mo el valor del símbo-
fait-je? J’attaque.”3 ¡Alta calidad del lo, me conduce a atri-
honor! ¿Por qué? Porque es el ata- buírselo a San Gabriel.
que visto en el apuro y en el holo- Para mí, dos san-
causto completo. Este j’attaque signi- tos representan a San
fica: “Me lanzo el todo por el todo, Gabriel de una mane- Escenas de la vida de San Pío X (detalle)
aquí está mi vida. Pero me lanzo con ra excelente: San Vi- Santuario de Nuestra Señora del
Rosario, Pompeya, Italia
clase, con ímpetu, con fuerza”. ¡Es cente Ferrer, llamado
22
Flávio Lourenço
un desdoblamiento del propio San- Allí está, al costado de un altar, re-
to Tomás de Aquino. Por lo tanto, zando a un santo cuya pequeña ima-
en esa clase está para sus alumnos, gen está entre varias.
como si fuera otro Tomás de Aqui- Algún cretino diría: “Supersti-
no de menor estatura; hay una par- ción”. Y yo respondería: ¡Culto de
ticipación real de su acción en la del dulía, el más áureo y magnífico! Por-
Doctor Angélico. Así que el pedido que de algún modo ese santo le hi-
de interferencia de Santo Tomás no zo sentir, por gracias recibidas an-
es para un hombre extrínseco a la ac- te su imagen, que tendría un víncu-
ción que está practicando. lo de alma con ella. Por lo tanto, más
Para ver cómo son variadas las co- que la gracia obtenida por él se tra-
sas, ¿a qué santo soy propenso a invo- ta de una relación de amistad per-
car para hacer bien esta conferencia? sonal con ella. Tal vez este concep-
Evidentemente a los tres Arcángeles to de amistad personal con Ángeles
mas el Profeta Elías. Porque entiendo y santos pueda parecer irreverente
perfectamente que estoy desarrollan- para alguien, pero para mí es el con-
do una acción para remover el grande cepto por excelencia. El santo con el
y trágico peñasco que se opone a nues- que nos hacemos amigos tiene rela-
tro progreso en la vocación, que es el ciones personales con nosotros. Esta
mundo actual, un mundo sin honor, relación hasta con una pobre mujer
mientras esté presente en las almas. ignorante, que vive en algún sótano, Arcángel San Gabriel - Museo Nac
ional
Así que pienso en las acciones puede haber en la de Arte Antiguo, Lisboa, Portuga
l
grandiosas de San Elías haciendo mo- Santa Iglesia.
ver cielos y tierra, le pido que tenga Me ha sucedi-
Flávio Lourenço
lástima de mí y me consiga una cier- do que, al pasar
ta participación de su poder para este junto a una mujer
paso que estoy deseando dar. Si real- así, siento lástima
mente se compadece de mí, dándole y quiero parar pa-
a mi palabra una efectividad que no ra hablar con ella,
tiene, empujará a aquellos a quien es- ayudarla con cual-
toy hablando como los elementos se quier cosa; pero
movían a sus órdenes. prefiero no hacer-
lo, pensando: “Si
Amistad personal con voy a ayudarla, la
Ángeles y santos privaría de lo me-
jor, que es el au-
La gracia de discernir la situación y xilio que el santo
saber a qué santo invocar representa le está dando, in-
una flexibilidad del alma por la cual miscuyéndome en
se siente la acción del Santo que nos medio de ese ar-
invita a rezarle. Es algo muy bonito y coíris que va del
delicado que le pasa a todo el mun- santo a ella. Siem-
do, no es un privilegio de unos pocos. pre y cuando no
Por ejemplo, a veces sucede que sienta que el san-
vamos a una iglesia y encontramos, to me envía para
en una capilla lateral, a una mujer ayudarla, puedo
que podría compararse, más o me- hasta rezar una ja-
nos, con un paño húmedo que se ex- culatoria por ella
prime hasta quedar seco; así parece al santo, pero no
también que el sufrimiento exprimió me voy a entro-
a esa pobre señora, cuya piel desgas- meter en ese vín- San Vicente Ferrer exorcizando un energúmeno
Museo de Bellas Artes, Valencia, España
tada cubre un cuerpo quebrantado. culo.”
23
Reflexiones Teológicas
Devoción a San Rafael cuando, noté que se acababa de co-
locar junto a un altar lateral una
Hay otro aspecto curioso para imagen muy fea de un Ángel que,
considerar: a veces la aridez en cier- por sus características, entendí que
to tipo de devoción es la señal de que se trataba de San Rafael, pero pen-
aquella devoción es para nosotros. sé: “Esta es la imagen de un Ángel
Pero a veces esa señal se encuentra como no debería ser. No voy a mi-
en una consolación. Por ejemplo, to- rarla, voy a rezar abstrayéndome de
da mi vida he tenido aridez con la la imagen”.
devoción a San Rafael. Esa historia Mientras rezaba mi Rosario, tuve
sobre Tobías, el Ángel que le saca el un movimiento interior, similar al de
hígado a ese pez... Manipular el hí- la gracia de Mater Boni Consilii a Ge-
gado del pez para sacarle un aceite, nazzano5, como diciéndome: “¡Ré-
veo que es enormemente respetable, ceme porque estaré a su lado y yo lo
pero me extraña un poco ese tipo de ayudaré!”
operaciones. Enviar al diablo al in- Desde entonces nunca volví a re-
fierno: ¡Oh, magnífico! Pero todo lo zar un Rosario sin intercalar, des-
del pez, aunque lo venere mucho, mi pués de cada docena, una jaculato-
alma no vuela por ese lado. Sin em- ria a San Rafael para que me ayuda-
bargo, después de que comencé a ra. Lo curioso es que ni una sola vez
hacer estas reflexiones sobre los Án- me di cuenta de la ayuda prometida.
geles y entendí el papel de San Ra- Sigo orando como los que acumulan
fael, nació un gran deseo de relacio- jaculatorias para un hermoso día pa-
narme con él. ra dar el resultado deseado. Veo que
Cierto día, entrando en una igle- esta protección está reservada para
sia donde suelo rezar de vez en una determinada ocasión.
De hecho, es necesario
comprender que en todo lo
Gabriel K.
24
Es indescriptible también y pre-
Samuel Holanda
senta tan magníficamente la armo-
nía entre majestuosidad y dulzura,
que en su defensa comprendo toda
la tenacidad de la fuerza, porque si
alguien se atreve a atacar esto, en-
tonces la fuerza saca desde el amor a
esto una plenitud y una capacidad de
reacción y de resistencia total.
La matriz generadora de este
combate es una mezcla de majestad
y dulzura, que veo muy difícil que
las personas comprendan, pero el
timbre de San Gabriel fue ese. En
última instancia, eso es lo que San
Gabriel tiene que decirle al mun-
do. Es su clave, pero también debe
ser la nuestra. Es el encuentro de la
dulzura con la grandeza: una gran-
deza llena de dulzura, pero una dul-
zura que se sienta justo al lado de la
grandeza. v
(Extraído de conferencia del
19/12/1976)
25
S antoral –––––––––––––––––––––
Hermanas Ursulinas de María Inma-
culada, en Piacenza, Italia.
del Calvario en Gramat, Francia, para
Flávio Lourenço
26
––––––––––––––– * Septiembre * ––––
gran ejemplo de santidad, 25. Domingo XXVI del
Samuel Holanda
en la caridad y servicio a Tiempo Ordinario.
los pobres. San Principio, obispo
(+s. VI). Hermano de San
15. Nuestra Señora de
Remigio, Obispo de Sois-
los Dolores.
sons, Francia.
Beato Pablo Man-
na, presbítero (+1952). 26. Santos Cosme y Da-
Perteneció al Pontificio mián, mártires (+c. s. III)
Instituto para las Misio- Beato Luis Tezza, pres-
nes Extranjeras. Al regre- bítero (+1923). Religioso
sar del apostolado en Bir- de los Ministros de los En-
mania, de donde regresó fermos y fundador de la
por razones de salud, tra- Congregación de las Hijas
bajó mucho en la evange- de San Camilo, en Roma.
lización en Italia. 27. San Vicente de
Santos Bertino y Munolino. En un barco sin
16. San Cornelio, Pa- velas ni remos, son guiados por un Ángel Paúl, presbítero (+1660).
pa (+253) y San Cipriano, Fundador en Francia de
obispo (+258), mártires. emperador de Vietnam, Minh Mang, las Hijas de la Caridad.
San Vital, abad (+1122). Después después de crueles torturas. Beato Lorenzo de Ripafratta, pres-
de renunciar a los cargos terrenales, bítero (+1456). Muy dedicado al sa-
21. San Mateo, Apóstol y Evange-
fundó un monasterio en Savigny, Fran- cramento de la Reconciliación. Domi-
lista. nico que, durante 60 años, fue riguro-
cia, donde tuvo numerosos discípulos.
San Jonás, profeta del Antiguo so observante de la disciplina religio-
17. San Roberto Belarmino, obispo Testamento. Hijo de Amitai, envia- sa en Pistoia, Italia.
y Doctor de la Iglesia (+1621). do por Dios para predicar en Nínive.
Beato Estanislao de Jesús y Ma- 28. San Wenceslao, rey mártir
Su salida con vida a los tres días de la
ría, presbítero (+1701). En Gora (+929 o 935). Patrón y protector de
ballena se considera signo de la resu-
Kalwária, Polonia, fundó los Clérigos Eslovenia y República Checa.
rrección del Señor Jesús.
Marianos de la Inmaculada Concep- San Lorenzo Ruiz y compañeros,
ción de la Virgen María. 22. San Ignacio de Sandone, pres- mártires (+ 1633-1637).
bítero capuchino (+1770). Asiduo Beato Bernardino de Feltre, presbí-
18. XXV Domingo del Tiempo Or- confesor y asistente a los enfermos. tero franciscano (+c. 1494). Combatió
dinario. la usura con la modalidad de caridad
23. San Pío de Pietrelcina, presbí- financiera, en los “Montes de Piedad”.
19. San Genaro, obispo y mártir
tero capuchino (+1968). Recibió los
(+s IV). 29. San Miguel, San Gabriel y San
estigmas de la pasión de Jesús.
Santa María de Cervelló, virgen Rafael Arcángeles. Ver página 28.
San Lino, Papa y mártir (+s. I).
(+ 1290). Primera religiosa y supe- Beato Carlos de Blois, lego
Elegido como primer sucesor de San
riora de las Mercedarias, fundadas (+1364). De espiritualidad francisca-
por San Pedro Nolasco. Se la apodaba Pedro, por los propios apóstoles Pe-
na. Gran político francés y buen cris-
“María del Socorro”, por su inmensa dro y Pablo.
tiano denominado “Carlos el Santo”.
caridad con los necesitados. 24. Beata Colomba Gabriel, aba- 30. San Jerónimo, presbítero y
20. Santos André Kim Taegon, desa (+1926). Por calumnias, sa- Doctor de la Iglesia (+420).
presbítero, Paulo Chong Hasang y le de su monasterio benedictino en San Simón, monje (+1082). Siendo
compañeros, mártires (+1839-1867). Ucrania y se instala en Roma, don- conde de Crépy, renunció a la patria,
San Juan Carlos Cornay, presbíte- de funda la Congregación de la Her- matrimonio y riquezas, para llevar una
ro y mártir (+ 1837). Sacerdote de la manas Benedictinas de la Caridad, y vida de santidad, como monje. El mo-
Sociedad de las Misiones Extranjeras organiza la obra social “Casa de la nasterio, testigo de su vida ejemplar, es-
de París. Decapitado por orden del Familia”. taba en el macizo montañoso del Jura.
27
Hagiografía
Flávio Lourenço
Escudo de la Iglesia y
gladio contra los demonios
Suscitado por Dios para precipitar a los demonios en el infierno,
proteger a la Iglesia y a los hombres contra los ataques diabólicos,
San Miguel Arcángel, caballero arquetípico de la milicia
celestial, es escudo y gladio en defensa de los planes divinos.
R
especto a San Miguel Ar- De él dependen los Ángeles de la guar- dó la lucha contra el diablo y lo pre-
cángel tenemos una peque- da. Es el Ángel protector de la Iglesia. cipitó en el infierno, y además es la
ña nota: cabeza de los Ángeles de la Guar-
San Miguel, Príncipe de milicia ce- Caballero leal, fuerte, da, de individuos e instituciones. Él
lestial, en la batalla que se dio en el puro y victorioso mismo es el Ángel de la Guarda de
Cielo luchó contra los ángeles rebel- la Institución de instituciones, que es
des. Tiene la misión de continuar es- Llamo la atención sobre el hecho la Santa Iglesia Católica, Apostólica
ta lucha para librarnos del demonio. de que San Miguel Arcángel coman- y Romana.
28
Por lo tanto, tiene una función tu- y quiere que también sea el escudo “¡Adelante, no
telar en la que podemos preguntarnos de la Santa Iglesia y de los hombres
qué relación hay entre su misión, pre- contra los ataques diabólicos. Sin
desanimen, ataquen!”
cipitando en el infierno a los que se le- embargo, un escudo que es a la vez En Ana Catalina Emmerich1, Vi-
vantaban contra Dios Nuestro Señor, un gladio. Por lo tanto, no se limita siones y Revelaciones Completas, en-
y la protección por él dispensa- a defender, sino a derrotar y precipi- contramos los siguientes datos sobre
da a la Iglesia y a los hombres tar en el infierno. Aquí está la doble San Miguel:
en este valle de lágrimas, en este misión de San Miguel. Volví a ver la Iglesia de San Pedro
campo de batalla que es la vida. Debido a todo esto San Miguel era con su gran cúpula. Sobre ella resplan-
Estas dos misiones están con- considerado en la Edad Media como decía el Arcángel San Miguel vestido de
catenadas. San Miguel defendió el primero de los caballeros, el caballe- color rojo, teniendo una gran bandera
a Dios, quien quiso usarlo como ro celestial. Ideal y perfectamente leal, de combate en las manos.
su escudo contra el demonio, fuerte, puro, victorioso como un caba- La Tierra era un inmenso campo
llero debe ser, poniendo toda su con- de batalla.
fianza en Dios y en Nuestra Señora. Los verdes y azules luchaban contra
Es, por lo tanto, a esta admi- los blancos. Éstos, sobre los cuales res-
rable figura de San Miguel plandecía una espada de fuego, parece
a quien, visto así, debe- que iban a sucumbir.
mos considerar en cuan- No todos sabían por cuál causa
to siendo nuestro alia- combatían.
do natural en las lu- La Iglesia era de color sangriento
chas. Porque no que- como la vestimenta del arcángel.
remos ser otra cosa Escuché que me decían: “Habrá un
sino hombres que bautismo de sangre. La Iglesia será puri-
ejecutan en el pla- ficada en la sangre del martirio y la per-
no humano la ta- secución”. Cuanto más duraba el com-
rea de San Miguel bate, más se borraba el color rojo vivo
Arcángel, es decir; de la Iglesia y se hizo más transparente.
defender la hon- La purificación iba haciendo de
ra de Dios, la glo- ella algo diáfano y puro.
ria de Nuestra Se- El Ángel bajó y se acercó a los blan-
ñora, la Iglesia Ca- cos. Éstos ganaron gran coraje sin sa-
Flávio Lourenço
29
Hagiografía
la belleza de sus per- espíritus celestiales a bendecir al Se-
Flávio Lourenço
Sentido de bienaventuranza
También tenemos una ficha de
Don Guéranger sobre la vocación
contemplativa de los Ángeles:
Así, la Iglesia considera a San Mi-
guel como el mediador de su oración
Carl Ludwig Hofmeister (CC3.0)
30
necesario notar muy bien. Los Ánge- Deseo de las cosas celestiales Pidamos a los Ángeles que nos
les son habitantes de la corte celes- comuniquen el deseo de las cosas
tial, donde viven en la contemplación Esto es lo que tanto hace falta en celestiales con las que están inun-
eterna de Dios cara a cara. Y las vi- estos días, de manera que no se tiene dados. Ésta es una excelente inten-
siones de todos los grandes místicos idea de la felicidad celestial. Y sin es- ción para ser presentada en la fies-
nos refieren las fiestas que hay en el ta idea no hay apetencia del cielo y las ta de San Miguel Arcángel, jun-
Cielo y que son verdaderas solemni- personas se revuelven en la pura ape- to con la petición de que nos haga
dades. No son imágenes o quimeras, tencia de los bienes terrestres. Pero si sus imitadores y perfectos caballe-
sino auténticas fiestas en las que Dios pudieran comprender por un instante ros de Nuestra Señora en esta tie-
va manifestando sucesivamente sus lo que es un consuelo, una gracia del rra. v
grandezas y ellos aclaman con nuevos Espíritu Santo, ese tipo de felicidad
triunfos, que nunca terminan. que la consideración de los bienes ce- (Extraído de conferencia del
Hay una felicidad celestial, un lestiales comunica, entonces comenza- 28/9/1966)
sentir que es la patria de nuestra al- ría el desapego de los bienes de la tie-
ma y, propiamente, el orden de las rra, vendría una comprensión de có-
cosas para las que fuimos creados, mo todo es transitorio, que hay valores 1) Ana Catalina Emmerich (*1774 -
que corresponde plenamente a to- que están por encima de las cosas te- †1824), terciaria Agustina alemana,
beatificada en 2004. Recibió los estig-
das nuestras aspiraciones. Algo de rrenas, y que hacen que toda la tierra
mas de la Pasión y fue favorecida por
esta sensación de la bienaventuran- sea solo como un poco de polvo. muchas revelaciones místicas sobre
za celestial por la contemplación Eso es exactamente lo que los santos Nuestro Señor Jesucristo, María San-
cara a cara de Dios, que es la per- Ángeles pueden obtenernos, ellos es- tísima y otros temas religiosos.
fección absoluta de todas las co- tán inundados de esta felici-
sas, puede y debe pasar para la tie- dad, la cual de vez en cuan-
Archivo Revista
rra. En las épocas de verdadera Fe, do se comunica de esta for-
algo de esta felicidad se ma a los santos. Hay un mo-
filtra, algo de esta pie- do de fenómeno místico que
dad es percibida y co- se manifiesta como un con-
municada por las al- cierto muy lejano, de una
mas más notable- maravillosa y extraterrena
mente piadosas, armonía. Santa Teresita del
como un tesoro Niño Jesús tuvo esto e inclu-
común para to- so lo menciona en la Historia
da la Iglesia. de un Alma. Es un poco del
canto eterno de los Ángeles,
que llega por esta forma a
los oídos de los hombres pa-
ra darles la apetencia de las
cosas del Cielo.
En nuestro tiempo es-
ta apetencia falta brutal-
mente. Las personas sólo
se interesan y emocionan
por las cosas de la tierra,
por el dinero, por la poli-
tiquería barata, por el es-
píritu mundano, por la tri-
vialidad de las noticias dia-
rias, pero no se entusias-
man con los asuntos ele-
vados, doctrinales y menos
aún por las cosas específi-
El Dr. Plinio en 1966
camente celestiales.
31
Luces de la Civilización Cristiana
The Bridgeman Art Library (CC3.0)
Luis XIV y la
respetabilidad
Durante la Revolución Francesa, la turba
revolucionaria violó las tumbas de los reyes
para robar las riquezas con que estaban
sepultados y profanar sus restos mortales.
Al abrir el féretro de Luis XIV, su cadáver
poseía tal majestad que el populacho
retrocedió. La verdadera respetabilidad
produce estos dos efectos: la veneración de
Luis XIV – Museo
de Bellas Artes, quien admira y el odio de quien se rebela.
Tournai, Bélgica
L
3.0)
uis XIV era un hombre inmensamente
Royal Collection (CC3.0)
swbexpo.bsz-bw.de (CC
majestuoso en que se realizaba una mez-
cla muy feliz de dos nobilísimas dinas-
tías: su madre era Habsburgo y su padre Bor-
bón. Por cierto, dos naciones —Austria y Fran-
cia— cuyas cualidades se equilibran mucho.
Elegancia francesa y
grandeza española
Es bonito notar que la Historia francesa,
después de la Edad Media, se divide en eta-
pas según la influencia que ejercieron so-
bre Francia los países vecinos. Así, hubo du-
rante el Renacimiento el período de influen-
cia italiana, que marcó todo el arte francés;
después tuvimos el período de influencia
española, con la penetración de temas es-
pañoles en la literatura francesa, fenómeno
Luis XIII de Francia (Colección Real, Londres, Inglaterra) y Ana de Austria
del cual encontramos una señal muy nota- (Museo Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe, Alemania), padres de Luis XIV
ble en Corneille1.
32
Luis XIV reunía a la elegancia del francés con interés, ambición o temor, y explica mejor
algo de la solemnidad cadenciosa y majes- la respetabilidad irradiada por él en vida.
tuosa del español. La coexistencia de la
elegancia francesa con cierta grandeza Efectos producidos por la
española explica exactamente lo que verdadera respetabilidad
ese monarca tenía de solar.
Una vez explicitado esto, se siente ¿Cuál es esa respetabilidad de un
en Luis XIV cualquier cosa de Feli- hombre que irradia en torno suyo, de
pe II, el rey que de tal manera infun- tal manera que hasta los malhecho-
día respeto que, en general, cuando res que van a despedazar su cadáver
Flávio Lourenço
las personas venían a su presencia, se detienen un instante y, después,
tenía que tranquilizarlos diciendo: por odio a la respetabilidad, profa-
“Sosegaos”. Creo que eso era dicho nan ese cadáver más que todos los
con una voz tan majestuosa, que la otros? De hecho, la verdadera res-
persona no quedaba mucho más so- petabilidad produce estos dos efec-
segada… Añadan a esa majestad la tos: la veneración de quien admira y
gracia francesa y comprenderán co- el odio de quien se rebela. La propia
mo de ahí solamente podría salir una majestad de Dios causaba sobre los
verdadera obra maestra: Luis XIV. espíritus angélicos ese doble efecto: sa-
Durante la Revolución Francesa, la tur- Felipe II tanás y los suyos se rebelaron, en cuan-
ba revolucionaria violaba las tumbas de los Museo internacional del to San Miguel y sus Ángeles admiraron.
reyes para robar las riquezas con que estaban Barroco, Puebla, ¿Entonces, que viene a ser esa respeta-
sepultados y vengarse de ellos, profanando sus México bilidad si, como vimos, se trata de un senti-
cadáveres y tirándolos a una fosa común, en medio miento de inferioridad, motivado por el miedo
de cal para que fueran consumidos, pues, debido al sis- o por la ambición?
tema muy eficaz de embalsamamiento, varios de esos cuerpos Es la irradiación de una superioridad, pero no de una
se mantenían conservados mucho tiempo. superioridad cualquiera. Precisamente porque ella es
Al llegar al féretro de Luis XIV, lo abrieron y se encon- irradiada por la persona y no infundida por algo que se
traron con su cadáver ennegrecido, el cual poseía tal ma- sabe respecto de ella.
jestad que el populacho, en vez de lanzarse encima como Tomemos, por ejemplo, a Pasteur. Fue indiscutiblemente
hizo con todos los otros, tuvo un suspense y retrocedió un un gran sabio, un científico que hizo invenciones geniales de
poco. Por lo tanto, hasta después de muerto el Rey Sol im- una gran utilidad para el género humano. Cualquier indivi-
ponía respeto. Recuperados del impacto, los revoluciona- duo que no tuviera el sentido moral completamente obtuso,
rios se pusieron furiosos, avanzaron,
arrancaron el cuerpo de dentro del
Gabriel K.
cajón y lo lanzaron a la fosa común.
Se podría decir que el respeto in-
fundido por Luis XIV en sus contem-
poráneos provenía del hecho de que
era un monarca absoluto de quien
dependía el futuro de muchos, y por
eso infundía cierto miedo en aquellos
que lo reverenciaban por interés.
Ahora bien, esa turba sabía perfec-
tamente que estaban delante de un ca-
dáver. Había abierto la sepultura y ab-
solutamente no podía esperar, supo-
ner o recelar que un rey muerto fue-
se capaz de cualquier venganza con-
tra ellos. Por lo tanto, la impresión de
Luis XIV recibe a Mehmet Riza Beg, embajador del Sha
respeto provocada por el monarca en
Tahmasp II – Palacio de Versalles, Francia
esa ocasión no tenía ninguna relación
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Luces de la Civilización Cristiana
do la persona posee ciertos géneros de atributos en un gra-
château de Versailles (CC3.0)
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el modo por el cual se llega a conocer a Dios por la cuarta vía dar, socorrer, salvar a aquel bien comprometido por las
indicada por Santo Tomás de Aquino. Alguien podría obje- influencias contrarias que existen allí.
tar: “¿Pero, Dr. Plinio, Luis XIV no fue un gran pecador?” En sentido opuesto, la majestad que encuentra una
En primer lugar, del pecado a que aluden, él hizo pe- resistencia empedernida y es insultada por amor al or-
nitencia y pasó sus últimos veinte años como un hombre den que representa, ella desea aplastarla. Tenemos así
de vida intachable, ejemplar. Pero no es propiamente lo las dos modalidades de majestad.
que viene al caso, pues, así como una piedra o un animal Vemos eso de modo infinito y paradigmático en Nuestro
pueden recordar a Dios, por algunos lados el pecador Señor Jesucristo: infinitamente manso, enseñando que se
portador de una tradición católica en cuanto tal también debe ser manso y humilde de corazón, pero, por otro lado,
puede recordar a Dios. Por ejemplo, un padre que, aun- en algunos episodios de su vida, infundiendo un asombro
que se encuentre en estado de pecado mortal, trata a su que dejaba a las personas sin saber qué decir, como aque-
hijo cariñosamente, puede recordar a Dios en cuanto Pa- llos canallas que fueron a agarrarlo y cayeron con la ca-
dre cariñoso. De manera que esa sería una objeción in- ra en el suelo. Simplemente por la afirmación: “¡Yo soy!”
fantil, la cual podemos descartar. Era la manifestación de su infinita majestad. v
(Extraído de conferencia del 23/3/1973)
Modalidades de majestad: paternidad
e ímpetu para destruir
1) Pierre Corneille (*1606 – +1684). Dramaturgo francés, consi-
Concluyo con una consideración respecto de la majestad. derado el fundador de la tragedia (estilo de drama) francesa.
La verdadera majestad, colocada delante de la buena vo- 2) Del portugués: Elevación o vuelo del alma o del espíritu, ad-
luntad de quien es menor, se traduce en paternidad y quiere miración, arrobamiento, éxtasis, encanto.
proteger; puesta delante de la resistencia de quien es malo, 3) Del portugués: persona que viviendo en medio del lujo es
ella se traduce en un ímpetu para destruir. En tesis, ambas pretenciosa, vanidosa, esnob, de mal gusto, vulgar, etc.
disposiciones se comple-
mentan y se explican por
35
Gabriel K.
Luz que
brilla en las
tinieblas
S
mina.
egún San Alberto Magno, entre
los significados del nombre de Ma-
ría está el de ser Aquella que ilu-