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DICCIONARIO

ENCICLOPÉDICO
DE
TEOLOGÍA MORAL
dirigido por

Leandro Rossi
Ambrogio Valsecchi

con la colaboración de 68 especialistas

5.a edición con SUPLEMENTO

EDICIONES PAULINAS
Traductores:
Ezequiel Varona
Teófilo Pérez
Juan Antonio Paredes
Raimundo Rincón
R. Pérez Real
Inocencio Chico
Revisión general y bibliografía PRESENTACIÓN
Emilio Pascual
Tres criterios principales han guiado a los directores
de este «Diccionario» —encomendado por Ediciones
Paulinas— en la elección de las voces y autores.
En primer lugar, hemos preferido reducir ios temas a
un número limitado: no ofrecemos, por ende, un pron-
tuario minucioso de temas, sino más bien un amplio
despliegue de las cuestiones morales de mayor impor-
tancia. No por eso hemos descuidado los temas particula-
res, sino que su estudio lo hemos integrado en el marco
de cada uno de los artículos más generales, ya que siempre
se les presta bastante amplitud y gíobaíidad: eí índice
analítico ayudará sin duda a localizarlos fácilmente. Nos
ha parecido que de esta suerte se evitaba el riesgo
del excesivo fragmentarismo (tal vez sería mejor deno-
minarlo casuisrno) del que raras veces logran librarse
obras de esta índole. Naturalmente, falta algún tema;
pero confiamos que, en su conjunto, el «Diccionario»
resulte suficientemente completo o al menos proponga,
en las voces afines, alguna orientación útil incluso respecto
de los temas que no se tratan explícitamente.
La segunda preocupación fue la de conseguir un sabio
y prudente «aggiornamento». Consecuentemente, a las
voces tradiciona/es, que de ordinario se encuentran en
Título original de la obra: Dizionario Encidopedico di Teo-
logía Morale. los diccionarios de teología moral, hemos añadido otras,
® Edizione Paoline, Roma 19733 por así decirlo, más modernas, que corresponden a pro-
© Ediciones Paulinas, 1974', 19752, 19783, 1980', 19863 blemas morales, hoy particularmente candentes y vivos:
(Protasio Gómez 13-15. 28027 Madrid) al ardiente deseo de transmitir fielmente ¡a enseñanza
ISBN: 84-285-0468-7 moral del pasado hemos unido el afán de sugerir, en muchos
Depósito legal: M. 6.087-1986
puntos, las revisiones doctrinales que están en curso.
Impreso en Fareso. Paseo de la Dirección, 5. 28039 Madrid
Impreso en España. Printed in Spain Estos aspectos de novedad, que el lector no dejará de
percibir, son también (tatamente los más provisionales
y caducos; se trata de un riesgo inevitable para una re-
flexión como la moral, que en modo alguno puede rehuir
el diálogo con la cultura de su tiempo. Puede que esto LA EDICIÓN ESPAÑOLA
constituya un mérito, pero desde luego comporta limi-
taciones; de ahí que lo proclamemos, conscientemente, La edición española necesitaba, en relación con la
a todos los que pretendieran juzgar esta obra sólo bajo italiana y por motivos obvios, algunas adaptaciones. Seña-
esté aspecto. lamos que en este Diccionario son voces nuevas, o bien
Por último, hemos intentado la colaboración más amplia han sido del todo renovadas hasta el punto de tener
posible. La obra puede considerarse, ante todo, fruto nuevo autor, las siguientes: Imitación-seguimiento (Adolfo
de todos los moralistas italianos, ya que gran número Díaz-Nava); Objetivismo-subjetivismo moral (Marciano
de los autores lo son; si se echa en falta algún nombre Vidal); Penitencia, sacramento de la reconciliación
significativo, podemos asegurar que su silencio no se (Raimundo Rincón); Prostitución (Niceto Blázquez). Las
debe al hecho de que no le haya llegado nuestra invitación. voces economía, teatro, televisión y tráfico han sido
Se comprenderá, pues, fácilmente que hemos preferido refundidas respectivamente por Víctor Ortega, Florentino
no orientar el Diccionario en una sola dirección, sino Segura, Luis Urbez y Vicente Hernández. Especial colabo-
prestar acogida y hospitalidad a un no dispersivo plu- ración y asesoramiento ha prestado a esta edición el
ralismo de posiciones: en este sentido, podemos decir profesor Raimundo Rincón, de la Universidad Pontificia
bien alto que nuestra dirección, al margen de nuestros de Salamanca.
personales convencimientos, ha intentado a propósito
ser discreta. Y estamos muy agradecidos a cuantos, al Ediciones Paulinas
haber colaborado con nosotros, nos han brindado su
confianza. También lo estaremos a todos los que, con
sus sugerencias y sus obras, se propongan mejorar este
Diccionario en el futuro.

Leandro Rossi y Ambrogio Valsecchi


Caffarra, Cario
Profesor de historia de la teología moral en la Facultad interregional de
Milán y profesor de moral en los seminarios de Fidenza y Parma. (Voz: Historia
de la teología moral.)
COLABORADORES
Campanini, Giorgio
Acerbi, Antonio
Profesor de historia de las doctrinas políticas en la Universidad de Parma
Doctor en derecho civil y en teología por la Universidad Católica de Milán y especialista en problemas de moral familiar. (Voces: Pudor, Trabajo.)
y por la Facultad interregional de la misma ciudad. Profesor de eclesiología
en el Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras de Milán. (Voces: Iglesia,
Ley civil, Persona.) Capone, Domenico
Profesor de teología moral y presidente de la Academia Alfonsiana de Roma,
Angelini, Giuseppe vicepresidente de la Asociación Italiana de Profesores de Moral. (Voz: Sistemas
morales.)
Profesor de teología moral en la Facultad interregional de Milán. (Voz: Situación
[ética de]. Chiavacci, Ennco
Appendino, Filippo Profesor de teología moral en el seminario de Florencia y teólogo consultor
de la Conferencia Episcopal Italiana. (Voz: Ley natural.)
Secretario y profesor del Instituto Piamontés de Pastoral. Especialista en pro-
blemas actuales. (Voces: Ecología, Tráfico, Turismo y tiempo libre.)
Coceo, Felice
Babbini, Leone Profesor de teología moral en el seminario de Vicenza. (Voces: Estado, Prudencia.)
Profesor de teología moral en el Instituto Franciscano de Genova y juez del
Tribunal eclesiástico regional de Liguria. (Voces: Consejos evangélicos [y votos
Corecco, Eugenio
religiosos], Escándalo, Honor, Hurto, Temor.) Profesor de teología moral en la Universidad de Friburgo (Suiza). (Voz: Derecho
canónico.)
Baragli, Enrico
Especialista en temas de comunicación social, redactor de la revista «Civiltá
Cuminetti, Mario
Cattolica», perito conciliar en el Vaticano II, consultor de la Comisión pon- Director de «Servizio della parola», antiguo profesor de la Universidad Urba-
tificia para la comunicación social, profesor de teología pastoral en las Uni- niana de Roma. (Voz: Eucaristía.)
versidades de Letrán y Gregoriana de Roma. (Voces: Información, Propaganda,
Publicidad.)
Davanzo, Guido
Barbaglio, Giuseppe Profesor de teología moral en el seminario de Verona, colaborador en revistas
pastorales. (Voces: Aborto, Objeción de conciencia, Salud [cuíéado de la], Unción
Profesor de teología en la Facultad interregional de Milán y de exegesis en de los enfermos.)
el seminario de Lodi-Crema. (Voces: Decálogo, Día del Señor.)
Di lanni, Mario
Bernasconi, Oliviero Profesor de teología moral en la Universidad Urbaniana de Roma. (Voz:
Profesor de teología en el seminario de Lugano (Suiza). (Voz: Penitencia.) Fecundación artificial.)

Bini, Luigi Dianich, Severino


Redactor cinematográfico de la revista «Letture» de los jesuítas de Milán, Profesor de teología dogmática en la Universidad Gregoriana de Roma,
profesor en el Instituto de Comunicaciones Sociales de la Universidad Católica consejero de la Asociación Italiana de Profesores de Moral. (Voces: Ministerio,
Se Milán. (Voces: Cine, Comunicación social.) Opción fundamental.)

Blasich, Gottardo Díaz-Nava, Adolfo


Redactor teatral de la revista «Letture» de los jesuítas de Milán. (Voces: Profesor de teología moral en la Universidad de Comillas, secretario de la
Teatro. Televisión.) Asociación Española de Teólogos Moralistas. (Voces: Imitación-Seguimiento,
Pecado [nuevas matizaciones].)
Blázquez, Niceío
Doctor en filosofía, licenciado en teología, diplomado en psicología médica.
Ellena, Aldo
(Voz: Prostitución.) Director de la revista «Animazione Sociale», especialista en problemas eco-
nómicos, profesor y director del Instituto de Ciencias Administrativas de
Moioli, Giovanni
Milán. (Voces: Comercio, Economía, Hacienda pública.) Profesor de teología espiritual en la Facultad interregional de Milán y en el
seminario de Venegono. (Voces: Oración, Virginidad.)
Garbelli, Giambattista
Molinari, Franco
Primer ginecólogo y profesor de medicina moral en varios institutos de actua-
lización pastoral para sacerdotes. (Voces: Manipulación e investigación biológica, Profesor de historia de la Iglesia y del cristianismo en ]a Universidad Católica
Virginidad y celibato [aspectos bio-psicológicos], Visita prematrimonial.) de Milán y profesor de historia de la Iglesia en la Facultad interregional de
Milán. (Voz: Tolerancia.)
Gatti, Guido
Profesor de teología moral en el «Saval» de Verona. (Voces: Autoridad, Obe-
Molinaro, Aniceto
diencia, Paciencia.) Profesor de ética filosófica en la Universidad Lateranense de Roma. (Voces:
Decisión, Responsabilidad.)
Gentili, Egidio
Publicista, especialista en problemas psicológicos y espirituales, director de
Mongillo, Dalmazio
cursos de ejercicios espirituales para religiosos. (Voces: Amor y amistad. Amor Profesor de teología moral en el Ateneo «Angelicum» de Roma y secretario
y consagración.) de la Asociación Italiana de Profesores de Teología Moral. (Voces: Esperanza,
Pecado.)
Giavini, Giovanni
Profesor de exégesis bíblica en el seminario de Venegono (Milán). (Voz: Palabra Palo, Gian Angelo
de Dios.) Profesor de teología moral en el Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras
de Milán y encargado de cursillos monográficos en el Ateneo «Angelicum»
Goffi, Tullo de Roma. (Voz: Teología moral [metodología].)
Presidente de la Asociación Italiana de Profesores de Teología Moral, pro-
fesor de teología moral en la Facultad interregional de Milán y en el semi- Perico, Giacomo
nario de Brescia. (Voces: Adopción, Revolución y violencia. Secularización.)
Redactor de la revista «Aggiornamenti Sociali». especialista en problemas
actuales, doctorado en Derecho, perito conciliar y miembro de la comisión
Grossi, Mario para los problemas de la natalidad. (Voces: Deporte, Experimentación '•¡¡nica.
Profesor de teología moral en el seminario de Lodi-Crema. (Voz: Testimonio.) Trasplantes humanos.)

Guarise, Serafino Piaña, Giannino


Especialista en problemas biológicos y teológico-morales. (Voces: Vida, Virtud.) Profesor de teología moral en el seminario de Novara y en la Facultad interre-
gional de Milán. (Voz: Libertad.)
Hamel, Edouard
Profesor de teología moral en la Universidad Gregoriana de Roma. (Voz: Piva, Pompeo
Epiqueya.)
Profesor de teología moral en el seminario de Mantua. (Voces: Bautismo,
Háring, Bernhard Conversión. Matrimonio, Misericordia.)
Propulsor de la teología moral actual con su obra La ley de Cristo, profesor Rincón, Raimundo
de teología moral en la Academia Alfonsiana y en la Universidad Lateranense
de Roma. (Voces: Homosexualidad, Magisterio.) Profesor de teología moral en la Pontificia Universidad de Salamanca. (Voz:
Penitencia [renovación del sacramento].)
Maggiali, Andrea
Profesor de problemas psicopedagógicos en el seminario de Parma, vicepresi- Rocco, Ugo
dente del Centro Médico-Psicológico-Moral para la reciclización de los sacer- Profesor de teología moral en la Facultad del Sagrado Corazón de Cagliari.
dotes. (Voces: Escuela, Pedagogía.) (Voces: Gratitud, Promesa, Santificación, Vacación.)
Marsili, Salvatore Rossi, Giacomo
Profesor de liturgia, rector del Ateneo de San Anselmo de Roma y profesor en
la Universidad Gregoriana. (Voz: Liturgia.) Profesor de teología moral en el colegio teológico de los jesuítas de Turín.
(Voces: Escrúpulo, Humildad.)
Mattai, Giuseppe
Profesor de teología moral en la Facultad teológica de Ñapóles. (Voces: De-
Rossi, Leandro
mocracia, Justicia, Propiedad.) Codirector de la obra, profesor de teología moral en el Instituto Pontificio
ilc Misiones Extranjeras de Milán, delegado de la Asociación de Profesores
de Teología Moral para la Italia septentrional. (Voces: Caridad, Doble efecto
¡principio del], Droga, Esterilidad [y esterilización]. Eutanasia, Fortaleza. Huelga,
Manipulación del hombre [aspectos morales], Masturbación, Matrimonios mixtos.
Pena de muerte \y cadena perpetua], Relaciones prematrimoniales, Suicidio, Usura.)

Scurani, Alessandro
Redactor literario de la revista «Letture» de los jesuítas de Milán. (Voz: Lectura.)

Spallacci, Luigi
Profesor de teología moral en el seminario de Asís. (Voces: Paz. Política {teología].)

Spinsanti, Sandro
A
Profesor de teología en la Universidad Lateranense y en el seminario de Ancona.
(Voces: Enfermedad. Muerte.)
ABORTO El Magisterio eclesiástico, en la línea
de la enseñanza de la escolástica, h a
Squarise, Cristoforo hablado de creación de cada alma
Nomenclatura.—La terminología moral (cf fórmula de fe de León IX, Denz 6 8 5 ;
Profesor de teología moral en el Instituto de San Antonio de Padua y en el católica distingue:
Ateneo «Seraphicum» de Roma. (Voz: Cuerpo.) Humani generis de Pío XII, Denz 3 8 9 6 ;
feticidio — muerte del feto en el seno profesión de fe de Pablo VI, junio 1968).
materno: aborto = expulsión del feto Además el Magisterio eclesiástico insiste
Taliercio, Giuseppe vivo, pero no viable; parto = expulsión recientemente en el concepto de que la
Rector y profesor de teología moral en el seminario de Massa. (Voces: Mentira. del feto vivo y viable (es decir, capaz vida h u m a n a está ya presente desde la
Secreto, Verdad.) de sobrevivir). fecundación (cf Pablo VI en la carta
La terminología médico-penal consi- enviada al card. Villot. secretario de Es-
dera aborto la interrupción del embarazo
Tettamanzi, Dionigi antes de la viabilidad del feto, prescin-
tado, el 3 de septiembre de 1970; las
varias declaraciones de las conferen-
Profesor de teología moral en la Facultad teológica interregional de Venegono diendo de si el embrión viene o no expul- cias episcopales publicadas el mismo
(Milán). (Voces: Confirmación, Culto, Fe, Laicos, Religión, Sacramentos.) sado; el aborto puede ser espontáneo año contra la campaña propagandista
(no provocado por intervención huma- para la gradual liberación del aborto).
Vallacchi, Enrico na) o provocado legalmente (por moti-
vos reconocidos por la ley) o criminoso
Redactor de «Anime e Corpi», teólogo y en la actualidad sacerdote-obrero. (provocado por motivos considerados 2. REFLEXIONES DE LOS TEÓLOGOS.—
(Voz: Pobreza.) ilegales). Las reflexiones teológicas, durante la
escolástica, se subdividían entre dos
Para nuestro tratamiento moral con- hipótesis: creacionismo o animación su-
Valsecchi, Ambrogio sideramos el aborto en sentido general, cesiva, llamada también retardada, que
Codirector de la obra, antiguo profesor de la Facultad interregional de Milán, comprendiendo, por tanto, también el santo Tomás toma de Aristóteles, por
de la Academia Alfonsiana y de la Universidad Lateranense. (Voces: Absti' feticidio y el aborto considerado «espon- u n principio filosófico: cada forma re-
nencia y ayuno, Conciencia. Contracepción, Familia, Ley nueva. Limosna. Noviazgo, táneo» a nivel médico-legal, pero que de quiere la preexistencia de u n a materia
Psicología [y moral]. Sexualidad, Visita prematrimonial.) hecho ha sido al menos parcialmente apta para recibirla, por tanto, también
provocado. Nuestro estudio se divide en el alma vendría infundida después del
las siguientes partes:
Vidal, Marciano I. El origen de la persona h u m a n a :
desarrollo inicial de la materia (Aris-
tóteles llega a determinar el inicio de
Profesor de teología moral en la Pontificia Universidad de Salamanca y en la la Revelación y el Magisterio; reflexio- la lorma h u m a n a al 40.° día para los
Academia Alfonsiana. (Voz: Objetivismo /subjetivismo moral.) nes teológicas. hombres y al 8 0 ° para las mujeres).
H. Problemática del aborto: La opinión fue defendida por san Alfon-
Visintainer, Severino el aborto para evitar hijos no deseados so de Lígorio, Rosmini y últimamente
o minusválidos; poi el biólogo Gedda fundado en la ob-
Profesor de teología moral en el seminario de Trento. (Voces: Divorcio, Legítima
el aborto para salvar la vida de la servación de la inicial totipotencia del
defensa.) madre. óvulo fecundado (se puede dividir en
III. El aspecto legislativo. gemelos monozigotos). Además hay que
Zalba, Marcelino añadir el grande porcentaje de óvulos
Profesor de teología moral en la Universidad Gregoriana de Roma, perito I. El origen de la persona h u m a n a fecundados que no llegan ni siquiera
conciliar y miembro de la comisión pontificia para los problemas de la nata- a anidar, y se comprenderá por qué
1. LA REVELACIÓN Y EL MAGISTERIO. -
lidad. (Voces: Superstición, Totalidad [Principió de].) algunos teólogos han tomado de nuevo
La humanización, o sea el principio esta hipótesis de la humanización (el
de los individuos, no se puede deducir término «animación» algunos lo evitan
Zarri, Adriana de la Biblia. Sin embargo, de algunas poi reacción al sistema aristotélico-
Publicista y teóloga, miembro de la Asociación de Teólogos Italianos. (Voces: expresiones resulta que ya en el vien- tomista de la distinción entre materia
Mujer, Paternalísmo.) tre materno subsiste u n a vida h u m a n a y forma).
(cf2 Mac 7,22ss;Job 10,11 ;Lc 1,41-44).
Pero ¿en qué modo y en qué momento la aríimücirin inmediata fue defendida
tiene principio el ser h u m a n o ? poi algunos Padres (Gregorio Nizeno,
Aborto 1-1 15 Aborto

Basilio, Tertuliano) y se hizo teoría co- mosomas humanos. La garantía de nu- ción y por su radical autonomía bio- a m a r g u r a que la mentalidad moderna,
mún porque se presenta, en caso de trición (que se efectúa con el complejo lógica, y por el programa psicológico m á s sensible a toda existencia hasta
duda, como la teoría más cierta. Tal fenómeno del anidamiento) y el des- ya determinado en su código genético, condenar la pena de muerte contra el
animación o humanización inmediata arrollo gradual de los órganos y de las y además por sus primeras recepciones culpable y poner en tela de juicio la
encuentra recientemente un ulterior formas externas parecen factores que psíquicas. Tal existencia, en cuanto hu- misma guerra defensiva, sufre sobre
apoyo en los descubrimientos cientí- no constituyen el principio de la vida mana, es ya objeto particular del amor este punto u n a contradictoria involu-
ficos. h u m a n a . La eventual subdivisión en ge- de Dios, que no llama a ninguno en ción, volviendo al arbitrio barbárico de
Biológicamente se pueden distinguir es- melos no hace más que provocar la apa- í a n o a la vida. Dios es u n Padre que los padres sobre los hijos.
tas fases: rición de otras vidas h u m a n a s conforme no se arrepiente nunca, que n o olvida Ciertamente el «sí» a la vida del niño
—período del germen: empieza con la a las partes autónomas que se reprodu- i nadie que haya llamado a la existen- que se desarrolla en el útero materno
fecundación que constituye la nueva cen. La posibilidad de óvulos fecundados cia h u m a n a y ofrecerá a cada ser hu- n o debe ser pronunciado sólo por la
realidad biológica, distinta de la ma- que no lleguen a madurar entra en mano, aunque no llegase a su madurez, madre o por los padres, sino por toda
terna con u n patrimonio cromosómico aquella sobreabundancia natural que la posibilidad de u n encuentro perso- la sociedad comprometida en hacer me-
propio. Esta pequeñísima célula inicial, se manifiesta incluso en los nacidos, de nal y eterno con él. nos penosas ciertas situaciones dramáti-
llamada «agoto», contiene ya en sí el los cuales la mayoría de ellos, durante cas y en difundir u n mayor conocimiento
código genético, o sea la determinación muchos siglos, no llegaba al tercer año y responsabilidad de los actos procrea-
de todo el proceso biológico y psíquico de vida. II. Problemática del aborto tivos. Cuando existen contraindicacio-
hereditario. Tal célula tiene u n movi- Si la discusión entre los teólogos ca- 1. EL ABORTO PARA EVITAR HIJOS NO
nes psíquicas, higiénicas, económicas,
miento autónomo de segmentación y tólicos viene actualmente redimensio- DESEADOS o MINUSVÁLTDOS.— El aborto se
sociales para u n eventual nacimiento
está caracterizada por la «totipotencia», nada desde el momento de la fecunda- puede presentar como u n a solución hay que saberlo evitar. El problema
o sea por la posibilidad de subdividirse ción al período de la anidación (cerca de penosa, pero presuntamente necesaria tiene que ser considerado antes de pro-
en partes autónomas, dotadas del mis- unos diez días), los teólogos cristianos para evitar el drama de los hijos no vocar la existencia.
mo código genético, como puede tener no católicos presentan u n abanico de deseados. Su presencia continua podría El respeto a la vida de los demás será
lugar, aunque sea excepcional para la hipótesis mucho más amplio: desde el constituir u n a permanente causa de de- más fácil para quien tiene u n a fe, par-
especie humana, en el caso de gemelos momento de la fecundación a la posi- presión o de nerviosismo (cosa que po- ticularmente para quien cree en el mis-
monozigotos. Este germen vital pasa ción extremista de los metodistas uni- dría tener lugar en el hijo de la impru- terio pascual de Cristo, donde el sufri-
de la fase llamada «mórula» a la fase dos, que creen que no se puede hablar dencia o de la culpa) y, después de ha- miento no es buscado, pero constituye
llamada «blástula», donde empieza el de persona antes del nacimiento (con- ber deshecho u n a familia, éstos llevarán un paso obligado para la redención, y,
crecimiento de volumen. Entre el 8.° sejo metodista. 8 de octubre de 1969). en sí el peso de no haber sido aceptados: por tanto, sabrá medir la validez de la
y 10.° día tiene lugar la anidación, Por el contrario, el «memorándum de estos hijos no deseados son los que existencia no por la presunta normali-
condición indispensable para la alimen- la Iglesia evangélica alemana» del 14 ofrecen el mayor elemento h u m a n o a dad psicobiológica, sino por la fiel rela-
tación, que asegura el subsiguiente de enero de 1971 declara: «Basados en la prostitución, a la droga, al crimen. ción con Dios, esa relación que ayuda
desarrollo. En esta primera fase mue- los actuales conocimientos científicos
La perspectiva clínica de poder de- a superar la realidad sin huir de ella,
ren varios óvulos fecundados por no el principio de la vida tiene lugar con
ducir del examen del líquido amníótico sin provocar la eliminación de la exis-
llegar a la anidación: es la primera se- la fecundación... Toda intervención que
eventuales deficiencias congénitas crea tencia propia o de los demás, en la
lección natural; destruya la vida empezada es matar
el problema más actual del aborto confiada certeza de que Dios da a cada
—periodo del embrión: desde la 3 . a a la u n a vida que se está haciendo». vida la posibilidad de ser eternamente
terapéutico por respeto al hijo: parece-
8. a semana, cuando se completan gra- Para el judaismo el aborto viene con- ría u n a falta de piedad dejar terminar válida.
dualmente los órganos y las formas ex- siderado u n crimen después del 40." día un embarazo cuando estamos ciertos o
ternas, o sea el esbozo humano. Entre de la fecundación; p a r a el islamismo casi de gravísimas taras congénitas. 2. EL ABORTO PARA SALVAR LA VIDA
la 7. a y la 8. a semana se pueden reco- el feto viene considerado ser h u m a n o Cuando u n a situación existencial se DE LA MADRE.—Afortunadamente tales
nocer el cráneo, el esbozo de los ojos, después del 120.° día, pero reciente- hace particularmente complicada, hay casos de aborto terapéutico (para sal-
los brazos más bien cortos, las piernas mente algunos centros islámicos h a n que evitar soluciones emotivas y tener var a la madre) son cada vez más raros.
y los dedos de los pies, las orejas, y el condenado el aborto sin especificación el coraje de enfrentarse realistamente Recientemente se ha querido ampliar
electroencefalograma puede registrar de tiempo. El sintoísmo, muy difundido con el problema. O logramos conven- el concepto de aborto terapéutico tam-
una actividad, aunque sea mínima, del en Japón, y el budismo n o conocen cernos de que el feto n o es u n ser huma- bién a los casos en que subsista peli-
cerebro del feto; prohibiciones contra el aborto. no (entonces, ¿qué es?) o tenemos que gro de graves complicaciones, incluso
-período del feto: desde la 8. a semana Concluyendo: sin duda el feto es ya admitir que cuando existe u n a vida si son prevalentemente psíquicas.
al término de la gestación. un ser h u m a n o , capaz de reacciones h u m a n a ninguno tiene el derecho de Aunque reconocemos la importancia
Entre estas fases el biólogo encuentra psíquicas que tienen lugar entre él y la destruirla, así como n o nos planteamos sustancial del aspecto psíquico para la
u n a concatenación de procesos vitales madre, más aún, son tales relaciones el problema de matar a los niños de vida h u m a n a , los católicos n o com-
determinados por aquel código gené- las que constituyen la primera base del la inclusa porque no los quieran los prendemos cómo se puede sugerir la
tico que fue constituido en el momento subconsciente h u m a n o . Entre el feto familiares o porque sean minusválidos. eliminación de personas no deseadas
de la fecundación. del útero y el recién nacido n o existen El niño n o tiene la culpa de que los para defensa del equilibrio h u m a n o .
Corresponde a la reflexión filosófico- diferencias sustanciales, mientras per- otros le hayan hecho vivir y de que el Con relación al peligro de la existen-
religiosa deducir de tales consideracio- siste u n a dependencia total del recién hecho de no ser grato complique la exis- cia de la madre o de gravísimas com-
nes biológicas unas conclusiones q u e nacido de quien lo asiste, dependencia tencia a él, a la madre, a la familia y a la plicaciones permanentes, la doctrina
estén lo más posiblemente fundadas en psicobiológica q u e lenta y gradual- sociedad. La solución n o puede ser la de moral católica recuerda que n o se
la observación de la realidad. Parece mente viene superada. matar a las personas n o gratas, sino puede nunca eliminar directamente u n a
que tiene mayor fundamento la hipó- Creemos que el feto, desde la fecun- de saberlas aceptar. El derecho a la vida vida (sea la del hijo o la de la madre)
tesis que sostiene que es fruto h u m a n o dación, pertenece a la especie h u m a n a depende del ser vivo, n o del ser grato incluso para salvar otra vida, porque
lo que deriva de la fecundación de cro- por su origen, por su misma composi- o del ser normal. Constatamos con ningún fin bueno justifica el homicidio
Aborto 16 17 Abstinencia y ayuno

de u n a persona inocente; por tanto, el desconciertan. Podrá ser u n a lucha a En la legislación española, según el «como deber propio... y guiados por la
aborto directo, aunque sea terapéutico, realizar todos los días, pero que no ca- Código Penal, el aborto es castigado luz del Evangelio y por el pensamiento
es moralmente u n crimen. Sin embar- rece ni de sentido ni de valor humano» siempre que sea causado «de propósi- de la Iglesia y movidos por la caridad
go, es lícita cualquier intervención cu- (Carta sobre la problemática del aborU, to» (art 411). Las penas varían según cristiana obrar directamente y de modo
rativa sobre el cuerpo de la madre que julio de 1971). que el aborto sea ocasionado involun- concreto» colaborando con los demás
se juzgue inaplazable y eficaz, aun- taria o voluntariamente, con consenti- ciudadanos, y realizar un orden tem-
que luego provocase la consecuencia del III. El aspecto legislativo miento o sin consentimiento de la mujer. poral inspirado en la justicia (cf AA 7).
aborto: es el llamado aborto tera- Incurren también en las sanciones co- La legislación va puesta en u n marco
péutico indirecto (como en el caso de Fue el cristianismo quien llamó la rrespondientes los farmacéuticos que social que favorezca la sensibilización
un tumor, se puede eliminar el útero atención con fuerza sobre la obliga- expendieren abortivos, y el personal y la corresponsabilidad humanas.
aunque esté en gestación). Así en el ción de defender la vida h u m a n a toda- sanitario que se dedicare a esta activi-
caso del embarazo ectópico puede tener vía en el útero materno, y al abortó dad o colaborare de algún modo a ella. G. Davanzo
lugar una intervención en la trompa se le unió la excomunión. Sin embargo, Las penas para cada caso concreto vie-
sólo en el 1803, y precisamente en la In- BIBL. : AA. VV.. Vaborto riel mondo, Milán
en estado patológico, provocando el nen detalladas en los artículos 411-417. 1970. -AA. VV., Un dossier sur l'avortement,
aborto. glaterra protestante, tiene lugar la pri- en «Études», 11 (1970), 477-524.-Bak F.,
mera legislación civil contra el aborto, Como orientaciones ético-sociales para
No faltan teólogos modernos que que- una legislación sobre el aborto recorda- Precisazioni critiche sull'aborto, en «Rasegna di
y en el mismo siglo también los otros teología», 5 (1971). 323-336.-Banotü E., La
rrían superar la distinción entre aborto códigos tanto anglosajones como latinos mos algunos principios generales: el le- sjida femmmile, Bari 1971.—D'Alessandro G.,
directo e indirecto pasando la cuestión declararon «delito» el aborto. gislador católico se debe orientar según Aborto: licenza di uccidere?. en «M. 12», 15
a la perspectiva del conflicto de debe- conciencia en el sentido de favorecer (1971), 21-30.-Grisez G.. EJ aborto. Mitas,
res, o a la perspectiva de la legítima Sin embargo, en los últimos cincuen- u n a formación progresiva más huma- realidades, argumentos. Sigúeme, Salamanca
protección: salvar aquella vida que ta años tiene lugar u n a difusión cre- na de la sociedad, pero no puede co- 1973.—liménez Vargas ]., Aborto y contracep-
se logre proteger. Son hipótesis de es- ciente del aborto, y tal difusión provoca dificar la propia conciencia dado que tivos. Universidad de Navarra. Pamplona 1973.
tudio que estimulan la progresiva re- u n a reacción masiva contra las presun- -Marcozzi V., La liberazzione delta legge sul-
las leyes son para todos los ciudadanos, l'aborto, en «La Clvlltá Cattolica», 1 (1971). 18-
flexión cristiana. tas rigurosidades legales. La preocupante comprendidos también los no católicos.
difusión del aborto viene provocada por 30.-Perico G-, Regolamentare Vaborto?, en «Ag-
El Magisterio eclesiástico ha condena- Incluso en la pluralidad de ideas, hay giornamena Social... 11 (1971), 629-650.-
el creciente progreso sanitario que ha que salvaguardar principios base de la Rahner K.. El problema de la hominízación.
do siempre el aborto (cf S. Oficio 1889 reducido mucho los riesgos de esta in-
y 1895, Denz 3719 y 3 7 2 1 ; Pío XII, convivencia humana, por lo que con- Cristiandad. Madrid 1973.—Id. Reflexiones en
tervención, por la difundida mentalidad sideramos absurda la completa libera- torno a la «Humanae Vitae», Paulinas, Ma-
discurso a las ostétricas, 29 de octubre antidemográfica, por u n a exasperación drid 1971.—Tuininga M., Le débat sur l'avor-
de 1 9 5 1 ; GS 2 7 y 5 1 ; Pablo VI. Huma- lización del aborto, es decir, dejar a los tement. en «Inf. Cath. ínter.», 391 (1967). 15-
de la libertad h u m a n a que huye de las padres que juzguen sobre la vida del
rme vítae y la citada carta al card. Villot, obligaciones demasiado gravosas y de 22 —Troisfontaines R.. Faut-il légaliser l'avor-
3 de octubre de 1 9 7 1 ; y las recientes feto: nadie puede ser arbitro de una ttmentP, en «Nouvelle Revue Théol.». 93(1971).
las intromisiones legales, por la facili- vida h u m a n a ya existente. La eventual 489-512.—Valsecchi A.. Vaborto dalla legge
declaraciones de las conferencias epis- dad e incluso superficialidad al poner en
copales). problemática girará en torno a la regla- alia coscienza, en «Sette Giorni... (1971). 221.—
discusión todo principio ético. Añádase mentación del aborto, o sea cuándo se Vieites M., £1 aborto a través de la moral y de la
El documento de la Conferencia Epis- la perspectiva de determinar por el líqui- ley penal, Reus. Madrid 1933.
copal Italiana (CEI). enero de 1972. puede permitir. Nos parece que no se
do amniótico eventuales anomalías del puede discutir sobre u n a vida sólo por-
dice: «Desde el principio Dios ha puesto feto.
u n límite intraspasable a la libertad del que es minusválida. El motivo de pie-
hombre: el respeto a la vida del her- Actualmente existen tres orientacio- dad de los familiares podrá favorecer la ABSTINENCIA
nes legislativas: mitigación incluso grande de u n a pena,
mano... De aquí que el aborto se pre-
pero no puede establecerse una convi- Y AYUNO
sente a toda conciencia recta como u n - e n los países con régimen socialista:
crimen contra la vida. Desde la concep- vencia en la que no sea delito matar y El ámbito en que nos movemos al
el aborto está regulado (en URSS des- se ponga como motivo u n a presunta
ción tiene origen u n a concreta natura- considerar estos términos, y que, por
de 1955), pero el Estado intenta per- piedad (cf Eutanasia).
leza humana». Aclarado el principio, se otra parte, está determinado por tra-
suadir a la mujer p a r a que complete el
recomienda «abstenerse de todo juicio tarlos unidos, es bastante reducido: es
embarazo, reaccionando contra las men- Para los casos terapéuticos, tanto
de condena» en los casos más dramáti- ver en el ayuno, o en cualquier forma
talidades antidemográficas; para el hijo como para la madre podría
cos y de saber ofrecer una ayuda de de penitencia respecto a comidas y be-
tener lugar u n a discusión sobre el prin- bidas, un ejercicio particular de la pe-
«bondad operante». El episcopado de los - e n los países con mentalidad preva- cipio de la tolerancia del mal menor
países escandinavos, dirigiéndose con lentemente protestante: el aborto viene nitencia cristiana. Este es el contenido
dados los peligros sociales de los abor- que han venido indicando los dos gestos
sensibilidad pastoral a las futuras ma- reconocido con u n a liberalidad progre- tos clandestinos y la posible dlscutibi-
dres, las anima para que, en cualquier siva por la ley, tanto por la mentalidad cristianos en la tradición moral más
lidad ética fuera de la moral católica. reciente, así como en las enseñanzas
caso, su decisión «no sea la de seres antidemográfica como por u n presunto La CEI en el citado documento observa:
aplastados por la ley, sino la de perso- respeto por la conciencia de los esposos del Magisterio 1 .
«Reconociendo la validez de tal prin-
nas cuya postura consciente está domi- (en Suecia la primera legislación per- cipio (del mal menor), negamos que de
nada por el amor», y aunque se reco- misiva es del 1 9 3 8 , y desde 1 9 6 3 las 1. Sin embargo, no hay que olvidar
hecho las exigencias del bien común que éste puede ser el lugar para u n a
nozca que «una vida humana, sin duda posibilidades legales abortivas h a n au- justifiquen, aunque sólo sea como mal
no idéntica a la de la madre, se está mentado; en 1971 algunos estados de historia de la reflexión cristiana sobre
menor, la aplicación en el caso del el particular y que abstinencia y ayuno
desarrollando», afirma que «para no- los Estados Unidos han llegado a u n a aborto». Este documento se refiere en
sotros cristianos cada vida h u m a n a tie- liberalización casi total del aborto); tenían en el pasado u n a colocación teó-
particular a la situación italiana. Po- rica más amplia y autónoma que la
ne un sentido. Tenemos siempre pre- demos añadir que la valoración del mal
sente la posibilidad de que Dios nos haga —en los países prevalentemente cató- actual: hoy la abstinencia se presenta
licos: el aborto es un crimen; sin em- menor en la situación concreta implica como u n a peculiar virtud cristiana,
percibir el significado y el valor de su- una competencia sociológica específica
cesos que en un primer momento nos bargo, en Francia y en Italia aumenta expresión de templanza, y el ayuno
de los laicos a los que les corresponde como su acto principal. De tal elabora-
la presión para u n a revisión legislativa.
Abstinencia y a y u n o 18 19 Abstinencia y ayuno

ción nos ofrece santo Tomás 2 el testi- elaborar —aunque sea por un camino Es necesario afirmar con decisión, nado durante el año en la Cuaresma,
monio más acreditado y completo, e inadecuado— u n a moral cristiana de la también en este campo, el primado de y durante la semana en el viernes. Esto
intenta indicarnos su estructura, aun- nutrición. Sobre este particular no se lo espiritual: lo que hay que cultivar aclara el significado de tal gesto: nos
que en muchos aspectos está muy ale- encuentran en nuestros tratados co- sobre todo es la «penitencia según el «mortificamos» para celebrar así la
jada de nuestra sensibilidad antropo- rrientes más que alusiones esporá- espíritu», es decir, una constante vo- muerte del Señor y prepararnos a su
lógica 3 . dicas y desarticuladas. luntad de conversión, que es voluntad venida: la Pascua y todo domingo
de «mortificación» y resurrección del cristiano son el preludio del último «día
El Angélico parte del principio gene- Además quisiéramos que de esta ela- del Señor», al que nos tenemos que
ral de que toda actividad h u m a n a está Señor. Tiene lugar aquí u n a propiedad
boración antigua, criticable en su es- preparar convirtiéndonos. Este signifi-
acompañada de u n gozo que, bajo forma de la moral cristiana: cada gesto y
tructura general, se salvaran algunos cado escatológieo del ayuno cristiano
de apetito o «concupiscencia», repre- forma de comportamiento tiene que
puntos logradísimos y que nos parecen (se ayuna en ausencia del Esposo, es-
senta un empuje providencial a la venir del «corazón»; no es el simple
tener mucha actualidad. Nos referimos, perando su venida, cf Mt 9,15 y par.)
acción; y es natural que estos empujes, abstenerse lo que cuenta, pues efecti-
por ejemplo, a la relación establecida explica su carácter de alegría («no es-
estas gravitaciones, estos deseos de go- vamente también el «comer y beber»
por santo Tomás entre abstinencia y téis tristes...» Mt 6,16ss); y aclara una
son «para gloria de Dios» (1 Cor 1 0 , 3 1 ;
zar sean tanto más fuertes cuanto más castidad 5 : la abstinencia «ordena sus de las razones más nobles del ayuno
esenciales sean las funciones a las que cf Rom 14,17). Si la nueva disciplina
actos al fin de la castidad». Es u n alar- eucarístico en la preparación a la co-
corresponden: la fuerza de esta atrac- ha sido interpretada y vivida por los
gar la perspectiva. Profundizando el munión.
ción y la dimensión de los gozos pro- Seles a menudo como u n exonerarse o
dominio del alma sobre los sentidos, la
metidos aseguran casi irresistiblemente librarse de las prácticas penitenciales También la actual disciplina conserva
abstinencia ofrece u n a mayor energía
las acciones más necesarias. Ahora bien, (no comer carne los viernes) y no ha el carácter penitencial de la Cuaresma
también en materia de castidad: es u n
las funciones más necesarias a la cria- logrado crear u n a nueva costumbre so- y del viernes, aunque articule la prác-
hecho de experiencia que el que se
tura existente son las de la conserva- bre el particular, se debe en parte al ex- tica con mayor libertad interior. Se
abstiene se conserva con mayor faci-
ción y propagación; las necesidades trinsecismo y mecanicismo de la praxis puede decir que en su conjunto tal de-
lidad casto, mientras que el intempe-
radicales del hombre se traducen en las precedente: se ponía el acento más en ber es grave, y que, por tanto, peca
rante en comidas y bebidas se dispone
concupiscencias más apremiantes: la la fidelidad a la letra que en la educa- gravemente quien olvida completa-
a la lujuria (¿o es quizá u n sutil suce-
concupiscencia de la comida y bebida, ción del espíritu. De tal forma que, mente esta abstinencia y ayuno cuares-
dáneo de ella ?); no en vano muchas
y la concupiscencia sexual. La tem- desaparecida la letra, no ha quedado males. También el texto conciliar pa-
aventuras sexuales han empezado tras
planza, que preside y regula estas acti- nada: no se ha encontrado en los fieles rece que se orienta en tal sentido, al
u n a copa de champán, y ciertas orgías
vidades, tiene que ordenar profunda- la capacidad de utilizar la mayor dis- querer que se conserve el «ayuno pas-
tras un suculento banquete.
mente la fuerza excepcional de estas creción de la disciplina actual para fa- cual», mientras que para el resto con-
concupiscencias: con más precisión to- Hacemos notar, en líneas generales, vorecer y expresar u n a responsable ac- siente amplias facultades discreciona-
davía, la templanza es la misma «con- la profunda sensibilidad cristiana que titud de penitencia. les 8 .
cupiscencia» (el «appetitus concupisci- anima la exposición tomista del a y u n o :
u n a «quaestío» en la que, a nuestro Por otra parte es necesario que esta
bilis») al ser radicalmente rectificada y conducta espiritual, a la que debemos 3. La reflexión cristiana del pasado
al hacerla orientarse constantemente parecer, se encuentra de forma esco-
gida la tipicidad del discurso moral cris- remitirnos continuamente, encuentre ha dado siempre a toda práctica de
en la dirección querida por las normas como todas su signo y su causa en abstinencia y ayuno dos orientaciones
morales. En este contexto, se nos pre- tiano del Doctor Común. Véase su
preocupación por considerar el ayuno determinadas formas de comportarse generales, y precisamente éstas permi-
senta la abstinencia como la medida físicas. Y es normal que el espíritu de ten comprender por qué la disciplina
y la rectificación de la «concupiscen- como u n acto de imitación y configu-
ración a Jesucristo 6 ; la insistencia con penitencia se exprese en formas de actual, ya en vigor con el citado docu-
cia» de la comida y bebida, es decir abstinencia o restricción de la comida: mento de Pablo VI, consiente para los
—en términos objetivos—, la virtud que la que afirma la libertad radical de este
gesto ante el enredo sofocador de las la gran importancia de la función días de abstinencia, o sea los viernes,
preside y regula la actividad de con- nutritiva orienta sobre el ejercicio de obras alternativas o sustitutivas de las
servación ; y la castidad como la virtud prescripciones canónicas, a las que el
Angélico critica con decisión; la orien- la misma el esfuerzo de dominio y la obras de abstinencia o simplemente de
que ordena el deseo y el ejercicio de la intención de sacrificio que tienen que penitencia ' .
actividad de propagación. Entonces el tación que él da al ayuno, al menos en
algunas formas, hacia u n codificable ser radicales y ejercerse en todos los a) El a y u n o y la abstinencia deben
ayuno es el acto más típico de la virtud campos de la actividad. La predicación
de abstinencia, como el pecado de «instinctus Spiritus Sancti», que le hace, tener para el cristiano u n a orientación
por este motivo, una expresión de tradicional, y en modo particular la pa- fundamental a la caridad fraternal.
«gula» es el vicio que se le opone. trística, ha encontrado u n a particular
gozo 7 ; el equilibrio con el que, afirman- Esto no consta solamente del hecho de
do la nobleza y el valor de esta práctica, razón de fe en este severo control en la que cada acto cristiano tiene que estar
Como se ve, la construcción es muy se opone a algunas exaltaciones ascé- comida y bebida que el cristiano se im-
orgánica: se ve con claridad la genia- inspirado por la exigencia esencial del
ticas. pone: es el ayuno salvífico que se con- Reino, la caridad, sino que resulta, en
lidad de orden que caracteriza toda la trapone a la «glotonería» de los proge-
antropología normativa de santo To- particular, de la reflexión que los tex-
nitores, de la que nos viene la perdi- tos revelados explícitamente establecen
más; y a pesar de los elementos de la 2 . La colocación de la abstinencia y ción; aparte la metáfora, el ayuno tes-
misma que nos crean cierta desazón 4 , entre ayuno y misericordia: véase, por
el ayuno dentro del cuadro de los ejer- timonia nuestra condición de pecado-
reconoce a la abstinencia la dignidad ejemplo, la reflexión tradicional sobre
cicios penitenciales, como viene desarro- res, que, mediante la renuncia libre-
de virtud, particular que ignoran casi el ayuno cuaresmal de Moisés (Dt 18),
llada actualmente en los tratados, es mente aceptada, tienen que demostrar
por completo nuestros tratados, todos Elias (1 Re 19) y Jesús como prepara-
también muy rica de significado moral, a Dios su arrepentimiento y el propó-
muy reducidos. Para éstos la penitencia ción inmediata a su misión profética y
u n a vez que se hayan superado las an- sito firme de continuar por el camino
es simplemente u n acto penitencial: y de salvación. Este carácter fraternal de
gustias de u n juridicismo y casuística opuesto a aquel por el que viene el
está bien (nosotros mismos seguiremos la abstinencia y del ayuno y, en gene-
siempre abundantes en esta materia: pecado.
más adelante tal perspectiva), siempre ral, de la penitencia cristiana se puede
por otra parte, la reciente disciplina
y cuando no se olvide el ansia, sobre- revelar y expresar de varias formas.
eclesiástica sobre e l particular h a que- En la tradición cristiana, los tiempos
entendida en el tratamiento tomista, de rido poner reparo. de penitencia y ayuno se han determi- El ayuno, l a abstinencia, las varias
Abstinencia y ayuno 20 21 Abstinencia y ayuno
formas de penitencia tienen y deben Is 58.3-10 expone dramáticamente tal expiar sólo los pecados del pueblo rés y perspectiva que han tenido lugar en el
tener por sí mismas u n valor de inter- protesta de Dios, catalogando casi las (Heb 2,17), la Iglesia, recibiendo en su curso de la misma tanto sobre las virtudes en
cesión. Ue esta forma puede haber en obras de misericordia y de justicia que propio seno a los pecadores, santa al particular como la estructuración de las mis-
Dios quiere y agradece como formas mismo tiempo que necesitada de puri- mas. Cf el óptimo trabajo de O. F. Bollnow.
la Iglesia grupos religiosos particulares Wesen und Wandel der Tugenden, Francfort
para los cuales la forma específica de de auténtico ayuno («éste es el ayuno ficación constante, busca sin cesar la 1962, 9-30.—(4) La limitación que nosotros
ofrecerse a Dios por la salvación del que me agrada: desatar las cadenas penitencia y la renovación» 1 5 . Hay hoy podemos reconocer es particularmente
prójimo es el «ayuno» y no el servicio injustas...»). que encontrar las formas de u n a tal evidente con respecto a la castidad, conside-
directo: el mismo Concilio, en un texto b) El ayuno y la abstinencia son penitencia social y pública: no es el rada como virtud reguladora de una activi-
muy sugestivo, recuerda la «misteriosa caso, quizá, de reproducir a la letra dad sexual reducida a la sola función pro-
también para el cristiano u n acto de creativa o propagativa: sin que se considera-
fecundidad apostólica» que hay que re- obsequio y de culto a Dios. las grandes manifestaciones peniten-
ciales y de ayuno del antiguo pueblo ran presentes (¿era entonces posible?) todos
conocer, «a pesar de la necesidad ur- Sobre este particular, la palabra más los elementos propiamente humanizantes de
gente de apostolado activo», a los ins- profunda sobre la que reflexiona la tra- de Dios, ni de pedir materialmente que la misma, en una palabra, los significados in-
titutos contemplativos cuyos ejercicios dición cristiana es la del discurso de la los jefes, juntamente con todos, se des- tersubjetivos de la sexualidad, que. por otra
propios son precisamente «la continua Montaña: «Cuando ayunes, ayuna ante vistan de sus vestiduras de poder para parte, son esenciales para hacer de la misma
oración e intensa penitencia» 1 0 . Y pue- vestirse de saco y ayuno; sin embargo, procreación un acto moral. Pero hay que ha-
tu Padre, que está en lo secreto» cer un apunte parecido con respecto a la fun-
de haber, en la vida de cada uno, mo- (Mt 6,17): entonces el ayuno es u n la nostalgia de estos gestos es u n a in-
quietud y u n a llamada. Cada comuni- ción nutritiva, que preside la abstinencia:
mentos en los cuales no se encuentre ponerse de la criatura ante Dios con aquí parece que también faltan los aspectos
en nuestra impotencia otro medio para u n a voluntad de anonadamiento; es u n dad cristiana tiene que encontrar mo- propios de su vaior de función humana. Así
obtener el bien de los demás que hacer modo de expresar la auténtica «hambre mentos y formas de penitencia y renun- como la sexualidad no es una simple función
penitencia: «ayunad por vuestros ene- y sed», la sed de «justicia», en la que cia incluso en la comida y en los bienes reproductiva, tampoco la nutrición es un sim-
migos», es la invitación de la Didaché, materiales: como manifestación de po- ple acto de conservación: es un gesto de ex-
la justicia es precisamente la sumisión presión personal y de relación social mucho
que la santidad cristiana ha recogido a Dios. Por esto la tradición espiritual breza, como compromiso de justicia ha-
cia la gran extensión de hambrientos; más amplio y alto, y precisamente por esto
y expresado de muchas formas, al en- reconoce en la abstinencia y el ayuno se distingue de lo que aparece a nivel animal.
trever en la mortificación de nuestro u n a práctica de introducción a la ora- pero también como expresión de arre- Y no es que falten en e] Angélico alusiones
cuerpo una confesión de la insuficiencia ción: acordémonos del ayuno de las pentimiento por u n a política de acumu- para estas posibles deducciones, pero la es-
de otras iniciativas emprendidas para el vigilias; y por razón parecida, junto al lación y enriquecimiento del que las tructura global no escapa a la crítica ahora
bien del prójimo, un agarrarse al último «ayuno de aflicción» impuesto por la comunidades y la Iglesia no han sabido propuesta.—!5) Cf sobre todo 2-2ae. q. 146,
apoyo, casi u n anhelo y u n preludio del estar alejadas. a. 2, ad 2: q. 147, a. 1, c.; q. 151. a. 3, ad 3
Iglesia, santo Tomás habla, siguiendo (de este lugar hemos sacado el texto citado).-
«morir por los demás» que fue la de- a san Agustín, de u n «ayuno de rego-
cisión suprema salvífica de Cristo 11 . Llegados a este punto, intuimos el (6) La referencia a Jesucristo es particularmente
cijo», sugerido por el impulso del Es- último significado, quizá el más global
Y no sólo la santidad cristiana; ésta es píritu y que, a diferencia del primero, interesante por el hecho de que es bastante rara
una intuición que la sensibilidad reli- e interior, que la abstinencia y el ayu- en la moral tomista: sin embargo, en ta cues-
puede ser u n a exigencia alegre de los no, juntamente con otras formas peni- tión sobre el ayuno sale varias veces.—
giosa ha recogido también en otras par- días de culto más intenso, o sea de los
tes: bastarían, para documentarlo, los tenciales, tienen en la experiencia cris- (7) Cf 2-2ae, q. 147. a. 5, ad 3. Se encuentra
días festivos 13 . tiana: son para los individuos y para aquí uno de los temas característicos de la
grandes ayunos de Gandhi y el signi- moral de santo Tomás: lo desarrollaremos en
ficado que él les daba 1 2 . Hay que colocar en esta línea tam- toda la comunidad a la vez que un la voz Ley nueva de este DICCIONARIO.—
bién la disciplina actual, ya que per- signo de conversión un acto de espe- (s) «Foméntese la práctica penitencial de acuer-
Otras veces, sin embargo, en el mismo mite cumplir el deber de la absti- ranza. Convertirse a la esperanza, como do con las posibilidades de nuestro tiempo y
ejercicio de la caridad misericordiosa nencia con obras de culto: a condición viene expresado por el lenguaje drásti- de los diversos países y condiciones de los
de que en ellas se evidencie de alguna co, semitizante de u n a oración litúrgica: fieles, y recomiéndese por parte de las auto-
se hace penitencia. Allí, la penitencia ridades. Sin embargo, téngase como sagrado
aparecía como u n a forma de servicio forma nuestra voluntad de humilde «Terrena despicere et amare coelestia»;
lo cual, sustancialmente, ya está em- el ayuno pascual: ha de celebrarse en todas
al prójimo; aquí, por el contrario, el (y costosa) sumisión al Señor. partes el viernes de la Pasión y muerte del
servicio al prójimo aparece como una pezado en la decisión de vencer la Señor y aun extenderse, según las circuns-
forma de penitencia. Los dos términos perspectiva de u n reino terreno y tancias, al sábado santo, para que de este
4. Por último queremos indicar bre-
se reclaman y se compenetren. Por convertir la mente y el corazón al futu- modo se llegue al gozo del domingo de Re-
vemente un aspecto que tienen que surrección con ánimo elevado y entusiasta»
esto la actual disciplina permite que ro, ofrecido ya en el presente.
tener la abstinencia y el ayuno en la (SC 110).-| 9 ) Es útil resaltar los términos de
se sustituya el deber de la absti- práctica cristiana: el aspecto social y la disciplina establecida por la Constitución
nencia del viernes con obras de miseri- comunitario. Dado que la conversión A. Vahecchi de Pablo VI. Son días de penitencia que hay
cordia: precisamente se supone (de lo es un acto de toda la Iglesia, así debe que observar en toda la Iglesia todos los vier-
contrario esta sustitución no tendría serlo cada forma manifestativa: incluida nes del año y el miércoles de ceniza, o sea el
sentido) que éstas contengan una pena, la penitencia de las abstinencias y Notas.-C) El Concilio ya se había movido en primer día de la Gran Cuaresma según los
una renuncia (de tiempo, de bienes, ayunos. esta línea en las alusiones hechas sobre nues- diversos ritos; son días de ayuno el miércoles
tro tema: véase en particular SC 109-110: de ceniza (o respectivamente el primer día de
de orgullo, etc.), un sacrificio. Así se El mismo Concilio hace una referen- la Gran Cuaresma) y el viernes santo. Pero
comprenden perfectamente las grandes pero sobre todo ésta es la perspectiva de la
cia a esto, cuando pide que «la peni- Constitución apostólica de Pablo VI. Paeníte- las Conferencias episcopales tienen la facul-
profecías postesexílicas, que predican la tencia del tiempo cuaresmal n o sea mini, publicada el 17 de febrero de 1966. que tad de sustituir la observancia de la abstinen-
práctica de la justicia y de la miseri- sólo interna e individual, sino también ha reformado la disciplina eclesiástica sobre cia de carne y de ayuno con ejercicios de ora-
cordia como formas de ayuno particu- externa y social» 14 . Encuentra aquí su el particular y a la que nosotros implícita- ción y obras de caridad. La ley de la abstinen-
larmente agradables a Dios: Zac 7,5-14 mente haremos continuas referencias. —(2) S. cia prohibe comer carne, no huevos, latici-
expresión u n a toma de conciencia más nios ni condimentos con grasa animal: la
nos ofrece u n a llamada retrospectiva al radical, aparecida claramente en la Th, 2-2ae. qq. 146-148. De todas formas la
exposición hay que leerla en el contexto de ley del ayuno obliga a hacer una sola comi-
significado de justicia y piedad que misma doctrina conciliar sobre la Igle- da al día, pero no prohibe tomar algo por la
Dios, hablando a los antepasados, había líi doctrina tomista sobre la virtud de la tem-
s i a : «mientras Cristo santo, inocente, planza (qq. 141ss).—(3| A quien le es algo mañana y por la tarde, según las costumbres
querido dar a la práctica del a y u n o ; inmaculado (Heb 7,26) no conoció el familiar la historia del pensamiento moral aprobadas en el lugar. Estén obligados a ob-
y en particular el espléndido trozo de pecado (2 Cor 5,21), sino que vino a cristiano, no le extrañan los cambios de inte- servar la abstinencia todos los que han cum-
Adopción 22
23 Adopción
plido catorce años; y al ayuno ios fieles que adopción ha quedado como u n a ins-
han cumplido10 veintiún años hasta empezar titución distinta de las otras clases de fi- vida, sino también u n ambiente para los niños abandonados por los padres
los sesenta.-( ) PC 7.-Í11) Es evidente que liación, dado que se basa no en el hecho una educación adecuada y u n a for- la sangre no les dice nada ni les ha
tal intuición no tiene nada que ver con for- natural o biofísico de la procreación, mación profesional. A cumplir este de- servido para n a d a » 2 . Parece que el pa-
mas de desinterés, falta de compromiso, mal ber empujaba no sólo el espíritu cari- dre Perico afirma que el ideal educati-
encubierto masoquismo, que también se en- sino en u n acto cívico-legal. Su inten-
ción es asegurar la consolación de u n tativo cristiano, sino la misma solida- vo del niño h a y que ponerlo en u n a
cuentran en algunas costumbres penitencia- ridad humana. Incluso porque el estado adopción que exprese u n a opción de
les, pero que con facilidad se nota12en seguida hijo a quien no lo tiene. Su estructura
su ambigüedad y ordinariez.—( ) En esta se modela sobre las líneas de la filia- de un niño abandonado es acongojador: amor, mientras es secundario y margi-
línea, prescindiendo de otras consideraciones ción legítima (adoptio naturam imi- un huérfano nunca es un niño normal, na] que el ambiente educativo esté cons-
éticas, la misma huelga del hambre (Gandhi tatur). sino u n doloroso sufrimiento encarnado. tituido por la familia o no. Quizá se
emprendió una de importancia histórica) pue- En un principio la caridad cristiana ha creado algo de confusión. Hay que
de adquirir junto a su significado de protesta La legislación más moderna identifica hacia los huérfanos se concretó sobre distinguir el derecho a educar a los
social un valor religioso de intercesión.— la finalidad de la adopción con la de la todo en instituciones de asistencia. Aun- niños de cómo se debe educarlos de un
(1!) S. JTi., 2-2ae, q. 147, a. 5, ad 3.-(14) SC familia: se establece no para ofrecer que reconocemos la noble labor desarro- modo válido eficientemente. El derecho
110.-(") LG 8. u n a consolación filial a los cónyuges llada, hoy tales instituciones —todavía a la educación se determina a través de
sin hijos, sino para dar padres educa- válidas— no expresan la mejor forma de la generación. La doctrina cristiana ha
dores a hijos sin familia. Alguno vería educación. Un niño en u n colegio es un reivindicado siempre para la familia
ADOPCIÓN con buen ojo ampliar el concepto de número, nunca es u n hijo. Además hoy natural este derecho-deber natural de
adopción a perspectivas todavía más somos conscientes de que la asistencia la educación. La educación no es nada
avanzadas, tanto de considerarlo como a los huérfanos es u n deber no reser- más que el complemento de la genera-
I. Noción el ideal para la educación de los niños. vado a determinadas instituciones, sino ción. Quien coopera a dar u n a vida
La palabra «adopción» se ha abierto Y esto porque «la relación padres-hijos a toda la comunidad cívica, y que tal h u m a n a tiene el derecho-deber de lle-
lentamente a significados cada vez más se construye y se realiza más que por asistencia debe prestarse como recono- varla a la madurez autosuficiente. Si,
extensos humanamente. La más an- el lazo biológico de la sangre por el lazo cimiento de la dignidad personal, in- por el contrario, queremos saber si la
tigua noción de adopción que se re- del amor». cluso afectiva, del huérfano. educación dada es buena, hay que exa-
cuerda en la historia del derecho la De aquí que la adopción, en su mis- minarla desde el punto de vista del amor.
encontramos en las leyes y documentos ma noción, ha ido recogiéndose cada Hay que alentar las adopciones en La educación es buena, no porque sea
babilónicos (Código de Hammurabi, 185- vez más en servicio de la persona del familias o en instituciones organizadas familiar o adopcional, sino porque está
53) y asióos. Esta determina: quien se adoptado y en u n a configuración afec- al tipo familiar, en las que el niño sienta empapada de amor, mientras regular-
pone bajo la paternidad legal de una tiva más apropiada. Al principio se limi- el afecto de una madre y de u n padre. mente es legitima no porgue esté en-
determinada persona adquiere ei de- taba únicamente a u n a relación here- La adopción, que en un principio estaba tretejida de amor, sino porque es fami-
recho a la sucesión. Tal forma de adop- ditaria ; luego se h a ampliado incluyendo estructurada en beneficio del adoptan- liar. En igual sentido se suele hablar de
ción persiste aún en el derecho romano al adoptado en el ámbito familiar para te, hoy se modela por la necesidad de la autoridad jerárquica de la Iglesia.
justiniano. La adoptio minus plena, hecha asegurar que se transmitiera el culto ofrecer asistencia y afecto al niño huér- Es legítima, aunque sea puramente bu-
no por un ascendiente, sino por un de las divinidades domésticas; ha in- fano. rocrática, mientras es también evangé-
extraño, no separa al adoptado de la tentado más adelante satisfacer los Hoy se busca por todos los medios licamente buena si se expresa como
familia de origen, ni lo somete a la sentimientos de los cónyuges sin prole: introducir la adopción en u n a amplitud un servicio de caridad.
patria potestas del adoptante, sólo otorga para terminar testimoniando un amor internacional. Sobre todo porque son en
al adoptado los derechos de un heres oblativo y educativo en favor de los particular los niños los que sufren las El ideal ético es hacer que las fami-
suus con relación al adoptante, si éste adoptados. consecuencias de los desastres nacio- lias sean capaces de comunicar la edu-
muere sin hacer testamento. A la vez nales, de las guerras y de los desequi- cación en el amor. Sólo cuando la fa-
el derecho romano justiniano reconoce El concepto de adopción ha sido librios sociales. Además de crear u n a milia, en cuanto educativa, no existie-
u n a adoptio plena, la cual establece el tomado también para la vida sobre- convención mundial de la legislación ra, entonces hay que recurrir a u n
paso de una persona libre alieno iuri natural, y ha adquirido u n nuevo sig- en materia de adopción (con uniformi- sustituto de la misma, o sea a la adop-
subíecta (filíusfamílias) de la potestad de nificado. Adopción sobrenatural indica dad de principios y procedimientos fun- ción capaz de expresar lo mejor posible
un paterfamilias a la potestad de otro la íntima transformación ontológica del damentales), hay que autorizar adop- el anjor. La afirmación del padre Pe-
paterfamilias. Esta adopción quería sa- yo h u m a n o por l a presencia del Espíritu ciones más allá de toda frontera nacio- rico no nos debe llevar a pensar que
tisfacer la necesidad de perpetuar en el de Cristo, de tal forma que el yo viene nal o de raza. Sin la adopción interna- se pueda estructurar u n a generación
tiempo el culto de los sacra de cada introducido progresivamente en la vida cional están condenadas al fracaso mu- humana, aunque la cerremos en su
familia. divina. Tal transformación llegará a su chas pequeñas existencias. La nueva factor biológico del lazo de la sangre,
forma definitiva cuando la persona forma adopcional ha suscitado la euforia sin estar integrada y empapada de amor.
El derecho intermedio (hasta el Có- resucite completamente en Cristo. La del ideal alcanzado. Giacomo Perico No hay que exaltar tanto la adopción,
digo napoleónico comprendido), aun- adopción divina no se reduce a u n a escribe: «Sobre este particular, la cien- caracterizada por el amor educativo,
que conserve en línea de principio la nueva situación familiar exterior decre- cía moral, fundada sobre el progreso que se llegue a sospechar que se puede
antigua concepción justiniana, acentúa tada por la ley; es u n a filiación por re- de la ciencia, juzga que la relación expresar humanamente la generación
el carácter afectivo de la institución generación en el Espíritu de Cristo. padres-hijos se construye y se realiza fuera del mismo amor educativo.
adopcional. A pesar de todo, la adopción más que por el lazo biológico de la san-
es prevalentemente para bien de la fami- gre por el lazo del amor. La sangre in- i Acaso el que ha sido concebido sin
lia del adoptante: «Adoptio est gratuita II. Adopción h u m a n a amor podrá llegar a ser una persona
dica el origen del niño, pero no es por
quaedam electio, qua quis aliquem sibi sí misma el factor determinante de la normal ? Si el amor califica la auténtica
La conciencia h u m a n a y cristiana,
elegit in fllium, et hoc faciunt plerumque relación de formación y de convivencia. educación, con mayor razón es necesa-
desde siempre, s e h a preocupado de la rio para dar la vida a u n ser humano.
hi qui fillos habere non possunt ad situación de los n i ñ o s huérfanos y aban- El niño encuentra el propio padre y la
ipsorum solatium» 1 . propia madre en quien lo ama y lo Toda la persona está formada de
donados. Había que ofrecerles no sólo amor desde el primer momento de la
En los actuales derechos civiles la u n pedazo de p a n , para conservar la Forma como padre y madre. A todos
concepción. El lazo de la sangre, que
Adopción
Adopción 24 25

fuese puramente biológico, es un hecho está situada en una trama de relacio- el Evangelio, para cada hombre que aparecen viejas frente a las exigencias
animal y no un comportamiento hu- nes afectivas, si tiene relaciones de depende en modo especial de nuestro humanitarias. Pudiera suceder que al-
mano. amistad correspondida, si se siente cuidado y de nuestra ayuda: el hués- gunas estructuras establecidas en un
Según lo que hemos afirmado has- encajada como miembro determinante ped, el extranjero, el que sufre, el hom- principio para socorrer a los huérfanos,
ta ahora, el modo más oportuno de de un núcleo social, si puede abrirse bre que carece de todo y no se puede dado el cambio experimentado en el
socorrer a los huérfanos no está en con otros en don de acogida mutua. defender». En modo particular tenemos ambiente socio-cultural, se transformen
primer lugar en ofrecerles una asisten- Así podemos comprender cómo la dis- la responsabilidad de acoger al no-na- en actividades deshumanizantes para
cia (cf GS 52), sino en ayudar a las cusión sobre el aborto se centra sobre el cido y al niño abandonado; tenemos los mismos huérfanos.
familias no eficientes para hacerlas ca- hecho de que el infante concebido, pero que ayudarlos «a coger su vida en las La sociedad civil de nuestros días está
paces de educar en el amor. La asis- no-nacido, se constituye como hombre propias manos, para que puedan a su caracterizada por la evolución cultural
tencia debe ser no sustitutiva de la ma- cuando se le introduce de algún modo vez ser solícitos con cada hombre que tecnológica, la cual, en parte, ha hecho
dre, sino más bien integrativa. La ins- en un ámbito de relaciones. La tenden- encuentren en el camino de su vida» olvidar la preocupación por promover
titución de la adopción se limita a miti- cia actual de promover la paternidad (Comunicado del episcopado holandés, la integración mutua mediante contac-
gar las consecuencias de los males so- voluntaria y responsable tiende a hacer 24 feb. 1971). La adopción se inserta tos personales entre los individuos. Hoy
ciales ya existentes: mientras tanto hay del momento de la concepción el ins- en esta perspectiva de fondo de la vida estamos más sensibilizados y socialmen-
que promover una actividad político- tante en el que el infante es conscien- típicamente humana. Esta permite que te comprometidos en buscar un progreso
social, que sepa eliminar las causas que temente acogido, en el que viene reco- la vida en proceso de formación del técnico-científico de bienestar para to-
determinan los abandonos, causas que nocido como ser humano con lazos de niño abandonado se sitúe en un con- dos, que en preocuparnos por las situa-
alimentan el atropello y la explotación filiación y de fraternidad. Antes de que junto de relaciones formativas de la ciones dolorosas interiores de los des-
del hombre. «La realización de una vea la luz, el que nacerá viene acogido personalidad; introduce al niño en el heredados. Nuestra evolucionada socie-
tal política llevaría a una disminución como alguien. seno de una familia, constituyéndolo dad tiende a eliminar de la vida social
y en último análisis a la eliminación del centro de atenciones afectivas; lo pro- a los que no expresan determinadas ca-
individualismo, del consumismo, de la El episcopado francés (Comunicado, mueve en su yo profundo, abriéndolo
13 feb. 1971) ha notado: «Por su ori- a los demás. La adopción asume un pacidades o no manifiestan algunas nor-
miseria, de la ignorancia, de la falta mas codificadas. Así se crea un núcleo,
de servicio (sanidad, escuela, casa, tra- gen, por su relación con la madre du- significado fundamental para la pers-
rante el embarazo, y por el fin al que pectiva del yo adoptado. Introducién- cada vez más numeroso y más amplio,
bajo, etc.), factores que condicionan y de marginados, a los que se les concede
a menudo obligan a las personas a aban- ha sido ordenado, conocer el nacimiento dolo en una trama de relaciones, le
y la vida con sus padres, el embrión hace adquirir un modo determinado de el derecho de vivir, pero sin tener una
donar a sus hijos»3. voz activa en el común vivir social. En
pertenece, con la parte más íntima de ser hombre. Ser hombre es siempre,
Aunque el abandono de los hijos de- sí mismo, al mundo de las relaciones concretamente, una relación: es ser las sociedades de tipo patriarcal el huér-
pende inmediatamente de sus padres, humanas. El no es sólo el producto na- hombre para alguien; es ser reconocido fano, la viuda, el enfermo eran el centro
frecuentemente la causa más profunda tural de un proceso puramente bioló- por los demás como tal. Sólo así somos de la atención de todos, sentían la mi-
y determinante se encuentra en cómo gico, es el fruto humano de una unión realmente hombres de modo existencial rada de compasión y afecto de los de-
está estructurada la sociedad. El mal humana; por otra parte, en el período y social. El ser excluido de un ambiente, más, podían acogerse a la solidaridad
más profundo a extirpar es precisamente del embarazo empieza con la madre un el ser rechazado por un grupo de rela- tan difundida, mientras que en nuestra
el remoto, el social. Los que adoptan importante cambio de influencias psí- ciones es privarlo de un modo de ser sociedad el huérfano y el enfermo es-
no agotan todo su deber al ofrecer una quicas». Por lo que el feto tiene una hombre. Cuando una chica se siente tán colocados en un ángulo lejano, de
familia a unos niños abandonados; particular capacidad propia de entrar rechazada por los familiares del novio, modo que la actividad social pueda
ellos tienen que prestar su participación en las relaciones recíprocas, y es pre- experimenta toda la vida un sentido de desarrollarse sin ningún impedimento.
política activa para eliminar las causas cisamente esta capacidad la que hace resentimiento hacia ellos: intuye que Se cree que una sociedad es suficiente-
sociales inadecuadas. de él un ser humano. La situación del no forma parte de la vida de la familia mente civil, cuando delega a un orga-
Verbo que se encarna está delineada de su novio, que no ha adquirido su nismo para que preste servicios de asis-
en los mismos términos: él está en espacio vital, su modo de ser humano. tencia a estos marginados. La política
III. La adopción a la luz de la ética comunión de vida con todos los que La misma comunidad cívica y ecle- hacia los niños abandonados debe ex-
personalista le acogen. Sin embargo, para aque- sial puede favorecer la maduración presarse sobre todo en una política para
La ética se interesa no sólo en ofrecer llos que no lo acogen es un extraño, personal de los niños abandonados sólo la familia, ofreciéndola asistencia y
normas para las situaciones particula- sin posible coparticipación vital. si sabe crear alrededor de éstos una servicios sociales, de tal forma que se
res que se presentan en el estado de «Vino a los suyos, y los suyos no lo re- trama de afectos y de relaciones cari- le haga capaz de realizar sus responsa-
adopción, sino sobre todo intenta deter- cibieron. Pero a cuantos lo recibieron, tativas. bilidades en favor del desarrollo de sus
les dio el poder de ser hijos de Dios» miembros. Los servicios a la familia de-
minar cuál es el significado fundamental (Jn 1,11-12). De aquí el deber primario
y el valor primario que la adopción de acoger al otro, ya sea éste un con- La sociedad civil y la comunidad ecle- ben empezar en el momento en que se
tiene que proclamar. cebido no-nacido, un infante abando- sial están puestas en una posible situa- constituye un núcleo de maternidad
¿Cuál es el sentido primario que sos- nado o un adulto que encontramos ción ambivalente: a través de sus pro- responsable, y deben prestarse durante
tiene la realidad adoptiva? Hoy y cada junto a nosotros. Quien no es aco- pias estructuras pueden o favorecer la todo el arco evolutivo del desarrollo de
vez más insistentemente se difunde la gido se siente inadaptado, por una maduración normal personal-comuni- los hijos. El niño permanecerá autó-
convicción de que la vida se califica de fuerza deshumanizante: se encuentra taria del niño abandonado o, por el nomo en su familia, la cual se calificará
humana, no por su estructuración bio- traumatizado, desadaptado, asocial. contrario, agravar el aislamiento y el suficientemente responsable en una so-
lógica, sino por un proceso posnatal de «Nos ha sido confiado nuestro prójimo, empobrecimiento personal. Y este se- ciedad orientada a protegerla.
socialización: ser amados y responder queramos o no queramos. Cada hom- gundo aspecto negativo puede ocasio- La Iglesia, desde sus primeros tiem-
al amor. El hombre es una realidad bre que entra en nuestra vida nos exige narse no necesariamente porque tales pos, ha estado siempre presente en la
antropológica, no una realidad bioló- nuevas obligaciones, ya sea bien ve- comunidades vayan contra el niño asistencia de los niños huérfanos o
gica. La persona se califica y viene nido o menos. Y esto vale más. según huérfano, sino porque podrían estar abandonados, tanto para testimoniar su
promovida a su dignidad individual, si fijadas en determinadas estructuras que íntima forma caritativa como por soli-
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daridad con las situaciones h u m a n a s para la mejor armonía benéfica entre rador en la madre en favor de su cria- en primer lugar a factores económicos
más dolorosas y más necesitadas. La adoptados y adoptantes. tura. Cuando faltase el amor familiar, o sociales. Los adoptantes por su parte
Iglesia no sólo ha comunicado a los La institución no ha sido establecida la sociedad tiene el deber de asistir al se deben entregar a esta obligación con
hombres la caridad de su Señor, sino para segregar a los niños huérfanos, menor de edad abandonado, para que sentido de responsabilidad siempre que
que ella misma ha sido signo de u n a sino para despertar vocaciones en las no carezca de un amor generativo, que posean aptitudes y disponibilidades. No
caridad vivida. Pero el signo, al cum- familias, para que éstas los acojan en lo hace adulto y abierto a la comu- se deben orientar por motivos egoístas:
plir su contenido, está condicionado su seno y para saber determinar cuáles nidad. por ejemplo, considerar al niño como un
por la cultura y por la manera de vida son las familias más adecuadas para juguete propio, buscar u n a compensa-
social existentes en un determinado ¿En qué casos la sociedad puede sus-
cada u n o de los niños abandonados. traer a un niño de su ambiente familiar ción a! no apagado sentimiento mater-
período. La Iglesia, si quiere expresar Cada familia debería meditar sobre la no y paterno; asegurarse un apoyo para
en forma auténtica el amor hacia los para hacerlo adoptar por otra familia?
invitación de Jesús: «Quien acoge a u n ¿En qué casos madre y padre pierden la vejez; intentar apuntalar un matri-
huérfanos, debe manifestarlo a través niño como éste en mi nombre, me aco- monio en dificultad, etc. Peor todavía
de signos comprensibles a los hombres el derecho-deber de educar a sus hijos ?
ge a mí» (Mt 18.5). ¿En qué casos u n padre está obligado cuando hay motivos de u n egoísmo
entre los que vive, a través de signos Sobre las actuales instituciones que re- más mezquino, reducción de impuestos,
conformes a la cultura y a los valores a ceder su propio hijo a otros cónyuges ?
cogen a los huérfanos hay que distin- Un padre conserva su propio derecho recibir u n a casa más grande, u otras
profesados actualmente. El gesto ecle- guir bien las intenciones de la realidad. ventajas de este tipo. Aunque es legítimo
sial hacia los huérfanos tiene que ex- hasta que lo sabe ejercer en bien de sus
Entre estos dos elementos puede haber propios hijos. El no pierde su obligación que los adoptantes busquen u n conte-
presar el sentido afectivo interpersonal, una enorme distancia. En las institucio- nido precioso y un enriquecimiento
que hoy se pide. educativa por el simple hecho de que
nes que recogen a los niños se puede te- lo realiza peor que otro, sino únicamente íntimo para la propia vida, deben ser
Si el signo eclesial sabe verdadera- ner realmente la intención de vivir y tes- cuando no quiere o no puede ejercerlo llevados prevalentemente a contraer
mente testimoniar ante nuestra comu- timoniar un mensaje evangélico carita- o lo hace de forma tan negativa que una responsabilidad benéfica con rela-
nidad de hombres u n auténtico valor tivo, pero tal mensaje viene manifesta- constituye un delito. La sociedad inter- ción al niño. Deben intentar ofrecer al
de caridad, debe ser valorado también do con formas institucionales inadecua- viene en la educación que deben dar los niño u n a familia lo más parecida po-
por la cultura psicosocial del tiempo. das a las actuales exigencias sociales. padres no por el modo en que viene rea- sible a la familia natural, en la que
Precisamente porque el lenguaje hu- lizada, sino cuando falta ésta. goce de todos los derechos del hijo le-
La entrega caritativa puede ser lau- gítimo para el completo desarrollo de
m a n o se transforma, los símbolos evo- dablemente operante en la intimidad
lucionan, los signos cambian, los va- Cuando un hijo ilegítimo es adulteri- su personalidad.
de los miembros de estas instituciones; no, ¿ se debe quitar a la familia del padre
lores adquieren nuevas configuracio- sin embargo, puede aparecer revestida Basados en este criterio, los adop-
nes, las exigencias h u m a n a s se califican natural o se puede introducir en ella
de expresiones sociales repulsivas. De tal mediante legitimación o adopción ? Tra- tantes tienen que resolver los varios
en modalidades variables. Psicólogo y forma que la entrega caritativa de la ins- problemas que se les presenten, ya sean
sociólogo trazan a los mismos cristia- dicionalmente el legislador se preocu-
titución podría ser interpretada como paba de proteger la familia legítima, humanos o técnico-jurídicos. Ellos es-
nos el camino hoy útilmente practica- signo de potencia eclesiástica; como bús- tán en lugar de los padres con toda la
ble en la complejidad de las realidades decretando el abandono necesario de
queda del interés privado de la institu- la prole adulterina e incestuosa. Cre- responsabilidad educativa.
sociales; ayudan a leer los signos de ción y no de los recogidos; como incapa-
los tiempos; indican las consecuencias yó que introducir tal hijo ilegítimo La ley civil otorga al adoptante la pa-
cidad para comprender el nuevo con- en la comunidad familiar, en igualdad tria potestad, que ya no la posee el
probables de las opciones que se toman. texto social asistencial; como «ghetto» de condiciones que el legítimo, signifi- titular anterior. Cambio de poderes le-
¿ Cómo podría hoy la Iglesia testimo- religioso, que no tiene por fin el bien caría abrogar desde el punto de vista gitimado por el hecho de que los padres
niar u n a caridad válida en favor de los real de los niños. jurídico-social el hecho de la ilegitimi- naturales no pueden ejercer los pode-
niños abandonados? Sobre todo debe Concluyendo, el niño abandonado dad, favorecer la constitución de u n a res de vigilancia y de cuidado sobre u n
despertar u n a mentalidad nueva en los necesita poder vivir en la trama de re- familia natural junto a la legítima, y hijo que ya no vive en familia, y porque
cristianos, de tal modo que éstos sepan laciones afectivas para llegar a ser u n autorizar legalmente u n a familia sin el adoptante tiene que poder servirse
expresar la petición de adopciones no hombre adulto como los demás. Por el fundamento del matrimonio. de los medios jurídicos necesarios para
como u n derecho a poseer u n niño, este motivo la institución adopcional desarrollar sus propios deberes educa-
sino como disposición personal de do- Llevado de esta preocupación jurídico- tivos. La madre que renuncia no puede
goza hoy del amparo tanto h u m a n o social, el legislador ha castigado no a
narse a sí mismos a un niño. La Iglesia como cristiano, civil o eclesiástico. reivindicar el derecho de controlar
tiene que difundir la perspectiva evan- los autores de los desórdenes familiares, cómo educa al hijo el adoptante.
gélica, de modo que los adoptantes se sino a las víctimas inocentes de estos
IV. La obligación de los adoptantes desórdenes. El adulterino es u n inocen- ¿El adoptado debe cortar las relacio-
inspiren al impulso de la caridad, por
te al que le corresponden todos los de- nes con la propia familia de origen?
encima de los intereses propios, aunque El hombre tiene u n a dimensión esen- rechos civiles, políticos, sociales, fami- ¿Se puede armonizar la sujeción a la
éstos sean nobles y legítimos. cialmente comunitaria. El yo se hace liares: tiene derecho a ser introducido patria potestad del adoptante con la
De modo particular, la Iglesia tiene adulto compartiendo su existencia con en la familia en la medida que ésta lo conservación del lazo afectivo con la
que influir hoy sobre las instituciones, los demás; se forma personalmente pueda acoger. El principio de la estabi- familia de origen? ¿En el ejercicio dis-
prevalentemente religiosas, que recogen abriéndose a la vida del otro. La perso- lidad de la familia puede ser suficiente- crecional de la patria potestad el adop-
a los niños abandonados, induciéndolas nalidad, en su existir adecuado, se mente salvado desde el punto de vista tante, teniendo poder de escoger el am-
a convertirse en un puente de paso, en establece cuando el niño desde el seno jurídico-social en cuanto que el adul- biente de vida y de amistad del niño,
u n a parada provisional en espera de materno pasa iajertándose al seno de terino adquiere su status familiar me- puede evitarle que visite a sus padres
entregar estos niños a u n a familia ade- la comunidad. diante el solo acto legal de afiliación o naturales ? En tal caso, el adoptado con
cuada. En la institución se procurará no La maduración del yo y, por tanto, de adopción, y no por u n nacimiento relación a los propios padres ¿puede
sólo el sostenimiento material del niño, su inserción en l a comunidad tienen legalizado. olvidarlos, negarse a ofrecerles el res-
sino también examinarlo en relación lugar mediante el amor de los familia- peto de amor ?
con la familia a la que irá a parar, con La comunidad cívica, al escoger a los
res. La misma sociedad está interesada posibles adoptantes, debe mirar a la Fernando Larabruschini intenta re-
el fin de recoger todos los elementos en favorecer u n constante amor gene- presencia de cualidades educativas y no solver la cuestión de esta m a n e r a :
Adopción 28 Adopción
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«Dado que en la mayoría de los casos de la caridad. Por este motivo se piden olvida lo que se le h a dicho. La adop- con la intención de poder comunicar
las relaciones con la madre natural adopciones difíciles: se buscan los ni- ción se le debe presentar como u n hecho tal vida bienaventurada a los demás.
pueden determinar un daño para el hijo ños menos deseados por los demás (por normal y no extraordinario: se entra La aspiración única, cultivada por el
adoptado, prevalece la consideración ejemplo, física o psíquicamente minus- en la familia por dos caminos equiva- Señor, fue la de donarse de nuevo y de
del bien del hijo, el cual no se puede válidos). En el decreto sobre el Apos- lentes, el generativo y el adopcional. sumergirse enteramente, incluso con su
dividir afectivamente entre dos fa- tolado de los seglares del Concilio Va- ¿ Acaso no somos todos hijos de Dios ser humano, en la vida de caridad di-
milias. Por tanto, es conforme a la ticano II se lee: «Entre las varias obras por adopción? No está bien indicar vina.
ley moral prohibir a la madre natural de apostolado familiar pueden recor- errores cometidos por los padres natu- Para alcanzar tal meta, el Señor aban-
tener relaciones con el hijo en las fa- darse las siguientes: adoptar como hijos rales, ni recordar u n a posible negación donó su ser h u m a n o a la transforma-
milias adoptivas. No se prohibe que se a niños abandonados» (n. 11). de reconocimiento por parte de éstos. ción del Espíritu según la ley del dina-
defina la situación al regular la adop- La adopción pone junto a los proble- Se le dirá al niño que los padres natura- mismo pascual. Toda su existencia te-
ción» 4 . mas comunes de toda educación nor- les con dolor tuvieron que dejarlo a rrena está entretejida y empapada ín-
Esto se apoya en la convicción de que mal de niños, también otras singulares otros, convencidos de que buscaban su timamente por dos movimientos cons-
la educación se establece eficazmente preocupaciones educativas. A modo de bien, de tal modo que se le ha permi- titutivos del sentido pascual: anonada-
en el egoísmo posesivo de la familia ejemplo podemos indicar el siguiente tido formarse una existencia buena y miento-plenitud, humillación (kénosis)-
adoptante en contraste con el egoísmo problema educativo: ¿Es conveniente serena. glorificación, esclavitud-libertad (cf Flp
posesivo de la familia de sangre. Sin y obligatorio revelar al niño adoptado 2,5-11). La vida del Señor ha marcado
embargo, la educación cristiana, que la cualidad de su estado legal en la fa- por u n a parte un humanarse progresi-
se funda en la caridad favorable a que milia? El adoptado tiene que ser infor- V. La filiación adoptiva divina vo en u n a carne marcada por la es-
se enlacen muchos lazos afectivos so- mado sobre su situación jurídica en la Según san Pablo (Rom 8,29-30; clavitud de la muerte y el anonada-
bre el niño, rechaza la solución de Lam- familia. Quizá los adoptantes tienen di- Ef 1,5; Rom 8,15), Dios nos ha predes- miento humillante, y por otra ha reco-
bruschini como inadecuada. El adop- ficultades para hacer esto: desean es- tinado a que seamos conformes a su rrido el camino de la glorificación hacia
tante que estuviera molesto porque el conder al adoptado la ilegitimidad de Hijo. El acto con el que hemos sido pre- la deificación.
adoptado sigue amando a sus propios su nacimiento; temen que el conoci- destinados a ser conformes con el Hijo La ley pascual (humillación-glorifica-
padres, se manifiesta como u n educa- miento de la adopción debilite o haga de Dios (Rom 8,28) es el mismo acto ción) dirige el modo mediante el cual
dor indigno. Estando al servicio del desaparecer el afecto filial; creen que se con el que el Padre nos ha destinado nosotros podemos imitar a Cristo; dicta
adoptado, tiene que abandonar el deseo pueden mostrar como buenos educa- a la adopción (Ef 1,5). Y es el Espíritu la manera mediante la cual viene co-
de la posesión exclusiva del adoptado, dores sólo si se sienten amados como del Hijo el que, en un contexto eclesial, municada la gracia nueva de Cristo a
ayudándolo a que se enriquezca en el verdaderos padres. nos comunica la experiencia de esta cada alma; indica el modo con el que
contacto interior con el afecto que pro- filiación adoptiva 5 . viene difundido el Espíritu en el ser
El conocimiento del propio estado fa-
viene de varias personas. Aunque la h u m a n o ; expresa el profundizar de la
familia de origen se manifestase clara- miliar no engendra crisis psicomoral al i Dónde está formalmente la adopción
adoptado, si ha sido informado oportu- divina? La teología, usando sus expre- adopción divina en el hombre.
mente negativa en la tarea educativa,
namente y a tiempo por los propios siones categoriales, h a afirmado que La Iglesia, en cuanto sacramento ge-
hay que educar al adoptado a venerar
adoptantes. El adoptado, al que no se formalmente está constituida por la neral del Espíritu de Cristo, posee el
responsablemente a sus propios padres,
le hiciera conocer su situación, la co- gracia santificante (cf Conc. de Trento, don para realizar nuestra inserción en
para que los pueda estimular a que se
nocerá de adulto y sufrirá u n trauma ses. VI, c. 3 y 7). Ciertamente hemos de la vida caritativa pascual del Señor. Ella
desarrollen hacia una madurez huma-
desorientador. No es oportuno dejar admitir en el alma la presencia de u n a tiene la obligación, ya en esta tierra, de
no-cristiana superior. Sólo así se educa
de explicárselo h a s t a que sea adoles- propiedad nueva (forma), que nos hace introducirnos en la vida divina adqui-
realmente y de forma auténtica al adop-
cente: el adoptado, con crisis de des- capaces de poner actos sobrenaturales rida por Cristo, aunque tal inserción
tado para la madurez adulta.
arrollo, creerá que se le ha engañado para alcanzar el Reino de Dios. Pero lo no se realice de forma total y definitiva
Hay que vivir la adopción en pers- y que se le h a ocultado su origen por que nos constituye en hijos adoptivos, en este peregrinar terreno. La Iglesia
pectiva sobrenatural. Así como la vida motivos vergonzosos. Ya a la edad de en el estado de gracia, es la presencia comunica continuamente la caridad
conyugal tiene que reflejar la caridad cuatro-cinco años es tarde. Hay que y la acción del Espíritu de Dios en el pascual de su Señor mediante el des-
nupcial de Cristo-Iglesia, la vida de recordar que el niño de dos o tres años alma, como afirman los Padres griegos. arrollo de su obra sacramental: está
adopción debe ser el espejo de la cari- «Cuantos son guiados por el Espíritu comprometida en actualizar su misión de
acepta serenamente lo que le digan los
dad adoptiva de Dios Padre en Cristo de Dios, éstos son hijos de Dios, porque conducir a todos a que sean miembros
padres, y da espontáneamente impor- transformados en el Espíritu de Jesu-
hacia su pueblo. En la adopción esta- no recibisteis el espíritu de esclavitud
tancia al ser amado. Se le debe infor- para recaer de nuevo en el temor, sino cristo : somete cada vida a u n a continua
mos llamados a manifestar u n a poten- mar lo antes posible y d e la forma más
cia de amor de Dios. En la adopción que recibisteis el espíritu de hijos adop- conversión para que sus miembros
natural. Apenas el niño comience a tivos que nos hace exclamar: |Abba, puedan resucitar juntamente con Cristo
el cristiano está guiado por sentimien- hacer preguntas sobre la vida (por re-
tos no sólo de solidaridad fraterna, sino Padre! El mismo Espíritu da testimonio resucitado.
gla general a los dos-tres años), se le juntamente con nuestro espíritu de que
también de espíritu de fe cristiana: cada dirá que algunas madres tienen hijos Si la Iglesia, en su sacramentalidad,
niño es un hijo adoptivo de Dios Padre. somos hijos de Dios» (Rom 8,14-16.
de su seno y otras los escogen entre los Cf 1 Jn 3,1). permite al cristiano participar en el
«El que recibiere en mi nombre a u n nacidos, porque sienten un grande misterio de la caridad pascual del Se-
niño como éste, a mí me recibe» afecto por ellos. ¿Qué realiza el Espíritu en la intimi- ñor, el fiel tiene luego el deber de in-
(Mt 18,4). dad de nuestro yo? Lo «pneumatiza» de troducir el ritmode la dimensión pascual
Más que de revelación se debe tratar
Viviendo la adopción con espíritu de de una información gradual, que se tal modo que lo hace apto para vivir en su existencia concreta. La salvación,
fe, no nos limitamos a sus aspectos introduce en la iniciación a los pro- en la vida caritativa divina. Algo aná- uniformarse a Cristo, «pneumatizar» el
humanos, tanto que la condicionemos blemas de la vida. La comunicación de logo a esto ha tenido lugar en Cristo propio yo, disponerse cada vez más
a dotes poseídas por el adoptado, sino durante su vida terrena. El en la tierra adecuadamente a la vida divina carita-
la maternidad singular se debe repetir
que se mira sobre todo a la posibilidad Lia buscado donarse de nuevo al tiva no son realidades que se establecen
sucesivamente, ya que el niño no com- en el yo fuera del tiempo: son u n acón-
de manifestar la propia fe en el servicio prende el significado profundo y pronto Padre del modo más íntimo, también
Adopción 30 31 Amor y amistad

tecimiento que tiene lugar en la histo- VI. Efectos éticos de la adopción La adopción divina Ueva consigo la estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos
ria concreta y en las situaciones prácti- divina concesión, a los hijos adoptivos, del la adopción de hijos» (Gal 4,4-5). «Si el Verbo
derecho a la herencia del padre: «Si hecho carne y el Hijo de Dios vivo se ha he-
cas de cada persona. cho el hijo del hombre, ha sido para que el
Nuestra situación adopcional divina El hecho de ser hijos adoptivos de hijos, también herederos: herederos de hombre, entrando en comunión con el Verbo
—paralela al «pneumatizarse» de nuestro Dios califica, de modo misterioso, no Dios, coherederos de Cristo, si es que y recibiendo el privilegio de la adopción, se
yo en el ritmo de la caridad pascual— sólo nuestra salvación, sino nuestra padecemos juntamente con él, para ser haga hijo de Dios» (Ireneo, Adversus Haereses,
tiene que estar en continua transfor- misma vida espiritual. Esta, más que u n a también juntamente glorificados» (Rom 3,19,1). «En él (Cristo) se encuentran dos ge-
conquista nuestra, es u n don de Dios 8,17). Una herencia que se confunde neraciones, la que lo hace semejante a nos-
mación y ahondamiento. Somos hijos otros y la que es superior a la nuestra. Nacer
de Dios, pero no totalmente; hemos en Cristo; es u n dejarse guiar por el con la misma adopción: poder partici-
par en la vida divina de modo cada de una mujer es propio de nuestra débil hu-
sido adoptados por él en Cristo, pero Espíritu, más que conducirnos nosotros manidad: pero nacer del Espíritu Santo...
en proceso de llegar a ser de forma mismos hacia el bien. «Pero cuando se vez más «pneumatizado». El adoptado, está por encima de nuestra naturaleza y nos
cada vez más auténtica y profunda. La manifestó la benignidad y el amor para presentándose como heredero, ambi- anuncia el nuevo nacimiento al que este Es-
adopción divina es u n estado ya adqui- con los hombres de Dios, nuestro Sal- ciona llegar a ser cada vez más confor- píritu debe contribuir» (J- Crisóstomo, Corrt-
vador, nos salvó, no por las obras jus- me a Dios, hasta poder compartir la mentarium in s, Math., hom. 2,2). Una fórmula
rido en el bautismo, pero es u n a meta litúrgica del sábado santo en el s. vi dice:
a la que tendemos en la esperanza. El tas que nosotros hubiéramos practica- vida bienaventurada.
«|Oh Dios!, Padre Supremo de los fieles, que
yo h u m a n o es engendrado continua- do, sino por su misericordia, mediante Durante el Medievo el tener derecho multiplicáis en el mundo los hijos de vuestra
mente en el orden sobrenatural: en él el lavatorio de regeneración y renova- a la herencia del cielo se tomaba como promesa, derramando sobre ellos la gracia
se derrama el Espíritu del Señor en ción del Espíritu Santo, que derramó argumento para legitimar ante los fie- de la adopción... echad una mirada favora-
modalidades siempre más profundas. abundantemente sobre nosotros por les la entrega de sus riquezas a insti- ble sobre vuestra Iglesia y multiplicad en ella
tales nuevos nacimientos, para que surja, con-
Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de tuciones eclesiásticas. Se creía que el cebida en la santidad, una raza celestial del
Si el derecho civil determina una que, justificados por su gracia, venga- cristiano tuviese determinados deberes
adopción h u m a n a dentro de cuadros seno virginal de la fuente divina, como cria-
mos a ser partícipes, conforme a la de naturaleza jurídico-patrimonial ha- tura regenerada y nueva».
jurídicamente bien uniformados y de cia Cristo, Unigénito entre muchos her-
modo indiscriminado para todos los esperanza, de la vida eterna» (Tit 3,4-7).
La ética cristiana, fundada en la adop- manos adoptivos. A Cristo se le enu- BIBL. : a Para la adopción en su desarrollo his-
adoptados, la caridad paterna de Dios meraba entre los herederos, sin deshe- tórico: D'Amelio M., Sulle origine dell'istititto
nos introduce en adopciones individua- ción divina en el Espíritu de Cristo, co-
mienza u n a especie de diálogo íntimo redar a los propios hijos, dado que Cris- dell'affiliazione, en Studi di storia e di diritto in
les puestas en desarrollo. La adopción to era u n hijo más. Mediante la insti- onore di C. Calisse, v. 3, Milán 1940.— Gua-
divina sugiere el deber de cooperar y y perenne entre el alma y el Espíritu lazzi U., Uadozione nel diritto intermedio, en
y está destinada a uniformarse cada tución de la adfiliatío (adoptio in here- Nuovissimo Digesto, v. 1, 288-290.—Prévost
de predisponerse a entrar en nuevas (íitatem) se afiliaba Cristo y mediante
etapas sucesivas más apropiadas a Ja vez más con las mociones del Espíritu M. H., les adoptions politiques á Kome sous la
hasta identificarse con ellas. El cris- Cristo una igíesia o una entidad reli- République et le Príncipac, París i949. oPara
adopción. giosa, adoptándolos con fines de suce- la adopción considerada en la legislación actual:
tiano, a ejemplo de Cristo, adopta el
Existe diferencia entre adopción hu- sión. El padre, en provecho de su alma Ángel M., Vadoption dans les législations mo-
ritmo del misterio pascual para trans- dernes, París 1958.-De Cupis A., I diritti della
mano-cívica y adopción sobrenatural- (pro anima), en las decisiones testa-
formar su persona y «pneumatizarla» personalitá, Milán 1950.—Dusi B., Filiazione e
divina. La adopción h u m a n a cae den- mentarias, podía disponer en favor de
como el Señor resucitado. una entidad eclesiástica de u n a parte adozione, Turín 1942.—Kornitzer M.. Child
tro de u n a perspectiva jurídica, san- Adoption in the Modern World. Nueva York
cionada por un acto autoritativo de la La adopción es principio de unión y igual a la que tocaba a cada hijo.
de comunión tanto con Cristo como 1952. D Para el estudio de la adopción desde el
comunidad, y funda u n estado social Desde el punto de vista teológico nos punto de vista moral: AA. VV., La carenza delle
nuevo. La situación exterior adopcio- con todos los cristianos vivientes de la cure máteme, Roma 1966.—AA. VV., Le
tierra y los bienaventurados del cielo. encontramos frente a u n a desviación: probléme de Vadoption, Bruselas 1961.—AA. VV.,
nal engendra sentimientos y posturas la adopción cristiana es esencialmente
correspondientes en los ánimos; suscita «Porque aquellos que de antemano co- Perspectives chrétiennes sur Vadoption, París
noció, también los predestinó a ser con- sobrenatural y no exige que se traduzca 1962.~Angelergues S., Quelques problémes
nuevos vínculos profundos de amor en jurídicamente en la posesión de bienes médicaux possés par fenfant adopté, París 19 51. —
las relaciones interpersonales; crea el formes con la imagen de su Hijo, para Gambon G., La adopción. Hijos de José Bosch.
que él sea el primogénito entre muchos temporales. No se puede construir u n
sentido familiar. derecho cívico temporal basándose en Barcelona 1960.-Launay C.-Soulé M., Va-
hermanos» (Rom 8,29), «De tal suerte doption: ses données psichologiques et sociales
La adopción sobrenatural, que reci- que ya no sois extranjeros y huéspedes, la adopción divina, aunque nuestro es- París 1963.— Lunelli E., 11 servizio nell'adozione,
bimos de Dios en el Espíritu de Cristo, sino que sois ciudadanos de los santos tado de hijos adoptivos de Dios nos Bolonia 1966.—Morvan C, La adopción, Eura-
empieza transformando el yo en su sus- y familiares de Dios» (Ef 2,19). No po- lleve a cultivar ciertas disposiciones in- mérica, Madrid 1965.-Oger H. M., 11 pro-
trato ontológico y va lentamente em- teriores sobre el uso de los bienes, in- blema morale delladozione. Roma 1964.—
demos renegar o destruir esta unión. Vismard M.. Commnt secourir, recueillir, adop-
papando y expresándose en sentimien- cluso transformándolos para preparar
Así como el vínculo de la sangre per- los nuevos cielos y la nueva tierra por ter un enfant, París 1960.— Zur Nieden M., II
tos y comportamientos oportunos. En manece siempre entre los hombres, lo figlio adotlivo, Francavilla 1969.
esta adopción la situación social exte- el aproximarse del Reino de Dios.
mismo sucede con el lazo de filiación
rior se realiza con motivo de la trans-
formación que tiene lugar en la intimi- divina que nace d e la posesión del Es-
píritu del Señor, T. Goffi
dad. La adopción divina está primaria- AMOR
mente en el yo y, por redundancia, A causa de este vínculo familiar di-
también en el comportamiento exterior vino nace el deber de vivir en la cari- l
Notas.—( ) Adoptio, en
2
Vocabularíus utriusqueY AMISTAD
social. dad. La caridad es la existencia de amor ¡uris, Venetiis 1555.—( ) G. Perico, L'atteg-
que caracteriza l a vida de Dios y de aiamento e l'azione della Chiesa al problema del- Al abordar el tema de la «amistad»
Toda adopción auténtica tiende a apa- todos los llamados a participar de ella. l'adozione, en «La famiglia», 30 (1971), 555.- en el Dictionnoire de Spirltualité, Vans-
(l) F. Santanera, Conferenza mondiale sull'ado- teenberghe observa acertadamente que
recer integral: si parte de fuera tiene Cuanto m á s unido está u n o a Dios, zione e sulFa/jidamento ¡amillare, en «La fami- la amistad, aunque aparentemente es
que tender a realizar la maduración del m á s vive en la caridad. Por tanto, cuan- lia», 30 (1971), 549.-C) F. Lambruschini,
yo interior: si parte de la intimidad to más profunda es la Eidopción divina Adozione, en «Ragazzi d'oggi», 4 (1959).— una realidad bastante fácil de des-
tiene que tender a manifestarse en la recibida, más elevada es la comunión (*) «Cuando vino la plenitud del tiempo, envió cribir, ya que cualquiera tiene de ella
vida de la comunicación exterior. de amor que somos capaces de vivir. Dios a su Hijo... para que redimiese a ios que alguna experiencia personal, en reali-
Amor y amistad 32 33 A m o r y amistad

dad, vista de cerca, resulta bastante libre elección (fin del s. vn, principio y amistad, pero pone agudamente de bien este sentimiento, cuya esencia ra-
compleja y muy diversa en sus distin- del vi). relieve que el amor posee como carac- dica «en el afecto recíproco y desinte-
tos ámbitos. La dificultad se agranda Con el cambio de la forma aristocrá- terística propia la aflicción de la ausen- resado», al exaltarlo en la historia de
todavía más si le asociamos la voz tica de gobierno a la democrática (s. v) cia y el deseo de la presencia. Siempre Jonatán: la historia de u n amor ('aha-
«amor». ¿Qué diferencias se advierten se llamaron philoi los partidarios de u n quedan reticencias equívocas sobre la bah, cf 1 Sam 18,1) capaz de fusionar
entre amistad y amor? ¿Existe u n a hombre político. Semejante amistad en naturaleza del amor: no sin razón se dos espíritus en u n a amistad, íntima y
amistad que sea también amor ? ¿ Es po- estas connivencias, en general no iba emplea el t é r m i n o específicamente fuerte al mismo tiempo, dispuesta a los
sible entre hombre y mujer fuera del más allá del utilitarismo. Protágoras masculino éramenos, en los pasos que mayores sacrificios. El Deuteronomio
matrimonio? ¿Con qué condiciones? fue el teórico de este tipo de amistad. aluden al amor sin objeto. El problema designa al amigo con u n término aná-
Bajo estas preguntas, que se formulan Sócrates ni superó ni combatió esta amor-amistad, como ahora lo presen- logo al homérico hétaíros. La Biblia de
con frecuencia y a las que no se suele concepción. El concepto de benevo- tamos, no existía aún. Es ya mucho Jerusalén lo traduce así: «el amigo a
responder con claridad, se encierran lencia desinteresada, esencial a la amis- que comience a darse a la mujer u n quien estimas como a ti mismo»
algunos problemas sobre los que qui- tad, se lo debemos a Platón (Lisias puesto como persona y no se le cierre (Dt 13.7). En los libros sapienciales se
siéramos proyectar un poco de luz, 212d, 219c). Por lo demás, tras una todo acceso a la amistad en el ámbito encuentran muchos pasos sobre la
subrayando el aspecto teológico, moral, larga discusión, termina por decir que de la sociedad matrimonial en u n a re- amistad. Citamos dos: «Hay amigos
espiritual. Se advierte en esta materia es «indefinible», en su libro Lisias. Vuelve lación duradera (cf Plutarco, al final que llevan a la ruina, pero hay amigos
todavía una notable confusión de ideas, sobre el tema en el Convite, donde diser- del Eroticón). Si la amistad postula más afectos que u n hermano» (Prov 18,
a la que ha dado lugar u n a presenta- ta sobre éros y philía sin distinguir neta- por su naturaleza u n a igualdad, y si 24); «Un amigo fiel es escudo poderoso,
ción manuallstica que arranca de los mente entre los dos sentimientos. El tal igualdad no se reconoce entre el y el que lo encuentra halla u n tesoro»
graves desórdenes a los que conduce éros, partiendo de la belleza exterior del hombre y la mujer, todo el problema (Eclo 6.14).
rápidamente u n afecto desordenado que cuerpo, asciende hacia la contempla- consiste en saber si puede existir u n a
no justifican ni los más hermosos pre- ción pura de la Belleza por u n difícil amistad entre hombre y mujer sin que Para entender bien el mensaje que
textos. Razones de orden práctico, pas- camino de desprendimientos sucesivos, entre en juego el éros, a u n de forma nos ofrece la Biblia sobre la amistad,
toral, han hecho que se insista en de- sacrificando, uno tras otro, todos los penosa. El pensamiento clásico latino, tengamos presente que esta realidad
terminados aspectos de la realidad, que lazos afectivos. La dicha final en la po- que tiene su elocuente teórico en Cice- h u m a n a se relaciona profundamente
no se niegan, en detrimento de otros sesión del Primer Amado, único objeto rón (Laelius, de amicitia), sólo añadirá con la Alianza de amor entre Dios y
aspectos positivos que siguen esperando de u n a amistad realmente desinteresa- un matiz acentuando la función de la su Pueblo. El amigo puede ser un apoyo
una explicitación prudente. Tal vez ha da (Lisias, 219c-d) se da en la soledad, voluntad cuando insiste especialmente firme y un aliado fiel sólo si está radi-
llegado el momento de intentarlo, y a no en la participación de u n mismo en la perfecta conformidad de los sen- cado en aquel Dios que, fidelidad por
ello nos disponemos en este tratado, gozo. Lástima que en toda la concepción timientos y los quereres (n. 20). esencia, jamás cede en su pacto de
partiendo de la noción de amistad y de platónica se note la ausencia de u n a amor. Y en el amigo fiel, tesoro in-
su historia. verdadera trascendencia del otro ser a En definitiva, el mundo clásico, con menso, se perfila el que debe venir y
amar por sí mismo, como u n fin y u n todas sus sublimes especulaciones so- de quien son u n símbolo vivo las anti-
absoluto en su orden. Se considera al bre la amistad y el amor, ha dejado sin guas figuras. La amistad con Dios, que
otro como puro medio que se entrecruza resolver muchos y graves problemas, Aristóteles tenía por imposible, es una
I. Historia de la noción de amistad y se abandona cuando ya no sirve, particularmente el de la amistad con suerte de los elegidos: descendencia es-
pues el centro verdadero de interés no la mujer y el de la duración de la amis- piritual de Abraham el amigo de Dios
1. LA AMISTAD EN LA ANTIGÜEDAD es la persona, sino la idea. Platón, con lnd. A este respecto hemos visto que (Is 41,8), llamada a conversar con él,
CLÁsiCA.-Tras la exaltación de la mito- todo su filosofar sobre el amor y sobre Platón lo eludía tendiendo a lo irreal, después de Moisés, «como se habla en-
logía y de la literatura griegas (Orestes el objeto primero del amor, de la mis- Irasponiendo el éros al plano del deseo tre amigos» (Ex 33,11). Esta unión,
y Pílades, Aquiles y Patroclo, etc.), la ma manera que nos hace dudar de su metafísico trascendente del Bien en sí. casi increíble, entre Dios y «1 hombre
filosofía encumbró la amistad con u n fe en u n Dios personal, nos da la im- Aristóteles parece resolverlo de forma se realiza a través del Hombre Dios,
término específico que la distingue del presión de no conocer una relación ver- feliz al señalar que la virtud es el único cuyo misterio alborea de forma aún
éros: phñía. Este término se relacionó al dadera y duradera, en el plano humano, bien inalienable que la puede perpe- oscura en el Antiguo Testamento (Sab 7,
principio con las atracciones que presi- de persona a persona. luar. Pero la realidad completa del 14), que «en todas las edades, derra-
den las combinaciones de los elementos hombre caído y de su virtud extrema- mándose en almas santas, hace de ellas
naturales. Más tarde caracterizó las damente frágil contradicen su optimis- amigos de Dios y profetas» (Sab 7,27);
Aristóteles recoge el tema de la amis- «Dios no a m a sino al que convive con
afinidades electivas de las personas hu- tad en la Etica a Nicómaco (ce. 8 y 9). mo de filósofo. Para dar u n fundamento
manas e implicaba, además del senti- inamovible a la amistad y al amor hay la sabiduría» (Sab 7,28).
Para él la amistad se funda en la res-
miento del amor (philesis), su oposición puesta afirmativa que los dos amigos i|iic recurrir, en un sentido muy dis-
llnto al de Platón, a u n a amistad pri- El Nuevo Testamento nos presenta
(antiphiksis). Philos, en su primera acep- dan conjuntamente a un mismo valor: al Amigo Eterno, cuya belleza supera
ción, significó «mío», designando a los útil, deleitable u honesto. Tanto la mera y a un amor que la filosofía an-
tigua no puede imaginar (Etica a la del sol y las estrellas, y cuya fuerza
de casa (philoi), y entre ellos también amistad fundada sobre lo útil como la se extiende de u n extremo al otro del
a la mujer (philé), y más tarde a los que se funda sobre lo deleitable son I-Memo, VTI, 3 y 4), d a d a la despro-
porción que hay entre el hombre y mundo, gobernando el universo con
huéspedes: philein equivalía a tratar verdaderas amistades, pero no son du- prodigiosa bondad (Sab 7,29; 8,1). La
bien, con justicia. Todavía no corres- raderas porque es defectible su funda- I líos. Y aquí mediará con su luz be-
néfica la Revelación divina. misteriosa esposa del Cantar de los
pondía a u n sentimiento interno. Más mento. Duradera es sólo la amistad Cantares lo llama Amigo una y otra
tarde llegó a connotar afición a algo, que se funda en la virtud. Esta es la vej, n o m b r e del cantar de Isaías
no sólo poseído como propio, sino tam- «amistad perfecta» (1156b 7). Esta (Is 5,1), el mismo que el Padre Eterno
bién apreciado, querido: un familiar. 1. LA AMISTAD EN IA BIBLIA.-La Sa-
amistad supone cierta igualdad (isóíes), (tnida Escritura, que explica el origen, pronuncia en el Jordán, invistiéndolo
Y como «no todos los familiares son comunidad de sentimientos (omónoia) y —en el Espíritu— de una misión supre-
amigos» (Demócrito) comenzó a desig- i'l destino y el misterio de los sexos,
de vida (sunzén). Aristóteles no ve en mi analiza el misterioso sustrato del ma (Mt 3,17). La rida cristiana es una
narse como phllla u n lazo afectivo de en el fondo m u c h a diferencia entre amor relación de amor con este Hombre úni-
que nace la amistad, pero conoce muy

1
Amor y amistad 34 35 Amor y amistad
co que vive más allá de la muerte, es- suponerlo. El abad Casiano, que vivió en su conjunto poco culto espiritual- Dios, a quien podemos llamar «nues-
trechando con él, para la salvación, a la experiencia de u n a amistad singular mente todavía, incapaz de recibir u n a tro» Dios, contrariamente a cuanto
todo hombre que quiera abrirse a su con otro monje llamado Germán desde doctrina de cenáculos de élite. La es- pensaba Aristóteles, amándolo no sólo
influjo en la fe y el amor. Alcanzado por que ingresó en la vida monástica, y colástica, preocupada ante todo por la «per sí mismo», sino en cuanto es un
Cristo, como Pablo, vive con él u n a que duró veinticinco años, es más op- relación del hombre con Dios, no ofre- bien «para nosotros». ¿Qué razón im-
profunda comunión de pensamiento, de timista; pero nunca logrará prevalecer ce solución alguna al problema de la pediría esta trasposición en relación con
vida, frente a lo que resulta pálido re- su pensamiento frente a las desconfian- amistad humana, la heterosexual espe- la amistad h u m a n a ?
flejo cualquier amistad h u m a n a . No es zas monásticas de san Basilio y san cialmente, que quiera ser u n a expe- En cuestión tan compleja, más que
suficiente decir que vive con él: vive en Agustín. riencia cristiana genuina. Después de repetir en clave cristiana los tópicos de
él, su «vida» (Flp 1,21). Fray Luis de El más conocido representante de la santo Tomás se hablará con gusto de la antigua filosofía, sería mejor distin-
León lo ensalza como el más amado corriente optimista es el inglés san ella por analogía al amor de amistad guir toda u n a gama de amores en el
de los hombres por el número de ami- Elredo, abad de Rieval. autor del céle- que une al hombre con Dios. La amis- hambre, según los distintos niveles de
gos, por el amor que Dios mismo le bre diálogo De spirituali amicitia (PL 195, tad, en esta luz, representa como un su múltiple vida, física, sensible, espi-
tiene, por la grandeza de los sacrificios 659-792). Es ya por sí solo significativo amor de benevolencia mutua, manifies- ritual, natural y sobrenatural, aun sa-
que hay que aceptar por amor suyo el comienzo, leít-motiv de la obra, que ta, que comporta u n a comunicación re- biendo previamente que por la funda-
hasta la muerte (Los nombres de Cristo, se desarrolla a través de una sinfonía cíproca de bienes (S. Th. 2-2ae, a. 36, mental unidad del hombre mismo es-
Madrid 1959, 712-734). A partir de de voces con variaciones constante- a. 3 y 4). Se ve en ella la forma más tos diversos niveles se implican entre
ahora, al hablar de amistad será im- mente renovadas: «Yo y tú, y entre alta de amor: el amor desinteresado sí: un amor físico que por su naturaleza
posible olvidarlo. nosotros Cristo». La amistad cristiana que excluye la búsqueda de cualquier conduce al ayuntamiento; un amor
Sin embargo, está Cristo tan lejos de es u n a amistad «sobrenatural que bien «per se» (en términos escolásticos: sensible que en el hombre se empapa
querer para sí solo todo el amor de los arranca de Cristo, avanza según su vo- «concupiscencia»). de espíritu; un amor humano que rea-
hombres que, donde haya verdadero luntad y concluye en él» (col 662). No liza la presencia de un alma en otra a
Puede subrayarse a este propósito
amor, la linfa vivificante procede de él, hay por qué sacrificar el gozo de u n a través de la misteriosa mediación del
que nos hallamos todavia en la línea
se advierta o no. No vino a este mundo amistad bien ordenada, abierta, por tan- cuerpo, y que al final tiende por innata
ile Aristóteles cuando describe la amis-
a condenar la amistad, sino a santifi- to, a las austeras exigencias del ideal trascendencia a Dios. Y habría enton-
tad «perfecta», la que tiene como fun-
carla y hacerla posible, acreditándola cristiano, pues si se ama ordenadamen- ces que referirse al amor de caridad,
damento la virtud. La definición es tam-
con su mismo ejemplo, aunque en él te es para ser mejores amigos de Dios: un amor sobrenatural que tiene por
bién válida cuando se la aplica a per-
se vean más las manifestaciones gene- «Hay u n grado de amistad que se acer- objeto a Dios y al prójimo en Dios; al
sonas morales del mismo sexo, con tal
rosas de u n amor sobrenatural que ca a la perfección... y es aquel en que amoc humano vwvio en e! matrimonio;
'.y¿e n o la forcemos demasiado, pvies e a
viene de Dios que las manifestaciones el hombre llega a ser amigo del Hombre- concluyendo con el amor virginal, que
realidad no existe una amistad virtuosa
externas de una amistad h u m a n a Dios por medio de su amigo». Cuando por su naturaleza no implica necesa-
en estado puro, sin derivaciones prove-
(Jn 11,3.11). La unión de dos personas Dios, amor por.excelencia, se comunica, riamente la renuncia a la amistad y
chosas para quienes la viven. ¿Pero po-
que se a m a n es ya por sí misma u n no resulta difícil pasar del Cristo que a un amor humano casto, respetuoso
drá aplicarse a aquella clase de amistad
signo de su presencia escondida (Mt 18, inspira amor al Cristo objeto y término con las exigencias de la virginidad, no
>|ue une entre sí a los esposos, por
20). El texto de Mateo habla de una del amor (col 672-673). En la misma sólo del cuerpo, sino también del cora-
ejemplo? El pagano Plutarco dice que
unión con él, pero es que otra unión línea se encuentra san Pedro Damiani, zón y del espíritu (cf Ch. V. Herís,
«la unión con una esposa es fuente de
no se da. Sólo el hombre radicado en acre censor por otra parte del descoco Spiritualité de Vamour, París 1950). Con
¡imistad». El «placer» de la unión,
Cristo es capaz de vivir plena y límpi- eclesiástico y n a d a indulgente con las todas estas distinciones es más fácil
ruando se sitúa en u n contexto de
damente la realidad h u m a n a de la malas amistades: «Cuando mis ojos se orientarse por una solución recta de
íimor verdadero, «aunque de duración
amistad. fijan en tu rostro —escribe en una car- los problemas particulares. Pero tras
lan breve, es el germen de donde bro-
ta—, en ti a quien amo, elevo la mira- haber hecho este recorrido en rápida
lan día tras día entre los esposos las
da hacia aquel, que deseo alcanzar exploración de los diversos ámbitos del
3. LA EXPOSICIÓN CRISTIANA SOBRE mutuas miradas, la satisfacción, el afée-
unido a ti» (Epist. 2,12: PL 144, 278). amor, del m á s humilde al más elevado.
LA AMISTAD.-Al tratar el tema de la lo, la confianza» (final del Eroticón).
San Elredo tiene tal concepto de la nos quedamos perplejos y como des-
amistad h u m a n a los santos Padres in- le. dará por buena la definición prece-
amistad y de su benéfico influjo que, animados por las dificultades de una
sistieron en la idea de que no se da dente sobre la amistad hombre-mujer
a su juicio, conviene tolerar una amis- empresa ante la que se han sentido
amistad verdadera fuera de Cristo fuera del matrimonio, que por su na-
tad no bien guiada por el «espíritu» impotentes los más grandes pensado-
(cf san Agustín, Confesiones, 1. 4, c. 4). turaleza excluye la unión física; pero
si puede esperarse u n cambio feliz. res. Y nos sentimos obligados a decir
Sin embargo, con el pasar de los años, iso sólo a costa de confundir el sentido
Afirma esto especialmente cuando ha- todavía hoy que «amor» y «amistad»
el mismo Agustín, que tiene páginas tan del amor de «concupiscencia», que no
bla de los adolescentes, pero vale tam- son realidades indefinibles. El mismo
hermosas sobre ia amistad, llegó a po- debe entenderse necesariamente como
bién de alguna forma para quienes sin san Francisco de Sales, preparado con
siciones de rigor y pesimismo que tu- deseo sexual y como amor egoísta.
ser adolescentes no h a n llegado todavía una intensa cultura humanista y filo-
vieron u n a influencia negativa en el Y tampoco hay que olvidar que la na-
a la madurez de ser (cf la voz Amitié sófica y con u n a riquísima experiencia
pensamiento cristiano de occidente, turaleza del hombre y de la mujer, y
en Dictionnaire de Spiritualité, col 522). personal, bien dotado como escritor, de
dada la amplía difusión de s u obra. su mutua atracción, complican poste-
ilnrmente el problema en amistades agudo ingenio, avanzado en relación
¿Deberá sacrificar u n verdadero discí- A pesar de estas puntas avanzadas con sus tiempos por intuiciones reno-
pulo de Cristo el gozo íntimo de la de la espiritualidad monástica, que vi- i|iie no pueden no decirse virtuosas,
pero en las que el gozo de estar juntos vadoras, nos orienta en la compleja
amistad por las severas exigencias de vió ciertas realidades antes de teori- problemática más con su vida que
una caridad que obliga a amar a cada zarlas, en conjunto cabe decir que du- lit'iie su puesto, y si n o se busca un
apliegue de egoísmo, es u n incentivo con su doctrina: una doctrina morali-
uno de los hombres como a u n her- rante siglos prevalecieron en la ense- zante, adaptada seguramente a los pro-
mano y u n posible amigo, con vistas ñanza y la predicación las direcciones valido para u n a unión afectiva y efec-
tiva cada vez mayor. Esto vale cierta- blemas inmediatos de las personas a las
a la unidad católica? Algunos textos rígidas, tenidas m á s en consonancia que se dirigía, en el mundo (Filotea)
tardíos del obispo de Hipona parecen con la capacidad de u n pueblo de Dios incnle para la relación entre el alma y
Amor y amistad 36 37 A m o r y amistad

o en el claustro (Entretenimientos espi- En la misma línea está Maurice Né- ama por sí mismo. Alguien ha obser- cuando en el hombre prevalece el psi-
rituales), pero que no puede dar res- doncelle, que condensa su pensamiento vado agudamente que no hay que in- quismo femenino o cuando en la mujer
puesta exhaustiva a los problemas teó- en u n libro de título muy significativo: sistir demasiado en la oblatividad y el prevalece el masculino, con dinamismos
ricos y existenciales escondidos en una Vers une Philosophie de l'amour et de la desinterés total de u n amor que es que no deben preocuparnos demasiado
amistad que es amor, para la cual, se- personne (París 1957). «El amor pro- «fundamentalmente deseo»: «No ser cuando los podemos dominar mediante
gún su expresión, «no hay palabras en cede de las personas y se dirige a las deseado es no ser amado» (cf P. An- la charitas y conducir al servicio de una
la tierra» (de una carta a Chanta! personas». Sólo el integrado en sí mis- toine, Sens de la sexualité humaine et amistad «espiritual», i Hasta qué punto
Oeuvres, Annecy, 14, 231). mo y unificado como persona puede recherche d'une etique, en Sexualité hu- la fuerza unitiva del amor que radica
de hecho hacer al otro el don de sí maine. París 1966, 333). Nos parece en el sexo puede entrar en u n a amis-
4. APORTACIONES DE LA FILOSOFÍA que comporta todo verdadero amor; en este sentido acertada la perspectiva tad que quiere ser duradera, conduci-
PERSONALISTA.-En su conclusión la filo- tampoco puede hacerse este don a nin- de Massabki. que parte del concepto de da, por tanto, en Cristo? ¿Es prudente
sofía personalista tiene mejores posibi- guna persona que no se ame por sí «mor en la persona humana, al mismo servirse de tan maravillosa energía?
lidades que la filosofía aristotélica y to- misma, con intención pura. El amor en tiempo espiritual, corporal, inteligen- ¿ 0 será más prudente, previendo una
mista de abrir un camino a la solución sí es «una voluntad eficaz de promo- te y libre. Eri todo amor deben en- ruina segura, renunciar a la empresa
de estos problemas. En vez de contra- ción mutua». Se percibe en el fondo el contrarse las características de la per- en atención a toda una tradición de
poner de forma neta, y en el fondo ar- «querer algo —el bien— para alguien» sona: espiritual, corporal (es decir, ma- seguridad a toda costa y de pesimismo,
tificiosa, amor y amistad, los filósofos de Aristóteles, pero se advierte toda la nifestado externamente de forma idó- sin animar otras relaciones que las de
personalistas dirigen la agudeza de su riqueza nueva del concepto de perso- nea, según la naturaleza de la relación), pura y simple caridad? La definición
ingenio a iluminar la maravillosa rea- na, en cuya promoción es indispensa- inteligente, libre. En este sentido podría del Lexicón permite suponer que la em-
lidad que es el amor, realidad que no ble u n a relación auténtica con Dios, sin hablarse no sólo del amor como se vive presa no es imposible.
puede reducirse en su esencia a una que aparezcan ya las restricciones coar- en el matrimonio (cf Massabki, El sa-
pulsión física, si existe en Dios antes tantes de la definición antigua. Una cramento del amor, Euramérica, Madrid
definición como ésta puede aplicarse a 1965), sino también de la amistad y 6. EL CRISTIANISMO, EL AMOR Y LA
que en el hombre. Presentamos aquí AMISTAD.—Perspectivas de futuro. —Cono-
dos muestras del pensamiento perso- todas las clases de amor auténticas, de la amistad heterosexual, consideran-
desprovistas de elementos confusos. Es do cada vez qué implican en los di- cemos bien la acusación de Sigmund
nalista, a Martín Buber en primer tér- Freud al cristianismo de haber dado a
mino, filósofo judío, y luego a Maurice claro que una definición así deja abierto versos géneros de amistad los compo-
el problema de la autenticidad de las nentes que señalábamos. beber veneno a Eros. Quien conoce las
Nédoncelle, que no tiene la estatura de vicisitudes históricas que han hecho
Buber, pero sí el mérito de u n a especial varias formas de amor y de amistad,
pero al menos n o se corre el riesgo de Si se quiere una definición moderna prevalecer en la Iglesia u n a concepción
claridad y sencillez. que distinga, teniendo en cuenta las un poco pesimista, de inspiración agus-
complicarlo con prevenciones por lo
Para Martín Buber la vida consiste menos discutibles. exigencias del amor verdadero, la amis- tiniana y neoplatónica, sabe poner en
en «decir Tú», en un encuentro que es tad del amor humano, tal como se vive su punto, si es de ánimo sincero, se-
el milagro del amor. Para evitar equí- en el matrimonio, sin presupuestos más mejante afirmación, que por lo demás
vocos, el amor no debe confundirse con 5. INCERTIDUMBRES TERMINOLÓGICAS. bien dudosos de angelismo, hemos de hay que recortarla, so pena de que
los sentimientos que pueden acompa- LA DEFINICIÓN DEL DICCIONARIO ALEMÁN. - recurrir al Lexicón für Theologie und resulte injusta.
ñarlo. Consiste en la intuición de u n Se advierte u n a gran confusión entre Kirche, donde Biser la define así: «La Como ha notado Jean Guitton en su
no sé qué de único que se encuentra los autores al usar los términos «amor» amistad, según el actual uso de la len- conocido ensayo sobre el amor humano,
en cualquier hombre y en que éste lo y «amistad». Cada cual insiste en el gua, designa la realización de u n a re- los rigores del ascetismo han contri-
acoja con responsabilidad viva. El hom- sentido que estima conveniente según lación interpersonal que resulta de una buido más a la profundización y cons-
bre no debe temer entrar en relación los fines prácticos que pretende alcan- libre inclinación, experimentada en la tancia del amor que lo que nunca lo-
con todo su ser: sólo debe guardarse zar. Sería oportuno que alguno abor- comunicación espiritual. Fundada en gró el desenfreno pagano, capaz de con-
siempre del peligro que se deriva para dara la dificultad que supone estudiar una simpatía personal y sostenida por ducir únicamente a una necia exalta-
la pureza de su amor de la profundidad a fondo a los autores más prestigiosos la fuerza idealizadora del éros, la amistad ción de los sentidos a través de locos
misma de su respuesta al Tú al que se y los motivos de su particular termino- crea u n a unión duradera que descansa amoríos, más cercanos del odio que del
entrega. Buber, más que el filósofo del logía para llegar a u n a común, cien- sobre u n a visión común y una valora- amor, según el verso de Virgilio: «Ni
amor y de la amistad en el sentido que tíficamente admitida y reconocida. En ción de las cosas» (col 363). contigo ni contra ti». El mismo Freud
nos interesa, es el filósofo del «diálogo», la situación actual de búsqueda, con La definición excluye el erotismo, es ha escrito a este propósito: «En épocas
del que vuelve a hablar después de toda la variedad de opciones de los doc- decir, todo cuanto la astucia de la na- en que no existían obstáculos a la sa-
mucho tiempo con nuevos escritos, re- tos, es poco seguro que tal trabajo tu- turaleza y del ingenio del hombre pue- tisfacción de los sentidos, como sucedió
cogidos por Aubier y editados en fran- viera fundadas esperanzas de éxito. Se den inventar con el fin de obtener un durante la decadencia de la civilización
cés (La vie en dialogue, París 1959). Los implican muchas cuestiones. placer egoísta, sin miramiento alguno antigua, el amor perdió su importancia,
principios que establece proyectan más ¡i los valores más elevados de la per- la vida se volvió vacía y se dio u n a
luz sobre nuestro asunto que la distin- La exposición que personalmente más
nos agrada es la d e santo Tomás y los sona. Evidentemente, tal desorden es fuerte reacción antes de que el amor
ción, poco satisfactoria, entre amor de intolerable y debe alejarse tanto de las reconquistase su indispensable peso sen-
benevolencia, propio de la amistad, y escolásticos, que estudiaron la amistad
en la perspectiva de las relaciones del relaciones con los amigos comunes timental. En ese ámbito puede decirse
amor de concupiscencia, propio del como de las de los esposos si no quie- que la tendencia ascética del cristia-
amor. El amor puede manifestarse en hombre con Dios, considerando la amis-
tad, por tanto, como uní especie ¿le amor; ren desviarse del amor verdadero. El nismo dio lugar a que se elevara la
u n a variada gama de sentimientos, pero «'ros, por el contrario, implica en su potencia psíquica del amor en u n a me-
para merecer el nombre de humano pero sin insistir, como hacen ellos, en
la exclusión del «deseo», que puede te- concepto puro la vis unitiva misteriosa dida que la antigüedad pagana n u n c a
debe alimentarse del respeto total del que empuja naturalmente al hombre logró» (Collected Papers, 4, 213).
hombre, a quien hay que amar por sí ner razón de ser e n determinadas rela-
ciones, y que, por lo mismo, no debe hacia la mujer y que a veces también
mismo, como «persona», única, irre- Admitido esto, podemos preguntar-
excluirse de s u concepto si se desea al interviene de alguna forma en las re-
petible. nos en todo caso, al término de una
otro en c u a n t o otro, es decir, si se le laciones entre personas del mismo sexo.
purificación t a n necesaria para la afir-
A m o r y amistad 39 A m o r y amistad
mación del amor cristiano del ágape en al hallazgo del camino justo en medio de se pueda a su voluntad. Desde el punto cuerpo y alma se comprometen del todo
su plena originalidad, si n o le «habrá la caótica evolución de las costumbres, de vista negativo: evitar cuanto puede y no hay peligros de que impulsos irra-
llegado al cristianismo la hora de co- de suerte que se permanezca fieles a Dios ser causa de disgusto u ofensa, especial- cionales compliquen el sentimiento de
nocer un nuevo desarrollo y de hacer en el presente tiempo salvífico sin des- mente las sospechas, hablar mal, ma- amistad entre el hombre y la mujer con
que aparezca al exterior lo que nunca orientaciones ni extravíos. Por eso. a la nifestar los secretos. La amistad tiene fuertes desbordamientos. Es verdad que
ha dejado de latir dentro, detrás de la voz amor y amistad seguirá la de con- algunas deformaciones: la absorción psi- si no se cuida la amistad heterosexual
corteza protectora de trabas y prohibi- sagración y amor, donde la temática cológica excesiva, que puede llegar a con extrema rectitud conduce a la ca-
ciones». Acaso nos encontramos en los de la amistad heterosexual, de que ha- u n a obsesión de la fantasía, del senti- tástrofe. Con todo, si se la vive debida-
umbrales de una época nueva en que blaremos en seguida, será tratada bajo miento y de la voluntad: la exclusivi- mente, tiene su providencialidad.
se nos conceda «un conocimiento más las perspectivas de la vida consagrada, dad que cierra a los amigos en un círcu-
profundo de los tesoros antiguos, no con la ventaja de u n a posterior profundi- lo de egoísmo; la búsqueda de satis- 3. RAZONES A FAVOR. —La mujer tiene
bien explorados todavía, que permita zación. facciones puramente materiales, donde intuiciones que el hombre generalmente
realizaciones aparentemente audaces, el gran ausente es el amor. Cuando es- no tiene, por ese poder adivinador que
pero de acuerdo con el tipo de los co- tas aberraciones se dan entre personas le viene del corazón. Reconozcamos que
mienzos, y tal vez más cercanas que II. La amistad heterosexual y sus del mismo sexo se llaman «amistades a menudo el hombre, absorto en sus
otras al cristianismo primitivo, de suerte condiciones particulares», término poco feliz que proyectos y realizaciones, pasa junto
que la vieja religión recobre su novedad puede designar formas de verdadera y al hombre sin advertir su presencia, sin
1. PREMISA.—Presentamos, a modo propia homosexualidad. A este respecto
de juventud y vuelva a los orígenes» de premisa, algunas nociones de psi- esforzarse por entenderlo. Y si algo ve,
(J. Guitton, L'amour humean, París 1948, recomendamos la lectura de la voz ve el lado débil, las faltas en relación
cología, de metafísica y de moral. En Amitié del Dictionnaire de Spíritualité
240-242). primer lugar, la psicología de la amis- con el pensamiento y la acción, y las
(col 504-513). Aquí trataremos, con echa en cara con franqueza cruel e in-
Hemos citado a un pensador que, si tad. Podría describirse, siguiendo a mayor profundidad que el autor del
Vansteenberghe, como u n a atracción justa. Son raros los amigos verdaderos
bien se encuentra entre los avanzados, artículo (col 525-526), el tema de la
mutua que tiene como causa propor- en quienes se fusionan claridad e in-
es de tal ponderación que sus afirma- amistad entre hombre y mujer.
cionada u n a emoción íntima de amor, dulgencia y son capaces de infundir
ciones pueden acogerse sin desconfian-
y como meta u n a unión profunda, de valor. Por eso mismo es raro también
za alguna por los espíritus más cautos.
naturaleza espiritual más que sensible, 2. LA AMISTAD CON LA MUJER.—En que el hombre confie al hombre ideas
Podríamos aducir otros testimonios que
hasta la unión de las almas (a. c, general, todas las exaltaciones de la y proyectos, porque teme que no le
discurren en el mismo sentido, por
col 504-505). Con u n a descripción tal amistad del mundo clásico, repetidas animen o que se burlen de él. La mujer,
ejemplo, los de Berdiaev y Teilhard de
de la amistad, piense lo que piense el enfáticamente por los humanistas al en cambio, sólo con que tenga u n poco
Chardin. ¿ Qué hay de verdad y de uto-
autor del artículo, no se ve en qué se descubrirse la cultura antigua, parecen de equilibrio y madurez espiritual, puede
pía en estas aperturas sobre u n futuro
diferencia del amor, si se prescinde de dejar entrever la falta de estima de los en ciertos casos ser confidente y amiga.
que, según se expresa el jesuíta fran-
los sujetos que viven uno u otro senti- valores más auténticos del amor hu- Cree desde el principio en una idea
cés, terminará por verificarse «pronto
miento con tonalidades y modalidades mano, y, por lo mismo, de la mujer, grande y hermosa, y aun sin haberla
o tarde», «a pesar de nuestra increduli-
dependientes de su ser sexuado, en una quien por vocación natural, divina, está madurado la asimila y transmite con
dad»? ¿No es también posible captar,
relación que puede ser «espiritual», aun- llamada a vivirlo con el hombre. Ho- aquella docilidad que si, bajo cierto as-
tras las grandes fuerzas cósmicas, la del
que tenga componentes de carácter mero mismo exalta el amor de Aquiles pecto, la desacredita u n poco para una
amor de Dios? La respuesta depende
«sensible». hacia Patroclo por encima del que el búsqueda desapasionada más allá de los
mucho de la solución que puede darse
gran héroe tiene por Briseida, a quien confines de lo ya dicho y adquirido,
a la apasionante cuestión que desde hace La metafísica de la amistad nos revela tanto desea y ama. Sobre la exclusión bajo otro aspecto es u n a cualidad real..
siglos acosa la mente del hombre, del a su vez que e n el amor h u m a n o mis- de la mujer de la amistad, pesa la hipo- Se le ha atribuido u n poder que ilu-
más humilde al más genial: si hay mo, el más encarnado, precisamente teca pagana del ser femenino concebido mina e inspira. No puede negarse que
puesto en la vida h u m a n a para la porque es h u m a n o , la raíz primera del no como distinto del ser masculino, sino lo posea, y más de u n a vez el hombre
amistad-amor, y si tal amistad encuen- amor debe buscarse en el apetito ra- como inferior, capaz todo lo más de des- de genio h a confesado su deuda por la
tra en la gracia de Cristo el remedio cional, es decir, en la voluntad, que pertar apetitos animales. Montaigne es inspiración de sus más hermosas crea-
eficaz necesario para poder vivirse autén- bajo la luz directora del intelecto se del mismo parecer: «La amistad se nu- ciones.
ticamente en nuestra naturaleza herida mueve a fin de procurar al ser amado
antes de que se abran los cielos. tre de comunicación, lo que no es po-
todo bien posible. Un amor que tenga sible entre personas m u y dispares... No toda mujer, ciertamente, puede
En esta lucha, que no es retórico de- su primer origen en u n a simple emoción Kste sexo no ha podido lograrlo con estar cerca del hombre, ser amiga ver-
nominar «titánica», para encauzar las física y que no sepa elevarse por encima ningún semejante» (Essais, I, 28). dadera. Lo que importa es que posea
energías del éros hacia objetivos supe- de la sensibilidad n o merece el nombre Y Nietzsche lo subraya con estas pala- una verdadera riqueza interior. No se
riores de civilización, la vida monástica, de amor en el h o m b r e , y hasta los mis- bras: «La mujer no es a ú n capaz de necesita para ello una grande cultura,
que ya en el pasado se apuntó muchos mos paganos lo maldijeron por ser una amistad». Gracias a la real aunque lenta sino algo que comunicar en el plano
méritos al hacer prevalecer los valores pasión ciega, c a p a z sólo de engendrar fermentación del Evangelio en la so- espiritual. De ahí que, en tiempo en
cristianos de la amistad, tiene hoy una dolor y ruina. ciedad, están cayendo muchos prejui- que apenas existía instrucción, mujeres
función insustituible, y podrá tenerla La moral de la amistad, tras haber cios, y se le reconocen a la mujer, hoy iletradas tuvieron un grande influjo en
aún mayor en el futuro. Los consagra- recordado que es u n bien en sí misma más culta, esa igualdad con el hombre hombres contemporáneos. Basta re-
dos, incomprendidos por ciertas men- y en sus efectos - p o r lo que puede de- que establece, junto a la alteridad pro- cordar a Catalina de Siena o Teresa de
talidades incluso eclesiásticas, por la searse cuando es v e r d a d e r a - nos re- videncialmente complementaria, la po- Jesús. Tampoco hay que olvidar que el
misma naturaleza de su compromiso cuerda los deberes, particularmente el sibilidad de u n a amistad realmente en- influjo verdadero de la mujer, si es lo
están destinados a u n a misión verdadera de la fidelidad, q u e impone diversas co- riquecedora que no niegan las mejores que debe y a m a de verdad, no depende
y propia en el sector de la amistad: sas. Desde el p u n t o d e vista positivo: Inteligencias, al menos por lo que toca de lo que comunica exteriormente, sino
como las puntas extremas de una bús- pensar bien del amigo, procurarle todo n la institución matrimonial, donde de lo que es: su verdadero influjo se
queda destinada a aportar u n a gran luz el bien posible, conformarse lo m á s que sitúa más en el plano del ser que del
Amor y amistad - 40 41 Amor y amistad

dar. Lo que, por otra parte, hay que Journal de la gran convertida. Sin em- está en que comienza por la belleza ex- este amor es m u y raro. Se trata de un
asegurar siempre es la atmósfera divina bargo, atento a los peligros que tan terna y en ella se detiene con la ilusión secreto, como cualquier verdadero amor,
donde únicamente vive y se mantiene profunda relación ordinariamente im- de que es espiritual, como si sólo se y pocos, muy pocos pueden entenderlo.
la amistad. Según la acertada frase de plica, no escribe palabra alguna de la tratara de u n medio para subir a Dios, Quien pueda entenderlo, sin embargo,
Louis Lavelle, se ama siempre más allá que pueda deducirse su legitimidad. En mientras que por tal camino el hombre que lo entienda».
de nosotros mismos, ya que no pode- realidad, existen «amistades» que tien- va alejándose cada día más de él a
mos amar en nosotros mismos más que den hacia el «amor» y que dan lugar, causa de u n a amistad que sólo merece 7. EL FUNDAMENTO TEÓRICO DE LA
la fuente misma del ser y de la vida según La Bruyére citado por Vansteen- el nombre de «mundana» (Sant 4,4). POSIBILIDAD DE CIERTAS RELACIONES.-Se
(De l'acte, 517). En favor de la amistad berghe (a. c, col 525), a un lazo que Por su parte la Iglesia se negó siempre deriva de la naturaleza misma del amor
heterosexual podemos aducir el testi- constituye «caso aparte»: ni «pasión» a reconocer la legitimidad de tales re- sensible en el hombre. Charles V. Heris
monio de Simone Weil, muy válido por- ni «amistad». Si se presenta la sensi- laciones. En tiempo de los trovadores pone de relieve en su estudio sobre la
que esta mujer era tendencialmente bilidad, lo hace penetrada de razón; y fueron explícitamente condenados por espiritualidad del amor (o. c, 78ss) que
pesimista frente a las realidades crea- si se ha experimentado ante todo como el magisterio, primero en París (1277) no sería acertado identificarlo con el
das, tendiendo a la huida más que al una comunicación espiritual y proviene y más tarde en Tolosa (1356). A pesar impulso primordial a amar, de que
recto uso de tales realidades. Esta mujer de una inclinación libre, instintivamente de todo, la herejía amorosa no ha ter- hablan los psicoanalistas, que es un
privilegiada, que en la conversación se advierte que es más que una amistad minado. De alguna manera estuvo siem- amor natural en términos de filosofía
privada manifestaba con amigos de su ordinaria: es el amor que desafía cual- pre presente y lo está hoy con la ilusión escolástica, es decir, u n a facultad de
nivel u n a fascinación insospechada en quier definición humana. de u n amor que quisiera, en medio de orden apetitivo que tiende ciegamente
quienes anteriormente no habían sen- una pasión malsana y con la libertad hacia su bien proporcionado (S. Th., 1,
tido por ella atracción alguna, ha ad- 5. No ES EL AMOR LLAMADO PLATÓ- de satisfacerla, conservarse puro lejos q. 1, ad 3), principio de fenómenos
mitido lo positivo de tales amistades NICO.-Una cosa hay que excluir, y es de todo esquema y de toda institución. psicológicos que sólo en un segundo
vividas, de forma superior, en el espí- el equívoco túrbido del amor llamado momento se manifiestan en el plano de
ritu: «Nada hay tan fuerte en las co- platónico, en todas sus formulaciones la conciencia como deseo o amor. El
6. UN FONDO DE VERDAD QUE DEBE
sas humanas, para mantener la mirada antiguas y modernas. En el pensa- amor sensible es u n a pasión de la sen-
intensamente abierta a Dios, como la SALVARSE.—Sin embargo, en las falsas
miento platónico el objeto amado no doctrinas y en las aberraciones que se sibilidad, pero la sensibilidad de que se
amistad de los amigos de Dios» (At- es en sí mismo más que la ocasión de habla en el hombre no es la sensibilidad
iente de Dieu, París 1950, 81). siguen podría entreverse u n fondo de
u n a ascensión del espíritu hacia lo ab- verdad que debe salvarse, la intuición de u n animal, incapaz por su naturaleza
solutamente hermoso y amable, y el confusa de u n a realidad innegable. de elevarse por encima de lo que es
aima n o debe quedar prisionera de lo Aunque ios escépticos y difamadores se sensible y, por lo mismo, incapaz de u n
4. MÁS ALLÁ DE LA AMTSTAO. - H o m -
que es sensible y mortal. Mas i no parte sonrían, existe un «amor» que no por amor que no sea amor de concupiscen-
bres tan cautos como Jacques Maritata cia. La inteligencia y la voluntad hacen
reconocen que la renuncia apriorística el antiguo filósofo de la belleza de los ser «espiritual» es menos profundo y
cuerpos y las formas? Un amor que h u m a n o : el amor humilde y casto que al hombre capaz de un amor de pura
a toda amistad femenina terminaría benevolencia, donde el objeto es ama-
por ser «un daño grave para el mismo procede de u n a emoción que quisiera desconfía de sí mismo y es por eso
ser estética y religiosa, pero que en mismo cauto y prudente, auténtico a do por sí mismo. Nuestra sensibilidad
progreso y afinamiento de la vida mo- está impregnada de espíritu: es la sen-
ral» de un hombre. No daña, sino que realidad despierta por su naturaleza toda costa, que nace de Dios y produce
impulsos primitivos del instinto, sin in- frutos divinos, que no causa tristeza o sibilidad de un ser espiritual. Espíritu
ayuda, si no se la busca por sí misma y sentidos se encuentran frecuentemente
y si se la somete «a u n a atenta vigilan- tervención del espíritu que dirija y con- envilece como el otro, que infunde ale-
trole, en superior dimensión, de natu- ría, que no esclaviza, sino libera. La en conflicto, y no tener en cuenta este
cia interior» (Carnet des notes, París antagonismo puede ser fatal a un amor
1965, 349). Lo que no se atreven a raleza decididamente teologal, conduce agiografía ofrece buenos ejemplos.
anticipadamente a quien se deja llevar Peter Lippert le dedica en Carta a un que se quisiera puro y desinteresado.
admitir algunos todavía —seguramente Pero no neguemos a priorí la posibilidad
más en el plano práctico que en el teó- por ella a todas las aberraciones y ex- convento (Herder, Barcelona) páginas
travíos. Quien quiera entender bien el Inolvidables, exaltando alianzas «sin de síntesis: bajo el impulso de la gracia
rico— es u n a amistad llevada a tal divina el a m o r sensible puede servir a los
profundidad que se confunda con la peligro de tan astuta mimetización de lazo externo visible en el espacio y el
las pasiones menos nobles del hombre, tiempo» en nada inferiores al connubio fines de u n amor de voluntad digno del
que Raissa Maritain llamaba «amor» hombre. Y eso incluso fuera del matri-
en su diario espiritual, no como algo relea la pequeña obra maestra De h u m a n o : «Que dos personas que se
contemptu mundi, diálogo donde Petrar- «man así en altura y profundidad, monio.
inferior en el sentido de los impedimen-
tos ordinarios, antiguos y modernos, ca presenta al desnudo su alma en u n a donde todo es único, concluyan u n a
conversación de tres días con san alianza entre ellos para vivir en estado Hay que admitir que la pasión, exal-
sino como algo más pleno en cuanto el
Agustín, en presencia de la Verdad. matrimonial, visible y bendecido por tada por la sensibilidad, conduce nor-
amor se contrapone a la amistad, en
En la empresa desesperada de defen- Dios, o bien que concluyan entre ellos malmente a personas de distinto sexo
u n don total en que no se da sólo lo
derse a sí mismo y a la mujer de sus una alianza sin lazo externo visible en a la unión conyugal, pero como acer-
que se tiene, sino lo que se es, hasta
sueños, el poeta termina por admitir el espacio, para abandonarse mutua- tadamente dice Heris, «no hay que
llegar a constituir según el espíritu
que su amor p o r Laura n o ha sido tan mente a Cristo y encontrarse en él y darse demasiada prisa por identificarlo
u n a verdadera unidad indisoluble.
puro como quisiera hacer creer. Re- sólo en su corazón, n o constituye u n a con... el amor físico. Verdad es que
Jacques Maritain no dirime la cues- conoce que h u b o un tiempo en que diferencia sustancial, es lo mismo, por- muchos autores no dudan en hacerlo.
tión porque no se expresa sobre la po- sus deseos no e r a n en modo alguno que en los dos casos es una unión en Sucede así por el hecho de que en
sibilidad de un «amor» auténtico fuera honestos, y que si no llegó a ciertos Cristo. Así era seguramente la relación ciertos ambientes, a los que hace eco
del matrimonio y del comercio sexual. extremos el mérito no fue suyo, sino entre san Francisco de Asís y santa la literatura más difundida, no se co-
Tampoco puede hacerlo sin contrade- de la mujer a m a d a , que no se dejó ('lora, así la de los santos en el cielo, noce más amor que el que tiene como
cirse con su experiencia personal, pues doblegar ni c o n ardientes ruegos ni de quienes dice el Salvador que no se objeto directo e inmediato la unión
parece que vivió su amor a Raissa con con suaves palabras. cusan nunca y, sin embargo, nadie está carnal» (o. c , 82). Entre «amor» sensi-
austerísimas renuncias, lo que viene a Inri cerca entre sí como ellos. Cierto que ble y «amor» físico hay u n a distinción
confirmar cierta tensión dramática del El error del a m o r llamado platónico real. Es significativo que santo Tomás
Amor y amistad 42 43 Amor y amistad

trate del amor a propósito de la pasión 9. UNA OBJECIÓN.-A1 amor sensible Expresando todo esto con términos quieras» (san Agustín). Pero siempre es
de la sensibilidad (l-2ae. q. 26 y ss) sin le hacen u n a grave objeción tanto quie- de psicología racional, es verdad que posible salirse de la verdad y del ver-
aludir al amor físico. Es verdad que no nes siguen las doctrinas freudianas como entre actos instintivos y actos espiri- dadero amor, mintiéndonos a nosotros
hay que ser indulgente con un psicolo- los espiritualistas a ultranza. El amor tuales hay heterogeneidad, pero el es- mismos y cayendo así poco a poco en
gismo vacío, pero tampoco son justas sensible, especialmente cuando no des- píritu redunda en los sentidos, impreg- mala fe hasta llegar a hacer de nuestra
las posiciones demasiado absolutas que emboca en un verdadero amor h u m a n o nándolos de su influencia secreta: ¿no vida u n a mentira. Por ese camino nos
pretenden ser claras y decididas cuan- y quisiera permanecer virgen, ¿no sería sucede, por ejemplo, que el gozo espi- desviamos de Cristo y. por lo mismo,
do simplemente son falsas. «La regla de u n simple sucedáneo o la sublimación ritual se manifiesta en gozo sensible? del amor.
nuestro camino aquí abajo n o es en en sentido deteriorado del amor físico? Pasando al límite, concluye Thibon, c) Madurez espiritual. Rainer María
modo alguno la de huir de la materia, El instinto primordial que empuja u n llegamos a la resurrección y glorifica- Rilke tiene una página muy citada en
ni la de esquivar, según las diversas sexo hacia el otro, ¿ no sería, más o me- ción de la carne: «una carne cuyos la que reitera a los jóvenes la necesi-
vocaciones y los diversos grados de nos camufladamente, la única verda- instintos, liberados de la finalidad ma- dad de una madurez que se adquiere
virtud, la expresión física de nuestro dera razón de ciertas relaciones que se terial, serán del todo espiritualizados. con los años, sin la que no es posible
afecto, sino más bien la de situar sin dicen espirituales? Para responder, tra- Cuando Cristo responde a las rudas hacer el don de sí mismos inherente
descanso la materia y los signos de temos de captar el punto de vista de objeciones de los judíos sobre los bien- al amor: «Amar es difícil. El amor de
amistad frente a un espejo interior un agudo pensador, Gustav Thibon. aventurados -et erunt sicut angelí D e i - un ser h u m a n o es probablemente la
para que sean un rayo de la santidad Frente al amor h u m a n o de naturaleza no quiere decir que serán asexuados prueba más difícil para cada u n o de
de Dios y vayan derechos hacia perso- «espiritual», no debería verse necesa- como los ángeles, sino que su sexua- nosotros...; el don de sí mismo es un
nas amadas por él. o lo que es lo riamente una transformación falsa de lidad estará libre de la polaridad animal cumplimiento: el hombre mismo puede
mismo, en la plena verdad de lo real» la energía del instinto, el medio indi- de aquí abajo, de su carácter genital. no ser capaz» (Cartas a un joven poeta,
(A. Marechal, Des mes peurs a ma per- recto con que de forma cubierta se Esta armonía puede y debe comenzar Siglo Veinte, Argentina). Sólo u n a per-
sonnalité. París 1966, 172). satisface la sexualidad inhibida. Al lado en la tierra» (o. c. 73). Es el misterio sona bien integrada y madura sabe amar
de las falsas sublimaciones, que son u n a pascual, vivido con el mayor esplendor con el amor que respeta la soledad del
impura mezcla de sentido y de espíritu, por los santos, que precisamente por otro y conserva intacta la propia. Quien
8. ARTIFICIOSIDAD DE CIERTAS CON- hay otras sublimaciones verdaderas: haber tenido el valor de morir más con deja pasar el tiempo en experiencias
TRAPOSICIONES.-A la luz de estos pen- n o lejos del instinto, sino con el instinto. Cristo, gustan ya en la tierra algo de la prematuras corre el riesgo de perderse
samientos se comprende que ciertas El instinto aporta su contribución a la resurrección en un cuerpo espiritua- a sí mismo y al otro. Verdad y since-
contraposiciones entre amistad y amor plenitud h u m a n a también, aunque n o lizado, de tal forma que les hace apa- ridad plenas son posibles en concreto
no resistan a un examen critico. Suele en su polaridad animal, sino transfi- recer a nuestros ojos más como ángeles únicamente a la persona espiritualmente
decirse que mientras el amor tiende gurado por el espíritu: «El instinto subli- que como hombres. madura. Como criterio de madurez es-
fogosamente a su objeto, la amistad lo mado se asemeja a u n a nube atravesada piritual y cristiana Hans Urs von Bal-
hace con calma y serenidad; que el por u n rayo de sol: el agua que la thasar da el sentido de la cruz: «Madu-
amor pone en movimiento la sensibili- compone nada pierde de su naturaleza; 10. CONDICIONES DE LA AMISTAD HE- ro es quien n o tiene ya necesidad de
dad donde la amistad se llena de razón. el astro sólo la ha elevado por encima TEROSEXUAL.—Podemos, por tanto, con- que se le obligue desde fuera a morir
El primero tiene como punto de mira la del pesado contacto con la tierra, im- cluir que la amistad heterosexual, con a este mundo, porque libremente, u n a
unión física, la segunda la fusión de las pregnándola enteramente de luz. Puede la aportación innegable de un instinto vez para siempre, ha crucificado la car-
almas. Aunque templa un poco sus compararse con u n a flor destrozada, transfigurado, es posible. Pero exige ne con sus pasiones y concupiscencias»
afirmaciones, de este parecer es el deshecha en perfume, que conserva condiciones bien precisas que podrían (¡Quién es un cristiano?, Guadarrama,
mismo Vansteenberghe. Después de lo cuanto tiene de puro y hermoso al tiem- condensarse así: estar en la verdad, no Madrid 1967). No son necesarias pro-
que se ha dicho resulta claro que el po que desaparecen sus límites y rudeza. mentirse a sí mismo, madurez suficien- hibiciones cuando la regla está dentro
amor verdadero está penetrado por el Si no fuera por el poco feliz uso que te y, juntamente con la debida ascesis, y no se pretende más que lo que Dios
espíritu, no tiende a su objeto con vo- se hizo de él, el término freudiano la aceptación de las purificaciones pro- quiere.
racidad, no es esclavo de impulsos irra- "übertragen" resultaría admirablemente videnciales del dolor.
cionales, no se lanza necesariamente revelador: conducir allende. No hay for- a) Estar en la verdad, ante todo, que A) El dolor. A u n a perfección como
hacia la unión física. Es verdad que el m a que mejor simbolice este gesto pro- es la que libera Qn 8,32). La primera ésta n o se llega por la simple ascesis
«deseo» abandonado a sí mismo es fundo, por el que el instinto vibra y fo- verdad en discusión es la de la doctrina: personal, por muy severa que sea: se
causa de conflictos, pero encuentra en caliza, más allá de si mismo» (Ce que una doctrina que. sin ignorar la gracia necesita la eficaz colaboración del do-
el «amor» su eñcaz moderador (cf L. La- Díeu a uní París 1962, 72-73). saludable de la redención y los recur- lor. Gustav Thibon abunda en acerta-
velle, Traite des valeurs, París 1955, 2. sos que procura al cristiano la fuerza das imágenes (o. c, 48-49). Para que
182-185). Por eso se necesita la guía de la resurrección que actúa en él los sentidos, cuna del ideal, no vengan
interna del espíritu y debe tenerse siem- Si la sublimación es verdadera, puede
definirse «como un reflujo ascensional (Flp 3,10), tenga en cuenta en su justa a ser tumba, es preciso que intervenga
pre presente a los ojos la «persona». medida la herida abierta en el hombre el dolor. Acosado por el dolor, el elemen-
que siempre hay que promocionar, re- del instinto hacia las fuentes inmate-
riales del ser h u m a n o , como integración por el pecado. No tenemos la plenitud to sensible de un afecto profundo pierde
nunciando en el encuentro no al propio de la salvación (Rom 8,24) y no he- ciertos matices de indiscreción y limi-
ser sexuado y a sus legítimas manifes- cualitativa de l o s ritmos sensibles, en
la pura melodía d e la vida interior. Sub- mos de presumir de nosotros mismos. tación q u e posee y adquiere una trans-
taciones, sino a todo lo que podría cons- Un segundo lugar está en discusión la parencia y calma «vespertinas». El des-
tituir un obstáculo, por n o ser auténtico, jetivamente está acompañada de un
sentido de equilibrio, de paz y de ple- verdad de la vida, en la decidida nega- garro y el silenció de lo sensible viene
a la fusión de las almas con Dios. Pero ción de todo cuanto en la relación no a ser el preludio de la resurrección, en
de ninguna manera será justo oponerlo nitud íntimas, con u n a impresión de
libertad en relación con las servidum- es auténtico. una «síntesis pacífica de luz y de llama».
a la amistad, situándolo en un plano «Quien en el hombre rechaza la cruz
inferior. Eso sería pagar sin querer la bres y resonancias d e los apetitos infe- b) Auténtica sinceridad. Quien es fiel
riores y con u n a transparencia espon- no sabe qué es la cruz y qué es el hom-
propia deuda con una concepción his- a las exigencias de la verdad está en
tánea de todas l a s profundidades de la bre» (o. c , 87-90). Ciertas purificacio-
tóricamente superada. la libertad verdadera y no tiene nece-
naturaleza a la l u z de la idea» (o. c , 70), nes pasivas, en almas que estuvieron
sidad de consejos: «Ama y haz lo que
Amor y consagración 44 45 Amor y consagración

unidas entre si por una amistad muy m a n a bienaventuranza imaginada por tiene su particular modo de ir hacia ma de amor h u m a n o que no puede
profunda, tienen algo misterioso y a la antigua filosofía helénica al final del Dios que debe respetarse y que se diría expresarse con los términos corrientes:
primera vista incomprensible. El mismo camino ascendente del amor. en contradicción con la experiencia de u n a amistad profunda que también es
Dios que las ha unido parece que en u n una relación más profunda que la de amor en el hombre y la mujer. Erizada
cierto momento las separa mediante u n E. M. Gentüi la amistad desasida, según los esque- de problemas para el laico más com-
despojo tan doloroso que penetra en mas aristotélicos reformulados por san- prometido cristianamente, ¿sería posi-
lo más profundo de la médula. La BIBL.: Aelred de Rieval, De spirituali amicitia: to Tomás de Aquino en la Summa: la ble en la vida consagrada? Los autores
amistad, querida por Dios, se les pide PL 195, 659-702.-Agustín, Confesiones, 1. 4, fuerza idealizadora del éros no debería que abordan este tema no están de
como en holocausto sobre el altar del c. 4-13.-Antoine P.. Sens de la sexualíté tener parte alguna. De esta opinión son acuerdo. Unos insisten de tal forma en
corazón, a fin de que el corazón per- húmame et recherche a" une etique, en Sexualíté aún hoy quienes se preguntan cómo el hecho de que el consagrado recibe
manezca suyo sin división, y no por- humaine, París 1966.-Aristóteles, Etica a Ni- puede uno mantenerse en la línea de de Dios complemento y plenitud que
que el amor de Dios y el de la criatura cómaco, 1. 8 y 9,-Biser E.. Freundschaft, en una vocación excelsa yendo tras un sospechan de toda «integración afecti-
Lexicón für Theologie und Kirche. col 363-364.—
sean incompatibles si se ama a la cria- Buber M., Yo y tú, Argentina.—Cicerón, Lae- sentimiento que normalmente conduce va». Todo lo más que puede tener con
tura como se debe, pues el amor de lius, de amicitia. —Cruchon G.. Iniciación a la a los dos partners al matrimonio. Ni u n a mujer es u n a relación de carácter
Dios «no hace número con los afectos psicología dinámica, Marfil. Alcoy 1965.-Dirl- siquiera les agrada que se plantee la objetivo, funcional, puesta la mirada
humanos» (L. Grandmaison, La religión meier Fr., Philos und Philia ím vorellenistischen cuestión —cuya extrema actualidad no sobre u n a obra común: cualquier re-
personnelle, París 1927, 88), sino por- Gríechentum, Diss., Munich 1931.-Eck M., puede negarse— por el peligro que com- lación de naturaleza «subjetiva» resulta
que la criatura, que ha tenido una Sodoma. Ensayo sobre la homosexualidad, Herder. porta la publicidad de tal problemática heterogénea ante su particular vocación
función providencial a lo largo del Barcelona 1969.—Elia Bouet-Dufeü, L'amitié (cf W. Bertrams, El celibato sacerdotal.
cette accusée, París 1968,-Francois de Sales. en un tiempo en que son tan numero-
camino, puede ahora retrasarlo tenien- Introduction á la vie devote, c. 17-22; Entretien sas las defecciones. Estas actitudes de Mensajero, Bilbao 1968). El instinto
do lejos de su mirada a aquel a quien 4 (de la cordialité); Lettres, passim, en Oeuvres prudencia a ultranza no encuentran sexual comienza de forma genérica y
debe conducir. Pero una vez que se completes, Annecy (vers. esp. en Católica. sólido apoyo en la historia y en la ex- progresa poco a poco hacia la donación
acepta esta misteriosa renuncia surge Madrid 1971).-Gancho C. Amicizia. en EÍTCÍ- periencia de la vida y no permiten genital, por lo que está en peligro la
de nuevo, en un plan superior, el amor. clopedia della Bibbia, col 375-377.—Gautier L. que progrese la teología espiritual sobre continencia virtuosa si los hechos que
En la profunda soledad, causada por la y Jolif J. Y.. L'Éthique a Nkomaque, Lovaina- un terreno realista y constructivo. En colaboran con el otro sexo no se limitan
París 1970, 1. 2. 2.-Geiger L., Le probléme
separación interior, comienza a adver- de l'amour chez St. Thomas d'Aquín, París cuanto a las defecciones, podría legí- prudentemente. Otros autores, aunque
tirse un vínculo nuevo, más estrecho, 1952.—Gentili E.. L'uomo, la donna e Dio, timamente pensarse que se van multi- reconocen lo necesaria que es la pruden-
no sólo con Dios, sino con los otros en Pinerolo 1968.—Guitton J., L'amour humain, plicando en relación también con el cia, no ven en una relación de carácter
Dios. La natural tendencia a la exclu- París 1948.-Herís Ch. V., Spiritualité de hecho innegable de que los consagra- subjetivo, si es constructiva y la guía
sividad, propia del amor sensible, ter- l'amour, París 1950.-Lavelle L., Traite des dos no siempre fueron educados pro- el espíritu, ninguna infidelidad a la
mina, gracias a la fuerza sublimadora valeurs, París 1955.—Lepp I., s.j.. Ruólo del- fundamente a una vida afectiva sana- opción de fondo por Cristo. Tal es la
del espíritu, en la inclusión de un amor l'amicizia nello sviluppo della personalitá, en posición de De Guibert (Les amítiés áans
Era senza Adamo, Asís 1967, 163-188.- mente abierta a los valores del amor y
que se abre a todos, viendo y amando Marechal A.. El mundo interior del hombre, de la amistad, en el respeto a los valores la vie religieuse, en «Gregorianum», 22
a todos en Dios, sin que por ello deba Nova Terra. Barcelona 1967,-Massabki Ch„ permanentes de la consagración, que [1941], 174), de Truhlar (Problemata
rechazarse ningún lazo sano. La uni- Eí sacramento del amor, Euraméríca, Madrid no deben peligrar. Por eso queremos theologica de vita spirituali lakorum et
dad realizada con el propio partner per- 1965.-Montaigne. Ensayos, 1, c. 28, Aguiíar, tratar sin vanos temores esta compleja religiosorum, Roma 1960, 78-79), de
manece como «algo hermoso y para Madrid, 1963.—Nédoncelle M., Vers une philo- problemática. Cruchon (Introducción a ¡a psicología
siempre». Y si el hombre, proyectado sophiedel'amour, París 19 57.—NelliR.. L'amour dinámica. Marfil, Alcoy 1967). Alguno
courtois, en Sexualíté humaine, París 1966.—
fuera de sí mismo por la fuerza estática Nygren A.. Eros et agapé. París 1962.- no teme usar aposta desde el principio
del amor divino, se precipita rápida- Palazzini P., Amicizia, en Dizionario di teoloqia el término «amor», como Browning,
mente hacia Dios, lejos de cualquier morale, col 54-56.—Paoli A., La persona, el 1. El problema y la respuesta de la pasionista americano (Religious and
esfera de gravitación terrestre, arrastra mundo y Dios, Argentina 1967.-Petrarca, 11 vida real leve, A new dimensión, en «Review for
consigo hacia él a todo cuanto ha mió segreto (trad. it. de De contemptit mundi), 1. DOS CONCEPCIONES CONTRASTAN- Religious». n. 4 , 2 7 [1968], 633-640).
amado santamente, seguro de encon- Milán 1924.—Platón, Lisias: El banquete, en Más que la integridad física, lo esencial
Obras Completas, Aguilar. Madrid 1972.— •Nis.-El sagrado celibato no comporta
trarlo entre sus brazos en su eterna Sertillanges A. D., L'amour chrétien, París la renuncia al amor h u m a n o en sentido a la integridad de la decisión virginal
mansión. La contemplación de Dios no 1920.—Thibon G., Lo que Dios ha unido, Ma- genérico, en cuanto es el amor de un es que no se comprometa la integridad
es u n a contemplación solitaria: se re- drid 1965.-Thomas Aq., Comm, in Ethic. 1. hombre que ama en Cristo a todos los de la donación del corazón. «Hay que
dobla el gozo del corazón precisamente 8 y 9; S. Til., 2-2ae, q. 65. a. 5: in 3 Sentent., hombres, sino en el sentido específico afirmar claramente -escribe Larraña-
porque es compartida. La célebre es- dist. 27, q. 2. a. 1.—Vansteenberghe G., Amitié, que solemos dar a la palabra: el amor ga— que nuestra vocación no nos im-
cena de Ostia en que Mónica y Agus- en Dictionnaire de Spiritualité, v. 1, col 500-529. pone el sacrificio indistinto de los afec-
como se vive en el matrimonio, con las
tín, en contemplación estática, se ele- componentes necesarias de naturaleza tos naturales en cuanto tales. Se pres-
van juntamente por encima de todo sexual-genital, el amor del tiempo pre- ta a equívocos indebidos y a varios
lo creado para sumergirse en Dios, es malentendidos kablar en esta línea de
mucho más acertada para configurar AMOR sente, que tiene un principio y u n final
"un solo amor" y de "un corazón indi-
porque se encuentra en el tiempo y que
el paraíso cristiano -alguien lo ha ob- Y CONSAGRACIÓN con la venida de Cristo ha sido hipo- viso". Como por la obediencia no re-
servado— que las largas filas de santos leciido. porque la vida eterna no cono- nunciamos a todo uso deliberado y res-
de ciertas pinturas medievales, firmes, cerá más alianzas destinadas a multi- ponsable de la toluntad, tampoco por
con la mirada fija en un triángulo sobre En voz aparte hemos tratado el pro- !a castidad renunciamos ni podemos
blema del amor y de la amistad. Que- plicar el número de los elegidos, cum-
el que brilla u n ojo resplandeciente, plido ya (Mt 22,30). La generación em- renunciar a todos los afectos humanos»
símbolo geométrico poco entusiasman- remos ahora profundizar en el tema (cf Larrañaga-íiordani, Vida afectiva
parentada con la muerte terminará.
te del Dios uno y trino. Y estamos a desde el punto de vista de la vida con- de ¡a religiosa, Paulinas, Madrid 1972,
Pero como hemos visto, además de la
mil millas de distancia de la poco hu- sagrada : ¡ es posible unir de forma exis- Forma Institucionalizada del amor hu- pp 91 y 94). El celibato por el Reino
tencial coherente los valores del amor iiimm en el matrimonio, existe otra for-
y de la consagración? El consagrado
Amor y consagración 46
Amor y consagración
no es u n a alternativa según el falso transfigurado por la fuerza sublima-
dilema «o Dios o el hombre». No se dora del espíritu. Es conocidísimo el la hagiografía y el influjo, con frecuen- testimonios de los sacerdotes, los tes-
trata de escoger entre Dios y un sim- ejemplo de san Francisco de Asís y cia decisivo, que en la vida de los tigos concuerdan en general que al
ple compañero de vida, renunciando santa Clara, que sugirió al mismo Freud más grandes santos ha tenido la amis- principio ha existido u n a actitud de
a la duliura del amor h u m a n o para la idea de que es posible en hombres tad de amor. Sin ella, no sólo no ten- reserva, de temor, de rechazo incluso,
poder tener en la propia vida u n amor excepcionales la transformación ética dríamos a san Francisco de Sales, tal de la mujer, o al menos grave perple-
de Dios puro y sincero, inalcanzable del éros en agápe. En cuanto a san Fran- como lo conocemos: tampoco a san jidad. Más adelante, gracias a u n a
en caso contrario. Se trata de la elec- cisco de Sales, todavía hay quien se Juan de la Cruz, santa Teresa de Avila lenta maduración, llegan a descubrir
ción positiva de un modo de existencia siente a disgusto cuando oye hablar de y los demás santos que a través de la posibilidad y utilidad de u n a amis-
natural y sobrenaturalmente significa- su famosa amistad con Chantal. El amistades muy profundas progresaron tad femenina vivida coherentemente, y
tivo, no con vistas a u n valor cualquie- conocido epistolario, aun con los re- por los caminos del Señor. cuando tal amistad nace se la siente en
ra, arte o cultura, sino a la propaga- cortes a que lo sometió la santa, re- seguida como u n don muy grande.
3. TESTIMONIOS DE HOY.-Ya sabe- Ninguno esconde el riesgo de la em-
ción del Evangelio. Cabría, por tanto, sulta muy incómodo a quienes man- mos cómo acogen en general esta do-
en la vida del consagrado, si tal es la tienen u n a actitud personal de descon- presa y la necesidad de severas exigen-
cumentación quienes no simpatizan con cias de oración, de prudencia, de dis-
voluntad del Señor, cierto amor hu- fianza sobre ciertas relaciones. Tan in- la idea: insisten en el carácter excep-
mano a condición de que tenga las cómodo que hubo quien se sintió em- creción, de humildad, de total hones-
cional. Quienes por el contrario espe- tidad y rectitud, con pleno respeto de
condiciones de todo amor cristiano y pujado a rechazar la autenticidad de ran u n a palabra clarificadora, subra-
pase a través de la muerte en el misterio las cartas «que plantean el problema», la vida y de la vocación del otro. El
yan con desilusión que tales personajes sacrificio y la renuncia son, por tanto,
pascual. víctima inconsciente de u n a priori que pertenecen a la historia pasada y que
no honra al historiador. Empresa des- una exigencia reconocida por todos.
su halo semilegendario no permite ver Rectamente vivida, a la luz de esta fe,
2. LA RESPUESTA DE LA HISTORIA. LA esperada, como demostró magistral- de qué modo se realizó concretamente
mente A. Ravier, apenas tuvo las «prue- la amistad, más que frenar el arrojo
AMISTAD DE Los SANTOS.-La realidad esa amistad. Por eso nos h a n parecido del sacerdote y hacer de pantalla entre
histórica está a favor de esta segunda bas», tanto tiempo esperadas, sobre Importantes, para el progreso de la
tres documentos considerados apócri- él y Dios, es u n a gran ayuda.
posición, más abierta, a no ser que cuestión, los testimonios recogidos por
quiera negarse el valor de esta reali- fos (Le testament de 1617 et les faux el vicario episcopal de París, Jean Los sacerdotes de las diversas histo-
dad histórica de hombres y mujeres autographes de saint Francois de Sales, llarang, en «Supplément de la Vie spi- rias hablan de u n sentido profundo de
cuya existencia ha sido más eficazmente en «Revue d'histoire de I'Église de ritueUe» de mayo de 1969 (207-216). Se agradecimiento a Dios, de u n a sacu-
redimida: los santos. France», t. 3, [1967]. 127-152). Por mi trata de u n a publicación parcial, selec- dida interna de la oración, de u n a sen-
parte he demostrado suficientemente, cionada, de los documentos, en atención sación de profunda felicidad en su vo-
En los mismos tiempos apostólicos estudiando desde el comienzo la histo- a la conciencia eclesial todavía muy cación, de u n conocimiento y un amor
podemos rastrear si queremos los pri- ria de la célebre amistad basado en do- verde sobre el tema, pero en lo publi- crecientes por Dios. Por lo que respecta
meros atisbos de amistades límpidas y cumentos históricos, que la naturaleza cado hay indicaciones valiosas. A los a los hermanos, cuyo amor es piedra
plenificadoras, donde la fuerza ideali- de ese afecto fue más allá de la amis- testimonios de los curas franceses añado de toque de la verdad de nuestro amor
zadora del iros ha debido entrar de al- tad, mereciendo el nombre de amor, por mi parte otros de primera m a n o de a él, se dice que la experiencia es de-
guna forma. Y seguramente no sería u n amor no restringido sólo a Chantal sacerdotes italianos de u n o y otro clero finitiva en el sentido de que dispone a
difícil encontrarlas en la probable ins- —como permite entrever una lectu- que discurren en esa dirección (Cort- entender mejor a «hombres y mujeres
titución de la misteriosa «mujer her- ra atenta del epistolario—, verdadero sacrazlone e amore, Turín 1972, 52-68). jóvenes; a mirar con simpatía a quie-
mana» a quien renuncia san Pablo y y profundo, justificado plenamente por Y extendiendo nuestro interés al mundo nes se a m a n y a quienes la vida obliga
que tenía derecho a llevar consigo en el influjo que sobre su vida y es- de las consagradas, hemos presentado a estar lejos», a tener «contactos ma-
sus peregrinaciones como los demás p i r i t u a l i d a d t u v o la célebre mujer una documentación muy copiosa sobre yores y m á s naturales» con la gente, al
«apóstoles» (1 Cor 9,5). La vida mo- (cf E. Gentili, L'uomo, la donna e Dio, sus amistades (o. c, 69-98). tiempo que se advierte «una impresión
nástica conoció desde el principio las Pinerolo 1968, 287-342). Podríamos de expansión, de interés vivo por todo
más bellas amistades sobre las que po- aducir otros nombres de santos y hom- Estos testimonios confirman u n a rea- lo humano». Juntamente con el sen-
dríamos aportar u n a rica documenta- bres de Dios que h a n recorrido estos lidad vivida; en el pasado y en el pre- tido de expansión se señala también u n
ción: san Gregorio Niseno y santa Ma- caminos singulares. En el siglo pasado, sente, en hombres y mujeres de rectitud sentido de verdadera y auténtica «libe-
crina, santa Melania y san Rufino, san Dom Guéranger, abad de Solesmes, en a toda prueba, no necesariamente ex- ración», en los planos más diversos, con
Jerónimo y las damas del Aventino (en cuya vida entraron al menos dos muje- cepcionales, se dan las condiciones para una capacidad nueva de ver con mira-
especial santa Marcela y santa Paula), res, Madame Swetchine y Cécile de la una relación que bien puede llamarse da serena las realidades humanas, de
san Bonifacio y santa Lioba, san Ber- Bruyére. En nuestro siglo, Dom Colum- «amor», como manifiestan algunos do- comprender, de responder, y, donde
nardo y Ermenegarda, etc. Son intere- ba Marmion, conocido autor espiritual cumentos. No se trata, por lo demás, no es posible una respuesta, de escu-
santes en el oriente cristiano las cartas por su insistencia en la unión con Dios de u n a experiencia del todo nueva e char. Y n o se señala «ningún problema»
de san Juan Crisóstomo a Olimpíada, y con Cristo, ideal del monje, en cuya Increíble para los directores espirituales en relación con las pruebas enojosas
viuda muy joven que formó parte de abadía de Maredsous se conservan cier- más expertos: se repite por todas partes de sentido que con frecuencia desapa-
las diaconisas de Constantinopla: y en tas cartas suyas íntimas a afectuosas donde se encuentran naturalezas de recen por encanto cuando el sacerdote
occidente las del segundo general de los discípulas. inéditas todavía. Existen tam- fuertes exigencias. Pero debían llegar se siente realmente amado, o en rela-
Dominicos, el beato Jordán de Sajonia, bién escritos de Peter Lippert que abren estos tiempos nuestros p a r a que se en- ción con la superación de tentaciones
dirigidas a Diana Ándalo, abadesa del u n a ventana sobre la vida escondida contraran personas dispuestas a dar a las que acaso sucumbía en otro
monasterio de santa Inés, en Bolonia. y sobre las fuentes de su inspiración. un testimonio explícito, superando u n tiempo con mujeres de ninguna exigen-
Unas y otras manifiestan u n a unión En suma, si quisiéramos cerrarnos al explicable sentido del pudor y esa in- cia. Estas alusiones ofrecen sólo u n a
muy profunda de almas cuyo vínculo argumento del amor vivido en la con- neguridad que acompaña a todo verda- pálida idea de cuanto contiene la docu-
es Cristo, y abundan además en tales sagración nos veríamos obligados a dero amor. mentación que publiqué. Me limito a
matices humanos que no puede negarse ignorar las páginas más hermosas de hacer u n a s breves alusiones sobre las
que reciban su linfa vital de u n instinto
4. RELIEVES AL MARGEN DE LOS TESTI- religiosas, señalando que concuerdan
MONIOS.—Por lo que concierne a los
Amor y consagración 48 49 Amor y consagración

cuando afirman el beneficio real que existe y que se impone, descendiendo mera sin engaño. La difícil y oscura de realizarse la unión sacrificando va-
se deriva para la consagrada madura de de los principios a la realidad concreta, cuestión de la amistad amor es, a fin lores más altos, y nada debe estar si-
un afecto nacido de Dios y conducido la necesidad de afrontarlo de forma hon- de cuentas, u n a cuestión de búsqueda tuado más alto para el consagrado que
puramente en Dios. Poder satisfacer, rada, dispuestos a replantear muchas de la voluntad de Dios, u n Dios que si su consagración: su corazón debe per-
de forma adecuada a la propia voca- cosas que hasta hoy se tenían por ciertas puede hablar al corazón, puede asi- tenecer enteramente, y no sólo con pa-
ción, aspiraciones naturales profundas, por la simple repetición acrítica de afir- mismo hacerse entender. No puede re- labras, a Dios y a los hombres (ET 13).
conduce a la religiosa a aceptarse más maciones dictadas más bien por preocu- solverse más que a la luz de la opción Lo que no comporta, como hemos vis-
serenamente, a comprometerse con paciones de orden práctico. ¿Hay algo por Cristo y la Iglesia. La elección de to, la renuncia al amor, sino a lo que
mayor gozo en el trabajo, a vivir sus reducible a genuina experiencia cris- cierto amor h u m a n o que se compagina en él hay de exageradamente vincu-
relaciones con Dios de forma más ínti- tiana y religiosa en las experiencias que con la consagración puede hacerse úni- lante y exclusivo, y que amenaza con
ma y personal, a darse más generosa- presentan los testigos? Esta pregunta camente en función de la primera y obstaculizar u n a misión de servicio
mente a los demás. Lo subraya Giordani desvía la exposición sobre la importan- fundamental elección. universal. El consagrado debe conser-
en el citado estudio sobre la afectividad cia real del sacrificio del célibe por vo- var en todo momento la libertad inte-
de la religiosa y lo confirma nuestra do- cación y sobre la no fácil temática de 2. LAS RENUNCIAS DEL CONSAGRADO.- rior de decir «sí» a la más costosa lla-
cumentación. Una nota constante en los las manifestaciones que expresan el En casos particulares, en dependencia mada. El gran «tú» hacia el que debe
testimonios recogidos en Italia y en el amor. Pero antes es necesaria una con u n a verdadera llamada divina, el tender sin división, llevando consigo a
extranjero es el gozo y el agradecimien- aclaración. consagrado puede acoger en su vida todo el universo, es el Señor. Cualquier
to a Dios, u n a nueva fuerza para afron- el «amor». ¿Pero dentro de qué límites, si otro «tú» debe ser amado en él, según
tar cada día las dificultades y el peso ha de quedar a salvo la homogeneidad el orden establecido de su voluntad:
de u n a vida a veces dura al servicio II. Límites y posibilidades de su experiencia con el don del amor ni más ni menos.
de los hermanos, u n a capacidad ad- que antes ha hecho de sí mismo a Dios ?
quirida para «capitalizar el tesoro des- 1. CLARIFICACIÓN NECESARIA.—Los Cualquier otro «tú». Por tanto, no
testimonios a que nos hemos referido ¿Qué renuncias exigirá al afecto del se dice que deba existir u n a sola rela-
cubierto mediante u n a sencilla forma corazón ese paso de la muerte a la
de amar, capaz de acogida, de ternura, suscitarían en muchos probablemente ción profunda de amor, como dejaría
u n a actitud instintiva de defensa y de vida que no sin razón ha sido llamado suponer, aunque de forma dudosa,
abierta plenamente a todos». «el acto fundamental cristiano» ?
rechazo si pretendiéramos deducir un Vansteenberghe al hablar de la amis-
valor normativo para todos, como si Primeramente el consagrado debe tad perfecta (a. c, col 505). Son posi-
5. EL PROBLEMA EXISTE Y HAY QUE para su madurez personal el consagra- morir, más que al dinamismo de la bles varias «relaciones igualmente pro-
ABORDARLO CON HONRADEZ.—Al leer es- do tuviera que pasar necesariamente pasión del amor, que bien usado puede fundas de amor» -afirma B r o w n i n g -
tos testimonios y encontrar cosas tan por este camino o tuviera que recorrer- producir frutos muy saludables, a ¡a con tal que no se vivan en conflicto,
hermosas y consoladoras, uno se pre- lo una vez alcanzada esa madurez. No pasión desbordante, al amor romántico y cada u n a como si fuese única (a. c,
gunta por qué la conciencia eclesial ha es así, y sería peligroso incluso supo- que con hermosas apariencias de es- 637). Una concepción tan abierta de
de cerrarse, tomando partido frecuen- nerlo. Es ya u n testimonio válido el de piritualidad no es en el fondo más que la amistad amor en la consagración es
temente, ante testimonios que son, en tantos sacerdotes y religiosos a los que exaltación de los sentidos, amor de la única verdadera y si el consagrado
cierto modo, «Iglesia» si nos atenemos nada les falta y que nunca irían más deseo en sentido inferior, al servicio posee la necesaria madurez para vivir
a la expresión de san Ireneo: «Donde allá de u n a amistad ordinaria, de las inconsciente de la especie. Producto de debidamente cada relación, no merece
está el espíritu está la Iglesia» (Contra que no dan lugar a problemas. Además, una emoción física, no dominado desde censura ni ironías como si cediera a
haereses, 3, 4 : PG 7, 1-966). Una res- afirmar la necesidad de ciertas amista- arriba, nunca podrá ofrecerse a Cristo, un absurdo «celibato poligámico». No
puesta la ofrece la naturaleza misma des para llegar a la plena madurez y si no se le frena conducirá paso a puede ser tachado de polígamo, ni si-
del testimonio. El testigo se encuentra h u m a n a va contra la libertad de aquel paso a u n a ruina total, con la renuncia quiera sentimental, el sacerdote que
desprevenido ante quienes le piden un Dios que es m u y capaz de realizar con a u n a vocación de privilegio abrazada considera a la mujer de su relación
testimonio, y debe estarlo, pues n o es el solo don de su gracia lo que en otras maduramente u n día con el fervor de amistosa como un «tú» a quien trata
apodíctica su demostración, sino sólo circunstancias realiza con idéntica li- un amor sincero. La reflexión sobre la de promocionar de cualquier forma po-
una indicación, u n a declaración sobre bertad mediante una criatura humana. amistad amor, si por u n a parte destruye sible dondequiera que se encuentre. El
un valor que será reconocido si quien Quede, por tanto, bien clara en nues- viejos tabúes, impone por otra severas compromiso del sacerdote celibatario,
escucha no cierra sus oídos volunta- tro espíritu la convicción d e que el con- exigencias de mortificación y fuerte por su parte, no es, precisamente por
riamente y acepta reconocerlo. El tes- sagrado espera de Dios m á s que de na- sentido de responsabilidad al consa- la naturaleza de su específica vocación,
timonio se apoya en u n a experiencia die su perfección, por la relación de grado, sin la cual vendría a ser la más el de llevar adelante u n a familia natu-
a la que siempre pueden oponer los amor más directa por la que testifica desacertada e inadmisible utopía, y ral, por lo que no tiene sentido hablar
otros u n a experiencia contraria: que- esa posibilidad y belleza. En realidad, tendrían razón los pesimistas de dere- de monogamia ni de poligamia en el
rer insistir demasiado podría interpre- a u n quienes defienden esta libertad del cha y de izquierda que marchan ex- plano de donación a Dios y a los hom-
tarse como ilusión y orgullo. El humilde Espíritu, respetan, si son guiados por trañamente de acuerdo cuando la bres en que debe vivir su sacerdocio.
no rechaza a priori la idea de que en él, el camino de sus hermanos y admi- atacan.
su experiencia pueda infiltrarse algo ten que, al fin y al cabo, se trata más
contingente que no está realmente im- de una cuestión de lenguaje y acento En segundo lugar, el consagrado, 3. EL PROBLEMA DE LAS FORMAS DE
plicado en el valor que defiende (cf R. que de sustancia, puesto que la rela- aunque persiga justamente la unidad EXPRESIÓN.-Surge ahora la cuestión de
Mehl, Sociedad y amor, Fontanella, Bar- ción hombre-mujer, conducida de u n a que se encuentra en la intención de las manifestaciones externas de la amis-
celona 1968). No se da una documen- u otra forma, tiene su carácter positivo cualquier amor verdadero, incluso el tad amor. Si es verdad que u n celibato
tación, aunque sea muy verídica y cri- e insustituible en el plano espiritual. más elevado, debe renunciar a lo que auténtico n o tiene nada que ver con
bada, para forzar el consentimiento de Que asuma u n a determinada forma de- Jacques Maritata llama amor loco, el que una sexualidad de eunucos y en sus
quien piensa de forma distinta. Sin em- pende m á s de la iniciativa divina que Implica la decisión de realizar a toda relaciones con el otro el hombre debe
bargo, obliga a reflexionar. Hay q u e re- de la h u m a n a , y el problema verdadero costa con el partner amado u n a fusión aceptarse como hombre y la mujer como
conocer por lo menos que el problema a este respecto es el de reconocer la pri- de espíritu y de destino, mediante u n a mujer (cf K. Rahner, Carta abierta sobre
unidad indisoluble y exclusiva. No pue- el celibato), ¿ qué importa tal aceptación
51 Amor y consagración
Amor y consagración 50
sobreentendido, existe u n amor pro- Experiencias, inclinaciones, atracciones
en el momento preciso en que adver- legítimas deseables en un caso determi-
fundo de tipo afectuoso que se expresa y repugnancias se purifican mediante
timos que la amistad evoluciona hacia nado. Las normas que en concreto de-
en términos de amor sincero, de cono- la reflexión atenta de la oración, ale-
el amor y se ve en este amor algo ben seguirse son las de la «conciencia»
cimiento, de intimidad y de responsa- jando el deslumbramiento engañoso
realmente positivo por el Reino de y del «espíritu». Y conciencia y espíritu
bilidad que no puede expresarse con que podrían comportar y que condu-
Dios? no pueden prescindir del ser particu
las acostumbradas palabras humanas, ciría por senderos tortuosos a la ex-
Es preciso afirmar, en primer térmi- lar en que sitúa la consagración.
excepto tal vez con la más sublime tinción del vivificador diálogo con Dios
no, que la forma de conducir u n a rela- poesía. Aunque de aquí pueda surgir y con Cristo. Cuanto más crece la dis-
ción no puede resolverse en abstracto, 4. LA OBJECIÓN DE FONDO.-Quienes un deseo de unión física no por eso se posición a responder a su voz tanto
independientemente de la constitución, apelan a la unidad fundamental del invalida esta realidad. Superiores moti- más se madura.
de la madurez y de la vida concreta por compuesto h u m a n o y a la ambigüedad vos pueden exigir u n a renuncia, y esa
las que Dios conduce a los dos partners. natural del amor sensible hacen una En términos más sencillos, podemos
renuncia la realizarán de forma serena decir que es indispensable que el amor
Puesta esta premisa, ofrecemos el pen- objeción de fondo a esta exposición, personas maduras que en el corazón
samiento de dos autores, Browning y porque temen la «natural» propensión de Dios, que llamó y escogió para el
de su mismo amor encontrarán la fuer- Evangelio a un hombre, lo conquiste,
Galot. En un artículo ya citado anterior- del amor h u m a n o hacia la unión físi- ai para imponérsela con un total res-
mente, tras plantearse la cuestión so- ca. Al hablar del amor sensible respon- lo penetre hasta el fondo, lo posea tras
peto del ser amado (cf G. Cruchon. haberlo vaciado de toda búsqueda egoís-
bre si alguna manifestación física de dimos desde el punto de vista metafísico, Sacerdoce et célibat, en «Bibl. Ephm.
amor está permitida al consagrado, diciendo que el amor sensible no debe ta. Entonces y sólo entonces será capaz
l,ovan.», 28 [1967], 6 0 1 ; Anne Terru- de amar a los demás y a la misma mu-
Browning responde en estos términos: identificarse necesariamente con el im- we. Amor y equilibrio, Paulinas, Bilbao
«Sería muy fácil responder que debe pulso primordial a amar, apetito pro- jer sin equívocos. Sin esto no hay es-
1971, 7-11). En suma, de forma más o perama alguna de amistad coherente y
excluirse de forma absoluta cualquier piamente natural. La sensibilidad del menos fácil, en proporción con la mayor
contacto físico. Acaso sea la forma más hombre n o es impermeable al espíritu, menos aún de amistad amor. No puede
o menor conexión estrecha reconocida determinarse a priori cuánto campo se
segura, pero estamos tratando esta que puede guiarla de suerte que ayude entre la zona afectiva y la propiamente
materia desde el punto de vista de la a u n a forma de benevolencia verdade- necesite en la práctica para que el pro-
sexual, todos los autores admiten la ceso de impregnación por parte del
moral cristiana». Desde ese punto de ra para la promoción de la persona. posibilidad de u n a transposición del ins-
vista puede haber «inocentes manifesta- Puede y debe realizarse una síntesis en- ideal sea de tal suerte que permita u n a
llnto más allá de sí mismo, mediante u n a experiencia genuina. Ciertamente hay
ciones no sexuales» de afecto. En cuan- tre sentido y espíritu, i Tienen algo que verdadera sublimación. Sin embargo,
to a su licitud, sólo los dos partners decir contra esta posibilidad las moder- que hablar de años de lenta y progre-
comporta u n riesgo que no debe infra- siva maduración, con el alma centrada
pueden juzgar «en el aquí y ahora de nas ciencias psicológicas? En este sen- valorarse, por lo que terminamos in-
u n a decisión personal, tras atenta con- tido conviene profundizar el tema de- en Dios. Es ya significativo el ejemplo
sistiendo en dos puntos: la necesidad de san Francisco de Sales, quien a pe-
sideración de todo el conjunto» (a. c, mostrando que esas ciencias no tienen de u n a adecuada madurez y de u n a
636). Por su parte, Jean Galot, al tratar que oponer excepción alguna al res- sar de su no común preparación espi-
extrema docilidad al Espíritu. piritual. madurada en tiempos muy
el argumento de las manifestaciones pecto. Si en la hipótesis de Freud es
sensibles, dice que hoy se impone u n a verdad que afectividad sensible y se- largos de ascesis y de dolorosas purifi-
actitud más positiva frente al cuerpo y xualidad genital enlazan de forma muy caciones pasivas, inició su más cono-
5. NECESIDAD DE UNA ADECUADA MA- cida relación a les treinta y siete años.
la sexualidad, fundada en el misterio estrecha, y que la ternura de personas DUREZ.-Las relaciones de amistad he-
de la resurrección. El clima verdadero que no pueden concederse la relación Por su parte, Chantal tenía treinta
terosexual, más o menos profundas, y cuatro y acababa de salir de una
del consagrado no es la penitencia, sino normal sexual es la consecuencia de exigen ante todo una conveniente ma-
la templanza, como anticipación de la tendencias sexuales inhibidas, el fun- prueba terrible.
durez humana y, por lo mismo, una
vida consagrada del cielo. El modelo dador del psicoanálisis n o considera iictitud de oblatividad, capacidad de
que hemos de tener delante es Cristo. imposible u n a sublimación sana del diálogo y de inserción en la vida comu- 6. DOCIIIDAD AL ESPÍRITU.-NO pue-
quien no rechazó los sentimientos de instinto, aunque requiere hombres y nitaria, y sobre todo se exige u n a gran-
mujeres de excepción. de negarse al amor h u m a n o u n puesto
afecto sensible en circunstancias que de madurez cristiana y religiosa. en la vida del célibe por vocación, en
recuerda el Evangelio. «La castidad
La exposición sobre la madurez po- las amistades a las que no se sabe dar
consagrada excluye el afecto sensible Hay u n a segunda hipótesis según la
dría hacerse a la luz del discernimiento un nombre, cuando haya madurado y
de u n tipo bien determinado, el que cual, aunque se tenga en común la
seguro entre la voz amiga del resucita- Dios lo haya orientado por ese camino.
conduce al matrimonio, pero no ex- libido generalizada, ternura y genita-
do y la voz engañosa de la «carne» y Tales amistades entrañan u n a gran
cluye otras formas de afecto sensible. lidad son dos momentos distintos, se-
ile las potencias tenebrosas del infierno ventaja, innegable, cuando se las con-
Si se la vive como un amor más grande, parables. La ternura, que precede a la
IKf 6.12). El consagrado llega a la ma- duce con honradez y lealtad totales. Lo
podrá estar conforme con ciertas ma- experiencia, puede ser controlada me-
durez cuando entiende existencialmente delicado del problema está en discernir
nifestaciones de afecto, procurando evi- diante u n esfuerzo real de sublimación
que su «ser» es u n «ser con», n o con en la práctica qué ayuda realmente y
tar _ cualquier equívoco» (Les conseils de la energía sexual latente (cf A. Ver-
uno o con otro, sino con Cristo, el Cris- qué quiere Dios, lejos de todo posible
évangéliques et l'engagement áans le gote, Réflexíons psyclwlogíques sur le de-
to que lo ha «alcanzado» (Flp 3,12) y engaño que proceda de impulsos «que
Royaume, en «Forma gregis». 2 [1969], venir humain et chrétien du pritre. en
«separado» para el Evangelio (Me 3,14). ponen en movimiento u n a afectividad
132-133). Estas y otras autoridades «Supplément de la Vie spirituelle», [sept.
Ante esta inigualable comunidad de no suficientemente iluminada y guiada
q u e podríamos aducir apoyan la idea 1969], 376). Y eso n o es sólo posible
vida cualquier otra empalidece y des- por el espíritu» ISacerdotalis coelibatus,
de que si se admite la licitud de u n a hombres excepcionales, apax únicos
uparece. 77). Hay modos distintos de conducir
afecto entre consagrados hay que ad- en la historia de su siglo. Una tercera
una amistad según la naturaleza de la
mitir consiguientemente la licitud de posición es la de Pax Pagés, H. S. Sul- Con esta perspectiva, lo que se siente
relación que se instaura en la gracia.
alguna exteriorización. Lo delicado del livan. Alan Fromm, G. Crachon y Anne ramo fundamental es permanecer abier-
y será casta sólo cuando se respeta la
problema no está en saber qué mani- Terra we. Según éstos n o debe afirmarse tos y disponibles a la acción de Dios
naturaleza de tal relación. Sin esto, en
festación está permitida en abstracto, de forma general que todo amor es u n a V a la experiencia espiritual genuina en
vez de acoger y amar a otro como un
sino en discernir las manifestaciones derivación o u n a desviación del ins- In que se le acoge, no en el tumulto,
«tú», se le sitúa a nivel de cosa, de
tinto sexual. Al margen de cualquier sino en el blando soplo del Espíritu.
Amor y consagración 52 53 Amor y consagración
medio. Y entonces la relación evolucio- luntad del Padre, buscada, amada, se- modalidades de encuentro interpersonal Meer, recordadas con emoción por este
n a hacia lo inútil y lo complicado, y guida con la mayor perfección posible no menos profundas y dilatadoras que último años después, cuando era be-
hasta puede terminar en catástrofe. (Ef 5,17; Flp 1,9; 2,13). En octavo lu- las que ofrece el matrimonio a propó- nedictino, tras haber ofrecido sus hijos
i Cómo reconocer la autenticidad de ta- gar, es espíritu de libertad (2 Cor 3,17; sito de las viudas, sin que deje entender a Dios? Raissa y Christine, regeneradas
les mociones? ¿Cómo entrar por el ca- Rom 8,1-13): de él procede la libertad que precisamente por eso entre en su por el bautismo de Cristo, eran para
mino de la luz sin dejarnos tentar por necesaria para amar de forma que vida la mentira que rechaza el texto Bloy, padre suyo según el espíritu, es-
el de las tinieblas? Acude aquí el «dis- nuestro amor sea amor y no odio. En sagrado, por la que «viviendo, está poso él y con familia, algo más que hijas
cernimiento de los espíritus», la criba noveno lugar, es espíritu de Cristo: toda muerta» (1 Tim 5,6. Cf Mariage et céli- (cf Van der Meer, Tutto é amore, Ed.
de las experiencias interiores en orden su misión consiste en dar testimonio de Imt. París 1965, 221-222). Las cartas Paoline, Roma, 109). Ni Jacques Ma-
al descubrimiento de las mociones que Cristo y de grabar en nosotros su ima- de san Francisco de Sales confirman la ritata ni Pierre Van der Meer, con
conducen de hecho a seguir a Cristo, gen dichosa, conduciéndonos a ser u n a seriedad de estas aperturas por la auto- todo el amor apasionado que les unía
separándolas de las que son un en- sola cosa con él, transformados en él ridad personal de tan grande doctor, a sus mujeres, sentían aprensión al-
gaño del mal espíritu transfigurado en (2 Cor 3,18). En último lugar, el espí- dirigidas como están indiferentemente, guna por el afecto que ellas tenían
ángel de luz (2 Cor 11,4). ritu de Dios se conoce por sus frutos, y a veces con términos realmente afec- a aquel hombre de una sola pieza,
que son «amor, gozo, paz, longanimi- tuosos, a mujeres que vivían en el animado por u n a fe que contagiaba y
No podemos adentrarnos ahora am-
dad, espíritu de servicio, bondad, con mundo en muy distintas situaciones movido por u n a extraordinaria caridad.
pliamente en el tema. Nos limitamos
fianza en los demás, dulzura, dominio personales. El santo mismo ofrece el En esta línea de sana evolución pueden
a dar el identikit del Espíritu, a través
de sí mismo» (Gal 5,22). Por ellos se principio que justifica estos afectos en las experiencias de los consagrados ser-
de cuya experiencia tiene lugar el
transforma cada uno de nosotros en una carta que dirige a Chantal, a vir al pueblo de Dios.
discernimiento que permite distinguir
u n a imagen cada vez más viva y nítida quien conoció siendo viuda y muy
el elemento contingente que no se
de Cristo (2 Cor 3,18). Estos son los afectada aún en el amor que la había
integra con la persona y su destino, 2. SENTIDO DE LAS EXPERIENCIAS DE
signos distintivos del Espíritu, el espejo unido a su marido: un amor bien or-
y por el que nos liberamos del desorden LOS CONSAGRADOS PARA EL PUEBLO DE
en que hemos de mirarnos. El consa- denado, incluso el más insospechado,
interior de una elección desacertada y Dios.—Lentamente, aunque de forma
grado puede tener afectos profundos no se opone a otros vínculos, aun los
se mantiene el contacto vivificante con irreversible, avanza u n a nueva con-
en su vida con tal que respeten ne- más sagrados (cf Oeuvres, 12, 285).
el Señor. J. R. Sheet, en un denso ar- cepción de la sexualidad, bien que se
cesarias exigencias de santidad, de es-
tículo («Review for Religious», 3 [1971]), La verdadera dificultad no está en el den aberraciones inadmisibles que, al
piritualidad, de verdad, de libertad, de
presenta agudamente el «perfil del Es- plano teórico, sino en el práctico, pues fin y al cabo, evidencian en el error
unidad dinámica que produzcan, con
píritu», de tal manera que puede apli- no son muchas las mujeres no consa- instancias verdaderas hasta ahora poco
profundo amor a Cristo, los más her-
carse directamente a la problemática gradas del temple de Chantal, con tenidas en cuenta. Dios no ha querido
mosos frutos del espíritu, especialmente
del amor y de la amistad con adapta- u n altísimo ideal del sacerdocio y con la sexualidad únicamente en orden a
la paz y el gozo: la misma paz y el
ciones convenientes, lo que por mi una vida espiritual tan intensa que se las funciones inmediatas de la familia,
mismo gozo que acompañaron las gran-
parte he tratado de hacer en otra oca- las pueda tener al lado sin daño algu- fines que no pueden alcanzarse sino
des elecciones de la vida.
sión (o. c, 204-216). Primeramente, el no, al menos de la fama y de la propia mediante el dinamismo de u n amor
Espíritu de Dios es santo y santificador: y necesaria libertad de ministerio. En cuyo éros juega su parte insustituible.
quien vive bajo su influjo se siente em- cuanto al hombre casado, todavía es El impulso sexual tiene también en la
pajado a vivir en la órbita de Dios y a III. Ampliación del problema más difícil que conserve, en una con- mente divina el fin de acercar y unir
consagrarse enteramente a su obra de cepción muy elevada del amor, u n a re- a los hombres en una comunidad ver-
1. UNA PREGUNTA LEGÍTIMA.—Tras
salvación. En segundo lugar, es espí- hición de amistad con actitud justa y dadera, si se usa bien. Y es providen-
ritu y, por tanto, tiene una acción «es- esta exposición es natural preguntarse
si lo dicho para el consagrado vale tam- no ceda, antes o después, a la tentación cial que en el acontecer humano, a
piritualizadora». Espiritual, sin embar- tic situarse con la mujer hallada sobre menudo tan caótico y desconcertante,
go, no quiere decir n o h u m a n o o in- bién para el seglar, célibe o casado, y
más en general, qué sentido tienen un plano tal que cometa u n a grave in- aparezcan cada vez más las dimensiones
humano. En tercer lugar, es espíritu de fidelidad. Sea cual fuere la evolución de personales del amor que manifiestan
verdad, que lleva a vivir rechazando de- para el pueblo de Dios ciertas experien-
cias de amistad de los consagrados. IIIN costumbres, no será nunca lícito su significado unitivo, más allá de las
cididamente toda mentira, incluso la separar en el amor conyugal el don del simples necesidades de la procreación
existencial (y lo es toda infidelidad a A la primera pregunta concreta no
es difícil dar u n a respuesta sobre un cuerpo y del corazón, ofreciendo con y de la educación. La antigua confusa
Cristo y a su Iglesia). En cuarto lugar, conciencia tranquila el cuerpo al cón- intuición de Platón se confirma en la
es espíritu de perspectiva escatológica, en plano puramente teórico. Tratándose
de la amistad heterosexual en general, ViiKe y al amante el corazón. Sin u n plena luz de la verdad: la intención del
la visión de lo que está destinado a elevado grado de madurez cristiana y iros es la unidad; por su naturaleza
durar y en el uso despegado de todas y admitiéndola con determinadas con-
diciones, no hemos querido restringir h u m a n a no es lícito aventurarse por es mediador para la unión.
las cosas, medios y no fines. En quinto ciertos senderos. Se entienden bien así
lagar, es el constructor de la comunidad, su ámbito de autenticidad a u n a clase Sigue siendo verdad, sin embargo, que
particular de personas, y el amor- los impedimentos que h a n reinado y
que crea la unidad no con éste o aquél, reinan todavía generalmente en núes- esta potente energía, abandonada a sí
sino con todos, pues todos están desti- amistad entre consagrados n o ha sido misma, hoy como ayer da lugar a
u n corolario de principios dados. Hay Iros ambientes y la sospecha que una
lados a formar un solo cuerpo (Ef 4,3). temática como ésta inspira en seguida conflictos insolubles y conduce a con-
In sexto lugar, es espíritu de la Palabra testimonios, sobre todo los recogidos secuencias tan locas que los mismos
por Harang, en los que nos encontra- t'ii quien tiene alguna experiencia de
que se hace carne, espíritu de encarnación, In vida real. paganos terminaron maldiciéndola. El
jo temeroso del signo y del símbolo, mos con mujeres nubiles, viudas y ca- iros no es capaz de conducir a la uni-
Je lo que está revestido de materia, sadas, de tal madurez que no olvidan dad cada vez más ampliada de los hom-
ninguno de sus deberes ni constituyen ¿No sería deseable que cambiase este
una materia que se trasluce y en la CNIIKIO de cosas, que los seglares lleguen bres si no lo asume la chantas y no lo
que aparece Cristo tras aceptar la muer- motivo de tropiezo a la misión sacer- inunda el «espíritu», uno y otra dones
dotal. Pierre de Locht, al hablar de la n In madurez necesaria para vivir fuera
te, en el misterio pascual. En séptimo tlrl matrimonio amistades límpidas, muy del Espíritu de Dios. Y sólo Cristo, el
lugar, es espíritu de apertura a la vo- amistad heterosexual en u n estudio Señor, es fuente viva en la relación
sobre la soledad y la viudez, alude a liiiiliindas, como las vividas por León
lllov con los Maritata, y los Van der viva que establece con quien tiene fe
Amor y consagración Autoridad
en él, el Cristo que san Pablo identifica for Rellgious», 4, 27 (1968), 633-640.- Mmlrld 1973.-Weil S-, Atiente de Dieu, La rapidez de las transformaciones
misteriosamente con el Espíritu merced Cruchon G., Sacerdoce et célibat, en «Bibliotheca I'III-W 19 50. culturales quita valor a la experiencia
a una inolvidable experiencia: «El Se- Ephemeridum Lovaniensium», 28 (1971).-
Crysostomos Joannes, Epístola ad Olimpiadem como herencia del pasado y exalta la
ñ o r es Espíritu; y donde está el Espíritu II: PG 52. 556-572.-DeGuibertJ., Us amitiés capacidad de renovación y de adecua-
del Señor, allí hay libertad» (2 Cor 3.17). dans la vie religieuse, en «Gregorianum». 22 AUTORIDAD ción. El joven rechaza por instinto, jun-
La libertad de las relaciones entre el (1941), 171-190.-De Locht P., Armonía de tamente con las formas «duras» de
hombre y la mujer en amistades no las vocaciones, Sigúeme, Salamanca 1967.-Id, I. Problemática actual ejercicio del poder, también los su-
vinculadas por determinados esque- Situation de la solitude, Le veuvage. en Mariage cedáneos paternalistas de la autoridad,
et célibat, París 1965.-De Lubac H., Eí eterno CRISIS DE AUTORIDAD EN EL MUNDO
mas, para que no se torne en licencia IIINTKMPORÁNEO.—Los profundos y rá- aspira a u n a «sociedad sin padre», sin
y conduzca más a u n a soledad profun- femenino. Sigúeme. Salamanca 1968.— Doepf-
ner J.. Pour le royaume des cieux, Lettre pastorale plikis cambios producidos en todos los los símbolos del poder y de la depen-
da que a la unidad, supone el fuerte aux pretres, 89 (mayo 1969). 159-173.- «•clores de la vida por la aceleración dencia paternal, querría ser sólo cria-
abrazo de Dios en Cristo. Y aquí es don- Dujaríer L. y Colonl F., Points de vue des •Ir In historia en los últimos siglos han tura de sí mismo. Esto no significa el
de se sitúa la misión de los consagra- médecins sur le prétre, la femme et sa mere, trastocado, juntamente con otros mu- final de toda forma de poder del hombre
dos, quienes sin pretensión alguna de en «Supplément de la Vie Spirituelle», 94 flios valores y esquemas culturales, las sobre el hombre: la lógica totalitarista
superior perfección, captados de forma (1970). 283-314.-Dufour, X. L.. Signification de los sistemas, el poder mixtificador de
du mariage et da célibat consacré, en Mariage et Intuías de ejercicio de la autoridad del
especial por Cristo, pretenden vivir has- IUINIUIO y h a n puesto en crisis la con- las ideologías hacen el poder tanto más
célibat, París 1965.— Freible C, Sexual Love
ta el fondo las potencialidades de la and Celibacy, en «Review for Religious», 2,26 (Tpi'lón misma de la autoridad y su alienador cuanto más impersonal sea.
vida cristiana, e investidos por u n a (1967).-Futrel! J. C. Ignatian discernment. en luillficación moral. Antes la autoridad Pero la existencia de u n poder del hom-
particular virtud del Espíritu, se en- «Studies in the Spirituality of Jesuits», 2 (1970). U<r/:iiba de un cierto carácter sagrado, bre sobre el hombre se siente como
cuentran en las condiciones ideales para Galot J., Réponses aux questions sur les Conseils i'iirontraba en su origen divino su jus- problema moral, se denuncia como in-
entender y vivir las exigencias del amor Évangeliques; Les Conseils Évangeliques et Venga- justicia y pérdida de humanidad, como
gement dans le Royaume, en «Forma gregis», 2 tificación moral. Este carácter sagrado
verdadero en todas sus dimensiones iliilui a la autoridad y a las formas con- la raíz de toda alienación. El problema
genuinas. Sin desanimarse frente a la (1969).—Gentili E.. L'uomo, ladonnae Dio, Pine-
rolo 1968.—Id. L'amOre nel celibato, Turín ni'liis de su ejercicio u n a estabilidad social se vive hoy más como problema
incredulidad del mundo en que viven 1 969.-Id, Consacrazione eamore, Turín 1972.— i' Inviolabilidad que estaba de acuerdo, de participación, de distribución del po-
- s i n exduir el eclesial- brindan una Giordano di Sassonia, Lettere ad anime consacra- por otra parte, con el ritmo demasiado der, que como problema de división de
contribución insustituible, señalando a te, Roma 1964.—Goffi T,, le integración afectiva li'iilo de todo el desarrollo histórico. la riqueza.
los seglares las justas directrices del del sacerdote. Sigúeme, Salamanca 1967.—Ha-
movimiento para la construcción de una rang J., Témoignages, en «Supplément de la Vie Hoy el hombre ve en las estructuras La misma Iglesia experimenta en su
verdadera comunidad. Y los auténticos spirituelle», 89 (1969).-Hortelano A.. Celibato, •(Niales una creación propia, objeto y interior los contraataques de esta cri-
interrogante abierto. Sigúeme, Salamanca 1 971. i multado de sus libres decisiones histó- sis: se discuten y se rechazan formas de
cristianos deberían alegrarse, sin ma- —Kennedy E.CAquietcatholicquestion, en «Ame-
ravillarse más de lo justo, de los inten- rica» (28 enero 1968).—Id, Priests shouldnt't iliiis. La autoridad y los modelos de su ejercicio de la autoridad inspiradas en
tos fracasados y de las defecciones que marry, en «Saturday Evening Post», (27 enero i'li'riicio son considerados como reali- modelos seculares más que en el Evan-
constelan este progreso, como no se 1968).—Laplace J., La dirección de la conciencia. ilmles en las que el hombre tiene poder gelio, y cada vez resulta más difícil de-
maravillan de las víctimas que conste- Hechos y Dichos, Zaragoza 1966.-Id. Le pretre, v «obre las que tiene responsabilidades finir, estructurar y ejercer desde dentro
lan el progreso científico y tecnológico Lyón 1969.—Giordani B.. Vida afectiva de i rmtivas. Se sienten los deberes mora- la autoridad jerárquica.
al pretender captar todas las fuerzas la religiosa, Paulinas, Madrid 1972.-Lip- I™ ™ relación con la autoridad mucho
pert P.. Carta a un convento, Herder, Barce- Se puede reconocer en la crisis actual
cósmicas o conquistar el espacio. Cier- lona 1962.—Maritain J.. Amour et amitié, mciios como deberes de sumisión y más de la autoridad un hecho histórico po-
tamente, los consagrados deben ser en Carnet des notes, París 1965, 301-354.-Id, romo deberes de control, resistencia, sitivo o al menos ambivalente, o sea
muy prudentes, y sobre tal exigencia Journal de Raissa, París 1963.—Matignon R., • ni lea. modificación y continua reno- que puede ser orientado según las líneas
de prudencia hemos creído que se de- Vida religiosa, celibato y equilibrio psíquico. vación de sus formas, buscando u n a de fuerza de la fe, con las que tiene
bía insistir a fondo en nuestro ensayo Nova Terra, Barcelona 1968.-Mohana J., t'Ntructura social y unos modelos de una cierta consonancia. Después de
(o. c, 226-240), precisamente porque Psicanalisi per il clero, Turín 1970. —Pié A., iiuloridad a la medida del hombre, ca-
La vie affective du célibataire consacré, en «Sup- todo e n la palabra de Dios, dirigida a
nos interesa de verdad que este discurso pares de garantizar su libertad, de ase- nosotros en la Biblia, encontramos el
plément de la Vie spirituelle», 89 (mayo 1969),
avance y no queremos que desacerta- 217-233.-Pablo VI, Sacerdotalis coelibatus.- gurar su plena realización y de esta- origen más remoto de la desacraliza-
das interpretaciones de u n a temática Id, Evangélica testificatio.—Ravier A.. La question blecer formas de participación y de res- ción y desmitíficación de la autoridad.
tan compleja y delicada provoquen su des faux autograpbes de St Francois de Sales, ponsabilización cada vez más difun-
descrédito. Pero si los consagrados rea- en «Revue d'histoire de l'Église de la France», didas.
lizan en sí mismos las condiciones ne- t. 3 (1967), 127-1 52.-Rinser L„ Zóiíbuf una II. La autoridad en el AT
Frau, Würzburg 1967.-Schillebeecta E.. La I,a autoridad busca, por tanto, su
cesarias para relaciones dignas de su misión de la Iglesia, Sigúeme, Salamanca liiallticación moral y las razones de su Para la Bihlia todo poder pertenece a
alta vocación, ofrecen dé hecho un 1971,-Sheets J. R.. Proflk of the Spirit, en IniOtimidad no ya en la voluntad de Dios de forma radical (Job 2 5 . 2 ; 41,24).
servicio a la Iglesia, más aún. a la hu- «Review for Religious», 3, 30 (1971), 363- Dios, sino en la del pueblo, de la que Yavé es rey y reina eternamente
manidad entera, esta nuestra humani- 376.—Teresa de Avila, Ccminp de perfección,
4-8.—Terruwe A., Amor y tquilibño, Paulinas, te considera expresión, o más simple- (Eí 1 5 , 1 8 ; Sal 10,6: 2 9 , 1 0 ; 4 7 , 2 ;
dad, tan infeliz, que busca a tientas en
Bilbao 1972,-Truhlar C. \„ Prcblematg teoló- mente, en su carácter de eficiencia téc- 74,12; 9 3 . 1 ; 96,10: 9 7 , 1 ; 9 9 , 1 , etcé-
la oscuridad un camino que desembo-
gica cestitatis matrimomalís et virginalis, Roma nico-organizativa. Y cada vez se en- tera). Le pertenece el señorío del cos-
que en la vida, y por eso mismo en el
1960.-Valsecch.i A., Nuevos caminos de la cuentra más con formas de contesta- mos q u e ha creado (Sal 29 y 104): toda
amor, el verdadero amor. ética sexual, Sigúeme. Salamanca 1974.- ción, de resistencia, de subversión, que la naturaleza obedece alegremente a su
Vansteenberghe G.. Amitié en Dictionnaire de •r presentan al hombre de hoy como Seaor (Bar 3.34-35). El poder de Dios
Síirjtmüté.-Vergote A.. Réflexionspscholagiques Imperativos morales. Es particularmente está íntimamente unido a su acción
sur le devenir humain et chrétien du prítre,
E. M. Centili en «Supplément de la Vie Spirituelle». 90 •lenificativa la postura crítica y contes- creadora (Sal 35), es el poder de u n a
(sept. 1969), 366-387,-Voillaume R, En el inluria de los jóvenes, su rechazo global palabra omnipotente que llama al ser
corazón de las masas. Stvdivm. Madrid 1968.- ilr la autoridad de la generación adulta, y a la vida (Sal 33.9). Al crear al hom-
BIBL.: Bertrams W.. El celibato del sacirdole. Id. Por los caminos del mundo, Marova, •ii resistencia a dejarse integrar en los
Mensajero. Bilbao 1968.-Browning C. Mi- bre, culmen del universo. Dios lo cons-
gious and love, A new dimensión, en «Review i'aquemas del «sistema». ;. tituye señor del cosmos, su colabora-
Autoridad 56 V Autoridad

dor. vicario de su autoridad sobre el Israel (Sal 44,5-9) y también de los de- I,a espera mesiánica tiene por objeto potestades los expuso a la pública irri-
mundo material (Gen 1,28; Sal 8), ad- más pueblos (Sal 47,9-10). Así como íin rey que cumplirá las promesas de sión triunfando de ellos en la cruz»
ministrador libre y responsable de sus da el reino se lo quita a los que se IHos (Zac 9,9-10; Jer 23,5-6; Is 9,5-6). (Col 2,15). La resurrección representa
dones, continuador de la creación. hacen indignos (1 Re 2 1 , 1 7 - 2 4 ; Sal I,ns promesas de Dios adquieren, por para Cristo, según el kerygma primiti-
El pecado representa la ruptura del 76,13). tanto, cierto significado político, inclu- vo, su constitución como Kyrios, la in-
proyecto de Dios; no poniéndose a su La ley de Dios trasciende toda legis- yan cierta imagen de la autoridad; el vestidura oficial de su señorío universal
servicio el hombre se ofrece a la escla- lación humana. Se refiere también al reino prometido es el reino ideal para y cósmico (Ef 1.20-23; Col 1,15-20;
vitud de las «potencias» del m u n d o ; rey y representa el metro con el cual una autoridad justa y pacífica al servi- Flp 2.5-11).
el pecado inaugura el misterioso domi- éste será juzgado (1 Sam 13,7-15; 1 5 : rlo del hombre y de su libre expansión, El hombre se sustrae del dominio de
nio de Satanás sobre el hombre (Gen 3, Sab 8,15); el juicio divino respecto a una autoridad que trae verdaderamente las potencias de las tinieblas en la me-
1 5 : Job 1-2; Tob 6,8). El hombre pasa la autoridad es proporcionado a sus su origen de Dios y es ejecución de dida en que con la fe entra en el reino
de señor del cosmos a esclavo de los responsabilidades, es un juicio riguro- su voluntad creadora y salvífica. de Dios (Col 1,13). El cristiano sabe
determinismos de un mundo que le es so e inexorable (Sab 6,1-11). La ley de que está librando todavía u n a batalla
extraño y hostil, queda sujeto al poder Dios traza los límites al poder, a la «contra los dominadores de este mun-
de la muerte (Gen 3,19). Pero el pe- riqueza, al orgullo de los reyes (Dt 17, III. La autoridad en el NT do de tinieblas» (Ef 6,12), pero sabe
cado significa también la perversión del 14-20); el rey tiene que considerarse Jesús proclama que el reino ya anun- también que ya no está en sus manos
poder en la convivencia h u m a n a : el al servicio de Dios; toda pretensión de ciado por los profetas ha llegado (Mt 3.2; y que nada le puede separar del agápe
poder del hombre sobre el hombre se autodivinización está duramente denun- 6,10; 6,33; c. 13, etc.). Este reino está de Cristo (Rom 8,38). El señorío libe-
revela como el signo de u n a maldición ciada en los profetas: la trascendencia presente en la persona de Jesús, el rea- rador de Cristo ha empezado ya, está
divina en el dominio del hombre sobre de Dios es incompatible con toda for- lizador de las promesas mesiánicas presente en la historia a través de la
la mujer (Jer 3,16; Eclo 25,26), en la ma de idolatría política (Ez 28,9). llií 4,18). Cristo reivindica para sí el fe. Pero su plenitud está todavía es-
concepción dura y fuerte de la autori- Ululo mesiánico de Rey: en él se realiza condida en el futuro del cumplimiento
dad paternal (Prov 2 3 , 1 3 - 1 4 ; Eclo 30, De aquí que se denuncie violenta-
mente todo modo opresivo e injusto del la promesa de un reino eterno en la propio de los últimos tiempos (Le 2 1 . 2 7 ;
1-13), en la institución inhumana de casa de David (Le 1,32-33). Ap 11,15). El ya de u n a libertad inicial
la esclavitud (Eclo 33,25-28) y en el ejercicio de la autoridad, toda forma
de degeneración del poder (Is 10.1-3; y germinal se orienta al todavía-no de
poder opresivo y alienador del dinero Su reino no es del tipo de los reinos
1.23-25; 3,14-15). Dios pide cuenta su plenitud, en el Reino que Cristo
(Eclo 1 3 , 3 ; 13,8-20; Prov 22,7). El de este mundo (Jn 18,36-37); no obe-
de su rebaño a los «pastores que se entregará al Padre «después de haber
poder político participa de esta corrup- dece a la lógica de prepotencia y pri-
h a n apacentado a sí mismos», se les destruido todo principado y toda po-
ción general y del carácter alienador vilegio, sino que representa u n para-
quitarán los pastos (Ez 34). La ley de tencia» y, por fin, como «último ene-
de todo poder del hombre sobre el digma de confrontación y el estímulo
Moisés comprende u n «código de la migo», a la misma muerte (1 Cor 15,
hombre: «El país está sujeto al poder de una crítica liberalizadora, además de
esclavitud» que, sin proscribir lo que 24-28).
del malvado» (Job 9,24; 24,2-17). una alternativa radical en perspectiva
parecía u n a maldición insuprimible, iscatológica. La soberanía de Cristo, Es u n deber histórico de los creyentes
Pero Dios interviene en la historia mitiga y humaniza las formas concre- como la de Dios, se expresa en el poder la realización de la justicia y de la paz
para liberar al hombre. Se presenta tas (Ex 2 1 , 1 - 2 7 ; Dt 15,12-18; Eclo 33, ile una palabra que tiene eficacia crea- del Reino: su plenitud está ya presente
en el Éxodo como el que libra de la 25-33). La misma autoridad paternal, dora; él ejerce este poder de eficacia «in sacramento» en la Iglesia, signo
esclavitud del poder: la adoración del a pesar de la dureza de las formas, se (illinamis) sobre la naturaleza, que le eficaz y anticipación de la libertad de
Dios verdadero exige la relativización ve a una luz educativa, en función del obedece (Mt 8,26-27; Me 4,41), pero los hijos de Dios. En ella viene realizada
de toda forma de autoridad en el mun- bien de los hijos (Eclo 30,1 - 1 3 ; Prov 22, Mibre todo enseñando con autoridad la idea veterotestamentaria de un pue-
do del hombre. En realidad la Biblia 1 5 ; 23,13-14). El límite esencial im- (exousía).(Mt 7,29; Me 1,22-27). blo de reyes y de sacerdotes (1 Pe 2,9;
recoge cierta concepción sagrada de la puesto a toda autoridad política nace Ap 5,10). Sus miembros deben juzgar
Su señorío es eficaz para la salva-
autoridad: la autoridad tiene su origen del carácter real, sacerdotal y profetice al mundo (1 Cor 6,2). La autoridad
ción: «Le has dado poder sobre toda
en Dios. Rey es «aquel que Yavé ha esco- del pueblo de Dios (Ex 19,6; Núm 11, salvífica de Cristo encuentra en ella una
criatura para que dé vida eterna»
gido» (1 Sam 10,24). Los príncipes de 24-29). El pueblo que Dios ha hecho prolongación en el ministerio de los
(|n 17,2). Con él se recompone el plano
Israel son consagrados en nombre suyo no puede pertenecer a otro (Jer 2 , 3 : Apóstoles. Per este motivo Cristo en-
original de Dios, que llama al hombre
de Yavé y obtienen por esta consagra- 10,6). trega a los Apóstoles y, mediante ellos,
a una colaboración creadora y respon-
ción u n a dignidad religiosa (1 Sam 16, La perspectiva del mesianismo real se sable. En él el hombre no es ya el sub- a la Iglesia y, mediante la Iglesia, a
13); también los reyes de los gentiles fija sobre el carácter real del pueblo de dito, sujeto al pago de tributos, sino el los pastores a los que se confiará el
reciben su investidura de Yavé (1 Re 19, Dios más que sobre el carácter sagrado lil|o (Mt 17.24-27) que está a gusto nuevo pueblo de Dios, sus poderes
1 5 ; Is 45,1-4). Una autoridad eficiente de la autoridad política. Pronto será el rn la casa del Padre (Ef 2,19), el ad- (JE 20,23) y la autoridad de su palabra
es u n signo de la bendición de Dios, así núcleo de condensación de la espera ministrador responsable de sus dones para la proclamación del Evangelio del
como el derrumbamiento de toda auto- de u n reino en el que se realicen la jus- (lif 2,18). El restituye al hombre su li- Reino (Mt 28.10-20).
ridad es u n castigo (Is 3,4-5; 3.12; ticia, la libertad, la paz prometidas por bertad y dignidad originales, sustra-
Os 3,4-5). Este origen divino de la La misión apostólica constituye en el
Dios a su pueblo, y u n a forma de ejer- yéndolo del dominio de Satanás (Mt 8, nuevo pueblo de Dios u n a función de
autoridad no representa el motivo de cicio del poder que esté al servicio de 28; Me 1,27). Pablo describe este poder
un absoluto sagrado, sino que es fuente guía y de magisterio, a la que está
quien no tiene poder, del pobre, de liberador como el resultado de la lucha unida una autoridad de carácter pas-
de relatividad y parámetro con el que quien no cuenta, de quien es víctima victoriosa que Cristo ha establecido
viene juzgada. El rey reina en Israel toral (He 20,28), que es la misma auto-
de las injusticias, del poder constituido. con las «potencias» y que tuvo como ridad de Cristo y que debe ser ejercida
«después de Yavé» (1 Sam 12,13-14); Es el tema que domina los «salmos del colofón el misterio pascual, en el que
él tiene una misión y u n deber deter- como la ejerció él (Jn 21,15-17). Las
Rey-Mesías» (Sal 2 ; 2 0 ; 72; 4 2 ) ; y IH humanidad ha sido rescatada de su estructuras de esta autoridad fueron al
minados, que son la medida y el límite sobre todo el hilo conductor de los ele- esclavitud y llevada al reino de la liber-
de su autoridad (1 Sam 10,1); Yavé principio extremadamente simples y
mentos de esperanza del proto-Isaías tad de los hijos de Dios (Rom 8.21); elásticas; n o se notaba su ejercicio, es-
continúa siendo el verdadero rey de y en general de todo el profetlsmo real. «despojando a los principados y a las condido porque prevalecían los vínculos
Autoridad 58 19 Autoridad
del agápe, que hacía del nuevo pue- na, ni la vuestra ni la de otros; aun (1 Pe 2,18), demostrando así «una fide- 1
tituida . Esta lealtad es expresión de
blo de Dios más que u n organismo so- estando en nuestro poder haber deja- lidad total y afectuosa» (Tit 2,9), «no u n a justicia que, además de incluir la
cial y jerarquizado u n a comunidad fra- do sentir nuestra calidad de apóstoles con sumisión fingida como si trataseis observancia de la ley, quiere ir mucho
terna. En las cartas de Pablo encon- de Cristo. Al contrario nos hemos he- de complacer a los hombres, sino con más allá: «Obedecen las leyes estable-
tramos, juntamente con la afirmación cho como niños entre vosotros. Más «•ncillez de corazón temiendo al Se- cidas, pero con su vida superan estas
de la autoridad apostólica (2 Cor 5,20; aún, como u n a madre cuida cariñosa- ñor..., reconociendo que recibiréis en leyes» 2 . Por otra parte esta obediencia
1 Cor 4.1), u n a llamada a la sumisión mente a sus hijos, así, en nuestra ter- cambio el pago de la herencia. Servís está intencionalmente dirigida a Dios,
(2 Cor 13, 1 0 ; Heb 13,17) y rastros nura hacia vosotros, hubiéramos que- H Cristo el Señor» (Col 3,22-24). origen de toda autoridad justa 3 .
del ejercicio de esta autoridad (1 Cor 5, rido entregaros, al mismo tiempo que La atención de las primeras comuni- Sin embargo, de nuevo la afirmación
1-5: 2 Cor 2,5-11). La comunidad está el evangelio de Dios, nuestra propia dades cristianas está orientada a la jus- del origen divino de la autoridad se
llamada a tomar parte en las decisio- vida» (1 Tes 2,6-8; cf 1 Cor 9,19). Tal ticia y a la libertad del Reino que viene; encuentra juntamente con el rechazo
nes, en diálogo comunitario, en el que modelo será presentado más tarde en les parece razonable adaptarse a las de toda divinización. Los mártires dis-
se revela el deseo del Espíritu, quien las cartas pastorales: como imperativo estructuras de un m u n d o que pasa, tinguen netamente el ámbito de un ob-
funda su validez. La función pastoral para todos los pastores de la Iglesia ion una aceptación que recoge y hace sequio razonable a la función civil d d
de los Apóstoles está en línea con la (cf también 1 Pe 5.1-3). propia una intención creadora de Dios, poder, de su idolatría: «Nosotros damos
lógica del Reino, que es lógica de amor La Iglesia, aunque representa un sig- no completamente corrompida por la a César el honor que le es debido, pero
y de espontaneidad. Su ejercicio se ins- no prefígurativo de la libertad escato- mala voluntad de los hombres, sin com- tememos sólo a Dios» 4 . «No llamaré
pira en u n modelo transmitido por Cris- lógica, vive en este mundo, todavía prometerse en relación con las autorida- nunca al Emperador Dios» 5 . Por otra
to con la palabra y con el ejemplo. marcado por el pecado y, por tanto, des terrenales en un juicio definitivo. Por parte el origen divino no exige una de-
Tal ejercicio de la autoridad no rei- por la corrupción del poder. Por este otra parte los amos tienen que consi- terminada investidura personal: san
vindica derechos de superioridad, no motivo tiene que enfrentarse con el pro- derar a los esclavos como queridos Agustín dice que Dios «da el poder tanto
teme rebajarse y hacerse servicio: quie- blema del comportamiento cristiano en hermanos (Flm 15), dándoles lo que a los príncipes buenos como a los ma-
re ser u n a leadership en el amor más relación con las autoridades terrenales. lc-s corresponde «según justicia y equi- los» 6 , y lleva a tanto la desmitificación
que u n a forma de poder. El NT recoge la afirmación veterotesta- dad» sabiendo que también ellos tie- del poder que pone en el mismo plano el
Los cristianos tienen que sentir lo mentaria y la convicción común del nen un señor en el cielo (Col 4,1) que poder del Estado y el poder de una ban-
mismo que sintió Cristo, cuyo señorío origen divino de la autoridad y funda no hace distinción de personas (Ef 6,9). da de ladrones: «Incluso las bandas de
universal pasó a través de la kénosis en ella el deber de u n a sumisión razo- Los maridos tienen que amar a sus ladrones ¿no son pequeños reinos? Si
de la cruz. El nos indicó con claridad nable. Es la doctrina desarrollada en mujeres y no ser duros con ellas una banda crece tanto que llega a po-
que la esencia de la autoridad está en aquellos pasos que podríamos llamar la (Col 3,19), ser comprensivos y conceder seer regiones y a establecerse en u n
la diakonía, o sea en un amor que «carta de la autoridad» del NT (Rom rl honor que se debe á quien es con lugar, a ocupar ciudades y a someter
«se preocupa» y no huye de las formas 13,1-7; Col 3,18-25; 1 Pe 2 , 1 3 - 2 5 ; ellos coheredero del don de la vida pueblos, recibe el nombre de reino» 7 .
más humildes de servicio, típicas del 3.1-8; Ef 5,21-28: 6,1-9). El someterse 11 Pe 3,7). Los padres tienen que tener
a la autoridad está fundado en el amor cuidado de no enfadar o desalentar a El origen divino de la autoridad está
esclavo: «Quien quiera ser el primero íntimamente unido al origen divino
tendrá que ser vuestro siervo, a ejem- del Señor (1 Pe 2,13). Hay que obede- sus hijos (Col 3,21). En la familia, la
cer a los constituidos en autoridad por mijeción. más que unidireccional, tiene de la radical sociabilidad h u m a n a en
plo del Hijo del hombre que no vino la que se funda: «¿ Quizá tengo que
a ser servido, sino a servir» (Mt 2 0 , 2 5 - su función de promoción del bien so- que ser recíproca (Ef 5,21). «Vivid to-
cial (1 Pe 2,14). El poder es «ministro dos unidos en un mismo sentir. Sed afirmar que todo príncipe viene desig-
2 8 ; Le 22,25-27). Jesús nos da u n nado por Dios ? - s e pregunta san Juan
ejemplo que nos vincula (Jn 13,13-17). de Dios para tu bien» (Rom 13,4). «No compasivos, fraternales, misericordio-
hay autoridad que no haya sido puesta sos, humildes» (1 Pe 3,8). Crisóstomo a propósito de Rom 13.1—,
La autoridad viene descrita por Pablo El discurso no vale para cada uno de
como un ministerio suscitado en la por Dios; y las que existen, por Dios
h a n sido puestas. Así que el que se En todo el NT se da a la objeción de los príncipes, sino para la autoridad
Iglesia por el Espíritu; como todo mi- en sí misma. En efecto, que haya una
nisterio, encuentra su justificación y sus opone a la autoridad, se opone al orden conciencia u n lugar privilegiado, cuan-
puesto por Dios» (Rom 13,1-2). Nos do viene motivada por las exigencias autoridad y que algunos manden y
límites en lo que es su primer fin: la otros obedezcan, que todo esté dirigido
oíkodomía, edificación de la Iglesia tenemos que someter no sólo por miedo de la verdad y de la fe (He 4,19-20;
a los castigos, o sea coaccionados, sino 5,2 3). Hay casos en los que la autori- no por casualidad... os digo que ha
como cuerpo de Cristo, que vive en el sido querido p o r la sabiduría de Dios» 8 .
amor (Ef 4,11-16). también por motivos morales, por ra- dad no refleja las intenciones de Dios
zones de conciencia (Rom 13,5). V se impone el desobedecer como tes- Más allá de sus límites y de sus insu-
La diversidad de carismas y de mi- timonio del Reino del amor en esta fase ficiencias, las autoridades «son sustan-
nisterios no es diversidad de dignidad, Lo mismo sirve para la sociedad fa- ile la historia todavía marcada por el cialmente benéficas, aseguran cierta
sino de funciones dentro de un mismo miliar: «Los hijos tienen que obedecer pecado. paz y la oíkodomía de la polis, que, sin
organismo vivo. Más: «Dios formó el a los padres en el Señor» (Ef 6,1-9); la ella, desaparecería» con el resultado de
cuerpo dando mayor honor a lo menos mujer tiene que estar sometida al ma- que los prepotentes descuartizarían a
noble, para evitar divisiones en el cuerpo rido «como conviene, en el Señor» IV. El problema de la autoridad en la los más débiles'.
y que todos los miembros tengan m u t u a (Col 3,18). «El marido es cabeza de la Iglesia de los primeros siglos
El sentido y la justificación de este
solicitud» (1 Cor 12.24-25). mujer como Cristo es cabeza de la I .as primeras generaciones cristianas mandato es tener cuidado: «imperant
La caridad es la verdadera lógica del Iglesia» (Ef 5,23). «Así como la Iglesia desarrollan estos temas, realizando las enim qui consulunt» 1 0 . En este cuida-
organismo eclesial (1 Cor 16,14); la está sometida a Cristo, también las «•lecciones que sugiere el impacto con do encuentra la autoridad sus límites
autoridad vive esta caridad como «re- mujeres se someterán a sus maridos IH situación histórica que viven. El y una justicia anterior a la determina-
medio». San Pablo aparece en sus en todo» (Ef 5,25). De Dios «toma nom- elemento que determina esta situación da y proclamada por ella. El mandato
cartas como u n ejemplar de este mo- bre toda paternidad en el cielo y en la nos viene dado por las persecuciones. separado de esta justicia es violencia e
delo de autoridad, hecho de entrega tierra» (Ef 3,15). Hasta los esclavos Al ser condenados por el simple hecho injusto salirse de sus c a u c e s ' ' . La mis-
total y desinteresada: «Nunca nuestros tienen que obedecer a sus amos en ile ser cristianos, éstos reafirman su ma sociedad queda corrompida en su
móviles fueron el afán de gloria huma- todo, incluso en aquello que es duro lealtad al Estado y a la autoridad cons- medula: «Quitada esta justicia, ¿no son
Autoridad 60 61 Autoridad
12
los reinos robos al por mayor?» . En Sin embargo, queda como modelo de tre los ámbitos de las diversas compe- VII. Autoridad y libertad
este caso no hay justificación moral de autoridad eclesiástica la diakonía y la tencias son realidades históricas rela-
la autoridad y se hace lícita y obliga- kénosís de Jesús. El obispo «como buen tivas y sujetas a cambio. Las diversas El primer límite impuesto por el bien
toria la resistencia; si la autoridad hu- atleta» lleva la enfermedad de todos 2 5 , formas de designación y estructuración común a la autoridad es el reconoci-
mana contrasta con la intención divina intenta someter con mansedumbre a concreta de la autoridad no tocan su miento de la libertad original y coexis-
debemos obedecer a Dios. los revoltosos 26 . Los presbíteros tienen radical origen divino, que se basa en tente de los ciudadanos. Estos son per-
El cristiano encuentra en su fe en que tener compasión y ser misericor- una vocación comunitaria antecedente sonas, dotadas esencialmente dederechos
el señorío de Dios sobre los humildes diosos con todos 2 7 . La verdadera lógica a todo «contrato social» y tiene su raíz de libertad. Si el bien común es el bien
y poderosos su libertad radical en re- de la relación autoridad-subditos es el en la voluntad creadora de Dios. El de las personas, éste no puede excluir
lación con el poder h u m a n o : «Yo estoy amor, u n amor que acepta la función hombre acepta esta vocación que lo el bien de la libertad. La autoridad es
libre en relación a César porque mi de proveer como servicio y no como constituye, como acepta su existencia, u n principio de eficacia moral y no de
Señor es el Dios omnipotente y eterno. ambición de privilegio. En la ciudad o sea como u n deber de autorrealiza- eficiencia mecánica. Por lo que no
Señor también de él» 13 . Es u n recupe- h u m a n a «dominandi libido dominatur»; ción en libertad responsable. puede exigir a las personas las renun-
rar en el espíritu la condición original en la ciudad de Dios, por el contrario, cias a la libertad más que cuando
del hombre antes de la esclavitud del nos servimos mutuamente en el amor, realmente lo exija el bien común, o sea
pecado: en realidad el poder del hom- los superiores mandando, los subditos VI. El bien común la ordenada y creativa libertad de todos.
bre sobre el hombre es el signo del do- obedeciendo 28 . En cierto sentido al su- «Cuando la autoridad reconoce la li-
minio del pecado y no u n a condición perior se le obliga a amar más: «Si quien bertad, entonces tiene esa seguridad
La autoridad encuentra su razón de
original: «Dios quiere que el hombre, manda ama al que tiene la obligación que le deriva del libre consentimiento
ser y sus límites en su función social:
hecho a su imagen, no ejerza ningún de obedecer, formarán una unidad» 2 5 . buscar el bien común, o sea el conjun-
de los subditos. Es entonces cuando el
señorío sobre el hombre, sino sobre las poder de estos últimos se amalgama con
to de valores y realizaciones sociales
cosas materiales. Con justicia pensamos el de la autoridad» 3 2 .
que representan un bien para todos
que esta condición de siervos le viene V. El origen divino de la autoridad los miembros de la sociedad, pero que La doctrina de la Iglesia ha dado
impuesta al hombre en cuanto peca- no pueden ser realizados más que forma a esta exigencia de fondo con
La idea de u n origen divino de la
dor... Nadie en la condición en la que a través de u n a acción orgánica y, por el «principio de subsidiaridad», según
autoridad ha pasado de la Biblia a la
Dios puso al principio al hombre era tanto, concertada de toda la sociedad. el cual «dado que es ilícito quitar a los
teología y constituye uno de los datos
esclavo del hombre o del pecado» 1 4 . 1¡1 bien común es la expresión concreta individuos lo que éstos pueden cumplir
constantes. No hay que entenderla na-
El cristiano a causa de la fe es ya ciu- turalmente como sacralización directa de la necesidad que cada uno tiene de con sus solas fuerzas e ingenio para
dadano de esa «casa celestial en la que de los que detentan el poder, sino que todos y de la corresponsabilidad de cada confiárselo a la comunidad, igualmente
no es necesaria la función de mandar, la autoridad encuentra su raíz en la uno en el bien de los demás, la prueba es injusto entregar a una sociedad ma-
porque existe la de proveer» 1 5 . Dentro fundamental vocación social del hom- de que efectivamente cada hombre es yor y superior lo que pueden hacer las
de la Iglesia quien rige la Iglesia es el bre: «El hombre es por su naturaleza un valor para los demás. Servir al bien comunidades menores e inferiores» 33 .
«obispo visible», que representa al obis- un ser social, miembro de la sociedad común es servir a las personas y no a Nell-Breuning reconduce el principio de
po invisible. Cristo 16 . «Jesucristo, prin- civil, y necesariamente en ésta tiene una entidad abstracta distinta de ellas de subsidiaridad a esta exigencia más
cipio inseparable de vuestra vida, es el que haber superiores, así como en el o superior. general y más directamente unida al
pensamiento del Padre, de la misma cuerpo h u m a n o no todos los miembros problema de la relación autoridad-
forma que los obispos son u n a misma son iguales» 30 . En particular la comu- La obligación de la autoridad es di- libertad: «Tanto los sistemas económi-
cosa con el pensamiento de Jesucris- nidad política, organismo supersecto- rigir las energías, por sí mismas diver- cos existentes en los diversos Estados
to» 1 7 . La sumisión al obispo es unión rial, vértice de la aspiración del hombre gentes, de los individuos y de los grupos como las instituciones económicas par-
con Dios 1 8 . La Iglesia, al extender gra- para comunicarse, es u n a sociedad ne- sociales intermedios a aquella forma ticulares con sus estructuras organiza-
dualmente sus dimensiones, hace crecer cesaria, el lugar obligado en el que el de comunicación recíproca y de mutuo tivas tienen que poner los poderes de
y da una forma a la organización je- hombre se realiza como ser social. Esta servicio a través del cual se realiza el decisión y las responsabilidades inhe-
rárquica y al peso de la autoridad. Su exige en su interior cierta diversifica- bien común. Es una obligación que se rentes lo más bajo posible en la escala
función se hace un servicio para la ción y especialización de los deberes traduce en u n servicio, que es la razón jerárquica, ofreciendo así a cada hom-
unidad de la Iglesia, que tiene valor de sociales y, por tanto, su coordinación de ser de la autoridad, y a su vez el bre que trabaja en orden a conseguir
signo escatológico 1 *. Ignacio se define en u n a convergencia orgánica hacia el origen y la explicación de sus límites los fines el máximo de oportunidades
«partidario de la unidad» 2 0 «porque no bien de todos. y de los límites de la obligación moral para dar prueba de su sentido de res-
hay nada mejor» 21 . La unidad de la del obedecer. «El ejercicio de la autori- ponsabilidad y madurar como per-
Iglesia en el agápe es su testimonio ante Esta coordinación y esta confluencia dad política tiene que desarrollarse sona» 34 .
el mundo y su canto de alabanza a son la obligación y el sentido de la siempre en el ámbito de la ley moral
Dios, la garantía de su enosis con autoridad. De esta forma es a la vez para conseguir el bien común. Enton- El Estado moderno reconoce y ga-
Dios. Para los cristianos «sólo lo que se necesaria y libre: necesaria en cuanto ces los ciudadanos estén obligados en rantiza institucionalmente la libertad
hace en koinonía es digno de alaban- a la sustancia, libre en cuanto a las conciencia a obedecer» 31 . original y concurrente de los ciudada-
za: u n a sola oración, un solo espíritu, modalidades de su ejercicio. Efectiva- nos, estructurándose como «Estado de
u n a sola esperanza animada por la ca- mente viene libremente creada y mo- La obediencia se justifica precisa- derecho». A diferencia del «Estado per-
ridad en la alegría sin m a n c h a : esto delada por el hombre. Tanto las estruc- mente por el hecho de que quien de- sonal» del pasado, en el que la autori-
es Jesucristo» 22 . El obispo es el centro turas de la sociedad como las de la tenta el poder sirve realmente al bien dad era totalmente depositaría en el so-
de condensación de la enosis eclesial; autoridad son realidades que cambian, común. La resistencia será no sólo u n berano, de cuya persona brotaba todo
sin comunión con él se hace ilegítima objeto de u n a proyección y de una derecho, sino también u n deber en la el ordenamiento jurídico, en el Estado
toda la vida eclesial 23 : «Los que perte- actuación libre. De modo particular, la medida en que las imposiciones de la de derecho la ley determina el ámbito
necen a Cristo y a Dios están con el designación de las personas que ejer- autoridad se opongan al bien común y los límites de los poderes de las diver-
obispo» 24 . cen el poder, la diferenciación de las y a los valores morales en los que se sas autoridades. La constitución (o de-
funciones autoritativas, los límites en- funda éste. recho del Estado) es la autoridad su-
Autoridad 62 Autoridad
Su obligación es hacer presente a Cris- de presión que n o sea el amor: «La ma-
prema, de la cual brota el origen de sentimiento. No es eficaz en el plano ¡ to, ser sacramento de su voluntad, en jestad de una conciencia sincera es un
toda norma y en la cual se fija y ga- educativo imponer que se haga, sino i comunión con el plano de salvación de bien mayor que el ejercicio ordenado
rantiza el ámbito de las libertades le- el hacerlo desear. De aquí que haya j Dios. También ella está obligada a obe- de gobierno» 40 .
gitimas del ciudadano. que prestar mucha atención en la gra- i decer como los que le están sujetos en
dualidad. Sobre todo hay que preparar ' La autoridad" tiene que saber respe-
No quita con esto que dentro de toda la fe. Para la autoridad obedecer signi-
de forma adecuada la separación gra- tar los límites en su acción de control
regulación jurídica positiva de las re- fica buscar lealmente la voluntad de
dual para cuando haya que dejar las y dirección. El principio de subsidia-
laciones entre autoridad y libertad per- Dios para su Iglesia. La garantía de esta
obligaciones educativas. ridad vale también para el interior de la
sista siempre cierta tensión, un con- lealtad es el diálogo. Una decisión to- Iglesia: «Si la Iglesia quiere emplear
flicto permanente entre ambas. Por este La libertad educada crecerá gradual- mada tras una consulta es u n acto de todas las posibilidades para su misión,
motivo el límite jurídico entre ambas mente, aunque exista cierta tensión fe en el Espíritu presente en la Igle-i tiene que encontrar un modo de emplear
es siempre movible, porque no puede con la autoridad educativa, tensión que sia 3 6 . La opinión pública en la Iglesia la inteligencia y la buena voluntad de
ser fijado por la institución de una vez el educador tiene que presuponer y es un canal del Espíritu. Sólo consul- sus miembros distinto del control to-
para siempre, sino que es objeto de la que intentará superar continuamente. tando a la comunidad la autoridad se tal» 4 1 . Por otra parte la relación sub-
i n a g o t a b l e creatividad jurídica del Por otra parte los límites de la misma puede preservar de decisiones tomadas ditos-superiores no puede ser una re-
hombre. son un hecho cultural móvil y relativo. fuera de la fe. La falta de canales ins- lación en la fe y en la caridad y, por
Un instrumento pacífico de esta mo- titucionales de discusión priva a la tanto, u n a relación verdaderamente
vilidad de los límites puede ser el diá- Iglesia de las riquezas de la sabiduría cristiana, si antes no es auténticamente
logo institucionalizado. La sociedad en IX. La autoridad en la Iglesia del Espíritu. humana, o sea fundada en la acepta-
la que falte tiene minadas las bases La autoridad en la Iglesia no depen- ción y consideración del carácter per-
morales de l a autoridad. El diálogo su- Sin embargo, la voluntad de Cristo
de de Dios, como la civil, sólo a través sonal del otro, que es la base del amor.
pone naturalmente la disposición de no se identifica necesariamente con el
de la vocación natural del hombre a la
aceptar el punto de vista de la otra arbitrio de los subditos, sino con las
sociedad (aunque históricamente esta
parte. Habrá siempre un residuo de no- exigencias de la fe y de la caridad G. Guíti
vocación está dentro del orden de la
entendimiento, pero «una discordancia eclesiales. La justificación moral y los
salvación), sino también y más direc-
general y habitual aleja el entenderse límites de una autoridad dependen del
tamente a través de la vocación del
y el respeto recíprocos, y hace mala la hombre a la gracia. Por tanto, la auto-
fin de la sociedad en la que se ejerce, . Notas.—(l) Tertuliano, Apologetlcus. 32: PL 1,
tensión» 3 5 . o sea del bien común de esta sociedad. 522-523.—(3) 3 Epístola ad Diognetum, 5.10:
ridad en la Iglesia es u n hecho de gra- PG 2. 1174.-( ) Tertuliano. Apologetiras, 26,1:
El bien común de la Iglesia, a cuyo 4
Por otra parte reconocer la libertad cia, participa del carácter de misterio PL 1, 492.-( ) Martin Scillitaní. Hechos autén-
servicio se pone la autoridad, es la
no termina en el plano del derecho y propio de la Iglesia, del que es u n o de
unidad en el amor, que no es una ticos.-!5) Tertuliano, Apologetieus, 33,2-3:
de las instituciones. No menos impor- los elementos esenciales. Por este mo- PL 1. 510.-C) Agustín. De Civitate Dei. 4.33:
convergencia puramente disciplinar al PL 41. 139.-C)B Agustín, De Civitate Dei, 4,4:
tante que el plano jurídico es el plano tivo no se puede entender a la luz de
servicio de una eficiencia mundana, sino PL 41. 115.-( ) Juan Crisóstomo. in Rom
de las relaciones h u m a n a s : la autori- las categorías puramente h u m a n a s del
la espontaneidad de la unión que nace homilía. 23: PG 60, 615.—(9) Juan Crisóstomo,
dad y los subditos se deben reconocer poder, sino que tiene que ser vista y in Rom homilía. 23: PG 60, 617.-( 10 ) Agus-
del amor: «Los ministros que poseen la
como personas. La relación mandar- aceptada en la fe. tín, De Civitate Dei, 19,14: PL 41, 643.-
sagrada potestad están al servicio de
obedecer tiene que quedar en u n a rela- En la fe se explica su aceptación y la sus hermanos, a fin de que todos cuan- (") Tertuliano, Apologetieus, 4.6: PL 1. 338.-
ción personal y no hacerla descender al obediencia a sus mandatos: en la fe (") Agustín. De Chítate Dei. 4.4: PL 41, 115.-
tos son miembros del pueblo de Dios... (") Tertuliano. Apobgetíeus, 34.1: PL 1, 512.-
plano de las relaciones estructurales. tiene que realizarse su ejercicio concre- tiendan libre y ordenadamente a un (") Agustín. De Civitate Dei. 19,15: PL 41,
to; en la fe hay que modelar sus es- mismo fin y lleguen a la salvación» 37 . 643.-( 1! ) Agustín, De Civitate Dei. 19.16:
tructuras. Aparte la inevitable encar- PL 41. 644.-O 6 ) Ignacio de Antioquía. Ad
VIH. La autoridad educativa nación histórica del ideal evangélico de Una autoridad que tiene como fun- Ephesios, 1,3: PG 5, 645.-Í") Ignacio de An-
Dentro de la familia (y también en la autoridad, que lleva siempre a asumir ción el amor toma el estilo de la kénosis tioquía. Ad Ephesios. 3,2: PG 5, 647.-0 8 ) Ig-
estructuras cambiables de la sociedad y de la iiakonía y como modelo al nacio de Antioquía, Ad Magnesios.193: PG 5,
escuela) la autoridad tiene sobre todo buen pastor que da la vida por las 664; Ad Ephesios. 5,2: PG 5, 649.-( ) Ignacio
una función educativa. Es u n a forma y de la cultura secular, el eventual de Antioquía. Ad Magnesios. 6.1: PG 5, 668.—
ovejas 3 8 . Toda tensión entre la liber-
de superioridad moral a la que se le prevalecer de preocupaciones discipli-
tad cristiana y la autoridad pastoral, (2°) Ignacio de Antioquía, Ad Philadelphenses,
confía el crecimiento humano de un nares y organizativas en su interior, 8,1: PG 5, 704.-( 21 ) Ignacio de Antioquía,
ciertas formas de proteccionismo auto- entre la profecía y la institución tiene Ad Polycarpum, 1,2: PG 5. 720.-(") Ignacio
menor; crecimiento que exigirá, una que encontrar una solución en el
vez realizado, la posesión de sí por parte ritario de hiperdirección, de descon- de Antioquía, Ad Magnesios. 7,1: PG 5, 668.-
fianza sistemática sobre los miembros amor 3 9 ; El Evangelio no hace u n a elec- (") Ignacio de Antioquía. Ad Smirnaeos. 8.2:
del menor y, por tanto, la desaparición ción explícita o alternativa entre el go- PG 5, 713: Ad Tnllianos. 2,2: PG 5, 676.-
de la autoridad educativa. La autori- comunes de la Iglesia por parte de (") Ignacio de Antioquía. Ad Philadelphenses,
la autoridad eclesiástica y todas las bernar mediante la ley (estado de de-
dad educativa tiene por este motivo la recho) y el gobernar mediante las per- 3.2: PG 5, 700.-(") Ignacio de Antioquía,
obligación paradójica de hacerse gra- degeneraciones históricas de la auto- Ad Polycarpum. 1,3: PG 5, 720.-(") Ignacio
ridad eclesiástica respecto al modelo sonas (poder personal). El amor y no de Antioquía, Ad Polycarpum, 1,3 : PG 5, 720.-
dualmente inútil: ha cumplido con sus la ley es lo que constituye fundamental-
obligaciones cuando logra «e-ducere» evangélico, representan en primer lugar (") Policarpo, Ad Philippenses, 6,1:-PG 5.
u n a falta colectiva de fe. Toda refor- mente la Iglesia. Si falta, no hay ga- 1009.-(") Agustín. De Civitate Dei. 19,4:
del niño el hombre. De esta forma se rantía legal que lo pueda sustituir. Lo PL41, 643.-(») Juan Crisóstomo, In Col. homi-
une más directamente a la autoridad ma estructural en el interior de la Iglesia lía. 10: PG 61, 366.-(3°) Santo Tomás, S. Th.,
debe situarse ante todo como u n a vuelta que más se opone al amor es la cons-
creadora de Dios. Su misión es crear tricción. La autoridad eclesiástica tiene 2-2ae, q. 104. a. l.-( 31 ) GS 74.-(") J. L.
la libertad responsable del adulto par- al evangelio, tiene que empezar por un MacKenzie, La autoridad en la Iglesia, Mensa-
acto de fe y concretarse en u n creci- más necesidad que cualquier otra auto- jero, Bilbao 1968.-f33) Pío XI, Qvadragesimo
tiendo de la disposición del educando. ridad del libre consentimiento de los
miento del nivel colectivo de la fe anno, ESG 462; cf Pío XII, Summi Pontificatus,
La autoridad educativa tiene que dar eclesial. subditos. Incluso a costa de u n a menor ESG 667-8.-(») 0. Nell Breuning (von), s.j..
ejemplo de obediencia como adhesión disciplina y eficacia la autoridad tiene Sozialreform. Erwapngen zum Subsidiaríetats-
coherente a los valores que la inspiran. La autoridad e n la Iglesia es por su que renunciar a toda forma de poder y prinzip. en «Stimmen der Zeit» (oct. 1955).—
Tiene la obligación de suscitar el con- misma esencia vicaria, sacramental.
Autoridad 64
3S
(37 ) J. L. MacKenzie, s.j., o. c, 218.-( 3b ) LG 2 7 . -
La autoridad a prueba, Stvdívm, Madrid 1970.—
(40 ) LG 18.-(3SJ LG 26-27.-(39) LG 12.- Lanseros M., La autoridad civil en Francisco
( ) K. Rahner, s.j., Cristo, modelo de la obe- Suárez, Estudios Políticos, Madrid 1949.-
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B
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W., Exusía, en Th. W., 2, 557-668.-Kleine E., del Nuevo Testamento, Rialp, Madrid 1965.
BAUTISMO de Cristo continuados en la Iglesia, sig-
nos visibles y permanentes mediante
los cuales la Iglesia, cuerpo de Cristo,
Leemos en la «Introducción general» asegura la generación de la fe. su cre-
al nuevo Rito del bautismo de niños: cimiento y su estabilidad. Es decir, me-
«En efecto, incorporados a Cristo por diante los sacramentos, Cristo salvador
el Bautismo, constituyen el pueblo de responde activamente a la tensión pro-
Dios, reciben el perdón de todos sus pe- pia de la fe en él, a la voluntad de
cados y pasan de la condición h u m a n a adhesión a su persona 1 . El sacramento,
en que nacen como hijos del primer por tanto, supone la fe, y tiene como
Adán al estado de hijos adoptivos, fin introducir en la fe total. En cierto
convertidos en nueva criatura por el sentido se sitúa entre dos momentos o
agua y el Espíritu Santo, Por esto se etapas de la fe: la fe del principiante,
llaman y son hijos de Dios» (n. 2). sin la que el sacramento no puede ser
Más adelante afirma: «El Bautismo, percibido como «símbolo» salvífico; más
puerta de la vida y del reino, es el todavía, ni siquiera pedido: y en todo
primer sacramento de la nueva ley, caso, no puede ser recibido de forma
que Cristo propuso a todos para que tu- conveniente; y la fe concomitante o
vieran la vida eterna y que después consecutiva: el fruto del sacramento,
confió a su Iglesia juntamente con su uno de los aspectos fundamentales de
Evangelio, cuando mandó a los Após- la gracia que le concede. «Ex fide in
toles: "Id y haced discípulos a todos los fidem»: desde una fe incoativa a u n a
pueblos, bautizándolos en el nombre del fe viva, el sacramento constituye una
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." etapa esencial en el camino de adhesión
Por ello el Bautismo es, en primer lugar, a Cristo.
el sacramento de la fe con que los
hombres, iluminados por la gracia del
Espíritu Santo, responden al Evangelio 1. EL SACRAMENTO, CONTACTO CON
de Cristo» (n. 3). Los textos citados CRISTO.-La participación salvífica de
proponen de forma discursiva las ca- los sacramentos es sobre todo fruto de
racterísticas esenciales del misterio del un acto de fe. Así como la hemorroísa
bautismo. En la exposición que haremos, quería tocar a Cristo para ser curada,
teniendo presente los «Praenotanda» del mismo modo el cristiano, en su fe,
al Rito, intentaremos presentar los quiere «tocar a Cristo» para recibir de
elementos fundamentales de una teolo- él la vida. El sacramento sensible se
gía del bautismo. encuentra en la línea de la búsqueda
de nuestra fe, corresponde al deseo de
un contacto físico con el Señor de la
I. Líneas de teología patrística uida. San Agustín lo ha subrayado va-
Los milagros de Jesús son los medios rias veces con insistencia. La fe, afirma
con los que el Señor revela su poder de el de Hipona, realiza un primer con-
Hijo e introduce al conocimiento de su tacto, todavía completamente espiritual:
persona divina. Son signos de salva- «No se llega a Cristo caminando, sino
ción, signos que se ofrecen a la inteli- creyendo. No nos acercamos a Cristo
gencia de la fe, mediante la cual se moviéndonos, sino mediante la decisión
toca la presencia del Señor y se com- libre del corazón. Así aquella mujer que
prenden sus intenciones salvíficas. En tocó la orla del vestido del Señor, le
esta perspectiva, los sacramentos apa- tocó más que aquella muchedumbre
que lo apretujaba, tanto que el Señor
recen a los Padres como la continua-
preguntó: ¿Quién me ha tocado? Los
ción de los milagros evangélicos. Gestos

3 i
Bautismo 66 67 Bautismo
discípulos extrañados respondieron: Ves tuvieron lugar cismas, herejías, errores, podido creer en lo que no conocía»7. esto se llaman sacramentos de la fe.
que la muchedumbre te oprime ¿y dices desuniones y cosas de este género. In- San Agustín subraya claramente que Confieren ciertamente la gracia, pero
que quién te ha tocado? Pero él replicó: fluyó particularmente la controversia NÓlo la fe vivida en la Iglesia permite también su celebración prepara perfec-
Alguien me ha tocado. La mujer lo toca, teológica sobre la validez de los sacra- recibir la gracia del sacramento. Re- tamente a los fieles para recibirla fruc-
la muchedumbre lo oprime. ¿Qué sig- mentos administrados fuera de la «Igle- conoce que los donatistas, separados tuosamente...»12. El contenido de este
nifica tocar sino creer?»2. El sacramento sia católica». A pesar de todo los Padres de la Iglesia, tienen verdaderos sacra- texto tiene su base profunda en la tra-
realiza con mayor profundidad la ten- han expresado la concepción funda- mentos y pueden tener incluso la ver- dición patrística, y aparece como com-
sión de la fe incorporando al creyente mental del organismo sacramental. dadera fe; pero añade que esta posesión plementario del subrayado precedente-
a Cristo, en primer lugar mediante el Para los griegos, también para Cipria- de la fe y de los sacramentos es ilegíti- mente. Si en realidad es verdad que el
bautismo. «Además de la imitación, la no, los sacramentos y la fe son los ele- ma fuera de la Iglesia, incluso nefasta organismo sacramental responde a una
gracia del bautismo realiza interior- mentos fundamentales del depósito de ti causa del crimen contra la unidad; «espera» de la fe que busca ponerse en
mente en nosotros una iluminación y la tradición que Cristo ha confiado a por este motivo no es suficiente para contacto con Cristo mediante un signo
nuestra justificación. . mediante esta su Iglesia. Por tanto, los sacramentos gurantizar la gracia del sacramento8. sensible, y la eficacia misma de estos
gracia injerta a su Cuerpo los niños fuera de la Iglesia una no pueden reali- gestos sacramentales depende, en el
bautizados»3. Sin embargo, la eficacia zar la regeneración, porque no se puede A la base de estas exigencias y con-
clusiones subsiste indudablemente un plano personal, del ardor y de la «cua-
de esta unión con Cristo mediante el tener fe verdadera fuera de la Iglesia lidad eclesial» de la fe del sujeto, hay
sacramento viene siempre del primer católica. La fe requerida para la «validez principio fundamental, claro en san
Agustín, y más vivido que explicado que subrayar que el sacramento, por
contacto establecido con el Señor me- y licitud» de los sacramentos es. por sí mismo y por la gracia que otorga,
diante la fe. Sólo en la lógica y en la tanto, la fe eclesial. Esta supone una en los Padres anteriores: los sacramen-
tos han sido confiados por Cristo a su hace crecer a su vez la fe del creyente13.
llamada de la fe se puede comprender participación de corazón y una adhe- Haciendo una prolongación de los tex-
el significado del sacramento y su «rea- sión de hecho del cristiano a la Iglesia Cuerpo, que es la Iglesia y sólo a ella.
listos son indisolublemente los sacra- tos de los Hechos, que describen el bau-
lización». Esto deja entrever el epitafio una. Cipriano es explícito: «Quien no tismo como el término visible de la
de Abercio (fin. s. II): «Me guiaba la fe conserva esta unidad de la Iglesia, ¿cree mentos de Cristo y de la Iglesia: ésta
los recibe y administra para la salva- predicación y de la recepción de la fe
por todas las partes; y en todas las que conservará la fe? Quien se opone y en los corazones, Tertuliano designaba
partes me ofrecía para comida un pez resiste a la Iglesia, ¿piensa que está en ción a causa de la fe que la tiene unida
a su Cuerpo y Esposo. Por tanto, sólo a este sacramento con los nombres ca-
de agua cristalina, grande, puro, que la Iglesia? Quien se separa de la Iglesia racterísticos de «signaculum fidei»14,
pescó una casta virgen y lo distribuye toma a una adúltera, se encuentra fuera los que pertenecen a esta Iglesia «me-9
diante la fe católica y en la unidad» «sacramentum, obsignatio, vestimentum
entre los amigos para que se alimenten de las promesas de la Iglesia de Cristo, fidei»15.
siempre; además posee un vino exqui- no obtiene las recompensas de Cristo. pueden llegar a la salvación realizada
sito y lo da juntamente con el pan» No puede tener a Dios por padre quien por los sacramentos. La fe del sujeto Este tema aparece particularmente
(12-16). no tiene a la Iglesia por madre (...). que recibe los sacramentos tiene que en los Padres del siglo iv. que subrayan
Quien no se encuentra en esta unidad, Ner una participación viva de la fe cómo el bautismo, por el simbolismo
no se encuentra en la ley de Dios, no plena y fecunda, animada por el Espí- de sus ritos y por su fórmula sacramen-
2. NO EXISTEN LOS SACRAMENTOS SIN se encuentra en la fe del Padre y del ritu Santo, de la comunidad eclesial. tal, es una expresión objetiva de la fe
LA FE DE LA IGLESIA.-El organismo sa- Hijo, no se encuentra en la vida y en lista misma afirmación se encuentra de la Iglesia en relación con la Trinidad
cramental se sitúa en la línea de la fe la salvación»5. Gregorio de Niza insiste ocho10 siglos más tarde en santo To- y la resurrección de Cristo. Como tal,
en el Verbo encarnado; por este motivo en el mismo sentido en el siglo siguiente: más . el sacramento es un «lugar dogmático»,
los Padres no han dejado de subrayar el bautismo no produce su efecto sin De esta forma se toca el núcleo fun- que atañe a la «tradición» de la Iglesia
la necesidad de la fe para acercarse a una estricta fe ortodoxa: «Quien profesa damental del sacramentalismo católico. y constituye por sí mismo una regla de
los ritos sacramentales. Ciertamente no que la Trinidad santa es increada entra Quizá una concepción demasiado indi- fe intangible, transmitida a los bauti-
se trata sólo de recomendaciones mora- en la vida inmutable e inalterable. vidualista de los sacramentos ha de- zados tras los primeros rudimentos de
les, sino más bien de hacer comprender Quien por el contrario, por un falso molido la visión eclesial de los sacra- la doctrina que se enseña en el catecu-
a los fieles el sentido del misterio sacra- juicio, piensa en la Trinidad la existencia mentos cristianos. Volver a las fuentes menado". Más todavía: la gracia pro-
mental y su modo de obrar. La misma de una naturaleza creada y está bauti- nos lleva a descubrir la esencialidad de pia del bautismo consiste en la ilumi-
humanidad de Cristo puede resultar zado en ella, viene engendrado a una lu fe de la comunidad en la realización nación del alma y en hacer progresar
una pantalla, en vez de un signo vi- vida que cambia»6. del sacramento, La enseñanza del re- en la fe. San Cirilo de Alejandría afirma
viente de la persona divina; así el sa- ciente concilio Vaticano II. en la cons- a su vez que por la gracia del «bautismo
cramento, signo continuado de Cristo, Los autores latinos del s. IV y V no titución De sacra Liturgia, se pone y la iluminación del Espíritu se obtiene
hay que entenderlo en la perspectiva de son menos categóricos. San Jerónimo: con toda claridad en esta línea tradi- la plena participación en el Verbo En-
la fe para captarlo en su significado «Quien se acerca al bautismo en la secta cional11. carnado y el conocimiento (gnosis) per-
pleno, de lo contrario resulta una pan- de los herejes, ¿en qué fe viene bauti- fecto y verdadero de Dios»17. Cirilo de
talla. zado? Sin duda alguna en la fe de los Jerusalén da a los nuevos bautizados
3. LOS SACRAMENTOS DESARROLLAN unas catequesis «mistagógicas» mucho
¿Qué cualidades exige esta «fe sacra- arríanos. Tú me dirás: él ha creído en
el Padre, en el Hijo y en el Espíritu I.A FE.—La misma constitución conciliar más profundas que las destinadas a los
mental»? La fe tiene que ser sincera, nos hace considerar otro aspecto de
viva, en situación vigilante debido a la Santo; por esto ha recibido el bautismo. simples catecúmenos. Se trata aquí de
De acuerdo, pero dime: ¿Qué simplici- lu relación fe-sacramento: «Los sacra- algo más que de un simple método pe-
penitencia y a la conversión". Pero tie- mentos están ordenados a la santifica-
ne que ser, sobre todo, una fe «edesial». dad es ésta que no conoce lo que cree? dagógico: es la teología del sacramento.
¿Simplemente cree? ¿En qué cree? (...). ción de los hombres, a la edificación del Pues si es verdad que el bautismo es el
En otras palabras, se trata de la fe «or- Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar
todoxa» como se realiza plenamente en Le pregunto: ¿Crees en la santa Iglesia? sello de la fe1S impreso por el Espíritu
¿En qué Iglesia ? ¿En la de los arríanos ? culto a Dios: pero, en cuanto signos, Santo para signar al creyente a seme-
el seno de la Iglesia. también tienen un fin pedagógico. No
No existe una Iglesia de los arríanos, janza de Cristo18, no es menos cierto
El pensamiento de los Padres en este ¿Y de nuestra Iglesia? Si ha sido bauti- Nólo superan la fe, sino que, a la vez, también que para los Padres griegos,
punto es muy exigente. Sin duda alguna zado fuera de nuestra Iglesia, no ha lu alimentan, la robustecen y la expre- como para Tertuliano, el sacramento
se debe al contexto histórico en el que san por medio de palabras y cosas; por
Bautismo (.9 Bautismo
es para los creyentes bautizados un sin titubeos que este poder del sacra- para (ina) que como Cristo fue resucita- verbo «implica la idea de un "creci-
«sostén de la fe» 20 . La gracia propia mento es el que hace del niño un cre- do (eghérthe) de entre los muertos por la miento conjunto" y, por extensión, per-
del bautismo es, en efecto, u n a gracia yente : «Aunque el niño no tiene todavía uloria del Padre, así también nosotros mite designar la unión íntima de dos
de iluminación que nutre la fe. Esta la fe que consiste en la voluntad de los caminemos en nuestra vida. Pues si cosas o de dos personas como si estu-
noción, presente ya en la carta a los creyentes, viene a ser un creyente me- liemos llegado a ser u n a misma vida con vieran u n a en otra: de ahí la traduc-
Hebreos 2 1 y en san Justino 2 2 , viene a diante el sacramento de esta misma fe. el por u n a muerte semejante a la suya, ción propuesta por el P. Lyonnet en la
ser en los siglos iv y v u n tema esencial Es llamado fiel no porque afirme la cosa üimbién lo seremos por una resurrec- Biblia de Jerusalén: "devenir un méme
a la teología bautismal. Se distinguen con su propia voluntad, sino porque ción parecida» 3 4 . La importancia del étre"» 4 0 . Cristo muerto y resucitado es
así los catecúmenos «que están por re- recibe el sacramento de esta misma bautismo se subraya ya en el versícu- el arquetipo del hombre. El bautismo
cibir la gracia de la iluminación» de cosa» 2 3 . Por esta razón puede el niño lo 5. Ser bautizado significa quedar se- conforma, da comienzo a un proceso
los recién bautizados, «que han sido recibir la eucaristía 3 0 . Se trata del caso llado con la muerte de Cristo. El rito de reproducción del arquetipo 4 1 . El
iluminados ya» por la luz del Verbo 2 3 . normal del catecúmeno que accede al ile la inmersión, evocado por el verbo término «súmfotoi» resulta de hecho
Este tema, además, está ligado al tema bautismo y se prepara a la eucaristía: foiptizeín, está claramente indicado en paralelo a «caminar» (v. 4 c): la vida
de la renuncia a Satanás: el demonio, el progreso descrito está estrictamente el paralelismo del versículo siguiente: del bautizado implica, en consecuen-
a quien el neófito ha renunciado so- vinculado al progreso de las etapas de «luimos sepultados juntamente con él cia, u n progreso, u n comportamiento
lemnemente, se pone en fuga ante la luz la fe 31 . En los comentarios al evangelio por el bautismo en la muerte» (v. 4 a). de marcha bien preciso 42 . «El Apóstol,
que inunda el alma del bautizado: «Como de san Juan aparece este tema. San El vínculo con su muerte llega hasta la al tiempo que se detiene en el resurgi-
fue puesto en fuga por Cristo, luz pri- Agustín demuestra que el bautismo wpultura " . El bautizado está realmente miento a la nueva vida producida por
mera, así se retira vencido de quienes obra un progreso en la fe de los cre- li«¡ido a la muerte de Cristo: se trata la inmersión bautismal, mira directa-
han sido iluminados por El. Tal es el yentes 3 2 . ile una unión real, ontológica y no mente al "caminar" en la nueva vida
beneficio que reporta el baño bautismal meramente intencional 3 6 . como fin y exigencia del bautismo mis-
a quienes reconocen su poder» 2 4 . Cri- 4. CONCLUSIÓN.—El sacramento del mo. Esto está en completa armonía con
sóstomo se vale de términos análogos. bautismo se sitúa, pues, para los Padres I .a muerte física de Cristo no es u n el contexto donde todo converge al
Mientras el catecúmeno no es bautizado, al inicio y al término de la dinámica nillo, sino u n acontecimiento histórico comportamiento moral del cristiano. El
es incapaz de «llevar los secretos» y de de la fe. Supone, por una parte, la pre- i|iie recapitula toda la misión .del Sal- concepto omitido en el versículo 4 se
penetrar en los «misterios» de la fe. Se paración personal del creyente, inser- v.ulor, encarnado para obedecer al Pa- afirma explícitamente en el versículo
necesita la luz bautismal para com- tándose así en la línea de un acto de iliv hasta la muerte de cruz 3 7 . Esta siguiente: los bautizados pueden y de-
prender todos los «misterios» y particu- fe que el Señor viene a «sellar» con obediencia, destructora del pecado, ad- ben "caminar" en una nueva vida,
larmente la eucaristía: «Los iniciados el don del Espíritu Santo; pero, por otra quiere su valor del plan salvífico del porque su bautismo los hace efectiva-
conocen la virtud de este cáliz, y vos- parte, causa u n progreso en la fe y l'nclre, que ha ligado a este «sí» de mente partícipes tanto de la muerte
otros la conoceréis dentro de poco» 2 5 . da acceso a los misterios mayores: la Cristo la realización de todas las pro- como de la resurrección de Cristo» 43 .
San Cirilo de Jerusalén funda a su vez gracia sacramental hace pasar al cre- mesas hechas en el transcurso de la El binomio muerte-vida, en la des-
el significado de la iluminación bautis- yente del estado inicial, embrionario e historia. cripción del destino histórico de Cristo,
mal sobre una teología de la fe 2 6 . De imperfecto de su fe, al estado adulto y Ahora bien, la muerte física de Cris- designa dos acontecimientos comple-
hecho, para Cirilo merecen el nombre maduro. «Ex fide in fidem». I» mira a su resurrección. El bautizado, mentarios de la redención; se hallan
de «fieles» sólo quienes h a n recibido runligurado a la muerte de Cristo, es tan ligados entre sí que uno de ellos
efectivamente el bautismo. El distingue En el plano de la salvación, el sacra- lolnlmente solidario con el destino en-
mento del bautismo aparece lógica- basta para evocar la totalidad del mis-
dos grados o etapas en el desarrollo de li'ro de Cristo y, por lo mismo, es tam- terio. De ahí que para el bautizado aso-
la fe. Por u n a parte, la simple fe dog- mente inseparable de la fe. Es el signo bién solidario de su resurrección, que
definitivo y sobrenatural de la justifica- ciarse a la muerte de Cristo significa al
mática en la revelación de Cristo y en rn el versículo 4 ya citado se atribuye mismo tiempo tener parte en su resu-
la doctrina de la Iglesia, fe que «atañe ción, ofrecida a la fe y obtenida por n In «gloria del Padre». Esta fórmula
ella mediante la plena participación en rrección. Así, el «camino» en Cristo re-
a los dogmas e incluye el asentimiento pimllna abarca toda la realidad divina, sulta posible, real y necesario. Y por
del alma»; de otra parte, la fe que el el gesto de Cristo salvador y de la Tri- MI trascendente dignidad y su poder.
nidad. «La fe y el bautismo son dos esta razón exclama San Pablo: «Nos-
Evangelio describe como la «fe de los I!n consecuencia, el mismo poder divino otros somos conocedores de esto, que
milagros» y que atañe no sólo a la sal- medios de salvación, mutuamente liga- mis asimila a la muerte de Cristo y a
dos y, por lo mismo, indisolubles. Por- nuestro hombre viejo ha sido crucifica-
vación, sino también a la edificación mi resurrección; se trata de u n aconte- do con él para que el cuerpo del pecado
de la Iglesia y al progreso en la vida que si la fe encuentra su cumplimiento cimiento real que se realiza en el bau-
por medio del bautismo, éste se funda sea destruido, a fin de que ya no seamos
espiritual 2 7 . Esta segunda fe es la única I linio. «No se trata en suma de u n a esclavos del pecado, pues el que muere
a su vez en la fe. Ambos a dos toman
perfecta; es un mundo inaccesible a los
su perfección de los mismos Nombres
niilon, sino de u n acontecimiento. El queda libre del pecado» 44 . En este texto,
no bautizados. piirtlclpar en la muerte de Cristo es el adjetivo «viejo» tiene u n sentido pre-
divinos (...). Viene primero la profesión liimblén, sin embargo, participar en la
de fe que conduce a la salvación; le ciso; califica la realidad de este mundo
Si pasamos ahora del modo griego insurrección obrada en él por la gloria pecador, que está en oposición a la
sigue inmediatamente el bautismo que V I>i potencia de Dios» 38 . Tal es el
al modo latino, encontramos la misma sella nuestra decisión» 33 . realidad de la vida que tiene su origen
concepción teológica, sobre todo en la II'NIIIIÍIIIO de la unión con Cristo. en Cristo. «Una vez más, esta doble de-
enseñanza de san Agustín. I,n vida del bautizado unida a la de signación se entiende en función de
II. Reflexión teológica Cristo, y ante todo el hombre antiguo
Aun al tratar de la difícil cuestión i'ilNto la expresa San Pablo con u n a
del bautismo de los niños, san Agustín 1. LA SEMEJANZA CON CRISTO MUERTO imlitlini de difícil interpretación: «súm- o viejo, superado ya en la nueva eco-
no elude ni la necesidad de la fe ni la Y RESUCITADO. —ES útil recordar un texto iiilnl». lista expresión puede entenderse nomía (...). El "cuerpo del pecado" es.
función del sacramento. En este caso de San Pablo: «¿Ignoráis que cuantos in cslc sentido: la situación actual del según la antropología bíblica, el hom-
apela a la fe de los padres, o a la fe de fuimos bautizados en (eis) Cristo Jesús, Imiitlzndo consiste en crecer en unión bre mismo en cuanto, por sus tenden-
la «Madre Iglesia» 28 . Pero apela sobre fuimos bautizados en (eis) su muerte? • mi Cristo 3 '. El término «súmfotoi» ex- cias extraviadas, está orgánicamente
todo al poder del «sacramentum fidei» Fuimos, pues, sepultados juntamente |III*NII la idea de u n organismo vivo y dirigido al pecado; el hombre "viejo"
(sacramento que confiere la fe) y afirma con él por el bautismo en la muerte. iinlliirlo; así. más precisamente, este
Bautismo 70 71 Bautismo

es, por consiguiente, el pecador, el hom- gue al Padre y al Hijo en el Espíritu El mismo Espíritu da testimonio junta- que el bautizado está en u n a situación
bre que ha recibido la herencia de Adán. Santo. mente con nuestro espíritu de que somos de muerte frente al mundo. Cierto, el
Es el hombre que ha muerto en el bau- El Hijo envuelve a los bautizados enj hijos de Dios. Y, si hijos, también he- bautizado h a roto con las potencias de
tismo y ha sido crucificado con Cris- la relación que lo define como Hijo, es i rederos de Dios, coherederos de Cristo, este mundo, pero esto n o impide que
to» 4 5 . decir, en su relación con el Padre. Loéj NI es que padecemos juntamente con siga todavía bajo el influjo negativo del
La realidad de fondo se expresa en acoge como hermanos para hacerlo»] el, para ser también juntamente glori- pecado. El bautizado ha muerto, pero
u n hecho: el cristiano está «en Cristo hijos adoptivos de su Padre. San Pal! ficados» 5 1 . debe morir cada día, crucificar al hom-
Jesús». Y esta situación real es el re- blo h a traducido esta realidad mediante ] Pero el Espíritu es también el porta- bre viejo para que pueda vivir el hombre
sultado de la conformación al aconte- la noción de filiación adoptiva. Y San dor de la eficiencia divina; y en esta n u e v o " . Está salvado, pero debe tra-
cimiento único e irreiterable de la his- Juan h a afirmado su valor ontológico función, que se le atribuye por apro- bajar por construir la propia salvación
toria de la salvación: la muerte y la con la noción de nacimiento: los bauti- piación, expresa la acción común de con u n a conversión continua. Es noci-
resurrección de Cristo, conformación zados «han nacido de Dios Padre». Re- las tres divinas personas en cuanto se vo olvidar esta ley de lucha cotidiana
que se efectúa mediante el bautismo. conciliados y justificados ante el Padre distingue de la acción propia del Hijo que consiste en rechazar, para explicar
«A la doble etapa del misterio de Cris- por el Hijo, le pertenecen por siempre encarnado, muerto y resucitado. El Es- el mundo y su historia, el apoyo en
to, por u n a parte la crucifixión-muerte- como hijos queridísimos. El Padre pro- píritu transforma la potencia del bau- las solas fuerzas de la razón razonante;
sepultura, y, por otra, el retorno a la longa sobre ellos el amor que tiene a IIzado y anima su actividad teologal; rechazar el considerar el mundo como
vida, corresponde u n doble aspecto en su único Hijo 49 . recrea incesantemente, renueva sin algo definitivo; rechazar el mal de la
la salvación del cristiano: por una pausa el diálogo que el Padre y el Hijo desobediencia a la voluntad de Dios.
Nacidos a la vida filial, los bautizados
parte, crucitixión-muerte-sepultura del nacen también, por u n a correlación llenen con los bautizados y que los En pocas palabras: toda la vida cris-
hombre viejo esclavizado al pecado, y, rigurosa, a la vida fraterna en la Igle- bautizados tienen entre sí en cuanto tiana tiene u n carácter inalienable de
por otra, la resurrección a u n a vida sia. Y su vínculo con la Iglesia es do- hijos del mismo Padre. lucha dramática. «El cristiano se com-
nueva. A través de esta doble etapa, el ble. El primero es con la Iglesia en •. Tal es la estructura sólida, indestruc- promete a someterse a u n a moral de cru-
cristiano llega a ser uno con Cristo»*''. cuanto comunidad jerárquica materna, llble del ser y de la vida de los bautiza- cifixión, de abnegación y de renuncia.
En consecuencia, el bautizado es el que expresa visiblemente la salva- líos. Quizá alguno me reproche por Ante todo porque Cristo h a definido
beneficiario efectivo de la muerte y de ción, cuya fuente es el Padre por medio Imber subrayado en exceso el aspecto a sus discípulos como portadores de la
la resurrección de Cristo: muere verda- de Cristo. Y la Iglesia transmite la vida i «ontológico» con detrimento de u n a cruz; luego, porque, después de Jesús,
deramente al mundo antiguo, opuesto divina. Los ritos bautismales subrayan inscripción de la «vida activa» de los el ágape está esencialmente ligado al
a Dios, dominado por Satanás, para claramente esta introducción progre- l'iiutizados. Pero estoy convencido de suplicio del Calvario; y si el Maestro se
resucitar al mundo de la alianza con siva en la Iglesia. <|iie jamás se insistirá lo bastante en inmoló, los suyos no pueden vivir sin
Dios. Desde este momento y de u n El segundo vínculo, el más decisivo i'ste punto. Cuando San Pablo quiere darse totalmente por amor. Finalmente,
modo definitivo, el bautizado está en por cierto, es con la Iglesia comunidad describir cómo debe ser la vida moral el bautismo, incorporando al neófito a
una situación estable de «muerte» frente de los salvados. Ligado al Hijo y al Pa- ele los cristianos, ¿cómo procede? Baste Cristo, lo asocia a la crucifixión y a la
al pecado y sus leyes: ha roto oficial- dre en el Espíritu, todo hijo de Dios es una breve indicación: «Bendito sea el muerte del Salvador, de suerte que el
mente con ellos. Correlativamente, está íntimamente solidario con cuantos vi- Dios y Padre de nuestro señor Jesu- sufrimiento y la muerte del cristiano
en una situación estable de «vida», propia ven las mismas relaciones vitales. Pa- irlsto, que en los cielos nos bendijo en son cotidianos» 54 .
de quien ha sido conformado al mundo sando de las tinieblas al reino de la luz, Cristo con toda suerte de bendiciones b) Comunión activa con las personas
divino. Su cuerpo está ya sellado con el bautizado encuentra u n a muche- espirituales, por cuanto nos eligió en divinas.— «Esta es la vida eterna: que te
la resurrección gloriosa. Cristo le ha dumbre de hermanos, es decir, la el antes del comienzo del mundo para conozcan a ti, único Dios verdadero, y
hecho para siempre partícipe de su pro- Iglesia. «Porque todos nosotros, judíos que fuésemos santos e inmaculados ante aquel a quien h a s enviado, Jesucristo» 55 .
pia situación personal de resucitado. y griegos, esclavos y libres, fuimos él. predestinándonos por amor a la Se trata del conocimiento en sentido
bautizados en u n solo Espíritu para : nilopción de hijos suyos por Jesucristo bíblico: es u n a experiencia, u n a sabrosa
formar u n solo cuerpo. Y todos hemos en él mismo, conforme al beneplácito intimidad 56 .
2. VIDA FILIAL Y FRATERNA POR LA ilc su voluntad, para alabanza de la
PARTICIPACIÓN EN LA SITUACIÓN PERSONAL
bebido del mismo Espíritu» 50 . Ahora bien, la fe bautismal hace al
Itloria de su gracia, la que nos hizo
DE CRISTO RESUCITADO.—En esta unión Todo se realiza y se cumple históri- «ratos en el Amado. En el cual tenemos bautizado capaz de «conocer», de des-
viva que San Pablo presenta como u n camente en el Espíritu Santo. El Es- por su sangre la redención, el perdón cubrir la faz original de cada u n a de
vínculo que u n e los miembros de u n píritu es la tercera persona divina, que ile los pecados (...), en el cual también las personas divinas. La reacción fun-
cuerpo, y San Juan como u n a inserción es otorgada al bautizado por el Hijo habiendo oído la palabra de la verdad, damental del bautizado frente a la ca-
de las ramas en el tronco, los bautizados resucitado y por el Padre. Y como el el evangelio de vuestra salvación, en ridad divina, reacción que inspirará la
son conformes a la imagen de su Padre ejerce su paternidad y el Hijo el que habiendo asimismo creído, ha- vida moral, es ante todo de acción de
Hijo 47 . Son «de Cristo» y Cristo vive en expresa su relación con el Padre en el lléis sido sellados con el Espíritu Santo gracias 57 , u n culto espiritual incesan-
ellos. ¿Qué significa esto? Cristo, en su Espíritu Santo, así también, y precisa- ile la promesa, el cual es prenda de te. Toda la vida espiritual debe vivirse
conciencia de resucitado, n o considera mente por esto, la filiación adoptiva del nuestra herencia, para el rescate de la como una liturgia continua que tiene
a los bautizados como a unos asociados bautizado es real, el Hijo asocia al posesión que él se adquirió para ala- sus momentos fuertes en la liturgia de
de u n a forma extrínseca, sino que quie- bautizado a su propia filiación y el lianza de su gloria» 52 . la Iglesia. El salmo 105 canta: «(Alabad
re y realiza u n a asimilación real a su Padre prolonga su paternidad sobre él a Yavé, aclamad su nombre, anunciad
situación personal de Hijo y. por ende, en el Espíritu Santo. «En efecto, cuan- ! entre las gentes sus obras! Cantadle
a las relaciones divinas que lo definen tos son guiados por el Espíritu de Dios,, i. VIDA VIVIDA CON CRISTO EN LA salmos, entonadle, sus maravillas todas
como hijo único 4 8 . Los bautizados h a n éstos son hijos de Dios. Porque n o re- IIII.HSIA.—a) Comunión activa del mis- repetid. Gloriaos en su nombre sacro-
entrado por la muerte y la resurrección cibisteis el espíritu de esclavitud para terio pascual.—La vida cristiana es, pues, santo ; jubile el corazón de los que bus-
del Hijo encarnado en el seno del mis- recaer de nuevo en el temor, sino que esencialmente u n a vida de amor filial can a Yavé» (vv. 1-3). Es la respuesta
terio trinitario: son santificados por el recibisteis el espíritu de hijos adoptivos | V fraterno. Pero sería utópico olvidar obligada a los delicados anticipos del
movimiento de amor que une y distin- que nos hace exclamar: |Abba, Padre!i i|iie esta vida es fruto de la muerte y amor divino; u n culto consciente de
Bautismo 7H
3

c
sus motivos, de su motivo sobre todo 1476.-C ) San Basilio, De Spir. Sancto, 13,
que es Jesucristo. 28: PG 32, 117 b.-( 34 ) Rom 6,3-5.-
De aquí brota u n a ley. la del mime- (35) H. Schlier, II tempo delta Chiesa, Bolonia
1965. 76.-( 36 )CfO. Kuss, La lettera ai Romani,
tismo cristológico, única regla moral del Brescia 1962, 395.-(") Cf Flp 2, 8.-( M )P. Al-
cristiano 5 8 , que será posible sólo si el thaus, La le itera ai Romani, Brescia 1970,114.-
bautizado vive y obra en el Espíritu (39) L. Cerfaux traduce así: «nous avons été
Santo. Cabe entonces decir que la mo- transformes et identifiés á l'image de sa mort»
ral cristiana debe ser necesariamente (Le chrétien dans 40 la théologie paulinienne, Pa-
rís 1962, 172).-( ) Cf B. Rey, Creados en
una moral de santidad, de libertad y de Cristo Jesús, Fax. Madrid 1972.-(") Cf A. Sisti,
autonomía personal". Simbolismo e realta nel battesimo, en «Bib. Or.»,
Una última consecuencia. La vida 11 (1969),85.-(42) Cf B. Rey, o. c. 113-115.-
cristiana, por sublime y perfecta, no (")5 P. Althaus, o. c, 114.-(") Rom 6,6-7.-
tiene su término en la tierra. El bauti- (* ) C. Spicq, Dea i Vhome segons el Nou6 Test-
tament. Edicions 62, Barcelona 1969.-C ) Y.
zado se halla en u n a situación paradó- Trémel, Le baptSme, incorporation du chrétien CARIDAD dado a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16).
jica: está todavía en el mundo, pero au Christ, en «Lumiére et Vie», 27 (1956J.87.- Los Sinópticos acentúan a veces de
ya no es del m u n d o : en los límites de (<") Cf Rom 8,2 9. -(*") «Esta conformación de Teniendo que ocuparme del especí- manera violenta, en oposición a las
la carne, del espacio y del tiempo, y, los cristianos al Hijo de Dios corresponde a pretensiones farisaicas, la absoluta gra-
una transformación de su ser, llamado a re- fico amor cristiano, no sabría qué tér-
sin embargo, ha entrado ya en el mundo mino usar. «Amor» tiene u n ámbito tuidad del amor de Dios. Tal reacción
de la resurrección definitiva. El creyente producir la imagen del Hijo, a compartir con
él la misma condición gloriosa» (B. Rey, o. c semántico tan vasto y variado que po- aparece muy clara en la predicación
está alumbrado por la gracia bautismal 201).-( 49 ) Cf Jn 17,26.-( 50 ) 1 Cor 12,13. dría originar equívocos; ordinariamente del Bautista. La calificación oficial de
y sabe de su situación personal: por Cf también Gal 3,27; Col 3,11.-(") Rom 8. va acompañado de u n a carga erótica «hijos de Abraham», de que se enor-
esto espera morir continuamente con 14-17. Se puede leer asimismo con utilidad que aquí no tiene cabida. «Caridad» ex- gullecen los judíos, no basta para crear
Cristo para vivir eternamente con él 6 0 . B. Rey, o. c, 190-194: P. Althaus. O.C., 164- un derecho al amor de Dios: «No os
168.-Í") Ef l,3-14.-(") Cf Rom 6; Gal 2, presa mejor la virtud teologal cristiana,
P. Piva reina de todas las demás virtudes, pero ilusionéis con decir en vuestro interior
19,20.-(") C. Spicq, Teología moral del Nuevo
Testamento, Universidad de Navarra, Pamplo- recuerda asimismo la limosna, que, si -grita el Bautista a los fariseos y sa-
Notas.—i1) La continuidad entre los milagros na 1969. v. 2,-(") Jn 17.3.-(") Cf P. Piva. puede ser su encarnación, puede tam- d u c e o s - : "Tenemos por padre a Abra-
y los sacramentos la pone de relieve san Agus- Problemi del matrimonio, Mantua 1971, 22-26. bién camuflar y coartar u n a realidad tan ham". Porque os digo que Dios puede,
tín a propósito de la curación del ciego de na- (") Cf 1 Cor 14. 18; Flp 4.6; Col 4,2: 1 Tim 2,1. de estas piedras, suscitar hijos de Abra-
cimiento. El episodio evoca el sacramento del amplia y elevada. La expresión «caridad-
(!e) Cf C. Spicq. La vita moróle e la SS. Trinitá, amor», por más que quiera disipar cla- ham» (Mt 3,9). La proclamación del
bautismo. Cf Tract. in ]oan., 44, 2: PL 35, Milán 1961. 41-58.-(") Ib. 67-68. 77.-
1714.-( 2 ) Tract. injoan., 26, 3:PL35, 1608.- ramente estos equívocos, apenas logra amor de Dios por los pecadores sonó
(M) Cf 2 Tim 2,11.
(5) De pecc. mer. et remiss.. 1. 9, 14.—i4) Pue- otra cosa que multiplicarlos y, en cual- a escandalosa tanto a los oídos judíos
den verse unos textos de los Padres griegos BIBL. : AA. VV., El bautismo de los niños en quier caso, suena como expresión de- como a los paganos. Ante el estupor de
en L. Villette, Foi et sacrement, t. 1, París 1959, ambientes descristianizados. Marova, Madrid masiado compleja y alejada de lo nor- los fariseos, que lo ven cómo participa
164-172.-(*) De l/nit. EccL. 4 y 6, TR.- 1968.-AA. VV., Bautizar en la fe de la Iglesia. mal. El término agápe, sobre todo en la mesa de los pecadores, Jesús afir-
(«) Disc. Catee, 39: PG 45, 100 b.-(') Dial. Marova, Madrid 1968.—Amiot F., Bautismo, maba : «No tienen necesidad de médico
contra Lucif., 12: PL 23, 167.-C) Véanse los en Vocabulario de Teología bíblica, Herder, Bar- opuesto a cros, podría expresar mejor
textos principales en L. Villette, o. c, 219-254.— el característico amor cristiano, dado los sanos, sino los enfermos. Id, pues,
celona 1972. 117-120.-Betz J.. Bautismo, en y aprended qué es: "Misericordia quie-
(') San Agustín, En. in Psalm., 83, 7: PL 27, Conceptos fundamentales de la teología. Cristian- que se encuentra de continuo en el
1061.-( 10 ) Cf In IV Sent., dist. 1, q. 1, a. 2, dad, Madrid 1966, v. 1, 188-208.-Camelot NT y no existía como sustantivo en el ro y no sacrificios"; pues no vine a
ad 4um; dist. 3, q. 1, a. 2, sol. 3 ad 4um.— T.. Bautismo u confirmación en la teología con- griego clásico. iLástima que sea u n tér- llamar a los justos, sino a los pecadores»
<") Cf SC 10; 14; 26.-(") SC 59.-(") Cf so- temporánea, Herder, Barcelona 1961.—Id. es- mino griego y suene entre nosotros (Mt 9,12-13). En el pecador existe una
bre todo He 2.41; 8,12; 16,32-33; 18,8; piritualidad del bautismo, Marova, Madrid disposición para comprender mejor la
Gal 3,26-27; Ef 1.13; 2 Cor 1,20-22.- 1962.—Cullmann O., 11 battesimo dei bambini e como u n barbarismo! Una vez aclarado
{'«) CIDepoenit., 6: PL 1, 1237; De Spect., 24: esto, podremos usar el término que nos gratuidad del amor divino: él sabe que,
la dottrina bíblica del battesimo, en Dalle fontí por su parte, no tiene derecho alguno:
PL 1. 655 a.-(") Cf De bapt.. 13: PL 2, dell'Evangelo alia teología christiana, Roma parezca, porque habría de resultar evi-
998 bc.-( 16 ) Cf san Basilio. Contra Eunom.. 3.5: 1971. 121-192.-Durrwell F. X.. La resu- dente que se trata de expresar u n a rea- por eso espera todo de un don gratuito.
PG 31, 425 a; De Spir. Sancto, 10, 26 y 15, rrección de Jesús, misterio de salvación, Herder. lidad religiosa que no puede dejar de
35: PG 32, 113 b y 129.-( 17 ) Cf San Cirilo Barcelona 1967.— Hamman A., Bautismo y ser al mismo tiempo misteriosa. San Pablo, en un texto clave poco ci-
de Alejandría, Injoan., 3, 5: PG 73, 244-245.- confirmación, Herder, Barcelona 1970.— Grasso tado, contrapone con toda claridad el
(18) Cf San Basilio. 19
Contra Eunomíum, 3, 5: D., ¿Hay que seguir bautizando a los niños?. amor cristiano al amor pagano: el
PG 29, 655 c.-( ) Cf San Juan Damasceno, Sigúeme, Salamanca 1973,-Iniesta A., El amor de admiración, que puede llegar
in Eph., 1, 13: PG 95, 825 c.-( 20 ) Cf San Gre- bautismo. PPC, Madrid 1970,-Leenhardt F. I. El amor gratuito de Dios
al máximo, si bien raramente, a que
gorio Nazianceno, Orat., 40, 3 y 16-17: PG 36, ],. Le bapthne chrétien, son origine, sa significatíon,
361 y 380 c.-( ) Cf 6,4; 10. 32.-( 22 ) I Apol,
21
Neuchatel 1946.—NeunheuserB.. Bautismo, en El amor entre Dios y los hombres se uno muera por un bienhechor; y el
61; Dial 14, 1: PG 6, 421 b y 504 c- Sacramentum mundi, Herder, Barcelona 1971, t. había revelado en el AT a través de amor de compasión, es decir, el amor
(23) Cf San Gregorio Nazianceno, Orat, 40, 1, 499-519,-Oepke A.. Bápto, baptizo, en una serie de hechos: iniciativas divinas del Dios cristiano que da a su Hijo a
10 y 34: PG 36, 372 b.-( 24 ) S. Gregorio Na- TWNT, Brescia 1966, 2, col 41-86.-Rey B., y rechazos del hombre, dolor del amor la muerte por hombres que carecen de
zianceno, Orat, 40, 10: PG 36, 372 b . - Creados en Cristo Jesús, Fax, Madrid 1972.— rechazado, superación dolorosa para todas las cualidades, débiles y peca-
(") Cat. 1 ad illumin., 1: PG 49, 2 2 3 . - Schlier H., II tempo della Chiesa, Bolonia 1965, estar a la altura del amor y aceptar dores: «Pues Cristo, cuando aún éra-
(") Cf San Cirilo de2Jerusalén, Cat., 19 (mist. 1): 74-88.—Schnackenburg R., Bautismo, en Dic- mos nosotros débiles, en el tiempo ya
PG 33, 1067 a.-( ') Cf San Cirilo de Jerusa- su gracia. En el NT el amor divino se
cionario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona establecido, murió por los impíos. En
lén, Cat., 5. 9-11.-(*>) Cf Epist., 98, 1-7: PL 33, 1967, 127-135.-Stenzel A., II battesimo. Ge- expresa en u n hecho único cuya natu-
359-363.-(") Ib, 10, col 364,-( 30 ) Sermo nes! ed evoluzione della liturgia battesimale. raleza transfigura los datos de la situa- realidad, apenas habrá quien muera
147, 7: PL 38, 944.-(") Sermo 132, 1: 32 PL 38, Alba 1762.-Villa!monte A., Teología del bautis- ción: Jesús viene a vivir como Dios y por un justo; por otra parte, por uno
734: In Psalm., 80, 8: PL 37, 1037.-( ) A mo, Herder, Barcelona 1965,-Wenger A., como hombre el drama del diálogo de bueno pudiera haber quien se atrevie-
título de ejemplo puede leerse el siguiente Jean Chrysostome. Huit catéchéses baptesimales. nmor entre Dios y el hombre. «Tanto ra a morir; mas Dios mostró su amor
texto: Tract. in ¡oan., 11, 3-4: PL 35, 1465- París 1957. ha amado Dios al mundo, que le ha para con nosotros en que, siendo aún
Caridad 74 75 Caridad

pecadores. Cristo murió por nosotros» todas las fuerzas» (Dt 6,5; Me 12,30: que sirve (Mt 10) y que se inmola ción de todas las exigencias morales
(Rom 5,6-8). Le 10,27): hasta sacrificar, si fuera ne- (Jn 10). Y este amor que perdona, sirve (Gal 5,22; Rom 13,8); son el manda-
La gratuidad del amor divino es asi- cesario, incluso los amores más legí- y se inmola es el que deben imitar sus miento único (1 Jn 15,12; 2 Jn 5). La
mismo la idea central de la teología timos y nobles (Mt 1 0 , 3 7 ; Le 14,26). discípulos (1 Pe 2 ; 1 Jn 3). caridad es la obra única y multiforme
de san ¡uan: «En esto consiste su amor: La razón teológica confirma esta exi- En la espera de la segunda venida de toda fe viva (Gal 5,6): «El que no
no somos nosotros los que hemos ama- gencia: Dios es infinitamente amable, del Señor, será éste el empeño funda- ama a su hermano, a quien ve, no
do a Dios, sino Dios el que nos ha ama- y nadie, fuera de sí mismo, puede amar- mental de los «suyos», pues de amor puede amar a Dios, a quien no ve»
do a nosotros y ha enviado a su Hijo serán juzgados (Mt 25). Por eso ha- (1 Jn 4,20ss).
lo bastante; ninguna criatura lo ama-
como víctima propiciatoria por nues- rá jamás suficientemente (Eclo 18, bla él de u n «mandamiento nuevo» Hoy se habla con frecuencia de «ver-
tros pecados» (1 Jn 4,10). «Porque 5-6; 43,29-35). Evidentemente, Dios (Jn 13), que les deja como testamento ticalismo» y de «horizontalismo». Por
tanto ha amado Dios al mundo, que respetará la ley de crecimiento del (jn 15). El «mandamiento nuevo» es la desgracia, según algunos, se pasaría de
le ha dado a su Hijo Unigénito, para ley cristiana, escrita no en tablas de u n tiempo en el cual Dios era conocido
amor humano.
que quien crea en él no muera, sino piedra, sino en los corazones (2 Cor y amado (verticalismo) a otro, en el
que tenga vida eterna» (Jn 3,16). i,5); esa misma ley le será entregada cual Dios es olvidado por aquellos mis-
III. El prójimo, sacramento de Cristo al nuevo y verdadero Israel el día de mos que podrían definirse los mejores,
Pentecostés. Así nacerá la «comunidad puesto que se ocupan de la solidaridad
Ya en el AT el mandamiento del de amor», compuesta por todos aquellos
II. La respuesta del amor h u m a n o amor de Dios es completado por el humana (horizontalismo). Este dilema,
que han sido trasladados de las tinie- en realidad, a nuestro parecer, no exis-
El amor de Dios por el hombre, que «segundo mandamiento»; «Amarás a blas a la luz (1 Jn 2), de la muerte a
tu prójimo como a ti mismo» (Lev 19. te. La persona auténticamente religio-
comienza con la creación, se perfeccio- la vida (1 Jn 3), y que el Espíritu Santo sa, aun en el pasado, no podía olvidar
na con la intervención redentora y es 18). A decir verdad, este mandamiento ha hecho hijos de u n mismo Padre
es presentado de modo menos solemne a los hermanos, todos ellos hijos de
llevado a término mediante la obra (Rom 8 ; Ef 4). Teniendo «un solo co- Dios, Padre único. Análogamente, los
santiflcadora del Espíritu, debería soli- que el otro (Dt 6,4-13), y el término razón y u n alma sola» (He 4,32), ala-
prójimo tiene sin duda u n sentido muy cristianos que se empeñan el día de
citar la respuesta h u m a n a : Dios ama barán con u n a sola voz al Padre que hoy para que se implante la justicia y
de manera particular a quien responde restringido. Pero ya se le invita al is- está en los cielos (Rom 15) y darán
raelita a prestar atención a los «otros». la caridad entre los hombres de la tie-
a su amor. En el NT se pueden distin- lestimonio de su amor (He 2). rra no han de ser criticados, sino ala-
guir dos géneros de amor de Dios a los Hasta en los textos más antiguos cons-
tituye u n a ofensa a Dios el ser indife- bados porque aman a Dios de la única
nombres: el amor universal, en el cual El motivo del amor al prójimo, indicado manera posible, es decir, a través de
Dios toma toda la iniciativa, que com- rente y hostil al propio prójimo (Gen 3. por la revelación, es doble: se debe
12), y la ley une a las exigencias que su imagen, existente en la persona del
prende tanto a justos como a pecadores; amar al prójimo por amor de Dios, esto prójimo.
y el amor de aprobación, definitivo, con conciernen a las relaciones con Dios es, porque nosotros amamos a Dios en
el que Dios ama a quienes h a n respon- las que tocan a las relaciones entre los él; y por amor de Cristo, porque en él La documentación bíblica podría ser
dido a su iniciativa de amor, amando hombres; así el decálogo (Ex 20,12-17) amamos a Cristo, de quien es miembro. abundante. El apóstol Juan tiene u n
a su vez. Así san Juan nos habla del o el «código de la alianza» que abunda De modo que la caridad hacia el pró- lenguaje que los «biempensantes actua-
amor del Padre por aquellos que h a n en prescripciones a favor «de los pobres jimo es «teologal», apoyándose en mo- les» llamarían socialista. «Si alguno dice
creído en Jesús, le han amado y h a n y de los pequeños» (Ex 22 y 23). tivos religiosos, que sirven incluso para que ama a Dios y odia a su hermano, es
observado sus enseñanzas: «Si alguno los enemigos y los pecadores. un mentiroso... Este es el mandamiento
Si la concepción judaica podía dejar
me ama, guardará mi doctrina, y mí La medida del amor al prójimo podrá que hemos recibido de él: que el que
creer que el amor fraterno se yuxtapone
Padre le amará, y vendremos a él, y tener presente el egoísmo h u m a n o y la ame a Dios, ame también a su herma-
en u n plano de igualdad con los demás
haremos morada en él» (14,23). «Por- gradación con la cual solamente pode- no» (1 Jn 4,20-21). «Si alguno tiene
mandamientos, la visión cristiana le
que el mismo Padre os ama, ya que mos salir del mismo, pero es verdade- bienes de este mundo y ve a su herma-
concede el lugar central, más aún, úni-
vosotros me habéis amado y habéis ramente un amor sin medida, porque no en la necesidad, y le cierra su propio
co. Jesús no se limitó a prescribir el
creído que yo salí de Dios» (16,27). tiene como modelo el amor de Cristo, corazón, ¿cómo puede estar en él el
amor del prójimo como el signo mani-
que no tiene límites, y termina en la amor de Dios? Amémonos no de pa-
El motivo del amor de Dios (o el «ob- fiesto de la filiación divina y el único
muerte y en la muerte de cruz. La ex- labra ni de lengua, sino con obras de
jeto formal», según la terminología es- modo de responder adecuadamente al
tensión del amor será, pues, por su verdad» (1 Jn 3,17-18).
colástica) no puede ser más que Dios amor gratuito de Dios, sino que dio
mismo, en su bondad infinita; no sólo también, en su persona y en su vida, naturaleza, general y no podrá excluir Es el Evangelio mismo el que rechaza
porque es nuestro bien (amor de con- el ejemplo de cómo debe amar el hom- a nadie. Pese a nuestra limitación y sin un amor de Dios puramente verbal:
cupiscencia), sino porque es bien su- bre a sus hermanos para responder al excluir previamente a nadie, podremos «No todo el que me dice: "¡Señor! 1 Se-
premo en sí (amor de benevolencia); amor con que Dios lo ama. El amor de no obstante amar a alguien de modo ñor I", entrará en el reino de los cielos,
u n amor, en u n a palabra, desinteresado. Jesús por los hombres es ante todo u n particular y personal, prefiriéndolo a sino el que hace la voluntad de mi Pa-
Así como Dios nos amó desinteresada- amor que perdona. Cuando Cristo per- otros. Por eso se habla de «orden del dre que está en los cielos» (Mt 7,21).
mente y «primero» (1 Jn 4,10-19), así dona los pecados, en la persona absueita amor», que tiene como criterios la No es posible querer bien a Dios, sin
debemos amarle nosotros, porque es nace un amor completamente nuevo proximidad, la amabilidad y la nece- amar concretamente al prójimo. Dios
en sí mismo digno de ser amado (el y arrollador, que no es sólo u n a res- sidad. rechaza a quienes se acercan a él sin
amor esponsal nos ayuda a entender puesta al amor de Dios, sino u n a crea- estar en paz con los hermanos: «Por
esta reciprocidad). ción del Amor increado; el perdón de tanto, si al llevar tu ofrenda al altar, te
Dios no sólo perdona los pecados, sino IV. ¿ Verticalismo u horizontalismo? acuerdas allí de que tu hermano tiene
La medida del amor a Dios, como dice que crea al hombre nuevo que ama. algo contra ti, deja tu ofrenda delante
san Bernardo, es amarlo sin medida. De u n cabo al otro del NT el amor
«Aquel a quien poco se le perdona, ama del prójimo aparece indisolublemente del altar y vete antes a reconciliarte
Es la revelación misma la que exige el poco», dice el Señor, «pero aquel a quien con tu h e r m a n o ; después vuelve y pre-
grado máximo de este amor: es preciso ligado al amor de Dios. Los dos man-
mucho se le perdona, mucho ama» (Le 7, senta tu ofrenda» (Mt 5,23-24). Por
«amar a Dios con todo el corazón, con damientos son el vértice y la clave de consiguiente, no es posible que Dios se
36-50). El amor de Jesús es u n amor
toda el alma, con toda la mente y con la ley (Me 12.28-33); son la condensa-
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apene porque gastamos demasiado tiem- AT sabía que nosotros debemos amar a a ti mismo"» (Gal 5,14). «Sobrellevad los dos preceptos, ofrece asimismo cier-
po en favor de los hermanos, como si se todos los hombres como Dios nos ama, mutuamente vuestras cargas y así to peligro: el de dejar creer que existan
lo quitásemos a él, desde el momento nadie podía entonces evidentemente cumpliréis la Ley de Cristo» (Gal 6,2). algunas cosas dictadas por el amor a
que la autenticidad del amor de Dios imaginar hasta dónde llegaría el amor «En este solo precepto están contenidos Dios, pero no por el amor al prójimo.
pasa a través del prójimo. de Dios por los hombres, esto es, hasta todos los demás» (Rom 13.8-9). En este Los Padres no se engañaron. Para
No sólo quien no ama a los herma- hacerse hombre y llegar a morir por precepto san Pablo inspira todos los san Agustín «los diez mandamientos
nos no ama en realidad al Señor, pese los hombres (Jn 10,11-16). Por tanto, otros que, en sus cartas, tiene ocasión se reducen a dos; es decir, el de amar
a sus eventuales protestas; sino que no se trata sólo de «no hacer a los de recordar. Si, por ejemplo, el cris- a Dios y el de amar al prójimo; y estos
quien ama sinceramente a los herma- otros lo que no quisiera que se me hi- tiano debe despojarse de toda preten- dos se reducen a este otro, que es úni-
nos ama ya a su Señor, aunque no se ciese a mí», ni de «hacer a los otros lo sión de orgullo, es porque, al estar co: lo que no quieres que se te haga
dé cuenta de ello. El Señor, en efecto, que quisiera que se me hiciese a mí»; modelado sobre Cristo, debe servir a a ti, no se lo hagas a los otros. En este
está dispuesto a premiarlo como si le se trata nada menos que de estar dis- sus hermanos (Flp 2,3; Rom 12,3 ss). último están contenidos los diez, en él
hubiese beneficiado a él: «Venid, ben- puestos a morir por los hermanos. Esto Si debe trabajar, es porque no ha de están contenidos los dos» (Sermón 9,14:
ditos de mi Padre.... porque tuve ham- significa ahora: «Amaos como yo os he estar a cargo de nadie (1 Tes 2,9; PL 38,86). También para santo Tomás,
bre y me disteis de comer, tuve sed y amado» (Jn 13,34: 15,12). Como la 2 Tes 3,8) o, mejor aún, para tener qué que se plantea el mismo problema, to-
me disteis de beber, fui peregrino y me práctica de la ley mosaica distinguía al dar a los necesitados (Ef 4,2). Si el lu- dos los preceptos están, por así decirlo,
hospedasteis...». A la sorpresa de éstos, judío del pagano, así la caridad frater- jurioso es comparado habitualmente ordenados a que el hombre haga el
que creían haber efectuado tan sólo un na será el signo que permitirá distin- con el avaro, es porque entrambos tra- bien a su prójimo, en lugar de hacerle
gesto de piedad para con el prójimo, guir al auténtico discípulo de Cristo tan al prójimo como instrumento de mal (Sobre san Juan 15. lección 2).
el Señor responderá: «Cuando lo hicis- (Jn 13,35). placer o de provecho, sirviéndose de El Vaticano II, por fin, dirá en la Cons-
teis con uno de estos mis hermanos La tercera diferencia, sobre todo en él, en lugar de servirlo (1 Cor 5,10-11; titución dogmática sobre la Iglesia que
más pequeños, conmigo lo hicisteis» relación al judaismo, es la insistencia 6,9-10; Col 3,1; Ef 5,3-5; 1 Tes 4,6). el Pueblo de Dios «tiene por ley —habet
(Mt 25,34-40). No existe, por ende,
horizontalismo que no incluya un ver- con la que es enunciado el precepto Para Santiago, «la práctica religiosa pro lege, en singular— el nuevo man-
ticalismo caro a Dios. Quien sostiene del amor al prójimo, que resume toda pura y sin mancha, delante de Dios dato de amar, como el mismo Cristo
lo contrario va contra el Evangelio y la ley. En el judaismo las palabras de nuestro Padre, consiste en visitar a los nos amó» (LG 9). La referencia a Jn 13,
hace sospechar un verticalismo cómodo, Hillel el viejo son citadas incesantemen- huérfanos y a las viudas en sus tribu- 34 demuestra claramente de qué amor
como fácil coartada para evitar la tarea te, porque él fue prácticamente el único laciones y en guardarse inmunes de los se trata.
intramundana. que las pronunció. Por el contrario, en vicios del mundo» (1,27). Es lo que,
el NT se trata de la enseñanza común, en el capítulo siguiente, llama «la ley
que se repite en cada uno de los libros real según la Escritura», formulada VI. ¿Ley o amor?
que lo componen: en los Sinópticos, en siempre con las mismas palabras: «Ama Otro dilema hoy en boga, que puede
V. Dos preceptos ¡o uno sólo? san Pablo, en san Juan y en Santiago. a tu prójimo como a ti mismo» (2,8). asimismo prestarse a fáciles manipu-
El cristiano, lo mismo que el israelita, En los Sinópticos, desde el sermón de En cuanto a san Juan, basta leer su pri- laciones, es el que nos invita a elegir
es por definición un hombre que sabe la montaña. Cristo lo proclama de la mera carta. La anécdota harto cono- entre ley y amor. Si el amor sintetizase
lo que agrada a Dios y lo cumple. La manera más clara posible y con pala- cida, recordada por san Jerónimo, es verdaderamente toda la ley, ésta se
nueva religión, igual que la antigua, bras muy parecidas a las de Hillel: un elocuente comentario. Juan dice haría inútil: por consiguiente, si la ley
está concebida como «camino» que lle- «Todo lo que queráis que hagan con expresamente: amando a nuestros her- debe permanecer, el amor no puede
va a Dios. Y, sin embargo, existen pro- vosotros los hombres, hacedlo también manos, respondemos al amor de Dios tener la pretensión de sintetizarlo todo.
fundas diferencias entre cristianos y ju- vosotros con ellos; porque en eso está por nosotros: «Si Dios nos ha amado Mientras antes se tomaba partido por
díos la Ley y los Profetas» (Mt 7,12). Des- de este modo, también nosotros debe- la ley y se olvidaba el amor, hoy pa-
La primera novedad del cristianismo pués de esta premisa no debe sorpren- mos amarnos los unos a los otros» recen cada día más numerosos los que
consistirá en determinar esta voluntad dernos que, como conclusión de toda (1 Jn 4,11) y no —como habríamos es- exaltan el amor y no quieren oír ha-
de Dios. Para el judío la voluntad divi- la doctrina de Cristo, «cuando Jesús crito probablemente nosotros—: «corres- blar de ninguna ley. ¿A quién tendre-
na está enteramente determinada por terminó todos estos razonamientos» ponder a su amor» (cf Lyonnet S., La mos que dar razón?
los mandamientos de la Ley, tal como (Mt 26,1), inmediatamente antes de carita pienezza (¡ella legge, Roma 1971).
No podemos exponer aquí, ni siquie-
se encuentran consignados en el código comenzar el relato de la pasión, san ¿Es verdad, pues, según todos estos ra sintéticamente, el valor y el límite
mosaico, a los cuales la tradición ha Mateo describa la escena del juicio final testimonios bíblicos, que existe un solo de la ley para el NT. Recordaremos sola-
añadido una serie de preceptos para en que el discernimiento se llevará a precepto: el del amor al prójimo; o es mente que para san Pablo el hombre
garantizar mejor su completa obser- cabo exclusivamente conforme a la prác- verdad cuanto dice Mateo: que existe no se salva por las obras de la ley, sino
vancia. Para el cristiano, estos manda- tica del amor al prójimo (Mt 25). A esta un máximo y primer mandamiento (del por la fe en Jesucristo (Gal 2,16; Rom
mientos se reducen a uno solo, que enseñanza, el cuarto evangelio le da, amor a Dios Mt 22,38) y un «segun- 3.28). Sin embargo, no vemos cómo se
comprende todos los demás: Amarás si es posible, una importancia más do semejante al primero» (el del amor pueden declarar sin valor las leyes y
a tu prójimo como a ti mismo. Novedad grande todavía: el precepto del amor al prójimo Mt 22,39)? Ambas expre- los preceptos en la era de la gracia.
relativa, en el sentido de que el AT ya al prójimo se convierte en la ley misma siones son verdaderas. Si la primera La alternativa «¿ley o amor»? es una
tendía a esta simplificación, especial- de la nueva alianza, enunciada en el fórmula, que resume toda la Ley en el falsa alternativa. El verdadero cristiano
mente en la enseñanza profética, y en momento más solemne de la vida de amor al prójimo (es decir, la del ser- es educado por la ley y tiende decidida-
el sentido de que muchos doctores Cristo, el momento en que se efectúa món de la Montaña, de san Pablo, de mente hacia el amor.
judíos la habían entrevisto o enseñado; la nueva Pascua (Jn 13,34-3 5 ;cf 15,12). Santiago, de san Juan), puede servir de
novedad real, empero, sobre todo en Si es verdad que las leyes jurídicas
San Pablo, a su vez, proclama esta en- pretexto al «secularismo», como si «el y cultuales relativas a las instituciones
relación con el judaismo, porque ésta no señanza con términos inequívocos: «Por- amor a Dios no fuese más que un de Israel están abrogadas, el ideal mo-
era ciertamente la enseñanza común. que toda la Ley se resume en un solo modo de simbolizar el amor al prójimo» ral de los mandamientos persiste, resu-
La segunda diferencia es que, si el precepto: "Amarás a tu prójimo como (Van Burén): la segunda fórmula, la de mido en el precepto del amor, que es
Caridad 78 79 Caridad

el cumplimiento y la plenitud de la ley: señe lo que debe hacer y no, ante todo, mero de la ley o, mejor, es anterior Cristo quiere que se ofrezca la otra me-
«Porque toda la ley se resume en un la capacidad de hacerlo. Para san Pablo, a la ley; es su fundamento. No se jilla, devolviendo bien por mal (Mt 5,
solo precepto: "Amarás a tu prójimo a diferencia del judaismo, el hombre es puede aceptar rigurosamente la antí- 38-42). Así se pasa del amor al prójimo,
como a ti mismo"» (Gal 5,14). Más hoy esclavo del pecado e incapaz de tesis de los dos Testamentos, con la cual es decir, al amigo y al compatriota, al
a ú n : «A nadie debáis nada, sino el hacer el bien: «El querer está en mí, nos complacemos a veces en oponer el amor al enemigo (Mt 5,43-48) y al si-
amor mutuo; pues el que ama al pró- pero reconozco que el obrar lo bueno, Dios del temor al Dios del amor. Un niestrado ocasional (Le 10,25-37). Por
jimo, cumplió la ley. Porque: "No co- no» (Rom 7.18), aunque su naturaleza análisis detallado de la noción del te- tanto, si reflexionamos sobre el sermón
meterás adulterio: no matarás: no hur- no esté completamente corrompida. mor, que caracteriza indudablemente de la montaña, no hemos de esforzarnos
tarás; no dirás falso testimonio; no co- Siempre en contraposición al judaismo, las relaciones entre el hombre y Dios mucho para entender que Jesús reduce
diciarás", y si hay algún otro precepto, san Pablo ha individualizado u n a pri- en el AT, demuestra, por otra parte, todo a una cuestión de amor.
se reduce a este pensamiento: "Ama- mera novedad de la revelación cristiana que tal noción incluye la del amor, así Impresiona bastante a quien conoce
rás a tu prójimo como a ti mismo". El en el contenido mismo de la nueva ley. como el amor incluye la ley. la preceptística moral de los cristianos
amor no hace mal al prójimo; así que plenamente expresada por un solo y de los católicos descubrir el antifor-
la plenitud de la ley es el amor» Naturalmente, no hay que caer en
precepto, el de amar a nuestros her- malismo de Cristo y su síntesis moral,
(Rom 13,8-10). malentendidos. La libertad cristiana no
manos como Cristo los amó. Pero ha colocada en el amor. Ya no estamos
es libertinaje o anarquía. Es libertad que
Nosotros, por consiguiente, no despre- adivinado una novedad aún más radi- en la época de la ley, sino en la era de
nos hace amar el servicio: «Vosotros,
ciaremos la ley, que puede convertirse cal en la naturaleza de esta ley, verda- la gracia y del amor. La caridad resu-
en efecto, hermanos, fuisteis llamados
en el pedagogo que nos conduce a Cris- deramente «nueva» desde este punto me en sí todas las demás leyes, comen-
a la libertad; mas procurad que la liber-
to; pero no olvidaremos tampoco que de vista; u n a ley no grabada ya en la zando por el decálogo: «El que ama al
tad no sea u n motivo para servir a la
se sintetiza por entero en el amor. La piedra y que se imponía al hombre des- prójimo, cumplió la ley. Porque: "No
carne, antes bien servios los unos a los
ley sirve para introducirnos en las exi- de fuera, sino esculpida en el corazón, cometerás adulterio; no matarás; no
otros mediante la caridad» (Gal 5,13).
gencias del amor. Solamente el amor convertida en exigencia interior. Ya hurtarás; no dirás falso testimonio; no
No se trata de arrojar al mar todos los
desconoce confines. La ley no podrá no sólo «ley espiritual», esto es, como codiciarás", y si hay algún otro precep-
códigos y estatutos por ser contrarios
expresar jamás otra cosa que u n a parte dice santo Tomás, «dada por el Espí- to, se reduce a este pensamiento: "Ama-
al plan de Dios. Ellos tienen u n valor
mínima de las exigencias cristianas, y ritu Santo» (a Spiritu Sancto data), sino rás a tu prójimo como a ti mismo". El
real, aunque instrumental. Sirven ante
aun éstas en forma fragmentaria y es- «ley del Espíritu», o sea, «que el Espíritu amor no hace mal al prójimo; así que
todo para los pecadores, para aquellos
quemática. Sólo el amor podrá abrir- Santo obra en nosotros» (quam Spiritus la plenitud de la ley es el amor»
que no tienen la caridad o tienen de-
nos los horizontes interminables en los Sanctus facit in nobis) (Sobre Rom 8,2, (Rom 13,8-10). Por lo demás, para
masiado poca. Estas normas prácticas
que puede comprometerse nuestra vo- nn. 602-603), Espíritu Santo que sólo quien ama, la ley es inútil. No tiene
les recuerdan lo que (generalmente) de-
luntad de bien. La ley es un siervo que Cristo, mediador de la nueva Alianza, necesidad de que se le diga que ame,
berían hacer o evitar para estar en
puede prestar servicios preciosos, pero es capaz de comunicarnos, que nos co- sirva, dé gracias, sea justo y leal, haga
línea con la caridad. Pero cuando
su función es sólo instrumental. Los munica en efecto con su muerte y re- el bien o evite el mal: ya lo hace solo.
Cristo quiere que la justicia del cristia-
preceptos deben servir a los valores y surrección, que nosotros acogemos con
no sea superior a la de los escribas y La caridad es verdaderamente el mo-
no negarlos. |Ay de la ley, si se con- sumisión de fe a Dios (Rom l,5ss), u n a
fariseos (Mt 5,20), los cuales respetaban tivo de la libertad de la ley de que ha
vierte en u n a reina que pretende se la «fe que se ejercita en el amor» (Gal 5.6).
la ley a la letra, quiere decirnos verda- hablado san Pablo y la actitud de fon-
sirva I Con razón decía Jesús que no Ahora bien, este mensaje parece lo más
deramente que la ley no basta, porque do a que Dios llama a sus discípulos,
está hecho el hombre para el sábado, actual. La predicación del amor fra-
se precisa la dedicación del corazón y antes y más que a cualquier otro de-
sino el sábado para el hombre (Mt 12, terno responde a las aspiraciones de los
una conducta inspirada en el amor. ber moral. Alguien temía que esto lle-
1-14). hombres de todos los tiempos, pero tal
vez sobre todo del nuestro. Este es el sentido de las famosas cinco vase al minimalismo, al subjetivismo y
No se trata de dar aquí cabida a una antítesis del Sermón de la Montaña. al relativismo; prefirió, por ende, mu-
«nueva moral», que rechace toda nor- También la ley antigua quería que se tilar la Biblia, sustituyéndola con la in-
ma ética para entregarse al capricho respetase la persona ajena, al menos no vitación a obedecer siempre al supe-
del sentimiento y del egoísmo, presen- VII. La plenitud de la ley rior y a la ley. Pero si esto no fuera
matándola; Jesús quiere que se la res-
tados con los vistosos oropeles del amor; Todos los cristianos han pasado, por pete hasta evitar la cólera y la más pe- sacrilego, sería realmente ñoño. ¿Qué
se trata, por el contrario, de hacer medio del bautismo, del servicio del pe- queña ofensa (Mt 5,21-26). El viejo hay de más «objetivo» y de más «exi-
notar que la auténtica moral no pue- cado y de la ley, que era u n a esclavitud, mandamiento quería que se respetase gente» que las exigencias de la caridad?
de ser más que dinámica, si quiere re- al servicio de la justicia y de Cristo, la mujer de otro, al menos evitando actos Para no volvernos situacionistas, ¿nos
presentar como eternamente válidos que es la libertad (Jn 8,31-36; Rom 6-7; de adulterio. Jesús recuerda que debe- fiaremos entonces de un superior hu-
los valores antiguos en tiempos nuevos, cf 1 Cor 7.22 : Ef 6,6). Cristo, por consi- rnos evitar incluso el pensamiento malo mano, quienquiera que sea, que siem-
como son los nuestros. La «ley», cuando guiente, nos ha liberado también de la (Mt 5,27-28). Si la ley antigua tolera- pre puede errar por ignorancia o por
es concebida de manera «fija», gene- ley, proclamando la primacía de la ca- ba el divorcio y trataba de reducirlo, malicia? ¿Se podrá esperar huir de lo
ralmente se la rechaza en nuestros días: ridad : «Os doy u n mandamiento nuevo: la ley nueva presenta el ideal del amor arbitrario y subjetivo, recurriendo a una
pepo los mismos que no la quieren Amaos los unos a los otros como yo os llel en cada ocasión (Mt 5,31-32). Si ley natural entendida fijamente, que
aceptar caen en idéntico error de con- he amado» (Jn 13,34). «Amarás al Se- en un tiempo se exigía que fueran sin- prescinda de las instancias concretas
cebirla de modo estático. Viceversa, la ñor, tu Dios, con todo tu corazón, con ceros con el prójimo al menos en los ju- de la caridad, tal como emanan de una
norma ética tiene verdadero valor cuan- toda tu alma y con toda tu mente. Este ramentos, Jesús querrá que seamos lea- determinada situación bajo la urgen-
do es concebida dinámicamente y sabe es el mayor y primer mandamiento. El les y sencillos siempre (Mt 5,33-37). cia de la gracia? Decir que la caridad
adaptarse de continuo a situaciones segundo es semejante a éste: "Amarás La antigua ley del talión, es decir, del es norma suprema, no es en manera
nuevas. al prójimo como a ti mismo". En estos o|o por ojo, permitía la venganza justa, alguna decir que es norma abstracta
dos mandamientos se funda toda la ley exigiendo que se respetase la justicia, sin y lejanísima, sino que, por el contrario,
Estamos, pues, lejos de un moralis- es afirmar que es norma tan suprema
mo según el cual el hombre debería es- y los profetas» (Mt 22,37-40). El pre- que el delincuente tuviera que volver
cepto del amor de Dios es, pues, el pri- II pagar más de lo necesario, mientras que se puede rastrear en todos los com-
perar simplemente que la religión le en-
Caridad 80 m Caridad

portamientos individuales como ele- ti, deja tu ofrenda delante del altar y I riña tradicional hecha al respecto por la presupone y la exige. No se puede
mento para discernir el bien y el mal. vete antes a reconciliarte con tu her- santo Tomás. La caridad es el valor dar a u n o a título de caridad lo que le
La caridad no elimina la ley, sino que mano» (Mt 5,23). i'tico supremo, porque hace al hombre corresponde por justicia. No puede ha-
la cumple de la manera más perfecta No sólo por la caridad se vuelve toda capaz de poseer el fin último sobrenatu- ber verdadera caridad donde es piso-
(Rom 13,10). «Ante todo, revestios de la vida del cristiano u n a liturgia, sino i'iil. Pero no es el único valor ético, ya teado el derecho: la caridad despierta
la caridad, que es el lazo de la perfec- que el culto cristiano es la caridad, es que el hombre puede hacer actos ho- ante todo el sentido de la justicia rigu-
ción» (Col 3,14). decir, el servicio a los hermanos. El ho- nestos sin caridad. Las mismas virtudes rosa e inspira su observancia. Por otra
rizontalismo n o es eliminado o, si que- teologales de la fe y de la esperanza parte, la caridad no puede ser entera-
remos, es eliminado sólo porque se ¡Hieden hallarse en u n hombre sepa- mente absorbida por la justicia; ade-
VIII. El binomio fe-caridad hace verticalismo. Cuanto hacemos por i adas de la caridad. Sin embargo, estos más de las relaciones éticas circunscri-
El amor-servicio tiene para el cris- los hermanos, lo hacemos por Cristo, valores éticos, distintos y separables tas a los límites del derecho, quebran-
tiano, como todos saben, la doble di- aunque lo ignoremos; éste es el resu- de la caridad, son por sí mismos im- tado el cual, hay obligación de restituir
rección de Dios y del prójimo, jesús ha men del relato del juicio (Mt 25). Exis- perfectos, relativos, puesto que no bas- (y derecho a la reivindicación), son
llevado a cabo u n a revolución en la te, en verdad, u n cristianismo anónimo: lun por sí solos para hacer al hombre posibles y existen de hecho entre los
jerarquía de los afectos humanos afir- el de aquellos que ponen su vida al i npaz de su fin último; sólo de la ca- hombres relaciones éticas irreducibles a
mando, con u n a resolución que podría servicio de los hermanos; así como hay lidad reciben el valor de medios pro- la categoría de la justicia. El ofensor,
parecer despiadada, la primacía abso- u n cristianismo puramente formal e porcionados a la consecución del fin. por ejemplo, no tiene derecho al per-
luta del amor de Dios sobre el recto inútil: el de aquellos que dicen que lodos los valores diversos y distintos dón, el molesto no tiene derecho a ser
y legítimo amor de sí mismos y de los aman a Dios, mientras no aman al pró- ile la caridad son a ella como el ins- soportado; sin embargo, la moral cris-
familiares (Mt 10,34-36; Le 14,26; jimo. Esta es la razón por la que en Irumento a la mano que lo usa, como tiana obliga al ofendido al perdón y al
Me 10,29) y h a dado ejemplo de ello moral se da siempre más peso a la op- i'l cuerpo al alma que lo vivifica; su molestado a la paciencia. Sería u n te-
(Le 10,29). Aquí parece defenderse el ción fundamental, es decir, a la elec- (unción en orden a la caridad es doble: rrible empobrecimiento reducir las re-
máximo verticalismo, contra cualquier ción básica, que se hace para sí o para prepararles el terreno adecuado y ser- laciones entre los hombres al puro dar
horizontalismo, caro a los modernos. Dios, para el propio egoísmo o para el vir de medio para su ejercicio. En u n a y tener, donde las personas podrían ser
Pero no es así; solamente se afirma el servicio de los otros. El episcopado suizo pnlabra: según la expresión clásica, la cambiadas siempre por números, mien-
radicalismo cristiano, contrario a cual- ha escrito recientemente: «Es absurdo niridad «est forma virtutum»: «La ca- tras donantes y receptores parecerían
quier compromiso. Es rechazada la mo- que Dios precipite en el infierno por un ridad ordena los actos de todas las de- simples robots.
ral del llamado biempensante, según solo pecado a u n hombre que ha bus- más virtudes, y por ende es forma de
cado siempre el bien, pero incidental- /ii.v virtudes; en efecto, no se habla de Cierto, ¡es u n desfase enorme apelar
el cual el amor comienza por u n o mis- a la caridad para pisotear los deberes
mo («caritas incipit ab egone», decía mente h a incurrido en u n a culpa... Lo virtud sino en relación a los actos for-
que cuenta ante Dios es la orientación mados» (S. Th„ 2-2ae, q. 2 3 , a. 8 ; de justicia! Si es verdad que la justicia
también algún texto de teología moral). es superada por la caridad, que es más
Pero la caridad fraterna sigue siendo fundamental de la vida. —¿Dónde po- iT C. Gilleman. // prímato della carita in
nes el punto de convergencia de tu teología moróle, Brescia 1 9 5 9 , 52ss). perfecta, es asimismo verdad que ésta
el primer lugar donde se rinde culto a supone ante todo la observancia de los
Dios. vida? - p r e g u n t a Jesús al hombre—: Nos ocuparemos en particular de su re-
¿En Dios o en Mammón? ¿En el cielo liuión con dos virtudes: la justicia y deberes de justicia. Por u n lado, la jus-
La historia del AT nos dice que, más o en la tierra tienes tu tesoro y, por con- In castidad. ticia obliga m á s estrictamente que la
bien que servicio de amor, con el tiem- siguiente, t u corazón ? ¿ Buscas el amor, caridad, pero por otro la caridad es
po degeneró también el culto, volvién- el servicio de Dios y del prójimo, o bien la virtud social por excelencia. La jus-
dose para muchos u n cómodo refugio te buscas sólo a ti mismo y tu placer?» 1. CARIDAD Y JUSTICIA.-Se trata de ticia impone obligaciones más estrictas
para sustraerse a las irrenunciables (Penitenza e confessione, Dehoniane, un problema de la máxima actualidad. y rígidas que la caridad, no porque sea
exigencias de u n amor total. Dios reac- 1971). San Agustín habla de las dos I n mentalidad contemporánea a m a la más perfecta q u e ésta, sino porque ase-
cionó como fuego devorador contra es- orientaciones fundamentales posibles Justicia y considera paternalistamente gura u n mínimo de relaciones de ca-
tas infidelidades, tronando con los pro- en la vida: el amor d e sí hasta el des- In caridad. Esto se debe al despertar con- ridad, que son condición necesaria para
fetas contra el ritualismo de su pueblo. precio de Dios (cupidítas) y el amor de Innporáneo, puesto en marcha por los un progreso ulterior en el amor. Cari-
Pero si se vio precisado a rechazar a Dios y del prójimo hasta el desprecio iimrxistas, respecto a los valores de la dad y justicia n o deben contraponerse
Israel como el esposo repudia a la es- de sí (caritas). El teólogo holandés Van iKtialdad h u m a n a y de los derechos de y, de por sí, tampoco integrarse. Debería-
posa infiel, fue sólo para convertirlo y der Merck, siguiendo a santo Tomás, es- nula cual. Desgraciadamente, con fre- mos convencernos de que la justicia es
hacerlo digno de su amor. El servicio tablece la identidad entre la fe y la nicncia la caridad fue instrumentali- una minicaridad. mientras que la cari-
que Yavé exige no se limita al culto caridad. Fe y caridad tienen el mismo «nila por los que no querían implantar la dad permite realizar perfectamente la
ritual; se extiende a toda la vida me- contenido, porque la fe es hacer pro- luslicia, de manera que hoy se la cotiza justicia y superarla.
diante la obediencia a los mandamien- pio el designio divino; mas tal designio muy bajo. En realidad, si se la entiende
tos. Esto es lo que los Profetas y el Deu- es la convocación en el amor; por tan- IIICMI, la caridad volverá a cobrar auge 2. CARIDAD Y CASTIDAD.—La castidad
teronomio no dejan de repetir: «La obe- to, el creyente es aquel que se decide lumbién en la época justamente iguali- hay que reafirmarla en nuestros días
diencia es preferible a cualquier sacri- a amar (Lineamentí di vn'etíca cristiana, liirla y ya no paternalista de mañana. como u n valor. Sin embargo, no será
ficio» (1 Sam 15,22; Dt 5,29ss), reve- Paoline, 1971). IJi justicia es u n a forma mínima de ca- apreciada si la presentamos como inde-
lando la profundidad exigente de esta ililnd; se conforma con que se dé a pendiente o superior a la caridad. No
obediencia: «Quiero amor, y no sacri- nula cual lo suyo, y lo exige ( = u n i c u i - sólo la caridad es infinitamente supe-
ficios» (Os 6,6; Mt 9 , 1 3 , cf Jer 7). En el i|iii" suum); la caridad, en cambio, rior a la castidad, sino que la castidad
NT: «no quien dice: "¡Señor! ¡Señor!", IX. La caridad y las demás virtudes iHilcre que sepamos dar a los otros que se alcanza a costa de la negación
entrará en el reino de los cielos, sino lumbién algo que podría llamarse de la caridad es menos que nada, aun-
quien hace la voluntad de mi Padre»; «si Hemos relacionado la caridad con la nuestro.
fe. Habríamos podido relacionarla con que la persona puritana que cultiva tal
al llevar tu ofrenda al altar, te acuerdas castidad se estime con frecuencia supe-
allí de que tu hermano tiene algo contra la esperanza o con cualquier virtud I le modo que la caridad n o sustituye
moral. He aquí la síntesis de la doc- ni iibsorbe en sí a la justicia, sino que rior, despreciando incluso a los otros:
83 Cine
Caridad 82
talización, volverá a repetirse hoy so- Lercaro G.. La carita alia luce dei documenti
adúlteros, ladrones, descontentos... Se- gún las mejores interpretaciones, los bre todo, cuando las violaciones son conciliari, Vicenza 1968.— Lyonnet S.. 7.a ca-
ría la verdadera justicia farisaica, suma- principios de la cooperación material y técnicamente más fáciles y peores. Sin rita pienezza della legge secando S. Paolo, Roma
mente lesiva de la misma caridad. Para formal no son más que u n a forma de embargo, deberá afirmarse hoy que el 1969.—Olivier B., La caridad, en Iniciación
Cristo es la caridad la virtud principal. presentación de los principios del vo- principio antimaquiavélico es válido si teológica, t. 2, Herder, Barcelona 1 9 7 4 3 ,
La castidad no es más que un aspecto, luntario en sí y del voluntario en causa, 457-518.— Ratzinger J.. La fraternidad cris-
y cuando lleva al respeto de las perso- tiana, Taurus, Madrid 1 9 6 2 , - R a h n e r K.,
porque quiere que se respete el cuerpo válida en el caso de la colaboración a nas y a la expresión del amor. Es pen- El t<mandamiento» del amor entre los otros
y la persona del prójimo. Antes y más u n a acción mala de otros. El principio sable algún caso en que el principio, mandamientos, en Escritos de Teología, t. 5,
que interesarnos por lo que han hecho de la «colaboración material» no es hecho para defender los valores, pue- Taurus. Madrid 1964, 4 8 1 - 5 0 2 . - I d , Sobre
dos novios, deberíamos interesarnos si más que u n a reducción del principio da, en cambio, comprometerlos. Sirva la unidad del amor a Dios y el amor al prójimo,
se a m a n verdaderamente o si pensaba del «doble efecto». Si solamente se re- por todos el ejemplo de prohibición del en Escritos de Teología, t. 6, Taurus, Madrid
cada cual en su propio egoísmo y pla- quieren dos y no cuatro condiciones 1969, 2 7 1 - 2 9 2 . - I d . Fieles a la tierra, Herder,
aborto, que protege verdaderamente la Barcelona 1 9 7 1 .
cer. No se podrá decir, de una vez por to- para la legitimidad de la acción, es vida, salvo cuando sirviera sólo para
das, si es más grave la masturbación o sólo porque las otras dos condiciones redoblar el número de muertes (en
la fornicación. Es menester ver qué car- se verifican por el solo hecho de que el caso conflictivo entre la vida del
ga de egoísmo contiene cada una de se trata de colaboración «material» niño y la de la madre). Sería interesante
CINE
ellas: la masturbación podría expresar (más exactamente: se requiere sólo la ac- estudiar el problema en sus términos
visiblemente el replegamiento egoísta ción buena o indiferente y la razón más generales y sociales, analizando I. Definición e historia
de la persona sobre sí misma, pero la proporcionadamente grave, porque el la relación entre violencia y caridad.
fornicación podría causar notable es- fin honesto y el efecto bueno no deri- El cine es u n a forma de comunica-
Si, generalmente, nos hemos de oponer
cándalo al prójimo, lesionando más a vado mediante el efecto malo estarían ción social basada sobre la proyección
a la violencia en nombre de la caridad
la caridad. implícitos en la «colaboración material», de imágenes en movimiento. Procede
hacia el prójimo, en casos —ojalá ex-
la cual requiere por definición que el de la industrialización del «cinemató-
Pongamos algunos ejemplos. En el cepcionalísimos— será precisamente el
mal no sea querido). Únicamente en la grafo» (Cinématographe), el aparato
campo virginal, a la luz de la caridad amor al prójimo el que empujará a
«colaboración formal», en efecto, es patentado el 13 de febrero de 1895 por
y de la interioridad cristiana, no debe la defensa de las personas agredidas in-
«querida» la ayuda al mal del otro. y. los hermanos Luis y Augusto Lumiére
rechazarse tan sólo la actitud de la vir- cluso mediante el medio violento. Será
por consiguiente, es también imputable y usado para la primera proyección
gen que se defiende de la agresión de necesario que alguien se encargue de
En la colaboración material, en cam- pública de pago el 28 de diciembre
u n hombre brutal hasta matarlo, sino proseguir la ejemplificación tanto de las
bio, siempre podrá haber u n a razón de 1895. El sonoro (música y palabra)
también aquella que pusiese su propia relaciones entre la caridad y las vir-
realmente grave que consienta cola- - y a bastante perfectamente realizable
vida en peligro (por ejemplo, arroján- tudes, como de las relaciones entre la
borar. desde 1 9 2 5 , pero bloqueado por la ne-
dose del tren) para escapar de él (aun- caridad y los llamados principios, con
gativa de Hollywood de utilizar las pa-
que no puedan desaprobarse ciertos tal, empero, que n o tenga la pretensión
Esto según el planteamiento tradi- tentes por temor de comprometer su
gestos de santa, impulsada eventual- de ser exhaustivo. La primacía del amor,
cional, que ya se preocupaba de no monopolio mundial— se afirmó defini-
mente por el Espíritu Santo). en efecto, niega el legalismo y potencia
descubrir siempre y doquiera lesiones tivamente en 1929-30. La misma in-
inmensamente la creatividad en el
En el campo conyugal, la mujer que a la caridad. Pero hoy el razonamiento dustria cinematográfica americana hubo
campo moral.
rechazase al marido en nombre de la podrá ser llevado adelante, bien aten- de recurrir a él para paliar las conse-
Humánete vitae, sin preguntarse si, obran- diendo a la convicción de la limitación L. Rossi cuencias del fracaso de Wall Street. El
do así, lo empuja a la infidelidad o a del principio del doble efecto, del cual es problema del filme en color fue afron-
comprometer la unidad familiar, no se- el nuestro un resumen, bien atendiendo BIBL.: AA. VV., Teología e storia della carita, tado desde 1897 (la patente del berlinés
ría por cierto alabada como persona a la convicción de la primacía absoluta Roma 1 9 6 5 . - A A . VV.. La contó. Milán 1 9 5 4 . - H. Isensee). para llegar, a través de una
cuerda y virtuosa. Sólo el amor podrá del amor y de la caridad, por lo que nada AA. VV., Candad y vida cristiana. Apostolado, serie de tentativas y soluciones (el
regular en último análisis tanto la con- podrá impedir que se busque el diálo- Madrid 1 9 7 3 . - A n c e l Mons.. Caridad autén- Filmcolor de los hermanos Lumiére,
tinencia como la donación entre cón- go y la unión entre los hombres. Ya tica y otras cuestiones, Desclée, Bilbao 1966.— 1903; el Kinemacolor de G. A. Smith,
yuges. Sobre todo, la moral del amor Juan XXIII había distinguido oportu- Barsotti D.. La dottrina deU'amore nei Padri della 1906: el Prizma Process de W. Van
namente entre colaboración con el error Chiesa fino ad lreneo, Milán 1963.—Id, La Doren Kelley, 1913...), hasta el Tech-
es infinitamente más exigente que la revelación del amor. Sigúeme. Salamanca 1966.—
moral de la pura prohibición de la con- y con el que yerra, y entre ideologías Id. La fe en el amor, Riaip. Madrid 1 9 6 9 . - nicolor. Este procedimiento, iniciado
tracepción. lógicamente fosilizadas y movimientos Carpentier R.. Le primat de la chanté en inórale por u n grupo de estudio del famoso
políticos inspirados en ellas, que viven surnaturelle, en «NRT», 83 (1961), 2 5 5 - 2 7 0 . - Institute of Technology de Massachus-
X. La caridad y los principios en la historia y que pueden mejorar Coppens J.. La doctrine biblique sur Yamour de sets en 1914, a través de experiencias
(cf Pacem in terris). Deberán, pues, su- Dieu e du prochain, en «Ephemerides Theolg. de años y de realizaciones de filmes
La recta valoración del principio su- perarse los principios de la época de Lovanienses», 4 0 (1964). 2 5 2 - 2 9 9 . - E g e r - de diversa importancia en su fórmula
mann J.. La carita nella Bíbbia, Bari 1 9 7 1 . -
perior de la caridad puede tener apli- defensa y de separación, para encon- Foresti P., L'agape in S. ?aolo e la canta in tricrómica, dio su primera prueba ar-
caciones incluso en el terreno de re- trar los que sean válidos en la época S. Tommaso, Roma 1965 (con una biblio- tísticamente relevante en el filme de
estructuración de principios morales. del ecumenismo y del diálogo. grafía muy ricaj.-Gilleman G.. í! primate Rouben Mamoulian, Becky Sharp (1935).
Para abrir algún campo de investiga- della carita in teología morale, Brescia 1959 Con está obra se acostumbra a fe-
ción aludiré a los principios tradicio- (obra clásica).—Giordani 1. La earitá nel pen- char la historia del cine en color.
nalmente más ligados a la caridad: el 2. LA RFXACIÓN FIN-MEDIOS.-Eran siero dei Padri della Chiesa, Roma 1 9 5 7 . - Entre los instrumentos de comunica-
precisamente la justicia y la caridad las Grandi V.. La carita verso il prossimo. Pagine ción social el cine es tal vez el de mayor
principio de la colaboración al mal y scelte dei Padri della Chiesa, Verona 1 9 6 5 . -
el de la relación medios-fin. que exigían justamente el respeto de potencial de comunicación (Pío XI.
Haring B., La virtud teologal de la caridad,
las personas y sancionaban el princi- en La Ley de Cristo, Herder, Barcelona 1 9 6 8 ' . Vifilanü cura, 20; Pío XII, Miranda
1. LA COOPERACIÓN MATERIAL AL pio: el fin (aunque sea bueno) no pue- t. 2, 10*4-127.-Laurentin R., Non sappiamo prorsus, 76). En la práctica, su capa-
MAL.—Colaborar materialmente al mal de justificar los medios (cuando son piii cosa significa amare. Alba 1970.—Id, El cidad de transmitir contenidos de con-
(en determinadas condiciones) exime malos). El principio, en cuanto prohibe amor y sus disfraces, Paulinas, Madrid 1 9 7 0 . -
de la culpa de lesiones a la caridad. Se- la ofensa a las personas y su instrumen-
84 85 Cine
Cine
ciencia es ilimitada. Alcanza a un nú- destacamos, entre otros, dos puntos im- pues, inspiradas en la revelación cris- tístico-fílmica. Y decimos que en este
mero grandísimo de receptores: el des- portantes : tiana y se refieren a la enseñanza de la su acto de crear se halla en un estado
censo de los espectadores registrado a) En un momento que la mayoría Iglesia. Se trata, en efecto, de u n a re- meta-moral. Ninguna normativa ex-
en muchos países es compensado por considera muy crítico para el cine, flexión moral cristiana tendente a de- terna a su intervención ha de interve-
otras formas de presencia del cine (fil- tanto bajo el perfil industrial-económi- terminar las condiciones de respues- nir en esta actividad. «Participa, en efec-
mes transmitidos por TV, programas co como de los valores artísticos y ta a la vocación interna a la naturaleza to, de la misma libre actividad creadora
televisivos reducibles a fórmulas para- morales, la Communio et progressio de la comunicación social, tal como la y comunicadora de Dios según u n a ca-
fílmicas, la aparición de los videocas- prevé un porvenir de desarrollo para el revelación nos la manifiesta realizada racterística fundamental ínsita en su
scttes...). Es evidente el poder del es- cine y confirma su validez h u m a n a en Cristo, «Comunicador Perfecto». misma naturaleza de creación artística,
tímulo sensorial y de la subjetividad (CP 142) y las posibilidades pastorales Tales condiciones de respuesta a la que consiste precisamente en estar
ejercidos por el medio íilmico sobre el (CP 143). vocación interna a la naturaleza del movida por la inspiración» (J. Maritata,
espectador. Este, por otra parte, es b) Siempre dentro de este clima de cine no se podrán determinar en un La responsabílítá dell'artista, Brescia
condicionado por las reacciones grega- optimismo y en el intento declarado examen casuístico de lo «permitido» y 1963). «Intuición» que se le impone en
rias típicas de quien asiste a un espec- de promover u n a colaboración de los de lo «prohibido», sino determinando su interior como un absoluto. La con-
táculo —por añadidura (con frecuencia) católicos con las iniciativas en este con precisión las líneas de fuerza que ciencia artística es precisamente ley
potenciado en su impacto emotivo por sector, afirma que «muchos filmes realizan el cine en sus finalidades de única para la actividad artística. La
la duración— inserto y confundido en- muestran su fuerza de persuasión al comunión y de progreso (es decir, la creación artística se identifica con la
tre el público. No han de infravalorarse, tratar temas que favorecen el progreso liberación de la persona h u m a n a de tentativa de verificar esta intuición (que
empero, factores que contrastan con del hombre y elevan su espíritu» todo condicionamiento material, psico- Maritata llama «una partícula de la
u n a simplista y unilateral supravalo- lógico y espiritual; cf la voz Comunica- divinidad») en u n a materia (en nues-
(CP 144), precisando que «muchos de
ración del superpoder del cine sobre ción social). Para que esta reflexión sea tro caso, las imágenes audiovisivas),
espectadores reducidos a una masa los filmes universalmente reconocidos
verdadera y completa debe comprender elevándola a transparencia de aquel
pasiva y soñadora. El influjo del público como auténticas obras de arte h a n abor- la operación de la comunicación cine-
dado temas directamente religiosos» contenido de conciencia. De este modo
puede, en efecto, impeler al individuo matográfica en su dinámica efectiva y la inspiración transparente en el men-
a reaccionar negativamente ante el men- (CP 144). Esta última es u n a consta- en la totalidad de sus momentos: el
tación genérica que no se adentra en saje-filme es recibida por el espectador.
saje. Se debe igualmente tener en cuenta autor que codifica en términos fílmi- En la base, por tanto, de u n a auténtica
el fenómeno psicológico de la contra- el terreno actual e importante de la cos u n contenido de conciencia, el men-
cinematografía de inspiración cristiana. comunicación fílmica está la perfecta
posición del individuo a la actitud de saje efectivamente significado por la correspondencia entre inspiración y re-
los demás, que se agudiza en propor- En la economía de u n documento que obra, y la reacción de respuesta del es-
proclama al cine como espléndido trá- presentación, entre el contenido de con-
ción a la presión de la masa sobre él. pectador. «Comportamiento» del actor
Además existe también un tipo de ci- mite de discurso pastoral y de evangeli- ciencia artísticamente animado y rea-
eminente y del actor receptor y signifi-
nematografía «epicizante» (pensemos, zación. es una laguna. Por nuestra cado de la obra, que no son elementos lización cinematográfica. Corresponden-
por ejemplo, en J. L. Godard), que se parte, deseamos sólo que los lectores del separados e independientes, sino tres cia cuyo prerrequisito esencial es la
propone no sugestionar al espectador, documento no confundan esas «obras aspectos de u n a sola e idéntica expe- libertad del director de todo condicio-
sino colocarlo en actitud crítica me- maestras» que comunican u n men- riencia h u m a n a de comunicación. Los namiento y se traduce en exigencia de
diante técnicas de extrañamiento ten- saje religioso con productos como los examinaremos sucesivamente sólo por genuinidad y de verdad de la obra fíl-
dentes a romper la fascinación onírica llamados «filmes bíblicos» y afines, sino motivos de método y de claridad. mica. Por eso justamente Amédée Ayfre
de las imágenes y a transmitir conte- que vayan a buscarlo (aparte su cali- encuentra en los caracteres de sinceri-
nidos esencialmente lógicos. ficación de obra maestra) entre las obras dad, honestidad y autenticidad los va-
filmadas por Bergman, Buñuel, Dreyer, lores básicos que con su presencia en
IV. El autor u n filme atestiguan objetivamente la
Olmi, Rohmer, Bresson, Rossellini, etc.
No entramos en la disquisición de libertad y la verdad del autor. La obra
II. Enseñanza del magisterio quién es el autor efectivo de un filme, sincera es la que refleja la individuali-
eclesiástico III. Presupuestos de u n razonamiento si el director o un grupo de trabajo. dad original de su autor. Su honestidad
Aparte u n a intervención disciplinario- moral sobre el cine Advertimos, sin embargo, que el direc- nos revela que la expresión brota es-
litúrgica de la Sagrada Congregación El razonamiento moral, en su autén- tor no es autor en sentido absoluto, como pontánea y n o alienada por interfe-
Consistorial (10 dic. 1912) que prohibía tico sentido, no concierne al filme-obje- lo puede ser u n pintor, u n poeta o un rencias extrañas deformadoras del con-
proyecciones cinematográficas en las to, es decir, a la obra en sí misma: esos compositor musical. La actividad direc- tenido de conciencia que lo anima. La
iglesias, el magisterio pontificio ignoró millares de metros de película en la cional está condicionada por u n a com- autenticidad, confluencia de la since-
el cine durante unos treinta años. que está impresa u n a serie continua de pleja aportación técnica, económica e ridad y de la honestidad, hace que el
Cuando lo descubrió por fin, monopolizó imágenes audiovisivas de las que deri- industrial. El término «autor» se re- filme, mediante una extrema cohesión
en él su atención en detrimento de otros serva cada día más al director que rea- y coherencia de significantes y signifi-
va una historia determinada. Se refie-
instrumentos de comunicación social, liza u n a obra de elevada calidad expre- cados, estructure seres, valores y emo-
re, en cambio, a la específica experien- siva. Se considera «científica» una obra
hasta las relevantes expresiones del ma- cia h u m a n a de la comunicación, de la ciones cuya verdad se impone con evi-
gisterio de Pío XII, como los dos dis- que «hace avanzar la ciencia»: análoga- dencia (cf A. Ayfre. Conversión aux
cual la película en proyección se con- mente se califica como autor a aquel
curso sobre el filme ideal y la encíclica vierte en mediación catalizadora. images, París 1954, 192).
Miranda prorsus. La instrucción Com- que sobre el plano de la expresión fíl-
El punto de partida del «deber ser» mica crea elementos nuevos y origina- El compromiso moral del autor es.
munio et progressio (1971) dedica al pues, sustancialmente coraje de liber-
cine u n espacio limitado (nn. 142-147), de la comunicación cinematográfica lo les, es decir, que es artista. Precisamente
porque el apartado dedicado a los me- constituye su naturaleza más profun-; en esta condición es como nosotros tad. Coraje de ser y de comunicarse a
da de participación en el valor y la fina- empezamos a tomarlo en consideración, sí mismo luchando contra los condicio-
dios de comunicación social está tra-
lidad del comunicarse de Dios en Cris- haciéndolo objeto de nuestra reflexión namientos opresivos ideológicos y co-
tado de forma que afecte también
al arte fílmica. En este documento to al hombre (CP l l s s ) . Las considera- en el acto efectivo de la realización ar- merciales en que la estructura industrial
ciones morales que deducimos están, y los conexos ligámenes políticos del
Cine 86 87 Cine
sistema cinematográfico lo aferran. darle). También respecto a la realidad, Traite des valeurs, v. 2. 329). Pero tales nificado con las exigencias y los valores
Compromiso moral de la sociedad y de el de la representación fílmica es un posibilidades pueden ser —dada la tor- de u n a auténtica comunión y libera-
la industria cinematográfica será con- universo independiente. En otros tér- tuosa complejidad del humus h u m a n o ción del hombre. Precisamente en este
siguientemente ofrecerse al autor como minos, filmar la realidad significa ex- del que brotan como intuiciones abso- contexto es donde adquiere toda su im-
espacio de libertad. Pero ¿si el autor presar mediante imágenes u n a inter- lutas— nobles o túrbidas, positivas o portancia el deber reiterado por la
«sintiese» el deber de expresar u n men- pretación propia y reconstrucción ca- venenosas. Por fin, me parece útil sub- Communio et progressio (64-70, 108)
saje de cuya negatividad es él mismo balmente «imaginaria». Los datos ofre- rayar que la enseñanza eclesial sancione de educar, a través de la escuela y del
consciente? J. Maritata excluye que él cidos por la realidad son puntos de par- el primado absoluto del orden moral debate, al público de los espectadores
por motivaciones religioso-morales deba tida sobre los cuales «los poderes de objetivo sobre cualquier otro valor, «sin para que llegue a entender la palabra
manipular su expresión de modo dis- abstracción» creativa de la imagina- exceptuar el artístico» (ínter mirifica, 6), efectivamente pronunciada por el filme.
tinto del que siente. Tal insinceridad ción elaboran u n a construcción dotada sin tomar posición en favor de u n a im- Contenidos aparentemente positivos y
sería, y no sólo artísticamente, inmoral. de u n a estructura propia de valor y de plicación de valores en virtud de la cual mensajes superficialmente religiosos
Debería renunciar «heroicamente» a verdad (cf C. Metz, Communications, la obra que efectivamente ha llegado pueden encerrar en el plano de su for-
expresarse. Y su cometido o el de los ap. 1965, citado en T, Mitry, Esthétique a conseguir u n a calidad artística está mación lingüística carencias y aproxi-
hombres de Iglesia no debería consistir et psychologíe du cinema, París 1965, investida de calidad moral. Es más, maciones negativas. Así postulados y
en ajustar o acomodar la expresión de v. 1, 4 1 4 : V. Melchiorre, La funzione animados por preocupaciones pastora- problemáticas a primera vista amora-
modo que fuera menos negativa, sino deU'immaginario, en «Rivista di estética», les y no entendiendo, empero, compro- les o irreligiosos pueden adoptar formu-
en «purificar la fuente» de la inspira- [mayo-agosto 1968), sobre todo 209- meterse en tomas de posición estéticas, laciones que, profundizadas lingüística-
ción misma. Es decir, enriquecer de 212). Por consiguiente, cuando, por de hecho los textos magisteriales no su- mente, revelan tensiones netamente
sensibilizaciones y de valores el «humus» ejemplo, nos preguntamos si u n filme ponen u n a coincidencia arte-moral. Es constructivas.
(o sea, la globalidad de la persona) de es verdadero, antes de nada se debe típico al respecto el comportamiento
que brota la inspiración misma. A este examinar si el elemento en cuestión se del consejo general de la OCIC (Office
razonamiento sobre la libertad se le inserta con coherencia y genuinidad Catholique International du Cinema), 1. CALIFICACIONES MORALES. - Q u e or-
puede hacer u n a objeción de fondo. La en lo interno de la realidad imaginaria que en el documento publicado con oca- ganismos en alguna manera ligados con
mayoría de los directores no verifica constituida por el filme mismo y, sólo sión de su reunión en Cuernavaca (del las autoridades pastoralmente respon-
las cualidades de creación artística sobre en un segundo momento, podremos 22 al 2 9 de enero de 1966) confirmaba sables de la comunidad eclesial mani-
las que se apoya esta posición nuestra. ver si corresponde a los hechos exter- que no debía darse una necesaria iden- fiesten, por ejemplo, a través de las
Comencemos preguntándonos si no es nos al filme a los que éste eventual- tificación de los valores de arte y de llamadas «calificaciones morales de los
precisamente la falta del coraje (o de la mente se refiere (cf J. Mitry, Esthétique moral, observando justamente: «A ve- filmes» (CP 12), juicios informativos
posibilidad) de libertad la que impide et psychologíe du cinema, v. 3, París 1965, ces incluso la perfección formal de una prudenciales, es decir, que no obliguen
que se afirme u n a personalidad artística 396s). La respuesta al interrogante de obra, en lugar de atenuar su nocividad, en conciencia, sino que sirvan de orien-
en tantísimos directores reducidos al verdad seguiría evidentemente u n ca- la hace, por el contrario, más peligrosa ; tación sobre la validez de los filmes, será
nivel de hábiles artesanos. Por otra par- mino diverso si nos hallásemos frente esto sucede fácilmente cuando se trata tanto más plausible y aceptable cuanto
te, a la luz de lo que se dice en los a u n filme que pretende ser documental de filmes cuyas tesis contienen concep- más se funden tales juicios en un rigu-
nn. 15 y 17 de la Communio et Pro- o didáctico. En tal caso, en efecto, la tos erróneos». roso análisis lingüístico del significado
gressio, estimamos que el director com- naturaleza de la representación sería no efectivo de las obras y se inspiren en
petente y responsable, aun en la la de recrear, sino la de ser fiel gra- En esta fase del análisis moral se criterios positivos de promoción de va-
hipótesis de que no esté animado por bación de la realidad externa. trata, pues, de ponernos frente al uni- lores y de confiado respeto en la ma-
inspiración artística, es siempre u n verso imaginario constituido por el durez del público. A este propósito anota
hombre libre de manifestar y comuni- No es deber nuestro entrar en el exa- filme en si mismo y ante todo de leer Ayfre: «Es normal que los cristianos den
car aquello de que en buena fe está men de la dialéctica arte-moral. Nos el mensaje que efectivamente expresa, a conocer a todos aquellos que com-
persuadido. Y como comunicador está limitamos a excluir deducciones aprio- a fin de descubrir sus líneas de fuerza parten, si no siempre su fe, al menos su
investido del derecho-deber de caracte- rísticas de u n a moralidad de lo bello de verdadera y global liberación del manera de considerar al hombre y la
rizar su comunicación de requisitos (lo bello es necesariamente bueno) de hombre. En la práctica, esta operación vida, lo que piensan de las obras cine-
fundamentales de sinceridad, honesti- la teoría eclesiástica de los trascen- (sólo analógicamente moral en cuanto matográficas que ven la luz en la so-
dad y veracidad para cuya realización dentales. Lo bueno, lo verdadero y lo que no concierne a u n comportamiento ciedad que es suya, a u n cuando tuvie-
debe gozar de auténtica libertad. bello se identifican ciertamente en la humano, sino a u n fenómeno de co- ran que oponerse a juicios que se re-
dimensión trascendental, que es la on- municación mediador de comporta- fieran a otras creencias o maneras de
tológica, es decir, del ser. Pero en u n a mientos humanos) se resuelve en el vivir. Esto forma parte de la libertad de
reflexión moral sobre la obra de arte, lo parangón entre el «significado» del expresión y de crítica que se encuentra
V. El filme bello y lo bueno se confrontan a dos ni- filme y las instancias normativas de fe normalmente en u n a sana democracia.
veles cualitativamente diversos: es decir, y de salvación formuladas en el men- Este juicio cristiano, aunque prefiera
El filme, considerado en sí mismo, el estético y el moral, dotados de objeto expresarse de una forma que puede
constituye un modo representativo autó- saje cristiano tal como es vivido por la
moral diferente (S. Th., l-2ae, q. 57. a. 4). comunidad eclesial e ilustrado por las considerarse demasiado simplista, bajo
nomo tanto respecto a su autos como Igualmente infundada nos parece la afir- la forma de "calificaciones" atribuidas
a la realidad a la que sé refiere. Una enseñanzas del magisterio. En este ni-
mación de una necesaria moralidad de vel se advierte la responsabilidad moral a cada filme, no constituye en modo
vez realizado, se escapa, por así decir, u n a actividad artística que - c u a n d o alguno u n a censura. En cualquier caso,
a su artífice, es decir, subsiste y se de la crítica y de la ensayística moral.
es genuinarnente tal— es participación Deben estar dotadas de competencia no más de lo que lo son los juicios de
e x p r e s a e x c l u s i v a m e n t e s e g ú n las de la función creadora de Dios. El arte los críticos, cuando en las revistas o
componentes lingüísticas de las que cultural y lingüística para leer el ge-
genuino es experiencia creativa, pero nuino significado de la obra y, al mismo diarios especializados designan con una,
resulta efectivamente. Habla por sí solo, en sentido análogo, en cuanto inven- dos, tres o cuatro estrellitas los filmes
independientemente de las intenciones tiempo, dotadas de u n a seria prepara-
ción, originalidad, realización de posi- ción teológica y moral para resaltar que se pueden ver (...). El hecho de que
del director o de las ideas que ha que- bilidades interiores únicas (cf L. Lavelle, los criterios sean de orden estético, po-
rido darle (o declara que ha querido las armonías y desarmonías de tal sig-
Cine 89 Cine
Utico o moral, no cambia en absoluto tación del mal en el significado global de visibilidad según el cual se nos in- consumo» del producto inferior, la pre-
los datos del problema. Se trata siem- del filme puede formularse según tres terpela si y en qué condiciones en el sencia de un ejercicio católico (IM 14),
pre de juicios que se dirigen a la com- hipótesis principales: —un momento filme en cuestión la persona del espec- la colaboración de los creyentes como
prensión inteligente de aquellos que superado y negado por el significado tador es valorada como persona, es individuos y organizaciones en la pro-
comparten esas opciones estéticas, po- de fondo del filme, -elemento de u n a decir, como libertad de crecimiento in- ducción, distribución y gestión de salas
líticas o morales, y que nadie pretende tesis de conjunto negativa, críticamente dividual (psicológica, cultural, espiri- (CP 144-145), dar incentivos a la for-
imponer a los otros recurriendo al gen- propuesta a la consideración del espec- tual) y social (civil, política, eclesial...). mación técnica de jóvenes aptos para
darme» (Cinema et foí chrétienne, París tador, —factor integrante de u n a visión Será, pues, u n a contestación de expre- operar en este sector (ib 109). Por fin,
1960, 107). negativa propinada e impuesta por las siones que se construyen sobre la «ma- la invitación dirigida al Estado para
sugestiones del medio fílmico a u n es- sificación», es decir, sobre el subdesa- alentar «la producción de espectáculos
pectador, a quien resulta psicológica- rrollo espiritual y cultural de especta- cinematográficos de gran valor artís-
2. REPRESENTACIÓN DEL M A L . - T a m -
mente difícil si no imposible reaccionar dores manipulados, violentados, opri- tico», así como para sostener financie-
bién entra en este capítulo el problema
críticamente. En el primer y segundo midos mediante el recurso a u n ins- ramente las iniciativas concernientes a
de la representación .del mal (violencia,
casos está asegurado u n espacio de libre trumento como el fílmico, el más ade- los medios de comunicación social,
erotismo). Está de actualidad la acusa-
responsabilización al espectador. Por cuado para ilusionar o sugestionar, ale- «para que ellos contribuyan decidi-
ción hecha a los instrumentos de comu-
tanto, la representación del mal puede, lándose así, entre otras cosas, de cual- damente al bien común» (ib 90).
nicación social y en particular al cine
en determinadas condiciones, adoptar quier pretensión artística: «El arte es Aquí podría abrirse el capítulo del sen-
de ser u n factor determinante de de-
u n a función constructiva propia. En la seducción, no estupro» (Susan Sontag). tido y de las condiciones para u n autén-
gradación de las costumbres. Nos pa-
tercera hipótesis nos hallamos frente a La preocupación moral esencial no es, tico valor moral de una decidida ac-
rece innegable que el cine es tan espe-
las típicas especulaciones del razona- en primer lugar, el «prohibir ver», sino ción pública tendente a promover u n a
jo, si no más, de u n a condición moral
miento «pornográfico» i n h u m a n o y co- el «saber ver». Es decir, tarea de estruc- producción, distribución y gestión se-
de la sociedad como protagonista res-
rrosivo. Este análisis se extiende en tér- turación del espectador adulto, capaz gún la fórmula llamada «alternativa».
ponsable del deterioro ético que la
minos análogos —más allá del mal eró- de hacer él mismo sus elecciones a la En esta dirección, en efecto, parece
aflige. No olvidemos, por lo demás,
tico y violento— a tesis político-sociales luz de la inteligencia y del buen gus- que hoy principalmente pueda des-
que «tenemos el cine que nos merece-
propugnadoras de principios autorita- to y de parangonarse críticamente con arrollarse la función promocional asig-
mos». La industria cinematográfica, en
rios egoístas o racistas contrastantes las obras. El camino a recorrer para esta nada en este campo como tarea prin-
efecto, realiza el producto que más con-
con la liberación y la dignidad del hom- personalización del espectador no es cipal y primordial de las autoridades
sumen los espectadores. La Communio
bre, que constituye u n a de las finali- sencillo. Comprende la solución de pro- civiles (ib 86) con pleno respeto del
et progressío remitiéndose a la ense-
dades esenciales de la comunicación blemas más amplios: la elevación ge- principio de subsidiariedad (ib 86).
ñanza de Pío XII (n. 57), legitima la re-
social. Por fin, ha de tenerse en cuenta neral del nivel cultural (CP 67), el re-
presentación del mal en cuanto forma «Solamente en casos extremos» (ib 86)
(CP 58) la interpretación de u n público finamiento de la sensibilidad estética,
parte de esa realidad h u m a n a en que se reclama u n a función censora, que-
inmaduro por la inexperiencia de la la profundización de valores humanos,
el filme ahonda sus raíces. Se tratará dando firme el deber de recurrir a «dis-
edad o anomalías psicológicas, para morales, sociales y religiosos. Otros fac-
de ver cómo es representado y el senti- posiciones legislativas» ordenadas a
quien incluso u n a representación «po- tores importantes: introducción siste-
do que tal representación adopta en la «defender, con toda su fuerza, a los
sitiva» del mal puede resultar nociva. mática en las programaciones escola-
economía global de la obra. A propó- jóvenes de los daños tan graves y a
En este punto, como reiteración de la res a diverso nivel de una formación
sito de la modalidad de la representa- veces tan duraderos, que ciertos pro-
inseparabilidad de los tres momentos audiovisiva (CP 69, 107, 113). La
ción erótica y violenta (e irreligiosa) nos gramas pueden causarles en su volun-
de nuestro análisis moral (que tienen presencia de una crítica cinematográ-
siguen pareciendo fundamentales las tad y en su criterio moral» (ib 89). Vi-
por objeto respectivamente al autor, la fica competente, atenta y honesta
observaciones formuladas en 1957 por sión moral eminentemente constructi-
obra y los espectadores), nos hallamos (ib 78), que opere como mediación res-
el insigne crítico cinematográfico cató- va ésta de la más reciente intervención
ya en el terreno de las condiciones de ponsable apta para introducir al es-
lico francés, animador del primer equi- del magisterio eclesial en el sector de
moralidad de visión de la obra. pectador en la comprensión de la obra.
po de «Cahiers du cinema» respecto al las comunicaciones sociales, que se ex-
La organización de grupos de discusión
erotismo: «Si queremos permanecer al plícita —por cuanto afecta al cine— en
para quienes, entre otras cosas, está
nivel del arte, debemos mantenernos en esta afirmación significativa, con la cual
prevista «una interpretación más libre
lo imaginario; debo poder considerar lo VI. Los espectadores nos parece oportuno cerrar esta refle-
de las clasificaciones morales» preci-
que sucede en la pantalla como u n xión : «Como los dedicados al cine están
El filme es plenamente él mismo, esto samente por sus finalidades de madu-
simple relato, una evocación que nunca rodeados de las dificultades propias de
es, factor de comunicación cuando, des- ración crítica de los espectadores (cf Do-
llega al plano de la realidad, a menos su profesión, todos los católicos y espe-
envolviéndose sobre u n a pantalla ante cumento del consigno genérale dell'OClC,
de hacerme cómplice de u n hecho o al cialmente las organizaciones católicas
u n público, lo envuelve en u n a opera- en «Rivista del cinematógrafo», [abr.
menos de u n a emoción cuya realiza- especializadas deben entablar gustosa-
ción de visión que es acto h u m a n o y, 1966], 19).
ción exige el secreto. Esto significa que mente diálogo con ellos. Este contac-
el cine puede decir todo, pero n o mos- por ello, objeto de u n a consideración
de verdadera y auténtica moralidad. to, enseñará con claridad que este arte
trarlo. No existe situación sexual, moral Es menester luego tener en cuenta debe ser tenido como u n a profesión
o no, escandalosa o banal, normal o Cada espectador es u n a persona califi- la compleja estructura «industrial» ci-
cada por determinadas disposiciones po- honrosa e importante, reconociendo
patológica, cuya expresión esté prohi- nematográfica, que explota el producto- todos que es sumamente útil al hombre»
bida a priori en la pantalla, pero con la sitivas o negativas y condicionada en tilme principalmente en términos de
el momento de la visión por particula- (CP 147).
condición de recurrir a las posibilida- consumo y consiguientemente en el in-
des de abstracción cinematográfica, de res e irrepetibles circunstancias q u e ele- terior de u n a ideología productivista, L. Bini
modo que la imagen nunca puede vol- van o degradan. Por eso las orienta- en la que las finalidades de comunión
verse documental» (Qu'est-ce que le ciones y valoraciones para u n a visión y de progreso de la comunicación social BIBL. : D Problemas sociológicos, lingüísticos y
cinema?, t. 3, 74). moral son rigurosamente individuales. están subordinadas a los imperativos filosóficos: AA. VV.. £í cine. Buru Lan, San
del provecho. Dentro de esta lógica to- Sebastián 1973.-Del Amo A., El cine en la
Esto no quita, sino más bien postula crítica del método. Cuadernos para el diálogo,
la formulación de u n criterio general man incidencia moral además del «no Madrid 1969.—Id, Cine y crítica del cine.
El sentido adoptado por la represen-
Comercio 90 91 Comunicación social

Taurus, Madrid 1970.—Aristarco G., Historia (sept.-oct. 1967), 6-16.-Ludmann R„ Cinc, des extranjeras que organizan la pro- COMUNICACIÓN
de las teorías cinematográficas. Lumen, Bar- fe y moral, Rialp. Madrid 1962,-Lunders L., ducción en función principalmente de
celona 1968,-Ayfre A.-Agel H., Cine y per- La censure des films et l'admissíon des enfants los mercados extranjeros. SOCIAL
sonalidad, Rialp. Madrid 1963,-BaIdelli P„ au cinema, a travers le monde, Bruselas 1960.-
Sociología del cinema, Roma 1963.—Baragli E„ Pignatiello L., «Ínter mirifica» e il problema Esta dependencia económica está ulte-
Corso elementare difilmología,Roma 1965.- dell'educazione cinematográfica, Roma 1964.— riormente agravada por el hecho de que I. Definición
Bazin A.. ¿Qué es el cine?, Rialp, Madrid 1966.— Sala cinematográfica impegno pastorale, A.C.E.C, la mayor parte de los países subdesarro-
BelufB M., Cinemafiarte,alienazione e psicote- Roma 1966.-Sorgi C, Valutazione morale del llados son monoexportadores, porque el La comunicación social se puede de-
rapia, Bolonia 1969.—Bettetini G., Cinema: film, Roma 1969.-Viscidi F., Cinema e liberta, sector moderno de su economía está finir genéricamente como la transmi-
lingua e scríttura. Milán 1968,-Chiarini L., Bolonia 1969. concentrado sobre la monoproducción: sión, mediante fenómenos representa-
Cinema, quinto poder, Taurus, Madrid 1963.— tivos (en el emisor) y perceptivos (en el
Id, Arte y técnica del film, Edicions 62, Bar- pese a ello, ningún país ostenta el mo-
nopolio del producto sobre el que sos- receptor), de contenidos de conciencia
celona.-DeSanctisF. M.. 11 pubblico come autore, (ideas, estados de ánimo, noticias...} de
Florencia 1970.—D'Yvoire J., El cine, redentor C O M E R C I O tiene la propia economía. Por fin, la
un miembro de la sociedad a uno o
de la realidad, Riaip, Madrid 1960.— Goldmann mayor parte de los países subdesarro-
A., Cine y sociedad moderna. Fundamentos, Uados dependen de un solo comprador más miembros de la sociedad. Esta
Nos referimos a la actividad comer- transmisión no es pura transferencia de
Madrid 1972,-Jeanne R.-Ford Ch„ Cinema principal. La presión que los países des-
e stampa, Roma 1964.—Maritain J., Vintuizione cial no tanto en términos de actividad arrollados pueden ejercer sobre los pre- contenidos, sino que implica la adhe-
creativa nell'arte e nella poesía, Brescia 1957.- contractual, para la cual nos remitimos sión, la disensión o la reacción de ex-
Id, La responsabilíta dell'artista, Brescia 1963.— a la teoría jurídico-moral del contrato cios de las exportaciones del tercer
mundo está aún acentuada por el hecho trañamiento del sujeto al cual se dirige
May R., Cine y Televisión, Rialp, Madrid entendido como negocio jurídico, sino la comunicación. El proceso de comuni-
1962.—Id, El lenguaje del film, Rialp, Madrid más bien en términos de funcional dis- de que ciertos productos ya no son in-
1961.—Id, Le tecniche della realizzazione cine- tribución de los bienes y de comercio tensamente solicitados por las grandes cación determina, pues, el surgir de u n a
matográfica, Milán 1964,-Mitry J., Esthétique internacional. potencias industriales (deterioro de los relación interpersonal en virtud de la
et psychologie du cinema, v. 1: Les formes, términos de comercio). En relación a cual lo que era propio y exclusivo de
París 1963; v. 2: Les structures, París 1965.— Para el comercio internacional el pro- un individuo o de un grupo de indivi-
Id, Diccionario del cine. Plaza & Janes. Bar- blema moral debería tener presentes 1953, el precio de los productos ma-
nufacturados ha aumentado el 9 por duos es participado por otros. En tal
celona 1970.—Pasolini P. P., Cine de poesía al menos dos perspectivas: «puesta en común», que constituye la
contra cine de prosa, Anagrama, Barcelona 100, mientras que el de las materias
1970.—Peters J. L. M., L'educazione al cinema, primas ha disminuido el 10 por 100. raíz de la sociedad humana, reside la
a) el comercio internacional a nivel
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técnica, industria e organizzazione del cinema,de nuevos equilibrios comerciales que «jeep» con 19 sacos de café; en 1962 ción 1.
Florencia 1967.—Id, Storia del cinema mondiale, de ellos se derivan, con todas las nece- ya nacían falta 39.
Milán 1967.-Serra Estruch ]., Cine formativo, En el decreto conciliar ínter miri-
Nova Terra, Barcelona 1970,-Sklovski V„ sarias conexiones a la política monetaria fica y en la instrucción pastoral Com-
Cine y lenguaje. Anagrama, Barcelona 1971.— internacional: Por esto todo plano de desarrollo munio et progressío el término «social»
Stephenson R.-Debrix J., El cine como arte. económico se hace imposible y la es- es usado en su acepción sociológica,
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comentarios: Baragli E., Cinema Cattolico, Roma medida en que contribuyan, a través tabilidad del curso de las exporta- vivencia, con diversas formas de vida
1965. (Los documentos de la Santa Sede de u n a consciente y colectiva voluntad ciones. y de actividad asociada». La comunica-
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del tercer mundo con la directa colabo- transferencias de capital. Las tasas de cial» en el sentido de que es apta para
cazione, comunione e Chiesa, Roma 1973.-
Id, La «Communio et progessio», Roma 1973.— ración de los países interesados, hare- provecho en los países subdesarrollados establecer relaciones entre grupos so-
Id, L'«Inter mirifica», Introduzione-storia-dis- mos algunas simples consideraciones son enormemente mayores que en otras ciales e individuos y esto en dimensio-
cussione-commento-documentazione, Roma sobre la actual situación regresiva del partes y gran parte de estos provechos nes, al menos potencialmente, plane-
1969.—Id, Difendo L'«Inter mirifica», Catania actual comercio internacional en relación van a parar al extranjero. Se calcula tarias.
19 74.-Cañáis S., La Iglesia y el cine, Rialp, con los países del tercer mundo.
Madrid 1965. u Ensayos teológico-pastorales: que cerca de las tres cuartas partes de
Agel H., El cine y lo sagrado, Rialp, Madrid La inmensa mayoría de los países sub- los capitales extranjeros concedidos o
1960.— Ayf're A., Cinema, televisión et pastoral, desarrollados se encuentra en u n a po- prestados a los países subdesarrollados II. Dinámica de la comunicación
París 1964.-Id, Contributi a una teología sición de dependencia económica res- se pierden de este modo. El acto de comunicar en este punto
deirimmagine, Roma 1966.—Id, Problemi este- pecto a uno o varios países extranjeros. El ahorro forzoso impuesto a la po- se delinea más precisamente como ac-
tici del cinema religioso, Roma 1953.—Id, Así sucede que fenómenos extremada- ción social que se estructura como
Veritá e mistero del cinema, Roma 1971.— blación tras la explotación no es rein-
Baragli E., Elementi di sociología pastorak sugli mente perjudiciales para su economía vertido de todas maneras en el país, transferencia y al par como distribución
strumenti della comunicazione sociale, Roma representan el resultado de decisiones sino dilapidado, exportado, atesorado. de un contenido concreto de conciencia
1970.—Bini L., E possibile un film di ispirazione que han sido tomadas a millares de kiló- Las clases acomodadas de América La- (o mensaje) de un actor social-sujeto
cristiana, en «Letture», (marzo 1968), 163- metros de distancia y que parecen in- tina parece que h a n acumulado más (o emisor) a un actor social-término
180,—Id, Teología e audiovisivi, Milán 1970.— munes a todas las medidas de retor- de 14.000 millones de dólares en los (o receptor).
Cinema e liberta, Atti delta terza settimana sión. bancos de Estados Unidos. Tales des-
cinematográfica dei cattolici italiani, Roma El contenido de conciencia se vuelve
1968.-Chiavacci E., Studi di teología morale. En efecto, u n a parte importante de las pojos son u n a de las causas del estan- transmisible mediante u n a codificación:
Asís 1971,-Collet J., A la recherche d'une instalaciones industriales y minerales camiento económico. (Ver Economía.) va expresado en signos sensibles a los
morale pour les images, en «Signes du temps» de las empresas agrícolas y comerciales cuales el emisor y receptor atribuyen
son propiedad de personas o socieda- A. Ellena el mismo significado (código).
Comunicación social 92 93 Comunicación social

Los sistemas de signos en que los Naturalmente, la comunicación será que se sirven de la prensa. Los térmi- magisterio eclesiástico consideran como
diversos mensajes son formulables se genuina, es decir, el receptor captará en nos Techniques de diffusion (o informa- «instrumentos de comunicación social»
llaman genéricamente «lenguajes» y el mensaje el significado efectivamente tíon) collective de uso corriente en las aquellos y solamente aquellos que re-
existe, por tanto, u n a pluralidad de inserto en el mismo por el emisor en áreas de expresión francesa, subrayan únen las tres condiciones fundamenta-
lenguajes: oral, gestual, audiovisivo, proporción a la paridad del esquema de de modo exclusivo el aspecto técnico les de pronunciada tecnicidad, de in-
escrito... La lengua entendida como referencia en que se inspiran en las («techniques») y con el específico «de mensa idoneidad de comunicación y de
«institución social de signos codifica- respectivas actividades de codificación diffusion» se exponen a connotaciones relevante factor de socialización. Y son
bles» se distingue del lenguaje (J.-B. Fa- y de descodificación. El receptor, tras la ambiguas: los contenidos de concien- la prensa diaria y periódica, a las que
ges, Pour comprendre le structuralisme, descodificación del mensaje, le ofrece cía se comunican, más bien que «di- pueden parecerse los libros de bolsillo
París 1967, 19s). El signo presenta un una respuesta (la llamada comunica- fundirse». (y no el «libro» tradicional), el cine, la
doble aspecto: el significante que se ción de retorno): lo acepta o recha- radio. la televisión y el teatro, cuyo es-
sitúa al nivel de la expresión material za, lo hace pasar —más o menos in- Mass media y Mass comunications: el pacio de difusión se amplía actual-
(sonidos, gestos, imágenes, objetos) y t a c t o - a otros receptores... El fenóme- término «masa» es sociológicamente de mente con la radio, la televisión, la re-
el significado, es decir, el contenido re- no del acto de comunicación es, pues, acepción muy incierta y fluctuante. ducción cinematográfica (CP 158), las
presentado. La semiología en sentido u n dinamismo de flujo continuo, en que Apto para indicar el número inmenso diversas formas de publicidad como el
general es la ciencia que estudia los el contenido transmitido por el primer de los receptores potenciales de la comu- cartel, las videocassettes y diversos tipos
signos, mientras en sentido específico emisor sufre las más diversas modifica- nicación, n o lo es igualmente para po- de registración y reproducción elec-
estudia los significantes. Los significa- ciones posibles, a u n conservando siem- nerse como caracterización esencial de trónica y electrostática, los satélites
dos, en cambio, son objeto de la semán- pre u n a cierta huella del significado la comunicación: en su sentido peyo- artificiales...
tica. El significado inmediato y prima- inicial. rativo de «masificación» insinúa que la
rio de un signo es la denotación, mien- comunicación, por su naturaleza, es
tras que la connotación designa sus sig- ¡ilienante de la personalidad humana. IV. Los instrumentos de comunicación
nificados mediatos y traslaticios, evoca- III. Los instrumentos de comunica- «Media», además de ser todavía más social en la enseñanza del magis-
dos por el significado directo. ción social genérico y discutido, no comprende la terio eclesiástico
dimensión de tecnicidad. Después de intervenciones ocasiona-
El receptor deberá someter el mensa- Con el decreto conciliar ínter Miri-
je a u n a operación de descodificación fica se adopta definitivamente en el La terminología adoptada, «instru- les en discursos pontificios y encíclicas
para individualizar su contenido de lenguaje del magisterio eclesiástico el mentos de comunicación social», se como la Divini illius magistri (1929) y
conciencia (idea, información...) formu- término «instrumentos de comunica- presenta, pues, como la más precisa y la Casti connubii (1930). que tenían
lado por el emisor. Tal descodificación ción social» para designar los trámites completa. por objeto el cine, aunque casi todos
es efectuada según un «esquema de técnicos de la comunicación. Como h a ellos en tono de amonestación y de-
referencia» constituido por u n código demostrado Enrique Baragli (IM, Roma Instrumentos: pone de manifiesto por nuncia, la Santa Sede, en la carta de la
(por hipótesis, común al código del 1969, 249s, 262-269, 290-6), la ter- una parte la nota de destacada tecni- Secretaría de Estado a la Office Catho-
emisor), cuyos signos vienen interpre- minología preexistente en los documen- cidad (la palabra, el gesto, la escritura... Iique International du Cinema (OCIC)
tados por el receptor de acuerdo con su tos eclesiásticos o usada por la publi- son medios de comunicación, pero de del 2 8 de abril de 1934, y después con
mentalidad, experiencia de vida y condi- cidad, al tratar de este tema, pre- poca o ninguna tecnicidad...) y al la encíclica Vigilanti cura (1936), «la
cionamientos personales diversos. El sig- senta límites, ambigüedades o genera- mismo tiempo la presencia del hombre primera y última encíclica completa-
nificado del mensaje, como es captado lidades carentes de precisión en el tér- que usa el instrumento precisamente en mente consagrada al cine», comenzó
por el receptor, no coincide por ello mino elegido. He aquí algunos ejemplos orden a u n a comunicación de conteni- un discurso doctrinal-organizativo de
necesariamente con el que ha puesto entre los más significativos, por referirse dos de conciencia que se afirma como vastas proporciones, propugnando, ade-
el emisor. El emisor, entonces, al objeto a términos de uso más bien extendido. social. Es decir, «a diferencia de los me- más de defensas y prevenciones contra
de preservar de errores la interpreta- Medios modernos de apostolado: peca de dios de comunicación tradicionales, es- los peligros y daños del cine, la necesi-
ción del mensaje, podrá recurrir a la generalidad, dada la demasiado vasta Ios instrumentos, por su naturaleza, ha- dad de u n a obra positiva, ampliando
redundancia, incluyendo elementos no comprensión (la rama editorial, las con- cen comunicar n o sólo a individuos después la consideración de los conte-
rigurosamente indispensables, destina- ferencias, el diálogo interpersonal... si- singulares, o pequeños grupos, sino a nidos a las modalidades de la comuni-
dos a aclarar y subrayar (por ejemplo, guen siendo medios modernos) y reduce vastísimos: complejos h u m a n o s : es más, cación. Las intervenciones de Pío XII
la repetición), y deberá precaverse de indebidamente sus finalidades (cine, lendencialmente, a toda la sociedad hu- fueron muchísimas (nada menos que
la interferencia constituida por los obs- prensa... tienen fines distintos del apos- mana; al mismo tiempo son eficacísimos 89, 61 de las cuales personales) e in-
táculos que se interponen en la correcta tolado y, considerándolos sólo desde el ínctores de "socialización" y además ex- tensificaron la dimensión constructiva
transmisión del mensaje (por ejemplo, punto de vista apostólico, nos limita- presión de complejos h u m a n o s ya fuer- tanto en el plano teórico como en el
averías mecánicas o deficiente presen- ríamos, por otra parte, a u n a conside- It'inente "socializados" en el sentido de organizativo. Son importantes entre
tación gráfica). Sobre todo deberá re- ración parcial y expuesta a instrumen- ln Mater et magistra 5 8 : "Uno de los otros los dos discursos sobre el cine
currir a sistemas de signos dotados de talización). Prensa y espectáculos: mien- uspectos típicos que caracterizan nues- ideal (1955) y la encíclica Miranda
la mayor idoneidad para comunicar. tras el primer término es vago, el tra época es la socialización, entendida prorsus (1957) que ensancha el pa-
Tal idoneidad depende de la capacidad segundo incluye fenómenos (como los como progresivo multiplicarse de las norama de la comunicación del cine a
de contenidos de conciencia que los sig- partidos deportivos, paradas, fuegos ar- relaciones de convivencia, con diversas la radio y a la televisión (pero no a la
nos son aptos para transmitir, de la tificiales...) que no parecen seguir las formas de vida y de actividad asociada e prensa todavía).
extensión de los receptores que son funciones propias de u n a comunicación Institucionalización jurídica"» (E. Ba-
aptos para alcanzar y estimular senso- social. Audiovisuales: u n a expresión muy nigli. Elementi di sociología pastorale sugli
rialmente y de la potencia de infor- ambigua y discutida que. además de strumenti della comunicazione sociale, 1. EL DECRETO SOBRE LOS MEDIOS DE
mación y de sugestión con la cual el referirse específicamente al sector di- Huma 1970, 83). COMUNICACIÓN S O O A L . - P r o m u l g a d o el 4
emisor alcanza al receptor mediante es- dáctico («recursos audiovisuales»), n o de diciembre de 1963 por el Vatica-
tos signos. indica directamente las comunicaciones Un análisis atento demuestra, por lo no II, es u n a síntesis orgánica —con
demás, que recientes documentos del retoques de actualización— de la ense-
Comunicación social 94 ')5 Comunicación social

ñanza del decenio precedente. Algunos caciones sociales con ocasión de la tre Dios y la humanidad. En la euca- a) Competencia.-E[ primer requisito
puntos novedosos: la precisión termi- quinta jornada mundial de las Comu- ristía se realiza u n a comunión existen- de la comunicación es ser auténtica-
nológica «instrumentos de comunica- nicaciones Sociales, el 23 de mayo cial entre él y los hombres y de los mente tal ante todo a nivel técnico, for-
ción social» engloba en el análisis de 1971, ha sido justamente definida la hombres que se alimentan de él entre mal y artístico así como en la profun-
también la prensa y el teatro, y afirma «carta magna» católica de las comuni- sí. Como Kyrios (es decir, Espíritu Vivi- dización y en la responsabilización res-
el derecho a la información... Se en- caciones sociales. Prevista en el n. 23 licante) es energía de continua y cada pecto a los contenidos de conciencia
contraron, empero, también omisiones del ínter mirifica, fue objeto de una vez más profunda comunión entre Dios objeto de la comunicación misma (n.
importantes (como la afirmación de la génesis laboriosa: siete años de trabajo, y los creyentes y, en la comunidad 15).
subsidiariedad de la intervención del con elaboración de cuatro textos suce- cclesial, vivifica la comunión de los cre-
sivos, y después del segundo texto el yentes entre sí, fortifica su tensión de b) Humanización (nn. 14, 15).-El
Estado) o retrocesos de inspiración mensaje debe ser valorización de la dig-
constructiva en relación a las enseñan- comité redaccional inicial fue sustituido comunión con toda la realidad y es-
por u n reducido grupo de cuatro pe- I i mu la su camino hacia la comunión nidad de la persona en todas sus dimen-
zas de Pío XII (sobre todo en los dos siones: materiales, políticas, sociales,
discursos sobre el cine ideal). El decreto ritos (Patrick Sullivan, Estados Unidos: i'scatológica, cuando «Dios será todo
Luden Labelle, Canadá; Alberto Anci- en todos» (1 Cor 15,28). económicas y espirituales. Esta cons-
tiene u n planteamiento esencialmente tructividad se explícita no sólo en el no
operacional: «La Iglesia católica, fun- sar, Venezuela; Karl H. Hoffmann, Ale- Su palabra se inserta perfectamente
mania Federal), coadyuvados por tres manipular la personalidad mediante la
dada por nuestro Señor Jesucristo para en la mentalidad de aquellos a los que desinformación, u n a propaganda ideoló-
la salvación de todos los hombres, y expertos (Francis Cachia, Malta; el ca- se dirige. Al mismo tiempo está pre-
nónigo Albion, Gran Bretaña, y, sobre gica o publicitaria alienante, o indu-
por lo mismo que está obligada a la ñada de valores y significados univer- ciéndolo a visiones y comportamientos
evangelización de toda criatura, con- todo, Joseph Folliet, Francia). No se sales en el espacio y en el tiempo y es
reduce a formular normas ejecutoras inauténticos, sino operando positiva-
sidera parte de su misión servirse de los npta para interpelar al hombre de cual- mente para liberarlo de los condiciona-
instrumentos de comunicación social del texto conciliar. Teniendo presentes quier época y cultura.
las críticas principales hechas al ínter mientos de cualquier género (desde el
para predicar a los hombres el mensa- La comunicación social adquiere, por analfabetismo hasta las situaciones de
je de salvación y enseñarles el recto mirífica (falta de profundización teoló-
lanto, en Cristo, comunicador significa- injusticia social). Es sintomático el he-
uso de estos medios» (n. 3). Actitud pas- gica, filosófica y sociológica; moralis-
do, valor y finalidad. La actividad de cho de que, cuando se insiste sobre el
toral aplicada a diversas dimensiones: mo: clericalismo) y documentos funda-
comunicar de Cristo es esencialmente carácter «formativo» de las comunica-
usar estos instrumentos para evangeli- mentales de la enseñanza reciente de
comunión: la comunicación social será ciones sociales, no se alude al recurso
zar, enseñar a los fieles a usarlos «en la Iglesia (GS, UR, DH, AG), plantea un
I al en proporción a los vínculos de so- a mensajes de contenido moral, sino a
beneficio... de sus almas» (n. 2), encami- razonamiento bajo muchos aspectos
lidaridad social, económica, cultural y una propuesta de mensajes tal que
nar a todos los hombres (fieles o no) nuevo y exhaustivo, que tiene por des-
espiritual que logre consolidar entre los permita y favorezca la capacidad de
a explotarlos para el progreso de todo tinatarios a los obispos «y a través de
hombres (nn. 1,6). La comunión en Cris- interpretación de los mismos por parte
el género humano (ib). Los elementos ellos a los fieles con la esperanza de
to pasa a través de la más perfecta reali- de los receptores. Que no se trata
propiamente doctrinales siguen siendo que pueda llegar a todos los hombres
zación del hombre (la «divinización» simplemente de interpretación entendida
sumarios y de escasa importancia: los de buena voluntad». Pero de hecho se
«theopoiesis» en la gracia); la comuni- como comprensión, sino también como
instrumentos de comunicación social dirige a los profesionales de la comu-
cación social deberá ser respeto, libe- crítica es confirmado en los nn. 81-83.
son enumerados entre esos «maravillo- nicación —católicos o no— con u n a in-
ración, potenciamiento de la persona
sos inventos de la técnica» que «el in- sistencia prevalente sobre la dimensión
humana en orden a u n a sociedad pla- c) Requisitos fundamentales de la co-
genio humano, principalmente en estos doctrinal y asignando a las iglesias lo-
netaria basada en la unidad de seres municación.— Sinceridad: debe reflejar el
días, extrajo de las cosas creadas, con cales amplios espacios de decisión y
Iguales y libres. No existe comunión genuino contenido de conciencia, es de-
la ayuda de Dios» (n. i ) . La referencia a de adaptación en el sector operacional.
auténtica sino entre personas que son cir, lo que efectivamente cree y piensa
una teología elemental de la creación plenamente tales. Este es el profundo
funda la original «bondad» de los ins- el emisor. Honestidad: el lenguaje debe
sentido del progreso (nn. 11-18), del cual ser tal que se vuelva transparencia
trumentos, que —en el n. 2 — otra ele- ln comunicación social debe ser forma
V. Elementos más significativos de la persuasiva de tal contenido. Veracidad:
mental consideración finalístico-moral de propulsión más aún que expresión
demostrará expuesta en la praxis a u n «Communio et Progressio» la comunicación debe verificarse en un
(nn. 18, 19, 20, 92-95). esfuerzo de adherencia a la realidad
mal uso. Afrontando luego las relacio- 1. EL FUNDAMENTO CRISTOLÓGICO DE
nes entre las normas morales y «los UNA TEOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN SO- El optimismo que inspira la Com- global del hombre (n. 17).
llamados derechos del arte» (n. 6), pro- CIAL.—La investigación teológica sobre munio et progressio está, por tanto,
clama que «la primacía del orden moral los instrumentos de comunicación social 'basado en último análisis sobre el he- 2. EL RAZONAMIENTO SOBRE LA U-
objetivo ha de ser aceptada por todos», se encontraba en sus primeros e incier- rho de que los instrumentos de la co- EEETAD.—Está estructurado en términos
y esto en virtud de dos motivaciones tos pasos (cf E. Baragli, Verso una teología municación social son «maravillosos nuevos respecto a la enseñanza ecle-
principales. La primera es la vocación degli strumenti di communicazione sociale, Inventos de la técnica», insertos en el siástica precedente, cuyos datos funda-
sobrenatural del hombre y la segunda en «Civiltá Cattolica». 2 [1970], 141- plano de salvación en cuanto que par- mentales adopta y desarrolla (esos da-
es la función de armonización de la 150) y las indicaciones del magisterio Ikipan de la misma comunicación de tos son suministrados por Pío XII sobre
actividad artística por parte del orden al respecto, como ya hemos visto, eran Dios a los hombres en Cristo (n, 12). Por todo, Discorso ai giornalisti cattolici,
moral. Esta última afirmación presenta vagas y tenían escasa profundidad y consiguiente, será reiterada su autono- [17 feb. 1950]; GS 59; Pacem in terris,
implicaciones estéticas, afrontadas so originalidad. La Communio et progres- mía de realidades profanas salvíficas in- AAS [1963], 283) en una síntesis que
pena de inutilizar la validez del motivo sio ofrece en cambio u n a orientación vestidas en virtud de la creación de por amplitud y organicidad supera a
mismo. doctrinal decisiva y rigurosa. «consistencia, verdad y bondad» y leyes documentos análogos de inspiración
propias (n. 14). puramente técnico-profesional. Se ar-
Cristo es el perfecto comunicador
(n. 1). Realiza la forma más sublime de De esta base derivará la sustancia ticula en tres momentos principales: la
comunicación. En la encarnación, to- del razonamiento moral que, por cuan- opinión pública (nn. 24-32), libertad de
2. LA INSTRUCCIÓN PASTORAL «COM-
mando la naturaleza humana, efectúa lo concierne en primer lugar al emisor, información (nn. 33-47), y opinión
MUNIO ET PROGRESSIO». - P u b l i c a d a por
en sí mismo la unidad más íntima en- «• articula en tres puntos principales: pública en la Iglesia (nn. 114-121).
la Pontificia Comisión para las comuni-
Comunicación social 96 97 Comunicación social

a) La opinión pública es descrita como de los mismos —se explícita— (no tanto deben gozar de la libertad necesaria ca ; garantice al ciudadano todos los de-
una específica propiedad de la natura- para vivir y crecer como comunidad), para ejercer su actividad. En el segun- rechos de «crítica pública» respecto a
leza social del hombre, por lo que el sino porque «sólo así prosperará su do, en cambio, «sólo se puede exponer la gestión de la comunicación, sobre
modo de ver y de obrar de los más se pensamiento y actividad (de la Igle- como doctrina de la Iglesia lo que como todo si ésta adopta formas de monopo-
convierte en norma común (n. 25). Cada sia)» (n. 115). Esta «auténtica libertad de tal se propone por el magisterio autén- lio y sobre todo si éste es estatal; y, en
hombre tiene la libertad y el deber de palabra y de expresión», de que los tico, y las opiniones que pueden presen- fin, propugne eficazmente u n pluralismo
manifestar la propia opinión para con- católicos deben ser «plenamente cons- tarse ya como seguras». que preserve las fuentes organizadas
tribuir a la formación de u n a «equili- cientes», se basa en el «sentido de la — Sobre los acontecimientos de la de la comunicación de la «exagerada
brada opinión pública». Los instrumen- fe», que es suscitado y alimentado por Iglesia la norma debería ser la infor- concentración» (n. 87).
tos de comunicación social son precisa- el Espíritu de verdad, para que el pue- mación y la excepción el secreto (nn. 119, Además, a las autoridades de los paí-
mente trámites de exposición y parangón blo de Dios, bajo la guía del sagrado 121), adoptado para tutelar «la fama ses en vías de desarrollo la Communio
de opiniones (n. 24), de las cuales ha de magisterio y respetando sus enseñan- y estima de las personas y los derechos et progressio les recuerda el potencial
servirse el comunicador no sólo para zas, abrace indefectiblemente la fe trans- de los individuos o de los grupos» de elevación cultural y social disponi-
hacerse portavoz de la opinión. Debe mitida y con recto juicio ahonde en (n. 121 c). ble en los instrumentos de comunica-
ejercitar u n a función de estímulo para ella más a fondo y la aplique más ple- — La información «sobre los progra- ción social. A la financiación de las
hacer nacer, recoger, difundir las ideas namente a la vida. Y sobre la caridad, mas y múltiple acción (de la Iglesia) programaciones en este sector son in-
y facilitar su libre confrontación (n. 27). que viene sublimada por la comunión vitados a participar también los «países
sea del todo íntegra, verdadera y clara.
La norma moral del «creador de opinión con la libertad de Cristo, el cual, libe- ricos» y las fundaciones internaciona-
rándonos del pecado, nos ha hecho I'or ello, cuando las autoridades reli-
pública» debe ser ante todo el respeto les (n. 95). Y para cerrar el camino a for-
capaces de juzgar todas las cosas con giosas no quieren o no pueden facilitar
a la dignidad del hombre, ofendida, mas de neocolonialismo cultural, el
por ejemplo, por la inobjetividad y por libertad en armonía con su voluntad. tal información, dan fácilmente ocasión
más a la difusión de rumores pernicio- documento propone estipular acuerdos
el carácter engañoso de ciertas campa- Quien tiene responsabilidad en la Iglesia internacionales para la utilización de
ñas propagandísticas (n. 29-30) y luego procure intensificar en la comunidad el sos que al esclarecimiento de la ver-
dad» (n. 121). los satélites artificiales (n. 91).
la conciencia de que el receptor no es libre intercambio de palabra y de le-
un objeto pasivo al que hay que per- gítimas opiniones y determine, por Esta rápida presentación de algunos
suadir de u n a verdad, de que el comuni- tanto, normas que favorezcan las con- 3. LA FUNCIÓN PROMOCIONAL DE LA puntos fundamentales de la más re-
cador se cree detentador, sino compañe- diciones necesarias para este fin (n. 116). AUTORIDAD CIVIL.— Tras u n a lectura aten- ciente toma de posición de la Iglesia
ro de una búsqueda común (n. 29). Pro- ta, el decreto conciliar ínter Mirifica católica frente a los instrumentos de
blemas graves, como los de cuándo u n a La Communio et progressio, por fln, (n. 12) aparece menos «censorio» de lo comunicación social manifiesta un modo
opinión se hace opinión pública y si y en habla de una opinión pública ecle- que se ha afirmado y. aun invocando nuevo de confrontarse con la era de
qué condiciones u n a opinión pública en sial en términos muy diversos de la la intervención de los poderes públicos la comunicación social. No faltan los
cuanto tal coincide con u n a justa opi- opinión pública «tout court». Se trata para que «a causa del abuso de estos puntos sobre los que la reflexión teológi-
nión (n. 31) no son clara y directamente de una opinión pública en sentido sola- Instrumentos no se produzcan daños en ca (por ejemplo, el tema de la opinión
afrontados y resueltos. No obstante se mente análogo, porque la Iglesia es la moralidad pública y en el progreso pública en la Iglesia) y la experiencia
reitera que «las opiniones que corren sociedad en sentido análogo respecto a de la sociedad», no fija los términos de pastoral (no se ha tomado en seria consi-
más abiertamente, dado que manifies- la sociedad civil. Por eso se excluye toda tal acción, dejando implícitamente paso deración el nuevo tipo psicosociológico
tan la mentalidad y deseos del pueblo, dimensión «democrática» en la formu- Incluso a formas de autocensura y, de hombre «audiovisual» engendrado
deben ser tomadas en atenta conside- lación y gestación de la opinión eclesial. nunque en términos prudenciales, en la por la civilización de las imágenes) po-
ración, sobre todo, por las autoridades, La insistencia sobre un magisterio pro- primera parte del artículo en cuestión drán y deberán dar pasos hacia delante.
tanto religiosas como civiles» (n. 32). tagonista de opinión (pilota y organiza describe u n a función de estímulo po- Pero se ofrecen los elementos de partida
normativamente su manifestación y sitivo asignada a la autoridad. En la de una renovada visión cristiana (dog-
condiciona con su enseñanza su misma Communio et progressio, en cambio, mática, moral, pastoral) de las comuni-
b) La libertad de la información es formulación de las conciencias) parece el planteamiento del tema sobre la pre- caciones sociales. Y el documento se pre-
afirmada como elemento esencial de la excluir u n a visión eclesial, según la cual sencia de la autoridad civil en el mun- senta explícitamente como documento
formación de u n a opinión pública ver- el Espíritu preside el surgir y madurarse do de las comunicaciones sociales es abierto. Las Iglesias locales tienen el co-
daderamente libre y documentada. Des- en el creyente de u n pensamiento que
pués de u n atento examen de la fun- decididamente positivo. El presupuesto metido de madurar ideas y excogitar
luego el magisterio, en el momento de su
ción del informador (excesivamente está constituido por el reconocimiento praxis conformes a las exigencias con-
manifestación y actuación, se reservaría
identificable en la trama deontológico- el derecho de valorar, promover o disua^ ele la libre iniciativa de individuos y cretas de tiempos y lugares diversos. Los
moral del texto con el periodista) (nn. dir. Luego se dirá (n. 117) que ese Urupos, en el ejercicio de su cualidad especialistas —católicos o no— pueden
36-40), la Communio et progressio insiste «libre diálogo» dirigido por el magisterio ile receptores, reconociéndoles u n con- tener la seguridad de que la Iglesia es
sobre el derecho del usuario, en cuanto «no daña la coherencia y unidad de la trol responsable (n. 85). Tarea del Estado sensible a los resultados de sus investi-
persona responsable y libre, a ser in- Iglesia» si se inspira en la caridad, a u n no es frenar o reprimir, sino promover. gaciones científicas sobre el fenómeno
formado suficientemente sobre hechos en las disensiones, y está animado por «La censura se reducirá sólo a los casos de las comunicaciones. Toda iniciativa
e ideas y al mismo tiempo le recuerda una voluntad constructiva y «grande extremos» (n. 86). Luego, a la luz del enderezada a hacer de los instrumentos
el deber de formarse u n a información amor a la Iglesia». principio de subsidiariedad, se afirma de comunicación social factores de hu-
objetiva, interviniendo activamente en- (|ue «la misma autoridad pública... no manización cuenta con el asentimiento '
tre otras cosas, para contestar distor- En cuanto a la actuación de tal diálogo ilebe hacer lo que cada persona, o los y la colaboración de la Iglesia católica
siones y mutilaciones de noticias (n. 41). intereclesial, se subrayan algunas instan- l¡rupos, pueden realizar y llevar a cabo (nn. 181-187).
cias importantes: lan bien o mejor que el mismo poder L. Bini
c) La opinión pública en la Iglesia es — Existe una neta distinción entre público» (n. 86). Por fin se reclama u n a
descrita en términos de diálogo y co- «el campo de la investigación científica» legislación que defienda la libertad de Nota.—i1) «La comunicación en los grupos
loquio entre los diversos miembros de y «el camDo de la instrucción de los comunicación y de información de toda humanos es el hecho principal de su unidad
un «cuerpo vivo» que tiene necesidad fieles» (n. 118). En el primero los peritos- presión económica, ideológica y políti- y continuidad y el vehículo de su cultura. En
Conciencia «**»**«'*: 98 99 Conciencia
consecuencia, no es aventurado decir que, CONCIENCIA tona concreta de cada persona, y de las sas escuelas), y enriqueciéndolos con las
desde el momento en que ía más alta forma relaciones afectivas más profundas y numerosas aportaciones provenientes
de comunicación, y en particular el lenguaje, El problema de la conciencia se ha primarias en las cuales se ha desen- de su formación judaica (en particular,
ha puesto a ios grupos en condición de acumu- vuelto u n fenómeno central de nuestro vuelto. Sin hablar de la rapidez de la riquísima noción bíblica de «cora-
lar, conservar y transmitir su cultura, la co- tiempo; e incluso en la reflexión moral transformaciones que caracteriza la vida zón») y de su teología cristiana. Aquí,
municación constituye, aun en esta acepción de nuestro siglo, y fatalmente margina
más restringida, la base misma de la sociedad cristiana está adquiriendo u n a impor- en efecto, la doctrina de la conciencia
humana. La misma etimología de la palabra tancia singularísima. A la larga, debía los dictados jurídicos y canónicos, in- se ponía en contacto con la de la pri-
nos confirma las estrechísimas interdependen- ser éste el término de u n proceso de capaces de adecuarse con la misma ra- macía de la caridad, de ¡a inhabitación
cias existentes entre los conceptos de "comu- «concienciación» que puede advertirse pidez a las mutaciones: no sin razón el del Espíritu Santo y de la espera esca-
nicación" y de "sociedad". Comunicación también en el ámbito de nuestra cultura mismo magisterio de la Iglesia ha em- tológica. Sin embargo, la afirmación de
proviene, en efecto, del latín "communis", pa- occidental. Ha pasado de u n a exalta- pezado a confiar explícitamente a la la originalidad paulina, llevada a sus
labra formada de "cum" (con) y del tema conciencia de cada uno de los fieles la últimas consecuencias, aparecía falsa,
"munia" (deberes, vínculos). Este tema (raíz ción unilateral de la ley objetiva (la ley
"ma" = ceñir) ha dado origen en latín a mu- de la polis o el jus del Estado romano, decisión del comportamiento a asumir particularmente por lo que se refiere a
chas palabras con significados paralelos, todos pero también el logos universal de la sobre problemas nada pequeños, como la enseñanza evangélica, precisamente
ellos centrados sobre el concepto básico de filosofía estoica, del cual la conciencia los referentes a la conducta político- porque el mensaje de Cristo aparece,
"unir juntamente": "moenia", los muros que debería ser simplemente u n eco y un social o a ciertos aspectos de la vida fa- contra el conformismo tradicional, como
encierran la ciudad, de donde viene "moenire" reflejo, cuando no u n a «serva») a fases miliar. un perentorio llamamiento a la con-
(fortificar); "munus". el regalo que une a re- sucesivas de una responsabilización de ciencia. Sólo esta alusión indica que,
ceptor y donante, y así sucesivamente... Aun La actualidad y el fervor de todos es-
cuando la gravidez originaria del término se la persona cada vez más neta y de va- tos desenvolvimientos solicitan al mo- aun no encontrando en la Biblia, antes
ha ido perdiendo poco a poco con el tiempo loración del carácter originario de su ralista cristiano un esfuerzo renovado de san Pablo, la palabra «conciencia»,
(basta considerar que hace un siglo solamente conciencia. Se reconoce comúnmente la de análisis y de construcción teológica podríamos encontrar igualmente sus
se decía "comunicar con", mientras que hoy importancia de dos de tales fases: ante en torno al tema de la conciencia: pero contenidos. Una cosa análoga, por otra
se usa más difusamente "comunicar a", ex- todo, la representada por la antropología parte, sucede también con el pensa-
presión en que se atenúa la participación del al mismo tiempo indican sus dificulta-
cristiana de santo Tomás, donde el hom- des y explican el carácter provisional miento helenístico, donde el término es
receptor), salta a la vista la estrechísima co- rarísimo; y pese a ello se encuentra
nexión de esta palabra con los aspectos pri- bre, a imagen de Dios, cuya libre crea- de los resultados a los que podría llegar.
marios de la vida asociada» (G. Tinacci Man- tividad imita, se construye activamente Nos damos perfecta cuenta de ello tam- en él, expresada de otros modos, una
nelli, Le grandi comunicazioni, Florencia 1969, a través de su poder de autodecisión; bién en este nuestro intento de síntesis. rica temática sobre la conciencia 4 .
pp. 2-3). y así, «la conciencia no se limita a
ser u n a simple aplicación mecánica de
principios a las contingencias de la vida, I, Algunas líneas de teología bíblica 2. Así se observa también en el AT.
sino que es u n inventar cada vez el En él «la ausencia del concepto de con-
BIBL.: o Problemas sociológicos, lingüísticos, fi-modo con que el hombre responde a El tema de la conciencia constituye ciencia en sentido preciso no es una
losóficos: Aranguren ]. L.. Implicaciones de la su cualidad de imagen de Dios, reali- un punto crucial de la experiencia hu- laguna en u n contexto tan existencial
filosofía en la vicia contemporánea, Taurus, Ma- zándose a sí mismo en la verdad» 1 . En mana como se revela en la palabra y concreto, donde el hombre es visto
drid 1971.— Barthes R., Elementos de semiolo- bíblica, y está por ello marcado por una siempre en la totalidad de su relación
gía. Corazón, Madrid 197u.-Carpenter E.- segundo lugar (y aquí la impronta no
es directamente cristiana), el afirmarse, sorprendente impronta de actualidad 2 . con Dios» 5 . Llamado a la alianza con
Marshall-MacLuhan, Aula sin muros, Cultura
Popular, Barcelona 1968.-Corvez M.. Les cada vez mas explícitamente a partir del Dios, más aún, constituido existencial-
structuralistes, París 1969.—Sprit, Structura- siglo xvm, de los principios de tolerancia 1. Se ha observado que la palabra mente por ella, el hombre del AT está
lisme, idéologie et méthode (mayo 1967), nú- y de libertad de conciencia, particular- «conciencia» se encuentra sólo rarísi- en continua escucha de la divina Pa-
mero único.-Fages J. B.. Comprendre le struc- mente en el campo de la libertad re- mas veces en el AT (Ecl 10,2; Sab labra: Palabra que se le dirige, lo pe-
turalisme, París 1967.— Foucault M., Les mots 17,10); y no aparece ni una sola netra, lo cerca, lo hace consciente del
et les choses, París 1966.—Greimas, Sémantique ligiosa. vez en los Evangelios 3 . Por el contrario, significado de todas sus actividades; es-
structurale, París 1963.-Gritti ]., Cultura e cucha en la que el hombre encuentra
lecnkhe di massa, Roma 1969.— Jakobson R., Y más de cerca, otros factores han se encuentra 31 veces en los escritos
Essais de linguistique genérale, París 1963.— intervenido para agudizar y acelerar apostólicos; con más precisión, 21 veces su sabiduría y el discernimiento entre
Martinet A.. Elementos de lingüística general. los debates sobre la conciencia. Por en san Pablo, y las otras 10 veces en el bien y el m a l : «Dentro del corazón
Gredos. Madrid 1972,-Stephenson W., The ejemplo, el difundirse del pluralismo boca de san Pablo (como en He 2 3 , 1 ; conservo tu Palabra para no pecar con-
Play Theory oj Mass Communkation, Chicago 24,16), o bien en escritos estrechamente tra ti» (Sal 119,11). La exigencia moral
1967. D Documentos del magisterio: Baragli E., ideológico y la sensibilidad cada vez emparentados, bajo el perfil doctrinal o brota esencialmente de ese encuentro
Cinema Cattolico, Roma 1965 (colección de más vasta y profunda ante los métodos entre Palabra de Dios y escucha obe-
documentos pontificios sobre el cine desde democráticos. Más aún. el relativizarse de léxico, con las cartas paulinas (como
el 10 dic. 1912 hasta el 15 marzo 1963). de las normas objetivas y absolutas, en en la epístola a los Hebreos y en la diente del hombre, y todo juicio ético
Id, ínter Mirifica (introducción, historia, discu- beneficio del contexto cultural en que primera de san Pedro). Se siente, pues, escomo el fruto de la vital percepción
sión, comentario, documentación), en «La Ci- la tentación de pensar que la doctrina de los valores que ese encuentro pone
vütá Cattolica» (J969).-Grlttt ].. Église, cinema el hombre vive (éste es el fruto de Ja de la conciencia es u n a novedad del en movimiento.
et televisión, París 1963.—Schmidthüs K., reflexión funcionalista y estructuralis-
Apóstol de las gentes: u n a entre las no
Dekret über die Sozialen Kommunikationsmittel, ta) y de la historia dinámica de este pocas originalidades de su pensamiento El «corazón» es precisamente esta in-
en Uxicon Jür Theologie und Kirche, Ftiburgo contexto (aportación, entre las más re- terioridad constitutiva del hombre, don-
1966. Estudios teológico-pastorales: Babin P. levantes, de la reflexión marxista). Una moral. Esto es, en muchos aspectos, ver-
dadero. Fue san Pablo el que elaboró de la Palabra d e Dios llega como u n
y colaboradores. Lo audiovisual y la fe, Marova, desvalorización análoga de la objetivi- juicio (Gen 3,8ss; Jos 14,7; 1 Sam 24,6;
Madrid 1972.-Baragli E., Elementi di sociología dad moral ha venido del estudio (ha perfectamente la noción de conciencia
pastúrale sugli strumenti della comunicazione como regla de vida, utilizando sin más 2 Sam 2 4 , 1 0 ; Ecl 7,22; Job 27,6): co-
sociale, Roma I970.-Carontini E., Exístence sido sobre todo el psicoanálisis el que ciertos conceptos de la filosofía hele- razón contrito, corazón «nuevo», cora-
humaine et communkation sociale, Lovaina la ha traído) de los procesos y dina- zón convertido, si acoge esta Palabra,
nística de su tiempo (sobre todo la «po-
1969.—Manigne J. P.. Pour une poétique de la mismos psicológicos que sostienen y ex- convirtiéndose en la fuente íntima de
foi, París 1969.-Von Balthasar H. U., La plican la formación de nuestras ideali- pular» y moralizante, donde confluía
prácticamente la enseñanza de las diver- toda resolución religiosa y de toda va-
gloire et la craix, t. 1, París 1965; t. 2, 1967. dades morales, en el interior de la his- loración moral (cf Dt 4 , 3 9 ; 30,6-8;
Conciencia 100 101 Conciencia
1 Re 3,9; 8,38 ;Is 51,7; 57,15;Jer 2 3 , 9 ; labras del Maestro, también él «man- seco con la ley, sino «en sí mismos», y claridad— asignaba al corazón: es el
31.33;Ez 5,9; 6,9; l l , 1 8 s s ; 36,25-28); so y humilde de corazón» (Mt 11,28-30). tratando de discernir la «hora presente» expresarse íntimo y subjetivo, en el
corazón endurecido, sordo, entenebre- No deben estar en orden las acciones, (Le 12,54-57) a través de sus «signos» centro del yo, de la transformación sal-
cido, si la Palabra no resuena ya en él y como era la preocupación de los fari- (Mt 16,1-3). La conciencia, precisa- vífica que se ha operado en nosotros;
los valores morales, en consecuencia, seos, sino la sede más profunda de la mente porque se modela sobre un acon- es la profunda y sintética «toma de con-
ya no son reconocidos por el mismo nueva justicia, el corazón: en él se tecimiento antes que sobre un precepto, ciencia», posible en la fe, del propio
(Ez 2,3-4; Zac 7,12; Sal 95,8-10). Así, siembra y debe fructificar la Palabra de no es un simple recuerdo: es recuerdo y existir en Cristo y de la instancia moral
toda la conducta depende de la decisión Dios (Mt 13,19), y solamente de u n co- creatividad. Es u n aspecto puesto de re- constitutivamente nueva que de ello
del corazón: a Dios se le ama con el razón puro pueden salir las acciones lieve ya en el AT y que se precisará brota. Es un concepto global de con-
corazón (Dt 6,5) y se le traiciona con buenas, las palabras buenas, el perdón más en la enseñanza de san Pablo. ciencia que (como tendremos ocasión
el corazón (Ez 6,9); y «el corazón atento misericordioso y todo lo que más cuen- de recordar) la sucesiva reflexión cris-
a la voz de Dios o convertido por su ta en la ley: la justicia, la misericordia 4. Con san Pablo, el término mis- tiana ha olvidado con frecuencia, así
perdón es testigo del valor moral de la y la fidelidad (Mt 12,34; 1 8 , 3 5 ; 23, mo de conciencia entra en el vocabu- como ha olvidado la noción bíblica de
conducta del hombre en la presencia 23-26); mientras que de nada serviría lario cristiano: u n a novedad de cuyo corazón; éste precede a la noción co-
de Dios» 6 . Entonces es exacto concluir observar la ley con la precisión más peso nos daremos cuenta. Pero no es rriente de conciencia como función de
que, aun no encontrando en el AT un minuciosa, si luego el corazón es ciego diversa la antropología sobrenatural, en cada una de fas valoraciones éticas y
término específico para indicar la con- y maligno; ya que de tal fuente impu- cuyo amplio contexto la doctrina sobre como conjunto de juicios morales con-
ciencia, pueden encontrarse, sin em- ra rebosa todo pensamiento maligno y la syneidesis recibe toda su originalidad siguientes.
bargo, notablemente los fenómenos des- toda acción inmunda que mancha al y riqueza. El hombre «nuevo», de que
criptivos de este hecho originario. Lue- hombre y, buena solamente en apa- habla continuamente el Apóstol, es el
go hay que recordar un dato relevan- riencia, es abominable para Dios (Mt 9,4: 5. Por fin, la noción «popular» de
hombre «en Cristo» (fórmula muy cara conciencia, como testigo o juez interior
tísimo, aunque implícito, sobre todo en 15,18-20; Me 7,18-23; Le 16.15) 7 . para san Pablo): en un sentido mucho
estos textos en los cuales el «corazón de las propias acciones personales, tam-
De tal mensaje aparece claro que el más alto que el puramente psicológico, bién está linealmente expuesta por el
nuevo» es u n don hecho a todo el según una condición que califica a la
pueblo de Israel. El individuo no está juicio sobre la bondad o no de nuestra Apóstol sobre todo en tres pasajes. A los
conducta es interior, es elaborado en nueva criatura, más o menos del mismo Romanos (2,15) les escribe que los
en primer plano: en el primer plano modo que cada cosa no existe sino
están la comunidad y los acontecimien- esa profundidad personal de que ella paganos «muestran la obra de la ley
procede: el corazón; y es u n juicio al en dependencia de su creador". Pero escrita en sus corazones, siendo testigo
tos salvíficos que constituyen su his- obviamente esta situación existencial
toria. Y por ello, lo que el corazón su- que no se puede escapar. Pero resulta su conciencia y los razonamientos que
asimismo claro que esta fuente interior implica también u n a percepción fun- entre sí los acusan o defienden mutua-
giere al piadoso israelita no es u n mís- damental de sí. que es asimismo intui-
tico dictamen divino que resuene en puede corromperse, este venero íntimo mente»: la imagen de una discusión en
puede contaminarse, este ojo escruta- ción de u n a nueva realidad moral; esto el íntimo tribunal de la conciencia es
él; es, por el contrario, u n a palabra es, de la referencia vital de cada una
escuchada por la tradición comunitaria dor puede cegarse (Mt 6,23ss; Le 1 1 , 3 3 : muy elocuente. El testimonio interior
«Cuida, pues, que la luz que hay en ti de nuestras acciones, precisamente por de la conciencia se efectúa, según
a la que ese hombre pertenece; y no ser nueva, a Cristo, como principio
como simple reclamo de un precepto no sea tinieblas»). Trágica ambivalen- Rom 9,1, «en el Espíritu Santo»: com-
cia del corazón: da el valor ético a la ontológico y fin moral, a su «pensa- ponente nuevo del juicio de conciencia,
dado una vez por todas (será ésta la miento» propio, a su íntimo «espíritu»,
interpretación literal y reductiva de los acción y al mismo tiempo puede ha- que expresa a nivel concreto y opera*
cerse cómplice de la iniquidad. Aquí es a su «sentimiento de caridad». Térmi- tivo la originalidad propia de la con-
fariseos), sino como propuesta recogida nos todos que, aun con u n matiz pro-
de lo vivo de la historia salvífica de la donde empieza claramente a delinearse ciencia cristiana como fundamental per-
la exigencia de u n a continua conver- pio, son concretamente coincidentes e cepción y asunción de la salvación rea-
que él forma parte. intercambiables: vivir «en Cristo», «se-
sión del corazón: de una educación de lizada en cada uno por Cristo. Es el
la conciencia (usemos pese a todo este gún su Espíritu», penetrados de su pen- mismo «testimonio de nuestra concien-
término desconocido para los Evange- samiento, llamados a su caridad, son cia» —éste es el tercer texto— el que san
3. Lo mismo debe decirse de los lios) que se realice bajo la mirada de fórmulas análogas para expresar el Pablo opone a los Corintios (2 Cor 1.12)
Evangelios. Y ante todo basta pensar en Dios y. por tanto, en la verdad. acontecimiento fundamental (la pro- para defenderse de su acusación de in-
el profundo proceso de interiorización pia «creación» en Cristo) en cuanto constancia; como opondrá su concien-
a que está sometida la vida moral en Y tampoco en Jesús el criterio para comporta una instancia moral radical- cia «perfecta» y «pura» a las imputacio-
la enseñanza de Jesús, y en el papel la pureza del corazón es un remitirse mente nueva. nes procesales de Jerusalén y de Cesa-
que representa el corazón como testigo abstracto y casi individual a la origina- rea (Act 2 3 , 1 ; 24,16).
del valor ético y lugar donde se hace ria Palabra de Dios (también los fariseos Es la fe la que revela ese acontecimien-
intrínseca la voluntad de Dios. El mis- podían remitirse a esta Palabra y ob- to y esa instancia; o, lo que es lo mismo, Las calificaciones dadas a la concien-
mo discurso de la montaña requiere servarla con escrupulosa sinceridad, es la «conciencia»; una «buena con- cia en estas últimas citas reclaman las
como fundamento del obrar moral una como hacían con la ley del sábado), ciencia» (2 Cor 1.12; 1 Tim 1,5.19; ya conocidas de las cartas pastorales
decisión interior que va mucho más sino que es la fidelidad a la revelación 1 Pe 3,16; Heb 13,18), u n a «conciencia de conciencia «buena» y «pura». E in-
allá de la simple fidelidad a determina- de Dios en la historia viva de la comu- pura» (1 Tim 3,9; 2 Tim 1,3), una contestablemente, además del signifi-
dos preceptos: pobreza según el espíritu; nidad que él llama a la salvación. Se conciencia «purificada con la sangre de cado fundamental ya señalado, indican
pureza de corazón, puesto que precisa- honra a Dios no simplemente, de modo Cristo» (Heb 9,12). La fe se identifica también esa nota de rectitud y verdad
mente de él nacen el pecado y todo casi repetitivo, observando un precep- con esa conciencia, hasta el punto de que la conciencia, como función de
apego a las cosas terrenas; ojo simple to suyo, sino según el sentido que el que el rechazo de la buena conciencia discernimiento moral, debe poseer a
y luminoso que ilumine íntimamente mismo adquiere en la continua nove- es u n naufragio en la fe (1 Tim 1,5). toda costa. Por ello es por lo que una
toda la conducta (Mt 5,3.8.28; 6,19- dad de la historia (la novedad, ahora, En este sentido, la conciencia adquiere «mala conciencia» (Heb 10,22), u n a
23). Por lo demás, esta insistencia por es Cristo, señor del sábado: Mt 12,1-8 para Pablo (que es el primero que usa «conciencia manchada» y «marcada con
poner en el corazón el centro de la vida y par.). El «juicio sobre lo que es justo» este término) el papel que la precedente el sello de Satanás» —son expresiones
moral es cosa característica en las pa- no se elabora en u n parangón extrín- reflexión bíblica - s i bien con menos que se encuentran también en las car-
103 Conciencia
Conciencia 102
muchos y variados elementos. Pero nos rece toda la actividad religiosa y mo-
tas pastorales (Tit 1,15; 2 Tim 1,3)-, hermanos más «débiles» en seguir su parece que su dato más importante, al ral: «sede de la conciencia funcional,
es decir, una conciencia connivente con personal convicción de conciencia. Es menos en comparación con los trata- base de los afectos del alma. íntimo
el mal, no podría hacer de juez y tes- menester, por consiguiente, respetar la dos ordinarios de nuestros manuales, es testimonio de los fenómenos religiosos,
tigo verdadero: sería simplemente (léan- conciencia ajena, aun cuando no esté la consideración de la conciencia a u n centro de la vida moral y, por consi-
se los dos últimos pasajes en su con- en la verdad: la libertad que nace de doble nivel de profundidad. La concien- guiente, también de los pecados, cá-
texto) el signo y el fruto de la incredu- u n a conciencia convencida no es una cia aparece ante todo como el aconteci- mara secreta de las más ocultas emo-
lidad o de la apostasía de la fe. Nada libertad completa que no admita inge- miento central de la interioridad cris- ciones» 14 . Se evidencia de tal manera
de nuevo, sustancialmente, en todo rencias. AI máximo - y es el elemento tiana, a través del cual toda la persona el carácter esencialmente «pneumático»
esto, para quien recuerde los textos que el Apóstol añade al resolver la se- se vislumbra como existente en u n a de la conciencia: la syneidesis se iden-
veterotestamentarios y evangélicos que gunda cuestión: la de los alimentos im- nueva relación ontológica (con Dios en tifica nada menos que con el pneuma:
condenan el corazón sorda y ciega- puros (Rom 1 4 ) - , es preciso esforzarse Jesucristo), y en consecuencia intuye y con la realidad que constituye más au-
mente maligno. Así como es clara, in- para tener una «convicción segura». Por decide el nuevo orden de valores éticos ténticamente al hombre salvado, en la
cluso más explícitamente todavía por la «ciencia» sabemos que no existen co- que de ello se deriva. Es el momento cual él se descubre como «viviente en
las aplicaciones que recibe, la intuición sas impuras; sin embargo —explica el global y fundamental de la conciencia el espíritu» y donde se efectúa esa in-
del Apóstol de que la buena conciencia Apóstol-, hay fieles titubeantes e in- como «estructura moral originaria»: teriorización del comprender y del obrar
se forma con la fidelidad a la comuni- ciertos a quienes incluso la cosa más corazón palpitante del cual luego brota que constituye la peculiar novedad de
dad y a la historia de la salvación, la honesta puede parecer compromete- todo ejercicio particular de valoración la existencia cristiana. Es u n a visión
cual ya ha entrado con la resurrección dora: están en la verdad sin duda, pero ética interior. Este otro rellano, menos que se coloca claramente en la síntesis
de Cristo en su momento decisivo: re- sin convicción interior y madurada, profundo, de la conciencia es el que antropológica y en la concepción exe-
cuérdese de qué modo y con qué ra- teniendo en cambio la duda de hacer tienen precisamente presente todos esos gética de Orígenes 1 5 ; y en la cual, a su
zones pide el Apóstol a la comunidad u n a cosa deshonesta. Pues bien, «el textos bíblicos en los que se describe vez, va colocada la presentación que
de Corinto que sea alejado de ella el que duda, si come, se siente condena- como función específica del discerni- hace también Orígenes de la concien-
incestuoso (1 Cor 5). do, porque no comió según conciencia; miento y juicio moral sobre la propia cia como facultad de discernimiento
y todo lo que no es según la concien- conducta, y se indican las cualidades ético.
cia es pecado». Es, pues, determinante por las que es auténticamente norma-
6. Pero ¿qué decir de la conciencia la convicción íntima que se tiene ante Tal pensamiento se vuelve a encon-
que está fuera de la verdad por debi- tiva (veracidad y firme convencimien-
Dios: es un derecho inviolable que con- to). Ahora bien, esta doble considera- trar también más tarde. En Jerónimo,
lidad o por error? Es u n a hipótesis, cede a la conciencia convencida u n a por ejemplo: bastará recordar su céle-
para nosotros muy obvia, pero que en ción de la conciencia está presente
primacía absoluta. Tal, al menos, si se también en la historia del pensamiento bre texto al comentario de Ez 1,1, donde
el pensamiento bíblico solamente apa- considera como primacía de la persona. la «synteresis» (término del que deriva-
rece con san Pablo 9 ; y precisamente cristiano. Pero nuestra impresión ge-
Pero tiene u n a instancia superior y neral es que el segundo aspecto ha ter- rá el de sindéresis) o «scintilla conscien-
aquí, al afirmar el derecho —como nos- universal, a la cual debe coordinarse tiae» es presentada como la parte su-
otros lo llamamos— de la conciencia minado por prevalecer, hasta ser el
y subordinarse: la caridad fraterna. En único en la teología postridentina y en prema del hombre, «espíritu» que co-
errónea, el Apóstol ha dejado la im- términos más familiares para nosotros, rrige y guía la razón y el apetito, inte-
pronta de su personalidad 1 0 . Como es las discusiones que h a n llevado a la or-
«la afirmación puede expresarse así: la ganización del actual tratado «de con- rioridad específica que consiguiente-
sabido, la primera ocasión de afrontar instancia personal se vuelve absoluta mente es fuente de inextinguibles juicios
el problema la tuvo san Pablo en la scientía». Distinguir, en la exposición
en el momento en que ha asumido la histórica, los dos aspectos de la doctri- sobre el bien y el mal. Y sobre todo en
llamada cuestión de los «idolotitos» instancia interpersonal»: la libertad que Agustín: «si la esencia del hombre es la
(1 Cor 8). El culto pagano comportaba na sobre la conciencia equivale por
la conciencia posee en grado sumo, con- ende, «grosso modo», a dividir aquella interioridad —así resume su pensa-
muchos sacrificios de animales: su forme a su «ciencia», no puede ejecutar- miento un autor 16 —, la conciencia
carne era quemada en honor de los historia en dos fases: u n a más antigua
se «sino en el respeto de la conciencia y otra más reciente 1 3 . como interioridad del hombre lo define
dioses en pequeña cantidad; la mayor ajena, aunque sea débil, y en la edifica- en su cualidad central: el hombre es
parte, en cambio (quitando lo que co- ción mediante la caridad» 1 1 . De todas su conciencia, se encuentra a sí mis-
rrespondía a los sacerdotes), era resti- maneras, sigue en pie la afirmación de mo en su conciencia, que contiene y
tuida a los oferentes, los cuales la con- Pablo según la cual la conciencia es 1. LA REFLEXIÓN MÁS ANTIGUA: LA
le dicta la norma del valor moral».
sumían en casa o bien la cedían a los vinculante, aunque objetivamente sea CONCIENCIA COMO ACONTECIMIENTO CEN-
mercados públicos, donde se vendía a errónea; afirmación que tiene entre TRAL DE LA SUBJETIVIDAD CRISTIANA.—EL Tal vez pueda añadirse algún com-
precio módico. Naturalmente, también otros el mérito de quitar al razonamiento período que aquí nos interesa no es so- plemento al análisis de Stelzenberger
los cristianos podían ser invitados a sobre la conciencia todo carácter mí- lamente el patrístico. Esta caracteriza- precisamente sobre la enseñanza agus-
ciertos banquetes por parientes, amigos, tico. «Si es verdad que la conciencia ción de la conciencia está presente tam- tiniana. A nosotros nos parece que el
señores, autoridades; también ellos te- revela la voz de Dios, es también ver- bién más tarde, si bien en u n cuadro texto fundamental es el de la Enarratio
nían la posibilidad de comprar esta dad que podría equivocarse objetiva- doctrinal cambiante, al menos hasta la ín Ps. CXLV (PL 37, 1887): aquí la con-
carne en los mercados. ¿Podían comer mente: la voz de Dios no asoma a la reflexión de santo Tomás. Nosotros nos ciencia aparece como la parte más se-
carne sacrificada a los ídolos?, ¿no era conciencia de modo milagroso; se aso- contentaremos con unas cuantas alu- gura y espiritual del alma, la que se
participar en u n culto idolátrico? La ma en la autenticidad del hombre, en siones, puesto que se trata de un pen- identifica con el hombre interior; la
respuesta de Pablo es perentoria: puede la normalidad, y acepta sus límites» 12 . samiento suficientemente conocido a «mens superior» ya desde ahora «inhae-
comerse esa carne, porque los ídolos través de los citados estudios de Stel- rens Domino et suspírans ín ittum», abier-
nada son. Sin embargo, se deben tener zenberger. ta, por consiguiente, para ver lo que
en cuenta dos cosas: si alguien estima a) La reflexión fundamental, en ese se debe temer, desear, buscar, alabar y
que comer esa carne es u n acto idolá- 11. Desarrollo de las ideas en la período, sobre la centralidad de la con- amar. Por eso, si muchas veces se iden-
trico, no debe hacerlo; e incluso los historia cristiana ciencia es ciertamente la de Orígenes; tifican corazón y conciencia, otras ve-
«fuertes» deben abstenerse de comerla. ahí precisamente la conciencia emer- ces la conciencia aparece como el cen-
si su ejemplo sirviese de tropiezo a los El cuadro bíblico que hemos trazado, ge como interioridad de la cual flo- tro del corazón, «vientre del hombre
en su misma limitación, comprende
Conciencia 104
105 Conciencia
interior» (In Johan. 7.37-59: PL 35, Ambrosio el que ha tratado con mayor
1643). Abismo en que habita Dios, úni- amplitud los aspectos derivados de la había provocado este desplazamiento cisterciense, Ruperto de Deutz no se
co testigo de la misma («forte tu non conciencia; al menos en su obra moral de interés fue sobre todo, a nuestro pa- paran siquiera ante representaciones
invenís aliquid in conscientia tua, et in- más importante, es decir, en De officiis recer, la controversia entre Bernardo atrevidas y peregrinas para «pintar»
venit Ule qui melius videt, cuius acies ministrorum. Aquí, el cometido de la y Abelardo: testigo el primero de la este secreto y puro recinto de la concien-
divina penetral altiora».[Sermo93: PL 38, conciencia es discernir el mérito del concepción más antigua (global y «pneu- cia donde se consuma la unión con
578]), ella tiene la única «sedes Dei»; justo y del pecador (1,44); es u n acto mática») de la conciencia: artífice, el Dios. En particular, hay u n campo del
«qui nullo capitur loco, cuí sedes est con- interno de cada hombre, de modo que segundo, de u n a consideración inno- cual toman sus alegorías, transfiguran-
scientia piorum» (Enar. in Ps. XLV: puede llamarse incluso su juicio (1,45; vada de ella, que ponía en evidencia do casi (o sublimando) en otros tér-
PL 36. 520); y Dios irrumpe en ella 11,2), su testimonio (1,18) percibido por su valor específico de función ética minos espirituales lo que la vocación
como «testis, iudex, appjrobator, adiutor, los sentidos internos (11,2), por la que mediadora. les había obligado a dejar: la vida nup-
coronator» (Enar. in Ps. CXXXIV: PL 37. el hombre se percata de los actos eje- cial. Y esto es también sintomático
1476). En conclusión: una concepción cutados (1,18,21); solamente a ella 2. UNA CONTROVERSIA INTERMEDIA: para quien conozca con cuánta profun-
global y unitaria de la conciencia, que está reservado el juicio sobre el valor LA POLÉMICA ENTRE SAN BERNARDO Y didad y frecuencia se ha convertido el
no se detiene en el fragmentarismo de moral de las acciones realizadas, de ABELARDO SOBRE EL PROBLEMA DE LA amor nupcial, para los místicos, en la
las distinciones que pulularán en los modo que el hombre, independiente- CONCTENCTA ERRÓNEA.—Los puntos de que imagen, al par más simple y sublime,
tratados de los últimos siglos (entre los mente del juicio ajeno, es inocente o parten los dos ilustres adversarios son de nuestra unión con Dios. Esta «bue-
diversos tipos de conciencia y las di- culpable frente a sí mismo (1,18,21,45- muy distantes; por otra parte, es igual- na conciencia» es, pues, la más bella
versas «dotes» que la distinguen): que 46,233,236). La tranquilidad de la con- mente diverso el ambiente cultural y de las mujeres, la reina ataviada para
identifica la conciencia con el «yo» más ciencia es alimento que sacia verdade- espiritual al que pertenecen. recibir al rey; es segura e irreprensible
delicado y más unificante, más cons- ramente (1,163), es el verdadero bien como u n a esposa fuerte y fiel; «bona
a) San Bernardo es monje; sin duda coniux in cubili»; es la inseparable esposa
ciente y más esencial del hombre nuevo. (1,236), en cuya comparación el pla- alguna, la figura más típica del mona-
cer del cuerpo y todo lo que es juzga- que te acoge en su abrazo lleno de paz
quisino medieval. Y también su pen- (mientras la mala conciencia es «mala
b) En esta visión global hay que co- do bien por el siglo desaparece de la samiento se coloca dentro del álveo de uxor»: mujer insoportable e inicua); es
locar la concepción que deriva de la misma manera que la luz de la luna aquella teología monástica, cuyas carac- la mujer gloriosa con cuyo beso se
conciencia como función de valoración y de las mismas estrellas al levantarse terísticas y valor h a n descubierto es- alegra el esposo. La buena conciencia
ética, educada para decidir y discernir el sol (11,1); es u n a suavidad interior tudios recientes. Profundamente alimen- es la cámara nupcial; o también es el
el bien del mal. Se buscarían en vano, que vence a cualquier sufrimiento (11,10, tado por la Escritura, en estrecha de- tálamo nupcial (en la fantasía des-
en los escritos patrísticos, nuestras de- 12.19). Para el pecador, en cambio, la pendencia de la literatura patrística, criptiva de estos monjes, austeros in-
finiciones precisas: sin embargo, pode- herida de ¡a conciencia es tormento desconfía de u n empleo demasiado vasto cluso en el sueño, una yacija bastante
mos encontrar en eiios una doctrina (111.24), es tumba que despide malos de la dialéctica, mientras requiere para pobre y desmantelada); el «talamus
clara sobre la educación de la concien- olores (1,45-46). Al cumplir su cargo la profundización del mensaje revelado Dei», el «lectus coelestis sponsi», que
cia. Para Agustín, por ejemplo, no de juez, de todos modos, la conciencia disposiciones de humildad y sencillez, tiene por colchón la pureza, por almo-
puede guiarnos una conciencia cual- no puede ser ni engañada ni corrom- de orante respeto por el misterio; y con hada la tranquilidad y por cobertor (I he
quiera, sino solamente la que está pida (1,44,233); con esta condición ese método es con el que se acerca ahí todol) la seguridad. La conciencia
iluminada por la Escritura, por la fe y ella es verdadera ley y norma para el preferentemente, entre los muchos ob- recta es como la muchachita en agraz
por Dios: «qui conscientiae solus in- justo, que no necesita ya la promulga- jetos teológicos, a la inagotable proble- («quia ubera nondum habet perfectionis»),
spector est» (De serm. Domini in monte: ción de u n a ley ni la promulgación de mática de la unión del alma con Dios. y no obstante ya amada y en espera
PL 34, 12 70); sólo la «bona conscientia», u n a sanción (111,31). Pues bien, precisamente la conciencia de llegar, en el cielo, «ad contubernium
de la cual proviene la «tranquilinas
—la conciencia humilde y purificada, la Dei».
coráis» (Sermo 270: PL 3 1 , 1242), y
c) La reflexión de la escolástica, y conciencia devota y sujeta— es el lugar
que es «magnum gaudium piorum» (Enar.
en especial la de la escuela dominica- donde se desarrolla este diálogo íntimo
in Ps. Lili: PL 36, 625) y refugio se- En esta concepción de la conciencia
na, tratará de reunir las dos concep- del hombre con Dios, este hacerse pre-
guro de cualquier oprimido («ubi est se ve cuan necesario resulta que sea
ciones (originaria y derivada) de con- sente de Dios y este elevarse del hombre
requies? saltem in cubículo cordis ut tollas completamente limpia y fiel a Dios, es
ciencia en la doctrina, a partir de aquí a Iá unión con él. Así, el tema de la
te ad interiora conscientiae tuae». [Enar. decir, que goce de u n a verdad comple-
clásica, que distingue entre sindéresis conciencia se vuelve u n o de los más
in Ps. XXXV: PL 36, 344]). Por el con- ta: ¿cómo podrían efectuarse los es-
y conciencia: la sindéresis, revelándose preciosos para estos hombres, atentísi-
trario, la oscuridad amada hace gra- ponsales con Dios, si fuera defectuosa
como conciencia originaria, como in- mos a los hechos interiores. Es sinto-
dualmente más lánguido el ojo del y sórdida? Pero ¿no podría suceder
nata y sintética percepción de los va- mático que existan dos tratados pseudo-
alma; así debilitado, el hombre se en- —henos ante san Bernardo— que la
lores morales de la existencia cristiana; bernardinos sobre la conciencia, y u n
cuentra no sólo aprisionado sino se- conciencia se engañara sin culpa suya?,
y la «conscientia», apareciendo como un De conscientia de Pedro di Celle; son,
pultado en esa conciencia a la que ha ¿que considerase u n bien lo que en rea-
acto que aplica esa dinámica y unitaria si no nos equivocamos, las primeras
negado el cometido de guía: «quaere lidad no lo es? En ese caso, ¿sería recta
intuición a los casos y acciones con- obras que llevan este título en la lite-
Jovea paganorum in confossa conscientia, lo mismo, y aquél igualmente un bien?
cretas. Pero ya en esta teología, como ratura cristiana. Una conciencia que
ibi est enim fovea quo cadit impius in La cuestión se la habían planteado a
luego sobre todo en la reflexión poste- sea el espejo terso de la luz de Dios, el
conscientia mala» (Enar. in Ps. LV1: san Bernardo algunos monjes de Char-
rior, se coloca cada vez con más pre- eco fiel de su voz, el testigo verídico
PL 36, 670). Encontramos aquí invi- tres: puesto que —habían escrito ellos—
cisión el acento sobre la «conscientia»: de su presencia; he ahí la conciencia
taciones y anotaciones que tendrán su cuando se cree hacer mal, a u n obrando
esto es, sobre la conciencia como fun- cristiana. Una conciencia «verdadera»
peso cuando se llegue a analizar y des- bien, se nos dice que nuestra acción es
ción o como acto aplicativo a cada (diríamos nosotros), que sea la perfecta
cribir las únicas condiciones necesarias mala, de la misma manera se deberá #
comportamiento de ese dinamismo vital correspondencia subjetiva de la volun-
para la función de guía ética de las ac- decir que una acción es buena cuando '
que se pone como radical «toma de tad objetiva de Dios. Y estos hombres
ciones que es la conciencia 1 7 . se cumple con buena fe, aunque fuese
conciencia» del sentido y de la orienta- multiplican las imágenes: san Bruno,
ción del propio existir cristiano. Lo que san Pedro di Celle, Guiberto, Tomás en sí misma mala. No es así, responde
Pero, a nuestro parecer, ha sido san san Bernardo: no basta la buena fe;
Conciencia 106 107 Conciencia

es menester la verdad. ¿Cómo podría agradable a Dios» (Jn 16,2). ¿ Qué pen- siglo xvn y la primera mitad del si- listas de «casos» (ingeniosos, a veces,
pasar por verdadera a los ojos del Dios sar de éstos y en general de todos los glo xvm, a la teología moral, y que no e incluso extravagantes), indicando
de la verdad u n a conciencia falsa, pecados cometidos ignorando su mali- cesó de sentirse más adelante: pero so- para cada uno de ellos, sin muchos dis-
aunque sea de buena fe? Por eso cia ? Un espíritu crítico, como Abelardo, bre todo porque tal debate llamó largo tingos, las sentencias propuestas por los
es asimismo pecado, aunque menos no podía dejar de reaccionar ante cual- tiempo la atención de los moralistas autores, incluidas las más atrevidas:
grave, incluso el mal realizado de bue- quier concepción puramente material únicamente sobre el sentido derivado jesuítas como Bauny, Escobar y Men-
na fe. Toda la tradición monástica, con del pecado: lo que se comete por igno- de la conciencia como conjunto de doza, Tamburini, teatinos como Diana,
la susodicha concepción mística de la rancia no es pecado, siendo esencial al juicios éticos particulares y distintos. cistercienses como el célebre Caramuel,
conciencia, estaba allí para sugerir esta pecado la intención de pecar; y son por El punto de partida, como se sabe, se encontraron unidos en semejante
respuesta que para nosotros ha dejado ello irresponsables los que mataron a lo había dado el dominico Bartolomé empresa. No es de creer que fuera u n a
de ser comprensible; si está viciada por Cristo y los lapidadores de Esteban y de Medina, el cual, en 1577, exponien- relajación moral la que llevó a estos
algún mal, sépalo o no, la conciencia cualquier otro perseguidor de los cristia- do la Prima Secimdae, estableció el prin- hombres a sus posiciones (por otra par-
ya no puede ser el trámite de u n a unión nos que obre de buena fe. Fueron cierta- cipio de que «si est opinio probabais te, todos ellos fueron personalmente
mística con Dios. Y podemos entender- mente estas ampliaciones, sin delicadeza (quam sel. asserunt viri sapientes et con- muy austeros y piadosos); sino más
lo perfectamente. Pero no podremos ni matices (pero la souplesse no entraba jirmant óptima argumenta), licitum est bien, además del gusto por la casuística,
comprender jamás el objetivismo de san en el estilo de Abelardo), las que provo- eam sequi, lícet opposita probabilior sit». que encontraba u n fácil aliciente en el
Bernardo apenas se plantee el proble- caron la acusación de san Bernardo, el El principio, que será llamado del pro- parangón de las diversas probabilidades
ma en los términos más estrictamente reconocido defensor de la ortodoxia de babilismo, tuvo éxito (por lo demás, ya incluso tenues, u n a preocupación de
morales. la época. Pero, aparte las exageraciones antes se le había aplicado muchas ve- indulgencia y de dulzura que sirvieran
polémicas, Abelardo pensaba justa- ces, si bien no se le había formulado al fin y a la postre para salvar a las
b) Tampoco lo comprendió Abe- almas: «damnarentur plurimi, escribía
lardo. En realidad, este teólogo sin pre- mente ; y de allí a u n siglo santo Tomás con tanta claridad): fue aceptado por
de Aquino le dará sustancialmente la otros grandes teólogos (como Báñez, por todos Caramuel, quod sententiae
juicios, que terminará su ajetreada jor- probabilitas salvatl».
nada en Cluny, amansado por la inefable razón, si bien introduciendo en la cues- Vázquez, Suárez), los cuales lo perfec-
bondad de Pedro el Venerable, había tión todas las distinciones requeridas cionaron, precisaron y aplicaron a mu- La reacción, como se sabe, vino en
vivido espiritualmente siempre fuera entre buena fe y buena fe más o menos chos casos discutidos. Por otra parte, gran parte del ambiente jansenista.
del ambiente monástico, en contacto culpable, y por ende más o menos ex- era muy útil. Se trataba de ofrecer u n a Y fue u n a reacción en muchos aspectos
con las nuevas corrientes de pensamien- cusante de pecado. Mientras tanto, em- regla que permitiera salir de dudas y providencial; pero también poco hon-
to que penetraban en las escuelas ur- pero, casi toda la doctrina monástica de obrar en todos aquellos casos en los rada, porque so pretexto de combatir
banas. Y había sido esencialmente u n sobre la conciencia había ido perdién- que existían soluciones muy contras- el laxismo tendía a atacar a la com-
«moralista», en el sentido más moderno dose, y esto no fue totalmente positivo. tantes; en tales casos, se decía, era pañía de Jesús; y, en cualquier mane-
de la palabra: extraño a las doctrinas lícito seguir la opinión que pareciera ra, excesiva, de modo que terminó por
(lo mismo que a las experiencias) mís- verdaderamente probable, aunque la sustituir el legalismo de la opinión por
3. LAS DISCUSIONES MÁS RECIENTES : LA contraria fuera igual de probable o in-
ticas, atento, en cambio, a los proble- el legalismo de la ley. Tal es el caso
CONCIENCIA COMO FUNCIÓN ESPECÍFICA DEL cluso más probable. No se trataba, en el
mas éticos en su acepción más precisa. de Antonio Arnauld: durante cin-
DISCERNIMIENTO Y JUICIO MORAL.—La con- fondo, más que de aplicar un principio
Uno de éstos, muy antiguo, se refería cuenta años, a partir de su Théo-
troversia entre san Bernardo y Abelar- más general e indiscutido: «¡ex dubia logie des jésuítes, no hubo un solo
precisamente al pecado de ignorancia;
do se encuentra sin duda entre los he- non obligat». profesor jesuíta, por desconocido y ol-
es decir, si la ignorancia es u n pecado,
chos culturales más relevantes que pro- vidado que fuera, que se dejara esca-
más aún, si la ignorancia excusaba de a) Hasta aquí no había motivo para
vocaron el paso de u n a consideración par u n a sola opinión criticable, sin que
pecado. Ya Gregorio Magno había ha- alarmarse y nadie se atrevió a contra-
fundamental de la conciencia a otra el doctor jansenista fuera informado
blado, muchos siglos antes, de un pe- decir el probabillsmo, si no por otra
más articulada y específica. Y es esta de ello y lanzase u n a de sus virulentas
cado «quod ignorantia perpetratur», junto razón, por el gran prestigio de que go-
última la que encontramos no sólo en «denuncias», envolviendo a toda la
con los que se cometen «aut infirmitate zaban los teólogos que lo habían sos-
la teología escolástica de manera cada congregación. Pero no fue menos grave
aut studio», pecado menos grave que tenido. Pero, con el tiempo, ese prin-
vez más significativa (como ya se ha la intervención de Pascal con sus Pro-
los otros, pero pecado al fin, y que por cipio, manejado con menos prudencia
dicho), sino sobre todo en las elabora- vinciales, y si se le ha de reconocer que
ende necesitaba el perdón de Dios; y por alguno de los conocidos autores de
ciones sucesivas y en particular en la puso al desnudo con su sátira cortante
citaba a san Pablo (1 Tim 1,13): Institutiones de la primera mitad del si-
teología postridentina. Es más, aquí la el falso legalismo casuista, donde el es-
«a mí, que fui antes blasfemo, perse- glo xvn, fue gradualmente extendido
conciencia «se vuelve un simple órgano píritu era asfixiado por la letra (los que
guidor, insolente. Pero tuvo misericor- por otros y acabó por degenerar en u n
de resonancia de u n a ley moral conce- pagaron los vidrios rotos fueron, natu-
dia conmigo, porque obré por ignoran- nuevo principio, que fue llamado más
bida más como u n dato que como u n ralmente, los jesuítas), es asimismo
cia, en la incredulidad». La cuestión se tarde laxismo; esto es, que, como nor-
deber», órgano llamado a servir de verdad, empero, que abrió el camino
había complicado después en los escri- m a general, en las cuestiones discutidas,
juez en la controversia entre libertad a u n a moral excesivamente rígida, cuya
tos sucesivos, desplazándose sobre otros podía seguirse cualquier opinión, con
y ley; es decir, a pronunciarse sobre el regla fija es que lo más seguro (tutior)
tres casos a los que aludía la Escritura: tal que tuviese u n a mínima probabili-
hecho de si u n a acción cae o no cae es siempre obligatorio, y por ende, a la
el pecado de Eva «seducida por la ser-
bajo la ley moral 1 8 . De esta manera dad de estar en la verdad, aunque esta postre, igualmente externa y legalista.
piente» (Gen 3 , 1 3 : ¿seguía teniendo la probabilidad fuese solamente extrínseca,
adquieren importancia fundamental las Es difícil decir si provocaron mayores
misma responsabilidad?); el pecado de basada incluso en el pensamiento de
leyes de procedimiento que la concien- males, en la elaboración sucesiva de
los que crucificaron a Cristo que, según u n solo autor. Los responsables prin-
cia debe seguir para dar u n a sentencia nuestra disciplina teológica, el espíritu
las palabras de Jesús en la cruz, no sa- cipales de este grave aflojamiento fue-
justa, y en particular u n a sentencia casuista o el tuciorista.
bían lo que hacían; y el pecado de ron bastantes de aquellos casuistas que,
cierta. Es éste un debate que conviene
todos los perseguidores de los cristia- desde la mitad del siglo xvn, compilaron
sintetizar: no sólo por la importancia
nos, convencidos, como había indicado numerosos manuales de resolutiones, en b) Mediaron las condenas: cada
que adquiere en el tiempo, introducien-
el Maestro, «de hacer con ello cosa los que se enumeraban innumerables cual puede leer, en las colecciones oficia-
do en u n a grave crisis, durante todo el
les, el muestrario elocuente y a veces
Conciencia 108 Conciencia
109
poco edificante de las afirmaciones pros- parte de ellos él adelantó u n a sentencia es asimismo una liberación y u n a madu-
critas en u n o u otro bando. Pero no personal, entregándose a u n a búsque- brarse; y no basta para expresarla ín-
tegramente la doctrina asimismo im- ración del individuo, cuando la comu-
podía bastar la condena de los errores. da interior y persuasiva de la verdad y nidad (que ya n o sería tal) tendiese a
Era menester sustituir los principios del sacando provecho de su excepcional portante (y también casi olvidada) de
la sindéresis, elaborada por la teología englobarlo en comportamientos este-
laxismo y del rigorismo por u n sistema agudeza, más que recurriendo al «sis-
escolástica; tal vez se hallase u n com- reotipados y convencionales. La toma
que permitiese resolver las dudas en tema» excogitado por él.
u n caso discutido. El problema era ur- plemento si se uniese este tema al de de conciencia, la decisión de conciencia
gente, pues se estaba muy lejos de u n a la opción fundamental. La conciencia y el testimonio de conciencia son mo-
recuperación de la doctrina tomista so- III. Elementos de exposición teórica fundamental aparece entonces como la mentos sucesivos de esta maduración.
bre la virtud de la prudencia; y, por radical toma de conciencia, simplísima El cristiano se percata entonces de que
A la luz del pensamiento bíblico, los y riquísima, de la orientación y del con-
otra parte, la búsqueda de u n buen se halla en la bifurcación de múltiples
desenvolvimientos históricos que he- tenido de la opción fundamental. En
«sistema» podía pasar por u n a opera- propuestas que le vienen de la comu-
mos trazado nos pueden introducir en este sentido se puede decir que ella es
ción de prudencia. No fue así. La polé- nidad, cada u n a de las cuales, si bien
algunas anotaciones sistemáticas sobre el lugar esencial donde se hace cons-
mica, en efecto, a u n sin calmarse entre en medida diversa, es trámite de valo-
los problemas, o al menos sobre alguno ciente, como juicio y como valor, la
laxistas y rigoristas, estalló con mayor res. «Palabras» transmitidas, gestos sa-
de ellos, que el tema de la conciencia historia salvífica en que debemos dar
violencia (y alcanzó incluso los tonos cramentales, sugerencias de la amistad,
plantea a la reflexión cristiana. prueba de nosotros mismos: como jui-
de la injuria), en la primera mitad del si- intervenciones de la autoridad, conven-
glo xvm, entre dominicos probabilioris- cio que establece cualquier otra con- ciones sociales, relaciones de trabajo,
tas, acusados de rigorismo, y jesuítas 1. DE LA CONCIENCIA FUNDAMENTAL A siguiente valoración ética, y como va- leyes y directrices, etc.; la espesa red,
probabilistas, acusados de laxismo: quien LA CONCIENCIA ACTUAL. - N o s parece con- lor que se impone como fuente de en u n a palabra, de signos, instituciones
ha hojeado las obras de Concina y Pa- veniente hacer u n par de observaciones toda otra específica obligación. Tiene y palabras a través de las cuales el
tuzzi, por lo que se refiere a los prime- reflexionando sobre los datos que he- razón a ú n quien escribe que ella «debe
cristiano es llevado a discernir las pre-
ros, y de Sanvitale. Ghezzi, Zacearía y mos recogido. La primera es más sen- ponerse en el fondo del alma, en el
centro del hombre, allí donde el hom- siones de su egoísmo (la «carne», en
otros, por lo que atañe a los segundos, cilla, y más adelante tendremos ocasión lenguaje paulino) de los impulsos del
puede percatarse de la aspereza de la de volver sobre ella. Ora partiendo de la bre encuentra su naturaleza auténti-
ca : ella lo abraza por entero, tendencia Espíritu («la ley del Espíritu de vida en
controversia. Son todos nombres italia- controversia sobre la verdad de la con- Cristo Jesús», Rom 8,2). Y a él le toca
nos, puesto que fue en Italia donde el ciencia, ora examinando la de su cer- y realización consciente del bien que
en último análisis es el Bien absolu- investigar, confrontar, interiorizar, de-
debate se hizo más agudo. La teología teza, se llega a comprender la radical cidir. Más de u n a vez se ve precisado
moral no podía ganar absolutamente importancia que adquieren en la ela- to» 1 9 . Por otra parte, se puede afirmar
que el juicio «fundamental» de concien- a seleccionar entre propuestas comple-
nada, ni en el espíritu ni en el método, boración de u n juicio correcto de con- mentarias e incluso divergentes; no
con semejantes polémicas; por el con- ciencia los caminos de la interioridad cia se efectúa con vistas a la opción
fundamental: «el ideal intuido se con- por ello su juicio de conciencia es re-
trario, éstas alentaban, y precisamente y de la prudencialidad. Llevado el pro- prensible, con tal que no se sustraiga
en Italia, el doble peligro de la deca- blema a su genuinidad moral, donde la vierte en proyecto de acción». En cual-
quier caso, la conciencia fundamental a la constructiva tensión en que lo co-
dencia moral ya favorecida por el clima subjetividad del juicio adquiere valor locan estas sugerencias opuestas. Esta
del siglo, y del rigorismo jansenista, «es la luz en la cual nosotros elabora-
determinante (y es el resultado más re- mos los juicios particulares de con- «capacidad de responder» (responsabi-
que amenazaba con implantarse (y se levante de las reflexiones de Abelardo), ciencia, o sea, los dictámenes destinados lidad) a la multiformidad de la llamada
implantó) en el país. no queda más que resolverlo a través a dirigir cada uno de los actos concre- moral no se improvisa; y por otra parte
de u n a prudente confrontación de los tos, de modo que éstos respondan y se puede y debe estructurarse en disposi-
Mas la solución también vino de Ita- valores en juego, que ninguna aplica- conformen a las exigencias de lo que ción permanente (entonces es cuando se
lia, gracias a san Alfonso. Y aquí con- ción indirecta de «sistemas» puede su- hemos juzgado que era el sentido o el habla de prudencia en el vocabulario
viene demorarnos con mayor atención, ministrar. Es el dato que emerge nítida- fin total de nuestra vida, así como la escolástico), a condición de que el cris-
porque finalmente el problema de la mente, incluso repensando en la ense- opción fundamental «es el criterio de tiano no renuncie jamás a interpelarse
certeza de la conciencia es llevado, con ñanza bíblica sobre la conciencia como valor que determina la apreciación de de nuevo en los momentos en que
el santo redentorista, a su verdadera función del discernimiento ético. La los motivos que preceden a la elección nuevas y más acuciantes propuestas
sede: la de la prudencialidad interior segunda observación, en cambio, es de los actos particulares» 2 0 . morales se presentan a su conciencia.
del juicio. No fue, en efecto, la elabo- más difícil. Y es que u n tal concepto
ración de u n nuevo sistema, el equi- tí) La reflexión personal es, pues,
de conciencia, como conciencia actual, constantemente necesaria para la for-
probabilismo, por mucha verdad teó- esto es, como función típica de juicios
rica (u oportunismo astuto) que ence- 2. CONCIENCIA DEL INDIVIDUO Y CON- mación de prudentes juicios de con-
morales interiores, a u n recobrada la CIENCIA COMUNITARIA.—En este fondo se ciencia. Tal reflexión comporta también
rrase, el que calmó los ánimos; baste genuinidad y riqueza que el extrinse-
pensar en la reacción violenta que sus- colocan los problemas más particulares el deber de prestar atención a la auto-
cismo de los «sistemas» h a comprome- de la conciencia «actual»: el primero ridad (según la medida y cualidad de
citó entre los «rigoristas», sobre todo en tido, n o traduce todavía enteramente
Patuzzi. Sino que fue la reflexión moral entre todos es el problema de la com- su intervención); e implica la posibili-
la complejidad de la enseñanza bíblica paración entre la conciencia individual dad de referirse, para alcanzar una pro-
de u n a inteligencia cristiana atenta al y de gran parte de la reflexión patrís-
conjunto de los valores en juego, como y la «conciencia de la comunidad», que visional pero suficiente seguridad, a la
tica: aquí, en efecto, sobre la concien- sirve para reconocer e iluminar cual- «opinión probable», cuando el proble-
la de san Alfonso, la que definió la cri- cia actual, que de ello deriva, toma im-
sis. En efecto, los casos de conciencia quier otro. ma que se plantea n o haya alcanzado
portancia u n a conciencia «fundamen- aún en la doctrina u n a luz definitiva.
resueltos por él, con ayuda de los prin- n) Ya contiene u n a fecunda refe-
cipios indirectos de la probabilidad, tal», la cual se presenta como el mo- rencia a la comunidad la afirmada exi- Sin embargo, la conciencia personal
fueron disminuyendo sucesivamente en mento sintético y resolutivo del mani- gencia de responsabilización personal, debe ser constantemente confrontada
las diversas ediciones de su Theologia festarse de la historia de la salvación, que emerge del razonamiento cristiano con la comunidad; es decir, adquiere su
Moralis y al fin se quedaron en muy para cada uno, en experiencia subjeti- sobre la conciencia en su conjunto: es pleno valor de norma moral cuando su
pocos; por el contrario, para la mayor va. Es u n a visión global, como se h a una aportación que de esta manera se juicio es aceptado, ratificado, defendido,
dicho varias veces, que viene a reco- lleva del individuo a la comunidad; pero promovido por la comunidad jerárqui-
110
Conciencia 111 Conciencia
camente estructurada. No obstante, no de momento para nosotros. San Agus- ma está sometida a un devenir histórico mención de algunas investigaciones he-
puede excluirse que existen casos tan tín, por ejemplo, a propósito de las vír- que va poco a poco configurando la chas sobre la moral evangélica 26 . Fun-
singulares o situaciones de conciencia genes cristianas que se dieron la muer- idea moral (y hablamos del ideal cris- dándose en sutiles análisis de los diver-
a veces tan dramáticas, que su solu- te, parece partir de la hipótesis de que tiano) en sentido cada vez más explí- sos géneros literarios, han llegado a
ción no puede encontrarse sino en la incurrieran en un deslumbramiento, cito y completo. Es obvio que la moral distinguir en la predicación de |csüs dos
inmediata (e infalible) iluminación del por lo demás excusable y comprensi- cristiana tiene normas eternas, princi- categorías de enseñanzas morales: la
Espíritu Santo; de ahí la necesidad de ble; pero se pregunta inmediatamente si pios inmutables y siempre iguales, vá- primera concierne a las normas Itilcm-
que cada cual se haya acostumbrado no hubo, en cambio, u n a inspiración lidos en todos los casos y para cualquier porales que no están esencialmente
a escuchar y acoger, tal como le viene divina: «¿Qué decir - s e pregunta é l - orden sobrenatural de providencia; re- ligadas a la presente economía y con
garantizada por la comunidad, la voz si cumplieron ese gesto no por error glas intemporales, en cierto modo ex- servarían su significado fundamental
del Espíritu Santo, para saber compren- humano, sino por un mandato divino; teriores a la actual economía de la incluso fuera de ella; tales son las ex-
der incluso en esas horas singulares y no ya por haberse engañado, sino por salvación. Pero, al mismo tiempo, la hortaciones a imitar la santidad de
dramáticas lo que el Señor le sugiere. haber obedecido?» 24 . El interrogante moral cristiana tiene también, en sus Dios, a obedecer su voluntad, a prac-
Se sabe, por ejemplo, que el pensamien- no recibe respuesta; y es el mismo ante mismas normas, u n aspecto profunda- ticar las buenas obras y otras varias.
to tradicional no ha temido adelantar el que nos hemos de detener también mente temporal; ella, en efecto, «se re- La segunda categoría, en cambio, se re-
la hipótesis de la «inspiración profética» en otros casos, en los cuales la hipó- fiere a u n a historia ya realizada, a la fiere a las normas estrictamente ligadas
para explicar ciertas conductas de otra tesis de una inspiración profética es, que aún está presente y a la que acon- a la actual economía; y están total-
manera condenables. Ya san Agustín sin duda, legítima, pero pertenece al tecerá en el futuro, de las relaciones mente impregnadas por la conciencia
había explicado de esta manera, sin secreto de Dios si se ha verificado de entre Dios y el hombre, y a la partici- de que este mundo «ha envejecido» y
otros rodeos tradicionales, el gesto de hecho. pación activa del hombre en esta his- de que los últimos fines ya son inmi-
Sansón, que se dio la muerte «junto toria» 2 5 . No hablamos solamente del nentes; tales son, por ejemplo, las ex-
con los filisteos»: «porque —escribe él— c) Exigencias de parangón e inter- devenir que está enlazado con las mu- hortaciones a la renuncia (cuyas for-
se lo mandó el Espíritu Santo, que luego acción entre conciencia y comunidad taciones de las situaciones contingen- mas son diversas, pero siempre radica-
21
lo hizo capaz de un prodigio» . Y si- se aprecian también en el plano de la tes, o con el ampliarse y profundizarse les, a los bienes terrenos, a la familia,
guiendo a san Agustín, también santo acción y del derecho. La urgencia, por de nuestra conciencia del hombre (se y a los propios derechos), y otras más.
Tomás apela a esta misteriosa inter- ejemplo, del encuentro en el plano ope- podría añadir que la naturaleza misma Ahora bien, las normas de esta segunda
vención divina para justificar el gesto rativo y de la caridad, no obstante la del hombre, en cierta medida, es di- categoría, estando dominadas —unas
de aquellas vírgenes cristianas cuya divergencia de las ideologías en las que námica, esto es, se halla en vías de más y otras menos, pero todas profun-
memoria celebra la Iglesia y que se ma- se inspira, pone de manifiesto la no desarrollo). Piénsese en el emerger, en damente— por la perspectiva escatoló-
taron con el deseo de anticipar el en- menos grave de u n a madura fidelidad la función sexual humana, de aquellas gica, son menos válidas con vistas a
cuentro con el Señor: «en realidad - c o - a la propia conciencia, sin la cual no dimensiones personales que revelan su una moral concreta y específica para
menta el de Aquino— ninguno puede se evitarían los riesgos de ese encuen- significado unitivo mucho más allá del la fase terrena del Reino de Dios; re-
matarse jamás sino por impulso del Es- tro. Más compleja todavía es la cues- destino biológico de la fecundidad; di- presentan más bien el ideal moral de
22
píritu Santo» . Nadie ignora los peli- tión de cómo conciliar los «derechos de mensiones que tal vez jamás se h a n u n a humanidad que ya está próxima
gros que se esconden en este plantea- la conciencia errónea» con el respeto presentado tan esenciales como en la a los últimos acontecimientos. Se diría
miento; sin duda el moralista cristiano de las exigencias del bien común: cier- actual cultura, y que postulan u n re- que, al dar estas normas, Jesús, por
no puede erigirse en juez del Espíritu tas instituciones, en efecto, tienen u n conocimiento y u n a verificación a nivel efecto de u n a reducción semejante a la
(«el espiritual lo juzga todo, y a él na- ascendente social demasiado grande (e incluso más) de la componente pro- de cualquier profecía en general, ha
die lo juzga»; 1 Cor 2,15), pero tiene para poderse confiar solamente a las creativa. Hablamos, en cambio, de u n dejado provisionalmente en la sombra
también el deber de interrogarse cómo valoraciones subjetivas de la conciencia devenir más radical y propio del ideal el período intermedio entre la inaugu-
se le puede y debe discernir. De todos (y es u n límite doloroso para cualquier cristiano, en cuanto subordinado a u n a ración y la consumación del Reino,
modos, sigue siendo verdad que el Es- ley el de deber reducir la libertad del particular economía religiosa que, pre- para subrayar fuertemente la urgen-
píritu es superior a cualquier letra; que individuo por un interés común supe- cisamente por ser histórica, está en cia en vista y en la inminencia de la
no se puede rechazar sistemáticamente rior). Parece, empero, que no pueda vías de desarrollo. De esta manera, última vuelta de Cristo juez.
el «profetismo» en la vida moral; que darse a priori una respuesta absoluta también algunas normas de la vida
ha de dejarse lugar a la «conciencia al uno u otro de los dos términos en cristiana experimentan u n a evolución, También por este camino se llega a
inspirada». Es un argumento delicado, conflicto (conciencia y bien común); en relación con el desenvolvimiento comprender el devenir de las normas
sin duda alguna; y, sin embargo, cual- así, en realidad, son complementarios histórico de la economía de la salva- morales cristianas, del que hablábamos
quier cristiano sabe que en la vida entre sí y están en tensión continua. ción. Este desenvolvimiento que, con más arriba. El ideal moral propuesto
moral a veces «está en juego u n pro- Cristo, ha entrado en los tiempos de- por Jesús, si en muchos aspectos es
Cada vez habrá de buscarse aquella so-
ceder insólito de la conciencia que re- cisivos, está ahora orientado hacia la completamente necesario e inmutable,
clama en tono imperioso obediencia a lución que mejor garantice el respeto
vuelta de Cristo, de quien recibirá su en otros está profundamente ligado al
una llamada divina». Es lo que dice de la conciencia y la consecución del completamiento definitivo. Si existen,
bien común; y no causará estupor el desenvolvimiento de la historia hacia su
en u n a página espléndida Walter Nigg por consiguiente, líneas de desarrollo en conclusión escatológica y está destina-
acerca de la decisión que llevó a san hecho de que las soluciones puedan ser la formulación comunitaria de las nor-
parcialmente diversas según la diver- do a valer en sentido integral en corres-
Nicolás de Flüe «a abandonar a la mu- mas morales cristianas, es obvio que pondencia de este desenvolvimiento y
jer y a sus diez hijos (el último estaba sidad de los problemas suscitados, de deban moverse en el sentido de u n a
los momentos históricos y de los am- con el progresivo aproximarse de esa
aún por nacer), el 16 de octubre de disposición cada vez más perfecta de la conclusión: a medida que el tiempo
1467, para hacerse errante y pere- bientes culturales en que se plantean. humanidad a ese advenimiento defini-
23 discurre y el cuerpo de Cristo va evo-
grino» . Decidir si en estos casos se tivo del Reino, inaugurado por Jesús, lucionando hacia la estatura perfecta,
trata de «conciencia errónea» o de 3. EL DEVENIR DE LA CONCIENCIA CO- que tendrá lugar en los últimos tiempos. las normas evangélicas —las «tempo-
«conciencia inspirada» no es posible MUNITARIA.-La atención del individuo Es oportuna en estos momentos la rales», es decir, dominadas por la espera
a la conciencia comunitaria no puede de los últimos fines— se hacen actuales
prescindir del hecho de que esta últi-
Conciencia 112 113 Confirmación

en u n a medida cada vez más amplia y ger, Syneidesis im NT, Paderborn 1 9 6 1 ; sin embargo, numerosos estudios monográficos 18
c. 15, n. 2 1 . - í ) C. Caffarnt, 1/ ,o,urtto di
adquieren u n a fuerza cada vez más apre- M. Coime, Le probléme des ldolothytes et l'édu- que iluminan u n o u otro momento de esa coscienza nella morale post-tridetUtiui til.. 9 7 ,
miante de obligación. De la conciencia cation de la Syneidesis, en «Recherches de historia; indicamos aquí, u n a vez por todas, 98.~( 1 9 ) A. Molinaro. La comtmm. S | _
de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Sciences Réligieuses», 51 (1963), 4 9 7 - 5 4 3 ; los que estimamos principales, a u n cuando (20) 16, 5 4 - 5 5 . - ( 2 1 ) S. Agustín, De ,Mt,Ur lv¡
Santo, el ideal moral que le confiara
B. Maggioni, La coscienza nella Eibbia, en La se refieren a autores o momentos que noso- 1,21.-( 2 2 ) S. Tomás, Dúo Praeceplii, t<(. ,(,'>
coscienza cristiana, Bolonia 1971, 13-38. Par- tros no tomaremos en consideración. Obvia- quinto praecepto, ed. Marietti (Opum'uln tlu»
Jesús para que se lo proponga a los ticularmente significativos son los estudios mente, el hilo seguido por nuestra síntesis lógica, II), n. 1 2 6 1 ; cf Summa TheniiinUit'.
hombres, va surgiendo con u n a eviden- de Dupont, para las relaciones del pensamiento sigue también algunas investigaciones perso- 2-2ae, q. 64, a. 5, ad 4.—(23) «Este gran un un
cia y urgencia cada vez más completa: paulino con el helenístico, y de Coune para nales directas.—Estudios más generales: Ph. que de Nicolás suministró en todos los tlrituiiia
como un admirable paisaje submarino las relaciones con la teología judaico-cristia- Delhaye, La conscience morale chez S. Bernard tema para muchos comentarios, y IIUNIH
cuyos vértices, u n a vez salidos del agua, na.—(3) Ph. Delhaye, a. c„ recuerda que el étudié dans ses oeuvres et dans ses sources, Lo- nuestros días sigue pendiente la discusión til
término «syneidesis» es rarísimo en la litera- vaina-Lille-Namur 1 9 5 7 : la segunda parte de respecto... Desde el punto de vista de la vtdti
van luego emergiendo en todas sus
tura helenística antes del cristianismo; sola- la obra traza u n a «historia del problema de burguesa, donde la familia representa el bien
diversas y conexas partes. Piénsese en mente se encuentra cuatro veces {dos veces la conciencia» en el período patrístico; el sumo, la partida de Nicolás de la patria hacia
las exhortaciones evangélicas a la no en Demócrito y Crisipo, sin significado moral; autor recoge y amplía los datos de aquélla lo desconocido conservará siempre un algo de
violencia, a la comunidad de los bienes y otras dos veces en Dionisio de Halicarnaso en su volumen, ya citado: La conscience morale escandaloso: su proceder, en efecto, no podrá
económicos, a la identificación de la y Diodoro de Sicilia, con tal significado).— du chrétien, Tournai 1964, 51-80. Una síntesis ser recomendado jamás como ejemplo a imi-
autoridad con el último de los servicios. (4) Citaremos, al menos, de Platón, Fedón, del pensamiento patrístico y escolástico nos tar. La irritación que aquel obrar suscita en
En tal devenir de la conciencia co- 1. 3 30d-3 31a. Más extensamente puede con- la brinda también el ya citado A. Molinaro, los defensores de los derechos familiares es
sultarse J. Stelzenberger, Das Gewissen, Pader- La coscienza, Bolonia 1 9 7 1 , 29-40.—Estudios más que legítima. El paso de la existencia se-
munitaria se comprende el carácter born 1961, 15ss, que pone en particular evi- más particulares para el período patrístico: se gura de las paredes domésticas a la vida erran-
puramente hipotético y contingente de dencia la enseñanza a este propósito de Filón deben a } . Stelzenberger, y son los siguientes: te, sin techo ni casa, puede entenderse sola-
algunas teologías, como, por ejemplo, de Alejandría y Lucio Anneo Séneca.-( 5 ) Así Conscíentia bei Tertullianus, en Vitae et Veritati. mente en u n a visión que esté radicalmente
la de la violencia, la de la guerra o la A. Molinaro, La coscienza, Bolonia 1 9 7 1 , 12. FestgabefürKarlAdam, Dusseldorf 1956, 28-43; por encima de la vida burguesa. En aquel tor-
de la revolución. Y sobre todo se com- Todo el capítulo «La conciencia en la Biblia», Ueber Syneidesis bei Klemens von Aiexandrien, en mentoso desapego de la mujer y de la patria
prende en qué delicado equilibrio h a 11-27, es u n a feliz síntesis de los estudios ac- Festgabe für F. X., Munich 1 9 5 3 , 27-33; estaba en juego un obrar insólito de la con-
tuales.—(6) Ibiíí. 13.—(7) Sobre el corazón «ob- Syneidesis bei Orígenes, p a d e r b o r n 1 9 6 3 ; ciencia, la cual en tono imperioso exigía obe-
de verse el parangón entre la concien-
cecado», v. Me 3 . 5 ; 6 . 5 2 ; 8 , 1 7 ; cf Mt 2 3 , Conscíentia bei Augusttnus, Paderborn 1959.— diencia al llamamiento divino. Solamente esta
cia del individuo y la conciencia comu- 16-28; Jn 9 , 3 9 - 4 1 ; 15,24-25. Compárese Estudios más particulares para los períodos llamada divina da al hombre el derecho supe-
nitaria : por u n a parte, el cristiano todo esto con el texto de 4 Esd 3,20-22 (fines sucesivos (los citamos según el orden de los rior de salir de los raíles de la existencia tra-
debe entregarse a la conciencia del ideal del s. i d. C ) . Por el contrario, no existe pa- momentos históricos a los que se refieren): dicional para recorrer la heroica vía de lo des-
cristiano como ha venido madurándose rentesco alguno con la doctrina de QumrSn. 0. Lottin, Synderése et conscience aux XII et conocido» (W. Nigg, Grandi Santi, Roma 1955,
en el tiempo y lugar donde está llamado «Los devotos de Qumran son más rígidos to- XIII siécles, en Psychologie et morale aux XII 133).-( 2 4 ) S. Agustín, De civitate Del 1 , 2 6 . -
a dar prueba de sí mismo (y sabiendo davía q u e los fariseos» (E. Galtáati, QwmruTi et XIII siecies, 2, Lovama-Gembloux 1 9 4 8 , t " ) K. Barth, Chmtíiche Ethik, Munich 1946,
que esta formulación puede no ser la
e il NT, en Introduzione al NT, Brescia 1 9 6 1 . 103-417; E. Bartola, 11 problema della coscienza 7.—(26) Cf A. Descamps, Les justes et la justice
781).—( s ) Para la documentación textual, nella teología morale del XII secólo, Padua 19 7 0 ; dans les Évangiles et le christianisme primitif,
definitiva); y por la otra, casi separán- v. A. Valsecchi, Gesú Cristo nostra legge, en M. B. Crowe, The term Synderesis and the París 1 9 5 0 .
dose de la comunidad, debe estar pre- «La Scuoía Cattoüca», 88 (1960), 87ss, así Scholastics, en «Irish Theological Quarterly»,
parado a las sugerencias del Espíritu, como la voz Ley nueva de este DICCIONARIO.— 23 (1956), 151-164, 228-245; G. Sala, II valore
que siempre puede estimular en algu- (9) Anteriormente tal vez se pueda hacer sola- obligatorio della sinderesi nei primí Scolasüci, en BIBL. : En las notas precedentes hemos dado
mente alusión a Gen 20,5. Allí, el autor, al «Studi Francescani» (1957), 174-198; Id, II con- las indicaciones bibliográficas que considera-
nos, como profetas de los tiempos fu- mos fundamentales tanto por lo que se refie-
relatar el pecado de Abimelec respecto de Sara cetto di sinderesi in S. Bonaventura, en «Studi
turos, actitudes avanzadas de ideales re a la doctrina bíblica, como por lo que con-
(Gen 20,1-18), parece darse cuenta de la Franciscani» (1957), 3-11; X. C. Colavecchio,
previstos a los que más tarde todos distinción, para nosotros m u y común, entre Erroneous Conscience and Obbligations. A Study cierne a los desenvolvimientos de teoría y de
serán llamados. pecado objetivo y responsabilidad subjetiva. oj the theaching Jrom the Summa Halesiana, praxis operados en la tradición teológica.
Tal elemento es, empero, m u y secundario en Saint Bonaventure, Saint Albert the Great and
E. Valsecchi el contexto literario y doctrinal de la perícopa, Saint Thomas Aquinas, Washington 1 9 6 1 ;
hasta el punto de que no se encuentra en los H. Concetti, De christianae conscientiae notione
otros dos relatos análogos del Génesis (Gen 12, et formatione secundum Bernardinum Senensem, CON FIRM ACIÓN
1
Notas.—i ) D. Lanfranconi, Spunti per un 10-20; 26,6-10).-( 1 0 ) Tal doctrina, a u n cuan- Roma 1 9 5 9 ; C. Caffarra, II concetto di coscienza
rípensamento della coscienza morale, en «Teolo- do no sea «un descubrimiento absolutamente nella morale post-tridentina, en La coscienza También la teología de la confirma-
gía del presente», 1 (1971). 3, 4. Todo el es- original de san Pablo» (como, en cambio, es- morale, Bolonia 1 9 7 1 , 75-104; L. Vereecke, ción, como la de los demás sacramen-
tudio es interesante y abunda en aspectos sin- cribía C. Spicq, a. c, 63), es tal, a pesar de Conscience morale et loi humaine selon Gabriel tos, se está renovando bajo el benéfico
téticos. Recordamos inmediatamente que el todo, que «no lo habrían hecho sin duda todos Vázquez, París 1 9 5 7 ; Th. Deman, Probabiüsme, impulso de numerosos factores, como
«proceso de concienciación» que indicamos en los moralistas de su época» (J. Dupont, a. c, en Dictionaire de Théologie Catholique, 13 (1936),
nuestra cultura es considerado como típico de 1952); en particular es original la motivación la vida litúrgica, los estudios bíblicos
4 1 7 - 6 1 9 ; G. Leclercq, La conscience du chrétien.
toda la humanidad en algunas reflexiones de aducida por el Apóstol en favor del deber de Fsssai de Théologie morale, París 1947 (las pp 73- y patristicos, las nuevas exigencias
nuestro tiempo: cf D. Mermod, La morale chez respetar la conciencia ajena; es decir, la ley de 103 son u n a síntesis genial y equilibrada de pastorales, el clima ecuménico. La teo-
Teilhard, París 1967, 45-70.-{ 2 ) Citamos, al la caridad como suprema n o r m a de conducta la controversia de los siglos xvn-xvn).— logía llamada manualística sufre una
respecto, algunos de los estudios m á s impor- (ib, 153).~(u) A. Molinaro, o. c, 25-26. «El ( I4 ) J. Stelzenberger, Syneidesis bei Orígenes, verdadera crisis y advierte la prepo-
tantes: C. Spicq, La conscience dans le Nouveau juicio de conciencia se extiende a todo, guía 45.—(15) De ellas hemos hablado en Lettera e tente necesidad de u n a superación de
Testament, en«RevueBiblique», 42 (1933), 187- toda fa vida: no hay elecciones que escapan spirito nella legge nuova: linee di teología pa- la misma 1 . Como es sabido, la teología
210 (así como, del mismo autor, Théologie a su responsabilidad. Pero la b u e n a concien- trística, en «La Scuola Cattolica», 92 (1964),
morale du NT, 2, París 1 9 6 5 , 592-612); cia no es la uniforme, igualmente puntillosa 486ss.—( 16 ) A. Molinaro, La coscienza, 35.— manualística se había planteado según
J. Dupont, Syneidesis. Aux origines de la notion sobre todo, sino la que nace de un centro, de ( l7 ) El pensamiento de Agustín constituye u n u n a preocupación preferentemente apo-
chrétienne de conscience morale, en «Studia un criterio de fondo (los biblistas dirían el precedente también sobre el problema de la logética, que se había hecho necesaria
Hellenistica», 5 (1948), 1 1 9 - 1 5 3 ; Th. Maer- canon del canon), al que siente la necesidad conciencia errónea: que ella no excuse (sino como respuesta al protestantismo; de
tens, L'éducation du sens moral dans l'AT, en de remitirse continuamente en sus valoracio- en parte) del pecado, es una afirmación que en- ahí el estudio de la confirmación como
«Lumiére et Vie», (1953), 1-14; Ph. Delhaye, nes: la caridad» (B. Maggioni, a. c, 15-16).— contraremos en san Bernardo en el ámbito de sacramento verdadero y propio, insti-
Les bases bibliques du traite de la conscience, en ( 12 ) B. Maggioni, ib, 15.—(13) Aún está por NU controversia con Abelardo, pero que ya
«Studia Montis Regís», 4 (1961), 229-252 escribir u n a historia de la enseñanza tradi- tuido por Jesucristo, con efectos propios
rstá presente en san Agustín: cf Episí. XLVII
(y del mismo autor. La conscience moral du cional cristiana sobre la conciencia. Existen. ad Publiculam: PL 3 3 . 1 8 6 ; De Trin., 1. 14, y distintos. En este contexto histórico
chrétien, Tournai 1964, 17-49); J. Stelzenber- no podía menos de alcanzar particular
Confirmación 114 115 Confirmad-,

desarrollo el problema de la institución dar las posiciones actuales y a proponer considerada como el sacramento de .
citada, Divinae consortium naturae, la
de la confirmación por parte de Jesu- una tentativa de lectura del donum y madurez cristiana: como el niño en. '<»
cual atesora tanto la renovación bíbli-
cristo y, en estrecha conexión con éste, ca como las afirmaciones del Vatica- del mandatum de la confirmación para infancia vive, por así decir, prlva^ V*
el problema del rito 2 , mientras la re- no II: en relación a la renovación bí- la existencia moral cristiana. mente su vida, mientras que CII ^
flexión acerca de los efectos o signifi- blica, la Constitución ve la confirma- a) Orientaciones actuales.—El proble- adolescencia empieza a vivir, por .'í|
cado salvífico de la confirmación se ción como «don del Espíritu Santo», y ma, desde hace tiempo muy vivo no decir, públicamente, así en el banti^,' 1 ^
había reducido a repetir la doctrina es- en relación a las afirmaciones concilia- sólo en el campo católico, sino antes el cristiano vive, por así decir, pr(vn ( |''i
colástica del augmentum gratiae et robur res sitúa la confirmación en el contex- aún en el campo extracatólico 8 , de la mente su vida de unión a Cristo, m i v ' L
ad pugnam, sin notables profundiza- to unitario de la iniciación cristiana. dualidad de bautismo y confirmación, tras que en la confirmación vive ^"'K
mientos. Este es, en cambio, el objetivo Ella repropone el tema bíblico del Es- recibe hoy u n a luz mayor de un cono- pública y oficialmente su fe. «Confirma
de la teología actual sobre la confirma- píritu Santo como principio de la mi- cimiento más amplio y profundo de las tusaccipit potestatem publice fidem Ch|•¡',-
ción: precisar el significado de la sión profética de Jesucristo y, por con- circunstancias históricas: partiendo del verbis profltendi quasi ex officio»li Hi
confirmación para la vida y para la siguiente, de su Iglesia y de los fieles hecho de la separación litúrgica de teología se ha encerrado en esta p Q ^
misión de la Iglesia de Cristo y de sus de ésta; por eso, la reflexión teológica, confirmación y bautismo, se pueden ción hasta estos últimos años, es d e c ¡ ' s
miembros. Y esto se presenta como el para u n redescubrimiento de la gracia conocer mejor las probables situaciones hasta cuando la indagación positiva f .
presupuesto esencial para un tratado y de la responsabilidad propias del sa- pastorales que han llevado a la separa- la Escritura y en la Tradición ha Uev6>l
ético acerca de la confirmación; éste, cramento de la confirmación, deberá ción y a precisar más las razones teo- do a otros resultados y ha estimula ?~
en efecto, encuentra su punto central leer con profundidad los textos bíblicos lógicas que subyacen a tal separación 9 . a ulteriores profundizaciones, todg,S Q
en precisar el donum y el mandatum de sintéticamente citados 4 . Además, se Las situaciones pastorales que han lle- en acto. ^9
ese sacramento para la existencia ética afirma fuertemente la unidad de los vado a la separación entre confirma- b) Gracia y mandamiento de la confí
cristiana. Los textos del Concilio Vati- sacramentos de iniciación cristiana; ción y bautismo pueden reducirse a las mación.—En el contexto de u n a refl e)( ¡;''-
cano II (leídos según las grandes orien- en particular la unidad de bautismo- siguientes: el bautismo dado en lugares teológica, todavía abierta sobre el s?1*
taciones teológicas del Concilio mismo), confirmación es confirmada por la uni- lejanos de una intervención inmediata nificado salvífico propio de la confl rin ^~
los documentos siguientes (en particu- dad litúrgica que caracteriza la historia de los apóstoles (cf el caso de Samaría ción, proponemos algunas sugerencj
lar la constitución apostólica Divinae de los dos sacramentos durante u n largo y de Efeso indicado en He 8,14-17; para descubrir la ¡ex Spiritus vitae . s
consortium naturae de Pablo VI, 15 ag. período y que perdura aún en la tra- 19,1-6); el bautismo dado en caso de
Christo Jesu como es donada al C n " '
1971, cuyo texto se encuentra en dición oriental. Sin incurrir en la pos- enfermedad y por necesidad; el bautis-
mo dado en edad infantil. La separa- firmado. Las ordenamos en torno ^
AAS, 63 [1971], 6 5 7 - 6 6 4 : el nuevo tura de algún teólogo, que ha llegado doble tema del «carácter» y de la « » r a '
«Rito de la confirmación», 28 marzo a quitar todo valor a la doctrina de la ción introducida planteaba, en conse-
cuencia, el problema de una justifica- cía», hablando así de una nueva co^
1972) sirven de gran ayuda tanto para dualidad en el plano teológico de bau- sagración del bautizado mediante el p
precisar el significado de la confirma- tismo y confirmación 5 , la reflexión ac- ción teológica propia: de hecho a lo
rácter y de u n a fuerza espiritual p a 5~
ción, como para responder a los diver- tual está orientada a subrayar la uni- largo de los siglos están presentes dos
sos interrogantes morales-pastorales de orientaciones. La primera y más anti- vivir perfectamente la vida cristiana 9
dad en el único misterio de la iniciación
la celebración de la confirmación misma. cristiana 6 , elaborando así los aspectos gua (bíblico-patrística) orientación teo- para profesar públicamente la fe C o ^
n
que serían comunes a ambos sacramen- lógica, partiendo del bautismo normal- ayuda de la gracia.
tos, según la doble perspectiva eclesio- mente administrado a los adultos y • Eí carácter. Es doctrina de f
lógica y cristológica: bautismo y con- constatando la ausencia del ministerio definida por el concilio de Trento q u e
I. Confirmación y existencia moral de los Apóstoles y de los obispos, llega la confirmación imprime carácter. Esf6
cristiana firmación constituyen juntamente u n a
iniciación a la comunidad escatológi- a considerar este bautismo como una es el «primer» efecto del sacramento, en
Se ha dicho que el punto central de ca de salvación que es la Iglesia y rea- iniciación incompleta a la comunidad el doble sentido de que es el más ne-
u n a consideración de la confirmación lizan la incorporación a Cristo y a su eclesial y, por consiguiente, ve la con- cesariamente conexo con el rito sacra-
bajo el perfil ético está en poner en luz vida y misión. Esto es de notable im- firmación no como nueva incorpora- mental (res et sacramentum) y es el más
el donum et mandatum de este sacramen- portancia, frente a u n a teología ma- ción a la Iglesia, sino como perfeccio- inalienable, en virtud de la indelebilidad
to para la vida y misión de la Iglesia y, nualística y a u n a catequesis tradicio- namiento y completamiento de ella. típica del carácter sacramental. Ahora
en ella, de los confirmados. Esto es po- nal que no siempre han tenido presente Más precisamente, la «plena y perfecta» bien, son conocidas las diversas con-
sible únicamente partiendo de u n a re- esta fundamental unitariedad de los dos incorporación del confirmado a la Igle- cepciones teológicas acerca de la na-
flexión dogmática sobre la confirmación, sacramentos, corriendo el riesgo de sia, y mediante ésta a Cristo, es efec- turaleza y de la función del carácter
que, por lo demás, aún está en gesta- ligar el aspecto eclesial-comunitario a la tuada por el ministerio episcopal, en sacramental 1 2 : recogiendo los diversos
ción. Por otra parte, los documentos confirmación y el personal de incor- cuanto llamado a promover la unidad elementos podemos presentar el signi-
citados y las tentativas de lectura teo- poración a Cristo al bautismo 7 . del Pueblo de Dios; entonces la confir- ficado del carácter de la confirmación,
lógica ya hechas y en acto pueden mación se revela como el sacramento tanto en cuanto consummatio del bau-
constituir una base de partida suficien- de la comunión eclesial en torno al tismo, como en cuanto distinto del
Conseguida la unidad teológica de obispo, centro visible de la unidad del
temente segura. mismo.
los dos sacramentos, sigue empero pueblo de Dios 10 . La otra orientación
abierto el problema de definir en qué leológica (típica de la escolástica), par- En cuanto la confirmación es con-
1. LA EN&EÑANZA OFICIAL.-El signi- se distinguen propiamente ambos. So- tiendo en cambio del bautismo admi- summatio, completamiento del bautis-
ficado de la confirmación, con el con- bre este punto los documentos del Ma- nistrado a los niños, considera este mo 13, el carácter de la confirmación se
siguiente imperativo moral, ha sido gisterio no toman posición, dejando así bautismo como una iniciación incom- califica como perfeccionamiento, en el
indicado varias veces por los diversos espacio a la reflexión de los teólogos. pleta incluso desde el punto de vista orden ontológico y operativo, del ca-
documentos del Magisterio de la Igle- del sujeto; en esta línea, según la co- rácter bautismal. En el orden ontológico.
sia y por los libros litúrgicos a lo largo 2. REFLEXIÓN TEOLÓCJCO-MORAL. - N o nocida analogía entre vida natural y el carácter es signo en relación al Cristo
de los siglos de la tradición cristiana 3 . podemos adentrarnos aquí en la pre- vida sobrenatural, la confirmación es Encarnado: nos fisonomiza sobre Cris-
Una síntesis de esta enseñanza se en- cisión de la dualidad de bautismo y to, nos incorpora a él, de modo análo-
cuentra en la constitución apostólica confirmación: nos limitamos a recor- go a como acontece en la unión hipos-
Confirmación 116 117 Confirmación

tática, donde la persona del Verbo rácter que ella confiere presenta aspec- ya el bautismo comporta la gracia san- Santo: son los dones que la tradición
asume la naturaleza humana, carac- tos propios y específicos, es decir, tales tificante y los dones del Espíritu, se debe patrística y litúrgica enuncia con la
terizándola como propia y comunicán- que pueden asignar u n puesto o un concluir que la confirmación implica enumeración septenaria, símbolo de
dole una dignidad infinita. El carácter, compromiso peculiares en la vida so- una efusión más rica de gracia y de plenitud. «Algunos dones descuellan
como reflejo real de la unión hipostá- brenatural de la Iglesia y de sus miem- Espíritu. Concretamente, la confirmación sobre los otros: el don de una profunda
tica, constituye al hombre «cristiano», bros. Ahora bien, la peculiaridad del significa y efectúa una profundización capacidad de conocimiento sobrenatu-
lo «unge» en el Espíritu Santo, asimi- carácter de la confirmación parece que de la participación en la naturaleza di- ral de la verdad cristiana, para poderla
lándolo y configurándolo sobre el Uno puede reconocerse en u n doble elemen- vina y en la filiación del Hijo Unigénito, difundir (sabiduría, ciencia, inteligen-
por excelencia (el Verbo Encarnado). to, de orden general y particular. El ele- de la unión con la Santísima Trinidad cia) : el don de la fortaleza, para atesti-
Siendo Cristo la Cabeza del Cuerpo místi- mento general está en la «nueva» y de su presencia en el alma, de la in- guarla ante las dificultades de todo
co, el carácter se vuelve vínculo e inser- configuración con el ser del Verbo Encar- serción en Jesucristo y en su Cuerpo. género, con espíritu filial y religioso
ción del «miembro» en el Cuerpo mís- nado y en la «nueva» participación en el Se podría recoger aquí el pensamiento (fortaleza, piedad, temor); el don del
tico; éste da al cristiano la estructura de santo Tomás sobre la confirmación consejo, para ejercitarla de modo per-
obrar del Verbo Encarnado mediador y,
sobrenatural por la cual viene propor- como sacramento que concierne a los fecto en las diversas contingencias his-
por consiguiente, en la «nueva» parti- progredientes, a quienes confiere la per-
cionado a Cristo Cabeza, haciéndolo cipación en los poderes y en la misión tóricas y humanas» 1 9 . En este cuadro
miembro de la Iglesia. Más aún, el carác- fectio in forma15, como sacramento puede subrayarse también de modo
de Jesucristo Sacerdote, Profeta y Rey. «promovens homínem ad aetatem perfec-
ter, en cuanto reflejo de la unión hipostá- El término «nueva» pretende subrayar 16 particular el don de la fortaleza cristiana,
tica y configuración a Cristo en la Igle- lam» : la aetas perfecta recuerda a cuya finalidad no es solamente social-
el aspecto de «completamiento», de l!f 4,13 y denota un desarrollo pleno
sia, es una consagración: el creyente es «perfeccionamiento» que caracteriza la eclesial (para la superación de las prue-
sustraído a la esfera de lo profano e de la gracia (que se opera en la línea bas y dificultades que encuentran los
configuración-participación operada por de la gracia propiamente dicha, de las
insertado en el mundo nuevo, hacién- «profetas» y los «apóstoles» en el cum-
la confirmación; ésta comporta,'pues, virtudes infusas y de los dones del Es-
dose «propiedad» de Cristo (signaculum plimiento de su misión de testimonio
u n a «plena y perfecta» configuración- píritu) y u n a participación más rica en y de proclamación del mensaje saívífico
dominicum), el Consagrado por exce-
lencia a la gloria del Padre. Así, el ca- participación con Cristo en la Iglesia. El la gratía Capitis de Cristo Verbo Encar- de Cristo), sino también personal; es
rácter dice, al mismo tiempo, u n a apro- elemento particular está en la profun- nado en la Iglesia. Y no ha de olvidarse decir, sirve al confirmado en relación
piación del hombre por parte de Dios dizada configuración-participación con Je- (|ue la gracia de Cristo y de la Iglesia a los enemigos interiores, en orden a
en Cristo y u n a pertenencia a Dios en sús Profeta. De las tres prerrogativas me- está esencialmente orientada a la glo- crear y desarrollar una vigorosa esta-
Cristo por parte del hombre. Además, siánicas (sacerdocio, profetismo, reale- ria celestial, de la que constituye una bilidad interior, como subraya santo
el carácter es también expresión del za), la confirmación toma y profundiza prenda; en tal sentido la confirmación, Tomás: «Perfectio confirmationis est ad
amor saívífico de Dios y de Cristo; es sobre todo (decimos sobre todo y no iicrecentando la gracia, acrecienta la standum fortiter in seipso»20. Por fin, será
la impronta del amor misericordioso y exclusivamente, tanto más cuanto que urientación escatológica de la gracia menester recordar que el conjunto de
saívífico. De este modo el carácter se las tres prerrogativas son aspectos de bautismal. El de Aquino trata este tema los dones sobrenaturales conferidos en
convierte en garantía de «protección» u n a realidad unitaria) el profetismo. en el artículo Utrum hoc sacramentum la confirmación, aun estando siempre
por parte de Dios. Este aspecto presenta Esto resulta del acercamiento patrístico sit ómnibus exhibendum, afirmando que presente y dado como efecto, experi-
u n valor escatológico: es preparación de la confirmación a la unción de Jesu- se da a los niños moribundos «unde menta variaciones de riqueza y de abun-
y anticipación del juicio de salvación cristo en el Jordán: el Padre manifiesta ctiam pueri confirmati decedentes maiorem dancia, según la liberalísima voluntad
en el gran retorno de la Parusía. El a los hombres a Cristo como Hijo, lo llloriam consequuntur, sícut et híc maio- de Dios, según las vocaciones que él
carácter, en efecto, nos hará aparecer acredita como testigo; Cristo es ungido rem obtinent gratiam»17. confía a cada u n o de los miembros del
como propiedad de Cristo, revelando por el Espíritu como proclamador de la Pueblo de Dios y según las disposicio-
así la «inviolabilidad» del cristiano y la buena nueva, como revelador y men- Pero la nueva santificación aportada nes del sujeto que recibe la confirma-
impotencia de las violencias del Ma- sajero de Dios, como «profeta». Resulta, por el Espíritu en la confirmación no se ción misma.
ligno. Por fin, el carácter sacramental además, del acercamiento tradicional presenta como genérica, sino como «es-
configura el alma con la santísima Tri- confirmación-pentecostés: según el mis- pecífica», o sea, en relación al ser del o El imperativo moral de la confir-
nidad, poniéndole en relación con el Hijo mo Pedro (He 15.8-9; 10,45-47; 11.15), confirmado como ha sido plasmado por mación. La reflexión teológica sobre el
que es la imagen perfectísima del Pa- el Espíritu Santo es destinado a todos el carácter y en relación a los poderes carácter y la gracia de la confirmación
dre; más aún, el carácter es el sello los fieles para que sean hechos «profe- v a la misión recibida. Santo Tomás des- está a la base de la «moral» de la con-
que el Padre imprime en nosotros me- tas», o sea, según los mismos testimo- cribe la gracia sacramental de la confir- firmación; el carácter, en efecto, es un
diante el Verbo hecho hombre en el nios bíblicos, testigos de Cristo y de su mación como «aliquíd effectivum specialis signum obligativum en cuanto solicita
Espíritu Santo. En el orden dinámico i'ffectus, ad quid ordinatur sacramen- una realización vital de la configura-
Evangelio. Resulta también del signifi-
operativo, la configuración con Cristo en li/m» 18 , como una cierta fuerza que ción con Jesucristo y de la participación
cado del «crisma» según la catequesis nyuda a la realización del efecto espe-
su ser de Verbo Encarnado comporta de los Padres de la Iglesia 14 . en sus poderes y misión; y la gracia,
la participación en sus poderes y mi- cial de la confirmación. Esta comporta que incluye el empeño a la respuesta
sión. Cristo, en efecto, en cuanto Verbo D La gracia. La confirmación, me- In plenitud de los dones de gracia, a consiguiente por parte del confirmado,
Encarnado, se presenta como Mediador diante la significación y la eficacia del Un de que el confirmado esté en grado es llamada divina. Si existe un deber
entre Dios y los hombres, y su activi- carácter impreso en el creyente, confiere ile cumplir los nuevos cometidos reci- moral de prepararse adecuadamente a
dad mediadora se califica como sacer- la gracia que, ulteriormente, puede ha- bidos, es decir, ejercitar «dignamente» celebrar la confirmación, en el sentido
dotal, profética y real. De este modo el cer falta como aumento de gracia san- In misión profética de testimonio de de la percepción y de la libertad en la
carácter implica u n a participación en tificante y de los dones del Espíritu Cristo y a Cristo, de proclamación de aceptación de los dones sobrenaturales
los poderes y en la misión sacerdotal, Santo y como «gracia sacramental». su Evangelio, de defensa y difusión de y de las responsabilidades inherentes al
profética y real de Jesucristo. E! aumento de la gracia santificante y In fe cristiana. Para el ejercicio digno sacramento, existe sobre todo u n deber
de los dones del Espíritu, ante todo. Es- ile la misión sacerdotal-profética-real moral de vivir la confirmación en la
critura y Tradición están de acuerdo n'cibida con la confirmación, el cristia- existencia cristiana; esta responsabilidad
En cuanto la confirmación, por otra en presentar la confirmación como no necesita la plenitud del Espíritu encuentra en el sacramento no sólo su
parte, se distingue del bautismo, el ca- consummatio del bautismo; puesto que
119 Confirmación
Confirmación 118
Tras la mirada histórica, la constitu- costés. Fueron, e n efecto, los Apóstoles
fundamento (la gracia como ley), sino Santo. En muchos ritos de Oriente pa- ción pasa a definir preceptivamente los mismos los que, después de haber sido
también sus múltiples contenidos, pre- rece que desde la antigüedad era más elementos esenciales que constituyen colmados del Espíritu Santo, lo trans-
cisamente los conexos con el carácter frecuente, al comunicar el Espíritu el rito de la confirmación: «El sacra- mitieron a los fieles por medio de la
y la gracia de la confirmación. Así todo Santo, el rito de la crismación, que no mento de la confirmación se confiere imposición de las manos. El hecho de
el razonamiento precedente se convierte se distinguía a ú n claramente del bau- mediante la unción del crisma sobre la recibir el Espíritu Santo a través del
en razonamiento estrictamente moral; tismo. Tal rito está a ú n en vigor en la frente, que se hace con la imposición de ministerio del obispo demuestra el es-
mientras proclama el don del Señor, mayor parte de las Iglesias Orientales. la mano, y mediante las palabras: trechísimo vínculo que u n e a los con-
formula también precisas exigencias de En Occidente se tienen testimonios muy "Accipe signaculum doni Spiritus Sancti". firmados a la Iglesia, y el mandato de
vida moral cristiana. En particular, rei- antiguos, relativos a aquella parte de la Sin embargo, la imposición de las ma- dar entre los hombres testimonio de
teramos la gracia-responsabilidad de la iniciación cristiana, en la cual fue luego nos sobre los elegidos, que se efectúa Cristo.
participación de los confirmados en el reconocido distintamente el sacramento con la oración prescrita antes de la
culto y apostolado de la Iglesia: «La de la confirmación. En efecto, después Además del obispo, tienen ipso iure
crismación, si bien n o pertenece a la facultad de confirmar:
confirmación efectúa u n perfecciona- de la ablución bautismal y antes de la esencia del rito sacramental, ha de te-
miento del don que el Señor ya h a co- recepción del alimento eucarístico, se a) el Administrador Apostólico n o
nerse en gran consideración, en cuanto obispo, el Prelado o el Abad nullius, el
municado a su Cuerpo en el bautismo, indican muchos gestos rituales que sirve para completar mayormente el
pero que, por medio del nuevo sacra- cumplir, como la unción, la imposición Vicario y el Prefecto Apostólico, el Vi-
rito mismo y para favorecer u n a com- cario Capitular en los límites de su te-
mento, adquiere u n a interiorización de la m a n o y la consignatio, que están prensión mejor del sacramento. Está
más profunda y exige u n ejercicio más contenidos tanto en los documentos rritorio y durante el cargo;
claro que esta imposición de las ma- b) el sacerdote que, en virtud del
consciente y constante. De este modo litúrgicos como en muchos testimonios nos, que precede a la crismación, difiere
los cristianos, "en cuanto consagra- de los Padres. Desde entonces, a lo largo mandato que se le h a dado legítima-
de la imposición de la mano con la cual mente, bautiza a un adulto o a u n
dos a Cristo y ungidos por el Espíritu de los siglos, surgieron discusiones y se efectúa la unción crismal sobre la
Santo, tienen u n a vocación admirable dudas acerca de los elementos que per- niño en la edad del catecismo, o acoge
frente». Como se ve, entre los elemen- a u n adulto ya bautizado en la plena
y son instruidos para que en ellos se tenecen con seguridad a la esencia del tos esenciales se encuentra la unción
produzcan siempre los más abundantes rito de la confirmación. Conviene, por comunión de la Iglesia;
del crisma sobre la frente, que se hace
frutos del Espíritu" (LG 34). Por eso, los tanto, recordar al menos alguno de con la imposición de la mano, mien- c) en caso de peligro de muerte, caso
confirmados toman parte en la vida aquellos testimonios, que desde fines del tras se pronuncia la fórmula: entre los de que hubiere dificultad para hacer
litúrgica y apostólica de la Iglesia con siglo xm contribuyeron n o poco en los secundarios h a de recordarse en par- venir al obispo, o el obispo mismo es-
mayor riqueza interior y con u n em- Concilios Ecuménicos y en los docu- ticular la imposición de las manos sobre tuviera legítimamente impedido, tienen
peño exterior más abierto y vale- mentos de los Sumos Pontífices a ilus- los confirmandos, acompañada de la facultad de confirmar: los párrocos y
roso...» 21 . trar la importancia de la confirmación, oración Deus omnipotens; a ésta se aña- vicarios parroquiales y, en su ausen-
de modo que n o hicieran olvidar, sin den los otros elementos según los cua- cia, sus vicarios cooperadores encar-
embargo, la imposición de las manos». les se desenvuelve todo el rito de la gados de diversas parroquias regular-
Y después de recordar diversos testimo- confirmación (liturgia de la palabra; li- mente constituidas: los vicarios ecóno-
II. La celebración de la confirmación
nios sobre la importancia de la cris- turgia del sacramento: renovación de las mos, los vicarios sustitutos y los vica-
¿Cuál es la celebración del sacra- mación, la constitución pasa a consi- promesas bautismales, imposición de rios coadjutores. Si no hubiera ninguno
mento de la confirmación ? Como es sa- derar la fórmula sacramental: «Respec- las manos, crismación. oración univer- de los arriba mencionados, puede ad-
bido, la respuesta al interrogante im- to a las palabras del rito con el que se sal; liturgia eucarística; ritos conclu- ministrar la confirmación cualquier
plica presentar el «signo» sacramental comunica el Espíritu Santo, es preciso sivos) 23 . Estos elementos deben tenerse sacerdote exento de censura o pena
y a aquellos que lo celebran, ya como tener presente esto: ya en la Iglesia «en gran consideración para la integri- canónica.
ministros, ya como sujetos. Además, la naciente Pedro y Juan, como comple- dad del rito, y para u n a comprensión
respuesta puede limitarse a indicar la mento de la iniciación de los bautiza- Por verdadera necesidad y motivos
más. profunda y completa del sacra- particulares, por ejemplo cuando el nú-
posición actual de la Iglesia, o bien dos en Samaría, rezaron por ellos para mento». En particular, «el sagrado cris-
puede delinear el cuadro histórico se- que recibieran el Espíritu Santo y des- mero de los confirmandos fuese impor-
ma es consagrado por el obispo en la tante, el ministro de la confirmación,
gún el cual la celebración de la confir- pués impusieron las manos sobre ellos misa celebrada normalmente a este fin
mación ha experimentado u n a evolu- (cf He 8,15-17). En Oriente, en los si- del que hemos hablado anteriormen-
el jueves de la Semana Santa» 2 4 . te, así como el ministro extraordi-
ción en el decurso de los siglos. En glos IV y v, aparecen en el rito de la
ambos casos nos vemos ayudados por crismación los primeros indicios de las nario debidamente autorizado por es-
la síntesis histórica y por las prescrip- palabras: signaculum doni Spíritus Sanctl. Para el rito de la confirmación habrá pecial indulto de la Sede Apostólica o
ciones actuales de la constitución apos- Tales palabras fueron recibidas muy de tenerse en cuenta el contexto bautis- según establece el derecho, puede aso-
tólica Divinae consortium naturae22. pronto por la Iglesia de Constantinopla mal y eucarístico según la tradición de ciar a otros sacerdotes en la celebración
y siguen usándose todavía en las Igle- la Iglesia y según las peticiones explí- del sacramento. Es necesario que estos
sias de rito bizantino. En Occidente, en citas del Vaticano II (SC 71) y del nue- sacerdotes:
1. EL RITO PARA CONFERIR EL DON vo rito de la confirmación (Dx.n. 26-2 7).
cambio, las palabras de este rito que a) tengan en la diócesis u n come-
DEL ESPÍRITU SANTO.—La constitución
completa el bautismo n o fueron fijadas tido o u n oficio específico, es decir,
citada comienza trazando el cuadro que sean: o vicarios generales, o vica-
histórico de los diversos ritos usados claramente hasta los siglos xn y xm. 2. EL MINISTRO DE LA CONFIRMACIÓN. -
Dejando aparte la cuestión del ministro rios o delegados episcopales, o vicarios
en la Iglesia para la concesión del don Pero en el Pontifical Romano del si- de distrito o regionales, o bien, por
del Espíritu Santo: «La concesión del don glo xn aparece por vez primera la fórmu- desde el punto de vista histórico, he
la, que luego se hizo c o m ú n : Yo te signo nquí las indicaciones del nuevo rito: mandato del ordinario, estén equipara-
del Espíritu Santo, desde antiguo, se dos a ellos ex officio;
realizaba en la Iglesia según ritos di- con la señal de la cruz y te confirmo con «Kl ministro ordinario de la confirma-
versos. Tales ritos en Oriente y Occi- el Crisma de la salvación. En el nombre ción es el obispo. Es él quien confiere b) o bien sean párrocos del lugar
dente sufrieron múltiples transforma- del Padre y del Hijo y del Espíritu el sacramento, para que resulte más en que se administra la confirmación,
ciones, pero dejaron siempre intacto el Santo». (lara la referencia a la primera efusión o párrocos del lugar de pertenencia de
significado de comunicación del Espíritu del Espíritu Santo en el día de Pente- los confirmandos, o sacerdotes que se
120 121 Conflrmnolon
Confirmación

lado, y para reavivar en ellos el deseo no dio, empero, explicaciones sobre los el mismo ambiente no punir uiiiniiii/.ur
han prestado particularmente para la motivos de tal disposición ni tomó en
preparación catequística de los mismos de participar en la eucaristía (cf Intro- la futura maduración de ln ^ntriu de
ducción a la Iniciación cristiana de los consideración las implicaciones pasto- la confirmación y, por tanto, liinlllli iir
confirmandos» (nn. 7-8). rales y pedagógicas que derivarían del
Como se ve, la problemática del mi- adultos, n. 19)» (n. 12). la confirmación en tierna ediii!; NI. por
desplazamiento fijado. En cambio, ha- el contrario, esta garantía por jimlr
nistro de la confirmación resulta bas- Acerca del problema de la edad: «Por llamos dos indicaciones pastorales en el
tante simplificada incluso en relación lo que se refiere a los niños, en la Igle- del ambiente eclesial-familiar vlunr n
Direttorío Litúrgico Pastorale y en las faitar, es menester contar con la con
al decreto Spiritus Sanctí muriera del 14 sia latina, la administración de la con- disposiciones de la conferencia episco-
de septiembre de 1946. Nótese que en firmación se hace generalmente a los ciencia del sujeto. Según tal plantea-
pal lombarda: «Aun cuando la confir- miento, resulta lógico admitir una
la LG el obispo ya no es llamado mi- siete años. Sin embargo, por razones mación llegue a perder su puesto tra-
nistro «ordinario», sino ministro «ori- pastorales, y especialmente para incul- pluralidad de soluciones acerca de la
dicional entre el bautismo y la eucaris- edad de la confirmación.
ginario» de la confirmación (n. 26), para car con mayor eficacia en la vida de tía, en la acción pastoral y en la
no perjudicar la praxis de las Iglesias los fieles u n a adhesión plena a Cristo catequesis se tendrá siempre presente
Orientales; de este modo, mientras se Señor y un testimonio firme, las con- la relación de la confirmación con los III. Problemas pastorales
abre u n a puerta para las modificaciones ferencias episcopales pueden establecer otros sacramentos de la iniciación cris-
en la Iglesia latina en el sentido de am- una edad más madura en el caso de Se trata de aplicar a la celebración
tiana. En la preparación de los confir- de la confirmación las líneas esenciales
pliar incluso a los simples poderes la po- que la estimen más apropiada para que mandos se procurará hacerles cons-
testad de confirmar, se subraya el preceda a la recepción del sacramento üe la acción pasturai de la iglesia en
cientes de que el bautismo se perfecciona general, y en particular en el campo de
vínculo esencial de la confirmación con una preparación adecuada. Úsense, de y de la nueva posición que ocupan en
el obispo: éste es ministro «originario» todas maneras, las debidas precaucio- los sacramentos. Ya hemos hablado
la asamblea eucarística y por ende en más arriba de los puntos más explícita-
de toda confirmación, porque también nes para que, en caso de peligro de la Iglesia» (n. 48). La conferencia epis-
en las Iglesias Orientales es menester muerte o de graves dificultades de otro mente pastorales; ahora nos limitare-
copal lombarda, al notificar al clero la mos a poner de manifiesto algunas
usar el aceite bendecido por el obispo. género, los niños sean confirmados en decisión de la C.E.I. de retrasar la con-
tiempo oportuno, incluso antes del uso exigencias pastorales:
firmación, intenta justificarse en estos
de razón, a fin de que no se queden términos: «Los pastores de almas, al
3. EL SUJETO DE LA CONFIRMACIÓN. - privados de los beneficios del sacra- comunicar oportunamente la misma 1. EL COMETIDO DE TODA LA COMUNI-
Acerca de) sujeto, el nuevo rito da las mento» (n. 11). DAD CRISTIANA.-La verdad del sacra-
siguientes indicaciones: «Para recibir la a los fieles, ilustren los motivos pasto-
rales de tal disposición, subrayando que mento como celebración «eclesial» com-
confirmación el candidato debe haber Como es sabido, el problema de la porta, entre otras cosas, u n a participa-
recibido el bautismo. Además, si el fiel edad de la confirmación ha vuelto a el sacramento de la madurez espiritual
cristiana es administrado más oportu- ción de la comunidad cristiana no sólo
tiene uso de razón, se requiere que se ponerse de actualidad en estos últimos en el rito como tal, sino también en su
halle en estado de gracia, que haya años, recibiendo u n a solución distinta namente en u n a edad en que los niños
pueden percatarse mejor de los deberes preparación y en sus consecuencias. Se
recibido u n a conveniente instrucción y por parte de autores que se h a n pro- trata, evidentemente, de una participa-
pueda renovar las promesas bautisma- nunciado según una doble tenden- personales de testimonio cristiano y de
apostolado» 27 . Por otra parte, es difícil ción de la comunidad eclesial, la cual
les» (n. 12). Así se indican los requisi- cia : la tendencia a retrasar la confirma- actualiza la unidad y la variedad de
tos fundamentales para la recepción de ción a la edad juvenil o al menos al afirmar que el orden tradicional bautis-
mo-confirmación-eucaristía no tiene va- sus dones y carismas. Así se da el deber
la confirmación: el bautismo recibido, comienzo de la adolescencia, en espera de la comunidad como tal y el deber
y, en el caso del fiel que tiene uso de de que el bautizado alcance la madurez lor alguno, puesto que en el Ritual del
bautismo de los adultos se prevé u n a de sus miembros, en relación a su pro-
razón, el estado de gracia (siendo «sa- h u m a n a y cristiana, de suerte que pio oficio y ministerio 2 8 . Seguimos de
cramento de vivos») y la «instrucción luego esté en grado de testimoniarla autorizada confirmación. Esto no quita
que tal orden tradicional sea estimado cerca las preciosas indicaciones del nue-
conveniente». En esta última expresión, personalmente en el mundo 2 5 , y la ten- vo rito (nn. 3-6). Este recuerda, ante
que no ha de entenderse en clave de dencia a conservar la confirmación en no vinculante en la iniciación cristiana
de los niños, como, por lo demás, no todo, el cometido de todo el Pueblo de
pura y simple «instrucción», sino en torno a los primeros años de la edad Dios: «Corresponde al pueblo de Dios, y
clave de «iniciación» al sacramento, se de la razón, no tanto para continuar es considerado vinculante en su caso
el orden fe-bautismo. Como se ve, la es su gran cometido, preparar a los bau-
sitúa el problema de la intención y de la con un uso que se difundió en Occiden- tizados a recibir el sacramento de la con-
fe para celebrar el sacramento. Todo te a partir del siglo xra, cuanto para iniciación cristiana de los niños es un
caso particular, que responde a crite- firmación». Descendiendo luego a los
esto ha de orientarse según las indica- mantener el orden de la iniciación diversos miembros del pueblo de Dios,
ciones de u n a moral cristiana integral, cristiana bautismo-confirmación-euca- rios teológicos y pastorales diversos de
los de la iniciación cristiana de los adul- el nuevo rito acude a los pastores: «Los
es decir, de u n a moral que ve en el ristía: la confirmación debe preceder a pastores, por su parte, deben procurar
rito sacramental u n a celebración sal- la primera comunión, sea porque éste tos. En este sentido el problema de la
confirmación tiende en nuestros días a que todos los bautizados lleguen a la
vífica en la escucha religiosa de la Pa- es el orden tradicional de la iniciación completa iniciación cristiana y por ende
labra de Dios (fe) y vivida en la exis- cristiana, sea porque este orden tradi- plantearse de otro modo: en realidad,
este problema no es fundamentalmente preparados con toda diligencia a la con-
tencia moral cristiana (caridad, según cional comporta valores teológicos que firmación». Los pastores efectúan su mi-
el lugar y el cometido asignados por la salvaguardar. Por consiguiente, si se diverso del problema del bautismo de
los niños, en el sentido de que los mis- sión en íntima unión con los fieles, y
confirmación misma). En este sentido el conserva la praxis de administrar la en tal sentido continúa el nuevo rito:
nuevo rito, en relación a los adultos primera comunión en torno a los pri- mos criterios que justifican o no justi-
fican el bautismo de los niños deberán «Los catecúmenos adultos, que redhi-
por confirmarse, escribe: «Provéase so- merísimos años de la edad de la razón, birán la confirmación inmediatamente
bre todo para que anteceda al sacra- también habrá de hacerse la confirma- tenerse presentes por lo que concierne
a la confirmación de los niños. En con- después del bautismo, tienen la ventaja
mento u n a buena catequesis, y para ción en torno a esos mismos años 2 6 . de ser coadyuvados por la comunidad
que la participación de los confirmandos creto, si el ambiente eclesial y familiar
La C.E.I., a partir del 1 de enero en que crece el niño ofrece suficientes cristiana, y especialmente de poder go-
a la vida de la comunidad cristiana y zar de la instrucción que les han im-
de cada uno de los fieles sirva de válida de 1969, decretó que se administrase garantías para la futura maduración de
la confirmación entre el fin de la es- la gracia bautismal, no se ve por qué partido en el período del catecumenado
ayuda para actuar su formación al tes- los catequistas, los padrinos y los
timonio de vida cristiana y al aposto- cuela elemental y el comienzo de la es-
cuela media (sobre los diez-doce años);
Confirmación 122 123 Conllrmliolón

miembros de la Iglesia local, y de y solemne, como lo exige la importan- recibiendo de él u n a efusión más rica Notas.—O Véase A. Caprioli. Rassegnu di
poder participar en las celebraciones cia de su significado para la Iglesia de su Espíritu y u n a participación más teología sul sacramento della cresima. en «La
rituales comunes». A los padres y pa- local; a este carácter de solemnidad profunda en sus poderes y en su misión Scuola Cattolica», Supl. Dibl.. 91 (1961), 1 )l-
mesiánica y en particular profética. San 146: Id. en «Rivlsta Litúrgica», 4 (1967). 41H-
drinos se les reserva una consideración contribuirá especialmente u n a celebra- 428.—(2) Piénsese en ia conocida cuestión del
particular. Ante todo a los padres: «En ción común para todos los confirman- Carlos, en sus Instrucciones al Ritual, rito esencial, imposición de las manos (e|. íltil
general, corresponde a los padres cris- dos. Y el pueblo de Dios, representado anotaba: «Contemplarán con grandísi- tier), la unción con el crisma (De Puniel) y
tianos preocuparse de la iniciación por las familias y los amigos de los con- ma atención la celebración del solemne la actual solución mediante la teoría de Iti
de sus hijos a la vida sacramental, sea firmandos y por los miembros de la misterio». Son conocidos los obstácu- institución en general de los sacramentos por
favoreciendo en ellos la formación y el comunidad local, no sólo aceptará la los que se oponen a la creación del mis- Cristo.-(3' Cf A. Adam, Teología e pastúrale dell
progresivo desarrollo del espíritu de fe, invitación a participar en la celebra- terio : el gran número de los confirman- cresima. Alba 1961; ]. B. Bouhot, La Confir-
mation, sacrement de la communione ecclésiale
sea preparándolos, con la ayuda de las ción, sino que dará prueba concreta de dos, el mucho tiempo invertido para la Lyón 1968.—(*) Un tratado muy amplio pue-
escuelas de catecismo, a acercarse con su fe, demostrando qué frutos ha pro- celebración, el temor de los confirman- de verse en P. D'Acquino, Battesimo e cresima,
fruto a los sacramentos de la confirma- ducido en él el Espíritu Santo». dos frente al obispo, la curiosidad y el la loro teología e catechesi alia luce della Bib
ción y de la eucaristía. La conciencia cuchicheo de los presentes... Por eso Turín-Leumann 1970: más sintéticamente, del
de este deber la expresan los padres el pastor de almas y sus colaboradores mismo A.. II contesto bíblico della cresima, e
2. LA INICIACIÓN A LA CONFIRMA- «Rivista di Pastorale Litúrgica», 10 (1972). 14-
también con su activa participación a la deberán poner en obra toda u n a serie
CIÓN.—Con frecuencia la situación pas- 22. -(*) Recordamos al teólogo anglicano
celebración de los sacramentos». Luego, de medios para reclamar al sentido del G. Dix. The Theology Confirmation in Relatío
toral demuestra un verdadero empobre-
los padrinos: «Cada confirmando tenga misterio, como u n breve comentario a to Baptism, Westminster 1953, y en el campo
cimiento de la necesaria preparación
normalmente su padrino. El padrino cada uno de los ritos, la participación católico L. Bouyer. La signification de la Con-
para la confirmación; esta preparación
deberá acompañar a su ahijado a re- orante de los confirmandos y de los firmation, en «La Vie Spirit», Supl, 29 (1954),
se reduce a menudo a «instrucción». El 162-179.-(b) Véase M. Flick. Liniziazione
cibir el sacramento, presentarlo al sa- fieles (y san Carlos añadía: «Todos los
término de «iniciación» o de «catecu- cristiana, en «Presenza Pastorale», 42 (1972),
cramento de la confirmación para la que asisten a este sagrado rito obser-
menado» exige que los confirmandos 15-25; B. Baroffio, Aspetti teologico-liturgici de
sagrada unción, y ayudarlo luego a varán un santo silencio y rezarán
sean introducidos progresivamente en nuovi 7riti del battesimo e della cresima, ib. 27-
observar fielmente las promesas del santamente... con la mente recordarán 38.—( ) Pensemos en cierta literatura de hace
la celebración de la confirmación me-
bautismo, correspondiendo a la acción los dones del Espíritu Santo que son algunos años acerca de la Acción Católica:
diante la escucha de la Palabra de Dios
del Espíritu Santo, recibido como don derramados sobre los fieles por virtud cf las precisiones de D. Tettamanzi. Sacramenti
(y por consiguiente, un verdadero cre-
en el sacramento. Dada la actual situa- de este sacramento. Y con tácita me- e diritto-dovere dell'apostolato dei laici, en «L
cimiento de fe), mediante la participa- Scuola Cattolica». 92 (1964). 19-46.-( 8 ) Re-
ción pastoral, es conveniente que el ditación verán cuánta necesidad tienen
ción en el culto de la Iglesia (y por tanto, seña bibliográfica de A. Caprioli. en «La
padrino de la confirmación sea el mis- ellos de tales dones»), los cantos sagra-
u n desarrollo de la vida litúrgica), me- Scuola Cattolica», Supl. Bibl, 91 (1963), 131-
mo del bautismo. Queda, pues, abro- dos, fáciles, apropiados, discretos: «La 13 7.-(') Cf A. Caprioli, Orientamenti dell'at-
diante un empeño caritativo en la
gado el can 796,1. Así se afirma mejor celebración resultará más solemne y tuale teología circa il sacramento della cresim
comunidad cristiana y en el mundo.
el nexo entre el bautismo y la confirma- animada si hay cantos adecuados a los en «Rivista di Pastorale Litúrgica», 10 (1972),
Como es más sabido, éstos son los
ción, y el oficio y el cometido del pa- goznes de la acción pastoral de la
diversos momentos de la misa y del 23-29.-( 10 ) Esta orientación ha sido recogida
drino tiene un realce más eficaz. Pero rito sacramental. Si los confirmandos actualmente por J. B. Bouhot, La Confirmation,
Iglesia y de la misma existencia cris- sacrement de la communion ecclésiale, Lyón 196
en manera alguna queda excluida la son numerosos, en el tiempo que se
tiana ; los mismos goznes deben estruc- (") S. Tomás. S. Th„ 3, 72, 5, ad 2. Sobre
posibilidad de elegir un padrino apro- administra el sacramento, manténgase
turar en concreto el contenido «cris- el pensamiento de santo Tomás véase A. Adam,
piado para la confirmación; puede darse un clima de atención y de recogimiento Das Sakrament der Firmung nach Thomas von
tiano» de la preparación de los confir-
también el caso de que sean los mis- con cantos y oraciones oportunamente Aquin, Friburgo de Br. 1958; J. Latreille.
mandos al acontecimiento salvífico de
mos padres quienes presenten a sus alternados y con sobrios comentarios L'adulte chrétien ou Teffect du sacrement de co
la confirmación. Se trata, por otra
hijos. De todas maneras, le correspon- explicativos» 31 . Pero el rito está orde- firmation chez saint Thomas d'Aquin, en «Revue
parte, de desarrollar las exigencias de Thomiste», 57(1957), 5-28; 58 (1958). 214-
derá al Ordinario del lugar, habida nado a la vida cristiana. En tal sentido.
la misma gracia bautismal, como orien- 243; R. Bernier, Le sacrement de Confirmation
cuenta de las circunstancias de tiem- la acción pastoral debe continuar tam-
tación para la escucha de la Palabra dans la théologíe de Saint Thomas, en «Lumiére
po y lugar, establecer el criterio a se- bién después de la celebración, ayudan- et Vie», 51 (1961). 59-72.-0 2 ) Pensamos, en
de Dios, como habilitación y empeño
guir en su diócesis. Los pastores de al- do a los confirmados a realizar en su particular, en las concepciones de Alejandro
en la vida litúrgica de Cristo y de la
mas procuren que el padrino, elegido vida el don del Espíritu Santo recibido. de Hales, san Buenaventura, santo Tomás,
Iglesia, como fundamento y estímulo a
por el confirmando o por la familia, sea Medios útiles pueden ser la celebración M. J. Scheeben. Una buena síntesis de éstas
la fraternidad cristiana y a la cari- puede hallarse en F. S. Pancheri. La Cresima,
espiritualmente idóneo para el oficio del aniversario de la confirmación, la
dad 29 . Semejante «iniciación» a la con- sacramento della maturitá cristiana. Padua 1962
que asume, y tenga estas cualidades: festividad de Pentecostés, las dificulta-
a) esté suficientemente maduro para
firmación salvaguardará al confirmando
des :que se encuentran para ser fieles a 48-73.—(13) Véase M. Magrassi, Confirmatione
de peligros harto conocidos, como la Baptismus perficitur, en «Rivista Litúrgica». 54
cumplir su oficio; b) pertenezca a la los cometidos del sacramento recibido... (1967), 429-444.-(") Para una documenta-
concepción puramente «ritualista» (y
Iglesia católica y haya recibido los tres «Las celebraciones de la confirmación ción más amplia remitimos a A.-G. Martimort,
por ende ajena a la existencia cotidia-
sacramentos de la iniciación cristiana; son ocasiones pastorales importantes La Confirmation, en Communion solennelle e
na) y la idea de que todo acaba con
bautismo, confirmación y eucaristía; para despertar en los adultos ya con- profession de foi, París 1952, 6 159-201.—
la celebración crismal 3 0 . (") IV Sent., d. 2. q. 1, a. 2.-(' ) S. Th.. 3.
c) no tenga impedimentos jurídicos para firmados la conciencia del don de gra-
el cumplimiento de su oficio de padri- cia recibido y de los compromisos con- 72, 5.-(19) C. Colombo. Battesimo-Cresima-
siguientes. Utilícese para toda la co- Eucaristia, 2Venegono 1960 (pro manuscripto),
no». La intervención de toda la comu- 120-121.-( °) IV Sent. d. 7. q. 3, a. 2, ad 2 . -
nidad eclesial encontrará u n a privile- 3. CELEBRACIÓN Y V I D A . - D u r a n t e la munidad la liturgia del tiempo pascual
celebración crismal es de importancia (2I) Dírettorio Litúrgico Pastorale per Vuso d
giada manifestación y actuación pro- y del domingo de Pentecostés, cuyos rituale dei sacramenti e dei 22sacramentan, a carg
pia en la presencia activa y responsable fundamental que confirmandos y fieles textos bíblicos describen la acción del de la CEI (1967), n. 43.-( ) Remitimos al
en la celebración comunitaria de la tengan el sentido del misterio: el sa- Espíritu Santo en la historia, en la texto en AAS. 63 (1971), 660-663, para la
misma confirmación: «Conviene dar a cramento que se celebra es un momento Iglesia y en los fieles»32. documentación histórica.—(23) Para el des-
la acción sagrada un carácter festivo y lugar de la salvación de Cristo en la envolvimiento del rito recomendamos el ar-
Iglesia y para la Iglesia; el confirmando tículo cit. de B. Baroffio; véase además R. Fal-
entra en comunión con Cristo redentor. D. Tettarmnzi
Consejos evangélicos 124 125 Consejos evangélicos
11
sini, La cresima: dall'antico al nuovo rito, en fesión, Roma, Barcelona 1969.—Verges S., el mensaje de Cristo como u n a ética lix , hablan de muchos crislianos que
«Rivista di Pastorale Litúrgica», 10 (1972), El bautismo y la confirmación, sacramentos de radical de obediencia ante posibles vivían en continua continencia por
3-13; S. Famoso, Per una degna celebrazione la iniciación, Apostolado, Madrid 1972.—Villal- instancias divinas 3 . amor de Cristo. Estos ascetas prlmmi-
della cresima, ib, 30-44.—(24)25Ordo Confirma- monte A., Teología de la confirmación, Herder, Pero es evidente que Jesús impone mente vivían en el seno de sus familias,
tionis, Praenotanda, n. 10.—( ) Véase F. Buck- Barcelona 1965. muchas veces verdaderos preceptos, después empezaron a retirarse a las
ley, What age for confirmation ?, en «Theologi- soledades para dedicarse completamcnli'
cal Studies», 27 (1966), 655-666; C. Vagag- porque invoca su autoridad en relación
gini. Veta della Confermazione, en «Rivista Li- a la de Moisés, el cual dio también ver- al servicio de Dios. Así tuvo origen el
túrgica», 54 (1967), 110-118; G. Negri. CONSEJOS daderos preceptos, y porque condiciona monaquismo cristiano, que ha ido des-
A proposito dell'etá della Confermazione, ib, 207- a su observancia la vida eterna 4 . envolviéndose cada vez más, hasta
212.—(a6) Véase B. Botte, A propos de la con- E V A N G É L I C O S A veces, en cambio, Jesús formula florecer grandemente en institutos reli-
firmation, en «Nouvelle Revue Théologique», consejos. Para establecer la doctrina giosos masculinos y femeninos 12 .
98 (1966), 848-852 ; D. Tettamanzi, Veta della (y v o t o s r e l i g i o s o s )
Cresima nella discipVna della Chiesa Latina, en de los consejos según el Evangelio se A la virginidad consagrada han de-
«La Scuola Cattolica», 95 (1967), 34-61; aducen los casos del joven (Mt 19, dicado obras y elogios muchos Padres,
E. Ruffini, Veta della Cresima nel pensiero teo- I. Consejos evangélicos 16-22), de la vocación al apostolado por ejemplo, Cipriano 1 3 , Agustín 1 4 ,
lógico contemporáneo, ib, 62-79; I. Biffi, Veta con el mandato de dejar todo para se-
della Confermazione e i suoi problemi, en «Am- Basilio 15 , Jerónimo 1 6 y sobre todo Am-
guirle a él (Le 10,3-4; 18,28-30), de'ir brosio 17 .
brosius», 43 (1967), 3-32.-(27) «Rivista Dioce- 1. DEFINICIÓN. -Podemos definir los
con él a predicar (Me 3,14-19), los
sana Milanese»(1969), 597.-(28) VéaseL.Bran- consejos evangélicos como «invitacio-
Tan gran honor atribuido a la virgi-
dolini, La responsabilita della comunitá nella nes, contenidas en el Evangelio, a for- elogios de Cristo a la virginidad (Mt 19,
preparazione al battesimo e alia cresima, en mas estables de virtud mediante la re- 11-12). Esta interpretación puede con- nidad degeneró incluso en la tendencia
«Presenza Pastorale», 42 (1972), 63-72.- nuncia a bienes naturales que entor- siderarse justa 5 . En el «sigúeme» del a estimar obligatorio el estado de virgi-
(29) Cf, por ej., B. Luyks-D. Scheeyven, La cre- 1 texto (Mt 19.21) se ve también la in- nidad para quien quisiese ser u n ver-
sima, dottrina e pastorale, Catania 1963 ; C. Og- pecen la unión con Dios» . vitación a la pobreza (Mt 19,21), a la dadero cristiano. Esta tendencia, cono-
gioni, Áspetti pastorali della confermazione, en Entre las normas de vida dadas por castidad y virginidad (Mt 19.12), a la cida con el nombre de encratísmo, fue
«Rivista Litúrgica». 54 (1967), 495-512; Jesús, algunas son obligatorias, y otras obediencia, ya que tal discípulo acepta- atacada por los Padres 1 8 .
E. Manfredini. Aspetti pastorali del sacramento son solamente recomendadas como me-
della confermazione, en «Presenza Pastorale», dios eficaces para alcanzar u n a perfec- ría a Cristo como superior. «De esta
42 (1972). 75-91; E. Lodi. // catecumenato manera se ha llegado a la formulación 4 . LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN EL
della Cresima. Esperienze pastorali di una diócesi, ción más alta: las primeras constitu- de los tres consejos evangélicos, que,
yen los preceptos, las otras los consejos. PENSAMIENTO DE SAN BUENAVENTURA V
en «Rivista di Pastorale Litúrgica», 10 (1972), en u n planteamiento menos esquemá- SANTO TOMÁS.—San Buenaventura re-
55-73.~(30) Véase G. Milanesi, Confermazione Los principales son: la pobreza volun- tico y artificioso, son indudablemente
e inserimento del cristiano nella societá, en «Ri-taria, la castidad perpetua y la obe- cuerda que el camino de los consejos
vista Litúrgica», (1967). 179-198; G. Negri. muchos más de tres. Como se ve, los conduce a Cristo 19 . Es mucho más fácil
diencia perfecta, en oposición a las ten- mismos hechos evangélicos antes exa-
Vinnesto1
della confermazione nell'uomo, ib, 495-dencias que se convierten en incentivos el seguimiento de Cristo a través de la
512.-C ) Direttorio Litúrgico Pastorale..., n. 51. del pecado en la naturaleza h u m a n a minados suministraron la base para observancia de los consejos: mediante
J2
( ) Ib, n. 54. una sistematización teológica, ya que la mortificación de la carne contra la
viciada. tuvieron no poco influjo en las vidas concupiscencia de la carne; mediante
En la constitución Lumen Gentium, santificadas de los primeros siglos y se la renuncia a los bienes temporales con-
BIBL. : AA. VV., La confermazione e l'inizia-
zione cristiana, Turín-Leumann 1967.-Adam n. 4 3 , se lee: «Los consejos evangélicos, quiso ver en tales invitaciones a la po- tra la concupiscencia de los ojos; me-
A., Confirmación, en Conceptos fundamentales de castidad ofrecida a Dios, pobreza y obe- breza actual, a la virginidad y al se- diante la renuncia a la propia voluntad
la Teología, t. 1, Cristiandad. Madrid 1966 diencia, como consejos fundados en las guimiento de Cristo, no preceptos uni- contra la soberbia de la vida 2 0 . La
276-283 (con bibl.).—Biffi J., La edad de ¡a con- palabras y ejemplos del Señor y reco- versales, sino medios que podrían faci- observancia de los tres consejos evan-
firmación, en «Liturgia», 22 (1967), 44-70.- mendados por los Apóstoles, por los litar la perfección cristiana» 6 . Los con- gélicos de la castidad, de la humildad
Bouhot J. B., La confirmation, sacrement de la Padres, doctores y pastores de la Igle- sejos h a n sido de este modo considerados
communion ecclésiale, Chalet 1968.—Bourgeois sia, son u n don divino que la Iglesia y de la pobreza lleva al alma a la per-
H., El futuro de la confirmación, Paulinas, recibió del Señor, y que con su gracia como invitaciones, no como preceptos, fección cristiana más alta, que debe
Madrid 1973 (con bibl.).-Breuning W., El que Cristo dirige al hombre para pedirle interesar en grado sumo a los discípu-
lugar de ¡a confirmación en el bautismo de adultos, se conserva perpetuamente. La autori- el sacrificio de ciertos bienes naturales los de Cristo 21 .
en «Concilium», 22 (1967), 274-290.-Came- dad de la Iglesia, bajo la guía del Espí- (riqueza, familia y libertad), los cuales,
lot Th., El bautismo y la confirmación en ¡a teo- ritu Santo, se preocupó de interpretar aunque legítimos, son en sí mismos Santo Tomás precisa que los conse-
logía contemporánea, Herder, Barcelona 1961.— esos consejos, de regular su práctica y (o pueden ser) u n obstáculo para la jos, incluso los tres consejos evangéli-
Falsini R., La cresima, sigillo dello Spirito Santo.de determinar también las formas es- adquisición de bienes superiores 7 . cos clásicos, no son la santidad, sino
Commento al nuovo rito, Milán 1972.— Fransen tables de vivirlos».
P., Confirmación, en Sacramentum mundi, t. 1, un medio para alcanzarla. El pensa-
Herder, Barcelona 1971, 912-925 (con bibl.) ~ Los Apóstoles vivieron y recomenda- miento del Angélico sobre los consejos
Hamman A., El bautismo y la confirmación, 2. LOS CONSEJOS EN EL EvANGELIO.- ron los consejos evangélicos (cf Flp 2, es ampliamente expuesto en u n límpido
Herder, Barcelona 1970.-La Potterie I. de- 7-8; 2 Cor 8,9; Heb 10,5-7; etc.); fue- capítulo de la obra Contra Gentes22,
Lyonnet S., La vida según el Espíritu, Sigúeme, Jesús ha aconsejado la castidad perpe- ron practicados intensamente desde los donde, partiendo de la consideración de
Salamanca 1967.—Larrabe J. L., Los sacra- tua (Mt 19,10-12), la pobreza (Mt 19, primeros tiempos del cristianismo. Los lo que es la perfección para el hombre,
mentos de la iniciación cristiana, Eset, Vitoria 16-21), la obediencia perfecta (Mt 16, afirma que los consejos h a n sido dados
1969,-Luykx B.-Scheeyven D., La cresima, 2 4 : Le 9 , 2 3 : Mt 1 9 , 2 1 : Mt 2 0 , 2 6 ; Hechos de los Apóstoles describen la po-
dottrina e pastorale, Catania 1963.-Manzanal Le 2 2 , 2 6 : Jn 4,34; 6,38). breza voluntaria de los Heles de Jerusa- por Jesús precisamente para que el
P., Sobre algunos problemas pastorales de la A los protestantes no les gusta el lén (4,34) y mencionan a las cuatro hijas hombre pueda ocuparse más libremente
confirmación, en «Liturgia», 21 (1966), 337- vírgenes, o sea, consagradas a la vir- de Dios. Santo Tomás añade que los
352.-Mostaza Rodríguez A., El ministro de la término de «consejos evangélicos». Es ginidad, del diácono Felipe (21,9) 8 . consejos, además de disposiciones para
confirmación, en «Concilium», 38 (1968), 181- más, algunos no aceptan 2
siquiera la la perfección, son también efecto y signo
190.-Ruffini E., La edad para recibir la confir- palabra «preceptos» . Otros afirman que de ella, en cuanto que quien está ple-
mación, en «Concilium», 38 (1968), 191-198.- Cristo pone ante la conciencia del hom- 3 . LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN LOS
Thurian M., La confirmation, consécration des bre sólo la necesidad del cumplimiento PADRES. —LOS apologistas de los siglos n-
namente entregado a Dios, pospone
laics, París 1957.-Id, La confirmación y la con- de la voluntad de Dios; otros entienden rn, Justino 9 , Atenágoras 1 0 , Minucio Fé- cualquier otra cosa al Señor y limpia
Consejos evangélicos 126 127 Consejos evangélicos
el camino de todo aquello que pudiera Iglesia considera también la amonesta- objeto del voto debe ser posible, es de- cer la voluntad del Padre y para pro-
retrasar su andadura 2 3 . ción de! Apóstol, quien, animando a los cir, en posesión y en plena disponibili- curar la gloria del Padre, así el religioso
fieles a la práctica de la caridad, les dad del que lo hace, y mejor que su en su propia consagración se propone
5. LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS Y LA exhorta a que "sientan en sí lo que se contrario, que puede ser bueno o malo, no tener otro punto de mira que la
IGLESIA.—La Iglesia, aun después de la debe sentir en Cristo Jesús", que "se desde el punto de vista de la moral. voluntad del Padre y la gloria del
época patrística, ha defendido siempre anonadó a sí mismo tomando la forma Esta definición, repetida a lo largo Padre» 3 6 .
los consejos y la práctica de los mismos de esclavo... hecho obediente hasta la de los siglos, es criticada en nuestros No siendo ésta la sede apropiada para
contra cuantos intentaron en todos los muerte" (Flp 2,7-8), y por nosotros días: dejaría la puerta abierta a gran- las discusiones, nos contentamos con
tiempos despreciarla: contra los Valden- "se hizo pobre, siendo rico" (2 Cor 8,9). des dificultades de orden teológico. Dios observar que la nueva definición de
ses 24 , contra Guillermo de S. A m o r e " , Y como siempre habrá discípulos dis- no puede ser destinatario de un don, voto se presta a confusión entre el orden
contra Wicleff26, contra los Protestan- puestos a dar este testimonio e imitación porque, poseyendo plenamente todas ontológico y el orden ético. Si es verdad
tes 2 7 , contra los Jansenistas 2 8 , contra de la caridad y humildad de Cristo, las cosas, no es capaz de adquirir do- que en el plano ontológico el hombre
el Sínodo de Pistoia 29 , contra los posi- se alegra la Madre Iglesia de encontrar minio adventicio, y porque sería inju- y todo lo que existe, comprendidas las
tivistas 30 y contra el americanismo 3 1 . en su seno a muchos, hombres y mu- rioso restituir u n a cosa a quien la ha acciones humanas, en cuanto res,
Y tiene razones de sobra para hacerlo. jeres, que sigan más de cerca el anona- dado. Por eso, la nueva definición de dependen estrictamente de Dios, es
Los siglos de cristianismo desde los damiento del Salvador y lo pongan en voto es: «La promesa hecha a Dios de asimismo verdad que en el plano ético
tiempos apostólicos hasta nuestros días más clara evidencia, aceptando la po- un culto». En orden a la gloria de Dios, existencial reina la libertad. El hombre
han sido todos iluminados por figuras breza con la libertad de los hijos de el hombre es solamente capaz de cum- es absolutamente libre y sus acciones
de almas que han tratado de seguir de Dios y renunciando a su propia volun- plir actos de culto, y solamente los ac- le pertenecen enteramente y las puede
cerca al Señor más allá incluso de sus tad, pues ésos se someten al hombre tos de culto pueden ser objeto de sus ofrecer a quien quiere. Además, en la
preceptos. De este modo es documentada por Dios en materia de perfección, más promesas a Dios 33 . nueva definición, se confunde el fin con
por la realidad la aserción de que los allá de lo que están obligados por el el objeto: haciendo u n voto no se pro-
consejos favorecen la consecución de la precepto, para asemejarse más a Cristo Los votos religiosos, en la nueva teo-
ría, son: «Una promesa hecha a Dios mete un culto, más o menos grande,
santidad. Por este solo motivo, aunque obediente». sino algo que rinde culto a Dios.
no hubiera otro, la Iglesia los considera de un culto mayor». El significado más
justamente como u n tesoro al cual Por eso, el Concilio, en el Presbyte- profundo que el hombre pueda expre-
dedica su atención y su diligente in- rorum ordinis, n. 5, recomienda a los sar con los votos religiosos es la con- 2. DIVISIÓN.—Los votos religiosos se
terés. presbíteros que induzcan a aquellos sagración de sí mismo a Dios, y como dividen en:
que han hecho mayores progresos en tal el voto recibe el significado de sa- a) solemnes y simples: los efectos ju-
En su largo pontificado Pío XII trató el camino de la perfección a seguir los crificio. «Como en el sacrificio la ofrenda rídicos de los unos y de los otros son
muchas veces este t e m a " . Es pre- consejos evangélicos de ia manera que de la víctima está destinada a la con- diversos, en cuanto que los votos so-
cisamente Pío XII el que en la constitu- más convenga a cada uno. sumación del sacrificio mismo y el lemnes hacen nulo todo acto contrario
ción Sedes sapientiae, del 31 de mayo El mismo Concilio, en la Lumen gen- sacrificio está ordenado al culto de a los mismos, mientras que los sim-
de 1956, escribió: «Por un favor gran- tium, n. 44, precisa que el estado que Dios, así en el voto la ofrenda de sí del ples solamente hacen ilícito el acto
dísimo de la providencia divina se ha está constituido por la profesión de los religioso está ordenada a la realización contrario. «De modo que el voto so-
verificado que continuamente a través consejos evangélicos «aunque no per- del voto mismo (consumación sacrifi- lemne de castidad difiere del voto sim-
de los siglos Cristo Redentor ha inspi- tenezca a la estructura jerárquica de la cial) y la realización del voto está or- ple de castidad porque es capaz de
rado, con un lenguaje íntimo y casi Iglesia, pertenece, sin embargo, de u n a denada al culto de Dios» 34 . dirimir el matrimonio contraído antes
místico, esa invitación que ya de viva manera indiscutible, a su vida y a su Los votos religiosos, por tanto, en de la profesión y no Consumado aún,
voz dirigiera a! jovencito que le pre- santidad». una consideración más profunda de su inhabilitando para contraer un matri-
guntaba sobre la vida eterna: "Ven, si- Pablo VI, el 23 de mayo de 1964, en contenido, confieren al religioso u n a monio posterior; el voto solemne de
gúeme" (Mt 19,12) a las almas que él el Discurso a los superiores generales de dignidad y u n a consagración eminen- pobreza difiere del voto simple porque
ama especialmente». las órdenes religiosas, afirmaba que la temente cultual. «Si en la regeneración sustrae a quien hace tal voto el dominio
El Concilio Vaticano II se ha ocupado profesión de los consejos evangélicos bautismal todas las acciones del hom- de todo aquello que posee actualmente
de los consejos evangélicos especial- «se une a la consagración propia del bre, en razón del uso que haga de su y lo hace incapaz de adquirir derecho
mente en la Lumen gentium. Se lee en bautismo y la completa como forma de propia libertad, pueden ser capaces de de propiedad sobre cualquier cosa; por
el n. 4 2 : «La santidad de la Iglesia se consagración especial, puesto que con adquirir el valor de un acto de culto, fin, el voto solemne de obediencia di-
fomenta también de u n a manera es- ella el cristiano se ofrece y se consagra entre éstas, algunas incluirán u n con- fiere del voto simple de obediencia
pecial en los múltiples consejos que el totalmente a Dios, haciendo de toda su tenido latréutico mayor y otras menor: porque vuelve anulable por parte del
Señor propone en el Evangelio para que vida un servicio exclusivo de él». lo sabemos por la respuesta de Jesús al superior religioso cualquier promesa o
los observen sus discípulos, entre los joven que le preguntaba qué debía ha- empeño que el religioso hubiese hecho,
que descuella el precioso don de la cer para conseguir la vida eterna: para tanto en relación a Dios como en rela-
gracia divina, que el Padre da a algu- II. Votos religiosos la salvación es suficiente el culto de ción a los hombres» 3 7 ;
nos (cf Mt 1 9 , 1 1 ; 1 Cor 7,7) de entre- 1. DEFINICIONES.— El voto en general Dios prescrito por la Ley; para la per-
garse más fácilmente sólo a Dios en la tí) perpetuos y temporales, según sean
es definido comúnmente: «Una prome- fección evangélica se requiere el culto emitidos para toda la vida o bien sola-
virginidad o en el celibato sin dividir sa hecha a Dios de u n bien posible y de Dios aconsejado en la observancia
con otro su corazón (cf 1 Cor 7,32-34). mente por cierto tiempo:
mejor que su contrario». Es un acto de la obediencia, de la pobreza y de la
Esta perfecta continencia por el reino castidad» 35 . c) públicos y privados: los primeros
que inviste al hombre en su realidad se hacen en un instituto religioso apro-
de los cielos siempre ha sido conside- histórica, existencial, lo hace dirigirse
rada por la Iglesia en grandísima estima, La perfección evangélica consistirá bado por la Iglesia; los segundos pue-
a Dios y lo empeña con Dios en su en u n a consagración capaz de expresar de emitirlos cualquier persona por
como señal y estímulo de la caridad y querer y en su obrar. Solamente a Dios
como un manantial extraordinario de el culto de Dios de la manera más su- devoción privada.
puede dirigirse esta promesa, porque blime consentida a las posibilidades Los votos religiosos solemnes son
espiritual fecundidad en el mundo. La encierra en sí u n acto latréutico. El humanas. «Como Cristo vino para ha- siempre públicos y perpetuos, puesto
Consejos evangélicos 128 129 Consejos evangélicos

que mediante ellos el religioso se con- licos, que comporta necesariamente una cuando la voluntad está ligada por el diente hasta la muerte, y muerte de
sagra a Dios absoluta e irrevocable- mayor conformidad de su vida a la voto, está anclada al bien de modo cruz (cf Flp 2,6-8). El Concilio quiere
mente. de Cristo, no podrán dejar de ser testi- firme y constante; que tengan todos bien claro el con-
monios vivos de la fe en la vida eterna cepto de que la profesión de los con-
y en los valores preeminentes del espí- b) el voto empeña a todo el hombre en sejos evangélicos, comprendido el de
3. HISTORIA DE LOS VOTOS RELIGIO-
ritu, y en la Iglesia, que sin los religiosos el acto.—Hacer u n acto en favor de al- obediencia, «aunque lleva consigo la
SOS.—La Iglesia intervino desde el prin-
no respondería plenamente al deseo de guno quiere decir prometerle la acción; renuncia de bienes que indudablemente
cipio para dirigir el movimiento religioso
su Esposo, ni los hombres llenos de es- prometer hacer ese acto significa darle, se h a n de tener en mucho, sin em-
de perfección de los cristianos impelidos
peranza la mirarían como señal en- además del acto, también el empeño, bargo, no es u n impedimento para
por las palabras y por el ejemplo de
tre las naciones, que con el ejemplo o sea, darle alguna cosa íntimamente el desarrollo de la persona humana,
Jesús hacia la vida consagrada por los
votos. Distinguió inmediatamente a y con las palabras dan mayor resalte c) el voto da al acto el valor y el mé- sino que, por su misma naturaleza,
aquellos que se obligaban solamente en al esplendor del Evangelio 38 . El mismo rito de la «religión», o sea, hace que el la favorece grandemente. Porque los
privado a la observancia de los conse- Pío XII afirmó que los estados de per- acto se vuelva u n homenaje explícito consejos evangélicos, aceptados volun-
jos evangélicos de aquellos que los fección son «otras tantas fuentes per- a Dios, elevando así grandemente la tariamente según la vocación perso-
profesaban públicamente. Así, con los manentes y fecundas de intensa vida dignidad de ese acto. nal de cada uno, contribuyen no poco
cenobitas, los monjes, los canónigos interior, de principios de espiritualidad a la purificación del corazón y a la
La vida religiosa, insertándose direc-
regulares y las órdenes mendicantes los perseverante, de escuelas de renuncia libertad del espíritu, excitan continua-
tamente en la finalidad vocacional de
efectos jurídicos de los votos habían ido a lo que el mundo ama, para servir mente el fervor de la caridad y, sobre
la Iglesia a la santidad, por su misma
tomando cada vez mayor consistencia. solamente a Dios y a las almas» 3 *. todo, como se demuestra con el ejem-
naturaleza será siempre u n a vida apos-
Se había vuelto doctrina común que tólica, a u n cuando u n a determinada plo de tantos santos fundadores, son
Pablo VI, en su alocución a los su- capaces de asemejar más la vida del
solamente el voto solemne podría ser forma de vida religiosa organizada se
periores generales de las órdenes y con- hombre cristiano con la vida virginal
considerado voto religioso; solamente el dedique directamente a la contempla-
gregaciones religiosas, del 31 de mayo y pobre que para sí escogió Cristo
voto solemne era capaz de introducir ción. En la vida religiosa, la Iglesia, que
de 1964, afirmaba que «la Iglesia ob- nuestro Señor y abrazó su Madre la
en el estado religioso canónico. Quien se hace pobre, obediente y casta, podrá
tiene del religioso florecer de la vida Virgen» 44 . Los religiosos, en virtud del
emitía los votos solemnes perdía tam- ofrecer al mundo el testimonio apolo-
gran parte de su vitalidad, de su celo voto de obediencia, se ponen a dispo-
bién el dominio radical de sus propios gético de u n a jerarquía de valores,
apostólico, de su anhelo hacia la san- sición de la Iglesia, que adquiere sobre
bienes e incluso la capacidad de poseer, constituidos por Dios, que ha creado
tidad»; y que hoy, como nunca, la ellos u n a potestad nueva, dominatíva,
hacía nulo el matrimonio atentado todas las cosas para gloria suya, capaz
Iglesia necesita el testimonio público y mediante la cual puede disponer de
contra el voto de castidad, se obligaba de empeñar a los hombres en rendirle,
social que ofrece la vida religiosa. En ellos para e¡ servicio de todo el pueblo
al coro y a la clausura papal. Por eso del mejor de los modos, el cuito que
efecto, cuanto m á s se exige que los de Dios. La Iglesia ejerce su autoridad
las sociedades religiosas en sentido le es debido, preludio de la gloria que
laicos cumplan su deber de vivir la vida sobre los religiosos por medio de los
propio eran solamente las órdenes, los elegidos le darán en la visión beatí-
cristiana y de propagarla en el mun- superiores, los cuales deben ejercitar
porque sólo en ellas se emitían los vo- fica. En este sentido, la vida religiosa
do, tanto más se debe exigir que brillen la autoridad con espíritu de servicio
tos religiosos. asume el aspecto escatológico propio
los ejemplos de aquellos que h a n re- hacia los hermanos, de modo que ex-
nunciado realmente al mundo y así se de la Iglesia. En razón de este aspecto
Fueron los jesuítas, desde el siglo xvi presen la caridad con que Dios los
demuestra la evidencia de que el reino escatológico de la vida religiosa, el
en adelante, los que sostuvieron que ama, y gobernar a los subditos como
uno, a u n teniendo el dominio radical de Cristo no es de este m u n d o 4 0 . Concilio Vaticano II declara que la pro-
hijos de Dios y con respeto de la per-
fesión de los consejos evangélicos «apa-
de sus propios bienes y la capacidad Por eso -recalca el Concilio Vatica- sona humana, haciendo de manera
rece como u n distintivo que puede y
de poseer, pero comprometiéndose a no no II—, «no olviden los presbíteros que debe atraer eficazmente a todos los que su sujeción sea voluntaria 4 5 .
usar de los bienes temporales y a no todos los religiosos, hombres y mujeres, miembros de la Iglesia a cumplir sin
administrarlos libremente; prometiendo por ser la porción selecta en la casa del El voto de pobreza impone que se
desfallecimiento los deberes de la vo-
castidad perfecta, aun no naciendo in- Señor, merecen u n cuidado especial tenga solamente el uso de las cosas
cación cristiana» 42 . En efecto, «al no
válido el matrimonio contraído con para su progreso espiritual en bien de necesarias para la vida. No se contra-
tener el Pueblo de Dios u n a ciudada-
grave pecado contra el voto; prome- toda la Iglesia» 41 . nía permanente en este mundo, sino pone al derecho natural de propiedad,
tiendo obediencia, a u n sin tener coro sino que lo supera; no disminuye la
que busca la futura, el estado religioso
y clausura, podía llamarse religioso en 5. DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE LOS personalidad del hombre, sino que la
que deja más libres a sus seguidores
sentido auténtico, porque practicaba VOTOS RELIGIOSOS.—Los escolásticos ya enriquece, haciéndola libre. La pobreza
frente a los cuidados terrenos, manifies-
los consejos evangélicos. Si sus votos enseñaban que con la profesión de los es u n a consecuencia lógica de la obe-
ta mejor a todos los presentes los bie-
eran recibidos, además, en nombre de consejos evangélicos el cristiano se diencia: no hay persona más pobre que
nes celestiales —presentes incluso en
la Iglesia por los superiores de u n a so- ofrece y se consagra totalmente a Dios, quien no tiene siquiera la propia liber-
esta vida— y, sobre todo, da un testi-
ciedad religiosa aprobada, debía lla- haciendo de toda su vida u n servicio tad; ni puede ser pobre quien lleva
monio de la vida nueva y eterna con-
marse religioso en sentido verdadero y exclusivo del mismo. consigo la-bolsa de su propia voluntad.
seguida por la redención de Cristo y
auténtico. El principio, que teológica- La doctrina tomista es muy rica «Por lo que concierne a la vida religiosa,
preanuncia la resurrección futura y la
mente es inatacable, después de no acerca del mayor valor del bien, cuan- no basta con someterse a los superiores
gloria del reino celestial» 43 .
pocas controversias, fue aceptado y do se hace tras el voto, respecto a la en el uso de los bienes, sino que es me-
practicado ampliamente por las con- obra buena cumplida sin él. El pensa- nester que los religiosos sean pobres en
gregaciones con votos simples de los miento de santo Tomás puede resu- la realidad y en el espíritu, teniendo sus
siglos xvm-xx. 6. CONTENIDO DE LOS VOTOS RELIGIO-
mirse del siguiente modo: SOS.— El voto de obediencia consiste en tesoros en el cielo» 46 . Sigue diciendo el
a) El mérito depende de ¡a bondad de someter definitivamente la propia vo- decreto Perfectae caritatis en el n. 1 3 :
la voluntad que cumple la acción.— Tal luntad a la de los superiores, a ejemplo «Cada cual en su oficio considérese so-
4. NECESIDAD DEL ESTADO RELIGIOSO.-
de Jesús que, habiendo venido al mundo metido a la ley común del trabajo, y
Los religiosos, en virtud de su obliga- bondad depende a su vez de la firmeza
para dar gloria al Padre, se hizo obe- mientras se procura de este modo las
ción de observar los consejos evangé- de la adhesión de la voluntad al bien;

5
Consejos evangélicos 130 131 Contracepción
cosas necesarias para el sustento y las vo que no se tenga la intención de al- estímulo de parte de quien tiene la Disciplina 2religiosa e aggiorntimento conciliar
obras, deseche toda solicitud exagerada canzar u n a suma tal que no se pueda potestad dominativa sobre la voluntad Roma 1967 . 120.-('«) ib. 121. (")/b.-("")
y abandónese a la Providencia del Pa- tener sin el debido permiso. de quien emite el voto; con la dispen- lb.-{") A. Boni. í religiosi nella dottrina
dre, que está en los cielos». El voto de castidad obliga al profeso. sa, o con la conmutación, que es una del Concilio Vaticano 11, Roma 1966. 2U.-(")
en fuerza de la virtud de la religión, dispensa parcial. Cf Pío XII, Aloe. Haud mediocri, (1 1 feb.
El voto de castidad implica la renun- 1958). AAS, 50 (1958). 154.-C») Dis-
cia al matrimonio. No se contrapone al a evitar todos los pecados, incluso pu- Los votos religiosos, en cambio, pue- corso ai dirigenti e zelatori delta pía opera
derecho humano de formar una fa- ramente internos, contra el sexto y den cesar solamente mediante la dis- di S. Dorotea nel l centenario delta pia istituzione,
milia, sino que lo supera; no disminu- nono mandamientos y a renunciar pensa. La potestad de la Iglesia de dis- en Dlscorsi e radiomessagi, 3, 307.—(40) Aloe.
ye la personalidad del hombre, sino que asimismo a aquellas cosas que en un pensar de los votos es solamente vica- Magno gaudio (23 mayo 1964), AAS, 56
la sublima, desvinculándola de las exi- legítimo matrimonio serian lícitas. No ria. En efecto, no es la Iglesia la que (1964), 565.-( 41 ) Decr. PO 6.-(«) Const.
gencias transitorias del amor a las hay diferencia entre el voto y la virtud LG 44.-(«) » . - ( " ) 4Ib, 46.-( 4 ') Cf Decr.
acepta los votos, sino Dios; y es él el PC 14.-(") ib, 13.-I ') A. Boni. Disciplina
criaturas, mujer e hijos. El Perfectae de la castidad, de modo que la malicia legítimo legislador. Por eso, toda dis- religiosa..., 159.-(•>») Cf B. Háring. La leg
caritatis, en el n. 12, afirma: «La casti- del sacrilegio es mortal en todos esos pensa de los votos sin justa causa es de Cristo, Herder, Barcelona 1973.-C") Ib.
dad "por el reino de los cielos" (Mt 19. actos en que la malicia de la libido ilícita e inválida. Esto sirve también para
12). que profesan los religiosos, debe constituye pecado mortal; es venial la licencia obtenida del Papa. Causas
ser estimada como singular don de la cuando la antedicha malicia es leve. justas para la dispensa de los votos re- BIBL. : Carpentier R., Vida y estados de per-
gracia. Ella libera de modo especial el Sin embargo, el pecado es doble si esas ligiosos son: la salvación eterna, la fección. Sal Terrae. Santander 1961.-Pablo VI.
corazón del hombre (cf 1 Cor 7,32-35) cosas que forman objeto de la virtud imprudencia al hacer el voto, el bien Ai superiori generali degli ordini religiosi, Roma
para que se inflame más en el amor a son también objeto del voto de castidad, de la Iglesia. Puede suceder que quien 1964.-Pío XII, Conoscere. amare e vivere la vita
mientras que el pecado es uno solo si contemplativa. Roma 1958.-Id, Sacra virgini-
Dios y a todos los hombres, y es, por pide la dispensa no tenga por su parte ías.-Rahner K.. Sobre la teología de la abnega-
lo mismo, signo peculiar de los bienes se peca en u n a materia prohibida sola- ningún motivo plausible; no obstante, ción, en Escritos de Teología, t. 3, Taurus, Ma-
celestiales y medio aptísimo para que mente por el voto. la Iglesia tiene motivos suficientes para drid 1961, 61-71.-Id. Pasión y ascesis, ib, 73-
los religiosos se dediquen con alegría El voto de obediencia obliga a some- concederla, porque está en juego el 101.-Id, Marginales sobre la pobreza y ¡a
al servicio divino y a las obras de apos- bien común y la orden religiosa en obediencia. Taurus, Madrid 1966.-Ranquet
terse al superior competente en todas I- G., Consagración bautismal y consagración
tolado. Evocan así ellos ante todos los aquellas cosas que son conformes a la cuestión. Es el caso en que el intere-
cristianos aquel maravilloso connubio religiosa. Mensajero, Bilbao 1968.-Roldan A..
regla y a las constituciones, en fuerza sado, perdido por completo el fervor Las crisis de la vida en religión, Razón y Fe.
instituido por Dios y que habrá de te- de la virtud de la obediencia. Objeto del de antaño, vive en un estado de con- Madrid 1967.-Schillebeeckx E., La misión de
ner en el siglo futuro su plena mani- voto de obediencia es la ejecución ex- tinuo descontento, causando discor- la Iglesia, Sigúeme, Salamanca 1971.
festación, por el que la Iglesia tiene a terna del mandato del superior. Por eso dias e impaciencias o suscitando escán-
Cristo como único esposo». la gravedad del pecado de desobedien- dalo dentro y fuera del claustro 4 9 .
La inmolación que entraña el voto cia se alcanza sólo cuando es externa Naturalmente, el superior, antes de
de castidad no es de fácil realización, y contra u n verdadero mandato del conceder la dispensa, deberá hacer todo CO NTRACEPCION
pero tampoco es imposible. El religioso superior. No es, por tanto, pecado lo posible para recuperar al religioso.
la acepta a invitación de Cristo, que grave negarse a obedecer a un simple
consejo. Si se trata de mandato o de L. Babbini Hemos creído oportuno tratar el tema
ha reconducido la naturaleza del hom- de la contracepción por separado por
bre a los caminos de la sumisión a consejo puede presumirse de las pala-
bras usadas por el superior, por el modo la gran importancia que ha tomado en
Dios. Es un gran sacrificio que no se NüUís.—(') G. del Santíssimo Crocifisso, Con- la discusión moral. Pero es completa-
podrá hacer más que en Cristo y en de manifestar su voluntad o por otras sigli evangelici, EC, 4, col 413.~(J) Cf F. Puzo, mente necesario que el lector inserte
virtud de u n a comunión y participación circunstancias. Consiqlí evangelici. en Enciclopedia della Bibbia.la2. exposición que haremos aquí en el
en su gracia, hasta compenetrarse con Turín-Leumann 1969, col 510.-(3) íb.-(4) íb.-
Algunos sostienen que la violación {•>) Ib, cola 511.-(') ib, col 511-512.-(') ib, cuadro más amplio de la moral sexual
su voluntad de procurar la gloria del grave de los votos religiosos, y de cada col 511.—( ) Cf Eusebio, Historia ecclesias- y matrimonial, que encontrará tratada
Padre. uno de ellos, «comporta la responsabi- tica, 3,31: PG 20, 279.-(«) Cf Apología. en las voces relativas a la sexualidad
lidad grave de sacrilegio» 47 . Se trata 1.14-15: PG 6, 348-349.-( 10 ) Legatio pro y al matrimonio.
7. OBLIGATORIEDAD DE LOS VOTOS RE- de una nueva teoría, que habría que chrístianis: PG 6, 966, 33.-(") Cf Octavius:
PL 3, 335-338, 351-352, 36.-(12) Cf G. del Damos por seguro el derecho-deber
LIGIOSOS.—El voto religioso, tanto so- sostener con argumentos válidos. Hasta de regular los nacimientos: en la doc-
ahora se enseñaba comúnmente que Santíssimo Crocifisso, o. c. col 14 414.—(") De
lemne como simple, obliga gravemente habitu virginum: PL 4. 428.—( ) De. sancta trina cristiana es u n a afirmación que
en materia grave y levemente en ma- comportaba pecado de sacrilegio sola- virginitate: PL 40, 379-428.-(") De vera vir- ya Pío XII había hecho suya y que
mente la violación del voto de castidad, 16
teria leve. Esta es doctrina común. ainitatís integrltate: PG 30. 781-784.-( 17
) Con- encontró u n consentimiento altísimo
Al violar el voto de pobreza, ordina- porque, mediante el mismo, la persona tra Jovinianum: PL 23. 226-248.-( ) De. vir- en la doctrina de la paternidad respon-
riamente el religioso peca sólo contra se vuelve sagrada. ginibus: PL 16.18 198-244, y De virginitate: PL sable formulada por el Concilio Vati-
16, 279-316.-( ) Cf Ireneo, Adversus baereses.
la virtud de la religión; pero a veces 1,28: PG 7, 690-691.-(•») Cf Opera omnia. cano II. Como cualquier obra grande
puede pecar también contra la justicia. 8. CESACIÓN DE LOS VOTOS RELIGIO- Ad claras21aquas 1895, 4, 563, 5.-(20) Cf ib, del hombre, también el niño debe na-
si la violación del voto no implica sola- SOS.—La obligación de los votos puede 584,
¿s
3:-( ) Cf id. 7, 253, 8.-(") L. 3, 130.- cer de su inteligencia: es un «concepto»
mente el uso no autorizado de las cosas, cesar por el cambio de circunstancias, ( ) Ci U. Rocco, Universate vocazione alta santi- (es decir, concebido) amado, que toma
sino también un daño a la casa reli- que hacen moralmente imposible su tá, en La costituzione dogmática sulla Chiesa, gradualmente forma en el pensamiento,
giosa o a una tercera persona. En los cumplimiento o le quitan a la promesa Turín-Leumann 19674, 841.-(") Cf Denz. en el deseo, en la voluntad y, final-
624, 680.-(") ib. 458 ss.-(«) Ib, 600 ss;
pecados contra la pobreza que ofenden el carácter de bien mejor. Si el cumpli- 624, 680.-(") Cf el Concilio de Trento, ses. mente, «en la plenitud de los tiempos»,
la virtud de la religión y de la justicia, miento de un voto sirviese evidente- 24, De reform. raatrím., can 10.— ls
( ) Cf Denz. cuando se verifican las condiciones per-
2 1 M
las culpas individuales se unen y for- mente de obstáculo para la perfección, 131 Oxx.-i31 - ) ib, 1580-1590.-( ) Ib. 1692, sonales y sociales más adecuadas para
m a n materia grave; en cambio, en los se haría incluso ilícito 48 . Los votos pue- 1752ss.-( ) ib. 1973.-(") Cf R. Carpentier, la procreación, «se hace carne». Los
pecados contra la virtud de la religión den disolverse también por interven- La vie religieuse. Documents pontificaux du régneproblemas comienzan a partir de esta
únicamente, las culpas no se unen, sal- ción de la legítima autoridad: con el de. Pie XJ!. París 1959.-( 33 ) Cf A. Boni, premisa.
Contracepción 132 133 Contracepción

I. El problema de los métodos la misma degeneración de los óvulos raídamente por algunos, haya venido el abrirse camino entre ellas, si bien
ya biológicamente en programa; es adquiriendo u n crédito cada vez más fatigoso e incierto, aquella compren-
Ante todo, existe el problema, rela- más, que (pero ¿qué decir de la funda- vasto y se haya convertido en la opi- sión nueva y global de la sexualidad
tivamente modesto, de la legitimidad o mentación científica de este relieve ?) se nión preferente de los moralistas in- y de sus significados, que hoy nos pa-
no legitimidad de los diversos métodos introducía un arreglo biológico incluso cluso católicos; quedando siempre li- rece casi obvia. Aquellas páginas, por
de control de la natalidad (no nos ocu- mejor en cuanto de esta manera se bres, se entiende, los límites impuestos su avance entre mil obstáculos y suce-
pamos aquí del aborto): de las técnicas conservaba para el momento de la fe- por la ciencia médica y psicológica a sivas revisiones parciales, pueden ex-
contraceptivas, con más propiedad. cundación toda la serie ovular. Consi- tal tratamiento. citar a la risa a ciertos cultores de las
Para conocer al respecto la posición de deraciones éticas, como se ve, más bien Pero mientras tanto el tema se había ciencias antropológicas; pero al me-
la moral cristiana conviene remitirse a «inmovilistas»: en cualquier caso, tales alargado mucho y había comprendido nos en el campo católico su importan-
la discusión que se ha provocado, entre como para dejar abierto el problema y todo el problema de la contracepción sin cia fue grandísima, así como también
los moralistas, en los últimos quince estimular, en fuerza de su mismo límite, distinciones entre los diversos métodos: fue determinante el peso de este de-
años, y que ha visto invertirse las po- un tratamiento más «metafísico». y también aquí se vino delineando una bate, aunque limitado, sobre la licitud
siciones defendidas anteriormente 1 . orientación positiva, opuesta a la tra- de los medios contraceptivos para hacer
Pues bien, precisamente a este nivel evolucionar bastante rápidamente nues-
dicionalmente ofrecida y que siempre
El primer paso hacia una renovación y sobre esta pregunta vino gestándose tra mentalidad moral y hacernos en-
había sido condenada.
fue dado por las investigaciones morales el problema: es decir, si se debe asegu- tender y aceptar las conquistas más
relativas a la contracepción hormonal: rar u n a coincidencia completa entre Una primera línea crítica en lo to-
cante a la posición tradicional se en- ricas de sentido de la nueva cultura
como a menudo se dijo entre los mora- orden ético natural y el acontecimiento sexual.
listas, la «pildora». Aquí precisamente biológico espontáneo. En efecto, sola- cargó de mostrar la extrema fragilidad
fueron determinantes los nuevos inte- mente la respuesta negativa nos pa- del argumento racional, traído en su A estas anotaciones especulativas se
rrogantes, que venían proponiéndose a rece legítima, y en este sentido empezó ayuda partiendo de la necesaria orien- añadió una serie de estudios tendentes
partir de u n a renovada concepción del a enderezarse el debate. Los interrogan- tación de todos los actos conyugales a a ilustrar la posición cristiana sobre el
llamado «orden natural». ¿Qué límites tes, por otra parte, eran apremiantes. la procreación; y de esta manera se tema. En cuanto al pensamiento bíblico
impone la «naturaleza» al poder de in- ¿Qué es lo que propiamente quiere el llegó a la distinción entre la fecundidad y patrístico, apareció mucho menos ca-
tervenir del hombre en la función pro- orden ético natural: que la mujer ovule del acto y la del matrimonio, concluyen- tegórico de lo que antes se consideraba;
creadora ? (por así decir, en vacío, al menos en la do que no el acto singular, sino el ejer- y al ojo atento del historiador, la tradi-
inmensa mayoría de los casos) cada cicio de la sexualidad en conjunto ción sucesiva, aun contraria a las in-
Era fácil deducir la respuesta a tra- lleva consigo ese intrínseco llamamiento tervenciones anticonceptivas, no se
vés del orden biológico, en el sentido veintiocho días aproximadamente, o que
ovule cuanto sea necesario y suficiente a la fecundidad (y a u n a fecundidad presentó, sin embargo, como irrever-
de presentar las manifestaciones norma- digna del hombre, por ende no irrazo- sible : o porque se la vio a veces basada
les, así como éticamente normativas: para realizar la magnánima y prudente
fecundidad que Dios ha asignado a su nable), que no puede eludirse a lo largo sobre razones inaceptables, o porque,
en tal sentido comenzaron juzgándose de toda la vida conyugal. En cuanto al más en general, emergió como si de-
lícitas tanto la suspensión de las ovu- matrimonio? Más aún: si el día de ma-
ñ a n a la mujer llegase (por u n a hipótesis acto singular, se dijo, debe de todos pendiese de concepciones sexuales, per-
laciones paracíclicas como la recon- modos responder a las exigencias de tenecientes a particulares culturas y to-
ducción de cada ciclo a u n a duración no tan impensable, capaz de todas ma-
neras de dar luz al asunto) a desencade- expresión del amor conyugal, del que madas también por el cristianismo, pero
constante (o incluso al tope de los vein- la sexualidad es precisamente el lugar que originalmente no eran cristianas.
tiocho días), o la provocada anovula- nar el proceso ovulatorio con un acto de
voluntad, solamente aquellas veces que principal de encarnación y de creci- Quedaban las declaraciones del magis-
toriedad de los ciclos puerperales y miento. Pero, si en u n primer tiempo terio, sobre todo de Pío XI y Pío XII,
preclimatéricos: los tres casos, en quisiera cumplir con su deber procrea-
dor, tal «voluntarización» de la ovula- pareció que se podía recuperar por este y ahora de Pablo VI; pero se trató de
efecto (y nótese que los moralistas ha- camino ese deber de entereza física colocarlas en su contexto histórico,
blaban de ellos ignorando las dificulta- ción ¿se podría seguir llamando in-
natural? ¿Es, pues, innatural obtenerla de la relación que la finalidad procrea- demostrando que también ellas eran
des prácticas o imposibilidad de poner- dora ya no parecía postular (la cópula, tributarias de una superable concep-
los en práctica: pero el problema era con oportunos auxilios médicos, como
está permitido hacer con el objeto de se sostenía, debe ser íntegra para ser tualización de la sexualidad, o que fun-
teóricamente interesante), puesto que totalmente integrativa entre los cón- damentalmente respondían a la urgen-
no se quería sino reproducir, artificial- gobernar racionalmente otras funcio-
nes físicas, como la digestión, el sue- yuges), no se tardó mucho en poner cia pastoral de erigir un providencial
mente, el cuadro biológico considerado de manifiesto también la debilidad de baluarte en defensa de los valores pro-
regular, se estimaban respetuosos de ño, etc.? En una palabra: adecuar la
genitalidad femenina (que una provi- este argumento: ¿en qué sentido es fundos de la vida conyugal, que de
las exigencias éticas de la naturaleza. absolutamente necesaria la integridad otra manera se hallaban en grave pe-
En realidad, tal planteamiento pareció dencial alternancia de tiempos fecun-
dos y estériles ya presenta como no in- lísica y biológica del coito para u n a ligro 2 .
mucho menos concluyente de cuanto, adecuada expresión del amor conyu-
a primera vista, se pudiera pensar: resul- adecuada para esto) a su cometido de
fecundidad responsable. ¿ es un desorden gal? ¿Es éste un deseo legítimo, harto
taba más bien aventurado el querer comprensible, o es u n límite moral in-
trazar un esquema biológico preciso, desde el punto de vista moral, o no es, II. Para una visión ética más amplia
en cambio, ordenar la función repro- superable ? ¿ No se tendría, con la afir-
en u n campo biológicamente tan múl- mación de semejante urgencia ética, Aquí es donde debe ampliarse el tra-
tiple y «desordenado» como éste. De ductiva a su fin propio? Tal plantea-
miento trata de librarse de la esquema- una nueva intrusión en la moral sexual tamiento de la contracepción, convir-
todos modos, ese planteamiento no del «fixismo» ya rechazado? tiéndose de problema de técnicas en
bastó para terminar el argumento sobre tización física, y las exigencias perso-
nales se ponen por encima de las de problema antropológico y social mucho
los usos lícitos de la pildora: no se más amplio.
la integridad de un mecanismo bioló- Releyendo hoy, a la distancia de al-
tardó, en efecto, en observar que. su-
gico. Se comprende que la opinión que gunos años, aquellos escritos «innova- Ante todo nos encontramos con la
ministrándola para inhibir la ovulación
afirma, en determinadas condiciones, dores», lo más válido que parece en- escala de valores que los cónyuges de-
en el contexto de u n control de la fe-
el legítimo empleo contraceptivo de los contrarse no está en la fuerza y en la ben tener en cuenta: que tiendan cons-
cundidad motivado, se reproducía pre-
estroprogestativos. antes sostenida tí- variedad de cada u n a de las argumen- tantemente a aquella comunidad de
cisamente, aunque fuera artificialmente,
taciones particulares, sino más bien en amor en que consiste estructuralmente
Contraoapclón 134 135 Contpacepción
el matrimonio, hiielcndo di- los mismos con objeto de promover su crecimiento de informar a sus ciudadanos de los
míos conyugales un signo maduro que análisis de la legitimidad o no legiti-
personal en u n devenir de la sociedad términos sociales y demográficos de su
la exprese; y que sr comprometan a midad de cada u n a de las técnicas
más ordenado; por consiguiente, para decisión procreadora; ¿puede ir más
practicar aquella responsable fecundi- u n a adecuada regulación de los naci- contraceptivas. Resuelto el problema
dad (no solo de la sangrel a la que, fundamental (tener o no tener un hijo), adelante, adoptando incluso medidas
mientos es más innatural inclinarse al
como a su coronamiento, tiende su el de la adopción de u n a técnica más oportunas? La cuestión es extremada-
determinismo de los procesos biológi-
unión, poniendo lealmente a su servicio cos, que no embridarlos y dominarlos bien que otra para los tiempos de le- mente seria 5 , pues por u n lado existe
el ejercicio de lu sexualidad. Entonces responsablemente con vistas a ese fin. gítima espera es secundario y relativo. el peligro de u n a acción que, por ser
resulta claro que el acto conyugal, si Esto significa que la «naturaleza» del Los criterios de bondad del acto con- únicamente aclaradora, termine por
bien desvinculado del principio norma- hombre estriba en su capacidad de darse yugal son, pues, más grandes que el volverse abstracta e ineficaz; y. por el
tivo de la integridad biológica, no por a sí mismo su propia determinación, del respeto de su estructura física y otro, el riesgo más grave todavía de
ello es privado de una intrínseca posi- enrolando también el cuerpo en este fisiológica. Un acto conyugal frustrado programas casi coactivos de contra-
bilidad de normativa, que ahora im- laborioso proceso; de suerte que el en sus esenciales componentes de inte- cepción, que se opondrían a la digni-
pone que se mida su significado moral hombre no puede encontrar nada de gración afectiva y espiritual no es me- dad y libertad fundamental de las per-
según se verifiquen en él y en el ma- absoluto en las estructuras físicas y nos culpable que un acto frustrado de sonas. Pero está claro que, aun bajo
trimonio esos valores (de auténtico biológicas en cuanto tales, sino sola- fecundidad: en todo caso es culpable, este aspecto, nos estamos encaminando
amor y de fecundidad responsable) en mente u n a «posibilidad que asumir» aun cuando resulte íntegro desde el hacia u n nuevo modelo de familia, que
función de los cuales la norma de la dentro del deber que tiene de crecer punto de vista de su especificidad ma- probablemente dará u n a importan-
perfección biológica era sólo relativa: hacia su perfección, es decir, la plena terial. Así, se debe considerar culpable cia mucho más decisiva a los cometidos
y nos encontramos también con que actuación de su libertad. Lo cual vale también un acto que fuera irresponsa- y a las experiencias de otras fecundi-
las técnicas contraceptivas no son por también pura nuestro problema: la ble e imprudentemente fecundo, lo mis- dades que a los de la procreación
ello mismo lícitas, sino que exigen que fisicidad genital del hombre no es una mo que aquel que se haya hecho estéril natural. Es sintomática, al respecto, la
cada vez se las inserte en un contexto necesidad a la que hay que someterse egoístamente. El acto conyugal debe percepción moral que se advierte en las
ético individual (de espontaneidad ex- fatalmente y, por ende, inhumanamen- ser ante todo u n gesto de amor, y de preguntas hechas a los cónyuges: si
presiva, de respeto personal, de dominio te; por el contrario, ordenar y gober- un amor que oriente a los cónyuges a hace u n o o dos decenios el interrogante
del instinto, de inocuidad y elegancia, nar sus funciones, para que sirvan a superar su dualidad; lo que represen- más repetido era el que se refería a la
etcétera): con la advertencia de que la un bien más grande de la persona y de la. como ya hemos dicho, un principio legitimidad de las técnicas («¿qué me-
capacidad de cada u n a de ellas de la comunidad, puede ser u n acto de perfectivo de grande empeño. Después dio podemos usar para no tener otros
responder a estas exigencias no puede humanización de la naturaleza 3 . debe expresar junto con toda la vida hijos?»), ahora vierte siempre con ma-
ser juzgada en abstracto y es más bien sexual y conyugal, el servicio de fecun- yor claridad sobre las exigencias de la
competencia de los cónyuges que de En este planteamiento es evidente
didad, generosa y prudente al mismo propia programación global de fecun-
los moralistas, o bien - q u e es lo mis- que el problema moral más grave acer-
ca de la fecundidad conyugal no es el tiempo, no sólo física, sino también es- didad («¿tenemos que tener otro hijo
mo— es más objeto de una reflexión ahora, o es mejor esperar?»), y ya se
antropológica mucho más particulari- que concierne a la elección de una u piritual, que ambos están llamados a
otra técnica de regulación de los naci- realizar. Por fin, debe realizarse de la dirige a incluir en el mismo la preocu-
zada (que habrá que pedir al psicólogo,
al sociólogo, al filósofo) que no de un mientos, sino el que se refiere al de- manera más respetuosa posible con su pación ética de las otras dimensiones
tratamiento teológico en cuanto tal. signio de fecundidad a realizar en el estructura física y biológica; también fecundas de la familia («¿un hijo nues-
curso del matrimonio. En otros términos, esta norma («respetar el rito físico del tro, o u n hijo adoptado, una actividad
Se trata, u n a vez más, de tener u n a la interrogación más inquietante para la amor») tiene su importancia, pero es social, un servicio misionero... ?»). Y así,
visión menos inmovilista de la natura- conciencia de los cónyuges no es pre- secundaria respecto a l a s dos primeras; también la vocación social de la sexua-
leza humana, que tenga cuenta de su guntarse si pueden o no pueden «usar y su transgresión es, en la práctica, lidad está saliendo gradualmente a flote:
mutación histórica bajo el impulso de la pildora», u otros recursos anticon- poco importante, cuando se persiguen está volviendo a bosquejar el rostro, a
intuiciones siempre nuevas que poco a ceptivos , sino si deben tener o no tener asidua y sinceramente los dos primeros remodelar sus dinamismos y a redes-
poco iluminan sus diversos y comple- otro hijo. Esta es la decisión más grave valores". cubrir sus gestos y sentimientos. Nos
mentarios aspectos: ¿qué es lo que re- que h a n de adoptar y sobre ella se basa Hemos hablado de fecundidad, no encontramos, pues, mucho más allá del
presenta precisamente para nosotros la su conciencia y de su tenor depende el sólo la de la sangre, sino también la problema de la pildora.
sexualidad a diferencia de los hombres timbre h u m a n o y cristiano de su vida. espiritual; y esto nos lleva a u n a últi-
de las culturas pasadas? Se trata de Es u n a decisión extremadamente com- ma apreciación: es decir, que de pro- A. Vahecchi
todos modos de conceder la primacía pleja: debe tener en cuenta los bienes blema antropológico, el de la contra-
a la persona y a sus bienes más típica- objetivos que están en juego (de los cepción no puede menos de transformar-
cónyuges, de los hijos, de la sociedad); Notas.—(!) Para la documentación nos per-
mente espirituales, más bien que a los se en problema social. Como sería mez- mitimos remitir a nuestro volumen Regulación
mecanismos y procesos biológicos, los debe proceder de u n examen al par quino reducir el problema ético a una u de los nacimientos. Diei años de reflexión. Sigúe-
cuales no pueden tener nunca por sí confiado y prudente, de sus recursos y otra forma técnica, así sería un imperdo- me, Salamanca 1968*. donde hemos recopi-
mismos un valor absoluto; entonces es de sus dificultades (físicas, económicas, nable empobrecimiento encerrarlo sola- lado una colección crítica de algunos cente-
«natural» que se sacrifique la perfec- psicológicas, etc.); debe brotar de la mente en el ámbito de u n problema de nares de artículos y libros publicados entre
ción física de la cópula o de sus procesos permanente tensión entre generosidad los años 1957-1968, que representan, por lo
conciencia conyugal, siendo, por el con- que a nosotros nos consta, toda la producción
biológicos, por no ser ella tampoco in- y responsabilidad que caracterizan su Irario, sus proporciones mucho más
amor y que deben caracterizar también teológiGo-moral dedicada en ese período al
tocable, si de otra manera no es po- vastas, mundiales nada menos. Se trata problema de los métodos anticonceptivos.—
sible obtener un proporcionado bien su fecundidad. Una verdadera pedago- (2! Tal es, a nuestro parecer, la interpretación
de un programa de programación co-
personal de los cónyuges (un bien gía de la fecundidad conyugal debe que puede darse también a la encíclica Hu-
educar a los cónyuges a saber tomar munitaria, no solamente personal. Apar-
auténtico, se entiende). Se trata de mánele vitae de Pablo VI: una intervención va-
con madurez esta decisión, mucho más le la decisión responsable de los cónyu- lidísima a nivel pastoral, que no dirime el
asignar al hombre un poder más activo ges, ¿a quién confiaremos su discerni-
y vasto sobre sus funciones «naturales» que a detenerse excesivamente en el problema en el plano teórico y que, sobre
miento y organización? La autoridad todo, no es siempre determinante, cuando
llene al menos el derecho y el deber de la consideración general de los riesgos mo-
Conversión 136 137 Conversión

rales anexos a la contracepción se pasa Analisi e orientamenti pastorali, Roma 1970.- cada vez más verdadera de la natura- llega a la madurez solamente si se da
a la valoración y resolución de los casos par- Háring B.. Interpretación moral de la «Humanae leza de la caridad de Dios por los hom- u n a recíproca apertura respetuosa, o
ticulares. Es una interpretación que no estima- Vitae», Paulinas, Madrid 1969.-Id, La cri- bres; 3) el conocimiento del misterio sea, tal que considere al «otro» no
mos oportuno ampliar aquí; hicimos alusión sis de la «Humanae vitae», Paulinas, Ma- de Cristo lleva simultáneamente al des- como u n a «cosa», sino como un «tú»;
a ella en nuestro artículo La dichiarazione del- drid 1970.-Joaannes F. V., Humanae Vitae: de lo contrario habrá egoísmo, cerra-
La encuesta. Marfil, Alcoy 1970.—Rahner K.,
l'episcopato italiano e ¡'encíclica «Humanae vitae», cubrimiento del pecado que domina a
en «L'Osservatore Romano» (20 oct. 1968), Reflexiones en torno a la «Humanae Vitae», todo hombre que viene a este m u n d o ; zón, explotación.
5. y la hemos expuesto exhaustivamente en Paulinas, Madrid 1968.—Russo B., Humanae 4) y, por fin, la conversión como vía En el encuentro, por tanto, hay co-
nuestro estudio L'encidíca «Humanae vitae» un vitae. Commento ai commenti. Ñapóles 1969.— necesaria para volver a ser parte inte-
anno dopo, en «Orientamenti pastorali». 17 Tettamanzi D., Humanae vitae. Commento al- nocimiento y reconocimiento recíproco,
grante y viva del Reino de Dios. mediante los cuales tiene lugar la auto-
(1969). 505-515.-(3) Aquí vuelve a presen- VF.nciclíca sulla regolazione delíe nascite, Milán
tarse el problema moral de la manipulación 1968.— La «Humanae vitae» tres meses después, conciencia y después el crecimiento. En
biológica del hombre: además de los estudios en «Vida Nueva» (9 nov. 1968), 40. Tenemos I. Algunas reflexiones sobre el amor cambio, es egoísta el que se abre al
citados en las voces correspondientes de este la impresión de que las reflexiones más re- otro para tener, para conquistar, como
DICCIONARIO, nos permitimos remitir al lector cientes de los moralistas se desarrollan ya de La relación interpersonal es nuestra si el otro fuera u n a cosa. Egoísmo es
a un trabajo nuestro que afronta un tema una manera más autónoma respecto a la en- experiencia más fundamental; es nues- ponerse a sí mismo como centro de
análogo: Considerazíoni sulla problemática morólecíclica, aunque, claro está, conocen y comen- tro ir hacia el «otro», el salir de nos-
della sperimentazione clínica, en «Anime e cor- tan su doctrina. Para terminar señalamos un todo.
pi», 8 (1970), 379-390, donde también se libro, entre otros muchos, que puede ser una otros mismos para ir hacia el «otro» 3 .
traza un cuadro de las garantías personales y ayuda concreta y fácil para muchos esposos La madurez de nuestra personalidad El desarrollo de la persona h u m a n a
colectivas necesarias que han de tomarse al «con dificultades»: Háring B., Paternidad res- humano-cristiana depende de la rela- conduce a u n descentramiento de sí
respecto.—(4) En cualquier caso, nunca se in- ponsable, Paulinas. Madrid 1970. Cf tam- ción y de la apertura hacia los otros. mismo en los otros; nuestro centro hu-
sistirá lo bastante en los valores de recíproca bién Id. Ei cristiano y el matrimonio. Verbo Di- La constitución pastoral Gaudium et mano se combina con los otros centros
atención personal que es preciso verificar en vino. Estella 1970. spes es explícita a este respecto cuando humanos sin disolverse, sin perderse:
todo comportamiento sexual entre los cónyu- afirma: «Dios no creó al hombre solo, he ahí el amor. El contacto con otro
ges. Al respecto se nos va a permitir una apli- es, por tanto, siempre u n desgarro del
cación. Según nuestro parecer, ya no son "los creó varón y hembra" (Gen 1,27),
aceptables ciertas soluciones «despersonalizan- haciendo así, de esta asociación de amor propio: es la conversión. El amor
tes» dadas en el pasado al caso del cónyuge CONVERSIÓN hombre y mujer, la primera forma de quiere la existencia y la promoción del
que se encuentra en la necesidad de colaborar una comunidad de persona: el hom- «tú», quiere que el «tú» se desarrolle
con eí otro, el cual hace uso de medidas con- bre, por su misma naturaleza, es u n de manera autónoma del «yo», es de-
traceptivas: «passive se habere» era la suge- «La predicación de Jesús, como anun- ser social, y sin la relación con otros cir, que sea siempre más «tú» (cf GS 24).
rencia que entonces se hacía. En realidad, no cio del acontecimiento que viene de El hombre no puede encontrarse, des-
se ve por qué un acto, que ya se supone no puede ni vivir ni desarrollar sus
Dios, llamado comúnmente Reino de propias cualidades» (GS 12). «Más aún, cubrir lo que es realmente, crecer en
viciado por no ser completo desde el punto Dios, va dirigida a los hombres, que
de vista procreador, tenga que serlo más aún cuando Cristo nuestro Señor ruega al plenitud sino a través de u n don sin-
por la frustración en el mismo de su signifi- deben escuchar la buena nueva, y soli- Padre "que todos sean u n a misma cero de sí mismo. «El amor es u n a vo-
cado unitivo. Una actitud «pasiva» privaría cita respuesta. Es un diálogo en e! cual cosa... como nosotros lo somos" (Jn 17, luntad de promoción: el yo que ama
más radicalmente todavía de sus finalidades la intervención de Dios es de importan- 21-22), desplegando u n a perspectiva quiere la existencia del tú y el desarro-
a un acto sexual que ya está declarado en con- cia primordial (él anuncia su venida a inaccesible a la razón h u m a n a , insinúa llo autónomo de este tú» 4 . En la rela-
traste con una de ellas. La solución del caso esta tierra), y la respuesta del hombre ción dialógica, basada en la voluntad
habrá que buscarla en otra parte; también una cierta semejanza entre la unión
(la conversión) es fundamentalmente de las personas divinas y la unión de de promoción, se mantiene inalterada
aquí, probablemente, teniendo más en cuenta secundaria (...). La conversión supone,
las conductas particulares que el conjunto del los hijos de Dios en la verdad y la ca- la distinción de las personas, aun den-
matrimonio y los valores más grandes5 del por consiguiente, siempre cuanto está ridad. Esta semejanza pone de mani- tro de la necesaria intercomunicación.
mismo que entran en juego cada vez.— ( ) Se oculto en la palabra y en la acción de liesto cómo el hombre, que es en la I No se comporta así Dios con nosotros ?
sabe que la encíclica Populorum progressio, jun- Jesús, es decir, la presencia definitiva tierra la única criatura que Dios ha En la revelación, la reflexión racional
to a la «difusión de una apropiada informa- del Reino de Dios, el "sí" de Dios al sobre el amor encuentra perfección y
ción», ya propuesta por el Concilio (GS 87), querido por sí misma, no puede en-
hombre caído, su revelación como contrarse plenamente a sí mismo, sino cumplimiento. La Biblia pone clara-
atribuye a los poderes públicos el derecho de Padre» 1 .
intervenir con «la adopción de medidas ade- por el sincero don de sí mismo» (GS 24). mente en evidencia que el amor es ele-
cuadas, con tal que sean conformes a las Así se indican dos elementos funda- mento esencial y focal de toda la re-
exigencias de la ley moral y respeten la justa mentales para la comprensión del con- A la relación interpersonal se le pue- velación 5 . El amor de Dios por Israel
libertad de las parejas» (n. 37). cepto de conversión: a) la sustancia de de dar u n a doble interpretación. Inter- es u n amor gratuito y creador de va-
la llamada «metanoáte», que es u n pretación instrumentalista-liberal: la re- lores. Todo lo que es el hombre, lo es
anuncio de buena nueva, como afir- lación con los otros es u n camino y en cuanto fruto del amor de Dios. La
BIBL. : Es prácticamente imposible dar una relación Dios-hombre es una relación
reseña bibliográfica de la enorme producción mando casi: volved a la casa del Pa- un instrumento para el acrecentamiento
respecto al problema de la regulación de los dre, el Reino de Dios ha llegado a vos- ile la propia personalidad; por esto el eficaz, que no deja inalterado al inter-
nacimientos, y más exactamente acerca de la otros; b) y el abandono del estado de hombre es político y social. Interpre- locutor-hombre : lo hace ser totalmente.
licitud o no de los medios contraceptivos. Por pecado: «amartía»2. tación personalista-cristiana: el encuen- Al respecto son muy significativas las
lo que respecta al debate surgido antes de la tro con el otro es parte esencial, cons- mismas imágenes que se usan en el AT
Humanae vitae, nos permitimos una vez más No obstante, es necesaria u n a rápida
presentación del cuadro teológico den- titutiva de la personalidad. Por tanto, para expresar esta relación amorosa: la
remitir al lector a nuestro libro ya citado Re- viña (Is 5,1-7); el Padre que alimenta
gulación de los nacimientos. Diez años de refle- tro del cual el problema de la conversión el encuentro no es puro instrumento
xión. Sigúeme. Salamanca 1968. en el que se hace más profundamente inteligible. para el crecimiento individual. Y me al hijo (Ex 4,22s; Dt 8,2-6); la relación
hacemos revisión de varios centenares de ar- Nuestro modo de proceder se desarro- explico. esponsal, el amor fiel y celoso (Os,
tículos o libros sobre el tema. Otro tanto llará, por tanto, siguiendo algunos mo- passim), y así sucesivamente.
imponente es la producción aparecida después La persona dice apertura a alguien.
de la encíclica de Pablo VI, comentándola. mentos fundamentales: 1) algunas re- Solamente en tal relación se perfeccio-
Cf por ejemplo: AA. VV., Reflexiones científicas flexiones sobre el amor de Dios por los na y completa. El yo se hace auto- La relación Dios-hombre es, pues,
a propósito de la Humanae Vitae, Fontanella. hombres; 2) el conocimiento del mis- Iransparente a sí mismo en la medida una relación dialógico-interpersonal; la
Barcelona I970.-Ciccone I.. Humanae Vitae. terio de Cristo para u n a comprensión en que encuentra al otro. Pero se revelación llega siempre a la persona
Conversión 138 139 Conversión
como tal. Veamos rápidamente algunos tiano hacia el Padre y hacia los hom- misterio de Cristo. Pero ¿ qué significa nueva realidad. Y la «bendición» es
ejemplos. bres. conocer el misterio de Cristo? ¿De qué Cristo muerto y resucitado. Desdicha-
Eí amor de Dios y de Cristo por el hom- En toda su realidad, el hombre de- naturaleza es este conocimiento? damente el creyente puede rechazar la
bre. Para comprender la noción de pende enteramente de Dios; todo lo El conocimiento de Cristo es consi- obra de Dios: es el pecado. De ahí se
amor en Pablo no se puede prescindir que el hombre es, lo es por ser fruto derado siempre por san Pablo como sigue la necesidad de la conversión
de Dios: del Dios que obra. «Sabemos del amor divino. «un conocimiento religioso experimen- para poder salir del tiempo secular, do-
muy bien, hermanos amados de Dios, Por tanto: el amor de Dios, irrum- tal», en el cual toda la persona del fiel minado por el Príncipe de este mundo,
que habéis sido elegidos» (1 Tes 1,4). piendo en la historia del hombre, sus- está polarizada y entregada a la «com- y entrar nuevamente en el Reino de
Por tanto, no hay amor auténtico si cita u n a respuesta. El don llama al don. prensión» de la plenitud de Cristo 7 . Dios. Este proceso de conversión se
no procede de Dios, puesto que el El problema, de esta manera, es teo- Con esto se afirma que no basta el opera siendo inmersos, bautizados en la
amor viene de él; él nos ha amado céntrico. simple conocimiento discursivo, que humanidad de Cristo y animados por
primero: hemos sido amados y segui- El amor del prójimo. Si el cristiano tenga por objeto la verdad, expresable el Espíritu del Resucitado. Entonces re-
mos siéndolo. Y este amor divino se es u n a «nueva criatura» por ser ama- en «quiddidad», abstraída del espacio sulta claro que la conversión es con-
manifiestayse concreta en la «elección». do, es igualmente «amante» por ser y del tiempo. En efecto, la verdad del tinua.
«Nos eligió en él antes del comienzo a m a d o : «Acerca del amor fraterno no misterio de Cristo es u n a verdad car-
del mundo, para que fuésemos santos necesitáis que os escriba, porque per- gada de ser que se expresa en el exis- III. La situación de pecado, sanada
e inmaculados ante él, predestinándo- sonalmente habéis aprendido de Dios tir y en el obrar espacio-temporal; es por Cristo
nos por amor...» (Ef 1,4). Aquí aparece cómo debéis amaros los unos a los una verdad personificada y encarnada: Convertirse significa, pues, salir del
evidente cómo el acto de amor de Dios otros» (1 Tes 4,9). la Verdad-Palabra de Dios-Padre a la estado de perdición y romper comple-
coincide con el acto creador: el hombre Por consiguiente: Dios, al amarnos, humanidad. Esta Verdad-Palabra, pe- tamente con el pecado. El anuncio del
creado es fruto del amor de Dios, pero nos hace personas capaces de amar y netra toda la realidad, constituye su Bautista es explícito: «He aquí el cor-
es igualmente el término interlocutorio dialogar con él y con los hermanos. valor y fuerza animadora, sin sumer- dero de Dios, que quita el pecado del
a quien se dirige la elección. El hombre Toda la Biblia y la consideración, que girse en el espacio-tiempo. Ahora bien, mundo» (Jn 1,29). Este «pecado», en
debe existir para que pueda desarro- carecería de sentido, de que Dios obrase esta verdad-valor, si de algún modo singular, no designa un acto, sino u n
llarse un diálogo de amor. sin producir algo eficaz, nos inducen a puede alcanzarse incluso por vía de estado; u n a situación de desgracia que
subrayar la aserción: Dios nos a m a ; abstracción y de deducción, es empero sobreentiende y manifiesta u n a volun-
El tejido de las relaciones metafísicas este amor nos hace criaturas nuevas y plenamente «comprensible» sólo por tad colectiva y rebelde. Es el estado del
entre Dios y el hombre está precisamente nos rinde capaces de amar a nuestra medio de u n a conciencia axiológica de- mundo, que tiene por soberano incon-
en el hecho de que Dios ama y, por vez, invistiendo toda nuestra persona. terminada por la fe-caridad, bajo la ac- trastado a Satanás. Aceptar la vida sig-
ende, crea, y de que el hombre, creado ción del Espíritu Santo, el cual pone
Naturalmente, esta antropología pre- nifica entrar a formar parte de un mun-
por ser amado, puede y debe amar. En en sintonía toda la persona del cris-
supone como valor fundante la perso- do en contraste con Dios a causa del
las etapas fundamentales de la mani- tiano con la Verdad-Valor-Palabra, que
nalidad de Cristo resucitado, que no es primer pecado. Esta es la realidad de
festación del amor divino, el objeto pri- es Cristo Señor.
otra cosa que realeza magnífica y la comunidad h u m a n a hasta que no
mario y más grande de este amor del
paterna de Dios hacia la humanidad, es positivamente cambiada por la con-
Padre está constituido por el Hijo. La Además del dinamismo ontológico,
y la respuesta filial de la humanidad versión al Dios vivo.
generación del Hijo proviene del amor otra característica de la personalidad
y por el amor paterno. La relación en- resucitada con Cristo al Padre, y está cristiana es la dimensión comunitaria. En pocas palabras: la situación de
tre el Padre y el Hijo es u n a relación animada por u n a ley de crecimiento on- En conclusión: pecado propia de la humanidad es ple-
dialógica tan intensa que inspira al tológico. En Cristo, la persona se hace La inserción en Cristo hace a la per- namente revelada y radicalmente sa-
Espíritu Santo. La capacidad de amar cada vez más intensamente h u m a n o - sona solidaria con todos los demás hom- nada por Cristo. Es el misterio del pe-
del Padre se solidifica en el Hijo. Por divina, individual y comunitariamente. bres, los cuales, como él, son miembros cado y de la salvación que san Pablo
consiguiente, la relación se da entre dos Se hace cada vez más persona, imagen de Cristo, o son llamados a serlo. Pre- resume en el paralelismo antitético de
sujetos, aunque se ignore su moda- cristiana de Dios 6 . cisamente hoy se subraya el concepto los dos Adanes (cf Rom 5.12-21;
lidad. Esta progresiva humanización es obra de la personalidad como interpersona- GS 13).
También por amor, el Padre envía a del Espíritu Santo, el cual toma de lidad; y la razón la da el hecho de que Parémonos u n momento a conside-
su Hijo para la salvación de los hom- Cristo y obra la progresiva cristifica- la personalidad es puesta en existir, rar con mayor atención el problema
bres, para llamarlos a la conversión. ción del hombre; es participación sa- que es coexistir; como tal, por tanto, planteado; es conveniente para enten-
Toda la revelación es un llamamiento cramental de la humanidad física resu- es dialéctica. El existir y el coexistir del der la realidad de la conversión.
a la conversión para la llegada del citada de Cristo, como sacramento de cristiano es manifestación y testimonio El pecado del mundo se revela insti-
Reino de Dios, un llamamiento a una la divinidad y de la filiación divina. de su ser por Cristo en Dios. Y este ser tucionalmente en los dos acontecimien-
toma de conciencia y a u n a decisión. Por desgracia nosotros tenemos la po- en Dios es participación de la interper- tos primordiales de la historia de la
Sería un llamamiento absurdo si no se sibilidad de rechazar la obra del Es- sonalidad trinitaria. De esto nace que salvación: la elección de Abrahán y de
pudiera aceptar libremente. píritu Santo al adherirnos a la obra del el coexistir del cristiano con todos los su raza y la alianza de Dios con Israel.
espíritu adverso. Satanás, que edifica hombres se pone como caridad eclesial Estos actos del Dios vivo significan que
El amor de Dios, por ende, es creador el anticristo, individual y socialmente. y caridad fraterna; y ésta es la mani-
de nuevos valores: construye al hom- la vida moral y la vida religiosa de los
festación de su caridad hacia Dios. pueblos, particularmente sus institu-
bre, al cristiano; lo hace capaz de res-
puesta y de diálogo. Las consideraciones hechas hasta ciones culturales, están condenadas
II. Conocimiento del misterio de globalmente. Dios se ha elegido u n
Cristo aquí nos llevan a algunas conclusio-
El amor del hombre por Dios. No es nes. El cristiano es «en Cristo». No se pueblo. Dios dará a este pueblo elegido,
más que una actividad de consecuen- Si éste es en síntesis el contenido de trata de una introyección simplemente por el ministerio de Moisés, u n com-
cia. El amor divino ha hecho al hom- la antropología en sentido cristiano, moral-intencional. Es u n a introyección plejo de leyes y de instituciones religio-
bre nuevo, la criatura nueva, el cris- está entonces claro que ante todo se operada por Dios Padre por medio de sas para preservarlo de las contamina-
tiano; y el amor se dirige desde el cris- habrá de tender a u n conocimiento del «su bendición» que es productora de u n a ciones paganas.
Conversión 140 141 Conversió11

Mientras la mayor parte de los pue- la cruz, destruyendo en sí mismo la actual entre el hoy temporal del pue- es inminente. Arrepentios y creed e °
blos degeneran en el panteísmo y en enemistad, y con su venida os anunció la blo de Dios y el hoy del Redentor. el evangelio» (Me 1,14-1 S: cf Mt 4,17)-
la idolatría, Israel permanece fiel al paz a vosotros, los que estabais lejos, «Nuestro salvador, en la última Cena, La constitución del Reino de Dios p ° r
monoteísmo; no solamente por el in- y paz a los que estaban cerca, porque la noche que le traicionaban, instituyó medio de Cristo impone a los hombres
flujo de las tradiciones, de las leyes y por él los unos y los otros tenemos ac- el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y la exigencia, más aún, la obligación áe
del sacerdocio, sino sobre todo por la ceso al Padre en un mismo Espíritu» Sangre, con lo cual iba a perpetuar por volver al Padre. La única condición re-
predicación profética. Pero la elección (Ef 2,14-18). los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio querida es que el Reino de Dios veng a
de Israel y su segregación desarrollan de la cruz y confiar a su esposa, la humildemente aceptado con el espíritu
Pero ¿ en qué consiste la superioridad
una mentalidad particularista llena de Iglesia, el memorial de su muerte y re- propio de un niño (cf Me 10,15).
de la Nueva Alianza? ¿Cómo puede ser
peligros. Depositario de la revelación surrección: sacramento de piedad, signo En Cristo ha aparecido el Reino de
definitiva, si también los cristianos
del Dios vivo, el pueblo elegido sufre la de unidad, vínculo de caridad, ban- Dios: es él, en efecto, el Hijo del hom-
rompen con su pecado las cláusulas
tentación de erigirse en propietario ex- quete pascual, en el cual se come a bre al cual, según Daniel 7, se le ha
fundamentales de aquélla? En otras
clusivo de este depósito. La fidelidad a Cristo, el alma se llena de gracia y se transmitido la soberanía, el poder, el
palabras: ¿por qué la Iglesia es inde-
la ley se carga de orgullo. Todos los nos da u n a prenda de la gloria veni- honor y la gloria. Después de su exal-
fectiblemente santa, cuando todos sus
males, en particular la persecución de dera» (SC 47). tación, Cristo, investido de «todo poder
miembros son más o menos gravemente
los seléucidas. agravan ía tentación pecadores ? Pero esta situación de gracia puede en el cielo y en la tierra», toma el go-
de chovinismo religioso y la ambigüe- La Iglesia tiene por jefe a Cristo, de ser gravemente alterada en cualquier bierno de Dios y debe dominar hasta
dad de una esperanza mesiánica re- quien recibe la unidad y la vida. Ella momento por el pecado. El pecador for- que haya aniquilado a todo principa-
vanchista. es santa pese a los pecados de sus miem- ma todavía parte del pueblo de Dios, do, potestad y poder. Pero este dominio
La venida de Cristo aclara definiti- bros, porque la santidad de Jesús im- pero es destruida la comunión con la de Dios se realiza en la Iglesia para
vamente esta situación. La cruz revela pregna a la Iglesia más que los pecados Trinidad. Es el naufragio espiritual. todos aquellos que creen y son bauti-
el pecado de Israel y confirma el de de todos los cristianos. Nosotros esta- Restablecer la comunión, sin em- zados. Pero «la Iglesia es por u n a parte
las Gentes, ya notificado en la elec- mos inclinados a medir la santidad de bargo, no es posible si el pecador se una entidad escatológica; por otra, es
ción de Abrahán y de su raza. La tarde la Iglesia por la santidad de sus miem- obstina en su pecado. Es evidente, en- aún "el pueblo de Dios en camino",
del viernes santo, el pecado triunfa; bros. Esto sería justo si la Iglesia fuese tonces, la necesidad de la conversión, "extranjero" en la tierra, el "edificio de
pero es más bien un suicidio. El lega- el resultado de la fe, de la esperanza y don de Cristo, manifestación del poder Dios en el Espíritu" que crece, y el
lismo judaico se ha condenado por sí de la caridad de los creyentes; pero en- del Espíritu Santo. Por ella el pecador "Cuerpo de Cristo" que se edifica y que
mismo rechazando a Aquél que era la tonces sería incapaz de vencer el pe- ratifica el juicio de la Iglesia sobre el tiende a su "completa medida", a la
razón de la Ley. La barrera entre el cado, como el antiguo Israel. pecado y vuelve a ponerse de acuerdo "plenitud de Cristo". No obstante su
«resto» agrupado en torno a Jesús y los con el significado fundamental de su perfecta dotación, la Iglesia no es aún
En realidad, no son los cristianos los completa; aunque su residencia es ce-
pueblos candidatos a la salvación se ha que hacen la Iglesia; por el contrario, bautismo. Es u n a exigencia esencial que
venido abajo. Muy pronto la resurrec- brota del sacrificio redentor de Cristo. leste, no ha entrado todavía entera-
la Iglesia hace a los cristianos. Lo que mente en el cielo; a pesar de su "libe-
ción lanzará a los discípulos a proponer la constituye en el Señorío de Cristo. La conversión se impone, pues, como
al mundo la palabra de la salvación. u n a obligación precisa y urgente para ración de este siglo malvado", no está
El Señor Jesús es el único que repre- dada plenamente aún al futuro. Este
La evangelización, está claro, se hace senta perfectamente a la Iglesia. Ella es todo bautizado, tanto desde el punto
en el curso del tiempo, pero el reino de vista religioso como desde el punto misterio recibe su máxima luz si pen.
su esposa; Cristo la ha santificado por samos en el "Reino de Dios" que ven.
del pecado termina la m a ñ a n a de Pas- medio de su muerte y resurrección, co- de vista moral. La sustancia de la con-
cua. La constitución conciliar sobre la versión está precisamente en esto: el drá. La última meta del plan salvíf¡ Co
municándole el Espíritu Santo (cf SC 5-6; de Dios y la forma perfecta de la salva,
sagrada Liturgia afirma: «Por esta ra- UR 2 ; AG 2-4). hombre pecador, por la gracia de Cris-
zón, así como Cristo fue enviado por to, clarifica el punto final de todos ción para todo el mundo no es la Igje_
el Padre, él, a su vez, envió a los Após- La Nueva Alianza no puede ser des- sus actos y los dirige de modo conver- sia, sino el Reino de Dios» 8 . Aceptar e i
toles, llenos del Espíritu Santo. No sólo truida porque Cristo es, en la unidad gente a este objetivo último, la gloria Reino de Dios significa entonces acen
los envió a predicar el Evangelio a toda de su persona, el Hijo consustancial del de Dios. La vida concreta de cada día tar a Cristo por la fe, y, por tanto, 6s~
criatura y a anunciar que el Hijo de Padre y el Esposo fiel de la Iglesia. Pero comienza entonces a tener u n sentido tablecer una relación vital con la I g ^
Dios, con su muerte y resurrección, nos este pueblo nuevo existe en u n a multi- preciso: el reino de Dios, la gloria del sia. Y esto implica necesariamente UJJ"
libró del poder de Satanás y de la muer- tud de hombres inmersos en el devenir Padre. lucha contra «el príncipe de este mur,
te, y nos condujo al reino del Padre, terrestre, sometidos a la precariedad de do» y contra todo lo que existe en es t ~
sino también a realizar la obra de sal- las situaciones humanas. Su adhesión mundo, es decir: «la concupiscencia ^
vación que proclamaban, mediante el a Cristo comporta una reacción contra IV. Conversión, Reino de Dios e la carne, la concupiscencia de los oj Q *
sacrificio y los sacramentos» (SC 6). la usura del tiempo y la acción disol- Iglesia y el orgullo de las riquezas» (1 Jn 2 , l g , s
vente del pecado; y esta reacción es La conclusión es obvia: el b o m 0 J '
Judíos y gentiles, esclavos y libres la conversión. Entonces es necesario La invitación urgente a la conversión debe aceptar el Reino de Dios por ^ e
constituyen un solo pueblo de Dios que el Señor anuncie sensiblemente, en tiene su punto focal en el anuncio del dio de la conversión en este tiempo, q *"
fundado sobre el hombre nuevo. Cristo. el curso de la historia, su presencia, su Reino de Dios, anuncio eficaz por la va desde Pentecostés a la parusía, í*
«El, en efecto, es nuestra paz; el que perdón. Entre él y el Padre la Alianza presencia actual del sacrificio de Cristo convertido, por tanto, sabe que *í
de ambos pueblos hizo uno, derribando es inalterable. Entre él y la Iglesia, la muerto y resucitado. Los evangelistas, sólo debe tender a la posesión de ü °
el muro medianero de separación, la Alianza tiene necesidad de renovarse cuando relatan la primera predicación Reino futuro, sino que debe realizar ;¡<1
enemistad; anulando en su carne la sin cesar, para que la Iglesia se con- de Jesús acerca de la conversión, sub- Reino ya en esta vida. Pero hay 0 r ^
ley de los mandamientos formulados vierta en los cristianos, de generación rayan con claridad su relación con el aspecto que conviene subrayar. ti
en decretos para crear de los dos en en generación, lo que es definitivamente Reino: «Después que Juan fue entre-
sí mismo un solo hombre nuevo, ha- en Cristo Jesús. Esta es la razón de ser gado, vino Jesús a Galilea, predicando Es verdad: la conversión al R e ¡
ciendo la paz, y reconciliar a ambos en del memorial eucarístico: mantener la el evangelio de Dios y diciendo: Se h a afecta en primer lugar a la intiny^t}
un solo cuerpo con Dios por medio de vida de la Iglesia asegurando u n lazo cumplido el tiempo y el reino de Dios profunda del corazón humano, ^j
Conversión 142 143 \ Cuerpo
responde a Dios que llama a la salva- conversión comprende la inteligencia, celo de Cristo por la gloria del Padre. amplia bibliografía); B. De Gerardon, L'homme
ción. Sin embargo, la verdadera conver- el corazón, la voluntad, la afectividad; La confesión del pecado cometido se ál'imagedeDieu, enNSTh. 80(1958). 683-695;
sión tiende a renovar también la faz en u n a palabra, la totalidad de la per- expresaba en las dos largas penitencias W. Seibel, El hombre, imagen sobrenatural de
Dios. Su estado original, en Mysteríum Salutis,
de la tierra. En efecto, quien se entre- sona está comprometida radicalmente 9 . que precedían a la reconciliación. Los v.7 2, t. 2. Cristiandad, Madrid 1969, 902-942.-
ga a Cristo y a su Reino no puede per- El último paso está constituido por la penitentes, sometiéndose a esta disci- ( )CfEf 3,18s; véase el comentario de H.Schlier.
manecer indiferente ante los hombres contrición suscitada por la caridad. La plina, testificaban su arrepentimiento. Lettera agli Efesini, Brescia 1965. 304-214.-
todos y la creación. El cristiano sabe contrición salvífica no puede ser ade- No pretendían ser los redentores de sí (8) R. Schnackenburg, La Chiesa nel NT,
que la plenitud de la salvación y la re- cuadamente comprendida sino en re- mismos, sino disponerse a beneficiarse Brescia 1968, 199.-0») Cf I. M. Le Blonde,
novación total del mundo son bienes lación con la muerte y resurrección de del sacrificio de Cristo. Les conversions de Saint Augustin, París 1950.—
estrictamente escatológicos; no obstan- (10) Justino. Dial. 14,1.
Cristo. Como la muerte de Cristo ha Está claro que la satisfacción ofrecida
te, cree con firmeza que el futuro de transformado nuestra muerte, así la a Dios por el penitente no es inútil; más
Dios ya ha comenzado en Cristo cru- BIBL. : AA. VV.. La conversión, en «Lum. et
contrición cambia los estériles remor- aún, la plenitud del perdón divino la vie» (1960), 141-156.-Aubin P., Le probleme
cificado y resucitado y con la efusión dimientos de conciencia. exige y suscita. No ciertamente como de la conversión, París 1963,-Bauer J. B., Con-
del Espíritu Santo. Por lo que a cada La realización de estos momentos una sustitución o un complemento del versión, en Diccionario de teología bíblica, Herder
creyente le incumbe la tarea de mani- esenciales no separables se efectúa de sacrificio por el pecado ofrecido por Cris- Barcelona 1967, 211-213.-Behm I .-Wurth-
festar y de realizar el supremo dominio wein E., Metanoéo, metánoia, en ThWNT, 4,
manera enteramente singular en una to, sino como el fruto de u n a unión 972-1004.—Congar Y., La conversión, étude
de Dios y la salvación universal del experiencia de vida cristiana, que se profunda entre Cristo y el cristiano pe-
Redentor. théologique et psichologique, en «Parole et Mis-
realiza sobre todo mediante los sacra- cador. El perdón divino restablece en sion», 11 (1960), 493-523.-Gibiet ]., Le sens
Se trata indudablemente de un ele- mentos. nosotros la caridad. La caridad nos hace de la conversión dans l'AT, en LMD, 90 (1967),
mento intrínseco a la conversión cris- La conversión, entonces, es don de tomar interés por la gloria de Dios. De 79-92.-Gibiet J.-Grelot P., Penitencia, conver-
tiana. Está claro, entonces, que la con- Cristo, que se realiza o directamente ahí la necesidad de significar concreta- sión, en Vocabulario de teología bíblica, Herder,
mente nuestra adhesión a la obra re- Barcelona 1972, 672-678.-Háring B„ La ley
versión conlleva también u n a precisa por medio de los sacramentos, o bien de Cristo, Herder, Barcelona 19685, v. 1,
conciencia de la obligación de obser- por u n a relación intrínseca con los paradora de Cristo. Todos los sacrificios 445-554.-Michiels R.. La conception lucanien-
var la ley de la caridad como plenitud mismos. Por la llamada de Cristo en personales pueden y deben entrar en la ne de la conversión, en EThL, 41 (1965). 42-78.-
histórica de las relaciones entre todos los sacramentos el pecador ve elimi- línea de interiorización de los sacrificios Pierron J.. La conversión, retorno a Dios, en
los miembros de la familia humana. La nado el sentido de su propia impoten- por el pecado. En efecto, inmediata- Grandes temas bíblicos. Fax. Madrid 1972.
realización de esta tensión de caridad cia frente al pecado para dejar espacio mente después de la fórmula absoluto- 181-200.—Rincón R.-Schlosser F.. Conversión
se realizará dinámica e históricamente a u n a humilde espera de la omnipo- ria, se lee en el Ritual: «La pasión de y reconciliación, Paulinas, Madrid 1973.—
Roche R.. Penitence et conversión dans l'Évangile
mediante una serie de elecciones con- tente misericordia de Dios en Cristo. nuestro Señor Jesucristo, los méritos de et la vie chrétienne, en NRTh, 79 (1967), 113-
cretas, que son mis actos de conversión; La conversión tiene u n a relación es- la santísima Virgen María y de todos 134.-Schnackenburg R.. El testimonio moral
por eso la conversión sincera tiene un pecial con los sacramentos del bautismo los santos, el bien que puedas hacer y del NT, Rialp. Madrid 1965.
carácter apostólico. La intencionalidad y de la penitencia. los males que puedas sufrir, te sirvan
de base, la caridad universal, no podrá El bautismo es el sacramento primero para el perdón de tus pecados, aumento
fallar jamás. y fundamental de la vuelta al Padre; de gracia y recompensa de vida eterna».
es el «baño de la conversión» 1 0 , que
CUERPO
La verdadera conversión, por consi-
puede limpiar de los pecados. La remi- guiente, debe concretarse en u n amor Es imposible recoger cabalmente el
V. La conversión y los sacramentos sión de los pecados se efectúa mediante por la cruz de Cristo, en u n a acción sentido del cuerpo sin reflexionar sobre
El tema sobre la conexión entre la el bautismo «en el nombre de Jesús». lilúrgico-sacramental intensa y conti- la antropología que implica. Hoy se
conversión y los sacramentos surge ló- Se realiza un encuentro salvífico real nuada, en u n a actividad apostólica que admite comúnmente que la interpreta-
gicamente de las afirmaciones prece- entre Cristo y el pecador; encuentro que tienda únicamente a realizar el Reino ción tradicional del cuerpo, presente en
dentes. Toda auténtica conversión se prefigura el encuentro definitivo en la de Dios. la teología católica, está notablemente
refiere intrínsecamente a Cristo muerto parusía. El bautismo y la conversión se P. Piva velada por las concepciones antropoló-
y resucitado, que opera por medio de reclaman esencialmente. Por lo que no gicas helenistas. Trataremos, por lo
los sacramentos de la Iglesia. puede haber bautismo salvífico sin u n a
conversión activa por parte del adulto Notas. (') P. Hoffmann. Conversione, en mismo, de superar la mentalidad cosmo-
La primera condición requerida para Diziomrio Teológico, Brescia 1968, v. 1. 327.— céntrica griega, donde atisbamos la
que la conversión constituya u n en- y sin u n a precisa obligación a comple- (2) El término, en general, no designa la ac- causa profunda del dualismo antropo-
cuentro personal con Cristo es la fe tar durante toda la vida la conversión ción pecaminosa particular, sino sobre todo lógico y de la consiguiente desvaloriza-
cierta, por la cual el hombre cree que por parte del adulto y del niño. el estado de pecado.—(3) Cf. B. Háring, Perso- ción de la corporeidad (esbozo histórico),
ha sido llamado por Dios por medio de El sacramento de la penitencia es el nalismo in teología e filosofía, Roma 1968; partiendo de la visión unitaria-original
segundo signo eficaz de la conversión. G. Volta. Preliminarifilosofici.Per una indagine del hombre inserto en la historia de la
Cristo muerto y resucitado. La fe es, razionale sull'amore, en Matrimonio e Verginitá,
pues, el primer paso indispensable de El bautizado puede quebrantar la Várese 1963, 7-49 (con abundante bibliogra- salvación (datos bíblicos), e indicando
una conversión salvífica (cf Heb 1 1 , Alianza; por eso se le ofrece a través fía); J. Mouroux, Sentido cristiano del hombre, las líneas de fondo que permiten la
6ss; He 2 0 , 2 1 : 26,18). En la fe el mis- de la misericordia de Dios la «secunda Stvdivm, Madrid 1972.-(*) M. Nédoncelle. comprensión cristiana de la corporei-
mo Cristo es camino a Cristo y al tabula post naufragium peccati» (S. Th„ Verso una filosofía dell'amore e della persona, dad (reflexión teológica).
Padre; en la fe. Cristo es luz para la 3, q. 84. a. 6). Se trata de u n a conver- Roma 1959, 13.-C) Cf S. Spicq, Deu i Thome
comprensión del estado de pecado en sión dolorosa, fatigosa, dura. Es enton- segons el NT. Edicions 62, Barcelona 1970;
O. Prunet. La moróle chrétienne d'aprés les
que se encuentra toda la humanidad. ces necesario que el pecador, además de écrits johanniques, París 1959, especialmente I. Esbozo histórico
Y siempre a través de la fe se descubre declararse contrito, confiese humilde- 96-115, 131-132; A. Sustar, De caritate apud
la necesidad de salir de este estado de mente sus pecados y ofrezca a Dios una ¡obannem apostolum, en VD, 28 (1950), 110- 1. LA MENTALIDAD COSMOCÍNTRICA
119, 129-140. 193-213. 257-270, 321-340; GRIEGA Y sus IMPLICACIONES.-El esquema
pecado; es decir, se comprende como satisfacción adecuada y salvífica. La
absolutamente necesaria la conversión. disciplina penitencial subrayaba clara- F. Prat, Chanté, en DSp, 2 (1963), 508-523.- mental griego, fundamentalmente dua-
El segundo momento de u n a verdadera mente el acuerdo de la Iglesia con el (<•) Cf C. Spicq, Teología moral del NT, 2, Uni- lista, se considera comúnmente como
versidad de Navarra, Pamplona 1973 (con el origen de la desvalorización de la
Cuerpo / 144 145 Cuerpo
corporeidad humana. La imagen griega mente, de ideas hipostasiadas al estilo ción eminente está siempre en el es- plación; que ve en el cuerpo y en la
del hombre se forja a priori con térmi- de los números de Pitágoras. Platón píritu y en la contemplación. En con- materia impedimentos que se h a n de
nos antitéticos, pero el dualismo de asume esta rígida antítesis como un clusión, la moral aristotélica propone eliminar a toda costa y tiende continua-
alma y cuerpo, de espíritu y ma- dato evidente y saca las consecuencias. la utilización de todos los bienes del mente a trascender y superarse por el
teria, es más bien efecto que causa. El alma, efectivamente, que preexiste alma y del cuerpo. El cuerpo no es u n retorno místico al mismo Uno del que
Tiene sus raíces en u n a comprensión en el mundo inteligible, viene a encar- impedimento, sino u n instrumento pa- procede por emanación.
general del ser claramente cosmocén- celarse en el cuerpo a causa de u n a sivo. De ahí que a los Padres y filósofos Tres diferencias emergen respecto al
trica. Esto significa ante todo que la culpa cometida. La unión entre el alma moralistas de los primeros siglos de la platonismo: ante todo el vértice meta-
filosofía griega carece de una idea on- y el cuerpo es puramente accidental. Iglesia les pareciera demasiado h u m a n a físico reside en el Uno (no en el alma
tológica clara del hombre. Considerado La persona humana, en realidad, está la ética aristotélica para poder utilizarla. o en la inteligencia) y, por consiguiente,
como parte del «kósmos», el hombre es constituida solamente por el alma, y su Las escuelas post-aristotélicas marca- la perfección consiste en olvidarse, en
u n «caso» en el ámbito de la compren- perfección crece en proporción directa ron u n a involución antropológica. Bas- retornar al Uno. En segundo lugar, el
sión del ser, cuya base está en el mundo a su capacidad de dominar el cuerpo ta pensar en el carácter materialista de alma no tiene contacto con el cuerpo:
«cosista-infrahumano». Pensar cosmo- y de liberarse de su influjo. En algunos la antropología de los antiguos estoicos lo ilumina como un rayo, pero le per-
céntricamente equivale a destacar el pasajes Platón excluye que el cuerpo Zenón (336-263), Cleante (339-232) y tenece; entre el alma y el cuerpo sub-
elemento «estático-cosista-objetivo-na- sea parte esencial de la persona, mien- Crisipo (282-204). Aunque sin una siste u n a relación accidental de simpa-
tural». Esta mentalidad aparece en el tras en otros, cuando como legislador auténtica concepción pesimista de la tía. Finalmente, Plotino exime al alma
modo de entender la naturaleza del ser, tiene ante los ojos el bien del Estado, carne, el cuerpo ocupa todavía u n de toda responsabilidad del mal que
la persona, el concepto de sustancia, y considera al hombre como un compues- puesto secundario (es un elemento más comete el hombre, pues es intermediaria
en la prevalencia del esquema «estático- to de alma y cuerpo. Sin embargo, grosero que el «pnéuma»); es necesario, entre lo sensible y lo inteligible. En tal
espacial» sobre el «histórico-temporal». en los dos casos, el cuerpo es Inútil e pero turba la tranquilidad del alma, que contexto, la actitud adoptada respecto
Tampoco el mundo y la trascendencia incluso un obstáculo para el conoci- sigue siendo el sumo bien. al cuerpo es compleja: positiva en cuan-
de Dios escapan de esta mentalidad miento de las ideas. No obstante esta to el mundo es el más perfecto de los
cosmocéntrica. Por eso, el cosmocen- tluctuación de acento, el punto de par- El neoplatonismo es singularmente re- seres corporales, existe necesariamente
trismo griego conoce únicamente el tida condiciona el resto. Si, de hecho, presentativo de la antropología griega, y es imagen de lo inteligible; negativa,
«universal abstracto», del que lo real el fin de la vida es puramente intelectual no sólo porque pretende interpretar porque el cuerpo encarna la fealdad de
no es sino un caso 1 . En esta mentali- y se identifica con la contemplación de auténticamente el sistema platónico, lo sensible. Y puesto que el fin de la
dad cosmocéntrica (entendida en el las ideas, y el conocimiento verdadero sino también por su notable asimila- vida es hacerse semejante a Dios me-
sentido profundo de «comprensión del es el conocimiento de lo inmutable sito ción de los elementos aristotélicos, es- diante la vida intelectual y la contem-
ser») es donde avizoramos los límites en la realidad auténtica ( = idea), no en toicos y neopitagóricos. El cosmocen- plación, el cuerpo es un estorbo a la
insuperables de las diversas antropolo- el mundo corpóreo, es inevitable la trismo y el dualismo primitivo consti- vida moral.
gías griegas, su carácter dualista y la consecuencia de descalificar el mundo tuyen el esqueleto de la metafísica de
consiguiente desvalorización del cuerpo, sensible y el cuerpo. Plotino (205-270 d. C). Más que u n a
puesto que el cuerpo sólo puede enten- continuidad entre el mundo superior 2. EL PROBLEMA TEOLÓGICO DE LAS
derse como objetividad cosista-material Con Aristóteles (384-322 a. C), la (espiritual-divino) y el inferior (sensible- RELACIONES ALMA-CUERPO 3.-En el mo-
que el alma individuaría (o aislaría) a antropología se mueve en u n a línea corpóreo) observamos tina confusión mento de difundirse el cristianismo en
posteríori. ciertamente más sintética. La unidad entre lo abstracto y lo concreto. Por lo el mundo helenista está presente de
sustancial del hombre se expresa con demás, si la emanación ontológica su- u n a manera incisiva el gnosticismo he-
El dualismo antropológico2, presente ya conceptos metafísicos de «acto» y «po- pera de un lado el dualismo platónico rético. Los rasgos del esquema hele-
en Homero y en Píndaro, halla plena tencia». Cuerpo y alma se hallan en la entre el mundo inteligible y el sensible, nista son netos: el dualismo y el inte-
confirmación en el trasfondo marcada- relación de acto-potencia. El alma es de otro no parece mantenerlos en su lectualismo, reanimados de influencias
mente cosmológico-objetivista-natura- «forma» o «perfección» (entelequia) del verdadera distinción. Tampoco explica orientales de diverso tipo; la existencia
lista de los presocráticos y en el ele- cuerpo y, por tanto, la unidad del ser exhaustivamente la razón de que el h u m a n a es decadencia, y lo es a causa
mento racional intelectualista que cons- vivo proviene de u n «acto» perfecta- proceso emanativo (Uno-Inteligencia- de una caída del ser, que nos encierra
tituye la inspiración fundamental de su mente proporcionado a u n a «potencia». Alma-Matería) produzca realidades di- en u n cuerpo «figura amasada de tie-
antropología. Es cierto que con los Aunque la valoración de la existencia versas en degradación ontológica. Las rra y de arcilla de carne corruptible,
atomistas y con los sofistas llega a corporal es más favorable en Aristóteles, consecuencias antropológicas son evi- hecha de polvo». En consecuencia, será
negarse todo motivo intelectualista, también para él la finalidad de la vida dentes. La unión entre el alma y el también acogida en el cristianismo la
vaciando la antropología de todo sig- está en la contemplación, con detri- cuerpo es accidental a causa misma problemática griega de las relaciones;
nificado filosófico. Pero Sócrates (469- mento de una moral del hombre total. de la emanación, así como por carencia alma-cuerpo, ajena a la Biblia. Para
399 a. C.) elabora la doctrina del con- Esto se debe, al parecer, no sólo a la de bases doctrinales (hilemorfismo). Los responder a este problema surgen en el
cepto universal y resuelve los puntos persistencia de las posiciones platónicas dos elementos del compuesto h u m a n o interior del cristianismo diversas antro-
muertos de los pensadores anteriores. sobre la concepción de la vida y del son momentos igualmente necesarios pologías, de las que algunas son marca-
Ahora bien, esto comporta u n dualismo alma, sino también a la evolución en el de la actividad del Uno, pero el espíritu damente sintéticas (san Justino, san Ire-
más o menos velado entre u n mundo modo de entender las relaciones alma- absorbe la materia hasta el punto de neo, Tertuliano, etc.), otras marcada-
invisible y visible, entre el espíritu y la cuerpo. La teoría hilemórfica, que apa- convertir en ficticia toda distinción. El mente dualistas (Clemente de Alejan-
materia, con la consiguiente desvalo- rece sobre todo en las últimas obras, hombre no es imagen de Dios en toda dría, Orígenes, san Agustín, etc.).
rización del cuerpo. no parece incidir notablemente en la su persona; ha sido creado «a» imagen
moral aristotélica, porque el alma no de Dios (o sea, a imagen del «Logos» i Los teólogos han acogido únicamen-
La universalidad del concepto, obser- es sede de la vida moral, sino principio intermediario) sólo en razón de la inte- te la problemática griega de las rela-
va Platón (427-347 a. C), no se realiza de las funciones del cuerpo (o sea, se ligencia. Por lo mismo, es un ser desen- ciones alma-cuerpo (y esta perspectiva
en el mundo sensible; en consecuen- sitúa en el plano de las ciencias de la carnado, sólo espíritu, que se rebaja en condiciona y restringe por sí misma la
cia deberá existir u n mundo inteligible naturaleza) y, en consecuencia, la fun- la acción y se potencia en la contem- especulación teológica sobre el sentido
constituido de conceptos o, más exacta- cristiano del cuerpo) o h a n asumido
Cuerpo r46 147 Cuerpo
también la mentalidad cosmocéntrica ? los bienes terrenos y el que se ocupa del hombre, amén de ser causa de in- el pensamiento griego es esencial lo
No es fácil determinar en cada autor sólo de las cosas divinas. Se realiza u n a dividuación y limitación. Con todo, se que está umversalmente fuera del tiem-
hasta qué punto ha triunfado el es- confusión entre los términos «carnal» observa cierto desplazamiento de acen- po ; en el todo, entendido como cosmos,
fuerzo desplegado para superar crítica- y «terrestre»; o sea, para estos autores, to: la Biblia con los términos «carne» reinan el orden y la ley inmutable: la
mente la antropología extrabíblica con «carnal» es sinónimo de «terrestre», no (basar) o «cuerpo» (soma) designa al historia es solamente un fenómeno en el
la que se pone en contacto. El pensa- de «corporal». Confrontada con la ten- hombre como persona completa y so- interior del cosmos. El trasfondo histó-
miento patrístico, globalmente conside- dencia «ascética», que exaltaba el es- cial. Para expresar esta misma reali- rico, en cambio, nos sitúa en el ámbito
rado, parece superar el cosmocentrismo píritu y despreciaba neoplatónicamente dad, santo Tomás se sirve del concepto de lo contingente, del devenir, donde
griego por la aceptación de la concep- la carne, la concepción «monástica» de «anima». Se puede, por consiguiente, se realiza lo individual y lo singular.
ción histórico-bíblica del hombre, pero puede calificarse de u n a vía de medio, hablar de cierta espiritualización del La historia se desenvuelve no según las
mucho más complejo y fluctuante re- ya que el cuerpo no tiene valor sino hombre en cuanto que el Angélico leyes deterministas, sino en el reino de
sulta en la inspiración fundamental de con vistas al provecho de las cosas ce- busca la corporeidad h u m a n a a partir la libertad, de la persona. El Dios de la
cada u n a de las antropologías y par- lestes. del alma. Biblia, en efecto, es el que camina a
ticularmente en la valoración de la El problema de las relaciones alma- Las intervenciones del Magisterio pre- través de las épocas de la historia, que
corporeidad. En muchos autores co- cuerpo, planteado por el pensamiento pararon más tarde y aceptaron la ex- crea, conserva y lleva a término el
existen tres significados del cuerpo. El plicación tomista de la unidad del mundo con absoluta libertad y fideli-
griego, encontró en la Escolástica u n a
sentido amplio-bíblico, que designa a hombre. dad. En la Biblia, el cosmos es un fenó-
solución especulativa que resultó de- meno en el seno de la historia, no vi-
todo el hombre, aparece sobre todo en
cisiva en la historia de la teología ca- ceversa.
los pensadores que recurren a la Biblia
y a la filosofía. El sentido estricto-fllo- tólica hasta nuestros días. Las dos solu- II. Datos bíblicos
ciones escolásticas principales: la teo- En este trasfondo histórico-escatoló-
sófico, que designa la carne en oposición gico, que constituye el elemento más
al espíritu-alma, parece ser la tendencia ría de la unidad de las formas (tomistas) 1. UNA VISIÓN SINTÉTICA Y COMPREN-
y la de la pluralidad de las formas (fran- original e importante de la antropología
más difundida. Puede encontrarse sobre SIVA DEL HOMBRE ENTRAMADO EN LA HIS-
ciscanos) se fundan en diversas con- bíblica, se injerta el antropocentrismo
todo en los Padres que h a n intentado TORIA DE LA SALVACIÓN.-La perspectiva
cepciones metafísicas de la «materia» y cristiano. El hombre es «partner» de
asimilar críticamente el lenguaje hele- en que hemos abordado hasta aquí el
de la «forma» y, lógicamente también, Dios; todo lo demás no es sino ambien-
nista en polémica con antropologías lema nos sugiere exponer ante todo el
de la unidad sustancial del compuesto te. No es parte de u n todo más grande,
dualistas contemporáneas. Finalmente, trasfondo (mentalidad) histórico-escato-
h u m a n o . Para los defensores de la teo- sino que en cierto sentido es el mismo
el sentido ascético-peyorativo, que sitúa lógico y luego la inspiración fundamental:
ría de la unidad, la «materia» es pura todo, es la síntesis del mundo, pero de
en la carne la causa del mal, parece el hombre bíblico es u n ser unitario,
potencia y recibe el ser en acto de la una manera originalísima, precisamen-
caminar al paso de las influencias ejer- esencialmente relacionado. Así emer-
«forma». La «forma», principio de ser te por ser «sujeto-persona-existencia» en
cidas por las tesis platónicas y neo- gerán espontáneamente el sentido bí-
oposición al ser objetivo. La historia del
platónicas sobre el papel del espíritu y y de operación, es simple y está inme- blico del cuerpo, la superación de algu-
cosmos es u n momento de la historia
sobre la contemplación como fin-meta diatamente unida a la «materia» en nos «equívocos tradicionales» y las
entre Dios y el hombre. «Imagen de
de la vida. En la patrística se observa, u n a relación de causalidad. Para los líneas fundamentales que servirán a la
Dios», en relación de «alianza», parti-
pues, u n deslizamiento: se aplica al que sostienen la teoría de la «plurali- reflexión teológica.
cipa desde ahora de su vida y, por lo
cuerpo distinto del alma lo que la Es- dad», la «materia» tiene, por el contra- mismo, posee valor y validez eternos.
critura afirma de la «carne» en el sen- rio, cierta actualidad ínfima e indeter- ÍI) Eí trasfondo «históríco-escatológi-
fjo» de la antropología bíblica, no «natural- Esta mentalidad «temporal-histórica»
tido del hombre entero. minada, independiente de la forma. Así, implica también un nuevo concepto de
«materia» y «forma» son dos entidades cosmológico».—La Biblia no afronta de
un modo reflejo los problemas del tiem- «suprahistoricidad» (como la definiti-
El problema teológico de las relacio- con diferente intensidad de perfección vidad de la libre acción histórica de
nes alma-cuerpo llega en la Escolástica de ser. La «forma» no sólo da la deter- po y de la historia, si bien está inmedia-
I amenté dirigida al conocimiento del Jesucristo), de «trascendencia» (como
a su más elaborada solución especu- minación primera a la materia, sino que consumación intrínseca de la historia
lativa. El pensamiento de los primeros la dispone además a ulteriores deter- obrar y del devenir. La Biblia está, efec-
tivamente, orientada en un sentido realizada en Cristo, que es u n a forma
autores escolásticos, sin embargo, se minaciones, si bien la forma última de universal-concreto y. por ende, nor-
presenta un tanto heterogéneo y. al histórico, no en sentido filosófico-meta-
(«completiva») es la que da estabilidad ma fundamental del obrar), de «tiempo»
parecer, no aporta elementos especu- lisico. Todos sus discursos sobre el
y perfección específica al ser. hombre están íntimamente ligados a la (el Salvador murió, resucitó, vive, lle-
lativos originales y válidos a la solución La solución tomista, prácticamente la vará a cabo los tiempos; en él queda
de nuestro problema. A nivel de vida, historia salvífica. Al crear al hombre,
más difundida, destaca la unidad radical I lios establece «ipso facto» una relación superado todo tiempo), de «salvación»,
en cambio, se esboza el llamado sentido del hombre, pero sin simplificar la plura- «muerte», «resurrección», «vida», «pe-
monástico de los términos carne-cuerpo, ile mutua pertenencia, una relación
lidad de las dimensiones humanas. Cuer- personal Yo-tú entre sí y su criatura. cado».
que ejerció u n a influencia notable en po y alma (principios metafísicos en el
la historia de la espiritualidad ascética Dios quiere y crea al hombre como su El antropocentrismo cristiano, por
seno de la unidad originaria del hom- «partner», capaz de tratar con él y de consiguiente, difiere de la mentalidad
cristiana. La antítesis se establece entre bre) no son dos realidades, dos seres
los «bienes-eternos-divinos» y las «co- sellar u n a alianza; el hombre, como cosmocéntrica griega por cuanto deli-
del hombre, o dos partes del hombre; lal, es interlocutor de Dios". Su realiza- nea u n paso de la «objetividad» a la
sas-visibles-transitorias». El descrédito
el hombre es siempre uno y entero, todo ción se efectúa en u n a historia conce- «subjetividad», del «mundo» al «hom-
recae no sólo sobre el cuerpo, sino
también sobre todas las realidades te- alma y todo cuerpo, el que está ante no- bida en espiral, que contiene el pecado Ire», de la «naturaleza» a la «historia»,
rrestres. El conflicto no se da entre el sotros. No se desprecia el cuerpo, que ni como un decaimiento personal-colecti- de la «universalidad abstracta» a la
hombre dejado con sus solas fuerzas y es cárcel, ni obstáculo, ni puro ins- vo y tiende a una intervención «escato- «universalidad concreta», de la con-
el hombre en gracia (como en la Biblia), trumento, sino más bien la condición lógica» de Dios. Es de notar que el cepción «estático-espacial-cosista» a la
ni siquiera entre alma-cuerpo dentro de la existencia del alma. Siendo u n hombre entero ha sido creado bueno, «temporal-personal» 5 . Es lo que pre-
del hombre mismo (como en la patrís- modo originario y global de la existen- está intacto del pecado, es salvado y supone el trasfondo histórico-escatoló-
tica), sino entre el hombre apegado a cia h u m a n a en el mundo, el cuerpo llende a la plenitud escatológica. Según gico.
funda la dimensión social e histórica
Cuerpo 148
149 Cuerpo
b) Visión unitaria-concreta del hombre psíquica, sin que esto nos autorice a
J. A. T. Robinson: «La idea hebrea de antítesis alguna entre «cuerpo mortal»
en relación con Dios, la comunidad y el cos- identificarlo con el alma, como lo pen-
personalidad es la de un cuerpo ani- y «alma inmortal», sino enlre dos vi-
mos.—La inspiración fundamental, o el samos nosotros. Por esto, el nefesh
mado, no de u n alma encarnada. El das: la presente y la futura. La supe-
diseño y esbozo del que dimanan cada siente el dolor, la amargura, expresa el
hombre no tiene un cuerpo, es u n rioridad y el valor del hombre no pro-
u n a de las afirmaciones de la antropo- deseo, piensa, comprende, quiere, es
cuerpo. Es carne animada del alma, el viene del alma, como principio distinto
logía bíblica, echa sus raíces en la con- sede del apetito físico, es sobre todo
todo se concibe como una unidad psico- del cuerpo, sino de la salvación* que
cepción semítica del hombre. Apunta capaz de dirigir toda esta actividad a
física: "el cuerpo es el alma en su Cristo nos ha traído. Cada u n a de las
al carácter sintético y comprensivo. De Dios. Estamos bien lejos de la dicotomía
forma externa". No hay elemento al- dos vidas tiene su propia escala de va-
hecho, las aserciones antropológicas platónica alma-cuerpo, y más cerca,
guno que fuerce a considerar que el lores y, por ende, el término cuerpo
valen para cada aspecto del hombre y por cierto, de la psicología moderna del
alma (nefesh) sea inmortal, mientras la (soma) indica también la incapacidad
para el hombre entero y, por lo mismo, yo profundo y de la medicina psicoso-
carne (basar) es mortal. El alma no absoluta de la naturaleza caída en el or-
no subsiste ninguna distinción neta de mática.
sobrevive al hombre: simplemente se den sobrenatural. Dos perícopas que
las funciones del hombre, ni siquiera Además del sentido básico de «vida va, fluye afuera con la sangre» 9 . han inducido a una interpretación as-
entre alma-cuerpo o entre sus fenóme- humana», el término nefesh expresa el cética no siempre exacta resultan así
nos. La antropología bíblica, ya en el «Basar» (sarx) expresa además la pa-
concepto más complejo de «persona rentela y hasta los vínculos con toda la más claras. Me 8,35: «Porque quien
AT. ya en el NT. conoce tres términos viva y responsable». Toda actividad hu- quiera salvar su vida (psyché), la per-
fundamentales: «nefesh». «rüah» (o humanidad. Es el hombre en el mun-
mana, en efecto, es obra del nefesh en do, en solidaridad con todos los seres derá. Pero quien la pierde por mi amor
«neshamah») y «basar». Los Setenta cuanto supone y manifiesta la vida; y por el Evangelio la salvará». El término
los tradujeron respectivamente por «psy- vivos y con el cosmos. En términos más
cada acto es todo el nefesh en acción, actuales, sarx connota al hombre en su «psyché» se traduce por «vita» (no
ché», «pnéuma» (o «pnoé») y «sarx» toda la persona. Diremos, por consi- tanto por «anima»), expresándose así
(o «soma»). No deben entenderse como «mundanidad», o sea en la solidaridad
guiente, que es en cierto modo el centro con la existencia creada. Si se tiene, mejor el «nefesh» hebreo. Se trata, pues,
perfectamente correspondientes, ni como de la personalidad, la persona en cuan- de la existencia unitaria y concreta del
opuestos, sino en relación dinámica. La por otra parte, presente el trasfondo
to responsable. Sin embargo, dada la vi- histórico-escatológico de que hemos hombre en el seguimiento de Cristo,
unidad del hombre, su totalidad psico- sión unitaria y global del hombre, el que, para experimentar la salvación
lógica y personal, se expresan con el hablado, no se olvidará que el hebreo,
nefesh incluye y supone el basar; el al hablar del hombre, supone siempre escatológica, fin de este mundo, debe
«nefesh» en cuanto implica la «rüah» hombre es basar en u n aspecto y «alienarse» como un todo. El versículo
y se manifiesta en «basar» (corporei- «el hombre en presencia de Dios», cria-
nefesh en otro. Tenemos que habituar- tura limitada y sometida. «Sarx» denota siguiente (Me 8,36) dice así: «¿Qué
dad). La complementariedad de los nos, pues, a superar la inevitable dico- vale, en efecto, ganar todo el mundo si
sexos, el dominio sobre el cosmos, el precisamente el hombre frente a Dios
tomía alma-cuerpo, característica del como criatura, ligada a todo el con- se pierde el alma (psyché)?». También
ser creado a «imagen» de Dios, sub- pensamiento griego, valorando el alma aquí se traduciría mejor el término
rayan, por otra parte, que el hombre, junto de la existencia creada. La visión
como nefesh (o sea, la persona como unitaria del hombre en su condición «psyché» por «vita». Se usa como si-
en su totalidad, es un ser-en-relación en viviente) y el cuerpo como un aspecto nécdoque para referirse al hombre en-
la historia. En una palabra, según la concreta-histórica nos permite captar el
del basar (o sea, la persona en cuanto «basar» en su justa perspectiva en cuan- tero. Por esto, «perder la vida» equivale
concepción semítica el hombre es u n a perceptible). «Basar», por tanto, es la a separarse del cumplimiento histórico
«unidad de fuerza vital en continua to expresa también la caducidad, la
realidad concreta de la existencia huma- fragilidad, la endeblez física y moral del de las exigencias vitales de la comunión
relación con Dios y el ambiente» 6 . na, nefesh es su «personalidad»7. con Dios.
hombre y, por ende, el conflicto «sarx-
1) «Nefesh» (psyché-anima). El tér- 2) «Basar» (sarx-sóma-caro-carne). pnéuma». Se puede afirmar que «ba-
sar», en cuanto indica la fragilidad y «Carne» (sarx) y «espíritu» (pnéuma)
mino hebreo implica un sentido bas- La complejidad de matices que implica
la impotencia del hombre frente a Dios, son los otros dos conceptos antitéticos
tante más denso que el significado por el término «basar», emerge también en
implica ya en el AT u n valor moral, que encontramos en el NT. El término
la traducción griega y la española; se la variedad de vocablos que emplean
aun sin expresar la idea de corrup- clásico «basar» lo traducen los Setenta
refiere de hecho a la misma «persona los Setenta para traducirlo. Nos limita-
ción 1 0 . En el NT el término «sarx» usado por «sarx» y «soma»; es oportuno se-
viva», a todo el hombre en cuanto es remos a examinar «basar» aplicado al
solo carece de toda nota peyorativa o ñalar los matices que distinguen a
«tendencia hacia algo». Como el tér- hombre. «Basar» se usa ante todo para
calificación moral, aunque evidencie a «sarx» de «soma», para recoger luego
mino subraya ante todo la vida ligada designar ya la carne propiamente dicha,
veces la parte material y transitoria con más facilidad el sentido de la antí-
a un cuerpo (el yo vivo), es obvio que o ya todo lo que en el cuerpo no es ni
de la vida h u m a n a ; en cambio, cuando tesis «sarx-pnéuma». «Carne» (sarx)
nefesh cese de existir con la muerte; sangre ni hueso; e incluso todo el cuerpo
se halla en oposición a otros elementos no indica sólo el hombre en su totali-
no es u n co-principio físico de la na- humano, cuya parte más visible y no-
del hombre, entonces la oposición ori- dad corpórea, exterior, en su solida-
turaleza humana, como podría inducir table constituye la carne. Pero «basar»
ginariamente física toma un valor mo- ridad con la naturaleza y los hombres,
a creer su traducción desconsiderada indica también todo el hombre en cuan-
ral y denota cierta antítesis entre el en su debilidad o caducidad ante Dios;
por «alma», sino todo el ser h u m a n o to sujeto de razón, pensamiento y sen-
elemento espiritual y material, casi indica sobre todo en san Pablo la es-
en su plenitud de yo vivo y consciente. timiento, además de sujeto carnal. Esto
ausente en el AT. Detengámonos en dos tricta solidaridad con el pecado. La
Nefesh no depara apoyo alguno para confirma que «basar», cuando designa
antítesis fundamentales que encontra- carne es considerada como u n poder
afirmar u n a antítesis entre cuerpo mor- el cuerpo, no pretende decir lo que nos-
mos en el NT. de muerte que penetra al hombre en-
tal y alma inmortal o para apoyar la otros, siguiendo a los griegos, llamamos
tero, exterior e interior, pero por el
superioridad del alma como principio propiamente cuerpo: «...o sea la parte
El primer conflicto se da entre cuerpo momento está en u n a relación más ín-
indestructible y distinto del cuerpo. El material del compuesto h u m a n o y el
(sóma)-a/mn (psyché). Es u n a distin- tima con el cuerpo que es como la sede
cuerpo, lejos de ser distinto del princi- organismo de la vida fisiológica en opo-
ción-oposición paralela a la que el AT de la «carne», por la que influye sobre el
pio que lo anima, es el mismo nefesh sición al alma espiritual o ai princi-
hombre entero, mientras el Espíritu
visible, es el alma en su forma exterior. pio de la vida intelectual y moral...» 8 . hacía entre «basar-nefesh». El concepto
«alma» (psyché) denota, como hemos (pnéuma) es el elemento de resurrec-
Siendo el principio animador de la vida Para la mentalidad hebrea, el hombre
visto, el ser vivo entero, no sólo el ción que se apodera de todo el hombre
humana, el nefesh es también uno de es u n a unidad psicofísica estricta. Esta
alma principio indestructible, como en después que Cristo ha venido en la
los centros de la actividad emotiva y visión sintética la expresa muy bien
la mentalidad griega. Por tanto, no hay carne y la ha convertido en instrumento
150 151 Cuerpo
Cuerpo
de salvación. «Soma» indica al hom- en sí misma. ¡El hombre ha de tomar NT emerge esto con toda claridad, se Pero la perspectiva dominante es la
bre, solidario con la creación, pero en partido precisamente en su existencia trata de u n principio divino que toma de la vida y resurrección. De Cristo, de
cuanto ordenado a Dios. Por esta razón, libre, histórica! La «sarx» caracteriza, posesión del hombre entero. J. Bonsirven la comunión con su vida, deriva toda
san Pablo conoce sólo la resurrección sí, al hombre entero como ser corpóreo escribe a este propósito: es u n principio santidad y resurrección. Esta, como
del cuerpo (soma) tras u n cambio ra- con su debilidad, caducidad y sujeción divino que Dios-Espíritu infunde en el sintetiza M. Bordoni, «no es tanto la
dical en «cuerpo espiritual», no la re- a la ley y a la muerte, pero sólo si re- hombre mediante la comunicación del esperanza de u n acto apocalíptico de
surrección de la carne (sarx), incapaz chaza la compenetración del espíritu Espíritu Santo, que se desarrolla en naturaleza cósmica, sino el resultado
por sí misma de heredar el reino de (pnéuma) permanece cerrado y obtuso proporción de nuestra vida espiritual y de una actitud de fe en Cristo. La espe-
Dios. Es cierto que ambos conceptos en el ámbito del mundo al que está que llegará a ser el principio de nues- ranza cristiana se funda en Cristo,
(sarx-sóma) confluyen para indicar el ligado y obra nuevamente pecado y tra resurrección. Una vez más, la antí- muerto y resucitado, de suerte que su
hombre en su situación de pecado, de muerte. ¡El cuerpo es para san Pablo tesis-conflicto no se da entre cuerpo- resurrección de la muerte es el anuncio
contraste con Dios, en la decadencia el «soma», no la «sarx»! «Soma» signi- alma, sino entre carne (basar) y espí- y la garantía de la de los creyentes» I 4 .
histórica en la que se encuentra, en la fica a sus ojos tanto el cuerpo terrestre ritu (rüah-pnéuma); se trata de oposición Sobre este trasfondo se pueden eviden-
que está destinado a la suerte de la como el cuerpo celeste, la unidad de" entre el orden de la naturaleza y el de ciar las diferencias entre la idea griega
«sarx», pero no se identifican comple- todo el hombre; sujeto hasta ahora' lo sobrenatural. De hecho, el término de «inmortalidad» y la judeo-cristiana
tamente puesto que el cuerpo (soma) ciertamente a los deseos, al pecado y. bíblico carne (basar) incluye el dualismo de «resurrección». «En vez de razonar
es también «para el Señor» (1 Cor 6,13). a la muerte, pero destinado, mediante' de cuerpo-alma, pero los dos elementos teóricamente sobre la estructura del ser
Cabe afirmar con seguridad que es el «pnéuma», a la elevación y a la pertenecen al orden de la naturaleza. humano, el NT establece entre la per-
erróneo reducir el sentido de «sarx» transformación. Pero «soma» expresa lis, pues, erróneo reducir el sentido de sona humana, que es mortal, y la Per-
(carne) únicamente al cuerpo en nues- en san Pablo sobre todo la corporalidad, carne (basar-sarx) sólo al cuerpo. En sona Divina, que es inmortal, u n a co-
tro uso corriente o al de materia en la mundanidad del hombre; es el lugar consecuencia se ha observado, no sin munión real, en virtud de la cual la
contraposición a alma, y es asimismo de la comunicabilidad, del empeño y agudeza, que «las morales que exaltan vida divina pasará a la humanidad» 1 5 .
equivocado entender «sarx» exclusiva- de la entrega a los demás. La posibili- el alma con detrimento del cuerpo Pero mientras el judaismo habla de
mente como realidad sexual. Según san dad de nuestra socialidad y la realidad son... desde el punto de vista bíblico «resurrección de la carne» y se refiere
Pablo, el hombre entero, cuerpo y alma, de nuestro «ser en el mundo» se fun- morales carnales»11. En conclusión de a la toma de la corporeidad y de la
debe liberarse de la carne mediante el dan en la corporeidad y a través de cuanto hemos puesto de relieve en el vida presente, el NT no conoce la re-
espíritu. Y así, mientras la carne decae, ésta se nos brinda la posibilidad de tes- hombre como «rüah», nos parece poder surrección de la carne, sino de la cor-
el espíritu transforma el cuerpo natural timoniar que Cristo es el Señor del afirmar que la visión unitaria-global y poreidad y u n a corporeidad profunda-
en cuerpo espiritual; es la resurrección mundo11. su relación esencial con Dios se hallan mente transformada. La carne no se
de los cuerpos. El conflicto «sarx- plenamente confirmadas. considera como fuente de pecado y sede
pnéuma» ha de entenderse, por tanto, 3) «Rüah» (pnéuma o pnoé. espíri- del mal en sí misma. Ella no representa
como actitud del hombre entero, pero tu-soplo). Es el elemento más caracte- sino la influencia mala ejercida sobre
rístico de la antropología bíblica. Ex- 2. LA VALORACIÓN DEL CUERPO.-La la voluntad libre por la concupiscencia
no en el sentido de un antagonismo-
dualismo antropológico. presa habitualmente la relación diná- primera consecuencia es que todo dis- original, y, por lo mismo, la carne es
mica entre Dios y el hombre, el hom- curso sobre el hombre en cuanto «ba- más bien teatro q u e principio de la opo-
El contraste «sarx-pnéuma» tampoco bre bajo la guía carismática de Dios al sar» (sarx-sóma) no sólo se refiere a sición al Espíritu.
es en san Pablo sustancial, sino de servicio de las promesas salvíficas. El lodo el hombre, sino además a todo
orientación. Al parecer pueden reducirse «rüah», ante todo, es lo que da con- el arco de su existencia. La idea de sal- Tampoco el pecado es explicable como
a dos los significados de tal contraste. sistencia al binomio «nefesh-basar», sin vación, muerte, resurrección, vida, pe- simple fenómeno q u e deriva de la ten-
En u n sentido, «sarx» indica «el ámbito el «rüah» el «nefesh» no viviría. A. Gelin cado cambia profundamente. sión entre carne y espíritu, sino como
h u m a n o terreno» en su limitación; no lo define como «una forma vital pres- La salvación cristiana no se ha de opción personal de todo el hombre fren-
indica pecaminosidad (Rom 1,3). San tada de lo alto, que mantiene en pie entender individualistamente como sal- te a Dios. Y como todo comportamiento
Pablo está aquí en perfecta sintonía con al ser viviente» 12 . El «rüah» es, pues, vación de las almas, sino como partici- religioso y moral brota del hombre en-
la antítesis propia del AT entre fuerza- el atestado de que el hombre, en el pación en el reino de Yavé en la his- tero, sigúese que la concupiscencia, por
gracia de Dios y flaqueza del hombre. plano de la existencia concreta, en toria futura, sobre esta tierra y en esta ejemplo, no está conectada con el cuer-
Pero «sarx-pnéuma» son también cali- cuanto persona viva, está en relación vida. No consiste, por tanto, en la eva- po, sino con el corazón. La ausencia
ficaciones del hombre y, por tanto, in- esencial con Dios. El vínculo entre sión del alma del cuerpo, sino en la li- de toda visión dualista no significa, sin
dican «dos modos de ser», «dos ámbi- Dios y el hombre comprende también, beración progresiva del hombre entero embargo, la ignorancia de que el pe-
tos morales» del hombre. En Rom 7 se lógicamente, su obrar moral. En este del poder de la muerte que reina en la cado es u n dato antropológico primor-
describe el hombre que se abandona a sentido «el rüah se nos presenta a carne. La muerte y la resurrección dial en la Biblia q u e determina la rea-
su existencia pasada, precristiana, y lleva veces como la fuerza divina que hace al nlectan a todo el hombre, son aconteci- lidad del hombre y deforma su existencia.
u n a vida en la carne pecadora y con- hombre moral (Is 63,10-14)». Así, Eze- mientos personales, entran en la visión El pecado nos lleva así a destacar el
forme a la carne pecadora. En Rom 8, quiel describe la restauración del hom- de las relaciones religiosas entre Dios y el carácter dialógico de la existencia del
en cambio, es la vida en el espíritu de bre en la era mesiánica como u n a in- liombre. La muerte es ante todo sepa- hombre y el papel particular que des-
Cristo, el hombre en su corporalidad fusión de r ü a h : «Yo pondré mi espíritu ración de la comunión de vida con empeña en este aspecto la corporeidad.
que propende, con el espíritu de Dios en vosotros y haré que caminéis según I lios. La relación muerte-pecado es muy Desde el punto de vista bíblico, la re-
que le ha sido otorgado, hacia el futuro mis leyes» (36,27). Y el Mesías-Rey significativa, por lo demás, para com- lación del hombre con Dios es de u n a
de la nueva creación y obra en ella. (Is 11,2) y profeta está colmado de prender cómo la muerte n o se nos importancia decisiva incluso en todas
El dualismo entre hombre «natural» y «espíritu» (rüah) (Is 4 2 , 1 ; 61,1). describe como simple liberación del las demás relaciones. Sigúese de ello
«pneumático» no es, pues, absoluto, ni cuerpo, como hecho biológico, sino más que todo término empleado en describir
puede absolutizarse como u n dualismo Ya en el AT «rüah» incluye al parecer bien como síntoma de desorden moral, la compleja realidad del hombre debe
esencial, ni debe considerarse la reali- algo de sobrenatural en cuanto es u n como posición caracterizada del hom- calificar con características propias la
dad h u m a n a del hombre como mala don que Dios en su amor ofrece al bre frente a Dios. relación fundamental del hombre con
hombre y lo retira en la muerte. En el
Cuerpo 152 153 Cuerpo
Dios. «Basar» subraya, de hecho, el ca- bre el hombre tiende hoy a superar el espacio-temporal de u n a realidad ma- sólo cuerpo, pero éste representa, sin
rácter de criatura y la caducidad del cosmocentrismo griego, nos parece un terial, mientras corporalidad (Leiblich- duda, la encarnación misteriosa del
hombre frente a Dios. El cuerpo funda dato ya bien asentado. Lo prueba el ca- keit) se refiere al cuerpo del hombre en hombre en el mundo y entre los hom-
la sociabilidad, la capacidad de comu- rácter antropocéntrico de nuestro tiempo. cuanto propiamente humano. En este bres. Sartre, reaccionando sobre todo
nicación, de entrar en relación no sólo Los griegos consideraban al hombre segundo significado se trata de u n a mo- contra Husserl, llama la atención sobre
al nivel de yo-tú, sino sobre todo al como u n elemento del cosmos, incorpo- dalidad primitiva de todo el hombre, que el origen de la experiencia h u m a n a de
nivel de la convivencia social y política. rado al mismo como una parte del todo; puede tematizarse sólo con u n a reflexión la corporeidad y sobre el carácter «inter-
La corporeidad, sin embargo, es ambi- para el antropocentrismo, en cambio, trascendental. Con ella se subraya lo humano» del cuerpo. El encuentro in-
valente, puede expresar y facilitar la el hombre es la «representación tipo que es propio de la condición h u m a n a terhumano se efectúa a través de la
relación existencial, pero puede tam- del ser». El sujeto no está englobado del cuerpo, indica el estado originario corporeidad. Me experimento como
bién traducir el repliegue y encierro como u n caso en el horizonte del ser, del hombre u n o y completo, mientras existencia viviente a través de la cor-
egoísta de todo el hombre. sino, al contrario, es el ser de las cosas «cuerpo» expresa a posteriori el estado poreidad en u n mundo social de seme-
el que deriva de este modelo represen- del hombre como es y está. jantes y, por lo mismo, sólo en el
Para comprender con mayor exacti-
tativo. Se subraya así que el modo de encuentro con el otro. En sus últimas
tud el carácter dialógico del hombre y
ser «subjetividad» en su origen no puede 2. LÍNEAS-ACTITUDES DE FONDO PARA obras, sin embargo, Sartre, más que
el papel que desempeña en él la corpo-
ser u n derivado y, por lo mismo, el ser UNA COMPRENSIÓN CRISTIANA DE LA COR- sobre la inmediatez del encuentro con
reidad, es útil evocar la visión bíblica
h u m a n o asume su valor ontológíco como POREIDAD.-La relectura de los datos el otro, pone el acento sobre la función
de la sexualidad. «En la donación sexual
singular e irrepetible. El antropocen- bíblicos, permaneciendo sustancialmen- de médium entre yo y el otro revelado
—dice O. A. Piper— uno se da a conocer
trismo es, pues, estructura de pensamien- te en el filón de pensamiento católico por el mundo, la materia elaborada por
al otro, le permite un conocimiento, u n a
to estrictamente formal, es u n modelo que he calificado aproximativamente de el hombre. Este último aspecto («polí-
experiencia de la manifestación del pro-
de la representación en cuyo seno se orientación antropológico-ontológíca, per- tico-escatológico») del cuerpo como
pio amor y de su manera particular de
formulan las definiciones de cada uno mite por sí destacar algunas líneas- «fondeadero» en el mundo y «apertura
sentir y de expresar los sentimientos...
de los seres y de las regiones del ser en actitudes de fondo en las que cabe notar del mundo mediante la corporeidad»
Los dos "partners" no reconocen el
sus relaciones mutuas. Al interior de u n a convergencia significativa entre encuentra profundos motivos en Mer-
valor del otro en sí, ni siquiera el sen-
esta mentalidad antropocéntrica, el dis- diversos pensadores contemporáneos 1 9 . leau-Ponty. Partiendo de distintas pre-
tido de la masculinidad y de la femini-
curso teológico sobre el hombre, aun misas que Sartre y manteniéndose en
dad en sí, ni tampoco el significado de la El planteamiento tradicional del pro-
en la variedad de sus matices, ofrece una perspectiva secularizada, Merleau-
diversidad sexual del hombre como tal. blema se invierte: se parte de la visión
unas líneas de fondo constantes: se Ponty entiende la corporeidad como un
Ellos reconocen más bien la relación unitaria-originaria del hombre inserto
descubre la persona fenomenológicamen- llamamiento «político» a la construc-
recíproca, conocen lo que es uno para en la historia de la salvación para in-
te, se la profundiza teológicamente y. ción del mundo.
el otro en su virilidad (o feminidad res- tentar luego la comprensión de la dua-
pectivamente) concreta» 1 6 . Ahora bien, en el campo católico sobre todo, se le
da todavía u n fundamento según el ser. lidad de cuerpo y espíritu. El trasfondo El dato bíblico que parece particu-
la corporeidad y la sexualidad mani- o mentalidad no es ya el cosmocentris- larmente destacado en la teología actual
fiestan, al mismo tiempo que ligan, el Se intenta, en otros términos, construir
u n a antropología teológica que tenga, mo griego, sino el histórico-escatológico es la visión unitaria-global del hombre.
límite y la finitud, la incapacidad de de la antropología bíblica. Sobre tales Si el hombre es unidad, entonces todo
alcanzar la unión concreta que anhe- sí, como arquetipo el Hombre-Dios, pero
que no salga de la ontología, de las bases el horizonte cristiano de la teo- el hombre es cuerpo y todo el cuerpo
lan. De este modo remiten a la comu- logía del cuerpo adquiere toda su am- es espíritu. Pero n o el cuerpo, sino el
nión con Dios; el cuerpo y el sexo categorías de la metafísica del ser,
aunque se acentúe de modo fuerte, por plitud debida. No nos estancamos ya de cuerpo humano es el hombre. Toda ex-
vienen a ser medio y expresión de nues- modo casi exclusivo en el problema presión corporal y espiritual manifiesta
tro vínculo con Dios. Y es cierto que parte de algunos, la idea de «participa-
ción» l 8 . antropológico de las relaciones alma- siempre al hombre entero; esto vale
este ser «una sola carne» y el «conocer» cuerpo; se parte más bien desde este para el cuerpo en su conjunto y para
constituyen para la Biblia el modo más punto, reelaborado profundamente con cada u n a de sus partes. La Biblia des-
perfecto de encuentro, pese al perverti- En este contexto, además del influjo el sesgo antropológico-trascendental, cribe esta unidad incluso después de la
miento, eclipsamiento y desviación a los ejercido por los recientes estudios ins- para hacer posible la explicación de los muerte. Hacia el fin del AT, es cierto,
que con frecuencia se ve sometida la pirados en la filosofía fenomenológica, aspectos típicamente cristianos: el as- se subraya la trascendencia del prin-
sexualidad a causa del pecado. El sexo los teólogos h a n superado por fin la pecto soteriológico y el escatológico. La cipio espiritual (anima) en relación a la
y la corporeidad en que se expresa son, discusión clásica de las relaciones alma- «nueva» antropología permite poner de corporeidad del hombre, pero no en
pues, el modo esencial de existencia del cuerpo, para descubrir el carácter del relieve tres aspectos del cuerpo: huma- relación a la humanidad de la corpo-
hombre, de la salvación y de la perdi- cuerpo en su «integridad h u m a n a , que no, interhumano, político-escatológico. La reidad, porque ésta se identifica con la
ción. En consecuencia, también en el determina también la subjetividad hu- corporeidad se entiende ante todo como trascendencia del hombre respecto a la
futuro reino de Dios subsistirá el ser m a n a y sus comportamientos». Esto «médium» de la persona, de las rela- naturaleza corpórea. El alma, de hecho,
h u m a n o como varón y hembra. Reden- podemos encontrarlo en la misma ter- ciones sociales y de las relaciones con se entiende como la manera propia-
ción no implica en modo alguno libe- minología empleada. Escudándose par- el mundo. mente h u m a n a de ser corpóreo.
ración «del sexo», sino «en el sexo», o ticularmente en M. Scheler, G. Marcel,
sea «liberación del hombre con miras E. Husserl, J. P. Sartre y Merleau-Ponty. Estos tres aspectos no constituyen Esta visión bíblica fundamental del
a su modo existencial de hombre y de también en la teología se comienza a una originalidad absoluta de los teólo- hombre es ulteriormente esclarecida por
mujer: con miras al amor» 1 7 . distinguir el cuerpo como «cosa» (Kór- gos: también la filosofía contemporánea el antropocentrismo; la experiencia
per) del cuerpo «vivo» (Leib) que entra ha entendido de hecho la corporeidad prerreflexiva se explícita a nivel filosó-
en el campo de nuestra experiencia. En en este sentido. Baste recordar las pro- fico y se integra e n la totalidad de la
consecuencia, para expresar el carácter fundas intuiciones de G. Marcel sobre fe. Considerando al hombre «desde aba-
III. Reflexión teológica totalmente humano e interhumano del la «globalidad» h u m a n a del cuerpo (el jo», o sea a partir de la experiencia, es
cuerpo se emplean conceptos de «cor- hombre «es», no «tiene» cuerpo), sin posible descubrir el principio espiritual
1. LA ORIENTACIÓN ANTROPOLÓGICO-
poreidad» y «corporalidad». Corporeidad que por ello se identifique la subjetividad o libertad que constituye el verdadero
ONTOLÓGICA DE LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA
(Kórperlichkeit) designa el modo de ser con la corporeidad. El hombre no es valor de la persona. El hombre, en
ACTUAL.-Que la reflexión teológica so-
155 Cuerpo
Cuerpo 154

efecto, se presenta como ser corpóreo, «excarnación» (H. Conrad-Martius), «in- que es el punto de referencia obligado que se autocomunica. Por eso, puesto
pero con fenómenos irreducibles a lo terioridad que se abre» (R. Guardini), de toda actividad personal del hombre. que la humanidad del cuerpo es algo de
corpóreo; él puede distanciarse libre- «símbolo ontológico» (K. Rahner). El Sigúese de ello que el encuentro cor- la misma alma, sigúese que el cuerpo,
mente del ambiente y de la propia es- cuerpo, resume J. B. Metz, es la mani- poral se presenta siempre en «dialéctica» en la medida en que es humano, no
tructura biológica, y esto lo distingue festación coadunada de todo el hom- y «ambigüedad». Mientras se expresa y puede explicarse por la evolución. Aquí
del animal y lo hace persona. El hom- bre. Por eso el encuentro corpóreo es se establece en su concretez, el hombre aparece también la discontinuidad entre
bre posee u n a naturaleza biológica, «entendimiento», «intercambio perso- se abre contemporáneamente a la corporeidad animal y corporeidad hu-
pero es más, y este más lo es «en pri- nal», no sólo «medio» para entenderse. irrupción del mundo externo, precisa- m a n a ; en cuanto corporeidad humana
mera instancia», porque lo constituye Este aspecto «humano» de la corporei- mente porque la corporalidad lo intro- es u n aspecto del espíritu y, por lo
en persona y le permite ponerse «fren- dad se entiende siempre de u n a manera duce en un ámbito que no es exclusi- mismo, está en total discontinuidad con
te» a la naturaleza. La experiencia nos dinámica-histórica. De hecho, la existen- vamente suyo. La «posibilidad» (o el es- toda evolución. Esto no significa, sin
revela, pues, al hombre como persona- cia es u n a tarea; el ser h u m a n o es un tar «constitucionalmente amenazado») embargo, negar que el cuerpo del hom-
libertad llamado a dar sentido a la si- ser-disponibilidad que debe realizarse resulta así u n a condición existencial bre es el perfeccionamiento interno
tuación en la que se halla implicado libremente. La libertad fundamental que inextirpable agravada por el hecho de más completo de la materia.
por su corporeidad. Por esto, la perso- nos da Dios es la de «poder hacernos» qué* la situación en el mundo asumida También la salida del hombre de este
na viene a ser ella misma sólo saliendo libres, de autodeterminarnos; a través por la corporeidad jamás es neutral y, mundo esclarece su naturaleza y con-
continuamente fuera en y con su cor- del cuerpo, esta libertad se pone en con- por lo mismo, nuestra libertad está firma el papel de la corporeidad que
poreidad. Si consideramos la unidad del tacto con el mundo y se valoriza, se siempre «asaltada», «herida», «desequi- acabamos de exponer. La muerte bioló-
hombre «desde arriba», nos aparece expansiona si se dan las condiciones librada», hallándose inevitablemente in- gica prueba que el hombre en la cor-
principalmente como libertad espiritual corporales, biopsíquicas y sociales ade- cluida en lo incorpóreo. El único modo poreidad es fragmento de la naturaleza,
condicionada por el cuerpo. El alma, cuadas. En síntesis podemos decir: ser de afirmarse y de realizarse está en la pero el cadáver no es «cuerpo humano»,
«forma corporis», la entiende el antropo- hombre es «hacerse hombre», y la li- obediencia interior a tal situación, en precisamente porque ya no se presta
centrismo como espíritu (subsistente) bertad es «hacerse libre», humanizán- poder convertirse en don, entrega, liber- radicalmente a la comunicación del
bajo el modo de autocomunicación al dose cada vez más. tad que se da. El hecho de que el espíritu. La muerte de la persona (y,
cuerpo. La unidad del hombre queda hombre se halle entramado en el por ende, de la corporeidad humana) es
de tal modo acentuada que la esencia Pero en este punto se impone la ne- mundo comporta también un aspecto consecuencia del proceso biológico: la
de la espiritualidad h u m a n a consiste en cesidad de coordinar la radical unidad «parcialmente velado» de su manifestación muerte aleja la corporeidad y, por lo
el comunicarse a la corporeidad, mien- del hombre con su pluralidad de dimen- en y por la corporeidad. Efectivamente mismo, los contactos personales son
tras la esencia de la corporeidad hu- siones. Unidad que implica distinción; se ve constreñido a asumir (a «in- imposibles. La subsistencia tras la muer-
m a n a está en participar del alma al dualidad, pero no dualismo. El espíritu, formare», en sentido técnico) como pro- te es ciertamente un modo de expresar
modo espiritual. Así. pues, el hombre en efecto, se encarna en u n a corporei- pias las estructuras del mundo externo, la trascendencia de la persona sobre la
no está compuesto de alma y cuerpo, dad «extraña», en cuanto ontológica- sin poder diferenciarse de ellas como corporeidad, pero, dada la encarnación
como si el espíritu fuese pura inte- mente abierta a los demás y al cosmos. su propio modo de aparecer en el mun- esencial de la persona, la inmortalidad
rioridad y el cuerpo pura exterio- Precisamente porque la corporeidad es do. Pero la actualización de sí se cum- «natural» del alma (Platón) no es sólo
ridad; la esencia del hombre es más la misma estructura del ser del hombre ple en muchos actos diversos, en la victoria del espíritu sobre la naturaleza,
bien un espíritu que se comunica desde en el mundo, se introduce necesaria- multiplicidad espacio-temporal, no en sino también u n jaque pleno de la
siempre a la corporeidad. El cuerpo, mente entre los otros y en el mundo, uno solo; es la «temporalidad», otra con- persona. El alma «separada» es una si-
por lo mismo, en cuanto h u m a n o es donde es llamado a realizar u n a misión dición existencial. Sin embargo, tam- tuación absurda del hombre esencial-
un aspecto del yo o de la subjetividad y u n a tarea propias. El ser corpóreo es poco en esta sucesión temporal se esca- mente encarnado, una desituación de
humana. un «ser-con» (Mit-sein) referido radical- pa totalmente el hombre de sí mismo; la persona, un auténtico aprisiona-
mente al otro; un «coexistir», u n «plu- más bien se reasume y se determina miento. La inmortalidad cristiana, en
rale tantum» ontológicamente que es- cada vez, porque en cada acto anticipa cambio, es fundamentalmente comuni-
Es el redescubrimiento del significado pera ser traducido existencialmente. La la totalidad de la existencia corpórea.
humano del cuerpo: el hombre existe dad de vida con el Dios vivo y, por con-
intersubjetividad implica no sólo la Esta autodeterminación corpórea, que siguiente, liberación (redención) del
corporalmente. Como momento onto- existencia de varios, sino también un ocurre en la pasibilidad, en lo oculto,
lógico interno de la autorrealización del alma de la trágica situación amengua-
auténtico estar-con-los-otros ( = u n a ver- y en la multiplicidad espacio-temporal, da en cuanto llega a ser capaz de acti-
espíritu en el espacio y en el tiempo, el dadera comunión de conciencias). Cada es también causa de la «individualidad
cuerpo es «condición originaria» del vidad personal de gracia. La visión in-
encuentro con el otro se realiza en y histórica» que dura incluso en la eter- mediata de Dios después de la muerte
hombre, es ya espíritu envuelto en la por la visibilidad corpórea, por la que nidad, en cuanto ésta no es sino su
esfera misteriosa que se llama «materia subraya ciertamente la trascendencia
cuanto más «espíritu» es el ser huma- definitiva autenticidad 2 0 . del espíritu sobre la materia, pero la
prima». Por esta razón, la corporeidad no, más «se encarna». Aquí está, a nues-
permite al hombre llegar a ser cons- vida divina del alma separada no es
tro parecer, el fundamento del aspecto Los aspectos descritos hasta ahora se plenamente humana, carece de la ca-
ciente de sí ( = subjetividad) y, consi- interhumano y político-escatológíco de la
guientemente, a expresarse y realizarse explicitan luego a partir de la fe. El pacidad de relaciones interhumanas y
corporeidad. De donde se deduce tam- dogma de la creación afirma que el con el mundo, propias de u n espíritu
como espíritu en el mundo y trascen- bién que las relaciones interhumanas
diendo el mundo ( = subjetividad está- hombre, en cuanto unidad de alma y encarnado. El dogma de la resurrección
(yo-tú), al realizarse en un ámbito obje- cuerpo, viene directamente de Dios, de los muertos es el que destaca la en-
tica). Sigúese de aquí que la corporeidad tivo común, no son primariamente
es «aparición del hombre completo». aunque no sin los condicionamientos carnación esencial del hombre: el alma
privado-íntimas, sino socio-políticas, y biológicos. La creación del hombre es, divinizada comunicará al cuerpo su
Las denominaciones filosófico-teológicas no cabe dar una adecuada distinción
empleadas para indicar el cuerpo como por lo mismo, el inicio de una relación manera divina de existir y, por ende,
entre las relaciones íntimas «yo-tú» y de diálogo entre Dios y la persona; es la función de la corporeidad se renova-
expresión-manifestación del hombre son las neutras «yo-cosa». El cuerpo, pues,
varias. Se le ha llamado «acción prime- algo único y que incluye también el rá en plenitud.
es presencia con los otros y medio de rea- cuerpo humano, porque, de hecho, el Finalmente, puesto que el hombre es
ra» (G. Siewerth), «palabra» (H. E. Heng- lización del hombre en el mundo, puesto
stenberg). «mediador del ser» (B. Welte), cuerpo h u m a n o es el espíritu mismo
Cuerpo 156 157 Cuerpo
espíritu bajo el modo de la autocomuni- «superior», sino más bien una des- abren, a nuestro parecer, nuevas pers- viene del estado de criatura del hombre,
cación a la corporeidad, y el cuerpo es unión del hombre con su mundo histó- pectivas. No se puede, efectivamente, sino de su situación histórko-escatolóaica
el alma misma en la medida en que se rico y, consiguientemente, consigo mis- evadir el problema de fondo que plantea de pecador, abierto al devenir salvifico
encarna, resulta fuertemente destacada mo. Por esto, nuestra corporeidad actual la confrontación con los datos bíblicos, que se realiza completamente en el
la sacramentalídad de la corporeidad presenta caracteres antitéticos. Según lia Biblia considera al hombre en rela- «éschaton» mediante Cristo. Los diversos
humana. El cuerpo humanizado es la Biblia, la corporeidad es al mismo ción con Dios, con los otros y con la binomios antitéticos no indican nunca
«símbolo» profundo de la persona du- tiempo el ámbito preferido donde se naturaleza; no ejerce una reflexión filo- el hombre natural, sino existencial, como
rante todo el arco de su existencia y en manifiesta la ausencia culpable de la sófica sobre sus elementos constitutivos. existencia en relación con Cristo.
todas sus dimensiones. Es un tipo, por gracia («cuerpo de pecado») y el lu- La perspectiva es diversa: no es «onto- «Sarx», de hecho, designa la persona
así decirlo, de sacramentalídad natural gar donde la salvación escatológica, lógica» (el hombre en sí), ni «hilemór- en cuanto visible y formando una uni-
que cristianamente hace referencia a esencialmente encarnada, se hace pre- tica». El hombre bíblico es unidad dad en relación con los otros, personas
la Encarnación de Cristo. En virtud de sente (1 Cor 6,19ss). La redención nos originaria de carne-alma-espíritu, lo o cosas. Precisamente porque expresa
este misterio, lo corpóreo viene a ser viene a través de la sangre y muerte de cual es posible porque la mentalidad algo común a todas las criaturas e in-
manifestación visible de la realidad Cristo, formas concretas y corporales bíblica no considera nunca las cosas dica la persona en relación con la
viva de Dios e implica la glorificación de cuanto expresamos al decir que la desprendidas de sus relaciones esencia- creación, expresa también cierta opo-
escatológica no sólo del hombre, sino redención es fruto de la obediencia, de les. No se analiza al hombre en sí mis- sición a Dios que es «pnéuma», no
también de la materia. la caridad y del sacrificio de Cristo. mo como algo que está dividido y lue- «sarx». Por eso, «sarx» jamás designa
El antropocentrismo y la consiguiente Y puesto que la corporeidad no perte- go hay que juntarlo. La distinción bí- el cuerpo en sí mismo, como se ha en-
comprensión de la corporeidad permiten21 nece a un período provisional de la blica (supuesto que quepa hablar de tendido con frecuencia históricamente
así elaborar un tipo de espiritualidad historia del hombre, sino que es tam- distinciones) se da entre «sarx-psyché» («una» parte de la persona, la forma
muy positivo. Lo corpóreo es para no- bién elemento de su fase final perfecta, y «pnéuma». O sea, se trata de planos «exterior»), sino siempre la persona en
sotros «sacramento» del amor de Dios sigúese que la «resurrección de la car- diversos; la distinción no se da entre sus- su visibilidad y esencialmente en relación.
así como del amor entre nosotros los ne» y la «renovación de la tierra» serán tancias diferentes o entre causalidades, «Psyché», por otra parte, es toda la
hombres, y depara la posibilidad-deber manifestaciones definitivas del carácter no se funda sobre la diversidad entre «sarx» en cuanto viviente; lo que cons-
de convertir en «sacramento» todo el encarnado de la salvación cristiana. lo material y lo inmaterial, entre ma- tituye a la persona responsable y la
mundo material. Esto implica que la La ascesis cristiana se opone a la de- teria-forma, sino entre natural y sobre- hace capaz de relaciones con los otros.
salvación cristiana se entienda de una gradación antihumana y, por ende, natural. Pero el hombre viene a ser «psyché»
manera menos espiritualista y más también anticristiana de la corporeidad, viviente sólo en forma de soplo divino,
encarnada. La sentencia de Tertuliano: pero el empeño del cristiano maduro Hoy nos interrogamos al respecto si lo que implica una relación esencial
«caro cardo salutis», no nos autoriza estará en crecer dentro-con-en-dirección esta enseñanza que afecta a la historia con Dios que hace al hombre «religioso»,
solamente a refutar la doctrina neo- del propio ser corpóreo. Esto tiene na- de la humanidad contiene también la abierto a El por el hecho mismo de exis-
platónica de la emanación, según la turalmente una repercusión notable metafísica del hombre. Quizá todo cuan- tir. Y pues no hay dos vidas, sino una
cual un ser es tanto más cercano a sobre las concepciones del matrimonio, to pueda decirse es que la Biblia supone sola, la psyché indica la vida humana
Dios cuanto más alto sea su grado on- de la sexualidad y de la espiritualidad una meta-física. Recordemos sus puntos en sí misma, mientras «pnéuma», por el
tológico, sino también a afirmar que el de la vida monástica. En esta orienta- fundamentales. El hombre es creado contrario, designa la naturaleza de esta
encuentro con Dios se realiza en la cor- ción de fondo puede asimismo colocarse por Dios en todo su ser. La idea de una vida: es el mismo soplo de Dios en el
poreidad hasta el punto de que tras- la renovada reflexión analítica de cada preexistencia está excluida. El hombre hombre. En otros términos, «pnéuma»
cendencia e inmanencia no crecen en uno de los conceptos, por ejemplo, el es considerado como una unidad en el y «psyché» tienen !a misma extensión,
proporción inversa, sino directa. La de «mortificación», el de «libertad», el sentido de que es un complejo psico- pero mientras «pnéuma» evidencia la
salvación cristiana no es «desmundani- de la distinción demasiado tajante entre físico en que las diversas partes se vida humana en cuanto recibida de
zación» del hombre para unirse espiri- «actos internos y externos»; o la tesis distinguen mal y no son propiamente Dios y dirigida a El, «psyché» subraya
tualmente a Dios, sino más bien «irre- de una ética de pura intención; la idea las partes de un todo, sino más bien la vida en cuanto referida a la persona.
versible mundanidad» de Dios, puesto de «perfección-contemplación»; o la las diferentes formas de expresión de En consecuencia, lo natural y lo sobre-
que la venida del Logos en la carne condenación del «placer sexual»; el un todo. La Biblia está dominada de natural en el hombre son aspectos di-
implica que la materia llega a ser rea- «fisicismo-biologismo-objetivismo» erigi- parte a parte por el monismo antropo- versos, no realidades separadas, y, por
lidad en la que Dios se expresa y, por do en norma moral y la reducción del lógico. Queda fuera de duda la recupe- tanto, la afirmación de san Pablo según
ende, también nuestro encuentro en el amor a simple «medio» para la procrea- ración de esta dimensión; pero no es, la cual la carne tiene deseos contra el
Logos. La gracia no es, pues, pura inte- ción; la «redención» entendida como sin embargo, exegéticamente correcto espíritu no significa que el cuerpo tenga
rioridad, limitada al alma, sino nueva liberación del sexo, o bien en el sexo. afirmar que la Biblia ignora completa- deseos contra el alma, sino que la
creación de todo el hombre. El pecado Nos parece, pues, que la instancia mente el dualismo antropológico de «sarx-psyché» se opone al «pnéuma»,
se realiza sobre la base material del principal que emerge de los datos bí- alma-cuerpo. En el momento actual de pues pertenecen a dos órdenes distin-
mundo, pero sería erróneo afirmar que blicos, a saber, la de construir una an- los estudios bíblicos el problema está y tos. En el NT se nos dice además que
la materia informada y el cuerpo son tropología más sintética sobre el tras- debe quedar abierto. La superioridad Dios destina al hombre a una unión
la causa del pecado o males en sí fondo histórico-escatológico y poner del hombre sobre los seres infrahumanos «física» con el Hijo Encarnado. Por Cris-
mismos. La concupiscencia es un fenó- así las bases para una comprensión deriva del hecho de ser imagen de Dios to, en y con Cristo, por medio de la
meno que afecta a todo el hombre, la cristiana de la corporeidad, ha sido en su realidad psicofísica y, por tanto, acción unificadora del Espíritu, no sólo
corporeidad pone de hecho al hombre seriamente aceptada por la reflexión es susceptible de una relación personal llegamos a ser una sola cosa con el
entero en una situación mundana que teológica actual. con Dios, asemejándose a Cristo, ima- Padre, sino también con los otros.
no es neutral, sino que está siempre gen verdadera y perfecta de Dios. Tam-
influenciada histórica y existencialmen- bién aparece en el hombre el aspecto
de flaqueza y de fragilidad que parece En conclusión: no perspectiva ontoló-
te («existencial negativo»). No hay re- 3. NUEVAS PERSPECTIVAS.—LOS resul- gica; no unidad por composición (híle-
belión del hombre «inferior» contra el expresarse particularmente en la cor-
tados obtenidos de la interpretación poreidad. Pero esta condición no pro- morfismo), sino dialógica. De este modo
ontológica del hombre y del cuerpo se resalta también mejor el salto cuali-
Culto 158 159 Culto

tativo que la Biblia establece entre los cos, Herder, Barcelona 1967; P. Benoit, ¿Re- cimiento salvífico brota el imperativo bivalencia del fenómeno de la seculari-
seres que son «imagen de Dios» ( = el surrección al final de los tiempos o inmediata- ético (cf Dt 4,32ss; Me 1,15). Por eso, zación: si representa un peligro para
hombre) y los que no lo son ( = el mun- mente después de la muerte?, en «Concilium», 6U la moral no es otra cosa que la res- el culto, puede constituir también una
do infrahumano). La investigación ac- (1970), 99-111; G. Spicq, Deu i Vhome segons el puesta en la fe-caridad-esperanza a verdadera llamada a volverlo a someter
NT, Edicions 62, Barcelona 1970; M. Carrez,
tual, nos parece, podría profundizar lo ¿Con qué cuerpo resucitan los muertos?, en «Con- Dios que se revela y se autocomunica a una reflexión crítica, capaz de reen-
específico de la antropología cristiana cilium», 60 (1970), 88-98; G. Bornkamm, Sün- al hombre salvándolo. Pero, si toda la contrar y profundizar las actitudes del
precisamente a partir del aspecto rela- de, Gesetz und Tod: Das Ende des Gesetzes. Gesam- moral revelada es por su naturaleza culto exigidas por la fe cristiana («fe»
cional-dialógico. Las implicaciones mo- melte Aufsátze. 1, Munich 1953, 51-69.-(") A. una moral religiosa, ¿ qué sentido puede con función crítica hacia la «religión»).
rales y, en particular, el sentido cristiano Gelin, Uhome segons la Biblia, Nova Terra, Bar- tener un tratado específico sobre el El tema del culto lo tratamos aquí
del cuerpo saldrían notablemente aven- celona 1966; R. Koch, Geist und Messias, 58-68. culto ? Se podría responder considerando
(13) R. Koch, La rüah jahweh e il carisma nell'AT, según el método teológico o de la re-
tajados. en Teología per corrispondenza. IX settimana di la relación-moral-religiosa según la do- flexión crítica de la fe, en sus momen-
C. Squarise, ofm. conv. studio, Roma 1969, 4-43; W. Bieder, Pneuma, ble perspectiva de la opción-intención tos fundamentales: 1) de la escucha de
en TWNT, 6, 357-373.-(") M. Bordoni. Di- fundamental y de la opción-intención la Palabra de Dios, y 2) de la reflexión
Notas.—I ) ]. B. Metz, Antropocentrismo cris- mensioni
1 antropologiche della morte, Roma 1969, categorial. Es decir: el tratado específico crítica de la misma. Concretamente, el
tiano. Sigúeme. Salamanca 1972. 50-115; 150.—(ls) P. H. Menoud, Vimmortalité de del culto está justificado, ante todo, método teológico bien aplicado com-
P. Piovani, Conoscenza storica et coscienza l'áme, en Le sort des trépassés á'aprés le NT, como estudio de la opción-intención porta la superación de tratados pasados
morale, Ñapóles 1966, 103-155.-( z ) P. Dau- Neuchátel 1966, 34. - ( " ) Cita de A. Auer, fundamental religioso-cultual, que, pre- y, positivamente, la tentativa de un
bercies, La condition charnelk. Recherches posi- 11 senso della corporalitá e della sessualitá del- cisamente por ser opción-intención fun-
tives pour la théologie d'une realité terrestre, l'uomo, en AA. VV., L'uomo e la sua sessualitá, tratado renovado. La Palabra de Dios,
17 damental, constituye «el alma» que
Tournai 1959: R. Mandolfo, li pensiero antico, Brescia 1968, 20-21.-( ) F. Leist, Amore, como es sabido, es la que está conteni-
Florencia 1950; F. Nuyens, Uévolution de la sesso, matrimonio (Contributo alia soluzione hace religioso-cultual toda la existencia da en la Escritura y en la Iglesia en la
psychologie d'Aristote. Lovaina 1948.—(3) F. P. degli equivocí
15
cristíani sul sesso), Turín 1968, moral, en cualquier campo particular experiencia de los creyentes (Tradición)
Ftorenza-). B. Metz, El hombre como unidad de 194.-( ) Christian Schutz-R. Sarach, El hom- que ella se exprese y ejecute: está jus- y en la proclamación autoritativa del
cuerpo i/ alma, en Mysterium Salutis, v. 2, t. 2, bre como persona, en Mysterium Salutis, v. 2, tificado, además, como estudio de las Magisterio. De ello deriva un estudio
Cristiandad, Madrid 1969. 661-712 :E. Gilson, t. 2, Cristiandad, Madrid 1969. 716-736: J. Al-
elecciones categoriales religioso-cultua- bíblico y eclesial. Los interrogantes, por
Introduction á la philosophie chrétienne, París faro, Bacía una teología 19 del progreso humano,
les que explicitan y detallan de modo
1960; M. F. Sciacca, La persona umana secon- Herder, Barcelona 1969,-( ) K. Rahner, Espí- consiguiente, son: ¿ Qué piensa y revela
do S. Agostino, en AA. VV.. Umanesimo e mondo ritu en el mundo, Herder, Barcelona 1963; Id, inmediato y directo la relación del hom- Dios sobre la relación cultual del hom-
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zación que lleva a la negativa de una
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hombre como tal (abstracto) o compa-
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superstición). Por otra parte, existe
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les se ha venido desarrollando en la
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mann. Théologie des NT, 1961», 204-211; Pero dado que la relación del hombre
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de las imágenes, que intenta un tratado
teuch, Estocarda 1966, 80-82.-(') W. Mork, sistemático de los fenómenos cultuales,
Un tema fundamental de la ética naliza en formas socioculturales, éstas partiendo del concepto general de la
Linee di unlropologia bíblica, Fossano 1971,
5.-(") P- v a n 'mschoot, Teología del AT, cristiana es el del culto. Comenzamos siempre están expuestas al riesgo de proskynesis, como signo de sujeción,
2, Fax, Madrid 1969.-C) J. A. T. Robinson, su tratado indicando algunos problemas ser más o menos mágicas y supersti- humildad, temor, deseo y respeto. La
Estudio de teología ,0 paulina. El cuerpo, Ariel, de método, para pasar luego a presen- ciosas. Ahora bien, el mundo seculari- escolástica estudia el culto en referen-
Barcelona 1968.—( ) H. Lesétre. Chair, en tar la llamada del hombre al culto del zado lleva a una crisis de la religión cia a los actos latréuticos, encuadrán-
Dict. de la Bible, 1, 487-488; J. Bonsirven, Padre en Jesucristo en sus contenidos y del culto, que puede conducir sin
Chair, en Dict, de Spiritualité ascétique et dolos en el sistema de las virtudes, y
esenciales, y con referencia particular más al redescubrimiento de una religio- en particular en la virtud de la justicia.
mystique, 8, 439; J. Schabert. o. c, 80-82; sidad más personal y más vital, pero
K. Rahner-V. Vorgrimler, Sarx, en Diccionario a la invocación del Nombre de Dios. Según Pedro Lombardo y san Buena-
teológico, Herder, Barcelona 1970.-C 1 ) G. también a un rechazo de todas las for- ventura, a la religio pertenecen no sola-
Dautzenberg. Sein Leben bewahren. Psyché in I. Problemas metodológicos mas de la religiosidad y del culto con mente los actos cultuales, sino todos
den Herrenworten der Evangelien, Munich 1966, el pretexto de no aceptar las formas los deberes hacia Dios, como las virtudes
ce. 4-5; J. Schmid, El Evangelio según san Mar- La revelación presenta una moral mágico-supersticiosas. De aquí la am- teologales. Santo Tomás aporta diversas
esencialmente «religiosa»: del aconte-
Culto 160
161 Culto
precisiones. La religío supone otras vir- repensar nuevamente el tratado teoló-
tudes (especialmente las teologales) y gico sobre el culto y, en estrecha co- fases de actuación (AT, Jesucristo, ver a las exigencias cultuales de la
provoca otros actos de virtudes también nexión con la renovación teológica ge- iglesia) es revelado y efectuado el culto Alianza (Am 5,21-24; Os 6,6; Is l . l l s s ;
teologales (actus imperati), pero tiene neral de nuestros días, los moralistas al verdadero Dios 4 . Miq 6,6-8; Jer 7,21-23) 6 . Además, los
asimismo actos eliciti propios, los cua- advierten la necesidad de que el trata- a) El pueblo hebreo «reino de sacer- Profetas anuncian la nueva alianza,
les terminan en Dios no sólo como en do obedezca sobre todo a dos directri- dotes, nación santa» (Ex 19,5).—Bien poco que comporta la ley escrita no en tablas
su objeto (virtudes teologales), sino ces ; la de u n a fundación bíblica: la Pa- nos es permitido saber del culto en el de piedra, sino en los corazones (Jer 3 1 ,
también a través de los actos específica- labra de Dios que revela y propone al paraíso terrestre, en los albores de la 31-34; Ez 36,26-27): en este contexto
mente cultuales. En este sentido la re- hombre la llamada al culto cristiano humanidad: el hombre debe demostrar hablan los Profetas de un nuevo tem-
ligión no es virtud teologal, sino virtud presenta u n a inconfundible originalidad su dependencia de Dios no comiendo plo, de un nuevo culto abierto a toda
moral, y, con más precisión, virtud y u n a inagotable riqueza propias, que del árbol de la ciencia del bien y del la humanidad (Ez 37,26-28; 4 0 - 4 8 ;
moral que entra en la justicia, si bien no logran ser traducidas adecuada- mal (Gen 2 , 9 : 3,22). Después del peca- Is 56,1-8; 58). Así, «en u n Israel par-
sólo potencialmente, por la fallida igual- mente por las sistematizaciones teoló- do comparecen en el culto la invoca- ticularista y formalista, que se cerrará
dad en la relación hombre-Dios. Los gicas de santo Tomás y de san Alfonso; ción al nombre de Dios (Gen 4,26) y el a su mensaje, Cristo encontrará co-
actos de la religión se dividen en inter- la de u n a conexión con diversos tratados sacrificio (Gen 8,20): los Patriarcas in- razones pobres, en los cuales los salmos
nos y externos según el Angélico. teológicos: piénsese en los tratados de vocan a Yavé y le erigen altares para habrán alimentado el sentido de la ver-
Entre los primeros se encuentran la de- la cristología (Cristo Mediador y Sacer- el sacrificio. El culto, en el período pa- dadera justicia, condición del verdade-
voción y la plegaria de petición; entre dote que participa a los creyentes el triarcal, es la respuesta de los Patriarcas ro culto (Le l,74ss), y la espera del
los segundos la adoración, las ofrendas, munus sacerdotal), de la eclesiología (la a Dios que llama y les manifiesta su Mesías que inaugurará este culto per-
el voto, el juramento como actos de Iglesia como pueblo sacerdotal de Dios), favor (Gen 8 , 2 0 - 2 1 ; 12.1.7; 13,18; fecto (Mal 3,1-4)» 7 .
devoción, y el exorcismo, la oración de de la liturgia (eucaristía y sacramentos, 26,26). Dios no agradece u n culto
b) Jesucristo: templo, sacerdote, sacri-
petición y la oración de alabanza como palabra de Dios, etc.). Lo que sigue, cualquiera: considera las disposiciones
ficio. —Jesucristo se inserta en el cuadro
actos de recurso a Dios. No hay que pretende trazar el cuadro sintético de interiores (Gen 4,3ss). pide un culto
cultual de su pueblo: se conforma a
olvidar, empero, que el pensamiento un tratado teológico renovado del culto que exprese vitalmente la fidelidad a la
los ritos impregnándolos de su espíritu
«integral» de santo Tomás resulta no cristiano. alianza, fidelidad que encuentra su
orante (Me 1,32-39); presentado en el
sólo de la tradición de la religio, sino signo ritual en la circuncisión (Gen 17,
templo al nacer (Le 2,22ss), sube a él
también de las múltiples referencias cris- 9-14; 21,4) y su contenido moral en
para las fiestas durante su vida (Le 2 , 4 1 ;
tológicas y de las concernientes a la la entrega para «guardar el camino de
II. La llamada del hombre al culto Jn 2 , 1 3 ; 10,22); con frecuencia predica
pietas y a los dones del Espíritu Santo 3 . Yavé» en la justicia y la equidad
del Padre en Jesucristo en los lugares de reunión cultual (Me 14,
(Gen 18.17-19).
4 9 ; Jn 18,20). Como los Profetas, exige
El período postomista, que en cierto En todas las religiones, de cualquier Con Moisés se renueva solemnemente que se sea fieles ante todo al espíritu
sentido llega hasta nosotros, se carac- pueblo y tiempo, el culto establece re- la alianza: Yavé hace del pueblo he- del culto (Mt 23,16-23), ya que sin la
teriza en grandes líneas por la presen- laciones entre el hombre y Dios. Entre breo su «peculiar posesión entre todos pureza del corazón son vanas todas las
cia de u n a triple orientación. Encontra- los pueblos antiguos es corriente la con- los pueblos» (Ex 19.5) y el pueblo aliado purificaciones rituales (Mt 23,25ss;
mos, en primer lugar, la continuación cepción mágica: el culto aparece como es llamado al «servicio» de Dios (Ex 4, 5,8.23ss). Con Jesucristo entra en la
de la sistematización tomista del culto, medio para inclinar a la divinidad hacia 22-23; 20,2-5: Dt 6,12-13). Este servi- historia una novedad: él efectúa en su
acogida casi umversalmente, puede de- el hombre y sus exigencias, más bien cio o culto tiene como contenido esen- persona las realidades cultuales del AT
cirse (también por Duns Scoto), con la que como entrega de sí mismo a Dios. cial la fe, concebida como abandono to- y da vida a un culto nuevo. El, en efecto,
distinción entre virtudes teologales y Aun en nuestros días existe la concep- tal a Dios y a su designio de salvación, y es el verdadero templo, o sea, la verda-
virtudes cardinales. En segundo lugar, ción antropológica-ascensional: el culto el amor expresado y ejecutado en la obe- dera habitación de Dios entre los hom-
asistimos a la entrada de una nueva parte del hombre para subir a Dios diencia y observancia de las Diez Pala- bres (Jn 2,19-21) 8 ; es el sumo y eterno
sistematización: san Alfonso abandona como «exigencia» del alma natural- bras o mandamientos del Sinaí (Ex 19, sacerdote, siempre dedicado al servicio
el esquema de las virtudes a fin de to- mente religiosa o como «deber» frente 4-6; Dt 5,1-21; 6,4-25)'. En este período del Padre (Heb 4 , 1 4 : 5,10); es el ver-
mar el de los mandamientos para vol- al Absoluto. La revelación, en cambio, los ritos hebreos van unidos con la alian- dadero y perfecto sacrificio, que efectúa
ver a exponer la ética cristiana. Así el se desprende claramente de tales con- za (fiesta de la Pascua: Dt 16,1-18; fiesta u n a vez por siempre la reunión de la
tema del culto entra en el tratado de cepciones, presentando el culto como de los Tabernáculos: Lev 23,43) y con humanidad con Dios, o sea, la nueva
los tres primeros mandamientos del de- la respuesta, en la vida y en el rito, el sacrificio que ha sellado la alianza alianza (Heb 10,4-10; Ef 5,12). De este
cálogo, mientras permanece distinto el del hombre a Dios, que se le ha revelado misma (Ex 5,lss; 19,6; Sal 50,5); el modo Cristo marca el fin del culto anti-
tratado de las virtudes teologales. Se y entregado en el amor salvífico. Sólo culto es sometido a u n a legislación cada guo y el comienzo del nuevo, como
advierte, por fin, u n constante malestar dentro de la historia salutis puede cap- vez más detallada y exigente; se asiste culto «en espíritu y en verdad» (Jn 4,
en los diversos autores frente a la neta tarse el auténtico significado del culto, a la centralización del culto por obra 23-24) 9 , centrado en el sacrificio de
distinción entre virtudes teologales y entendido como «llamada» que el Pa- de la tribu de Leví. la única que des- Jesucristo que sella la nueva alianza
religión: este malestar es documentado dre dirige a todos en Cristo y en la empeña funciones sacerdotales; se llega (Me 1 0 , 4 5 ; 14,22ss). El culto de Cristo
por Durando de san Porciano, que con- Iglesia y como «servicio» divino. •i la ritualización del culto, hasta caer es el servicio de amor al Padre, en el
sidera la religio como virtud en parte en una relación religiosa puramente cumplimiento de su voluntad, y, por
moral y en parte cuasi-teologal; por la exterior y jurídica, extraña a un servicio tanto, en el don total de sí mismo en
escuela francesa de espiritualidad del 1. EL SERVICIO DIVINO: EL CULTO EN
ele fe y de amor y, por ende, fermen- la cruz por la gloria divina (Jn 14,31).
siglo xvm, como J. J. Olier, que tienden LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.—Como es
tante de la existencia moral cotidiana. c) Eí culto de la Iglesia. —En la Iglesia
a considerar la religio como síntesis de sabido, la revelación presenta la historia naciente encontramos el eco de la mis-
las virtudes teologales, y por las direc- de la humanidad como «historia reli- De ahí la intervención de los Profe- ma actitud de Jesucristo respecto al
ciones recientes y actuales. giosa», o sea, como historia del encuen- tas, que denuncian la «vanidad» de u n culto: «La Iglesia naciente no rompe
tro y del diálogo entre Dios salvador culto que no nace del corazón y no se con el culto figurativo del templo, sino
b) Las orientaciones actuales. —La his- y el hombre salvado; dentro de esta practica como respuesta de amor al superándolo. Al par que Jesús, también
toria del pasado es u n llamamiento a historia de salvación, en sus diversas iimor salvífico de Yavé: es preciso vol-

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Culto 162 163 Culto
los Apóstoles rezan en el templo y en- Un texto significativo, que resume bien y de los creyentes templos-sacerdotes- manera se quiere poner en luz la ini-
señan en él (He 2 , 4 6 ; 5,20). Pero, como las características esenciales del culto sacrificios-siervos de Dios; el culto apa- ciativa gratuita de Dios que llama a la
proclama Esteban, el verdadero templo cristiano, es el de Pedro: el Concilio rece como comunitario e individual; salvación (contra cualquier concepción
es aquel en que habita Dios y en que Vaticano II lo recuerda diversas veces por fin, se estructura como anamnesis de tipo «mágico») y, en consecuencia,
reina Jesús (He 6,13ss; 7,48ss). Tam- como fundamento bíblico del sacerdocio o memoria, como presencia o actuali- la respuesta del hombre, respuesta que
bién Pablo que, en atención a los he- real o común, y merece un análisis zación y como preanuncio o espera de se califica como donum o jubilosa posi-
breos convertidos, acepta participar en atento 1 3 . El texto petrino se coloca en la salvación (piénsese en la pascua he- bilidad (gracia) y como mandatum o
prácticas cultuales a las que aquéllos un cuadro litúrgico, mejor aún, bau- brea o en los sacrificios del AT: son empeño moral (deber). La respuesta es
permanecen fieles (He 2 1 , 2 4 . 2 6 ; cf 1 Cor tismal: se enlaza con Ex 19,6, o sea, recuerdos de las «magnalia Dei». ritua- dada a la obra salvífica del Padre en Je-
10,32ss), predica sin cesar que la cir- con la alianza en la cual Yavé hace lización del amor salvífico de Yavé, es- sucristo por medio del Espíritu Santo: el
cuncisión carece de valor y que el cris- de Israel u n reino de sacerdotes y una peranza de la consecución de la salva- culto históricamente existente se refiere
tiano ya no está sujeto a las observan- nación santa; se presentan los tres ción mesiánica definitiva). no al Ser supremo sin rostro ni nom-
cias antiguas; el culto cristiano es nue- elementos del culto: el templo, el sacer- bre, sino al Dios que se ha revelado
vo (Gal 5,1.6)» 10 . Por otra parte, la docio, los sacrificios, pero la economía 2. EL CULTO EN LA REFLEXIÓN TEO- y, por ende, al Dios Uno y Trino; ha-
Iglesia, desde el comienzo, obedece a judaica es sustituida por la nueva eco- LÓGICA.-Entre los puntos que merecen blamos de Jesucristo y no simplemente
los mandamientos cultuales de Jesu- nomía de la iglesia, donde todo es «pneu- reflexión señalamos los que conciernen de Hijo, para situarnos en la historia
cristo, celebrando el bautismo (He 2, mático» ; de ahí los sacrificios «espiritua- a la definición o descripción del culto salutis del Hijo que se encarna y muere-
38-41), imponiendo las manos para dar les» que se efectúan bajo la moción del cristiano o nuevo (en Cristo y en la resucita; decimos respuesta «a la obra
el Espíritu Santo (He 8,15ss), comiendo Espíritu Santo; el nuevo culto descansa Iglesia), la vocación «sacerdotal» de salvífica», en cuanto la creación misma
el Cuerpo y bebiendo la Sangre de Cris- en la mediación de Cristo: los cristianos, todo cristiano, el sacerdocio divino como constituye su primer momento: se po-
to en la eucaristía (1 Cor 10,16; 11,24). como «piedras vivas», son edificados devoción y vida teologal, el culto en dría hablar también de respuesta a la
La vida de la comunidad eclesial primi- como edificio espiritual sobre él, piedra sus fundamentales expresiones y ac- «gloria» de Dios, dado que esta gloria
tiva se caracteriza por la indisoluble angular; los cristianos son sacerdotes tuaciones. se revela y realiza precisamente en la
terna fe-sacramentos-obras: la escucha en cuanto son «pueblo», es decir, no obra salvífica. La respuesta viene de
de la Palabra de salvación halla pleno tanto individualmente, cuanto por su a) Hacía una definición del culto.— parte de los miembros del Pueblo de Dios:
cumplimiento en la celebración de los pertenencia a la «estirpe elegida», que Son conocidas las definiciones clásicas como el término de la intervención de
«sacramentos de la fe» y en la conducta es la Iglesia; las funciones cultuales de religión y de culto: la primera es salvación es el Pueblo de Dios (sea
de una vida moral inspirada en la ca- pueden reducirse a tres: la ofrenda de definida por santo Tomás como «virtus como «pueblo», sea como «miembros»
ridad fraterna 1 1 . El culto se une íntima- los sacrificios espirituales (coextensivos quae Deo debítum cultum affert»1*; el que lo forman), así el sujeto del culto
mente con la fe y la caridad (He 2,41-47; a la vida de los fieles), la evangelización segundo es comúnmente definido, a es el mismo Pueblo de Dios considerado
Rom 1 2 , l s s ; 1 Cor 10,31). El culto de o testimonio frente al mundo de las partir de san Juan Damasceno, como en su totalidad (culto litúrgico y comu-
la Iglesia primitiva se presenta como la «grandezas» de Dios salvador, y el sacer- «nota submissionis ai agnitam excellen- nitario) y en cada uno de sus miem-
respuesta de todo el pueblo que da docio «real» (es decir, la Iglesia sacer- tiam alterius»15. En referencia a la de- bros (culto individual). El culto con-
gracias al Padre por su amor misericor- dotal efectúa aquí abajo el reino de finición habitual de culto no es difícil siste en un servicio de fe y de caridad:
dioso, porque ha enviado a su Unigé- Dios) en cuanto que los cristianos deben observar que se presenta como «esen- el término, formal aún, de «respuesta»
nito para la salvación del mundo y al ser en el seno de la sociedad h u m a n a cialista», es decir, sin atender a la his- encuentra ahora su «contenido», que
Espíritu Santo (cf las doxologías de las un fermento de paz y de luz (1 Pe 2, toria de la salvación; como «naturalis- según la revelación debe verse en el
cartas paulinas). Esta grata y jubilosa 11-20). ta», porque no depende de la revelación; «servicio divino», como «acogida» (fe)
respuesta de la salvación se expresa y como «genérica», es decir, sin preocu- y «comunión» (caridad) con Dios que
realiza en una donación de sí mismo Concluyendo: el culto en la historia parse por poner en luz la originalidad se revela y se comunica a los hombres
de la salvación revela las siguientes ca- cristiana del culto; como «formal», en como salvación. El servicio es manifes-
0 servicio a través de u n a nueva exis- racterísticas esenciales: es una respues- cuanto dice muy poco sobre el conte- tado y actuado en la vida moral y en el
tencia moral, la existencia que se ins- ta a la iniciativa salvífica de Dios; esta nido del culto mismo. Ahora bien, sin rito sagrado: el fenómeno religioso-cul-
pira en la caridad sacrificial de Cristo respuesta se expresa y realiza mediante negar los valores de la definición tra- tual se desenvuelve según diversos mo-
(Rom 1 2 , l l s s ; Heb 1 0 , 2 2 - 2 5 ; 13,15- toda la vida moral como vida de fe- dicional, es legítimo intentar una des- mentos articulados entre sí: el del co-
17; 1 Jn 3,22-24; 4 , 1 6 . 1 9 - 2 1 ; Sant 1, caridad o servicio divino y mediante un descripción (si no u n a definición autén- nocimiento o descubrimiento de Dios
26ss). Pero para la Iglesia no se trata momento cultual directo o explícito tica) más teológica del culto. Podría Salvador (tras la revelación y la fe), el
solamente de obedecer a las órdenes (circuncisión, altares, sacrificios, ritos, formularse así: el culto es ¡a respuesta de la aceptación consciente y respon-
cultuales de Cristo, ni siquiera de imitar oraciones, fiestas, templo, etc.); esta a la obra salvífica del Padre en Jesucristo sable de Dios Salvador (tras el don de
su espíritu de servicio en relación al respuesta experimenta u n a evolución por medio del Espíritu Santo, de parte de la gracia y de la caridad), y el de la
Padre; se trata de «tomar parte» en el histórica, que encuentra su centro en los miembros del Pueblo de Dios, mediante «manifestación» (en el acto interno y
culto mismo de Jesucristo. Si en Cristo Jesucristo, al cual tiende el AT y en un servicio de fe y de caridad, manifesta- en la acción exterior) de este conoci-
«habita toda la plenitud de la divinidad», particular la predicación profética y a do y actuado en la vida moral y en el rito miento y aceptación. Ahora bien, el
es asimismo verdad que los creyentes la que hace referencia la primera co- sagrado, como memoria-presencia-espera culto encuentra su formalidad o su
participan «de su plenitud» (Col 2,9); munidad cristiana en su diferenciarse de la salvación. proprium en el momento «manifestati-
por eso los cristianos toman parte en de la comunidad judía; el culto es mo- vo», que se realiza en u n doble nivel:
La descripción dada querría recobrar el de la vida moral (positivamente es el
el sacerdocio de Jesucristo, constituidos tivado por lo que Yavé ha hecho y hace
toda la riqueza del culto cristiano como servicio divino de fe-caridad que com-
ellos también en templo viviente de continuamente con Israel (el éxodo y
emerge de la revelación divina y de la prende la libertad fundamental de la
Dios (1 Cor 3,16; 6,19-20; Rom 8,9-11; la alianza), colocándose así en el con-
respuesta dada a la misma por la ex- persona y, por consiguiente, reclama
texto de la alianza pascual, y para el
1 Tes 4 , 8 ; Ef 3.19-22; 1 Pe 2,5), en periencia de fe del pueblo elegido. Per-
NT, por la persona y la obra de Jesu- todas sus acciones: es el culto «espiri-
pueblo sacerdotal (1 Pe 2,4-10; Ap 1,6; mítasenos detenernos un poco en cada
cristo, como templo-sacerdote-sacrificio- tual»; negativamente es el rechazo de
5,10), en ofrendas gratas a Dios (Rom uno de los puntos. El culto es definido,
siervo del Padre, que hace de la Iglesia
1 2 , 1 ; 14,18; 15,16; Flp 2 , 1 7 ; 3,3) 1 2 . ante todo, como la respuesta: de esta
164 165 Culto
Culto
sino a un culto «cristiano», o sea, a un dotal): la vinculación ontológica a culto de Cristo y de la Iglesia rs el
una concepción puramente «ritualista» «carácter» que lo configura en el ser con
del culto) y del rito sagrado: por culto de imitación y de participación en Cristo y a la Iglesia hace del cristiano
el culto de Jesucristo en la Iglesia (en este un ser que «comparte» el poder y la el Verbo Encarnado Sumo Sacerdote, y
rito sagrado pretendemos referirnos a lo hace partícipe de su poder y de su
«signos» resultantes de «palabra y ges- sentido se podría hablar de un culto misión de culto propios de Jesucristo y
cristiano «anónimo»). de su Iglesia. La vocación sobrenatural misión sacerdotal, y exige la gracia (par-
to» (íntimamente ligados, porque la ticipación en la vida filial, y, por consi-
palabra es la primera acción del hom- b) La vocación «sacerdotal» de todo al culto cristiano se enraiza, en particu-
hombre-cristiano. -Descrito el culto cris- lar, en los sacramentos: fundamental- guiente, cultual, de Jesucristo) para una
bre y porque la acción encuentra en vida cultual digna.
la palabra la indicación de su significa- tiano, conviene poner en luz los funda- mente en el bautismo (como potestas
do). En fin, la respuesta cultual se cali- mentos o las razones que hacen posible del culto cristiano) y sobre todo en la c) El servicio divino como devoción y
fica de memoria-presencia-espera de ¡a y obligatoria la respuesta cultual del eucaristía (como missio y operatio del como vida teologal.-E\ concepto bíblico
salvación: el rito sagrado es significativo, hombre a Dios. Si en la historia de la culto cristiano). De forma más precisa fundamental de culto es el de «servicio
es un «signo» cuyo contenido es preci- salvación, el culto se entiende esencial- aún, la vocación sobrenatural al culto divino», cuyo contenido esencial es
samente conmemoración de la obra mente como respuesta a la precedente cristiano se arraiga en el «carácter» de dado por la existencia teologal de fe y
salvífica de Dios, su ritualización en el iniciativa de salvación de parte del Se- los sacramentos: «Con el lavamiento del de caridad. Ahora bien, el concepto de
hoy, en espera del cumplimiento de- ñor, es en esta iniciativa donde debe- bautismo los cristianos se hacen, a tí- servicio divino ha sido recogido por la
finitivo o escatológico. En esto reside rá encontrarse el fundamento de la tulo común, miembros del Cuerpo mís- tradición cristiana con la categoría de
la dimensión «histórica» de la respuesta respuesta. Hablamos de «vocación» para tico de Cristo sacerdote, y, por medio la «devoción» 18 . Inspirándonos en el
cultual a Dios, que en la historia se mejor subrayar el doble aspecto de lla- del "carácter" que se imprime en su pensamiento de santo Tomás, podremos
revela y comunica al hombre. mada como gracia o donum y de res- alma, son destinados al culto divino presentar como sigue los aspectos prin-
puesta como responsabilidad o manda- participando así, de modo conveniente cipales de la devoción 1 5 . Esta se define
Es fácil advertir que la tentativa de a su estado, en el sacerdocio de Cris- como disponibilidad total al servicio de
describir así el culto remite no a un tum. Con frecuencia, el deber del hombre
al culto divino es justificado a partir de to» 1 6 ; «Los fieles, incorporados a la Dios20. El de Aquino habla de voluntas:
culto genéricamente entendido, sino al Iglesia por el bautismo, quedan desti- es el principio de la devoción, que ha
culto «cristiano». En tal sentido la teo- la situación natural del hombre mismo:
se dice que el hombre en el plano na- nados por el carácter al culto de la re- de entenderse con relación al yo pro-
logía está llamada a poner en luz la ligión cristiana» (LG 11). fundo, al corazón en sentido bíblico.
originalidad o peculiaridad del culto a tural es «criatura» de Dios y, por tanto,
es un ser total y continuamente ligado, Esta voluntas es caracterizada en particu-
partir de Jesucristo y, consiguientemen- Una reflexión cristiana sobre el carác- lar por la «prontitud» (voluntas prompte
te, de su Iglesia: sólo en el misterio de en el ser y en el obrar, a Dios Creador ter (en la línea de santo Tomás y de
y Señor. Ahora bien, el hombre en- faciendi, mente prontísima), que tiene
Cristo y de la Iglesia es posible una J. M. Scheeben) 1 7 especifica en él: como término el tradendi se, el prompte
adecuada comprensión y actuación del cuentra así inscrito en sus profundida- a) un signum deputationis ad cultum:
des eí imperativo moraí de «reconocer» faciendi: es ei objeto «genérico», esto es,
cuito nuevo. Aflora oíen, ia cristofogía como la «gracia» asimila a Jesucristo el consagrarse, el someterse plenamente
y la eclesiología ofrecen elementos fun- (conocer, querer, actuar) la total y con- «Hijo» y destina al cristiano a la «glo-
tinua dependencia de Dios, en lo cual a Dios. Uniendo los dos aspectos (vo-
damentales para una ética cristiana del ria», así el «carácter» asimila a Cristo luntas tradendi se), se ve cómo la de-
culto. He aquí algunos puntos esencia- consiste precisamente el culto. Esta como «sacerdote» y destina al cristia-
presentación merece al menos dos apre- voción constituye u n autodisponerse,
les. Jesucristo es «Mediador»; su media- no al «culto»; b) u n signum configurati- u n autodecidirse de la persona como
ción es: a) ontológica (es el Verbo En- ciaciones, la u n a pastoral y la otra vum con Cristo en su «ser» sacerdotal (di-
teológica. Pastoralmente, a quien no un todo y durante toda su existencia por
carnado) y operativa (es el Verbo En- mensión ontológica) y un signum parti- Dios. El objeto «específico» es el Dei ser-
carnado Redentor); b) con la dignidad cree (pero también al creyente) es ne- cipativum de Cristo en su «poder» (po-
cesario justificar racionalmente el deber vitium: en este sentido la devoción no
ontológica de Sacerdote-Profeta-Rey y testas) y en su «acción» (missio) sacer- es u n a virtud especial distinta de la
con la consiguiente misión sacerdotal- de prestar u n culto a Dios; y tal justi- dotales; c) u n a potestas spiritualis: la
ficación parte precisamente de las mis- virtud de la religión, sino la raíz pri-
profética-real; c) con caracterización destinación al culto comporta u n a ha- mera y determinante de la religión: raíz
«filial» (en correspondencia con la me- mas exigencias de la naturaleza hu- bilitación, es decir, una potestas cultual,
mana (creaturalidad). Pero bajo u n «primera», porque parte del centro de-
diación ontológica y con la dignidad que se expresa ya como potentia pas- cisional de la persona; raíz «determi-
ontológica) y «pascual-escatológica» (en perfil propiamente teológico, no se po- siva al recibir las cosas divinas, ya
drá olvidar que vocación «natural» y nante», porque estimula con la nota
correspondencia con la mediación ope- como potentia activa al comunicar a los de la prontitud (y también del entu-
rativa y con la misión sacerdotal-profé- vocación «sobrenatural» son dos aspec- otros las cosas divinas; d) una res et
tos de u n a sola realidad histórica, que siasmo espiritual) a la persona a con-
tica-real). La Iglesia, además, se pre- sacramentum, o sea, algo que es signi- sagrarse totalmente a Dios y a su servi-
senta como «cuerpo» y «plenitud» de es el hombre-cristiano llamado por ficado y producido por el rito externo
Dios a un solo fin, que es el sobrenatu- cio y a permanecer consagrada en
Cristo; por eso es pueblo «mesiánico» (sacramentum) y que, a su vez, significa todo cuanto cumple. Las apreciaciones
y, por ende, pueblo sacerdotal-profético- ral. En tal sentido, la llamada de Dios y produce la gracia (res); así se da una
al culto es llamada id culto «cristiano». hechas demuestran que la visión tomis-
real. Ahora bien, el cristiano, en cuanto relación entre carácter y gracia, no ta puede explicarse y profundizarse en
ser-en-Cristo y miembro-de-la-Iglesia Esta última apreciación lleva a profun- sólo genéricamente, sino de modo es-
dizar la vocación sobrenatural al culto referencia a la opción-intención funda-
per fidem et sacramenta, participa en el pecífico bajo el perfil cultual, en el sen- mental, por la cual la persona se con-
culto de Cristo y de la Iglesia. Esto sig- cristiano, asumiendo y desarrollando tido de que el carácter se convierte en
los datos y las reflexiones de la teología sagra y permanece consagrada al servi-
nifica: negativamente, que el cristiano un título que exige de Dios la concesión cio divino.
no puede realizar u n culto «indepen- sacramentaría, especialmente los que de la gracia para poder desempeñar
diente» del de Cristo y de la Iglesia o se refieren al tema del «carácter». Den- dignamente el cometido sacerdotal re-
un culto que «añade» algo al culto de tro de esta perspectiva, la vocación so- cibido. Ahora se puede comprender la Ulteriormente, la devoción debe en-
Cristo y de la Iglesia; y positivamente, brenatural al culto brota no ya de un riqueza de contenido de la expresión tenderse como gracia y responsabilidad:
que el cristiano en su culto se califica mero mandamiento externo al creyen- teológica del carácter sacramental como santo Tomás habla de la devoción que
como «sacramento» del culto de Cristo te, sino de su mismo «ser», en cuanto signum obligativum de la vida cristiana deriva de la gracia como de «causa
y de la Iglesia. Más aún, todo hombre es un ser-en-Cristo-y-en-la-Iglesia (Cris- cultual. La «ley» que habilita (derecho) extrínseca y principal» y del hombre
es llamado no a u n culto cualquiera, to Sacerdote e Iglesia pueblo sacer- y empeña (deber) al cristiano en el cristiano como de «causa intrínseca».
En tal sentido, la devoción se presenta
Culto 166 167 Culto

como u n a gracia que proviene de Dios. afirmar el influjo recíproco entre reli- plo-Sacerdote-Sacrificio no sólo en la lidad de alma y cuerpo, el externo como
No puede ser de otro modo, si la op- gión y virtudes teologales. Según el tierra, sino también en la gloria celes- elemento que expresa y favorece el
ción fundamental de amar a Dios super pensamiento de santo Tomás, el influjo tial. La reflexión teológica pone de ma- surgir y el permanecer del elemento
omnia sobreviene con la gracia y si el recíproco puede estar caracterizado en nifiesto que la esperanza se expresa y interno, la dimensión social y eclesial del
culto es la respuesta a la llamada de el doble sentido de las virtudes teolo- se actúa de u n modo privilegiado en la culto, etc. Estas afirmaciones sintética-
gracia de Dios en Cristo. Teológica- gales que «causan» y «perfeccionan» «oración de petición»; es más, que en mente se prestan a ulteriores profundi-
mente se pueden estudiar las dimen- los actos de la religión 22 y de la virtud sí misma es culto; en efecto, es elección zaciones, que afectan a la ética cristiana
siones cristológicas y eclesiales de la de la religión que connota los actos de de Dios como Fin último y, por consi- del culto. Así, si el culto interno tiene
devoción: es decir, la devoción cristiana las virtudes teologales como actos de guiente, consagración total a El; es es- la prioridad, a él habrá que dedicar el
es imitación y participación de la «de- «ofrenda», de «homenaje», de «sacri- pera y anticipación del reino litúrgico; mayor cuidado moral, tanto más cuan-
voción» de Jesucristo en cuanto «Hijo», ficio» a Dios 2 3 . Un estudio bíblico al está motivada por la Omnipotencia, por to que es fuerte la tendencia a sobre-
Hijo «ungido» por el Espíritu para la respecto puede resultar muy precioso la Bondad y por la Fidelidad de Dios, valorar el culto exterior y que existe
gloria del Padre y. en particular, en al subrayar la dimensión «cultual» de que de esa manera son reconocidas y en todos la ley de la llamada «fosili-
cuanto «Siervo de Yavé» totalmente las virtudes teologales y la dimensión proclamadas. En tal sentido, el culto zación o cadaverización». Además, si el
dispuesto al cumplimiento del servicio «teologal» del culto divino. cristiano no es solamente protestatio culto externo nace de u n a exigencia
divino y, por ende, a la voluntad del Así, para la fe: servir a Dios es «creer fidei, sino también protestatio spei, siem- personal (el hombre integral) y de u n a
Padre (cf la Pascua escatológica como en Dios», con u n a fe que se hace gra- pre y en particular en la celebración exigencia social-eclesial (el h o m b r e
actuación suprema de la devotio de titud, más aún, gratitud litúrgica (Col 1, sacramental (cf la dimensión escatoló- miembro de la comunidad h u m a n a y
Cristo y, por tanto, del cristiano). La 12-14; Rom 12,1); la fe tiene un valor gica propia de los sacramentos incluso de la Iglesia), se deberán tener formas
devoción cristiana puede verse también litúrgico en el doble momento del anun- bajo el perfil de «actos de culto»). de culto tanto individuales como comu-
como imitación y participación de al- cio o evangelización y de la acogida nes. Por fin, la ley del achatamiento
gunas «figuras» de la Iglesia particu- d) El culto en sus expresiones.—La re- de los sentidos exige u n a cierta varia-
(Flp 2,17ss; Heb 10,22; 1 3 , 1 5 ; Rom velación enseña que el culto es servicio
larmente distinguidas en tal valor 1.9; 15,16) 2 4 . Y la reflexión teológica ción de formas externas del culto.
(Abraham, María Virgen, los Santos). divino manifestado y actuado por la
precisa cómo la fe «prepara» al culto vida moral de fe y de caridad (obedien-
Precisamente porque proviene de la cristiano (constituyendo su presupuesto
gracia, la devoción crea u n a responsa- cia amorosa a la Ley de la Alianza) y
y creando el clima adecuado), «engen- en el rito sagrado (como signo de u n a III. La invocación del nombre de
bilidad: el hombre puede y debe res- dra» el culto nuevo (en el sentido de Dios
ponder a la gracia en su interioridad salvación recordada-actualizada-espera-
que lo revela y lo comunica: el culto da). De tal enseñanza derivan algunos Diversas veces la Biblia expresa el
y totalidad, con el corazón plenamente es confessio fldei), y «es» culto cristiano;
disponible al servicio de Dios. El Angé- deberes morales, como: 1) no excluir dar culto a Dios y el invocarlo con el
la fe es culto, porque es aceptación de ninguno de los dos componentes (la término «invocar el nombre de Dios».
lico habla de u n a voluntad que es mo- Dios que se revela y comunica; es culto
vida por la meditación o contemplación vida o el rito), sino operar u n a integra- Los tratados tradicionales se desarrollan
«particular», porque es reconocimiento ción; 2) operar la integración de ma- casi exclusivamente en torno a dos
de la bondad de Dios y de sus beneficios de Dios como Verdad; es culto «sacri-
(y esto excitat dilectionem) y de las nera recta, es decir, celebrando el rito temas; el u n o negativo: la blasfemia y
ficial» porque comporta sufrimiento en como «manifestación» y «alimentación» el pronunciar el nombre de Dios en
«deficiencias» del hombre (y esto excludit nosotros mismos y choque con los de-
praesumptíonem). Y termina recordando de la vida moral de fe y de caridad. En vano; el otro positivo: el juramento y
más (AG 13). tal sentido el rito no tiene un valor el voto, a los cuales era reservado
que la devoción así entendida lleva al
alma al gozo y a la tristeza espiritua- absoluto o independiente, sino un valor amplio espacio, especialmente desde el
Acerca de la caridad los datos bíblicos
les: al gozo del espíritu por la consa- relativo, esto es, en referencia a la vida ángulo jurídico. Los tratados actuales,
son explícitos, no sólo en ligar profun-
gración a su servicio se une inevita- moral: «La liturgia impulsa a los fieles en correspondencia a la índole más bí-
damente entre sí culto a Dios y amor
blemente la tristeza interior, porque la a que, saciados con los sacramentos blica y teológica de la moral, estudian
a los hermanos, sino también en obrar
disponibilidad a Dios no ha llegado aún pascuales, sean concordes en la piedad; el Nombre de Dios en la historia salutis,
una cierta coincidencia y superposi-
ruega a Dios que conserven en su vida en el que adquiere relieve el hecho de
a su plena maduración (fruí Deo), sino ción 2 5 . Pablo usa términos litúrgicos
que todavía está sujeta a la tentación lo que recibieron en la fe; y la renova- la «revelación» del Nombre, y en la
para designar la caridad fraterna (Heb
y a la culpa (recogitando proprios de- ción de la alianza del Señor con los reflexión teológica, orientada a precisar
10,22-25; 13.15-17) y en particular
fectus). hombres en la eucaristía enciende y el significado de la «invocación del
las colectas en favor de los pobres de
arrastra a los fieles a la apremiante Nombre» también por las implicaciones
las comunidades eclesiales (Flp 4 , 1 8 ;
caridad de Cristo...» (SC 10). Reflexiones sobre la vida moral 2 6 .
El servicio divino se expresa y eje- Rom 1 5 , 2 5 - 3 1 ; 2 Cor 9,11-15). La pa-
análogas se pueden hacer acerca de la
cuta primeramente en la actitud teolo- labra de Cristo (Mt 5,23-24) y la pa-
relación entre culto interno y culto exter-
gal, con las virtudes de la fe, esperanza labra de Santiago (1,26-27) son explí- 1. EL NOMBRE DE DIOS EN LA HISTORIA
no, entre la devoción-virtudes teologa-
y caridad. Es sabido que las relaciones citas. Y la reflexión teológica justifica DE LA SALVACIÓN.—Como es sabido, en
les y las manifestaciones rituales. En tal
entre religión y virtudes teologales son el vínculo entre culto y caridad a partir el mundo antiguo e israelita el nombre
campo, siempre a la luz de la misma
concebidas de manera diversa por los de Jesucristo, cuyo amor sacrificial en no es u n simple dato arbitrario o de-
revelación, la teología moral afirma:
teólogos 21 . En efecto, la religión es la Alianza de la Cruz (y de la eucaris- signación convencional y exterior; es
considerada como u n a cuarta virtud tía) es indivisiblemente amor «litúrgico» 1) la prioridad del culto interno sobre algo que indica el ser. la vocación-mi-
teologal (R. Hourcade), o como la sín- por la gloria del Padre y amor «reden- el culto externo, como es testimoniada sión, las cualidades de la persona que
tesis de las virtudes teologales (A. Mar- tor» por la salvación de los hermanos. con toda claridad por la predicación lo lleva (Gen 1,3-10; 2,20; Is 40,26).
tínez), o como virtud superior a las La esperanza, por fin, se remonta al moral de los profetas y de Jesucristo; En tal perspectiva se comprende por
cardinales e inferior a las teologales culto: la bienaventuranza como térmi- qué según la Biblia conocer el nombre
no último de la promesa es presentada 2) la no exclusividad del culto interno
(J. Mennessier: «una virtud de confín»), y, por ende, la necesidad del culto ex- de u n o significa conocer a la persona
o como u n a «quasi caritas» (J. Kramp por el Apocalipsis en términos cultuales. (Ex 33,12 ; Is 52,6); pronunciar el nom-
Y la razón última es Jesucristo «nues- terno. Esta necesidad encuentra su jus-
y P. Jung). Más allá de las discusiones tificación en múltiples hechos, tales como bre de alguien equivale a tener presa
teológicas, se debe de todas maneras tra esperanza» (1 Tim 1,1) como Tem- sobre su ser; cambiar el nombre a u n o
el hombre sujeto de culto en su integra-
Culto
169 Culto
168
a otros hombres estimados por su vera- recurrir a la garantía de una «decla-
significa imponerle u n a nueva respon- entre las gentes» (Mal 1,11). Como se cidad y sinceridad. Pero en otras situa- ración solemne»; mientras la comuni-
sabilidad (Abram se vuelve Abraham: ve, la invocación del Nombre sintetiza ciones «particulares» o «excepcionales» dad cristiana podría seguir usando el
Gen 17,5); suprimir un nombre es su- el sentido integral de la relación reli- la palabra h u m a n a tiene necesidad de juramento auténtico.
primir la existencia (1 Sam 2 4 , 2 2 ; gioso-cultual con Dios; en efecto, im- una garantía superior; por eso el hom- b) El voto. —También en lo que se
Job 18,17). En la historia de la salva- plica, en su íntima conexión, fe-culto- bre, al jurar, apela al Único capaz refiere al voto, considerado aquí en
ción tiene particular valor sobre la fe, vida. de ofrecer la garantía absoluta, es de- sentido general y no en relación al
sobre el culto y sobre la existencia mo- cir. Dios en cuanto Verdad y Fidelidad mundo «religioso», queremos dar al-
ral la revelación del nombre de Yavé 2. LOS MODOS DE INVOCAR EL NOM- subsistente. gunas características más típicamente
(Ex 3,7-15); de Dios como «Padre» del BRE DE Dios.—Por las sumarias indica teológico-morales. Afirmamos ante todo
Señor Jesús y de los creyentes, por parte La génesis psicológica del juramento
ciones bíblicas recordadas podemos ver explica su carácter de acto de culto y de el valor personalista del voto: éste tiene
de Cristo mismo (Mt 1 1 , 2 5 ; Jn 2 0 , 1 7 ; claramente la necesidad de superar un;i como objeto último la persona y exige
Rom 8,15; Gal 4,6), de Jesús-Señor: acto extraordinario de culto. Es acto de
interpretación puramente cultual (en culto porque con él Dios es reconocido de ella una libertad particular. Más allá
Jesús, como aquel que salva (Mt 1,21), sentido estricto) de la invocación del de la «materia» o forma concreta según
y Señor, como aquel que ha resucitado y proclamado por quien jura como su-
Nombre de Dios y de Jesús Señor. El prema y absoluta garantía de las pro- la cual se expresa y se actúa (una «cosa»
glorioso por el poder del Padre (Flp 2,9; ser como tal del creyente y, por ende, o u n a «acción»), el voto tiene como
Ef l,20ss). pias afirmaciones y promesas, a partir
su obrar, pueden ser calificados como de la fe en Dios Verdad y Fidelidad; término la persona. Con el voto, en
Siguiendo la revelación, el significado invocación del Nombre. La vida cristiana pero es acto extraordinario, en cuanto efecto, la persona dispone de sí misma
fundamental del Nombre es triple; ante misma está referida al Nombre de Jesús el juramento persigue también un fin ante Dios, en el sentido de u n a oblación
todo es memorial de Dios y de su amor Señor; se reúnen en el nombre de Je- «interesado»: «contiene por una parte y de u n a consagración. El Vaticano II,
salvífico, expresado y actuado en las sús (Mt 18,20). se acepta a quienes se un reconocimiento de la singular exce- aunque tan sólo en referencia al voto
mirabilia Dei. Dios, al revelar su nom- presentan en su nombre (Me 9,27), se lencia divina; por la otra está expuesto religioso, habla de «don total» (LG 4 4 ) :
bre, se revela como Dios que salva: por da gracias a Dios en el nombre de nues- al peligro de poner a Dios sobre u n la persona, a partir del «corazón» se en-
ejemplo, Yavé en el AT, o Jesucristo tro Señor Jesucristo (Ef 5,20; Col 3,17). plano instrumental... Por otra parte, trega como persona (como un todo) a
que revela a Dios como Padre y a sí se comporta de modo que el nombre tal reconocimiento no es el fin del ju- Dios en señal de culto. Entonces se
mismo como Salvador y Resucitado. del Señor Jesucristo sea glorificado ramento, sino sólo la premisa: par- comprende por qué el voto exige la
De ello se sigue que, para el israelita (2 Tes l . l l s s ) . Los modos explícitos y tiendo de tal presupuesto, lo llamamos libertad (que, a su vez, preexige el co-
y para el cristiano, pronunciar el Nom- directos de invocación del nombre son a confirmar la verdad de cuanto deci- nocimiento del voto no simplemente
bre es «confesar» la propia fe en Dios, múltiples, como la simple «invocación» mos...» 30 . Por eso santo Tomás afirma bajo el aspecto de obligación, sino sobre
con más precisión, en Dios única fuente con respeto (reconocimiento de las in- que el juramento está entre las cosas todo en su «significado» personalista).
de salvación en Jesucristo: «El nombre finitas perfecciones divinas) y con amor, «quae non sunt per se appetenda». sino Más exactamente: la libertad de la per-
de Yavé propone y sintetiza toda la fe impregnado de gratitud y de confianza, entre las que son «huic vitae necessa- sona está envuelta de un modo com-
de Israel; él permite descubrirla, con- porque el Dios inaccesible «nos ha ama- ria» 31 . pletamente particular, si se piensa en
servarla y expresarla. El conocimiento do primero» (1 Jn 4,19); el «conjurar» el contenido del voto (don total de sí
del Dios único está incluido en él. Es a Dios, o sea, una invocación de particu- A la luz del valor cultual del jura- mismo, como repetición y especifica-
el Memorial del Dios vivo» ". El nombre, lar expresión y eficacia (adiuratio); la mento se entiende cómo presupone ción del don total del bautismo) y en
además, es invocación: Dios, revelándose «bendición en el nombre de Dios», como cierta fe en Dios y cuáles son las con- la forma de que se reviste el contenido,
con el nombre, da la posibilidad a su forma confiada y solemne de invocar el diciones de su licitud: 1) verdad (de lo o sea, la forma de la «promesa»; es más,
pueblo de llamarlo, invocarlo, rezarlo, nombre de Dios; el «juramento» y el contrario se da el perjurio); 2) justicia, de u n a promesa que abarca no sólo el
y pide todo esto. Así el nombre tiene «voto». Nos detendremos un poco sobre en el sentido de «honradez» o «mora- presente, sino también el futuro (esto
una significación cultual: Israel y los estos últimos, para renovar la tradicio- lidad»; 3) juicio, en el sentido de razón explica el valor moral de la «estabilidad»
cristianos pronuncian el nombre en su nal tratadística jurídica. proporcionada (Jer 4,2). Si el juramento de la voluntad en los momentos de in-
culto. El nuevo Pueblo de Dios ya no presupone la fe en Dios, ¿qué sentido constancia), y esto con u n a obligación
rezará con el nombre de Yavé, sino a) El juramento.-Es una invocación puede tener en u n a época de seculari- ante Dios, hasta el punto de perder el
«en nombre de Jesús» (Ef 5,20: Col 3,7). especial del Nombre de Dios como tes- zación? En el siglo pasado, protestantes derecho de echarse atrás. Debe adver-
Por fin, el nombre es glorificación: Dios tigo de la verdad (can 1 3 1 6 , l ) 2 9 . Se y católicos se opusieron al movimiento tirse que la libertad exigida por el voto
revela al pueblo elegido el Nombre, suele distinguir entre juramento aser- para sustituir el juramento por una no es siempre fácil, porque con frecuen-
para que el pueblo lo glorifique, o sea. torio y juramento promisorio: con el declaración solemne o promesa (jura- cia el voto nace en situaciones de «ne-
lo haga conocer a las gentes. El pueblo primero el hombre que jura, hace una mento) «civil»; la oposición se explica cesidad».
elegido tiene u n a «misión», la de dar afirmación, una aserción, invocando a por la inspiración antirreligiosa y anti-
a conocer a todos el Nombre del único Dios en cuanto verdad: con el segun- cristiana del movimiento mismo. Pero Afirmamos, además, el valor cultual
y universal Salvador: Dios en Jesús do, el hombre que jura, hace u n a pro- el tiempo ha traído nuevos hechos, como del voto, como resulta de la historia de
Señor: «Por encima de lo que él puede mesa invocando a Dios en cuanto fide- el pluralismo de las concepciones, la las religiones, de la revelación y de la
significar para la fe histórica de Israel lidad. La génesis del juramento debe convivencia civil sustraída al sostén reflexión teológica. La revelación judeo-
y para su culto, el nombre de Yavé encontrarse en el fenómeno de la re- religioso, el conocimiento de los límites cristiana liga continuamente el voto a
tiene u n destino propio, misterioso, uni- lación social entre los hombres, que no humanos de las aserciones y promesas, la oración, como si fuera una «oración
versal. Dios no se lo ha dado solamente puede mantenerse y desarrollarse sino la poca «seriedad» de ciertos juramen- reforzada»; el voto adquiere u n a fiso-
a Israel para que se lo apropie como a través de la palabra «veraz» y «sin- tos, etc. Por eso, diversos cristianos han nomía doble: la d e la impetración, si
una prenda cierta de liberación y de cera». Ahora bien, tal palabra es ga- llegado a creer inoportuno el juramento la petición hecha a Dios es intensifica-
prosperidad; se lo confía como u n de- rantizada en las situaciones «normales» como acto religioso en el ámbito pro- da y hecha más implorante por la pro-
pósito sagrado para que sean manifes- por los hombres mismos, en el sentido fano de los actos civiles. Sería preciso, mesa que se añade (Gen 28,20-22), y
tados a todas las naciones su poder y de que el interesado se pone a sí mismo más bien, educar para u n a relación so- la de la acción de gracias, si la promesa
su gloria» 2 8 : «Mi nombre será grande (su personalidad moral) como garantía cial veraz y fiel; en casos graves se podría es formulada para mejor manifestar a
de verdad y de sinceridad, o bien apela
Culto 170 171 Culto

Dios la propia gratitud. La reflexión mo, en «Rivista Litúrgica», 56 (1969), 473-565 o. c, 83.-(") H. Boelaars, Riflessioni sul giura- 1956,-Tettamanzi D.. II cristiano e il culto.
teológica especifica en el voto u n (con abundante bibliografía): E. Ruffini, Desa- mento,30en «Studia Moralia», 6 (1968), 175- Appunti di morale religiosa. Venegono 1969.-
cralizzazione, culto e liturgia, ib, 631-648: 205.-( ) G. B. Guzzetti, L'uomo di fronte a Von Allmen J. J., El culto cristiano. Su esencia
valor cultual, porque éste es testimonio
AA. VV., La liturgia in un mondo secolarizzato, Dio, Turín 1956. 269-270.-( 31 ) S. Th., 2-2ae. y su celebración, Sigúeme, Salamanca 1968.-
de fe en la Bondad de Dios, a quien se 89, 5. Pueden verse también los siguientes artículos
en «Rivista 2di Pastorale Litúrgica», 7 (1969),
dirige o para suplicar (antes de recibir) 207-303.-( ) Cf E. J. Lengeling, Culto, en BlBl..: Remitimos a la bibliografía de las aparecidos en «Concilium»: Congar Y.. Rela-
o para dar gracias (después que se ha Dizionario Teológico, 1, Brescia 1966, 391-398. voces afines, en particular las voces Liturgia ción entre culto o sacramento y predicación de k
recibido); con más exactitud, esta fe se En particular O. Lottin, La vertu de religión y Religión. Además indicamos la voz Culto palabra, 32 (1968). 409-422.-Maly E. H..
expresa y ejecuta en la «promesa». Por chez S. Thomas d'Aquin et ses prédecesseurs, en en los diversos diccionarios, tanto bíblicos Influjo mutuo entre mundo y culto en ¡a Escri-
otra parte, el voto tiene u n valor cul- Psychologie et moróle aux Xll et Xlll siécle, como teológicos. Entre los Manuales de Teo- tura. 62 (1971). 187-197.-McNamara M..
Lovaina-Gembloux 1949. 313-326.-(3)Véase logía Moral recordamos los amplios tratados Las asambleas litúrgicas y el culto religioso de
tual sui generis por la preponderante los primeros cristianos, 42 (1969), 191-207.—
referencia a sí mismos y a la propia D. Mongillo, La religione e le virtü soprannatu- efectuados sobre el tema por Haring B., La
rali (ensayo sobre el pensamiento de santo Ley de Cristo. 2. Herder, Barcelona 1 9 6 8 ' . - Murray P.. El lenguaje en el culto cristiano, 52
situación de necesidad, como aparece Tomas), en «Sapienza», 15 (1962), 348-397.- Guzzetti G. B.. L'uomo di fronte a Dio. Turín (1970), 303-305.
por la misma experiencia que atestigua (4) Véanse los diccionarios bíblicos y en par-
la menor frecuencia del voto para dar ticular G. Giavini, Appunti sul culto e sul sacer-
gracias. Ulteriormente: si el voto posee dozio del popólo de Dio alia luce della Bibbía, en
u n a dimensión religioso-cultual y si el «La Scuola Cattolica», 94 (1966). 171-186.-
culto cristiano es por su esencia sacra- (56) J. L'Hour, La morale de TAlliance. París 1966.
mental, la teología moral debe poner ( ) P. Van Bergen. La vita quotidiana vissuta
de manifiesto la vinculación existente come culto e sacrificio spirituale, en AA. VV.,
Santitá e vita nel mondo, Milán 1967, 105-139;
entre el voto y el sacramento. Es tradi- H. Schüngel-Straumann, Critica del culto di
cional la referencia del voto al bautis- Jahve nei profeti della Scrítura, en «Diakonia»,
mo, pero esto se afirma no sólo para (1969), 260-270.-( 7 ) M.F. Lacan, Culto, en
los «votos religiosos», sino también para Dizionario di Teología Bíblica, Turin 1965, 202.-
«todo» voto de parte del bautizado; la (8) Y. Congar. El misterio del templo, Estela.
referencia al bautismo debe hacer cap- Barcelona 1963.-C) F. M. Braun, In spiritu
tar en el voto la dimensión no sólo et veritate, en «Revue10Thomiste». 52 (1952),
245-274. 485-507.-( ) M. Lacan, i. c,
cultual, sino también eclesial y esca- 202.—(n) O. Cullmann. La fe y el culto en la
tológica (LG 44), y en particular revela Iglesia primitiva, Stvdivm, Madrid 1971: S. Lyon-
el voto como memoria baptismí en el net. La nature du cuite dans le NT, en La Liturgie
sentido de u n a repetición psicológica aprés Vatkan íl, París 1967, 357-384. 7
(que se ha de entender empero en el (12) M. Fraeyman. La spiritualisation de l'idée
sentido de u n a «entidad» y entidad de Temple dans les épttres pauliniennes, en «Eph.
incluso sobrenatural) de u n compro- Théol Lov.» (1947), 378-412; A. M. Denis,
miso (don total de consagración a Dios) La fonction apostolique et la liturgie nouvelle en
ya contenido y formulado por entero, esprit. Étude thématique des métaphores pauli-
niennes du cuite nouveau, en «Rev. Se. Phil.
en cuanto a gracia y responsabilidad, Théol.», 42 (1958), 401-436. 617-656.-
en el bautismo. Esta repetición psicoló- (13) L. Cerfaux. Regale sacerdotium, en «Rev.
gica de parte de la persona puede tener Se. Théol.» (1939), 5-39; M.eE. Boismard, Une
u n reconocimiento particular por parte liturgie baptismale dans le l 14Petri, en «Revue
de la Iglesia (cf los votos religiosos). Por Biblique» (1956), 182-208.-( ) S. Th., 2-2ae.
15
otra parte, se debería subrayar mayor- 81, 5.-(16 ) Orat. III de imaginibus, 26: PG 94,
mente la relación entre voto y eucaris- 1346.-( ) Pío XII. Ene. Mediator Dei.-
tía. Si el voto remite al bautismo, y éste {") S. Th., 3. 63, 1-6; I.'M. Scheeben, Los
Misterios del Cristianismo, Herder, Barcelona
está orientado a la eucaristía, el voto 1964; J. Galot, La nature du caractere sacra-
tiene u n significado eucarístico. En la mentel, París 1956; F. S. Pancheri, La Cresima,
eucaristía, en efecto, Jesucristo vive en sacramento della maturitá cristiana, Padua 1961,
grado sumo la consagración de sí mismo 48-73.-(") Cf. J. Chatillon, Devotio, en Dict.
a la voluntad del Padre (la devotio filial) de Spir., 3 (1957), 702-716.-( 19 ) J. W. Curran,
en el sentido de un «sacrificio»; ahora Dévotion (fondament théologique), ib, 716-727;
Id, The thomistic concept of dévotion, River
bien, el voto es una forma de repetición Forest (Illinois) 1941.-P°) «Voluntas prompte
de la gracia-responsabilidad eucarística faciendi quod ad Dei servitium pertinet»: S. Th.,
de revivir en la propia existencia la con- 2-2ae, 82, l.-( 21 ) Para una visión general
sagración sacrificial misma de Jesu- recomendamos a M. Sánchez. El primado de la
cristo para la gloria del Padre. Tal vez religión en la jerarquía de las virtudes morales,
sea posible una profundización del sig- Stvdivm, Madrid 1963, 87-125.-( M ) Para el
nificado «ofertorial» de la eucaristía influjo causativo: S. Th., 2-2ae, 81, 5, ad 1;
como sacrificio. 82, 2, ad 1; 108. 2, ad 2; para el influjo per-
fectivo: S. Th.. 2-2ae, 88, 6 y, en general,
!a23 doctrina de la caritas forma virtutum.—
D. Tettamanzi ( ) S. Th., 2-2ae, 81, 4, ad 1 y 2; 83, 3 ad 1;
85, le, 88, 5c.-( 24 ) A. M. Denis, a. c-
(2S) A. Hamman, 26
Vita litúrgica e vita sociale,
Notas.— t1) Sobre la secularización en refe- Milán 1970.-( ) A.-M. Besnard, Le mystére
rencia al culto, señalamos: J. Ramos-Regidor, du Nom (Lectio Divina, 35), París 1962.—
(27) A.-M. Besnard. o. c, 80.-( 2e ) A.-M. Besnard,
Secolarizzazione, desacralizzazione e cristianesi-
173 Decálogo
una realidad dinámica, en continua sona divina, y los otros, en tercera
evolución según las exigencias del tiem- persona, indica asimismo una diversi-
po y de la fe del pueblo. dad de origen. Los dos primeros serían

D
El texto del decálogo común al libro la expresión más original y típica de la
del Éxodo y al Deuteronomio se pre- fe de las tribus israelitas en Yavé. que
senta poco homogéneo desde el punto no admite a su lado el culto o la
de vista formal: mientras los primeros adoración de otros dioses y que no to-
dos mandamientos (prohibición de ado- lera el ser aprisionado en una estatua.
rar a otros dioses y construir estatuas Se trata de prohibiciones que constitu-
de la divinidad) están presentados como yen un caso único en la historia de
palabra de Dios en primera persona, las religiones y más en particular son
todos los demás son propiamente sólo desconocidas del todo en el área cul-
palabra profética, anunciadora de la tural del antiguo Oriente Medio. Es
DECÁLOGO mujer entre las cosas pertenecientes al voluntad de Dios que aparece en tercera necesario buscar su fuente en la fe
prójimo. No es aquí el caso de anotar persona. Además sólo dos mandamien- israelita 5 . No sucede lo mismo, en cam-
otras diferencias. tos (el descanso sabático y el respeto bio, con los otros mandamientos del
El nombre de decálogo 1 proviene de Dejando aparte las peculiaridades de debido a los padres) están expresados
la tradición patrística, mientras que en la decálogo. En la literatura egipcia, espe-
las dos redacciones y las amplificacio- en forma positiva; los demás tienen cialmente en el Libro de los Muertos,
Biblia se denomina «las diez palabras nes del Deuteronomio, es posible re- forma negativa, es decir, son prohibi-
de Yavé» (cf Ex 3 4 , 2 8 ; Dt 4 , 1 3 ; 10,4). se encuentran paralelismos significati-
construir un texto del decálogo como ciones. Tercera constatación: algunos vos que se remontan a u n a época muy
En los textos bíblicos se le presenta como fondo común de los dos testimonios bí- mandamientos se enuncian en forma
la lista de diez mandamientos consti- arcaica, premosaica. Además, de un
blicos. Pero no llegaremos así a u n a breve y sintética (por ejemplo, «No
tutivos de la base de la alianza de Dios análisis de las prohibiciones del decá-
versión del decálogo que pueda arro- matar», «No robar») y otros tienen una
con su pueblo en el Sinaí. El número formulación más analítica y cargada logo resulta probablemente que se tra-
garse el papel de matriz de nuestras dos taría de expresiones éticas típicas de
no se apoya en u n pretendido valor redacciones, porque es fácil encontrar de motivaciones (por ejemplo, el man-
simbólico, sino que parece tener más damiento del descanso sabático y la clanes, sobre todo de los clanes israeli-
en el fondo común la huella del len- tas que se unieron para formar el pue-
bien una razón pedagógica al poder guaje típico de la tradición deuteronó- última prohibición de «desear» la casa
enumerar los mandamientos con los del prójimo, la mujer del prójimo, su blo de Israel 6 . No es, pues, improba-
mica a la que se remonta Dt 5,6-21 y ble 7 pensar que el mismo Moisés, cre-
dedos de las manos. que reelaboró el texto de Ex 20,2-17. siervo, su esclava, su buey, su asno).
De estos detalles formales se deduce cido en la escuela de los escribas egip-
Mucho menos podría conjeturarse el cios, haya dado forma a la ética propia
I. Historia de la tradición disponer de la forma original del de- que la forma positiva y la formulación
desarrollada y analítica han sido el de los clanes israelitas y uniendo tales
Hoy en día poseemos dos redacciones cálogo. Además, se ve claramente que prohibiciones éticas a las exigencias
resultado de elaboraciones y actualiza-
escriturísticas del decálogo en Ex 20, Ex 20,2-17 ha sido introducido a la fundamentales de la adoración exclusi-
ciones sucesivas de un decálogo más
2-17 y en Dt 5,6-21. El texto del Éxodo fuerza en el contexto de la narración antiguo, expresado uniformemente en va de Yavé y a la prohibición de repre-
se encuentra dentro de la revelación elohísta de la alianza del Sinaí (Ex 19- una serie de prohibiciones absolutas, sentarlo en estatua, haya señalado el
elohísta de la revelación divina del Si- 24), pues no constituye la continuación incondicionales, brevísimas, del mismo nacimiento del decálogo considerado
naí (Ex 19-24), que se remonta al si- de lo que precede. En efecto, la conclu- estilo, por ejemplo, del mandamiento globalmente como expresión de la vo-
glo vni. El decálogo del Deuteronomio sión del capítulo 19 tiene su lógica con- «No matar». Muchos estudiosos no du- luntad de Yavé en el pacto suscrito con
forma parte del código deuteronómico, tinuación en el capítulo 24. Nuestro dan en datar ese decálogo reconstruido el pueblo de Israel. La ética de los cla-
que comprende los capítulos 5-26 del decálogo y el llamado código de la en el tiempo mosaico 2 o por lo menos nes pasó así a ser mandamiento del
libro y se remonta al siglo vn. Confron- alianza (Ex 20,22-23,33) son insercio- en la época de la primera etapa seden-
tando los dos textos se pueden notar Dios de la alianza.
nes en la trama del relato. Lo cual sig- taria de Israel en la tierra (por tanto, A partir de este tiempo remoto el de-
fácilmente algunas diferencias, unas nifica que la redacción del decálogo de en el siglo xm o xn) 3 .
más significativas, otras menos. Entre cálogo entró en la vida y en la historia
Ex 20,2-17, aun perteneciendo a u n de Israel, no como ley inmutable, sino
las más importantes no se puede pasar bloque de origen elohísta del siglo vm,
por alto la diversa motivación del re- No se estaría lejos de la realidad si desarrollándose según las nuevas si-
no es elohísta en la forma en que hoy se pensase en u n a formulación del de- tuaciones y según el progreso de la fe
poso sabático, que en el Éxodo se fun- lo tenemos. Tanto la redacción del
damenta en la acción creadora de Dios, cálogo originario como la siguiente 4 : del pueblo 8 . Ámbito privilegiado de esta
Deuteronomio como la del Éxodo, en —No adorarás a otro dios. vida del decálogo fue el culto. Cada
quien obró durante seis días y descan- la forma actual, se remontan no más
só el séptimo; mientras en el Deutero- - N o te harás imagen alguna de Dios. siete años las tribus israelitas, unidas
allá del siglo vn y son propiamente un - N o usarás el nombre de Dios en vano. en la federación religiosa en torno a la
nomio se evoca la permanencia de las
texto de tradición deuteronómica. Esta- —No trabajarás el sábado. fe en Yavé, renovaban el pacto con su
tribus israelitas en la esclavitud egipcia.
El mismo mandamiento del descanso mos, pues, muy lejos del tiempo del —No maldecirás a tu padre ni a tu madre. Dios (cf Dt 31,10-13), proclamando y
sabático es introducido de manera di- Sinaí y de Moisés. Sin embargo, no es —No matarás. actualizando siempre de nuevo los man-
versa: el Éxodo establece la obligación imposible remontarse 'en el tiempo e in- —No cometerás adulterio contra tu damientos. La predicación profética (por
de «acordarse» del sábado, mientras el dicar la larga historia del decálogo pre- prójimo. ejemplo, Os 4,2) exhortaba a la fideli-
Deuteronomio impone la «observan- sente en Ex 20,2-17 y en Dt 5,6-21. —No secuestrarás a tu prójimo. dad a las exigencias del pacto del Sinaí
cia» del séptimo día. En el último man- Ello nos permitirá mostrar también que —No testimoniarás en falso contra tu y encontraba nuevas aplicaciones de los
damiento la redacción deuteronómica la historia del decálogo no acaba con prójimo. mandamientos de Dios a la situación
hace preceder a la mujer del prójimo a la redacción deuteronómica del siglo vn, —No «desearás» la casa de tu prójimo. cambiante. La predicación llamada deu-
su casa como objeto de «concupiscen- sino que continúa en la existencia de Se considera también que la diferen- teronómica de los círculos levíticos del
cia», mientras el Éxodo enumera a la Israel hasta la interpretación última y cia formal entre los dos primeros man- Reino del Norte introdujo en la tradi-
decisiva de Cristo. El decálogo ha sido damientos, expresados en primera per- ción judía la riqueza propia del culto
Decálogo Decálogo
m 175
<
y de la fe de las tribus del Norte; así otras divinidades; más, implícitamente iliez dividirá el último mandamiento. El quinto mandamiento ha pasado
surgió el código deuteronómico (Dt 5- se admite; pero se excluye que otros Sigue la motivación del exclusivo reco- probablemente de una formulación ne-
26), caracterizado por u n a desarrollada dioses sean objeto de culto y adoración nocimiento de Yavé: «Porque yo, Yavé, gativa, originaria, que prohibía mal-
teología de la ley, entendida como pa- por parte del pueblo. Más que de mo- I u Dios, soy u n Dios celoso, que castigo decir o maltratar a los padres (cf Ex
labra viva de Yavé. A esta corriente noteísmo habría que hablar de mono- la iniquidad del padre en los hijos 2 1 , 1 7 ; Lev 20,9, y Dt 27,16) a la
de espiritualidad, fechable en los si- latría: el único Dios que puede entrar hasta la tercera y cuarta generación actual forma positiva, que se preocupa
glos vn y vi, se deben las determinacio- concretamente en la existencia de Is- ile los que me aborrecen. Y hago mi- por extender el contenido y el alcance
nes contenidas en los mandamientos rael es Yavé; para la comunidad el sericordia hasta la milésima generación del mandamiento: «Honra a tu padre
acerca de la imagen de Dios, del des- único que cuenta es él. La expresión i> aquellos que me aman y observan y a tu madre». Para comprenderlo hay
canso sabático y el respeto a la pro- «frente a mí» tal vez aluda al culto, en mis mandamientos». Yavé es un Dios que tener presente la situación familiar
piedad del prójimo, la nueva expresión el que Yavé se hacía presente 1 2 ; o celoso, es decir, entregado con todas israelita, diversa de la nuestra. En la
del primer mandamiento en la prohi- bien, según otros especialistas, signi- sus fuerzas y su energía a afirmar su gran familia vivían los ancianos pa-
bición de adorar o dar culto a los ído- fique «contra mi derecho», derecho de buen derecho respecto del pueblo y a dres junto con las familias de sus hi-
los, la motivación de invocar el nombre exclusividad de Yavé fundado en la no tolerar a ningún otro como dios jos. Era fácil que se planteasen pro-
de Dios en vano, la alusión a la escla- acción histórica de la liberación de de aquellos a quienes él ha librado de blemas delicados en las relaciones, res-
vitud egipcia como base del manda- Egipto 13 . Egipto, dispuesto a castigar la culpa pecto a la autoridad de los ancianos
miento del descanso sabático, la pro- de infidelidad, pero infinitamente bené- padres. El verbo «honrar» de la actual
mesa de larga vida a los hijos respetuo- El segundo mandamiento, «No harás volo con quienes le aman permanecién- formulación es el mismo que se usa
sos con sus padres. Tampoco se debe escultura ni imagen alguna» 14 , prohi- dole fieles. en la Biblia para indicar el honor de-
olvidar la influencia de la corriente sa- be representar a la divinidad en esta- bido a Dios 1 8 . La promesa de larga
piencial, a la que se puede hacer re- tuas. Originariamente se refería a re- La prohibición siguiente, «No toma- vida, de origen deuteronómico, indica
montar la expresión positiva de los presentaciones de Yavé. El precepto rás el nombre de Dios en vano», se in- la bendición divina dada a los hijos
mandamientos tocantes al reposo sa- contrastaba con la tendencia de los lerpreta de diversos modos. Según una devotos.
bático y al honor debido a los padres, pueblos vecinos, que consideraban la primera línea interpretativa, que pre-
estatua como el medio de encuentro ferimos, se prohibiría sólo el perjurio, El mandamiento siguiente suena así:
cambio introducido con el intento de
con Dios y su revelación. El sentido del es decir, el juramento falso, hecho, «No cometerás homicidio». El verbo
ensanchar el ámbito de los mandamien-
mandamiento no es el de salvaguardar como era habitual, en nombre de usado en otros pasajes bíblicos se ensan-
tos 9 . La tradición sacerdotal, fijada por
escrito durante el destierro babilónico la espiritualidad de Yavé, preocupación Dios 15 . El acento no caería, pues, sobre cha hasta incluir también el homicidio
ésta ajena a Israel y que no estaba en el nombre divino, sino sobre la mentira. cometido por imprudencia. No afecta
(siglo vi), tampoco es ajena a estos
cambios; ciertamente a ella se debe línea con el significado que tenía la Según otros autores 1 6 , en cambio, el pues sólo a la muerte voluntaria y
estatua en el ambiente circunstante. mandamiento pretendería proteger el premeditada. Y esto es signo de indu-
la motivación del descanso sabático
Se quería, en cambio, proteger la liber- nombre de Yavé no sólo del perjurio, dable antigüedad del mandamiento.
propia del texto del decálogo del Éxodo
tad de Yavé, que no es un Dios modela- sino de cualquier abuso, como la ma- En cambio, quedan excluidos, en virtud
(cf 20,11).
ble por el hombre ni sujeto a las corta- gia, la adivinación, los ritos supersti- del verbo usado, los casos de muerte
Quisiera notar, para evitar equívocos, pisas limitadoras de los fieles. Por medio ciosos. La motivación, «porque Yavé en guerra, del suicidio, de la pena ca-
que no se trata de glosas introducidas de la estatua, en la que se consideraba no dejará sin castigo al que toma su pital debida a la sentencia de u n tri-
furtivamente por los copistas, sino de presente la divinidad, se la acaparaba nombre en vano», hay que atribuirla bunal. Se prohibe el homicidio ilegal,
verdaderas y propias actualizaciones de para obligarla a los propios deseos. El a la tradición deuteronómica. Es tam- que en vez de estar a servicio de la
los mandamientos de Dios, vividos como medio exclusivo de revelación de Yavé bién probable que por esta motivación comunidad la ataca. En otras palabras,
realidad palpitante que daba forma a al pueblo y único ámbito de encuentro el contenido originario del mandamien- se trata de no derramar sangre ino-
la existencia del pueblo en las distintas es su palabra y su acción en la historia. to (prohibición del perjurio) haya sido cente.
épocas. El decálogo no es un código La sucesiva amplificación deuteronó- ensanchado para incluir todo abuso del La prohibición del adulterio no pre-
estáticamente válido de una vez para mica del mandamiento, «No te postra- nombre de Yavé. supone ninguna concepción monogá-
siempre, sino la expresión de la volun- rás ante ellos y no los servirás», mica o poligámica del matrimonio. Se
constituye claramente una repetición El cuarto mandamiento versa sobre
tad divina redescubierta de nuevo y el reposo sabático. En ambas redaccio- prohibe la violación del matrimonio del
actualizada por el pueblo en el curso del primer mandamiento, en cuanto , prójimo. Queda tutelado únicamente el
quedan prohibidos la adoración y el ] nes, la del Éxodo y la del Deuteronomio,
de su historia. así como en la forma originaria, el derecho del marido sobre la mujer. Si
culto dado a los ídolos. Lo que significa ' un hombre, aunque esté casado, se
que para la interpretación deuteronó- mandamiento no tiene ninguna con-
II. Análisis notación cultual. Se prohibe simple- unía a u n a mujer no casada ni pro-
mica sucesiva la prohibición de fabri- metida, no incurría en el crimen
El decálogo se presenta con una carse estatuas, originariamente aplica- mente el trabajo y se ordena el des-
autoproclamación de Yavé como Dios canso. En eso consiste la santificación prohibido por este mandamiento.
da a la representación de Yavé. se re-
que liberta al pueblo de la esclavitud fiere ahora a los ídolos de los dioses requerida por el sábado. La motivación El mandamiento «No robarás», formu-
egipcia: «Yo soy Yavé, tu Dios, que te extranjeros y a su culto. Y por tanto, del Deuteronomio, «Acuérdate de que lado en las dos redacciones del Éxodo
ha hecho salir de la tierra de Egipto, según esta interpretación, la prohibi- tú fuiste siervo también en la tierra y del Deuteronomio en términos gene-
de u n a casa de esclavitud» 10 . De este ción de las imágenes no constituye un de Egipto y de que Yavé, tu Dios, te rales, sin especificación alguna, no se
modo, los mandamientos son, desde el segundo mandamiento, distinto del pri- sacó de allí con m a n o fuerte y brazo refería originariamente al derecho de
principio, presentados claramente como mero, sino la continuación y desarrollo tendido», es muy psicológica, al paso propiedad del prójimo, ya tutelado por
expresiones de la voluntad del propio del mismo. Consiguientemente se da que es más cualificada teológicamente el último mandamiento, sino al se-
Dios salvador. una enumeración diversa de los diez la presentada en el Éxodo, derivada de cuestro de una persona libre para re-
El primer mandamiento. «No ten- mandamientos según la actualización la tradición sacerdotal: «Porque en seis ducirla a esclavitud 19 . Tal es en efecto
drás otros dioses frente a mí» afirma deuteronómica, la cual, como se verá días hizo Yavé los cielos y la tierra, el el tenor de leyes mucho más antiguas
el exclusivismo de Yavé para I s r a e l " . después, para restablecer el número mar y cuanto hay en ellos, y el séptimo que nuestro decálogo presentes en el
No es que se niegue la existencia de descansó» 1 7 . Pentateuco (cf Ex 2 1 , 1 6 ; Lev 19,11). El
Decálogo 176 177 Decálogo

mandamiento prohibía, pues, el aten- tos finales con las precedentes prohi- alianza e Israel deja de ser pueblo de ción intrínseca de dependencia del de-
tar contra la libertad del prójimo. Úni- biciones del adulterio y del robo. Si en Dios. Esto explica también el minima- cálogo respecto al acontecimiento de
camente en la tradición deuteronórnica éstas se prohibía u n a acción externa, lismo de las exigencias del decálogo, la salvación y de la iniciativa de gracia
el contenido se extendió hasta significar precisamente el adulterio y el robo, que no hay que entender como la suma de Dios. Aceptando el decálogo, Israel
el hurto de lo que el prójimo posee, en los dos mandamientos finales queda de las supremas exigencias de Dios a reconoce a Yavé como a su salvador
limitando consiguientemente el alcance prohibido incluso el desear interior- su pueblo. en la historia, acoge la gracia divina y
del último mandamiento al deseo in- mente la mujer y las cosas del prójimo. Pero en su relación con el pacto, el confiesa ser u n pueblo de salvados. No
terno, como veremos más adelante. Ha tenido lugar una espiritualización decálogo no puede considerarse pro- se trata sólo de una obediencia ética a
El mandamiento «No darás falso tes- del último mandamiento, distinto de piamente como cláusula o condición u n a voluntad imperativa de Yavé. sino
timonio contra tu prójimo» prohibe la las prohibiciones de la acción externa previa sine quu non22. Es un don de también y sobre todo de aceptación, en
falsa declaración hecha contra el pró- del adulterio y del robo 2 0 . Yavé juntamente con el estado de la fe y en la práctica, de la voluntad y
jimo ante u n tribunal. En Israel era gracia del pacto. Israel es ya pueblo acción liberadoras del propio Dios. El
frecuente el hecho de ser llamados a de Dios en virtud de la liberación de decálogo trasciende los límites de un
declarar en favor o en contra de un III. Significado global Egipto. El Dios de la liberación, que ha código ético para llegar a ser. en su
acusado. La causa se celebraba a la Para mayor claridad de exposición unido a sí a Israel como pueblo suyo, significado profundo, u n a confesión de
puerta de la ciudad o del poblado. Y el es necesario distinguir el sentido fun- le manifiesta su voluntad para que fe de la salvación obrada por Yavé,
testimonio de las personas que cono- damental del decálogo, tal como nació pueda continuar en la situación de confesión que postula una traducción
cían al acusado tenía un peso determi- en el ámbito del pacto sinaítico 2 " l , ! o en gracia en que había sido constituido. en el culto y en la práctica familiar y
nante en la sentencia. El mandamiento la fiesta de renovación de la alianza en A este propósito, es significativo que en social.
quiere, pues, tutelar el buen derecho Siquem —éstas son las dos posiciones la interpretación del Deuteronomio se La tradición elohísta de la revelación
del prójimo. prevalentes entre los estudiosos sobre relacione explícitamente la obediencia del Sinaí nos deja bien claro la acepta-
El último mandamiento ha sufrido el origen del decálogo—, la especifica- al decálogo con la bendición divina, y ción libre y la decisión por Yavé de las
modificaciones, precisiones y amplifica- ción alcanzada en la teología de los la infidelidad con la maldición (cf Dt 28). tribus israelitas en la conclusión del
ciones. Originariamente la prohibición círculos deuteronómicos, la deforma- Quiere decirse, en otros términos, que pacto: «Tomó luego Moisés el libro de
caía sobre el «desear» la casa del pró- ción sufrida en el judaismo postexílico es cuestión de vida o muerte para Is- la alianza y lo leyó en presencia del
jimo. El verbo hebreo usado no expre- y, finalmente, la interpretación última rael en cuanto pueblo de Dios. El de- pueblo, el cual dijo: "Cumpliremos todo
sa sólo un deseo interior de concupis- y decisiva aportada por Cristo y por cálogo, por tanto, hay que entenderlo lo que ha dicho Yavé y obedeceremos."
cencia, sino también u n a tentativa las comunidades cristianas apostólicas. como tutela de la realidad de comunión Entonces Moisés tomó la sangre y la
externa de efectiva apropiación. Se del pueblo con Dios. El centro de inte- derramó sobre el pueblo diciendo:
trata, por tanto, de una voluntad in- rés está en la relación de mutua perte- "Esta es la sangre de la alianza que
1. DECÁLOGO V PACTO 21 .—El decálo-
terior que se traduce en una acción nencia de Yavé y del pueblo; la fórmula Yavé ha hecho con vosotros, mediante
go se presenta ante todo como las diez expresiva de la alianza en la Biblia es:
externa. Por «casa del prójimo» se que- palabras dirigidas por Yavé, Dios de todas estas palabras"» (Ex 24,7-8). En
ría significar todo lo que pertenece al «Yo soy tu Dios y tú eres mi pueblo». la conclusión del pacto, el pueblo par-
Israel, a su pueblo, al que ha librado
prójimo. Por eso las precisiones suce- de la esclavitud egipcia. Expresiva al Consiguientemente, el primer man- ticipa como sujeto libre de decisión y
sivas —el esclavo, la esclava, el buey, respecto es la introducción: «Yo soy damiento, expresión de la pertenencia elección a favor de Yavé como Dios
el a s n o - están perfectamente en línea Yavé. tu Dios, el que te sacó fuera de exclusiva de Israel a Yavé, señala la suyo y de su voluntad como guía de
con el sentido genuino y originario del la tierra de Egipto, de la casa de ser- hase en la que encuentran valor y la propia existencia. La acción histó-
mandamiento. En la redacción del Éxo- vidumbre». El decálogo, por u n a parte, sentido todos los demás mandamientos, rica de salvación obrada por Yavé in-
do la lista de esas precisiones pone en surge de la voluntad del Dios de la li incluso el antiguo y primitivo ethos dujo a las tribus a responder con la
primer lugar a la mujer, considerada alianza y está en estrecha relación con de los clanes israelitas se ha asumido obediencia de la fe. En este marco dia-
aquí como propiedad del prójimo del la salvación del pueblo obrada en Egip- como concretización del imperativo lógico de iniciativa divina y de respues-
mismo modo que los esclavos o el ga- to: por otra parte, correlativamente, es fundamental del reconocimiento exclu- ta positiva de Israel se realiza el pacto.
nado. En resumen, tal como lo precisa palabra dirigida al pueblo ligado a Yavé sivo de Yavé como único Dios. Israel El decálogo es la concretización de la
al final nuestra formulación del de- por la alianza. Su única razón de ser está llamado a vivir su vínculo de alianza respuesta positiva del pueblo a la gra-
cálogo, todo lo que el prójimo posee es es el pacto. No es, pues, un código de con Yavé. evitando destruirlo directa- cia liberadora de Yavé.
propiedad suya inviolable y queda ley natural válido umversalmente, un mente con la idolatría y la representa-
protegido por el mandamiento. En la Por fin, tampoco deja de ser signifi-
resumen de exigencias éticas resultan- ción de Dios en estatuas, e indirecta- cativo el que la respuesta de Israel en-
redacción del Deuteronomio se distin- te de la conciencia moral de la huma- mente con el perjurio, el trabajo en sá-
gue netamente entre la mujer del pró- carnada en el decálogo no tenga u n a
nidad. No es propiamente ni siquiera bado, el desprecio a los padres, el adul- cualificación cultual. Los diez manda-
jimo y sus otras propiedades, haciendo una ley —y es significativo que nunca lerio, el secuestro de una persona libre,
preceder a la prohibición de todo aten- mientos tienen un relevante carácter
se le llame así en el Antiguo Testamen- i'l falso testimonio, el atentado contra ético. Lo cual quiere decir que Israel
tado contra lo que el prójimo posee la to—, porque se trata de indicaciones la propiedad del prójimo.
interdicción de «desear» a su mujer. De permanece en su estado de gracia de
carentes de cualquier sanción y expre- pueblo de Dios no en virtud de gestos
este modo, el último mandamiento ha sadas en forma negativa. En efecto, A su vez, el pacto y el decálogo están
sido dividido en dos: prohibición del en estrecha relación con la historia de cultuales particulares, sino según u n
son prohibiciones apodícticas, incon- criterio de acción moral. Yavé pide a
«deseo» de la mujer del prójimo y pro- dicionalmente válidas, sin ningún «si» o l.i salvación: el Dios de los manda-
hibición de «desear» lo que pertenece mientos ha libertado con anterioridad su pueblo una respuesta sobre el plano
«pero». Constituyen, en realidad, las de la vida «profana», sobre todo en las
al prójimo. Además este cambio ha delimitaciones rigurosas del ámbito en II Israel de la esclavitud egipcia. Es un
traído consigo una nueva compren- Itcsto inicial de gracia y amor de Yavé relaciones con el prójimo.
el que Israel puede subsistir como pue-
sión del contenido del mandamiento: blo del pacto en comunión con su Dios. hacia las tribus. El decálogo va prece-
el autor deuteronómico quiere poner Fuera del decálogo, el israelita deja de dido por el evangelio de la liberación. 2. LA TEOLOGÍA DE LOS CÍRCULOS DEU-
en relación estos sus dos mandamien- ser miembro de la comunidad de la V no se trata de mera precedencia y su- TERONÓMICOS.—NO anula el significado
cesión cronológicas, sino de u n a rela- tradicional del decálogo, sino que se
Decálogo 178 179 Decálogo
injerta en él, profundizándolo. Todo puntos de la conclusión del pacto se- atribuirse el mérito de la posesión de pura y simple teoría. Y sin la estipula-
queda centrado, una vez más. en el gún el esquema de los tratados hititas, la tierra, que es don de Yavé (cf Dt 9, ción fundamental, los preceptos par-
pacto entre Yavé y el pueblo, sólo que es decir, el prólogo histórico, las esti- 4-6). En estas formulaciones es fácil ticulares acabarían reducidos a im-
entendido según el esquema cultual de pulaciones y las maldiciones como san- descubrir el influjo cultural del tiempo personales normas legales.
los tratados hititas de vasallaje del se- ciones 2 5 . Efectivamente, en el capítu- y sobre todo la incidencia de la fe deu-
gundo milenio, conocidos en las re- lo 28 tenemos la sección de las mal- teronómica. La pertenencia exclusiva a 3. DEFORMACIÓN EN EL JUDAÍSMO
cientes excavaciones de Bogazkói. Los diciones reservadas a los infieles; los ca- Yavé, su seguimiento y el amor total TARDÍO 27 .—Mientras el decálogo, y en
puntos de la conclusión del tratado pítulos 12-26 contienen las estipula- hacia él son expresiones típicas de los general la ley, se entendió como refe-
entre el rey de Hattusha. la capital de ciones particulares del pacto, y los ca- contratos hititas para significar la acti- rencia al pacto, se evitó caer en la rí-
la federación hitita, y los reyes vasallos pítulos 1-11 son u n continuo vaivén tud del vasallo respecto al rey princi- gida norma impersonal y el pueblo se
eran éstos: a) autopresentación del rey de retrospectivas históricas evocadoras pal. La prohibición de fabricar ídolos y vio libre del legalismo. Pero después del
principal (por ejemplo, «Así habla el de lo que Yavé ha hecho por Israel y de adorarlos se explica muy bien por destierro se aflojó progresivamente el
sol Suppiluiuma, el gran rey, rey del de presentaciones en tono exhortativo la preocupación deuteronómica de ha- vínculo entre el decálogo y la historia
país de Hatti, el héroe»); b) prólogo his- y parenético de la estipulación funda- cer frente al peligro de los cultos ca- del éxodo, la alianza del Sinaí, la rea-
tórico evocador de los gestos realiza- mental, descrita de variados modos. naneos para la pura fe yavista. Temer lidad de Israel como pueblo de Dios.
dos en favor del vasallo, como justifica- Y nuestro decálogo de Dt 5,6-21 - l o a Yavé y a él solo expresa la conducta Las prescripciones se hicieron rígidas y
ción del derecho de obediencia; c) ex- mismo vale para el decálogo de Ex 20, religiosa fundamental del hombre res- tomaron el sentido de normas absolu-
posición de las estipulaciones del pacto, 2 - 1 7 - repite a escala más reducida el pecto a su dios. La advertencia de no tas e impersonales que se imponían por
distinguidas en estipulación fundamen- mismo esquema: a) autopresentación olvidar a Yavé encuentra su situación sí mismas a la observancia estricta y
tal, que obligaba al vasallo a u n a obe- de Yavé («Yo soy Yavé, tu Dios»); vital en los periodos de riqueza y bien- rigurosa. El individuo quedaba así su-
diencia exclusiva, y en estipulaciones b) prólogo histórico en forma muy sin- estar experimentados por Israel en su bordinado a la ley. El contacto con la
particulares; d) mención de las san- tética («que te he sacado de la tierra historia, con la consiguiente tentación viva palabra de Yavé se transformó en
ciones en caso de infidelidad; e) redac- de Egipto»); c) estipulación fundamental de creerse autónomos respecto a Dios. sumisión a la norma. Pasó a vivirse el
ción por escrito del contrato, deposita- expresada de varios modos («No tendrás Y por fin la exhortación de no alardear principio de la ley por la ley. La obe-
do después en el templo para leerlo otro dios frente a mí»; «No harás es- de u n a presunta propia justicia frente diencia fue sustituida por la observan-
periódicamente; / ) apelación a los tes- cultura alguna»; «No te postrarás ante a Yavé, encuentra su explicación en la cia. El israelita quedó referido a la ley
tigos como garantía. Los principales ellas ni les darás culto»); d) estipula- lentación de atribuirse méritos y alegar como individuo, no como miembro de
elementos del contrato hitita eran el ciones particulares (los demás manda- supuestas pretensiones ante Dios 26 . la comunidad de la alianza.
prólogo histórico, las estipulaciones y mientos).
las sanciones. La variedad de las formulaciones de La violenta disociación entre el decá-
Para la teología deuteronómica la la estipulación fundamental, puestas logo y el pacto llevó a la acentuación
Hasta hace pocos años, entre los es- acción histórica de Yavé fundamenta unas junto a otras, prueba que ningu- farisaica del premio y del castigo: el
tudiosos veterotestamentarios del Pen- la obediencia del pueblo a su voluntad na de ellas tiene más importancia que observante era premiado por su acti-
tateuco había triunfado la tesis de una expresada en el decálogo, como los be- las demás, sino que se quiere subrayar tud; el infiel, castigado. Y se llegó a
general y estrecha parentela entre el neficios hechos por el rey principal le- ln constante referencia de Israel a la hacer valer ante Dios los méritos de
esquema de los tratados hititas y la gitimaban el reconocimiento del vasallo. fundamental exigencia divina. Hoy di- la propia observancia y a asumir pos-
concepción bíblica del pacto sinaítico, La relación entre historia de la salva- ríamos que el Deuteronomio .pone al turas de autoglorificación y de jactan-
descubriendo por doquier en las pági- ción y decálogo, o entre evangelio y pueblo frente a una opción de fondo cia frente a Yavé. reducido éste a ser
nas escriturísticas semejanzas con el ley, es necesariamente complementaria: ii favor de Yavé que dé sentido y uni- el justo distribuidor del premio a los
esquema dicho 2 3 . También el decálogo sin la historia salvíiica, el decálogo se dad a toda su existencia. Esa referencia observantes. La justificación mediante
fue estudiado en esta perspectiva y rebajaría a mero código jurídico de nor- no se da tanto con mil prescripciones la ley. impugnada por Pablo, tiene aquí
presentado como tratado entre Yavé y mas con valor en sí mismas; y sin el v prohibiciones, cuanto con la misma su lugar histórico. La bendición divina
el pueblo de Israel 2 4 . Se pensó que ya decálogo, la historia salvífica se redu- voluntad de Dios que exige una orienta- reservada a los fieles en la auténtica
las tradiciones más antiguas del Penta- ciría a u n a realidad mágica impuesta ción de la existencia y n o mil comporta- tradición no se entendía como un pre-
teuco, la yavista (del siglo ix) y la al hombre sin su participación libre y mientos sectoriales. Y esta voluntad de mio añadido al pacto, sino sólo como
elohísta (del siglo vm) habían adoptado personal. Aceptando el decálogo, el Dios no es divisible en mil y un precep- la permanencia en la gracia del pacto;
ese esquema expositivo. Se creyó in- pueblo vive personalmente el estado tos, sino que es una exigencia unitaria y la maldición reservada a los infieles
cluso haber encontrado en dichos tra- de gracia y de libertad en que Yavé le no era un castigo externo, sino el faltar
introdujo arrancándolo de Egipto. V global. Por otra parte la variedad de
tados que se remontan al segundo mi- ins formulaciones muestra que Israel al estado de alianza con Dios, el salirse
lenio la prueba irrefutable de la an- El segundo desarrollo operado por los está llamado a verificar su orientación de la gracia en que Dios había puesto
tigüedad del decálogo. Hoy, en cambio, círculos deuteronómicos consiste en la de fondo hacia Dios en las situaciones a su pueblo. La fidelidad al pacto, en
se va con más prudencia y se tiende a acentuación de la estipulación funda- históricas concretas y diversas y a vi- esta tradición auténtica, no podía llevar
limitar a la corriente deuteronómica, mental del pacto, convertido en objeto virla con las acentuaciones típicas de a posturas de autonomía y autosufi-
fijada en el Deuteronomio y en la sín- de u n a predicación insistente y acalo- los tiempos. Luego, la relación con los ciencia, porque la iniciativa era toda y
tesis histórica de los libros de Josué. rada en los capítulos 1-11. Se la formu- preceptos particulares, expuestos en los sólo de Yavé, que había salvado al pue-
Jueces. 1-2 de Samuel y 1-2 de los Re- la de varios modos: adoración exclusiva capítulos 12-26. es importante, por- blo estableciéndole en la comunión
yes, la aceptación del esquema de los de Yavé (cf Dt 5,6); prohibición de c|iie dichos preceptos basan su legitimi- con él.
tratados hititas para comprender el erigir ídolos y postrarse ante los dioses dad y su valor en la estipulación funda-
pacto entre Yavé e Israel. Las tradi- cananeos (cf Dt 5,8 y 9); amor total mental, de la que son u n a necesaria
ciones más antiguas del Pentateuco no y exclusivo a Yavé (cf Dt 6.5): temor roiicretización y encarnación. Sin las 4. LA INTERPRETACIÓN DEL DECÁLOGO
dependen de él. a Yavé (cf Dt 6,13); prohibición de ir EN EL NUEVO TESTAMENTO 2 S .— Cristo se
estipulaciones particulares la orienta-
tras otros dioses (cf Dt 6,14); atención clon de fondo caería en el ilusionismo alinea en la más genuina tradición
Todo el Deuteronomio en su estruc- veterotestamentaria cuando al rico, que
a no olvidar a Yavé (cf Dt 8,11); no
tura sigue de hecho los tres grandes V la veleidad o quedaría relegada a le había preguntado qué debía hacer
Decálogo 180 181 Decisión
para entrar en la vida eterna, le indica al mismo pecado en la carne, para que el estudio de M. Noth, Die Gesetze im Penta- existencial e individual. Hablar de la
la observancia de los mandamientos la justicia de la Ley se cumpliese en teuch. Ihre Voraussetzungen und ihr Sinn, en decisión es hablar de esta ética. Por
(cf Mt 19.16-19 y par.) y cuando res- nosotros, los que andamos no según la Gesammelte Studien zum Alten Testament. Mu- otra parte es innegable que si la antro-
ponde a la cuestión sobre cuál es el carne, sino según el espíritu» (Rom 8, nich 1966, 9-81.-(") Cf G. Von Rad, o.c.
primero y mayor mandamiento citando 207-208; H. Gese, Der Dekalog ais Ganzheit pología bíblica no desarrolla u n a doc-
G. Barbaglio betrachtet. en «Zeitschrift für Theologie und trina completa acerca de la decisión, sí
el paso del Deuteronomio sobre el amor Kirche», 64 (1967). 124 (y en general todo presenta en esta dirección datos indis-
total y exclusivo a Dios y el texto del el artículo); E. Pax. n.c.-(25) Cf los estudios cutibles. Comenzamos por ellos.
Levítico sobre el amor al prójimo 1
Notas.-i ) Para evitar equívocos, aclaramos de G. E. Mendenhall y de K. Baltzer.-
(cf Mt 12.28-34 y par.). en seguida que en nuestro catecismo se han ('") Cf por ej. W. Beyerlin, Herkunft und Ges-
unificado los primeros mandamientos del texto chichte der 25áltesten Sinaitraditionen. Tubin- 1. DECISIÓN Y DISCERNIMIENTO DE LA
Según el primer Evangelio 29 . Jesús F E . - E n general, el acontecimiento de
bíblico sobre la adoración a otros dioses y el ga 1961.-( ) Cf ). L'Hour, o.c, 8-10;
es el intérprete último y definitivo de la hacer imágenes de Dios; contrariamente, el N. Lohfink, // «comandamento primo» nell'AT, la Revelación absoluta, que es la re-
ley, es decir, de las exigencias de Dios a último mandamiento, que de suyo se refiere en «Bibbia e Oriente», 7 (1965), 26 49-60 (de- surrección, mirado en su absolutez his-
la comunidad cristiana, nuevo pueblo, genéricamente al deseo de la casa del prójimo, bemos mucho a este estudio).-( ) Id. ib, tórica y escatológica, es un aconteci-
27
sucesor del antiguo, de los salvados por se ha escindido en dos: la prohibición de 5i-59.-( ) Cf M. Noth, o.c. 112-136.- miento «objetivo»; pero su cumpli-
Cristo (cf 5,17-18). Y como tal centra desear la mujer del prójimo y la 2prohibición I2H) Cf los artículos de29 Botterweck, Haag y
de desear las cosas del prójimo.-( ) Cf G. Bot- Lohfink, ya citados.-( ) Cf G. Barth, Das miento y continuación como aconte-
en el amor a Dios y al prójimo el meo-
llo de todos los mandamientos (cf 7,12; terweck. Eí decálogo. Estudio de su estructura Gesetzesverstándnis des evangelisten Mattháus.cimiento implican la participación sub-
e historias literarias, en «Concilium». 5 (1965) en Überlieferung und Auslegung im Matthdus- jetiva del creyente. Tal participación es
22,40). Pero la verdadera novedad está 62-87.-( 3 ) Cf G. Von Rad, Theologie des Alten Kvangeliúm, Neukirchen-Vluyin 1960, 54- el acto de fe, u n a decisión libre y radi-
en la persona de Jesús. La exigencia Testament. 1, Munich 1962, 206.-( 4 ) Ver los I 54.-( 30 ) Cf S. Lyonnet. La legge a la liberta cal del individuo concreto, mediante la
fundamental para el creyente y para intentos descritos por J. J. Stamm, Le Décalogue del popólo di Dio. Bolonia 1968. cual se pone en referencia al aconteci-
la comunidad cristiana será de ahora á la lumiére des recherches contemporaines. miento de Cristo; pero a la vez, justa-
en adelante la adhesión de fe a Cristo Neuchátel 1959, 14-16 y la solución de E. BlBL.: Nos limitamos a indicar algunos tra-
Nieisen. Die Zehn Gebote. Eine traditionsgeschi- tados sucintos en los Diccionarios y Enciclo- mente por esa referencia, cuya iniciati-
y a su seguimiento: «Sigúeme y deja va es la propuesta misma del aconteci-
sepultar sus muertos a los muertos» chtliche Skizze, Copenhague 1965.— O Cf pedias, remitiendo para profundización de los
G. Von Rad. o. c. 223.-( 6 ) Esta es la so- lemas a los estudios especializados abundan- miento como oferta gratuita y gracia,
(Mt 8,22; cf Le 9,59): «Si quieres ser lución de E. Gestenberger. Wesen und Her- temente citados en las notas. Van der Born constituye la personalización en la que
perfecto, anda, vende cuanto tienes kunft des apodiküschen Rechts, Neukirchen- A.-Cazelles H., Decálogo, en Diccionario de la dicho acontecimiento se realiza y se
y dalo a los pobres, y tendrás u n tesoro Vluyn 1965. favorablemente acogida por va- liiblia (dirigido por H. Haag), Herder, Barce- continúa. Semejante decisión no es u n
en los cielos; después ven y sigúeme» rios
8
estudiosos.- (7) Cf G. Botterweck. a.c — lona 1970; Cazelles H., Decálogo, en Sacra- acto simplemente moral, sino la fun-
(Mt 19,21 y par.); «El que ama a su ( ) Cf H. Hagg. [I decálogo nella trasmissione mentum mundi, 2, Herder, Barcelona 1972,
órale, en «Bibbia eOriente». 9 (19671. 9-11.- 133-137 (con abundante bibliografía): García damentación de la personalidad del
padre o a su madre más que a mí, Cordero M., Decálogo, en Enciclopedia dellacreyente. Lo cual significa que la sub-
C) Tal10es la sugerencia hecha por E. Nieisen.
no es digno de mí; y el que ama a su o.c—( ) Cf W. Zimmerli, Ich bin Jahwe, en llibbia. 2. Turín 1969, 809-815. jetividad de la fe tiene como centro
hijo o a su hija más que a mí, no es Gottes Offenbarung. Gesammelte Aufsátze zum existencial la decisión libre con que el
digno de mí; y el que no toma su cruz Alten Testament. Munich 1963, 11-40. De este hombre acepta la gracia y se confía a
y me sigue, no es digno de mí. El que estudio se excluye la otra interpretación, de ella.
encuentre su vida, la perderá, y el que suyo posible: «Yo, Yavé, soy tu Dios» que DECISIÓN
la pierda por mí, la encontrará» (Mt 10, expresa ya el contenido del primer manda- De este acto fundamental brotan las
37-39 y par.); «Yo soy la luz del miento. Esta segunda exégesis la sostiene por La decisión es el lado subjetivo formal
ejemplo A. Jepsen. Beitráge tur Auslegung und decisiones materiales, éticas, represen-
mundo. El que me siga no andará en Geschichte des Dekalogs. en «Zeitschrift für die de la persona, mientras la responsabi- tadas por las fórmulas en las que se in-
tinieblas, sino que tendrá la luz de la alttestamentliche Wissenschaft», 79 (1967). lidad constituye el lado objetivo mate- vita al cristiano al discernimiento. «Y no
vida» (Jn 8,12). 285-287.-(")CfG. Von Rad, o.c, 216-225.- rial. Es un acto con el que el sujeto os adaptéis a este mundo; al contrario,
C2) Cf M. Noth, Das 2weite Buch Mose. Exo- dispone de sí, realizando de ese modo reformaos por la renovación de vues-
Pablo, en las cartas a los Gálatas y dus. Gotinga 1961, 13().-(") Cf W. L. Moran, su responsabilidad relativa, dialógica, tro entendimiento para que sepáis dis-
a los Romanos, proclama la liberación Adnotationes in librum Deuteronomii (folios del frente a las realidades infrahumanas y
Pont. Inst. Bíbl. de Roma, 1961-62), 6 0 . - < tinguir cuál es la voluntad de Dios: lo
de la ley y, por tanto, también de los (14) Cf G. Von Rad. o.c, 225-232; W. Zim- ' humanas y en último análisis frente a bueno, lo agradable a El, lo perfecto»
mandamientos del decálogo, y la liber- merli, Das zweite Gebot, en Gottes Offenbarung, la instancia absoluta de la Persona in- (Rom 12,2; relacionar este paso con
tad de los hijos de Dios, que ya no están 234-248.-C 5 ) Cf A. Jepsen. a.c. 221-222.- linita. Considerada en sí, la decisión se Ef 5,9ss; 1 Tes 5 , 2 1 ; 1 Cor 1 1 , 2 8 ;
guiados por prescripciones, sino por el (16) Cf por ej. M. Noth. o.c. 131; G. Von Rad, presenta como el ejercicio de la exis- Gal 6,4; y también con 1 Jn 4 , 1 ; el
soplo del Espíritu, que es la nueva ley Das fünfte Buch Mose. Deuterowmium, Go- lencia personal, el acto de la autocon- término griego para expresar «discer-
escrita en los corazones, preanunciada tinga 1964, 42.-C 7 ) Id, ib.-i") Cf E. Pax. ciencia y autoposición, del discerni- nir» es dokimázo; ver el artículo de
por Jeremías y Ezequiel. La exigencia Deuteronomio 6,25. «Es para nosotros la jus- miento y de la libertad: es el acto del
ticia guardar sus man¿am¡entost>, en «Conci- W. Grundmann en el Grande Lessico del
divina no se hace fuerte sólo desde lium», 30 (1967), 605-618.-(") Cf A. Alt. sujeto como tal, y, por tanto, de su Nuovo Testamento, II, 1403-1418). El
fuera, sino que se connaturaliza por Das Verbot des DiebstaHs im Dekalog, en Kleine moralidad. punto a aclarar es la relación entre la
gracia en el corazón del creyente, do- Schriften zur Geschichte des Volkes Israel, 1, decisión subjetivante y el discernimien-
2 El desarrollo reciente de la filosofía
tado de un nuevo dinamismo, el del Munich 1959, 333-340.-( ") Cf W. L. Mo- to, tal como queda indicado en estas
ran, o.c, 69-71.—(2° ¡"s ) Llamamos aquí cxistencialista y de la correspondiente
Espíritu, para poder obedecer al Se- expresiones: «Examinaos a vosotros
«pacto» a la relación de mutua pertenencia leología han puesto en evidencia la
ñor 5 0 . «La ley del espíritu de la vida mismos si estáis en la fe, probaos vos-
entre Yavé e Israel instaurada en el Sinaí y en doctrina de la decisión hasta las extre-
en Cristo Jesús te libró de la ley del este sentido genérico interpretamos tal pa- otros mismos. ¿No reconocéis que Je-
mas posiciones de u n a exasperada y
pecado y de la muerte. En efecto, lo labra. Los textos bíblicos hablan a este propó- sucristo está en vosotros? A menos que
formalista ética de situación. Es in-
que era imposible a la Ley por cuanto sito de «berit». sobre cuyo 21significado jos es- estéis reprobados» (2 Cor 13.5). «Que
dudable que el estudio de la decisión
estaba debilitada a causa de la carne. pecialistas discuten aún.-( ) J. L. Hour, La vuestra caridad crezca cada día más en
morale del'alliance, París 1966; J. Schreiner. desde el punto de vista ético sólo puede
Dios lo realizó enviando a su propio conocimiento e inteligencia, para que
Die zehn Gebote im leben des Gottesvolkes, hacerse en el plano formal. Pero esto
Hijo en carne semejante a la del peca- sepáis discernir lo más perfecto a fin de
Munich 1966. Es fundamental a este propósito no impide que se pueda respetar una
do y condenando, a causa del pecado. que seáis puros e irreprensibles para el
linea legítima y definida como ética
Decisión 182, 183 Decisión

día de Cristo, llenos de frutos de justicia intrínseca, la sustancia de todo acto Agustín llama «memoria» (la memoria a las investigaciones de tipo científico-
por Jesucristo, para gloria y alabanza de conciencia y de libertad. La doctrina , es el fundamento ontológico del alma operativo que se mueven siempre en
de Dios» (Flp 1,9-11). El contenido de bíblica nos permite concluir afirmando en sí misma, o sea el lugar donde se el sector superficial y periférico del
estas afirmaciones puede explicitar- la constitutiva decisionalidad de la exis- halla presente a sí misma en su más hombre.
se así: tencia cristiana. El creyente no es quien Intima individualidad); lo que Pascal c) Devenir histórico y decisión.-
a) Entre el acto decisivo de la fe y en u n segundo momento ha decidido llama «coeur» (las razones del corazón Como esta subjetividad nunca se pre-
el discernimiento hay una relación dia- aceptar la fe, sino quien constituye y ; que la inteligencia no puede compren- senta completamente pura, revela su
léctica: el primero posibilita al segundo, desarrolla la propia existencia preci- der); lo que Kierkegaard llama «subje- carácter de mediación histórica bien
el segundo ratifica la verdad del pri- samente sobre la base de esa decisión. tividad» (el individuo transparente ante en el sentido de su devenir histórico,
mero. No hay discernimiento fuera de Dios); lo que Blondel llama «action» bien en el sentido de su finitud. La
la fe, pero no hay fe «probada» sin dis- 2. DECISIÓN COMO MEDIACIÓN DIALÉC- ¡ (el salto incolmable entre la voluntad subjetividad se diferencia esencialmente
cernimiento. Así que uno y la otra TICA ENTRE PERSONA Y NATURALEZA.— volente y la voluntad querida); lo que de la sustancialidad, precisamente por-
son constitutivos de la existencia cris- a) La mediación.—La inteligencia teo- lleidegger llama «situación afectiva» que connota u n carácter de devenir,
tiana. lógica de este dato sólo es posible en el . (en alemán Befindlichkeit; que nada de historia, que aquélla no tiene. Tal
b) Puede afirmarse que el discer- ámbito de una ética existencial como ; liene que ver con un estado de cariz devenir es a la vez signo de u n a infi-
nimiento, como expansión y confirma- momento de una visión personalista. psicológico, sino que caracteriza una nitud, de un horizonte ilimitado, de una
ción de la fe, es un acto de fe; tiene, Queremos defender la tesis de una me- situación fundamental; es una cons- posibilidad abierta, y de una finitud, de
por tanto, el carácter decisional de la fe. diación dialéctica entre existencia y esen- titución fundamental ontológica por la un límite, de una determinación. Es,
Y como ésta es cumplimiento y perso- cia o entre persona y naturaleza, sea que el hombre - e l s e r s e - anterior- pues, un devenir cualitativo, no numé-
nalización del acontecimiento de Cris- en el plano de la constitución ontoló- mente a cualquier otra interpretación rico: no se trata de u n a serie de repe-
to, también el discernimiento representa gica, sea en el de la realización ética, te- está abocado ante su ser aquí-ahora y ticiones cuantitativamente indefinidas,
la «maduración» personal de la «justi- niendo presente que ambos planos no es originariamente abierto: es siempre sino de un desarrollo del sujeto en su
cia que poseemos por medio de Jesu- sólo no están separados ni son sepa- y ya en un constitutivo autosentimien- decisión. El sujeto puede abarcar su
cristo». Al igual que la fe, el discerni- rables, sino que en su distinción for- toj. Santo Tomás define esta situación infinitud, su horizonte ilimitado y rea-
miento es lo que el hombre debe aportar man una unidad tan profunda que uno ontológica como esencial conocimiento lizar su posibilidad sólo trascendiendo
de personal y de libre en la realización es la actuación o el ser en acto del otro. de sí, inmediato, habitual, anterior a la finitud, la limitación, la determina-
de la salvación. Esta unidad es también ella u n momento todo conocimiento conceptual, y que ción. Lo infinito es posible sólo en lo
de la mediación dialéctica. En efecto, llega por la transparencia del alma ante finito, pero en lo finito que sea tras-
c) En cuanto tiene carácter deciso- éste es su contenido; la persona es tal sí misma. Ser para el alma equivale a cendido en u n intrascendible infinito.
rio, el discernimiento es un acto moral. que su propia esencia le es dada en la conocerse inmediatamente por una pre- Esta trascendencia es la decisión, en su
Lo cual significa, primero, que ei dis- mediación de la propia realidad o exis- sencia de sí en sí misma (De Ver. 10,8). doble significado, fundamental y actual
cernimiento no es un acto exclusiva- tencia, y su propia realidad o existen- Y bien, este conocimiento inmediato (categorial). El que semejante trascen-
mente teórico, sino práctico, tocante al cia le es dada en la mediación de tener (autoconciencia) es también una in- dencia se dé en lo finito respecto a u n
obrar, según la indicación por la que que descubrir la propia esencia. En, mediata libertad (autoposesión o dis- horizonte infinito intraspasable, indica
el cristiano está comprometido a «obrar esta mediación consiste la decisión posición de sí) y la u n a y la otra, on- ante todo que la decisión no atañe
la verdad» (Jn 3,8.21; 1 Jn l,6;Ef4,15). como punto de conciliación entre exis- tológicamente consideradas en su iden- tanto a los objetos cuanto al sujeto, es
Por lo demás este significado práctico tencia (persona) y esencia (naturale- tidad análoga, gradual, constituyen la decir, se trata de una forma subjetiva.
está incluido en el término mismo in- za), pero de tal modo que el primado subsistencia personal, la existencia ori- El punto crítico de la decisión es su
dicativo del concepto de «prueba», de de la conciliación corresponde a la ginaria. aparición en la conciencia como des-
«hacer o dar prueba de si en la vida y existencia. De esto se deduce que la de- cubrimiento que uno hace de su deber-
en el juicio». Uno ejercita el discerni- cisión, y el hombre en ella, se carac- En efecto, cuando el hombre aborda decidir, es decir, que tiene que deter-
miento en cuanto da u n a prueba, u n a teriza por la singularidad e irrepetibi- la reflexión explícita sobre sí mismo nun- minar lo que es y debe ser. La decisión,
demostración práctica. Segundo, este dis- lidad, si bien no en manera discontinua, ca se encuentra consigo mismo como pues, se manifiesta como u n a forma
cernimiento alcanza a toda la existen- dado que se trata siempre de un mo- se encontraría con u n a cosa descono- de autonomía en la que el sujeto dis-
cia del creyente, que vive empeñado mento intrínseco de la mediación entre cida y que le choca, sino que se en- pone de sí y decide también qué auto-
constantemente en la decisión de la fe existencia y esencia y como tai queda cuentra ya como persona. Descubre nomía tomar. Esta forma está pre-
y en dar prueba de efío ante ía inmi- insertada en u n a línea histórica que que está situado en una individualidad, sente siempre como condición de posi-
nencia del juicio divino. Todo su obrar tiene u n a fisonomía unitaria. Aparece en u n a subjetividad en la que desde el bilidad del sujeto, pero también como
está informado por la prueba que se le así en la persona u n a doble mediación: principio se hallan presentes el cono- condición de posibilidad de su devenir
exige y que debe dar. Tercero, el carácter una constitutiva y otra operativa, u n a j cimiento de sí y su libertad. Descubre histórico, es decir, como forma en la
ético de esta prueba o discernimiento fundamental y otra particular-categorial.i¡ que es ya y siempre «sujeto», es decir, que tienen lugar cada u n a de las deci-
brota, pues, de la fe. Se trata de un A esta doble mediación corresponde una" persona singular, siempre él mismo, y siones categoriales, que son las etapas
acto ético en cuanto acto en y de la doble decisión. •>• que su subjetividad individual es ya y del devenir mismo. En este contexto
decisión de la fe; acto en que la fe se desde siempre total conocimiento y li- resulta que cuando el hombre decide,
profundiza, confirma y consolida su bertad, a pesar de que arrancando del decide siempre de sí mismo tanto fun-
decisión, siendo, por tanto, él mismo b) La singularidad personal.—La raías
ontológica de esta estructura es la> momento de la decisión él deberá lle- damental como categorialmente; que
una decisión de fe, como derivación de var a cumplimiento y perfeccionar esta la decisión es un acontecimiento to-
la decisión fundamental y de su ac- singularidad personal, que constituye]
la diferencia más radical entre un honri) su singular situación originaria de auto- cante a la historicidad constitutiva del
tuación. El cristiano se prueba como conciencia y autoposesión. Hay que hombre en su subjetividad; que cada
tal y realiza el discernimiento en la bre y cualquier otro y, por tanto, sitt
individualidad positiva por la que e» añadir que esta subjetividad radical no decisión no es la mera repetición cuan-
medida en que vive y actúa su deci- es asible con los medios del conoci- titativo-numérica de hechos o reali-
sión de fe, en la medida en que la fe «él» y basta. Esta singularidad personal;
constitutiva es lo que entendemos ai miento conceptual; y que, por tanto, zaciones que llenan el horizonte histó-
llega a ser para él, por u n a expansión continúa siendo u n campo extraño
hablar de «opción fundamental»; lo que!
Decisión 184
185 Decisión
rico infinito del hombre, sino que es un ción, que es un paso de lo finito en lo
acontecimiento singular en el que la infinito y del infinito en lo finito. Este el tiempo, están encomendados a la por tanto, no es el simple y puro corre-
subjetividad deviene y se realiza. paso es el que le da la creatividad y la decisión y que, por tanto, ésta hace lato y la mera proyección de sus posi-
Pero, en segundo lugar, el que se- novedad. En la decisión todo lo real posible el tiempo y el futuro. No se bilidades ya establecidas. El futuro es
mejante trascendencia se dé en lo revela su posibilidad y deviene el ob- trata de afirmar sólo la necesidad del verdaderamente superación, acrecimien-
finito respecto a u n infinito intras- jeto de su acto como cometido a llevar tiempo para la decisión en cuanto ésta to, devenir, autotrascendencin. y en
cendible, pone de relieve el aspecto de a término. En este paso es donde se se da en el tiempo y en él se desarrolla: este sentido da origen a la historia.
novedad y de creatividad del hombre. cumple el acontecimiento por el que en efecto, el hombre no es la plenitud Lo cual es posible sólo gracias a la de-
El hombre no es sólo lo que es, sino la decisión se coloca en la raíz misma eterna de la perfección, sino que nece- cisión. La unidad de historia y decisión
sobre todo lo que será o podrá ser: su de la historicidad del hombre y se hace sita del tiempo para alcanzarla. Se tra- significa, pues, que el hombre es un ser
realidad es finita; su posibilidad, infi- sustancia de la historia real. ta de decir algo más. El hecho de que histórico, un ser de la historia y que
nita. Ya Aristóteles, seguido luego por Puntualicemos sumariamente los mo- su plenitud sea dependiente de su po- en la historia experimenta y vive la
Santo Tomás, afirmaba que el alma mentos de esta estructura: sibilidad, implica que su realidad dada historia de su ser. Decir que el hombre
potest fleri quodammodo omnia (Ve Ani- y finita quede superada como se supe- se realiza en la historia y que vive en
Decisión y novedad. En el plano de ra u n a contradicción. El tiempo como
ma III 8: 431b,21 y el comentario de la subjetividad h u m a n a la decisión es la historia equivale a decir que la his-
Santo Tomás). El alma queda definida medida de la realidad dada (ya sea toria es su destino y que él crea su
posible sólo en cuanto la posibilidad es pasado, presente o futuro) es un límite,
por esa apertura infinita. Ahora bien, realmente «todavía-no» y a la vez historia. Y todo esto se da en cuanto
en la visión ontológica que estamos una negación, u n a muerte. Pero, como la decisión es disposición de sí mismo
«lo-que-será». Inversamente, la posibi- tal, es un obstáculo contra el que com-
elaborando, decir que la subsistencia lidad así definida es posible sólo en fun- en la libertad y trascendencia de su rea-
del hombre es su subjetividad y a la batir y a superar. Esta lucha y supe- lidad dada en la novedad inédita de su
ción de la decisión. En otras palabras: ración es la decisión: ésta, superando
vez decir que el hombre se caracteriza la decisión tiene como condición de posibilidad. La decisión no es, pues,
esencialmente por su apertura infinita, la realidad dada en la realidad posible, sólo fundamento de su historicidad ge-
posibilidad lo nuevo, lo que no ha supera también al tiempo como me-
significa decir que la realidad finita del existido antes; pero lo nuevo tiene como neral, sino hecho y acto de su historia
hombre puede alcanzar su posibilidad dida de tal realidad. La decisión en- real, en cuanto precisamente decide
condición de posibilidad la decisión. gendra así al tiempo como futuro sin
infinita sólo por medio de un acto de Los dos términos son correlativos: se sobre su futuro tanto en su existencia
decisión. La decisión se presenta así medida e innovador: la decisión exige como en su cualidad.
mantienen y caen a la vez. Esta corre- que el tiempo no sea el fin, sino, sobre
como el momento de la mediación no lación explica por qué en cada mo- Decisión y Dios. La condición de po-
sólo entre sujeto y objeto, sino más todo, el principio, que sea el fin en
mento de la existencia en que la liber- cuanto es el principio y que transforme sibilidad absoluta de la decisión y, por
profundamente entre realidad y posi- tad decide se produce una novedad ra- tanto, de la posibilidad, del futuro y de
bilidad, entre finito e infinito, entre pa- lo dado en una realidad nueva, libre y
dical, se crea algo. fruto de la libertad. Engendrar el tiem- la historia es Dios. La infinitud de la
sado y futuro. No se trata ya ni sólo decisión que abre la posibilidad infinita,
de ver que la infinitud del hombre Real y posible. Que lo nuevo y la po significa dar al presente el valor de
decisión sean correlativos se basa en un acontecimiento de la libertad en la el futuro infinito y la historia infinita,
puede alcanzarse únicamente en la in- no puede ser la ausencia y la sola exi-
finitud, sino que se trata de afirmar que el hecho de que lo real es realmente unidad del pasado y del futuro. Pero
posible. La misma decisión, como cons- de tal modo que el pasado sea en cuanto gencia, la apertura y la lontananza, el
sólo en virtud de la decisión el hombre advenir siempre en movimiento y la
es su posibilidad, su infinitud, su fu- titutivo del hombre, es la prueba de el presente es sustraído y al mismo
que lo real más real es también lo más tiempo conservado y el futuro sea ad- realización sin fin proporcionada a
turo. En otras palabras: el hombre en nuestro avance. Tal infinitud sólo se
virtud de la decisión es también lo que posible, lo real más cercano y también veniente y emergente. Como la decisión
más desconocido. El hombre llega a constituye al hombre en la posibilidad concibe como una promesa y una pre-
no es. Y ello porque la decisión es la sencia, una totalidad absoluta en ab-
posibilidad del todavía-no. Lo cual ser así paradigma de lo real, en cuanto y realiza su posibilidad manteniéndolo
es proyecto de sí mismo, disponedor en la posibilidad, del mismo modo soluto ad-venir: es el Dios que se hace
equivale a afirmar que la decisión hombre. Cristo. La historia, el futuro,
tiene en sí necesariamente u n carácter de sí mismo y real en la medida de constituye al hombre en el futuro y
dicho proyecto que dispone de sí mis- realiza el futuro por el pasado, mate- la posibilidad y la decisión libre son el
de novedad y creatividad. La decisión, lugar de la trascendencia en cuanto
en su doble significado, hace ser al mo. Esta posibilidad de lo real es la niéndolo en el futuro como intrascen-
realidad de la decisión: ella decide en dible. Esto quiere decir que la decisión son revelación del Trascendente. La
hombre en su posibilidad. Lo cual debe decisión no es posible sino en la aper-
entenderse en el sentido de que la de- cuanto transforma lo posible en real, es ad-venimiento en su estructura.
pero al mismo tiempo mantiene lo real tura a la infinitud, pero esta apertu-
cisión constituye al hombre en la po- ra se declara ulteriormente como un
sibilidad infinita y realiza la posibilidad en su misma posibilidad, no cerrándolo Decisión e historia. La decisión como
en su calidad de dato, sino transfor- ser-decididos, dado que únicamente en
en lo finito, a pesar de éste; mas sólo advenimiento del futuro es decisión
mándolo en cometido. Lo real como la condición de la plenitud absoluta es
puede realizarla en cuanto mantiene histórica, fundamento y dato de la
cometido es lo real como novedad, y concebible u n a decisión absoluta, es
al hombre en la posibilidad jamás tras- historia. Hay historia en la medida en
la decisión, como función de su posi- decir, constitutiva, fundamental. Por
cendida. Cada realización acaece, pues, que hay libertad decisional y tiempo
bilidad, es la novedad de lo real. tanto, la historia, como la posibilidad
bajo el impulso de la trascendencia adveniente. Efectivamente, sólo con es-
y el futuro, no son más que el camino,
de la decisión. Realización y decisión Decisión y futuro. La relación de la tas dos condiciones resulta posible pen-
el desarrollo de esa absolutez, y por
n u n c a pueden identificarse, ya que es decisión con lo real como posible es la sar en el desarrollo de la historia como
eso es historia de la salvación, historia
propio de la decisión poner en relación relación de la decisión con el tiempo devenir y ad-venir de lo que «todavía-
de Cristo. En él el hombre ha alcan-
la realización, finita y condicionada como futuro. Lo que significa que la no-ha-sido-nunca». El futuro no es so-
zado el máximo de la decisión y con-
siempre, con la posibilidad infinita de posibilidad, en general, está encomen- lamente u n a vacía serie indefinida de
siguientemente el máximo de la posi-
su todavía-no y de no dar existencia dada al futuro y que en cuanto la de- repeticiones sucesivas y sin orienta-
bilidad, del futuro y de la historia. «Je-
a ninguna realidad si no es como mo- cisión está encomendada a la posibili- ción, sino que es la posibilidad de la
sucristo no fue "sí" y "no", sino fue
mento del todavía-no. Esta propiedad dad está encomendada al futuro. Pero novedad y de la creatividad de la de-
"sí", pues todas las promesas de Dios
caracteriza a la decisión en su media- también significa, dialécticamente, que cisión, que hace surgir algo absoluta-
son en él "sí", por lo que decimos
la posibilidad y el futuro, como también mente nuevo, que es otra cosa y más
"amén" por él a Dios para gloria de
que el conjunto de sus condiciones, que.
Decisión 186 187 Decisión

Dios» (2 Col 1,19-20). Por eso la his- nueva fisonomía histórica, como pa- y como tal define la posición de la mo- se trata de llamar al hombre a sí mismo,
toria es el encuentro del sí de Cristo sado que deviene en cuanto adviene el ralidad como u n continuo tender «a lo hacerle volver en si. La medida ética
y el sí de la esperanza h u m a n a . «El futuro. Esto permite fijar las siguientes real de lo que en el dato real es irreal» de la acción es la medida ética del
que afirma estas cosas, dice: "Sí, yo afirmaciones acerca de la relación en- (N. Hartmann); como campo del que- hombre, en cuanto la acción es un
vengo en seguida." Amén. jVen, Señor tre esencia y decisión (existencia): hacer en cuanto todavía no hecho, ad- momento del hombre, es el hombre en
Jesús!» (Ap 22,20). a) Esencia y decisión son dos cons- quirido, completado; como el lanzarse acto. Juzgar y calificar la acción es
titutivos del hombre: una y otra con- hacia la realización de lo que es ideal juzgar y calificar al hombre (cuanto
3. DECISIÓN Y MEDIACIÓN DE LA ESEN- ciernen a la totalidad del hombre, de y como tal irreal. Las observaciones vamos diciendo vale desde el punto de
CIA.—Pero si la relación con Dios se modo que éste puede definirse como hechas sobre la decisión que constitu- vista de la conciencia, es decir, del
requiere como condición de posibilidad esencia y como decisión. ye al hombre en su posibilidad reali- hombre que obra). Dada esta identifica-
para la infinitud de la decisión, esto b) Esto excluye que la decisión pue- zándola y manteniéndole en la misma, ción entre la calificación moral de la
mismo es índice de su finitud. La fini- da entenderse como carente de con- son válidas igualmente para las deci- acción y la del hombre, aparece tam-
tud de la decisión es su creaturalidad tenido, absolutamente libre de toda siones de la moralidad: ésta constituye, bién en una luz nueva el concepto del
y nos introduce en el tema de la media- ley, de toda categoría, sin ningún ele- realiza y mantiene la moralidad. valor moral.
ción de la esencia y de la naturaleza mento determinado. La decisión es siem- La moralidad es la relación que, den- Si el valor moral es aquello por lo
respecto a la persona. El hombre no es pre también esencia y, por tanto, tam- tro de la conciencia, se instaura entre que el hombre es lo que es, hombre
sólo decisión formal, sino también lí- bién expresión y realización de una la decisión de ésta y el valor moral. El en el sentido pleno, la existencia hu-
mite de tal decisión en su esencia. Me- esencia. El contenido de la decisión es carácter decisional de la conciencia es mana será inauténtica cuando los va-
jor: su decisión se actúa sólo en la me- asimismo algo constitutivo. un aspecto poco estudiado. Por lo ge- lores en que se empeña son inframo-
diación de la esencia. Ahora bien, la c) La relación entre esencia y deci- neral la conciencia se considera casi rales; y será auténtica cuando los va-
esencia del hombre es una estructura sión, que se refleja en la que hay entre exclusivamente como juicio, si bien lores en los que se empeña forman lo
pre-dada. En el horizonte de la posibi- pasado y futuro, pone en evidencia no práctico. Subrayar este carácter sig- que el hombre es como persona en sí,
lidad de su obrar, el hombre se com- sólo la mediación entre el pasado y el nifica que el hecho de la conciencia, ya se trate de valores finitos, ya se
porta según la ley determinada, im- futuro, sino también la mediación de ya como acto fundamental, ya como trate del Valor sumo. El doble carácter
puesta, limitada y limitante. La esencia la esencia dentro del futuro, por lo que acto categorial-actual, es constitutivo del valor - e l ser una obligación mo-
es, pues, u n dato, una predetermina- éste se presenta a la decisión siempre de la personalidad moral: ésta no nace ral, o sea u n a objetividad absoluta y
ción que limita la libertad de su deci- como quehacer concreto y material. si no es de u n a autoconsciente y libre moralmente necesaria, y el ser ele-
sión. Pero en cuanto tal esencia es «Así como el hombre no es nunca disposición de sí. en cuanto libre de- mento perfectivo del hombre, el hacerle
poseída en la autoposesión consciente "pura existencia", sino siempre tam- cisión ante el valor. La conciencia ética plenamente hombre— se revela en esta
y libremente disponedora de sí, forma bién —y precisamente en su totalidad— es ante todo conciencia del destino perspectiva como u n a única estructu-
parte de la historia del hombre, por la "naturaleza"; y como, en cuanto indi- moral del hombre, es decir, del hecho de ra : la obligación moral del valor se reduce
que éste es también la historia de su viduo, es siempre también expresión y que el hombre está confiado a sí mismo, a aquello que el hombre debe ser. El per-
esencia. En este sentido la esencia es, realización de u n a esencia general; así dispone y decide de sí y obrando de feccionamiento del hombre llega a ser
aun en su ser dado, la llamada a la la libre decisión histórica, en la que se este modo obra como hombre y se una obligación en cuanto atañe al
libertad, una imposición de su come- realiza a sí mismo, no está nunca de- hace hombre. La conciencia ética es, hombre en su posibilidad infinita, en
tido nunca suficientemente agotado. terminada simplemente por u n a "éti- pues, conciencia del hombre como su futuro infinito, en su historia infini-
La esencia es siempre lo que la libertad ca de situación" puramente formal, posibilidad, futuro, historia moral del ta. El hombre se siente empeñado por
tiene delante de sí como «que-hacer» sino —siempre, en su totalidad— por hombre; y, considerado éste en el ám- el valor y en el valor, en cuanto éste
y como algo ante lo que la libertad no leyes e imperativos materiales propios bito de la fe, es conciencia de su des- es su todavía-no que exige ser su más
puede hurtarse nunca. En esta dialéctica de esta "naturaleza", afirmada como tino en Cristo. A la vez y consiguiente- propia realidad. El valor es el hombre
por la que el dato llega a ser quehacer constantemente interior a su libre mente la conciencia es también con- mismo en cuanto exige llegar a ser más
sin dejar de ser dato, se revela la diná- autorrealización: de modo que ésta, a ciencia de la cualidad ética de una ac- y distinto de ¡o que efectivamente es.
mica activa e intrínseca de la esencia. causa de una decisión equivocada con- ción: lo que significa que es conciencia
El quehacer nunca agotado del dato tra tal "naturaleza" y sus estructuras, de los momentos del devenir ético del Está claro entonces que la califica-
confiado a la libertad como quehacer produce necesariamente u n a contra- hombre. ción moral de la acción como califica-
es un acontecimiento interior a la esen- dicción internan (J. B. Metz, Deci- ción moral del hombre, que se da en
cia y constituye su proceso histórico. sione, en Dizionario Teológico, Brescia Ahora bien, la conciencia ética no la conciencia, es a la vez la llamada
La esencia, pues, participa de la his- 1966, 1, 432). es una cualidad o facultad superficial, del hombre a sí mismo y la invitación
toricidad del hombre en cuanto entra no reside en las zonas de sus emocio- a la auténtica interpretación del valor.
en relación con su decisión: también nes, de sus sentimientos, de sus reac- Juzgando la acción el hombre se juzga
ella es u n a instancia de la decisión. Si 4. DECISIÓN COMO LLAMADA DEL HOM- ciones, etc. Está en la profundidad de a sí mismo; se juzga a sí mismo en
miramos bajo el perfil histórico-tempo- BRE A sí MISMO.—Nos queda todavía la persona, la penetra toda; es la cuanto se juzga en relación a la llamada
ral, la esencia representa el pasado en por traducir un aspecto de la decisión, persona misma vista en el punto origi- que le insta a su deber-ser, a su tras-
relación al futuro. El pasado (la reali- antes descrita, al plano dé la moralidad nariamente personalizante. Así que cendencia, es decir, a sí mismo en
dad del cosmos y la libertad realizada) propiamente dicha. Ya el hecho de que cuando la conciencia entra en acción cuanto valor a realizar. La conciencia
ya no está disponible ni a la libertad la moralidad se caracterice por encon- respecto a una acción en la que el ética, pues, fuese cual fuere lo que se
ni al futuro: está sustraído. Por otra trarse a mitad de camino entre la des- hombre ha de empeñarse, la califica- ve inclinada a juzgar, es siempre con-
parte, el pasado es una llamada a la nuda realidad material del hombre y ción moral de la acción consiste en la ciencia del hombre en su superación
libertad y al futuro, en cuanto exige el ideal que se impone atractivamente reducción de tal acción a la medida hacia la plenitud de su humanidad.
ser aceptado y mantenido mediante una a su exigencia ética, nos permite re- de lo que el hombre es. No se trata de Y bien, todo esto se da en el reino
decisión que lo introduzca en la di- levar el carácter esencialmente ético de juzgar la acción en sí y no se trata de la decisión de la conciencia. Ese
mensión del futuro y le confiera una la decisión en sentido absoluto: la de- tampoco de aplicar a la acción la me- acto que hasta aquí hemos definido
cisión es siempre y sólo decisión moral dida del hombre. Más profundamente, como calificación y juicio moral, tiene
Democracia 188 189 Democracla
ciertamente un aspecto cognoscitivo, de creatividad de la decisión, carácter en conexión), en vez de arrancar del crático el moralista debe poner par-
pero en su más propia caracterización que revela aquí su verdadera impor- sujeto de la autoridad (como se hacía ticular atención para recocer, de las
es un acto de libre decisión. El valor, es tancia. En cuando decidir es volver en en la clásica tripartición), arranca del varias formas históricas en que se rea-
decir, la trascendencia que el hombre sí, es u n renovarse, es crear en sí mis- criterio de la efectiva participación del liza la democracia. lo que de formal y
lleva consigo como llamada y exigen- mos la novedad que nos apremia, pero pueblo en el poder según la particular efectivamente sustancial ésta logra en-
cia de realización, se dirige a u n a liber- que todavía no ha sido realizada. Apa- modalidad de distribución de las fun- carnar. En torno a esta terminología,
tad, y esta libertad puede realizar la rece así verdadera la afirmación de que ciones entre los órganos constituciona- hoy tan en boga, es necesario que nos
llamada sólo en cuanto decide. La lla- el valor moral está enteramente en el les del estado. Según el primer crite- detengamos, no por cierta curiosidad
mada a sí mismo que la conciencia ámbito de la libertad humana. rio, prescindiendo de distinciones con formal, sino porque los términos es-
ética dirige al hombre, es una decisión c) Siendo un acto de conversión, carácter puramente formal (estados conden realidades profundamente di-
con la que el hombre se abre (o se huye) toda decisión entraña también u n as- centralizados, unitarios, federales o re- versas que no consienten una postura
a la trascendencia del valor. No es una pecto de arrepentimiento. El fenómeno gionales), se distinguen ordenamientos «indiferente».
invitación para que el hombre decida; del arrepentimiento queda claramente políticos totalitarios (donde la partici-
es justo u n a decisión con la que prác- especificado, en este contexto, en su pación popular en la gestión de la cosa 2. DIVERSOS MODELOS.—La democra-
ticamente el hombre avanza hacia la carácter moral de liberación y adhe- pública tiende a excluirse completa- cia tuvo origen en Europa a raíz de la
apremiante infinitud de su ser decidido, sión al valor. mente), absolutistas y autoritarios (don- praxis parlamentaria inglesa y fran-
para acogerla y realizarla en la medida d) El acto de la conciencia como de tal participación existe, pero en me- cesa, que encontró en el pensamiento
más amplia posible. Con esta decisión acto de decisión simplifica la vida mo- dida reducida y no debidamente ga- de Locke y de Montesquieu su humus
el hombre expresa la tendencia pro- ral y la libra del vértigo y de la angus- rantizada) y regímenes democráticos ideológico. Las instituciones y las es-
gresiva hacia las fuentes de sí mismo tia. «La experiencia de la libertad ejer- (o de tipo «dialogado», como dicen los tructuras en que la democracia, en su
para realizar la toma de sí mismo, de cida ha de ser sin angustia...; ella se franceses) en los que por medio de modelo isleño primero y luego en el
sus posibilidades más genuinas y ver- realiza y se afirma mientras se realiza; grados y diversas formas instituciona- continental, ha ido encarnándose, tras
daderas, y ser él mismo. Más, es él es el ser quien se determina a sí mismo. les se intenta dar cuerpo de realidad el impulso de la revolución francesa,
mismo justamente en esta especie de Su poder-ser no es un abismo beati- al principio representativo y participa- fueron y siguen siendo aún el sufragio
recuperación, pues la decisión entraña ficante: es el hecho mismo de que la tivo que caracteriza a la democracia popular, el gobierno representativo, la
la novedad de su historia moral. No libertad es por sí misma en el instante directa y sustancial. En cambio, cuan- separación de poderes, la garantía ju-
es, pues, u n salir hacia afuera, aunque en que se realiza mediante la decisión do se toma como criterio distintivo la rídica de las libertades fundamentales
todo tenga esa apariencia, sino un re- que toma» (P. Ricoeur, Le volontaire et diversa modalidad de distribución del (de expresión, de pensamiento, de aso-
tornar en sí; no es un producir obras, l'involontaire, 62s). poder entre los órganos constituciona- ciación y de religión) y el pluralismo
sino un crear la personalidad moral. les del estado, entonces la ciencia ju- de partidos. Tales instituciones son la
Para concluir indiquemos algunos rídica distingue entre monarquías cons-
A. Molinaro base, como se sabe, del estado de de-
puntos de referencia: titucionales, repúblicas de régimen pre- recho representativo y democrático,
sidencial y repúblicas de régimen par-
a) Todo acto de conciencia fundamen- lamentario. Pero a esta democracia hoy se la
tal y actual es un acto de decisión perso- BIBL. : De Finance J., Existence et liberté, llama «formal» porque, sobre todo en
nal. La decisión es tal que supera las París-Lyón 1955.-Fusch ]., Situation vnd Más que sobre estas últimas formas, los modelos continentales, derivados y
oposiciones entre sujeto y objeto. Más: Entscheidung, Francfort 1952.-Henriot J-, Exis- la atención del moralista debe dete- contaminados, la participación efecti-
no sólo es el punto de conciliación en- tence et obbligation, París 1967.-Madinier G„
La conscíence morale, París 1963.— Nédoncel- nerse en los principales cambios que va de todo el pueblo, a pesar de la
tre persona y valor, en el sentido que le M., Personne humaine et nature, París 1963.— caracterizan al estado contemporáneo, cacareada soberanía popular, se ha
hemos indicado, sino que es el punto Rahner K.. Sobre el problema áe una ética ya sea a nivel de fines o de estructuras, visto gravemente comprometida por la
de superación dinámica entre pasado existencial formal, en Escritos de Teología, 2, y sobre todo en la distinción entre estado inspiración individualista del estado li-
y presente en el devenir moral. Resulta Taurus, Madrid 1963, 225-244.-Ricoeur P„ totalitario o autoritario y estado demo- beral y la consiguiente marginación de
así que entre persona y valor, entre pa- Le volontaire et l'involontaire, París 1963. crático. Efectivamente, al paso que los grupos populares. Escasamente re-
sado y presente (futuro), entre lo vie- arrancando de la teoría del bien c o m ú n presentativa, ya que el sufragio electo-
jo y lo nuevo, entre el ya y el todavía- y de la dignidad de las personas, es ral se circunscribía a reducidas mino-
no se instaura u n a única forma de dis- posible bajo el punto de vista moral rías, la democracia formal del estado
tinción y unificación: el primer término, DEMOCRACIA adoptar u n a actitud de «indiferencia» moderno se caracteriza por:
por medio de la decisión, se verifica, es respecto al régimen presidencial o par- —carencia de un adecuado finalismo;
decir, encuentra su verdad moral, en I. Datos fenomenológicos lamentario, en la medida en que t a n t o —tendencial comprensión de los dere-
el segundo, de tal modo que prescin- el bien común como la dignidad de las chos fundamentales de los individuos
diendo o eliminando el segundo caería 1. ACTUALES FORMAS DE GOBIERNO Y personas sean debidamente salvaguar- y de los grupos intermedios;
en una fatal falsedad. DE ESTADO.—La democracia (etimológi- dados, no puede decirse lo mismo de —inmunidad del poder económico den-
camente gobierno del pueblo) entra en las formas de estado con carácter t o - tro del poder jurídico;
b) Por tanto, todo acto de concien-
la antigua tripartición aristotélica, con- talitario o autocrático, que comprimen —renuncia preconstituida a las funcio-
cia es un acto de conversión. El proceso
siderada clásica en los tratados de cien-; derechos fundamentales de las perso- nes de mediación y de síntesis dinámica
de la conversión se comprende a partir
cia y filosofía política: monarquía, aris- nas o de los grupos, en cuanto ignoran entre los varios componentes del cuer-
de la decisión. Es justamente la llama-
tocracia, democracia. Tales formas de la exigencia de la participación q u e po social;
da, la invitación, la recuperación, la re-
gobierno, aparte de no haber existido empuja precisamente a esas personas
novación del hombre y, por tanto, la ve- —falta de publicidad responsable;
nunca en estado puro, ya no responden o grupos a no ser sólo objetos, sino su-
rificación de sí en el «más sí mismo», la —creciente proliferación {en el modelo
exactamente a la situación actual. Una jetos corresponsables de las decisiones
autentiflcación en la superación y en continental) de partidos y corrientes con
más completa y moderna tipología de que, hoy sobre todo, les atañen d e
el trascenderse. Esta identificación en- carácter pseudoideológico. en cuanto la
los ordenamientos políticos (formas de manera siempre más profunda y radi-
tre decisión y conversión resalta par- idea no se propone como fuerza política,
gobierno y de estado se dan, de hecho, cal. Pero también en el ámbito demo-
ticularmente el carácter de novedad y no nace de la praxis y no sostiene el
Democracia ,1 191 Democracia

empeño de entender la dirección en mocracia sustancial en la que, sin in-> preludiar semejante posición. Así, por formas republicanas o monárquicas,
que la historia se desenvuelve. genuos y utópicos asamblearismos, en*; ejemplo. Tertuliano había de u n a cierta democracias presidenciales o parla-
Por estas y parecidas deficiencias el cuentre actuación el significado más"; extrañeza e indiferencia del cristiano mentarias, pero siempre con la misma
estado democrático moderno ha lle- profundo de democracia en cuanto go-H respecto a la cosa pública: nec uña condición fundamental: que todas esas
gado a ser antisocial, individualista, bierno del pueblo, por el pueblo y para el magis res aliena nobis quam publica y otras formas posibles de estado, in-
manipulado por grupos privilegiados y pueblo. Para evitar todo riesgo de lega- (Apolog. XXXVIII, 3), y san Agustín, a cluidas las no democráticas, ya sean
excesivamente legalista: el pluralismo lismo formal, el actual proceso de de- su vez, subraya de forma drástica la autoritarias o progresivas, consigan el
partidista ha degenerado además en mocratización amplía la instancia de misma postura ante las formas de go- bien común y consientan a toda per-
partidismo oligárquico haciendo ficticia participación a todos los niveles: fami- bierno: quid interest sub cujus imperio sona y grupo un desarrollo armónico
incluso la conquista de un sufragio liar, económico (sobre todo dentro de vivat homo moriturus? (De Civit. Dei, y la garantía efectiva de los derechos
electoral más amplio. la empresa), escolar, ciudadano y re- 5,17). Sin embargo, no parece muy fundamentales. Siempre que en una
Hoy la democracia, bajo el impulso gional. Junto a la instancia de la uni- acertado tomar como expresión común forma más o menos grave falle este do-
de diversas tendencias, tiende a reali- ficación se perfila por eso la de descen- de los Padres estas posiciones más bien ble objetivo, la indiferencia cesa y en-
zarse en formas más adecuadas como tralización, concebida en función de r a d i c a l e s . La e n s e ñ a n z a del p a p a tra en juego la obligación de u n a de-
estado representativo (o sea como su- una más efectiva y garantizada parti- León XIII presenta a este respecto un nuncia, incluso por parte de la Iglesia,
prema instancia de la comunidad que cipación de todos en la gestión de la ingrediente tomista y mientras afirma la que no podría callar sin verse envuelta
entraña el primado de la politicidad cosa pública en todos sus aspectos. licitud de un pluralismo a elegir entre en la responsabilidad de u n a conni-
sobre la economía), constitucional (con los varios «modos de gobierno público», vencia con la injusticia de regímenes
el explícito reconocimiento de la efica- 3. DEMOCRACIA FORMAL Y DEMOCRA-
recalca siempre la exigencia de que «el opresivos y alienantes (ver la voz Jus-
cia específica y de la primariedad de CIA PROGRESIVA.—No es éste el lugar gobierno de uno o de muchos» debe ticia). En efecto, a pesar de la procla-
las normas constitucionales), de derecho para tratar de las formas técnico-jurí- ser «justo y orientado a la utilidad co- mada indiferencia, Pío XI y Pío XII,
(racionalización normativa de las rela- dicas que caracterizan a las actuales mún» (León XIII, Diuturnum illud). como se sabe, lanzaron vigorosas re-
ciones entre los órganos constituciona- formas democráticas de gobierno: en criminaciones contra los regímenes to-
Respecto al discutido problema de la talitarios (cf Pío XI, Non abbiamo
les). Apunta además hacia nuevas ca- cambio sí es conveniente recordar la mejor forma de gobierno, la posición
racterizaciones tanto a nivel de fines distinción, subrayada muy a menudo, bisogno; Mit brennender Sorge; Divi-
leonina, o sea que «la Iglesia no re- ni Redemptoris; Pío XII, Radiomen-
(en la relación estado-sociedad, estado- entre la democracia «formal* y la «pro- prueba ninguna de las diversas formas
aparato y estado-comunidad) como a gresiva» que realizaría la democracia saje de Navidad, 1944). Igualmente
de gobierno con tal de que traten de la GS en el número 73 condena explí-
nivel de estructuras. A este respecto la sustancial de la que antes hablamos. procurar el bien de los ciudadanos»
democracia contemporánea tiende a citamente «las formas políticas, vigentes
Por parte de los fautores de la demo- (León XIII, Libertas), ha sido repetida en algunas regiones, que obstaculizan
incrementar la función de la actividad cracia sine addito se considera general- constantemente por los pontífices hasta
gubernativa, dirigiéndola no sólo a la la libertad civil o religiosa, multiplican
mente que en los estados de partido la Gaudium et spes, en donde se afirma: las víctimas de las pasiones y de los
consecución de u n orden formal, sino único, donde no es ni siquiera conce- «Las modalidades concretas, por las
también del bienestar de toda la comu- crímenes políticos y, en el ejercicio de
bible u n a oposición y donde los órganos cuales la comunidad política se da a sí la autoridad, se apartan de la prosecu-
nidad y en particular de los grupos más del estado controlan todas las activi- misma las estructuras y organiza los
necesitados. Los notables cambios es- ción del bien común para hacerla ser-
dades del ciudadano, incluso las cultu- poderes públicos, pueden ser múltiples vir al provecho de ciertas facciones o
tructurales, en el campo administrati- rales y artísticas, el término democracia según el modo de ser de cada pueblo
vo y en la iniciativa legislativa que en- de los mismos gobernantes».
resulta ininteligible y la añadidura de y la marcha de su historia; pero deben
contramos en el estado contemporáneo, «progresiva» no logra disipar el equí- tender siempre a formar u n hombre
entran en el ámbito de estas finalidades voco. Un juicio muy diverso, en cam- culto, pacífico, benévolo a los demás,
sociales que lo caracterizan. Pero el 2. LA DEMOCRACIA EN EL PENSAMIEN-
bio, formulan quienes, severamente para provecho de toda la familia hu-
cambio más importante es que la co- mana». Un concilio que en su docu- TO DE Pío XII. - E n el célebre Radio-
críticos respecto a la democracia «bur- mensaje antes citado (Navidad de 1944),
munidad popular del estado emerge guesa», considerada siempre como «for- mento más importante (LG 2, 9) había
como eminente principio activo e ins- sentado el principio de la trascendencia Pío XII, después de recordar la doc-
mal», no obstante los paliativos inten- trina tradicional de la indiferencia,
tancia suprema. Prueba de esta nueva tados para socializarla, descubren en de la Iglesia y la consiguiente imposi-
situación son: bilidad de identificarla con cualquier puntualizaba que la premura de la
los estados socialistas, a pesar de algu- Iglesia «no mira tanto a la estructura
nas carencias y defectos, u n a más autén- civilización y cultura, obviamente no
—la afirmación de las instituciones de podía más que considerarse desligado y organización exterior de la democra-
tica participación en el poder de las cia, que dependen de las aspiraciones
democracia directa (como el referén- de las varias formas históricas que el
masas populares, no sometidas ya a la propias de cada pueblo, cuanto al hom-
dum) ; estado puede presentar. Sin embargo,
explotación de los que cuentan con la bre como tal, que lejos de ser el objeto
—la operación electoral que con el su- propiedad privada de los medios de examinando atentamente el contexto
fragio cada vez más unlversalizado ile la GS y estando atentos a la deonto- y elemento de la vida social es, debe ser
producción, completamente socializados. y continuar siendo el sujeto, el funda-
tiende a ser no sólo u n a elección de re- logía humanista contenida en el citado
presentantes, sino la aprobación de puso, no puede menos de relevarse que mento y el fin». Estas basilares expre-
concretos programas políticos: semejante «indiferencia» no es abstracta siones representan u n a ulterior deli-
—la creciente valoración de la opinión II. Elementos doctrinales mitación de la tesis tradicional de la
y vacía, sino polivalente.
pública; 1. LA INDIFERENCIA FRENTE A LAS
indiferencia ante las varias formas de
—la integración esencial del principio DIVERSAS FORMAS DE GOBIERNO EN LA EN- La neutralidad o «extrañeza» de la gobierno: en efecto, para ser éstas
de participación en el de representa- SEÑANZA TRADICIONAL.—En relación con moral cristiana en relación con las for- declaradas éticamente válidas no basta
ción, por lo que a la institución de la las diversas formas de gobierno, inclui- mas de estado y de gobierno atañe sólo con que procuren de cualquier modo
delegación se le junta un control con- da la democrática, la enseñanza social ii los aspectos técnico-formales, pero el bien común, sino que en sus insti-
tinuado y garantizado. de la Iglesia, como se sabe, ha sostenido no a la sustancia humanista y a la tuciones deben respetar y garantizar
la tesis de la indiferencia. Ya en los Ideología que ellos presuponen. Es de- eficazmente el puesto central de todos
Estos nuevos modelos constituyen los hombres en el tinglado político,
alentadoras tentativas hacia u n a de- Padres encontramos atisbos que parecen "ir, la indiferencia se da respecto a las
192 193 Democracia
Democ racia

económico y social. Pío XII, teniendo grupos a u n a efectiva participación en motivos de los demás; un leal examen las formas institucionales y estructuras
bien presente este irrenunciable prin- el gobierno, vacían de contenido los de su comportamiento y de su rectitud históricas que la misma ha ido presen-
cipio y algunos importantes datos de derechos fundamentales de la persona sugerirá a cada cual una postura de tando progresivamente; además, en el
la fenomenología política contemporá- y, a pesar de afirmar que quieren «ir caridad más profunda que, aun reco- mismo cristianismo hay que distinguir
nea —como, por ejemplo, la mayor in- hacia el pueblo», juzgan a éste peren- nociendo las diferencias, no crea me- también entre la naturaleza íntima del
terferencia del estado moderno en la nemente inmaduro para consentirle nos en las posibilidades de convergencia mensaje evangélico en que se inspira
vida de los individuos o de los grupos, formas garantizadas de participación y de unidad: "lo que une a los fieles y las formas y flexiones de índole sa-
la maduración de las masas populares en el gobierno. El documento considera es efectivamente más fuerte que lo que cral, autoritaria y hasta integrista que
y su mayor sensibilidad de la propia lícita u n a restricción del ejercicio de las los separa"». ha ido adquiriendo a lo largo de la his-
dignidad personal-, llega a la siguiente libertades políticas sólo temporalmente Como puede verse, se trata de im- toria y que obviamente no sólo no sin-
conclusión: «Manifestar el propio pa- y en cuanto de hecho sirva al restable- portantes reglas de conducta democrá- tonizan con los principios democráticos,
recer acerca de los deberes y los sacri- cimiento de esas libertades apenas las tica que ya habían resonado fuertemente sino que están en neto contraste con
ficios impuestos; no verse obligado a circunstancias hayan cambiado. en las encíclicas de Juan XXIII (cf Mater los mismos.
obedecer sin antes ser escuchado... En la encíclica OA se recuerdan vi- et magistra, AAS, 53 [1961], 4 5 6 , y
son dos derechos de los ciudadanos, que vamente a la conciencia cristiana las Pacem in terris, ib, 55 [1963], 300).
alcanzan su expresión en la democra- III. Problemas e instancias actuales
motivaciones del empeño político y su
cia, tal como indica este mismo nom- urgencia sobre todo en orden a la crea- 4. DEMOCRACIA Y CRISTIANISMO.-ES 1. CRÍTICAS Y APUNTES A LA DEMO-
bre... Por lo que atañe a la extensión ción de u n a democracia de verdadera este un tema que se discutió mucho en CRACIA.—LOS esfuerzos de puesta al día
y naturaleza de los sacrificios exigidos participación, que al paso que respon- un pasado no muy lejano (véanse al de los regímenes son hoy múltiples y
a todos los ciudadanos... la forma de- da a las instancias hoy dominantes de respecto los escritos de Toniolo, Bergson, no faltan en el plano de la realidad
mocrática de gobierno se presenta a igualdad y de cogestión, sirva de con- Maritata) y que hoy ha sido sustituido efectiva fuertes tentativas de reformas
muchos como un postulado natural trapeso a la invasión de la tecnocracia por el de la dimensión política de la fe encaminadas a transformar eficazmente
impuesto por la misma razón». Que (cf n. 47). Semejantes formas nuevas y de la teología política en sus diversas la democracia de formal en sustancial,
entre esos muchos se alinease también de democracia hay que «inventarlas»; formas (v. Política [teología]). Las posicio- de política en social con una más am-
el mismo pontífice, es indudable. No es lo cual deja suponer que las actualmen- nes principales resultantes del debate plia y rigurosa aplicación del principio
que Pío XII quisiera canonizar una te existentes son más bien formales y pueden reducirse a las siguientes: de participación. No obstante, la con-
forma concreta de democracia cediendo dejan poco espacio a la exigencia de a) Democracia y cristianismo no se testación de los regímenes democráticos
a la moda del tiempo y olvidando la los ciudadanos de comprometerse en identifican, porque la sustancia profun- sigue siendo vivaz y se ve continua-
trascendencia del mensaje cristiano u n a responsabilidad común. Y, sin da del mensaje evangélico es irreduc- mente alimentada no sólo por las fuer-
acerca de las formas socioculturales embargo, este esfuerzo de «imagina- tible a u n a forma de ideología y régimen zas antidemocráticas, siempre presen-
ligadas a los tiempos. El quiso, en cam- ción sociológica» es necesario para que político; tes en el contexto social y más fuertes
bio, orientar las conciencias hacia for- los grupos sociales «paulatinamente» se b) los dos términos (y las realidades cada vez que, como demuestra la histo-
mas de estado y de gobierno que en- transformen en comunidades de par- en ellos expresadas) se presentan como ria, se producen vacíos de autoridad,
carnen cada vez mejor la instancia pro- ticipación y de vida y la libertad, fre- contrastantes en varios aspectos; efec- sino también por personas y grupos
funda e irrenunciable de un pueblo que cuentemente afirmada como contrapo- tivamente, en la institución eclesial rige sociales de cuya fe democrática es
no se resigna a ser considerado como una sición de la libertad ajena, se desarrolle el principio dogmático y la fe en una difícil dudar.
masa de subditos y gobernados, sino en su realidad h u m a n a más profunda: autoridad que no recibe su legitimidad
que quiere elevarse a la dignidad de suje- «prodigarse y afanarse en la realización a) En efecto, no pocos tratan de
de la base. Por el contrario, la demo- presentar a la democracia sustancial y
to consciente y corresponsable con una de solidaridades activas y vividas» (ib). cracia está caracterizada por la libre
autoridad que, participando de la divina, El documento destaca además la ne- la soberanía popular como u n «mito»
búsqueda, el pluralismo de las opcio- o utopía, inalcanzable históricamente,
debe ejercerse como servicio y misión, cesidad de no disociar la propia acción nes y la soberanía popular;
sin ceder a desviaciones totalitarias. política de aquella que otros hombres pero estimulante al nivel de lo ideal.
c) la democracia, en cuanto reali- b) Otros, partiendo de reales insu-
y grupos llevan a cabo en favor de la zación en el plano social de la dignidad
justicia y de la paz. Sin por ello renun- ficiencias de las instituciones democrá-
de la persona y del principio de igual- ticas, llegan a u n a contestación global
3. LA DEMOCRACIA EN LA «GAUDIUM ciar a su específica función, aquilatándo- dad y fraternidad, se identifica por otra
ET SPES» Y EN LA «OCTOGÉSIMA ADVE- lo todo siempre bien con un discerni- de la democracia acabando por sacri-
parte con la proyección social del cris- ficar su forma y su sustancia. «Hoy más
NIENS».—El documento conciliar supera miento que excluya toda concesión lianismo, presentándose como algo ho-
las todavía cautas expresiones de Pío XII, incontrolada o irénica, el creyente debe que nunca hay que hablar, dentro de
mogéneo y connatural al mismo; la apariencia de democracia, de u n a
y mientras declara «inhumanas» todas evitar falsos y orgullosos integrismos y
las formas totalitarias y dictatoriales de reconocer el pluralismo de las opcio- d) por fin, más recientemente, mu- sociedad totalitaria en la que las nece-
gobierno (n. 75), califica como «plena- nes incluso por parte de los mismos chos sostienen que el cristianismo, aun sidades están manipuladas por los in-
mente conforme a la naturaleza huma- hermanos en la fe. «En las situaciones sin tener una relación necesaria y ex- tereses creados» (C. Tomasini, L'analisi
na» la exigencia de que las estructuras concretas y habida cuenta de las soli- clusiva con la democracia, se presenta, marcusiana della societá alia luce dell'an-
jurídico-políticasdemocráticas permitan, daridades vividas por cada uno, es ne- sin embargo, ligado a ella, ya sea por tropologia cristiana, en RTM, 9 [1971],
a los ciudadanos y grupos sociales, con- cesario reconocer u n a legítima variedad los influjos históricos que ha ejercido 77. Como remedio político este autor
trolar y participar en la gestión de la de opciones posibles. Una misma fe en el desarrollo del movimiento demo- sugiere u n a forma de democracia di-
cosa pública «sin ninguna discrimina- cristiana puede llevar a compromisos crático, ya sea por la mayor adheren- recta con posibilidades de revocación y
ción» (ib). Según estas premisas, no diferentes... A los cristianos que a cia y homogeneidad del mensaje con caracterizada por la intolerancia frente
puede mantenerse la indiferencia ni si- primera vista parecen enfrentarse par- el principio de la dignidad e igualdad a quienes se ponen en contra de la li-
quiera ante las formas de gobierno que, tiendo de opciones diversas, la Iglesia ile todas las personas. bertad y el progreso: semejante intole-
aun no pudiendo ser tachadas de totali- les pide un esfuerzo de recíproca com- Para una correcta solución del pro- rancia debe definirse como progresiva
tarias, pecan de absolutismo, en cuanto prensión de las posiciones y de los blema es necesario distinguir bien la y no regresiva, en contraposición a la
cierran el acceso de las masas y de ios sustancia profunda de la democracia y que se da en la actual democracia to-
Democracia 194 195 Democ raeia
talitaria. Cf Le prospettive marcusiane histórico de u n a cada vez más efectiva ii este respecto dos importantes indica- nes morales capaces de trascender la
per una societá futura, RTM. 10 [1971]. y completa democratización. Para ello clones éticas: animalidad del hombre, sin esta bús-
247-261). es necesario tener presentes las condi- a) para no caer en la masificación queda de la verdad, del bien, de lo be-
c) Por fin, otros, sin atacar la sus- ciones morales, jurídicas y sociales de amorfa y disgregarse en el individua- llo, u n a democracia no vive, sino que
tancia de la democracia, ponen el u n a auténtica democracia, sin la cual lismo incoherente, el pueblo ha de tener se hunde en sí misma y está predis-
acento en la manipulación que de ella es imposible realizar una sociedad fun- conciencia de la necesidad del estado, puesta para ser manipulada por cual-
hacen los centros de poder oculto, no dada en la justicia, entendiendo ésta como comunidad natural querida por quier déspota inteligente.
por esto menos real y efectivo, y en las como desarrollo y liberación integral de Dios, y de la autoridad que, en cuanto
oligarquías tecnócratas y económicas Particular relieve merecen también
los hombres. legítima y funcional, detenta un verda- las condiciones morales de la autoridad
que llegan a controlar los centros de dero poder y participa de la autoridad
poder oficial, condicionándolos y con- en el estado democrático: puesto que
3. EDUCAR PARA LA DEMOCRACIA.- misma de Dios; los representantes del pueblo constitu-
trolando también el proceso de socia- Más que dar u n a respuesta teórica a las
lización de las masas, impidiendo el b) el pueblo, para ser verdadera- yen el normal centro de gravedad y
diversas objeciones presentadas por los mente tal, ha de poseer e¡ sentido de propulsión de la comunidad política, es
autogobierno. Lamentan además tales contestatarios de la democracia, lo im-
críticos la perdurable mezcolanza, en la la ley, que le permita superar cualquier evidente que de su elevación moral, de
portante es trabajar por ensanchar el crisis de civismo y transfigure su ad- sus capacidades intelectuales y prác-
democracia contemporánea, del for- principio de la participación democrá-
malismo y de la excesiva burocracia y hesión al estado democrático en una ticas depende la expansión o la dege-
tica en todos los niveles, con el fin de adherencia y fe profundas. neración del régimen democrático. Los
principalmente los fuertes influjos del abrir nuevos canales que permitan a
neocapitalismo todavía imperante. Sobre esta «fe» y sobre las virtudes legisladores y todos los operadores po-
los grupos formas más maduras y ga- líticos deben poseer u n alto sentido de
rantizadas de «cogestión» con el po- de un pueblo que quiera salvar y en-
sanchar la democracia, autentificándo- responsabilidad, de «ministerialidad» en
2. POSTURA DEL MORALISTA CRISTIA- der político, administrativo, cultural, relación con el bien común, del que
económico y judicial. Sin embargo, a u n la, hay que poner un acento particular.
NO.—Entre los extremos de u n a contes- Un efecto, no puede haber democracia deben preocuparse «sin acepción de
tación global y de u n a posición fetichista, la realización de semejante proceso de- personas» y venciendo presiones de tipo
mocrático exige como condición fun- sin demócratas, pues ella supone no
le corresponde al moralista cristiano sólo estructuras adecuadas y canales individualista o corporativo. Deben, a
u n papel de crítica seria y constructiva. damental u n a educación permanente la vez, mantener una unión profunda
para la democracia. Porque si de hecho garantizados de participación, sino tam-
Por lo mismo debe evitar juicios apo- bién y sobre todo u n a postura mental, con la comunidad civil de la que son
dícticos, escuchar a los expertos, so- el ciudadano se repliega en la «delega- representantes: unión de fondo que a
ción» a los parlamentarios, considerán- un interés profundo por la suerte de
pesar los hechos, desconfiar de la con- la comunidad a la que se pertenece, un veces 'podría parecer o ser calificada
testación global, distinguir entre forma dose incomprometido durante el tiempo como impopular porque n o se presta a
en que no se celebran elecciones, es deseo intenso de participar en todos
y sustancia. Si corresponde a los laicos los niveles, la conciencia de la primacía veleidades demagógicas, sino que trata
proponer nuevas formas de democracia normal que el poder sea ejercido por de interpretar las aspiraciones más ver-
minorías oligárquicas en merma de del bien común sobre los intereses par-
—con esa capacidad de inventiva socio- ticulares e individualistas, la supera- daderas y profundas de la sociedad.
lógica de que habla la Oct. Adv.—, el quien, principalmente por falta de edu- Por fin, la dirección democrática, en
cación moral, ha abdicado sus propios ción «esforzada» del «quedarse espe-
moralista, por su parte, debe animarlos rando» y de la pasividad, que fácil- línea con la concepción ministerial del
y «concienciarlos» en esta obra de re- derechos de participación y de control poder, se caracteriza por u n profundo
previstos ordinariamente por las cons- mente abdican la propia responsabili-
novación para que «con la cizaña no dad; en u n a palabra, la democracia desinterés, puesto que no es un privi-
arranquen también el trigo», es decir, tituciones democráticas o los que pue- legio, sino un servicio a la comunidad;
den y deben introducirse mediante pre- exige todas esas virtudes éticas que ya
que no sacrifiquen junto a las formas los grandes teóricos, desde Locke a es decir, u n a función que basa su legi-
ya arcaicas o manipuladas, la instancia siones según las exigencias de los tiem- timidad, más allá de la investidura po-
pos. En semejante contexto se compren- Tocqueville, habían llamado «amor a
profunda de la democracia, que enten- la república». Esta llamada a la mora- pular y de los principios constituciona-
dida no ya sólo como garantía formal, de el papel fundamental de la escuela, al les, sobre todo en el cumplimiento efec-
que alude el documento del III Sínodo lidad democrática y a la fe en los va-
sino efectiva, de las libertades funda- lores fundamentales que la constituyen tivo de la propia misión.
mentales de las personas y de los gru- sobre la Justicia en el mundo, en el tema
de la educación para la justicia. Es obvio no hay que entenderla como u n a espe-
pos sociales, y como fuerza dinámica de cie de «moralismo» que nos desligue del
u n a creciente participación en la ges- que la educación para la libertad, el 5. CONDICIONES JURÍDICO-SOCIALES.—
diálogo, el compromiso democrático, compromiso de seguir buscando las
tión de la cosa pública, se presenta como necesarias garantías jurídicas e insti- Particularmente importantes para u n a
meta ideal y normativa para todos los la corresponsabilidad tiene que ir más auténtica democracia son:
allá de los límites temporales de la es- tucionales que la libertad y participa-
pueblos, como u n a respuesta necesaria ción democráticas presuponen para ser
a la irrenunciable aspiración de igual- cuela obligatoria y llegar a ser «per- a) la garantía efectiva de los dere-
manente»; además tal educación exige, efectivas: pero es necesario que estas
dad, de promoción y de liberación inte- garantías se entiendan como condicio- chos fundamentales de cada individuo
gral sentida hoy más que nunca. Es y lo exigirá cada vez más en un futuro y grupo;
próximo, «animadores» conveniente- nes para que se consolide la libertad
verdad que en concreto, dada la di- moral del hombre, único centro de la
versa índole de las poblaciones y las mente preparados. b) la institucionalización de los ca-
historia h u m a n a que merece este nom- nales que consienten la participación
hondas variantes del nivel cultural y bre porque es historia de la libertad.
de las circunstancias peculiares de ca- ampliada y no ficticia de los ciudadanos
Kn este sentido Tocqueville había in-
rácter excepcional, pueden justificarse 4. LAS VIRTUDES DEMOCRÁTICAS.—La en la vida política, administrativa y so-
tuido perfectamente que la condición
en el plano ético regímenes no demo- progresiva degeneración de la demo- indispensable para la existencia de u n a cial del estado, superando el cómodo
cráticos, o mejor, sólo embrionalmente cracia y, en el caso límite, su autodes- democracia libre es la «política» liber- alibi de la delegación total en el político
e imperfectamente democráticos. Pero trucción desembocando en la dictadu- tad de religión, más allá de la simple o el técnico;
estas situaciones no pueden conside- ra son posibilidades que se fraguan en exigencia de tolerancia de las religiones c) el pluralismo social y democrá-
rarse como definitivas. Le toca, pues, un cierto clima moral, más que jurí- privadas: sin poderosas certidumbres tico, o sea el reconocimiento de la plu-
también al moralista animar el proceso dico e institucional. En el citado men- religiosas y éticas, sin robustas pasio- ralidad y de la autonomía de las «cor-
saje de Navidad de 1944. Pío XII daba poraciones intermedias» de todas las
Deporte 19l 197 Deporte
sociedades y grupos sociales (que obvia- BIBL. : AA. VV.. Cristianesimo e democrazia, aunque siempre sólo con cierta aproxi- exceda a la hora de manifestar su ad-
mente no se propongan finalidades in- en «Cultura Politica», 3 (1967). Interesante mación, los ejercicios de fuerza y agili- miración y su entusiasmo; entonces se
morales o destructoras de la conviven- debate con escritos de Acquaviva, Bontadini, dad hechos al aire libre, o en palestras lo designa con el término «aficionado»
cia democrática), del pluralismo ideo- Cotta, Diez Alegría, Negri, Nicoletti, Pattaro,
Chenu.-Burdeau G., La Democracia, Ariel, específicamente preparadas, realizados o «hincha»: persona que ha perdido la
lógico y de opciones en los varios Barcelona 1970. El autor presenta la con técnicas debidamente estudiadas. serenidad de juicio respecto a los valo-
niveles; democracia como ideal, al que nos aproxima- I'odría denominarse deporte, por tanto, res deportivos, que contempla y mide
d) el control de los grupos de pre- mos pero sin conseguirlo nunca.—Calvez Y., a todo ejercicio físico que tienda a des- todo desde su personal e inmutable
sión. Con esta expresión queremos Introducción a la vida política, Estela, Barce- arrollar en el organismo fuerza, resis- punto de vista, que defiende a costa de
referirnos a las organizaciones de una lona 1969. Sigue muy de cerca las ideas de tencia y armonía de movimientos, con todo y de todos a sus ases.
Burdeau.— Chevalier J. ]., Grandes textos po- el fin de lograr una perfección física
categoría (por ejemplo, los sindicatos) líticos desde Maquiavelo a nuestros días, Aguilar, b) Deportista, en un sentido más
y también a los grupos extraparlamen- Madrid 1970. Muy apropiada para quien cada vez mayor y una capacidad espi- verdadero, es el que practica personal-
tarios que tratan de influenciar en la intenta una primera aproximación a las obras ritual progresiva. mente el deporte. En esta acepción, el
opinión pública y en los órganos repre- clásicas sobre la democracia política (es decir. En esta visión, el deporte no puede término adquiere matices diversos en
sentativos del estado con el fin de hacer Los dos tratados del gobierno de Locke, Eí identificarse con la «distracción» o «di- consonancia con las modalidades en
contrapeso a los partidos o al parla- espíritu de las leyes de Montesquieu. Eí con-
trato social de Rousseau, La democracia en versión». Estas, de ordinario, entretienen que se realiza el deporte. Los resumi-
mento. Desde un punto de vista ético América de Tocqueviliej.-Welty B. E.. Cate- y recrean sin necesidad de adiestra- mos en tres actitudes principales:
es muy importante para la consolida- cismo social, 2, Herder. Barcelona 1963. mientos especiales o tener que aspirar —Hay quien practica el deporte sin es-
ción de la democracia apelar al deber Exposición muy clara, útil también para co- a conseguir meta alguna, en tanto que peciales preparativos y entrenamientos:
de los ciudadanos y de los órganos del nocer la bibliografía en alemán; hay que el deporte, de manera más o menos le agrada escalar, nadar, saltar, cazar,
estado de vigilar para que tales grupos integrar la obra con los datos conciliares, intensa, implica actividades disciplinadas etcétera, sin acudir a cursos de adies-
no vacíen a la democracia de su con- especialmente de la parte de la GS relativa tramiento, sin asociarse a organismos
a la comunidad política. por normas que se caracterizan siempre
tenido, no desautoricen a los poderes por un esfuerzo de los músculos y de la deportivos y, desde luego, sin convertir
públicos provocando nostalgias autori- voluntad y se distinguen por su carácter su actividad en una profesión o com-
tarias y despóticas. competitivo. Entre los deportes más co- petición. Le gusta entrenar el cuerpo
nocidos, recordemos el fútbol, el auto- para que se desarrolle mejor, para con-
La supervivencia y la afirmación de DEPORTE movilismo, el motociclismo, el ciclismo, servar fuerzas y como correctivo de la
la democracia están ligadas siempre a
determinadas condiciones sociales: las El deporte ha entrado en la vida de la atlética ligera (atletismo), los deportes vida enclaustrada y antihigiénica. La
investigaciones sociológicas demuestran todos como u n factor de interés gene- de invierno, la atlética pesada, la na- gimnasia forma parte de este grupo de
que cuanto más rico y desarrollado es ral, índice elocuente de ello es la can- tación, la navegación, la esgrima, el actividades.
un país, sin grandes desequilibrios in- tidad de prensa deportiva que pasa boxeo, el rugby, el baloncesto, el golf,
—Hay quien practica el deporte de modo
ternos, tanto más elevadas son las po- diariamente por las manos de todos: el tenis, el hockey, e t c . '
más sistemático y organizado. Quiere en-
sibilidades de una democracia sana y no hay periódico que no le dedique al- Poco a poco, sin embargo, el deporte, trenarse con método, para lograr que
estable. Por el contrario, en u n a socie- guna página con crónicas de las com- a medida que iban surgiendo las socie- sus capacidades rindan al máximo. Pero
dad subdesarrollada e internamente peticiones o sacando a luz las polémi- dades deportivas estructuradas sobre no le agrada la confrontación con ter-
desgarrada entre zonas de alto nivel cas que, de vez en cuando, se suscitan bases financieras y administradas como ceros (estamos ante el simple atletismo)
económico y otras subdesarrolladas, la a cargo de los campeones o de los ar- núcleos productores de espectáculos, o puede que busque el combate y la
democracia degenera fácilmente en re- bitros o de las propias sociedades de- asumió en muchos casos un intenso competición, pues anhela ser el primero
gímenes oligárquicos o va a parar en portivas. Algunos periódicos deportivos sabor de «profesionalismo». En ellas, los dentro de su categoría (estamos ante
dictadura. alcanzan enormes tiradas, aparte de los atletas se h a n convertido en mercan- el agonismo). No obstante, para éstos
El enraizamiento y fortalecimiento semanarios y revistas mensuales es- cías: algunas tienen interés en «ven- el deporte no constituye una profesión,
de la democracia dependen, por fin, de pecializadas. derlos» para resolver los problemas sino que es sólo «dilettantismo» (afición):
su ampliación al plano económico, so- El deporte, dadas sus inevitables im- económicos de su propio equipo: otras se ejercitan por pura satisfacción per-
cial e internacional, pues si se limita plicaciones inmediatas o mediatas sobre tienen interés por adquirirlos para ase- sonal, sin contratos, sin inscripciones,
únicamente al nivel político interno, se el comportamiento de los más directa- gurarse así muchedumbres e ingresos sin fines económicos.
marchita y muere o acaba siendo una mente interesados y, en general, sobre a las competiciones que organizan. El deporte aficionado halla su más
trágica burla para personas y grupos el público apasionado, crea inevitable- elevada manifestación en las «Olimpía-
excluidos de cualquier participación mente problemas de carácter ético: sirva 1. QUIÉNES SON DEPORTISTAS.—a) El das de invierno o de verano», en las
efectiva en el poder político, económico, de botón de muestra el aspecto forma- término deportista se usa actualmente que intervienen jóvenes de todas las
cultural y social. tivo o degenerativo de ciertas prácticas en las acepciones más variadas, con lo naciones, con el ansia de confrontarse;
De la realización de estas múltiples deportivas, los riesgos que algunos de- que no resulta fácil discernir su signi- suelen ir acompañados de sus maestros
condiciones educativas, éticas, jurídicas portes comportan fatalmente, el divis- llcado. En el lenguaje corriente se llama y de las sociedades que los han prepa-
y sociales depende el porvenir de la mo, el «doping», las especulaciones en deportista a quien le gustan las mani- rado.
democracia. Hoy son muchos los que, torno a las prestaciones profesionales, festaciones deportivas en que encuen- -Existe, finalmente, el deportista profe-
acerca de este porvenir, lanzan negras etcétera. tra expansión, casi siempre acompa- sional que ha escogido el deporte como
previsiones, pero fundadas sólo en la ñada de admiración y de entusiasmo. profesión: ha puesto a disposición de
medida en que estamos dispuestos a Un este sentido, no cabe duda de que un grupo o de u n a sociead sus habili-
considerar a la democracia como inca- I. En torno a la noción de deporte hoy existen más deportistas que en dades, su fuerza, sus puños, su veloci-
paz de renovarse continuamente desde La acepción primitiva del término tiempos pretéritos. Los gastos que éstos dad. Proviene, por lo general, de las
dentro y de saber presentarse siempre (del latín tardío «desportare») significa realizan anualmente para presenciar lilas de los aficionados, que las propias
como la única alternativa de sí misma. ante todo distensión y distracción. tales manifestaciones, aumentan cons- sociedades favorecen y en las que van
Gradualmente ha Ido cambiando su tantemente. seleccionando a los mejores. Preparado
G. Mattai contenido y ha acabado por indicar, Puede acontecer que el deportista se con esmero por los dirigentes y guiado
Deporte 199 Deporte
19Í
por ellos como un simple «productor», la cortesía y del recíproco respeto, re- negativamente en la cantidad y calidad
para el desarrollo físico de la persona. Por
el profesional está sometido a u n a dis- presenta sin duda u n valor. Conduce al de sus prestaciones 5 .
otra parte, las actividades deportivas
ciplina muy singular: se lo promociona, se suelen realizar al aire libre, con un deportista a tener coraje y a cierta Los casos de deportistas corrompidos,
se lo castiga, está a merced del parecer continuo sucederse de pequeños esfuer- dosis de audacia en las programaciones desleales o intolerantes, las más de las
de los técnicos. Se le paga de acuerdo zos musculares, lejos de la atmósfera personales; lo acostumbra a tomar ini- veces no son sino el preludio de su
con su «carrera» y con su notoriedad. enrarecida e intoxicada de los lugares ciativas en el momento oportuno, a fracaso en el rendimiento atlético; la
Característica muy sobresaliente de de trabajo y de estudio, lejos de los economizar fuerzas para cuando se historia del deporte lo confirma sin lu-
los atletas profesionales es el empeño ambientes cerrados de los cines. exija el máximo rendimiento; crea en gar a dudas.
total de su tiempo y de sus capacidades, él la capacidad precisa para reaccionar b) La actividad deportiva, sobre todo
En una persona que ha de permane- pronta y generosamente.
puesto que es constante su adiestra- cer forzosamente sin moverse muchas cuando no roza las posiciones del profe-
miento y entrenamiento. Dada la na- horas al día. durante las cuales los sionalismo «neto» (puro oficio), acaba
turaleza de este modo de entender el músculos se atrofian con los consiguien- 2. REFLEJOS MORALES Y ESPIRITUA- por mejorar también las condiciones es-
deporte, el profesionalismo puede con- tes reflejos nocivos sobre las funciones LES.—O) Las actividades deportivas y pirituales del sujeto. Al descubierto, en
ducir a verdaderas aberraciones de es- más importantes del organismo, indu- su correspondiente bagaje de valores medio de la naturaleza, entre las cosas
pejismos, de ambiciones, de esfuerzos y dablemente esta acción periódica de psicológicos han favorecido los reflejos más bellas (mares, montes, bosques,
de contestaciones de tipo sindical in- regeneración constituye el antídoto más que repercuten también en la forma- praderas, ventisqueros), el joven se co-
cluso. eficaz al bloqueo gradual del equilibrio ción moral, sobre todo mediante el auto- loca en las condiciones mejores para
físico del sujeto;,es fuente de agilidad, control, las leyes de concentración y percatarse del valor de las cosas más
de disponibilidades para el esfuerzo y cohesión de las energías, el esfuerzo y simples y más inmediatas, la llamada
2. INDUSTRIA DEPORTIVA.-El atleta, a la bondad, la insatisfacción ante la
u n a cierta combatividad; es impulso el entusiasmo, la tenacidad en el em-
al llegar a u n cierto punto de su forma- peño, la reacción al desaliento de la propia mediocridad; le es más fácil el
ción (sobre todo si proviene de u n a fa- para la serena aceptación de las dificul-
tades y correlativo dominio a la hora derrota, el respeto del rival. Todas estas recogimiento y la meditación sobre los
milia pobre, que es lo más corriente), expresiones dejan necesariamente hue- valores auténticos que constituyen el
no puede por sí solo sostener los gastos de comprometerse a superarlas.
llas muy profundas en la vida moral eje de la vida humana.
de entrenamiento y de adquisición de b) En esta tarea, que exige coraje del deportista y en sus programaciones.
los medios necesarios para seguir prac- y constancia, contra las situaciones de También el estilo y la disciplina de
ticando su especialidad. De ahí que ne- pereza y torpeza física, también la inte- «Sois conscientes, pues, de que el de- las prestaciones deportivas pueden con-
cesite de quien le asegure, con medios ligencia y las estructuras psíquicas se en- porte va más allá de la simple fortaleza siderarse buenos presupuestos de una
financieros, la vida y su formación gra- cuentran interesadas. Se trata de escoger física, para conducir a la fuerza y a la cierta dosis de ascesis, puesto que crean
dual; de quien le procure encuentros los sistemas que mejor respondaa a las grandeza moral. Es escuela de lealtad, una forma de equilibrio y de control
competitivos y le allane todas las difi- aspiraciones personales de triunfar; se de coraje, de tolerancia, de ánimo, de personales que son absolutamente ne-
cultades que surgen a la hora de orga- necesita inventiva para acrecentar el fraternidad: todas ellas son virtudes cesarios para dar cualquier paso hacia
nizar competiciones regionales o na- propio rendimiento; están implicadas naturales que proporcionan a las vir- la perfección espiritual. De ahí que se
cionales. la atención, el cálculo y la gradualidad tudes sobrenaturales u n fundamento aconseje el deporte incluso a las per-
del esfuerzo; es preciso prestar atención sólido y preparan para asumir, sin sonas que h a n elegido la vida de con-
Y de esta suerte, pues, el deporte pasa desmadejarse, el peso de las responsa- sagración a Dios: se trata de construir,
de la esfera privada, estrictamente per- a todos los detalles. Estamos, pues, ante
factores de crecimiento y refuerzo de bilidades más serias» 3 . en el plano físico y psíquico, las con-
sonal, a la de la competición abierta, diciones de coraje, tenacidad y sereni-
sostenida por fuerzas y organismos más las estructuras nucleares. «Os deseamos que sepáis llevar a
vuestra vida ordinaria y en las accio- dad, que se consideran cualidades in-
amplios y económicamente fuertes. El En este sentido y dentro de este con- dispensables para conseguir auténtica
atleta queda integrado, por ende, en socie- texto de autocontrol es donde el sujeto nes humildes y espléndidas las mismas
virtudes de simplicidad, de lealtad, de madurez espiritual.
dades deportivas, que se suelen estruc- se va liberando progresiva y gradual-
turar como empresas, que asumen el mente de los automatismos que la vida autodominio y de respeto de los otros,
compromiso de sustentar, fichar, com- tecnificada ha ido imprimiendo a sus que os ha enseñado la práctica del
deporte» 4 . III. Líneas de ética deportiva
prar y vender atletas. Muchas de estas maneras de hacer; el deporte le crea
sociedades las sostienen empresas in- las ocasiones para salir de u n a vida También ese carácter de entusiasmo El deporte desempeña, pues, en la
dustriales o comerciales, que aceptan despersonalizadora y para construir ini- deportivo que rodea las competiciones, vida del hombre, una función integra-
financiar las sociedades deportivas a ciativas de grupo: manifestaciones de si no degenera en los excesos del divis- dora respecto a las funciones primarias:
condición de que éstas les aseguren la lealtad, solidaridad, justas lides, abierta y ino y de la jactancia, tiene ciertamente intelectuales, profesionales, morales, es-
publicidad de sus manufacturas y pro- serena amistad. Da cierta confianza en resonancias beneficiosas en la comu- pirituales; es u n a actividad estimable y
ductos en el mundo de los deportistas. las propias fuerzas a la vez que el sen- nidad: admiración del estilo de juego, aconsejable. Mas para que continúe
A veces es la propia empresa la que tido del límite de las propias posibili- estima de las generosas prestaciones del siéndolo es menester que se observen
crea una sección deportiva, en el ám- dades, y elimina las expresiones de pre- íitleta, de sus dotes de lealtad y de co- algunas normas fundamentales que pa-
bito de la administración, que toma a potencia, tan habituales en quien no raje, aprobación del juego de equipo, samos a exponer.
su cargo y dirige las actividades artéti- ha intentado jamás confrontarse con desagrado ante la mezquindad y los
cas y las competiciones. quienes son mejores que él. En esta individualismos, etc. 1. EL DEPORTE NO ES UN FIN EN si
escuela, incluso los sujetos más rebeldes No hay que olvidar que algunas exi- MISMO.—a) Por su naturaleza, el de-
y egoístas han aprendido a tener en gencias deportivas de carácter higié- porte es u n a acción de servicio al des-
II. Valores de la actividad deportiva cuenta sus propias limitaciones y a nico y de comportamiento sexual, aun- arrollo de la personalidad; es, por tan-
aceptar a su lado la presencia de los que se deban a preocupaciones distintas, to, u n a actividad complementaria, que
1. FORMACIÓN FÍSICA Y PSÍQUICA.—
mejores 2 . se hallan en pleno acuerdo con las nor- no puede situarse en el centro de toda
a) Si la actividad deportiva se man- programación individual, pero que debe
mas morales. El deportista sabe muy
tiene dentro de los límites del buen sen- Incluso el aspecto de emulación, que facilitar la liberación de los valores más
bien, por ejemplo, que sus eventuales
tido h u m a n o y de las convenientes for- toda competición deportiva -conlleva, si , Intemperancias en la vida repercuten típicamente h u m a n o s : la cultura, la
mas de expresión, es el modo más eficaz se mantiene dentro de los límites de J
201 Deporte
Deporte 200
tualidad de que se verifique, resulta la carrera y en primer lugar el piloto
socialidad. la moralidad. Polarizar todo 2. EVITAR EL PURO «CULTURISMO»
ampliamente compensado por los va- interesado, los límites de resistencia del
hacia el deporte invertiría radicalmente MUSCULAR.—Se trata de u n a mera de- lores que la acción deportiva conlleva: vehículo, los inevitables errores deri-
el problema y cerraría fatalmente las ducción de cuanto hemos declarado más educación para el coraje, tenacidad, vados del cansancio y de la tensión
perspectivas de la vida, con repercu- arriba. Nuestro organismo representa control de sí mismo, atención, etc.: va- prolongada, los posibles fallos de manio-
siones regresivas para toda la perso- ciertamente u n gran bien que se nos lores todos ellos que revisten enorme bra, los influjos inconscientes en las
nalidad. ha confiado para que nos perfeccione- interés para la construcción de la per- maniobras del piloto y de la decidida
Pero hay que reconocer que, en oca- mos, tutelemos y desarrollemos en todas sona. voluntad de vencer a toda costa 8 .
siones, es precisamente ésta la consta- sus potencialidades. Por esto cuidar de
tación que, por desgracia, nos vemos su eficiencia y flexibilidad constituye b) Todo deporte, aparte de los sim- También el alpinismo tiene riesgos,
obligados a hacer, al aproximarnos a u n a obligación moral; la incuria y el ples ejercicios gimnásticos, en razón de desde luego mucho más numerosos y
nuestros mejores atletas o hinchas de- descuido, por el contrario, son una su carácter de esfuerzo, de audacia y de graves que los deportes comentes. Hay
portivos: se tiene la impresión de que culpa moral. competición, conlleva siempre un cierto que admitir, no obstante, que constituye
media una desproporción monstruosa entre margen de peligro. Mas hay algunos que una de las expresiones más completas para
Pero el cuerpo no es toda la persona, ponen más que otros en grave peligro ¡a la formación de la personalidad. También
la cultura deportiva y la cultura general. ya que ésta consigue formarse y actuar
Su lenguaje, sus intereses, sus ideales y vida y la integridad sustancial del orga- aquí, dada la naturaleza de la presta-
porque otra parte del ser le da la posibi- nismo. En estos casos, las medidas de ción, se precisa suma prudencia, cálculo
sus esperanzas se hallan modelados lidad de hacerlo mediante sus poderes
sobre un único esquema, que sólo sabe prudencia y protección, tanto por parte previo de los peligros y del modo de
de guía, de control, de cordura y de mo- del atleta como por parte del público superarlos, y adecuada provisión de me-
de competiciones, músculos, fichas y deración. En consecuencia, el cultivo
títulos: un clima, pues, de materialismo que asiste, h a n de ser especialmente dios técnicos. Hay que considerar como
del cuerpo nunca debe llegar hasta el tomadas y observadas, a fin de no con- culpas morales ciertas empresas alpi-
y de ramplonería. punto de dañar a la parte que dirije vertir la prueba en una prestación nistas desproporcionadas a las fuerzas
Es fácil que, de rechazo, esta inversión al hombre. Y esto podría darse en el caso gravemente inmoral. Citemos, a guisa de los protagonistas y a la reducción
de valores repercuta en la masa de afi- de que el deportista cultivase desmesura- de ejemplo, las carreras de coches y de de preparativos y de medios con que
cionados, en formas de exaltación de la damente su propia figura física: los múscu- motos así como el alpinismo profesional. cuentan.
fuerza bruta, de la simple destreza, y de los, el tórax, la agilidad y la resistencia
la pura técnica, degenerando en autén- a la fatiga. Las carreras de coches y de motos, en
tico culto del cuerpo y de la energía primer lugar, tienen su razón de ser; no 4. LAS VÍCTIMAS DEL DEPORTE 9 .-») El
El «culturismo» sin alma se reduce a pueden considerarse sin más como pres-
física, desgajada de todo enganche con deporte, al igual que todas las empresas
pura mecánica muscular sin ideas, sin taciones alocadas y que es preciso
la primacía de lo espiritual. Muy fre- humanas de cierto relieve, tiene sus
perspectivas personales de horizontes condenar. Recordemos que forman para
cuentemente pasan, en el atleta, a se- víctimas. A pesar de haber calculado
amplios; se reduce a u n a forma de el arrojo, la prontitud de reflejos, el do-
gundo plano sus manifestaciones de y previsto todo y de contar con los
desafío de la fuerza bruta, desprovista de minio de los nervios, el uso inteligente
bondad y de generosidad hacia los mejores equipos técnicos, puede surgir
todo proyecto de perfección humana. El de los propios recursos personales;
débiles de la comunidad, su cortesía, su de pronto, sobre todo en las actividades
atleta se convierte entonces en u n a sirven para aleccionar al gran público;
estilo de comportamiento social. más arriesgadas, algo imprevisto, que
simple escultura plástica, casi para- constituyen un espectáculo y objeto de no era posible conocer de antemano y
«El deporte y la gimnasia tienen como dójica y caricaturesca, sin empuje y sin admiración. contra lo que no cabía precaverse. Evi-
fin próximo educar, desarrollar y forta- metas verdaderamente humanas.
Además, las pruebas del medio me- dentemente, en estos casos, el resultado
lecer el cuerpo desde el aspecto está- negativo de la prueba con perjuicio de
tico y dinámico; como fin más remoto, cánico, llevado a su máximo rendi-
3. EL DEPORTE DEBE RESPETAR LA la vida o de la integridad sustancial del
la utilización, por parte del alma, del miento, en el marco de u n a competición
VIDA.—a) La norma que preside todas en que toman parte las firmas de la organismo no es imputable a nadie, si
cuerpo así preparado para el desarrollo las manifestaciones deportivas en orden todos los responsables se han comportado
de la vida interior o exterior de la per- concurrencia, impulsan a intentar y con-
a los eventuales peligros a que puede seguir constantemente fabricar vehícu- con la debida prevención y cautela. Faltan
sona; como fin aún más profundo, exponerse el hombre, se remonta al de hecho los factores de imputabilidad
contribuir a su perfección (de la per- los más seguros, más modernos y más
quinto mandamiento: no matar, no estables. Y todo esto repercute positiva- moral que, en estas circunstancias, se
sona) ; finalmente, como fin supremo del abreviar tu vida, no insidiarla, no perjudicar pueden reducir a la previsión de dicha
hombre en general y común a toda mente en beneficio del gran público que.
tu organismo. Nuestra vida es u n capital a la vista de los resultados obtenidos en eventualidad y a la negligencia o des-
clase de actividad humana, acercar el que es preciso cuidar de los modos y cuido respecto de sus consecuencias.
hombre a Dios» 6 . estas pruebas «al límite», recabará ven-
maneras más parecidos a una sabia tajas notables para los coches comunes
administración. Si el cuerpo y el espí- Se trata de acontecimientos que se
b) Esto no exige que el deportista de que se sirve para sus actividades co-
ritu lo exigen para reforzar las estruc- encuentran estrechamente ligados con
tenga que mirar, específica y continua- tidianas.
turas originales y el desarrollo de las los límites de la persona h u m a n a y que
mente, en toda actividad deportiva, al
capacidades superiores, el organismo Esto no impide que estos dos deportes constituyen, en cierto modo, el precio
fin superior. Lo que se le pide es que
puede ser sometido a deportes que incluso de velocidad, dada la proporción parti- del progreso, de las nuevas adquisiciones
no reniegue de él ni lo obstaculice con
comportan cierto riesgo de lesiones7. cularmente elevada de su peligrosidad, científicas y de la liberación cada día
iniciativas deportivas inmorales o que,
si desean permanecer en el ámbito de mayor del hombre. La ley moral ex-
de cualquier forma, dificulten su creci- Pero para que tal riesgo resulte moral- la licitud ética, deban someterse a medidas horta constantemente a la prevención,
miento personal, sobre todo en sus mente aceptable, es menester que exista particularmente severas de seguridad, pues- a la prudencia, y a la gradualidad en el
niveles más altos. Esto acontece preci- una proporcionada protección contra él, to que se halla en juego la vida del progreso, para neutralizar estos riesgos
samente cuando el joven, a causa de sus de modo que su derivación sea sólo piloto y de los espectadores; lógicamen- o, al menos, reducirlos al mínimo po-
actividades deportivas, deja de cumplir accidental e imprevisible; también se te, ésta ha de ser defendida con todo sible. Pero a un cierto punto, en nombre
sus deberes personales, familiares y so- precisa que el grado de la lesión pueda esmero en el grado proporcionado a la del bien mayor que se anhela alcanzar,
ciales ; se deja seducir por la prepotencia ser compensado por el bien que se intensidad del peligro que corra en las aunque sea mediante formas de esparci-
y el materialismo de la vida; se consa- pretende obtener. Con estas condiciones, diferentes pruebas. Habrán de tomar en miento, de agonismo y de competiciones
gra al deporte más allá de toda medida el riesgo es sólo posible, puesto que hay consideración, sobre todo el director de espectaculares, la moral permite, u n a
razonable. factores de seguridad; a u n en la even-
203 Deporto
Deporte 202
manifiesta por la no coordinación de tes no es ya confrontación de fuerzas y
vez requeridas todas las garantías posi- surge a propósito del boxeo profesional, movimientos, por el lenguaje, por pe- de inteligencia deportiva, sino sólo con-
bles, semejante actividad deportiva. aun teniendo en cuenta todas las me- queñas paresias, e t c . ' ' . frontación de «músculos y psiquismos
b) Si hubiera que cancelar, en virtud didas que se h a n adoptado en torno a En el plano de la valoración moral, agitados» bajo el efecto de un carbu-
del peligro que comporta, toda clase de los combates sobre el ring (asistencia habida cuenta de los daños psico-físicos rante especial.
pruebas deportivas, habría que eliminar más atenta y severa del médico tanto que cada púgil intenta infligir al otro De ahí la oportunidad de los sistemas
también muchas otras prestaciones hu- antes como después del combate; pa- para ponerlo fuera de combate; ha- de control antidoping, pues así se obliga
manas, que se hallan incluidas en el ridad de peso, con diferencias cada vez bida cuenta de los daños cerebrales que, a todos los atletas a mantener un estilo
ámbito de la norma como «riesgo con- menores; reglamentos cada vez más ele todas formas, se le infieren continua- de lealtad y de autenticidad en las
natural a las cosas». O se renuncia a restrictivos). mente a cualquier púgil que suba al confrontaciones. Se pretende con ello
los bienes que el deporte entraña o ten- Visto desde u n a perspectiva teórica, ring, hay que hacer muchas reservas tanto salvaguardar en el deporte sus altísimos
dremos que resignarnos al encuentro como ejercicio de coraje, de resistencia, al boxeo aficionado como al profesional: fines formativos y no dejarlo caer en
periódico con lo imprevisto, que el de potencia y de inteligencia, se trata de aquél no difiere de éste sino en la can- meras formas de u n tecnicismo farma-
hombre no ha podido aún conseguir, un deporte constructivo y formativo, si lidad del daño, dada la menor duración cológico, que reducirían las competi-
puesto que no posee la ciencia del bien es verdad que exige personas es- del combate. Por consiguiente, la con- ciones a penosos enfrentamientos entre
futuro y ni siquiera el conocimiento pecialmente formadas y físicamente muy dena moral no recae tanto sobre la fórmulas químicas. Es más, sería muy
perfecto de las leyes ya adquiridas. fuertes. Pero si se lo aborda, empero, tal dureza del deporte del boxeo cuanto conveniente —en el caso de que el re-
Ahora bien, pedir al hombre que re- y como lo realizan los profesionales y sobre la tendencia intrínseca del propio curso a las anfetaminas, en el deporte,
nuncie a los bienes que determinadas también los aficionados, hay que hacerle combate, puesto que se busca dañar se hiciese sistemático- transformar en
prestaciones deportivas le aseguran, a desde el punto de vista moral, grandes al adversario. ley las actuales normas reglamentarias
causa de los incidentes imprevisibles reservas que han de ser valoradas, al antidoping; sería el camino más eficaz
que jamás podrán ser cancelados por menos globalmente, a la hora de orientar No cabe invocar razones de gloria, o
para conservar en la opinión pública
nuestra condición humana, resulta ex- las ulteriores modificaciones que se han de espectáculo, o de bienestar econó-
el sentido de los verdaderos valores
cesivo: va contra su incoercible búsqueda de introducir para ofrecer mayores ga- mico, o de propaganda industrial, que
deportivos y para proteger el patrimonio
de lo mejor y del mayor bienestar, contra rantías de seguridad. puedan compensar los daños infligidos
atlético de nuestros deportistas.
su voluntad de dominio y de'posesión al atleta, puesto que éstos, a diferencia
Es indudable que todos los atletas, lo de lo que sucede en el alpinismo o en las c) Otra forma de aberración, que
de las realidades creadas. Bloquear al mismo profesionales que aficionados, al
hombre en esta tensión connatural a su carreras de velocidad, no sobrevienen despoja al deporte de su capacidad edu-
saltar al ring, buscan, por razones de como incidentes contra los que se cativa, es el divismo, que en la atlética
inteligencia y a sus aspiraciones, equi- prestigio, el K.O., que, en términos mé-
valdría a disminuirlo sustancialmente. hallan preparados en todos los modos se traduce en el ansia de coronar rápi-
dicos, es el paso instantáneo del púgil posibles, sino como la meta a que todos damente las cimas de la gloria, con
No podemos ser constreñidos a evitar «tocado» al estado de inconsciencia, de
todas las acciones de las que pueden y cada uno de los movimientos del formas de autoexaltación y sueños; en
insensibilidad y desmadejamiento de púgil tiende y como «daño connatural» la muchedumbre de los admiradores de-
derivar indirectamente algunos daños. fuerzas, que de ordinario proviene de
El hombre no está obligado a impedir a la propia estructura del pugilato. viene engreimiento del «campeonísimo»,
haber golpeado violentamente la masa erigido en ídolo intocable. Es la vía
todos los males; está obligado sólo a no cerebral y representa, por tanto, una b) Una segunda sombra, que ha
hacer directamente el mal. El principio comprometido notablemente la autenti- hacia el fanatismo de los grupos y de la
auténtica conmoción cerebral10. Cuando propaganda, que hace que se pierda
moral en que se apoya esta postura es el púgil se despierta, no recuerda nada, cidad de los deportes más clásicos, es
el del doble efecto, en cuya virtud es el doping deportivo, que consiste en la el sentido de la medida y del significado
ni tan siquiera el golpe que lo ha del deporte.
lícito realizar u n a acción buena o indi- abatido; sólo advierte un estado de suministración de sustancias estimu-
ferente, incluso cuando esto implique torpor y de vértigos, percibe zumbidos, lantes, por lo general, anfetamínicos. De estas formas de exaltación colec-
algún efecto negativo; naturalmente, fogonazos en los ojos y no siente dolor Los deportistas recurren a ellas en los tiva se pasa con mucha frecuencia a
se supone que este efecto debe ser cuan- alguno. instantes decisivos de sus prestaciones, verdaderas formas de crueldad contra
titativa y cualitativamente menor (al al límite de su capacidad de resistencia; todos los que osan aspirar, incluso me-
menos, no superior) que el bien perse- Aparte de estos golpes, que constitu- piden todo al propio organismo que, al diante u n a confrontación objetiva, a
guido y logrado con la acción primaria. yen para los púgiles los más demostra- encontrarse ya en situación de «stress» ocupar el primer puesto en que se
En consecuencia, la pérdida ocasional tivos de su potencia y de su saber, hay (máximo rendimiento), corre u n riesgo mueve el propio «divo». Frecuente-
de algún deportista apasionado y de golpes menos traumatizantes pero igual- de enorme gravedad. Las anfetaminas no mente se leen en las crónicas de las com-
algún atleta, por amarga y dura que mente lesivos de los centros superiores. crean nuevas energías, sino que tocan a peticiones más comprometidas actos de
resulte para la comunidad, no debe Todo puñetazo que sacuda o mueva rebato a las últimas reservas del orga- sabotaje, agresiones, invasiones de cam-
cuestionar el orden moral, siempre que se violentamente la cabeza hace que la nismo y las queman en el postrer es- po: no hay ya serenidad y, a veces, se
compruebe que se trata de «verdaderos masa cerebral y el líquido golpeen fuerzo realizado para lograr el triunfo. viola incluso la más elemental piedad
accidentes casuales», surgidos después contra las paredes del cráneo de tal Se trata de verdaderas intoxicaciones 1 2 . humana.
de haber tomado prudentes medidas de manera que se rompen los vasos in-
ternos y las células cerebrales. Se pro- Resulta fácil tomar conciencia de En estas expresiones se da, frecuen-
prevención y seguridad. Estas pérdidas que el doping reniega de los valores funda- temente, la connivencia de los dirigentes
se juzgan como contrapartida de las ducen entonces, a nivel de la corteza
cerebral, verdaderas alteraciones de mentales del deporte, puesto que ya no que desean ver a su campeón, sobre el
grandísimas ventajas que, de las presta- se trataría de u n a actividad relacionada que h a n apostado sus esperanzas y sus
ciones deportivas y competitivas, recibe tipo degenerativo e irreversible (las cé-
lulas cerebrales no se regeneran), con con el desarrollo de la persona, sino intereses, en permanente triunfo. En
la comunidad en términos de salud, sólo de la obstinada voluntad de vencer este «juego», se sacrifica también a los
liberación, serenidad y otros valores graves incidencias en las facultades in-
telectivas y en las funciones orgánicas. y de triunfar a todo trance, a costa del gregarios que, en determinadas condi-
sociales. equilibrio. El atleta se convierte en u n a ciones, podrían incluso conquistar cla-
Del púgil que se encuentra en esta
situación se dice que está «sonado»; máquina de la que se pretende el máxi- sificaciones de prestigio; pero en virtud
pero su enfermedad es una auténtica mo rendimiento mediante artificios bio- de las cuentas hechas por los respon-
5. SOMBRAS DEL DEPORTE.-U) Una
encefalopatía crónica progresiva, que se químicos. La relación con los concurren- sables del espectáculo, sólo han de
enorme reserva en torno al deporte
Deporte 204 205 Derecho canónico
ayudar al campeón para que venza. cuenta que la mujer es estructuralmente Noíns.-O) P. G. Canepele, M. Ramat, Códice canónico y el secular, sino que existirá
De esta suerte nos hallamos ante un más frágil que el hombre, resiste menos Míe leggi sportive, Milán 1961.-( 2 ) G. Perico. u n a única fuente de derecho, el es-
deporte manipulado, dirigido desde fue- a la fatiga, posee estructuras musculares Defendamos la vida. Marfil, Alcoy 1966.— tado— son los presupuestos doctrinales
ra, preocupado únicamente de los «in- menos fuertes: su físico apunta sobre (3) Pío XII, Agli sportivi tomará, 20-5-1945,
gresos de caja» y, consiguientemente, todo a la elegancia, la armonía y la en L. Gedda. Lo sport nella parola di Pió XII, que h a n llevado lógicamente al teólogo
desviado de sus fines genuinos. Roma 1953, l l . - C ) Pío XII. Allocuzione ai protestante a negar la posibilidad de la
belleza. De ahí que no se puedan consi- ginnasti dei campionati mondiali, 30-VI-1954. existencia teológica del derecho eclesial.
d) Muy análoga a la precedente derar como adecuados para su condi- en «AAS» (1954), 40!.-( 5 ) UNAMSI. Atti En el juicio sintético de Sohm han
—es más, con mucha frecuencia coin- ción los deportes que exigen esfuerzos del Convegno nazionale sull'igiene sessuale del- desembocado convergentemente los ele-
cide en las mismas formas de manipu- prolongados, prestaciones o actividades ¡'atleta, Padua 1968.-(") Pío XII, Ai partecipami mentos doctrinales e históricos apor-
lación—, es la reducción del deporte a que requieren una preparación dema- al Congreso nazionale dello sport e delVeducazione
flsica, 8-XI-1952, en «AAS» (1952). 869.- tados por Lutero y desarrollados por la
puro negocio industrial. Es obvio que las siado dura y pesada.
manifestaciones deportivas de competi- (7) I. Casati, U rischio della vita nello sport, teología y la moderna filosofía del de-
Los expertos excluyen, por estas ra- en «Sacra Doctrina» (abril-junio 1963), 265ss: recho, sobre todo en campo protestante.
ción han de ser financiadas y esmerada- zones, como deportes no-femeninos: el R. Russo, La disumanizzazione dello sport, en Arrancando de la doctrina de los dos
mente administradas; pero si el dinero rugby, el boxeo, la lucha libre, el le- «Medicina dello sport» (sept. 1962), 651ss.— reinos y del presupuesto de la total
se convierte en fin y es el único verda- vantamiento o el tiro del peso. Suelen, (8) G. Perico, Aspetti morali dell'automobilismo corrupción de la naturaleza h u m a n a
dero interés de los dirigentes, no hay empero, indicar como adecuados para veloce, en Atti del Convegno nazionale per después del pecado original, Lutero
duda de que nos hallamos ante el hun- Vautomobilismo sportivo, Brescia 1962, 35ss.-
dimiento total de las características
la mujer: el alpinismo, la vela, el esquí, C) G. Perico. Defendamos la vida, 532ss.-(!") Ib. eliminó el carácter sacramental-salví-
formativas de los enfrentamientos de-
el atletismo ligero, la natación, el tenis 555ss.— ( n ) C. Sbertoli. I danni del pugilato, fico de la Iglesia universal o visible. Sólo
y otros parecidos. Y como «ideales», es en «Rassegna medica e cultúrale». 9 (1962). el derecho divino tiene poder soterio-
portivos. Los propios atletas se lamentan, decir, particularmente adaptados a la 47; N. Simonetti, Della boxe e delle sue lógico, y existe exclusivamente en la
de vez en cuando, de esta argolla de personalidad y a las funciones carac- malefatte, en «Difesa sociale» (abril-junio 1961), Iglesia invisible: «Ecclesia vivit jure
los negocios, que no concede ya espacio terísticas de la feminidad: la gimnasia lllss.—(12) G. Perico, 1/ «doping» sportivo, divino». Igual que la gracia es sólo una
para su inventiva y para intentar pres- rítmica, la danza, el patinaje, el balon- en «Aggiornamenti sociali» {enero 1968), presencia de Cristo en nosotros, que
taciones realmente liberadas. Nos es- 61ss; A. Venerando, Antidoping, en «Me- salva pero no transforma intrínseca-
cesto, el balonvolea, la natación y la dicina sportiva», 3 (1963), 972ss; R. Flo-
tamos acostumbrando a admirar las esgrima. mente la naturaleza humana, así tam-
sociedades organizadas por determi- res, Quadro clinico del!'intossicazione da doping
amfetaminico, en «Medicina sportiva», 4 (1964), bién el derecho divino no se encarna en
nados entrenadores y en determinadas b) La doctrina moral no tiene nada 245ss.-(13) AA. W., Manuale di educazione el derecho humano, sino que respecto
formas. que oponer a esta valoración y a estas sanitaria, UNAMSI. Roma 1964,165ss; R. Fran- a éste tiene sólo una función ejemplar
clasificaciones de los expertos que, por cisco, Lo sport femminile, en «La rivista del e indicativa («biblische Weisung»; Cal-
Síntoma de esta industrialización del lo demás, se fundan en la estructura clero italiano» (mayo 1960). 293ss.-(14) R. Flo-
deporte y del hambre deportivo de las psico-física de la mujer, en la tutela de res, Sport e dignitá umana. en «Economía uma- vino). La Iglesia visible no tiene ya sus
masas, lo constituye el espectáculo —hoy na» (mayo-junio 1958). raíces en el «ius divinum», sino que
su feminidad y en su mejor crecimiento está regida sólo por el derecho h u m a n o
notorio y aceptado por la opinión pú- global con vistas a sus cometidos hu-
blica— de la compra-venta de los juga- BIBL. : Remitimos fundamentalmente a la que, al igual que el estatal, no vincula
manos. en conciencia al cristiano porque no
dores. Surge así la figura de una autén- bibliografía reseñada en las notas. Pueden
tica industria cuyo capital lo constituyen A lo sumo cabría introducir, al res- verse también: Cagigal J. M., El deporte: posee poder salvífico. Consiguiente-
los atletas y los enseres; una industria pecto, el discurso sobre el pudor en lo pulso de nuestro tiempo. Nacional, Madrid mente surge la antimonia entre Evan-
en que hay un consejo de adminis- que al vestuario y a la convivencia de 1972.-Fugardi A.. Problemi di prófessíonismo gelio y Ley, entre caridad y derecho,
los atletas atañe. Los entrenamientos, sportivo, en «La discussione», 27 enero 1968.— entre Iglesia del amor e Iglesia del de-
tración, un presidente, un director. Se Manzini B., Gli amfetaminici, en «Orizzonte recho. Entre el reino de la mano iz-
pagan sueldos a los jugadores; a los los movimientos y las prestaciones espe- medico», 3-4 (1966).-Meynaud ]., El deporte
atletas, aun contra su voluntad, se los cíficas exigen cierto modo de vestir y y la política, Hispanoeuropea, Barcelona 1973.— quierda y el de la derecha, entre la
compra y se los vende. Poco a poco, cierta promiscuidad; pero también en Vander P. V.-Wilhelmus A. A., E/ deporte Iglesia universal y la invisible, entre el
tanto en el campeón como en los de- este punto, en nombre de los valores y tu salud, Adrián, Barcelona 1973.-Vene- derecho h u m a n o secular y canónico y
portistas-espectadores, el enfrentamien- superiores de la persona, hay límites de rando A., Antidoping, en «Medicina sportiva», el divino no se da una unidad intrínseca
dignidad, de respetabilidad y de buen 3 (1963). sino sólo u n a unidad garantizada extrín-
to o campeonato es u n asunto de tec-
nicismo y de finanzas, y todo se mueve sentido moral, más allá de los cuales se seca y voluntariamente por Dios, que
alrededor del dinero. cae en lo banal, en lo provocativo y ha querido y ha dado un sentido a se-
en el mal gusto 1 4 . DERECHO mejante dualismo. La unidad entre el
derecho canónico humano y el divino
6. EL DEPORTE F E M E N I N O 1 3 . - a ) Las Puede acaecer que, en los espectácu- CANÓNICO se mantiene también desde fuera por-
valoraciones hechas a propósito del los femeninos deportivos, haya algunos que los justos tienen un pie tanto en
deporte en general, son también válidas que se aprovechen de los atuendos o de A. LA PROBLEMÁTICA TEOLÓGICA PRO- la Iglesia invisible como en la universal
para el deporte femenino en particular. la promiscuidad; pero, si no se sobre- TESTANTE.-La tesis de R. Sohm de que o visible y h a n recibido el cometido
También para la mujer, el deporte es pasan los límites debidos, se tratará «la naturaleza del derecho canónico es importantísimo de organizar jurídica-
escuela de fortalecimiento psico-físico; sólo de un hecho incidental, que no debe contradictoria con la naturaleza de la mente la Iglesia visible. Este sistema
es u n empuje al coraje, al sacrificio, al comprometer la licitud de los métodos. Iglesia», no ha dejado en paz hasta hoy permitió a Lutero aceptar que el prín-
autocrontol; representa una buena te- Resulta inevitable en las cosas h u m a n a s : a la ciencia teológica y canonística cipe, en c u a n t o miembro descollante
rapia en ciertos estados de pereza y de incluso en las cosas más bellas y formi- protestante y católica. El esplritualismo de la Iglesia (Melanchthon), se encar-
timidez; es un instrumento ideal para dables se entromete, a veces, la libre de Sohm, por una parte, —creyendo gase, en aquel contexto histórico de
obtener la armonía de los propios gestos voluntad de terceros, que aprovechan haber descubierto en la Iglesia primitiva entonces, de dar una organización jurí-
y comportamientos; es antídoto de la la ocasión para llevar a cabo sus pro- una realidad puramente carismática— dica a la Iglesia visible. La escuela mo-
molicie; es entrenamiento para la viveza yectos cargados de malicia. y por otra, su monismo jurídico-posi- derna del derecho natural, que tiene
de reflejos. tivista - s e g ú n el cual no sólo hay sus raíces en el «humus» del pensa-
Naturalmente, hay que tener en G. Perico identidad de naturaleza entre el derecho
Derecho canónico 206
207 Derecho canónico
miento tanto protestante como huma- de los reformadores, no podían sobre-
pasar los límites de u n a justificación ponsabilidad profética. El derecho de la temático, respectivamente tras la antro-
nístico-racionalista, señaló un ulterior
fundamentalmente sociológica del de- Iglesia, pues, debe tener conciencia de pología, la cristología o la doctrina de
progreso en este desarrollo del pensa-
miento jurídico hasta llegar a negar, recho eclesial (Holstein, Liermann). O ser u n instrumento de servicio más que la Trinidad, pero siempre antes que la
con Thomasius, incluso la existencia sea, el derecho canónico se presenta u n a pretendida estructura jurídico-vin- eclesiología. Además, el derecho canó-
del derecho divino. Desde este momento como una exigencia por el hecho de que culante. Más que u n derecho de la nico viene a ser un elemento integrante
el positivismo jurídico-estatal tomó to- la Iglesia invisible tiene en la Iglesia Iglesia y en la Iglesia es un ordena- de la eclesiología: está en función de
talmente las riendas incluso en el ám- visible su necesaria manifestación so- miento eclesial («Kirchenordnung»), y la Iglesia, y viceversa. Los puntos de
bito del derecho eclesiástico, con lo que como tal sometido continuamente al convergencia al derecho canónico, son
ciológica. Por el contrario, K. Barth se
el estado absolutista ha gobernado a la imperativo de la reformabilidad. notables. Se ha llegado ya a un defini-
ha puesto en un nivel claramente teo-
Iglesia en virtud del «sumo episcopado» lógico. Su programa «Justificación y La categoría de «servicio» y más aún tivo acuerdo sobre el hecho de que el
del príncipe. Derecho» es muy amplio y tiende a el criterio de la «indicación bíblica» han problema del derecho canónico está en
desarrollar no ya una teología del de- sido recibidos en el campo protestante, y conexión esencial con los elementos
El viraje radical de Sohm contra se-
recho canónico, sino u n a teología del también en el católico, como plataforma centrales del dogma y de la reflexión
mejante situación ha puesto a la ciencia
derecho en cuanto tal. En polémica di- teológica para otros intentos de resta- teológica y por consiguiente no puede
canonística protestante y católica frente
recta con el historicismo y el positivismo blecer la relación intrínseca entre el resolverse separándolo de los mismos.
a los últimos e irreversibles términos del
derecho divino y el h u m a n o . Para los El problema de la estructura jurídica de
problema: el de la justificación teológica jurídico de los siglos xvm y xix, e indi-
autores, para quienes el ordenamiento la Iglesia y por tanto el de la existencia
y el del método del derecho canónico. rectamente también contra la tradición de la Iglesia debe regenerarse continua- del derecho canónico no es autónomo,
Por una parte, la ciencia canonística católica, cuya importancia no siempre mente al contacto con la Escritura hasta precisamente porque es un problema de
no puede esquivar la responsabilidad ha sabido valorar, Barth niega a la asumir no sólo el contenido sino tam- fondo de la teología. El derecho canó-
de dar una justificación teológicamente «Theologia naturalis» - a u n tomando de bién la terminología —por ejemplo el nico, como dimensión que penetra toda
inatacable a la existencia del derecho ella parte de su terminología-, y consi- concepto de servicio debería sustituir la realidad de la Iglesia, pertenece al
eclesial, y por otra, debe plantearse el guientemente a la filosofía, la posibili- al de oficio— el asunto, más que u n a contenido de la fe. El mérito de haberlo
problema de desarrollar un método dad de conocer la naturaleza de la rela- fundamentación teológica de la legiti- introducido dentro del objeto de la fe
canonístico que refleje integralmente la ción ontológico-esencial que hay entre midad, para la Iglesia, de poseer u n pertenece a Barth. Sin embargo sería
naturaleza del ordenamiento jurídico de Dios y el hombre; relación que es el ordenamiento jurídico, sigue siendo u n u n a fácil tentación de irenismo ecu-
la Iglesia. quicio de toda la investigación de la criterio de método. Este, dentro de la ménico callar las profundas divergencias
La necesidad de una clarificación total llamada teología dialéctica. Sólo la reve- dinámica de la teología protestante,
de estos dos problemas la exigen también lación, no el derecho natural, puede existentes aún. La teología protestante
peca de unilateralidad. En efecto, la «in-
otras dos urgencias históricas y ecle- dar u n a respuesta a la naturaleza de dicación bíblica», de suyo, es sólo todavía no ha logrado la soldadura
siológicas. Desde este punto de vista, la relación Dios-hombre. El misterio de «letra» no «espíritu»; y por tanto está entre el derecho humano y el divino,
para la teología protestante ha sido la justificación en Cristo implica glo- sometida a la arbitrariedad de las opi- aunque en la mayor parte de los casos
determinante la progresiva separación balmente y determina no sólo la re- niones y de las varias interpretaciones. haya abandonado la distinción entre
entre estado e Iglesia esbozada en el lación entre Dios y el cristiano sino En último análisis, arrancada del con- Iglesia invisible e Iglesia visible. El
proyecto constitucional de Francfort, también la existente entre Dios y el tenido institucional objetivo de la suce- «ius divinum» lo entienden con u n
en 1848, que por lo demás nunca llegó «homo naturalis». Por otra parte, Cristo sión apostólica, corre el riesgo de disol- cariz tan espiritual y carismático que
a entrar en vigor, y realizada con las no es sólo el fundamento ontológico verse en pura interioridad subjetiva. se hace imposible ver cómo pueda ser
Constituciones de Weimar (1918) y de cualquier realidad y de cualquier Más fundantes teológicamente son aún vinculante para la Iglesia histó-
luego de Bonn (1949), que quitaron relación —por tanto también de la rela- los intentos de aquellos autores que rica, es decir la Iglesia visible, dado que
a la Iglesia todo soporte jurídico-estatal. ción jurídico-intersubjetiva de los hom- h a n procurado encontrar el «locus la sucesión apostólica todavía no es
Las iglesias protestantes alemanas se bres— sino que es asimismo el funda- theologicus» del derecho canónico en considerada como criterio objetivo pues-
han encontrado así en la necesidad de mento gnoseológico. Barth concibe toda la antropología teológica (doctrina de to por Cristo para el discernimiento de
procurarse una estructura constitucio- la realidad creada como ordenada con- los dos reinos), de la que se derivan, en la Palabra y del Sacramento. La teolo-
nal propia apoyada en bases exclusiva- céntricamente en torno a Cristo; de este orden, la teología del derecho, la gía protestante no logra establecer u n a
mente eclesiales, sin contar para nada este modo trata de superar la falla exis- eclesiología y el derecho canónico relación vinculante entre la Iglesia y el
con la intervención supletoria del dere- (Joh. Heckel) o en la cristología, de la cristiano, sino sólo u n a relación di-
tente en la teología escolástica entre na-
cho estatal. El quehacer de organizar que se derivan la eclesiología o el de- recta entre Dios y la conciencia del
jurídicamente a la Iglesia, que con la turaleza y sobrenaturaleza, pero sobre
recho canónico entendido como norma hombre. De este modo, la fuerza vin-
Reforma había pasado al estado, ha todo el dualismo mucho más radical de una fraternidad cristocrática (Erik
existente entre los dos reinos de Lutero, culante del orden divino viene a de-
vuelto a ser de competencia de la Igle- Wolf); o los de quienes ven, como Hans pender de la percepción, interpretación
sia misma. Después de la primera guerra el de Dios y el del demonio, y entre la Dombois, el lugar teológico en la doc-
Iglesia invisible y la Iglesia universal. y aplicación de la conciencia individual.
mundial la teología protestante ha te- trina trinitaria, de la que se deducen El derecho divino resulta por tanto in-
nido que afrontar el problema de la Sin embargo, a pesar de este monismo la antropología teológica, la teología del
cristológico, Barth no logra unir el de- capaz de ejercer históricamente una
legitimidad eclesiológica y de la natu- derecho entendido como derecho de la función normativa objetivo-comunita-
raleza del derecho canónico no sólo recho h u m a n o y el divino. El derecho gracia, la eclesiología y el derecho
de la Iglesia sigue siendo únicamente ria. Consiguientemente el ordenamiento
para refutar apologéticamente la tesis canónico. jurídico-eclesial queda reducido, en úl-
de Sohm sino también para dar una h u m a n o , aunque tenga que adecuarse
constantemente a la «indicación bí- timo análisis, a u n factor sociológico
justificación teológica directa a las A pesar de las relevantes divergencias
blica» con mayor docilidad que el de- y h u m a n o que difícilmente puede tocar
nuevas leyes constitucionales que las sistemático-metodológicas y conceptua-
Iglesias han ido emanando poco a poco. recho secular. Su mayor lejanía de el ámbito de la conciencia cristiana
les de todos estos autores, hay que como norma vinculante. En otras pa-
Los primeros intentos teológicos, to- Cristo, dentro del ámbito concéntrico
constatar la convergencia sobre al- labras, la teología protestante diviniza
davía ligados al dualismo eclesiológico de las realidades creadas, quita al de- gunos puntos: la teología del derecho
recho secular u n a cierta carga de res- el derecho divino hasta hacerle perder
se sitúa, desde un punto de vista sis- toda eficacia histórica y concreta. Por
Derecho canónico 208 209 Derecho canónico
otra parte, humaniza el derecho hu- (Rouco-Várela). Cuando el estado liberal miento católico el problema central, problema de la existencia y de la na-
mano hasta el límite de vaciarlo de impuso a la Iglesia la «separación», el hasta nuestros días, ha sido el del de- turaleza del derecho canónico ha ido
toda función soteriológica. El dualismo problema que se planteó no fue el de recho canónico. Sólo el derecho eclesial a parar entre las cuestiones centrales
Iglesia visible-invisible se remite al encontrar u n derecho que le sirviera tiene u n a valencia salvífica. por lo que de la eclesiología moderna. Aunque los
nivel del dualismo derecho divino- de soporte histórico-sociológico para su la urgencia de su dependencia de la términos del problema h a n sido plan-
humano. existencia religiosa, sino, una vez más, «indicación bíblica» es cualitativamente teados por la contestación antijurídica
como había sucedido ya en los siglos xvn diversa. En la economía ordinaria la moderna con u n a evidencia y urgencia
B. LA PROBLEMÁTICA TEOLÓGICA CA- y xvm bajo el régimen de la Iglesia salvación llega sacramentalmente por más explícitas, sin embargo, nos equi-
TÓLICA.—Los términos del problema, tal de estado, el de defender sólo la exis- medio de la Iglesia, quien en cuanto vocaríamos si los considerásemos nue-
como los planteó Sohm. tienen valor tencia y la autonomía del propio orde- «signum salutis levatum in nationes» vos para la teología católica.
teológico absoluto, por lo que son vá- namiento jurídico. tiene u n a valencia y u n a función sote- Por más que en los siglos xvm y xix
lidos en cuanto «status quaestionis» Incluso tras la ruptura del pensa- riológica incluso en virtud de su di- el problema de fondo fuese el de de-
también para la teología católica. Pero miento medieval, por obra tanto de los mensión jurídica, visible y humana. Así mostrar que también la Iglesia, al igual
históricamente el problema de la exis- reformadores como de la filosofía mo- que para la doctrina católica, diversa- que el estado territorial y jurídiconatu-
tencia del derecho canónico se ha derna del derecho naturalista y racio- mente que para la protestante, el pro- ralista, tiene u n a valencia jurídica fun-
planteado con términos diversos en la nalista, en el campo católico ha seguido blema no es tener que proporcionar la dada en el derecho natural, que justifica
teología católica. Ante todo es ya un considerándose el derecho divino-na- prueba de la existencia teológica del de- su existencia y autonomía dentro de
hecho significativo el que ningún mo- tural-humano como una unidad profun- recho h u m a n o en la Iglesia, que en la comunidad internacional de los Es-
vimiento espiritualista de la Iglesia damente unitaria. El derecho h u m a n o último análisis ni se discute, sino más tados, no puede negarse que la escuela
antigua y medieval, aun habiendo exas- está fundado ontológicamente en el de- bien el de saber dar u n a justificación del «Ius publicum ecclesiasticum» na-
perado la tensión ontológica existente recho divino, no es una realidad irreme- teológicamente correcta de u n a reali- cida en Würzburg a mediados del si-
entre el derecho y el amor, desembo- diablemente corrompida y separada de dad que ya pertenece al contenido de glo xvn representó ya, desde un punto
cando a intervalos más o menos largos aquél, recuperable sólo «ab extrínseco» la fe. En rigor, más que un problema de vista metodológico, una novedad
en pronunciamientos antijurídicos o en en la medida en que se deja orientar de fondo, el de la existencia teológica tanto por haber creado u n a disciplina
soluciones eclesiológicas de tinte escato- por la «indicación bíblica». El derecho del derecho canónico-humano —resuel- nueva respecto a la ciencia canonística
lógico —como por ejemplo la crisis mon- canónico, en particular, no es u n a to ya por lo menos implícitamente por clásica, como porque formalmente se-
tañista, catara, el espiritualismo fran- realidad exclusivamente h u m a n a , ca- la concepción monista de la Iglesia- paró las cuestiones fundamentales del
ciscano, el reformismo de Wycleff y rente por tanto de fuerza vinculante es u n problema de método. derecho canónico de los tratados gene-
Hus— nunca provocará u n a crisis total y salvífica; al contrario, precisamente rales y de los comentarios teológicos y
de la estructura jurídica de la Iglesia. porque está fundamentado en el de- Desde un punto de vista metodoló- canonísticos en los que antes estaban
La contestación radical se ha dado sólo recho divino positivo tiene u n a violencia gico se trata, por u n a parte, de aducir englobados. En otras palabras, creó
dentro del protestantismo, pero no con soteriológica. Como toda realidad ecle- la prueba de la existencia teológica del u n a disciplina independiente con método
los reformadores sino con Rudolph sial, el derecho es intermediario de la derecho canónico h u m a n o de la Igle- y personalidad propios dentro de la
Sohm. Incluso la crisis antijurídica que fuerza soteriológica del derecho divino, sia, argumentando no ya en base filo- ciencia teológica, pues por primera vez
ajetrea a la Iglesia moderna, más que aplicándolo a la historia. Si es verdad sófica, jurídiconaturalista o sociológica, afrontó, especialmente en la parte de-
poner directamente en discusión a que la salvación viene del Evangelio y sino partiendo claramente de un punto dicada al «ius publicum internum», el
nivel científico la existencia del derecho no de la Ley, es también u n hecho que teológico capaz de precisar el «locus problema de la existencia y de la na-
canónico, reclama u n a clarificación la tradición católica ha entendido el theologicus» exacto del derecho canó- turaleza del derecho de la Iglesia su-
sobre su significado y su función ecle- Evangelio como «nova lex charitatis» nico; y por otra, de elaborar u n a doc- perando así el «status quaestionis» me-
sial. En segundo lugar, es importante (Santo Tomás). El Evangelio, es decir trina sobre la naturaleza específica dieval. El «ius publicum ecclesiasticum»
subrayar que la Iglesia católica, con- el «ius divinum», se hace histórica- teológico-jurídica del ordenamiento ca- ha logrado colocar como tema central
trariamente a las protestantes, nunca mente eficaz encarnándose en el «ius nónico respecto al secular, para saber el de la Iglesia como «sociedad», dán-
se ha dejado absorber por el estado humanum» de la Iglesia, en el que se captar su auténtica función eclesial y dole la prioridad sobre cualquier pro-
hasta el punto de encontrarse sin interpreta y explícita su normatividad pastoral. Esto explica por qué el desafío blemática constitucional particular. Ha
bases jurídicas cuando el estado liberal concreta. La diversa concepción del de fondo lanzado por Sohm a la teología constituido, por tanto, u n a «novedad»
empezó a aflojar en el plano institu- derecho canónico-humano en el protes- ha sido recogido en un primer mo- sin precedentes en la historia del dere-
cional. La Iglesia católica siempre rei- tantismo y en el catolicismo tiene su mento sólo de resbalón por la ciencia cho canónico. Paralelamente se dio el
vindicó la posesión de u n a estructura raíz inmediata en la diversa concepción canonística católica. Pero a medida fenómeno de la aceptación del método
constitucional y de un reglamento jurí- de la realidad e historicidad de la Iglesia, que el problema del método se ha pre- jurídico, de corte claramente publicísti-
dico propios y originarios, considerán- y en definitiva en la diversidad con que sentado con mayor claridad era in- co, desarrollado y enseñado en las cá-
dolos siempre enraizados en el derecho ambas confesiones entienden las im- evitable que también en el campo católi- tedras universitarias seculares de la
divino y por tanto independientes del plicaciones del misterio de la Encarna- co surgiera la preocupación de dar una época. La Iglesia apareció, en su aspecto
estado, por encima de toda ingerencia ción. Precisamente porque el dualismo justificación de la existencia teológica de valencia publicística, como sociedad.
o superposición por parte del mismo. eclesiológico protestante n u n c a ha per- del derecho canónico en cuanto tal, Aun cuando la escuela del «ius publicum
El régimen de cristiandad en el que la mitido reconocer un valor soteriológico en el intento de eliminar, a nivel de ecclesiasticum» nunca ha perdido de
Iglesia ha vivido durante muchos siglos a la Iglesia visible, el problema priori- una reflexión explícita, la proclamada vista el hecho fundamental de que la
no ha significado nunca la integración tario que se le ha planteado no ha existencia de u n a antinomia inevitable Iglesia es u n a sociedad «sui generis»,
de la misma en las estructuras políticas sido —si exceptuamos a algunos de los entre Evangelio y Ley, entre libertad y puesto que está fundada en último aná-
y jurídicas de la Europa cristiano-occi- autores modernos citados— el de elabo- derecho, entre carisma e institución, lisis en aquel «ius divinum» que la es-
dental. La Iglesia católica «nunca h a rar u n a teología del derecho canónico, surgida en el protestantismo, pero con cuela jurídiconaturalista había negado
vivido, desde el punto de vista consti- sino u n a teología del derecho en cuanto implicaciones también en el campo cató- y que, por lo mismo, es u n a sociedad
tucional, sobre bases jurídicas precarias» tal. Por el contrario, para el pensa- lico aunque sea en un nivel más divul- irreductible a u n a de las formas del
gador que científico. De este modo el
211 Derecho canónico
Derecho canónico 210
se deduce que la estructura externa no nonistas como Huizing a la búsqueda
estado absolutista y territorial, sin em- El camino recorrido por la escuela sólo fija las condiciones formales para de soluciones teóricas, que precisamente
bargo, dicha escuela se preocupó de del «ius publicum ecclesiasticum» lo han el ejercicio de un derecho, sino que lo porque no logran controlar con lucidez
demostrar que asimismo la Iglesia está continuado en estos últimos decenios, crea en cuanto tal dándole el contenido teológica todos los elementos del pro-
profundamente anclada también en el con propósitos diversos, tanto la cien- real. La afirmación de principio de que blema corren el riesgo de hacer desem-
derecho natural y que. por ello, cuenta cia canonística laica italiana cuanto el la estructura metafísica de la Iglesia bocar «ad absurdum» el programa de
con todas las instituciones consideradas maestro de la Gregoriana Wilhelm contiene la dimensión jurídica pasa a «desteologización» por ellos mismos
necesarias por la filosofía del estado Bertrams. ser, en esta dinámica explicativa, una propugnado. El derecho eclesial lo re-
para ser u n a sociedad autónoma, so- La escuela italiana comparte la ins- afirmación apriorística e ilusoria. Y, por ducen tendenciosamente a mero ele-
berana e independiente. Todo esto des- tancia jurídica de fondo del «ius publi- tanto, la objeción de extrinsecismo es mento extrínseco de un orden disci-
embocó, durante el siglo xix, en la es- cum ecclesiasticum», es decir, la de de- difícilmente superable. A su vez, desde plinar que puede regular únicamente
cuela romana del «ius publicum eccle- mostrar la validez jurídica del ordena- un punto de vista teológico, el concep- el comportamiento externo del cristia-
siasticum» con la definición de la Iglesia miento canónico respecto al estatal. Por to escolástico de «elevación» al plano no. El ordenamiento canónico lo justi-
como «societas perfecta». Para este fin el contrario, Bertrams comparte la ins- sobrenatural es muy discutible; y lo fican en nombre de u n a existencia de
se procuró establecer un paralelismo tancia dogmática en cuanto busca u n a es, sobre todo y más, la distinción en-
entre la estructura constitucional del convivencia socio-eclesial que por otra
justificación teológica de la existencia y tre u n elemento interno teológico y
estado y la de la Iglesia. A la autoridad parte no consideran suficiente para de-
de la naturaleza del derecho canónico. otro externo propiamente jurídico. Su
del soberano se contrapuso la del papa, Sobre la falsilla de un análisis neoes- terminar intrínsecamente la experiencia
interdependencia se explica recurriendo cristiana. Además de perder todo valor
a la Dieta el Concilio ecuménico o los colástico de la estructura metafísica de ci las categorías filosóficas. El derecho,
concilios particulares, a los poderes de la sociedad, Bertrams examina la es- soteriológico. ya que de hecho, si no
en vez de presentarse como un postu- ya en fuerza de un planteamiento ex-
gobierno el de la jurisdicción canónica. tructura jurídico-social de la Iglesia. El lado de la estructura histórico-salvífica
Por más que la escuela del «ius publicum paralelismo con la escuela del «ius plícito, el derecho eclesial positivo lo
sobrenatural de la Iglesia, aparece exi-
ecclesiasticum» alcanzase formas cien- publicum ecclesiasticum» es. con todo, separan del derecho divino, aquél corre
gido por una necesidad de orden me-
tíficas más elaboradas, sobre todo con evidente incluso en el plano del método, (afísico y sociológico: la necesidad de el riesgo de perder incluso la normati-
los maestros romanos (Tarquini, Ca- entre otras razones porque el asunto un orden externo que permita al valor vidad objetiva en el plano moral. La
vagnis y Ottaviani) y se distanciase des- teológico de fondo está en la tesis de intencional determinarse concretamen- separación entre derecho y moral no
de el principio respecto al derecho na- que la Iglesia es una sociedad h u m a n a te. Aunque Bertrams afirma el origen puede más que desembocar en u n a
turalista considerándose como ciencia elevada al nivel sobrenatural. Consi- sacramental y sobrenatural del derecho ética de cariz neokantiano desligada
estrictamente teológica, sin embargo, guientemente el quicio del sistema con- canónico, cuando llega al proceso de- no sólo de la metafísica, sino también
nunca abandonó, desde el punto de siste en la demostración de que tam- mostrativo motiva el derecho eclesial de la norma teológica, la cual, en su
vista del método, los presupuestos filo- bién en la Iglesia, como en toda socie- en virtud de una necesidad de orden formulación dogmática, tiene justa-
sóficos en los que tuvo origen. El equí- dad humana, la estructura metafísica, prevalentemente racional. No son las mente siempre y también una fuerza
voco metodológico ha sido el de querer constituida por los valores intencionales exigencias específicas e intrínsecas de vinculante jurídica. El programa de
encontrar afirmados y confirmados en fundamentales, no puede realizarse sin la historia de la salvación las que ilu- «desteologización» abre la puerta irre-
la revelación los principios básicos de la mediación de una estructura socio- minan intelectualmente la tesis, sino mediablemente al positivismo jurídico
la filosofía del derecho y del estado jurídica externa, del mismo modo que una concepción metafísico-racional de que defiende la manipulación de la
sobre los que se basa la idea de la el alma no puede manifestarse en el una y otra sociedad. Así que las motiva- norma legislativa según criterios em-
«societas perfecta». El sustrato demos- hombre sin la mediación del cuerpo. ciones se quedan al nivel de la metodo- pírico-sociológicos. Sería ilusorio creer
trativo es aparentemente bíblico —los El elemento jurídico, pues, viene dado logía filosófica, no de la teológica. que el positivismo jurídico, moderno
llamados textos «hierarcológicos» en el por la dimensión externa de la Igle- únicamente porque surgió en concomi-
N T - , mientras que el nervio dialéctico sia, exigida a su vez porque la estructura tancia con el estado absolutista de los
estriba en la interpretación según interna tiende a expresarse en formas La debilidad inmanente de u n a teolo-
gía del derecho canónico que recurre siglos xvn y xvra y de aquí importado
categorías ajenas a los mismos. La fe sociales. El derecho pertenece a la esen- luego en las Iglesias protestantes, pue-
en la diversidad de la naturaleza de la cia metafísico-sacramental de la Iglesia, a la filosofía social o a la filosofía del
derecho para dar la motivación racional da superarlo la Iglesia católica con un
Iglesia fundada en el derecho divino es ya porque es uno de los valores inten-
última de su necesidad es tanto mayor programa de «democratización». La
profunda; pero la argumentación teo- cionales que constituyen la estructura
lógica, desde el punto de vista del mé- cuando esa necesidad de orden meta- experiencia del estado democrático mo-
interna, ya porque la estructura jurí-
todo, se presenta como u n a superes- físico fuese sustituida por otra de orden derno y del estado de derecho, como
dica externa explícita la función de
tructura. Sin decir que en último análi- forma respecto a la materia constituida meramente sociológico. Semejante re- por lo demás la de las Iglesias protes-
sis la razón teológica última de la co- por la estructura interna. El elemento greso metodológico ya no sería posible tantes organizadas a partir de media-
nexión entre «Iglesia» y «sociedad per- jurídico no tiene, por tanto, como en el dentro de la moderna problemática teo- dos del siglo pasado sobre bases demo-
fecta» no se encuentra en la estructura sistema positivista reokantiano, u n ca- lógica protestante; pero sí está dándose crático-sinodales. deberían ser a este
intrínseca y necesaria de la Iglesia, sino rácter puramente formal —dato intrín- en campo católico al unísono con la respecto suficientemente concluyentes.
voluntaria y extrínsecamente en la seco en la estructura interna como contestación antijurídica del posconci- El manifiesto antijurídico de Sohm se
voluntad de Cristo. Los límites metodo- valor intencional—, sino también ma- lio. El miedo emocional a que u n a escribió precisamente teniendo en cuen-
lógicos impuestos tanto por la falta de terial. No obstante, tanto los derechos «sacramentalización» del derecho ca- ta este panorama jurídico y eclesial.
u n «status quaestionis» como por el fundamentales del cristiano recibidos nónico pudiera avalar u n a política
eclesial de «restauración» (Alberigo), Si el camino metodológico empren-
horizonte apologético de la escuela, no con el bautismo, como los adquiridos dido por la escuela del «ius publicum
han permitido ir al fondo del problema después, no sólo quedan en suspenso además de provocar u n a confusión en
los términos del problema en cuanto ecclesiasticum» n o logró elaborar u n a
de la justificación del derecho eclesial, en cuanto a su ejercicio, sino que ni doctrina del derecho canónico capaz
a u n admitiendo que la aportación dada existirían en cuanto tales si hubiera impide u n a clara distinción entre el
nivel teológico-teórico y el de la praxis de proporcionar la prueba teológica-
a la ciencia del derecho canónico ha que ejercerlos fuera del ordenamiento mente correcta de la existencia de un
sido notable. jurídico previsto por la Iglesia. De esto legislativa, que de hecho es a veces
ambigua, ha empujado a algunos ca- derecho en la Iglesia —debido a que las
motivaciones últimas no estaban de-
Derecho canónico 212 213 Derecho canónico
ducidas con método teológico estric- ción técnico-jurídica del mismo orde- liana ha sido precisamente el de haber Los conceptos de reino y de pueblo de
tamente coherente con los presupues- namiento, utilizando, aunque sea con aplicado, a menudo sin tener en cuenta Dios revelan el origen divino de la
tos de la fe, sino tomadas más bien de un análisis brillante, el instrumental de suficientemente el criterio de analogía, Iglesia y consiguientemente el señorío
filosofía del derecho natural o de la la teoría general del derecho y del de- los cánones de la teoría general del de Dios sobre la misma, realidad ésta
sociología cristiana—, hay que consta- recho comparado. El problema sigue derecho al ordenamiento canónico. expresada etimológicamente por el tér-
tar que tampoco el intento emprendido siendo eminentemente teológico, por lo Y lógicamente, aparte de haber desnatu- mino «jerarquía»; pero no permiten
por la ciencia canonística laica italiana, que hay que afrontarlo en sus aspectos ralizado en muchos casos la fisonomía ninguna conclusión no sólo acerca de
recogiendo la otra instancia de la es- jurídico-empíricos e histórico-socioló- específica del derecho canónico some- la articulación completa institucional
cuela de Würzburg, ha sabido dar u n a gicos sin perder de vista su dimensión tiéndolo a un proceso de mundaniza- de la Constitución de la Iglesia, excep-
prueba teológicamente adecuada de la mistérica. Aun cuando algunos repre- ción, que por lo demás ya se había tuando el que ésta en cuanto signo
«juridicidad» del ordenamiento canó- sentantes de la escuela italiana h a n dado repetidas veces en la historia de visible de Dios debe reflejar la depen-
nico. La escuela italiana, que representa sabido poner en evidencia, demostrando la ciencia canonística, no ha logrado dencia jerárquica, sino que ni siquiera
en el plano técnico-científico uno de los una sensibilidad eclesial más pura, la ni siquiera proporcionar la prueba de permiten hacer ilaciones sobre la exis-
más brillantes esfuerzos emprendidos estructura profundamente diversa adop- que la teoría general y la juridicidad tencia de un ordenamiento jurídico-ecle-
por la ciencia canonística moderna, no tada por ciertas instituciones canónicas (leí ordenamiento canónico —impeca- sial. Phillips, aparte de haber aportado
ha sabido desligarse, no obstante algu- fundamentales respecto a las paralelas blemente elaborada por ellos en el plano una gran contribución para que la cien-
na orientación más clara como la de del derecho secular, de las cuales han lécnico-jurídico- sean verdaderamente cia canonística católica adoptase el
Pió Fedele, de la dinámica inmanente tenido en gran parte origen, como la «las exigidas teológicamente por el ser método histórico y el sistemático-jurídi-
al método de la dogmática iurídico- de la «aequitas», de la dispensa, del de la Iglesia» (Rouco-Varela). co, tuvo el mérito de fijar en la cristolo-
positivista surgida en Alemania con privilegio, de la epiqueya del principio gía el «locus theologicus» del derecho
la pandectística del siglo pasado y flo- de tolerar y disimular, sin embargo, Aunque la vulnerabilidad del sistema
del «ius publicum ecclesiasticum» y de canónico. Aun moviéndose en este pun-
recida en Italia a horcajadas de los dos esto no es bastante para plantear el to sobre el mismo terreno teológico de la
siglos, contra la que polemizó con éxito problema al nivel que le es propio: el los sucesivos intentos que acusan u n a
dependencia metodológica más o me- escuela de Tubinga, de la que era con-
echándole en cara el ostracismo político de la ciencia teológico-jurídica. La ju- temporáneo, redujo, sin embargo, la
y científico que ella había lanzado con- ridicidad propia del derecho canónico nos directa respecto a aquél sólo hoy
comienza a aflorar en la discusión cien- perspectiva. La eclesiología de los maes-
tra la ciencia del derecho canónico. La sólo puede medirse tomando directa- tros de Tubinga tiende a encuadrar el
ciencia canonística italiana se ha va- mente como términos de parangón los tífica, es verdad que un primer intento
crítico lo emprendió ya Walter Phillips problema de la relación Cristo-Iglesia-
lido también, al igual que la escuela elementos jurídicos contenidos en la sociedad en la perspectiva total del
de Würzburg, del método propio de la historia de la salvación, reducibles en a mediados del siglo pasado con su fa-
moso «Kirchenrecht» fundado doctrinal misterio de Cristo. Por el contrario, la
ciencia jurídica secular contemporánea última instancia a la Palabra y al Sa- ciencia canonística de Phillips se queda
para demostrar que el ordenamiento cramento. Que se pueda o no aplicar y sistemáticamente en torno a la tesis
de que la Iglesia es el reino de Cristo. con u n aspecto parcial del mismo, el de
jurídico de la Iglesia tiene derecho de a u n a realidad esencialmente teológica, la nota mesiánica de la realeza de Cristo,
ciudadanía al lado de los ordenamientos como es la Iglesia, el concepto de de- Por más que la tesis de Phillips esté
ambientada en el horizonte del roman- para interpretarlo con parámetros del
jurídicos estatales. recho, depende exclusivamente de la derecho político.
revelación misma y de la estructura de ticismo y de la Restauración, la misma
La idea de la «societas perfecta» sub- su contenido central que es el misterio presenta a su vez un innegable parale-
lismo con la tesis de la «societas per- La intuición cristológica de Phillips,
yace, pues, en todo el sistema, aunque de la salvación en Cristo y en la Iglesia. como por lo demás la genialidad ecle-
emerge en un nivel más específico; Se trata, por tanto, de constatar si la fecta». No se la contrapone ya apolo-
géticamente al estado territorial de de- siológica de la escuela de Tubinga, no
el de la «juridicidad» del derecho canó- revelación, para expresarse, ha usado han tenido casi ninguna resonancia
nico. A éste le es aplicable el atributo elementos jurídicos como ha usado recho natural, sino que se procura más
bien u n cotejo con el ideal monárquico inmediata en la ciencia canonística
de ordenamiento jurídico primario, en otros elementos humanos preexistentes posterior, que ha seguido con prefe-
cuanto tiene u n principio final unitario pertenecientes al patrimonio universal del pasado siglo. Su mérito es el de
haber buscado u n a inspiración con- rencia el trabajo de elaboración histó-
propio, la «salus animarum»; puede de la cultura h u m a n a o al patrimonio rico-sistemática de las fuentes y de las
recomponer unitariamente la multipli- particular de u n a determinada cultura. ceptual bíblica, y no filosófica como la
tesis de la «societas perfecta», y de ha- instituciones, llevándolo a u n nivel
cidad de sus fuentes en virtud de la En esta dirección se ha movido tam- científico de notable valor con las
«canonizatio»; posee la nota de la «so- bién la teología protestante al notar ber llamado así la atención sobre la
necesidad y la posibilidad de buscar grandes obras de Hinschius, Wernz,
ciedaridad» que suple ampliamente la que la Escritura ha usado conceptos Scherer y Sagmüller. Incluso la ciencia
de la estatalidad y es capaz de regular humanos como los de redención, jus- una base teológicamente más trans-
parente para la fundamentación del canonística posterior a la promulgación
las relaciones intersubjetivas de los tificación, testamento, que tienen una del CIC. prescindiendo de alguna ex-
cristianos como el derecho estatal las clara valencia jurídica. Por consiguien- derecho canónico. Sin embargo, el sis-
tema peca aún de ingenuidad teológica, cepción como Bertrams o Morsdorf y
de los ciudadanos. El derecho canónico te, la juridicidad del derecho eclesial no naturalmente de la escuela canonística
es, por tanto, un ordenamiento jurídico puede deducirse por analogía directa bien porque descuida el hecho de que
no hay identidad entre el reino de laica italiana, se ha agotado en el aná-
en el sentido de la teología general y con la del secular, porque el criterio lisis exegético-manualístico del CIC sin
de la ciencia jurídica contemporánea. Si hermenéutico-formal último para valo- Cristo y la Iglesia, bien porque el con-
cepto de reino no puede interpretarse asomarse con seriedad al problema de
semejante resultado puede ser acepta- rar la legitimidad de la analogía misma la justificación teológica o de la natu-
do por parte de la ciencia jurídica secu- es la revelación y no al revés. La inter- unívocamente con categorías jurídicas
y políticas. Teniendo en cuenta la di- raleza jurídica del derecho canónico.
lar - d a d o que respeta los cánones pretación del d a t o jurídico revelado Con todo, la escuela de Tubinga ha
científicos que le son propios-, no pue- puede hacerse consiguientemente sólo versidad de los términos del problema,
podríamos decir que hoy cometeríamos ejercido un influjo indirecto sobre la
de, en cambio, ser aceptado sin reservas mediante la utilización escrupulosamen- ciencia canonística a través de la me-
por la ciencia del derecho canónico. te análoga de los conceptos jurídico- un análogo error de método si del con-
cepto de Pueblo de Dios quisiéramos diación de la eclesiología. triunfante a
humanos. El fallo metodológico funda- partir del siglo pasado, aceptada luego
El problema de la juridicidad del de- mental de la ciencia canonística ita- deducir directa y unívocamente u n a
estructura democrática de la Iglesia. por el Magisterio tanto papal como con-
recho canónico no puede resolverse ciliar e influenciada a su vez por el
con u n mero esfuerzo de compenetra-
D e r e c h o canónico 214 215 Derecho canónico
mismo. Los canonistas han empezado mostrar que Cristo, al fundar la Iglesia, por la tradición cultural h u m a n a como última y definitiva, pero también la
a tomar conciencia de la relación exis- ha adoptado la misma estructura del medios ontológicamente capaces de ex- más eficaz posibilidad de salvación que
tente entre el misterio de la Encarna- misterio de la historia de la salvación, presar u n a intimación jurídica. Por me- Dios ha ofrecido al hombre. En la Pa-
ción, captado en su valor social por la en el cual el elemento jurídico tiene dio de la palabra y el símbolo se h a n labra y el Sacramento se reasumen to-
doctrina del Cuerpo místico, y el pro- una presencia ontológicamente ante- fijado siempre hechos jurídicamente das las intervenciones de Dios en la his-
blema de la teologicidad del derecho cedente ; es decir, se necesitaría demos- vinculantes. Cristo, colocándose en la toria y todos los conceptos bíblicos que
canónico, a medida que la crisis del trar que la dimensión jurídica está ya tradición bíblica, los ha asumido ex- tienen —como el de redención, justifi-
antijuridicismo ha ido agudizándose presente en los elementos estructurales plicitando toda su fuerza derivada del cación, testamento, etc.— u n a valencia
dentro de la Iglesia. Algunos, como sobre los que Cristo, aceptando las mo- hecho de ser Palabra pronunciada y inmediatamente jurídica: por lo cual el
Salaverri, Stickler y Heimerl, h a n em- dalidades específicas con las que el Símbolo puesto por Dios y dándoles sistema quema de raíz," sintetizándo-
prendido así intentos de cimentar en el Padre se había manifestado en la his- —en virtud de la dinámica propia del lo, el análisis de este tipo emprendido
misterio de la Encarnación del Hijo de toria, ha fundado la Iglesia. Natural- hecho de la Encarnación— un valor por los canonistas protestantes. La Pa-
Dios la razón última del carácter social mente se plantea la pregunta de por sacramental neotestamentario. Dentro labra y el Sacramento no están dirigidos
de la Iglesia y de la existencia del de- qué Dios eligió esas modalidades; y así de la historia de la salvación la Palabra individualmente al hombre y no tienen
recho canónico. La estructura socio- el problema se retrotrae de nuevo, y no es ya sólo palabra humana, sino fuerza vinculante sólo en lo íntimo de
jurídica de la Iglesia la exige la Encar- va a parar a u n problema teológico que se hace kerygma, palabra de Cristo, la conciencia personal a espaldas de
nación integral del Hijo de Dios, que más amplio, propuesto siempre a la en la que él, proclamándola, ofrece su toda mediación objetiva y social. Son
ha asumido e implicado a la naturaleza especulación teológica y que ha encon- salvación. El Símbolo no es ya sólo los elementos constitutivos de la Igle-
h u m a n a en todas sus dimensiones, in- trado alternativamente u n a solución símbolo antropológico-religioso, sino sia. Allí donde son pronunciados y ce-
cluida la social, que alcanza su plenitud realista o voluntarista. De todos modos signo de Dios y sacramento de Cristo lebrados se constituye, en virtud de la
en la Iglesia (Stickler); o bien, la pos- es esencial evitar una cómoda so- en el cual el hombre revive la memoria dinámica interna que les es propia, la
tula el hecho de que la Iglesia, en lución voluntarista haciendo interve- de la muerte y resurrección de Cristo, comunidad cristiana como resultado
cuanto momento aplicativo de la sal- nir, fuera de todo esquema, a la vo- recibiendo su valor salvífico. Palabra y visible y social de la comunión de los
vación, sigue actuando soteriológica- luntad de Cristo para resolver u n pro- sacramento interpelan, por tanto, al cristianos con Cristo en medio de ellos.
mente como mediadora de la interven- blema particular al que no se sabe dar hombre en lo más íntimo de su persona La encarnación del Hijo de Dios en la
ción de Cristo también en su fuerza u n a respuesta orgánica dentro de u n a y urgen una respuesta. Cristo ha con- Palabra y en el Sacramento engendra
normativa (Heimerl). opción teológica de fondo. Porque, efec- cretado en ellos, para poder prolon- u n a estructura de comunión, la Iglesia,
tivamente, en el panorama teológico garlo en la historia, su deseo de ser el la cual tiene globalmente el mismo va-
Si es verdad que la eficacia salvífica moderno, cada vez aparece más claro
de la intervención de Dios no puede li- criterio y el valor absoluto con el que lor vinculante que la Palabra y el Sa-
que junto al problema del derecho ca- el hombre debe confrontarse en orden cramento. La Iglesia es, por ello, u n a
mitarse al momento histórico de la vida nónico está en juego la comprensión
de Cristo, sino que continúa en la his- a la salvación. comunidad cuyos elementos teológica-
misma del misterio de la salvación en mente constitutivos entrañan necesa-
toria a través de la comunidad eclesial, Cristo y en la Iglesia, y que el problema En la concepción de Mórsdorf resur-
sin embargo, no se ha probado todavía riamente u n a normatividad, u n ordena-
del derecho canónico es u n problema ge, pues, el elemento clave de toda la miento de vida externo y social, un or-
que la socialidad del misterio de la En- de la naturaleza de la Iglesia y, en de- teología fundamental católica. El prin-
carnación, que continúa en la Iglesia, denamiento que por lo menos análoga-
finitiva, de la naturaleza misma de la cipio «locutio Dei attestans» vale no mente puede ser calificado como jurídi-
exija necesariamente en ella una es- Encarnación, en cuanto momento cen- sólo para la Palabra, sino también
tructura jurídica. La Encarnación exi- co. El recurso a la Palabra y al Sacra-
tral de la historia de la salvación. para el Símbolo sacramental. Dios no mento permite establecer entre la En-
ge la visibilidad social de la Iglesia, se ha manifestado sólo en forma cate-
pero esta visibilidad social no entraña carnación y la existencia del derecho
En este sentido hay que valorar la gorial —aunque a la Palabra le corres- canónico el necesario puente eclesioló-
necesariamente la juridicidad. En efec- solución dada por Mórsdorf, que trata ponde u n a prioridad absoluta: San
to, la socialidad de la Iglesia podría re- gico que faltaba en el sistema de los
de evitar la tentación de u n a respues- Juan escribe que «En el principio existía teólogos empeñados en fundamentar
querir, como afirmó Sohm, u n a es- ta ya jurídico-naturalista ya volunta- el Verbo»—, sino también pedagógica-
tructura sólo carismática, tanto más directamente el derecho canónico en la
rista. Efectivamente, Mórsdorf, aun sien- mente, y tal vez con u n a cierta preva- cristología. Por otra parte, la Palabra
cuanto entre carisma y derecho hay do uno de los primeros teólogos mo- lencia, en los hechos concretos que en
una tensión ontológica innegable que y el Sacramento garantizan la unidad
dernos que han definido claramente la historia de la salvación h a n alcan- entre el aspecto consecratorio-carismá-
puede ser superada —para impedir que a la Iglesia sirviéndose del concepto zado u n a transparencia simbólica. Por
dé en antinomia— únicamente si se tico y el aspecto jurisdiccional de la
bíblico de pueblo de Dios, se ha cuida- eso Mórsdorf ha rebatido netamente el Iglesia, porque se da u n a convergencia
demuestra que ella, en su tensión pa- do muy bien de usar este concepto para modo como Sohm ha concebido la Pa-
radójica, pertenece en cuanto tal al intrínseca de los dos elementos. Si la
aportar la justificación teológica del labra y el Sacramento. La u n a y el Palabra tiende hacia la realización sa-
misterio mismo de la historia de la sal- derecho canónico, consciente del equí- otro tienen carácter formalmente vincu-
vación. Para justificar el carácter ju- cramental, el Sacramento concretiza la
voco teológico y metodológico que po- lante; no obligan al hombre a dar su eficacia de la Palabra (Sóhngen). La
rídico de la Iglesia habría que recurrir, dría resultar estableciendo u n a relación adhesión sólo en virtud de su verdad
una vez más, o a u n imperativo racio- modalidad diversa con la que Palabra y
de causalidad directa entre la estructura intrínseca, sino en virtud del hecho Sacramento son eficaces imprime u n a
nal de tipo jurídico-naturalista que ha del pueblo de Dios y la dimensión jurí- mismo de que Dios h a hablado y se ha
encontrado su formulación más incisi- diferenciación a la acción salvífica de
dica de la Iglesia. Por otra parte, para manifestado a través de signos con- la Iglesia, que se expresa institucional-
va en el dicho «ubi societas ibi et ius», evitar la tentación voluntarista, ha bus- cretos. Palabra y Sacramento obligan
o bien a u n acto de la voluntad de mente en el poder de jurisdicción y en
cado el apoyo teológico del derecho no en virtud de su contenido, por la el orden. El primero tiene su origen en
Cristo con el que habría decidido dar eclesial en los elementos constitutivos evidencia interna de su verdad, subje-
a la Iglesia una autoridad y una es- la Palabra, que puede ser anunciada
de la Iglesia, es decir, en la Palabra y tivamente percibida, y de su valor in- sólo en virtud de la «missio»; el segun-
tructura también jurídica. Para superar en el Sacramento. La palabra y el sím- trínseco, sino por el hecho de que el
tanto la solución jurídico-naturalista do, en el Sacramento. La complementa-
bolo, en cuanto formas de comunica- Sujeto último que los pronuncia y los riedad de los dos elementos permite
como la voluntarista se necesita de- ción h u m a n a , siempre fueron usados celebra es Cristo, el Hijo de Dios, la
Derecho canónico 216 Derecho canónico
217
superar cualquier tentación de esta- Los mismos datos eclesiológicos que con- del derecho secular únicamente en a colocar siempre de nuevo al cristiano
blecer una dicotomía en la Iglesia entre curren a sostener su peculiaridad teo- cuanto realidad teológica, sino también frente a la propuesta de una libre elec-
un elemento sacramental-carismático lógica obligan a reconocer su carácter en cuanto realidad jurídica. En la me- ción. La pena medicinal canónica, así
y otro jurídico; tentación que tiene su jurídico. La «teologización» o «sacra- dida en que es posible una distinción como el amplio uso que se hace de la
antecedente en el dualismo protestante, mentalización» del derecho canónico no lógica, puede decirse que, como su rea- distinción entre actos válidos e ilícitos,
según el cual no hay ninguna relación entrañan su des-juridización. La nor- lidad teológica es también jurídica, así son instituciones que tienden a resaltar
intrínseca esencial entre la Iglesia in- matividad radicalmente vinculante que su realidad jurídica es también teológi- la peculiaridad vinculante del ordena-
visible-carismática y la visible-jurídica. emerge de la Palabra y del Sacramento, ca. La realidad teológica no hay que miento jurídico de la Iglesia. Por el con-
Al igual que la Palabra y el Sacramento, constitutiva, en el ámbito de la garantía entenderla aquí contrapuesta a la ju- trario, la identidad del carácter jurídico
la jurisdicción y el orden son modalida- de la sucesión apostólica, de la realidad rídica, sino contrapuesta a una realidad del derecho canónico y del secular re-
des diversas, pero complementarias, a intersubjetiva de la comunión y de la puramente humana. Una dicotomía del sulta del hecho de que también el de-
través de las cuales se manifiesta la in- comunidad cristiana; la absoluta sobe- derecho canónico entre realidad teoló- recho eclesial regula las relaciones
tervención salvífica de Dios y el poder ranía enraizada en la de Cristo y la gica y jurídica se traduciría inevitable- humanas, no sólo las internas, sino
soteriológico de la Iglesia. obligatoriedad, que se manifiesta nega- mente en un error de método de la también, y principalmente, las exter-
El problema de la existencia del «ius tivamente en el hecho de la excomu- ciencia canonística: el de creer que, nas, vinculando en igual medida la
canonicum» es un problema esencial- nión, son índices inequívocos de una después de haber demostrado la dimen- conciencia y el comportamiento exter-
mente teológico: pertenece al conte- auténtica juridicidad. Es un ordena- sión teológica del derecho canónico, no-comunitario. Este aspecto lo distin-
nido central de la teología porque per- miento que obliga no sólo en la inte- se le pueda tratar desde el punto de gue asimismo de la moral, porque
tenece al contenido esencial de la fe. rioridad de la conciencia, sino también vista jurídico como si fuese una reali- tiende a hacer cambiar, de modo al
No puede resolverse, pues, fuera de la en el comportamiento social externo. dad puramente humana. menos tendencialmente visible, la re-
misma. Consiguientemente sería inco- A la llamada de Cristo, hecho historia lación entre el individuo y la comuni-
rrecto afrontarlo partiendo de presu- en la Palabra y en el Sacramento apos- Este equívoco metodológico parece dad eclesial a un nivel también socio-
puestos metodológicos que no fueran tólicos, el hombre no puede responder surgir, por ejemplo, en los canonistas lógico. Sin embargo, incluso a este nivel
rigurosamente teológicos. El «locus theo- sólo secretamente o individualmente, de la escuela de Navarra en su intento se da una diferencia entre el derecho
logicus» del derecho canónico es el mis- sino con la plenitud y la totalidad de las de relanzar ampliamente la ciencia ca- eclesiástico y el secular.
terio de la Encarnación, que vuelve a dimensiones de su persona, constituida nonística. Dichos autores sienten la
presentarse en la historia a través del también por las relaciones intersubje- necesidad de asegurar una infraestruc- La realidad frente a la cual nace o se
misterio de la Iglesia. En virtud de la tivas y sociales. Fuera de esta totalidad tura teológica al derecho canónico, extingue la relación no es una realidad
sucesión apostólica la Iglesia garantiza no puede darse plenitud de comunión pero a la vez quisieran aplicar al mismo sólo socio-humana, sino la realidad de
que su Palabra y su Sacramento con- con Cristo que se manifiesta a través el método jurídico elaborado por la es- la comunidad cristiana surgida de la
servan la misma finalidad formal que de la Palabra y el Sacramento, consti- cuela canonística italiana, con la que «communio»; una realidad divino-hu-
la Palabra y el Sacramento de Cristo. tutivos de la comunidad eclesial. sintonizan. El resultado científico —que mana a través de la cual se mediatiza
El derecho canónico es una realidad globalmente considerado representa, sin y se realiza el misterio de la salvación.
teológico-sobrenatural, pero como tal Decir que el derecho canónico es una duda, una contribución altamente vivaz El ordenamiento canónico tiene, pues,
es también una realidad que debe en- realidad sólo análoga a la del derecho y articulada— no se libra del fallo inicial una finalidad intrínseca religiosa. La
carnarse en la historia, asumiendo for- secular no significa disminuir su fuerza de método. Si por una parte la escuela ciencia canonística laica italiana ha
mas jurídicas humanas. Sería, pues, vinculante. En efecto, no hay realidad de Navarra, no obstante algún intento utilizado para calificar esta realidad
equivocado tratar de teologizarlo, como más fuertemente vinculante e impera- teológicamente más comprometido (Vi- una expresión de gran tradición teo-
pretende el pensamiento protestante tiva que la «locutio Dei attestans». es ladrich), no ha logrado encontrar una lógica; «salus animarum», interpretán-
moderno, de tal modo que se le reduje- decir, la Palabra y el Signo simbólico concepción orgánica capaz de superar dola, sin embargo, aun con matices
se sólo a una forma de «ius divinum», sacramental. Por eso atribuir a la Pa- la solución extrinsecista y voluntarista diversos, filosófica e individualistamen-
tan espiritualmente que no encontrase labra y al Sacramento una fuerza for- propia del «ius publicum ecclesiasti- te y. por tanto, desarraigándola de
un enlace en la realidad sociológica de mal jurídica significa intentar una apro- cum», por otra tampoco las soluciones su contexto eclesiológico. Este princi-
la Iglesia; por otra parte sería también ximación análoga a partir de una rea- técnico-jurídicas, a menudo valientes pio, aparte su discutibilidad desde el
erróneo desmitizarlo, como intentan lidad conceptual humana. Es, por tanto, y brillantes, llegan a convencer plena- punto de vista teológico, sobre todo si
hacerlo algunas corrientes modernas una atribución que intensifica y abso- mente desde un punto de vista ecle- se le da una valencia solamente esca-
católicas, hasta el punto de reducirlo lutiza el concepto humano de norma- siológico. tológica, peca de extrinsecismo en el
a una realidad prevalentemente socio- tividad jurídica. El derecho canónico plano jurídico. El fin último hacia el
tiene, pues, una fuerza vinculante tanto Este hecho podría ser una nueva que converge el ordenamiento canónico
lógica, que al no tener un claro apoyo mayor, respecto al derecho secular, prueba de que el derecho canónico di-
ontológico en el «ius divinum» pierde y del que recibe el sello fenomenológico-
cuanto más profundamente está en- fiere del secular no sólo en su aspecto jurídico, no hay que buscarlo en un
todo valor intrínseco en orden a la sal- raizado en la normatividad del derecho formal, es decir, en su diversa juridi-
vación. El problema está en evitar tanto principio religioso para-jurídico y extra-
divino. Es un derecho que. a diferencia cidad, sino también en su aspecto ma- eclesial, sino en un principio inmanente
una evanescente teologización cuanto el del secular, tiene una valencia intrín- terial, o sea en su contenido. La diver-
naufragio de la reducción sociológica. a la vida y al ordenamiento jurídico de
seca en orden al destino último del sidad de la intimación jurídica del de- la Iglesia misma. La escuela canonística
hombre, la salvación. La analogía sub- recho canónico respecto al secular le laica italiana (por ejemplo. D'Avack), y
La realidad teológico-sobrenatural del raya ante todo la diversidad radical viene en última instancia del hecho de
derecho canónico se refleja ya en su sobre todo la romana, han tratado de
existente entre dos ordenamientos jurí- su participación en la normatividad superar el principio de la «salus ani-
estructura formal, aparte su contenido, dicos. Sería erróneo, pues, establecer propia de la Palabra y del Sacramento.
ya en su función eclesial. marum». La escuela romana (por ejem-
una dicotomía en el derecho canónico. Posee una normatividad que se propo- plo. Bidagor. Bertrams, Robleda) ha
Aunque es un derecho «sui generis», El derecho eclesial es una realidad ne continuamente porque no tiende, tratado de precisar el fin último que
igual sólo análogamente al derecho análoga en la totalidad de sus elemen- como el ordenamiento estatal, a ga- daría forma a todo el derecho canónico
secular, ello no quiere decir que no tos. No es análogo, es decir, diverso rantizar de modo mecánico el efecto en el «bonum commune Ecclesiae». Pero
reúna las notas típicas de la juridicidad. inmediato o el resultado material, sino
Derecho c a n ó n i c o 218 219 D e r e c h o canónico
el origen filosófico-social de este con- la vez el principio formal del ordena- comunidad sobrenatural separada de respetar el hecho de que la Iglesia par-
cepto es demasiado evidente para poder miento mismo. En efecto, el derecho su realidad socio-humana. El derecho ticular es tal únicamente si sabe realizar
aceptarlo sin reservas. Respecto a estas canónico es la concretización histórico- canónico es simultáneamente divino y en sí misma, en el marco concreto
posiciones se ha logrado un buen pro- social de la intimación inherente a la h u m a n o precisamente porque repite en cultural-histórico del ambiente, todos los
greso teológico con la tesis de que el Palabra y al Sacramento de Cristo que sí la estructura de la Palabra y del Sa- valores y toda la dimensión de la Igle-
principio fundamental sobre el que se tienden a establecer u n a relación de cramento, que abarcan al mismo tiempo sia universal, es decir, de la Iglesia en
estructura todo el derecho canónico comunión con Dios; ésta a su vez se todo lo divino y todo lo humano. Sin cuanto tal, sin proceder arbitrariamente
es el mismo que rige al Cuerpo Místico, traduce, histórica y sociológicamente, embargo, esto no significa que dentro a reducciones. La llamada teología de
es decir, el principio de la unidad entre en u n a realidad de comunidad cristia- del ordenamiento jurídico eclesial no la Iglesia particular falsearía los térmi-
Cuerpo y Cabeza: «Haupt-Leib-Einheit» n a : la Iglesia. haya normas en relación directa con nos del problema si se la entendiese,
(Mórsdorf). Es un principio que se re- Esto significa también que, a pesar su núcleo teológico y normas situadas con criterios particularistas, como u n
pite tanto a nivel de la celebración de su peculiaridad teológica, el derecho más a las afueras de la vida de la Igle- intento de realizar la Iglesia en u n de-
eucarística, donde la comunidad de los canónico no es u n a realidad divina, sia. El fin de estas últimas, a diferencia terminado lugar, desligándola del víncu-
fieles y el ministro tienen una relación desencarnada, sino una realidad que del de las primeras, no es el de garanti- lo de la «communio ecclesiarum». No
recíproca esencial, cuanto a nivel de la incide directa y plenamente a nivel de zar la fidelidad a la Palabra y al Sacra- se trata de realizar la Iglesia particular
Iglesia particular y de la Iglesia univer- historia y de sociología, experimentan- mento, sino más bien el de hacer po- por sí misma, sino más bien de realizar
sal. Dentro de la Iglesia particular la do ahí naturalmente toda la limitación sible «socialmente» la fecundidad pas- la Iglesia universal en u n determinado
necesaria cohesión entre los miembros y todo el peso de lo antropológico. toral y misionera de los mismos. Son ámbito socio-cultural. Por otra parte, la
está garantizada por el obispo, que es Efectivamente, la teologicidad del de- las normas las que constituyen el mo- llamada teología de la Iglesia universal
la cabeza y representa visiblemente a recho canónico no alcanza del mismo mento de desarrollo y de flexión jurídica induciría a u n a falsificación de la ima-
Cristo. Por su parte, la Iglesia universal modo ni impregna de igual manera to- del núcleo normativo divino en las múl- gen de la Iglesia si no tuviese en cuenta
forma una unidad con su Cabeza in- das las instituciones y todas las fun- tiples y diversas necesidades religiosas, el hecho de que la Iglesia universal no
visible, Jesucristo, en cuanto las Iglesias ciones eclesiales: no se realiza con la pastorales y misioneras de cada época. existe más que como resultado de la
particulares son un todo orgánico en misma transparencia y con idénticas Su referencia a la salvación, su grado «communio Ecclesiarum», la cual im-
torno a la cabeza visible, el papa. No posibilidades salvíficas en todos los y modo de ser vinculantes no pueden pide identificar a la Iglesia de Cristo con
obstante, el principio de la unidad entre cambiantes de la realidad histórica. La fijarse haciendo abstracción de las cir- una determinada realización histórico-
Cabeza y Cuerpo, a cuya realización distinción entre «ius divinum» y «ius cunstancias sociológicas e históricas, particularista, aunque fuese la de la
tendería todo el ordenamiento jurídico, h u m a n u m » sigue siendo, pues, impres- aparte la situación personal del cris- Iglesia latina o de la Iglesia romana.
parece deducirse con una cierta unila- cindible, también en el ámbito del de- tiano. Toda reforma del derecho canónico,
teralidad de la imagen eclesiológica del recho eclesial, para poder comprender tanto a nivel constitucional como legis-
Cuerpo Místico. de modo adecuado la función que él Para éste es, por tanto, fundamental lativo, debe tender a explicitar teoló-
tiene en el misterio de la salvación. Sin situarse en u n a postura de confronta- gicamente, en todo su valor, el misterio
A este respecto el Vaticano II ofrece tal distinción no se podría dar una res- ción con la ley eclesial humana, esfor- de la «communio Ecclesiarum», enun-
un nuevo punto de arranque que merece puesta satisfactoria a la pregunta que zándose por captar incluso en este nivel ciado con genialidad de fe en la fórmula
valorarse en todas sus implicaciones: hoy atormenta a los cristianos: ¿en qué la dimensión del misterio de la Iglesia. del Vaticano II al afirmar que la única
el principio de la «communio», que en medida el derecho canónico condiciona Rehusar o minimizar semejante con- Iglesia de Cristo se realiza en y por las
un nivel más institucional se realiza la salvación? Naturalmente el proble- frontación equivaldría a adoptar una Iglesias particulares.
como «communio Ecclesiarum», com- ma se plantea en relación al derecho postura subjetivista con tendencia a ni-
prendiendo también la imagen eclesio- canónico humano. Sin embargo, la dis- velar el misterio de la Encarnación y
lógica del pueblo de Dios. La conviven- tinción entre derecho canónico divino de la Salvación con un valor medible
cia en la comunión eclesial es el sacra- E. Corecco
y h u m a n o no puede entenderse mecá- y controlable según criterios de sa-
mento a través del cual se realiza y se nicamente. En cuanto postulado teoló- biduría humana. El compromiso de una
anticipa ya sobre esta tierra la salva- gico de la Encarnación, que se realiza confrontación previa con la indicación BIBL. : • Atthaus P., Die beiden Regimenté bei
ción escatológica. Éste, al mismo tiem- integralmente en la Iglesia, el derecho pedagógico-salvífica es fundamental Luther, en «TLZ» (1956); Id, Luthers Lehrt
po soteriológico e inmanente a la rea- vori den beiden Reichen im heuer der Kritik,
canónico forma una unidad orgánica. para la moral cristiana. Tal confronta- Luj 1957.~Barion H., Rudolhp Sohm und die
lización de la Iglesia, imprime una fiso- Sólo afrontando la realidad de la Igle- ción presupone u n a disponibilidad in-
nomía inconfundible a las instituciones Grundlegung des Kirchenrechts, Tubinga 1931.—
sia en su integridad, sin someterla a condicionada de obediencia a la fe, o Barth K.. Christengemeinde und Bürgergemeinde,
canónicas en todas sus modulaciones una reducción mundana, puede resol- bien la capacidad de asumir u n a función Zolliko-Zurich 1 9 4 6 . - I d , Rechtferügung der
y articulaciones. La eclesiología tiene verse el problema de la valencia salví- crítico-reformadora frente a una even- Gemeinde, Munich 1955,-Dombois H-, Das
mucho que hacer todavía sobre este fica del derecho humano de la Iglesia. tual inadecuación histórica o socioló- Recht der Gnade, Witten 1961.—Id, Hierarchie,
punto, y la ciencia canonística por su Éste no puede ser rebajado a u n a reali- gica de la ley, mirando a una más pun- Friburgo-Basilea-Viena 1971,-EUul J., Dietheo-
parte todavía no se ha tomado la mo- logische Begründung des Rechts, Munich 1 9 4 8 . -
dad puramente extrínseca a la expe- tual adhesión del ordenamiento canónico Id, Chrístianisme et droit, en «APhD», 5
lestia de aceptar la «communio» como riencia religiosa, equiparándolo monis- a la realidad en que debe encarnarse. (195U).-Grundmanno S„ Abhandlungen zum
hipótesis de trabajo para medir, en u n ta y positivistamente al derecho secu- Kirchenrecht. Colonia-Viena 1969.-Heckel ].,
análisis global, su incidencia en la es- lar. No aceptarlo en su totalidad, Por otra parte, la autenticidad del ca- Das blinde, undeutliche Wort Kirche, Colonia
tructuración de cada una de las insti- o rechazar «a priori» su versión po- risma se mide por su capacidad de in- 1 9 6 4 . - I d . Lex Charitaüs, Munich 1 9 5 3 . -
tuciones canónicas. Precisamente por- sitivo-jurídica h u m a n a en un determi- tegración comunitaria, es decir, por su Hostein G., Die Grundlagen des evangelischen
que el ordenamiento canónico ha de capacidad de saber respetar en lo par- Kirchenrechts, Tubinga 1928.-Kampenhausen
nado momento de la historia, significa H. von. Die Begründung kirchlicher Entscheidun-
mirar a realizar una situación de con- socavar el valor ontológico de la Igle- ticular el valor y la exigencia de lo uni-
vivencia comunitaria, no mundana, gen beim Apostel Paul Heidelberg 1965.—
sia en su historicidad h u m a n a y, por versal. El carisma conserva su dimen- Kinder E„ Kirche und Recht, Gotinga 1 9 5 0 . -
sino específicamente eclesial, la «com- consiguiente, colocarse fuera de la co- sión eclesial únicamente si sabe obedecer Liermann H.. Deutsches evangelisches Kirchen-
munio» es a un tiempo la realidad que munidad de salvación que no es una a la dinámica de relación existente entre recht. Estocarda 1933.-Id, Grundlagen
el derecho canónico debe realizar y a las Iglesias particulares y la Iglesia uni- des kirchlichen Verfassungrechts nach lutheri-
versal. Esto significa que ha de saber scher Auffassung, Berlín 1 9 5 4 , - S c h e u n e r U.,
Día d e l S e ñ o r 220 221 Dia del t a A o r

lum Problem des Naturrechts nach evangelischer1962,-Stickler A. M„ Das Mysterium der hipótesis 1 . A la tendencia orientada su trabajo. El ritmo de la durii rmlnni
Aujjassung. 195().-Schüller B., Díe Herrschaft Kirche im Kirchenrecht, Das Mysterium der a buscar fuera de Israel posibles puntos de los días de fatiga se rompía por lu
and das weltliche Recht, Roma 1963.-Sohm R., Kirche II. Salisburgo 1962.—Useros-Carretero. de contacto y de derivación directa, libertad del sábado.
Kirchenrecht 1, Munich-Lipsia 1892 (Berlín Temática relevante en los estudios actuales sobre se contrapone la posición de quienes Sobre esta trayectoria se coloco, de
1970).-Steinmüller W., Evangelische Rechts- la naturaleza peculiar del ordenamiento canónico, defienden el origen típicamente israe-
theologie, Colonia-Graz-Bóhlau 1968,-Stumpf REDC (1959).-Id. «Statuta Ecclesiae» y «Sa- manera explícita, el deuteronomistu en
S. E., Contribution de la théologie á la philo- cramenta Ecclesiae» en la eclesiología de Santo lita del sábado, surgido del seno del la motivación del reposo sabático como
sophie du droit, París 1950,-Wolf E., Ordnung Tomás, Roma 1962,-Verdross A., Abend- pueblo de Dios y de su experiencia de recuerdo-memorial (no simple estado
der Kirche, Francfort 1961.—Id. Rechtstheo- landische Rechtsphilosophie, Viena 1958.—Vi- fe. A favor de esta segunda hipótesis de ánimo conmemorativo, sino reali-
logische Studien, Francfort 1972. ladrich P. J., Teoría de ¡os elementos fundamen- ¡uega el hecho decisivo de que, en el dad revivida y ritualizada) de la libe-
• Andrieu P.-Guitrancourt, lntroduction a l'étude tales del fiel, Universidad de Navarra, Pam- ambiente extraisraelita, no es posible ración de la esclavitud de Egipto:
du droit en general et du droit canonique contempo-plona 1969. descubrir la gozosa práctica de un «Acuérdate de que siervo fuiste en
rain, París 1963.—Aymans W.. Die Communio día semanal de reposo. En Babilonia,
Ecclesiarum ais Gestaltgesetz der einen Kirche, la tierra de Egipto y de que Yavé,
AfkKR 1970,-Bertrams W., Quaestiones fun- se conocía una jornada de reposo de tu Dios, te sacó de allí con mano
damentales inris canonici, Roma 1969.-Bi- forma periódica, a la que se denomi- fuerte y brazo tendido» (Dt 5,15). El
dagor R., El espíritu del derecho canónico, DÍA naba «sapattu» y tenía significado ne- sábado se convocaba a Israel a gozar
REDC (1947).-Corecco E.. li rinnovo meto- fasto. En el mundo cananeo se igno-
dológico del diritto canónico, en «La Scuola D E L S E Ñ O R
del don divino de la libertad. El trabajo
raba la subdivisión del mes en se- de esclavos de Egipto, del que Yavé
Cattolica» (1966).-D'Avack P., Corso di diritto manas. Incluso la referencia a los
canónico, Milán 1956.-Echevarría L., Expo- había redimido al pueblo, no debía
A pesar de reconocer que el domingo Quenitas, clan madianita del norte de
sición de conjunto de la actual bibliografía no ha tenido su origen como simple revivir en la tierra de la promesa y
canónica, en «Scriptorium Victoriense» (1952).- trasposición cristiana del sábado hebreo, la península del Sinaí, pretendidos arte- de la herencia divina. El Éxodo se
De la Hera A., Introducción a la ciencia del sanos del hierro y adoradores del dios reencarnaba así en el reposo sabático,
derecho canónico, Tecnos. Madrid 1967.-Del no carece de significación e importan- Saturno a quien estaba reservado el en la liberación de la fatiga de los
Giudice V., Nozioni di diritto canónico (1962).— cia ocuparse de este último y del paso día del sábado, no ha obtenido mayor días semanales de trabajo. La libertad
Del Portillo A., Fieles y laicos en la Iglesia, del pueblo de Dios desde la observancia fortuna, ya que son del todo hipo- de los redimidos de los trabajos forzados
Universidad de Navarra. Pamplona 1969.- del sábado a la celebración dominical. téticas las mencionadas características
Edelby-Jiménez Urresti-Huizing, varios artícu- de Egipto se entendía como un bien
También merece la pena hacerlo porque, del clan.
los, en «Concilium». 28 (1967).-Heimerl H„ no alienable, del que disfrutar en la
a partir del siglo iv, se verificó u n
Aspecto cristológico del derecho canónico, en enorme influjo del precepto veterotes- alegría jubilosa 3 .
«Ius Can» (1966).-Hervada ]., El ordena- La cualificación fundamental del sá-
miento canónico, Universidad de Navarra, Pam- tamentario sobre la interpretación del bado2 consistía en el reposo o absten- La tradición sacerdotal, en cambio,
plona 1966,-Huizing P., Crimen y castigo en domingo, que se h a transformado así ción de toda clase de trabajo. En sus ha justificado el reposo sabático como
la Iglesia, en «Concilium». 28 (1967). 304- también en día de descanso. Después orígenes, no poseía ningún carácter memorial e imitación del reposo de
317.—Jiménez Urresti. Ciencia y teología del de todo, no se debe olvidar que la con- cultural y estaba desnudo de toda Dios al consumar la obra creadora
derecho canónico o lógica jurídica y lógica frontación h a r á emerger la originalidad relación con el santuario. Podría de-
teológica, en «Lumen» (1959).-Id, Derecho del día del Señor respecto al séptimo del cielo y la tierra: «Pues en seis
canónico y teología: dos ciencias diversas, en cirse que constituía u n a fiesta de ca- días hizo Yavé los cielos y la tierra,
«Concilium», 28 (1967), 203-212.-Kemme- día consagrado a Yavé. La premisa se rácter familiar y social. Sólo mucho el mar y cuanto en él se contiene,
ren C. Ecclesia et Ius. Analysis critica operum ha avanzado para justificar la articu- más tarde, ciertamente después del y el séptimo descansó» (Ex 20,11).
¡osephi Klein, Roma 1963.-Id. Recent Trends lación del presente estudio que trata exilio, se le despojó de su profanidad, La alusión a Gen 2,2-3 es clara; pero
in the Science of Canon Law, en «The Jurist». del sábado, de su superación en el transformándolo en día de reunión li- en este texto no hay referencia al
(1965).—Lesage G., La nature du droit canonique, domingo y de la teología de éste. túrgica (cf Lev 2 3 , 3 : «Seis días traba- precepto del reposo sabático 4 . La aten-
Otawa I960.-Lombardía P., Sobre las carac-
terísticas peculiares del ordenamiento canónico, jaréis, pero el séptimo, que es sábado, ción se centra en el estado de reposo
Temis 1959; Id, Aportaciones de Vicenzo del es santo, día de descanso y de santa de Dios y en el carácter sagrado,
I. Del sábado al domingo
Giudice al estudio sistemático del derecho canónico, asamblea»). Singularmente relevante vale decir reservado a Dios, del sábado.
en «Ius Can» (1962).-McManus F. R., The era su aspecto de usanza y de ley Nos hallamos, pues, ante u n a con-
second Vatican Council and the Canon Law, No es posible dudar de la antigüedad
humanitaria. El reposo se contrapo- cepción del reposo divino como estado
en «The Jurist» (1962).-Mórsdorf-Eichmann, del precepto sabático, que los textos
nía a la fatiga de los seis días labo- de bienaventuranza. En el descanso sa-
Lehrbuch des Kirchenrechts, Paderborn 1949.— bíblicos hacen remontar al período rales. En las redacciones del decálogo
Mórsdorf K.. Lehrbuch des Kinchenrechts I, del desierto. Se halla presente en todos bático a Israel se le invitaba a parti-
Munich-Paderborn-Viena 1964.-Id, Altkano- (cf Ex 2 0 , 1 0 ; Dt 5,14), y no sólo en cipar de ella, haciendo suya la paz
los formularios legislativos del Penta-
nisches «Sakramentsrecht»?, Bolonia 1953.- teuco: el código de la alianza (cf Ex 23, ellas (cf Ex 23,12), se especifica que divina. Y en esta dirección se des-
Müller-Elsener-Huizing, Vom Kirchenrecht zur 12), el código cultual yavista (cf Ex 34, sus beneficiarios no eran sólo los pro- plegará a continuación la esperanza
Kirchenordnung?, Einsiedeln-Zurich-Colonia pietarios, sino también los forasteros, escatológica de entrar en el reposo
1968.—Oersy L., Vie de l'Église et renouveau du 32), el código sacerdotal (cf por ejem- los trabajadores dependientes y los es- divino. «Pero el justo, si muriese pre-
droit canonique. en «NRTh» (1963).-Id, Toward plo Ex 31-13-17; 35,1-3), la ley de clavos. También para todos éstos se maturamente, estará en reposo» (Sab 4,
a theological conception of Canon Law, en «The la santidad (cf Lev 19,3.30; 23,3 ; 26,2),
Jurist» (1964).-Rahner K„ Die Disziplin der las dos relaciones del decálogo (cf Ex 20, imponía la pausa semanal de todo 7). El sábado h a asumido el sentido
Kirche, Friburgo-Basilea-Viena 1964.-Roble- trabajo fatigoso. Desde este punto de profundo de sacramento conmemora-
8 y Dt 5,12). Y de estas colecciones legis-
da O-, Fin del derecho en la Iglesia. REDC, lativas, las dos primeras datan de u n a vista, el sábado se sitúa en línea con tivo del bienaventurado descanso de
(1947).-Rouco Varela/Corecco. Sacramento las prescripciones que exigían la libe- Dios y de profecía anunciadora de la
e diritto: antinomia nella Chiesa?. Milán 1971. época remota, pues el código de la ración de los esclavos hebreos después entrada final en este estado de gracia 5 .
(Este trabajo ha servido de guía al presente alianza se remonta al tiempo premo-
de seis años de servicio (cf Ex 21,2
artículo).-Rouco Várela, ¿Filosofía o teología nárquico y el código cultual, acogido y Dt 15,12) y en el año jubilar (cf Lev 2 5 , Un filón de la predicación pro/ética
del derecho?, Munich-Paderborn-Viena 1967.- por la tradición yavista, es aún más preexílica ha ejercido una crítica ce-
Salaverri ]., El derecho en el misterio de la arcaico, procediendo del estadio oral 39-43). El sábado intentaba evitar que
iglesia, Barcelona 1956,-Sóhngen G., Symbol de la tradición israelita de los prime- el trabajo asumiese tonalidades opre- rrada contra la observancia hipócrita
und Wirklichkeit im Kultmysterium, Bonn 1940.— sivas y esclavizantes. El hombre se del sábado y de otras fiestas, al des-
Id, Grundfragen einer Rechtstheologie, Munich risimos tiempos. liberaba así incluso de la necesidad de gajarse éstas y aquél de un auténtico
Su origen ha sido objeto de numerosas compromiso de vida moral en la jus-
Oía del S e ñ o r 222 223 Día del Saflor
la primera resistencia por el peligro nidad de la ciudad, reunida para lu
ticia y en el respeto de los derechos sábado como signo vivo de la alianza, celebración eucarística precisamente el
de pereza y de ocio, se comenzó a
de los desvalidos (cf Arn 8,4-6 e es decir, de la adhesión con todo el domingo. ¿Se trató de puro ¡izar, dada
empalmar el domingo, día de la asam-
Is 1,13). La observancia del reposo corazón a Yavé. la presencia del apóstol, o era ya uim
blea eucarística —celebrada anterior-
sabático estaba llamada a encuadrarse En el Nuevo Testamento8, Jesús se mente en día de trabajo— con el reposo regla fija el que la comunidad se con-
en un contexto de práctica del bien enfrentó a las tradiciones rabínicas, que gregase el domingo para partir el pan?
sabático.
moral y de la justicia hacia los débiles. habían levantado un seto de prescrip- En la primera carta a los Corintios,
En el destierro, el sábado vio acrecer ciones en torno al mandamiento di- el Apóstol exhorta a los creyentes de
su importancia y profundizarse su sig- vino (cf por ejemplo Me 2,23-28; II. La novedad cristiana la ciudad a que pongan aparte sus
nificación respecto a la alianza. Los 3,1-5 y par.). Su posición aparece más ofertas para los «santos» de Jerusalén,
exiliados de Judea, rodeados de paganos radicalmente antilegalista en un logion La documentación neotestamentaria
acerca de la celebración cristiana del todos los días primeros de la semana
en tierra extraña, descubrieron en el propio del evangelio de Marcos: «El (cf 16,2). Hay que pensar, pues, forzo-
reposo sabático una línea de neta sábado fue hecho para el hombre, y no domingo no es abundante, ni es tan
clara que ahuyente todas las dudas. samente que el día mencionado la
separación y la tutela de propia indi- el hombre para el sábado» (Me 2, 2 7). comunidad de Corinto se reunía en
vidualidad del pueblo de Yavé. El Y de forma unánime la tradición si- De todos modos, algunos datos se
Imponen y no se pueden marginar asamblea.
sábado asumió así el valor de señal nóptica ha transmitido la declaración
distintiva del pueblo de la alianza, man- de Jesús: «Y dueño del sábado es el razonablemente. Ante todo, resulta que De estas constataciones convergen-
teniendo viva la conciencia de los Hijo del Hombre» (Me 2,28 y par.) 9 . los cuatro evangelios, en plena con- tes se saca, con suficiente seguridad,
israelitas ligados a Yavé con un pacto La actitud del Señor es la de u n a liber- cordancia, datan la resurrección del la conclusión de que, ya desde el
indisoluble. Al igual que la circuncisión, tad total frente al precepto sabático. Señor y las apariciones del Resucitado tiempo apostólico, las comunidades cris-
el sábado significaba que Israel era el El cuarto evangelio es explícito al en el «primer día de la semana sa- tianas tanto palestinenses como paulinas
pueblo consagrado a Yavé. Baste citar respecto: «Mi Padre sigue obrando bática» (cf Mt 28, 1; Me 16, 2 ; Le 24, se congregaban, el primer día de la
el siguiente pasaje de Ezequiel, padre todavía, y por eso obro yo también» 1.13; Jn 20,1.19.26). El hecho cons- semana, a «partir el pan» y a celebrar
espiritual de la tradición sacerdotal: (5,17). Para Jesús, hacer bien al pró- tituye propiamente u n a sorpresa, por- la resurrección del Señor 1 2 .
«Les dj también mis sábados, para que jimo necesitado es u n valor que tras- que los evangelios denotan escaso in- Un último texto neotestamentario
fuesen señal entre mí y ellos, para que ciende la limitación del mandamiento: terés por las precisiones cronológi- hay que considerar aún. El libro del
supiesen que yo soy Yavé, que los «Lícito es, por tanto, hacer bien en cas. Además, la divergencia en los Apocalipsis concreta el día de la re-
santificó» (Ez 2 0 , 1 2 ; cf Ex 31,13-37). sábado» (Mt 12,12): ante un gesto de detalles y en las determinaciones minu- velación divina experimentada por Juan:
De acuerdo con u n a hipótesis atendible amor para con los «pobres», el sábado ciosas no constituye u n a excepción «Fui arrebatado en espíritu el día del
de Lohfink 6 , ulteriormente el reposo deja de obligar. para los evangelistas. En nuestro caso, Señor y oí tras de mí u n a voz fuerte,
sabático se convirtió —siempre durante no obstante, la convergencia es total. como de trompeta, que decía... » (1,10).
el exilio—, bajo el impulso de la t r a - . La primera comunidad cristiana de Más todavía sorprende la convergen- De singular interés resulta el término
dición deuteronómica, en un manda- Jerusalén no se atuvo a la libertad cia de Juan con los Sinópticos, ya que nuevo que aquí se emplea: día «kyrial»
miento fundamental del decálogo: es de comportamiento del propio Señor aquél sigue siempre su propio camino. (día del Señor) 1 3 . Con extrema proba-
decir, una prescripción-resumen de la y practicó la observancia sabática Por otra parte, es u n dato de pacífica bilidad se evitó a propósito el genitivo
voluntad divina revelada al pueblo y (cf He 15,21). Las comunidades étnico- posesión en el estudio crítico de los «tou Kyríou». porque el día del Señor
campo expresivo de la elección radical cristianas, empero, asumieron u n a pos- evangelios la presencia activa, en su estaba ya cualificado, en sentido esca-
de Israel de pertenecer a Yavé como tura de libertad, defendida con denuedo formación y redacción, de la comunidad tológico, como la hora de la venida
a su único y exclusivo Dios. En el por Pablo, cuando se ensayó introducir cristiana apostólica: con la propia fe, gloriosa de Cristo al final de la his-
reposo sabático, Israel encarnaba su la usanza judía (cf Col 2-16-17). A el propio culto, su predicación y sus toria (cf 1 Cor 1,8; 5,5; 2 Cor 2 , 1 4 ;
deseo de ser pueblo de la alianza. La raíz de la ruptura definitiva con el intereses religiosos y culturales. De 1 Tes 5,2; 2 Tes 2,2; 2 Pe 3,10;
esfera puramente moral y social se judaismo, también las comunidades ahí se sigue que la explicación obvia que se trate justamente de la venida
trasciende: el sábado deviene concreta judeocristianas se liberaron del uso del dato aducido resulta ser la si- de Cristo, cf Flp 1,6.10; 2,16). Además,
confesión de fe en Yavé como Dios judaico, que apareció como inadmisible guiente: «el primer día de la semana el adjetivo «kyriaké» encuentra un solo
del pacto. No tendremos que sorpren- sometimiento a la ley. La carta a los sabática» revestía u n particular signifi- pasaje paralelo neotestamentario en
dernos, por tanto, de que en adelante Hebreos, por su parte, desarrolló el cado para la Iglesia del tiempo; con 1 Cor 11,20, donde se habla de la
la observancia sabática la presente el simbolismo del reposo sabático en con- más exactitud, el significado cultual «cena del Señor». Y es precisamente en
anónimo profeta del postexilio como sonancia con la directriz escatológica, de celebración del memorial de la esta dirección donde se debe buscar
nota característica del futuro pueblo ya esbozada en el AT 1 0 . Se representa resurrección del Señor 1 1 . el significado de la expresión «día
nuevo, vinculado a Yavé por la nueva a la Iglesia como a un pueblo en marcha kyrial»: como la cena del Señor signi-
y eterna alianza (cf Is 56,1-7 y 58, hacia el descanso final de Dios, del Y quizá, ya desde la primera semana fica la comunión eucarística de los
13-14). mismo modo que las tribus israelitas después de la resurrección, los após- creyentes con Cristo (o sea, la expe-
en el desierto avanzaban hacia la toles comenzaron a reunirse el domingo. riencia de su presencia), así también
tierra prometida, lugar de reposo al El cuarto evangelio nos atestigua que, el día del Señor se califica por la
En el judaismo, sin embargo, el pre- resguardo de los enemigos colindantes mientras los once se hallaban con-
cepto sabático no quedó inmune del presencia de Jesús resucitado a los
y de vida dichosa en comunión con gregados y Tomás con ellos, el Señor suyos. El domingo, en otras palabras,
proceso deformador sufrido por toda el Dios del pacto (cf Heb 4,1-11). se presentó y se manifestó particular-
la ley 7 . El formalismo jurídico, que es el día del encuentro de fe de la
Programática resulta esta afirmación, mente al discípulo incrédulo (cf Jn 20, comunidad cristiana con su Señor resu-
insistía sobre la observancia minuciosa entresacada del pasaje citado: «Por 26).
y rígida del descanso, interpretándolo citado, presente en la celebración euca-
tanto, queda otro descanso reservado Más explícito es el testimonio de rística.
con la meticulosidad pueril de las tra- para el pueblo de Dios» (Ib 9).
diciones rabínicas (tantos pasos y nin- los Hechos: «El primer día de la se-
guno m á s ; prohibición de éstas y mana, estando nosotros reunidos para A la terminología judaica («primer
Sólo a partir del siglo cuarto, al intro- partir el pan...» (He 20,7). Pablo se día de la semana sabática») y cristiana
aquellas ocupaciones, etc.) usurpó el ducir Constantino el Grande en el
puesto del sentido sacramental del entretuvo, en Tróade, con la comu- («día del señor»), que coexisten en
imperio el día de descanso, superada
Día del Señor 224 225 Dia d e l S e ñ o r
el NT, se añadió más tarde, en la les dijo: La paz sea con vosotros. mandato de Jesús, dirigido a los dis- de personas, reunidas en la fe para
época patrística, una denominación de Y diciendo esto, les mostró las manos cípulos, de hacer el mismo gesto de «partir el pan», deviene Iglesia del
derivación pagana: «día del sol» (cf el y el costado. Los discípulos se alegraron comer el pan y de beber del cáliz en Señor.
término alemán «Sonntag» y el inglés viendo al Señor» (20,19-20). La misma memoria suya (cf 1 Cor 11,24 y 25). La tradición cristiana ha creído que,
«Sunday») 14 . consoladora experiencia la tuvieron los La misma carta acentúa la presencia si es verdad que la Iglesia hace la n u i l
La denominación judía se conservó dos discípulos de Emaús: u n domingo del Señor en el signo del pan y del ristía, también lo es que la eucaristía
en la Iglesia, a pesar de la ruptura Jesús los acompañó en el viaje y se vino; con El se unen los creyentes en hace la Iglesia. El domingo es el dia
con el judaismo, y no en virtud de u n a sentó a la mesa con ellos (cf Le 24,13ss). un vínculo de comunión total y ex- de la edificación del nuevo pueblo
pretendida concesión a la letra de la El domingo puede, pues, definirse sacra- clusiva : «El cáliz de bendición que ben- de Dios, de la profundización de su
ley y al arcaísmo, sino porque, a mento de la presencia del Señor resucitado decimos, ¿no es la comunión de la ser de comunidad convocada por Dios
partir de la primera patrística, el do- a su Iglesia. sangre de Cristo? Y el pan que partimos, para «partir el pan». Por otra parte
mingo se vincula con el primer día Por último, es profecía de la llegada ¿no es la comunión del cuerpo de —y esto es lo que más cuenta—, el
de la creación, en que Dios hizo la final y gloriosa de Jesús17. La resurrec- Cristo? Porque el pan es uno, somos mismo Pablo ofrece a este propósito
luz. Y este vínculo con la creación ción se encuentra estrechamente rela- muchos un solo cuerpo, pues todos u n a afirmación explícita: «Porque el
se extiende también a la generación cionada con la parusía. Significa la participamos de ese único pan» (1 Cor pan es uno, somos muchos un solo
eterna del Verbo. confirmación celeste dirigida a los após- 10,16-17). Y la espera del retorno de cuerpo, pues todos participamos de ese
toles, con la mirada clavada en lo Cristo está íntimamente ligada con la único pan» (1 Cor 10,17). Lo que
En la tradición de los primeros siglos,
alto: «Hombres de Galilea, ¿qué estáis eucaristía: «Pues cuantas veces comáis quiere decir: comiendo el pan que es
empero, obtuvo singular éxito la deno-
mirando al cielo? Ese Jesús que ha este pan y bebáis este cáliz, anunciáis el cuerpo de Cristo, los creyentes son
minación del domingo como «octavo
la muerte del Señor hasta que El asimilados a Cristo y se transforman
día» 15 . La semana sabática comenzó sido arrebatado de entre vosotros al
así a indicar el tiempo presente, mien- cielo, vendrá como le habéis visto ir vuelva» (1 Cor 11,26). La aclamación en su cuerpo 1 9 . El cáliz que los cris-
al cielo» (He 1,11). Trátase verdadera- litúrgica de las comunidades cristianas tianos bendicen es comunión con la
tras que el domingo significaba el
mente de una única realidad: el señorío de lengua aramea se transmitió lite- sangre de Cristo y el pan que parten
mundo nuevo del futuro y la escatología
de Jesús, inaugurado el día de Pascua, ralmente a las de lengua griega: «Ma- es comunión con su cuerpo (cf 1 Cor
prometida y esperada. El simbolismo
que avanza en el tiempo de la Iglesia rana-thal» (|Ven, Señorl) (cf 1 Cor 16, 10,16).
escatológico, ligado en la Biblia al
hacia su cumplimiento final: «Cristo 2 2 ) 1 8 . Y le hace eco la conclusión del
reposo sabático, se aplicó de esta suerte El misterio de la Iglesia se revela
ha resucitado de entre los muertos Apocalipsis: «Y el Espíritu y la Esposa
al domingo, preanuncio del día sin y se realiza en la celebración eucarística
como primicia de los que duermen... dicen: Ven. Y el que escucha diga:
ocaso de la bienaventuranza final. no sólo como acontecimiento de comu-
Pero cada uno en su propio r a n g o : Ven. Y el que tenga sed, venga, y el
que quiera, tome gratis el agua de nión vertical con Cristo, sino también
las primicias, Cristo: luego, los de como acontecimiento de comunión ho-
III. Teología del domingo 1 6 Cristo, cuando El venga; después será la vida... Dice el que testifica estas
cosas: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, rizontal con los hermanos. Sobre el par-
el fin, cuando entregue a Dios Padre ticular contamos con una preciosa in-
Esquematizando u n poco, podrían sin- el reino, cuando haya destruido todo Señor Jesús» (22,17.20).
tetizarse las dimensiones teológicas del dicación de Pablo: «El día primero de la
principado, toda potestad y todo po- semana, cada uno ponga aparte en su
domingo, comprendiéndolo como día der» (1 Cor 15,20.23-24). Sobre todo, Las dimensiones del pasado, del pre-
del Señor y día de la Iglesia. Se trata sente y del futuro de la historia de la casa lo que bien le pareciere, de modo
no carece de importancia que la visión que no h a g a n las colectas cuando yo
verdaderamente de dos caras de u n a apocalíptica de Juan de las realidades salvación se recapitulan todas en la
misma realidad, si bien, en aras de u n a fiesta del domingo y en su celebración vaya» (1 Cor 10,2). Se trata de la colecta
últimas se haya verificado en domingo en favor de los hermanos de la iglesia
claridad mayor, conviene distinguirlas. (cf Ap 1,10). El domingo preanuncia eucarística. La vida de fe, de caridad
y de esperanza se significa y actualiza de Jerusalén, que vivían en estrecheces
la gloria final del Señor Jesús. económicas. La cosa n o se entendía
1. DÍA DEL SEÑOR.-Como hemos en ella.
meramente como u n hecho de li-
visto más arriba, las comunidades cris- Hay que precisar, empero, que el
mosna, sino como expresión de co-
tianas han conservado el recuerdo de domingo es todo esto: memorial de 2. DÍA DE LA IGLESIA. El texto,
munión entre comunidad y comunidad
la resurrección del Señor, acaecida la resurrección de Cristo, sacramento ya citado, de los Hechos habla de la
(cf 2 Cor 9,13). En la caridad, entre-
el primer día de la semana sabática. de su presencia y profecía de su retorno «reunión» de los cristianos en Tróade
tejida de gestos concretos, la Iglesia
Por consiguiente, domingo significa con- glorioso, en virtud de la celebración para «partir el pan» el primer día de
se construye como edificio santo del
memoración de la resurrección de ]esús. eucarística. Porque es precisamente la semana (cf 20.7). La primera carta
Señor cuyas piedras vivas son los cre-
La mirada se vuelve hacia el pasado, «partiendo el pan» (He 20,7 y 1 Cor a los Corintios determina m á s : los
yentes, y Cristo la piedra angular que
al acontecimiento decisivo que ha inau- 10,16), participando de la «mesa del creyentes se reúnen en asamblea (cf 11,
mantiene trabada la construcción (cf
gurado los últimos tiempos. Contem- Señor» (cf 1 Cor 10,21), comiendo 18) y en común (cf 11,20). En la
Ef 2,19-22; 1 Pe 2,4-8).
plado desde este ángulo el domingo la «cena del Señor» (1 Cor 11,20), reunión eucarística existe y se realiza
se sitúa en línea con la confesión como la comunidad cristiana conme- la Iglesia.
de fe en el Cristo resucitado. Se lo mora la resurrección de Cristo, experi- El domingo, pues, es el día de la 3. CONCLUSIÓN.—La confrontación
puede llamar, por ende, la fiesta pascual menta con alegría su presencia y puede Iglesia. Lo que no significa sólo que entre el sábado hebreo y el domingo
en el arco de la semana. esperar con confianza su venida. Lucas, es la comunidad cristiana la que en cristiano evidencia claramente la ori-
A esta calificación de memorial hay en su relato de la cena del Señor, la eucaristía conmemora la resurrec- ginalidad de este último. Mientras el
que añadir de inmediato la de cele- subraya con esmero la dimensión de ción, experimenta la presencia y espera reposo del trabajo constituía el con-
bración de la presencia de Jesús resu- memorial de la eucaristía: «Este es la llegada del Señor. Esto ya lo hemos tenido originario y fundamental de la
citado en medio de los suyos. El evan- mi cuerpo, que es entregado por vo- deducido del parágrafo precedente. El fiesta veterotestamentaria. el día del
gelio "de Juan subraya singularmente sotros: haced esto en memoria mía» domingo, la Iglesia se expresa como tal, Señor extrae su sentido más auténtico
esta experiencia de los apóstoles: «La (Le 22,19). La narración paulina se se realiza como convocación santa, por y genuino del misterio de Cristo resu-
tarde del primer día de la semana halla en la misma línea, incluso la gracia de Dios, en torno al altar.
refuerza, porque habla dos veces del citado, del q u e la Iglesia, «partiendo
vino Jesús y, puesto en medio de ellos, Se puede incluso decir que el grupo el pan», h a c e memoria, experimenta

s
Divorcio 226 227 Divorcio
su presencia vivificante y espera su manca 1972.-( 19 ) Cf L. Cerfaux, Itinerario gua latina para indicar el abandono como u n mal, pero un mal individual
venida gloriosa. espiritual de San Pablo, Herder, Barcelona recíproco por parte de los cónyuges y la (por parte de quien lo hace) o social
Sólo más tarde, como factor com- 1968. disolución de su matrimonio. Difiere, (por parte de la ley que lo permite) pre-
plementario, se añadió al domingo el BIBL. : D Como punto de partida para su pues, del repudio en que es u n hecho ferible a una unión equivocada. El
carácter festivo de reposo del trabajo, estudio, son útiles las concisas indicaciones unilateral, por parte del marido o de derecho romano, basando toda la esta-
propio de la práctica sabática de los de los diccionarios y enciclopedias: Cf De la mujer (en este caso se habla más bilidad del matrimonio en la affectio
hebreos; reposo que, en la tradición Vaux, El sábado, en Instituciones del AT, comúnmente de abandono), aunque en maritalis, acepta como una necesidad
de la Iglesia - e n continuidad con el Herder, Barcelona 1964, 599-609. -Haag H., el lenguaje antiguo y moderno se casi física la cesación del vínculo cuan-
testimonio bíblico veterotestamentario Sábado, en Diccionario de la Biblia, Herder, use también el término divorcio in- do tal affectio llega a faltar. En siglos
(cf Dt y Sab) y neotestamentario (cf Barcelona 1970, 1735-1740. Sobre todo, se cluso cuando u n a sola parte promueve
recomiendan como síntesis vastas y precisas: cercanos, en el mundo occidental, el
Heb)—, se comprendió sobre todo como Gailíard J., Dimanche, en Dictionaire de Spi- la separación o consiente en ella. El divorcio se presentó a veces como un
símbolo escatológico de la bienaven- ritualité ascétique et mystique, v. 3, París divorcio, en cuanto implica la posibili- progreso frente al matrimonio fiel, ba-
turanza final, a cuya participación 1957, 948-982 (con abundante bibl.).-Loh- dad de u n nuevo matrimonio para u n o sándose en presupuestos filosóficos de-
llamará el Dios creador a los creyentes. se E., Sabbaton, en TWNT, v. 7. Stuttgart o para los dos cónyuges separados, se fensores sustancialmente del amor libre,
1960, l-35.-Azpitarte ]., Sentido pastoral diferencia de la institución, de origen de la libertad sexual, de la comunidad
G. Barbaglio del domingo, Desclée, Bilbao 1966 (con abun- esencialmente cristiana, de la separa-
dante bibliografía}.—Háring B., El día del de bienes.
Señor, en La Ley de Cristo, 2, Herder, Barcelona ción «de lecho, de mesa y de habitación»
Notas.~(]) Cf R. de Vaux, Las instituciones 1968, 294-338. • Para protundización del (1 Cor 7 , 1 1 ; CIC, can 1128-1131), Pocos son hoy los Estados que no
del AT, Herder, Barcelona 1964, 599-609; significado religioso del sábado, cf Dubarle A. ML llamada también separación personal y admiten el divorcio (Argentina, Brasil,
Sábado, en H. Haag, Diccionario de la Biblia,La significación religiosa del sábado en la Biblia, que según el modo como se produce pue- Chile, Irlanda, España y algún otro);
Herder, Barcelona 1970,1735-1740.-( 2 ) Con- pero el hecho no parece tener demasiado
fróntese R. de Vaux, o. c, 607-609: A. M. Du-
en El domingo, Estela, Barcelona 1968, 43-61 de ser de hecho, consensual o legal 1 .
(con indicaciones bibliográficas), o Sobre el significado; sería más un residuo de
barle, La significación religiosa del sábado ensimbolismo sabático desarrollado en la tra- tradición que u n a consciente recu-
la Biblia,3 en Eldomingo, Estela, Barcelona 1968, dición, cf Daniélou J., El domingo, en Sacra- El procedimiento judicial que estable-
43-61.-( ) Cf A. M. Dubarle, ib.-( ) Cf 4 ce el divorcio y el consiguiente estado peración de valores humanos pro-
mentos y culto según los Santos Padres, Cris- de libertad no deben confundirse tam- fundos, oscurecidos en nuestra civiliza-
G. von Rad, Das erste Buch Mose. Génesis, tiandad, Madrid 1964 2, 281-302.-Id, El octavo
Gotinga 1961 6, 48.-( s ) id, Es isí noch día, en ib, 303-329.-Maertens T., El sábado poco con el proceso, sólo aparentemente ción. Los estados que admiten desde
eine Ruhe vorhanden dem Volke Gottes. Eine u el domingo, en Piesta en honor de Yahvé, igual, de los tribunales eclesiásticos que hace mucho el divorcio no piensan en
biblische Begriffsuntersuchung, en GesammelteCristiandad, Madrid 19b4. l b 4 - 2 0 9 . - declaran la nulidad de determinadas abrogarlo. En cambio se levantan fre-
Studen zum AT. Munich 1961, 101-108: Jounel P., El domingo y ¡a semana, en La uniones conyugales, contraídas a pesar cuentes, abundantes y cualificadas vo-
el autor analiza el concepto de «reposo», Iglesia en oración, Herder, Barcelona 1967.-
don histórico de Yavé a las tribus intro- de la presencia de un impedimento que ces pidiendo u n a legislación menos in-
Botte B., Las denominaciones del domingo en no permite el nacimiento del vínculo. comprometida frente a este doloroso
ducidas en la tierra, en situación de se- la tradición cristiana, en El domingo, 7-28.-Ror-
guridad frente a los enemigos y espera dorf W., El domingo, día de culto y día de En este caso lo que se juzga es que el fenómeno social.
escatoiógica. Esto se constata en Dt y Sal 95. descanso en la iglesia primitiva, en El domingo, matrimonio no ha existido en ningún
Otro filón, en cambio, parte del reposo divino 93-113 (estudio muy notable).-Id, El domingo, momento, que era sólo aparente, no
poseído por Yavé desde la creación para Marova. Madrid 1971. o Interesantes desarro- real y, por tanto, inválido; en cambio, II. El divorcio en la Sagrada Escritura
llegar a la esperanza de obtener la parti- llos teológicos del significado del domingo se
cipación de este bien; cf Gen 2, 2-3. Ambos en el caso del divorcio, el juez y la vo- 1. ANTIGUO TESTAMENTO.-La legis-
encuentran en Congar A. M., Théologie du luntad de los cónyuges creen poder
filones aparecen unidos en la carta a los dimanche, en Le jour du Seigneur, París 1948, lación mosaica admitía, bajo determi-
Hebreos, según veremos más adelante.— 131-181.-Tillard M. R., Le dimanche, jour romper una unión plenamente válida nadas condiciones, el repudio. El texto
(6) Cf N. Lohfink, Zur Dekalogfassung von Dt 5, d'Alliance, en «Sciences ecclésiastiques», 16 y legítima precedentemente. Únicamente clásico se encuentra en Dt 2 4 , 1 : «Si un
en «Biblische Zeitschrift N. F.», 9 (1965), (1964), 225-250.-Masi P., La domenica nella la dispensa papal del vínculo en los casos
7
17-32.--f ) Cf M. Noth, Die Gesetze im Pen- storia della salvezza. Saggio teológico pastorale. hombre toma mujer y consuma el ma-
de matrimonio rato y no consumado trimonio, pero luego la esposa deja de
tateuch. íhre Voraussetzungen und ihr Sinn, Ñapóles 1967 (obra muy completa), a Por y de solemne profesión religiosa (can
en Gesammelte Studien zum AT, Munich último reseñamos algunos números mono- agradar al marido, por haber encon-
1968, 112-136.-(8) Cf W. Rordorf, El do- 1119) constituye materialmente un trado en ella alguna fealdad («érwat
gráficos de revistas: Dimanche et célébration
mingo, Marova, Madrid 1971, 60-83.-( 9 ) Con- chrétienne, en «Maison-Dieu», 9 (1947).—Le
procedimiento análogo al seguido en daban, literalmente «desnudez de cosa»),
fróntese sobre este importante texto F. Gils, Huitiéme Jour, en «Cahier de la Vie Spirituelle», el divorcio; aunque la Iglesia tiene le escribirá el libelo de repudio y po-
Le sabbat a étéfait pour l'homme et non l'homme París 1947.-Le ]our du Seigneur, París 1948: clara conciencia de que en tal caso
pour le sabbat, en «Revue Biblique», 69 (1962), La domenica. Aspetti storici, liturgici e pastorali, niéndoselo en la mano la mandará fue-
10 obra no en virtud de un poder humano, ra de casa». Sigue después u n a pres-
506-523.~( ) Cf el artículo de G. von Rad en «Sussidi liturgico-pastorali» 3, Milán 1961 sino divino (potestas vicaria).
citado en la nota 5.-É11) Cf. G. Barbaglio, (con bibliografía comentada); jour de fSte, cripción análoga en el caso de u n se-
Giorno del Signare (domenica),
12
en Schede bibliche
four d'ennui, en «Lumiére et Vie», 58 (1962); El procedimiento divorcista para li- gundo repudio (Dt 24,2-3). La motiva-
pastorali, Bolonia. ~( ) Un testimonio antiguo Le dimanche, en «Maison Dieu», 83 (1965). ción tal vez sea genérica aposta («alguna
de las reuniones eucarísticas de las comuni- brarse de una situación conyugal juz-
gada demasiado pesada, es conocido fealdad»). La fórmula de dimisión era
dades cristianas en domingo nos lo brinda quizá la que encontramos en Os 2,4:
Plinio. Así, al menos, interpreta Daniélou sustancialmente en todas las civiliza-
el texto (cf Sacramentos y culto según2 ¡os ciones, tanto anteriores al cristianismo «No es ya ella mi mujer, ni yo soy su
Santos Padres, Cristiandad, Madrid 1964 ).- como posteriores al mismo, aunque no marido».
(13) Cf B. Botte, Las denominaciones del do- D I V O R C I O suficientemente influidas por el pen-
mingo 1en la tradición cristiana, en El domingo, Por el lado femenino la posibilidad
7-28.-i *) Cf B. Botte, o. c, 15-25.-(") J. Da- samiento católico. En las sociedades de abandono es prácticamente nula;
niélou, El domingo como octavo día, en El 1. Premisas patriarcales el derecho de repudiar per- cosa lógica en u n contexto cultural en
domingo, 63-91.-Í1*) Cf J. Gailíard, Oú en tenece a menudo sólo al marido, aun- el que la mujer era considerada propie-
est la théologie du dimanche?, en «Maison- El término latino divortium indica pro- que a la mujer repudiada no se le nie- dad del marido; la única alusión al
Dieu». 83 (1965), 7-32.-(17) Cf Mons. Cassien, piamente el lugar y el acto de la sepa- gue el derecho de unirse con otro caso la encontramos en Ex 2 1 , 1 1 . Se-
El8 día del Señor en el NT, en El domingo, 29-41.-ración entre compañeros de viaje, por- hombre. Los motivos más frecuentes gún costumbre del judaismo palestino
(* ) Cf O. Cullmann, Del evangelio a la forma- eran la esterilidad y el adulterio.
ción de la teología cristiana. Sigúeme, Sala- que sus caminos se hacen divergentes. de los últimos siglos, la mujer podía a
En sentido traslaticio, lo usa ya la len- Comúnmente el divorcio se considera veces exigir al marido el libelo de re-
229 Divorcio
Divorcio 228
Por otra parte, el «misterioso inciso» 3 que se resumen en el «sed perfectos
pudio, por más que concederlo depen- tada contigo en los días de tu juventud
de Mateo (excepto en caso de pornéia), como vuestro Padre celestial es perfec-
diese del marido. En alguna colonia de y renovaré contigo u n a alianza eterna»
ln sorprendente solución de Pablo en to» (Mt 5,48) y es aplicable al inciso
la diáspora la mujer estaba equiparada (Ez 16.59-60). El amor en efecto es
il caso del matrimonio con un cónyuge que comentamos, que «por sí solo no
en esto al hombre. fuerte como la muerte (Cant 8,6).
pagano que quiere separarse, así como basta para probar que bajo la nueva
Las disposiciones de la ley trataban De esta tradición profética y sapien- una praxis —en la Iglesia del primer ley el nuevo matrimonio de u n a mujer
de proteger a la mujer de las injusticias cial, que ve en el amor tenaz y fiel de milenio— más elástica que la conocida inocente divorciada excluya para siem-
más graves que el repudio podía aca- Dios hacia su pueblo el ideal pleno de por nosotros, no nos permiten aún de- pre y en cualquier circunstancia a tal
rrear : no se puede repudiar a u n a virgen toda unión conyugal, brota también el linear con certidumbre la dimensión persona del Reino de Dios... Frente a
seducida y luego desposada (Dt 22,29), rerato de la creación (Gen 2.4b-25) al exacta del por otra parte seguro man- la facilidad y ligereza con que según
ni a la mujer infamada injustamente que Cristo y Pablo apelan constante- damiento cristiano de la indisolubilidad. las interpretaciones de los fariseos un
(Dt 22,13-19); no está permitido ven- mente al tratar del divorcio. La condi- Para el inciso mateano se h a n presen- hombre podía divorciarse, Jesús acentúa
der como esclava, tras haberla repu- ción inicial de la pareja humana, como lado muchas soluciones a lo largo de indudablemente como norma la abso-
diado, a la prisionera de guerra con la sucede en el género literario del mito, los siglos: desde la antigua que da al luta voluntad de fidelidad incluso ante
que antes uno se había casado (Dt 2 1 , quiere indicar la condición verdadera, I ormino pornéia el significado de adul- los mayores sacrificios. Pero cuando
10-14), ni volver a tomar a la mujer ideal, acorde con la voluntad originaria ierio y autoriza únicamente la separa- uno ha hecho todo lo posible para sal-
repudiada que entre tanto se había del creador. De semejante condición, a ción personal, hasta la clásica de orto- var el propio matrimonio y éste, no
vuelto a casar (Dt 24,4). Los sacerdotes juicio del autor yavista, forma parte doxos y protestantes —aunque compar- obstante, queda destruido, la Iglesia
no pueden casarse con u n a repudiada —así opinan la mayoría de los comenta- lida también por algún católico— que puede usar de mucha dulzura con esas
(Lev 2 1 , 7 : 13-15). ristas— el estado de indisolubilidad: liende a interpretar la pornéia como personas que tienen realmente buena
Todo este conjunto de disposiciones «El hombre deja a su padre y a su madre adulterio, sobre todo continuado, y le- voluntad, pero se encuentran en con-
legales dejan entrever suficientemente y se une a su mujer, y son los dos u n a gitima en tal caso la readquisición de diciones desesperadas» 7 . «En el discurso
que el divorcio se considera u n mal to- sola carne» (Gen 2,24). La unión es, la propia libertad conyugal, al menos de la montaña Jesús se presenta como
lerado. Tal espíritu queda expresado e por tanto, estable, no ocasional, más por parte del cónyuge inocente. Otros quien lleva la alianza mosaica a la per-
inculcado mucho más claramente en estable y profunda que la que vincula creen poder demostrar que Mateo ad- fección querida por Dios; como quien
los libros sapienciales (Prov 5,18-19; a la propia familia de origen. Los dos mite la posibilidad de divorcio, más, se opone no a Moisés, sino a las inter-
Eclo 9,9; 25,1), en las narraciones edi- formarán u n a única entidad («car- que lo declara obligatorio, pero en unio- pretaciones farisaicas. Siempre se ha
ficantes de los libros de Job, Ester, To- ne» = hombre) 2 . nes ilícitas o ilegales (pornéia = unión reconocido que el paso de los magníficos
bías y Judit, y sobre todo en los profe- ilícita, concubinato, incesto). Finalmen- ideales éticos de esta perícopa a la lí-
tas. En estos últimos tiene principio el 2. NUEVO TESTAMENTO.-Evangelios te otros interpretan el inciso como u n a nea de conducta práctica y a los pro-
discurso que a través de Pablo (Ef 5, y Cartas de los Apóstoles están concor- variante de la formulación del privilegio gramas de la vida diaria no es un paso
22-23) encontrará su plenitud en la des en afirmar la exclusión del divorcio paulino (unión moralmente indecorosa fácil. Estos ideales marcan u n a meta
afirmación cristiana de la sacramenta- en la ética cristiana (Me 10,2-12; Le 16, o insostenible para la parte cristiana) 4 . hacia la que el hombre debe ir. pero
lidad del matrimonio. Véase Mal 2, 1 6 - 1 8 ; Mt 5.17,32; 19,3-12; 1 Cor 7, Todas las soluciones propuestas tienen no le dicen qué debe hacer mientras
10-16; la alianza de Yavé con Israel 10-16.39; Rom 7,2-3). Lo prueban la un aspecto aceptable y otro problemá- lucha en el camino asediado como está
está sostenida por u n amor que la hace evidencia de los textos de Marcos, Lu- tico: «La frase es demasiado lacónica, por las debilidades y limitaciones propias
única e indisoluble, y el matrimonio de cas, Pablo, la explícita referencia al su contexto originario es todavía inse- y de la sociedad. Al tratar, por ejem-
los israelitas debe representar en mi- mandamiento del Señor («A los casa- guro, y, por consiguiente, no hay toda- plo, las antítesis de Mt 5, los comenta-
niatura esa alianza: «Yavé es testigo dos mando, no yo, sino el Señor...»), la vía u n fundamento para llegar a su ristas se han apresurado a distinguir
entre ti y la esposa de tu juventud, a la sorprendida y amarga conclusión de verdadero contenido» 5 . entre ideal y programa, perfección y
que tú te mostraste infiel, siendo así que los discípulos («Si tal es la condición desarrollo. Pueden servir de ejemplo
ella era tu compañera y la mujer de del hombre respecto a su mujer, no Hay quien busca llegar a una solu- las categóricas prohibiciones del jura-
tu alianza». En Amos (3,2) Yavé afir- conviene casarse»), el significativo con- ción, que en resumidas cuentas hace mento y la necesidad de limitar la men-
m a ; «Solamente a vosotros he conocido texto del discurso de la montaña en el más comprensible también dicho inciso, tira en situaciones graves (5,33-37), la
entre todas las familias de la tierra». que se proclama la ley, la motivación profundizando el concepto de obligato- orden taxativa de no resistir y la nece-
Oseas ve en sus vicisitudes matrimo- de la «dureza de corazón» del pueblo riedad de la ley evangélica y de las exi- sidad de no resistir a la violencia agre-
niales la imagen de la relación entre hebreo que justificó la introducción del gencias propuestas en el discurso de la siva (5,38-48). Pero siempre se h a n
Yavé y su pueblo: u n a historia hecha repudio por obra de Moisés. Esta «scle- montaña. Bajo este punto hoy general- mostrado reacios en aplicar semejantes
de fidelidad, de espera, de perdones, de rocardía» del pueblo de Israel se enlaza mente los exégetas están convencidos normas de interpretación a la prohibi-
reencuentros por parte de Dios, y de evidentemente con las análogas denun- de que esas exigencias no pueden in- ción del divorcio y de u n nuevo matri-
promesas, abandonos, uniones adulte- cias de los profetas (Jer 5,23; Lev 26, terpretarse sencillamente en sentido monio. Los comentaristas estaban mu-
rinas y retornos por parte de un pueblo 4 1 ; etc.) y con la constante promesa de jurídico, como normas válidas para to- cho más dispuestos a sancionar las po-
inclinado «a la infidelidad» (11,7). Pa- una superación de semejante estado: dos y en cualquier momento, aunque sibilidades de legítima defensa y de
recidas imágenes y reflexiones encon- «Os daré un corazón nuevo y os infun- tampoco pueden excluirse del horizonte guerra, a pesar de Jesús, que a permitir
tramos en Is 54 y 62, Jer 2 y 3, Ez 1 6 : diré un nuevo espíritu; quitaré de vues- de la llamada personal de cada uno. el divorcio y u n nuevo matrimonio,
a pesar de las tristes aventuras, tensio- tro cuerpo el corazón de piedra y os Son u n a invitación que, respetando también a pesar de Jesús. Uno y otra,
nes y venganzas, «a la esposa tomada daré u n corazón de carne. Infundiré mi los tiempos de crecimiento y las condi- divorcio y guerra, son dos trágicas ban-
en la juventud ¿se la puede repudiar?» Espíritu en vosotros, y haré que viváis ciones objetivas en que se encuentra carrotas del hombre, pero una vez que
(Is 54,6; Jer 2.2; 3.4; Ez 16,43, etc.). según mis preceptos, observando y cada individuo, lo empujan, con todo, se h a n dado irrevocablemente, ninguna
«Te he pagado con arreglo a lo que hi- guardando mis leyes» (Ez 36,26-27). en el espíritu, a u n a incorporación cada condena de su posibilidad, por muy
ciste, al menospreciar el juramento has- En la fe el discípulo podrá sentirse libe- vez más perfecta de dichas normas en apocalíptica que sea, nos dice cómo
ta el punto de quebrantar la alianza. rado en la dureza antigua, acogiendo su propia vida 6 . Esto vale también para tratar esas realidades» 8 . Así las cosas.
Pero yo me acordaré de la alianza pac- y viviendo la voluntad del Creador. los otros logia del discurso de Cristo,
Divorcio 230
231 Divorcio
el inciso de Mateo pudiera ser u n a pri- venir peores consecuencias (Comm. in
ñera definitiva ni siquiera el Concilio absoluta y la igualmente indiscutible
mera interpretación «tolerante» del evan- Mt 10,1-12: PG 13. 1223ss). Testimo-
de Florencia y la bula Exultate Deo del exigencia evangélica de la misericordia
gelista, que subraya el espíritu con que nios y comentarios análogos, a veces
Decretum pro Armenís, y ni aun el mis- hacia el hombre que, con culpa o sin
Cristo afirma la indisolubilidad absoluta claros, más frecuentemente ambiguos,
mo Concilio de Trento (ses. 24) siendo ella, se equivoca. La praxis actutil. aun
del matrimonio. Una segunda interpre- pueden encontrarse en Lactancio, el
como es la intervención más compro- habiendo hecho notables progresos en
tación podría ser el privilegium fidei Ambrosiaster, Epifanio de Salamina,
metida de la Iglesia en este tema. El los últimos años, es cada día más in-
proclamado por San Pablo: «A los de- Asterio de Amasea, Cromacio de Aqui-
canon séptimo de aquella sesión, si por sostenible. El criterio exclusivamente
más digo yo, no el Señor: si un hermano lea, Gregorio de Nacianzo, Basilio y
un lado expresa la seguridad de la jurídico puede parecer también dema-
tiene una mujer pagana y consiente otros quizá. Frecuentemente, como en
Iglesia acerca de la bondad y la corres- siado condicionado por la cultura oc-
vivir con él, no la despida. Y si u n a los ejemplos citados, el inciso de Mateo
pondencia al espíritu evangélico de la cidental, por u n a filosofía particular y
mujer tiene marido pagano y consiente se aplica a la letra: otras veces, con
enseñanza sobre la indisolubilidad del por preocupaciones de índole social. La
vivir con ella, no la despida... Pero si amplitud; tampoco faltan contradiccio-
vínculo aun en caso de adulterio, por dogmática nunca ha considerado ago-
el infiel se separa, sepárese, porque en nes entre los varios escritos de u n mismo
otra parte «deja a los exégetas la liber- tada esta dirección; al contrario, es
circunstancias tales quedan libres el Padre, ni aporías en sus argumentacio-
tad de determinar ulteriormente qué constante el pensamiento de que la
hermano o la h e r m a n a : que a vivir nes. Pero esto no anula los hechos por
vínculo une la tradición jurídica con Iglesia tiene un poder de desatar mucho
en paz nos llamó el Señor» (1 Cor 7, ellos atestiguados y las eventuales con-
la doctrina de la Escritura» 12 . más amplio del que normalmente usa.
12-16). La Iglesia no ha dejado de aco- vicciones o dudas por ellos expresadas.
De aquí que hoy -apoyados en las Quizá haya llegado el momento de que
ger en la praxis canónica esta inter- La segunda mitad del primer milenio lo use para que la Iglesia pueda mani-
pretación restrictiva de la absoluta in- conquistas exegéticas más recientes,
no presenta u n a situación menos com- tranquilizados por la praxis y la doc- festar mejor el rostro h u m a n o y divi-
disolubilidad del matrimonio (CIC, can pleja. A muchos les parece - o t r o s es- no de Cristo.
1120-1127), extendiéndola incluso a trina de la Iglesia— sean muchos los
tudiosos los contradicen- que también teólogos y canonistas que, aun siguiendo
situaciones análogas (can 1125, Docu- en ese período algunos pastores, síno-
menta, IV, V, VI). Dejemos el comenta- caminos diversos, están de acuerdo en
dos particulares y libros penitenciales considerar posible para la ortodoxia IV. Divorcio y ley civil
rio detallado de la frase paulina a los (sobre todo en las Galias y en las Islas
exégetas 9 , pero recogiendo el problema Británicas) atestiguan u n a limitada
católica y muy urgente en el plano El único criterio que debe guiar a la
que plantea en nuestro tema: el ma- pastoral u n a mayor indulgencia respec- Iglesia al juzgar a los matrimonios
apertura divorcista, principalmente, pero to a los matrimonios fracasados 13 .
trimonio que para San Pablo es clara- no de modo exclusivo, por causa del fracasados es el de la fe. Que por u n a
mente indisoluble, en este caso no lo adulterio de la mujer: así los sínodos Creemos, pues, que puede conside- parte exige la fidelidad absoluta de los
es: ¿por qué? Canonistas y teólogos de Ververie (752) y de Compiegne (757), rarse como u n a adquisición definitiva cónyuges y por otra la más amplia
suelen responder que la absoluta indi- los llamados Formularios de Angers de la conciencia de la Iglesia el que el comprensión y la ayuda más generosa
solubilidad es propia sólo del matrimonio (siglo vn) y varios libros penitenciales. matrimonio h u m a n a y cristianamente de la comunidad hacia ellos.
sacramento: pero semejante respuesta, Otros documentos pertenecientes a este válido es indisoluble, aparte la extraña En cambio, la sociedad civil —de
aun conteniendo una indicación se- mismo período presentan menos posi- y a veces injusta excepción del caso de acuerdo con la tradicional doctrina
guramente válida, no satisface del todo: bilidades de ser interpretados en esta adulterio. El discípulo perdona el adul- cristiana— debe dejarse guiar en sus
la motivación paulina parece más ge- línea. Por fin no faltan, particularmente terio y otras cosas peores. ¿Pero cuán- intervenciones por la finalidad que le
nérica y más práctica: «el Señor nos desde la época carolingia en adelante, do se contrae u n matrimonio con la cla- es propia: el bien común. Tal bien re-
llamó a vivir en paz». documentos que manifiestan u n a ex- rividencia y responsabilidad que lo ha- quiere evidentemente, en u n a sana
plícita reacción en sentido más rígi- gan válido? Según u n juicio generali- perspectiva filosófica, la solidez de las
do 1 1 . La Iglesia griega introducía, por zado no serían válidas muchas de las uniones conyugales, para la mayor fe-
III. El divorcio en la enseñanza de la lo menos desde el siglo vi en adelante, uniones que hoy el derecho canónico licidad de la pareja, para el armonioso
Iglesia u n a interpretación extensiva del man- no permite deshacer. Además, ¿no tie- desarrollo de los hijos, para el bienestar
damiento de Cristo, sin suscitar espe- ne la Iglesia un poder vicario amplísimo de la sociedad. Cuanto más numerosas
Son numerosos los Padres que desde ciales reacciones en los latinos. para atar y desatar cuando el bien de sean las uniones sólidas y felices, mayor
Hermas repiten e inculcan el precepto las almas lo requiere? ¿Es del todo se- será el influjo benéfico en todo el cuerpo
del Señor ya genéricamente ya exclu- Esta difundida, prolongada y a veces guro que, por lo menos, al divorciado social; y cuanto más numerosos sean
yendo positivamente cualquier posibi- hasta cualificada tendencia, continua- engañado por su primer cónyuge no se los fracasos, mayor será el disgusto co-
lidad de divorcio. Pero a muchos les mente repetida en la historia de la le puede admitir en ningún caso a los mún. Por eso el primer deber de un es-
parece que otros escritores 1 0 cristianos Iglesia, de crear un espacio a la excep- sacramentos? ¿No sería más cristiano, tado es el de favorecer cuanto pueda
antiguos, no tan raros a juicio de algu- ción, unida a las «excepciones» más en los procesos, fiarse más del juicio las uniones responsables y con garantía
nos, acreditan una creencia y una praxis fuertes presentes en la Escritura, deja (|de él deberán dar cuenta a Diosl) de de estabilidad. Pero a pesar de los es-
a veces menos categóricas. en el ánimo del estudioso u n problema los mismos cónyuges acerca de la va- fuerzos más inteligentes y generosos en
Así, se cita a Tertuliano con su Habet que no se supera recordando simple- lidez de su matrimonio ? Hoy es normal tal sentido, es previsible que no todos
itaque et Chrístum adsertorem iustitia dl- mente cómo el influjo de las costumbres encontrar interrogantes y propuestas los matrimonios triunfarán. El legisla-
vortii (Adv. Marc. IV, 34: CC 1,336): y de las leyes imperiales podía fácil- de este género en los estudios tocantes dor civil deberé sopesar la petición de
justo divorcio sólo en el caso en que la mente inclinar más de la cuenta a una a nuestro argumento. Luego se trata divorcio, que inevitablemente se d a r á
mujer rompa el matrimonio con el adul- excepción, ni notando que muchos de de revisar hondamente el aparato jurí- en una sociedad como la nuestra, a la
terio. En la misma época Orígenes ates- aquellos casos caerían hoy en el nú- dico, demasiado arcaico, del derecho luz de la perspectiva propia, sea él cre-
tigua que «algunos jefes de la Iglesia, mero de las uniones nulas, ni argu- matrimonial católico (que atestigua yente o n o : ¿es compatible con el bien
obrando en esto fuera (contrariamente) mentando que la Iglesia llega a explici- también a su manera la perenne pre- del cuerpo social?
de la Escritura, han permitido a u n a tar su fe sólo progresivamente, ni re- sencia de la excepción al lado de la
mujer volver a casarse aun viviendo cordando que los obispos, uno por uno, regla de la indisolubilidad), encontrando Quien tiene u n a visión (inexacta) es-
su marido». Pero él no juzga irracional pueden equivocarse. un nuevo equilibrio entre la indiscutible tática y abstracta del bien común, res-
semejante actitud, encaminada a pre- exigencia evangélica de la fidelidad ponde: si el divorcio es un mal social,
Tal problema no lo resuelven de ma- no se debe permitir. La concesión im-
233 Doble e f e c t o (principio del)
Divorcio 232
Begründung der Monogamie, en «Zeitschrift f. al bien común de la sociedad, jamás, ni
pilcaría declarar la legitimidad de un su cooperación al mal ajeno es pura- ev. Ethik», 10 [1966], 87).-( 3 ) Así 0. da abierta y "ocultamente, sea lesionada por
mal, crearía u n precedente, debilitaría mente material y, por tanto, claramente Spinetoli, Matteo, Asís 1971, 138. Pero la motivos religiosos, y a que no se hn^a discri-
la convicción de que el bien común de lícita en determinadas condiciones. Si misma separación parece ser ya una «inter- minación entre ellos»; y esto incluso cuando
la sociedad requiere la unión de los ho- el respeto a la libertad de decisiones pretación», una «aplicación misericordiosa», las circunstancias particulares de un pueblo
como explicaremos luego, de la llamada 4abso- concedan una especial posición civil a una
gares, favorecería el escapismo ante las individuales es compatible suficiente- luta del Señor a la indisolubilidad.—( ) La determinada comunidad religiosa (L)H, 6). En
dificultades, aumentaría la decadencia mente con el bien de todos, entonces bibliografía es amplísima y puede encontrarse realidad el estado no puede desligar a nudle
moral y el número de casos dolorosos. se impone el respeto a dicha libertad. fácilmente en cualquier texto de exégesis, del vinculo sacramental, sino sólo de los
Semej antes observaciones no pueden La ética política cristiana ha reconocido dogmático o canónico, que traten de este efectos civiles del mismo. El vínculo sacra-
ignorarse: hay que examinarlas y me- siempre esta admisión del mal menor tema. Ver O. da Spinetoli, o. c, 133-141.— mental es un hecho ligado a la fe, y como tal
ditarlas porque revelan la gravedad en determinados casos 1 4 : la única difi- (5) Id. o. c, 141.-( 6 ) Id., o. c, 150-151: no puede ser motivo de discriminación entre
social de este fenómeno. cultad estriba en determinar concreta- J. Dupont, Les Beatitudes, París 1969, 151-159: los ciudadanos. Acerca de la posición del
P. Hofimann, Las palabras de fesús sobre el juez católico, véase: Pío XII, AAS, 41 (1949).
Pero la realidad social con la que el mente el juicio sobre el mal menor en divorcio y su interpretación en la tradición neo-603: «El juez católico no podrá, si no es por
legislador debe enfrentarse, fruto no de el momento de la elección o de la pre- testamentaria, en «Concilium», 55 (1970), 210- motivos de gran importancia, pronunciar una
la ley, sino en gran parte de otros fac- visión. A este respecto, tratándose de 225.-( 7 ) B. Háring, citado en G. Cereti, sentencia de divorcio civil (donde éste tenga
tores, es a menudo dura, compleja, una realidad extremadamente comple- ^Matrimonio e indissotubuitá: nuove prospettive,vigor) respecto a un matrimonio válido ante
ja, no es extraño que existan opiniones Bolonia 1971. 1^0-141.-(8) D. Crossan, cita- Dios y ante la Iglesia».
opacamente resistente a ía llamada del do en G. Cereti, o. c, 141-142.-( 9 ) Ver
bien. Determinados males son a veces diversas.
Hoffmann, a. c. Para algunos no sería exegéti- BIBL. : Concilium, 5 (1970): número dedicado
inextirpables, huidizos a toda ley y a Aunque el teólogo, en cuanto tal. camente clara la afirmación de la libertad ma- íntegramente al matrimonio. Es una colección
cualquier intento de coerción. Baste re- llegado a este punto no tenga ya nada trimonial para el cónyuge cristiano abandona- de estudios teológicos, jurídicos y sociológicos,
cordar un caso: la prostitución. En se- que añadir, personalmente creemos que do. En los primeros cuatro siglos, el pasaje no se generalmente bien logrados.y con buena biblio-
mejantes casos, la experiencia de la en el momento actual de la civilización citó casi nunca para autorizar el divorcio, muy grafía.—Charland R.. Le pouvoir de VÉgiise
humanidad enseña que el mejor modo al contrario del inciso mateano.-(10) Recien- sur le lien du mariage, en «Revue de droit
occidental el estado no puede dejar de temente J. Moingt, Le divorce «pour motif canonique», 16 (1966), 31-46.-Id, La dis-
para promover o al menos para no da- reconocer, en determinados casos, el d'impudicité» (Mt 5.32; 19.9), en «Resch. Se. pense du lien matrimonial: est-ce pour demain?,
ñar ulteriormente el bien común, con- fracaso de una unión y autorizar otra. Reí.», 56 (1968), 337-384. Pero existe una en «Studia canónica», (1969), 67-68. Ar-
siste en crear un espacio jurídico para Ciertamente, deberá encontrarse el justo antigua diatriba acerca de la correcta inter- tículos en los que se .entrevén las perspectivas
el mal. El bien común que puede alcan- equilibrio entre regla y excepción, de pretación de estos Padres y de los sínodos canónicas actuales.-Crouzel H., L'Église primi-
zarse concretamente en tales circuns- modo que ésta no anule a aquélla; se que hemos citado: diatriba que no creemos tíve face au divorce, París 197Í. Estudio cuidado
tancias, sólo puede ser asegurado tole- se haya cerrado con el erudito y polémico y detallado al máximo, tal vez demasiado apo-
deberá ver si el procedimiento jurídico estudio hecho recientemente por H. Crouzel,
rando un mal, el que parezca el menor. divorcista es el más adecuado a la logético. Si el conocido patrólogo tiene razón,
L'Église primitíve face au divorce, París 1971, entonces habrá que poner fin a la secular con-
Y consiguientemente el ciudadano no finalidad (suele pensarse muy poco en en el que trata de demostrar que son «pseudo- vicción de que algunos obispos y sínodos de
puede siempre pedir que a todos se les esto) o se aplica más bien por motivos historiens» quienes sostienen la tesis contraria. la antigüedad han tolerado en determinadas
imponga lo que en realidad sería su ideológicos y de tradición laicista; se De todos modos, sepa el lector que a juicio circunstancias el divorcio. En cambio, que-
deber (especialmente cuando son pre- deberá, por fin y sobre todo, situar la de este estudioso el único antiguo escritor dará confirmado que la Iglesia ha adoptado
valentes los aspectos personales), sino eventual y prudente apertura divorcista cristiano que admite en dos casos el divorcio medidas de indulgencia respecto a que los
más bien debe tolerar el mal social de- es «ese desconocido designado con el nombre divorciados se acerquen a los sacramentos.-
en un robusto y moderno contexto de 1!
de Ambrosiaster».—( ) Los textos se encuen-
rivado de esas opciones, para evitar a V. }. Pospishil Divorzio e nuovo matrimonio,
promoción de la familia, que prevenga tran muy bien encuadrados y comentados versión italiana, Milán 1968. Este canonista
muchos y a la sociedad trastornos aún y atenúe los innegables males inheren- en la obra citada de H. Crouzel.—(12) P. Fran- católico de rito oriental defiende que el ma-
peores. tes a la desunión de la pareja 1 5 . sen. Divorcio en caso de adulterio en el Conciliotrimonio válido es intrínsecamente indiso-
de Trento (1563), en «Concilium», 55 (1970), luble. Pero la Iglesia puede deshacerlo. Eí
La argumentación podría formularse 249-260. A la bibliografía dada allí puede libro tiene demasiadas tesis preconcebidas y
positivamente así: el legislador que per- S. Visintainer añadirse L. Bressan, Tí canone trtdentino sul adolece de procedimientos a veces incorrectos.
mite el divorcio a las parejas cuya divorzio per adulterio e l'interpretazione degli
unión significaría para ellos y para 1
autori, Roma 1972. A este canon (Denz 1807),
Notas.—i ) La separación, de suyo, tiende por muchos motivos más comprometido, hay
otros u n sufrimiento todavía mayor, a ser temporal, con el fin de permitir a los que añadir en nuestra cuestión el 5.° (Denz
busca el mayor bien posible para la so- cónyuges un esclarecimiento de la situación 1805): «Sí quis dixerit propter haeresim, aut D O B L E E F E C T O
ciedad que le toca guiar. Claro, al mis- (cf 1 Cor 7,11: «reconcilíese con su marido»); molestam cohabitationem, aut affectatem absen-
mo tiempo deberá poner en práctica aunque se admite también la separación pe- tiam a coniuge dissolvi posse matrimomi vincu- ( p r i n c i p i o d e l )
todas las posibilidades que la ley le renne. El C1C indica así los motivos que lum: a. s.».~(13) La lista de estudios, artículos
ofrece para mantener esa plaga dentro pueden legitimar moralmente la separación, y conclusiones de congresos que concluyen
sin pretender con ello ser exhaustivo: «Si alter con esta perspectiva es amplísima. A los I. Confrontación de dos mentalidades
de limites sociaímente tolerables. coniux sectae acatholicae nomen dederit; si ya citados en este artículo, añadamos sólo
Pero de ese modo, el legislador, ¿no prolem acatholice educaverit; si vitam criminosam P. Huizing, Indisolubilidad del matrimonio y Respecto al principio del doble efecto
se hace cor responsable del mal? Sí, si et ignominiosam ducat; si grave seu animae seu regulaciones de la Iglesia, en «Concilium», 38 hay dos mentalidades enfrentadas: la
la disposición tendiese a aumentar la corpori periculum aiteri fecessat; si saevitiis vitam (1968), 199-212, breve resumen sobre un
communem nimis diffkikm reddat, haec aiiaque simposium 14 de derecho canónico celebrado de quienes quisieran liquidarlo con
corrupción (o se previese este efecto), id genus sunt pro altero coniuge totidem ¡egitimae en 1967.-( ) V. S. Visintainer, Riflessioni desprecio, y la fixista de quienes lo
o actuara con simplistas criterios liber- causac discedendi...» (can 11 31. 11.-(2) P. Grelot, teologiche sul problema del divorzio, en «RTM», consideran todavía uno de los princi-
tarios (y no con u n a justa valoración La pareja humana en la Sagrada Escritura, 2 (1969), 71-76.-( 15 ) Nos parece obvio pios más fecundos de la teología moral.
del bien de la libertad), o no fuera ne- Euramérica, Madrid 1963, cree, con otros, que si el estado introduce lícitamente el A nosotros nos parece que el principio
cesario para garantizar ese mayor bien que en esto puede entreverse el ideal para- divorcio, éste debe aplicarse también al ma- del doble efecto representa una etapa
social que precisamente debe tratar de disíaco de la unidad monogámica. Insiste trimonio concordatario: «La autoridad civil
recientemente en «Concilium», 55 (19 70), —dice la declaración conciliar sobre la libertad importante del saber ético y califica a
asegurar. No, en cambio, cuando la 198-204: La evolución del matrimonio como religiosa— debe proveer a que la igualdad una época, pero está indudablemente
medida esté dictada por un sensato y institución en el Al, contra otros que inter- jurídica de los ciudadanos, la cual pertenece en el ocaso, a punto de caer, precisa-
equilibrado juicio sobre la situación pretan los términos hombre y mujer como mente por los mismos motivos que le
social, política y cultural. En ese caso sinécdoque (cf H. Rjngeling, Die biblisc
D o b l e e f e c t o ( p r i n c i p i o del) 2 235 Doble efecto (principio del)
hicieron nacer. Los principios, como las con decir qué se entiende por «volunta- su terreno al exponer, en los textos de puntos de historia. Todos conocen las
personas, deberían aceptar el propio rio en su causa». Y deberá tratarse de teología moral, u n principio meramente grandes disputas relativas a u n a apli-
ocaso. un principio «moral»: por tanto, no lurídico. Y si al menos señalasen se- cación en el tema del aborto, que tuvo
Para u n a mentalidad infantil e inte- será suficiente u n a consideración pu- mejante intromisión, podríamos tole- como protagonistas a dos grandes auto-
grista, hay siempre u n a distinción neta ramente jurídica, y menos aún una rarla. Pero es que ningún moralista se res católicos de los años treinta: el
entre bien y mal, de modo que los consideración meramente física. loma la molestia de decirnos que ese P. Vermeersch y el P. Gemelli 5 . Pero
causantes de malos efectos deberían El principio presentado por los mora- principio sólo tiene un valor «coram menos conocida es, en cambio, la dispu-
ser calificados de malos. En cambio con listas como «voluntarium in causa» no societate», en el plano del derecho; al ta a nivel de principios y de su formu-
el descubrimiento del principio del do- responde a esos requisitos. Porque en contrario, hay algunos que —después lación histórica. Veámosla.
ble efecto se consolidó cada vez más la la formulación más simple suena así: de haber explicado la diferencia entre
convicción de que podemos, sin culpa, En 1935, el americano H. Kramer
«un efecto malo es voluntario o impu- Imputabilidad jurídica e imputabilidad creyó haber encontrado en Santo To-
ocasionar o producir incidentalmente table en su causa cuando se dan estas moral— afirman que se trata precisa-
efectos no del todo buenos. Sería como más y en los escolásticos posteriores la
tres condiciones: 1) se prevé, 2) puede mente de imputabilidad moral, y apo- solución a nuestro problema 1 0 . Pero
decir: está bien que «bonum ex integra evitarse. 3) debe evitarse» 4 . Las formu- yan semejante tesis con nuestro prin- desafortunadamente no tuvo en cuenta
causa, malum ex quocumque defectu», laciones más complejas (que distinguen cipio jurídico 6 .
pero hay algunos efectos malos sólo to- que los términos «voluntarium in cau-
la acción de la omisión, o el efecto «per sa» y «voluntarium indirectum» —que
lerados y además por gravísimas razo- se» del efecto «per accidens», aplicando Todavía más. El principio, tal como
nes, de modo que no pueden conside- lia sido expuesto, no vale ni siquiera para nosotros son sinónimos y tienen
el principio únicamente a la segunda u n a gran importancia en todo este
rarse como imputables. Con Pío XII el alternativa) no desautorizan la estruc- en el campo del derecho. Al explicar
principio del doble efecto alcanzó su ese «deber» que figura en la tercera tema— en Santo Tomás expresan reali-
tura fundamental ni logran soslayar los dades diferentes 11 . De modo que las
culmen, pues el Magisterio de la Iglesia inconvenientes que ahora veremos. i'ondición, son pocos los autores que
lo hizo suyo repetidas veces 1 . Pero pre- hublan de un deber «positivo» prove- semejanzas encontradas fueron más ver-
¿Las tres condiciones son sólo u n a ex- bales que de contenido.
cisamente en ese momento comenzó a plicación de los elementos que compo- niente «ex officio» o bien «ex justitia»,
declinar, porque aquel pontífice, teólogo nen el voluntario en su causa? Entonces mientras que buena parte de ellos ex- Dos años más tarde, el español
creador, intuyó la necesidad de enunciar no tendríamos un «principio» que per- plican inequívocamente que se trata de P. V. Alonso negó decididamente que
otro principio: el de totalidad 2 , que mita conocer la culpabilidad en la causa. un deber que puede ser también de ley en el texto de la «Summa» estuviera ex-
suponía entonces, y hoy pone cada vez ¿Intentan hacer ver cuándo existe esta «natural» 7 . Y de todos modos, al ex- presado el principio del acto de «doble
más de manifiesto, los límites del prin- culpabilidad, exponiendo unas condicio- poner la primera condición, es decir, efecto» 12 . En el Doctor Angélico hay
cipio del doble efecto. Naturalmente nes que, u n a vez realizadas, la detectan? In previsión del efecto malo, hoy los sólo unas premisas que permiten de-
sólo en u n a perspectiva histórica se Entonces el principio moral no alcanza iiutores exigen unánimemente que tal ducir el famoso principio; pero no pa-
puede afirmar cuándo nos encontra- su finalidad5. previsión sea real, declarando insufi- rece de ningún modo que él haya ela-
mos en u n momento de paso. Perma- ciente la previsión interpretativa, al borado y propuesto formalmente tal
necer hoy encasillados en el principio En efecto, si se trata de exponer el paso que en el plano jurídico es inevi- doctrina 1 3 .
del doble efecto, como si fuese exclusivo «principio moral» que nos haga des- table e indubitable que las previsiones
Otro americano, el jesuíta P. J. Mag-
o independiente y no sólo asertivo, que- cubrir la pecaminosidad en su causa puedan y deban realizarse.
nan, en 1949, sostuvo dos tesis dife-
rría decir encerrarse en el integrismo del efecto malo, el principio enunciado Así que el principio, tal como suena, rentes : la primera afirmaba que los prin-
que precisamente el principio del «doble arriba no es necesario y ni siquiera su- es inválido y, por tanto, inaceptable en cipios del acto de doble efecto están ya
efecto» tanto contribuyó a romper. La ficiente. No es necesario, porque el cualquier campo; y su fallo en el plano formalmente forjados v formulados en
superación de las hipótesis científicas, principio del doble efecto (en la formu- moral es del todo insuperable. Sin em- Santo Tomás (S. Th., 2-2ae, 64,7); y la
como de las estaciones de la vida, es lación vermeerschiana, como luego ve- bargo, con esto no quiero decir que las segunda decía que los grandes escolás-
natural y a nadie debe ofender. El «do- remos) alcanza brillantemente su fina- páginas dedicadas al tema por los mo- ticos de los siglos xvi y xvn no han
ble efecto» representa la era mecánica, lidad. Pero tampoco es suficiente porque ralistas haya que echarlas por la borda. hecho sino adoptar la elaboración del
mientras que hoy estamos en la eléc- supone una «petitio principii». Trataría Algunos, justamente, invitaron a dis- Doctor Angélico 1 4 .
trica o electrónica y vamos hacia la de decirnos cuándo un efecto malo es tinguir el aspecto físico del moral, o el
nuclear. Con todo, convendrá conocer imputable en su causa, para hacernos Pero sus tesis no tuvieron, al parecer,
moral del jurídico: otros hicieron com- fortuna. La primera no lograba refu-
bien todas las etapas de este desarrollo afirmar el deber de no poner aquella prender que es más difícil la imputabi-
empezando por la «voluntariedad en su causa a fin de que no se siga el efecto tar las argumentaciones contrarias adu-
lidad por omisión que por acción, por cidas por el P. Alonso; y de desmentir
causa» de la que se habla y justamente malo, pero pone como tercera condición el efecto «per accidens» que por el efecto
fue definida como «una de las claves justamente el «deber de no poner aque- la segunda se encargó expresamente
«per se»; y todos determinan las con- J. Ghoos, demostrando que los princi-
de toda la teología moral» porque «em- lla causa para que no se siga el efecto diciones para la voluntariedad, expli-
puja irresistiblemente a tomar en con- malo». Pero esto es la pregunta, y no pios definitivos de la voluntariedad en
cando los términos del «voluntarium in su causa, en general, y del «doble efecto»
sideración la continuidad de la vida u n a parte de la respuesta; es el «quae- causa». Pasemos, pues, a considerar el
moral» 3 . ritur», no su solución. A menos que en especial, son fruto de una elabora-
principio del «doble efecto», habitual- ción teológica que va desde 1575 has-
por «deber de no poner aquella causa» mente puesto al lado del «voluntario en
se entienda no un deber natural, sino ta 1630, c u a n d o Juan de Santo Tomás
su causa», sin notar los puntos de con- (1589-1647) los introdujo por primera
u n deber proveniente de la positiva vergencia y de divergencia respecto a
II. El principio del «voluntario en su voluntad de u n legislador; es decir, tra- vez en su tratado de teología moral fun-
aquél 8 . damental 1 5 . Ghoos termina diciendo
causa» te de llevar la consideración hacia un
plano jurídico. que debe ser la teología especulativa la
Queremos ir a la búsqueda del «prin- que aclare la síntesis paradójica de vo-
cipio moral» que permita juzgar el Pero entonces se nos ocurren estas III. Un poco de historia luntario e involuntario, de libre y de
efecto malo previsto y proveniente de consideraciones. Si se trata de u n prin- Aunque nuestra exposición sea más necesario, que se da en todo acto hu-
una causa puesta libremente. Debe ser cipio jurídico, deberíamos decir ante teórico-especulativa que histérico-posi- mano y que parece derivarse inevita-
un «principio», y por tanto, no bastará todo que los moralistas se saldrían de tiva, nos parece obligado tocar algunos blemente de la condición humana. Nos-
237 Doble e f e c t o (principio del)
Doble efecto (principio del) 236
tención de fornicar es más fornicario sólo a la no imputabilidad de un efecto
otros trataremos de precisar algunas Loiano, por ejemplo, explicaba que la que ladrón incluso en el momento en que resulte de u n a acción buena o in-
cosas. Al respecto no deja de ser signi- acción buena o indiferente debe ser que está robando). diferente. Arturo Vermeersch compren-
ficativa la marcha parabólica de la his- «causa per se» del efecto bueno, y causa dió la amplitud universal del principio,
c) El efecto bueno no debe producirse
toria. En efecto, Santo Tomás trató del «per accidens» del efecto malo 1 9 . Mer- a través del malo.—Si las dos primeras aplicable incluso cuando la acción no
doble efecto sólo incidentalmente, para kelbach, en cambio, sostiene la tesis es buena ni indiferente, sino mala, pues
responder a las dificultades contra la condiciones, relativas a la acción con-
diametralmente opuesta: reconoce, eso siderada en sí misma y al fin, eran co- también entonces el efecto derivado de
legítima defensa (2-2ae, 64,7). Y en la sí, que si el efecto bueno deriva «per se» la acción puede no ser imputable; el
era moderna se formuló y se absolutizó munes para otras cuestiones morales,
de la acción y el malo sólo «per acci- estas dos últimas condiciones son pro- pecado sería uno solo, no doble: el
el principio, con acertadas determina- dens», más fácilmente podrá darse una haber cometido u n a acción mala, y no
ciones. Ahora de nuevo se ha vuelto pias de la cuestión moral relativa a los
razón para poner dicha acción; pero efectos. Hemos expresado así la condi- el haber permitido indebidamente que
a atribuirle un significado real, pero añade: «Non videtur impossibile dari se produjese u n efecto malo. He aquí su
limitado, precisamente como había he- ción: «el efecto bueno no debe produ-
causam ex qua simul per se sequeretur cirse a través del malo» (porque el fin formulación: «Effectus malus, qui actio-
cho el Doctor común al hablar de ese dúplex effectus: u n u s bonus, alter malus nem sequi permittitur, non imputatur si
principio sólo incidentalmente 1 6 . no justifica los medios); pero general-
(puta sanitas, et ebrietas aut abortus); mente los autores usan estos otros tér- diversa est efficientia immediata et per-
quam tamen licitum foret adhibere si minos considerándolos idénticos: «el missio excusatur ratione proportionate
necesse esset ad obtinendum effectum, efecto bueno debe ser "salten aeque gravi, quatenus haec requiratur» 2 5 .
IV. Las formulaciones del principio dummodo iste compenset malum; imo,
del doble efecto immediatus ac effectus malus"» 2 4 . Evi- Al célebre jesuíta le parece poco feliz
si effectus malus ex causa sequeretur dentemente se habla de inmediatez on-
per se, bonus mere per accidens, cur la formulación tradicional por tres mo-
A tres pueden reducirse las principa- tológica y no temporal. De todos modos, tivos: 1) Ante todo porque exige u n a
les posiciones acerca del principio del non possumus ordinare illam causam sólo objetivamente podríamos calificar
per accidens ad obtinendum effectum causa buena o indiferente, lo cual no
doble efecto: la tradicional, la formu- de «querido» el efecto malo que de he- se requiere siempre para evitar la impu-
lada por Vermeersch en su Theologia bonum si ita certe produceret et veré cho fuese un medio para alcanzar un
praeponderet malo? Tali itaque restric- tabilidad del efecto malo; la borrachera
Moralís y la de Guzzetti en su Morale efecto bueno. Quedará por aclarar es mala, pero no por eso es imputable
cattolica. Viéndolas por separado, nos tione videtur principium indebite limi- cómo se puede legitimar la muerte del
daremos cuenta de que son distintas, tari» 2 0 . injusto agresor mediante el principio
la polución que se puede prever. El
ejemplo no está muy conseguido, por-
pero no están distantes u n a de otra; Luego se comprenderá que esta con- del doble efecto, siendo así que en este que la polución (no la masturbación)
son diversas, pero no opuestas, y per- dición es necesaria para que pueda caso la muerte se quiere de veras y la ni siquiera es u n efecto malo, dentro de
miten u n progreso en la comprensión decirse «licet poneré actionem», según salvación se alcanza justo mediante la una sana visión biológica o fisiológica.
moral, sin que ninguna de ellas pueda la introducción habitual de nuestro muerte del delincuente. 2) Se exige luego indebidamente que el
darse por totalmente satisfactoria 17 . principio, y no para que el efecto malo fin del agente sea honesto. Anota Ver-
no sea imputable. Ahora bien, queda d) La razón proporcionadamente gra-
ve.—Toaos suponen que el mal hay que meersch: la muerte de personas ino-
1. LAS FORMULACIONES TRADICIONA- en el aire la cuestión de cuáles y cuán- centes no se le imputa al comandante
tas son las acciones siempre intrínseca- limitarlo todo lo que moralmente sea
LES.—La primera formulación la llama- posible y, al mismo tiempo, que esté sólo porque «simul ex odio erga hostes
mos «tradicional» porque la encontra- mente malas, prescindiendo de cualquier arcem hostilem evertere jubet»: es de-
confrontación con los resultados y con permitido ante determinadas situacio-
mos, sin variaciones sustanciales, en nes. Pero esta condición, teóricamente cir, cuando al fin intrínseco bueno se
casi todos los autores. Responde a la las intenciones por las que se obra. añade u n fin extrínseco malo al cual
la más obvia, crea las dudas más fre-
pregunta: ¿es lícito poner ciertas accio- b) El fin sea honesto.—Con razón se cuentes al tratar de saber si existe una no está subordinado el primero. Y hasta
nes aunque de ellas se siga u n efecto exigía el considerar la intención con la razón justa y proporcionada. Por eso aquí vamos bien. 3) En cambio, el ter-
malo? La gran mayoría de los mora- que uno actuaba. Algunos notaban; los autores, por lo general, presentan cer apunte nos parece sólo terminoló-
listas afirma la licitud de poner u n a para que el fin sea verdaderamente ho- algunos criterios para discernir la su- gico, porque echa en cara a la formu-
acción, de la que se sigue u n efecto nesto no se debe ni desear ni aprobar ficiencia de la causa. Insisten en que el lación tradicional el comparar sólo dos
malo, cuando se dan cuatro condiciones el efecto m a l o 2 1 ; mientras otros prefe- motivo para permitir el efecto malo efectos entre sí, mientras puede suceder
(otros hablan de tres condiciones, pero rían distinguir entre «querido» y «vo- debe ser tanto más grave cuanto peor que «ipsa actio sit immediate diversa
es que presuponen ya u n a ; o de cinco luntario» o, en otras palabras, entre es el efecto, cuanto mayor sea la segu- et effectus malus sit tantum per accidens
condiciones, porque desdoblan una de problema subjetivo y problema objeti- ridad de que se producirá, cuanto más coniunctus cum ea» 2 6 , Pero aquí se
ellas). Así se expresa, por ejemplo, el vo 2 2 , reduciéndose a hablar exclusiva- inmediatamente lo causa, cuanto más trata únicamente de ponerse de acuer-
P. Zalba: «Quatuor igitur requiruntur mente de las condiciones para el «vo- graves sean las obligaciones personales do sobre el término «efecto», que para
conditiones ad liceitatem actionis du- luntario». Por fin otros pretendían que (piedad, contrato, etc.) en virtud de las Vermeersch es sólo ulterior eficiencia
plicis effectus: a) ut actio sit bona vel se evitara no sólo el efecto malo peca- cuales se debería evitar el efecto, y de una acción ya completa en sí, mien-
indifferens; b) ut effectus bonus non minoso, sino incluso el mero peligro de cuanto más probable resulte el que, no tras que para los otros autores incluye
producatur mediante malo; c) ut solus pecado 2 3 . De todos modos la preocupa- poniendo la acción, no se dé el efecto. también el resultado de la acción misma
effectus bonus intendatur, malus vero ción general de quienes ponen esta Así que la razón proporcionada es una que se analiza 2 7 .
mere permittatur seu toleretur; d) ut condición es la misma que exige tam- condición cualificante para el doble
adsit ratio proportionata ad ponendam bién la condición siguiente. Podemos efecto. ¿Pero hasta qué punto? Da la El aspecto nuevo, pues, es la mayor
causam» 1 8 . Diremos algo sobre cada lamentar que la intención quede al ni- impresión hoy de que es en definitiYa universalidad que en esta formulación
u n a de las condiciones. vel de las otras condiciones de mora- la única condición, porque las demás o adquiere el principio. Nos parece que
lidad, Siendo así que en la actual moral son obvias o admiten excepciones. va a parar al verdadero principio del
a) La acción sea buena o indiferente.— personalista adquiere u n a importancia «voluntario en su causa», aunque n o
Se trata de excluir que la acción sea cada vez mayor (importancia presente se le denomine así, porque ayuda di-
ya en sí misma intrínsecamente mala. ya en el Evangelio, que miraba más al rectamente a descubrir sólo la impu-
2. LA FORMULACIÓN DE A. VER-
La condición parece más que obvia. El corazón, y en la «Summa» de Santo tabilidad en su causa. Surge entonces
único punto discutido hasta ayer era el MEERSCH. —Las formulaciones tradicio-
Tomás, para quien el que roba con in- nales del principio en cuestión atañen el problema de la relación entre estos
de la «causa per se vel per accidens».
Doble efecto (principio del) 238 Doble efecto (principio del)
239
dos principios. Yo pienso que podemos ¿Cómo portarse en semejantes casos?
¿Qué criterio seguir? Pues este: no pu- puede hacérsele notar que el principio mos añadir que la perspectiva tradi-
expresarla así: cional, además de ser minimista y fixis-
Más que de dos principios se trata diendo hacer todo el bien, hágase todo del «doble efecto» y el del «caso dudoso»
lo mejor que se pueda, manteniendo el hay que considerarlos como principios ta, es también atomista, queriendo con
de dos puntos de vista diversos en que esto decir que considera el comporta-
nos colocamos para juzgar el efecto deseo del bien completo y resignándose diversos. Ante todo, en el caso dudoso
malo respecto a la causa libre. El prin- con dolor al mal que resulte de la pro- se puede querer el mal, mientras que miento humano de un modo fragmen-
cipio del «doble efecto» toma como pun- pia conducta. En efecto, en los casos en el doble efecto sólo se le puede tole- tario, olvidando el elemento unificador
to de vista la «licitud de poner la cau- dados como hipótesis, no es posible rar. Además, en el caso dudoso, cuando y la opción moral que lo fundamenta " .
sa»; mientras el principio del «volunta- evitar todo el mal ni hacer todo el bien. se puede descubrir dónde está el mal Nuestro principio divide un acto (la ac-
rio en su causa» se coloca desde el La elección no se da entre el bien y el peor, hay obligación de evitarlo; mien- ción) en dos (los dos efectos), mientras
punto de vista de la imputabilidad del mal, sino entre un cierto bien y otro tras que en el principio del doble efecto que toda la moral contemporánea pre-
efecto. De la diversa apreciación se se- determinado bien, entre un determinado basta que -«ómnibus perpensis»- el fiere ir en la dirección opuesta, es de-
guirán las peculiaridades de cada prin- mal y otro cierto mal. El autor deno- bien y el mal se contrapesen. Por'fin y cir, unificar diversos actos situándolos
cipio. El «doble efecto», queriendo llegar mina tal concepción como «principio sobre todo, el caso dudoso pertenece en un contexto personal. No es que la
a consentir la acción de la que se de- de lo mejor» o «del mayor bien posi- al campo subjetivo, a la problemática primera perspectiva sea equivocada,
riva el efecto malo, deberá exigir que ble»; y nota que el comparativo dice del «de conscientia»; en cambio, el do- pues recientemente la reivindicó el
la acción que se pone sea buena o por algo menos que el positivo: opinión ble efecto hay que situarlo en el campo Magisterio (Humarme vitae 14). Pero
lo menos indiferente (quia bonum ex «más común» es menos que «opinión objetivo, en los deberes del «de legibus». si es un error descuidar el acto para
integra causa...): pero no podrá extender común», como «estar mejor» es menos A no ser que se quiera superar expresa- considerar toda la vida de una persona,
la consideración a los eventuales efectos que «estar bien». Pero nota también que, mente la visión tradicional fixista para con mayor razón será un error consi-
malos no imputables que se deriven a pesar del nombre nuevo, la doctrina entrar en la personalista. derar el acto descuidando la entera vida
de acciones malas. En cambio el prin- propuesta es la que habitualmente se personal. Por lo demás, la moral tomista
cipio del «voluntario en su causa», al conoce como principio del doble efecto. era —como todos saben— una moral
querer considerar en todo caso la impu- V. Crisis del principio tradicional más de los hábitos (hoy diríamos de las
tabilidad del efecto malo, podrá limi- Por ello la expone con sus cuatro con-
diciones, recalcando, sin embargo, la Para que un principio entre en crisis «opciones fundamentales») que de los
tarse a poner las condiciones que atañan no es necesario descubrir que era com- actos.
al efecto; pero deberá contentarse con- última. «La cuestión se reduce a esto:
¿cómo regularse cuando tenemos un pletamente falso; basta notar que re-
cluyendo que el efecto no es imputable, solvía bien N hechos, pero no explicaba 2. Los CASOS «EXCEPTUADOS».-Otro
sin poder llegar a legitimar la acción acto en sí bueno o indiferente que pro-
duce dos efectos - u n o bueno y otro ya N + 1 hechos. Es lo que sucede con límite del tradicional principio es el de
que lo produce, que podría ser por lo toda hipótesis científica que trate de no explicar como quisiera todos los ca-
demás ilícita. El segundo principio será malo— independientes el uno del otro,
más universal y, por tanto, más cien- y no queremos el efecto malo? ¿En explicar la realidad. Si no estamos acos- sos. Dicho principio, esbozado por San-
tífico; mientras el primero será menos semejante caso y dentro de los límites tumbrados a admitirlo para los princi- to Tomás para explicar la muerte del
universal, pero más práctico: pues, establecidos, podemos actuar? Respon- pios explicativos del campo «moral», es injusto agresor, no logra explicar ahora
desde el punto de vista práctico, no demos sin más que sí, pues de otro porque se teme excesivamente el rela- de manera convincente y lineal ni si-
tiene gran interés cuándo el efecto malo modo nos privaríamos incluso del efecto tivismo, siendo así que se debería temer quiera la legítima defensa personal,
proveniente de una acción mala no es bueno, ya que en semejante caso deci- también elfixismoy la falta de progreso pues frecuentemente la muerte parece
imputable, ya que la acción es «mala» damos como decidiéramos se produciría teológico y de creatividad moral. Que «querida». Mucho menos explica la
y -por lo mismo- hay que omitirla28. un bien y un mal. No pudiendo obtener el Magisterio vivo de la Iglesia haya legítima defensa del estado que con-
todo el bien, es mejor obtener el mayor utilizado una determinada terminología mina la pena de muerte o la mutila-
bien posible»31. Es imposible afirmar la teológica (como la del «doble efecto») ción de un miembro para salvar todo
3. EL PMNCIHO GUZZETTIANO DE «LO imputabilidad de ese efecto malo per- indica el respeto de la jerarquía hacia el cuerpo (también aquí la «volición»
MEJOR».—La formulación tradicional y mitido, pues equivaldría a decir que se la teología de hoy, pero no puede signi- es directa); menos todavía puede ex-
la vermeerschiana coinciden al adoptar debería permitir un efecto malo toda- ficar —precisamente por ello— descon- plicar el trasplante de un órgano de
una perspectiva de tolerancia, que as- vía peor. fianza magisterial hacia la teología de una persona a otra, etc. Que un prin-
céticamente no es atrayente, ni mucho Podrá gustar la apertura de un res- mañana. Así las cosas, vamos a ex- cipio no sirva para todos los casos, no
menos. ¿Pero no podría suceder que quicio ascético, en una materia tan poner, con serenidad, los momentos constituye problema; pero sí lo es el
quien permite un mal no sólo no haga fría, pero hay que achacar a Guzzetti el lógicos del límite de un principio; ya que estos casos y otros análogos se
mal, sino que haga bien, o sea lo que continuo vaivén entre el plano ascético que esto no pone en tela de juicio el resuelvan bien eliminando una o dos
le exige el empeño de perfección? A este y el moral. A veces concluye con un indudable servicio que ha podido pres- condiciones exigidas por dicho princi-
problema parece responder Giambat- «deberá», otras con un «es mejor», de tar en el pasado. pio para la licitud de la acción, de
tista Guzzetti29 al definir el principio del modo que no se llega a comprender modo que a cualquiera se le ocurra
«doble efecto» como «principio de lo exactamente sobre qué plano nos mo- 1. LA PERSPECTIVA MINIMISTA Y ATO- pensar que «o es insuficiente el princi-
mejor». Acuñó una definición bastante vemos. Por descontado, la perspectiva MISTA.-Ya hemos mostrado que la pio o bien esas aplicaciones excepcio-
ceñida al principio clásico, pero que es la fixista tradicional, o sea la del formulación clásica del principio se si- nales son fallos». En suma, la excepción
le permitió demostrar apodícticamente «bonum ex integra causa» o del «non túa en una perspectiva minimista: no confirmaría en este caso la regda,
el suyo, ya que - e n la hipótesis presen- sunt facienda mala ut eveniant bona»; «¿cómo puedo no pecar a pesar del efec- sino que nos permitiría superarla como
to malo que se sigue de mi acción?» insuficiente. Tanto más si un principio,
tada— es hasta «mejor» u obligatorio mientras el planteamiento (por lo me- Y aun cuando uno quisiera escapar del en • determinados casos, alcanzase el
tolerar aquel mal. nos cuando se pone el principio en el minimismo, no lograría librarse del efecto contrario a aquel por el que se
Guzzetti arranca de la siguiente ob- ámbito de los deberes) es demasiado fixismo moral, según el cual los debe- creó. Concebido para defender a la
servación: puede suceder que, sea cual semejante al del «caso dudoso» (como res están ya bien claros y determinados persona, acabaría permitiendo o incluso
fuere la decisión tomada, se den resul- dice el propio Guzzetti, p 184). De para aplicarlos sin más a un determi- ordenando la muerte cuando en un
tados buenos y resultados malos30. modo que en la perspectiva tradicional, nado sector de la vida. Y ahora podría- caso conflictivo no se pudiese salvar
Doble efecto (principio del) 240 241 Doble efecto (principio del)

a la vez la vida de la madre y la del por ejemplo, consideran legítima la continua que ciertos sistemas ocasionan de actualidad después que la Humtitute
hijo 33 . Así que parece inevitable su- contracepción si tiene como finalidad II una gran parte de los ciudadanos 3 9 , vitae puso nuevamente la contracepción
perar semejante principio. la unidad de la pareja o la paternidad l'orresponde a la ciencia moral ayudar entre las cosas intrínsecamente malas.
responsable, o consideran como lícito II salir de esta unilateralidad parti- Pero hasta teólogos oficiales, como
3. EL PRINCIPIO DE TOTALIDAD (RES- el examen seminológico incluso con dista o emocional, sea de derechas o Martelet, sostuvieron que ello indica
TRINGIDO).-Y la superación efectivamen- masturbación para comprobar la po- de izquierdas. u n desorden objetivo, mas no quiere
te se ha dado. Pero, al menos inicial- sibilidad matrimonial de u n determi- decir que lo que es intrínsecamente
mente, no se arrinconó el principio del nado joven, o consideran autorizada S. ¿EXISTE LA ACCIÓN INTRÍNSECA- deshonesto sea sumamente malo y siem-
doble efecto; se le puso al lado el la esterilización (por lo menos mediante MENTE MALA?—Ningún fin puede justi- pre peor que otras soluciones (en nuestro
principio de totalidad, aparentemente productos progestágenos) para impedir llcar un medio intrínseca y antece- caso, el aborto, el infanticidio o una pa-
para alcanzar con otro argumento a las monjas misioneras sufrir las con- dentemente malo. El problema se des- ternidad irresponsable), de modo que
la misma conclusión; de hecho y a secuencias de eventuales violaciones, plaza, pues, hacia la intrínseca malicia es posible recurrir al «mal menor» 4 4 .
menudo, para que el nuevo principio etcétera. No se podrá concluir sin más ile las acciones o sobre su indiferencia Sin decir por eso que «la existencia
pudiese aguantar cuando el viejo se que el principio «non sunt facienda moral. No en vano las condiciones objetiva de un desorden real no incluya
tambaleaba. En efecto, el principio de mala ut eveniant bona» (Rom 3,8) ya del «doble efecto» empiezan precisa- automáticamente la existencia subje-
totalidad elimina justamente las con- no vale. Se derrumbaría un dique que mente así: «actio sit bona vel saltem tiva de u n a culpa proporcionada» 4 5 .
diciones del doble efecto que se refe- ha defendido a la persona durante- mdifferens». Habrá que recordar en
rían a la relación entre medio y fin, tanto tiempo contra la razón de estado primer lugar lo que ya había demos-
relación que mientras tanto iba re- y que todavía hoy puede seguir defen- VI. Intentos de solución
Irado Santo Tomás: que no existen
sultando cada vez más difícil de enten- diéndola contra los totalitarismos esta- netos concretos indiferentes 40 . Mirado
tales y la explotación de los particu- Por uno u otro motivo hoy es fácil
der y formular. Ya he notado antes por lo menos el fin que se persigue, notar la limitación del principio del
que cuando se aplica el principio de lares. (Dios nos libre de semejantes po- el acto deviene bueno o malo. En u n a
siciones simplistas! Sin embargo, habrá doble efecto. Pero más difícil será dar
totalidad, el sacrificio de las partes acción determinada podría darse dema- con el camino para superar estas difi-
puede ser querido como medio y que que reflexionar sobre el valor instru- siado poco color moral. Pero, frecuen-
mental del principio antimaquiavélico, cultades. Nos contentaremos con in-
la supresión de dichas partes puede temente, este color será excesivo —y es dicar intentos de solución dignos de
causarse y obtenerse incluso con un acuñado para defender a la persona lo que queremos subrayar aquí— cuando tomarse en cuenta, aunque no siempre
acto directamente de mutilación 3 *, muy oprimida, pero que a veces podría fa- se nos describen las acciones como puestos en relación con nuestro prin-
diversamente de lo que podía de- vorecer la opresión. No consentir ei Intrínsecamente buenas o malas, de
recurso a matar, ni siquiera cuando es cipio. En todo caso, esos intentos na-
ducirse del principio del doble efecto. Inl modo que nada pueda corromper cen de la problemática contlictiva ca-
Por restringida que fuese esta apli- necesario para defenderse de u n injusto la bondad o sanar la malicia por lo
agresor, seria favorecer claramente ]a racterizada por la imposibilidad de
cación del principio de totalidad, ya menos en parte. Es necesario que se hacer todo el bien y de evitar todo
que prácticamente se limitaba al campo opresión 3 6 . compruebe o se desmienta esta nuestra el mal. problemática que en otro tiempo
corporal de una misma persona, sin Intuición con estudios históricos. En abrió camino precisamente al recurso
embargo podía servir ya para expresar Decir que el principio antimaquia- In era nominalista y el sucesivo volun-
vélico n o vale para todos los casos, del principio del doble efecto. No aludi-
la dificultad de apelar siempre al prin- larismo moral, providencialmente los remos a otros intentos que aunque
cipio del doble efecto. no es decir en qué casos no vale (por mitores recordaron que al lado de
lo que hay lugar para la investigación ingeniosos no nos parecen aptos para
neciones «malae quia prohibitae» había resolver el problema, por ejemplo el
ética), pero desgraciadamente hace sur- otras «prohibitae quia maíe» 4 J , es
4. ¿EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS?— gir la sospecha en cada caso concreto. de recurrir a la distinción entre «mal
decir, afirmaron la intrínseca malicia de físico» y «mal moral» 4 6 o la distinción
Ya que el nuevo principio de totalidad, Este temor a que todo se derrumbe determinadas acciones. El problema
respecto al viejo principio del doble será lo que estimulará emotivamente entre excepciones verdaderas y excep-
consistirá en determinar tales acciones ciones falsas, dando por falsas las que
efecto, elimina las condiciones relativas a rechazar las observaciones legítimas y establecer el valor de la «malicia in-
a la relación entre medio y fin. este que hemos hecho al principio. Hay atañen a nuestro caso 4 7 .
trínseca». En dicha determinación hoy
es el punto que habrá que considerar quien teme que la Humanae vitae pueda se anda con m u c h a mayor cautela
expresamente, aunque sea de mucha ser rechazada 3 7 y h a y quien teme que antes, y existe la convicción común 1. EL COMPROMISO TOLERADO Y LÍ-
dificultad. Hay quien se niega a unir quién sabe cuáles y cuántas violen- de que tales acciones son mucho menos CITO.—La palabra compromiso tiene hoy
la critica del principio del doble efecto cias por parte de los privados 3 8 . La numerosas de lo que hasta ahora se muy a menudo un significado negativo
a la crisis del principio antimaquiavé- preocupación es legítima y la respuesta pensaba; incluso hay quien sostiene y peyorativo. Sobre todo para el cris-
lico; pero esto no parece deberse a no es fácil; pero semejante preocupa- que el único acto intrínseca y absolu- tiano que acepta el radicalismo evan-
motivaciones lógicas, sino a comprensi- ción, si es unilateral, más parece dic- tamente malo respecto al hombre es gélico («o conmigo o contra mí», «vues-
bles preocupaciones psicológicas " . No- tada por motivaciones políticas (de- i'l odio 4 2 . Y luego hay toda u n a serie tro lenguaje sea sí, sí, no, no»), el
sotros pensamos, por el contrario, que fensa del orden establecido o del jerarca) de razonamientos para disminuir tam- compromiso se presenta como u n a
se debe tener la valentía de afrontar que no por el respeto hacia toda clase bién cualitativamente el valor de la Incoherencia y u n a debilidad, y hasta
decididamente esta problemática cada de valores. No deja de ser sintomático malicia intrínseca. Ya los textos clásicos como una villanía. Ciertamente hay
vez más urgente y que aflora en casi el que hoy se hable tanto contra la (como los de Aertnys-Damen, Noldin, compromisos cómodos, puestos en prác-
todos los problemas morales discutidos tortura, de la que n o se había dicho (¡énicot, Mausbach) notaban que hay tica por personas maquiavélicas a las
hoy en día. No podemos renunciar ni palabra por un milenio, durante el dos modos de entender un acto «in- que únicamente les interesa medrar.
al principio de que «el fin no justifica cual las torturas estaban a la orden I rínsecamente malo»:« i) intrinsece abso-
los medios», sólo porque frecuente- del día, con la connivencia también de Pero no todos los compromisos son
lutemalum. quod n u m q u a m licet; 2) in- así. Si la política es el arte del compro-
mente sus más encarnizados defensores los cristianos. Se teme la violencia que Irimece quidem, sed non absolute malum,
son quienes en la vida práctica lo algunos particulares podrían ocasionar miso, no pueden dejar de existir com-
quod aliquando licitum evadere po- promisos alcanzados lícitamente por
pisotean con mayor facilidad. Pero a los embajadores, por ejemplo, y no test» 43 . La cuestión ha vuelto a ser
tampoco podemos ignorar que n o pocos, se teme absolutamente la violencia hombres políticos que actúan con el
ánimo tolerante de quien no pudiendo
Doble e f e c t o (principio del) 242 j 243 Doble e f e c t o (prlnolplo del)
51
alcanzar todo el bien se resigna a ley natural» . San Alfonso consideraba»! cónyuges. Semejante ilación es gratuita conflictiva en la que no fuese posible
tolerar u n poco de mal para conseguir posible incluso la aplicación de l a t ilcl todo y no brota absolutamente de salvar a la madre y al niño, una
todo el bien concretamente factible 48 . epiqueya a la ley natural. Tal vez In perspectiva objetivista, incluso si se eventual excepción a la norma que
Cuando en el pasado se consentía la entrambos dejan entrever u n concepto In contrapone erróneamente a la pers- prohibe todo aborto, ¿sería uún nuil
guerra justa o se afirmaba la legitimi- excesivamente fixista de la ley na- pectiva personalista. ofensa a la vida o no, más bien, unn
dad de la autodefensa o se sentaban tural. Pero concuerdan en reconocer defensa de la vida, es decir de lu
los principios de la cooperación ma- que ningún texto de ley tiene valor 1 4. LA RAZÓN PROPORCIONADA.-Si los única vida que en concreto es posible
terial al mal, ¿qué se hacía, en resu- absoluto, sino que se requiere a veces deberes no están generalmente deter- salvar? ¿No podrá decirse lo mismo
midas cuentas, sino seguir la lógica u n a ulterior reflexión moral para cap- minados de una vez para siempre, del divorcio, cuya condena es la obli-
de ese compromiso admisible? ¿0 es tar con verdad (objetiva) los valores seguirá en pie el problema de cómo gada defensa del amor, mientras que
que al ciudadano obligado a disminuir que tienen más peso en u n a determi- poder determinarlos. De ahí que el la permisión podría resultar en algún
la declaración de rentas para poder nada situación. Y entonces ya podemos recurso a la «ratio proportionate gravis» caso del reconocimiento del nuevo amor,
vivir, o al trabajador constreñido a hablar expresamente del derecho pre- NCII cada vez más frecuente y más insis- el único que en concreto fuera dable
levantarse a mayores para que le re- valente. lente. Hay que sopesar los bienes y salvar? Por lo menos puede deducirse
conozcan sus derechos, o a la mujer los males de cada alternativa. Esta de la praxis eclesiástica de anular el
impelida a abortar para salvar la vida 3. EL PRINCIPIO DEL DERECHO PREVA- proporción no se presenta ya como matrimonio por el «privilegium fidei»,
con la que quiere proveer a sus otros LENTE.—Hurley, rechazado claramente «una» condición del «doble efecto», sino que el valor del matrimonio puede
hijos, habrá que condenarlos basándose el principio de que el fin justifica los como «la» condición del mismo, de la medirse con el de la fe y que esta
en el radicalismo evangélico? ¿No son medios, propone otro principio general cual depende en último análisis la última puede a veces prevalecer. De
condenados más bien por parte del ra- que no dé la impresión de relativismo licitud o la ilicitud de la acción. Los todos modos, las normas no-«on abso-
dicalismo católico ? ¿No es cordura hacer o de análisis amañados: «Cuando el i|ue a toda costa quieran permanecer lutas, sino instrumentales.
las cosas lo mejor que se pueda en una ejercicio de un derecho proporcionado iniciados a la vieja terminología, sen-
situación difícil y conflictiva? 49 . excluye el cumplimiento de un deber, tirán la necesidad de precisar: «un
electo malo será directo o indirecto, 6. EL PRIMADO DE LA PERSONA Y
este deber cesa.» Es el llamado «prin- DEL AMOR.—Los valores, en la actual
cipio del derecho prevalente». Como «egún la presencia o la ausencia
2. LA EPIQUEYA Y LA GNÓME.-La He una razón proporcionada» 5 3 . Pero concepción personalista, se condensan
epiqueya es bastante conocida y con- nota el autor, n o cualquier derecho en la persona h u m a n a y en el deber
anula el cumplimiento de u n a ley. NI con sólo querer directamente la
siste hoy no tanto en la indulgencia nizón proporcionada, se hacen «indi- de respetarla todo lo posible. No se
o en la benignidad de un superior que Se trata de esclarecer la relación exis- trata de avalar el individualismo, según
tente entre u n derecho personal y la rectos» los eventuales efectos malos,
consienta en contradecir u n a deter- valdría más abandonar esta termino- el cual sólo nosotros tenemos valores
minada ley positiva, cuanto en la uti- observancia de u n a ley, esclarecimiento y todos los demás son instrumenta-
hecho conforme al concepto de «ratio logía tan poco práctica e indicativa 5 4 ,
lización de u n a verdadera ley natural listo no significa que la producción lizables. Se trata, en cambio, de admitir
por encima de cualquier otra deter- proportionate gravis». El mismo Hurley el principio contrario: la persona hu-
relaciona todo esto con el principio directa de un determinado efecto no
minación dada por un legislador posi- lenga u n a especial importancia moral, mana - e n su dimensión comunitaria,
tivo. La epiqueya es como un principio del doble efecto, que de este modo además de la individual— es el máximo
podría ser desarrollado y perfeccio- Kino sólo que la importancia no es
superior (jus melius) que constituye el única y que el criterio por sí solo no valor h u m a n o que nunca es posible
medio entre el legalismo y el laxismo. nado 52 . instrumentalizar (tal vez era eso lo
es definitivo, lo mismo que los demás
Para Santo Tomás no es u n vicio, Tal vez han admitido la misma cosa principios enunciados en los que se que querían decir quienes afirmaban
sino una auténtica virtud (S. Th., 2-2ae, los episcopados nacionales que con habla precisamente de «ratio propor- que «el fin no justifica los medios» =
q. 120, a. 1 ad 2). Más que u n papel ocasión de la Humanae vitae recurrieron tionate gravis». explotación de la persona). La exalta-
negativo dé librar de leyes h u m a n a s al principio del «conflicto de deberes ción de la persona no puede realizarse
tiene el papel positivo de llevar a lo o de valores». Efectivamente, dado un a expensas de la comunidad, siendo así
que objetivamente es mejor, más allá conflicto de exigencias prevalece en 5. LA INSTRUMENTALIDAD DE LAS NOR-
que la persona, para poder desarrollarse,
de la letra de la ley 5 0 . concreto u n solo derecho, que puede MAS RESPECTO A LOS VALORES.-Toda
necesita absolutamente de la comuni-
definirse en tal caso como «derecho norma encarna algún valor. Siempre dad. Pero también se excluye toda
La gnóme superaría incluso el con- concepción de estadolatría, que con el
flicto entre ley positiva y ley natural prevalente». Nos parece muy artificiosa resulta peligroso deshacerse de las nor-
la polémica de quienes se apresuran mas, pues junto con ellas podrían ti- pretexto de servir a la persona acaba
para colocarse en la misma esfera de por esclavizarla.
la ley natural, captando la jerarquía a precisar que el conflicto se da sólo rarse por la borda también los valores.
de los valores morales. en el plano subjetivo, ya que objetiva- Sin embargo, se dan situaciones en las El primado de la persona, que reca-
«Gnóme», según Aristóteles y Santo mente no pueden darse deberes contra- que la norma no salvaguarda el mayor pitula todos los valores humanos, puede
Tomás, indica la virtud que nos permite dictorios. Es verdad que en último número de valores. Incluso, en casos ponerse al lado del primado del amor,
juzgar ciertas acciones «praeter com- análisis no puede haber dos deberes limite, podría ser que la norma obtu- si es que se prefiere usar la termino-
munes regulas agendorum», es decir, objetivos contradictorios que afecten viese un resultado opuesto, traicionan- logía cristiana. No olvidaremos la ley,
«secundum aliqua altiora principia, quae a u n a determinada persona, pero esto do más que conservando el valor. que puede ser el pedagogo que nos
sint regulae communes...»; se trata significa que —incluso en el plano I'or ejemplo, la norma que condena lleva a Cristo; pero tampoco olvida-
de u n a «altior virtus indicativa, quae objetivo— prevalece un solo deber, sin el aborto, está ciertamente al servicio remos que la ley se sintetiza en el amor
importat quamdam perspicuitatem ju- que se pueda decir de u n a vez para lie la vida y, por tanto, hay que man- (Gal 5,14). La ley sirve para intro-
dicii» (2-2ae, q. 51, a. 4c). Robert sos- siempre cuál es. No es admisible pues tenerla con firmeza hoy más que nunca, ducirnos en las mucho más fuertes
tiene que la gnóme se ejerce dentro de lo que con frecuencia se da aquí por cuando los abortos provocados por exigencias del amor. No se trata de
la ley natural, pues a veces pueden pre- supuesto; es decir, que el valor objetivo meros fines hedonistas son tan nume- adoptar una «nueva moral» que rechace
sentarse («ut in paucioribus») obstácu- sea la condena de la contracepción, rosos y hay tantas personas que se teda norma ética para abandonarse al
los que «pueden hacer caducas las pero que si ésta n o es imputable podría ut reven a pedir u n a total liberalización. capricho del sentimiento y del egoísmo
conclusiones ciertas deducidas de la darse sólo por la buena fe de los Cero cuando se produjese una situación presentados con los vistosos disfraces
Doble e f e c t o (principio del) 244
245 Doble efecto (principio del)
d e ! a m o r ; se t r a t a e n c a m b i o d e t o m a r c i m i e n t o o r g á n i c o . [Afuera, p u e s , toda
c o n c i e n c i a d e q u e la a u t é n t i c a m o r a l s e n s a c i ó n d e v é r t i g o c o m o si t o d o Tummolo, Compendium Theologiae Moralis, 1, n. 340.~{ 1 9 ) S. A. Loiano. Institutiones Theo-
n o p u e d e s e r s i n o d i n á m i c a , si es q u e se d e s m o r o n a s e , a y e r los p e c a d o s y h o y n. 8-9; T. A. Jorio, Theologia Moralis, 1. logiae Moralis, 1, n. 20.—(20) B. Merkelbach,
los p r i n c i p i o s ! Si lo q u e m á s i n t e r e s a b a , n. 8-9). Por fin algunos quisieran exponer Summa Theologiae Moralis, 1, 173, b . -
q u i e r e p r e s e n t a r c o m o e t e r n a m e n t e váli-
i n c l u s o a y e r c u a n d o se e s p e c i f i c a b a n los
la relación, pero no hacen más que vagas (21) H. Noldin, Summa Theologiae Moralis, 1.
d o s los v a l o r e s a n t i g u o s e n los n u e v o s alusiones (cf L. Wouters, Manuale Theologiae 8 9 . - ( 2 2 ) S. A. Loiano, o. c, n. 2 8 . - ( " ) A. Lehm-
t i e m p o s . E n u n a s i t u a c i ó n confíictiva, p e c a d o s y se d e t e r m i n a b a n los p r i n - Moralis, 1, n. 6 0 ) . - ( 9 ) Para no dar los nom- kuhl, Theologia Moralis, 1. 72.-( 2 4 )-M. Zalba,
c u a n d o es difícil v i s l u m b r a r lo q u e se cipios, e r a n los v a l o r e s y s o b r e t o d o bres de todos los que intervinieron en la o. c, 1, n. 277, c—(25) A. Vermeersch, Theo-
d e b e h a c e r , n a d a m e j o r q u e el a m o r las p e r s o n a s c o m o valor, n o deberá discusión, nos contentamos con indicar esta logia Moralis, 1, n. 129.—(26) Id., o. c .
a u t é n t i c o p o d r á s u g e r i r lo q u e es lícito h a c e r s e h o y u n a t r a g e d i a a! i n t u i r síntesis: G. Ceriani. Aborto diretto e indiretto? n. 118.—(27) A. Vermeersch (o. c.,n. 115) define
q u e la d e f e n s a d e los m i s m o s v a l o r e s Ai margini di una polémica tra P. Gemelli e así el efecto: «ulterior actionis in se completae
y obligado.
P. Vermeersch, en «La Scuola Catt.», 62 vel omissionis efficientia seu resultantia, quae
y de las m i s m a s p e r s o n a s p u e d e h a - (1934), 79-86.-( 1 0 ) H. G. Kramer, The indirect distinctum voluntatis obiectum esse potest»;
cerse mejor c o n otros i n s t r u m e n t o s . voiontary or voluntarium in causa, Washington» de modo que el «finis operis» es para él objeto
VIL Conclusión Sería u n a reacción e m o t i v a m e n t e com- 1935.—( n ) Así se expresa al respecto ]. Ghoos, y no efecto de la acción.—(2tt) Nos permitimos
p r e n s i b l e , p e r o c i e r t a m e n t e ilógica. L'acte a double effet; étude de Théologie positive, remitir a nuestra tesis de doctorado, II volun-
N u e s t r o c o m e t i d o n o es el d e c o n - en «Ephemerides Th. Lov.», 2 7 ( Í 9 5 Í ) , 3 1 , tario in causa: studio critico degli autori recenti,
d u c i r a u n a c e r t i d u m b r e , s i n o el d e n. 5. «L'effet mauvais d'un acte á double Pont. Acad. Alf., Roma.-( 2 9 ) G. B. Guzzetti.
insinuar u n a p r u d e n t e duda. Principios L. Rossi effet est dit communément étre "volun- Moral general, Mensajero, Bilbao 1968.—
t r a d i c i o n a l e s c o m o los d e «fin-medio», tarium in causa" ou "voluntarium indirec- ( í0 ) Dice así: «Supongamos el caso de una
«efecto d i r e c t o e i n d i r e c t o » , « d o b l e t u m " ; ees deux notions sont synonymes madre embarazada, enferma, que no puede
Notas.— (*) Citaremos, como muestra, a
efecto», etc., n o s o n s a l v o c o n d u c t o s actuellement. Dans la terminologie de Saint curar sin causar la muerte de la criatura,
Pío XII, Alocución a los participantes en el
q u e n o s lleven i n d u d a b l e m e n t e a u n a Thomas "voluntarium in causa" a le m8me y no puede dejar de curarse sin afectar
Congreso Internacional de la Sociedad de Hema-
sens qu'il a maintenant, tandis que "volun- gravemente al marido y a los demás hijos:
c e r t i d u m b r e ; y f r e n t e a ellos el t e ó l o g o tología, 12-IX-1958, en «ASS» (1958). 732 ss.
tarium indirectum" est employé exclusive- si deja de curarse salva la vida que lleva en
y el m o r a l i s t a t i e n e n q u e a d o p t a r u n a Nuestro principio podría llamarse también del
ment pour un effet qui se produit á la las entrañas, pero damnifica al marido y a
p o s t u r a c r í t i c a y c r e a t i v a . El h e c h o d e «efecto secundario», del «efecto preterinten-
suite de l'omission d'un acte (S. Th., l-2ae, los otros hijos; si se cura, ayuda al marido
cional», pero con más frecuencia se llama del
q u e el p r i n c i p i o del d o b l e efecto esté 6. 3). Saint Thomas lui-meme indique expres- y a los otros hijos, pero causa la muerte del
«voluntario indirecto». - ( 2 ) Pío XII, Alocución
e n t r a n d o e n crisis es p r o v i d e n c i a l , p o r - sément cette distintion: o. c, q. 77, a. 7. que iba a nacer. Supongamos el caso de u n
a los participantes en el congreso de la Asociación
q u e d e s e g u r o l l e v a r á a la p r e p a r a c i ó n Cf O. Lottin, Principes de morale, t. 1: Exposé industrial que ha descubierto un nuevo mé-
Italiana de Urología, 8-IX-1953, en «ASS»
systématíque, Lovaina 1948, 193, nota 1 » . - todo de fabricación, con cuya aplicación a
de n u e v o s i n s t r u m e n t o s de análisis (1953), 6 7 4 - 6 7 5 ; Id, Discurso a la Unión
(12) V. Alonso. El principio del doble efecto gran escala logra grandes ventajas para sí,
y a a l c a n z a r n u e v a s v e r d a d e s . Los Italiana Médico-Biológica San Lucas, 12-XI-1944;
en los comentadores de Santo Tomás de Aquino para la familia y para los consumidores, pero
intentos de solución son válidos c o m o Id. Alocución al Congreso internacional de
desde Cayetano hasta ¡os salmaticenses. Expli- damnifica a los d e m á s industriales...».-
Ncuropsicofarmacología, 9-IX-1958, en «AAS»
intentos, pero todos necesitan ulte-
(1958), 6 9 3 ; Id, Alocución a los dirigentes y
cación del derecho de defensa según Santo Tomás ( J1 ) G. B. Guzzetti, La morale cattolica, v. 1,
riores v e r i f i c a c i o n e s y reflexiones. N o de Aquino, Roma 1 9 3 7 . - ( 1 } ) He aquí el 160-161.—(-") Desde algunos años a esta
socios de la Asociación Italiana de Donantes
nos atrevemos a quedarnos con uno paso discutido: S. Th., 2-2ae, 64, 7: «Res- parte los teólogos apuntaban esporádicamente
de Córnea, 14-V-1956. en «AAS» (1956),
pondeo dicendum quod nihil prohibet unius a la «opción fundamental». También nosotros
d e ellos, p u e s n o s v e r í a m o s o b l i g a d o s 4 6 1 - 4 6 2 . - I 3 ) J. Leclercq, L'insegnamento delta
actus esse dúos effectus, quorum alter solum habíamos intentado puntualizar la situación
a quedarnos con todos, por c u a n t o morale. Alba 1951.—( 4 ) Esta es la formulación
sit in intentione, alius vero praeter inten- en L'opzione fundaméntale nella morale cris-
c o i n c i d e n e n m a n t e n e r d e s p i e r t o el más sencilla: «Quod ex voluntario causatur
tionem, cum sit per accidens... Ex actu ergo tiana, en «Anime e Corpi», 26 (1969), 149-
s e n t i d o c r í t i c o y e n e s t i m u l a r la c r e a - voluntarius in moralibus reputatur; ideoque
alicuius seipsum defendentis dúplex effectus 162. Ahora estas hipótesis teológicas quedan
imputatur ei qui causam praebuit. Non qui-
t i v i d a d m o r a l . H e m o s r e s i s t i d o a la sequi potest: unus quidem conservatio pro- refrendadas por la enseñanza magisterial
dem semper, sed si illud: 1.° praeviderit,
t e n t a c i ó n d e d e s a r r o l l a r u n n u e v o cri- priae vitae; alius autem occisío invadentis».— (cf Episcopado Suizo, Penitencia y confesión,
et 2.° debuisset, et 3.° potuisset praecavere»
t e r i o : «el p r i n c i p i o d e t o t a l i d a d e n (14) J. Magnan, An histórica! Analysis of the 1971). Allí se dice entre otras cosas: «Nos
0- DAnnibale, S. Th. moral 1, n. 1 5 7 ) . -
Principie of Double Effect, en «Theological parece imposible que Dios precipite en el
sentido amplio», a p e s a r de q u e sigue (5) Ver la documentación de los autores que
Studies». 10 (1949), 4 1 - 6 1 . - f 1 5 ) J. Ghoos. infierno, por un solo pecado, a un hombre
s i e n d o el c r i t e r i o q u e n o s p a r e c e m á s distinguen la acción de la omisión, o la
a. c. Aquí se dice que en la discusión in- que ha procurado siempre el bien pero que
v a l i o s o e n sí m i s m o , a p a r t e las i n d i c a - «causa per se» de la «causa per accidens»,
tervinieron sobre todo Medina y Vázquez, accidentalmente ha caído en pecado. Por una
o la suma de las antedichas distinciones en
ciones magisteriales de que pueda go- Lessius y Sánchez. Hubo quien consideró sola caída o por un error no se llega a un
L. Rossi, II principio del «voluntario in causa»,
zar. S e r á n o t r o s los q u e t e n g a n el únicamente el objeto como constitutivo de pecado que excluya del Reino de Dios...
en «La scuola cattoJica», 93 (1965), 333-342.-
moralidad; hubo quien pareció defender una Lo que ante Dios cuenta es la orientación
m é r i t o d e r e c o r r e r e s t a n u e v a pista, (b) Cf M. Zalba, Compendium Theologiae Moralis,
moral puramente subjetiva, basada en la fundamental de la vida. —¿Dónde colocas el
considerada e r r ó n e a m e n t e c e r r a d a , se- 1, n. 265, 2 7 5 . - ( 7 ) Cf Piscetta-Gennaro,
intención del agente; todos se detuvieron en punto de convergencia de tu vida? - p r e -
g ú n a l g u n o s , p o r la Humanae vitae. Elementa Theologiae Moralis, 1, n. 3 0 ; Ballerinl-
las aplicaciones al aborto indirecto y a la gunta Jesús al hombre—: en Dios o en las
La p r e o c u p a c i ó n d e h a c e r v e r los Palmieri, Opus Theologicum Morale, 1, n. 26;
polución. Ninguno, como Juan de Santo riquezas? ¿Dónde tienes tu tesoro, en el
límites del p r i n c i p i o t r a d i c i o n a l del A. Lanza, Theologia Moralis, 1. n. 1 3 . - (8) Po-
Tomás, puso formalmente y de un modo cielo o en la tierra? ¿Buscas el amor, el
dríamos dividir en cuatro categorías a los
d o b l e efecto, e m p e r o , n o q u i s i é r a m o s claro la moralidad en el acto libre: no exclusi- servicio a Dios y al prójimo, o te buscas sólo
moralistas, al querer conocer la relación
que en algunos engendrase sentimientos vamente en el objeto o en la intención, sino a ti mismo y tus placeres?... Jesús mira a
que suponen entre el principio del «volunta-
de miedo y de confusión. A u n q u e n o s en la combinación de esos dos elementos que la opción fundamental de nuestro corazón,
rio en su causa» y el del «doble efecto».
constituyen toda acción libre. Por lo que de de nuestro pensamiento y de nuestra voluntad:
h e m o s c o l o c a d o e n la v i s u a l d e la Para algunos, la relación entre los dos prin-
u n lado la caridad nos obliga a evitar el nuestros actos externos pueden ser equívocos,
l i m i t a c i ó n d e d i c h o p r i n c i p i o , es j u s t o cipios es inexistente, pues no hay en realidad
escándalo; pero por otro puede haber razones pueden estar inspirados por el amor o por
r e c o n o c e r u n a vez m á s q u e el m i s m o dos principios distintos (cf A. Boschi, Problemi
que nos empujen de todos modos a la acción el espíritu farisaico, por el corazón de carne
morali del matrimonio, 1963, 448). Para otros
h a p r e s t a d o m u y b u e n o s servicios y
si hay relación, pero la cifran de un modo
o que suspendan la obligación de la caridad: o el corazón de piedra».—( 33 ) A este propósito
podrá prestarlos aún, de m o d o que de manera que es imposible dar reglas fijas, es interesante la posición tomada por R. Trois-
totalmente errado (por ejemplo. Ballerinl-
a c a b a r e m o s despidiéndolo con nostal- y hay que remitirse a la consideración de fontaines, Faut-il légaliser Vavortement?, en
Palmieri, o. c, n. 29b. donde dicen fresca-
gia. S e r í a e r r ó n e o s u b r a y a r ú n i c a m e n t e hombres sabios y prudentes.-( 1 6 ) Habló pre- «NRT», 5 (1971), 4 4 9 - 4 5 2 . Dice que cuando
mente que la diferencia está en el número de
cisamente con ocasión de la legítima defensa los médicos se encuentran ante la alternativa
e n l a s n u e v a s p e r s p e c t i v a s , la d i s c o n - los efectos). Para un tercer grupo, tiene que
individual (S. Th., 2-2ae. 64,7).-( 1 7 ) Cf L. Rossi, (en el conflicto entre el embrión y la vida de
t i n u i d a d c o n el p a s a d o , e n vez d e haber una verdadera relación, pero no la
Come si formula H principio del duplice effetto, la madre): «Si no intervengo tendré dos
a c e n t u a r la c o n t i n u i d a d e n el c r e - indican pues se contentan con poner, uno
en «Riv. Clero It.». 42 (1961), 2 7 8 - 2 8 3 . - muertes; si intervengo tendré una sola, la
junto al otro, los dos principios (cf Gury-
(18) M. Zalba, Theologiae Moralis Summa, 1, de un ser que de todos modos está condenado
247 Droga
Doble efecto (principio del) 246

a morir antes de llegar a su madurez per-


inmoralidad. Ambos están estrechamente uni- effet, en «NRT», 87 (1965), 365.~( 5 4 ) Es
pero en este caso son realidades puramente dos. Por lo que respecta a esta justificación,
sonal»: «no vemos que el médico pueda dudar». lo que hemos invitado a hacer en el prece-
abstractas o actos instintivos, inconscientes la inmoralidad intrínseca de la tortura se dente artículo «Diretto» e «indiretto» in teología
El viejo proverbio «dos muertes (naturales) desde el punto de vista moral».—(41) Conocidos funda en el carácter sagrado de la persona
son menor mal que un homicidio» - d i c e - morale, en «RTM», 9 (1971). Pero el presente
son los ejemplos clásicos: mentira, asesinato, humana y en el derecho a la integridad
aquí no puede aplicarse, porque la malicia artículo no es la mera repetición de aquél,
hurto, adulterio, suicidio, mutilación, tortura. personal. En cuanto a la definición, la tortura
del homicidio deriva del hecho de que se sino el estudio de u n a cuestión sólo parcial-
Semejantes actos intrínsecamente malos, no no puede identificarse sin más con el hecho
priva - s i n razón suficiente— a un ser h u m a n o mente conexa con la precedente. Resumiendo
admiten ninguna excepción. Pero no faltan de causar voluntariamente dolores físicos o
de su desarrollo personal; en cambio, en podría decirse que aquél miraba a la oportu-
tampoco posiciones contradictorias; cf D. von morales. Ya aludimos a !a eventualidad de
nuestro caso, el feto, destinado a morir con nidad de una terminología, mientras éste
Hildebrand, Schijn in Waarheid, Tield-La Haya, una intervención quirúrgica sin posibilidad
ía madre, nunca llegará a una actividad mira a u n principio: se da la diferencia que
1 9 6 1 . Según este autor, el «no matarás» de anestesia completa. También el educador
consciente. Así que parece un caso clásico hay entre término y juicio.
tiene la fuerza de u n a prohibición absoluta. puede ser causa de sufrimientos morales con
resuelto hasta ahora negativamente según «Ninguna intención por buena que parezca el fin de hacer ver al educando sus defectos.
el principio del doble efecto.-( 34 ) Cf L. Rossi, puede autorizarnos a arrogarnos el derecho En tales "casos" no se trata de una tortura
«Diretto» e «indiretto» in teología morale, en
«RTM», 9 (1971), nota 18. El principio de
de decidir sobreda vida de un ser h u m a n o (...).
¡Pero matar para defenderse está moralmente
"tolerada", sino de un acto humano bien dis- DROGA
tinto. Por tanto nunca puede hablarse de
totalidad, en relación a los problemas co- permitido!»-( 42 ) M. Brunec, Mendacium, in- tortura indirecta, tolerada o involuntaria.
nexos con la Humanae vitae, lo desarrolla 1. V a l o r a c i ó n ética tradicional
trinsece malum, sed non absolute, en «Sale- No podemos considerar bajo ningún punto
óptimamente D. Mongillo, II principio di tota- sianum», 26 (1964), 6 3 8 - 6 4 2 . - ( 4 Í ) Ib, 639- de vista como u n a tortura el sufrimiento cau- Si q u i s i é r a m o s h i l v a n a r el discurso
lita, en «Asprenas», 16 (1-2 junio 1969), 640, citado por E. Quarello, o. c, 1 4 3 . - sado en estos casos. Los principios del acto moral o m o r a l í s t i c o de siempre, p o -
109-126.-( 5 5 ) D. E. Hurley, Ein neues Moral- (*4) G. Martelet, La existencia humana y el de doble efecto aquí sirven para poco... los
prinzip, wenn Recht und Pflicht sich wider- amor, Desclée. Bilbao 1970. Nos agrada que d r í a m o s decir q u e la d r o g a n o e s
sufrimientos causados son directos y deli- i n t r í n s e c a m e n t e ilícita; t a n t o e s así q u e
sprechen, en «Orientierung», 31 (1967), 1 3 5 ; el ilustre teólogo francés haya llegado a estas berados sí, pero no en cuanto tortura... no
D. De Couesnoglie, La fin ne justifie pas ¡es posiciones. Nos duele, en cambio, que hayan les está c o n s e n t i d a a los e n f e r m o s
demos un paso adelante refiriéndonos a la
moyens, en «Supp. Vie Spirit», 65 (1963), tenido que sufrir quienes han expuesto las relación del fin a los medios. Este principio g r a v e s y a los m o r i b u n d o s . Sin e m -
293-312; P. Knauer, La détermination du bien mismas ideas con uno o dos años de antici- supone una visión clara de la moralidad b a r g o e s s u m a m e n t e peligrosa, por lo
et du mal moral par le principe du double effet, pación, cuando se abatía la tempestad sobre intrínseca del medio en cuanto acto humano, cual n o se la p u e d e t o m a r m á s q u e
en «NRT», 8? (1965), 3 5 6 - 3 7 6 . - ( 3 6 ) Cues- todos los que no dieran interpretaciones res- mientras que aquí no hemos llegado aún por m o t i v o s m u y g r a v e s y n o por
tiones más difíciles de valorar moralmente trictivas a la Humanae vitae.—(45) ib, donde a semejante claridad» (214). La eventual
hoy son las relativas a la esterilización, al concluye: «El carácter desordenado de la placer o por el d e s e o d e evadirse de la
modificación de las definiciones, para hacerlas realidad y de librarse d e las propias
suicidio, a la pena capital y a la guerra. contracepción. aunque es real, no puede más «morales», es una pista que puede ras-
En los dos primeros casos la reflexión se dispensar de ponernos en el punto de vista trearse, pero que no elimina el deber de responsabilidades. Quien sin serio m o -
orienta hacia una mitigación por medio de de las conciencias para juzgar la gravedad revisar los principios mismos.—(48) Confrón- tivo t o m a estupefacientes, d e b e c o n s i -
la integración de las llamadas excepciones subjetiva del desorden cometido».—(46) Sin tese Ch. E. Curran, A new Look at Christian derarse e n p e c a d o ; si l u e g o l o s t o m a
nuevas; en los otros dos casos la corriente duda es oportunísimo distinguir entre el mal Morality, Ind. 1968, 1 5 9 - 1 7 5 ; C. Van Ouwer- algunas v e c e s ( n o u n a v e z sola) c o n
se hace más severa excluyendo «excepciones» físico y el moral; pero lo difícil está precisa- kerk, Ethos evangélico y compromiso humano,
clásicamente justificadas. De todos modos, mente en dar un criterio aceptable para poner peligro de a c o s t u m b r a r s e , p e c a m o r -
en «Concilium», 5 (1965), 7-23.~( 4 9 ) Frente talmente de seguro.
parece que siempre el juicio moral ha de ser en práctica tal distinción en los casos difíciles. al más inocente compromiso siempre se oye
más dúctil que en el pasado. - ( 3 7 ) Cf E. Qua- No faltan indicaciones contrastantes, según la objeción: «¡pero el fin no justifica los me-
rello, Per il superamento dei «conflitti di cos- la perspectiva (conservadora o progresista) dios!». He aquí lo que escribe el famoso
cienza», en «Salesianum» 33, 1 (1971), 127- desde la que se arranca. Hay quien dice, 1. EL TOXICÓMANO.—ES verdad que
moralista holandés: «La reflexión de que no al t o x i c ó m a n o , en c u a n t o a u t é n t i c o
154. El artículo es muy bueno tanto por la por ejemplo, que la contracepción es un puede mirarse a obtener un bien con medios
documentación como por el esfuerzo de mal moral, mientras la aparición de u n a enfermo, imposibilitado para ejercer
malos ha funcionado siempre como freno
captar ías nuevas orientaciones. Pero nos nueva criatura, los golpes del marido violento, para afrontar nuevas posibilidades y nuevos p l e n a m e n t e s u libertad, n o se le p u e d e
parece excesivamente temeroso el autor cuan- el naufragio del propio matrimonio, son males problemas. Por esto sucede que tantos pro- i m p u t a r u n a v o l u n t a d a c t u a l e n el u s o
do se trata de deducir conclusiones opera- físicos, es decir, simples desventuras que blemas actuales se den en la medicina, c o n t i n u a d o de e s t u p e f a c i e n t e s ; pero
tivas, sobre todo las tocantes a la contra- pueden venir sin ninguna responsabilidad precisamente porque este sector de la ciencia
cepción (146ss). Dice entre otras cosas: (cf G. B. Guzzetti, L'«Humanae vitae» nei suoi tiene la o b l i g a c i ó n , si y c u a n d o le s e a
moderna ha tenido un desarrollo tan fuerte... posible, de recurrir al m é d i c o para las
«Al mismo tiempo que sentimos aprecio por commentatori, en «La Scuola Catt», 96 (1969), No me parece falso o exagerado afirmar que
las reflexiones hechas por Delhaye y Knauer 205-206). Pero hay también quien considera apropiadas c u r a s de d e s i n t o x i c a c i ó n .
toda formulación de un problema moral que
acerca de la noción de acto "intrínsecamente la contracepción como un desorden que arranque del binomio medio malo-fin bueno Pero la a u s e n c i a de v o l u n t a d e n el
malo" y "la razón proporcionada", notamos implica únicamente un nial físico (Ph. Del- o algo parecido haya que calificarla por ello m o m e n t o de obrar n o significa a u s e n -
que el paso de un principio moral general haye, Intrinséquement déshcnnéte, en AA. VV., mismo de sospechosa... es importante poder
a su aplicación - e n el caso concreto, la Pour relire «Humanae vitae», Gembloux 1970, cia de v o l u n t a d «in c a u s a » . La r e s p o n -
superar los límites de este proceso, aunque sabilidad se a s u m e c o m p l e t a m e n t e y
contracepción- no nos parece de acuerdo 29ss).-( 4 7 ) «La cuestión más urgente sigue sólo sea para salvar a la comunidad de la
con la explícita enseñanza del Magisterio» siendo ésta: ¿cómo formular, cómo justificar sólo e n el m o m e n t o e n q u e c o n p l e n a
tiranía del conformismo» (W. H. M. Van
(149)._(s«) A . di Marino, Criteri e crisi del u n a definición adecuada del mal intrínseco? Der Marck, Lineamenti di un'etica cristiana, capacidad intelectiva u n i n d i v i d u o de-
rinnovo della morale, en «RTM», 11 (1971), Pues una buena definición no admite tales versión italiana, Roma 1971, 93ss).-( 5 0 ) Con- cide darse a la droga, a u n p r e v i e n d o
436, nota 1 2 . - ( " ) id, ib, 4 3 7 : se nos reales excepciones. En otros términos sim- fróntese E. Hamel, Fontes graeci doctrinae de las c o n s e c u e n c i a s psicofísicas q u e se
pregunta por qué «la doctrina tradicional plistas e inexactos: mentir, por su naturaleza, cpikeia, en «Periódica», 53 (1964), 1 7 8 - 1 8 5 ;
admite la licitud de la legítima defensa y de es siempre u n mal, salvo cuando la "mentira" darán e n el e s t a d o de alteración. Tal
Id, Loi naturelle et loi du Christ, Desclée; responsabilidad subsiste i n c l u s o e n el
la pena de muerte, que son bastante clara- no es una verdadera mentira. Es siempre Valsecchi-Rossi, La norma morale, Bolonia
mente una ofensa directa contra la persona inexcusable mutilar, excepto cuando la lla- caso e n q u e e s a s t e m i d a s c o n s e c u e n -
1971, 1 0 5 - 1 0 7 . - ( " ) Ch. Robert, La situation
humana en sus bienes vitales, y no admite mada mutilación no es una verdadera muti- de «conflit», un théme dangereux de ¡a théologie cias n e g a t i v a s n o se p r o d u z c a n , p o r q u e
en cambio el suicidio y el aborto directo». lación. Hay pues que saber bien, ante todo, morale d'aujourd'hui, en «Revue des Sciences quizá el p a c i e n t e fue obligado o c o n -
Pero la respuesta, aun nutriéndose de argu- qué es la mentira, el homicidio, la mutila- Religieuses». 44 (1970). 2()0.-(") D. E. Hurley. v e n c i d o a q u e dejase s u c o s t u m b r e .
mentos teológicos a base de gracia, de ca- ción, la esterilización» (F. D'Hoogh, Gli atti a. c, n. 35, 135. El principio del derecho pre-
ridad y de inocencia, no convence.-( 4 0 ) S. Th„ morali particolari, en A A VV., Dinamismo valente todavía no nos dice —debería ser
El t o x i c ó m a n o c u r a d o , si e s c o n s -
l-2ae, q. 18, a.9. Todos los tratados remiten della morale cristiana. Asís 1970, 210). «In- lógico— cuáles son los derechos prevalentes, ciente de q u e la t o m a , i n c l u s o m í n i m a ,
a este texto. Cf De Bruyne, Ethica, 1, Bru- trínsecamente —dice luego— la tortura es ya que ello podría aplicarse a determinadas de e s t u p e f a c i e n t e s p u e d e d e v o l v e r l e al
selas 1936, 4 5 9 : «Para afirmar la existen- inmoral. Se imponen dos problemas: el pri- situaciones.—(") P. Knauer, La détermination estado de a n o r m a l i d a d , t i e n e q u e consi-
cia de actos indiferentes, hay que hacer mero respecto a la definición adecuada, y el du bien et du mal moral par le principe du doble
abstracción del concepto de una decisión, segundo a la justificación de negarse a esta derarse r e s p o n s a b l e y c u l p a b l e de las
consecuencias negativas que puedan
Droga 24S
249 Droga
derivarse, si decidiese tomar más estu- Es lícito suministrar al enfermo dosis 2
pefacientes. de narcóticos o estupefacientes para a curar y salvar a un enfermo . Con- De la relación entre droga y sociedad
La cura de la toxicomanía es una aliviar sus dolores, incluso si con ello viene, pues, que miremos de frente nos habíamos ocupado ya en otros
de las empresas más arduas, pero la se le priva del conocimiento, con tai esta realidad, sin falsos pudores y sin lugares, cuando lamentábamos (cf «Ani-
curación puede, más aún, debe consi- que haya satisfecho ya sus deberes la preocupación de defender determi- me e corpi», 3 1 [1971]) que:
de conciencia y exista el fundado temor nados sistemas. Porque más que cual- - l a medicina informa sin generalmente
derarse siempre posible, especialmente
de que el enfermo, no pudiendo resistir quier sistema, lo que nos importa son formar ni curar;
si se lleva a cabo con perseverancia las personas de los jóvenes.
y teniendo en cuenta todos los elementos el sufrimiento, pueda correr el peligro —la ley condena indiscriminadamente
patógenos del caso tomado en consi- de desesperarse. El corte de este discurso no quiere sin redimir;
deración. Si el enfermo, por virtud, rehusa ser ni médico ni político, sino educativo. —la familia protege sin llegar a ser
los estupefacientes en cuanto «desea La información médico-social es necesaria comunión de amor;
2. EL ENFERMO GRAVE.-Distinto y aceptar el sufrimiento como medio de pero insuficiente. Es necesaria para que - l a escuela enseña sin hacerse maestra
más benévolo es el juicio de la moral expiación y fuente de méritos», debe el joven no se haga confusiones y de vida;
cuando se trata de enfermos graves respetársele semejante deseo; pero si sepa distinguir —por ejemplo— los alu- —la Iglesia guía espiritualmente sin
cuya vida está en peligro y que sufren la terapia exigiese necesariamente la cinógenos de los estupefacientes, la diálogo fraternal compartido.
indeciblemente. Pío XII, con magistral ausencia del dolor, el médico puede dependencia de la costumbre, los daños Aquí n o queremos repetir la misma
doctrina y apertura inteligente, formuló dejar de respetar el deseo del enfermo 1 . físicos de los daños psíquicos, etc. Pero cantinela, aunque nos parece un dis-
algunos principios seguros, dirigiéndose la información por sí sola no resuelve curso válido a ú n sustancialmente. Estu-
Hay pues que hacer varias distin- el problema. Todo lo más podría ayudar
a los estudiosos de anestesiología (cf ciones. Pero el verdadero problema diaremos en cambio el problema desde
Alocución de Pío XII, 2 4 de febrero al joven a drogarse con el mínimo ¡a óptica educativa, hablando más al
moral es hoy muy distinto. No existe riesgo, como podría también empujarlo
de 1957). la preocupación por la droga tomada joven que a la sociedad en la que él
a poner en práctica más aprisa sus se encuentra y por cuya culpa a me-
Es lícito suministrar dosis de narcó- como fármaco, sino tomada por placer. tendencias masoquistas, si las tuviere,
No se trata, pues, de u n a necesidad, nudo sufre. Dirigiremos u n a triple pa-
ticos o estupefacientes a u n enfermo y destruirse en menos tiempo. ¿No es labra a los jóvenes, primero a los
grave y moribundo para atenuar sus sino de u n a elección libre, al menos lo que ha sucedido con las clasifica-
inicialmente. La insidia n o perdona sanos para que no se hagan drogadic-
dolores físicos y aliviarlo moralmente, ciones cinematográficas? Algunos jóve- tos, luego a los jóvenes toxicómanos
con la condición de que él haya dado fronteras. La droga cosecha víctimas nes iban a enterarse a las puertas de la
principalmente entre la juventud de para que readquieran la esperanza,
su consentimiento y haya satisfecho iglesia para saber qué películas eran terminando otra vez con los jóvenes
sus deberes religiosos y sociales. La todo el mundo. Ya se ha dado la las peores, es decir, las mejores desde su
alarma, pero todavía no se ha en- sanos habiéndoles de sus relaciones
razón está en el alivio del sufrimiento punto de vista. La psiquiatría y la psico- con los «enfermos». Esperamos de veras
y la posibilidad de u n a mayor serenidad, contrado el camino de la solución. logía podrán ayudar a los jóvenes más
Vamos a reflexionar un poco. no caer en el fácil pero improductivo
incluso con vistas a prevenir u n a que la mera información médica, pero moralismo.
eventual rebelión contra la divinidad. no hay ninguna ciencia médica que
Y esto está consentido incluso cuando pueda devolver la alegría de vivir o
el fármaco pueda acelerar la muerte; II. Objetivo de nuestro tratado
plantar un ideal en el corazón juvenil. III. Al joven sano
porque en tal caso se aplica el prin- El fenómeno de la droga, que hizo No queremos despreciar la ciencia, ni
cipio del «doble efecto». Pero n u n c a es su aparición en la década de 1960, renunciar a la ayuda relevante que la Ante todo el educador debe dirigirse
lícito suministrar narcóticos o estu- está ensanchándose en la de 1970. medicina, con todas sus actuales rami- a los jóvenes sanos, que gracias a Dios
pefacientes con el único fin de acelerar Hasta ahora se ha seguido un poco ficaciones, puede dar a la solución son todavía la inmensa mayoría, con
la muerte del enfermo; esto sería la política del avestruz, cerrando los del problema. Simplemente tratamos tal que no tenga miedo de tocar
gravemente pecaminoso, constituyendo ojos para no ver, con la esperanza de advertir que tampoco la ciencia en carne viva las llagas de nuestra
u n verdadero caso de eutanasia, por- de lograr así disminuir el atractivo puede mitologizarse y que queda un sociedad. Al educador no le corresponde
que se haría con la intención directa que los alucinógenos, o quizá otras amplio espacio para la acción del ocultar los vicios de la sociedad, porque
de matar a u n inocente. Un eventual drogas peores, podían ejercer en la educador. los jóvenes en seguida entenderían que
consentimiento del paciente n o legiti- mente y en el corazón de nuestros obraría como u n a persona, integrada
maria nada, pues se trata de u n poder adolescentes. Obviamente tal política Lo mismo hay que decir acerca de en el sistema, pagada aposta para
que supera la facultad del enfermo. ha fracasado. Tal vez ni siquiera se ¡a política del derecho. Se requiere una que diga ciertas cosas con la esperanza
adoptó de modo intencionado, sino que nueva legislación y es urgente prepa- de que el lavado de los cerebros juve-
De suyo es ilícito privar totalmente niles tenga éxito. Quien no quiera ser
a un enfermo de sus facultades mentales se aceptó sólo como consecuencia de rarla y promulgarla. (Benditos los es-
nuestra pereza o de la efectiva dificul- fuerzos de cuantos contribuyan a dár- sincero o no quiera pagar en su propia
hasta el fin de su vida, si el tal enfermo carne, deje inmediatamente de ser edu-
no ha satisfecho todavía sus deberes tad de encontrar soluciones. El hecho nosla de un modo justo e inteligente!
es que nada o muy poco se ha hecho Pero ninguna ley renueva al individuo cador, pues en definitiva n o lo lograría
espirituales (sacramentos) o tempora- ya que los jóvenes se dan cuenta en
les (testamento). De todos modos, si el en el campo educativo, así como tam- interiormente, y por tanto ninguna
poco en el plano jurídico y profiláctico. ley obra en profundidad. Es necesario seguida de cuándo uno «representa» y
enfermo se obstinase en pedir la nar- cuándo es sincero.
cosis sin haber satisfecho sus deberes, La ley sigue tratando igual a los un trabajo de formación de las con-
el médico, al consentir, no se hace sucios traficantes de drogas, que con- ciencias, sin el que la ley no lograría
responsable de colaboración en la culpa siguen fáciles ganancias a expensas de durar mucho o se quedaría en mera 1. LA LÓGICA DEL APROVECHAMIEN-
cometida por el paciente, «ya que ésta terceros, y a los pobres jóvenes, ino- letra. Nuestro humilde trabajo edu- TO.—Es la primera cosa a discutir con
no depende de la narcosis, sino de la centes víctimas. Sigue pidiendo a pa- cativo que se pone al lado de la ley los jóvenes para demostrar la propia
voluntad inmoral del paciente; se dres y médicos que colaboren con la y hace posible la ejecución de la credibilidad de personas y la propia
le procure o no la analgesia, su com- justicia en la persecución del toxi- misma, es por lo menos tan valioso libertad para mirar a la cara cualquier
portamiento será idéntico: no cum- cómano como si se tratara de u n delin- para la sociedad como el trabajo del realidad. Parece que el terreno m á s
plirá su deber». cuente, y no más bien que colaboren diputado que se entrega a su alto predispuesto a las toxicomanías es el
papel de legislador. de la miseria o el de la opulencia,
Droga 250
251 Droga
dad que ellos conceptúan como carente injusticia la discriminación hacia los
ambos queridos y causados por la quistas de la psicología- h a comprendi-
de ideales; en todos se da, pues, la adultos. Cuando el joven dice que todos
sociedad capitalista. Los pueblos de do que sólo u n inmaduro puede tratar
disensión, la protesta, la contestación los adultos son egoístas se equivoca
color y los hijos de papá tienen en de dividir con tantas personas el propio
y hasta la violencia. La droga se ha por lo menos lo mismo que el adulto
común la huida en el mundo de la amor y el propio corazón. El donjuán
convertido en la fórmula de evasión que afirmase que todos los jóvenes son
droga. Los primeros tienen demasiado no tiene motivo de jactarse, ya que
que termina por impedir cualquier justa moluscos e incapaces de ningún com-
poco y su fuga es para olvidar la su voluntad de amar a muchas mu-
y serena elaboración de sus ansias y promiso. Semejante discriminación re-
miseria que habitualmente los atenaza. jeres no logra enmascarar su incapa-
de sus objeciones (Torelli). pite la injusticia que hay en la segre-
Los segundos tienen demasiado, a ve- cidad de amar a ninguna. Lo mismo
El diagnóstico de la sociedad hecho gación entre blancos y negros, nor-
ces lo han tenido todo, y por tanto el joven: no tiene motivo de jactarse
por los jóvenes puede ser lúcido, pero teños y meridionales, etc.; discrimina-
se aburren porque ya no saben qué por hacer uso de drogas, pues reconoce
la droga es la peor de las terapias. ciones contra las que por otra parte
hacer ni qué experimentar. Es esta de hecho que tiene miedo de este mundo
Si la sociedad actual parece abocada el joven está casi siempre dispuesto a
lógica consumista y capitalista la que y prefiere evadirse psíquicamente refu-
al suicidio (hay quien dice que el fin luchar. Quien trata de ayudarlo a ver
deben combatir y destrozar cuantos giándose en la feliz ignorancia de los
del mundo llegará, con seguridad, por los fallos que puedan darse en su
proponen construir u n mundo a me- primeros tiempos de la infancia.
obra del hombre, con las bombas, la comportamiento, por lo general bas-
dida del hombre. Si lo que debe hacer Pero la evasión del joven, aunque contaminación o cualquier otro me- tante generoso, no debería ser des-
el hombre es sacar de cualquier si- la programe con ánimo contestatario, dio), el joven, con la droga, se lanza preciado como si se tratase de u n
tuación el mayor provecho personal, en realidad hace el juego del sistema al suicidio, sin ninguna esperanza ade- acusador público, sino amado como
no sólo tienen razón los capitalistas opresor e inhumano. El joven de ca- más de poder llegar a ser el salvador amigo y educador. La solidaridad ju-
que dejan a los negros de América rácter no es el que se rinde cuando de la sociedad en que vive. A largo venil, cuando no brota del humo de la
en una situación infrahumana, sino que su deseo sincero de participación en plazo la droga es una muerte de co- droga sino que nace de u n a amistad
tienen también razón los traficantes todos los niveles (familiar, escolar, po- lores que puede deslumhrar al joven profunda y personal, es ciertamente
de droga, que han encontrado el ca- lítico, eclesial) no es aceptado, sino inexperto; a corto plazo la droga un gran valor. Sin embargo, no puede
mino más fácil, tal vez, para mul- el que —al contrario— no cesa de presenta u n a lucidez sólo aparente e dar esquinazo a la fundamental solida-
tiplicar el dinero: lo que menos im- presentar propuestas y de intentar la inconcluyente. Y para mejorar la so- ridad con todo hombre, sea cual fuere
porta es si lo logran a expensas de noble aventura de quien quiere mejorar ciedad se necesita, en cambio, la má- la época en que haya nacido, pues al
los demás, del color de su piel o de sus la sociedad en que vive. Hay que xima lucidez y nervios de hierro. La fin y al cabo esto de la edad no deja
posibilidades de sobrevivir. Un mundo decir claramente al joven contestatario actitud crítica y creadora del joven de ser tan superficial como el color
que aplaude a quien gana, aunque que sueña con u n a sociedad mejor hay que potenciarla; pero nada podrá de la piel o la ubicación geográfica.
sea robando, puede muy bien aplaudir y está al borde de la desilusión: «Si te hacerse con quienes se dan a la droga, De modo que la comunión activa y
a quien gana robando la salud de los rindes, haces el juego de los que tomando u n camino fácil pero incon- gozosa con los demás es uno de los
demás. Si lo único que vale es la ley temían la lucidez de tu denuncia y cluyente y renunciante. La liberación puntales que se manifiestan incluso
de la oferta y la demanda, el traficante la generosidad de tu empeño; m a ñ a n a ofrecida por los alucinógenos es en en la comunidad de los drogados: y
es el mejor capitalista, porque crea u n a se alegrarán de poder considerarte realidad una tremenda alienación. Las entonces lo que procede es buscar la
demanda que cada vez es mayor, como u n vulgar molusco y de poder fantasías de los drogados son fantas- comunión auténtica, o sea respetarse
debido a la espiral de la costumbre. declarar que tu llama era un veleidoso magorías de adolescentes que no saben como personas, sin repetir la explo-
Para condenar la fácil y deshonesta h u m o de pajas. No les parecerá verdad crecer. La crítica del joven debe ser tación recíproca que caracterizaba a
ganancia del traficante, hay que con- el haber logrado domar tan pronto cada vez más lúcida y traducirse en la sociedad que se intentaba cambiar.
denar cualquier lógica del aprovecha- tu resistencia». Quien sueña con un esfuerzo creador en beneficio de todos. Placer, comunión y gozo son gran
miento, dondequiera que se dé, como ideal y quiere realizarlo debe ser capaz El drogado, en suma, es un vil que parte de la vida h u m a n a y hay que
ha hecho Pablo VI en su encíclica de batirse con denuedo, lealtad y huye de sus compromisos de hombre. recuperarlos en su dimensión autén-
sobre el desarrollo de los pueblos. constancia. tica y n o egoísta, h u m a n a y no hedo-
nista, cristiana y no maniquea. Habría
Evadirse del sistema, de nuestra so- que decir a los jóvenes: «Temed a los
3. EL DESEO DE UN I D E A L . - E 1 ansia
2. LA EVASIÓN DEL ADOLESCENTE. - ciedad, de sus mecanismos, de su orga- que se contentan siempre y os presen-
El adolescente que se droga puede auto- nización, de los compromisos y deberes de la droga oscila entre los dos polos:
el de la evasión y el de la comunión. tan u n a vida demasiado fácil; pero
considerarse, por ello mismo, maduro; que ella impone, de la incertidumbre temed también a quienes no saben ha-
pero es necesario hacerle comprender y de la inquietud propias de nuestra Hemos examinado el primero. Nos
queda el segundo. La oposición al cerse mensajeros de alegría y profetas
que la suya es simplemente u n a huida época: he aquí la primera reacción de de esperanza. Tenéis necesidad de es-
infantilista ante las naturales dificul- los jóvenes frente al upo de hombre mundo de los adultos lleva al joven
a solidarizarse más con sus coetáneos. fuerzo y de generosidad, así como de
tades de la vida. Es propio del niño, que esta sociedad h a modelado. Una alegría y de esperanza; os hacen falta
como suele decirse, crecer con la cabeza evasión nutrida de rencor, a veces de Es comprensible que evadirse no pueda
significar, ni siquiera para él, vivir solo, fortaleza y constancia, pero también
en el cascarón. Quien sólo piensa en odio, hacia u n a sociedad convulsa e tenéis necesidad de ideal y de amor».
sus juegos y olvida los graves problemas hipócrita a la que echan en cara la puesto que ningún hombre es una isla
y el corazón h u m a n o está hecho para ¿Dónde encontraréis todo esto? El des-
del mundo está diciendo que es todavía fallida solución de sus problemas, y de cubrimiento no puede ser más que
un mocosuelo, sea cual fuere su edad. la que tal vez pretenden los beneficios comunicar. Pero hace falta que el
joven reflexione sobre lo que pueda vuestro, pero la propuesta os la puede
La droga, pues, no es signo de madurez de que otros gozan; pero sin aceptar, hacer cualquiera, aunque fuese un
sino patente infantilismo o, más exac- para alcanzarlos, las mismas renuncias. haber de moda, de imitación, de exhi-
bición, en él (que por otra parte sabe carcamal con tal de que tenga, como
tamente, evasión de adolescente. Con Algunos desean obtenerlo todo y en vosotros, corazón. ¿Y entonces por qué
la droga tiene que suceder lo que ya seguida; otros en cambio lo rechazan apreciar los valores de la autenticidad
y de la creatividad). Pero sobre todo, no deberíamos presentaros de nuevo
ha sucedido con el donjuanismo. El todo y a todos p a r a no someterse a un mensaje tan viejo como el cristia-
joven de antaño se jactaba de que un sistema que los priva de libertad, a su corazón dispuesto todavía a reco-
nocer sinceramente los merecimientos nismo que podría ser vivido de u n
todas las mujeres caían a sus pies, de autonomía, de personalidad; otros,
mientras que hoy —gracias a las con- por fin, desean romper con una reali- de unos y otros, debería sonarle a
Droga 252
Droga
modo perfectamente de acuerdo con 1. REPRESIÓN O CURACIÓN. - A p o s t a
Ante él, pues, la única actitud justa 3. EL JOVEN SANO EN FAVOR DKI,
vuestro corazón juvenil? ¿No vino Cristo he hablado de «enfermo», porque para
i's la de intentar curarlo. Afortunada- ENFERMO.—Existe también el joven fa-
a traernos u n mensaje de esperanza mí el toxicómano lo es, a despecho de
mente parece que la legislación se riseo que dice: «Te doy gracias, Señor,
y de libertad, de gozo y de amor? los códigos vigentes que corren el
orienta por ese derrotero 3 . Pero entre porque n o soy como los demás jóvenes:
¿No es tal vez verdad que el sueño del riesgo de ser u n a vergüenza nacional.
l unto, me atrevería a decir al médico drogadictos, mujeriegos y ladrones. Yo
cristiano es la convocación de todos La lucha contra la toxicomanía no
que en estos casos hay lugar para soy u n "chico bien" y n o quiero nada
en el amor, intentada en esta tierra es un problema de policía, sino prima-
«II objeción de conciencia. Si denunciar con toda esa gentuza». Parece impo-
y realizada plenamente en la otra riamente u n problema sanitario y sobre
un caso significase cerrarse la puerta sible, pero esta actitud despreciativa
vida? ¿No se está pidiendo quizá al todo u n problema educativo. La socie-
ii la posibilidad de curar a u n sujeto e i n h u m a n a (que repite el gesto de
opio o a la cocaína lo que únicamente dad podrá cargar la mano del lado de
•'iifermo, la conciencia sanitaria debería Caín: «¿Qué me importa a mí mi
un ideal espiritual puede ofrecer? ¿No los venales y criminales traficantes (con
sugerir que se sobreseyese tal denuncia. hermano?»), se encuentra a veces in-
está ocupando la pseudorreligiosidad de tal de que n o llegue a pedir la pena capi- cluso en los jóvenes. A veces es la
los toxicómanos el espacio que corres- tal como si fuese u n a solución h u m a n a
i. EL SIGNIFICADO DE LA V I D A . - I n - tensión sincera hacia la perfección lo
ponde al misticismo cristiano? ¿No se y eficaz); pero el empeño primario de la
cluso cuando el médico se presentase que hace encerrarse al joven inexperto
exige a las fiestas y a los ritos de los sociedad no puede ser más que el de
unte el paciente con u n a actitud de y frágil en u n soberbio y jactancioso
drogados lo que la liturgia debería la prevención y , el de la educación
simpatía y de comprensión y condujese perfeccionismo.
haber ofrecido a todos los que estaban antidroga, en todos los planos en los
dispuestos a participar en ella plena- que sea posible entablar u n diálogo ••delante su acción en el diálogo, es Pero la realidad es todo lo contrario:
mente? La liturgia, como oración co- con la juventud. La intervención del siempre posible que el individuo, desa- ningún joven puede pensar salvarse
munitaria y gozosa, deben redescu- estado es de hecho o represiva o lentado, responda: «Me hago daño, lo él solo. La solidaridad h u m a n a está
brirla los jóvenes, reinventarla, para curativa, en cuanto el temor a la se; ¿pero qué me importa? ¿No puedo reforzada por la actitud solidaria del
que no parezca una alienación de la denuncia y a la condena aleja nor- hacer lo que quiera? ¿Es que causo mal cristiano, para quien obrar por el
vida sino u n medio óptimo para injer- malmente el peligro de la droga y II alguien? ¿No se destruyen también prójimo es obrar por Dios. El joven
tarse y encarnarse en ella con la fortalece la voluntad de redimirse. Luego I untos otros que beben licores, fuman toxicómano yerra sobre todo por la
carga que sólo u n mensaje espiritual si dicha intervención tiene que ser » frecuentan las prostitutas? ¿Por qué desresponsabilización que adopta frente
puede dar. Nosotros, educadores o per- curativa, ya no puede ser represiva. no debería yo escoger una buena al mundo. Pero el joven fariseo que le
sonas religiosas, ¿vamos a tener miedo muerte (la muerte de colores del dro- desprecia no hace sino perpetuar esa
de ser despreciados como retrógrados Por otra parte, ¿cuáles serían las gado), visto que de todas todas he de inadmisible actitud de incompromiso.
al presentar u n mensaje religioso y de razones para u n a eventual persecución morir?». Merecería igual y hasta mayor des-
amor a quienes enloquecen porque penal contra el toxicómano? ¿El mal precio, si al cristiano n o le estuviera
sienten su falta? ¿O más bien no se ejemplo que da a los demás? ¿Pero quién vedado juzgar, condenar y despreciar.
puede obligarnos a dar buen ejemplo? Ante tales interrogantes es posible
nos reprochará m a ñ a n a el haber muti- i]ue el médico saboree toda su impo- Uno puede drogarse con el éxito. O con
lado el mensaje cristiano, justamente ¿Qué motivación jurídica sería ésta? el afán de poseer y dominar. O de
¿Será entonces la tendencia a hacer tencia. Incluso la cura psicoterapéutica
cuando podía presentarse mejor que puede resultar insuficiente. Se necesitará otros mil modos, porque existen drogas
nunca como áncora de salvación para prosélitos? ¿Pero entonces qué decir del espíritu, no menos peligrosas que
de los «enfermos» que no facilitan estu- entonces al educador como hombre
la suerte del mundo y de la juventud? ile ideales y de esperanza. Será nece- las del cuerpo. Sólo u n a acción soli-
pefacientes a los demás y no inducen daria de la juventud, mejor aún, de
a nadie a consumirlos? Y de todas sario el testimonio del amigo para
eonvencer al drogadicto de que siempre todos los hombres puede librar a la
todas, el toxicómano n o sería castigado humanidad de esta especie de contami-
como tal, sino por su acción de prose- puede rescatarse moralmente. La ver-
IV. Al joven «enfermo» dadera alegría es la que brota del naciones psíquicas máximamente temi-
litismo. ¿Se lo condenará porque atenta bles. Tal vez no muramos por no saber
contra su salud? ¿Pero quién puede esfuerzo del bien. El a m i » - hará com-
El discurso sobre el ideal y la fe prender al toxicómano que éste es más de qué alimentarnos o cómo encontrar
como ideal vale también para el toxi- arrogarse el derecho de quitarle en ese un ambiente salubre para el cuerpo.
punto la libertad personal? No digo víctima que culpable; pero n o para
eómano o para quien ha empezado encerrarlo en u n estéril «victimismo», | Podremos morir porque no somos ya
hace poco a tomar la droga. Pero se que las consecuencias producidas por capaces de soportarnos y de ayudarnos!
la toxicomanía en lo físico y en lo sino para infundirle la voluntad de
necesitará un garbo extremo si no vivir y de hacer el bien. Nunca es uno
se quiere romper un equilibrio ya de psíquico no deban preocupar a la socie-
dad ; sólo digo que n o veo los extremos tan pobre que n o pueda dar algo. L. Rossi
suyo t a n delicado y comprometido. La Siempre se puede dar la propia sonrisa
esperanza de curación deberá darla el para u n a acción penal contra el in-
dividuo. La respuesta a estos angus- y la propia voluntad de superación
médico, cuando efectivamente exista; continua. La vida tiene un significado
pero la esperanza existencial y escato- tiosos interrogantes sólo podrá darse Notas.— (') Suele añadirse: «Es lícito sumi-
en el plano profiláctico y educativo, no porque estemos sanos, sino porque
lógica sólo podrá darla el educador nistrar al enfermo una dosis de narcótico
no en el jurídico-penal. La mayor se nos abre oblativamente a los demás. suficientemente fuerte como para hacerle
y valdría incluso para quienes huma- I¡1 simple miedo de morir podría no perder el conocimiento, cuando, habiendo ya
namente fuesen irrecuperables. Mien- eficacia de la respuesta represiva es,
aquí como nunca, más aparente que bastar para detener al drogadicto o satisfecho los asuntos de conciencia, exista
tras hay vida hay esperanza. Y esto Incluso podría acentuar ulteriormente el fundado temor de recaídas en culpas
es válido, en el Evangelio, hasta para real. Es cuestión de convicción y no graves; el motivo supremo de la salvación
de constricción. No puede seguirse el egoísmo, que es siempre la base
el ladrón que pasó toda la vida como del triste fenómeno de la droga. De del alma hace lícito un acto intrínsecamente
malhechor (y que siempre puede llegar tratando a todos los homosexuales no malo». Intencionadamente no hemos que-
como a delincuentes, impidiendo así todos modos, el simple miedo no es u n rido añadirlo, no sólo porque se trata de
a ser u n «Buen Ladrón», que n o roba gran valor moral. Nadie como el joven
de hecho una ayuda para que los una eventualidad más hipotética que real,
el paraíso sino que se lo gana con u n podrá encontrar las palabras apropia- sino porque el aserto se apoya en una con-
intenso acto de amor); con más razón voluntariosos y recuperables se redi-
man. Si el homosexual puede ser u n das para infundir ánimo y confianza cepción exterior del pecado y es ofensiva para
valdrá también para u n joven «en- en la vida del coetáneo enfermo o la libertad personal del hombre. Efectivamente,
fermo». enfermo, el toxicómano siempre lo es. el presupuesto, doblemente erróneo, es que
desalentado.
al pecado objetivo corresponde siempre el
Droga

subjetivo y que se puede merecer el paraíso BIBL.: Baselga E., Los drogadictos, Guada-
usando una estratagema.—(2) En la legisla- rrama, Madrid 1972.-De Greff E., Introduction
ción española, se incluye a los «toxicómanos» á la criminologie, Bruselas 1947.-Goñi J., La

E
entre los «supuestos del estado peligroso» droga está aquí, Desclée, Bilbao 1971.-Lau-
(Ley de Peligrosidad Social3 [LPS], de 4 de rie P., Las drogas. Aspectos médicos, psicológicos
agosto de 1970, a. 2, 7.°).-( ) En la misma y sociales. Drogados y toxicómanos, Stvdivm,
LPS española, «las correspondientes medidas Madrid 1971.-Perico G., Defendamos la vida,
de seguridad y rehabilitación» (a. 2) se hallan Marfil, Alcoy 1966.— Rossi L., Sesso e droga;
detalladas en el a. 5, liberazione o aberrazione?, Milán 1971.

ECOLOGÍA de la creación, sino su esclavo y su


víctima. El paso gradual de u n habitat
cerrado, constituido por florestas impe-
La ecología estudia las leyes biológicas
netrables, a la llanura abierta; la
que regulan las relaciones entre los or-
consiguiente transformación de la dieta,
ganismos y su ambiente natural; estu-
de vegetariana a omnívora; la imperiosa
dia también el comportamiento del hom-
necesidad de participar en el juego de
bre en el ámbito de la naturaleza. ¡ Pero
matar y morir a manos de otros; las
cuál h a sido el influjo recíproco entre
crecientes exigencias de aumentar la
hombre y naturaleza? ¿Qué uso ha
movilidad del grupo en grandes dis-
hecho el hombre de los recursos natura-
tancias; la necesidad de buscar o cons-
les para alcanzar sus propósitos de ali-
truir artefactos, defensas y refugios:
mentación y progreso? Un breve exa-
todo esto exigió al hombre u n a rápida
men histórico sobre el modo como
evolución de naturaleza física, psicoló-
el hombre ha explotado la tierra, nos
gica y social. Mientras el número de
mostrará su cordura o, al contrario,
individuos fue exiguo, los efectos pro-
sus errores. Tanto en uno como en otro
ducidos al principio por la recolección
caso hay que reflexionar mucho para
de alimentos y por las primitivas batidas
aquilatar la experiencia, iluminar la ra-
de caza y pesca, no pudieron influir
zón y dirigir el comportamiento del
sensiblemente en el ambiente. El surgir
hombre del año 1000 a la luz de la
de otras exigencias, como la de procu-
historia y de la ciencia. Pasado el op-
rarse vestido, refugios y utensilios, fue
timismo humanístico de los años se-
ya significativo en cuanto constituyó el
senta, es urgente poner al día una nueva
primer indicio claro de instancias —con
moral, porque la humanidad está en
marchamo de insaciables— que el hom-
peligro.
bre terminaría planteando a los recur-
sos naturales. Estas exigencias desarro-
I. Ecología e historia llaron gradualmente la capacidad de
observar, determinar y experimentar,
recordar lugares y recorridos, darse
1. EL uso QUE EL HOMBRE HA HECHO cuenta de las modalidades de habita-
DF. LA TIERRA.—La intervención del hom- ción y de las estaciones, explorar, co-
bre en el ambiente se remonta a mucho municarse y colaborar. Pero a pesar de
antes de la era histórica. Según des- todas estas actividades, el encuentro
cubrimientos hechos en estos últi- del hombre primitivo con la naturaleza
mos años, parece adivinarse claramente debe haber sido carente de consecuen-
un larguísimo período de coexistencia cias, a lo largo de muchos milenios, en
y competición entre algunas especies ri- la esfera biótica 1 .
vales de los primitivos homínidos; pe-
ríodo que sólo en u n tiempo relativa-
mente reciente se cerró con la aparición 2. FACTORES DE INFLUJO SOBRE EL AM-
del «homo sapiens». A lo largo de los BIENTE NATURAL DESDE EL PUNTO DE VISTA
prolongados estadios de la evolución DEL HOMBRE 2 .-») Aparte las imprevis-
h u m a n a el ambiente natural permane- tas catástrofes naturales, como los te-
ció incontaminado y ejerció un influjo rremotos, las erupciones volcánicas, los
enorme sobre el hombre primitivo. La aluviones, las fallas y los embates del
evolución procedió, con experiencia mar, que cambiaron drásticamente los
responsable, en el sentido opuesto a la habitat naturales, hay que tener en
situación actual. cuenta las intervenciones del hombre.
El hombre entonces no se sentía amo b) El uso del fuego ampliamente em-
256 257 Ecología
Ecología
pleado para abril espacios en las flores- como para procurarse materiales de ciencia se ocupe de todos esos tipos de peleólogos y los exploradores subacuá-
tas y para facilitar la caza, el pastoreo construcción; —la minería, que por na- ambientes requieren un estudio con- ticos armados de barrotes y fusiles; los
y la agricultura, fue índice de progreso turaleza es una actividad de extracción tinuo y la prevención de los gobiernos buscadores de hongos y frutos selváti-
tecnológico, pero también el primer y requiere combustible en gran canti- que se ocupan de la política en todos cos; los gitanos, indiferentes notoria-
medio de destrucción y de influjo pro- dad, se presentó desde el principio como los niveles. mente a las bellezas naturales y poco
fundo en el ambiente natural. u n o de los sistemas m á s graves de herir c) Vida al aire libre: el turismo.— cuidadosos de los lugares en donde
c) El nomadismo y luego el estable- la superficie de la tierra. Los pastores Podemos establecer un cuadro general acampan.
cimiento de comunidades humanas im- han sido sin duda los más numerosos, de los factores modernos que influyen En el sector turístico podemos tam-
plicaron también desorden, modificacio- los más extendidos y los más tenaces de modo nefasto en el ambiente. A la bién reseñar los complejos climáticos y
nes y sustituciones de los eco-sistemas de todos los que han aprovechado toda ofensiva directa (incendios, talas, pas- balnearios, los centros culturales y re-
naturales en favor de objetivos del arte oportunidad para explotar la tierra. tos, caza) y a la defensa y ofensiva sidenciales y, en general, las enormes
guerrera, de la eliminación de animales Y dado el ligamen espacial y temporal casuales (guerras y conflictos, elección instalaciones deportivas construidas con
peligrosos, desmontes y allanamiento de entre los orígenes del pastoreo y los de de lugares aptos para establecerse, como desacato al ambiente natural del lugar.
todo lo que pudiera obstaculizar el mo- la agricultura, llegamos al resultado de pueden ser islas o penínsulas, cumbres d) La orientación actual de la movili-
vimiento, acotación de lugares para le- que amplísimas áreas del Oriente medio rocosas de fácil defensa, pero que en dad y de las alteraciones.—Al lado de los
vantar construcciones de refugio y ha- y del Mediterráneo oriental han queda- sí son bases de los eco-sistemas natura- caminos ya trillados de la movilidad y
bitación, acumulación de desechos, et- do degradadas, pasando de u n a sustan- les) hay que añadir, en la época moder- de las alteraciones en el ambiente, hay
cétera. Estos hechos, además de alterar cial fertilidad a la condición de una irrele- na, otros factores de influjo nocivo sobre que poner hoy otros de naturaleza más
profundamente las relaciones entre el vante productividad biológica a conse- el ambiente, como la caza y la pesca relevante y más incisivamente determi-
hombre y el ambiente, constituyeron las cuencia de la actividad del hombre como de tipo deportivo y todas las formas de nante. Por ejemplo, la capacidad de
primeras zonas de contaminación y de pastor y como agricultor durante los contacto superficial del hombre con el penetrar por medio de poderosas exca-
enfermedades. últimos diez mil años. suelo. Un alpinista que con su bota vadoras en la corteza terrestre, ocasio-
desarraiga plantitas brotadas en la roca, nando modificaciones enormes del pa-
d) Las civilizaciones fluviales y la un grupo de cazadores a caballo que
construcción de las primeras ciudades 3. ÍDEM EN LOS TIEMPOS RECIENTES Y norama geográfico de superficie y del
durante u n a batida devastan el verde interior de la tierra. Y por fin, la más
fueron causa de grave erosión y de- CONTEMPORÁNEOS.—a) La necesidad de manto de u n declive dejando expuesto
gradación del ambiente natural. Con el investigaciones, observaciones, colecciones completa y de mayor aplicación de estas
el terreno a los efectos de la erosión, el capacidades: la que se aplica a explo-
derecho a la explotación del suelo y el y comercio menudo.—Con frecuencia son avión que en el aire o el barco que en
surgir de u n primer tipo de civilización, los mismos amantes de la naturaleza rar sistemáticamente cualquier elemento
el mar dejan residuos de combustible, del ambiente natural, construyendo mo-
el hombre se colocó rápidamente en la quienes involuntariamente provocan da- son todos causa, aunque involuntaria,
fase de arrogarse el dominar, explotar y ños en la naturaleza: así cuando dejan delos artificiales, recogiendo y elaboran-
de la deterioración del ambiente. do datos complejos que dan al hombre
sustituir los eco-sistemas naturales. las sobras de meriendas, cajitas de en-
(Demostración grandiosa de poder y vase o papelotes, o cuando con el pre- Otras intrusiones son más palpables, la posibilidad (por primera vez en la
superioridad son las p i r á m i d e s de texto de observación molestan a las por ejemplo, el paso de comitivas de tu- historia) de dominar y dirigir conscien-
Egipto). colonias de pájaros que nidifican en los ristas o de tropas, restos de u n a guerra, temente la interacción de los innume-
islotes. Otras formas de estrago son el etcétera. Estos elementos seguirán es- rables factores que regulan el devenir
e) Las grandes migraciones en Asia y de la naturaleza.
en Europa por parte de los fundadores coger los huevos de pájaros, o plantas tropeando el escenario (del desierto o
de imperios y de pueblos nómadas y y flores selváticas, con fines ornamenta- de las montañas), mientras el aumento Aceptando el reto de la naturaleza
guerreros (como los árabes) pisotearon les o comerciales, o coger lagartijas, tor- cada vez mayor de medios de transporte surgen por doquier grandes laboratorios
y modificaron, con su arte de la guerra, tugas, ranas, musgo, fósiles, etc. y de las huellas dejadas por las ruedas para explorar las profundidades de la
la cría del ganado, el desarrollo del co- b) Utilizaciones del suelo.—Es espe- subrayan la urgencia de encauzar los tierra, regar los desiertos, explotar todos
mercio marítimo y fluvial y la vida de cialmente significativo a efectos de la vehículos por rutas bien determinadas, los recursos. Pero de golpe, en los
tribus subdesarrolladas y de enteros conservación del suelo el vario uso que dejando grandes reservas por las que años 68-70, la visual optimista del
pueblos civilizados. Estas nuevas civili- se hace del mismo. La gama de esos se prohiba el paso. quinquenio precedente se vuelve del
zaciones dinámicas adoptaron, en rela- usos comienza con las zonas naturales Hay que añadir algunos efectos de revés: se constatan, con sorpresa y
ción con la naturaleza una actitud intactas, que constituyen aún las ver- los transportes de tierra (ferrocarril) y pesimismo, las influencias nocivas cau-
agresiva, arrogante e intolerante. daderas áreas vírgenes: sigue con las de mar (escapes de petróleo), así como sadas en el ambiente por tecnologías
extensiones de tierra visitadas sólo ra- los desechos que no se desintegran (por inexorables e insensatos comportamien-
/ ) El ejercicio de algunas de las más
ramente y sometidas a u n uso discreto ejemplo, en la Antártida, a causa del tos. Un libro de la Unesco, aparecido
antiguas actividades humanas llevó a los
e inocuo. Los terrenos más comunes frío). Nada digamos de las explosiones en 1969, tiene este título significativo:
cazadores de pieles, a los leñadores, car-
entran en cuatro grupos principales: radiactivas. Estamos haciendo inhabitable el planeta.
boneros, mineros y pastores a causar
los utilizados drásticamente y en los Hay grupos o comitivas de individuos Científicos, médicos, naturalistas y ecó-
en los correspondientes ámbitos un im-
que ya no es posible encontrar ni traza que, a u n siendo amantes de la vida al logos han dado el grito de alarma. El
pacto que a la larga resultó sustancial.
de su estado natural; aquellos cuya aire libre, causan quebranto al ambien- método mismo de tratar la superficie
La caza con trampas, legal o ilegal, se
base natural ha sido totalmente susti- te, dañando el paisaje, alborotando la mediante aditivos bioquímicos (insec-
practicó y se practica ampliamente como
tuida por eco-sistemas artificiales, como vida de los animales salvajes con ruidos ticidas, herbicidas, detergentes, etc.) ac-
medio para procurarse alimento o como
son los terrenos agrícolas; aquellos y demás y provocando erosiones en el túa sobre la tierra, los cultivos, el agua,
deporte, pero se desarrolló al máximo
cuyos elementos biológicos han pasado suelo. Por ejemplo, los esquiadores que los ríos y la atmósfera con la vida de
también como auténtico comercio so-
a ser subordinados, insignificantes o frecuentan determinados declives: los parásitos, insectos, pájaros y mamíferos.
bre todo en las florestas septentrionales
inexistentes; y finalmente las zonas apasionados por las competiciones de Chimeneas y vehículos de motor inun-
(donde el botín consiste en mamíferos
arruinadas o dañadas que requieren embarcaciones a motor fuera de borda; dan la atmósfera de residuos gaseosos
de piel preciada); —las florestas sufren
una rehabilitación. La existencia de esta los escaladores que martirizan casi cada vez más cargados de veneno. Se
en gran parte la destrucción tanto para
amplia gama y la necesidad de que la siempre las mismas «paredes»; los es- constata la ruptura de la relación sine-
crear terrenos de pastos o de cultivo
Ecología 258
259 Ecología
cológica entre millares de especies vi- psicosis de envenenamientos y de rui-
dos está provocando por todas partes Recientemente ha alcanzado un des- explícitamente el tema «hombre y am-
vientes y su ambiente natural, y se
descubre el significado profundo del una angustia colectiva: en América arrollo autónomo la ecología huma- biente», pero sí aporta elementos sufi-
equilibrio entre el hombre y la natura- como en Tokio o como en Europa. Los na, que trata del hombre en sus rela- cientemente claros acerca de la relación
leza. Mientras se asoma el espectro del diarios están llenos de noticias alar- ciones con el ambiente físico, biótico y entre el hombre y el universo en la
golpe mortal a las fuentes de la vida, mantes y de estadísticas desalenta- sociológico, es decir, en sus necesidades Gaudium et spes, al hablar de los bienes
a la vez se intenta poner en juego in- doras. fisiológicas y psíquicas. Otras distincio- creados, lo que existe, las cosas, la na-
cluso la función del hombre en la tierra, El más dramático mensaje —después nes de la ecología, en grandes catego- turaleza, la tierra, el universo, los re-
haciéndole cada vez más independiente del hecho por Nixon en 1 9 7 0 - nos lle- rías de ambientes y en grandes tipos cursos (GS 69), las realidades terrenas.
de las fuerzas naturales por medio del ga hoy de los 2.200 hombres de ciencia de eco-sistemas (ecología marina, te- He aquí algunas ideas y principios: las
propio genio inventivo. El uso arrolla- reunidos en Mentone en mayo de 1 9 7 1 . rrestre, agraria, etc.) tienen asimismo cosas son u n bien, tienen u n valor uti-
dor de la movilidad, el rápido avance Denuncian «un período sin preceden- u n valor exclusivamente práctico, por- litario e instrumental (GS 6 9 ) ; tienen
de las construcciones urbanas, la fuer- tes en la tierra, u n a amenaza cuya gra- que los fenómenos sustanciales de la leyes y valores propios, consistencia
za de racionalización industrial, al paso vedad y amplitud depende de la con- ecología no pueden nunca considerarse propia, verdad, bondad, orden (GS 36);
que empujan la invención de admira- fluencia de muchos fenómenos, cada fuera de u n a unidad que vincula entre las cosas están subordinadas al hombre
bles instrumentos de trabajo y de es- uno de los cuales bastaría por sí solo ellas estas grandes secciones en íntima (GS 34) como a su centro y vértice
parcimiento provocan a la vez hambre para crear problemas insolubles: al relación. En la naturaleza nada se crea (LG 1 2 ; GS 35); el hombre modifica y
de tierra, sed de agua, necesidad de darse todos juntos, quiere decir que los y nada se destruye. Todo se mantiene, desarrolla las cosas mediante el pro-
consumir para producir y viceversa. sufrimientos humanos se agravarán te- todo se transforma. La supervivencia greso (GS 69), el trabajo, la ciencia, la
En cualquier lugar y punto se sobre- rriblemente en u n futuro próximo y de todos los seres vivientes, incluido el técnica (GS 33-34), la cultura (GS 36).
utilizan los bienes elementales del suelo, que hay riesgo de que desaparezca del hombre, depende de la integridad de Todos estos conceptos tienen u n valor
se sofoca el paisaje, se descargan dese- planeta todo género de vida». Estos te- u n a compleja red de procesos biológicos, moral (LG 36). Pero el progreso lleva
chos no desintegrables, se fabrican rribles problemas recordados apocalíp- químicos y físicos, que se h a n formado consigo la tentación de destruir al gé-
objetos artificiales como artículos de ticamente en el Mensaje de Mentone, obedeciendo a u n a evolución de miles nero h u m a n o (GS 37). Debe admitirse
bienestar o de juego que luego van a son esencialmente la degradación irre- de millones de años. Los lazos entre di- la intervención inicial y final de Dios
parar a verdaderas montañas de des- versible de nuestro ambiente humano, chos procesos son de tipo circular y la creador, que dio la orden del progreso
perdicios. Por doquier se advierte u n a industrial y urbano, la irracional ex- ruptura del eco-sistema en un punto (LG 36) y de someter la tierra y gober-
general variedad de desperfectos, de plotación de los recursos naturales, la ocasiona reacciones acumulativas y no nar el mundo (GS 34). El hombre re-
problemas y de peligros que inciden superpoblación de las regiones del Ter- meramente lineales, es decir, causa cre- conduce hacia Dios a sí mismo y al
cada vez más en los presupuestos y en cer Mundo, la amenaza de la guerra cimientos o colapsos dramáticos. En úl- universo (GS 34). Subordinando las
la política de naciones enteras, princi- total'. timo análisis, el fenómeno ecológico
palmente en los grandes conglomera- cosas a sí, el hombre glorifica a Dios
tiene como escenario efectivo toda la (GS 34). Las cosas se ordenan a la
dos urbanos.
4. ECOLOGÍA Y CIENCIA.-E1 término biosfera 4 . La ignorancia o el descuido gloria de Dios (LG 36). Amar las cosas
Los cuatro temas de la Conferencia «ecología» fue propuesto en 1866 por de estos principios conduce, a través (GS 37). Los bienes están destinados a
Europea de Estrasburgo, en 1970. nos Haechel; viene de oikos, habitación, y de estragos y rupturas del equilibrio la utilidad de todos (LG 3 6 ; GS 69),
dan un cuadro de la situación. El pri- de loaos, estudio. El desarrollo de esta natural, a amenazar y dañar la cuali- pues todos los hombres tienen derecho
mer tema trata sobre los efectos de la disciplina biológica, muy lento hasta el dad de vida del hombre, y explica el a ellos.
urbanización (destrucción del campo primer decenio del siglo xx, se hizo enorme costo social de ciertas «jactan-
cias» de la técnica moderna. A Cristo le están sometidas todas las
en aras de la desordenada expansión rápido primero en los grandes países cosas (1 Cor 15). El libra a las criaturas
de la construcción de edificios y comu- agrícolas (Estados Unidos, Canadá, Ru-
de la esclavitud de la corrupción
nicaciones, inconvenientes psicofísicos sia) y luego, a causa de sus implicacio- II. Ecología y moral
nes prácticas, en todo el mundo. Des- (Rom 8.21). Todo es del hombre, pero
por superpoblación, congestión, falta de el hombre es de Cristo y Cristo es de
espacios libres); el segundo aborda los pués de la segunda guerra mundial, la 1. ACUSACIONES HECHAS A LAS IGLE-
expansión demográfica, los problemas SIAS.-Tres acusaciones se les hacen en Dios (1 Cor 3,23; LG 36). Hay que pu-
efectos de la industrialización (conta-
económicos de explotación y distribu- nuestros días a las Iglesias por lo que rificar la actividad h u m a n a con el mis-
minación del aire y de las aguas, ins-
talaciones hidroeléctricas, petrolíferas, ción de los recursos naturales y las di- respecta al tema ecológico globalmente terio pascual (GS 38-39). Mientras se
etcétera); el tercero estudia las conse- ficultades de la lucha contra la conta- considerado: la resistencia «pertinaz y preparan los nuevos cielos y la nueva
cuencias de la explotación agrícola minación de los elementos más vitales fatal» en aceptar los descubrimientos de tierra (GS 39), se prepara u n a nueva
(erróneos sistemas de cultivo, «bonifi- para la humanidad plantean a la eco- Darwin; la oposición preconcebida a un inorada (oikos) en la que encontrare-
cación» inútil de tierras, desmontes, logía un dramático y urgente interro- más decidido control de la natalidad; mos transfigurados los buenos frutos
erosión: y a la vez la defensa del suelo gante : el de la relación global del hom- el silencio o por lo menos la escasez de la naturaleza y de nuestro trabajo.
y la función protectora de los bosques); bre con la naturaleza para la supervi- de referencias del magisterio (y de la El hombre puede mejorar y realizar
el cuarto tema considera el aspecto vencia de la humanidad en nuestro pla- misma Biblia) al respeto y al amor de- sus múltiples dotes de alma y cuerpo,
más ampliamente social del problema: neta. La subdivisión de la ecología en bidos a la naturaleza. Pasando por alto someter a su poder todo el cosmos, cul-
cuanto más aumenta la movilidad y se pura o aplicada, animal o vegetal o las dos primeras cuestiones —para las tivar y someter la tierra, pero de tal
acrecienta el bienestar, tanto mayor es microbiológica tiene escaso valor, por- que remitimos a las encíclicas Humani modo que ésta llegue a ser u n a «mora-
la exigencia de espacios naturales para que se ha descubierto que todos los ni- da digna de toda la familia humana»
generis (1950) y Humanae vitae ( 1 9 6 8 ) -
recreo de masas cada vez mayores, y, veles y tipos de organización de la ma- (GS 53). Hoy m á s que nunca, para ha-
teria viviente se integran en u n cuadro vamos a exponer con cierta amplitud
por tanto, más serio debe ser el empeño varios aspectos de la tercera cuestión cer frente al aumento de la población
de la sociedad en su esfuerzo por salva- que puede subdividirse en sus compo- y atender a las crecientes aspiraciones
nentes sólo por comodidad de método, propiamente ecológica 5 . Los puntos cla-
guardar la naturalera. del género h u m a n o , se tiende justa-
pero no con objetividad científica. ve son pocos, pero bastante claros.
mente a a u m e n t a r la producción de
El miedo a las adulteraciones y la 2. RELACIÓN ENTRE HOMBRE Y UNI- bienes en la agricultura y en la indus-
VERSO.-El Concilio Vaticano II no trata tria y a lá prestación de servicios. Por
Ecología 260
261 Ecología
ello hay que favorecer el progreso téc- mos, contaminarse el agua que bebe-
nico... Más aún, el fin último y fun- mos, las playas, los lagos, incluso los el escandaloso comercio internacional e) En Europa, como en las demás
océanos, hasta el punto de amenazar montado por los países ricos a expen- regiones muy industrializadas, hay que
damental de tal desarrollo no consiste
sas de las naciones pobres (n. 9), el catalogar los principales problemas ac-
en el mero aumento de los bienes pro- con u n a verdadera «muerte biológica»,
nacionalismo exasperado y el racismo tuales relativos al ambiente...
ducidos ni en la simple búsqueda del en u n futuro no lejano, si no se adop- (n. 10). «El hombre, que ha sabido
provecho o del predominio económico, tan valientemente y se aplican severa- / ) Estos problemas no podrán ser
someter el átomo y vencer el espacio, resueltos si cada europeo, dándoles la
sino en el servicio del hombre consi- mente, sin demora, enérgicas medidas. ¿sabrá dominar también el propio debida importancia, no se siente res-
derado en su integridad... El desarrollo Es u n a terrible perspectiva que hay egoísmo?». ponsable personalmente del propio am-
económico tiene que permanecer bajo que considerar con cuidado para que biente.
el control del hombre (GS 64-65). El se evite la aniquilación del fruto de Los hombres tienen necesidad de
solidaridad, hermandad y confianza Siguen luego las grandes líneas de
Vaticano II presenta, pues, el carácter millones de años de selección natural
(n. 5-7) 7 . actuación a escala internacional (co-
dinámico de la realidad creada, todavía y humana. En pocas palabras, todo operación, armonización de las legisla-
en devenir, pero tendente a su cum- está descompaginado y es necesario ciones nacionales, institución de una
prestar atención a las consecuencias de 4. DECLARACIÓN SOBRE LA ADMINIS-
plimiento con la colaboración del hom- autoridad europea, convención europea
bre. Esta cooperación es en cierto sen- amplio alcance que cualquier interven- TRACIÓN DEL AMBIENTE NATURAL EN
EUROPA, según la Conferencia Europea de los derechos del hombre, organiza-
tido recíproca y el plano de la salva- ción h u m a n a introduce en el equilibrio ción de intercambios...) y a nivel na-
de la naturaleza, puesta, con su riqueza para la Conservación de la Naturaleza,
ción h u m a n a y cósmica brota de una cional (se enumeran 19 proveimientos
Estrasburgo, 9-12 de febrero de 1 9 7 0 . -
única fuente de amor (AA 5-7; LG 6 2 ; armoniosa, a disposición del hombre, destinados a combatir la contamina-
En 1970, declarado año europeo para la
AG 8; GS 2). La subordinación de toda según el designio amoroso del creador. conservación de la naturaleza, la Con- ción, atenuar los ruidos, impedir un
la realidad al hombre está en función b) Es urgente y necesario un cambio ferencia de los Gobiernos de Europa, desarrollo industrial insalubre, asegurar
del bien del hombre y del honor de radical en la conducta de la humanidad, después de haber declarado que la ad- la conservación del ambiente, etc.) y
Dios, y funda intrínsecamente la uni- si ésta quiere estar segura de sobrevivir. ministración racional del ambiente debe por fin en el ámbito local. La declara-
dad profunda entre los varios aspectos Al hombre le h a n sido necesarios varios tener absoluta prioridad en la política ción concluye con varias recomenda-
de la vida del hombre; si éste no somete milenios para aprender a dominar la nacional de los varios países y después ciones respecto a la industria 8 .
la tierra o al contrario la destruye, no naturaleza y someter la tierra. Ahora de un preámbulo en el que se describen
alcanza su perfección y desfigura en sí le ha llegado al hombre la hora de do- los síntomas inquietantes de la contami- 5. COLABORACIÓN ENTRE CIENCIA, FI-
y fuera de sí la imagen de Dios. Es un minar su mismo dominio, y esta em- nación y la degradación del ambiente, LOSOFÍA Y MORAL (congreso de los juris-
discurso de moral social y de teología presa no le exige menor valor y decisión así como las graves amenazas a que el tas católicos, carta de Pablo VI, Síno-
cósmica. El Vaticano II no afronta ex- que la conquista de la naturaleza. El mismo está sometido, afirma algunos do de 1971).—El factor ecológico se ha
presamente el tema de la moral eco- prodigioso dominio progresivo en la principios que reproducimos integral- enmarcado tradicionalmente sobre todo
lógica 6 . vida vegetal, animal, h u m a n a ; el des- mente, haciéndolos nuestros. en una problemática técnico-científica.
cubrimiento de los secretos de la ma- Principios.—a) La naturaleza propor- Por tanto, los responsables de la actual
3. PROBLEMA DE CONCIENCIA Y DE teria ¿llevarán a la antimateria y al ciona los recursos y las satisfacciones alteración del equilibrio natural son la
CULTURA (discurso de Pablo VI a la triunfo de la muerte? En esta hora de- necesarias para la prosperidad natural técnica y la ciencia. De ellas solamente
FAO, 1 9 7 0 ) . - a ) Las finalidades que cisiva de su historia la humanidad oscila, del hombre, para su bienestar físico y pueden surgir los remedios capaces de
se propone la FAO pueden alcanzarse insegura, entre el temor y la esperanza. mental, así como para su vida espiritual. restablecer el perdido equilibrio. Así
con métodos diversos, como son u n a Los progresos científicos más extraor- Estos recursos y satisfacciones deben piensa toda una corriente de filósofos.
utilización más racional de los recursos dinarios, las proezas técnicas más des- utilizarse en función de los procesos y El problema hay que afrontarlo de
materiales básicos, u n a mejor planeada lumbrantes, el crecimiento económico de los equilibrios naturales fundamen- un modo global, buscando ante todo
explotación de las tierras y de las aguas, más prodigioso, si no se unen a u n tales. las causas de ese progresivo proceso de
de los bosques y de los océanos, un auténtico progreso social y moral, se b) La valoración y utilización ra- explotación indiscriminada de los re-
mayor rendimiento de los cultivos, de revuelven, en definitiva, contra el hom- cional de estos recursos se h a n hecho cursos naturales comenzado con la era
bre. indispensables a consecuencia del des- industrial. A horcajadas de la degrada-
la cría de ganado, de la pesca. Pero muy
arrollo demográfico y del progreso ción del ambiente cabalga el cambio del
pronto las necesidades alimenticias au- c) Pero la crisis ecológica tiene sus pensamiento, de la cultura, de la men-
mentan bajo la doble presión de un tentaciones. La primera es la de dedi- técnico. Para resolver estos problemas
es necesario adoptar soluciones cien- talidad, que, ejercidos durante milenios
crecimiento demográfico a veces de- carse con prepotencia a disminuir el para vivir y comprenderse a sí mismos
masiado rápido y de un consumo cuya número de los convidados, en vez de tíficas basadas en la ecología, de modo
que se intervenga en el ambiente para dentro del horizonte de la naturaleza
curva sigue la progresión de los pro- multiplicar el pan que se debe repar- en su relación de armonía con el hom-
ductos logrados. Las múltiples mejoras tir. Contraria decididamente a un con- satisfacer las necesidades actuales y
futuras del hombre. En este único fin bre, desde hace dos siglos se afanan
en la fertilidad del suelo hacen que se trol de los nacimientos, hecho «con mé- por negarla; más a ú n : exaltan esta obra
cumpla la profecía de que «el desierto todos y medios indignos del hombre», deben inspirarse todas las decisiones
que influyan en el ambiente. de negación de la naturaleza presentán-
florecerá». Pero la concreta realización la Iglesia apela a todos los responsables dola como verdadero progreso. Incluso
de estas posibilidades técnicas a ritmo para que obren con audacia y g e n e r o c) Es necesario introducir en los el llamado idealismo de defensa no
acelerado no se da sin repercusiones sidad en pro de un desarrollo integral presupuestos de las entidades y estados está exento de culpas. De aquí la ne-
perjudiciales en el equilibrio de nuestro y solidario, que facilitará, sin duda, los costos relativos a la conservación cesidad de una reconversión filosófica y
ambiente natural; y el empeoramiento aparte otros efectos, un dominio cons- del ambiente. cultural encaminada a la recuperación
progresivo de lo que se ha llamado el ciente de la natalidad realizado por d) En la planificación y utilización de la necesaria armonía dentro de las
«environnement» corre el riesgo, bajo los cónyuges capaces de afrontar libre- de las tierras y de los recursos naturales regiones más propiamente h u m a n a s :
el efecto del contragolpe de la civiliza- mente su destino (n. 6). Otras tenta- hay que atender a la conservación de fantasía, sentimientos, experiencia his-
ción industrial, de desembocar en una ciones son el derroche y la carrera la mayor variabilidad posible, como tórica, inteligencia. La ciencia y la téc-
verdadera catástrofe ecológica. Estamos de armamentos para mantener posi- garantía para la estabilidad del am- nica dan alguna esperanza, pero resul-
viendo ya viciarse el aire que respira- ciones de poder y de prestigio, así como biente y de su buena salud.
Ecología 262 263 Ecología
taría vana si fuese separada del cambio 6. MORAL Y DERECHO INTERNACIONAL para que el desarrollo sea compatible Naciones Unidas, la única que tiene
de mentalidad. En otras palabras, es ne- (Congreso Mundial de las Naciones con la necesidad de proteger y mejorar «autoridad» para hacer que tengan
cesaria e inderogable la colaboración Unidas en Estocolmo, 1 9 7 2 ) . - E n doce el ambiente natural de modo que se efecto las conclusiones a las que aquí
entre ciencia y filosofía. Sólo así se po- días de laboriosos debates, 1.200 dele- garantice a todos las mayores ventajas se ha llegado.
drá salir del atolladero en que ha caído gados de 114 países industriales o en sociales, económicas y ecológicas». En 2.°) El mensaje enviado por el Papa.—
el tema ecológico (Congreso de los ju- vías de desarrollo (no asistió Rusia, cuanto a la política demográfica (la a) Los problemas del ambiente no se
ristas católicos italianos, Roma, 1 9 7 1 ) ' . pero sí estuvo presente China) dis- conferencia no quiso afrontar el proble- resuelven con medios exclusivamente
En el mensaje enviado a dicho con- cutieron 4 5 0 relaciones (preparadas en ma en toda su complejidad) se rehuye técnicos. La actividad creadora del
greso, Pablo VI acomete el tema eco- cuatro años de estudio) sobre la situa- toda imposición, ya que únicamente el hombre tiene u n límite, en el sentido
lógico y afirma los siguientes principios: ción ambiental del mundo, aprobando, aumento del nivel de vida y de instruc- de u n a aplicación inteligente de los pro-
al final, u n a Carta ecológica de las ción podrá conducir al control de la pios descubrimientos en el ámbito de
a) Lo que atañe al ambiente atañe Naciones Unidas. superpoblación. El artículo 24 conde- leyes morales objetivas enmarcadas
a la existencia del hombre; y dado que na el uso de «las armas nucleares y de en u n a visión global que tiende a la
el ambiente es el mundo que circunda 1.°) La carta ecológica de las Nacio-
nes Unidas.-a) Principios y afirmacio- los demás medios de exterminio de ma- expansión integral del hombre, uniendo
o, mejor, envuelve al hombre, todo sas» ; desafortunadamente no menciona la búsqueda de u n justo equilibrio eco-
nes.—^ hombre tiene derecho funda-
discurso relativo a él atañe también a las armas biológicas y químicas (usadas nómico a la de un justo equilibrio de
mental a la libertad, a la igualdad y a
Quien es su creador. Por eso hay que unas condiciones favorables de vida, en por Estados Unidos en Vietnam). prosperidad, b) El hombre es insepara-
restaurar el equilibrio ecológico ya por un ambiente que le permita vivir con ble del ambiente: debe, pues, respetar
b) Primera autocrítica.—Ratee los ob-
su necesidad y ya por la misma volun- dignidad y bienestar. Por eso las jetivos particulares de «la lucha de los las leyes que regulan el empuje vital
tad de Dios. La creación, en efecto, es políticas que practican la segregación pueblos de todos los países contra la y la capacidad de regeneración de la
obra de Dios y se le ha dado al hombre racial, la discriminación, el colonialis- contaminación» se subraya la necesi- naturaleza. A la aceleración ciega y
para su uso y goce. mo y otras formas de dominación ex- dad de poner fin a los descargues vene- brutal del progreso material, abando-
b) Los problemas de la ecología, de- tranjera, deben ser condenadas y elimi- nosos y de modo especial a la contami- nado al ímpetu de su propio dinamismo,
rivados de los datos científicos, de la nadas». Se afirma así que no puede nación de los mares, que además de debe sustituirse el respeto de la biosfera,
física, la biología y la medicina, mues- darse un saneamiento ecológico a es- destruir sus reservas biológicas impide con u n a visión global del dominio a
tran claramente que está naciendo un cala universal sin la redistribución de cualquier actividad recreativa. Los ar- ejercer sobre el ambiente, c) No pueden
nuevo capítulo de las leyes humanas; pero bienes y productos y sin la eliminación tículos finales urgen el empeño de una ignorarse (pues constituyen pecado):
es de la religión de quien reciben sentido de los desequilibrios sociales. Entrando revisión y del examen a fondo de los los desequilibrios provocados en la
y orientación. Así que la Iglesia anima en el núcleo del tema, los artículos procesos tecnológicos, la necesidad de biosfera por la explotación desordenada
a quienes defienden la naturaleza. siguientes dicen que «los recursos na- difundir entre los jóvenes, los adultos de las reservas físicas, aun cuando se
turales del globo, incluidos el aire, el y los gobiernos el conocimiento y la hagan con buenos fines; el derroche
c) Desgraciadamente, la difundida
agua, la tierra, la flora, la fauna y los conciencia de la gravedad de la situa- de recursos naturales no renovables; la
inquietud, al menos en los países de contaminación del suelo, del aire, del
más alto progreso técnico, no ha sus- eco-sistemas, deben preservarse en be- ción, el perfeccionamiento de los ins-
neficio de las generaciones presentes y trumentos del derecho internacional de espacio. El motivo de estos cargos es el
citado todavía las reflexiones de auto- deterioro del ambiente, patrimonio de
disciplina que en u n enfermo suele des- futuras»; que «los recursos no renova- tal modo que las víctimas y los daños
bles hay que usarlos de modo que no de la contaminación sean resarcidos por todos, y la consiguiente amenaza a la
pertar la conciencia de su mal. Es para supervivencia humana. Es necesario el
se agoten y que las ventajas de su uti- los países contaminadores. Y se termina
quedarse estupefactos cuando se cono- lización sean compartidas por toda la sentido de corresponsabilidad, el cambio
deseando la puesta en marcha de con-
cen las consecuencias de las negligen- humanidad». De modo particular es de mentalidad, el respeto al ambiente
cretas iniciativas de cooperación inter-
cias y abusos que vuelven malsano el necesario preservar el gran patrimonio nacional «desde un punto de igualdad». según el ejemplo de san Francisco.
ambiente, empobrecen las todavía enor- de la fauna y de la flora salvajes, pre- d) Respecto a las naciones jóvenes y
mes reservas de los recursos naturales cisamente «por su valor económico»; c) Las decisiones adoptadas por la pobres, dado que- la miseria es la peor
y dan pie para hacer previsiones terro- afirmación acertada que excluye todo conferencia son sustancialmente tres: de las contaminaciones, se espera que
ríficas. El precio para remediar la situa- presunto contraste entre progreso y una declaración sobre el ambiente hu- ellas sepan construir su futuro asimi-
ción se presenta, quizá, demasiado ele- conservación de la naturaleza. Al hacer mano, una especie de carta de los de- lando las conquistas positivas de la
vado, cuando se trata de reformar, en el cotejo entre países desarrollados y rechos del planeta, como complemento ciencia, rechazando las exageraciones.
concreto, algunas formas de vida que países pobres, se acentúan las exigen- de los derechos del hombre, tomados Para tal fin, las naciones ricas no pueden
ya se han hecho costumbre y cuyos cias de estos últimos; el mejoramiento ya en consideración por las Naciones negarse sin injusticia (teniendo en cuen-
beneficios se consideran casi indispen- de sus condiciones generales de vida y Unidas; la creación de u n a nueva enti- ta sus culpas pasadas) a proporcionar-
sables. de trabajo no puede sino depender del dad en el ámbito de la organización del les los medios necesarios. La familia
desarrollo económico y social. De ahí «palacio de cristal», encargada de un humana debe actuar unida en torno a
d) Cuando u n a grave amenaza se plan de acción para la coordinación de
cierne sobre el bien común y no se (art. 10-13) que «la estabilidad de los un proyecto común y solidario, no por
precios, una remuneración adecuada todas las actividades del sistema de las razones de miedo, sino como una afir-
puede confiar demasiado en la coope-
ración espontánea de los ciudadanos en los productos básicos y las materias Naciones Unidas relacionadas directa o mación de fe y esperanza 1 1 .
esenciales es esencial para los fines de indirectamente con el ambiente natu-
para alejarla, se impone el recurso al ral y las implicaciones de las actividades
derecho y a las formulaciones jurídicas, la defensa del ambiente»; los costos de 3." La intervención del delegado de la
ésta deberán ser sostenidos y compen- del hombre con el mismo: la disponibi- Sonta Sede en favor de un proyecto común
para que las normas de la colectividad lidad de un fondo para financiar estu-
suplan las carencias de los individuos 1 0 . sados por especiales medidas interna- y solidario.—Carece de sentido el con-
cionales de asistencia técnica y finan- dios, investigaciones e intervenciones traponer o alinear ambiente y desarro-
También el Sínodo de 1971 expresó su concretas tendentes a salvaguardar el
preocupación, incluyendo el «environ- ciera. Importante es el artículo 1 4 : llo: son problemas que tienen dimen-
«una planificación urbanística, coordi- futuro próximo y lejano de la tierra. siones distintas, según se trate de países
nement» en el tema de la justicia en el La conferencia remite estas recomenda-
mundo, con la convicción de que los nada e integrada, es condición esencial desarrollados o n o ; y son valores que
ciones a la Asamblea General de las no hay que contraponer, sino al con-
recursos naturales no son ilimitados.
264 265 Ecología
Ecología

reorganizar la condición h u m a n a según ciencia tecnológica, capaz de incremen- de este comportamiento, en el pasado
trario armonizar según una visión que tar y transformar las reservas natura- como en el presente, se han debido a
ante todo debe excluir los atentados al modelos más auténticos, y en cuanto,
en fin, con ocasión del congreso, la les, pero no de crearlas; y en otra línea, inconsciencia, ignorancia y egoísmo.
ambiente, como son los desórdenes el indiscriminado e irreverente control Para responder a las acusaciones que se
provocados en el mundo industrializa- reflexión teológica sobre el tema ha
ha dado u n paso adelante. Los 2 7 pun- de nacimientos, c) Entre los remedios le hacen, el industrial, el cristiano, el
do. Luego, en el campo social, hay que a corto o largo plazo hay que enume- hombre de iglesia, debe formarse una
desmitizar la división clásica entre países tos aprobados en Estocolmo deberán
aplicarse sin trampas en los principios rar; un sano incremento de la produc- conciencia ecológica. Esto entraña un
desarrollados y países no desarrollados, ción y la utilización racional de los li- vuelco en los actuales procedimientos
porque todo país está hecho, bajo di- reconocidos y en las estructuras a des-
plegar. Pero también deberá partirse de mitados recursos existentes, según u n de planificación, e implica mostrarse
versos puntos de vista, en vías de des- nuevo concepto de trabajo, que no es abiertos tanto a las sensatas hipótesis
arrollo. Pero si el ambiente es sólo u n a ahí hacia nuevas y urgentes metas, su-
perando los compromisos, que aun siempre u n ejercicio de potencia, sino científicas como a los intentos hechos
parte del desarrollo, es claro que u n de colaboración, de liberación y de re- por la naturaleza en función ecológica;
buen ordenamiento ambiental influye de siendo comprensibles por el enfrenta-
miento de ideologías, nacionalismos e cíproca ayuda con la naturaleza, se- pregonar la belleza y la bondad, pero
modo decisivo para satisfacer las nece- gún u n nuevo concepto de recursos, también la precariedad de las cosas:
sidades fundamentales del hombre. Las intereses, no hacen sino encubrir el uso
de dos pesas o dos medidas 1 3 . considerados como bienes comunes: la recordar la observancia concienzuda de
Naciones Unidas tienen la posibilidad asistencia y la ayuda a los países subdes- las leyes antihumo; denunciar con
de hacer un proyecto de promoción Es necesario además, en el campo mo- arrollados: investigaciones y colabora- energía los crímenes perpetrados contra
humana. Mas para conciliar los encon- ral, estudiar más adecuadamente las teo- ción en todos los niveles científicos y el m u n d o ; afirmar los valores y los
trados puntos de vista en la relación rías de los futurólogos, quienes, basados políticos para hallar o transformar los bienes colectivos que mantienen la ale-
desarrollo-ambiente, hay que situar el en previsiones apocalípticas sobre el fu- elementos; la renuncia a algunos de gría del hombre; resaltar la general
interés por el ambiente en su verdadero turo del mundo y de la cultura, critican los actuales procesos de producción in- interdependencia y la solidaridad de to-
lugar, que no está fuera, sino dentro del la infatuación del progreso y propug- dustrial, en favor de los equilibrios na- dos los ambientes en el plano social y
propósito de un desarrollo auténtico. n a n un frenazo radical en la produc- turales; y obviamente la conservación, en el natural. Hay equilibrio ecológico
Ello atañe al modelo de civilización que ción y en el consumo 1 4 . protección y defensa de los eco-sistemas cuando cada cosa está en su sitio y
los países considerados en vías de des- naturales gracias a un nuevo concepto no se interrumpe la escala de los seres,
arrollo tratan de hacer, incluyendo la 7. SÍNTESIS DE HECHOS Y PRINCIPIOS.- de las relaciones hombre-naturaleza, en cuya cima se halla el hombre. En
dimensión del ambiente. Es cuestión de que no pueden reducirse a las de acti- suma, entraña ver con claridad para
a) Las principales causas de la actual
poder controlar las recíprocas necesida- vidad-trabajo; asimismo, la invención salvar al hombre en su totalidad, según
crisis ecológica son el escaso conoci-
des, y producir en relación a las mis- de nuevas técnicas anticontaminantes la admirable vocación para la que fue
miento del sistema y la infravaloración
mas, impidiendo replegarse sobre los en defensa de la población; y por fin, la creado. No sólo «tener» más. sino «ser»
de la importancia de los procesos am-
propios males: demanda y necesidad de inmediata planificación legislativa de más. e) La actuación primordial se diri-
bientales, como consecuencia de una
unos determinan la producción y el remedios a escala global y a nivel pla- ge al hombre para servirle en sus exi-
vasta crisis cultural y legislativa. Ahora
servicio de otros. Por eso es necesario netario, ÍÍ) El hombre tiene necesidad de gencias materiales y espirituales, y
ya sabemos que los recursos naturales
permanecer unidos en la comunidad la naturaleza, de un ambiente, de un pai- también para pedirle la necesaria co-
no son ilimitados y vemos que con la
internacional por razones de solidari- saje. Por tanto, hay que reformar la ur- laboración, educándole. Es necesario,
progresiva contaminación de los ele-
dad, es decir, en nombre del hombre banización carente de espacios verdes, por tanto, reconsiderar el concepto de
mentos indispensables para la vida del
y proveer adecuadamente a la protec- sin garantías de silencio y de aire puro. propiedad, de bienes libres, de ciudades,
hombre, con el uso de la batalla bio-
ción de las clases más indefensas. Es Y hay que aplicar remedios, sin demo- de técnica, de civilización y de cultura
química y con la desenfrenada explo-
asimismo necesario documentarse me- ras y sin pesimismo, a la ciudad, cáncer —puesto que el planeta es de todos—
tación de los recursos se corren muchos
jor en el campo biológico y social. Para moderno, donde el smog y el aburri- según unos grados de verdad y de
riesgos —tanto en relación al aumento
hacerlo hay que investigar más aún miento son el símbolo de la condición bien, en el tiempo y en el espacio y
demográfico como a la cada vez más
algunos puntos-clave, como el impacto del hombre en la «civilización urbana» más allá de estos términos. La defensa
refinada sed de necesidades personales
biológico de los factores elementales, la actual. Una vez reinmerso en la natu- de la naturaleza no es fin en sí misma,
y colectivas— de comprometer de
ruptura del ritmo alcanzado, el debilita- raleza o insertado en ciudades huma- sino que tiende al equilibrio de la re-
modo irremediable el equilibrio de
miento de ciertas fuerzas de recons- nas, cada individuo debe saber adap- lación entre ambiente y hombre, para
los ambientes naturales, primero, y de
trucción, de recuperación, de adapta- tarse al ambiente «natural» (en el grado un mundo más h u m a n o y para una
la salud y el porvenir del hombre, des-
ción del organismo y principalmente que haya podido respetarse) y gozar de mejor cualidad de vida cósmica. La
pués. Tanto que es ya virtual la ame-
en la exacta definición de lo que se en- su contacto inmediato, pues de él de- nueva moral ecológica mira —junta-
naza de u n a catástrofe ecológica y de
tiende por «cualidad de la vida». Y no pende y en él está integrado. Cada uno mente con el ambiente natural— a de-
u n suicidio colectivo o muerte biológi-
excluir, sino examinar concretamente debe descubrir que está ligado y unido fender al hombre, a cada hombre y a
ca, b) Para buscar remedios convendrá
en qué medida la civilización industrial a la naturaleza en una simbiosis ínti- cada pueblo, en cuanto deseoso de so-
recordar que no basta recurrir a meras
y tecnológica haya influido negativa- ma, en una recíproca relación, y apren- brevivir y sediento de justicia, de paz,
medidas de salvamento, sino que hay
mente en la crisis de la juventud, in- der a acercarse a la misma, a defenderla de contemplación, de amor.
que alcanzar etapas sucesivas. Por tan-
satisfecha del actual bienestar 1 2 . y a armonizarse continuamente, inteli-
to, hay que rechazar hechos y principios
directamente contrarios a la ecología: gentemente, con sus procesos funda-
mentales. Hasta ahora el hombre ha Así lo afirma Pablo VI en el citado
La declaración de Estocolmo señala la ideología del trabajo como expresión
sido demasiado soberbio y desdeñoso discurso a la FAO (nn. 7-11) de 1 9 7 0 :
el principio de u n a buena legislación de dominio y de explotación unidimen-
en sus relaciones con la naturaleza, «Las mejores realizaciones técnicas, así
ecológica, en cuanto ésta asume, de sional de la materia; la búsqueda del
minimizando erróneamente su depen- como los mayores progresos económi-
ahora en adelante, una dimensión in- máximo rendimiento o provecho en la
dencia de la misma. Consecuencias de cos, son incapaces de producir por sí
ternacional institucionalizada, y en producción, como fin en sí mismo; el
ello han sido las frustraciones y las mismos el progreso de un pueblo. La
cuanto, al surgir algunos intereses mito de la eficiencia sin límites y del
enfermedades. Los aspectos negativos política de planificación y el dinero,
hasta ahora implícitos en las asambleas consumismo (mentalidad hedonista que
por más que sean necesarios, no son
oficiales o paralelas celebradas en Es- lleva al despilfarro); la fascinación de \M
suficientes. En definitiva, al paso que
tocolmo, ha cobrado fuerza el deseo de
Ecología 266 267 Economía
n a d a p u e d e h a c e r s e a l a r g o p l a z o sin nuncia a mantener vivos incluso aquellos pecta a la necesidad de la naturaleza); L'hom- Lo trataremos todo esto en forma extre-
el h o m b r e , c o n é s t e t o d o p u e d e e m - contactos afectuosos —nada despreciables— me et la création, nature et environnement, en madamente esquemática, consideradas las po-
p r e n d e r s e y r e a l i z a r s e , p o r q u e la v e r - con la naturaleza, que formaban parte de la «Fetes et Saisons», (febrero 1971); Delamare cas páginas a nuestra disposición, la comple-
herencia de los primeros cristianos, como san Debouteville, Moróle de Venvironnement, con- jidad del tema, la exigencia de un más
d a d es q u e q u i e n e s l o g r a n l a s v e r d a d e - science écologique et institution genérale, en «La adecuado conocimiento previo de la «trama»
Jerónimo, san Gutberto y san Francisco. Du-
r a s victorias s o n a n t e t o d o el e s p í r i t u rante este siglo, gracias al espíritu antiguo de Croix»,í22 julio 1 9 7 0 ) ; Wright Card., Aspetti fundamental del fenómeno económico. Remi-
y el c o r a z ó n . El a m o r es n e c e s a r i o p a r a la literatura, del arte y de la ciencia, la opre- morali dell'ecología (prolusión del XXII Curso tiremos, por tanto, a muchas voces desarro-
el h o m b r e : el h o m b r e se d e d i c a y se sión de las iglesias occidentales sobre la liber- de formación social en la universidad Pro lladas en esta obra, limitándonos a algunas
c o n s a g r a al h o m b r e p o r q u e lo r e c o - tad h u m a n a , en cuanto conducta privada, se Deo), en «Avvenire», 3 (3 dic. 1970); referencias bibliográficas que valen también
noce como h e r m a n o suyo...»15. ha aflojado mucho, aunque no del todo; pero Ch. Garnier, Th. Monod, Devenir de la nature, para las voces Comercio, Hacienda púWira, et-
aparte la discutida cuestión del control de na- devenir de l'homme, en «Christianisme social», cétera. Otras referencias podrán enconirarse
cimientos y del aumento explosivo de la po- (1970), t. 78, 3 2 5 - 4 2 6 ; F. Eider. Crisis in en el texto.
F. Appendino blación, poco de lo que se ha dicho y hecho Edén: a religious study of man and environment,
hasta ahora ha influido para neutralizar los Nashville, Tennessee, Abingdon 1970, 1 7 2 ; AA. VV., Vazíenda e la liberta dell'uomo, Mor-
daños infligidos por las iglesias al ambiente D. Hayes, K. Froehlich and others, Symposium celliana, Brescia.—AA. VV„ / problemi del-
Notas.— {') M . Nicholson, La rivoluzione am- natural con su actitud indulgente, más aún. on technology and the environment: Environ-
biéntale, Garzanti, 1 9 7 1 , c. 2, 33-49; J. Taylor, l'economia mondiale alia luce della «Populorum
favorecedora de la explotación egoísta, brutal mental action. The ecology of création. Theological Progressio», Vita e Pensiero, Milán.™AA. VV„
La societá suicida, Réquiem per un pianeta ínfet- y miope... Aun recibiendo su primera inspi- guidelines for the future, en «Theology Today»,
to?, Mondadori, 1 9 7 1 , passim.-( 2 ) Cf M. Ni- Comentarios a la «Populorum Progressio», Cua-
ración de unas formas de vida virgen, el 27 (1970), 2 5 6 - 2 9 1 ; G. Williams, Christian dernos para el diálogo, Madrid 1967.—
cholson, o, c. c. 5 y passim; J. Taylor, o. c, Cristianismo ha fallado profundamente en el altitudes toward nature, en «Colloquy», 4 (1970),
passim.-(') Cf M. Nicholson, o. c, passim; A A. VV., Teología y sociología del desarrollo,
deber de reconocer su deuda y de enseñar el 12-15; E. Boné, Pour une «théologie» de l'en- Mensajero-Fomento social, Madrid 1 9 6 8 . -
J. Taylor, o. c . en todos los capítulos: L'homme respeto y la reverencia hacia lo que él mismo vironnement, en «Revue théologique de Lou-
et la création, nature et environnement, en AA. VV., La evolución de la estructura de la em-
considera como obra del Creador. Sólo en es- vain», 2 (1971), 1 4 5 - 1 6 5 ; R. A. McCormick, presa, Centro de estudios del Valle de ios
«Fétes et Saisons» (febrero 1971).-{ 4 ) Cf En- tos últimos años, por presiones externas, se Vom Umgang mit dem Lebensraum. Ansátze zu
ciclopedia delle Scienze e della técnica, Mondado- Caídos, Madrid 1972.—Alfaro J., Hacia una
ha manifestado dentro de las iglesias un vago einer Ethik des Umweltschüzes, en «Théologie teología del progreso humano, Herder, Barcelo-
ri, 1972, v. 5 en las voces pertinentes al interés por la revalorización y la reaceptación der Gegenwart», 14 (1971), 2 0 9 - 2 1 0 ; R. Baer,
tema.-( 5 ) Cf M. Nicholson, o. c , 234-236. na 1969.—Cámara H., Pobreza, abundancia y
de elementos vitales de la tradición cristiana, Ecology, religión, and the American dream, en solidaridad, Zero, Madrid 1970.—Ceriani G.-
Así se expresa: «Históricamente el núcleo del progresivamente abandonados desde los tiem- «The American Ecclesiastical Review», 165
complejo cultural responsable de la difusión Gheddo P.-Melzi C , Commento alYEncíclica
pos de san Francisco de Asís. Promover, den- (1972), 4 3 - 5 9 ; H. McClintock, The think-tank «Populorum Progressio» sullo sviluppo dei popoli,
y de la persistencia de errores de actitud men- tro de las iglesias, u n debate acerca de la con- approach: one way of beginning education in
tal y práctica en estos campos y de la falta Massimo, Milán.—Coste R., Chiesa e vita
tribución teológica al problema del puesto que ecology, en «Religious Education», 66 (1971), económica, Citadella, Asís.—Id, Quale sistema
de armonía entre el hombre y la naturaleza, el hombre ocupa en la naturaleza y sobre el 55-61; L. Wolf, Christian education for survival
estriba en la religión organizada. La pertinaz económico?, Citadella, Asís.—Fraga Iribarne
deber de estigmatizar las transgresiones de las on earth. Ib, 66 (1971), 23-30. M.-Velarde F.-Del Campo S., La España de los
y fatal resistencia de las iglesias en aceptar los responsabilidades del hombre en este campo,
descubrimientos de Darwin constituye u n caso años 70: v. 1, La sociedad (1972); v. 2, La
es un objetivo descollante entre todos los que economía (1973); v. 3 (en 2 tomos), El Estado
clamoroso. Por más que se tratase de un paso deben plantearse absolutamente. Sólo cuando
inevitable hacia el progreso, fue verdadera- y la política. Moneda y Crédito, Madrid 1 9 7 4 .
las iglesias adviertan de nuevo sus deberes Esta monumental obra, realizada con la co-
mente trágico que, entre todas las religiones, hacia el ambiente podrán ver en perspectiva ECONOMÍA laboración de numerosos especialistas, es im-
una de las poquísimas que predicaba el inca- el error cometido al oponerse tan rabiosamente
lificable derecho del hombre a dominar la prescindible para el estudio de España en la
al control de los nacimientos».—( 6 ) C. Molinari, Premisa metodológica y bibliográfica.—Al se- década de 1970.-Friedman M., Efficienza
naturaleza se haya constituido en la más Creazione, en Dizionario Concilio Ecuménico ñalar algunos relieves de comportamiento en
poderosa y autorizada, sirviéndose de los ins- económica e liberta, Vallecchi, Florencia; cf tam-
Vat. II, Roma 1 9 7 4 . - ( 7 ) L'Osservatore Romano, la vida económica actual, no vamos a insistir bién Id, Ensayos sobre economía positiva, Gredos,
trumentos de! antiguo judaismo y de la mo- (16-17 nov. 1970). 2 . - ( 8 ) Cf Zangheri. L'am- en el punto de la «importancia moral», para
derna cristiandad. Si es posible discutir sobre Madrid 1967,-Galbraith J. K., La crisis de
biente naturale e l'uomo, apéndice 113-119.— el que remitimos a otras voces de este dic- las sociedades industriales, Zero, Madrid 1972.—
el hecho de que el AT aluda a unos límites cionario, ni vamos a insistir en u n análisis Girardi I., Cristianismo y liberación del hombre.
del derecho h u m a n o a pisotear sin miramien- (9) Della Torre, Studi Cattolici, (1971), 1 3 1 . - progresivo del pensamiento social de la Igle- Sigúeme, Salamanca 1 9 7 3 . - I d , Amor cristiano
tos a la naturaleza y a multiplicarse a expen- (10) L'Osservatore Romano, (4 dic. 1971), 1-2. sia sobre este tema, sino que nos limi- y lucha de clases, Sigúeme, Salamanca 1971.—
sas de la misma, toda condición y limitación Ya había hablado el Papa al World Wildlife taremos: I, a señalar el concepto del hombre y
resulta débil comparada con su crónica y des- González Ruiz J. M„ Creer es comprometerse,
Fund diciendo que salvaguardar la naturaleza de la sociedad presupuesto constantemente en Fontanella, Barcelona 19 70.-Id, Pobreza evan-
enfrenada invitación a una conducta agresiva es un principio que se debe aceptar y aprobar. toda valoración personalista y comunitaria del
de explotación irresponsable desde el punto gélica y promoción humana. Nova Terra, Bar-
El hombre, culmen de la creación, ocupa el concreto fenómeno económico; II, a subrayar celona 1966.—Harrod R. F., Hacia una econo-
de vista de la reproducción. Mientras los fre- primer puesto y con su trabajo perfecciona y las repercusiones de algunos datos fundamen-
nos despiadados de la guerra, de la carestía y mía dinámica, Tecnos, Madrid 1967.—Id, Po-
transforma todo lo creado. Pero no debe des- tales de la revolución contemporánea que han lítica antiinflacionista, Derecho privado, Ma-
de la enfermedad y las limitadas posibilidades truirlo, precisamente porque la perfección de ido acumulándose en el hombre, hasta pro-
de las primitivas formas tecnológicas contu- drid 1961.—Heller VV., Diccionario de economía
lo creado supone la conservación. Hay que ducirle u n cambio profundo en sus sentimien- política, Labor, Barcelona 1965.—Iglesias Sel-
vieron estas ancestrales aspiraciones, podía admirar en la naturaleza la obra del creador tos y aspiraciones; y esto como ulterior y ne- gas C , Comentarios a la Ley Sindical, Cabal,
aún subsistir cierta apariencia de coexistencia (L'Oss. Rom., [22 jun. 1969], l ) . - ( " ) L'Oss. cesario presupuesto antropoiógico-cultural para Madrid 1972.—Joíif ]. V., Economía opulenta y
tolerable entre el hombre y la naturaleza. Rom., (junio 1972); H. De Riedmatten, Dis- una valoración moral; III, a trazar un «cua-
Pero ahora estos frenos han desaparecido sin destino del hombre, Zero, Madrid 1971.—
curso en la Conferencia de Estocolmo como dele- dro de la problemática económica y social de Jouvenel B., Eí arte de prever el futuro político,
que el hecho se haya visto acompañado por gado de la Santa Sede, en L'Oss. Rom., i b . - nuestros días, como punto de partida experi- Rialp, Madrid 1966.-Lipsey R„ Introduzione
una exhaustiva reconsideración teológica y (12) Id, ib, y entrevista en «Avvenire» (24 junio mental con el fin de evitar la tentación de all'economia, Etas Kompass, Milán.—Marx A„
por una nueva enunciación de apropiados 1972), 5.-( 1 3 ) Positivos A. Cederna, T. Buzzati fáciles y equívocas actitudes moralistas, pre- Hacia una teología de la economía, Herder, Bar-
principios de responsabilidad: las iglesias se y F. Alonso en «II Corriere della Sera» (17-18- cisando sobre todo algunos criterios operativos;
han guardado muy bien de hacer esto. Sus celona 1965.—Mendés-France P.-Ardant G.,
19 junio 1972); Positivo H. De Riedmatten, IV, a puntualizar el problema de la eficiencia y Tecria económica e azione política, Sansoni,
seguidores, con pocas excepciones, h a n seguido ya citado; Negativo A. Todisco, en «II Corrie- de su moralidad, puesto que la eficiencia cons- Florencia.—Napoleoni C , Diccionario de eco-
comportándose con la agresividad de las tribus re», ib (20 junio).-( 1 4 ) Nos referimos a las tituye a menudo u n fácil alibi para muchos nomía política, Castilla, Madrid 1962.—Oulés F.,
del AT, pero ahora terríficamente armados con teorías de S. Mansholt, D. Meadows, N. Gal- comportamientos discutibles del operador eco-
los instrumentos de la ciencia y tecnología Democracia y planificación económica, Mensa-
braith. De Juvenel, Peccei y el Club de Roma, nómico; V, a precisar la relación moral y pas- jero-Fomento social, Madrid Í 9 7 1 . - P e r r o u x
modernas, infligiendo daños al mundo en la los invitados al Congreso de la UNESCO de toral en u n contexto socio-económico de acen-
consiguiente proporción. Los peligros y las F., Veconomía del XX secólo, Comunitá, Milán.—
París y de «PoUution» en Padua y de la tuado desarrollo tecnológico, con todas las Id, Economía y sociedad, Ariel, Barcelona 1 9 6 3 .
distorsiones implícitas en sus arrogantes mitos CEE en Venecia, junio 1 9 7 2 . - ( , 5 ) F. Russo, implicaciones posibles a nivel de «comunica- Sampedro J. L„ Conciencia de subdesarrollo.
acerca del papel del hombre en la tierra se L'uomo e la natura, en «La Civiltá Cattoíica». ción» y de «mediación» tanto en el momento
agravaron por la creciente ceguera y la re- Alianza, Madrid 1972.—Samuelson K„ Reli-
3 (1971), 131-142 (sobre todo en lo que res- de producción como en e! de consumo.
Economía 268 269 Economía
gión y economía, Marova. Madrid 1970.— lución de la persona en la materia. e indigencia de la individualidad ma- cación, para poner la industria al ser-
Samuelson P. A.. Curso de economía moderna. Pero es u n pleonasmo: el individuo, en terial. vicio del hombre; de este modo y a
Aguilar, Madrid 1 9 7 3 , - S a u v y A., /Creci- pocas palabras, es la disolución de la Esta estructura bidimensional de la pesar suyo, los comunistas h a n llegado
miento cero?, Dopesa, Barcelona 1973.— Scot- persona; o también la reconquista del persona, de la que toma sustancia su a poner inevitablemente al hombre al
to A.. Compendio di scienza delle finante, Princi- servicio de la industria y de la técnica.
pato, Milán.— Servan-Schreiber J. J., El desafío hombre por parte de la materia, que unidad social, determina el contenido
americano. Plaza & Janes. Barcelona 1 9 7 0 . - remeda al espíritu. La persona se opone de la noción de bien común". «El bien Una ciencia de lo no-humano, la cien-
Solozábal }. M.. Capitalismo, inflación u derecho al individuo en cuanto ella es dominio, común es común porque es recibido en cia de la producción de las cosas, al
de propiedad, Universidad de Deusto. Bilbao opción, formación, conquista de sí. Fi- las personas, cada u n a de las cuales es llegar a ser norma reguladora de la
1973.-Tinbergen ) . , lecciones de] pasado, nalmente la persona es rica en toda como u n espejo del todo» 9 . La comu- vida, no puede imponer a ésta más que
Ariel, Barcelona lSóí.-Id, Progetto 'SO, San- comunión con la carne del mundo y del nión del bien supone la apertura de la reglas inhumanas. La obra suprema
soni. Florencia. hombre, con el espíritu que la anima, persona a la comunión: bien común de del cuerpo social si no está subordinada
con las comunidades que la manifies- personas humanas en comunión re- a los bienes superiores de la persona,
I. Concepto del hombre y de la tan (...). La persona es el volumen total cíproca. Esta refracción del bien operada no puede sino exigir para sí misma al
sociedad del hombre. Es equilibrio en largura, por la persona en su apertura comuni- hombre todo entero y disputar celosa-
anchura y profundidad, es en cada taria permite afirmar que «el verdadero mente al hombre con Dios y consigo
1. PERSONA Y SOCIEDAD.-a) Indiví- mismo (...). La verdad es que no corres-
hombre u n a tensión entre sus tres di- concepto de la vida política no es ni
dualidad y personalidad.—«Esta distinción ponde a la ciencia, sino a la sabiduría
mensiones espirituales: la que sube exclusivamente personalista ni exclusi-
no es nueva, es clásica, pertenece al el regular nuestra vida, y que la obra
desde abajo y la encarna en u n cuerpo: vamente comunitaria, sino, como escri-
patrimonio intelectual de la humani- suprema de la civilización no se sitúa
la que se dirige hacia arriba y la eleva bíamos hace ya muchos años, perso-
dad. Equivale a la distinción del "yo" en el orden de la actividad transitoria,
a lo universal; la que se dirige hacia nalista y comunitaria a la vez; quiero
y del "se" en la filosofía hindú, y es fun- sino en el de la actividad inmanente;
la anchura y la lleva a u n a comunión.; decir que estas dos palabras se exigen
damental en la filosofía de santo Tomás. para poner realmente la máquina, la
Vocación, encarnación, comunión son u n a a la otra y u n a a la otra se con-
La han puesto otra vez de actualidad,
las tres dimensiones de la persona» 2 . tienen. Y se ve bien que no hay industria y la técnica al servicio del
en nuestros días, los problemas socio- hombre hay que ponerlas al servicio
nada más ilusorio que plantear el pro-
lógicos y también los problemas espi- Esta dualidad de individualidad y per- de u n a ética de la persona, del amor y
blema de la persona y del bien común
rituales. A ella apelan escuelas muy sonalidad constituye el aspecto bipolar en términos de oposición» 10 . de la libertad. Sería u n grave error re-
diversas: tomistas, algunos discípulos del hombre, que, empero, conserva la pudiar la máquina, la industria y la
de Proudhon, de Nicolás Berdiaeff y los unidad ontológica de la propia identi- Ilusoria la oposición, pero real la técnica, que son buenas en sí mismas
filósofos que antes de la invasión de la dad 3 : y en esta bipolaridad se despliega subordinación, el condicionamiento del y que, por tanto, hay que utilizarlas
joven tropa existencialista se llamaban la tensión cotidiana de la opción hu- bien común a la persona. «El valor hu- en pro de u n a economía de la abun-
ya existenciales...» '. mana. mano primordial es la persona: la co- dancia. Pero la ilusión racionalista está
Más que a u n a distinción metafísica «Si el despliegue del ser h u m a n o tie- munidad no es sino la armonía Anal precisamente en no entender que es
entre individuo y persona, nos referi- ne lugar en el sentido de la individua- de las personas, y no podremos cons- necesario elegir entre la idea de u n a
mos a u n a distinción psicológica, que lidad, aquél avanza en el sentido del truirla contra ellas o sin ellas, sino que civilización esencialmente industrial y
admite u n a mayor posibilidad de acuerdo. yo odioso, cuya ley es tomar, absorber sólo gracias a ellas y a su mutuo com- la de u n a civilización esencialmente
«Mi persona no es mi individuo. Lla- para sí; y en el mismo instante la per- plemento podremos conquistarla» 1 1 . h u m a n a para la cual la industria es
mamos individuo a ese difundirse de sonalidad como tal tenderá a alterarse, c) Persona humana y comunidad eco- realmente sólo u n instrumento» 1 3 .
la persona hacia la superficie de la a disolverse. Si, por el contrario, el des- nómica. —Es en este aprendizaje comuni-
propia vida y su complacencia en difu- pliegue va en el sentido de la persona- tario 1 2 donde la persona se libra de las
minarse en ella. Mi individuo es esta lidad espiritual, entonces el hombre contradicciones individualistas y de las 2. PERSONA Y ESTADO.—a) Persona,
imagen imprecisa y mudable criada por avanzará en el sentido del yo generoso alienaciones colectivistas, y reencuentra Comunidad, Estado.—«En El Estado con-
impresiones superpuestas de los diversos de los héroes y de los santos. El hombre su dinámica unidad interior. Sólo sor- temporáneo es la comunidad la que
personajes entre los que yo me muevo, será verdaderamente persona sólo en teando las unilaterales perspectivas in- tiende a encarnar el Estado informando
y en los que me distraigo y huyo. Mi la medida en que la vida del espíritu dividualistas y colectivistas y estudian- constantemente la organización auto-
individuo es el goce ávido de esta dis- y de la libertad domine sobre la vida de do la realidad económica con criterios ritaria, ya sea poniéndose como objeto
persión, el amor incestuoso de mis ca- los sentidos y de las pasiones» 4 . personalistas y comunitarios se puede total de la acción del Estado, ya sea
racterísticas, de todo este hormigueo b) Persona y comunidad.—«Dimen- intentar u n a auténtica racionalización desplegando ella misma u n a iniciativa,
que sólo a mí me interesa. Es además sión social y dimensión individual cons- en términos de civilización humana. ya sea presentándose como instancia
el terror que me asalta al mero pensa- tituyen las dos líneas de crecimiento «Más exactamente, el problema cru- suprema» 1 4 .
miento de desasirme; es el castillo de que el sujeto económico debe seguir cial que se plantea aquí es el de saber En esta «presencia permanente de la
seguridad y de egoísmo que yo erijo para perfeccionar el propio desarrollo subordinar la técnica, la máquina y la comunidad» en el ordenamiento estatal,
alrededor para garantizar su tranquili- humano» 5 . La unidad del desarrollo industria al hombre. Los comunistas, G. Dossetti ve acertadamente «el medio
dad y defenderlo contra las sorpresas quedará asegurada por la soldadura epígonos de Descartes, últimos herede- sintético» con que la persona puede in-
del amor. Es, en fin, la agresividad ca- de las dos dimensiones en la unidad del ros del racionalismo, h a n creído fácil serirse acertadamente y con continui-
prichosa y tozuda con la que le he ar- vértice: la persona. «La persona no es dar u n a respuesta: admitiendo, por una dad en la vida estatal, hasta el punto de
mado, la reivindicación de la autocon- u n a célula, sino u n vértice, del que parte, que la nueva civilización debe racionalizarla y hacerla, por tanto más
ciencia de sí, erigida en sistema esencial, parten todos los caminos del mundo» 6 . ser, como la civilización capitalista y funcional. «Presencia "juridicizada" de
y la consagración, jurídica y metafísica La persona resuelve en sí misma la ten- aún más si es posible, u n a civilización la comunidad en el ordenamiento jurí-
al mismo tiempo, que le h a n dado en sión social-individual porque es al mis- industrial; y, por otra parte, que la dico del Estado a través de u n a serie de
Occidente. La declaración de los dere- mo tiempo apertura e indigencia: aper- ciencia, en el sentido racionalista de mecanismos que deben concretar la
chos del hombre y el Código napoleó- tura a las «comunicaciones del conoci- esta palabra, la ciencia en cuanto se valoración jurídica de las opiniones y
nico. La materia aisla, descompone, miento y del amor... que exigen el en- contradistingue de la sabiduría, debe la participación activa y permanente
simula figuras. El individuo es la diso- trar en relación con otras personas» 7 . bastar, mediante u n a perfecta planifi- de cada componente de la comunidad
Economía 270 271 Economía
en el ordenamiento del Estado, de modo el Estado reconozca la realidad y la tanto, no responsable frente a amplios semejante conflicto. El primer derecho
que se supere la reducción —en la mejor consistencia de las personas y de algu- y orgánicos sectores de las masas elec- es u n a libertad esencial: no así el segun-
de las hipótesis— a u n a participación cir- nas formaciones sociales intermedias es- torales» 19 . do. Por principio me parece satisfactoria
cunscrita a un momento crucial, cada pecíficamente determinadas: familia, ca- esa formulación» 22 .
cuatro o cinco años, es decir, al mo- tegoría profesional; comunidades terri- b) Libertad económica y libertades
3. PERSONA Y LIBERTAD.-La inser-
mento del ejercicio del sufragio uni- toriales de diverso grado, hasta la que esenciales.-El problema del análisis de
versal» 1 '. está haciéndose también intermedia (la ción de las personas humanas en las
varias comunidades, el finalismo que a las libertades esenciales se hace espe-
La comunidad de las personas huma- nación); comunidades religiosas. cialmente delicado cuando se intenta
éstas imprimen aquéllas, la estructura
nas constituye el contenido sustancial «Pero tanto respecto a las unas, es comunitaria del bien que las personas indicar los límites de la libertad econó-
del Estado entendido como estructura decir, a las personas, como a las otras, buscan y la autonomía que conservan, mica 2 3 , considerada justamente como
jurídico-formal de la sociedad, de ma- es decir, las comunidades, hay que aña- son comprensibles sólo en términos de el fundamento de las libertades supe-
nera que aquél tiene en la comunidad, dir en seguida que para que el recono- libertad. Consiguientemente, el ocu- riores : el problema pasa a ser el de una
y a través de la comunidad en la per- cimiento sea auténtico, legítimo y ope- parnos explícitamente de ella nos per- proporcionalidad funcional de este fun-
sona, la directriz racionalizadora de su rante a fin de guiar la reconstrucción mitirá precisar la concreta articulación damento.
actividad: el Estado-aparato al servicio estatal y no contraproducente y desti- del hombre en u n a sociedad persona-
del Estado-comunidad de personas. «Debo proporcionar los cimientos.
nado a provocar reacciones, debe ate- lista y comunitaria. Creo que el ^profesor Carnelutti es
b) Confianza en el Estado.—Por esta nerse a lo mínimo esencial; es decir,
a) Libertades concretas y esenciales.— "ingeniero" del derecho y que también
«presencia permanente de la comuni- no debe reconocer como esencial lo
«Las libertades que tienen importancia él. como ingeniero, pensará poner los
dad» debe no sólo madurar en el Estado que no lo es, y debe ser un reconoci-
en la vida ordinaria son libertades de- cimientos: si, por ejemplo, se convence
una nueva conciencia de sus funciones, miento gradual y jerárquico de estas
finidas y concretas; cambian con el de que la libertad económica, en cierta
sino que por parte de los miembros de realidades esenciales. Debe ser gradual
cambiar de las diversas épocas... Un medida, es u n trozo de cimiento indis-
las comunidades estatales debe adop- y jerárquico en cuanto a la determina-
sumario elenco de las típicas libertades pensable para la construcción de la
tarse u n a decidida actitud de confianza ción de los sujetos y entidades, en cuan-
contemporáneas sirve para darse cuen- casa de las libertades del hombre,
en aquél. «No hay que tener miedo al to al contenido de la consistencia reco-
ta de que la libertad se ha reinterpretado pondrá también esos fundamentos. Se
Estado. Rechazar toda visión pesimista: nocida a cada uno y, por fin, en cuanto
continuamente en las libertades. Se trata de proporcionar los cimientos —yo
no limitar la autoridad del Estado. En al alcance y al modo estructural de
puede filosofar hasta cansarse sobre la diría— económicamente: es decir, con
vez de difundir el escepticismo acerca ese reconocimiento.
libertad, pero en la vida de todos los el fin de no tirar nada por la borda,
de su función o exigir excesivas garan- «Nada de inmunidad en el ordena- días lo que se desea son determinadas y de impedir a otros que tengan la pro-
tías a su eficiencia, afirmar, construir miento jurídico, ni predominio en el libertades» 20 . «La libertad interior de la fundidad indispensable de los cimientos.
y difundir un análisis sociológico que Estado de la sociedad y del poder eco- persona exige traducirse en el plano Quitado lo esencial, pueden derrumbar-
contemple toda la realidad del presen- nómico: abatimiento del principio de in- externo y social, no mediante u n a liber- se, efectivamente, las libertades funda-
te, que determine la conciencia profun- munidad y de predominio... Salir, de u n a tad abstracta o u n a libertad impersonal, mentales de orden superior no econó-
da de los cometidos inmediatos, no apla- forma que yo llamaría dilemática neta, sino mediante libertades concretas y mico; mas si para alguno que esté
zándolos por decenas de años; en fin, del intervencionismo episódico —que es positivas encarnadas en instituciones y ultracimentado esto es más de lo
que permita fundar u n a ideología polí- incluso contraproducente—, y entrar en en entidades sociales» 21 . esencial, puede ser que algún otro no
tica y un programa de instrumentación cambio en una forma de acción estatal logre poner ni siquiera u n ladrillo en-
jurídica» 1 6 . sintética y sistemática para poner fin a Planteándolo así. el discurso se hace cima de otro» 2 4 .
esa especie de extraterritorialidad o in- más realista e inmediato: se sale de la
c) Estado y derecho. -Diferenciado del retórica y se afirman exigencias con- c) La libertad como ideal. - P u e d e ser
Estado moderno en su sustancial con- munidad de la sociedad económica y
al predominio del poder económico cretas, mejor determinadas respecto a útil notar cómo esta precisión del pro-
tenido, el nuevo Estado tenderá a u n a una ulterior distinción entre libertades blema de la libertad en el problema de
diferenciación cualitativa de su misma sobre el ordenamiento jurídico.
esenciales y libertades no esenciales. «So- las libertades concreta haya resultado
fisonomía formal-jurídica. «Consecuencia evidente de lo que bre esta base se puede razonar así: estar favorecido por el débil amiento mismo
En particular habrá que tener pre- acabamos de decir es la reivindicación defendidos de la servidumbre que resulta de la idea de libertad: a u n a retórica
sentes algunas directrices fundamenta- por parte del Estado de u n a función de la indigencia es tan importante para diagnosis ideológica de la libertad se ha
les, cuya indicación tomamos de G. Dos- no sólo de mediación estática entre las quien se siente amenazado por este mal preferido u n a experiencia vital m wrta-
setti. «Exacta, enérgica y constante fuerzas sociales existentes, sino de sín- social que exige que se limite la facultad des concretas, aun vividas ¿ i un clima
profesión de un necesario y definido tesis dinámica y, por tanto, de reforma- de otros miembros de la comunidad menos saturad» de idealidad.
ftnalismo del Estado y de su ordenamiento tio del cuerpo social. No mera media- por lo que respecta a la inversión de Sin embargo, para que el uso de las
jurídico. El Estado tiene un fin que no ción, no mero equilibrio, no mero ar- capitales, la elección del lugar de la libertades concretas no degenere en
se agota en el mismo Estado; el orde- bitraje, sino síntesis propulsora en este inversión, de las modalidades, etc., si en licencia, sino que se desarrolle en tér-
namiento jurídico tiene u n a finalidad Estado moderno» 1 7 . ello radica la causa de la inestabilidad minos humanos, es necesario recon-
que no se agota en sí mismo. Este fin El nuevo ordenamiento jurídico, ca- de la demanda de trabajo, de u n a lo- ducir continuamente esta experiencia
no es u n fin que el Estado o el ordena- racterizado no por u n a mayor produc- calización de las industrias perjudicial de libertad al conjunto de los valores de
miento jurídico pueda determinar en ción jurídica, sino por una producción para los trabajadores, etc., y si el re- la persona precisamente para darle li-
su sustancia. Está ya definido por la jurídica más racional 1 8 , que satisfaga sultado apetecido no puede conseguirse bertad. La persona humana, considerada
esencia del hombre y del Estado y con- de u n modo más adecuado las exigen- por otros caminos. Según esta formu- en su doble dimensión individual y
siste necesariamente en la promoción cias planteadas por la actual tensión lación, la alternativa se plantea entre social, sigue siendo siempre el criterio
de todas las condiciones necesarias y entre el sector privado y el sector pú- el derecho a la existencia, por u n a parte, equilibrador del uso de las libertades con-
favorables al bonum humanum simpli- blico, debería adquirir u n a mayor pu- y por otra, el derecho a disponer del cretas: la persona es ley para la liber-
cíter. blicidad responsable que superase de- capital de u n modo en vez de otro; y tad y la ley tiene «el oficio moral de
«Afirmado ya u n finalismo del Estado cididamente el «mecanismo oligárqui- es obvio qué parte hay que preferir pedagogo de la libertad» 25 .
(hay que) afirmar la necesidad de que co, no expresado, no controlable y, por si hubiera que determinar en concreto
d) Libertad y pluralismo. -Insistiendo
Economía 272 273 Economía
aún sobre la actual valoración prefe- medias y confiarles lo que ellas puedan el capitalismo. ¿La igualdad? Se pro- 4. ECONOMÍA AL SERVICIO DEL HOM-
rencial del ejercicio de las libertades y, por tanto, deban hacer, yo añadía clama la igualdad jurídica y sobre todo BRE.—a) Sentido del hombre.-Un siste-
concretas esenciales respecto a u n a que se trata, sí, de ver en este principio (es lo que más cuenta) la igual posibi- ma económico posee y cultiva un des-
genérica defensa ideológica de u n a no una cierta función que podríamos rela- lidad para todos en la búsqueda del tacado sentido del hombre, 1.°) si tiene
menos genérica libertad, observamos cionar con el concepto del Estado re- dinero: pero es u n a gran hipocresía en en cuenta la evolución actual de la
cómo dicha valoración se realiza mejor presentativo, pero que sobre todo se un régimen en el que - p o r encima de conciencia social y de las nuevas rela-
en una sociedad pluralista «que reúne trata de una representatividad que no algunos éxitos conseguidos a menudo ciones que el hombre, a consecuencia de
en su unidad orgánica u n a diversidad puede ser meramente declarativa... Se con la violencia o con la usura, por dicha evolución, establece en el momen-
de grupos y de estructuras sociales en- trata de u n a representatividad que debe encima de algunas infiltraciones admi- to de su inserción en el cuerpo social:
carnadoras de libertades positivas» 26 y ser en cierta medida declarativa, en lo tidas a regañadientes— la enseñanza y 2.°) si se esfuerza por organizar la eco-
que se articula según el principio de que concierne al reconocimiento del las funciones de mando, en conjunto, nomía al servicio del hombre; 3.°) si
subsidiariedad, según el cual, como afir- valor esencial, radical, ligado a la ra- son un monopolio de casta, y las san- supera las concepciones individualistas
ma Pío XI en la Quadragesimo armo, es cionalidad h u m a n a y, por tanto, indes- ciones, en todos los campos, afectan de y monistas de la sociedad con u n a vi-
injusto asignar a una sociedad mayor tructible, y, por otra parte, debe ser modo diverso a los ricos y a los débiles. sión personalista y comunitaria de la
o más alta lo que comunidades menores eventualmente constitutiva, es decir, La soberanía popular no es más que misma 3 7 .
e inferiores pueden hacer. «La sociedad organizativa por obra del Estado mismo, una ilusión. El Estado político no repre- h) Derechos y fines sociales.—La evo-
civil no está compuesta sólo por indi- a fin de poder asegurar que sean ver- senta a hombres o partidos, sino a ma- lución de la conciencia social puede re-
viduos, sino por sociedades particula- daderamente valores fijos, fundamen- sas de gente "libre", indiferenciadas, considerarse bajo el aspecto específico de
res formadas por aquéllos: y u n a ciu- tales, eternos e inmutables» 2 8 . cansadas, que votan indiferentemente una apertura del hombre moderno ha-
dad pluralista reconoce a tales socie- por uno o por otro y espontáneamente cia los derechos no sólo políticos, sino
Esta precisión es fundamental para se ponen bajo el dominio de las poten-
dades particulares u n a autonomía lo llegar a u n a clarificación del principio económico-sociales. En virtud de esta
más profunda posible, y amolda la cias capitalistas, las cuales, con la ampliación de aspiraciones se impone
pluralista en sus distintos significados prensa y con el Parlamento, sostienen
propia estructura interna según las sociológico, moral-jurídico y metodoló- al economista el cometido de u n a pro-
conveniencias típicas de aquéllas» 2 7 . gico. Mayor amplitud sobre el tema
semejante atmósfera de envilecimien- fundización de los fines sociales 3 8 ; la
to» 3 0 . nueva orientación de la política social,
El reconocimiento de este pluralismo podrá encontrarla el lector en las con-
no sólo debe desarrollarse en términos sideraciones de Gurvitch acerca del / ) Libertad y propiedades,-Las posi- que trata de adecuarse a esas aspira-
sociales, políticos y económicos, sino «pluralismo como hecho, como ideal y ciones doctrinales relativas a la liber- ciones, exige en efecto un nuevo orde-
que debe superar la mera fase de rele- como técnica» 2 '. tad reflejan con exactitud las mismas namiento de la política económica 3 9 .
var la espontánea fenomenología his- e) Libertad y democracia.—Esta es- de la propiedad: según que a la pro- c) Economía humana y economía de las
tórica. «El punto sobre el que yo había tructura pluralista de la comunidad es- piedad se la considere como fin o sólo necesidades.—E\ dinero como fin,el hom-
señalado u n a cierta distinción concer- tatal, por el mero hecho de orientarse como instrumento de la libertad, ésta bre como medio: este es el alfa y omega
nía al reconocimiento incondicionado así, realiza las condiciones de hecho de asume distintos aspectos doctrinales y de u n a economía no humana. Este es
de todas las realidades intermedias en u n a descentralización funcional y de prácticos. «El Estado moderno, nacido el pseudorrealismo de la economía capi-
cuanto manifestaciones espontáneas de u n a auténtica democracia. de la premisa libertaria de u n a garantía talista 4 0 tendente a simplificar el pro-
la socialidad, ya que me parecía que Toda auténtica democracia no puede de los derechos fundamentales, de he- blema económico en términos pura-
al principio de la espontaneidad debería ser sino descentralizada; por otra parte, cho ha comprometido todos los funda- mente económicos. Frente a este pseudo-
sustituirle un principio de racionalidad la descentralización se concreta en la mentales derechos de libertad. Todos, rrealismo, que pone en discusión la
y, por tanto, u n juicio de valor, por lo articulación de hecho de u n a multipli- menos uno...: el derecho a la propie- vitalidad del sistema 41 , hay que insistir
que el simple hecho de la existencia, cidad coordinada de comunidades. Sólo dad privada de los instrumentos de en la necesidad de descubrir, dentro de
el simple hecho de la espontaneidad de en la perspectiva pluralista queda su- producción y de la libre iniciativa eco- la dialéctica de los fenómenos, las di-
manifestación y, por tanto, el mero perada la «mentira democrática», carac- nómica» 3 1 . Es éste el aspecto que ha mensiones metafísicas del hombre en
aspecto histórico de su realidad presente terística del régimen capitalista. «La li- dado al Estado moderno el carácter «de sus relaciones con la economía: los
no significaría aún que esas realidades bertad capitalista, utilizando las fórmu- la inmunidad en el ordenamiento jurí- fenómenos económicos son esencial-
tengan verdaderamente derecho a exis- las y las armas que se le ofrecían, ha dico y, por tanto, la prevalencia, sobre mente fenómenos humanos.
tir, no significaría aún que este derecho esclavizado la democracia liberal a la dicho ordenamiento jurídico, de la so-
Replanteada sobre auténticas dimen-
sea un derecho radical ligado a la oligarquía de los ricos (oligarquía de ciedad económica y del poder econó-
siones humanas, la nueva economía se
realidad h u m a n a permanente, como poder y de clase) y, en último análisis, mico» 3 2 .
realiza como economía de las necesidades,
no significa que dichas realidades sean a un estatalismo controlado por los a condición: 1.°) de subordinarse a la
una realidad concreta históricamente Por el contrario, en una concepción
grandes bancos y la grande industria, personalista y comunitaria de toda la realidad dinámica de los fenómenos en
justificable en u n a determinada situa- que se han apoderado no sólo de las relación al crecimiento de las poblacio-
ción histórica. Así que hay un juicio vida social, «la libertad de la propiedad
palancas ocultas del organismo político, es positiva sólo en el camino que le nes y a la diversidad de las fases de
de valor, de racionalidad y de historici- sino también de la prensa, de la opinión desarrollo y civilización; 2.°) de tener
dad para sustituir a la simple releva- señala su propia naturaleza: la orien-
pública, de la cultura y a veces hasta tación hacia los demás» 3 3 . El concepto en cuenta la jerarquía de las necesida-
ción del dato existente debido a la es- de los mismos representantes del mun-
pontaneidad de su nacimiento o a la social-comunitario de la propiedad1* por des, dando prioridad a las necesidades
do espiritual para imponer la voluntad el que se distingue u n a gestión perso- de subsistencia y de supervivencia;
realidad histórica que patentiza sus de u n a clase y plasmar incluso las aspi- 3.°) de realizarse a escala mundial, sobre
manifestaciones; las cuales no se sabe, nal (individual) y un uso común de la
raciones de las masas de acuerdo con propiedad —y cae por tierra el axioma la base de u n a solidaridad universal
luego, cómo se presentarán o se defor- el modelo de las propias aspiraciones, creciente entre los pueblos; 4.°) de ser
marán al desarrollarse sucesivamente burgués de que «por nada, nada se
aun rehusando los medios para reali- tiene» 35 —, nos encauza inmediatamen- una economía para todos los hombres
con el correr de los siglos. Así que al zarlas. La democracia capitalista es una y no u n régimen para privilegiados;
afirmar el principio de que el Estado te, como a obligado corolario, «hacia la
democracia que da al hombre algunas delineación de los puntos fundamenta- 5.°) de desplegar el propio dinamismo
debe reconocer estas realidades inter- libertades cuyo uso está impedido por les del dirigismo esencial» 36 . a través de la continua integración de
Economía 274 275 Economía

las nuevas aportaciones científicas y fracasos y desocupación pueden y deben un espíritu comunitario más amplio, trabajo, para conseguir determinados
técnicas; 6.°) de adaptar los ritmos de ser vencidas. El hombre moderno piensa que se perfila en u n a espiral ascenden- resultados intelectuales. En suma, ha-
evolución a las posibilidades concretas que el mundo externo, no sólo el mun- te, como aspiración difusa de la inser- bía u n a tradición.
de los países, sin quebrar los valores do de los fenómenos físicos, sino tam- ción de todos los hombres en u n a co- »En un período de transición como
existentes e intentar saltar las fases bién el de las relaciones sociales, puede munidad de hombres. «Entre todos los el nuestro la tradición conserva eviden-
intermedias necesarias... y debe ser dominado» 4 4 . problemas sociales del momento, hay temente un lugar en la vida social. Pero
uno que reasume todos los demás: el esta tradición se ve en todo momento
I.a economía de las necesidades será, b) Madura así una voluntad de libe- acceso de todos a u n a vida humana,
pues, una economía muy diferenciada, ración. — 1) Liberarse de las condiciones socavada, puesta en tela de juicio por
con la participación en la comunidad el cambio de las condiciones de vida:
en la que las tensiones sectoriales (agri- negativas que amenazan continuamen- de los hombres. Nuestra civilización no
cultura, industria, servicios), las ten- te y hacen incierta la misma existencia de tal modo que muy pronto el hombre
tolera ya a los desposeídos, a los des- se inclina a dudar del valor de los mé-
siones entre consumos-inversiones, en- fisiológica y, por tanto, toda elemental heredados; quiere, por lo menos según
tre ciudades y campo, entre economías posibilidad de desarrollo de la vida hu- todos tradicionales, pues descubre que
los espíritus más puros, la participa- hay otros métodos sugeridos por la
dominantes y economías subordinadas m a n a del individuo común, los cuatro ción de todos en los beneficios de la
se analizarán y «dominarán» para ase- grandes males sociales: las consecuen- ciencia e ignorados por la tradición...
vida comunitaria» 4 7 . Y el hombre queda indeciso al juzgar
gurar u n continuo progreso 4 2 . cias de acontecimientos como la enfer-
medad y la muerte, esa especie de ago- Este fenómeno general, que es más dónde la tradición conserva su valor y
nía que es la desocupación, esa especie evidente en lo que atañe al proletariado, dónde, en cambio, conviene sustituirla
II. Los cambios socio-culturales de noche que es la ignorancia; cosas por lo que se habla de «desproletariza- con los nuevos principios. Así el hombre
y la vida económico-política que impiden a la vida ser ella misma, ción» de las masas, pero que tiende a de hoy ya no puede distinguir con pre-
e incluso ponerse en condiciones de difundirse a todas las clases denomina- cisión lo que fue bueno y sigue siendo
Es la problemática general (de com- das inferiores o medias, da origen a un todavía útil y lo que habiendo sido
ponente histórico-sociológico-cultural- ser ella misma.
«hombre nuevo» que «se distingue del bueno en u n tiempo está ya superado.
económico-estructural) característica de 2) Liberarse de otra minoración: el precedente por un concepto, u n deseo, La humanidad se halla en cierto modo
nuestra época, que debemos tener pre- desequilibrio en el punto de partida de u n a mística y por instituciones comu- en la situación de u n individuo que ve
sente para valorar la vida económica la vida, por el que algunos, ya en su nitarias» 4 8 . deslizarse en las aguas de un río em-
y política, desde el momento que la téc- primer movimiento en la vida, tienen barcaciones diversísimas y a velocidad
nica de producción acusa rápidos pro- muchos años de ventaja respecto a muy variada, y trata de sacar reglas
gresos y pone en peligro la consistencia otros. 2. TÉCNICA Y PROGRESO.-a) Incerti- generales de sus observaciones. El valor
de ciertos cuadros tradicionales; la con- 3) Liberarse, y este es el punto más dumbre y desorientación.—Este nuevo de estas reglas quedaría anulado a cada
ciencia social se transforma y sus im- delicado, del automatismo del trabajo, hombre lanzado a un eufórico empuje momento por nuevas observaciones.
perativos se hacen cada vez más ur- de ignorar el designio y el significado de de elevación social y comunitaria, a Se produciría en él u n a impresión de
gentes; el capitalismo molecular choca lo que se está haciendo, de esa opaca quien el progreso técnico presta un desorden y de inquietud.
con graves dificultades; Europa, que reducción del trabajo a mera fuerza ritmo de aceleración, deja entrever,
había sido el centro intelectual del aplicada y sometida a u n ritmo de empero, incertidumbres, desorientacio- «Nosotros asistimos al nacimiento de
mundo, pierde esta posición predomi- tiempo y de medida totalmente ajeno al nes, ansias no colmadas: desfase origi- u n a nueva civilización, pero no vemos
nante. hombre que trabaja: imposición de la nado por u n corte continuo entre pro- todavía lo que en esta civilización h a y
moderna civilización industrial, y que greso material y progreso humano, de de verdaderamente bueno y podrá
según los testimonios que poseemos de modo que uno no llega a acoplarse conservarse, y lo que, por el contrario,
1. LA NUEVA CONCIENCIA SOCIAL.— En nunca con el otro. Y el hombre de
el clima de optimismo creado por las ese misterioso mundo del trabajo es es perjudicial y que nuestros sucesores
uno de los mayores tormentos del ope- nuestro siglo sufre u n a laceración in- deberán modificar, abandonar o repu-
realizaciones del progreso técnico, se terior. Fourastié diagnostica esta dra-
ha potenciado u n a voluntad decidida rario contemporáneo al realizar su la- diar. No tenemos, por así decirlo, reglas
bor. Adquirir el conocimiento concreto mática situación como la típica «men- de vida; avanzamos empíricamente, y
de liberar al hombre de la opresión de talidad» del hombre de este período de
los hombres y de las cosas; liberación del trabajo que se está haciendo en no podemos hacerlo de otro modo por-
concreto; es decir, adquirir el sentido transición. que a cada momento los factores que
intentada con estilo comunitario. Este
nos parece el aspecto característico de la vivo de la participación en el esfuerzo «Lo que (en nuestro tiempo) hay de condicionan nuestra vida diaria se mo-
evolución histórica de la conciencia so- común 4 5 . fundamental no es tanto el hecho de difican en proporciones notables. En
cial en este nuestro siglo. que el progreso técnico origine pertur- otras palabras, el desequilibrio de este
Voluntad de liberación, de seguridad período de transición está caracterizado
a) Optimismo y confianza.—«Los pue- y de elevación sociales buscadas no ya baciones, que actúe irregularmente so-
bre diversos sectores de la producción esencialmente por un desajuste (décala-
blos de hoy miran decididamente hacia sólo en u n a dimensión local e individual, ge) permanente entre una evolución téc-
el futuro» 4 3 . Esta esperanza en el por- como durante el siglo pasado, sino en y, por consiguiente, sobre todos los fe-
nómenos económicos, cuanto el hecho nico-económica demasiado rápida y la
venir, que no admite retorno al pasa- u n a dimensión mundial y colectiva, es- evolución moral e intelectual de la hu-
do, está sostenida por la fe en la técnica pecialmente en virtud de la conciencia de que el progreso desborda continua-
mente al individuo. Pensad un momento manidad. Al modificarse en cada mo-
y en la ciencia; ciencia y técnica orien- de clase adquirida por el proletariado. mento las condiciones generales de la
tadas a la posesión del mundo y a la «La expresión "clase inferior" tiende a lo que era la vida de un hombre antes
de nuestra época de progreso técnico. vida, el hombre ve los inconvenientes
transformación de la sociedad. Las ma- desaparecer, y junto con la expresión, la de la filosofía antigua, sus insuficien-
nifestaciones más relevantes de esta fe idea. Ya no hay clases inferiores y clases El ambiente en el que el adulto vivía
y en el que moría era idéntico al am- cias, a menudo también sus errores.
optimista son «la desaparición del sen- superiores, sino, según algunos, clases Pero la inestabilidad es tal que todavía
tido antiguo de resignación, la negati- igualmente respetables y que colaboran biente en el que había crecido durante
su juventud. Un padre podía dar a su no le ha permitido realizar el lento tra-
va del hombre del siglo xx a inclinarse en la producción; y, según otros, u n a bajo de maduración de u n a nueva men-
ante los grandes males sociales, la clase, el proletariado, que debe absor- hijo reglas generales de vida, pues se
sabía que él tenía métodos que a lo talidad...
creencia de que no existen fatalidades ber a todas las demás» 4 6 .
económicas, que la pobreza, la enfer- largo de cientos de años eran sin duda
c) Estilo comunitario.—ha conciencia »E1 hombre de hoy no piensa con más
medad, la ignorancia con su cortejo de los mejores para realizar u n determinado
de clase es uno de los componentes de rapidez que antes; no es ni más inteli-
Economía 276 277 Economía
gente, ni mejor, ni más honesto, más todo u n conjunto de medios conside- de alternativa: o atomismo o monismo 4. LA EXPANSIÓN DE LA ACCIÓN SO-
serio, más equilibrado que hace cien rados como fines. Y lo mismo vale res- social. Frente a esta artificiosa disocia- CIAL.—Una característica de la época
años; y vive en un mundo que se ha pecto a la economía» 5 0 . ción se impone u n trabajo de recompo- contemporánea que, en los apuntes
transformado por el progreso técnico y c) Desfase entre producción y consu- sición armónica, en u n a visión plura- antes hechos, encuentra una notable
cuyo ritmo de desarrollo se ha acelerado mo.—Oüo desfase, causado también por lista, de la irreductibilidad de la persona justificación, es la ampliación de la ac-
desmesuradamente. el progreso técnico, es el que se mani- y de la necesidad de la sociedad... ción de los órganos públicos en la eco-
»E1 medio de salir de esta situación fiesta en la relación producción-consu- nomía.
está en tomar conciencia de lo que es mo, de la que depende en gran parte c) Espíritu y materia. - E l peligro de «Esforzándose por aislar conceptual-
efectivamente la evolución del mundo el armónico desarrollo de la comunidad que el hombre contemporáneo, en su mente las medidas intervencionistas
material. Si llegásemos a hacernos u n a h u m a n a : el sector del consumo (por confiado intento de dominar la materia conexas con el acontecimiento bélico
idea menos caótica de las directrices u n a patente deficiencia de la fase dis- con la técnica, sea a su vez dominado y en concentrar la atención sobre lo
generales de la evolución económica, tributiva y circulatoria del ciclo eco- por la materia de modo que en él se que puede considerarse una tendencia
de la evolución social y de la evolución nómico) no logra armonizar su ritmo agoste toda exigencia exquisitamente duradera, es posible darse cuenta del
política; si pudiéramos dar a los hom- de desarrollo con el ritmo más intenso espiritual, es desafortunadamente tan alcance y de la entidad del cambio es-
bres una idea más clara del mundo de de la producción; de ahí el desfase. evidente que la constatación de u n a tructural que la economía de los pue-
mañana, podríamos apresurar su lle- «El progreso técnico, al aumentar el acentuada tendencia materialista no blos está atravesando, en virtud del
gada y reducir así los sufrimientos en rendimiento del trabajo en algunos im- tiene opositores. También en este caso cual va alejándose cada vez más de los
que los pueblos se ven envueltos por las portantes sectores de la actividad eco- se trata de superar la antítesis de u n a caracteres distintivos del sistema eco-
iniciativas emprendidas a ciegas por los nómica, ha permitido acrecentar la pro- alternativa para reencontrar en la uni- nómico del siglo pasado.
respectivos gobiernos, iniciativas que ducción y, por tanto, el consumo. Por dad compuesta de los términos materia
desafortunadamente entrañan casi siem- y espíritu el reflejo de la concreta reali- »Los factores de tal despliegue son
su parte, el creciente consumo no se extremadamente complejos. Sin duda
pre, en la hora actual, una completa ha dejado imponer la estructura de la dad h u m a n a ; particularmente por dos
incomprensión del verdadero sentido de caminos: la ciencia y la religión. han contribuido a determinarlo los
producción creciente. Al paso que el acontecimientos ocasionales, el arbitrio de
la historia» 4 9 . consumo en un breve período se pre-
d) Inmanentismo y trascendencia.— los gobiernos y el error de los hombres,
b) Crisis de finalidades. —El «décalage» sentaba como siervo de la producción, es decir, factores transitorios o si se
luego ha resultado determinante en un Por fin, el progreso técnico alcanzado,
indicado por Fourastié como caracterís- quiere imponderables o nocivos al or-
largo período. Poco a poco ha impues- la supuesta desproletarización de las
tica del desequilibrio actual, lo discuten denamiento y pacífica andadura de la
to su ley a la producción. De este modo masas, el sentido comunitario y el es-
justamente otros y lo proponen en tér- economía; al respecto, la historia re-
se ha ocasionado u n a modificación pro- píritu democrático más difundido, las
minos de crisis de finalidades. ciente presenta abundantes ejemplos,
funda en las estructuras económicas» " . varias formas de autogobierno favore-
«Una de las paradojas más extrañas cen una tendencia antropocéntrica. po- pero muestra también que, como sucede
del mundo contemporáneo es el con- larizando inmanentistamente los inte- siempre en las cosas económicas, la vio-
traste entre la profusión de medios, por 3. TENSIONES DEL MUNDO CONTEMPO- reses del hombre en un plano horizon- lación o comprensión de ciertas exigen-
u n a parte, y la escasez de fines, por RÁNEO.—El estudio de las tensiones del tal, carente de perspectiva vertical y de cias fundamentales, antes o después
otra. Nunca ha sido el hombre tan rico m u n d o c o n t e m p o r á n e o , entendidas apertura a lo trascendente. imponen una reparación o por lo me-
en medios de conocimiento y en capa- como antagonismos, existentes ya entre nos u n a corrección.
cidad de acción, y nunca ha sido tan las fuerzas de masa ya entre las ideolo- e) Tendencias conservadoras y tenden- »Pero tampoco faltan factores indiso-
pobre en indicaciones sobre el destino gías y las instituciones, puede hacerse cias progresistas. —El examen de las cua- lublemente conexos al camino de la
de los mismos. Como la ciencia de las en el plano de perspectivas diversas: tro tendencias simplificadoras, en las historia, de los que, guste o no al es-
cosas ha desterrado de su campo la como examen preliminar a la indicación que se detienen particularmente los tudioso, hay que tomar visión; son fac-
noción de finalidad, ésta ha quedado de las condiciones indispensables para autores citados, puede completarse útil- tores objetivos, como el enorme creci-
proscrita también en las disciplinas hu- la pacificación del mundo; o como in- mente con la indicación de otra tensión: miento de la población en el último
manistas. Se insiste en el "cómo" de vestigación de los componentes de la la existente entre las tendencias conser- siglo, los cambios de la técnica produc-
las cosas, pero no en su "porqué". Y lo actual dinámica histórica o de la del vadoras y las progresistas; esta tensión, tiva, la transformación estructural de
mismo hay que decir del hombre. Se futuro. En esta última dirección, que en sí misma, recuerda motivos analiza- la industria, el progreso del movimien-
analizan los pliegues escondidos de sus es la más apropiada a nuestros fines, dos antes y, para lograr u n dinamismo to asociativo obrero, etc., que imponen
actos, incluso en el ámbito del subcons- Laloup y Nélis h a n desarrollado bajo social finalizado, exige que se la supere una más atenta y sistemática disciplina
ciente, pero cuando se trata de expresar el punto de vista de perspectivas del decididamente en u n plano de neutra- de los intereses de los individuos; y ade-
su finalidad, de indicar su sentido, po- mañana, algunas tendencias simplifi- lización de los elementos negativos y de más hay factores subjetivos que pueden
sitivismo y liberalismo —falsa concep- cadoras que para una orientación posi- reforzamientos de los positivos. compendiarse en el cambio de las ideo-
ción de la ciencia el primero, falsa tiva del futuro curso histórico es ne- logías acerca de las relaciones entre el
concepción de la libertad el s e g u n d ó - cesario integrar con actitudes más Las tendencias conservadoras, nos pa-
rece, son las que de hecho necesitan ser Estado y la economía, que cada vez
se callan. Por eso el modo más claro realistas. más se orientan hacia el reconocimiento
de definir la crisis de nuestro tiempo superadas con mayor rapidez, si por «con-
«) Es notable una tendencia simplifi- servación» se entiende: la adoración de de una responsabilidad de toda la co-
sería sin duda el de calificarla como lectividad para la suerte económica de
crisis de finalismo. Crisis de finalidad de cadora de ¡a realidad humana que en vir- los medios y los métodos llamados tradi-
tud de un prejuicio racionalista pretende cionales, como si fuesen finalidades cada miembro de la misma y en par-
una ciencia "deshonrada por la cruel- ticular del trabajador.
dad de sus aplicaciones" (P. Valéry). u n a total inteligibilidad de la realidad, eternas o metatemporales; el repudio
Crisis de finalidad de u n pensamiento y ha llevado tanto a los fautores del de lo nuevo sólo porque es nuevo; la »A estos dos órdenes de factores hay
abocado al vacío. Crisis de finalidad del liberalismo como a los del marxismo atribución sistemática de los males de que añadir un tercero, que participa de
arte por el arte, del deporte por el de- a olvidar la complejidad de lo humano. hoy a la malicia de los hijos de las ti- los caracteres de entrambos, en cuanto
porte, de la técnica por la técnica, del b) Unidad y pluralismo.— Una segun- nieblas antes que a la imprudencia y por una parte se refiere a la concreta
Estado transformado en estatalismo; da tendencia simplificadora resuelve el a la falta de sentido de responsabilidad evolución de la actividad económica de
binomio persona-sociedad en términos de los hijos de la luz. los pueblos y por otra a las aspiracio-
Economía 278 279 Economía

ríes que los hombres airean ante los en la mayoría de los casos resulte utó- y de los grupos para u n a atenta y con- pación en aquellos organismos donde
objetivos de la política económica: la pica. Si tiene que haber una revolución tinuada superación de la masificación se toman las grandes decisiones de la
tendencia a la inestabilidad de la eco- (y desearía que los medios eclesiales la de las ideas, de las actitudes y de los vida económica, de un modo especial
nomía contemporánea y el deseo de intentasen en continuidad, conscientes comportamientos. en lo que respecta a la ordenación de
seguridad, ampliamente difundido en de los ritmos impuestos por los cambios Puestas estas premisas, es preciso la tarea «total del desarrollo económico
los sectores económicos, son otra causa radicales de mentalidad [metanoia, re- hacer algunas observaciones sobre la y social» (IM 68): programación demo-
de la crecida ingerencia de los órganos volución cultural]) debería expresarse en problemática y el cometido actual del crática de la vida económica y en con-
públicos en la vida económica» 5 2 . términos de ruptura con esta anticris- Sindicalismo. Dada la actual estructura creto de los planes de desarrollo.
tiana mentalidad consumista (cf V). económico-social, es urgente crear —si Enmarcado así el nuevo sindicalismo
5. La estrategia del cambio, en no queremos caer en situaciones de va asumiendo, en el contexto político-
III. El cuadro de referencia de los nuestro contexto, es realizable en tér- extrema injusticia y desamparo del tra- social, u n papel distinto, de modo que
problemas económicos actuales minos de modificación radical de la re- bajador— los correctivos de u n meca- ante los problemas, coyunturales o no,
El cuadro de referencia de los proble- lación de poder entre los diversos compo- nismo de libre defensa de los intereses de política económica tiende a pasar
mas económicos de mayor relieve puede nentes del mundo productivo: empre- profesionales. En consecuencia, hay que poco a poco de la fase de ser instrumen-
empezar por la consideración del proble- sarios, trabajadores por cuenta propia, empezar por reconocer a los trabaja- to de contestación reivindicativa, a la
ma económico y acabar con las dinámi- trabajadores dependientes, comunidad dores (y empresarios) el derecho a fun- de ser instrumento de responsabilidad
cas más corrientes de la política econó- política. En otras palabras, entre las dar e intervenir libremente en asocia- respecto a la modificación y perfeccio-
mica. organizaciones profesionales (sindicatos ciones promovidas para la defensa y namiento de todo el sistema.
Evidentemente, este planteamiento y categorías profesionales) y el Ente promoción de sus específicos intereses. 8. Las intervenciones de política
está condicionado por algunos presu- público (el Estado, articulado en los Sobre este derecho fundamental se económica a medio plazo, en función de
puestos culturales y políticos de fondo, tres poderes, en las regiones, las pro- ha de levantar u n sistema sindical de una mejor distribución de la renta, hay
que conviene poner de manifiesto en vincias, los municipios, las unidades marcado carácter profesional que, por que hacerlas: a) no sólo en el punto
una rápida secuencia. locales territoriales). Tal modificación una parte, no sólo sirva para el enten- de redistribución monetaria (luchas con-
1. El concepto del hombre y de la radical puede efectuarse, en un primer dimiento y la conciliación entre los in- tractuales, leyes sobre las pensiones,
sociedad (cf I). nivel, a través de la actuación inmediata tereses contrapuestos, sino para solu- desgravación fiscal sobre las entradas
de los proyectos de reforma. Sucesiva- cionar posibles conflictos de intereses del trabajo por cuenta ajena), sino
2. La consideración antropológica
mente (en un espacio de tiempo no de- enfrentados, y, por otra parte, ser cauce también b) en cuanto a la modificación
de sentimientos y aspiraciones generali-
masiado amplio) a través de la progra- de participación de los trabajadores en de las estructuras productivas del sis-
zadas (cf II).
mación y realización de las reformas los quehaceres públicos. tema, de la estructura organizativa de
3. Como aplicación de los puntos estrictamente ligadas con las primeras.
precedentes, aparecen como preeminen- Pero u n a concepción del sindicalismo los servicios públicos, para u n a redis-
En efecto, la dinámica de las reformas tribución real de la renta.
tes los siguientes criterios operativos: exige, para u n a funcional y eficaz inci- de este género supone la regulación nor-
a) La radical y continua recuperación de dencia, que se articulen en un cuadro mativa y el montaje de u n a estructura En concreto, las dislocaciones efectivas
la persona humana debe realizarse a tra- unitario y orgánico de naturaleza po- sindical que contenga las siguientes de poder económico pueden darse a
vés de una relación interpersonal que lítica y no sólo sindical, teniendo siem- características: través de: a) u n directo empeño pro-
se inspire en u n a concepción educativa pre presente que el momento formal de a) Proporcionar verdaderos instru- ductivo del Estado y de la colectividad
no depositarla ni amañada, sino crítica la ley tiene que ser aplicado con fuerte mentos de negociación colectiva y, en en la producción directa de bienes des-
(cf Paulo Freiré, Pedagogía del oprimi- voluntad política y reales capacidades por su caso, de conciliación, que, sin quitar tinados al consumo de toda la colecti-
do. Siglo XXI, México 1973). b) La los operadores políticos. la libertad a las partes ni pretender eli- vidad ; y b) u n a utilización funcional del
sociedad sobre la que hacemos hipótesis minar siempre el conflicto abierto, lo sistema fiscal, el único todavía capaz
es u n a sociedad de personas libres, es 6. Las exigencias de eficiencia (cf IV), eviten en la medida de lo posible según de garantizar u n a disponibilidad de re-
decir, capaces de nutodeterminarse, de de innovación y de racionalización de la exige el bien común. cursos suficientes para hacer frente a
codecidir, de innovar, c) Al operador estructura y del proceso productivos siguen b) Instrumentalizar la participación una acelerada producción pública de
económico y político que pretende con- siendo plenamente válidas en la medi- activa de todos los productores en la bienes sociales..
tribuir activamente al vuelco del actual da en que se armonizan con las exigen- vida de las empresas; desde la acción 9. Por lo que respecta al sistema
sistema con la estrategia de u n cambio cias: a) del desarrollo integral de la sindical en el interior de la empresa, fiscal hay que notar que: a) debe articu-
que realice u n a revolución personalista persona h u m a n a y su consiguiente no- hasta u n mayor o menor grado de co- larse con criterios de efectiva progresi-
y comunitaria de base, le son necesa- alienación en el consumo y en el poseer; gestión, pasando por diversos sistemas vidad (reducción de los impuestos in-
rias: ideas claras, energía psicológica, ca- b) de los valores de la libertad, del plu- de participación en los medios de pro- directos y aumento de los directos;
pacidad de trabajo, desapego de los ideolo- ralismo, de la democracia indirecta- ducción o capital de la propia empresa. modificación de la estructura de estos
gismos y fanatismos, resistencia a lo «dia- representativa-formal (delegación) y de últimos de modo que incidan menos en
rio», máximo desinterés, una paciencia c) Ser instrumento o medio de per-
la democracia directa-participada-sus- feccionamiento y corrección de la es- los ingresos del mero trabajo respecto
infinita, aptitud para la observación y tancial (control). a los réditos de capitales y de profesio-
auscultación de la realidad que cambia, tructura misma económico-social del
7. La dialéctica sindical, desarro- propio sistema económico, que cons- nes libres); b) la aplicación de esta re-
fantasía creadora, un corazón que no co- forma condiciona la realización de otras
nozca mezquindad y hastío, un gran sen- llándose no sólo en clave reivindicativa, tituye la raíz profunda de la mayoría
sino de activa codeterminacíón de la vida de los conflictos laborales. Y en este reformas ulteriores.
tido del humor.
económica, social y política, debe: sentido es urgente la regulación legal Hay que trabajar prevalentemente
4. No es necesario que la estrategia a) garantizar u n a efectiva participación del derecho de huelga que «puede se- en dos direcciones: a) fijar plazos efec-
del cambio se exprese en términos de de la base sindical, para evitar los ries- guir siendo medio necesario, aunque tivos al gobierno para la reforma de
revolución violenta, aunque no excluya- gos de nuevos verticismos minoritarios extremo, para la defensa de los derechos la administración fiscal, la institución
mos su posibilidad y legitimidad en al- y maximalistas; y b) también en orden y el logro de las aspiraciones justas de de la lista tributaria, la reforma del
gunos contextos, especialmente en los a este objetivo, presentarse como mo- los trabajadores» (IM 68). sistema contencioso y de las sanciones,
países en vías de desarrollo, por más que mento educativo-crítíco de las personas d) Abrir nuevos cauces de partici- y controlar la realización de estos com-
Economía 281 Economía
promisos; b) trabajar en el más amplio es preciso que el grado de inflación una constatación. La existencia de unos cación del empleo a nivel regional debe
frente de la política económica para «tolerable» no sea tal que la actual Planes de Desarrollo Económico y So- partir: 1) de u n a distribución territorial
realizar las condiciones que hagan po- distribución de la renta se haga más cial que se suceden unos a otros. Un del país por áreas estructurales de
sibles ulteriores progresos hacia un sis- injusta, pues es sabido que las rentas Plan de Desarrollo es algo más que el carácter socieconómico, y 2) del aná-
tema fiscal justo: afrontar, por tanto, el salariales inferiores son quienes sufren enunciado de unas directrices, es un lisis de la estructura regional del
tema de los instrumentos contra la fuga más la inflación por su mayor propen- programa de acción en el que se fijan empleo. Lo mismo habría que decir a
de los capitales, que es el perenne chan- sión al consumo. unos objetivos jerarquizados y se estable- nivel sectorial.
taje contra toda política fiscal seria; Supuesto este planteamiento, hay que cen unos instrumentos, no sólo de reali- Otras medidas constitutivas de la
poner frenos a la excesiva autonomía reconocer que en el objetivo del pleno zación, sino de control y ejecución, para verdadera política de planificación del
de que gozan los bancos, llevándolos empleo coinciden directamente la política evitar las desviaciones que se puedan empleo son: la actuación para mejorar
a u n a responsabilidad hacia los órganos del mercado de trabajo —sin olvidar la producir en la realización de los obje- el funcionamiento del mercado del
de u n a programación medida por su política social— y la política económica. tivos. empleo; la vigilancia de la evolución
poder monopolizador; oponerse a toda A esta última, además del objetivo del del empleo a todos los niveles; las ga-
exención fiscal que no sea la detracción Pero u n a planificación indicativa como
pleno empleo, le compete velar por la es la de los planes del desarrollo espa- rantías auténticas a los trabajadores
por ingresos bajos (por tanto, nada de estabilidad interior y exterior del valor provisionalmente sin empleo y. en ge-
obligaciones exentas de impuestos, nada ñol implica u n mecanismo económico
de la moneda, así como garantizar un que se funda en el respeto a la libertad neral, todas las indicadas más arriba
de exenciones durante décadas a vi- crecimiento económico razonable. como constitutivas de la política de
viendas, etc.), porque la progresividad de decisión. Toda planificación indica-
Si por situación de pleno empleo se tiva para que sea efectiva requiere un mercado de trabajo.
sólo puede realizarse cuando toda la
entiende aquella que, al menos, se cierto grado de identificación de los ciu- 11. Este cuadro de objetivos (plena
renta está tasada; lograr u n a buena
aproxima a u n a situación del mercado dadanos con los objetivos e instrumen- ocupación) y de instrumentos de fondo
legislación para las sociedades por ac-
de trabajo en el que la oferta de puestos tos del Plan. Esto quiere decir que la (política de planificación) hay que si-
ciones, que a la vez regule la actividad
de trabajo es igual o superior a la de- participación activa de todos en la ela- tuarlo evidentemente junto a otras
de las sociedades extranjeras en nues-
manda, no basta u n a política de merca- boración, aprobación y ejecución de los actuaciones de política coyuntural, cuya
tro país.
do de trabajo que se contente con apoyar, Planes de Desarrollo es fundamental. racionalización y, consiguientemente, le-
10. Características de una política incluso materialmente, a aquellas per- gitimación está ligada a dichos objetivos
Desde la óptica del pleno empleo como
económica moderna son: «) a nivel de sonas o grupos de trabajadores que se e instrumentos. Dos son los instrumen-
objetivo prioritario, a nivel de instru-
objetivos, prioridad de u n a política de encuentran en paro involuntario for- tos de u n a política coyuntural: la polí-
mentos, es indispensable, «conditio sine
pleno empleo; b) a nivel de instrumen- zoso. Se requiere u n a política cuyo ob- tica monetaria y el manejo de los gastos
qua non», u n a verdadera planificación
tos, prioridad de la política de planifica- jetivo fundamental es prevenir los po- públicos.
del empleo. Sin embargo, es frecuente
ción. sibles fallos en el desarrollo del mercado
observar que la política de planificación Es sabido que el nivel del empleo
a) Respecto de la política de pleno de trabajo. Esto significa para el traba-
del empleo brilla por su ausencia en la depende del ritmo de la expansión
empleo conviene poner de relieve el si- jador la conservación del seguro de
mayoría de los planes de desarrollo económica, por una parte, y por otra,
guiente hecho. En toda política de des- paro, pero, sobre todo, la preocupación
económico y social planificado. las soluciones a la degradación de la
arrollo económico y social, el supremo preferente de la política del mercado de
trabajo debe ser evitar tales situaciones No bastan las medidas de política de situación del empleo exigen u n a polí-
ideal —en la práctica siempre inalcan- tica selectiva del crédito, la «reactiva-
zable ciento por c i e n t o - es conseguir y procurar que cada trabajador obtenga concentración, fusión y reestructura-
u n margen adecuado para el desenvol- ción de las empresas, ni las medidas ción» del consumo, la liberalización
simultáneamente este triple objetivo: presupuestaria, etc. Por tanto, la polí-
pleno empleo del trabajo nacional dis- vimiento de su vida laboral. complementarias sobre jubilación anti-
cipada, sobre seguro de desempleo y tica del empleo está unida estrechamen-
ponible, fuerte tasa de crecimiento de Como notas características o, mejor te con la política económica y coyuntural
la renta nacional y estabilidad de los de adaptación profesional. Medidas pre-
dicho, como medidas operativas de una vistas en la planificación económico- del conjunto.
precios. política de mercado de trabajo están social española, pero que son incom- También en el plano sectorial y, sobre
Este triple objetivo o meta se encuen- las que se dirigen a: 1) prevenir y co- pletas. todo, regional, la política del empleo
tra en todos los Planes de Desarrollo, rregir el desempleo o subempleo; 2) pro- Dados los condicionantes del empleo va estrechamente unida a la política
en España y en el mundo en general. teger la movilidad de hecho de la mano en todo proceso de desarrollo, una autén- de fomento de los recursos del país, lo
Pero como la teoría y la experiencia de obra; 3) eliminar los efectos nega- tica política de planificación del empleo cual puede llevar consigo la atribución
muestran que querer eliminar la des- tivos de los progresos técnicos o de los exige como punto de partida un análi- de u n a ayuda pública a las empresas
ocupación supone tolerar u n a alta tasa cambios estructurales de la economía; sis y diferenciación del equilibrio de mano que acepten ciertas localizaciones geo-
de inflación o, dicho de otro modo, que 4) fomentar el empleo de las personas de obra en el tiempo. En consecuencia, a gráficas o la realización de ciertas in-
pleno empleo y estabilidad de los pre- física o mentalmente disminuidas y el corto plazo, se debe determinar la de- fraestructuras.
cios son incompatibles, es preciso ha- de las personas de cierta edad. Estas manda de puestos de trabajo en base
últimas mediante la formación profe- Finalmente, es evidente que la solu-
cer una opción. Y esta opción deonto- a una política de colocación, y la deter-
sional continua, dentro de la formación ción a los problemas del empleo no
lógicamente tiene que ser a favor del minación de la oferta de trabajo se ha
permanente de adultos; 5) incorporar a puede hacerse depender de los poderes
pleno empleo con inflación, en vez de de hacer en base a u n a política de for-
la mujer a la población activa femenina, públicos. Por ello, es necesario que la
estabilización con paro o desempleo y, mación profesional.
que en España hasta 1974 sólo se ha política de planificación del empleo se
consiguientemente, emigración exterior.
conseguido en un 19 por 1 0 0 ; 6) me- A nivel geográfico o espacial la plani- apoye en lo que se ha dado en llamar
Esta opción prioritaria a favor del ficación del empleo implica u n a política en Francia la política concertada entre
pleno empleo con un cierto grado de jorar la estructura del empleo en las
diversas zonas y sectores económicos, creadora de empleo a nivel regional, los poderes públicos y las organizacio-
inflación ha prevalecido en la Europa cuya base de actuación residirá en el nes profesionales o sociales. Y esto a
actual y, en concreto, en la planificación mediante u n a política de colocación y
orientación profesional. conocimiento de la estructura provin- todos los niveles: nacional, regional,
y política económica española del III cial al objeto de poder determinar cuan- provincial, sectorial, etc.
Plan de Desarrollo (1972-1975). Pero b) En cuanto a la política de planifi- tía, calificación y localización de los En lo que respecta a la actuación de
para que la opción sea razonable y justa cación también es necesario partir de puestos de trabajo a crear. Esta planifi- la Administración debe ser criterio fun-
Economía 282 283 Economía
damental en materia de empleo el de desarrollo. Pero el dilema sigue en pie pueden seguir siendo en el futuro los especie de «privilegio» legal en favor
cooperación interministerial, pues cada y será motivo de tensiones que pueden más conflictivos; de las empresas.
día es más evidente que la política del ir en aumento en el futuro. - L a regulación de la libertad religiosa
empleo no debe ser privativa de un —La nueva Ley de Prensa e Imprenta
Problema secundario, dentro de la re- de 18 de marzo de 1966 reguló el ha sido otro de los avances en España
único Departamento ministerial. forma del Régimen local, es la elección después del Vaticano II, con no pocas
derecho de expresión de los españoles,
12. Reforma y paz social.-Una es- directa de los alcaldes y presidentes de limitaciones en el ejercicio práctico de
reconocido en el Fuero de los Españoles.
trategia del cambio presupone la rea- la Diputación. Si los alcaldes y presiden- este derecho de la persona humana.
La supresión de la censura ha supues- Y es que este derecho choca abierta-
lización contextual de un diverso mo- tes de las Diputaciones son cargos polí-
delo de las interrelaciones sociales y de to u n a liberalización. Existe, pues, a mente con la confesionalidad de u n
ticos - c o m o lo prueba su presencia en partir de 1966 libertad de expresión.
u n diverso reconocimiento de la per- las Cortes Españolas— deben ser elegidos. Estado Católico por Ley Constitucional,
sonalidad y de la dignidad del ciuda- No obstante, la interpretación rígida cuyos principios se proclaman a sí
Si predomina la fórmula del proyecto
dano. de ley quiere decir que la voluntad de- del artículo 2 de la citada ley ha dado mismos inalterables y permanentes por
mocratizadora de las instituciones es pie a numerosos expedientes y secues- naturaleza. Y la confesionalidad católi-
Hay aspectos que deben estar regula-
muy pobre. tros de publicaciones, lo que indica que ca es uno de ellos. Dentro de este con-
dos con instrumentos legislativos apropia-
dos; pero hay otros aspectos, incluso la libertad de expresión es relativa. Hay texto constitucional se encuentra la
fundamentales, que no requieren cau- Otras de las reformas en curso, la que decir, con todo, que a partir del interdependencia mutua —anacrónica
ces legales nuevos, cuanto u n a inter- ley de incompatibilidades, tiene gran tras- cambio de Gobierno en diciembre de para muchos hoy— de las relaciones
pretación objetiva y u n a aplicación flexi- cendencia de cara al futuro próximo. 1973 dicha libertad se ha ampliado en concordatarias (Concordato de 1953),
ble a las nuevas realidades sociológicas, Esta ley apunta a hacer incompatibles lo que respecta a la crítica a la actua- en estudio y modificación.
propias de u n a sociedad en cambio. los cargos de la alta Administración del ción de la propia Administración y al
Estado con el cargo de procurador en uso de declarar «secreto oficial» ciertas Las mayores tensiones en la España
fl) En cuanto a las urgentes reformas Cortes. Si se quiere democratizar e de los años setenta tienen su origen, o
legales cabe señalar en primer término materias o asuntos de gran trascen-
independizar al poder legislativo del bien en la limitación señalada de los
la reforma de la Administración local. dencia para el país. derechos de reunión y asociación sin-
ejecutivo esta ley es esencial. Hasta la
En el nuevo proyecto de reforma del 10. a Legislatura de posguerra sólo el —La regulación del derecho de reunión dical más la prohibición absoluta del
Régimen local español —que se con- 18 por 100 de los 562 procuradores en de los trabajadores, establecida por el ejercicio del derecho de huelga, o bien
vertirá en l e y - se plantea el mismo Cortes están libres de tales cargos. Y un decreto de 30 de abril de 1 9 7 1 . ha en la interpretación del Concordato
dilema que en los países vecinos de 33 por 100 ostentan cargo público de sido otro paso adelante, pero muy cor- de 1953 demasiado unilateral, en lo
Europa: ¿ las instituciones locales deben libre designación. Son reformas funda- to. Existen dos grandes limitaciones. La referente al «privilegio del fuero» y al
tener una dimensión primariamente po- mentales y urgentes también la reforma primera, que no se ha regulado el de- nombramiento de los obispos.
lítica o puramente administrativa? Los de la Justicia, la reforma fiscal casi iné- recho de reunión, en general no sólo de Una cosa es defender el criterio moral
tecnócratas del desarrollo económico dita, así como la reforma sobre régimen todos los ciudadanos, sino de los traba- de que la «doctrina del Evangelio debe
quieren optar por la dimensión pura- del suelo y ordenación urbana. Esta jadores a efectos sindicales. Y la segunda, influir en la conducta total de quienes
mente administrativa, como en Europa, última se ve frenada por los partidarios que las condiciones y trámites previos la proclaman y la hacen suya: en su
pero esta tendencia trata de olvidar de la especulación. exigidos por el decreto regulador son ta- vida política, económica y social», y
(inconscientemente) que dicha opción les, que le asemejan a u n a especie de otra muy distinta y discutible afirmar
sólo es viable en el contexto de los re- Finalmente, dentro de este apartado derecho a pedir autorización. Los resul- que es posible «deducir del Evangelio
gímenes políticos europeos; no así en de reformas, la que intenta sentar las tados —según «Informe de la Organiza- un programa político, económico y
el régimen español de democracia or- bases para crear las Asociaciones Polí- ción Sindical»— en el primer año de social concreto». Esto segundo lleva a
gánica en el que el municipio, ¡unta- ticas (los partidos políticos siguen pro- vigencia fueron 299 reuniones en total, u n clericalismo anacrónico y perni-
mente con la familia y el sindicato, for- hibidos) es la que puede garantizar la a escala nacional, con 42.462 trabaja- cioso.
ma parte de la estructura básica de la paz del futuro. De ahí su mayor impor- dores participantes. Un promedio apro-
comunidad nacional. ximado de 142 trabajadores por re- Sin embargo, resumiendo diremos
tancia. Pero choca con un gran proble- que la paz social puede verse pertur-
ma que va a exigir una opción. Si las unión. Resultado pobre si se tiene en
Supuesto este condicionamiento cons- cuenta que la población activa espa- bada en el futuro si no se reducen
titucional, el principio de descentrali- Asociaciones Políticas se h a n de crear —supuesto u n serio análisis— estas dos
dentro del Movimiento, si la opción se ñola supera ya los 12 millones y la
zación fundamental en esta reforma no afiliación sindical es obligatoria. contradicciones:
puede limitarse a una descentralización hace en pro de la interpretación del
Movimiento como «comunidad de todos - a u m e n t o de la libertad de expresión
económica y puramente administrativa, —La regulación de ios conflictos ¡abo- y opinión y limitación o restricción de
sino que ha de extenderse hasta la des- los españoles», las Asociaciones Políti-
cas cumplirán una función democrati- rales, las huelgas por motivos laborales, otras libertades como la de reunión y
centralización política. Sin embargo, quedó fijada en el estrecho marco del asociación política;
este principio de descentralización plan- zadora eficaz o, al menos, operativa. Si
prevalece la interpretación o concep- decreto-ley de 1970. La «huelga» en Es- -fuerte libertad de economía de mer-
tea el problema de la «regionalización paña sigue siendo «ilegal» por principio. cado (neoliberalismo económico) frente
del territorio» o si se prefiere del «re- ción del Movimiento como «organiza-
ción», nacerán empobrecidas. No hay Pero no todo acto «ilegal» es anticons- a sindicalismo neocorporativista que
gionalismo». Y esto no sólo como movi- titucional y mucho menos «ilegítimo» restringe la libertad sindical y defiende
miento de opinión, como simple rei- que olvidar que amplios sectores - e s -
pecialmente los que no hicieron la (cf n. 7, letra c), de este apartado). En como dogma infalible la «armonía de
vindicación de mayor autonomía eco- contraposición se admite la contradic- intereses económicos».
nómica, sino también como realidad g u e r r a - se inclinan en los sondeos so-
ciológicos por sistemas democráticos ción —moralmente injustificable— de
política. que el «lok-out» o cierre empresarial
semejantes a los europeos. IV. Eficiencia de la economía y
Desde el punto de vista de los planifi- es legal en la normativa vigente, aun-
cadores del desarrollo económico, cosa que sólo sea excepcionalmente (para moralidad de la eficiencia
b) Respecto a aquellos aspectos,
importante, la región se concibe como cuya interpretación rígida de la legali- prevenir daños..., evitar la ocupación de 1. Henri Bartoli subraya algunas
u n espacio supraprovincial, como una dad puede ser causa de perturbación de los centros de trabajo y por la inasis- inversiones de las subordinaciones que
mera circunscripción funcional para el la paz social, señalamos algunos que tencia reiterada...), lo que supone una me parecen muy funcionales para la
Economía 284 285 Economía
comprensión del nuevo tipo que él a los bienes esenciales, la cobertura máximo bien posible de todos los medios fracaso económico, es índice de igno-
sugiere de u n a economía al servicio del prioritaria de los "costes del hombre". puestos a su disposición, en constante y rancia e incompetencia en el campo
hombre: la economía del trabajo". la afirmación de la superioridad de los coherente correlación con los fines intrín- teórico, y de ruindad y vileza en el
«Si en una civilización del dinero, la bienes de la cultura sobre los bienes secos inmediatos y naturales de cada me- campo moral.
propiedad es instrumento del mercado, materiales. Semejante clarificación no dio: en relación y correlación con el fin »Pero otro tanto hay que decir, y con
el trabajo instrumento de la propiedad anula las leyes económicas, como du- último de cada realidad y de sí mismo. la misma fuerza, del pretexto opuesto:
y la obra instrumento del disfrute», con rante mucho creyeron el pensamiento Este es el principio metafísico basilar a el camuflar la inmoralidad de un siste-
los progresos de una rívi/izorión del socialdemocrático y el pensamiento respetar siempre y por doquier en toda ma económico justificándolo por su efi-
trabajo «el mercado pasa a ser instru- marxísta, sino que las utiliza y las pone actividad h u m a n a . No queda más que ciencia; pues ésta, concreta y efectiva-
mento de la producción, la propiedad al servicio del hombre. También las re- aplicarlo al sector de la economía, del mente, es siempre la eficiencia parcial
instrumento del trabajo, el trabajo ins- lativiza, pues modificando las estructu- que aquí tratamos. y limitada, ventajosa para alguno en
trumento de la obra, irreductible ésta ras, las instituciones y las reglas del »La economía en cuanto tal debe mi- detrimento de otros. Se desnaturaliza
al goce individual» 54 . juego y tratando de fundarse sobre sus rar a obtener los mayores bienes eco- la economía en su esencia constitutiva
«La lucha intestina entre el orden motivos, doblega los determinismos nómicos con el mínimo dispendio de instrumental cuando de cualquier modo
del trabajo y el orden del dinero, entre socio-económicos, suscita otros nuevos medios empleados, en la situación con- se la "parcializa" negando la universa-
el orden del hombre y el orden de las e incrementa la parte de la libertad creta dada. Esto no es sólo lícito, sino lidad y la integralidad de cometidos y
cosas, persiste. Pero la economía del creadora del hombre» 5 7 . obligatorio, tanto por respeto a la reali- fines. Se niega la universalidad de la eco-
trabajo abre inexorablemente la fosa a El relieve dado a las inversiones de las dad de los datos como a la racionalidad nomía cuando se limita su cometido y
la economía del dinero transformando subordinaciones nos introduce en la del hombre. Es u n principio tan antiguo su fin a la busca de u n a utilidad particu-
progresivamente las instituciones, los perspectiva (abierta en la última cita) como el hombre, radicado en su ins- lar, ya sea de un individuo como de una
procesos, las opiniones y devolviendo del valor relativo de las leyes económi- tinto, fundado y dictado por su propia categoría, con el consiguiente y corre-
progresivamente a los escarnecidos va- cas : y de este modo es más fácil captar racionalidad. En efecto, la racionalidad lativo daño de los demás (en último
lores de la persona el lugar que mere- el problema de la «eficiencia» y de su de lo real demuestra que la disposición término, de la comunidad h u m a n a uni-
cen: es decir, el primero. El orden del moralidad. Veamos el núcleo esencial de las partes está congeniada de modo taria en el espacio y en el tiempo). Se
dinero deja de ser el más fuerte. El del problema. que permita al todo alcanzar el propio niega la integridad de la economía cuando
orden de la organización tiende a pre- 2. Eficiencia de la economía y mora- fin con el mínimo de medios. Tal mínimo se la reduce y se la limita a la búsqueda
valecer sobre el orden de mercado, el lidad de la economía.—«La objeción a de medios no significa que haya que del bienestar terrestre inmediato, sin
orden del trabajo sobre el de la propie- examinar se resume en dos puntos: escatimar los requeridos, sino que sim- ninguna referencia y sin ningún res-
dad, el orden de la creación sobre el reivindica una vez más la autonomía plemente se descartan los medios super- peto concreto al fin último del hombre.
pretendido orden libre, pero de hecho de la economía, de forma general y so- fluos y se utilizan únicamente los que Si luego, como de hecho sucede, se
alienado en el d i n e r o » " . breentendida, y apunta hacia la eficien- sean más idóneos y apropiados al fin toma tal fin inmediato y terrestre como
Es necesario que «la lucha se lleve cia de la economía como exigencia perseguido. fin último del hombre, se cae en las
en dos direcciones: apretar sobre la "re- esencial. Veamos estos dos presupues- aporías que ya hemos puesto de relie-
»En el campo económico, todo eso
volución" económica y social con la tos yendo a la raíz del problema en en- ve. En sustancia, la economía, de
significa que se debe respetar el prin-
perspectiva de la elevación de los nive- trambos: autonomía y eficiencia. medio se hace fin, cuando niega y
cipio económico en el máximo grado
les de vida, de la reducción de las des- pisotea su esencial universalidad e inte-
«También las realidades materiales, posible, en la situación ambiental histé-
igualdades sociales e internacionales, la gralidad; lo que de hecho ha sucedido
como cualquier otra realidad entitativa rico-psicológica dada que es en la que
satisfacción de las necesidades materia- en el capitalismo moderno.
concreta, tienen su naturaleza propia hay que actuar. El moralista no sólo
les y espirituales de un número cada y determinada. En tal realidad indivi- reconoce semejante exigencia econó- »Una economía sana y realista actúa
vez mayor de personas y comunidades: dual se funda y enraiza u n a actividad mica, sino que urge su observancia, económicamente según el principio
pero al mismo tiempo preservar de una específica y u n comportamiento propio como deber fundamental impuesto a del mínimo medio y mirando a la efi-
despersonalización causada por el des- y particular, que brotan precisamente todo operador económico; al cual se le ciencia. Pero todo debe hacerse en re-
arrollo de la técnica, de la omnipresen- de la constitución propia y específica de exigen, como deberes precisos y riguro- lación armónica entre fin inmediato y
cia del Estado, del dominio de los tec- cada individuo determinado entitativa- sos, aptitud y conciencia, competencia fin último de la economía misma, que
nócratas y del predominio de las plani- mente independiente. Actividad y com- y empeño idóneos y adecuados a los debe servir al hombre en su integralidad
ficaciones: educar al hombre con vistas portamiento son sustancialmente cons- cometidos profesionales desarrollados y universalidad: ni a un hombre mer-
a su actividad de ciudadano y de su tantes y permanentes, aun con las mo- en el sector de la actividad económica mado y reducido arbitrariamente y
desarrollo personal. En otras palabras, dificaciones que sobrevengan por las personal. El respeto al principio econó- apriorísticamente a mera corporeidad,
es necesario que en la economía del interferencias concretas con los demás mico, en los términos antes expresados, ni a u n individuo o una categoría par-
trabajo posible hoy se injerte un nuevo seres con los que se entre en relación. no crea ninguna dificultad al moralista ticular en detrimento del bien común
humanismo, si queremos que mañana Un moralista realista no tiene por qué realista; al contrario, él pide también y final. Un sistema económico debe ser,
la libertad ocupe el primer lugar» 5 6 . negar tal dato. Se trata, en definitiva, que la economía sea económica: es decir, en su conjunto, eficiente; de otro modo
«Haciendo del fenómeno económico de reconocer que el hombre no crea que se desenvuelva eficazmente según se pierde la función misma de la eco-
global el fenómeno dominante, mien- nada de la nada, sino que simplemente las exigencias de su naturaleza. Y con nomía, que debe servir efectivamente
tras que en la economía capitalista era indaga y descubre, pone en relación y esto pasamos al problema de la efi- al hombre, ayudándole a alcanzar tanto
la resultante del funcionamiento de las combina, utilizándolos, los datos ins- ciencia. sus fines inmediatos como su fin últi-
microunidades, la economía del trabajo trumentales de que dispone. mo. Pero un sistema es realmente efi-
»No es lícito ni económica ni moral- ciente cuando está al servicio del hombre
exige una toma de posición respecto al »En la utilización de los datos reales mente tratar de paliar o camuflar la
hombre, que podemos definirla asi: el integral y universal, con sus exigencias
de que dispone, el hombre debe proceder ineficiencia de un sistema económico inmediatas coordinadas y subordinadas
reconocimiento del primado del bien racionalmente: es decir, no puede falsear apelando al pretexto de un moralismo
de todos sobre el bien de pocos, la al fin último y definitivo. Ello significa
lo real, sino utilizarlo tal como electiva- abstracto y quimérico. Semejante esca- que un sistema puede y debe ser tenido
subordinación de los bienes de confort mente le es ofrecido, tratando de sacar el patoria, cuando aparece claramente el
Economía 286 287 Economía

por eficiente en relación a su capaci- actitudes y comportamientos globales, historia: el tiempo adquiere u n a nueva ambivalencia en la transformación tec-
dad e idoneidad para alcanzar todos nos parece muy funcional apuntar algu- «duración», c) El desarrollo presenta un nológica: posibilidades y riesgos ponen
los fines a los que la economía está nos de esos motivos para integrar los carácter de generalidad: incide en todos en juego toda la prudencia del hombre.
ordenada: todos los fines respetados y otros con los que hemos comenzado los sectores; los medios de comunica- La Gaudium et spes ha considerado
salvaguardados en síntesis armónica. este tratado sobre economía y moral. ción de masas favorecen esta incidencia con particular interés el fenómeno de
»Para mantener efectivamente todo generalizada en todos los ambientes; la transformación: los números 4-10
lo dicho, puede suceder que la exigen- tiempo libre y cultura se hacen cada ofrecen un cuadro global (n. 5) y u n
A) PASTORAL EN UNA SITUACIÓN Y SO-
cia unitaria de u n a eficiencia unitotal vez u n a necesidad más difundida, d) La cuadro analítico de los cambios (en las
CIEDAD EN TRANSFORMACIÓN.—1. Nues-
exija actos singulares no inmediata- artificialidad es otra característica de la formas de las actividades del espíritu,
tra sociedad se caracteriza por la profun-
mente económicos, ya sea para u n in- actual transformación. El mundo en en las estructuras sociales, en la forma
da transformación tecnológica: no hace
dividuo, para u n a categoría o incluso que vivimos es un mundo de productos de los valores), de los resultados de esos
hincapié sobre el poder señorial, ni so-
para u n a entera colectividad en particu- artificiales, debido a la actividad crea- cambios (a nivel de desequilibrios y as-
bre el político o militar, sino sobre la
lares situaciones ambientales e históri- dora del hombre. Se trata de u n hecho piraciones), de los interrogantes que
función productiva, en unión solidaria
cas. La humanidad sigue siendo unitaria verdaderamente nuevo: la extraordi- plantean. Se arranca siempre de la «si-
con la ciencia y la técnica. En este sen-
y solidaria en el espacio y en el tiempo; naria proliferación del artefacto reduce tuación» para esclarecerla con la «pa-
tido podemos hablar de un triple centro
y ello por la coesencial igualdad de to- al hombre a u n factor de segundo gra- labra» de Dios.
propulsor de la dinámica social: cien-
dos los hombres de todo tiempo y de cia, técnica, producción, que se expre- do, con u n notable influjo sobre la mis- 2. Para situar mejor nuestra acción
todo lugar, y por su persistente supe- sa en el control de la energía termo- ma psicología. Además el artefacto no moralizadora y pastoral vale la pena
rioridad respecto a los bienes económi- nuclear, en la aventura espacial y en se presenta sólo como u n a transforma- profundizar todavía más en las carac-
cos siempre y doquier. Tal hecho puede el control de la misma escritura gené- ción de forma, sino como u n a modifi- terísticas de nuestra sociedad en trans-
imponer el sacrificio de posibles bienes tica del hombre, con u n a sucesiva su- cación bioquímica, de modo que la formación.
económicos inmediatos, sea con vistas peración de los diversos «estados de ne- naturaleza se aleja cada vez más del Podemos afirmar que en la civiliza-
a mayores bienes futuros o sea por res- cesidad», del «azar» y la plena afirma- hombre, e) La transformación revela ción tecnológico-productivista cabe re-
peto a bienes superiores. El eventual ción de la «previsión»: la sociedad tec- también u n carácter de organicidad; y levar los siguientes fenómenos: 1) la
(y desgraciadamente muy real) desco- nológica puede consentir la superación ello tanto a nivel de orientación meto- persona h u m a n a está influenciada por
nocimiento de estas exigencias apunta- de la enfermedad, del hambre, de la dológica de la ciencia, donde la espe- un ambiente técnico unitario; 2) la
das desnaturaliza la economía, enten- superpoblación, del cansancio y de la cialización se hace cada vez más subida empresa se coloca en el centro de este
dida, concebida y respetada en su esen- ignorancia. y exige la interdisciplina, la interprofe- campo gravitacional, como productora
cia tal como la hemos determinado sión, cuanto a nivel de programación or- mecanizada y, frecuentemente, auto-
antes, y arruina al hombre desvián- El sentido unitario, podríamos decir el gánica de las varias intervenciones: se matizada de bienes y servicios; 3) son
dole de su fin último. Tal descono- significado político, de este proceso de busca la realización de proyectos ra- profundos los «cambios» que se deter-
cimiento es siempre, sustancialmente, transformación lo dan formas cada cionales, orgánicamente articulados. minan en la noción del tiempo (enten-
u n latrocinio, aunque las leyes huma- vez más acentuadas de integración so- dido como «ritmo» de vida), en la sen-
nas no lo sancionen como tal. cial: a) integración social en términos Este proceso de transformación con-
tinua, acelerada, general, artificial y or- sibilidad, en la lógica y en la religiosi-
de socialización donde el proceso tec- dad: se asiste a u n a progresiva evolu-
»Así pues, y para concluir, el princi- nológico entraña una alta especializa- gánica tiene también sus riesgos: a) la
aceleración y la artificialidad entrañan ción de lo prelógico hacia lo racional:
pio económico (las llamadas leyes eco- ción: con vistas al producto terminado, 4) esta dinámica evolutiva de la menta-
nómicas) y la eficiencia de la economía las sucesivas operaciones, exigidas por u n a desvalorización del pasado, de lo
ya hecho y experimentado, de la cos- lidad y de la personalidad h u m a n a se
se enmarcan perfectamente en el cua- la división técnica del trabajo, se unifi- difunde desde la vida del trabajo hacia
dro que hemos presentado de las rela- can, socializadas en la unidad del pro- tumbre ; b) riesgo de la masificación, que
tiende a excluir la participación del la vida en general, ocasionando u n a
ciones de íntima y esencial conexión ceso productivo; b) integración social especie de «continuum sociale»; 5) los
entre economía y moral. Consiguiente- en términos de solidaridad de intereses, hombre común en las decisiones y res-
ponsabilidades : incertidumbres, deso- caracteres del ambiente y del método
mente a todo lo dicho, queda por dedu- a nivel funcional, de los diversos secto- tecnológico (racionalidad-especializa-
cir algunas ulteriores precisiones sobre res profesionales y, gradualmente, a rientación, anonimato, conformismo,
inseguridad, aburrimiento... Riesgos ción-socialización-funcionalidad-pro-
los conceptos y las relaciones entre eco- nivel político, de toda la sociedad: lo gresividad-revisionalidad) determinan:
nomía y moral» 5 8 . cual queda favorecido por c) u n a ten- consiguientes al totalitarismo (amor al
dencial superación de las ideologías: la orden y rechazo de la lucha), de la tec- a) u n a función cada vez menos «fa-
vida política tenderá cada vez más a nocracia, de la programación global bricadora» y cada vez más «simbólica» e
V. Moral y pastoral en un contexto manifestarse como «volumen racio- (por ejemplo, en el campo demográfico) integrada del operador técnico, como
socio-económico de acentuado des- nal», por encima de los conflictos de con u n a evidente reducción de la auto- consecuencia de la decidida reducción
arrollo tecnológico clases. nomía de las personas; c) riesgo de que de la categoría sociológica del trabaja-
las dos tendencias del desarrollo y la dor-proletario tal como hoy estamos
El Concilio Vaticano II adoptó un La actual transformación se caracte- organicidad entren en conflicto y traten acostumbrados a concebirlo; b) u n a
aire marcadamente pastoral. Análogo riza por la continuidad, aceleración, ge- de prevalecer u n a sobre la otra: el des- especial filosofía operativa: la realidad
«aire» me parece que debería tomar la neralidad, artificialidad y organicidad. arrollo, como tal, dice capacidad de in- resulta transformable; es cada vez m a -
consideración moral de la actividad a) Hoy la transformación no se presen- ventiva, fantasía, libertad, organiza- yor la posibilidad de «explicarse» el
económica en u n a sociedad de acentua- ta ya como «fase de transición», sino ción, disciplina; d) riesgo de que el porqué de las cosas; se hace más evi-
do desarrollo tecnológico. Para favore- como transformación continua, como hombre pierda el control de sus accio- dente la positividad de los valores ínsitos
cer la reflexión en esta perspectiva, despliegue de la dinámica del deseo, nes y destruya la vida: en el engranaje en el trabajo humano que se inspira en ¡a
ofrecemos aquí algunas indicaciones. del amor, de lo desconocido, del mis- implacable de lo artificial se incuba racionalidad técnica: -espíritu analítico
Dado que h o y la óptica m o r a l terio: no hay paradas para el saber constantemente la posibilidad de no lo- de la verdad, que corta el camino a
de los problemas se hace captándolos libre, no tiene ya sentido el concepto grar evitar el error. toda veleidad de generalización incon-
principalmente a nivel de motivaciones, de «meta», b) La transformación repre- trolada; —poder de productividad y de
de situaciones histórico-culturales, de senta un proceso de aceleración de la Puede, pues, hablarse de radical
Economía 288 289 Economía
solidaridad: c) a causa de este posible «aire» consumista: el consumo se pre- ción profesional, para u n abundante didáctica: aprender a discutir, estudiar
«aparato poderoso» podemos subrayar senta como una experiencia radicalmente «tiempo libre» en la edad profesional, colectivamente y no de modo indivi-
el carácter puramente hipotético y no ambigua, que presenta al hombre nue- para u n prolongado pensionado; 2) fuga dual, aprender a hablar y a pensar
necesario de los riesgos ínsitos en el vas posibilidades y nuevos riesgos 6 0 . de la condición obrera, o sea, la reduc- autónomamente y no por mandado,
mismo proceso tecnológico: riesgo de - Nuevas posibilidades: a) liberación ción sociológica del actual «proletaria- aprender a establecer relaciones iguali-
la tecnocracia y riesgo del mecanismo de las alienaciones de la penuria y la do»: 3) amplificación del sector terciario tarias y de paridad entre quien está
racionalista, que suprime todo finalis- consiguiente eliminación de causas ob- (servicios, turismo, administración pú- preparado y quien no lo está, no consi-
mo a nivel antropológico; d) el ambien- jetivas de rivalidad; b) descubrimiento blica, etc.) con nuevas profesiones de ani- derar ya el saber como un privilegio y
te y el método tecnológico favorecen y manifestación de nuevas exigencias: mación: animadores del tiempo libre, u n a fuente de prestigio.
además u n lenguaje muy bien caracte- superación de un cierto «espíritu de animadores culturales (educadores de
rizado, extremamente realista ( = con- acumulación» en un sentido de mayor 5. Las características y la proble-
adultos, centros de cultura para traba- mática que acabamos de subrayar como
creto) y racional, inspirado en criterios «proveimiento». jadores...), animadores del turismo,
de precisión, de coherencia, de continua típicas de nuestra sociedad en trans-
— Nuevos riesgos: a) tendencia a unir animadores de los servicios asistencia- formación, expresan analíticamente al-
experimentación y contraprueba. cada vez más directamente «tipos» y Íes, educadores especiales, etc. El po- gunos aspectos de ese fenómeno que
3. El análisis hecho hasta aquí de «cualidades» de consumos al «valor» tenciamiento del sector terciario es tí- en conjunto se denomina «seculariza-
la sociedad tecnológica en su «aire» del hombre. Se da como una interco- pico de las sociedades que pretenden ción», para significar sobre todo la se-
productivista, puede tomarse también nexión entre «capacidad-función-dinero- integrar el alto grado de industrializa- paración progresiva de la sociedad y
en la dimensión consumista. En nuestro consumo»: es la posibilidad de ciertos ción alcanzado con funcionales y cui- de la cultura respecto al influjo directo
país, más que de u n a «sociedad de bienes lo que «califica» al hombre: dados servicios profesionales de desarro- de lo sagrado y de las estructuras reli-
consumo», de u n a sociedad de «bien- b) la dialéctica de la espiral ganancia- llo y defensa de la persona h u m a n a ; giosas.
estar adquirido», puede hablarse de u n a consumos lleva además progresivamente 4) difusión de los «módulos de vida hu-
«sociedad perspectivista de consumo», a u n a desvaloración de la cualidad del mana» anticipada por los medios de
trabajo, elegido con un concepto al comunicación social y acentuada por B) PROBLEMÁTICA MORAL-PASTORAL. -
en la que el consumo no está tan gene-
ralizado, sino sólo anticipado tendencial- menos ambiguo (trabajo soportado en la reestructuración del territorio a nivel Frente a una sociedad tecnológico-pro-
mente, en perspectiva, por los medios cuanto condición de ganancia-consu- regional; 5) exigencia de una democracia ductivista, que tiende a manifestarse
de comunicación social y «por reflejo» mo): c) la equivalencia «valía humana = directa, de creciente participación, que en términos cada vez más racionales y
de otros países. = nivel de consumo» influye profunda- supere la situación de inmovilismo, de realistas; frente a una sociedad con-
mente en el espíritu y en los objetivos segregación político-social de la mayo- sumista que plantea nuevos problemas
Justamente se ha hecho notar 5 9 que ría, creada por las formas tradicionales ocasionados por la situación-base de
de las luchas sociales: búsqueda de
la dinámica de los consumos en nues- de democracia indirecta, puramente «tendencia! abundancia»; frente a la
ventajas salariales, de ventajas relativas
tro país plantea una serie de situaciones representativa, guiada desde arriba y cada vez más difundida actitud cultural
a la mayor abundancia de tiempo libre,
problemáticas: a) el proceso de desarro- sostenida por u n a estructura social pi- inspirada en las exigencias de la «so-
en vez de objetivos de típico orden polí-
llo provoca o exaspera u n a serie de ramidal. La base será cada vez más cialización» y de la «democracia direc-
tico (o sea, del bien común) como la
desequilibrios a nivel socio-económico, instruida para tender a la codetermina- ta», se perfilan esencialmente, a mi
reestructuración de la hacienda, la par-
creando «nuevos reductos de miseria»; ción de las decisiones, la actuación de modo de ver, cuatro problemas pastora-
ticipación responsable de todos los tra-
b) la situación «marginal» de tantos la autonomía, el rejuvenecimiento de les : 1) cómo mediar la relación entre el
bajadores, una nueva relación «Estado
consumidores se hace cada vez más los cuadros; 6) esta exigencia de de- «proyecto tecnológico» de nuestra so-
y sociedad civil»; d) perfilarse nue-
pesada en u n a atmósfera que favorece mocracia directa, participada, se ma- ciedad y el «proyecto religioso» de nues-
vas formas de «individualismo»: «mi»
lo «superfluo» o por lo menos lo «dis- dura en un clima de humanismo cultural tra vida: 2) cómo mediar la relación en-
producto, «mi» bienestar, el último
crecional»; c) muchos consumos, para moderno, cuyas afirmaciones relevantes tre el «proyecto profano de la abundan-
«grito»: la «propia» existencia, la buena
llegar al alcance de la mayoría, exigen podemos precisar así: a) ser sujetos de cia» y el «proyecto evangélico de la cruz»;
ocasión...
instrumentos de tipo colectivo (instruc- las propias decisiones y no seguir so-
ción, transportes, servicios sanitarios, 3) cómo mediar, en la Iglesia, las exi-
En tal perspectiva y atmósfera, el fe- portando pasivamente las decisiones gencias de su estructura jerárquica y
infraestructuras sociales, investigación nómeno de la abundancia y de los de quien dice querer nuestro interés:
científica de base, estructuras urbanís- de la participación comunitaria, de la
consumos se transforma en una válida de aquí el esfuerzo por superar toda institución o estructura y del «espíritu»;
ticas, construcción popular, etc.) con ayuda para la existencia, favoreciendo forma de infantilismo y de humanismo
los consiguientes «terremotos» a nivel 4) cómo mediar la relación vital entre
el surgir de nuevas inspiraciones huma- de la responsabilidad: b) el «ser sujetos», participación comunitaria y vida per-
de administración pública; d) la misma nas afines a la existencia misma, «valor» «protagonistas», se entiende siempre
estructura de los consumos individuales sonal a nivel de «sujeto religioso», y
de fondo en la gama de los valores. en una dimensión colectiva, tanto a nivel cómo realizar la unión entre vida priva-
puede ser viciada por persistentes de «praxis», de acción, como a nivel
condiciones psicológicas de inseguridad 4. Si quisiéramos expresar las carac- da y vida pública a nivel de la rela-
terísticas de nuestra sociedad en térmi- de «cultura», de «hacer cultura»: la ción Iglesia-mundo.
y de nuevas preocupaciones; e) el pro- dimensión colectiva libra de la tenta-
ceso de integración cultural a nivel de nos de problemas observados en pers- Me contentaré con apuntar somera-
pectiva, podríamos afirmar que los ción del autoritarismo: c) la relación
la información, del deporte, del divismo, entre «cultura» y «práctica social» queda mente a los primeros dos.
de la carrera de los consumos, difícil- problemas de relieve del próximo quin- 1. Proyecto «tecnológico» y proyecto
quenio cabría configurarlos así: 1) re- garantizada por el espíritu inductivo (en
mente tiende a completarse con el pro- constante referencia a la realidad), por «religioso».-En lo referente al primer
ceso de u n a integración a nivel de la ducción del tiempo de trabajo obligatorio. problema pastoral, cómo mediar la re-
La vida media del hombre de mañana la «experimentación y la imaginación
participación activa, responsable y co- sociológica» (o sea. la inmersión en la lación entre el proyecto «tecnológico»
lectiva. se acercará a los ochenta años, equiva- de nuestra sociedad y el proyecto «reli-
lentes a setecientas mil horas: de ellas realidad y el análisis metódico de la
misma), por la finalización de la cultura gioso» de nuestra vida:
La ambigüedad, relevada antes como el hombre de m a ñ a n a dedicará al tra-
bajo sólo cuarenta mil horas, o sea, el en la acción, en la intervención opera- a) Observo que las características
típica de la sociedad tecnológica con- típicas de nuestra sociedad, preceden-
siderada en su «aire» productivista, 6 por 100. El resto del tiempo estará tiva : d) de aquí la nueva orientación
disponible para u n a prolongada forma- temente puntualizadas en la dimensión
caracteriza a la misma también en su de la transformación tecnológica, plañ-
id
Economía 290 291 Economía
tean como instancia pastoral de mayor de la reforma litúrgica tal como viene marginadas (los dos tercios) de la abun- estar nace de la satisfacción de las ne-
relieve la del lenguaje con el que comu- realizándose, comenzando por la tra- dancia, por medio de la presencia de cesidades materiales; las exigencias es-
nicar la mentalidad tecnológica y la men- ducción de los textos, y el problema un servicio civil voluntario y profesional; pirituales del hombre (cultura-religión)
talidad de fe. de la predicación normal, tal como en 3) del esfuerzo ( = c r u z ) inventivo y deben satisfacerse en la esfera de la
b) Este primado, por decirlo así, de general suele hacerse... ¡y saqúense las creativo de soluciones para todas las vida privada; todo lo que no puede
la «liturgia de la palabra» sobre la «li- conclusiones! La predicación como pro- situaciones, incluso locales, de subdes- quedar confinado en la esfera de la
turgia del sacramento», me parece que blema global de lenguaje, de mentali- arrollo, de «tercer mundo». Pobreza, vida privada y amenaza, por tanto, el
corresponde no sólo a la línea evolutiva dad, de sensibilidad, de realismo exis- empeño radical, creatividad son las ex- curso tranquilo de la vida pública, hay
de nuestro tiempo, sino a la misma di- tencial, es para mí un problema priori- presiones más significativas del «proyecto que sustraerlo a la iniciativa privada;
námica interna del mandato divino: tario respecto a todos los demás pro- de la cruz». el tiempo es oro; el dinero es poder; el
id. enseñad, bautizad (Mt 28,19-20). blemas metodológicos, si se quiere vita- b) Podemos profundizar el concepto éxito (económico, político, profesional)
—¡Id! Esta invitación puede signifi- lizar la función de la religión en u n a de «proyecto de la cruz» valiéndonos del da la felicidad; el trabajo mejor pagado
car esencialmente dos cosas: a) Inser- sociedad industrial y, mañana, en u n a de anonadamiento (kénosis), explicado es el mejor; hay que triunfar en la vida
taos en la historia, en sus coordenadas sociedad «terciarizada». por Adolfs 62 , quien recuerda la refe- a cualquier precio; hay que elimi-
de «tiempo» y «espacio»: mirad por Se trata de mediar el conflicto, rencia paulina de anonadamiento (Flp nar cualquier incertidumbre; es bue-
ejemplo los años ochenta-noventa en la siempre actual, entre el proyecto tec- 2,6-11) y la imagen del «siervo» del no lo que es útil; reflexionar demasiado
perspectiva de encontraros presentes nológico, inspirado en la racionalidad y «Segundo Isaías» (Is 40,66). El anona- puede ser peligroso; nuestro sistema so-
en áreas de acentuado desarrollo, con el realismo (eficiencia, utilidad, concre- damiento fue para Jesús u n a «opción cial es bueno; todo hay que regularlo
u n a típica configuración socio-cultural, ción) y el proyecto religioso, abierto a existencial» de rehuida del poder. Aná- y controlarlo; lo que no puede medirse
en «actitud» de establecer significativos u n a visión global de la vida del hom- logamente, «la Iglesia se hará digna de y calcularse carece de valor; es nece-
contactos humanos y religiosos, perso- bre (hecha de lógica y de prelógica, de las promesas de Cristo si sigue la senda sario reprimir todas las críticas radica-
nales y de grupo: b) «ojo» a la actuali- previsión y de causalidad, de soluciones de la kénosis». El tema del despojamiento les contra la sociedad; no hay que
dad, a los «signos de los tiempos». y de tensiones, entretejida sobre todo de la Iglesia (expresado algunas veces plantear preguntas a las que no se
—¡Enseñad! La fe se origina por de inevitables «misterios» morales), a con la frase «Iglesia de los pobres») y pueda responder; es necesario hacer
la «palabra» escuchada y acogida: fides través de la presencia de personas que de su condición de sierva fue subrayado feliz a la gente dándole pan y distrac-
ex auditu. No sólo con relación a nues- sepan expresar una actitud profética con insólito y a veces excepcional vigor ción; las personas que no se insertan
tra civilización, sino siempre, el discur- dentro de la profesión y dentro de la vida, por el Concilio Vaticano II. Remitiendo en nuestra sociedad son antisociales o
so pastoral ha sido fundamentalmente un del lenguaje concreto de hombres con- al último capítulo de la obra de Adolfs inferiores; hay que reducir al mínimo
discurso misionero y no un mero dis- cretos 6 1 . para descubrir, «a tientas y a modo de todo lo que es individual y variable en
curso de «comportamiento». En efecto, <1) Esta preocupación del lenguaje, prueba» 6 3 , qué debería significar, de el hombre; la realidad se identifica con
la evangelización, como uno de los del lenguaje religioso, es demasiado hecho, la kénosis para la Iglesia, aludo lo que empíricamente es verificable; lo
momentos «constantes» de la presencia importante para los fines de la evange- a u n a forma de despojo que la Iglesia, que no admite discusión (lo inefable,
eclesial en el mundo, hace a la pastoral lización. Precisamente en la perspecti- en su relación con el mundo, podría lo misterioso, lo simbólico) no debe
esencialmente misionera. va, antes sugerida, de u n a unión menos favorecer como «sacramento de salva- discutirse.
-¡Bautizad! Es el principio de aque- conflictiva entre el proyecto tecnológico ción». Naturalmente, esta lista, más bien
lla acción de sacramentalización que y el proyecto religioso, me parece útil arbitraria, podría aumentarse hasta
Adolfs descubre en nuestra sociedad
despliega el discurso misionero comen- remitir al lector al texto de la revista el infinito. De todos modos sería inte-
una ideología predominante constituida
zado por la evangelización. También a í! Gallo (Genova), transcrito por mí con resante dar u n a formulación explícita
por u n a cantidad de principios que a
este nivel, el discurso misionero presenta toda su amplitud en Industria e religione a u n a ideología que se funda en seme-
menudo no están ni siquiera formula-
problemas de lenguaje del símbolo, del (o. c, 394-399). jantes principios secretos e indiscutibles,
dos, sino que sencillamente son datos
rito, y su empalme con la vida. 2. Proyecto de la «abundancia» y pro- aceptados con toda naturalidad en el
adquiridos. Podríamos llamarlos los
c) En esta perspectiva de discurso yecto de ¡a «cruz».-Respecto al segundo sector público de nuestra sociedad
pseudomitos de nuestra socidad. En ge-
misionero dinámico, el permanecer de problema pastoral indicado como exi- (o. c, 92-94).
neral no plantean problemas y. por
la función de la religión en el ambiente gencia de mediación entre el proyecto
tanto, raramente se los somete a dis- Es precisamente esta ideología implí-
industria/, mejor aún, el «problema» de de la abundancia y el proyecto de la
cusión. Para expresarme mejor, indi- cita, anónima, secreta, indiscutida, acep-
esta «permanencia» se centra en cómo cruz, creo legítimo afirmar que única-
caré algunos de esos principios general- tada, la que constituye la nervadura
vitalizar esta función. La respuesta más mente presentando a nuestros contem-
mente aceptados: pero quisiera obser- fundamental de la sociedad de la abun-
pertinente a este interrogante metodo- poráneos la cruz como (permítaseme el
var en seguida que cada uno de ellos, dancia. Semejante ideología sólo puede
lógico de fondo no puede ser sino me- término) técnica de desarrollo del hom-
tomado en sí mismo, puede criticarse rebatirla la Iglesia renovada interior-
todológica: es necesario individuar los bre y, por tanto, de liberación global, en
como u n a generalización u n poco bru- mente por u n a actitud kenótica, de modo
nuevos canales de comunicación del «con- vez de como u n a actitud victima] de;
tal (aunque este «detalle» n u n c a ha que logre recortar operativamente el
tenido-» revelado, y la consiguiente «men- renuncia, lograremos que acepten, por
sido definido y formulado oficialmente proyecto de la abundancia con el de la
talidad de fe», al hombre de la era técnica. lo menos a nivel racional, la cruz, a
y sigue teniendo u n carácter escondido, cruz.
Repito que en este sentido me parece pesar de la sensibilidad racionalizada,
por decirlo así).
lícito afirmar que el problema pastoral, funcionalista y eficientista de nuestra Este en el fondo es el modo concreto
justamente como problema de gracia época. Además estos pseudomitos varían de de responder a la exhortación de Pe-
a comunicar y hacer vivir, es ante a) Aquí se entroncaría el tema país a país. En fin de cuentas se trata dro: «Sed sobrios, estad despiertos» (1 Pe
todo problema de lenguaje, de predica- que evidentemente no podemos des- de convicciones difíciles de enunciar y 5,8): nuestro constante riesgo es el de
ción, de función profética bien ejer- arrollar ahora, 1) de la pobreza como en parte subconscientes. Allá van: el quedarnos parados en el contexto anes-
cida. simplicidad en la edad de la abundan- trabajo, la ciencia y la tecnología ha- tesiador de la sociedad del bienestar.
Sin asumir tonos polémicos, considé- cia (de la abundancia tendencial); 2) de cen progresar a la humanidad; el pro-
rese bajo este punto de vista el problema la revolución no violenta, en las zonas greso crea un mayor bienestar; el bien- A. Ellena
Economía 292 293 Enfermedad
39 40
15).-( ) F. Vito, o. c, 163ss.-( ) «Un rea- T r a s h a b l a r d e los d e l i t o s c o n t r a la
Notas.—i1) J. Maritain, La persona e i¡ bene económica esencial, cf M. Romani. I piani
lismo que no tenga en cuenta lo que de más p r o p i a vida (suicidio, mutilación, etcé-
comime, Morcelliana, Brescia, 1 5 . - ( 2 ) E. Mou- economici, en «Quaderno», o. c, 76ss.—
(24) G. Dossetti, o. c, 1 9 6 . - ( 2 5 ) J. Maritain, profundo hay en el hombre, no puede ser, t e r a ) , se n o s dice q u e t e n e m o s o b l i g a -
nier, Manifiesto al servicio del personalismo.
o. c.-( 2 6 ) Ib. 1 3 2 . - ( 2 7 ) if>.-( 28 ) G. Dossetti. en último término, más que un pseudorrealis-
Taurus, Madrid 1 9 7 2 . - ( 3 ) «Es evidente que c i ó n d e c u i d a r la p r o p i a s a l u d ; p e r o la
o. c. 195.— )2*) G. Gurvitch, Teoría de las clases mo» (J. Maritain, Humanismo...).—(41) «Un
no se trata aquí de dos cosas separadas. No o b l i g a c i ó n g r a v e ú n i c a m e n t e a t a ñ e a los
sociales, Cuadernos para el diálogo, Madrid sistema económico en el que los nombres, en
hay en mí una realidad que se llame mi in- medios o r d i n a r i o s 2 . En líneas generales,
1 9 7 1 . - ( 3 0 ) E. Mounier, o. c.~( 31 ) G. Dossetti, cuanto sujetos económicos así como en cuanto
dividuo y otra que se llame mi persona. Es el e s t o es t o d o lo q u e n o s ofrecen los m a -
o. c , 2 0 . - ( 3 2 ) !!>.-(") H. Multzer, Proprietá a sus cualidades de miembros de las respecti-
mismo ser entero el que en un sentido es
senza furto, Comunitá, Milán, 1 7 0 . - ( i 4 ) Para vas entidades sociales, no puedan decidir o n u a l e s t r a d i c i o n a l e s a p r o p ó s i t o d e la
individuo y en otro sentido es persona. Yo
esta concepción social véanse las citadas obras concurrir adecuadamente en las decisiones m o r a l d e la e n f e r m e d a d .
soy todo individuo en razón de lo que me
de ]. Maritain y E. Mounier. También P. Ti- en lo tocante a los respectivos fines y en orden
viene de la materia, y todo persona en razón E s t a deficiencia se e x p l i c a p o r el h e c h o
berghien, Sens chrétien et vie sociale, Ouvriéres, a su consecución, está en contradicción con
de lo que me viene del espíritu; como u n d e q u e el t e m a d e la e n f e r m e d a d se t r a t a -
París, 185ss.— (35) La ley del usus communis su propia esencia», (C. Zebot, ll dibattito fra
cuadro es todo él u n complejo físico-químico b a h a b i t u a l m e n t e e n la l i t e r a t u r a a s c é -
llevaría a establecer que, al menos e inicial- economía «¡ibera» ed economía «pianificata», en
en razón de las materias colorantes de que
mente en lo que respecta a las primeras ne- «Rivista Int. de Scienze sociali» [enero-marzo t i c o - c o n s o l a d o r a d i r i g i d a a los e n f e r -
está hecho, y todo él una obra bella en razón
cesidades materiales y espirituales del ser hu- 1949], 13). —(42) Pour une économie des besoíns, m o s o e n las obras de pastoral destina-
del arte del pintor» (}. Maritain, o. c , 19).—
en «Économie et Humanisme», 84 (marzo-
(4) J. Maritain, o. c, 2 0 . - ( 5 ) Fyot, Dimensión mano, convendría tener, por nada, la mayor d a s a los s a c e r d o t e s e n c a r g a d o s del c u i -
cantidad posible de cosas, y esto en virtud de abril 1954), 3-4.-( 4 3 ) A. Angelopaulos, Pla-
de l'homme et science economique, P. U. F., d a d o e s p i r i t u a l d e los e n f e r m o s . T e n e -
nisme et progrés social, París. 6 1 . - ( 4 4 ) J. Mar-
París, 2 4 8 . - ( 6 ) E. Mounier, o. c.-( 7 ) J- Mari- un oficio de distribución gestionado no por el m o s q u e analizar, pues, esta literatura
chai, Cours d'économie polítique, De Médicis,
tain, o. c, 21.—(8) «Lo que constituye el bien Estado, sino por las varias comunidades or-
gánicas que integran, a partir de la comuni- París, t. 1, 2 4 9 - 2 5 0 . - ( 4 5 ) G. Capograssi, Per- si q u e r e m o s c o n o c e r c u á l e r a la a c t i t u d
común de la sociedad política no es, pues, sólo
dad familiar, la estructura económica de la sona e pianificazione, en «lustitía» (marzo- m o r a l q u e se le exigía al c r i s t i a n o e n -
el conjunto de los bienes o servicios de utiiidad
sociedad(J. Maritain, Humanismo... ).—(36) Otras junio 1955). 1 6 2 . - ( 4 6 ) J. Marchal, o. c, 2 5 1 . - fermo.
pública o de interés nacional (carreteras,
categorías podrían considerarse útilmente a (47) J. Laloup et J. Nelis, Communauté des hom-
puertos, escuelas, etc.) presupuestos por la
la luz de la persona y de su apertura comuni- mes, Casterman, Tournai, 273.-~( 48 ) Id, 1 2 3 . - En estas obras descubrimos u n a con-
organización de la vida común, ni las saneadas
taria : particularmente las categorías de tra- (49) J. Fourastié, Le grand éspoir du XX siécle, v e r g e n c i a f u n d a m e n t a l e n el h e c h o d e
finanzas del Estado, ni su poder militar: no es
bajo.-^7) De forma más detallada expresa P. U. F., París, 8 3 - 8 6 . - ( s o ) A. Piettre, Les q u e la ú n i c a a c t i t u d a u t é n t i c a m e n t e
sólo el conjunto de leyes justas, de buenas
Mounier conceptos análogos, o. c. Una socie- fins humaines de ¡'économie, en Compte rendu c r i s t i a n a q u e se e x i g e e s la a c e p t a c i ó n
costumbres y de sabias instituciones que dan
dad no capitalista, sean cuales fueren sus de ¡a XXXVI session (Lille 1949) des Semaines d e la e n f e r m e d a d . Y la t a r e a q u e se
a la nación su estructura; ni la herencia de
mecanismos, deberá partir de principios dia- Sociales de Prance, París 1949, 1 3 7 . - ( 5 1 ) J . Fou-
sus grandes recuerdos históricos, de sus sím- i m p o n e n ios e s c r i t o r e s p a r e n é t i c o s c o n -
metralmente opuestos a los de la economía rastié, o. c, 7 3 . - ( 5 2 ) F. Vito, o. c , 4 - 5 . -
bolos y de sus glorias, de sus tradiciones vivas siste e n b u s c a r m o t i v o s — n a t u r a l e s y
actual, que según nuestra opinión habría que (53) H. Bartoli, Scienza económica e ¡avoro, 237-
y sus tesoros de cultura. El bien común com-
agrupar en cinco principios fundamentales: 341.-^( 54 ) ¡b, 239, con referencia a F. Perroux, s o b r e n a t u r a l e s - q u e h a g a n plausible
prende todas estas cosas, pero también algo
1) la economía al servicio del hombre: 2) la Travail et civilisation, en «Esprit» (oct. 1956), e s t a a c e p t a c i ó n . Los libros d e p a s t o r a l ,
más profundo, más concreto y más h u m a n o :
libertad por medio de la constricción constitu- 4 8 2 . - ( " ) Ib, 2 7 5 . - ( 5 6 ) Ib, 2 7 6 . - ( 5 7 ) Ib, 2 9 8 . - p o r su p a r t e , ofrecen al s a c e r d o t e o a
porque entraña también y ante todo la suma
cional: 3) primado del trabajo sobre el capital: (58) G. Soleri, Economía e morale, Turín 1960, la h e r m a n a e n f e r m e r a u n a r s e n a l d e
misma (muy diferente de una simple colec-
4) primado del servicio social sobre la utili- 3 5 3 - 3 5 6 . - ( " ) II Gruppo del Gallo, La societá
ción de unidades yuxtapuestas, pues, incluso a r g u m e n t o s destinados a c o n v e n c e r al
dad: 5) primado de la persona a desarrollar dei consumí, Roma 1968, 1 4 1 - 1 4 7 . - ( 6 0 ) Ib,
en el orden matemático, Aristóteles nos ad- e n f e r m o p a r a q u e a c e p t e su e n f e r m e -
en comunidades orgánicas.—( 3R ) Semejante 127-339.—( 61 ) Sobre la predicación en la so-
vierte que 6 es algo distinto de 3 4- 3), entraña d a d y se r e s i g n e ( a p a r e c e n c o n s t a n t e -
profundización condiciona también el desarro- ciedad industrial véase La Predicazione domini-
la suma o la integración sociológica de cuanto m e n t e a l g u n o s t e m a s : la e n f e r m e d a d
llo mismo de la ciencia económica y de las cale a Milano, en «Quaderni di IKON», 15
hay de conciencia cívica, de virtudes políticas
ciencias sociales en general. «En el último (1971).~( 6 2 ) R. Adolfs, La tomba di Dio, 128- c o m o c o n s e c u e n c i a del p e c a d o o r i g i n a l
y de sentido del derecho y de la libertad, y de
Congreso anual de la Asociación Americana 145.—(63) Ib, 144. Un intento análogo de este y c o m o c a s t i g o d e los p e c a d o s p e r s o n a -
todo lo que hay de actividad, de prosperidad
de Ciencia Económica (Chicago, 27-29 dic. tipo de investigación-descubrimiento lo lleva les, la i d e n t i f i c a c i ó n e n t r e e n f e r m e d a d
material y de riquezas del espíritu, de sabidu-
1952) se reconoció explícitamente que para a cabo, con una perspectiva operativa más
ría hereditaria puesta ioconscientemente en y c r u z , el v a l o r salvífíco d e la e n f e r m e -
hacer del análisis económico u n instrumento amplia, Hans Küng, en Sinceridad y veracidad,
acto, de rectitud moral, de justicia, de amistad, d a d a c e p t a d a c o m o c r u z ) . Se le r e c o -
fecundo de control social es necesario "pro- Herder, Barcelona 1970.
de felicidad y de virtud, y de heroísmo en las m i e n d a al e n f e r m o q u e ofrezca s u s u -
vidas individuales de los miembros de la co- fundizar en la investigación de los fines socia-
munidad, en cuanto todo esto recae, en cierto les" (Calkins) para adecuar aquélla a éstos. f r i m i e n t o a Dios, p u e s t o q u e , d e n t r o d e l
modo, sobre cada uno y ayuda así a completar Es digno de relevar que la afirmación que c o n j u n t o del C u e r p o Místico, él es el
su vida y su libertad de persona. Todo esto resonó en el Congreso de los Economistas, m i e m b r o sufriente y crucificado; y por-
constituye la buena vida h u m a n a de la mul- lejos de ser la opinión de algún estudioso ENFERMEDAD q u e , a l u n i r s u s s u f r i m i e n t o s a los d e
titud» Q. Maritain, o. c, 2 3 ) . - ( 9 ) J. Maritain, aislado, es compartida también por la Na- Cristo, e s t á e x p i a n d o p o r los d e m á s ,
o, c, 22.-( 1 0 ) Id, ib, 2 8 - 2 9 . - ( n ) E. Mounier, o. c- ción. Así, por ejemplo, con ocasión del 25.° e s p e c i a l m e n t e p o r los p e c a d o r e s ' .
{'z) «El aprendizaje de la comunidad es, pues, aniversario de la fundación del conocido I. O r i e n t a c i o n e s para u n a n u e v a m o r a l
el aprendizaje del prójimo entendido como "National Bureau of Economic Research", un d e la enfermedad
Esta es la f o r m a t r a d i c i o n a l e n q u e se
persona en su relación con la mía: es lo que eminente representante del mismo subrayó el
concepto de que es función esencial de los 1. LA ENFERMEDAD SEGÚN LA TEOLO- h a b l a d e los e n f e r m o s y a los e n f e r m o s .
con terminología acertada se ha llamado el
aprendizaje del tú» (cf E. Mounier, o. c.).~ cultivadores de ciencias sociales establecer GÍA M O R A L T R A D I C I O N A L . - L a m o r a l t r a - P e r o e n los ú l t i m o s d e c e n i o s h a n v e n i d o
( n ) J. Maritain, Humanismo integral. Edicions claramente los fines a los que tienden hombres d i c i o n a l d e los m a n u a l e s se r e v e l a m a d u r a n d o , e n el m u n d o d e los enfer-
62, Barcelona.— (14) A. Amorth, Nuove strut- y pueblos, para proceder coherentemente en deficiente e n el t r a t a m i e n t o d e las i m - mos, fermentos profundos, que h a n
ture dello Stato, en «Quaderno de lustitía», la elaboración científica» (F. Vito. La posizione p l i c a c i o n e s m o r a l e s del e n f e r m o . Los dado como resultado u n a nueva forma
Roma 1 9 5 3 . 159-160.-('*) G. Dossetti, Ri- dell'uomo nel pensiero económico contemporáneo, t r a t a d o s escolásticos h a b l a n esporádica- d e c o n s i d e r a r la e n f e r m e d a d . P o r t a n t o ,
sposta agli interventi, ib, 199-2QO.-( lfi ) G. Dos- en «Rivista Int. di Scienze sociali», [enero-febr.
m e n t e d e los a c t o s d e la v i r t u d d e la e s t a m o s a s i s t i e n d o , e n los a m b i e n t e s
setti, Testo dells Relazione di fondi, ib, 3 9 . - 1954], 28). «Se h a demostrado ya ilusorio
r e l i g i ó n o d e los s a c r a m e n t o s , p e r o e n m á s sensibles, a u n a revisión radical
(17) G. Dossetti, o. c, 30-33.-(>") id, ib, 2 0 2 - 2 0 3 . - el intento de construir una ciencia económica
(19) G. Dossetti, o. c, 2 5 . - ( 2 0 ) B. Wootton, "neutral" respecto a la concepción de la so- clave casuística: «Quando e x c u s a n t u r d e la a c t i t u d m o r a l q u e se le i n c u l c a -
Liberta e pianificazione, Einaudi, Turín, 13-14.— ciedad. De cualquier manera que se entienda infirmi a b a u d i e n d a M i s s a » ; « i n f i r m i t a s b a —y e n p a r t e se le s i g u e i n c u l c a n d o -
(21) J. Maritain. o. c.-(22) F. Vito, Veconomia el fin del vivir civil acaba siempre por entrar, e x c u s a n s c a n ó n i c o s a r e s i d e n t i a . . . » *. ai c r i s t i a n o e n f e r m o .
a servizio dell'uomo. Vita e Pensiero. Milán, aunque sea subrepticiamente, en la construc- En el c a p í t u l o d e d i c a d o al q u i n t o m a n - La d i s c u s i ó n se c e n t r a e n t o r n o a
390.—( 23 ) Para una perspectiva histórica acer- ción científica de cada disciplina que tenga
damiento suelen tratarse habitualmente
ca de la diatriba sobre la noción de libertad por objeto el obrar humano» (F. Vito, o. c, d o s p r o b l e m a s b á s i c o s : la e x i s t e n c i a
las o b l i g a c i o n e s c o n r e s p e c t o a la v i d a . d e u n a « e s p i r i t u a l i d a d del e n f e r m o » e s -
Enfermedad 294 295 Enfermedad
pecífica, distinta de la espiritualidad to enfermos", como si no se deseara
dimensiones en u n a única actitud cris- de lo que le sucedió a Cristo, el cristia-
cristiana común, y la noción de resig- saber otrt, cosa de nosotros. Antes que
tiana frente a la enfermedad. Esto sólo no enfermo descubrirá también cuál
nación. enfermos, somos hombres e hijos de
es posible si recuperamos el sentido in- debe ser su comportamiento. Tratando
Dios» 5 .
tegral del término neotestamentario de hacer u n a síntesis de las diversas
2. ¿EXISTE UNA «ESPIRITUALIDAD DEL Una espiritualidad hecha a medida «hypomoné»*. Generalmente se ha tra- exigencias que dimanan de las reflexio-
ENFERMO»?—La reacción no va dirigida para el enfermo resulta incompleta y ducido este término por el latino «pa- nes críticas recientes sobre el comporta-
únicamente contra aquellas intempe- está expuesta siempre a la unilaterali- tientia», y ha ido asumiendo cierto ma- miento del cristiano frente a la enfer-
rancias verbales que tanto abundan en dad deformante del dolorismo. Y esto tiz de pasividad, cuando no de simple medad, emergen las siguientes ideas-
las obras parenéticas, sino también es aplicable también a u n a espirituali- fatalismo. fuerza para un tratamiento renovado
contra la concepción de fondo del «buen dad que pida al enfermo aceptar ascéti- de este problema. La moral cristiana
sufrimiento». Especialmente frente a camente su sufrimiento y ofrecerlo La traducción más adecuada es, qui-
zá, la de «constancia», en cuanto que sobre la enfermedad debe dirigirse al
quienes valoran hasta tal extremo el apostólicamente, como continuación de hombre enfermo; pero un enfermo
sufrimiento en la vida espiritual, que la pasión del Señor. La espiritualidad este término implica exactamente el
hecho de «resistir en pie» frente a un que busca su salud; dentro de u n a si-
llegan a considerar al enfermo como más auténtica del enfermo tiene que tuación de enfermedad, que le condi-
un «privilegiado». partir de una espiritualidad «cristiana» enemigo más fuerte: mantenerse firme
ante la adversidad. Este era el idea! ciona, pero de la que intenta salir;
Algunas actitudes extremas, que co- común, para llegar luego a la forma luchando contra la enfermedad, pero
específica en que el enfermo debe vivir ético de los estoicos: el sabio dispone
rren el riesgo de provocar desagrada- de la «constancia» gracias a una fuerza valorando el dolor según la dinámica
bles malentendidos sobre la concepción esta espiritualidad, debido a los condi- del misterio pascual; llevando una vida
cionamientos de su enfermedad. de ánimo que ninguna circunstancia
cristiana del sufrimiento, tienen su tras- externa puede doblegar: a través de la espiritual, condicionada ciertamente por
fondo teológico en una visión del miste- constancia frente a los golpes del des- la enfermedad, pero fundamentalmente
rio cristiano que se detiene en la cruz 3. ¿Es CRISTIANO EL CONCEPTO DE RE- tino manifiesta su verdadera libertad. semejante a la de todos los que viven
de Cristo en lugar de avanzar hasta su SIGNACIÓN ?—El cambio de pensamiento «en Cristo».
resurrección gloriosa. sobre la actitud del cristiano ante la En el horizonte espiritual del cristia-
enfermedad llega a atacar incluso el no, el vocablo «hypomoné» adquiere Partiendo de esta base, vamos a in-
Consiguientemente, existe el peligro u n sentido diverso. Caracteriza al hom-
de hacer pasar por visión cristiana del postulado fundamental mismo de la tentar delinear ahora las orientaciones
doctrina tradicional: la exigencia de bre que resiste firme en u n a situación fundamentales sobre el comportamien-
sufrimiento ciertas formas desviadas y difícil gracias a la confianza con que
lindantes con lo morboso, que podemos aceptación y de resignación. to que la vocación cristiana exige al
espera la ayuda de Dios. Mientras que hombre que encuentra la enfermedad en
catalogar bajo el nombre genérico de La reflexión crítica procede de varios el estoico no debe su constancia a otro
«dolorismo». No resulta sorprendente frentes independientes entre sí. La teo- su caminar hacia Dios.
que a sí mismo, para el cristiano, la
que, a veces, el mismo enfermo se en- logía bíblica ha estudiado con mayor constancia es la forma típica de la es-
cuentre a gusto dentro de esta pers- profundidad la relación enfermedad- peranza (cf la íntima conexión entre II. Directrices sistemáticas
pectiva' uno de los riesgos de la enfer- pecado, el significado de la actividad constancia y esperanza, en el pensa-
medad radica precisamente en el hecho taumatúrgica de Jesús y el verdadero 1. LA ENFERMEDAD EN LA PERSPECTIVA
miento de san Pablo: Rom 5,3-5; DE LA ÉTICA CREATURAL.-En la moral
de que pueda dominar el juicio de tal alcance de algunas afirmaciones de san 8,24-25: 1 Cor 13,7; 2 Cor 1,6-7...).
forma que se llegue a erigir el sufrimien- Pablo referentes al «sufrir con Cristo». cristiana tradicional de la enfermedad
to en valor supremo. Además, la psico- Los estudios de los liturgistas h a n des- El cristiano «paciente» ( = constante) falta la visión de las perspectivas mora-
logía nos pone en guardia contra la cubierto, en los antiguos formularios no es un ser pasivo frente a las fuerzas les que se le abren al hombre a la luz
«regresión psicológica» que, en ciertas de oraciones, u n a concepción de la en- de disminución que atacan al hombre: de la creación y del mandamiento de
personas, provoca el hecho dramático fermedad diversa de la que se tiene puede y debe resistir al mal. Por otra conservar la vida que lleva implícito.
de la enfermedad 4 . comúnmente hoy 6 . parte, su lucha no reviste un aire pro- Se suele hablar de la enfermedad úni-
meteico: es u n a lucha en la esperanza; camente en la perspectiva «pecado-
Las reacciones de quienes ponen en También cierta «espiritualidad de la es decir, en la actitud espiritual de redención». Pero es necesario que un
tela de juicio la «espiritualidad del en- acción» ha contribuido a mostrar los quien, mediante la fe, se ha entregado estudio sistemático de la ética de la
fermo» van dirigidas contra una visión límites y las ambigüedades de la actitud a Dios y ha aceptado que El diga la enfermedad parta del comportamiento
demasiado estrecha de la vida del cris- de resignación. El espíritu moderno ha última palabra sobre la historia del que se deriva del hecho mismo de haber
tiano enfermo. Si no se presta atención tomado conciencia definitivamente de la hombre. Al revés que en la concepción sido creado 9 .
nada más que a su enfermedad, se le seriedad de la obligación que tenemos griega, el peso de la esperanza no gra-
llega a convertir en prisionero de la de someter la tierra, combatiendo con- En la perspectiva bíblica, la creación
vita sobre el hombre, sino sobre Dios es la primera intervención de Dios en
misma y se construye su espiritualidad tra todo aquello que disminuye al y su futuro.
sobre la parte negativa de su ser y no hombre 7 . orden a su alianza con los hombres.
sobre su parte viviente. La fe introduce al cristiano en el mis- Puesto que Dios tiene u n interés par-
Esta fuerte acentuación de la lucha
terio pascual, y exige que toda su ac- ticular por la existencia del hombre, le
Es sintomática la postura de algunos contra todo lo que limita al hombre
tuación moral esté penetrada por este asegura y le ofrece continuamente todos
enfermos: «No tenemos necesidad de no debe inducirnos al extremo opuesto
misterio. Dentro del misterio pascual aquellos bienes que constituyen el mar-
u n a farmacia espiritual, sino de u n buen de u n a «ética heroica». La actitud cris-
tiene sentido la lucha, porque se rea- co necesario para la vida. Por el mismo
alimento común. Lo que los enfermos tiana auténtica no puede ser ésta. El
liza dentro de la fe; y tiene sentido la hecho de vivir, el hombre recibe ya un
piden no es una capilla de enfermería, cristiano debe superar el dilema lucha-
aceptación, porque es la expresión de beneficio de parte de Dios. La vida cons-
sino la Iglesia. Necesitamos simplemente aceptación, porque estas dos actitudes
la esperanza. La moral cristiana no tituye, pues, u n bien, u n beneficio y
u n a espiritualidad eclesial. No pedimos tomadas separadamente conducen a
puede limitarse, en lo que atañe a la un valor, ya que significa la gran oca-
que se abra, para nosotros, u n a nueva u n a ética deformada en la que ya no
enfermedad, ni a inculcar la resignación sión de encontrar a Dios.
escuela de espiritualidad, donde todo podemos reconocer el comportamiento
de Cristo. ni a animar a la lucha. Su primera tarea Junto con el don de la vida. Dios nos
se vea a través de la óptica de los en-
consiste en «evangelizar» al enfermo, da también el mandamiento de vivir.
fermos y con olor de hospital. Que no El dilema no se resuelve negando uno proyectando sobre su situación la luz La exigencia de vida que entraña este
se nos hable continuamente "en cuan- de sus términos, sino integrando ambas del acontecimiento pascual. A la luz mandamiento de Dios obliga al hombre
297 Enfermedad
Enfermedad 296
Mesías. Son principalmente signos de basta con sufrir simplemente: hay que
a aprobar la vida, a «quererla», pues se que ser revisada a la luz de u n a vid»
que el tiempo final ha irrumpido ya en cambiar por completo el significado
trata de una obediencia a Dios inscrita moral pascual 1 0 , o en la óptica de la
la historia. Con el ministerio público de del sufrimiento convirtiéndolo en ex-
en la existencia h u m a n a misma. Desear alianza.
Jesús, el año jubilar hebreo, con el que presión de caridad pascual 1 2 .
la vida se convierte así en la salvación; En el pensamiento bíblico, salud o se simbolizaba la salvación escatológica,
es decir, en la fuerza que nos permite El cristiano que desea vivir según el
enfermedad adquieren significación en ha comenzado ya (cf Le 4,16-22); el dinamismo de la nueva alianza inau-
ser hombres en cuerpo y alma. cuanto que Israel está en relación de gran sábado del fin de los tiempos ha gurada mediante el acontecimiento pas-
Desde este ángulo, la enfermedad se alianza con Dios. Se habla de ellas en llegado (cf las curaciones de Jesús en cual de Cristo, encuentra en el estado
nos presenta como algo que contradice, los formularios de la alianza, y precisa- día de sábado). de enfermedad condicionamientos par-
disminuye, estorba o paraliza el deseo mente dentro de las bendiciones y mal- ticulares. Pues la enfermedad ocasiona
de vivir. Provoca el debilitamiento y el diciones que se seguirán si quien firma Pero las curaciones que realiza Jesús
no están destinadas a inaugurar, de cambios profundos en toda la vida del
bloqueo de la fuerza de ser hombre. Es la alianza se atiene —o no se atiene, hombre. Desde el punto de vista psico-
necesario, pues, que el hombre desee, respectivamente— a las cláusulas esti- una forma gloriosa, u n a era de felici-
dad sohre la tierra. Jesús no responde, lógico, se advierte u n a tendencia a la
para obedecer al mandamiento divino, puladas 1 1 . regresión. La misma vida moral se ve
hacer cuanto sea necesario para ase- en absoluto, a las esperanzas judaicas
Salud y enfermedad entran, pues, a de u n mesianismo terreno. Incluso afectada por la enfermedad. Es ya un
gurar la continuidad de la propia vida formar parte integrante del designio tópico repetir que el enfermo se hace
psíquica y física, luchando contra todo cuando actúa como terapeuta prodigio-
de salvación, igual que forman parte so, Jesús conserva los rasgos del siervo egoísta; pero hay que admitir que la
lo que amenaza con paralizarla. Y como de él la vida y la muerte. Enfermedad, enfermedad despierta y exaspera todas
se trata de restaurar o restablecer no sufriente de Yavé.
muerte y pecado aparecen como reali- las formas de egoísmo que están ya
u n a fuerza cualquiera, sino precisamente dades- conexas y conjuradas contra el Jesús cura, pero lo hace cargando
personalmente con la miseria h u m a n a presentes en la vida de la persona sana.
la fuerza que permite al hombre ser hombre, de las que Dios le librará Ni siquiera la vida religiosa escapa a
hombre, esta lucha por la vida asume mediante la realización de la historia y tomándola sobre sí (cf Mt 8,16-17).
Hasta tal punto, que el «signo» decisivo los condicionamientos de la enferme-
un carácter profundamente moral. Esta de la salvación. De esta forma, pasamos dad. Generalmente es la ocasión de u n a
actitud se puede resumir en lo que de la enfermedad considerada en su no radica en las curaciones, sino que es
el «signo de Jonás» (Mt 12.38-40); es violenta manifestación del sentido ele-
K. Barth denomina «la regla fundamen- dimensión creatural y natural, a la mental de lo sagrado, que se manifiesta
tal de la ética de la enfermedad»: «exigir enfermedad como signo de la condi- decir, la muerte en cruz y la resurrec-
ción. bajo forma de presentimiento de fuerzas
que el paciente se refiera siempre, igual ción espiritual del hombre en alianza que nos superan y que nos arrebatan el
que quienes están a su lado, no a la con Dios. El dinamismo pascual de la vida de dominio de nuestra propia vida; y no son
enfermedad, sino a la salud y a su de- Cristo justifica sus dos actitudes frente infrecuentes los casos en los que la reli-
seo de encontrarla». La enfermedad no sólo tiene relación al mal físico: la lucha a ultranza de
con el pecado del hombre, sino tam- giosidad se degrada en credulidad y
Jesús terapeuta y la aceptación del en magia. Resumiendo, podemos decir
Desde u n punto de vista práctico, no bién con el plan divino de salvación del Siervo de Yavé. Jesús ha querido luchar
conviene inculcar al enfermo una acti- hombre. Para comprenderla adecuada- que el enfermo no es únicamente el
contra el mal porque la salud es una cuerpo, sino todo el hombre, que se ve
tud exagerada de impotencia ni culti- mente no basta, pues, con referirla al de las «bendiciones» de la Nueva Alian-
var su inactividad como deber de es- pasado o al presente, en el que expresa afectado por un desorden.
za, y su recuperación es un signo de la
tado. Se debe evitar, pues, decirles que la lejanía del hombre con respecto a presencia del reino como levadura en
«a los enfermos no se les pide actuar, Dios; sino que hay que referirla tam- Pero también el sufrimiento físico
la masa (cf Mt 13.33). Pero su lucha puede formar parte de la vida moral
sino aceptar», que todo lo que se les bién al futuro. Numerosos textos bíbli- no reviste caracteres de titanismo, sino
exige es «ofrecer su propio sufrimiento»... cos nos hablan de la enfermedad como del cristiano en la medida en que se
que es una lucha desde la debilidad integra en el dinamismo del amor obla-
El empleo de las propias energías con de u n a realidad que será abolida con humana. Ha aceptado la condición
la llegada de los tiempos escatológicos. tivo y se convierte en u n a expresión
vistas a u n fin constructivo se denomi- h u m a n a de impotencia frente al mal del mismo. Pero la actitud adecuada no
na «trabajo». En este sentido, el enfer- que serán, también, tiempos de cura- y la ha vivido sin disminuir en nada
ción. Más aún, se utiliza la curación consiste en la pasividad ni en la resig-
mo —sobre todo el que está afectado su autoentrega al Padre y a los her- nación, actitudes de aceptación de lo
por algún «handicap»— debe trabajar. como metáfora para indicar la salva- manos. El valor saívífico de la asunción
ción completa y perfecta (Is 35,5-6; inevitable que pueden convertirse, a
1 Trabajar y no «matar el tiempo»! Aun de la debilidad humana, que alcanza veces, en mengua o en pérdida de la
en el caso de que u n enfermo no pueda 57,18-19; 61,1-2; 6 5 , 1 9 ; Jer 30,17; su cumbre en la pasión y en la muerte,
33,6ss). esperanza. Es necesario un impulso
continuar su actividad habitual, no se consiste en que ésta se convierte en positivo de superación en la dinámica
convierte, por ello, en u n «inútil». En Para entender la enfermedad como medio de expresión de u n amor fiel y del amor pascual.
todo caso, le queda la posibilidad de signo hay que situarse en u n a doble sin límites.
una irradiación espiritual, proporcio- perspectiva; histórica y personal. Exige La vida moral del cristiano, igual que
nada al deber de «espiritualización» que una explicación no abstracta —aunque El mal físico no debe existir, y un día la de Cristo, está sometida al manda-
debe perseguir todo hombre. sí «teológica»—, sino vital. La enferme- dejará de existir en el Reino, anticipa- miento del amor. La regla fundamental
dad alcanza toda su significación y su do ahora en el cuerpo glorioso de para adoptar un comportamiento se-
transparencia de signo únicamente Cristo. Aunque permanece en nuestro mejante al de Cristo en la enfermedad
2. LA ENFERMEDAD EN LA MORAL mundo «todavía no» transfigurado, en consiste en no perder de vista el don
PASCUAL.—Las ideas teológicas, las acti- cuando se la sitúa dentro del diálogo
entre Dios que salva y el hombre que realidad está ya vencido, puesto que de sí al Padre y a los hermanos, que
tudes morales y los esquemas pastorales puede convertirse en expresión de amor debe continuar durante la enfermedad,
sobre la enfermedad cambiarán profun- se deja salvar; y sobre todo, como pro-
totipo, dentro del diálogo entre Cristo fiel en todo aquel que no se deja desviar a pesar de los condicionamientos ne-
damente cuando logremos asumir la de su actitud de autoentrega cristiforme. gativos que ésta trae consigo. Se trata
tarea que el Concilio asigna a la teolo 7 y el Padre.
Todos los que viven «en Cristo» y han de un esfuerzo para no ceder en el im-
gía moral: renovarse «por medio de u n La actividad terapéutica de Jesús pulso de la vida nueva en Cristo, rea-
contacto más vivo con el misterio de sido hechos semejantes a El mediante
tiene, ya, un profundo valor saívífico. lizado en condiciones que dificultan la
Cristo y con la historia de la salvación» la fe y el bautismo están llamados a
Sus curaciones milagrosas no son úni- orientación oblativa de la vida. Por este
(OT 16). Esto implica concretamente que participar de la cruz del Señor. Pero
camente gestos de su poder sobrena- camino, la enfermedad se puede con-
la actitud del cristiano enfermo tiene para participar realmente de ella no
tural, que tratan de acreditarlo como
Epiqueya 298 299 Epiqueya
10
vertir en «cruz»; es decir, situación en ( ) Cf en este sentido T. Goffl, La morale pasqua- siado el propio derecho frente a u n her- del decálogo, realizadas en ventaja de
la que nuestra entrega se ve sometida le, Brescia 1 9 6 8 . - ( 1 ] ) Cf J. L'Hour, La morale
de l'Aüiance, París 1 9 6 6 . Sobre todo, el c. 3, mano, sino que más bien concede algo sus leyes rituales (Me 7,10-13). Pero
a prueba, purificada y profundizada. de su derecho. Algunos autores expre- Jesús enseña, sobre todo a propósito
83-103.— t1?) Resulta esclarecedora la reflexión
No podemos presentarnos al cristiano de Bonhoffer sobre la relación entre «secuela san este concepto con el término epi- del sábado, el primado del espíritu
enfermo con la pretensión de ofrecerle y cruz» (D. Bonhoffer, Sequela, trad. it., Bres- queya, en cuyo caso hay que subrayar sobre la letra, reconociendo con ello el
u n a teoría filosófica válida sobre el do- cia 1971, 67-75). que se trata de la epiqueya-miserícordía. valor moral de esta justicia superior
lor o u n a «teología de la enfermedad», La epiqueya, de la que hablaremos en que constituye la epiqueya. Véanse, por
tratando de explicarle e! cómo y e! BIBL. : Puede encontrarse u n a bibliografía este artículo, se aplica cuando el sujeto, ejemplo, los episodios de las espigas
porqué de su sufrimiento. La explica- completa hasta 1 9 7 0 en Spinsanti S., L'etica por sí mismo, refiriéndose tanto a la (Me 2,23-28) y de la curación del hom-
ción hay que encontrarla desde dentro, cristiana della malattia, Roma 1 9 7 1 , 227-237.
Nosotros nos limitamos a las obras esenciales. mente del legislador cuanto al sentido bre de la mano seca (Me 3,1-6), con
viviendo la enfermedad en la dimensión de la ley, corrige la letra de la ley posi- los que Cristo denuncia las interpreta-
Entre las voces de los diversos Diccionarios
creatural y pascual de la propia vida que pueden ayudar para una orientación ge- tiva porque, en u n caso particular, «fa- ciones demasiado severas, verdadera-
moral. Y esto no lo puede hacer sino el neral: Roux H., Maladie, en Vocabulaire Bibli- lla» a causa de su carácter universal. mente inhumanas, de la ley del sábado.
enfermo mismo. que. - S o e N. H., Krankheit (ethisch), en Relig. Es la epiqueya-excusa. Ciertamente Jesús no pretendía abolir
Únicamente se puede estar junto a in Gesch. u. Gegenw., 4, c. 38-39.—Weber C. M., el sábado, ordenado por Dios para el
Krankheit, en Lexikon júr Theol. u. Kirche, 6.
él, en actitud de servicio fraterno y con c. 591-595. D Sobre teología y moral de la bien del hombre: él mismo lo observó
el testimonio de u n a fe y de u n a espe- enfermedad: Balthasar H. U. von, L'homme et II. La epiqueya en la Escritura fielmente. Pero a u n reconociendo su
ranza que suscitan, en nosotros, la con- la maladie, en «Présences», 67 (1959), 5-10.— ANTIGUO TESTAMENTO.-NO encontra-
legitimidad, insistió en el hecho de que
fianza de que nada puede separarnos del Bertrangs A.. Das Leiden im Zeuanis der Eihel.
mos casi nada acerca de la epiqueya las prescripciones sabáticas podían a
amor de Dios, que h a tomado posesión Salzburgo 1966,-Crespy G., La guérison par la veces entrar en conflicto con puntos
foi, Neuchátel 1952.—Lovsky F., UÉglise et les en cuanto tal. Se narran algunos ca-
de nosotros en Cristo (Rom 8,31-39); sos de aplicación ,de la epiqueya; nada más graves; en cuyo caso el hombre
malades depuis le U siécle jusqu'au debut du XX
nada, ni siquiera la enfermedad: «como siécle, Thonon-les-Bains 1 9 5 8 , - R o b e r t J. M., más (cf el episodio de David que come hacía bien en violar la letra de la ley.
quienes están a la muerte, pero vivos» Les malades... qu'en pense YÉglise?, Champro- los panes de la proposición, 1 Re 21,27, Jesús relaciona el sábado con la bene-
(2 Cor 6,9). say 1959.—Weber L. M., Gedanken zum theolo- y el de Matatías, 1 Mac 2,32-41). En volencia: debe ser u n descanso para el
S. Spinsanti gischen Verstándnis der Krankheit, en AA. VV., compensación, encontramos frecuente- hombre, no u n peso, pues para él fue
Moralprobleme im Umbruch der Zeit, Munich
mente el concepto de equidad que indica establecido: es u n don de Dios al
1957, 101-132. • Sobre la pastoral de los en- hombre. Si por causa de circunstancias
fermos: Bissonnier H., Pédagogie de résurrection, u n a cualidad atribuida a Dios y a los
Notas.-(v) S. Alfonso, Theol. Mor., 1. 3, hombres constituidos en autoridad. imprevistas se convierte accidentalmen-
n. 3 2 5 ; n. 1 0 3 3 ; I. 4, n. 1 3 0 . - ( 2 ) Cf M. Zalba, París 1959.—Bolech P., Krankenseeisorge im
Umbruch, Viena 1967. —Martin B., Veux-tu Yavé y los reyes son clementes, en te en u n yugo en vez de ser u n a libera-
Theol Mor. summa, 2, Madrid 1962, 7 0 . - ción, habrá que saber violar la letra
(3) Para documentarse sobre la actitud ante guérir? Reflexión sur la cure d'ames des malades, cuanto manifiestan clemencia y mise-
Ginebra 1963.oSvoboda R., Krankenseeisorge, ricordia hacia sus subditos. para permanecer fieles a la intención
la enfermedad que recomienda la literatura
ascética, cf S. Spinsanti, Vetica cristiana della Friburgo de Br. 1962. o Revistas; «Anime e del divino legislador y, en último análi-
malattia, Roma 1 9 7 1 , 25-48.-(*) «Desde el corpi», trimestral (Várese. Brezzo di Bedero).— sis, al sentido profundo de la ley misma:
punto de vista psicológico, la enfermedad se «Die Krankenseeisorge», trimestral (Seelsorge NUEVO TESTAMENTO.—La equidad en «El sábado ha sido hecho para el hom-
Verlag. Friburgo de Br.).-«Présences», trimes-
caracteriza por tres elementos: restricción del
tral (69. rué Danton-Draveil).
las cartas de san Pablo.—No hay duda bre, y no el hombre para el sábado»
propio m u n d o ; egocentrismo; actitud simul- de que todo el Evangelio atestigua en (Me 2,27).
tánea de tiranía y de dependencia. El conjunto favor de u n a mitigación de la severidad
de estos fenómenos asemeja el comportamiento
del enfermo al del niño. Se trata esencialmente
de la ley mosaica y favorece la sustitu-
de un comportamiento regresivo» (Delay- ción del espíritu que vivifica a la letra
Pichot, Manual de psicología, Toray-Massou, EPIQUEYA que mata. Además, la equidad es la vir- III. Doble concepto de epiqueya en los
Barcelona 1 9 7 1 ; cf G. Goldszal, Régression et tud de quienes estén constituidos en moralistas
maladie, París 1 9 6 8 ) . - ( 5 ) L. Lochet, Au service I. ¿Epiqueya o equidad? autoridad. Ellos deben usar benevolencia En lo que respecta a la doctrina de
des malades: V Union catholique des malades. y mansedumbre en relación con sus la epiqueya, pueden distinguirse entre
en «La vie spirituelle», 83 (1950), 5 5 - 7 2 . - Una de las principales causas de con- subditos juzgándolos con equidad. La
(6) Cf H. R. Philippeau, La maladie dans la los teólogos moralistas dos tendencias
fusión respecto a la epiqueya, depen- indulgencia de Cristo, incluso en las diversas en cuanto a la naturaleza, el
tradition liturgique et pastorale, en «La Maison- de del hecho de que muchos autores
Dieu», 15 (1948), 5 3 - 8 1 . - ( 7 ) Es significativa situaciones más difíciles, determina la fundamento, la función, la extensión y el
a este respecto la obra de Teilhard de Chardin, usan indiferentemente los términos «epi- actitud de Pablo y deberá determinar valor moral. Podemos describirlas es-
El medio Divino. Taurus, Madrid 1 9 6 5 . La queya» y «equidad» para indicar dos también la de los discípulos. Estos de- quemáticamente así. Según la primera
obra está dedicada a «quienes aman el mun- realidades distintas aunque relaciona- berán, además, mostrarse discretos en opinión, presente en muchos autores de
do» y traza las líneas fundamentales de la das entre ellas. Para ser claros h a y que la reivindicación de sus derechos, re- libros manuales, la epiqueya no es u n a
espiritualidad de los cristianos que viven, distinguir ante todo estas dos realida-
como vivió el mismo Teilhard, «entregados a
signándose ante ciertas injusticias (1 Tim virtud moral especial (tal vez por exi-
des y ponerse de acuerdo sobre el uso 3,3: Tit 3,2: Flp 4 , 5 ; 2 Cor 10,1). gencia de terminología, pues difícil-
las fuerzas positivas del mundo».—( 8 ) Los
exégetas h a n estudiado a fondo la noción de de los términos «epiqueya» y «equidad». mente se esclarecen las principales con-
La epiqueya en los sinópticos. —La no-
«constancia». Cf G. Borkkam, Geduld, en La equidad significa sobre todo u n a secuencias de semejante afirmación),
R. G. G., 2, col 1 2 4 2 ; C. Spicq, Patientia, en ción de epiqueya resulta bien clara de
conveniente moderación y liberalidad sino casi únicamente u n principio jurí-
«Rev. Se. Ph. Th.». 19 (1930), 9 5 - 1 0 6 ; la actitud de Cristo en sus polémicas
que inclina el ánimo a u n uso h u m a n o dico-positivo de interpretación de la ley
A. M. Festugiére, Hypomoné dans la tradition con los fariseos. Estos querían juzgarlo
del derecho, según la definición dada positiva, que puede ser definido o des-
grécque, en «Rev- Se. Reí.», 30 (1931), 4 7 7 - todo según la letra de la ley y las
486.—(9) Para este punto nos hemos inspira- por san Cipriano: «Justitia dulciore mise- crito así: u n juicio prudente con el que,
tradiciones humanas, mientras Cristo
do ampliamente en las perspectivas éticas que ricordiae temperata». Tiene equidad el conociendo rectamente la voluntad del
hace prevalecer, en contraposición a
deduce K. Barth de la doctrina de la creación: juez civil o eclesiástico que aplica la legislador, establecemos que la ley no
ese literalismo, principios más altos
K. Barth, Kirchliche Dogmatik, 3 / 4 : Die Lehre ley con u n a conveniente moderación obliga en u n caso particular. O bien,
von der Schopfung, Zurich 1 9 5 1 ; y el v. 16 de como la justicia y la caridad. Les re-
y benevolencia; y la tiene también una benigna interpretación de las leyes
la í- traducción francesa; Ginebra 1965.— prochará ciertas manipulaciones inmo-
cualquier persona que no urge dema- en conformidad con la justicia y el
rales acerca del cuarto mandamiento
Epiqueya 300 301 Epiqueya

bien, por la que se declara que algún casos es lícito corregir la ley y realizar justo, pero ese punto de vista no es el tóücn. Santo Tomás hizo propia la doc-
caso particular, según la razonable y de este modo u n a justicia más perfecta, único, pues a veces la ley positiva ne- trina de su maestro san Alberto y la
h u m a n a intención del legislador, por sean cuales fueren las consecuencias, cesita alguna enmienda y corrección insertó en la Summa Theologica. aunque
sus circunstancias especiales, conside- favorables o gravosas para el subdito, en el sentido del derecho natural. Por lo con algunas modificaciones secunda-
radas como no incluidas en la ley ge- ya sea que la corrección de la ley se que, con su doctrina acerca de la epique- rias.
neral, queda fuera de la misma. Según haga para ampliar o para limitar la ya, Aristóteles amplía particularmente el Mucho más tarde, según parece,
esta primera concepción, la única fun- libertad. campo del derecho: por encima y más surgió el otro concepto de epiqueya que
ción de la epiqueya consiste en eximir allá del derecho positivo está el derecho difiere de la doctrina aristotélico-tomista
al subdito de la obligación de la ley natural. y se acerca más a la concepción de
positiva en un caso particular. Y en- IV. Fuentes de estas dos concepciones Mientras para Platón la epiqueya era Platón. En efecto, a la epiqueya se la
tonces se presenta siempre la cuestión: u n a concesión misericordiosa, opuesta considera como algo más intelectual,
Si ahora nos preguntamos cuáles son individual, es decir, como un principio
í'en qué casos es lícito no observar la las fuentes de estas diversas teorías, al verdadero derecho, para Aristóteles
letra de la ley? La epiqueya parece ser la epiqueya no se opone al verdadero de interpretación restrictiva de la ley
algunos autores, favorables a la se- positiva, cuya única finalidad, más bien
u n a misericordiosa concesión en favor gunda opinión, responden que pueden derecho, sino sólo al derecho positivo,
del subdito, debida a la presunta be- corrigiéndolo cuando es defectuoso, en negativa, parece ser la liberación del
encontrarse en la doctrina moral de subdito de la letra de la ley positiva en
nevolencia del legislador, quien si es- los griegos, es decir, en Platón y Aris- el sentido de la verdadera justicia. La ra-
tuviese presente le dispensaría de la zón profunda que en último análisis jus- casos excepcionales (papel, en verdad,
tóteles. La doctrina que hemos catalo- legítimo en sí mismo, pero que res-
observancia de la ley; es casi u n a dis- gado como tradicional provendría de tifica el uso de la epiqueya es su bondad
minución del derecho. Quien usa la fundamental, que incluso manifiesta tringe demasiado el ámbito de la epi-
la concepción de Platón, mientras la queya y no indica suficientemente su
epiqueya obra aún moralmente, pero teoría más reciente reivindicaría la mejor su superioridad sobre la misma
no se ve de qué modo obre moralmente ley positiva; y estriba en el hecho de sentido positivo, es decir, la razón úl-
autoridad de Aristóteles, mediante la tima que justifica la «liberación» respecto
de manera perfecta, de qué modo tras- autoridad de san Alberto y de santo que la epiqueya tiene como norma la
cienda la legalidad en la línea de u n a genuina intención del legislador, el sen- a la ley positiva), y no como u n a ver-
Tomás. dadera virtud moral a la que corres-
verdadera justicia, para realizar el «de- tido verdadero y pleno de la ley y, en
recho mejor». Se considera que la epi- Platón, identificando epiqueya e in- definitiva, el mismo derecho natural. En ponde regular algo, es decir, la obser-
queya es un instrumento peligroso, dulgencia, colocó a la primera fuera del otros términos, Aristóteles, más clara- vancia de la letra de la ley, según
dado que se plantea casi únicamente la campo del derecho y de la justicia. Se- mente que Platón, distingue entre de- la siguiente n o r m a : dejada aparte la
cuestión acerca de los peligros del gún Aristóteles, la epiqueya está de recho positivo y derecho natural y afir- letra de la ley, está bien seguir lo que
abuso. parte del derecho verdadero y perfecto ma la superioridad de éste sobre aquél. exige la razón de justicia y la utilidad
según el cual la ley escrita hay que común (2-2ae, q. 120, a. 1). En resu-
En cambio, según la otra concepción, corregirla y enmendarla. Quien usa la En el pensamiento de Platón, el lugar, men : el papel negativo, o sea la libera-
que en estos últimos decenios ha obte- epiqueya en un caso particular, no la importancia, la función y el uso de ción del subdito de la ley positiva, pa-
nido el mayor consentimiento entre los obra como si hiciese el mal menor, la epiqueya son muy restringidos, por- rece ocupar el lugar del papel positivo,
autores, la epiqueya no se limita úni- puesto que ha desaparecido la posibi- que constituye u n a verdadera desvia- es decir, el abandono de la letra de la
camente al campo jurídico, sino que se lidad de obrar de manera más recta y ción del derecho. Su uso se tolera como ley cuando ésta es defectuosa, para
extiende al campo de la verdadera mejor. Aunque obre contra la letra de u n mal menor. Tiene u n a función más realizar el derecho mejor (el derecho na-
moralidad, en cuanto se la considera la ley, con tal de que lo haga con pru- bien negativa. Podemos hablar del con- tural), para dar lugar a u n a justicia
como virtud moral, como parte subje- dencia, no comete una infracción con- cepto platónico de epiqueya; pero no más excelsa.
tiva de la justicia, en virtud de la cual, tra el verdadero derecho, sino que, por el tanto de una verdadera doctrina platóni-
bajo la guía de la prudencia, la ley contrario, descubre el derecho mejor. ca ampliamente elaborada: Platón habló Sin duda alguna, junto a vestigios
positiva queda corregida o enmendada, Así justamente afirma Aristóteles que de la epiqueya más bien incidental- platónicos, otros elementos más o me-
según los más altos principios del de- la epiqueya es u n cambio de la ley, mente. nos decisivos tuvieron también parte en
recho natural, cuando resulta incom- cuando ésta falla a causa de su carácter En Aristóteles es otra cosa. Según su la elaboración de la concepción que
pleta por causa de su carácter universal. universal. Una auténtica corrección de pensamiento, la epiqueya constituye podemos llamar nueva respecto a la
Por lo que el uso prudente de la epi- la ley no puede^ser una mera concesión. propiamente una parte integrante, ocu- aristotélica; por ejemplo, el influjo de
queya no constituye u n a lesión o dis- La incapacidad de la ley para captar pa u n puesto de grandísima importan- los juristas y también la especial con-
minución del derecho, sino más bien todos los casos particulares depende de cia, pues es u n óptimo medio para cepción de la autoridad en el ámbito
u n a corrección del mismo, ya que «se la naturaleza misma de las cosas. En corregir, en el sentido del derecho na- de la sociedad civil (la persona del le-
aplica la ley positiva según su verda- efecto, la ley humana, abstracta y uni- tural, los defectos inherentes a toda ley gislador, su mente, su voluntad pre-
dero sentido, no expresado perfecta- versal, se queda siempre en u n a cierta positiva. Por eso Aristóteles eleva la sunta parecen ocupar las partes más
mente por la letra». «tensión» respecto a la realidad indivi- epiqueya al rango de virtud moral: es significativas, en vez de la ley natural
dual concreta, a u n queriendo expre- u n a parte subjetiva de la justicia, cuyo como ocurre en Aristóteles).
Respecto al uso de la epiqueya, tam- sarla perfectamente e incluirla en sus objeto es el mejor derecho. En los últimos decenios, a partir del
bién estos autores admiten justamente ordenanzas, pues de hecho no siempre
los peligros del abuso o el vicio de in- famoso artículo escrito por Egenter en
puede expresarla en toda su amplitud. 1940, muchos autores abandonan la
consideración (y precisamente para ob- El mismo acto h u m a n o es tan variado, V. Influjo de las fuentes en la doctrina
viar esto quieren que la epiqueya sea concepción intelectualista de la epique-
la misma situación concreta en la que de los moralistas ya según Platón, y vuelven a la con-
una verdadera virtud), pero ponen se inserta el acto h u m a n o es tan mu-
también de relieve los peligros de no La doctrina de Aristóteles sobre la cepción tomista de la epiqueya-virtud.
dable, que la ley h u m a n a puede ser Pero hay que notar que este retorno
usarla o el vicio del literalismo. Tanto justa en la mayoría de los casos, pero no epiqueya la introdujo san Alberto en
el literalismo como la inconsideración la teología escolástica. De modo que no termina en santo Tomás, sino que
en todos. se remonta a la principal fuente griega,
constituyen dos defectos que hay que desde la primera mitad del siglo xra la
rechazar con igual fuerza. epiqueya alcanzó un lugar estable en es decir, a Aristóteles, padre de la doc-
Lo que es justo desde el punto de vista trina sobre la epiqueya.
El problema principal es éste: en qué de la ley positiva es verdaderamente el conjunto de la teología moral ca-
Epiqueya 302 303 üpiqueya

VI. Fundamento de la epiqueya legal; es una parte de la justicia global- según Schilling no hay que limitar el mitar el uso de la epiqueya a las dimen-
mente entendida y se distingue de la uso de la epiqueya sólo a las circuns- siones de la definición dada y distinguir
En último análisis, lo que fundamen- entre epiqueya y causas excusantes.
justicia legal porque es superior a la tancias excepcionales de la vida civil o
ta la legitimidad de la epiqueya es el Es lo que hará, por ejemplo, D'Anni-
misma. La epiqueya es, pues, u n a parte eclesiástica: hay que usarla regular-
carácter forzosamente imperfecto de la bale. Según él, la epiqueya consiste
de la justicia entendida en su acepción mente, pues es u n a función normal de
ley positiva. Sin duda, la ley natural esencialmente en buscar e interpretar
más general; es una «especie de justi- la vida cristiana. Según Azpiazu, la
exige que el hombre se someta a los la vo¡untad del legislador. En vez de
cia», una parte subjetiva de la justicia. epiqueya tiene que encontrar necesa-
legisladores h u m a n o s ; para un ser so- admitir que la epiqueya puede interve-
No obstante tiene prioridad sobre la riamente más amplio campo en la vida
cial, esto es u n a necesidad. Por otra nir siempre que la ley falle a causa de
justicia legal, porque ésta está sometida moderna. Esta tendencia, que puede
parte, puesto que la ley positiva no se su universalidad, él distingue netamente
a su dirección. Es, pues, como una calificarse de «liberal», coincide de he-
funda en la naturaleza de las cosas, entre epiqueya y causa excusante. La
«regla superior de los actos humanos» cho con el movimiento de valorización
sino en la realidad tal como la percibe excusa comprende los dos primeros
(2-2ae, q. 120, a. 2). de la epiqueya-virtud, comenzado hace
un legislador forzosamente limitado, no casos presentados por Suárez, depen-
unos veinte años.
puede tener valor más que en la ma- dientes del poder del legislador («ex-
yor parte de los casos, ut in pluribus... VIII. Epiqueya y justicia social ceptio a potestate»). En cambio, la
in maiori parte. El legislador h u m a n o es X. Uso más amplio de la epiqueya epiqueya se limita a regular los casos,
víctima del carácter general, estático y Reflexionando sobre algunas fórmu-
las de santo Tomás: «legalis justitia más raros, que dependen de su volun-
abstracto de las leyes mediante las cua- Además de las razones históricas y tad («exceptio a volúntate»).
les pretende captar y dirigir un obrar dirigitur secundum epikeiam», «epikeia doctrinales antes expuestas, tres causas
concreto, individual, mudable según las est pars potior justitiae legalis», muchos pueden explicar por qué muchos auto- Muchos autores aceptaron esta distin-
diversas condiciones de tiempo y de modernos han subrayado el vínculo res amplían el campo de aplicación de ción, introducida por D'Annibale, entre
persona. Es imposible querer escapar que une a la epiqueya con la justicia la epiqueya. epiqueya y causa excusante. Insistiendo
de esta dificultad y soñar con u n a ley social. Si definimos la justicia social en el carácter de excepción que la epi-
como la virtud que inclina a los miem- a) Relación entre epiqueya y causas
perfecta, válida para todos los casos. excusantes.—Debemos a Suárez la enu- queya presenta, reconocen en este ele-
Por su naturaleza, el derecho exige una bros a hacer a la sociedad lo que es mento el criterio que permite diferenciar-
debido, sea en virtud de la ley positiva, meración clásica de los casos que justi-
cierta generalidad, so pena de caer en fican y autorizan el uso de la epiqueya. la de las causas excusantes. Distinguen,
lo arbitrario o en la parcialidad. He sea en virtud del derecho natural, siem- pues, la epiqueya en sentido estricto, que
pre en nombre de una necesidad co- Según él, la epiqueya se aplica en los
ahí por qué tiene que haber lugar para tres casos siguientes: se esfuerza por interpretar el pensamien-
algunas excepciones. La virtud de la mún evidente; si insistimos en la fun- to del legislador, entendido en el sentido
ción dinámica y creadora por la que la 1. La ley es tan imperfecta que re-
epiqueya, pues, no constituye u n debi- sulta superior a ¡as fuerzas. Seguir la de u n a presunta benévola voluntad de
litamiento del derecho, sino un mejo- justicia social asegura el respeto a los eximir a los sujetos de la observancia
derechos naturales no suficientemente letra sería obrar mal. Es una excepción
ramiento del mismo. Ella permite salir de la potestad («exceptio a potestate»). de la ley en circunstancias excepciona-
de la legalidad para entrar en el de- definidos por la ley civil, entonces el les que él no ha podido prever. Así con-
vínculo entre epiqueya y justicia social 2. La ley es tan imperfecta que ob- cebida, la epiqueya se dará sólo en cir-
recho. servar la letra no significaría obrar mal,
aparece más evidente: ante una ley cunstancias absolutamente excepciona-
insuficiente, tanto la u n a como la otra sino simplemente obrar de modo into- les, y su uso, por tanto, no puede ser
nos empujan a cumplir lo que el dere- lerable. También aquí la ley es supe- más que rarísimo. Junto a esta epique-
VII. Epiqueya y justicia legal rior a ¡as fuerzas. El legislador obraría
cho natural impone en nombre del ya en sentido estricto, admiten u n a epi-
Los modernos que quieren revalori- bien común. injustamente no sólo porque manda lo queya en sentido amplio que comprende
zar el concepto de epiqueya-virtud, afir- que es malo, sino también exigiendo u n la teoría de las causas excusantes. Se
man con Aristóteles y santo Tomás que heroísmo injustificado. Sigue siendo u n a limita a los primeros dos casos enume-
la epiqueya está ligada a la justicia le- IX. Uso de la epiqueya excepción de ¡a potestad («exceptio a rados por Suárez, que dependen no del
gal. Para santo Tomás, la epiqueya es En lo tocante a las condiciones para potestate»). querer, sino del poder del legislador.
una realidad puesta al servicio del bien el uso de la epiqueya, todavía no hay 3. Además de estos dos casos de
común. En los casos excepcionales, se- unanimidad entre los moralistas. Sus epiqueya que escapan al poder del le- Esta es, creemos, la razón profunda
guir la letra de la ley «sería obrar con- opiniones difieren acerca de la mayor gislador («non potest»), Suárez admite que explica la mayor o menor severi-
tra la justicia y el bien común que la o menor extensión que conviene darle u n tercero vinculado no ya al poder dad de los autores respecto al uso de
ley quiere precisamente salvar», sería en la vida corriente. Algunos son más del legislador, sino a su voluntad. No se la epiqueya. Su posición en este punto
«perjudicial para el interés general». bien cautos: insisten en los peligros trata de un defecto de poder, sino de depende en parte de la extensión que
¿Pero cómo puede vincularse la epi- de abuso que la epiqueya entraña y una presunta ausencia de querer por dan a la noción de epiqueya. Si la res-
queya a la justicia legal, dado que en- concluyen que esta arma peligrosa de- parte del legislador. Es la excepción de ¡a tringen, entendiéndola en su sentido
seña a no observar la ley? Todo de- debería usarse raramente. Es u n a con- voluntad. más estricto, y la distinguen de tal
pende, responde santo Tomás, de la cesión misericordiosa que sería mejor Después de Suárez, muchos autores modo de las causas excusantes, como
extensión concedida a la justicia legal. no emplear. adoptaron u n a definición de la epiqueya hacía D'Annibale, pueden muy bien
Si por justicia legal se entiende la obe- en función exclusivamente del tercer afirmar, sin ser tachados de rigorismo,
diencia a la ley, tanto en cuanto a la Otros restringen también el uso, pero
por razones diversas. No manifiestan, caso que acabamos de describir: la que la epiqueya se da sólo raramente.
letra como cuanto al espíritu, es decir, epiqueya como excepción de la volun- Quienes, por el contrario, identifican la
según la intención del legislador, ele- como los anteriores, u n a desconfianza
especial respecto a la epiqueya, pero im- tad. Por ejemplo, según Cl. Lacroix, la epiqueya y las causas excusantes, afir-
mento principal de la ley, entonces la epiqueya es u n a interpretación restric- man, también lógicamente, sin caer por
epiqueya es u n a parte, la principal, de la presionados por su carácter excepcional
afirman que en la práctica los casos tiva de la ley, hecha según la presunta be- ello en el laxismo, que la epiqueya tie-
justicia legal. Si. en cambio, por jus- nigna voluntad del legislador. Es la de- ne u n uso más frecuente.
ticia legal se entiende la obediencia en que se aplique no pueden ser sino
extremadamente raros. finición que encontramos en la mayor b) Epiqueya y leyes meramente pena-
únicamente a la letra, entonces la epi- parte de los manuales del siglo pasado.
queya ya no es parte de la justicia Un último grupo favorece el uso más les.—Kn segundo factor contribuye a
amplio de la epiqueya. Por ejemplo, Lógicamente estos autores deben li- explicar la divergencia de los autores
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en cuanto al uso de la epiqueya: su los primeros conceden fácilmente que el natural y ley positiva, ¿por qué no ha- gros es evidente. Quienquiera que haga
posición frente al problema de las leyes legislador no ha querido obligar en bría de provenir este conflicto del he- uso de la epiqueya sin discernimiento
meramente penales. Es sabido que uno conciencia, los otros admiten un uso cho de que la letra de la ley impone caerá en un doble exceso. O la utilizará
de los argumentos a favor de la conser- más frecuente de la epiqueya. Para es- una norma insuficiente? ¿Por qué este demasiado, en detrimento del verda-
vación de las leyes penales era éste: tos autores, la epiqueya es u n a correc- mismo derecho natural, que excepcio- dero derecho y la sumisión a la auto-
si declaramos que las leyes civiles, ción de la ley, hecha según los princi- nalmente manda o permite librarse de ridad, cayendo en el defecto de incon-
incluso las mínimas, obligan en con- pios superiores del derecho natural, con la letra de la ley, no podría también sideración; o no la utilizará suficiente-
ciencia, resultará que las personas ins- el fin de asegurar mejor la justicia y el aconsejar o bien obligar a superar la mente, se hará esclavo de la letra y
truidas quedarán fácilmente excusadas, bien común. estrechez mínima impuesta por u n a ley caerá en el literalismo o en el legalismo:
mientras los menos instruidos (— ru- c) Epiqueya y multiplicación de las positiva que, en una determinada si- uno se queda pegado a la letra de la
diores) se encontrarán con muchas tur- leyes civiles.-Un tercer factor ayuda a tuación concreta, se demostrase; insu- ley, siendo así que debería tener la
baciones de conciencia. Para evitar es- explicar por qué algunos autores ha- ficiente? Puede suceder que la ley po- suficiente prudencia y valor para su-
tos inconvenientes, ¿no es más senci- blan de ampliar más el campo de apli- sitiva constituya una norma insuficiente perar el texto legal y juzgar la propia
llo admitir que ciertas clases de leyes cación de la epiqueya: el enorme des- para una situación que, en considera- acción según principios superiores.
civiles no obligan en conciencia? A lo arrollo al que tiende la ley civil. Frente ción al derecho natural y a las exigen- Virtud difícil, la epiqueya camina
que otros responden que las leyes civiles a u n a vida social y económica cada vez cias del bien común, exige más de lo siempre entre estos dos extremos: el
sí obligan en conciencia, pero no todas más compleja, la legislación se ramifica que está estrictamente fijado, en este laxismo y el legalismo. Y la gnóme, este
con la misma severidad. La ley civil y se extiende también cada vez más. preciso momento, por las prescripciones sentido virtuoso de las situaciones insó-
debe observarse siempre de modo hu- La acción del Estado en materia econó- legales. Más allá del mandamiento le- litas, será quien enseñe cómo recurrir
mano y razonable, ya que por su na- mica y social abarca mucho más que gal, la epiqueya, pues, sugerirá o inclu- con discernimiento a las reglas supe-
turaleza está sometida al régimen de antes. No hay sector de la vida social so impondrá, si es el caso, u n a presta- riores del derecho natural y permitirá
las causas excusantes. Para evitar los al que no llegue la ley civil. El ciuda- ción que supere lo que al presente exige evitar muchos errores en el uso de la
inconvenientes apuntados más arriba, dano se encontrará, cada vez más fre- la ley positiva. En efecto, el derecho po- epiqueya.
es suficiente explicar bien a los fieles cuentemente, frente a casos imprevistos sitivo, que puede accidentalmente ser
la doctrina de la epiqueya-virtud y ense- que escapan a la letra de la ley. A veces defectuoso a causa de su exagerado
ñarles cómo aplicar las leyes positivas. deberá interpretar rápida y objetiva- rigor, ¿no podría serlo también, a veces, XIII. Epiqueya y obediencia
Hay que llevarles poco a poco a justi- mente los casos concretos y obrar con a causa de su insuficiente firmeza?
preciar sana y razonablemente las leyes Numerosos conflictos en materia de
eficacia. Para discernir estos casos, ne-
positivas (ver la voz Ley civil). Esta «nueva» aplicación de la epique- autoridad y de obediencia demuestran
cesitará una gran serenidad de juicio,
ya apela normalmente al concepto que las actuales generaciones tienen
u n conocimiento perfecto tanto del
La actitud adoptada frente a las leyes aristotélico-tomista de la epiqueya-vir- mayores dificultades en aceptar la idea
sentido de la ley como de la situación
meramente penales influye, pues, prác- tud, según el cual ésta corrige y mejora de que u n hombre, cuyos límites y de-
concreta y u n sentido agudo del bien
ticamente en la posición de los autores el derecho positivo, cuando éste es ficiencias tanto se subrayan, pueda ocu-
común. En otras palabras, deberá tener
respecto a la epiqueya. Quienes admiten defectuoso a causa de su universalidad. par de veras el puesto de Dios y mandar
la virtud de la epiqueya que le permita
aún la posibilidad de estas leyes, pue- Se sigue que la epiqueya puede corre- en su nombre. Más aún. la ley apa-
aplicar sabia y prudentemente u n a le-
den contentarse, es verdad, con un girlo y mejorarlo tanto por motivo de rece siempre como limitación de la per-
gislación, forzosamente general, a la
concepto más restringido de epiqueya una exigencia supralegal cuanto de una sonalidad, un atentado a su autonomía.
vida concreta individual. Quienes acep-
y mostrarse más bien severos con el uso liberación de la letra de la ley. Por este Uno de los remedios a este mal ¿no
tan aún la teoría de las leyes meramente
de la misma. Pero no deben olvidar que «nuevo» uso, la epiqueya se presenta podría consistir en dar u n a explicación
penales, encuentran en ellas el medio
si evitan el rigorismo en la aplicación como u n a actitud fundamental en el más adecuada de la doctrina aristotélico-
para obviar esta posible opresión del
de las leyes civiles, será en virtud campo social y enlaza, como ya hemos tomista sobre la epiqueya-virtud? Los
individuo por parte de u n a legislación
de la teoría de las leyes meramente dicho, con la justicia social. «subordinados», ¿no se mostrarían más
complicada y amplísima. En cambio,
penales que interviene u n poco a modo tranquilos, menos agresivos respecto a
los otros buscan en la doctrina aristo-
de u n a válvula de seguridad. la autoridad, si oyesen decir, como
télico-tomista de la epiqueya el medio XII. Epiqueya y prudencia
Es decir, que siendo más severos en no h a n dudado en afirmarlo san Alberto
para hacer u n a aplicación prudente y
cuanto a la epiqueya, se acogen de re- y santo Tomás, que la ley positiva, por
h u m a n a de las leyes civiles. Cuando la virtud de la epiqueya
chazo a las leyes penales. Si el uso de su misma naturaleza y por la naturaleza
busca sus principios de realización en de las acciones humanas, inestables y
la epiqueya no está exento de abusos, la justicia («pars potior justitiae legalis»,
hay que añadir que la teoría de las le- sometidas continuamente al cambio, a
dice santo Tomás), encuentra sus prin- veces es defectuosa y hay que corregir-
yes penales lo está menos aún. XI. Una nueva aplicación de la cipios directivos en u n a prudencia ex-
epiqueya la? Válida en la mayoría de los casos,
Para evitar el rigorismo que los sos- tremamente elevada; más exactamente como dice santo Tomás, la ley es de-
tenedores de las leyes meramente pe- Además de los tres casos clásicos de en la gnóme ( = sentido de la situación, fectuosa en la menor parte de los mismos.
nales temen, los otros recurren a un uso de la epiqueya enumerados por tempestividad moral). La gnóme, parte
concepto más amplio de epiqueya. que Suárez, algunos autores modernos, sos- potencial de la prudencia, no es otra
engloba no sólo los casos extraordina- tenedores de la revalorización de la cosa más que la virtud de los casos
rios, sino también las otras causas ex- epiqueya-virtud, ,presentan u n cuarto, excepcionales que escapan a los prin- XIV. Posibilidades de ulterior
cusantes comúnmente admitidas. El ri- que vamos a examinar. Estos autores cipios comunes y dependen de los prin- profundización
gorismo que los primeros evitaban gra- admiten, por supuesto, que la epiqueya cipios superiores del derecho natural. He aquí algunos puntos de doctrina
cias a las leyes meramente penales, lo interviene sobre todo en aquellos casos Ella servirá de guía en la aplicación de que exigirían ulteriores desarrollos:
evitan éstos en virtud de un concepto negativos que permiten optar en favor la epiqueya, impedirá el abuso de la epiqueya y discernimiento de los espí-
más amplio de la epiqueya. Precisamen- de la libertad individual contra la letra misma y al mismo tiempo permitirá ritus, epiqueya y docilidad a la volun-
te respecto a estas leyes civiles de me- de la ley. Pero añaden que si se aplica asegurar todas sus ventajas. Que el uso tad de Dios (Flp 1,9-11: Rom 11,1-2);
nar "importancia, respecto a las cuales siempre que haya conflicto entre ley de la epiqueya no está exento de peli- epiqueya y libertad cristiana (Gal 5,18);
Escándalo 306 307 Escándalo

epiqueya y ley nueva según santo To- cepto de escándalo, puede derivar de la en circunstancias tales que, en ese caso candaliza al hombre, porque la salva-
más ; epiqueya y signos de los tiempos; misma naturaleza del acto y del fenó- concreto, con certeza o muy probable- ción se realiza según un plan completa-
epiqueya y carismas personales. meno exterior escandaloso o también mente será causa de que peque el otro. mente distinto de las expectativas e ima-
de la condición del sujeto sobre el que El pecado pasivo se divide en real, ginaciones humanas (cf Le 2,34; Mt 11,
E. Hamel el acto ejerce su influjo. En el primer que deriva de la propia naturaleza del 2-6; Me 6,1-6; Jn 7,27.41; Mt 16,21-
caso, el escándalo tendrá valor univer- acto escandaloso realizado por otros; 2 3 ; Me 14,27.50, etc.).
sal; en el segundo, en cambio, lo ten- en escándalo de los «débiles», que deriva En su predicación, sin embargo, Je-
BIBI.. : D'Agostino F.. La dottrina ddVepkheia dré sólo en relación a algunas personas. de la condición de fragilidad del sujeto sús pone fuertemente en guardia con-
nel pensiero'di S. Alberto Magno, en «Rivista De todas formas, en los escándalos cabe sobre el que el acto ajeno ejerce su
[ntemazionale di Filosofía del Diritto». 46 tra el escándalo que conduce a la pérdi-
(1969), 120-137.-Id, La dottrina delTepicheia una gama variadísima que se extiende influjo; en escándalo farisaico, que de- da de la fe. Si alguien escandaliza a
nel pensiero di E. Hamel, en «Rivista di Teología desde actos objetivamente muy peligro- riva de la malicia del sujeto, sin que cualquiera de los pequeños que creen
Morale», 2 (1969), 143-163.- De Fillel G. A.. sos, pero que de hecho no lo son en haya mediado verdadero incentivo por en él, más le valiera que le atasen u n a
Ley, epiqueya y equidad, en «Naturaleza y Gra- virtud de las condiciones particulares parte de nadie. piedra de molino al cuello y lo arro-
cia», 11 (1964), 267-284.-Egenter E„ Epikie, de las personas, hasta el extremo con- El escándalo activo y pasivo están jasen al fondo del mar (Mt 18,6). Es
en LTK, 3, col 934-935.-Id, Ueber die Bedeu-
tung der Epikíe im sittlichen Leben, en «Phil. trario de actos objetivamente poco pe- con frecuencia ligados entre sí, pero necesario e inevitable que haya escán-
Jahrbuch», 53 (1940), 115-127.-Funchs J.. ligrosos, pero que de hecho lo son por no siempre: puede existir escándalo dalos a causa de la condición de este
Theologia moralis generalis, Roma 1963, v. 1. el motivo antes apuntado. Hay que activo sin que se dé el pasivo, de la mis- mundo (Mt 18,7). En los últimos tiem-
13 7-140. -Id, Situaüonund Entscheidung, Franc- tener en cuenta, pues, los hechos y las ma manera que cabe el caso contrario. pos, los de la tribulación escatológica,
fort 1962, 47-68.-Id. Auctoritas Dei in aucto- personas, y las condiciones de tiempo los escándalos crecerán desmesurada-
rítate civili, en «Periódica de re morali». 52 mente de manera que harán caer a
(1963), 3-18.-Giers J„ Epikíe und Sittlichkeit. y espacio. Lo que pudo ser motivo de III. Enseñanza bíblica muchos (Me 13,5). La causa será la
Gestalt und Gestallwandel einer Tugend, en escándalo en otro tiempo, ya no lo es
Der Mensch unter Gottes Anruf und Ordnung, hoy, y viceversa; puede que se escan- En la Biblia, la palabra escándalo seducción y el miedo (Me 13,5-8), la
Dusseldorf 1958, 51-67.-Hamel E„ La vertu dalicen personas física y espiritualmente equivale a tropiezo, a lo que hace tro- persecución y el odio (Mt 13,9-13),
d'épikie, en Loi Naturaile et loi du Christ, Brujas inmaduras y no las personas maduras. pezar y caer a quien camina: «No pon- otras graves tribulaciones exteriores
1964, 79-106.-Id, Fontes graeci doetrinae de gas ante el ciego tropiezos (escándalos) (Mt 13,14-20) y, no en último lugar,
epikeia, en «Periódica de re morali», 53 (1964), la aparición del anticristo (2 Tes 2,8-12).
169-185.—Id, Vusage de l'épikie, en «Studia para hacerle caer» (Ex 19,14). En mu-
II. División chos casos equivale simplemente a caí- Solamente a su regreso para el juicio,
Moralia». 3 (1965). 48-81.-Haring B., La
ley de Cristo, Herder, Barcelona 1973.-Id. da. En sentido figurado, significa todo el Hijo del hombre mandará a sus án-
El escándalo se divide en activo y geles reunir y castigar «todos los es-
Tugend der Epikíe, en «Klerusblatt», 39 (1959), lo que es causa de tentación y de caída.
406-408.-Hinnebush P„ The Síngs of Times pasivo: el primero responde a la defi- En la Biblia no se conoce un escándalo cándalos y a todos los obradores de
and Epikeia, en «Review for Religious», 26 nición arriba reseñada y también se que tenga malas consecuencias, pero iniquidad» (Mt 13,41). Por eso hasta
(1967), 231-242.-Riley L. T„ The HistorM, denomina escándalo dado; el pasivo, o el fin del mundo habrá siempre escán-
Nature and Use of Epikeia. en Moral Theology, recibido, sería propiamente el pecado de ordinario el escándalo conduce
al mal. dalos. A quienes dan escándalo se les
Washington 1948.—Robleda O., La «aequitas» del prójimo. El hombre puede dar o conmina u n a pena terrible (Le 17,1).
en Aristóteles, Cicerón, santo Tomás y Suárez, En el Antiguo Testamento la palabra
en «Miscelánea Comillas», 15 (1951), 241- sufrir escándalo. El pasivo sólo impro-
piamente puede decirse escándalo, ya se usa todavía en sentido muy próximo La comunidad cristiana primitiva
279.— Schóllgen W., Die Lehrpunkte von der
Epikíe und vom kieineren Übei auf dem Hinter- que constituye más bien el efecto del al original: por ejemplo, cuando el sal- tuvo bien presente el significado del
grund der Klugheit ais einer síttlichen Tugend, escándalo activo. mista ruega a Dios que lo guarde «de escándalo en el sentido de inducir a al-
en «Anima», 15 (1960), 42-51.-Spicq C. El escándalo activo se divide en di- la trampa que me tienden y del lazo de guien al pecado. El Apóstol de las gen-
Bénignité. mansuétude, douceur, clémence, en los malhechores» (Sal 141,9); o cuando tes exhorta a los corintios a tener con-
«Revue Biblique», 34 (1947), 321-339. recto e indirecto. El primero consiste en
se dice de los hijos de Bayán que «ten- sideración de los que son débiles. Para
un hecho o dicho que, por su misma dían al pueblo lazos y emboscadas en
naturaleza, provoca el escándalo del éstos constituye escándalo contemplar
los caminos» (1 Me 5,4). Al sentido a los hermanos de fe entrando en los
otro. Esto puede acontecer de dos for- literal se le añade también un signifi- templos paganos y participando en los
ESCÁNDALO mas diversas. Se puede obrar justamen- cado teológico, cuando Israel es puesto banquetes sacrificiales. Pablo sabe que
te para acarrear el pecado del otro, en guardia para que no se mezcle con «no es la comida la que nos hace acep-
1. Definición para provocar su ruina espiritual; en los pueblos que permanecen en el país, tos a Dios»; no obstante, ordena renun-
este supuesto, nos hallamos ante la a fin de que no se conviertan para él ciar a tomar parte en los banquetes
El escándalo lo define santo Tomás: forma más grave de escándalo, el que en u n a red o en un lazo (cf Gen 23,13). sacrificiales, para no desorientar al
dicho, hecho u omisión pecaminosa que recibe el nombre de diabólico, ya que al Paralelamente, la palabra adquiere des- hermano de conciencia débil. Este no
brinda a los otros ocasión de ruina es- obrar de esta suerte el hombre imita pués el sentido más amplio de «ocasión posee aún capacidad de discernimiento
1
piritual . De esta definición se despren- el comportamiento del espíritu malig- de pecado»: los ídolos de las naciones y el ejemplo podría arrastrarlo a caer.
de claramente que el escándalo puede no, enemigo de Dios y del hombre. La se convirtieron en grave causa de «es- Esto representaría u n a falta grave con-
provocarse mediante palabras (e]„ con- otra forma de escándalo directo se cándalo» para los hombres y en «lazo tra el prójimo y contra Cristo que ha
versaciones malas), obras (ej., vestir in- produce cuando el hombre intenta rea- o trampa para los pies de los tontos». muerto por él (1 Cor 8,1-13). En u n a
modesto) y omisiones (ej., no tomando lizar u n a acción mala que implica la Hasta el oro se convirtió para los israe- situación análoga, en la carta a los
parte en la misa), que de suyo para colaboración de otro (ej„ la fornica- litas en incentivo al pecado (Ez 7,19). romanos, el apóstol recomienda no
quien las contempla u oye puede cons- ción), no porque se quiere hacer pecar El Eclesiástico habla de «palabras esca- juzgar sino más bien preocuparse de
tituir un incentivo a pecar. Sólo en al prójimo, sino porque lo conlleva la brosas» (27,23) y Sofonías anuncia que no poner «tropiezo o escándalo al her-
raras ocasiones pueden llegar a ser es- consecución del fin prohibido. El es- Dios hará «tropezar a los impíos» (1,3). mano» (Rom 14,13). Pablo afronta
cándalo los malos pensamientos, puesto cándalo indirecto tiene lugar, en cam- reiteradamente el problema de quienes
que difícilmente pueden ser percibidos En el Nuevo Testamento se pone de son escandalizados (cf 2 Cor 11,29;
bio, cuando se realiza u n a acción mala
por los demás 2 . relieve, en primer término, el escándalo 1 Cor 8,13) y así manifiesta su gran
que, de suyo, no exige y no implica dado por Dios a los hombres. Dios es-
El impulso al mal, incluido en el con- el pecado del prójimo, pero se verifica
Escándalo 308
309 Escándalo
interés porque los escándalos sean eli- Y más adelante, en el mismo documen- depende de la naturaleza del estímulo
to puede leerse: «El divorcio entre la tianos; la desunión de las Iglesias cristia-
minados de sus comunidades, en par- que comporta, de la persona que lo da nas, etc.
ticular los que pueden inducir a perder fe y la vida diaria de muchos (cristianos) y de la persona que lo recibe. O sea,
la fe. En 1 ]n 2,10, parece que «tropie- debe ser considerado como uno de los La principal dificultad en esta mate-
es tanto más grave cuanto mayor sea ria radica en la posibilidad de evitar
zo» significa «inducir al pecado»3. más graves errores de nuestra época. el impulso o incitación al pecado en
Ya en el Antiguo Testamento los pro- todos los escándalos y en la obligación
razón de la misma naturaleza de la que de ahí surge. La dificultad se ha
fetas reprendían con vehemencia seme- acción realizada, o de la cualidad de
IV. La enseñanza del magisterio jante escándalo. Y en el Nuevo Testa- resuelto mediante el conocido princi-
eclesiástico la persona que la realiza, o de la per- pio del doble efecto; en otras palabras,
mento, el mismo Jesucristo conminaba sona que queda escandalizada.
El escándalo ha constituido siempre, graves penas contra él» (n. 43, 1). Y en mediante el principio del bien mayor
El escándalo directo constituye la vio- o del mal menor. Por esto, evidente-
con justicia, un grave elemento de la constitución citada se indica: Con la lación de dos virtudes: la caridad y
preocupación para los verdaderos pas- carrera de armamentos «no sólo no se mente, en los diversos casos se pueden
aquella contra la que se induce al otro dar las soluciones más dispares.
tores de almas, comenzando desde los eliminan las causas de conflicto, sino a pecar. Si es diabólico, reviste una
Padres de la Iglesia, que lucharon de- que más bien se corre el riesgo de agra- especial malicia contra la caridad. El Es obvio que el escándalo directo ha
nodadamente contra las 4costumbres de- varlas poco a poco. Al gastar inmensas escándalo indirecto, en cambio, viola de ser evitado siempre, cueste lo que
pravadas de los paganos . El magisterio cantidades en tener siempre a punto sólo la virtud de la caridad. cueste. El principio del bien mayor o
papal se ha preocupado intensamente nuevas armas, no se pueden remediar La malicia específica del escándalo del mal menor puede aplicarse al es-
del problema. Para mantenernos en los suficientemente tantas miserias del mun- procede de la violación del deber de cándalo indirecto. Por lo que a la ob-
límites de nuestra época, recordemos do entero. En vez de restañar verdadera caridad que todos tienen de no inducir servancia de los preceptos se refiere,
que Pío XI, en la encíclica Diviní illius y radicalmente las disensiones entre las a los demás al pecado, deber de suyo cabe señalar esta regla: el peligro de
Magistri, del 31 de diciembre de 1929, naciones, otras zonas del mundo que- grave. El que da escándalo no tiene dar escándalo no dispensa del cumpli-
escribía: «En nuestros tiempos se ha dan afectadas por ellas. Hay que elegir en cuenta el efecto nefasto que su ac- miento de los preceptos negativos de
menester de una vigilancia mayor y nuevas rutas que partan de una reno- ción puede ejercer en el prójimo, preci- la ley natural, que obligan en todo
más cuidadosa, puesto que han aumen- vación para eliminar este escándalo y samente porque en él falta el respeto momento y la acción que los quebranta
tado las ocasiones de naufragio moral poder restablecer la verdadera paz, que- que nace del amor sobrenatural al es intrínsecamente mala; pero a veces
y religioso para la juventud inexperta, dando el mundo liberado de la ansiedad hermano. libera de la obligación de observar los
principalmente en los libros impíos y que le oprime» (n. 81, 2). En el proemio preceptos afirmativos tanto de la ley
Parvedad de materia puede haber en natural como de las leyes humanas,
licenciosos, muchos de los cuales se del decreto Unítatis redintegratio, con el escándalo directo y en el indirecto,
difunden a bajo precio; en los espec- motivo de la desunión de los cristianos, siempre que de su observancia se pueda
cuando la causa o la ocasión es leve temer un mal mayor.
táculos de cine y ahora también en las se lee: «Esta división contradice abier- en sí misma o incide levemente en el
audiciones radiofónicas (y televisivas), tamente a la voluntad de Cristo, es un pecado del otro. Por consiguiente, pe- Los moralistas han desplegado una
que multiplican y facilitan, por así de- escándalo para el mundo y daña a la can levemente de escándalo no sólo casuística más bien amplia sobre el
cirlo, toda clase de lecturas como el causa santísima de la predicación del quienes inducen a otros a cometer úni- particular. Jamás puede inducirse posi-
cinematógrafo toda clase de espectácu- evangelio a todos los hombres», Para camente pecados veniales, sino también tivamente al prójimo a una culpa me-
los. Estos poderosísimos medios de di- el sector de la pureza de costumbres, los que, con pecado ligero, son ocasión nos grave con el fin de disuadirlo así
vulgación que pueden ser, si están bien leemos en la encíclica Humanae vitae para otros de cometer culpa grave, ya de cometer una culpa más grave. Mas
dirigidos por sanos principios, de gran de Pablo VI, del 25 de julio de 1968: que la gravedad de tal pecado no la no constituiría escándalo permitirle
utilidad para la instrucción y educación, «Todo lo que, en los medios modernos causa la acción del escandaloso, sino la aposta una culpa más ligera, incluso
con frecuencia se subordinan, por des- de comunicación social, conduce a la malicia o la debilidad del escandali- darle abiertamente a comprender que
gracia, a encender las malas pasiones excitación de los sentidos, y al desen- zado. se está dispuesto a dejársela cometer,
y la avidez de lucro». Y el 22 de mayo freno de las costumbres, al igual que Escándalo activo y directo existe sólo para impedirle que cometa una más
de 1941, Pío XII, al condenar la moda toda clase de pornografía y de espec- siempre en la seducción, que implica grave, si éste es el único fin que se persi-
indecente, pronunciaba estas graves táculos licenciosos, debe suscitar la un doble pecado: contra la caridad y gue y no hay otro modo de conseguirlo.
palabras: «Si algunas cristianas sospe- franca y unánime reacción de todas contra la virtud que se quiere inducir Así que hay que interpretar a los auto-
chasen las tentaciones y las caídas que las personas preocupadas por el progre- a violar. Escándalo activo y pasivo se res que consideran lícito aconsejar el
provocan en otros con su forma de so de la civilización y por la defensa de da cada vez que se comete un pecado mal menor. El objeto propio del conse-
vestir y su familiaridad, a las que, en los bienes supremos del espíritu humano. entre dos (por ej., en la fornicación) o jo, en ese supuesto, no es la culpa más
su ligereza, conceden tan poca impor- Inútilmente se intentaría justificar es- más personas (por ej., en el hurto, en leve, sino la llamada enérgica a evitar al
tancia, quedarían espantadas de su tas depravaciones con el pretexto de un incendio, etc.). El escándalo indi- menos la culpa más grave*. Una mucha-
responsabilidad». exigencias artísticas o científicas o de recto puede ser provocado con accio- cha podría ser dispensada de participar
El Concilio Vaticano II se ha ocupado sacar consecuencias de la libertad de- nes y conversaciones malas hechas en en la misa alguna vez para evitar a
del escándalo en diferentes ocasiones. jada en este sector por parte de las público, especialmente en presencia de otros una grave tentación, del mismo
En la Gaudium et spes, a propósito de autoridades públicas» (n. 22). personas psíquicamente débiles. modo que podría ser obligada a renun-
las desigualdades económicas y socia- ciar a alguna diversión, bailes o vestidos
El escándalo puede verificarse en toda por la misma razón. Un eclesiástico
les, se dice: «Resulta escandaloso el la vasta gama de la actividad del hom- podría ser obligado a renunciar a su
hecho de las excesivas desigualdades V. Valoración moral bre. Mas los sectores en que se da más
económicas y sociales que se dan entre derecho a fin de no escandalizar al
La vasta difusión del escándalo ma- frecuentemente son: la moda también prójimo. La Iglesia podría verse obligada
los miembros o los pueblos de una mis- nifiesta el hecho de que siempre se hoy: el arte corrompido, que no puede a renunciar a una parte de sus bienes
ma familia humana. Son contrarias a hermana con todos los otros pecados ser verdadero arte; la pornografía y la económicos, en el caso de que éstos
la justicia social, a la equidad, a la dig- de cualquier especie, cuando se come- literatura barata; el campo de ¡a econo- constituyan realmente un escándalo
nidad de la persona humana y a la paz ten en público o en compañía. mía; el campo de las relaciones sociales; para los fieles, etc.
social e internacional» (n. 29, 3). La gravedad del pecado de escándalo el egoísmo y la mediocridad de los cris-
Escrúpulo 310 311 Escrúpulo

VI. Reparación BIBL. : Augrain C, Escándalo, en Vocabulario continuar incidiendo en el sentido moral nante de estas diversas formas es siem-
de teología bíblica, Herder, Barcelona 19725, del adulto 1 ; a la par se h a n puesto pre la de la presencia o ausencia de la
El que ha dado escándalo tiene el de- 284-286.—Knilka ]., Escándalo, en Conceptos en marcha métodos para una más angustia y la duda. La conciencia timo-
ber de repararlo del mejor modo que le fundamentales de la teología, 1, Cristiandad. Ma- eficaz terapia de las molestias psíquicas. rata, en particular, no se encuentra
sea posible. Si el amor debido al pró- drid 1966, 502-507.-Háring 5 B., La ley de Estos datos de la investigación positiva agitada o turbada en sus relaciones
jimo obliga a no escandalizarlo, con- Cristo, Herder, Barcelona 1968 .— Humbert H., imponen al teólogo moral una revisión confiadas con Dios: en contraste con
más motivo impone el deber de reparar Essai d'une théologie du scandale dans les Synop- de ciertos criterios fundados únicamen- la conciencia escrupulosa, sabe reco-
los daños espirituales que se le han tiques, en «Biblica», 1 (1954). l-28.-Molins-
ki W.. Escándalo, en Sacramentum mundi, v. 2, te en la reflexión metafísica y la supe- brar la paz siempre después de haber
ocasionado. Además, el que con escán- Herder. Barcelona 1972, 643-653.-Oesterle ración de criterios fundados en obser- confesado sus propias culpas.
dalo directo ha inducido a un hermano a G., Remoto scandalo, en «Anima». 4 (1949), vaciones ocasionales y no sistemáticas, 2. ALGUNAS MANIFESTACIONES DE LA
dañar al prójimo en la fama, en la vida, 264-273.-Van Kol A., Theologia moralis, Her- aunque pletóricas de sabiduría y de ESCRUPULOSIDAD.—Los casos de verda-
en la salud y en los bienes materiales, der, Barcelona 1967, v. 1, 234-237. buen sentido pastoral. Porque si es ver- deros y propios escrúpulos con que nos
está obligado, en justicia, a reparar los dad que la metafísica puede indicarnos topamos en la práctica pastoral son
perjuicios acarreados, en todo o en la norma moral universal, no puede muy variados. Trataremos de brindar
parte, según las circunstancias. servirnos para comprender y curar los aquí un cuadro sintético; pero reviste
Los moralistas h a n formulado estos ESCRÚPULO disturbios psíquicos que impiden al enorme importancia tener presente que
principios: ' sujeto realizar u n a valoración serena. cada caso es único y singular y, por
El que culpablemente ha dado escán- I. Reciente renovación de la proble- Para este objetivo, la metafísica reclama consiguiente, nunca puede, sin una
dalo, ha de empeñarse con todas sus mática del escrúpulo la ayuda de las ciencias empíricas. Cier- cierta medida de arbitrariedad, ser re-
fuerzas en evitar las consecuencias ul- tamente no resulta posible afrontar en ducido a u n a clasificación. Es tarea del
teriores del escándalo y reparar el daño El juicio acerca de la moralidad de estas páginas un análisis de las com- director espiritual percatarse de la diná-
espiritual producido al prójimo. u n a acción puede formularse a nivel de plejas teorías psicológicas; pero hoy ya mica específica de cada situación.
El que, con el escándalo, ha faltado la norma universal y a nivel de sus no puede reputarse lícito marginar la
aplicaciones a las situaciones concreta- problemática que ellas plantean y los El escrupuloso es u n a personalidad
incluso contra los deberes especiales obsesiva que, en su necesidad insacia-
del propio estado, está obligado a la mente vividas por la persona. En este datos que, en nuestro tiempo, son acep-
segundo plano, el específico del juicio tados casi umversalmente por los es- ble de perfección, no sabe distinguir lo
reparación también en razón de la vir- que es esencial de lo que es secundario.
tud quebrantada: padres, educadores práctico de la conciencia moral, es don- pecialistas de la materia.
de reside el peligro de diversas aberra- rEn particular, la psiquiatría moderna Hay algunos que temen haber pecado
y pastores de almas tienen, en virtud gravemente por acciones que la mayor
de su profesión, que contrarrestar a ciones. Entre éstas, y con relieves singu- no acepta ya la posibilidad de enumerar
larmente llamativos, se halla el fenó- u n a serie de remedios válidos indistin- parte de los hombres ni siquiera toman
toda costa el escándalo dado. en consideración; hay quienes nunca
meno de los escrúpulos: temor habitual, tamente para todos los escrupulosos
El que ha escandalizado públicamente, infundado y aparentemente insupera- y rechaza, en gran medida, la distin- se hallan satisfechos de sus exámenes
públicamente tiene que reparar, en los ble, de haber cometido o de estar a ción neta entre conciencia escrupulosa de conciencia y, al no sentirse libera-
límites de lo posible. punto de cometer u n pecado grave. y conciencia normal: no resulta en dos del peso de la culpa, se ven arras-
Cuando no es posible u n a reparación modo alguno posible, en el plano de trados a reiterar ininterrumpidamente
directa y adecuada, urge aún más el la psicología clínica 2 , indicar un cri- sus confesiones; otros, empero, se sien-
deber de reparar mediante el buen 1. A L TRATAR DE LA CONCIENCIA ES- ten embargados de u n a ansiedad in-
CRUPULOSA, LOS MANUALES TRADICIONA- terio de distinción preciso y unívoco
ejemplo, la oración y la expiación por entre personas sanas y enfermas men- comprensible cuando se ven obligados
las culpas del hermano que ha sufrido LES de teología moral distinguen gene- a tomar u n a decisión (por ejemplo, co-
ralmente el caso de u n juicio particular tales. Si los psiquiatras de las diferentes
el escándalo. escuelas no nos ofrecen u n a clasifica- mulgar o no comulgar, etc.); en otros
El seductor ha de procurar la conver- en que la conciencia ve pecado donde casos, se da u n a incomprensible coac-
no existe y el supuesto de u n estado de ción universalmente aceptada de las
sión de la víctima, obrando siempre con enfermedades mentales, sin embargo, ción interior y u n a fascinación frente a
la máxima prudencia, evidentemente. ánimo de ordinario sujeto a escrúpu- ciertos actos (blasfemia, dudas de fe,
los. El primer caso puede reducirse sus- están de acuerdo todos en afirmar que
El que ha dado escándalo en calidad de los escrúpulos constituyen no una for- actos sexuales perversos, etc.) cuya sola
escritor, artista, actor, empresario de tancialmente al de la conciencia erró- presencia es interpretada por el sujeto
nea; el segundo, en cambio, se consi- ma nosológica en sí, sino u n a . sinto-
cine, hombre político, etc., encontrará matología con frecuencia observable en como culpa. Una forma particular de
siempre, precisamente en su esfera, am- dera u n a particular forma patológica escrúpulos es la que se refiere a accio-
de la conciencia moral. Para guiar al las afecciones caracterizadas por el des-
plio campo para hacer el bien y reme- arrollo desmedido del sentimiento de nes materialmente graves, sobre todo
diar, de alguna forma, el escándalo 6 . pastor de almas en el tratamiento de en el campo de la sexualidad, en las
esta anomalía, los tratados clásicos culpabilidad.
que resulta difícil discernir si se ha
facilitan un elenco de síntomas merced dado o no connivencia voluntaria. De
L. Babbini a los cuales será posible determinar los ahí que nos encontremos algunos peni-
casos de funcionamiento anómalo de tentes que, por un lado, afirman que no
II. Naturaleza de los escrúpulos
la conciencia moral y algunas reglas ha habido culpa grave y, por otra, no
Notas.-?) Cf S. Th„ 2-2ae, q. 43, a. 1.- que han de ser aplicadas exclusiva- 1. CONCIENCIA ESCRUPULOSA, ERRÓNEA dejan de estar obsesionados y ansiosos
(2) Cf Ib. ad l.-(') Cf J. Knilka, Escándalo, en mente en el tratamiento de esta catego- Y TIMORATA.—Siguiendo toda la tradi- por un sentido de culpa que, si no
Conceptos fundamentales de ¡a teología, l, Cris-ría de personas. ción de los autores espirituales es ne- alcanza el nivel racional, no por eso
tiandad. Madrid 1966. 502-507: Ch. Augrain.
Escándalo, en Vocabulario de teología bíblica, cesario, ante todo, distinguir con esme- deja de hacerse sentir en el plano afec-
Herder. Barcelona 19725, 284-286: W. Mo- 2. ESTUDIOS RECIENTES Y DESCUBRI-
ro la conciencia escrupulosa de la con- tivo. Muchos de estos fenómenos, fre-
linski, Escándalo, en Sacramentum mundi, v. 2, MIENTOS DE PSICOLOGÍA han puesto de ciencia errónea que, una vez iluminada, cuentemente unidos a disturbios psico-
Herder, Barcelona 1972, 643-653.-(*) Cf K. supera todas sus inquietudes y, sobre somáticos que traicionan la inestabili-
Blhlmeyer-H. Teuchle, Storia della Chiesa, vers. relieve las raíces afectivas de los com- todo, de la conciencia timorata que, a dad del sujeto, se hallan a veces reuni-
it, Brescia 19572, c. 1, 156.-( s ) Cf B. Haring. portamientos humanos conscientes y,
dos en u n a misma persona.
La ley 6de Cristo, 1, Herder, Barcelona 1968, en especial, la génesis de u n a pre-moral su vez, ve pecado en ocasiones donde
524.-( ) Id, o. c, 1, 545. infantil que, de algún modo, puede no lo hay. La característica discrimi-
Escrúpulo 312
313 Escrúpulo
3. AMBIVALENCIA DE LA MORALIDAD u n a guerra, pero se sienten enorme-
regulador. Resulta, pues, inevitable el se halla íntimamente unida u n a equi-
DE LOS ESCRÚPULOS.—Acontece con fre- mente angustiados de sólo pensar que
choque entre esta espontaneidad ins- vocada imagen d e Dios: u n Dios terrible
cuencia observar a personas extraña- u n a cascara de plátano, que no h a n
tintual y las exigencias de la vida so- y vengador sobre cuya figura se han
mente escrupulosas en u n sector y recogido del suelo, pueda causar, por
su culpa, u n accidente a cualquier per- cial 7 , particularmente durante los pri- desplazado los sentimientos y miedos
francamente inmorales en otro sector
meros años de vida. Nace así u n a serie que el niño sentía hacia los padres-
de su vida: personas obsesionadas, por sona que pase por la calle! 5 .
de conflictos que el niño ha de superar: representantes de la ley 9 . Toda acen-
ejemplo, por la pureza sexual que no
desde la crisis del destete a la imposición tuación unilateral del aspecto legalista
se preocupan en modo alguno por la
III. Origen de los escrúpulos de la limpieza personal y, por último, de la moral favorece este tipo de regre-
caridad hacia el prójimo, incapaces de
a la crisis edipiana. Característica de los sión del sentido ético y del sentido re-
hacer confidencias, insensibles a los 1. IMPLICACIONES AFECTIVAS I N F A N - primeros años es la necesidad absoluta ligioso.
tormentos que, con sus extravagancias, TILES DE LA MORAL ADULTA.-¿Por q u é el que el hijo tiene del afecto de los pa-
causan a cuantos están a su alrededor. desarrollo anormal del sentido de culpa dres: por eso él los ama, pero, al mis- 3. LA IMPORTANCIA DE LA PEDAGOGÍA
¿Por qué estas incongruencias? La conduce a unos a negar toda norma mo tiempo, los odia, porque represen-
moral y a otros a quererla observar de DEL SENTIDO MORAL y las consecuencias
peculiaridad de la conducta del escru- tan para él la existencia de la medida,
modo obsesivo? 6 . Cabría aducir, a este de u n a eventual educación equivocada
puloso - e n s e ñ a la psicología- la causa la ley opuesta al deseo.
propósito, diversos factores, por ejem- nos resultan ahora evidentes. Los es-
la anormal evolución del sentido de
plo, u n a formación espiritual poco ilu- Este conflicto entre deseo y ley con- pecialistas hacen notar que tanto la
culpa infantil que, de suyo, puede con-
minada o demasiado rígida. Mas hay duce a la formación del llamado super- severidad excesiva como la excesiva
ducir a consecuencias opuestas. Algu-
que moverse con mucha cautela a la yo. introyección de la prohibición y de indulgencia conducen a los mismos
nas personas, para evitar el sufrimiento
hora de señalar causas de orden gene- la propia figura paterna. El niño, para efectos negativos. El elemento forma-
de este sentido de culpa inmotivado, en
ral, ya que u n mismo factor puede con- no arriesgar perder el afecto de sus tivo indispensable es, por tanto, la ex-
vez de acudir a la observancia farisaica
ducir a efectos diferentes o hasta padres, se crea u n a instancia autorre- periencia de u n afecto del que el pe-
propia de los escrupulosos normales,
opuestos en personalidades diversas. guladora de las pulsiones, vale decir queño, aun cuando se equivoque, n u n c a
prefieren aceptar francamente deseos e
Resulta, por ende, preferible aludir a que modela insconscientemente su com- pueda dudar y al mismo tiempo de u n
incluso actos concretamente inmorales.
los dinamismos afectivos que deter- portamiento en conformidad con lo que guía seguro, firme al par que amoroso.
Frente a la obsesión de la culpa inmo-
minan la aparición del sentido de culpa ha percibido de la voluntad de sus pa- Los terrores infantiles que llevan a la
tivada y a la fascinación del pensamiento
infantil y que se encuentran en la gé- dres, apartando el contenido represen- particular severidad del super-yo no se
prohibido, hallan alivio en las acciones
nesis de la forma anormal que asume tativo de la pulsión sobre la que recae hallan de hecho vinculados al regaño
disolutas, ya que el remordimiento con-
el sentido moral del escrupuloso. la prohibición. La situación conflictiva y al castigo en cuanto tal, ya que el
creto les resulta menos penoso que el
del deseo y de la ley, entonces, no se equilibrio psíquico exige la intervención
sentimiento angustioso y vago de la Buscar la causa de la angustia y de sitúa a nivel de u n a relación ínterper- de la instancia normativa I 0 . Lo impor-
duda 3 . En el caso de escrúpulos propia- la obsesión moral de los escrúpulos en sonal, sino que, u n a vez interiorizada tante es la valencia afectiva que el niño
mente dichos, la reacción es muy di- el pasado olvidado no puede conside- e inconsciente, constituye u n sentido puede percibir en su relación con los
versa, pero el significado psicológico del rarse de ninguna manera u n a fatiga pre-moral irracional, fundado sobre u n padres, el modo en que la regañina se
comportamiento permanece siendo siem- injustificada. Es suficiente u n a observa- sentimiento ambivalente de amor y de hace: un momento de cólera puede ser
pre el de u n a huida del sentido patoló- ción superficial para percatarse de que odio. Su acción automática y mágica, percibido como odio definitivo, el dejar
gico de culpa: la tentativa de acabar con no son los problemas de la vida cons- sumamente eficiente a causa de su andar permisivo puede ser interpretado
el sufrimiento insoportable por u n a ciente los que causan la angustia del fuerte carga agresiva, puede influenciar como abandono.
culpa no notoria, mediante la búsqueda escrupuloso. A nivel de la reflexión in-
obsesiva de la pureza moral absoluta, negativamente el sucesivo desarrollo
telectual, éste se da cuenta de la futili- del sentido moral auténtico.
tentativa que fracasa porque la autén- dad de sus problemas, pero esto no sir-
tica fuente de la angustia permanece Posteriormente, el desarrollo normal IV. Tratamiento de las personas
ve para calmar su ansia, que al máxi-
intacta. Según estas consideraciones, psíquico desemboca en la asunción escrupulosas
mo puede desplazarse sobre otro objeto.
queda claro que, si en algún caso la Esta saca todo su poder de factores que consciente de los valores morales en su La pastoral tradicional consideraba
aceptación de los escrúpulos —como escapan a la conciencia lúcida, en verdadero significado. Al padre ya no al escrupuloso como u n a persona sus-
de cualquier otro sufrimiento— puede cuanto que están vinculados con repre- se le ve como a quien impone u n a norma tancialmentc incapaz de valorar sus
purificar el alma, los escrúpulos, a pe- sentaciones extraídas de angustias in- arbitraria, sino como a quien, empuján- actos y de afrontar la responsabilidad
sar de todo, deben considerarse u n a fantiles. Si se pudieran reconocer estos donos a renunciar a la demasía de las de u n a decisión personal. De ahí que
enfermedad, u n repligue sobre sí mis- motivos, el sentido de culpa perdería opuestas exigencias conflictivas del mun- se aconsejara consiguientemente u n a
mo y n o u n esfuerzo moral válido 4 . El su carácter generador de ansiedad. do imaginario infantil, nos abre el obediencia ciega a las órdenes del con-
tormento interior que lo caracteriza se camino hacia la vida real. El futuro fesor. De esta manera se pensaba poder
resume en la alternativa siguiente: escrupuloso, en cambio, al no conse- rehabilitar al penitente para correr el
«¿Soy o n o soy responsable?». No se 2. GÉNESIS DE LA PRE-MORAL INFAN- guir reconocer y aceptar el conflicto riesgo de u n juicio autónomo. Hoy re-
cuestiona en ella la objetividad del mal TIL.—Aun en la imposibilidad de escla- originario entre el deseo y la ley 8 , sulta evidente que la terapia de los es-
hecho a los hermanos ni la ingratitud recer problemas todavía discutidos por siente ansiedad frente a la violencia crúpulos (disturbio psíquico de conte-
de la ofensa contra la bondad de Dios, los especialistas, trataremos de indicar, de la pulsión contraria a la imposición nido moral y religioso) exige u n a es-
sino el egocentrismo de la necesidad no obstante, algunos de los factores categórica de la ley. Este conflicto- in- tricta colaboración entre el sacerdote
de autovalorarse éticamente. La para- que ellos sitúan en el origen de la pre- fantil no resuelto volverá a aparecer y el psiquiatra, a fin de poder dirigir
moral del escrupuloso se halla, de suyo, moral afectiva. bajo diversas formas en muchas cir- hacia este último los casos más graves
cerrada a la libertad que nos h a traído Parece difícil rechazar hoy el descu- cunstancias de la vida: u n simple es- en que los escrúpulos confinan con la
Cristo así como a las exigencias de la brimiento del psicoanálisis: la libido es tímulo sexual o agresivo despertará en psicosis, y para poder gozar de su
caridad. | Algunos escrupulosos apenas ya activa en los primeros años de la él la antigua ansiedad y el deseo in- consejo al tratar los casos menos graves
sufren por los millones de muertos de existencia y, si se la deja a su aire, consciente de expiación y de autocasti- en que u n a simple acción pastoral ilu-
se halla desprovista de todo elemento go. A este tipo de moralidad regresiva minada puede conducir a felices resul-
315 Escuela
Escrúpulo 314
ser determinante, aunque ciertamente, logie pastorale sur le Scrupule. en «Supplément
tados. Al no sernos posible, en este por último, su apartamiento de la rea- á la Vie spir.». 48 (1959). 95-124.-Haring B„
en algunos casos en que la regresión
lugar, el afrontamiento de esta compleja lidad. En estas circunstancias, cualquier La ley de Cristo, Herder, Barcelona 1968 \
infantil es más acentuada, la colabora-
problemática en sus particulares minu- palabra superficialmente tranquilizado- v. 1. 216-226.—Mailloux N.. La Pastorale des
ción del psicólogo y del psiquiatra re-
ciosos, nos ceñiremos a hacer algunas ra, restando valor al alibi de los es- Scrupuleux, en «Supplément á la Vie spir.»,
sultará indispensable. 36 (1956), 81-98.-Rocco U., Problemas y
observaciones generales, remitiendo, crúpulos particulares, deja al penitente
para su estudio más completo, a las sin defensas frente a su angustia más casos de confesión, Mensajero, Bilbao 1969.
profunda. G. Rossi, s.j.
obras citadas 1 1 .

1. NO ES POSIBLE PROPONER LOS MIS- 4. EL DIRECTOR ESPIRITUAL, aunque Notas.—I1) Ch. Odier. Les deux sources. ESCUELA
MOS REMEDIOS PARA TODOS LOS ESCRUPU- no pueda afrontar u n a verdadera y consciente et inconsciente de la Vie moral.
LOSOS: cada persona tiene que ser es- propia terapia, no puede por ello limi- Neuchatel 1943 y 1947; Ch. Nodet. Psico- I. La escuela, organismo educativo
cuchada y" comprendida singularmente. tarse a u n a inútil discusión acerca de análisis y culpabilidad, en Pastoral del pecado. viviente
El confesor o el director espiritual debe los síntomas superficiales, sino que ten- Verbo Divino, Estella 1970; L. Beirnaert, La
drá que ayudar a la persona a captar teoría psicoanalítica y el mal moral, en «Conci- La escuela, en cuanto sociedad con-
brindar al penitente la posibilidad de lium», 56 (1970), 364-375 (todo el número
exponer su caso con todos sus detalles, su verdadero problema de fondo. A este sagrada a procurar la educación me-
está dedicado a la2 problemática del sentido
debe escucharlo con simpatía y com- fin. el elemento esencial es el encuentro de culpabilidad).—( ) F. Duyckaerts, La notion de diante la instrucción, es el organismo
prensión y ganarse su confianza. Sólo interpersonal positivo, la experiencia de normal en Psychologie clinique, París 1954.- viviente en que encuentran aplicación
así su obra podrá ofrecer una ayuda sentirse conocido y aceptado hasta el (') S. Freud, El Yo y el Ello, Alianza, Madrid y verificación las normas derivadas de
efectiva. fondo. En la relación con el confesor, 1973; H. Gratton, Essai de Psychologie pasto- todo el complejo de disciplinas que
representante de Dios, el penitente rale sur le Scrupule. en «Supplément á la Vie atañen a la pedagogía, que representa
spirituelle», 48 (1959) 100.-( 4 ) H. Gratton, la ciencia-arte normativa de la forma-
2. ÚNICO CRITERIO DIRECTIVO ha de vuelve a vivir, de algún modo, su in- o. c., 111.—(5) M. Eck, Le point de viste cTun ción del hombre en su integridad.
ser el de facilitar en el escrupuloso u n feliz experiencia infantil. Si de la misma Psychiatre, en Morale sans Peché?. París 1955,
6
desarrollo afectivo que le permita su- él ha extraído u n a idea falsa del padre 38.— ( ) A. Vergote. La peine dans la dialectique Los principios de semejante pedago-
terreno y de Dios y los ha concebido de l'lnnocence, de la Transgression et de la Ré- gía (resultado de todo el complejo de
perar el éxtasis de su sentido moral y conciliation, en 11 mito de la pena. Archivio di disciplinas correspondientes: la filoso-
como instancias morales sádicas, en
apreciar los valores y el compromiso Filosofia (1967). sobre todo 394-400.-O Cf S. fía, la teología, la psicología, la metodo-
esta nueva relación h u m a n a más válida
moral adulto. La obediencia ciega no debe formarse u n a concepción justa de Freud, El malestar en la cultura. Alianza, Ma- logía científica, etc.) deben concretarse^
es la panacea universal. Si una perso- drid 1973.-( 8 ) L. Beirnaert. Le point de viste
na es incapaz de tomar u n a decisión,
Dios y de la relación personal que media d'un Moraliste chrétien. en Morale sans Peché?,vivificándola de suyo, en la praxis. Mu-
entre él y Dios, tiene que llegar a sen- 45-50.—(9) G. Mora, Notes sur quelques aspeets cho más hoy puesto que la escuela
no es posible sustituirla, no es posible tirse desde luego pecador, pero también du Transferí dans le Traitement des malades asume cometidos muy vastos y con una
imponer autoritativamente la serenidad perdonado por el Padre. Se trata, por scrupuleux, en «Supplément a la Vie spir.», 36 responsabilidad inmensamente mayor,
que permite decidir y obrar. En el caso tanto, de hacer comprender al escru- (1956),10.85-86; cf además H. Gratton, o. c.
en que se pueda obtener semejante 105.—( ) «El sujeto busca una ley para or- La escuela tiene el cometido de pro-
puloso dónde se sitúa el verdadero pe- denar el caos de las pulsiones que, de otro mover todos los auténticos y perennes
obediencia, se alcanzará un éxito apa- cado: en la tentativa de alcanzar con modo, se destruirían mutuamente. Necesita valores de la civilización en las nuevas
rente, pero se mantendrá al penitente sus solas fuerzas el ideal narcisista de el arbitraje de una medida» (A. Vergote. Psicana-formas de nuestro tiempo, conduciendo
en una posición infantil de dependencia la inocencia absoluta, en el encerrarse lisi e Antropologíafilosófica,en La psicanalísi a cada u n o de los ciudadanos al nivel
que no educa a la acción autónoma 1 2 . egocéntricamente en un mundo ima- scienza dell'huomo. Turín 1970. 180).-(") Cf a que tienen derecho. Tiene que prepa-
ginario, en el rechazo del amor 1 3 . los trabajos de T. Goffl, H. Gratton, G. Hag- rar todas las profesiones necesarias hoy,
3. LAS PALABRAS TRANQUIIJZADORAS maier-R. W. Gleason. G.12Mora, citados en la
bibliografía que sigue.—( ) L. Beirnaert. Aiu- pero a la vez tiene que informar dicha
del sacerdote no consiguen, de ordina- San Ignacio de Loyola describe en
estos términos su liberación de los es- to e dialogo, en L. Beirnaert. Esperienza cris- preparación de un «espíritu» personal
rio, liberar al escrupuloso del peso de tiana e psicología, vers. it.. Turín 1965.-- de humanidad, de colaboración social,
la culpabilidad patológica; a pesar de crúpulos : (13) Por ejemplo, los trabajos citados de Hag- de servicio, de construcción comunita-
que el confesor asegure que asume sobre «...y con esto quiso el Señor que maier-Gleason y Mora.—(14) San Ignacio de ria. Lo que es primariamente importan-
sí la responsabilidad de algunas de sus despertó como de un sueño. Y como Loyola, Autobiografía, c. 3. n. 25, en Obras te para la escuela es la formación del
acciones (del escrupuloso), éste se per- ya tenía alguna experiencia de la di- Completas, Católica. Madrid 1963, 102. Este
texto ha sido comentado en clave analítica hombre en la totalidad y plena madurez
catará de que no puede, de hecho, ser versidad de espíritus con las liciones
liberado de su responsabilidad moral. por L. Beirnaert, L'esperienza fondamentale di de sus facultades: escuela de cultura
que Dios le había dado, empezó a mirar S. lgnazio di Loyola e l'esperienza psicanalitica,que deviene profesionalidad.
Hemos visto la explicación general- por los medios con que aquel espíritu en L. Beirnaert, Esperienza cristiana e psicología,
mente aducida por los psicólogos a era venido, y así se determinó con Turín 1965. 242-243 (cf ib, 223-252). La escuela ha de formar, en el joven,
propósito de esta resistencia tenaz del grande claridad de no confesar más u n a rica y sólida plataforma de con-
sentido de culpa: si el escrupuloso ninguna cosa de las pasadas; y así ciencia personal y de formación crítica,
de aquel día adelante quedó libre de BIBL. : Citaremos sólo algunas de las obras moral y cívica que pueda ayudarle
quiere conseguir u n a pureza absoluta, publicadas más recientemente (para una bi-
es porque inconscientemente pretende aquellos escrúpulos, teniendo por cierto eficazmente a inserirse como persona
bliografía más completa, cf T. Goffi, o. c. más libre, moral y socialmente formada, en
esconderse a sí mismo el verdadero que nuestro Señor le había querido abajo. 97-180). Eymieu A.. El gobierno de sí la sociedad moderna, a su gusto, sin
motivo de su angustia: el miedo ante librar por su misericordia» 14 . mismo. Gustavo Gili, Barcelona 1949.—García
la pulsión vehemente y condenada. A nivel teológico, por tanto, la meta Vicente ]., Fenomenología del escrúpulo religioso.correr el peligro de ser desespiritualiza-
El problema más profundo del escru- Perpetuo Socorro, Madrid 1963.— Geigert L. B.. do, masificado o aplastado. En realidad
de la dirección espiritual del escrupu- La Théologie du Scrupule. en «Supplément á la la escuela está llamada a ser salvación
puloso lo constituye, por tanto, la in- loso es u n a verdadera y propia conver- Vie spir.», 39 (1956), 400-424.-Goffl T.,
capacidad de aceptarse tal cual es, de y exaltación de la persona frente al
sión de la sujeción farisaica a la ley Lanimo scrupuloso. 1.° Lo scrupulo nel suo peso de la masa; promoción de la liber-
sentirse aceptado por los hombres y de la humilde aceptación de la salva- essere psicológico e teologico-morale. 2." Te-
por Dios, de concebir la posibilidad de rapéutica morale e spirituale dello Scrupulo. tad contra toda forma de esclavitud;
ción que nos ha sido ofrecida gratuita- guía en la desorientación; promotora
sentirse perdonado. De ahí su falta de mente por Dios. Para realizar este paso, en «Rivista di Vita Spirituale», 12 (1956), 97-
confianza, el cerrarse en sí mismo y, 128, 180-216.-Gratton H.. Essai de Psycho- del orden en el desorden; apelación
la palabra del consejero espiritual puede
Escuela 316 317 Escuela
ética en la decadencia; voz del espíritu de participación activa y de solidaridad munidad debe ser, como todo proceso de respeto mutuo. El sentir social no
sobre el griterío materialista. operativa. vital, continuamente variable, es decir, se improvisa, sino que es fruto de una
La escuela tuvo otrora la tarea prin- Camino fecundo para lograr esta meta ha de desarrollarse orgánicamente, in- larga educación que se desarrolla len-
cipal de formar a la clase dirigente. es el de la interdisciplinaridad que as- tegrándose con la sociedad que la sos- tamente desde la infancia, sobre todo
Semejante cometido era consecuencia pira a poner en comunicación las apor- tiene y que ésta, a su vez, condiciona. en la escuela. Esta debería ofrecer el
de la neta separación de la sociedad taciones de las diversas ciencias, aun- Tarea educativa de la escuela es ambiente ideal para la formación del
en diferentes clases. Escuela clasista, que valorando su autonomía y especi- comunicar a todos el capital social cul- sentido comunitario. La propia ense-
pues, en su estructura y en su conteni- ficidad 2. tural de modo que todos contribuyan ñanza individualizada debe realizarse
do. Hasta los umbrales de la edad mo- Hay que reorganizar conveniente- a enriquecerlo y hacer que todos par- en el ámbito de la vida de grupo, debe
derna permaneció no sólo como escuela mente la escuela para que pueda cum- ticipen de dicho capital —conservando fundirse en u n a unidad dinámica a fin
del latín, sino latina. Preparaba para plir su función educativa en ayuda de su sustancia válida— en aquellas nue- de que el muchacho afronte la realidad
una profesión docta y privilegiada. la familia, que continúa siendo siempre vas formas que hagan su participación con la ayuda incluso de sus coetáneos,
Sólo las obras de la cultura antigua —se la primera e insustituible responsable, más fácil y su adquisición más durable partícipes de los mismos ideales. La
pensaba— podían constituir las fuentes precisamente hoy que la vida tiene su y fecunda. madurez psíquica auténtica (que con-
adecuadas para formar el sentido críti- centro fuera del hogar (ya no existe el Para que la escuela pueda encon- siste en la capacidad del individuo de
co del alumno. Por desgracia, la escuela trabajo del individuo, sino de la comu- trarse verdaderamente en función de sentirse perteneciente a una entidad
ha sido, quizá inconscientemente tam- nidad). la sociedad ha de vivir de la técnica superindividual, pletórica de valores es-
bién, un baluarte contra el cambio so- Hay que reorganizar la escuela para y de la pedagogía, no de la política ni pirituales) no puede lograrse plena-
cial. Y, sin embargo, «la interdependen- que pueda formar el nuevo tipo de de los prejuicios; no habrá de ser mo- mente más que participando en la vida
cia entre escuela y realidad excluye ciudadano que reclama la forma de ci- nopolizada por el Estado en manera de todos mediante u n a colaboración
toda posibilidad de plantearse y resolver vilización moderna (la democrática). alguna (ni franca, ni solapada, ni di- recíproca efectiva.
los problemas educativos en abstracto, La democracia constituye u n a exigen- recta, ni indirecta); tampoco ha de ser
al margen de la condición histórica. Es El preadolescente —que, por natura-
cia profunda de nuestros tiempos. una escuela paternalista o autoritaria. leza, se halla abierto a la comprensión
más, al especialista de pedagogía mo- Todo lo que concurre, a través de u n El programa no tiene que ser impuesto,
derno le compete... programar la or- de la socialidad en razón de que se en-
sistema democrático, al desarrollo del ya que no puede ser igual en toda la cuentra animado de sentimientos de se-
ganización y la eficiencia de la escuela hombre como persona autónoma, libre nación: aun contando con u n a misma
sobre la fundada previsión del desarro- guridad, de confianza, de conquista y
y socialmente abierta, halla plena co- base común, se adaptará a las particu- de satisfacción— se siente llevado e in-
llo social, de manera que entre ellas el rrespondencia y resonancia en las es- lares exigencias de las regiones o de las
derecho social evolutivo, que hasta el clinado a la realización de todo u n
peranzas de los jóvenes. La escuela debe zonas. Cuanto más restringida sea la programa comunitario. Sintiéndose abri-
presente parecía ineliminable, resulte no sólo favorecer la renovación de las comunidad que expresa y organiza su
no significativo» 1 . gado contra el aislamiento, causa de
costumbres en la vida social, sino tam- escuela, tanto mejor. sufrimientos notables, el alumno se
bién determinar en su seno la educación halla más dispuesto para la fatiga,
La escuela, en el cuadro de la educa- Del mismo modo es menester que la
a la democracia mediante u n auténtico puede enriquecerse con muchas expe-
ción integral del hombre, debe prepa- escuela goce de libertad efectiva y, por
servicio de democracia. Surgirá enton- riencias psíquicas, sabe afrontar el ries-
rar al hombre para inserirse como ele- consiguiente, exista u n a verdadera y
ces u n a escuela creativa en que la idea go de la novedad. El mismo rendimiento
mento activo en la comunidad social eficaz paridad moral, jurídica y econó-
democrática operará como valor en las intelectual, cuando el grupo funciona
de la que forma parte, de suerte que sea mica entre la escuela pública y la es-
mismas raíces de sus formas y de sus como auténtica unidad psicológica, es
sujeto y no objeto de la vida social. cuela privada. Libertad de contenido y
contenidos. indudablemente superior, según com-
de forma, de método y de programa.
La escuela h a nacido para ofrecer a La familia ya no basta para formar Naturalmente, los ciudadanos deben prueban numerosos experimentos.
la comunidad aquellos servicios espe- al hombre-ciudadano, apto para la participar en el gobierno de su escuela: Una vez que el muchacho se haya con-
ciales que la comunidad no podía nueva sociedad; no se encuentra ya a tienen el derecho de gobernarla de vencido de pertenecer a u n a colectivi-
procurarse de otro modo. Pero no siem- la altura de poder cumplir su deber suerte que responda a sus deseos y a dad en la que existen exigencias de
pre ha conseguido adecuarse a las ne- educar, porque carece de la preparación sus necesidades. vida comunitaria, por lo que se ha
cesidades de la sociedad que van mul- pedagógica necesaria o de los medios menester de un continuo control de las
tiplicándose día a día; no siempre ha adecuados. La única institución que impulsividades y de las tendencias anti-
sabido mantener el paso al ritmo de posee entera capacidad y posibilidad II. Escuela y educación sociales, sabrá superar el propio ego-
toda la vida social y, con frecuencia, para ello es la escuela, siempre como centrismo, favoreciendo así la madura-
se h a apartado de la viva continuidad delegada de la familia y, en diversa me- La escuela, según la declaración con-
ciliar Gravissimum educationis, goza de ción afectiva; se habituará a entrever
complementaria para atrincherarse en dida, también el Estado y la Iglesia, que vastos horizontes, a apreciar los valores
son los entes a quienes directamente particular preeminencia en el campo
su específica tecnicidad y en el conte- culturales, espirituales y sobrenaturales
compete el derecho y el deber de edu- de la educación. Por tres motivos:
nido tradicional del programa. que nutrirán de por vida su actividad.
car. Por desgracia, las carencias de la a) Por su naturaleza y en virtud de
Hoy esta brecha, al menos en nues- su misión, la escuela es medio eficací- La energía afectiva del muchacho,
tras latitudes, parece muy profunda. escuela hoy en muchos países son muy
numerosas: falta de hombres, de me- simo para promover u n a educación in- que anteriormente se polarizaba hacia
Es menester volver a poner a la escuela tegral, pues «cultiva con asiduo cuidado los padres, ahora se dirigirá hacia sus
en contacto con las renovadas exigen- dios, de estructuras, de orientaciones,
de programas, de metodologías, de di- las facultades intelectuales, desarrolla coetáneos, que absorben su atención y
cias de la sociedad. la capacidad del recto juicio, introduce sus más profundos intereses. Entre los
dáctica. Y a u n así —a pesar de la con-
La brecha entre la escuela y la vida testación juvenil, que ha sacudido su en el patrimonio de la cultura conquis- miembros del grupo se establece ver-
se habrá soldado cuando los alumnos estructura— es la escuela de u n a socie- tado por las generaciones pasadas, pro- dadero afecto: de ahí que las ideas, ini-
(discentes), en visión unitaria de los dad diferente de la sociedad en que mueve el sentido de los valores y prepara ciativas, sentimientos y valores del gru-
valores espirituales y culturales, hayan ella opera. para la vida profesional» 3 . po se acepten con gusto y se correspon-
captado y experimentado la importan- b) Ayuda a los jóvenes a abrirse al dan a ellos con u n amor espontáneo
cia de su «ser hombres», en espíritu La relación social entre escuela y co- sentido social, al espíritu de servicio y y u n a dedicación gozosa. Las mismas
Escuela 318 319 Escuela
virtudes sociales se asimilan vitalmente historia. Una escuela que no carezca, da a la formación de los hombres; que impartirse en razón de u n a auténtica
en estas fecundas experiencias de agra- como la 'actual, de u n verdadero centro ponga el programa al servicio del des- competencia.
dable convivencia social. Sus elementos de gravedad que unifique el saber y la arrollo integral de la persona (en la di-
dinámicos son la estimulación recípro- vida moral del alumno. mensión social, ética, religiosa): que
ca, la identificación y la interacción. b) Una escuela más didáctica y más sea una escuela de valores que es pre- IV. Deberes y derechos frente
Demasiados jóvenes salidos de nues- psicológica, capaz de llegar a cada alum- ciso encarnar más que de nociones a la escuela
tras escuelas son psicológica y espiri- no, en los modos y formas que resulten que es necesario aprender. Esta escuela, 1. FAMUA-lGLESiA-EsTADO.-La edu-
tualmente superficiales, cerrados y ro- progresivamente más idóneos para pro- cualitativamente distinta, debe ser tan cación es propiedad del educando antes
mos. Se hallan inmersos en la crónica, mover el devenir, de su más completa plástica que pueda adecuarse a los di- de constituir un derecho de los educa-
pero no tienen sentido de la historia. personalidad. Por esto el problema del versos tipos de personalidad y a las dores. El derecho a educar es secun-
Poseen erudición de salón, no genuina aprendizaje, como motivo de fondo de características de cada persona, llegando dario respecto al deber de educar. Las
cultura. Se buscan a sí mismos, no la relación educativa, tendrá que ins- a convertirse en la escuela de cada instituciones educativas que poseen un
h a n aprendido a amar y a servir a los pirarse en el sano activismo del intere- uno. A las diversas exigencias aporta- título originario son históricamente tres;
otros. Son egoístas. Les ha faltado u n a sado en el crecimiento: el educando. das por cada uno de los alumnos debe dos desde el plano del derecho natural:
sabia educación a la abertura a los El método demostrativo enfatiza las corresponder u n programa compren- la familia y el Estado; una a nivel de
otros, basada en el amor y en el servi- diferencias; el interrogativo se convierte sivo, vasto, flexible. Además del núcleo derecho positivo: la Iglesia. La escuela
cio. Su escuela no ha sido, de hecho, con frecuencia en un juego de pregun- fundamental de materias obligatorias depende de estas tres instituciones.
centro de socialidad viviente. No ha tas o en u n a técnica, dando sólo la para todos ha de comprender gran nú-
sabido desplegar el aspecto social que ilusión de la actividad. mero de materias electivas o facultati- A la familia compete el derecho natu-
constituye parte integrante del hombre, vas. Estas tienen que servir a orientar ral absoluto, inviolable e inalienable de
Los métodos psicosociales (a través la educación de la prole. La familia,
componente ontológico-ética de la per- de los cuales se puede apelar a las dife- profesionalmente, sin que esto conlleve
sona. u n a prematura especialización. La es- por tanto, debe poseer u n a prioridad
rencias individuales para verificar las de intervención en la escuela.
c) La escuela es también la sede relaciones en su singularidad y origi- cuela debe también ocuparse eficaz-
mente de los minusválidos físicos, de los Para el Estado, la educación no es
ideal para el desarrollo y la convergencia nalidad, dados por la riqueza de las di- una «función», sino un «servicio». Con-
de una sabia política de educación, puesto ferentes experiencias en el crecimiento retrasados mentales, así como de los
superdotados. Una escuela abierta a forme al principio de subsidiariedad, el
que «constituye además como un cen- de la comunidad) favorecen u n plan- Estado ha de defender los derechos del
tro de cuya laboriosidad y de cuyos teamiento de trabajo que permite la todos significa, en primer lugar, una
escuela abierta a los intereses so- niño y de la familia; ha de ayudar e
beneficios deben participar juntamente participación activa y espontánea de integrar a la familia incluso económica-
las familias, los maestros, las diversas todos y, por ende, la aceptación, la ciales de todos, adaptada a las exi-
gencias de la vida con contenidos de mente.
asociaciones que promueven la vida comunicación y la comprensión del
cultural, cívica y religiosa, así como la otro. Comunicar es conocerse, es acep- libertad; u n a escuela que contempla La Iglesia, en razón de su fin y magis-
sociedad civil y toda la comunidad tar, es ayudarse, es, por tanto, crecer. al alumno y al maestro como fuerzas terialidad, constituye una comunidad
humana»4. Comprender es aceptar al otro por lo sociales, es decir, dentro de u n con- esencialmente educativa. Es más. por
que es, sin dejarse apresar por la ten- texto social. lo que se refiere al contenido educativo
Debería ser una comunidad educa- (no a su transmisión) goza de prioridad
tiva de cooperación, un noviciado prác- tación de la intervención sustitutiva,
que se halla siempre viciada de auto- d) Una escuela más religiosa. Un y de superioridad respecto a las otras
tico y completo de vida comunitaria. programa educativo, para ser pleno y dos instituciones. En cuanto portadora
Por esto se precisa socializar la dinámica ritarismo. | Porque es el ser aceptados
lo que cuenta! Y cada uno lo sabe por completo, no puede prescindir de una de moralidad, evidentemente, es fuente
de la escuela y, consiguientemente, visión religiosa de la vida y no contener de autentificación del contenido ético
ofrecer la posibilidad de una experien- la experiencia sufrida. De la aceptación
surge la confianza, la autonomía, la el propósito de orientar a los jóvenes tanto para la familia como para el Es-
cia social vivida, haciendo del apren- hacia la adquisición de este mismo tado cristianos. Naturalmente, esta auto-
dizaje un trabajo de cooperación no seguridad, la madurez: y esta última,
a su vez, favorece la relación de inter- ideal. La iluminación religiosa presta ridad de la Iglesia es sólo de carácter
sólo con el equipo de los educadores, indudablemente u n fundamento sólido moral.
sino con los mismos alumnos. dependencia y engendra la de la tole-
rancia. a la moralidad, al civismo, a la demo- La Iglesia pretende educar integral-
cracia; ayuda a vencer los peligros de mente al hombre en sus aspiraciones
Una tal escuela, modelada en confor- la opulencia, de la superficialidad, del eternas y en sus actividades temporales.
III. Una escuela nueva para una
midad con conocimientos psicológicos materialismo, de las tendencias egoístas; En el cristiano, la Iglesia forma al ciu-
nueva sociedad contribuye a u n a edificación de la so-
seguros e inspirada en las normas di- dadano, y en el ciudadano al cristiano.
Las exigencias más esenciales del vi- dácticas mejores, resulta, sin duda, más ciedad en la que los hombres atribuyan Por esto ha abierto siempre escuelas para
vir y expandirse de la nación, en este comprometida, más democrática, me- mayor valor a la cualidad de sus ideales los fieles, para cuantos deseasen u n a
momento de nuestra historia, imponen: nos autoritaria, más fatigosa. Porque que a la cantidad de sus bienes mate- educación integral. Junto a las prime-
a) Una escuela más personalista, me- intenta abarcar todas las experiencias riales. ras comunidades, a las primitivas igle-
diante u n a educación humanista plan- pedagógicas que —partiendo de la con- En la renovada concepción de la es- sias cristianas, surgen escuelas, centros
teada más modernamente. Una escuela, sideración de la espontaneidad, intere- cuela, constructora del hombre nuevo de estudio. Célebres son las de Antio-
pues, «a medida del hombre», que pro- ses, colaboración, funcionalidad, socia- en u n a sociedad dinámica y pluralista, quía, Alejandría y Roma. Se fundan
mueva la dilatación de la personalidad bilidad- encuentran y promueven en el al alumno habría que ayudarle a rea- escuelas, al mismo tiempo que se cons-
en el horizonte de todas las aperturas alumno un esfuerzo espontáneo de lizar un acercamiento crítico interdisci- truyen catedrales, anejas a los palacios
(clásica y moderna, nacional, euro- autoformación, u n impulso vital in- plinar al problema religioso. Esta refle- de los obispos o junto a los monasterios,
pea y mundial), según las dimensiones manente que. convenientemente ayu- xión crítica debe ser de índole filosófica, en la Edad Media. No hay ciudad im-
sin límite de la civilización cristiana. dado y dirigido, da un mayor potencia- sociológica, psicológica, histórica y teo- portante que no haya tenido u n a uni-
Una escuela en que se pueda dialogar, miento del espíritu. lógica. La enseñanza religiosa conce- versidad en la que, al par que teología,
ser personas vivas y responsables para c) Una escuela de todos y para todos: bida así pertenecería a las materias co- se impartieran ciencias, artes y oficios.
poder llegar a ser mañana actores de la no selectiva, sino orientativa; que tien- munes, sería obligatoria y tendría que Escuelas de carácter profesional las ins-
320 321 Escuela
Escuela

tituyen las Ordenes religiosas de la renovada deberá promover un alto nivel en la sociedad), convirtiéndola en algo nas enseñantes). Ciertamente la escue-
contrarreforma. Escuelas construyen y de colegialidad y de participación de- totalmente anacrónico. La escuela, em- la del futuro será muy distinta de la que
dirigen los misioneros y catequistas mocrática a todos los grupos sociales pero, ha de ser orientativa: no rechazar nosotros hemos conocido: tal vez en
al evangelizar a los pueblos primitivos interesados en la marcha de la propia a nadie, ocuparse de todos y de cada u n a sociedad tecnológicamente avan-
e incultos. escuela. uno, garantizar a cada individuo una zada, cederá el relevo a «modos alter-
asistencia educativa y formativa ade- nativos de formación». Respecto a cuá-
Cuando en los tiempos modernos la Tiene que favorecer, por tanto, la in-
cuada a su capacidad y aptitudes, ser- les han de ser estos modos se discute
cultura se ha apartado de la fe, sobre terdisciplinaridad, entendida como apor-
virse del programa como simple ins- todavía bastante. No obstante —con la
todo por obra del Iluminismo. los Es- tación de «autores» diversos sobre un
trumento para desarrollar la humani- ayuda de la pedagogía comparada, de
tados primero han soportado las es- mismo objeto. Se interioriza así el apren-
dad del alumno 5 . la pedagogía económica y, sobre todo,
cuelas católicas, progresivamente han dizaje y la orientación, estimulando los
intereses que pasarán gradualmente de la psico-pedagogía— se está operando
afirmado una escuela «neutra», «laica»,
del nivel de contenidos al nivel estruc- 5. ESCUELA CON PLENA DEDICACIÓN.— sobre las que constituyen las nuevas
hasta asumir el monopolio de la edu-
tural. Una escuela de esta naturaleza ya se fronteras del aprendizaje permanente.
cación. Una educación, pues, no sólo
ha realizado en muchos países de Euro- Es el alumbramiento de u n a nueva ci-
desgajada y dividida de la fe, sino en La experimentación en la escuela re-
pa y del mundo. En otros se advierte, vilización del hombre, que se expresa
contraste con ella. sulta preciosa a condición de que se
a este respecto, u n a difusa perplejidad también a través de la búsqueda de
En nombre del derecho natural, la prepare atentamente, se realice y des- nuevos sistemas de convivencia civil
arrolle con control vigilante, y se valore por motivos fácilmente intuibles: gas-
Iglesia ha protestado siempre contra tos excesivos, ocasión ofrecida a ciertos que se traducen en mensajes-propuesta.
todo totalitarismo pedagógico. Los hi- seriamente. Los trabajos de grupo y
los ensayos exigen u n a precisa reflexión profesores para la propaganda de sus
jos no son criaturas del Estado, sino ideas políticas, peligro de monopolio
personas autónomas, independientes, personal de los alumnos; por otra par- 7. EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ESCUE-
te, éstos han de ser guiados por perso- educativo estatal, sustracción de los LA.—LOS niños y los adolescentes «deben
aunque sean miembros constitutivos del hijos a la influencia de la familia y de
Estado. Criaturas de los padres, a éstos nas cualificadas, dotadas de sólida pre- ser iniciados, conforme avanza su
paración psico-socio-pedagógica y di- la Iglesia, dificultad para el asociacio- edad, en u n a positiva y prudente edu-
corresponde el derecho de elegir el tipo nismo juvenil de carácter formativo re-
de educación y de escuela para sus hi- dáctica. cación sexual» 6 . Se trata de educar a
ligioso. Perplejidades no desprovistas de obrar bien más que de una simple ins-
jos. El Estado tiene no sólo el deber de En la obra educativa tienen que estar fundamento. A pesar de todo, si se
favorecer estas opciones voluntarias, implicados los alumnos, los maestros, trucción sobre los problemas del sexo.
profundiza en la concepción de la Esta educación positiva, progresiva y
sino también el de ayudar a las escue- los padres y la sociedad. «escuela a tiempo libre» (no es la es-
las privadas de modo que de ellas no prudente es u n a educación social, en
cuela de antaño prolongada a lo largo el sentido de que orienta a los jóvenes
deriven graves cargas para los ciuda- 4. ESCUELA COMPRENSIVA Y ORIENTA- de toda la jornada ni tampoco u n a es-
danos. al desarrollo controlado de los propios
TTVA.— La evolución socio-económica de cuela «integrada» con actividades «post- valores sexuales, no sólo con vistas a
nuestra sociedad exige el paso de u n escolares» o permanencias), las motiva- un ideal de ascesis personal, sino tam-
2. COLABOR ACIÓN CON LAS ESCUELAS sistema escolar diferenciado a un sis- ciones pedagógicas que la fundamentan, bién con miras al bien de la sociedad.
Y LAS FAMILIAS.-Consciente de su deber tema de estructura unificada. En esta derivadas de la visión renovada de la
de organizar, respetuosa de los deberes perspectiva, llamada «comprensiva», el escuela, y el modo en que la escuela a Hoy, a las razones comunes para se-
y derechos de los padres, apreciando el acento recae esencialmente n o tanto tiempo pleno se integra en u n a concep- mejante educación, es menester agre-
justo valor del papel de la sociedad sobre la transmisión de determinados ción global de la propia escuela y de gar, cada vez más preocupantes, las
civil, la Iglesia brinda su ayuda a las contenidos —destinados a ser muy su relación con la realidad histórica y urgencias coyunturales que agravan la
otras escuelas estatales o privadas para pronto superados por causa de la rá- social, dichas perplejidades pierden mu- situación. Porque las nuevas ideologías,
la educación religiosa de los jóvenes pida evolución de los conocimientos- cha de su carga emotiva. Porque se doctrinas y movimientos de opinión que
que las frecuentan. Pone a su disposi- cuanto sobre la posibilidad de proveer trata de la escuela «de u n a educación atañen a la naturaleza y finalidad del
ción los medios salvíficos de que dispone. a los estudiantes de una base polivalente total», articulada sobre los ritmos de sexo, a su función en la vida y a las
En los sitios en que esta acción educa- y flexible de instrucción, u n «método aprendizaje de los alumnos, en la que relaciones interpersonales exigen clari-
tiva cristiana no pueda realizarse en para aprender», que les permita afron- las actividades libres (investigaciones ficaciones.
las escuelas, la Iglesia ofrece a los pa- tar fácilmente los posibles diversos con- de grupo, dimensión interdisciplinar, En el caos de las nuevas orientaciones
dres cristianos la ayuda de educadores tenidos. diversas experiencias, actividades re- gravemente ambivalentes, los jóvenes
cristianos que procurarán a sus hijos creativas) son tan importantes como
La tendencia a u n sistema escolar tienen apremiante necesidad de ayuda
la madurez moral y religiosa que nece- las lecciones programadas.
unificado responde también a la exi- para dominar los impulsos provocados,
sitan para corresponder a su vocación
gencia de una mayor justicia social, para señorear el juego de las opiniones
cristiana en el mundo.
porque es notorio que las diferenciacio- Por otra parte, tal escuela es la única y costumbres, para huir de la instrumen-
La Iglesia considera su acción en las nes entre las diversas direcciones esco- respuesta posible a las renovadas exi- talización política y económica del sexo,
escuelas propias y su colaboración con lares son frecuentemente jerárquicas y gencias de la sociedad. Entre otras co- para ensayar opciones y praxis válidas.
las otras escuelas como u n auténtico reflejan, en gran parte, las estratifica- sas, corresponde a u n a seria concep- Pocos jóvenes conocen el valor perso-
apostolado al servicio de los jóvenes y ciones existentes en el seno de la so- ción de la escuela inspirada en el per- nalizante y socializante de la sexuali-
de los padres que recaban libremente ciedad. sonalismo cristiano. En vez de recha- dad, su valor de fecundidad creadora
su ayuda. El Concilio Vaticano II re- zarla, es preciso ingeniarse para que se y de trascendencia.
cuerda a los padres su derecho a elegir La escuela obligatoria, especialmente, realice con el máximo provecho.
debe acoger a todos y no rechazar a Es sobre todo deber de los educadores
libremente la escuela para sus hijos; a cristianos proponer, hoy más que nun-
los padres católicos, su deber de confiar nadie. El proceso socio-cultural ha pues-
to patas arriba los esquemas de la es- 6. NUEVAS TÉCNICAS EDUCATIVAS.— ca, los valores y motivos naturales y
sus hijos, cuando y donde sea posible, La próxima gran innovación del mundo sobrenaturales que afectan al poder
a escuelas católicas. cuela selectiva (la que rechazaba a los
inadaptados, a los desadaptados, a los de la escuela será la de la tecnología maravilloso de transmitir la vida, al
perturbados, no preocupándose en ab- educativa cuyos nuevos héroes son los amor que se expresa y se ofrece posible
3. PROMOCIÓN SOCIAL, INTERDISCIPLI-
soluto de su porvenir, de su inserción computers y las teachingmachines (máqui- a todos: desde la amistad hasta el
NARIDAD, EXPERIMENTACTÓN.-La e s c u e l a
il
Escuela 322 323 Escuela
auténtico misterio h u m a n o y cristiano y valores. Procurará adiestrar su vo _ tido social o pedagógico, por razones cuela: es decir, al ejercicio de una fun-
del matrimonio y la familia, abarcando ¡untad en orden a la conquista de l a culturales (derivadas de la formación ción esencial para el porvenir de lo»
también las opciones y aceptaciones de libertad verdadera. Sabrá intuir el mis., - o deformación- profesional recibida individuos y de las comunidades. Cier-
la virginidad y del celibato por amor terio de la personalidad única e i r r e . en las universidades), por motivos de to que la enseñanza y los métodos de
de Dios. petible de cada alumno hasta presag¡ a r comodidad (toda renovación vital exige enseñanza hoy se encuentran siempre
Las directrices de los hijos constituyen su porvenir y su vocación singular en siempre sacrificios), y por motivos eco- en fase evolutiva y que «enseñar» no
el deber-derecho primario, insustituible el mundo. nómicos. significa ya transmitir u n acervo de
y central de la familia. No obstante, la En realidad, la sociedad ha mortifi- nociones adquiridas a los discentes.
escuela puede completar el programa 9. LA ESCUELA PRECISA UNA COMUNI- cado durante demasiado tiempo a los sino u n a búsqueda común en que los
formativo-educativo de la familia. Se DAD EDUCADORA.-Se ha dicho autori. educadores —he aquí una grave res- componentes docente-discente deben
tiende a introducir la educación sexual zadamente - y la experiencia lo conva- ponsabilidad social-, demoliendo los participar. Pero el docente, que en la
en la escuela. Los educadores cristianos l i d a - que no es fácil plasmar al hombre valores y, por ende, la misma función enseñanza desempeña el papel de di-
no deben desentenderse de esta tarea, adulto; pero es ciertamente posible me- educativa y haciendo que faltase el rector, ha de saber moverse en u n am-
sino que deben estar preparados, con jorarlo, si se actúa sobre él cuando to- terreno vital a la inserción de los edu- biente social dinámico, en constante
la debida competencia, para asumir davía se encuentra en el estadio for_ cadores en el contexto socio-económico evolución, en concurrencia con tantos
iniciativas y responsabilidades en este mativo, cuando es capaz de modificarse, sobre el que están llamados a trabajar. otros canales informativos y formativos
aspecto. Nada de miedo ni de represión, Ahora bien, para educar no bastan pa- Naturalmente, la frustración de los edu- extraescolares (comenzando por los
sino claridad a la hora de exponer labras y teorías. La responsabilidad de cadores entra en las casas a través de la mass-media). Debe servirse, por tanto,
positivamente el problema y capaci- los profesores se agiganta precisamente frustración de los jóvenes, que perciben de los medios de «aggiornamento», que
dad para presentar la prueba de la efi- por la complejidad de su tarea: la ¿e vacío espiritual, desconcierto psicoló- responden exhaustivamente a las múlti-
ciencia de los motivos de la gracia. formar la mente y la personalidad de gico, soledad desesperada. La descon- ples exigencias que brotan a su alre-
los hombres de m a ñ a n a ; es decir, la u e fianza moral de los educadores rebota dedor en el área de la comunicación
8. ESCUELA CATÓLICA.—ES aquella en «cultivarlos» a fin de que el inmenso en las universidades y en las oficinas didáctica.
que Dios, su verdad y su vida se inte- potencial de las energías ocultas pueda a través de la deformación psicológica El Consejo de Europa está estudiando
gran en el programa escolar, en el des- desplegarse lozanamente, al margen y de tantísimos estudiantes; el indiferen- la posibilidad de una formación con-
pliegue de los estudios y en la propia al abrigo de las arbitrarias manipula- tismo o las reacciones extremistas de tinua de los profesores. Con este motivo
vida de la escuela. La escuela católica ciones del deshecho cultural que, desde los educadores repercuten negativa- se reunieron en Frascatí, del 2 al 6
se propone u n a alta cualificación cul- diversas partes, pretende imponerse con mente en toda la vida política. de abril de 1 9 7 1 , especialistas de 18 Es-
tural y pedagógica en todos los campos, gratuitos reclamos. «La obra educativa La crisis de los educadores es la ver- tados, además de la Santa Sede, con
sin excluir a Dios de ninguno de ellos. se ha hecho más compleja, más difícil dadera causa de la crisis de las institu- el cometido de sugerir medidas prác-
Es la escuela que inserta al alumno en y más exigente: debe preparar para la ciones escolares: crisis de credibilidad ticas para promover dicha formación.
una comunidad cristiana viva y vi- vida mejor que en el pasado..., edu- en los profesores, espiritualmente em- Todos han reconocido la necesidad
brante, abierta a todos los hombres sin cando para lo verdadero, lo bello, el pobrecidos y, en su mayoría, resigna- de una educación permanente que
excepción. «Ambiente de la comunidad bien, la fe, la paz y la justicia. De este dos a una rutina más o menos honesta, pueda constituir la energía motriz y
escolar animado por el espíritu evan- converger de instancias y solicitaciones pero opaca. La función de los educadores directiva que alimente un orden social
gélico de libertad y caridad» 7 . La es- surge hoy, enormemente dilatada, la se halla hoy en crisis, porque hay crisis dinámico, facilitando a cada persona
cuela católica, para que pueda reali- tarea del maestro y del educador» 8 . Más de autoridad, que es crisis de persona- todo lo necesario para que pueda des-
zarse de modo auténtico y eficaz, exige allá de las implicaciones técnicas y or- lidad, de valores, de conducta, de cos- arrollar la propia personalidad durante
no pocas ni fáciles cosas. Ha de ser: ganizativas, sigue en pie el problema tumbres 9 . toda la vida. Es más, la educación per-
a) verdaderamente «popular», accesi- de estos profesores sobre cuyos hom- manente debería convertirse en el prin-
ble a todos, sin discriminación alguna «La escuela reclama profesores alta-
bros recae siempre la más alta respon- mente especializados en las relaciones cipio organizador de toda la educa-
de censo; b) vitalmente inserta en la sabilidad en el contexto educativo. interpersonales, profundamente respe- ción 1 1 . No hay que olvidar que partici-
pastoral de la Iglesia local; c) mantenerse pan, a diverso nivel y con diferentes
en comunicación iluminada, comprome- No es suficiente cambiar las estruc- tuosos de la libertad del individuo, ca-
paces de vivificar toda la experiencia de cometidos, en la acción educativa todos
tida y concorde con las familias de cada turas y los programas para apuntalan los que trabajan en la escuela.
uno de los alumnos; d) caracterizarse la escuela, para formar al hombre iraj las generaciones pasadas y presentes
por su inspiración cristiana; e) perma- tegral. El problema primero —y m á í para captar sus elementos vitales, in-
necer continuamente actualizarla res- verdadero— de la escuela y, a t r a v é l sertos activamente en su propia época, A. Magc/iali
pecto a los programas y las técnicas. de la escuela, de la sociedad, en el m o l humildes hasta el grado de ser cons-
mentó presente, es el de los educadores? cientes de la exigencia de llegar junto 1
Notas.-í ) A. Fabi, en La pedagogía. Vallardi
La escuela será católica en razón pro- Educadores fáciles se encuentran a dis- con sus propios alumnos a ulteriores 1972, v. 9.-( 2 ) El XXVII Convegno Nazionale
porcional a su vitalidad pedagógico- creción: educadores serios —es decir, niveles de madurez, en continua bús- del Movimiento Circoli della Didattica se ce-
didáctica y, en este sentido, emanaré queda, problemáticamente abiertos a lebró en Roma, del 31 de octubre al 4 de
hombres que, humildemente pero con noviembre de 1971. precisamente sobre el
sobre todo de la personalidad de cada las líneas que tienden hacia lo que
coraje, sepan continuamente renovar tema de la interdisciplinaridad educativa.—
puede, en cierto modo, apagar el ansia
uno de los profesores, en sustancial sus energías intelectuales y morales (3) Declaración sobre la educación cristiana de la
continuidad con la obra de la familia. de infinito y de absoluto, de justicia y juventud. GE 5.-C) GE i.-( ! ) Sobre este
para poder fecundar espíritus; ser siem- de caridad que atormenta a todo
El profesor se esforzará por personalizar pre creadores de sentido moral en las tema se puede consultar con provecho el
todo el proceso didáctico-educativo y hombre» 1 0 . volumen de G. Bastin, La moralitá scolasüca.
personas— se encuentran poquísimos. La Scuola, Brescia.-(«) GE 1, 2.-( 7 ) CE 8.-
prolongar la relación con cada uno de Hoy en el cuerpo de profesores, sobre Urge formar un cuerpo docente, que (») Pablo VI. alia Fidae. 29 dic. 1971.- I") Cf
los alumnos incluso después de haber todo a nivel de bachillerato unificado no sólo esté cultural y didácticamente M. Peretti. Crisi di educaiione: crisi di autoritá?.
terminado el horario escolar. Intentará polivalente, subsisten profundas y en- preparado, sino que se entregue con en Pedagogía e Vita. Brescia 1971, serie 32. 6.-
educar la mente de los jóvenes a la conadas resistencias contra toda forma satisfacción y convencimiento al com- (10) La Scuola e Xuomo (abril 1972). 2 . -
crítica y al discernimiento de opiniones promiso pleno y exclusivo de la es- (") Cf V. Sinistrero. Formaúone permanente
de renovación de la enseñanza en sen-
Esperanza 324 325 Esperanza
degli insegnanti al Consiglio d'Europa, en «Orien- hacia el futuro, el hombre no se libera táculos que contrastan con la supera- cialmente vinculada a quien la hace
tamenti pedagogici», 4 {jul.-ag. 1971), año del presente, sino que libera el presente ción de la realidad esperada; es pregus- posible; supone confianza en él y ésta
XVIII, 683-701. del fixismo, de la estaticidad y la inmo- tar la paz que será plena cuando la resulta tanto más segura cuanto más
vilidad que lo considera, reductiva e posesión del bien sea total, ya no sea se enraiza en la fidelidad del amigo.
BIBL.: a Escueto; AA. VV., Veducazione fami- infantilmente, como el todo. En el hom- combatida ni corra peligro. En su
gliare oggi, Brescia 1971.—Agazzi A., Le nuove Por esto precisamente son inseguras
problemaüche dell'educazwne, UCIIM, Roma bre, el futuro no es sólo tiempo; de- forma más madura, la esperanza no las esperanzas humanas. La esperanza
1971,-Cabrini G., Alia mía «prof.» con rabia, viene dimensión personal. El hombre es deseo de cosas, sino que se entiende es la resultante de la amistad. En el
Turín 1972.—Eli E.. Educación cara al mundo, está encaminado hacia la plenitud, con como anhelo a la comunión sin lí- sentido más riguroso del término, sólo
Paulinas, Madrid 1970.—Id, ¿Nuestro hijo los demás hombres, en el mundo. mites con las personas amadas. Tam- los amigos esperan, sólo donde hay
está maduro para la escuela?, Paulinas, Ma- Cuando es futuro es sólo tiempo, vale bién cuando es deseo de cosas, trátase
drid 1969,-Jersil A., Psicología de la ado-
amistad existe esperanza. La capacidad
decir, realidad ineluctable e indiferible, de realidades esperadas para alguien, de esperar supone la liberación de la
lescencia, Aguilar, Madrid 1968.—Zavalloni R„
La psicología clínica en la educación, Marfil, Al-
no se lo espera ni atiende, sino que, al al menos para la propia persona que capacidad de amistad. El futuro es te-
coy 1970. a Profesores: AA. VV., Vaggiorna- máximo, es u n a incógnita que hace espera. Es éste el carácter que fija mor únicamente cuando está vacío y
mento del persónate docente, en «Formazione e temblar. la distinción más importante entre ayuno de amistad: el presente, para
Lavoro», 33 (1968).-AA. VV., Verso la scuola El problema del futuro es universal. esperanza y deseo. Cuando el bien quien está lleno sólo de sí mismo,
del futuro, Roma 1 9 6 9 , - C a p u t o M. G., U deseado, aun permaneciendo en la es- carece de perspectivas. En este sentido,
technique audio-visive nelVinsegnamento, Turín Abraza todas las dimensiones de la
vida; implica la interpretación del ser, fera de lo posible, se torna arduo o esperar no es un ilusorio alargar las
l971.-Crnppo M., Le nuove tecnologie eduaitive difícil, el deseo es esperanza. Lo que es
per Yaggiornamento professionale degli insegnanti, la lectura de la historia, la valoración manos a la expectativa, sino amistad
en «Quaderni di Ikon», 13, Milán 1971.— de las instituciones, la penetración de arduo se transforma en posible, cuan- vivida en el rigor de sus exigencias,
Prodi P., Formazione e aggiornamento degli los dinamismos psicosociales, la toma do hay alguien que garantiza su pose- compromiso de acción.
insegnanti, en «Scuola Viva». 10. Turín 1971. de postura respecto del operar y del sión. La esperanza, por tanto, incluye
a Educación sexual: AA. VV.. La educación se- u n a relación de confianza en la per- e) La esperanza es encuentro de dos
xual. Nova Terra, Barcelona 1968.-Baen A.,
desarrollo, la profundización de la pa- libertades que se aman. El hombre que
labra de Dios. sona y no se agota en la mera relación
Educación sexual colegial. Marfil, Alcoy 1 9 7 1 . - a las cosas. ama fundamenta la confianza de quien
Goffi T., Etica sexual cristiana, SEA, Madrid b) El hombre, cuando toma con- se siente amado y espera en él. Es-
1973.—Míiller Eckhard H., Educación sexual. ciencia de tender hacia el futuro, se c) Pegada al tiempo, que es movi- perar es construir con el amigo las
Eundamentos. Sigúeme, Salamanca 1 9 6 8 . - aprehende a sí mismo como proyecto,
Seelmann K., La educación sexual de los niños, miento y sucesión, precariedad e incer- condiciones para que la amistad viva
Paulinas, Madrid 1972,-Strátling B„ La edu- como historia, como algo no acabado, tidumbre, la esperanza rechaza toda y se desarrolle, el deseo se realice y la
cación sexual como cometido de la escuela, como responsabilidad, compromiso, pre- forma de inmovilismo. Se opone lo espera se torne presencia. El compro-
Stvdivm, Madrid 1970, cariedad, temor: es decir, como espe- mismo al que cree haber alcanzado miso que la esperanza provoca no está
ranza. La esperanza es todo esto, según todo y estar ya realizado que a quien, orientado a hacer cosas o a producir
confirman los análisis pretéritos y con- desesperando de la posibilidad de un bienes, sino principalmente al creci-
temporáneos (piénsese, por ejemplo, en éxito favorable, rechaza optar por el miento y al desarrollo total y solidario
Tomás de Aquino y, recientemente, en bien. Por consiguiente, rechaza todo de la justicia y de la amistad entre los
ESPERANZA G. Marcel, E. Bloch, P. Laín Entralgo, lo que, presumiendo de privar a la vida hombres. Y así la esperanza deviene
J. Pieper, J. Moltmann, W. Pannenberg, de su orientación al futuro, la empobrece fuerza unificadora; es polarización de
I. La esperanza como experiencia E. Schillebeeckx, etc.). Ponen de relieve también en su anclaje en el pasado y en existencias que se orientan a la comu-
humana los componentes diversos y complemen- su inserción en el presente. Para el nión en la posesión del bien poseído;
tarios de esta fundamental actitud hu- hombre no existe alternativa en la es- es convergencia de camino en el mar-
a) Cuanto más experimenta el hom- mana y ayudan a superar los fragmen- peranza: si muere la esperanza, ya no char hacia la meta. Y porque es con-
bre la precariedad y la temporalidad tarismos simplistas y reductivos que fal- vive como hombre. Decir esperanza es fianza en u n a amistad que no falla,
tanto más se plantea el problema del sean su realidad e impiden vivirla en decir, simultáneamente, aspiración y brinda un mañana siempre nuevo a la
futuro. No lo afronta por conformismo plenitud. deseo del bien todavía no poseído en vida, con lo que la hace radicalmente
a una moda cultural o a causa del
La esperanza es u n a prerrogativa típi- plenitud, convertido en incierto por ioven.
lo complejo de la problematicidad, sino
camente humana, vinculada estrecha- alguien o por algo que, a pesar de
porque capta el tiempo (o sea, la evo-
mente a la vida que, por su carácter que dispute su posesión, no tiene una
íutividad y la dinamicidad) no como
de tensión, se concibe como vía. Vivir naturaleza tal que lo haga imposible. II. Bosquejo cristiano de la esperanza
algo externo, sino como u n a dimen-
es esperar; esperar es estar encamina- El que espera, tiene confianza de triun-
sión personal. Y de esta suerte el a) Esta experiencia adquiere una
dos en u n a vía en que los hombres y far, con la ayuda de otro, sobre las rea-
hombre piensa en el futuro, se preocupa dimensión nueva en la revelación cris-
el cosmos se encuentran atornillados lidades que obstaculizan la conquista
de él, lo teme y, cuando el presente le tiana. Lo que ésta proclama al respecto
por vínculos de radical solidaridad. del bien amado o la comunión en el
resulta angustiante, lo espera. Indaga lo ha reiterado, con particular eficacia,
El camino del hombre en la historia bien.
el futuro de su persona, quiere cono- el Vaticano II (cf las constituciones
cerlo, preverlo, garantizarlo; quiere ha comenzado ya y marcha hacia el d) La confianza, que penetra el dina- dogmáticas y la constitución pastoral
programar el hombre futuro, la orien- todavía-no, que temido y amado lo mismo de la esperanza, es cierta. No del mismo). La esperanza, con reno-
tación de la historia y la evolución del acosa sin cesar. El presente de la vida es simple sentimiento; es una actitud vada evidencia, se juzga no un elemen-
mundo. La perspectiva del futuro exalta es, por tanto, mediación del ya al que, aunque sea difícil de determinar, to accesorio de la fe, sino una realidad
y asusta; es el reino de lo imprevisible, de todavía-no. es inequívoca. Es certeza que no vacía que la impregna en su totalidad y resulta
lo incierto y, por ende, de la espera, Incluso en la indefinida variedad de de significado el temeroso temblor del básica para comprender y vivir la exis-
de la trepidación, de la esperanza: es sus manifestaciones, la esperanza pre- camino, ya que no es garantía de no tencia redimida. La esperanza cristiana
espacio de libertad y de perspectiva, senta algunas constantes; es espera, desmayar, sino seguridad que se apoya brota de la realidad histórica, concreta y
fuente de responsabilidad. El presente confianza, certeza de la realización de en la fidelidad de quien, por amor, ha precisa, de la promesa de Dios prego-
es el futuro realizado y el futuro es el lo que se ama y se desea; es compro- prometido no abandonar al que en El nada y garantizada en plenitud en la
presente a ú n no cumplido. Proyectado miso constante de superar los obs- espera. La esperanza se encuentra esen- resurrección de Cristo. Es ella la que
326 327 Esperanza
Esperanza

apunta hacia qué futuro nos encami- se ha dado ya de forma irrevocable al adelante la obra de salvación y de li- es la desesperación que se va dejando
namos, fundamenta la posibilidad de hombre, aunque es verdad que este, en beración que va operando en la histo- vaciar progresivamente de la resigna-
conseguirlo y confiere poder sobre el tanto que vive en el tiempo, no puede ria. El hombre vive en Cristo resucitado ción y de la indolencia, de la desobe-
porvenir. Jesucristo es nuestra espe- acogerlo de manera plena y definitiva. cuando se deja salvar por El y en El diencia a la promesa, de la marginación
ranza (cf Col 1,27); el don y compro- c) Toda la realidad participa de esta se convierte también en libertador. El del camino del pueblo de Dios, de la
miso del Padre que, en su resurrección, transformación, que no se verifica por hombre tiene esperanza cuando hace pusilanimidad y cansancio que lleva a
regala el Espíritu que vive en la Iglesia, u n a ley necesaria, sino que actúa con las obras de la esperanza: las obras negarse a querer ser el que Dios quiere
constituyen el ya que anuncia y certi- la cooperación del hombre, en adhe- que establecen la justicia y la amistad que seamos. Es superación de la resig-
fica el todavía-no del camino de la Igle- sión libre y responsable. En el hombre entre ios hombres y que glorifican a nación que impulsa por inercia a seguir
sia. En Jesucristo resucitado, los cre- y por medio de él, también la realidad Dios. adelante sin perspectiva y sin sentido.
yentes tienen la confirmación de que la infrahumana es redimida en Cristo. e) Objeto de la esperanza es la rea- La esperanza implica también la supe-
muerte no es la última palabra de Dios De aquí surge u n proceso que, puesto lización, no sólo inicial, sino acabada, ración de aquellas formas de prometeís-
sobre la vida del hombre, no constituye que implica al hombre y su libertad, del reino de Dios; es la vida en justicia, mo presuntuoso, que presentan el cami-
el destino final de la persona. La familia no conoce sólo fases de desarrollo, sino en caridad y comunión con el Padre no como ya andado y alimentan la ilu-
h u m a n a está llamada a estar con Cristo también de involución y dispersión. Pero aquí en la tierra, y en la gloria de la sión de que es posible poseer certezas
(cf Flp 1,23), a vivir con El en la gloria no puede quedar frustrado. Ha sido en- resurrección en Cristo al fin del tiempo absolutas, órdenes perfectos, moradas
(cf Col 3,7), a ser semejantes a Dios raizado definitivamente en Cristo, lo personal y de la historia. El crecimiento permanentes, estructuraciones definiti-
porque lo veremos como es (cf 1 Jn 3,2). dirige el Espíritu y continúa en la Igle- en la esperanza es proporcional a la vas y válidas para siempre. Se trata de
sia, es decir, en la comunidad de todos liberación de la capacidad de vivir, ac- una actitud que, olvidando que el fu-
La revelación habla del destino su- los que son de Cristo ora de forma defi- tivamente insertados, en una comu- turo es de Dios, en la tentativa de defi-
premo del hombre con imágenes de nitiva ora de modo embrional e im- nidad en que la amistad recíproca lleva nir y programar el futuro, corre el pe-
profunda belleza: estaremos con el Se- perfecto aquí en la tierra (cf LG 48). a establecer unas relaciones interhuma- ligro de programar al Dios del futuro.
ñor para siempre (1 Tes 4,18); anda- No h a n sido reveladas las fases, los nas justas que sean premisa y condición b) La asechanza más grave de la
remos en el gozo del Señor (Mt 2 4 , 2 0 ; tiempos y las modalidades de esta trans- de la alabanza sincera a Dios. Este esperanza es el cansancio de vivir la
25,21); viviremos en la casa del Padre formación personal y cósmica; mas compromiso varía según la diversa propia condición de «viatores», el re-
(Jn 14,2), allí donde está Jesús (ib); sabemos que Dios «prepara una nueva actitud que se adopte ante la promesa chazo de encontrarse en camino. Los
entonces Dios será todo para nosotros morada y u n a nueva tierra donde ha- de Dios. De ahí emergen diferentes esti- medievales, con una etimología ar-
y nada «podrá separarnos del amor de bita la justicia (cf 2 Cor 5,2; 2 Pe los de esperanza. Algunos avanzan bitraria, pero expresiva, decían que
Dios (manifestado) en Cristo Jesús, nues- 3,13), y cuya bienaventuranza es capaz extrayendo fuerza e inspiración de los desesperado es el que se queda sin
tro Señor» (Rom 8,39); compartiremos de saciar y rebasar todos los anhelos orígenes; otros, de la restauración final; pies, el que está desprovisto de la posi-
con toda la creación la libertad de la de paz que surgen en el corazón hu- hay quienes encuentran su rampa de bilidad de avanzar en el camino de
gloria de los hijos de Dios (Rom 8,21), mano (cf 1 Cor 2,9; Ap 21,4-5). En- despegue en la presencia del Espíritu Dios, se para antes de que la vía se
en que «Dios será todo en todas las tonces, vencida la muerte, los hijos de de Dios en lo cotidiano. Para algunos, acabe. Puesto que la restauración final
cosas» (1 Cor 15,28). La promesa que Dios resucitarán en Cristo, y lo que el futuro está todavía del todo por venir, de las cosas ha comenzado ya en la
funda la certeza de que esto será así fue sembrado bajo el signo de la de- es el todavía-no radical; para otros, es el resurrección de Cristo, esto significa que
para los creyentes está garantizada bilidad y de la corrupción, se revestirá ya, lo realizado, que se despliega en la la tensión verdadera para el cristiano
por el hecho de que así ha sido para de incorruptibilidad (cf 1 Cor 15,42 y historia: hay para quienes es el nunc no es tanto la que media entre el pre-
Jesús: «Pues si creemos que Jesús mu- 53), y, permaneciendo la caridad y sus (ahora) del presente redimido. Y de sente y el futuro, sino más bien la que
rió y resucitó, así también Dios por obras (cf 1 Cor 13,8; 3,14), se verán esta suerte, junto a las esperanzas de existe entre el estar enraizados en Cris-
Jesús tomará consigo a los que se libres de la servidumbre de la vanidad inspiración apocalíptica, se alinean las to y el vivir al margen de El, entre ser
durmieron en El» (1 Tes 4,14). Es más, de todas las criaturas (cf Rom 8,19-21) de corte teológico, las de hálito profé- sarmiento de la vid y sarmiento podado
Cristo no sólo es garante de esta cer- que Dios creó pensando en el hombre» tico, las de orientación encarnacionis- (cf Jn 1 5,lss). El cristiano es el nombre
teza, sino que es su misma fuente. La (GS 39. 1). ta, etc. Siempre que no se vuelvan ex- del futuro, pero no espera que éste le
ha hecho suya y la vive en todos los cluyentes y reductivas retoñan de la venga brindado después de la muerte.
que el Padre le da por el Espíritu, a misrna raíz, de Cristo, que era, que es En Cristo ha sido ya transportado a la
fin de que compartan la vida que ha tí) En el arco del tiempo que se ex-
tiende desde la Pascua-Pentecostés a la y que será y, por ende, representa hon- eternidad de Dios; vive ya hoy, de
recibido en la resurrección. tanar de juventud: «Los que confían modo imperfecto e inicial, el futuro.
Parusía, se expande la redención final.
Es tiempo de restauración real, pero en el Señor renuevan las fuerzas, echan Porque el futuro del hombre radica en
b) La gran verdad que otorga pro- la vida de comunión con Dios, que ha
fundidad a la historia del mundo y del incompleta; definitiva, pero precaria, alas como de águila, corren sin can-
del ya acabado y del todavía-no, de la sarse y caminan sin fatigarse» (Is 40,31). comenzado radical e irrevocablemente,
hombre, a la vida y compromiso hu- en la pascua de Cristo, que, en su rea-
mano, es que ya ha llegado para nos- tendencia al cumplimiento y de la
posibilidad de su no realización, de la lidad de misterio, no constituye u n
otros el fin de los tiempos (cf 1 Cor 10,11; acontecimiento pasado, sino que es el
LG 48), pues Cristo, en su resurrección, vigilancia, de la espera, del compro-
miso vivido en contexto de exilio, de III. La dinámica de la esperanza presente de Dios, que transforma la
ha sido primicias del mundo renovado cristiana historia del hombre. Esperar es vivir
al par que único principio activo de la sufrimiento, de dolor, de lucha: en
pocas palabras, es el tiempo de la es- encaminados al cumplimiento de la
restauración final del hombre y de las a) Es muy compleja. La esperanza obra de Dios; desesperar es rechazar o
cosas. En el Espíritu de Cristo resucita- peranza. Esperar no es aguardar que se desarrolla en la superación de la
algo se realice; es dar espacio a Dios paralizar la acción de Cristo en nos-
do, la realidad última, la comunión sin desesperación y de la presunción. Es otros.
fin con el Padre está ya presente en la en la propia libertad; es comprometerse conciencia de que, en el tiempo, el
historia, si bien se trata de u n a pre- a preparar la llegada de su reino, junto hombre es limitado, y a la vez certeza
sencia invisible y misteriosa. En Cristo, con todos los que han sido liberados del hecho de que la limitación no es c) Desesperación y presunción cons-
Dios ha sancionado la alianza nueva en Cristo. Esperar es querer que Cristo, padecida, sino aceptada, resulta supe- tituyen las manifestaciones fundamen-
y definitiva con el hombre y el cosmos; en nosotros y a través de nosotros, lleve rable, puede ser vencida. La esperanza tales que asume la incapacidad de amar
328 329 Esperanza
Esperanza
de la que es esclava la existencia no re- es de otro orden y se presenta como me- de asimilación y de rechazo orientado mente provoca y exige un estilo y una
dimida. El pecador es víctima de la in- moria discriminadora que evidencia y por la condición fundamental de la praxis de vida. El hecho de la conexión
capacidad de abrirse a la acción de cuestiona la debilidad y falsedad de todos vida en Cristo y que lleva a discernir entre el indicativo y el imperativo, entre
Dios, de convertir la propia vida en re- los absolutos humanos. El objeto propio las cosas según que sean homogéneas el «Dios hace» y «tú debes hacer», no
velación del designio de Dios, que quiso de la esperanza cristiana es la plenitud o contrarias a la misma. Si no surge elimina el problema de la búsqueda de
«santificar y salvar a los hombres, no de Cristo (cf Ef 4,11-13), la perfecta esta esperanza fundamental, desaparece los criterios para distinguir los compor-
aisladamente, sin conexión alguna de restauración en Cristo del hombre y del también cualquier otra esperanza (cf J. tamientos que manan, en línea de con-
unos con otros, sino constituyendo un universofcfEf 1,10; Col 1,20; 2 Pe 3,10; Pieper, Esperanza e historia. Sigúeme, tinuidad, de la resurrección y los que,
pueblo que le confesara en verdad y LG 48). No prescinde de las esperanzas Salamanca 1968). No se trata de u n a por el contrario, representan su rechazo
le sirviera santamente» (LG 9, 1). La humanas, a pesar de que no se la sustitución de objetos, sino de funda- y negación. Dado el carácter central del
garantía suprema que hace creíble la pueda reducir a ninguna de ellas. La mentar la jerarquía. La plenitud del kerigma de la resurrección y la espe-
posibilidad de semejante victoria es la restauración final se refiere no sólo al reino de Dios no se realiza separada o ranza, se puede perfectamente decir que,
confianza en la promesa y en la fideli- hombre, sino también al cosmos y se paralelamente al cumplimiento de la para el cristiano, el bien consiste en la
dad de Dios, que el creyente acoge en prepara en el tiempo; el cristiano sabe, historia humana. La esperanza es es- vida de resucitado en Cristo; el mal, en
la fe. Esperar, por tanto, significa estar pues, que ninguna realidad es, de suyo, pera cierta de la perfecta restauración su rechazo. Pero ¿qué praxis es praxis
tan profundamente penetrados de la ajena a la tensión de la esperanza que de la realidad h u m a n a y cósmica en el Resucitado ? ¿ Qué praxis es praxis
confianza en la fidelidad de Dios, que en Cristo hace fermentar la historia del (cf LG 48). Dios, no obstante, es Dios en el Espíritu ? i Qué praxis es esperan-
se posee la certeza de superar el egoísmo mundo (cf Rom 8,20ss). Entre la es- y no puede ser confundido con ningu- za? Se trata de un problema de fondo.
individualista y privatizante; es perse- peranza fundamental y las esperanzas na de sus criaturas. Es la bienaventu- Es menester determinar la praxis que
verar en la vía de Dios, que, en Cristo, cotidianas no existe contraste ni posi- ranza de todos los bienaventurados. sea mediación entre la resurrección y
nos exige no vivir ya para nosotros bilidad de equívoco. Entre ambas sub- La esperanza cristiana espera funda- la historia, que despliegue en el tiempo
mismos, hacer del tiempo de la vida siste u n a relación de jerarquía y de mentalmente que Dios sea todo en to- y en el espacio el poder salvífico de
dimensión de la caridad, anticipación subordinación que fundamenta las cons- dos; en El espera a todos y todo. Todo Dios que ha resucitado a Jesús. Sin
de la comunión plena con Dios en la tantes del crecimiento de la esperanza es del hombre, si el hombre es de Cristo pretender solucionar aquí este proble-
gloria, de esa gloria en que la comuni- tanto personal como comunitaria. como Cristo es de Dios. En Cristo el ma, que no puede ser resuelto para
dad de los salvados será definitivamente hombre espera al Padre y la vida de todos y de una vez para siempre, pero
liberada del pecado, de la muerte y del b) El progreso de la esperanza se comunión con El. La esperanza con que se plantea con una novedad irre-
maligno. realiza no en la superación de su condi- que el cristiano espera las otras reali- petible en los diversos tiempos y para
ción inicial, del don en que se enraiza, dades queda transformada y salvada las distintas personas, me limito a in-
d) La confianza en la fidelidad de sino en la manifestación de sus exigen- por este anclaje fundamental y esen- dicar, para concluir, algunos de los ca-
ía promesa induce a someter a una crí- cias. La suprema ley de su desarrollo cial, el único que redime la vida y la racteres de la vida en esperanza.
tica radical la realidad presente, el egoís- es la misma de la encarnación y de la muerte, el presente y el futuro, la hu-
mo personal y colectivo, para hacer sur- pascua: lo invisible transforma lo visi- manidad y el mundo. b) Vivir en esperanza es penetrar el
gir y triunfar la vida nueva: la realiza- ble. El Espíritu que sostiene la esperanza valor del ser en el tiempo; descubrir las
ción del mandamiento de Cristo (cf en la familia h u m a n a no sustrae a los d) El crecimiento de la esperanza dimensiones de la solidaridad con los
Jn 15,12). La victoria del amor sobre el hombres de su responsabilidad frente a tiene estructura pascual. La esperanza hombres y con toda la creación; de-
odio es de la misma índole que la victoria la historia y al mundo, sino que opera es la Pascua que continúa en la Iglesia cidirse por el compromiso personal de
de la muerte sobre la vida; por esto la es- para que en ellos se cumpla el plan hasta la Pascua eterna, cuando, enju- colaborar con Dios y con todos los que
peranza cristiana, que es esperanza de la de Dios, que quiere que, en el hombre gada toda lágrima y confortado todo son de Cristo para preparar el reino
resurrección, se vive en el tiempo como y a través de él, la creación entera se dolor, los hijos del Padre serán todos del Padre; vivir inmerso en u n a reali-
esperanza de la cruz, es decir, de muerte transforme en u n reino de justicia y de congregados en u n a sola familia. Todo dad en que el cumplimiento ya ha co-
al pecado, a la desunión y al odio. amistad. lo que no es asumido en este misterio menzado, pero todavía no se ha mani-
«Porque en esperanza estamos salvos: de muerte y de vida no está redimido, festado en su dimensión definitiva. En
c) En su desenvolvimiento la espe- es desesperación. Vive en la esperanza el hoy de la historia humana, se reasume
que la esperanza que se ve, ya no es ranza se clarifica, liberándose de lo que
esperanza. Porque lo que u n o ve, ¡ cómo el que no teme morir en Cristo, y en el pasado y se anticipa el futuro. Se-
no constituye su esencia y de lo que, El lucha no sólo contra la carne y la mejante copresencia del pasado y del
esperarlo?; pero si esperamos lo que en última instancia, hace esclavo al
no vemos, en paciencia esperamos» sangre, sino también contra los prínci- futuro, de lo precario y lo definitivo,
hombre. Las fases y los modos de esta pes del mal. estructura toda decisión ética. La di-
(Rom 8,24-25). Vivir la esperanza es clarificación pueden ser diversos, incluso
estar radicados en la fidelidad de Dios, námica de la esperanza se encuentra
contrastantes; pero siempre desemboca en la relación entre lo hecho y lo por
que nos hace tender a la resurrección en u n vuelco de situaciones. Desde la
mientras estamos inmersos en la co- V. La vida ética en perspectiva hacer; es ya y todavía-rto, personaliza-
condición en que las esperanzas conso- de esperanza ción y solidaridad, victoria y derrota, co-
rrupción, creer en la bienaventuranza lidan la esperanza, se pasa a aquella
incluso cuando la miseria nos oprime, a) El kerigma de la resurrección operación y rechazo. La praxis inspirada
en que la esperanza sostiene y fomenta por la esperanza revela el significado
avanzar contradiciendo, con paciencia y las esperanzas. Cuando la esperanza se funda la esperanza y, por consiguiente,
magnanimidad, la experiencia presente y las exigencias de la alianza que, en
ve libre de cuanto no constituye su la praxis en que ésta se expresa.
del sufrimiento, del mal y de la muerte. la Pascua, Dios ha sellado con el hom-
esencia y se hace más consciente de su Cristo resucitado es nuestra esperanza bre, y la responsabilidad que tienen los
verdadera naturaleza y manantial, des- (cf Col 1,27): seremos como es Jesús re- individuos y la comunidad de ser pro-
cubre como prioritarias, en el compro- sucitado. En El también nosotros esta- ductores de la restauración total.
IV. Esperanza y esperanzas miso humano, las realidades conexas mos encaminados a la resurrección.
con el destino final de la persona y de En virtud de esta esperanza hemos de c) La vida y la actividad h u m a n a
a) Por su misma "fuente, la espe- la familia humana. Las otras perspecti-
ranza cristiana no puede reducirse a vivir ya como resucitados. La esperanza asumen u n a nueva perspectiva en la
vas interesan en proporción de su en la resurrección se enraiza en el hom- tensión que evidencia las antinomias
ninguna otra y por eso no constituye vínculo con ésta. Se realiza u n proceso
una alternativa de las otras esperanzas; bre como sujeto ético y consecuente- que estructuran el camino del hombre
Esperanza 330
331 Estado

que toma en serio la tarea de la huma- mente orientadas a la meta final. El ción del futuro. Sigúeme, Salamanca 1971.— pueblo organizado cuyos jefes son Moi-
nización. Cuando no se las interioriza Pieper3 J., Sobre la esperanza, Rialp, Madrid sés, Josué, posteriormente los jueces y,
que decide vivir de acuerdo con la vo- 1961 .-Id, Esperanza e historia. Sigúeme, Sa-
y resuelve, provocan la violencia de luntad del Padre, implícitamente acepta por último, los reyes. La estructura po-
lamanca 1968.—Spicq C, Théologie morale lítica de Israel es la de una rígida
las situaciones que pretenden imprimir preparar la parusía (GS 39), en la que du NT, Paris 1955, t. 1. c. 6: Perspectives
un ritmo lineal y no dialéctico a la el misterio de dicha voluntad resplan- d'avenir: atiente, esperance et craínte, 292-352 teocracia. El mismo Dios es el jefe supre-
realidad. La vida del hombre no se agota decerá y todos los hijos de Dios serán (vers. cast, Universidad de Navarra, Pamplo- mo que, mediante los profetas, escoge
en el tiempo, pero se construye en el congregados en una sola familia. Por na 1973).-í»'uiia speranza, en «Vita e Pen- al rey como su procurador regente.
tiempo; debe situarse sin fosilizarse; el contrario, el que se niega a reconocer siero», 1-2 (1972), con amplias reseñas biblio- Por esto el rey debe obedecer a Dios y
está proyectada a u n futuro único y se gráficas.—Von Balthasar H. V.. El cristiano y la rendirle cuentas de su actividad (Dt 17,
a Dios, quebranta al mismo tiempo angustia. Cristiandad. Madrid 1964.—Zimmer-
desenvuelve entre actitudes opuestas; su relación con las exigencias de la fide- 14-20; Sab 6,2-4), aunque su persona
li W.. Der Mensch u. seine Hoffnung im AT, se considere sagrada, por haber sido
se perfecciona en cada uno, pero en lidad a sí mismo y a los otros hombres Gotinga 1968.
solidaridad con todos; trasciende lo y las de la responsabilidad hacia el consagrado con u n a unción especial.
creado, pero se realiza en lo creado y mundo creado (GS 13). Otro poder se halla también al fren-
con lo creado; está destinada a conver- te de este «reino de sacerdotes y nación
/ ) Coherentemente con la estructura
tirse en definitiva pasando por la muerte
compleja de la persona humana, la ESTADO santa» (Ex 19,6); es la potestad sa-
y venciéndola; se realiza en la fidelidad cerdotal-profética, que también se ejer-
al presente, viviendo los momentos orientación al bien es tanto más de
cada individuo cuanto más es de todos. El término «estado», en su significa- ce por delegación divina, superior a
sucesivos y fragmentarios y armonizan- ción originaria (lat. «status»), significa la propia autoridad regia, aunque de
do el influjo del pretérito con la atrac- Las aspiraciones de la persona se sa-
tisfacen del todo cuando el hombre se estado de vida, es decir, condición social naturaleza espiritual-cultual. El pacto
ción de Aquel que vendrá: se rescata de la persona (libre, esclavo, ciudadano, de la Alianza auguraba la más estrecha
del pecado y se torna redimida, pero no inserta vitalmente en la orientación
de la historia, capta y vive los signos casado, etc.). Más tarde, en el medievo, colaboración entre ambos poderes; pero
está todavía total y definitivamente sal- asumió el significado de grupo social, de hecho surgieron dramáticos conflic-
vada hasta el punto de que, si bien es de los tiempos, camina y avanza en la
historia. En este sentido, la revelación común a los ciudadanos que se encuen- tos, como entre Saúl y Samuel (1 Sam
cierto que la humanidad llegará a la sal- tran en las mismas condiciones jurídi- 13.7-15), entre Acab y Elias (1 Re 2 1 ,
vación, ningún hombre sabe con cer- de la esperanza es descubrimiento de
lo que hay de donación en lo conquis- cas (cf la asamblea de los estados gene- 17-24), etc. Dios condena las prevari-
teza si la conseguirá. En clave ética, caciones de los reyes y los castiga con
estas tensiones se traducen en el deber tado, de personal en lo comunitario, rales de Francia en la víspera de la re-
de peregrinante en lo celeste, de espiri- la destrucción del reino y la cautividad
de hacer coexistir realidades que, fuera volución). En nuestra acepción actual,
tual en lo corporal, de cósmico en lo de Babilonia.
de la libertad humana, se excluirían Estado denota la sociedad políticamente
como opuestas: esperanza y temor, po- humano, etc.; y viceversa. Es revela- organizada y abarca desde las formas La palabra de Dios advierte que es
sesión y espera, alegría y tristeza, amor ción de las recíprocas compenetracio- más imperfectas hasta las mas evolu- precisamente en la cabeza del Estado,
y deseo, gozo y llanto. nes que, en el tiempo, subsisten entre cionadas. Con frecuencia, se denomina en la autoridad política, donde el hom-
realidades distintas y, a veces, opuestas. Estado al mecanismo de los poderes pú- bre se halla más tentado de abusar del
d) El cristiano ha de vivir como ciu- Es crecimiento del buen grano al par blicos. poder. En el plano normativo, no se
dadano de dos mundos: temporal y que de la cizaña hasta el tiempo de la toleran dos morales, u n a individual
eterno, corporal y espiritual, personal y siega. El tiempo último, por ser tiempo conforme a la justicia y otra política
de desarrollo, no tolera valoraciones I. El Estado en la Sagrada Escritura al margen de la Tora. También en la
comunitario, h u m a n o y cósmico. De
esta situación brotan muchísimas y po- definitivas, sino éxodo en fidelidad a la En la Biblia no hay u n tratado sobre vida social ha de tener primacía el
livalentes responsabilidades. El hombre llamada, a la vocación. la naturaleza del Estado, como se en- respeto de la ley de Dios (Am 5,7-12).
ha de obrar para conseguir la salva- cuentra entre los griegos (cf Platón, Los delitos de los gobernantes los re-
ción personal y la logra inserto en la La república) o los romanos (cf Cicerón, prueba con las más fogosas maldicio-
familia de Dios; debe tender al bien D. Mongillo De república). Emergen, sin embargo, nes el profeta Isaías (Is 10,1-2); el pro-
del alma y procurar la redención del normas concretas a las que se atienen feta Amos, a su vez, enumera los gra-
cuerpo; debe vivir en caridad y ésta le los jefes del pueblo. Al interpretar el vísimos crímenes políticos de los Esta-
impulsa a programar el compromiso BIBL. : AA. VV.. Discusión sobre teología de la dato bíblico, es menester separar lo ca- tos limítrofes, enemigos de Israel (Am 1,
esperanza. Sigúeme. Salamanca 1972.—Alfa- 3.6.9.11.13; 2,1.6). La reprobación di-
temporal y a promover realizaciones efi- ro J.. Esperanza cristiana y liberación del hom- duco (válido sólo para unas particulares
caces; debe acoger la vida como don, situaciones históricas) de lo perenne, cuya vina recae sobre los asirios que, em-
bre, Herder. Barcelona 1972.-Alves R. A.. briagados por sus grandes victorias, se
disfrutar lo gratuito de que está rodea- Cristianismo ¿opio o liberación?, Sigúeme, Sala- validez no conoce ocasos. Análogamen-
do y empeñarse en el trabajo incesante manca 1973,-Bernard R.. La esperanza, Fax. te hay que discernir entre la enseñanza atribuyen su mérito: su rey se diviniza
para perfeccionarse a sí mismo y Madrid 1971,-Bloch E.. Das Prinzip Hoffnung, preparatoria del AT respecto de la más a sí mismo (Ez 28,2-5) y se enfrenta
transformar la realidad. Frankfurt 1959.—Boros L.. Vivir de esperanza. perfecta del NT: crepuscular, la prime- con Yavé, el verdadero soberano (Is 14,
Verbo Divino. Estella 1971.-Id. Somos futuro. r a ; de pleno mediodía, ésta. 13-14), a quien desafía de forma blas-
e) La orientación justa en este con- Sigúeme, Salamanca 1972.—La esperanza, en fema (Dan 11,36). La realeza toca aquí
texto se determina, más que mediante «Concilium». 59 (1970). con bibl. -De Sutter A.. el fondo de la abyección y se sitúa a
decisiones programadas, por polariza- Vesperance chrétienne: littérature des dix der- 1. EL ESTADO EN EL AT.-En los al-
ni'eres années, en «Ephemerides Carmeliticae» nivel de poder satánico, tolerado tem-
ción connatural. Los hombres y comu- (1969), 127-149.-Hoffmann P., Esperanza. bores de la historia de la salvación, en poralmente por Dios. Se simboliza, en
nidades que viven en fidelidad y cohe- en Conceptos fundamentales de la teología, 2, la época de los patriarcas, existe un la visión profética de Daniel (Dan 7,3-8;
rencia con el impulso misterioso del Cristiandad. Madrid 1966, 13-18.-Kertiens ordenamiento de tribus, en el que los 19,25), en las bestias diabólicas que
Espíritu, sintetizan, en la creatividad de F.. Esperanza, en Sacramentum Mundi, v. 2, jefes ejercen también funciones cultua- emergen del mar. Pasado el período de
la libertad, aunque no siempre de modo Herder, Barcelona 1973. 792-803.-Lain En- les. Los patriarcas ofrecen sacrificios, tolerancia, Dios destruye este poder real
consciente, estas tensiones que estruc- tralgo P., La espera y la esperanza. Revista de dialogan directamente con Dios. tan impío (Dan 7,11-12.26).
Occidente. Madrid 1958.-Laurentin R., La
turan la vida. Cuando la decisión del fuerza de vivir, Paulinas, Madrid 1972.- En los tiempos del éxodo de Egipto
bien es radical e inequívoca, las opcio- Moltmann J.. Teología de la esperanza. Sigúeme, y de la conquista de la Tierra prometida, En la breve reseña histórica recorri-
nes y las obras resultan connatural- Salamanca 1969.—Id. Esperanza y planifica- poco a poco se va consolidando u n da hemos podido advertir que, en Israel,
Estado 332 333 Estado

no existe la adoración del rey-Dios, tan justicias de la autoridad civil (Mt 2 0 , 2 5 : tauración del orden de la creación, u n a institución que es inhumana, tal
extendida por el antiguo oriente. El Le 13,32). Reivindica para sí el título comprometido por el pecado. como la esclavitud ? En línea de principio,
israelita no tiene hacia el rey más que de rey; mas se apresura a dar segurida- En las cartas pastorales. Pablo esta- se resuelve con claridad inmediata-
el deber de obediencia y respeto. des a Pilatos de que su reino n o es de blece el principio de la promoción de la mente: para el cristiano, no hay dife-
este mundo, porque es espiritual (Jn 18, paz (esukazein), invitando a los cristia- rencia de dignidad entre libre y escla-
Después del exilio, en el renacimiento
26), evidenciando así u n a neta distin- nos a vivir y a trabajar en paz (2 Tes 2, vo, entre hombre y mujer, entre bár-
de la nación elegida, resalta de modo
ción entre el poder político y el poder 6-16), y con este fin hace orar a Timo- baro y ciudadano romano. Todos los re-
más evidente la distinción entre poder
religioso. Los dos reinos, el terrestre teo: «Ante todo te ruego que se hagan dimidos son hijos de Dios, santificados
político y poder religioso, puesto que
y el celeste, se unificarán sólo al fin de peticiones, oraciones, súplicas y accio- por la gracia bautismal, templos del
el primero lo ostentan los dominado-
los tiempos, después de la parusía, nes de gracias por todos los hombres, Espíritu Santo (Gal 3,26-28). Es pre-
res extraños (Ciro, los persas, los grie-
cuando Cristo, rey de reyes y dominador por los reyes y por todos los constitui- ciso subrayar que, en tanto que el dato
gos, los romanos).
de dominadores, manifieste toda su dos en dignidad, a fin de que gocemos revelado condenaba ya desde la raíz la
Dos actitudes opuestas asume Israel autoridad (Ap 19,11-16). Mientras los de vida tranquila y quieta con toda injusticia de la esclavitud, la razón hu-
ante los dominadores extranjeros: si dos reinos permanezcan separados, hay piedad y dignidad» (1 Tim 2,1-2). No m a n a n o había madurado esta exigen-
éstos favorecen la restauración del que dar al César lo que es del César y a está ausente u n a abierta llamada a la cia fundamental de la persona h u m a n a
culto de Yavé, como Ciro, se adopta Dios lo que es Dios (Me 12,17). Jesús obediencia: «Recuérdales que vivan y, en sus códigos, defendía los derechos
hacia ellos un franco reconocimiento, sir- reconoce el origen divino de la autori- sumisos a los príncipes y a las autori- de los amos sobre los esclavos, consi-
viéndolos lealmente y rezando por ellos dad política del procónsul romano dades; que las obedezcan, que estén derados a nivel de cosas y no de per-
(Jer 2 9 , 7 ; Is 1 4 , l s s ; Bar 1,10-11): (Jn 19,11) y obedece las leyes, pagando prontos para toda obra buena; que... sonas.
pero si persiguen a los hebreos fieles a los tributos. Más bien indiferente y des- muestren para con todos los hombres
la Tora y pretenden introducir el culto El «pusillus grex» de las primeras co-
interesado hacia los reinos y la polí- u n a perfecta mansedumbre» (Tit 3,1-2; munidades cristianas hace lo que puede
pagano, se recurre incluso a la rebelión tica terrestres, enseña a los suyos que 1 Pe 2,13-17). De esta suerte los cris-
armada (Jdt; 1 Mac 2,15-28) y se in- en aquellos tiempos: tolera formalmente
el ejercicio del poder es u n servicio que tianos, colaboradores de la paz y la la esclavitud, pero transforma su espíritu:
voca sobre ellos el castigo de Dios. Así, debe desempeñarse en caridad (Jn 1 3 , tranquilidad, esperan de las autorida-
tras la restauración monárquica de la relación entre amo y esclavo ha de
14-15). des romanas la seguridad del orden verificarse en la fe y en la caridad, «en
los macabeos, al ser sojuzgados por los público.
romanos el a ñ o 63 a. C , los israelitas Cristo Jesús», como en u n a familia, con
impacientes engrosan las filas del mo- 3. EL ESTADO EN LA PRIMITIVA COMU- La obediencia a los poderes públicos relaciones que evocan las que median
vimiento de ¡os zelotas, que intentaban NIDAD CRISTIANA.-La Iglesia primitiva obliga en conciencia y se funda en el entre padres e hijos. A los esclavos re-
restaurar la teocracia mediante la as- y Pablo tienen del Estado u n concepto hecho de que toda autoridad viene de comienda el Apóstol: «Siervos, obede-
tucia y la revuelta. profundamente religioso, hasta el punto Dios y es vehículo de la justicia divina ced a vuestros amos según la carne,
de que les es extraña u n a doctrina fun- (Rom 13,1-7); pero no lo es cuando, como a Cristo, con temor y temblor,
También hacia los reyes de su estirpe, dada sobre el solo derecho natural en arbitrariamente, de forma violenta y en la sencillez de vuestro corazón; n o
los hebreos asumen análogos compor- este punto. En la práctica, los apóstoles tiránica, se pisotea la norma moral. En sirviendo al ojo, como buscando agra-
tamientos, dictados por las prudentes muestran particular respeto hacia las este último caso, surge u n a situación dar al hombre, sino como siervos de
normas de los libros sapienciales (Prov autoridades hebreas (He 4 , 9 ; 23,1-5), conflictiva. que se resuelve con el prin- Cristo que cumplen de corazón la vo-
24,21-22; Ecl 5,7-8; Sab 6,1-8): se hasta que n o estalló la oposición vio- cipio bien notorio a la primera comuni- luntad de Dios; sirviendo con buena
obedece al rey, si es deferente y respon- lenta de los judíos a la predicación del dad cristiana: «Es preciso obedecer a voluntad, como quien sirve al Señor y
sable ante Dios (Sab 6,2-4); pere cons- evangelio. Las autoridades, al recha- Dios antes que a los hombres» (He 5,29). no al hombre» (Ef 6,5-8); comportán-
tituye u n deber religioso desobedecer zar impíamente a Cristo, perdieron su Incluso en el Apocalipsis encontramos dose de esta manera, el esclavo mere-
al soberano que manda lo que Dios poder espiritual (He 5,29). la abierta sublevación contra el empera- cerá la eternidad: «Del Señor recibiréis
ha prohibido. dor Domiciano, que obliga a todos a ve- por recompensa la herencia» (Col 3.
Hacía el imperio de Roma, los cristia- nerarlo como un dios (Ap 17,1-19): su 22-25). El esclavo se considera libre
nos se muestran obsequiosos: Pablo imperio, por cuanto impone la adoración en Cristo, sobre todo para la consecu-
2. EL ESTADO EN EL NT.-Jesús, ya valora su cualidad de «civis romanus» del jefe, es u n a caricatura satánica a la ción de su fin fundamental: la salva-
en las tentaciones del desierto, se negó (ciudadano romano) (He 16,27; 22,25) ción eterna.
a recibir el poder sobre los reinos de que ningún creyente cristiano obedece.
y apela a la justicia del César (He 25,12).
este mundo que le brindara Satanás Pablo concibe el orden político como Hacia el Estado, en su función judicial A los amos, Pablo les ordena que
(Le 4.5-6), porque lo tiene de Dios. No un instrumento dependiente de Dios al ante los tribunales, se advierte u n a abandonen el método de las amenazas
obstante, n o usó de la potestad real que el cristiano debe respeto (Rom 13,7); actitud desconfiada: Pablo disuade a los y castigos, porque el Señor, en su juicio,
terrestre, 1 porque quiso ser como quien sin embargo, la actualidad de la salva- cristianos de recurrir a él; piensa que es u n remunerador justo y n o tiene
sirve (Le 22,25 ss; Me 10,42 ss). Se ción es mucho más importante que las es más conveniente al bautizado valo- acepción de personas, de suerte que del
presenta, en cambio, como depositario tareas políticas. Por esto el fiel se siente rar la mediación del hermano en la fe mismo modo que hayan tratado ellos
activo de la potestad espiritual religiosa: esencialmente ciudadano de la ciudad (1 Cor 6,1-11): «¿No hay entre vos- al siervo serán tratados el día del juicio
perfecciona la ley de Moisés, perdona celeste (Flp 3,20ss). Es el clima escato- otros ningún prudente capaz de ser (Ef 6,9; Col 4,1). Significativa resulta
los pecados, arroja los demonios, rea- lógico, propio de la comunidad cristia- juez entre hermanos? En vez de esto, la carta de Pablo al dueño cristiano
liza milagros. na del siglo primero, que vive en la ¿pleitea el hermano con el hermano. Filemón, al que indica el modo como
Amante de su patria y de Jerusalén, espera, inminente según se creía, del y esto ante los infieles?». También aquí ha de acoger a Onésimo, esclavo fugi-
llora ante su destrucción; mas no se retorno de Cristo. A s í en Rom 13,1-7. se advierte aceptación y estima de la ma- tivo: «Te envío a Onésimo, es decir,
incorpora al movimiento de los zelotas el aproximarse de los «éschata» ilumina gistratura en sí (vicaria de Dios) (Rom 13, mis propias entrañas... Acógelo, n o
ni coopera con los grupos judíos fa- las prescripciones jurídico-políticas de 1-7); pero también desconfianza hacia las ya como siervo, sino como u n hermano
vorables a los romanos. Reconoce la entonces como medios provenientes de formas, modos y personas que la ad- amado, m u y amado...; acógele como
competencia del César (Mt 22,21), si Dios para enderezar a la propia auto- ministran con mentalidad pagana. a mí mismo» (Flm 12-17). También
bien pone en guardia frente a las in- ridad hacia el bien, es decir, a la res- Pedro recomienda a los siervos la suje-
¿Qué hacer cuando el Estado avala
Estado 334
335 Estado
ción a sus señores por severos que sean en avance de todos; nace la sociedad.
(1 Pe 2 , 1 8 ; Gal 3,28; 1 Tim 6 , 1 ; de los modos para el nacimiento del der político no han sido todavía de-
Pero «los hombres, las familias y los Estado, mas no su razón de ser. Dios, rrocadas y, si bien constituyen ya aho-
Tit 2,9-10). diversos grupos que constituyen la que ha creado directamente a la per- ra el escabel de Cristo, aún no son del
A pesar de todo, en el contexto socio- comunidad civil son conscientes de su sona racional y sociable, ha querido todo inocuas; tendrán que ser iillc-
cultural de su tiempo, Pablo no incita propia insuficiencia para lograr una implícitamente - p o r exigirlo así la riormente derrotadas al final de los
a los esclavos a la rebelión, sino que vida plenamente h u m a n a y perciben la misma naturaleza humana— la realiza- tiempos. Por tanto, pueden tormir a
los exhorta a que se santifiquen en la necesidad de u n a comunidad más am- ción de los Estados. De ahí que éstos, surgir como fuerzas maléficas que
condición en que se encuentran. En plia, en la que todos conjuguen a diario en cuanto favorecen el progreso hu- ponen a prueba al cristiano, aunque
1 Cor 7,18-24 declara expresamente que sus energías en orden a u n a mejor con- mano, sean instrumentos de Dios para de ordinario formen parte del orden
no cuenta nada el ser esclavo o libre, secución del bien común» (GS 74, 1). dirigir y salvaguardar dignamente a la divino instaurado por Cristo Jesús. Con
sino el responder a la llamada de Cris- Dos factores concurren a la creación humanidad. El Estado, por ende, par- la parusía, la aniquilación de las potes-
to, guardando los mandamientos de del Estado: la naturaleza racional social ticipa con su organización y sus ins- tades demoníacas señalará la desapa-
Dios: «¿Fuiste llamado en la servidum- del hombre y la aspiración natural a los tituciones de la lex aeterna. Es necesario rición del Estado. El cristiano tiene hacia
bre ? No te dé cuidado, y aun, pudiendo bienes, que sólo pueden conseguirse en no sólo para evitar males, sino también la sociedad política u n a actitud crítica
hacerte libre, aprovéchate más bien de la comunidad política (GS 73). Cierta- para conseguir y fomentar magníficos y vigilante, consciente de hallarse ante
tu servidumbre. Pues el que, siervo, fue mente hay que resaltar el dinamismo bienes. Aunque no existiera el pecado u n a realidad ambigua.
llamado por el Señor, es liberto del histórico de la progresiva toma de con-
Señor, e igualmente el libre es siervo original, el Estado seguiría teniendo K. Barth, en cambio, defiende la in-
ciencia de la dignidad de la persona sentido. Formidablemente lo expresa
de Cristo... Hermanos: persevere cada h u m a n a y de la subsiguiente exigencia nata bondad de estas potestades, que
uno ante Dios en la condición en que san Ireneo: el Estado no viene del dia- son colaboradoras de Cristo: el Estado
por El fue llamado».
de nuevos derechos. Cuanto más se blo, sino de Dios 4 . actúa según la voluntad de Dios y no
desarrollan las civilizaciones y la ma-
duración de la dignidad humana, tanto La teología protestante tiende a iden- contra ella, participa -concedamos que
Se comprende con claridad que la indirecta y secundariamente— en la
actitud del cristiano y el dato revelado más se transforman las sociedades tificar el Estado con el justiciero de
políticas en formas cada vez más per- Dios 5 . Lutero enseña la doctrina de los actividad liberadora de Cristo; no es
en que se inspira resultan, a veces, producto del pecado, sino instrumento
proféticos en relación al ambiente socio- fectas. Así, en nuestros días, se advier- dos reinos —el del mundo y el de Cris-
ten profundos cambios' ya en el deseo to—, con sus dos morales —la pública de la gracia del Señor. La ayuda que
cultural, que no está todavía maduro Dios ofrece al hombre pecador mediante
para reconocer la injusticia de algunas de participar activamente en la vida y la p r i v a d a - . Subraya que el poder
del Estado (GS 73, 3) y de asumir ma- político, que surge por causa del pe- el Estado revela la paciencia de Dios
de sus estructuras. La evangelización y su misericordia: el Señor no abando-
acelera su proceso evolutivo. Mientras yores responsabilidades (Ib), ya en la cado, es siempre mejor que la anarquía.
creación de comunidades políticas su- Calvino descubre en el magistrado al na a la humanidad pecadora al caos y
tanto, no se incita a la rebelión violenta, a la autodestrucción, sino que, en si-
sino a la transformación interior, que pranacionales de estructura federalis- ministro de Dios que embrida, en la
t a 2 ; es más, ya están en marcha es- actuación del plan divino, a la huma- multaneidad con la Iglesia, brinda la
prepara inexorablemente el cambio de la comunidad civil —diferente de la ecle-
legislación y la desaparición de las ins- tructuras sociales mundiales que augu- nidad poseída por la aberración del
ran u n a efectiva comunidad política aniquilamiento, organizándola en una sial— para favorecer el orden civil en
tituciones inhumanas. Mas cuando el favor de la evangelización, de la con-
cristiano se enfrenta con poderes públi- mundial3. En esta evolución, la sociedad convivencia política pacífica. El Es-
política se presenta siempre como el tado es vicario de Dios y ha de imponer versión y de la difusión de la fe.
cos que impíamente pisotean los más
sacrosantos derechos (cf los emperado- medio preestablecido por la naturaleza el decálogo incluso con la fuerza. Dios He querido sólo aludir a la posición
res que perseguían a los fieles), asume humana para conseguir las metas más da al magistrado su ayuda con la ley de la teología protestante; para ulterio-
siempre respecto a las órdenes inicuas altas en conformidad con el desarrollo escrita y con la ley interior del Espíritu res profundizaciones, cf las voces Teo-
la actitud de denegar su obediencia (He del hombre. Santo. Puesto que es ministro de Dios, logía política y Ley natural. Hay que
5,29), actitud que va desde la toleran- el jefe del Estado responde de sus obras advertir que este pesimismo político
cia y resistencia pasiva no violenta a No puede pensarse que el origen del no ante los hombres, sino ante el mismo se enraiza en la solución negativa
imitación de Cristo (Mt 13,28-29; 5, Estado se halle sólo en la arbitraria con- Dios. El pueblo nunca puede recurrir a que la teología protestante da al pro-
38-40) hasta la rebelión (si éste es el vergencia de los cabezas de familia y la violencia ni a la revolución, porque, blema sobre la posibilidad de cons-
único y último remedio), de la que de los jefes de tribu, sino que hunde aunque obedezca a u n gobierno injusto, truir una teoría racional del derecho
habla el Apocalipsis (Ap 17,1-19). sus raíces en la profunda exigencia hu- realiza u n acto altamente meritorio; natural: después de la culpa original,
m a n a de los habitantes de u n determi- jamás puede asesinar a los tiranos u sólo es posible u n a doctrina teoló-
nado territorio en u n cierto estadio oponerles resistencia alguna, sino que gica (no profana) del derecho na-
evolutivo. Si no constituyen u n Estado, simplemente es un humilde adorador, tural (Ellul) porque sin la fe no se dis-
II. El Estado en la reflexión social los cabezas de familia y los jefes de dispuesto incluso a sufrir el martirio.
cristiana cierne el bien del mal, ni lo justo de
tribu están convencidos de que no lo injusto; de ahí la imposibilidad, no
1. ORIGEN DEL ESTADO.-Hay que re- podrán cumplir su vocación histórica. Entre los teólogos protestantes re- sólo moral, sino absoluta, de alcanzar
conocer al hombre su vocación social. Ellos se asociaron no tanto por motivos cientes se encuentra, entre otros. 0. Cull- con la sola razón las verdades funda-
Dotado de inteligencia y voluntad, suje- utilitarios, sino sobre todo porque su mann, quien, inspirándose en las cartas mentales de la ética natural (Barth).
sentido natural de la justicia, el orden paulinas, ve en el origen del poder po-
to de derechos y deberes que brotan de su
público, la oportuna instrucción, etc., no lítico la encarnación de los ángeles de
propia naturaleza (Juan XXIII, PT 9), las tinieblas, rebeldes a Dios, secuaces 2. NATURALEZA DEL ESTADO.—El aná-
cada hombre -incluso el mejor dotado, podían realizarse más que en u n a co-
munidad política, en que la norma obje- del príncipe de este m u n d o 6 . Cristo ha lisis filosófico evidencia en el Estado
en las mejores condiciones— se siente triunfado sobre estos ángeles del mal un elemento material que es la pluralidad
inmensamente débil e incapaz de de- tiva de las relaciones interpersonales se
codifica en leyes obligatorias, iguales con su muerte en la cruz y le están de las personas, el pueblo. No se re-
fender sus derechos y de realizar sus sometidos; de aquí la consiguiente quiere, de suyo, homogeneidad de ori-
planes. Pero, en colaboración con los para todos. El libre encuentro de las
voluntades de los jefes de las distintas orientación y fundamento cristológico gen, de cultura o de lengua, porque el
otros, empero, puede lograr muchas del Estado. No obstante, estas potencias Estado no se identifica necesariamente
tribus constituye u n a condición, uno
cosas: la conquista de uno se convierte diabólicas que se manifiestan en el po- con la patria y con la nación. El ele-
Estado 336 337 \ •atado
mentó formal es la convergencia de las distinción entre el derecho y el deber, tituir métodos y medios que, de suyo, rar al desarrollo económico de las co-
voluntades de los ciudadanos hacia el favoreciendo el sentido de justicia, in- todavía tienen validez, siempre que munidades políticas económicamente
mismo fin (bien común). Es la unidad nato en cada hombre. Además, al Es- tenga la concreta capacidad de intro- menos adelantadas» (MM 80), además
moral de todos los miembros que con- tado es menester reconocerle verdadera ducir otros más eficaces en orden al de promover el progreso social, el orden,
ciben con la inteligencia y persiguen personalidad jurídica, siendo titular de bien nacional y universal. la seguridad y la paz universales (PT
con la voluntad, en obediencia a la facultades propias y de derechos: se El contenido del bien común no es el 131).
autoridad, el bien común. Se trata de trata de u n a realidad que deriva de la resultado de la suma de los derechos Desde luego, el bien común no puede
un vínculo moral estable, espiritual, unidad moral de los ciudadanos y de particulares y privados, ni la suma del reducirse al simple bienestar económi-
racional, libre y, por ende, digno del la autonomía del fin. bienestar individual de cada uno, ni se co, puesto que debe promover el des-
hombre. trata de lo que sirve a los intereses de arrollo de toda la persona, promoviendo
Al Estado le corresponde autoridad 3. EL FIN DEL ESTADO.-En el pasado, uno o de pocos frente al bienestar co- también los bienes del espíritu (PT 57).
moral, poder material y cierta autono- el elemento principal de la sociedad m ú n 1 1 , sino el bien social, comunitario. A su vez, tiene que realizarse de manera
mía. En su finalismo hacia el bien co- política era la autoridad. Hoy, en cam- Es el clima social el que favorece el des- que no obstaculice la consecución de su
mún, buscado y querido por todos sus bio, lo es el bien común, el fin. Este arrollo de la personalidad (PT 64). Es fin ultraterreno y eterno (PT 59), por
componentes, se sitúa la eticidad del Es- justifica la existencia y la autoridad el conjunto de atenciones por parte del ejemplo, mediante la defensa de la li-
tado, no en el sentido hegeliano que del Estado, puesto que la sociedad polí- poder público a fin de que «sean reco- bertad religiosa. Es evidente que el bien
diviniza al Estado y lo erige en fuente tica tiene el derecho de facilitar a los nocidos, respetados, armonizados, de- común no realiza la personal vocación
y actuación histórica de la perfección ciudadanos y a los grupos las condicio- fendidos y promovidos» el ejercicio de de cada individuo, pero la protege, la
ética, sino sólo en el significado de que nes generales sin las que no podrían los derechos y el cumplimiento de los respeta, la facilita; ni h a de confundirse
toda su actitud ha de conformarse a las prosperar y desarrollarse. La sociología deberes de los ciudadanos y de los cuer- con el orden público, que es una parte
normas morales que cabe deducir de cristiana ha profundizado los caracte- pos intermedios (PT 60). La verificación del bien común. Porque el orden públi-
su finalidad. La compleja actividad po- res esenciales del bien común. En la de si el bien común es auténtico puede co abraza sólo los bienes garantizados
lítica tiene que ser continuamente evolución de este concepto se advierte realizarse confrontándolo con las ins- por los poderes públicos, precisamente
confrontada con su fin: de la confor- que León XIII, desde u n a visión aristo- tancias de la persona humana, puesto la paz y la tranquilidad pública, la jus-
midad o disconformidad con él deriva crática, ponía el bien común única- que es su correlativo (PT 55). Se advierte ticia y la pública moralidad (Dignitatis
la valoración moral positiva o negativa mente en las virtudes pasivas del ciuda- de inmediato su dinamicidad, pues con humanae, 7).
de sus decisiones: legítimamente se dano dócil, obediente, pacífico. Pío XII, el desarrollo del hombre, que descubre
reconoce al Estado la voluntariedad, pues en el radiomensaje del 11 de junio continuamente nuevos valores hacia El bien común, en cuanto fin de la
sus opciones son, al menos implícita- de 1 9 4 1 , señala que el bien común re- los que crece su sensibilidad, también sociedad política, exige que concurran
mente, queridas por los ciudadanos. side tanto en el efectivo disfrute de los debe acrecentarse el bien común. Una a su logro todos los ciudadanos así como
derechos como en el fiel cumplimiento descripción detallada del bien común las entidades intermedias: éstos han de
Estas son las características del Es- de los deberes: por esto el Estado pro- la brinda la Mater et magistra «En u n estructurar sus intereses y sus eleccio-
tado: su naturalidad, porque la sociedad moverá los derechos del ciudadano y plano nacional deben considerarse como nes en armonía con el bien común.
política viene reclamada por la misma facilitará el cumplimiento de sus debe- exigencias del bien común: dar ocupa- Contribuyen a este objetivo con las pres-
naturaleza racional del hombre; su res. Un paso hacia adelante lo ha dado, ción al mayor número de obreros; taciones y servicios que las legítimas
soberanía, ya que es u n a sociedad in- sobre todo, Juan XXIII: en la Mater et evitar que se constituyan categorías autoridades establecen (PT 53). Pero
dependiente y soberana. En virtud de magistra (15-5-1061), define el bien privilegiadas, incluso entre los obreros; la justicia impone que todos los ciudada-
su finalismo intrínseco, el Estado no se común en u n a visión decididamente per- mantener una adecuada proporción nos puedan aprovecharse del bien común,
halla sujeto a otras sociedades del mis- sonalista: «El conjunto de las condicio- entre salarios y precios y hacer acce- si bien «en grados diversos según sus
mo orden, ante las que reivindica per- nes sociales que permitan y faciliten, sibles bienes y servicios al mayor nú- propias funciones, méritos y condicio-
fecta paridad jurídica. Respecto a las en los seres humanos, el integral des- mero de ciudadanos: eliminar o con- nes». En virtud del conocido principio
sociedades intermedias (internas a la arrollo de su persona» (MM 65). Dos tener los desequilibrios entre los secto- de subsidiariedad 12 , singular atención
unión política), el Estado constituye la años más tarde, en la Pacem in tenis, res de la agricultura, de la industria y será menester para con los miembros
instancia suprema que las somete y el papa, tras evocar la definición prece- de los servicios; realizar el equilibrio más débiles del cuerpo social, ya que éstos
coordina, respetando siempre los de- dente (PT 58), señala la complementa- entre expansión económica y desarro- se encuentran en condiciones de neta
rechos objetivos. Ciertamente hoy se riedad entre el bien común de cada llo de los servicios públicos esenciales; inferioridad a la hora de hacer valer sus
encuentra superada la concepción que Estado y el bien común universal: el ajustar, en los límites de lo posible, las derechos (PT 56).
consideraba al Estado autosuficiente y primero se concibe y promueve como estructuras productivas a los progresos La importancia del bien común se pone
soberano acerca del fin y de los medios. un elemento integrante del segundo 1 0 . de las ciencias y las técnicas; lograr, de manifiesto no sólo porque constituye
En las situaciones actuales, el Estado Es más, el bien común ha de tomar en finalmente, que las mejoras en el tenor la misma razón de ser de la comunidad
no siempre puede garantizar por sí cuenta no sólo la promoción de los de vida de la generación presente sean política, de los poderes públicos, del de-
solo lo preciso para el bien común 7 . ciudadanos, sino también la de los tales que preparen también un porve- recho a mirar por uno mismo y a darse
Urge la apertura a la integración, ofrecida cuerpos sociales intermedios (PT 141). nir mejor a las generaciones futuras» un ordenamiento jurídico, sino también
por los otros Estados y por las comu- Este aspecto lo recoge y pone de mani- (MM 79). porque representa el elemento discrimi-
nidades supranacionales y mundiales, fiesto el Vaticano II: el bien común es nador entre los ordenamientos políticos
de acuerdo con el principio de subsidia- «el conjunto de condiciones de la vida absolutistas totalitarios y los democrá-
riedad 8 . social que hacen posible a las asocia-
Las exigencias del bien común en un
plano mundial, al que cada uno de los ticos. Es más, entre los regímenes de-
Hay que reconocer que el Estado ciones y a cada uno de sus miembros Estados colaboran y del que se bene- mocráticos, evidencia los que son autén-
tiene u n ordenamiento jurídico que regu- el logro más pleno y más fácil de la fician, son «evitar toda forma de con- ticos en la realidad concreta y los que
la, con el conjunto de sus leyes, el propia perfección» (GS 26, 1). El sub- currencia desleal entre las economías sólo lo son formalmente, es decir, en la
trenzado de las relaciones h u m a n o - rayar lo del «logro más pleno y más fá- de los varios países; favorecer la cola- constitución. Porque la realización de la
sociaies: no hay Estado sin ordenamien- cil» es lo que justifica al Estado a sus- boración entre las economías naciona- igualdad en la participación del bien
to jurídico 9 , el cual marca u n a neta les mediante convenios eficaces; coope- común no se verifica si faltan las es-
339 Estado
Estado 338
ción al bien de todos (PT 48). Se pre- guiente, no puede aparecer en sus mani-
tructuras adecuadas: los beneficios co- común postulase, en situaciones de tende evidenciar en las relaciones del festaciones como u n a fuerza incontro-
munes se estancan en favor de los pri- emergencia, u n a limitación del ejercicio Estado su facultad de mandar de lada, despótica y arbitraria. La autori-
vilegiados. Así el liberalismo, puesto que de los derechos, el Vaticano II reco- acuerdo con la razón, pues su fuerza dad obliga en conciencia sólo si está en
concibe al Estado como simple agrega- mienda que se restablezca cuanto antes obligatoria procede del orden moral armonía con el orden moral y, en úl-
ción de individuos (una suma de per- la libertad, u n a vez que hayan cambia- (PT 46). Pero ¡ qué justificación racional tima instancia, con la autoridad de
sonas, agrupadas artificialmente en ra- do las circunstancias (GS 75). impone que se acepte la autoridad del Dios (PT 49). Por tanto, cuando viola
zón de un motivo prevalentemente con- De modo positivo, Pío XII juzgó la Estado? AI ser todos los ciudadanos el orden moral, la autoridad pierde
tractual, como último remedio contra la democracia como una forma plenamente iguales por dignidad natural, parece toda fuerza obligatoria (PT 61). Cierta-
malicia h u m a n a , de la que se defiende conforme con la naturaleza humana14; que ninguno de ellos, sino sólo Dios, mente, cuando los poderes públicos
mediante el Estado-policía), propugna también la Pacem in tenis acoge las pueda obligar en conciencia a los otros van más allá de los límites de su com-
que el bien común es el total de los in- formas democráticas de gobierno como (PT 47). En el fin, pues, es donde se petencia, los subditos pueden defender
tereses particulares: dado que no hay correspondientes a la dignidad de la justifica la autoridad estatal: cuando una sus derechos contra el abuso de tal
unidad orgánica, sino atomismo político persona y aduce u n triple motivo para persona advierte que, con los medios autoridad; pero «no deben rehuir las
entre los ciudadanos, ni siquiera existe probarlo: 1) mediante la participación personales, no puede alcanzar u n fin exigencias objetivas del bien común»
a nivel de bien común. El totalitarismo, en la vida pública, se abren a los hom- ordenado y legítimo, es racional y obli- (GS 74. Ver las voces Objeción de
por el contrario, contempla el Estado bres nuevas y vastas perspectivas para gado que obedezca a la autoridad por conciencia y Revolución y violencia).
como un todo sustancial de tal enver- el bien; 2) los contactos frecuentes entre medio de la que consigue su objetivo 15 .
gadura que vacía de significado a la Así se contempla a la autoridad en su La ley moral no se enfrenta al poder
los ciudadanos y los funcionarios faci- público, sino que le otorga prestigio y
persona h u m a n a en cuanto se la con- litan que éstos se percaten de las reales connotación de servicio a la comunidad,
ciba separada de él. De ahí que el bien para que pueda lograr el bien común. fuerza espiritual, teniéndolo constante-
instancias del bien común; 3) el su- mente orientado al bien común. El Va-
común sea el del Estado, soberano dés- cederse de los titulares en el gobierno En consecuencia, puesto que el bien
pota, del que la persona es un engra- común constituye en verdad la razón ticano II ha reclamado la legítima auto-
impide su desgaste y favorece su reno- nomía del sector político, que cuenta
naje, que está desprovista de valor al- vación en consonancia con el ritmo de ser de los poderes públicos, éstos se
guno fuera de la máquina estatal (mo- hallan obligados a procurarlo según con normas y métodos propios; n o
de la evolución social (PT 2 5 ; 74). obstante, se encuentra sujeto al orden
nismo político). El bien de la persona los postulados de las respectivas situa-
está subordinado y, si se precisa, tiene Pero un Estado de régimen democrá- ciones históricas (PT 54). moral, ya que son hombres los que en
que ser sacrificado en favor del bien tico, con la participación efectiva de él operan y los destinatarios de la ac-
común de la comunidad política. De sus ciudadanos, exige estructuras adecua- Se puede igualmente sostener que es ción política; también porque los porta-
estas dos concepciones se aparta la das que excluyan el despotismo, la par- la misma naturaleza racional del hombre dores de la autoridad deben gobernar
personalista-crístiana, enormemente res- tidocracia, los feudos de los privilegia- la que exige la autoridad, pues los hom- según la razón y en sintonía con la
petuosa de la dignidad de la persona dos, las discriminaciones raciales, ideo- bres naturalmente sociables se percatan «lex aeterna Dei». Es más, el orden mo-
h u m a n a , a la que el liberalismo no lógicas, etc. Además de los ordenamientos de que la sociedad, particularmente la ral es tan fundamental que romperlo
presta ayuda (GS 73) y el totalitarismo jurídicos, entran en juego el referéndum sociedad política, no puede ser eficiente —como hemos indicado más arriba—
aplasta. Para el humanismo cristiano, popular y la educación civil y política si carece de la autoridad que realiza la supone ir contra el bien común y des-
el bien común —como ya hemos indi- del pueblo y, sobre todo, de los jóvenes. unidad de orientación de los ciudadanos; truir la propia autoridad (PT 80-85),
cado— es correlativo de la persona hu- Sólo así los que son idóneos para el es justamente esta unidad la que per- como acontece en la ley injusta en con-
mana. arte político, difícil y noble a la vez, mite al Estado brindar a los suyos el traste con la razón y con la ley divina
se prepararán convenientemente (GS bien común que anhelan (cf Autoridad). (PT 61).
75). Cuando se afirma que la autoridad Los límites de competencia de la auto-
4. LAS FORMAS CONCRETAS DEL ES- Los ordenamientos jurídicos deben viene de Dios (PT 46), no se alude a ridad política los impone el bien común.
TADO.—Al debatido problema acerca de la tutelar y favorecer el derecho a la ela- cada uno de los gobernantes, sino al Ella tiene el derecho o el deber de exigir
forma mejor de gobierno, no es posible boración de la carta constitucional; gobierno en sí. El que haya quienes de los ciudadanos todo y sólo lo que
dar u n a respuesta unívoca y válida para el derecho al ejercicio libre del voto, manden y quienes obedezcan depende requiere la prosperidad de la comuni-
todos los tiempos, puesto que se ha de que debe concederse no sólo a los hom- de la naturaleza h u m a n a y, por ende, dad, de modo que tienda siempre a for-
tener en cuenta el estadio socio-cultural. bres, sino también a las mujeres; el lo postula el orden moral que proviene mar un tipo de hombre cu,lto, pacífico,
Santo Tomás pensaba que era la mo- derecho de participar en el gobierno de Dios (PT 51), De ahí se desprende activo, emprendedor y benévolo res-
narquía suavizada con elementos de ora mediante los partidos, ora mediante la dignidad suma de la autoridad po- pecto de los demás para provecho de
aristocracia y democracia (S. Th., l-2ae, el referéndum popular para los proble- lítica en cuanto participación de la auto- toda la familia h u m a n a (GS 74, 6).
q. 105, a. 1); para san Agustín lo era mas de especial interés (cf Democracia). ridad divina (PT 4 7 ; 4 9 ) ; queda tam-
la república13. En la práctica, hay que Esta doctrina política cristiana, que
bién a salvo la dignidad del acto de
decir que lo será, en cada caso, la que contempla en Dios el origen de la auto-
5. LA AUTORIDAD DEL ESTADO.-Hoy,
sumisión de los ciudadanos a la auto-
contribuya del modo más adecuado y ridad del Estado, puede conciliarse con
en el clima de toma de conciencia y de ridad, porque no se trata de obedecer
eficaz al bien común del Estado. La los regímenes democráticos más diver-
responsabilidad personal, aun recono- a un hombre, sino de un acto de ho-
Iglesia, dada su trascendencia mistérica sos y con la dignidad del ciudadano,
ciendo al Estado el poder (policía, ejér- menaje a Dios creador y providente
y sacramental (LG 9), no se desposa pues éste tiene la posibilidad de elegir
cito) capaz, en caso de necesidad, de (PT 50); la tercera consecuencia es la
con ninguna forma y se encuentra abier- libre y responsablemente las estruc-
constreñir y de castigar a los transgre- obligación en conciencia de las leyes y
ta a cualquier régimen, con tal de que turas y las personas, así como los mé-
sores de las leyes y de hacerlas obser- la reprobación de la doctrina de las
sea democrático y respetuoso de la li- todos y límites de los poderes públicos
var mediante la amenaza y el temor leyes meramente penales. Además se
bertad y dignidad de la persona. El ma- (PT 52).
de las penas, se insiste en que es preciso impone esta otra deducción: si la auto-
gisterio ha condenado como «inhumanas» ridad esté al servicio del progreso glo-
transformar el poder en autoridad, es de- 6. TAREAS DEL PODER PÚBLICO.-LOS
las formas totalitarias y dictatoriales bal de la comunidad, desempeña una
cir, en la fuerza moral que apela sobre poderes públicos tienen el cometido o
que niegan los derechos de las personas función racional, h u m a n a ; por consi-
todo a la conciencia, el deber de apor- fin fundamental de servir al bien común.
o de los grupos sociales. Si ei bien
tar generosamente la propia contribu-
341 Estado
Estado 340
noticia falsa, que lesione la fama de (PT 132-135). El orden moral exige
En consecuencia, deben asegurar ante subditos. En este punto urge atenerse cualquier otro pueblo (PT 79). que los poderes públicos sean aptos
todo la existencia del Estado en la liber- al principio de subsidiariedad (PT 65-66). Regular las relaciones internacionales para realizar eficazmente los nuevos
tad de sus instituciones, disponiendo Al presente se juzga que responde a según la justicia exige el reconocimiento contenidos del bien común, que operan
de u n a fuerza que garantice, hacia fuera las exigencias de la persona h u m a n a de los mutuos derechos y deberes. Todo sólo a nivel mundial (PT 137). Sólo
y hacia dentro, la necesaria seguridad. la conveniente separación de las tres Estado disfruta ante los demás del de- para aquellos problemas que, por su
Urge el mantenimiento del orden pú- funciones: legislativa, administrativa o recho a la existencia, al progreso, a ob- amplitud, complejidad y urgencia, no
blico en la organización eficiente de la ejecutiva y judicial. Se descubre en ella tener los medios necesarios para el bien los puede resolver cada una de las
vida en el Estado, evitando la situación un elemento de garantía a favor de los común, a la autonomía, a la buena comunidades políticas por sí solas, entra
del vacío de poder, que conduce al caos. subordinados (PT 68). Cada uno de fama y al honor debido. Los deberes en juego la autoridad de la comunidad
El deber más central es la aplicación del los tres sectores se adecúa en los mé- son, obviamente, los correlativos a los mundial (principio de subsidiariedad).
derecho constitucional y de la justicia todos y medios a la complejidad de los derechos recién mencionados. A los Los poderes públicos de la comunidad
en todas sus formas (conmutativa, legal, problemas por resolver, valorando to- gobernantes de un Estado no les es mundial tienden a ofrecer su ayuda a
distributiva, social). En la práctica, la dos los medios que el desarrollo presenta. lícito realizar sus intereses a costa de los Estados, sin sustituirlos o desplazar-
autoridad estatal dirige a los ciudadanos En particular, el poder legislativo, respe- los otros Estados. Las eventuales con- los, y mucho menos destruyéndolos o
al bien común por medio del conjunto tuoso de la ley moral y de las normas troversias que nazcan se han de diri- absorbiéndolos: su objetivo ha de ser
de leyes ya definidas («ius conditum»); constitucionales, ha de interpretar «ob- mir mediante un diálogo leal, en el crear las condiciones mundiales que
pero en nuestros tiempos, que se carac- jetivamente las exigencias del bien contexto de la mutua comprensión y permitan a cada u n a de las naciones
terizan por la celeridad de los cambios, común en la incesante evolución de las sin recurrir a la fuerza (el derecho de conseguir prosperidad y avanzar en el
ha de tener también en cuenta las nue- diversas situaciones». Urge la continua guerra aparece sólo como el último progreso (PT 140, 141).
vas instancias conformes a la dignidad puesta al día de las leyes. Por su parte, recurso para la legítima defensa), al
h u m a n a que es preciso codificar («ius el poder ejecutivo debe aplicar sabiamente fraude, al engaño (PT 91-93). La jus- Respecto a la Iglesia, la autoridad po-
condendum») (PT 75-79). De esta las leyes, valorando serena y concienzu- ticia exige que se respeten las minorías lítica está obligada a permitir su activi-
suerte la observancia de los derechos damente las situaciones concretas. El étnicas. Se condenan el genocidio y la dad y a respetar sus instituciones, tanto
de los unos no constituye amenaza para poder judicial ha de administrar la jus- opresión de los grupos étnicos; es más, más si sus relaciones se encuentran
los otros. Además, la sensibilidad al ticia con equidad e imparcialidad, mos- el Estado que las hospeda debe favorecer reguladas por pactos o concordatos.
«ius condendum» favorece la armonía trándose fuerte e inflexible frente a los positivamente su desarrollo en lo que A todas las religiones presentes en el
social, disolviendo, a veces con la me- amaños, las distintas presiones y las «se refiere a su lengua, cultura, tradi- Estado hay que asegurarles su libertad
diación de la autoridad, las tensiones tentativas de corrupción. Debe estar dis- ciones, recursos y empresas económi- religiosa. También en este sector es
y los desequilibrios entre los diferentes puesto a ofrecer su tutela jurídica en cas» (PT 94-97). menester aplicar el principio de subsi-
sectores de la vida socio-política. Por defensa de los derechos ofendidos o diaridad. evitando la violencia perse-
esto el Estado tiene que equilibrar el pro- puestos en discusión (PT 69). Es pre- Regular las relaciones internacionales cutoria, el absentismo político y la in-
greso social con el desarrollo económi- ciso, sin embargo, reconocer que los en la solidaridad conduce a la colabora- jerencia indebida (josefinismo). Cier-
co, de modo que a la eficiencia de los ordenamientos jurídicos, especialmente ción económica, cultural, política, sani- tamente los poderes públicos pueden
medios de producción correspondan los en nuestra época, resultan siempre taria, etc. No se concibe un Estado ce- impedir las actividades cultuales que
servicios adecuados (distribución de inadecuados. Y se presentan realidades rrado en su egoísmo: el propio bien violen el orden público (DH 7). Siendo
agua potable, red de carreteras, etc.) y tan complejas y delicadas que no son común ha de realizarse en armonía con el bien común correlativo de la per-
la justa y equitativa remuneración del susceptibles de ser encasilladas en tér- el bien común mundial. Hay que recha- sona humana, ha de armonizarse en
trabajo, al par que la participación de minos jurídicos bien definidos. Se exi- zar cualquier «telón» o «cortina» que franca colaboración con las sociedades
todos en los enormes beneficios de la ge, por consiguiente, de los magistra- separe a los grupos étnicos o impida religiosas que concurren al servicio
cultura. Porque, «si la autoridad no dos gran equilibrio, profunda competen las normales relaciones entre los pue- global del ciudadano creyente. Ambas
procede oportunamente en materia eco- cia, enorme rectitud moral, intuición blos libres. Merced a la solidaridad, e! son independientes y autónomas, pero
nómica, social o cultural, se acentúan práctica y voluntad decidida para ac Estado altamente desarrollado ayudará coinciden, particularmente en las ma-
las desigualdades entre los ciudadanos, tuar con oportunidad y eficacia (PT 69) a los pueblos subdesarrollados, ofre- terias mixtas (educación, matrimonio,
sobre todo en nuestro tiempo; de donde ciendo facilidades para la circulación de familia, etc.). En estos sectores es donde
resulta que los derechos fundamentales capitales, de hombres especializados y comprometen los concordatos. La Igle-
de la persona quedan sin eficacia, y lo En relación con los otros Estados, losl de expertos. sia está pronta a renunciar, si nuevas
mismo sucede con los deberes corres- poderes públicos regularán «sus reía-1 circunstancias así lo exigiesen, al ejer-
ciones según la verdad y la justicia, en J En los momentos actuales, ningún cicio de los derechos legítimamente ad-
pondientes» (PT 63). Estado está aislado y es del todo autó-
solidaridad generosa y en libertad» i quiridos «tan pronto como conste que su
(PT 72). j n o m o : en realidad se intensifica cons- uso puede empañar la pureza de su
Acerca de la doble actividad que los tantemente la interdependencia entre
poderes públicos ejercen respecto a los Regular las relaciones internacionales, testimonio» (GS 76).
las economías de los diferentes Esta-
derechos de los ciudadanos (tutela y según la verdad comporta, sobre todo, I a dos. Especialmente en lo referente a la
protección), Juan XXIII exhorta a que observancia de la ley fundamental &e seguridad y la paz, todo Estado advierte
que todas las comunidades política* 7. DEBERES DEL CIUDADANO PARA CON
se esté muy vigilantes, a fin de que que los problemas hay que resolverlos
ambas tareas sean sabiamente concilladas son iguales por dignidad (condena de 1 EL ESTADO.—El magisterio de la Iglesia,
de acuerdo con las otras sociedades sobre todo en los documentos más re-
y ajustadas, pues existe el peligro de racismo, etc.): no hay comunidade s políticas (cf NATO, Mercado Común,
que la excesiva defensa de los derechos políticas superiores por naturaleza * cientes, exhorta a los cristianos y a to-
ONU, FAO). Los poderes públicos de dos los hombres de buena voluntad a
de algunas personas o sociedades inter- comunidades políticas inferiores por n 3 ' cada Estado no tienen la posibilidad
medias cree injustas situaciones de pri- turaleza (PT 8 5 : 88). La verdad, a & considerar los deberes para con el Es-
de resolver adecuadamente los comple-
vilegio; por otra parte, u n a demasiado vez, tiene que ser respetada en el uso <* tado entre los principales y obligatorios
jos problemas planteados por la igual-
insistente y profunda acción incentiva los mass-media, difundiendo infortn*' dad jurídica que debe existir entre ellos. en conciencia (GS 3 0 ; 75). El Estado,
del Estado podría comprometer la liber- ciones objetivas sobre la actividad <j Se acusa una deficiencia estructural en cuanto patria, es como una madre
tad y creatividad de la iniciativa de los los otros Estados, proscribiendo to<* (la madre-patria), es el principio de las
Estado 342 .343 E s t e r i l i d a d (y e s t e r i l i z a c i ó n )
tradiciones socio-culturales; de ahí que la persona humana será efectivamente sujeto, ESTERILIDAD no conducía de ordinario, por desgra-
se le haya de tributar amor y venera- centro y fin del Estado. Porque a) la partici-
cia, a la adopción, ya que ésta parecía
ción, que es preciso armonizar con la pación en la vida política se va ampliando a
un número cada vez mayor de ciudadanos
(y e s t e r i l i z a c i ó n ) estar reservada para quienes poseían un
apertura al bien de toda la familia de las diferentes condiciones sociales (voto de patrimonio que transmitir, al presente
h u m a n a (GS 75). La observancia de las las mujeres, sufragio universal, etc.): b) cada Supuesto el concepto de «esterilidad»
la adopción está al alcance no sólo de
leyes y del derecho orienta a los subdi- vez resulta más frecuente la intervención de tal y como nos lo ofrece la medicina
los cónyuges estériles (y hacendados),
tos hacia u n a auténtica colaboración los poderes públicos en el campo económico- o la ginecología, pararemos mientes
sino también de cuantos están dispues-
en provecho del bien común; también social para favorecer la solución de los arduos en los problemas que se le presentan al
problemas sindicales o de mercado, según el tos a acoger niños que necesitan un
este deber vincula a la conciencia, pues médico, prescindiendo de los más difí-
principio de subsidiaridad; c) en el mundo hogar, aunque se trate de esposos que
la autoridad viene de Dios (Rom 13,5). ciles, que afectan a un reducido número
internacional, van desapareciendo los regí- ya tienen hijos. Se trata, pues, de dos
Al interesarse seria y sinceramente por los de personas y son propios de los inves-
menes coloniales, y los pueblos de las ex co- realidades que cada vez tienden a in-
problemas del Estado, todos deben tomar lonias se van convirtiendo en Estados inde- tigadores. Partiremos siempre del su-
dependizarse más.
conciencia de su propia vocación pe- pendientes ; d) se multiplican organismos a es- puesto de la pareja casada, aun sabien-
culiar en la comunidad política, ya sea cala mundial (ONU, FAO, etc.), que preparan do que no pocos problemas inciden
el nacimiento de la comunidad política mun- también en las parejas no casadas o en 2. FSTFRJIJDAD Y DIVORCIO.—En el
para contribuir a la educación civil de
los jóvenes, ya sea comprometiéndose a dial.-!1) Cf la comunidad política europea, la las personas individuales. Los proble- caso de que una persona, cuyo matri-
comunidad política de los Estados Unidos, mas morales examinados, por último, monio es estéril no por su culpa, quiera
ejercer el arte «tan difícil y tan noble Rusia, etc.-O Cf la FAO, la ONU, etc.-( 45) San a todo trance tener hijos «carnales»,
que es la política» con desinterés e im- Ireneo. Mversus haereses, 5, 24, 2.-( ) Una los situaremos en el contexto del mo-
mento presente o de la problematicidad, /'podrá recurrir al divorcio? Según el
parcialidad. Como puede apreciarse, el de las funciones principales del Estado es derecho canónico, no la esterilidad
Vaticano II ensalza y estima la obra de «arcere malum», es decir, la represión del sin limitarnos, por ende, a repetir las
pecado.-(6) G. Mattai. Moróle política. Bolo- soluciones prefabricadas en los siglos ( — impotentia generandi), sino sólo la
los políticos (GS 75). Igualmente los impotencia ( = impotentia coeundi) diri-
impuestos y el servicio militar forman nia 1971, 104.-( 7 ) Basta considerar los pro- o en los decenios pasados.
blemas de los Estados en los países subdesarro- me el matrimonio (can 1068): por
parte de los deberes civiles; es injusto llados con analfabetismo, hambre, epidemias... consiguiente, no es lícita la solución
recurrir a subterfugios y fraudes para y los problemas generales del mundo, como I. Esterilidad que es preciso hacer del divorcio. Entonces resulta más im-
librarse de los impuestos justos y de la la paz entre los pueblos, el desarme, la lucha desaparecer portante y urgente la tarea del gine-
obligación de defender la patria (Rom contra la contaminación, la investigación cólogo, que intenta remover la esterili-
13,6-7: GS 30); no obstante, hay que científica, los acuerdos monetarios, etc.- La manipulación humana, desde el
(")CfPT 140-141. El principio de subsidiaridad punto de vista de la esterilidad, puede dad y. en última instancia, salvar la
respetar la función profética del objetor unidad de la familia. Pero incluso para
de conciencia, que está de acuerdo en lo9 formuló Pío XI en la Quadragesimo anno.- conducir a quitar la esterilidad a una
( ) GS 74. 1: «La comunidad política nace, el que no acepta la indisolubilidad de!
prestar otras formas de servicio comu- pues, para buscar el bien común en el que persona que la posee o hacer estéril a
matrimonio y admite el divorcio, la
nitario en vez del de las armas (GS 79, 3). encuentra su justificación plena y su sentido una persona que no lo era. Existen estabilidad conyugal es un valor; de
Mientras se den las circunstancias que y del que 10deriva su legitimidad primigenia y problemas morales con soluciones par- aquí que el esfuerzo médico por hacer
reconocen al Estado el derecho a la propia».-( ) GS 26; PT 98: «El bien común cialmente nuevas en conexión con estos desaparecer la esterilidad de los espo-
guerra defensiva, el que presta el servi- nacional que, a su vez, no puede separarse dos tipos opuestos de intervención gi-
del bien común propio de toda la familia sos resulte doblemente meritorio, ya
cio militar es u n ministro de la seguri- necológica. Ocupándonos inmediata- que constituye una ayuda para la pa-
humana».-(") Cf León XIII. Immortak Deí;
dad, de la libertad y de la paz verdade- PT 56.-C 2 ) Cf La Rossa, If principio de sus- mente de la esterilidad como enferme- reja además de serlo para cada una de
ra (GS 79, 5). Especial relieve presenta sidiarietá nella domina sociale cristiana. Milán dad a combatir, haremos algunas ob- las personas estériles. Parece que ha
el derecho-deber que obliga al ciuda- 1963.-(") San Agustín, De libero arbitrio, 1, servaciones relativas a la adopción, al sido precisamente la constatación de
dano a votar para elegir personas hon- 14.-( 14 ) Cf Pío XII, Radiomensaje. 24-12-1941. divorcio, al análisis espermático, a la que dos esposos, separados porque eran
radas y competentes que puedan regir (")Cf.S.Th., l,q. 102, a. 3: l-2ae, q. 87, a. 1; inseminación artificial y al secreto pro-
T. Goffi. Laicitá. política e Chiesa, Roma una pareja estéril, podían ser fecun-
el Estado. En el respeto a los poderes pú- fesional. dos en un futuro matrimonio, la que
blicos y a sus portadores, los ciudadanos 1961, 21.
ha hecho comprender el concepto de
no esperen de ellos excesivas ventajas ni 1. ESTERILIDAD Y ADOPCIÓN. - F r e n t e esterilidad relativa y la consiguiente
les atribuyan demasiado poder, ya que BIBL. : Calvez J. Y.. La comunidad política, en a la esterilidad no existe sólo la solución necesidad de intervenir para curarla
de ese modo se favorecen los abusos. La Iglesia en el mundo contemporáneo. Mensaje- jurídica de la adopción, a fin de que hasta donde sea posible 1 .
Hay que atenerse siempre al principio ro, Bilbao 1967.-Cullmann O., Ei Estado en los esposos tengan el consuelo de sen-
de subsidiaridad, interpretado a la luz el NT. Taurus, Madrid 1966,-Dosetti G.. tirse padres y madres: también cabe la
de la justicia distributiva y legal. En los Funzioni e ordinamento dello stato moderno, en solución médica de la remoción de la 3. ESTERILIDAD Y ANALISIS ESPERMA-
casos en que se verifica abuso de poder, Quaderni di Giustizia, Roma 1953,-Holzherr G.,
El Estado, en Mysterium salutis, Cristiandad, esterilidad. Es evidente que dicha solu- TICO. — Y hete aquí que nos topamos ya
es preciso llevar a cabo las prestaciones Madrid 1969, t. 2, v. 2, 873-878.-La Valle R., ción es legítima para los esposos y obli- con el análisis del semen, que debería
necesarias para el bien común; pero La vida de la comunidad política, en La Iglesia gatoria para los médicos, además de ser determinar el porcentaje de fecundidad
también es legítimo defender (de ma- en el mundo de hoy, Stvdivm, Madrid 1967, la única que brinda la posibilidad y de una persona determinada. Jamás ha
nera razonable y eficaz) los derechos 537-570.-Lener S., Lo Stato sociale contempo- satisfacción de sentirse padres y ma- existido una prohibición moral en este
conculcados (GS 74, 5) en consonan- ráneo, Roma 1966.-Mattai G., Morale política, dres en sentido verdadero y propio. Si campo. Otrora la extracción del semen
cia con las exigencias del bien común. Bolonia 1971.-Id. La vita nella comunitñ
política, en La Chiesa e il mondo contemporáneo la solución jurídica —sobre todo en causaba algunas perturbaciones de áni-
nel Vaticano II. Turín 1968, 991-1054.- nuestra época— hay que concebirla mo al médico católico, que veía cerrada
Mikat P.-Schlette H. R.. Estado, en Conceptos más en función del hijo que tiene dere- la posibilidad de utilizar los métodos no
F. Coceo fundamentales de la teología, 2, Cristiandad, cho a tener una familia, la solución mé- sólo más expeditivos, sino también más
Madrid 1966, 37-55.-Passerin-D'Entréves A., dica, por el contrario, se halla en fun- seguros (por decir lo menos), como la
Dottrína dello Stato, Turín 1962,-Rommen H., ción del legítimo deseo de la pareja de masturbación (y el coito interrumpido).
1
Notas.—f ) Hoy prevalecen condiciones que Estado, en Sacramentum Mundi, v. 2. 865-880 conseguir una paternidad carnal y no
(con amplia bibl.).-Utz A., Etica social, Herder. Hoy se va abriendo camino, incluso
se presentan como signos de los tiempos y
que. si permanecen, podrán desembocar en Barcelona 1961,-Welty E., Catecismo social, sólo espiritual. Si bien es verdad que. entre los católicos, la idea de que la
Herder, Barcelona 1956. en los tiempos pasados, la esterilidad masturbación destinada a diagnosticar
un auténtico humanismo político, en el que
E s t e r i l i d a d (y e s t e r i l i z a c i ó n ) 344 345 E s t e r i l i d a d (y e s t e r i l i z a c i ó n )
el poder generador de u n individuo para mente obtener gracias a la contribución eventual que obligase a los contrayen- se profesaban son consideradas hoy
curar su esterilidad conyugal, no cons- médica. En el supuesto de que esta tes a intercambiarse los certificados como la más bella literatura amorosa
tituye u n a afrenta al matrimonio y al manipulación h u m a n a se considerase respectivos, el médico parece que queda de todo el medievo. San Bernardo po-
derecho del otro cónyuge sino justa- ilícita, tendríamos que preguntarnos vinculado por el secreto profesional. lemizó largamente con el filósofo por
mente todo lo contrario: representa un qué manipulaciones técnicas (y, por Pero podría estar obligado, indirecta- mor de sus verdaderas o presuntas he-
modo correcto de pensar en la mujer tanto, también médicas) pueden juz- mente, a concienciar a la persona es- rejías, pero no nos consta que los re-
además de perseguir la curación de garse permitidas i (ver la voz Fecun- téril, a fin de que no traicione a la otra presentantes de la ortodoxia hayan
uno mismo. Incluso la extracción del dación artificial). parte, causando su propia infelicidad castigado o reprendido el gesto feroz y
semen a un novio o a un joven puede y la de ella. No le toca al médico, sin brutal del eclesiástico. Los manuales
realizarse con vistas al matrimonio y, 5. ESTERILIDAD Y SECRETO PROFESIO- embargo, investigar si u n a determinada recientes condenan la castración por
por consiguiente, estar permitida, de NAL.—El secreto profesional no consti- pareja se encuentra casada a todos los motivos ascéticos, «porque no elimina
acuerdo con las directrices más recien- tuye más que uno de los problemas de efectos civiles y religiosos. las tentaciones», es decir, porque no
tes de los teólogos moralistas 2 . Resul- conciencia que se le pueden plantear obtiene su objetivo; pero no siempre lo
sulta. por lo demás, educativo que el al médico, si bien, a pesar de todo, reviste hacen por la mera brutalidad del gesto.
varón no esté siempre dispuesto a acu- enorme complejidad. En general, cuan- II. Esterilidad voluntaria
sar a la mujer de no tener hijos en el Se había descubierto ya América y
do se trata del secreto profesional, in-
matrimonio; más bien ha de reconocer Se trata ahora de darle la vuelta a alboreaba la nueva era. pero las capillas
cluso fuera del campo de la ginecología
que este hecho no es humillante y, de la intervención del médico, aunque musicales romanas (como la famosa
y la medicina, acecha la tentación de
todas formas, es cierto que el defecto siempre para estudiar su valoración Capilla sixtina de los papas) continua-
caer en dos excesos contrarios: el de
cabría que lo tuviera él. moral. Supongamos que la eugenesia ban practicando la bárbara costumbre
no consentir jamás ninguna excepción
prematrimonial no haya bastado para de la castración para mantener las
por ningún motivo (en homenaje al
impedir a los novios el casarse. El diag- voces blancas: se evitaba de esta guisa
valor y dignidad de la persona humana)
4. ESTERILIDAD E INSEMINACIÓN ARTI- nóstico de las malformaciones podría el tener que estar continuamente ense-
FICIAL.—Otro punto en el que el juicio y el de admitir excepciones demasiado
ser tan exacto que indujera absoluta- ñando música a muchachos que evolu-
moral está evolucionando es el concer- fácilmente para complacer al estado
mente a los dos cónyuges a evitar, a cionaban fisiológicamente con rapidez.
niente a la inseminación artificial: con y al interés social (en homenaje a las
toda costa, tener hijos propios. ¿Podría Demasiado tarde se cayó en la cuenta
ella se intenta remover la esterilidad concepciones colectivistas). Tendría que
entonces admitirse u n a operación es- de que semejantes métodos atentaban
conyugal. Sigue siendo providencial, en permanecer como punto fijo, empero,
terilizante? ¿Puede decirse lo mismo, enormemente contra la dignidad de la
su sustancia, la intervención de Pío XII, que tanto el individualismo como la es-
cuando el riesgo no lo corre u n a de- persona humana.
que tendía a condenar la inseminación tadolatría conducen a conclusiones
terminada pareja, sino la humanidad La condena de la esterilización, como
artificial, sea porque acentúa la impor- equivocadas en la esfera del secreto
toda, puesto que los pueblos extrema- pena impuesta por el Estado, se ha
tancia del amor y de la intimidad con- profesional, que sigue siendo u n gran
damente pobres procrean con la máxi- seguido discutiendo casi hasta nues-
yugal (en una época en que parecía valor, pero que ha de ponerse en corre-
ma intensidad? tros días 4 . Contribuyó a engañar a los
subrayarse demasiado el valor de la lación con otros valores. Si se trata de
procreación), sea porque defiende la dig- sopesar, en cada u n o de los casos, los moralistas el hecho de confrontarla con
nidad de la persona y de la familia valores que están en juego, no será po- 1. ESROZO HISTÓRICO.—La historia es la pena de muerte. ;No pocos de ellos
(en un tiempo en que las capacidades sible ofrecer normas precisas. maestra de la vida, incluso cuando pensaban que, si se consiente la impo-
técnicas y las pretensiones raciales ame- nos causa tristeza por la constatación sición de la pena capital, con más mo-
Respecto a la pareja de novios, dire- de la lentitud con que el género h u m a n o tivo tendrá que considerarse lícita la
nazaban convertir a las personas en mos sólo que la moral católica pretende
animales de cría y a las familias en es- llega a la verdad. Pero si nuestro propio simple esterilización! En la primera
salvaguardar al mismo tiempo el bien modo de conocer, también en el cam- edición oficial de la encíclica Casti con-
tablos para obtener magníficos ejem- individual y el bien social. Intenta
plares, pero de manera inhumana). po moral, se realiza por aproximación, nubii (1930), Pío XI tomó u n a clara
evitar dos extremos: el de rechazar la la única cosa sabia que cabe hacer es postura, condenando la esterilización
Se tiene, empero, la impresión de que visita o el certificado prematrimonial, reflexionar continuamente sobre las cer- incluso de los delincuentes; pero en
la inseminación artificial homologa como si no fuesen ni siquiera útiles o tezas del pasado, no con ánimo de re- seguida hubo de cambiar su posición,
( = entre esposos) es algo muy distinto, lícitos, y el de declararlos obligatorios volucionarlo todo y sin motivo, sino ya que en la siguiente edición se dejaba
cuando se verifica para vencer la es- hasta el punto de prohibir el matrimo- para someterlas al cedazo de la crítica. nuevamente abierta y a la libre discu-
terilidad. No sólo porque el propio Pío XII nio perennemente a fin de que no se sión de los teólogos la legitimidad de
Si esto se hubiera hecho siempre, no
la consiente cuando constituye u n a transmitan enfermedades hereditarias.
tendríamos que lamentarnos ahora de la esterilización como pena 5 .
ayuda artificial para la inseminación Hoy se afirma más bien que. por deber
de prudencia, de caridad y de justicia que, en los primeros siglos de la Iglesia, Un autor contemporáneo como Bos-
natural; ni sólo porque muchos la tomaran algunos al pie de la letra la chi. después de haber señalado que la
admitieran pacíficamente casi hasta social, todo el que se dispone para el
estado procreativo debería sentirse obli- frase de Mateo: «Hay eunucos que a sí esterilización propiamente dicha no su-
1940; sino más bien porque, si su ma- mismos se h a n hecho tales por amor prime la libido ni la capacidad de co-
licia consiste en lesionar la dignidad gado en conciencia, aunque aparente-
mente esté sano, a someterse a la con- del reino de los cielos» (Mt 19,12). En- pular y que, por tanto, no permite la
del cónyuge y de la familia, mediante tre los castrados por motivos ascéticos enmienda del imputado ni aleja el
la inseminación artificial homologa sulta eugenésica. Esta obligación reviste
visos de gravedad, cuando exista la se cuenta uno de los escritores más fe- riesgo de ulteriores y peligrosas mani-
conseguiríamos, por el contrario, la rea- cundos de toda la historia h u m a n a : el festaciones sexuales del mismo, prosi-
lización del fruto más esperado de la fundada sospecha de que se pueda ser
portadores de graves taras; en el caso célebre Orígenes. gue: «Más eficaz semeja ser la castra-
familia y el secundamiento del deseo ción y, en línea abstracta y puramente
más hondo del cónyuge. No cabe pen- de que la probabilidad fuese muy gran- En la Edad Media, al gran filósofo
de, la obligación se tornaría gravísima, Abelardo se le castró violentamente por teórica, no tenemos nada en contrario
sar que se ofenda al matrimonio pre- que aducir respecto al hecho de que la
cisamente cuando se verifica lo que se (ver la voz Vísiía prematrimonial). orden de u n eclesiástico, para que no
continuase su relación amorosa con autoridad pública pueda infligirla como
deseaba desde hacía tiempo (la llegada Respecto a la esterilidad de uno de pena de ciertos delitos, pues se logra
de un hijo), cosa que se logra final- Eloísa, sobrina de aquél, aunque las
los novios, prescindiendo de u n a ley cartas que nos atestiguan el amor que entonces casi inmovilizar para el futuro
Esterilidad (y esterilización) 346 347 Esterilidad (y esterilización)
a dichos delincuentes, de suerte que De acuerdo con este planteamiento, Humanae vitae: En él se reconoce sólo acerca de la opción a tomar. Es todo el
se evitan reincidencias criminales» 6 . cualquier esterilización con miras a que, «en el juicio último y conclusivo, discurso sobre el «mal menor», muy
¡A su bondad hay que atribuir el que provocar la esterilidad temporal o irre- delicado en el campo católico, el que
la conciencia es inviolable y nadie
la rechazara en concreto, habida cuenta versible se declara inmoral, mientras hoy se precisa entablar, si no se quiere
de la sensibilidad y susceptibilidad puede ser forzado a obrar de modo con-
que sólo se juzga lícita la esterilización trario a su conciencia, según atestigua que lo mejor sea enemigo de lo bueno,
modernas! Al mismo tiempo, empe- necesaria para curar deficiencias orgá- es decir, que la ambición del ideal lleve
ro, se condenaba —tal vez de manera la tradición moral de la Iglesia»; sino
nicas. Este modo de ver las cosas, aun- que se añade que «las particulares cir- a no realizar ni siquiera el pequeño
demasiado drástica y expeditiva— toda que se halle pletórico de sentido lógico,
cunstancias que intervienen en u n acto bien que se podría hacer. No hay que
esterilización directa de los inocentes, se nos antoja hoy un poco restringido
en cualquier caso y por cualquier mo- humano objetivamente malo, si es verdad denunciar tanto la esterilización libre-
(desembocaría en la condena de toda mente aceptada por motivos demográ-
tivo: eugenésico, social o médico. In- esterilización terapéutica preventiva, que no pueden transformarlo en obje-
tentemos ver, por último, las adquisi- tivamente virtuoso, pueden convertirlo ficos cuanto, más bien, la situación
tanto por razones médicas como por ra- mundial presente en que cada uno va
ciones más recientes en este sector, al zones honestamente eugenésicas). en "inculpable, o menos culpable, o
menos a nivel problemático. subjetivamente defendible"» 14 . Adviér- a lo suyo y el que está mal se halla
Hoy la Iglesia ha sancionado y pro- tase que aquí se continúa hablando de destinado a estar todavía peor.
movido oficialmente el principio de la malicia objetiva, pero ya no de malicia
2. APERTURAS DE LA REFLEXIÓN MO- paternidad responsable y se da cuenta
intrínseca 1 5 . 111. Conclusión
DERNA.—Algunos han llegado, a duras de la enorme relevancia que las rela-
ciones conyugales asumen para la es- Esto explica por qué puede entonces
penas, a aplicar a la esterilización los El discurso problemático o innovador
principios que indudablemente son vá- tabilidad del matrimonio y la salud de admitirse casos en que la esterilización
(hormonal, por ejemplo) esté permitida. se remonta así desde los puntos de
lidos para la mutilación. El motivo re- los esposos. Por esto nosotros califica-
Se comenzó por los casos así llamados vista concretos a la visión de principio.
side en que los órganos genitales son mos más bien de inmoral «el rechazo
irresponsable de llevar a término la terapéuticos o aparentemente tales, Es más fácil intuir la bondad de cada
para el bien de la especie, en tanto que
los otros lo son únicamente para bien vocación procreadora». La intención de como la necesidad de regular el ciclo una de las soluciones que justificar esta
del individuo. Pero hoy se admite co- practicar la esterilización para conseguir de la mujer, o de aplicar la continencia intuición mediante el recurso a prin-
múnmente la amputación del útero, de este objetivo, será siempre menos recha- periódica, o de retrasar la ovulación cipios antiguos o modernos. El momento
los ovarios o de los testículos, exacta- zable. De todas maneras, cuando la después del parto, o de ayudar a la de síntesis, sin embargo, es importante
mente como si se tratase de cualquier preocupación directa se encamine a la mujer deportista a la que se exigían para la mente h u m a n a ; al menos, tanto
otro órgano que comprometiera la vida curación responsable de la salud de las prestaciones especiales. Se desembocó como el analítico. Si desde los pocos
del individuo. La esterilización curativa, personas (hijo o madre) o a la salvación en casos clarísimamente no terapéuti- puntos considerados fuera posible er-
por consiguiente, se admite en las mis- del matrimonio (que incide en la salud cos, tal como el de las hermanas del guirse hasta esbozar un principio, ca-
mas condiciones exigidas para la licitud general de todas las personas implica- Congo que tenían que defenderse de las bría decir que aquí entra verdadera-
de todo tipo de mutilación: a) debe or- das), la esterilización encuentra su jus- agresiones de los «scimbas». y hasta de mente en juego el así llamado principio
denarse al bien de todo el cuerpo; tificación en motivaciones médicas vá- las mujeres casadas en la necesidad de del «doble efecto», que a los mora-
b) debe ser necesaria para el bien del lidas. Pongamos el caso, pues, de que defenderse de las agresiones (sic) del listas les servía para explicar determi-
organismo entero: c) debe ser necesaria u n médico competente llegase a la con- marido, en momentos en que no hu- nadas cosas, pero que en nuestro caso
precisamente en el momento actual 7 . clusión, en completa concordancia de bieran tenido que procrear. Se com- resulta insuficiente para explicar algu-
miras con su paciente, de que para prende que fatalmente había que llegar nas otras en concreto (cf Doble efecto).
Pío XII especificó que «el punto cru- esta persona concreta u n nuevo emba-
cial no es aquí el órgano amputado o a ofrecer un concepto no ya biológico, El análisis espermatológico mediante
razo tiene que ser excluido de momento sino ético de la esterilización. La esteri- masturbación, la inseminación artificial
reducido a la incapacidad de funciona- o para siempre, puesto que constituiría
miento, aunque continúe enfermo, sino lización que es menester evitar es la que homologa propia, la esterilización de-
u n acto extremadamente irresponsable: se intenta allí donde subsiste el deber nominada directa eran realidades que
el que su conservación o su funciona- si la esterilización, desde la perspectiva
lidad constituyan directa o indirecta- y el derecho de procrear. Porque el no podían justificarse en nombre del
médica, parece la mejor solución posi- dato ético, según muchos, no puede principio del «doble efecto» y que, en
mente u n a seria amenaza para todo el ble, su aplicación no podría definirse
cuerpo. Es ciertamente posible que un reducirse al puro dato biológico, sino cambio, habría que consentir por mo-
contraria a los principios éticos médicos que ha de releerse de manera atenta, tivos graves, según algunos estudiosos
órgano sano, con su funcionalidad nor- y mucho menos a la ley natural 1 1 .
mal, ejerza sobre otro órgano enfermo tomando en consideración otros va- de los problemas éticos de hoy. Ten-
u n a función nociva hasta el punto de lores. dríamos aquí una nueva prueba de la
agravar el mal con sus repercusiones 3. ESTERILIZACIÓN Y MAL MENOR.— Consideremos, por ejemplo, el nexo necesidad de repensar y reformular este
sobre todo el cuerpo. Puede suceder No ignoramos que la esterilización di- entre esterilización, anticoncepción y principio o de descubrir otro que per-
incluso que la amputación de u n órga- recta está condenada al igual que la aborto. Si no parece posible consentir mita este paso hacia adelante en la so-
no sano o el bloqueo de su funciona- anticoncepción en la encíclica Humanae fácilmente el recurso a la esterilización, lución de los problemas morales más
miento normal arranquen al mal... su vitae (n. 14). Mas precisamente por esto sobre todo a la perpetua, cuando en una delicados del médico. Este principio po-
ámbito de crecimiento o, en todo caso, pensamos que cabe aplicar a la esteri- situación de necesidad cabe salir al paso dría ser el de «totalidad», a condición
alteren esencialmente sus condiciones lización los principios morales que hoy y poner remedio con u n simple anti- de que se presente de manera más am-
vitales. Si no se dispone de algún otro no pocos teólogos y obispos católicos conceptivo, no es ni siquiera admisible plia. No es éste el lugar adecuado para
medio, la intervención quirúrgica sobre aplican a la anticoncepción, comen- el que se ponga en el mismo plano la adentrarnos en un problema de técnica
el órgano sano está permitida en am- zando por el del mal menor o de la esterilización y el aborto, dado el res- teológico-moral; nos basta con haber
bos supuestos» 8 . Evidentemente, esta elección entre los diversos valores 1 2 . peto que se debe a la vida h u m a n a . señalado algunos puntos hoy discuti-
aplicación es posible también en el caso Para no repetir lo que ya hemos escrito En el caso de que la alternativa fuese dos y haber puesto en evidencia la
de u n útero s a n o 5 . Nos mantenemos, abundantemente en otro lugar 1 3 , cita- verdaderamente: o la esterilización hoy necesidad de revisar continuamente in-
pues, en la perspectiva de la esteriliza- remos el último documento de la Con- o el aborto mañana, o la esterilización cluso los llamados principios técnicos,
ción directa e indirecta 1 0 . gregación del clero que se refiere a la por piedad o el aborto eugenésico —pon- que - a diferencia de lo que acontece
gamos por caso—, no quedarían dudas con los valores e t e r n o s - h a n de ser
E s t e r i l i d a d (y e s t e r i l i z a c i ó n ) 348 349 Eucaristía

c o n s t a n t e m e n t e p u e s t o s a p u n t o e n el scopo sperimentaíe, en «Anime e corpi», 34 vita matrimoniale, Milán 1962, 375ss.-Palaz- c o m u n i d a d e n la q u e h a r e s o n a d o y


s a b e r t e o l ó g i c o , p r e c i s a m e n t e c o m o se (1971), 1 4 6 - 1 4 8 . - ( 3 ) De esto me he ocupa- zini P.-Hürth F.-Lambruschini F., Come negarsi r e s u e n a s i e m p r e d e n u e v o la P a l a b r a
h a c e e n c u a l q u i e r o t r a r a m a del s a b e r do en el volumen Morale sessuale in evoluzione. alia violenza?. en «Studi cattolici», (nov.-dic. q u e l l a m a a los h o m b r e s a salir d e la
humano. Turín 1967 (c. último).-( 4 ) Se encuentra en 1961), 62ss.-Pío XII, Discurso a las comadro- d i v i s i ó n e n q u e y a c e n p a r a f o r m a r el
cualquier manual o tratado. Cf G. Perico, La nas.^ 2 9 - 1 0 - 1 9 5 1 , CEDP 1 7 0 0 - 1 7 1 4 . - I d , Al-
L. Rossi esterilización humana, en Defendamos la vida. locuzione ai partecipanti al 1 Congresso interna- P u e b l o d e Dios. U n i d a d h e c h a posible
Marfil, Alcoy 1 9 6 6 : G. De Ninno, La steriliz- zionale di Istopatologia del sistema nervoso, p o r la o b r a d e C r i s t o , q u e ofreció s u
zazione. en Problemi di coscienza. Asís 1966, (13-9-1952), AAS 1952, 782 ss.-Id, Allocuzione v i d a p o r la r e u n i ó n e n la p a z d e q u i e n e s
Notas.—C1) El estudio atento de millares de 227ss; J. Pasquín, Morale e medicina. Roma ai partecipanti al i Symposium internazionale di están divididos. P o r esto la celebración
parejas estériles ha convencido a la mayor 1958, 2 4 6 - 2 4 7 . - H Pío XI, Casti connubii Genética (7-9-1953),' AAS 1953, 596ss.-Id, del m e m o r i a l d e la o b r a salvífica d e
parte de los autores de que, en la mayoría (31-12-1930), AAS 1930, 550ss, 564-565, Alocución a los participantes al Vil Congreso C r i s t o es f u n d a m e n t a l y c e n t r a l p a r a la
de los casos, la esterilidad de la pareja proviene 604. ~( 6 ) A. Boschi, Problemi morali del matri- internacional de Hematología (12-9-1958)S:EDP
Iglesia3, por c u a n t o a través de esta
de multitud de factores asociados, presentes monio, Turín 1953, 1 6 0 . - ( 7 ) La explicación 1792ss.-Rossino G., Alcuni rilieví morali sulla
liceitá delle sostanze inibitrici della fecondazione r e p r e s e n t a c i ó n Cristo se h a c e p r e s e n t e
en uno u otro de los cónyuges o en la pareja. que brinda J. Pasquín, o. c, 2 3 9 - 2 4 2 ; cf tam-
bién E. F. Healy, Medicina e morale, Roma 1958, umana. en «Medicina e morale» (abr.-jun. e n m e d i o d e los s u y o s p a r a h a c e r l e s
A la curación de la causa aparentemente más
grave, aunque sea positiva, no seguirá el em- 2 1 8 s s . H 8 ) Pío XII, Ai participaría al XXVI Con- 1962), 85ss.-Sabattini A., Sterilizzazione dei p a r t i c i p a r e n la o b r a d e la r e d e n c i ó n 4 .
barazo, si otros factores, aparentemente se- gresso della Societá italiana de Urología (3 oct. criminali sessuali recidivi, en «Orizzonte medico», El V a t i c a n o II a f i r m a q u e c o n el s a c r a -
cundarios, no se toman en la debida conside- 1953), AAS 1953, 6 7 4 . - ( 9 ) La hace algún 11-12 (1961), 2.-Valsecchi A., La regulación m e n t o del p a n e u c a r í s t i c o «se r e p r e -
ración. Recordemos que la esterilidad cons- autor: «Si por ejemplo, según las indicaciones de los nacimientos. Diez años de reflexión. Si- s e n t a y se r e p r o d u c e la u n i d a d d e los
tituye más bien un atributo de la pareja, médicas, parece que el órgano que no se gúeme, Salamanca 1968,-Zalba M., Theolo-
giae moralis compendium, Católica, Madrid fieles, q u e c o n s t i t u y e n u n solo c u e r p o
mientras que se prefiere usar el término amputa podrá dañar considerablemente la
salud (un útero que quedase aislado, después 1957. v. 1, 1575ss. d e C r i s t o » ; « e n la f r a c c i ó n del p a n
«impotencia» (de engendrar) sólo cuando hace
de haber extirpado los órganos anejos); si al e u c a r í s t i c o , p a r t i c i p a n d o r e a l m e n t e del
referencia a uno u otro de los dos individuos
reproductores: los dos términos, en todo caso, realizar una cesárea, imperiosamente exigida, c u e r p o del S e ñ o r , n o s e l e v a m o s a u n a
resultan fácilmente intercambiables y son ap- resulta necesario extirpar el útero para ase- c o m u n i ó n c o n El y e n t r e n o s o t r o s
tos para indicar la incapacidad respecto a la gurar el éxito de la operación, a causa de
una hemorragia que, de no obrar así, resulta-
EUCARISTÍA m i s m o s : p o r q u e el p a n es u n o , s o m o s
generación y, en cuanto a la mujer, respecto m u c h o s u n solo c u e r p o , p u e s t o d o s
a la concepción. Por infertilidad se entien- ría muy difícil de cortar y extremadamente
I. Introducción p a r t i c i p a m o s d e e s e ú n i c o p a n . Así
de, en cambio, la incapacidad de ofrecer peligrosa» (J. Pasquín, o. c , 2 5 0 ) . - ( 1 0 ) Sobre
la necesidad de superar esta perspectiva, nos todos nosotros quedamos hechos miem-
condiciones suficientes de desarrollo al óvulo « N u e s t r o S a l v a d o r , e n ía ú l t i m a c e n a ,
fecundado de suerte que, al llegar a un cierto hemos pronunciado en «Diretto» e «indiretto» b r o s d e s u c u e r p o , p e r o c a d a u n o es
in teología morale, en «Rivista di Teología mo- la n o c h e e n q u e le t r a i c i o n a b a n , i n s - m i e m b r o del o t r o » 5 .
momento de la gestación, el feto muere. De
todas maneras, las consecuencias prácticas rale», 9 (1971), 3 7 - 6 6 . - Í 1 1 ) B. Háring, Moral t i t u y ó el Sacrificio E u c a r í s t i c o d e s u
son exactamente las mismas que las derivadas y medicina. Perpetuo Socorro. Madrid 1972. C u e r p o y S a n g r e , c o n lo c u a l iba a Como p a r a m u c h o s otros aspectos
de la esterilidad. Se denomina, empero, este- 92. Este autor pone el siguiente ejemplo: «Si p e r p e t u a r p o r los siglos, h a s t a s u v u e l t a , f u n d a m e n t a l e s d e la d o c t r i n a c a t ó l i c a ,
rilización a todo acto que tienda a producir una mujer ha adquirido durante los dos últi- el Sacrificio d e la C r u z y a c o n f i a r a su el V a t i c a n o II r e p r e s e n t a p a r a la t e o -
en el hombre o en la mujer una condición mos embarazos u n a psicosis de embarazo y
no hay esperanza de que su marido actúe E s p o s a , la Iglesia, el m e m o r i a l d e s u l o g í a e u c a r í s t i c a , d e la q u e sin e m b a r -
de esterilidad artiñcial y voluntaria. Surge la
responsablemente, en este caso la ligadura muerte y resurrección: s a c r a m e n t o de g o n o t r a t a n u n c a «ex professo» ( e x -
castración, si la esterilización se obtiene ampu-
tando quirúrgicamente las glándulas genita- tubárica puede ser el único o, al menos, el piedad, signo de unidad, vínculo de ca- c e p t o e n el c a p í t u l o 2 d e la C o n s t i t u -
les (orquitomía, en el varón; ovariotomía, en mejor medio de salvar a la madre para el cum- r i d a d , b a n q u e t e p a s c u a l , e n el c u a l se c i ó n s o b r e la s a g r a d a l i t u r g i a , p e r o
la mujer). La esterilización sin castración plimiento de su misión como esposa o madre c o m e a Cristo, el a l m a se l l e n a d e g r a - bajo el p u n t o d e v i s t a p a s t o r a l s o b r e
puede acaecer: por vía quirúrgica (ligadura en su situación ya penosa. Existen muchos todo), u n a etapa fundamental, a u n q u e
casos de parecida gravedad».—( 12 ) Cf L. Sandri, cia y se n o s d a u n a p r e n d a d e la g l o r i a
o extirpación de los deferentes o de los ovi- n o fuese m á s q u e p o r la i n c o r p o r a c i ó n
ductos: vasectomía, en el hombre); irradia- Humanae vitae e conferenze episcopali. Bolonia v e n i d e r a » 1 . De e s t e m o d o p r e s e n t a la
1968.—( 13 ) L. Rossi, La limitazione demográfica C o n s t i t u c i ó n s o b r e la s a g r a d a l i t u r g i a oficial d e p a r t e d e los e s t u d i o s y e x p e -
ción Roentgen de las glándulas genitales
(castración actínica); tratamiento biológico come sistema de lotta contro la fame, en Medicina del C o n c i l i o V a t i c a n o II el s a c r a m e n t o r i e n c i a s q u e d e s d e finales del siglo
(empleo de estroprogestágenos y otras hormo- e morale, v. 4, Orizzonte Medico, 1 5 3 - 1 6 7 : d e la e u c a r i s t í a , l l a m a d o c o n t i n u a m e n - p a s a d o se h a b í a n l l e v a d o a c a b o p a r a
nas en la mujer; sólo experimental en el hom- Id, Paternitá e maternitá responsabili. en Matri- u n a r e c o m p r e n s i ó n d e la m i s a . T a l vez
monio, famiglia e divorzio. Ñapóles 1 9 7 1 , 123- te, e n la i n s t r u c c i ó n Eucharistícum
bre); empleo de varias sustancias y dispositivos el m a y o r m é r i t o h a y a q u e v e r l o n o
aptos para hacer infecunda la relación genital 139.—(14) Un passo avanti rispetto alia Hu- mysterium2, « m e s a o c e n a del S e ñ o r » .
t a n t o e n las a f i r m a c i o n e s c u a n t o e n l a s
(contracepción). Por lo que a la esteriliza- manae vitae, en «Regno doc.», 1 (1972). 186- El n o m b r e « e u c a r i s t í a » p r o v i e n e d e la
188, n. 2, 1-5.-( 1 5 ) Cf G. O'Riordan, La teolo- r e f o r m a s s a n c i o n a d a s p o r los P a d r e s
ción atañe, se puede distinguir esquemática- o r a c i ó n c e n t r a l d e la « m i s a » ( c a n o n ) ,
gía morale del matrimonio dai concilio di Trento c o n c i l i a r e s y e n el m o v i m i e n t o q u e s u r -
mente: la esterilización profiláctica, que in- q u e es p r e c i s a m e n t e p l e g a r i a d e a g r a -
tenta hacer imposibles uno o varios embarazos al concilio Vaticano II, Accademia alfonsiana, g i ó a raíz del c o n c i l i o : e n p o c o t i e m p o ,
1971-1972. decimiento y alabanza (eucaristía) a
que ocasionarían daños fatales o u n atentado y y e n d o i n c l u s o m á s allá d e l a s i n t e n -
Dios p o r las o b r a s q u e h a r e a l i z a d o c i o n e s d e l m o v i m i e n t o l i t ú r g i c o q u e lo
grave y permanente a la salud de la mujer;
la esterilización médico-social que se practica p a r a la s a l v a c i ó n d e la h u m a n i d a d , y había preparado, h a cambiado profun-
ante condiciones desastrosas e irremediables; BIBL. : Alcalá Galve A., Medicina y moral en d e l a s q u e la p r i n c i p a l y definitiva es d a m e n t e la comprensión de la c e n a
la esterilización eugenésica, que se propone ¡os discursos de Pío XII, Taurus, Madrid 1959.— la m u e r t e y r e s u r r e c c i ó n d e J e s ú s d e
Bender L., Estirpatio uteri morbosi, en «Ange- del S e ñ o r y la c o n s i g u i e n t e m e n t a l i d a d
evitar la descendencia de individuos genética- Nazaret.
mente tarados: la esterilización terapéutica, que licum». (1953), 273ss.-Boschi A., Problemi y e s p i r i t u a l i d a d . Lo q u e se a f i r m a al
morali del matrimonio. Turín 1953, 135ss.— Si el p r o b l e m a c e n t r a l d e t o d o c r e - p r i n c i p i o d e l a C o n s t i t u c i ó n se h a d e -
se aplica a los delincuentes sexuales, sobre
todo varones. La admisibilidad jurídica de Ceriani G., Un decreto del S. Ufficio sulla steriliz- y e n t e es el d e vivir « e n p r e s e n c i a del m o s t r a d o e n el p o s c o n c i l i o q u e p o d í a
cada u n a de estas formas varía de país a zazione, en «La scuola cattolica», (1941), 5 5 s s . - S e ñ o r » , la i m p o r t a n c i a d e la e u c a r i s t í a h a c e r s e r e a l i d a d : «La l i t u r g i a . . . , e s p e -
país. Estas anotaciones las debemos al aseso- De Lestapis, La limitation des naissances, París c o m o s a c r a m e n t o p e c u l i a r d e la « p r e - c i a l m e n t e e n el d i v i n o sacrificio d e la
ramiento clínico del Dr. G. B. Garbelli.- 1959, 274ss.-Gibbans W„ Antifertility drugs s e n c i a d e Dios» s a l t a e n s e g u i d a al Eucaristía, contribuye en s u m o grado
(2) Cf A. Valsecchi, Problemi teologici e orienta- and Morality, en «America», (1957), 346ss.— p r i m e r p l a n o . «Vivir e n la p r e s e n c i a a q u e l o s fieles e x p r e s e n e n s u v i d a y
menti pastorali, en Problemi di educazione ses- Háring B„ Moral y medicina. Etica médica y
suale. Milán 1970, 1 2 2 ; G. Perico, en «Ses- sus problemas actuales. Perpetuo Socorro, Ma- del S e ñ o r » y « a c t u a r e n p r o d e la u n i - m a n i f i e s t e n a los d e m á s el m i s t e r i o
suologia», (oct.-dic. 1969), cit. en «Ministero drid 1971.—Janssens J., L'inhibítion de l'ovula- d a d d e la h u m a n i d a d » es p a r a el c r i s - d e C r i s t o y la n a t u r a l e z a a u t é n t i c a d e
pastorale», (dic. 19 70); La masturbazione a tion est-eile moralement licite?, en «Eph. Théol. t i a n o la m i s m a c o s a . La Iglesia (ek- la v e r d a d e r a I g l e s i a » 6 .
Lov.», (1959), 359ss.~Liggeri P„ Problemi di klesía = l l a m a r f u e r a de) n o es s i n o la
351 Eucaristía
Eucaristía 350

adoradores adorarán al Padre en espí- quien es el primogénito de la nueva


El mérito mayor del concilio hay que adonde yo voy... Yo soy el camino y ritu y en verdad» (Jn 4,21-24). Ya no
la verdad y la vida. Nadie va al Padre creación, el primero entre los resuci-
verlo en la afirmación de la íntima re- hay necesidad del Templo para ofrecer
sino por mí» (Jn 14, 2-4). «Y sabed tados, para no dejarlo solo, sino para
lación entre eucaristía e Iglesia. La sacrificios a Dios, pues Cristo ha consu-
que yo estoy con vosotros todos los días completar su obra. Esto se realizará
misa, como resume la instrucción en mado el sacrificio definitivo «de una
hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). si cada cristiano esté dispuesto a repe-
el párrafo 3, no es sólo acto de Cristo, vez para siempre» (Heb 10,10). Con la
Esta presencia se realiza por el Espíritu tir, en las diversas situaciones históri-
sino también acto de la Iglesia. En el muerte de Jesús el velo del Templo se
del Resucitado que no es sino el Espí- cas en que viva, el mismo sacrificio de
decreto acerca del ministerio sacerdotal rasga (cf Mt 27,51), señal de que la
ritu de quien ha resucitado a Jesús de Cristo. Es decir: comprometerse por
se repite la misma afirmación más orgá- presencia de Dios y el culto ya no es-
entre los muertos y le ha hecho el Vi- amor al hombre en derrotar lo que se
nicamente: «Todos los sacramentos, al tán ligados a un lugar inaccesible. El
viente. «Os conviene que yo me vaya. opone, en sí propio y en el mundo, al lo-
igual que todos los ministerios eclesiás- verdadero santuario de la presencia de
Porque si no me voy, el Consolador no gro de una plena solidaridad entre los
ticos y las obras del apostolado, están Dios es desde ahora la persona misma
vendrá a vosotros; y si me voy os lo hombres. De este modo se forman las
unidos con la Eucaristía y hacia ella de Jesús: su cuerpo, según el lenguaje
enviaré... Cuando venga él, el Espíritu diversas comunidades cristianas, que
se ordenan. Pues en la sagrada Euca- judío. A los judíos que le pedían una
de la verdad os guiará a la verdad aun siendo autónomas constituyen una
ristía se contiene todo el bien espiritual señal para demostrar la autoridad con
completa. Pues no os hablará de su única realidad en cuanto están cons-
de la Iglesia, es decir, Cristo en persona,
cuenta, sino que os dirá cuanto oyere,
que actuaba, Jesús les respondió: «Des- truidas por Cristo, en El y con El 12 .
nuestra pascua y pan vivo, que por truid este templo y yo lo reconstruiré en
y os anunciará las cosas venideras. El Una única Iglesia (un único cuerpo),
su carne vivificada y que vivifica por tres días» (Jn 2,19). Juan observa en
me glorificará a mí, porque recibirá de aun dentro de la diversidad de cada
el Espíritu Santo, da vida a los hombres, seguida que Cristo «hablaba del templo
lo mío, y os lo anunciará. Todo lo que una de las iglesias locales. Pues si la
que de esta forma son invitados y es- de su cuerpo» (v. 21). «Realmente Je-
el Padre tiene es mío. Por eso os he di- llamada de Dios es clara y la presencia
timulados a ofrecerse a sí mismos, sus sús transfirió a su persona el privilegio,
cho que recibe de lo mío y os lo de Cristo creída firmemente, se deja en
trabajos y todas las cosas creadas jun- detentado durante mucho tiempo por
anunciará» (Jn 16,7.13-15). cambio la respuesta concreta en manos
tamente con El. Por lo cual la Eucaristía el templo, de ser el lugar en el que se de la autonomía del hombre, de su res-
aparece como fuente y cima de toda encontrará la presencia y la salvación
Tenemos aquí brevemente toda la es- ponsabilidad. La estructura propia de la
evangelización, al introducirse, poco a de Dios, el punto desde el que se irra-
tructura de la presencia de Dios en la presencia de Cristo, que siendo sacra-
poco, los catecúmenos en la participa- diaré toda santidad»*.
humanidad. Quien se ha hecho conocer menta] es siempre u n a presencia-ausen-
ción de la Eucaristía, y los fieles, mar-
a través de Jesús de Nazaret, está pre- cia, no hay que olvidarla nunca, pues
cados ya por el sagrado bautismo y Para ello Jesús tenía que pasar por
sente al lado de los hombres por medio únicamente dentro de este ritmo (única
confirmación, se injertan cumplida- la muerte y la resurrección. El hecho
del Espíritu del Resucitado para que se llamada de Dios-diversas respuestas hu-
mente en el cuerpo de Cristo por la de pascua es central: en el aconteci-
realice, en el seguimiento de Cristo, la manas) es posible comprender sin fal-
recepción de la Eucaristía» 7 . miento que cierra su vida, el cuerpo de
unidad de toda la humanidad. Esta sificar, encerrando de nuevo la presen-
presencia se da a través de las realidades Cristo se convierte en el nuevo y de- cia de Dios en horizontes humanos como
Cualquier reflexión sobre la cena del finitivo templo de Dios. Ello sucede
Señor no ha de olvidar este doble as- creadas: es ahí donde Dios se comunica el Templo de Jerusalén, lo que significa
y se da a conocer a quien acepta en la porque Cristo se ofrece a sí mismo (su para el hombre caminar en la presencia
pecto, que los Padres antiguos resumían «cuerpo») para la salvación de la hu-
afirmando: es la eucaristía quien hace fe a Cristo Señor. Por una parte la fe de Dios, construir la nueva alianza.
en su presencia, por otra el esfuerzo manidad, es decir, para la superación
la Iglesia; es la Iglesia quien hace la de la alienación h u m a n a en vista de
eucaristía. Se vuelve así, después de constante y oscuro para captar esta A este propósito hay que tener pre-
presencia en la vida de cada día. Es la reconstitución de la nueva y de- sente que «cuerpo» para los hebreos
siglos en que esta realidad había que- finitiva alianza (cf Mt 2 6 , 2 6 - 2 8 ; Le 22,
dado velada, debido también a u n con- la dialéctica de u n a presencia que apa- indicaba no sólo u n a simple individua-
rece al ojo h u m a n o como ausencia y 14-20; 1 Cor 11,23-27). En efecto, lidad, sino u n a realidad social, una
cepto de la Iglesia que la identificaba toda la humanidad es llamada a ser
de hecho con el clero y por el indivi- que sólo la fe, don de Dios, sabe captar colectividad. El cuerpo resucitado de
como signo actual de u n a fidelidad templo del Señor. Cristo hay que entenderlo de este modo:
dualismo dominante, a uno de los da-
tos fundamentales del testimonio de que nunca falla. La personalización progresiva de las u n a persona que ha alcanzado su máxi-
las comunidades neotestamentarias y ideas veterotestamentarias lleva a la ma realización, solidaria con toda la
de la primitiva tradición de la Iglesia 8 . humanización de la idea de templo, no creación, en relación con cada uno de
2. EL CUERPO DE CRISTO.—En el AT los hombres. Por eso en Pablo, el paso
ya hecho de piedras sin vida, sino de
la presencia de Dios estaba ligada al personas vivientes (cf 1 Pe 2,4-5). Des- del cuerpo de Cristo a la Iglesia, que es
Templo, aunque, a decir verdad, al pués de la resurrección, los Apóstoles su cuerpo, no sólo era fácil, sino in-
II. Teología bíblica menos al principio el asunto fue discu- comprendieron «que el cuerpo de Cristo evitable. La Iglesia, por tanto, es tal
1. LA PRESENCIA DE Dios EN LA HIS- tible. Hay toda una tradición profética —por tanto, su cuerpo glorificado— se sólo si responde a las instancias de
TORIA.—Vivir en la presencia de Dios más bien contraria a este exclusivismo había constituido en el lugar del en- Cristo; sólo si construye en el tiempo
significa vivir siguiendo el camino de que trataba de atar a Dios a u n a cons- cuentro de Dios y de la humanidad, el su cuerpo. Es decir, llega a ser «cuerpo
Aquel que habiendo sido obediente hasta trucción humana, ligada a su vez es- templo en el que la "gloria" de Dios se de Cristo» si sabe captar su relación con
la muerte fue exaltado por Dios por en- trechamente a la monarquía, que veía manifiesta a la humanidad, y en el que cada hombre, ponerse en relación exis-
cima de todo hombre (cf Flp 2,5-11), en ei templo un modo de reforzar el la humanidad entra en relación con tencial con toda la creación. El cuerpo
erigido Señor de toda la creación propio poder. Dios» 10 . Por esto, de los evangelios a glorificado de Cristo ha alcanzado ya
(Col l , 1 5 s s ; He 5,31ss; etc.), mediador Con Cristo, este intento de aprisionar las cartas de los Apóstoles, resuena la esta dimensión; y precisamente por eso,
único entre Dios y la humanidad a Dios en u n Templo quedó superado afirmación dominante de que la Iglesia él, por medio de su Espíritu, obra en la
(cf carta a los hebreos). «Voy a prepa- definitivamente. Cuando la samaritana es el nuevo templo. El cometido de la humanidad para que también ella al-
raros un lugar. Y cuando me fuere, y le pregunta a este respecto, Jesús res- humanidad, según la terminología pau- cance esta dimensión, construyendo en
os haya preparado u n lugar, volveré ponde: «Créeme, mujer; se acerca la lina, es el de construir el cuerpo de este mundo el futuro del mismo Cristo.
otra vez, y os tomaré conmigo, para hora en que ni en este monte ni en Cristo". Vivir en la presencia de Dios Así que «ya no sois extranjeros y hués-
que donde yo estoy estéis también vos- Jerusalén adoraréis al Padre... Llega la significa enrolarse en el seguimiento de pedes, sino que sois ciudadanos de los
otros; ya sabéis el camino para ir hora, y ésta es, en que los verdaderos
353 Eucaristía
Eucaristía 352
cena en la que los cristianos recuerdan bilia Dei» para la liberación de la hu-
santos y familiares de Dios, edificados radoras, nos unimos a todo hombre, la muerte y resurrección de Cristo, con
sobre el fundamento de los apóstoles y manidad. La oración central de la co-
compartiendo la suerte de los más infe- todo el significado que antes hemos mida, la «berakah», plegaria de bendi-
de los profetas, siendo piedra angular lices, aceptando llevar el peso de las expuesto.
el mismo Cristo Jesús, en el cual el ción y de alabanza a Dios por todo lo
situaciones creadas por el egoísmo del Jesús deja a sus discípulos u n signo que había hecho en favor de Israel 1 5 ,
edificio entero, bien trabado, se alza hombre y empeñándonos en caminar con el que recuerden su obra. Calcada expresaba esta realidad.
para formar u n templo santo en el Se- con los «publícanos y meretrices» (Mt en el modelo de la pascua hebrea Para los cristianos. Cristo es la defi-
ñor, en el cual también vosotros sois 21,32). (liberación de Egipto, paso de la condi- nitiva «mirabilia Dei». La pascua cris-
coedificados mediante el Espíritu Santo Permaneceremos fieles al don de ción de beduinos esclavos del faraón a tiana n o es sino el «memorial», a través
para ser la habitación de Dios» (Ef 2, Dios (a su Palabra) rechazando la ten- ser u n pueblo unido), que se celebraba de la celebración renovada de la última
19-22). tación del poder como medio de dis- cada a ñ o para recordar la liberación cena de Jesús con los suyos, del éxodo
tribución mágica de u n a salvación que de la esclavitud egipcia y el comienzo de la muerte a la vida. La estructura
3. LA PASCUA CRISTIANA.-El cuerpo es auténtica sólo si se conquista per- del viaje hacia la Tierra Prometida, Je- es la misma de la pascua hebrea. Lo
de Cristo, primicia de la nueva crea- sonalmente, aguardando con pacien- sús desea que la liberación comenzada nuevo es el contenido: el éxodo es ya
ción, es el cuerpo glorificado de quien cia el desarrollo humano, obrando en por él con el paso de la muerte a la Cristo; la víctima es él. Por eso la
ha superado la muerte. Esta superación favor del mismo, pero respetando a la vida se recuerde a través de la repeti- berakah hebrea se completa con el re-
es posible también hoy con la fidelidad vez los modos y los tiempos de Dios y ción de los gestos que él hizo durante lato, que sustituye al del éxodo histórico
a su cruz. Por esto san Pablo escri- del hombre. De aquí que la tentación la última cena ante sus discípulos. hebreo, de la última cena en que Jesús
biendo a los corintios acerca de la de desconfianza sea t a n frecuente. Para «Haced esto en memoria mía». Para ofreció su cuerpo y su sangre para la
«cena del Señor» dice: «Cuantas veces el hombre que busca la eficiencia o el comprender la cena, que es memorial nueva alianza.
comáis este pan y bebáis este cáliz, poderío que le hagan triunfar casi mi- de la pascua de Cristo, del éxodo hacia
anunciéis la muerte del Señor hasta lagreramente ante las gentes, o su afir- la nueva y definitiva alianza, debemos,
que venga» (1 Cor 11.26). En efecto, mación personal, este camino es arduo, 5. LA CENA CRISTIANA. —Después de la
pues, tener presente la pascua hebrea
si por u n a parte quienes deben formar lleno de obstáculos y desalientos. Y la y su celebración anual. «Las palabras muerte y resurrección de Cristo, los
el «cuerpo» del Señor viven en el gozo mayoría, sedienta de poder y de satis- de Cristo que engendran la eucaristía primeros cristianos recordaron su éxodo
porque creen que u n o de ellos, Jesús facción, tiende a rechazarlo, a saltarse cristiana —escribe L. Bouyer— son como y el de cada uno por medio del «ágape»
de Nazaret, h a superado ya la muerte, las dificultades que en él encuentra. De el emerger de toda u n a estructura sub- fraterno celebrado en nombre y re-
por otra parte tienen a ú n que sufrir y este modo, a la desconfianza de la fide- terránea de los Evangelios: la de la cuerdo suyos. Sabemos m u y poco de
penar porque no h a n alcanzado todavía lidad de Dios se añade la tentación de liturgia hebrea en que están injertadas. cómo se hacía concretamente; más, es
la meta. Pablo describe, en la carta a abandonar semejante camino, sin es- Separándolas de ella, se desconoce todo probable que las diversas comunidades
los romanos, esta situación del cris- cuchar a quien nos lo indica (cf Mt 17,5 el movimiento que las animaba. Recí- cristianas tuvieran modos diversos de
tiano: «Justificados, pues, por la fe, y par.). Pero quien permanece fiel en- procamente, su sentido exacto corre el celebrar la «cena del Señor». Al princi-
tengamos nosotros paz con Dios por cuentra al final la fidelidad de Dios, riesgo de perderse cuando n o se per- pio se hacía durante u n a cena normal;
nuestro Señor Jesucristo, por medio del más fuerte incluso que la muerte, a cibe todo lo que ellas coronan y com- con el pasar del tiempo y también por
cual hemos obtenido también, en vir- cuyo encuentro va el que emprende ese pletan» 1 4 . En esa cena, los hebreos re- motivos prácticos, se empezó a separar
tud de la fe, el acceso a esta gracia en camino por amor al hombre. La resu- cordaban su pasado, más exactamente la cena fraterna de la bendición propia-
que nos mantenemos y nos gloriamos rrección n o es sino la revelación de que el éxodo histórico hacia la Tierra Pro- mente dicha del pan y del vino. Todo se
en la esperanza de la gloria de Dios. el camino, desconocido por los hombres, metida, como signo del deseado futuro. hacía con gozo: gozo por la salvación
Y n o sólo esto, sino que nos gloriamos no sólo es acertado, sino el que permite La atmósfera de la cena pascual hebrea ofrecida en Cristo, gozo por la situa-
también en las tribulaciones, sabiendo al hombre acoger de u n modo pleno era completamente escatológica. El pa- ción nueva en que se encontraban, por
que la tribulación produce la paciencia; y definitivo aquella imagen y semejanza sado n o era simplemente recordado, la unidad que se realizaba. La concien-
la paciencia, la prueba; y la prueba, con Dios, que en la creación se inscribió sino revivido por los participantes que cia de que Cristo estaba presente en
la esperanza, y la esperanza n o nos en su persona. se hacían contemporáneos de los acon- medio de ellos era fundamental: la cena
deja confundidos, porque el amor de tecimientos que señalaban el comienzo se convierte en el signo del reconoci-
Dios h a sido derramado en nuestros de su historia como pueblo. «Es necesa- miento entre los cristianos, como fue
corazones por medio del Espíritu Santo 4. EL MEMORIAL DE LA PASCUA.—«YO, rio que cada generación —decía el ra-
que nos h a sido dado» (5,1-5). signo de reconocimiento de Jesús para
en efecto, recibí del Señor lo que os bino Gamaliel—, cada hombre, se con- los discípulos de Emaús. A través de
transmití: Que el Señor Jesús en la no- sidere como si él mismo hubiera sido ella u n o se hace contemporáneo del
¿Cuáles son estas tribulaciones que che en que fue entregado tomó pan, liberado de Egipto. Es preciso que todo
marcan los momentos de la pascua cris- mismo Cristo; se celebra, viviéndolo, el
y habiendo dado gracias, lo partió y israelita sepa que es él quien fue libra-
tiana ? Si miramos los momentos funda- dijo: "Este es mi cuerpo, que se da comienzo de la realización del nuevo
do de la esclavitud». La cena pascual pueblo de Dios, de la nueva ley dada
mentales de la vida de Jesús, los momen- por vosotros; haced esto en memoria hebrea es, pues, u n banquete cultual
tos en que fue construyendo su cruz y mía". Y asimismo también el cáliz, por el Espíritu del Resucitado, de la
de comunión que permite a los partici-
juntamente su resurrección, podemos después de cenar, diciendo: "Este cáliz pantes hacerse contemporáneos de los alianza indisoluble que Dios quiere es-
sintetizarlos en relación con el baustis- es el Nuevo Testamento, en mi sangre; acontecimientos que crearon su situa- trechar con la humanidad. En la cena,
mo, las tentaciones, la transfiguración y cuantas veces lo bebiereis, haced esto ción particular de «pueblo de Dios». Los toda la realidad cristiana emerge y se
la agonía de Getsemaní. Es decir, la so- en memoria mía". Pues cuantas veces hebreos veían a esta luz todas las concreta en la presencia del Señor entre
lidaridad con los pecadores (bautismo), comáis este pan y bebáis este cáliz, grandes acciones históricas que atri- los suyos, en la comunión que esta
el rechazo de cualquier escapatoria (ten- anunciáis la muerte del Señor hasta buían a Dios: desde la creación hasta la presencia crea, en la fraternidad que
taciones), la superación de toda duda so- que venga» (1 Cor 11,23-26). Este es, alianza sinaítica, desde la monarquía surge a u n en medio de las diferencias,
bre la fidelidad de Dios (transfiguración y quizá, el relato más antiguo de la insti- hasta la liberación de los deportados de en la alabanza y bendición a Dios por
Getsemaní). Es posible captar la salva- tución de la eucaristía, con influjos in- Babilonia, todo lo veían como «mira- las obras maravillosas que realiza, en el
ción como don de Dios únicamente si dudables de las celebraciones litúrgicas diálogo entre los participantes, en la
en el anonimato, sin pretensiones libe- de la época 1 3 . La eucaristía es una disponibilidad a compartir la propia vida,
12
354 355 Eucaristía
Eucaristía
en los interrogantes que rebotan de co- de la comunidad cristiana en u n a de- cuerpo de Cristo. La piedad medieval, aspecto dinámico de las palabras del
mensal en comensal acerca del camino terminada ciudad o parroquia... La en cambio, consideraba la eucaristía Señor (tomad, comed), poniendo, por
para seguir a Cristo hacia la Nueva imagen de la eucaristía, que formaba la como posesión exclusiva del sacerdote tanto, en primer plano la recepción del
Jerusalén. Un pueblo dividido se siente base de la reflexión teológica, era la de y definía su sacerdocio como poder de sacramento, e insistir en la participa-
ya unido; el miedo que separa al hom- la eucaristía celebrada por toda la co- consagrar. La teología medieval sub- ción con vistas a la remisión de los pe-
bre del hombre y le hace crear barreras munidad cristiana en torno al obispo rayaba sobre todo el problema de la cados 2 1 . Desafortunadamente, la reac-
frente al prójimo cae lentamente para que, a su vez, estaba rodeado por el verdadera (en los términos de Scoto: ción antiprotestante no conducirá a
dejar sitio a la disponibilidad, a la es- coro de sus sacerdotes. El obispo ce- "real") presencia de Cristo en la euca- mejorar nada. Las tres sesiones que el
peranza; la vida con todos sus proble- lebraba la eucaristía, pero la comunidad ristía, así como el problema de la concilio de Trento dedicará a la euca-
mas complejos y dramáticos se replantea era considerada como concelebrante transustanciación que tal presencia ristía no se aprovecharon adecuada-
a la luz del futuro escatológico que la con él, cada uno según el cometido es- exigía. La dimensión del significado sa- mente. Es más: por la división hecha en
redención de Cristo ha mostrado como pecífico que ejercía en la comunidad: cramental de esta verdadera presencia Trento entre sacramento y sacrificio,
posibilidad real que Dios ofrece al los diáconos y los sacerdotes asistían al y de este verdadero cambio se dejaban se acentuará fuertemente, incluso por
hombre. altar según las exigencias, y la asamblea aparte, pasando a ser algo más bien motivos apologéticos respecto a la ne-
se unía al coro en el canto de las antí- marginal dentro de la serie de los pro- gación protestante, el carácter sacrifi-
Por esto, a pesar del convencimiento blemas que constituían la teología cial de la misa separado del contexto
de que «se celebra la muerte de Cristo fonas y de los himnos procesionales;
pero todos celebraban la única euca- eucarística» 2 0 . sacramental. Característicos son los tra-
hasta que vuelva», el elemento predo- tados «De Eucharistia», que repiten
minante de las primeras celebraciones ristía. Así se subraya en la teología de Ello acarrea graves consecuencias a
la eucaristía, desde los comienzos, el la espiritualidad eucarística. La euca- al pie de la letra el orden de Trento.
era la alegría. No porque se olvide la Comienzan con un largo tratado sobre
vida con sus problemas, sino porque hecho de que la eucaristía es la imagen ristía pasa a ser posesión exclusiva del
y la fuente de la unidad de la asamblea ! sacerdocio (definido precisamente como la presencia real, fuera del cuadro sa-
todo se ve a la luz de la fidelidad de cramental propio de la cena, para pasar
Dios, que es Dios de vivos y no de cristiana» 1 9 . poder de consagrar), mientras los pro-
blemas de los fieles se reducían al de la después a u n a disquisición abstracta
muertos. El experimento de u n a po- A esta luz se veía el problema de la de la noción de sacrificio y terminar,
sible fraternidad, de nuevas relacio- recepción de la hostia, el de su adora-
presencia real, que luego pasará a ser ción, y el de los «frutos» que la misma brevisimamente, hablando de la co-
nes entre los hombres, no se hace a el aspecto casi exclusivo. En efecto, los munión. Todo el elemento unificador
expensas de la fraternidad que no exis- proporcionaba. En vez de «pan» para
Padres ponían el acento sobre el efecto construir la familia de Dios, la eucaris- entre los varios aspectos se deja en la
te, de la cerrazón del hombre al hom- de la eucaristía —construcción de la co- sombra; la preocupación de u n a es-
bre, sino con vistas a u n compromiso tía es una realidad adorable y el premio
munidad cristiana— más que sobre la de u n a vida santa: 1 tantas eran las piritualidad eclesial está casi totalmente
para construir estos valores 16 . causa. Pero precisamente porque el ausente, para dejar espacio a los pro-
condiciones para poder participar en
efecto era real, creían en la presencia ella! Con razón se ha dicho que el blemas de la presencia real, del cuida-
de la causa de la unidad, Cristo Señor. mandato de Jesús: «Tomad y comed..., do de las especies consagradas, de la
III. Del NT al Vaticano II De ahí que a la eucaristía no se la adoración, etc. Esto puede constatarse
tomad y bebed...» se había trocado en:
1. LA TEOLOGÍA DE LOS PADRES. - entendía como u n a realidad estática ¡ «Mirad la hostia y encontraréis vuestra también en los catecismos postridenti-
Desgraciadamente, con el tiempo, mu- o como simple objeto de adoración, tal \ salvación en contemplarla». Algunas nos, en los que tras algunas alusiones a
chos de estos valores ligados a la cele- como sucederá después, sino como u n a consecuencias de esta mentalidad (o la forma de la celebración (reducida a la
bración de la «cena del Señor» se han acción iniciadora del ofrecimiento de teología) pueden constatarse en los consagración), se trata de la presencia
oscurecido. Esto sucedió sobre todo en Cristo y terminante en su cuerpo que cambios que se producen en los ritos real, de la comunión y del sacricficio,
el Medievo, cuando poco a poco a la es la Iglesia. y en la misma forma de las iglesias. Se sin ninguna ligazón entre ellos. El pro-
eucaristía ya no se la entendió como construyen tabernáculos cada vez más blema litúrgico se ignora completamen-
celebración de la comunidad cristiana. grandes que dejan en segundo plano a te; sólo queda la casuística ligada a las
2. LA INVOLUCIÓN MEDIEVAL.-Des-
En los primeros tiempos, después de la la mesa (altar) para la cena; los fieles rúbricas para los sacerdotes. Porque el
graciadamente con el Medievo todos sujeto de la misa es efectivamente sólo
estabilización del rito en torno a los esos aspectos tienden a desaparecer. van de iglesia en iglesia para ver la
momentos que permanecerán siempre «elevación de la hostia»: se introducen el ministro sagrado.
El paso de las «domus» a la basílica,
inmutables —lectura de las Escrituras con la construcción de u n a liturgia en el rito oraciones para satisfacer la
(siguiendo el modelo de la tradición Lo que se desarrolla en el campo de la
calcada en las celebraciones imperiales; piedad individual del sacerdote, etc. espiritualidad es sobre todo la adora-
sinagogal), oración universal de los la lengua latina que cada vez se hacía
fieles, ofrecimiento del pan y del vino, ción del Santísimo Sacramento y las
más incomprensible; el sacramento des- obras de reparación, ligadas a las teo-
plegaria eucarística recitada por el pre- crito sobre todo como «tremendum 3. PERÍODO POSTRIDENTINO.-LOS re-
sidente de la Asamblea, c o m u n i ó n 1 7 - , formadores del siglo xvi se encontraron rías sacrificiales que la teología construía
mysterium»; la separación cada vez más abundantemente 2 2 . Esto dependía tam-
el elemento fundamental sigue siendo acentuada entre clero y fieles; la evo- frente a esta situación: la cena reducida
el comunitario. Aunque a diferencia de a u n a hostia para ser adorada, la co- bién del hecho de que la insistencia
lución (involución) del rito, ligada a la obsesiva sobre la presencia real había
las primeras comidas eucarísticas la forma de las iglesias, a la adoración munidad desdibujada e identificada en
acentuación no cae ya sobre la antici- el sacerdote, la insistencia en el carácter hecho olvidar el sentido de esta pre-
de la hostia, etc., relegaron a la sombra sencia. En la hostia se veía presente al
pación de la comida mesiánica con el toda la teología neotestamentaria y la sacrificial de la misa a expensas del valor
Resucitado, sino sobre el pan y el único de la muerte y resurrección de rey de la tierra, al poderoso entre los
reflexión sucesiva. La eucaristía ya no poderosos, de modo que, por una parte,
vino 1 8 , la finalidad de la misma sigue se considera como acción de toda la Cristo, la preocupación de la participa-
siendo la edificación de la iglesia local, ción en la misa reducida al empeño en se multiplicaban los signos de honor y,
comunidad cristiana. por otra, las profesiones de indignidad.
en comunión con todas las otras igle- acaparar méritos. Por encima de las
sias. «El paradigma en torno al que se «Las épocas precedentes —escribe polémicas, la preocupación, sobre todo Había que reparar (olvidando que la
centraba la reflexión teológica de los Power— habían sentido y comprendido de Lutero, fue la de devolver a la cena única reparación posible es la realizada
Padres de la cultura cristiana, era la la eucaristía como la celebración y el su carácter comunitario (de aquí la por Cristo en la cruz) «el honor divino
celebración de la eucaristía por parte alimento cotidiano de la unidad de misa en lengua vernácula), acentuar el pisoteado» 23 por los pecados, por la so-
la asamblea de la Iglesia mediante el
Eucaristía 356 Eucaristía
357
ledad en que se deja a Cristo en los bración de la misa, por superar una de una vez para siempre, en la sangre medievo se ha afirmado en la eclesio-
tabernáculos, etc. simple «asistencia» insistiendo en la de Cristo, y que, en la fe y esperanza, logía occidental, las iglesias locales no
comunión, por recuperar el valor sim- prefigura y anticipa el banquete esca- hay que verlas como provincias de la
4. LA RENOVACIÓN TEOLÓGICA DEL bólico del pan y del vino, o mejor, del tológico del Reino del Padre, anunciando Iglesia universal; son plenamente Igle-
SIGLO x x . - C o n la renovación de la teo- banquete, y por replantear la noción la muerte del Señor hasta que vuelva» 2V . sia, realizan, precisamente por la pre-
logía de la Iglesia, que tiene u n o de sus de sacrificio en u n a perspectiva sacra- En este texto se enumeran los elementos sencia de Cristo, la totalidad de la
puntos fuertes precisamente en la teolo- mental, evitando así la separación entre fundamentales de la Iglesia: reunión Iglesia. Como la eucaristía celebrada
gía del «cuerpo místico», la teología sacramento y sacrificio. El Concilio Va- del pueblo de Dios para participar, por en tantos lugares diversos es siempre
eucarística dominante se pone en dis- ticano II, como hemos visto, hará suyos medio de la unión, en el sacrificio sal- la misma eucaristía en su plenitud, así
cusión, debido también a la renovación muchos de estos logros, que luego serán vífico de Cristo, en la nueva alianza la Iglesia, fruto de la eucaristía, es siem-
patrística, litúrgica y bíblica. En 1946 codificados en la instrucción Eucha- inaugurada por él, y anticipar la unidad pre la misma Iglesia reunida en un
el padre Chenu escribía estas líneas risticum mysterium sobre el culto del ': final a la que está llamada la humani- determinado lugar en su plenitud. Hay
significativas: «He sido educado en las misterio eucaristico. dad. Por eso la instrucción afirma que múltiples manifestaciones de la misma
viejas teorías antiprotestantes, las teo- «la catequesis del misterio eucaristico Iglesia de Dios - l a Iglesia de Roma, Pa-
rías sanguinarias. Fue u n a verdadera debe tratar de inculcar a los fieles que rís, Nueva York, etc.—, pero la Iglesia
liberación para mí cuando apareció el IV. La eucaristía, centro de la vida la celebración de la eucaristía es ver- sigue siendo una y única, presente to-
libro de dom Vonier 2 4 ; este libro re- cristiana daderamente el centro de toda la vida talmente en Roma, París, etc. En efecto,
presentaba u n retorno teológico a la cristiana, tanto para la Iglesia universal la Iglesia no depende en primer lugar
1. LAS EXIGENCIAS DE LA CENA DEL
sencillez evangélica. Pienso en efecto como para todas sus comunidades lo- de los miembros, de las estructuras,
SEÑOR.—Hemos visto ya cómo la com-
que los excesos surgidos por el ansia cales» 28 . Y ello porque es en la euca-
prensión teológica del misterio eucaris- aunque sean históricamente necesarias:
de oponerse al protestantismo habían ristía «donde se encuentra el culmen
tico da lugar a diversas consecuencias depende de Cristo que se hace presente
de la acción por la que, en Cristo,
llegado, con el refinamiento escolástico, dependientes de la acentuación de los por el Espíritu en la Santa Cena 3 1 .
Dios santifica al mundo, y el ápice del
a cambiar completamente el centro de aspectos incluidos en la celebración eu- Estas iglesias locales, sin embargo, no
culto que los hombres dan a Cristo y
perspectiva y a vaciar el campo sim- carística. Es fácil advertir, incluso por están separadas de las demás iglesias.
por medio de él al Padre en el Espíritu
bólico sobre el que debe desarrollarse las breves alusiones que hemos hecho, Santo. Su celebración contribuye en Precisamente porque son la presencia
el sacramentalismo. ¡Ni siquiera se cómo la teología medieval conducía a sumo grado a que los fieles expresen de la Iglesia de Cristo en un lugar de-
osaba ya usar el término "símbolo"! actitudes, espiritualidades y prácticas en su vida, y manifiesten a los demás, terminado, deben estar en comunión
Hemos de trabajar por u n a purificación muy diversas respecto al NT o al pe- el misterio de Cristo y la naturaleza entre ellas. Hay que situarse ante la
que se ha hecho necesaria, y esta puri- ríodo patrístico. El redescubrimiento auténtica de la verdadera Iglesia» 29 . pluralidad de las iglesias con la con-
ficación se efectuará con el retorno a —sancionado por el Vaticano II— de ciencia, manifestada explícitamente, de
las fuentes evangélicas y litúrgicas que valores olvidados entraña, pues, el re- En efecto, es la presencia de Cristo, formar una única Iglesia. Si queremos
la historia de la Iglesia nos ofrece. Si planteamiento no sólo de la teología aceptada en la fe. la que funda la resumir la visión paulina de la Iglesia,
no lo hacemos rápidamente puede so- eucarística, sino también de todo el Iglesia, la que consigue que donde se partiendo de las cartas de la cautividad,
brevenir u n daño grave. La linfa del modo de vivir el misterio de la presencia celebra la eucaristía allí se manifieste que nos ofrecen su pensamiento más
Espíritu Santo está actualmente en ac- de la pascua de Cristo en su Iglesia. la Iglesia en toda su plenitud. El re- maduro, podemos decir que existe u n a
ción; es necesario recibirla» 25 . Es a lo que ha tratado de dar comienzo descubrimiento de la realidad de la única Iglesia (la «católica») que se ma-
la instrucción Eucharistícum mysterium iglesia local está ligado precisamente al nifiesta en la tierra por medio de cada
A esta renovación ha contribuido
ya mencionada. A raíz de este docu- redescubrimiento del punto céntrico que una de las iglesias locales. De u n a visión
también la insistencia en la participa-
mento se tratará de buscar, en esta la eucaristía significa. «Esta Iglesia de unitaria y escatológica se pasa a la
ción a la comunión que, aun enfocada
última parte, la deducción de indica- Cristo —leemos en la Lumen gentium— visión histórica de esta «Iglesia», que
de u n modo separado del conjunto de está verdaderamente presente en todas
la celebración y en u n a perspectiva in- ciones prácticas acerca de cómo «el existe en «iglesias» autónomas, relacio-
pueblo cristiano debe comportarse res- las legítimas reuniones locales de los nadas entre ellas por el hecho de ca-
dividualista, ha ayudado, sin embargo, fieles, que, unidos a sus pastores, reci-
a profundizar en el significado de la pecto a este misterio, para poder llegar minar, en la fe y en la esperanza, hacia
al conocimiento y a la santidad que el ben también el nombre de Iglesia en el la misma meta que es el propio Dios.
cena. Debe tenerse presente que el ma- NT. Ellas son, cada una en su lugar,
yor movimiento dentro del catolicismo concilio ha propuesto a la Iglesia» 26 . Esta realidad se manifiesta, y se verifica,
ej Pueblo nuevo, llamado por Dios en
en el siglo xx ha sido sin duda el litúr- Porque aunque la instrucción no aña- en todos los gestos, estructuras y minis-
el Espíritu Santo con plenitud de dones.
gico. Aun habiendo arrancado con da nada a las conclusiones a que había terios que expresan y buscan la comu-
En ellas se congregan los fieles por la
objetivos limitados y más bien exterio- llegado u n a cierta teología —al contra- nión entre las iglesias: concilios, minis-
predicación del Evangelio de Cristo y
res, ha influido muchísimo en el re- rio, se muestra excesivamente tímida—, se celebra el misterio de la Cena del terio del obispo de Roma, sínodos, obis-
planteamiento de toda la problemática sin embargo, tiene el mérito de cambiar Señor "a fin de que por el cuerpo y la pos, oraciones, colectas, etc.
sacramental. Asimismo tampoco hay el acento hacia la relación eucaristía- sangre del Señor quede unida toda la
que olvidar el movimiento ecuménico iglesia y, por tanto, de iniciar un nuevo fraternidad"... En estas comunidades, 3. LA UNIDAD DE LA IGLESIA.-Puesto
cuya preocupación por la unidad no equilibrio más en línea con los datos por más que sean con frecuencia pe- que la unidad de la humanidad no pue-
podía dejar olvidar el valor y el signi- bíblicos y la primitiva tradición. queñas y pobres o vivan en la disper- de ser auténtica si no es unidad en el
ficado de la eucaristía. sión, Cristo está presente, el cual con Señor que da vida, salvación y paz, la
Pío XII haría suyas, si bien todavía 2. EUCARISTÍA E IGLESIA.-La misa o su poder da unidad a la Iglesia, una, participación en su banquete no tiene
dentro de u n cuadro bastante clásico, cena del Señor es «el banquete sagrado católica y apostólica. Porque la partici- sentido si no proviene del deseo de res-
en la Mediator Dei (1947), algunas en el que, por la comunión con el cuer- pación del cuerpo y sangre de Cristo ponder a esta llamada y de la voluntad
no hace otra cosa sino que pasemos a de profundizarla. «En la celebración eu-
de estas intuiciones. Pero ya la renova- po y la sangre del Señor, el pueblo de
ser aquello que recibimos» 30 . carística —dice la instrucción 32 — se des-
ción comenzada n o se parará. Es cada Dios participa de los beneficios del sa-
vez más dominante la preocupación por crificio pascual, renueva la nueva alian- arrollará el sentido de la comunidad de
Contrariamente a cuanto desde el tal modo que cada uno se sienta unido
hacer participar a los fieles en la cele- za consumada por Dios con los hombres
Eucaristía 358 359 Eucaristía

a sus hermanos en la comunión de la partir la misma suerte, comunicarse, bajo que, fuera del catolicismo, se ha construyéndose (ver sobre todo el capí-
iglesia local y universal, y también, de el esfuerzo de comprenderse, el gozo, llevado a cabo en este siglo por medio tulo 2 de la Lumen gentium, y los
alguna manera, unido a todos los hom- la espera y la búsqueda de los que del movimiento ecuménico, ha sido el pasos en que se subraya la naturaleza
bres. Porque, en el sacrificio de la misa, faltan, etc. de la unidad de los cristianos. Y dado escatológica de la Iglesia), por otra,
Cristo se ofrece por la salvación del Téngase presente que no se trata, el significado que la eucaristía tiene especialmente cuando se dictan dispo-
mundo entero; y la asamblea de los como podría sugerir la teología con- en relación con la unidad de la Iglesia, siciones de orden pastoral, como en el
fieles es la imagen y el signo de la uni- vencional, de comer simplemente el se ha planteado en seguida la cuestión caso de la intercomunión, la concepción
dad de todo el género h u m a n o en cuerpo y la sangre de Cristo, sino de de la participación de cristianos de otra es más rígida, demasiado estática y ju-
Cristo». «comer juntos». La reflexión que esta- confesión en la eucaristía celebrada por rídica.
Precisamente por esto, dentro de la mos tratando de superar y que insistía las iglesias católicas. Cuestión que evi- Con todo, y por encima de esta dis-
celebración hay que reservar u n puesto solamente en la presencia real fuera del dentemente se plantea también en las cusión, es importante, como dice la^
especial a la «reconciliación». La nueva. contexto simbólico de la cena, corría otras confesiones cristianas. La instruc- instrucción, que «al celebrar el misterio 1
alianza es posible sólo en la superación el riesgo de hacer perder de vista la «co- ción resume la doctrina del concilio de la unidad todos los cristianos sientan'
del pecado: pecado que siempre tiene munión entre los comensales». Y en recordando por u n a parte la posición dolorosamente las divisiones que los
origen en la falta de amor a los her- cambio se trata de una comida ofrecida ortodoxa, y por otra la protestante. Con separan» 3 6 . Este concepto puede am-i
manos. Caminar hacia la unidad es su- a todos «para que sean u n a sola cosa, los ortodoxos, puesto que «tienen ver- pliarse no sólo a los cristianos separa-
perar el pecado que la impide. La euca- como Tú, Padre, en mí y yo en Ti» daderos sacramentos y, sobre todo, dos, sino también a las divisiones que'
ristía es también el sacramento del per- (Jn 17,21). De aquí el dinamismo propio por su sucesión apostólica, el sacer- existen dentro de las mismas comuni-
dón: exige el deseo de cambiar, sus- de la comida: además de estar juntos docio y la eucaristía, por los que se dades y de la misma confesión. El
cita sentimientos de amor, favorece la y «comulgar», debe estar abierta a unen a nosotros con vínculos estrechí- problema ecuménico, que por la dra-
todos. La eucaristía, precisamente por , simos, no solamente es posible, sino maticidad y el escándalo de la división
disponibilidad a llevar los pesos de los
ser «sacramento», no es sólo presencia que se aconseja alguna comunicación entre hombres que creen en el mismo
otros. La participación en la resurrec- Cristo debe ponerse en primerísimo
ción de Cristo no puede darse,más que de Cristo, sino también signo de su con ellos en las funciones sagradas en
ausencia, ausencia que se descubre en circunstancias oportunas y aprobándolo lugar, no debe hacer olvidar que incluso
en el paso a través de su muerte: su- la más pequeña comunidad está siem-
peración del egoísmo, de la sed de po- la no plena fusión de las personas par- la autoridad eclesiástica» 34 . Con los
protestantes la posición es más rígida, pre en camino hacia la búsqueda de
derío, del ansia de la ganancia como ticipantes y en la no participación de
en cuanto, según afirma el citado de- una unidad interna más profunda.
valor fundamental, etc. Sólo así puede todos. Por lo que la cena, signo de la Para que la celebración sea auténtica,
redescubrirse la dimensión de «frater- presencia y ausencia de Cristo, se con- creto sobre el Ecumenismo, «por la ca-
las divisiones entre los miembros no
nidad» que debe ampliarse a todo hom- vierte en invitación a ponerse conti- rencia del sacramento del orden, no hay que dejarlas «a la puerta de la
bre, considerado como hijo del mismo nuamente en discusión, a interrogarse h a n conservado la genuina e íntegra iglesia», sino que deben explotar dentro
Padre. sobre los ausentes, a advertir los pro- m sustancia del misterio eucarístico». Se de la misma celebración, pues ésta, ma-
Entonces se comprende que la uni- pios límites. Pasa a ser el lugar en que, jH reconoce, sin embargo, que también nifestando la unidad, debe manifestar
dad, del mismo modo que la catolicidad ante Cristo, la comunidad se interroga y H ellos «mientras conmemoran en la santa también el camino aún por recorrer
de la Iglesia, es u n a realidad escatológi- construye su propio proyecto de vida fl cena la muerte y la resurrección del para ampliarla y profundizarla.
ca. Hacia ella se camina, a ella se res- (catequesis) con vistas al testimonio I Señor, profesan que en la comunión de
ponde: es u n don de Dios - e s Dios activo de la salvación iniciada por Cris- a| Cristo se representa la vida y esperan
mismo— hacia el que la humanidad to. Para que esto acaezca de la manera su glorioso advenimiento» 3 5 . 6. EUCARISTÍA Y MINISTERIOS. - L a uni-
está en marcha. La eucaristía expresa, más conveniente hay que recordar Ya se sabe que el texto acerca de la dad de la Iglesia no debe confundirse
como manifestación de u n a cierta uni- constantemente que la estructura ex- posición protestante fue uno de los con la identificación y la uniformidad.
dad, u n a etapa de este camino a la que terna del sacramento nunca es separa- más discutidos y remanipulados por vo- Donde hay identificación y uniformi-
toda la humanidad está llamada. ble de la realidad que hace presente. luntad de la Autoridad superior, y que dad no cabe alteridad, diálogo, camino
El símbolo no tiene que expresar sim- en el posconcilio esta discusión sobre convergente hacia Cristo. El «ágape»,
4. LA DINÁMICA DE LA CENA DEL SE- plemente la intención del hombre, sino la «ihtercomunión» es una de las más aun uniendo a las personas, respeta la
ÑOR.—Es fácil entonces comprender al- la realidad del cuerpo de Cristo entre- contrastadas. La Santa Sede práctica- autonomía, los cometidos diversos, la
gunas de las implicaciones de la euca- gado por la reconciliación de la huma- mente no ha cambiado de postura, aun- singularidad. La unidad que se mani-
ristía en la vida de los cristianos. Algu- nidad. Es decir, hay una objetividad dada que ha ampliado los casos en que cabe fiesta y se construye en la eucaristía es
nos párrafos de la instrucción apuntan por la presencia de Cristo y que no hacerlo. La posición más o menos rígida siempre unidad de personas diversas
en esa dirección: la participación activa puede reducirse a la interpretación hu- sobre este problema depende de la di- en busca, dentro del respeto a esa di-
en la misa, la manifestación de la uni- m a n a del símbolo. Hay u n vínculo entre versa acentuación que se da a la euca- versidad, de lo que les une: la frater-
dad de la comunidad, el sentido de la realidad y símbolo que no se debe rom- ristía como manifestación de la unidad nidad. Esta diversidad aparece en la
comunidad universal y local, la acogida per, sino captarlo siempre de nuevo y o como lugar para la construcción de celebración eucarística principalmente
a los extraños, etc.". Para entender bien de u n a manera más profunda. Cada la unidad. Es evidente que ambos mo- a nivel de los carismas propios de cada
todo esto es necesario reflexionar sobre celebración tiene un sentido nuevo: el mentos se dan en la eucaristía: la po- miembro: carismas que según el mis-
la estructura propia del sacramento: el mismo Cristo se hace presente en situa- sición más abierta subraya la construc- mo nombre indica son dones diversos
comer juntos. En efecto, la presencia ciones diversas, entre hombres que ción de la unidad, mientras la más ce- con vistas a la edificación común.
de Cristo toma forma y expresión a tra- cambian, en un mundo en el que se rrada (que es la oficial) insiste en la «Hay diversidad de dones espirituales,
vés de los elementos y de las personas plantean incesantemente preguntas y unidad ya lograda. En esta discusión pero el Espíritu es el mismo; diver-
que tratan de manifestarla. Basta un problemas nuevos. juega mucho también la concepción sidad de ministerios, pero el mismo
mínimo de reflexión acerca del signifi- misma de la unidad: en los textos del Señor, y diversidad de operaciones, pero
cado de «comer juntos» para compren- 5. LA INTERCOMUNIÓN.-Uno de los concilio nos encontramos frente a ma- el mismo Dios que obra todas las cosas
der algunos elementos fundamentales grandes problemas afrontados por el tices bastante dispares. Mientras por una en todos. A cada cual se le da la mani-
de la vida cristiana: estar juntos, con- Vaticano II al incorporar todo el tra- parte se habla de u n a unidad que está festación del Espíritu para el bien co-
Eucaristía 360
361 Eucaristía
mún... Ahora bien, vosotros sois el convergencia de los diversos ministe-
rios de la Iglesia 37 . la correspondiente presencia física de ministerio puedan designar una persona
cuerpo de Cristo y miembros cada uno
los fieles alrededor suyo 4 4 . idónea que, en caso de verdadera ne-
por su parte. Y así Dios puso en la
Toda la casuística que la instrucción cesidad, distribuya la sagrada comu-
Iglesia en primer lugar a los Apóstoles, 7. EL CULTO AL SANTÍSIMO SACRAMEN-
presenta acerca de la conservación de nión ad actum» (n. 2). c) Se propone
en segundo lugar a los profetas, en ter- TO.—La tercera parte de la instrucción
la eucaristía 4 5 y de las formas del u n orden para la «designación» de la
cero a los doctores...» (1 Cor 12,4-7. está dedicada al «culto de la eucaristía,
culto eucarístico «extra missam» 4 6 es persona idónea: «lector, alumno del
27-28a). sacramento permanente». El problema
un esfuerzo, insuficiente, a la verdad, seminario mayor, religioso, religiosa,
de la devoción eucarística era, en el
La unidad de la Iglesia es u n a unidad pero no despreciable, como inicio de catequista, fiel varón o mujer» (n. 4);
plano pastoral, uno de los más difíciles
que se construye con la aportación un cambio de ruta para devolver a su esto es realmente extraño, puesto que
que se les planteó a los Padres conci-
propia de cada persona según sus do- puesto u n a cierta piedad y espiritualidad precisamente se indica que tales minis-
liares. La novedad de las decisiones está
nes y cualidades particulares, dones en relación con la misa, que debe seguir tros extraordinarios podrán ser elegidos
en la relación subrayada entre culto y
que fundan cometidos, los cuales, si siendo el «centro» de la vida de la Iglesia. cuando «falten el sacerdote, el diácono
misa. «La celebración de la eucaristía
se reconocen, pasan a ser ministerios. en el culto de la misa es verdaderamente o el acólito» (n. l a ) . Se decía que el
Por lo cual es necesario que en la ce- la fuente y el fin del culto que se da a M. Cuminetti acólito es ministro extraordinario «ex
lebración litúrgica se manifieste toda este misterio fuera de la misa. En efec- iure» y ahora se le incluye entre quie-
la riqueza y la variedad de la vida de to, no sólo el pan y el vino consagrados nes pueden ser designados por el Ordi-
la Iglesia. Cada uno debe aportar su que se conservan después de la misa 8. Los ÚLTIMOS DOCUMENTOS.—Diver- nario del lugar (claro que, al menos,
contribución, de acuerdo con el cometido proceden de ésta, sino que también se sos documentos de la Santa Sede figura en el primer puesto, si bien se
particular que desempeña en la comu- los conserva principalmente para que se han publicado con marcada in- dice que el orden puede ser cambiado
nidad o en el mundo. La celebración los fieles que no puedan asistir se unan, cidencia en el ámbito eucarístico. Sus a criterio prudente del Ordinario). En
debe construirse de tal modo que ofrezca por medio de la comunión sacramental enseñanzas y disposiciones las agru- lo que concierne a las «cualidades» de
a todos el espacio y la posibilidad de hecha según las disposiciones dadas, a paremos de la siguiente forma: Minis- las personas designadas, han de estar
manifestar los dones que el Espíritu le Cristo y a su sacrificio celebrado en la tros extraordinarios de la comunión, «debidamente preparadas», «distinguir-
ha dado. La comunidad crece de manera misa» 3 8 . la comunión fuera de la misa, normas se por su vida cristiana, su fe y sus
orgánica sólo en relación a esa posibili- disciplinares sobre la posibilidad de re- buenas costumbres» y tener devoción
dad, de modo que nadie se sienta inútil Los motivos de la conservación de la cibir la comunión dos veces el mismo a la eucaristía; por último, se advierte
y miembro meramente pasivo. eucaristía son fundamentalmente la día, y el ayuno eucarístico, el culto euca- que «no será elegido para tal oficio uno
administración del viático a los enfer- rístico fuera de la misa y puntualiza- cuya designación pueda causar sorpresa
Desde el ministerio de quien preside, mos (fin principal), la administración ciones sobre la intercomunión. a los fieles» (n. 6, final), d) Dado que se
pasando por los ministerios de quienes de la comunión fuera de la misa y la trata de u n servicio para la comunidad
adoración al Santísimo. Sin embargo, A) Ministros extraordinarios de la co- en virtud de la designación del obispo,
le ayudan más directamente, los mi-
todos estos momentos tienen sentido munión.— Ya en el «Motu proprio» Mi- la duración del ministerio dependerá
nisterios de los lectores, comentadores,
sólo en relación y como continuación nisterio quaedam (15-8-1972) se pre- de las necesidades de la comunidad y
hasta la voz de cada miembro que ex-
de la misa. Esta recentralización del sentaba el acólito como ministro ex- de la voluntad del prelado: es decir,
presa, de acuerdo con sus carismas, su
culto eucarístico en torno a la misa traordinario «ex iure» para distribuir pueden ser designados «ministros ex-
pensamiento, su invocación... todo debe
la subrayan también las disposiciones la comunión (n. 4 ) ; se recoge esta traordinarios de la comunión» para
estar regulado de tal manera que la
que recuerdan cómo la comunión de «deputación» en la monición inicial del casos concretos (ad actum); —por un
unidad aparezca no como u n a realidad
los enfermos es para unirlos a la co- rito litúrgico «De institutione acolyti» período de tiempo determinado; —de
impuesta, sino como u n dinamismo
munidad litúrgica que ha celebrado la y en las «Variaciones de la Ordenación modo permanente, en caso de necesi-
que el Señor hace brotar y que se pre-
santa c e n a 3 9 ; que la oración ante el general del misal romano», publicadas dad (n. 1). e) De manera exhortativa
senta de modo compuesto, a veces dia-
Santísimo debe tener en cuenta que esta el 2 3 de diciembre de 1 9 7 2 ; pero, sor- («si se dispone de tiempo suficiente,
léctico, en las respuestas convergentes
presencia parte y tiende a la misa " i que prendentemente, no se le cita entre los conviene...») se encarece que la per-
de todos los miembros de la comunidad.
debe resultar clara, por medio de los ministros del viático (n. 29) en los sona designada para distribuir la co-
Los mismos ministerios pastorales deben
varios signos, la relación del Santísimo «praenotanda» del ritual del 7 de di- munión reciba el mandato «de acuerdo
presentarse así precisamente por la ca-
Sacramento con la cena del Señor 41 ; que ciembre de 1972. Sin embargo, en la con el rito anexo a esta instrucción» y
pacidad que tienen, dentro de la cele-
se debe interrumpir la exposición cuan- instrucción Inmensae caritatis (29-1- distribuyan la comunión ateniéndose
bración, de dar espacio a todos y de
do se celebra la misa 4 2 , etc. 1973) se habla de ministros extraordi- a las normas litúrgicas (n. 6); por otra
no desaprovechar ningún don: la pre-
narios instituidos por el Ordinario del parte, habida cuenta de que «los minis-
sidencia de la eucaristía, como minis-
Tampoco en este aspecto renueva lugar (no «ex iure»), a) Las circunstan- terios pueden ser confiados a seglares»
terio de la unidad en la comunidad,
nada la instrucción: reafirma la posi- cias indicadas son las siguientes: dentro (Miníst. quaed. III), cabe que a la per-
será verdaderamente tal si no impone
ción adoptada por el concilio de Tren- de la misa, «cuando es muy grande la sona designada de forma estable como
sólo su pensamiento, sino que se mues-
te*3 continuando u n a tradición más asistencia de fieles o el celebrante se ministro extraordinario de la comunión
tra capaz de testimoniar de veras la
antigua que había caído en penumbra encuentra impedido»; fuera de la misa, se le confiera el ministerio del acólito,
unidad de la comunidad, testimonio im-
por la insistencia unilateral de la ado- «cuando las distancias hacen difícil» que es ministro extraordinario «ex iure»
posible si no se preocupa de escuchar
ración. En vez de subrayar que Cristo llevar la comunión, sobre todo en forma de la eucaristía.
y sintonizar con los miembros de la
se hace presente para ser recibido por de viático, a los enfermos o el número
comunidad. De este modo la eucaristía
quienes participan en su cena, se ha- de éstos es muy grande, b) La autoridad
es no sólo el lugar de la manifestación B) La comunión fuera de la misa.—Lo
bía recalcado simplemente que se hace competente para designarlos son los
de la unidad de la Iglesia, sino también más concisamente posible expondremos
presente para estar entre los suyos, para Ordinarios del lugar (n. 1), quienes
el lugar en que se expresa toda la ri- lo relativo al Nuevo Ritual Romano so-
ser adorado. A partir de ahí se había pueden delegar sus facultades «en sus
queza de la diversidad de los carismas bre la «Sagrada Comunión y el culto eu-
desarrollado u n a piedad eucarística obispos auxiliares, vicarios episcopales
de sus miembros, la capacidad del pue- carístico fuera de la misa», publicado
centrada en torno al modo de la pre- y delegados episcopales» (n. 3) y «per-
blo de Dios para dialogar y escuchar, la por la Congregación para el Culto divino
sencia de Cristo en el tabernáculo, y mitir que los sacerdotes dedicados al
(21-6-1973. abrev. CC), en el que se
Eucaristía 362 363 Euearistia
recogen y completan muchísimos de ios aspersión con agua bendita, acto peni- 1967); en las misas anticipadas a la nión y el culto eucarístico fuera de la
conceptos vertidos en la instrucción tencial; breve lectura de la Palabra de víspera del domingo y días festivos (a misa» (abrev. CC), se afirma tajante-
sobre el «culto del misterio eucarístico» Dios; rito de comunión: oración domi- los que hayan comulgado ese día por mente que «la celebración de la euca-
(25-5-1967, abrev. EM). Tras recordar, nical, distribución de la eucaristía, ac- la m a ñ a n a : 25-5-1967). Pero a partir ristía en el sacrificio de la misa es ori-
una vez más. en los prenotandos gene- ción de gracias, y bendición final; el de esta instrucción de la Congregación gen y fin del culto que se le presta fuera
rales, que «la celebración de la euca- «rito más breve» está reservado para para la disciplina de los sacramentos de la misa» (cf EM 3, e), ya que la pre-
ristía en el sacrificio de la misa es ver- las ocasiones en que se haya de dar la (29-1-1973), a los fieles «les será per- sencia de Cristo en el sacramento «se
daderamente origen y fin del culto que comunión a muchos enfermos en varias mitido recibir por segunda vez la sa- deriva del sacrificio y tiende a la comu-
se le presta fuera de la misma» (CC 2 : dependencias de u n a misma casa. grada comunión en los casos siguien- nión sacramental y espiritual» (CC 80).
EM 3, e): que «el fin primario y primi- 3) El viático, fuera de la misa se en- tes» (coinciden con aquellos en que se Prácticamente se recogen todos los con-
genio de conservar la eucaristía fuera tiende: ritos iniciales (saludo, asper- permite la comunión bajo las dos es- ceptos vertidos en la EM (parte 3). En
de la misa es la administración del viá- sión, monición, acto penitencial); litur- pecies): 1) en las misas rituales; 2) en primer lugar, 1) se habla de la visita
tico» y fines secundarios el distribuir gia de la Palabra (lectura breve, profe- las celebradas para la consagración de al Santísimo Sacramento: a) sus moti-
la comunión y la adoración de Cristo sión de fe bautismal, oración titánica); u n a iglesia o altar, profesión religiosa vaciones: participar más plenamente
(CC 5; EM 49), el ritual insiste en que viático (oración dominical, comunión); o encargo de una misión canónica; en el misterio pascual y vivir la acti-
«la participación más perfecta de la ce- conclusión del rito (oración fina] y ben- 3) en las misas de exequias o celebradas tud de acción de gracias; b) sus frutos,
lebración eucarística es la comunión dición). «al recibir la noticia de la muerte», el en la línea de la oración personal: dis-
sacramental recibida dentro de la misa, día del entierro y del primer aniversario; frutar del trato íntimo con Cristo, abrir-
con especies consagradas en la misma C) Normas sobre la posibilidad de reci- le el corazón, interceder por la paz y
bir dos veces la comunión el mismo día.— 4) en la misa principal de la catedral o
e inmediatamente después de la comu- la salvación del m u n d o ; aumento de
En la instrucción lnmensae caritatis parroquia el día del Corpus y de la
nión del sacerdote que preside la cele- fe, esperanza y caridad. De esta suerte
(abrev. IC) se reafirma categóricamente visita pastoral, o por el superior mayor
bración (CC 13-14: cf SC 5 5 : EM 31): hay u n a profundización cada vez más
«la norma que por tradición secular religioso en especiales circunstancias
por eso los fieles han de ser instruidos intensa de las disposiciones necesarias
adoptó la Iglesia»... e "introdujo en la (visita canónica, encuentros, capítu-
acerca de la íntima relación que media para participar más plenamente del me-
legislación canónica: «los fieles pueden los) ; 5) en la misa principal de congre-
entre la comunión y el sacrificio euca- morial del Señor (EM 5 0 ; CC 80) y se
acercarse a la sagrada mesa u n a sola sos eucarísticos o marianos; 6) en la
rístico (CC 1 5 : EM 3, a). Ahora bien, prolonga la unión íntima con El, que
vez al día» (IC 2); pero se citan in- que se celebre con ocasión de reuniones,
todo esto no puede invocarse para «re- les impulsará a «hacer buenas obras
mediatamente u n a serie de «circuns- peregrinaciones o predicaciones popula-
husar dar la sagrada comunión fuera y agradar a Dios»: impregnar de es-
tancias especiales» para abolir el ca- res; 7) en la misa celebrada para el
de la misa a los fieles que la pidan» y a píritu cristiano el mundo y ser testigos
non 857, que en realidad hunden sus viático (los familiares y amigos del en-
los impedidos de tomar parte en la ce- de Cristo en medio de la convivencia
raíces en el principio siguiente: «La fermo) : 8) en cada caso concreto (ad
lebración comunitaria: especialmente h u m a n a (EM 1 3 ; CC 81): 2) respecto
santa madre Iglesia desea ardientemen- actum) pueden permitirlo los Ordina-
hay que disponer las cosas de manera a la exposición de ¡a Santísima Eucaristía,
te que se lleve a todos los fieles a aque- rios de lugar, cuando «lo crean plena-
que este servicio se preste con frecuen- la novedad se ciñe a las indicaciones
lla participación plena, consciente y ac- mente justificado, según las normas de
cia a los enfermos y ancianos (CC 14; en torno al ministro de la misma: ordi-
tiva en las celebraciones litúrgicas que esta instrucción» (IC 2,1-8). Curiosa-
EM 3 3 : 40-41). a) A continuación se nario, el sacerdote y el diácono; extra-
exige la naturaleza de la liturgia mis- mente se recalca que la práctica secular
despliega una amplia casuística en torno orinario «ex iure», el acólito; extraor-
ma, y a la cual tiene derecho y obliga- (comulgar u n a sola vez al día) no se
al tiempo apto para administrar la co- dinario por designación del Ordinario
ción, en virtud del bautismo, el pueblo puede «abandonarla por motivos de sola
munión fuera de la misa (CC 16): al del lugar, el deputado para distribuir
cristiano» (SC 1 4 ; cf 26-30); principio devoción».
ministro (ordinario: sacerdote y diá- la comunión o algún miembro de las
cono; extraordinario «ex iure», el acó- que se aplica en concreto a la eucaris- comunidades religiosas o pías asocia-
tía: «Se recomienda especialmente la par- D) Normas sobre el ayuno eucarísti-
lito; extraordinario por designación del co. —Sigue vigente la disciplina anterior ciones laicales que se dedican a la ado-
Ordinario del lugar: las personas idó- ticipación más perfecta en la misma, la ración eucarística (CC 9 1 : los extra-
cual consiste en que los fieles, después en favor de los enfermos y ancianos
neas elegidas, cuando no estén dispo- (can 858, 1; «Motu proprio» 19-3- ordinarios no pueden impartir la ben-
nibles el sacerdote, el diácono o el de la comunión del sacerdote, reciban dición con el Santísimo); 3) en lo refe-
del mismo sacrificio el cuerpo del Se- 1957, 4); pero el ayuno eucarístico
acólito: CC 17); al lugar (CC 18): a las —abstención de alimentos o de bebidas rente a las procesiones eucarísticas se dan
prescripciones que es preciso observar ñor» (SC 5 5 : subrayados nuestros). En disposiciones muy minuciosas, pero se
consecuencia, y a pesar de la negativa alcohólicas— se reduce «a un cuarto
(CC 19-22) y a las disposiciones reque- de hora poco más o menos» en favor deja al Ordinario del lugar u n amplio
ridas (CC 23). b) Por lo que concierne al de la comisión litúrgica conciliar a los margen de decisión a fin de que «se
deseos de algunos Padres (que los de: 1) los enfermos aunque no guar-
rito, se señalan también u n a serie de den cama; 2) los que están impedidos lleven a cabo con dignidad y sin me-
casos diversos: 1) Para la distribución fieles puedan recibir la comunión todas noscabo de la reverencia debida a este
las veces que tomaran parte en la misa), por razón de vejez o internados en asi-
fuera de la misa simplemente, existe u n los; 3) los sacerdotes enfermos o an- Santísimo Sacramento» (EM 59; CC
orden amplio (ritos iniciales: saludo, por temor a los abusos, la reforma li- 101-108), subrayando la peculiar im-
túrgica ha ido ampliando el número de cianos, aunque no guarden cama;
acto penitencial; liturgia de la palabra; 4) las personas que de ellos cuidan, si portancia y significación que en la vida
textos de la liturgia del día, de misas circunstancias en que es posible a los pastoral de la parroquia o de la ciudad
fieles comulgar dos veces el mismo día. tienen dificultad para observar el ayuno
votivas o del leccionario; rito de comu- de una hora (IC 3). Recordemos que tiene la del Corpus; 4) por lo que atañe
nión: Padre nuestro, se da la paz, se Ya desde 1964 era posible hacerlo a los congresos eucarísticos, se los con-
«en la segunda misa del día de Pascua la lectura de estas disposiciones ha de
distribuye la comunión, acción de gra- hacerse dentro del contexto general de sidera «como u n a estación a la cual
cias) y otro con u n a celebración más o en u n a de las misas que se celebran una comunidad invita a toda la iglesia
el día de Navidad» (a quienes hubieren la instrucción: «para facilitar la comu-
breve, cuando no comulguen más que nión sacramental en algunas circuns- local, o u n a iglesia local a las otras
u n a o dos personas. 2) Para la comu- comulgado en las misas de la vigilia: iglesias de u n a región o nación o inclu-
26-9-1964); «en la misa vespertina tancias».
nión de enfermos, igualmente existe u n so de todo el mundo, para que juntas
«rito ordinario» (ritos iniciales: saludo, in coena Dominio (a los que hubieren E) Culto eucarístico fuera de la misa.— reflexionen mejor el misterio de la euca-
comulgado en la «misa crismal»; 4-5- En el decreto por el que se promulga el
nuevo ritual sobre la «Sagrada comu-
Eucaristía 364 365 Eutanasia

ristía bajo algún aspecto y lo honren estos casos de excepción y tomar las logia de la eucaristía que tenga presente los además del Directorio Ecuménico, véase el
públicamente en el vínculo de caridad decisiones concretas» (Directorio. 5 5 ; aspectos aquí apuntados, puede verse la voz acuerdo ecuménico alcanzado entre los miem-
y de unidad»; por tanto, han de cons- Instrucción, 6; Nota, 6). El criterio a Eucharistíe, en «Catholicisme», 4 (1956), 630- bros del Consejo Ecuménico de las iglesias
tituir «un signo veraz de fe y de cari- 659 (colaboran G. Jacquement, J. Duplacy, (en Verbum Caro, 87 [1968], 1-10). Estudios:
seguir por la autoridad ha de tomar en J. De Baciocchi, J. De Mahuet); M. Thurian. V. Vajta. Intercommunion avec RomeP, París
dad» (CC 109). Expuesta su finalidad consideración «la totalidad de las con- L'Eucharistie, memorial du Seigneur, Neuchátel 1970; G. Tavard, The Eunction of the Mlnister
y sentido, el ritual incide en las metas diciones requeridas», ya que no es 1959: J. J. von Allmen. Essai sur le repas du in the Eucharistíe Celebration: an Ecumenical
que h a n de cubrirse en su preparación «lícito ignorar ninguna de ellas en el Seigneur, Neuchátel 1966; J. De Baciocchi, L'Eu- Approacch, en «Journal of Ecumenical Studies»
(catequesis más honda de la eucaristía, contexto de un examen objetivo y pas- charistie dans le catholicisme actuel, en «Lumiére(1967). 629-649; P. Lebeau, Vatican ü et
participación más diligente de la litur- toralmente responsable»; además, se et Vie», 87 (1967), 5-25.-(") Cf Justino, ¡'esperance d'une Eucharistíe oecuménique, en
gia, ejecución de obras sociales) y rea- trata de «casos particulares», que han Apología, n. 67.-( 18 ) Cf O. Cullmann. La foi «Nouvelle Revue Théologique», 101 (n. 1/1969),
lización (la celebración de la eucaristía de ser examinados y dictaminados caso et19le cuite de l'Eglise primitive, Neuchátel 1963.- 23-46; G. Wainwrigth, Vintercommunion, signe
ha de ser su centro y culminación, in- ( ) J. M. Powers, Teología Eucarística, vers. it., et issue de Vimpasse oecuménique; P. Lebeau.
por caso. Se quiere atar tan corto que Brescia 1969. Para la evolución histórica de Quelques réfiexions du point du vue catholique, en
vestigación teórica y práctica del tema ni siquiera se admite u n a legislación la misa, véase J. Jungmann, Missarum sollem- «Nouvelle Revue Théologique», 102, (n. 10/
3
propuesto, oración y adoración ante que hiciera «de la epiqueya u n a norma nia, BAC, Madrid, v. 2; H. Schmidt, Introductio 1970), 1037-1051; 3
1052-1054.-(
M
') Cf EM
20
el Santísimo, procesión solemne) (CC general» para toda u n a categoría, redu- in liturgiam occidentalem, Roma 1960.-( ) O. 16; SC 48ss.-( ») N. 3e.-( ) N. 49.-
111-112). ciendo prácticamente la competencia c„ 52.—(21) Para la doctrina de los reforma- (40) N. 49: 60ss.-( 41 ) N. 60.-( 42 ) N. 6 1 . -
dores, pueden encontrarse breves indicaciones (43) Cf Denz 1645.-(") Véase R. Falsini,
F) Puntualizaciones sobre la interco- de los obispos y de las conferencias en J. Ratzinger, Transustanciación y eucaristía, I motivi della conservazione dell'Eucaristía e la
munión.—En consonancia con el Direc- episcopales a «dar normas para asegu- Paulinas, Madrid 1969; E. Schillebeeckx, La preghiera davanti al sacramento, en «Rivista di
torio ecuménico (14-5-1967). el Secre- rar que en cada caso particular se ve- presencia de Cristo en la eucaristía. Fax, Madrid pastorale litúrgica», 402-406.-(") N. 52-57.-
tariado para la unión de los cristianos rifiquen todas las condiciones. A la hora 1970. Estudios más amplios en: V. Vajta, Die («) N. 58-67.
ha hecho pública una «Instrucción so- de discernir cada caso, habrá que tener théologie des Gottesdients bei Luther, Gotinga
en cuenta el Acuerdo angjícano-católico 1954; H. B. Meyer. Luther und die Messe.
bre casos particulares de admisión de Paderborn 1965 ; J. T. Müller. Die symbolischen
otros cristianos a la comunión eucarís- sobre la doctrina eucarística (7-9-1971) y
el Acuerdo del Grupo de Dombes (sin nin- Bücher der evangeüsche lutheranische Kirche, EUTANASIA
tica en la Iglesia católica» (1-6-1972) Guttersloh 1912; véanse también los artícu-
y una «Nota referente a algunas inter- gún carácter oficial: 32 firmantes cató- los de D. Stanley, R. Bertalot. J. Ratzinger.
licos, reformados y luteranos) (cf texto De vez en cuando alguna «muerte
pretaciones» de la misma (17-10-1973). W. Boelens. en «Concilium», 24 (1967).- por piedad» replantea este tema ante la
Por u n a parte, dada la íntima correla- y comentario en «Phase», 70 [1972], (22) La reacción a la negación protestante del
309-333). carácter sacrificial de la misa, hizo que la teo- consideración de la opinión pública.
ción existente entre el misterio de la logía católica buscase continuamente los fun- Se podría recordar el caso de Corinne,
Iglesia y el de la eucaristía, la comunión R. Rincón damentos de dicho carácter. De aquí que la la niña belga que murió a manos de
eucarística es la expresión de la comu- teología quedase dominada por una serie de sus padres porque padecía una enfer-
nión de fe (por ende, de la unidad de teorías llamadas «sangrientas»; véase su ex- medad incurable; o la del padre que
los fieles) a la vez que el medio que Notas.-(') SC 4 7 . - O Es el documento publi- posición en cualquier manual «De Eucharistia» tiró a su hijito deforme al río; o el del
mantiene y confirma esa unidad; desde cado el 25 de mayo de 1967 por el «Consilium vigentes en las escuelas teológicas hasta el
esta perspectiva, evidentemente, la in- ad exequendam Constitutionem de sacra li- Vaticano II. - ( " ) Cf Acto de reparación al Sdo. hermano que mató a su hermano para
turgia».—(3) En la «Instrucción» se habla de Corazón, de Pío XI.-(24) La chiave della dottrinano verle sufrir. Todo hace suponer que
tercomunión «no puede considerarse eucarística, vers. it.. Milán 1955.-(") En semejantes casos seguirán dándose en
un medio conducente a la plena comu- «culmen» (n. 6). «fons» (n. 3), «centrum»
(n. 1), «flnis» (n. 3).-( 4 ) Cf SC 2.-C) LG 3. 7.- La26
messe et sa catéchése, París 1947, 133. el futuro, incluso con mayor frecuen-
nión eclesial». Ahora bien, puesto que (6) SC 2.-( 7 ) PO 5.-( e ) Sobre la doctrina euca- ( ) EM 2.-(") EM 3: cf Conc. Vaticano II: cia, dado el actual proceso de seculari-
la eucaristía constituye el «alimento es- rística. véase L. Renwart, L'Eucharistie á la SC 6, 10, 47, 196; PO 4.-( 28 ) N. 6. Es sig- zación y de humanización en fuerte
piritual necesario para la vida cristia- lumiére des documents récents, en «Nouvelle nificativo que el texto, rompiendo con una desarrollo. La solución la da la gente,
na», sí que caben excepciones: a) en Revue Théologique», 99 (1967), 225-256. tradición catequista que ignoraba la impor-
tancia de los ritos y de las oraciones para !a muy a menudo, con u n sí o u n no
relación con los orientales separados se Una selección de los textos del Concilio sobre netos, mientras habría que distinguir
la eucaristía la ha hecho P. I. Lécuyer, comprensión de la misa, cuente con un pá-
dan más facilidades y se exigen menos rrafo (n. 15) que insiste en el hecho de que varios aspectos: el jurídico y el moral,
garantías (Directorio. 3 9 - 5 4 ; Instruc- Concilii Vaücani II textus Eucharistici, en «No-
titia», 19-20 (1966). 232-239. Comentarios «la catequesis debe arrancar de los 29ritos y de el subjetivo y el objetivo, los motivos
ción, 5); b) para admitir a la comunión a la «Instructio» pueden hallarse en ! M. R. Til- las oraciones». Cf también GE 2.-( ) EM 6. para rechazar la eutanasia y los pre-
a los otros hermanos separados, el cri- lare!, Commentaire de l'lnstruction sur le cuite La cita de la última parte es de SC 2; cf n. 4 1 . - supuestos en que se basan.
terio es más riguroso y recortado (Di- eucharístique, en «La Maíson-Dieu», 91 (1967), (30) LG 27.-( 31 ) Cf M. Cuminetti, Verso nuove
rectorio, 55ss; Instrucción, 6ss). He 45-63.-(') Y. M. Congar, te mystere du Temple, strutture de la Chiesa, en La chiesa lócale, 440-
París 1958.-C0) I. Colson. Ministre de ¡ésus 450.-( 32 ) 34N. 18.-(") Cf n. 12, 16, 18, 19,
aquí, ante todo, las condiciones que etcétera,-) ) UR 15.-( 3! ) Id, 22. Véase
Christ ou le sacerdoce de l'Évangile, París 1966.- I. La problemática católica
h a n de configurar la situación excep- EM 8. Para las indicaciones prácticas que se
cional: 1. a , que se trate de cristianos ( u ) Cf LG 7. (12) La discusión actual sobre la Desde el punto de vista católico, la
Iglesia ha vuelto a poner en primer plano la rea- establecerán después del Concilio (véase el
que profesen la misma fe de la Iglesia lidad de la iglesia13 local. Volveré sobre ello en la Directorio Ecuménico, AAS, t. 59, 1967) el respuesta parece obvia. ¿No se ha
católica acerca de la eucaristía; 2. a , que última parte.-( ) Para el análisis exegético principio general se expone en el párrafo 8 gloriado siempre nuestra Iglesia de de-
sientan verdadera necesidad espiritual de los textos del NT sobre la institución de la del decreto sobre el Ecumenismo: «Sin em- fender la vida h u m a n a desde la cuna
del alimento eucarístico; 3. a , que no les eucaristía, véase P. Benoit, Le récit de la cene bargo, no es lícito considerar la comunicación a la tumba, o mejor desde el primer
dans Le. XXU. 15-20, en Exégése et Théologie, en las funciones sagradas como medio que
sea posible recurrir a un ministro de pueda usarse indiscriminadamente para res- instante de la vida (condenanda siem-
la propia comunión eclesial durante un Paris 1966. v. 1, 163-293; Id, Les récits de pre el aborto) hasta el último suspiro
l'lnstitution de l'Eucharistie et leur portee, ib, tablecer la unidad de los cristianos. Esta co-
período prolongado de tiempo; 4. a , que 210-238-, J. Jeremías, Die Abendmcmísworte municación depende, sobre todo, de dos prin- (condenando precisamente la eutana-
pidan la comunión espontáneamente; Jesu, Gotinga 1960: H. Schurman, en Lexikon cipios: de la significación de la unidad de la sia)? ¿No es verdad acaso que el
5. a , que estén convenientemente prepa- für Théologie und Kirche, v.3, 1158-1162.- Iglesia y de la participación en ios medios cristianismo considera a Dios como
rados; 6. a , que observen una conducta (14) L. Bouyer, Eucharistíe. Théologie et spiritua- de la gracia. La significación de la unidad dueño de la vida, de modo que califica
lité de la priére eucharístique. Tournai 1966, prohibe de ordinario la comunicación. La
digna de u n cristiano (Instrucción 4, b). consecución de36la gracia algunas veces la de sacrilego el gesto de quien trunca
«Toca al Ordinario del lugar examinar 109.-C) Cf M. Cuminetti, Eucaristía libera- u n a vida h u m a n a ? Es verdad que tra-
zione dell'uomo, Asís 1970.-( Ié ) Para una teo- recomienda».-( ) EM 8. Sobre este problema.
dicionalmente se h a n admitido siempre
Eutanasia 366 367 Eutanasia
por lo menos tres excepciones a este es ciertamente el valor absoluto. «ty 0
deber de respetar la vida h u m a n a y temáis a los que matan el cuerpo, p e f 0 de sus actos. Pero eso no significa sin dría ser víctima u n a persona en gran
evitar el homicidio: la guerra justa, la no pueden matar el alma... » (Mt 10,28). más que él sea culpable también moral- parte inocente. La legítima preocupa-
pena de muerte y la legítima defensa. «Nadie tiene mayor amor que el q U e mente; no sólo porque en aquel mo- ción jurídica de que la ley no constituya
Hoy. afortunadamente, la pena de muer- da la vida por sus amigos» (Jn 15,13) mento podría haber estado incapacita- un incentivo a delinquir, en quienes
te empieza a considerarse como excesi- El único valor absoluto es Dios, y e | do para entender y querer, sino porque quisieran servirse de ella para quitarse
va; en cambio, no todos, sobre todo único precepto es el de la caridad, q ü e ha podido obrar en perfecta buena fe, de encima cargas pesadas, debería ir
entre los conservadores, se atreven a tiene por objeto al prójimo además de según cánones morales que no son los acompañada por la grave preocupación
declarar intrínsecamente ilícita cual- a nosotros mismos. No rechazamos ni supuestos por la ley, pero que no por moral (traducida en términos jurídi-
quier guerra; y ciertamente nadie el ascetismo cristiano, ni el heroísmo eso son para él menos morales. Des- cos) de reconocer todos los atenuantes
piensa en declarar ilícita toda defensa de los mártires, que concuerdan en graciadamente la ley h u m a n a no podrá que pudiera tener quien comete u n
contra un injusto agresor, por lo me- considerar la existencia de valores su. respetar siempre la buena fe, sobre todo gesto criminoso.
nos cuando el agredido es el propio in- perfores a los de la salud y de la vida cuando —como en nuestro caso— está
dividuo. Y, sin embargo, se sigue di- física. de por medio el derecho de terceros;
pero es justo que se haga lo posible III. Pecado objetivo y pecado
ciendo que la vida, una vez que comien- Por muy paradójico que pueda pa-
za en el ser. es algo de lo que no se para comprender la complejidad de subjetivo
recer, pues, porque estamos acostum- sentimientos y de reacciones que pueden
puede disponer. El moralista Perico brados a ver hoy al cristiano enrolado Con la anterior distinción —problema
trató de explicar recientemente este albergarse en el corazón de u n hombre. jurídico y problema moral— queríamos
con los incondicionales defensores de Jurídicamente, pues, la ley puede tener
enigma: «La vida es el primer valor la vida humana, alguien podría ver recordar que la cuestión no se plantea
entre todas las cosas. Sus capacidades, el derecho de juzgar y condenar, sin siempre en los mismos términos frente
con simpatía el gesto de quien mata que por eso pueda decirse que el con-
su origen y su destino, que supera el por piedad, en cuanto sería capaz de a la sociedad y frente a Dios. Con la
tiempo, la colocan en la cima de toda denado sea siempre culpable moral- presente distinción —pecado objetivo y
afirmar la existencia de valores espiri- mente. La verdadera responsabilidad de
la realidad. No hay un valor más alto tuales, es decir, de valores superiores pecado subjetivo— pretendemos advertir
en nombre del cual pueda pedirse la las personas se le escapa a las criaturas. que, aun desde el punto de vista moral,
a la misma vida corporal, que a prime- En el mismo grado en que la eutanasia,
supresión de la vida. Incluso los casos ra vista parecería el máximo valor en la dimensión sigue siendo doble, se-
en que parecía existir u n a excepción cristianamente, es sin duda un mal, hay gún se considere el pecado juntamente
el sector físico. ¿Cómo es posible sos- que decir también que no podemos de-
(por ejemplo, la muerte como medio ex- tener con tanto encarnizamiento que o separadamente de la convicción del
tremo de legítima defensa) no son, en cir con seguridad quién ha hecho este sujeto: en efecto, u n pecado podría ser
«la vida no es el bien supremo», y mal verdaderamente. Porque el mal está
definitiva, más que expresiones del luego escandalizarse por el hecho de un mal en sí, pero no para mí, si mi
mismo principio en cuanto acción pro- en el corazón del hombre, del que sólo conciencia —a pesar de toda la buena
que se la sacrifique a algún otro valor ? Dios posee el código cifrado, sin pedir
tectora del propio valor de la vida» 1 . ¿De qué parte nos ponemos entonces: voluntad— no logra percibirlo como
La explicación del conocido jesuíta a ningún otro que trate de descifrarlo. u n mal.
de parte de quien defiende en todo caso No en vano se nos ha prohibido juzgar
es hábil, pero no elimina todas las per- la vida y tacha de criminal a quien (Le 6,37-38; Mt 7,1-2; Rom 2 , 1 - 1 1 ; Ya nos hemos detenido en considerar
plejidades. En efecto, no es difícil en- practica la eutanasia, o bien de la parte
contrar en el mensaje cristiano ele- 14.10-12) 2 . la posible buena fe de quien mata a un
de quien defiende al homicida por pie- hijo deforme. Al hablar de buena fe,
mentos que parecen inducir a u n a ac- dad y llega a pedir la legitimación de Sólo jurídicamente, pues, y no moral- suponíamos lógicamente que la euta-
titud benigna respecto de quien mata la eutanasia? mente podemos juzgar a nuestro hipo- nasia es u n mal en sí misma. Para evi-
por piedad. No se trata sólo de recordar
El problema, así planteado, está mal tético malhechor. Pero, aun quedándo- tar equívocos lo recordamos de nuevo,
la benignidad de Cristo con- los peca-
planteado. No porque u n hecho sea nos en el campo del derecho, es justo sin por eso poner en duda la inteligen-
dores, por fragilidad y debilidad, ni se
pecaminoso se puede sin más llamar preguntarse si el caso no revela algo cia de los lectores. Sólo quisiéramos re-
trata sólo de apelar a su constante
«pecador» a quien lo ejecuta. Es lícito que no funciona. Pues al no prever cordar que el discurso personalista
«humanidad»: se trata de tomar con-
distinguir entre crimen y criminal, es nuestro código nada acerca del caso de acerca de la búsqueda de atenuantes
ciencia de que la vida del cuerpo no
decir, entre delito y acción consciente- eutanasia, quien mata por piedad ha para el que mata por piedad lo hemos
lo es todo para el cristiano. Es verdad
mente delictiva, pues es posible cometer de ser incriminado por homicidio vo- hecho con gran tranquilidad de ánimo,
que la valoración creciente de la vida
u n a acción pecaminosa que constituye luntario, agravado por la premeditación porque precedentemente se nos invitó
corporal está bien en línea con el men-
u n crimen, sin ser responsables de ese e incluso tal vez por la relación de pa- a expresar nuestro parecer en el borra-
saje revelado, que ve en Dios al viviente,
crimen: cuando se ha obrado mientras rentesco con la víctima: crimen por el dor de un código profesional para los
a quien ha encendido toda llama de vida
la conciencia nos decía que hacíamos que las penas son muy graves. Mientras enfermeros, y respondimos con una
en la tierra, y considera la resurrección
bien. Es, pues, el caso de distinguir que en el caso de u n infanticidio —que memoria escrita en la que pedíamos
de Cristo como prenda de la resurrección
entre responsabilidad jurídica y moral, no raramente es u n lamentable gesto que se diga explícitamente (y no sólo
de nuestros cuerpos. El cuerpo no es
entre pecado objetivo y subjetivo. de liberación de las propias responsabi- implícitamente, hablando de u n gené-
un mero instrumento del alma y ni
lidades, merced al sacrificio de u n a vida rico respeto a la vida) que el enfermero
siquiera un simple medio expresivo de
que podría tener el mejor porvenir— el católico debe absolutamente negarse a
la voluntad de la persona, sino un ele-
II. Problema jurídico y problema código penal se muestra bastante más colaborar, incluso en el futuro, en
mento constitutivo esencial del hombre,
que para nosotros es justamente un moral indulgente 3 . prácticas que tienen como finalidad la
eutanasia, aun teniendo el deber fuerte
solo ser, compuesto de alma y cuerpo; El derecho mira la acción exterior y Según nuestro modo de ver (tal vez de contribuir con cualquier otro medio
de modo que hay que reconocer a la juzga según determinados criterios de no sólo en el presente delito) sería ne- (analgésicos, anestesias, etc.) a aliviar
vida su intrínseco valor: hay que con- presunción. La responsabilidad jurídica cesario llegar a conceder mayor dis- el dolor de los pacientes. El enfermero,
servarla, defenderla, desarrollarla. Y, de quien mata por piedad, obrando crecionalidad al juez, en casos con gra- como el médico, están a favor de la
sin embargo, para el Evangelio, aunque personalmente y tal vez tomando sobre ves atenuantes, tanto para que no equi- vida y no de la muerte. Después de
la vida física tiene u n gran valor, no sí toda la iniciativa, se da ciertamente: pare su misión a la de u n calculador todo, su misión quedaría descalificada
por eso se le puede exigir que responda electrónico, como para que tras u n a y tal vez se los miraría con desconfianza,
tragedia no suceda otra de la que po-
Eutanasia 368 369 Eutanasia
si se supiera que a veces se prestan a aunque resulte inescrutable. Todos tie- mentalidad humanitaria, materialista o que habrá que confiar cada vez menos
favorecer no ya la salud de los indivi- nen derecho a la solidaridad h u m a n a secularizada. Tal vez ni se dan per- en las leyes apoyadas en una mentali-
duos, sino su supresión. por parte de esa misma sociedad que fecta cuenta de lo que piden, pues los dad que va desapareciendo, para con-
Desde el punto de vista objetivo, la les ha llamado a la existencia. Y tam- juristas son contrarios a tales propues- fiar cada vez más en el humilde y va-
eutanasia es siempre u n mal, pues en- bién es verdad que todos pueden servir tas, viendo en la eutanasia la posibilidad liente testimonio de la propia certeza
traña la malicia del homicidio. Frente a esa sociedad, si juzgamos las cosas de eliminar a enemigos implacables, revelada.
a un juicio de la Iglesia tan claro y pe- no con u n a medida materialista y con competidores peligrosos, testigos incó- Algo parecido está pasando con el
rentorio, no sirve de nada decir que la u n a visión miope, sino con la mirada modos o familiares molestos. También suicidio. Con razón escribía Bonhoeffer
muerte se causa por piedad, es decir, iluminada de la fe. La fortaleza o vir- los médicos están por lo general en en su Etica: «No hay ninguna verdadera
por el empuje del amor, para evitar una tud suscitada en los sanos y la que contra de la eutanasia, pues no desean razón para considerar reprobable el
existencia infeliz. La vida es siempre u n puede encerrarse incluso en el corazón ciertamente la desconfianza de los suicidio, sino el hecho de que por en-
don de Dios. El se digna pedir la colabo- de los infelices vale infinitamente más clientes ni toleran el verse rebajados de cima del hombre está Dios. El suicidio
ración h u m a n a para hacerla brotar, que todas las técnicas productivas de la condición de sanitarios al papel de niega precisamente este hecho. El sui-
pero quiere que se le reserve exclusiva- este mundo. Todo esto nos inclina a vulgares verdugos. Y, sin embargo, todo cidio no es, pues, condenable porque
mente a él el derecho de apagarla. Es decir que, objetivamente hablando, la hace presumir que la condena de la sus motivos sean despreciables. Se
como el vínculo matrimonial: depende eutanasia es siempre un mal. eutanasia no se aceptará sin discusión puede seguir viviendo por motivos
de los hombres el crearlo, pero u n a vez En cambio, en la valoración subjetiva en los próximos decenios. despreciables y abandonar esta vida por
contraído ya no depende de ellos el el juicio sería diverso, si se llegase a Y es que los motivos de condena, aun motivos nobles». Jan Palak, el joven
deshacerlo. Desde este punto de vista probar que quien mata por piedad teniendo indudable valor, no son apo- checoslovaco que se quemó vivo por
no hay atenuantes: la eutanasia tiene creía hacer u n bien y obrar por amor. dícticos más que para quienes tienen su patria, y los que antes o después
todo el aspecto negativo del homicidio, Habrá que dar la alerta sobre la posi- una visión cristiana del dolor o u n a repitieron su gesto, son ejemplos elo-
con la añadidura de que se mata a un bilidad de confundir la infelicidad ajena mentalidad espiritualista de la vida. El cuentes a este propósito. La tentación
inocente, más la agravante de que con la propia, o sobre el equívoco de cristianismo nos dice que podemos y nor- de eutanasia, como la de suicidio, no
normalmente la víctima no puede de- llamar con el noble nombre de amor lo malmente debemos luchar contra el se vence afirmando el derecho a la vida
fenderse y se ve atacada por las mismas que sólo es vulgar egoísmo: pero hecho dolor, pero encuentra un límite a esta o negando la existencia de indudables
personas que, dada su naturaleza o esto, no se podrá negar que haya per- lucha en el pecado: es decir, la lucha valores superiores, sino pidiendo la
profesión, deberían ser las primeras en sonas sinceramente convencidas de que contra el dolor no puede constituir el gracia de poder creer aún en el amor
defenderla con toda decisión. es mejor suprimir una existencia infe- objetivo absoluto del hombre en este y en la providencia divina o pidiendo el
liz que no conservarla. Frente a estas mundo. El dolor, en la medida en que poder confiar de nuevo en su perdón.
La doctrina tradicional insiste ante
todo en que la incurabilidad de u n a do- conciencias erróneas la sociedad, más nos es imposible evitarlo lícitamente,
que acusar, debería acusarse o, por lo Hay u n modo equivocado de opo-
lencia no es u n a indicación exacta para hay que valorarlo y aceptarlo como u n
menos, examinarse seriamente. Conoz- nerse a la eutanasia, como lo hay tam-
la eutanasia. El caso de enfermedades misterioso don divino. Y esto supone
co a u n a viuda con u n hijo mongoloide bién para combatir el divorcio. Cuando
incurables no se podría diagnosticar que se tenga fe en otra vida y que no
de veinte años, que no ha recibido ni nos oponemos a estas plagas sociales
nunca o, por lo menos, no es fácil dar se derrumbe todo con la muerte.
siquiera una pequeña ayuda asistencial. como si sus sostenedores se moviesen
con u n a prognosis exacta. Los hombres ¿Por qué nace un niño-monstruo? todos por un refinado interés y ninguno
de ciencia h a n descubierto muchos erro- Todos conocemos a gente que, aun
dándoselas de religiosa, considera con ¿Por qué deberá seguir así durante por amor humanitario; cuando se hace
res en esto. Tampoco cabe excluir la toda la vida? La única respuesta que hincapié en los abusos incalculables y
posibilidad de que la ciencia del futuro desprecio, como si fuesen malditos de
Dios, a los padres con hijos deformes. podemos dar al misterio del dolor es monstruosos que se derivarían de tole-
encuentre remedio a un mal que hasta decir que nada escapa al plan de rar incluso unos pocos casos verdade-
ahora no había logrado dominar. En ¿Quién tendría valor de consolar a un
padre desesperado ofreciéndole la pro- Dios y que Dios todo lo predispone ramente lastimosos; cuando se tacha
segundo lugar, admitido que alguna para bien de sus hijos. De modo que siempre de materialismo la posición de
enfermedad sea incurable (por ejem- pia ayuda para asistir a su hijo defor-
me? Pues si no llegamos a eso, no te- por la fe llegamos a la certidumbre de quien defiende la eutanasia, olvidando
plo, las malformaciones congénitas). no que la vida h u m a n a nunca carece de que su gesto podría testimoniar u n a fe
se puede en seguida afirmar que esa nemos el derecho de acusar a nadie;
al contrario, deberíamos sentirnos todos valor, ni siquiera cuando nos encon- en valores superiores a los de la misma
dolencia sea intolerable. A todos nos tramos clavados en una cama o nos vida, no se contribuye a motivar autén-
parecen intolerables nuestras propias responsables cuando acaece alguna
muerte por piedad: ¡sería un signo vemos obligados a llevar u n a existen- ticamente la posición católica. A largo
enfermedades, pero ¿quién puede co- cia de dolor y llanto. Al contrario, pre- plazo se la llega a confundir con una
nocer todos los recursos de u n a volun- tangible de que, al menos u n poco,
carecemos todos de piedad! Por lo de- cisamente entonces la vida se abre más posición retrógrada y poco clara, inte-
tad h u m a n a ? Además, el dilema «o do- que nunca a nuevas posibilidades: con- gralista e inhumana. Sólo admitiendo
lores insoportables o muerte por piedad» más hoy se despilfarra la vida en guerras
o guerrillas inútiles, con drogas mortí- figurarse más profundamente con Cris- que puede haber quien practica la euta-
no es válido. En efecto, siempre pueden to sufriente y redentor. nasia (o defiende el divorcio) por moti-
aliviarse los sufrimientos sin llegar a feras y con mil otros modos...
vos altruistas o humanitarios, es decir,
matar, mediante las técnicas analgési- Por tanto, la única perspectiva dentro
por verdadera piedad —aunque mal en-
cas, declaradas lícitas expresamente por de la cual se combate contra la euta-
tendida—, podrá ofrecerse un testimo-
Pío XII. Por fin y sobre todo, -desde el nasia es la perspectiva de la fe, es decir,
IV. La eutanasia y la secularización nio profético de la fe cristiana y de nues-
punto de vista cristiano, no es admisi- el derecho positivo divino o el derecho
tro modo de considerar la virtud de la
ble hablar de inutilidad de ciertas vidas Hoy se plantea, por parte de algunos, natural proveniente de un legislador
esperanza. Con todo, el discurso deberá
h u m a n a s . Cada vida, en cada momen- la discusión sobre la consideración ob- divino que se reserva celosamente el
ser coherente en toda la línea. No puede
to, tiene un significado que puede estar jetiva de la eutanasia. No se contentan sector de la vida 4 . Pero la fe ni se su-
condenar la eutanasia quien se presta
con pedir la absolución de quien mata pone ni se la impone con las leyes, sino
escondido para nosotros, pero no para con facilidad a practicar el aborto 5 ; los
Dios. Hay un designio divino para cada por piedad, impulsado por u n a con- que se la transmite —si Dios quiere—
dos crímenes coinciden en una inde-
existencia: más aún, es providencial, ciencia sincera: se pide la legitimación con el testimonio. En una época cada
bida eliminación de la vida, y poco im-
de la eutanasia en nombre de una vez más secularizada, es fácil prever
Experimentación clínica 370 371 E x p e r i m e n t a c i ó n clínica

porta que en uno solo de esos dos casos 1973.~Oddone A., L'uccisione pietosa, en mites más allá de los cuales no puede que se dejó inyectar extractos de glán-
el niño haya visto ya la luz. Sería «Civiltá cattolica», (1950). v. 1, 246ss.- llevarse la experimentación. Mucho de- dulas suprarrenales, desembocando en
también ilógico querer combatir eficaz- O'Donnei, Etica médica, Razón y Fe, Madrid penderá de las circunstancias en que el descubrimiento de la adrenalina; un
1965.— Pío XII, Alocución a los participantes se realiza el experimento y de las cua- alumno del profesor Danis, que aceptó
mente la eutanasia y el aborto, y luego en la XVI sesión de la oficina internacional de
negar a los cónyuges que no logran ser lidades de los sujetos en quienes se la primera transfusión de sangre ex-
documentación de medicina militar (19 oct.
continentes a usar anticonceptivos. Pero 1953).—Id, Respuesta a tres preguntas sobre los lleva a cabo. De aquí que haya de traída de un cordero; los voluntarios
el discurso, a estas alturas, se haría analgésicos (24 febr. 1957).-Zalba M., Theo- distinguirse necesariamente entre inter- anónimos que se han sometido a inyec-
muy largo y escabroso. logiae moralis compendium, Católica. Madrid venciones clínicas experimentales sobre ciones de sífilis, blenorragia y úlcera
1959, v. 1. n. 1595,-Werts H., Moral Aspects enfermos y experimentos sobre personas blanda _bajo la asistencia del profesor
of Euthanasia, en «Linacre Quarterly» (abril sanas voluntarias, sobre sí mismo, sobren- p. Ricord: experimento que se sabe ha
L. Rossi 1957). 27ss. encarcelados y sobre condenados a muerte \. repetido W. Wallace en jóvenes estu-
diantes.
Notas.—i1) G. Perico, íí focomelico di Roma, I. Algunos experimentos históricos
en «Aggiornamenti sociaü», 21 (1970), 591. EXPERIMENTACIÓN más conocidos 2 3. EL PRIMER EXPERIMENTO SOBRE EN-
El autor continúa: «Si debilitásemos un poco CARCELADOS parece remontarse a 1915,
esta posición absoluta e intocable, subordinán- CLÍNICA 1. ENTRE LOS EXPERIMENTOS SOBRE SÍ en la colonia penal del Mississipi, para
dola al valor de la ciencia o de la raza o del MISMO, hay que evocar el de Eusebia estudiar la pelagra. En 1942 • se reali-
bienestar económico, caeríamos en el absur- Valli, que a comienzos del siglo xix se zaron investigaciones sobre 222 dete-
do de que por querer "servir" a la vida de La medicina y la cirugía son, por na-
una manera intensiva y completa, llegaríamos turaleza, ciencias experimentales, en inyectó pus extraído de u n apestado de nidos de Norfolk (Massachusetts) en
a suprimirla, yendo a parar muy rápidamente cuanto que todo sujeto enfermo some- viruela: el de Lázaro Spallanzani, que, torno a u n subrogado de plasma san-
a las formas del egoísmo más despiadado y a tido a tratamiento, comporta u n modo pocos años antes de Valli, con el fin guíneo. En 1950 se inyectó a los presos
los métodos más expeditivos
2
de la eugenesia individual de capacidades reactivas y de conocer más a fondo el mecanismo de la colonia de Nueva Jersey u n a sus-
supresora de vidas».-( ) Cf L. Rossi, Uuc- de la digestión, ingirió en repetidas tancia preparada para el estudio de la
cisione del focomelico,3
en «Anime e corpi», 31 de modalidades bioquímicas en respues- ocasiones cápsulas que contenían ali- hepatitis viral. En Sing-Sing se inoculó,
(1970), 285-288.-( ) Cf G. Calogero. Una ta a los fármacos, que exponen fatal-
legge per Yeutanasia, en «Panorama» (10 sept. mente al especialista y a toda su terapia mentos diversamente preparados, ca- en 1953, la sífilis; en 1954, la diarrea
1970), 9. En la legislación española se castiga o intervención a un cierto margen de paces de estimular de forma distinta en Illinois; en el mismo año, los dete-
«con la pena de prisión menor» a «la madre riesgo. En este sentido, al menos bajo la actividad gástrica. nidos de Chillicothe (Ohío) se ofrecieron
que para ocultar su deshonra matare al hijo algún aspecto y en cierta medida, toda Alibert, de Viena, se inoculó el cán- para el estudio del resfriado. Más re-
recién nacido» (Código Penal, art. 410), mien- iniciativa en el campo clínico viene a cer ; Parker contrajo voluntariamente la cientemente, en 1956, en el peniten-
tras que, en los restantes casos de parricidio, ciario de Columbus (Ohío), 14 presos
la pena es de «reclusión mayor a muerte» ser u n a tentativa. fiebre roja y murió a consecuencia de
ello, en tanto que su amigo Spencer con- se hicieron inocular células activas de
(art. 405).-( 4 ) Cf G. Perico, Defendamos la Pero no pretendemos en esta aproxi- cáncer, extraídas de u n a enferma,
vida. Marfil, Alcoy 1966. No deja de ser sig- mación preocuparnos exactamente de tinuó las investigaciones inyectándose
nificativo que en esta obra, al presentar la u n a vacuna contra la fiebre roja: muerta tres años antes, y conservadas
valoración moral, se distinga «la eutanasia este riesgo, inscrito en la misma natura- vivas.
leza de la intervención curativa. El obje- Desgenettes se inoculó el contenido de
que va contra la ley positiva de Dios» y «la una buba apestosa: Pettenkoffer ingirió
eutanasia que va contra la naturaleza»; en la to de nuestro estudio lo constituye el
explicación de este segundo punto, sin em- experimento propiamente dicho, en su el cólera: Daniel Cartón preparó y dis- 4. Los EXPERIMENTOS CON CONDENA-
bargo, las consideraciones no son de ningún acepción de «auténtica investigación cutió la tesis de doctorado sobre la in- DOS A MUERTE se conocen desde hace
modo laicas, sino religiosas, pues dice: «Nues- clínica», que tiende a verificar o cons- fección que él mismo se inoculara y muchísimo tiempo. Erófllo, médico ro-
tro verdadero y total propietario es Dios, en tatar determinadas hipótesis o intui- murió algunos meses más tarde; Linder- mano del siglo v antes de Cristo, vivi-
cuanto nos ha dado la existencia y dia tras man contrajo voluntariamente la sífilis, seccionó seres vivos condenados a la
día nos la conserva... Es obvio que Dios podría ciones, relativas a la aplicación al hom-
bre de nuevos fármacos y de técnicas etcétera. pena capital a fin de estudiar las fun-
conceder al hombre la autorización de des-
truir la vida: pero tal mandato hay que pro- aún no probadas en seres humanos. En 1 9 3 1 , el joven médico Verner ciones de los organismos humanos
barlo con evidencia, teniendo en contra una Forssmann, en u n congreso, ilustró un «vivos». En el renacimiento, los experi-
En otras palabras: cuando la inves- mentos sobre condenados a muerte se
norma tan general y de tanta gravedad de experimento sobre sí mismo, consistente
contenido». No faltarán, pues, otras razones tigación, en el ámbito del laboratorio reemprenden y amplían: Luis XI per-
o en la experimentación con animales, en la introducción en la vena del ante-
de conveniencia, pero —aun desde el punto brazo de una sonda flexible hasta llegar mite a algunos médicos escoger a algu-
de vista de la ley natural— el argumento más alcanza u n cierto grado de certeza téc- nos condenados para estudiar el mal
convincente sigue siendo el que hace hincapié nica, tiene necesidad de ser comprobada al ventrículo derecho del corazón. Hoy
sobre Dios.—(5) B. Háring, Nessuno puó uc- su método se emplea con bastante fre- de la piedra y la fiebre amarilla. Otro
directamente en el hombre. El paso del tanto concede Leonardo Fioravanti (si-
cidere un bambino deforme, en «Famiglia Cris- laboratorio o del animal al hombre cuencia. Más recientemente, el profesor
tiana», 42 (1970), 7. Se dice oportunamente: Pauletta se inyectó un antibiótico pre- glo xvi), respecto a la peste; éste, em-
«El espectáculo más tremendo al que asisti- constituye u n a prueba totalmente nueva pero, antes de hacer ninguna interven-
que, a pesar de haber acumulado mu- parado por él y murió a consecuencia
mos es el del desbordamiento de las prácticas de ello. El profesor Falasci Nagai, de ción, dormía profundamente a los sujetos
abortivas. Personalmente no sabría qué ar- chas probabilidades a su favor en el cam- en cuestión. En los archivos criminales
gumento hacer valer para no matar a un po extrahumano, conlleva riesgos a cargo Nagasaki, se sirvió de las radiaciones
niño deforme después de haber nacido, ante atómicas sufridas para hacer experi- de la Toscana, entre 1545 y 1570, se
de la integridad y supervivencia de la per- topa uno con estas expresiones: «Que
quienes no dudan en destruir una vida dentro sona. Es todo un conjunto de derechos mentos en torno a sus degeneraciones
del seno materno». y regeneraciones. éste vaya trasladado a Pisa, para ser
y deberes el que queda afectado de viviseccionado por los doctores».
modo inmediato en virtud de los valo-
BIBL. : Derobert D.. L'euthanasie, en «Cahiers res fundamentales humanos que podrían 2. ENTRE LOS EXPERIMENTOS EN PER- En algunos países, en los que está
Laennec», 2 (1949), 17ss.-Duchene H.. La resentirse perjudicialmente. SONAS SANAS (previa su aceptación), re- en vigor todavía la pena de muerte, se
psychiatrie devant l'euthanasie, en «Lumiére et cordemos al hijo de Edmundo jenner, sabe que aún se realizan experimentos en
Vie». (abr. 1957), 7ss.-Fábregas M., De eutha- El problema moral estriba justamente los condenados a la pena capital; de or-
quien permitió que su padre le conta-
nasiae liceitate, en «Periodica»,(1954), 252ss.— en determinar hasta qué punto se puede giara la viruela: el hijo de George Oliver, dinario, no obstante, se excluyen las
Hflring B., la ley de Cristo, Herder, Barcelona aceptar este riesgo y cuáles son los lí-
373 E x p e r i m e n t a c i ó n clinloa
e x p e r i m e n t a c i ó n clínica 372

ñeros a QUEMADURAS DE IPERITA: sólo los mencionados valores de la persona que se disponga de su propio organismo,
vivisecciones y toda forma de crueldad gozan del carácter de ser indisponibles.
y degradación; se exige también, como en el primer turno experimental, de los puede sobrepasar determinados LIMITES
50 sujetos seleccionados murieron 3 5 ; Pablo VI, en la audiencia a los partici- DE DISPONIBILIDAD. Desde ningún punto
condición taxativa, el consentimiento pantes al Congreso internacional de
del interesado. Con mucha frecuencia, en el relato se dice que, para que n o se de vista puede decirse que sea el propie-
oyeran sus gritos de dolor desde las cirugía cardio-vascular, ha subrayado: tario de sí mismo, puesto que el ser y las
los condenados admiten gustosos la «El cuerpo humano, la carne del hom-
propuesta que se les brinda, ya que así barracas vecinas, se construyeron de- facultades de que está dotado le h a n
partamentos especiales apartados del bre, cuyos secretos físicos y biológicos sido consignadas con unas precisas
obtienen la conmutación de la pena exploráis, son sagrados. Lo divino ha-
capital en cadena perpetua y en prisión centro del campo. Los experimentos se condiciones: emplearlas para la conse-
prolongaron más de u n bienio. bita en ella; estad atentos, pues. La cución de sus destinos humanos y sobre-
temporal. vida h u m a n a está impregnada del pen-
El profesor Haagen y Bickenbach hi- naturales; defenderlas en su eficiencia
samiento de Dios; el hombre es su ima- e integridad; desplegarlas en toda su
cieron APLICACIONES DE FOSFÓGENO con
II. Los cobayos humanos en los gen... Una concepción nueva de la carne eficacia y perfección.
el deseo de encontrar el modo de evitar
campos nazis 5 a los soldados alemanes morir enve-
h u m a n a se despliega, por ende, ante
El poder que tiene sobre el cuerpo es
nuestros ojos: u n a visión que en modo
Bastará u n a breve referencia a los nenados por gas. Las personas elegidas simplemente una facultad de usufructo y
alguno enturbia la visión de la realidad
experimentos brutales realizados en los eran inducidas a someterse al experi- de sabia administración; n o es u n poder
física y biológica, sino que, por el con-
campos de concentración alemanes, mento con la seguridad de que se tra- de disposición ilimitada, o de destruc-
trario, la ilumina» 4 .
para percatarnos de hasta dónde puede taba sólo de u n a simple desinfección. ción, o de cesión a terceros, o de ma-
¡legarse una vez que se admite el principio Entre los sujetos elegidos se hallaban El estudioso, sea médico o investiga- nipulación a placer. Hechos de este
de la primacía de la ciencia y de la razón también mujeres. Cada vez que se rea- dor, n o puede prescindir de esta noble- género constituirían otras tantas apro-
de estado incluso en lo que afecta a la lizaba el experimento sucumbían nu- za radical del sujeto; n o puede prescin- piaciones indebidas. Un eventual acto
vida humana. En el proceso de Nürem- merosísimas personas. dir de los destinos humanos y superiores de cesión a terceros resultaría radical-
ber, los responsables se excusaron di- 3. Es notorio que, en diferentes de que está totalmente penetrado; está mente inválido en cuanto que intenta-
ciendo que intentaban recopilar mate- campos, se llevaron a término EXPERI- llamado a respetar todas las capacidades ría ceder a terceros lo que no es suyo.
rial de estudio abundante y selecciona- MENTOS CON HORMONAS ARTIFICIALES Y y potencialidades, distribuidas a todos En consecuencia, nadie puede permitir
do, en orden a curar las enfermedades y CON SUERO ANTICANCEROSO. Se hicieron los niveles de su organismo, de que el que, en su ser o en sus propias facul-
las heridas que, de modo creciente, se investigaciones acerca de la capacidad hombre debe servirse en el cumplimien- tades, se lleve a cabo u n a mutilación
dejaban sentir en el ejército alemán que del hombre para resistir la toxicidad del to de sus tareas personales y en su que limite fundamentalmente sus fun-
operaba en los frentes. Los sujetos para cianuro; se provocaron, en sujetos de crecimiento global. ciones, poniendo en grave peligro su
la experimentación se elegían entre los diversa vitalidad, heridas infectadas, fle- supervivencia. La única excepción que
prisioneros judíos, polacos, rusos e ita- 2. EL HOMBRE ES ARBITRO EXCLUSIVO podría permitirse sería la clara delega-
mones artificiales, llagas de distinta natu-
lianos. raleza. Se seccionaron huesos, músculos, DE sí MISMO: su inteligencia, su razón, ción por parte de Dios, que es el único
nervios; se verificaron indagaciones so- su libertad le otorgan el poder serlo. propietario auténtico de la vida h u m a n a .
1. Para estudiar los efectos de las Nadie puede entrometerse en su esfera,
elevadas altitudes sobre el organismo hu- bre la medula, sobre glándulas. Investi- Evidentemente, estos límites, señala-
gaciones en torno al tifus, al paludismo y sin recibir de él específica autorización;
mano, se sometió a diversos grupos de él es el único responsable de los com- dos para tutelar a la persona h u m a n a ,
prisioneros a los EXPERIMENTOS DE LAS sus correspondientes vacunas produjeron podrán también determinar que se mo-
la muerte, entre sufrimientos atroces, promisos asumidos frente a sí mismo,
CÁMARAS DE DESCOMPRESIÓN. Para en- dere la marcha en la obtención de éxi-
a muchísimas personas. frente a la comunidad y frente a Dios;
tender la brutalidad y el carácter in- nadie puede sustituirlo en sus acciones. tos en la lucha contra las enfermedades.
h u m a n o de semejante investigación, Es contrario a todo buen sentido el que se
sería suficiente caer en la cuenta de que, Sólo en el caso de que sus capacida- violen valores fundamentales humanos
de u n grupo de 1 8 0 personas, en u n III. Premisas fundamentales des arbitrales (inteligencia, razón, crí-
de ética h u m a n a para curar al hombre; está conforme con
solo turno morían 8 0 . tica) perdieran su eficiencia, será posi- la sabiduría, en cambio, que se avance
No menos dolorosas y brutales de- 1. El paciente o el sujeto sano que ble sustituirlo en sus elecciones, en línea hacia su perfección y liberación de los
bieron ser las investigaciones sobre el se presta al experimento o que, de con sus auténticos intereses. Por obvia males, a través de riesgos graduales
enfriamiento de los cuerpos humanos cualquier modo, se convierte en sujeto presunción jurídica, se considera como que, además de n o violar su esencia,
p a r a el ESTUDIO DE LOS EFECTOS DEL FRÍO pasivo de la iniciativa experimental, ES tal sustituto al pariente, al tutor o a parecen adecuarse más intensamente
sobre los tejidos y la funcionalidad de SIEMPRE UNA «PERSONA». Su particular
eventuales delegados; sólo en el caso con el correlativo proceso escalonado
los organismos humanos, así como para dignidad lo aparta radicalmente del de que éstos n o estén disponibles o en del ambiente social en que la persona
determinar las consecuencias derivadas mundo de los seres que lo circundan; circunstancias de urgencia, el consen- opera.
de la inmersión prolongada en el agua. se erige en el punto de convergencia timiento del sujeto podrá presumirse,
Muchos internados fueron sumergidos para toda clase de intereses; se halla con tal de que se haga a su favor;
en agua, a baja temperatura, desnudos en el corazón de toda ciencia, soporte cabe incluso que dicho consentimiento 4. Cae en el ámbito de la sabia ad-
o en uniforme de vuelo; otros quedaron de la historia, objeto primario y exclu- contraríe la elección irresponsable del ministración de sí mismo, en términos
expuestos, durante la noche, a tempe- sivo del derecho. La persona es medida paciente que, por razones de incons- de usufructo, el sacrificio de una parte
raturas bajo cero. y criterio de bondad o de culpa en toda ciencia o de miedo, rechaza la interven- del cuerpo y de alguna facultad incluso
2. De las actas del proceso de Nü- manifestación humana. Esta posición ción salvadora. El especialista, en esta básica, siempre que estas abdicaciones
remberg se supo que el profesor Hirth, de supremacía n o permite que el nombre ocasión, obra lícitamente fundándose en fuesen exigidas por la necesidad de sal-
únicamente con el fin de completar su pueda ser empleado como puro instru- la voluntad inicial del sujeto que, al con- var todo el ser. LA PARTE, POR su NATU-
colección de esqueletos de distinto tama- mento para cualquier fin. fiarse a él, se ha remitido implícitamente RALEZA, SE HALLA AL SERVICIO DEL TODO,
ño y de diversas características, obtuvo a las opciones que mejor se adecúen a y, cuando su presencia (a causa de al-
Todo lo que hay en el nombre - i n t e - su salvación. teraciones o disfunciones, o también a
el permiso de asesinar a u n centenar ligencia, afectividad, psicología, estruc-
de hebreos. En el campo de Ahnenrbe, el causa de su función normal) representa
turas y funciones- forma parte de esta 3. Ni siquiera el paciente, o el sujeto unsdaño o u n peligro, que no es posible
mismo estudioso sometió a los prisio- «primariedad», en virtud de la cual todos
de cualquier experimento, al consentir eliminar de otra manera, para el todo.
E x p e r i m e n t a c i ó n clínica 374 375 E x p e r i m e n t a c i ó n olénlo*
el mejor servicio que puede prestar es a condición de que se detenga en los bre» a nivel físico y psíquico. En todo damentales e independientes de lodo
el de desaparecer. límites trazados por los principios mo- caso, sigue en pie la exigencia de que orden de valores.
En esta iniciativa de sacrificar la parte rales» 6 . el daño pedido al hombre sea proporcio- En otros términos, la comunidad es
para bien del todo, la sabia administra- a) Naturalmente, a la ciencia no le nado al bien que se desea conseguir sólo u n a unidad de fines y de acción
ción exige, empero, que el daño oca- está permitido todo: h a y u n límite tam- con el experimento. común, donde los individuos pueden ser
sionado al organismo con la extirpa- bién para las exigencias de carácter En el cálculo de lo que se exige al considerados como un todo único, no en
ción de u n a parte sea u n mal menor res- científico y las de la comunidad, cons- individuo con los experimentos, es me- el sentido físico de la palabra, sino en el
pecto al que con tal sacrificio se ha tituido por las que tutelan los derechos nester tomar en cuenta también los sentido de convergencia de fines, de coor-
querido evitar. En caso contrario, se superiores de la persona h u m a n a . y» valores espirituales que pueden surgir dinación de trabajo y de empeño colec-
cometería el absurdo de que. para elu- consiguientemente, tienen primacía y en la persona, precisamente merced a la tivo hacia objetivos comunitarios. Toda
dir u n mal, se cometería uno mayor. precedencia. En otras palabras, aunque prestación experimental. Es decir, el persona, en este grupo, conserva su propia
la ciencia represente u n esfuerzo loable cálculo n o puede ceñirse a u n a valora- individualidad, con sus caracteres distin-
5. En el ámbito de esta parcial dis- hacia la verdad y la perfección h u m a n a , ción de simple exuberancia física, de tivos de libertad y autonomía.
ponibilidad del organismo humano, con precisamente para n o chocar contra las mera integridad anatómica o morfo- Bastaría, para convencernos del error
miras a un bien mayor, hay que insertar leyes del hombre, está llamada a pa- lógica. Hay que tener presentes los in- de fondo contenido en la analogía co-
también la LEGITIMIDAD MORAL DE PEDIR rarse, siempre que se halle en juego discutibles reflejos positivos y constructi- mentada, la espantosa documentación
A NUESTRO SER UNA DETERMINADA CUOTA algo que pueda afectar profundamente vos de crecimiento espiritual y global que de lo que se h a hecho por razones de
DE SACRIFICIO O DE RENUNCIA EN FAVOR a su ser o acarrear u n grave riesgo también una disminución física puede de- estado, por supuestos fines de seguridad
DE LA COMUNIDAD. Cada uno de nosotros para su supervivencia. terminar en u n a persona que se ofrece y de eficiencia comunitaria, en los cam-
es parte integrante de la comunidad; La ciencia no es el supremo de los va- generosamente en beneficio de terce- pos de concentración nazis cuyas abe-
ésta vive de las aportaciones que los lores existentes, al que haya de subordi- ros. A u n cuerpo morfológico y dinámi- rraciones hemos evocado más arriba.
individuos le ofrecen para que pueda narse todo otro orden de valores. Su camente perfecto, en ciertos casos, hay
actuar en beneficio de todos; cada u n o razón de ser estriba en emancipar y que preferir, en el plano de los valores
de los miembros recibe de ella servicios tutelar los valores humanos más ele- humanos, u n cuerpo menos perfecto, IV. Valoraciones morales
y tutela para cumplir sus deberes y vados: la racionalidad, la libertad, la pero más rico de capacidades intelec-
tuales y espirituales 7 . Para seguir u n cierto orden en u n
obtener sus derechos, que por sí solos dignidad, el comportamiento moral, la problema t a n complejo, pasaremos re-
no podrían alcanzar. perfección física. Está claro que no vista a los diversos sectores en que se
La actividad de la investigación mé- puede en absoluto disponer de estos 6. N I SIQUIERA LA AUTORIDAD PÚBLICA efectúa la experimentación clínica: en
dica se sitúa en la comunidad como valores a cuyo servicio, por su propia (análogamente a lo que hemos dicho los hospitales o casas de cura, directa-
fuerza que libera al hombre de sus enfer- naturaleza, está destinada. Por ende, de la ciencia) PUEDE DISPONER A SU CA- mente sobre los enfermos; en los la-
medades y fragilidades psicosomáticas y, también la ciencia tiene límites de ac- PRICHO DEL HOMBRE. Al igual que la boratorios, sobre personas sanas que
en u n programa de desarrollo global ción bien definidos cuya superación ciencia, también la comunidad (o sus voluntariamente se prestan a ello; en
de la persona e indirectamente de la constituiría u n absurdo, ya que sería representantes) tiene cometidos esen- las cárceles, sobre los detenidos o los
riqueza h u m a n a de la comunidad, en tanto como renegar de las finalidades ciales de protección y desarrollo de la condenados a muerte.
orden a favorecer más plenamente la fundamentales de su existir. persona h u m a n a y no puede, ni a u n
posibilidad del ejercicio de la libertad b) Cabría traducir este límite con por razones de estado, adentrarse más 1. EXPERIMENTACIÓN CLÍNICA PROPIA-
personal. También la liberación del otra expresión equivalente: la ciencia allá de los límites señalados a la ciencia. MENTE DICHA.—a) El experimento de
cuerpo de sus condicionamientos cons- está al servicio exclusivo del hombre. De También para la comunidad organiza- u n fármaco o de u n a nueva técnica
tituye u n valor indiscutible. Por tanto, ahí que haya de adecuar su propia ac- da, su razón de ser es el hombre en sus operatoria directamente sobre el pacien-
resulta más que legítimo que se pueda tividad y programación a las exigencias valores fundamentales, para cuya de- te consiste en la voluntad del especialista
exigir a cada u n o de los miembros, primarias del hombre; de ahí que n o fensa recoge los esfuerzos de todos los de hacer coincidir el intento de curar
en este sentido, u n eventual margen pueda entrometerse en su psique o en ciudadanos y los otorga en el respeto a con el de comprobar la eficacia de las
de experimentación, cuando éste sea su organismo más que para perfeccio- cada u n o de sus miembros. nuevas sustancias y de las nuevas técni-
necesario 5 . narlos, o para defenderlos de amenazas, Para justificar el eventual sacrificio de cas que, o por n o conocerse todavía de
Desde esta óptica, n o hay dificultad o para curarlos de enfermedades con- un ciudadano a beneficio de todo el cuerpo forma perfecta clínicamente o por n o
en comprender que la ciencia, instru- traídas o inminentes. Y todo esto con social (por ejemplo, para el descubri- haberse aún empleado, conllevan, a
mento fundamental de la comunidad el consentimiento previo del interesado. miento de u n virus, para experimentar pesar de las prolijas pruebas de labora-
para poder proseguir su actividad en Y cuando se dirija al hombre para nuevas técnicas en nuestros hospitales torio, u n margen de inseguridad y de
aras del perfeccionamiento del hombre, pedirle que se someta a u n experimento, o por motivos equivalentes), hay quie- riesgo.
tiene necesidad, en ciertos casos, de la en nombre del bien de la comunidad, nes aducen como razón esta analogía: —En estos casos, si el recurso al fármaco
contribución de cada uno de los ciudada- no podrá someterlo al grave riesgo de su- del mismo modo que es posible, en u n o a la intervención se hallan, en la in-
nos; éstos habrán de prestarse, según cumbir o de perder su integridad sustan- cuerpo, extirpar u n a parte para salvar tención y en la valoración leal del mé-
las circunstancias, a dar algo de sí mis- cial (incapacidad de llevar a cabo las el todo, asi también parece lícito supri- dico, principalmente ordenados a la cura-
mos: tiempo, seguridad, genitalidad, tareas fundamentales del hombre). A pe- mir al ciudadano (una parte del cuerpo ción del enfermo, el intento simultáneo
riesgo personal, partes del propio cuer- sar de que n o se perciba claramente el social) para salvar a la comunidad en- de verificar su eficacia es lícito, sin
po, disminuciones de diferente natura- límite que señala con exactitud el paso tera. Respondamos que, en el cuerpo duda, y no se precisa, por tanto, el con-
leza. «La investigación médica, pues, a la ruptura de la integridad sustancial, físico de una persona la parte no consti- sentimiento del paciente. En este con-
procurará ejercitarse sobre su objeto podemos decir, al menos de manera tuye un centro autónomo y libre de vida, texto, el deseo de experimentar por par-
inmediato, el hombre vivo, en interés aproximada, que el ser humano debe en tanto que en el cuerpo social, aun- te del científico n o condiciona el com-
de la ciencia, en interés del enfermo, en considerarse violado sustancialmente cuan- que el ciudadano pueda considerarse promiso terapéutico: es decir, n o pre-
interés de la comunidad. Esto n o hay do se le priva de los poderes o de las como una parte del grupo, sigue siendo tende correr otros riesgos además de
que condenarlo, indudablemente; pero funciones que lo califican como «hom- un centro autónomo de derechos fun- los que la cura, en cuanto tal, compor-
377 E x p e r i m e n t a c i ó n clínica
E x p e r i m e n t a c i ó n clínica 376
—el consentimiento prestado por el sujeto tos desmanes extracientitícos. Análoga-
ta. De aquí que el consentimiento, dado ni disminuyen su vigencia ni aun en voluntario ha de ser dado con plena libertad mente tendría que rechazarse toda in-
para intentar la curación más completa relación con las vidas aparentemente «in- y previo el conocimiento de los peligros tención deshonesta por parte del que
y eficaz, comprenda también ¡as modali- felices e inútiles» (enfermos mentales, a que el experimento le expone; no dirige el experimento.
dades experimentales que ¡a justa y com- malformados, etc.): la vida h u m a n a cabe hablar aquí de consentimiento
prensible preocupación del experto se re- tiene el mismo valor sustancial en todos presunto, pues se trata de u n sujeto 3. EXPERIMENTACIÓN SOBRE UNO MIS-
serva en su continuo crecimiento en la los casos. Al máximo podrá decirse sano y normal; MO 11 .—Todo lo que hemos dicho acerca
especialidad para bien de los otros 8 . que, en los susodichos casos, contando
—el riesgo a que se expone al sujeto de los experimentos sobre personas vo-
—Bien distinta tendría que ser la valo- con el debido consentimiento, son más
voluntario no puede superar la barrera luntarias vale sustancialmente también
ración, en el caso de que la cura y la vastas las posibilidades y las ocasiones
de la vida y de la integridad sustancial; para el experimento sobre uno mismo.
intervención tuvieran principalmente el para la experimentación con el fin de
ni siquiera el sujeto directamente intere- Hay que aplicar el mismo acervo de
carácter de experimentos realizados sobre descubrir nuevos procedimientos de re-
sado (lo hemos dicho ya) puede renun- principios y de cautelas. Pero es preciso
¡os pacientes y prescindiesen de poner cuperación y rehabilitación.
ciar a determinados valores fundamen- añadir algunas consideraciones com-
en primer término de su pretensión la Por lo que atañe, en especial, a ¡os mo- tales que forman u n a estrecha unidad plementarias :
voluntad de curar al enfermo, que cons- ribundos, repugna al obvio sentimiento
tituye el motivo principal por el que total con su vida y su persona; el con- —el carácter «heroico» de este gesto de
de piedad y de humanidad someter al sentimiento prestado en esas condicio-
el paciente se ha confiado al especialista. grandísimo coraje (ofrecerse a la cien-
paciente a punto de morir a operacio- nes sería simplemente nulo;
Estaríamos entonces ante un abuso de cia para verificar la propia hipótesis)
nes, ingestiones o inyecciones experi- —también en estos casos voluntarios
poderes, pues el sujeto queda sometido no cambia la valoración moral de la
mentales, aunque sea con el consenti- sigue vigente la ley de la proporción
a riesgos que exceden de la finalidad acción. Lo mismo hay que señalar res-
miento de los parientes. Sólo podrían entre el daño procedente del experi-
preeminente de la curación y van más pecto a la admiración, simpatía y re-
justificarse por singulares razones de mento y la ventaja que se persigue: no
allá de las facultades concedidas al mé- conocimiento recabados por la opinión
urgencia y de gravedad. es más que un comportamiento de bue-
dico. No obstante, incluso las interven- pública. Es posible la buena fe de parte
c) Quedan excluidas, por tanto, las na administración; de ahí que, a pesar del que realiza sobre sí mismo el expe-
ciones de este género, si media el con-
formas de experimentación sobre en- de que ello revele generosidad y coraje, rimento —está convencido de hacer
sentimiento del interesado, resultarían
fermos o personas minusválidas que no ninguna persona puede correr un ries- simplemente u n gesto útil a la comu-
lícitas.
dan su consentimiento o se encuentran go grave a no ser que medien razones nidad—: pero en el plano objetivo, si
—Podría darse el caso de que el recurso en estado de inconsciencia. Sería una igualmente graves. Se excluyen, pues, el riesgo corrido supera las fronteras de
a u n a técnica curativa aún no suficien- patente usurpación de la libertad per- los experimentos llevados a cabo para la indisponibilidad sustancial, la acción
temente probada y que. por tanto, sonal, u n a iniciativa contra el quinto verificar hipótesis «de pura curiosidad o sigue siendo u n «abuso del derecho de
podría considerarse aún en estado ex- mandamiento en la medida en que el veleidad científica»; administración sobre sí mismo»;
perimental, la juzgara el especialista sujeto quede disminuido. El motivo cien- —en esta clase de experimentos, dada la
como la única vía para seguir intentan- tífico o comunitario, en conformidad con -fundamental resulta la conciencia del
experimentador, conciencia a la que, en naturaleza específica de la intervención,
do salvar al enfermo. En esta hipótesis, lo declarado en las premisas, no cam- constituirá u n a norma de prudencia
el carácter experimental se identifica con bia la naturaleza de semejantes abusos. ciertos momentos, hemos de confiarnos,
sobre la base de su competencia y sa- asegurar la presencia de un tercero que,
la curación y queda integrado en el con- Estas violaciones se convierten par- en el supuesto de complicaciones impre-
sentimiento general, previamente dado biduría profesionales; nuestra perfec-
ticularmente en criminales cuando, para ción, en lo que atañe a la salud física vistas, pueda detener el peligro mortal
por el paciente, a fin de que se ensaye lograr unos diagnósticos singulares, los o de equivalente gravedad.
todo contra la enfermedad. y psíquica, pasa a través del experimento
sujetos son sometidos a sufrimientos y la única persona que puede decidir
Así puede juzgarse la intervención de atroces o a comportamientos degradan- su importancia o necesidad es el espe-
Pasteur cuando, ante u n muchacho tes, como acontecía en los campos de 4. EXPERIMENTACIÓN SOBRE LOS DETE-
cialista que lo propone y realiza: la ape- NIDOS 12 .—a) También las investigacio-
que tenía la rabia, decidió aplicarle su exterminio del nazismo alemán en lación, por ende, a su conciencia pro-
método curativo todavía en fase expe- nombre de la ciencia médica. nes llevadas a cabo sobre los prisione-
fesional es decisiva; ros o encarcelados están incluidas en
rimental. El muchacho se le había —el especialista debería hallarse en con-
confiado a fin de que lo intentase todo; el esquema de los principios y solucio-
2. EXPERIMENTACIÓN SOBRE PERSONAS diciones de poder interrumpir el experi- nes señalados más arriba. Para ser más
la aplicación de la medida en experi- SANAS VOLUNTARIAS 10 .—De acuerdo con mento, cuando el sujeto voluntario lo
mentación era la única esperanza de precisos, a las razones genéricas de
el principio de solidaridad que a todos solicitase o siempre que se produjesen licitud para los experimentos sobre per-
salvación; la terapéutica h u m a n a , en nos vincula, el individuo puede aceptar o riesgos de cierta entidad «no previstos».
aquel momento, coincidía con su fórmu- sonas voluntarias, en el caso del de-
incluso pedir someterse a experimentos Todo esto se debe a la razón fundamen- tenido pueden añadirse otras específi-
la. El consentimiento del muchacho o de médicos, por motivos de carácter cien- tal de que el sujeto voluntario sigue
sus parientes —ya dado— abrazaba cas : las intervenciones pueden revestir,
tífico o buscando el bien común in- siendo libre en todo instante y no ha dado que el preso se aviene a ello, la nota
también esta nueva ap!icación. mediato, en orden a la eficacia de cier- pretendido dar al experimentador un de reparación del mal ocasionado a la
«En los casos desesperados, cuando tas sustancias o a la validez de especia- consentimiento abierto a toda eventua- comunidad con el comportamiento de-
el enfermo está perdido si no se inter- les técnicas de operación. Si a esta cir- lidad. Por consiguiente, en todo expe- lictivo; pueden intentar la recuperación
viene y cuando existe u n medicamento, cunstancia se añaden razones de gra- rimento de cierta entidad se exige que del propio prestigio roto con el delito
u n medio, una operación que, sin ex- vedad y urgencia, resultará aún más el especialista tenga, en sus previsiones, o, incluso, abreviar el tiempo de la
cluir todo peligro, guardan todavía cierta evidente su licitud moral. la certeza y los instrumentos adecuados para condena. Todos estos motivos poseen,
posibilidad de éxito, un espíritu recto Naturalmente, para que el riesgo dar marcha atrás en la intervención; en el plano ético, particular validez.
y reflexivo admite sin más que el mé- personal —admitido como la parte alí- —de la operación experimental ha de
dico puede, con el consentimiento ex- excluirse toda circunstancia de carácter Por lo que se refiere al límite de la
cuota del individuo en favor de la co-
plícito o tácito del paciente, proceder inmoral u ofensiva de la dignidad del indisponibilidad sustancial de la vida y
munidad— pueda circunscribirse dentro
a la aplicación de este tratamiento» 9 . sujeto voluntario. Ni siquiera el consen- de la vitalidad del organismo, ni siquie-
de ios límites de la licitud, la doctrina
timiento previo podría sanar del todo es- ra los motivos específicamente enume-
b) Estas leyes del respeto a la per- moral somete el experimento voluntario
rados mudan las razones de la prohibí-
sona y a su disponibilidad no cambian a condiciones bien precisas:
E x p e r i m e n t a c i ó n clínica 378 379 E x p e r i m e n t a c i ó n clínica
ción moral. Por esto no pueden moral- V. Apéndice: La declaración de bremente dado después que le haya investigador o el equipo debe interrum-
mente admitirse ciertos experimentos que Helsinki sido proporcionada u n a explicación ple- pir la investigación si, a juicio del in-
se están realizando en algunas nacio- na. En caso de incapacidad legal del vestigador o del equipo, puede ser da-
nes, puesto que acarrean daños irrever- En junio de 1964, la Asociación Mé- paciente, debe ser conseguido también ñosa para el individuo si se continúa.
sibles a la persona y a su supervivencia: dica Mundial, en su asamblea general el consentimiento del tutor legal; en el
inoculación de células cancerígenas o de Helsinki, ha aprobado las Recomen- caso de incapacidad física, el permiso G. Perico
de otros factores teratógenos que esca- daciones para guiar a los médicos en las del tutor sustituye al del paciente. 2. El
pan del control de los especialistas. investigaciones clínicas. Con tal motivo médico puede añadir a las medidas te- 1
Notas.—i ) A. Valsecchi, Príncipi etici generali
se ha subrayado que «las recomenda- rapéuticas experimentos sobre el ser sulla sperimentazione clínica, en Medicina e mo-
Estos experimentos americanos son ciones delineadas son solamente u n a humano, siendo el objetivo la adquisi- róle, Roma 1970, 27ss; G. Perico, Defendamos
muy distintos de los realizados por los guía para los médicos de todo el mun- la vida. Marfil, Alcoy 1966: L. Gedda. ha ma-
alemanes durante la segunda guerra ción de nuevos conocimientos médicos,
do». Naturalmente, esto no implica que sólo en la medida en que la investiga- nipolazione dell'uomo con particolare riguardo
mundial (con las connotaciones de de- los médicos sean exonerados «de su alia sperimentazione in embriología, en Medicina
gradación, coacción y crueldad); pero ción clínica sea justificada por su valor e morale, 39ss: E. Chiavacci, Problemi morali
responsabilidad criminal, civil y ética, terapéutico para el paciente. delta manipolazíone dell'uomo con particolare
también en ellos, en un clima y con según las leyes de sus países». He aquí
un espíritu radicalmente diversos, la Experimentación no terapéutica. 1. En riguardo alia sperimentazione in embriología, en
voluntad de poner en el vértice de sus
el texto de las «recomendaciones»:
la aplicación puramente científica de la Medicina e morale, 47ss.—(2) AA. VV., Vexpé-
Introducción. En el campo de la in- rimentatton humaine, en «Cahiers Laénnec».
opciones «el progreso científico a toda investigación clínica llevada a cabo en (marzo 1952), 4ss.-(3) AA. VV., Vexpéri-
costa», desde el punto de vista moral no vestigación clínica debe reconocerse u n a un ser humano, es obligación del mé- mentation humaine, en «Cahiers Laénnec» (junio
es en absoluto aceptable y recuerda, al distinción fundamental entre la inves- dico seguir siendo el protector de la vida 1952). 40ss.-( 4 ) Pablo VI, A los participantes
menos en lo sustancial, los experimen- tigación clínica en la que el fin es y de la salud de la persona en la que al Congreso internacional de cirugía general y de
tos nazis. esencialmente terapéutico para el pa- se está realizando la investigación clí- cirugía cardiovascular, 20-9-1963. Cf también:
ciente, y la investigación clínica cuyo nica. 2. La naturaleza, el fin y el riesgo Pío XII, Alocución al primer Congreso interna-
b) Una valoración en parte diversa objeto esencial es meramente científico cional de Histopatología del sistema nervioso,
sobre la vida o la salud del sujeto 14-9-1952: Id, Alocución a los miembros del
puede hacerse respecto a los detenidos y sin valor terapéutico para la persona sometido a experimentación deben ser XVI Congreso internacional de medicina militar,
que, en los países en que desgraciada- sometida a la investigación. explicados al sujeto por el médico. 19-10-1953; Id, Alocución al Vil Congreso de
mente se admite y emplea, han sido Principios fundamentales. 1. La in- 3. La investigación clínica en u n ser la! Asociación médica internacional, 30-9-1954.—
condenados a la pena de muerte y es- vestigación clínica debe ajustarse a los h u m a n o no puede ser emprendida sin ( ) A. Valsecchi. o. c, 29.-(">) Pío XII, Alocu-
peran la ejecución. En estos casos, dada principios morales y científicos que jus- su consentimiento libre después de que ción..., 14-9-1952.-O A. Valsecchi, o. c, 3 1 . -
la certeza de su muerte —a la sazón ha sido informado; si él es ilegalmente (fi) M. H. Pappworth. Cavie umane, Milán 1971,
tifican la investigación médica y debe 238ss; L. Villa. Etica e deontologia della speri-
inminente e inevitable—, la doctrina estar basada en experimentos de labo- incompetente, debe obtener el consen- mentazione, Turín 1966: A. Franchini, Nuovi
moral juzga que cabe llevar a cabo en ratorio, realizados con animales, o en timiento del tutor legal. —El sujeto de medicamenti e liedla di sperimentare sulVuomo,
ellos intervenciones experimentales, otros hechos científicamente estableci- la investigación clínica debe estar en en «Federazione medica», 9 (1965), 28ss;
aunque entrañen graves riesgos para dos. 2. La investigación clínica debe ser un estado mental, físico y legal tal que S. Ezechieli, Problemi della sperimentazione
la vida y la integridad, o incluso con- dirigida solamente por las personas sea hábil para ejercer su poder de elec- clínica controllata, en «Gazzeta sanitaria» (dic.
lleven la muerte del detenido, con las cualificadas científicamente y bajo la ción. —El consentimiento, por lo gene- 1963). 734ss; A. Fiori, La sperimentazione
siguientes condiciones: sulVuomo pone gravi interrogativi, en «Orizzonte
supervisión de un médico cualificado. ral, debe obtenerse por escrito. Sin em- medico» (julio-agosto 1971). 2 . - O Pío XII,
3. La investigación clínica no puede bargo, la responsabilidad de la investi- Alocución.... 30-9-19 54. -( 10 ) M. H. Pappworth.
—que la autoridad, ahora responsable gación clínica siempre está en el in- o. c. 125ss: G. Perico, o. c, 219.-(") M. H.
de su vida, dé autorización; —que el llevarse a cabo legítimamente si la
importancia del objetivo no está en vestigador, y nunca recae en el sujeto, Pappworth. o. c, 122ss: G. Perico, o. c. 220s.—
detenido otorgue su consentimiento, aun después de obtenido el consenti- (12) M. H. Pappworth, o. c, lOOss.
previa información objetiva de las con- proporción con el riesgo inherente para
la persona sujeta a la investigación. miento. 4. El investigador debe respetar
secuencias físicas y mentales que po- el derecho de toda persona a salva-
4. Todo proyecto de investigación clí- BIBL. : Remitimos a las obras citadas en las
drían derivarse a su costa; —que no guardar su integridad personal, espe- notas. Pueden verse también: AA. VV., Etica
exista duda alguna acerca de la remi- nica debe ser precedido de u n a cuida- cialmente si el sujeto está en u n a rela- y medicina, Guadarrama, Madrid 1973.-
sibilidad de la condena; —que el expe- dosa valoración de los riesgos inherentes ción de subordinado respecto del inves- Fuchs J., I trapianti e Vesperimentazione umana.
rimento no comporte sufrimientos o as- en comparación con los beneficios pre- tigador. —En cualquier momento, du- en Medicina e morale, Roma 1970.—Háring B.,
pectos degradantes no previstos espe- visibles para el sujeto o para otros. rante el desarrollo de la investigación Moral y medicina. Perpetuo Socorro. Madrid
cíficamente por el sujeto. 5. Precaución especial ha de tener el 1971.—Navarro Cea S.. Problemas médico-
clínica, el sujeto sometido a ella o su morales. Cocuisa, Madrid 1964.-0'Donnell T..
médico al realizar u n a investigación clí- tutor debe ser libre para retirar la auto-
La razón de esta licitud moral radica nica en la que la personalidad del su- Etica médica, Razón y Fe. Madrid 1965.-
rización a proseguir la investigación. El Weber H., Experimentos con el hombre. Sal
en el hecho de que, en el riesgo mortal jeto sometido a la investigación está ex- Terrae, Santander 1973.
o equivalente derivado del experimento, puesta a alteraciones por causa de las
se puede ver en justicia una sustitución drogas o del procedimiento experi-
de la pena, aceptada por los dos más mental.
directamente interesados: la autoridad Experimentación terapéutica. 1. En el
que castiga y el castigado. Con la ven- tratamiento de u n a persona enferma,
taja de que de esta manera el conde- el médico debe ser libre para usar u n a
nado tiene la posibilidad de rehabilitarse medida terapéutica nueva, si a su juicio
ante la comunidad que ha ofendido y ofrece esperanza de salvar la vida, res-
vulnerado: se trata de u n intento de tablecer la salud o aliviar el sufrimiento.
compensación, mediante el ofrecimiento Si es posible, de acuerdo con la psico-
de la propia vida y de la propia inte- logía del paciente, el médico debe ob-
gridad. tener el consentimiento del enfermo li-
381 Familia

confiada, de acogimiento mutuo, de 2. LA CRISIS ACTUAL Y LA NIIKVA


gozosa ternura, etc. No faltaban teólo- REFLEXIÓN TEOLÓGICA.-Es indudable que
gos que dieran u n paso adelante, di- esta valoración teológica tanto del no-

F
ciendo que este progresivo conocimien- viazgo como del matrimonio suavizaba
to y amor mutuos son u n signo eficaz y ponía en movimiento el antiguo es-
de gracia, o sea, que todas sus expre- quematismo que hacía consistir el sa-
siones auténticamente buenas com- cramento del matrimonio simplemente
portan ya para los dos u n a inmersión en la celebración del rito. Era un modo
gradual y creciente en la ola salvífica de adecuar la reflexión teológica a las
y santificadora de la caridad esponsal nuevas instancias antropológicas que
de Cristo a su Iglesia. Se sugería así se querían actualizar en el matrimonio
un matrimonio «in voto», o «de deseo» 2 . y en la familia. Por otra parte, seme-
Y de los novios se decía que «su jante aggiornamento o puesta al día se
FAMILIA su devenir inicial, en cuanto brota del amor naciente y en vías de desarrollo manifestaba insuficiente: a nuestro jui-
matrimonio: en segundo lugar, exami- no es sólo u n a experiencia h u m a n a cio, no h a significado sino el inicio de
No queremos volver en este artículo nando el modelo actual de la familia gozosa, aunque difícil, de progresiva u n a crisis que hoy aparece en plena
a lo ya expuesto en este DICCIONARIO hecha y construida (la familia «nu- integración recíproca, sino también u n evidencia. Las razones son múltiples.
sobre el problema del que vamos a ocu- clear») y los estímulos que existen para canal de gracia: su expresión y profun- a) Los datos de la experiencia.—Son
parnos o sobre algunos de sus aspectos, su superación: dando, finalmente, unas dizamiento es el medio con el que, des- ante todo los datos de la experiencia,
particularmente los tocados en las vo- noticias bibliográficas y unas valora- de ahora, el Espíritu Santo va transfor- que las ciencias actuales sociopsicoló-
ces Matrimonio, Divorcio, Mujer, Se- ciones éticas sobre algunos problemas mando su unidad en aquella unidad gicas h a n descifrado y aclarado enor-
xualidad y Pedagogía. Pensamos obviar colaterales que constituyen u n a parte esponsal a imagen del amor de Cristo memente.
esta dificultad adoptando u n a metodo- integrante de nuestro cuadro. y de la Iglesia a la que dará plena ac-
El primer dato que aparece con sin-
logía de sondeo al problema de la fa- tualización el futuro sacramento del
gular crudeza consiste en cierta inca-
milia que dé amplio espacio al análisis matrimonio» 3 .
I. En el origen de la familia: la deci- pacidad congénita de las generaciones
de la situación actual: la «vivencia» más jóvenes para comprometerse en op-
matrimonial y familiar tal como se pre- sión matrimonial Venía luego la «celebración del ma- ciones definitivas, si no es a través y des-
senta hoy en la experiencia h u m a n a En el origen de la familia está la de- trimonio»: el «sí» definitivo e irrever- pués de u n largo y alternado trabajo
y cristiana, mientras que en la voz cisión matrimonial. La familia nace del sible, pronunciado dentro de la comu- de búsqueda, de ensayos, de experi-
Matrimonio se sigue u n método más tí- matrimonio y participa profundamente nidad eclesial, testigo de la veracidad mentos. Decidirse «para siempre» es
picamente teórico y teológico. de sus características institucionales. La de los esposos y garantía de su perse- empresa dura: constituye sin duda la
Tengamos, sin embargo, en cuenta afirmación se da por asentada y no re- verancia. Punto auténtico e impres- expresión más profunda y digna de
que también esta modalidad de sondeo queriría un desarrollo particular. Hoy, cindible de la realización del sacra- nuestro ser hombres, pero precisamente
entra en la tarea teológica: el teólogo sin embargo, la decisión de casarse se si- mento, en el que se hacía consistir tout por esto supone u n a madurez y pleni-
moralista debe prestar suma atención túa en un contexto psicológico y cultural court el sacramento del matrimonio. tud que, según los análisis psicológicos
a la «praxis» del tiempo como concre- muy diferente del pasado y, en conse- Algunos teólogos hablaban a lo más de nuestro tiempo, es fruto de u n largo
tización ética capaz de revelar las aser- cuencia, el nacimiento de la familia, de «sacramento permanente» 4 , en el proceso evolutivo. Las resoluciones en-
ciones normativas seguras y las que como luego su progreso y estabiliza- sentido de que la gracia sacramental tusiastas, como los «relámpagos», no
están a punto de cambio, Es la intui- ción, dependen sensiblemente de los de aquel primer momento se conside- hacen ley: su labilidad está amplia-
ción epistemológica fundamental que contenidos y modalidades que asume raba presente en todos los momentos mente documentada; y si resisten a la
ha guiado la ética cristiana desde el la decisión de casarse. Analizar esta de- siguientes, invadiendo toda la existencia erosión del tiempo, es porque pasan por
Concilio Vaticano II y que, por otra cisión en su expresión actual signi- nupcial para valorar sus menores ges- el tamiz de severas peripecias de ma-
parte, ha señalado el paso de u n a moral fica comprender u n a notable parte de tos y ayudar en las opciones generosas. duración.
de principios, preocupada por salvar el la problemática actual que atañe a la Pero «permanente», no precisamente
«objeto» moral en relación con u n cua- familia. Es la tarea preliminar que asu- «deveniente», en proceso de madura- Sin duda, el temor a «adoptar posi-
dro normativo definido «natural», a u n a mimos en este primer punto de es- ción: u n a realidad sustancialmente ciones definitivas» y, por lo mismo, a
moral de la experiencia, en la que la tudio. construida, una estructura inmodifi- encuadrarse en instituciones duraderas,
subjetividad reconquista su justo pri- cable. puede ser u n síntoma neurótico y u n
mado —lo ético pertenece al sujeto, no factor de neurosis: pero las cuentas se
1. LOS ENUNCIADOS DEL PASADO.-En Por más gracia «in voto» que se de- nivelan cuando se piensa en análogas
a la cosa— y los modelos de referencia
el pasado se describía el momento en jase filtrar y por más gracia que se situaciones de opresión y de alienación,
vienen a ser primordialmente «cultu-
que se constituye el sacramento del hiciera afluir luego como don perma- creadas por la prevalencia de la rigidez
rales». La persona es la llamada a cons-
matrimonio y tiene origen la familia, nente, el momento del «sí» pronuncia- de la institución sobre la creatividad de
truir «por sí misma» —con la corajuda
de acuerdo con un esquema doctrinal do al pie del altar se consideraba y se la persona. En todo caso, tener en cuen-
autenticidad querida por Jesús: «¿por
bastante simple en correspondencia con vivía como u n a verdadera vertiente: la ta la imprevisibílidad del desarrollo per-
qué no juzgáis por vosotros mismos lo
la notable sencillez de la situación vi- cresta divisoria que distinguía neta- sonal es signo de profundo respeto al
que es justo?»— las reglas y las ordena-
vida. mente el tiempo bastante breve de la hombre. El problema no existía en tér-
ciones más aptas para expresar y veri-
ficar en el momento los valores éticos Ante todo, teníamos el noviazgo: prueba y de la preparación, en que el minos tan graves cuando se concebía
que intuye'. período de orientación al amor conyu- matrimonio no existía todavía, y el el matrimonio como u n a institución
gal, en el que debía sazonarse y crecer tiempo normalmente mucho más largo ordenada a la procreación y socializa-
Con este espíritu afrontamos nuestro la voluntad de pertenecerse de u n a ma- de la posesión y del compromiso, en que ción de los hijos; pero si el matrimonio
tema en tres momentos sucesivos: ana- nera exclusiva y definitiva: con todas el matrimonio existía con su carga in- ha de ser ante todo, como se expresa
lizando, en primer lugar, la familia en las actitudes requeridas de paciencia declinable de bienes y deberes. el Concilio 5 , u n a «comunión de amor
Familia 382 383 Familia

y de vida de los cónyuges», el problema plenitud definitiva, no parece poder 3. UNA APLICACIÓN PASTORAL.—De II. La familia «nuclear» y la propuesta
adquiere tonos dramáticos: entonces la reducirse a la simple ejecución de la esta exposición necesariamente muy de otros modelos
decisión de casarse tiene que pensarse primera cópula conyugal. Quizá, ésta sucinta queremos inferir ahora u n a
necesariamente como algo que madura es el punto de llegada de u n período conclusión que, por muy general, no Iniciada con el matrimonio, las mo-
con el tiempo. De hecho, esta decisión, no breve de convivencia en cuyo trans- deja de interesar concretamente a las dalidades según las cuales puede es-
considerada desde este punto de vista, curso ha ido creciendo la decisión ma- acciones de los individuos en orden a tructurarse luego son sin duda nume-
incluye u n a complejidad de elementos, trimonial, a medida que se iba hacien- la formación de familias suficientemente rosas: cada cultura tiene sus propios
a nivel consciente y más todavía a ni- do pleno y significativo el acuerdo se- estables en el talante moderno. modelos de familia, que resultan casi
vel inconsciente, que no pueden, al pa- xual en que la decisión, por así decirlo, siempre coherentes con el universo
Respecto al comportamiento personal simbólico que sirve de sostén y de tra-
recer, desplegarse ni esclarecerse en el debía verificarse. Es, efectivamente, la de los cónyuges, la perspectiva expuesta
breve período del noviazgo. conclusión de u n a larga experiencia, ma a dicha cultura. También en nues-
de un matrimonio «que se va haciendo», tra cultura, la familia se ha ido estruc-
Pero hay otros datos de la experien- necesaria para hacer emerger perfec- no debe entenderse como u n a suge-
tamente el significado oblativo de la turando e institucionalizando según u n
cia que deben tenerse en cuenta. Se ha rencia a no comprometerse jamás: sería
sexualidad como lenguaje en que se modelo que le es congénito: la llamada
de destacar, por ejemplo, que, en nues- la muerte de la familia. Al contrario, la
expresa y a través del cual se alimenta familia «nuclear». Y de ella vamos a
tra cultura, el nexo entre el matrimonio perspectiva de u n a experiencia, delibe-
el amor conyugal. ocuparnos.
y la sexualidad se está volviendo me- rada entre dos con precisiones y sin
nos rígido: al menos en el sentido de El momento en que se llega a seme- reservas, debe hacer sentir y vivir como
que para no pocas parejas que aspi- jante decisión «consumada» del matri- cada vez más determinantes sus etapas 1. FE E IDEOLOGÍA DE LA FAMILIA.-
ran a la intimidad conyugal se mantie- monio, fundamento subjetivo de su principales y fundamentales (el primer Al emprender este análisis, el cristiano
nen las conveniencias de tipo social definitividad, no puede computarse ni intercambio gozoso de las promesas, el debe ante todo hacer u n acto de hu-
y político que se invocan para motivar determinarse a priori; pero tampoco solemne «sí» pronunciado en el altar, mildad, que consiste en sentirse y pro-
la unión y darle nuevas funciones y ac- puede abandonarse al arbitrio del juicio la resolución de tener un hijo, etc.). clamarse libre de cualquier imposición
tividades 6 . Este fenómeno, que se en- de ¡os cónyuges. Aquí precisamente, «Debe hacer sentir y vivir»: y aquí en- ideológica que se pretenda deducir de
trelaza con otro mucho más vasto, que afirman estos teólogos, debe intervenir trevemos el paso de u n a idea jurídica la fe en relación con el conjunto de
está en curso y consiste en u n a con- la comunidad mediante sus leyes y sus de la indisolubilidad matrimonial, en hechos que llamamos familia.
ceptualización de la sexualidad como órganos para regular a fondo u n a ma- que la indisolubilidad se presenta casi La fe, en otros términos, no produce
lugar de sociabilidad y de juego (no en teria que se ha vuelto mucho más com- exclusivamente como prerrogativa de u n a ideología particular sobre la fami-
sentido banal) 7 , hace todavía más com- pleja que antaño. Tarea ardua, pero no la institución, a u n enfoque moral, en lia. Como ocurre en otros muchos sec-
pleja la vida matrimonial a que se com- imposible: y la Iglesia, en su milenaria que la indisolubilidad es la obra más tores de la vida social, la fe indica u n
prometen los consortes: pues la llama sabiduría jurídica y pastoral, bien puede importante de su vocación personal de conjunto de valores en orden a los
a realizar u n complemento entre ellos comprometerse a realizarla. cónyuges, que los empeña día a día y cuales todo modelo de familia puede y
que sea esponsal también en este sen- de la que tienen, ante la comunidad debe juzgarse; pero no propone u n mo-
tido, y su coherente colocación en ex- Esta doctrina, que viene a insertarse y ante el Señor, u n a responsabilidad delo propio que sea paradigmático para
periencias comunitarias más amplias. entre las dos teorizaciones sobre el no- ineludible. Sin duda, la experiencia, aun todos los demás. Toda concretización
Aspiraciones nuevas, por consiguiente, viazgo y sobre el matrimonio esbozadas sinceramente emprendida y perseguida, es siempre contestable a la luz de los
que responden a la nueva sensibilidad al principio, expresa de una manera incluye también la hipótesis del fracaso valores de la fe, o lo que es lo mismo,
del que se desposa y que al mismo mucho más clara que aquéllas, la con- (ante la que deberá inclinarse la Iglesia estos valores están siempre muy por
tiempo representan u n a nueva fuente vicción de que el hacer existir el matri- en virtud de su «economía de miseri- encima de toda actualización histórica
de riesgos y hacen todavía más arduo monio como definitiva condición cris- cordia»); pero esto no rebaja la res- y concreta para poder otorgar u n a con-
el camino hacia u n a opción recíproca tiana de vida no puede localizarse en ponsabilidad de los dos frente a toda dición de privilegio a u n a más que a
definitiva que dé origen a u n a familia. u n momento particular de deliberación, crisis, descontada o imprevisible, antes otra. Este reconocimiento inicial es in-
en u n punto aislado del tiempo; se trata la amplifica y la pone de relieve. Pre- dispensable para poder proceder, tam-
b) El nuevo sondeo teológico.—La re- de un proceso mucho más complejo en cisamente con semejante claridad de bién en este campo, a lo que se ha lla-
flexión teológica ha tratado de inter- el que se va progresivamente maduran- propósitos se van formulando y per- mado análisis correcto de la realidad.
pretar la situación actual abriendo do una plena y perfecta decisión de vi- feccionándose la capacidad de decisión
nuevas perspectivas, respecto a las an- última y definitiva, cuyo acaecimiento La intuición axiológica fundamental
vir en matrimonio como propia voca- sugerida por la fe es que también la
teriores tímidamente avanzadas, en el ción a la caridad. concreto, como hemos indicado, re-
debate sobre la progresividad con que presenta el momento más digno y más familia debe constituir u n a experiencia
viene realizándose el sacramento del Esto quiere decir que, aun después alto de la existencia moral de un de caridad: u n a expresión de la «libre
matrimonio. Nos referimos a u n a formu- del noviazgo, el matrimonio es u n a his- hombre. decisión por el amor y para el amor»
lación teológica que ha adquirido adep- toria creciente de amor entre los cón- que representa, según la fe, la realidad
tos incluso entre los teólogos más equi- yuges (en orden a su familia), que re- más íntima del hombre salvado y el
librados 8 . quiere u n a renovación cotidiana y u n Otra conclusión sería para la comu- valor totalmente resolutorio de su exis-
Esta formulación ha reasumido e i n - constante profundizamiento como todas nidad cristiana. En realidad se trataría tencia moral. Según esta instancia ge-
tegrado con u n nuevo espíritu la dis- las decisiones radicales de la persona, de un haz de conclusiones que apuntan neral, la institución familiar en toda su
ciplina tradicional y hasta ahora vi- y sobre el que vela con solicitud toda la a iluminar la complejidad de los compro- concreta facticidad es juzgada a través
gente en la Iglesia de disolver, si es comunidad. Lejos estamos de u n a con- misos que debe asumir frente a cada pa- de la fe a base de la capacidad que tiene
oportuno, el matrimonio rato y no con- cepción abstracta y legalista, y nos acer- reja que se pone en marcha para cons- de hacer emerger el amor (o sea el exis-
sumado. A la luz de las actuales inves- camos, en cambio, a u n a visión más tituir u n a familia: entre estas conclu- tir para otros) en las relaciones que le
tigaciones y reflexiones sobre el papel articulada y dinámica del misterio del siones entra también el compromiso por originan y de las que es origen. Obvia-
y los contenidos del desarrollo sexual, matrimonio como «gracia de amor» pe- u n a revisión y actualización de las mente, el cotejo no es fácil, porque las
la «consumación» del matrimonio, ne- culiar que invade la existencia h u m a n a «exigencias de caridad», que se h a n de
prescripciones canónicas todavía vigen-
cesaria para hacerlo existir con u n a y la conduce a la salvación. verificar en la familia, son múltiples y
t e s ' . Pero no podemos alargarnos.
Familia 384 385 Familia
pueden dar lugar a diversos conflictos. tianas y pueden constituirse en prin- de hacer u n a salida el fin de semana o Los procesos que intervienen en el
¿Preferir, por ejemplo, la familia am- cipios explosivos de toda institución y en las vacaciones veraniegas o en algún caso son numerosos y vamos a indicar
pliada, que trama relaciones vastas de estructura. «Dejar al padre y a la ma- «puente»; en el habitáculo del coche, algunos solamente a título de ensayo.
socialización y frena ciertas exclusiones dre, la casa y los hijos, por amor del en el hostil anonimato de interminables El nacimiento de las grandes aglomera-
envilecedoras (los ancianos, los ineptos, Reino» se convierte entonces en u n a hileras, en los casos más afortunados ciones industriales, por ejemplo, com-
los célibes, etc.), o bien la familia res- instancia indeclinable; y u n a estructu- dentro de la confortable clausura del porta para el trabajador el abandono
tringida, que por otra parte parece más ra, por sólida que sea como la familia, remolque. Pero en estas fugas provi- del campo y el hacinamiento urbano,
en consonancia con las exigencias de debe plegarse a los nuevos llamamien- sionales se puede, al menos, hacer algo con la consiguiente disolución de la
amor íntimo e interpersonal entre los tos que u n a conciencia atenta puede sobre la nieve, o se pueden recoger familia campesina o patriarcal y la ten-
cónyuges? Es sólo u n ejemplo; pero sentir. Es como decir que está constan- flores: la cosa resulta todavía mejor si, dencia a la formación de las familias
otros muchos son posibles, y todavía temente llamada a renovarse, a abrirse, por u n momento, falta la familia. unicelulares, que, por otra parte, se
más graves y problemáticos, donde las a dejarse superar en orden a metas es- Cuando está, el núcleo se recrea casi h a n hecho necesarias por las exigen-
exigencias de la caridad parecen adop- pirituales y sociales más altas. siempre. cias de los turnos de trabajo y de la
tar maneras conflictivas. Sin embargo, Tal es el meollo sustancial de las va- división del trabajo. La mujer queda
a pesar de todas las dificultades de apli- b) Las causas.— Pero importa más
loraciones espirituales con que el cris- buscar las causas que h a n conducido progresivamente relegada tras las pa-
cación, la fe proclama también para la tiano debe contar para juzgar toda ima- redes de la casa (en la familia patriarcal
institución familiar la finalidad esencial a este modelo de familia y que expli-
gen de familia, ü n conjunto de intui- can, al menos en parte, el comporta- era activísima incluso en el campo): ya
que constituye el principio crítico más ciones bastante exigentes que coloca como responsable del trabajo domésti-
importante de todo modelo en que se miento de las personas de que se com-
el amor como valor que informa y da pone y la dinámica de sus relaciones u . co, necesario a la familia, pero inútil
concreta la familia: o sea, que la ins- finalidad a toda la convivencia familiar; al proceso industrial (produce bienes
titución se aplique al servicio de las que se empeña en u n a fidelidad constan- Es habitual señalar el principio ori- de consumo, n o de intercambio: de ahí
exigencias de la caridad. te e intrépida, que se rinde a las pruebas ginario de la familia nuclear en la re- que n o sea remunerada): ya como me-
y a las crisis; y que requiere también volución burguesa y en la consiguiente diadora familiar de las tensiones socia-
Más precisamente, además, en cuan- construcción de la era industrial. Esto
to atañe al matrimonio y a la familia, el coraje de continuas revisiones, de les que las nuevas modalidades de tra-
ajustamientos de modelos y hasta de parece indiscutible. Sin embargo, ya bajo van creando. La formación de las
la enseñanza de Cristo, como h a sido antes, al delinearse y progresar u n a
transmitida por el testimonio de la superaciones. Pero se trata siempre de unidades familiares, hasta su desme-
perspectivas axiológicas: n o sugieren cultura m á s atenta al hecho h u m a n o nuzamiento más capilar, favorece enor-
Iglesia apostólica, contiene dos afirma- y a su intimidad (recuérdese el huma-
ciones generales que parecen estar al módulos preferenciales ni ofrecen es- memente el mercado interno y el con-
tampas institucionales sobre las que nismo renacentista), se asiste a u n pro- sumo de muchos productos industriales,
menos en tensión entre sí. ceso de «concentración», en el ámbito
calcar la materia; inducen, a lo sumo, razón por la que h a sido u n estímulo
Tenemos ante todo la afirmación de familiar, de diversos puntos de expre- de producción; mientras u n a sociedad
la estabilidad de la familia. Si bien la a u n a actitud sabiamente crítica al co-
tejar cada tipificación 10 . sión personal que en época anterior se compuesta de «familias amplias» los
praxis sucesiva de la Iglesia, a partir esparcían en ámbitos diferentes y más absorbe mucho menos y, por lo mismo,
de los mismos tiempos apostólicos, h a articulados. Anteriormente, el matri- le son u n obstáculo. Y, por último, la
tratado de varias maneras de atenuar 2. CAUSA Y LEGITIMACIÓN DE LA FA- monio había sido sobre todo el lugar atomización de la familia, con la im-
el «logion» de Jesús contra el repudio MILIA «NUCLEAR».—No es otra precisa- donde se procreaban y educaban los ponente nueva masa de problemas per-
(con normas intermedias que tenían en mente la actitud con que debemos en- hijos; los dos cónyuges, y en particular sonales y de compromisos educativos
cuenta la pertinaz «dureza de corazón» sayar u n examen del modelo de familia el hombre, buscaban y encontraban que abruman a las parejas, provoca u n a
de los fieles), queda el hecho de que la que se h a instaurado en nuestro primer fuera la realización de sus sentimientos inofensiva embestida de fuerzas que de
palabra de Cristo suena como la pro- mundo durante estos dos o tres últi- de amor: la figura del amante, junto a otro modo se verían aplicadas contra
clamación de u n ideal que n o parece mos siglos: la familia que h a sido lla- la mujer, había tomado su dignidad el «sistema», y sirve de contrapeso afec-
admitir excepciones de semejante espe- mada «nuclear». institucional dentro de u n contexto de tivo a la nueva solidaridad de clase
cie; el vínculo matrimonial, cuando h a a) El hecho.-No nos detendremos notable tolerancia social e incluso de creada por el trabajo: n o queda, pues,
sido ligado por Dios, es indisoluble, y en la descripción de la realidad. Todos indulgencia ética y religiosa; y no fal- sino favorecerlo y fomentarlo, desde el
la vida conyugal y familiar que de él la conocen. La familia como núcleo taban (como tampoco hoy) las posibi- punto de vista de los intereses de la
se sigue comporta deberes de fidelidad cerrado, como célula en sí, h a ido to- lidades de «aventuras» ocasionales. Lue- industrialización.
y estabilidad q u e n o se afirman con mando gradualmente el puesto de la go, en cambio, las relaciones matrimo-
tanto vigor para ningún otro género familia molecular y patriarcal, de la niales tendieron a absorber todo el es-
de vida y vocación. Es como si dijera pacio afectivo y sexual del consorte: lo Si, por tanto, nos preguntamos de
que subsistían todavía algunos rasgos qué causas y motivos proviene la fa-
que la experiencia de caridad, hecha hace unas décadas. cual podía significar —digámoslo de
posible y obligatoria por el matrimo- paso— u n indudable progreso en la milia «nuclear», no cabe duda de que
nio, tiene el valor de u n empeño vasto Una familia compuesta de dos cón- hay que buscarlas en su evidente fun-
yuges y de uno, dos o tres hijos. Aco- toma de conciencia del «valor» perso-
y duradero, y deberá, por lo mismo, nal del cónyuge, si bien, por otra parte, cionalidad en el sistema puesto en mar-
garantizarse con estructuras (psicoló- gida en u n pequeño apartamento ur- cha y defendido a toda costa por la
bano o algo semejante: los «buenos» exponía la institución matrimonial a
gicas antes que sociales) capaces de riesgos de conflictos y de inestabilidad revolución industrial.
expresarlo, de alimentarlo y protegerlo. muebles del salón o del comedor, los
que anteriormente n o eran tan graves. c) Las legitimaciones.—Si tal es la rea-
a n h e l a d o s electrodomésticos, a l g ú n
lidad de la familia nuclear, y tales sus
Por otra parte, con la misma claridad adorno de gusto mediocre, las cortinas
Dentro de este surco ya marcado, la principales causas originarias, hemos
presenta Jesús la experiencia que brota de las ventanas. Apenas se conoce a la
revolución industrial ha podido condu- de añadir que se h a n buscado también
del matrimonio y da origen a la fami- familia que vive al lado; con los demás
cir más fácil y legítimamente a la for- las oportunas legitimaciones teóricas:
lia, como irremediablemente provisional del inmueble, las relaciones son sobre
mación del tipo actual de familia, que en forma de ideologías, aparentemente
y relativa en comparación con las exi- todo de «condominio» (si alguien nace
resulta, al menos desde u n punto de autónomas, pero que en realidad hacen
gencias mayores y más radicales que o muere, el portero podrá suministrar
vista macroscópico, u n a adecuada cria- de sostén a este modelo a través de la
forman parte de las obligaciones cris- la noticia oportuna). Hay posibilidad
tura suya. cobertura cultural que le garantizan.

13
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La más simple de estas retranscrip- de este «misterio» cristiano a través del lizar a los hijos, casi exclusivamente ción irremediable, como hemos indica-
ciones ideológicas consiste en la con- cual son muchos los llamados a salvar- encargado a ella; la pérdida de autori- do, de la figura del padre. Lejos de los
cepción romántico-burguesa del amor. se: expresa, en una fórmula concisa, dad del padre, alejado de la familia por hijos, prisionero de un oficio estereo-
Así, el idilio, bastante insulso, pero muy el inmenso tema bíblico de que toda un trabajo que, por lo demás, se ha tipado (pues tal es no sólo para el obrero
epidémico, de los «dos corazones en u n a condición de vida, y también la con- convertido en insignificante (tareas de que trabaja en serie, sino también para
cabana», preparado y amañado de mil dición matrimonial, debe ser u n a me- repetición y estandarizadas) y consti- la mayoría de los que prestan servicios
maneras astutas, con la complicidad diación de amor. Con todo, esta fórmu- tuye un serio obstáculo a su capacidad más intelectuales) —diríase «castrado»
más o menos consciente de psicólogos, la pueden muchos utilizarla para revestir de ser para los hijos un modelo digno por la sociedad productivista y tecno-
pedagogos y asistentes sociales, ha ser- de aparente nobleza espiritual la situa- de identificación; la ausencia para los lógica para la que trabaja—, el padre
vido lindamente para dar credibilidad ción de la familia nuclear y para atri- hijos de espacios sociales más amplios corre hoy el riesgo de ser u n a imagen
y cubrir con u n halo mítico el modelo buirle u n nuevo renombre. De este y provechosos, donde se atenúen los demasiado débil y desacreditada para
de la familia «sola y feliz», de la «peque- modo, u n a sentencia que, al límite, riesgos de las restringidas triangulacio- servir de modelo en el que puedan los
ña tribu» (pequeñísima en verdad) suena como profundamente transfor- nes afectivas que acaban por «acom- hijos identificarse y hallar seguridad 1 4 .
compuesta de la pareja con sus hijos. madora y revolucionaria (ningún poder plejar» al niño en su primera infancia; Dicho en términos más generales, h a n
«En u n tabuco, pero solos» ha llegado es tan destructivo y subversivo de cual- la exclusión de la vida asociada de los entrado en crisis todos los modelos de
a ser por mucho tiempo el slogan que quier estado y estructura como el amor), ancianos, de los ineptos, de los casa- identificación que actuaban en la es-
pretendía, acaso, u n a defensa de las corre el riesgo de ser manipulada como deros, que antaño encontraban una tructura ético-política del sistema capi-
madres y suegras asfixiantes, pero que principio de conservación y de inercia, ocupación útil en el ámbito más am- talista. Y en primer lugar, por cierto,
se situaba perfectamente en el cuadro hasta reducirla a nada en connivencia plio de la familia patriarcal. la familia que, modelándose como nú-
de la operación de legitimación román- con ideologías y programas de origen cleo aislado, compensatorio, autorita-
tica de la familia nuclear. En el mismo muy diverso. Estos peligros, juntamente con u n a
conciencia más aguda de que la fami- rio, se había mostrado altamente fun-
sentido han actuado todas las ideali- cional en la llamada civilización indus-
Una advertencia final se impone ne- lia nuclear «hace el juego» al sistema
zaciones del quehacer materno, tan trial 1 5 .
cesariamente. Ante las teorizaciones ; capitalista o neocapitalista, son los que
hábilmente explotadas en los anuncios
que h a n servido a la modelación de la ; h a n inspirado las experiencias, ya muy No parece que hay un camino de
televisivos, y que han dado origen a
familia como núcleo muy cerrado, ra- | numerosas, de apertura y de ampliación salida sino injertando la familia en una
la concepción absolutamente nueva de
la mujer como educadora afectuosa de
tificándola y cohonestándola con aspec- del núcleo familiar. También esta vez 12 . comunidad más viva de relaciones que,
tos ideológicos, convendrá darse cuenta el cristiano las afronta con la firmeza mientras al exterior la defiende mejor
sus hijos y diosa del hogar: «el ángel
de que en gran parte son posteriores e intrepidez de u n a fe que le hace atento de las estructuras opresivas, forja al
de la familia», encargada en realidad
al dato en su descarnada brutalidad. y sensible a los auténticos valores en interior un grupo más «fraternal», es-
de funciones bien poco angélicas.
Y u n a vez más, en la perspectiva de la juego y les da espacio para todo movi- fumando su predominante configura-
Una legitimación menos acrítica se fe, habrá que considerar con suma miento oportuno. ción patriarcal y matriarcal: encon-
ha encontrado luego en el ámbito de atención crítica todos estos procesos. trándose juntos (y no pensemos preci-
la ideología del bienestar, que ha hecho samente en u n a cohabitación de tipo
ver a las parejas la posibilidad de ase- 3. LA EXIGENCIA DE MODELOS ALTER- III. Problemas colaterales geográfico) más padres y más hijos,
gurar también para su «nido» las ven- NATIVOS.—Estas observaciones sobre la La última parte de este artículo la pueden los primeros expresarse en una
tajas económicas y sociales que antaño familia nuclear (su realidad, sus causas, reservamos a la indicación de algunos gama de modelos más completa, y los
fueron el privilegio de u n a clase alta sus legitimaciones) parecerán tal vez problemas colaterales al de la familia, segundos encontrar más posibilidades
limitada: la casa de «nuestra» pro- demasiado amargas. En verdad, no ig- o que son una especificación suya: nos de identificación.
piedad (y reducida, por lo general, a noramos que se h a n logrado también referimos precisamente al problema del
dos cuartos más los servicios); la po- numerosas adquisiciones positivas y Cabe añadir que semejante amplia-
antiautoritarismo paterno y al de la ción de la familia comporta el naci-
sibilidad también de estudiar para nues- no pocas ventajas: se h a n acelerado, emancipación femenina; concluiremos
tros hijos (en qué escuela y en qué por ejemplo, los procesos de responsa- miento de u n a nueva sensibilidad afec-
con un esbozo del tema de las familias tiva: y nosotros pensamos que es un
perspectivas importa menos) y de con- bilización de los implicados, se h a n pro- «no regulares».
seguir u n «título»; el recreo de las va- fundizado sus intuiciones afectivas y se bien. El relieve que el compromiso social
caciones estivales, etc. Privilegios de les ha vuelto solícitos de los problemas y político ha tomado entre las parejas
los que se debe estar «celoso», qué se de concordia, se ha favorecido el
1. LA CONTESTACIÓN DE LA AUTORIDAD jóvenes, junto con la concordia afecti-
FAMILIAR.— La superación, o al menos va; la mayor espontaneidad de convi-
h a n merecido hora tras hora de tra- aumento de proyectos autónomos de
la ampliación, de la familia «nuclear» vencia entre los dos sexos y el respeto
bajo fiel, que no se deben compartir vida, se ha promovido la conciencia
es la contramedida necesaria que res- más responsable y maduro a las pre-
con otros so pena de exponerse a per- del hijo como criatura del amor mutuo.
ponde a los procesos de rebelión contra ferencias y relaciones personales del
derlos. Todo esto concurre a encerrar la Y se h a n asegurado otras ventajas más: la autoridad de la familia, que han lle-
familia en su restringido espacio, al cónyuge; y, sobre todo, el esfuerzo po-
entre otras, no últimas, las de orden gado a una intensidad vivacísima estos sitivo por abrir la familia hacia u n a so-
mismo tiempo que le suministra u n a económico. últimos años.
justificación ética: la ética del hombre ciabilidad inter-familiar más intensa:
Pero no dejan de ser muchos y gra- Como es obvio pensar, jamás h a n todos estos elementos son componentes
«sólo casa y trabajo». ves los peligros y las desventajas de se- faltado los fermentos de contestación 1 3 . de u n a dimensión oblativa más amplia
Pero no debemos olvidar que es asi- mejante modelo de familia. La soledad Pero también aquí, las peculiares con- en la que los miembros de la familia
mismo posible instrumentalizar la teo- de los consortes, sobre todo: exagera- diciones de convivencia impuestas por vienen a encontrarse y pueden poco a
logía para u n a legitimación de la fami- damente absorbidos por las tareas fa- la sociedad productivista, y en particu- poco crear también un nuevo clima
lia nuclear. Cuando el Concilio afirma, miliares y dejados con frecuencia sin lar la división del trabajo, son las que afectivo de relaciones. No pensamos,
en la Gaudium et spes, que el matrimo- ayuda a merced de sus crisis afectivas; h a n dado u n carácter explosivo al fe- como es natural, en las experiencias,
nio es u n a «comunión de amor y de la marginación neurotizante de la mujer nómeno con u n a intensidad hasta ahora escuálidas y a la postre opresoras, de
vida entre los cónyuges», da indudable- en los quehaceres domésticos y su gra- desconocida: estas condiciones h a n promiscuidad genital o de «sexualidad
mente un paso hacia la comprensión ve aislamiento en el oficio de sociabi- conducido de hecho a u n a descalifica- de grupo»: solución demasiado fácil y
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banal, y por lo mismo mistificante, de por cierto: hace que la mujer no se procesos de socialización de las fami- dentro y fuera del ámbito cristiano; pero
una problemática que, capaz de desbara- identifique ya, de modo exhaustivo, con lias, ya en curso y del todo profetiza- es providencial que precisamente en
tar ciertos esquemas psicológicos invete- sus tareas esponsales y maternales; in- bles, consentirán u n a distribución más este ámbito, donde el acento del carác-
rados, no puede asomarse sino con ex- troduce en nuestra cultura la convic- equilibrada de las cargas educativas, ter esponsal y maternal de la feminidad
trema discreción y requiere análisis ción de que las diferenciaciones del pa- no endosándolas durante muchos años se ha mantenido y sigue manteniéndose
muy pacienzudos y aproximaciones pel social del hombre y de la mujer únicamente a la madre: por lo mismo tan vivo, se haya propuesto insistente-
muy matizadas. Pensamos, en cambio, pueden cambiar completamente según cabe pensar que el quehacer materno mente al mismo tiempo la posibilidad
en el «grupo» y en la «comuna» como las necesidades económicas, las instan- sufrirá modificaciones notables en el de u n a verdadera realización de sí in-
área afectiva que puede extenderse en cias sociales, las hegemonías políticas; futuro. Y asimismo el papel esponsal cluso para las mujeres que no son es-
torno a la familia y ser el lugar de u n a multiplica las posibilidades para la mu- sigue el camino de u n a reestructuración, posas y madres en el sentido común de
vinculación amistosa lozana, delicada y jer de encuentros no domésticos y de al menos por dos motivos. La plena estos términos, pero que no por eso
confiada. afirmaciones autónomas, insinuándole igualdad de la mujer, que se afirma ya pretenden ser o son menos mujeres.
Finalmente (y lo decimos sobre todo a veces cierto sentimiento de rebelión decisivamente y de la que el trabajo
para los grupos de espiritualidad con- contra el matrimonio como experiencia extradoméstico es a un tiempo fruto
3. LAS SITUACIONES «IRREGULARES».—
yugal) conviene impulsar estas expe- represiva y alienante. Más concreta- e instrumento (un instrumento, por
Al fin de este artículo no podemos me-
riencias más allá del ámbito de los pro- mente, en lo que respecta a la expresión cierto, necesario en las capas sociales
nos de esbozar el caso de las conviven-
blemas personales de las parejas (el pro- sexual, ha surgido u n a situación de menos evolucionadas), confiere nuevas
cias conyugales que no pueden llamarse
blema de la «comunión esponsal», por interés sorprendente: el hombre no dimensiones a la integración conyugal
institucionalmente regulares: pensamos
ejemplo) 16 , hacia formas más externas y, por lo mismo, aporta nuevos rasgos
encuentra ya a la mujer sólo como en las que no h a n sido sancionadas por
de actividad apostólica y social: hospi- a la fisonomía esponsal de la mujer.
esposa entre las paredes de su casa ningún rito matrimonial religioso o ci-
talidad más varia que la limitada al pro- Además, la revalorización positiva tam-
(y fuera de casa como prostituta), sino vil; o que h a n sido sancionadas única-
pio grupo y a la propia condición; tra- bién de la sexualidad femenina, como
que se encuentra con ella en mil otras mente, aun tratándose de bautizados,
bajo extradoméstico de la mujer con los lugar y trámite del diálogo recíproco y
ocasiones socialmente reconocidas como por la ceremonia civil.
compromisos sindicales inherentes; acti- como vía a la apertura social, está des-
compañera y colaboradora; su fascina- tinada a sacar a la mujer de u n a acti- No queremos abordar los problemas
vidad asociada de los barrios: cola- ción, su inmenso potencial afectivo, su ya analíticamente expuestos en la
boración en escuelas populares o en es- tud de pasividad y de aceptación y a
capacidad de erotización difusa de las re- convertirla, en este sentido, en u n voz Divorcio, sino afrontar, como mo-
bozos de contraescuela; experiencias laciones, son en adelante u n bien puesto ralistas, algunos problemas de conduc-
también más radicales de transforma- partner plenamente responsable: difícil-
comúnmente en circulación: y así como mente pueden calcularse las repercu- ta que interesan a dichas personas. En
ción profesional y de «resocialización» ha cambiado la fisonomía de nuestra general, queremos insinuar sobre estas
entre los pobres. La explicación comu- siones de semejante maduración sexual
colectividad (se tiene de ello hasta u n a sobre el papel esponsal, no sólo en el situaciones la posibilidad de u n juicio
nitaria de estas y otras tentativas simi- percepción visual al pasar por u n a al- moral más benigno, ya que semejantes
lares, además de recabar las ventajas momento en que se decide la convi-
dea o entrando en u n a metrópoli), se vencia conyugal, sino en todo su des- situaciones existen y resulta imposible
externas que se proponen, crea en el o muy difícil modificarlas. Ante todo
grupo el clima más apto para u n a fran- va también transformando el impulso arrollo ulterior. Siempre será necesario
sexual en u n a fuerza de relación más precaverse contra u n a psicología des- debe decirse que, si al menos existe el
queza afectiva recíproca y elimina in- matrimonio civil, se le reconoce «un
timismos peligrosos e inútiles. En u n extensa y polivalente, no ya única- criptiva demasiado fácil que caracteriza
mente absorbida por la rutina genital,. a la esposa como la criatura pronta al valor social, aunque privado de su
tiempo se hablaba de la importancia de obligatorio complemento sacramental.
las «virtudes sociales» para la familia: sino puesta al servicio de u n a sociali-j perdón, deseosa de protección, más a
zación más honda entre las personas.! la espera que a la búsqueda del amor, Y esto no sólo en orden a los efectos
la estima, la cortesía, la liberalidad, el éticos prácticos que implica sobre la
respeto, la amistad, etc., a las que cabe Todo esto hace pensar que, en laj etcétera.
superación de la actual crisis de la fa-j conducta social de los ciudadanos, sino
hoy añadir otras más abiertas de la además, porque, en el fondo, un ma-
pobreza, de la veracidad, del coraje. milia «nuclear» hacia modelos alterna-j Sin decir que precisamente la tradi-
ción cristiana, con su propuesta virginal trimonio - a u n q u e puramente civil-
Tal es el contexto ético en que la fa- tivos más movidos y ampliados, la mu-j es siempre u n a realidad comunitaria,
milia puede asumir su papel socio- jer debe realizar una tarea determinan-! acogida por la mujer, muestra que su
patrimonio espiritual no se agota en un vínculo h u m a n o que incide en el
político, acogiendo cuanto hay de po- te: aunque siga siendo verdad que «algo destino de las personas, un modelo
sitivo en el fenómeno de la contesta- de la sexualidad femenina resiste a esta la vocación esponsal o maternal, es
evidente que la mujer debe por encima (aunque sea inadecuado) de institución
ción. transferencia de la sexualidad privada benéfica creada por Dios. El matrimo-
a las energías libidinosas del vínculo de todo realizarse como persona. Es
preciso cuidarse de la ambigüedad de nio civil, aunque no sea expresivo de
social» 18 . la realidad teológicamente sobrenatu-
2. LA EMANCIPACIÓN FEMENINA.—He-
ciertas exaltaciones del ideal virginal:
La consecuencia más obvia de esta las «esposas de Cristo» saben que la re- ral, ha acogido el contenido jurídico
mos aludido también a este proceso, «ascesis de la mujer» la tenemos en la canónico de contrato social con fines
relacionándolo en particular con el des- nuncia al matrimonio comporta un sa-
revisión de la caracterización materna crificio y hace ordinariamente más di- conyugales apropiados: sería injusto
arrollo de la revolución industrial. Y si y esponsal que la mujer recibió en el identificar en el plano social el matri-
ficultosa y precaria la maduración de
bien no todo está esclarecido en este pasado, incluso en la tradición cris- su personalidad femenina. Pero saben monio civil con el concubinato y con
complicado asunto 1 7 , indicaremos al tiana. No se trata de negarla, sino de también que su vida es u n testimonio la unión propiamente fornicaria» 19 .
menos dos aspectos por los que el fe- dejarla abierta a las perspectivas que precioso de la múltiple variedad de for- Debe añadirse que u n a actitud de res-
nómeno de la emancipación incide sobre el futuro hace entrever. Cabe, por ejem- mas y experiencias en que u n a mujer peto es obligatoria respecto a las per-
las modalidades estructurales de la fa- plo, pensar que en la familia de maña- puede realizarse serenamente incluso sonas que conviven en la fidelidad
milia. na, aunque no sea sino por motivos fuera del matrimonio (no ciertamente aunque no sea siquiera en matrimonio
En primer lugar, en general. El fe- demográficos, pueda «contenerse» la al margen de u n a maduración sexual). civil. Claro es que obrando así, ambos
minismo nos está llevando de hecho fecundidad de la sangre a beneficio de Ignoramos los caminos que puedan han optado por u n a concepción de vida
mucho más lejos que a u n a paridad otras formas de fecundidad social o abrirse en el futuro en este sentido. que no es integralmente cristiana; pero
formal entre los sexos, bien legítima eclesial; mientras, por otro lado, los
390 391 Familia
Familia

esto n o obsta a q u e sean estimados en Notas.-l1) Le 12,56-57: la invitación pe- sericordia. En realidad, esta solución inter- de «Idoc internazionale»; y a la purilunl ir
rentoria de Jesús concluye precisamente la media deja en pie la controversia existente plica de A. Nesti, I gruppi minoritari crlstlanl
los v a l o r e s h u m a n o s q u e s a b r á n e x - entre las otras dos: en el sentido de que, una
perícopa que pide «atención a los tiempos» come fenómeno di controcultura, en «Problemi
presar (un a m o r a veces m á s tierno y vez plenamente constituido el matrimonio, es del socialismo», 14 (1972), 61-93. Recuerde
(a los «signos del tiempo», como dice Mt 16,3)
fiel q u e e n o t r a s p a r t e s ) , y e n t o d o s los y la capacidad de «discernirlo». La interpre- todavía posible estar a favor o en contra de se que una componente psicosociológlcti es
valores incluso religiosos q u e s a b r á n tación susodicha dada por la metodología la posibilidad de la Iglesia en orden a la «dis- causa sin duda del complejo fenómeno de lus
t a m b i é n actualizar en su vida. teológica moral, que se ha abierto camino pensa». A la amplia bibliografía ya citada comunas y de las experiencias afines, como
después del concilio, se enuncia aquí en for- cabe añadir aquí, entre otros estudios, los el fenómeno análogo de los grupos y grupl-
Estas situaciones, mejor q u e otras, contenidos en el número 7 de «Concilium»
ma de conclusión sintética: u n análisis más tos, de las «fraternidades», de las colectivida-
s o n l a s q u e s u g i e r e n el n o prefijarse (1973), dedicado al Porvenir del matrimonio des: es la profunda exigencia de una «identi-
detallado tenemos que dejarlo para otros lu-
c o m o ú n i c a y p r i n c i p a l m e t a la s a l v a -
gares. El lector de este DICCIONARIO podrá re- en la Iglesia.—(9) Véase al respecto el brillan- ficación fraterna o ciánica» que actúa en
g u a r d i a o el r e s t a b l e c i m i e n t o d e l o r d e n currir a la voz Teología moral (metodología) de tísimo ensayo sistemático de G. Angelini en ausencia de otras protecciones (paterna y so-
o b j e t i v o , s i n o la d e f e n s a y el p o t e n c i a - G. A. Palo. En cuanto a nosotros hace, he- Per una pastorak dei divorziati, Turín 1974.— cial): cf, entre otros, G. Mendel, La rebelión
m i e n t o d e los v a l o r e s p e r s o n a l e s q u e mos expuesto y utilizado esta metodología en ( l0 ) No vamos a señalar una bibliografía contra el padre, Edicions 62, Barcelona 1970.
e n t r a n e n j u e g o . Exigir, p o r e j e m p l o , muchas páginas de Giudicare da sé, Turín para lo dicho arriba. Desde el punto de vista Y por otra parte es también obligatorio seña-
1 9 7 3 . - ( 2 ) Así, por ejemplo, en el hermoso hermenéutico moral cabe señalar G. A. Palo, lar las resistencias y fatigas que, bajo el pun-
q u e se e s c o j a sin m á s el m a t r i m o n i o La realtá sociale como tessuto vítale del messagio
ensayo de S. Magglioni, Fidanzamento, tempo to de vista psicosociológico, se evidencian en
religioso, p u e d e s e r p a s t o r a l m e n t e u n cristiano, en «Rivista di Teología morale», 14 el cambio actual del modelo de familia.
di grazia, en Preparazione al matrimonio, Milán
e r r o r . C o m o a u t o r i z a d a m e n t e se h a 1968, 26ss. Pero la doctrina tiene innumera- (1972), 2 2 5 - 2 3 6 ; y, para algunos puntos, ¿Cómo obtener y cómo exigir de las familias
d i c h o , « h a s t a a y e r se p u d o p e n s a r q u e bles puntos de apoyo en la tradición, cuya E. Chiavacci, La problemática deU'amore nei trabajadoras de las zonas industrializadas una
s i e m p r e e r a m e j o r l l e g a r a la c e l e b r a - amplia documentación puede verse en el co- giovani, en Rinnovamento di fede e problemi ampliación de la propia experiencia «nuclear»,
c i ó n r e l i g i o s a del m a t r i m o n i o : se p r e - nocidísimo volumen de E. Schillebeeckx, El giovanili, Turín 1 9 7 3 , 148-163. Para una me- precisamente ahora que, después de tantos
matrimonio, realidad terrena y misterio de sal- ditación e interpretación espiritual de algu- afanes y fatigas, han logrado acercarse al sus-
s u p o n í a q u e , t a r d e o t e m p r a n o , el nas de las afirmaciones arriba enunciadas
vación. Sigúeme, Salamanca 1 9 6 8 . - ( 3 ) Así es- pirado estándar de las familias burguesas ? ¿ No
a m b i e n t e social cristiano d e s p e r t a r í a en remitimos a un breve y denso capítulo de se correrá el riesgo de que el tema de la aper-
cribí en La comunitá d'amore della famiglia
el a l m a l a s c o n d i c i o n e s e s p i r i t u a l e s ; A. del Monte. 7/ senso della verginitá cristiana, tura de la familia se convierta en un discurso
cristiana, en «Via Veritá e Vita», 24 (sept.-oct.
ahora, en cambio, en u n a sociedad 1969), 51.-( 4 ) Sobre la estela de una ense- Turín 1 9 7 3 . 63-69.-f 1 1 ) La bibliografía a este para élites y sutilmente burgués? En térmi-
c a d a vez m á s d e s c r i s t i a n i z a d a , h a lle- ñanza tradicional, que contiene también la respecto, como sobre lo que vamos a decir nos más generales, mientras la familia sea,
g a d o el t i e m p o d e p r e g u n t a r s e q u é a y u - encíclica Casti connubii de Pío XI.—(5) GS 4 8 . acerca de las «legitimaciones» en los puntos como lo es en el actual sistema productivista,
d a m á s a la e d u c a c i ó n r e l i g i o s a y a la A menos de redimensionar la concepción per- sucesivos, es enorme. Muy lineales y riquí- el lugar donde la persona se compensa afec-
sonalista del matrimonio (que. por otra parte, simas de datos nos parecen: P. C. Beltrao, tivamente de las presiones y alienaciones in-
esperanza de salvación: u n s a c r a m e n t o Sociología della famiglia, Roma 1 9 6 8 ; A. Michel,
propone el concilio con tanta autoridad) y de ducidas por el mecanismo omnipresente del
de menos, con u n a inquietud m á s en Sociología della famiglia, Bolonia 1973.Además industrialismo, será vano pedirle u n a «am-
encomendar al matrimonio tareas muy ob-
el a l m a , o u n s a c r a m e n t o m á s c o n u n a jetivas y precisas, como, por ejemplo, la pro- el problema está ligado con el otro, inmenso, pliación»: el discurso se torna aquí político.—
i n q u i e t u d m e n o s e n el a l m a » 2 0 . Del creación y la sociabilización de los hijos (re- del antiautoritarismo y el no menos grave del
feminismo, de que hablaremos luego.—(12) No (13) Cf, por ejemplo, Ph. Aries, Padri e figli
m i s m o m o d o p u e d e ser t a m b i é n u n bajando peligrosamente la relación que, en el nell'Europa medievale e moderna, Bari 1968.—
«celo p o c o i l u m i n a d o » e x i g i r q u e se personalismo cristiano, se establece sólida- nos referimos sólo a la experiencia de las «co-
munas», de origen anterior, y luego sobre todo (14) Un análisis parecido, por ejemplo, puede
s e p a r e u n a pareja sin vínculo m a t r i m o - mente entre el matrimonio y la maduración verse en A. Mitscherlich, Acusación a la socie-
sexual-personal de los cónyuges). Pero no en el surco de la contestación del 68 (respecto
n i a l 2 1 : el b i e n i n t e g r a l d e la p e r s o n a , de estas experiencias hay que mantener re- dad paternalista. Sagitario, Barcelona 1966,
creemos posible, ni legítima, esta operación que examina el problema en el cuadro más
t a n t o d e los q u e c o n v i v e n c o m o d e los servas), sino también a las tentativas habidas
de recuperación.—( 6 ) Lo pone ya de relieve, amplio (y patológico) en que el padre y la
hijos, l e g i t i m a y a v e c e s h a c e d e s e a b l e no sin una consideración etnoantropológica o propuestas en gran número dentro del mis-
la p e r d u r a c i ó n d e e s t a s i t u a c i ó n d e h e - mo ámbito de la experiencia cristiana. Es muy madre desaparecen como figuras principales,
más amplia, H. Schelsky, II sesso e la societá, fundamentales y determinantes, de la existen-
cho, rica, por o t r a parte, c o m o decía- Milán 1960. Como es sabido, en no pocas arduo presentar u n a bibliografía al respecto,
porque muchas de estas experiencias no han cia h u m a n a : la investigación psicosociológica
m o s , e n o t r o s v a l o r e s p o s i b l e s . Y, final- otras culturas, la conexión entre matrimonio resulta también muy importante {la imagen
y expresión sexual no es tan significativa: «en sido verbalizadas (algunas ni siquiera han te-
m e n t e , p u e d e s e r e x c e s i v o y, p o r e n d e , nido el tiempo para ello). En líneas generales del padre «castrado» por u n a madre arcaica
i n j u s t o , y a c a s o p e l i g r o s o , exigir q u e muchos pueblos —observa C- Lévi-Strauss, y omnipotente, en nuestro caso la sociedad
Razza e storia e altri studi di antropología, Turín puede verse: R. Reiche, La sexualidad y la lucha
convivan como «hermano y hermana»: de clases, Seix Barral, Barcelona 1969 (que tecnocrática, se suma al conflicto más angus-
1971, 1963—. el matrimonio poco tiene que tioso que vive el niño en la primera infancia,
t a m b i é n e n s i t u a c i o n e s d e fidelidad n o ver con la satisfacción de los impulsos sexua- trae conclusiones generales de un examen
atentísimo de la experiencia de la Comuna 1 como lo ha analizado Klein en sus bien cono-
i n s t i t u c i o n a l i z a d a , los v a l o r e s p e r s o n a - les, pues en ellos el aspecto social provee de- cidas investigaciones). Lógicamente es tam-
les y s o c i a l e s i n s c r i t o s e n la r e a l i d a d y parando muchas oportunidades que no sólo de Berlín). Como verbalizaciones o análisis de
experiencias particulares: B, Wilhelmer. La bién indispensable en este punto u n análisis
e n el g e s t o s e x u a l p u e d e n r e a l i z a r s e pueden ser externas al matrimonio, sino que sociopolítico.—(1,;) En esta perspectiva es don-
pueden incluso estar en contradicción con comune. Le iieu d'une transformation révolution-
e n b u e n a p a r t e ; y es s i g n o d e objetivis- naire de la conscience, en «La vie spirituelle. Sup- de se sitúa y se juzga el creciente proceso de
él».—(7) He presentado más ampliamente los anarquismo sexual que estamos presencian-
m o poco cristiano tolerar con benig- plément», 94 (sept. 1970), 3 4 1 - 3 5 2 : H. Oren-
términos de esta nueva visión de la sexuali- do. En cuanto comporta la disgregación de
n i d a d las a v e n t u r a s genitales ocasio- dad en Sessualitá e amore, u n ensayo destina- ga. La grande famille. Histoire d'une tentative,
n a l e s d e u n c ó n y u g e infiel, y c o n d e n a r en «Esprit» (marzo 1971), 4 5 1 - 5 0 0 ; E. Verret, la familia-núcleo y, más generalmente, la des-
do a la Nuova Enciclopedia del matrimomo en composición de la ética «burguesa», que es
sin a p e l a c i ó n la i n t i m i d a d s e x u a l d e curso de publicación.—( 8 ) El primer teólogo Les enfants des Kibboutz, en «Revue de Péda-
gogie», 16 (1971), 2 7 - 3 8 ; D. Finkelor, Le producto y soporte de la sociedad producti-
quienes conviven en u n a o r d e n a d a es- que propuso esta interpretación en Italia fue, vista y de sus estructuras opresivas, dicho pro-
que nosotros sepamos, G. Oggioni, Lo sciogli- comuni: motivazioni e prospettive, en «Idoc. in-
tabilidad de amor. U n a actitud m á s ternazionale», 19 (1971). 2-10 (investiga- ceso se presenta como sensiblemente bené-
a r t i c u l a d a d e b e g u i a r a los p a s t o r e s d e mento del matrimonio rato e consumato, en «La fico: la lucha al régimen comenzaría por ahí.
famiglia», 4 (1970), 393-409, donde encontra- ción sobre «New Community Project» de
a l m a s e n la s o l u c i ó n del p r o b l e m a d e Boston). Es también oportuno situar y estu- Como se sabe, esta teorización ha sido pro-
rán las oportunas referencias bibliográficas. puesta por los más incautos de modo gené-
c o n c e d e r o n o a e s t a s p e r s o n a s los En Nuevos caminos de la ética sexual, Sigúeme. diar esta serie de experiencias en el cuadro
más amplio del comunitarismo actual, inclu- rico como una invitación a luchar contra los
s a c r a m e n t o s d e la p e n i t e n c i a y d e la Salamanca 1974, hemos mostrado cómo esta tabúes y contra el poder (la «rebelión de los
eucaristía: problema que ahora n o po- solución puede considerarse como media en- so en el seno de la Iglesia: a este respecto
remitimos a las contribuciones publicadas en pobres», que no tendrían otro camino de re-
cos moralistas afrontan c o n las debi- tre la que afirma la total indisolubilidad del belión) ; pero los más refinados la han inser-
matrimonio sacramento, negando a la Iglesia el ya citado n. 94 de «La Vie spirituelle. Sup-
d a s cautelas sobre posiciones m á s rea- plément» (sept. 1970), y en el n. 99 de tado en una doctrina de la revolución que ha
todo poder de disolución, y la contraria que
listas y c o m p r e n s i v a s 2 2 . «Lumiére et Vie» (oct. 1970); a la interesante tratado de indagar en qué medida la represión
reconoce a la Iglesia tal poder que ha de ejer- sexual ha servido a consolidar la estructura
cerlo en el espíritu de una economía de mi- documentación crítica aparecida en el n. 3
de los poderes operantes en nuestro sistema
A. Valsecchi
Fe H 392 393 Fe
(se cita como iniciador de esta orientación ción trata de situar la acción por la liberación turaleza, las características y el dina-
a W. Reich. La opinión del gran discípulo hete- de la mujer dentro de un proyecto más gene- el NT: la acción salvííica de Yavé se
rodoxo de Freud se analiza mejor en el con- ral de lucha política que proviene de la doc- mismo de la fe dentro de la historia revela y se realiza históricamente en
junto de sus obras). Sin embargo, no es así. trina marxista.—(18) P. Ricoeur, Della inter- de la salvación y de la existencia cris- Jesucristo, de modo que la fe se pre-
El sistema capitalista ha recuperado astuta- pretazione. Saggio su Freud, Milán 1966, 336.- tiana. De aquí surge la necesidad de senta como acogida de Dios salvador
mente a su favor este impulso a la liberaliza- (19) T. Goffi, Linee di una pastorale familiare ofrecer las líneas fundamentales de la en Jesucristo como único camino de
ción sexual: no contento de reprimir las ener- dopo ü divorzio, en «La famiglia», 5 (1971), revelación bíblica y de la reflexión teo- salvación para los hombres. Las pala-
gías sexuales con un trabajo profundamente n. 25, 43. Y continúa muy bien: «El derecho lógica sobre la fe cristiana. Sólo después bras con que Jesús comienza su predi-
alienado, lo reprime incluso en los tiempos canónico considera el matrimonio civil como de esta premisa es posible precisar: 1) la
libres con una política sexual coherente, que matrimonio inexistente, no como matrimonio cación, al paso que indican la primera
propone y organiza, como máxima expresión, nulo. Solamente si los dos cónyuges cohabitan relación entre fe y existencia moral condición para entrar en el Reino y
la sola satisfacción genital de la sexualidad. y en cuanto cohabitan, se tendrá por ley ecle- cristiana, 2) las llamadas de la fe, 3) los alistarse en su seguimiento, precisan la
Se sabe que H. Marcase es quien lo ha dicho siástica el concubinato público y notorio. No pecados contra la fe. fundamental fisonomía de la fe:. «Se
con la mayor claridad y quien ha denomina- se puede declarar canónicamente concubi- ha cumplido el tiempo, y el Reino de
do esta recuperación con el nombre de «de- narios a los cristianos por el simple hecho de Dios es inminente. Arrepentios y creed
sublimación represiva»: véase sobre todo estar ligados por el vínculo conyugal civil, REVELACIÓN Y TEOLOGÍA DE LA FE.-
Eros y civilización, Seix Barral, Barcelona 1971, sino porque tienen una continuidad de rela- Con el término fe la Revelación indica en el Evangelio» (Me 1,15). El tiempo
y El hombre unidimensional, .Seix Barral, Bar- ciones de modo público y notorio. El derecho la actitud compleja del hombre ante «oportuno» para la salvación del mun-
celona 1969.—(16) Desde este punto de vista canónico no ataca al vínculo civil como si Dios único salvador. En tal sentido el do ha llegado a su cumplimiento; en
es necesario un juicio muy crítico también fuese en sí delictivo. Considera, en el matri- estudio de la fe corre paralelo al estu- efecto, el Reino de Dios, o sea el amor
sobre todas las formas y todas las interven- monio civil, la expresión de la voluntad con- dio de la salvación anunciada y comu- salvífico de Dios, está ya presente y ope-
ciones, como hoy se dice, de psicoterapia de yugal, razón por la que, a petición de un rante entre los hombres en la persona
la pareja. No queremos negar su utilidad, y cónyuge, admite la sanatio in radice».— nicada por Dios al hombre en el curso
de la historia 1 . y en la acción del Hijo hecho carne;
hasta su necesidad en muchos casos, sino (20) Así el arzobispo de Milán, cardenal Gio-
señalarle unos límites. Para una orientación «creer en el Evangelio», o fe, es preci-
vanni Colombo, en un discurso del 8 de sep- Más concretamente, para el Antiguo samente dar el sí a la salvación de Dios
general sobre estas formas de intervención tiembre de 1970.—(21) L. Rossi, Morale ses~ Testamento el sentido complejo y simple
véanse: AA. VV., Psychotherapies of marital suale in evoluzione, Turín 1969\ 258.— que se revela y se comunica a los
disharmonies, Nueva York 1965; G. Lemaire, de la fe se deduce de la historia de la hombres en Jesucristo.
(") Además de los autores ya citados, cf; elección de Abraham y de la historia de
Les thérapies du couple, París 1973.-( 17 ) Desde B. Haring, Sociología della famiglia, Roma 1962,
el punto de vista antropológico-cultural, la 409ss; C. Duquoc, Le mariage aujourd'hui: la alianza de Yavé con el pueblo elegido, Los aspectos más importantes de Ja
lectura fundamental sigue siendo la de M. Mead, amour et institution, en «Lumiére et Vie», 82 dos momentos de la única historia de fe neotestamentaria son: 1) Adhesión
El hombre y la mujer, Fabril, Buenos Aires 1962. (1967), 33-62; T. Goffi, L'azione pastorale la salvación. De ellos resulta que la fe a Jesucristo salvador en cuanto muerto
Desde el punto de vista histórico pueden verse verso le famiglie «irregolari» e i coniugi separati, significa aceptación de la voluntad salví- y resucitado; en efecto, la voluntad sal-
en general: L. Cappezzuoli-G. Cappabianca, en «La famiglia», 2 (1968), 219ss; como tam- fica de Yavé. Los profetas, llamados a
Storia deW' emancipazionefe.mminile, Roma 1963 bién, ; vííica de Dios halla su revelación ple-
una vez más. Rossi. Goffi y otros mora- guardar la pureza de la fe de Israel y namente eficaz en la humillación de la
E. Figes, Actitudes patriarcales: las mujeres en listas en el ya citado volumen La pastorale dei
la sociedad. Alianza, Madrid 1972; AA. VV., divorziati, Turín 1974. Nos place citar asi- a alimentar su autenticidad, subrayan cruz y en la gloria de la resurrección
Crisi delVantifemminísmo, Milán 1973; más en mismo, como ejemplo de una casuística acer- en particular la unicidad de la salva- de Jesucristo; en el misterio pascual Je-
particular, para las relaciones entre la margi- tada y prudente, el siguiente juicio del ción en cuanto ésta sólo puede venir sucristo se manifiesta como Hijo uni-
nación femenina y los diversos aspectos de P. Huizing, Indicazioni pastorali di uno straniero, de Yavé. En términos personalistas, génito del Padre que ha venido a ofre-
la revolución industrial: A. Ardigo, Emanci- en «Servizio della Parola», 36 (1972), 21: la fe predicada por los profetas es el
pazione femminile ed urbanesimo, Brescia 1964; «Puede suceder que en ciertos casos sea claro cer a los hombres la posibilidad de lle-
y sobre todo E. Sullerot, Historia y sociología que la comunión católica debe exigir fa rup- reconocimiento del único Dios salvador, gar a ser hijos de Dios (cf Jn 1,12),
del trabajo femenino, Edicions 62, Barcelona tura de tal vínculo antes de admitir a la es el sí o el amén a la salvación que como nuevo Adán que da origen a la
1970. Para una profundización teórica del persona a la vida litúrgica de la Iglesia: por viene exclusivamente de Yavé. Dentro nueva humanidad (cf Rom 5,12ss). En
problema femenino y de la importancia de ejemplo, cuando un hombre abandona a su de esta fundamental perspectiva se de- este sentido, la fe es reconocer a Jesu-
la mujer sirven las conocidas y apasionadas mujer e hijos para casarse civilmente con su linea otro aspecto de la fe: la acepta- cristo como Hijo de Dios y como único
reflexiones de G. von Le Fort, E. Stein, S. de secretaria, no tiene por qué maravillarse de ción de la Palabra de Dios, tanto bajo camino de salvación. 2) La adhesión a
Beauvoir: ios posibles desarrollos teológicos que la Iglesia condene públicamente su com- el perfil dogmático de la revelación de
a este respecto véanse en la voz Mujer de este Jesucristo como adhesión a su persona
portamiento y prefiera no admitirle a los sa- u n a «verdad», como bajo el perfil moral y a su mensaje: así cómo en el AT la
DICCIONARIO y en los ensayos y estudios en cramentos. Pero en otros casos, tal abstrac-
ella citados. La literatura relativa al movimien- ción del aspecto del sentimiento no se impo- de la promulgación de u n a «ley de aceptación de Yavé salvador entraña-
to feminista en sus posiciones y articulaciones ne, al menos no tan claramente, cuando, por vida». Los aspectos indicados —la acep- ba la aceptación de su palabra de ver-
actuales es vastísima, y resulta arduo hacer ejemplo, un joven marido se ve abandonado tación de la salvación y la aceptación dad y de vida, así en el NT la acepta-
una selección. En términos muy generales de su mujer y no tiene otra solución para sí de la palabra— se entrelazan recíproca- ción de Jesucristo entraña la acogida
pueden distinguirse dos orientaciones. La pri- y para sus hijos que buscarse otra esposa y mente entre sí, en cuanto la aceptación
mera, de orden prevalentemente anglosajón, de su palabra, con la singularísima
otra madre. Aunque si fuese cierto que se- de la palabra (escucharla y dejarse novedad de que el mismo Jesucristo es
destaca sobre todo la opresión femenina por gún la ley divina no puede ser válido un se-
parte del hombre y, por lo mismo, se carac- guiar por ella) es el camino para la la Palabra definitiva de Dios al mundo.
gundo matrimonio, sería inhumano, y por lo única salvación de Dios, tanto más
teriza por una atención absorbente a los te- mismo anticristiano, condenar al joven y a 3) La adhesión a Jesucristo es adhesión
mas de la «liberación sexual» de la mujer: su nueva esposa por toda la vida como peca- cuanto que la palabra divina es eficaz- eclesial y sacramental: la relación sobre-
véanse entre muchas otras obras, dos recien- dores públicos y excluirlos del cuidado pas- mente productora de salvación. natural del creyente con Jesucristo se
tes, muy ricas en erudición y sentido crítico, toral». realiza a través del «signo eficaz» de la
aunque tocadas de un excesivo espíritu po- En el Nuevo Testamento el concepto de
lémico (e incluso a veces patético): K. Millet, Iglesia y de sus sacramentos: la Iglesia,
La política del sesso, Milán 1971; G. Greer, fe se encuentra en línea tanto de con- como «esposa» y «cuerpo» de Cristo,
L'eunuco femmina, Milán 1972; más equili- tinuidad como de novedad respecto al es por su naturaleza «comunidad de
brada, pues trata de integrar en la concepción FE concepto veterotestamentario: en línea fieles» y los sacramentos son siempre
feminista «burguesa» los datos ofrecidos tanto de continuidad, porque la fe es acoger y ante todo «sacramentos de la fe».
por la interpretación marxista como la freu- El tratado ético de la fe cristiana a Dios en cuanto única salvación y en
diana, es la obra de J. Mitchell, La condizione presupone el conocimiento de cuanto cuanto palabra de verdad y de vida;
della donna, Turín 1972. La segunda orienta- la Palabra de Dios y la reflexión crítica A partir de estos datos bíblicos sucin-
en línea de novedad, entroncando con tamente referidos, la reflexión teológica
sobre la misma dicen acerca de la na- la gran novedad característica de todo ha ido estudiando los elementos estruc-
Fe 394 395

turales de la fe, o sea los elementos que «material»); además estas verdades se versos «deberes» del creyente, sino pasos de Me 11,12 y Jn 14,1 que re-
definen la esencial estructura de la fe: aceptan «por la autoridad de Dios que también en el sentido de presentar como fieren el verbo a Dios). Los textos ex-
se trata de características tan impor- revela» (objeto «formal») 5 . Acto esen- problema moral fundamental el del plícitos son muy numerosos: «Vosotros,
tantes que son «constitutivas» de la cialmente de conocimiento, la fe no es sentido de la fe en la compleja existen- ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16,15);
misma fe, en el sentido de que su pre- reductible a un puro acto intelectual, cia cristiana. «¿Crees tú en el hijo del hombre?»
sencia hace que la adhesión de fe sea pues afecta a la totalidad de la persona Pasemos ahora a dos ejemplificacio- (Jn 9,36); «La obra de Dios es creer en
verdaderamente tal. Esas características en su experiencia de ser salvada por el nes, que consideramos particularmente quien El ha enviado» (Jn 6,29). San
son la sobrenaturalidad, la racionalidad amor de Dios en Cristo. Es «conoci- significativas, de esa perspectiva indi- Juan —según notaba ya san A g u s t í n -
y la libertad. miento» en el sentido bíblico del térmi- cada, resaltando la dimensión personal usa construcciones sintéticas que ponen
no, es decir, comunión personal recí- cristocéntrica y eclesial de la fe. de relieve el carácter personalista de la
Hablando de sobrenaturalidad la teo- fe en relación con Jesucristo: la fe es
logía quiere afirmar que la adhesión de proca. Por fin, al hablar de libertad, la
teología quiere recordar que la fe no 1. LA FE COMO ENCUENTRO Y COMU- u n movimiento personal hacia Jesu-
fe es obra de la gracia de Dios y no, en cristo (Jn 4,21.50; 5,38-47; 6,30; 2 , 1 1 ;
cambio, una actitud espiritual adoptada puede existir sino como u n a actitud NIÓN PERSONAL CON DlOS EN JESUCRISTO.—
espiritual voluntaria, con la que la En la revelación la fe se presenta como 3,16.18.36; 4,39). Del mismo modo,
por la propia iniciativa del hombre. «Si los apóstoles se presentan como testi-
alguien niega que el primer acto de fe persona «elige» libremente adherirse a la aceptación libre por parte del hom-
Dios salvador en Jesucristo. Más con- bre de la voluntad salvífica de Dios en monios y heraldos de u n a persona:
y la donación de sí que la acompaña, «Predicamos... a Jesucristo el Señor»
—mediante los que creemos en Quien cretamente, la fe constituye el «sí» amo- Cristo: en tal sentido la fe aparece como
roso (y, por tanto, esencial y profunda- diálogo personal, en el que la Trinidad (2 Cor 4,5).
justifica al impío para llegar luego al
renacimiento del santo b a u t i s m o - , co- mente libre) del hombre a la salvación llama por amor al hombre a la salva- Un segundo punto aparece en la en-
mo también la vida ulterior de la fe de Dios en Cristo. De este modo, a la ción sobrenatural, y el hombre responde señanza bíblica, precisando el objeto de
nos vengan por la gracia, es decir, por vocación de Dios al hombre sigue la libremente: «Cuando Dios revela hay la fe cristiana, que es Jesucristo en cuanto
una inspiración del Espíritu Santo que respuesta del hombre a Dios, u n a res- que prestarle "la obediencia de la fe" Dios que salva y al mismo tiempo sus
rectifica nuestra voluntad y la lleva de puesta que no puede presentarse sino (cfRom 16.26; Rom 1,5; 2 Cor 10.5-6), palabras. La fe es decidirse por Jesu-
la infidelidad a la fe, de la impiedad a como libre y amorosa y, por tanto, por la que el hombre se confía libre y cristo en cuanto conocido como la más
la piedad, y los atribuye en cambio al típicamente «religiosa». totalmente a Dios, prestando "a Dios plena manifestación de Dios, siendo el
poder de nuestra naturaleza, sea con- revelador el homenaje del entendimien- Hijo unigénito (Jn 1 2 , 4 5 ; 14,6-7; 1,18),
Con estas premisas resulta más fácil to y de la voluntad" y asintiendo volun-
siderado en contradicción con las en- captar y desarrollar la reflexión teoló- y, por tanto, como único camino para
señanzas apostólicas»: así lo establece tariamente a la revelación hecha por la salvación de los hombres. La verdad
gico-moral sobre la fe cristiana. El» (DV 5).
el concilio de Orange en el año 529, esencial que interviene en la decisión
canon 5 2 . La enseñanza de la Iglesia Vamos a precisar la dimensión per- personal de la fe es la de Jesús como
reexpone la de la Biblia, según la cual I. Fe y existencia moral cristiana sonalista de la fe cristiana a la luz de Dios que salva: «Otros muchos milagros
el Padre «da» los creyentes al Hijo algunos datos neotestamentarios y de hizo Jesús en presencia de sus discípu-
(Jn 6,39; 10,29; 17,9-26): nadie viene El discurso ético tradicional acerca los, que no están escritos en este libro.
de la fe se polariza fácilmente en torno la reflexión teológica.
al Hijo si no recibe este «don» del Padre a) Algunos datos bíblicos.—En la en- Estos h a n sido escritos para que creáis
(Jn 6,35) que lo atrae (Jn 6,41ss). Los a dos temas, uno positivo y otro nega- que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios,
tivo: se presentaban ante todo los «de- señanza neotestamentaria aparece con
teólogos, con u n a fórmula de inspira- gran claridad un primer punto: la fe y para que creyendo tengáis vida en
ción agustiniana, muestran la relación beres» de la fe: creer, profesar y perse- su nombre» (Jn 20,30). Unida a la
verar en la fe; y luego se pasaba a es una decisión personal libre por Jesu-
de la fe con Dios en toda dirección: cristo. Los sinópticos, pero sobre todo aceptación de Jesús como Hijo de Dios
credere Deum, credere in Deum. credere considerar los «pecados» contra la fe: que salva, va la aceptación de las «pa-
la incredulidad, la herejía, la apostasía Juan, insisten en afirmar que frente a
Deo3. Bajo el perfil ético la sobrenatu- Jesús hay que tomar una postura, hacer labras» o verdades enunciadas por él:
ralidad de la fe significa la afirmación y el cisma. «Yo soy la resurrección y la vida. El
En realidad el discurso ético sobre la u n a elección fundamental6. Se trata de
de la fe como vocación gratuita de Dios una elección de la que depende la vida o que cree en mí, aunque muera, vivirá.
salvador dirigida al hombre en Jesu- fe no puede desarrollarse adecuada- ¿Crees esto?» (Jn 11,25.27). «Este texto
mente si no se pone en el centro el la muerte: «Os dije que moriréis en vues-
cristo. En tal sentido se comprende la tros pecados; porque si no creyereis propone un doble objeto a la fe: ante
expresión de San Máximo Confesor interrogante fundamental: ¿cuál es el todo, u n a persona, la de Jesucristo: "el
«sentido» de la fe para la existencia moral que Yo Soy, moriréis en vuestros pe-
cuando define a los incrédulos culpa- cados» (Jn 8,24). Es una elección mo- que cree en mí"; y luego u n a afirma-
bles como «quienes no h a n acogido a cristiana? El interrogante puede preci- ción: "aunque muera —el c r e y e n t e -
sarse ulteriormente así: ¿cuáles son las tivada, pues se toma basándose en
Dios Padre que los llamaba por medio «signos», es decir, en lo que Jesucristo vivirá. ¿Crees esto?" La fe se dirige ha-
del Hijo encarnado» 4 . riquezas de la gracia divina propias de
«dice» y «hace»; «Así, y en Cañé de cia u n a persona, hacia una verdad;
la fe, y consiguientemente cuáles son pero este segundo objeto esté en íntima
las instancias morales de la fe? En esto, Galilea, dio Jesús principio a sus mila-
Hablando de racionalidad, la teología gros, manifestó su gloria, y creyeron dependencia del primero: el fiel cree a
quiere precisar que la fe tiene u n a es- como en otro cualquier punto de la Cristo, que es la resurrección y la
en El sus discípulos» (Jn 2,11). Es mo-
tructura lógica, en el sentido de que la ética cristiana, las exigencias morales
tivada, pero sigue siendo libre, es decir, vida» 7 .
fe es esencialmente u n acto de conoci- brotan de la gracia, el mandatum es re-
velado y exigido por el donum; de este dejada a merced del hombre, que puede
miento, sin por ello reducirse a puro Otro punto subrayado por la revela-
modo, sólo con reflexionar sobre la ver y no asentir (Jn 6,36): «Aunque
acto intelectual. La fe en un acto de ción atañe al efecto de la fe: ésta es
realidad compleja de la fe cristiana había obrado tan grandes milagros de-
inteligencia que conoce, aunque con una comunión con Dios en Jesucristo.
pueden determinarse las diversas ins- lante de ellos, no creían en El» (Jn 12,37).
características inconfundibles: el cono- Creer no es sólo reconocer que Jesu-
tancias morales. Dentro de esta pers- Es u n a elección que tiene como objeto
cimiento versa sobre «verdades reve- cristo es el Hijo de Dios que salva, y
pectiva el discurso ético tradicional a Jesucristo. En esta línea es significativa
ladas» por Dios acerca de su designio decidirse por él en tal sentido: sino
acerca de la fe puede perfeccionarse, no la terminología evangélica, para la cual
de salvación sobrenatural y no sim- que es también entrar en comunión
sólo en el sentido de asegurar u n a fun- el verbo pistéuo tiene como objeto nor-
plemente sobre verdades alcanzables personal con él, u n a comunión pro-
damentación más teológica de los di- mal a Jesucristo (se exceptúan sólo los
por la pura razón h u m a n a (objeto fundamente transformadora. Piénsese
Fe 396 397 Fe

en la fe como «acceso» a Dios en Cristo, universal: «Nadie puede venir a mí santísima: con ella el creyente «entra de Juan: «Hemos conocido el amor»
según la repetida enseñanza paulina: (creer en mí), si el Padre que me envió en el misterio del amor de Dios, que le (1 Jn 3,16) y «hemos creído» (1 Jn4.16).
«Justificados, pues, por la fe, tengamos no lo trae» (Jn 6,44). Es el Padre quien llama a iniciar una comunicación per- La elección y la decisión de la fe cali-
nosotros paz con Dios por nuestro Se- manifiesta, hace conocer y comprender, sonal consigo mismo en Cristo» (AG 13). fican a ésta como u n a conversión: la
ñor Jesucristo, por medio del cual he- quien atrae interiormente (Mt 11,25; El tema del «don» puede estudiarse no elección consciente y libre de Cristo y
mos obtenido también, en virtud de la 16,17; Jn 6,45-46; 1 Tes 2 , 1 3 ; 4,9). sólo en sí mismo (momento estático), de su palabra entraña el abandono de
fe, el acceso a esta gracia (la amistad Es el Hijo quien revela al Padre y obtie- sino también en su génesis (momento la mentalidad terrena y la acogida de
divina) en que nos mantenemos y nos ne a los hombres la fe con su oración dinámico): la fe se presenta - l o re- la mentalidad del mismo Cristo. Un
gloriamos en la esperanza de la gloria (Le 22,32), y atrae con los misterios cuerda el texto conciliar citado— como texto especialmente rico del Vaticano 11
de Dios» (Rom 5,1-2; Ef 3,11-12). de su vida, particularmente con su u n a «llamada» que el Padre, en el Hijo revela el contenido y el dinamismo de
Juan escribe explícitamente: «El que muerte y resurrección (Jn 8,28; 12,32). y por medio del Espíritu, dirige al hom- la fe como conversión: Sólo así «los no
confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Es el Espíritu Santo quien enseñará todo bre. En el plano ético la fe como don cristianos, abriéndoles el corazón el
Dios mora en él y él en Dios» (1 Jn 4,15), (Jn 14.26), «dará testimonio en favor y vocación pide al creyente el creci- Espíritu Santo (cf He 16,14), creyendo
y usa frecuentemente el término «co- de Cristo» (Jn 15,26), poniéndose como miento continuo en la humildad: «Ha- se convertirán libremente al Señor y se
nocer» para significar u n conocimiento principio, maestro y testimonio de la béis sido salvados gratuitamente por la unirán a El con sinceridad, quien, por
penetrante, personal, unificador, mís- fe de los discípulos: «Nadie puede decir fe; y esto no por vosotros, el don es de ser "camino, verdad y vida" (Jn 14,6),
tico 8 . Los términos que Juan usa para "Jesús es el Señor", sino en el Espíritu» Dios; no por obras, para que nadie se satisface todas sus exigencias espiritua-
designar la unión mediante la fe son (1 Cor 12,3). gloríe» (Ef 2,8-9), por lo que el creyente les, más aún, las colma hasta el infinito.
los mismos usados por Jesucristo para no puede gloriarse sino en el Señor: Esta conversión hay que considerarla
designar la unión eucarística, y los uti- b) Algunas reflexiones teológico-mora- «Quien se gloría, que se gloríe en el ciertamente inicial, pero suficiente para
lizados después por el evangelista para les.—Los datos bíblicos recogidos se pres- Señor» (1 Cor 1,31). A la humildad, que el hombre perciba que, arrancado
indicar la unión mediante la caridad tan a múltiples reflexiones, que pode- el creyente debe unir la gratitud, como del pecado, entra en el misterio del
(Jn 6,56; 1 Jn 4,12-16). mos ordenar en torno a tres fundamen- disposición espiritual permanente; más amor de Dios, que lo llama a iniciar una
tales, destinadas a esclarecer tanto la aún, constitutiva del creyente mismo: comunión personal consigo mismo en
La comunión con Dios en Jesucristo sobrenaturalidad y la libertad de la fe la fe en efecto realiza para el individuo Cristo. Puesto que, por la gracia de
se presenta como transformadora del cuanto las resultantes de la misma: es la elección de gracia por parte de Dios, el nuevo convertido emprende un
hombre: en efecto, es adhesión a Cristo decir, la fe se presenta como vocación Dios: «Mas nosotros debemos dar con- camino espiritual por el que, partici-
en cuanto salvación. Así lo repiten los divina personal, como respuesta hu- tinuamente gracias a Dios por vosotros, pando ya por la fe en el misterio de la
diversos autores inspirados, usando las m a n a personal, como comunión perso- hermanos amados del Señor, porque muerte y de la resurrección, pasa del
categorías características de su pensa- nal entre Dios y el hombre. Dios os h a escogido desde el principio, hombre viejo al nuevo hombre perfecto
miento: para Pablo, la fe «justifica», es La fe es u n a vocación divina personal. para salvaros por la acción santifica- según Cristo (cf Col 3.5-10; Ef 4,20-24).
el camino de la justificación, es el ac- La reflexión acerca de la sobrenatura- dora del Espíritu y la fe en la verdad» Trayendo consigo este tránsito un cam-
ceso a la justicia de Dios (Gal 3,1-5; lidad de la fe lleva a reconocer en Dios (2 Tes 2,13). Cristo mismo da gracias bio progresivo de sentimientos y de
3,24-27; Rom 5.1-2; 8,1-13); para y sólo en él la causa de la fe teologal: al Padre por el don de la fe concedido costumbres, debe manifestarse con sus
Juan, la fe nos asimila a la vida de es Dios quien da existencia y perseve- a los hombres (Le 10,21); y otro tanto consecuencias sociales y desarrollarse
Dios, es posesión de la vida eterna: rancia a la fe; ésta es siempre don de hace el Apóstol por la fe de los roma- poco a poco durante el catecumenado»
«Quien cree en el Hijo tiene vida eterna» Dios, en su origen y en su continuidad. nos (Rom 1,8), de los tesalonicenses (AG 13). La elección libre de convertirse
(Jn 3.36; 6,40.47; 1 1 , 2 5 ; 1 7 . 3 ; 20,31). «Tres cosas nos llevan a creer en Cristo. (1 Tes 1,7-8) y la suya propia (Gal 1,15). a Dios salvador en Cristo se apoya en
La revelación, de modo particular, re- Ante todo la razón natural... En segun- El hombre responde a Dios, que llama: un conocimiento a la vez cierto y os-
salta que la fe es la inteligencia de Cristo do lugar el testimonio de la ley y de la fe es por esto la respuesta que el hom- curo, de modo que queda siempre
en nosotros: «El hombre espiritual, por los profetas... En tercer lugar la predi- bre da a Dios, u n a respuesta que puede abierta al riesgo: «El que apuesta arries-
el contrario, lo juzga todo y a él nadie cación de los apóstoles y de los demás. concretarse en términos de opción, de ga algo..., pero quien cree lo arriesga
le juzga. Porque ¿quién conoció el pen- Pero cuando el hombre, conducido por conversión, de oferta sacrificial. Con la todo» 11 . Por esto la fe es «una oferta
samiento del Señor para poder ense- estos medios comienza a creer, puede fe el hombre opta por u n a elección, no sacrificial» (cf Flp 2.17) y entraña in-
ñarlo? Mas nosotros poseemos el pen- afirmar que no cree por ninguna de ya en favor de determinadas verdades, evitablemente u n sufrimiento en nos-
samiento de Cristo» (1 Cor 2,15-16). estas razones, sino únicamente a causa sino de Jesucristo como Palabra salví- otros y un choque con los demás. El
«Sabemos también que el Hijo de Dios de la verdad (divina) misma» 9 . Se trata fica del Padre. Y para que sea h u m a n a sufrimiento está ligado a la «oscuridad»
ha venido y nos ha dado inteligencia no simplemente de u n don divino, sino tal elección no puede sino ser fruto de propia de la fe. que no es u n a visión
para conocer al Verdadero. Nosotros de un don trinitario: la vocación a la una «decisión» fundamental de la per- facial (1 Cor 13.12; 2 Cor 5,7), sin
estamos en el Verdadero, en su Hijo, fe y a la comunicación de la fe son un sona : en la fe el hombre se compromete que por ello pierda su certidumbre y
Jesucristo» (1 Jn 5,20). don de Dios en cuanto Padre, Hijo y totalmente, decide acerca del sentido seguridad; el choque con los demás
Espíritu Santo. «Nuestra fe no recibe último de la propia existencia, de la resulta del hecho de que la fe aparece
Un último punto también atestigua- su autoridad ni de los ángeles, ni de como una «necedad» ante el mundo
do claramente por la revelación mira a salvación o de la perdición, y decide
ningún milagro, sino de la revelación en lo más íntimo de sí mismo (cor, (1 Cor 2,14; 4,10), especialmente en
la fe como respuesta a la iniciativa gra- del Padre por medio del Hijo y del Es- u n a época de secularización. A esto
tuita del Padre, del Hijo y del Espíritu mens), allí donde conocimiento, libertad
píritu Santo» 1 0 . Por fin, el don divino, y amor son inseparables. La decisión alude el Concilio al hablar de «crisis y
Santo. La decisión personal por Cristo en último análisis, hay que entenderlo desapegos» que el creyente encontrará
es libre, pero al mismo tiempo es un de creer tiene su punto de partida y de
en el sentido de u n a autodonación, de llegada en u n acto de amor total del al vivir la propia fe: «Siendo el Señor,
don de Dios, Lo afirma explícitamente u n a comunicación de Dios mismo al al que se confia (el creyente), blanco
Jesús cuando dice a Pedro: «Bienaven- hombre como respuesta al precedente
creyente: mediante la fe. Dios se nos acto de amor de Dios, que en Cristo de contradicción (cf Le 2 , 3 4 : Mt 10,
turado eres, Simón, hijo de Juan, porque ofrece él mismo como salvación. La fe 34-39), el nuevo convertido sentirá con
no te lo ha revelado la carne ni la se revela y se comunica. El misterio de
es así u n a verdadera y propia partici- la fe puede expresarse con las palabras frecuencia rupturas y separaciones,
sangre, sino mi Padre que está en los pación en la vida íntima de la Trinidad
cielos» (Mt 16,17). Es ésta u n a ley
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14
pero también gozos que Dios concede meterlo en una «vida» nueva . Más tarias. Los Hechos consideran la fe como Iglesia con la fe puede expresarse con
sin-medida (cf 1 Tes 1,6)» (AG 13). exactamente, en el ámbito de esta vida fuerza edificadora de la comunidad u n a doble afirmación: la fe vive a tra-
El resultado de la vocación divina y nueva, la fe representa la facultad del co- eclesial: en efecto, la fe es la respuesta vés de la Iglesia, y la Iglesia vive de
de la respuesta h u m a n a es una comu- nocimiento práctico que guía la acción al anuncio de la salvación por parte la fe 18 .
nión personal entre Dios y el creyente. de la nueva criatura. Pablo habla de de los apóstoles y lleva a la agregación La fe vive a través de la Iglesia y sin
La fe entraña indudablemente la acep- lex fldei (Rom 3,27-28) y Orígenes le a la Iglesia, denominada frecuentemente ésta, por tanto, la fe no puede subsis-
tación de las verdades reveladas; pero hace eco al escribir: «Con la fe tú «comunidad de los creyentes» (He 4,4- tir. Es decir, se da u n a «mediación» de
ésta es consecuencia de la aceptación posees en ti a Jesús como guía» 1 5 . Pue- 32; 5,14: 6,7; etc.). En la experiencia la Iglesia que asegura la existencia y
personal de Jesucristo, La Palabra de de entonces entenderse por qué la fe de la Iglesia primitiva, creer en Jesu- el desarrollo de la fe cristiana. Si qui-
Dios hecha carne, «el mediador y la es no sólo un acto personal (por parte cristo significa «agregarse» al grupo de siéramos precisar las múltiples formas
plenitud de toda la revelación» (DV 2). de Jesucristo hacia el hombre y de éste los creyentes, ya constituido en virtud de como se realiza la obra mediadora de
santo Tomás escribe: «Todo creyente hacia Jesucristo), sino también un acto una «separación»; se separan de unos la Iglesia en relación con la fe, podría-
se adhiere a las palabras de alguien. personalizante, por parte de Jesucristo para unirse a otros: «Que cada uno de mos hablar de mediación magisterial,
De modo que lo que se presenta como que guía al hombre en el perfecciona- vosotros se bautice en el nombre de sacramental, testimonial, moral. Ante
principal y como teniendo, de algún miento de su personalidad cristiana 1 6 . Jesucristo, para remisión de vuestros todo, mediación magisterial: la fe cris-
modo, valor de fin en todo acto de fe La reflexión teológica podría seguir pecados», predica Pedro, e inmediata- tiana vive de la Iglesia en cuanto recibe
es la persona a cuya palabra se presta determinando los caracteres propios de mente añade: «Salvaos de esta genera- del Magisterio las verdades reveladas
adhesión. Por lo que respecta a los por- la comunión con Cristo operada por la ción perversa» (He 2,38.40). La fe se que hay que creer, y más generalmente
menores de las verdades afirmadas en fe: se trata de una comunión con Jesu- expresa públicamente en el bautismo, porque es la respuesta al anuncio de la
esta voluntad que se tiene de adherir cristo muerto y resucitado (aspecto opera la unión con los otros creyentes Palabra por parte de la Iglesia consti-
a alguien, se presentan como secunda- pascual), mediante el «signo» de los que ya son «hermanos» (He 2,41), im- tuida por Cristo en pueblo profético:
rios» 1 2 . El mismo santo Tomás, con sacramentos (aspecto sacramental), en plica el camino por una «vía» (He 9,2; «¿Cómo invocarán a Aquel en quien
imagen atrevida pero no nueva (pues el «cuerpo» de Cristo que es la Iglesia 22,4), consistente en u n estilo de vida no creyeron? ¿Y cómo creerán si nada
está inspirada en la enseñanza patrística (aspecto eclesial), en espera de la co- comunitario a la escucha de la Palabra, oyeron de El? Y ¿cómo oirán si nadie
acerca de la fe como unión virginal con munión definitiva en la gloria (aspecto participando en «la fracción del pan», les predica?... La fe proviene de la pre-
Cristo), afirma que «con la fe el alma escatológico). Vamos a detenernos en en una mesa de bienes comunes (He 2, dicación» (Rom 10,14.17). Más pro-
cristiana se une a Dios como en ma- particular en la relación fe-Iglesia. 42-47), y pide ponerse al servicio de fundamente, la mediación de la Iglesia
trimonio» 1 3 : y el matrimonio es indu- la Iglesia mediante el testimonio y la es sacramental: la Iglesia, sacramento
dablemente un vínculo y una comunión predicación de la misma fe. Pablo pre- general (LG 1, 48), comunica la fe me-
profundísima entre personas. Precisa- 2. LA DIMENSIÓN ECLESIAL DE LA EE fiere otra perspectiva: la de la relación diante los sacramentos particulares, en-
mente porque es u n a relación entre CRISTIANA.—La comunión de Dios coi. Iglesia-fe. En efecto, es la Iglesia quien tre los que descuellan el sacramentum
persona y persona, la fe no puede con- los hombres en Cristo pasa a través de transmite el mensaje de la fe: el mismo fidei del bautismo, y el mysterium fidei
cebirse en términos sectoriales: tiene la Iglesia (LG 9): de modo que la fe apóstol ha recibido de la comunidad el de la eucaristía. De modo que la fe está
u n a dimensión totalizadora, en cuanto —en cuanto creadora de una relación conocimiento que tiene acerca del Se- ligada, en su origen, a la intervención
afecta a toda la persona en su ser y personal entre Dios-Cristo y el hombre— ñor (1 Cor 15) y sobre la eucaristía eficaz ex opere opéralo de Cristo y tam-
obrar. Pero hay que observar que la remite a la Iglesia como «sacramento o (1 Cor 11,23); y lo mismo vale para bién a la intervención eficaz ex opere
relación personal de la fe es u n a rela- señal e instrumento de la íntima unión los demás cristianos (1 Cor 1 5 , 2 - 1 1 ; operantis Eclesiae por su naturaleza sa-
ción sui generis, es única y trascen- con Dios» (LG 1). En ese sentido la di- Flp 4.9; 1 Tes 2 , 1 3 ; Rom 10,17). Más cramental y por su santidad. Así realiza
dente, y no tiene ninguna correspon- mensión eclesial de la fe cristiana es profundamente, la fe depende de la la Iglesia el misterio de su maternidad
dencia adecuada en la relación entre elemento constitutivo de la misma, Iglesia, pues administrando el bautismo respecto a sus miembros: la Iglesia es
personas humanas. En efecto, la fe es como claramente enseña la Revelación comunica el Espíritu Santo, que es el madre de los fieles porque éstos reciben
una relación entre personas que no son y aclara la reflexión teológica 17 . principio de la fe (1 Cor 1 2 , 1 3 ; Gal 3, de ella la gracia de creer 1 *. Más pro-
«iguales», dada la prioridad absoluta de a) La enseñanza de la Escritura.—til 26-27). La fe está ligada al bautismo fundamente aún, la Iglesia realiza su
Jesucristo. En este sentido la fe no es aspecto comunitario de la fe está ya y al Espíritu; y el bautismo y el Espí- «virginidad» (integridad de la fe, según
tanto el acto del hombre cuanto el acto fuertemente subrayado en el AT, que ritu sitúan al creyente en la Iglesia el pensamiento patrístico), que es esen-
de Jesucristo: la fe antes de ser el acto presenta la fe de Israel como la respues- cuerpo de Cristo. Para Juan, la unidad cialmente virginidad «esponsal» y, por
del hombre que cree, y para que pueda ta del pueblo a la elección y a la alianza amorosa de los creyentes en la Iglesia tanto, «fecunda», por la unión con
ser el acto del hombre que cree, es la de Yavé único salvador; u n a respuesta es el signo que invita a creer (Jn 17, Cristo Esposo y Pastor de las almas.
acción de Jesucristo en cuanto Hijo de que vincula entre ellos a los creyentes 20-21). La preocupación por la unidad Hablamos además de mediación testi-
Dios que salva; por tanto, es la acción en Yavé, separándolos, por lo mismo, eclesial frente a los peligros cismáticos monial : la Iglesia es el testimonio visible
salvífica de Cristo que transforma inte- de todos los demás. Los sinópticos, aun de las comunidades de Asia se trasluce e histórico de la verdad, un testimonio
riormente y eleva sobrenaturalmente poniendo el acento en el aspecto per- en las cartas de Juan: de ahí la afirma- que resume todos los signos de credibi-
al hombre constituyéndolo nueva cria- sonal de la fe en cuanto decisión por ción de la fe como fuerza constructora lidad, tanto que llega a ser el gran
tura en él. En términos bíblicos, la fe Cristo, no olvidan el aspecto comunita- de la Iglesia mediante la interior y di- signum levatum in nationes (Vaticano I)
es un misterio; en términos escolásticos, rio: la fe hace entrar en el Reino vina unión con el Padre en el Hijo y la lumen gentium (Vaticano II), u n tes-
es una virtud infusa. Desde u n punto (Me 1,15) y su predicación instaura la (1 Jn 1,1-3; 2,23-24; 4,2.15; 5,1). Los timonio que imita y participa del propio
de vista ético decimos que la fe es la «comunidad» de los discípulos (Mt 28, que no creen quedan excluidos de la testimonio de Cristo, el «testigo fiel»
acción mistérica de Jesucristo sobre 19-20). comunión eclesial (1 Jn 2,18-19) y, por (Ap 1,5), y, por consiguiente, acompa-
el hombre, no sólo para constituirlo en tanto, de la comunión con Jesucristo: pañado siempre por la gracia. Recor-
nuevo «ser», sino también —y precisa- Una enseñanza explícita y amplia son los «anticristos» (2 Jn 7). demos por fin la mediación moral de la
mente porque queda constituido en sobre la eclesialidad de la fe la encon- Iglesia, tal como se realiza por la ora-
nuevo ser— para habilitarlo y compro- tramos en el libro de los Hechos y en ción, el sacrificio y las obras de caridad:
las cartas de san Pablo, aunque en b) Reflexiones teológico-morales.—La
perspectivas diversas, pero complemen- relación de la fe con la Iglesia y de la
Fe 400 401 Fe

como Cristo oró por la fe de Pedro une a la Iglesia en cuanto pueblo pro- los hombres están llamados a la fe: (Gal 2,16). El tema fe-salvación reapare-
(Le 22,31-32), así la Iglesia - e n con- fético en su progresiva asimilación, pro- ésta se presenta al mismo tiempo como ce en la carta a los Hebreos, que señala
tinuidad y en participación con Cristo- clamación y aplicación en la vida de don de Dios en Cristo y como responsa- en Abrahán, hallado justo por su fe
ora por la fe de sus hijos, convencida la Palabra de Dios (LG 12,35). La fe bilidad para el hombre. La enseñanza de operante en la palabra de Dios, el pro-
como está de que la fe es un don del une por fin a la Iglesia en cuanto pue- Cristo se abre invitando a los hombres totipo de todos los creyentes, y afirma:
Señor. blo regio, guiando a los creyentes hacia a la fe para entrar en el Reino (Me 1,15) «Nosotros no somos de aquellos que se
Por esta múltiple ordenación de la el encuentro definitivo con Dios en el y continúa luego en el mismo tono. El retiran cobardemente, para la perdi-
Iglesia en relación a la fe de los cre- servicio pastoral de caridad: la vida de pide la fe para realizar sus milagros ción, sino hombres de fe para la salva-
yentes debe afirmarse que la fe de cada caridad como expresión necesaria de la (Mt 9.28-30; Me 5,35-36; etc.) y pro- ción del alma» (Heb 10,39): «sin la fe
fiel no subsiste y no se desarrolla sino auténtica fe (fides quae per caritatem clama la fe como condición indispensa- es imposible agradar a Dios, porque
en la fe de la Iglesia. Por otra parte no operatur) es participación espiritual en ble para la salvación. Así explica la aquel que se acerca a Dios debe creer
hay que olvidar que la fe de la Iglesia la realeza cristiana en la Iglesia, si la parábola del sembrador: «Los que están que existe y que es remunerador de
como tal trasciende la fe de cada uno caridad, fruto del Espíritu de Cristo, es junto al camino son los que escuchan aquellos que lo buscan» (Heb 11,6).
de los cristianos: la de la Iglesia es in- la lex Christi y, por tanto, la lex Eccle- (la palabra de Dios), pero luego viene Juan repropone y profundiza el tema
defectible, según la palabra de Cristo siae. el diablo y se la lleva de sus corazones de las relaciones entre fe y salvación
(Mt 16,18-19), mientras la de cada Fe e Iglesia no son dos dimensiones para que no crean y se salven» (Le 8,12). sobrenatural con las categorías propias
individuo puede decaer o ser traiciona- separables: no se puede pensar en la Y a los judíos les dice: «Si no creyereis del juicio, de la luz, de la vida, de la
d a : la primera, con ciertas condiciones, fe sin pensar en la Iglesia, y viceversa. que Yo Soy, moriréis en vuestros peca- vida eterna: la fe nos substrae al juicio
es infalible; la segunda puede errar; Desde el punto de vista ético, la dimen- dos» (Jn 8,24); «en verdad, en verdad condenatorio: «Quien cree en El no es
aquélla va siempre unida a la caridad sión eclesial de la fe significa programa os digo que quien escucha mis palabras condenado» (Jn 3,18); nos introduce
(es imposible que toda la Iglesia viva de u n a vida de comunión en la Iglesia, y cree en el que me ha enviado, tiene en el misterio de la luz, que es Dios y
en pecado mortal), mientras que no con la Iglesia y para la Iglesia, en el vida eterna, y no es condenado, sino su Reino (Jn 3,20; 1 Jn 1,5; 2,8); nos
sucede así con cada individuo. sentido apuntado. Semejante cometido que h a pasado de la muerte a la vida» hace pasar de la muerte a la vida, a la
es proclamado continuamente por la (Jn 5,24). Y a Marta: «Yo soy la re- vida eterna, a la vida de los hijos de
En segundo lugar, la Iglesia vive de surrección y la vida. El que cree en mí, Dios (Jn 1,12; 3,15-16.36; 5,24; 6,40.
la fe, en el sentido de que es construida, gracia de los Sacramentos en cuanto
protestationes fidei Ecclesiae. No existe, aunque muera, vivirá. Y todo el que 4 7 . 5 0 ; 8 , 1 1 ; 11,25-26; 1 Jn 3,lss; 5,1).
al menos bajo algunos aspectos, por la cree y vive en mí no morirá para siem- Partiendo de los datos bíblicos la re-
fe de los creyentes. En particular, la fe pues, u n creer individual que no sea
u n creer con, en y por medio de la pre» (Jn 11,25-26). AI finalizar su mi- flexión teológica ha tratado de precisar
asegura la unanimidad exterior e inte- sión Jesús hace esta solemne declara- la necesidad de la fe para la salvación
rior de la Iglesia; además la fe une a Iglesia. Santo Tomás manifiesta esa
convicción cuando afirma que en la ción: «Id por todo el mundo y predicad y, por tanto, la llamada a acoger la fe,
la Iglesia en el cumplimiento de su mi- el Evangelio a toda criatura. El que distinguiendo entre fe como «hábito» o
sión. Ecclesia per fidem unítur20: esta proclamación del Credo toda la Iglesia
crea y sea bautizado se salvará; pero virtud infusa y fe en su actuación me-
afirmación concisa de santo Tomás se está presente y confiesa la propia fe:
quasi ex persona totius Ecclesiae". el que no crea se condenará» (Me 16, diante los «actos» de adhesión a Dios
inspira en el dato bíblico de Pablo 15-16). La primera catequesis apostó- en Cristo y a su palabra. Y bien, como
(Ef 4.4-5) y Juan (1 In 2,18-24; 4,1-6) lica, tal como resulta de los Hechos, hábito la fe es necesaria a todos con
y en la enseñanza patrística, sobre todo pone constantemente de relieve la rela- necesidad de medio in re21: a todos,
de Agustín: «Somos uno porque cree- II. Las instancias de la fe
ción fe-salvación o dimensión salvífica por tanto, también a los niños, más
mos» 2 1 . La unanimidad creada por la Una vez precisado el significado ge- de la fe en Jesucristo muerto y resuci- aún, a éstos de u n modo particular dada
fe es también visible en la profesión de neral de la fe en la vida moral cristia- tado. De particular claridad y fuerza es su incapacidad de emitir «actos» de fe;
la fe, en la celebración de los sacra- na, vamos a analizar más detallada- el mensaje de Pablo, tal como se en- la necesidad en cuestión es la llamada
mentos, en la asistencia caritativa cris- mente este mismo significado para cap- cuentra sobre todo en las cartas a los «de medio», es decir, tal que u n a omi-
tiana ; pero la unanimidad es sobre todo tar las varias «instancias» de la fe: Calatas y a los Romanos: el apóstol sión incluso inculpable impediría al-
interior: la fe es la participación de to- usamos el término «instancia», prefi- presenta la justificación como fruto de canzar la salvación sobrenatural; y se
dos los creyentes en la mentalidad de riéndolo al tradicional de «deber», para la fe en Cristo y, por tanto, don gratuito exige precisamente la fe y no en cambio
Jesucristo infundida por el único Espí- subrayar su dimensión intrínseca (algo del amor del Padre, en contraste irre- otras disposiciones morales que moral-
ritu de verdad. Según este doble nivel, que brota de la naturaleza misma de la ductible con la concepción fariseo-ju- mente equivalen e implícitamente con-
la fe une a la Iglesia en el cumplimiento fe y no se yuxtapone a ésta) y perso- daica de la justificación del hombre me- tienen la fe. Estas precisiones dicen, del
de su misión sacerdotal, profética y re- nalista (es el momento vivido de la co- diante las obras de la ley. Así escribe, modo más radical posible, la absoluta
gia: la fe une a la acción sacramental munión personal entre Dios-Cristo y el por ejemplo, a los Romanos: «Para la e insustituible necesidad de la fe para
de la Iglesia, disponiendo a la recepción creyente en la Iglesia). Llamaremos la manifestación de su justicia en el tiem- la salvación y, por tanto, muestran la
de los sacramentos que son siempre atención sobre u n a cuádruple instan- po presente a fin de mostrar que El es gravedad de la instancia a acoger la
sacramenta fidei y, aún más, garanti- cia de la fe: la acogida, el anuncio, el justo y es quien justifica al que tiene gracia divina de la fe. Más complicada
zando su adecuada celebración: en los crecimiento, la preservación. fe en Jesús. ¿Dónde, pues, está la jac- es la precisión respecto al acto de fe,
sacramentos se hace presente la fe de tancia? Ha sido excluida. ¿Por qué Ley? para el que la teología distingue entre
toda la Iglesia asegurando el vínculo ¿La de las obras? No, sino por la Ley necesidad de medio y necesidad de pre-
entre Jesucristo muerto y resucitado y 1, ACOGER LA FE.—La instancia de
acoger la fe aparece como la conclusión de la fe. Decimos, pues, con razón que cepto, y dentro del ámbito de la nece-
la acción sacramental de la salvación el hombre es justificado por la fe sin sidad de medio, distingue entre justifi-
que la Iglesia realiza hic et nunc: «de de una verdad fundamental, expresada
las obras de la Ley» (Rom 3,26-28). Y a cación a obtener y justificación ya ob-
esta causa (la pasión de Cristo) al sa- continuamente en la revelación: la ne-
los Calatas: «Mas sabiendo que el hom- tenida.
cramento hay una continuidad por me- cesidad de la fe para la salvación sobrena- bre no se justifica por las obras de la
dio de la fe de la Iglesia que remite el tural. Si todos los hombres están llama- Ley, sino por la fe en Jesucristo, tam-
instrumento a la causa principal y el dos a la salvación por el amor del Pa- bién nosotros creemos en Jesucristo» El acto de fe divina y sobrenatural es
signo al significado» 22 . Además, la fe dre y si la fe es revelación y comunica- ante todo necesario con necesidad de
ción de Dios en cuanto salvador, todos medio in re para que el adulto pecador
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alcance la justificación: es el caso del in- de Dios, y de u n Dios remunerador, se- vida cristiana, también para la deter- función de la Iglesia al presentar el ob-
fiel, que no habiendo recibido el bautis- gún la afirmación explícita de Heb 11,6. minación del máximo puede usarse el jeto de la fe es mayor que la preocupa-
mo se encuentra gravado aún por el En este punto están de acuerdo todos mismo criterio, con u n a doble orien- ción por el objeto mismo de la fe 32 .
pecado original y tal vez también por los teólogos. Tal acuerdo cesa al tratar tación: hacia la vida cristiana abierta Ahora bien, la referencia a Jesucristo
los pecados actuales; y es el caso del de las verdades de la Encarnación y de obligatoriamente a la perfección, y ha- como centro-síntesis de todas las ver-
bautizado que ha perdido con el pecado la Trinidad: al paso que la necesidad cia la vida cristiana vivida según la dades reveladas y como realidad perso-
grave la gracia divina. Pero el acto de de la fe explícita en la Encarnación y propia vocación en la Iglesia y en el nal de la fe constituye el criterio mejor
fe es también necesario con necesidad en la Trinidad era afirmada concorde- mundo. Ya santo Tomás distinguía a para reconsiderar, de modo profundo,
de medio después de la justificación, y, mente por los teólogos antes del des- los maiores o educadores, llamados a la cuestión moral tradicional sobre «qué
por tanto, para quien ya es cristiano, cubrimiento de América, después, por conocer y creer con fe explícita las ver- hay que creer»: a la luz del misterio
a fin de mantener la justificación reci- los conocidos y difíciles problemas rela- dades reveladas más perfectamente, de de Cristo revelador se comprenden tanto
bida 2 5 . Añádase finalmente que el acto tivos a la suerte de los infieles, se ha los minores ". Podríamos hablar de un la fe «implícita» (la adhesión a Cristo
de fe es necesario también con nece- hecho más común la opinión contra- conocimiento de las verdades reveladas entraña la adhesión a todas las verda-
sidad de precepto para toda persona ria26. Tal vez el problema haya que no sólo —si cabe expresarse así— «cuan- des reveladas) cuanto la fe «explícita»
consciente y responsable. El sentido de afrontarlo distinguiendo entre fe de titativamente», sino también «cualitati- en su aspecto minimal (la adhesión a
este precepto en relación con u n a rea- conversión y fe de contemplación, como vamente» distinto, juzgándolo y deter- Cristo, típica de la fe de conversión:
lidad ya exigida por necesidad de me- hace Liégé: «El problema no está, en minándolo en relación a su necesidad aceptación global del kerigma) y maxi-
dio es ad urgendam obligationem: es de- primer lugar, en buscar qué contenido para vivir la propia vocación cristiana mal (la adhesión a Cristo, típica de la
cir, el hombre adulto no debe simple- objetivo del credo debería profesar u n eclesial e intramundana (piénsese en fe de contemplación: la aceptación de-
mente emitir el acto de fe si quiere al- no-evangelizado; sino en saber si tal las verdades reveladas para la vida y tallada de la catcquesis).
canzar la salvación, sino que está obli- hombre puede hacer u n acto de con- misión de los presbíteros, de los esposos,
versión sobrenatural sin conocer la de los laicos, etc.). Sobre todo, más allá b) Cuándo hay que creer.— Los datos
gado, no siendo libre de creer o no creer
revelación cristiana. Parece que se debe de la fe implícita y explícita en las «ver- de la moral tradicional pueden com-
en las verdades reveladas (en Cristo
responder afirmativamente a esta cues- dades reveladas», la teología moral pendiarse así: el deber de creer actual
revelador) u n a vez que se le han pro-
tión, habida cuenta de lo que enseña tiene que subrayar algunos valores, y explícitamente, en cuanto deber ne-
puesto suficientemente. Por encima de
san Pablo (Rom 2,9-17) y del análisis como la unidad de las verdades revela- gativo (que exige no perder la fe) obliga
estas precisiones aparece clara la im-
moral de santo Tomás: la obediencia das en Jesucristo y su persona como semper et pro semper, de modo que nunca
portancia fundamental de la fe para la
al testimonio personal de la conciencia término primero y último de la misma es lícito a nadie negar la fe o ponerla
existencia moral cristiana: constituye
moral constituiría u n a cierta fe inicial, fe. La fe de conversión tiene como objeto en duda o exponerla a graves peligros
su instancia y responsabilidad primor-
esbozo de u n a conversión hacia lo a Jesucristo acogido en una afirmación sin razón proporcionada; en cuanto
diales.
Sacro personal, por la que el no-evan- global que seguidamente se desarrollaré deber positivo (que exige un positivo
Acerca del acto de fe la teología mo- gelizado tomaría posición frente a la en todas sus implicaciones; pero la fe, asentimiento a las verdades reveladas)
ral suele detenerse en u n doble proble- venida del Dios Salvador y alcanzaría incluso una vez desarrollada, no supera obliga aliquoties tantum in vita, es decir,
m a : qué hay que creer y cuándo hay el misterio objetivo de la salvación en el misterio de Jesucristo, siendo Este la en casos determinados según las diver-
que creer. Jesucristo. Lo cual supone u n a atrac- plenitud de la palabra de Dios. La ad- sas condiciones y circunstancias. Al
a) Qué hay que creer. —Tradicional- ción de la gracia y u n a palabra interior hesión a las verdades reveladas (jerar- querer dar indicaciones más concretas,
mente los moralistas distinguían entre de Dios» 27 . quizadas y unificadas en Cristo) presu- los moralistas subrayaban la dificultad
objeto implícito y objeto explícito, afir- pone y sigue a la adhesión personal a de señalarlas y aun cuando lo hacían
mando: 1) Implícitamente el cristiano Pasando ya a la necesidad de precep- Jesucristo: la fe tiene por término de trataban de establecer lo mínimo reque-
debe creer todo lo revelado por Dios. to, los moralistas afirman que el cris- su acto no las enunciaciones (la regula rido. En ese sentido hablaban de u n a
La disponibilidad del cristiano versa tiano está gravemente obligado a co- fidei, los artículos del Credo), sino la obligación per se (que brota del mismo
sobre todas las verdades reveladas, in- nocer y a creer los artículos del símbo- realidad personal de Jesucristo 30 . «Ha- precepto de la fe, independientemente
cluso las que eventualmente no se co- lo apostólico (compendio de toda la fe bría que ver —escribe Liégé— si la in- de otros preceptos) u n a vez alcanzado
nocen de modo explícito: «...enseñán- cristiana), los sacramentos necesarios dudable ventaja pedagógica de las ex- el uso de razón, varias veces durante la
doles a guardar todo cuanto yo os he a todos (bautismo, eucaristía, peniten- posiciones de la fe de tipo simbólico vida y particularmente cuando urge u n a
mandado» (Mt 28,20). La razón es que cia), los preceptos del decálogo (para o catequístico no queda descompensada grave tentación contra la fe y cuando
la verdad revelada es acogida fundán- poder observarlos) y muy probable- con la pérdida de la unidad viviente y se produce u n a nueva definición dog-
dose en el motivo formal de la autoridad mente la oración del Padrenuestro 2S. personal del objeto de la fe. En parte mática; y de u n a obligación per accidens,
sapiente y veraz de Dios, motivo que Para no contradecir a los moralistas podría remediarse este inconveniente si como en la celebración de los sacra-
vale para todas las verdades reveladas. antiguos, hay que decir que este con- se tiene cuidado en presentar a Dios mentos, en el acto de contrición sobre-
En otros términos, la fe es u n a realidad tenido explícito de la fe se presenta o a Cristo como objeto de todas las natural, para superar tentaciones con-
indivisible, de modo que resulta ab- como lo mínimo indispensable, como lo proposiciones analíticas de la doctrina, tra otras virtudes...
surdo aceptar la única y auténtica auto- absolutamente exigido a todo creyente; por ejemplo, el Símbolo de los Apósto-
los mismos moralistas pedían la pro- les, que enuncia acciones de Dios para También sobre esta segunda cuestión
ridad reveladora de Dios en u n punto la teología moral está hoy llamada a
y rechazarla en otro. Pero no es nece- gresiva maduración hacia u n máximo: la salvación del mundo y no conceptos
«...que vuestra caridad crezca cada día objetivantes de tales acciones (verbi- esclarecer más el aspecto de gracia que
sario que las verdades reveladas por no el de deber implícito en el acto de
Dios las conozca y las crea todas y cada más en conocimiento y toda inteligen- gracia, Jesucristo se hace hombre, y no
cia» (Flp 1,9). "la encarnación")» 3 1 . El mismo autor creer; más el aspecto de la fe como lex,
una explícitamente cada cristiano: de y, por tanto, como criterio permanente
aquí nace el problema de precisar el ha puesto de relieve que la fórmula ha-
Pero hay todavía que poner de relieve bitual del llamado «acto de fe» de los en la libre elección de las acciones en
criterio según el cual los cristianos de- otras cosas. Si el criterio subyacente a la orden al fin sobrenatural y no limitado
ben creer en algunas verdades de un catecismos ni siquiera nombra a Jesu-
determinación tradicional del precepto cristo: la preocupación por subrayar la a algunos momentos (aunque existen,
modo explícito. 2) Explícitamente es ne- gira en torno a lo que es necesario es verdad, algunos que son privilegia-
cesario conocer y creer en la existencia conocer y creer para poder llevar una dos) ; más el aspecto del dinamismo ma-
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ximalista intrínseco a la fe. frente a la así habilitada y comprometida para el un máximum hacia el cual tender, para hijos de Dios, tienen el deber de con-
exclusiva o predominante preocupación anuncio de la Palabra: «El pueblo santo que la salvación se anuncie hasta los fesar delante de los hombres la fe que
por fijar el número indispensable. Son de Dios participa también del don pro- extremos confines de la tierra. recibieron de Dios por medio de la Igle-
aspectos íntimamente ligados al miste- fético de Cristo, difundiendo su vivo Además, hay que recordar el aspecto sia. Por el sacramento de la confirma-
rio de la fe cristiana como comunión testimonio, sobre todo por la vida de típicamente personal de la llamada a ción se vinculan más estrechamente a
personal del hombre con Dios en Cristo fe y de caridad...» (LG 12). anunciar la fe: cada u n o en la Iglesia la Iglesia, se enriquecen con u n a forta-
por medio de la Iglesia. Concretando ulteriormente notamos está habilitado y comprometido según leza especial del Espíritu Santo, y de
que todos los miembros de la Iglesia están su puesto y papel, a partir del único esta forma se obligan con mayor com-
2. ANUNCIAR LA FE.-La fe pide no habilitados y comprometidos en escuchar y Espíritu de Jesucristo que dispensa a promiso a difundir y defender la fe, con
sólo ser acogida, sino también anun- anunciar la Palabra y que cada uno está cada uno gracias, carismas, cometidos su palabra y sus obras, como verdade-
ciada, es decir, profesada exteriormente, habilitado y comprometido según su puesto para el anuncio de la Palabra salvífica ros testigos de Cristo» (LG 11). Por fin,
predicada y propagada. Los textos tra- y papel en la Iglesia. Vamos a indicar más de Dios (LG 12). Así tenemos al Papa, la Iglesia transmite el mensaje salvífico
dicionales de teología moral se limita- detalladamente el aspecto de comunión los obispos, los presbíteros y diáconos, mediante la Palabra; semejante activi-
ban a ofrecer algunas indicaciones acer- (universalidad) y de tipicidad (variedad) los padres, los maestros, los laicos, los dad la denomina frecuentemente el Va-
ca del doble tema de la profesión y de con que los miembros de la Iglesia es- religiosos...; todos, pero cada uno se- ticano II «evangelización» o «ministerio
la difusión de la fe. Actualmente el tema cuchan y anuncian la Palabra. Ante gún su carisma, están «obligados a di- de la palabra». Vamos a detenernos
del anuncio de la fe exige ser desarro- todo, no hay cristiano que no tenga la fundir y defender la fe, con su palabra ahora sobre esta última, advirtiendo
llado en el ámbito del munus propheti- gracia y la responsabilidad de escuchar y sus obras, como verdaderos testigos que las diversas formas antes enume-
cum de toda la Iglesia, en sus varias y anunciar la Palabra: este título lo da de Cristo» (LG 11). radas, aun teniendo características di-
formas: la renovación bíblica, las ins- la misma incorporación a la Iglesia, Los dos aspectos (el común y el típico) ferentes, están en íntima relación unas
tancias pastorales, las indicaciones del mediante los sacramentos (particular- están co-presentes ontológicamente en con otras: así en el ministerio de la
Vaticano II permiten delinear u n cuadro mente el bautismo y la eucaristía). En la Iglesia de Cristo en virtud del Espíritu Palabra hay también u n valor litúrgico
más completo y profundo. De aquí surge este sentido la llamada a anunciar la fe Santo que al mismo tiempo es fuente y pastoral, en el ministerio de la Litur-
la atención al munus propheticum de la no se presenta como un precepto impues- de comunión y de dispensación de los gia hay también u n valor de enseñanza
Iglesia en Jesucristo considerado tanto to externamente por la Iglesia al creyen- varios dones: por eso deben estar co- y de guía de la comunidad eclesial, en
en sí mismo cuanto en sus expresiones- te, sino como exigencia intrínseca de la presentes «éticamente», en el sentido de el ministerio pastoral del testimonio de
actuaciones fundamentales. nueva criatura en Cristo en su esencial que el cristiano, precisamente con la vida hay un valor litúrgico y profético.
a) La Iglesia, pueblo profétíco en Je- fisonomía de «miembro de la Iglesia», gracia del Espíritu, debe mantener en «La predicación de la Iglesia asume
sucristo.—En cuanto pueblo profético la y, por tanto, se presenta primariamente armoniosa síntesis los dos aspectos, de formas múltiples, según las personas
Iglesia «escucha» y «anuncia» la Pa- como gracia de la que deriva un deber. modo que la unidad no conduzca a que anuncian la palabra, según quie-
labra de Dios dirigida al mundo en Este título eclesial remite en último tér- uniformidad y que la tipicidad no de- nes la escuchan, las celebraciones y los
Cristo: en efecto, el profeta es ante todo mino a Jesucristo: en y por la Iglesia genere en disgregación. En estos crite- tiempos de la liturgia, las circunstancias
el hombre interpelado por Dios y que el creyente es configurado con Cristo rios habrá que inspirarse al concretar de u n a concreta situación social, la va-
como tal escucha y acoge la Palabra; profeta y participa consiguientemente en el plano operativo y estructural el riedad de medios y métodos que la ex-
pero ésta se le entrega al profeta para de su poder y de su misión correspon- cometido de la evangelización. periencia y la ciencia pastoral sugie-
que él se constituya en su pregonero 3 3 . dientes. La teología profundiza todo esto b) El ministerio de la Palabra de Dios ren... La Iglesia predica la Palabra ante
La Iglesia escucha la Palabra de Dios: refiriéndose al «carácter» sacramental en sus formas. —Las principales expresio- todo mediante el ministerio de los Pas-
Dios ha hablado y habla todavía a to- como signum configurativum con Cristo nes según las cuales la Iglesia escucha tores y de los que éstos asocian a la
dos los hombres, manifestándose a sí en cuanto Verbo Encarnado y Media- y anuncia la Palabra pueden sinteti- propia misión. Tal ministerio asume ex-
mismo y su propio designio salvífico e dor. Los datos dogmáticos que hemos zarse en la tríada de oficios salvíficos presiones públicas y oficiales, como son,
invitándolos a la comunión con él (DV 2), recordado rápidamente tienen u n a re- (muñera) de Jesucristo confiados a la en primer lugar, las diversas formas de
para hacer de ellos su pueblo que le percusión inmediata en el plano moral, Iglesia: el munus sacerdotal, pastoral evangelización y de catequesis, la ho-
reconozca en la verdad y le sirva fiel- y a su luz la gracia y la misión profética (regio), profético. La Iglesia proclama la milía y la celebración de la palabra...
mente (LG 9). Y la Iglesia está en con- de cada creyente reciben la calificación propia fe en la Palabra de Dios frente Hoy tienen gran importancia las rela-
tinua y religiosa escucha de la Palabra de u n a ontológica participación en la al mundo, ante todo en la celebración ciones cotidianas con quien sufre crisis
(DV 1); más. se reúne y se constituye gracia y en la misión profética de la de la Liturgia: «Aunque la sagrada Li- de fe, el trato de vida con los cristianos
por esta Palabra (PO 4): los miembros misma Iglesia, más aún, de Cristo. turgia sea principalmente culto de la de otras confesiones, la presencia de
de la Iglesia se adhieren a la Palabra Ahora bien, esta participación en el divina Majestad, contiene también u n a bautizados en las poblaciones que to-
mediante la fe: «Dios, que habló en plano del ser exige u n a acogida libre gran instrucción para el pueblo fiel. En davía no conocen a Cristo. Además, cre-
otro tiempo, habla sin intermisión con y personal. Semejante participación efecto, en la Liturgia, Dios habla a su ce la responsabilidad de los padres,
la Esposa de su amado Hijo; y el Es- constituye u n a llamada totalmente gra- pueblo; Cristo sigue anunciando el porque la fe de los hijos necesita un
píritu Santo, por quien la voz del Evan- tuita y libre por parte de Dios: el deber Evangelio. Y el pueblo responde a Dios claro testimonio y una confrontación
gelio resuena viva en la Iglesia, y por del hombre toma su exacta fisonomía con el canto y la oración» (SC 33). continua con las situaciones concretas
ella en el mundo, va induciendo a los (la única posible) dando u n a respuesta Además la Iglesia cumple su oficio pro- de la vida moderna. En los ambientes
creyentes en la verdad entera, y hace libre (y. por tanto, de amor). Solo den- fético «por medio de u n a vida de fe y escolares, laborales y profesionales, en
que la palabra de Cristo habite en ellos tro de esta lex gratiae para el cumpli- de caridad» (LG 12): es el cometido de los centros de cura o de reeducación,
abundantemente» (DV 8). miento del profetismo eclesial-crístico testimonio que atañe a todo creyente, en vacaciones, en los momentos de
Pero la Iglesia recibe la Palabra no por parte del creyente puede plantearse como repite continuamente el Vatica- tiempo libre y de turismo, el cristiano
sólo como don, sino también como res- el problema de u n mínimum obligatorio no II: «Los fieles, incorporados a la da razón de la esperanza que hay en él
ponsabilidad. Es u n a comunidad pro- para todos (o bien, especificado por la Iglesia por el bautismo, quedan desti- a través de las experiencias y las fatigas
fética que participa del poder y de la ley de la Iglesia, sea para todas o para nados por el carácter al culto de la re- cotidianas, abundantes siempre de oca-
misión del Evangelio de Cristo: queda algunas categorías de personas) y de ligión cristiana y, regenerados como siones para u n a irradiación de la Pa-
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labra de Dios. Fecunda obra de difusión reprochó a los suyos su poca fe de la fe: u n a progresiva «connaturali- sino la intensidad con que se hacen,
de la fe pueden desarrollar, respetando (Mt 8,25-26), explicó el dinamismo de zación» de nuestra facultad intelectiva es decir, el empeño de la persona al
la ética profesional, los responsables de la fe con las imágenes del grano de con la gracia de la fe infusa. Ulterior- abandonarse al Dios que habla y re-
los medios de comunicación social y mostaza (Mt 13,2-23), acogió la pe- mente, la maduración intelectual de la vela su designio salvífico en la aplica-
todos los que de algún modo in- tición de sus seguidores: «aumenta fe se expresa y se realiza como madura- ción concreta de cada individuo. Pri-
fluyen en la orientación de la opinión nuestra fe» (Le 17,5). Los apóstoles, si- ción apologética, mediante la consoli- vilegiado medio de crecimiento de la fe
pública. Particular eficacia asume tam- guiendo la enseñanza de Jesús, insisten dación de las premisas de la misma fe, es la oración, tal como lo enseña y
bién el testimonio de la Palabra de Dios en la maduración de la fe como exigen- de modo que el sufrimiento interior que practica la Iglesia, especialmente en su
a raíz de los principales acontecimien- cia de la naturaleza vital de la misma la fe produce en nuestra razón encuen- liturgia, que marca una continuidad
tos de la historia contemporánea de la fe. Así, dirigiéndose a los recién con- tre u n a justificación adecuada, que con la costumbre de los apóstoles: «No
Iglesia,..» (CE.I., La renovación de la ca- vertidos, Pedro y Pablo ruegan por la prevenga la duda o incluso la pérdida cesamos de rogar y pedir por vosotros
tequesis, 21-24). profundización de su fe y distinguen u n a de la fe; y como maduración teológica, para que seáis llenos del conocimiento
Hemos traído esta larga cita para ha- doble enseñanza: elemental (leche) y mediante el desarrollo de todo el con- de la voluntad de Dios con toda sabidu-
cer notar que todos y cada uno tienen en profunda (alimento sólido): «Por este tenido de la fe, de modo que llegue a ser ría e inteligencia espiritual» (Col 1,9).
la Iglesia la gracia y la responsabilidad motivo igualmente, nosotros desde el «cultura cristiana», es decir, que pro- Camino de crecimiento en la fe son los
de la Palabra, aunque ésta se anuncie día en que lo oímos, no cesamos de duzca u n a mentalidad nueva con la sacramentos, en cuanto siempre son
de varias formas, no sólo en las «insti- rogar y pedir por vosotros para que consiguiente concepción completa y «sacramentos de la fe». Y en la línea
tucionales» clásicas, sino también en seáis llenos del conocimiento de su vo- unitaria de la realidad. de la oración y de los sacramentos,
otras ligadas a las varias circunstancias luntad con toda sabiduría e inteligen-
La fe crece, además, desde el punto como fruto especial del Espíritu Santo,
de la persona, de la profesión y de la cia espiritual, y os comportéis de u n a
de vista de la voluntad y del amor: hay hay que poner algunos «dones» que
historia. Entre las formas institucionales manera digna del Señor, intentando
que hacerla fructificar en las obras, tienen como finalidad el llevar a ma-
suele recordarse la evangelización. la complacerlo en todo, fructificando en
«las obras de la fe». Pablo quiere que duración la fe en Jesucristo (los dones
catequesis, la homilía: la triple distin- toda obra buena y creciendo en el co-
la fe obre en la caridad (Gal 5.6); y en de la inteligencia y de la ciencia).
ción del único ministerio de la palabra nocimiento de Dios» (Col 1,9-10; cf Flp
1,9-10; Ef 3,14-19; Heb 6,1-2); «Cre- ello insiste sobre todo el apóstol San-
surge del fin mismo del anuncio de la
ced más bien en la gracia y conoci- tiago (2,14-15). 4. PRESERVAR LA F E . - O t r a exigencia
palabra de Dios que es la fe, captada
en sus diversas especificaciones: «Según miento de nuestro Señor y Salvador b) Las edades de la Je.—La fe es u n a de la fe cristiana es su «preservación» o
este criterio eminentemente intrínseco Jesucristo» (2 Pe 3,18). virtud teologal siempre y, por tanto, «defensa». Acerca de esta exigencia in-
podemos distinguir u n a predicación mi- don sobrenatural de Dios: en sus co- siste repetidamente la enseñanza de Je-
Concretando más la llamada moral mienzos y en todas las etapas de su sucristo y de los apóstoles. Jesucristo
sionera, si el fin que se propone es la a crecer en la fe cristiana aludiremos
aceptación de la fe, u n a predicación de desarrollo. Por otra parte, la fe es po- nos exhorta claramente a la vigilancia
a las direcciones de crecimiento, a las sesión del hombre, es decir, de u n a per- para no caer en los peligros contra la
iniciación si el fin es el conocimiento edades de la fe y a los medios o caminos
de la fe en sus implicaciones doctrinales sona que crece en dependencia (favo- fe (Le 22,21-32). pide que nos guarde-
para la maduración de la fe. rable o desfavorable) de las más varia- mos bien de los falsos profetas (Mt 7,
y morales, y u n a predicación litúrgica
a) Las direcciones del crecimiento.- das «situaciones», como son el tempe- 15ss), nos invita a resistir durante las
si tiende a hacer vivir la fe ya aceptada
«Son dos las direcciones según las cua- ramento, la edad, la educación, el am- persecuciones (Jn 16,1-4). Los apóstoles
y conocida. La primera, que llamaremos
les se dice que la fe aumenta: el cono- biente... En este segundo sentido pue- ponen en guardia a los cristianos con-
evangelización, está destinada a los pa-
cimiento y el amor», dice Hugo de San de hacerse u n estudio de psicología re- vertidos contra los paganos y herejes.
ganos para obtener la adhesión a la
Víctor 35 . Casi del mismo modo se ex- ligiosa tratando de precisar las etapas Así Pablo en su discurso de Mileto: «Yo
fe; la segunda, que llamaremos catc-
presa u n siglo después santo Tomás: más características de la fe y presen- sé que después de mi partida se intro-
quesis, está dirigida a los catecúmenos;
puesto que la fe procede de la inteli- tando modelos para cada edad de la ducirán entre vosotros lobos crueles,
la tercera, que llamaremos homilía, está
gencia y de la voluntad o amor, la vida, más aún, para los varios «esta- que no perdonarán al rebaño. Y que
destinada a la comunidad cristiana y
misma puede crecer desde el punto de dos de vida» 3 7 . de entre vosotros mismos surgirán hom-
tiene su lugar en la liturgia. Producir la
vista de la inteligencia y de la voluntad bres que enseñen doctrinas perversas
fe, conocer la fe, vivir la fe: éstas son c) Los caminos del crecimiento.—Son
y. en el ámbito de esta última, desde el con el fin de arrastrar a los discípulos
las tres especificaciones de la fe, a las múltiples y bastará apuntarlos. El cre-
punto de vista de la acción: «Omnis en pos de sí. Por lo cual, velad, acordán-
que corresponden tres formas de anun- cimiento en la línea intelectiva se fa-
qui audivit a Patre, docente et mani- doos de que durante tres años no he ce-
ciarla» 3 4 . vorece con el «estudio»: de este modo
festante, et didicit, praebendo assensum, sado noche y día de exhortar con lágri-
venit ad me; venit, inquam, tripliciter: se abre el capítulo de u n a teología como
Para el desarrollo de cada u n a de inteligencia crítica de la fe cristiana mas a cada uno de vosotros» (He 20,
per cognitionem veritatis, per amoris 29-31). Y a los corintios: «Pero temo
las formas remitimos, en particular, al abierta y obligatoria, aunque en formas
affectum et per operis imitationem» 3 6 . que como la serpiente engañó con su
decreto Ad gentes sobre la actividad mi- y grados diversos, para todos los fieles;
El crecimiento de la fe, desde el punto astucia a Eva, pervierta también vues-
sionera de la Iglesia, y los documentos u n a teología que alcance su significado
de vista intelectivo, puede darse de dos tras mentes de la sinceridad y santidad
de algunas Conferencias Episcopales de «sabiduría» cristiana, más, de «con-
formas: en forma extensiva, es decir, con Cristo. Porque si alguno viene a
acerca de la renovación de la cateque- templación». El crecimiento en la línea
cuando el creyente llega a conocer u n predicaros otro Jesucristo diferente del
sis, y en general a las obras específicas volitivo-amorosa lo favorecen las obras
número cada vez mayor de verdades, que os hemos predicado, o si recibís
sobre el tema de la predicación. de la fe, en primer lugar los «actos de
reveladas; y en forma intensiva, cuando, otro Espíritu diferente del que habéis
se adhiere de u n modo más intenso a fe»; de aquí la sabia y cristiana reco-
mendación de repetir los actos de fe. recibido, u otro Evangelio que el que
3. CRECER EN LA FE.-El mensaje mo- la palabra de Dios, se deja conquistar
En efecto, cada acto de fe representa abrazasteis, cierto que lo soportaríais»
ral de Jesucristo y la predicación de los por la luz de la fe de modo que con
no sólo u n a manifestación, sino tam- (2 Cor l l , 3 s s ) ; y concluyendo la carta
apóstoles frecuentemente llaman la ella juzga de u n a manera rápida y lu-
bién u n a profundización de la virtud a los romanos, el apóstol escribe: «Y os
atención, de forma explícita e implícita, minosa todas las cosas. Esta última es ruego, hermanos, que no perdáis de
sobre la exigencia de crecimiento y la forma característica del crecimiento infusa; por supuesto que lo importante
no es la mera repetición de los actos, vista a los que causen divisiones y es-
maduración de la propia fe. Jesucristo
408 409 Fe
Fe

cándalos contra la doctrina que apren- Hoy el problema se afronta y se resuel- malmente a la fe, es decir, los que la se pierde la fe» 40 . Con el pecado el pe-
disteis, y apartaos de ellos; porque ésos ve según u n a preocupación integral, hieren tan directamente que deshacen cador se ama a sí mismo desordenada-
no sirven a Cristo nuestro Señor, sino negativa y positiva al mismo tiempo, las actitudes intrínsecas y destruyen el mente, anteponiéndose a Dios y a los
a su vientre, y con palabras dulces y o sea según un doble criterio: el de poder infuso (infidelidad, herejía, apos- hermanos; y al hacer esto niega o
agradables engañan los corazones de defender la propia fe (manifestación de tasía). En realidad, hay que ensanchar compromete la caridad, que es el objeto
los sencillos» (Rom 16,17-18). En las la unidad de los cristianos, que es ante el tema, bien en el sentido de recordar afirmado por la fe, más aún, es el cen-
mismas coordenadas se mueve Pedro, todo unidad en el creer) y el de comu- los pecados derivados del incumpli- tro vital: credidimus carítati! Ya lo hacía
invitando a los fieles: «Estad en guar- nicar la fe (participación en los medios miento de las varias instancias de la notar san Cipriano a proposito de las
dia, no sea que arrastrados por el error de la gracia). Es particularmente signi- misma fe (adhesión personal libre a rencillas entre los miembros de la Igle-
de los licenciosos decaigáis de vuestra ficativo para la solución de los varios Jesucristo en la Iglesia, acogida, anun- sia: «Sic in nobis emarcuit vigor fidei,
firmeza. Creced más bien en la gracia problemas morales el siguiente texto cio, crecimiento, preservación), bien sic credentium robur elanguit» 4 1 .
y conocimiento de nuestro Señor» conciliar: «No es lícito considerar la en el sentido de concretar la relación La situación de la fe como consecuen-
(2 Pe 3,17-18); tal invitación se ex- comunicación en las funciones sagradas existente entre la fe y cualquier pecado. cia del influjo del pecado es ésta: según
plica por la presencia de maestros que como medio que pueda usarse, indiscri- el Concilio de Trento la fe puede sobre-
esparcen insidiosamente el error en minadamente para restablecer la uni- 1. FE Y PECADO.-Pablo y Juan pre- vivir en el pecador endurecido a pesar
medio de la comunidad cristiana (2 Pe dad de los cristianos. Esta comunica- sentan el pecado como infidelidad, como de sus pecados; o mejor: el pecador
2,1), que intentan hacerse adeptos ha- ción depende, sobre todo, de dos prin- vuelta a los ídolos vanos y vacíos des- posee u n a fe «verdadera» (tanto que me-
lagando los instintos del hombre (2 Pe cipios: de la significación de la unidad pués de haberse convertido al Dios vivo rece todavía el nombre de cristiano), pero
2,2). Análogas enseñanzas presenta de la Iglesia y de la participación en y verdadero. Si la fe es ante todo acogida tal fe es «no viva» (informe) (de modo
Juan en su segunda carta, cuando re- los medios de la gracia. La significación de Dios salvador en Jesucristo, el peca- que el cristiano no se encuentra ya en
cuerda a los cristianos que «si alguno de la unidad prohibe de ordinario la do es anti-fe, pues es rechazo de la sal- la situación normal para la fe). Santo
va a vosotros y n o lleva esta doctrina comunicación. La consecución de la vación que viene de Dios para bus- Tomás está tan convencido de seme-
(que Jesucristo ha venido en la carne), gracia algunas veces la recomienda. carla en nosotros mismos o en otros jante situación anormal de la fe que
no lo recibáis en casa y no lo saludéis, La autoridad episcopal local ha de de- «ídolos». Así que todo pecado ejerce su ya no le da el nombre de virtus 42 .
pues el que lo saluda participa de sus terminar prudentemente el modo de influjo en la fe cristiana, aunque no sea Puede preguntarse entonces: ¿cuál es
malas obras» (2 Jn 10-11). Y recuérdese obrar en concreto, atendidas las cir- un pecado que se oponga a la fe de el significado de u n a «fe informe» en la
finalmente a Judas, que concreta así el cunstancias de tiempo, lugar y perso- modo directo y explícito. existencia moral cristiana? La respues-
motivo de su carta: «Para exhortaros nas, a no ser que la Conferencia episco- La revelación resalta ya la influencia ta puede ser muy interesante para la
a combatir por la fe, que de u n a vez pal, a tenor de sus propios estatutos, o negativa que el pecado tiene sobre la fe. acción pastoral respecto a los creyentes
para siempre ha sido transmitida a los la Santa Sede provean de otro modo» El pecador, para cometer sus culpas, pecadores. «A su modo —responde
santos. Porque se han introducido fur- (UR 8 ) 3 8 . debe alejar la luz que le viene de la fe: A. De Bovis— la fe no viva demuestra
tivamente entre vosotros algunos hom- «Quien obra mal odia la luz, y no va que el Padre de las misericordias no
bres impíos...» (Jds 4). a la luz, para que no se descubran sus abandona al pecador, se aleja de él de
III. Los pecados contra la fe obras» (Jn 3,20). Pablo presenta a Ti- mala gana, non deserens nisi deseratur.
Siguiendo este comportamiento de los moteo la dialéctica que del pecado lleva Mientras la adhesión a Jesucristo so-
apóstoles, la Iglesia ha intervenido Es verdad que la fe cristiana también a la incredulidad: «Esta es la recomen- brevive es siempre obra del Espíritu
siempre, de varios modos, para ayudar puede morir, según la repetida ense- dación que te hago, hijo mío, Timoteo, Santo y procura a la inteligencia una
a los cristianos a preservar su fe de los ñanza de san Pablo (1 Tim 1,19; 4 , 1 : en conformidad con las profecías de cierta presencia de Dios. Permanece,
peligros que podían amenazarla. Las 6,10; 2 Tim 2 , 1 8 ; etc.). La explicación que en otro tiempo fuiste objeto, a fin pues, como llamada —aunque estor-
intervenciones son fundamentalmente no está en que Dios cese de ofrecer su de que, puestos en ellas los ojos, libres bada— a la conversión del corazón y
de dos tipos: doctrinal y legislativo. don, sino en el hombre libre, cuya liber- el buen combate, manteniendo la fe y constituye también un título para re-
Como ejemplo del primer tipo piénsese tad se requiere no sólo para los actos buena conciencia. Habiéndola algunos cibir la gracia de la contrición y del
en la condena de los errores: «Los Obis- que le disponen a creer (individualiza- abandonado, naufragaron en la fe...» firme propósito (más exactamente, la
pos son los pregoneros de la fe..., la ción de los signos de credibilidad: liber- (1 Tim 1,18-19). Y la carta a los He- fe no viva merece las gracias de con-
hacen fructificar y con vigilancia apar- tad mediata), no sólo para la decisión breos avisa a los cristianos: «Tened cui- versión de congruo). No obstante su de-
t a n de la grey los errores que la amena- de hacer hic et nunc u n acto de fe dado, hermanos, que n o haya entre bilidad y su ilogicidad, la fe no viva
zan (cf 2 Tim 4,1-4)» (LG 25). Como (libertad de ejercicio), sino también vosotros un corazón tan malo e incré- hay que apreciarla en su altísimo valor,
ejemplo del segundo tipo de interven- dentro del mismo acto de fe (por lo dulo que se aparte del Dios viviente» aun cuando él creyente sea el pecador
ción piénsese en las varias normas y que el fiel, en el instante en que dice (Heb 3,12). más odioso que pueda existir. Como la
disposiciones que atañen a algunas rea- «yo creo», puede realmente dudar y fe es siempre don de Dios en el Espíritu
lidades o actividades que pueden entra- rehusar su asentimiento: libertad in- La reflexión teológica busca u n a jus- Santo por medio de Jesucristo, sigue
ñar peligros para la fe (contactos con mediata y de especificación). tificación del influjo del pecado sobre siendo la intermediaria divina entre el
acatólicos, espectáculos, periódicos, es- la fe y estudia la situación en la que pecador y todos los cristianos que se le
Los teólogos precisan m á s : la pérdi-
cuela, etc.). viene a encontrarse la fe tras el pecado. acercan; constituye entre ellos un pun-
da de la fe no llega en forma de u n a
Tradicionalmente ese influjo se cifra en to de entendimiento como lo es entre el
No pudiendo tratar de los varios pe- disminución interna, es decir, como
la desvalorización o negación del orden Señor y el pecador» 4 3 .
ligros que acechan a la fe nos limitamos disminución gradual del habitus de la
de la caridad. Suárez, tras haber citado
a señalar el problema de las relacione en- fe sobrenatural (la fe o se tiene o no
el paso de 1 Tim 1,19, comenta: «El
tre católicos y acatólicos. Como se sabe, se tiene, no hay término medio); llega
pecado debilita la fe en cuanto priva 2. LOS PECADOS FORMALMENTE CON-
el problema tradicionalmente se conside- sólo como disminución externa, en el
del amor a Dios e impide el influjo de TRARIOS A LA F E . - V a m o s a considerar
raba en el ámbito de la communicatio in sentido de que la fe «actúa con menor
la gracia. Se sigue de ahí que si los
sacris con u n a preocupación tendencial facilidad y con menor fervor actual» 3 9 . la incredulidad - descreimiento - infideli-
pecados se multiplican se llega frecuen- dad, la herejía, la apostasía, el cisma
o casi exclusivamente negativa, es de- Los moralistas suelen limitarse a con- temente a caer en la herejía, con la que
cir, de defensa de la fe de los católicos. siderar los pecados que se oponen for- y la duda.
Fe 410 411 *»"-• • *9»fwf»te - Fe

a) Incredulidad - descreimiento -infideli- creyentes, en cuanto que, por el des- objetiva y subjetiva encaminada a eli- la fe; pero ésta consiste en la caridad.
dad.—Los textos de moral suelen hablar cuido en educar su fe o por una expo- minar o transformar afirmaciones he- La herejía la destruye fundamentalmen-
de «infidelidad» (totalis defectus fidei) y sición deficiente de la doctrina, que in- réticas en verdaderas» 4 7 . te en su raíz que es la fe. El cisma la
distinguen diversas formas sirviéndose duce al error, o también por los de- Del concepto de herejía tal como lo destruye directamente en su flor, que
del criterio de la responsabilidad subje- fectos de su vida religiosa, moral o hemos expuesto hay que distinguir la es la caridad» 5 0 .
tiva (infidelidad «negativa», si no es social, han velado más bien qué revelado negación y la duda no acerca de ver- e) La duda.-Xa duda es el temor de
imputable; «privativa», si es impu- el rostro auténtico de Dios y de la dades de fe divina y católica, sino acer- que la versión creída no sea verdadera.
table a negligencia; «positiva» o con- religión» (GS 19). ca de otras proposiciones doctrinales. Dado que la fe se apoya en la autoridad
traria, si se trata de una oposición cul- b) Herejía.—Í.S un error voluntario No constituyen herejía propiamente misma de Dios revelador, la fe. desde
pable). Otros autores intentan un aná- (y, por tanto, consciente) y pertinaz con- dicha, aunque pueden ser en cierto un punto de vista objetivo, no puede
lisis de la infidelidad más en consonan- tra algunas verdades de fe divina y ca- sentido pecado contra la fe, si entrañan ser falsa. A pesar de ello, desde el mo-
cia con la situación histórica y con el tólica por parte de u n bautizado. La va- cierto desprecio de la autoridad doc- mento en que tanto la certeza del he-
dinamismo intrínseco de la fe. Así loración moral tiene como objeto di- trinal de la Iglesia. cho de la revelación como muchas ver-
Ch. Journet habla de u n a triple forma recto no tanto la herejía «material» dades reveladas no son evidentes, es
c) La apostasía.—Es la defección total
de infidelidad, por simple rechazo (con- (adhesión a u n a herejía objetiva, pero posible que desde u n ángulo subjetivo
de la fe cristiana por parte del bautiza-
siste en negarse a acoger la fe cuando sin ser conscientes ni pertinaces) cuanto surjan dudas en materia de fe. Para
do. No se trata, como en la herejía, de
ésta se le propone a uno suficientemente la herejía «formal» ya sea interna («pe- valorar moralmente de modo adecuado
rechazar u n a o varias verdades de fe,
por primera vez: es el caso de los gen- cado» de herejía) ya externa («delito» las dudas contra la fe, habrá que distin-
sino de rechazar la fe cristiana en su
tiles o paganos), por regresión (consiste de herejía). La malicia de la herejía es guir los diversos tipos de dudas. La duda
totalidad. Algunos hablan de la apos-
en el rechazo consciente y culpable de evidentemente grave; en efecto, el he- deliberada y positivamente aceptada,
tasía como de u n a «conversión al re-
seguir el normal movimiento de pro- reje hace u n a selección dentro del com- por la que el católico juzga como incier-
vés», de una «de-conversión». La re-
greso de la revelación divina al pasar plejo objeto de adhesión cristiana, pre- ta u n a o más verdades de fe divina y
velación y la tradición son muy seve-
ésta del estadio de «ley natural» al de tende ligarse a Cristo y aceptar algunas católica, es u n a verdadera y propia he-
ras con la apostasía (2 Pe 2 , 2 0 - 2 1 ;
«ley mosaica» y luego al de «ley evan- de sus afirmaciones, rechazando otras: rejía. La duda negativa, por la que el
2 Tim 2,12), y la reflexión teológica
gélica»; es el caso de los hebreos), por Se constituye así juez de la verdad. cristiano suspende su juicio (no con-
valora la apostasía como pecado grave
deserción (consiste en negarse culpable- Añádase además la ruptura con la co- siente, pero tampoco disiente positiva-
«ex toto genere suo», basándose en la
mente a perseverar en la fe divina que munidad de los creyentes: la herejía mente) acerca de las verdades propues-
misma malicia de la herejía (rechazo
se había abrazado) 4 4 . En relación al di- produce una laceración de la unidad tas por la Iglesia, no es herejía (falta
de la autoridad divina y eclesial) y en
namismo intrínseco de la fe, Liégé pre- de la Iglesia que encuentra en la fe u n juicio falso), sino pecado contra la
la circunstancia agravante del rechazo
fiere hablar de incredulidad cuando se su fundamento esencial (Ef 5,5-6) y fe (omisión de fe interna). La duda que
total de la fe.
ha rehusado creer a Cristo, de descrei- consiguientemente modifica la relación espontánea y fastidiosamente se insi-
miento y de infidelidad cuando uno se que el hereje tiene con la Iglesia: «En Arrancando del Vaticano I y de las n ú a en el ánimo, y es rechazada con
encuentra frente al no creer debido ya el cristiano, del que se adueña, la he- diversas interpretaciones dadas, se plan- prontitud y decisión, no sólo no es
a u n rechazo ya a algo involuntario; rejía no respeta más que los signos in- tea aquí él problema de la pérdida de pecado, sino fuente de m é r i t o " .
por otra parte, el descreimiento está delebles del carácter sacramental. De la fe sin culpa. Parece ser que la pérdi-
más vacío de Dios que la infidelidad, suyo, éstos están ordenados a la gra- da de la fe en los católicos es siempre
que incluye lo religioso pagano (cf LG cia, pero semejante ordenamiento que- culpable, por culpa grave o leve, por D. Tettamanzi
16) 4 5 . La forma moderna de infidelidad da impedido por la herejía. El hereje culpa directa contra la fe o contra otras Notas.— (') Para los datos bíblicos, véanse,
explícita e implícita es el ateísmo mo- es u n ser dividido. El reniega, con su virtudes 4 8 . ante todo, las varias Teologías Bíblicas y Dic-
derno del que habla el Vaticano II en la libre voluntad y de modo absoluto, del d) Cisma.—El término indica la rup- cionarios. En particular para el vocabulario
GS 19-21. Respecto a los problemas significado del carácter sacramental y tura de la unidad de la Iglesia. Según consultar J. Guillet, Temas Bíblicos. Pau-
morales de la culpabilidad del ateísmo del último vínculo que le une a la el derecho canónico el cisma es el re- linas, Madrid 1963: P- Michalon, La foi ren-
y de la responsabilidad de los creyentes, Iglesia» 46 . contre de Dieu et engagement envers Dieu selon.
chazo, por parte del bautizado, de so- VAncien Testament. en «Nouv. Rev. Théol.». 75
así se expresa el Concilio: «Sin género meterse al Papa y de comulgar con los (19S3), S87-600; J. Alfaro, Pides in termino-
de duda, no están libres de culpa los Actualmente la teología se orienta a miembros de la Iglesia a él sometidos logia bíblica, en «firegorianum», 42 (1961),
que voluntariamente se esfuerzan por descubrir eventuales aspectos positivos, (can 1325, 2). El cisma apunta direc- 463-505 : sobre el contenido indicamos P. Mi-
alejar a Dios de su corazón y evitar la aunque parciales, en la herejía; aspec- tamente a la unidad de gobierno propia chalon, a. c.: A. Gelin, La foi dans VAncien
problemática religiosa, porque no si- tos que pueden constituirse en caminos de la Iglesia de Cristo: «Cisma —decía Testament. en «Lumiére et Vie», 22 (19 5 5), 7-18;
guen el dictamen de su conciencia; hacia u n a verdad completa: «La Igle- santo Tomás— significa escisión. La es- P. Benoit, Lajede, en «Esegesi e Teología» (1964),
pero los mismos creyentes, con fre- 141-162; P. Mollat, La foi dans le quatriéme
sia reconoce que se ha aventajado cisión se opone a la unidad. El pecado évangile. en «Lumiére et Vie», 22 (1955), 91-
cuencia, tienen su parte de responsa- mucho, y mucho puede ganar todavía, de cisma es por lo mismo el pecado 107; M. E. Boismard, La foi selon Saint Paul.
bilidad en este fenómeno. Porque el de la misma oposición de quienes le que se opone directamente y de suyo en «Lumiére et Vie». 22 (1955), 65-76: y para
ateísmo, considerado en su integridad, son adversos o la persiguen» (GS 44). a la unidad» 4 9 . En realidad, el cisma una visión general J. Pfammatter, La fe según
no es fruto espontáneo, sino que brota «Una teología que intente tratar de la va también contra la fe y no cabe dis- la Sagrada Escritura, en Mysterium Salutis,
de diversas causas, entre las cuales se herejía debe partir de la consideración tinguirlo de la herejía, o mejor, es él Cristiandad, Madrid 1971, v. 1, t. 2, 883-903.-
cuenta también u n a reacción crítica de que la herejía puede existir sólo en- (2) Denz 375.-0) Cf J. Mouroux, Creo en ti.
mismo herejía en cuanto negación del Científico Médica, Barcelona 1964.-(4) S. Máxi-
contra la religión en general y, en par- tre los bautizados que a pesar de todo primado de jurisdicción del Papa sobre mo el confesor. Quaest. 60 ad Thal: PG 90. 637. -
ticular en algunas regiones, contra la quieren seguir siendo cristianos. Tiene toda la Iglesia. Resulta sintomático que (5) Sobre esta línea se mueve la definición de
religión cristiana. Por eso, en esta pro- además el deber de interpretar con en el NT no se encuentre aún la dis- fe dada por el Vat. 1: «...virtutem esse super-
liferación del ateísmo puede muy bien "comprensión" y amor las afirmaciones tinción entre cisma y herejía. La rela- naturalem, qua, Dei aspirante et adiuvante
suceder que una parte no pequeña de de los demás y tener en cuenta, por ción herejía-cisma respecto a la uni- gratia, ab eo revelata vera esse credimus, non
la responsabilidad cargue sobre los fin, que las verdades cristianas "con- dad eclesial puede expresarse así: «La propter intrinsecam rerum veritatem naturali
rationis lumine perspectam. sed propter aucto-
servadas" desarrollan u n a dinámica unidad de la Iglesia presupone sin duda ritatem ipsius Dei revelantis. qui nec fallí nec
F e c u n d a c i ó n artificial 412 413 F e c u n d a c i ó n artificial
6 45
fallere potest» (Denz 3 0 0 8 ) . - ( ) G. Segalla. 2, 8 0 0 - 8 0 6 . - ( ) A. Liégé, La Fede, en Ini- lidad es el p r o p u e s t o por D u r a n d o , a u n - liza u n o de los s i g u i e n t e s s i s t e m a s de fe-
La fede come opzione fundaméntale in Isaia e ziazione Teológica, Brescia 1955, 4 2 3 - 4 2 8 . - q u e resulta el m á s difícil y el m e n o s c u n d a c i ó n artificial: i n t r a v a g i n a l , i n -
Giovanni, en «Studia Patavina», 15 (1968), (46) Ch. Journet, Teología de la Iglesia, Desclée. u s a d o : «espermateisfora i n s t r u m e n t a l » , tracervical, i n t r a u t e r i n a o intratubárica,
3 5 5 - 3 8 1 . - Í 7 ) F. X. Durrwell, En Cristo Reden- Bilbao 1 9 6 6 . - ( 4 7 ) K. Rahner-H. Vorgrimler,
e s decir, o p e r a c i ó n por la q u e c o n u n s e g ú n s e a n los i m p e d i m e n t o s o malfor-
tor, Herder, Barcelona 1 9 6 6 . - ( 8 ) Cf M.-E. Diccionario Teológico, Herder, Barcelona 1 9 7 0 . -
Boismard, La connaissance de Dieu dans Yál- (48) Sobre este problema cf G. B. Guzzetti. La i n s t r u m e n t o a d e c u a d o el líquido s e m i - m a c i o n e s q u e se p r e s e n t a n p a r a u n a
liance nouvelle d'aprés la premiére lettre de Saint perdita della fede nei cattolici, Venegono 1 9 4 0 . - n a l es i n t r o d u c i d o e n el a p a r a t o f e m e - inseminación normal.
]ean, en «Revue Biblique» (1949), 3 6 5 - 3 9 1 . - (49) S. Tomás. S. Th., 2-2ae, 39, l . - ( 5 0 ) Ch. nino 4. c) Indicaciones.—Un el h o m b r e p u e -
(9) S. Tomás, Super EvangeJium Johannis 4,5.2. — Journet, o. c—(51) Cf R. Garrigou-Lagrange, d e n d a r s e a n o r m a l i d a d e s del p e n e , y a
(10) S. Tomás, Contra errores graecorum 1,30.- Les vertus théologales et la nuít de I'esprit, en 2. DIVISIÓN.—La práctica de la fe- sean congénitas o de origen traumáti-
i1 r) A. Valensin, En las fuentes de la vida interior, «La Vie Spir»., (1927-1928), 269-290.
c o : t o d a s las f o r m a s de i m p o t e n c i a n e r -
c u n d a c i ó n artificial p o d e m o s distinguir-
SalTerrae, Santader 19 52.-( 1 2 ) S. Tomás, S. Th.,
2-2ae, 11.1.—( ,3 ) S. Tomás, In Symbolum BIBL. : Entre la mucha bibliografía sobre la la: Según el modo de realizarla: a) f e c u n - v i o s a y psíquica. En la m u j e r las c a u s a s
Apostolorum expositío, prol.-i1*) Ci Ph. Delhaye, fe, que se puede encontrar con facilidad en las d a c i ó n artificial m a t r i m o n i a l : extra- p u e d e n ser n e r v i o s a s ( v a g i n i s m o ) o
L'emprise de la foi sur ¡a vie morale, en «La obras especializadas, indicamos algunos tra- conyugal (heteróloga) c o n s e m e n de u n a a n a t ó m i c a s t o c a n t e s a la v a g i n a , la
Vie spir.». Suppl., 55 (1960), 3 7 5 - 4 1 4 . - bajos que tratan de la fe en general y tienen la tercera p e r s o n a ; i n t r a c o n y u g a l ( h o m o - cerviz o el ú t e r o . T a m b i é n h a y q u e se-
(15) Orígenes, In los. hom., 7,2: PG 1 2 . 8 5 8 . - preocupación teológica moral y espiritual. loga, n u p c i a l ) c o n s e m e n del m a r i d o ; ñ a l a r los i m p e d i m e n t o s q u í m i c o s c o n
(16) Cf J. Alfaro, La fe como entrega del hombre AubertR., Acíode/e, Herder, Barcelona 1 9 6 5 . - b) f e c u n d a c i ó n artificial fuera del m a - p r o c e s o s t ó x i c o s sobre los e s p e r m a t o -
a Dios y como aceptación del mensaje cristiano, De Bovis A., Vivir de la fe, Marova. Madrid
t r i m o n i o si se h a c e c o n u n a m u j e r z o i d e s : lipoplastia del a p a r a t o g e n i t a l
en «Concilium», 2 1 (1967), 5 6 - 6 9 . - ( 1 7 ) Cf A. 1968.—Dondeyne A., Fe cristiana y pensamien-
to contemporáneo, Cristiandad, Madrid 1 9 6 3 . - nubil o v i u d a . Según el origen del semen: y las a b e r r a c i o n e s s e x u a l e s .
Liégé, L'Église, milieu de la foi chrétienne. en
«Lumiére'et Vie», 23 (1955), 45-68; H. De Dunas N., Connaissance de la foi, París 1 9 6 3 . - a) f e c u n d a c i ó n artificial marital o extra- d) Contraindicaciones.—Hay situacio-
Lubac, La foi de l'Église, en «Christus» (1955), Malevez L„ Pour une théologie de la foi, París- marital ; b) f e c u n d a c i ó n artificial m i x t a , n e s e n la m u j e r q u e d e s a c o n s e j a n la fe-
2 2 8 - 2 4 6 ; Id, Paradoja y Misterio de la Iglesia, Brujas 1969.—Mouroux J., Creo en ti. Cientí- c o n s e m e n del m a r i d o m e z c l a d o c o n el c u n d a c i ó n artificial, c o m o las e n d o c r i -
Sigúeme, Salamanca 1 9 6 7 ; A. De Bovis, Ec- fico Médica, Barcelona 1964.—Rahner K., So- de u n o o m á s d o n a n t e s .
bre la posibilidad de la fe hoy, en Escritos de nopatías, enfermedades transmisibles
clesia mater fidei, en «Revue d'Ascétique et de
Mystique», (1954), 9 7 - 1 1 6 . - ( 1 8 ) Cf A. De teología, 5. Taurus, Madrid 1964, 11-31. e n a c t o , p r o c e s o s i n f l a m a t o r i o s del a p a -
Bovis, Vivir de la fe. Marova, Madrid 1968.— 3. ASPECTO M É D I C O . - E n la práctica rato f e m e n i n o y la e d a d . P o r fin es lícito
(19) Cf K. Delahaye, Ecclesia mater, chez les de la f e c u n d a c i ó n artificial se d i s t i n g u e n argüir, afirma Cárdente, q u e n o t o d a s
Peres de trois premiers siécles, París 1964, 1 3 1 - d o s o p e r a c i o n e s : la r e c o g i d a del s e m e n las i n d i c a c i o n e s e n u m e r a d a s a n t e s h a y
1 5 3 . - ( 2 0 ) S. Tomás, S. Th., 2-2ae, 1,9,a.3.-
(2l) S. Agustín, In Jo. Evang. tr. 110, 2: PL 35,
FECUNDACIÓN y la i n s e m i n a c i ó n p r o p i a m e n t e d i c h a . q u e t o m a r l a s e n s e r i o 6 . «La e s p e r m i o -
a) Recogida del semen.-Entre los m é - sémina instrumental debe empezar a
1 9 2 0 . - ( " ) S. Tomás, In IVSent. 1, 1, 4, sol. 3
y ad 3; Cf Gaillard, Les sacrements de la foi,
ARTIFICIAL t o d o s u s a d o s la m a s t u r b a c i ó n e s el pre- discutirse sólo c u a n d o se h a y a n a g o t a d o
en «Revue Thomiste», 59 (1959), 5-31, 2 7 0 - ferido por los m é d i c o s , p u e s d a m a y o r i n e f i c a z m e n t e t o d o s los otros m é t o -
3 1 2 . - ( 2 3 ) S. Tomás, S. Th., 2-2ae, 1, 9, ad 3 . - I. T é r m i n o s del p r o b l e m a
seguridad, y a q u e el líquido se p r e s e n t a dos»7. Ahora bien, es sabido que m u -
(24) Cf las afirmaciones conciliares de Trento p u r o d e s d e el p u n t o de vista bacterio- c h o s e s t a d o s de a f u n c i o n a l i d a d m e c á -
1. DEFINICIÓN.—Se u s a g e n e r a l m e n t e
(Denz 1529), del Vaticano I (Denz 3012), del n i c a , q u í m i c a y psíquica p u e d e c u r a r l o s
el t é r m i n o d e f e c u n d a c i ó n artificial para lógico. Otra m o d a l i d a d de r e c o g i d a del
Vaticano II (LG 1 4 ; AG 5,7,8).-( 2 5 ) Para do- el cirujano, el m é d i c o y el p s i c ó l o g o .
cumentarse consúltense los tratados de Teo- indicar los «varios p r o c e d i m i e n t o s , m e - líquido s e m i n a l , preferida i n m e d i a t a -
logía Dogmática.— (26) Cf L. Capéran, Le pro- d i a n t e los c u a l e s se trata de procurar, m e n t e d e s p u é s de la m a s t u r b a c i ó n , e s e) Donante.—El d o n a n t e d e b e t e n e r
bléme du salut des infideles, Toulouse, 1 9 3 4 ; o por lo m e n o s de facilitar, el e n c u e n t r o la del c o i t o i n t e r r u m p i d o , a u n q u e c o n los s i g u i e n t e s r e q u i s i t o s : e s p e r m a t o z o i -
R. Lombardi, La salvezza di chi non ha fede, del e s p e r m a c o n el ó v u l o para h a c e r ella n o se r e s u e l v e f á c i l m e n t e el proble- des de ó p t i m a calidad, n u m e r o s o s , vi-
Roma 1945.~-(Z7) A. Liégé, Foi, en Catholicis- posible la f e c u n d a c i ó n » 1 , o b i e n «la i n - m a de la a s e p s i a del e s p e r m a . Se h a
me, col 1388.—( 2tt ) Ya decía san Agustín: v a c e s ; q u e esté e x e n t o de e n f e r m e d a d e s
t r o d u c c i ó n i n s t r u m e n t a l de e s p e r m a p r o p u e s t o el u s o del c o n d o m para o b - v e n é r e a s , hereditarias, m e n t a l e s . «Debe
«Nescio qua fonte se christianum dicat, qui
m a s c u l i n o o de s u s p e n s i ó n de esper- viar el i n c o n v e n i e n t e a c e r c a de la tratarse de i n d i v i d u o s j ó v e n e s y r o b u s -
paucos versus in symbolo vel oratione domi-
nica dissimulat» (Sermo 265: PL 39. 2 2 3 8 ) . - m a t o z o i d e s e n el a p a r a t o g e n i t a l feme- asepsia del c o i t o i n t e r r u m p i d o , pero tos, de prestancia, i n t e l i g e n t e s y de
(29) S. Tomás, S. Th., 2-2ae, 2,5.-( 3 0 ) «Actus n i n o » 2 . P e r o e n g e n e r a l el t é r m i n o se t a m b i é n h a n s u r g i d o dificultades a b u e n c a r á c t e r » 8 . «Es preferible el d o -
credendi non terminatur ad enunciabile sed c o n s i d e r a impropio, p u e s n o corres- c a u s a d e la t o x i c i d a d de la g o m a sobre n a n t e q u e se a s e m e j e al m a r i d o e n
ad rem», S. Tomás, In Symbolum Apostolorum p o n d e al acto o p e r a t i v o realizado por los e s p e r m a t o z o i d e s . La p u n c i ó n e n la c u a l i d a d e s físicas, raciales, i n t e l e c t u a -
expositío, prol.-( 3 1 ) A. Liégé, La fede, en cabeza del e p i d í d i m o o del d í d i m o t i e n e
el m é d i c o . La p a l a b r a « f e c u n d a c i ó n » les y m o r a l e s (paradoja de la m o r a l i d a d
Iniziazione Teológica, Brescia 1 9 5 5 , 416.—
significa « u n i ó n de la c é l u l a m a s c u l i n a el i n c o n v e n i e n t e de p r o p o r c i o n a r m a -
( i2 ) A. Liégé, Foi. en Catholicisme. col 1393.— e n t a n t a inmoralidad)»*...: «que sea
(") Cf J. Lécuyer, El diácono en la Iglesia y en el c o n la f e m e n i n a para dar l u g a r a u n a terial d e m a s i a d o pobre e n e s p e r m a t o - padre de h e r m o s a y s a n a prole o q u e
mundo de hoy, Roma, Barcelona 1968.-( í 4 ) D. i n d i v i d u a l i d a d m o n o c e l u l a r susceptible zoides. Otros m é t o d o s p r o p u e s t o s , c o m o h a y a p r o p o r c i o n a d o y a otra vez c o n
Grasso, El Mensaje de la Salvación, Paulinas, de u n desarrollo y de u n a diferenciación el m a s a j e de las v e s í c u l a s s e m i n a l e s , la éxito el s e m e n . La figura del d o n a n t e
Madrid 1 9 7 2 . - ( i 5 ) Hugo de san Víctor. De p o s t e r i o r e s » 3 . Casi la totalidad de los a s p i r a c i ó n e n la uretra m a s c u l i n a o e n se p r e s e n t a e n u n c o n t e x t o i n n e g a b l e
Sacramentis I, 10: PL 176, 3 3 2 . - ( 3 6 ) S. Tomás, a u t o r e s c o n s i d e r a q u e la práctica en la v a g i n a d e s p u é s del c o i t o , la r e c o g i d a
Super Ev. lo., c. 6, lectio 5, 5.-( 3 7 ) Cf J. Thomas, de i n m o r a l i d a d . Echar al m u n d o u n
c u e s t i ó n n o es f e c u n d a c i ó n , p u e s la ver- del s e m e n e n u n c a d á v e r y la electro- hijo y a c e p t a r el i g n o r a r s u e x i s t e n c i a
La educación de la fe. Nova Terra, Barcelona
d a d e r a y propia f e c u n d a c i ó n se d a d e s - e y a c u l a c i ó n , p l a n t e a n p r o b l e m a s de v a -
1971.~( 3 8 ) F. Coccopalmerio, La partecipazione es u n h e c h o de i n m o r a l i d a d t a n torpe
degli acattolici al culto della Chiesa cattolica nella p u é s de la i n t e r v e n c i ó n m é d i c a , y n o ria í n d o l e y s o n m é t o d o s q u e c i t a m o s q u e sólo e n u n c l i m a c o m o el a c t u a l ,
pratica e nella dottrina della Santa Sede dal- s i e m p r e e s fácil c o n s e g u i r l a . sólo a título de c o m p l e m e n t o . Por fin, de p r o f u n d a d e g e n e r a c i ó n p s í q u i c a y
l'inizio del sec. XVII ai nostri giorni, Brescia la r e c o g i d a del s e m e n debido a la p o l u - moral, puede concebirse y realizarse»10.
1969.—( 39 ) H. Lennerz, De virtutibus theologi- La f e c u n d a c i ó n t a m p o c o e s artificial: c i ó n n o c t u r n a e s p r á c t i c a m e n t e irreali-
cis, Roma 1 9 4 7 . - ( 4 0 ) F. Suárez, Tractatus De artificial e s s ó l o el m o d o c o m o se la zable, a u n q u e a l g u n o s lo c o n s i d e r a n /) Resultados.—Las estadísticas q u e
Fide 7, 3, 4 . - ( 4 1 ) S. Cipriano, De Unitate Ec- realiza y n o el p r o c e s o b i o l ó g i c o , q u e c o m o m é t o d o eficaz 5 . p o s e e m o s s o n discordes y s e g u r a m e n t e
clesiae 2 6 : PL 4, 518.~( 4 2 ) S. Tomás, De sigue siendo totalmente natural.
veritate 14, 6c y 7c; S. Th., 2-2ae, 4, 5c y i n c o m p l e t a s . El doctor Giarola h a b l a de
ad 3.-( 4 3 ) A. De Bovis, o. c, 2 9 0 . - ( 4 4 ) Ch. Se h a n p r o p u e s t o otros t é r m i n o s c o n - b) Inseminación.—Tras haber cons- 8 9 5 e m b a r a z o s sobre 1 . 3 5 1 i n s e m i n a -
Journet, L'Église du Verbe lncarné, París 1 9 5 1 , siderados c i e n t í f i c a m e n t e m á s e x a c t o s ; t a t a d o q u e la i n s e m i n a c i ó n c o i n c i d a c o n c i o n e s c o n s e m e n e x t r a m a r i t a l , y de
e n t r e ellos el m á s a d h e r e n t e a la rea- el período f e c u n d o d e la mujer, se rea- 2 6 5 e m b a r a z o s sobre 1 . 3 2 4 i n s e m i n a -
Fecundación artificial 414 415 Fecundación artificial
28
ciones con semen marital. Garbelli se- De contrario parecer eran otros auto- opinión. Sostienen que las palabras del transmitir la vida» . Otros autores re-
ñala 972 embarazos sobre 1.605 insemi- res, como Marc, quien después de ad- decreto hay que tomarlas al pie de la chazan esta limitación, sosteniendo que
naciones con semen extramarital, y 389 mitir la licitud de la fecundación arti- letra y, por tanto, condenan sólo la el momentáneo alejamiento del semen
embarazos sobre 3.050 inseminaciones ficial homologa a raíz de una normal fecundación artificial en sentido es- de su lugar natural no constituye un
con semen marital. cópula marital, niega la licitud de la tricto. Con el pasar de los años, los desdoblamiento del mismo acto, pues
recogida del semen debido a polución15. teólogos, más que a examinar el sentido esta interrupción forma parte de23 la
Intervino en la cuestión el Santo y la extensión del decreto, se pusieron ayuda que se quiere proporcionar .
II. Datos históricos Oficio con un decreto fechado el 24 de a buscar nuevas soluciones. 3) Es lícita la fecundación artificial
Parece que fueron Malpighi y Bib- marzo de 1897: <dn Congregatione con semen obtenido exprimiendo ¡as vesí-
biena, en 1600, los primeros en inten- Generali S. R. et U. I. habitam coram 1. TOMAS DE POSICIÓN DE LOS MORALIS- culas seminales o con el masaje anal o la
tar, sin éxito, la fecundación artificial Emis ac Rmis DD Cardinalibus contra TAS.—Para mayor claridad y brevedad polución involuntaria.
de los huevos del gusano de seda. haereticam pravitatem Generalibus In- vamos a reducirlas a los siguientes El primero en proponer esta sugeren-
En 1725 Jacopi y luego Weltheim pa- quisitoribus. proposito dubio: "An ad- grupos: cia fue
31
Vermeersch30 y tras él otros va-
rece que obtuvieron la fecundación de hiberi possit artificialis mulieris fecun- 1) Toda fecundación artificial ya sea rios , aunque dando diverso grado de
los huevos del salmón y de la trucha. datio?" ómnibus diligentissime perpen- con semen de un donante o del cónyuge. seguridad y licitud. La recogida del se-
También el sueco Clerck, en 1757. es- sis, praehabitoque DD Consultorum y tanto en una mujer casada como en men obtenido por polución nocturna
tudió atentamente la araña macho que voto, iidem Emi Cardinales responden- una nubil, es intrínsecamente ilícita. no tiene ningún valor desde el punto
deposita su semen en una tela, luego dum mandarunt: "Non licere"»16. El Quienes sostienen esta posición man- de vista médico, y desde el lado moral
lo recoge con sus jeringuillas naturales decreto del Santo Oficio fue tempestivo tienen una argumentación lineal, ya presenta también serias dificultades32.
y busca la hembra que podrá darle des- y decidido, pero no claro, pues dejó que una vez puestas las premisas de- 4) La fecundación artificial es lícita en
cendencia. En 1779 Lázaro Spallanzani dudas e incertidumbres acerca de la in- ducen las consecuencias con vigorosa casos excepcionales con el semen del ma-
planteó el problema en términos cien- terpretación y extensión. En efecto, para coherencia. Arrancando del análisis del rido obtenido con el condom, con tal de
tíficos, obteniendo en 1782 la fecun- muchos, el motivo de la condena había acto matrimonial, con una particular que se salve la intimidad del acto conyu-
dación de una perra, de la que nacie- que buscarlo en la ilicitud de los métodos referencia a la fecundación natural, gal. De este modo al semen se le enca-
ron cachorros vivos completamente usados para obtener el elemento activo examinan la inseminación artificial des- mina a su destinación natural sin la
normales, que «en los rasgos y en los fecundante. En ese sentido el "Non li- de el punto de vista de la biología, de la malicia intrínseca de la masturbación
colores se asemejaban a su madre, pero cere" era una directa condena de las moral natural y de la teología, para o del onanismo. No es justo equiparar
también al macho que había suminis- opiniones de Palmieri y Berardi. Mu- concluir que ni la ley natural ni los da- el coito valiéndose del condom con
trado el esperma»11. chos teólogos vieron el núcleo central tos de la Revelación autorizan al hom- vistas a la fecundación con el onanis-
de la condena en la polución volunta- bre 25a practicar la fecundación artifi- mo, pues una cosa anómala (en el sen-
En 1785 Thouret logró fecundar a la ria, que de suyo17es una acción intrín- cial .
mujer, estéril, mediante la inyección tido de insólita) no es necesariamente
secamente mala . Pero tampoco fal-
intravaginal de líquido seminal recogido taron desde los días del decreto alusio- 2) Es lícito extraer el líquido seminal ilegítima, por lo que en la vida conyu-
en una jeringuilla de estaño. Girault nes a otra razón de la condena: la fe- de la vagina después de una cópula normal gal es válido este principio: «Un acto
obtuvo nueve logros en treinta años cundación artificial es ilícita en sí y por e inyectarlo con un instrumento en la ca- que presenta anomalías sigue siendo
de intentos. En 1866 el ginecólogo sí y contraria a la naturaleza por cuanto vidad uterina, incluso con ayuda del mé- lícito si sus fines esenciales, intrínsecos,
Marión Sims obtuvo un solo logro sobre dico. Es la corriente que ha ganado la se respetan y esas anomalías se justi-
sustituye a la cópula, único acto estable- fican con circunstancias totalmente ex-
5 5 intentos, inyectando directamente el cido por el derecho natural para el uso adhesión del mayor número de teólo-
esperma en el útero. En 1884 Pancoast
26
gos . «La razón adoptada para justifi- cepcionales»33. Esta solución ha sido
de las células germinales18. duramente criticada por algunos, mien-
realizó la primera inseminación hete- car esta sentencia es que, en semejante
róloga. Desde entonces el nuevo mé- caso, se respeta el ordenamiento de la tras otros han tratado 34 de sortear el
Todos notaron, apenas publicado el obstáculo constituido por el hecho de
todo fecundante ha ido difundiéndose decreto, el laconismo del texto y la falta naturaleza. En efecto, el hombre se sir-
lentamente superando el restringido ve de sus células germinales en el único que el condom sería un diafragma que
de una delimitación precisa de la pro- divide a los cónyuges precisamente en
ambiente pionerístico. hibición. Los Padres del Santo Oficio de- acto previsto y establecido por la ley
natural...; sólo después interviene el el momento en que están para fundirse
En el ámbito de la Iglesia católica el bían conocer la distinción fundamental en una caro, y proponiendo el uso de
problema moral empezó a interesar a entre fecundación «proprie dicta» e «im- artificio humano con la única finalidad
de ayudar al esperma a alcanzar mejor un condom perforado con el que se
algunos teólogos, siendo el primero en propie dicta», que Ciolli había formulado obtendría que una parte del líquido se-
ocuparse de él Eschbach, quien en la en la segunda edición de su obra. Se su destinación, que es precisamente la
fecundación del óvulo» ". Otros autores minal vaya a la vagina y otra parte
primera edición (1884) de sus Dispu- perfilaron dos modos de entender la sea extraído para la fecundación: así
tationes physiologico-theologicae, acepta la extensión del decreto. Según algunos, el ponen algunas condiciones para poder
hacer la operación arriba reseñada. el acto sería fisiológico y se tendría la
práctica de la recogida del semen del Santo Oficio quiso condenar toda fe- garantía de que los gérmenes de la va-
fondo de la vagina y la consiguiente cundación artificial: según otros, sólo Sostienen que para hablar de ayuda es
necesario que en toda esta maniobra gina no se mezclen con el líquido se-
introducción en el útero. Sostuvo que la fecundación en sentido estricto. De minal.
en semejante práctica la ley cristiana la primera opinión son el Monitore el semen no salga nunca de la vagina.
12
no tenía nada que objetar . Palmieri, Ecclesiastico, los Analecta Ecclesiastica y Tal restricción la ponen por este mo-
al rehacer la obra de Ballerini, sostiene Le Canoniste Contemporain". A favor tivo: «La separación objetiva y real de
dos elementos que la naturaleza ha 2. Los DISCURSOS DE Pío XII.—Den-
la licitud de la masturbación, porque de la segunda interpretación, que cir- tro de la diversidad de valoraciones dada
en el caso cuestionado el semen no se cunscribe la condena sólo a la fecun- constituido en un acto único, el acto
conyugal. Efectivamente, sólo en el acto por los teólogos a la fecundación arti-
pierde desordenadamente, sino que al- dación artificial propiamente dicha, es- ficial, se deseaba desde varias partes una
canza a los órganos genitales de la mu- tán la «Nouvelle Revue Théologique»20, conyugal y mediante el mismo se da la
21 secreción del semen por parte del hom- explícita y ulterior intervención del
jer por un camino distinto del13normal, Génicot , Eschbach22, Lehmkul2', Be- Magisterio para que se esclareciesen
respetando la misma finalidad . De 14la
24
rardi y otros autores que con el pa- bre y a la vez su introducción en el ór-
gano receptor de la mujer con el fin de algunas ideas. Pío XII aprovechó la
misma opinión era también Berardi . sar del tiempo se adhirieron a esta ocasión para expresar el pensamiento de
Fecundación artificial 416 417 F e c u n d a c i ó n artificial
la Iglesia en la audiencia del 29 de sep- u n simple laboratorio biológico... El a su compañera no como algo que ha es ya u n a acción personal de los cón-
tiembre de 1949 concedida a los par- acto conyugal es u n a acción personal, de adaptarse a los propios caprichos, yuges, sino «una pura función orgánica
ticipantes al IV Congreso Internacional una cooperación simultánea e inme- sino como u n fin en sí misma dentro para la transmisión de los gérmenes» 40 .
de Médicos Católicos, enunciando los diata de los cónyuges, que por la na- del respeto a su vocación personal y a Y el hombre no tiene el derecho de ma-
puntos siguientes: «1) La práctica de turaleza de los agentes y la propiedad la realización de sí misma en la actua- nipular las células germinales de un
la fecundación artificial —tratándose del acto es la expresión del don recíproco ción de la propia grandeza de ser irre- modo que reduzca la transmisión de la
del hombre— no puede considerarse ni realizador, según la palabra de la Es- petible. La comunicación, el amor, son vida a u n a simple combinación bio-
exclusivamente ni tampoco principal- critura, de la unión en "una sola notas características de la persona y en química. En efecto, el hombre, al reci-
mente desde el punto de vista biológico carne"» 3 6 . el acto conyugal h a n de ser la expre- bir el alma por u n a directa intervención
y médico, dejando a u n lado el aspecto Pío XII estableció, pues, que toda sión del don real de sí al otro. La nueva de Dios, queda ordenado inmediata-
de la moral y del derecho. 2) Fuera del fecundación artificial fuera del matri- vida debe desembocar en u n contexto mente a su Creador como a su propio
matrimonio, la fecundación artificial monio o en el matrimonio, pero con de amor consciente, libre y responsa- fin: no puede, pues, arrogarse ningún
hay que rechazarla, sin excepciones, semen de un tercero es ilícita. En el ám- ble entre dos personas de igual digni- derecho de dominio absoluto sobre sí
como inmoral. En efecto, la ley natural bito del matrimonio, si falta el acto na- dad y grandeza. Con la fecundación mismo, sino sólo u n dominio de uso,
y la ley divina positiva establecen que tural realizado normalmente, tampoco artificial falla completamente este don, sin poder disponer a su capricho y de
la procreación de una nueva vida no hay licitud. Pero el Papa ha dejado u n esta ofrenda a la compañera de senti- u n modo ilimitado de sí mismo, de su
puede ser más que fruto del matrimo- resquicio abierto: «Al decir esto no se mientos, afectos, aspiraciones y de todo cuerpo, de las varias partes y faculta-
nio. Sólo el matrimonio tutela la dig- proscribe necesariamente el uso de al- recóndito estremecimiento del propio des corporales. Puede sólo permitir que
nidad de los esposos... Sólo el matri- gunos medios artificiales destinados cuerpo, para que del encuentro de otro u n a parte de su cuerpo sea sacrificada
monio provee el bien y la educación del únicamente a facilitar el acto natu- igual don pueda surgir la vida. El gélido en función del todo.
niño. En consecuencia no puede existir ral...» 3 7 . cálculo de u n laboratorio destruye el
ninguna divergencia de opiniones entre ambiente en que la nueva vida está lla- Además, en el cuerpo cada órgano o
los católicos acerca de la condena de mada a nacer. ¡La persona h u m a n a es aparato tiene u n a finalidad interna que
u n a fecundación artificial fuera del III. Valoración moral demasiado grande para que pueda re- sirve inmediatamente al bien del indi-
vínculo conyugal. 3) La fecundación bajársela a este nivel! viduo. El hombre debe respetar, al usar
artificial que tiene lugar en el matrimo- 1. BÚSQUEDA DE UN CRITERIO.-Antes cada u n a de las partes del cuerpo, el
nio, pero que es producida por el ele- de enunciar juicios sobre las eventua- c) Criterio de síntesis.—Los criterios fin específico a que están destinadas,
mento activo de u n tercero, es igual- les propuestas de solución del problema hasta ahora examinados son verdade- en la medida en que esas mismas par-
mente inmoral y como tal hay que es necesario indicar cuál será el criterio ros, pero hay que superarlos tratando tes contribuyen positivamente al bien
condenarla sin apelación. 4) En cuanto que usaremos para criticar o aprobar de integrar los elementos jurídico-natu- total del individuo. De esta regla están
a la licitud de la fecundación artificial en una determinada posición. rales con todo lo que hoy nos ofrece exceptuados los órganos del aparato
el matrimonio, por el momento bás- a) Criterio jurídico.—Al estudiar el el personalismo y todas las ciencias que sexual, porque además de tener u n a
tenos recordar estos principios del de- matrimonio en general nos hemos ser- tienen por objeto al hombre. En la his- función interna tienen u n a función
recho natural: el simple hecho de que vido a menudo de categorías jurídicas toria del pensamiento cristiano algunas extrínseca al organismo, en cuanto es-
el resultado que se pretende se alcance que quizá hayan acabado con trans- veces se ha dejado aparte el papel de la tán inmediatamente al servicio de la
por este medio no justifica dicho medio: formar en jurídico u n argumento emi- persona h u m a n a en el matrimonio: especie. No cabe duda de que el apa-
ni el deseo, de suyo plenamente legíti- nentemente teológico, con un vocabu- hoy se está revalorizando el valor per- rato sexual, por el hecho de que forma
mo, en los esposos, de tener u n niño lario y u n a mentalidad más cercana a sonalista de las bodas, sin descuidar parte integrante de u n a unidad bioló-
basta para legitimar el procedimiento u n tribunal que no a la teología. El ma- todo lo que de válido y de preciso nos gica, tiene que redundar necesariamente
de la fecundación artificial, que podría trimonio, según los juristas, es u n con- ha aportado el pensamiento jurídico en provecho del individuo. Así que aun
satisfacer ese deseo. 5) Por otra parte trato igual que tantos otros, cuyo objeto de los siglos pasados. estando destinado inmediata y principal-
es obvio que el elemento n u n c a podrá es poner a disposición de la «otra mitad» mente al bien de la especie, aporta, de
procurarse lícitamente recurriendo a el propio cuerpo sólo para los actos rechazo y secundariamente, notables
2. APLICACIÓN DE ESTE CRITERIO A LA
actos contra naturaleza. 6) Aunque sólo idóneos para obtener la prole 3 8 . Se tra- ventajas también al individuo: baste
FECUNDACIÓN ARTIFICIAL EN GENERAL.— pensar en la importancia para el orga-
por razón de su novedad estas cosas no ta de u n acto específico en el que la
emisión del esperma por parte del ma- a) Fecundación artificial «propiamente nismo h u m a n o de la secreción interna
se pueden excluir a priorí, sin embargo,
rido y la recepción por parte de la mujer dicha».—La fecundación artificial, en el de las glándulas seminales. Pero la fun-
por lo que atañe a la fecundación arti-
deben ser contemporáneos. A la luz sentido más amplio del término, es con- ción individual del aparato sexual tiene
ficial, no sólo hay que ser extremada-
de este criterio, la fecundación artificial, siderada como gravemente ilícita por u n papel secundario frente a la función
mente cautos, sino que debe excluirse
precisamente porque desdobla en actos todos los moralistas católicos. La razón externa en beneficio de la especie. De
sin más. 7) Al decir esto, no se pros-
diversos, por tiempo o lugar, lo que fundamental la apuntó Pío XII en el ahí se deduce que el semen no es u n a
cribe necesariamente el uso de algunos
debe ser contemporáneo y en el mismo citado discurso a las Comadronas: el parte cualquiera del cuerpo, sino u n a
medios artificiales destinados única-
lugar, es u n artificio y, por tanto, queda acto generativo, tal como lo quiere y parte especial con características espe-
mente ya a facilitar el acto natural,
fuera del objeto del matrimonio y de lo entiende la naturaleza, es el acto cíficas que la sitúan en un plano más
ya a llevar a término dicho acto
conyugal, que «en su estructura natu-
natural hecho normalmente» 3 5 . la esencia del acto conyugal. elevado. He aquí por qué santo Tomás
ral, es u n a acción personal, u n a coope- dice que en el semen hay u n «quiddam
b) Criterio personal.— Entre los requi- ración simultánea e inmediata de los divinum». en cuanto potencialmente es
En un discurso a las Comadronas, el sitos de la persona h u m a n a suelen enu- cónyuges, expresión, por la misma na- u n a nueva persona. El hombre no pue-
Papa volvió sobre el argumento: «Re- merarse, en general, la vocación irre- turaleza de los agentes y las propieda- de, a su capricho, alienar u n a célula
ducir la cohabitación de los cónyuges petible, la libertad, la grandeza de ser des del acto, del don recíproco» 35 . Aho- germinal, porque si de las demás par-
y el acto conyugal a u n a pura función espiritual y al mismo tiempo material, ra bien, en la fecundación artificial en tes del cuerpo él es un administrador,
orgánica para la transmisión de los gér- la comunicación, la dignidad superior general falta, del todo, en parte o por en lo que atañe al semen lo es con po-
menes sería como convertir el hogar a la de cualquier otra criatura. En el lo menos en su forma natural, la unión deres tan limitados que más cabría ha-
doméstico, santuario de la familia, en matrimonio el hombre debe considerar entre los esposos. El acto generativo no

14
Fecundación artificial 418 419 Fecundación artificial
blar de siervo que no de administrador, h u m a n a . Así como al amor no hay que a facilitar el acto natural. El límite de (delectatio satiativa) se obtiene fuera de
pues puede servirse de las células ger- separarlo de la procreación, sino que demarcación entre fecundación artifi- la unión conyugal 5 1 . Por fin otros
minales sólo en un modo: la cópula debe quedar abierto a la vida, así tam- cial y ayuda es muy elástico. Mientras autores consideran ilícita la masturba-
natural en un matrimonio estable. poco puede haber procreación sin amor. para algunos 4 5 habría que limitarse a ción y contraria a la naturaleza por-
El acto sexual es esencialmente un El acto matrimonial es casto y, por introducir en la vagina ciertos anillos que constituye u n acto venéreo que de
acto social, pues la naturaleza lo ha tanto, digno de la persona humana, o, todo lo más, usar «divaricadores», suyo queda destituido del fin propio al
querido a dúo. Ahora bien, la estruc- únicamente cuando en él se actualiza para otros «ayuda» es tomar el semen que debe destinarse todo acto sexual,
tura íntima del semen, la anatomía y la doble finalidad de amor y fecun- de la vagina, eventualmente manipu- eminentemente social, mientras la mas-
fisiología de los órganos genitales y los didad. larlo e inyectarlo en el útero. turbación es un acto solitario 52 .
complejos aspectos psico-biológicos bi- Hay que considerar también que el «En el ejercicio de la sexualidad se
laterales, ponen en evidencia el fina- amor h u m a n o «es por naturaleza re- 3. APLICACIÓN DE ESTE CRITERIO A LA requiere u n a relación con otro; esta re-
lismo del aparato sexual al servicio de ciprocidad, o sea intercambio en el res- RECOGIDA DEL SEMEN.-Antes de hablar lación interpersonal es esencial al amor
la célula germinal y de la nueva vida. peto mutuo y en el honor de u n a igual de los métodos probablemente lícitos o h u m a n o y constituye la característica
«Del estudio de la sexualidad h u m a n a dignidad. El amor es diálogo entre dos discutibles, hay que recordar las con- de nuestra sexualidad. La razón espe-
emerge un dato de indiscutible eviden- personas, cada u n a de las cuales no diciones básicas e indispensables para cífica de la malicia de la masturbación
cia: su relación esencial con el acto tiene el derecho de tratar a la otra como que pueda procederse a la inseminación parece que hay que ponerla precisa-
generativo. índices elocuentes de ello objeto de la propia satisfacción. Amar artificial con semen del marido. Son: mente en la violación de este orden
son todas las actitudes e instancias de significa preferir el otro a sí mismo, —matrimonio canónicamente válido; h u m a n o que exige, en el ejercicio de la
la edad púber y prematrimonial, el an- amarlo por sí mismo, por su bien, a su —que el fin del matrimonio no pueda sexualidad, la relación con otro (de sexo
sia de perfecta unidad de ideales, las modo, en función de su vocación per- alcanzarse con el acto conyugal. diverso), relación que pueda llamarse
atracciones continuas y poderosas hacia sonal». En la fecundación artificial en de amor. Desde este punto de vista, la
el sexo complementario, los impulsos «Razones de higiene, razones de in-
sentido estricto no se demuestra este tolerancia psicológica del acto por par- masturbación es un acto individual y
hacia la fusión más consumada y defi- amor al cónyuge, ni se lo prefiere a sí no dual, egocéntrico y no oblativo, li-
nitiva de los cuerpos. Tal actividad ge- te de uno de los cónyuges, razones de
propio, sino que se lo pospone al pro- incapacidad fisiológica o psíquica de mitado y no creativo; en fin, n o res-
nerativa lleva en sí misma un carácter pio egoísmo. «La reciprocidad del amor ponde a los requisitos propios de la se-
esencialmente bilateral, contraseñado erección, razones morales de decencia
retrocede entonces hacia una forma de por la imposibilidad práctica de realizar xualidad h u m a n a que nos abre hori-
por una reciprocidad inmediata y per- esclavitud, o sea el Yo y el Tú se des- zontalmente hacia los demás» 5 3 . De
sonal: así lo afirman con lenguaje in- el acto conyugal en lugares de cohabi-
componen: el amor ha muerto» 4 3 . tación con extraños, razones sentimen- aquí resulta su condena como acto in-
confundible las mismas estructuras y trínsecamente malo. Naturalmente este
funciones de los mecanismos sexuales, b) ¿Fecundación artificial o ayuda?— tales por la forzada lejanía de una de
las dos partes, no pueden considerarse juicio del todo negativo vale cuando se
auténticas voces de la naturaleza que Todo lo que hemos dicho vale para la ha constatado el egoísmo de fondo de
indican las modalidades de la relación fecundación artificial en general; pero válidas para recurrir a la sustitución
del acto conyugal con la fecundación la acción; pero cuando en la base de
sexual» 4 '. los teólogos distinguen dos tipos de fe- esa acción no hay egoísmo, sino indi-
cundación; la propiamente dicha, por artificial» 46 .
ferencia, como en u n a prescripción mé-
A estos argumentos hay que añadir la que hay que entender cualquier pro- a) Métodos que excluyen la relación dica para diagnosticar la presencia de
otro que brota de la naturaleza misma cedimiento que implique u n a verdadera sexual—Entre los sistemas de recogida u n a enfermedad, ¿cabría mantener el
de la sexualidad h u m a n a . Hemos visto y propia sustitución, mediante artificio, del semen considerados normalmente mismo juicio? ¡Se duda! Como también
que el único modo para transmitir la del acto natural, y u n a fecundación im- ilícitos ocupa el primer lugar la mas- nos quedamos cautamente dudosos
vida es el acto sexual realizado por dos propiamente dicha en la que el artificio turbación. El Magisterio la ha conde- cuando el motivo de fondo es obtener
personas, de sexo diverso, en u n con- no constituye una sustitución de la nado varias veces como pecado contra semen para u n a fecundación artificial
texto de amor. La psicología de nues- naturaleza, sino u n a simple ayuda a la naturaleza 4 7 . La Sagrada Escritura no entre cónyuges. En tal caso, hay unión,
tros días y las conquistas científicas de misma para lograr más fácil y segura- tiene nada concreto al respecto, aunque hay amor, pero u n a deficiencia del or-
otras ciencias, h a n puesto en evidencia mente el fin propuesto por la naturaleza. algunos han querido ver u n a condena ganismo no permite alcanzar el objetivo
la necesidad absoluta del amor en cual- Como hemos notado ya antes, Pío XII de la masturbación en la condena que fijado. No es el caso de condenar de un
quier relación conyugal. El acto sexual condenó tal práctica con términos in- se hace de la impudicia 4 8 . modo drástico este medio extraordina-
es la coronación del amor y al mismo equívocos; pero dejó u n resquicio abier- rio, excepcional, supuesto que los mé-
tiempo el medio más idóneo para pro- to para u n a ulterior profundización del Aunque en los teólogos hay acuerdo
en condenar dicha práctica, no lo hay dicos de probada honradez lo conside-
fundizarlo: de ahí se deduce que es in- tema: en efecto, «no pueden excluirse rasen verdaderamente insustituible.
concebible u n acto conyugal sin amor. a priori métodos nuevos, sólo porque en los motivos intrínsecos de la ilicitud
Los últimos documentos del Magisterio son nuevos»... ni «se proscribe necesa- de la masturbación. Según algunos, se-
acerca de este tema hablan muy cla- riamente el uso de algunos medios ar- ría inaceptable porque resulta ilícita la La duda se hace más consistente si
ramente, describiendo en términos in- tificiales destinados únicamente ya a deposición del semen, que por propia se piensa que la condena de esta prác-
equívocos los requisitos de humanidad facilitar el acto natural, ya a procurar naturaleza está destinado a ser recibido tica, incluso con vistas a u n diagnósti-
y de dignidad del acto conyugal: «el el logro de la propia finalidad del acto en los órganos genitales femeninos 49 . co, fue emitida en u n simple discurso
amor debe ser h u m a n o , total, fiel, ex- natural normalmente realizado» 44 . Otros ponen como base de su argu- de hace quince años. En estos últimos
clusivo y fecundo» 42 . mento el peligro que surgiría si la mas- lustros se han realizado en el campo teo-
Algunos teólogos, ya antes de esa turbación fuese considerada lícita, prin- lógico, acerca de los problemas sexua-
El acto sexual, para que pueda rea- precisión pontificia, preferían hablar no cipalmente respecto a la conservación les, grandes progresos, y muchos autores
lizarse, debe tener u n a doble caracte- de fecundación artificial late dicta, sino de la especie h u m a n a ; pero parece que han presentado dudas sobre el alcance
rística: la de íntima expresión del amor de ayuda al acto natural. Y parece que este argumento, con las últimas con- de la validez o no de semejante juicio
y la de la procreación. Es lógico que la con razón. En efecto, muy forzada- quistas científicas, se resquebraja, pues de Pío XII. Así las cosas y a falta de
exclusión de uno de estos dos requisi- mente podrían definirse como fecun- bastarían pocos espermatozoides para una nueva intervención del Magisterio
tos, disociándolos artificiosamente, es dación artificial en cualquier sentido obtener la fecundación 5 0 . Para otros es a cualquier nivel, parece que sea legí-
ir contra la naturaleza de la persona «algunos medios artificiales» destinados ilícita porque el placer que procura timo procurar u n a cauta duda sobre la
F e c u n d a c i ó n artificial 420 421 F e c u n d a c i ó n artificial

fuerza de la condena de la masturbación fecundante. Tampoco se le puede con- tema nos lo da la Humanae vitae. En la l'aspetto giuridico in «Perfice Munusl», en «Medi-
para fecundar artificialmente a una siderar al condom perforado como un encíclica se dice «que cualquier acto cina e morale». 22 (1947), 162.-(>) R. Tes-
mujer con el semen del legítimo mari- matrimonial debe permanecer abierto son, L'inséminuüon artíficieíle et la loi morale,
cuerpo extraño, porque entonces tam- en «Cahiers Laénnec», 2 (1946). 84.-( 6 ) R. Car-
do. Y por otra parte «en u n a insemina- poco se deberían introducir en la va- a la transmisión de la vida» 5 7 . Se trata dente. La fecondazione artificíale, en «Justitia»,
ción artificial homologa la intención gina ni siquiera ciertas medicinas que evidentemente de todo acto conyugal 3 (1950), 20.-0) G. Martini, Prospettive me-
unitiva y procreativa son ciertamente esterilicen el ambiente: ¡la finalidad es realizado por cónyuges sexualmente sa- dico-sociali e legalí della fecondazione artificiól
más fuertes que en muchos casos de la misma! nos y normalmente fecundos; pero y en «Minerva Medica», 56 (1965), 667-669.-
procreación natural. El niño, por eso, cuando nos encontramos ante unos (8) L. Molinengo, La fecondazione artificiak sotto
El moralista h a mirado con descon- l'aspetto medico in «Perfice Munus!», en «Medi-
nace en u n contexto de amor y de es- fianza al condom porque originaria- cónyuges sexualmente quizá sanos, mas
pera claramente dominantes en el áni- cina e Morale», 22 (1947), 45.-(») R. Car-
mente se le usó como u n instrumento no fecundos, ¿la norma será válida del dente, a. c, 21.-( 10 ) A. Simili, La fecondazione
mo de los padres» 5 4 . para desvirtuar el acto conyugal. Es mismo modo? ¡O es que usando los artifkiale amana, Turín 1961, 4 7 . - C ) E. Al-
Se equiparan con la masturbación el verdad que el Santo Oficio, a la pregun- medios que la honrada ciencia médica fieri, La fecondazione artificíale della donna, en
coito interrumpido y el coito ínter foe- ta sobre la licitud del uso del condom, pone a servicio del hombre en estos «Clínica Nuova», 5 (1945), 209.-0 2 ) A. Esch-
mora o con órgano ficticio. casos-límite no se realiza tal vez la bach, Disputationes phusiologico-theologicae, Pa-
respondió de modo negativo: «est in- rís 1884, 72.-O 3 ) Ballerini-Palmieri, Opus
b) Métodos que suponen o ayudan al trinsece malusl» 5 6 . Es decir, el acto que finalidad del plano de Dios? theologko-morak, Prati 1892, v. 4, Trac. X,
acto normal. -Casi la totalidad de los excluye positivamente la prole es malo... 1304, 689.-O 4 ) Ae. Berardi. Praxis Confes-
moralistas católicos considera como y sobre esto todos están de acuerdo. sariorum, Bononiae 1887-1891, v. 2, 5289.
Pero en nuestro caso no se trata de la Conclusión 737.-0') C. Marc. Institutiones Theologiae
conforme con la naturaleza y, por
tanto, lícita la fecundación artificial de exclusión de la prole, sino, al contrario, El problema de la fecundación arti- Moralis16 Alphonsianae, Roma 1891, t. 2, 2118,
de desearla. Por lo que querer aplicar 573.-( ) «Acta Sanctae Sedis», v. 29, 1896-
la mujer con esperma marital recogido ficial, por muy académico que parez- 1897, 704.-(") Al. De Smet, De sponsalibus
en el fondo de la vagina después de una también a la fecundación artificial prac- ca, es u n problema muy vivo y que con et Matrimonio, Brujas 1909, 280.-( 18 ) P. Gury,
relación normal. En esta relación se ticada de este modo la prohibición del el progreso de las ciencias biológicas Compendium Theologiae Moralis, 1898, v. 2,
respetan los requisitos de intimidad Santo Oficio, es identificarla con el ona- va adquiriendo cada vez más relieve. 903/2. 876.-0») «II Monitore eclesiástico». 10
exigidos por el recto orden natural del nismo en sentido estricto. Los puntos fijos de condena estable- (1897). 28, nota 1. «Analecta ecclesiastica», 5
acto conyugal, ya que el hombre no (1897). 203, nota 11. «Le canoniste Contem-
La dificultad causada por el uso del cidos por la teología moral siguen sien- porain». fase, julio-agosto (1897). 4 7 3 . -
sustituye de ningún modo, con artifi- condom en el sentido de que impide la do válidos para la fecundación artificial (M) «Nouvelle Revue Théologique», 19(1897),
cio, lo que postula la naturaleza. «Se unión del líquido seminal y los órganos heteróloga: todo ser h u m a n o que viene 324.-( 2I ) E. Génicot. Institutiones 2 Theologiae
trata de u n a mera y simple ayuda que receptores femeninos no hay que con- a la vida debe ser engendrado en u n a Moralis. 1898, v. 2, 545/6, 689.-0 ) A. Esch-
no cabe interpretar como u n artificio siderarla como u n a no-realización de relación de amor de dos personas de bach, Disputationes phusiologico-theologicae,
sustituyente de la naturaleza en un la unión de que habla la Escritura, ya distinto sexo, ligadas por el vínculo del 1901, 74.-(") A. Lehmkuhl, Theologia Mora-
acto que no puede ni debe, desde el que todos los componentes psico-físicos matrimonio. lis, 1898, 836/6, 600.-(") Ae. Berardi.
punto de vista moral, ser subrogado, del acto sexual quedan reabzados. Y u n a En cambio, respecto a la fecundación Theol. Mor., 893. 429.-( 2! ) F. Hurth. La fé-
suplido o sustituido por ninguna clase vez realizadas las condiciones esencia- artificial a realizarse en el matrimonio condation artificíele, Sa vakur morale et juridique,
de artificios» 55 . La objeción que algunos les de expresión interpersonal de amor hay que distinguir: si existe la posibili-
en «Nouvelle Revue Théologique», 68 (1946),
presentan diciendo que de este modo 402-426. M. Ricaud, La vie est sacrée, 1948,
a nivel psíquico y físico, u n a vez que dad de obtener la generación por vía 291. A. Gemelli. La fecondazione artifkiale,
se tendrían dos acciones distintas de la
que u n a sería lícita y la segunda clara-
se ha realizado el acto de u n modo normal, aunque sea con graves dificul- 1949, 77.-( 26 ) A. Eschbach, Disp. phys. theol.,
completamente natural, el hombre pue- tades, entonces la fecundación artificial 1884, 72: Debreyne-Ferrand, La Théologie
mente ilícita, es u n a dificultad decidi- de intervenir para ayudar la acción de es siempre inmoral; pero puede darse Morale et les sciences medicales, 1884, 220:
damente académica en cuanto es im- la naturaleza. El uso del condom en la el caso de unos cónyuges que después A. Ciolli, Direttorio prat. del Conf. Nov„ 1887,
posible e ilógico conceder u n a cosa fecundación artificial puede ir contra de haber experimentado todos los re- 100/2. 484: E. Génicot, Insí. Th. Mor., 1897,
poniendo unas condiciones tales que v. 2, 545/6, 689-690; Ballerini-Palmieri,
la naturaleza considerada biológica- medios médico-quirúrgicos no logran Opus Theol. Mor., 1890, Trac. X, v. 6, 891,
impidan de la manera más radical la mente, pero no contra la naturaleza de obtener prole, a causa incluso de u n a
actuación de lo que, por otra parte, se 720. H. Noldin, Theol. Mor. De sexto praecepto,
toda la persona humana, si en el con- disfunción de orden traumático sobre- 1902, 70, 66; Ae. Berardi, Theol. Mor., 1905,
concede. Resulta inútil decir que es lí- texto operativo de la fecundación arti- venida después de la boda: entonces se
cito inyectar más profundamente el 893, 430: G. Bucceroni, Instit. Theol. Mor.,
ficial tal uso mira a alcanzar la prole podrá realizar la fecundación artificial 1915, v. 4, 105, 142; Ferreres, Comp. Theol.
líquido seminal si luego se acaba pro- vivamente deseada. Es claro que en homologa, con tal de que haya u n acto Mor.. 1918, v. 2, 1137, 665; A. Vermeersch,
hibiendo al médico extraer dicho líquido esta modalidad faltan algunos compo- conyugal que exprese el amor entre Decastitate, 1919, 241/2, 257; Id, Theol. Mor.,
para u n a eventual manipulación. nentes esenciales, como son el contac- las dos personas, aunque no se den 1923, v. 4, 58, 56: L. Wouters, De Castitate,
todos las componentes de u n a relación 1928, 106, 90-91; J. Berthier, Sommario di
to perfecto de los órganos copulativos, Teol. Dog. e Mor., 1930, 2557, 621; J. Antonel-
A este sistema se acerca mucho el obstaculizados por el diafragma artifi- normal, por lo que se necesite recurrir
método de usar el condom cerrado o li, Medicina Pastoralís, 1932, v. 3, 862, 507.
cial del condom: pero también al en- a ciertos artificios que ayuden, sin sus- Jorio-Tummolo, Com. Theol. Mor., 1934, 876,
perforado. Sobre todo esta última mo- fermo alimentado artificialmente, por tituir, a lo que exige la naturaleza de 678; G. Payen, Déontologíe medícale, 1935,
dalidad, en la que parte del semen pasa ejemplo, con una cánula introducida en la persona h u m a n a . 325, 375-6; Piscetta-Gennaro, Elem. Theol.
a la vagina y otra parte queda en el el estómago, le faltan algunos compo- Mor.. 1940, v. 7, 250/c, 198: Pighi-Grazioli,
condom, merece un juicio moral posi- nentes muy importantes de la nutri- M. Di lanni Cursas Theol. Mor., 1940, 1. 4, 576, 443;
tivo. Por de pronto, se da la unión de Aertnys-Damen, Theol. Mor.. 1950, 896 ad 7
ción, como son el gusto de los alimen- 1 sub 2, 660; R. Tesson, L'insém. art. et la loi
los esposos y la efusión del semen en tos, la masticación, la insalivación, et- Notas.—i ) E. Alfieri. La fecondazione artifkiale morale, en «Cahiers Laénnec», 2 (1946), 86;
el lugar debido; es verdad que no todo cétera. Pero a nadie se le ocurre hablar della donna, en «Clínica Nuova», 5 (1945), G. Kelly, Current Theology, en «Theological
2
el semen va a la vagina, pero no por de violación de la ley natural de la nu- 209.—( ) Borelli-Doepfmer, citado por M. Lu- Studies», 10 (1949), 106-117; E. Toffoletto,
esto cabe decir que se trate de u n mé- dovici, Aspetti penalistici della fecondazione ar- La fecondazione artificíale della donna, en «Riv
trición. tiflciale. Roma 1967, 17.-0) A. Giarola,
todo contra la naturaleza, ya que a la Medica per il clero», 18 (1947), 121; A. Ama-
naturaleza misma se le proporciona Aspetti medici della fecondazione artificíale, en nieu, L'insém. art. et le contract de mariage, en
Otro argumento que avala la necesi- La sterilitá nel Matrimonio, Milán 1966, 1 4 1 . - «Nouvelle Revue Théologique», 70 (1948),
una pequeñísima porción de líquido 4
( ) G. Durando, La fecondazione artificíale sotto
dad de ulteriores estudios sobre este
423 Fortaleza
Fortaleza í£*r; 422
a una honrosa muerte, en especial en Goliat, «hombre de guerra desde su ju-
852; L. Babbini, Lajee, artificíale, en «Palestra Gemelli A., La fecondazione artificíale, en «Vita el campo de batalla. Está además la ventud», que avanza con su espada,
del Clero», 28 (1949), 203; L. Fanfani, Ma- e Pensiero». Milán 1949.—Gennaro A.. La
nuale Teor. Prat. Theol. Mor., 1951, t. 4, 698, fecondazione artificíale dal punto di vista morale actitud firme del hombre de carácter lanza y venablo, es vencido por el jo-
899; Lanza-Palazzini, Theol. Mor. Appendix in «Perfice Munus!». en «Medicina e Morale», 22 frente a las adversidades de la vida vencito David armado con u n a honda
De Castitate, 1953, 27 ad 3; Regatillo-Zalba, (1947), 214ss.-Glover W. K., Artificial Inse- que respetan la existencia, pero com- y cinco piedras, pero que se presenta
Theol. Mor. Summa, 1954, v. 3, 1184/2, 676; mination among human beings, Washington prometen bienes muy apreciados. Se en nombre de Yavé (1 Sam 17,45).
El Hearly. Medicina e Morale. 1958, 199: 1948.—Guzzetti G. B.. La fecondazione artificíale, Y Pablo caracteriza así el método divi-
da en ese caso la kartería, traducida en
G. Visser, La fecondazione artificíale, en Problemien Enciclopedia Cattolica, v. 5, col 1071-1076.- n o : «Dios eligió lo necio del mundo
di vita coniugale, 1960, 161; J. Fuchs, De Háring. De foecundatíone artificiali Roma 1953.- el latín medieval por perseverancia y que
Castitate et ordine sexuali, 1963, 165: A. van Hürth F., La fécondation artificielle. Sa valeur nosotros podríamos expresar con el tér- para confundir a los sabios, lo débil
Kol, Theologia Moralis, 1968, v. 1, 480, 430. morale et juridique, en «Nouvelle Revue Théo- mino dureza. El hombre, para afirmar para confundir a los fuertes» (1 Cor 1,
logique», 68 (1946), 402-426.-Id. Pü XII
Aertnys-Damen-Visser, 27Theologia Moralis. 1969, allocutio 27). No es ésta u n a apología de la de-
ad membra Congressus lnternationalis positivamente su dominio sobre el
v. 4, 330, 283-285.-( ) A. Boschi, Questioni Medicorum Catholicorum. Adnotationes, en «Pe- mundo, tiene necesidad de formular bilidad, sino la glorificación «del poder
mfirali sul
M
Matrimonio, 1963.30
775-676.- riódica de re morali. canónica, litúrgica», 38 grandes propósitos y perseguirlos con de Dios para la salvación de todo el
(")!!>.-( ) G. Visser, a. c.-( ) A. Vermeersch, (1949), 279-295.-Lombardi L., Aspettl della
De Castitate, 1919, 88d, 80 y 241/3, 258: Morale Matrimonióle, en «Palestra del Clero», enérgica decisión, haciendo resplande- que cree» (Rom 1,16). Con estas pala-
Theologia Moralis, 1944, t. 4. 64, 54.- 31 (1952), 629-638.-Perego A., La fecon- cer así la propia superioridad. La virtud bras Pablo no quiere, como hará más
(31) Génicot-Salsmans, Institutíones Theologiae dazione umana in vitro e la sua problemática que preside tal orientación de los hom- tarde el Islam, exaltar sólo la potencia
Moralis, 1931, v. 2. 545/6. nota 1, 493. morale e teológica. Brescia 1964.—Perico G., bres mejor dotados es la megalopsichía, divina sobre la nada de los mortales;
Esta opinión ha sido sostenida hasta la ed. 17. La fecundación artificial humana, en Defendamos es decir, la magnanimidad. El estoicismo, simplemente contrapone Pablo la fuer-
en la que fue eliminada por Gortebecke. la vida. Marfil. Alcoy 1966.—Renwart L., lnsé-
G. Payen, De Matrimonio, 2114/2, 440; Nol- mination artificielle et documents pontificaux, en con su visión pesimista del mundo, des- za que el hombre encuentra en sí y la
din-Schmitt, Summa Theologiae Moralis. Com- «Nouvelle Revue Théologique», 71 (1949), cubre en estas tres virtudes el refugio impotencia en que se quedaría sin la
pendium de Castitate, 1938. 77, 83. Desapa- 1072-1081.-Tesson R.. L'insémination artificielle del filósofo, que se encierra en sí mis- ayuda de Dios; con Dios, uno solo
reció esta opinión en la ed. 36 en 1958, con- et la loi morale, en «Cahiers Laennec» (1946), mo y encuentra su felicidad en el auto- combatirá victoriosamente contra mil
trolada por Helnzel; Piscetta-Gennaro, Ele- 59-103.-Tiberghien P., La fécondation artificiel- dominio, es decir, en el dominio de las (Jos 2 3 , 1 0 ; Lev 26,8); sin Dios el hom-
menta Theologiae Moralis, 5.a ed., 1949, v. 7. le. en «Cahiers Laennec» (1946). 104-114.-Id. A
251 ad 4. 199. En la 3." ed. de 1940 (251, propos de la fécondation artificielle. en «Nouvelle pasiones. Valor, dureza y magnanimidad bre se espantará del movimiento de u n a
199) se manifestaron más cautos sobre la li- Revue Théologique», 68 (1946), 819-821.- son las virtudes exigidas por las conti- hoja (Lev 26,38). «|Con Dios hemos de
citud del procedimiento.-)32) A. Gemelli. La Toffoletto E.. La fecondazione artificíale della nuas adversidades de la vida, y tienden hacer proezas]», canta el salmista (Sal
fecondazione artificíale, Milán 1949, 77 en donna, en «Rivista medica per il Clero». 18 a confundirse u n a con otra. 60,14). «Todo lo puedo en Aquel que
nota.-( 33 ) P. Tiberghien, La fécondation artifi- (1947), 97-126: 20 (1949), 13-14 y 52-55.- me conforta» (Flp 4,13), exclamará san
cielle, en «Cahiers Laennec», 2 (1941),100.- Verardo R., La fecondazione artificíale della donna Pablo. Al paso que Esteban se encon-
(34) S. Di Francesco. E lecita la fecondazione sotto l'aspetto della morale naturale in «Perfice II. La fuerza en la Biblia
artificíale!, en «Clínica Nuova», 3 (1947). 7.- 97-112; Munus!». en «Medicina e Morale». 24 (1949). trará lleno de la fuerza de Dios (He 6,8),
(35) «AAS», 41 37(1949), 560.-( 36 ) «AAS», 43 141-147; 164-169; 195-219. La Sagrada Escritura nos presenta tanto que repetirá al morir las gestas
(1951),38850.-( ) «AAS», 50 (1958), 732- otros contenidos, que necesitan expre- de Cristo, a cuyo ejemplo, con gran
740.— ( ) Codex Juris Canonící. can 1081/2.— sarse en términos diversos, tanto que fortaleza, perdona a sus verdugos, como
(") «AAS», 43 (1951). 850.-( 40 )í!>.-( 41 ) L. los Setenta no usarán casi nunca los antes, con enorme valor, había confe-
Rossi, La fecondazione artificíale «in vitro», en
vocablos empleados por los griegos sado la fe cristiana.
«Rivista del clero italiano». 42 (1961), 2 2 1 . - FORTALEZA
(*2) Humanae Vitae. 9.-( 43 ) S. De44Lestapis, La para indicar la fortaleza humana. La Esta fuerza aun en la debilidad, este
regolazione delle 5
nascite, 170.—( ) «AAS», 41 I. La fortaleza humana Biblia da poca importancia a la forta- valor h u m a n o apoyado en bases divi-
(1949), 560.-C ) F. Cappello, De Matrimonio, leza de las criaturas, particularmente a nas lo vemos repetidamente afirmado
7.= ed., 810 ad 5, 744.-(4«) L. Lombardi, La fortaleza es quizá u n a de las vir- la del hombre (Sal 33,16). No obstante, en la Escritura. El fuerte se mantiene
Aspettí delta morale matrimonióle, en «Palestra tudes más celebradas por la humani-
del clero», 31 (1952), 631-32.-( 47
) Denz 688. el hombre siente la tentación de glo- en pie, mientras el débil zozobra y cae;
2044, 2149.-C 8 ) J. Fuchs. De Castitate et dad de todos los tiempos. La poesía y riarse en su fuerza engañosa (Is 10,13). pero «Yavé (es) mi roca y mi fortaleza....
ordine sexuali, 63.-| 49 ) A. Lehmkuhl. Theologia las artes figurativas parece que se in- Y consiguientemente Dios lo pone en mi asilo y mi refugio» (Sal 18,3;
Moralis, v. 1. 1039; Ballerini-Patmieri. Opus ventaron justo para celebrar las gestas guardia: el fuerte que no se jacte de cf Sal 62,3). La Biblia evita muy bien el
Theologicum Morale, v. 2, 1026; L. Fanfani, gloriosas de los fuertes; o de todos mo- su fuerza. dar al hombre recetas eficaces para
Manuale Theologiae Moralis. v. 3. 228.— dos, es indiscutible que trataron casi
C") Th. Sánchez, De Matrimonio, disp. 17. 16; siempre de las empresas extraordina- La fortaleza es u n atributo de Dios. compensar su debilidad natural. Es
B.51 Merckelbach. Theologia Moralis, v.2, 101 7.— rias de los hombres célebres. ¡Cuántas De Yavé es el vigor que afirma los mon- Dios quien nos compromete en su ser-
( ) A. Eschbach. Dispntationes phusiologico- tes (Sal 65,7), arranca el mar (Job 26, vicio; si hace fuerte al hombre, lo hace
theologicae, 486.-(") Lanza-Palazzini, De casti- veces decimos todavía hoy, tanto al 12), el poder que hace estremecer a para que cumpla su voluntad y realice
tate et luxuria, 162; Aertnys-Damen-Visser, niño como al soldado o al anciano:
los impíos (Is 3 3 , 1 3 ; Jer 10,6). La sus designios (Sal 4 1 , 1 0 ; 2 Cor 13.8).
Theologia Moralis, v. 2, 214, 186.-(")54 L. Rossi. «Animo»! Pero qué pocas veces nos es
Morale sessuale in evoluzione, 188.—( ) E. Chia- dado presenciar auténticos actos de fuerza que demuestra el hombre no es, Cuando el hombre ya no puede nada,
vacci, Riflessioni per una morale della manípola-valor, aun contando con que muy po- pues, una fuerza h u m a n a (Is 40.28-31). interviene Dios (Is 29,4), de tal modo
zione dell'uomo, en «Rivista di Teología Mora- cos tienen la sinceridad del personaje «Yavé, mi fortaleza, escudo mío, en El que quede bien claro que sólo ha obra-
le», 2 (1970), 8, 14.-(") A. Boschi, Questioni confía mi corazón. Ayuda recibí», can- do él. No tiene para nada en cuenta el
morali sul Matrimonio, 676.-( s6 ) Denz 2795.- que decía: «El valor no puede dárselo tan los Salmos (27,7; cf 31,10-15). orden de grandeza de las realidades
(") Humanae Vitae, 11. uno mismo».
Se da así u n a extraña paradoja, ya naturales: despreciando a los príncipes
Ya los filósofos griegos se ocuparon
que toda la Biblia exalta y anhela la (Sal 107.40) hace sentar a su lado al
BIBL. : Amanieu A.. L'inséminaüon artificielle, de la fortaleza. Dieron a esta virtud el
en «L'Ami du Clergé». 57 (1947), 813-823; nombre de andréía, que nosotros tradu- fuerza, pero anuncia la caída final de pobre levantado del polvo (Sal 113,7).
58 (1948), 97-300.-Bernhard J., La féconda- cimos por virilidad, pues por ella uno los violentos y la exaltación de los hu- San Pablo debía conocer perfecta-
tion artificielle et le contrat de mariage, en «Nou- se demuestra un hombre: anér. Esta mildes. El vértice de esta paradoja cris- mente la debilidad humana, pues es-
velle Revue Théologique». 70 (1948), 846- tiana está en la cruz, donde lo que pa- cribe: «Llevamos nuestro tesoro en va-
853.-Cardente-Ciprotti-Háring. La fecondazio- fortaleza se cifraba concretamente y so-
ne artificíale, en «Justitia», 3 (1950), 20-22.— bre todo en la firmeza de ánimo frente rece «debilidad de Dios» es proclamado sos de barro, para que aparezca claro
más fuerte que el hombre (1 Cor 1,21). que esta pujanza extraordinaria viene
Fortaleza 424 425 Fortaleza
de Dios y no de nosotros» (2 Cor 4,7). ganimidad, la perseverancia y la cons- la vida moral, y abre los horizontes de reino de los cielos, sino el que hace la
Pero pensando en la potencia de Cristo, tancia. ¿Por qué no apreciar el estre- la grandeza de ánimo y de la genero- voluntad de mi Padre» (Mt 7,21). Pero
terminará diciendo que puede gloriarse mecimiento de la búsqueda, que se sidad altruista. En sentido amplío, pues, será mejor ya examinar detalladamente
incluso en su debilidad: «Con gusto me siente segura de alcanzar su finalidad, la fortaleza es sinónimo de firmeza, es cada u n a de las virtudes y vicios cone-
gloriaré en mis debilidades, para que o la embriaguez del descubrimiento y decir, de la tenacidad en el cumpli- xos con la fortaleza.
jnore en mí el poder de Cristo. Por esto de la conquista? La conciencia del pro- miento del bien. En sentido estricto, for-
me complazco en mis flaquezas, en los pio valor es u n elemento esencial de la taleza es u n a particular firmeza de áni- V. Virtudes afines
oprobios, en las necesidades, en las perfección del hombre. Consciente de mo que consiste en n o dejarse zaran-
1. LA JUSTICIA.-San Ambrosio dijo
persecuciones, en las angustias por la propia fuerza (y, confiado en ella, el dear por graves peligros o males» anejos
de manera lapidaria que la fortaleza
Cristo, pues cuando soy débil, entonces magnánimo no teme los obstáculos que al cumplimiento del deber o al ejercicio,
aunque sea facultativo, de la virtud, sin la justicia es materia de iniquidad
soy fuerte». Por eso el razonamiento pueden surgir eri'su camino. La magna-
paulino había empezado aduciendo la incluso tratándose del peligro de muer- («Fortitudo sine justitia iniquitatis est
nimidad debería ser un estilo de vida e
respuesta divina al temor de la fragi- te. Se tendrá, pues, la virtud de la for- materia», De Officiis, 1, c. 35). Y santo
incluir tanto la grandeza del hombre
lidad h u m a n a : «Te basta mi gracia, taleza cuando se está dispuesto a hacer Tomás reconoce que la fortaleza no
como el bien común y el honor de
pues mi poder triunfa en la flaqueza» el bien despreciando todos los males, viene sólo detrás de las virtudes teolo-
Dios. Desgraciadamente, esta magna-
(2 Cor 12,9-10). nimidad define al humanismo aristo- por supuesto, sin temeridad. Es u n tér- gales, sino también detrás de la justi-
crático que se encuentra en muy pocos. mino medio entre el miedo y la audacia. cia y de la prudencia, precediendo úni-
Tradicionalmente, como para las de- camente a la templanza entre las vir-
III. ¿Dos fortalezas contrapuestas? más virtudes, suelen enumerarse los tudes cardinales (2-2ae, q. 123, a. 12).
2. LA EXALTACIÓN DE D I O S . - S i n re-
No podemos por menos de quedar nunciar para nada a los valores hu- varios objetos. El objeto material remoto Según el santo doctor hay que subor-
impresionados a primera vista de la manos, se puede decir que la fuerza consistiría en los graves males y en los dinar el valor a la justicia y al bien
antítesis que opone las concepciones h u m a n a viene de Dios. Lejos de limi- peligros de muerte que desvían al hom- común (2-2ae. q. 47. a. 10 ad 3; q. 117,
griegas y las concepciones bíblicas de tarse o contradecirse, la humildad y la bre del cumplimiento de su deber. Ob- a. 6). Y tiene razón, pues así como la
la fortaleza en u n a irreductible oposi- magnanimidad se unen y se refuerzan jeto material próximo es la justa mode- fuerza vale sólo si está al servicio del
ción. Por u n lado, la afirmación de la mutuamente, pues ambas regulan la ración del miedo y de la audacia, dic- derecho, así la fortaleza es u n guardia
fuerza y de la grandeza del hombre; esperanza h u m a n a que se apoya res- tada por la razón y la prudencia y que debe defender lo que es justo.
por otro, la confesión de su debilidad pectivamente en Dios o en el hombre. verificada excluyendo los excesos opues- ¿Cómo apreciar el gesto de quien se
y de su pequenez frente a la única fuer- El cristiano, humilde y magnánimo al tos. Objeto formal es la bondad moral suicida intencionalmente? ¿No habría
za y grandeza de Dios. Por una parte, mismo tiempo, espera llegar a la gran- especial derivada del deber cumplido que calificar ese hecho de cobardía?
una impasibilidad sin esperanza, sal- deza en virtud de u n don de Dios, y a pesar de las dificultades del peligro.
Sujeto de esta virtud es evidentemente 2. LA PRUDENCIA. - A u n q u e haya u n a
vaguardando la propia dignidad del ofrece a Dios esta grandeza de la que
hombre; por otra, u n a soportación lle- el hombre mientras se encuentra en causa justa que consienta u n a inter-
le es deudor. Semejante ideal puede ser
na de esperanza, testimoniando la pro- concretamente el de todos, a pesar de esta tierra. La vida, cristianamente vención enérgica, es verdad que se po-
pia í e en' Dios y el propio amor hacia las fragilidades h u m a n a s , mediante la considerada, es u n combate en esta dría fallar en el modo si se actuara im-
él. Por u n lado, u n desprecio del mundo magnanimidad infusa y el don sobre- tierra. prudentemente. Tiempo atrás estába-
que es exaltación de sí mismos; por natural de la fortaleza: dos inyecciones mos enfermos de superprudencia que
otro, u n desprecio del mundo que es de valor ofrecidas por el Espíritu Santo. La misma virtud de la fortaleza es bloqueaba cualquier gesto valeroso tan-
también desprecio de sí mismos y exal- El hombre h u m a n a m e n t e más medio- u n a tendencia en dos direcciones opues- to a favor del bien como en contra del
tación únicamente de Dios. Por u n a cre, haciéndose santo, puede realizar tas y complementarias: es decir, ten- mal; pero hoy se corre el peligro de
parte, una soberbia reivindicación de las empresas más heroicas. dencia hacia el ataque y hacia la resis- exaltar indiscriminadamente el valor,
la autonomía del hombre; por otra, tencia, actuando como freno y como aunque a veces se trate de auténtica
una humilde plegaria a Dios esperando La conciliación de la fortaleza hu- acelerador («ardua aggredi et sustine- temeridad. Por ejemplo, ciertas empre-
recibirlo todo de él. Celso vio con cla- m a n a con la fortaleza cristiana, de la re»). No es sólo la capacidad de soportar sas deportivas excesivamente peligro-
ridad: el héroe estoico, cerrado en su debida exaltación del hombre con la las cosas difíciles, es decir, la paciencia sas, ¿no son la caricatura del verdadero
sufrimiento, está muy lejos de Cristo necesaria exaltación de Dios, no será y la resignación, lo que expresa la virtud valor moderado por la prudencia, que
que llora y ora, y del mártir que pide u n a meta fácil. Si es verdad que el cris- de la fortaleza, sino también el empren- es la virtud en la elección de los medios
auxilio: «Cristo, ayúdame; Cristo, ten tianismo es u n humanismo, que no re- dimiento de las co¿as arduas. Hay tal para alcanzar u n fin?
piedad de mí, te lo ruego, dame fuer- nuncia por tanto a ningún valor autén- vez dos peligros opuestos: el de creer
ticamente humano, también es verdad que el manso y paciente no sea fuerte, 3. LA MAGNANIMIDAD.-La fortaleza
za...» (Gauthier).
que el cristianismo n o es simplemente como si resultase fácil ser siempre aco- tiene como compañera a la magnani-
Pero tal vez la contradicción no es u n humanismo, porque a veces tras- gedores, sonrientes y buenos, y no im- midad, que ya por su mismo nombre
real ni irreductible la contraposición. ciende todas las normas humanas. No plicase u n a gran dosis de fortaleza; y indica u n a tendencia del ánimo hacia
Santo Tomás nos presenta u n a teología nos extrañaremos, pues, de las dificul- al contrario, el pensar que el bueno no las cosas grandes, por encima del ho-
de la fortaleza que a la enseñanza de tades de comprender la fortaleza cris- sea activo y a veces santamente agre- nor que consigue quien las hace. La
la Biblia unirá la de los griegos: tratará tiana en algunas de sus exigencias, sivo, siendo así que la fortaleza cristia- magnanimidad coincide con la fortale-
de unir la exaltación de Dios y la del como no nos extrañaremos al no com- na quiere que nos batamos por el bien za en cuanto entrambas requieren fir-
hombre. prender racionalmente la elevación del y no sólo que soportemos el mal. El meza de ánimo en las cosas arduas,
discurso de la montaña y las Bienaven- bueno no es pusilánime, ni el pusiláni- aunque la fortaleza sea mayor ya que
1. LA EXALTACIÓN DEL HOMBRE. - turanzas en él proclamadas (cf Mt 5). me es perfectamente bueno, puesto que empuja a cumplir el bien difícil incluso
Humanamente se apreciaba mucho la nuestro Señor ha dicho: «El reino de con el peligro de la vida.
virtud del valor, que se subdivide en los cielos sufre violencia y los violentos
IV. La virtud de la fortaleza 4. LA MAGNIFICENCIA.—Hermana de
otras muchas cualidades, como la mag- lo arrebatan» (Mt 11,12). «No todo el
nanimidad, la confianza, la seguridad, La palabra fortaleza nos trae en se- que dice: "(Señor I, ¡Señor!" entrará en el la magnanimidad es la magnificencia,
la magnificencia, la paciencia, la lon- guida la idea de algo que da empuje a que empuja a hacer cosas grandes,
Fortaleza 426 427 Fortaleza
venciendo con valor las dificultades que queda destruida tanto por la presunción rancia como la superstición es a la re- 3) quien muere no a mano del enemi-
ello entraña. Acto preclaro de magni- como por la pusilanimidad. Aunque la ligión (De lnv. Rhetor., 2, c. 54). La go, como los misioneros entre los apes-
ficencia es la munificencia, por la que magnanimidad tienda a lo máximo, flaqueza o inconstancia es falta de per- tados o los leprosos; o bien muere no
uno es capaz de afrontar grandes gas- sabe adaptarse a las capacidades de severancia, pues se rinde fácilmente a en defensa de la verdad, sino de la he-
tos. Esto no quiere decir que sea una cada individuo. En cambio la presunción las dificultades. rejía, profesándola firmemente como
virtud de ricos, pues las cosas son gran- no conoce tal adaptabilidad, ni recono- verdad y en buena fe. Dios mira a los
des o pequeñas relativamente a las po- ce los propios límites, por lo que en corazones, y es esa la fortaleza que vale.
sibilidades. cierto sentido podríamos calificarla de VIL La fuerza de los mártires
Todo el mensaje moral cristiano, en
excesiva magnanimidad. De hecho el Ha sido necesario apuntar a la parte contraposición al farisaico, es de una
5. LA PACIENCIA.-La fortaleza em- presuntuoso no supera al magnánimo negativa y enumerar los vicios, pero es profunda interioridad.
puja no sólo a emprender grandes co- respecto a las metas que persigue, sino mejor volver al aspecto positivo y ocu-
sas, sino ante todo a soportar los ma- que frecuentemente se queda muy atrás. parnos del máximo acto de fortaleza:
yores males que nos acaecen en la vida. De un modo diverso, pero análogo, el el martirio. El mártir, según la etimo- VIII. La fortaleza sobrenatural
Y es propio de la paciencia soportar con pusilánime no llega a la medida de la logía (de mártyr), es un testigo. Por el
ánimo sereno los males que nos pro- propia capacidad, rehusando tender a Podría preguntarse cómo unas frági-
martirio se atestigua a Cristo, su fe o les criaturas humanas son capaces de
porcionan los demás. Hablando con metas proporcionadas a sus fuerzas. la virtud. Si la fortaleza mira a fijar al
propiedad, hay que decir que la forta- Le falta, pues, magnanimidad, como al soportar el martirio. La respuesta es de
hombre en la virtud contra todos los orden sobrenatural y nos permite, ante
leza nos hace soportar no cualquier siervo evangélico que enterró el dinero peligros, especialmente los más graves,
mal, sino los más difíciles, es decir, los de su amo sin negociarlo (Mt 25,14; todo, hablar del don divino de la for-
el martirio es, sin duda, un notable taleza, comunicado por el Espíritu San-
que entrañan peligro de muerte; en Le 19,12). acto de fortaleza. Más aún, es el supre-
cambio, la paciencia nos hace soportar to ; don que va al lado de la correspon-
En el plano operativo tenemos la vir- mo acto de fortaleza y de amor. Dice diente virtud, aunque es distinto de la
cualquier contratiempo. Así que el pa- tud de la magnificencia. Pero existe el el Evangelio: «Nadie tiene mayor amor misma.
ciente va acostumbrándose poco a poco vicio opuesto de la parvificencia, por el que el que da la vida por sus amigos»
a ser fuerte, al paso que el fuerte sabe lado defectuoso, y el de la suntuosidad, (Jn 15.13). Y san Cipriano exclamaba
ser siempre paciente. 1. LA VIRTUD INFUSA DE LA FORTALE-
por el lado excesivo. A la parvificencia en una carta (Ad Martyres et confes- ZA.—Generalmente se admite que la vir-
hoy la llamaríamos mezquindad y, en sores, ep. 8): «|Oh mártires bienaven- tud de la fortaleza no se adquiere sólo
6. LA PERSEVERANCIA.—Quien sopor- términos económicos, tacañería; mien- turados!, ¿con qué palabras tengo que con nuestro esfuerzo, por medio de repe-
ta todo lo necesario el esfuerzo prolon- tras que a la suntuosidad, que derrocha alabaros? ¡Oh soldados valerosísimos!, tidos actos de valor, sino que se nos
gado en el cumplimiento del bien o en o gasta más de lo debido, podríamos ¿cómo podré expresar la fortaleza de infunde directamente por Dios, junto a
la oposición al mal, es «perseverante»; definirla como disipación o prodigali- vuestros miembros?». las demás virtudes teologales y cardi-
si se empeña en vencer no sólo la resis- dad. Con todo, será más raro encontrar Para que de verdad se pueda hablar nales, como cortejo de la gracia santi-
tencia del tiempo, sino también las di- el vicio del derroche que el de la taca- de martirio, tradicionalmente se enu- ficante. Al igual que las demás virtudes
ficultades que surgen de las circuns- ñería o mezquindad. meran algunas condiciones: 1) que se sobrenaturales, la virtud infusa de la
tancias externas, se le llama «constan- La fortaleza es también capacidad de produzca de veras la muerte corporal; fortaleza no es propiamente un hábito,
te». Perseverancia y constancia con- aguantar (sustinere). Con la parábola 2) que esa muerte sea causada por odio ni por lo mismo confiere la facilidad de
cuerdan en resistir con firmeza en el del sembrador (Le 8,15), antes que con a la verdad cristiana; 3) que sea infli- obrar bien, sino la posibilidad de obrar
bien; suponen, pues, una cierta fuerza su propia pasión, Cristo elevó la pa- gida por el enemigo de la fe divina o de sobrenaturalmente, con un mínimo de
de ánimo, que, cuando permite superar ciencia al rango de virtud. «El que so- la virtud cristiana; 4) que la muerte empuje a la acción. El cristiano debe
grandes dificultades, como los peligros portare hasta el fin se salvará» (Me 13, se acepte voluntariamente. En tal caso creer en la munificencia divina y dis-
de muerte, alcanza la más elevada vir- 13); «salvaréis vuestras vidas con vues- la muerte por martirio justifica al pe- ponerse a dar gracias al Señor.
tud de la fortaleza. tra paciencia» (Le 21,19). Santo Tomás, cador, aun si no está bautizado, con tal
contrariamente a lo que hace tratando que tenga atrición (al menos imper- 2. EL DON DE LA FORTALEZA.-Aun-
de las demás virtudes, no enumera en fecta) ; tratándose del más perfecto acto que la virtud de la fortaleza está sosteni-
VI. Los vicios opuestos este caso los vicios opuestos, tal vez por de caridad, el mártir alcanza en seguida da ya por el don del temor de Dios, que
La virtud está en el medio. También la dificultad que ello entraña (2-2ae, el paraíso; además se da un notable refuerza la sana confianza en las propias
la fortaleza y las virtudes afines pueden q. 135). A nosotros nos parece que se aumento de gracia y de gloria y una fuerzas, llega a su perfección por el don
violarse por exceso o por defecto. Res- da no sólo el defecto de la impaciencia, corona especial en el cielo (aureola). de la fortaleza infundido por el Espíritu
pecto a la fortaleza, por ejemplo, se da sino también el defecto de soportarlo Pero puede decirse que semejantes Santo. El don de la fortaleza sostiene a
un exceso en la audaz temeridad y un todo (irenismo, insensibilidad). Se nos condiciones se requieren sólo para que la virtud homónima no sólo al afrontar
defecto en el vil temor. La justa y pru- podría consentir soportar todo lo que pueda hablarse de un martirio en sen- los peligros, sino también en el cumpli-
dente fortaleza debería empujar a re- se nos hace a nosotros, poniendo siempre tido clásico. Desde el punto de vista miento de cualquier acción ardua. De
primir el temor injustificado y a mo- la otra mejilla (lo que requiere un va- estrictamente moral, parece que puede ahí que el don de la fortaleza esté guiado
derar la debida audacia. Si por una lor extraordinario), pero no es admisi- considerarse mártir, ya que ejercita al por el don del consejo, que tiene por
parte cabe temer más de lo que se de- ble que, aun pudiendo, no se reaccione máximo la virtud de la fortaleza: objeto principalmente los bienes más ex-
bería, por otra se puede ser aventureros, frente al abuso hecho a los demás, por 1) quien soporta tormentos por el Se- celentes. San Agustín, que junta las
cínicos despreciadores de la vida, o bien ejemplo, a nuestros parientes. ñor, pero no hasta el punto de muerte, bienaventuranzas y los dones, empa-
temerarios, arrojándose a empresas Finalmente, a la perseverancia se opo- si ésta no llega por motivos contingen- reja el don de la fortaleza a la bien-
arduas sin suficiente motivo, por estu- nen la obstinación y la flaqueza. La tes; 2) quien (como King o Kennedy) aventuranza de quienes tienen hambre
pidez o por soberbia. obstinación o pertinacia es un exceso recibe la muerte no por odio a las ver- y sed de justicia (Mt 5,6), y dice: «La
de perseverancia, o sea perseverar en dades cristianas, sino porque defendía fortaleza es necesaria a los hambrientos
La fuerza de choque de la fortaleza de justicia, porque sufren con el deseo
(aggredi) se manifiesta sobre todo en la algo que no merece la pena. Decía Ci- los principios de solidaridad humana y
cerón: la pertinacia es a la perseve- de amor a los hermanos necesitados: de gozar de los bienes verdaderos y con
virtud de la magnanimidad; pero ésta
Fortaleza 429 Fortaleza
428
el ansia de despegar el corazón de los para reconocer la objeción de concien- violencia a los demás, a no conculcar derechos, o defendiendo el orden cons-
bienes terrenos» (De Serm. Dom. in cia. El Concilio formuló el siguiente de- sus derechos y a no dañarlos injusta- tituido (en nombre de Dios por NI fuera
monte. I, c. 4). seo: «Parece equitativo que las leyes mente en sus bienes materiales y espi- poco) incluso cuando se trataba <l<- un
La presencia de la fortaleza sobrena- provean con sentido de humanidad en rituales ; incluso va más allá, y propone real desorden, o bien confundiendo la
tural, ya sea virtud o don, nos recuer- el caso de quienes, por motivo de con- incluso aceptar, en ciertps casos, hasta providencia cristiana con un ciego y
da la iniciativa divina en el negocio ciencia, se niegan a emplear las armas, la violencia que los demás nos hacen. caliginoso providencialismo. ¿No es ya
de nuestra salvación. Nuestro compor- siempre que, en otra forma, acepten Pero también en algunos casos declara significativo de suyo el hecho de que
tamiento moral no puede menos de co- servir a la comunidad humana» (GS 79). lícito y hasta bueno el oponerse a la en la Iglesia sé encontrasen más u gusto
menzar constatando con reconocimien- Es verdad que no siempre le será posible violencia con maneras fuertes, tanto las mujeres que los hombres? Lamen-
to todo cuanto Dios hace por nosotros. al legislador respetar la conciencia del que permite la huelga y la legítima de- tándose de u n a religiosidad de sello rnsi
Si Dios con la virtud infusa nos da la ciudadano, ni siquiera en este punto. fensa, la revolución y la muerte del exclusivamente femenino, decía Kiilinrr:
posibilidad de obrar sobrenaturalmente Pues si es un bien la libertad de concien- tirano (por lo menos teóricamente). «El hombre moderno corre conlliiiiii-
y con los dones nos facilita ese mismo cia y el respeto a las convicciones perso- Puede recurrirse a la violencia cuando: mente el riesgo de ser irreligioso por
obrar, debemos confiar ante todo y so- nales, también puede suceder que al tu- 1) está puesto en juego u n derecho ver- u n a excesiva religiosidad, o si quere-
bre todo en El. No tentaremos a Dios telar esos bienes se comprometa seria- mos ser más exactos, de querer ser re-
dadero y fundamental; 2) n o es posible
pretendiendo u n a fuerza sobrehumana, mente la seguridad del Estado. Y. sin ligioso de u n modo anónimo precisa-
pero tampoco olvidaremos o rechaza- defenderlo mediante la persuasión o la
embargo, el respeto a la objeción es u n ley; 3) existe u n a real proporción entre mente a causa de la religión».
remos su ayuda cuando nos encontre- ideal hacia el que se debe apuntar sin-
mos, sin culpa nuestra, en serias difi- los bienes que con la violencia se es- Y, sin embargo, dice la Escritura:
ceramente, si ya no es u n auténtico
cultades. Entonces más que nunca de- pera alcanzar y los males que se prevé «Cuantos en Cristo fuisteis bautizados
signo de los tiempos.
beremos creer y esperar en él y en sus provocar. La Populorum progressio, tras os habéis revestido de Cristo.,, (de
gracias sobrenaturales. El cristiano fuer- Desde el punto de" vista subjetivo, la haber invitado a rechazar la ten- modo que) n o h a y varón ni mujer, ni
te es, por lo mismo, u n orante humilde: doctrina católica enseña claramente tación de la violencia, añadía: «La in- esclavo ni libre» (Gal 3,27). La fortaleza
su valor es u n abandono alegre y con- que la norma próxima del comporta- surrección revolucionaria, salvo en el cristiana no faltó ni siquiera en el sexo
fiado en la omnipotente fortaleza divina. miento h u m a n o no es la ley, sino la caso de u n a tiranía evidente y prolon- débil y deberá dirigir la conducta es-
conciencia. Si u n joven se negase a gada que atentase gravemente contra pecialmente del sexo fuerte. Es útil e
hacer el servicio militar porque errónea- los derechos fundamentales de la per- importante subrayar la necesidad Im-
IX. La objeción de conciencia y la mente cree en conciencia que el cris- sona y dañase de u n modo peligroso periosa de instaurar u n cristianismo
no-violencia tianismo favorece un pacifismo absolu- al país, introduce u n a fuente de nuevas viril en el seno de la Iglesia. A quien
to y ciego, gastaríamos tiempo y saliva injusticias y nuevos desequilibrios y tiene la idea contraria no se le refuta
Se necesita más que n u n c a ' l a ilumi- para convencerlo de lo contrario y for- provoca nuevas ruinas. No se puede a base de palabras, sino presentando
nación y la moción divina cuando se mar su conciencia; pero sí deberemos combatir u n mal real al precio de otro humildemente u n a vida denodada, he-
afrontan los temas actuales y candentes decirle siempre que en último análisis mal mayor» (n. 31). El método de la cha de dinamismo que rechaza la para-
de la no-violencia, ya sea porque la re- es la conciencia h u m a n a quien debe no-violencia, muy acorde con el espíritu lización y la mediocridad, y llevada a
flexión cristiana quizá no ha dicho to- regir nuestras 'acciones. del Evangelio, permitirá afirmar el dere- cabo con la aceptación del riesgo, con
davía la última palabra, ya sea porque Con todo, también en el plano objeti- cho al respeto de las personas y la cari- la convicción de que nuestra fuerza es
concretamente la solución puede ser vo la objeción de conciencia puede ser dad, confiando en la fuerza contagiosa Cristo. No en balde el Vaticano II habló
diferente, según los casos. Si normal- lícita por lo menos en dos casos. Ante del amor. de la «fortaleza» del laico incluso en
mente la no-violencia es traducción de todo cuando se tratara de u n a guerra sus relaciones con la Jerarquía (LG 37).
la caridad de Cristo, matoso y humilde a todas luces injusta (¿pero es que cabe
de corazón (Mt 11,29), no es menos aún u n a guerra justa?); entonces la X. La virilidad cristiana
cierto que a veces el mismo Cristo usó L. Rossí
objeción sería incluso obligatoria. A este La no-violencia cristiana, madurada
el látigo y dijo que había venido a traer propósito dice el Concilio: «Se ha de
fuego a la tierra (Le 12,49). con ponderación y llevada a cabo con
alabar, sin género de duda, la valentía amor, no es debilidad, sino fuerza. Y, sin BIBL.: Vocabulario de Teología Bíblica (d
de quienes no temen hacer abierta re- rigido por Léon Dufour), Herder, Barcelona
embargo, hubo quien acusó al cristianis- 1973, en las voces Fuerza y Paciencia. —
1. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA. - C o n - sistencia a quienes dictan tales órdenes» mo de desvirilizar al hombre y de parali- Gauthier A.. Lafortézza, en íniziazione teológica
siste en negarse a participar de cualquier (GS 79). Además, a u n cuando la gue- zar sus energías: para Nietzsche el cris- Brescia 1955. Es un tratado fundamental para
modo en acciones de guerra, por rra fuese justa, no habría que desapro- tianismo sería el resentimiento de los dé- la teología de la fortaleza, que compara tas
motivos religioso-morales, es decir, en bar a quien rehusase participar en ella biles contra los fuertes, mientras para concepciones griegas con las bíblicas después
nombre de la propia conciencia. El ob- por espíritu «prófético», es decir, porque de haberlas analizado minuciosamente.-
Marx la religión habría que definirla Haring B.. la ley de Cristo. Herder, Barcelona
jetor, pues, se distingue perfectamente ha descubierto que su vocación con-
siste en llamar fuertemente la atención como opio de los pueblos. 1973; pocas páginas, pero escritas con men-
tanto del anárquico, que se rebela a Son acusaciones fáciles lanzadas por talidad teológica.-Muller J. M., L'évangile de
toda ley, como del perezoso o miedoso, de los demás para hacer cualquier sacri- la non-violence, París 1969,-Pieper J., ¡usticia
ficio con tal de evitar u n mal tan grande quienes conocían m u y poco o nada el
que tratan de huir de los sacrificios del cristianismo. No obstante, los cristia- y fortaleza. Rialp, Madrid 1968,-Rahner K..
servicio militar o rehusan tomar parte como la guerra. Semejantes objetores Iglesia y hombre, Taurus, Madrid 1967.-Réga-
de conciencia no pueden ser tachados nos deben preguntarse concienzuda- mey P., Frente a la violencia, Fax. Madrid 1964.-
en u n a acción bélica por los riesgos que mente si tal vez no h a n dado pábulo
entraña. La objeción de conciencia no de miedosos ni de traidores a la patria, Sto. Tomás. Summa Theologica, sobre el tema;
sino que debe considerárselos como va- a semejantes acusaciones, quizá decla- es la obra clásica por excelencia, de la que
nace de debilidad; al contrario, supone rando ilícita cualquier reivindicación de todos se nutren aún hoy.
u n a fuerza moral y requiere gran for- lientes defensores de los derechos de la
taleza de ánimo cuando la ley no la humanidad.
reconoce y la única perspectiva que se
perfila es la cárcel. 2. VIOLENCIA Y NO-VIOLENCIA. - E l cris-
El Estado debería hacer lo posible tianismo enseña ante todo a no hacer
431 Gratitud

a Yavé todas sus obras» (Sal 103,22); mente como objetivo el agradecimiento.
«Alabad a Yavé, aclamad su nombre... Pío XII en la encíclica Mediator Deí (n. 59)

G
recordad los portentos que hizo, sus habla de ello en estos términos: «Sola-
milagros y los juicios de su boca» mente el divino Redentor, como Hijo
«¡Bendice a Yavé, alma mía! ¡Yavé, predilecto del Eterno Padre, que cono-
Dios mío, qué grande eres! Vestido es- cía su inmenso amor, pudo elevarle un
tás de majestad y de esplendor!» (Sal digno himno de acción de gracias. Esto
104,1-2); «Bendito sea el nombre de es lo que pretendió y lo que quiso "al
Yavé, desde ahora y para siempre» dar gracias" (Me 14,23) en la última
(Sal 113,2). cena, sin dejar de hacerlo luego en la
En el término bendición va compren- cruz y más tarde en el augusto sacri-
dida la gratitud y la alabanza; se diría ficio del altar, cuyo significado es pre-
GRATITUD sacrificio particular que formaba parte que es la conclusión de u n a meditación cisamente la acción de gracias o euca-
de los sacrificios pacíficos; pero más que sobre los beneficios de Dios, los cuales ristía». Este mismo hecho se pone de
este detalle, interesa poner aquí de re- son un don que revela la bondad y la relieve en la instrucción Eucharisticum
Para una visión más exacta y com- mysteríum del 2 5 de mayo de 19 6 7 (3c):
lieve la amplitud de la literatura reli- grandeza del que los ha concedido.
pleta de esta virtud conviene examinarla «La Iglesia, especialmente en la gran
giosa y sus acentuaciones a propósito Otros, sin embargo, prefieren poner de
por separado, primero en los datos de oración eucarística, junto con Cristo,
de la gratitud para con Dios. Hay mu- relieve el valor de la bendición como un
la revelación, limitándonos aquí sola- da gracias al Padre en el Espíritu Santo
chos salmos de acción de gracias, tanto diálogo o u n intercambio entre Dios y
mente a la Escritura, y luego más rá- el hombre: a la bendición por parte de por todos los bienes que en la creación
de carácter individual (Sal 9; 17; 2 0 ;
pidamente en la consideración de los Dios que da la vida y la salvación y de forma especial en el misterio pas-
2 1 ; 22; 3 1 ; 34; 39; 40; 6 3 ; 65; 92;
teólogos. (Dt 30,19; Sal 28,9) responde la cual concede a los hombres, pidiéndole
1 0 3 ; 1 0 7 ; 116; 1 1 8 ; 138) como de
carácter nacional (Sal 4 6 ; 4 8 ; 6 5 ; 6 7 ; bendición con que el hombre da gra- que venga su reino».
I. La enseñanza de la Escritura 76; 124), además de himnos y de cán- cias al Creador (Dan 3,9; Sal 6 8 , 2 0 . 2 7 ; El mismo Jesús, durante su vida te-
A la gratitud, especialmente en rela- ticos. Muy cerca de ellos están el Be- Neh 9,5s; 1 Crón 29,10s). Más en ge- rrena, es el ejemplo más maravilloso
ción con Dios, se le concede en la Es- nedictas y el Magníficat. neral se puede observar que el agra- de un espíritu agradecido a su Padre.
critura un relieve sorprendentemente El AT, especialmente en el Deutero- decimiento veterotestamentario se des- La primera multiplicación de los panes
amplio y acentuado. Como escriben ati- nomio y en los Profetas, insiste mucho arrolla preferentemente según el si- es narrada por san Mateo de forma re-
nadamente A. Ridourd y J. Guillet, «la en el recuerdo de los beneficios de Dios, guiente esquema: 1) descripción del sumida diciendo que Jesús, «habiendo
realidad primera de la historia bíblica peligro que se ha corrido; 2) oración mandado que la gente se echase sobre
calificando dicho recuerdo como señal
angustiosa; 3) recuerdo de la interven- la hierba, tomó los cinco panes y los
es el don de Dios, gratuito, sobreabun- de reconocimiento, mientras que su ol- ción magnífica de Dios. Bajo este pun- dos peces, alzó los ojos al cielo, pro-
dante,, definitivo. El encuentro con Dios vido significa ingratitud (cf Dt 8,11- to de vista se pueden examinar los
no coloca únicamente al hombre en 1 6 ; 32,18). Dios no realiza las espe- nunció la bendición y, partiendo los
salmos 30, 40, 116 y 124. panes, se los dio a los discípulos y éstos
presencia del absoluto, sino que lo em- ranzas del que se muestra ingrato
papa y transforma su vida entera. La (Sab 16,29), y la ingratitud es causa Se vislumbra ya fácilmente el alto a la gente» (Mt 14,19). Refiriéndose a
gratitud aparece como la respuesta a de desgracias para los hombres (Prov valor religioso y moral de un culto con este milagro, san Juan observa cómo
esta gracia progresiva y continua que 17,13); por eso, el ingrato es condenado un fuerte sello de agradecimiento; pero se fueron acercando las barcas a Tibe-
algún día habría de manifestarse ple- (Eclo 29,16.25) y Dios mismo se queja tendremos que subrayar estas reflexio- ríades, «desde el sitio donde el Señor
namente en Jesucristo. El agradeci- de él (1 Sam 10,18-19; Is 1.2; 5,4...). nes sobre todo después de haber exa- había dado gracias y ellos comido el
miento, que es al mismo tiempo toma minado la gratitud en el resto de la pan» (Jn 6,23).
El término más exacto para expresar
de conciencia de los dones de Dios, im- el agradecimiento en el AT es la pala- Escritura. Jesús da gracias antes de la resurrec-
pulso purísimo del alma asombrada de bra bendición, que en los libros sagra- ción de Lázaro: apenas fue removida la
esta generosidad, reconocimiento gozoso dos aparece con bastante frecuencia. 2. EN EL NUEVO TESTAMENTO.-La piedra del sepulcro, «elevó los ojos al
de la grandeza divina, es esencial en la El rey David, después de haber recogido acción de gracias a Dios encuentra cielo y dijo: "Padre, te doy gracias por-
Biblia, ya que se trata de una reacción todo cuanto se necesitaba para edificar finalmente al autor y el modo de llegar que me escuchaste"» (Jn 11,41). En la
religiosa fundamental de la criatura el templo de Jerusalén, «bendijo a Yavé hasta la perfección. El don infinito que misma institución de la eucaristía aflora
que, en un estremecimiento de gozo y en presencia de toda la asamblea, di- se nos ha dado por Dios en Jesucristo en los labios de Jesús la bendición de
de veneración, descubre algo de Dios, ciendo ¡Bendito seas tú, Yavé, Dios de desemboca en el agradecimiento per- acción de gracias: «Durante la cena
de su grandeza y de su gloria. El peca- Israel, nuestro padre, desde toda la fecto que es el mismo Cristo. Más de Jesús tomó u n pan, lo bendijo, lo partió
do capital de los paganos, según san eternidad y para siempre!». Termina- sesenta veces aparece en el NT el tér- y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Pablo, es el de que "no le glorificaron da luego su alabanza y acabada su ac- mino eucaristía, que recuerda a la gra- "Tomad y comed, este es mi cuerpo".
como a Dios ni le dieron gracias" ción de gracias, «David dijo a toda la cia (cháris) que se nos ha dado en Y tomando un cáliz, dio gracias y se lo
(Rom 1.21)» 1 . asamblea: ¡Bendecid a Yavé nuestro Cristo. La eucaristía sacramental (aun dio diciendo: "Bebed todos de él, que
Dios! Y toda la asamblea bendijo a cuando en este sentido la palabra euca- esta es mi sangre..."» (Mt 2 6 , 2 6 - 2 8 ;
ristía sólo empezó a usarse en el siglo cf 1 Cor l l , 2 3 s ) .
1. EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.-La Yavé, Dios de sus padres, y postrándo-
se se inclinaron reverentes ante Yavé segundo). será la forma más alta de Al narrar el episodio de los discípulos
gratitud es la expresión del.aprecio por agradecimiento, de bendición y de ala-
los beneficios recibidos y de la volun- y ante el rey» (1 Crón 29,10-20). de Emaús, san Lucas pone de relieve
banza. En la Iglesia esta eucaristía no cómo Jesús, «puesto a la mesa con
tad de corresponder a ellos. En el AT Los salmos invitan frecuentemente a desaparecerá jamás, ya "que Cristo re-
la expresión cultual del agradecimiento elevar al Señor la bendición: «Bendice ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió
nueva ininterrumpidamente su sacri- y se lo dio» (Le 24,30).
se manifestaba especialmente en la ac- a Yavé, alma mía, no olvides sus mu- ficio en la misa, que después de la fina-
ción de gracias que concluía con u n chos beneficios» (Sal 103,2); «Bendecid Jesús lamenta la ingratitud de las
lidad de glorificar a Dios tiene precisa-
personas a las que ha concedido sus
Cratitud 432 433 Gratitud
beneficios, como resulta claro en el ellos y con todos, y ellos, en su oración Dios, no estaría muy lejos del Señor. peto (cf S. Th., 2-2ae, q. 106, a. 3, ad 5).
episodio de los diez leprosos (cf Le 17, por vosotros os manifiestan su cariño Todo le habla del Padre que está en Pero si hay algo que pueda ser útil
11-19). por la abundancia de gracias recibidas los cielos; leería su bondad en todo para el bienhechor, se procurará pro-
San Pablo se muestra verdaderamente de Dios. ¡Gracias sean dadas a Dios cuanto sucede, permanecería —por de- porcionárselo, advirtiendo, sin embar-
el apóstol y el teólogo de la gratitud a por su don inefable!» (2 Cor 9.10-15). cirlo en términos ignacianos— en una go, que en el favorecido lo más impor-
Dios: reza dando gracias, inculca el Pablo estalla en acción de gracias continua contemplación del amor di- tante es el ánimo con que actúa
agradecimiento, indica cómo la gra- siempre que le llegan buenas noticias vino. ¿Qué podría elevarnos más a (cf S. Th., 2-2ae, q. 106, a. 4c). Preci-
titud a Dios entra en la trama de la de las iglesias: da gracias por la fe de Dios? Un tonp espiritual tan realista samente aquí es donde se ve cuan se-
vida cristiana. Han sido especialmente los romanos (cf Rom 1,8) y de los efe- y tan sinceramente religioso no podrá riamente es digno de condenación el
estudiadas las fórmulas de agradeci- sios (Ef 1,16); por la acogida que ha menos de influir decidida y eficazmente ingrato, sobre todo si llega a no tener
mientos post-protocolaríos en el epis- tenido la palabra de Dios por parte de en toda la existencia del fiel, mucho para n a d a en cuenta el beneficio reci-
tolario paulino, llegando a la conclu- los tesalonicenses le da «incesantemen- más que cuanto pudiera conseguirse bido y se empeña en olvidarlo (cf S. Th.,
sión de que «la oración de Pablo y de te» gracias a Dios (cf 1 Tes 2,13); más con medios y sugerencias secundarias 2-2ae, q. 107, a. 1. ad 4).
los demás misioneros dirigida a Dios aún, son tan consoladoras las noticias 0 moralistas. Mucho más que estas indicaciones
tiene preferentemente el tono del agra- que Timoteo le ha traído que no puede
decimiento, ya que Dios está en el ori- de tipo más bien escolástico hay que
menos de exclamar: «¿Cómo podremos
gen de todo y es la fuente que inspira II. Reflexión teológica y sistemática tomar en consideración las afirmacio-
dar gracias a Dios respecto a vosotros
y nutre el fervor de la comunidad, con nes relativas al significado de la grati-
por todo este gozo que nos habéis pro-
la cual nos congratulamos. Es u n a ora- Por parte de los teólogos más aten- tud. Los teólogos se h a n complacido
porcionado ante nuestro Dios?» (1 Tes
ción de agradecimiento ininterrumpi- tos no podía faltar un profundo estudio en subrayar el valor de la gratitud tanto
3,9).
da que se eleva a Dios, frecuentemente, de los textos bíblicos, que han consti- en el terreno de la vida espiritual como
En otras ocasiones revela Pablo su tituido efectivamente la base para una en relación con u n a pacífica y alegre
por medio de Cristo» 2 . alma agradecida por medio de la ora- exposición sistemática de la virtud de convivencia h u m a n a . Se pueden regis-
Los Hechos de los Apóstoles recuer- ción: «¡Gracias sean dadas a Dios por la gratitud. La aridez aparente de la trar principalmente estos frutos de la
dan que san Pablo, en la nave en que Jesucristo, nuestro Señor!» (Rom 7,25). presentación no debe hacernos olvidar gratitud: u n a mayor unión de corazo-
partía de Creta, exhorta a todos a que Agradece así los dones que Dios le hace el contenido válido y vital al que se nes en la caridad, una vida social más
tomen alimento, mientras que él mis- y la difusión del Evangelio que se ex- refieren las diversas distinciones y ma- nutrida y más intensa con vistas a u n a
mo «tomando pan, dio gracias a Dios pande como u n perfume (cf 2 Cor 1,11; tizaciones. ayuda mutua, y una genuina humildad
en presencia de todos, lo partió y co- 2,14). El que h a recibido u n beneficio se si- que procede de la conciencia experimen-
menzó a comer» (He 27,35). Los cris- Los fieles tienen que aprender de ver- túa ante el benefactor como u n o que tal de los propios límites y de los debe-
tianos de Roma, que habían oído hablar dad a dar gracias «siempre y por todo tiene u n a deuda que pagarle. No esta- res para con el que h a intervenido a
de las peripecias de Pablo, le salieron al que es Dios y Padre en nombre de mos en el terreno de la estricta justicia, fin de aligerar nuestra carga.
al encuentro hasta el foro de Apio y las nuestro Señor Jesucristo» (Ef 5,20). «La pero la gratitud tiene también necesi- Estas observaciones son válidas para
Tres Tabernas; «Pablo, al verlos, dio paz de Cristo reine en vuestros corazo- dad de desplegarse en atenciones para todo el panorama sobre el que domina
gracias a Dios y cobró ánimo» (He 28, nes, en la que fuisteis llamados para con el bienhechor con la premura es- la gratitud: se pueden aplicar al agra-
15). Estas alusiones merecen nuestra construir un cuerpo único. Y sed agra- pontánea de realizar con él todo cuanto decimiento en el campo humano, lo
atención; pero todavía resulta mucho decidos... con salmos, himnos, cánti- puede agradarle o eventualmente nece- mismo que h a n de estar también pre-
más importante referirnos a las cartas cos divinos, cantando y complaciendo sitar (cf S. Th., l-2ae. q. 60, a. 3c; sentes —con las debidas diferencias-
paulinas, donde los elementos que to- en vuestros corazones a Dios. Y todo 2-2ae, q. 106, a. l e y ad 2: a. 3c). respecto a Dios. Es notable cómo los
can nuestro tema son tan numerosos cuanto de palabra u obra realicéis, ha- santos alimentaron en su ánimo una
y frecuentes que nos obligan a hacer Por eso, si se quiere expresar todo el
cedlo en nombre del Señor Jesús, dando constante y profunda gratitud, quizá no
una selección. contenido de la gratitud, hay que con-
gracias por su intercesión a Dios Pa- siempre bien interpretada, pero real-
cluir que requiere estos tres elementos:
Creemos muy significativo el paso en dre» (Col 3,15-17; cf 4,2). mente muy significativa. Nos vamos a
reconocimiento del beneficio recibido,
que Pablo, después de su exhortación De los textos citados es fácil deducir agradecimiento y honor al bienhechor, limitar aquí a dos nombres: san Ignacio
a la colecta, cuando pasa a describir los que para san Pablo el objeto del agra- intercambio adecuado a las posibilida- de Loyola y san Vicente de Paúl. Del
frutos de la caridad, termina su dis- decimiento es todo bien y todo don del des y circunstancias (cf S. Th., 2-2ae, primero será suficiente recordar que en
curso volviendo por tres veces al tema Padre, pero sobre todo el reino de Dios, .|. 107, a. 2). los Ejercicios Espirituales el afecto de
del agradecimiento: «El que provee si- la llegada del Evangelio, el misterio de El último elemento dependerá ordi- gratitud domina realmente sobre todo
miente al que siembra y pan para co- Cristo, el fruto de la redención que se nariamente de la buena voluntad y de el libro, desde la primera meditación
mer, proveerá y multiplicará vuestros despliega en la Iglesia. la disposición de ánimo más que de la hasta la contemplación para alcanzar el
sembrados y aumentará los frutos de Al concluir con la exposición bíblica realidad efectiva; pero esto se debe a amor, que es u n verdadero himno exul-
vuestra justicia. Siendo ricos en todo, no podemos evitar u n a doble conside- l;i índole de la relación entre el que tante de gozo agradecido y de admira-
podréis ejercitar abundantemente vues- ración: la de la dimensión tan acen- hace u n favor y el que lo recibe, sobre ción ante la bondad de Dios. Cuando
tra liberalidad, la que por vuestra me- tuada de la gratitud que tiene que lodo si se tiene en cuenta que también indica u n método para hacer el examen
diación logrará hacimientos de gracias asumir toda vida cristiana que desee en el bienhechor cuenta más el buen de conciencia, san Ignacio establece como
a Dios. Porque la prestación de este uniformarse con la fuente genuina de .mimo que la entidad material del don primer punto la acción de gracias por
servicio no sólo suple las necesidades la 'espiritualidad y de la moral, junto ii-f S. Th.. 2-2ae, q. 106. a. 3, ad 5). los beneficios recibidos. Si considera-
de los santos, sino también suscita ac- con la amarga comprobación del escaso mos luego la vida del santo, lo encon-
ciones de gracias a Dios. Al mostrarle 1 'or otra parte, h a y hombres generosos tramos lleno de un profundo sentimien-
relieve que muchas veces se le ha dado < on los que resulta casi imposible tener
este servicio lo que sois, h a r á que glo- a esta dimensión. El que tuviese u n co- to de gratitud, tanto para con el Señor
rifiquen a Dios por la obediencia de 11 ocasión de expresarles el agradeci- como para con los que le habían hecho
razón lleno de agradecimiento y culti- miento procurándoles u n provecho real:
vuestra fe en el Evangelio de Cristo y vase esta actitud obligatoria para todos algún bien. Sus prescripciones a propó-
por la largueza de la comunión con los que h a n recibido algún don de < ri estos casos todo se reducirá a reco- sito de los bienhechores, sobre todo en
nocer su beneficio y a mostrarles res-
Gratitud 434

cuanto a las misas que aplicar por ellos, Notas.-!1) A. Ridouard-J. Guillet. Acción de
h a n llegado a parecer a algunos incluso gracias, en Vocabulario de Teología Bíblica, dir.
excesivas. por X.2 Léon-Dufour. Herder. Barcelona 1967,
San Vicente de Paúl sugiere, entre los 40.-( ) M. del Verme, Le formule di ringrazia-
mento postprotocollari nell'epistolario paolino
temas de meditación, la reflexión sobie Roma 1971, 209.
las gracias recibidas de Dios: considera
la acción de gracias como u n a dispo-
sición que está pidiendo nuevas gracias,
y llega a afirmar que «no hay nada
que conquiste tanto el corazón de Dios BiBi..: Bona G., Corso di vita spirituale. Alba
como el agradecimiento a sus benefi- 1942. v. 2, 110-112 (elenco sintético de
cios». Suya es la siguiente advertencia: los actos de gratitud con su aplicación a!
«Hay que emplear tanto tiempo en dar agradecimiento a Dios).-Del Verme M.. f,c H A C I E N D A PUBLICA mativa), ya las finalidades fiscales (en-
formule di ringraziamento postprotocollari mi- tradas), sociales (redistribución de la
gracias a Dios por los beneficios que nos Vepistolario paolino, Roma 1971 (estudio cien-
ha concedido como el que hemos em- La actividad financiera del Ente Pú- renta) y económicas (coyunturales) que
tífico de las diez fórmulas de agradecimiento
pleado en obtenerlos». de san Pablo después del saludo protocolario blico (Estado [erario] y los Entes locales el Ente Público se propone en conjunto.
de sus cartas).—Joüon P-, Reconnaissancc el [finanzas locales]) es la gestión adminis- Análogo juicio ético-político puede darse
Entendida de esta forma la gratitud, action de gráces dans le N. T., en «Recherches de sobre la actividad de gasto del Ente Pú-
se destaca como la virtud que ve el trativa que el mismo desarrolla para
Science Religieuse», 29 (1939), 112s.-l,an- procurarse las entradas (entradas ori- blico: claridad y publicidad de la polí-
amor y lo suscita; mantiene al hombre 7.a A.-Palazzini P.. Theologia Moralis, Turin- tica de balance es la condición funda-
en una serena aceptación de sus pro- Roma 1965, v.2/2, 951-953 (sigue sustan- ginarias y entradas derivadas) utilizan-
cialmente a santo Tomás, presentando la do las cuales (gasto público) puede sa- mental para una garantía de equidad
pios límites, lo anima a hacer el bien
noción, naturaleza y cualidades de la gratitud tisfacer las necesidades públicas, o sea frente al contribuyente. Por fin, todavía
portándose con los demás como a uno
le gustaría que se portasen con él e indicando los vicios contrarios).—Mócsy 1.. ;sas necesidades de las que el Ente Pú- en el mismo nivel, queda el grave
De gratiarum actione in epistolis paulinis, en ilico se ha hecho cargo. problema de los restos pasivos del ba-
(cf Mt 7,12; Le 6,31), ayuda a sentir «Verbum Domini», 21 (1941), 193-201, 225-
la propia pobreza sin replegarse, sin La relación bien-necesidad debe con- lance, cuya fallida utilización impide la
232.-Ridouard A.- Guillet 1., Acción de gracias, prosecución fluida de las mismas finali-
embargo, en un penoso aislamiento, y en Vocabulario de Teología Bíblica, dir. por igurarse según u n a escala de priorida-
sobre todo hace saltar el corazón en la Léon-Dufour X.. Herder. Barcelona 1967. les de las varias necesidades, teniendo dades políticas.
esperanza de encontrarse con el Amor 40-43.-Tomás de Aquino, S. Th., 2-2ae, iempre como punto de referencia las El juicio moral acerca del comporta-
divino, del que ya posee las arras en q. 106-107 (santo Tomás, relacionando a la jersonas y las comunidades de per- miento fiscal del sujeto gravado no es
gratitud con la justicia, investiga su natura-
los beneficios recibidos. leza, su obligación, sus formas y su obieto. onas. menos complicado, en cuanto hay que
dedicando luego la cuestión 107 al pecado El sistema de imposición fiscal tiene tener presente no sólo las violaciones
M. Roeco opuesto de la ingratitud). ue responder a criterios globales de formales de la ley, sino que éstas hay
irogresividad, dando mayor relieve a la que ponderarlas atendiendo a la conside-
nposición directa (impuestos sobre los ración nada fácil de la «equidad» sus-
éditos y patrimonios de las personas tancial de la incidencia fiscal sobre el
sicas y jurídicas) respecto a la imposi- contribuyente, con el fin de evitar
¡ón indirecta (sobre las actividades de auténticas parcialidades de hecho. Y
onsumo y de transacción comercial). para juzgar esto no hay un criterio
i a reforma fiscal tiende a respetar ma- mágico infalible. El mejor revelador, el
ormente estos criterios de progresivi- «detector» más funcional sigue siendo
ad y de imposición directa, reduciendo la conciencia del sujeto, en actitud de
I mínimo la evasión fiscal a través de continua verificación de la propia dis-
i lista tributaria. ponibilidad a las responsabilidades pú-
La actividad financiera del Estado, blicas. Más allá de la conciencia, es-
Darte las finalidades meramente fiscales clarecida por adecuados conocimientos
irocurarse unas entradas), tiene con- y objetivas informaciones acerca del
etas finalidades políticas de redistri- fenómeno económico y financiero, no
ición de la renta nacional y de equi- cabe más que el subsidio electrónico de
irio coyuntural de las actividades eco- la lista tributaria. Cada individuo debe
ímicas de los varios sectores produc- ser estimulado institucionalmente, con
ios. esa lista, para que asuma sus concretas
El juicio moral puede formularse responsabilidades'.
rito sobre la actividad financiera del Para ulteriores elementos de juicio,
ite Público cuanto sobre la adhesión remitimos a la voz Economía, desarro-
cada individuo o del grupo en el llada ampliamente con criterios de va-
momento del impuesto. En el primer loración global del fenómeno econó-
caso, en el que el juicio es de orden mico.
i-tico-político, hay que considerar aten-
A. Ellena
tamente ya la estructura del sistema
Nota.-(r) Un punto de referencia mes ade-
fiscal determinado (progresividad, cla-
cuado para la valoración moral del fenómeno
ridad, sencillez, coherencia y certeza nor-
económico y financiero puede verse en el
H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 436 437 H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l )
Testo di morale económica de G. Campanini, vado interés por los estudios históricos, naturalmente, los resultados notorios La elección inicial no carece de con-
A. EUena, G. Lorenzetti y G. Mattai, B^onia en el ámbito de la teología moral, se secuencias, sino que compromete a la
1974. de la investigación bíblica.
encuentra en la conciencia que dicha Por último, los capítulos siguientes persona del cristiano a construir su
región teológica va teniendo de sí mis- se limitarán a tener en cuenta el suce- existencia en consonancia con algunas
ma y de su propio estatuto epistemo- sivo constituirse de la teología moral orientaciones fundamentales: será la
HISTORIA lógico. Si de hecho la teología moral es como un ámbito de reflexión cristiana fidelidad a éstas la que constituya el
la teoría crítica de la praxis cristiana; relativamente autónomo y distinto así criterio de pertenecer a u n a vía en lu-
( d e la t e o l o g í a m o r a l ) si para llegar a desempeñar esta tarea como sus principios fundamentales. gar de a la otra. Al llegar a este punto,
tiene que asumir el compromiso her- No nos ocuparemos, en cambio, de la el tema de las dos vías se desarrolla y
La historia de la teología moral es menéutico como el compromiso que la historia de cada uno dé los problemas se convierte en exposición de dos mo-
u n a disciplina relativamente joven y define; si este compromiso no puede éticos y, por tanto, de la progresiva dos diversos de vivir, en descripción de
todavía hoy el lector español puede dis- considerarse realizado más que cuando ampliación del patrimonio material de dos caminos concretos: el de la fe vi-
poner de un breve esbozo, el de B. Ha- haya descubierto el significado último la moral cristiana. Y dentro de esta li- vida y el de la impiedad.
ring, La ley de Cristo, Herder, Barcelona de la praxis cristiana como praxis obe- mitación, razones de espacio nos im-
diente al kerigma, entonces resulta in- Dentro de este contexto fundamental
1 9 6 8 5 , 35-79 (Panorama histórico de ponen mantenernos dentro del recinto se utilizan algunos temas morales bí-
la teología moral), con amplias indi- evitable frente a la norma de vida cris- de la moral católica, sin aludir a la
tiana u n control - l o llamaría genético-, blicos o del judaismo contemporáneo:
caciones bibliográficas, y de la obra teología ortodoxa o protestante, puesto el decálogo, las bienaventuranzas y, en
de F. X. Murphy-C. Vereecke, Estudios a fin de verificar sus raíces últimas. La que la amplitud y seriedad de las mis-
exigencia histórica no puede dejar de general, el discurso del monte, la re-
sobre historia de la moral. Perpetuo So- mas merecen un estudio aparte. ferencia a la ley de la caridad bien sea
corro, Madrid 1969. surgir en el momento en que el teólogo
moralista interpreta su trabajo como en la forma de la así llamada «regla de
En 1954, M. Müller iniciaba u n a co- un servicio brindado a la comunidad oro», bien sea en la formulación evan-
lección, Studien zur Geschichte der Ka- I. La moral de los Padres gélica del doble precepto 2 . La primiti-
cristiana para ofrecerle u n control crí-
tholischen Moral, toda ella consagrada tico respecto a su propio obrar, el dis- , La enseñanza moral de los Padres es va enseñanza moral de la comunidad
a esta disciplina y que comprende has- cernimiento entre lo que, en su praxis, Id que nos brinda los textos más anti- cristiana adquiere su primer gran des-
ta hoy 17 volúmenes; otra colección, es obediencia y desobediencia al kerig- guos. Se articula en estrecha vincula- pliegue con la patrística del siglo m.
en lengua francesa, comenzó en 1969, ma apostólico. ción con la experiencia litúrgica y so- Los motivos de tal acontecimiento son
bajo la dirección de Ph. Delhaye, breentiende siempre la clara conciencia dos: el primero lo constituye el cambio
abarcando hasta el presente nueve vo- «El conocimiento de la historia nos de que la originalidad del discurso ético del contexto cultural de la Iglesia, que
lúmenes. Sin duda, éstas son las dos pone en camino hacia u n sano relati- cristiano no reside tanto a nivel de los de judío o judaizante pasa a ser esen-
iniciativas más importantes para el es- vismo. Este es algo muy distinto del contenidos, sino más bien en el plano cialmente helenístico; el segundo con-
tudio histórico de la moral católica. escepticismo. Por el contrario, se trata de la fundamentación de las exigencias siste en el crecimiento del número de
No faltan obras dedicadas a esta dis- de u n medio para ser y manifestarse morales: es siempre el kerigma y no los cristianos, que en esta época se en-
ciplina en dos colecciones de lengua más sincero, y, vista la relatividad de la abstracta comprensión de la natura- cuentran ya presentes en todos los sec-
francesa: en la titulada Théologie histo- lo que es efectivamente relativo, no dar leza h u m a n a la que transmite el manda- tores de la vida civil, en todas las pro-
rique y en Recherches, publicada por la categoría de absoluto a aquello que no miento de Dios. Esta idea originaria fesiones y en todos los ambientes. Este
Facultad de Teología de Montreal. lo es de verdad. Gracias a la historia explica el nexo entre enseñanza moral doble hecho planteaba a la reflexión
captamos la proporción exacta de las y experiencia litúrgica, que tiende a ética cristiana dos problemas. Ante todo,
En relación a la lengua inglesa, me- ¿qué relación debía establecerse entre
rece recordarse a I. R. Farugi, Christian cosas, evitamos tomar por "la tradi- rimar la vida concreta del hombre con
ción" lo que no viene más que de ante- el acontecimiento a que se ha adherido las orientaciones éticas que, bajo la
Ethics. A historical and sistematic artalysis base de la experiencia litúrgica —lugar
of its dominant ideas, Montreal 1968. ayer y además ha sufrido alteraciones por la fe. Creer en Jesucristo quiere de-
en el curso del tiempo» (Y. Congar, en cir cambiar la propia vida, convertirse; en que el creyente se encuentra «inva-
Hay que reseñar, en italiano, la obra de dido» por el Acontecimiento—, la con-
G. Angelini-A. Valsecchi, Disegno storico «Concilium», 57 [1970], 89). le aquí que la enseñanza moral repre-
iente un momento ineliminable del dis- ciencia cristiana había ya elaborado,
detla teología morale, Bolonia 1972. Teniendo que delinear ahora un bre- aunque todavía en germen, y el dis-
ve esbozo histórico, nos vemos en la curso cristiano global. El tema pre-
El espacio lógico de la nueva disci- ponderante —no el único— de la moral curso ético tan suntuosamente desarro-
plina lo crea una doble conciencia. necesidad de aducir algunas premisas. llado, sobre todo por el helenismo, que
Al faltarnos estudios especializados, que sub-apostólica es el de las «dos vías» 1 .
Ante todo, la toma de conciencia de del problema ético había hecho su
la historicidad esencial del hombre, que pudieran permitirnos compilar una ¿Cuál es el significado profundo de cuestión fundamental? En segundo tér-
constituye uno de los parámetros fun- síntesis equilibrada y orgánica, la que rete símbolo de origen bíblico? (Dt 30, mino, ¿cómo tenía que comportarse el
damentales de la autocomprensión del ofrecemos habrá de ser provisional y 15-20; Jer 2 1 , 8 ; 1 Re 8,58; Mal 2,8; cristiano en la propia vida civil y pro-
hombre de hoy, no podía dejar de in- desigual en el desarrollo de sus mo- Sab 5,6-7). No se trata principalmente fesional en u n mundo construido sobre
cidir en el discurso teológico; el en- mentos. Por otra parte, razones de es- iie u n expediente didáctico —una espe- fundamentos paganos?
cuentro entre conciencia histórica y pacio y de competencia nos inducen a cie de esquema de u n discurso—, sino
discurso teológico ha forzado a este no introducir en el presente estudio lo más bien de presentar el inicio de la Como se puede apreciar, ambos pro-
último no sólo a retocar algunos pun- referente a la moral bíblica, puesto que vida cristiana (el tema retorna de hecho blemas están muy ligados entre sí y,
tos marginales, sino también a replan- esto corresponde a otras disciplinas es- ti la catequesis prebautismal) como una por consiguiente, la construcción de
tearse el problema de su propia iden- pecíficas y, además, porque no consti- ipción decisiva: la renuncia a Satanás su respuesta no podía darse separada-
I
tidad epistemológica. A pesar de que tuye sólo un capítulo de la historia de la decisión por Jesucristo. El símbolo mente: la primera tendría que ofrecer
haya sido la última disciplina teológica la moral cristiana, sino más bien su ransmite también aquí los significados los instrumentos para construir la se-
en sentirse afectada, la teología moral punto esencial de referencia, la ley de • ¡i*l conflicto y la lucha, que constitu- gunda, las orientaciones fundamentales
tuvo que habérselas con este giro an- su desarrollo. Nos parece más correcto \ en la situación de quienes se preparan o los principios para la solución de los
tropológico. metodológicamente, por ende, partir II bautismo y, en última instancia, de problemas concretos.
de la moral patrística, presuponiendo, ledo cristiano. Si no nos equivocamos a fuer de
El segundo enraizamiento del reno-
439 Historia (de la teología moral)
Historia (de la teología m o r a l i 438
sugerido también dos principios heurís- de su pensamiento lo arrastraba a esta
querer simplificar, creo que la respues- De este proyecto clementino y de su ticos fundamentales para elaborar la formulación del problema ético como
ta al primer problema se construye se- realización deriva un tipo de discurso respuesta: continuidad entre la crea- «problema de "elevación por encima
gún dos proyectos fundamentales que moral que es al mismo tiempo racional ción y la redención; la ley natural. Era de las cuestiones que se ventilan en los
posteriormente revestirán u n a impor- y evangélico: el problema de la ade- inevitable, finalmente, que el discurso días de trabajo"» (lo cotidiano), como
tancia enorme en toda la historia de la cuación entre ética y evangelio forma ético comenzase a asumir cierta auto- esfuerzo por adecuar lo vivido con lo
moral cristiana. El primer boceto lo parte, a partir de entonces, de la re- nomía en su desarrollo, puesto que se pensado, el obrar con la ley ideal.
diseñó Clemente de Alejandría 150-215 flexión de la comunidad cristiana. le había creado el espacio lógico para Dentro de este modo de construir la
aprox.). Partiendo de que la sabiduría El segundo proyecto de respuesta a ello, al tener que responder a una pre- cuestión ética, Agustín elabora algunas
griega forma parte de la sabiduría divi- estos dos problemas nos lo brinda la gunta precisa. categorías conceptuales, cuya historia
na en virtud de la convicción de que el asimilación operada por el pensamien- La moral patrística del siglo iv se sitúa tiene su origen en él, pero que ya for-
único Verbo ha distribuido a cada na- to cristiano, especialmente latino, de en línea de continuidad con la de los si- marán para siempre parte de la refle-
ción, mediante el ángel que se le pro- la categoría de la «ley natural», de glos precedentes. Continuidad al presen- xión ética cristiana. Me parece que,
pone, la forma de sabiduría que le es origen estoico y jurídico 3 . Pero ¿en qué tar la exigencia ética como consecuencia sobre todo, hay que señalar dos cate-
propia, Clemente concluye la necesidad sentido esta asimilación se presentaba del Acontecimiento que sacramental- gorías: la ley eterna y la conciencia
de que el discurso cristiano ha de des- como de gran utilidad heurística? Des- mente se celebra: el ejemplo más típico moral. No es que queramos decir con
pojarse totalmente del vestido semítico empeñaba en la construcción del dis- nos lo brinda Cirilo de Jerusalén, que ello, especialmente por lo que atañe a
y endosar el griego. No se trata, sin curso jurídico romano función de ca- ofrece unas implicaciones de orden mo- la segunda, que su inicio originario
embargo —¡adviértase bien!—, de un tegoría de referencia política muy im- ral en todos sus comentarios a los ar- constituya creaciones «ex nihilo» del
ajuste marginal cualquiera o de u n a portante, pues connotaba un universo tículos del Símbolo. Continuidad tam- pensamiento agustiniano; pero de la
simple adaptación periférica; trátase de de valores, que era a la vez trascen- bién al no identificar el discurso ético elaboración agustiniana emergen con
u n a reinterpretación tal y como la im- dente e inmanente a cada una de las con el propiamente doctrinal, ya que u n rostro nuevo, con u n nuevo carnet
pone la profunda opción teológica que comunidades h u m a n a s : «quod naturalis se le otorga un espacio relativamente de identidad y es así como se integran
le subyace. ratio Ínter omnes homines constituit» distinto. La unidad fundamental entre en el cauce de la tradición cristiana.
(Gayo, I, 1). La definición del jurista kerigma y ética prosigue, si bien a la
En virtud de este diseño o programa romano manifiesta la convicción de que La ley eterna la entiende Agustín
sazón aparece de manera más mani-
de convergencia, también los proble- sobre ese «quod» se pudiera poner como lo pensado por Dios y, por ende,
fiesta y de modo tal que la progresiva
mas prácticos se resuelven según una siempre la base indiscutible de la con- el bien como tal al que todas las cosas
ampliación del patrimonio material de
línea bien precisa: el cristiano ha de vivencia pacífica. Además, ya Cicerón y el hombre han de conformarse. El
la moral cristiana no se verifique a
ser, en su vida, u n griego, pero anima- había vinculado esta idea a la concep- andamiaje conceptual de este discurso
costa de su originalidad específica.
do por u n espíritu nuevo. ción estoica de una ley natural, eco de ha perdido el contacto con la concep-
En esta perspectiva surge el primer la voluntad divina en los corazones de Mas, al aludir al encuentro entre ción de ley natural elaborada por el
tratado de moral cristiana: el Pedagogo. los hombres; la referencia a la ley na- cristianismo y helenismo, hay que ha- derecho romano, concepción nacida
La obra se divide en tres libros: en el tural o, más precisamente, la reflexión cer u n a precisión: dicho encuentro, en de determinadas exigencias jurídicas
primero se ponen los fundamentos del sobre el acuerdo profundo entre ética la teología de los Padres, tiene lugar ( = históricas), para enraizarse única-
discurso ético cristiano; en el segundo cristiana y «ratio naturalis» (en el sen- sólo con una parte de la cultura griega, mente en el neoplatonismo. En conse-
y en el tercero, Clemente se esfuerza tido apuntado más arriba) representa- con el platonismo; el estoicismo y el aris- cuencia, amplias zonas de la vida ten-
por hacer penetrar la luz del evange- ba la indicación más precisa para la totelismo juegan en él un papel mucho drán que ser desmanteladas.
lio en los comportamientos concretos solución de los dos problemas de que menos significativo. La más poderosa Párese mientes en las resonancias de
de la vida cristiana. Entre estos dos hablábamos anteriormente. y formidable mediación entre el cristia- dicho planteamiento en el campo de la
momentos existe u n a vinculación pro- nismo y el platonismo, incluso en lo ética matrimonial agustiniana.
funda, como se deduce de dos tipos de El problema del nexo entre el manda- referente a la reflexión ética, la realizó La conciencia, dado el «psicocentris-
reflexión. En primer lugar, porque es miento de Dios y la ley de la razón, de san Agustín (354-430), el padre que mo» (L. Bouyer) del discurso agustinia-
Cristo el que, en cuanto Pedagogo, la ley del Espíritu y de la ley natural, ha ejercido el influjo más profundo, no y su tendencia a situar la introspec-
educa moralmente a la persona huma- de la acertada inclusión de esta última vasto y duradero en toda la ética cris- ción en el corazón mismo de la sabi-
n a : esta acción educativa no suprime dentro del discurso ético cristiano, se tiana posterior. duría, deviene un punto focal del dis-
la del hombre, sino que es su fuente encuentra ya a esas alturas planteado Es imposible, en los límites del pre- curso ético: es tal vez con Agustín con
y su única posibilidad real. Mas el Pe- y continuará siendo un problema con sente ensayo, ofrecer ni siquiera una quien el discurso ético cristiano hace
dagogo opera también de otra forma: el que cada capítulo de la historia de visión sintética de la doctrina ética agus- de la reflexión sobre la conciencia un
se ofrece a la imitación de los cristia- la moral tendrá que enfrentarse. tiniana; lo único que quizá podemos tema-clave. La conciencia se ve enton-
nos destinados a restaurar en sí mis- intentar hacer es simplemente detectar ces como el lugar de la presencia del
Se nos antoja, pues, que el gran mé-
mos la imagen divina; esta imitación el cariz que con Agustín adopta la cons- bien en el hombre y la subida de éste
rito de la moral patrística del siglo ffl
la ha hecho posible la encarnación y trucción del cuestionamiento moral en hacia el bien coincide, por tanto, con
no reside tanto en la respuesta a cada
la inhabitación del Verbo en todo cris- el pensamiento cristiano o, dicho con el proceso de la progresiva interioriza-
uno de los problemas morales concre-
tiano. A este nivel de reflexión sobre otras palabras, la modulación original ción y escucha de la conciencia.
tos, sino más bien en la conciencia y
todo Clemente continúa la exposición con que se desarrolla.
claridad con que ha elaborado la cues- Dentro de la comunidad cristiana,
precedente, puesto que la exigencia
tión fundamental de la que surge el La originalidad de semejante cons- pues, el problema ético se plantea en los
ética es transmitida por el Aconteci-
discurso ético cristiano: ¿Cómo ha de trucción consiste en haber colocado el términos siguientes: ¿cómo conformar
miento del que el cristiano participa
realizarse la adecuación entre kerigma problema ético, el problema de obrar lo vivido por el hombre con lo pensado
por la fe. No se trata, pues, de alinear
e historia? ¿Cómo se presenta la praxis rectamente, en el marco de la relación por Dios? (problema de la relación en-
paralelamente las praxis cotidianas a
cristiana en cuanto tal? En una pala- entre lo pensado (ley) y lo vivido, entre tre el bien y la historia).
las normas evangélicas, sino sobre todo
bra, ¿qué quiere decir para el cristiano el bien y la historia tanto personal como
de restablecer, bajo la guía del Pedago- Después de Agustín, la experiencia
hacer el bien y evitar el mal? universal. La estructura neoplatónica
go, la imagen de Dios en el hombre. monástica, que a él apelará con fre-
La moral patrística del siglo m ha
441 H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l )
H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 440 i
¡ nicamente como pregunta sobre las a Pedro de Poitiers), en cuyo prólogo
cuencia, es la componente histórica más «rectitudo». Dos elementos la constitu- '' relaciones entre el bien y la historia, se lee: «Summa divinae paginae in cre-
importante en orden a la edificación del yen: la bondad objetiva de lo que se entre el ideal y lo real, entre lo pensado dendis consistit et in agendis, id est in
pensamiento ético cristiano. Las Coüa- quiere y la bondad del motivo por el >> y lo vivido, teniendo en perspectiva la fidei assertione et morum confirma-
tiones de Casiano representan casi u n que se quiere. De ahí que san Anselmo interioridad, la conciencia como «locus» tione».
libro obligado para la conciencia cris- concluya con esta definición lapidaria- en que dicha relación se sitúa de forma Mas el monumento clásico de la teo-
tiana. No obstante, con los Moralia in «Iustitia igitur est rectitudo voluntatis correcta o equivocada, penetra, pues, logía escolástica del siglo xn sigue sién-
Job de Gregorio Magno, que ejercieron propter se servata» (De veníate, c. 12). en la teología moral del medievo, me- dolo los Sententiarum ¡íbri quatuor de
enorme influencia en la teología moral Esta definición de la bondad moral diante la reflexión de Anselmo y Abe- Pedro Lombardo ( f l l 6 0 ap.), pues en
subsiguiente, podemos considerar clau- implicaba inevitablemente u n a reflexión lardo, como cuestionamiento sobre el él la ciencia teológica, comprendida la
surada la época patrística en lo con- sobre la libertad humana, que Ansel- situarse consciente y libre del hombre moral, va adquiriendo día a día su
cerniente al lector ético. La obra de mo parece considerar desde u n doble en el marco de lo divino pensado y propio método. Las cuestiones morales
Gregorio Magno es, sin duda, u n a obra punto de vista: la libertad como poder del orden ideal: éste será el punto nu- se tratan sobre todo en tres lugares: en
clásica. de adhesión al bien: la libertad como clear del debate ético 5 . el libro segundo, en el contexto del dis-
poder radical de elegir u n a cosa u otra La cuestión ética se presenta como curso teológico sobre la caída del hom-
(De casu diaboli, c. 27); este poder cons- u n interrogante acerca del sujeto hu- bre, se plantean las cuestiones en torno
II. La moral medieval tituye una perfección en cuanto que • mano en cuanto sujeto que opera la a la libertad y el pecado; en el tercer
En el período que se extiende desde es, en cierto sentido, u n autodetermi- . mediación entre el bien y la historia. libro (De incarnatione Verbi). a la cues-
san Gregorio Magno (590-604) a san narse (Cur Deus homo, II, c. 10). j Y que la reflexión ética comience a te- tión de si Cristo tuvo virtudes, Lom-
Anselmo (1033-1109) no surgió nin- Con Anselmo, por tanto, la reflexión j ner nuevo relanzamiento con el si- bardo pospone un prolijo tratado sobre
gún teólogo de primera línea ni cabe teológico-moral se adentra en u n pro- ! glo xn se deduce de diferentes hechos. las virtudes (las tres teologales y las
señalar ninguna enseñanza sistemática ceso de racionalización e interiorización i Numerosos florilegios o antologías de cuatro cardinales) y los dones del Es-
antes de que se impusiese la escuela de que introduce de modo neto la con- carácter moral pululan y se utilizan píritu Santo; en el libro cuarto, dedi-
Chartres, en los albores del milenio se- ciencia y la decisión como reglas de como manuales en los distintos centros cado a los sacramentos, se afrontan
gundo; pero fue durante estos cuatro moralidad del acto, buscando simul- escolares, en los que la ética había ya todos los problemas morales relacio-
siglos cuando se instituyó y se genera- táneamente no crear u n a ética de la conseguido un puesto destacado. Los nados con ellos.
lizó en toda la Iglesia la práctica de la pura intención. Difícil equilibrio de lo- principales son los siguientes: Moralium Los frutos más maduros de la refle-
confesión privada. Este hecho tuvo grar según se desprende de la contro- dogma phílosophorum, quizá de Guiller- xión medieval sobre el problema ético,
enorme incidencia en el desarrollo pos- versia entre Abelardo y san Bernardo. mo de Conches ( t i 145), en que se re- no obstante, se alcanzaron ciertamente
terior de la teología moral, puesto que Los términos de la misma eran la rela- plantea y adapta el De officiis de Cice-
ya en esta época, en el llamado «aran- en el siglo xm. Antes de presentarlos,
ción entre conciencia y ley, y entre rón; Moralis philosophia de honesto et es menester aludir a dos hechos que
cel de las culpas» («tarifario») y, sobre rectitud de intención y norma objetiva. utili, publicado entre las obras de Hil-
todo, en los «penitenciales», podemos incidieron decisivamente en toda la
Para Abelardo el principio determi- deberto de Tours, pero de origen dudo-
entrever los primeros tímidos comienzos historia de la moral cristiana posterior.
nante del bien y del mal es la intención, so; por último, Ph. Delhaye ha publi-
de la casuística y también porque, mu- cado en 1955 un Florilegium morale En primer lugar, se verifica la integra-
el consentimiento y la conciencia, en
cho más adelante, la teología moral se tanto que el obrar, en su concreción Oxoniense, cuya segunda parte, a cargo ción masiva de la ética aristotélica en
entenderá como u n a ciencia al servicio histórica, no puede considerarse por de C. H. Talbot, ha visto la luz pública la reflexión cristiana, puesto que entre
de este sacramento". sí mismo virtuoso o pecaminoso, ya en 1956. Característica de estas obras los años 1230 y 1250 tanto la Ethica
que deviene bueno o malo según la es el gran espacio concedido incluso a vetus como la Ethica nova se utilizaban
Es indudable, a pesar de todo, que no en conjunto como textos de «scientia
intención en que el sujeto operante se moralistas paganos como Cicerón y
podemos datar verdadera y propia- moralis» en la Facultad de Artes de
inspira. Próximo a esta primera direc- Séneca.
mente el medievo teológico-moral antes París; el 19 de marzo de 1255, los es-
de san Anselmo (1033-1109) y de la ción de pensamiento, que conduce a
Abelardo a desvincular la conciencia Hacia la mitad del siglo xn se conta- tatutos de la misma imponían la lectura
controversia entre Abelardo (1079- ba ya con la traducción latina de los obligatoria de cuatro libros de la
1142) y san Bernardo (1090-1153). de las leyes morales objetivas y pone
el acento en el pecado, situándolo en primeros tres libros de la Ethica Nico- Ethica Nícomachea. Hacia el 1250, Ro-
La aportación más importante de An- la esfera de la relación íntima con Dios, machea: al segundo y tercero se les de- berto Gossatesta (1168 ap.-1253) co-
selmo, desde el punto de vista teológico- surge u n a segunda orientación que, i nomina Ethica vetus; al primero, Ethica rrige la Vetus y la Nova, ofreciéndonos
moral, nos la ofrece su reflexión sobre tal vez por razones polémicas, no se; nova. la versión del griego de los otros siete
la bondad moral y sobre el vínculo de pone tan de manifiesto; en razón de ; La reflexión ética conoció notable libros. Esta versión es la que usan, en
ésta con la libertad. También en su ética ella se afirma la necesidad para el su- desarrjollo en el siglo xn, según nos sus comentarios, Alberto Magno y To-
la fuente principal, si bien no la única, jeto de inspirarse en intenciones objeti-j consta también por el hecho de que más de Aquino.
es san Agustín, aunque ciertamente vamente buenas. j comienza a adquirir, en el seno de la En segundo lugar, se admite la posi-
repensado con gran originalidad. La unidad del saber teológico, cierta con- bilidad de considerar la conducta cris-
bondad de cada u n a de las cosas con- Para Bernardo es incuestionable la) ciencia de su propia distinción respecto tiana como objeto de estudio especu-
siste en adecuarse a la idea divina (lo importancia de la pureza de intención j de los otros discursos teológicos. Así se lativo y, por ende, científico: sigúese de
vivido, imagen de lo pensado) sobre la (¿cómo podría pensar de otra maneraf desprende de u n a obra de Alano de ahí, pues, la elaboración del discurso
que está modelada. Pero a la criatura u n maestro de espíritu de su categoría?) ;| Lille ('fl203), De virtutíbus et vitiis, en
inteligente «se le ha otorgado entender ético cristiano como un verdadero y
no obstante, se percata del riesgo ins-j que se afirma: «Theologiae sunt duae propio discurso teológico, con su ori-
lo que debe hacer» (Cur Deus homo. I, crito en el discurso de Abelardo, queJ species, u n a rationalis quae coelestium
1 5 : «datum est intelligere quid debeat»), ginalidad específica, en el interior de la
llevado al límite, conduciría al hombre! scientiam pollicetur, alia moralis quae unidad de la Sagrada Doctrina. Esto no
por lo que su perfección consiste en a hacerse ..su propia ley universal yj circa mores sive informationes hominum
querer ser lo que debe ser y en quererlo acaeció sin dificultades. Semejante em-
eterna (De diligendo Deo, c. 13). j vertitur»; y de u n a desconocida Gíossa
porque ahí está su «rectitud»: en esto presa la consideró imposible u n teólogo
La cuestión ética que, con Agustín,! sobre las Sentencias (otrora atribuida como san Buenaventura (Breviloquíum,
consiste formalmente la moralidad, la
se había planteado y construido plato-
443 Historia (de la teología moral)
Historia (de la teología moral) 442
berá participar de tal modo que las del conocimiento h u m a n o en el cono-
prol.); san Alberto Magno admitió su hacia el Bien o sindéresis que, en la luí obras por él realizadas no sólo estén cimiento divino. El fundamento de la
posibilidad sólo en el campo filosófico; de Dios, guía el juicio de la conciencia conformes con la ley eterna, sino que doctrina tomista sobre la conciencia es,
con santo Tomás se pone en marcha, de suerte que cada u n a de sus elec- libremente nazcan de su interna orien- por una parte, dicha participación y,
finalmente, u n discurso que ya puede ciones estén conformes con el Sumo tación al bien (el problema de Abelar- por otra, el modo con que en el hombre
denominarse «teología moral» (aun- Bien. do). Ahora bien, esta participación se se realiza. De esta forma el juicio de la
que santo Tomás no la llamó así Buenaventura, pues, tiene continua- realiza en dos momentos. La primera conciencia sigue siendo criterio impres-
jamás). mente clavada su mirada en Dios como y más fundamental participación de la cindible del obrar humano, pero no es
La expresión más perfecta del pensa- causa última de todas las cosas, hacia ley eterna la da la «ley natural» (i-2ae, una norma absoluta; de un lado, no
miento ético medieval se logra con san el cual estén ordenadas. Con la dife- q. 91), en virtud de la cual la persona es apelando a los ideales y a las ahis-
Buenaventura (1221-1274) y con santo rencia de que todas las cosas encuen- h u m a n a es consciente de su radical tóricas «rationes seminales» como el
Tomás de Aquino (1225-1274). tran su quietud o reposo en la dimen- vocación; es el mismo sello de Dios en hombre encuentra su camino y, de
Las articulaciones fundamentales del sión de lo finito, en tanto que el hom- nosotros, preñado de promesas y de otro, el criterio de la eficacia histórica
discurso ético bonaventuriano parecen bre no podrá lograr la plenitud de su responsabilidades. La «ley natural», en no es el criterio moral decisivo.
ser las siguientes. El problema ético es propio ser más que en la posesión del cuanto participación formal de la ley La cuestión ética heredada de Agus-
el problema del recorrido del hombre mismo Dios, puesto que sólo el hom- eterna, se distingue del «derecho natu-
bre ha sido creado a imagen de Dios- tín en los términos de un problema
hacia Dios, del «itinerarium mentís in ral», que es sólo u n a participación ma- sobre la relación entre el bien y la his-
Deum», de suerte que todo el discurso Nos hallamos así ante el deseo natural terial de aquélla; esta distinción conduce
(brota de la propia constitución del toria, entre lo pensado y lo vivido, entre
teológico es un discurso ético, puesto a santo Tomás a superar los límites de
nombre) de una bienaventuranza so- la tradición agustiniana, todavía cla- lo ideal y lo real, encuentra en Tomás
que se verifica «principalius ut boni la respuesta más equilibrada y cohe-
fiamus» (ante todo para que nos haga- brenatural, que la naturaleza no puede ros en Buenaventura, afirmando que
alcanzar por sí misma, sino sólo con la realización de la vocación del hom- rente con que la comunidad cristiana
mos buenos: In Sent. proem.), recha- contará en adelante. El pensamiento
ayuda de la gracia. La vida cristiana, bre o, si se prefiere, la participación de
zando así la elaboración de una teología por ende, consigue su cumbre en esta ético de Guillermo de Ockam ( t i 3 50
moral distinta dentro del universo del la ley eterna, acontece siempre en la
tierra, cuando el Espíritu, con el don historia y a través de la historia. ap.) representa la manifestación más
saber teológico (Breviloquium, prol.), de la sabiduría, une el alma con Dios inequívoca de la gravísima crisis que
(Desde el punto de vista del lenguaje,
contrariamente a lo que había enseña- (In Hexaém., II, 2 0 ; In I Sent., d. 3, mientras que en las obras juveniles ha- tuviera lugar en el marco de la reflexión
do la Summa Halensis en el prólogo a la a. un, q. 2 ad 2 ; Itin., c. 7, 1). La pro- bla agustinianamente de «semina» [gér- moral cristiana. Su importancia es enor-
última parte. funda unidad entre teología y vida menes], de principios «innati quodam- me y toda la moral cristiana posterior
Esta intuición fundamental constitu- («sapientia cordis et mentis»), entre modo» [cfíníl Sent., d. 24, q. 1 1 , a. 3 ; se hallará bajo el signo de su pensa-
ye, en san Buenaventura, la síntesis de teología moral y teología mística con- In IV Sent, d. 49, q, 1, a. 3, v. 3 ; De miento, que ha desequilibrado los dos
su profunda fidelidad a la tradición vierten este discurso en u n a síntesis vital veritate, q. X, a. 5 ad 6], este vocabula- términos del problema.
agustiniana y de su vocación francis- complementaria. rio desaparece en las obras de la ma- Sin adentrarnos en los detalles de u n
cana; fidelidad a la tradición agusti- durez, pues esta participación o, mejor pensamiento tan complejo, me parece
niana en cuanto que Buenaventura, Los rasgos fundamentales de la con- aún, los primeros principios morales son que la reflexión ética de Ockam está
frente al riesgo de u n dualismo o quizá cepción ética pueden considerarse así. extraídos de la experiencia no sólo por fundamentalmente guiada por la con-
de u n cisma dentro del pensamiento El hombre es imagen de Dios en lo que toca al contenido de los términos cepción que él tiene de Dios y de la
cristiano —riesgo inscrito en el redes- cuanto que también él, a su modo, aislados, sino también por lo que a la libertad del hombre, concepción que
cubrimiento de Aristóteles—, ha inten- tiene «de suyo potestad propia» (]-2ae conexión de los mismos atañe). quizá explica, en su raíz, todo el des-
tado salvar a toda costa el ideal cris- prol.) y, por tanto, ha de realizar libre-
arrollo ulterior de la teología moral.
tiano de u n saber único, injertado, me- mente su orientación fundamental a
Dios en Cristo (cf el plan general de la La segunda participación es el don La idea que el «venerabilis inceptor»
diante la fe, en la ciencia divina; u n a del Espíritu (¡ex Spiritus), en virtud de se hace de Dios está dominada por el
unidad no difuminada, sino ordenada Summa): el discurso ético es el discurso
sobre el hombre en camino hacia Dios la cual el hombre puede tender eficaz- atributo de su absoluta omnipotencia:
orgánicamente. mente a la realización plena del plan «Todo lo que no incluye manifiesta
Su vocación franciscana lo llevaba, y, por ende, el fin constituye la catego-
ría fundamental de la ética tomista. El de Dios. contradicción tiene que atribuirse a la
a su vez, a considerar cada uno de los Merced a esta doble participación, el divina potencia» (Quodlib., VI, 6). Este
momentos del saber como etapas pro- hombre tiene que realizar esta su vo-
cación constitutiva en la historia y en hombre adquiere la capacidad de con- principio no vale, explica Ockam, más
gresivas hacia la unión plena con Dios, tribuir personalmente al plan de Dios. que en el orden de lo «factible» y com-
el mundo, siendo corresponsable con
que sólo puede verificarse en el amor. Dios y con los otros de la realización del Esta capacidad se realiza en el juicio porta —añadimos nosotros— la cons-
El camino del hombre hacia Dios se designio fundamental que acaece en el de la conciencia. La conciencia es la tante posibilidad de destruir el carácter
realiza tanto en el plano de la inteli- tiempo, pero que lo trasciende. El tercera categoría fundamental del dis- imperioso de cualquier discurso hu-
gencia como en el de la voluntad, a proyecto de este plan es la ley eterna curso ético tomista y su dignidad brota mano basado en el orden de las causas
través de la «iluminación» divina; en de Dios de la que el hombre es partí- del hecho de que constituye un elemen- segundas.
virtud de ella, todo discurso racional se cipe. to insustituible de la personalización, La novedad de esta concepción teo-
halla intrínsecamente ordenado y di- de la contribución del hombre a la rea- lógica comporta un modo nuevo de
rigido en el finalismo de los valores ab- La participación es la segunda cate- lización del plan de Dios. Sólo se conside- concebir la persona h u m a n a y, en cier-
solutos del Ser como Verdad, y toda goría fundamental en el discurso ético ra personal el acto que procede de un ta manera, la libertad del hombre. Esta
elección libre, en el finalismo de los va- tomista, la que desarrolla sus momentos, principio cognoscitivo interior (cf l-2ae, se define como el poder «mediante el
lores del Ser en cuanto Bien. Al igual más originales y novedosos. La nece- Í|. 6, q. le). También en el discurso so-
sidad de semejante participación decide que yo puedo, indiferente y contingen-
que la iluminación divina dirige la in- bre la conciencia juega u n papel fun-
su naturaleza; dado que el hombre, en damental la categoría de la participa- temente, producir un efecto, de tal
teligencia «cooperando lumini dato» modo que puedo causarlo o no cau-
(In ÍI Sent, d. 7, p. 2, a. 1, q. 1 ad 6), cuanto que es u n ser de suyo con «po- ción: participación de la verdad huma-
testad propia», no se inserta en el plan na en la verdad divina, participación sarlo sin que dicho poder sufra ningu-
así también existe en la voluntad, crea- na diferencia» (Quodlib., I, 16). La li-
da por Dios, u n a intrínseca inclinación de Dios de manera sólo ejecutiva, de-
445 H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l )
H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 444

que la fundamentación de la ley moral ralis del jesuíta Juan Azor (1559-1603),
bertad, pues, es la suma indiferencia. Una vez que se aceptan la absoluta om- se hará cada vez más difícil.
Frente a la misma, todos los objetos nipotencia y libertad divinas, todo el que se publican el año 1600. El nuevo
Se comprende también (y como con- género teológico encontró muchos con-
posibles se alinean en u n mismo plano. orden creado —comprendida la ley mo- secuencia) que cese de formar parte de
Esto se afirma de la realidad que la es- r a l - representa u n hecho totalmente tinuadores, pero sobre todo resulta fa-
la definición de conciencia la referencia mosa la obra de H. Busembaum, Medul-
colástica llamaba «bienaventuranza en contingente, no sólo por lo que atañe al fin último (como constantemente se
general»; esto se afirma explícitamente a su existencia, sino también a su misma la Theologiae Moralis, escrita hacia el
verificaba en la ética tomista, por 1650 y que constituirá el texto-base
también de Dios, respecto al cual no naturaleza. Bondad y malicia son tér- ejemplo) y, por el contrario, se incluya
existe en el hombre ninguna referencia minos que no connotan un «en-sí». para san Alfonso en la construcción de
definitivamente la referencia a lo «ius- su Theologia moralis. Casi siempre a
intrínseca u ontológica (cf Z Sent., 1, 4, sino u n «praeceptum divinum»: se so- sum vel prohibitum» (mandado o pro-
S; ib, 1, 6 ; 3 Sent, 10, D). breentiende que algo es bueno o malo través de la mediación del Compendium
hibido). theologiae moralis ¡le J. P. Gury (1850),
Detengámonos u n momento en este sólo... porque Dios lo ha querido o lo
ha prohibido. La conciencia no se contempla ya en la obra de san Alfonso se erigirá,
punto, que considero fundamental para el contexto global de la historia de la aunque con grandes protestas, en el
entender toda la ética de Ockam y, por De esta definición de bondad y mali- persona como mediación entre la «apre- texto-base de la formación teológico-
ende, su concepto de conciencia. Lle- cia moral deriva el concepto de con- hensión del fin» y «las cosas que se or- moral de los futuros sacerdotes. Dos
vando quizá hasta el límite la concep- ciencia moral. Ockam, en su discurso denan al fin» (aludo a la ética tomista), gestos del magisterio de la Iglesia ava-
ción franciscana, que subrayaba la li- ético, frecuentemente hace referencia sino como un momento sustancial que laron autorizadamente este discurso
bertad de la voluntad en relación con a u n concepto-clave (ya ampliamente se sitúa entre la libertad (siempre ab- teológico: el 23 de marzo de 1871 se
la inteligencia, cambia el concepto de elaborado bajo el influjo del redescu- solutamente indeterminada) y la vo- proclamó a san Alfonso Doctor de la
libertad. Parece que la libertad se en- brimiento de Aristóteles) de la ética luntad preceptiva o prohibitiva de Dios. Iglesia y, el 1902, León XIII lo saluda-
tiende como mera facultad de elección escolástica: el concepto de «recta ratio» Esto comporta dos consecuencias muy ba como «el más eminente y el más
entre los objetos singulares existentes; (cf 2 Sent, 4 1 , K; 3 Sent, 12, NN, en graves para la reflexión ética subsi- dulce de los teólogos moralistas».
entre estos objetos, junto a muchos que se remite explícitamente a Aristó- guiente. Primera: el problema moral
otros, se encuentra también Dios. Dios, teles; ib, CCC; 3 Sent., 13). Semejante Frente a esta teología, vamos a plan-
fundamental ya no es el de cuál es el tear tres cuestiones: ¿Cómo nace? ¿Cuá-
pues, ocupa u n papel especial frente a concepto violenta su sistema moral, fin último del hombre, el valor funda-
la libertad que elige sólo en virtud de por lo que algunos estudiosos de Ockam les son sus caracteres formales? ¿Cuáles
mental y fundante que da sentido a sus contenidos?
su peculiaridad, pero no en razón de hablan de u n a doble moral ockamista: toda la existencia, sino este otro: este
la misma esencia de la libertad: Dios teológica, la u n a ; laica, la otra. A nos- Nace de u n a necesidad pastoral o,
acto ¿es lícito o está prohibido?; ¿pue-
deja de ser la base fundante y la fina- otros nos parece más fundada la inter- mejor dicho, como respuesta a deter-
do o no puedo realizar esta acción? La
lización última de la libertad h u m a n a pretación que sostiene que la ecuación minados problemas pastorales. El con-
segunda: semejante giro de la proble-
para convertirse en su posible objeto racional = bueno no debe entenderse cilio de Trento (Denz 1680-1683, y los
mática ética es signo y causa de u n a
categorial. Se da, por tanto, u n a recí- sino como la limitada capacidad de la correspondientes cánones 1706-1708)
concepción de la conciencia y de la
proca influencia entre teología y antro- razón humana, no ya de aprehender había llamado fuertemente la atención
libertad que la fragmenta y pulveriza
pología, deteriorándose el sentido au- un ontológico-necesario, sino más bien sobre la necesidad y la utilidad de acu-
en cada uno de los actos, los cuales
téntico de Dios cuya imagen se va ha- u n orden preceptivo-contingente. La dir al sacramento de la penitencia, uno
quedan conjuntados sólo por la sub-
ciendo cada vez más antropomórfica. conciencia moral, pues, es el juicio que de cuyos elementos esenciales es la
yacente y neutral identidad del sujeto
Esta imagen de Dios y esta definición refiere un acto concreto a una orden confesión de todos y cada uno de los
que los realiza. «Ser-bueno» o «ser-
de libertad conllevan u n cambio inevi- o a u n a prohibición divinas. Sin duda pecados mortales. En consecuencia, uno
malo» representa sólo u n a calificación
table en la respuesta al problema ético puede emitirlo la razón, pero sólo en- de los momentos fundamentales de la
que afecta al obrar de la persona y no
de fondo: el fundamento del bien y del cuentra su fundamento último en la fe preparación de los candidatos al sacer-
a su ser.
mal moral. Si la libertad es libre de que acoge la revelación de los precep- docio para la futura vida pastoral lo
querer o no querer el fin último, ya no tos y prohibiciones de Dios. Poco más tarde, san Antonino, arzo- constituía la preparación para admi-
es posible analizar la bondad de los ac- bispo de Florencia (1389-1459). es- nistrar bien el sacramento de la peni-
tos humanos en los términos de su re- Llegados a este punto, conviene sub- cribía u n a Summa sacrae theologiae de tencia. Para este cometido podía dis-
lación al fin último; resulta imposible rayar las nuevas directivas que el «ve- gran interés desde el punto de vista ponerse de dos instrumentos: la teo-
determinar u n a ontología del bien y, nerabilis inceptor» imprimió a la refle- histórico, ya que por primera vez nos logía académica, tal y como se ense-
desde el punto de vista metodológico, xión ética en el seno de la comunidad topamos con una obra de carácter ñaba en las universidades, y las Sum-
tal vez se encuentre aquí la última pre- cristiana. moral bastante completa, válida en sí mae confessaríorum.
misa de la separación de la teología Tengo para mí que la cosa más seria misma y separada de la teología dogmá- Respecto a la primera, conviene ad-
moral respecto de la teología dogmá- de todo este discurso ockamista reside tica (precisamente se la denominó Sum- vertir que no se la juzgó adecuada para
tica, que se verificará definitivamente en negar que la referencia a Dios forme ma moralis). Sin pretenderlo, Antonino cubrir ese objetivo, ya porque no todos
en el siglo xvn. El «venerabilis inceptor», parte de la esencia, de la sustancia de fue un precursor, pues con el concilio podían acceder a la universidad, ya
por consiguiente, en la determinación la experiencia ética h u m a n a : su modo de Trento la historia de la teología mo- porque no todos podían tener entre las
de lo que es bueno o malo, se mueve en de plantear y resolver el problema moral ral entra en u n nuevo capítulo del que manos los voluminosos tomos que re-
otra línea. El afirma a lo largo de todo se integra muy coherentemente en la Antonino había adelantado el armazón cogían las lecciones, o quizá princi-
el curso de su pensamiento, sin incerti- crítica que Ockam hace de toda suerte general. palmente porque se la consideró una
dumbres, que la libertad h u m a n a está de «theologia naturalis» y constituye teología demasiado compleja y no in-
sujeta a la obligación moral. El funda- uno de sus momentos más significati- mediatamente utilizable para la práctica
mento absoluto de dicha obligación vos. Tal vez se halla en su pensamiento III. La moral postridentina pastoral.
moral es la voluntad absolutamente ético uno de los signos de la «ruptura
libre de Dios: no tiene sentido buscar ontológica» entre el hombre y Dios, que Este tipo de teología moral tiene u n a El otro posible instrumento eran las
en otra parte la razón del bien y del podrá determinar un puro fideísmo o fecha de nacimiento bastante precisa: Summae confessaríorum: prontuarios de
mal (cf Opus rwnaginta díerum, c. 95). un escepticismo radical y, en última su primera exposición completa la cons- casos prácticos, con frecuencia dispues-
instancia, el ateísmo. El resultado será tituyen las Institutiones theologiae mo- tos en orden alfabético, en los que se
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H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 446
mucho a la motivación bíblica. Y por razón era la «facultas conclusionum»
encontraba su solución práctica ex- en contra que añadir; pero tendremos las siguientes razones.
puesta de modo claro y breve, sin ex- ocasión de constatar que las cosas no (la facultad para sacar conclusiones):
cesivos razonamientos y de manera que La triste experiencia de las guerras en virtud de la razón el hombre puede
marcharon de ese modo y que no se de religión había convencido u n poco
se pudiera fácilmente comprender y re- supo eludir el riesgo de separar. deducir, de algunos principios dados
tener. Incluso en el siglo xvi, esta clase a todos los espíritus preocupados por el intuitivamente, las conclusiones aptas
La materia se hallaba dividida ge- destino de Europa de que era imposible, para resolver, desde la perspectiva mo-
de obras tuvo enorme éxito (el Enchi- neralmente de este modo: moral fun-
riáion confessariorum de Navarro contó, después de la crisis del siglo xvi, cons- ral, todos los problemas de la vida. En
damental y general (discurso sobre el truir u n a plataforma común de convi- virtud de esta concepción, se formulan
desde el 1549 al 1619, con 81 edicio- fin) - el camino para conseguir el fin: los
nes y unas noventa traducciones, re- vencia civil sobre la base de las propias las siguientes consecuencias. Desde el
diez mandamientos - los medios para an- convicciones de fe, a la sazón profun- punto de vista epistemológico, de cien-
visiones y compendios); pero se lo
juzgó inadecuado por motivos opuestos dar el camino que conduce al fin: los damente diversificadas. No quedaba cia diríamos hermenéutica, la teología
a los precedentes: si el primero era sacramentos. Esta disposición de la otra salida que aferrarse al bien de la moral se convierte en ciencia deductiva;
demasiado científico, éste era excesiva- materia merece atención por las op- razón poseído por todos, sea cual fuere
con otras palabras: en tanto que para
mente elemental; si el primero era de- ciones teológicas implicadas. Ya no se la fe profesada. Si la fe separaba, la ra-
zón unía (párese mientes en las conse- los Padres las exigencias morales nacían
masiado minucioso en el razonamiento, ve a la vida cristiana brotando de la del inagotable esfuerzo de interpretar el
éste era excesivamente simplista en las participación litúrgica del misterio pas- cuencias de esta opción: ética kantiana,
separación iluminista entre la esfera «dato», es decir, la participación litúr-
soluciones. cual de Cristo, ni la connaturalidad gica en el misterio de la salvación a la
profunda y estrecha entre la enseñanza de lo público y la esfera de lo privado,
Se perfiló entonces la posibilidad de rnarginación de la Iglesia en la vida luz de la Sagrada Escritura, en esta
moral y el misterio de la salvación del época se parte, en cambio, de un prin-
u n nuevo discurso teológico-moral, que que mana, como aconteciera en la teo- civil, etc.).
siguiese un camino medio e incluyese, cipio (se entienden mejor los caracteres
logía formidable de los Padres, que no Además, la teología cristiana es una formales); en un discurso que se pre-
por una parte, una reflexión ceñida a situaban los sacramentos al final, sino
los principios éticos y, por otra parte, teología de «controversia»: la polémi- tende sea teológico, el deductivismo
al principio. La consecuencia más gra- ca entre católicos y protestantes cons- representa la enfermedad más grave
su aplicación inmediata a los casos ve es que se pierde de vista la especifi-
concretos. La reflexión teológica de es- tituye un punto fundamental de la teo- que pueda sobrevenirle.
cidad de la ética cristiana como ética logía. Ahora bien, los protestantes (los Además, se incurre en el peligro de
tos manuales se estructuraba así en
de la gracia de Dios. luteranos, sobre todo) habían enfren- separar la ética y la vida concreta, o sea
tres momentos fundamentales: «prin-
cipia» - «unde resolves» (aplicaciones a El discurso sobre los mandamientos lado, casi maniqueístamente, razón de operar con una instrumentación an-
casos prácticos) - «ergo quaeritur» (pre- se torna inevitablemente ambiguo. Des- ( = mal, error) y fe ( = bien, verdad); tropológica insuficiente. La ausencia de
guntas sobre casos controvertidos). Nos gajados de su contexto bíblico (la ley era inevitable, por tanto, que la teolo- sentido histórico y el extrinsecismo
referimos a las Institutiones theologiae de la Alianza entre Dios y el hombre gía católica —de la que toda su tradi-
constituyen las dos caras del mismo
moralis, nacidas como la «ciencia pro- eternamente restablecida por Cristo en ción propia en lo relativo a la fe se ha-
llaba en conflicto con semejante acti- malestar que aflige hondamente a esta
fesional» del confesor. su muerte y resurrección y apropiada teología. Su historia, iniciada según he-
por el creyente en la participación li- tud— se viera obligada a subrayar po-
Desde el punto de vista formal, me lémicamente la instancia de la razón. mos visto en el siglo xvi, terminará sólo
túrgica), los mandamientos podían ser con la llegada del Vaticano II.
parece que las características más des- justificados de dos modos fundamenta- En tercer lugar, en los siglos xvi-xvn
tacadas de las «institutiones» son tres: les: o como expresión de la pura vo- aconteció u n hecho cultural de enor-
separación de la teología dogmática y luntad de Dios o como exigencias de la IV. La moral del siglo XIX
me importancia: el nacimiento de la
bíblica; modo de ordenar la materia; razón humana. •iencia moderna (Galileo-Newton), que Tres son los movimientos teológicos
modo de presentar el mandamiento de
En el primer caso se corre el riesgo lía a día se fue erigiendo en paradigma que, junto a la teología «manualista»
Dios.
de caer en u n a concepción fuertemente Je todo discurso h u m a n o . Ahora bien, antes delineada, componen el cuadro
Acaso en el año 1582, año de la una de las características fundamenta-
antropomórfica de Dios: el que con sus del discurso teológico-moral de este si-
publicación de la Ratio studiorum por es de dicha ciencia era su racionalismo,
parte de Acquaviva, general de los je- leyes embrida la voluntad del hombre. glo: el imponerse, entre ataques y dis-
Este modo de expresar la relación vale decir la presunción de que «el cusiones, de la moral alfonsiana; las
suítas, tiene lugar la constitución de la -nundo estuviera escrito en caracteres
primera cátedra de teología moral in- hombre-Dios puede cortar, para la primeras tentativas de renovación, ins-
conciencia humana, el cordón umbili- 'Matemáticos». Sería interesante con- piradas en el reflorecimiento de los es-
dependiente, facilitada también por el iontar el concepto de ley moral (uni-
hecho de que, desde 1509, se emplea- cal que une la libertad y la ley moral, tudios bíblicos y patrísticos; el redes-
con el peligro de concebir entonces la versal, inmutable) que tiene la teología cubrimiento del pensamiento ético to-
ba como texto en las universidades la noral con el de ley natural que pro-
Summa de santo Tomás y no el Líber libertad y la ley como dos magnitudes mista.
inversamente proporcionales. lama la ciencia.
Sententiarum de Pedro Lombardo. La Fueron la canonización (1813), la
«Secunda pars» (la ética) fue confiada En el segundo caso, se aparta uno del Por último, con la encíclica Aeternl aprobación que de su doctrina recibió
a u n maestro especial (recuérdese, por discurso propiamente teológico-cristiano i'atris (1879), León XIII quiso restau- de los papas Pío VII, León XII, Grego-
ejemplo, el gran comentario de Gabriel y se pierde de vista el «novum» abso- ar el tomismo. Al carecer todavía de rio XIV y Pío IX y su proclamación
Vázquez). Anteriormente, el gran obis- luto del mensaje evangéligo. •studios históricos sobre el pensamiento como Doctor las que pusieron, en par-
po de Verona, Juan Mateo Giberti, Desde el punto de vista del contenido, le Tomás, se confundió el tomismo con te, fin a las violentas oposiciones que
había instituido en su seminario u n ¿cómo se presenta esta teología? i.n a segunda escolástica y la directriz de san Alfonso ya había comenzado a ex-
curso de «teología práctica», que con- lugar de resumir sus respuestas a ;,>s .con XIII se interpretó prácticamente perimentar en vida con tal virulencia,
sistía en habituar al clérigo a resolver diversos problemas morales, se me ;n como un «continuad haciendo como que lo indujeron (1776) a revisar su
los «casus conscientiae»: la «canónica» toja más útil examinar cómo ha COIK- habéis hecho siempre», al menos por lo obra; revisión que, por lo demás, nunca
querida por san Carlos Borromeo en truido sus respuestas, cuál es su s>,u- que a la teología moral atañe. se llevó a término. En parte, he dicho,
sus seminarios perseguía el mismo fin. funda metodología. Pero íqué es lo que entendían los teó- puesto que hacia la mitad del siglo es-
Si se hubiese tratado simplemente de logos moralistas cuando hablaban de talló una polémica curiosa. En 1850 sale
u n expediente didáctico, no habría nada Ante todo, la motivación racional de «razón» o de «ratio theologica»? La a la luz el Compendium theologiae mo-
sus propias reflexiones se prefiere con
449 Historia ( d e la t e o l o g í a m o r a l )
H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 448
nunca se había verificado,-si exceptua-eptua- Gegner, de J. Mausbach, y el Handbuch
ralis de J. P. Gury, cuyo autor es bas- ta. Este movimiento tiene lugar tam- mos los siglos xn y xm, si bien es cierto der Moraltheologie (Estocarda 1922) de
tante fiel a san Alfonso. En 1866 se pu- bién en Alemania, no sin encuentros que Sailer y Hirscher, en ciertos )s sec- 0 . Schilling. Son los dos frutos más
a
blica la 17. edición «ab auctore re- y enfrentamientos con el precedente. tores, ya la habían llevado adelante. elante. granados por haber logrado responder
cognita et A. Ballerini, in Collegio He aquí sus raíces: el rápido auge del Aunque con el riesgo de simplificar ;ar ex- mejor que otros a las exigencias ya sen-
Romano professore, adnotationibus com- renacimiento tomista, favorecido in- cesivamente, nos vemos obligadoss a es- tidas: determinación de la norma ge-
pletata», en la que las notas de Ballerini cluso por la condenación de Günther quematizar, bien conscientes dee que, neral y adherencia a las situaciones par-
intentaron reconducir el discurso moral (1857) y, sobre todo, por la Aeterni sin duda, no será posible desplegar ir todo ticulares, determinación de los funda-
sobre la conciencia a su fase pre- Patris (1879); el deseo de superar el el panorama. mentos filosóflco-antropológicos y ad-
alfonsiana. Se entabló u n a polémica nivel casuístico de la moral de los ma- Desde luego no faltan, sobre todo, todo, herencia al devenir histórico, fúnda-
entre Ballerini y los redentoristas de la nuales mediante u n vigoroso esfuerzo obras construidas según el modelo lo teo-
teo- mentación última de la exigencia cris-
que el que salió más malparado fue el de reflexión teológica; la polémica, en lógico que hemos delineado en el pa- el pa- tiana en el Acontecimiento salvífico.
pensamiento del gran maestro de la fin, contra la escuela teológica de Tu- rágrafo III; o b r a s que h a n obte- obte- El segundo momento es consecuencia
vida cristiana, a la sazón encorsetado binga por sus vinculaciones con el idea- nido gran éxito con frecuencia.. Pero Pero del primero. Este, especialmente en las
reductivamente en la teoría del equi- lismo y la teología protestante alemana. este tipo de teología moral entra tra en en dos últimas obras citadas, había plañ-
probabilismo. Todavía hoy estamos Los éxitos de esta vuelta sobre sí misma crisis con los años cincuenta y. en en loslos teado el problema de u n a presentación
de la teología moral cabe establecerlos e
inmediatamente postconciliares, le llega llega de la ética que no fuese ni puramente
quizá a la espera de u n a exposición fiel
del pensamiento de san Alfonso. De en dos órdenes: los de quienes no con- su fin. Esto ocasionó u n vacío yy creó creó legalista ni meramente filosófica. La
sideran imposible u n acuerdo entre las un problema bastante serio en lo lo queque lógica de este replanteamiento impul-
todas formas, la obra de Ballerini ;ología saba ya el cuestionamiento decisivo:
(1805-1881), completada por Palmieri, inspiraciones fundamentales de Tubin- se refiere a la enseñanza de la teología
será el manual de teología moral más ga y el retorno a santo Tomás, y los de moral en los seminarios, al carecer de cer de ¿cuál es el fundamento último de la
6 quienes, en polémica con dicha escuela, u n a síntesis orgánica y escrita a la la que
que norma moral para el cristiano? Y la
considerable del siglo xix . pregunta metodológica: ¿en torno a
intentan repensar la teología moral al poder recurrir.
El segundo movimiento lo constituye ;de los qué principio tendrá que construirse y
margen de las aportaciones de la men- El debate teológico-moral, desde
la primera tentativa de salir del «impas- más los o sistematizarse el discurso teológico-mo-
se» en que, desde hacía dos siglos, se cionada escuela. Al primero pertenecen albores del siglo hasta 1960 más aberseo ral? En orden a la elaboración, en es-
encontraba la teología moral. Se veri- la Katholische Moraltheologie (Tubinga menos, da la impresión de haberse nenta- tos términos, tanto de la pregunta como
ficó en Alemania, en la escuela de Tu- 1848-1850) de F. Probst (1816-1899) movido sobre tres líneas fundamenta- lentos. de la respuesta, u n fuerte impulso se lo
binga. Las raíces de este movimiento y el Lehrbuch der Moraltheologie (Fribur- les o de haber recorrido tres momentos.ución, dio el despliegue en extensión y en
fueron: la reacción frente al iluminis- go 1878) de F. X. Linselmann (1835- El primero lo constituye la sustitución,
is más profundidad del movimiento litúrgico y
mo, que halló u n o de sus componentes 1898). Sus características: el intento hecha por los teólogos moralistastanda- más bíblico a la vez que el ensayo de la así
esenciales en el interés por la historia, de síntesis entre la instancia histórico- personales, del esquema de los manda- ambio llamada teología kerigmática. La res-
olvidada por el propio iluminismo ; el 7 romántica y la instancia especulativa, mientos por el de las virtudes, cambio ástica. puesta, aunque formulada con diver-
interés por la historia no podía, para entre el interés por la casuística y el al que no fue ajena la neoescolástica. distri- sos matices, es la misma: la norma
los teólogos, precisarse de otra manera interés por la presentación del ideal de Este hecho no expresa sólo u n a segui- distri- ética la transmite el Acontecimiento sal-
sino como interés por la Escritura, por perfección. Al segundo pertenece la bución de la materia o u n literal segui-
los Padres y por los teólogos del pa- Allgemeine Moraltheologie y la Spezielle miento del doctor Angélico, sino0 que que víflco, de suerte que la organización del
sado; a este trabajo de volver a repen- Moraltheologie (Ratisbona 1860 y 1865) surge de la reflexión sobre los principios
icipios discurso teológico-moral tendrá que es-
sar el discurso teológico-moral no se de F. Friedhof (1821-1878) y la obra fundamentales del obrar cristiano, 10, de de tructurarse alrededor de un principio es-
mostró indiferente la filosofía ética de de J. Schwanz (1824-1892). la orientación hacia un discurso) ético ético pecíficamente cristiano. Las obras más
Fichte y la filosofía religiosa de Schleier- En Italia, el que se empeñó más más preocupado por la unidad de de la la significativas de este segundo momento
macher. Los éxitos de esta renovación persona, menos legalista y jurídico ico en en son las siguientes: ante todo, los
profundamente en repensar el discurso
la presentación de la norma. Los ma-
is ma- Handbücher Katholischer Sittenlehre (4
se concretaron, sobre todo, en tres ético fue A. Rosmini (1797-1855); pero nuales más significativos que recogen ;cogen partes en 6vv.. Dusseldorf 1934-1938),
grandes obras de teología moral; el su influjo en la teología moral fue, el esquema tomista son los de A. B> Tan-
Handbuch der christlkhen Moral (3 vv., por desgracia, escaso, ya sea por la ca- \. Tan- editado por F. Tilmann con la colabo-
q u e r y (3 vv.. T o u r n a y 1 9 0 2!),
) , de de ración de varios teólogos. El momento
Munich 1817),,de J. M. Sailer ( 1 7 5 1 - tadura prevalentemente filosófica de sus A. Piscetta (3 vv., Turín 1900-1902),
1 8 3 2 ) ; la Christliche Moral ais Lehre des obras, ya sea por las sospechas de que de D. Prümmer (3 vv., Friburgo 1914), 1902), de mayor incidencia teológica lo cons-
Verwircklíchung des góttlichen Reiches in su pensamiento estuvb rodeado. de A. Vermeersch (3 vv., Roma 1914), 1922- tituye el volumen tercero: Die Idee der
der Menschkeit (3 vv., Tubinga 1835), Como feliz connubio entre dogma y 1924) y de B. H. Merkelbach (31922- vv.. Nachfolge Christi (1934), donde Tilmann,
de J. B. Hirscher ( 1 7 8 8 - 1 8 6 5 ) ; la moral se presentan las obras de T. J. 1919-1933). Ya en 1914, A. Breznay. 3 vv„ haciendo suya la distinción de M. Sche-
Moraltheologie oder die Lehre vom christ- Bouquillon (1842-1902) y C. L. Gay eznay.
en su Clavis theologiae moralis, podía dis- 1er entre ejemplar (Vorbild) y norma,
lkhen Lehen nach den Grundsatzen der (1815-1892). Pero lo mismo en Italia tinguir dos tipos de manuales: ellíaesco- dis- afirma que el principio es la imitación
Katholischen Kirche (3 vv.. Salzbach que en Francia y en Bélgica, no floreció lástico-tomista, enfocado a recoger 1 esco-las de Cristo. Sigue, en orden cronológico,
1852-1854), de M. Jocham (1808- - a l margen de estas aisladas excepcio- «rationes» subyacentes a la norma ;er lasy Morale et Corps mystique (Lovaina 1 9 3 7 ;
1893). Los rasgos comunes de este dis- nes— el formidable renacimiento que atento a no detenerse en la revelacióny:ma 3. a ed. postuma en 2 vv.. Bruselas
curso son: su profundo enraizamiento tan abundantes frutos cosechó en Ale- ilación
positiva de la ley, y el casuístico-alfon- 1949) de E. Mersch: la incorporación
en la Biblia; la construcción orgánica mania. siano. Los frutos más consistentes -alfon- de a Cristo le parece al autor el principio
de la teología moral en torno a u n prin- este primer momento de reflexión tes sonde capaz de ofrecer planteamiento unitario
cipio único y fundamental; la supera- m son
la Die katholische Moral, ihre Methoden, y específicamente cristiano al discurso
ción de la distinción entre moral y as- V. La moral del siglo XX Grundsátze und Aufgabe (Colonia 1901), hoden, ético.
cética. Resulta enormemente difícil exponer, reeditado posteriormente (1921) 1901), con el La tercera obra es la de J. Stelzen-
El tercer movimiento lo constituye en breve y precisa síntesis, la teología título Die katholische Moral vndconihre el berger, Lehrbuch der Moraltheologie (Pa-
la voluntad de acoger también en teo- moral de nuestro siglo, en que se está i ihre derborn 1953). Como se desprende del
logía moral el discurso teológico tomis- produciendo u n a reflexión radical como 15
Historia ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 450 451 H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l )

subtítulo de la obra (Die Sittlichkeits- de discurso teológico como teoría de la y lo vivido. La dificultad en desatarlo parece que el decálogo constituye el punto de
lehre der Konigsherrschaft Gottes), el prin- praxis cristiana y sitúa, por tanto, ex- proviene del hecho de que la teología referencia más importante.—I1) Resulta extre-
plícita y abiertamente la cuestión ética moral, con este fin, ha de problema- madamente difícil determinar el momento pre-
cipio uniflcador, retornando a Hirscher, ciso de esta asimilación, cuyos primeros brotes
se encuentra en el anuncio del Reino en el mismo corazón del cuestionamien- tizar ante todo u n a tradición que ha se encuentran en Justino (1 Apol. 5.3-4; 46.
de Dios 8 . to teológico 11 . representado su esqueleto conceptual 2-4; 59-60;4 2 Apol. 8,1), si no estamos equi-
Existe, por último, u n número de (séanos tolerada esta expresión); la vocados.—( ) Los penitenciales más importan-
autores (Gilleman y Charpentier, sobre conceptualización platónica del discur- tes son el Penitential A y B de san Columbano
VI. Conclusiones so cristiano, que siempre ha optado por (543-615). el de Bobbio y Fleury que. colec-
todo)*, que sitúan en la caridad el cionados y corregidos, forman el libro XIX
principio que puede estructurar uni- Es difícil, por no decir imposible, in- el ideal, lo pensado y la ley, sospechan-
do de lo real, de lo vivido y del manda- del Decretum de Burcardo. En la época caro-
tariamente el discurso ético cristiano. sinuar hoy en dónde desembocará el lingia no faltan obras de teología moral: el
presente debate y qué frutos producirá. miento como apostrofe. Es comprensible De virtutibüs et vitiis de Alcuino (f804), las
El manual de B. Háring es la obra que semejante problematización suscite
que intenta recoger las aportaciones Pero ¿es posible, al menos, determinar obras ascético-espirituales de Rábano Mauro
algunos de los interrogantes capitales perplejidades e incertidumbres acerca (f865) y los Praeloquiorum librí sex de Raterio
más importantes de los intentos hasta de sus éxitos y tenga que llevarse ade- de Verona (t974).— (5) No es casual que. en el
aquí catalogados: seguimiento de Cristo, del actual discurso teológico-moral ? Es
lante con gran seriedad teológica. siglo xn. aparezcan los primeros tratados «de
Reino de Cristo y caridad se hallan, de lo que nos disponemos a hacer de ma- conscientia», algunos de los cuales se encuen-
vez en cuando, presentes en el discurso nera breve, pero esperemos que con la El modo en que este segundo nudo tran entre las obras no auténticas de san
ético fundamental de este teólogo. Se suficiente precisión. de problemas parece que debe desatarse, Bernardo.— (6) Opus theologicum morale in
trata de u n a obra ecléctica y divulga- Nacida como ciencia autónoma por según ciertas líneas que aparecen en al- Busembaum medullam, 7 vv-, Prato 1889-
dora más que rigurosamente científica. exigencias prevalentemente prácticas, gunos discursos teológicos contempo- 1893.—(7) Desde este punto de vista, a de-
ráneos (pienso en el debate librado con cir verdad, se había dado ya —también por lo
El tercer momento, el de nuestros días, la teología moral no ha asumido nunca que atañe a la reflexión ética—, en el siglo xvm.
lo constituyen los intentos de superar de manera consciente y con la debida ocasión de la publicación del Nuevo ca- el primer intento de reacción por parte de
(en el sentido del «Aufheben» hegeliano) seriedad el problema de su propio es- tecismo para adultos incluso en lo con- L. A. Muratori. en algunos tomitos morales
el momento precedente. Nace del modo tatuto epistemológico y de su propia cerniente al andamiaje de su discurso compuestos por este gran historiador.—(8) A
nuevo con que se construye hoy la identidad científica. Pero este interro- ético; en ciertos éxitos de la teología esta obra se le puede adjuntar la reelaboración
gante ha explotado bajo su propio te- política y en los, a veces hasta ingenuos, que de la obra de Mausbach hizo G. Ermecke
cuestión ética para el cristiano: tenien- (Münster 1953 y traducida al castellano).
do ya como cierto que la exigencia rreno y lo ha lanzado totalmente por de la denominada teología de la revo-
lución), este modo —estaba diciendo—, Enuncia el principio fundamental en estos
ética nace del kerigma, pero conside- los aires; el hecho de que todavía no términos: imitación de Cristo para la asimila-
rándose igualmente cierto que el ke- haya ofrecido u n a respuesta satisfac- que parece orientado a ver en el signi- ción con el propio Cristo y la glorificación de
rigma nunca existe en estado puro, sino toria es quizá la causa más profunda ficado proléptico el significado funda- Dios en la edificación de su reino en la Iglesia
engastado en u n a comprensión histó- del malestar de que se resiente esta mental (¿o único ?) de los asertos bíblicos y en el mundo.—)9) Recuérdese, sobre todo,
ciencia. La problemática epistemológica y, por ende, también de los teológicos, ha del primero. Le primat de la chanté en théo-
rica orientada por la situación concre- iogie morale. Essai méthodologique, Lovaina
ta, ¿cómo tiene que verificarse el en- se encuentra en la raíz, por ejemplo, vuelto a plantear el que quizá hoy es
el problema más grave: el problema de 1952: y del segundo, Vers une morale de la
cuentro entre kerigma e historia? tanto del problema del «proprium» de chanté, en «Greg.». 34 (1953). 32-55. En la
la ética cristiana como del problema la «notitia Dei». Para la teología moral, misma línea, la obra de Lottin. Principes de
La nueva problemática tiene muchas (o los problemas) que cuestiona la ca- el problema tiene que formularse como morale, t. 1. Exposé syslematique, Lovaina 1946.
raíces. En primer término, el discurso tegoría de la ley natural, por citar sólo problema de la «notitia Dei» en cuanto (lü) El artículo fundamental: Sobre el problema
hermenéutico bultmaniano, auténtico dos capítulos del debate actual. De to- realiza su plan de salvación, su reino, de una ética existencial formal, en Escritos de
capítulo fundamental de la teología del das formas, u n a pista de reflexión epis- en el mundo con y en la praxis del teología, 2, Taurus, Madrid 1967 3 , 233-251-
siglo xx; la teoría crítica de la praxis hombre. ¿Fue en torno a esta cuestión í11) Nos referimos, sobre todo, a la obra de
temológica parece irse abriendo camino G. Gutiérrez. Teología de ¡a liberación, Sigúeme,
temporal cristiana, que toma el nom- fatigosamente en la individuación de fundamental como construyó santo
bre de «teología de las realidades te- Salamanca 1972.
la pregunta ética cristiana como pre- Tomás de Aquino su discurso ético
rrestres» ; el discurso de Maritata; final- gunta sobre las relaciones entre bien como discurso sobre la participación
mente, la teología de K. Rahner. El e historia. Desde este punto de vista h u m a n a del «ordo divinae sapientiae»? BIBL. : La bibliografía sigue el orden de los
primer intento, que no ha triunfado al juzgo la reflexión bonhófferiana de fun- Si esta hipótesis se confirmase, se tra- puntos tratados en el artículo y se ciñe a las
menos en sus formulaciones más radi- damental importancia para la teología taría, ante todo, de recuperar todo u n voces que afectan de manera exclusiva o no-
cales, lo representa la ética de situa- moral, aunque tal vez hasta hoy se la filón de la tradición eclesiástica, que table a la teología moral. • Moral patrística:
ción, que alcanzó su etapa más gloriosa tal vez ha quedado excesivamente mar- no existe una historia que abarque todo el
haya ignorado demasiado. pensamiento ético de los Padres; por eso he-
en los años cincuenta y que, ceñida al ginado. Pero, aparte este aspecto par- mos de contentarnos con monografías que
mundo anglosajón (New Morality), sigue Esta primera aproximación epistemo- ticular del problema básico, queda en abrazan un sector más o menos vasto. Armas
con vida aún hoy. El balance de lo lógica ha permitido la determinación de pie que el mismo se plantea en los tér- G.. La moral de san Agustín, Stvdivm. Madrid
positivo de este primer ensayo de res- algunos nudos del debate teológico. El minos en que se lo planteó el hombre 1954 (constituye la última tentativa, en or-
puesta se halla en la propuesta de una primero lo formularía en estos términos: ante el primer anuncio del Aconteci- den cronológico, de una exposición integral
ética existencial formal hecha por miento: Hermanos, ¿qué hemos de hacer del pensamiento ético agustiniano, después
¿qué función tiene la norma ética en del envejecido J. Mausbach. Die Ethik des hl. A..
K. Rahner 1 0 (cf Situación [ética de]). la vida cristiana? Dada su radicalidad, para salvarnos de esta generación per- 2 Vv., Friburgo de B. 1909).-Bernard R„ La
esto comporta u n a seria toma de po- versa? (cf He 2,37). O en la fórmula formule «Zen to Theó» dans le Pasteur d'Hermas
El segundo y más serio intento lo
sición teórica frente a algunos interro- ingenua de santo Tomás: Señor, noso- en «RSR», 46 (1958), 379-407.-Bernard R.,
constituyen las reflexiones teológico-
gantes; la norma ¿es la ley moral o el tros no conocemos la meta. ¿Cómo po- L'image de Dieu d'aprés saint Athanase, París
morales que surgen del discurso de 1952 (el tema es fundamental en el discurso
mandamiento de Dios?; ¿qué relación dremos saber el camino? (cf Jn 14,5).
la teología política y de la teología de ético patrístico. como hemos apuntado en el
existe entre conciencia y ley-manda- C. Caffarra
la esperanza, tanto en su vertiente desarrollo de nuestro ensayo).—Bourgeault G..
europea como, sobre todo, en su ver- miento?, ¿cuál es el criterio heurístico Décaíogue et Morale chrétienne, París-Tournai
de los valores ético-cristianos? Y estos
tiente latinoamericana (teología de la
interrogantes constituyen el segundo Notas.—i1) Cf G. Bourgeault, Décaíogue et mo- 1971 (estudia el puesto que ocupa el decá-
liberación). Esta última persigue, al róle chrétienne, París-Tournai 1971, 25-75.— logo en la moral patrística hasta Clemente
presente, de forma explícita u n modelo nudo, el de la relación entre lo pensado i2) Como ha demostrado G. Bourgeault. o. c. de A.).—id. La specificité de la morale chrétienne
H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l ) 452 453 H i s t o r i a ( d e la t e o l o g í a m o r a l )
selon les Peres de deux premiers siécles, en «SE», wusstsein und sittiichen Forderungen, Dusseldorf estudios fundamentales de la moral medieval. wicklung der Moraltheologie zur eigenstándigen
2 3 (1971), 137-152 (exposición sintética de 1940.-La Peza E. de, El significado de Cor en san Helas aquí: Lotting O., Psychologie et morale Disziplin, Ratisbona 1970 (la obra más impor-
la obra precedente).— Berronard F. M., Servi- Agustín, París 1962.—Liebaert J., Les enseigne- aux XII et XIII siécles, 5 tomos en 7 vv„ tante y más completa de la historia de la teo-
tude de la loi et liberté de l'Évangile chez saint ments moraux des Peres Apostoliques, Gembloux Lovaina-Gembloux 1 9 4 2 - 1 9 5 9 . - W a g n e r F., logía moral de este período; obra fundamen-
Irénée, en «LumV», 61 (1963).-Brabant 0., 1970 (hasta hoy, la única obra dedicada explíci- Der Sittlichkeitsbegriff in der christlichen Ethik t á i s - T e o d o r o del SS. Sacramento, El curso
he Christ centre et source de ¡a vie morale chez tamente a una exposición completa de la ética des mittelalters, Münster 1 9 3 6 . - C h e n u M. D., moral Salmanticense. Estudio histórico y valo-
saint Auaustin, Gembloux 1971 (estudio limi- de los padres apostólicos).-Lortz ]., Tertullian La théologie au douziéme siécle, París 1957.— ración crítica. Salamanca 1968 (examen de
tado a las Enarrationes in Psalmos).— Brandt ais Apologet. Münster 1 9 2 7 . - M a r r o u H. I.. Id, La théologie au treziéme siécle, París 1969.— u n a de las más importantes obras de teología
Th., Tertullians Ethik, Gütersloh 1929 (obra Morale et spiritualité chrétienne dans le Peda- Cotta S., II concetto di lege nella Summa theol. moral postridentina).—Vereecke L., Introduc-
actualmente superada en varios puntos).— gogue de Clement d'A., en StPatr. (TU), II. Berlín di S. Tommaso d'A.,Turín 1955.-Delhaye Ph., ción a la historia de la teología moral moderna,
Caffarra C , La legge naturale in Tertulliano, 1957, 538-546.-Murphy P. X.. Antecedentes para Le probléme de la coscience morale chez st. en Estudios sobre historia de la Moral, Perpetuo
Lattanzio e S. Girolamo, en La legge naturale, una historia del pensamiento moral patrístico, en Bernard etudié dans ses sources, Namur 1957 Socorro, Madrid 1969, 63-160.-Id, Le concile de
Bolonia 1970. 6 1 - 1 0 0 . - C a m p m a n y J., Miles Estudios sobre historia de la moral, Perpetuo So- (es la obra principal sobre este capítulo im- Trente et Yenseignement de la Théologie morale, en
Christi en la espiritualidad de san Cipriano, Bar- corro, Madrid 1969.—Id, Moral Teaching in the portante de historia de la teología moral). - «Divinitas», 5 (1961), 361-374. D Moral del
celona 1956 (en torno al problema de la vida primitive Church, Nueva York 1948.-Id. The Garveus A., Die Grundlagen der Ethik von siglo XIX: Dada la limitación de nuestro es-
cristiana como milicia cristiana, se entabló, Foundations of Tertullian's Moral teaching, en Ockham, en «FranzStud.», (1934), 234-273; pacio, no hemos podido estudiar en el artícu-
especialmente en la patrística africana, un Thomistica morum principia, II. Roma 1960, 360-408.—Hommcl F.. /Vosee teipsum. Die lo el paso del s. xvra al xix. Existen en Alemania
amplio discurso). —Charnay L. J., Saint Jean 95ss.—Orbe A., Antropología de san Ireneo, Ethik des Peter Abalard, Wiesbaden 1948 (sigue dos figuras de teólogos moralistas emblemáti-
Chrisostome moraliste, Lyon 1969 (única obra Católica, Madrid 1969 (la obra de este emi- siendo el estudio más completo).—Hamelin A. cos: S. Mutschelle (1749-1800); J. Geihutter
dedicada a la exposición completa del pensa- nente patrólogo es de importancia fundamen- M., Pour Yhistoire de la théologie morale. L'école (1763-1805) para cuyo estudio y bibliografía
miento ético de este gran obispo).—Christoph tal para tener una visión de conjunto de la franciscaine des debuts á Yoccamisme, Lovaina- correspondiente remitimos a G. AngeÜni y
P., Cassien et Césaire, prédicateurs de la morale antropología de Ireneo, necesaria para com- Montreaí 1961,-Hippel (von) E., Die Rechts- A. Valsecchi, o. c— Annuer J., Christliche
chrétienne, Gembloux 1969 (obra en que se prender su pensamiento ético).—Id, La defini- lehre Alberts des G.. en «Neue Ordn.», (1953), Lebensgestaltung nach der Ethik J. M, Sailer,
pretende individuar u n importante filón del ción del hombre en la teología del s. II, en «Greg.» 325-341.-Jaffa H. V.. Thomism and Aristote- Dusseldorf 1941.—Capone D., La morale dei
discurso ético cristiano —el monástico—, ana- 48 (1967), 522-576.-Plangnieux J., La doc- lism. A study of the Commentary by Thomas of moralisti, en «Sem», 2 3 (1971), 649-652 (es-
lizando sus primeros influjos también en sec- trine moral de saint Irénée, en «RSR», 44 (1970), A. on the Nicomachean Ethics, Chicago 1952 tudia la presencia de san Alfonso en el s. x i x ) . -
tores extramonásticos).—Courcelle P., L'hu- 179-189.-Preiss Th., La mystique de Yimitation (muy crítico).-Lagarde (de) G., La naissance Diebolt J., La théologie morale catholique en
manisme chrétien de saint Ambroise, en «Or- du Christ et de Yunité chez ignace d'Antioche, de Yésprit laique au déclin du moyen age, V-VI, Allemagne au temps du philosophisme et de la
pheus», 9 (1962), 2 1 - 3 4 . - C o u r e a u M„ Le en «RHPR», 18 (1938), 197-241 (el discurso Occam, la moral et le droit, París 1 9 4 6 . - restauration, 1750-1780, Estrasburgo 1 9 2 6 . -
Christ, chemin et terme de Yascension spirituelle ético de san Ignacio se vertebra sobre estas Legouillon M. 1„ La morale de st. Thomas, en Exeler A., Eine Frohbotschaft von christlichen
d'aprés saint Augustin, en «RSR», 4 0 (1952), dos posiciones fundamentales).-Prescure V., «VSpirS», 1 7 ( 1 9 5 1 ) , 171-184.-Maisonneuve Leben, Friburgo 1969 (estudia a Hirscher).-
80-89.-Couturier C , La structure métaphisique La doctrine moral des Peres apostoliques, en H„ La morale chrétienne d'aprés ¡es Conciles de Fischer G.. /. M. Sailer und I. Kant, Friburgo
de Yhomme d'aprés saint Augustin, en «Augusti- «Studia Theologica», 15 (1963). 5 4 1 - 5 5 4 . - X et XI siécles, en «Anal. Mediev. Namurcensia», 1953.-Hadrossek P., Die Bedeutung der Sys-
nus Magister», 1 (1954), 543-550.-Id, Structure Ruether Th., Die Sittliche Porderung der Apa- 15, Lovaina 1963.—Mausbach J., Thomas von temgedankens für die Moraltheologie im Deut-
métaphisique de YHre creé d'aprés saint Augustin, theia in den beiden ersten christlichen Jarh- Aquin ais Meister der christlichen Sittenlehre, schland seit der Thomasrenaissance. Munich
en «Recherches de philosophie», 1 (1955), hunderten und bei Klemens von A., Friburgo Munich 1925 (expone tanto el pensamiento 1950.—Müller H. 1., Die ganze Bekehrung. Das
57-84 (éste y el estudio anterior, aun no tra- 1949,-Richardson W., The basis of Ethics: filosófico como el teológico).— Nólkensmeier zentrale Anliegen des Theologen und Seelsorgers
tando directamente del problema ético, cons- Crisippus and Clemens of A., en StPatr. (TU), Ch., Ethische Grundlagen bei Bonaventura, Leip- }. M. Sailer, Salzburgo 1 9 5 6 . - W e b e r H.,
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dans Yhistoire de ¡a théologie morale, en «RSPhT», lichen Sittenlehre zur Ethik des Stoa, Munich obra de gran interés y valor para conocer la La síntesis más amplia y completa es la de
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mente, el influio de una de las obras más céle- Mysticism of st. Ignatius of A., en STPatr. (TU), tica como sistemática), a Moral postridentina: théologie du XX siécle, II, Tournai-París 1970,
bres de la ética patrística).-Dodd C. H., II, Berlín 1957, 5 3 3 - 5 6 0 . - T o t t e m R., Chantas Carecemos todavía de obras que presenten de 520-568 (vers. cast. en preparación: La teo-
Gospel and Law. The relation of Faith and Ethics and the Ascent Motif in the exegeticai Works of forma completa todo el pensamiento teoló- logía en el s. XX; han aparecido ya dos volú-
in early Christianity, Cambridge 1951.—Heit- st. Ambrose, en STPatr. (TU), VIH, Berlín 1968. gico-moral de este período. Un capítulo que menes).— Ermecke G.. Der katholische Moral-
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tersloh 1950.—Klein J., Tertullians christliches Be- obras generales que siguen siendo hoy los dos autores. Granada 1956.— Theiner J,, Die Ent-
La bibl. sobre los principales problemas teo-
lógico-morales hoy discutidos, puede encon-
Homosexualidad 454 455 Homosexualidad

trarse en tos respectivos artículos a ellos de- I. Distinciones necesarias lescentes. La pederastía patente que de la homosexualidad, puede producir
dicados. abusa de los muchachos resulta par- u n a serie de desórdenes neuróticos y
Ante todo es preciso distinguir clara- ticularmente nociva, porque puede ha- sexuales. Por tanto, los médicos y los
mente entre tendencias homosexuales cer que se exteriorice u n a tendencia amigos deben prestar mucha atención
y comportamiento de tipo homosexual. latente o ambivalente de homosexuali- a no emplear ciertos términos, contro-
HOMOSEXUALIDAD Hemos de tener siempre presente esta dad en los niños o en los adolescentes. les y tests, para evitar que surjan te-
distinción al ocuparnos de emitir un Extremadamente antisocial es el com- mores irracionales. A fin de disipar es-
La moral no puede tratar con realis- juicio moral o de normas morales. Las portamiento de los homosexuales que tas fobias, hemos de insistir en lo que
mo la sexualidad h u m a n a sin prestar tendencias homosexuales, sobre todo encuentran placer sólo en las relaciones tantos estudios h a n probado: no todos
atención también a sus formas desvia- si son de carácter irreversible, no están con personas adultas o impúberes que los hombres ginecomorfos («afemina-
das y pervertidas. De ahí que nos ocu- sujetas en cuanto tendencias a u n juicio no h a n tenido experiencias precedentes, dos») o las m u j e r e s a n d r o m o ^ f a s
pemos ahora, como ejemplo y en vista de índole moral. El problema moral, no procurando despertar en ellos todo po- («masculinas») son homosexuales o, en
de la importancia particular asumida obstante, revierte sobre su eventual tencial sentimiento homosexual 1 . todo caso, no se caracterizan por tales
por este fenómeno, de la homosexuali- profilaxis al par que sobre la posibilidad Existe gran diferencia entre los ho- tendencias.
dad : no sólo de la masculina (uranismo y obligatoriedad de su terapia. mosexuales que poseen u n equilibrio En otras palabras, ni el masculinis-
sodomía), sino también de la femenina Del mismo modo hay que señalar psíquico más o menos normal y los que. mo de la mujer ni el feminismo del va-
(lesbismo, safismo, tribadismo). otra distinción entre la homofilia, vale por el contrario, sufren además dife- rón coinciden con el comportamiento
La homosexualidad se halla muy di- decir amistad entre homosexuales- sin rentes psicopatías o neurosis. Los casos homosexual y ni siquiera con las ten-
fundida en todas las culturas decaden- abierta homosexualidad, y la homofilia en que la neurosis se asocia a la es- dencias enraizadas de este tipo. Parece,
tes y, en particular, en la actual socie- que persigue la satisfacción sexual ge- tructura homosexual son muy fre- sin embargo, que al varón afeminado,
dad permisiva o tolerante. Ha habido, nital. Es claro que existen muchas for- cuentes. si es homosexual, no se le puede curar
empero, siempre u n porcentaje, aunque mas intermedias, por ejemplo: la amis- Un caso aparte lo constituye la pros- fácilmente.
mínimo, de personas que, contra su tad en que prevalece la sublimación o titución homosexual tanto de hombres
voluntad, han tenido que soportar la abstinencia, pero que, excepcional- como de mujeres. Con frecuencia, los
tendencias homosexuales más o menos mente, cae en comportamiento homo- que ejercen la prostitución no pertene- II. Las causas
irreversibles. Bien conscientes de que sexual, o la relación en que predomina cen al grupo de la homosexualidad
subsisten enormes diferencias entre u n a el interés por el trato homosexual ge- primaria o irreversible y, a veces, ni Para estar en situación de valorar la
y otra cultura y entre las diversas clases nital junto a la actitud narcisista que siquiera son bisexuales. La prostitución posibilidad y el deber de profilaxis y de
sociales, podemos aventurar que aproxi- busca en el otro sólo o casi exclusiva- puede, no obstante, reforzar tendencias terapia es muy importante estudiar las
madamente el cuatro por ciento de la mente el objeto de u n a avidez de po- de suyo débiles, de modo que la hetero- causas de la homosexualidad. A este
población pertenece al grupo de tenden- sesión. sexualidad pase, a la larga, a ocupar respecto contamos con u n a bibliogra-
cias homosexuales. Existe, sin embar- Surge también u n a cuestión termi- u n a posición subordinada. fía bastante copiosa.
go, un número mucho mayor de per- nológica importante: ¿debemos llamar
sonas que, en ciertos momentos de su Digamos también que de la homose- Las teorías somáticas que buscan la
homosexuales también a quienes des- xualidad persistente se diferencia la causa de la homosexualidad en los ge-
vida, descubren tendencias o tienen cubren en sí u n a tendencia homosexual
experiencias de tipo homosexual. Ya en episódica. Esta puede ser accidental nes no permiten u n a verificación cierta.
más o menos irreversible, aun en el (durante la adolescencia sin que luego No se puede, por otra parte, negar que
la antigüedad se dio, por parte de gru- caso de que se prohiban u n comporta-
pos o filósofos misóginos o androcén- perdure) o incidental o sustitutiva (di- síndromes intersexuales debidos a anor-
miento abiertamente homosexual? fundida entre marinos o jóvenes que malidades cromosómicas se identifican,
tricos, u n a exaltación de la homofilia
como forma de amistad superior a la Igualmente hay que destacar la dis- durante años viven en colegios en los a veces, con tendencias homosexuales
del matrimonio, amistad entre hombre tinción entre homosexualidad primaria que sólo tienen contactos con personas irreversibles. De todas formas no está
y mujer. La historia nos informa que la o irreversible y la bisexualidad. Al ha- del mismo sexo). probado que esta identificación se ve-
frecuencia del fenómeno se halla en es- blar de homosexualidad irreversible no Estas distinciones son necesarias lo rifique siempre y de manera automática.
trecha dependencia con el tipo de cul- pretendemos afirmar que lo seguirá mismo para el conocimiento científico Lo que se ha dicho en torno al feminis-
tura y las ideologías. En la mayor parte siendo en el futuro. Intentamos sólo ase- del fenómeno que para la formulación mo del varón y el masculinismo de la
de las naciones europeas, la homosexua- verar que. en las circunstancias actua- de u n a tipología de normas morales mujer lésbica resulta válido también en
lidad se castigaba severamente como les, al no conocer todas sus causas, no para cada u n a de las categorías indi- este sector. Pueden subsistir síndromes
u n crimen y se consideraba peligrosa hay a nuestra disposición terapias que cadas. Pueden ser útiles especialmente intersexuales sin que se dé por ello u n a
para la sociedad. En general, la homo- permitan la reversibilidad de tales ten- para liberar a personas turbadas por la determinación homosexual. De todos
sexualidad femenina no ha sido perse- dencias. fobia de ser homosexuales y que se modos, los casos de comprobación de
guida como u n crimen o, al menos, no El término bisexualidad indica u n a autocrean una pseudohomosexualidad. la causa somática son más bien raros 3 .
se le h a n infligido penas tan duras estructura ambivalente de la sexuali- En algunos casos, esta ansiedad fóbica Tanto para las tendencias homosexuales
como las previstas para la masculina. dad, con tendencias tanto homosexua- se encuentra muy extendida, sobre todo como para el comportamiento homó-
No está demostrado que el cristianismo les como heterosexuales; según que cuando se da un control obsesivo. Nu- nimo, puede afirmarse que no se trata
sea responsable de la extrema severidad prevalezcan éstas o aquéllas, se pueden merosos neuróticos, atormentados por de u n a condición pertinente sólo al
empleada por la sociedad respecto a los determinar muchísimas formas mixtas. el miedo de tener estigmas homosexua- cuerpo, sino, y primariamente, a la
homosexuales de todo género. Sólo a La prevalencia puede variar a lo largo les, viven obsesionados y se controlan misma personalidad. De ordinario, no
partir de los albores de nuestro siglo de los diversos períodos de la vida, lle- continuamente a la búsqueda de signos es la tendencia homosexual la que cau-
se h a abierto camino u n a mayor com- gando incluso a la fijación de u n a o de reveladores en el cuerpo y en las ac- sa disturbios a nivel de estructura per-
prensión hacia ellos, en razón de que otra forma de sexualidad. titudes. Con frecuencia, la fobia se inicia sonal; es la estructura personal des-
la ciencia nos permite establecer distin- a raíz de u n a observación imprudente viada la que provoca y ahonda las
Una particular forma de homosexua- tendencias, frecuentemente al unísono
ciones más exactas. lidad es la pederastía: amor erótico de hecha por u n amigo o un familiar 2 .
Este tipo de ansiedad, lejos de preservar con diversas neurosis.
varones adultos hacia impúberes o ado-
Homosexualidad 456 457 Homosexualidad
F.l fenómeno de la homosexualidad III. La homosexualidad ¿es u n a del pecado y de la alienación creciente: a las pasiones vergonzosas, pues las
es, en su conjunto, el resultado de los enfermedad? sobre todo Gen 9.20-27; 19,1-29 (habla mujeres mudaron el uso natural en
condicionamientos culturales y no de del pecado de los sodomitas: de ahí el uso contra naturaleza; e igualmente
las diferencias sexuales de orden bio- Junto a los extremistas que glorifican uso frecuente de definirlo como «sodo- los varones, dejando el uso natural de
lógico. Entre los estímulos hay que la homosexualidad o. al menos, la am- mía») y Jue 19.22-30. Otra serie de la mujer, se abrasaron en la concupis-
señalar la sociedad permisiva, el recla- bivalencia sexual como cualidad dis- textos condena, en primer lugar, la sa- cencia de unos por otros, los varones
mo insistente de todo tipo de experien- tintiva, hay numerosos estudios que, cralización pagana de la prostitución de los varones, cometiendo torpezas y
cias sexuales, la vida productiva y el si bien no la consideran comprendida varonil, ocupándose, pues, de la ho- recibiendo en sí mismos el pago debido
tiempo libre despersonafizantes, y, sobre en el ámbito de la normalidad sexual, mosexualidad ejercida en los lugares a su extravío» (Rom 1,26-27).
todo; el influjo negativo del ambiente excluyen, empero, que sea posible cla- sagrados durante los cultos orgiásticos Los diversos textos, tomados en su
familiar. Influencias educativas de ca- sificarla entre las anomalías o perver- (cfDt 2 3 , 1 8 - 1 9 ; 1 Re 14,24; Job 36.14). conjunto, dan testimonio de la lucha
rácter negativo son la actitud posesiva siones. Al partir nosotros de u n a pers- El libro del Levítico condena no sólo entablada primero por el pueblo israe-
de la madre o del padre y la relación pectiva global del concepto de salud y la prostitución sagrada, sino también lita y después por la Iglesia apostólica
entre ambos" tan tensa o crispada que de normalidad, nos sentimos inclinados toda forma de homosexualidad desde contra las tendencias paganas, que pre-
haga aparecer la relación heterosexual a sostener que la fijación homosexual u n a perspectiva ética (cf Lev 18,22) y tendían justificar el comportamiento
como algo angustiante y nocivo. A todo ha de considerarse como u n a situación conmina la pena más grave a quienes homosexual.
esto, en no pocas ocasiones, se asocia anormal que es preciso curar en la me- la practican: «Si uno se acuesta con
otro como se hace con mujer, ambos Actualmente hay tendencias entre
u n a educación sexual equivocada, que dida que sea posible. La homosexuali- autores católicos e incluso con el aval
presenta al otro sexo, en primer lugar, dad, y cualquier otra aberración sexual, hacen cosa abominable y serán casti-
gados con la muerte; caiga sobre ellos de algún moralista extremista que de-
como u n peligro. Estas interdependen- que impida a la persona conseguir su searían marginar todos estos textos
cias las ha investigado el psicoanálisis plenitud en el amor matrimonial o en su sangre» (Lev 20,13).
bíblicos, por considerarlos basados en
y la psicoterapia. Resulta, pues, com- u n a vida célibe equilibrada, constituye u n a determinada cultura y sobre el
En el NT hay varios pasajes que se
prensible el hecho de que muchos psico- u n a grave remora y u n obstáculo para falso supuesto de que el homosexual
refieren a! castigo del pecado de Sodo-
analistas prolongan la tesis o, al me- el desarrollo y alegría normales. El solo podría comportarse como heterose-
m a ( c f Mt 1 0 , 1 5 : 11,23-24; Le 10,12;
nos, la hipótesis de que la actitud prefe- hecho de que algún homosexual quiera xual 5 . Por u n a parte, es verdad que los
2 7 , 2 9 ; 2 Pe 2,6-8; Jds 6-7). La expre-
rencial de tipo homosexual haya siem- seguir siéndolo no prueba que, en su autores sagrados no podían conocer
sión «perros», que se encuentra en
pre que asociarla a temores inconscien- caso, no se pueda hablar de enferme- todas las diferentes distinciones que a
Ap 22,15, alude muy probablemente a
tes respecto a las relaciones hetero- dad, pues son numerosos los enfermos nosotros nos h a n hecho accesibles las
la homosexualidad, porque ya en el
sexuales". que no piden que se les cure. Por otro ciencias modernas. Por otra parte, em-
AT a los homosexuales, especialmente
lado, tenemos que distinguir entre los pero, hemos de decir que los textos bí-
en el caso de la prostitución sagrada,
homosexuales que h a n logrado u n cier- blicos no intentan emitir u n juicio sobre
Los actos homosexuales esporádicos, se los denominaba así.
to equilibrio psicodinámico y aceptan las personas individuales, sino más bien
realizados durante la adolescencia, no su situación sin perturbaciones de ca- 1 Cor 6,9-10 enumera la sodomía en-
tre los pecados que excluyen del reino sobre el fenómeno moral correspon-
denotan ninguna heredad o tendencia rácter psicópata o neurótico y los que, diente, desde la perspectiva de la soli J
anormal y, en la mayor parte de los por el contrario, además de las tenden- de Dios, y 1 Tim 1,8-11 la reprueba
entre los vicios que se oponen «a la daridad de perdición y de salvación. El
casos, no conducen a la fijación en el cias y el comportamiento homosexual, resultado de los mejores estudios con-
propio sexo. Frecuentemente no son están afectados por una neurosis. sana doctrina».
temporáneos, que demuestra la etiología
más que u n a curiosidad explorativa El texto más clásico de condenación prevalentemente ambiental y educativa
malsana. Pero la prolongación de se- Distinguimos netamente estos casos de la sodomía, o sea de la homosexua- del fenómeno homosexual, confirma la
mejante comportamiento puede desem- en que la conducta homosexual pudiera lidad, es Rom 1,18-32. Reprueba igual- línea sustancial de la visión bíblica. La
bocar en la afirmación de u n a cierta ser superada mediante u n auténtico mente tanto la forma masculina como homosexualidad tan extendida viene a
ambivalencia de la sexualidad que, de esfuerzo moral y u n a conversión más la femenina. Desde luego no se trata ser u n a llamada no sólo a la conversión
lo contrario, se hubiera superado fácil- profunda y convencida al amor de Dios directamente de emitir un juicio sobre individual, sino también, y sobre todo, a
mente. Sobre todo la seducción de los y del prójimo, de los demás, bastante u n a persona individual. El punto de la renovación de la sociedad entera y
adolescentes puede provocar u n a fija- numerosos, que exigen absolutamente partida paulino se sitúa en la misma de la cultura y a la terapia y profilaxis
ción homosexual, cuando existe u n a asistencia médica y psicoterapéutica línea de la mayor parte de los textos sociales. Esto no excluye, sino más
predisposición latente; de manera es- adecuada. El sufrimiento y la soledad veterotestamentarios, es decir, en la bien incluye, la responsabilidad perso-
de tantos homosexuales no son sólo del análisis de la historia del pecado nal en correlación con eí grado de li-
pecial, si los jóvenes son inducidos con
consecuencia de las discriminaciones como alienación de Dios. Contempla el bertad existente.
frecuencia a dicho comportamiento por pecado en cuanto que se encarna en
personas de las que dependen en el operadas por la sociedad. De por si es
ya u n a cosa grave el estar privados de u n a cultura pervertida y en u n am- La tradición católica h a permanecido
plano educativo. Es precisamente éste biente totalmente alienado. El juicio del
la estabilidad y del afecto normal del siempre fiel a la enseñanza bíblica.
el motivo que induce a los legisladores Apóstol arremete en especial contra los
matrimonio y de la familia. Quizá cabe admitir que no siempre se
modernos a defender a la juventud de ambientes que no sólo practican, sino
la corrupción desencadenada por los ha visto tan claramente como en la Bi-
que incluso exaltan la homosexualidad: blia la responsabilidad social.
adultos, dictando, contra los seductores, IV. Doctrina de la Sagrada Escritura «Trocaron la verdad de Dios por la
severas sanciones. Habida cuenta de mentira». La causa más profunda de A título de ejemplo, sobre el modo
que se juzga muy elevado el porcentaje El magisterio de la Iglesia y la praxis todos estos desórdenes, que encuentran usado por los vanguardistas liberales
de los homosexuales latentes o ambi- pastoral se han apoyado siempre en la su expresión paradigmática en las per- para tratar de justificar su postura, ar-
valentes (algunos indican hasta el vein- enseñanza de la Sagrada Escritura por versiones sexuales, es el rechazo de gumentando también a partir de la tra-
te por ciento de los varones y alrededor lo que concierne a la homosexualidad. honrar a Dios, a la que sigue el de respe- dición, citaremos a H. van de Spijker 6 ,
del diez-veinte por ciento de las muje- Los textos de la Biblia son numero- tar y honrar al hombre cual imagen pues vale la pena denunciar la false-
res), resulta evidente la importancia que sos. Una primera serie trata la homo- de Dios. «Por lo cual los entregó Dios dad de su razonamiento: «Tomás habla
reviste la protección de la juventud. sexualidad como parte de la historia una vez de la relación homosexual que,
Homosexualidad 458 459 Homosexualidad
no obstante ir contra la naturaleza ge- en la plena aceptación y autorrealiza- hijos u n a educación sexual completa sexual. Es deseable, desde luego, que
nérica del hombre, deviene ocasional- ción del homosexual 9 . Otros rechazan que se integre en aquella otra más vasta el homosexual que, a pesar de sus es-
mente natural para el individuo con- todo esfuerzo terapéutico en relación al relativa a la madurez y al equilibrio fuerzos morales, a veces cae, acceda
creto a causa de la desviación que en fenómeno homosexual, porque esperan psíquico. Los padres que se percatan con conciencia serena a la presencia
la naturaleza del mismo existe. Aquí se que la total revolución sexual pueda, de tendencias homosexuales en sus hi- del Señor misericordioso; pero otra cosa
manifiesta que tanto la naturaleza me- en cierto modo, inserirse en el ámbito jos adolescentes no deben adoptar ac- muy diferente es la conciencia farisaica
tafísica genérica, considerada como in- de la lucha de clases, convirtiéndose titudes alarmistas. Y especialmente ja- o la renuncia a la ascesis por causa de
mutable, cuanto la naturaleza concreta así en algo bueno y deseable 10 . más h a n de provocar temores cons- u n a autojustificación perezosa y so-
de la persona resultan normativas. Si De acuerdo con nuestra convicción, cientes o inconscientes en relación con berbia. La exaltación de los presuntos
esto se aplica al fenómeno de la homo- que se apoya en numerosos trabajos el otro sexo. Hay que advertir a los jó- valores del comportamiento homosexual
tropía (u homosexualidad) en sentido de psicoterapeutas, existe u n amplio venes que el deseo de novedad y arti- es también contraria a la experiencia 13 .
de santo Tomás, significa que las rela- margen de posibilidades de que la te- ficiosidad en el campo sexual puede La promiscuidad homosexual puede
ciones homosexuales de los homófilos rapia obtenga buenos resultados. En conducir, con frecuencia, a la inver- brindar u n placer momentáneo, pero
no corresponden al orden del creador, primer lugar, frecuentemente es posi- sión. La educación sexual tendrá éxito no puede hacer felices a las personas.
es decir, de la naturaleza h u m a n a ge- ble curar la neurosis que se asocia a sólo si se integra en el contexto de la «El estado de ánimo que incide en esta
nérica y van, por ende, contra la na- la homosexualidad hasta el punto de educación para la madurez y la res- pesada y atormentada búsqueda se
turaleza; pero corresponden a la na- que entonces se controlan con mayor ponsabilidad. halla dominado por la soledad, los ce-
turaleza concreta del homótropo o del facilidad las tendencias relativas. Mu- los, el chantaje y la venganza... alimen-
homófilo y, por consiguiente, son na- chas formas de homosexualidad son tada por el sentido de posesión material
turales» 7 . El texto citado de santo To- más o menos ambivalentes: la psicote- VI. Normas morales y pastorales del otro» 1 4 .
más se encuentra en la Summa Theo- rapia puede hacer que prevalezca la
logiae, l-2ae, q. 31, a. 7. El Aquinate ha- 1) Los homosexuales que pueden 4) También el homosexual que no
tendencia heterosexual. A los que se sabe controlar sus tendencias ha me-
bla sólo de la delectatio (placer) y aduce encuentran sinceramente turbados por curar total o parcialmente tienen la
ejemplarmente dos hechos similares: obligación de buscar la terapia adecua- nester de comprensión y de amistad.
sus tendencias anormales y quieren Si es rechazado por su familia y su am-
«Sicut propter consuetudinem aliqui verse curados, se los puede ayudar. da, como en cualquier otro caso de en-
delectantur in comedendo nomines vel fermedad o de desviación. biente, hay gran riesgo de que se in-
Con frecuencia, sin embargo, se h a me- serte en círculos homosexuales, de los
in coitu bestiarum aut masculorum» nester u n a terapia prolongada y cui- 2) Incluso en los casos en que la
(de la misma manera que, por la cos- homosexualidad es irreversible, no po- que resulta sumamente difícil escapar.
dadosa. Con frecuencia, puede convertirse en
tumbre, algunos se deleitan comiendo demos aprobar u n comportamiento de
carne h u m a n a o copulando con anima- Es verdad que, en muchos casos, no esta índole. El homosexual tiene el de- «objeto de chantaje por parte de quie-
les o varones). Indudablemente santo es posible la curación, ante todo por- ber de controlarse a sí mismo y sus nes tengan enorme interés en que el
Tomás no quería afirmar que la natu- que el homosexual no desea verdade- instintos al igual que la persona hetero- sujeto continúe en el grupo» 1 5 .
raleza concreta del homófago fuera para ramente el cambio de sus tendencias sexual. No olvidemos, sin embargo, que 5) También con relación a los ho-
él u n a naturaleza concreta normativa. y de su comportamiento y, además, muchos homosexuales se encuentran mosexuales hemos de tomar en serio
El habla explícitamente de u n a situa- porque no puede liberarse de su am- en condiciones particularmente difíciles, la ley del crecimiento y de la conversión
ción en la que el hombre no obedece a biente, del círculo homosexual. Muchos dado que sus tendencias están ulterior- gradual. No pretendemos exaltar la
la razón. La argumentación completa casos continúan siendo en la actualidad mente agravadas por diversas psico- amistad entre dos homosexuales que
con el texto del Angélico sólo tendría irreversibles en razón de la ineficacia patías. Si hablamos de u n homosexual buscan su recíproca satisfacción geni-
sentido en el caso de que la regla su- de los medios terapéuticos. A pesar de con tendencias irreversibles, debemos tal; pero si uno de ellos pasa de la
prema, para la persona individual, fue- todo, no debemos infravalorar los nue- en primer término acentuar la acepta- promiscuidad a la relación con u n a
se el placer. Entonces, sin embargo, ha- vos éxitos de la terapia. «Tanto Bieber ción de sí mismo y de su sufrimiento única persona, cabe reconocer en esta
bría que propugnar respecto a la an- como Cappon y también Albert Ellis al par que la búsqueda del significado situación un progreso. Esto no significa
tropofagia el mismo derecho natural hablan de u n elevado porcentaje de de semejante situación; el moralismo que debamos y podamos permitir al
con que se pretende justificar el bestia- homosexuales curados, que han pasa- fácil y superfluo puede transformarse en homosexual que se pare ahí. Hemos de
lismo y la homosexualidad. do de u n a homosexualidad completa a grave injusticia en relación con quienes distinguir claramente la amistad entre
u n a heterosexualidad también com- son incapaces de controlar el reclamo dos homosexuales que se basa sobre
pleta» 1 1 . homosexual, no obstante su deseo sin- ideales comunes y en la que la grati-
cero de conseguirlo. La angustia y el ficación de orden sexual es secundaria
V. Terapia y profilaxis Sin recurrir a u n psicoanálisis pro- complejo de culpabilidad no favorecen
longado y completo, algunos casos o se va incluso eliminando gradual-
nada. El homosexual no ha de polarizar mente. Mas si desde el principio se elige
Podemos afirmar rotundamente con pueden resolverse con métodos anam- su energía y atención en este único
E. Gius: «El capítulo de la terapia de la nésticos más simples, al menos con la conscientemente como amigo o amiga
punto. Si su personalidad moral y reli- u n a persona homosexual y dispuesta
homosexualidad es uno de los más de- probabilidad de que la homosexualidad giosa crece en todos los sectores en que
soladores» 8 . La inmensa mayoría de los se reduzca a u n a forma más o menos a mantener relaciones sexuales, existe
se siente libre, también adquirirá gra- poca esperanza de liberación. Esta será
estudios se interesa más del fenómeno latente, al ofrecer la capacidad de re- dualmente el poder de controlarse me-
en sí que de su eventual terapia. Deso- laciones heterosexuales satisfactorias. posible mediante la amistad con u n a
jor. Un homosexual dotado de u n a persona madura que no ceda al deseo
lador resulta sobre todo el hecho de La transformación de u n homosexual personalidad muy madura, puede nor-
que varios autores osan afirmar cate- manifiesto en uno latente constituye de expresiones sexuales de índole ge-
malmente triunfar en el control de sus nital.
góricamente que no se debería intentar en verdad u n éxito terapéutico 1 2 . tendencias.
cambiar las tendencias homosexuales. Más urgente y prometedora que la 6) Al homosexual que quiera ca-
Gran parte de la escuela psicoanalítica terapia es la profilaxis. Nos referimos a 3) La moral y la pastoral católicas sarse, es preciso ayudarle a descubrir
freudiana persigue no el cambio de las la tarea enorme de preparar mejor al se enfrentarán con justo título con to- el sentido de la heterosexualidad, de la
tendencias y comportamiento homose- matrimonio y, sobre todo, a los. futuros das las corrientes que persiguen la glo- vocación conyugal y paternal, a fin
xuales, sino el equilibrio psicodinámico padres para que puedan impartir a sus rificación del comportamiento homo- de que pueda encontrarse en grado de
Homosexualidad 460 461 Honor

realizarse en el genuino amor matri- que cree en el misterio pascual de la dicos pueden contribuir mucho a la madurez de Jesús (cf Jn 8,49; Mt 12,21ss;
monial. Esto puede darse siempre que muerte y resurrección de Cristo y de de una persona. Ellos representan, a veces, Jn 18,23). «Se respeta de veras a sí
la homosexualidad no sea irreversible. nuestra configuración con él, puede es- la única situación en que la persona homo- mismo quien tiene la libre voluntad de
En los casos de ambivalencia entre amor coger el celibato por el reino o dar sen- sexual puede encontrarse a sí misma» (o. c, no conducirse nunca como vil esclavo,
homosexual y heterosexual, el matri- tido al celibato que no ha elegido, pero 34). El autor piensa asimismo que la teología
de la vocación y de los carismas podría des- sino la de poner todas sus facultades
monio puede representar u n camino de que le ha sido impuesto por condicio- cubrir valores totalmente particulares en la al humilde pero honroso servicio de la
salvación. No se puede favorecer o namientos internos o externos. homosexualidad: por ejemplo, la capacidad gloria de Dios; la de hacerse digno,
alentar el matrimonio de homosexua- Decisivo para todos los problemas propia de los homosexuales de criticar la so- merced a la divina gracia, del eterno
les en el caso de homosexualidad uni- que, en la cultura actual, plantea la ciedad, la cultura y las tradiciones inveteradas honor y de la eterna gloria, en u n a pa-
lateral, pero tampoco es posible pro- sexualidad es la profundización del es- (cf o. c, 39-40).-(") E. Gius, o. c. 249.-
(") Id. o. c, 252. . labra, la de no abandonar n u n c a la
hibirlo en todos los casos: si media píritu de fe y la fecunda motivación que dignidad de hijo de Dios; mas todo sin
verdadero amor de amistad y el partner de ella deriva. perder de vista los límites de las pro-
se encuentra debidamente informado, B. Haring pias facultades y posibilidades, ni los
el matrimonio puede resultar u n éxito,
a pesar de que no conduzca a la armo- HONOR de la propia dignidad» 4 .
nía y satisfacción sexuales. Mas no se En los libros sapienciales del AT se
Notas.—i1) Cf E. Gius, Una messa a punto I. Definición aprecia el buen nombre más que las
debe hablar de matrimonio infeliz, pues- deiromosessmlitá, Turín 1972, 230.~(2) Cf A.
to que todo matrimonio es feliz sólo Massone, Cause e 3 terapia dell' omosessualitá. cuantiosas riquezas (Prov 22,1) y es pre-
en parte. Ahora bien, en el supuesto Várese 1970, 83.-( ) Cf E. Gius. o. c, 46ss.- El término «honor» corresponde a ferible a un «ungüento oloroso» (Ecl 7,1);
de la homotropía u homosexualidad (*) Id, o. c. 68-69._(*) Cf A. M. J. M. H. van dos expresiones, ya en uso en el len- de ahí que se exhorte a cuidarlo con
primaria, no hay que forjarse demasia- de Spijker, Homotropíe. Ueberlegungen zur gleich- guaje teológico de la escolástica: fama esmero: «El cuerpo del hombre es va-
das ilusiones acerca de la posibilidad
geschlechtlichen Zuneigung, Munich 1972, 25.— y honor1. Fama es la buena opinión nidad; el buen nombre no será borra-
(') Id, o. c. 27-28 y n. 33 a p. 4 3 . - C) Id, que se tiene de u n a persona en con-
de cambio de las tendencias homose- o. c. 28.-C) E. Gius. o. c, 258.- (») El do. Ten cuidado de tu nombre, que
xuales. moralista holandés católico H. van de formidad con la cual habla la gente y permanece, más que de millares de te-
Spijker sigue más o menos esta tendencia: expresa, por tanto, de forma positiva soros. Los días de vida feliz son conta-
«Las experiencias y testimonios de los hom- el buen nombre, la estima de la persona. dos, pero los del buen nombre son in-
bres homosexuales demuestran que la trans- El honor es la manifestación de este buen numerables» (Eclo 41,14-16). San Agus-
VII. El celibato es posible formación de la homosexualidad en heterose- nombre y designa, por ende, las accio-
xualidad no puede muy frecuentemente ni in- tín, en el capítulo XXII del De bono
Toda la tradición y la doctrina cris- nes que expresan honor y que de or- viduitatis. inculca la necesidad del buen
tentarse ni afirmarse. Debemos cuestionarnos dinario nacen directamente de la es-
tiana sobre la castidad tienen como si la persona homosexual puede lícitamente nombre para edificación de los otros:
fundamento la santidad del matrimo- buscar esta transformación. La problemática tima que de alguien se tiene. «Hoy, en «No preocuparse de la estima que ten-
nio y la posible vocación al celibato. antropológica y teológica se centra no tanto las lenguas modernas, con la palabra gan los otros no es sólo imprudencia,
No se cuestionará la doctrina tradicio- en la liberación de la homotropía cuanto en Honor, se expresan estos dos aspec-
la realización de las personas homosexuales» es también crueldad, porque se procura
nal que considera legítima la expresión tos, es decir, el reconocimiento tanto teó-
(o. c, 30). Van de Spijker rechaza igualmente rico como práctico que los otros tienen la muerte espiritual de los hermanos
genital de la sexualidad sólo en el ma- la opinión de los teólogos liberales que están inducidos a blasfemar de Dios... El que
trimonio, si se conoce plenamente el de una determinada pefsona»2. La ex-
dispuestos a perdonar las relaciones homose- presión moderna «honor», empero, re- toma medidas para su buena fama, se
significado del matrimonio sacramento xuales entre hombres o mujeres integrados muestra misericordioso hacia los de-
y se acepta el testimonio del celibato. en relaciones de homofilia, si bien las definen viste también otro sentido más pro-
como minus malum. «El conocimiento e in- fundo. No se refiere sólo al reconoci- más. La integridad de vida la necesi-
La castidad prematrimonial no deviene tamos nosotros; la buena fama es me-
frustración u obsesión, si se vive como tuición de dos hombres homosexuales o de miento externo y de orden social, sino
dos mujeres lésbicas que pueden amarse ver- que significa también u n bien interior; nester para el prójimo» 5 .
preparación consciente al matrimonio daderamente demuestran que la valoración que consiste en el respeto que uno, La genuinidad de la estima de sí
y apertura a la posible vocación al ce- teológica que permite el comportamiento
libato por el reino de Dios. La castidad apoyándose en el testimonio de la pro- mismo debe manifestarse en la estima
homosexual en el seno de una amistad sólo no menos respetuosa del prójimo. En-
de las personas no casadas y el testi- como "minus malum" es equivocada» (o. c, pia conciencia, tiene de sí mismo, sobre
monio de tantas personas maduras, 31). Van de Spijker encuentra en todos los todo respecto de la propia bondad raiza «el respeto de sí mismo y del pró-
que h a n vivido y viven todavia el ce- teólogos que no otorgan plena aprobación al moral 3 . jimo en el amor y en la gloria de Dios
libato sin sentirse frustradas, servirá de comportamiento homosexual como compo- y, sostenido por el espíritu de adoración,
estímulo también para quienes sufren nente de amistades homófilas, una contami- Ciertamente se puede y se debe es- se librará de la idolatría del hombre,
nación maniquea (o. c. 32).—(10) R. Reiche, timar todo lo bueno que Dios ha puesto así como también de la indiferencia o
tendencias homosexuales irreversibles La sexualidad y la lucha de clases, Seix Barral.
a la hora de confiar en la posibilidad Barcelona 1969: parece oscilar entre la apro-
en el hombre: virtud, ciencia, habili- de todo cálculo interesado» 6 .
del control de tales tendencias y para bación de la revolución sexual en cuanto se dades, dignidad, etc. Y, supuesta la rec-
descubrir un significado profundo en integra en la revolución, como la sociología titud de intención, se puede igualmente
neomarxista de Frankfurt se lo augura, y el desear que los otros contemplen estos II, Fundamento del derecho a la fama
su renuncia. Nadie se convierte en neu- y al honor
rótico por razón del celibato y de la temor de que la revolución sexual, en sus par- bienes y ios reconozcan socialmente por
ticulares, pueda ser instrumentatizada para el medio de manifestaciones de estima: En la vida social, la fama de orden
castidad consiguiente, cuando se acep- sostenimiento del odiado régimen capitalista
ta y se vive a impulsos de u n ideal todo esto fomenta las buenas relacio- ético (vale decir, la estima de la honra-
o12 neocapitalista.—(") E. Gius, 13o. c, 263.— nes entre los hombres. En' consecuen-
elevado. El que quiera justificar toda ( ) Cf A. Massone, o. c. 97.—( ) A este res- dez, rectitud, virtudes, etc.) es precisa
actividad sexual que comporte un pla- pecto el ya citado estudio de Van de Spijker cia, cabe también lícitamente exigir de para conquistar y conservar la con-
cer momentáneo, hará infelices y de- se permite toda suerte de exageraciones. In- los otros el debido respeto y echar en fianza y amistad del otro y, por tanto,
gradará a muchas personas. Por otra cluso se atreve a atribuir un valor de comu- cara, con las debidas formas, las faltas para la tranquilidad en las relaciones
parte, recordemos que no es posible nicación, de simpatía y de madurez a la bús- de respeto que se produzcan. Que en
queda de la satisfacción sexual con otros ho- con el prójimo. La fama de índole fisica
obtener mejores resultados con u n a algunos casos específicos sea lícito y e intelectual (o sea la estima de la cul-
mosexuales, aunque se trate de encuentros obligatorio para el cristiano tutelar el
moral de solas prohibiciones. Pero el anónimos. «También los encuentros esporá- tura, de la capacidad intelectual y ma-
propio honor lo testimonia la conducta
nual) muchas veces es necesaria para
Honor 462 463 Honor
inserirse convenientemente en el mundo III. Principales deberes respecto sario para evitar un escándalo, tiene La detracción puede cometerse de
del trabajo, sobre todo en las profesio- al propio honor que evitarse prudentemente. La ala- varios modos: —achacando a u n o u n
nes que se fundan en la confianza (mé- banza no ha de convertirse en adula- delito que no ha perpetrado (calumnia);
dico, abogado, sacerdote, etc.). El cristiano ha de conservar y de- ción, al igual que el vituperio no debe —agigantando los defectos de otro;
La buena fama puede ser verdadera fender la propia fama así como aceptar transformarse en desprecio 8 . —manifestando cosas ocultas; - i n t e r -
o aparente. Es verdadera si el individuo honor y reconocimiento por parte de pretando aviesamente el bien; —ne-
posee realmente las cualidades por las los otros, siempre que lo merezca. El V. Cómo se lesionan la fama y el gando el bien realizado; -callando, con
que goza la estima de los otros; en caso deseo exagerado del propio honor con- honor del prójimo malicia, el bien operado, cuando se debe
contrario, es aparente. fina con la ambición, que puede resul- publicar; —aminorando la alabanza o
tar nociva para el prójimo y la sociedad. 1. LA FAMA Y EL H O N O R DEL P R Ó J I - alabando de tal forma que la misma
Todo hombre tiene absoluto derecho Mas no menos preocupante que la am- M O SE LESIONAN INTERIORMENTE CON: a) alabanza tiende a debilitar la buena
a la propia fama verdadera y nadie puede bición resulta la indiferencia, singular- el juicio temerario, que consiste en creer fama del interesado 1 2 .
violar este derecho sin cometer u n a in- mente cuando procede de un talante firmemente y sin fundamento sólido,
justicia. Porque la buena fama verda- En algunas circunstancias, con el fin
fundamental de carácter asocial o del como verdadero, u n defecto moral del de impedir graves males u obtener ma-
dera se basa en dotes recibidas de la olímpico desprecio de la opinión de los prójimo; b) la sospecha y la duda teme-
naturaleza y en cualidades adquiridas yores bienes para uno mismo, para un
hombres. raria: en la primera, se tiene sólo la tercero, para el propio difamado o en
mediante el ejercicio de su libertad: impresión, mas no se llega a consentir
virtudes morales, cultura, habilidades El buen nombre es menester conser- pro del bien común, cabe que sea lícito,
varlo con todo esmero, con sentido de en creer en la acción mala del otro; en o incluso obligatorio, revelar las faltas
técnicas o profesionales. Ahora bien, la segunda se suspende el propio juicio,
no hay duda de que el individuo posee responsabilidad hacia la sociedad, aun de otro. Evidentemente, el derecho a la
en el caso de que uno no se considere in- sin que haya razón plausible, acerca de fama aparente no es absoluto, sino que
u n derecho absoluto e inviolable sobre la honradez de otra persona.
todo lo que atañe a su persona o ha teriormente digno de ello. Mas la defensa dura hasta tanto que el culpable no se
obtenido legítimamente mediante el hon- del honor inmerecido no debe trans- La precaución práctica, que enraiza haya hecho indigno de la normal con-
rado ejercicio de sus facultades. formarse en hipocresía. La autodetrac- en la posibilidad de engañarse respecto vivencia social o no constituya un pe-
ción es contraria a la veracidad del de la rectitud del prójimo y de ahí que ligro para los otros. Hay obligación de
Mas también el pecador oculto tiene mismo modo que lo es la autoexalta- se usen todas las cautelas para defen- manifestar los defectos del prójimo por
derecho, aunque de forma relativa, a ción. El verdadero sentimiento del honor derse de eventuales inconvenientes (por el bien de la religión, cuando se trata
su fama. Hasta tanto que sus culpas ha de refrenar el impulso instintivo de ejemplo, cerrar con llave los cajones de candidatos a las órdenes sagradas
no resultan públicamente notorias, goza alabarse a sí mismo. Pero no está mal, por temor a que nos roben), no constitu- o de los impedimentos que hacen nulo
al menos dé fama negativa, en cuanto a ejemplo de san Pablo (1 Cor 9; 2 Cor 3 ; ye u n juicio temerario. Por consiguien- el matrimonio. El testigo legítimamente
que no aparece nada que lo haga in- Gal 1-2), aludir modestamente al bien te, es lícita, especialmente en nuestros citado a juicio tiene, en justicia, la
digno de convivir tranquilamente en la realizado con la gracia de Dios, cuando tiempos. obligación de decir la verdad. Con más
sociedad. Ahora bien, no parece que se así lo exija el bien de la causa que se frecuencia, se da el deber de caridad
haga indigno de dicha convivencia por defiende. 2 . LA FAMA DEL PRÓJIMO Y SU HONOR de hablar para prevenir un daño gra-
cualquier clase de culpa, sino sólo en SE LESIONAN EXTERNAMENTE CON: fl) la ve a costa de un inocente: por ejem-
razón de aquellas que inciden directa- El deber de conservar y defender el detracción, que es la injusta lesión del
propio honor es grave en determinados plo, si se solicita información acerca de
mente contra la sociedad como tal o prójimo ausente. Con razón, por sus la moralidad de u n novio o sobre la
que convierten al individuo en peligroso casos, particularmente para quienes consecuencias funestas, la Biblia la con-
ejercen un influjo en la sociedad cuya honradez de un individuo a quien se
para los demás. En teoría, cabe que una dena con severidad: «Maldice al mur- desea otorgar un encargo de confianza.
persona pierda la fama bajo un aspecto, incidencia depende, en gran parte, de murador y al de lengua doble, porque
su buena fama (padres, educadores, Igualmente resulta obligatorio desen-
sin que la pierda en otros: un individuo han sido la perdición de muchos que mascarar al timador, siempre que de
puede tener fama de mujeriego y, sin sacerdotes, autoridades). No obstante, vivían en paz. La lengua maldiciente
el cristiano tendrá que soportar en si- esta forma se consiga que deje de ser
embargo, mantener el reconocimiento ha desterrado a muchos y los arrojó peligroso. Representará también u n
de su honradez en los negocios. Pero lencio, muchas _ veces, las graves inju- de pueblo en pueblo... La lengua ca-
rias y acusaciones que no comprometen acto de caridad tener al corriente a los
en la práctica, con mucha frecuencia, lumniadora echa de casa a la mujer padres acerca del comportamiento poco
a causa de la debilidad de la naturaleza su honor y su influencia social 7 . fuerte y la priva del fruto de su trabajo» correcto de sus hijos, cuando esto sea
humana, si se hace público incluso un (Eclo 28,15-19). Y en el NT, Santiago necesario para su educación o su línea
solo pecado particular de una persona, IV. Deber de honrar al prójimo amonesta: «No murmuréis unos de de conducta mancille el honor de la
indudablemente quien está dotado de otros, hermanos; el que murmura de familia. Se juzga lícito publicar todo lo
rectitud y prudencia sabrá mantener la A cada uno es preciso tributarle el su hermano o juzga a su hermano,
honor que le corresponde (Rom 13,7): que atañe a la actividad política y ad-
estima de tai persona en lo concerniente murmura de la ley, juzga la ley» ministrativa de los hombres públicos,
a los otros aspectos de su vida; pero la al cristiano, el honor de cristiano; al (Sant 4,11). aun en el caso de que se trate de cosas
mayor parte de la gente disminuirá, de portador de la autoridad, el honor de
También la antigua tradición cristia- ocultas o infamantes, pues el ciudada-
forma automática, toda su estima y re- la preeminencia; a los buenos, el honor no tiene derecho a saber todo lo que
tirará su confianza al difamado. de la virtud (Eclo 10,27-31). La mujer na es concorde en condenar la mur-
muración. Recordemos el dístico que se refiere al desempeño de la misión que
ha de honrar al marido y viceversa los gobernantes h a n recibido del pue-
Además, el que ha perdido ya la fama (Ef 5.23). Los hijos menester es que san Agustín había hecho escribir en las
y el honor, el que no recibe del am- paredes de su comedor: «El que se com- blo. Por otro lado, quien ha recibido
honren a sus padres y viceversa. He- el mandato popular de administrar los
biente en que vive más que desprecio mos de poner más celo en rendir honor place en morder con sus palabras la
y desestima fácilmente sentirá la ten- vida de los ausentes, sepa que aquí no asuntos públicos, acepta, al menos im-
que en buscarlo (Rom 12,10). Cuando plícitamente, que su actuación sea so-
tación de mandar a paseo incluso su hay comida para él» 9 . Y san Bernardo,
se trata de empujar hacia el bien al metida al juicio y a la crítica imparcial
honor interior y de comportarse sin recogiendo lo que dijera san Basilio 10 ,
prójimo reconociendo sus justos méri- afirma que la murmuración mata a de los gobernados. Mas no es lícito
dignidad. En otras palabras, queda des- tos, no debemos escatimar la alabanza
provisto del freno que deriva del deseo tres personas: a quien la siembra, a propagar chismes inciertos ni descu-
merecida. Todo reproche que no des- quien la recoge y a la v í c t i m a " .
de ser estimado por los otros. emboque en algo bueno ni sea nece-
Honor 464 465 Huelga
brir intimidades personales o familiares las que se enumera al que «enciende pensar que no harán uso de la noticia difamación y no reparado todavía el
de los hombres públicos que no tengan rencores entre hermanos» (Prov 6,19). recibida'". perjuicio soportado por su difamador;
relación alguna con su actividad públi- «Maldice al murmurador y al de len- —si la difamación, por el motivo que
ca. En este sector hay que insistir en gua doble» (Eclo 28,15). San Pablo co- 4. LA CONTUMELIA es pecado mortal fuere, no ha incidido en modo alguno
la enorme responsabilidad de la prensa. loca a los chismosos entre quienes ex genere suo. Su gravedad depende ora en la fama del otro.
Pablo VI advertía que la información están «llenos de toda injusticia» (Rom de la estima general de que goza la El que se encuentra imposibilitado de
ha de saber respetar los derechos de 1,29). persona injuriada, ora de la gravedad restituir la fama, no está constreñido
los otros a la buena fama. En las cró- La delación es afín a la detracción y de la injuria, ora de la intención de in- por ello a u n a compensación económica
nicas de los periódicos suelen leerse consiste en hacer saber a una persona juriar. ni el difamado podría considerarse re-
noticias de delitos: homicidios, suici- lo que otra ha dicho de ella. Los dela- sarcido de esta manera. Pero en ciertas
dios, adulterios, etc. Cuando se trata tores resultan particularmente despre- circunstancias, ante la imposibilidad
de un hecho realmente notorio, no ciables. VII. Obligación de reparar
de reparar el honor, podría reputarse
existe difamación en publicar incluso b) La contumelia: injusta lesión del conveniente ofrecer dinero en concepto
El juicio temerario, la sospecha y la
los detalles. También el desarrollo de honor del prójimo, pero en su presencia, de reparación material.
duda temeraria obligan a la reparación,
un proceso constituye, sin duda, u n aunque sólo sea moral (por ejemplo, que se lleva a cabo mediante su des- Cuanto menor sea la posibilidad de
hecho público que cae en el ámbito de mediante procurador, en fotografía, et- trucción. El prójimo tiene derecho a la reparar el daño externamente, tanto
la crónica. Pero no puede considerarse cétera), a través de gestos, palabras u estima y al honor incluso internos. más grave será el deber de expiar de-
lícito servirse de la publicidad de un omisiones.
hecho para airear secretos particulares La detracción comporta el deber de lante de Dios y de prestar atención en
que no guardan ninguna relación con reparar los perjuicios ocasionados al adelante a estos casos.
la sustancia del hecho: tampoco es líci- honor y los eventuales daños materiales L. Babbini
VI. Malicia de los pecados contra la
to hacer encuestas que corresponden que puedan preverse. «La deshonra se
fama y el honor del prójimo repara por la rehabilitación de la hon-
a la autoridad judicial.
1. EL JUICIO TEMERARIO es pecado ra: si hubo calumnia, mediante u n a Notas.-C1) Cf J. Mausbach, Teología moral ca-
La acusación calumniosa contra u n mortal ex genere suo contra la justicia. clara retractación; si sólo difamación, tólica. Universidad de Navarra, Pamplona
difunto ofende igualmente a la justicia. No es culpa grave, si la materia no lo impidiendo en lo posible el efecto de 1972.-(') ](,.-(=) J¡,.-(«) R. Haring, La ley
No cabe decir lo mismo respecto a la es o falta la suficiente deliberación, es sus poco caritativas afirmaciones, aun- de5 Cristo, Herder, Barcelona 1970", v. 3, 6 0 1 . -
fama aparente, dado que el difunto no decir, si no se advierte que, se trata de que sea mediante una expresión vela- ( ) PL 40, 440-449.-( 6 ) B. Háring, o. c, 602.-
da, como, por ejemplo: "no era exacto (') Id,10o. c, 6 1 0 . - H Id, o. c, 611.-(») PL 32,
tiene ya parte en la vida social. A pe- un juicio temerario o que, al proferir- 52.-( ) PG 32, 747.-(") PL 183, 584-585.-
sar de todo, promulgar, después de la lo, se comete pecado grave. lo que dije", o "en ese caso me equi- (") Cf Teodoro da Torre del Greco, Teología
muerte y sin justo motivo, faltas ocul- voqué", o bien poniendo hábilmente morale. Alba 1956, 419.-(") Cf E. Trabucchi,
tas lesiona la piedad debida a los di- 2. LA SOSPECHA Y LA DUDA TEMERA- de relieve las buenas cualidades del di- VIU comandamento: la veritá nella carita, en
funtos. Además, si existen parientes RIA son, de ordinario, pecados veniales. famado. De la injuria personal, incluida L'iwmo e il decálogo, a cargo de L. Babbini.
próximos del difunto, podrían darse por en la difamación, hay que pedir, en Genova 1969, 275-280.-('*) Id. o. c, 277.-
ofendidos, ya que junto con el honor principio, perdón; aunque las mues- (") B. Haring. o. c, 617.-(") Id, ib.
3. LA DETRACCIÓN constituye un pe-
del individuo se da también el de la cado mortal según su especie (ex genero tras positivas de aprecio y caridad pue-
familia. A los historiadores, empero, se den considerarse como u n a satisfacción BIBL. : Háring B., La ley de Cristo, Herder,
suo), cuya gravedad no depende tanto
suficiente. En lo posible, la rehabilita- Barcelona 19706, v. 3. 600-619.-Lumbreras
les reconoce el derecho de referir, con de la gravedad del delito o del defecto P.. De iure ad famam. en «Angelicum», 15
plena objetividad, incluso los hechos divulgado cuanto de la gravedad de la ción del difamado ha de preceder a las (1938), 88-91.-MausbachJ.-ErmeckeG„ Teo-
infamantes del pasado, que h a n per- infamia que de ahí se ha seguido. excusas» 15 . Si la detracción ha causado logía moral católica. Universidad de Navarra,
manecido ocultos en los archivos. La al otro pérdidas materiales, habrá que Pamplona I971.-Palazzini P., Onore e contu-
Para conocer esta gravedad es pre- resarcirlas debidamente como en cual- melia, en Enciclopedia cattolica. v. 9, 135-138.-
explicación reside en que a la historia
ciso considerar la condición de la per- quier otro supuesto de daño injusto 1 6 . Tilmann F., 11 maestro chiama. vers. it, Bres-
le corresponde investigar la verdad del
sona vilipendiada, quién es el que de- cia 19554, 285-292.-Van Kol A., Theologia
pasado para determinar las causas y moralis, Herder,Barcelona 1967, v. 1, 717-725.
nigra y ante quién se denigra. Si el La reparación del honor lesionado
efectos de los acontecimientos y tam-
murmurador es conocido como u n char- en la contumelia tendrá que hacerse
bién porque no se trata ya de noticias
latán, no se le dará gran fe, en tanto pública o privadamente según que la
verdaderamente secretas, puesto que
que fácilmente se cree a u n a persona
se contienen en documentos de archi-
seria. Relatar un hecho grave de u n a
injuria haya sido pública o privada. HUELGA
vos que hoy se hallan abiertos a todos También conlleva el deber de reparar
persona que goza de escasa estima, no los daños. No nos ocuparemos de la huelga
los interesados. Por otra parte, la pru-
incide mucho sobre su fama; revelar, desde el punto de vista estrictamente
dente narración de vicios y delitos pue-
empero, algo incluso de poca monta político o legislativo 1 . Nuestro discurso
de tener, además de su deploración, una VIII. Cesa el deber de la reparación
acerca de u n a persona muy estimada
cierta utilidad moral 1 3 . intentará ser lo más teológico y moral
por su vida o por su posición (por —si el delito se ha hecho público o si el
ejemplo: un sacerdote, u n magistra- posible. De ahí que nos ocupemos, aun-
Especial malicia posee la murmura- difamado se ha ocupado de tutelar su que dentro de la brevedad marcada,
ción, cuya finalidad es la ruptura de la do...), puede acarrearle u n daño grave.
propio honor de otra forma (por ejem- de las cuestiones teológicas prejudiciales
amistad entre dos personas. Al mur- Influye asimismo el número y la cali-
dad de las personas que escuchan: si plo, mediante una sentencia judicial); acerca de la posibilidad de u n a política
murador no le interesa tanto ajar la —si el detractor, para llevar a cabo la cristiana y la aceptabilidad, por parte
fama de alguien cuanto destruir en su son numerosas y tales que se prevea
u n a fácil difusión de la noticia propa- reparación, tiene que sufrir u n daño del cristiano, de la lucha de clases, para
corazón el amor y la intimidad de las mucho más grave que el padecido por luego pasar a la consideración de las
relaciones con otra persona cuyo puesto lada, la detracción reviste mayor gra-
vedad que cuando se hace u n a confi- el difamado; cuestiones morales connexas con la lu-
tal vez quiere ocupar. La Biblia conde- - s i la murmuración se ha olvidado to- cha de clases que incluye la huelga y,
na vigorosamente este comportamien- dencia a una o pocas personas pruden-
tes de las que se tienen motivos para talmente ; finalmente, aludir a los problemas más
to: «Seis cosas aborrece Yavé» entre -si el difamado se ha vengado con otra recientes y candentes: los que están
Huelga . 466 467 Huelga

vinculados con las ocupaciones y los apartarlo de la perspectiva de u n fra- co. La Pascua significó u n a liberación autoridad eclesiástica, como se deduce
secuestros de personas. Todo esto pro- caso (aparente) y de u n final trágico, completa del hombre (y no sólo de su de la instrucción Octogésima adveníens
curaremos exponerlo, dando por cono- El lo hizo callar bruscamente (Mt 16, ; espíritu). El absentismo desencarnado (n. 25,50) y del discurso de Pablo VI,
cidas las cosas que se suelen decir en 21-23). Jesús tiene plena conciencia de del cristiano, aparte de olvidar la en- publicado por el Osservatore romano el
los manuales y de forma casi esque- que la misión que le ha confiado el carnación de Cristo, desembocaría en 9 de abril de 1972. Semejante plura-
mática, en consonancia con la índole Padre es apostólica y no política (Le 12, alienación y connivencia con el mal. lismo político, también para el católico,
de u n diccionario de «aggiornamento». 14). Son célebres a este respecto algu- ' La salvación cristiana trasciende, pero no puede negarse en virtud de la si-
ñas de sus expresiones: «No sólo de pan al mismo tiempo comprende, la salva- tuación española (aun admitiendo que
vive el hombre, sino de toda palabra ción política. Se llega incluso hoy a re- la aireada unidad de los católicos es-
I. Política y Evangelio descubrir u n a dimensión política en pañoles sea legítima), pues en todo
que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4).
Se verá en seguida si con la huelga Ante la tentación política de Satanás, toda verdad de fe (cf Política [teología]). caso se trataría de u n a situación ex-
puede hacerse política en sentido es- que quiere someterle todos los reinos Efectivamente, no es cristiana cual- cepcional, por lo que n o podría cons-
tricto; pero no hay duda de que la del mundo, El responderá: «Adorarás quier ruptura que se establezca entre tituir la norma. Hay que juzgar esen-
huelga constituye u n modo de hacer al Señor, tu Dios, y a él solo servirás» religiosidad y vida terrena. Pablo no cial el pluralismo en política, que es
política (en sentido amplio, si por polí- (Mt 4,10). Sumamente clara es la res- quiere que la esperanza de la parusía justamente el lugar específico de las
tica se entiende cualquier intervención puesta que da a Pilato en u n momento lleve a cruzarse de brazos a los diversas opciones. Hoy el peligro más
con miras a erigir u n determinado or- de especial solemnidad: «Mi reino no Tesalonicenses. El cielo no brinda atosigante es a ú n el monolitismo de de-
den en las relaciones interpersonales). es de este mundo» (Jn 18,36). ningún alibi a la tierra. Es más, rechas, que supone u n a mentalidad
Surge, por ende, la cuestión teológica lo definitivo tiene que realizarse a tra- más o menos capitalista. Pero es justo
En nuestro caso, podemos intentar < vés de lo provisional. Para el Vatica-
prejudicial: ¿Hay u n a política para el hacer u n a síntesis. Cristo no retrocede ) prepararse a rechazar igualmente u n
cristiano? ¿Cuál es la política cristia- no II, «la esperanza escatológica no monolitismo de izquierdas que, aunque
ante la oposición al desorden estable- : merma la importancia de las tareas
na? El problema reviste tanto interés cido. pero tampoco olvida que su misión ! opuesto, recaería en el mismo vicio
como dificultad, no sólo en razón de temporales, sino que más bien propor- clerical que no deja espacio para la li-
es espiritual y que debe permanecer ciona nuevos motivos de apoyo para
su discreta novedad (en el pasado se abierto a todos, saltando por encima bertad en política. Si el primer punto
hacía política y se preocupaban menos su ejercicio» (GS 2 1 , 3 ; cf 43).
de cualquier estructura que intente 10 cerrábamos concluyendo que no es
de legitimarla), sino porque aquí se re- aprisionarlo, Y así, no aceptará el na- posible dejar de hacer política, porque
fleja uno de los problemas más difíci- Es verdad. El compromiso temporal
cionalismo de los zelotas, ni la concep- del cristiano es relativo; pero esta rela- todo lo que no es politizable no cuenta
les de la teología moral de hoy: la ción teocrática de los fariseos, ni el ma- socialmente, ahora hemos de sacar la
búsqueda del «proprium» de la misma; tivización no está inspirada por la eva-
terialismo de los saduceos. Sin embar- sión y la fuga, sino por la esperanza conclusión de que es imposible carecer
la búsqueda se acentúa en virtud de la go, todos los que quieran sinceramente de varias propuestas o soluciones polí-
persistencia de la mentalidad clerical y y la certeza de la consumación esca-
encontrarlo por motivos religiosos, a tológica. El resultado hacia el que se ticas entre las que el cristiano debe ele-
triunfalista, a pesar de la Iglesia pobre cualquier clase que pertenezcan, lo en- gir libremente.
(que confía en Dios y no en el poder) debe apuntar es todavía inadecuado, en
contrarán siempre disponible y no se- relación con el proyecto de u n mundo
querida por el Vaticano II. Teórica- rán nunca rechazados.
mente, las opiniones sostenibles son es- nuevo. La única conclusión es que el 3. NEGAMOS EL «CUALQUIERISMO» DEL
tas cuatro: no hay ninguna política Para el cristiano es ya clásico el es- ; cristianismo jamás podrá conciliarse CRISTIANO.—Decir que existen tantas
cristiana, sólo hay u n a política cristia- logan de Cristo: «Dad al César lo que con u n orden terreno establecido, pues- políticas aceptables no significa que
na, son numerosas las políticas cris- es del César y a Dios lo que es de Dios» to que la frontera de lo alcanzable se todas las políticas sean buenas, com-
tianas, todas las políticas son buenas. (Mt 22,21). Todo poder, ya sea clerical amplía cada vez más. La fe en la his- prendidas las que defienden la segre-
Expondremos paso a paso, nuestra o laico, ha intentado siempre absoluti- toria de Cristo y en su victoria es u n a gración racial, conducen al odio o pre-
posición al respecto. zarse. Jesús, en cambio, h a elaborado fuerza crítica, subversiva, creadora y fieren la violencia. Si no todas las polí-
u n a separación liberadora. La comuni- liberadora. En este sentido, no existe ticas son aceptables, surge el problema
dad religiosa no coincide con la comu- cultura cristiana, ni orden social cris- de señalar el criterio mediante el que
nidad política. El trono no puede apo- tiano 3 , ni política cristiana; pero existe sea posible elegir entre las diferentes
1. RECHAZAMOS EL NEUTRAIISMO PO-
yarse en el altar, ni el altar en el trono. sólo el compromiso constante del cris- políticas o rechazar algunas de ellas
LÍTICO DEL CRISTIANO.—Para algunos,
Y, sin embargo, a pesar de la enseñanza tiano incluso en el campo político. Aho- como incompatibles con el evangelio.
Cristo h a sido u n revolucionario, que
de Cristo, la antigua confusión aparece ¡ ra bien, aquí nos encontramos ya en Intentando delinear u n a solución, enun-
se ha enfrentado a todas las autorida-
ya en parte con San Agustín, que ad- otro punto. ciaremos u n triple criterio que permita
des constituidas de su tiempo, eclesiás-
ticas y civiles, hasta que fue por ellas mite u n a cierta coerción en su enfren- u n a elección acertada y evangélica.
condenado a muerte. Para otros, en tamiento con los herejes. Reaparecerá 2. AFIRMAMOS EL PLURALISMO POLÍ- a) La igualdad sustancial entre ¡os
cambio, Cristo se negó a intervenir en también en la edad media, en prove- TICO DEL CRISTIANO.-Para el cristiano, hombres, más aún, la fraternidad uni-
los asuntos temporales. Rechazó todo cho de la autoridad eclesiástica, que se pues, la política no es u n a prohibición, versal está absolutamente exigida por
compromiso con los mitos de la época, servirá indebidamente de los medios del sino u n deber. En ese caso, ¿ cómo ten- el evangelio. La documentación de esta
oponiéndose al mesianismo político que poder: violencia, inquisición, cruza- drá que hacer política? ¿Hay sólo u n a propuesta es más que obvia. Hablamos
deseaba fuera el restaurador de la liber- das, etc. Falta preguntar si ha sido o existen varias políticas? Si por polí- de igualdad sustancial, porque no que-
tad hebrea contra la opresión romana. definitivamente desterrada de los ecle- tica entendemos las opciones concretas remos aparecer como patrocinadores de
Cuando, entre el entusiasmo popular siásticos y de los políticos de hoy 2 . para la construcción de la ciudad te- un raserismo que olvide las caracte-
levantado por la multiplicación de los Y, sin embargo, el creyente debe com- rrena, hemos de decir entonces que no rísticas específicas de cada u n o y por-
panes, algunos galileos, probablemente prometerse seriamente incluso en el hay u n a política única para el cristia- que no queremos entenderla al estilo
«zelotas», quisieron convertirlo en u n campo político, según su capacidad y no, sino que caben varias. Rechaza- capitalista-liberal (igualdad como liber-
rey-mesías político y en u n liberador responsabilidad. No hay compromiso mos, pues, tras haber rechazado el neu- tad del más fuerte para aplastar al más
nacional, él desapareció de su vista ético eficaz que en ciertos momentos tralismo, también el clericalismo o el débil). Por esto añadimos inmediata-
(Jn 6,14-15); cuando Pedro intentó no se convierta en compromiso políti- triunfalismo. Hoy el pluralismo político mente u n segundo criterio, comple-
lo reconoce abiertamente incluso la
Huelga • 468 469 Huelga

mentario del anterior, y que debería pero ya ayer la practicaban las dere- dos y, en última instancia, hasta del muestra convencido (de palabra) de
evitar sus malentendidos. chas, qué aún no la han abandonado; amor hacia los opresores, a fin de que que todos somos iguales, incluso her-
b) La predilección por los pobres, por cómo el concepto de clase es ambiguo, puedan finalmente caer en la cuenta manos; pero corre el riesgo de olvidar
los pequeños, por los marginados: en en cuanto puede referirse a la cultura, de que se equivocan. No es ni siquiera que hay algunos que son considerados
una palabra, por el prójimo más nece- al censo, al poder o a estos tres ele- verdad que la lucha de clases lleve fa^ por la sociedad o por la mentalidad
sitado. También en este punto, toda mentos conjuntamente. Expondremos, talmente a la violencia y, en todo caso, menos iguales que los otros, por lo que
documentación resulta superflua. Ya el en cambio, directamente los términos se trataría de violencias eventuales y existe el peligro de dejar en la sombra la
AT muestra su predilección por el huér- del debate en forma dialéctica. esporádicas, mucho menores que las predilección —igualmente evangélica—
fano y la viuda, el forastero y el opri- violencias continuas y sistemáticas que por el débil y el pobre.
mido. En el NT, el «dejad que los niños 1. CONTRAINDICACIONES DE LA LUCHA el capitalismo opera en relación con los Además hay que volver a remachar
vengan a mí» no se refiere sólo a los DE CLASES.—Ante todo, dicen los que obreros, con la connivencia de las ins- que el ideal continúa siendo la convo-
niños, sino a todos los excluidos. Y Je- impugnan la lucha de clases, tiene tituciones y de las leyes. Aliado del cación en el amor, que constituye el
sús llega a identificarse con la persona marca marxista y no cristiana. Además mal sería el que no intentase ofrecerle verdadero fin de la vida cristiana en la
del necesitado: «Cuanto hicisteis a uno nace del odio, en tanto que el cristiano resistencia denunciándolo y buscando tierra como en el cielo. Todo lo demás
de estos hermanos míos más pequeños, siente que debe amar y que jamás le su contención. La predilección jerár- no puede ser sino medio. No obstante,
a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40.45), será posible odiar por ningún motivo quica por el interclasismo nos conven- si u n a clase no quiere practicar la jus-
tanto en el bien como en el mal. No se a u n hermano. Sospechosa por su ori- ce aún más de la necesidad de afirmar ticia, la otra puede intentar constreñir-
trata, por ende, de un discurso dema- gen, la lucha de clases no lo es menos esta otra vocación que es esencialmente la a hacerlo mediante la lucha. Esta
gógico, lanzado para hacerse estimar bíblica. lucha ya no sería injusta en esa hipó-
por los resultados a que está destinada:
en u n mundo que parece inclinado conduce a la violencia, mientras que el La Escritura afirma, con gruesos ca- tesis, sino que, por el contrario, se en-
cada vez más a la izquierda. Trátase cristianismo enseña a poner la otra racteres y gran claridad, la predilec- caminaría a instaurar la justicia. Quien
de u n discurso profundamente evan- ción por los débiles y los excluidos, por habla de amor y luego se preocupa sólo
mejilla al perseguidor. Además, la po-
gélico, que acaso estamos descubrien- los pobres, que son, en definitiva, los de mantener privilegios y conservar
do otra vez demasiado tarde 4 . lítica es la conducción de los asuntos
públicos, que pertenecen a todos y no verdaderos destinatarios del mensaje u n desorden estructural, no sólo no
c) La predilección por la no-violencia sólo a u n a única clase, de suerte que de salvación traído por Cristo. Ya el trabaja verdaderamente por la llegada
podría constituir el tercer criterio. Tam- la lucha de clases introduciría u n ele- AT expresa su solidaridad con los mar- del reino del amor, sino que realiza la
bién, aquí la posibilidad de caer en mento de discriminación inaceptable ginados y los oprimidos de todo género peor instrumentalización y negación de
equívocos es muy fácil. Ante todo, la para quien profesa la fraternidad uni- e invita a resistir al poderoso (Lev 19, los valores más profundos del cristia-
«no-violencia» no es inactividad, mo- versal. Cabría añadir que, incluso ad- 15-18). El NT restalla invectivas con- nismo.
verse remisos, huida a lo espiritual. Es, mitiendo que se consiga siempre evitar tra los ricos («Ay de vosotros...») y De todas formas sigue siendo verdad
por el contrario, medio de lucha para la violencia, la conflictividad permanen- considera obligatoria la solidaridad con que el cristiano debe luchar, en primer
obtener justicia y u n medio de lucha te 5 a que la lucha de clases ineludible- los débiles; incluso esta solidaridad término y más profundamente, contra
que exige singular coraje. Por otra mente desemboca, es exactamente lo constituye materia del juicio final y el egoísmo que hay en sí mismo que
parte, la violencia que se condena no contrario de la convocación en el amor verdadero discriminador de la bondad contra el que se halla en los otros y
es sólo la violencia de quien no cuenta, de los hombres (Mt 25,31-46). Y cie- en las estructuras. Sólo así su lucha
que la escatología cristiana sueña. Sin
sino también, y sobre todo, la violen- rran su alegato diciendo: ¿Somos nos- resultará creíble y su acción no olvi-
tener que decir que no resulta poco otros los que nos hemos dejado ins-
cia del que detenta el poder político. contradictoria la lucha de clases pre- dará el aspecto prioritario. Esto no
De lo contrario, mereceríamos la re- trumentalizar por el marxismo o sois puede ni debe significar, sin embargo,
gonada por las izquierdas. Estas par- vosotros los que os habéis dejado ins-
probación evangélica del que se es- ten, en efecto, de la constatación de renuncia a luchar en el seno de las
candaliza por la paja que ve en el ojo trumentalizar por el capitalismo? estructuras y contra ellas (cuando son
los males que ha ocasionado el clasis-
del hermano y no quiere sacar la viga mo de derecha, para deducir la nece- inhumanas). No cabe aceptar la ex-
que hay en el suyo. Por último, ha- presión: preocupémonos de ser santos
sidad de instaurar u n clasismo de iz- 3. LAS DOS VOCACIONES CRISTIANAS
blamos de predilección porque no pre- COMPLEMENTARIAS.-Oídas las dos cam- y el resto vendrá por sí mismo. De esta
tendemos prejuzgar la cuestión de la quierdas. Mas siempre estaríamos ante
un clasismo, podría inmediatamente panas, ensayemos ahora u n a síntesis suerte no se exalta, sino que se degra-
posibilidad de la violencia como legíti- que recoja lo que de verdad ambas pre- da la santidad. Pues ¿en qué consiste
ma defensa. Y tendremos que ver a subrayarse. No se combate la actual
discriminación entre los hombres, si se gonan y nos permita evitar toda unila- ser santos sino en seguir la vocación
continuación si eventualmente existen teralidad. Generalmente, cada uno se divina de gastarnos por los hermanos?
otros criterios. Para algunos parecía ser trata simplemente de despojar a algu-
nos de los privilegios de que disfrutan sitúa en u n a perspectiva óptica que no La línea de demarcación entre bue-
u n criterio evangélico también la exclu- le permite percibir la verdad del otro.
sión de la lucha de clases; pero ya hay para entronizar a otros en los puestos nos y malos no coincide con las clases,
que aquellos ocupaban. Más que de es- Sería interesante que cada uno inten- pero atraviesa por medio de ellas. Nin-
algún joven que, por el contrario, de- tase retirar las acusaciones que hace
searía considerar como criterio preci- tructuras que modernizar o tirar, da la gún derecho tienen los unos a afirmar
impresión de que se persigue la susti- al otro. Puede decirse en síntesis que que todos los empresarios son malos y
samente su inclusión. Vamos a ocu- los dos primeros criterios en los que
parnos brevemente de este particular, tución de las personas. Por último, ca- todos los obreros son buenos, como
bría señalar, la predilección jerárquica debe inspirarse toda política aceptable tampoco tienen derecho de replicar
por hallarse en íntima conexión con el por el cristiano se afirman aquí dema-
cometido directo de nuestro tema. por el interclasismo. los otros exactamente en sentido con-
siado acentuada y exclusivamente tanto trario. El evangelio nos enseña que, en
por unos como por otros. Me explico. este mundo, cizaña y trigo se hallan
2. CONTRAINDICACIONES DEL ÍNTER-
El clasismo ve la necesidad de poner de mezclados, siendo imposible separarlos
CLASISMO.—ES natural que los otros relieve la solidaridad con los iguales,
II. ¿Lucha de clases o interclasicismo? aduzcan objeciones frente a estos argu- de manera neta. Esencialmente inicuos
sobre todo si son desheredados, y corre son quizá los sistemas y no las perso-
Cabría adelantar algunas premisas: mentos. Nuestra lucha de clases —así el riesgo de olvidar la fraternidad uni-
por ejemplo, cómo la lucha de clases hablan— no nace del odio, sino pre- nas, esos sistemas que oprimen siem-
versal. El interclasismo, en cambio, se pre a las personas, incluso cuando les
la airean y reivindican las izquierdas. cisamente del amor hacia los oprimi-
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Huelga • 470
ñaña, al igual que la aspiración de ayer que reina entre el sistema económico y
resultan provechosas, y las lanzan las Cuando se trata, especialmente, de ser- constituye hoy u n derecho. El princi- el político 12 .
unas contra las otras. Es el sistema ca- vicios públicos, necesarios para la vida pal punto problemático del momento
pitalista basado sobre el lucro y no cotidiana de toda u n a comunidad, será nos parece que es el tocante a la huel- 2. AUSENCIA DE OTROS MEDIOS.-LOS
sobre la defensa del hombre el que es preciso saber valorar el límite más allá ga política en los regímenes democrá- que han sufrido u n a injusticia, deben
preciso derribar, de la misma manera del cual el daño causado resulta inad- ticos y al poder político de las organiza- intentar todos los caminos posibles
que es menester rechazar el sistema misible» 8 . Esta carta apostólica salía a ciones sindicales. Hablamos obviamente para obtener que se les haga justicia
colectivista que no es menos deshu- luz en u n momento de huelgomanía de democracia, porque en los estados sin recurrir a la huelga; h a n de ensa-
manizante 6 . (sobre todo en Italia) y tal vez se resienta dictatoriales es ciertamente legítimo yar todas las vías de la persuasión y
A nuestro parecer, en fin, son legíti- de esta situación; por otra parte, resu- hacerse oír políticamente mediante la de la ley. Podrán recurrir a la huelga
mas las dos vocaciones: la del clasista me en pocas líneas el discurso tradicio- huelga, dado que no existen otros me- sólo cuando resulte evidente que no
y la del interclasista, con tal que nal sobre esta materia. Junto a la huel- dios; el problema entonces residirá casi existe otro medio para hacer triunfar
no desconozcan la necesidad de la vo- gomanía, empero, se da también u n a totalmente en la esperanza de éxito y el derecho o que el derecho en cuestión
cación complementaria. Hay quien pre- huelgofobia, igualmente perniciosa. Se en el precio que el trabajador tendrá merece u n a defensa tan costosa. Basán-
fiere solidarizarse con los humildes y nos antoja, por tanto, oportuno añadir que pagar. dose en todo esto, siempre se ha dicho
luchar por su causa, como hay quien algo más concreto acerca de las condi- que no son legítimas las huelgas mien-
prefiere pregonar que todos los hom- ciones para la legitimidad de la huelga. tras perduran las negociaciones. ¿Re-
El discurso moral, en esta esfera, es Cuando h a n surgido las primeras
bres son hermanos o deben llegar a huelgas políticas (por ejemplo, contra sulta t o d a v í a a c e p t a b l e s e m e j a n t e
serlo. Son vocaciones delicadas porque más que legítimo con tal que nos norma ?
percatemos de sus límites. No puede ser la carestía de la vida o de la vivienda),
presentan riesgos opuestos, pero legí- en los periódicos se han dejado oír vo-
timas e igualmente excelsas. Parece que sino abstracto, ya que sólo la situación Pensamos modestamente que no, por
concreta podrá decir si se verifican las ces de católicos y de teólogos que pro- analogía con cuanto hemos sostenido
el sacerdote ha de elegir la profecía del testaban ante semejante modo de pro-
amor. Sólo con carácter de suplencia condiciones que legitiman la huelga. en el punto precedente. Estas normas
Además, la situación no siempre podrá ceder, dando por supuesta la ilicitud tenían por cometido, y lo tienen, el de
podría ser llamado a seguir la otra vo- de tales huelgas. Hay otros canales
cación, en u n momento de especial di- ser leída unívocamente en virtud de afirmar un valor: en nuestro caso, la
su objetiva complejidad. Finalmente, —decían—, por ejemplo, los partidos, paridad o igualdad sustancial de las
ficultad, acaso para que no se diga que para llevar adelante dichas instancias.
la Iglesia no quiere nunca solidarizarse con enorme dificultad el cristiano (y partes que están pactando. El que pri-
con los débiles. mucho menos el pastor) podrá tomar Teóricamente tenían razón: a los mero va a la huelga, se decía hasta aho-
postura en cuanto tal a favor o en sindicatos corresponden las reivindica- ra, quiere contratar desde una posi-
contra de u n a determinada huelga. ciones sectoriales; a los partidos, las ción de fuerza y. por tanto, se equivoca.
III. Moralidad de la huelga programaciones generales. Pero a ve- Pero hoy se está cada vez más conven-
Se dice de ordinario: La huelga pue- ces lo mejor es enemigo de lo bueno. cidos de la notable fuerza de los porta-
Nos hemos entretenido en las cues- de ser lícita, y lo es, si se verifican si- Los partidos políticos pueden resultar, dores del poder económico (con fre-
tiones preliminares porque nos parecen multáneamente las siguientes condicio- en ocasiones, demasiado lentos a la cuencia incluso frente a los mismos
más estrictamente teológicas. Reivin- nes: 1) que se trate de u n a causa justa; hora de reclamar determinadas cosas portadores del poder político), por lo
dicada la vocación a la solidaridad hu- 2) que no exista otro camino para de- urgentes y necesitar, por tanto, que se que, a veces, la huelga durante las ne-
m a n a incluso mediante el clasismo, re- fenderla; 3) que se tenga fundada es- les dé u n empujón desde fuera. Aparte gociaciones puede significar no turba-
sulta, sin duda, más hacedera la legi- peranza de éxito, es decir, que medie de que, por razones particulares, los ción del equilibrio de las fuerzas, sino,
timación de la huelga. Por otra parte, proporción entre los bienes que se es- partidos que se encuentran en el poder, por el contrario, voluntad de instaurar
el magisterio de la Iglesia jamás ha peran y los males que se temen 9 . No formando parte del gobierno, represen- ese equilibrio. Esto no quiere decir que
negado el derecho de huelga, si bien nos detenemos a explicar estas condi- tan insuficientemente a los obreros, de esto suceda siempre; mas puede acae-
es verdad que lo ha afrontado con hon- ciones que, por lo demás, son bastante suerte que éstos se hallan en la penosa cer, por ejemplo, cuando las negocia-
das preocupaciones. La Rerum nova- obvias. Haremos ver, en cambio, para necesidad de tener que recurrir a los ciones son puramente formales e iluso-
rum de León XIII no intenta excluir la cada u n a de ellas, los puntos que hoy sindicatos y a su contingente poder po- rias o se retrasan intencionadamente
huelga, sino lamentar profundamente resultan problemáticos y aquellos otros lítico para volver a equilibrar las cosas. hasta el vencimiento del contrato, a fin
los motivos de injusticia patronal que en que quizá es posible que dé u n paso No cabe duda de que esto debería con- de inducir más fácilmente a la otra
la originan y las funestas consecuen- hacia adelante la ciencia moral 1 0 . siderarse u n mal menor, en el caso de parte a ceder. Nos damos cuenta de lo
cias que produce 7 . El documento pon- que la alternativa fuese la de dejar que arriesgado de nuestro razonamiento,
tificio más reciente sobre los problemas todos los obreros voten al partido co- pero nos parece que es igualmente pe-
1. CAUSA JUSTA.-En cuanto a la
sociales se expresa en estos términos, munista. Somos de la opinión, por con- ligroso vincularse a u n a norma fija,
causa justa, ya hace tiempo se había
después de haber reivindicado la im- siguiente, de que no es aceptable ni cuando sólo en la intención y, a lo
puesto de relieve que dicha causa no
portante función de los sindicatos: «Sin acertada, sino integrista, la postura de sumo, en la generalidad de los casos,
es sólo de orden económico, sino que
embargo, su acción no se halla des- quienes rechazan siempre la legitimi- salva un valor 1 3 . Por otra parte, otras
puede referirse a cualquier reivindica-
provista de dificultad: aquí y allí puede dad de la huelga política. Al que obje- prohibiciones del pasado hoy se con-
ción del trabajador (por ejemplo, la
manifestarse la tentación de aprove- tare que no es justo hacer pagar al em- sideran anticuadas y h a n cesado pací-
seguridad en las condiciones de traba-
charse de u n a posición de fuerza para presario el precio del retraso de los ór- ficamente. Se ha sostenido que. por
jo). Podríamos bastante fácilmente po-
imponer, principalmente mediante la ganos del gobierno, se le puede respon- ninguna razón, se podía tolerar u n a
nernos de acuerdo hoy en añadir que
huelga - c u y o derecho como último der que, de ordinario, se considera lícita huelga durante el tiempo en que esta-
causa justa no es sólo aquella que rei-
medio de defensa permanece cierta- la huelga de solidaridad 11 , a pesar de ba en vigor el contrato, en tanto que
vindica u n verdadero y propio derecho,
mente reconocido—, condiciones de- que funcione presionando a los respon- hoy resulta evidente a todos que sólo
sino cualquier cosa a la que esté per-
masiado onerosas para el conjunto de sables mediante un precio que se hace u n a visión liberal y capitalista puede
mitido aspirar, tanto más cuanto que
la economía o del cuerpo social, o para pagar a otros; esto sin adentrarnos en recabar el cumplimiento de u n a norma
la linea divisoria exacta entre las dos
intentar cobren eficacia reivindicacio- consideraciones en torno a la unidad derivada de u n contrato, aunque resul-
cosas no puede fácilmente trazarse: la
nes de carácter directamente político.
aspiración de hoy es el derecho de ma-
Huelga • 472 473 Huelga

tase abiertamente injusta. No se ve por busquen las modalidades que causan derar como u n a forma de huelga, si por de protestar contra los secuestros y ca-
qué también esta otra norma que pro- mayores males a terceros y el menor tal n o se entiende la simple abstención llar respecto a quienes los provocan.
hibe la huelga mientras duran las ne- mal a los huelguistas. Cristianamente del trabajo, sino la lucha económica
gociaciones no pueda admitir excep- (pero también humanamente) no nos entre trabajadores y empresarios 1 6 . L. Rossi
ciones. sentimos capaces de seguir a los sindi- Está claro también que la huelga es
catos en semejantes planteamientos y «extrema ratio», sólo porque de alguna
3. PROPORCIÓN ENTRE BIENES Y MA- nos parece que es posible acusarlos de manera hay que decirlo. Esta misma Notas.— f1) El problema de la unificación de
LES.-Esta condición ha determinado demagogia. Sea lo que fuere de ello, expresión se emplea también para la los sindicatos reviste hoy apasionante inte-
que se consideren ilícitas ciertas huel- indudablemente en ese caso ya no se guerra, la legítima defensa personal rés. A veces se interpela incluso a los teólogos.
hasta la muerte del agresor injusto y Si bien la cuestión es verdaderamente proble-
gas 1 4 o ha hecho que se discuta, al daría la debida proporción entre los
mática, no logramos alejar la impresión de
menos, la posibilidad de declarar le- bienes que se esperan y los males que para todos los medios violentos. Tal
vez la huelga no sea «extrema ratio» que la toma de posición de ciertos católicos
gítima, en alguna ocasión, la huelga se temen. Ya no parece que el mal sólo y teólogos tiene caracteres, quizá en forma
se tolera o quiere en la medida de lo ni siquiera en el ámbito de los medios larvada, de apriorísticos prejuicios. Luego, en
de determinadas categorías: maestros,
estrictamente necesario y con profun- no violentos. No obstante, supone u n un segundo instante, se encontrarán motivos
profesores, médicos, enfermeros, fun- esfuerzo de entendimiento entre las
do disgusto. La persona del tercero ino- y pretextos en la necesidad de no dejarse ins-
cionarios de servicios públicos esencia- partes, puede que incluso con la aña- trumentalizar por los marxistas. de conservar
les y funcionarios del gobierno en ge- cente es utilizada intencional y volun- la propia libertad de acción y otras cosas por
tariamente para conseguir el provecho didura de la mediación gubernativa.
neral, sacerdotes, etc. Una vez más, la el estilo. Pero parece que, en realidad, lo que
norma destinada a salvar un valor, co- propio. La ocupación no se limita en la ac- se teme es la fuerza contractual que de este
rría a veces el peligro de comprometer- Del mismo modo sindicatos y obre- tualidad sólo a las fábricas. Para mu- modo los sindicatos unidos podrían conseguir
ros tendrían que preguntarse, antes de chos representa u n a causa de desor- (Atención, no se trata de sindicatos verticales,
lo. Estas huelgas podrán ser declaradas sino de la unificación de los diversos sindicatos
lícitas con menor facilidad, a no ser ir a la huelga, si actuando así no con- den inadmisible o violación de domi-
cilio. Para nosotros es una forma de de trabajadores [N. del T.]). De suyo, en la
que no se viole la justicia en relación a seguirán únicamente u n aumento apa- era joánea y conciliar, que pretende subrayar
cuantos tienen necesidad de dichos rente, seguido de inmediato por u n a protesta grave y no-violenta. Es de la- más lo que une que cuanto separa, debería
servicios esenciales. Mas declararlas subida de precios y disminución del po- mentar que ciertas categorías n o cuen- ser lógico tender el puente de la solidaridad
siempre ilícitas, sea cual fuere el mo- der adquisitivo de la moneda, dismi- ten con otros medios eficaces para ha- incluso entre obreros blancos y rojos. Por otra
cerse oír; pero cuando sucede esto, no parte, los mismos que tiemblan ante esta uni-
tivo por el que hayan sido promovidas, nución que resulta tan temible para ficación, en otras ocasiones proclaman abier-
los pensionistas que reciben ya pensio- acaba uno de ver por qué razón haya
sería aprobar u n a injusticia respecto que declarar inmoral la ocupación y tamente su predilección por el interclasismo,
a los trabajadores de estos sectores. El nes de hambre. No es cristiano preocu- al mostrar su deseo de favorecer la unión de
no la acción de cuantos mantienen el personas con intereses diferentes. —(2) Cf R.
estado podrá exigir el preaviso de modo parse sólo de sí mismo y desentenderse desorden que la provoca. Será preciso,
que pueda predisponer los servicios olímpicamente de los demás. No resulta Coste, Evangelio y política. Cuadernos para el
sin embargo, experimentar todas las diálogo, Madrid 1969; E. Chiavacci, Principi
más urgentes, pero no impedir siempre creíble el amor por la justicia de aque- posibilidades de otras formas de pro- di morale sociale, Bolonia 1972; G. Marta,
a estas categorías el ir a la huelga (a llos sindicalistas que luchan por reivin- testa menos costosa, del mismo modo Morale política, Bolonia 1971; J. B. Metz, Teo-
menos que sus reivindicaciones se si- dicaciones de las categorías numerosas que siempre será menester parangonar logía del mundo, Sigúeme, Salamanca 1970;
gan automáticamente de las de otras y que viven mejor, abandonando a sí las propias necesidades con las de AA. VV., Dibattito sulla «teología política», Bres-
análogas que, en cambio, pueden ha- mismas a las que son menos consisten- cia 1971; AA. VV.. Coscienza cristiana e im-
quienes eventualmente hayan de pe- pegno político, Milán 1971.-( J ) La Octogésima
cerse oír mediante la huelga). tes o a las personas que reciben menos. char con sus consecuencias 1 7 . adveniens (14 de mayo de 1971) es el primer
Y no se diga que así nos adentramos No reina escasa demagogia, nos pa- documento magisterial que demuestra no
en la lógica de la sociedad permisiva rece, también entre los sindicalistas, El secuestro de personas reviste desde considerar el concepto de «doctrina social de
o en el presupuesto iluminista del pro- que continuamente tienen que estar luego mayor gravedad y estaríamos la Iglesia» como un algo prefabricado (n. 40;
greso sin fin. Somos conscientes de que recibiendo gestos de agradecimiento por tentados de calificarlo de inadmisible 42), insta a superar cualquier ideología (n. 37)
parte de los inscritos 1 5 . por lo que a las reivindicaciones sindi- e invita a tener imaginación creadora (n. 19;
pueden darse paradas y retrocesos; 15; 12). Del conjunto se deduce que la alter-
como ejemplo, valga la voluntad de cales se refiere. Si no lo hacemos abier-
tamente es a causa de la consideración nativa de mañana, para Pablo VI. no consiste
obtener la propia reivindicación con la en la síntesis dialéctica entre socialismo y libe-
IV. Ocupaciones y secuestros de que, en las dictaduras, las formas de ralismo, ni en una tercera ideología de recam-
lógica del «cuanto peor tanto mejor»:
de personas injusticia que los obreros pueden sufrir bio, sino en la superación e integración de las
en otras palabras, cuanto peor vayan
(al igual que los políticos) son innume- ideologías opuestas que permitan fundir tanto
las cosas para terceros inocentes, tanto La huelga es tradicionalmente «ex- rables e incalculables. No podemos los elementos de mayor socialización de los
mejor para mí que voy a la huelga. trema ratio», en tanto que en la men- dejar de poner gravísimos reparos a unos como los elementos de más honda res-
Es verdad que la huelga tiende a asu- talidad contemporánea parece que se toda indebida instrumentalización de las ponsabilización de los otros. Frente al hecho
mir formas cada vez más perfectas téc- está convirtiendo en «prima ratio», se- de que ninguno de los modelos sociales pro-
personas, teniendo ante la vista la fre- puestos satisface fn. 24), el cristiano tiene el
nicamente, o sea formas que por el guida de la no-colaboración, de la ocu- cuencia con que, en otros sectores, se
tiempo en que se declaran, por las per- deber de contribuir a la definición4 de un pro-
pación de las fábricas, de los secuestros recurre a este medio. No es posible, yecto alternativo de sociedad.—( ) Para san
sonas a que afectan, por las conse- de personas de la clase patronal, por empero, situar en u n mismo plano la Agustín (De civitate Dei, XIX). la paz intrahis-
cuencias que conllevan y por los mo- limitarnos a los medios que todavía acción piratesca de bandidos sin escrú- tórica jamás puede considerarse un punto de
dos en que se desarrollan presionan pueden definirse no-violentos. ¿Cómo pulos y la acción de quien lucha por la llegada. La paz social no es la «tranquilitas
fuertemente sobre la parte adversaria, hay que juzgar todas estas cosas? justicia y n o encuentra otros medios ordinis». Esta neta distinción, que admite es
perjudicando lo menos posible a los forzarse y trabajar cada vez más intensamente
Los hechos son demasiado nuevos menos lesivos de las personas. Resulta a favor de los desheredados, nos parece que
huelguistas. No es esto lo que se cues- para que podamos tener la pretensión superfluo añadir que el asesinato es viene impuesta por la Escritura: —en la jus-
tiona. Como tampoco se cuestiona el de juzgarlos de manera impecable. Por absolutamente inadmisible y que se ticia de Dios entendida como salvación del
hecho de que toda huelga haya de tolerar otro lado, es preciso comenzar ya a corre el riesgo de perpetrarlo, aun in- pobre y liberación del oprimido: —en la desa-
molestias y males a terceros inocentes. decir alguna cosa. La no-colaboración, voluntariamente, cuando se usan estos cralización de todos los Césares, operada en
La cosa discutible, y para nosotros in medios inconcebibles. Pero no se pue- Mt 32,21; —en la doble serie de textos neo-
siempre que no sea sabotaje, no plan-
aceptable, radica en el hecho de que se tea problema alguno y se puede consi-
. 474 475 Humildad
Huelga
frecuente como grave, debe poner buen re- mine a sí mismo a fin de comprobar si ha en «Efficacité», 8 (1953), 2 3 5 - 2 4 0 . - I d , En-
testamentarios que, por una parte, invitan al hecho una opción consciente y convencida.- seignement pontifical et organisation professio-
respeto y a la obediencia a las «exousiai» medio la autoridad del Estado, porque las
huelgas llevan consigo daños no sólo para los ( u ) Escuchemos a u n autor reciente: «El de- nelle, en «Nouv. Rev. Théol.», 75 (1953),
(Rom 13,1-7; 1 Tes 2 , 1 3 ; Tit 3,1) y, por otra, recho de huelga tiene unos límites insalvables 4 9 8 - 5 1 0 . - N o v a c c o N„ Sulla liberta di scio-
trazan un límite superior con el que las pro- patronos y para los mismos obreros, sino tam-
bién para el comercio y los intereses públicos; en los derechos de los otros y en las exigen- pero, en «Cronache sociali», 3 (1949), 397ss
pias «exousiai» deben ser juzgadas (Jn 18,28- cias del bien común. Dichos límites pueden (defiende la plena libertad de huelga).—
4 0 ; 1 Cor 6,1-6; He 5,29; y también Mt 5,11- añádase que las violencias y los tumultos, a
que de ordinario dan lugar las huelgas, con referirse: 1) a la materia... 2) a los impedi- Perrot ) . , Syndacalisme «chrétien» et syndaca-
12.38-48); - e n la ciudad de Dios contrapues- mentos jurídicos... 3) a las personas: cuando lisme «.confessioneh, en «La vie intellectuelle»
ta a la ciudad de los hombres (Ap 13,1-18, mucha frecuencia ponen en peligro aun la
misma tranquilidad pública. Y en esto el re- se trata de personas investidas de funciones (1952), 67-72.-Sermono" A., Sul diritto di
con referencia a Dan 7); —por último, en la que no se pueden interrumpir o suspender sciopero e di serrata. Sguardo di legislazione com-
distinción de esencia y de modos entre el reino medio más eficaz y saludable es adelantarse
al mal con la autoridad de las leyes e impedir porque son indispensables al orden social. parata, en «Diritto del lavoro», 22 (1948), 78-
de los hombres y el de Dios (Jn 18). Estando Tales son, por ejemplo, los médicos, las co- 86.—Welty E., Catecismo social, Herder, Barce-
así las cosas, aceptar como estable (para man- que pueda brotar el mal, suprimiendo a tiem-
po todas las causas de donde se prevé que madronas, los carceleros, los policías, los sol- lona 1963.
tener y defender) una determinada situación dados, los diplomáticos, los parlamentarios,
de paz social, no es sino aceptar como defini- puedan surgir conflictos entre obreros y pa-
tronos» (n. 31).-( 8 ) Pablo VI, Octogésima adve- los ministros... y otras categorías semejantes
tiva y buena una situación de dominio del como, por ejemplo, los enseñantes (sic)» (P. Pa-
hombre sobre el hombre (cf La manipolazione niens, n. 14. -(*) G. B. Guzzeti, El hombre y los
demás hombres. Mensajero, Bilbao 1 9 6 8 . - van-T. Onofri, La dottrina sociale cñstiana, Roma HUMILDAD
dell'uomo. Atti del convegno deí moralisti 1966, 229). - ( 1 5 ) La huelga se concibe diver-
italiani ad Ariccia 1972, c. sobre La manipo- (10) Aquí hablamos directamente sólo de las El a n u n c i o cristiano en su pureza
huelgas de los obreros, no del cierre de fábri- samente según las diversas ideologías. La
lazione política).—(s) Nos apremia señalar dos doctrina liberal, en abstracto, la ve con simpa- representa u n a total s u b v e r s i ó n de los
actitudes extremistas y opuestas; la que tien- cas por los empresarios. A pesar de las ana-
logías, entre ellas existen grandes diferencias. tía por ser expresión de la libertad; pero en v a l o r e s n o r m a l m e n t e a c e p t a d o s : «la
de a eludir la problemática del conflicto, la pa- concreto los liberales, nacidos en polémica
cifista o «el diálogo a toda costa», y la que Difieren por la dimensión de los sujetos que l o c u r a d e Dios es m e s sabia q u e los
participan, por los motivos de que surgen y con el ordenamiento de las corporaciones, han h o m b r e s » ( 1 Cor 1 , 2 5 ) . Cristo c r u c i -
tiende a agigantar la problemática del con- atacado tenazmente la libertad de huelga.
flicto, «el conflicto a toda costa», considerado por las consecuencias a que llevan. En tanto ficado es o b j e t o d e « e s c á n d a l o p a r a los
que la huelga es siempre un acto colectivo, Para la doctrina marxista, la huelga es una
como medio infalible de la instauración de forma privilegiada de la lucha de clases, des- j u d í o s y l o c u r a p a r a los g e n t i l e s »
una sociedad nueva y más justa. En ambientes el cierre de fábricas es tendencialmente un acto
individual. Además, mientras que los obre- tinada a hacer posible el avance hacia el co- (1 C o r 1 , 2 3 ) . Si el a m o r d e C r i s t o p o r
cristianos, se advierte fácilmente la primera lectivismo; pero desgraciadamente, en cier- la p o b r e z a n o s i g u e los c r i t e r i o s a p r e c i a -
actitud, mantenida quizá en nombre del amor. ros van a la huelga generalmente para de-
fender los elementos esenciales de su vida, el tos países marxistas, no se consiente. La doc- d o s p o r el m u n d o , el i d e a l d e la h u m i l -
En realidad, el amor auténtico implica nece- trina fascista, en cambio, impugna incluso en
sariamente la instauración de la justicia. El empresario cierra más fácilmente por la ga- d a d p a r e c i ó t o n t o al m u n d o p a g a n o y,
nancia. De ahí que, admitida la legitimidad teoría la huelga y el cierre de fábricas porque
amor, al poner el valor absoluto en el otro, el Estado es el tutor de todos los derechos y el h o y todavía, p u e d e ser confundido c o n
en lugar de suprimir el conflicto, lo engendra. del cierre, hayan de exigírsele condiciones más u n a búsqueda masoquista y morbosa
onerosas de las requeridas para la huelga.— realizador de toda justicia.—) 16 ) Es, pues, tam-
En ambientes sindicales, en cambio, se da la bién cuestión terminológica.—( 17 ) Los secues- d e las h u m i l l a c i o n e s . E n e s t e a r t í c u l o
actitud opuesta, la del «conflicto a toda cos- ( n ) He aquí cuanto dice, por ejemplo, un
autor; «La huelga de solidaridad puede ser tros aéreos son hoy frecuentes. No podemos examinaremos brevemente algunas nor-
ta», de derivación ideológica hegeliana y post- estar de acuerdo con quienes sólo tienen en m a s d e v i d a q u e e n la a n t i g ü e d a d p a -
hegeliana, que conduce al ciclo contestación- justa si concurren las siguientes condiciones:
a) si la huelga inicial es legítima; b) si efectiva- cuenta los trastornos ocasionados a la pobla- g a n a se a c e r c a b a n m á s al i d e a l c r i s t i a -
represión, que juega a favor de quien detenta ción civil y no pronuncian u n a sola palabra de
el poder y, por ende, en desventaja total para mente constituye una ayuda para los huel- n o d e la h u m i l d a d , y r e c o r r e r e m o s , p o r
guistas; c) si existe proporción entre los bie- protesta cuando se mata a los secuestradores
las libertades públicas; además, acrecienta el con premeditación, incluso a veces cuando ya c o n s i g u i e n t e , l a s g r a n d e s e t a p a s d e la
fenómeno de la no-comunicación en la socie- nes que se esperan para los huelguistas y los r e v e l a c i ó n bíblica y d e la reflexión s u -
males que se temen para sí y para los otros» no hay personas que defender mediante seme-
dad, provocando el nacimiento de sociedades jante bárbaro asesinato. Se aprecia aquí toda c e s i v a s o b r e la a u t é n t i c a n a t u r a l e z a d e
paralelas originadas por la huida. Cf. L. Lo- (G. B. Guzzetti, o. c.).-(12) No todo mal infli-
gido a los otros es intrínsecamente malo, como la lógica inhumana del capitalismo que, por esta virtud cristiana.
renzetti, Nuova coscienza sociale del cristiano, defender los bienes (el avión), sacrifica con
en «Rivista di teología morale», 13 (1972), podría parecer en virtud de la simple aplica-
ción del principio de doble efecto. También por ligereza a las personas.
103.122. El autor concluye justamente; «Afir-
mar que el cristiano y la Iglesia deben estar este motivo se precisa la superación de tal I. La a n t i g ü e d a d pagana
en favor de la paz, de la caridad y, por tanto, principio. Se trata en este caso de legítima
defensa o. mejor, de una forma de lucha in- BÍBL.: Bonomelli G., Scioperi e provocatori di a) Eí lenguaje de los clásicos, la di-
deben estar por encima de las partes, supone scioperi. en Foglie autunnali, Milán 1906.
no comprender la naturaleza de la paz y de cruenta. Se cuestiona lo siguiente: «¿Tengo ferente a c e p c i ó n d a d a p o r ellos a los
que evitar un mal a los otros renunciando a 3 5 5-405. —Brucculeri A., Rilievi sulla disci-
la caridad cristiana. La paz y la caridad cris- plina giuridica dello sciopero, en «La civiltá v o c a b l o s u s a d o s e n la Biblia, d e m u e s -
tiana exigen ante todo la justicia» (n. 114).— la defensa de mi derecho o, por el contrario,
defender mi derecho aunque acarree daños a cattolica». 100 (1949), ITT. 350-360 (simples t r a y a la a u s e n c i a del c o n c e p t o d e h u -
(6) Puede preguntársenos si la crítica de un indicaciones sobre la licitud de regular el de-
terceros?» (cf G. B. Guzzetti, Sciopero e dottrina m i l d a d e n s u a c e p c i ó n t í p i c a m e n t e cris-
sistema puede formularse de forma válida en recho de huelga).—Id, Monismo e pluralismo
referencia a una utopia o ha de referirse cattolíca, en «La Scuola cattolica», 90 [19621, t i a n a . Los t é r m i n o s l a t i n o s humilis y
517-530). Podríamos apelar también al prin- sindícale, en «La civiltá cattolica» (1943), III, humilitas, c o m o t a m b i é n s u s c o r r e s p o n -
a u n a alternativa históricamente posible. Nos 400-407.-Carcelli G., II problema della non-
parece que la utopía —si puede ser alienado- cipio del conflicto de derechos o de deberes.— dientes griegos, están etimológicamente
(13) La perplejidad a la hora de decidirse mo- collaboralione, en «Pagine libere», 4 (1949),
ra— puede asumir también u n papel dinami- 96-103 (breve exposición del problema).— r e l a c i o n a d o s c o n la voz humus e i m p l i -
zador, incluso antes de que su posibilidad ralmente (hay quien considera la extensión
del principio) se refiere con más frecuencia Carnelutti F., Diritto o delitto di sciopero?, en c a n a l g o « p e r t e n e c i e n t e a la t i e r r a » ,
histórica se manifieste. Los hombres, hoy pri- «Pagine libere», 1 (1946). 2 3 7 - 2 3 9 . - D u r a n - «bajo», « d e s p r e c i a b l e » ; referidos a p e r -
sioneros del sistema, no conocen sus posibi- al hecho o la situación en que el principio
ha de encarnarse. Es el drama del obrero que do P., Le régime juridique de la gréve politique, s o n a s e n s e n t i d o figurado, d e s i g n a n la
lidades, deben redescubrirlas y recrearlas. Y en «Droit social», 16 (1953), 22-29.-Elia M..
son estimulados a actuar, al saber que la se debate entre la «explotación» y la huelga. e s c a s a i m p o r t a n c i a , la o s c u r i d a d d e los
Tampoco en este punto será posible resolver Lo sciopero dei pubblicl funzionari, en «Rivista o r í g e n e s , la b a j e z a del c a r á c t e r d e al-
utopía de hoy puede transformarse en el pro- di diritto del laboro», 3 (1949), 8 9 - 9 7 . -
yecto y la realidad de m a ñ a n a (cf J. Girardi, el problema de una vez por todas, ya que las g u n o q u e o t r o 1 . Lo q u e es b a j o n o p u e -
huelgas son diferentes; incluso en el mismo Giovannelli G., Lo sciopero secondo la scuola
Cristianismo, liberación humana, lucha de cla- sociale cristiana, en «Studium». Roma 1955, d e c o n s t i t u i r p o r sí u n a v i r t u d o u n
ses. Sigúeme, Salamanca 1973).—( 7 ) El texto tiempo y en un mismo lugar, dos obreros
pueden llegar a soluciones diferentes, en vir- 78.—Goffi T., Lo sciopero, en «Rivista del clero m é r i t o . Sin e m b a r g o , p e s e a u t i l i z a r u n
es realmente muy duro: «El trabajo excesiva- italiano», 37 (1956), 7-12.-Id, Lo sciopero
tud de la diversidad de condiciones familiares, v o c a b u l a r i o d i f e r e n t e , la a n t i g ü e d a d
mente prolongado o agotador, así como el sa- dell'insegnante di religione, en «Ib», 7 7 - 8 1 . -
lario que se juzga insuficiente, dan ocasión sociales, económicas, etc., en que se encuen- clásica c o n o c e categorías q u e h a c e n
tran. Lo importante es que nadie elija por Grumebaum P.-Ballin R., Les conflits collectifs p e n s a r , e n c i e r t o m o d o , e n la n o c i ó n
con frecuencia a los obreros para, intenciona- du travail et leur réglament dans le monde con-
damente, declararse en huelga, y entregarse egoísmo y que cada uno, más que acusar a cristiana de h u m i l d a d .
los aue obran de diversa forma, se eva- temporain, París 1954. 1T1-324.—Leuwers J.
a u n voluntario descanso, A este mal, ya tan M., Le moraliste devant la gréve «revolutionnaire». b) Eí ideal de la medida es la principal
477 Humildad
Humildad 476
también pobres en sentido espiritual, los hermanos, la verdadera dimensión
regla de la moral antigua: la virtud niza (Gen 18,27; Job 14,1-2; Is 40,6-8). es decir, de los 'anawim, de los humil-
reside en el justo medio, en la justa de la subversión de los valores que Cris-
En virtud de esta toma radical de con- des 3 . A ellos les será enviado el Mesías to trajo a este m u n d o : la única ostenta-
percepción de los propios límites. «Co- ciencia de la condición de criatura del (Is 11,4), que será, también él, objeto
nócete a ti mismo», enseñaba el oráculo ción del cristiano es la cruz de Cristo
hombre, la pretensión de los anteceso- de desprecio (Is 53) y humilde (Zac 9, (1 Cor 1,31). Sabiendo que todo lo ha
de Delfos; reconoce que eres u n mortal res de llegar a ser, como Dios, «conoce- 9-11).
y no u n dios. El hombre, por tanto, recibido de Dios (Ib 4,7), el cristiano
dores del bien y del mal» (Gen 3,5) no
debe evitar todo exceso de riqueza, po- podía ser considerada sino como origen no puede jactarse de sí mismo, sino de
der y felicidad para no caer en el de desorden, infelicidad y muerte. Hasta III. El Nuevo Testamento su participación en la humillación de
«ubris», extravío que hace «olvidar al aquí la experiencia del Antiguo Testa- Cristo, de la «debilidad de Dios», que es
hombre su condición mortal, que le mentó no es todavía cualitativamente a) La predilección por los pobres y por «más fuerte que los hombres» (Ib 1,25).
induce a sobrepasar los límites de la diferente de la del sabio griego. los pequeños, concretamente probados Esta adhesión a Cristo conduce a u n
"sofrosúne" y de la "aidós"» 2 y, en vir- por la humillación, encuentra en el servicio humilde, que no es sólo digna-
b) La experiencia concreta de la po. Evangelio su confirmación definitiva:
tud de una némesis fatal, conduce in- breza constituye, en cambio, el núcleo ción benévola, sino estima efectiva de
evitablemente a las catástrofes más Cristo ha venido «a llevar la buena nue- los hermanos (Flp 2,3), sujeción m u t u a
de aquella pedagogía divina que con- va a los pobres» (Mt 11,5) y da gracias
graves. ducirá al descubrimiento de la dimen- (Ef 5,21), longanimidad y tolerancia
al Padre por haber revelado el Evan- (Ib 4,2), humilde servicio del que se
c) Magnanimidad y modestia eran las sión existencial de la humildad y, al gelio a los pequeños y haberlo oculta-
virtudes principales. La fuga del «ubris» mismo tiempo, del sentido espiritual de hace todo para todos (1 Cor 9,22b).
do a los sabios (Mt 11,25). Para entrar Estas manifestaciones sociales de la hu-
no implicaba la renuncia a la grandeza la pobreza. Si en los textos más anti- en el Reino, es necesario ser pobres de
humana. La literatura antigua ensalza guos la riqueza es generalmente con- mildad no son otra cosa sino modos de
espíritu (Mt 5,3), reconocer humilde- concretar el único precepto cristiano de
al hombre magnánimo capaz de hacer siderada como u n a recompensa divina, mente la propia condición de pecadores
grandes cosas, prefiriéndolo al modesto, los profetas no tardan, sin embargo, en la caridad (1 Cor 13,4-7).
(Le 18,9-14) y buscar los últimos luga-
que es sólo capaz de pequeñas cosas, reconocer la profunda ambigüedad de res (Me 9,34-35). No es, sin embargo,
pero ambos son sabios, porque se re- aquélla y en denunciar los abusos, de suficiente ser materialmente pequeños IV. El período patrístico
conocen tal como son y huyen de la los que, a menudo, es el fruto (Am 8,4-8; y pobres: sólo quien se humilla (Mt 2 3 ,
vacía vanagloria. Is 3,14-15; 10,1-4). Por el contrario, 12) y se hace pequeño como un niño No siendo posible recordar los nume-
íí) La autosuficiencia humana carac- la pobreza y la humillación de la de- (Mt 19,14.30) será grande en el Reino rosos escritos de este tiempo dedicados
teriza estas virtudes de los paganos: en rrota política y militar condujo al pue- de los Cielos. a la humildad 4 , nos limitaremos a re-
su esfuerzo moral, el sabio antiguo sabe blo de Israel a reconocer la verdad de cordar algunos de los conceptos que se
que no puede contar más que con sus su condición pecadora, y su infidelidad b) La voluntad de imitar a Cristo es repiten más a menudo.
fuerzas, y aprecia todo el valor de és- a la Alianza divina, y a invocar al Se- la característica discriminante de la a) El carácter específico de la virtud
tas. Si en algunos escritos podemos co- ñor con confianza (Bar 1,15-3,8; Sab humildad cristiana: «Aprended de mí, cristiana de la humildad es claramente
lumbrar un auténtico sentido de la 12,2). La privación y la humillación que soy manso y humilde de corazón» afirmado, sobre todo, por san Agustín.
pequenez h u m a n a frente a Dios, la ora- hacen al hombre más dispuesto a es- (Mt 11,29). Cristo, que no vino «para En los autores paganos se pueden tal
ción del sabio es, sin embargo, prepon- perar en la salvación que viene de Dios; hacerse servir, sino para servir y para vez hallar óptimas normas morales, pero
derantemente u n a acción de gracias como «el oro es probado con el fue- dar su vida en rescate de muchos» la verdadera noción de la humildad
por haber recibido de Dios la capacidad go» (Eclo 2,5), la fidelidad del pueblo (Me 10,45), después de lavar los pies sólo puede sernos enseñada por el ejem-
de hacer por sí solo lo que debe hacer. es puesta a prueba mediante la humi- a los Apóstoles, les explicó el sentido plo de Cristo: por esto, los paganos no
La noción cristiana de la humildad im- llación (Dt 8,2). Con Sofonías, por pri- de este acto suyo: «Si yo, el Señor y el pueden llegar a la justificación 5 .
plica el conocimiento de la trascenden- mera vez, la pobreza es considerada Maestro, os he lavado los pies, también b) La humildad no es considerada una
cia de u n Dios personal y la de nuestro u n a actitud moral y religiosa, y es vosotros debéis lavaros los pies, los unos virtud como las otras, sino como u n a
estado de criaturas, nociones no del todo puesta en paralelo con la justicia: a los otros» (Jn 13,14). El ejemplo de disposición que se encuentra en la base
adquiridas por la filosofía pagana. Con «Buscad a Yavé todos vosotros, opri- Cristo nos enseña que la humildad no de cada virtud, una característica de
mayor razón, antes de la revelación del midos del país..., buscad la justicia, nace tanto de la bajeza y pobreza hu- cada relación directa entre el hombre
amor divino que desciende del superior buscad la humildad: quizá podáis estar mana, como de la grandeza y del amor y Dios. Los Padres son unánimes en
hacia el inferior, la pequenez y la de- al abrigo en el día de la ira de Yavé» de Cristo, Hijo de Dios: «El, que, tenien- proclamar que el orgullo, el «perversus
bilidad no podían ser consideradas como (Sof 2,3). Sólo este pueblo pobre y hu- do forma de Dios..., se anonadó toman- sui amor» 6 , es la raíz, el origen y el
valores, sino sólo como una mediocri- milde será objeto de la divina miseri- do la forma de esclavo... aparecido padre del pecado 7 ; si éste fue la causa
dad que el magnánimo debe reconocer cordia (Sof 3,11). También el análisis bajo el aspecto de hombre, se humilló de la caída, la humildad es el principio
honradamente, pero tratar de superar del vocabulario del Antiguo Testamento todavía más, haciéndose obediente has- del retorno a Dios 8 .
con u n esfuerzo generoso. nos revela la estrecha relación entre ta la muerte, y muerte de cruz» (Flp 2,
pobreza y humildad. Los dos adjetivos 6-8); por esto, «Dios lo exaltó y le dio c) La humildad consiste no en reba-
hebraicos 'ani y 'anaw, provenientes de el nombre que está por encima de todo jarse por debajo de la propia condición,
la raíz común 'anah, significan tanto el nombre» (Ib 2,9). Aquel en el que habita sino en reconocer lo que somos, no
II. El Antiguo Testamento toda la plenitud (Col 1,19) se humilló sólo en nuestra naturaleza limitada,
pobre y el oprimido en sentido material,
a) El profundo conocimiento de la con- como el humilde que se somete volun- por debajo dé todos para salvarnos a como advertía el oráculo de Delfos,
dición de criatura y la experiencia de la tariamente a la voluntad de Dios (aun- todos. Este ejemplo de Cristo forma como sino, sobre todo, en nuestra condición
grandeza y de la majestad de Dios que 'ani es empleado predominante- el paradigma de la vida del cristiano; pecadora. Esta disposición de ánimo
(Sal 8; Ex 3,5-6; 33,19-23), del poder mente en sentido material y 'anaw en por tanto, quien manda debe compor- hace al humilde abierto a la acción di-
por El demostrado al obrar la liberación sentido espiritual). En particular, las tarse como el que sirve (Le 22,26). En vina y capaz de llegar con Cristo a la
de su pueblo (Ex 19,4), fundamentan personas concretamente pobres y opri- la kénosís del Verbo se manifiesta la verdadera grandeza 9 .
en el pueblo hebreo la disposición a midas Caniyim), que aceptan su situa- dimensión última del amor que se da d) La tradición monástica se preocu-
la humildad. Frente a Dios, el hombre ción con paciencia y confianza, son y se rebaja para el mayor servicio de pa, sobre todo, de conocer los caminos
no es sino barro (Gen 2,7), polvo y ce- para alcanzar la humildad. Entre ellos,
479 Hurto
Humildad 478
10
limitación esencial, elemento fundamen- 730c.-( ) Cf p. ej.: Verba Seniorum. 15.82:
además de la oración y la consideración espiritual, en cuanto elimina el princi-
tal que, en cierta medida, es común al PL 73. 967c.-( n ) S. Bernardo, Di' Gradibus
de los propios pecados, ocupa u n lugar pal obstáculo para la aceptación de la humilitatis et Superbiae, 1,1: PL 182, 9 4 1 c -
cristianismo y al pensamiento pagano. (12) 2.» Reaula, 6.2.-( 13 ) Sigieri di Brabante.
fundamental el trabajo y el cansancio caridad sobrenatural, puede ser consi-
Según la moderna psicología, el reco- Quaestíones morales, quaestio 1. ob. 2.-C4) San
corporal 10 . derada como el fundamento de la vida
nocimiento de los propios límites es el
espiritual 19 . Buenaventura, De perfectione evangélica, quaes-
fundamento indispensable del equilibrio tio de Humilitate ad 1, en Opera, t. 5 . -
V. La Edad Media psíquico y de la madurez h u m a n a . La (") S. Tomás, S. Th., 2-2ae. 161, l c -
VI. La época moderna revelación nos recuerda, ante todo, (16) Ib, 2-2ae, 129, 3.-( 17 ) Ib, 2-2ae, 161.
a) Entre los autores espirituales se re- que, sin la experiencia directa de la 4 a l.-t 1 ") Ib, 2-2ae. 161. 3c (cf 2-2ae,
cuerda a san Bernardo, que, sobre la a) Los autores de los siglos XVI y 129, 3 a 4).-(") Ib, 2-2ae, 161, 5 a 2 . -
pobreza y de la humillación, es difícil (20) Ignacio de Loyola. Ejercicios espirituales,
estela de la tradición monástica de Ca- XVII subrayaron fuertemente la impor- llegar a la humildad espiritual, y sub- n. 167.-( 2I ) Juan de la Cruz, Noche oscura,
siano y san Benito, se ocupa de los gra- tancia de la humildad en la vida espi- i raya fuertemente u n ulterior motivo 1. 1. c. 12.-(") F. Nietzsche, Zur Genealogie
dos del orgullo y de la humildad 1 1 . ritual. San Ignacio de Loyola, en la para rebajar nuestro orgullo: nuestra der Moral, 2!1.4, en Werke VII, Lipsia 1896,
San Francisco de Asís proclama la exi- cumbre de la experiencia espiritual de condición pecadora. Todo lo que hay 329-330.-( ) M. Scheler, Zur Rehabilitierung
gencia de u n retorno al ideal evangélico los Ejercicios, propone al ejercitante la de defectuoso en nosotros depende de der Tugend: die Demut, en Vom ürnsturz der
de la pobreza y de la humildad 1 2 . Des- consideración de las tres maneras20, nosotros; todo lo que hay de válido Werte, en C. W., Berna 1955, v. 3, 17-22.-
pués, en oposición al primer surgimiento que ponen en la voluntad de imitar a depende de Dios. Sin embargo, este re- (24) A. Vergote, Psicoanálisis y Antropología
de las corrientes humanistas 1 3 , san Cristo en la pobreza y en los oprobios, a conocimiento radical no lleva a la pu- filosófica, en Huber-Piron-Vergote, El cono-
Buenaventura defiende el carácter es- la base de toda elección de quien aspira cimiento del hombre por el psicoanálisis, Gua-
silanimidad: si todo lo hemos recibido darrama, Madrid, 1968.-(") Ib. 198.- (26) Ib.
pecífico de la humildad cristiana 1 4 , y el a la perfección cristiana. Santa Teresa (1 Cor 4,7), debemos, empero, recono- 164.~(27) A. Vergote, Avant Propós a A. Rifflet-
libro de la Imitación de Cristo insiste, de Avila y san Juan de la Cruz ilustran cer también el don de Dios (Le 1,49) Lemaire, Jacques Lacan, Bruselas 1970, 2 7 . -
repetidas veces, sobre la necesidad de la función de la humildad adquirida y. y hacerlo fructificar (Mt 25,14-30). Es, (25) Michele Pellegrino. Camminare ínsieme,
u n a pedagogía concreta de la humilla- sobre todo, de la humildad infundida sin embargo, el ejemplo de Cristo el que LDC. Turin 1972. 15.
ción efectiva. como elemento insustituible para llegar revela la novedad más grande de la
a la contemplación 2 1 . La escuela fran- humildad cristiana; la kénosis del Verbo BIBL. : Adnés P.. Humilité, en DS. t. 7,
b) La obra de santo Tomás, que du- París 1969. col 1137-1187, con abundante
rante mucho tiempo fue la base de cesa del siglo xvi desarrolla, finalmente, nos ha hecho ver que la verdadera gran- bibliografía.—Blas de Jesús, Verdadera humil-
muchos tratados sobre la humildad, me- el tema de la nada de la criatura frente deza consiste en la humillación volun- dad de los fundamentos de la ascética teresiana,
rece u n interés particular. El Doctor de a Dios y subraya fuertemente la nece- taria, animada por la caridad y vuelta en «Rev. de Espiritualidad», 22 (1969), 681-
Aquino considera la humildad como u n a sidad de las humillaciones. al servicio de los hermanos. Servicio 722.-Cathrein V., Die christliche Demut, Fri-
activo que no acepta sólo la pobreza burgo 1920,-Damerau R.. Die Demut, en Der
expresión de la templanza y la define b) En nuestros días, la investigación Theologíe Luters, Giessen 1968,-Deman Th..
como la virtud que «modera nuestra filosófica se ha ocupado también, en material, sino que llega a un despren- Orgueil, en DThC, t. 11/2, 1932,-Derville A.,
alma para impedirle que tienda a las cierta medida, de la humildad. Según dimiento radical de sí mismos: «La po- Humiliations, en DS, t. 7, París 1969, col 1129-
cosas grandes, contrariamente a la recta Nietzsche, ésta es la virtud propia de breza es el despoj amiento no sólo de 1129,-Dolagharay B., Humilité, en DThC,
razón» 1 5 . Por el contrario, la magnani- los esclavos incapaces de vengarse de bienes exteriores, sino también de sí t. 7/1, 1922,-Gauthier R. A„ Magnanimité.
midad, virtud opuesta, pero comple- sus amos 2 2 . Por el contrario, Max ' mismos en la humildad y en la obe- L'idéai de la Grandeur dans la Philosophie
mentaria de la humildad, modera la Scheler reconoce que la humildad, «vir- ' diencia sobre el ejemplo de Cristo» 28 . paienne et dans la Theologíe chrétienne,
Totalmente opuesta es la lógica que París 1951,-Háring B.. La ley de Cristo,
tendencia a un excesivo menosprecio tud cristiana por excelencia», representa j Herder, Barcelona 1968. III. 78-92.-Ha-
de sí mismo 1 6 . Esta presentación que una mayor apertura a los valores y a la i conduce al orgullo: negación del ser- yen A., Laicat et Magnanimité, en «NRT», 75
parece volver al planteamiento aristo- riqueza de la realidad 2 3 . 1 vicio fraterno, jactancia por los propios (1953), 937-950.-Henry P.. Kénose, en DBS,
télico, no agota, sin embargo, todo el méritos, búsqueda del éxito personal. t. 5, 1957, col 7-161.-Krauss A., Deber den
c) Las recientes investigaciones psico- j Siguiendo estos criterios de vida, el or- Hochmut, Francfort 1966.-Lacan F. M., Hu-
pensamiento tomista. A los que hacen lógicas han subrayado, finalmente, la j
observar que la humildad es u n a virtud gulloso se cierra cada vez más a los va- mildad, en Voc. de Teol. Bíblica, Herder. Bar-
importancia de u n reconocimiento ob- j lores que encuentra en los demás para celona 1972,-Rehrl S., Das Problem der
teologal, porque «respicit reverentiam jetivo de los propios límites: la salud j Demut, Munich 1970.
qua quis subiicitur Deo», él responde llegar hasta el desacato de la misma
mental implica la aceptación de la limi- j dependencia de Dios. Sólo el humilde
haciendo observar que, si las virtudes tación de la felicidad 24 . «El Yo conscien- ¡
teologales son causa de las demás vir- será capaz de aceptar la salvación que
te... debe liberarse tanto de los excesos se nos ofrece por Cristo humilde y des-
tudes, no se sigue que estas últimas no pulsionales como de la severidad de su , preciado.
HURTO
tengan su propia consistencia y que, Yo ideal» 2S y reconocer «la debilidad *
en particular la humildad, no sea una I. Definición y división
congénita del Yo» 26 . La terapia analí-
virtud moral conexa a la modestia y a tica puede definirse como u n a investi- G. Rossi, s.j. El hurto es apoderarse del bien ajeno
la templanza 1 7 . El equilibrio humano, gación de la propia verdad y autenti- injustamente, con fin de lucro y con-
afirma en otras palabras el Doctor de cidad, o sea una versión moderna del tra la razonable oposición de su dueño.
Aquino, representa un auténtico valor deifico «conócete a ti mismo». En ella,
que la revelación no destruye, sino que Notas. (]) Thesaurus Linguae latinae, t. 6, Implica, pues, tres elementos esencia-
el puesto central es ocupado por la pa- p. 3.", col 3103-3119.-( 2 ) Ch. Moeller, Sabi- les: 1) sustracción injusta, no fundada
lleva a su cumplimiento. La magnani- labra que «permite que la verdad del
midad, entendida en sentido cristiano, duría griega uJparadoja cristiana. Juventud. Bar-en ningún título jurídica y moralmente
tema salga a la luz» 27 y se superen las celona 1963.-( ) Cf P. Adnés, Humilité, en DS, válido; 2) fin de lucro, en el sentido
no se opone a la humildad; la perfec- ilusiones. t. 7. París 1969, col 1142-1143.-(4) P. Adnés. de que el ladrón pretende sacar provecho
ción de la humildad exige, en efecto, a. c„ col 1152-1164.-{5) Agustín. Contra ¡ulia-
que el reconocimiento de la propia nada num
6
pelagianum, IV. 3,17: PL 44, 745-746.- de esa apropiación; no sería hurto, sino
y de los propios pecados sea acompaña- ( ) Agustín, De Genesí ad LUteram, XI. 15,19: PL damnificación, el quitar alguna cosa
do por u n reconocimiento paralelo y VIL Conclusión 34, 43 7.-P) Juan Crisóstomo, Injohannem, 9,2: para destruirla o cedérsela a otros;
u n a utilización valiente de los grandes Una primera característica que apa- PG 59, 72c.-(") Agustín. Tractatus 25 in 3) oposición razonable del dueño; pues
dones recibidos de Dios 1 8 . Esta actitud Johannis Evangelium, 6. 15: PL 35. 1603- si éste consintiese o bien se opusiera
rece en todas las presentaciones de la hu- 1604.-C) Agustín, Scrmo 130. 3.3: PL 38.
mildad es el reconocimiento de nuestra irracionalmente, no habría hurto.
Hurto 480 481 Hurlo

Los tres elementos tienen que ir II. El hurto en la Biblia como consecuencias de violaciones de das o cuando se «escatima» un poco
juntos; pero nunca se dan ellos solos: la propiedad ajena. el peso o se da u n a mercancía peor que
van siempre unidos a otras circunstan- El AT condena severamente el hurto, La Iglesia, con intervenciones directas la que se debería dar. En estos casos
cias, principalmente tres, que dan lugar aunque sea pequeño (Ex 2 0 , 1 5 ; Lev 19, o por medio de los moralistas, siempre puede ser que se trate de pequeñas in-
a hurtos específicamente diversos. La 1 1 ; Dt 5,19; Jer 7,9). No es causa ex- ha enseñado que el hurto es pecado justicias como episodios aislados el uno
primera de esas circunstancias hay que cusante válida ni la necesidad ni la grave según su especie (ex genere suo), del otro; pero también puede ser que
considerarla connatural con el hurto pobreza (Prov 6,30; 30,9). Se reprue- es decir, que admite parvedad de ma- esos pequeños hurtos haya que sumar-
mismo y constituye el hurto simple: es ba cualquier daño al prójimo (Eclo 4 , 1 ; teria. los y que así constituyan una conducta
cuando éste se perpetra ocultamente. 34,18-22); y hay que repararlo abso- gravemente injusta. Esto sucede cuan-
Notemos que en este caso ocultamente lutamente (Ex 2 1 , 3 3 . 3 7 ; 22,2.6.11). do quien los comete tiene intención de
no significa que el dueño no se dé cuen- IV. Materia grave en el hurto llegar con ellos a u n a cantidad grave
El Nuevo Testamento no se aparta
ta del hurto, sino sólo que contra aquél del Antiguo en la valoración moral del Los moralistas se h a n esforzado por en u n tiempo relativamente breve, o
no debe producirse violencia física o hurto (cf Le 1 8 , 2 0 ; 19,8; Me 10.19; precisar mejor cuándo hay que consi- acumula lo robado hasta juntar u n a
moral que le obligue a no reaccionar o Rom 1 3 , 9 ; Ef 4 , 2 8 ; 1 Pe 4,15). En derar grave u n hurto. Lo es cuando, cantidad grave.
le haga impotente para ello. Una es- 1 Cor san Pablo enumera expresamente contra la voluntad del dueño, se le No faltan situaciones en que el dueño
pecie de hurto simple es el peculado, si al hurto entre los pecados que «exclu- quita, sin razón excusante, u n bien, se muestra total y racionalmente con-
se trata de que u n funcionario público, causándole así un daño notable. Se- trario a que le quiten nada, pero a la
yen del Reino de Dios» (6,10). El mismo
para propio lucro o de otros, sustrae gún esta descripción, resulta nece- vez no le afecta notablemente el daño
cantidades o cosas pertenecientes o de- san Pablo, en 1 Tim, para ayudar al
cristiano a inmunizarse contra el pe- sario referirse a las condiciones econó- del hurto. Entran en esta categoría las
positadas en entidades públicas. La se- micas del dueño y al vínculo existente personas muy ricas y las entidades mo-
gunda circunstancia, que puede ir jun- ligro de damnificar a los demás, llama
la atención sobre la raíz del mal, o sea entre él y el autor del hurto. Consiguien- rales que tienen muchos bienes. ¿Qué
tamente con los elementos descritos temente es mayor la entidad del hurto juicio dar acerca de los hurtos cometi-
antes, pero que falta en el hurto sim- sobre la ambición de riquezas: «Tenien-
do con qué alimentarnos y vestirnos cuanta mayor sea la pobreza del dueño dos en su daño?
ple, es la violencia: se trata exclusiva- al que se roba y cuanto menor sea el
mente de violencia física o moral contra sintámonos con ello contentos. Pues los Así como la propiedad privada tiene
que quieren enriquecerse caen en la vínculo de parentesco y la comunidad siempre también u n a «función» social,
el dueño, que, por tanto, debe presen- de intereses con él. Quien roba a u n
ciar el hurto. Semejante género de hur- tentación, en lazos y en muchas codi- así la lesión del derecho de propiedad
pobre comete fácilmente culpa grave; tiene también siempre u n reflejo social.
to se denomina robo1. La tercera cir- cias insensatas y funestas que hunden
u n hijo que robe en casa y se lleve co-
cunstancia diversifica el hurto de las a los hombres en la ruina y la perdición, Hay que atajar muy enérgicamente cual-
sas que en cierto modo le pertenecen quier lesión a la justicia, a u n cuando la
dos especies precedentes, en razón del porque la avaricia es la raíz de todos también a él, es más difícil que cometa
objeto. Tenemos el hurto sacrilego cuando los males, llevados de la cual algunos víctima del hurto no sufra de hecho u n
culpa grave. Este modo de orientarse daño sensible. Esta es la célebre cues-
se roban objetos sagrados o destinados se apartaron de la fe y se infligieron a para concretar qué hurto sea pecado
al culto. Y obviamente tendremos u n sí mismos muchos dolores» (6,8-10). tión de la materia absolutamente grave
mortal, recibe técnicamente el nombre en el hurto, que brota por la preocu-
robo sacrilego en el caso de que el la- Y el autor de la carta a los Hebreos de determinación de la materia relati-
drón de cosas sagradas cause violencia invita a la consideración de alegrías pación de no dar pábulo a robar ni si-
vamente grave en el hurto. Dar cifras quiera a quienes no se dan cuenta de
a quien esté legítimamente encargado mucho más valiosas que las de la tie- no es posible; generalmente se ha to-
de guardarlas. r r a : «Habéis aceptado con alegría el que se les quita algo o a quienes casi
mado como criterio razonable afirmar ni llegarían a enterarse del hurto que
despojo de vuestros bienes, siendo cons- que es grave el hurto de u n a cantidad
En el hurto simple se da u n a injuria se les ha hecho.
cientes de que estáis en posesión de una de dinero que corresponde al manteni-
real respecto a los bienes materiales riqueza mejor y permanente» (10,34). miento y a los gastos diarios de la per- Los moralistas están de acuerdo en
del prójimo; el robo lleva consigo ade- Hay que temer de veras la pérdida de sona víctima del hurto. Esto vale su- afirmar la necesidad de establecer u n a
más u n a injuria personal al dueño, con este tesoro. Todo lo demás puede aban- poniendo que esa persona viva del pro- materia absolutamente grave; pero no
dos pecados de injusticia, u n o contra donarse para seguir a Cristo (Le 12,33). pio trabajo y en conformidad a las con- lo están ni en la determinación concreta
los bienes patrimoniales del prójimo, y diciones sociales en las que se encuen- de tal materia ni en el camino a seguir
el otro contra la inmunidad personal tra. Si es u n pariente el que roba, el para establecerla. Hay quien se conten-
del mismo; el hurto sacrilego conlleva III. Inmoralidad del hurto ta con buscar la opinión de los grandes
criterio expuesto hay que aplicarlo con
u n a injusticia contra los bienes ajenos La gravedad del hurto no hay que me- más amplitud; por ejemplo, diciendo moralistas de otros tiempos y luego tra-
y u n a ofensa a la virtud de la religión. dirla sólo por la violación de la justicia, que se requiere el doble para llegar a ducir su sentencia a cifras de monedas
Con el hurto hay que equiparar ple- sino también desde el punto de vista culpa grave. Y hay que añadir que en curso h o y : hay quien trata de des-
namente la no-restitución de lo que se del daño causado al bien común. El cuando el hurto no damnifica a u n a cubrir u n criterio razonado y documen-
encontró y pertenece a otros, de lo que hurto no sólo impide la pacífica con- sola persona, sino colectivamente a va- tado, y luego intenta apuntar a una ci-
se consiguió con violencia (extorsión) vivencia humana, disminuyendo o anu- rios dueños, la gravedad se alcanza sólo fra: y por fin hay quien opina que no
o con engaño (fraude, cuando princi- lando las recíprocas relaciones de cari- si se ha causado u n daño grave a cada existe u n a sola materia absolutamente
palmente en el comercio, para mayor dad y de justicia, sino que hace impo- u n o o bien si se ha sobrepasado u n a grave, sino que para cada región y te-
ganancia, se alteran pesos, medidas o sible de modo permanente cualquier re- cierta cantidad que constituye siempre niendo en cuenta el diverso nivel de vida
la misma mercancía, engañando al lación social. El Estado se ve obligado materia grave, como aclararemos en y el costo de la misma, hay que dar u n a
comprador en la calidad o en la canti- seguida. diversa norma moral. A muchos les pa-
a hacer enormes gastos para la organi-
dad de los productos), el no pagar las rece que el salario mensual de u n traba-
zación de la defensa y de la seguridad jador ordinario es la indicación más justa
deudas, el no dar el debido salario a los del patrimonio de los ciudadanos y de A los tratadistas no se les ha esca-
obreros o la explotación usurera del tra- para fijar la materia absolutamente gra-
las instituciones jurídicas. Del hurto se pado u n caso muy frecuente de injus- ve. No se separan mucho de ellos quienes
bajo de mujeres y niños, la bancarrota derivan innumerables litigios y enemis- ticia: el de los pequeños y repetidos
fraudulenta, la ruptura de un contrato, proponen como indicativa la cantidad
tades, desconfianzas y sospechas. A me- hurtos, tal como puede suceder cuando correspondiente al salario semanal de
etcétera. nudo se dan la miseria y el suicidio se «redondean» las cuentas en las tien-

16
Hurto 482 483 Hurto
un profesional. Podría preguntarse cuál libra completamente de la obligación o por lo menos sirven para esclarecer diciones : «) que se trate de algo verda-
es el fundamento de esa norma indi- de restituir; la segunda sólo condicio- el concepto de hurto.
cativa. La respuesta es que la misma deramente debido en estricta justicia;
nalmente. b) La quiebra, tanto si se
se funda en el sentido cristiano expre- La primera es la licitud de apropiarse b) que no haya, sin grave incomodidad,
produce por iniciativa privada como
sado por la Iglesia a través de los mo- de lo ajeno en la medida en que es in- otro medio para poder hacerse con lo
por sentencia judicial. Se supone u n a
ralistas. Tiene, por tanto, u n valor que dispensable para librarse de u n a nece- que se nos debe; c) que no se damnifi-
real decadencia económica, no ficticia
no va más allá de lo indicativo, admi- sidad extrema. Atendiendo al primor- que al deudor o a u n a tercera persona;
y mucho menos engañosa. Quien quie-
tiendo una cierta fluctuación. dial destino de los bienes de la tierra d) en lo posible, habrá que tomar cosas
bra puede retener todo lo que le sea
en favor de todos los hombres, «quien de la misma especie de lo que se nos
necesario, no superfluo, para él y para
se encuentra en extrema necesidad tie- debe.
su familia, c) No hay obligación de res-
V. Obligación de la restitución ne derecho a procurarse lo necesario 1. Babbini
titución cuando se seguiría u n daño al
tomándolo de las riquezas de los de-
La violación del derecho de propiedad mismo acreedor o a una tercera persona
más». Así dice el Concilio Vaticano II
por el hurto provoca una duradera si- (ejemplo, la restitución de u n arma).
en GS 69. remitiendo a santo Tomás
tuación de injusticia. Si el ladrón no se Es importante tener la seria inten- (2-2ae, q. 66, a. 7) y a las normas con- Nota.-C) N. del T.: Tal es la terminología
preocupa de reparar el daño provoca- ción de restituir lo robado cuando se cretas dadas por la doctrina tradicional. técnica de los manuales. No obstante, la pa-
do al prójimo, persiste en su injusticia. tenga posibilidad de hacerlo. Constituye La necesidad extrema puede, obvia- labra robo, por el uso, ha pasado a sustituir
Lo primero que debe hacer es conver- un impedimento para el perdón no ya a hurto. Se habla generalmente de robo y ro-
mente, abarcar varios sectores de la bar, en vez de hurto y hurtar. Para designar
tirse ante Dios, reconocer humilde- el negarse a restituir, sino también u n a vida del hombre: el que muere de ham- el hurto (robo) con violencia se emplea el
mente su culpa moral y tener la inten- dilación notable y no justificada. No bre tiene necesidad de comer para salir término atraco, sobre todo en su modalidad
ción de expiar su falta bajo todo punto debe olvidarse que además de la repa- de su extrema necesidad; quien es per- de «mano armada», tan frecuente en estos
de vista y de reparar el desorden co- ración de la justicia hay graves exigen- seguido por unos bandidos, para esca- tiempos.
metido. La conversión y la penitencia cias de reparar el disgusto causado con par, puede tener necesidad de u n coche;
no serían auténticas si no incluyesen la propia injusticia a la persona vícti- u n perseguido político puede necesitar Brsi..: Gaudium et spes. y ios comentarios
el esfuerzo sincero de una reparación ma del hurto. u n avión para salvarse, etc. a la misma.-Haring B.. La ley de Cristo,
externa. «Cuando -escribe san Agus- Herder. Barcelona 1973.—Mausbach G. y
tín— la propiedad ajena, por amor de La segunda cuestión es la oculta com- otros. Teología moral católica. Universidad de
VI. Orden de la restitución Navarra, Pamplona 1972.—Umberg ]. B.,
la cual uno ha pecado, no queda re- pensación, o sea tomar secretamente lo Irrationabiliter invito domino, en «Zeitschrift für
constituida pudiendo hacerlo, no se La restitución hay que hacerla a las que a uno le pertenece arrancándolo kath. Theol.», 69 (1947). 445-489.-Van
puede hablar de penitencia verdadera, personas cuyo derecho se lesionó, o a a la posesión de quien debería dárnoslo. Kol A., Theologia Moralís, Herder, 1962, v. 1,
sino de hipocresía. La misma sinceridad sus legítimos herederos. Puede suceder Está permitida sí se verifican estas con- 6J0-6S4.
de la penitencia no conduciría al perdón que a pesar de la diligente búsqueda
del pecado sin la restitución de lo roba- de la persona damnificada, no se logre
do, supuesto que sea posible» (Ep. ad dar con ella o bien que existan fuertes
Maced., 6,2: PL 33, 662). Y santo To- dudas sobre su identificación. En el pri-
más observa: «Puesto que para salvarse mer caso no hay más que dar a los
es necesaria la observancia de la justi- pobres o a alguna obra benéfica lo que
cia, se deduce que la restitución de lo le correspondería al damnificado. En
robado es igualmente medio necesario cambip, en caso de duda, si ésta se
para la salvación» (2-2ae, q. 62, a. 2). circunscribe a pocas personas, hay que
En la Biblia leemos: «Si el malvado se dividir entre ellas el valor total de lo
convierte de sus pecados... y restituye que se debe restituir. Si la duda se ex-
lo que ha robado..., vivirá» (Ez 33,15). tiende entre muchas personas, tampoco
San Pablo amonesta al ladrón a expiar queda otra salida sino dar a los pobres
su pecado mediante un trabajo diligente o a alguna obra benéfica lo que debe-
en favor de los pobres (Ef 4,28). ría darse a los dueños.

El deber de restituir subsiste cierta- Esta solución la admiten comúnmen-


mente siempre que se haya quitado te los moralistas, no contentándose con
algo a los demás. La gravedad de la afirmar que existe el deber de desha-
obligación de restituir lo que pertenece cerse de aquello sobre lo que no se
a los demás, se mide por el doble cri- tiene derecho y que la única solución
terio de la cantidad robada y del daño práctica es dárselo a los pobres; sino
causado a la persona. Sea cual fuere esforzándose por interpretar la mente
la cantidad de bienes ajenos retenidos y voluntad de aquel a quien debería
ilícitamente, hay obligación de restitu- hacerse la restitución. Precisamente de
ción, aunque claro está qw. no siempre la interpretación de su voluntad depen-
con la misma gravedad y urgencia. de la viabilidad de la solución propues-
ta.
La obligación de la restitución nunca
va más allá de las propias posibilidades.
Hay causas que excusan de la obliga- VII. La necesidad extrema y la oculta
ción de restituir temporal o perpetua- compensación
mente. Son: a) La impotencia física o Dos cuestiones, además de las ya tra-
absoluta, moral o relativa. La primera tadas, están en conexión con el hurto,
485 Iglesia
conoce el misterio de la comunión de nera sacramental, su ministerio sacer-
amor de los hombres con Dios en dotal, profético y real. El prolonga así
Cristo, tal como se realiza «Ínter tém- en los miembros de su Cuerpo el sa-

I
pora», entre la resurrección de Cristo crificio espiritual que hizo de sí mismo
y su gloriosa parusía. Es la unidad de al Padre para la salvación del mundo;
los creyentes, radicada en el amor, el el nuevo Pueblo de Dios es, ante todo,
signo que está por encima de cualquier un sacerdocio santo, que ofrece a Dios
otro signo, de la venida del Reino de sacrificios espirituales, presentándose en
Dios y de su presencia en el mundo; Cristo a sí mismo como víctima vivien-
es en el testimonio de amor y de unidad, te, santa y agradable a Dios (cf LG 10).
ofrecido por la Iglesia, donde se des- De este modo Cristo continúa fielmente
pliega el poder de Dios para la conver- también su ministerio profético. El dio
sión del hombre. Un amor fraterno y testimonio al Padre con su santa vida
IGLESIA el pecado, y en su Pascua cumplió la sincero, que no está basado solamente además de las palabras; también en la
obra de la reconciliación universal con en las afinidades naturales ni en los Iglesia el Reino de Dios, que se ha hecho
su sangre. Desde ese momento la hu- sentimientos de los individuos hacia el accesible a nosotros en Cristo, es ante
El misterio de la Iglesia, como reflejo resto de la humanidad, y que va más
del misterio de Cristo, encierra en sí y manidad encuentra su unidad en Cris- todo proclamado en la vida santa de
to, a través del cual todo hombre que allá de los horizontes terrenos y de los sus miembros; en la genuina vida de
manifiesta la intención de Dios sobre deberes temporales, lleva en sí el punto
el hombre, que es llamado a acogerlo teme a Dios y obra la justicia le es acepto fe y de caridad se vislumbra, en efecto,
(LG 9). La unidad de la humanidad de referencia a u n a realidad que tras- el misterio de la vida eterna, del cual
con alabanza y acción de gracias y ciende lo puramente h u m a n o y se abre
debe corresponder con u n a vida de con Dios ya está cumplida en Cristo, la Iglesia es hecha testigo ante el mun-
ya está comunicada al mundo en la sobre un don misterioso en el cual do (cf LG 12). En la misma obediencia
fe y de amor. Ninguna verdad cristiana encuentra su fuente y justificación. Para
está privada de significado vital, ya que Pascua del Señor y opera en la vida de los cristianos a Dios, Cristo, que vino
de los hombres y en la historia de los todos aquellos que creen que la unidad para servir y no para ser servido, pro-
toda afirmación sobre Dios es también perfecta del género h u m a n o en el amor
una afirmación sobre el hombre y su pueblos; pero debe ser llevada a cum- longa su real «diaconía»; la Iglesia no
plimiento en la existencia h u m a n a a es el término que todo hombre desea en sólo da testimonio del Reino que ha de
destino; pero la relación entre los mis- su profundidad como la realización final
terios cristianos y la vida del hombre través de la libre aceptación del don venir, sino que también lo prepara en
divino. La Iglesia, que halla su fuente de la comunidad humana, la Iglesia se los corazones y en la creación, buscán-
y del universo, al que el hombre está manifiesta a sí misma como la antici-
ligado, es particularmente manifiesta en de vida y de unidad en la unidad del dolo en el cumplimiento más perfecto
Padre, del Hijo y del Espíritu, es el lugar pación y el sacramento de la unidad, de la voluntad de Dios en las circuns-
la Iglesia: ella es, en efecto, la forma que Dios ha establecido en Cristo. Por
visible de la comunión con el Dios vivo en que viene proclamada y celebrada tancias concretas de la vida (cf LG 36).
con gratitud la realidad que Cristo ha eso el «pueblo mesiánico, aunque de La sacramentalidad de la Iglesia no
y, por tanto, con los hermanos, comu- momento no contenga a todos los hom-
nión que es el fruto de la llamada de cumplido mediante su cruz, a fin de es tan sólo u n a manifestación de su
«recapitular la humanidad entera con bres, es, sin embargo, el germen firmí- misterio y una guía para la compren-
Dios en Cristo y de la respuesta personal simo de unidad, de esperanza y de sal-
del hombre, también ésta en Cristo. todos sus bienes, bajo Cristo como Ca- sión de su misión; ella dicta también
beza, en la unidad de su Espíritu» vación para todo el género humano» las normas fundamentales de su vida.
Toda la vida moral se resume en este (LG 9).
diálogo, en el que la llamada de Dios (LG 13). Cristo edifica su Iglesia para La Constitución sobre la Liturgia del
es recibida y la respuesta del hombre que sea la proclamación de la unidad Concilio Vaticano II nos ofrece la me-
es dada en la comunidad de los redimi- que se da en él y el instrumento de La Iglesia es ese «sacramento de la jor formulación de la primera norma:
dos y mediante ella, según las determi- su progresiva realización en la vida íntima unión con Dios y de la unidad la genuina naturaleza de la Iglesia, la
naciones que la divina Sabiduría y la del mundo. Ella es el «Cuerpo» del del género humano» (LG 1), porque es cual es al mismo tiempo h u m a n a y di-
historia h u m a n a le aportan continua- Señor, es decir, su manifestación en el el «sacramento de Cristo»; él, en efecto, vina, visible, pero dotada de bienes in-
mente. m u n d o ; es la presencia visible de u n a «estableció su Iglesia santa, comunidad visibles, ferviente en la acción y entre-
salvación universal, ya cumplida en el de fe, de esperanza y de caridad en este gada a la contemplación, presente en
momento en que Dios reconcilió consigo mundo, como u n a trabazón visible, y la el mundo y pese a todo peregrinante,
I. La Iglesia, «sacramentum mundi» en Cristo a los hombres y que ahora mantiene constantemente, por la cual comporta que «lo que en ella es huma-
ofrece, a través de Cristo, su amor y comunica a todos la verdad y la gra- no esté ordenado a lo divino y le esté
«La congregación de todos los cre- perdón. La Iglesia aparece entonces cia» (LG 8). La Iglesia, por tanto, que subordinado, lo visible a lo invisible,
yentes que miran a Jesús como autor ante todo como la proclamación de la fue «constituida por Cristo en orden a la acción a la contemplación y lo pre-
de la salvación y principio de la unidad «buena nueva» de que la humanidad la comunión de vida, de caridad y de sente a la ciudad futura que buscamos»
y de la paz es la Iglesia, convocada y está salva y de que Dios está presente verdad, es empleada también por él (SC 2). La subordinación de lo huma-
constituida por Dios, para que sea sa- entre los hombres para hacerlos en como instrumento de la redención uni- no a lo divino, de lo visible a lo invisi-
cramento visible de esta unidad salutí- Cristo copartícipes de su vida y de su versal y es enviada a todo el mundo ble aparece, por tanto, como el primer
fera para todos y cada uno» (LG 9). La felicidad. como luz del mundo y sal de la tie- criterio fundamental, derivado de la
Iglesia se funda, por tanto, en el desig- rra» (LG 9). naturaleza sacramental de la Iglesia,
nio de la divina Sabiduría de reunir en Este carácter de «epifanía de la sal- para juzgar su misma fidelidad a la vo-
Cristo a toda la humanidad en la comu- vación», en que se manifiesta la multi- Cristo, en cuya persona encuentra luntad de su Fundador.
nión de la vida trinitaria, predestinando forme sabiduría de Dios (Ef 3,9-12), no origen y fundamento la sobrenatural
a los hombres a la adopción filial. Por indica exclusivamente ni siquiera pri- unidad del género h u m a n o —«todos
eso el Hijo, en su encarnación, fue mariamente el ministerio de la Palabra; los hombres son llamados a esta unión El segundo criterio podría ser llama-
puesto como venero del movimiento de es a través de la realidad de su exis- con Cristo, luz del mundo, de quien do el criterio de «unitotalidad». Cristo
gracia y de misericordia, que debe reunir tencia como la Iglesia es «signo e ins- procedemos, por quien vivimos y hacia ha hecho de toda la Iglesia, y no de al-
a todos los hijos de Dios dispersos por trumento» en que se manifiesta y re- quien caminamos» (LG 3)— prolonga, gunas partes de ella, su propio «Cuer-
por consiguiente, en la Iglesia, de ma- po»; él ha tomado la Iglesia en su uni-
Iglesia • 486 487 Iglesia

dad y totalidad compleja como su «sa- Espíritu, el momento culminante de la vocación de los fieles): sólo con su re- la Iglesia, en la Santa Cena, sea refe-
cramento de salvación»; es toda la historia de la salvación. En ella toda la lación se hace posible que la eucaristía rida a aquel que con un solo gesto
Iglesia la que representa a Cristo de comunión de los santos entra en la pe- exista (es la Iglesia la que hace la euca- instituyó la eucaristía y el ministerio,
cara al mundo. Por consiguiente, cual- renne intercesión del Sumo Sacerdote ristía) y que esa asamblea sea Iglesia entregándoselos a la Iglesia para su
quier miembro del Pueblo de Dios tiene y se ofrece a sí misma como víctima (es la eucaristía la que hace a la Igle- vida. Pero el tema es tan fundamental,
y hace lo que tiene y hace toda la viviente y santa: en ella, que constituye sia). En el mismo sentido, es la Palabra que tendremos necesidad de volver so-
Iglesia, cada cual en su propio orden y la Iglesia como sacramento terrestre de la que convoca a la Iglesia (y por ella bre él más adelante y por extenso.
según las modalidades del don recibido la Jerusalén celestial, se celebra el don la Iglesia recibe su especificidad de Pero ya es posible descubrir otra nor-
de Cristo: la jerarquía hace bajo un de la unidad y de la paz, en que se «ekklesía» o «congregatio Dei»), pero ma fundamental de la vida eclesial:
aspecto suyo propio y exclusivo lo que recapitula la benévola voluntad de Dios es la Iglesia la que anuncia la Palabra la fundación sacramental de las es-
de otra manera también hacen los otros hacia los hombres. (y por ella la Palabra se hace presente tructuras eclesiásticas. El fundamento
fieles. En efecto, todo el pueblo de Dios Pero, al reunir a la Iglesia, la eucaris- en la historia y se encarna en la vida de la participación en la asamblea
es «adunatio» y «congregatio» en la tía hace visible también su estructura: de los hombres). En la eucaristía la eucarística es el bautismo; éste pone el
comunión de vida divina y todos los ella es como la encrucijada en que se distinción y la relación necesaria en- límite a la intervención en la eucaristía
fieles participan de los frutos de la re- reúne todo lo que constituye la especi- cuentran una expresión ritual en los y al mismo tiempo constituye el derecho
dención con la misma dignidad, en la ficidad de la Iglesia, y en la medida en dos momentos de la anamnesis (en que a la participación activa en la misma.
medida de la gracia de Cristo. Todo que ella puede irradiar en la vida de la Iglesia celebra el memorial de la Y es precisamente en virtud de u n sacra-
el pueblo de Dios participa de la la comunidad cristiana, ésta es defen- pasión) y de la epíclesis (en que la mento por lo que algunos de entre los
mediación eclesial de salvación, en dida de lo que podría comprometer su Iglesia pide el don del Espíritu, para fieles están autorizados para presidir
posición diversa según los dones de irreductibilidad a u n a estructura mun- que las ofrendas sean consagradas en la eucaristía. Esto termina concluyendo
Cristo y los carismas (institucionales o dana. En la eucaristía encuentra su el Cuerpo y la Sangre de Cristo y ella que la eucaristía, como expresión total
libres) del Espíritu. La «maternidad de más perfecta expresión la ley de la subor- sea constituida en la unidad del Cuer- del misterio de la Iglesia, puesto que
la Iglesia» es ejercitada en la fe y en dinación de lo h u m a n o a lo divino: es po de Cristo): la inserción de la Iglesia comprende también la «recta fe», que
el amor por todo el Pueblo de Dios, Cristo, en efecto, el que convoca la en el acontecimiento salvífico, que ella debe unirse a la recepción del bautismo,
porque éste concurre por entero en ese asamblea de sus santos mediante su conmemora, su entrada en la historia da la clave de interpretación de las
anuncio y en esa acción de gracias por palabra, el que la asocia a su sacrificio de la salvación como copartícipe del estructuras eclesiásticas; todos los ele-
las maravillas de la gracia divina, en redentor, el que mediante el don de su sacrificio de Cristo, se opera por el don mentos eclesiásticos reciben, en último
cuyo seno el poder de Dios obra la con- Espíritu hace de ella el signo visible de del Espíritu, que efectúa el sacrificio de análisis, su legítimo estatuto eclesial
versión y la obediencia de la fe. En el su presencia y de su gracia; la «actio» los cristianos, haciendo de muchos u n por la referencia a la eucaristía.
Pueblo, Dios ha constituido la jerarquía litúrgica tiene en él el verdadero Sacer- solo cuerpo. La relación entre institu-
como diaconía institucional, que tiene ción y acontecimiento se presenta así Es la naturaleza misma de la Iglesia,
dote, el verdadero Maestro, el verdadero incluso en su aparato institucional,
un servicio específico respecto a todas Santificador. Pero ésta es u n a verdad como la relación entre la realidad de
las funciones eclesiales; pero entre la historia de la salvación y la verdad la que viene revelada y constituida
que se extiende a todas las manifesta- por la relación con los sacramentos en
todas las partes de la Iglesia hay una ciones de la vida de la Iglesia, graduán- de las intervenciones de Dios en Cristo
mutua interdependencia y una mutua y la actualidad de la intervención «hic su profunda realidad. Y en consecuen-
dose en la medida de la mayor o menor cia la «disciplina» eclesiástica no es una
corresponsabilidad, por lo que a nin- proximidad a la fuente y al centro de et nunc» de Dios en el Espíritu. Sepa-
guna de ellas le es lícito separarse de rar el acontecimiento de la institución realidad primaria y autónoma, sino la
la vida eclesial, que es la eucaristía: es organización de una realidad, que es
las otras y no reconocer el don que la gracia divina la que hace subsistir significaría negar la relevancia salví-
Cristo ha hecho también a las otras. fica de los hechos y de las palabras del ante todo sacramental. Los poderes
continuamente a la Iglesia y la que la eclesiásticos y el «ordo Ecclesiae» que
En efecto, «si es cierto que algunos, por rige; la presencia de la Iglesia en el Cristo histórico; separar la institución
voluntad de Cristo, han sido constitui- del acontecimiento significaría, en cam- regula su ejercicio, no son la expresión
mundo no encuentra explicación ade- de la naturaleza de «sociedad perfecta»
dos para los demás como doctores, sin cuada en el juego normal de las leyes bio, hacer rígida la estructura y la vida
embargo, se da una verdadera igualdad de la Iglesia en los límites de la pura que tendría la Iglesia. Sólo por analo-
sociológicas. gía la «disciplina» eclesiástica puede
entre todos en lo referente a la dignidad tradición histórica y en último término
y a la acción común de todos los fieles reconducir la comunidad cristiana a hacerse entrar en la categoría general
Aún más, en la eucaristía es donde del «derecho». Pero es la eucaristía
para la edificación del Cuerpo de Cris- encuentra su máxima expresión la ley u n a forma natural de convivencia reli-
to» (LG 32). giosa. La armonía y la complementa- misma la que exige la «disciplina» ecle-
de la «unitotalidad». El sujeto secunda- siástica: uno cualquiera no puede ac-
rio de la «actio» litúrgica es toda la riedad entre institución y carismas apa-
recen como una necesidad vital para ceder a la asamblea eucarística, ni en
asamblea, según posiciones diversas, cualquier condición, sino solamente
en la medida de los dones de Cristo. la Iglesia.
II. La Iglesia, asamblea eucarística aquellos que han aceptado en la fe al
No es cuestión de detenerse demasiado Señor Jesús, lo han confesado reci-
La eucaristía, en la cual la Iglesia se sobre esta verdad, hasta tal punto se El mismo principio es revelado en la biendo el bautismo y viven en la co-
hace visible reuniéndose, encierra en ha impuesto a la reflexión teológica de polaridad, que la asamblea eucarística munión eclesiástica de la fe y de la
sí y revela la plenitud del misterio de la nuestros tiempos 1 . Pero la asamblea pone de relieve, entre el misterio insti- caridad; tampoco puede presidir cual-
Iglesia. Con la eucaristía estamos en el eucarística revela otra ley fundamental tucional y el resto del Pueblo. En su quiera la asamblea eucarística, sino
corazón de la «buena nueva» y de la de la vida de la Iglesia: la distinción y compleja unidad, la asamblea eucarís- sólo aquellos de entre los fieles que son
vida que ella suscita en la Iglesia: la la interdependencia entre institución y tica vive y se articula en torno a dos autorizados para ello por Cristo y reco-
asamblea eucarística es, en efecto, la comunidad (o, en otros términos, entre polos, entrambos necesarios: u n pastor nocidos por la Iglesia. En la eucaristía,
visibilizaeión del misterio de la Iglesia, institución y acontecimiento). La concre- y su grey, un padre y su familia, un la Iglesia se reconoce como u n a comu-
es el sacramento del Reino de Dios ta realidad de la eucaristía resulta, en enviado y los que le han recibido. La nidad distinta del mundo, que tiene
presente en el mundo. Todo el Cristo, efecto, del encuentro entre u n dato eucaristía no sólo revela la existencia sus reglas y sus exigencias. En último
Cabeza y miembros, está presente en institucional (el sacramento instituido del misterio institucional en la Iglesia, análisis, la disciplina sagrada regula el
ella, para actualizar, en la potencia del por Cristo) y un dato personal (la con- sino que indicasu necesidad, para que
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acceso a la eucaristía («excommunica- la tensión no es, sin embargo, elimina- ración. La conversión y la reforma apa- prometido por Dios, ya obra en lo ín-
tio»); y quien tiene en la Iglesia el ble, ya que corresponde a la situación recen, pues, como u n a ley permanente timo de la historia de la humanidad;
poder de presidir la eucaristía, tiene ambigua de la Iglesia en espera de de la comunidad cristiana, hasta que el crecimiento histórico de la humani-
también el poder de reconocer o de la parusía. Las contradicciones entre ella llegue a expresar perfectamente, en dad hacia u n a comunión social, ética,
negar el derecho a la participación o espíritu y ministerio, entre derecho y la gloria del Reino, el misterio de Cristo política, es, por así decir, el material
a la presidencia y de fijar sus condicio- amor, entre autoridad y libertad, deri- y no exista ninguna diversidad entre de que se sirve la gracia de Dios, es
nes. Pero de esto hablaremos más ade- van del hecho de que «la armonía y lo signo y significado. el espacio en que obra el misterio de
lante. Por ahora baste el principio de unísono de los dos órdenes permanece la universal reconciliación de lo creado
que en la Iglesia aun lo que no es profundamente oculto en su intimidad con su Creador: no por casualidad la
IV. La Iglesia, pueblo mesiánico constitución Lumen gentium, al pro-
sacramental está, sin embargo, ordena- y, por consiguiente, tampoco su reali-
do al sacramento. zación en el seno de la Iglesia puede La eucaristía es un momento que poner a la Iglesia como sacramento de
evitar el carácter de oposición. La am- concierne de manera determinante tam- la unidad salvífica en Cristo, presenta
plitud de su divergencia aparece plena bién a la historia del mundo, porque en la creciente unidad cultural y social de
III. La Iglesia, pueblo peregrinante y completa y es sentida tanto más pro- ella se celebra el acontecimiento cul- la humanidad como un momento hacia
fundamente cuanto más divina es la minante de la salvación del mundo. En la consecución de la «plena unidad» que
«Todo el orden sacramental pertene- sólo se realizará en Cristo (LG 1). Por
obra. Pero oposición no significa con- ella Dios convoca no sólo a los creyen-
ce a la era escatológica» 2 : esto vale tes, sino también los «elementos natu- eso el cristiano, que obra en el mundo
por excelencia para la eucaristía, en la traste irreconciliable, sino simple contra-
juego; un contrajuego que exige una rales cultivados por el hombre» (GS 38); al servicio de los hombres, «prepara la
cual el Señor no ha dejado solamente en ella la naturaleza y la historia vuel- materia del Reino de los cielos» (GS 38),
recíproca relación, u n recíproco servicio
el memorial de su sacrificio redentor, ven a adquirir su orientación funda- en el cual se volverán a encontrar pu-
y una recíproca exigencia. Oposición
sino que ha anticipado también la cena significa, empero, también discordia y mental, oscurecida por el pecado, que rificados, iluminados, transfigurados los
escatológica, en la cual al fin la Igle- crea ansias y conflictos tanto más gra- es la doxológica, y revelan de modo bienes de la dignidad humana, de la
sia se sentará a la mesa con su Esposo. ves cuanto más abiertamente se reali- ejemplar la ordenación de toda la rea- comunión fraterna, de la libertad, más
Pero la eucaristía es sólo u n a prefigura- zan ambas oposiciones» \ En la concre- lidad a la final comunión celeste. Por aún, todos los bienes de la naturaleza
ción de las nupcias del Cordero, un an- ción de la vida eclesial, la relación entre eso, la eucaristía es, al mismo tiempo, y del trabajo, que el hombre se esfuerza
ticipo bajo los velos de las riquezas del ley y amor, libertad y autoridad, indi- «prenda de esperanza y ayuda para el por construir aquí, sobre la tierra
Reino. Ella aspira a la comunión final viduo y comunidad está confiada a u n a camino» de la humanidad (ib) y reve- (GS 39).
del Pueblo de Dios, pero en su aspecto fecunda tensión, a una armónica des- lación a la Iglesia de su compromiso La adhesión en la fe a la promesa
frágil y transitorio revela también la armonía, que no puede ser eliminada con la historia del mundo. La Iglesia divina abraza, pues, en sí la dimensión
situación terrena de la Iglesia, la cual con la exaltación de u n elemento y el sabe que la historia es conducida por del futuro, la esperanza del más allá
peregrina lejos de su Señor. Si por un rechazo del otro y que impele tanto al Dios, es epifanía de Dios, que en ella de la historia y la dimensión del pre-
lado «la restauración prometida que individuo como a la comunidad a u n a persigue su designio de poder y de fide- sente, la tarea que la historia exige y
esperamos ya comenzó en Cristo, es constante adecuación a las razones de lidad. En la historia del mundo es la esperanza nutre: la orientación es-
impulsada con la venida del Espíritu verdad y de bien, presentes en el tér- donde entró el Verbo de Dios como hom- catológica de la existencia cristiana
Santo y continúa en la Iglesia» (LG 48), mino opuesto, y a todos juntos hacia bre perfecto, tomándola y recapitulán- tiene su exacta coordenada en la ad-
por otro, la Iglesia «en sus sacramentos u n a santidad cada vez más perfecta. dola en sí (GS 38); de igual manera hesión religiosa al compromiso temporal
e instituciones, que pertenecen a este Las tensiones en el interior del cuerpo entra también la Iglesia en la historia de humanización de lo creado y de
tiempo, lleva consigo la imagen de este eclesial son, por tanto, algo fisiológico de los hombres (LG 9), a fin de que liberación del hombre.
mundo que pasa» (ib). y se vuelven algo patológico sólo cuan- toda la creación, que ha sido hecha
do se quiere hacer pesar unilateralmen- por medio del Verbo, llegue al término Las relaciones entre la Iglesia y el
Esto pone bajo un signo de relativi- mundo están, por tanto, puestas bajo
dad toda la estructura de la Iglesia, y de te u n orden de realidad a costa del otro. bienaventurado, cuando la humanidad
La relatividad de las estructuras ecle- entera se convertirá en oblación acepta el signo de un recíproco intercambio.
modo particular su «disciplina»: en el El crecimiento de la humanidad, en
siales plantea también el problema de a Dios.
Reino ya no habrá «disciplina», sino que el Pueblo de Dios está insertado
que estarán en vigor solamente la ver- la reforma. El sacramento universal de
salvación, que es la Iglesia, resulta con- Pero la promesa de Dios no es u n a como fermento, es como una disponi-
dad y el amor; en la situación actual, realidad completamente extraña al cre- bilidad a la soberana libertad de la pro-
empero, en que el error, el pecado y cretamente de los elementos institucio-
nales y de origen divino, y del elemento cimiento del mundo, como superpuesta mesa de Dios; por eso la Iglesia, des-
el espíritu de división pueden atentar desde fuera al mismo; Cristo ha sido envolviéndose en la historia, recibe de
personal, por el cual hombres concre-
todavía contra la vida de la Iglesia, tos, acogiendo en la fe y celebrando en enviado como Mesías y ha establecido ella y de la evolución del género huma-
no se puede rechazar la «disciplina» el amor la palabra y el sacramento, su Iglesia como «pueblo mesiánico» no no (GS 44). En la historia se manifies-
(como si ya hubiese llegado el Reino): realizan la presencia histórica del sa- para juzgar y disolver todas las espe- tan progresivamente la riqueza del
pero, por otra parte, no se la puede cramento eclesial. La indispensable pre- ranzas terrenas, sino para apoderarse hombre por salvar y, por ende, todas
erigir en valor autónomo, como si el sencia del elemento personal, que arras- de la totalidad de las esperanzas, cuyo las virtualidades del Evangelio; es en
Reino no debiera llegar y la Iglesia tra consigo también los límites, a veces cumplimiento celeste supera las etapas la historia, según las etapas de la toma
valiera en sí y por sí. «ínter témpora» culpables, de los hombres fieles, hace terrenas sin negarlas. El advenimiento de conciencia que la humanidad ha
la Iglesia vive en una situación de ten- que la Iglesia se realice concretamente de Cristo, que lleva en sí la promesa hecho de sus posibilidades y de sus
sión entre la aspiración al Reino, en como «sacramentum deficiens»; la esen- de la liberación total del hombre, se deberes, donde la Iglesia ha tomado
que la única ley será el amor y cuyo cial santidad de la Iglesia, por los dones desarrolla en el tiempo para desembo- también conciencia de las exigencias
gozo pregusta en el Espíritu, y la situa- puestos en ella por Cristo, no es incom- car en la eternidad, pero se efectúa del Evangelio y. leyendo a la luz de la
ción actual, en que su pertenencia al patible con el límite en la realización hoy también: «En la tierra este reino Palabra los «signos de los tiempos»,
mundo la tiene aún sometida a la ley. histórica de la misma, sino que, por el está ya presente de u n a manera mis- ha medido mejor las dimensiones de la
Si bien no se debe oponer en línea de contrario, empuja a su continua supe- teriosa, pero se completará con la lle- promesa de Dios.
principio y objetivamente una «Iglesia gada del Señor» (GS 39). El don final, Por otra parte, el «servicio al mundo».
del amor» a una «Iglesia del derecho»,
Iglesia .490
491 Iglesia
que la Iglesia está llamada a prestar, h u m a n a ; en realidad, la localidad ex- único, personal, no intercambiable de
Iglesias locales, de igual manera que
no ha de confundirse ciertamente con el presa el carácter de «encarnación» que se fundan los derechos y deberes recí- la relación que se establece en la euca-
cometido de interiorizar los valores regula la presencia de la Iglesia entre procos. La necesaria referencia a la ristía entre Cristo y el fiel. La eucaristía
propuestos poco a poco por la sociedad, los hombres. La Iglesia tiene el deber Iglesia universal explica el movimiento no es u n a realidad anónima: lo que es
de modo que la Iglesia se redujera a de ser la Iglesia de un lugar y de un espontáneo con que las Iglesias han común a todos y da a la Cena su cali-
jugar un papel de adaptación social y tiempo precisos: el bautismo, en efecto, buscado y buscan el reconocimiento re- dad eclesial es. empero, hecho por
de espiritualización de los mecanismos no les hace perder a los hombres su cíproco de su «eclesialidad»: el recono- cada u n o ; en la única comunión con
sociales y políticos. Es en la eucaristía, identidad social e histórica; solamente cimiento del auténtico Evangelio y de Cristo, que constituye la Iglesia, cada
hemos dicho, donde todas las empresas la purifica y eleva. La Iglesia debe lle- la legítima eucaristía presentes en una uno tiene u n a vida eucarística suya
humanas encuentran su íntima orde- var al Señor al hombre en su concre- Iglesia por parte de las otras Iglesias, personal.
nación a Dios. Pero la eucaristía es el ción y en su totalidad, al hombre por el reconocimiento de un obispo por El equilibrio y la compenetración en-
culto de los bautizados, es decir, de ende que es el fruto de una historia parte de los demás obispos, que llevaba tre el factor comunitario y el factor
aquellos que han efectuado el paso de y de una cultura. En la eucaristía los a la intercomunión, se convierte en el personal, que se manifiesta en la euca-
la muerte a la vida; la proclamación cristianos se reúnen de entre el mundo, lugar del reconocimiento y de la cele- ristía, rigen toda la vida de la Iglesia.
de la muerte y de la resurrección del llevando en ellos todas las riquezas, las bración de la unidad existente entre El desarrollo de la vida de la comuni-
Señor, que se realiza en la eucaristía, tradiciones, las posibilidades de su gente las Iglesias. Pero este movimiento, ins- dad es el desarrollo de la personalidad
concierne también a las realidades del y de su ambiente, para hacer ofrenda pirado por el amor, se consolida por cristiana (al menos en línea de princi-
mundo: en la Cena del Señor se antici- de las mismas a Dios y hacerlas llegar voluntad de Cristo, en u n a estructura pio y objetivamente), el desarrollo de la
pa el juicio y en ella Dios lleva también a él a través de Cristo. La «particula- intereclesial, a la cual está confiado el personalidad cristiana significa trabajo
el juicio sobre la soberbia de las em- ridad» de la Iglesia es prenda de su ri- «servicio de la unidad». Ella, que en- para la edificación del Cuerpo de Cris-
presas humanas, desvela sus ambigüe- queza y de su capacidad de expansión cuentra su centro en el sucesor de to. La vida y la unidad de la comunidad
dades y presunciones, y la somete a la misionera, y en la medida en que ella Pedro, tiene por fin conservar y con- cristiana no deben, en efecto, ser con-
gratuidad de su intervención salvadora. no es expresión de las puras fuerzas trolar la unidad en la fe recta y en la cebidas a la manera de la unidad y de
De este modo la Iglesia aparece ver- sociológicas, es decir, en la medida en 'disciplina eclesiástica, > de modo que la acción de un organismo biológico;
daderamente como el lugar del encuen- que la Iglesia no se instala en este cada Iglesia que se conserva en tal un falso misticismo rebasaría los límites
mundo ni acepta la lógica de división, unidad, tenga en el Espíritu la seguri- del alcance analógico de los términos,
tro entre la trascendencia del don divi-
Sino que mantiene viva la conciencia dad de predicar el recto Evangelio y si el «Cuerpo Místico» fuera interpreta-
no, que ella acoge y celebra, y la his- de administrar u n a eucaristía legítima,
toria del mundo, que la interpela y la de su carácter escatológico y está a la do como un organismo unificado por
búsqueda del Reino de Dios, no atenta que la hacen portadora para los hom- u n a misma vida sobrenatural, que
penetra, y se pone como el signo de la bres del misterio de la Iglesia universal,
presencia del Reino de Dios en el mun- a la unidad de la Iglesia universal anula el significado y la decisividad de
y tenga también la dicha de reconocer la aportación personal de los miembros
do y el signo de la presencia del mundo (cfLG 13).
en las otras Iglesias la misma fe, la y que hace coincidir la santidad con la
ante Dios. En la eucaristía se encuentra todo el misma gracia de unidad y la misma
Cristo, que está presente y, por ello, inserción en la unidad del organismo
disciplina de amor, por las que ella de vida sobrenatural, y el pecado con la
toda su Iglesia con él; es el único vive.
V. La Iglesia, múltiple en la unidad pura separación del mismo*. En reali-
misterio de Cristo y de su Esposa que dad, el don de la gracia no es un aconte-
La Iglesia ha conocido y sigue cono- se hace presente en cada Iglesia local cimiento que proceda en línea de na-
ciendo tradiciones litúrgicas diversas. reunida para la celebración eucarística. turaleza, sino u n acontecimiento exclu-
No se trata de u n a pura característica La eucaristía, que encierra en sí y ma- VI. La Iglesia, «vera fraternitas»
sivamente personal: «Gratia non deriva-
histórica; en realidad, existen liturgias nifiesta la naturaleza de la Iglesia como «Porque no hay más que un pan, tur in nos mediante natura h u m a n a sed
diversas, porque existen Iglesias locales congregación local, es al mismo tiempo todos formamos un solo cuerpo, pues per solam personalem actionem ipsius
diversas. La pluralidad de las liturgias, y con igual vigor, la realidad en que todos participamos del mismo pan» Christi» 5 . La realidad central del pro-
así como la tendencia a su unificación, se enlaza cada Iglesia con la Iglesia (1 Cor 10,17). La comunión eucarística ceso de salvación consiste en el en-
expresan una precisa conciencia de universal. En efecto, u n a comunidad entre Cristo y la Iglesia comporta la cuentro personal entre el Dios vivo y
Iglesia y corresponden a claros princi- cristiana es «Iglesia», sacramento del comunión fraterna de los miembros de el hombre, que se entrega libremente
pios teológicos. La prevalencia en Occi- Reino de Dios, porque no celebra otra Cristo entre sí. La eucaristía es, por a él. El intercambio y la unión entre
dente de la liturgia de la Iglesia roma- eucaristía que la de la única Iglesia de tanto, sacramento de la Nueva Alianza Dios y el hombre se operan, por tanto,
na enlaza con u n a fuerte conciencia Cristo y, antes aún, porque no pro- (que aprieta en unidad no sólo al Señor en los actos personales de la fe y del
de la unidad de la Iglesia; a su vez, la clama otro Evangelio que el que es y a su Pueblo, sino también a todos los amor; en la fe, que funda radicalmente
diversidad de los «ritos», sin comprome- creído y proclamado por la entera y miembros del Pueblo entre sí) y sacra- la unión en Cristo y la justificación del
ter la unidad de la Iglesia, favorecía la única Iglesia de Cristo. La referencia mento de caridad (hasta tal punto que hombre y que es al par obra de Dios
individualización de la Iglesia local, necesaria a la Iglesia universal y la es puesta en discusión la comunión y decisión del hombre, se encuentran
que en el culto se expresaba a sí misma nota de unidad están inscritas en la entre Cristo y la Iglesia cuando ésta no íntimamente la gracia de Dios y la
ante Dios y ante las Otras Iglesias y estructura misma de la Iglesia local: ella se expresa en la comunión fraterna de libre voluntad del hombre, que en ella
llevaba la riqueza del ambiente huma- todos aquellos a quienes la eucaristía se compromete con toda la profundidad
es la presencia «hic et nunc» del miste-
no, en la que ella se encarnaba. une al Señor). La eucaristía es el de su ser personal. También en los sa-
rio de la Iglesia si y en cuanto anuncia
y celebra la fe y la eucaristía de la «vinculum unitatis» de la Iglesia, la cramentos la obra de Dios y el libre
En la eucaristía se revela, por tanto,
cual, por el don del Espíritu, invocado asentimiento del hombre se compene-
el carácter «local» de la Iglesia, como «Catholica», la cual está puesta como
sobre las ofrendas y sobre el pueblo tran íntimamente. Es Dios quien a tra-
epifanía «hic et nunc» de la Iglesia de «columna y fundamento de la verdad» reunido en oración, obtiene en ella de vés del sacramento opera la salvación,
Dios. Esto no significa solamente que y como guardiana de la heredad del lo alto su paz y unidad. El carácter pero él la opera a favor de u n ser per-
la Iglesia, en su expresión histórica y Señor. comunitario de la eucaristía, su función sonal, que ha desempeñado u n papel
sociológica, debe localizarse necesaria- Del corazón de la Iglesia local brotan, eclesial no va en perjuicio del carácter
mente, igual que cualquier asamblea por tanto, las relaciones con las otras
Iglesia 492
493 Iglesia
propio y necesario en la obediencia de de establecer una mediación entre
los dos. lizante al máximo. La unidad eclesial, eucaristía, con el poder de tomar la
la fe (la eficacia «ex opere operato», en sus manifestaciones exteriores y so-
El carácter secundario y el valor pu- iniciativa de la acción sacramental y
infalible en su resultado por más que ciales, no es masificante, porque en ella de llamar al Cuerpo de Cristo a obrar
en la distribución de la gracia dependa ramente instrumental de la actividad
el respeto de las personas y de su vo- en unión con su Cabeza, el obispo tiene
de Dios, tiene valor en concreto sólo kerigmática y cultual de la Iglesia, por el poder de dirigir la participación de
cación hace que cada parte del cuerpo
a través de la fe y en el interior de la lo que no pueden ser más que un puro todos a la acción litúrgica y de regular
social encuentre su adecuada expre-
fe; la «passio Christi» y la «fides pas- servicio, u n «ministerium», una coope- su uso; por eso él está en el centro de
sión (al menos en línea de principio).
sionis» forman juntas el fundamento ración al proceso de salvación, que se su Iglesia, que tiene ministerio y poder
También aquí vige el principio de la
de la eficacia sacramental), y cuyo ser desenvuelve en el plano de las relacio- de gobernar con la autoridad de Cristo.
unidad en la diversidad, que ya hemos
personal está llamado a la cooperación nes interiores y personales entre Dios Captar la realidad de la autoridad
encontrado examinando la realidad de
espiritual, a la ratificación moral del y el hombre, se extiende también a la sagrada en el seno de la asamblea euca-
las Iglesias locales, y que es u n a regla
sacramento recibido mediante su fide- actividad pastoral, tomando así el papel rística no sirve sólo para eliminar el
de las obras divinas: Dios unifica no
lidad personal, a la participación cons- de una regla universal de la actividad tono sociológico y jurídico que indebi-
empobreciendo, sino enriqueciendo a
ciente en el culto que la Iglesia rinde de la Iglesia. Junto al servicio de la damente podría atribuírsele; permite
sus criaturas, y el orden que él hace
a Dios en su vida sacramental y litúr- Palabra y de los sacramentos se pone también captar las características espe-
derivar de sí supone la pluralidad y la
gica, a u n activo asentimiento a la el servicio de la «sacra disciplina», me- cíficas de la estructura ministerial de
diversidad de los dones que difunde en
función social de los sacramentos, es diante la cual los pastores gobiernan la Iglesia.
el orden de la creación y en el de la
decir, a la edificación de la comunidad el Pueblo de Dios con vistas a su en-
gracia. El legítimo pluralismo en la
cristiana. En síntesis, en cada momento cuentro con el Padre en Cristo. Decir 1. LA AUTORIDAD SAGRADA SE SITÚA
Iglesia encuentra su fundamento no sólo
del proceso de salvación Dios obra sobre que la autoridad en la Iglesia es un EN EL INTERIOR DEL PUEBLO DE DLOS Y
por parte del hombre que responde libre-
el hombre sólo en conformidad a su servicio no significa solamente afirmar DE su SACERDOCIO. — La eucaristía no es
mente a la gracia divina según las ri-
naturaleza personal y espiritual y el que en la comunidad eclesiástica (como un acto del ministro únicamente, sino
quezas y las virtualidades de su carácter
hombre debe acoger la gracia de Dios en cualquier otra sociedad humana, que es un acto del Cuerpo de Cristo
y de su historia personal, sino también
de manera espiritual y personal. Fuera según la visión personalista de las todo entero, en el que los miembros del
por parte de Dios. El, en efecto, distri-
de esta relación fundamental entre Dios relaciones intersubjetivas) no pueden Pueblo sacerdotal ofrecen, en Cristo y
buye a los fieles dones y carismas diver-
y el hombre no existe ninguna obra de existir, en sentido propio, subditos y con Cristo, el sacrificio personal de su
sos, aunque todos acomodados al cre-
gracia para este último. Las actividades superiores, sino solamente desigualda- vida y de su muerte. El sacerdocio mi-
cimiento del Cuerpo, y suscita voca-
de la Iglesia (predicación, administra- des funcionales entre los individuos al nisterial está al servicio de todo el Cuer-
ciones diversas en el interior de la única
ción de los sacramentos, disciplina ecle- servicio del mismo fin, y que las institu- po (mientras el término «jerarquía» po-
santidad del Pueblo de Dios. En quienes
siástica) pertenecen esencialmente al or- ciones son necesarias para dar estabi- dría sugerir, y a veces ha sugerido, la
llama a la vida religiosa suscita la voca-
den de la salvación, pero no producen la lidad y consistencia a la persona, pero idea de una realidad primaria que pre-
ción de testimoniar el carácter escato-
salvación y entran en el proceso salví- están también a su servicio. Tampoco cede a todo lo demás, la expresión
lógico de la existencia cristiana y la
fico con u n valor puramente instru- significa solamente que ninguna auto- «sacerdocio ministerial» indica expre-
trascendencia de la gracia divina, que
mental y de mediación: la predicación, ridad, por legítima que sea y necesarias samente la relación de servicio a la
supera los límites de la figura de este
respecto a la fe, no es más que un mi- sus órdenes, puede descargar al indi- realidad más fundamental del Pueblo
mundo; en el estado de vida laical sus-
nisterio, un servicio; es mediadora de la viduo de su vida personal y de su de- sacerdotal), a fin de que sus miembros
cita la vocación de testimoniar el ca-
Palabra y nada más; proclama la Pa- cisión de conciencia. Ella, en cambio, puedan ofrecer eficazmente su sacrificio
rácter mesiánico y de encarnación de
labra y llama al hombre a la fe; su manifiesta la humilde conciencia que personal y existencial en la unión sa-
la gracia divina, que debe ser recibida
cometido no es directamente creador, tiene la Iglesia de sí, como «sierva del cramental al sacrificio de Cristo. El
por la humanidad y hecha fructificar
sino puramente instrumental, y con- Señor», al cual solamente atribuye la sacerdocio ministerial se justifica, pues,
en su historia. Los religiosos atestiguan
siste en preparar el camino a la fe. gloria y el poder de salvar a su Pueblo como elemento esencial de la vida del
que la figura de este mundo pasa, los
También la administración de los sa- y a cuya dirección siempre actual se Pueblo de Dios, para conducirlo a la
laicos que este mundo pasa en Dios.
cramentos en la Iglesia responde a una somete totalmente. La Iglesia no ataca oblación de sí en Jesucristo, de modo
«De este modo, en la diversidad, todos
simple función de servicio, de media- a la gloria de su Señor, glorificándose que no haya más que u n solo Sacerdote
darán testimonio de la admirable unidad
ción; no es el servicio prestado a la a sí misma, y no se sobrepone a la liber- y un solo Sacrificio para la salvación
del Cuerpo de Cristo: pues la misma
Iglesia el que crea directamente la tad del hombre; toda potestad, en efec- del mundo y gloria del Padre. Pero por
diversidad de gracias, servicios y fun-
gracia y produce efectivamente la sal- to, está establecida en la Iglesia sólo eso mismo el sacerdocio ministerial no
ciones congrega en la unidad a los hijos
vación, sino que es Dios, quien a través con vistas a hacer posible y facilitar a es reductible al sacerdocio universal de
de Dios, porque "todas estas cosas son
del instrumento de la humanidad de los fieles el encuentro personal con su los fieles: aquél está arraigado en el
obras del único e idéntico Espíritu"»
Cristo hace nacer la gracia sacramen- Señor y Salvador. Toda potestad, fiel al ministerio de Cristo, a través de la su-
(LG 32).
tal; es el Hombre-Dios, Jefe de la Igle- Evangelio, no se afirma a sí misma, cesión apostólica, y en la potencia del
sia y Señor de los sacramentos, el que sino que salvaguarda las condiciones Espíritu Santo, a través de la consagra-
expresa en los signos visibles su gracia objetivas, establecidas por Cristo para VII. La Iglesia, fundada sobre los ción del orden. Es u n a gracia que Cris-
y la ofrece a nuestros ojos. Pero tam- tal encuentro (recto Evangelio, legítima Apóstoles to, Señor de su Iglesia, le hace y le
bién en la acción sacramental, la vo- eucaristía, comunión eclesial) y halla hará fielmente hasta su vuelta, y es el
La eucaristía manifiesta la estructura
luntad salvífica de Dios encuentra su en ello su título de legitimidad. jerárquica de la comunión eclesial, por- ejercicio de u n a responsabilidad, que lo
campo de expresión en la naturaleza En la comunidad cristiana todo cons- que en ella tiene parte necesaria quien sitúa en la sucesión de los Apóstoles
personal del hombre, que puede acoger- pira a esa máxima realización que el en la potencia del Espíritu la convoca instituidos por el Señor; sin él la
la y rechazarla: también en el sacra- hombre hace de sí mismo y de su des- y en el nombre del Señor la preside, Iglesia perdería u n a de las condiciones
mento la relación principal sigue siendo tino personal en el encuentro de gracia y quien es convocado y por el derecho de su existencia.
la que media entre Dios y el hombre con Dios; ella tiene, por tanto, la aspi- que le viene del bautismo participa en 2. LA FINALIDAD DE LA AUTORIDAD
y la función del sacramento es sólo la ración de ser u n a comunidad persona- la asamblea. Puesto en el centro de la SAGRADA Y SACRAMENTAL.-SU fin no es
Iglesia 494 495 Imitación-seguimiento
instaurar un orden sociológico, por ridad no es reductible a puros términos único Evangelio y la única eucaristía)
válido que sea, sino constituir la hu- sociológicos; aplicar el término de todo sucede en la Iglesia para que en
es el fundamento de la unidad del mi- cada comunidad, por pequeña, pobre y
manidad en Cuerpo de Cristo y Tem- «autoridad» a los ministros sagrados nisterio apostólico y de la ley de cole-
plo del Espíritu en la verdad y en la significa decir que ellos son signos e dispersa que sea, se predique fielmente
gialidad, que regula las relaciones entre el único Evangelio y se celebre legíti-
santidad; ella tiene, pues, por fin la instrumentos de la «auctoritas Christi»; sus titulares. El ministerio es único, no
administración de la Palabra y de los es decir, que tal autoridad está signifi- mamente el misterio de la Cena del
obstante la multiplicidad de los mi- Señor, de modo que en ellas esté pre-
sacramentos y la creación de las con- cada y actualizada gracias a los instru- nistros, porque la función apostólica es
diciones para que esto pueda efectuarse mentos elegidos por él y así él está sente Cristo, por virtud del cual se reúne
puramente ministerial y expresa, por la Iglesia una, santa, católica y apos-
eficazmente (en particular, la conserva- siempre frente a su Iglesia como el único lanto, la única «auctoritas» de Cristo;
ción del Evangelio en su pureza y en necesario. tólica y se le ofrezca al alma fiel el don
y aun cuando el misterio de la Iglesia de la caridad y de la unidad del Cuerpo
su integridad y la regulación de la co- Esta precedencia de Cristo sobre la se manifieste a través de la pluralidad
munión eclesiástica, en la cual se ce- místico, sin la cual no hay salvación.
Iglesia en el orden de la salvación está de las Iglesias locales, todas ellas están Así todo parte de la eucaristía y vuelve
lebra una eucaristía legítima). Por eso significada en un cierto aspecto en la reunidas en la unidad de la Iglesia uni-
ella tiene origen en el sacramento y su a ella, porque con los mártires de Abitina
dimensión jurídica de la misión apos- versal por la comunión en el único la Iglesia ha aprendido a decir: «Sine
medida por su relación, directa o indi- tólica: ella, que une la institución actual Evangelio y en la misma eucaristía.
recta, al orden sacramental: donde la Dominico (convivio) esse non pos-
al acontecimiento de Jesús «Verbo en Pero en el centro de cada Iglesia local, sumus».
santificación no es el fin directa o indi- la carne» por la mediación del mandato como su fundamento visible, dotado de
rectamente buscado, desaparece la auto- de Cristo, con el cual él ha enviado la plenitud del poder apostólico para la A. Acerbi
ridad de la Iglesia como tal. El ministro históricamente a los Apóstoles, debe edificación en Iglesia del pueblo que
es signo e instrumento de la «auctoritas reconocer el valor salvífico de tal se le h a confiado, está el obispo; es
Christi», no siempre con la misma in- acontecimiento único e irrepetible, y menester, por tanto, que él la introduz- Notas.-C) Cf E. X. Arnold, Sujet et forme
tensidad y eficacia: ésta crece en razón sustraer el Evangelio a la pretensión de liturgie chrétienne, en Église et 2 Tradition, Le
ca en la unidad de la comunión cató- Puy-Lyón-Paris 1963, 195-224.-( ) P. Benoit.
de la proximidad al centro sacramental la inspiración o iluminación inmediata lica, garantizando la fidelidad de su
de la acción de Cristo, para culminar Exégése et Théologie, París 196L, v. 1, 234.—
e individual, que lo inutilizaría; la re- Iglesia a la verdad del Evangelio y a (') K. Feckes. La S. Chíesa, Alba 1956, 2 5 3 . -
en la «representatividad» que hace de lación con Cristo se opera en u n a «tra- la unidad de la eucaristía. Por eso el (4) Cf F. X. Arnold. Teología e historia de la ac-
Cristo el ministro en la proclamación ditio», por la cual la Iglesia es conser- poder apostólico, presente en cada ción pastoral. Científico Médica. Barcelona
infaliblemente eficaz de la palabra sa- vada de generación en generación en Iglesia local en la persona de su obispo, 1969.-(') S. Th„ 3, q. 8, a. 5 ad 1.
cramental. La predicación (esto es, la la fe apostólica. Pero tal precedencia se no debe separarse y mucho menos opo-
palabra de la Iglesia cuando no es expresa por otro lado en la dimensión BIBL. : Bouyer L.. La Iglesia de Dios, Stvdivm,
nerse al mismo poder presente en las Madrid 1969.—Congar Y., L'Église de Saint
«forma sacramenti») es la necesaria «pneumática» de la misma misión: en otras Iglesias: todos participan de igual
preparación o explicitación de la pala- Agustín a l'époque moieme, París 19 70.-Id,
ella se atestigua que la realidad decisiva, manera en la unidad de la misma fun- L'Église Une, Sainte, Catholique, Apostolique,
bra estrictamente sacramental y es de la cual depende actualmente la vida ción, lo cual les hace a unos solidarios Paris 1971.-Küng II., Dic Kirche, Friburgo de
siempre llevada por ésta; la misma dis- de la Iglesia, es la acción de Dios, que de los otros. El criterio de la fidelidad Br. 1967: trad. esp. La Iglesia, Herder, Barce-
ciplina eclesiástica dice, en último aná- suscita continuamente su Palabra en a la herencia de los Apóstoles es, pues, lona 1970.—Klostermann F., El principio comu-
lisis, relación al sacramento, en especial el seno de su Pueblo y presenta conti- nitario en la Iglesia, Científico Médica. Barcelona
el acuerdo de cada uno con todos los 1970.—Barauna G., La Iglesia en el mundo de
a la eucaristía. nuamente a su adhesión los signos de otros, que son con él depositarios de la hou, Stvdivm, Madrid 1967.-Phillips G.,
la salvación. La dependencia del Espíritu misma heredad y ministros de Cristo L'Église et son mystére au deuxiéme Concile du
significa que los depositarios de la auto- para la edificación de la Iglesia (siendo Vatican, Paris 1968, v. 2.-Rahner K.. Escri-
3. LA JERARQUÍA ES SACRAMENTO DE ridad no son los posesores del misterio, a su vez la unidad de la comunión epis- tos pastúrales, Taurus, Madrid 1969.—Ratzin-
LA AUTORIDAD DE CRISTO SOBRE LA IGLE- sino quienes lo sirven, y que sólo con copal garantizada por Cristo, que ha ger ) . , Eí nuevo pueblo de Dios, Herder, Barce-
SIA. —«Instrumenta Christi Capitis» llama la invocación y la plegaria consiguen puesto en ella la autoridad personal lona 1972.
a los obispos la Lumen gentium en ser sus signos e instrumentos. de Pedro, para que en la plenitud del
el n. 2 2 ; es decir, la función del episco- supremo poder apostólico determine la
pado es la de significar y hacer actual voluntad común). Si a cada obispo le IMITACIÓN-
la «auctoritas» de Cristo como Salva- 4. LA PRESENCIA DEL SEÑOR VIENE A corresponde constituir su Iglesia pre-
dor y Gobernador de su Cuerpo. En ella LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS APÓSTOLES. - dicando en ella el Evangelio y cele- SEGUIMIENTO
se expresa el hecho de que Cristo pre- Ellos y sus sucesores h a n recibido, en brando la eucaristía, es a todo el cuerpo
cede a la Iglesia y está sobre ella; él efecto, de Cristo los poderes sagrados de los obispos a quienes corresponde, En el movimiento de renovación de
ha manifestado con autoridad la verdad y espirituales para anunciar la verdad junto y bajo la autoridad del Papa, la teología moral, intentado en el siglo
salvífica y tiene el señorío sobre los salvífica y celebrar los sacramentos, a asegurar la unidad de la fe y regular la que estamos viviendo, u n a de las co-
dones de la salvación operada por él. fin de convocar a las Iglesias y gober- comunión eclesiástica, custodiando la rrientes más fuertes ha sido la que
La «auctoritas» de Cristo se enlaza a narlas para que permanezcan en el disciplina y controlando la legitimidad pretende sistematizarla alrededor de la
su oferta sacrificial en el Calvario, en camino de la salvación. Mediante su de los poderes. Pero lo que hace resonar idea central del seguimiento e imitación
que culmina su obra histórica de sal- ministerio se realiza la mediación de en el grande aparato de las estructuras de Jesucristo.
vación, y a su actual señorío, por el la salvación y por eso es garante de de unidad intereclesial u n sonido evan- Es innecesario intentar probar que
cual es Jefe y Salvador celestial de su que está presente «hic et nunc» el gélico es que ella no existe ni debe existir en estos tiempos se está dando u n a
Cuerpo; en ella se celebra su soberanía Señor, en la Palabra y en el sacramento, con vistas a la construcción de u n a uni- profunda crisis en el campo moral, que
frente a la Iglesia y se le confiesa indis- para constituir «hic et nunc» la Iglesia. dad exterior y de u n organismo buro- puede ser constatada en dos planos: el
pensable para la Iglesia y para el crático, por admirable y eficaz que sea. de la vida y el de las formulaciones.
mundo, en cuanto que es su único La relación con Cristo (de cuya «aucto-
ritas» él es sacramento) y con la co- La función de magisterio y la de disci- Como respuesta o reacción se observa
autor, garantizador y camino de la sal- plina existen con vistas a la plena ecle- también el fenómeno, junto con el de
vación. Por ella la Iglesia no es u n a munidad (cuya eclesialidad garantiza,
haciendo presente en ella lo que la sialidad de las asambleas eucarísticas: una valoración crítica de la teología
pura corporación religiosa y su auto- moral, de u n a búsqueda intensiva de
constituye como «Iglesia», es decir, el
Imitación-seguimiento 496 497 Imitación-seguimiento
caminos nuevos. La crisis no ha signi- todo que él llama místico, basado en la persona y vida con la vida y persona de Nuestra vida no será plenamente
ficado la muerte de la moral, sino u n nueva forma de unión y vida del hom- Cristo. No es lo mismo que imitación, moral si no es en Cristo o, en otras pa-
paso adelante, el nacimiento, tal vez, bre en Cristo. Jesucristo es el ser infi- aunque conduce a ella. La imitación labras, a no ser viviendo el don de la
de u n a nueva moral con rasgos propios nito, la suprema verdad, la perfección moral sin este seguimiento personal no gracia como participación de la vida
y distintivos. Uno de ellos es el que sin límites y la ley de Dios plenamente bastaría 6 . de Cristo y de su relación al Padre.
acabamos de indicar, que, aunque ma- cumplida. Por ello en El está la pleni- El seguimiento es u n a adhesión per-
nifestado a nivel teórico, lleva consigo, tud y el cumplimiento de toda nuestra Cristo se convierte así para el hom-
sonal a Cristo que significa, en su esen- bre en modelo, ejemplo y fuerza de vida
como es natural, estrechas vinculacio- actividad. El cristiano debe desarrollar cia, u n a comunidad de vida y destino
nes y consecuencias a nivel de la praxis su parecido con Cristo viviendo la nue- cristiana. Más aún, en el fin de nuestra
con Jesús. Seguir a Jesús es seguir su vida, ya que todo ha sido creado no
moral. va vida en El —Cristo como fin y su suerte, caminar con El hasta la cruz,
imitación como medio— bajo el influjo sólo por El (Jn 1.3), sino también en
Ya en 1934 F. Tillmann lleva a cabo la muerte y la gloria. No consiste, pues, El (eis autón = hacia El, con vistas a El:
la primera tentativa en los t. 3 y 4 de la gracia. Los tres grados diversos en la estricta imitación de un modelo
de semejanza sacramental con Cristo Col 1,16: cf Santo Tomás. In Epist, ad
de su obra Manual de Moral Católica, estático y abstracto, sino en u n seguir Col., 1,4). Cristo centro de toda la
titulados respectivamente La idea del son, apartándose en ello de la doctrina a Jesús «caminando como El caminó»
tradicional, el principio unificador de creación; todo depende de El. Todo
seguimiento de Cristo y La realización del (1 Jn 2,6). Hay que tomar sobre uno está ordenado a El como culmen de su
seguimiento de Cristo. La perfección moral su moral especial. las actitudes fundamentales que tras- perfeccionamiento (Ef 1,10; Col 1,20;
del cristiano no consiste sino en la rea- El padre B. Haring, redentorista. pu- luce el actuar y ser de Cristo, que se 2 Cor 5,18; 1 Cor 5,3). «Por eso si
lización progresiva del ideal de hijo de blica en 1954 su obra, traducida des- concretarán, sin embargo, de muy di- Cristo es el fin de nuestra vida —escribe
Dios que la revelación muestra concre- pués a varios idiomas, La Ley de Cristo*, versa forma de acuerdo con las cam- Santo Tomás (In 2 Cor., 5 , 3 ) - , nuestra
tizado en Jesucristo. Hemos de llegar a centrada en la idea de la responsabili- biantes circunstancias concretas vitales vida debe ser regulada no según nues-
ser otros Cristos no con u n a imitación dad ante la llamada de Dios, siendo el de cada hombre. Significará siempre tra voluntad, sino de acuerdo con la
meramente externa, sino interna, con hilo conductor la vida en Cristo del unirse en la fe y los sacramentos a la voluntad de Cristo».
un asimilarse los pensamientos, criterios hombre llamado a su seguimiento e trayectoria de Jesús (muerte, victoria y
y deseos de Cristo mismo. imitación. Para Haring la teología mo- paso al Padre), lo cual ha de implicar Jesucristo no se contentó con enun-
Casi al mismo tiempo estaba publi- ral tiene por fin exponer «la ley de necesariamente el hacerse solidario con ciarnos el mandato «sed perfectos como
cando E. Mersch, s.j., los artículos que Cristo» o, mejor, hacer conocer a Cristo la actitud que lo condujo a la cruz, que vuestro Padre Celestial es perfecto»
en 1937 se convirtieron en su famosa nuestra Ley. Cristo es el todo de la vida consistió en obediencia al Padre y amor (Mt 5,48). Fue la revelación de Dios en
obra Cuerpo Místico y Moral'. Pretende moral cristiana: principio, centro y fin. a los hombres «hasta el extremo» cuanto imagen del Dios invisible (Col
en ella construir una moral específica- En Cristo el Padre nos ha dado todo (jn 13,1), gastando la vida en servicio 1,15). Quien ve al Hijo ha visto al Pa-
mente centrada en Cristo, pero con y en El también nos apremia, en corres- y beneficio del prójimo. Es. en otras dre, quien conoce al Hijo conoce tam-
una orientación preeminentemente so- pondencia, a amarlo por medio de categorías, el paulino «morir y resuci- bién al Padre. Nadie va al Padre sino
cial, fundamentada en la doctrina del u n a vida conforme a la de su Hijo. La tar con Cristo» del bautismo perpetua- por el Hijo, que es el Camino y quien
Cuerpo Místico. vida cristiana es imitación de Cristo, do en la vida 7 . le da a conocer (Jn 14,9ss; 1,18).
asimilación al Hijo de Dios, y ante todo Derivándose precisamente de esta
Después de una investigación sobre seguimiento de Jesús. La perspectiva La vida verdaderamente cristiana es,
las actitudes de los moralistas profesio- pues, una participación en la vida de identidad se abre en el Hijo u n a recep-
esencial de la teología moral ha de
nales, G. Thils concluye en 1940 que Cristo, ya que somos sarmientos de esa tividad del Ejemplar Supremo, el Padre
ser nuestra identificación mística con
la necesidad más urgente es hacer de Cristo por los sacramentos y por el vid, miembros de su Cuerpo Místico, Celestial, y su manifestación eficaz hacia
Jesucristo el centro de toda moral 2 . La desarrollo de la vida divina en nosotros. siendo El nuestra Cabeza, recibiendo de afuera en continua unión con El.
teología moral ha de dejar a un lado su plenitud gracia sobre gracia 0 n 15,1- Cristo aparece así como la norma
las normas abstractas, las disquisicio- La vida cristiana es presentada como H; 1,16: Ef 4, 15...). básica y fundamental del actuar cris-
nes demasiado teóricas y los deberes participación de la vida de Cristo por La moralidad cristiana no puede ple- tiano. Cristo como modelo a imitar y
válidos para el hombre en general, aten- J. Fuchs, s.j. 5 . De ahí deduce que Cristo namente comprenderse a no ser cen- seguir complementa lo que El mismo,
diendo a la presentación concreta y es el tipo, ejemplar y fuerza de la vida Irada en Cristo. ¿Por qué? El hombre, por su Espíritu, promueve y urge desde
viviente de Jesucristo, modelo de nues- del cristiano y que la moralidad cris- hijo de Dios, ha sido destinado y llama- lo íntimo del hombre. Así el comporta-
tra conducta moral y vida interna del tiana no se puede comprender a no ser do a conseguir un fin peculiar, que
alma, la cual ha de cristificarse por me- miento del cristiano se moldea sobre
en Cristo. ínticamente logrará como coheredero una figura h u m a n a cuyo actuar es
dio de los sacramentos y de la gracia. El mismo Fuchs hace una distinción de Cristo (Rom 8,17: Gal 4,6-7). Es en
Tal cristificación debe penetrar todo norma al ser el mismo actuar de Dios.
interesante para adentrarnos en el tema Cristo y por Cristo como el Padre se Oyendo y mirando a Cristo es como el
nuestro ser y nuestro actuar tanto en «imitación-seguimiento», al señalar que manifiesta al hombre y lo salva. En El
sus proyecciones individuales, religio- hombre puede comprender la relación
conviene distinguir entre seguimiento v por El es como debe ser orientada la que debe vivir con el Padre Celestial
sas y naturales, como en las sociales, personal de Cristo e imitación. El Cristo vida humana, ya que esencialmente es
profanas y artísticas. Jesucristo, su vida y con sus hermanos (Jn 1 3 , 1 4 . 1 5 ; 15,
histórico llama a sus discípulos a este una respuesta al llamamiento que hace 1 0 . 1 2 : 17.21). Y Cristo es consciente
y sus ideales son la realidad concreta seguimiento (Me 1,16-20: 2 , 1 4 : 3 , 3 3 : il Padre irrumpiendo en la historia al
y dinámica que ha de presentarse, lle- de su ejemplaridad, de que es el Maes-
Le 9,59, etc.). «Seguir a Cristo» tiene i'iiviar a su Hijo Unigénito. tro y el Señor, de que debe ser imitado.
gando a conducir al contacto con su en los Evangelios una doble significa-
misma psicología, con sus emociones Toda verdadera teología moral debe En El, Palabra de Dios hecha carne,
ción: la histórica de ir con Jesús y la construirse sobre los datos de la reve-
y sacramentalidad a través de la gracia. espiritual de tener a Cristo como centro Dios se revela al hombre, el cual ha
liiclon. en contacto con la economía de sido creado en esta Palabra, para este
En 1951 G. Ermecke esbozó un plan de la vida, ser su discípulo. Después de tu salvación, ordenando, por tanto, sus
la Ascensión del Señor, prevalece el Verbo. «Todas las cosas fueron hechas
para la estructuración de un curso de •'li'iiientos alrededor de su centro real, por El y sin El no se hizo nada de cuanto
teología moral 3 . El concepto de activi- concepto de imitación, pero ambos con- i'rlsln Jesús, tomando de El sus impera-
ceptos no son idénticos. El seguimiento ha sido hecho. Estaba en el mundo y
dad cristiana, sobre la que versa la llvos, motivaciones y dinamismo, res- por El fue hecho el mundo» (Jn 1,3.10).
moral, está estrechamente unido al mé- requiere la unión operativa de la propia pigando el plan del Padre 8 . El Hijo Unigénito, «destello esplendoroso
498 499 Imitación-seguimiento
Imitación-seguimiento
en su totalidad. Imagen igualmente de el hombre como tal, pero sólo después consigo vida y paz (Rom 8,6), con una
de la gloria de Dios e imagen de su que Cristo ha pasado El mismo por la perspectiva totalmente cambiante de la
su naturaleza espiritual, de su espíritu,
sustancia» (Heb 1,3). muerte y, resucitado, ha enviado su moral.
de su gloria, como lo han comprendido
Ya la misma creación del hombre fue Espíritu que nos enseñará y recordará No se puede, sin embargo, seguir
los escritores neotestamentarios (1 Cor
realizada haciéndolo a imagen y seme- todo. Tenemos el ejemplo de Pedro que plena y propiamente a Cristo, y, por
11,7; Col 3,9-10; Sant 3,9). Imagen
janza de Dios (Gen 1,26-27) y por ello quería seguir a Jesús hasta la muerte tanto, a Dios, si no es dentro de la
sobrenatural, que plena y formalmente
su vida moral podría definirse por un y al poco rato, olvidando sus promesas Iglesia, al ser Cristo el «primogénito
consiste en la gracia santificante por la
dinamismo: de la imagen de Dios a la generosas, lo niega, aunque más ade- entre muchos hermanos» (Rom 8,29)
cual el Dios Trino habita en el hombre
transfiguración escatológica por la imi- lante vuelve a oír el «sigúeme» de y precisamente en cuanto Cabeza de su
(Jn 14,23).
tación de Jesucristo. Su vida está en la Cristo (Jn 21,19) y le es fiel hasta ex- Cuerpo Místico que es la Iglesia (Col 1,
actualidad oculta con Cristo en Dios; El sentido pleno y definitivo de esta tender sus manos que otro ceñirá 18). Dios no es ya meramente el Dios
cuando Cristo, que es su vida, se ma- relación Dios-hombre se obtiene en Je- para darle muerte y hacer que logre único y creador, al cual debe el hom-
nifieste, se manifestará también el hom- sucristo y debe reproducirse en cada así estar donde Cristo, contemplando bre someterse y responder como cria-
bre con El en la gloria (Col 3,3-4). La hombre, en cada elegido por una trans- la gloria de Jesús y compartiéndola tura suya que es; el hombre, elevado
mente y los quereres de Dios, revelados formación interior (Heb 1,3; Rom 8,29; con El, ya que seguir a Jesús es com- y encajado en la misma vida trinitaria
por el Hijo (Jn 1,18), inspiran y dirigen, 2 Cor 3,18; Col 3,10; etc.). El designio partir su destino 1 3 . de Dios, sirve al Padre como hijo, en
de manera inmanente y muy eficaz, la principal del Padre al enviar a Cristo unión con Cristo y a imitación suya, en
es transformar al hombre en hijo de Brota de aquí todo el dinamismo
conducta del discípulo que sigue e imita virtud del Espíritu Santo, en la Iglesia.
Dios. En modo alguno tiene la prima- propio de una vida en seguimiento y
a su Maestro*. La vida moral adquiere así un enfo-
cía el enseñarle y ayudarle a vivir la conformidad con Cristo, el Camino y la
El hombre, imagen de Dios, tiene u n que y realidad esencialmente propias,
moralidad humana, lo cual daría una Puerta (Jn 14,6; 10,9), cuidadosa no
hondo sentido teológico enraizado en que hacen conjuntamente más fácil el
concepción exclusiva y primordialmente sólo de llenar un mínimo de exigencias,
la más genuina Tradición y puesto de cumplimiento de sus exigencias, ya
moralista a su misión. sino de tender con todas sus fuerzas a
relieve principalmente por los Padres que no se presentan éstas por la sola
la plenitud de la perfección a imitación
griegos. Sentido teológico esencial para Por la imitación y seguimiento del y fría aplicación de unas normas mora-
del Padre Celestial (Mt 5,48).
un enfoque recto y exacto de la teología Hijo Unigénito el hombre se transfor- les, reflejo de la voluntad de Dios crea-
ma en hijo de Dios. Transformación El hombre debe seguir al Señor Dios dor, sino a través del conocimiento,
moral. El hombre es considerado en el (Dt 1 3 , 5 ; Rom 8,29; 1 Cor 11,1), es
libre y responsable, ya que frente a seguimiento e imitación amorosos de
texto bíblico genéricamente y el men- decir, debe caminar por la senda del
Dios, y a imagen suya, el hombre es la persona y ejemplos de Cristo, herma-
saje de estas páginas del Génesis (1,27) amor y de la fidelidad que El señala no primogénito, modelo divino-huma-
se concreta en la confrontación del u n a persona que puede dialogar con
El, escuchar su Palabra y dar o negar (Gal 2 5 , 9 ; 26,3), tras una justicia llena no de las relaciones filiales con Dios
hombre con los demás seres de la crea- de amor cuyo modelo es el mismo Dios Padre. Este es el único plan de Dios;
ción, presentándolo como algo singu- u n a respuesta consciente. Transforma-
(Dt 15,12-15; Jer 9,23). no existe otro fin último ni otro orden
lar: imagen de Dios. Ha recibido u n ción que exige, según Cristo, u n nuevo
nacimiento (Jn 3,5) por el agua y el Cristo, modelo viviente que nos urge moral.
sello divino que lo diferencia, que señala (2 Cor 5,14) a seguirlo e imitarlo hasta
u n a relación especial con Dios. El hom- Espíritu, por el lavado de regeneración
o bautismo 1 0 . Los sacramentos se co- llegar a la madurez del varón perfecto, El cristiano pecador, antes de la con-
bre imagen de Dios, ser semejante a El a crecer en todos sentidos para ser versión, no podrá desarrollar plena-
en toda su persona, cuerpo y espíritu, locan así en el umbral mismo de la
como El (Ef 4,13-16), mata con su mente la vida divina y su seguimiento
como un hijo se parece a su padre. teología moral y como fundamento de
ejemplaridad todo estancamiento y pro- y semejanza con Cristo; pero, mientras
Nuestra noción de imagen subraya ella, ya que por los mismos sacramen- pia complacencia. A imitación de Jesús
tos empieza toda justicia verdadera o, tanto, el carácter bautismal que lo mar-
este parecido, pero su sentido bíblico tenemos que avanzar en gracia ante ca y su mismo conocimiento de Cristo
evoca en primer lugar la expresividad, ya comenzada, se aumenta, o si se ha Dios y ante los hombres (Le 2,52). Este lo obligan y urgen a ello y, en primer
la manifestación de su relación con el perdido se repara 1 1 . crecimiento significa que el amor de lugar, a la conversión. El mismo no
original. Parecido, expresividad y rela- Nace la «nueva criatura» (2 Cor 5,17), Dios se va posesionando gradualmente creyente, aun el desconocedor de Cris-
ción que se dan muy marcados entre a imitación de Cristo, de Dios, quien le de nosotros. Es el Reino de Dios, grano to y de la Iglesia, no podrá alcanzar la
Dios y el hombre, u n a identidad con da el poder de llegar a ser su hijo de mostaza que se desarrolla, levadura salvación sin que, de hecho o de deseo,
este pasaje citado del Génesis se descu- (Jn 1,12-13), enviando a su Unigénito que fermenta la masa, semilla que se ponga los medios necesarios, es decir,
bre cuando se habla, algo más adelante al mundo para que el hombre viva por reproduce en buena tierra (Mt 13,23. a no ser que de alguna manera se haga
(Gen 5,1-3), de Set hijo de Adán: «En El (1 Jn 4,8-9). Nueva criatura, hija de 31-33) «conforme a la medida de la hijo de Dios, hermano, seguidor e imi-
el día en que Dios creó a Adán, a ima- Dios por adopción, quien se lo comu- gracia que Cristo nos ha otorgado» tador de Jesucristo.
gen divina lo hizo. Hízolos macho y nica por la infusión del Espíritu Santo (Ef 4,7).
hembra y los bendijo, y íes dio al (Rom 8,14-17; Gal 4 , 4 3 ; Ef l,5ss), obra
Caer en la cuenta de esto, de ese Adolfo F. Díaz Nava, s.j.
crearlos el nombre de Adán. Tenia gratuita de la misericordia y del amor gradual y necesario crecimiento, del
Adán ciento treinta años cuando en- de Dios 12 (Jn 6,44; 1 Jn 3 , 1 ; 4,10.19), constante y generoso esfuerzo exigido
gendró un hijo a su imagen y semejanza». en favor del hombre, a u n del pecador por la «continua conversión», protege Notas.—í1) E. Mersch, Cuerpo místico y moral,
De éste y otros textos, podemos tam- (Rom 3,23-24: 5.10), y que debe des- Desclée. Bilbao 1963.~( 2 ) G. Thils, Tendentes
al hombre contra la tentación de creer- actuelles en Théoíogie Moróle, Gembloux 1940.—
bién deducir que esta relación especial arrollarse por la imitación y seguimien- se justo y de contentarse porque ya se fJ) G. Ermecke. La Teología Moral Católica hoy,
con Dios no se perdió por la caída en to de Cristo hasta llegar a ser como El ha cumplido, empujándolo a una res- en «Theologie und Glaube», 4 1 . 2 (1951).
pecado. «El que derrame sangre huma- el único hombre en plenitud (Ef 4.1 Sí- ponsabilidad vital, y haciéndolo pasar 127-142.-(") B. Haring, La ley de Cristo, Her-
na, por mano de hombre será derra- Filiación por la cual ya vive ahora el del personalismo egocéntrico al desin- der. Barcelona 1961.—( s ) J. Fuchs, Thcologia
mada la suya, porque el hombre ha hombre, aunque inicial y ocultamente, terés vivido a nivel del Espíritu, que Moralis Generalis, Roma 1 9 6 0 . - ( 6 ) Id, o. c.
la vida escatológica del Reino, en el 29ss.— (7) Cf I. M. Casabó. La teología moral de
sido hecho a imagen de Dios» (Gen 9,6). no se contenta con el pensar mezqui- san Juan. Fax, Madrid 1970, 2 0 8 . - ( 8 ) Cf N. La-
No es el hombre una simple imagen que será semejante al Hijo glorificado namente sólo en la propia felicidad y zuré, Les valeurs Morales de la Théoíogie Johan-
física, sino u n a imagen de lo personal (1 Jn 3,2). plenitud. Este anhelo del Espíritu trae nique. París 1965. 6 3 . - C ) C. Spicq. Teología
de Dios, siendo, por tanto, u n a persona Transformación posible también para
501 Información
Información 500

zas racionales y actitudes profundas res- tegrados en los albores del siglo xx en noma por parte de los institutos tradi-
moral del NT, Universidad de Navarra, Pam-
plona 1973. t. n2, c. 10.-(10^ Conc. Tridentino, pecto a valores sobre los que los grupos los procedimientos de huecograbado y cionales de educación: la familia, la
ses, 6, c. 4.-( ) Ib, ses. 7, de sacramentis.- offset, causaron la inundación actual de Iglesia, la escuela.
sociales asentaban su propia estabilidad. .
(12) Ib, ses. 6, de iustitia, c. 7 y 8.-(13) J. M. Ca- Vehículo y símbolo privilegiado de todo I
revistas ilustradas, magazines, etc.
sabó, o. c„ 206. Después de la primera guerra mun-
esto es (era) el libro (no el periódico), ' IV. La noticia: vehículos y fuentes
considerado más como depósito del dial, la información periodística (presse
écrite) perdió la novedad, al ser flan- Según su periodicidad, la prensa se di-
saber que como medio de difusión.
queada y luego superada por la radio- vide en periódico (o diario) propiamente
INFORMACIÓN En la información actual desempe- fónica y (tras la segunda guerra mun- dicho (según la UNESCO: al menos
ñan u n papel primario los instrumentos dial) también por la televisiva (presse cuatro números por semana), semana-
de comunicación social; prensa, cine, radio-télé-diffusée), de suerte que el mo-
I. Términos y nociones rio, mensual, etc. De acuerdo con el
radio, televisión, etc.; pero ni siquiera derno esquema de información es el contenido: prensa de interés informa-
El término información se usa en éstos se identifican con la información siguiente: el receptor conoce a través tivo general (actualidad) y prensa espe-
distintas acepciones. Para algunos, por (desempeñan otras funciones: de for- de la radio, ve en la televisión y com- cializada (política, económica, religiosa,
ejemplo, significa la operación de «codifi- mación y de entretenimiento), ni ésta prende y juzga mediante la prensa. Pero profesional...; para jóvenes, de moda...).
car», (el antiguo «dar forma») los hechos se agota en ellos. Pues influyen de he- el desarrollo tecnológico en acto hace Por último, la prensa de información
y acontecimientos en «noticias» (perio- cho otros factores como las cada vez prever como inminente no sólo la in- (también la radio-televisión) se divide
dísticas, radiofónicas, etc.): para otros más fáciles y rápidas vías de comunica- tegración del periodismo convencional en independiente (comunica con objeti-
es equivalente de la propia noticia ción y los medios de transporte, con el con el de la radio-televisión (distribu- vidad [?!] las noticias) y de opinión:
(fuentes y servicios de información); consiguiente intensificarse de las rela- ción del periódico a domicilio vía tele- elige e interpreta los hechos y los acon-
hay quienes la equiparan a toda orden ciones internacionales (viajes, turismo, visor), sino también la información tecimientos en función de opiniones (o
(«mensaje») consignada a dispositivos etcétera) y del comercio epistolar; el continua y permanente mediante termi- de ideologías, por ejemplo, políticas).
mecánicos, eléctricos, etc., para que perfeccionamiento de otros medios de náis domésticos, conectados con «me- Pero esta última distinción es más bien
pueda ser remitida a un transmisor comunicación interpersonales, como el , morias» locales, centrales, espaciales... teórica, porque —aparte la discutible
(«memorias») o a un receptor («termi- telégrafo, el teléfono (selección automá- objetividad de toda noticia (cf más aba-
nal»): de ahí la «informática» (o ciber- tica, telefoto, télex. etc.), en la actuali- jo)—, de hecho todo periódico (y toda
nética) como «teoría de la información»; dad potenciados también por vía-sa- III. La información hoy radio-televisión) depende de algún po-
etcétera. Aquí la tomamos en la acep- télites... der, al menos económico y, en conse-
ción común y genérica (al igual que La información constituye hoy la co- cuencia, también ideológico, especial-
en el decreto conciliar Ínter mirifica, 5) nexión del mundo moderno, condicio- mente cuando, para hacer cuadrar el
de «búsqueda y difusión, pública y II. Desarrollo en el tiempo nando con su cantidad, calidad y ra- balance, la prensa «independiente», an-
oportuna, de noticias sobre aconteci- pidez, todos sus aspectos típicos y todos tes de vender noticias a los lectores, debe
En la época de la comunicación ha-;
mientos y hechos de actualidad». sus valores, entre los que prima la poder vender espacio (tiempo-antena)
blada, o escrita a mano, la información
Entendida así, la información com- era escasa, lenta, localmente limitada, socialización, «entendida como un pro- a la publicidad.
porta tres momentos. En el primero, el deformada en proporción a la distancia gresivo multiplicarse de las relaciones
promotor busca en el mismo lugar (los de los acontecimientos (las leyendas, de convivencia, con diversas formas de La materia prima (los hechos y los
reporteros) o por intermediarios (agen- las voces, los «se dice»...): era la que vida y de actividad asociada, e institu- acontecimientos) de la información la
cias de información) los acontecimientos cionalízación jurídica» (Mater et ma- recogen los periodistas (o publicistas) o
permitían los medios de comunicación'
y los hechos; en el segundo, el promotor gistra, 10). En virtud de la socializa- de fuentes propias de cada uno de los
de entonces: tam-tam, fuegos sobre los instrumentos o de fuentes comunes,
íes da la forma de noticias (por ejemplo, montes, los correos, los trovadores me- ción, el mundo cerrado, lento y estático
el servicio periodístico); en el tercero, está convirtiéndose en abierto y diná- ajenas a ellos. Entre las fuentes propias
dievales, los pregoneros (aún existen- señalemos: de ordinario, lejanas son
el promotor lanza al público la noticia tes)... Fueron raros los pródromos del mico, caracterizándose por la movilidad
mediante algún vehículo o instrumento longitudinal de los grupos sociales (apa- los corresponsales (fijos), los enviados
actual periodismo: epistolarios diplo- especiales (para servicios ocasionales),
técnico (salida del periódico, puesta en máticos (de Plinio), Acta diurna en los rición y crecimiento de una sociedad
onda en la radio y televisión...). De pluralista respecto a la cultura, la reli- los reporteros...; en el lugar, de ordina-
foros (primero en la urbe y también en rio se hallan los cronistas y los redac-
ordinario, a este tercer momento sigue, las grandes ciudades del imperio); Avi- gión, las ideologías políticas) y por la
de hecho, la recepción-descodificación movilidad vertical (democracia, menor tores de sección, que beben las noticias
sos y «Menantes» del Renacimiento, en fuentes externas: «Oficinas de pren-
por parte del público, con lo que la in- con la periodicidad permitida por los diferenciación y distancia entre los
formación se perfecciona. sa» de las autoridades (gobierno, minis-
servicios postales de entonces: correos sexos, las edades, las clases culturales
terios, jefaturas, ayuntamientos...), de
En el sentido sociológico moderno, la (luego, palomas mensajeras) que perdu- y sociales, los órdenes profesionales, la instituciones locales, nacionales o in-
información se refiere a las noticias raron hasta el siglo xvn, cuando ya4 íeaífers-autoridad y el pueblo). En virtud ternacionales (entidades culturales, «igle-
de actualidad (los «hechos del día») y, funcionaba la imprenta de Gutenberg. \ de la socialización se va reduciendo rá- sias», partidos políticos, sindicatos, gran-
encima, de interés contingente para la Esta dio origen a las Gacetas — pri-j pidamente el ámbito de la vida privada: des complejos industriales y económicos,
comunidad (la denominada «informa- mero mensuales, después con perio-i ya sea porque todo, apenas reviste el comisarías de policía, hospitales...>, y
ción publicística»). Por esto se encua- dicidad más frecuente— de los si-! aspecto de «noticia», ve la luz pública; sobre todo en las Agencias de información,
dra en u n contexto del todo diferente glos xvn-xvm y al periodismo moderno, j ya sea porque ya no existe —puede afir- es decir, las empresas —privadas o más
de la enseñanza propiamente dicha, que tuvo su eclosión en el siglo xix en¡ marse— un comportamiento privado o menos públicas— especializadas en la
tradicional o moderna, y también de dependencia del telégrafo y del telé- que, conocido, no asuma valor de mo- recogida, selección y tramitación rá-
la cultura-ciencia. Porque el maestro- fono, pero también de la máquina tipo- delo para la comunidad. En virtud de pida (teletipos, telefoto...) de noticias de
educador enseña(ba) noticias perennes, gráfica plana (Konig-Bauer), de la la socialización, por último, se va po- toda clase, al servicio de los órganos
no ligadas a la actualidad, empleando rotativa (Worms-Philippe), de la lino- tenciando cada vez más el fenómeno de prensa.
técnicas mnemónicas y procesos lógicos tipia (Mergenthaler) y de los procedi- de la opinión pública y se va reduciendo Entre las agencias internacionales
de convicción, para fundamentar ccrte- mientos de fotorreproducción. que, in- día a día el espacio de educación autó-
Información . 502 503 Información

más conocidas se encuentran: las dos pensamientos y de opiniones es uno na» y, por tanto, «el derecho... a una formación hoy se considera no sólo un
americanas Associated Press y United de los derechos más preciosos del hom- adecuada información» (n. 26, 2) y, derecho individual, sino una verdadera
Press International: la inglesa Reuter, bre; todo ciudadano puede, por consi- más adelante, añade que es preciso que exigencia del bien común» (n. 35).
la francesa France Press y la rusa guiente, hablar, escribir y publicar li- al hombre «se le informe verazmente b) Sujetos de este derecho son lo
T.A.S.S. (= Telegrafnoie Agenstvo Sovíet- bremente, teniendo que responder del acerca de los sucesos públicos» (n. 59.4). mismo los individuos que los grupos
skavo Soiuza); en Italia, la A.N.S.A. abuso de esta libertad en los casos se- 1 Pero más perentorio y completo resulta sociales. Mas, en contraste con la opi-
(= Agenzia Nazionale Stampa Associata): ñalados por la ley»). | el decreto ínter mirífica: «Es evidente nión corriente de los publicistas que
La Iglesia, en cambio, permaneció 1 que tal información, por el progreso de —anclados todavía en la antigua libertad
en España, Efe, Cifra, Pyresa, Europa
atenta sobre todo a los daños produ- | la sociedad h u m a n a moderna y por los de prensa como libertad de opinión-
Press, Logos, Alfil. Hay que resaltar su vínculos más estrechos entre sus miem-
cidos, o temidos, por la libertad conver- ñ expresión— preferentemente reivindican
no teórico oligopolio técnico-económico bros, resulta muy útil y, las más de las el derecho de los informadores, el decreto
y político-ideológico y, por consiguiente, tida en libertinaje, especialmente en '1 veces, necesaria; pues la comunicación considera, ante todo y directamente, el
su no ficticio poder condicionante de la menoscabo de los lectores (o sea, ,i pública y puntual de los acontecimien- derecho de los receptores, es decir, del
libertad y objetividad de la información. la casi totalidad) desprovistos de de- J tos y de las realidades ofrece a los in- público: el derecho a recibir (antes que
Los hechos y los acontecimientos, fensas críticas. De ahí que prefiriera 1 dividuos un conocimiento más amplio el de dar) la información.
oportunamente manipulados en con- atrincherarse en el derecho y en la I y continuo de todos ellos, de modo que
sonancia con la naturaleza de los ins- praxis de la censura, invocando tam- $ c) Ámbito del derecho. Los términos
puedan aquéllos contribuir eficazmente «sobre aquellas cosas que convienen
trumentos, devienen «noticias perio- bien —hasta que las condiciones poli- I al bien común y promover con mayor
ticas se lo permitieron— el apoyo de los ;| a los hombres, según las circunstancias
dísticas». Sus coordenadas esenciales facilidad el provecho creciente de toda
«príncipes cristianos». Esta conducta | de cada cual», asumen también un va-
se indican con las cinco W inglesas: la sociedad civil. Existe, pues, en la lor restrictivo, al que hacen referencia
Who ( = Quién), Where ( = Dónde). When —que, si estaba en consonancia con los sociedad h u m a n a el derecho a la infor- las últimas palabras del n. 5 del decreto
( = Cuándo), What ( = Qué), Why ( = Por tiempos, acabó por tachársela de ene- mación sobre aquellas cosas que con- ínter mirífica: «No toda ciencia apro-
qué). La noticia, ulteriormente, puede miga de las libertades modernas— per- vienen a los hombres, según las circuns- vecha, "mientras que la caridad es
ser valorada, vale decir ordenada e sistió a lo largo de todo u n siglo, en tancias de cada cual, tanto particular- constructiva" (1 Cor 8,1)»; pero, sobre
interpretada (fórmula de Kayser, cf bi- tanto que el periodismo se iba erigiendo mente como unidos en sociedad» (n. 5, todo, encierran un valor extensivo, sig-
bliografía), amén de por el comentario, día a día en el «cuarto poder». Y. como 2). En este texto fundamental, aplicado nificando que la amplitud del derecho
también por el sitio (página exterior o los grandes intelectuales «laicos» (Dide- y ampliado por la Communio et progres- cubre, en su totalidad, toda la vasta
interior, arriba o abajo, a derecha o rot. Rousseau...), por encontrarse ape- sio de 1 9 7 1 . hay que destacar los pun- gama de los intereses legítimos del
izquierda), el título o cabecera (sólo el gada al ideal humanista, continuó apos- tos siguientes: hombre.
título o también el subtítulo y sumario) tando por la (¡ verdadera I) cultura-
y la presentación (cliché-ilustración, cuer- enseñanza para élites (la del libro) y a) Por las razones aducidas (el pro- d) De las mismas razones y fines de
po y estilo del carácter, ajuste, etc.). desconfiando de la prensa de informa- greso de la moderna sociedad, las es- que deriva este derecho a la informa-
ción, manipuladora de opiniones (la trechas relaciones de interdependencia) ción, brotan también sus respectivos
opinionum levitas!, de León XIII), a ni y los fines indicados (contribuir al bien deberes (por parte de los informadores,
V. La moral de la Información común, promover el progreso de la el de informar; por parte del público,
vel de masas.
sociedad), la afirmación del derecho se el de informarse). Citemos sobre el
Puede resumirse en tres capítulos: Hoy, el derecho de libre opinión-ex- hace a nivel de la ley natural: consecuen- particular la Communio et progressio:
los del derecho y el deber de la infor- presión se va integrando cada vez más temente, es válida para todos los hom- «Al derecho que nace de estas necesi-
mación y el de la cualidad de la propia en el otro, socialmente también más bres y confirma las declaraciones «lai- dades apuntadas, corresponde la obli-
información. relevante, de la libertad de informar y cas» antes mencionadas. Y la Commu- gación de adquirir información de las
1. EL DERECHO A LA INFORMACIÓN. - de información, reconocido incluso aho- nio et progressio parafrasea este punto: cosas; pues este derecho no podrá ejer-
Dos siglos después de Gutenberg. cuan- ra en convenciones internacionales «El derecho a informar y a informarse.... cerse, si el hombre mismo no se es-
do la prensa se disponía a desempeñar (cf Déclaration universelle des droits de a investigar la verdad... se basa en u n a fuerza por informarse. Por lo cual es
la moderna función informativa de los l'homme, de la ONU [París, 10 de di- auténtica necesidad del hombre mismo necesario que tenga a su alcance ayu-
mass-media, la lucha entablada entre ciembre de 1948]. arts. 18 y 1 9 : y de nuestra sociedad actual» (n. 33). das y medios variados entre los que
pensamiento laico y disciplina eclesiás- Convention de sauvegarde des droits de «Es necesario que el hombre de nuestro pueda elegir libremente, de acuerdo
tica (pero también con la civil) tuvo l'homme et des libertes fondamentales, tiempo conozca las cosas plena y fiel- con sus necesidades, tanto privadas
en cuenta más que nada el derecho del del Consejo de Europa [Roma, 4 de mente, adecuada y exactamente, pri- como sociales. Sin la diversidad real de
autor a expresar libremente sus propias noviembre de 1950], arts. 9 y 10, y el mero para comprender el mundo, su- fuentes de información es ilusorio y
ideas. Proyecto de convenio sobre la libertad de jeto a mutaciones, en el que se mueve, queda anulado el derecho de informa-
El pensamiento laico, en general, se información, ante la ONU, bloqueado después para adaptarse a las cosas ción» (n. 34).
alineó en favor de la libertad: primero desde hace años por la oposición de mismas que con un constante cambio
teorizando (en Inglaterra, en el 1644, Rusia). exigen cada día u n criterio y juicio,
para así participar activa y eficazmente 2. DEBERES EN LA INFORMACIÓN.-Al
el Areopagita, de I. Milton, contra el También el Magisterio romano se ha margen, por el momento, de sus cuali-
Licensing Act y, en 1689, la Epistula de actualizado en lo que atañe a este en su ambiente social, y por último
para hacerse presente en las distintas dades, los deberes de justicia y de ca-
tolerantia, de J. Locke): luego, arran- punto. En la Pacem in terris se dice que ridad en la información afectan a los
cando también derechos legales (en «todo ser h u m a n o tiene derecho... a la situaciones económicas y políticas, so-
ciales, humanas y religiosas de hoy» tres momentos del proceso informativo:
Inglaterra, en 1695, la abolición del libertad para buscar la verdad... a te- al del acceso a las fuentes por parte
Licensing Act) e incluso constitucionales ner una objetiva información de los su- (n. 34). «La sociedad misma, en sus
distintos planos, necesita esta infor- de los informadores, al de la libre
(al Virginia's Bill of Right - e n América, cesos públicos» (n. 12). De manera más circulación de las noticias y al de la
el 1 7 7 6 - le sigue - e n Francia y en mación para funcionar adecuadamente.
explícita, la Gaudium et spes declara: Necesita, igualmente, ciudadanos bien receptividad activa del público.
1789— la célebre Déclaration des droits «Es, pues, necesario que se facilite al La accesibilidad de las fuentes recae,
informados. Así, este derecho a la in-
de l'homme et du citoyen, que entre otras hombre todo lo que éste necesita para sobre todo, en las autoridades e institu-
cosas dice: «La libre comunicación de vivir una vida verdaderamente huma-
505 Información
Información 504
limitarse, en el uso de la radio y la ría los intereses del difusor o informa-
cíones públicas (el Estado), pero tam- dida estrictamente indispensable. He televisión, a las canciones ligeras o a dor en lugar de servir a la verdadera
bién, en razón de los legítimos intereses aquí lo que la Gaudium et spes piensa las emisiones evasivas: el deber asi- utilidad del público» (n. 47).
de los propios miembros y del públi- sobre el particular: «A consecuencia de mismo de no recibir las noticias siempre Trátase de normas ético-morales ob-
co, en otras instituciones que no son la complejidad de nuestra época, los y sólo de una misma fuente (parcial,
poderes públicos se ven obligados a vias, pero cuya aplicación, en la praxis
¡ñeramente privadas. Hoy, en efecto, si no es incluso facciosa), sino de oír
los asuntos públicos se desarrollan cada intervenir con más frecuencia en ma- profesional cotidiana de los periodistas,
con atención crítica las diferentes «cam- no siempre es fácil. He aquí cómo la
día más como en u n a «casa de cristal», teria social, económica y cultural para
crear condiciones más favorables, que panas», de modo que pueda formarse Communio et progressio describe sus di-
donde la información acerca de todo
cuanto acontece y cuanto se prevé o ayuden con mayor eficacia a los ciuda- opiniones personales y motivadas sobre ficultades: «Teniendo que comunicar
está en gestación no se considera ya danos y a los grupos en la búsqueda personajes y programas, situaciones y siempre novedades, se encuentran casi
como u n benigno «favor del Príncipe», libre del bien completo del hombre... sucesos, tanto nacionales como de constreñidos a destacar sólo los aspec-
sino como un obligado servicio social. Esto no obstante, allí donde por razones fuera. Y este deber es tanto más grave tos, como se suele decir, "de viva ac-
Salvo, pues, el derecho-deber del se- de bien común se restrinja temporal- cuanto más frecuentes e importantes tualidad". Además, de entre gran can-
creto, «si lo exigen las necesidades o mente el ejercicio de los derechos, res- son las opciones que, en la praxis tidad de noticias, los informadores tienen
circunstancias del cargo o el bien pú- tablézcase la libertad cuanto antes, u n a democrática, el hombre de hoy está que escoger las que juzgan de mayor
blico» (CP 42), irían contra la justicia vez que hayan cambiado las circuns- obligado a hacer a todos los niveles y importancia y de mayor interés para la
las autoridades (o los responsables de tancias. De todos modos es inhumano¡ bajo todos los aspectos de la vida co- curiosidad del público» (n. 37). «Ade-
las Oficinas de Prensa y de las Agen- que la autoridad política caiga en for-¡ munitaria. De ahí que, en la formación más de esto, los informadores, como
cias) que tuviesen como norma la polí- mas totalitarias o en formas dictato-:: de los receptores para el uso de los ' tienen que comunicar las cosas ínte-
tica del secreto o la de la censura ríales que lesionen gravemente los de-: mass-media (CP 65-70), la tarea pri- gras, fácilmente comprensibles y rápi-
quizá, degradando la información a rechos de la persona o de los grupos maria debería consistir en sensibilizar- damente, cada vez más buscan los co-
propaganda o condicionándola a los sociales» (n. 75, 3). Pero sobre todos los ante este deber social. mentarios de los peritos... No obstante,
intereses de los individuos o de ciertos le compete intervenir promocionandor los hombres fidedignos y conscientes
grupos. Además, constituye u n deber y tutelando la libertad de comunica-i de su cargo, si son gobernantes o diri-
de las mismas autoridades «proteger ción, sin excluir a priori la gestióni 3. CALIDAD DE LA INFORMACIÓN.-En gentes, con razón rehuyen el describir
siempre y por todos los medios la inte- (subsidiaria) de la información en cuanto cuanto al recto ejercicio del derecho a la o comentar u n acontecimiento sobre la
gridad e incolumidad de corresponsa- servicio público. Subraya el Ínter mi- información, el ínter mirifica concreta: marcha antes de haber investigado toda
les... que, mediante la adquisición y rifica: «Es deber de dicha autoridad... «En cuanto a su objeto, la información la situación y contexto. Por lo cual...
envío de noticias..., garantizan e incre- defender y asegurar la justa libertad de sea siempre verdadera y, salvadas la ocurre muchas veces que los periodis-
mentan el ejercicio de este derecho información que la sociedad actual justicia y la caridad, íntegra: además, tas más superficiales e ineptos ganan
humano» (CP 36). necesita absolutamente para su pro- en cuanto al modo, ha de ser honesta la delantera» (n. 38). «Hay aún otra
vecho.... defender a los destinatarios y conveniente, es decir, debe respetar dificultad, y es que las noticias, para
Acerca de la libre circulación de las para que puedan gozar libremente de escrupulosamente las leyes morales y
informaciones insiste la Communio et conservar la actualidad y conseguir la
sus derechos» (n. 12). Y comenta la los legítimos derechos y dignidad del
progressio (n. 44-47), poniendo de re- Communio et progressio: «Conviene que atención del público, han de difundirse
hombre, tanto en la obtención de la con la máxima celeridad. Además, la
lieve su necesidad, también «para que se dicten leyes que protejan la libertad noticia como en su difusión» (n. 5, 2).
la opinión pública surja de la forma de expresión, a la vez que el derecho a la competencia impone sus exigencias co-
que le es propia» (n. 33), como requie- información, y garanticen ambos dere- A propósito de la verdad, amén de lo merciales. Y esta necesaria rapidez
re el decreto ínter mirifica (n. 8). Este chos, frente al poder o las presiones sugerido al hablar de la propaganda, obstaculiza u n a verdadera exactitud.
problema resulta particularmente com- económicas. Las leyes también deben el periodista debe tener en cuenta que Aún más, los informadores han de tener
plejo cuando la información se realiza asegurar y conceder a los ciudadanos se puede pecar contra ella, situando los en cuenta el público, sus gustos y cul-
mediante los mass-media - e n especial la total facultad de juzgar con detalle hechos fuera de su contexto, desviando turáis) y qué es lo que, ante todo, de-
la prensa y la radio-televisión-, tenien- la administración de estos instrumen- así los juicios y opciones de interés social sea conocer y recibir» (n. 39). «Además
do que salvarse el justo equilibrio entre tos, sobre todo cuando su monopolio de los destinatarios (CP 16 y 75). En de estas dificultades que nacen de la
programas informativos (por lo general está en manos del gobierno. Es indu- lo concerniente a la integridad de las misma naturaleza de la información y
no rentables) y programas de evasión dable que hoy el uso de estos medios noticias y de las otras circunstancias de los medios de comunicación, se
(lucrativos): teniendo que garantizarse exige las normas de unas leyes que de la información (extensión y cualida- presentan otras a los informadores: han
además una efectiva pluralidad de vo- protejan eficazmente su variedad y mul- des de los receptores, tiempo, etc.), el de presentar las cosas a un público, en
ces contra la invasión de los monopo- tiplicidad frente a una excesiva abun- periodista ha de recordar, en cambio, general apresurado y distraído, de la
lios (¿estatales?) o los oligopolios eco- dancia producida por la competencia que «el derecho de información tiene manera que más atraiga su curiosidad.
nómico-ideológicos (en la prensa, trust económica, a la vez que defiendan la determinados límites, siempre que su Pero le está prohibido al informador
de cabeceras de periódicos; en el cine, dignidad h u m a n a de las personas y ejercicio choca con otros derechos, impresionar al público por medio de
distribución sin alternativas: en la radio- grupos y el nivel de la cultura» (n. 8 7). como son: el derecho a la verdad, que (una) tal selección de temas, de (una)
televisión, vínculos técnicos o jurídi- Mas u n a condición necesaria, sin la tal dramatización de los hechos que
cos, etc.). . ampara la buena fama de los hombres
que el público, de hecho, permanecerá y de toda sociedad; el derecho a la quede adulterada la misma noticia»

1
También en este sector, la autoridad dañosamente sin información, es la de vida privada, que defiende la intimi- (n. 40). Estas dificultades objetivas, si
civil está llamada a conciliar armónica- que aquél no se margine de la misma dad de las familias y de los individuos; de u n a parte recaban del público que no
mente los intereses de los individuos y por pereza mental o por falta de sentido, el derecho al secreto, si lo exigen las pretenda lo imposible (o gestas heroicas
los grupos con las exigencias del bien social. Por esto el hombre de hoy tiene necesidades o el deber profesional o la diarias) de los periodistas, por otra par-
común. Entretanto, ella es la primera el cotidiano deber civil y moral de de- utilidad pública» (n. 42), y que «una te suscita en éstos una sensibilidad
que no debe limitar la circulación de dicar el tiempo adecuado a la lectura libertad de comunicación que, en su socio-moral pareja a la competencia
las noticias (por ejemplo, la censura en de la prensa de información y de no profesional, teniendo que apoyarse even-
ejercicio, no tuviera en cuenta las con-
tiempo de guerra) más que en la me- diciones intrínsecas y los límites propíos tualmente la una en la otra, de acuerdo
del derecho a la información, favorece-
507 Informacié
Información 506
social; b) en el mundo de hoy, la no- a las cuestiones religiosas y las trat» \
con los adecuados códigos deontoló- natural, en relación con todos los hom- ticia frecuente de sus hechos acredita con el cuidado que a tales temas corrÁ
gicos. bres en general. Mas las razones en él como valores a las personas, mientras ponde, pon,su parte debe ofrecer y (X\
aducidas —obviamente, teniendo en que el hablar poco o nada de ellas las fundir noticias completas, seguras Y
cuenta las características de la Iglesia acantona entre los no-valores. Esta rea- verdaderas, para que así estas instit A
VI. La información y la Iglesia respecto a las otras sociedades— fun- lidad sociológica puede incluso no ciones puedan desarrollar bien su c\r
Sobre las relaciones «Información- damentan también el derecho a la agradar, pero también puede estar en metido» (n. 123). «Cada uno de l V
Iglesia» surgen especiales cuestiones información de los fieles en la Iglesia; consonancia con el «viendo vuestras obispos, cada Conferencia o AsamblA^
morales a propósito de la prensa ca- por consiguiente, justifican asimismo j buenas obras» (Mt 5,16) de Jesús; c) si Episcopal y la misma Sede Apostólica
tólica y del derecho-deber de la infor- el paso —hoy en acto en la Iglesia— de-> los informadores no son los primeros tendrán portavoz o informador fijo q r y
mación en la comunidad eclesial. u n a política del secreto, en que la in- en recibir información, se quedarán en oficialmente comunique las noticias \>
formación representaba u n hecho ex- los aspectos más exteriores, anecdóti- que resuma los documentos de la Igl y-
I. LA PRENSA CATÓLICA.-El decreto cepcional, a u n a praxis cuya norma es \ cos y folklóricos de la vida de la Iglesia, sia para su difusión, de manera q u \
ínter mirifica se pronuncia sobre el par- la información y el secreto la excepción. < ; que son los más acordes con los «ins- comentados, se facilite con mayor sA
ticular en estos términos: «Foméntese, Sobre este asunto oigamos a la Com- trumentos» y su eventual deforma- guridad la comprensión del pública'
ante todo, la prensa honesta. Pero para munio et progressio: «Cada fiel tiene el 1 ción profesional; d) hoy día resulta Estos portavoces, con rapidez y veracs
imbuir plenamente de espíritu cristiano derecho a conocer cuanto le es nece-J prácticamente imposible mantener el dad, darán a conocer las novedades (¿V
a los lectores, créese y desarróllese sario para poder asumir u n papel ac- secreto: es preferible, por ende, infor- la vida y actividad de la Iglesia, e \
también u n a prensa genuinamente ca- tivo en la vida de la Iglesia. Esto exige! mar correcta y oportunamente y en la cuanto se lo permita su función, %
tólica, la cual —promovida y depen- que el fiel pueda disponer de unos j medida más amplia posible, antes que muy aconsejable que también las d i «
diendo, ya directamente de la misma medios de comunicación no sólo varia-1 verse obligados a recurrir a rectifica- cesis y las organizaciones católicas inA
autoridad eclesiástica, ya de los católi- dos y de amplia tirada, sino también ciones tardías y escasamente eficaces. portantes tengan sus portavoces fijoA
cos— ha de publicarse con la intención católicos, si pareciere necesario, siem- En la práctica, la recta información, con una misión semejante. Todos estw
manifiesta de formar, consolidar y pro- pre que éstos sean plenamente aptos sobre los hechos de la Iglesia, tanto de colaboradores, como todos los demá^
mover una opinión pública en conso- para cumplir esta misión» (n. 119). Un los fieles como del mundo exterior, im- que de alguna manera personifican )^
nancia con el derecho natural y con adecuado desarrollo de la vida y las pone especiales prestaciones, ora por vida pública de la Iglesia, han de oVA
las doctrinas y los preceptos católicos, funciones en la Iglesia exige u n a habitual parte de los publicistas (católicos), ora servar cuidadosamente cuanto exige A
así como de difundir y exponer ade- corriente de información entre las auto- por parte de las autoridades eclesiásti- arte de las relaciones públicas: conocA
cuadamente los hechos relacionados ridades eclesiásticas de todos los nive- cas. En relación con los primeros, ad- las diversas opiniones del público A
con la vida de la Iglesia. Debe advertirse les, las organizaciones católicas y vierte la Communio et progressio: Los que se dirigen y mantener u n a p r o ™
a los fieles de la necesidad de leer y fieles, en ambos sentidos y en todo el responsables católicos de los medios de chosa relación guiada por la m u t u \
difundir la prensa católica para formar- mundo. Para ello son necesarias dis- comunicación, «además de este impor- comprensión y confianza. Esta m u t u \
se un criterio cristiano sobre todos los tintas instituciones, dotadas de los me- J tante testimonio que dan como artistas confianza y cortesía sólo se puedeA
acontecimientos» (n. 14, 1). dios imprescindibles: agencias de noti- : y profesionales en los organismos o aso- garantizar y mantener cuando lq\
cias, consejos pastorales, portavoces ; ciaciones no confesionales, mostrarán hombres se respetan y se someten a 1A
Pasando por encima sobre los aspec- oficiales, salas de prensa... (n. 120). el pensamiento católico sobre todas las verdad» (n. 174). «Para que tenga luga\
tos pastorales (diversos grados de de- Cuando el estudio de u n a cuestión en cuestiones que acucian a la sociedad u n auténtico diálogo, dentro y fuera d^
pendencia jurídica o no jurídica de la la Iglesia exija secreto, deben observarse humana. Así también, los propios es- la Iglesia, de manera fecunda y fác|\
prensa «católica», creación y difusión las normas generales que se siguen en critores y difusores de noticias pueden sobre los nuevos acontecimientos desdj
de la misma...), conviene poner de ma- la sociedad civil. Sin embargo, las ri- cooperar, cuidando de no pasar por una perspectiva religiosa, se hacen im,\
nifiesto que el deber de leerla, por parte quezas espirituales de las que la misma alto las noticias religiosas que afectan prescindibles los comentarios públicos ^
de los fieles, brota de los mismos fines Iglesia es signo, piden que las noticias ¡i todo el pueblo, sino más bien ilumi- "oficiales", que oportunamente —es de^i
y razones, aquí tres veces repetidos, que sobre sus programas y múltiple nando las vertientes y aspectos religiosos cir, cuanto antes— lleguen al públicy»
que la califican precisamente de «ca- acción se difunden sean del todo ínte- de todos los acontecimientos» (n.103). de forma segura y adecuada (utilizando
tólica». Y con razón, porque, si con gras, verdaderas y claras. Por ello, Y la misma instrucción pastoral se- los medios oportunos: comunicados^
la lectura de la prensa «honesta» los cuando las autoridades religiosas no ríala a propósito de las autoridades que télex, fotografías)» (n. 176). i
fieles cumplen el deber (arriba aludido) quieren o no pueden dar tales noticias, i (instituyen las fuentes de información:
de informarse, nada les autoriza a juz- dan fácilmente ocasión más a la difu- •Cuantos tienen en la Iglesia la sagrada
gar que sea suficiente —sino todo lo sión de rumores perniciosos que al es- potestad, deben, por medio de los ins-
contrario— para formar en ellos las clarecimiento de la verdad. Por tanto, E. Barago
trumentos de c o m u n i c a c i ó n social,
opiniones públicas que hoy día «ejer- el secreto se ha de restringir y limitar .inundar plena y constantemente la I
cen poderosísimo influjo en la vida sólo a lo que exijan la fama y estima verdad, y esforzarse a la vez porque en
privada y pública de los ciudadanos de de las personas y los derechos de los BIBL. : a Sobre la información en general
ellos se refleje la verdadera imagen de Bret P.. Information el démocratie, París 1957.-;'
todos los órdenes» (sin excluir a los individuos o de los grupos» (n. 121). la Iglesia y de su vida. Y como estos Connover H„ Freedom of information, Washing;'
fieles), opiniones públicas que ellos han Respecto a la conveniencia y nece- Instrumentos, muchas veces, son la ton 1952 (con bibl.).-Elorriaga G., Informa?'
de esforzarse por formar y extender sidad de que la Iglesia informe sobre ] nnica fuente y el único canal de noticias ción y política. Nacional. Madrid 1966.-Fol^
(n. 8). ella al mundo externo, tienen valida entre la Iglesia y el mundo, el prescindir liet ]., La información hoy y el derecho a la in\
las siguientes consideraciones: a) de ellos será realmente enterrar los ta- formación. Sal Terrae, Santander 1972 (fuiv
Iglesia es u n a sociedad pública por I damental, también para el aspecto ético y relí V
lentos recibidos de Dios. La Iglesia, que gioso).—Gabel E., L'en¡eu des media, París 197Í
2. INFORMACIÓN EN LA IGLESIA.—Este naturaleza y, además, de interés púa runfia y espera que las agencias de (especialmente para el aspecto información
argumento equivale estrictamente al de co son sus acontecimientos, sus iná noticias y los mismos instrumentos de opinión en la Iglesia).-Pinto de Oliveira C. J.^
la opinión pública en la Iglesia. El tuciones y sus personas: de ahí q u e l nnnunicación atiendan con frecuencia Information et propagande, París 1968 (sobr^
Ínter mirifica no se ocupa de él, porque información constituya una prestacl todo, respecto a la Iglesia: con abundante
—según hemos apuntado— enfoca el bibl.j.-Schramm W., L'informatíon et le déve^
tema desde la perspectiva del derecho
Información • 508

loppement nationai, París 19f>6 (copiosa bibl.).-


Terrou F., La información, Oikos-tau, Vilassar
de Mar I 9 7 0 . - T e r r o u F.-Solal I,. U droit de

J
Yinformation, París 1951. a En particular sobre
el periodismo: Boegnc-r Ph., Presse argent
liberté, París 1969 (análogo a Schwoebel, más
abajo).—Clausse R., Le journal et Vactualité,
Verviers 1967.—Gaeta G., Storia del giornalis-
mo, Milán 1 9 6 5 (con bibl.).—Kayser J., Mort
d'une liberté, París 1955.—Luca de Tena T.,
La prensa ante las masas, Rialp, Madrid 1970.—
Schwoebel J.. La prensa, el poder y el dinero,
Dopesa. Madrid 1971 (análogo al reseñado
libro de Boegner, sobre la cogestión de la

JUSTICIA lizador y evidenciar de esta suerte sus


elementos característicos (exterioridad,
alteridad, bilateralidad, igualdad), que
I. Excursus histórico-doctrinal se constatan en toda manifestación de
1. LA IDEA DE JUSTICIA A NIVEL FILO- la justicia, aunque no de manera uní-
SÓFICO Y JURÍDICO.-La elaboración filo- voca.
sófica del concepto de justicia ha tenido Por lo que al criterio unificador atañe,
comienzo en la concepción de la justicia la especulación filosófica y jurídica
como virtud general en que se compen- posterior (especialmente por obra de
dia toda otra virtud (cf Aristóteles, Etica santo Tomás) lo identifica en tres rela-
a Nicómaco, 5, 3): es el principio del ciones fundamentales a las que corres-
orden y la armonía que expresa sólo ponden otras tantas especies de orden:
la exigencia de que suceda lo que éti- las relaciones de los individuos entre sí
camente (de iure) debe suceder: exacta (ordo partium ad partes); en segundo lu-
correspondencia, pues, entre el hecho gar, las relaciones del Todo social con
y la norma pertinente (cf G. del Vecchio, los individuos (ordo totius ad partes) y,
La gíustizia, Roma 1946, 18). Este as- por último, las relaciones de los indi-
pecto de la justicia (como forma ética viduos con el Todo social (ordo partium
o deontológica general), que tiene su ad totum). A cada u n a de estas tres re-
máxima expresión en el sistema plató- laciones fundamentales corresponden
nico, viene apoyado ya en el pensa- otras tres formas fundamentales de jus-
miento griego por u n concepto más res- ticia: la justicia conmutativa (denomina-
tringido de la justicia, que conduce a da también compensadora o equipara-
entenderla como virtud exclusivamente tiva), que regula la relación de individuo
social: regula las relaciones interper- a individuo; la justicia distributiva (dis-
sonales según u n a norma de igualdad. pensadora o repartitiva), que regula la
Constituye u n mérito de la filosofía pi- relación del ser colectivo, en cuanto
tagórica el haber evidenciado que la tal, con cada u n o de sus miembros: la
justicia consiste esencialmente en el justicia legal o general, que regula las
intercambio, estimulando así el análisis relaciones de los miembros con el Todo
crítico de Aristóteles. Este, aun mante- social (cf J. Pieper, Justicia y Fortaleza,
niendo el concepto de justicia como Rialp. Madrid 1968). A nivel más es-
virtud genérica (de la que ñeque hésperas trictamente jurídico, junto con la más
ñeque lucifer íta admirabais, o. c, n. 6 4 1 -
esmerada discusión en torno a los ele-
642), ilustra la insuficiencia de la jus- mentos formales que caracterizan la
ticia conmutativa (o sinalagmática) justicia y sus relaciones con el derecho,
para regular todas las relaciones de se h a n entablado debates y controver-
acuerdo con u n a medida rígidamente sias acerca de la posibilidad o no po-
paritaria, y la exigencia de la justicia sibilidad de integrar en esta clásica
distributiva que distribuye honores y división las diversas formas de justicia
bienes según u n criterio proporcional tomadas en consideración por la cien-
(de proporción geométrica). Los frutos cia jurídica (judicial, penal, tributaria,
sustanciales de esta investigación los social...).
ha considerado definitivos la especula-
ción sucesiva —hasta nuestros tiem- En sus diversas formas, la justicia
pos, cabría decirse—, si bien se h a n so- expresa u n a profunda y unitaria exi-
metido a profundizaciones con miras a gencia: todo sujeto ha de ser recono-
reconducir las divisiones de la justicia cido y tratado por toda otra persona
a un único principio o criterio raciona- como principio absoluto de sus propios
actos, otorgándole valor de fin y no de
' 510 511
Justicia •Justicia

versales, que superan los criterios em- Mientras que la justicia hebrea se fun- todos la célebre frase «remota iustitia,
simple medio o instrumento (de acuerdo
piristas, los favoritismos y los odios daba en la convicción presuntuosa —de quid sunt regna, nisi magna latrocinia»
con la célebre expresión kantiana). En
anacrónicos: «Yo soy Yavé, que hago tipo p e l a g i a n o - de una salvación que (si se quita la justicia, ¿ qué son los es-
consecuencia, debe excluirse todo com-
misericordia, derecho y justicia sobre procedía del hecho material de la per- tados sino grandes latrocinios?; De
portamiento, disparidad y desigualdad
la tierra» (Jer 9.23). tenencia a la alianza, expresada en el Civ. Dei, 4, 4 : PL 4 1 . 115) y acentúan
no fundados en el efectivo ser y obrar
En los libros de Job y en los sapien- hecho material de la circuncisión, la su pesimismo en relación con la posi-
de cada u n o : todo comportamiento
ciales se tiende a ver en la justicia, en justicia cristiana aparece como un don bilidad de una justicia h u m a n a no en-
tiene que ser nivelado objetivamente
primer término y directamente, la re- gratuito de Dios, de cuya libre inicia- marcada y a l i m e n t a d a por la fe
con la misma medida, es decir, con el
glamentación de las relaciones inter- tiva surge la justificación. Dios es justo considera la justicia como caridad im-
valor (metaempírico) de la persona
humanas. Claro que, también en los li- y justifica (hace justo) mediante el me- perfecta y la caridad como justicia
(cf G. del Vecchio, o. c, 126ss). Desde
bros más antiguos, se subrayan estas diador que es Cristo: la justicia por El perfecta (De natura et gratia, 70, 8 4 :
esta óptica, la clásica definición de Ul-
exigencias de la justicia: «Tendrás pesas obrada (y que se identifica con El) es PL 4 4 , 289-290).
piano, tan frecuentemente citada: «jus-
cabales y justas, y efás (medidas) cabales transformación, liberación integral, ini-
ticia es la constante y perpetua voluntad
y justos» (Dt 25,15); «oíd a vuestros ciación a la novedad de vida, de rela-
de dar a cada uno lo suyo», aparece 4. LA JUSTICIA EN EL PENSAMIENTO
hermanos, juzgad según justicia las ciones y de herencia final. Este signifi-
demasiado objetivista, pues hace pen- TOMISTA.-Santo Tomás recoge el as-
diferencias que pueda haber entre ellos cado de la justicia, sobre el que tendre-
sar en u n a norma que regula exclusi- pecto de unión de la justicia con la reli-
o con extranjeros» (Dt 1,16). No obs- mos que volver más adelante, es muy
vamente la transacción de los bienes gión (expresión típica del concepto bí-
tante, los exégetas insisten en que la amplio: es una vida conforme al «hom-
exteriores, en tanto que la justicia blico de justicia) en cuanto que la reli-
justicia, en el AT, no puede reducirse bre nuevo», creado según Dios en autén-
ejerce su cometido en íntima adherencia gión expresa lo que se debe a Dios,
a una categoría puramente jurídica tica justicia y santidad (Ef 4,24), que
a las exigencias y derechos (dinámica- deuda que por otra parte es impagable,
que regule las relaciones interhumanas debe manifestarse en el amor y servicio
mente concebidos) de la persona. De puesto que el hombre a El se lo debe
independientemente de su ordenación del prójimo.
modo más personal y subjetivo, algunos todo y jamás podrá devolverle ninguna
autores modernos definen la justicia divina; en otras palabras, la justicia se compensación en pie de igualdad (cf S.
como virtud moral que induce a respe- integra con la religión comprensiva de 3. LA JUSTICIA EN EL PENSAMIENTO Th., 2-2ae, q. 80, a. 1). Mas la origina-
tar la personalidad del hombre y a fa- la categoría moral (cf A. Descamps, Jus- PATRÍSTICO.—El problema de armonizar lidad propia de la concepción tomista
cilitarle cuanto se le debe como indi- ticia, en Vocabulario de Teología Bíblica, los datos de la reflexión filosófica y de de la justicia hay que buscarla en la
viduo responsable de su propio des- Herder, Barcelona 1973, 460-466). las diversas tradiciones culturales con distinción entre justicia general (o legal)
tino. los que emergen de la revelación —cues- —entendida como norma objetiva de
En el NT, la moral continúa propo-
niéndose dentro de un horizonte teo- tión siempre abierta a la teología— ya las relaciones sociales— y justicia par-
2. LA CONCEPCIÓN DE LA JUSTICIA EN céntrico y, por tanto, la justicia se pre- se lo plantearon los Padres, quienes, ticular —manifestación subjetiva de di-
EL A Y NT.—Entre la concepción filosó- senta como u n a rectitud moral (no con notable variedad de acentos, inten- cha norma—, que se subdivide en jus-
fica de la justicia y la bíblica existe cier- juridico-formal), que implica siempre taron esta conciliación. Según algunos ticia conmutativa y justicia distributiva,
to paralelismo, ya que en el AT la jus- u n a referencia fundamental a Dios. estudiosos (por ejemplo, Carlyle, 11 pen- de acuerdo con la tradición aristotélica.
ticia se configura como actitud virtuosa Por eso en Mt 1,19 tenemos u n a equi- siero político medioevale, Bari 1965, v, 1, Las especies particulares de la justicia
general que, por lo común, significa con- valencia entre santidad y justicia, en 126ss), en algunos Padres debió pre- no poseen, empero, sentido más que
formidad con la norma deontológica. cuanto que a José, el esposo de María, valecer la influencia estoica y de ellos en el marco de la norma general obje-
En este sentido se habla de justicia de se le llama justo, es decir, fiel en el arranca el modo de tratar la justicia tiva. Esta doctrina no puede entenderse
Dios: la justicia se considera un atributo cumplimiento de todos sus deberes y, como u n a virtud cardinal, sobre la pauta plenamente si n o se la encuadra en la
de Dios en cuanto que El es fiel a la en consecuencia, profundamente reli- de una concepción que ya no eviden- concepción de la sociedad y del bien
norma que regula la alianza con su gioso. En esta línea de adherencia a la cia su relación íntima con la orienta- común avanzada por el Angélico, con-
pueblo elegido y está pronto a golpear inspiración veterotestamentaria, el men- ción teocéntrica y cristocéntrica. Pero, cepción con la que es del todo cohe-
a quienes lo desprecian: así también saje evangélico se revela profundamen- de acuerdo con la más común y correcta rente.
el hombre es proclamado justo en cuan- te original e innovador, a pesar de todo, interpretación, los Padres permanecen
puesto que constantemente y con gran fieles a la inspiración original de la El fin y el objeto propio de la justicia
to que se identifica con la ley que Dios
energía apela a u n valor de interiori- Biblia, en cuanto que ellos empujan es regular las relaciones con los otros:
ha dado al pueblo de su elección. Los
dad ausente en el legalismo farisaico, poco a poco a la justicia hacia la en esto difiere y se distingue de las otras
autores, sin embargo, ponen de ma-
en el que la justicia se presenta como aequitas y, más todavía, hacia la caritas. virtudes (como, por ejemplo, la religio
nifiesto la profunda evolución verificada
corrección externa a la que no subyace Por ejemplo, Lactancio identifica la vera y la pietas), con las que, sin embargo,
en la concepción bíblica de la justicia:
ningún correlato interior. De ahí que et germana iustitia con el obrar piadoso guarda estrecha relación, porque su ob-
mientras que, en los primeros libros
Jesús llame a sus discípulos a u n a jus- y h u m a n o sin esperanza de recompensa jeto lo constituye cierta aequalitas en la
de la Escritura, la justicia se presenta
ticia cualitativamente diversa de la de (De divinis institutionibus, VI, 1 1 : PL 6, relación intersubjetiva y no la intrín-
como juicio de Dios (de venganza con-
los fariseos (cf Mt 23,28). 675); san Juan Crisóstomo define la seca cualidad del agente (cf S. Th., 2-2ae,
tra los enemigos de Israel y de favor
justicia «mandatorwn observatio» (In q. 57, a. 1). Ahora bien, la relación
para el pueblo escogido, bajo el signo
San Pablo remacha las enseñanzas Mt, Hom. 12, 1: PG 57. 203). San con el otro puede revestir un doble as-
de la predestinación), en los libros pro-
tradicionales a propósito de la justicia: Ambrosio, renovando expresiones clá- pecto: a) al otro puede considerársele
féticos —ya antes del exilio— tiene lugar
«Pagad a todos cuanto les debáis: a sicas, llama a la justicia «fecunda en- en su individualidad (entonces tenemos
un gran progreso, puesto que la dis-
quien tributo, tributo; a quien aduana, gendradora de las otras virtudes» y la la justicia particular); b) o cabe consi-
criminación del juicio de venganza y
a d u a n a ; a quien temor, temor; a quien considera, en su más elevada expresión derarlo «socialmente», o sea como miem-
de favor se efectúa independientemente
honor, honor. No estéis en deuda con como amor de Dios, del prójimo y de bro de una comunidad, de un «todo»
de la pertenencia o no pertenencia al
nadie» (Rom 13,7-8a). Pero precisa- los propios enemigos (cf De Paradiso, 3, social (entonces tenemos la justicia ge-
pueblo elegido, en función de la bondad
mente en esta carta se descubren pro- 2 2 : PL 14, 2 8 ) : De Offlcns, 1. 2 7 : PL 16, neral, a la que precisamente compete
o maldad del hacer h u m a n o . Se llega
fundizaciones teológicas de gran re- 65-66); san Agustín —del que citan orientar al hombre hacia el bien común).
así a indicaciones más objetivas y uni-
lieve a propósito de la justificación. A la justicia general está subordinada
•Justicia 512 513 Justicia

la justicia particular, ya que la primera moral ponen el énfasis sobre las obliga- 6. LA JUSTICIA EN LA ENSEÑANZA SO- cos y repensada en el contexto capita-
proyecta hacia el CIAL DE LA IGLESIA.—Hay que reconocer lista de las relaciones socio-económicas
. ^ bien
^.^..i común
uuniun (irreduci-
virreauci- ciones derivadas de la justicia conmu-
al papa León XIII el mérito de haber contemporáneas.
me en la perspectiva tomista, a la suma tativa o contractual y determinan la
apartado a los católicos o. más preci- Las exigencias de la justicia social,
ae los intereses particulares de los que moda de referir a la caridad, entendida samente, a algunos estratos de católicos, así entendida, son confirmadas en la
laifaere
a ;,.^*.i cualitativamente)
• •««-'iiiA,; los actos de
I U » incluí* uc no como compromiso obligatorio, sino
como disposición facultativa de un agen- operadores sociales o estudiosos (ad- enseñanza social de Pío XII y Juan XXIII.
la justicia particular. En cuanto que herentes a la escuela de Angers), de las Particularmente en la Mater et magistra
regula la relación con el bien común, te particularmente sensible a las nece-
sidades del prójimo, la solución de los perspectivas que, reduciendo los com- aparecen con claridad luminosa las
la justicia general n o se expresa en éste promisos de justicia social a supereroga- dimensiones planetarias de la justicia
o el otro acto específico, sino que con- problemas que surgen como consecuen-
cia de afirmarse el capitalismo como ciones caritativas, entendían ma! su social, ulteriormente ilustradas en la
cierne a todas las relaciones particula- naturaleza y daban pábulo al juicio, Popularían progressio de Pablo VI, pero
sistema prevalente en las relaciones
res; por esto es la síntesis de la justicia económico-sociales. Al mismo tiempo ampliamente divulgado por el marxismo, ya aireadas por los altavoces de la
particular y se efectúa a través de ésta. se iba al garete la noción de justicia de u n a comunidad cristiana reaccio- Gaudium et spes y los documentos pos-
A la justicia general la denomina como virtud general, mientras se inten- naria y unida a u n sistema inicuo de conciliares, a los que aludiremos bre-
santo Tomás igualmente legal; pero no taba identificar la justicia legal con las explotación. vemente. De todos estos textos resulta
se agota en las determinaciones de la normas estatales (en el lenguaje hoy En la Rerutn novarum, la cuestión so- que el concepto de justicia social, adop-
ley positiva, puesto que también, y corriente, con el orden establecido). Se cial —bajo el ángulo restringido de las tado por los pontífices, ha empujado
prevalentemente, expresa las indica- explica por esto que, en este contexto, relaciones patronos-obreros en que en- fuertemente a los católicos (y n o sólo
ciones del ius naturae que los ordena- se haya librado, en el último siglo, una tonces se planteaba— se encuadra y a ellos) a abandonar la manera restrin-
mientos jurídicos deben precisar, pero larga discusión en torno a la oportu- resuelve decididamente en términos de gida de pensar la justicia en términos
nunca contradecir, so pena de dege- nidad de recurrir a la noción de justicia justicia conmutativa, sobre todo por privativistas y a dejar anticuadas las
nerar en violencia inmoral y. por tanto, social: acerca del contenido a atribuirle a lo que atañe al salario, y distributiva, disputas de escuela sobre el modo
desprovista de todo poder ético de y el modo de encasillarla en la clasifi- 1 por lo que a la función social de la pro- exacto de comprender la justicia social,
obligar. Por el hecho de tener que con- cación tripartita tradicional. .1 piedad se refiere. disponiendo los ánimos a acoger las
cretarse en los actos de la justicia par- perspectivas cada vez m á s amplias y
El concepto de justicia social, c o m o l En la Quadragesimo anno, tras algunas comprometidas de la justicia.
ticular, la justicia general no llega a escaramuzas en documentos preceden-
perder su consistencia, pues la primera nuevo modo de expresar la norma o b - 1
jetiva de las relaciones sociales, se d i - 1 tes, Pío XI presenta la justicia social
saca de la segunda su norma objetiva. como la virtud que preside la repartición 7. LA JUSTICIA EN LOS DOCUMENTOS
Al igual que el bien común no se agota fundía en primer lugar en Alemania y "
luego en Francia, sobre todo por influjo de las riquezas producidas por la acti- CONCILIARES.—La Gaudium et spes y los
en la resultante de los bienes particu- del P. Pesch que. después de haber in- vidad económica, a fin de que a cada otros documentos que apelan a la
lares (cf S. Th., 2-2ae, q. 58, a. 7 ad 2), tentado inútilmente revitalizar el con- uno se le dé lo suyo y se vaya eliminando justicia, n o dicen en concreto de qué
así también la justicia general mantiene cepto de justicia legal, trató de buscar progresivamente el gran desequilibrio justicia se trata, evitando así toda dispu-
u n a posición privilegiada respecto de la en la justicia social lo que faltaba a su entre los pocos superricos y los innu- ta de escuela; una sola vez se alude a la
justicia particular que de ella extrae síntesis. La difusión del concepto de merables menesterosos: «Dése, pues, a justicia distributiva, a propósito de las
norma e inspiración. justicia legal estuvo, sin embargo, acom- cada cual la parte de bienes que le co- aportaciones que el Estado debe ofrecer
Las especies de la justicia particular pañada —como apuntábamos— de no- rresponda: y hágase que la distribución a las escuelas no estatales (Gravissimum
que santo Tomás llama partes «sub- tables divergencias y discusiones, que de los bienes creados se corrija y se educationis, 6). La preocupación, em-
jetivas» de la justicia (refiriéndose al hoy se nos antojan interminables e in- conforme con las normas del bien co- pero, de apremiar a los creyentes y a
sujeto de los actos de la virtud de la útiles (véase u n compendio en V. Hey- mún o de la justicia social» (n. 2 5 , los hombres de buena voluntad a la
justicia) son, como hemos dicho, la jus- len, Tractatus de iustitia et iure, Mechli- final). realización de la justicia se refleja en
ticia conmutativa, que regula las rela- niae 1950, 47-49). No faltaban quie- De las diversas ejemplificaciones he- estos documentos y, en especial, en la
ciones entre los individuos considera- nes, bajo el pretexto de que algunos chas a lo largo de la encíclica (salario Gaudium et spes de manera luminosa:
dos como partes del «todo» social, y la identificaban la justicia social con la familiar, empleo del mayor número po- cf a este propósito el n. 29, que trata
justicia distributiva, que regula las re- distributiva, columbraban en el nuevo sible de obreros, relaciones entre capi- de la igualdad fundamental de todos
laciones entre los portadores del poder concepto el resumen y la enseña del tal y trabajo, organización permanente los hombres y de la justicia social; el
político y los ciudadanos. La suma de socialismo nivelador. Otros autores, in- de toda la vida económica), resulta que n, 30, que con términos incisivos ad-
los derechos y deberes que median en- clinados a admitir como obligaciones la justicia social representa la norma vierte la exigencia de superar la ética
de justicia sólo las bien precisadas y suprema de la vida socio-económica, individualista, reconociendo como «sa-
tre los individuos particulares y los grado» el compromiso de observar las
que existen entre gobernantes y subdi- determinadas, encontraban dificultad abarca u n contenido vastísimo y ex-
en admitir como compromisos de jus- presa distintas exigencias en razón del obligaciones de la justicia y la caridad:
tos, se hallan todos subordinados a la el n. 69, que evidencia el deber de
justicia general, que ordena todo acto ticia los derivados de la justicia social cambio de las circunstancias que las
o general. Mérito del P. Antoine fue determinan. En el centro de la justicia hacer «llegar a todos, en forma equi-
y toda persona hacia el bien común. tativa bajo la guía de la justicia y con
(en su Cours d'économie sociale, París social se encuentra el concepto de bien
1905) el delinear u n a concepción de común y de «cuerpo social»: con estas la compañía de la caridad», los bienes
5. LA JUSTICIA SOCIAL EN LOS MORA- creados. Singularmente sugestiva se
LISTAS CATÓLICOS. - S e g ú n se desprende justicia social muy próxima a la justi- precisiones, el concepto pierde toda
cia legal o general, en el sentido genui- oscuridad y ambigüedad; aparte de nos antoja u n a afirmación del mismo
de la historia de la teología moral, sobre documento: «Cuanto llevan a cabo los
todo a partir del siglo xvm. la concepción namente tomista. Y bajo esta forma, la trascender la estrecha óptica de la jus-
noción de justicia social, casi siempre; ticia conmutativa, la justicia social no hombres para lograr más justicia, ma-
privativista e individualista acabó por yor fraternidad y un más h u m a n o plan-
prevalecer sobre la clásica, mucho mas identificada con la justicia legal o gejj aparece ni siquiera con el riesgo de
neral, se fue extendiendo cada vez m a l confundirse con la distributiva, sino que teamiento en los problemas sociales,
abierta -siguiendo las huellas del Aqui- hasta llegar a ser acogida incluso en vale m á s que los progresos técnicos.
n a t e - a las instancias comunitarias y se aproxima cada vez más a la justicia
los documentos sociales de la Iglesia general, concebida en términos dinámi- Pues dichos progresos pueden ofrecer,
a la primacía del bien común sobre los
intereses particulares. Los tratados de
17
Justicia 514
515 «Justicia
como si dijéramos, el material para la timula incesantemente y es, al mismo
promoción humana, pero por sí mis- tiempo, su matriz y acelerador. en grandioso compromiso de solidari- integral de todo hombre su objetivo
mos no pueden llevarla a cabo» (n. 35,1). Para confirmar lo dicho, véase lo que dad universal por la promoción integral como nuevo nombre de la paz, la Oc-
Esta vigorosa proclamación refleja, en sugiere el decreto Apostoiicam actuosi- de todo hombre y particularmente de togésima adveniens (15-5-1971), des-
cierto modo, la famosa expresión aris- tatem, en clave de acción caritativa: Es los que, viviendo en países subdesarro- pués de haber manifestado que «de -
totélica de que la justicia brilla más que preciso «cumplir antes que nada las llados, sintiendo la dentellada del ham- todas partes surge la aspiración a u n a
el lucero matutino; pero en la perspec- exigencias de la justicia, para no dar bre y de todas las alienaciones que la mayor justicia» (n. 2), torna a insistir
tiva cristiana, puesta de relieve por el como ayuda de caridad lo que ya se acompañan, interpelan hoy de manera en la necesidad todavía apremiante de
concilio, la justicia cristiana no conoce debe por razón de justicia; suprimir las dramática a los que nadan en riquezas «instaurar mayor justicia en la repar-
ocaso, en cuanto que prepara los cielos (cf n. 3). Concretamente, el documento, tición de bienes ora en el seno de las
causas, y no sólo los efectos, de los
nuevos y la nueva tierra en que la jus- juzgado entre los más eficaces e inci- comunidades nacionales ora en el pla-
males, y organizar los auxilios de tal no internacional» (n. 43). A este pro-
ticia alcanzará su perfección, en la de- forma que quienes lo reciben se vayan sivos de este último período de tiempo,
finitiva y plena realización del «reino grita con vigor «profético» la necesidad pósito, el documento asevera que, en
liberando progresivamente de la de- los intercambios comerciales a nivel
de justicia, de amor y de paz», ya mis- de enderezar, en términos de justicia,
pendencia externa y se vayan bastando las relaciones comerciales internacio- mundial es menester superar las rela-
teriosamente presente en la tierra por sí mismos» (n. 8, 5). Al término,
(cf GS 39, 3). nales (n. 44), de reconocer que «la lla- ciones de fuerza, puesto que éstos jamás
malentendido, «caridad», los documen- mada ley del libre cambio no puede, han garantizado la justicia de forma
tos conciliares prefieren el vocablo amor, ella sola, seguir rigiendo las relaciones durable y veraz: por el contrario, han
En la estela de las precedentes ense- que aparece indisolublemente conexo
ñanzas sociales de los papas, los docu- públicas internacionales» (n. 58). Pues determinado reacciones que han de-
con la justicia y la ley fundamental del la justicia social exige que, en los inter- generado «en situaciones límites de
mentos conciliares hacen referencia al
binomio justicia y equidad, justicia y ca- pueblo de Dios. Idénticas perspectivas cambios, tanto interpersonales como in- violencia y en abusos» (ib). «Pero —pro-
ridad. Estas dos parejas de términos se ofrecen los documentos oficiales poste- ternacionales, rija entre las partes sigue la carta dirigida al presidente de
vuelven a constatar en las encíclicas riores al concilio: los obispos latino- contratantes la misma sustancial igual- la Comisión lustitia et pax— el deber
sociales de los últimos pontífices y, en americanos, en Medellín, contemplan dad y libertad. Ahora bien, entre los más importante... es el permitir a todo
especial, el primero a partir del papa en el amor el dinamismo que empuja pueblos «desarrollados» y los que per- país promover su propio desarrollo en
Juan. Justicia y equidad se invocan a los cristianos a la realización de la tenecen al área del hambre y el sub- el marco de u n a cooperación exenta de
cuando se trata de la justicia salarial, justicia, la gran fuerza liberadora que desarrollo se verifican situaciones de todo espíritu de dominio económico y
de la seguridad social, de la mejor dis- incesantemente inspira la justicia so- partida demasiado desequilibradas y político» (ib).
tribución de los bienes para superar cial (cf Iglesia y liberación humana. Los libertades reales desigualmente distri-
absurdos e injustos desequilibrios. La documentos de Medellín, Nova Terra, buidas. «La justicia social impone que Entre las ideas importantes de la Oc-
expresión, por tanto, se acerca mucho Barcelona 1969) y el tercer Sínodo de el comercio internacional, si ha de ser togésima adveniens —documento del que
a la de justicia social. Según la teología los obispos (1971), en el documento h u m a n o y moral, restablezca entre las la crítica ha puesto de relieve su gran
moral tradicional —como es notorio—, final sobre la justicia, declara: «El amor partes por lo menos u n a relativa igual- alcance innovador (cf por ejemplo S. P.
la equidad tempera el rigor de la justi- cristiano al prójimo y la justicia no se dad de posibilidades» (n. 61). Maraschi, en«Aggiorn. Soc», 22 [1971],
cia e interviene en la aplicación con- pueden separar. Porque el amor im- 561ss)— se indica la «desprivatización»
creta de las leyes que, a causa de su El documento, además, evidencia el de la cuestión social y la superación
plica una exigencia absoluta de justi-
generalidad, son inadecuadas para pre- carácter dinámico de la justicia, que no de la tradicional dicotomía entre eco-
cia, es decir, el reconocimiento de la nomía y política. El problema de la
ver todos los casos, a fin de realizar dignidad y de los derechos del prójimo. se contenta con las metas alcanzadas,
en ellos el espíritu de la ley (cf Epiqueya). sino que va siempre a la búsqueda de justicia en las relaciones en el seno de
La justicia, a su vez, alcanza su plenitud la comunidad y a nivel internacional
interior solamente en el amor» (los nuevas metas y de manera progresiva
alarga sus perspectivas, ya por efecto no se puede hoy plantear ni pretender
En cuanto a la relación justicia y ca- documentos del Tercer Sínodo, PPC, Ma- solucionarlo, sin implicar a la vez el
drid 1971, 51). de la unificación del mundo, ya por la
ridad, los documentos conciliares, feliz- lenta pero constante penetración del propio ajustamiento político institucio-
mente superadas —al menos en el plano Pero precisamente es menester cen- fermento cristiano. Por último, la Po- nal o de las diferentes comunidades.
teórico si no a nivel de praxis— las tác- trar nuestra atención en estas inter- pulorum progressio, después de haber Todos los grandes problemas económi-
ticas funestas que tendían a sustituir venciones posconciliares, a fin de cap- puesto de relieve la viva relación del co-sociales que afligen al mundo exigen,
los compromisos de justicia con la be- tar ulteriores desarrollos en torno al amor cristiano con la justicia (n. 75). para ser resueltos, decisiones políticas,
neficencia y la limosna, identificadas tema de la justicia. concluye evocando el indisoluble nexo comprendidos los que se plantean en
con la caridad, ponen de relieve la es- entre la justicia y la paz: «Combatir la las relaciones directas entre capital y
trecha correlación que media entre am- 8. LA JUSTICIA EN ALGUNOS DOCUMEN- miseria y luchar contra la injusticia es trabajo, cosa que, por lo demás, los
bas virtudes. Sobre las huellas de la TOS POSCONCiiiARES.-a) La justicia en promover, junto con la mejora de las sindicatos, en sus reivindicaciones, pa-
vigorosa enseñanza pontificia en esta la «Populorum progressio».—Las nuevas condiciones de vida, el progreso huma- recen haber comprendido.
materia (cf Calvez-Perrin, Chiesa e dimensiones de la justicia social, con- no y espiritual de todos y, por tanto, De manera correcta, por tanto, la
societá económica, Milán 1964, 257ss), vertida en «planetaria» a la manera de el bien común de toda la humanidad. Octogésima adveniens subraya la pri-
justicia y caridad se presentan como la cuestión social (n. 4). reclaman, según La paz no se reduce a una ausencia macía de lo poútico sobre lo económico
normas universales del obrar social, la encíclica dedicada al «desarrollo de de guerra... La paz se construye día a (n. 46). la necesidad de u n a acción y
apoyándose la una sobre la otra. El los pueblos», una urgente y organizada día, prosiguiendo aquel orden querido compromiso político, abierto a nuevas
amor cristiano, exactamente entendido acción de los individuos y de las colec- por Dios, que lleva consigo u n a justicia formas de participación democrática a
en su verdadera naturaleza teológica, tividades, polarizada hacia la realiza- más perfecta entre los hombres» (n. 76). fin de realizar la justicia (n. 47). La
es la «forma» de la justicia y superior a ción del humanismo pleno que, para política, por ende, «ha de ser tomada
ella, puesto que procede directamente b) La justicia en la «Octogésima ad-
ser auténtico, «ha de ser integral, es veniens».— En tanto que la Populorum en serio», en sus diversos niveles, como
de Dios. No obstante, lejos de oponerse decir, debe promover a todos los hom- u n a «manera exigente», si bien no
progressio, como hemos comprobado,
a la justicia o de combatir sus actua- bres y a todo el hombre» (n. 14). subraya las dimensiones planetarias de única ni exclusiva, de vivir el compro-
ciones, la dirige sin absorberla, la es- A esta luz, la justicia social se convierte la justicia e identifica en el desarrollo miso cristiano al servicio de los otros
Justicia 516 517 Justicia

(n. 46). La necesidad de llevar a cabo la mente los documentos ponen el énfa- se encuentra en vías de solución, a cau- listas el «mal radical», que arrastra
justicia a través del compromiso político sis en la profundidad estructural de las sa de los defectos del sistema capita- fatalmente a los individuos y. por tanto,
o, en lenguaje de otros, de realizar injusticias, en su dimensión planetaria lista (a pesar de que el documento no sin que sea posible dirigir a éstos ningu-
la «dimensión política de la fe», la de «pecado social» que sólo la colabo- emplea nunca este término), por lo que na cuaüficación moral negativa, porque
recaba el documento de todos los ración armónica de todos los hombres concierne al comercio internacional y se hallan incrustados en las férreas
creyentes y, en particular, de los se- puede superar. De esta suerte, el docu- a todo el planteamiento de la vida eco- coordenadas de un determinismo his-
glares a cuya libre iniciativa, en la mento n. 1 de Medellín parte de la mi- económico-social: 3) clara confesión tórico del que no les es dado evadirse.
«legítima variedad de opciones posi- seria colectiva de Latinoamérica como —por vez primera se constata en un La denuncia cristiana de las injusticias,
bles», corresponde realizar concreta- injusticia que clama al cielo y hace documento oficial— de graves que- en cambio, aunque no debe olvidar el
mente las instancias de la justicia so- remontar sus causas a las deficiencias brantos de la justicia en el seno de la condicionamiento incluso oneroso de
cial: «No basta recordar los principios, estructurales y al desequilibrio interno Iglesia, por lo que pierde credibilidad las estructuras sobre la libertad de los
afirmar las intenciones, subrayar las de la libertad humana, que siempre a la hora de denunciar las injusticias y individuos, no puede, sin embargo, va-
flagrantes injusticias y proferir denun- tiene necesidad, en la historia, de cons- erigirse en promotora de la justicia en ciar de sentido la advertencia evangé-
cias proféticas: estas palabras no ten- tantes correctivos. El amor cristiano, el m u n d o : 4) reconocimiento del de- lica de que es del corazón del hombre
drán peso real si no van acompaña- ley fundamental de la perfección cris- de donde salen las injusticias.
recho de los laicos a participar en la
das, en cada hombre, de una toma de tiana y de la transformación del mun-
conciencia más viva de la propia res- gestión de los bienes temporales ecle- A nivel de teología moral, las moder-
do, se presenta como el dinamismo que siásticos; 5) tajante condena de los sis-
ponsabilidad y de una acción efectiva» empuja a los cristianos a la realización nas orientaciones deberían inducir a
(n. 48). temas educativos contemporáneos que modificar el de iustitia et iure, en el sen-
de la justicia, teniendo como funda-
mento la verdad y como signo la liber- -favorecen un cerrado individualismo y tido de ampliar su radio de acción por
c) La justicia en algunos sínodos epis- no engendran hombres nuevos, sino lo que a las violaciones de la justicia
copales. - E n la Iglesia desde hace poco tad. Es el amor de Cristo el que inspira
la justicia social, «entendida como con- integrados en el sistema; 6) la consi- concierne. Si recorremos los textos
tiempo, se va abriendo camino u n con- guiente necesidad de u n a educación tradicionales, nos toparemos con la par-
cepto de justicia estrictamente diná- cepción de vida y como impulso hacia
el desarrollo integral de nuestros pue- permanente para la justicia y de u n a ticular insistencia sobre la violación de
mico, progresivo, cada vez más am- colaboración ecuménica para llevarla la justicia conmutativa e individual (o
plio, en el que toda la fe y el mensaje blos» (pp 55-56).
a cabo. sea: la violación del derecho a la vida
evangélico parece resumirse y que Mientras que la Populorum progressio —con toda la casuística de la muerte
envuelve todo el ordenamiento socio- insiste en el tema del desarrollo como 9. LA DENUNCIA DE LAS INJUSTICIAS directa e indirecta de los inocentes, de
económico en una contestación global, nuevo nombre de la paz, estos docu- HOY.—La conciencia contemporánea y los malhechores, de sí mismo—, del de-
por considerarlo esencialmente perver- mentos acentúan, sobre todo, la libe- el nuevo clima cultural en que ha ido recho a la integridad corporal, a la
so e irreformable. Hay quienes encuen- ración integral del hombre y se mues- madurando constriñen, por así decirlo, fama, al honor, al secreto y a la pro-
tran pretexto en tales planteamientos tran particularmente desconfiados hacia según se desprende de los documentos piedad, con su correspondiente casuís-
para abandonar las encíclicas y textos una terminología (desarrollo-subdes- citados, también a la teología moral a tica respecto al hurto y a los deberes
conciliares porque, al haber nacido en arrollo) que traiciona la tendencia a prestar mayor atención al tejido de in- conexos con la restitución). Más rá-
una Iglesia institucional integrada en considerar al llamado «tercer mundo» justicias y a la pluralidad de formas en pidas y genéricas, por el contrario, re-
el sistema y con él vinculada en repe- responsable de su propia situación que se viola la justicia a todos los nive- sultan las alusiones a la violación de
tidas ocasiones, no pueden percibir lo (cf Pastoral de élites, ib. 131-140). les y, en particular, en las matrices la justicia distributiva y social, ya sea
profundo de su injusticia y sugerir su estructurales de que deriva. Teológica- por la variabilidad de las circunstan-
abatimiento. Estos y otros documentos han ejer-
cido notable incidencia en los trabajos mente, este desplazamiento de acento cias, ya sea por la dificultad de dar
La- excesiva radicalidad de esta pers- preparatorios del tercer sínodo de los —desde el pecado individual (que no normas precisas en torno al tema de
pectiva resulta del análisis sereno de obispos (otoño de 1971), que han ad- debe silenciarse en absoluto) al social- la reparación.
los textos episcopales más recientes y, quirido redacción definitiva en el do- es muy significativo. La teología moral
en particular, de los mencionados docu- cumento final La justicia en el mundo. recibe así impulso para reducir los re- Hoy la exigencia de «educar perma-
mentos de Medellín, en que las llama- Es notorio que muchos han tachado a siduos individualistas (condenados por nentemente» para la justicia postula
das a la justicia se presentan singular- este último de excesivamente genérico, el párrafo ya aducido de la GS 50) y una sensibilidad diferente y. por tanto,
mente sugestivas y en sustancial con- menos incisivo que otros documentos toda la pastoral es retada a presentar, una más esmerada búsqueda de las in-
sonancia con las expectativas de los pontificios y muy lejano de las apasio- en concreto, modelos de cristianismo justicias a nivel de política interior,
grupos «comprometidos». Más que de nadas instancias de justicia que las co- como liberación del pecado no sólo que abarcan desde la violación de los
una definición abstracta de la justicia munidades habían hecho llegar a los individual, sino también, y sobre todo, derechos políticos a los económico-
y de preocupaciones formales por dis- obispos y que, en verdad, se habían colectivo, porque en el marco de u n sociales (estén sancionados por las le-
tinciones, los documentos parten de la hecho públicas en numerosas inter- orden sustancialmente injusto y, por yes o aún en espera de reconocimiento
constatación de la múltiple y estructural venciones, en los resúmenes de los ende, pecaminoso, el pecado individual jurídico) y de la comunidad interna-
injusticia que atormenta al mundo y circuli minores y en los esquemas en- resulta fácil y aceptable. cional. En el tema de la justicia, entran
alcanza macroscópicas dimensiones en viados al sínodo. también la manipulación (cf este tér-
La denuncia cristiana de las injusti-
los países del subdesarrollo, que no está mino), la segregación racial, el genoci-
Los puntos más interesantes del docu- cias, enraizadas en la inhumana lógica
determinado sólo ni prevalentemente dio, la dirección capitalista de los inter-
mento sinodal cabría resumirlos de esta del sistema capitalista y neocapitalista
por causas internas, sino sobre todo cambios internacionales, el neocapita-
manera: 1) toma de conciencia de que (fundado en la primacía del tener so-
por el antiguo y nuevo colonialismo lismo y el colectivismo de corte abso-
la injusticia, de cuya denuncia se arran- bre el ser, del lucro sobre cualquier otra
político-económico. Ya santo Tomás, si- lutista o totalitario, en cuanto que
ca, no es ocasional y contingente, sino consideración h u m a n a y social, del ren-
guiendo a Aristóteles, había advertido violan derechos sustanciales de la per-
profunda y estructural (cf la Introduc- dimiento productivo y del consumismo),
que la «multiformidad de las injusti- sona a la igualdad y a la participación,
ción) ; 2) abierto reconocimiento de que se diferencia de la marxista y neomar-
cias saca a la luz la multiformidad de y descompensan, a favor de pequeñas
el problema de los desequilibrios interna- xista en que éstas últimas ven en las
la justicia» (In Eth., 5, 1; 8 9 3 ) : igual- oligarquías, la distribución de las rentas.
cionales no se ha resuelto, ni siquiera estructuras y en las instituciones capita-
«Justicia •518 519 Justicia

II. Desarrollos y perspectivas, la insostenibilidad del sistema o de los Reducida a desarrollo y liberación 3) realiza, de forma cada vez más amplia
teológico-morales ordenamientos neocapitalistas por vía integral de la persona, la justicia no y profunda, un orden social, fundado
de reforma; de ahí que brinden mode- puede fundamentarse más que en esta no solamente en la tutela jurídica, sino
Del conjunto de los documentos ofi- los culturales más avanzados que los sobre el espíritu de la ley, que es el
ciales a la vez que de los impulsos última, contemplada en todas sus di-
de los documentos oficiales. Por otra mensiones esenciales y en sus histó- de «vivir bien», o sea —como ya los
proféticos provenientes de las comuni- parte, a nivel de tratamiento sistemá- filósofos paganos habían advertido-
dades cristianas más sensibles a las ricas y concretas exigencias. Consiguien-
tico, se detecta —ya lo hemos sugerido- temente, la acción eficaz en favor de la vivir en solidaridad (haciendo posible
instancias de u n a justicia dinámica y la marginación de las antiguas polé- la «coexistencia») y, en clave cristiana,
planetaria, resulta: 1) una ampliación justicia no puede limitarse a la conde-
micas y problemáticas: el mal enten- na formal de los comportamientos in- vivir en paz, en el vínculo del amor.
progresiva de la idea de justicia con el dido primado y exclusivismo de la ca- En este creciente difundirse del orden
consiguiente acantonamiento de las justos a nivel interpersonal, sino que
ridad, reducida a beneficencia o asis- debe necesariamente remontarse a las pacífico se encuentra el sello de la vo-
viejas disputas; 2) la fundamentación tencia; reducción de la justicia al equi- luntad salvífica de Dios, según el plan
personalista de la justicia en las coor- causas externas y estructurales que los
librio contractual de los sujetos, abs- favorecen o causan, es decir, dirigirse en establecido ya desde la eternidad para
denadas de una antropología más evo- tractamente desgajados del contexto salvación de los hombres. En otras pa-
lucionada; i ) un razonado encamina- forma revolucionaria (sin que esto sig-
social; relación entre la justicia social labras, la justicia como liberación pro-
miento hacia u n a lectura de la justicia nifique vincular esencialmente la idea
y ¡as otras formas de justicia. Constitu- duce la paz y la caridad universal y,
en perspectivas más netamente teoló- ye, empero, un denominador común de revolución con la de violencia cruen- por tanto, «salva» a la humanidad,
gicas. la tendencia a desplazar el acento sobre ta y demoledora) contra los sistemas e porque precisamente la caridad es la
la dimensión pública y planetaria de la instituciones, que se juzguen inmodi- representación concreta de la salva-
1. ENSANCHAMIENTO DE LA IDEA DE
justicia, así como sobre la dinamicidad ficables por medio de reformas evolu- ción; 4) anticipa, de modo incompleto
JUSTICIA.—Además de extenderse más y progresividad que hace imposible la tivas. y auroral pero efectivo, la dimensión
allá de los estrechos límites de la jus- determinación rígida y cerrada de u n de lo eterno, del futuro escatológico de-
ticia conmutativa y distributiva que re- código de imperativos de justicia social 3. PERSPECTIVAS PARA UNA TEOLOGÍA finitivo, que espléndidamente, a su vez,
gula el intercambio de bienes, la jus- y de correlativas injusticias, en cuanto DE LA JUSTICIA.—Sobre la base de los representa la salvación y la justificación
ticia se entiende hoy como acción y que el desenvolverse de las relaciones documentos oficiales de estos últimos como reino de paz, de amor y de jus-
lucha que cada uno de los individuos sociales hace surgir nuevas formas tiempos, parece posible estructurar un ticia en el que cada uno, en profun-
y las comunidades, nacionales e inter- de alienación y nuevas exigencias de discurso que ponga en evidencia, por dísima comunión con Dios y con los
nacionales, abiertas a la programa- justicia, que reclaman capacidad de así decirlo, el «calibre» teológico de la otros, encontrará su plena realización.
ción y a la participación democráticas, percepción y de disponibilidad en orden justicia y su relación con el núcleo b) Justicia y religión.-íi minucioso
emprenden para eliminar antiguos y a su acogida. más profundo del mensaje de salva- estudio de las fuentes de la revelación,
nuevos desequilibrios, a fin de crear los ción. que nos ha revelado lo que Dios piensa
espacios indispensables a la persona y y dice acerca de la justicia, nos descu-
a los grupos para poder ser ellos mis- a) Justicia y justificación.—El plan-
2. FUNDAMENTACIÓN PERSONALISTA DE teamiento de la justicia como la acción bre también su profundo aspecto reli-
mos y realizar sus propios fines con I.A JUSTICIA.— El compromiso individual gioso. El que es justo (quien tiene ham-
libre dignidad. Los objetivos de la jus- liberadora de los hombres de cuanto
y colectivo, políticamente organizado, los oprime y mutila, impidiendo su bre y sed de justicia), tendiendo ince-
ticia social, siempre ulteriores y jamás que responde a la instancia de la libe- santemente a su realización, se pone
enteramente cerrados, abren a los ex- auténtica realización, parece «reducirse»
ración integral del hombre, hunde sus al planteamiento teológico de la justi- en sintonía con Dios, entra en el eón
ploradores de la justicia nuevos come- raíces extrayendo sustancia ética obli- de la historia de la salvación, integrán-
tidos y exigen de todos u n a imagina- ficación. Descartando —nos parece ob-
gante, en la dignidad absoluta de la vio— toda injustificada pretensión «ho- dose en el plan por El concebido para
ción creadora. persona humana, espíritu encarnado, liberar a los hombres del pecado indi-
rizontalista» de establecer la ecuación
Vista así, la justicia viene a coincidir, irreducible a instrumento de intereses justificación = justicia social, el discurso vidual y social. A través del concepto,
pues, con los esfuerzos individuales y anónimos y manipulaciones que sacri- de la liberación «integral» del hombre modernamente amplificado, de la justi-
colectivos que tienden a realizar el des- fiquen sus dimensiones esenciales (cor- forma parte del soteriológico, incidiendo cia como acción encaminada a la libe-
arrollo y la liberación de todo hombre póreas, sociales, espirituales) y arbitra- sobre él directamente por varias razo- ración auténtica e integral de todo hom-
y formación social de las variadas for- riamente restrinjan el espacio vital de nes, ya que la justicia, en la globalidad bre, hemos recuperado el concepto bí-
mas de opresión y alienación que sin su crecimiento. de sus formas, dinámicamente enten- blico de justicia como santidad: sin re-
cesar se engendran en los contextos La fundamentación de la justicia no didas: 1) redime al hombre del pecado nunciar a lo que de específico la idea
sociales. La idea de justicia, dentro de se debe buscar en u n acervo de dere- individual y social; 2) regula las rela- de justicia contiene —como regla exter-
esta óptica, se asocia a la idea de orden chos sancionados por la ley civil, como ciones intersubjetivas e interpersonales na de la convivencia humana—, pode-
y de paz, haciendo imposible todo dis- pensaban aquellos moralistas que, en- de modo que permite a cada uno (no mos y debemos conectarla con la idea
curso realista sobre dichos valores, claustrando la justicia en el ámbito de sólo formalmente, sino con eficacia de la justicia general (siempre presente,
siempre que no se llevan a cabo las un ordenamiento entendido de forma garantizada) el llegar a ser totalmente como hemos comprobado, en la teoría
exigencias de la justicia, dinámicamente positivista, acababan por absolutizar y uno mismo, tal como se proyecta. El filosófica y jurídica) y así perfeccionar-
entendida. De semejante ampliación de sacralizar el orden constituido y la pro- objeto de la justicia (el suum que debe la, entendiéndola como recapitulación
la idea de justicia despréndense conse- piedad privada (cf Propiedad). Pero tam- atribuir a cada uno) no es, por tanto, de las debidas relaciones con Dios y
cuencias sobre el plano práctico y teó- poco se puede identificar el fundamento según hemos visto, sólo y prioritaria- con los otros.
rico, que afectan de cerca a la vida y de la justicia, a pesar de que responda mente un acervo de bienes exteriores
el dinamismo eclesial. Por u n a parte, a los deseos soteriológicos divinos, en a la persona, sino las exigencias de ésta
las comunidades cristianas, excepcio- que suponen la posibilidad de autorrea- c) Animación y perfección de la jus-
u n arbitrario mandamiento de Dios, ticia en clave cristiana.— También en el
nalmente sensibles a las exigencias de como parecen aseverar las tendencias lizarse del todo: es decir, realizar la vo-
realizar u n a justicia efectiva en las cación recibida de Dios y, por consi- tema de la justicia, la óptica de Dios,
integristas que desconocen la posibili- que se nos ha revelado en Cristo, ma-
relaciones socio-económicas, se revelan dad de la justicia fuera del horizonte guiente, en la libre y responsable res-
generalmente propensas a mantener puesta a dicha gracia, «justificarse»; nifiesta continuidad con el valor h u m a n o
teísta. auténtico: ruptura y rectificación de
521 Justicia
«Justicia .520

toda decadencia e involución; perfec- hacer posible la progresiva realización tiana u liberación del hombre, Herder, Barcelo- Justicia y fortaleza, Rialp, Madrid 1968.-Pie-
na 1972. Cf también Gutiérrez-Alves-Assman. per J.-Mann W., Justicia, en Conceptos funda-
ción y sublimación más allá de los límites de un orden auténticamente pacífico
humanos. Por estas tres vías, la justicia (cf Paz). El que es justo y obra y lucha Religión, ¿instrumento de liberación?, Marova. mentales de la teología. Cristiandad. Madrid
Madrid 1973).-Háring B.. La ley de Cristo, 1966, v. 2, 463-480.-Pizzorni R. M.. Giusíizto
vive, por así decirlo, su pascua y en- por la justicia, animado del amor cris- Herder, Barcelona 1968, v. 3, 415-542.- e carita, Roma 1969,-Schmidt H. H.. Gerech-
cuentra su acento y perfil de novedad tiano, no puede proponerse como meta Lambruschini F., Verso una nuova morale nella tigkeit ais Weltordnung, Tubinga 1968.-Spicq
evangélica. el derrumbamiento y la destrucción; Chiesa, v. 2: La giustizia nella teología morale C,
e Teología moral del NT. universidad de Na-
Según hemos oído ya en los docu- sobre todo, no puede ni debe odiar a nella vita cristiana, Brescia 1968 (Buena pre- varra, Pamplona 1973 (Estudio profundo so-
sentación de los principales problemas de la bre la justicia en el NT).-Welty E., Catecismo
mentos de la Iglesia, la justicia halla las personas, sino incesantemente ten- social, Herder, Barcelona 1963 (Estudio muy
der, hasta donde sea posible con me- justicia hoy, a la luz de las enseñanzas con-
su matriz y su culmen en la caridad, ciliares).-Monzel M., La doctrina social católi- meticuloso y muy útil para una aproximación
en el amor «nuevo» instaurado por dios no violentos, a la liberación del ca, Herder. Barcelona 1969-1972.-Pieper J., a los autores de lengua alemana).
Cristo como ley fundamental de la nue- opresor de su injusticia y del oprimido
va criatura y del nuevo reino. Quien de su esclavitud (cf J. Girardi. Cristia-
no ama, acaba por no poder ni siquiera nismo y liberación del hombre. Sigúeme,
entenderse a sí mismo, no está en grado Salamanca 1973).
de entrar en sintonía con las exigencias G. Mattai
de los otros, no se halla dispuesto a
sacrificarse porque todos los hombres
encuentren espacio vital para su auto-
afirmación. Quien no ama. recorta la BIBI.. : AA. VV., Cristianismo y nueva sociedad
obra de la justicia al formalismo lega- (Comentarios a la Octogésima adveniens).
Sigúeme, Salamanca 1973.—Assmann H., Teo-
lista, a la letra de la ley (que puede logía desde la praxis de la liberación. Sigúeme,
convertirse en summa iniuria), perma- Salamanca 1973.—Bagolini L.. Visione della
neciendo sordo a las exigencias progre- Giustizia e senso comune, Bolonia 1968 (Ra-
sivas de un orden dinámico que se millete de varios estudios en que el autor se
fundamenta en la «sustancial» (y no ocupa de la crisis que actualmente aflige al
sólo «formal») igualdad de todos (cf De- Estado y cuya noción piensa que es irreduci-
ble a nivel de la conciencia inmediata y de un
mocracia). Aun distinguiéndose entre sí cierto sentido común. El Estado futuro, em-
—por su estructura interna, por su es- pero, no puede fundarse sobre la justicia con-
fera de acción y por su metodología—, tractual, que salvaguarda los intereses cons-
justicia y caridad se funden en una tituidos, sino sobre la justicia entendida como
misma sustancia, que es el orden de propulsión y armonización de los nuevos in-
la paz y de la fraternidad. tereses, que socialmente emergerán).-Bóklin-
ger K.-Premm M., Teología morale per l'uomo
Inspirada en el amor y contemplada d'oggi. Roma 1971, 446-480 (La justicia es
presentada a la luz del Vaticano II y se acen-
como elemento esencial del plan de túan las modernas instancias de la justicia
salvación, la justicia, lejos de empeque- social).— Brucculeri A-, La giustizia sociale,
ñecerse, ve ensanchados sus objetivos Roma 1964.—Callaghan O'Denis, 11 significato
y perfeccionada su metodología: 1) jun- della giustizia. en II rinnovamento della teología
to a las obras tradicionalmente enume- morale. Brescia 1965, 198-227 (Breve y ele-
radas como justas, se van alineando mental presentación de la temática moral so-
otras, hechas necesarias por la autén- bre la justicia).—Calvez ]. Y.-Perrin I-, Chiesa
e societá económica. L'ínsegnamento sociale dei
tica liberación del hombre, en lo cual Papi da Leane XIÍI a Giovanni XXIII (1878-
consiste la justicia. Puesto que la con- 1963). Milán 1964, 213-276 (Recoge e inter-
temporaneidad es criterio de la lectura preta con esmero los textos principales de los
de la palabra de Dios e instrumento a pontífices acerca de la justicia). —Chapmann
través del que ésta se revela (cf B. Mag- I. W.-Friedrich C. ]., ¡ustice, Nueva York 1963. -
gioni, 1/ presente come criterio ermeneu- Del Vecchio G., La giustizia, Roma 1959 6 (Es-
tudio fundamental enriquecido con abundan-
tico, en Teología del presente, 1 9 7 1 , tísimas notas bibliográficas).—Descamps A..
v. 2), hoy están alcanzando máximo Justicia, en Vocabulario de Teología Bíblica, Her-
relieve, en orden a la realización de la der, Barcelona, 1973, 460-466.-Diez Ale-
justicia, la opción y la acción de clase gría J., Justicia, en Sacramentum Mundi, Herder,
para la promoción de los grupos más Barcelona 1973, v. 4, 169-177.-id. II con-
expuestos a la explotación; la revolu- cetto di giustizia nella encíclica Materet magistra,
ción (justamente entendida) contra las Roma 1963.-Id. 1M giustizia nelVordinamento
giuridieo, político ed económico, en «Studi sociali».
estructuras sociales o capitalistas o de 4-5 (1970), 404-425.-Gutiérrez Merino G.,
cualquier modo opresivas del hombre; Appunti per una teología della liberazione, en
la socialización...; 2) en cuanto a lo IDOC, 16 (1970). 36-44 (A propósito de los
que atañe a la metodología en aras de problemas de la América Latina, el autor en-
u n a realización eficaz de la justicia, por jareta un discurso en torno al nexo que media
último, la «novedad» cristiana exige entre salvación y liberación de los oprimidos
y sobre la imposibilidad de establecer una di-
que, estando la justicia enderezada a cotomía entre la lucha por el logro de esa
la paz, aquélla ha de llevar constante- liberación y la salvación. Análogo discurso
mente la impronta de ésta y ha de puede encontrarse en Alfaro J.. Esperanza cris-
523 LaiCos
misterio de la Iglesia, la que es el fun- evidente que cada documento también
damento de su munus y, consiguiente- ilumina con su luz el tema específi Co

L
mente, el principio ético de su respon- del laicado. Sólo la totalidad de l 0 s
sabilidad en la Iglesia y en el mundo. textos conciliares puede justificar u n a
Como el mandatum se conexiona siem- auténtica teología conciliar sobre e )
pre íntimamente con el donum, el obrar laicado. Indicamos a ú n u n a laguna en
expresa y realiza el ser. Creemos poder las citas de los textos conciliares: faltan
ofrecer las líneas fundamentales del todavía estudios que, en sus distintas
discurso moral acerca de los laicos, formulaciones, se esfuercen por seguir
presentando: ante todo, la fisonomía la génesis de los textos conciliares, para
de los laicos en el misterio de la Iglesia comprender su significado lo más exac-
según la doctrina conciliar: luego, la tamente posible. Finalmente, añadimos
prójimo existe, y los moralistas misión de los laicos considerada en su la necesidad, para u n a adecuada re-
LAICOS consagrarle u n tratamiento esn e U ?' e 1 contenido y en su fundamento; y, por flexión teológica, de u n a referencia a
En la actual renovación de la teología en el estudio De caritate. En la rgn C1fic0 fin, la tarea de los laicos en la pastoral las intervenciones del magisterio q n e
moral se subraya la dimensión eclesial moral, tradicionalmente se di s t - e x ' ó r 1 eclesial. precedieron o h a n seguido al concilio;
de la existencia ética cristiana: el tema una doble responsabilidad para c " 1 ^ <1 e éstas últimas tienen u n a importancia
de la Iglesia n o puede afectar úni- prójimo: u n a negativa, que p r ° P . el particular, sobre todo cuando manifies-
realizar determinados actos, y 0 j " ' b e I. Los laicos en el misterio de la Iglesia tan la intención de ser u n a interpreta-
camente al estudio dogmático, sino que
sitiva, que pide que se cumpl a r i ? Po- ción auténtica del mismo.
afecta también profundamente al es- Es de todos bien sabido que el con-
tudio moral, y n o sólo o principal- mitados actos de virtud. Los mora? 6 '' 6 ''- cilio ha ofrecido las líneas fundamen- Hemos alargado aposta estas preci-
mente según la visión jurídica de u n a en particular, tienden a conc e ( j I S t a s, tales para construir la teología del lai- siones metodológicas; en primer lu-
sociedad visible, sino también y sobre preferencia y la mayor amplitud e f 'a cado. Antes de exponerlas, nos parecen gar, para hacer ver, ante la frecuente
todo como «misterio» (la Iglesia como tudio de la responsabilidad n e „ a l es- necesarias algunas consideraciones me- superficialidad con que se citan los
Cuerpo místico y Pueblo de Dios) 1 . En para con el alma del prójimo. Pero ?'' v a. todológicas. datos conciliares, la dificultad de u n
semejante contexto, n o puede omitirse poco olvidan los moralistas el e s t r>1- Con frecuencia se oye afirmar la «no- estudio teológico serio; y, luego, para
el capítulo de los laicos, de su lugar y de la responsabilidad positiva p a r a d o vedad» de la enseñanza conciliar. En explicar la variedad, preocupante a ve-
de su tarea en la Iglesia. Por otra parte, el alma del prójimo, si bien restr¡ n ^ t realidad, desde hace casi u n siglo la re- ces, que se da en los comentarios que
el interés de la teología moral por los a problemas particulares. Es en ^ 0 flexión teológica y la experiencia de los se hacen del concilio. Sin la pretensión
laicos, si bien es nuevo por la amplitud perspectiva en la que se recuerda n e S t a laicos comprometidos apostólicamente de condensar en pocos párrafos toda la
y por la profundidad con que se reali- llamadas obras de misericordia, ^s han venido ampliando y profundizando problemática conciliar acerca del lai-
za, n o lo es en sentido absoluto: al me- examen, sin embargo, se reduce CU^Q el estudio del laicado en la Iglesia. Desde cado, nos limitamos a indicar algunas
a de las grandes temáticas, a la luz de
nos formalmente y con preocupacio- consideración de la limosna e n t r e , ' a este punto de vista, el concilio es el
nes diversas, ha estado presente tam- obras de misericordia corporal, y J 'a$ fruto de u n trabajo pluridecenal llevado las cuales se hace más clara y penetran-
bién en el pasado. Piénsese, restrin- corrección fraterna entre las obra» 6 ' a a cabo en toda la Iglesia: la síntesis te la comprensión de todo el discurso
giéndonos a lo esencial, en la moral de misericordia espiritual. Ahora bie 0 ^e que el concilio ofrece nos pide impe- sobre los laicos y, en particular, de su
los llamados estados de vida o moral cierto que una gran parte del aposto]' e s riosamente a todos, n o sólo u n a escu- apostolado en la Iglesia y en el mundo,
profesional: dentro de esta perspectiva de los laicos podría comprenderse a ° cha atenta y u n a comprensión, sino bajo el punto de vista de la moral cris-
tro de la obra de misericordia e 1 - también u n a ulterior profundización. tiana.
podía caber —y algunas veces cabía
piritual de la corrección fraterna 6s~ Es u n a consigna conciliar cuyo conte-
efectivamente- u n tratamiento acerca
bre todo tomada en sentido amplio. S ?" nido interior es fecundísimo en resul-
de los laicos y de su misión en la Igle- tados : por ahora, son muchos los que se 1. EL PRINCIPIO DE LA TOTALIDAD DE
sia y en el m u n d o 2 . Y n o hay que olvi-embargo, ésta n o lo abarca totalrne S.lt> LA IGLESIA.—El principio-base que da el
al serles posibles y obligatorias a í s , contentan con ser «repetidores» de la
dar u n particular tratamiento, ya pre- doctrina «escrita» del concilio. concilio para comprender y profundi-
sente en santo Tomás, de gran impor- laicos otras formas de apostolado. j¡°s zar el tema de los laicos es el de la
tancia para el desarrollo de nuestro eso la teología moral, deteniéri^ °r Es u n uso todavía bastante común totalidad de la Iglesia. El concilio salió
tema: el de los carismas 3 . exclusivamente en la corrección jv S6 echar mano del decreto Apostolicam de la «fase tridentina», es decir, de
Con respecto al apostolado y al dis- terna, n o puede agotar el problema a a ~ actuositatem y, debido a su superior aquella fase histórica en la que se
curso ético, la posición de los moralis- apostolado en la Iglesia y en el m u t j j 6 ! importancia teológica, de la constitu- tendía a tomar a la Iglesia principal-
para el cual los laicos están habilita^ °- ción Lumen gentíum para hallar el pen- mente (para algunos, quizá, exclusiva-
tas puede describirse de la siguiente
manera. Como se sabe, todo apostolado y comprometidos. Esto, que represen? 5 samiento conciliar sobre el laicado. La mente) como Jerarquía, para volver a
indudablemente, según A. Schmitt, « ^ realidad es que al lado de múltiples encontrar de nuevo la concepción pa-
en la Iglesia -consiguientemente tam-
bién el l a i c a l - ha de concebirse en fun-vacío en la teología moral» 4 , es lo q ^ textos explícitos y directos sobre el trística de la Iglesia como «comunidad
los moralistas recientes han tratado rf* laicado 6 , n o pueden olvidarse otros de los fieles en Cristo» 7 . Este es, pues,
ción de comunicar o defender la vida el rostro de la Iglesia del concilio: u n a
sobrenatural de las almas. Ahora bien, colmar lo más posible 5 . e muchos textos, aunque sólo implícita e
indirectamente hagan referencia al tema unidad indivisible y compacta, u n a
esta finalidad presupone en quien ejerce En estos últimos años, los que h a laical. Si cada documento conciliar ha comunidad de salvación, en la que las
el apostolado cierta responsabilidad para precedido y seguido al Concilio VaticJ 1 querido subrayar el misterio de la Igle- diferenciaciones de sus miembros, en
con el alma del prójimo: si n o existiese no II, la reflexión moral ha dado ^ sia en sus diversos aspectos, y si el las funciones (Jerarquía y Laicado) y
tal responsabilidad, el problema del nuevo giro, injertándose y desarrolla^ misterio de la Iglesia se ha estudiado en los estados de vida (Religiosos í
apostolado podría salirse del campo de dose en coherencia con los datos do»* continuamente según el principio de Laicos), florecen y se afirman sobre I a
la teología moral. Por el contrario, u n a máticos: es justamente la fisonomía «totalidad» y, por consiguiente, nece- base de los elementos comunes, y en
tal responsabilidad moral para con el sobrenatural, propia de los laicos en e i sariamente en su dimensión laical, es la que las mismas diferenciaciones tie'
Laicos 524 525 Laicos
nen la intrínseca finalidad de consoli- imperativo moral irrenunciable, la es- sacerdocio de Cristo, «consagrados a tal: el bautismo se presenta como in-
dar la unidad, al mismo tiempo que la tructura «existencial»: la íntima fiso- Cristo» (n. 34); participan también del corporación a Cristo, elemento consti-
enriquecen de variedad. nomía de «miembros», propia de cuan- oficio profético de Cristo y, por ello, son tutivo del Pueblo de Dios y fuente de
Este aspecto está presente de continuo tos pertenecen tanto a la Jerarquía como «sus testigos» (Ib); finalmente, partici- una participación en el oficio sacerdotal,
en las páginas conciliares. Nos parece al Laicado, pide ser proclamada y vivi- pan de la realeza de Cristo: «sirviendo profético y real de Cristo (n. 31), y como
que está óptimamente ilustrado en el da en el plano operativo-dinámico. a Cristo también en los demás, con- manantial de comunión con toda la
concepto de «comunión», que tiene en duzcan en humildad y paciencia a sus Iglesia y de la común dignidad de sus
la Lumen gentium una doble formula- 2. EL SER ECLESIAL DE LOS LAICOS. - hermanos al Rey...», y h a n de impregnar miembros (n. 32). Además, particular-
ción: en el n. 32, el cual toma la uni- La inmediata consecuencia del principio el mundo del espíritu de Cristo (n. 36). mente al bautismo, a la confirmación
dad Jerarquia-Laicado sobre el plano de totalidad es la dimensión eclesial Deben obedecer a los Pastores «si- y a la eucaristía explícitamente se les
ontológico: y en el n. 37, que traduce del ser del laico. El concilio ha pedido guiendo el ejemplo de Cristo» (n. 37). declara, por encima de los demás sa-
la unidad Jerarquia-Laicado sobre el el abandono definitivo de conceptos Notemos que el encuentro con Cristo cramentos, fundamentos de la vocación
plano dinámico operativo (en efecto, falsos del laico, apoyados en la idea y, consiguientemente, la configuración apostólica de los laicos (nn. 3 3 y 3 5). Los
indica las relaciones vitales que deben de una separación o, peor aún, de una con su ser de Sacerdote-Profeta-Rey y Sacramentos, en su aspecto de prefi-
subsistir y las examina en dos sentidos: oposición entre laico e Iglesia: por el la participación en su misión salvífica, guración y anticipación de u n cielo
de los laicos a la Jerarquía y de la Je- contrario, ¡el laico es en la Iglesia, más se realiza en la Iglesia y mediante la nuevo y de u n a tierra nueva, constitu-
rarquía a los laicos). La prioridad de aún, es Iglesia! Esta es una afirmación Iglesia: ésta es el Pueblo de Dios, yen a los laicos como «en poderosos
la unidad sobre la diversidad se afirma fontal, de la que brotan todos los valores como pueblo sacerdotal-profético-real, pregoneros de la fe en las cosas que
constantemente. A título de ejemplo, y los compromisos de los laicos en la y sólo la inserción en ella es el funda- esperamos» (n. 3 5). Por tanto, en las
léanse múltiples pasajes del c. 4 de la Iglesia y en el mundo. El laico «encar- mento de la participación en la digni- profundidades del ser del laico, y no
Lumen gentium: «el Pueblo de Dios, por El na» a su modo la realidad de la Igle- dad mesiánica de Jesucristo. en primer lugar en una llamada exte-
elegido, es uno» (n. 32): existe una «ac- sia, reflejando en sí mismo algo del rior de la Jerarquía, se encuentra el
ción común a todos los fieles en orden b) Dimensión «pneumática».—ha Igle- título que lo habilita y compromete a
misterio de la Iglesia: todo laico puede
a la edificación del Cuerpo de Cris- sia es la «economía» del Espíritu Santo: tomar parte, como laico, en la misión
y debe ser calificado, en su ser más
to» (n. 32); los laicos son «congregados el tiempo de la Iglesia es el tiempo del salvífica de la Iglesia y de Cristo: los
profundo, como «imagen viva» de la
en el Pueblo de Dios e integrados en el Espíritu Santo. En efecto, la Iglesia vive
Iglesia 9 . Ahora bien, si el concilio ha laicos «...hechos partícipes, a su modo,
único Cuerpo de Cristo bajo u n a sola del Espíritu y a todo fiel la Iglesia le en la función sacerdotal, profética y real
pedido rigurosamente que se integre
Cabeza» (n. 33); la tarea de los laicos da a beber el Espíritu, volviendo, siem- de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el
la laicología en la eclesiología, sólo en
es «la misión propia de todo el pueblo pre en el mismo Espíritu, al Padre me- mundo la misión de todo el pueblo
el misterio de la Iglesia —y en particular
cristiano» (n. 31). diante la configuración con Cristo. cristiano en la parte que les corres-
según las precisas dimensiones subra-
También el tema de los laicos se hace ponde» (n. 31).
yadas por el concilio m i s m o - se puede
Es evidente que el planteamiento del comprensible a la luz de la presencia
comprender de manera adecuada al
Vaticano II no niega que la Jerarquía operante del Espíritu en la Iglesia: el d) Dimensión escatológica y cosmo-
laico, en su ser o estado y en su obrar
tenga en la Iglesia u n a función propia: Pueblo de Dios, en el que los laicos se lógica.— Otra característica de la ecle-
o misión. Remitiendo a estudios espe-
sólo dice que para tomarla en su justa insertan como miembros activos, es siología conciliar es la de ser «escato-
cíficos conocidos 10 , señalamos aquí
luz hay que considerar a la Jerarquía esencialmente un pueblo carismático lógica», dimensión que se comprende
brevemente algunas dimensiones típicas
en el cuadro de conjunto del que es (n. 12). A este único y mismo Espíritu se como aspecto particular de la visión
de la Iglesia, que explican la realidad
parte: únicamente la visión del todo deben los distintos carismas y las dis- histórico-dinámico-económica de la Igle-
del laico 1 1 .
ofrece u n justo relieve a las partes 8 . tintas misiones presentes en la Iglesia, sia. En efecto, la enseñanza del concilio
Está claro que también el laicado puede a) Dimensión cristocéntrica.—ha Igle- y por medio del Espíritu todo coopera inserta a la Iglesia en la progresiva rea-
comprenderse bien únicamente en su sia no es «eclesiocéntrica», sino «cristo- a la unidad de la Iglesia: esto vale lización de la salvación, que parte de
relación con el «todo» del Pueblo de céntrica»: recibe su origen de Cristo y también para los carismas y la misión la eternidad de Dios Uno y Trino y
Dios y, por tanto, también con la Je- en Cristo existe y vive. La Iglesia es su- de los laicos (Ib). La misma participa- acaba en la realización del Reino de los
rarquía. pervivencia «pneumática» de la Encarna- ción en el misterio de Cristo Sacerdote- cielos o Iglesia celestial, después de re-
Teológicamente, el principio de la ción, de la Redención y del Amor vivi- Profeta-Rey se da en la «unción» del correr las etapas de la creación-eleva-
totalidad de la Iglesia podría traducirse ficante de Jesucristo por la humanidad Espíritu Santo (n. 10), análogamente a la ción, caída-reparación, de los patriar-
como sigue: el cristiano, ante cualquier de su tiempo y por la humanidad de unción recibida por la Humanidad san- cas y de Israel, hasta llegar a las etapas
diferenciación de estado de vida y de todos los tiempos. Por tanto, el laico ta del Verbo en su Encarnación. definitivas de Jesucristo y de su Iglesia.
misión, se califica como «miembro» de se presenta como un ser-en-Cristo. Los c) Dimensión sacramental.—Precisa- En este dinamismo histórico se inserta
la Iglesia. La realidad profunda de su laicos, en unión con la Jerarquía, de- mente por ser cristocéntrica y «pneumá- la Iglesia en su aspecto escatológico^
ser cristiano es precisamente la de u n ben crecer en caridad «en Aquel que tica», la eclesiología de la Lumen gentium la historia de la salvación, si bien ef>
«miembro» del Pueblo elegido por Dios, es nuestra Cabeza. Cristo» (LG 30); son es u n a «eclesiología sacramental»: «cum Jesucristo y con la Iglesia ha llegado
del Cuerpo místico de Cristo. Propia- fieles «incorporados a Cristo por el bau- autem Ecclesia sit in Christo veluti sacra- ya a los últimos objetivos, está en c a m i n 0
mente porque su estructura «esencial» tismo... hechos partícipes de la función mentum sen signum et instrumentum hacia la realización plena y perfecta áe
es la de «miembro», el cristiano es en sacerdotal, profética y real de Cris- intimae cum Deo uníonis totiusque generis este último acto del drama, en camin"
virtud de su ser (y, por tanto, por u n a to» (n. 31); viviendo y obrando en el humani unitatis...» (n. 1). La Iglesia de- hacia los novissima mundí: sólo entoP'
exigencia inalienable) un ser «relativo», mundo, son llamados «a manifestar a riva del sacramentum principóle, que es Je- ees la Iglesia alcanzará de hecho si*
o sea, un ser «ad alium», vuelto a otros, Cristo ante los demás», deben iluminar sucristo.y se presenta como sacramentum perfección, la que le falta todavía, 3
ligado a otros: a saber, en relación de y ordenar las cosas «conforme a Cris- genérale, que se expresa y se realiza pesar de ser santa (simul iusta et peC
intimidad sobrenatural con los demás to» (Ib); los laicos «tienen como her- sobre todo (no exclusivamente) en los catrix).
«miembros» del mismo Pueblo de Dios. mano a Cristo»; reciben de Cristo mis- siete sacramenta particularia. El ser y el
Es de esta estructura esencial de la mo la vocación apostólica (n. 33). En N El aspecto escatológico afecta taifl'
obrar de los laicos están marcados bien al ser y al obrar de los laicoS'
que se deriva, necesariamente y como particular, los laicos participan del también por esta dimensión sacramen- como varias veces proclama la Luiría
Laicos 526
527 \ Laicos
gentium, especialmente cuando habla significado religioso, en cuanto que cae
de la participación laical en el profe- bajo u n preciso designio de Dios. El se toma como obrar sacerdotal-proféti- la obra personal de Cristo Redentor
tismo y en la realeza de Cristo (nn. 35 ser-en-el-mundo y el obrar-en-el-mundo co-real, prescindiendo del campo de (Heb 10,14); el segundo, empezado por
y 36). Darse cuenta de ello es de la precisan, y para varios teólogos definen, acción. Esto lleva a la conclusión de Cristo, continúa todavía en la Iglesia
máxima importancia en el estudio de el tipo de presencia eclesial y de opera- que en todo campo, no sólo en el tem- y a través de la Iglesia: en efecto, ésta,
los laicos: también ellos, presentes y ción eclesial del laico (n. 3 1 ) : el laico poral, el laico obra, o sea, lleva a cabo la en su íntima esencia, aparece como re-
operantes en el mundo, pueden y de- es laico —o sea, miembro particular de misión salvífica de la Iglesia según un presentación de Cristo Redentor, siendo
ben expresar y realizar, evidentemente la Iglesia, frente a los miembros de la estilo laical. el místico Cuerpo de Cristo, su «pleni-
en su forma típica, la componente es- Jerarquía y frente a los Religiosos- tud» (Ef 1,22), la «esposa de Cristo»
catológica inmanente al misterio de la justamente por su particular presencia- (Ef 5,22), «Cristo» mismo (Gal 2 , 1 9 ;
Iglesia. A la dimensión escatológica va II. La misión de los laicos: 1 Cor 12,12). Debido a esta identifica-
operación en el mundo. contenidos y fundamentos
estrechamente unida la «cosmológica»: No se quiere decir que al laico le ción entre Cristo y la Iglesia, hallamos
la exacta y completa comprensión del Presentadas las líneas fundamentales en ésta la misma misión y los mismos
estén vedadas las tareas de la santifi-
significado h u m a n o y cristiano de las de la fisonomía de los laicos, el concilio, poderes de Cristo: de esta forma la
cación y de la evangelización, quedán- Iglesia, a imitación y como prolonga-
realidades temporales y de las activi- dose con la tarea «exclusiva» de la ani- en la Constitución sobre la Iglesia y en
dades profanas está en íntima cone- el Decreto sobre el Apostolado de los ción de Cristo, es «la que es enviada»,
mación cristiana del orden temporal. «la apóstol de Cristo» (Jn 1 7 . 1 8 : 20,21).
xión con la escatología. En efecto, el laicos, pasa a considerar el obrar o
El concilio despeja toda duda, diciendo Lo mismo que el de Cristo, el ser íntimo
compromiso h u m a n o y cristiano tiene misión de los laicos, ya en el interior
valor propio, porque prepara los cielos que la santificación, la evangelización de la Iglesia se define como ser sacer-
y la animación cristiana del orden tem- de la comunidad eclesial ya en el servi-
nuevos y la tierra nueva, porque dis- cio al mundo. Las afirmaciones del con- dotal-profético-real, encontrando su ma-
pone la creación para la transforma- poral constituyen las expresiones fun- nifestación vital en la acción apostólica
damentales de la misión salvífica de la cilio son múltiples, pero fundamental-
ción gloriosa que obrará la interven- mente se reducen a dos: los laicos o misionera, acción que deberá conce-
Iglesia: el principio de la totalidad de
ción final de Dios. Por eso se presenta
la Iglesia prohibe absolutamente reser- participan en la misma misión de Je- birse como prolongación y participa-
como indispensable, para el desarrollo sucristo y de la Iglesia, y participan de ción de la acción misma de Cristo.
del tema laical, u n estudio de la cos- var algunas tareas a la Jerarquía y
un modo propio y necesario (es decir, En estos breves apuntes se contiene
mología cristiana: lo precisan el ser otras al Laicado, y fuerza a u n a defini- «como laicos»). La misión de los laicos
mismo del laico, como miembro del ción de las tareas de la u n a y del otro, la enseñanza que el Vaticano II repite
se inscribe así necesariamente en la al presentar la misión salvífica de Cristo
Pueblo de Dios metido en las realidades no según el criterio de los contenidos, misión salvífica de Cristo y de la Iglesia:
temporales, y su obrar característico, o sino según el del estilo: Jerarquía y y de la Iglesia según el triple ministerio
los contenidos de ésta se convierten, de la santificación, de la evangelización
sea, su buscar el Reino de Dios mane- Laicado, en la Iglesia y en el mundo, por ello, en contenidos de aquélla, y la
jando las realidades profanas. santifican-evangelizan-animan cristia- y de la caridad pastoral: la comunica-
vocación apostólica de los laicos se con- ción de la gracia de Cristo o salvación
namente el orden temporal, pero la figura, entonces, como imitación-par-
Jerarquía obra «como Jerarquía» y el sobrenatural se lleva a cabo por medio
ticipación de la misma vocación apos- de la proclamación de la Palabra de
3. LA «SECULARIDAD» DE LOS LAICOS.— Laicado obra «como Laicado». tólica de Jesucristo y de la Iglesia. Dios, la celebración de la Eucaristía y de
En cuanto «encarnación» del misterio De este modo, se indica u n problema
los sacramentos, la ordenación del
de la Iglesia, el laico manifiesta y revive pastoral de particular interés: el de de- mundo h u m a n o e infrahumano a Dios
las dimensiones típicas de la Iglesia y, finir los ámbitos específicos de la acción 1. LOS CONTENIDOS DE LA MISIÓN DE
y conforme a sus designios: «La obra
en último análisis, el ser y el obrar de de la Jerarquía y de la acción del Lai- LOS LAICOS.—Ya en la descripción de la
redentora de Cristo, aunque de suyo
Jesucristo mismo. La dignidad mesiá- cado. Creemos que tal problema halla fisonomía de los laicos se indicaron los
se refiere a la salvación de los hombres,
nica de Cristo, el Hijo de Dios, se hace adecuada solución si se relaciona, por contenidos de su obrar, en perfecta
se propone también la restauración de
exaltante patrimonio de los laicos, y un lado, con la misión de Jesús y de la continuidad y dependencia de Cristo y
todo el orden temporal. Por ello, la
constituye el fundamento de su parti- Iglesia y, por otro, con el ser específico de la Iglesia. Aquí, bastará con u n a bre-
misión de la Iglesia no es sólo ofrecer
cipación en la tarea salvífica de la Igle- del laico. El mismo ser del laico, por ve exposición.
a los hombres el mensaje y la gracia
sia en el mundo. Pero los laicos no ser miembro de pleno derecho del Pue- Jesucristo, el Apóstol del Padre (Jn 17, de Cristo, sino también el impregnar y
agotan el misterio de la Iglesia y de su blo de Dios, no permite restringir la 34), tiene la misión de comunicar la perfeccionar todo el orden temporal
misión de salvación: pues se descubren, actividad del laico en el ámbito tempo- salvación sobrenatural a los hombres con el espíritu evangélico» (AA 5).
aunque en la íntima unión de los ral. Mas las dos componentes de la fiso- para gloria de Dios (Jn 3,16-17). El tri-
miembros del Pueblo de Dios, distintos nomía ontológica del laico (presencia ple munus sacerdotal, profético y real, En el contexto cristo-eclesial mencio-
a los miembros de la Jerarquía y a los ante la Iglesia y ante el mundo) podrían característico del «Mesías», es instru- nado, se explica el contenido de la mi-
Religiosos. Se hace así legítima y nece- llevar a u n a presentación poco feliz mento de realización de la obra glori- sión profética de los laicos: éstos parti-
saria la búsqueda y la determinación del de los campos operativos del laico, como ficadora del Padre y redentora de la cipan del munus sacerdotal-proíético-
aspecto peculiar según el cual los laicos sería la de distinguir entre campo es- humanidad. De este modo, el apostolado real de Cristo y de la Iglesia, por lo que
se hallan en la Iglesia y cumplen la mi- piritual y campo temporal, entre acti- de Jesucristo puede definirse como «la su misión se expresa y se realiza me-
sión salvífica de la Iglesia. El concilio vidades religiosas y actividades profa- misión recibida del Padre para comu- diante el cumplimiento de tal munus
nicar la salvación sobrenatural a los y, consiguientemente, como evangeli-
lo especifica en la «secularidad»12. nas, entre obras directamente religiosas
hombres para gloria de Dios mediante zación, santificación, caridad y anima-
Al laico no se le arranca de la con- y obras indirectamente religiosas. A di- el ejercicio de los poderes sacerdotales, ción cristiana del orden temporal: «Tam-
dición ordinaria de la vida en el mun- ferencia del decreto Apostolicam actuosi- proféticos y reales». bién los laicos, hechos partícipes, a su
do, sino que se le deja enteramente en tatem (que habla del apostolado de evan- modo, de la función sacerdotal, profé-
medio de sus deberes terrestres; es más, gelización y de santificación, de ani- En el apostolado de Jesucristo hay
que distinguir dos momentos: la ob- tica y real de Cristo, ejercen en la Iglesia
su ser situado y operante en el mundo mación cristiana en el orden temporal y en el mundo la misión de todo el
no puede ser reducido a u n fenómeno y de acción caritativa), la Lumen gentium tención de la salvación sobrenatural
para todo el género humano, y la pueblo cristiano en la parte que les
«profano» o a u n puro dato sociológico contiene u n a presentación más teoló- corresponde» (LG 31). «Los laicos, con-
natural: al contrario, va cargado de u n gica del obrar del laico: en efecto, éste aplicación de esta salvación a cada
hombre. El primer momento se debe a gregados en el Pueblo de Dios e inte-
Laicos / . 528 529 \ Laicos
grados en el único Cuerpo de Cristo mente los campos del apostolado de los bautismo y de la confirmación. Y los (Jn 3.8), y en unión al mismo tiempo
bajo una sola Cabeza, cualesquiera que seglares, en su mayor parte abiertos sacramentos, especialmente la sagra- con los hermanos en Cristo, y sobre
sean, están llamados, a fuer de miem- solamente a éstos, sino que, además, da Eucaristía, comunican y alimentan todo con sus pastores, a quienes toca
bros vivos, a contribuir con todas sus han provocado nuevos problemas, que aquel amor hacia Dios y hacia los hom- juzgar la genuina naturaleza de tales
fuerzas, las recibidas por el beneficio del exigen atención despierta y preocu- bres, que es el alma de todo aposto- carismas y su ordenado ejercicio, no
Creador y las otorgadas por la gracia pación diligente por parte del seglar. lado» (LG 33). por cierto para que apaguen el Espí-
del Redentor, al crecimiento de la Igle- La urgencia de este apostolado es hoy No es posible aquí analizar cada uno ritu, sino con el fin de que todos lo
sia y a su continua santificación. Ahora mucho mayor, porque ha aumentado, de los sacramentos para ver su dimen- prueben y retengan lo que es bueno
bien, el apostolado de los laicos es par- como es justo, la autonomía de muchos sión eclesial y, consiguientemente, apos- (cf 1 Tes 5,12.19.21)» (n. 3).
ticipación en la misma misión salvífica sectores de la vida humana, a veces tólica, ya estudiando los textos conci- Una atenta reflexión teológica per-
de la Iglesia...» (LG 33) 1 3 . con cierta independencia del orden liares o bien exponiendo las reflexiones mite ver que los distintos títulos en que
Sin embargo, los laicos no agotan el ético y religioso y con grave peligro de teológicas hoy particularmente vivas 1 4 . se fundan el derecho-deber apostólico
misterio de la Iglesia y, por otra parte, la vida cristiana. A esto se añade que Nos importaba sólo resaltar el funda- de los laicos, están unidos estrechamen-
en la Iglesia tienen la nota peculiar de en muchas regiones en que los sacer- mento «sacramental» del imperativo te entre sí, como, por otra parte, varias
su condición «secular»: en este sentido, dotes son muy escasos o, como a veces moral. veces lo insinúa el concilio mismo al
el contenido apostólico de la evangeli- sucede, se ven privados de la libertad enlazar la caridad con la eucaristía,
que les corresponde en su ministerio, Finalmente, el concilio recuerda, en-
zación, de la santificación y de la ani- tre los títulos que fundamentan el de- las virtudes con el Espíritu Santo, los
mación cristiana del orden temporal la Iglesia, sin la colaboración de los sacramentos y los carismas con el Es-
seglares, apenas podría estar presente recho y el deber de los laicos al apos-
exige ser precisado ulteriormente, ya que tolado, las virtudes cristianas, especial- píritu Santo. En efecto, los sacramentos
es llevado a cabo por los laicos en cuanto y trabajar. Prueba de esta múltiple y donan el Espíritu de Cristo, el cual fun-
urgente necesidad es la acción manifies- mente fe-esperanza-caridad, y los dones
laicos. Afrontamos este problema en la del Espíritu Santo, que éste concede con damenta una vida nueva virtuosa y ca-
perspectiva de la «pastoral» de la Igle- ta del Espíritu Santo, que da hoy a los rismática, la filial y fraterna de Cristo
seglares u n a conciencia cada día más generosidad a los miembros de la Igle-
sia, tras haber indicado las fuentes de sia. La afirmación más clara y completa mismo, abierta por ello a la gloria del
la vocación apostólica de los laicos. clara de su propia responsabilidad y los Padre y a la salvación de los hermanos.
impulsa por todas partes al servicio de la hallamos en la Apostolicam actuosita-
Cristo y de la Iglesia» (Ib). tem, tras presentar los sacramentos: El concilio usa el término significativo
2. LA VOCACIÓN APOSTÓLICA DE LOS «El apostolado se ejercita en la fe, en de «vocación». Esta, en primer lugar,
LAICOS.—El concilio no se limita a afir- Sin olvidar la importancia de estas la esperanza y en la caridad que el indica la llamada que el Señor dirige
mar que los laicos tienen una misión razones históricas en orden al com- Espíritu Santo difunde en el corazón de al hombre en orden al apostolado, de
en la Iglesia y en el mundo: ofrece promiso apostólico de los laicos —sobre todos los hijos de la Iglesia. Más aún, forma que éste es gracia, don, riqueza,
también sus razones, indicando así los todo si «los signos de los tiempos» se el precepto de la caridad, que es el man- honor: indica también el empeño con
fundamentos que habilitan y compro- toman como locus theologicus de la vo- damiento máximo del Señor, urge a to- que el apostolado ha de responder a la
meten a los laicos en su obrar eclesial. luntad de Dios—, la vocación apostólica dos los cristianos a procurar la gloria llamada de Dios, de forma que el apos-
En el pasado, sin olvidar las motiva- tiene causas más profundas y durade- de Dios por el advenimiento de su reino tolado se califica como compromiso,
ciones intrínsecamente unidas al ser ras, ligadas al mismo ser cristiano, En y la vida eterna a todos los hombres, deber, responsabilidad. El concilio acla-
cristiano, se insistía en las motivaciones este sentido, el concilio pide atención a fin de que conozcan al único Dios ra explícitamente los dos aspectos
exteriores: en particular, se hacía hin- en primer lugar para la unión con Cristo verdadero y a su enviado Jesucristo mencionados definiendo el apostolado
capié en el número insuficiente de sacer- Cabeza, precisando inmediatamente que (cf Jn 17,3). Por consiguiente, a todos como «gloriosa empresa» (LG 33), «no-
dotes y en la impenetrabilidad de dis- esta unión encuentra su realización en los cristianos se impone la gloriosa ble compromiso» (AA 3). Este se con-
tintos campos a la acción sacerdotal. El los sacramentos celebrados: de esta ma- tarea de trabajar para que el mensaje figura en el encuentro y diálogo per-
concilio sigue un camino inverso: ante nera se pasa del imperativo de la his- divino de la salvación sea conocido y sonal entre Cristo y cada laico. En este
todo, apunta al ser mismo del laico toria actual a la llamada interior de aceptado en todas partes por todos los sentido, el concilio cierra el decreto
como miembro de Cristo y de la Iglesia, la gracia y de los sacramentos. Escribe hombres. Para practicar este apostola- sobre el apostolado de los laicos con
planteando la tesis de fondo de que «la el concilio: «El deber y el derecho del do, el Espíritu Santo, que obra la santi- las palabras: «El santo concilio ruega,
vocación cristiana es por su naturaleza seglar al apostolado deriva de su misma ficación del Pueblo de Dios por medio por tanto, encarecidamente en el Se-
también vocación al apostolado» (AA 2), unión con Cristo Cabeza. Insertos por del ministerio y de los sacramentos, da ñor a todos los seglares que respondan
sin olvidar tampoco algunas razones el bautismo en el Cuerpo místico de también a los fieles (cf 1 Cor 12,7) dones de grado, con generosidad y corazón
históricas que hacen más urgente el Cristo, robustecidos por la confirmación peculiares, distribuyéndolos a cada uno dispuesto a la voz de Cristo, que en
deber del apostolado de los laicos. en la fortaleza del Espíritu Santo, es el según su voluntad (1 Cor 12,11), de esta hora los invita con mayor insis-
mismo Señor el que los destina al apos- forma que todos y cada uno, según la tencia, y a los impulsos del Espíritu
También la situación histórica mani- tolado. Son consagrados como sacer- gracia recibida, poniéndola al servicio de Santo... Es el propio Señor el que invita
fiesta la voluntad de Dios y constituye docio real y nación santa (cf 1 Pe 2,4-10) los demás, sean también ellos buenos de nuevo a todos los seglares, por me-
una llamada ética dirigida a los laicos para ofrecer hostias espirituales en to- administradores de la multiforme gracia dio de este santo concilio, a que se le
en orden al compromiso apostólico: das sus obras y para dar testimonio de de Dios (1 Pe 4,10), para edificación de unan cada día más íntimamente y a
«Nuestro tiempo no exige menos celo Cristo en todo el mundo. Son los sa- todo el cuerpo en la caridad (cf Ef 4,16). que, sintiendo como propias sus cosas
en los seglares. Por el contrario, las cramentos, y sobre todo la Eucaristía, Es la recepción de estos carismas, in- (cf Flp 2,5), se asocien a su misión sal-
circunstancias actuales piden u n apos- los que comunican y alimentan en los cluso de los más sencillos, la que con- vadora. Es el propio Cristo u n a vez más
tolado seglar mucho más intenso y más fieles la caridad, que es como el alma fiere a cada creyente el derecho y el el que los envía a todas las ciudades
amplio» (AA 1). Las razones más im- de todo apostolado» (Ib 3). «El aposto- deber de ejercitarlos para bien de la y lugares adonde El ha de ir (cf Le 10.1):
portantes se indican de esta forma: «En lado de los laicos es participación en humanidad y edificación de la Iglesia para que, con las diversas formas y ma-
efecto, el diario incremento demográ- la misma misión salvífica de la Iglesia, en el seno de la propia Iglesia y en neras del único apostolado de la Iglesia,
fico, el progreso científico y técnico y apostolado al que todos están destina- medio del mundo, con la libertad del que deberán adaptarse constantemente
la intensificación de las relaciones hu- dos por el Señor mismo en virtud del Espíritu Santo, que sopla donde quiere a las nuevas necesidades de los tiem-
manas no sólo han ampliado inmensa-
1 \ Laicos
Laicos / . 53O
1. MISIÓN Y PASTORAL.-La primera Ella se coloca como principal compo-
pos. se le ofrezcan como cooperado- cias h u m a n a s y cristianas de los fieleS aclaración necesaria se refiere a los nente en el área más vasta de la mi-
res...» (n. 33). y es, al mismo tiempo, signo de la c ^ ' términos y a los contenidos de la «mi- sión de la Iglesia; y mira al momento
Los fundamentos de la vocación apos- munión y de la unidad de la Iglesia e " sión» y de la «pastoral» de la Iglesia. del establecimiento de la Iglesia, del
tólica de los laicos iluminan también Cristo, quien dijo: Donde dos o tres esto1" Con frecuencia, estos dos términos se desarrollo —bajo la guía de los Pasto-
algunas de sus características esencia- congregados en mi nombre, allí estoy Ü° emplean para indicar u n mismo con- r e s - de sus fines esenciales: evangeli-
les. Se trata de u n a vocación universal en medio de ellos (Mt 18,20). Por este- tenido, es decir, la actividad salvadora zación, santificación y formación de las
y personal: todos están llamados y nin- los cristianos h a n de ejercer el apost 0 ' ejercida por la Iglesia. Otras veces, am- conciencias» 17 . En esta línea se h a co-
guno queda excluido, porque la misma lado aunando sus esfuerzos. Sean a p ó s ' bos términos expresan contenidos di- locado Y. Congar en el informe leído
llamada a la Iglesia es. por intrínseca toles tanto en el seno de sus familia 5 ferentes 15 . en el III Congreso Mundial para el
necesidad, llamada a compartir su mi- como en las parroquias y diócesis, l a S Tres tendencias se distinguen fácil- Apostolado de los Laicos: «El apostolado
sionalidad, a darse a la «gloriosa em- cuales expresan el carácter comunitario mente en los escritos de los estudiosos de la Iglesia en cuanto Iglesia, el asu-
presa» de su acción salvífica. No obs- del apostolado, y en los grupos c u y 3 de la ciencia y praxis pastoral. La pri- mido por la autoridad pastoral jerár-
tante, cada u n o es llamado por su constitución libremente decidan» (Ib 18)' mera tendencia opta por u n a acepción quica, no agota la acción del pueblo
nombre, recibiendo dones y carismas El discurso podría continuar, recof" restringida del término «pastoral»: pas- de Dios. A él se añade cuanto los cris-
propios para bien de todos. Es u n a dando que el apostolado asociado d e l * toral es la actividad de los Pastores, con- tianos hacen como cristianos, bajo su
vocación interior: está arraigada en el reflejar y salvaguardar a u n tiempo d o s cretamente la actividad del Papa, de personal responsabilidad, en las es-
mismo ser recibido con el bautismo, valores esenciales y complementan" 8 los Obispos y de los sacerdotes. Induda- tructuras de la sociedad global...» 1 ".
hecho «criatura nueva» en Cristo y, de la Iglesia: la variedad y la unida"' blemente, se debe conceder a esta ten-
por tanto, partícipe de su amor misio- Aunque el pluralismo de los g r u p " s Siguiendo esta última corriente, he-
dencia su clara inspiración bíblica: en mos de afirmar que la participación de
nero para gloria del Padre y para sal- apostólicos laicos es testimonio viviente efecto, éste es el sentido típicamente bí-
vación de los hermanos. En este sen- y dinámico de la riqueza y variedad los laicos en la misión de la Iglesia no
blico del término «pastor». Por otra significa necesariamente «actividad pas-
tido, ante todo, ha de interpretarse la de la Iglesia, sin embargo, no es fin parte, en estos últimos decenios el con-
frecuente afirmación de que el laico no de sí mismo, sino que está en funció° toral» por parte de los laicos mismos:
cepto de pastoral ha evolucionado, pa- ésta aparece como u n a especificación
debe esperar de la Jerarquía u n «man- de la unidad de la Iglesia. «Guardada sando del concepto de pastoral como
dato» más o menos explícito para com- la relación debida con la autoridad de su acción «misionera» o «apostóli-
cura animarum al de pastoral como ca». Es de esta especificación de la que
prometerse apostólicamente: en reali- eclesiástica, los seglares tienen el de- aedificatio Corporis Christi16, concepto
dad, el primer e inalienable mandato recho de fundar y dirigir asociaciones queremos hablar, exponiendo la pre-
que el concilio parece haber aceptado, sencia necesaria e insustituible de los
lo gritan poderosamente los sacramen- y darles u n nombre. Hay que evitar, resaltando la actividad de los laicos en
tos en las profundidades del ser cris- sin embargo, la dispersión de las fuer- laicos.
la edificación de la Iglesia. La segunda
tiano. zas, la cual se produce cuando se crean tendencia aboga por u n a acepción bas-
sin razón suficiente nuevas asociaciones tante amplia del término «pastoral»: 2. LOS LAICOS, «SUJETOS» DE VERDADE-
Pero la vocación ha de realizarse no y obras o se mantienen más allá de' pastoral es la actividad del Pueblo de Dios, RA COLABORACIÓN PASTORAL.-La doctri-
sólo individualmente, sino también «re- límite de vida útil asociaciones o mé- a saber, la actividad del pueblo elegido na conciliar anteriormente expuesta
unidos en varias comunidades o asocia- todos anticuados. No siempre, por otra que tiene en Jesucristo Princeps Pasto- lleva a concebir al laico no sólo como
ciones» (AA 15). El apostolado indivi- parte, será oportuno aplicar sin dis- rum su cabeza y la fuente de u n a dig- «objeto» de los cuidados pastorales de
dual tiene valores propios: pues es «el criminación a otras naciones las formas nidad y misión «pastoral» comunicada la Jerarquía: «Los laicos, al igual que
principio y la condición de todo apos- que se establecen en alguna de ellas» a todos los miembros del Pueblo de todos los fieles cristianos, tienen el de-
tolado seglar, incluso del asociado, y (Ib 19). En este contexto, el concilio Dios. Si bien le es todavía posible a esta recho de recibir con abundancia de los
nada puede sustituirlo»; es «siempre habla también de la «acción católica» corriente valorizar el tema bíblico del sagrados Pastores los auxilios de los
y en todas partes fecundo, y en deter- (Ib 2 0 : cf LG 3 3 ; AG 1 5 ; CD 17). Pastor e insertarse en las orientaciones bienes espirituales de la Iglesia, en par-
minadas circunstancias el único apto conciliares, no se ve, en cambio, cómo ticular la palabra de Dios y los sacra-
y posible» (Ib 16). El apostolado asocia- pueda resultarle posible aclarar los mis- mentos» (LG 3 7 ) ; sino también como
do presenta, fundamentalmente, dos terios y los carismas de los distintos «sujeto» de u n a colaboración verdade-
valores: primero, u n valor exterior: lo III. El papel de los laicos en la pastoral miembros del Pueblo de Dios, desde el ra y propia en la acción con que los
exige la necesidad de asegurar u n a eclesial momento que los términos pastoral y Pastores edifican la Iglesia de Cristo,
mayor eficacia y u n a incisividad más misión de la Iglesia acaban siendo sinó- mediante la evangelización, la santifi-
profunda a la obra apostólica de los Volvemos de nuevo a algunos pun- nimos. La tercera tendencia se coloca cación y la animación cristiana del or-
miembros del Pueblo de Dios; y, luego, entre las dos anteriores acepciones, den temporal.
tos ya tratados acerca de la misión de
un valor interior: el apostolado asocia- excesivamente restringida la u n a y ex-
do teológicamente se justifica como los laicos en la Iglesia y en el mundo, Teológicamente hablando, es impor-
para unificarlos y desarrollarlos en tor- cesivamente amplia la otra: «En el tante precisar el título o fundamento que
«signo de la comunión y de la unidad vasto universo de la misión del pueblo
de la Iglesia en Cristo», es decir, nace no al papel de los laicos en la pastoral constituye al laico como colaborador en la
de la Iglesia. Comenzaremos con u n a de Dios se distingue u n a acción de acción pastoral. Nos parece que tal fun-
de una comunión real de los fieles entre Iglesia, más directamente unida al mi-
sí y en Cristo, y conduce a la manifes- clarificación conceptual y terminológi- damento se encuentra en el ser eclesial
ca sobre la «pastoral», a fin de superar nisterio de los Pastores, pero que no del laico y, consiguientemente, en el
tación, realización y sustentación de esta excluye sino que supone la participa-
misma comunión: los fieles «recuerden, posiciones polémicas y situaciones de bautismo, que hace al hombre miembro
perplejidad; pasaremos, luego, a estu- ción de los demás miembros del pueblo de la Iglesia. De manera más precisa
sin embargo, que el hombre es social de Dios, teniendo en cuenta los minis-
por naturaleza y que Dios ha querido diar el laicado como «sujeto» de verda- aún, se distinguen dos aspectos, ínti-
dera colaboración pastoral, en posesión terios y carismas de cada uno. A esta mamente unidos, en el ser eclesial del
unir a los creyentes en Cristo en el actividad se llamaría con más preci-
Pueblo de Dios (cf 1 Pe 2,5-10) y en de u n papel de todo punto insustituible; laico: el aspecto por el que el laico es
cerraremos con unas palabras acerca sión pastoral, ya que en ella sería fun- «miembro» del Pueblo de Dios, y el
un solo cuerpo (cf 1 Cor 12.12). Por damental el ministerio de. los Pastores.
consiguiente, el apostolado organizado de la relación que media entre conver- aspecto por el que es un «miembro par-
responde adecuadamente a las exigen- sión de mentalidad y cambio de es- ticular» de tal Pueblo, o sea, un «laico».
tructura.
.532
533 Laicos
Laicos
De este doble aspecto brota una doble apoyar claramente en el fundamento la Iglesia, cuyos fines no hacen ni al tolado de los laicos, n. 2— diversidad
forma de participación del laico: la «ontológico» de la Iglesia misma como Laicado para la Jerarquía ni a la Je- de ministerios, pero unidad de misión».
participación «genérica» o «común» y la «comunión» o «fraternidad» y en el rarquía para el Laicado, sino a la Je- Y con igual claridad se expresa el de-
participación «específica». También esto fundamento «operativo» de la Iglesia rarquía y al Laicado para el Reino de creto Ad gentes: «La Iglesia no está ver-
se verifica en el campo de la colabora- poseedora de una única misión, aun- Dios» 21 . daderamente formada, no vive plena-
ción pastoral: el laico toma parte no que se realice conforme a la diversidad Un tercer problema, igualmente teo- mente, no es señal perfecta de Cristo
únicamente como u n miembro cual- de los ministerios y de los carismas. lógico-pastoral, reside en el hecho de entre los hombres, en tanto no exista
quiera, sino como «laico». Léanse algunos textos significativos, precisar ulteriormente la colaboración y trabaje con la Jerarquía u n laicado
como los nn. 32 y 37 de la Lumen gen- de los laicos en la pastoral. La colabora- propiamente dicho» (n. 21).
El ser eclesial típico del laico como
tium, el n. 9 del decreto Presbyterorum ción la quieren, sí, tanto los miembros De los principios expuestos derivan
fundamento de su participación, ya en
ordinis. los nn. 23-25 de la Apostolkam de la Jerarquía como los miembros del algunas consecuencias importantes, en-
la misión de la Iglesia, ya en la activi-
actuositatem: «Muchos hablan de las Laicado a causa de su común ser eclesial, tre las que indicamos estas dos: la irre-
dad pastoral, es verdad fundamental
relaciones entre clero y laicos, y a este mas se trata de u n a colaboración entre ductibilidad de la colaboración pastoral
para definir la exacta naturaleza del
propósito dicen cosas muy buenas, mas miembros que conocen un status diverso de los laicos a obras de suplencia, es
compromiso de los laicos: éste no se
sin llegar al nivel máximo de u n a teo- en la Iglesia y que, consiguientemente, decir, positivamente, su insustituibili-
reduce, ni total ni primariamente, a
logía de la vida cristiana como frater- poseen ministerios y carismas diversos dad en obras propias y directas; y el
u n a exigencia «histórica» (frente al sen-
nidad, y de la Iglesia como comunidad para realizar la única misión de la Igle- carácter «secular» de la colaboración
tido y al sistema democrático del mundo
o comunión. Las relaciones continúan sia. Concretamente, éste es el problema pastoral de los laicos.
contemporáneo), ni encuentra su mo-
aún demasiado exteriores, percibidas al concerniente al papel específico de los
tivación adecuada en u n a exigencia «) Obras supletorias y propias.—En la
nivel ya de las estructuras, ya de los laicos en la pastoral, problema que merece
«psicológica» (la particular eficacia de colaboración de los laicos en la pastoral
deberes. No hemos conseguido aún ser tratado aparte.
u n a acción llevada a cabo comunita- de la Iglesia también hallamos, sin
riamente), sino que radica en el «ser» recuperar totalmente la parte de ver-
dad, la visión orgánica que se halla en duda, obras de suplencia. La Lumen gen-
del laico mismo, del cual, por consi- 3. MINISTERIOS Y CARISMAS LAICALES. tium afirma: «Además de este aposto-
guiente, es una exigencia «esencial» y, la sobornost' de los orientales. Esto no Para determinar el papel específico de
podrá ser sino el fruto de las alternas lado, que incumbe absolutamente a to-
como tal, permanente e ineliminable. los laicos no sólo en la misión de la dos los cristianos, los laicos también
Desde este punto de vista, creemos per- aportaciones de la experiencia y de la Iglesia, sino también en su pastoral,
reflexión teológica, de la vida o de los pueden ser llamados de diversos modos
tinente la observación: «convendrá vi- hay que acudir a la ontología laical, o a u n a colaboración más inmediata con
gilar mucho para que los cristianos hechos y de la teoría. Pero esto será sea, a la misma fisonomía y operación
u n a de las tareas de la eclesiología de el apostolado de la Jerarquía, al igual
sujetos de pastoral no se crean más cris- de los laicos, al status de los laicos, del que aquellos hombres y mujeres que
tianos» (o, como suele decirse, «cris- los años futuros» 20 .
que derivan sus propios ministerios ayudaban al apóstol Pablo en la evan-
tianos de primera») que los demás. El y carismas. gelización, trabajando mucho en el Se-
ser cristianos y el ser Iglesia se agota En este aspecto de la «colaboración»
hay que volver también a la observa- En el manejo de la doctrina conciliar ñor (cf Flp 4 , 3 : Rom 16,3ss). Por lo
plenamente en el vivir la propia rea- se ha insistido en la «secularidad» como demás, poseen aptitud para ser asu-
lidad misionera. Además, quien es «su- ción precedente: nos hallamos no ante
una simple exigencia histórica y psico- elemento caracterizante del ser y del midos por la Jerarquía para ciertos car-
jeto de pastoral» tendrá que evitar el obrar del laico, más aún, sobre la di- gos eclesiásticos, que habrán de des-
riesgo —sobre todo cuando es requerido lógica, sino ante u n a exigencia esencial,
fundada en el ser. Además, nos parece mensión profundamente eclesial de tal empeñar con una finalidad espiri-
para prestar su obra como «experto» en tual» (n. 33). Se podrid hablar de «sub-
muy importante, bajo el perfil pastoral, secularidad: ésta define no sólo «el
algún sector— de creer que en esto se sidiaridad» de la acción de los laicos
agota su tarea eclesial: elegiría la parte estudiar de un modo completo el pro- ambiente» en que se coloca la vida
blema de las relaciones Jerarquía y Lai- laical, sino también «el ser-Iglesia» típi- en relación con la acción de la Je-
en lugar del todo 1 9 . rarquía. Sin embargo, es evidente que
cado. Con frecuencia se afronta par- co del laico. A esta secularidad, pues,
cialmente: se estudian las necesarias vuelven a empalmarse los ministerios la lectura del concilio empuja a supe-
Un segundo problema, teológico y pas- rar la concepción de subsidiaridad o
toral, lo constituye la definición de la relaciones entre Jerarquía y Laicado en y los carismas laicales. Una vez más,
su doble dirección, de la Jerarquía al en el ámbito del único Pueblo de Dios de suplencia de la obra laical: la obra
naturaleza de la acción del laico «sujeto» de suplencia no es la única ni la más
de pastoral. El término que la define es el Laicado y de éste a aquélla. En esta y en la única misión salvífica de la
línea, la Jerarquía acaba existiendo en importante obra de los laicos en la
de «colaboración». Que la acción del laico Iglesia pueden comprenderse tanto los colaboración pastoral. De forma explí-
sujeto de pastoral se deba calificar como función del Laicado, como éste acaba ministerios y los carismas de la Jerar-
existiendo en función de la Jerarquía: cita y frecuente, el concilio habla de
colaboración, es la consecuencia nece- quía como los ministerios y los caris- obra propia e insustituible de la que los
saria del título o fundamento que cons- pero esto expone tanto a unos como mas del Laicado. La Iglesia está llama-
a otros a la tentación «reivindicacio- laicos son sujetos: es «propia» de los
tituye al laico operante en la Iglesia, da en toda su integridad a comunicar laicos, perteneciente a ellos solos y que,
o sea, el elemento común a la Jerarquía nista», que busca espacios autónomos a los hombres de todos los tiempos y
y competitivos. El problema de las re- consiguientemente, no puede ser su-
y al Laicado, que radica en el hecho de de todos los lugares la gracia de Je- plida por otros, por lo que se presenta
ser miembros del único Pueblo de Dios. laciones es más amplio: a la dirección sucristo Salvador: u n a comunión que,
horizontal, que considera las relaciones como «insustituible». Así lo afirma de
La «colaboración» expresa dinámica- como ya varias veces se ha dicho, se entrada el decreto Apostolicam actuosi-
mente la esencia profunda tanto de los entre Jerarquía y Laicado, hay que realiza con la proclamación de la Pa-
añadir la dirección vertical, que consi- tatem: «El concilio, con el propósito de
Pastores como de los Laicos: nace del labra, la celebración de la Eucaristía intensificar el dinamismo apostólico del
hecho de que son «hermanos» en la dera las relaciones tanto de la Jerarquía
y de los sacramentos, la ordenación del Pueblo de Dios, se dirige solícitamente
única familia de la Iglesia. • como del Laicado con el único Pueblo
de Dios. «El servicio exige u n a madu- mundo h u m a n o e infrahumano a Dios a los cristianos seglares, cuya función
La teología pastoral lleva a este in- ración religiosa que nunca puede sus- y según sus designios. Pero la Iglesia específica y absolutamente necesaria en la
terior nivel el problema de las relaciones tituirse con ningún sistema, aunque sea realiza la misión salvífica común según misión de la Iglesia ha recordado ya
operativas entre Jerarquía y Laicado. El el más democrático, porque es u n hecho el doble ministerio de la Jerarquía y del en otros documentos» (n'. 1).
concilio no se ha limitado a urgir la de fe crecida, derivado de la misión de Laicado: «Hay en la Iglesia —afirma A la luz de los principios doctrinales
colaboración, sino que la ha vuelto a con fuerza el decreto sobre el apos-
535
Laicos . 534 Laicos

presentados por el concilio (en particu- abstracta, pues el mundo debe reco- desarrollo de u n a pastoral suficiente-
secular» como criterio distintivo de la
nocerse en lo que de él ella diga, aunque mente «encarnada»... Más allá de estas
lar, el ser eclesial del laico y la «tota- acción de los laicos en la Iglesia y en
pueda rechazar su juicio; cosa que no «ventajas» se da u n a exigencia que
lidad» de la Iglesia), la acción propia el mundo, n o significa negar que el
podrá suceder si ese mundo, cuyo in- inviste a la Iglesia en su naturaleza y
e insustituible de los laicos se califica «estilo jerárquico» esté provisto de con-
térprete privilegiado es el Laico, n o es misión: sólo a través de la colaboración
como «complementaria» de la acción de tenidos totalmente propios (piénsese
escuchado» 2 5 . «la Iglesia entera, robustecida por to-
la Jerarquía en la edificación del Cuer- en la diferencia n o sólo cuantitativa,
sino también cualitativa, de grado y de En el plano concreto de la evangeliza- dos sus miembros, cumple con mayor
po de Jesucristo. En particular, n o se
naturaleza, entre sacerdocio ministe- ción-santificación y de la animación de eficacia su misión en favor de la vida
trata sólo de llevar a cabo —en unión con lo temporal, son ya indicativas y ricas
la Jerarquía— la misión de la Iglesia en- rial y sacerdocio de los fieles, de la del mundo» (n. 3 7).
que habla el n. 10 de la Lumen gen- las perspectivas abiertas por los docu-
tera; se trata también de contribuir con mentos conciliares. Piénsese en la evan-
tium); significa, por el contrario, sub- 4. CONVERSIÓN DE MENTALIDAD Y
la Jerarquía a fin de que cumpla de gelización, a favor de la cual afirma el
rayar que unas mismas acciones, cum- CAMBIO DE ESTRUCTURAS.-Lo dicho hasta
manera eficaz su tarea pastoral: «Su decreto sobre la actividad misionera:
plidas por el sacerdote y por el laico, aquí, con frecuencia por medio de sim-
acción dentro de las comunidades de «Porque el Evangelio no puede penetrar
llevan u n a modalidad diversa. Se abre ples menciones, está sumamente car-
la Iglesia es t a n necesaria, que sin ella profundamente en las conciencias, en gado de consecuencias en el plano
el propio apostolado de los pastores aquí u n capítulo que la reflexión teo-
lógica debe precisar y profundizar: el la vida y en el trabajo de u n pueblo operativo. Haber elegido como punto
no puede conseguir la mayoría de las sin la presencia activa de los segla- de arranque algunos textos conciliares
de la dimensión laical de la participación
veces plenamente su efecto» (AA 10). res» (n. 21), y precisa el Decreto sobre el y haber ofrecido alguna reflexión teo-
en el sacerdocio-profetismo-realeza de Cris-
Se indica aquí u n principio cargado de to en la Iglesia. Creemos que precisa- apostolado de los laicos: «según las lógico-pastoral sobre ellos, indican que
consecuencias psicológicas y operativas: mente a este nivel teológico puede darse cualidades personales y la formación Pastores y Laicos son apremiados por
la Jerarquía «necesita» del Laicado n o contenido concreto al papel insustitui- recibida, cada u n o cumpla con suma el concilio mismo, en último análisis
sólo para que n o sea parcial la actua- ble de los laicos en la pastoral de la diligencia la parte que le corresponde, por el Espíritu Santo, que renueva la
ción de la misión de la Iglesia, sino Iglesia. Y nos parece punto fecundísimo, según la mente de la Iglesia, en aclarar Iglesia, a caminar diligente y genero-
también para que la actuación jerár- no sólo sobre u n plano general en re- los principios cristianos, difundirlos y samente hacia u n a plena y amplia co-
quica de esta misión se acomode de ferencia al Laicado como tal, sino tam- aplicarlos certeramente a los problemas laboración en el plano pastoral.
verdad a ese elemento esencial de «re- bién sobre u n plano particular, es de- de hoy» (n. 6). En cuanto a la santifica- El concilio mismo lleva el discurso
latividad» que se halla en todos los cir, en referencia a las distintas voca- ción, juzgamos, sin más, necesario remi- al terreno concreto de las instituciones,
miembros de la Iglesia. Evidentemente, ciones laicales 24 . tirnos a la obra de los laicos (y de los indicando algunos instrumentos para
esta misma observación vale para el padres, en especial) de preparar a las per- la mutua colaboración. Por ejemplo,
Laicado, el cual «necesita» de la Je- Nos limitamos a alguna observación sonas para el encuentro sacramental con puede leerse en el decreto Apostolicam
rarquía 2 2 . Mas ¿cómo precisar la obra general y a alguna sugerencia particu- Cristo Salvador, o también de celebrar al- actuositatem: «En las diócesis, en cuanto
propia y absolutamente necesaria de lar en relación con las conocidas tareas gunos sacramentos (bautismo y matri- sea posible, deben crearse consejos que
los laicos? de la Iglesia. Ante todo, u n a observa- monio) ; creemos que es aún más im- ayuden a la obra apostólica de la Igle-
b) Una colaboración «laical».—Como ción general: «La función laical es u n a portante el redescubrimiento por parte sia, tanto en el campo de la evangeli-
ya mencionamos arriba, para tal pre- función permanente, alimentada por su de los laicos del aspecto eclesial de la zación y de la santificación como en el
cisión no parece que deba elegirse carisma propio (bautismo-confirmación) celebración eucarística y de los sacra- campo caritativo, social y otros seme-
como criterio el de la diversidad de y acompañada por los carismas libres, mentos: el sacramento significa la pre- jantes; cooperen en ellos de manera
en relación con ese mundo en movimien- sencia y la obra litúrgica y salvífica de apropiada los clérigos y los religiosos
«contenido», sino más bien el de la
to en que está inserto el laico. A este la Iglesia como representación visible con los seglares... Estos consejos, si es
diversidad de «estilo» o de modalidad del Redentor y, consiguientemente, toda
concreta con que el contenido es reali- propósito, Pablo VI h a dicho que el posible, deben establecerse también en
laico es "puente" entre la Iglesia y el la Iglesia (ministros y asamblea eclesial) el ámbito parroquial o interparroquial,
zado. Ahora bien, la dimensión «secu- está involucrada ya como sujeto ya
lar» del laico define el estilo propio e mundo, en !a doble dirección de la interdiocesano e incluso en el orden
Iglesia al mundo y del mundo a la como objeto. Dejamos de lado la con- nacional o internacional» (n. 26).
inconfundible con que el laico inter- sideración de la tarea de animación cris-
viene en cualquier campo de la misión Iglesia, a fin de que se cumpla la ani- Creemos en ¡a importancia, más aún,
mación cristiana de lo temporal y la tiana del orden temporal, en el que la
salvífica de la Iglesia, n o sólo en el presencia del cristiano encuentra u n en la necesidad de estas «instituciones» o
animación temporal del Cristianismo. «instrumentos operativos»: la colabora-
campo de la animación cristiana del La sacramentalidad se inserta en la eco- lugar propio (aunque no exclusivo): nos
orden temporal, como de manera fácil limitamos a indicar que la reflexión ción Jerarquía-Laicado necesita también
nomía de la "Encarnación". En este ser institucionalizada, jurídicamente for-
e inmediata podríamos sentirnos incli- sentido, el Papa Juan dijo que "la teológica está llamada a poner en evi-
nados a creer, sino también en el cam- dencia que la animación de las realida- mulada y estimulada. Es u n campo to-
Iglesia tiene necesidad del mundo". Por talmente abierto para muchas diócesis
po de la evangelización y de la santi- lo cual la Iglesia: 1) interroga al mun- des terrenas por parte del laico puede y
ficación. La razón la tenemos en la debe sentirse y vivirse como ejercicio y parroquias: la gradualidad indispen-
do a través del Laicado y se deja inte- sable en campos nuevos no debería con-
unitariedad y complejidad de la misión rrogar por el mundo a través del mismo. laical de la participación n o sólo en la
salvífica de la Iglesia, que comprende realeza, sino también en el sacerdocio y fundirse con u n a lentitud inaceptable,
Cuando alguna vez ella lo hace direc- basada sobre todo en u n a verdadera o
los dos sectores de la evangelización- tamente, se pone en condición de "su- en el profetismo de Jesucristo.
santificación y de la animación cristia- presunta impreparación por parte de
plencia" y, por tanto, en estado de los laicos. Además, el legítimo anhelo
na del orden temporal: el primero hace "excepción"; 2) si esto no se da, mal- Los resultados, especialmente bajo el
. referencia a los hombres y persigue in- de instituciones «perfectas» n o debe
trata la función laical, no se respon- perfil psicológico, de la colaboración de menospreciar ese poco de perfección
troducirlos en el Pueblo de Dios y, sabiliza ante el mundo, que debe ser los laicos en la pastoral de la Iglesia se que podría hallarse en instituciones de
consiguientemente, conseguir que el escuchado y conocido, e impide el des- intuyen con facilidad: la posibilidad de pocos días o meses de vida. Incluso la
mundo se haga Iglesia, mientras que el envolvimiento ordenado de su propia una visión más amplia y profunda de los real dificultad de hallarnos con frecuen-
segundo concierne al mundo en cuanto misión. Este desequilibrio origina el problemas pastorales (n. 37), la supe- cia ante un clima psicológico de reía-
sigue siendo m u n d o 2 3 . clericalismo; 3) su pastoral se hace ración del fenómeno del clericalismo, el
Entiéndase bien: afirmar el «estilo
Laicos • 536 537 Lectura
ciones y de colaboración no plenamente interesante capítulo de V. M. Pollet, I carismi, contenidas en J. Ratzinger, Fréres dans le Christ. orden crítico y estilístico y. sobre todo,
maduro, con el consiguiente peligro de en Iniziazione teológica, Brescia 1955, v. 3, L'Esprit de la fraternité chrétienne, París 1962, un problema de discernimiento acerca
instituciones depauperadas y despro- 895-917.-{*) A. Schmitt, Die Katholische Aktion y a la observación-de Ch. Moeller: «El texto
in der Moraltheoíogie, en Miscelianea Vermeersch, definitivo (de la LG) no ha integrado en torno de su inspiración y autoridad. De la
vistas de un alma interior y, consiguien-
temente, reducidas a algo puramente
Roma 1935, v. 2, 39.—(*) Remitimos a nues- a este tema (collegium) los aspectos "colegia- misma manera que los hebreos, los
tro estudio II dovere apostólico dei ¡aici e ¡a les" de las relaciones entre lá jerarquía y los cristianos llegarán a establecer su ca-
jurídico y exterior, no debe hacernos teología moróle, en Miscelianea C, Figini, Vene- laicos, que la teología oriental subraya tan non de los libros sagrados, es decir, u n
olvidar que también la institución gono, 1964. 541-571.—(6) Una sinopsis com- fuertemente en la eclesiología eucarística de catálogo de los textos que se creen
puede favorecer el brote y el desarrollo pleta de los textos conciliares sobre los laicos las Iglesias locales» (La Constitution dogmatique fundamentales e indispensables para la
de un adecuado clima psicológico, más nos la ofrece P. Brugnoli, La missione dei laíci LG. en Coüectanea Mechiniensia [1965J, 121)-- vida de la Iglesia. Estos libros no sólo
aún. espiritual, en las relaciones y en nel mondo d'oggi, Dimensioni e urgenze del mes- (21) G. Pattaro, respuesta al cuestionario, 18.—
la colaboración entre Pastores y fieles. saggio concillare, Brescia 1967.-( 7 ) Cf Y. Con- (22) Entre los varios textos conciliares, ver
deben ser objeto de continua medita-
Pero, sin duda, lo que prima es una
gar, Apostolado de los laicos, Stvdivm, Madrid AA 23; PO 9.-( ZÍ ) Y. Congar, La chiamata di ción —«Tenenti codicem somnus obre-
1973. Ver en particular K. Delahaye. Ecclesia Dio, en «Presenza Pastorale» (1968), 90-92.- pat, et cadentem faciem pagina sancta
nueva mentalidad a la que todos están mater chez ¡es8 Peres des trois premiers siécles, (24) Un intento teológico de estudiar el sacer- suscipiat», escribía san Jerónimo 1 —,
llamados a «convertirse» y —¿por qué París 1964.-( ) Y. Congar, o. c.-(9) La refle- docio-profetismo-realeza cristianos con refe- sino que exigen el máximo respeto y
no?— quizá día tras día. Mientras más xión teológica expresa la realidad profunda rencia al estado y a la misión conyugal puede la más cuidadosa conservación por
madure la fe en la Iglesia como «co- del cristiano como «miembro» de la Iglesia verse en D. Tettamanzi, La vocazione sacerdotale- parte de los cristianos. Traditores son
munión», como cuerpo que se carac- con la verdad del «carácter sacramental», que profetica-regale della famiglia25cristiana, en «La aquellos que, obedeciendo a las leyes
actualmente vuelve a estudiarse en su dimen- Famiglia», 1 (1967), 106-123.~( ) G. Pattaro.
teriza por la variedad y por la unita- sión eclesial. Cf E. Ruffini, EJ carácter como vi- imperiales, entregaban los libros sagra-
riedad, tanto más se reducirá el espíritu respuesta al cuestionario, 41-42.—(26) Cf De
sibilidad concreta del sacramento en relación con sacerdotio ministeriali, p 2-2, n. 3, así como dos a los paganos: un sacrilegio equi-
reivindicacionista o dualista entre Je- la Iglesia, en «Concilium», 31 (1968), 453-462 Presbyterorum ordinis, n. 9. Ver Y. Congar, valente a la apostasía. Un juicio análo-
rarquía y Laicado. En realidad, la re- (con indicaciones bibliográficas).—(I0) Como Ministéres et communion eclésiale, París 1971. go tendrán que expresar muy pronto
latividad profunda que une entre sí a estudios orientadores, ver Ch. Moeller, El fer-
mento de las ideas en la elaboración de la consti- los pastores de la Iglesia sobre los es-
la Jerarquía y al Laicado, y que une BÍBL.: La bibliografía sobre los laicos y su critos de los primeros herejes, cuyas
a éstos con el único Pueblo de Dios, tución; y 0. González Hernández, La nueva
conciencia de la Iglesia y sus presupuestos histó- papel en la Iglesia y el mundo se ha multipli- equivocadas ideas revelan casi siem-
los llevará a todos y a cada uno a rico-teológicos, en La Iglesia en el mundo de hoy cado en estos últimos años. Señalamos ante pre moldes culturales extraños al cris-
ocupar el propio lugar y a desempeñar (dirigida npor G. Barauna), Stvdivm, Madrid todo un repertorio bibliográfico: I laici nella
Chiesa. Guida bibliográfica ira due Congressi tianismo.
el propio papel, en la sincera convic- 1967.-( ) Para un mayor desarrollo, ver
ción de que el lugar y el papel de los D. Tettamanzi, Vocazíone e spiritualitá dei laici 1957-1967, dirigido por D. Tettamanzi en Es, pues, ante los textos y la cultura
nei documenti conciliari, en AA. VV.. Spiritualitá «Presenza Pastorale», 1, Roma 1967, 184. En
demás es insustituible 26 . segundo lugar habría que señalar los múltiples de la antigüedad clásica pagana, con-
dei laici, Roma 1966.-( 12 ) Sobre la «defini-
ción» de laico en el concilio, véase H. Heimerl, comentarios a los textos del Vaticano II, par- siderada en su conjunto, ante los que
En el campo de la colaboración Je- Diversos conceptos de laico en la Constitución ticularmente al tema de los laicos tratado por habrá de experimentarse el juicio cris-
rarquía-Laicado en la pastoral, no es sobre la Iglesia del Vaticano U, en «Concilium», la LG y el decreto AA.-Carré A., El sacerdocio tiano, afrontando un problema desde
que tropecemos con u n a «benévola 13 (1966). 451-462 (con reflexiones de de losfieles,San Esteban, Salamanca 1960.- entonces fundamental e inevitable: el
concesión» de parte de los Pastores: K. Rahner, L. Van Holk, Ch. Davis); A. Del Congar Y., jalones para una teología del laicado,del encuentro entre palabra revelada
tanto unos como otros viven u n a doci- Portillo, 1 laici nella Chiesa e nel mondo, en Estela, Barcelona 1969,-Guitton J., El seglar y cultura, entre evangelización y civi-
«Studi Cattolici», 10 (1966), 68, 4-13.- y la Iglesia, Cristiandad, Madrid 1964.-Papa-
lidad al Espíritu de Cristo, que, hoy Ii J. B., De apostolatu laicorum, Roma 1966.— lización. No todos están de acuerdo en
como siempre, conduce a su Iglesia. (l3) De especial importancia para la partici-
pación de los laicos en el sacerdocio-profetis- Philips G., Hacia un cristianismo auténtico, Ate- la solución de este problema. El cris-
En las páginas que preceden, varias mo-realeza de Cristo y de la Iglesia son los nas, Madrid 1972.-Schillebeeckx E.. La mi- tianismo, nacido en ambiente semítico,
veces se ha insistido en poner el acento nn. 34-36 de la LG. Ver comentarios en sión de la Iglesia, Sigúeme, Salamanca 1971. difundido en el mundo cultural del he-
en la «esencialidad» de la exigencia en G. Philips, La Iglesia y su misterio en el14concilio lenismo, cada vez que se cimenta en u n
la colaboración pastoral. Nos complace Vaticano 11, Herder, Barcelona 1969.-( ) Ha- pasaje transcultural nuevo entra en
concluir subrayando la «gracia» que a bría que recordar los estudios que tratan de crisis. El primer intento de conciliar el
todos se concede para que la colaboración profundizar la dimensión eclesial de los sacra- LECTURA mensaje cristiano con la filosofía he-
se realice de un modo perfecto: e) bautismo, mentos, en cuanto éstos «edifican» la Iglesia:
ver, por ej., K. Rahner, La Iglesia y los sacra- I. Historia lenista condujo a la gnosis.
con el don del Espíritu de Jesucristo, mentos, Herder, Barcelona 1967; en especial Pero, a un nivel más práctico: ¿qué
no se limita a convertir a los cristianos sobre el tema laical, Id, Die sacraméntale postura debe tomar el cristiano frente
1. TIEMPOS ANTIGUOS.-LOS proble-
en «miembros» del Cuerpo místico; al Grundlegung des Laienstands in der Kirche, en a los valores culturales y estilísticos de
«Geist und Leben», 33 (1960), 119-132.- mas morales que el libro y la lectura
mismo tiempo, ofrece la continua posi- las obras clásicas paganas, llenas de
(15) Un signo de estas diversidades puede en- plantean son tan antiguos al menos
bilidad de vivir esta profunda realidad errores y de fábulas inútiles?
contrarse en las respuestas a un cuestionario como el cristianismo. La Iglesia, en
de «miembros», precisamente mediante promovido por la revista «L'Assistente Eccle- virtud del mandato recibido de en- Los rigoristas, los espirituales, recha-
la colaboración en el desenvolvimiento siastico» (Per una riflessione pastorale sul laica- señar y regir al pueblo de Dios, siente zan todo el mundo clásico como obra
de la única misión salvífica. to), 37 (1967), 10, 13-35. 16Todo el número el deber de tomar posición ante el im- diabólica. Taciano hubiera celebrado
interesa a nuestro tema.—< ) Cf D. Grasso, portantísimo vehículo de cultura y de de buena gana la quema de todas las
Ministeri e carismi ordinati al bene della comu-
D. Tettamanzi nitá, en17 «Presenza Pastorale» (1968). 318- ideas que es el libro. obras paganas. Tertuliano clama por
330.-( ) A. Del Monte, respuesta al cuestio- Ante todo, el problema surge en tor- u n a severa purificación de todo lo que
nario antes aludido, ib, 23.-( 18 ) El texto de no a los libros en que se basa la vida puede hacer menos inmediata y segura
1
Notas.—i ) Recuérdense las obras y los ma- toral» la conferencia puede verse en «Presencia Pas- interna de la Iglesia. La revelación an- la búsqueda de Dios. Huellas de este
nuales de teología moral que tratan los temas (1968). 88-104. La cita se encuentra escrúpulo rigorista las encontramos
en la p 100.-( ]9 ) F. Peradotto, respuesta al tigua llegó hasta los primeros cristianos
del «Reino de Dios» y del «Cuerpo místico», cuestionario aludido, p 27.-( 20 ) Y. Congar, a través de los libros sagrados del ju- también en san Ambrosio, convencido
como las de J. B. Hischer, J. Mausbach- L'apostolat des ¡aics d'aprés le decret du Concile, daismo. También la revelación de Cristo de que los paganos h a n tomado de la
G. Ermecke, F. Jürgensmeier, J. Stelzenberger, en «La Vie Spirituelle», 49 (1967). 146. El Escritura cuanto de bueno han escrito:
R. Schnackenburg, etc.—(z) Un primer ejemplo encontrará muy pronto en los libros
nos lo ofrece Jonás de Órleáns con su De autor remite a las interesantes sugerencias del NT su expresión escrita permanen- o en Jerónimo, con su famoso sueño
institutione laicali: PL 106, 121-278.-(i) Ver el te, planteando delicados problemas de ciceroniano, psicológicamente muy re-
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Lectura • 538
perseverante, de los cultivadores de la se plantean los problemas culturales es
velador 2 ; o en Agustín, cuando deplora exégetas cristianos, entre los que des- antigua belleza estilística. En los es-
las lágrimas inútiles derramadas por la tacarán las grandes figuras de Orígenes radicalmente opuesto al antiguo. En los
critos de los autores del alto medievo, siglos m y iv, el clasicismo no constituía
suerte de Dido 3 . Por lo demás, Gregorio y Ambrosio. Sobre la misma pista de brilla a ratos la gema del clasicismo
Nacianceno 4 afirma que «la mayoría de Filón, Clemente Alejandrino, superando un peligro para ningún cristiano: por
antiguo, mucho más buscado que en- el hecho mismo de que uno era cris-
los cristianos» se declaraban satisfechos animosamente las perplejidades surgidas contrado. Entre los escritores del rena-
con la sola fe y con su libro, la Biblia. de la mala experiencia de la gnosis, abrió tiano, significaba que había superado
cimiento otoniano, a veces se encuen- la atracción de una cultura conocida,
Este rechazo de las obras paganas el espíritu cristiano a u n a consideración tran, junto a retóricas manieristas que
se extendía también al estilo. Los cris- más serena de los valores de la filoso- ya despojada para él de mensajes vita-
demuestran el esfuerzo ineficaz de la les. El cristianismo se encontraba en
tianos respondían con la misma mo- fía griega. Si los cristianos habían re- imitación clásica, autores de mayor ha-
neda al desprecio de los paganos por el cibido de Dios como don la revelación, fase agresiva con respecto al mundo
bilidad, como Lupo de Ferriéres o Ger- no cristiano. Pero en los siglos xv y xvi
estilo informe de las Sagradas Escritu- a los griegos se les había dado la filo- berto d'Aurillac, la elegancia poética
ras, El estilo elemental, rudo, con que sofía con sus verdades. A la revelación el clasicismo representa una concepción
de un Valfrido o de la secuencia de de vida que ejerce sus atractivos sobre
se expresa la revelación, refleja la ver- sobrenatural se contraponía así una Notkero. Sin olvidar la experiencia típi-
dadera grandeza. Es signo del anona- revelación, al menos parcialmente ver- el hombre moderno. A la sombra de
ca de la monja Rosvita de Gandersheim. los estudios renovados, se perfilan ideas
damiento del Dios-Hombre, que ha des- dadera y manifestación, a su vez, de que quiso dar un nuevo contenido cris-
preciado la sabiduría de este mundo. la luz del Verbo que ilumina a todo diversas, sugestiones y críticas que tie-
tiano a las cualidades poéticas de Te- nen su incidencia, una fascinación sobre
Los valores se han invertido: las gran- hombre. Las antinomias entre teología rencio.
des verdades son las expresadas de la cristiana y especulación gentil se re- los espíritus agitados por una curiosa
manera más humilde. El sermo humilís solvían en la búsqueda de lo que es Será el mantenimiento de estas subte- inquietud. Se difunden en proporciones
fue durante siglos el lenguaje propio verdadero en absoluto. Tal verdad era rráneas continuaciones clásicas el que desacostumbradas novedades teológicas
de la catequesis cristiana. Un lenguaje aislada de las obras de los paganos y haga resurgir en Francia, en el siglo xn, y errores dogmáticos, y esto se debe
muy cercano a los fieles menos capa- acercada a la palabra revelada de Dios el antiguo estilo sublime, al principio también a las grandes posibilidades que
citados, comprensible a todos. Se trata y ambas recibían su luz y complemen- inexperto y apenas suelto, de los mo- ofrece el arte de la imprenta, de reciente
de una tendencia que perdura hasta los to. Los grandes Padres capadocios apo- dos rudos de la poesía popular, la in- invención. Se comprende así por qué
umbrales de nuestra época y desciende yaron muchos de sus argumentos teo- tención rítmica, la dilatación de argu- la actitud de rechazo de la cultura pro-
a partir de Cesáreo de Arles, a través lógicos en u n a filosofía platónica. Y mentos e imágenes, pero luego cada fana asume en la Iglesia incluso formas
de Gregorio de Tours y Gregorio Mag- Basilio escribió aquel célebre sermón 22 vez más desenvuelto y seguro de los oficiales. Una de estas formas oficiales,
no, hasta el desprecio por la cultura a los jóvenes «acerca de los frutos que propios medios. Un estilo épico que, con la que la Iglesia trató de poner
de Francisco de Asís y el anticlasicis- pueden sacarse de los escritores grie- encontrándose en seguida con las doc- dique no tanto a la nueva cultura cuanto
mo de Juan Dominici, de De Raneé, gos», que quedará como enseñanza trinas y los usos del amor cortés y de- a sus aberraciones más peligrosas, los
prolongándose hasta Gaume y Veuillot fundamental a la que se harán conti- jándose casi absorber en él, preparará errores a ella unidos y por ella divul-
en el 1800. nuas referencias. la llegada de la gran epopeya cristiana gados, fue el Índice de libros prohi-
medieval, prevalentemente interior y bidos.
Sin embargo, frente a los rigoristas En su conjunto expresivo, la cultura teológica. No era u n a novedad ei; la Iglesia
existía también u n grupo de Padres que cristiana nace, pues, de este proceso de Esta integración —estilística y no sólo este uso de interdecir algunos libros
juzgaban injustificado este rechazo ab- integración del dogma revelado con la estilística— del nuevo mundo cristiano juzgados doctrinalmente erróneos o mo-
soluto de la cultura pagana. Esta con- civilización del mundo helenista que la con la forma y la cultura de los clá- ralmente peligrosos para los fieles. Esta
tiene también valores y todo valor de- acogió. Y de este trabajo de integración sicos, por otra parte, dura todavía hoy; tarea formaba parte del poder de ju-
riva de Dios. Además, el estilo podía forma parte también la configuración sigue como base de la enseñanza en risdicción reconocido a cada obispo, el
convertirse en útil instrumento de la estilística de la nueva literatura cristia- nuestras escuelas; se defiende con ra- cual lo ejercía en su diócesis con mayor
catequesis o de la apologética. Finos na. Una literatura que encuentra su zones teóricas que son las mismas que o menor competencia, sirviéndose del
humanistas, como Clemente Alejan- mejor terreno en Occidente, donde la usó Basilio el Grande; las mismas que consejo de teólogos o de expertos. Se
drino, Gregorio Nacianceno, Agustín teología se sirve en seguida del lenguaje reconoció por válidas Jerónimo y que veían afectados en particular los escritos
mismo, indicaron el camino de la in- culto para expresarse. Es extraño que aceptaron tantos cristianos auténticos de los herejes medievales, empeñados en
tegración entre cultura clásica y men- precisamente Jerónimo, no obstante su de la época renacentista; las mismas difundir la herejía, las obras de brujería,
saje cristiano, que llegará a ser una profesado desprecio por Cicerón y los que propugnaron los defensores del cla- los libros apócrifos o supersticiosos. No
de las bases de nuestra civilización oc- clásicos, haya sido uno de los mayores sicismo en el siglo pasado, que vio, quiere decirse que en algún caso par-
cidental. El encuentro entre especu- artífices de tal síntesis. También Ambro- contra los Veuillot y los Gaume, unidos ticular un obispo no pudiese engañar-
lación griega y teología cristiana co- sio en su De offlcüs ministrorum sigue en una común defensa de la clasicidad se alguna vez o se alarmase frente a
menzó en Oriente, donde los Padres fielmente el De offlcüs de Cicerón. Pero al obispo Dupanloup, a los jesuítas y ciertas novedades teológicas que luego el
eran más sensibles, por educación y el perfecto equilibrio estilístico y con- a la Civiltá Cattolica con el padre Curci, tiempo se encargaría de revelar como
relación de vecindad, a los tesoros de ceptual, lo encuentra la expresión cris- hasta que la encíclica ínter multíplices, perfectamente ortodoxas. Es conocido
la cultura griega. En Alejandría de tiana en el maestro de retórica de Hipo- del 21 de marzo de 1853, puso paz y cómo los primeros opúsculos de santo
Egipto el movimiento de conciliación, na. Agustín en la predicación se sirve equilibrio entre los pareceres discor- Tomás contra la interpretación ave-
por lo demás, había sido preparado ya con rara habilidad de los tres estilos dantes. rroísta de Aristóteles fueron condena-
por los círculos cultos hebraicos, cuyo aprendidos en la escuela. En él a la sín- dos y quemados por el obispo de París.
más insigne representante es el judío tesis entre teología y pensamiento filo- Evidentemente «errare h u m a n u m est».
Filón. Fue el primero que, a través de sófico griego se une la síntesis de 2. LA ÉPOCA DEL HUMANISMO Y DE LA Pero puede decirse que en la mayoría
la interpretación alegórica de las Es- lenguaje clásico y contenido cristiano. REFORMA.-Al final del 1400 parece que de los casos la defensa de la verdadera
crituras, se esforzó por reconducir las Es una enseñanza que no se extra- la Iglesia modifica su actitud frente al doctrina católica se obtuvo.
verdades contenidas en los filósofos y viará. Frente a los secuaces de la vía libro y a la lectura, parapetándose en
poetas griegos a la sabiduría de la Bi- de ¡a negación, despreciadores del estilo, una postura eminentemente defensiva. La institución del índice de libros
blia. Este ejemplo será imitado por los se mantendrá el grupo exiguo, pero En realidad, el mundo en que ahora prohibidos y del primer núcleo de la
Lectura - 540 541 Lectura
correspondiente Congregación del Índice algún veneno no se mezcle en lo que ellos mismos cultivadores de los estu- cluso el científico la posee junto con su
no pretendió sustituir el juicio de cada sale del pecho lleno del» 5 . En efecto, a dios clásicos. cultura específica, con la que muchas
uno de los obispos, sino completarlo, Ignacio, hombre más de batallas que El trabajo de acercamiento de la doc- veces es incapaz de ponerla en armo-
como tribunal supremo y de última de letras, no amando las posiciones trina católica a la cultura moderna se nía. Con todo, para muchos es hoy la
instancia, dotado de mayor competencia ambiguas, no le gustaban tampoco los desenvolvía así aún sobre el doble única cultura.
y autoridad para proscribir obras cuya autores ambiguos: aquellos que, sim- binario de la negación, a veces negación Como consecuencia de todo esto, a
difusión superase el territorio de una patizando en el fondo con la herejía, autorizada, y de la integración; de la la escuela se le ha añadido u n a tarea
diócesis y comportase un peligro más se mantenían en los límites de u n a denuncia abierta de cuanto se oponía nueva: la de poner orden y tomar po-
universal para los fieles. correcta ortodoxia. Erasmo de Rot- al espíritu cristiano y del apacigua- siciones ante el cúmulo de nociones y
Ya Inocencio VIII en 1487 y luego terdam, por ejemplo, con su dudoso miento y luego transformación, por de problemas que corren el peligro de
Alejandro VI en 1507 habían im- equilibrio más de humanista que de consiguiente, síntesis de los valores asi- inutilizar la validez de sus métodos di-
puesto a los impresores de algunas pro- cristiano; o Jerónimo Savonarola, cuya milables del hombre. dácticos y pedagógicos.
vincias alemanas la censura previa de obediencia a la Sede Apostólica san Ig-
nacio la juzgaba bastante imperfecta. También la Iglesia constata que su
los libros que imprimiesen, y habían or- 3. EL VIRAJE DE 1 7 0 0 . - H a s t a el tarea y su obra son cada vez más ar-
denado a los respectivos obispos retirar Exigía que «escritores moralmente da-
ñosos o sospechosos, como Terencio o 1700 la cultura se identificaba preva- duas. Antes, la cultura se identificaba
los libros malos o erróneos y quemar- lentemente con la escuela y la escuela con la escuela, por lo que obrar sobre
los, prohibiendo su lectura y conserva- el neohumanista Luis Vives, fueran ale-
jados de las casas y de los colegios, o era casi monopolio de la Iglesia o de la escuela significaba dominar los cen-
ción. El concilio Lateranense V, en 1513, las Iglesias. Luego, la cultura dilató su tros reguladores de la relación cristia-
extendió esta ley a toda la Iglesia y leídos solamente en ediciones expur-
gadas» 6 . Con todo, si bien se observa, ámbito con el nacimiento del perio- nismo-cultura. Hoy, en cambio, la obra
cada obispo hizo compilar en diversas dismo y de la publicística, que difun- formativa y clarificadora que durante
ciudades catálogos de libros que no se existen otros hechos que demuestran
que el rechazo de Ignacio era menos dían obras no ya destinadas al estudio, tantos siglos se realizó en las aulas es-
debían ni leer ni conservar. Hasta que sino simplemente a la lectura. Decimos colásticas, se extiende al mundo de la
en 1542 Paulo III nombró u n a co- neto de cuanto se podría creer a pri-
mera vista. Admitía u n a elección de simplemente a la lectura, puesto que cultura no escolástica. No ha costado
misión expresamente encargada de uni- una lectura casi prolongación de la es- mucho descubrir la inadecuación de
ficar tales catálogos, examinando qué cosas buenas contenidas en autores
heréticos doctos e inteligentes. Como cuela existía ya antes. Pero bebían en los medios tradicionales. Es indudable
libros podían resultar nocivos para los ella sólo quienes habían frecuentado la que el Índice de libros prohibidos des-
fieles. Las obras que contenían errores en Melanchton: sus Comentarios tenían
libre acceso a las escuelas de los jesuí- escuela, en ella se debatían los mismos empeñó últimamente su tarea, pero bien
morales o dogmáticos se indicaron en problemas de la escuela o comparecían pronto se reveló como un medio ni del
u n volumen publicado en 1 5 5 7 por or- tas, con tal de estar expurgados de los
errores y acompañados de notas. Y acer- las solas formas artísticas aprobadas y todo funcional ni, menos aún, suficiente.
den de Paulo IV. La última edición del conocidas en la escuela. La escuela era No del todo funcional, porque en poco
índice es del año 1948. ca de los autores clásicos, adecuándose
a la tradición universitaria parisiense, el espejo fiel de toda la cultura del tiempo la cantidad de libros impresos
no dudó nunca en que debieran leerse tiempo y, antes o después, era el paso cada año se convirtió en avalancha y
Que el intento del índice no fuese pu-
o comentarse en tos primeros colegios obligado para dar a conocer las propias resultó imposible a un único tribunal,
ramente negativo lo demuestra la fórmu-
de la Orden. Cierto, debían usarse caute- ideas y difundirlas. Durante muchos si- a pesar de sus muchos colaboradores,
la que acompaña con frecuencia la
las, tratándose de lecturas para jóvenes glos, las obras en lengua vulgar se le- seguir toda la producción. No hubo
condena de una obra o de un autor:
alumnos. El trabajo de purga e incluso yeron al público en alta voz por algunos más remedio que contentarse con pro-
«doñee corrigatur». El índice mismo, pues,
de parcial sustitución se llevó a cabo doctos, por falta de verdaderos lectores hibir este o aquel libro que hubiese
admitía que se dieran obras no negati-
con cuidadosa competencia por los privados. Y cuando, a partir del si- alcanzado gran popularidad, o este
vas en su conjunto, sino sólo que in-
profesores encargados de las clases glo xn, fue formándose lentamente un o aquel autor particularmente nocivo
cluyesen algún error, enmendado el
superiores. Muchas ediciones «ad usum público bastante culto para la lectura y conocido, así como esta o aquella
cual podían ser leídas sin daño o in-
Delphini» salieron de estas escuelas, privada en lengua vulgar, la escuela doctrina escandalosa que hubiese des-
cluso con fruto por el lector católico.
donde enseñaban hombres de fama acabó acaparando para sí también las pertado la alarma de obispos o sacer-
Se ha dado el caso de que alguna obra
europea, perfectos conocedores del grie- nuevas literaturas incipientes como dotes. El catálogo de los libros incluidos
incluida u n tiempo en el Índice de
go y del latín y dotados de u n fino gusto dominio que le concernía. En resumi- en el índice revela, a primera vista, el
libros prohibidos viniese luego excluida
humanístico. das cuentas, u n a verdadera lectura carácter casual de la elección, un pre-
de él por no juzgarse ya peligrosa. Se-
separada de la escuela es fenómeno ex- cedente examen informativo despro-
ñal ésta de que la condena del Índice,
clusivamente contemporáneo. Hoy, las visto de organicidad y la falta de u n a
más que el error en absoluto, tenía en
nuevas técnicas de difusión, la facilidad sistemática puesta al día.
cuenta su peligrosidad para el lector Era aún una obra de integración, que
concreto. para entrar en contacto con los más
se cumplía en las aulas de las escuelas, dispares sistemas de pensamiento sin el El Índice no era, ni muchos menos,
Como actitud no oficial de neto re- entre cultura cristiana y sentimiento trámite de una escuela precisa, la po- suficiente para enderezar la lectura de
chazo de la cultura no católica en época cristiano, entre doctrina católica y ex- sibilidad de conocer libros de cualquier los católicos, y aún lo era menos para
renacentista, se recuerda con frecuen- presión humanista. Por otra parte, de continente, de abordar, a través de la dar un juicio cristiano formativo en el
cia la norma que san Ignacio daba a esta obra de integración los papas y los divulgación, todo tipo de ciencia, han ámbito de la cultura contemporánea.
las escuelas de su Orden: «Aunque el obispos eran los primeros en dar ejem- acabado por constituir casi una nueva Prohibir la lectura de algunos libros,
libro [en particular] sea sin sospecha plo y no hacían sino continuar una cátedra, distinta de cualquier otra pre- igual que señalar los errores más gra-
de mala doctrina, quando el auctor es tradición nunca completamente inte- cedente: la cátedra de la cultura no ves y peligrosos contenidos en u n de-
sospechoso, no conviene que se lea [es rrumpida. Un Paulo II, que expulsa escolástica. Se trata de una cultura que terminado libro, deja pendientes de
decir, se use como texto], porque se a los humanistas de la curia romana se distingue por el exceso de informa- juicio muchos problemas de gran im-
toma affición por la obra al autor, y por u n a exigencia de austeridad y de ción, en menoscabo de la organización portancia, que van unidos al uso que
del crédito que se le da en lo que dice integralismo cristiano, no es más que y de la profundidad de su pensamiento. un católico puede hacer de los libros.
bien se le podría dar algo después en lo la excepción, de la que reciben mayor Es una cultura supernumeraria: in- El hecho de que un libro no se encon-
que dice mal. Es también cosa rara que realce los otros papas protectores o trase en el índice, no quería decir que
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tal libro estuviera reconocido jurídica- interesadas en la crítica del libro, se ponsabilidad del individuo, maduró la Los derechos y los deberes de quien
mente como legible: había libros prohi- sometieron a debate. Al término del abolición del índice de libros prohi- escribe (o difunde escritos) son, sin más,
bidos por su naturaleza, como lo ad- convenio se envió u n memorial reser- bidos. Contenida implícitamente en el bastante más numerosos y graves que
vertía el canon 1399 del Código de vado al Santo Oficio para que lo exa- «motu proprio» Integre servandae del 7 los derechos y los deberes de quien lee.
Derecho Canónico. Además, el término minara. Trabajos e investigaciones de de diciembre de 1965, que modificaba Llevan consigo una serie de problemas
legible era muy elástico para los libros esta clase confluyeron en el clima aún el nombre y el ordenamiento del Santo que desde hace ya tiempo se vienen
comúnmente tenidos por legibles: uno más renovador del concilio y prepara- Oficio, justificando la medida con el debatiendo: la moral profesional de
es el caso del libro que no contiene ron la abolición del índice y de las nor- cambio de los tiempos; como respuesta quien escribe, la libertad de prensa, el
elementos negativos de tal gravedad mas relativas a la censura previa, abo- a los muchos interrogantes que se si- derecho a la información, la censura
que exija, sin más, la prohibición de guieron, la Sagrada Congregación Pro civil, la censura eclesiástica. Puesto que
lición decretada en 1965.
su lectura, y otro distinto el del libro doctrina fidei dio la famosa notificación todo medio de comunicación social es
Al mismo tiempo, entre los cató- del 14 de junio de 1966, en la que.
que, a pesar de tener algún elemento licos, al lado de las instituciones oficia- válido en razón de su idoneidad para
negativo, presenta un conjunto de va- además de afirmar el valor moralmente promover el bien común (Communio et
les y jurídicas, habían nacido otras vinculante del índice en cuanto aviso de
lores por los que puede resultar útil el progressio, 16). salta a la vista cuál es
no oficiales, cuya tarea no era jurídica, peligro y el deber de la Iglesia de de-
leerlo, y otro caso todavía es el del libro su objetivo final: favorecer la unidad
sino más bien pedagógica o, usando nunciar eventuales errores, advertía al entre los hombres. Un fin que se iden-
bueno de punta a cabo, que ha de de- una analogía de sabor evangélico, pas-
finirse en consecuencia no sólo como mismo tiempo que aquél «ya no tiene tifica con la misión propia de Cristo y
toral. Fue en Francia, al finalizar el si- fuerza de ley eclesiástica con sus cen- de la Iglesia (Ib, 29). Este es el funda-
legible, sino, además, como aconsejable. glo pasado, donde primero surgieron
En resumen, cada obra mantiene u n a suras anexas». Se insistía en lo im- mento teológico de cuanto la Iglesia
estas instituciones, extendiéndose muy portante que es la educación de las enseña sobre el uso de los medios de
relación distinta de integrabilidad con la
pronto a otros países. En u n principio conciencias, así como en el compromiso comunicación social.
doctrina y con la costumbre cristiana,
por lo que la posición del católico debe prestaron toda su atención al sector del pastoral de los obispos, ayudados por
libro, pero luego, debido a la impor- la obra de los institutos y universidades. Examinando de manera más concre-
ser también distinta en orden a la aco- ta lo que la realización del bien común
gida o rechazo de un libro que se le tancia cada vez mayor que fueron to- Con el siguiente decreto de la misma
mando otras formas de difusión de la Congregación, el 15 de noviembre de exige, tres cosas aparecen como indis-
ofrece. pensables: la salvaguardia de la dig-
cultura, se fundaron órganos especia- 1966 se declaraban también extintos,
en cuanto leyes eclesiásticas, los cá- nidad del hombre, la búsqueda de la
Por otra parte, si además de la integra- lizados para los espectáculos y el cine-
nones 1399 y 2 3 1 8 , relativos a los verdad, y el respeto de los derechos del
bilidad de u n a obra considerada en sí matógrafo. Junto a las formas oficiales individuo y del grupo (Ib, 29).
misma, se tiene en cuenta la integrabili- y no oficiales, se perfilaron también libros «ipso iure prohibiti» y a las penas
dad en orden a cada lector concreto, con otras semioficiales u oficiosas, como unidas a la transgresión de las leyes A nadie se le escapan la importancia
su personal formación religiosa y moral, suelen llamarse. Desde los primeros sobre la censura previa y sobre los li- y la vastedad del influjo que ejercen
con sus dotes de carácter y sus debilida- decenios del presente siglo se distin- bros prohibidos. los medios de comunicación social. Es-
des, su madurez o su inexperiencia; si tos a cada individuo le hacen partícipe.
guió en Italia la Rivista di letture, diri-
cuando menos se tiene en cuenta la men- Pero este modo positivo y nuevo de y corresponsable de los grandes pro-
gida por monseñor Casati, que comenzó blemas de la sociedad (Ib, 19). Con fre-
talidad y la formación del católico me- afrontar los problemas morales relati-
bien pronto a dar juicios e indicaciones vos a la lectura y a la edición de libros, cuencia estimulan la instrucción y la
dio, o del lector medio de un determinado incluso acerca de obras cinematográ-
ambiente o de un determinado nivel aparece claramente delineado en do- educación (Ib, 20). Otras muchas veces
ficas. Con el tiempo aparecerían varias cumentos de mayor soltura, en los que incluyen todos los valores de la reali-
cultural, se advierte entonces que los revistas con dicha finalidad. Todas es-
problemas se complican, que se hace el tema se estudia en su comple- zación artística (Ib, 55-56). La prensa,
tas publicaciones tienen la misma pre- jidad y las prohibiciones se integran y sobre todo, tiene su propia incidencia y
irreductible a ley rigurosa la propuesta ocupación por afrontar el problema de
o prohibición de la obra de cultura, muchas veces se sustituyen con direc- es «un lugar privilegiado para el diá-
la lectura con criterios positivos, re- trices que estimulan la búsqueda de logo social» (Ib. 136). Por eso la Iglesia
así como la advertencia o el consejo nunciando a posiciones defensivas, hoy
en orden a una lectura o a un autor. soluciones moral y cristianamente cons- no puede prescindir de este principal
ya insostenibles. Como en los primeros tructivas. Nos referimos al decreto medio para llegar a una mutua com-
Entramos en un campo en el que la tiempos de la Iglesia, tampoco hoy se
única regla válida es la de que no conciliar ínter mirifica, sobre los medios prensión con el mundo (Ib. 137). Los
trata de prohibir esto o aquello, sino de de comunicación social, en el que escritores católicos deben desempeñar
caben reglas drásticas, donde matizar
los juicios es indispensable, donde el formar y de capacitar las conciencias ya se exponen los nuevos criterios, su tarea, comprometiéndose en el vasto
fin que se busca no es dar un juicio, para un juicio cristiano auténtico; se aunque sin deducir de ellos las conse- campo de la información, rectificando,
sino más bien provocarlo, como resul- trata de volver a intentar u n a obra de cuencias más completas y prácticas; siempre y donde sea necesario, las no-
tado del encuentro de nuestra falible integración con la cultura profana, pero, ante todo, nos referimos a la ticias que atañan a la religión y a la
convicción con la capacidad de com- subrayando los valores humanos y es- instrucción pastoral de Pablo VI Com- vida de la Iglesia, dialogando con los
prensión y de integración del lector. tilísticos dondequiera que estén, aler- munio et progressio, del 23 de marzo no católicos (Ib, 138). Deberán crear
tando contra las posiciones solapadas, de 1 9 7 1 , a la que frecuentemente ha- sus propias agencias de información
sin excluir del debate a escritores que bremos de recurrir. (Ib, 139), distribuir informaciones ex-
4. DESPUÉS DEL VATICANO II.-Desde en otros tiempos se tuvieron por pe- haustivas acerca del pensamiento de los
varias partes del mundo católico y en ligrosos y fueron condenados al silencio, organismos eclesiásticos a través de
los años previos al Vaticano II, ya les sin descuidar el diálogo con editores y II. Problemas morales de los escritores publicaciones oficiales, ofrecer espacio
llegaban estas observaciones a los ór- escritores en nombre de una unilateral y de los editores a la discusión de cuantas cuestiones si-
ganos competentes de la Congregación preocupación por el lector, que ofrecía guen aún siendo campo de libre investi-
Los problemas morales de la lectura gación (Ib, 141). De esta forma, tam-
del índice. En febrero de 1956, en uno la posibilidad de frutos más abundan- se dividen sustancialmente en dos
de los convenios anuales organizados tes y radicales. bién la Iglesia llegará a contar con su
grandes grupos: los concernientes al opinión pública, ya definida por Pío XII
por la revista Letture y en el que parti- El Vaticano II hizo suyo este punto lector o usuario y los concernientes al como «el eco natural, la resonancia
ciparon el cardenal Ottaviani y las más de vista. En el nuevo clima de toleran- autor o escritor y al editor.
altas personalidades católicas italianas cia y de confianza en el sentido de res-
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Lectura • 544
difundirse, ya que muchos lectores, aunque puedan callarse algunos par-
común, más o menos espontánea, de en las constituciones del 1791 y del atraídos, podrían quedar atrapados en ticulares, por necesidad de secreto, para
los acontecimientos y de la situación 1793 y fue aceptado por casi todas las las redes del engaño. Así se expresan tutelar la justa fama del prójimo, para
actual en los espíritus y en los juicios constituciones modernas. El Estatuto de el Sílabo (n. 79) y León XIII en la en- evitar grandes escándalos o simple-
de los hombres» (Ib, 25). Todo ciuda- Carlos Alberto del 4 de marzo del 1848 cíclica Libertas, del 20 de junio de 1888. mente por motivos de buen gusto.
dano, «sirviéndose, si fuere necesario, (art 4) declara: «La prensa es libre, Solamente para evitar daños mayores o Pero parece que los motivos han de
de intérpretes autorizados de su pensa- pero u n a ley reprime sus abusos». Tam- con vistas a un bien mayor, puede to- ser bastante más graves para que se
miento» (Ib, 128), debe estar compro- bién el Estatuto promulgado por Pío IX lerarse la prensa de ideas falsas o in- pueda limitar la información de los ór-
metido en la formación de esta opinión el 14 de marzo de 1848 (art 11) morales. El mal mayor podría ser el ganos y de los escritores cualificados
pública. abolía, en favor de la prensa, la cen- peligro de despotismo por parte de una para informar a su vez a la opinión
Los riesgos morales de los informa- sura previa o política, sustituyéndola autoridad h u m a n a como el Estado o pública. En efecto, se supone que éstos
dores son múltiples y graves. El pri- por las medidas represivas establecidas la imposibilidad de establecer en con- son, por su misma profesión, más idó-
mero es el de no comprometerse, a fin por la ley. En la legislación española, creto cuáles son las ideas con seguridad neos para servirse recta y útilmente de
de no disgustar a ninguno de los usua- según el art 12 del Fuero de los Es- falsas o inmorales. Incluso las circuns- la verdad conocida y para evitar los
rios, lo que origina u n estado de con- pañoles, se reconoce el derecho a «la tancias de la publicación y motivos de efectos nocivos de una divulgación falta
fusión o de aparente agnosticismo. libertad de expresión y el derecho a la prudencia y de oportunidad, con miras de criterio. Por otra parte, si también
Luego, el de buscarse el favor del pú- difusión de informaciones», pero den- al bien común, pueden legítimamente los órganos encargados de la divulga-
blico con medios inmorales, azuzando tro de las limitaciones «impuestas por aconsejar u n a limitación de la libertad ción se mantienen ayunos de la ver-
las tendencias menos sanas de la na- las leyes. Son limitaciones: el respeto de prensa. En este sentido se expresan dad de hechos y acontecimientos, ¡ cómo
turaleza h u m a n a . También el mono- a la verdad y a la moral; el acatamiento también las declaraciones más recien- es posible creer que la prensa pueda
polio de la comunicación impide un a la Ley de Principios del Movimiento tes de la Iglesia. La Communío et pro- desempeñar su función de juez y guía
verdadero diálogo social. Pues los ser- Nacional y demás Leyes Fundamenta- gressio, citando la Gaudium et spes, afir- de la opinión?
vicios no han de ser tales que alienen les; las exigencias de la defensa nacio- m a : «La libertad de manifestar la pro-
al usuario de los problemas reales de pia opinión se les reconoce a todos los De hecho, hoy en el mundo no exis-
nal, de la seguridad del Estado y del ten fuentes de información completa-
la vida, amodorrándolo o recurriendo mantenimiento del orden público inte- hombres tanto singularmente como
con exceso a sus reacciones sentimen- asociados, con tal de que se respeten mente objetivas. La caza de información
rior y la paz exterior; el debido respeto está monopolizada por cinco grandes
tales con grave daño de su actividad los límites de la honestidad, de la mo-
racional (Ib, 21). Sobre los medios de a las Instituciones y a las personas en É ralidad y del bien común» (Communío agencias: la Associated Press y la
comunicación social recae no poca la crítica de la acción política y admi- et progressio, 26). Además, añade la United Press International norteamerica-
culpa del derrumbamiento moral que nistrativa; la independencia de los GS en el n. 6 2 : «Para que puedan llevar n a s ; la Reuter británica; la Agence
se ha efectuado en nuestra sociedad Tribunales, y la salvaguardia de la in- a buen término su tarea, debe recono- France Presse francesa, y la Tass sovié-
durante estos últimos decenios (Ib, 22), timidad y del honor personal y fami- cerse a los fieles, clérigos o laicos, la tica. Ninguna de estas agencias realiza
como también a veces la culpa del des- liar» (Ley de Prensa e imprenta, del 18 justa libertad de investigación; la liber- una caza completa, por deliberadas
censo del nivel cultural (Ib, 53). Antes de marzo de 1966, c. 1, art 2), Final- tad de pensar y la de expresar humilde omisiones. A veces, la elección es ten-
de presentar el mal o el pecado hay mente, el art 12 del Fuero de los Espa- y valerosamente su manera de ver en denciosa y, de cualquier modo, está
que mirar bien si el público está prepa- ñoles fue modificado por Decreto del 20 los campos que son de su compe- demasiado concentrada en algunos
rado para comprender el significado de abril de 1967, según el siguiente tencia». campos con perjuicio de otros, o en
positivo de tal presentación en el con- texto: «Todo español podrá expresar algunos temas (política, diplomacia,
texto general de u n a obra (Ib, 58). Otros libremente sus ideas mientras no aten- El reconocimiento del derecho a la guerra) en menoscabo de otros.
riesgos para la moral o para la verdad ten a los principios fundamentales del libertad de prensa supone evidente- Los grandes periódicos tienen envia-
pueden derivar de la impreparación de Estado». mente el reconocimiento del derecho dos especiales que toman noticias de
los informadores (Ib, 38), así como En realidad, más de la mitad de de información, pero no hace super- primera mano en todas las partes del
también de la prisa (Ib, 39). Europa (350 millones de europeos en fluo el tema de la legitimidad de la mundo. Pero no hay periódico alguno
12 naciones) no goza de libertad de censura, tanto estatal como eclesiás- que pueda prescindir por completo de
prensa. De 2 7 países de América Latina, tica. las agencias. Y lo que no es filtrado por
1. LA LIBERTAD DE PRENSA.-La liber- en 14 la libertad de prensa es inexis- las agencias oficiales, con frecuencia es
tad de prensa es un aspecto de la liber- tente o muy restringida. En el África 2. El, DERECHO DE INFORMACIÓN.— P o r filtrado por las redacciones de cada
tad de pensamiento y de palabra, y es tropical y en el Sur de África no hay «derecho de información» pueden en- periódico.
también uno de los derechos funda- u n a verdadera libertad de prensa. En tenderse dos cosas: el derecho de los La Communío et progressio proclama
mentales reconocidos por la declara- los países árabes la prensa se considera lectores a ser informados exactamente explícitamente y sin titubeos el dere-
ción internacional de la ONU. Afirma- como un instrumento en manos del y —de rechazo— el deber de los escrito- cho a la información: «No puede for-
da por vez primera en Inglaterra el gobierno. En Asia la libertad de prensa res de informar exacta y exhaustiva- marse rectamente una opinión pública
año 1695, cuando los Comunes recha- se desconoce por completo en los países mente al público acerca de determinados si no existe en la sociedad el preceden-
zaron el Licensing Act de 1662, encon- de régimen autoritario. Pero también hechos y acontecimientos; o el derecho te derecho de acceso a las fuentes y
tró su primera formulación legislativa en otros países cuya situación es crítica del escritor mismo a tener acceso a canales de noticias y el derecho de libre
en la constitución americana con el el trabajo de los corresponsales extran- fuentes de información completas y ob- expresión. La libertad de pensamiento
Bi// of rights, que acogió una enmienda jeros se ve obstaculizado 7 . jetivas. y el derecho pasivo y activo de infor-
a la constitución federal presentada por La Iglesia, que reconoce en la liber- El derecho del público a la informa- mación son inseparables. Juan XXIII,
Virginia y otros estados, con la cual tad de palabra y de prensa uno de lo s ción parece que, en algún caso, puede Pablo VI y el Concilio Vaticano II han
se prohibía cualquier ley restrictiva derechos fundamentales de la persona ser limitado por graves razones de or- reafirmado con toda claridad el derecho
de la libertad de palabra o de prensa. humana, precisa que lo que de suyo es den público y siempre con miras al a la información, que hoy es esencial
El principio fue reafirmado por la revo- el objeto de la libertad es sólo lo verda- bien común. Pero en tal caso la verdad para la vida y desarrollo del individuo
lución francesa en la Declaración de dero (o, al menos, lo discutible) y lo ho- no deberá sufrir distorsión alguna. y de nuestra sociedad» (Ib. 33). Corré-
los Derechos en 1789 (art 11); entró nesto. Lo falso y lo inmoral no deben
is
Lectura .546 547 Lectura
lativos a este derecho son el deber de cial (Ib, 71). Ha de configurarse también campos de la sociología (Ib, 86). Por mente: «El índice sigue siendo moral-
indagación (Ib, 34) y la libertad de una organización diocesana y nacional consiguiente, las leyes deberán tutelar mente obligante en cuanto que amo-
comunicación (Ib, 44). Por eso los en- con este fin (Ib, 165.169), así como el derecho a la verdadera libertad de nesta a la conciencia de los cristianos
viados especiales h a n de ser respetados afirmarse la preciosa función y la alta comunicación y de información, impi- a guardarse, por u n a exigencia que
en sus derechos y salvaguardados de responsabilidad de los críticos (Ib, 78). diendo situaciones de monopolio eco- brota del mismo derecho natural, de
la violencia (Ib, 36). Esta instrucción nómico, político e ideológico, garanti- los escritos que puedan poner en peli-
pastoral da también precisas directrices 3. LA CENSURA CIVIL.-No existe nin- zando el derecho a la crítica pública, la gro la fe y las costumbres». Lo mismo
en orden a la recta información de los guna constitución civil que no reco- pluralidad de uso, en contra del mono- advierte el posterior decreto del 15 de
usuarios. La información no ha de ser nozca al legislador el derecho a deter- polio del Estado mismo, y salvaguar- noviembre, respondiendo a la pregun-
fragmentaria o seleccionada, sino que minar restricciones a la libertad de dando la fama, la dignidad, los valores ta de si los cánones 1 3 9 9 y 2 3 1 8 siguen
tiene que presentar de manera completa prensa, a fin de impedir abusos. Tales culturales, así como la libertad religio- en vigor. La respuesta es: «Negativa
los problemas de la sociedad, para que restricciones o se fijan haciendo refe- sa en el uso de los medios de comuni- para ambos, tocante a su fuerza de ley
los usuarios puedan enterarse de los rencia a la moral y a las buenas cos- cación (Ib, 87). Deberán eliminarse las eclesiástica; pero se inculca de nuevo
mismos y colaborar en su solución. Ha de tumbres o se especifican mediante leyes interferencias de las autoridades civiles el valor de la ley moral, que prohibe
ser proporcionada a su instrucción es- particulares. y de los centros de poder económico, de la manera más absoluta poner en
colar, en u n equilibrio entre progra- creando comisiones de vigilancia, re- peligro la fe y las buenas costumbres».
mas de género ligero y otros más com- En línea de principio, también la
Iglesia defiende este derecho, pero no presentativas de los distintos movimien- En resumidas cuentas, estas normas,
prometidos (Ib, 16.37). La moralidad tos de opinión (Ib, 88). La autoridad que antes tenían u n valor jurídico
y la veracidad son factores esenciales lo fundamenta, como casi todas las
constituciones civiles, en u n a supuesta civil deberá ayudar a financiar las ini- obligante, son degradadas al nivel de
de la información, así como el modo ciativas de los comunicadores sociales, puras normas indicativas para poner en
de plantearla, las técnicas de expresión voluntad general, sino en la naturaleza
racional del hombre y en su esencial en vistas al bien común (Ib, 90). guardia a los fieles contra u n peligro,
y persuasión, las circunstancias con- como ya sucedía antes en el caso de
cretas y el público (Ib, 17). La informa- socialidad. El hombre es libre de deter-
minarse de manera autónoma, pero sin las indicaciones cinematográficas, de-
ción debe ser ágil, completa e inteli- 4. LA CENSURA ECLESIÁSTICA.—LOS ar- jando a la conciencia de cada cual
gente (Ib, 38). Sus límites están mar- salirse de los límites de su inmanente
racionalidad y de sus deberes sociales. gumentos aducidos para justificar la tomar las propias responsabilidades
cados por la necesidad de respetar otros censura estatal valen con mayor razón morales. La autoridad eclesiástica en-
derechos: «El derecho de la verdad que La ley no es otra cosa que la determi-
nación positiva de estas exigencias de para justificar la censura eclesiástica, cuentra más en consonancia con los
tutela la fama del individuo y de la dado que la Iglesia fundamenta sus jui- tiempos abandonar el camino de la im-
sociedad; el derecho a la salvaguardia racionalidad y justicia.
cios en datos ciertos de la revelación posición, para seguir el de la persua-
de la vida privada, que defiende la es- Sigue siendo discutible si la autoridad o en enseñanzas de su magisterio in- sión y el del consejo autorizado.
fera íntima de las familias y de los in- política puede recurrir a medidas pre- falible. Habiendo recibido de Dios la
dividuos; el derecho del secreto, cuan- ventivas (censura, secuestro, autoriza- misión de guiar a los hombres a la Esto vale para el índice de libros
do lo exige la necesidad, el deber profe- ción), o si debe limitarse a medidas re- salvación, tiene el deber de indicar con prohibidos, así como para la censura pre-
sional o el bien común» (Ib, 42). presivas, castigando los abusos. En claridad cuanto se necesita para con- via, dado que se h a n abrogado las pe-
teoría, no se puede negar la legitimidad seguir este fin, que es la razón última nas anexas para los transgresores. En
La información y la posibilidad de de las medidas preventivas, cuando de su existencia, conservando y trans- realidad, la praxis se está adecuando a
comunicación tienen u n a importan- puedan aplicarse. No obstante, pueden mitiendo intacto el depósito de la reve- este nuevo modo de interpretar las nor-
cia vital para la Iglesia misma, la cual oponerse diversas objeciones a la cen- lación, y el de defender, como cualquier mas canónicas, en espera de la refor-
debe dar y recibir información, para sura previa: 1) la dificultad que en otra sociedad, su cohesión interna. De ma del Código. Muchos editores cató-
conocer mejor el mundo con el que muchísimos casos encuentra la auto- estos presupuestos nacieron, en el trans- licos ya n o ponen el Imprimatur, bien
dialoga (Ib, 122.125); mas también ridad política para distinguir la verdad curso de los siglos, las varias formas de por dispensa general o porque se limi-
para desarrollar u n indispensable diá- del error; 2) la imposibilidad de apli- censura previa que se han venido usan- tan a no notificarlo. Otros ponen en el
logo interno (Ib, 125) y para presen- car eficazmente las medidas previas; do hasta nuestros días, es decir, el ín- volumen la sola nota: «Con aprobación
tarse a sí misma al mundo (Ib, 125), 3) la frecuente falta de imparcialidad dice de libros prohibidos, la licencia eclesiástica». Como quiera que sea, es
comunicando noticias y hechos de la de los órganos de censura y el peligro de publicación para los eclesiásticos a los obispos a los que les corresponde
Iglesia (Ib, 124), haciendo posible la de arbitrariedad y de tiranía por parte (can 1386), la censura previa y el impri- vigilar y eventualmente intervenir, pre-
participación en ritos incluso lejanos del Estado, como ya notamos a propó- matur para todos los libros de tema viniendo o reprendiendo y reprobando
(Ib, 1 2 8 ) ; pero, sobre todo, para co- sito de la libertad de información. Por particularmente relacionado con la re- la publicación de libros nocivos, como
municar el Evangelio (Ib, 126) y difun- eso hoy se tiende a seguir la regla pru- velación, la religión o la moral (can recomienda aún la notificación del 14
dir su doctrina (Ib, 129), renovando la dencial del mal menor, admitiendo la 1385). Tras diversas consideraciones de junio de 1 9 6 6 . La CP añade sólo
catequesis, teniendo en cuenta el len- censura previa sólo en situaciones ex- de orden práctico-pastoral —entre las una importante observación, que indica
guaje del hombre de hoy (Ib, 131), sir- cepcionales. que es de gran relieve la constatación con qué espíritu ha de interpretarse
viéndose incluso de medios de comu- de la importancia nueva y de la uti- esta mayor responsabilidad y autono-
nicación que no sean de su propie- La Communio et progressio opta por lidad asumida por la libertad de inves-
la constitución de organizaciones de mía concedida a los escritores: «Con-
dad (Ib, 132). tigación y de expresión en el seno de viene hacer u n a clara distinción entre
informadores y usuarios, que ejerzan la Iglesia, que es movida a todos sus
Sin embargo, los fieles han de pre- internamente u n autocontrol respon- el campo de la investigación científica
niveles por el Espíritu de Dios—, vimos y el de la instrucción de los fieles» (Ib,
ocuparse por dotar a la Iglesia de los sable (Ib, 85). La tarea de la autoridad cómo estas normas seculares han per- 118). En el primer caso, la libertad de
medios más avanzados para que se lleve civil deberá ser, más que negativa, po- dido su fuerza obligante en el plano ju- investigación es mayor que en el se-
a cabo esta comunicación (Ib, 163), sitiva, a base de favorecer el respeto y rídico, a pesar de conservar intacta gundo. Pues la catequesis o la instruc-
por lo que también es necesario pre- la defensa de la prensa digna y recu- toda su fuerza en el plano de la obliga- ción de los fieles tiene como fin trans-
parar personal eclesiástico y laico (Ib, rriendo a medidas correctivas sólo en ción moral. La notificación que atañe a mitir fielmente la doctrina de la Iglesia,
164) para esta tarea, fundando centros casos extremos, según el principio de la abolición del índice advierte explícita- y no proponer las propias elucubraciones
de formación para la comunicación so- subsidíaridad, ya afirmado en otros
Lectura .548 549 Legítima d e f e n s a

personales o unos materiales de dis- una sociedad distinta, están mucho documentazioni, Roma 1969.—Id, Communio como también los que generosamente,
cusión. más dispuestos para reaccionar contra et progressio, Roma I 9 7 1 . - S c h m i d t h ü s K., por deber de justicia o de candad, lo
las muchas y diversas influencias que Dekret über die Sozialen Kommunikationsmittel, socorren (protección de los débiles, de
han de soportar» (Ib, 70). en Lexikon für Theologie und Kirche, Fri- los oprimidos). También es agresor in-
III. Problemas morales de los lectores burgo 1966. v, 1. o Bibliografía sobre los pro-
blemas de la prensa y de la lectura: Baragli L., justo (contra el que es, pues, lícito de-
En el ejercicio de esta actividad hu- A. Scurani Prensa, Radio, Cine y Televisión en Familia, fenderse de este modo), el que quiere lin-
mana de la lectura, el cristiano está Atenas, Madrid 1 9 6 8 . - C h e n u D. M., Vox char al culpable: el reo tiene el derecho
obligado a comportarse con la misma populi, vox Dei: Y opinione pubbiica nel popólo di de ser castigado sólo por la legítima
responsabilidad y rectitud de intención Notas.—i1) Epístola 22, ad Eustochíum, 7.— Dio, en «Questitalia», (dic. 1967).—Denoyer autoridad.
i2) Epístola, 22,30.-1*) Confessiones, 1, 1 3 . - P., La stampa nel mondo, Milán 1 9 6 2 . - D e -
que deben inspirar toda su conducta, voto A., La tirannia psicológica, Florencia Objeto del derecho es propiamente ¡a
evitando las ocasiones peligrosas, eli- (4) In laudem Basilii Magni: PG 36, 5 0 8 . -
C) S. Ignacio de Loyola, Constituciones, parte 4. a , 1960,-Escarpit R., La revolución del libro. defensa de nosotros mismos, de otros,
giendo to mejor, rechazando las lectu- c. 14,1A, en Obras completas. Católica, Ma- Alianza. Madrid 1968.-Fernández Areal M., de bienes fundamentales (véase abajo).
ras fútiles o deseducativas, incluso bajo drid 1 9 6 3 , 5 1 3 . - ( 6 ) H. Huonder, Ignazio di La libertad de Prensa en España, Cuadernos No existe derecho a agredir al prójimo,
un punto de vista puramente humano, Loyola, Turín 1935, 3 6 8 . - ( 7 ) Cf Bulletin para el diálogo, Madrid 1 9 7 1 . — Folliet J.. sino sólo a defenderse del prójimo. El
o que en concreto no son más que mensuel de l'Institut International de la Presse. Opinione pubbiica, propaganda, pubblicitá, Roma daño al agresor es tolerable en la me-
1965. -Gómez Aparicio P., La libertad de
pérdida de tiempo (Ib, 52). Por tanto, prensa y ¡as sociedades de redactores, T'nivers. etc. dida estrictamente requerida por la
siempre que se advierta la necesidad, BIBL. : Las noticias relativas a la historia del defensa.
Madrid 1969.-González Seara L.. Opinión
se debe aconsejar a los demás en este estilo y del público de lectores de la antigüedad
pública y comunicación de masas, Ariel, Bar- La intención defensiva excluye no
campo, a fin de apartarlos de eventua- pueden tomarse de Auerbach E., Lenguaje li-
celona 1968.—Habermas J., Storia e critica solamente el odio contra el agresor o
terario y público en la baja latinidad y la edad
les daños. Este deber es especialmente deü'opinione pubbiica, Barí 1971.—Hermet A., una retorsión vindicativa después del
media, Seix Barral, Barcelona. En torno al
imperioso para los padres y educadores. í nuovi fabbricanti d'opínione pubbiica, Milán
particular problema de la lectura de los auto- hecho, sino, según muchos que creen
No debe olvidarse que el influjo de la 1966.— Lane-Robert-Sears, La opinión pública,
res clásicos en la Iglesia, puede verse la síntesis apoyarse en santo Tomás (2-2ae, q. 64,
Fontanella, Barcelona 1967.— Lippmann W-,
lectura llega a ser incluso inconsciente, contenida en Enciclopedia cattolíca, en la voz
Vopinione pubbiica, Milán 1963.— Morero V., a. 7), incluso la intención de matar,
cosa que acentúa la necesidad de ser Classici pagani. Allí mismo puede verse la his-
toria del índice y de las censuras civil y eclesiás-
L'opínione pubbiica nella Chiesa, Milán 1965.— de forma que la muerte del agresor
prudentes a la hora de elegir una lec- Packard V., 1 persuasori occulti, Turín 1 9 5 8 . - debería resultar solamente «permiti-
tica, en las voces índice dei libri proibiti y
tura. La CP invita a los fieles a «leer Stampa. Sobre el influjo del libro y los princi-
Rahner K., Libertad y manipulación en la da» 3 . La noble intención de frenar
asiduamente, dentro de sus posibilida- sociedad y en la Iglesia, Dinor, San Sebas-
pales problemas planteados al mundo cató-
tián 1971.—Sauvy A., La opinión pública, todo exceso, subentendida en tan preca-
des, las publicaciones católicas, siempre lico, véase De Parvulez Alphonse, II libro a ser- ria distinción, toma consistencia mayor
Oikos-tau, Vilassar de Mar 1971.—Schwoe-
que sean dignas de este nombre, no vizio di Cristo, Milán 1954. Una síntesis
bel J., La prensa, el poder y el dinero, Dopesa, en la afirmada exigencia de conformar
sólo para conocer las novedades de la del desarrollo histórico del problema de la
literatura y de las actuales posiciones de
Barcelona 1971.—Sola M., Gli strumenti della la defensa a la gravedad de la agresión,
Iglesia, sino para que a través de sus comunicazione sociale, Roma 1968.—Unwin S., a la entidad de los bienes en peligro
comentarios descubran el pensamiento una crítica católica, puede verse en nuestro
La verdad acerca de un editor, Aguilar, Madrid y al estado de la seguridad pública
estudio Ragioni e metodi di critica, en «Letture»,
cristiano» (Ib, 140). El lector católico 1961.—Id, La verdad sobre el negocio editorial, dentro del que cada fenómeno se veri-
(enero 1965), del que reproducimos párrafos
tiene también el derecho-deber de exigir Juventud, Barcelona 1964.—Valeri M., 11 ra-
enteros. La postura propiamente moral y prác- fica («moderamen inculpatae tutelae»).
la rectificación o integración de noticias gazzo e la lettura, Bolonia 1958.-Vázquez
tica de los argumentos tratados, puede verse En efecto, la reacción defensiva es moral
J. M., La prensa infantil en España, Doncel,
falsas o incompletas o torcidas, que en en los varios manuales de teología moral co-
Madrid 1963.-Vignato R., Stampa veicolo sólo dentro de los límites requeridos
ocasiones difunda la prensa (Ib, 41). múnmente en uso, así como en la citada
Enciclopedia Cattolica. Para las noticias relativas
d'idee, Roma 1967.—Voyenne B., La prensa en para deshacerse de la agresión: si basta
al mundo editorial y a la organización de la
la sociedad contemporánea, Nacional, Madrid la fuga 4 no es lícito resistir; si basta
Los padres y los educadores tienen información, nos hemos servido de varios
1968.—Weiss J., Política delTinformazione, Mi- amenazar no es lícito golpear; si basta
el deber de formar a los menores a ellos lán 1961.—Wrigth R. C„ La comunicazione di
números del Correo de la UNESCO, así como
massa, Roma 1965.—Zanacchi A., Potenza e herir no es lícito matar. Todo excuso
confiados, esforzándose por desarrollar de otras publicaciones informativas al respec- en la defensa es malo. ^b
en ellos su sentido crítico, el gusto ar- prepotenza della comunicazione sociale, Roma
to. Una inicial discusión relativa a la reforma
1969.
tístico, la conciencia de sus deberes de la Censuro previa eclesiástica tras la procla- La misma proporción h a de obser-
morales al elegir las lecturas, y lleván- mación de los dos documentos de la Sagrada varse en relación con la importancia
dolos a comprometerse personalmente. Congregación Pro doctrina fidei de 1966, pue-
de encontrarse en dos artículos de «Aggior- de los bienes amenazados: la defensa
En esta pedagogía formativa habrán de namenti Sociali» (1967), en los que se ex- LEGITIMA DEFENSA de la vida y de la integridad personal,
colaborar los coetáneos mismos de los ponen las principales objeciones contra el an- de la libertad en general y sexual en
jóvenes, haciéndose a su vez instruc- tiguo reglamento de la censura y se propo- T. La tesis particular 5 , justifican u n a reacción más
tores y formadores (Ib, 67). Es impor- nen varias soluciones, D Documentos eclesiás- arriesgada que la defensa de bienes de
tante que los padres y educadores par- ticos: Pío XII, Discurso a los periodistas ameri- importancia secundaria.
canos, en «L'Osservatore Romano», (22-7- La ética católica reconoce como lícita
ticipen en las lecturas y en los espec- la resistencia y la defensa activa contra Con una cierta dificultad demostra-
táculos preferidos por los hijos, para 1945).—Id, Discurso a los periodistas americanos,
en «Ib» (28-2-1946).—Id, Discurso a los parti- un agresor injusto llevada hasta el lí- tiva 6 , los teólogos, sin embargo, acep-
discutirlos con ellos, ayudándolos a for- cipantes en el Congreso Internacional de periodistas mite —si fuere necesario— de la muerte tan también la licitud de la defensa
mar su juicio crítico (Ib, 68). Los maes- católicos, en AAS. XVII (1950). 256.-Decreto de éste \ Concuerda en esto con la de bienes materiales al menos «de gran
tros no han de olvidar el sector de la conciliar ínter mirifica (1964).-Pablo VI, Dis- convicción de todos los pueblos y no valor», «de gran importancia», de «im-
comunicación social, a fin de orientar curso a ios participantes en el Seminario de las
cree encontrar objeciones en el derecho portancia vital», incluso con el riesgo
a los jóvenes a elegir con responsabi- Naciones Unidas sobre ¡a libertad de información,
en AAS, LV1 (1964), 387ss.-Id, Discurso a los natural y en la ley revelada: «Vim vi de quitar la vida al agresor. Pero, en
lidad sus lecturas y a bien compren- repeliere omnes leges omniaque iura especial para estos bienes, la moralidad
profesionales de la información, en Ib, LIX (1967),
derlas (Ib, 69). Por fin, es necesario que 509.—Id, Discurso at Consejo Directivo de la permittunt» 2 . Pero, ante todo, es ne- de las medidas defensivas depende no
los padres y educadores concedan la UCS1, en «L'Osservatore Romano» (24-1- cesario precisar con mucho cuidado la sólo del estado económico de cada uno,
confianza necesaria a estos inventos 1969).— Communio et progressio, en AAS (31- tesis. Sujeto del derecho afirmado es sino también de la eficacia de la de-
modernos, «persuadidos de que sus 8-1971). • Comentarios: Baragli E- ínter mi-
aquel que está siendo agredido o a fensa pública. De forma que cuando
hijos, nacidos, crecidos y formados en rifica, Introduzione, storia, discussione, commento.
punto de ser agredido injustamente, existe esperanza fundada de recuperar-
Legítima d e f e n s a 550 551 Legítima defensa

los por vía legal, o si se tratase de agre- desfavorable con relación al mismo. La quiere llevar a juicio para quitarte la talizado, como a veces se ha hecho en
siones esporádicas, se hace ilícito, o al razón, si ha de elegir, coloca en u n a túnica, déjale también el manto; al que el pasado, puede servir a este fin. Es
menos problemático, defenderlos de este posición privilegiada al inocente, al in- te obligare a ir con él u n a milla, vete éste el único motivo que me induce a
modo; pero cuando la debilidad de los justamente agredido, y entre las dos con él dos» (Mt 5,38-41). La tradición aceptar el tratar este doloroso fenóme-
poderes públicos fuese causa de que se vidas, entre la integridad espiritual y de la Iglesia ha comprendido siempre no, en u n a perspectiva tan particular.
propagase el bandidaje, entonces la in- material de los dos, entre los bienes del que estas palabras se dirigen al discí- Quede, pues, en claro que el discur-
tervención de cada ciudadano, necesa- uno y del otro, optará por el inocente. pulo creyente en una justicia superior so cristiano es todo él positivo, y es el
riamente expeditiva, podría justamente y en la imposibilidad de transformarlas discurso de la paz. En él se impone en
Está bien claro que las reacciones de- en u n a filosofía política. Esto negaría el
ser más frecuente e incisiva. Pero cual- claradas lícitas por el derecho a la primer lugar el recurso a las negocia-
quiera advierte que aquí cambian sen- --propia defensa son tales sólo en cuanto estado, su autonomía, su finalidad te- ciones, a instancias internacionales o
siblemente las circunstancias jurídicas: rrena y, antes aún, traicionaría el pen- supranacionales de mediación y de ar-
se cumplen en estado de necesidad y
lo que en realidad prevalece en la de- no serían ya así si se toman fuera de ¡a
samiento de Cristo. Con esto no quiere bitraje 11 . En la sensibilidad y en la lla-
fensa del propio derecho es la defensa decirse que la lenitas evangelii, predicada mada a la paz y a la razonabilidad, el
urgencia del momento. Pero en aquel y testimoniada, no haya de tener un
del derecho de todos. contexto siguen constituyendo la solu- cristiano no puede ser movido a la
benéfico influjo social. Según la común izquierda por nadie.
¿Quién es agresor injusto, contra el que ción más justa. Es, pues, comprensible exégesis moderna, el sermón de la
es lícito proceder de la manera que aca- el malestar que todo hombre sensible La guerra constituye esencialmente
montaña no puede traducirse «sic et
bamos de indicar ? Es todo el que atenta experimenta ante la expeditividad de un comportamiento irracional, es signo
simpliciter» en términos jurídicos. Es
sin derecho a los bienes mencionados, esta justicia. Por eso es obligatorio obrar, de u n a humanidad moralmente subdes-
u n a llamada, una meta a la que todo
poniéndome en un estado de necesidad. a fin de que no se multipliquen tales arrollada y jurídicamente desorganiza-
discípulo está llamado y que debe
No es tal el agresor potencial, o aquel situaciones. Mas es también deseable da. Por eso no es posible reconocer al
realizar en grados diversos, según las
cuyo gesto puede esquivarse con mo- que cada cual se deje convencer por medio de la guerra, en sí, licitud moral.
múltiples condiciones subjetivas y obje-
dalidades más humanas. No lo son los ese benéfico espíritu realista que, en Siendo un modo inhumano, primitivo
tivas en que su existencia se realiza.
funcionarios de la seguridad pública cada situación concreta, sabe pedir a y bárbaro de resolver los conflictos entre
Por esto lo mínimo que los teólogos
que proceden a la detención o arresto la justicia la actuación que parece me- los pueblos, es también inmoral 1 2 . Esta
afirman es que la defensa puede ser
del sospechoso o del reo, según las le- nos inadecuada. Si se busca u n a culpa primera y fundamental afirmación se
lícita, no siempre obligatoria. Obliga-
yes que un pueblo libremente se ha por la inadecuación de esta justicia, opone evidentemente no sólo a cual-
toria lo será cuando otros o la sociedad
dado y en conformidad con las órdenes recae toda sobre el agresor, que «por quier mística de la guerra, sino también
están claramente interesados en que yo
recibidas. En cambio, es agresor injusto su modo ilegal de proceder se ha pues- a esa política «realista» que ha recu-
me defienda; pero el individuo, de suyo,
incluso quien es sólo materialmente tal: to fuera del orden legal y en realidad rrido siempre a la guerra como a u n
puede y a veces, si es llamado por el
un loco o un borracho. Pues el derecho ha suscitado el conflicto entre las dos medio político para llevar adelante los
Espíritu, deberá incluso renunciar a ha-
a la defensa no depende de la culpa vidas» (Mausbach). El es, pues, el úni- intereses de la propia nación. ¿Condu-
cer uso de este h u m a n o derecho 8 .
subjetiva del agresor, sino del hecho co responsable de su daño. cirá por esto a adherirse al pacifismo de
objetivo de la injusta agresión a mi quienes rechazan en manera absoluta
derecho. El segundo argumento, que completa la guerra, porque saben que ningún
el primero especialmente por cuanto se III. La guerra defensiva tirano puede privarles de su interior
refiere a la defensa de los bienes mate- grandeza ? Semejante disposición y elec-
riales, es de carácter social. En efecto, Si es que cabe hablar en teología ción, tan afín al espíritu cristiano cuan-
II. l o s argumentos ¿qué sería de la seguridad social, ele- de u n fenómeno tan implacable y que do no deriva de vileza, sino de gran-
En favor de la tesis, de la Escritura mento fundamental del bien común, si casi escapa a toda indicación moral deza de ánimo, no puede ser escarneci-
no puede deducirse nada, o sólo el re- los malintencionados supieran que po- como el de la guerra, yo creo que me- da. Incluso muchos estrategas recono-
conocimiento de legitimidad por parte dían contar con la supina pasividad de rece la pena al menos por eso de que, cen la desconcertante eficacia de esta
de la legislación mosaica a semejante los agredidos? No parece que el poder siquiera estudiándola, se consigue au- resistencia pasiva, cuando es amplia-
procedimiento defensivo (Ex 22,2). En público pudiera garantizar suficiente- mentar su mal crédito y unir a todos mente propagada, digna, tenaz 1 3 . Creo
la mayoría de los casos, está también mente la justicia. El bienestar social y los hombres de buena voluntad para que todo pueblo debería ser educado,
fuera de lugar la apelación al principio la seguridad de un pueblo son propor- impedirla*. Creo que esto puede con- desde las escuelas, para este tipo de res-
del doble efecto, en la forma en que cionados a la cooperación y a la soli- seguirse sobre todo con una educación puesta. Pero la dificultad verdadera-
comúnmente se ha entendido en los daridad de todos. Para cada ciudadano, correspondiente de cada hombre desde mente real y grande está en la impo-
últimos siglos: la salvación de los bienes el modo ordinario de cooperar es el de la infancia, con la acción política que . sibilidad de obtener hoy, a nivel de
amenazados se consigue a través de la cuidar ordenadamente de los propios haga por fin eficaz la autoridad supra- pueblos y de humanidad, semejante
mutilación o muerte del agresor, no intereses, cumplir los propios deberes, nacional que también los pueblos reacción. Por lo cual, la presencia de
mientras se le m a t a 7 . Podría recurrir defender los propios derechos. Pueblos —amaestrados por la guerra— han pocos dispuestos a esto, aunque valo-
a ello sólo quien pretendía asustar al con tradiciones altamente democráticas concebido y, en el plano científico, sa- rada positivamente por la moral ca-
agresor y lo golpea sólo por error. y sociales confían su seguridad prima- cando a la luz y desenmascarando las tólica 14, no conseguiría impedir al loco
riamente al empeño de los ciudadanos oscuras motivaciones psicológicas, cul- dictador de turno sus planes de cruel-
Los motivos de esta «non scripta sed y en segundo lugar al de los tutores turales, económicas, sociales que a la
nata lex... ad quam non docti sed dad y de atropello. En el caso de que
del orden. guerra conducen. Pero quizá también éstos fueran previsibles y evitables con
facti, non instituti sed imbuti sumus» el discurso ético sobre la guerra defen-
(Cicerón), si queremos explicitarlos, me Una objeción radical contra el derecho la resistencia armada, que buscará,
siva, la única que hoy se admite, con ciertamente, daños, pero no compara-
parecen sustancialmente dos. a la legitima defensa podría provenir de múltiples condiciones por parte de la bles a los derivados de la no-resistencia,
El primero consiste en el hecho de la ética evangélica: «Habéis oído que se mayoría de los teólogos 10 , precisamente ¿no parece accidentalmente más cris-
que nuestra razón protestará siempre dijo: "ojo por ojo y diente por diente". por su condición abstracta y casi im-
Mas yo os digo que no resistáis al mal; tiano y más razonable legitimar la re-
contra cualquier intento de colocar al posibilidad de realización, si se hace sistencia ?
inocente sobre el mismo plano que al antes, a quien te hiera en tu mejilla dere- de modo que no pueda ser instrumen-
culpable, más aún, en una posición cha, vuélvele también la otra; y al que te
Legítima defensa .552 553 Ley civil

A c o g i e n d o e s t a p e r s p e c t i v a , la m o r a l d e j a d a s c a e r s o b r e el J a p ó n p u s i e r o n da distinción de los autores que afirman seguir resistencias tienen la función profética social
c a t ó l i c a d e c l a r a lícita u n a g u e r r a d e - fin a u n a g u e r r a q u e , d e o t r a m a n e r a , a santo Tomás, parece que en realidad los de recordar la inhumanidad de la guerra y
fensiva. N u n c a , p u e s , u n p u e b l o p u e d e mismos no afirman nada distinto de quienes la necesidad de librarnos de esta «antigua es-
quién sabe c u á n t o s otros m u e r t o s h u - clavitud» (GS 81).~( 1 S ) En una sociedad in-
c a u s a r la g u e r r a , s i n o sólo sufrirla, s e r siguen a Lugo (De iust., disp. 10, n. 148ss),
b i e r a c o s e c h a d o . En la g u e r r i l l a , el m u - es decir, que para defenderse está permitido ternacional dotada de una autoridad super-
c o n s t r e ñ i d o a ella. Las r a z o n e s h a b r á n c h a c h o , la m u j e r , el viejo s o n o s c u r o s incluso querer matar. El mismo Zalba: «Imo, nacional eficaz, los bloques comerciales y las
d e ser m u y g r a v e s y h a b r á d e d a r s e agresores. obscurior est quibusdam explicarlo defensio- limitadas intervenciones militares (medidas de
la c e r t e z a m o r a l d e q u e el p r e c i o d e la H o y es difícil c o n d u c i r u n a g u e r r a nis cruentae petita ex titulo actionis duplicis policía internacional) bastarían para reducir
v i c t o r i a n o será s u p e r i o r al e v e n t u a l - effectus, nam conservatio propriae vitae potius a buenas razones a los prepotentes.
c a b a l l e r o s a m e n t e , r e s p e t a n d o las c o n -
m e n t e p a g a d o s o p o r t a n d o el a b u s o . habetur per vulnerationem alienae quam dum
v e n c i o n e s i n t e r n a c i o n a l e s y las e x i g e n - haec vulneratur» (Theol. mor. comp., 1, BIBL. : Siguen siendo todavía fundamentales
A esta «accidental razonabilidad»
cias del d e r e c h o d e las g e n t e s . Q u i e n n. 1591).-( 8 ) Según los autores, sobre todo las dos obras siguientes sobre eí pensamiento
(R. Coste) d e la g u e r r a p u e d e a p e l a r cristiano acerca de la guerra: Vanderpol A.,
se i l u s i o n a c o n p o d e r h a c e r l a d e e s t a los antiguos, existiría un deber particular a
sólo el E s t a d o q u e h a a g o t a d o t o d a s las la renuncia, conforme al «ordo caritatis». La doctrine scolastique du droit de guerre, Pa-
m a n e r a , p r o b a b l e m e n t e está destinado
posibilidades de evitarla y c u y a acción cuando se tuviera la certeza moral de que rís 1919 (con antología de los principales tex-
a p e r d e r l a . ¿Es, p u e s , p o s i b l e q u e u n a
política m i r a s i n c e r a m e n t e a c r e a r los el agresor está en pecado mortal y el agre- tos desde Graciano hasta Suárez).-Regout R.,
g u e r r a sea a ú n u n a f o r m a d e d e f e n s a dido en gracia. Pero es mejor incluir estos La doctrine de la guerre juste de S. Agustín á
p r e s u p u e s t o s q u e h a g a n la g u e r r a in-
n e c e s a r i a 1 5 . C u a n d o es así, t a m b i é n a q u e p u e d e d e c i r s e l e g í t i m a ? N o la ex- «cálculos» en la nota anterior.—( 9 ) El Con- nos jours, d'aprés les théologiens et les canonistes
m í m e p a r e c e q u e p u e d a verificarse el c l u y o del t o d o , p e r o c r e o q u e es u n a cilio Vaticano II trata de la guerra casi indi- catholiques, París 193 5. Después de la segunda
rara excepción. rectamente: su discurso positivo y fundamen- guerra mundial, hay que hacer notar u n a se-
c a s o d e a l g u n a g u e r r a , e n la q u e u n a tal es sobre «la construcción de la comunidad rie de estudios de teólogos alemanes, que tra-
p a r t e e n conflicto p u e d a o b j e t i v a m e n t e S. Visintainer
internacional» <GS 83-90). La condena de la tan sobre todo del rearme y el empleo de ar-
ser r e c o n o c i d a e x e n t a d e c u l p a . guerra total (GS 79), de la carrera de arma- mas atómicas, bacteriológicas y químicas:
Notas.-(') San Alfonso y Prümmer citan mentos {GS 80), de las crueldades de la gue- Bóckle F., La paz y la guerra modernas, en
como adversarios a Gersón y aigún otro, pero rra moderna (GS 79), así como la afirmación «Concilium», 15 (1966), 133-144. En el mis-
sus afirmaciones no resultan claras.-! 2 ) De- del derecho a la defensa colectiva «hasta que mo n. de «Concilium», 126-132, Ouwerker
IV. M o d o moral d e c o n d u c i r la g u e r r a cretales, c. 3, 10, 5, 3 9 . - C ) La acción con no haya una autoridad internacional com- C. A. J. van, El debate sobre la guerra moderna
«doble efecto» tal como la entiende santo Tomás petente, dotada de fuerzas eficaces» (GS 79), en Holanda y Francia. Un estudio análogo de
Los c r i t e r i o s m o r a l e s h a s t a a q u í ofre- en la citada cuestión y como la entienden los constituyen conscientemente indicaciones con- Westow Th. para los países de lengua inglesa,
cidos s o n y a d e s u y o suficientes p a r a moralistas de Ins últimos siglos, cuando ha- en «Ib», 113-124, El tema del pacifismo. El es-
tingentes, paliativos, soluciones interinas.-
r a r i f i c a r b a s t a n t e la p o s i b i l i d a d d e u n a blan del principio del doble efecto, parecen (10) Es, sin, duda, guerra defensiva la que pre- tudioso católico que en esta posguerra ha
guerra m o r a l m e n t e aceptable. Pero esto realmente distintas.—(4) Con la condición, aña- viene la agresión segura y envolvente, para seguido mayormente la problemática de la
se h a c e a ú n m á s e v i d e n t e al c o n s i d e r a r dían varios AA de los siglos xvi-xvn, de que poder defenderse mejor. En línea de principio guerra moderna es Coste R., que mantiene
no se trate de un noble o un hombre de ar- no rechazo la siguiente afirmación de Maus- una línea intermedia entre el pacifismo y el
t o d a s las c o n d i c i o n e s q u e los m o r a l i s t a s
mas, para los que la huida sería una ignomi- bach, aunque la conceptúo extremadamente razonamiento antiguo sobre la guerra justa.
s u e l e n p r e s e n t a r a c e r c a d e la c o n d u c c i ó n nia. Esta concesión la critica muy duramente peligrosa, y de hecho se ha abusado de ella He aquí algunas de sus obras principales: Le
d e la g u e r r a . La m o d e r a c i ó n e n la d e - san Alfonso (Theol. mor., I. 3, d. 3, n. 3 8 1 ) . - varias veces en la historia: «En cuanto a es- probléme du droit de guerre dans ¡a pensée de
f e n s a h a c e lícita, e n efecto, sólo la a d o p - (5) Los Autores reconocen a la mujer agredi- tablecer quién es el agresor en cada caso, lo Pie XII, París 1962. Marx ou }ésus? La con-
ción de aquellas m e d i d a s militares q u e da una amplia gama de posibles reacciones: que importa no es tanto el momento de la science chrétienne juge la guerre, Lyon 1 9 6 3 .
son indispensables para defenderse, n o desde la defensa hasta la muerte del agresor, formal declaración de guerra cuanto estable- Morale internationále. L'humanité a la recherche
a dejarse matar antes que ceder aunque sólo cer a quién hay que imputar la causa real, de son ame, París-Tournai 1965. Del mismo
de aquellas que son m á s dañosas para sea externamente, o permitir la violación, si inmediata o mediata, de todo» (Theol. mor., autor, ver en «Concilium», 5 (1965), 88-98,
el e n e m i g o . De t o d a s f o r m a s , se ex- no puede huir, con tal de que se excluya el v. 3. 121). Por eso es guerra defensiva la de Pacifismo y legítima defensa.
c l u y e n los b o m b a r d e o s i n d i s c r i m i n a d o s peligro del consentimiento interno y seme- un pueblo que se levanta contra un gobierno
o los q u e i n t e n c i o n a d a m e n t e m i r a n a jante cooperación material se justifique por tirano (S. Th., 2-2ae, q. 42. ad 3). En otras
golpear a g l o m e r a c i o n e s civiles; e s t á n bienes proporcionados (evitar la muerte o la épocas se admitieron, por motivos no defen-
mutilación o la infamia propias o del agresor).
e x c l u i d a s l a s r e p r e s a l i a s c o n t r a la p o b l a - No es difícil justificar estas posibilidades, sólo
sivos, conquistas coloniales (acompañadas, si
hacía falta, de choques guerreros), o bien se
LEY C I V I L
c i ó n civil; el e m p l e o i n c l u s o l i m i t a d o d e aparentemente contradictorias. En los últimos juzgaron como causas suficientes para la gue-
las a r m a s , c o m o las a t ó m i c a s , c u y o s siglos se ha hecho cada vez más común la rra ofensas hechas a los propios embajadores La reflexión t e o l ó g i c a s o b r e la ley
efectos e s c a p a n al c o n t r o l del h o m b r e opinión que admite matar para defender el o la matanza de misioneros, - f 1 1 ) El fuerte civil se a r t i c u l a lógica e h i s t ó r i c a m e n t e
(«fallout»); p o r n o h a b l a r d e c r í m e n e s propio honor o el buen nombre injustamente armamento, incluso el atómico, aunque causa e n t r e d o s p o l o s : p o r u n l a d o , la c o n -
atacados. Aunque se trata de bienes superio- otros males y es muy peligroso, puede, tem- c i e n c i a d e la n e c e s a r i a c o n e x i ó n e n t r e
c o m u n e s c o m o las t o r t u r a s , los asesi- res a los materiales es, sin embargo, posible poralmente, conjurar el más grave peligro de el o r d e n m o r a l y el o r d e n j u r í d i c o : el
n a t o s , las v i o l e n c i a s , e t c . A h o r a b i e n , defenderlos comúnmente de otro modo y el guerra. Ver la crítica de esta carrera de ar-
la e x p e r i e n c i a d e las g u e r r a s m o d e r n a s , peligro de excederse es muy grande. Ver las mamentos, aun con fines disuasivos, hecha m a l y el e r r o r n o p u e d e n n u n c a s e r
conducidas también con armas conven- proposiciones condenadas por Alejandro VII por el concilio (GS 81).-( 1 2 ) Vence el más fundamento de derecho a l g u n o ; por
c i o n a l e s , n o s dice lo difícil, si n o (Denz 2037, 2038) e Inocencio XI (Denz fuerte, que quizá muchas veces no es el que o t r o , el c o n o c i m i e n t o d e la c o m p l e j i d a d
2 1 3 0 ) . - ( 6 ) Según el clásico ordo caritatis, los tenga más razón; quien está de la parte de d e la r e a l i d a d política q u e se i n d i c a c o n
i m p o s i b l e , q u e es a b s t e n e r s e d e t o d o bienes naturales intrínsecos, como la vida la razón, pero es más débil, se ve obligado la e x p r e s i ó n d e «ley civil», y d e s u dis-
e s t o , si se q u i e r e v e n c e r ; e s p e c i a l m e n t e del prójimo, hay que preferirlos a los bienes (incluso moralmente) a renunciar a que se le
c u a n d o la g u e r r a se p r o l o n g a y se materiales personales. No obstante san Al- tinción frente al o r d e n m o r a l .
reconozca el propio derecho; sólo en el caso
t r a n s f o r m a e n g u e r r i l l a . La g u e r r a m o - fonso considera lícita la defensa incluso cruen- en que quien tiene razón es a la vez el más
d e r n a es t e n d e n c i a l m e n t e t o t a l , e m - ta de los mismos «quia praeceptum caritatis fuerte, puede la guerra hacer justicia; pero
non obligat praeferre bona proximi altioris I. L a s r e l a c i o n e s d e la ley civil
p l e a n d o t o d o s los r e c u r s o s e c o n ó m i c o s , aun entonces, con un daño desproporcionado,
ordinis, nisi quando... proximus est in extre- si se compara con el de u n a solución arbitral. — c o n el orden m o r a l
h u m a n o s , p s i c o l ó g i c o s d e u n p u e b l o . La ma necessitate; non vero quando ipse sponte (13) Así, por ej„ B. H. Liddell Hart, un especia- 1. EL FUNDAMENTO ÉTICO DE L A LEY
m u j e r q u e t r a b a j a e n la f á b r i c a , a los se exponit mortis periculo» (o. c, n. 383). His- lista inglés de la guerrilla, que se basa también
fines d e la v i c t o r i a , es t a n i m p o r t a n t e tóricamente no faltan a este respecto opinio- en la experiencia de generales alemanes inte- CIVIL.—La ley, s e g ú n s a n t o T o m á s , n o
c o m o el s o l d a d o q u e c o m b a t e . Los nes laxistas (Denz 2 1 3 1 , 2132, 2133). Hoy rrogados por él, en A. Roberts (dirigida por). es o t r a c o s a q u e « q u a e d a m r a t i o n i s
b o m b a r d e o s d e l a s c i u d a d e s , c o n el en día la tendencia es muy severa: B. Haring Gewaltloser Widerstand gegen Aggressoren, Go- ordinatio, ad b o n u m c o m m u n e , a b eo
habla de «bienes de primera necesidad» o de tinga 1971, 1 5 1 . - í 1 4 ) Cf GS 78 y 79. Tales qui c u r a m c o m m u n i t a t i s h a b e t pro-
t i e m p o , d e m u e l e n la r e s i s t e n c i a espiri- «importancia vitah.~(7) A pesar de la cacarea-
t u a l d e u n p u e b l o . Las b o m b a s a t ó m i c a s m u l g a t a » 1 . Es decir, se t r a t a d e u n a
Ley civil •554 555 Ley civil

norma de conducta cuya propiedad mana regulada por la justicia guarda (y en último término Dios, de cuyo sa- do» de que habla la Immortale Deí
esencial es la imperatividad. Mas no orden y relación intrínseca con la so- bio ordenamiento universal la ley na- de León XIII. Verdaderamente, el gozne
todo imperativo es jurídico: sucede que ciedad perfecta y con su fin, que es el tural es participación y del que la auto- de la actividad política lo constituía la
no sólo h a y u n a «ordinatio», sino u n a bien común. ridad política recibe el poder de impo- autoridad política: «La autoridad es la
«ordinatio rationis»: o sea, que para ner leyes que obliguen en conciencia): que une la tierra con el cielo... Es el alma
Lo que se debe a los demás según la
ser jurídica u n a norma, tiene que poseer pero la razón próxima de la ley civil de las sociedades y de las familias, el
igualdad (el «debitum» o «ratio ex quo
el valor intrínseco de la racionalidad y, se encuentra en la indeterminación de secreto de la vida de todos y de cada
constituitur iustitia») y está ordenado
consiguientemente, de la eticidad. Más la ley natural, la cual no sólo necesita uno. Deshonrarla con malicia, levan-
al bien común, nos lo indica en primer
a ú n : para que un mandato racional y ser promulgada y sancionada, sino con tarse contra ella, rechazarla y, sobre
lugar la voz de la realidad misma («id
de acuerdo con los criterios de la mo- frecuencia ser también explicitada y todo, querer destruirla, he aquí la gran
quod iustum est ex ipsa natura reí»,
ralidad sea jurídico, h a de tener la nota precisada. Como consecuencia, la fun- impiedad» 6 . Esta función ética recono-
juridicidad natural), la cual exige el
de la «politicidad»: las leyes sólo son ción específica y peculiar de la ley cida a la autoridad se apoyaba en la
derecho positivo no ya opuesto, sino
normas jurídicas en cuanto tienden al civil es la de determinar y hacer obli- convicción de que toda clase de bien
inspirado por el derecho natural; de
bien común, pues su justificación ra- gatorio u n medio concreto y contin- viene de lo alto, debiendo forzosamente
esta forma, las leyes del ser, o sea, de
cional consiste precisamente en el he- gente, a fin de conseguir que sea so- ser así, ya que Dios está en la cúspide
la racionalidad, son la raíz que rige
cho de que, inmediata o mediatamente, cialmente eficaz u n a prescripción de la de la pirámide, mientras que la gente,
tanto la juridicidad natural como la
están ordenadas a la realización del fin ley natural. La función, pues, de la ley el pueblo, la masa, está en la base de
juridicidad positiva.
de la sociedad perfecta, el cual es ni positiva se desenvuelve dentro del ám- la misma, y entre Dios y la masa se
más ni menos el bien común. Por últi- El haber unido la actividad jurídica bito de los medios de libre elección, hallan todas las autoridades, religiosas,
mo, para que se convierta en ley lo a las leyes del ser, como hizo santo necesarios para la ejecución de los políticas y sociales, que no hacen otra
que el bien común exige, ha de ser Tomás, nos permite remontarnos, a preceptos (primarios o secundarios) de cosa que representar a Dios en medio
impuesto de manera manifiesta por la través del concepto de «ente» intrínse- la ley n a t u r a l 5 ; lo cual lleva práctica- de sus subditos 7 .
autoridad pública. camente acabado, al Ser absoluto, razón mente a pensar que, u n a vez afirmado
y término de todos los seres y de sus un fundamento de derecho natural, Evidentemente, en esta visión pa-
En síntesis, la ley civil es u n impera- operaciones, y a la Ley Eterna, de la todo se resuelve en la búsqueda de ternalista del gobierno civil había muy
tivo de orden racional, que impone «id que toda ley temporal es participación soluciones técnicas. El resultado, no ne- poco espacio para tener en cuenta
quod iustum est» para el bien común y manifestación. cesario, pero sí verificable en algunos la libertad del ciudadano y el ejercicio
de u n a sociedad perfecta, y que emana tratados sobre esta materia, es cierta autónomo de sus derechos civiles, no
Las consecuencias se intuyen fácil-
de la autoridad de la misma sociedad. consideración de los elementos de va- en calidad de subdito, sino de partícipe
mente. Si todas las normas jurídicas,
Por su carácter de «politicidad», la ley riabilidad en la ley civil: si bien se ad- en el ejercicio del poder político. Por el
para ser tales, h a n de adecuarse a la
se refiere necesariamente al Kstado (y miten en línea de principio, sin embargo contrario, se subrayaba la obligación
«iustitia» con vistas al «bonum com-
con esto la actividad jurídica, regulada tienen poco peso en el plano de la con- de la obediencia a la ley, como expre-
mune», cuando u n a ley no guarda ar-
por ella, se distingue de las demás es- ciencia moral y casi desaparecen frente sión, a través de la autoridad, del orden
monía con la recta razón y es injusta,
feras de la actividad ética); mas por su trascendente y divino: «Todas las re-
«iam n o n erit lex sed legis corruptio» 3 . a la luz radiante de la ley natural, que
carácter de racionalidad, la ley civil se hace a la ley civil participante de la voluciones se oponen al Reino de Dios»,
Por otra parte, cuando u n a norma ju-
acomoda a la más amplia categoría de autoridad de la Ley Eterna. Elegir uno escribía el teólogo luterano Gottfried
rídica es justa, no hay que dudar en
la moralidad h u m a n a . En efecto, «lex u otro medio de especificación de la Menken. Por este camino, se subesti-
concluir que «iustae leges h u m a n a e
non est ipsum ius proprie loquendo, ley natural es, si bien se mira, secun- maba incluso el aspecto de alteridad
obligant nomines in foro conscientiae,
sed aliqualis ratio iuris» 2 : la ley im- dario con respecto al hecho de que en entre orden moral y ley civil, en favor
ratione Legis Aeternae a quo derivan-
plica relación con el derecho, del que de u n a correspondencia unívoca entre
tur» 4 . la ley civil, siempre que esté en armo-
es u n a manifestación, y éste, a su vez, nía con los dictámenes de la ley natural ambos órdenes.
implica relación con la virtud de la Esta concepción, que radica sólida-
se le manifiesta al hombre la voluntad
justicia. mente en la ética del derecho y que.
del Creador.
por otra parte, al reconocerle su especi- II. Las alteridades entre ley civil
El derecho, pues, se presenta como fico carácter de politicidad, le garantiza y orden moral
norma de las actividades exteriores de una relativa autonomía en el mundo
la persona h u m a n a , que se caracteriza de la actividad ética, se opone a toda 2. LA CONCEPCIÓN ÉTICA DEL BIEN CO- 1. LA PROBLEMÁTICA DE LAS LEYES
por la racionalidad («rationalis naturae concepción meramente utilitarista o po- MÚN.-Antes, en el estudio de la ley MERAMENTE PENALES.-Una cierta con-
individua substantia»); es u n a actividad sitivista y estatalista del derecho. Como civil prevalecía el acento ético, que en- ciencia mayor de la distinción entre los
que, para ser digna del hombre, ha de un dato irrenunciable de la visión ca- lazaba también con u n a concepción del dos órdenes aparece en la idea de la
ser racional y, por tanto, ética, ya que tólica del derecho, ha sido repetida por bien común muy. difundida entre los existencia de leyes civiles que, sin ser
la moral consiste en obrar «secundum el Concilio Vaticano II: «El ejercicio de pensadores católicos (y no sólo cató- injustas, no obligan en conciencia a
rectam rationem», es decir, según las la autoridad política, así en la comuni- licos), sobre todo entre los del si- prestar el bien objeto de la ley, pero
leyes del ser, las cuales rigen tanto el dad en cuanto tal como en las institu- glo xix. Estos concebían el bien común sí a sujetarse a la pena, en caso de
mundo del pensamiento como el mundo ciones representativas del Estado, debe como u n conjunto de virtudes socio- infracción.
de la vida individual y social. El ele- realizarse siempre dentro de los límites políticas, entre las que destacaba la La difusión de esta idea histórica-
mento específico de la juridicidad reside del orden moral para procurar el bien obediencia a las leyes. La función, pues, mente corrió pareja con la aparición
en el hecho de que regula nuestras ac- común —concebido dinámicamente— del gobierno era ante todo ética; debía de la concepción voluntarista de la
ciones «in quantum sunt ad alterum»: según el orden jurídico legítimamente guiar al ciudadano hacia u n a conducta ley, según la cual ésta es antes que
es la virtud de la justicia la que, regu- establecido o por establecer. Es enton- virtuosa. nada obra de la voluntad del legisla-
lando las relaciones entre persona y ces cuando los ciudadanos están obli- Por tanto, toda la actividad estatal dor y, consiguientemente, sólo se crea-
persona o entre persona y Estado, hace gados en conciencia a obedecer» (GS 74). tenía como fuente a la autoridad, la rían obligaciones dependientes de la de-
que surja idealmente el derecho, puesto cual debía constituir en sociedad y cisión de la autoridad (generalmente se
que, si bien se entiende, la actividad hu- En este orden de ideas, el fundamento cree que Suárez es el iniciador de esta
de la ley positiva es la ley natural volver virtuosa a la «imperita multitu-
L e y civil 556
557 L e y civil
corriente de pensamiento). En efecto, amplio espacio, ocupado por principios
racionales concretos a los que la ley lítica, en favor exclusivo de la realidad acuerdo con el conjunto de valores so-
la justificación que con frecuencia dan ciales fundamentales, pero creen que la
debe obedecer, en particular la concor- previa y fundamental de la comunidad
los fautores de la existencia de leyes función social por ellos ejercida no tie-
dancia con la situación histórica, con civil, en la que el hombre crece y vive,
meramente penales, es la posibilidad y por cuyo desarrollo e incremento se ne el reconocimiento social que le
de que el legislador no sea radical en el desarrollo de la economía nacional,
con el grado de madurez política y cul- justifica la comunidad política misma 5 . compete).
su voluntad de obligar a observar la Por tanto, sólo el ordenamiento ju- Por el hecho de que el ordenamiento
ley, confiriendo a la ley el grado de tural de la población, con la medida
de la participación consciente en la rídico que sea expresión de un orden jurídico se presenta como la proyección
obligatoriedad que crea más conve- social fundado en los principios de ver- en el plano político de la jerarquía so-
niente. vida pública, etc.
dad, justicia, amor y libertad, puede cial existente en la comunidad civil,
Pero es fácil objetar, como lo hacen presentarse como coincidente con la cesa la identificación ingenua entre la
los autores que opinan de modo con- 2. LA CONCEPCIÓN JURÍDICA DEL BIEN «ratio» y, consiguientemente, basado en norma estatal y el orden moral de la
trario, que la obligatoriedad en con- COMÚN.-En la evolución del pensamien- un deber de conciencia. justicia a través de la mediación de la
ciencia depende de la adecuación exis- to teológico concerniente a la función de autoridad. La noción de «justicia», en la
la ley y de la autoridad civil, la reflexión Pero a causa de este aspecto se revela
tente entre la ley y el bien común y otro lado de la relatividad de la ley que se resume la exigencia del derecho
no en último término de la voluntad llega a ser más profunda. El bien común, natural, halla, pues, expresión jurídica
según la visión competente de Pío XII, civil y de su no coincidencia con el
del legislador; si la «ratio legis» es el orden moral absoluto. En efecto, la ley a través de u n a mediación, que inclu-
bien común, ¿cómo podría dejar de que más tarde sancionará solemnemente ye una compleja realidad social, en la
resulta ser la expresión jurídica de la
obligar en conciencia la conducta que la Gaudium et spes, es sobre todo el que entran con peso determinante u n a
estratificación social, o sea, de la je-
se ordena? Si no es el bien común, ejercicio efectivo de los derechos y el rarquía existente en u n determinado serie de variantes sociales, que no se
¿cómo podría obligar en conciencia la cumplimiento fiel de los deberes por momento en el seno de una comunidad imponen a la conciencia moral como
imposición de una pena? En u n a ley parte de la persona h u m a n a ; el obje- civil. datos indiscutibles y que, antes bien,
meramente penal, si existiera, no se tivo, pues, del gobierno es asegurar la exigen una intervención modificadora.
protección y la promoción de tal ejer- La estratificación de la sociedad de- Ciertamente, con esto no se rebaja
verificaría la noción de «ordinatio legis»,
cicio en nombre del ciudadano. Así que pende tanto de la división del trabajo el nexo existente entre la ley civil y el
tan magistralmente elaborada por los social como de la consiguiente valora-
grandes escolásticos medievales. el gozne de la vida social no es ya orden moral. La ley, para poder levan-
la autoridad, sino la persona humana, ción social del papel que los grupos y tarse a la dignidad de valor que se im-
Sin embargo, este rigor de los adver- los individuos en particular desempeñan
sarios nunca ha convencido a los fau- a partir de la cual debe construirse y pone a la conciencia moral, debe tam-
en el ámbito del trabajo social (valora- bién ser siempre la expresión de la jus-
tores de la existencia de las leyes me- hacerse virtuosa la sociedad, mientras
ción que se traduce en el grado que, ticia en la precisa situación social que
ramente penales. Pues no es un proble- la autoridad asume una función subor- en la escala social, se reconoce a los
ma que pueda resolverse con puras de- dinada y de servicio. «El hombre como la ley entiende regular. Mas la majes-
distintos miembros de la sociedad). tad de la ley hoy aparece menos fun-
terminaciones de metafísica jurídica. No tal, lejos de ser considerado como ob- Ahora bien, prescindiendo de la cues-
queda fuera de. lugar advertir que el jeto y como elemento pasivo de la dada en u n a pacífica identificación de
tión de si el ideal de la sociedad con- las estructuras jurídicas vigentes con
problema surgió en el campo de la vida social, ha de ser tenido como el siste en la armonía de los diversos
exacción de los tributos y alcanzó una sujeto, el fundamento y el fin de la la ley natural, y la correspondencia en-
estratos sociales, por lo que la tensión tre ley y justicia se supone menos fácil-
grande difusión al comienzo de la épo- misma» 8 . entre las clases ha de considerarse u n mente sobre la base de la autoridad
ca moderna, cuando, en pleno flore- Poniendo, pues, como base de la vida fenómeno patológico, o de si en la dia- misma de la ley. La determinación del
cimiento del capitalismo financiero, los social al ciudadano, consciente de su léctica de las clases se debe ver la con- objeto de la ley, es decir, lo que es
Estados con frecuencia seguían una propia personalidad, de sus propios dición misma de la vida y del movi- justo en u n a determinada situación so-
técnica fiscal y una práctica monetaria deberes y derechos, de su propia liber- miento de las sociedades, queda el he- cial, aparece como u n a operación com-
arbitrarias e irracionales. De hecho, los tad ligada al respeto de la libertad y cho de que el equilibrio entre los di- pleja, en la que entran notables elemen-
autores de la época, para justificar su de la dignidad de los demás, adquiere versos componentes de una sociedad tos de opinabilidad, no sólo de orden
opinión, apelan frecuentemente a la relieve una distinción, menos evidente no puede reducirse a una jerarquía fija técnico, sino antes y más aún de orden
«iustitia causae», a la «proportio tributi en la concepción ética del bien común, e inmutable, sancionada por la autori- cultural y político. El cristiano, conven-
cum necessitate occurrenti», a la «aequa- que anteriormente hemos recordado: dad divina, sino que se determina paso cido también de que la ley obliga en
litas in personis», es decir, a muchas la distinción entre «sociedad» y «Esta- a paso según el desarrollo histórico y conciencia cuando y porque expresa
características cuya ausencia, frecuente do». Esta distinción es uno de los pilares económico de tal sociedad (de forma una determinación concreta del orden
en la imposición fiscal, anularía o dis- del pensamiento de Pío XII acerca de que u n a determinada estratificación, que moral, advierte también el carácter con
minuiría la obligación estricta de justi- la función del Estado; y la Gaudium se tenía por justa y aceptable en un frecuencia remoto e indirecto del nexo
cia, dispensando de plantear la cuestión et spes (n. 74), siguiendo la línea de estadio de la conciencia civil y del des- entre la ley eterna y la ley civil 10 .
del pago de las sumas debidas al fisco. los últimos Papas, coloca en primer arrollo económico, se percibe como in-
En otros términos, no se puede decir plano el significado y la necesidad de justa e intolerable en un estadio pos-
terior). Por esto, todo sistema de estra- La lealtad al ordenamiento jurídico,
que tales o cuales leyes son injustas, la comunidad civil para los hombres y que sanciona un determinado ordena-
tificación social está necesaria y jus-
porque no son contrarias a un princi- para su desarrollo, y a partir de ella miento social, y a la autoridad, que lo
tamente en u n equilibrio inestable den-
pio de tipo ético y universal; les falta, explica la aparición y la necesidad de tro de ciertos límites y exige u n a con- personifica y lo defiende, aparece cada
sin embargo, un «ordo conveniens», o la comunidad política: a su vez, el pro- tinua adecuación (que en algunos ca- vez menos como el corolario necesario
sea, una racionalidad, que no es la blema de la autoridad se trata una vez sos partirá de miembros de la sociedad de la afirmación teológica: «Non est
pura correspondencia con principios de expuestas la necesidad y la naturaleza que se apartan de los juicios de valor potestas nisi a Deo». La visión de u n
metafísica social, sino que es una ra- de la comunidad política y del bien fijados en la ley o en la costumbre y orden social jerárquico y armónico, que
cionalidad concreta e histórica. Se in- común. De esta forma, la autoridad quieren sustituir un sistema de valores estaba sujeto a tantas formulaciones,
sinúa así la idea de que entre los prin- queda despojada de la aureola que la por otro; en cambio, en otros casos incluso autorizadas, de la doctrina so-
cipios de derecho natural y la norma- acompañaba cuando se la consideraba partirá de otros miembros que están de cial de la Iglesia, es sustituida por u n a
tiva estatal concreta se inserta un como el factor principal de la vida po- visión en la que la evolución social,
Ley natural 558
559 Ley natural
rápida e incluso violenta, no aparece gión recaían amasados los tres sobre el
poder político, ya que la reflexión hu- de absolutez. Obsérvese la ley natural teria moral se enlaza explícitamente con
como negadora del orden divino, por
mana occidental no había conseguido si se quiere vivir bien: mas no existe las categorías estoicas. Estoicos corno
ser negadora de la ley vigente y de la Séneca o Lucano son citados, a veces
autoridad constituida. diferenciar sus tres esferas, firmes siem- base absoluta alguna del deber de vivir
bien. Estamos ante un eudemonismo a la letra, por los Padres de los prime,
pre sus innegables conexiones. ros cuatro siglos. San Ambrosio n o
El primero y más célebre ejemplo de moral que no cambiará en su esencia
A. Acerbi a través de sus configuraciones estoicas, vacila en servirse ampliamente de j a
ruptura con esta mentalidad lo cons- categoría de ley natural. Para él y p a r a
epicúreas, escépticas, etc. Permanece el
tituye la rebelión de Antígona contra misterio del deber y de la experiencia sus contemporáneos, la ley natural es
Notas.-Í1) S. Th.. l-2ae. q. 90. a. 4 . - su tío Creonte, en nombre de u n a ley íntima del deber de vivir bien. Es ver- revelación natural, mas, al fin y a j
(2) Ib, 2-2ae, q. 57, a. 1 ad 2 . - ( ] ) Ib, l-2ae, de Zeus que vale más que cualquier cabo, siempre revelación. La naturaleza
q. 9 5 , a. 2.-( 4 ) ib. Para el magisterio papal re- dad que en algunos pensadores —por
ley r e a l ' . Pero fueron los sofistas los ejemplo, Séneca, y en cierta medida del hombre y de las cosas es creada p 0 r
ciente, cf Pío XI, Mit brennender Sorge (14-3-
1937), en AAS, 1937, 1 5 6 ; Pío XII, Discurso a
que desarrollaron el tema en el plano también Cicerón— la ley natural se Dios, y sus leyes y tendencias le indican
¡a Unión de los juristas católicos italianos (6-12- teórico. Estos justificaron el poder con la considera como manifestación de Dios. al hombre la voluntad de Dios. Dios es
1953), en AAS, 1 9 5 3 , 795ss; Id, Mensaje de posesión real de los medios para ejer- Pero el límite real entre Dios y la ley creador y ordenador: y la ley natural
Navidad 1955, en AAS, 1956, 31ss.-( 5 ) J. M. cerlo. La realidad es que se disfraza de natural, es decir, la naturaleza misma, tiende precisamente a mantener el or-
Aubert, Ley de Dios, ley de los hombres, Herder, origen divino, de obligación moral y de den del universo. Con san Agustín, (j e
Barcelona 1 969.—(6) Cay, De Vobéissance. hacia
queda sumamente difuminado.
el final de la I parte, cit. en A. Molien, Lois.
fidelidad religiosa todo aquello que pla- quien está tomada esta última e x p r e .
ce y favorece al detentador actual del Pero con el surgir del imperio roma- sión*, las cosas quedan aparentemente
La lois civil, DTC 9, 904. Cf J. Courtney Murray. no la ley natural comienza a desem-
LaDéclarationsurla¡ibertéreIigieuse,en«NKT», 88 poder. Es más, los dioses h a n sido in- inmutadas. En realidad, el influjo neo-
7
(1966), 4 ] - 6 7 . - ( ) L. Taparelli, Saggio teoré- ventados a propósito para encubrir la peñar otra función de fundamental im- platónico altera bastante la idea u e
portancia: cuando la filosofía política
tico di diritto naturale apoggiato sul fatto, 2 vv., opresión 2 . Se abre así la crisis del poder ley natural, en san Agustín mismo v
Roma 1900, 398ss; sobre el magisterio social pasa de la visión estrecha de la relación sobre todo en el agustinismo que im_
político, juntamente con la crisis de ciudadano-polis a la más amplia de la
de León XIII, cf J. Courtney Murray. a. c — peraré incontrastable hasta el siglo xni
(8) Juan XXIII, Pacem in terris, en AAS, 1 9 6 3 , toda norma moral. Sócrates vio bien relación hombre-cosmópolis, la ley na-
y
263.—( ) Cf J. Y. Calvez, La comunitá política, en en esto el fin de la moral heterónoma, En efecto, en el hombre están presen-
tural se ofrece como instrumento recí- tes, en alguna medida, las ideas uni-
La Chíesa nel mondo contemporáneo (comentario y trató de fundar una moral que fuera proco de reconocimiento entre los hu-
a la GS). Brescia 1966, 2 4 6 - 2 5 7 . - ( 1 0 ) La GS a u n tiempo autónoma y universal. versales: la ignorancia de éstas sólo
apoya la autoridad de la ley en la grandeza del manos y como garantía de derechos puede deberse al pecado y a la delibe-
bien común y en la naturaleza h u m a n a (74);
La racionalización de esta intuición recíprocos. Tanto en la polis como en la
—verdadero y propio descubrimiento de rada mala voluntad de los transgreso-
la relación entre la autoridad política y la auto- civitas romana se garantizaban a los res. La sindéresis, o intuición original
ridad de Dios es, por tanto, indirecta, a tra- la conciencia— sucedió por dos caminos ciudadanos en cuanto tales algunos de-
vés de la mediación del bien común, enten- diversos, los cuales tuvieron ambos, mu- del precepto moral, está presente en
rechos de libertad. En cambio, la idea todo hombre ante cualquier opción. De
dido en sentido dinámico (cf J. Y. Calvez, chos siglos más tarde, importantes in- de ley natural sirve para fundamentar
o. c, 255). aquí la tendencia a transformar la ley
flujos en el pensamiento y en la refle- derechos que competan a cualquier natural en elenco escrito —o, de cual-
xión moral cristiana. La corriente hombre frente a cualquier ley. De esta quier forma, escribible— de pecados
BIBL.: Aubert j . M., Ley de Dios, ley de ¡os platónica buscó la universalidad —y el manera, el encuentro de la ley natural particulares, que en continuo aumento
hombres. Herder, Barcelona 1969.—Houtart F.- lugar de su determinación objetiva— en griega con la cosmópolis greco-romana
Rousseau A., L'Église face aux luttes révolutíon- llega a su cima de absolutez y estabüV
el mundo de las ideas. El verdadero bien dio lugar a la idea de u n a mensura non dad en Pedro Abelardo. En resumen, se
naires. Bruselas-París I971.-Valsecchi A.-
Rossi L.. La norma moróle, Bolonia 1 9 7 1 . se encuentra por encima del hombre mensurata de carácter universal, en creía posible deducir todos los precep-
concreto y particular, del hombre cor- comparación con la ley positiva, que es tos, por lo que quien no amoldaba a
póreo: sólo el filósofo puede entreverlo. mensura mensurata. Las leyes de cual- éstos su comportamiento no podía pre-
Y he aquí en seguida la solapa política: quier poder político encuentran u n lí- sumir siquiera de buena fe o ignoran-
LEY NATURAL la república dictatorial de los filósofos, mite que las supera, y u n criterio de cia inculpable e invencible. Es éste u n
que —solos— conocen el bien y el mal. juicio sin apelación, justamente en la período agitado y complejo, que no es
La corriente aristotélica, de corte exqui- ley natural. Nace u n ius genüum al lado posible aquí analizar detalladamente,
I. Historia de u n ius civium.
sitamente empirista, contrariamente a de tendencia a u n a total objetivación
1. LA ÉPOCA PRECRISTIANA.— La ex- una opinión vulgar y corriente, quiso de la moralidad. Favoreció mucho a esta
presión «ley natural» tiene su historia: ver en el hombre concreto, corpóreo, tendencia la necesidad práctica de es-
2, ANUNCIO CRISTIANO y LEY NATURAL
es u n a etiqueta en cuyo reverso se han su ley misma. Pero mientras para el tablecer catálogos de penitencias para
HASTA EL SIGLO x m . - E l anuncio cristia-
concretado los más diversos —y con sofista Protágoras «el hombre es medi- cada clase de pecados (véanse los librillos
no, por su naturaleza, no está ligado
frecuencia opuestos— contenidos, aun- da de todas las cosas» 3 en el sentido a ninguna cultura: lo que él tiene que
de confesión o penitenciales): con tanta
que tratando siempre de responder a de que cada hombre es medida para sí más razón cuando desapareció la pe-
hacer es atravesar toda cultura y vivir nitencia pública y permaneció sólo la
algunas preocupaciones constantes. mismo y totalmente independiente de en ella. Mas si bien no puede reducirse privada, confiada al buen sentido de
Históricamente, la idea de ley natu- los demás, nace en Aristóteles la idea a u n a estructura cultural o filosófica, sin
ral nace en el campo político. El pro- de naturaleza h u m a n a —aquello por lo cada u n o de los pobres y con frecuen-
embargo no puede tampoco expresarse cia ignorantes curas, necesitados de una
blema fundamental del poder político, que cada hombre es hombre— y con —ser dicho, comunicado y acogido— si
es decir, su justificación, se resolvía ella la idea y la formulación de la ley guía concreta para establecer la sub-
no es dentro de u n a estructura de len- sistencia de u n pecado y su gravedad.
—hasta la época de los sofistas en el natural, que se manifiesta en las in- guaje. El anuncio cristiano necesita la
plano teórico, y a veces hasta nuestros clinaciones físicas y espirituales del Al mismo tiempo, en su función po-
mediación —siempre necesaria y siem- lítica, la ley natural funcionó como
días en el práctico— afirmando que la hombre mismo. pre insuficiente— de categorías socio-
estirpe de quien detentaba el poder se base de toda legislación y jurispruden-
Por este camino, o sea, por el cami- culturales y, por tanto, también filosó- cia, inviniendo así su papel: la garantía
remontaba hasta algún remoto ante- no de la ley natural, se escapa al ar- ficas, transitorias. del ciudadano frente al poder se con-
pasado divino o semidivino. De esta bitrio de los poderosos y de los filósofos: Y así sucede que la iniciación de la
forma, moral, derecho positivo y reli- pero el deber moral no alcanza un grado reflexión cristiana sistemática en ma-
Ley natural 560 561 Ley n a t u r a l

virtió en motivo para que obligasen en bien moral es la fundamental orien- es la deducción hecha de los principios una ulterior —y deletérea— fase de su
conciencia la ley positiva y la práctica tación hacia Dios; el mal moral sólo de partida, tanto más fácil es encon- historia, fase que en el mundo católico
sacralidad del poder del que aquélla existe cuando se da una respuesta ne- trar diversidad de opiniones y facilidad está viviendo aún sus últimos sobre-
emanaba. gativa a la llamada absoluta de Dios. de error 7 . saltos, por lo demás bastante vivaces.
Sin lugar a dudas, la situación era Junto a este primer precepto, cuya En esta tercera acepción, la ley na- En efecto, comenzó a concebirse la ra-
muy grave, tanto en el frente moral ignorancia es inadmisible en línea de tural no es por eso el elenco de precep- zón como el modo de manifestarse la
como en el político, debido al deterioro principio, dato que de suyo es evidente tos deducidos infalible e inevitablemente voluntad de Dios: y como no era pen-
de las originales funciones liberantes (hoy, diremos que se trata de la expe- una vez por todas y para todos los sable que Dios hubiera dejado incerti-
de la ley natural. Pues toda desobe- riencia moral original, que hace al hombres, sino que es antes que nada dumbres en la promulgación de sus
diencia a la ley positiva era también hombre autor de libres opciones de auto- la capacidad de encontrar el precepto ope- preceptos absolutos, se llegó a reabso-
una ofensa a la ley natural y, por tanto, rrealización), existen algunos preceptos rativo concreto que mejor realice los lutizar la razón, y a aceptar una especie
a Dios; mientras que generalmente no generalísimos, o direcciones de fondo valores expresados por los preceptos de deduccionismo absoluto y vinculante,
se admitía la inocencia de quien obra- para la búsqueda del orden querido más generales. La ley natural es u n que hacía escribible toda la ley natural,
ba con conciencia buena, pero errónea. por Dios: no son de suyo evidentes, «lumen insitum» en el hombre, hasta fijada una vez por todas con la deduc-
pero sí de tan fácil deducción que prác- identificarse con su razón misma; es la ción racional en cada u n o de sus pre-
3. LA LEY NATURAL EN SANTO TO- ticamente ningún hombre los ignora «participatio Legis Aeternae in creatura ceptos, incluidos los más pequeños.
MÁS.—Fue realmente santo Tomás quien ni puede presumirse que los ignore. rationali». Así que es característica de la Este giro de 3 6 0 grados, desde una im-
volvió a dar alas y posibilidades liberan- Pueden deducirse inmediatamente de ley natural precisamente el no ser positi- pensabilidad de la ley natural hasta
tes a la idea de ley natural, tanto en el la definición del hombre como animal va, es decir, el no ser escrita ni escribible una ley natural rígida y preceptista,
racional: y por eso subsistencia, repro- una vez por todas. cambió el papel de la razón desde el
plano moral como en el político. Con
ducción, racionalidad y socialidad pue- de capacidad descubridora al de lugar
delicadeza, pero también con decisión, En el plano político, la ley natural, de promulgación de la ley natural. No
den ser el elenco primigenio de estos
lleva a cabo el paso de la moral del tan netamente distinta de la positiva, ya capacidad de descubrir el precepto
preceptos generalísimos. O también, si
objeto a la moral del sujeto. Esto no ya eclesiástica ya civil, vuelve a adqui- operativo de acuerdo con una serie de
se quiere, de acuerdo con Graciano, los
significa que él rechace —como hicie- rir su función primigenia: es la «mensu- valores de fondo, sino ya, de suyo, elenco
diez mandamientos entendidos como
ron los sofistas— toda posibilidad de ra non mensurata» de toda legislación de preceptos operativos. Este giro no fue
direcciones orientadoras de las opcio-
establecer normas morales objetivas: positiva; de forma que —al ser el bien sólo teórico, pues profundas motivacio-
nes humanas. El término con el que
significa que hace una distinción entre de la comunidad el fin de la ley posi- nes históricas bien concretas señalaron
mejor se expresan hoy estos preceptos
bien objetivo (orden querido por Dios) tiva— u n a ley que se oponga a tal bien este paso. Indicamos tres de ellas, que
generalísimos, es el de «valores»: pues
y bien moral (intención del hom- no es propiamente ley ni tiene vigencia nos parecen preeminentes:
siendo generalísimos, no son propia-
bre hacia Dios). Para él, el pecado es moral alguna; más aún, toda ley que
mente preceptos, sino normas genera-
sólo formaliter «aversio a Deo» 5 . Aho- imponga un comportamiento contra- a) el nacimiento de ¡os estados sobe-
les en cuyo interior y para cuya mejor
ra bien, la tradición le ofrecía u n a terna rio a la ley moral, natural y revelada, ranos nacionales entre el 1400 y el 1500.—
realización deben hallarse las normas
de datos de los que deducir la morali- debe siempre ser desobedecida. De las El poder político convergía en lo alto,
operativas que ordenan o prohiben u n
dad de un acto: el objeto, el fin y las primeras se dice que son «leges iniustae», en u n a central territorialmente única
determinado comportamiento concreto.
circunstancias. El primero de ellos era de las segundas que son «inhonestae» 8 . que resumía en sí todo poder y que
Sólo éstos son preceptos en el sentido
el objeto. Santo Tomás no rechaza las estricto y moderno del término. Se trata debía hacer ver de alguna manera que
«auctoritates», pero se pregunta: objeto de valores que han de realizarse o de- 4. El. VIRAJE OCKAMISTA.-A la sub- el ejercicio del poder absoluto era justo
¿de qué?, ¿del suceso externo o del fenderse en cada opción concreta, no jetivación de lo moral, realizada por y no arbitrario. Para conseguirlo, era
acto interno? Y el objeto propio del de artículos de una especie de código santo Tomás, se contrapone la escuela necesario mantener un metro supe-
acto interno, de la elección de la vo- moral, tipo código penal. El primer pre- filosófica franciscana, y particularmente rior, que fue precisamente este segundo
luntad, ¿no es idéntico al fin inmediato cepto formal y esta serie de tendencias su radicalización en Ockam y en sus y desviante modo de ser de la ley na-
que la voluntad se propone? 6 . Y si racionales de la naturaleza h u m a n a secuaces. El nominalismo llevó a la de- tural: la deducción racional y precep-
—incluso erróneamente— la inteligencia —o preceptos generalísimos— para santo molición de la capacidad de la razón tista obrada por los filósofos y sabios
propone a la voluntad como buena, or- Tomás son inmutables. Pero la inmu- para encontrar la verdad por deducción de corte. No olvidemos que ésta es la
denada al fin último, alguna cosa que, tabilidad de la ley natural para él aca- de universales, y también evidente- época de las numerosas «institutiones
en cambio, le es objetivamente con- ba aquí. mente la verdad práctica además de la principis christiani», a la que en se-
especulativa. Puestas estas premisas, la guida seguirá la época del soberano
traria, la voluntad tiende al bien, y no
ley natural estaba destinada a des- iluminado. Es en este ambiente en el
se tiene elección contra Dios, no se da Cuando se trata de llegar al verda- que prospera ese extraño voluntarismo
«aversio a Deo», no hay pecado. dero precepto operativo, esto es, la nor- aparecer: el voluntarismo exasperado
llevaba a la conclusión de que un com- racionalista de un Descartes y de u n
Esta doctrina no podía dejar de tener ma que ordena o prohibe la opción par- S. Pufendorff. Así nace lo que propia-
ticular, entonces tanto la falibilidad de portamiento era bueno en cuanto man-
benéficas consecuencias en la idea de mente se denomina yusnaturalismo,
la razón h u m a n a a la hora de hacer de- dado por Dios, y no a causa de u n a
ley natural, fosilizada alrededor del si- racionalidad intrínseca del mismo. Dios con mucha razón rechazado hoy por
glo xn. En efecto, la sindéresis, la impo- ducciones de los primeros principios, todas las escuelas jurídicas;
como la diversidad de los elementos que muy bien podría mandar lo contrario.
sibilidad de reconocer un error que lo La verdad ockamista se reconocía por
sea sin ser pecado, se reduce automáti- entran en juego en toda situación con- b) el cada vez más frecuente contacto
creta, podrán hacer que los preceptos la respuesta afirmativa a la pregunta:
camente al primer y formal precepto de si Dios te mandase que lo odiases, ¿lo con mundos paganos.—Mundos paganos
la ley natural: «fac bonum et vita ma- ulteriormente deducidos varíen de hom- no marginales o absorbibles por el uni-
bre a hombre, de situación a situación; odiarías? 9 . Toda función de la razón
lum». Este principio, y él solo, es de como capacidad descubridora del pre- verso cristiano de corte medieval, sino
suyo evidente, paralelo en el piano prác- hoy podremos añadir —puesto que todo homogéneos y firmes en su paganismo:
hombre y toda situación se verifican cepto concreto desaparecería.
tico al principio de contradicción en el tales eran los turcos que se asomaban
plano teórico especulativo. En térmi- en el seno de un grupo— de grupo a Sin embargo, esto no señalaría el fin a oriente, y los pueblos americanos so-
nos actuales, podría decirse que el grupo. Más aún, cuanto más remota de la ley natural, sino el comienzo de bre los que la cristiandad se asomaba
563
.562 Ley natural
Ley natural
profunda y objetiva injusticia no pue- lares estrictamente operativos, como
hacia el oeste. Esto hacía necesario acepción yusnaturalista de la ley na- j den subsanarse sin violar los derechos aplicaciones de los principios generales
recurrir a preceptos comunes, acepta- tural, de tipo racionalista, que, como \ de los particulares que reciben prove- en cada una de las situaciones histó-
bles para ambas partes y. por ello, ya vimos, difiere «toto coelo» de la idea cho de dichas situaciones, puesto que la ricas concretas;
fundables en absoluto sin necesidad de de santo Tomás y se funda - e n con- única y principal función del Estado es —la búsqueda de la norma concreta de
recurrir a motivaciones religiosas cris- junto— en una especie de diosa razón precisamente la de tutelar tales derechos. conducta por parte del individuo, a tra-
tianas. La vigencia de la ley natural se de tipo iluminista. Duele decir que El Estado-policía en concreto es el Es- vés de la sabiduría, el anuncio proféti-
engancha de esta forma a la pura ra- tal matriz, iluminista en el peor sentido tado en el que a quien tiene se le dará co, la guía de la experiencia histórica
cionalidad de cada uno de los preceptos de la palabra y potencialmente atea, y a quien no tiene se le quitará incluso del pueblo entero.
«etiamsi daremus Deum non esse» 10 . esté todavía arraigada en el ánimo de lo poco que tiene, con toda legitimidad;
muchos católicos, incluso doctores y es el Estado en el que el astuto, el rico, Y, sin embargo, la moral veterotesta-
c) el principio humanista consistente
el más fuerte, gozando de los mismos mentaria sigue siendo una moral de la
en explicar la naturaleza con la naturaleza pastores. Trataremos a continuación de
derechos de libertad del menos dotado, vocación y no de las esencias: jamás
y la consiguiente fundamentación de indicar la causa de esta tendencia reac-
tiene la posibilidad de ejercerlos más y se reduce a un eudemonismo de tipo
una teoría política «religionsfreie» 11 , li- cionaria y de sugerir posibles soluciones.
aristotélico o estoico, sino siempre a la
bre de todo prejuicio o postulado mejor que este último, haciendo irre-
parablemente más profundo el surco respuesta a u n a llamada absoluta hecha
de orden religioso. Esto impulsó hacia 5. LEY NATURAL Y DERECHOS DEL HOM- al hombre y que lleva en sí —y no en
el mismo resultado del punto prece- BRE.—Como se ha visto, la función polí- que ya los separa.
principios filosóficos abstractos— su jus-
dente, con la agravante de que des- tica de la ley natural fue revalorizada ; Así, junto a los derechos de libertad tificación y su absolutez. Los reyes, aun-
pojaba a la ley natural de su función por santo Tomás como justificación —o hay que acoger los derechos, igualmente que ungidos por Dios, son siempre
de metro superior intraspasable por a veces obligación— de desobediencia , naturales, de solidaridad: cada cual no contestados y juzgados por los profetas
parte del poder político. No en vano a las leyes positivas. Propiamente, para 1 sólo tiene el derecho a que no se im- en nombre de Dios mucho antes de
el primer teorizador puro de la moder- santo Tomás como para Suárez, una ! pida su acción, sino también el derecho, que Antígona elevase su grito, o que
na doctrina política fue Hobbes. ley injusta no es ley. Es en este marco respecto de toda la comunidad, a que los sofistas denunciasen la mixtificación
Deduccionismo moral, retorno a un en el que se habla, o más propiamente se le ayude y ponga en condiciones de del origen divino del poder.
absoluto objetivismo moral y ley na- se debería hablar, de derecho natural, gozar concretamente de aquellas liber-
Pero, sobre todo, hay que resaltar
tural como elenco de preceptos forman como límite y justificación última del tades 1 3 . Esto sólo es factible si se limita
que el AT conoce bien tanto la expe-
u n a misma cosa. Una época, una men- derecho positivo y, consiguientemente el ejercicio de las libertades de todos,
riencia moral originaria como la exis-
talidad, algunas urgencias históricas, —de manera indirecta—, como funda- especialmente en el campo del derecho
tencia de deberes morales concretos, in-
que señalaron el camino recorrido por mentación de los derechos del indivi- de propiedad. Surge la contraposición
cluso ya en el período que precedió a
toda la teología moral, reducida a veces duo y de los grupos frente al poder entre libertad y justicia, que no ha en-
la ley del Sinaí. Adán y Eva, Caín, Noé,
a puro deduccionismo moral, con u n político. contrado aún una síntesis segura y
José y sus hermanos, todos conocen el
olvido total de la Escritura: con fre- La explicitación de la idea de dere- practicable: indudablemente, sin una
bien y el mal, todos son juzgados en
cuentes citas inoportunas de esta últi- chos (subjetivos) naturales, o de de- concepción del derecho natural que esté
bien o en mal a la luz de una ley abso-
ma, con alguna frase separada tanto por encima tanto de los derechos como
rechos del hombre, llegaría más tarde: luta no escrita. Esta es operante, por-
de su contexto inmediato como del más de los deberes (derechos de libertad y
con el nacimiento del Estado soberano que vive en el corazón de cada uno
amplio de historia de la salvación, con deberes de solidaridad), tal síntesis es
surge el problema de la relación entre y en la conciencia del grupo. Mas siem-
imposible.
el fin único de resaltar el razonamiento individuo y Estado. La concepción con- pre se la dibuja como llamada de Dios.
o el precepto heredado del manual pre- tractualista del origen del poder polí- b) Nuevo Testamento. - E n el NT, es
cedente, con un menosprecio total in- tico, especialmente en la versión de san Pablo quien trata explícita e implí-
II. Sistemática
cluso del «animus» profundo del pen- Locke 12 , redujo la función del derecho citamente el tema de la ley natural:
samiento de santo Tomás, ya expuesto positivo a la tutela de los derechos - a n - 1. LA LEY NATURAL EN LA ESCRITURA. — —en Rom 1, la inmoralidad en sus for-
arriba. teriores— de los individuos (vida, liber- a) Antiguo Testamento.—Como ya he- mas más perversas se conecta con el
Prescindiendo de los desarrollos, oca- tad, propiedad). La función de límite, mos visto, la idea de ley* natural es de rechazo de un Dios que podía ser
sos y retornos de la idea de ley natu- ejercida por la ley natural desde sus origen griego, no bíblico. Pero, en su conocido: existe u n a inmoralidad y, por
ral en el campo filosófico laico, desde orígenes, pasa de este modo a los de- sustancia, es h u m a n a y coincide con consiguiente, una experiencia h u m a n a
1600 hasta nuestros días, hay que re- rechos naturales. Y así, para las varias la originariedad de la llamada moral (que prescinde de la revelación sobre-
conocer que hasta los últimos dece- declaraciones de los derechos ligadas absoluta, la cual es irreductible a cual- natural) del bien y del mal que es ab-
nios, y en casi todos los tratados de quier otra. Toda la parte sapiencial del soluta, es decir, unida al reconocimiento
a la revolución francesa, el fin de la
teología moral hasta el Vaticano If, ésta AT no es otra cosa que experiencia y de una llamada absoluta o fundamento
república es la tutela de la vida y de
reflexión moral, patrimonio de u n a co- (Rom 1,24-32; cf 1 Tes 4,5. Nótese
es la concepción dominante de la ley la libertad de los ciudadanos.
munidad que ha ido madurando, per- cómo la versión latina del v. 32 invierte
natural; ni siquiera el rigorismo moral El interesante paso del derecho natural
feccionándose y modificándose a través el sentido original del griego);
jansenista, que se coló dentro de la a los derechos del hombre no es fácil
del tiempo y de las diversas situaciones —en Rom 2 (en especial 13-14 y 26),
manualística corriente por obra de la de analizar: baste aquí con notar que se explícita esta consecuencia: los pa-
escuela de Douai y especialmente de la culturales. Encontramos ya:
ciertamente significó u n logro notable ganos pueden ser pecadores y santos
de Billuart, ayudó mucho a sanar la —una buena formulación de la expe-
para la cultura occidental en contra de como los hebreos, pues llevan en sí
situación. riencia moral originaria (el primer prin-
toda forma de despotismo —iluminado la misma ley moral que los hebreos h a n
La reflexión actual, que veremos se- cipio de santo Tomás), por ejemplo, en
cuanto se q u i e r a - , pero que en la prác- Dt 30,15ss; recibido: sin haber conocido la ley
guidamente, no puede menos de ser tica no debía rendir cuentas a nadie (veterotestamentaria) realizan las obras
resueltamente crítica respecto de este de cuanto arbitrariamente llevaba a —la enunciación de principios generalí- de la ley, porque ésta está escrita en
pasado próximo. Sin embargo, es justo cabo. El Estado de policía es así reem- simos en el decálogo, en sus varias for- su corazón (15, en lugar de sobre
advertir que la crítica contra la ley plazado por el Estado de derecho. Mas mulaciones; tablas de piedra);
natural tout-court es errónea. La crí- hay también que resaltar que este Es- —la enunciación de preceptos particu-
tica seria se dirige en realidad contra la tado tiene su límite: situaciones de
565 Ley n a t u r a l
Ley natural .564
o preceptos generalísimos, ha de ser de trascendentalidad de la persona
—en Rom 7,22-23 se describe al hom- moderna, la relación entre ley natural, hoy repensada profundamente. Y es el (Rahner) impide todo cierre de posibi-
bre como aquel que con la razón, en ley positiva divina y precepto positivo Concilio Vaticano II mismo el que lo lidades dentro de u n a rígida defmibili-
su interioridad (uno de los pocos luga- operativo humano. Existe u n a funda- propone. En primer lugar, debe consi- dad de u n a esencia y forma h u m a n a a
res en que san Pablo usa la distinción mental, originaria indisolubilidad del derarse desaparecido definitivamente un realizar. Este es precisamente el límite
entre cuerpo y espíritu en el sentido matrimonio, que, sin embargo, los hom- cristianismo ligado indisolublemente a entre el hombre y el cosmos: el hombre
griego), sabe lo que es bien y mal, in- bres n o h a n comprendido: ahora bien, una filosofía, a u n a cultura; con esto no es definible sino como el que tiende
cluso si n o lo hace; la revelación cristiana, con el anuncio desaparece el concepto de naturaleza hacia, como el que tiene el cometido
—los varios elencos de los pecados que de la caridad como don total, hace po- h u m a n a como algo ya dado, algo des- de escogerse a sí mismo y el propio ca-
excluyen del Reino, como los citados sible comprenderla. Con todo, la re- cribible con las categorías aristotélicas mino de autorrealización. La verdadera
en Rom 1 y todos los lugares parale- glamentación positiva h u m a n a de tal que santo Tomás usaba. naturaleza es no tener naturaleza (en
los 1 4 , no se toman de la moral vetero- principio varía de u n lugar a otro, sentido aristotélico). En estas condicio-
según las diversas estructuras sociales En segundo lugar, cuando el Vatica-
testamentaria, sino de la experiencia no II quiere describir al hombre (GS 12), nes, deducir de la naturaleza h u m a n a
moral (estoica) propia del mundo cul- en que el anuncio cristiano debe pe- preceptos operativos descriptibles e im-
netrar. Véase cómo Me distingue —se- usa una definición no estática, sino
tural en que san Pablo predica; operativa o vocacional: el hombre es la ponibles desde el exterior, por el filó-
—frecuentísima es la amonestación a parando los lugares— la ley natural- sofo, por el soberano, por el Magisterio
divina ideal, y su preceptízación en la criatura capaz de conocer y amar a
hacer lo que es justo, bueno, decoroso, Dios. Por tanto, el hombre —por natu- eclesiástico mismo, es inconcebible (por
conveniente, sin ulteriores especifica- iglesia primitiva local de tipo romano lo demás, a santo Tomás mismo jamás
(en la que la mujer puede dejar al hom- raleza— está abierto el infinito, a Dios
ciones, juzgadas de todo punto inútiles mismo. El hombre no es definible si no le pasó por la cabeza tal cosa). El hom-
(1 Tes 4 , 1 2 ; Rom 1 3 , 1 3 ; 1 Cor 7,35; bre, cosa inconcebible en el mundo bre está siempre a la búsqueda de sí
hebreo: Me 10,5-9 y 10-12). entra en la definición Dios o, de cual-
2 Cor 4,2; añádase la frecuente invita- quier modo, un valor absoluto. Y así mismo hasta que se encuentre plena-
ción a hacer lo que es bueno. Cf Rom el hombre, mientras que, por u n lado, mente en Dios, que es el verdadero Tú
12,2 y 2 1 ; Gal 6,9. El conjunto puede 2. LA LEY NATURAL EN LA SISTEMÁ- se da cuenta de que es parte del cos- del hombre; el verdadero término en
considerarse resumido en el texto de TICA TEOLÓGICA ACTUAL.—Si ahora anali- mos, por otro —el que lo caracteriza el que para el hombre perderse es en-
Flp 4,8); zamos la expresión «ley natural», adver- al compararse con los demás anima- contrarse.
—finalmente, mucha de la parénesis timos que el adjetivo natural, tanto les—, advierte que trasciende al cosmos
mismo y que es irreducible a una parte De forma que, para el hombre, co-
paulina (especialmente Rom 13, donde para la Escritura como para santo To- nocer la propia naturaleza es auto-
la obediencia a las autoridades n o se más, equivale a «no revelada»; al de u n a cosmología, como un trozo en
un mosaico ya diseñado. comprenderse, por lo que n o existe
remite ya a temas bíblicos específicos) se mismo tiempo, vemos que «natural» otra posibilidad de hablar de naturaleza
une a u n a apreciación razonable de lo vale también por «no-positivo», «no- En tercer lugar, el Vaticano II, siem- objetiva sino en términos de autocom-
que es bien y mal, sin deducciones de la escrito» o codificado. Ley, pues, que pre en la Gaudium et spes, dice explí- prensión. Autocomprensión quiere de-
ley veterotestamentaria y de la palabra viene del interior del hombre, no del citamente que los criterios morales ob- cir, a su yez, comprensión de aquello
de Jesús ni invitaciones a las mismas. exterior como elenco de preceptos ope- jetivos para el uso de las facultades a lo que soy llamado, del vacío de ser
Es muy importante notar que, para rativos. corpóreas n o pueden deducirse de la que en toda elección mía tengo que
san Pablo, la ley moral permanente con- Es significativo el hecho de que tanto naturaleza de los demás animales do- tratar de colmar. Por ello, mi auto-
tenida en el AT y también en las ense- santo Tomás como Suárez tratan de dar tados de las mismas facultades (n. 5 1 , comprensión es lo que me define objeti-
ñanzas de Jesús n o difiere sustancial- u n a definición de ley que valga para a propósito de la moral sexual). Con vamente en u n momento preciso de mi
mente en sus contenidos de la ley la ley natural y para la positiva huma- esto se dicen dos cosas importantísimas, historia.
natural misma. Esto confiere u n a luz na. Pues bien, santo Tomás habla de a la luz de las consideraciones históri-
nueva a las relaciones que se dan entre La ley natural como capacidad, «lu-
una «ordinatio rationis in bonum com- cas arriba expuestas. men», «participatio Legis Aeternae»
ley natural y ley moral cristiana, que mune»; y Suárez habla de «praeceptum —Primero: la ley natural moral no ha de
aquí no podemos analizar a fondo. ( = «vocationis ab aeterno»), «ratio», et-
sufficienter promulgatum», siendo la leerse en la naturaleza en general, en cétera, es el deber de hallar concreta-
Baste con mencionar lo difícil que es el cosmos.
razón el órgano de promulgación de la mente mi precepto; o —más precisa-
sostener que exista u n «specificum
christianum» en el plano de los con- ley natural. «Lex indita», o sea, «non —Segundo: la ley natural moral no ha de mente— u n a serie de valores y direc-
tenidos, y lo igualmente difícil que es scripta». En ninguno de los dos casos leerse ni siquiera en la componente bio- ciones de autorrealización que debo
sostener que los contenidos de la ley se pretende u n a deducción inmutable lógica del hombre mismo, sino en lo tratar de efectuar —siempre de manera
natural y también de la ley moral de cada uno de los preceptos: como esto que constituye su carácter diferencial insuficiente— en cada opción, a través
neotestamentaria sean reducibles a u n a no es enseñanza de la Escritura, n o lo con respecto a los demás seres ani- de u n a reflexión (racional), poniendo
serie de preceptos. es de santo Tomás y ni siquiera - a mados. en comparación mi vocación y mi con-
pesar de ciertos matices postockamis- En realidad, prosigue contextualmente creto espacio de libertad.
Mas también los Evangelios conocen, tas— de Suárez. Además, en ningún el documento conciliar, el verdadero El anuncio cristiano es precisamente
si n o la expresión, sí la idea de ley na- caso el adjetivo «natural» indica la na- metro moral lo constituye la naturaleza anuncio de este mundo de valores, de
tural. La famosa regla áurea (Mt 7,12 turaleza en general, el cosmos, como de la persona y de sus actos: n o es, direcciones; entre ellas sobresalen fun-
y Le 6,31) no es otra cosa que una lugar de descubrimiento de los precep- pues, la pura facticidad, el puro aconte- damentalmente dos:
guía para hallar en cada caso, con la tos. Si acaso, la naturaleza humana es cimiento físico externo, lo que tiene
razón, el precepto ¡usto en el momento el lugar de descubrimiento de la ley significado moral, sino el suceso en tanto —la caridad, es decir, la plena realiza-
justo 1 5 . Igualmente Nuestro Señor in- natural; a la vez que siempre es el cargado de significado, de u n a elección ción de u n o mismo en el don total al
vita a dos hermanos que discuten a instrumento de descubrimiento. interior: esto —la elección interior— es tú visto en Dios y en el prójimo. Todo
causa de u n a herencia a encontrar por Pero también la idea de la natura- el acto de una elección humana, lo spe- ser humano es u n valor para mí, en
su cuenta lo que es justo (Le 12,13-14). leza h u m a n a como lugar de descubri- ciflee humanum. cuanto término potencial del don de mí;
Y n o sólo esto, sino que a propósito miento de la ley natural, idea que - l o Esto es lógica consecuencia de u n a
de la indisolubilidad del matrimonio se —la unidad de la familia h u m a n a : cada
hemos v i s t o - santo Tomás usa sola- larga reflexión teológica: el concepto uno está inserto y vive en ella, y está
ve claramente, a la luz de la exégesis mente para deducir los valores de fondo.
Ley natural . 566 567 Ley nueva

llamado a realizar parcialmente la his- quier ramo de la ciencia natural como terio, cuando haya necesidad; pero no «Second Treatise on Government». <n) Juan
toria de la salvación. algo no conocible una vez por todas: podrá pretender ni infalibilidad ni irre- XXIII, Pacem in terris, p. I. al final.—(I4) Rom
formabilidad, no habiendo para él ni 1.29: 6,23; Gél 5,19; 2 Cor 6,15.-(") San
De aquí se desprende una importante una ley natural científica —física, quí- Agustín la cita en forma negativa como un
consecuencia: el deber de encontrar mica, biológica— es verdadera sólo en para la Iglesia entera ninguna garantía
de infalibilidad en los procesos de ra- «vulgare proverbium», llamado de sabiduría
mi precepto para mi autorrealización no cuanto es verificable y hasta cuando es popular: De ord. 2, 8,25; ep. 157. 3, 15.
puede ser sentido y realizado por mí verificable. Además, todos los concep- ciocinio o en la obtención de conoci-
solo, olvidando —y despreciando— a mi tos científicos son conceptos funciona- mientos científicos y culturales. BIBL. : • Parte histórica: Aubert J. M., Ley de
prójimo, a mi grupo y, en resumidas les, no descriptivos de una realidad Inútil sería extender la revelación a Dios, ley de los hombres, Herder, Barcelo-
cuentas, a la familia h u m a n a entera. objetiva. La ciencia de la naturaleza la llamada revelación natural, y en- na 1969.—Delhaye P., Permanence du droit
Ni mi vocación (que además es mi na- es, por su intrínseca constitución, inca- ¡ tender con ella la ley natural: en la naturel, en «Analecta medica namurc.» (1960).
mejor tradición, y en la casi universal Rommen H., El estado en el pensamiento católico.
turaleza) es comprensible sino en el paz de una descripción definitiva y ob- | Estudios políticos, Madrid 1967,-Welzel H.,
seno de la vocación de la familia hu- jetiva de la naturaleza y de sus proce- | comprensión teológica de hoy, la ley na- Naturrecht und materiale Gerechtigkeit, Gotinga
mana, sin prescindir nunca de la com- sos: querer fundamentar sobre la na- | tural no es un catálogo de preceptos, 1960. a Porte sistemática: AA.VV., Dibattito
prensión que otros grupos, otros indi- turaleza objetiva preceptos morales in- | sino de direcciones y valores. Y tampoco sul diritto naturale, Brescia 1970 (a cargo de
viduos, tienen de sí. Y he aquí que todo mutables, quiere decir: ] dicha extensión podría, por lo mismo F. Bóckle).— Chiavacci E., Studi di teología mo-
el esfuerzo de reflexión de la familia —dado y no concedido que fuese sos- rale. Asís 1971.—David J., Diritto naturale,
—o renunciar ya de salida a la inmu- I tenible—, asegurar una base de infalibili- problemi e chiarimenti, Roma 1968.-David R.,
h u m a n a sobre sí misma, filosófico, ex- tabilidad, puesto que el fundamento ob- I Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos,
periencial, cultural, político, debe es- dad e irreformabilidad al Magisterio de la Aguilar, Madrid 1973.-Fuchs ]., Droit naturel,
jetivo es mutable; Iglesia, tanto ordinario como extra-
tarme presente en la concreta lectura essai théologique, Tournai 1960.—Schillebeeckx
—o renunciar a los resultados de la in- ordinario, en la enunciación de precep- E., Dios y el hombre, Sigúeme, Salamanca
de mi vocación para la determinación
vestigación científica y pretender co- tos operativos particulares (deducidos 1968. D Relaciones con el magisterio: AA.VV.,
de mi precepto operativo.
nocer la naturaleza por divina inspi- racionalmente) de la ley natural, sin Magistero e morale, Bolonia 1970, y las citadas
ración, o por sentido común, volviendo u n a precisa base bíblica. Por lo demás, obras de E. Chiavacci, J. David y I. Fuchs.
3. LEY NATURAL, OBJETIVIDAD Y FI- de esta forma a la misma situación del históricamente, nunca en estos dos mil
JEZA DE LA NORMA MORAL.—Superada la proceso de Galileo, que el Vaticano II años de historia de la Iglesia el Magis-
fase para nosotros aberrante —precep- lamentó abiertamente. terio se ha pronunciado de manera in-
tista-racionalista y, en definitiva, atea— falible con referencia a preceptos par- LEY N U E V A
de la ley natural católica desde el si- 4. LEY NATURAL Y MAGISTERIO.-Ma- ticulares de la ley natural.
glo xvi al xx, nuevos horizontes y nue- gisterio, en sentido preciso, es pronun- Desde hace algunos años ha surgido
vas posibilidades se abren a la reflexión ciamiento de asertos, no de preceptos. Nos parece que la actual reflexión un vivo deseo de renovación en la
teológica y filosófica. El apego encar- En el campo moral, podría ser acto de sobre la ley natural, y la atenta lectura formulación y presentación de la teo-
nizado a la ley natural preceptista por magisterio afirmar que un comporta- de su historia, sugiere u n a función logía moral. A los siglos pasados se les
parte de algunas corrientes católicas se miento determinado es bueno o malo: magisterial de tipo relativamente nue- ha tachado de siglos de decadencia: y,
debe, sin embargo, a u n a preocupación no es directamente acto de magisterio vo, y bien ejemplificada en la constitu- sin duda, como es verdad que en ellos
real y apreciable: la de mantener la ordenar o prohibir un comportamiento. ción «moral» del Vaticano II: una pro- la teología moral fue ganando de ma-
objetividad de la norma moral, para Ahora bien, por lo que se refiere a la nunciación de tipo direccional, es decir, nera admirable en precisión, finura y
no caer en un laxismo y relativismo ley natural, de cuanto hemos dicho anuncio de valores a tutelar y promo- vastedad de conocimientos, también es
moral, en una moral permisiva que resulta que tiene como característica el ver, más bien que enunciación de nor- verdad que corrió el riesgo de vaciarse
ciertamente sería lo opuesto del anuncio no estar escrita ni ser escribible u n a mas operativas sobre la licitud e de sus (exclusivas) competencias fun-
evangélico. Pues bien, el equívoco está vez por todas en forma de catálogo de ilicitud de un comportamiento particu- damentales. Ahora se van indicando
en esto, en que se identifica fijeza con preceptos. Cada uno de los preceptos lar. Mas en materia de ley natural tales estas competencias, con una vuelta
objetividad. La verdadera objetividad operativos debe ser deducido con la pronunciaciones direccionales no po- a las fuentes propias (las reveladas) de
no puede ser fijeza: impondría inevita- razón. Es cierto que el Magisterio tiene drán dejar de brotar de la atenta com- la moral cristiana y una incansable
blemente normas ligadas a situaciones como campo propio de ejercicio la fe paración y escucha de las varias expe- confrontación con la cultura en que
culturales, históricas, filosóficas de auto- y las costumbres, pero es infalible sólo riencias humanas, cristianas y no vivimos y sus oportunos «signos»; y se
comprensión que son por su naturaleza como custodio de u n depósito infalible, cristianas; de las varias filosofías y cul- pide, en trabajos quizá no concer-
transitorias. Una norma objetiva de tipo es decir, la revelación divina sobrena- turas en las que la cristiandad está tados, pero sí convergentes, que la mo-
fixista no sería de verdad objetiva, sino tural. Por eso, los casos son dos: llamada a realizar su vocación y a tra- ral cristiana sea una moral «trinitaria»,
más bien abstracta y políticamente re- —el precepto está contenido en la reve- ducir el mensaje. capaz de referir nuestra vida de una
presiva. Una verdadera objetividad mo- lación escrita o está estrechamente uni- manera directa a cada una de las tres
ral está ligada al variar la profun- E. Chiavacci personas divinas; una moral de la imi-
do a ella, y entonces el Magisterio —que
didad de la reflexión y la experiencia tantum patct en su función específica e tación y conformación a Cristo, más
moral de la familia h u m a n a entera, y infalible quantum divina revelatio— podrá Notas.-(') Sófocles, Antífona, v. 450-460.- aún, u n a moral del misterio de Cristo
de la Iglesia misma, en torno a sí misma expresarse de forma infalible e irrefor- (2) Es la opinión de Crizia. Sext. IX, 54 (88 y de su actuación pascual en nosotros;
y al propio destino. mable. Dejamos aquí pendiente de jui- B 25). fragmento de un drama satírico.— una moral, ante todo, personalista e
cio la cuestión de si la Escritura con- (3) Diels, Protágoras,
5
B.—(4) Contra Faustum, interior, preocupada por formar un es-
Peor, mucho peor marcharían las tiene preceptos operativos absolutos; XXII, 27.-( ) S. Th„ 2-2ae, q. 10, a. 3 . - píritu (el corazón nuevo) más bien que
cosas si se quisiera anclar la objetividad (67) Ib, l-2ae. q. 18-19: ver también Cj. 72.- por suscitar una práctica; u n a moral
—el precepto no está en las condiciones ( ) Ib, l-2ae. q. 94, a. 2-4-5.-(«) Ib, l-2ae,
de la norma moral en la fijeza de la descritas, y entonces vale tanto cuanto de la caridad; u n a moral comunitaria;
q. 96, a. 4.-(») Sent. IV, 10 q. 14 D: contra la una moral sacramental, que encuentre
naturaleza cósmico-biológica. Esto pudo el razonamiento —los conocimientos y opinión de Duns Scoto.—( ) La célebre frase
ir bien en los tiempos de santo Tomás, la experiencia h u m a n a desde los que de Hugo Grocio está tomada casi totalmente en las «obras de los sacramentos» el
e incluso en los de la física galileana. el razonamiento se mueve— que lo jus- de autores ockamistas precedentes.—(") «Si- signo y la causa de las actitudes cris-
Hoy la naturaleza, el cosmos en todos tifica: en este caso podrá haber Magis- lete theologi in muñere alieno»:
u
así A. Gentili, tianas más importantes; u n a moral de
sus componentes, se concibe en cual- De jure belli. 1, c. 22.— ( ) Señaladamente en el
Ley nueva • 568 569 Ley nueva
la opción fundamental; una moral de También Jeremías, en la catástrofe gencia de estas normas, u n a exégesis 4,17ss; He 2,33) y muestra su poder
la perfección, y no del limite; una moral que arrolla a Jerusalén, descubre en el más atenta debe reconocer que las carismático (Le 2 4 , 4 9 ; He 4,31 ; 6,10;
de las virtudes, y no de los preceptos; «cambio de los corazones» la futura exigencias morales de Jesús han de en- 8,39: 10,46; 19,6) y la influencia
u n a moral de perspectiva escatológica, restauración del pueblo; y, aunque sin tenderse como verdaderos preceptos y moral en la conducta diaria de los
impregnada íntimamente de la espera mencionar al Espíritu de Yavé como h a n de ponerse en práctica seriamente fieles (Le 1 1 . 1 3 ; He 5,3.9; 7,31).
del último cumplimiento; una moral artífice de esta transformación, describe como tales: Jesús quiere imponer u n a Pero, sin duda, es san Pablo quien
que, llevando a cabo con valentía el la ley nueva, que regulará la nueva conducta concreta y actual. examina de manera concluyente la
proceso de desacralización en marcha alianza, no ya como u n código exterior Sin embargo, el conjunto de estos función del Espíritu Santo como prin-
en nuestra sociedad, sin embargo, re- escrito sobre tablas de piedra, sino preceptos no puede reducirse única- cipio y norma de la vida moral cris-
afirme el significado teologal y religioso como un ordenamiento interior impre- mente a un código escrito: es algo mu- tiana. Pablo rechaza con energía el
en toda opción, incluso «secular», del so por El en los corazones renovados cho más: los Evangelios lo dejan en- error judaico según el cual la ley
cristiano; etc., etc. Ha surgido u n a (Jer 31,32-34). tender claramente. El sermón mismo mosaica justificaba a los hombres con-
discusión tan animada que quizá nun- Ezequiel, a su vez, asigna al Espíritu de la montaña exige como fundamento firiendo la vida. Un código escrito, por
ca, en toda su historia, la teología de Yavé la tarea de mudar los corazo- del obrar moral una perfección interior más que propusiese un ideal elevado,
moral ha pasado por una revisión nes, volviéndolos a la ley de Dios y que supera la simple fidelidad a deter- no sabría transformar un ser de carne
tan profunda como la que esté reali- capaces de seguirla (Ez 11,19-20; 36, minados preceptos; la pobreza según el en un ser espiritual (Rom 4 , 1 5 ; 5,20;
zándose ante nuestros ojos. 25-28). espíritu, la pureza de corazón, el ojo Gal 3,19): se necesita la fuerza divina
En realidad, no será fácil integrar to- A estas afirmaciones fundamentales simple y luminoso (Mt 5,3.8.28; 6,19- del Espíritu (Rom 8,5-9; Gal 5,16-24).
das las aspiraciones propuestas en u n a se añaden otras completivas: el autor 23), que el sermón de la montaña in- El Espíritu es el protagonista de la era
nueva síntesis que satisfaga con ade- del Miserere pide para sí mismo, en el culca, indican una «justicia» superior de la nueva alianza (Rom 7,6; cf Heb 8,
cuado equilibrio, en su arquitectura tiempo presente, la renovación interior que no encontraría un desarrollo ade- 6-13): es el educador de la conducta
general como en cada una de sus par- prometida por los profetas para el tiem- cuado en un cumplimiento a la letra. del cristiano (cfRom 8,9-11; 1 Cor 3,16;
tes, estas y semejantes exigencias de la po de la nueva alianza (Sal 51,12-14; Jesús insiste mucho en este punto 2 Tim 1,14). Ya no se trata de una
teología moral. Y, sin embargo, esto cf Sab 1,4-6; 7,3.22-24; 9,17): ade- cuando habla del «corazón» del hom- norma impuesta desde fuera, sino que
podrá darse en alguna medida volvien- más, es interesante la relación entre el bre, que él considera como el centro de es el «Espíritu de sabiduría» que «ilumi-
do a situar en el centro de la sistema- Espíritu de Dios y su Palabra: la pala- la vida moral: es en él donde tiene la na los ojos de nuestro corazón» y nos
tización del mensaje moral cristiano la bra de Yavé produce siempre sus efec- sede más profunda la nueva justicia. guía al cumplimiento de la voluntad
lex Spíritus vitae, cuyo anuncio y don tos (cf Is 5 5 , 1 1 ; Zac 1,6; Sal 147,15). Por lo cual es necesario que n o sólo de Dios, que él nos da a conocer (Ef 1,17-
constituye uno de los mayores conte- se impone con seguridad (2 Sam 7,28- sean ordenadas las acciones, como se 18; cf Heb 6,4; 1 Cor 2,10ss); sobre
nidos de la palabra de Dios, en el cual 2 9 ; Sal 119,89; Sab 18,15-16) y pe- preocupan de hacer los fariseos, sino todo, es este «poder del Espíritu Santo»
durante largos siglos la teología moral netra como u n a espada o golpea como que sobre todo sea ordenado el cora- el que, en lugar de la ley exterior, nos
ha reencontrado una de sus caracteri- u n martillo (Is 4 9 , 2 ; Jer 23,29), pero zón, porque del corazón proviene todo mueve e impele desde dentro a obrar la
zaciones más originales. es el Espíritu quien abre los corazones lo que es bueno: las acciones buenas, justicia (Rom 15,13.19; 2 Tim 1,7;
para entenderla y los transforma a fin las palabras buenas, el perdón miseri- Rom 8,4.14; Gal 5,16.18). Del Espí-
de que sepan practicarla (Prov 1,23; cordioso, la justicia, la misericordia, la ritu provienen las actitudes fundamen-
I. Las premisas bíblicas Ez 36,27). fidelidad (Le 6,45; Mt 12,34; 18.35; tales del cristiano, en particular la ca-
23,23-26). De nada serviría observar ridad, que resume y cumple toda la
El AT nos ofrece sobre este tema una la ley con la más minuciosa precisión
2. Todos los elementos de la doc- ley (Rom 5,5; 15,30; Gal 5,22; Col 1,8;
rica doctrina, que el Nuevo, realizando —lo cual también es necesario y no
trina que aquí nos interesan, aparecen Rom 13,10; 1 Cor 13,4-7; Gal 5,14;
las promesas, hará completa y defini- conviene omitir (Mt 2 3 , 2 3 ; Le 1 1 , 4 2 ) - , Col 3,14): por eso hay que «caminar
tiva. igualmente afirmados y fundidos en si luego el corazón es ciego y maligno
unidad admirable en los escritos del NT. según el Espíritu», sin apagar su voz,
( M t 9 , 4 ; 15,18-20; Me 7,18-23; Le 16, evitando todo lo que le entristece
1. Las profecías mesiánicas presen- La primera catequesis apostólica es ya 15). Además, «de todo el corazón» (Gal 5,25; 1 Tes 5,19; Ef 4,30; 1 Tes
tan la era prometida como un reino rica en múltiples notas, preludio de debe brotar el amor de Dios, al que 4,8). Así es como ei cristiano se trans-
fundado sobre u n sólido ordenamiento reflexiones más maduras. va inseparablemente unido el del pró- forma gradualmente en «hombre inte-
legislativo, y el Mesías, que «procla- Ante todo, es clara la presentación jimo: y si él unifica la multiplicidad rior» (Ef 5,18; 3,16). Por lo que la
mará la justicia a las naciones», como de la ley cristiana en su preciso y de los preceptos en un deber «grande» nueva economía predicada por Pablo
u n rey encargado de promulgar una solemne contenido preceptivo. A este y «principal», al mismo tiempo le con- no es ya, como la ley antigua, «letra
ley justa y decisiva (cf Is 11,9; 32,1-14; respecto, basta considerar el sermón cede u n a aspiración sin límites, te- que mata», «ministerio de muerte, es-
42,1-4; 51,4-5; Jer 23,3-8). Esta ley de la montaña, en el que Mateo ha niendo como término de referencia el culpido en letras sobre piedras», sino
de la nueva alianza consistirá sobre querido concentrar la doctrina de Je- amor mismo de Dios (Mt 2 2 , 3 4 ; 15,8; que es «Espíritu que vivifica», «minis-
todo en u n principio interior, vertido sús sobre la ley del Reino de los cielos, Le 11,42; Mt 5,48; Le 6,36). terio de justicia»; y entonces los cris-
en el corazón de los hombres por el que sustituye a la del AT. Los preceptos tianos son «una carta de Cristo, redac-
Espíritu de Yavé. que Jesús promulga no son en absoluto tada por nosotros sus ministros y es-
Isaías es el primero en hablar de los vagas generalidades, sino que imponen 3. Lo que posibilita esta justicia crita no ya con tinta, sino con el Es-
días mesiénicos como de una época de o prohiben, sin escapatoria alguna, evangélica, incodificable, es la efusión píritu del Dios vivo, no sobre tablas de
renovación religiosa y moral llevada a comportamientos muy concretos (el del Espíritu de Jesús en el corazón de piedra, sino sobre tablas que son los
cabo por el Espíritu del Señor. Este Es- amor a los enemigos, la limosna, la ora- quien es llamado a practicarla. Este es corazones de carne» (2 Cor 3,1-8).
píritu no sólo posará sobre el Rey- ción, el ayuno, el desapego de los bie- el sentido de algunos de los textos arri-
Mesías y sobre sus colaboradores (Is 11, nes terrenos; el adulterio, el divorcio, ba considerados; es especialmente Lu- Pablo define esta nueva ley con la
1-5; 28,6), sino que se derramará sobre el talión, los juramentos inútiles, el jui- cas quien subraya la presencia del Es- siguiente fórmula, descarnada y repleta:
todo el pueblo, renovando su vida se- cio temerario, etc.). A pesar de los va- píritu en la persona y en la obra de lex Spiritus vitae in Christo ]esu (Rom 8,2),
gún el derecho y la justicia (Is 32,15ss). rios intentos de eludir la imperiosa ur- jesús (Le 1,35; 3.16 y par.; 4,1 y par.; haciendo resaltar la relación existente
Ley n u e v a • 570 571 Ley nueva
entre el Espíritu Santo y Cristo. En 3,5-8; 1 Tim 1,9-10: 2 Tim 3,2-3; 2 6 : 15,26; 16,7-13), el cual habita ya dición para subrayar una especial re-
efecto, este Espíritu es el «Espíritu de Tit 3,3; etc.). Ambas afirmaciones (la en los nacidos de Dios, volviéndolos in- lación figurativa entre la vieja y la
Cristo» (Rom 8,9; 2 Cor 3,17; Gal 4,6; libertad y la sujeción a una ley externa), capaces de pecar, suscitando u n a con- nueva Pentecostés: la Pentecostés cris-
Flp 1,19). Se realiza de esta forma una aparentemente opuestas, no son incon- ducta digna de Dios, preparándolos tiana sustituye a la antigua, porque es
unión profunda entre el Espíritu Santo ciliables. En efecto, la libertad cristiana debidamente para la aparición del Se- la fiesta en que se promulgó la ley
y Cristo en nuestra conducta moral: necesita aún guía y orientación en sus ñor (1 Jn 3,9 ; 3,24; 4,4.6.1 3 ; 2,27-28). nueva, en que se da la efusión del Es-
por una parte. Cristo nos da su Espí- realizaciones concretas: el fiel de Cristo En tal efusión del Espíritu, como ley píritu Santo 2 . Esta tradición tipológica,
ritu para hacerse operante en nos- no posee más que la prenda del Espí- de la nueva alianza, piensa san Juan que santo Tomás resume en un texto
otros con todo su poder y vida (1 Cor ritu (Rom 8,23; 2 Cor 1,22). Pero estas al concluir su prólogo. También nos- conciso 3 , es muy antigua: la recuerda
12,3; Gal 2,20; Col 1,29); por otra, determinaciones preceptivas sólo ex- otros podemos retener la misma con- san Agustín 4 y se encuentra de conti-
este Espíritu se encarga de hacernos presan y aplican a las diversas situa- clusión : a diferencia de la ley de Moi- nuo ya en los sermones y en las homi-
pertenecer a Cristo, de conformarnos a ciones de cada día la ley interior del sés, esculpida sobre piedra, la nueva es lías del día', ya en los tratamientos
él, en una palabra, de convertirnos en Espíritu de Cristo (Rom 6,12ss; 12,1-2). la «gracia y verdad», que todos hemos sobre las fiestas cristianas 6 , ya en los
«un solo espíritu con él» (Rom 8,9; recibido de la plenitud del Verbo en- textos litúrgicos de la solemnidad de
2 Cor 3,17-18; 1 Cor 6,17): es el «Es- 4. La doctrina de Pablo sobre la ley carnado; es el don del Espíritu Santo, Pentecostés 7 .
píritu del Hijo» el que nos hace ser nueva subsiste también en otros es- en el que Cristo nos ha sumergido (Jn 1,
hijos de Dios (Rom 8,15; Gal 4,6-7). critos apostólicos. Santiago, en su car- 16.17.33). De estos dos simbolismos brota la
Se comprende, pues, por qué Pablo ta, insiste en las «obras», no para corre- siguiente conclusión: el don inaugurado
asigna la obra de nuestra santificación gir alguna falsa interpretación del pen- del Espíritu tiene valor de nueva ley
tanto a Cristo como al Espíritu Santo samiento paulino, sino para combatir II. Desarrollo del pensamiento que reemplaza a la antigua; como el
y con sugestiva equivalencia, para ca- una visión laxista de la moral evangé- cristiano Espíritu había escrito la vieja ley sobre
lificar las varias actitudes del cristiano, lica, como si no fueran obligatorias para tablas de piedra, así ahora, infundién-
La rica doctrina de la Escritura sobre dose en los corazones, promulga y es-
recurre indiferentemente a las formas los cristianos buenas obras precisas, la «ley del Espíritu de vida en Cristo
«en Cristo» y «en el Espíritu»; el Espí- sobre todo las impuestas por la ley cribe en ellos la nueva ley.
Jesús» no podía dejar de tener desarro-
ritu que, en los corazones por él reno- real de la caridad (Sant 2.8). En efecto, llo y profundizaciones en el pensamiento
vados, es fuente y regla de la nueva él reconoce que el código, conforme al 2. Otra fuente muy importante es
moralidad, no hace otra cosa que pro- cristiano. Indicaremos algunas grandes
que serán juzgadas tales obras, es una líneas, haciendo una referencia más la de ¡os comentarios a la Escritura.
poner y perseguir en ellos la santidad «ley perfecta de libertad» (Sant 1,25; A título de ejemplo, presentamos el pen-
única de Jesús, indefectible norma de precisa a cuatro fuentes de información
2,12), que libera del formalismo fari- samiento de Orígenes y de san Am-
todo fiel. al respecto. brosio.
saico.
1. La primera fuente es la del a/e- Orígenes, en sus glosas a la epístola
Conducido por esta regla, el cristia- En la primera carta de san Pedro, de gorismo y simbolismo, que además tiene a los romanos, afirma que la ley del
no es libre: Cristo lo ha librado admira- carácter esencialmente práctico, las su vértice en la celebración litúr- Espíritu es la ley de Dios considerada
blemente incluso de la ley externa, co- exhortaciones morales, además de re- gica, que constituye un inagotable y en sus elementos «espirituales». En
municándole la regla interior de su Es- mitirse al ejemplo y a los mandamien- originalísimo tesoro de doctrina cristia- efecto, la ley de Dios, la antigua como
píritu (Rom 6,14; 8,2; Gal 5,17-18). tos del Señor, aparecen característica- na sobre todo en la teología patrística la nueva, contiene ambas cosas: «la
En esta doctrina, Pablo nunca se ha mente como surgiendo de la gracia y monástica. Nos detendremos en dos letra que mata y el espíritu que vivi-
andado por las ramas (Gal 2,4-5). Habla bautismal, con la que los cristianos han simbolismos muy antiguos e ilustres. fica», según se la tome «a la letra» o
de una exención vasta e imponente adquirido la «santificación mediante el en su sentido «espiritual», limitándose,
que no sólo tiene por mira toda la ley Espíritu» (1 Pe 1,2.22.23). El primero es el simbolismo del Es-
píritu Santo como «dedo de Dios». Los en el primer caso, a una ejecución ma-
mosaica (Rom 6,14; 8,2; Gal 4 , 3 1 ; También en los escritos de san Juan, terial, enferma y estéril, de cuanto se
5,1), sino que parece envolver cualquier Padres, cotejando los dos textos parale-
la adquisición del Espíritu es fuente de los de Mt 12,28 y de Le 11,20, saca- ha dicho, y abriéndose, en el segundo, a
norma que haya de imponerse al hom- la vida cristiana. También aquí la ac- las más complejas exigencias que de
bre, obligándole desde el exterior (1 Tim ron la conclusión de que «dedo de
tividad moral se fundamenta en los Dios» es el Espíritu Santo y que como ello derivan. Esta última es la condición
1,9). Sin embargo, el Apóstol está muy «mandamientos»; Cristo es el primero cristiana: es decir, «venir al Espíritu
lejos de pensar que esta «ley del Espí- fue el Espíritu Santo quien escribió la
en obedecer los mandamientos del ley mosaica sobre tablas de piedra, así que da la vida», superando la «carnal»
ritu» haga abstracción de preceptos pre- Padre (Jn 10,18: 12,49-50; 15,10), da servidumbre de los hebreos. Esta con-
cisos (la libertad cristiana no es liberti- también él (digitus paternae dexterae) es
a sus discípulos un mandamiento suyo quien escribe la nueva ley sobre las dición cristiana es fruto del Espíritu que
naje ni anarquía: Rom 6,15; 1 Cor 9 , 2 1 ; nuevo: el amor (Jn 13,34; 15,12), que Cristo dona a todo discípulo suyo, ha-
Gal 5,13). Por esto, contra quien, no tablas de los corazones. Ambas leyes,
se extiende a todos los fieles (1 Jn 2,7-8; pues, son obra del Espíritu: pero, mien- ciéndolo partícipe de la superabun-
lo suficiente «espiritual», corría el riesgo 3,23; 4 , 2 1 ; 2 Jn 4,6); en nombre del dante plenitud de su santidad 8 .
de abusar de esta libertad, Pablo se hace tras en la ley antigua él se mantiene
amor, Jesús exige que se observen tam- fuera de los hombres dirigiéndolos con
legislador vigoroso y exige los manda- bién los demás mandamientos (Jn 14, Para comprender bien estas afirma-
mientos del Señor o da él mismo órdenes un código escrito, en la nueva ley se ciones, hay que tener presente las ori-
1 5 . 2 1 ; 15,10), que obligan a todos los hace presente en lo más íntimo de ellos
a los convertidos (Rom 16,17; 1 Cor cristianos (1 Jn 2,3-4; 3,22.24; 5,2-3). ginales concepciones exegéticas de Orí-
7,6.10.12.16; 9,14; 11,23-24; 14,37- dirigiéndolos con su gracia 1 . genes. Defensor incansable de la uni-
Pero no se trata de una «letra» que prac-
3 8 ; 1 Tes 4,2; 2 Tes 3,6; etc.); no ticar. Los mandamientos no son sino El segundo simbolismo es el de Pen- dad y continuidad de los dos Testa-
teme bajar a los detalles y hacer una una condición para recibir y seguir tecostés como fiesta de la promulgación mentos, fundamenta las mismas en el
lista de consejos y preceptos que ob- («conocer») el interior Espíritu de la de la ley. La Pentecostés hebraica, que «espíritu» en que ambos coinciden a
servar (cf Rom 12,8-21; Ef 4,25-32; verdad (Jn 14,15-17). Esta es la nove- al principio surgió como fiesta agrícola despecho de sus «letras», que muchas
1 Tes 5,11-22; etc.) o pecados que evi- dad de la era inaugurada por Cristo: de las primicias, en tiempos de Jesús veces contrastan y siempre (incluso en
tar (Rom 1 3 , 1 3 ; 1 Cor 6,9-10; 2 Cor él envía y derrama en los hombres su se celebraba ya como aniversario de el Nuevo) «matan». Por tanto, puesto
12,20-22; Gal 5,19-23; Ef 5,3-5; Col Espíritu (Jn 3,5-8: 4 , 2 3 ; 7.37-39; 14, la promulgación de la ley sinaítica. que un abordaje no espiritual de la
Los Padres se adueñaron de esta tra- Escritura dejaría velado o incluso des-
Ley nueva •572 573 Ley nueva
15 cual conoce la ley, la alaba y acepta,
figuraría su más verdadero signifi- Renovata est gratia, inveteravit ¡iftera : además, el Espíritu Santo posee y nos
cado, y no acercaría a u n a concepción así ha nacido u n a nueva libertad para y, sin embargo, confiesa que este solo comunica una fuerza de amor que nos
unitaria de la historia, de la misma los cristianos, no ya sujetos a u n código conocimiento no le basta para ser li- hace observar los mandamientos de
forma u n a observancia puramente lite- cruento, sino íntimamente guiados por berado: necesita la gracia de Cristo 20 . Dios 2 7 : precisamente por esto la Es-
ral de la ley, de la antigua como de la la ley del Espíritu 16 . No es, pues, la ley la que nos salva, critura lo llama Spiritus2*.
nueva, además de ser imposible, no ni siquiera la evangélica, si se la toma Después de estas anticipaciones y dada
seria suficiente para verificar plena- 3. La tercera fuente doctrinal de por un código externo. Consolidada esta la importancia del tema, es natural que
mente la «vida en el espíritu» que se gran interés para nuestro tema es la posición, san Agustín llega a exponer, éste se vuelva a encontrar en las gran-
propone al cristiano. Se trata de llevar hagíográfica. Se trata de u n término ya en el tratado De Spiritu et littera, u n des obras sistemáticas del Doctor Co-
a cabo una gran espiritualización en el recogido por los autores antiguos: mas, programa doctrinal concluyente, pre- mún. Ya en la Summa contra gentes,
comprender y en el obrar 9 , y esto es a este respecto, la más significativa es cursor de todo desarrollo sucesivo. explicando los efectos que produce en
lo que constituye la peculiar novedad Presenta la gracia del Espíritu no sólo nosotros el Espíritu Santo secundum
la hagiografía más reciente, con el fin
de la existencia cristiana. Por eso la como la ayuda para observar la ley, quod movet creaturam in Deum, le asigna
de advertir cómo la vida de los santos sino también como la ley misma: efec-
ley evangélica misma es vieja para procede bajo la guía dulce e imperiosa también u n a tarea típicamente moral:
quien la entiende y practica «carnal- túa de esta manera el vuelco total de la observancia de los mandamientos 2 9 .
del Espíritu Santo 1 7 . la posición pelagiana. pues no es la
mente», sin renovarse en el espíritu; Pero sobre todo la Summa Theologica
mientras que, vivida en su más amplio ley la que es gracia, sino que más bien ofrece también, en las cuestiones dedi-
4. Finalmente, se puede consultar la es la gracia la que es ley. En efecto,
valor espiritual, le resultaría nueva enseñanza expresa de los Padres y de cadas a la ley, una síntesis elaborada
también la ley antigua 1 0 . Esta manera apoyándose de continuo en los grandes y sistemática acerca de la ley nueva,
los teólogos. Presentemos en síntesis el textos proféticos y paulinos, san Agustín
«espiritual» de leer la Escritura fue di- pensamiento de san Agustín y de santo en un grupo de cuestiones en el que
vulgada entre los latinos por san Am- opone en relación a la ley antigua, se ha querido ver el corazón mismo
Tomás. letra que mataba, la ley nueva del Es-
brosio. de la Suma o, en todo caso, un ángulo
De Agustín, bastará con considerar píritu que vivifica 21 y, explicando en
el momento final y más maduro de su de visión de los más capaces de pro-
Dos consecuencias se sacan de este qué consiste tal ley, la identifica, siem- porcionar una comprensión amplia
planteamiento. La primera es la for- enseñanza al respecto: lo que nos pre sobre la base de las afirmaciones
muestra a través de su polémica con- (por no decir exhaustiva) de toda la
mación, en la elaboración del ideal reveladas, con la íntima presencia nor- construcción del Angélico: allí es pre-
cristiano, de u n clima en el que se tra Pelagio, comenzada no casualmente mativa y operante del Espíritu Santo 2 2 .
con el opúsculo De Spirítu et líttera, cisamente donde identifica consciente-
transfiere, incluso al plano de la con- Por lo cual, incluso cuando recalca la mente y por reflejo la ley nueva, en su
ducta, la preemipencia de lo interno cuyo solo título está ya lleno de signifi- importancia de las normas «externas»,
cado. Por varios motivos, Pelagio se constitutivo principal, con la gracia del
sobre lo externo y del espíritu sobre la le reconoce siempre al Espíritu Santo Espíritu Santo 3 0 y, coherentemente,
letra. La segunda conclusión es la exal- había dejado llevar por el camino de la tarea de regular inmediatamente y
un voluntarismo que dejaba muy poco hace de la lex Spirítus Sanctí la ley del
tación de la unidad que enlaza ambos desde dentro la conducta del hombre justo, superior a cualquier otra ley
Testamentos, de los que el Antiguo, espacio para la «ley del Espíritu», que- redimido 2 3 .
dando la «letra», como quien dice, a creada 3 1 . Que ésta era la convicción
escudriñado en su «misterio», revela del Angélico, explícitamente fundada
toda su grandeza pedagógica: la ley sus anchas. No hay más que hojear En san Agustín, sin duda, se inspiró
algunas páginas de la Epístola ad De- en los datos tradicionales (las profecías,
precede «fraternalmente» al Evangelio, santo Tomás para elaborar su doctrina los textos paulinos, las reflexiones de
se afina con los nuevos preceptos que metriadem o examinar el escrito De lege acerca de lo que constituye «principal-
divina 18 , para constatar que son los san Agustín), resulta con extrema cla-
ella misma prevé; en u n a palabra, mente» la ley nueva. El pensamiento ridad de su magistral exposición de la
anuncia de antemano al Cristo que la «mandamientos a observar» los que agustiniano había sufrido, a través de carta a los romanos y, particularmente,
llevará hasta su cumplimiento 1 1 . figuran en primer plano; lo que cuen- los siglos, llamativas deformaciones. del comentario al texto paulino de
ta es saber y hacer lo que la ley impone: Santo Tomás hizo obra de purificación,
No obstante esto, san Ambrosio afir- la nueva con mayor severidad aún que Rom X,2, en que afirma que la ley
ma que la antigua ley es siempre «letra» volvió a tomar la doctrina tradicional nueva consiste en el Espíritu Santo que
la antigua, con u n a serie ordenada de en toda su pureza y la elaboró de ma-
secundaria y exterior. Ella, pues, no preceptos fáciles de hallar en los Evan- habita en los justos, pues precisamente
puede ser la ley ideal. Tuvo ciertamente nera orgánica: a esta sistematización desempeña, directamente y con su gra-
gelios, cada uno en su propio sitio. En no llegó sino al fina) de su obra de
su valor: sirvió para que el hombre el De lege divina fluye u n sutil juridicis- cia, las misiones fundamentales de
pudiera conocer su condición de pe- maestro, pero ya antes se notan anti- cualquier ley 3 2 .
mo. cada u n a de cuyas aserciones sería cipaciones significativas. Estas se en-
cado, mas no concedía la justicia ni muy difícil de condenar como erró-
reintegraba al hombre a su privilegiada cuentran sobre todo en sus Comenta- Se trata de la afirmación que ahora
nea, pero cuyo conjunto se descubre rios bíblicos. Comentando el texto de trataremos de explicar teológicamente.
situación primitiva, de la que había sido como ajeno al espíritu cristiano, hallán-
privado a causa del pecado. La justifi- 2 Cor 3,3-6, recuerda que la ley nueva
dose sobreentendida, y a veces expresa, no es, como la antigua, mudable e im-
cación del hombre sobrevendrá median- la persuasión de que todo depende de
te la gracia: en esto desembocan ordi- perfecta, para luego precisar, con una III. Reflexiones para una profundiza-
la voluntad del hombre y que la gracia fórmula felicísima, que el mismo Espí-
nariamente las consideraciones que san divina no consiste más que en la ley ción teológica
Ambrosio dedica al problema. Después ritu Santo, obrando en nosotros la caridad,
que Dios nos ha dado " . Es precisamente plenitud de la ley, es el nuevo testamen-
de la ley mosaica, he aquí la gracia, el la ley la que es gracia: fuera de ella, No es fácil hacer u n a síntesis de los
gobierno de Cristo, cuyo Espíritu hemos to1". Además, en el comentario al Evan- varios y dispares elementos recogidos.
no necesitamos otra ayuda; conocerla gelio de san Juan subraya una y otra
recibido y en cuyo Espíritu debemos ca- y cumplirla de buena gana es todo lo Nos contentaremos con algunas refle-
minar 1 2 . Ciertamente, hemos recibido vez la tarea normativa del Espíritu xiones, dispuestas en torno a los dos
que hay que hacer. Santo: ante todo, tiene una voz qua
mandamientos nuevos 1 ', pero la nueva aspectos más netamente distintos (aun-
norma de justicia se define sobre todo loquitur intus in corde, et hanc audiunt que complementarios) y continuamente
por la presencia en nosotros del Espí- Defensor del espíritu cristiano, san fldeles et sanctí"; sin esta voz no sería propuestos: la gracia del Espíritu de
ritu del Hijo, cuya participación con- Agustín no se cansa de afirmar que la posible comprender la doctrina del Cristo y el contenido preceptivo en que
cluye la obra legislativa de Dios 1 4 . scientia legís no salva en absoluto, y se Maestro 2 6 ; y no sólo esto, sino que, se expresa.
apoya en la posición de san Pablo, el
575 Ley nueva
Ley nueva •S74
vo» y verdaderamente omnicomprensi- arrollo de la gracia: pues la observancia
1. La teología explica que la gracia ciones siempre nuevas y cada v vo de la caridad: y en realidad en la de los mandamientos acrecienta la gra-
no es sólo u n a moción sanante y ha- verdaderamente normativas 3 5 . De est? vida de aquí abajo la adhesión más alta cia y obtiene de Cristo u n don mayor
bitual para nuestra naturaleza decaída, forma, en la vida espiritual se da U Q ? posible al fin sobrenatural es la que del Espíritu; y el Espíritu de Cristo,
sino ante todo y sobre todo u n don continua y mutua dependencia ervtr se realiza a través de la caridad. Y hay creciendo en nosotros con su gracia,
elevante y habitual: nuestra máxima gracia habitual y presencia sobreñas, 6 inclinaciones objetivas a algunos com- aumenta también sus mociones e ilu-
participación de ser. que transforma ral activa del Espíritu de Cristo: ya q u " portamientos fundamentales, que tam- minaciones cada vez más altas y cla-
por completo y desde dentro nuestra por una parte, el Espíritu habita ' bién se traducen en preceptos: se trata ras, y nunca satisfechas y seguidas de
naturaleza h u m a n a y sus inclinaciones, través de la gracia y, por otra, la gra c ¡^ de los que san Juan Crisóstomo pre- una manera total.
y se convierte en nosotros en la fuente no se verifica adecuadamente sino b a ¡ sentaba con el nombre de «preceptos
primera de nuestro obrar sobrenatural. la constante y superior acción del g„ sublimes» de las bienaventuranzas evan-
Ahora bien, precisamente en este punto píritu. gélicas 37 , y en general todas las indi- IV. Conclusión
puede ayudarnos la fundamental intui- El esfuerzo especulativo no se a p a r t caciones del Espíritu hacia una creciente
ción ética de que «ley» de un ser es su Puede servirnos como síntesis el
del clima de los grandes textos prof-^ purificación y santificación interior: preámbulo de san Juan Crisóstomo a
misma naturaleza: para no abandonar ticos y paulinos. Es en lo más íntim ~ son las «obras de los sacramentos», de
la pista de las reflexiones de santo su comentario del Evangelio de san
de nosotros mismos donde llevamos cuya gracia cualquier otra acción es Mateo: «Nuestra vida debería ser tan
Tomás, diremos que es la «forma» de un vida nueva, la de Cristo, la cual una prolongación, desarrollo, fruto; son los
ser la que origina y regula la actividad " . nos pura que no necesitase ningún escrito:
ha sido conferida por su Espíritu, imperativos imprescindibles de las vir- la gracia del Espíritu Santo debería sus-
Si, pues, se identifica la ley con la forma lógico que se nos presente como el py ¡e s
r
tudes teologales y morales, cuyo re- tituir a los libros, y como éstos están
concebida como principio dinámico y cipio normativo y la ley congénita chazo equivaldría a u n a negación de
normativo, por un lado, y, por otro, °.Ue escritos con tinta, así nuestros corazo-
explica y mide cada uno de nuestro la gracia misma. De este modo, como nes deberían estar escritos con el Es-
se afirma el valor ontológico de la gra-
actos: por decirlo de algún modo, resid S ya resaltó santo Tomás 3 8 , el dogma de píritu Santo. Sólo por haber perdido
cia como forma sobrenatural, se com- la Encarnación, que empuja toda la
prende también que la ley nueva debe en nuestra naturaleza misma de hiio 6 esta gracia, tenemos que servirnos de
de Dios la norma por medio de la C ¿ J | economía cristiana hacia una mani- los escritos: pero cuánto mejor es el
ser, principalmente, la gracia misma: festación cada vez más adecuada, in-
y considerada la novedad, la perfección tal naturaleza es desarrollada de rna primer modo, Dios mismo nos lo ha
ñera consecuente (fons aquae salientí forma de suyo también a la vida moral: demostrado claramente... En efecto, a
y la totalidad de ser y de tender que apremiada como está, por el Espíritu
ella comunica al justo, se intuye que in vítam aeternam), así como la ley ¡tí sus discípulos Dios no les dejó nada por
desarrollarnos en cuanto hombres se del Señor que es su ley, a revelarse escrito, sino que les prometió la gracia
propiamente le compete a la gracia, en u n a correspondiente conducta vi-
antes que a cualquier otra ley, regular nos presenta otro tanto inmanente del Espíritu Santo: "El —les dijo— os
nuestra naturaleza h u m a n a misma sible. lo sugerirá todo" ; así como dijo por boca
su actividad.
Es, pues, esta intervención de la gracia de Jeremías: "Haré una nueva alianza,
la que define el carácter propio de la En cualquier caso, los preceptos en la
Y con esta gracia, don creado, el hijo ley nueva no son más que una expre- promulgaré mi ley en sus almas, la es-
de Dios recibe también el Espíritu Santo, moralidad sobrenatural: ésta no se re- cribiré en sus corazones, y serán todos
vela principalmente como tal por el sión de la gracia, en la que ella princi-
don increado: al cual, como a Espíritu palmente consiste. Son expresión esen- instruidos por Dios"; y también Pablo
de Cristo, la revelación asigna también hecho de responder a un particular queriendo afirmar esta misma verdad,
contenido de preceptos que brotan de cial de la gracia: pues, sin ellos, ésta
la tarea de guiarnos en la vida moral. no puede regular la vida cristiana ni decía que había recibido la ley "no
La teología ofrece una explicación muy la inteligencia de la fe y que se añaden sobre tablas de piedra, sino sobre ta-
a ios puramente racionales, sino por- hacerle alcanzar el fin de la caridad.
unitaria de semejante encuentro entre Al constituir un límite irrebasable, los blas de carne, es decir, en su corazón".
don creado e increado en el mover y que es u n orden totalmente penetrado Nuestra vida, pues, debería ser pura,
y hasta el final regulado («informado») preceptos subrayan el carácter absolu-
regular nuestra vida sobrenatural. Pues tamente objetivo y estable de la ley de forma que, no teniendo necesidad
si el Espíritu de Cristo se hace presente por la gracia: de donde la ley nueva, de los escritos, nuestros corazones se
antes que un complejo preceptivo o nueva; y, por otra parte, puesto que
en el alma «a modo de ley», como es- aplican (y por esto se imponen) las mantuviesen siempre abiertos a la guía
cribía el card. Seripando 3 4 , para orde- «escrito», es una ley interior. Es u n a
exigencias fundamentales de la gracia, del Espíritu Santo... Pues es el Espíritu
narla hacia su fin, es porque le infunde norma en el pleno sentido, antes que Santo el que bajó del cielo cuando fue
un conjunto de imperativos: mucho aparecen, no obstante su carácter de
con este fin la forma sobrenatural de obligación objetiva, menos gravosos que promulgada la nueva ley, y las tablas
la gracia; si él es la nueva ley «que más que un código de reglas, es u n que él grabó en esta ocasión son muy
valor. los preceptos impuestos por las leyes
habita» en el justo, es porque le ins- humanas. Y son una expresión secun- superiores a las primeras: los Apóstoles
cribe en el corazón, como título de su daria de la gracia, por lo que la sola no bajaron del monte llevando, como
nueva presencia operante y como me- 2. Aquí mismo puede captarse la observancia de los preceptos, necesaria Moisés, tablas de piedra en sus manos,
dio para realizar su gobierno, esta nue- función liberante de la gracia, como como límite mínimo, nunca será sufi- sino que lo que llevaban era el Espíritu
va ley «creada»: la gracia. Sin decir nueva ley, respecto de los preceptos ciente para interpretar y traducir toda Santo en sus corazones, convertidos
que el Espíritu Santo nos guía a nues- que de ella brotan: o sea, cuál es el la potencia motora y reguladora de la mediante su gracia en una ley y en
tro fin con mociones e iluminaciones significado y el valor de éstos. gratia Spirítus Sancti: enteras secciones un libro vivientes» 39 .
actuales, las cuales sobrepasan y per- En toda ley, pero particularmente en de la vida espiritual se sustraerán siem-
feccionan el don habitual de la gracia: la del Espíritu, el precepto no tiene pre a la fuerza directiva e imperativa
a pesar de haberse convertido en hijo otra función que la aplicativa: prae- de los particulares preceptos, y su re- A. Vakecchí
de Dios, el hombre sigue con su inteli- ceptum importat applícationem kgis aa gla será siempre la voz interior y libre
gencia ensombrecida precisamente con ea quae ex kge regulantur™: en la ley del Espíritu de Cristo.
respecto a cuanto le conviene hacer, y nueva, el precepto no es más que el Notas.— (') Agustín. De Spiritu et littera,
con una voluntad débil, expuesta a los dictamen inteligible en que la fe¡tra- De esto podemos también sacar la c. 16-17, n. 28-29: PL 44, 218.-( 2 ) Cf J. Da-
asaltos del mal, y es el Espíritu Santo conclusión de que casi una interna niélou, Bible et Liturgie, París 1950, 444-447;
duce las inclinaciones objetivas de a A Rétif, Le mystére de la Pentecote, en «La Vie
quien se encarga de superar estas di- gracia. Hay u n a inclinación al nn: <J" circulatio se establece entre la obser-
ficultades y fragilidades con interven- Spirituelle». 84 (1951), 451-465; J. Lecuyer.
la fe expresa en el «mandamiento nue vancia de los mandamientos y el des- Pentecote et loi nouvelle. en «Ib», 88 (1953), 471-
Libertad • 576 577 Libertad

490; Y. Congar, La Pentecdie Chartres 1956. c. 3, lect. 1 y 2. en Super epístolas S. Pauli El concepto de libertad que aquí va- funda en el dinamismo fundamental que
París 1956. 57ss; J. Thomas, Le souffle de la lectura.—[") Id, Super Evangelium 26
S. Joan- mos a precisar es el de la libertad moral la orienta hacia el sumo bien. Es evi-
Pentecote. París 1960, passim.-(3) Tomás de nis lectura, c. 3, lect. 2.-( ) 28 Ib, c. 14, y más directamente el de la libertad dente que tal libertad de elección tiene
Aquino, S. Th., l-2ae, q. 103, a. 3, ad 4um.- lect. 6.-(") Ib. c. 14. lect. 4-6.-( ) Ib, c. 14. moral del cristiano. Es evidente que su raíz última en la razón y más preci-
(4) Agustín. Epístola 55 ad Januaríum, c. 16. lect. 4.-(2») Id. Sum. c. Cent., lib. 4, c. 2 2 . - para trazar los contornos de este con- samente en la capacidad que ésta posee
n. 29: PL 33, 218-219.-C) León Magno (M) Id. S. Th„ l-2ae, q. 32106. a. 1, c.-(") Ib.
(PL 54, 400-401): Rábano Mauro (PL 110, q. 96. a. 5, ad 2um.-( ) Id. In Rom., c. 8, cepto se ha tenido que aclarar antes el para aprehender el bien universal y
44-45): Beda el Venerable (PL 94, 194); lect. 1.—(3i) Pensamos en los siguientes textos significado metafísico de la libertad para medir la distancia existente entre
Atón de Vercelli (PL 134, 847-848); Raterio tomistas fundamentales: S. Th„ la, q. 14. a. 8. como capacidad que el hombre tiene este último y cada uno de los bienes
de Verana (PL 136. 746); Vcrnerio Abad c; q. 105, a. 5, c: )4l-2ae, q. 18. a. 5. c; ln de disponer de sí mismo, es decir, de particulares que experimenta existen-
(PL 157, 988): Ivo de Chartres (PL 162, 592- 2 Ethic, lect. 2.—( ) G. Seripando, ln divi autodeterminarse. cialmente. En efecto, la voluntad, en
594); Ildeberto de Tours (PL 171, 593-594); Pauli ad Romanos et ad Calatas Commeniaria, cuanto apetito racional, se determina
Honorio de Autun (PL 172, 964); Hugo de ad Rom., 8,2.-(") Cf Id, S. Th..36l-2ae, q. 68,
san Víctor (PL 177, 1121-1122); Inocencio III a. 1-2: q. 109, a. 9, ad 2um.-( ) Id, S. Th„ 1. LA IIBERTAD DE ELECCIÓN O DE motivándose, es decir, asumiendo razo-
(PL 217, 421-422).-( 6 ) Cf Isidoro de Sevilla. l-2ae. q. 90, a. 2. ad lum.-(") Juan Crisós- AUTODETERMINACIÓN.—En su existencia nes para obrar. Determinarse quiere de-
De ecclesiasticis officiis, libr. 1, c. 34: PL 83, tomo, 3ln Matth., hom. 15, n. 6: PG 57. 230- concreta, el hombre experimenta a un cir decidirse con conocimiento de causa,
768-769; Ignoto, De officiis libellus: PL 94, 53 7; 231.-( »)39Tomás de A., S. Th., l-2ae, q. 108. tiempo su doble condición de ser libre es a un tiempo saber y querer; dicho
Alcuino (?), Líber de dívinís officiis, c. 26: a. 1. c.-( ) ]. Crisóstomo, ln Matth.. hom. 1. con más exactitud, es querer que de-
PL 101, 1226; Rábano Mauro, De clericorum n. 1: PC 57. 13-15. y de ser condicionado. La filosofía ha
reflexionado mucho sobre esta expe- terminada razón se convierta para uno
institutione, libr. 2, c. 41: PL 107. 354; en la razón de obrar, que determinado
G. Beleth. Rationale divinorum officiorum. c. 131: BIBL. : Boismard M. E-, Le prologue de S. Jean, riencia fundamental, en el intento de
PL 202. 135-136.-(7) Es éste, por ej.. un ofrecer una justificación metafísica, es juicio práctico sea el último juicio prac-
París 1953.—Bonsirven J., Le régne de Dieu. tico. Ahora bien, indudablemente el
tema frecuente en los himnos y en las secuen- París 1947.-Dupont J., Les Beatitudes. Le decir, de demostrar la existencia de la
cias pentecostales del medievo: cf J. Lecuyer. probléme Httéraire. Le message doctrinal, Brujas- libertad, indicando también cómo y por último juicio práctico es, en tanto jui-
o. c, 473. nota 6; para limitarnos a una cita Lovaina 1954.— Galtier J., Le Saint Espfit en qué ésta se desarrolla. cio, u n acto de la inteligencia, pero úl-
célebre, véase el himno Tradente legem Domino, nous d'aprés les Peres grecs, Roma 1946.— timo solamente lo es porque así lo ha
atribuido a Abelardo (PL 178. 1799). que Gribomont J.-Smulders P., L'Esprit santificateur Punto de partida de tal reflexión ha querido quien en él ha encontrado su
está dedicado todo él a nuestro tema.— dans la spiritualité des Peres, en Dift. de Spiri- sido siempre el análisis de la voluntad razón de obrar. En la unidad viviente
(M) Orígenes, ln Epist. adRom., libr. 6. n. 11-14: tualité. fase. 28-29 (1960), 1257-1283.- y de su mecanismo de acción. Ahora
PG 14, 1091-1102.-(») Ante todo, hay que del sujeto humano, inteligencia y vo-
Gross J.. La divinisation du chrétien d'aprés les bien, la voluntad h u m a n a se muestra
decir que las dos cosas se funden en una: Peres grecs, París 1938.-Guillet J.. Temas luntad se compenetran y condicionan
porque la comprensión «espiritual» de la Es- principalmente como una tendencia, recíprocamente. Por ello, el acto libre
bíblicos, Paulinas, Madrid 1963.—Hamel E.. la cual no es otra cosa que la inclina-
critura es precisamente la que lee en cada Loi naturelle et loi du Christ, en Sciences Ec- del hombre es, según u n a feliz expre-
afirmación bíblica todo lo que atañe a la vida clésiastiques, 10. 1958.—Lyonnet S.. Liberté ción del ser hacia su cumplimiento o sión del P. Sertillanges. «un acto de
espiritual cristiana y al logro de la salvación; chretiénne et loi nouvelle. Roma 1953.—Prat F-, perfección, en la línea de su esencia, juicio querido o un acto de querer
en cambio, es «literal», y, por tanto, inútil, Teologiade san Pablo, 1950.-Schnackenburg R., de sus determinaciones ontológicas, de
mortiíicadora, letra «que mata», toda interpre- juzgado».
Teología del Nuevo Testamento, Desclée, Bilbao su «forma». En otras palabras, la vo-
tación que no sepa descubrir estas referencias 1963.—Tremel Y., Beatitudes et morale évan-
vitales. Así que una exégesis «espiritual» mira a luntad es u n a potencia y, como tal, se
gélique. en «Lumiére et Vie». 21 (1955).— define por su objeto propio, frente al
una vida «según el espíritu»: mas, de todo este Valsecchi A.. Lettera e spirito nella legge nuova: 2. LIBERTAD Y PERSONA.-Partiendo
proceso global de espiritualización. Orígenes linee di teología patrística, en «La Scuola Cat- cual posee u n a orientación necesaria. de estas afirmaciones fundamentales y
«se entretiene sobre todo sobre el aspecto tolica», 92 (1964), 483-516. La libertad en tanto libre arbitrio, o
moral» (M. Harl. Oxigene et la fonction révéla- clásicas, la reflexión moderna ha puesto
trice du Verbe lncarné. París 1958, 278).- sea, como capacidad del hombre de con mayor viveza su atención en la re-
(10) Orígenes, ln Levit, hom. 7, n. 5: PG 12, elegir, es justamente inherente a la lación libertad-persona. En efecto, la
487-488; ln Num„ hom. 9. n. 4: PG 12. 628- voluntad como tendencia natural. El
629.—(31) Ambrosio, ln Psalmum 118 exposit., L I B E R T A D
libertad de elección no es más que un
objeto de esta inclinación es el bien inicio; se le da al hombre para su libe-
sermo 15, n. 8: PL 15. 1412; n. 15: PL 15, total, respecto del cual la voluntad, en ración. Reduciendo la libertad a una
1415; sermo 16, n. 39: PL 15, 1437.- I. Libertad y experiencia moral consecuencia, n o puede dejar de sentir
(") Ambrosio. Epist. 73, n. 10-11: PL 16, exigencia subjetiva del hombre exis-
1253-1254; De Jacob et vita beata, lib. I. El concepto de libertad, que la teo- su necesidad. Pero la voluntad, «hic et tente, sin contenido objetivo alguno, se
c. 4-5, n. 13-19: PL 14. 604-607.-C 1 ) Id. logía moral ha ido elaborando en el nunc», no hace experiencia inmediata acaba inevitablemente haciéndola coin-
ln14 Psalmum 39 enarrat., n. 3: PL 14, 1049.- transcurso de los siglos, se presenta de tal objeto. De aquí nace la posibili- cidir con la necesidad de la situación.
( ) Id, De officiis ministrorum, libr. 1. c. 29. como la profundización del sentido que dad de la libertad. Por tanto, ésta es- El intento de establecer u n a libertad que
n. 131: PL 16. 62; De fuga saeculi, c. 3, triba en la desproporción que se da
n. 15-16: PL 14, 577-578.-(") Id, De inter- de la libertad nos ofrece la revelación sea fin para sí misma, se frustra en el pre-
entre la amplitud trascendental del ob-
pellatione
16
Job et David, lib. 1, c. 5, n. 12: PL 14. en un diálogo ininterrumpido con la jeto de la voluntad y la finitud de los
ciso instante en que se propone, ya que
802.-( ) Id. Epist. 22: sermo contra Auxen- tradición del pensamiento occidental. convierte toda elección en indiferente
tium, n. 28: PL 16. 1015-1016.-( ,7 ) Entre En efecto, el problema de la libertad bienes particulares, que constituyen el
y, en consecuencia, borra de la activi-
los estudios utilizables puede verse R. Réga- es uno de los problemas centrales de la objeto de la presente experiencia del
mey. Portrait spirituelle du chrétien, París 1963. reflexión filosófica del Occidente. La li- hombre. Así que el horizonte de las po- dad del hombre todo carácter de res-
passim; Y. Congar, 18 Los caminos del Dios Vivo, sibilidades primordiales del hombre es ponsabilidad y de riesgo. Por otra parte,
Estela, Barcelona.-) ) Las dos obras pueden bertad se considera componente esen- la experiencia moral es experiencia de
infinito, mientras que las posibilidades
leerse respectivamente en PL 30. 15-45 y 33, cial del ser del hombre, ya que da concretas que la presente situación un valor y, sobre todo, lleva como con-
1099-1120.-( 19 ) «Cum ómnibus aequaliter significado a la existencia y especifica traseña la percepción del valor del
legis data sit gratia...» (Pelagio. De lege divina. y caracteriza el obrar del hombre; obrar histórica le ofrece, son de hecho limita-
das y parciales. hombre concreto como persona, el cual
n. 6: PL 30, 111).-C°) Agustín, De gestis
Pelagii, c. 7, n. 20: PL 44. 332.-( 21 ) Id. De que, por libre, se hace moral. procede en conformidad o no con su
Spiritu et littera, c. 19, n. 32: PL 44, 220.- Sin embargo, el término «libertad» se Por otra parte, ante estos bienes par- dignidad irrepetible, con mayor o me-
(22) Ib, c. 21, n. 36: PL23
44, 222; c. 26, n. 46: toma con valencias y significados diver- ciales la voluntad tiene que romper la nor fidelidad al sentido auténtico de su
PL 44, 228-229.-( ) 7b, c. 25. n. 42: sos, con arreglo a las perspectivas den- indeterminación y determinarse por sí existencia. La experiencia ética, si bien
PL 44, 226,-( 24 ) Tomás de Aquino, ln 2 Cor, tro de las que se mueve, y a las disci- sola. La libertad es precisamente este arraiga y se sustenta en la situación,
plinas a que se hace referencia. poder de autodeterminación, que se emerge de ella y aparece cimentada en
19
Libertad . 578 579 Libertad
la profundidad de la persona. Es expe- perder, se enriquece. Claro, esto con- dicionamientos de la naturaleza peca- na es u n acontecimiento soteriológico.
riencia del valor, mas no como u n dato lleva renuncias: elegir es siempre re- dora, y principalmente de u n a libertad Tiene su origen en u n hecho histórico
ya consumado, sino como el objeto de nunciar a algo. Pero la renuncia del para, es decir, de u n dinamismo interior —la muerte y la resurrección del Se-
una elección libre que tiende dinámi- acto libre es sólo el signo negativo de nuevo, al que el hombre debe corres- ñor— y en u n contacto personal con
camente a realizarlo a través de u n pro- una profundización interior y el cami- ponder, y que consiste fundamentalmen- tal hecho —la adhesión a Cristo en el
yecto ininterrumpido. Es aquí donde no, a veces espinoso, por el que se en- te en el ejercicio concreto de la caridad bautismo—. La eficacia de esta libertad
tiene su raíz la libertad moral como tra al mundo de los valores. como amor indiviso de Dios y de los como «libertad de», o sea, entendida
tensión continua entre lo que somos y La edificación de la unidad de la per- hermanos. como la superación de algunos impedi-
lo que queremos y debemos ser, entre sona, que es el fin último de la libertad, En el AT esta libertad está prefigura- mentos fundamentales que caracteri-
la situación presente y la vocación que se lleva a cabo sólo eligiendo. Por eso da en algunos acontecimientos decisi- zan la existencia del hombre caído y,
tenemos que realizar. Purificada de la auténtica libertad h u m a n a no está vos de la historia de la salvación y por ende, «vendido» al pecado (Rom
todo elemento accesorio, la experiencia tanto en la posibilidad de elegir cuanto también es esperada como fruto de los 7,14), se manifiesta en un triple campo
moral se muestra, de manera conse- en elegir lo que pide u n auténtico cre- tiempos mesiánicos. La historia del AT frente al pecado, a la muerte, a la ley.
cuente, como la correlación perenne e cimiento de la persona, de acuerdo con es historia de liberación: desde la pri-
inagotable entre la ipseidad íntima del a) El pecado, al que estamos someti-
sus potencialidades y su irrepetible mera liberación de la esclavitud de dos como esclavos a causa de nuestro
yo libre y el sentido que éste busca y vocación. Egipto, que da origen al pueblo elegido
quiere dar a su propia existencia. En origen (Rom 5,12ss; 1 Col 1 5 , 2 1 ;
(Ex 1,15), hasta la liberación de los Ef 2,3) y de nuestras culpas personales
la libre opción moral, el yo se constru- judíos deportados a Babilonia (Is 40,5 5).
ye a sí mismo y se proyecta con arreglo II. Libertad moral y reflexión bíblica (Rom 6,17-20), es el verdadero déspota
Yavé, el santo de Israel, es presentado de cuyo yugo Cristo nos arranca. Con
a u n ideal psicológico que lo trasciende La revelación cristiana presupone en como el liberador.
y al que con empeño trata de adecuar- frecuencia, lo identificamos con el do-
el hombre la existencia de u n a real Los últimos siglos del judaismo in- minio de Satanás, que, aunque derro-
se más o menos perfectamente, con libertad de elección como fundamento
mayor o menor éxito. mediatamente anteriores a la venida tado, se esfuerza de continuo por recon-
de toda responsabilidad moral y como de Cristo se caracterizan por la espera quistar el poder perdido (Ef 6,12; 1 Pe
Así que la libertad de elección no lo presupuesto del premio y del castigo: de la «liberación definitiva», y las ora- 5,8). y con la esclavitud de la carne,
es todo. Está en función de la liberación «Mira, yo pongo hoy delante de ti el ciones oficiales piden a Yavé que ade- que lucha en nosotros contra el Espíritu
moral entendida como la apertura bien y el mal; elige el bien y vivirás» lante el día. El concepto de liberación (Rom 8,5-9; Gal 5,17ss).
cada vez mayor del espíritu a los valo- (Dt 30,15). Desde la narración del pri- es aún muy ambiguo; algunos, sin duda,
mer pecado (Gen 2 , 3 ; 4,7), se requiere Pablo acentúa la superabundancia
res y a la plenitud del ser. Tal liberación esperan una restauración política. Pero de la gracia de Cristo (Rom 5,15.20;
es algo muy costoso. Ante todo, implica continuamente la responsabilidad del se abre camino progresivamente u n a
hombre. Los profetas amonestan una 8,2), contraponiéndola a la dura tira-
una serie de rupturas con los condicio- concepción religiosa de la libertad, con- nía que el pecado ejercía sobre el
namientos y las solicitaciones tanto ex- y otra vez al pueblo que no haga sistente en la purificación de las culpas
mal uso de la libertad (Is 1,19; mundo. Asociándonos al misterio de
teriores como interiores. Pero estas y en el don del Espíritu de Yavé (Sal 5 0 ; la muerte y de la resurrección de Cristo,
rupturas no son fin en sí mismas: son Jer 11,8). Quien, pudiendo hacer el mal, 130,8: Ez 36.22-28; Zac 12,10ss; 13).
no lo hace, tiene aseguradas la gloria el bautismo h a acabado con nuestra
presupuesto del acceso a la unidad de servidumbre (Rom 6,6). Esta liberación
la persona, que es el centro de la vida y la felicidad (Eclo 31,10).
1. «LIBERTAD DE».—La libertad traí- es para todos, pues hasta los paganos
moral. Pues liberarse quiere decir edi- Está, pues, en manos del hombre ele- da por Cristo es algo absolutamente están llamados a beneficiarse de ella:
ficar trabajosamente la unidad moral y gir entre la bendición y la maldición, nuevo y desconcertante. Se ofrece a «Dios nos rescató del poder de las ti-
espiritual de u n ser que corre el riesgo entre la vida y la muerte (Dt 11,26ss: todos aquellos, judíos o paganos, que nieblas y nos transportó al reino del
de ser arrastrado a la disgregación de 30,15-20), hasta el término de su se adhieran al Hijo de Dios en la fe y en Hijo de su amor, en quien tenemos la
sí por la dualidad de las tendencias y de existencia (Ez 18-21.28; Rom 11, la caridad. Se trata de u n a libertad in- redención y remisión de los pecados»
los apetitos. Es precisamente tarea de 22s; 1 Col 9,27). Las excusas fatalistas terior de dimensiones universalistas. (Col 1,13ss). Esta posibilidad o capa-
la persona superar esta dualidad, edifi- se rechazan sistemáticamente: «No di- cidad nueva ofrecida al hombre se
car esta armonía interior. La persona Pablo proclama esta fundamental
gas: "Fue Dios quien me empujó al libertad del cristiano en todas sus car- transforma en compromiso a decidirse
se encuentra así al principio y al fin pecado", porque no has de hacer lo contra el pecado, haciendo constante-
de la existencia moral. Al principio, en tas: «Cristo nos libertó para gozar de
que El odia... Si tú quieres, puedes libertad... Vosotros, hermanos, fuisteis mente la voluntad del Padre.
el sentido de que ella es la realidad guardar los mandamientos, y perma-
ontológica que sostiene la posibilidad llamados a la libertad» (Gal 5,1.13; b) La muerte es la inevitable conse-
necer fiel está en tu mano» (Eclo 15, 4 , 2 6 - 3 1 ; 1 Cor 7.22; 2 Cor 3,17). Juan
de u n a acción autónoma: al fin, en el 1 1 . 1 5 ; Sant 1,13ss). Pablo, después de cuencia, el precio del pecado (Rom 6 . 2 3 :
sentido de que la persona metafísica, insiste en el principio y en el presu- 7,11), su descendencia: «...el pecado,
haber descrito con tristeza la impoten- puesto de la verdadera libertad. Quien
considerada en relación con su voca- cia fundamental del hombre para esca- una vez cometido, produce la muerte»
ción, no es aún más que u n a promesa, conoce la verdad, es decir, la revelación (Sant 1,15). En Pablo el tema del pe-
par por sí solo de la tiranía del pecado de Cristo, quien la acepta en la fe y
que llegará a mantenerse en la plenitud (Rom 7,14-23), presenta con claridad cado y el de la muerte están estrecha-
de u n a existencia aprovechada y mo- la reconoce como mensaje de salvación, mente unidos entre sí y se muestran
el don de la gracia victoriosa (Rom 8). ése será hecho libre precisamente por
vida por actividades desarrolladas en la Pues bien, tal gracia se ofrece a todos como interdependientes. La resurrec-
dirección de los valores. esta verdad: «La verdad os hará li- ción del Señor ha significado la victoria
(Rom 2,12-16); por eso no se puede acu- bres...: por tanto, si el Hijo os libera,
sar a Dios de injusto (Rom 3,5-8; 9,19s). definitiva sobre la muerte: ésta ha per-
Por todo ello, la libertad de elección seréis de veras libres» (Jn 8,32-36). La dido su aguijón (1 Cor 1 5 , 5 6 ; Col 2,
se convierte en libertad moral en la Sin embargo, la verdadera «novedad» verdadera libertad es, pues, u n a conse- 12-14). El cristiano está definitivamente
medida en que uno la ejercita para li- de la revelación cristiana, a propósito cuencia de la filiación divina, que sólo liberado de la esclavitud del miedo a la
berarse. Y liberarse es, en definitiva, del tema de la libertad, está en el poder Jesús, como Hijo, puede comunicar y muerte (Heb 2,14s). Sin embargo, el
abrir la indigencia de nuestra persona de liberación que Dios confiere al hom- que sólo puede recibirse en la fe en él, peligro de recaer en el estado de muerte
a la actualidad fecundante del Ser. Op- bre. Se trata de u n a libertad de, o sea, el enviado y revelador del Padre. es u n a amenaza continua. La libera-
tando, la verdadera libertad, lejos de de u n a sustracción de hecho a los con- Por consiguiente, la libertad cristia- ción plena y perfecta sólo se obtendrá
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con la resurrección gloriosa (1 Col 15, Señor, allí está la libertad» (2 Col 3,17; b) Libertad para el bien.—«Vosotros, te sólo como un ser que es interpelado
26.54s), porque aún nos encontramos cf Gal 5,16.22ss). hermanos, fuisteis llamados a la li- por el misterio de Dios, es decir, como
«esperando la redención de nuestro bertad; mas procurad que la libertad permanente apertura de la criatura al
cuerpo» (Rom 8,23). Con todo, los úl- 2. «LIBERTAD PARA».-Para nosotros no sea u n motivo para servir a la creador. Sólo en la medida en que el
timos tiempos de algún modo h a n sido los fieles, la libertad de la ley, del peca- carne» (Gal 5,13). Desde los comienzos, hombre se abre a esta toma de posesión
ya inaugurados y nosotros «hemos pa- do y de la muerte es un don de la los apóstoles tuvieron que denunciar por parte de Dios, alcanza el hombre
sado de la muerte a la vida» (1 Jn 3,14: gracia de Dios que Cristo nos ha me- algunas adulteraciones de la libertad su autonomía y libertad fundamental.
]n 5,24) en la medida en que vivimos recido. Nunca hubiera podido el hom- cristiana (cf 1 Pe 2,16; 2 Pe 2,19). y «Dios mismo, en su libertad soberana,
en la fe y en la caridad. bre liberarse, con sus solas fuerzas, de parece que el peligro fue particularmen- es el lugar de la posibilidad concreta
c) La ley ya no es para el cristiano la esclavitud de las potencias del mal. te grave en la comunidad de Corinto. de la libertad del hombre» (Jl B- Metz).
el camino de la salvación. «Vosotros La llamada a la libertad es, antes que Los gnósticos de la ciudad quizá habían Dios se ha acercado al hombre como
no estáis ya bajo la ley, sino bajo la nada, el fruto de la obra redentora de adoptado como programa la fórmula libertad liberadora en Jesucristo, que
gracia» (Rom 6,14; Gal 5,18). La pro- Cristo. paulina «todo me es permitido», pero se convierte en el lugar en que la li-
clamación de que el cristiano h a sido Sin embargo, este don no ha de en- falseando su sentido, y Pablo se vio bertad h u m a n a es liberada, siendo él
liberado de la ley, es explícita en toda tenderse pasivamente ni, mucho me- obligado a rectificar: el cristiano no el «sí» de Dios metido en la historia,
la predicación paulina. Su concepto y nos, como posibilidad de desenfreno ab- puede olvidar que pertenece al Señor el «sí» en que todas las promesas de
contenido Pablo lo deduce de la dis- soluto. Algunas de las primeras comuni- y que está destinado a la resurrección Dios se han confirmado y cumplido
cusión con el mundo judaico contem- dades cristianas cedieron a la tenta- (1 Cor 6,12ss). Por consiguiente, la li- «de-una-vez-para-siempre». El misterio
poráneo y con los judaizantes, para los ción de este error, cosa que suscitó bertad del cristiano es u n a libertad de su encarnación, muerte y resurrec-
que la ley mosaica constituía el camino justamente la reacción indignada de orientada al bien. ción es el misterio de nuestra definitiva
de la vida, por lo que creían alcanzar Pablo. Sí, el bautizado es «libre en el c) Ef primado de la caridad.-«Todo es liberación. La libertad cristiana, pues,
la salvación mediante el cumplimiento Señor», pero queda esclavo de Cristo lícito, pero no todo edifica», precisa to- tiene u n a dimensión cristológica esen-
de las prescripciones de la ley. Pablo (1 Col 7,22), que lo ha comprado con davía e! Apóstol de las gentes (1 Cor cial: «Su verdad nos hará libres» (Jn 9,
anuncia que para ningún hombre hay su sangre (1 Cor 9,21). La ley de Cristo 10,23). Es necesario renunciar incluso 32). Por eso la teología ha de tomar
salvación si no es por medio de Jesu- se ha transformado en la «ley de la al propio derecho, si el bien de u n como punto de referencia y de orien-
cristo. perfecta libertad» (Sant 1,25) y debe hermano lo exige (1 Cor 8,10; Rom 14). tación concreta el destino del hombre
La ley, en sí misma, es santa, justa entenderse como libertad que cumple A decir verdad, no se trata de un límite en la historia de la salvación, es decir,
y buena (Rom 7,12; 1 Tim 1,8), pero, un servicio. Al cristiano le obligan unos impuesto a la libertad, sino de un modo la liberación obrada por Dios en Jesu-
con el tiempo, se h a convertido, a causa vínculos nuevos (Rom 6,16-23). La li- más sublime y perfecto de ejercitarla. cristo. Pero el acontecimiento-Cristo no
de las cada vez más rígidas tradiciones bertad cristiana es u n a libertad que Los cristianos, libres de la antigua es- debe entenderse sólo como un hecho
de los antiguos (Me 7,3), en un yugo in- compromete en la justicia (Rom 6,16; clavitud y convertidos en siervos de pasado. La encarnación, la muerte y
soportable (He 15,10; Gal 2,4), en una 18-19), en el servicio de Dios (Rom 6, Dios (Rom 6), se pondrán «los unos al la resurrección de Cristo son hoy para
cárcel en la que el judío está encerrado 22), en la ley del Espíritu de vida servicio de los otros mediante la cari- el hombre u n a realidad viva y pre-
(Gal 3,23), en u n a cadena de la que (Rom 8,2), en la unión con el Señor dad» (Gal 5,13), como el Espíritu les sente, y también u n a señal anticipado-
Cristo nos ha liberado (Rom 7,6). En crucificado, resucitado y glorificado. enseña (Gal 5,16-26). Haciéndose sier- ra o u n a promesa para el futuro.
vez de preservar al hombre del pecado vo y casi esclavo de sus hermanos
En este contexto encuentra su sen- (1 Cor 9,19), Pablo no cesaba de ser La libertad que en Cristo ha conquis-
y de la muerte, lo que la ley ha hecho tido el tema del ejercicio de la libertad tado el hombre se nos dona en la
es acrecentar su perdición. La situación libre, sino que era al mismo tiempo imi-
cristiana, como nos lo propone la lite- tador de Cristo, el Hijo que se hizo Iglesia, que es el lugar en que el Espí-
del hombre bajo la ley es u n a situa- ratura neotestamentaria: ritu de Cristo se hace presente. La Igle-
ción de esclavitud (Gal 2,4; 5 , 1 ; Rom siervo (1 Cor 11,1). Así que el secreto
a) Libertad como parresía.—La liber- de la libertad de los hijos de Dios está sia es el «memorial» de Cristo. Con el
7,6); en cambio, e! estado del hombre tad del cristiano se manifiesta, ante anuncio de la palabra de Dios y con
redimido por Cristo es el de la filiación en vivir la caridad, es decir, en el don
todo, como atrevimiento, como capaci- constante de uno mismo a Dios y a los sacramentos, cada día nos libera-
y de la libertad (Gal 4 , 7 ; Rom 8,14ss; dad de osadía, como confianza audaz. mos de la esclavitud del pecado y de la
5,13; 2 Cor 3,17; Rom 6,14; 7,6; los hermanos.
Este es el significado del término «pa- muerte y nos volvemos disponibles para
8.15). rresía», que Pablo utiliza con frecuen- la plenitud de la libertad de Dios, que
En este sentido. Cristo es «el fin de la cia para definir la actitud del cristiano. será el fruto a la vez del don gratuito
Se trata de la libertad de decirlo todo, III. La libertad moral como libertad del Padre y de nuestra participación ac-
ley» (Rom 10,4), y la libertad ante la ley fundamental en la reflexión teoló-
de quien cree es efecto de la muerte que los apóstoles ejercitaron, durante tiva. El cristiano liberado por Cristo,
su ministerio, ante las autoridades y gica pues, tiene en la Iglesia la tarea de
salvífica de Cristo (Gal 4,6), Como he-
mos muerto místicamente con Cristo, que los llevó a afrontar con serenidad La antropología teológica somete a liberarse y de liberar, es decir, de lle-
así hemos sido arrancados a la ley el martirio mismo. reflexión el concepto de libertad no por var a la consumación el proceso inau-
(Rom 7,1-6), por lo que no podemos El cristiano asume ante Dios un com- caminos de abstracción, sino a la luz gurado por Cristo y que el don del
buscar el principio de nuestra salva- portamiento de hijo (Ef 3,12; Heb 3,6; de la relación concreta existente entre Espíritu hace eficaz. Por eso, para el
ción en la observancia de u n a ley ex- 4 , 1 6 ; 1 Jn 2 , 2 8 ; 3,21); pues en el bau- Dios y el hombre. La libertad de elec- cristiano, la libertad es u n a misión y
terna (Gal 3,2.13; 4,3ss). Cristo nos ha tismo ha recibido un «espíritu de hijo ción se presupone como característica una responsabilidad o, vista con más
puesto definitivamente bajo un nuevo adoptivo» y no un «espíritu de escla- fundamental e inalienable; no obstante, profundidad, es el sentido mismo de su
régimen, al que si a veces Pablo lo vo» (Rom 8,14-17). Ante los hombres, lo que sobre todo cuenta es su desarro- vocación en Cristo, la cual debe reali-
llama también «ley», es por tratarse de el cristiano no puede dejar de poseer llo en la relación del hombre con Dios zarse en la cotidianidad. Como conse-
la «ley del Espíritu que da la vida» u n gran ardor en el anuncio del men- y con los hermanos. cuencia, la dimensión cristológica de la
(Rom 8,2), de u n a ley que el Espíritu saje, gracias a la ayuda del Espíritu del libertad desemboca en la eclesial y
La relación del hombre con Dios es mundana. La libertad, que fundamen-
Santo mismo cumple en nosotros; que está definitivamente revestido (He constitutiva de su ser: atañe al centro
ahora bien, «donde está el Espíritu del 2 , 2 9 : 4,14). talmente es «vida nueva en Cristo» o
de la persona humana. El hombre exis-
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«vida según el Espíritu», debe desarro- la libertad y como libertad. Esta es la autoconsciente, no visto como desde no tienen sentido si no van animados
llarse concretamente en la Iglesia y en libertad fundamental, que esencialmen- fuera, sino percibido en sí mismo. por la caridad (1 Cor 13).
el mundo, que son el lugar concreto te es disposición total de la persona, en Es cierto que la aceptación o el re-
de la historia de la salvación, dentro su existencia concreta, en relación con 2. LIBERTAD FUNDAMENTAL Y CARI- chazo de Dios en libertad fundamental
del cual el cristiano está llamado a vi- aquel para el que toda persona creada DAD.—La persona h u m a n a no es u n a no se conoce categorialmente; pero
vir su relación con el Dios de la creación debe ser radicalmente abierta, es decir, mónada cerrada en sí misma, sino que, esto no quita para que sea consciente
y de la alianza. para Dios, que le pide entrega completa. por su naturaleza, está ordenada hacia y libre de una percepción trascendental,
Por ello, la libre autorrealización de la otras personas para abrirse a ellas. La que es más rica, original y profunda
1. LIBERTAD FUNDAMENTAL Y LIBER- persona en libertad fundamental o autorrealización en el abrirse —el a m o r - que la categorial-inmediata. En el amor
TAD DE ELECCIÓN.-La libertad del cris- trascendental es mucho más profunda es realización de la libertad fundamental y en el pecado, en cuanto realizaciones
tiano, pues, esencialmente es libertad que cualquier acción moral categorial. de la persona. Ahora bien, en resumi- profundas de la persona en libertad
fundamental. El cristiano es libre como Por otra parte, esta disposición fun- das cuentas, esta apertura no puede fundamental, está presente, entonces,
persona en la totalidad de cuerpo y de damental no puede ser considerada en menos de tener como objeto a Dios. u n a verdadera toma de posición del
espíritu y en su constitutiva relación modo abstracto como un acto que se La libertad fundamental, pues, se ex- hombre como tal ante Dios. Pues el
con los demás y con el mundo. La re- cumple una vez por todas. Pues el hom- presa o como amor total de Dios o pensamiento de Dios, aunque no se
flexión moral se centra preferentemente bre, en cuanto corporeidad y por ende como rechazo radical de este amor. advierta categorialmente, permanece
en la atención de la libertad, a través espacio-temporalidad, es u n ser histó- Evidentemente, tal libertad existe sólo presente en la conciencia trascendental,
del comportamiento; es decir, fija su rico, que se realiza progresivamente. La en el estado de realización. El hombre como el horizonte de la realidad huma-
atención en la libertad realizada. Pero libertad fundamental no pasaría de u n a maduro y adulto, en su libertad crea- na, y, en consecuencia, determina de un
no se puede olvidar que la actuación abstracción, si no se realizase concreta- tural, siempre se tiene a sí mismo ya modo decisivo el sentido y la profundi-
concreta de la libertad no es otra cosa mente en las opciones particulares. determinado, abriéndose o cerrándose dad moral del comportamiento del
que explicitación de la libertad funda- Existe, pues, una relación esencial de ante el sentido de su vida, es decir, a hombre, que, en su realidad más pro-
mental. reciprocidad entre la actuación de la aquel Dios que lo requiere de forma funda, es amor total o rechazo incon-
persona como tal en libertad funda- total. dicionado del Absoluto revelado como
Así que el problema de la ciencia Padre,
moral consiste en establecer si y en mental y las acciones y las tendencias Sin duda, esta disposición de la per-
qué grado, en las buenas y malas ten- particulares de la vida moral. Por un sona ante el Absoluto debe realizarse
dencias y acciones realizadas con liber- lado, la libertad fundamental, para ex- y manifestarse en los actos virtuosos
plicitarse y desarrollarse, tiene necesi- 3. LIBERTAD FUNDAMENTAL Y GRA-
tad de elección, la persona dispone de de la libertad de elección, los cuales CIA.—La historia de la salvación nos
sí misma como de u n todo, es decir, dad de opciones particulares concretas; especifican categorialmente el acto tras-
por otro, estas opciones concretas sólo recuerda que esta autodonación de uno
en libertad fundamental, y se determi- cendental de la autorrealización; mas mismo a Dios sólo es posible superan-
na de este modo a sí misma como buena tienen valor en la medida en que son tales actos carecerían de sentido si no
signo de la autodeterminación de la do el egoísmo del hombre concupiscible
o mala. En resumidas cuentas, la cues- fueran la concretización y la visibiliza- y donándose a Dios como Padre, tras
tión de la libertad fundamental es la persona en libertad fundamental. Por ción de la libertad fundamental.
eso el juicio moral del comportamiento las huellas del Hijo hecho hombre; en
cuestión de la verdadera bondad o mal- En este contexto, se comprende el otras palabras, sólo viviendo en gracia.
dad moral del hombre. h u m a n o ha de darse a partir de la auto-
rrealización de la persona en libertad significado que asume el primado de En efecto, la participación en la vida
Resulta útil que recordemos aquí la fundamental; mas sin olvidar que di- la caridad en la vida moral. En efecto, de Dios justifica al hombre, obrando
relación esencial de la libertad con la cha autorrealización se concreta en la caridad es la autorrealización de uno en su persona una gratuita transfor-
persona. La persona h u m a n a es, como las opciones particulares que el hombre mismo en relación con el Absoluto, es mación. La gracia, si es aceptada libre-
sujeto, conocimiento y libertad, que se va haciendo. decir, la entrega total del hombre a mente, hace que el hombre sea dueño
realiza en la apertura a los demás y al Dios, que se expresa en libertad funda- y disponga de sí mismo en lo profundo
mundo. Efectivamente, está contramar- Merece la pena u n a última observa- mental. Los actos morales particulares de su persona, superando las tendencias
cada con u n carácter existencial que ción en este análisis. La ejecución de de la justicia, de la verdad, de la fideli- egoístas y respondiendo con amor al
le es constitutivo. El yo es inseparable un acto particular en libertad de elec- dad, etc.. tienen valor en la medida en Dios del amor. Ella se ofrece al hombre
de la afirmación de su existencia en el ción nos permite un conocimiento ca- que estén penetrados profundamente en esa parte íntima de su persona en la
mundo y con los demás. Ser en el mun- tegorial-objetivo, que no es posible por ella, o sea, en tanto sean manifesta- que él es inseparablemente autonomía
do es para el hombre la forma inmedia- tener en la realización de la persona ciones de la donación de la persona al y libertad. Ahí precisamente se da la
ta de ser en el ser. Ahora bien, es evi- como tal en libertad fundamental. Por- Absoluto. Por eso la relación de las di- aceptación o el rechazo de la gracia:
dente que el mundo en que el hombre que la reflexión objetiva del Yo nunca versas virtudes con la virtud del amor aceptación o rechazo que son dispo-
está inserto pesa sobre él, lo condiciona, podrá alcanzar la totalidad del Yo como equivale a la relación de la libertad de siciones de uno mismo como persona.
sitúa su hacerse en la acción y su des- sujeto reflexionante y operante. Por elección categorial con la libertad fun- Cada uno de los actos morales, ya bue-
tino. El acto libre, que es revelación esto algunos han afirmado que tal damental trascendental. El amor, que nos ya malos, es entonces expresión
especial del ser del hombre, es, por lo autorrealización es inconsciente. Ahora dispone de la persona en cuanto tal, y manifestación de la libre aceptación
mismo, u n acto necesariamente «situa- bien, no cabe duda de que la realización no es un acto categorial distinto de los o del libre rechazo de la gracia en liber-
do». Es el signo manifestativo del des- de la persona en su profundidad última demás actos morales categoriales; en tad fundamental y, consecuentemente,
arrollo dinámico de la persona en re- no puede darse de modo inconsciente, cambio, es autorrealización trascenden- efecto de la gracia o consecuencia de
ferencia a su corporeidad, a su ser en porque el ejercicio de la libertad no tal de la persona en la libertad trascen- la falta de ella. La autorrealización del
relación con los demás y con el mundo. puede darse a espaldas de la conciencia. dental, que se expresa en cada uno de los hombre en libertad fundamental, en la
No se da libertad absoluta, sin limita- Nos referimos a una conciencia tras- actos categoriales de la libertad de elec- cual se abre al Absoluto, no es, pues,
ción, en la existencia h u m a n a concreta. cendental, no refleja, por medio de la ción. Por esto la revelación cristiana otra cosa que aceptación a participar
cual la persona está toda ella presente nos enseña que, al caer la tarde de la en la vida de Dios, la cual nos es do-
Sin embargo, en la medida en que a sí misma, no como objeto, sino como vida, seremos juzgados acerca del amor nada en Cristo, y por ello caridad cris-
vive hasta el fondo, en autenticidad, sujeto, y no como sujeto conocido, sino y que los actos virtuosos que hacemos tiana; por otra parte, el pecaminoso
su vocación, el hombre se realiza en
Libertad 584 585 Libertad

cerrarse del hombre en si mismo es re- El fundamento de la liberación cris- dose el misterio de la salvación de Dios. moderna está toda ella orientada a con-
chazo del amor del Padre, que en Cristo tiana es Jesucristo, pues en él se h a Así que la liberación cristiana es u n a siderar al hombre y al mundo, en su
se nos ha revelado definitivamente. manifestado Dios y se ha dado a cono- liberación realizada en la historia. esencial relación con el hombre, no
El amor, que, según afirma la Escri- cer en la historia. Su existencia histórica La definitividad de la venida de Cris- tanto por lo que h a n sido o son, cuanto
tura, nos hace observar las palabras del significa el sí extraordinario de Dios a to a algunos les parece que contradice principalmente por lo que están llama-
Señor, es gracia que Cristo ofrece en la humanidad, lo cual hace posible la apertura al futuro que siempre ha dos a ser; en otras palabras, en relación
libertad fundamental, y es también la para el hombre u n futuro de liberación. reivindicado para sí el cristianismo como con su futuro.
obra de esta gracia. El pecado, en su En el misterio de Cristo Dios-hombre, uno de sus rasgos característicos. En El hombre, en la conciencia misma
naturaleza más profunda, es el rechazo está garantizada n o sólo la salvación del realidad, esta definitividad h a de en- de su ser, experimenta la antinomia de
autónomo, verificable en cualquier pe- hombre, sino también la del mundo y tenderse en el sentido de que, en Cris- su apertura al infinito y de sus límites
cado, de la gracia que ofrece el Dios de la historia, llamados a participar en to, Dios ofrece a la humanidad, de creaturales. Esta experiencia es la fuen-
de nuestra salvación. su glorificación. La muerte y la resu- manera irrevocable, u n a promesa de te de su radical inquietud, que es ten-
Es verdad que la gracia de Cristo no rrección de Cristo es cumplimiento y futuro. El carácter definitivo de Cristo sión hacia la creciente realización de
elimina los condicionamientos huma- promesa: suceso definitivo de la recon- no clausura la historia, sino que la sí. Es éste el dinamismo, la fuerza vital
nos, ya sean de naturaleza psicológica ciliación de la humanidad pecadora con abre. Porque la venida de Cristo debe que lo empuja hacia el futuro: todo
o sociológica. La libertad fundamental Dios y garantía de la liberación futura. alcanzar a toda la humanidad y al hombre vive en cuanto tiene aspira-
que se realiza, bajo el signo de la gracia, Ella nos abre el futuro entendido como mundo. Cristo sitúa a los hombres en ciones y hace proyectos. Ser y hacerse
en las opciones particulares, es libertad el momento en que se cumplirá cuanto u n a nueva y extraordinaria condición: constituyen los dos polos de la dialéc-
del hombre y. por lo mismo, libertad de manera germinal se nos ha anticipa- les confiere la vocación a realizarse tica de la existencia h u m a n a . Ahora
situada. Por eso n o sorprende la cons- do ya en la persona del Salvador. como cuerpo suyo. De este modo, da a bien, el hombre advierte que n o puede
tante tensión dialéctica existente entre la historia u n significado y una meta: hacerse, que no puede llegar a ser él
opción fundamental y opciones particu- la consumación escatológica en él. mismo en los actos de su libertad, si no
1. LIBERACIÓN E HISTORIA.—Estamos
lares, y la incapacidad del hombre para llamados a obrar la liberación en el Por tanto, la esperanza cristiana, que es en relación con los demás y con el
vivir hasta el fondo y siempre la liber- seno de la historia, en la cual se ma- es histórica y puede sintetizarse en las mundo. El está llamado a realizar su
tad fundamental en las opciones con- nifiesta y realiza la presencia de Dios. dos grandes aspiraciones del hombre a fundamental vocación a ser cada vez
cretas de cada día. Por otra parte, n o Dios ha tomado en serio la historia la integridad de su ser y a la comunión más él mismo, a través de la realización
se puede dejar de reconocer que la h u m a n a hasta el punto de hacerse él con todos los hombres y con el mun- de u n a comunión interpersonal cada
gracia, dado que se acepta o rechaza mismo historia en Jesucristo. La ley de do, encuentra su plena legitimación en vez más plena y de u n empeño ilimita-
en el centro de la persona, puede, de- la encarnación, de la muerte y de la el mensaje cristiano. Pero, al mismo do por transformar el mundo. Y todo
bido a su fuerza transformadora, tener resurrección, estructura fundamental tiempo, éste denuncia los límites y la esto a pesar de ser consciente de que
un influjo en todos los estratos del hom- de la existencia cristiana, implica el sí ambigüedad de u n a espera del futuro ninguna conquista de su acción trans-
bre, ya que éste, situado en su libertad de Dios a la historia en cuanto historia. puramente histórica. Pues la orienta- formadora del mundo, ningún encuen-
fundamental, trata de integrar todos Consiguientemente, la liberación cris- ción última y definitiva de la historia tro interpersonal puede representar
los estratos de su realidad personal en tiana tendrá que realizarse en íntima la dan las que Moltmann llama «re- para él la última etapa; en otras pala-
su intención fundamental. Así. la gra- y constitutiva relación con la actividad servas escatológicas», o sea, el más bras, a pesar de que se dé cuenta de
cia procede del centro del hombre y histórica del hombre. Por otra parte, allá de la historia. Estas reservas pre- que existe u n desnivel insalvable entre
entra en todos los campos de su vida el cristiano n o puede concebir la his- cisamente son las que le permiten al la profunda tensión de su espíritu y
por medio de los múltiples actos de la toria según los esquemas circulares del cristiano abrirse a u n horizonte meta- los resultados concretos de su acción.
libertad de elección y a través de ellos eterno retorno o del perpetuo cambio histórico y transmundano, y, al mismo
en la obra misma en que se estructura Por eso la liberación cristiana es des-
—como quieren las concepciones rela- tiempo, juzgar la historia y las parcia-
el mundo. arrollo integral de todo el hombre y
tivistas e historicistas—, sino según u n les realizaciones de las aspiraciones hu-
de todos los hombres. La acción libe-
desarrollo homogéneo y lineal, que en- manas con sentido crítico, con discer-
Por consiguiente, en cuanto libertad radora de Cristo - h e c h o hombre en
cuentra su punto de referencia definitivo nimiento, en otras palabras, con con-
fundamental, la libertad moral es la esta historia y n o en una historia mar-
en la revelación de Dios en Cristo. En ciencia de su relatividad.
autorrealización de la persona en el ginal a la vida de los hombres— ocupa
efecto, Dios se h a expresado histórica-
don total de sí al Absoluto, es decir, en Por lo dicho, la liberación cristiana el centro del fluir histórico de la h u m a -
mente y de modo definitivo en Cristo:
la caridad; autorrealización que es es, en resumidas cuentas, espera de nidad. Esto significa que la lucha por
en él la revelación ha concluido. Lo
respuesta positiva y activa a la gracia los «cielos nuevos» y de la «tierra una sociedad más justa se inscribe, con
cual significa que lo definitivo existe ya
de Cristo, que se expresa a través de nueva» que, al final de los tiempos, pleno derecho, en el mismo corazón de
en la historia, aun cuando esta defini-
las opciones particulares por los valo- Dios preparará para la humanidad, y la historia de la salvación. Es bien cier-
tividad n o sea tal que excluya el futuro
res morales. también compromiso responsable a rea- to que la liberación radical del hombre
entendido como plena realización de la
lizar aquí y ahora, es decir, en la historia, que Cristo nos dispensa, con su muerte
salvación del hombre y del mundo.
el proyecto de la salvación. El cristiano y resurrección, es esencialmente reden-
IV. Libertad-liberación en la vida sabe que en definitiva la base de su ción del hombre del pecado y de sus
Entre el «ya» del cumplimiento en
moral esperanza descansa en Jesucristo, es de- consecuencias. Pero este pecado, que
Cristo de las promesas antiguo-testa-
cir, que la humanidad es el camino es ruptura de la relación personal de
La libertad del cristiano es ttna- liber- mentarias y el «todavía-no» de la pro-
que conduce a la divinidad, porque comunión del hombre con Dios, n o es
tad que liberar. El cristiarttfc Se" hace mesa contenida en el misterio de la
Dios mismo se h a humanizado y ha una realidad individual, privada e in-
fundamentalmente libre en Cristo, pero muerte y resurrección de Cristo, está la
transfigurado y asumido en sí todas timista; es u n hecho social, histórico.
debe desarrollar el don de Dios por me- acción responsable del hombre, llamado
las cosas del hombre y del mundo. Es falta de fraternidad, de amor, en las
dio de u n esfuerzo constante de libera- a transformar el mundo y la historia.
relaciones con el prójimo y, consiguien-
ción de sí mismo y de los demás. Por Por eso el acontecimiento-Cristo implica
temente, división interior. En efecto, las
eso la vida moral es compromiso de la responsabilidad total del hombre 2. LIBERACIÓN COMO DESARROLLO IN- situaciones de injusticia n o son casua-
liberación, laborioso y constante. frente a la historia, en la cual va obrán- TEGRAL DEL HOMBRE.—La antropología
Libertad 586 587 Limosna

lidades, no son realidades marcadas cia en las situaciones en que se en- la fe criterios inmediatos para opciones v. 3. 18-37.—Laird J.. On Human Freedom,
con u n destino ineluctable; detrás de cuentra inserto. El orden presente y particulares, conduciendo de esta forma Londres 1947.—Laporte J.. La conscience de
ellas hay siempre u n a precisa respon- a un peligroso mesianismo religioso la liberté, París 1947.-Müller M.-Hirschmann
cuanto existe se hallan profundamente J. B.. Freiheit, en Staatslexikon. 3 (1959),
sabilidad del hombre. Si todo esto es implicados, debido a la «promesa» con- que no respeta suficientemente la auto- 528-548.—Ricoeur P., Le volontaire et Yinvolon-
verdad, entonces la liberación que tenida en el misterio pascual de Cristo. nomía del político. La segunda afirma, taire. París 1950.—Siewert G., Die Freiheit und
Cristo nos ha traído, no puede dejar La esperanza cristiana, que vence a la en cambio, que fe y política se mueven das Cute, Friburgo 1959.—Simón Y., Traite du
de tener u n a dimensión social y polí- muerte, debe, por ello, echar raíces en la sobre planos yuxtapuestos, sin relación libre arbitre, Lieja 1951,-Wenzl A., Philosophie
tica. Y así, la obra de Cristo habrá de praxis histórica; si no toma cuerpo en entre sí, dando pie para que el cristia- der Freiheit. 2 vv„ Munich 1947-1949. • Para
consistir en la liberación total del hom- el presente para llevarlo más adelante, no se desentienda de la historia. una profundización bíblica del significado de la
libertad cristiana, cf: Blaser P., Freiheit, en
bre. En este sentido, la vida cristiana no sería otra cosa que una evasión es- Quizá la solución está en la recupe- LTK, 4 (1960), 329-331.-Brandt W.. Freiheit
es una pascua, u n paso del pecado a la téril. Tenía razón A. Camus cuando, en ración de la doctrina de la utopía. Pues im Neuen Testament, Munich 1932.—Cambier
gracia, de la muerte a la vida, de la otro contexto, decía que «la verdadera el plano sobre el que es posible una re- ]., La liberté du chrétien selon S. Paul, en
injusticia a la justicia, de lo infrahu- generosidad para con el futuro consiste lación correcta y fecunda entre fe y «Lumiére et Vle». 61 (1961), 5-40.-De la
mano a lo humano. Pues Cristo, me- en darlo todo al presente». Por esto acción política, es el de la creación de Potterie I.-Lyonnet S.. La vida según el
diante el don del Espíritu, nos hace en- mismo es necesario redescubrir la re- un nuevo tipo de hombre en una so- Espíritu, Sigúeme. Salamanca 1967.-Fuchs E..
trar en comunión con Dios y con todos Freiheit. en RGG, 2 (1958). 1101-1104.-
lación entre evangelio y política. Las es- ciedad diversa. Nos referimos al pro- Lyonnet S., Liberté chrétienne et loi nouvelle
los hombres. Y precisamente por ha- tructuras políticas dentro de las que yecto de la liberación integral, que cons- selon S. Paul. Roma 1954.-Schlier H., 'Eleii-
cernos entrar en ella, él triunfa sobre vivimos, son efectivamente realidades tituye la base de la utopía, entendida theros. en TW. 2 (1935), 485-500.-Id, La
el pecado, negación del amor. basadas en la libertad, asumidas y mo- como denuncia del orden existente y loi parfaite de la liberté, en Les Temps de l'Église
dificadas por el hombre, por lo que como anuncio de u n orden nuevo, así Tournai 1961. 201-211.-Spicq C, Charité et
Pero este proceso, iniciado por Cris- liberté dans le Nouveau Testament. París 1961.
implican la responsabilidad de éste. como compromiso histórico a reali-
to, ha de ser llevado a su cumplimiento a Para un desarrollo del concepto teológico de li
El cristiano, llamado a la liberación in- zar en el presente con sentido de crea- bertad, cf: De Lubac H-. Le musiere du surnaturel,
por el hombre. Esto se obtendrá a tra-
tegral del hombre, no podrá prescindir tividad y de imaginación. Consecuente- París 196 5,-Flick M.-Alszeghy Z., L'opzione
vés de toda forma de lucha contra la
de las estructuras. La ruptura entre mente, el compromiso político del cristia- fondamentale della vita morale e la grazía. en
explotación y la alienación, cosa que
la vida religiosa y la vida social ha no es u n caminar hacia la utopía de un «Gregorianum», 41 (1960), 593-619.-Fuchs
es ya obra salvífica, o sea, construcción J.. La moral y la teología según el Concilio,
provocado por desgracia el que la re- hombre más libre, más protagonista
del Reino. El crecimiento del Reino es Herder, Barcelona 1969.-Metz J. B., Befind-
ligión se volviera extraña para el mun- de la propia historia. Pero la utopía, si
un proceso que se desenvuelve históri- líchkeit, en LTK, 3 (1959), 102-104.-Rahner
do. Y así. el mensaje cristiano se ha se quiere que desempeñe válidamente K., Teología de la libertad, en Escritos de Teolo-
camente en la liberación, en cuanto
convertido en un hecho privado y la este cometido, deberá ser verificada de gía. 6, Taurus, Madrid 1967. 210-232.-
que ésta significa una mayor realiza-
vida de fe se ha reducido a u n a opción continuo en la praxis social, a fin de Reiners H-. Grundintention und sittliches Tun.
ción del hombre, la construcción de
personal. Urge, como dice J. B. Metz. que se haga construyendo efectivo sin en Quaestíones disputatae, 30. Friburgo 1966.-
u n a sociedad nueva. Sin acontecimien- Rondet H.. Gratia Christi. París 1948.-
«desprivatizar» el mensaje. Sin embar- purismos intelectuales ni ilegítimas pre-
tos históricos liberadores no se da Schuller B., Gesetz und Freiheit. Eine moral-
go, si se quiere evitar el peligro de mez- tensiones. De hecho, la creación del
crecimiento del Reino; y, no obstante, theologische Untersuchung, Dusseldorf 1966.-
clar lo político y lo religioso, esa des- hombre nuevo que ella propone, es el
el proceso de liberación no se cumplirá Siewert G., Thomas von Aquin. Die menschliche
privatización debe hacerse mediante la lugar de encuentro entre la liberación Willensfreiheít. Dusseldorf 1954,-Weltz B.,
de manera definitiva hasta la llegada
determinación de un nuevo tipo de política y la comunión de todos los hom- líber das Bóse. Friburgo 1959. n Sobre el con-
del Reino, que ante todo es un don.
relación, basado en la carga «crítica y bres con Dios, que pasa a través de cepto de liberación y su desarrollo teológico, cf:
El hecho histórico liberador no es toda
liberante del mundo social» que el la liberación del hombre del pecado, Blanquart P-, La foi et les exigences politiquts,
la salvación; más bien es el anuncio en «Croissance des jeunes nations», (junio
mensaje cristiano posee. raíz última de toda injusticia y de todo
de u n a plenitud que todavía tiene que 1969).-Comblin J., Vers une théologie de
contraste entre los hombres. La fe nos
realizarse. Taction. París 1964,-Congar Y.. Christianis-
En efecto, la proclamación de la sal- garantiza que este proyecto es posible, me et libération de l'homme. en MO, 3 (die.
En definitiva, todo esto lo requieren vación cristiana contiene las inago- que los esfuerzos que se hagan por rea- 1969).-Gutiérrez G. y otros, Religión, ¿instru-
la radicalidad y la totalidad del proceso tables promesas de libertad, de justicia lizarlo no son vanos, que lo definitivo mento de liberación?, Fontanella, Barcelona
salvífico de Cristo. Nada escapa a Cris- y de paz que constituyen las «reservas se está construyendo en lo transitorio. 1963.-Metz J. B., Antropocentrismo cristiano.
to, nada queda fuera de su acción y escatológicas», cuyo papel es subrayar Y todo porque Cristo murió y resucitó Sigúeme, Salamanca 1972.—Id. Teología del
del don del Espíritu, que confiere a la el carácter provisional de todo estadio por nosotros. mundo. Sigúeme, Salamanca 1970,-Moeller
historia h u m a n a su profunda unidad. Ch.. Le renouveau de la doctrine de VHomme, en
histórico alcanzado por la sociedad. La Théologie du renouveau, 1, París 1968.
Por eso la globalidad del proceso libera- Todo esto llevará a hacer de la Iglesia Abriéndose constantemente al futu- 243ss.-Moltmann J., Teología de la esperanza.
dor alcanza en Cristo su pleno signifi- «una institución crítica de la sociedad», ro, la libertad de Cristo nos hace radi- Sigúeme, Salamanca 1969,-Moltmann J.-
cado. Su misión salvífica es total, abraza al servicio de la liberación del hombre. calmente libres para comprometernos, Oelmüller W., Kirche im Prozess der Aufklárung.
al hombre en todas sus dimensiones Evidentemente, la Iglesia no podrá des- en la historia, a liberar a la humanidad Aspekte einer neuen politischen Théologie, Mainz-
—todo el hombre y todos los hombres—; empeñar este papel si no se convierte, y al mundo. La libertad del cristiano Munich 1970,-Pannenbcrg W., Der Gott der
por ello es también salvación política en su seno, en u n a comunidad pobre es, en este sentido, libertad-liberación, Hoffnung, en Ernts Bloch tu ehren, Francfort
1965, 209-225.-Schillebeeckx E„ Eí Magis-
en el sentido más auténtico y profundo. y liberadora, es decir, si no proclama cuyo cumplimiento definitivo tendrá terio y el mundo político, en «Concilium», 36
permanentemente su precariedad, anun- lugar al final de los tiempos (ver Po- (1968), 65-94.-Smolik J., Revolución y desa-
ciando la esperanza en el Reino de Dios. lítica [Teología]). cralización, en «Ib», 47 (1969), 143-154.
3. LIBERACIÓN Y COMPROMISO POLÍTI-
CO.—La necesaria consecuencia es que Pero la relación fe-política y. consi- G. Piaña
la acción del cristiano, liberado por guientemente, Iglesia-política ha de
Cristo, deberá traducirse en un compro- evitar, en su planteamiento concreto, BIBL. : • Sobre el concepto de libertad moral, cf:
miso político con el fin de liberar al hom- dos posiciones opuestas y de pareja Baliches J.. Liberté, en DTC. 9 (1926), 660- LIMOSNA
bre y humanizar el mundo. La apertura peligrosidad. La primera de estas posi- 70 5. De Finance J.. Existence et liberté. París-
del cristiano al futuro no es evasión del ciones afirma u n a relación directa en- Lyon 1955.— Guzzo A.-Mathieu V-, liberta, en Consideramos la limosna, en el si-
presente, sino clara y enérgica inciden- tre fe y acción política, y pretende de Enciclopedia Filosófica. Venecia-Roma 1957, guiente tratado, como u n ejercicio del
Limosna 588 589 Limosna

amor al prójimo, y más concretamente una virtud cristiana: no sólo la reco- pletamente en dichas fuentes, no se 0 usar mal. Veloz: es decir, pronta, de
como u n a obra de misericordia cor- mienda san Pablo, apelando al amor puede negar que la limosna se presente modo que «no se diga al amigo: vete
poral. El tema específico es, pues, la de Dios (Col 3,12): Jesús mismo, que como una obligación de grave consis- y vuelve, te daré mañana, si se puede
limosna; pero el discurso deberá nece- dio tantas veces ejemplo (recuérdese tencia moral; y ello como consecuen- dar en seguida» (Prov 3,28). Aleare:
sariamente superar, aunque sea poco, su «misereor super turbam», Mt 15,32), cia del profundo convencimiento de que «no de mala gana o por fuerza, pues
este ámbito, para encuadrar el tema la coloca entre las bienaventuranzas de la caridad (a veces se tratará también Dios ama al que da alegremente»
en su contexto más general. su nueva ley (Mt 5,7). Y como las ne- de exigencias de justicia social) debe (2 Cor 9,7; cf Rom 12,8). Secreta: «sin
cesidades del prójimo pueden ser espi- ser operante y generosa y tiende a en- tocar primero la trompeta, como hacen
1. El amor al prójimo no es compren- rituales y materiales, se habla de la gendrar en el ánimo y en te conducta los hipócritas», sino de modo «que tu
sible sino como amor «actual»; actual misericordia espiritual y material (o cor- actitudes y comportamientos tenden- izquierda no sepa lo que hace la dere-
es en efecto el amor de Cristo y de poral). De esta segunda brota la limosna. cialmente maximalistas. cha, para que tu limosna quede en
Dios, sobre el que se modela el nuestro. Las mismas diferencias se encuentran secreto, y tu Padre que ve lo secreto
Estos actos deben ser ante todo in- 2. Igual que para la misericordia al afrontar el problema desde otro punto te recompensará» (Mt 6,2-4). Desinte-
ternos: actos de voluntad con los que espiritual, también para la material de vista, complementario: el de la me- resada: hecha sin segundos fines, sin
se quiere «el bien que hay en el próji- la tradición cristiana ha codificado siete dida de los bienes que deben emplearse esperar recompensas (Mt 6,3s; Le 14,
mo» o se desea «un bien al prójimo» 1 . obras: las primeras seis las toma del en la limosna. ¿Una parte de lo super- 1 3), con el pleno respeto a la libertad
Semejante deber fue afirmado por Ino- texto de Mt 25,35ss, y la última (ente- fluo?, ¿todo lo superfluo?, ¿incluso los y dignidad ajenas.
cencio XI en la condena de la proposi- rrar a los muertos) de Tob 6,12. En bienes necesarios para el propio esta- Cada una de estas cualidades 7 evoca
ción 10: «non tenemur proximum diri- todas ellas se refleja la condición de la do?, ¿o incluso los bienes necesarios las consiguientes actitudes espirituales
gere actu interno et formali» 2 . Pero sociedad en los tiempos en que fueron para la propia vida? La tipología de los y se opone a comportamientos incluso
son necesarios también actos externos formuladas; de ahí que. más aún que comportamientos éticos descritos por los muy inveterados; piénsese, por ejemplo,
de amor. La Escritura insiste frecuente- las obras de misericordia espiritual, ne- moralistas es al respecto extremamente en el significado de la última comparán-
mente : Jesús no sólo lo exige a los suyos cesitan ser puestas al día y adaptadas variada: por un lado se puede encon- dola con ciertas costumbres de bene-
(cf Mt 7 , 2 1 ; parábola del buen sama- oportunamente a las nuevas condiciones trar la afirmación de san Alfonso, que ficencia, cuyo desinterés debería ser
ritano; frases del discurso escatológico; económicas y sociales de nuestro tiem- establece la medida de los bienes a em- integral y universal, y en cambio no
Mt 25,34ss), sino que da él ejemplo po. Esta advertencia es necesaria tam- plear en limosna en torno al 2 por 100 son, más de una vez, sino u n a especie
(cf Le 4 , 3 8 - 2 1 ; Mt 20,28 par. de bién para lo que atañe a la limosna, que de lo superfluo (!); y por otro, se puede de vanguardia de u n ejército de salva-
Me 1 0 , 4 5 ; Jn 13,12ss); los Apóstoles sigue siendo un acto privilegiado de mi- encontrar un caso como el presentado dores que piensan que hay que cate-
multiplican las exhortaciones genera- sericordia corporal, pero que no puede por santo Tomás 4 , del que se deduce quizar (o politizar) al indigente más que
les y las ejemplificaciones concretas agotar la disponibilidad con el mero so- clara la exigencia de dar incluso parte socorrerlo; la verdadera caridad, cuan-
(1 Cor 4 , 2 0 ; 13,4-7; 2 Cor 8,9; Ef 4, corro material al prójimo en las circuns- de lo necesario para la propia vida do libra al cuerpo, no lo hace para es-
32-5,2; Tit 3,8.14; 1 Jn 3,16-18; tancias concretas de nuestro tiempo. cuando haya que proveer «alicui magnae clavizar al alma. Y cada u n a de esas
Sant 2,14-17). Y la reflexión teológica personae per quam Ecclesia vel res cualidades requiere una purificación y
ha precisado este deber señalando como La reflexión teológica no es concorde publica sustentaretur». La dificultad de
en establecer la gravedad de la obliga- educación interior, cuya importancia
frutos concretos de amor al prójimo la establecer determinaciones precisas no va mucho más allá del mero episodio
afabilidad y la misericordia. ción de la limosna; y el motivo de las oscurece la gravedad de la obligación
divergencias estriba con toda probabi- de caridad: ¿cómo no recordar, por
en general; ni la casuística menuda ejemplo, la doctrina de santo Tomás
La afabilidad (tal vez hoy podríamos lidad en la acepción demasiado especí- que puede, surgir tiene que acarrear
fica que el término limosna ha tomado acerca de la «magnanimidad», dispo-
llamarla cordialidad) se refiere a todo perjuicio a la seriedad cristiana de este
en los tratados escolásticos, frente a la sición virtuosa indispensable para «el
el prójimo y en cualquier ocasión: es asunto. Por lo demás, en la cuestión
que tiene en los textos escriturísticos y gran limosnero» y que por lo demás
la virtud que resume todas las actitudes quedan implicados otros capítulos de
patrísticos. En la acepción escolástica, tiene muchísima importancia en otros
de cortesía, de respeto, de amabilidad,
en efecto, limosna es la ayuda material
moral; lo cual testimonia la importan- varios comportamientos morales? 8 .
de tacto, de complacencia, que son ya cia y la urgencia de este tema 5 .
normas concretas de la «buena educa- prestada, con los bienes «superfluos para
ción», lejanas por igual de la adulación la propia vida y el propio estado», al Hay una sustancial y sugestiva una- 3. Sin disimular para nada el valor
y de la zalamería; y que en un cristia- prójimo que se encuentre en u n a «ne- nimidad de indicaciones cuando, de- y la obligación de la limosna, parece,
no surgen, también y sobre todo, de cesidad ordinaria». Descrita así, no es jadas las precisiones sobre la medida sin embargo, que en nuestros días la
u n sentido sobrenatural de estima y de de extrañar que una parte de teólogos de la obligación, se trata de describir problemática de la «caridad corporal»
amor al prójimo: por eso la recomien- no considere grave esa obligación, pues las modalidades cristianas de ejercer la se ha hecho más variada y compleja
da san Pablo cuando dice que el hablar no resultaría tal ni de la Escritura ni limosna. Es una serie de relieves precio- por los aspectos sociales que ha asu-
cristiano «semper in gratia salis sit con- de la razón; mientras, por el contrario, sos que, enumerando las «dotes de la mido. Es decir, parece que la iniciativa
ditus» (Col 4,6; cf Ef 4.29); y los cris- consideran grave, en varios grados, la limosna», subraya en realidad la dis- privada del cristiano en socorro de los
tianos, al practicarla, pueden ver una obligación de socorrer, con los bienes posición interior del «animus» cristiano pobres se presenta hoy como insufi-
prolongación de la «benignitas et hu- incluso necesarios para el propio es- o también el clima espiritual del que la ciente, haciéndose necesaria una serie
manitas» con que se ha presentado a tado, al prójimo que se encuentre en misma debe brotar. de obras sociales para ayudar no ya al
los hombres el amor de Dios (Tit 3,4). condición grave o gravísima necesidad. individuo pobre, sino para promover,
Pero si se toman los textos bíblicos y La limosna debe ser, pues, justa; es
La misericordia o beneficencia es, en decir, hecha con bienes de los que se con formas nuevas y apropiadas, la ele-
patrísticos, como también los pertinen- vación colectiva de los más marginados
cambio, la virtud que inclina a la com- tes elementos de la tradición litúrgica 3 , puede disponer, o porque se poseen o
pasión y al socorro de la miseria ajena; porque se presume legítimamente que o de los más indigentes.
en su conjunto y en su sentido sustan-
por eso no se refiere al prójimo en ge- cial, superando u n cierto bizantinismo el posesor consienta en ello^. Prudente: En otras palabras, antes podíamos
neral, sino a los que se encuentran (aunque sea útil para el razonamiento o sea que no distribuya inútilmente ayu- contentarnos con socorrer al individuo
(o al prójimo en cuanto se encuentra) moral) de distinciones ignoradas com- das o a quien finge u n a necesidad o a pobre, no pudiéndose hacer más, ya que
en alguna necesidad. También ésta es quien se supone que las va a dilapidar la organización social era demasiado
Limosna 590 591 Liturgia
rudimentaria para lograr suprimir la rello. La vocazione deü'itomo: Vamare cristiano, 14). Por fin son interesantes los frutos anun- reconocido a la liturgia u n valor teoló-
miseria. Hoy, por el contrario, la orga- Bolonia 1 9 7 1 , 6 4 - 6 5 . - ( 2 ) Cf Denz 2 1 1 0 . - ciados por Pablo: el enriquecimiento espiritual gico superior y determinante, y ha que-
nización de la beneficencia, de la pre- <5) Citamos algunos de ios textos bíblicos más para quien da (alegremente) y la alabanza a
rido que en el curso institucional de la
visión, de la higiene, hecha posible por significativos: Dt 1 5 , 1 1 ; Prov 1 4 , 2 1 . 3 1 ; Dios que de semejante dádiva se sigue (9,6-
Mt 5,42; 25,35ss; Le 3 , 1 1 ; 6,30: 1 1 , 4 1 ; 15).-( 8 ) Cf S. Th., 2-2ae. q. 129, a. lss, teología (seminarios y estudiantados
el desarrollo social, puede disminuir 1 2 , 3 3 ; Ef 4 , 2 8 ; Sant 2,15ss; 1 Jn 3,17. La sobre todo a. 8. De los demás comportamien- teológicos) se contase entre las mate-
considerablemente el número de los doctrina patrística más interesante es la pre- tos morales que brotan de la magnanimidad rias necesarias y más importantes
pobres, y en algunos casos y países sentada por los Capadocios, san Ambrosio, san recuérdese, por ejemplo, la castidad virginal: (SC 16); que en las facultades teológicas
hasta eliminarlos del todo: esta situa- Agustín y san Juan Crisóstomo.-( 4 ) S. Th.7 es una finísima anotación del Doctor Angé- se señalase entre las «disciplinas prin-
ción tiende a suprimir o por lo menos 2-2ae, q. 32, q. 6, c—(5) Recordemos, por lico (2-2ae, q. 152, a. 3, c), que indica cuál cipales» y que se enseñase «tanto bajo
a disminuir en el cristiano las ocasiones ejemplo, la distinción formulada ya clara- es el terreno psicológico y espiritual en el que
mente por santo Tomás (2-2ae, q. 32, a. 5; puede florecer la «gran dádiva» de una autén- el aspecto teológico e histórico, como
de ocuparse personalmente de los pobres. q. 66, a. 2), aceptada por la tradición teo- tica virginidad. espiritual, pastoral y jurídico», avisan-
Además, el cuidado de los pobres, que lógica (cf Rerum novarum, 12), entre po- do también que todo estudio «sobre el
antes se manifestaba en las varias for- sesión privada y uso común de las cosas; y BIBL. : Los manuales de teología moral de- misterio de Cristo y sobre la historia
mas de limosna, tiende a tomar formas que equivale a la otra, también conocidísima, dican, por norma, numerosas páginas a la de la salvación» que se hiciese en las
organizativas en las que se impone una entre función individual y función social de limosna: a ellos nos remitimos. Para los as- demás materias teológicas, se llevase a
amplia preparación técnica; hay una la propiedad (cf entre los primeros documen- pectos más estrictamente sociales del proble- cabo de forma tal que «quede bien
legislación social que es preciso cono- tos del Magisterio, a los que luego hace fre- ma (ya hemos hecho alusión), consúltense las
cuentemente referencia. Quadragesimoanno, 19). anotaciones bibliográficas de las distintas voces clara la conexión de cada una de estas
cer y poner en práctica, un conjunto de Reconocer tal función social significa precisa- que el presente DICCIONARIO dedica a cada tema. materias con la Liturgia» (SC 16). Ade-
normas higiénicas y profilácticas que mente afirmar que lo «superfluo» —es decir, más, el concilio desea que «en los se-
deben aplicarse, un sistema variado de todo lo que no es necesario para llevar una minarios y casas religiosas» se dé u n a
mutualidades y previsiones sociales a vida humana según la propia condición (lo «formación litúrgica» que sea deter-
tener en cuenta: formas todas que «necesario vital») y para no caer en la propia LITURGIA minante en el plano de la «vida espi-
hacen inactuales, y a veces hasta ino- condición social (lo «necesario social»)— hay
que dedicarlo en favor de los demás: deber Cuando el Vaticano II afirma que ritual» de forma que ésta «esté total-
portunas e ineficaces, las prestaciones de justicia social que las encíclicas califican «de la liturgia... mana hacia nosotros mente informada de espíritu litúrgico»
caritativas tradicionales. de gravísimo. Es verdad que no puede esta- la gracia como de su fuente, y se ob- (SC 17).
blecerse con precisión los límites de lo «su- tiene con la máxima eficacia aquella Históricamente, el estudio de la li-
Se perfila, pues, una serie de obras perfluo» («non potest mathematice definiré»,
sociales por las que se encauza ahora la santificación de los hombres en Cristo turgia ha pasado de una fase de puro
escribe santo Tomás); pero difícil no equivale
misericordia corporal inspirada en la a imposible; y en todo caso no se pueden y aquella glorificación de Dios a la conocimiento práctico de las prescrip-
caridad cristiana. Y si en un tiempo la tapar bajo la denominación de «necesario cual las demás obras de la Iglesia tien- ciones rubricistas a la de estudio his-
misericordia se concretaba en la limos- social» ganancias y gastos de lujo sin nombre den como a su fin» (SC 10), coloca a tórico y, finalmente, de estudio teoló-
na o de cualquier modo en la ayuda y sin medida.—(6) Para recordar uno solo de la liturgia en un plano de vitalismo es- gico. Durante mucho tiempo, se pensó,
los muchos problemas morales que cada una piritual, que se presenta como el resul- en coherencia con la idea «ritualista»
privada e individual, hoy podrá y de- de las cualidades indicadas evoca y plantea,
berá traducirse en otras maneras: pa- tado de una larga meditación sobre la que se tenía de la liturgia, que ésta,
citamos, a propósito de esta primera dote, el
t r o n a t o s , organizaciones sindicales, caso resuelto positivamente por el Doctor An-
naturaleza del culto cristiano. como consistía en las ceremonias, re-
círculos recreativos y culturales, socie- gélico: si se puede hacer limosna con el dinero quería sólo un conocimiento en el plano
dades de seguros, cajas de ahorro, ca- obtenido mediante meretricio; cf 2-2ae, q. 32, ceremonial y rubrícista. Pero desde los
a. 7, c. Singular y ciertamente evangélica I. De las rúbricas a la teología albores del siglo xvn se hicieron inves-
jas rurales, instituciones educativas,
atención a la prostituta. Pero convendrá no Aunque la historia de la literatura tigaciones y estudios históricos sobre la
reformadoras, sanitarias, etc., son for- extender demasiado el caso a otras situaciones,
mas colectivas de asistencia en las que cristiana nos puede mostrar, sobre todo liturgia que tuvieron u n a influencia
hoy no raras, en que la ayuda benéfica (¡ y tan
el cristiano puede y debe comprometerse honrada!) es una hábil cobertura de injusti- a partir del medievo, que la liturgia ha enorme en todos los avances posteriores
para cumplir, según sus capacidades, el cias personales o sociales que deberían ser re- sido siempre objeto de estudio, tan sólo de la ciencia y de la praxis litúrgica,
deber ineludible de la caridad material. paradas de muy distinto modo.—(7) Es impor- en tiempos recientes, en especial bajo a u n cuando su presencia e influencia
Nuevas obras de misericordia se aña- tante recordar que en la enumeración de es- el influjo del naciente movimiento litúr- en los estudios teológicos sistemáticos
den así a las antiguas: ofrecer la posi- tas dotes la tradición cristiana hace referencia gico (a finales del siglo xix), se ha sen- (seminarios y facultades teológicas) ha
frecuentemente a los numerosos textos pauli- tido cada vez más la necesidad de un sido generalmente mínima. El estudio
bilidad de u n trabajo, de un jornal, de nos acerca de la colecta organizada por Pablo
un préstamo, etc., no serán obras me- en favor de los pobres de Jerusalén: Gal 2,10: conocimiento litúrgico más profundo. histórico de la liturgia puede hacerse a
nos expresivas de la propia caridad 1 Cor 16,1-4; 2 Cor 8,9; Rom 15,25-28. En la reforma de los estudios promo- nivel de investigación arqueológica (es-
que las siete tradicionales. Sobre todo el largo y magnífico párrafo de los vida bajo Pío XI, la liturgia entró oficial tudio de la antigüedad), pero con fina-
ce. 8-9 de la 2 Cor puede enriquecer el elen- y necesariamente en el ordenamiento lidades diversas. Así, la demostrada
Sobre esta línea es posible y también co hecho más arriba de un modo más bien de las disciplinas teológicas, con el gra- antigüedad de un rito o una fórmula
obligatoria u n a valorización del trabajo escolástico. En ese párrafo lo que interesa litúrgicos es como u n a prueba de auten-
sobre todo es la ambientación general de esta
do, sin embargo, de «disciplina auxi-
como grande expresión de la caridad liar», es decir, con un grado ni distinto ticidad original a propósito de una
limosna, en la que Pablo ve un ministerio
corporal; pero no es éste el lugar para sagrado: eulogía (9,5), diaconía (8,4; 9,1.12. ni superior al reconocido entonces, por cuestión de fe, cuando ésta exige una
hablar de ello. Remitimos a otras voces 1 3), leitourgía (9,19), koinonía (8,4), cháris (8,1. ejemplo, a la arqueología. De todas for- confirmación ante quien pone en duda
más específicas de este DICCIONARIO para 4.7.19). Interesan también las motivaciones mas, se recomendaba un serio estudio su valor y sentido. Se trata del prin-
todo lo que atañe a la dramática cues- de Pablo, principalmente dos: «la gracia de «histórico-sistemático» de la liturgia, cipio enunciado en el llamado lndiculus
tión de la ayuda a los pueblos en vía de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico se para impedir que se redujese a puro de Próspero de Aquitania (siglo v) con
desarrollo, que implica varios elemen- hizo por vosotros pobre para enriqueceros la célebre fórmula: Legem credendi lex
con su pobreza» (8,9); y la unión que une a conocimiento de «rúbricas» y para con-
tos propios del orden internacional. seguir que se desarrollase principal- statuat supplicandi: las normas que re-
los cristianos por el amor que se tienen y del
que la colecta es «prueba» (8,8-24), pero tam- mente en el plano «histórico», sin olvi- gulan la oración sirven para establecer
A. Valsecchi las normas que regulan la fe. Inspiradas
bién por una justa «igualdad» que la colecta dar la enseñanza teológica que de todo
Notas.-(*) Véanse para semejante distin- tiende a establecer («ut fíat aequalitas», 8 . Í 3 . ello se desprendía. El Vaticano II ha en este principio, vieron la luz, durante
ción las acertadas observaciones de E. Qua-
Liturgia 592 593 Liturgia
los siglos xvn y xvm, muchas publica- de ritos-fórmulas, sino historia de hombres una reforma litúrgica, para, a través mente pocas veces en comparación
ciones de antiguos textos litúrgicos. y tiempos que han creado aquellos ri- de ella, llegar a conseguir la intensifica- con cuantas aparece en el Antiguo, y
A veces, en esta investigación históri- tos-fórmulas, y es precisamente del ción de vida cristiana ambicionada por —acentuándose la diversidad— con sig-
ca se cayó de algún modo en el arqueo- estudio vital de la historia del que nace el concilio (SC 1); porque es en la litur- nificados distintos, cuyas raíces se ha-
logismo, siempre que del documento el descubrimiento antropológico, en el gia donde se expresa y revela al máximo llan: a) en el uso profano del término
litúrgico se hizo u n punto histórico que la liturgia vive y debe introducirse el Misterio de Cristo y la naturaleza (Rom 13,6: 15,27; Flp 2,25-30; 2 Cor
insalvable, por creer que la liturgia era para ser viva. Así, por ejemplo, el plu- auténtica de la Iglesia (SC 2). 9,12); b) en el uso ritual o análogo al
más liturgia cuanto más antigua. Este ralismo litúrgico antiguo no es un hecho ritual del AT (Le 1,23; Heb 9 , 2 1 ; 1 0 , 1 1 ;
mismo reproche ha de hacerse en histórico que se ha de aceptar y soportar, Heb 1,7.14; 8,2-6); c) en el significado
parte a cierto «romanticismo religioso» sino que ha de volver a convertirse en II. Liturgia y culto de culto espiritual (Rom 15,16; Flp 2,
del siglo xix que, en materia litúrgica, una realidad válida en el presente. Por esta 17): d) en el significado de culto del
Transcripción del homónimo término
tendía a restablecer indiscriminada- misma vía «antropológica», y no por NT, sin que pueda afirmarse (aunque
griego, «liturgia» sufre variaciones de
mente las formas antiguas como las la arqueológica, se ha movido el Va- hay exégetas que opinan lo contrario)
significado con arreglo a los tiempos y
únicas auténticamente litúrgicas. ticano II hacia una «reforma litúrgica», que se trate ya de celebración eucarís-
a las áreas de uso. En griego clásico,
Pío XII, en la encíclica Mediator Dei que es expresión del hecho teológico des- tica: He 13,2.
«liturgia» es sinónimo de «obra-pres-
cubierto en la liturgia. Pues para el
(AAS, 39 [1947], 521-600), mientras, tación libre hecha por un ciudadano Sin embargo, el término entra bien
Vaticano II la liturgia es el ejercicio y
por una parte, se muestra muy reacio particular en favor del pueblo o de pronto en el uso cristiano para indicar
la realización del misterio de Cristo
a una consideración arqueológica de la una categoría de éste regularmente o la nueva forma cultual, precisamente
(SC 6;7;34,2, etc.), por lo que si la
liturgia que lleve a reasumir formas an- en determinadas circunstancias». El la celebración eucarística, como puede
queremos comprender de verdad, por
tiguas, por otra, se mueve en u n a línea término entra en el AT (en el que es constatarse ya a fines del siglo i en la
fuerza hemos de considerarla en el plano
netamente defensiva frente al pasado muy frecuente) con la traducción griega Didaché (15,1), donde se prescribe que
teológico, el solo que puede dar de la
más reciente o inmediatamente ante- de la Biblia (llamada de los Setenta) e sean «ordenados obispos y diáconos...
liturgia —síntesis del anuncio y del ad-
rior a los tiempos actuales. Esta actitud indica siempre y exclusivamente dos para que cumplan la liturgia de los
venimiento de Cristo— u n a visión que
revela temor a que se califique de me- palabras hebreas: 'abhádh y shéret, profetas y de los doctores», «liturgia»
trasciende de hecho la consideración
nos perfecta una siquiera de las actuales cuando éstas quieren significar el «ser- que, según se afirma en Didaché 10,7,
puramente histórico-arqueológica de las
formas litúrgicas, por lo que, en conse- vicio religioso rendido a Yavé en el es la «eucarística».
formas cultuales cristianas, porque con-
cuencia, huye de manera instintiva de tabernáculo-templo por los sacerdotes
sigue darles un común denominador, La liturgia aparece en el NT (Heb 8,6)
todo intento de reforma, poniendo de levíticos».
mostrándolas como realización de cada como la acción cultual de Cristo, supe-
manifiesto también cierta cerrazón dog- tiempo y situación del misterio de Creemos que la elección del término rior a cualquier liturgia del AT, ya que
mática para u n a recta visión histórica. Cristo. De aquí nace la unión con la re- obedece al deseo de designar el «ser- es fundamento y causa de una alianza
Pues ésta, si bien sugiere un «retorno velación, que en cierto modo se pro- vicio religioso de Yavé» con un término nueva, grabada en el «espíritu y en el
a las fuentes», no nos pide con ello longa en la liturgia, sobre todo por vía que, en el campo religioso pagano, se corazón» de los hombres y de tal na-
una vuelta al «pasado», sino que nos experimental (revelación subjetiva). Sur- usaba relativamente poco. Por una turaleza que crea el verdadero pueblo
acerquemos a las «fuentes» de nuestra ge así también, al lado de la «teología parte, esto evitaba que el culto a Yavé de Dios (Heb 8,8-10). Por esta razón
historia actual, para constatar si el bíblica», la teología litúrgica, que no es expresado con la palabra liturgia se Cristo es el liturgo del NT, o sea, aquel
«presente» es todavía derivación autén- especulación racional (como lo es, por confundiera con los cultos paganos, los que ejerce el culto del verdadero taber-
tica de la «fuente», en nuestro caso, de ejemplo, la teología escolástica), sino cuales se indicaban comúnmente con náculo y del verdadero santuario. De
la liturgia, fuente que hay que volver que, como aquélla, es catequesis y otros términos; y, por otra, liturgia este modo, por un lado Cristo es pre-
a encontrar en Cristo y en la Iglesia kerygma, es decir, anuncio-proclamación, arrastraba desde su lejano origen clá- sentado como aquel que ejerce u n a
apostólica. Es decir, no se trata de re- y es, además, experiencia del aconte- sico cierta carga de «nobleza» y «dis- «liturgia» análoga a la del AT, ya que
cuperar el «pasado», aunque esté aureo- cimiento de la salvación, que es el mis- tinción». En efecto, así como las litur- se da este nombre, hasta entonces re-
lado con los fulgores iniciales, sino de terio de Cristo. De esta visión teológica gias de la época clásica eran trabajos, servado a las funciones rituales levíti-
estudiar la «fuente», ya que sólo de de la liturgia brota la que hoy suele empresas y compromisos (civiles o reli- cas, al acto interior de culto, que él
este modo entra la historia en una llamarse espiritualidad litúrgica, y que giosos) cumplidos por personas pertene- ofrece al Padre con su obediencia. Por
perspectiva vital, llevando a buscar la en realidad no es otra cosa que una cientes a la aristocracia del país, de igual otro lado, esta liturgia de Cristo, al ser
vida espiritual centrada totalmente en modo el culto religioso del AT es pre- indicada como «liturgia» del verdadero
respuesta que en el presente la Iglesia
el Misterio de Cristo, no visto a través sentado por los Setenta bajo el nombre santuario y como superior a la levíti-
debe dar —de acuerdo con la que ha de u n a especulación, sino percibido a ca, en cuanto que es expresión de u n a
de liturgia, ya que su cuidado era pre-
dado ya— a las palabras de Cristo: través de la experiencia de la acción alianza nueva, «espiritual», se enlaza di-'
rrogativa de u n a categoría distinta de
«Haced esto en memoria mía». Con es- litúrgica. Es lo que Pío X («motu pro- personas, que, por descender de la tribu rectamente con el «cuito espiritual» que
tas palabras. Cristo introducía su mis- prio» Tra le sollecitudiní, del 2 2 - 1 1 - de Leví, formaban u n a clase a la que forma el núcleo esencial del AT y que,
terio en el tiempo-historia y aceptaba 1903) afirmaba cuando decía que «la se atribuía u n a particular y sagrada por desgracia, había sido verdadero
sus condicionamientos histórico-cultu- celebración de los sacrosantos misterios nobleza, que los distinguía claramente casi tan sólo en la predicación profé-
rales. Pero éstos no se han detenido de la Iglesia es fuente primaria e indis- de todo el resto del pueblo, por habér- tica. En efecto, según la revelación, el
en los tiempos pasados, por lo que la pensable del verdadero espíritu cris- sele conferido como cargo el servicio verdadero culto de Dios encuentra su
respuesta de la historia pasada brota tiano». El Vaticano II refuerza aún esta del Tabernáculo y por tener como parte solemne afirmación en Ez 19,4-6: «Ha-
en función de la historia en que vi- interpretación «espiritual» de la litur- hereditaria al Señor mismo. Así que béis visto cómo os he traído a mí. Aho-
vimos. gia, no sólo afirmando que ésta cons- en el AT liturgia indica el culto de Yavé ra, pues, si escucháis atentamente mi
Consecuentemente, la historia sirve tituye «la fuente y la culminación de ofrecido por una categoría de personas voz y observáis mi alianza, vosotros
para comparar el pasado con el pre- toda la actividad de la Iglesia», sino y conforme a un ritual determinado. seréis mi especial propiedad entre todos
sente, para llegar a conocer el modo sobre todo ordenando y promoviendo los pueblos...; seréis para mí un reino
en que hemos de responder en la ac- En el NT la palabra liturgia (y sus de sacerdotes y nación consagrada». Por
tualidad. La historia no es sólo historia derivados) la encontramos relativa-
.594 595 Liturgia
Liturgia

tanto, la revelación abarca dos momen- oposición a los sacerdotes, a los fari- como sacrificio vivo y santo» (Rom 12,1); la línea teológica en que venía configu-
seos, a los doctores y escribas, los cuales y, además, es culto «en la verdad» por- rándose cada vez más el rostro de la
tos: conversión («os he liberado... y os
formaban u n a categoría de personas que nuestro culto se une y se identifica liturgia, como fruto de una reflexión
he traído a mí») y acto de culto sacer- con el de Cristo, el solo y único «litur-
dotal, que ha de consistir en escuchar la que, en general, ponían todo su empe- teológica más profunda sobre la litur-
ño y atención en observar externamen- go del verdadero tabernáculo y del gia misma, reflexión hecha sobre todo
palabra de Dios (obediencia) y en ob- verdadero santuario» (Heb 8,2), o sea,
servar la alianza (conservarse en la te la ley y particularmente las leyes a la luz de la mejor teología bíblica. La
cultuales, como la del «sábado», la de un liturgo cuyo culto ya no es sólo SC 5, haciendo la síntesis de los mo-
amistad con Dios). Mas estas cosas no «sombra», sino «imagen concreta» de
las «purificaciones» y la del «ayuno». mentos de realización de la salvación,
sucedieron (ct Is 1,10-17; Jer 7,21-28; las realidades verdaderas (Heb 8,5;
Y puesto que todo se resumía en el identifica el momento de actuación
Am 5,21-2 5), pues el culto de víctimas 10,1). total y perfecta en el misterio de Cristo.
materiales sustituyó al culto espiritual, que «templo», Cristo anunció su destruc-
ción definitiva. Bajo este aspecto, el cristianismo En Cristo la salvación pasa del estadio
brotando de una conversión debía ex- de anuncio al de «acontecimiento», pues
Todo esto reanuda ciertamente el pen- auténtico, si bien se considera, se dis-
presarse en la obediencia a la Palabra tingue de cualquier otra forma religiosa. en Cristo «la Palabra se ha hecho carne
y en el mantenerse en la alianza de samiento antiguo de los profetas, pen-
samiento que en él, sin embargo, no Ciertamente también él cuenta con y ha fijado su morada entre nosotros»
Dios. Señal de que Dios rechazaba este formas externas de culto; mas éstas no (Jn 1,14). Esta «morada» en medio de
culto material fueron la destrucción del es sólo un «anuncio», sino que se ha
son válidas por sí mismas, sino tan sólo los hombres Cristo la había realizado
templo y el destierro, durante el cual convertido en «realidad». «No todo el en dos planos: en la «realidad» de su
que dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en en cuanto «signos» de una «realidad»
parece que, por fin, las amonestaciones que de uno u otro modo está unida a inserción en la generación humana, y
de los profetas tuvieron algún fruto en el reino de los cielos, sino el que hace en la «realidad» de su «signo sacra-
una «presencia» de Cristo, el cual es
el pueblo, que de algún modo volvió la voluntad de mi Padre» (Mt 7,21); siempre, por eso mismo, el verdadero mental». En otras palabras: había con-
al culto espiritual, hecho del ofrecimien- ahora bien, Cristo dijo de sí mismo operante del culto cristiano. Todo el vertido el misterio de la salvación en
to de la propia persona, del propio «es- que «él hace siempre la voluntad del culto cristiano está sobre un plano una «realidad en sí» y en u n a «reali-
píritu» (Dan 3 , 3 8 - 4 1 ; Sal 50,18-19), Padre» (Jn 5,30; 6,38; 8,29). Esta ac- «sacramental», o sea, se expresa con dad en el sacramento» para todos los
expresado con la obediencia a la ley titud, que era la exigida por Dios en «signos» cuyo valor no guarda propor- hombres, cuando éstos, acercándose a
del Señor (Sal 39,7-9) y con la oración Ex 19,5-6 y en Jer 7,22-23, y la 9 " e ción con los «signos» mismos, sino con él tras el anuncio del advenimiento de
de alabanza y de agradecimiento (Sal había concebido el autor del Sal i p la «realidad» contenida en ellos. la salvación, tratasen de insertarse en
49,14.23). 7-9. es la misma con que san Pabj 0 ésta, realizando también en sí su adve-
Cristo no vino a abolir, sino a «cum- interpreta en sentido cultual toda la v l ^ a nimiento, ya realizado en Cristo. Por eso,
plir», es decir, a llevar a su verdadero ie Cristo: «Entrando en el mundo
de III. Liturgia e historia de la salvación continuando en la misma línea, la
cumplimiento la ley y los profetas, o Cristo dice: No has querido ni sa SC 6 escribe: «Así como Cristo fue en-
oblaciones... Entonces he dicn En los documentos del Vaticano II, viado por el Padre, El a su vez envió a
sea, la enseñanza de la revelación. Na- la liturgia se presenta ya alumbrada
turalmente, para llevar a cabo esto el Heme aquí; vengo, como está e s c ° los Apóstoles... a anunciar que el Hijo
con la luz de una mayor maduración de Dios nos libró... y a realizar la obra
Señor se declaró contrario no al culto, de mí en el volumen del libro, P a teológica. Se advierte como ya superado
sino a la materialización que el culto hacer, oh Dios, tu voluntad». En . e ' ,0 de salvación que proclamaban, mediante
el momento «estético-ceremonial-deco- el sacrificio y los sacramentos, en torno
había sufrido entre los hebreos. Por eso, visión de oposición-síntesis del AntiS rativo» al que, desde hacía muchos si-
recordando la enseñanza de Oseas (6,6), y del Nuevo Testamento, el Apóstol r a los cuales gira toda la vida litúrgica».
glos, se había reducido la liturgia y al Tenemos aquí expresada no sólo la ín-
Cristo repitió (Mt 9 , 1 3 ; 12,7) que «pre- conoce como verdadero valor c u " u u e que el movimiento litúrgico había so-
a nivel de sacrificio, la ofrenda Q , tima relación existente entre Escritura
fiere la misericordia (el amor de Dios) metido a dura crisis, aunque sin con- y liturgia, sino que la liturgia aparece
al sacrificio (al culto de las víctimas)», Cristo hace de sí mismo (como h offlbff' seguir destruirlo. Incluso en la definición claramente como momento de la re-
pues hay «cosas mayores que el tem- en su «espíritu» (pues se trata de de la «liturgia como culto de la Iglesia», velación —historia de la salvación, en
plo». (Mt 12,6). Preguntado (Mt 22,33- ofrenda de la propia obediencia alF»- -eO el aspecto «jurídico» que muchos —en cuanto realización del misterio de Cristo,
4 0 : Me 12,28-31) acerca de cuál es el dre), y establece así la existencia contra de Beauduin, autor de la defi- objeto de toda la revelación—. Esta rea-
mayor mandamiento de la ley. respondió Cristo— de un culto espiritual, que CU&'
c
"iaj nición— insistían en ver, reduciendo lización atañe tanto al misterio de Cris-
citando, no una de las prescripciones pie por fin con la exigencia c u v L - - en consecuencia la liturgia a la forma to en sí mismo —realización en el
rituales, sino el mandamiento del total verdadera, que está inserta —como n de culto «establecida y organizada por tiempo— como a su anuncio. O sea.
amor de Dios y del prójimo. Que su res- en la liberación del pecado otorgada v. la autoridad de la Iglesia para ser eje- hoy también la liturgia es - c o m o Cristo
puesta haya de entenderse en sentido Dios. De esta forma, se consigue *j J „ cutada por personas delegadas expre- mismo— un acontecimiento de salvación,
«anticultual», se desprende tanto de la mente el culto «en espíritu y verd<* samente para ello», comenzaba a dejar en el que sigue teniendo cumplimiento
respuesta-confirmación con que uno del que Cristo decía (Jn 4,23-24)> \ 0 de ser el aspecto más acentuado. Natu- aquel anuncio que en el tiempo antiguo
de los escribas aceptó sus palabras: se realizaba precisamente en él. C u „ ralmente, ni se quería ni se debía hacer prometía la realidad de Cristo. La litur-
«Muy bien, Maestro, porque amar a «en el espíritu», porque consiste en u | 9 desaparecer la necesaria incidencia «ju- gia es, pues, el momento-síntesis de la
Dios con todo el corazón... y al próji- actitud de amorosa aceptación o e e] rídico-autoritativa» que la Iglesia, en historia de la salvación, ya que en-
mo como a uno mismo, vale mucho voluntad del Padre; culto que e ^¡(tJ cuanto jerarquía de poder, puede tener globa «anuncio» y «acontecimiento», es
más que todos los holocaustos y sacrifi- cristiano se hace culto «en el Esp ir .e sobre la formulación y sobre la ejecu- decir, AT y NT; pero al mismo tiempo
cios» (Me 12,32-33), como del hecho Santo», porque el amor con qu^ ^ ción de la liturgia: se trata de una re- es el momento último de la historia mis-
de que queriendo explicar a un doctor acepta la voluntad del Padre, esta x flexión «jurídica» sobre la liturgia que ma, porque al ser la «continuación de
de la ley quién es el prójimo al que nosotros por la presencia del Esp l í '-., siempre podrá hacerse, pero que no la realidad», que es Cristo, su función
Santo (Rom 5,5). Es culto «en la v ^ r constituye ya la liturgia en su signifi- es la de ultimar gradualmente, en cada
amar, lo demostró sirviéndose del ejem-
cado ni en su valor.
plo de dos exponentes del culto hebreo, dad» antes que nada porque no se e f hombre y en la humanidad, la imagen
un sacerdote y un levita, que no habían presa con «víctimas ajenas», es &&u completa de Cristo. En este sentido y
¿e En materia de liturgia, el concilio debido a esta posición suya de «síntesis»
entendido el mandamiento del amor. distintas a nosotros y con función^«o* tomó un camino que, en la teoría como
Además de esto, no h a n de olvidarse «sustitutos», sino que somos noso11. < en la práctica, era la concretización de
todas las veces que Cristo demostró su mismos los que «nos ofrecemos a P 1
.596 597 Liturgia
Liturgia
y de «cumplimiento último», la liturgia el NT, al contrario, incluso donde la guo se perpetuó en Israel en un rito pascual, la liturgia asume otra dimen-
es la que íntimamente constituye el Escritura nos anuncia el acontecimiento que no era solamente un «recuerdo» sión netamente «histórico-económica»,
tiempo de ¡a Iglesia. En efecto, ésta va como «futuro», sabemos que el mismo del acontecimiento pasado: pues en él en cuanto que el «misterio pascual» no
edificándose en el mundo a medida se ha hecho ya una «realidad» en Cris- el israelita veía el «perpetuarse» real y es otra cosa que la «oikonomía-dispen-
que se inserta vitalmente en los hom- to y, por tanto, el anuncio de la Escritura en el presente de la intervención divina satio», esto es, el desarrollo gradual y
bres el misterio de Cristo, lo cual se viene a confundirse con el aconteci- de elección y de ^liberación: la Pascua la realización en el tiempo del plan sal-
alcanza con el anuncio, como elemento miento (aunque ritual) de la liturgia. Así volvía así a convertirse cada año, a vífico de Dios, que se realizó en la Pas-
predisponente, y con la realización del tiene lugar un hecho importante: en la través del sacrificio de un cordero, en cua de Cristo. En. otras palabras, el ob-
misterio, a través de la acción sacra- liturgia la Escritura deja de ser una el momento en que Israel se reconocía jeto de la liturgia no es Dios directa-
mental de la liturgia. La SC 7 puede, palabra escrita muerta, para asumir y encontraba de nuevo lo que de él mente como es en sí, sino Dios como
pues, afirmar como conclusión que cada vez más la función de anuncio- Dios había hecho: el pueblo de Dios, es «se nos apareció en el Hijo», por lo que
la liturgia es el ejercicio del oficio sacer- proclamación de un acontecimiento de decir, un pueblo que, hecho propiedad la liturgia no es simplemente «culto de
dotal de Cristo, ejercicio que a) implica salvación presente. En otras palabras: de Dios en virtud de la intervención li- Dios» (hecho universal humano, propio
la santificación del hombre y juntamente el acontecimiento que se lee en la Es- beradora de éste, se sentía «consagra- de la «virtud de la religión»), sino que
el perfecto culto a Dios, y b) se efectúa critura es el mismo que se realiza en la do» y dedicado al culto del Dios único es ante todo «culto de Dios en Cristo»,
en un régimen de signos. Con esto se y verdadero. o sea, el particular culto que une a
liturgia, por lo que la Escritura encuen-
coloca en el primer puesto de la litur- tra en la liturgia su interpretación na- los hombres a Dios mediante la santidad
gia «la santificación del hombre», pues La SC 5, colocando la pasión-resurrec- de Cristo a ellos comunicada. De este
turalmente concreta, es decir, mante-
sólo con la santidad puede el hombre ción-ascensión de Cristo, bajo el común modo, puede definirse de verdad la li-
niéndose siempre sobre el plano de la denominador de «Pascua», no sólo ma-
rendir culto a Dios. Pues no hay que turgia como «misterio del culto», ya
historia de la salvación y no de una nifiesta su naturaleza de hecho pascual, que es culto rendido en el misterio de
confundir el «culto» con sus «expresio- elucubración intelectual. Cristo es la
nes» externas. Estas son tales («expre- en el que la historia de la salvación Cristo. En efecto, las celebraciones litúr-
«realidad anunciada» por la Escritura, pasa del nivel de «profecía-anuncio» gicas tienen como objeto los «misterios»
siones») y son válidas sólo cuando pre-
y Cristo se hace la «realidad acontecida- (AT) al de «realidad» (NT), sino que del Señor, es decir, sus acciones «teán-
cisamente «expresan» u n estado de real
y total adhesión a Dios. En el plano comunicada» por la liturgia. De este presenta tales acontecimientos salvíficos drícas» (acciones divinas en dimensión
humano, esto el hombre sólo puede modo, la liturgia precisamente nos dará, de Cristo también como rito pascual. Y humana), las cuales componen ni más
obtenerlo cuando la ontológica unidad a través de la directa «experiencia» del esto lo hace precisamente presentándo- ni menos la historia de la salvación.
existente en Cristo entre el hombre y misterio de Cristo (experiencia de sal- los en la perspectiva de «misterio», que
Dios, le es comunicada: a esto provee vación interior), ese «conocimiento» y es ni más ni menos «un rito que se ca-
precisamente la liturgia con sus «sa- «revelación» del mismo misterio, que racteriza por la presencia de un aconte-
cramentos». Pues por éstos el Misterio nunca podrá quedarse en sólo intelec- cimiento salvífico ya realizado al prin- V. Liturgia como presencia
de Cristo se hace una realidad que se tual, sino que tenderá siempre a repre- cipio de la historia». De este modo, la sacramental
posesiona de todos los hombres. sentarse, con el aumento del «conoci- redención pascual se introduce ya en
miento-revelación», en una mayor «ex- en el plano cultual, o sea, se la ve Los ritos cristianos que llamamos
Dado este aspecto de «momento- periencia» íntima y existencial. La Es- como acción que, realizándose a tra- «sacramentos» no son otra cosa que
síntesis» de la liturgia, se puede decir critura, pues, se completa en la litur- vés de los signos rituales, puede hacerse los momentos esenciales de la liturgia.
que la liturgia depende de la Escritura, gia, incluso como «revelación» de sal- presente a distancia de tiempo y de Pues son otras tantas proyecciones par-
como la «realidad» de Cristo depende de vación. lugar, y puede así poner a todos en ticulares del único misterio de Cristo,
su «anuncio». De este modo se ha des- contacto con la realidad del hecho pas- en el sentido de que «el acontecimien-
cubierto que la lectura de la Escritura cual de la redención cumplido en to» de la salvación obrado ya en Cris-
en la liturgia no se hace sólo con fin IV. La liturgia como celebración Cristo. to, se hace presente en el «signo» llama-
genéricamente edificante, conservado del misterio pascual do precisamente sacramental, a fin de
hasta hoy por pura tradición histórica, La SC 5, al empezar a definir la na- Y efectivamente, la SC 6, mismamen- que se convierta en un acontecimiento
sino que se ha descubierto que la Es- turaleza de la liturgia, lo hace expli- te al hablar de la celebración del misterio de salvación para cada uno de los
critura es u n a parte importantísima y pascual de Cristo a través de los signos hombres. Mas por el hecho mismo de
cando las varias fases de anuncio y
un componente indispensable de la rituales, se pone a hablar finalmente que los sacramentos son la parte esen-
realización que componen el misterio cial y determinante de la liturgia, ésta
acción litúrgica cristiana, por lo que de la salvación y, una vez determinado de la liturgia. «Cristo envió a los Após-
la Biblia misma aparece bajo una luz toles a "anunciar" la acaecida salva- lleva en toda su amplitud a un plano
el momento de pleno cumplimiento del «sacramental», que aunque está cons-
nueva, es decir, bajo la luz de «acon- ción de los hombres en su muerte-
tecimiento». designio salvífico divino en la «pasión- tituido por un régimen de «signos»
resurrección-ascensión» de Cristo, cali- resurrección, y a "efectuar" esta misma
salvación por medio del sacrificio y de (sacramento = signo sagrado), éstos, sin
En el culto hebreo del AT, la lec- fica este momento como «misterio pas- embargo, sólo existen en función de
tura de la Palabra de Dios era anuncio cual». los sacramentos, que forman el ele-
mento central de la liturgia». Como se una presencia activa y operante de
de una intervención divina, condicio- «Pascua» es la denominación hebrea Cristo. Pues el hecho de que la liturgia
nada por el grado mismo de su «reve- dada a la revelación y a la realiza- ve, la liturgia consiste fundamental-
sea realización del misterio redentor de
lación». En otros términos: en el AT ción del plano de salvación eternamente mente en la celebración de la salvación Cristo, encuentra su razón última en la
la Palabra, si bien anunciaba la «rea- presente en Dios. En efecto, está cons- realizada por Cristo. Mas como esta «presencia» de Cristo, como se dice en
lidad» de la única salvación que es tituida por la intervención liberadora misma salvación realizada en Cristo SC 7: «Para realizar esta obra salvífica,
Cristo, la anunciaba no como «mani- de Dios, que se inicia con el éxodo de no es otra cosa que la Pascua como Cristo está siempre presente en su Iglesia,
fiesto acontecimiento presente», sino Israel de Egipto, o sea, con la primera hecho real, es evidente que la liturgia sobre todo en la acción litúrgica».
como «acontecimiento futuro», aún acción de Dios que llama al nombre, ha de ser la celebración de la Pascua por «Presencia de Cristo en la liturgia» es
«encubierto» en el símbolo del «acon- a nivel de pueblo en su conjunto, de la medio del misterio, o sea, por medio de ciertamente la «eucaristía», que se dice'
tecimiento pasado», que la liturgia pro- «signos reales», es decir, eficaces. por antonomasia «presencia real». Pero,
religión naturalista-idolátrica, p a r a
ponía ritualmente una y otra vez. En Situada así la liturgia en la dimensión
traerlo hacia sí (Ex 19,4). El hecho anti-
Liturgia

además de ésta, la SC 7 afirma una


«presencia» en los sacramentos, ya que
«en éstos» (no sólo «por medio de ellos»)
es Cristo quien obra en la Palabra pro-
clamada en la liturgia; en la oración
ma en cuanto «cuerpo» de fieles que
tienen como «cabeza» a Cristo.
Por consiguiente, aun cuando en el
plano de la organización y de la eje-
• 598

cución de la liturgia le atañe u n a parte


I 599

a un plano de comunidad visible a tra-


vés de un «signo» (el rito litúrgico), que
es juntamente «revelador y eficaz» de
aquella unidad en la santidad, que la
Liturgia

idea misma de la Iglesia, en cuanto


cuerpo de Cristo, implica y exige,

S. Marsili
comunitaria, porque Cristo está siem-
pre presente en una comunidad reunida preeminente a la Iglesia jerárquica, suje-
en su nombre. Esta idea de la «presen- to activo de la liturgia lo es toda la
cia» de Cristo en la liturgia había en- Iglesia, o sea, toda la comunidad de los
contrado su mejor asertor en Casel, fieles juntamente con su cabeza (obis-
con su doctrina de la «presencia mis- po-sacerdote), y ello en virtud de la
térica»; y había sido confirmada tam- calidad «sacerdotal», que se refiere a
bién por Pío XTI en la encíclica Medíator todo el «cuerpo de Cristo» por efecto
Dei (AAS. 39 [1947], 528). Aunque hay del común bautismo-confirmación. Este
que decir que los límites de esta «pre- es el sentido de la SC 26, que afirma
sencia» no estén aún bien delimitados que «las acciones litúrgicas no son ac-
ni está claro en qué plano de «realidad» ciones privadas, sino celebraciones de la
ella se sitúa, Pablo VI, aun sin querer Iglesia, que es "sacramento de unidad",
ciertamente resolver la cuestión en es decir, pueblo santo congregado y
todos sus términos, en la encíclica ordenado bajo la dirección de los obis-
Mysterium fidei dice que «la presencia pos. Por eso pertenecen a todo el cuerpo
de Cristo en la Eucaristía se dice real de la Iglesia, lo manifiestan y lo impli-
no por exclusión, como si las demás can; pero cada uno de los miembros
presencias no fueran reales, sino por de este cuerpo recibe u n influjo diverso
excelencia». según la diversidad de órdenes, funcio-
nes y participación actual».

Dejando a estudios ulteriores el acla- Por todo ello, la «participación» en


rar la cosa en todos sus puntos y as- la liturgia exigida a los cristianos, no
pectos, es u n hecho cierto que la litur- puede agotarse en u n a forma pasiva de
gia no es un rito vuelto retrospectiva- asistencia a un rito, si bien tal asis-
mente al «pasado», sino que es u n a tencia tiene valor de obediencia a u n
acción que crea una presencia en el mis- mandato formal del Señor o de la
terio de Cristo, dándole u n a situación Iglesia. Pues la Iglesia n o hace la ver-
de actualidad. Y es justamente esta dadera liturgia de Cristo sólo cuando
«presencia real» de Cristo en la liturgia se inviste de la posición espiritual de
en general, además de la Eucaristía Cristo, o sea, cuando el signo exterior
—en sentido particular—, la que hace se hace «sacramento», es decir, «signo
de la liturgia misma u n a grandeza de una realidad», la cual es dada por
insustituible y de verdadera eficacia la humilde sumisión del cristiano - u n i -
tanto en el plano de la santificación do a la obediencia de Cristo— a la vo-
del hombre como en e! de la glorifica- luntad del Padre. Cuando la participa-
ción de Dios. En efecto, la liturgia es ción en la liturgia expresa realmente
el mismo culto ya rendido por Cristo este estado interior de búsqueda de
al Padre en la real santidad de su vida, Dios, entonces el valor «sacramental» de
santidad por la cual Cristo estaba pro- la liturgia adquiere todo su sentido: en
fundamente orientado, en u n a unión el signo puesto por el fiel se hace pre-
perfecta que realizaba la voluntad eter- sente Cristo que glorifica al Padre con
n a de Dios, hacia aquella glorificación la propia santidad, que se u n e así a
del Padre que constituía la razón misma la del fiel y de la que es expresivo el
de vida de Cristo, La liturgia, realizando mismo signo. De este modo acumula la
en cada hombre, por la presencia san- liturgia el aspecto «cultual» y junta-
tificadora de Cristo, la santidad de los mente el aspecto «eclesial» ínsitos ne-
hombres, que en él creen, pone a éstos cesariamente en la santidad cristiana y
en condición de dar a Dios aquel consigue que los dos aspectos no se que-
culto y aquella «adoración en espíritu den en el estado de latente intencionali-
y verdad que el Padre deseaba encon- dad o también sólo de realidad «interior»,
trar en los nombres» (Jn 4,23-24). Como sino que los hace desembocar inelucta-
culto modelado en el de Cristo y co- blemente en la celebración, la cual da
municado por éste a los hombres, la forma y expresión «sacramental» a la
liturgia se define justamente «culto de realidad «interior» de la Iglesia («co-
la Iglesia», entendiendo por «Iglesia» munidad de redimidos en Cristo»), Por
el «Cristo total», esto es, la Iglesia mis- este camino, la liturgia lleva a la Iglesia
601 Magisterio
nueva ley: la nueva ley: «Amaos unos rinden culto, enseñando doctrinas que
a otros como yo os amé» (Jn 15,12). son preceptos de hombre» (Mt 1 5,9).
El acento del magisterio de Cristo se

M
De modo que la moral que nos en-
pone en la síntesis del amor, y consi- seña Cristo no es moral sólo para subdi-
guientemente en la clara orientación tos: es sobre todo moral que debe
de toda la vida. Ciertamente Cristo llama animar a quienes son mensajeros de la
la atención también sobre los peligros, buena nueva y de su intrínseca diná-
las actitudes y las acciones que van mica de vida. Han de guardarse prin-
contra el reino de Dios; pero pone cipalmente del gran peligro de decir y
constantemente en el primer plano las no hacer, y del otro, a ú n mayor, de la
bienaventuranzas y las palabras que autosuficiencia.
expresan el mandamiento finalizante Cristo es el gran maestro del camino
(cf Mt: la palabra bienaventurados repe- de la salvación, sobre todo porque es
MAGISTERIO vida. El nos descubre, en su modo de tida nueve veces, y la frase pero yo os testigo y mártir. Por eso, en dependen-
comportarse con los discípulos, que digo repetida siete veces). Tanto las cia de Cristo, los grandes maestros de
Dios quiere guiar al hombre por me- grandes orientaciones como las ad- la Iglesia serán los santos y los márti-
Trataremos detenidamente en este dio de su amor, de su gracia, de los vertencias que Cristo da a sus discípu-
artículo sobre las relaciones entre ma- res: escuchando la palabra y poniéndola
signos de su benevolencia y misericor- los son criterios para la conciencia del en práctica, nos enseñan con las obras
gisterio y moral, centrando nuestro es- dia. Cristo promete su Espíritu, reno- creyente, a fin de que sepa discernir
tudio en la relación entre magisterio y y las palabras.
vador de la conciencia del hombre, y fácilmente el amor redimido, que in-
conciencia, dado que la moral tiene enseña a los discípulos a poner toda troduce en el reino de Dios, del otro
precisamente en la conciencia su ex- su confianza en la gracia. amor que es sólo mentira.
presión vital. Al decir magisterio pensa- II. El magisterio de la Iglesia
mos, necesariamente y siempre, ante Cristo no es el portador de u n a ley El magisterio moral de Cristo se ca- Todo el pueblo de Dios, guiado y ani-
todo en Cristo, el único maestro y guía apodíctica, en el sentido de u n a impo- racteriza por su manera viva, si lo mado por el Espíritu Santo, está lla-
tanto de la función magisterial del papa, sición imperativa. En él se cumple la comparamos con el desautorizado de mado a ser testimonio convincente y
de los obispos, de los teólogos y de gran profecía de Jeremías y Ezequiel los escribas, sacerdotes y fariseos. Con magisterio de vida moral para el géne-
todos los demás responsables de la ense- sobre la ley escrita en los corazones, en sagrada cólera, Cristo desenmascara la ro humano. Pero, en el seno de este
ñanza, como de la conciencia de las conciencias de los hombres. Por autosuficiencia, orgullosa y mentirosa, pueblo, existe, según la voluntad de
los creyentes. Si por ello prestamos una medio de la buena nueva, Cristo suscita de aquellos maestros que buscaban do- Cristo, una función magisterial especial
particular atención al magisterio de la adhesión generosa del hombre al minar a los demás y hacían ostenta- al servicio de los restantes seguidores
Pedro y de los demás apóstoles y de sus camino de la salvación y al don total ción de gran virtud, mientras su con- de Jesucristo. De ahí que antes de hablar
sucesores, lo hacemos porque ellos son a él mismo, que es el maestro. Cristo ciencia (su corazón) no era recta. del magisterio en el sentido estricto y
los enviados por Cristo no sólo para da fundamento y dinamismo, precisa-
Tanto en la confrontación polémica tradicional, sea necesario prestar aten-
anunciar a los hombres el camino de mente mediante la prioridad de la
con los fariseos, como en las enseñan- ción a la totalidad de los carismas y de
la vida, de la verdad y de la salvación, buena nueva, al camino de la salva-
zas a los discípulos, Cristo acusa la los ministerios que tienen la misión,
sino también para guiarlos en ese ción. Por tanto, la primera regla de
incoherencia del magisterio de quienes dentro de la Iglesia, de enseñar a los
mismo camino. Teniendo la misión de todo magisterio dependiente de Cristo
dicen pero no viven la verdad. Condena demás y de hacerlos discípulos siem-
hacer a todos los hombres discípulos no puede ser sino la de no separar nunca
con especial severidad a quienes son pre más perfectos de Jesucristo.
de Cristo, deben también enseñar la la moral de la buena nueva. Porque la
doctrina dogmática que no dinamiza las rígidos en imponer a los hermanos pe- Como ya hemos subrayado, los san-
moral cristiana, es decir, el camino de sos abrumadores, mientras ellos per-
conciencias de los hombres es verdad tos, los testigos, tienen un puesto muy
la salvación en Cristo y por Cristo. sonalmente tratan de zafarse de todo
estéril, o lo que es igual, deja de ser especial. En cierto sentido, podemos afir-
verdad de salvación; por otra parte, u n a compromiso de fondo; pero con ello mar que, dentro del pueblo mesiánico
moral que no brota de la buena nueva no niega la necesidad de observar lo de Dios, el magisterio más auténtico y
I. El magisterio de Cristo
es u n catálogo de imperativos también que ellos proponen, cuando está de más eficaz es el que ejercen quienes son
Como el papa, los obispos y todos los estériles e incapaces de vivificar verda- acuerdo con la revelación divina: «Los más santos. En Israel, junto a los sacer-
demás que con ellos ejercen la función deramente la conciencia del hombre. escribas y los fariseos se sientan en la dotes encontramos a los profetas, a quie-
magisterial en la Iglesia dependen radi- cátedra de Moisés. Haced y guardad lo nes Dios suscita principalmente en mo-
calmente de Cristo, el único maestro, Al proclamar el reino del amor mi- que os digan, pero no hagáis lo que mentos difíciles y cuando ios sacerdotes
es necesario comenzar, en este nuestro sericordioso de Dios, Cristo proclama ellos hacen, porque dicen y no hacen. no saben ejercer de una manera autén-
estudio, recordando que Cristo enseña también necesariamente una moral, la Atan cargas pesadas e insoportables, y tica su magisterio moral.
la moral. de ese mismo reino: el hombre debe las echan a los hombros del pueblo; Este magisterio profético no falta nunca
Cristo no es un moralista, en el sentido inspirarse y dejarse guiar por el amor de pero ellos, ni con u n dedo quieren en la Iglesia de la Nueva Alianza. La
de que no pone nunca en primer plano Dios, y formar, por medio de este mismo moverlas. Hacen todas sus obras para mayor parte de los profetas de Israel
las reglas o principios morales. Cristo amor, el único cuerpo de Dios. Decir que que los vean los hombres... Gustan del no pertenecían a la clase sacerdotal.
abre y guía la conciencia de los hom- Cristo no ha enseñado una moral, es primer puesto en los banquetes... y que También en la Iglesia de Jesucristo el
bres por medio de su amor, de su bue- negar la totalidad de su reino de amor. los llamen "[Maestro!". Pero vosotros Espíritu suscita incesantemente profetas,
na nueva, de su Espíritu. Su amor, que Todas las palabras de salvación pro- no os dejéis llamar Maestro, porque hombres y mujeres, que no están ofi-
llega a nosotros en todas sus palabras clamadas por Cristo son al mismo uno es vuestro Maestro, y todos vos- cialmente constituidos en un magisterio.
y acciones (sobre todo en el misterio tiempo camino de salvación y guía de otros sois hermanos» (Mt 23,2-8).
los creyentes en ese caminar. Según la voluntad de Jesucristo, hay
pascual), y su buena nueva despiertan que elegir a los sucesores de Pedro y
y renuevan el corazón. La conciencia de los discípulos ha de
Al manifestar el amor del Padre en mantenerse despierta y crítica respecto de los apóstoles entre aquellas personas
Las palabras de Cristo son espíritu y su plenitud. Cristo enseña también u n a a tales maestros; pues «en vano me que resultan más cualificadas para ser
Magisterio .602 603 Magisterio

testigos, y, consiguientemente, maestros oído, para escuchar como los discípulos; animar la conciencia moral de los de la Iglesia exija la máxima atención
plenamente auténticos de la moral cris- el Señor Yavé me ha abierto el oído» otros. en lo que se refiere a los criterios que
tiana. Pero iría contra la constitución (Is 50,4-5). Todos aquellos que ejercen c) Los maestros del nuevo Israel se tienen en cuenta para la elección
misma de la Iglesia, divinamente garan- un magisterio particular dentro de la deben ser conscientes de que la madu- del sucesor de Pedro y de los restantes
tizada, el hecho de que el episcopado Iglesia tienen u n a gracia y u n a obliga- rez de la propia conciencia es condición apóstoles. Y, de forma análoga, en lo
monopolizase todo el magisterio de la ción especial de escuchar y sacar pro- indispensable para el pleno y auténtico que se refiere a la selección de los
moral. El especial e importantísimo vecho de todas las experiencias, de todos ejercicio de su magisterio. La madurez profesores de moral.
papel que compete al Papa y al Colegio los testimonios y de todas las palabras de la conciencia crece en la medida
Episcopal no puede ser entendido ni del pueblo de Dios. en que el hombre se adhiere a Jesu-
cristo mediante el amor y la escucha IV. El insustituible ministerio del
auténticamente realizado sin la contri- magisterio
bución de todos aquellos que, por medio atenta. El verdadero discípulo de Jesu-
III. El magisterio auténtico cristo es cada día más consciente de
de la palabra y del ejemplo, enseñan Como ya hemos subrayado, el anun-
el camino del divino Maestro. San Pedro y los demás apóstoles son las propias limitaciones y de su nece- cio-testimonio del evangelio es un servicio
Son responsables del magisterio mo- maestros auténticos del camino de la sidad de aprender a conocer siempre insustituible del magisterio a la concien-
salvación, es decir, de la moral cristia- mejor a su divino Maestro. Por consi- cia de los creyentes.
ral los padres, sobre todo los padres san-
na, porque han sido enviados por Cristo guiente, el grado de autenticidad de la
tos ; todos los/orm«ííores verdaderamente enseñanza de los titulares del magiste- El evangelio, anunciado a través del
cristianos; los teólogos fieles a su voca- mismo y llenados del Espíritu Santo en testimonio, de la celebración de los sa-
rio dentro de la Iglesia va unido a su
ción de «contémplala aliis tradere»; los medida abundante. Por tanto, la auten- grados misterios y de la palabra, vivifica
empeño constante por conocer mejor
grandes maestros de espiritualidad dota- ticidad de su magisterio se halla en es- a Cristo Jesús y a los hombres, a quie- y dinamiza de forma total la conciencia
dos de u n profundo conocimiento del tricta dependencia de su docilidad a nes tienen que comunicar su enseñan- del hombre. El magisterio de la Iglesia
mensaje bíblico de la salvación y de la Cristo y a su Espíritu y de la intensidad za, y a su conciencia de las propias debe cuidar de que la enseñanza de la
misma vida espiritual. En los últimos de su conversión a la humildad del limitaciones y de la necesidad de pro- verdad de la salvación, en las cátedras
siglos han ejercido una enorme influen- Cristo-Siervo. fundizar la propia competencia, junto de las facultades teológicas, en el mi-
cia —aunque no siempre enteramente También los sucesores de Pedro y de con la voluntad decidida de no sobre- nisterio pastoral de los sacerdotes y de
positiva— los moralistas, que han ins- los restantes apóstoles tienen, en su pasar los límites de la propia compe- los seglares y en la educación de la fa-
truido a los futuros Obispos y Papas y, acción magisterial, u n a característica tencia en lo que se refiere al conoci- milia, no degenere en u n a estéril orto-
al mismo tiempo, han hecho de media- especial de autenticidad, dimanante de miento. Uno de los problemas más agu- doxia. Tiene que quedar siempre muy
dores para explicar a los fieles la doc- su llamada-misión por parte de Cristo dos de la historia de la Iglesia radica patente ¡a síntesis entre gracia y tarea,
trina y la enseñanza de los mismos y de su consagración por parte del Es- en el hecho de que frecuentemente los entre verdad de salvación y camino de
Papas y Obispos. La historia prueba, píritu. Sin embargo, aunque han sido responsables del magisterio de la Igle- salvación.
con claridad suficiente, que el ejercicio constituidos oficial y legítimamente en sia no han distinguido con precisión El núcleo central de la espiritualidad
del magisterio moral de los Papas y de maestros auténticos del Evangelio y de entre competencia de derecho y compe- cristiana lo constituye la eucaristía, el
los Obispos depende mucho del nivel la moral evangélica, en cuanto a la tencia de conocimiento. memorial de la muerte y resurrección
ético de todo el pueblo de Dios, de la autenticidad del ejercicio y del resultado de Cristo. El magisterio de la Iglesia
experiencia y de la doctrina moral de de este magisterio dependen, hasta d) Aquí juegan un papel importante tiene el enorme deber de garantizar que
sus padres, maestros, consejeros... cierto punto, de una serie de condi- las estructuras eclesiásticas. Estas deben jamás le falte al pueblo fiel el sacerdote
Esto no significa que neguemos que el ciones: brindar a quienes desempeñan el ma- que pueda celebrar rectamente con él
Papa y los Obispos tienen u n a función a) El grado de autenticidad con que gisterio la posibilidad de aprovecharse de el sacrificio y el memorial eucarístico,
especial. Lo que pretendemos decir es ejercen su ministerio radica en el co- las experiencias y de la reflexión moral de tal forma que la celebración del mis-
que hay que considerar esta función nocimiento de Cristo y, en Cristo, de Dios de todo el pueblo de Dios y de todos terio de la fe sea, visible y dinámica-
dentro del conjunto del pueblo mesiánico, Padre y de los hombres. La moral cris- los hombres. La «Ecclesia docens» enseña mente, signo de gracia, de unidad, de
animado por el Espíritu de Jesucristo, de forma tanto más auténtica cuanto caridad, de justicia.
tiana tiene como característica funda-
que actúa en todos, por medio de todos más sincera es su disposición y su em- El magisterio del papa y de los obis-
mental el no ser separable del conoci- peño en ser parte viva de la «Ecclesia
y para el bien de todos. El magisterio miento de Cristo, y del conocimiento del pos presta un servicio insustituible a la
discens». moral y a la conciencia de todos los
de vida del pueblo de Dios se caracte- Padre y de los hombres que nos pro-
riza principalmente por el hecho de porciona este mismo conocimiento de e) Esto depende también mucho de fieles cuando garantiza, en la medida
que todos sus miembros son condiscípulos Cristo mediante la docilidad a su Es- la forma de ser designados y elegidos en que es posible, la dinámica de la fe
entre sí con relación a Jesucristo y de que píritu. los que detentan el magisterio. Frecuen- que anima el proceso de la conciencia,
todos están llamados a crecer en la b) El ejercicio o el resultado de la temente el nombramiento, en la histo- y en cuanto se opone a cualquier tipo
docilidad al Espíritu y, por tanto, a ria de la Iglesia, de abades y de obis- de moralismo estéril que no lleva en sí
enseñanza de la moral por parte de
todos los demás hermanos a los que pos, y la elección de papas carentes de la alegría viva de la fe.
los titulares del magisterio en el seno u n a viva y profunda experiencia del
el Espíritu se comunica. de la Iglesia será tanto más auténtico Dentro de la Iglesia, el magisterio es
• Cristo mismo ha querido aprender de evangelio y de la santidad, y diversas responsable de la recta formación de to-
cuanto mayor sea la sintonía de éstos estructuras eclesiales que los han con-
María, su madre, y de José, su padre con el Divino Maestro y con todo lo que dos los que instruyen en la fe y en la
vertido principalmente en administra- moral al pueblo cristiano. El papa y los
putativo. Probablemente fueron . ellos es bueno y verdadero. Es muy diferente dores de los bienes y en intérpretes y
quienes comunicaron al a.djote6$ente ser maestro de ciencias matemáticas o obispos ejercen u n verdadero magis-
ejecutores de las leyes, impidiéndoles la terio moral cuando proponen al pueblo
Jesús el gran mensaje del profetftjsaías físicas a ser maestro de moral. Quien meditación y la predicación del evan-
sobre el Mesías, siervo de Yavé, del no tiene experiencia de Dios no puede fiel los auténticos santos, aquellos que
gelio, han socavado la autenticidad del enseñan la ley de la gracia y del amor.
que se dice: «El Señor Yavé me ha dado enseñar a los demás la práctica de la ejercicio del magisterio moral en la
lengua de discípulo, para que haga sa- oración. De igual manera, quien no Iglesia. De ahí que el insustituible mi- Los titulares del magisterio, junto
ber al cansado u n a palabra alentado- vive la realidad del amor y de la bon- nisterio de este magisterio moral dentro con todos aquellos que tienen un caris-
ra. Mañana tras mañana despierta mi dad de Jesucristo, no puede suscitar ni ma particular, deben instruir al pueblo
Magisterio .604 605 Magisterio
cristiano principalmente en lo que se sionar gravemente el ejercicio auténtico a vivir de acuerdo con las propias con- en su dimensión de escucha— con to-
reñere a la atención que hay que prestar del magisterio moral dentro de la vicciones. dos los hombres que buscan sincera-
a los signos de los tiempos. La parte cen- Iglesia. La constitución pastoral Gaudium et mente la verdad y las soluciones más
tral de esta enseñanza radica en el dis- spes nos ofrece, en el artículo 16, u n a humanas de los nuevos problemas. El
cernimiento y en la selección de crite- descripción o exposición fenomenoló- magisterio, pues, no se presenta como
rios que permitan a todos descubrir los V. Magisterio y conciencia: gica de la conciencia de! creyente, que si tuviera todas las respuestas ya pre-
verdaderos signos de la presencia de ¿qué es la conciencia? nos permite analizar, al mismo tiempo, paradas o como si pudiera extraerlas
Dios, los aspectos favorables y los pe- No se puede hablar de moral si no la tarea y la aportación del magisterio automáticamente del tesoro de su tra-
ligros especiales del momento presente. se parte de la conciencia. El magisterio en lo que atañe al crecimiento auténti- dición. Por el contrario, se presenta
El papa y los obispos no disponen, no puede limitarse a enunciar princi- co de esta conciencia. «En lo más pro- como quien debe educar a los creyen-
normalmente, ni del tiempo ni de la pios y doctrinas abstractas: debe com- fundo de su conciencia descubre el tes a discernir la acción del Espíritu
competencia necesaria para asumir per- prometerse constantemente en la dia- hombre u n a ley que él no se dicta a en todos los hombres, por medio de
sonalmente toda la responsabilidad de conía a una formación de la conciencia de sí mismo... Porque el hombre tiene todos y para el bien de todos.
la enseñanza moral dentro de la Igle- los fieles, entendida en su sentido más una ley escrita por Dios en su corazón». El magisterio transmite, en primer
sia. Para el ejercicio auténtico de su pleno y profundo. Sólo u n intelectualis- A través de la predicación del evange- lugar, lo que constituye el tesoro espe-
magisterio, tienen necesidad de una mo ciego puede conformarse con pro- lio, del testimonio, de la celebración de cífico de la Iglesia: la Buena Nueva, con
estrecha colaboración con los especialistas poner tesis o imperativos. La concien- la gracia sacramental, y a través de su orientación dinámica y clara de la
en las diversas disciplinas antropoló- cia abarca al hombre en su totalidad criterios y reflexiones convincentes el vida. Pero, en lo que se refiere a la
gicas y, especialmente, en teología mo- y exige, en consecuencia, un servicio magisterio ayuda a la persona a des- ley natural, sensibiliza a los creyentes
ral. De ahí que el magisterio oficial de mucho más amplio y profundo que la cubrir esta ley escrita en su corazón. Ni ante la experiencia total de todos los
la Iglesia presta un importante servicio mera enunciación de preceptos e im- la ley de la gracia - l a ley evangélica- hombres y de todas las culturas, y de
a la moral y a la conciencia de todos perativos. ni la ley natural son leyes puramente cara a la co-reflexión de u n a humani-
los hombres cuando anima a los teólo- exteriores, que se imponen mediante dad que se pone en actitud de diálogo
La conciencia moral es el conocimien- preceptos. El magisterio alcanza toda
gos a ejercer su ministerio con espíritu to vivo de las exigencias éticas de la y de búsqueda común para la solución
de oración, con profunda competencia la grandeza de su misión cuando realiza justa de los nuevos problemas. Esta
existencia humana. La conciencia cris- su enseñanza de tal manera que sirve
en el conocimiento del hombre, con tiana es el conocimiento de las exigen- distinción entre enseñanza de la ley
responsabilidad y con suficiente libertad de ayuda para que cada uno descubra evangélica y atención a la experiencia
cias de la fe y de la existencia impreg- la ley íntima de su propia existencia.
de investigación. nada por la fe. En el acto de conciencia total y a la co-reflexión de todos los
Tiene gran interés para la moral lo se expresan la individualidad de la «La conciencia es el núcleo más se- hombres no abre ninguna brecha entre
que dice, a este respecto, el Vaticano II: persona y su inserción —o la falta de creto y el sagrario del hombre, en el la ley evangélica y la ley natural. Pues
«La investigación teológica siga pro- la m i s m a - en la comunidad. Es siem- que éste se siente a solas con Dios, cuya se trata de un único orden histórico
fundizando en la verdad revelada, sin pre u n acto de la totalidad del existir. voz resuena en el recinto más íntimo —el de la salvación— y de u n a única
perder contacto con su tiempo, a fin La conciencia adulta se caracteriza por de aquélla». El magisterio ayuda a la fe en Dios creador y redentor. Cuanto
de facilitar a los hombres cultos en las el conocimiento de los valores morales persona, en su desarrollo moral, cuan- hay de verdadero, justo y honesto en
diversas ramas del saber un mejor y de los criterios de discernimiento en- do actúa como fermento de la educación lo que descubren los hombres de buena
conocimiento de la fe. Este buen enten- tre el amor verdadero y el falso, por la en la reflexión y en la contemplación ante voluntad es siempre fruto de la acción
dimiento proporcionará grandes servi- atención vigilante a las posibilidades Dios, de tal forma que el hombre apren- del Espíritu y gracia dimanante de los
cios a la formación de los ministros reales de hacer el bien y de evitar el da a tomar sus decisiones y a valorarlas méritos de Cristo. Por consiguiente, la
sagrados, quienes podrán presentar a mal y, sobre todo, por el esfuerzo de mediante el confrontamiento leal con misma ley evangélica y la fe en Cristo,
nuestros contemporáneos las enseñan- toda la persona para vivir en la verdad, Dios-amor, que está siempre cercano Señor de toda la historia humana, obli-
zas de la Iglesia acerca de Dios, del realizando en su vida todo lo que des- con su gracia. gan a la conciencia cristiana a unirse a
hombre y del mundo, de forma más cubre como bueno y verdadero. La con- los demás hombres para buscar juntos la
ciencia moral de la persona adulta se «Es la conciencia la que de modo ad- verdad y para resolver, desde la verdad,
adaptada y a la vez más gustosamente mirable da a conocer esa ley, cuyo cum-
aceptable por parte de ellos. Más aún, manifiesta como co-conciencia. Es de- los problemas morales.
cir, se caracteriza por la participación en plimiento consiste en el amor de Dios
es de desear que numerosos laicos re- y del prójimo». La fragmentariedad de
ciban una buena formación en las todas las experiencias y reflexiones mo- «Cuanto mayor es el predominio de
rales de la comunidad en que vive. los principios y de los preceptos cons- la recta conciencia, tanta mayor segu-
ciencias sagradas, y que muchos de tituye u n grave peligro para el desarro-
ellos se dediquen ex profeso a estos Precisamente, es un deber de los for- ridad tienen las personas y las socie-
madores, especialmente del magisterio, llo de la conciencia y de la vida moral. dades para apartarse del ciego capricho
estudios y profundicen en ellos con los Por tanto, es un deber del magisterio
medios científicos adecuados. Pero, para poner a disposición de cada uno la cien- y para someterse a las normas objeti-
cia, la reflexión y la experiencia moral integral de la Iglesia ayudar a los fieles vas de la moralidad». El texto indica
que puedan llevar a buen término su a descubrir y a realizar la síntesis de toda
tarea, debe reconocerse a los fieles, clé- de toda la Iglesia, de todo el género claramente que existen normas obje-
humano, y especialmente de los santos. la moral en la donación de sí mismo tivas de moralidad. Existen, de hecho,
rigos o laicos, la debida libertad de in- y en el desarrollo del amor a Dios y
vestigación, de pensamiento, y de ha- en el evangelio criterios objetivos claros
El acto de conciencia es la expresión al prójimo. que permiten al magisterio discernir, con
cer conocer, humilde y valerosamente,
su manera de ver en el campo de su del instinto existencial de autoconser- «La fidelidad a esta conciencia une claridad suficiente, aquellas actitudes y
competencia» 1 . vación («conservado sui ípsius») de la a los cristianos con los demás hombres aquellos hechos que concuerdan con el
persona en u n proceso de crecimiento para buscar la verdad y resolver con amor redimido, de aquellos otros que
La ausencia de colaboración, la falta ampliado por la luz que recibe del acierto los numerosos problemas mora- le contradicen.
de confianza para con los titulares del prójimo y de la comunidad, en la bús- les que se presentan al individuo y a Pero este texto indica también que
magisterio, o u n a actitud de sospecha queda cada vez más existencial y sin- la sociedad». El texto señala, de forma una educación objetivista no puede dar el
hacia quienes están dedicados a la in- cera del bien y del mal, y en u n a ten- indirecta, el deber que incumbe al ma- resultado que se espera de ella. La ense-
vestigación científica terminan por le- sión dinámica, cada día más profunda. gisterio de promover el diálogo —también ñanza de normas y de criterios objeti-
Magisterio 607 Magisterio
.606
vos será tanto más eficaz cuanto ma- acto de suicidio moral: desaparecería contenido esencial del camino de sal-
terio, debe suplantar la conciencia. Pero la tierra bajo sus pies. Su misión con-
yor sea el empeño del magisterio y el concilio dice también claramente que vación que se nos ha revelado en Cris-
de todo el montaje educativo de la siste en proclamar la ley moral y en to Jesús. Las mismas verdades salví-
la conciencia deja de ser competente proteger y reforzar aquella luz que ilu-
comunidad en enseñar a los creyentes cuando el hombre elige una pseudo- ficas nos delinean el camino de la sal-
a desarrollar u n a conciencia dinámi- mina a todo hombre que viene a este vación. «Esta infalibilidad -dice el Va-
conciencia y no busca honestamente la mundo. Sobre la ley y el carácter sa-
camente recta. verdad y el bien: «Cosa que no puede ticano II— que el divino Redentor quiso
grado de la conciencia se basan tanto que tuviese su Iglesia cuando define la
afirmarse cuando el hombre se des- su autoridad teórica cuanto la eficacia
preocupa de buscar la verdad y el bien, doctrina de fe o de moral, se extiende
práctica de esta autoridad» 6 . a todo cuanto abarca el depósito de la
VI. El cometido de la conciencia y la conciencia se va progresivamente
entenebreciendo por el hábito del pe- La infalibilidad de la conciencia de que divina Revelación entregado para la
cado» *. venimos hablando es una infalibilidad' fiel custodia y exposición» 8 .
La conciencia de la persona es la
formal: actuar según la propia convic- Pero es distinto el grado de certeza en-
única que tiene competencia en la de- El magisterio presta un servicio im-
ción. Pero tenemos que preguntarnos tre la enseñanza sobre las orientaciones
cisión moral concreta. Y esta compe- portante al hombre cuando le advierte
también si se da esta infalibilidad con o mandamientos que nos ha dado
tencia pertenece a toda conciencia que no se puede hablar ya de concien-
respecto al contenido, prescindiendo del Cristo, por una parte, y su aplicación
recta y sincera. Nadie, ni siquiera el cia ni de dignidad y competencia de la
magisterio de la Iglesia. El Mahatma a casos concretos, por otra. Por ejem-
papa, puede tomar sobre sí la decisión conciencia si falta la sinceridad o se
Gandhi lo afirma claramente: para el plo, la doctrina sobre la indisolubilidad
concreta de la conciencia de otro. rechaza la conversión y el arrepenti-
verdadero monoteísta, que cree con fir- del matrimonio es una doctrina revela-
Hace notar ]. H. Newman: «La ley miento que impondría la propia con-
meza en un único Dios creador de to- da por Jesucristo. Y nadie puede poner
divina es la regla suprema de todo ciencia si fuese sincera. Newman negó
dos, la conciencia, radicada en esta fe, en duda la obligación que incumbe al
comportamiento. Nuestros pensamien- enérgicamente que se pueda hablar de
dice explícitamente que ningún hom- cristiano de mantener su fidelidad al
tos, deseos, palabras y acciones, todo conciencia cuando bajo este nombre se
bre puede lícitamente explotar a los voto matrimonial y de realizar todo
cuanto el hombre es, se halla sometido encubre la arbitrariedad, el deseo de
demás y que ninguna nación puede aquello que, con la gracia de Cristo y
al dominio de la ley de Dios. Y esta ley seguir el propio placer sin tener en
abusar de otra bajo ningún tipo de co- el esfuerzo humano, es posible para
es la regla de nuestra conducta a tra- cuenta los valores objetivos, o la super-
lonialismo. Por tanto, la conciencia construir y salvar su matrimonio. Pero
vés de la propia conciencia. Por ello, ficialidad de opiniones personales ca-
puede tener u n a intuición firme y clara no consta, con la misma certeza infa-
jamás puede ser moralmente bueno rentes de todo esfuerzo de clarificación:
sobre la coherencia entre la fe en un lible, la aplicación de este principio a
obrar contra la propia conciencia. Como «La conciencia tiene derechos porque
solo Dios creador de todos los hombres casos particulares: lo demuestra el
enseña el Concilio Lateranense IV: tiene deberes. Pero, en nuestros días,
y la ley de la fraternidad y de la solida- privilegio paulino (1 Cor 6,12-16).
Quidquid fit contra conscientíam aediflcat para u n a gran parte de hombres, la
ridad. De ahí que cuando la Iglesia pre- La actual disciplina de la Iglesia que
ad gehennam»1. conciencia parece reducirse al derecho
dica el Evangelio, profundizando en la presta apoyo y concede derecho abso-
y a la libertad de conciencia de dispen-
Pero, aunque sostenemos la exclu- fe en un solo Dios creador y redentor, luto incluso a u n matrimonio fracasa-
sarse de la conciencia misma, de igno-
siva competencia de la conciencia in- hace más patente aún para la conciencia do, que probablemente no fue nunca
rar al legislador y juez supremo y de
dividual en lo que se refiere a la deci- del creyente esta intuición que va im- válido, contra el derecho fundamental
liberarse de aquellas obligaciones que
sión concreta, no afirmamos que el hom- plicada en todo verdadero monoteísmo. de la persona a casarse libremente, no
no resultan gratas» 5 .
bre sea autosuficiente. Si, por u n a parte, parece, en consecuencia, que goce de
la persona no puede hacer descansar Mediante el anuncio auténtico de la El Mahatma. Gandhi añade, sin embar- la misma certeza que la doctrina reve-
la propia decisión moral sobre los de- conversión, unido siempre al testimo- go, que en lo que se refiere a la reali- lada sobre la fidelidad del matrimonio,
más, por otra, está obligada a formar nio, el magisterio puede desenmascarar zación gradual de la descolonización y que es imagen de la absoluta fidelidad
la propia conciencia mediante u n a in- la pseudoconciencia e invitar al hombre a la igualdad en la convivencia entre de Dios a su alianza. Por tanto, la con-
formación competente y teniendo en a su autenticidad. Esta misión es más todos los hombres y entre hombres y ciencia de toda la Iglesia está llamada
cuenta la sinceridad de las motivacio- urgente y eficaz que la simple presenta- mujeres no se da una infalibilidad de hoy a examinar esta disciplina para ver
nes y de las intenciones. ción de un catálogo completo de obli- la conciencia individual. De donde se si no está en contradicción con la mi-
gaciones que el hombre, aunque sea sigue, como consecuencia, la necesidad sericordia que nos enseñó Cristo y con
El Concilio Vaticano II establece cla-
sincero, no puede intuir y asimilar con de la búsqueda común y, no raramente, el principio que establece que la ley es
ramente la competencia de la concien-
convicción profunda. de un compromiso, abierto a lo que para el hombre y no el hombre para
cia aun en el caso en que el hombre no
nos plantea el futuro 7 . Estas afirma- la ley. Sería contrario a la conciencia
haya llegado todavía a un desarrollo per-
ciones claras de Gandhi nos ayudan a de nuestras limitaciones establecer de
fecto y a la madurez del conocimiento de
percibir que es absurda la opinión de forma absoluta que, según la divina
todos los valores morales: «No rara vez, VIL Infalibilidad y falibilidad del quienes sostienen que el magisterio revelación, la libertad de casarse del
sin embargo, ocurre que yerre la con- magisterio y de la conciencia de la Iglesia es infalible únicamente en cristiano deba quedar disminuida ante
ciencia por ignorancia invencible, sin
cuestiones doctrinales, pero no en los la simple probabilidad de validez de u n
que ello suponga la pérdida de su dig- La conciencia tiene su infalibilidad asuntos morales. La misma doctrina
nidad» 3 . Cuando se busca lealmente la en el sentido de que se debe actuar matrimonio fracasado. Y es menor aún
sobre Dios amor, sobre Dios uno, sobre la certeza que pueden tener los que
verdad y el bien, la conciencia no pierde siempre de acuerdo con la propia con- la muerte de Cristo por todos los hom- detentan el magisterio cuando se trata
su dignidad ni su competencia, aunque vicción sincera y firme. El hombre mo- bres quedaría vaciada de su dinámica de un matrimonio concreto y hay que
le falte la plenitud del conocimiento. ralmente normal no podrá rechazar de vida si la Iglesia no pudiera enseñar decidir, por ejemplo, si procede o no
Esto quiere decir que la persona debe nunca esta infalibilidad. Esta proposi- con la misma certeza la consiguiente lla- su anulación, en el caso de que este
seguir siempre su propia conciencia, incluso ción es u n a intuición cierta de todos mada de todos los hombres a la fra- matrimonio ya haya resultado u n fra-
en el caso de que su conciencia no. esté los hombres de buena voluntad y es ternidad, a la igualdad y a la solidaridad caso.
perfectamente informada o m> ítogre, también doctrina de la Iglesia. Newman de justicia y de misericordia.
a pesar de su buena voluntaiij^tatuir dice: «De hecho, si el papa hablara
un valor moral objetivo. Ni siquiera en contra su conciencia, en el verdadero El magisterio de la Iglesia enseña, bajo Jamás puede darse un verdadero con-
este caso, nadie, y tampoco el magis- sentido de la palabra, cometería un la guía del Espíritu, con infalibilidad, el flicto entre magisterio infalible y con-
Magisterio • 608 609 Magisterio

ciencia infalible, tomando estos términos conciencia, que busca no el bien en puede ceder frente a la urgencia de un quiere aplicar una regla o una formu-
en el sentido señalado. Por el contrario, abstracto, sino la línea de acción con- valor o de un deber más alto y obli- lación de principios morales a culturas
es posible este conflicto entre magisterio creta que hay que seguir, teniendo en gante. totalmente diversas de aquella en la
infalible y conciencia sincera cuando el cuenta las posibilidades reales y las Los teólogos de la línea dura afirman cual y por la cual han sido rectamente
hombre no ha llegado aún a creer en necesidades más urgentes, a la luz de que el católico que, en su compleja afirmadas.
la infalibilidad del magisterio. Para el los diversos deberes y valores. La con- situación concreta, pretendiera obrar Otra causa, como demuestra la his-
creyente, en sentido pleno, puede darse ciencia no se enfrenta únicamente con no aplicando perfectamente u n a ense- toria de la Iglesia, puede radicar en la
conflicto únicamente entre ¡a conciencia y una jerarquía abstracta de valores, ñanza del magisterio, pecaría de pre- presión de un sector sobre el titular del
el magisterio falible; es decir, cuando el deberes y principios, sino que también sunción, ya que opone su autoridad magisterio. Basta con recordar el caso
magisterio propone u n a doctrina no tiene siempre delante la urgencia exis- personal a la de la Iglesia. Aun dejan- de Antioquía (Gal 2), debido a una
infalible, o presenta unas orientaciones tencial de u n determinado deber. do aparte la simplista identificación momentánea cesión de Pedro ante los
o un precepto que no gozan, por sí mis- Además, también se evitarían mu- absoluta entre la Iglesia y una ense- judaizantes; o la discusión sobre los
mos, de la certeza infalible de la revela- chos conflictos entre conciencia y ma- ñanza particular del magisterio, esta ritos orientales, durante la cual los
ción. Se evitarían muchos conflictos gisterio si se diera una mejor explica- afirmación nos resulta absurda, porque adversarios de la adaptación misionera
entre magisterio y conciencia si se ción del contenido y del significado de la no advierte que se trata de dos niveles estaban más eficazmente representados
tuviera u n a idea clara del hecho de enseñanza del magisterio mediante u n a diferentes. Quien pretenda u n a confor- en la curia romana que sus defensores.
que la enseñanza del magisterio y la hermenéutica atenta. Los moralistas midad mecánica con una formulación de Muchas tensiones entre conciencia y
decisión de la conciencia están en pla- que identifican la verdad moral objetiva la ley natural, hecha por el magisterio, magisterio derivan actualmente del he-
nos diferentes. Sobre este punto, dice y absoluta con las formulaciones histó- sin tener en cuenta el caso concreto y cho de que el ejercicio de la autoridad
Newman: «Puedes observar que la ricas que nos ofrece de la misma el ma- los restantes deberes y valores que nos del magisterio está marcado por un
conciencia no es un juicio sobre cual- gisterio dan pie automáticamente a enseña la Escritura, la tradición y el concepto jerárquico, históricamente con-
quier verdad especulativa o sobre una muchos conflictos de conciencia. Pero mismo magisterio, peca no sólo contra dicionado, de la Iglesia, mientras que el
doctrina abstracta, sino que se refiere cuando se establece u n a distinción el respeto debido a la conciencia, sino concepto actual de conciencia es muy
inmediatamente a la conducta concreta, clara entre la verdad moral plena y las también contra el respeto debido al sensible a la democracia moderna. El
a aquéllo que se debe o no se debe formulaciones de un aspecto o de u n magisterio. magisterio debe seguir siendo siempre
hacer concretamente. Como dijo santo principio particular de la ley natural, Pues no hay que olvidar nunca que jerárquico, pero debe liberarse también
Tomás, la conciencia es u n juicio prác- formulaciones humanamente imperfec- el magisterio está al servicio de la ma- de la unilateralidad de u n a época en
tico o un dictamen rationis que estable- tas y que están marcadas por u n a de- durez y de la sinceridad de la conciencia la que el sacerdocio común y la corres-
ce qué hay que hacer porque es bueno terminada situación histórica o por cristiana y que, por tanto, jamás puede ponsabilidad de los laicos no estaban
o qué hay que evitar porque es malo una tradición y una cultura determi- desear una aplicación mecánica y ciega de suficientemente valorados. El estilo del
fiic et nunc. Consiguientemente, la con- nadas, resulta posible adherirse perfec- u n solo principio. Una obediencia de ejercicio del magisterio no puede ser
ciencia no puede entrar en colisión di- tamente al magisterio, dentro de los este tipo convertiría al magisterio en idéntico en una época en la que el pa-
recta con la infalibilidad de la Iglesia límites justos del asentimiento, y asu- la retaguardia del camino de la his- ternalismo se aceptaba fácilmente por
ni del papa, ya que esta infalibilidad mir, al mismo tiempo, la situación con- toria; y a la conciencia, en una esclava la gran masa analfabeta, y en la época
se refiere al nivel de las proposiciones creta de la persona o de la comunidad. de las fórmulas. El magisterio busca la moderna, que se caracteriza por la par-
generales o de las condenas de errores San Alfonso era consciente de esta educación de las conciencias y consti- ticipación de todos en los tesoros de la
muy específicos» 9 . diferencia entre verdad moral objetiva tuye u n estímulo en el camino de la cultura, y por la corresponsabilidad ac-
y absoluta y sus formulaciones histó- madurez y de la sinceridad. tiva en el mundo, en la sociedad civil
Sería un grave error pensar que el ricas, incluso en cuestiones de ley na- y en la Iglesia.
juicio de la conciencia se reduce a la tural: «Epicheia, seu epikia est exceptio Hemos señalado ya que las colisio-
simple aplicación de una enseñanza o de casus ob circumstantias, ex quibus nes entre conciencia y magisterio pue- Pero no es menos necesario analizar
un precepto del magisterio a un caso certo, vel saltem probabiliter indicatur den provenir de la falsa comprensión atentamente, en el otro extremo, ciertas
concreto. La conciencia juzga la rea- Legislatorem noluisse illum casum sub del contenido y del significado de su tendencias democratizantes y masifica-
lidad existencial concreta a la luz del lege comprehendi. Hace epicheia non enseñanza y de la errónea exposición doras respecto a la conciencia. Junto
amor de Dios y del prójimo, guiada solum locum habet in legibus humanis del mismo por parte de moralistas, pre- a lo que hay de legítimo en el esfuerzo
por la responsabilidad de conservar sed etiam in naturalibus, ubi actio pos- dicadores y pastores. Pero puede ser por llegar conjuntamente a u n cono-
íntegra esta misma perspectiva y por sit ex circumstantiis a malitia denu- también un titular del magisterio mis- cimiento siempre en desarrollo y a una
la búsqueda del camino concreto que dari» 1 0 . mo cuando rebasa los límites de la pro- co-reflexión que entraña una apertura
hay que seguir ahora en la línea de pia competencia; cuando no tiene en siempre creciente, no hay que olvidar
esta responsabilidad de amor. No se cuenta la experiencia y la reflexión de los nuevos peligros que derivan de u n a
La visión de san Alfonso, consciente la comunidad h u m a n a ; cuando no se
puede juzgar, debido a su complejidad de que ninguna formulación de la ley ciega adaptación de la conciencia a
existencial, una realidad concreta a la informa suficientemente; cuando no se prejuicios de mayorías verdaderas o
natural puede abarcar completamente inserta en la plena vitalidad del cole-
luz de un solo principio o de una sola en- toda la verdad y todas las situaciones presuntas. La conciencia del cristiano
señanza, sino que hay que enjuiciarla gio episcopal y del Pueblo de Dios; debe acoger los verdaderos valores de
concretas, ha sido recientemente re- cuando declara como verdades abso-
siempre a la luz de todo lo que Dios considerada y profundizada en las de- la época democrática, pero sin perder
nos enseña por medio de su revelación, lutas lo que es únicamente una con- su específica dimensión eclesial ni su
claraciones de los diversos episcopados vicción sincera, pero no suficientemente
a la luz de la experiencia y a la luz —especialmente del canadiense y del prontitud y disposición para aceptar la
de la reflexión global del género humano, probada; cuando inculca un principio, enseñanza de quienes han sido consti-
francés— sobre la Humanae vitae, apli- verdadero en sí, pero a costa de otros
de la enseñanza del magisterio eclesiás- cándola a los casos de conflicto. No se tuidos en autoridad por Dios. Todo ello
tico y de los signos de los tiempos. La principios, valores y verdades no menos resultará más fácil en la medida en
niega necesariamente el principio esta- importantes; cuando perpetúa formula-
enseñanza de carácter general no pue- blecido en la encíclica de Pablo VI que la autoridad siga un estilo al mis-
de entrañar nunca la complejidad y la ciones propias de culturas ya superadas, mo tiempo evangélico y adaptado a los
cuando se dice que, en casos concretos, en nombre de la tradición; cuando
dinamicidad propias del ámbito de la el deber de atenerse a este principio tiempos actuales.

20
Magisterio 610 611 Manipulación del h o m b r e
Pero, quizá, la mayor parte de los tualmente como expresiones de culturas te opuestas al evangelio, el magisterio verdad que se tiene de la misma u n
conflictos tiene su origen en ¡a defor- superadas y de concepciones estáticas: enseña con toda autoridad. Pero cuan- concepto a veces positivo y a veces
mación, en el subdesarrollo o, mejor aún, no pueden, por tanto, ser actualmente do se trata de afirmaciones concernien- negativo. Toda la ambigüedad del tér-
en un falso concepto de la conciencia. compartidas. Sobre este punto, dice el tes sólo a la ley natural, de las que la mino puede resumirse así: las ciencias
A este respecto, señala Newman: «Cuan- Vaticano II: «La humanidad pasa así revelación no nos dice nada con clari- experimentales la valoran de u n a forma
do hablo de conciencia, tengo en la de u n a concepción más bien estática dad, entonces la ley natural es, por prevalentemente positiva (¡si el mundo
mente u n a conciencia que merece este de la realidad a otra más dinámica y definición, aquello que el hombre mis- no hubiera sido manipulado, sólo sa-
nombre. Si la conciencia tiene el dere- evolutiva: de donde surge u n nuevo mo, en comunión de esfuerzo con los bríamos coger manzanas y cubrirnos
cho de oponerse a la suprema, pero no conjunto de problemas que exige nue- demás, logra descubrir gradualmente con hojas como nuestros progenitores!).
infalible, autoridad del papa, debe ser vos análisis y nuevas síntesis» 12 . Pero en su interior. Por el contrario, las ciencias morales
algo muy distinto de la pobre falsifica- incluso el estudio del pensamiento mo- presentan u n a valoración fundamen-
ral del pasado revela concepciones fuer- El magisterio de la Iglesia debe ser,
ción que tan frecuentemente se arroga talmente negativa. Se trata, pues, de
temente divergentes de la ley natural. sobre todo en lo que atañe a este
hoy el nombre de conciencia. Si, en u n u n a realidad ambigua. ¿Pero es u n a
Se da, por ejemplo, una enorme dife- punto, centro de encuentro privilegia-
caso particular, tenemos que considerar realidad única?
rencia entre la visión de la ley natural do de experiencias y de reflexiones co-
la conciencia como juez sagrado y so-
que tienen Confucio y otros pensadores munes en la búsqueda de soluciones
berano, su juicio, para poder prevale-
chinos y la que elaboraron los juristas ro- válidas para los nuevos problemas, en 1. A LA BÚSQUEDA DE UNA DEFINICIÓN.
cer frente a la voz del papa, debe ser
manos al servicio del imperio: es decir, la línea de la fidelidad a las experien- Considerando la manipulación desde
el resultado de muchas reflexiones, de
al servicio del colonialismo de aquella cias anteriores y, principalmente, al es- el punto de vista ético y, por tanto,
profunda oración y de todo tipo de es-
época. La enseñanza del magisterio píritu del evangelio. A veces, u n grave atendiendo a la patología de la mani-
fuerzo para poder llegar a u n a visión
sobre la ley natural no debe apartarse peligro para la moralidad y la integri- pulación, encontramos diversas defini-
justa de la cuestión. Más aún, la obe-
de las perspectivas bíblicas. La ley na- dad de los fieles puede inducir al ma- ciones. Según Rahner, se manipula
diencia al papa es lo que se denomina
tural no es, en primer lugar, un con- gisterio a pronunciarse sobre cuestio- siempre que se le quita al individuo su
"in possesione". Esto quiere decir que,
junto de formulaciones al servicio de nes de ley natural, aunque no estén libertad 1 . Esta definición parece inade-
en un caso excepcional, la conciencia
u n legislador o de un severo censor de suficientemente esclarecidos todos sus cuada, ya que existen también mani-
tiene el omis probandi aquello que elige
las costumbres, sino que es el hombre aspectos. Esta puede ser u n a actitud pulaciones comunitarias. Desde u n a
contra la enseñanza del papa. Si un
mismo, que vive dentro de u n a comu- prudente, aunque los motivos aduci- perspectiva más comunitaria, Mancini
hombre no es capaz de convencerse a
nidad y se enfrenta con la ley escrita dos para adoptar u n a solución sean define la manipulación como la impo-
sí mismo, en presencia de Dios, de que
en su corazón. San Pablo habla de la falibles. En tal caso, los fieles deben te- tencia colectiva de amar 2 . El concepto
no puede o no debe actuar según lo
ley natural en la perspectiva de aquellos ner en cuenta los argumentos aducidos, parece acertado, aunque queda por
que el papa manda, está obligado a
que no tienen u n magisterio eclesial: aunque no les resulten plenamente con- descubrir cuándo existe esta impotencia
obedecer y cometería un pecado grave
vincentes, y si, en caso de conflicto,
desobedeciendo» 11 . Tenemos que exi- «En efecto, cuando los gentiles, que no y la intensidad de la misma. iSegún
tienen ley, cumplen naturalmente las creen que deben actuar de un modo Marcuse, la manipulación surge al re-
gir a la conciencia, con el cardenal
prescripciones de la ley, sin tener ley, diferente, tienen la obligación de exa- ducir al hombre a «una dimensión» 3 .
Newman, u n análisis riguroso de sus
para sí mismos son ley; como quienes minar sinceramente ante Dios sus pro- Es interesante su ejemplificación a pro-
propias convicciones y de sus motiva-
muestran tener la realidad de esa ley pios motivos. pósito del lenguaje, que encierra al
ciones antes de tomar u n a decisión
contraria a u n a enseñanza clara, aun- escrita en su corazón, atestiguándolo B. Háring hombre en u n a serie de significados
que no sea infalible, de los sucesores su conciencia con sus juicios contra- que imposibilitan cualquier juicio de
de Pedro y de los apóstoles. puestos que los acusan y también los valor. Felice Balbo piensa que la ma-
defienden» (Rom 2,15-16). 1 2
Notas.—i ) Gaudium et spes, 62.—( ) J. H. nipulación brota de la «masificación»;
Newman, A letter adressed to his grace the duke es decir, de la prevalencia de la exte-
El magisterio tiene la misión de sensi- of Norfolk on occasion of Mr. Gladstone's recentrioridad mecánica, con la pérdida con-
VIII. Magisterio, conciencia y ley bilizar a todos los hombres, especialmen- expostulation. en Certain difficulties feit by angli-siguiente del sentido del pecado y del
natural cans in catholic teachíng, 2, Westminster 1969. espíritu 4 . Según Bloch, existe manipu-
te a los cristianos, para que descubran, 247.-(>) GS, 16.-C) ».-(») J. H. Newman,
El punto neurálgico en el campo de con el esfuerzo común y continuo, aque- 0. c, 250.-(») Ib, 252-253.-(') Cí J. Thek- lación cuando se pierde el sentido de
la moral, y especialmente en la visión lla ley que está escrita en su corazón; kinedath, Love of Neighbour in Mahatma Gandhi lo «trascendente» y se hace coincidir
del papel del magisterio, se centra ac- obra ésta que resultará tanto más fiel (Tesis doctoral). Academia Alfonsiana, Roma al hombre con el ciclo de la materia y
tualmente en torno a la problemática y perfecta cuanto más fieles sean a la 1970. 85-86; 92-94.-( 8 ) LG, 25.-(') I- H. del átomo 5 . La escuela de Frankfurt
ley de la gracia. Pero el magisterio no Newman. o. c, 256.-( 10 ) San Alfonso, Theo- pone la manipulación en la incapa-
sobre la ley natural. En los manuales logia Mor., 1. 1. tract. 2, n. 201, edic. L. Gaudé. cidad del hombre para desarrollar la
clásicos de los últimos años, bajo el in- prestará u n a ayuda válida a la con-
ciencia de los fieles, en este terreno, si 1, Roma 1905, 182.-(") J. H. Newman, o. c, función crítica de su razón y la función
flujo del racionalismo, de la restaura- 257-258.-C 2 ) GS. 5. utópica de la totalidad de su vida 6 .
ción eclesiástica que siguió al congreso no recoge toda experiencia y toda re-
de Viena y, sobre todo, del ejercicio fuer- flexión auténtica. Según algunos teólogos (Metz), hay
temente centralista de la autoridad pa- manipulación cuando la Iglesia renun-
Pero esto no es todo. Su cometido MANIPULACIÓN
pal, ha prevalecido u n a visión decidida- cia a ser el «correctivo crítico» del
principal consiste en discernir, a la luz
mundo, en nombre de su «reserva es-
mente estática. Entre los teólogos cató- del evangelio, todo lo que es válido, DEL HOMBRE catológica», es decir, de su sentido del
licos, y en mayor medida aún entre los justo y hermoso, y, en consecuencia,
pensadores humanistas y los teólogos (aspectos morales) ideal 7 .
en oponerse a todas aquellas afirmacio-
protestantes, prevalece hoy u n a pers- nes, hechas en nombre de la ley natu-
pectiva mucho más interiorizada y di- ral, que contradicen a la verdad reve- I. La manipulación según la Iglesia Lo importante no es ofrecer una de-
námica de la ley natural. Muchas tesis, lada o tienden a suscitar u n a actitud finición exacta, sino tomar conciencia
enseñadas también! por el magisterio opuesta a aquella moral que es fruto La manipulación es como los platillos de las diversas perspectivas y de los
hasta nuestros días, se consideran ac- de la fe. Cuando condena tesis realmen- volantes: todos hablan de ella y nadie criterios necesarios para combatir la
sabe en qué consiste. Sin embargo, es manipulación. Para la cibernética, la
613 Manipulación del h o m b r e
Manipulación del h o m b r e '612
mente aquellos que continuamente re- II. La manipulación en el mundo
manipulación no es esencialmente ne- vadurismo teórico y práctico, dogmá- cuerdan que la Iglesia no es sólo mis-
gativa, sino que corresponde a una nue- tico y ético, si acepta, sin critica sufi- terio, sino también estructuración ju- 1. MANIPULACIÓN Y CIENCIA.— La ma-
va racionalidad. El proyecto cibernético ciente todo lo que la racionalidad cien- rídica, son quienes olvidan luego con nipulación del hombre puede afectar a
consiste en el intento de racionalizar tífica puede ofrecer. Por el contrario, más frecuencia atribuirle todas aque- cualquier sector de la actividad huma-
todos los aspectos de la vida humana, la teología de la esperanza constituye llas tentaciones manipulatorias que ace- na, incluido el científico. No hay que
de tal manera que nada quede some- la respuesta a la obra de la creación chan a toda institución humana. Si mitificar la ciencia por su valor instru-
tido al azar (en el terreno ecológico, desde la perspectiva de Dios y de lo quien es superior a los demás por cual- mental; pero hay que utilizarla correc-
demográfico, genético, etc.). La utilidad que es realmente valioso. La esperanza quier motivo (ciencia, poder, dinero), tamente en todas sus ramas. Pues tam-
de la cibernética será muy grande en cristiana preserva de esperanzas exce- se ve tentado a oprimir y manipular, bién la ciencia puede constituir sujeto
el futuro, pero su función radica en sivamente humanas y no se cierra a esta tentación se deja sentir también u objeto de manipulación. No es admi-
servir al hombre y no en esclavizarlo. los elementos de crucifixión, sino que dentro de la Iglesia. Sabrá resistirla sible recurrir a ella cuando nos intere-
El mayor peligro consiste, también en permite esperar siempre, para la tierra quien tenga la humildad y la sinceri- sa para mantener la propia tesis pre-
este campo, en que las ciencias experi- y para el cielo, cuando los demás ha- dad de reconocer su propia fragilidad concebida, y rechazarla luego, cuando
mentales se conviertan de auxiliares brían llegado a la desesperación. de criatura. Los teólogos, por ejemplo, no se adapta a nuestros fines.
en dominantes con relación a las cien- De esta forma, la teología de la es- h a n admitido públicamente en su con- ¿No es esto lo que se está haciendo
cias del espíritu. La cibernética no sal- peranza desemboca en la teología de la greso de Ariccia, que no deben emplear con la sociología y la biología? Se ha
vaguarda la historicidad del hombre y libertad. La libertad, garantizada por la su superioridad cultural para manipu- mirado siempre con cierta sospecha la
los motivos de su decisión. Precisamen- promesa de Dios, debe encauzarse en lar a sus hermanos, laicos o religiosos. tarea de la sociología y su contribución
te por ello reivindicamos para las cien- Pero es necesario que todo pastor, desde esclarecedora en relación con muchas
las estructuras humanas. Abarca tam-
cias morales el espacio necesario, ya el más grande al más pequeño, admita convicciones; mientras que, por el con-
bién, pues, la libertad política. El futuro que podría emplear también mal sus
que son éstas las que deben manifestar escatológico pasa necesariamente a tra- trario, se corre el riesgo de mantener
los valores que convierten a la vida posibilidades de regir y su deber de como excesivamente vinculante la fun-
vés de la realización política de la co- ser guía. La historia de Galileo debe
en verdaderamente humana. Sin em- munidad humana. El paso desde el An- ción de la biología. Como si la moral,
bargo, la perspectiva ética es útil, a constituir una lección de humildad que no puede tomar su norma del puro
tiguo al Nuevo Testamento no hace para todos. Incluso la enseñanza den-
nuestro juicio, sólo a nivel de investi- sino ampliar la liberación salvífica a dato sociológico, pudiera tomarla de
tro de la Iglesia habrá de tener en cuen- esta otra ciencia experimental. Por ejem-
gación; pero resulta insuficiente para tod'a la familia humana. Por tanto, hay ta los cánones de la enseñanza huma-
realizar la verdadera salvación humana, que rechazar no sólo la manipulación plo, la sociología, si concibe que los
n a : «nadie se educa a sí mismo, nadie accidentes se derivan de una situación
Debemos abrirnos, pues, a u n a consi- de los individuos, sino también la que educa a nadie; nos educamos junta-
deración teológica 8 . pretende quitar la libertad a los hom- mente en la comunión y en el amor».
ambiental o psicológica dada, deberá
bres asociados. impulsar al moralista no sólo a exigir
que no se subordine la seguridad del
2. PERSPECTIVA TEOLÓGICA.-La res- Podrá objetarse que la Iglesia no es
puesta teológica al problema de la ma- trabajo al interés empresarial, sino tam-
3. LA MANIPULACIÓN ECLESIAL.-La u n a simple institución humana. Y es
nipulación ha sido presentada de diferen- bién a que se establezcan todas aquellas
Iglesia debería ser el lugar de la palabra cierto. Pero no deja de ser verdad que
tes maneras por varios teólogos. No ca- medidas y precauciones, incluidas las
profética de libertad. Sólo mediante la es u n a institución compuesta de hom-
rece de significado el hecho de que per- políticas, que pongan al trabajador a
autocrítica puede hacer creíble su tarea bres falibles y pecadores. Además, el
tenezcan a ambientes geográficos y cul- salvo de u n a peligrosidad elevada. Por
de eliminar las continuas y angustiosas hecho de ser, por decirlo así, una ins-
turales diferentes, ya que se encuen- tanto, no sólo el estudio del biólogo, sino
manipulaciones que se dan en el mun- titución sagrada, puede acrecentar su
tran en Europa, en América del Norte también el del sociólogo constituyen una
do. No se trata de u n a cuestión de auto- tentación manipulatoria, con el peligro
o en América del Sur. Alguno parece propedéutica necesaria para la investiga-
derrotismo, sino de u n problema de de sacralizarlo todo (|sacra potestas, sa-
aceptar aórticamente el ideal ciber- ción ética. No sea que únicamente se
autenticidad, de humildad, de credibi- cra doctrina, SS. Dominus, sagradas Con-
nético (Cox); otros parecen haberse acepte la sugerencia implícita en una
lidad y de conversión, según el profesor gregaciones y así sucesivamente!). Nin-
confiado demasiado exclusivamente a la conquista de la ciencia experimental
Simón, que cita el libro francés de Du- gún pastor de la Iglesia está libre de la
intervención de Dios (la «fides sine cuando concuerde con las propias creen-
posibilidad de equivocarse, sea con bue-
operibus» de Moltmann); también hay mas (Perspectivas y profecías): «La Iglesia cias o con los propios prejuicios. Según el
na o con mala fe. La opinión pública
quien, en situación de subdesarrollo, debería temblar al exigir al mundo lo genetista Barigozzi, en la actualidad la
dentro de la Iglesia (y el correspondien-
parece haber confiado excesivamente y que ella misma no practica» 1 ". te pluralismo) está reconocida, no sólo
clásica hipótesis evolucionista d a r v i -
con apresuramiento en determinadas No se trata de dramatizar, como si niana se ha convertido en doctrina de
de palabra y a nivel de propaganda,
fuerzas políticas (el proletariado de Al- la Iglesia, aparte de ser santa, no nece- la evolución; es decir, en un cuerpo de
sino de hecho y con sinceridad. ¿Cómo
ves). Sin embargo, cada uno ha ofrecido, sitara en su caminar por esta tierra nociones (tomadas en parte de la ob-
se puede condenar a quienes manipu-
a pesar de su unilateralidad, una apor- de una continua conversión. Esto sería servación de la naturaleza, en parte
lan con las informaciones cibernéticas,
tación real*. transferir al terreno eclesiológico la he- de experimentos de laboratorio y en
si nosotros hacemos lo mismo incluso
rejía monofisita. A pesar de su cociente parte de elaboraciones matemáticas)
antes de disponer de estos ingenios de
El profesor Simón, en su relación teo- de fragilidad y de pecado, lo importante que proporcionan al conjunto suficiente
la técnica ? Nada puede justificar, entre
lógica al congreso de Ariccia del año radica en el esfuerzo personal y colec- solidez para que se acepten como hechos
nosotros, cualquier estructura coerciti-
1972, subrayó, entre otras cosas, estos tivo (con más precisión, «eclesial») de en los que no cabe duda razonable en
va y opresora. La Iglesia no es demo-
aspectos teológicos del problema. Se renunciar cada día más a la tentación cuanto a sus conclusiones generales. El
crática, pero tampoco es oligárquica y
parte de u n a teología de la creación, que de manipular a los hombres, aunque científico sólo discute sobre los casos
absolutista. Debe aceptar la participa-
particulares de la evolución, es decir,
nos dice lo que debemos realizar (Gen 1). sea con fines auténticamente espiri- ción de todos y el respeto de las perso-
sobre el paso de u n a especie a otra,
Por tanto, existe u n a manipulación le- tuales. nas, propias de la democracia, pero
cuando se trata de reconstruir el proceso
gitima y obligatoria, cuando contribu- Pero es necesario partir de la convic- elevándolas a u n a plena comunión de
de la forma más completa posible 12 .
ye a perfeccionar la creación. Y se llega ción de que el pecado original y la fra- amor 1 1 .
a la teología de la esperanza. Una teología gilidad h u m a n a nos afectan a todos,
de la creación puede caer en u n conser- tanto a la base como al vértice. Precisa-
614 615 •,<-,.' Manipulación del hombre
Manipulación d e l h o m b r e

y como grupo, sino que defiende con cia la plena realización del valor de sí se perfila la posibilidad de u n a mani-
2. BIOLOGÍA Y MORAL.—No suceda,
mayor tesón la estructura socio-econó- mismo. En el plano antropológico, la pulación del nombre que puede incluso
pues, que se rechacen hoy los datos
mica de la que h a nacido, que, a su cibernética no corresponde a lo que condicionar el tipo de hombre del ma-
biológicos, mientras que se aceptaban
vez, tiende a mantener la cultura de la constituye la unicidad y la irrepetibili- ñana. En u n a palabra, estamos ante las
ayer favorablemente aquellos que es-
que h a surgido y cuya expresión real dad del hombre. La moral, entendida puertas de u n a manipulación total,
taban relacionados con la modalidad
constituye. como proposición de orden por medio que podría —en el caso límite— desem-
natural de la ovulación femenina. La
de la ley, puede realizar u n orden qui- bocar en la producción de u n a criatura
relación entre biología y ética no se Una característica del actual momen- zá formalmente correcto; pero la ley subhumana o suprahumana. El descu-
limita a la manipulación de los genes, to histórico radica en el hecho de que no es el valor que (sólo él) pueda pro- brimiento del código genético de los
aunque esta cuestión está llamada a la cultura de ta tecnología cibernética ponerse como liberación plena del hom- diversos vivientes puede conducirnos
agudizarse en u n futuro próximo. No se (entendida como pilotaje deliberado de bre en su búsqueda de integración in- hasta ahí.
trata de aceptar o de rechazar cuanto las informaciones que recibe u n grupo) terpersonal mediante el amor. La in- Se puede responder, de u n a forma
el moralista h a dicho al biólogo hasta trata de imponer, cada día con mayor vocación de algo radicalmente nuevo, salomónica, que estas intervenciones
ahora. Es necesario que el biólogo (so- fuerza, u n modelo h u m a n o ideal. Sobre que no sacrifique la realidad h u m a n a se consentirán o se prohibirán según
bre todo el genetista) se haga más mo- la base de este ideal humano, trata de y su solución política, únicamente puede que sus resultados nos h a g a n más hom-
desto y prudente que nunca, sabiendo proyectar al hombre integralmente, li- venir de u n a realidad externa y pre- bres o menos hombres. Pero esto im-
que puede desquiciar la misma especie mitando cada día más el espacio crea- sente, al mismo tiempo, en el hombre. plica u n concepto de humanidad muy
h u m a n a . Pero conviene también que tivo de la persona y sometiéndola con He aquí el acontecimiento cristiano: claro sobre el que habrá que ponerse
los teólogos no piensen que se hallan mayor rigor a la estructura. Esto po- anuncio no sólo de u n mensaje doctri- de acuerdo. Más concretamente, habrá
más iluminados que los demás a la tencia mucho la tentación manipulato- nal, sino también de u n a Presencia que, que distinguir entre intervenciones que
hora de resolver las intrincadas cues- ria radical de la condición h u m a n a . aunque encarnada en nuestro tiempo, mejoran la especie h u m a n a o u n a de-
tiones que plantea hoy la ciencia en el
El kerigma cristiano anuncia la sal- lo libera en «kairós»; encarnada en terminada persona, e intervenciones que
campo de lo infinitamente pequeño. Se
vación como liberación del oprimido y nuestro amor, lo libera en «ágape», que alteran esta misma especie. Se podrán
entiende que no se deben juzgar hechos
como fraternidad h u m a n a , en tensión no es el eros, aunque asuma el valor admitir, con cierta facilidad, las inter-
nuevos a la luz de principios enveje-
hacia el reino escatológico (GS 92). del eros y, juntamente, su desafio y sus venciones que tratan de mejorar (bien
cidos, elaborados cuando tales hechos
Contrasta limpiamente con la actual conflictos. Aquí se sitúa el anuncio de en el sentido de eliminar taras heredi-
no eran ni siquiera imaginables. Es ne-
situación histórica de dominio del hom- Cristo, como Persona viva, que entra tarias, bien en el sentido de favorecer
cesario, pues, estar dispuestos a poner
bre sobre el hombre. Es misión del cris- en nosotros como ley nueva, fuerza cualidades apreciables). Pero el otro
en discusión continuamente la formu-
tiano y de la Iglesia mantener despierta de resurrección, esperanza cristiana, camino, incluso cuando se proponga
lación de principios determinados, para
la conciencia del intervalo escatológico fuerza viva metahistórica y, sin embar- crear u n superhombre, no sólo nos da
evitar anquilosarse o tratar de detener,
mediante: a) la denuncia de toda abso- go, con u n a dimensión política 15 . vértigo, sino que nos vemos tentados
de forma anacrónica, la investigación
lutización de u n modelo h u m a n o con- a declararlo absolutamente ilícito, tan-
y, con ella, la historia. Pero también
siderado como ideal; o) la contestación to más cuanto que podría prestarse a
es necesaria la búsqueda de algún ele- III. La manipulación y la ciencia-
de las actuales estructuras de poder las instrumentalizaciones más peligrosas
mento de juicio que sirva de base en ficción
que oprimen a toda la familia h u m a n a ; por parte del poder 1 6 .
la forma más sólida posible. Por ejem-
c) la participación más amplia posible Nos encontramos en el umbral de
plo, n o es concebible que puedan po-
en la acción y en las decisiones políticas u n a manipulación del hombre que,
nerse al mismo nivel la vida h u m a n a
para ampliar el espacio de creatividad, hasta ayer mismo, se habría conside- 2. EL LÍMITE DE LA ÍNTER VENCIÓN
y la infrahumana, como tampoco es
de la persona. rado como ciencia-ficción. No se trata SOBRE EL HOMBRE.-La desmitificación ac-
admisible que la investigación pueda
empeorar y no mejorar la situación de ahora de hacer u n balance de cuanto tual de quienes detentan el poder, na-
San Agustín (De C/v. Dei, 19) piensa
cada hombre y de toda la humanidad 1 3 . se podrá realizar a corto y a largo pla- cida de u n a conciencia más lúcida del
que n o podemos considerar nunca la
zo. A nuestro entender, la teología daño que puede causar quien se en-
paz intrahistórica como u n punto de
moral contemporánea no debería tanto cuentra en u n a posición de mando,
Por todo ello, el cardenal Carroñe, llegada. La paz social no consiste en
tratar de establecer normas con la pre- termina por dejarnos a ú n más preocu-
que participó en el congreso de Ariccia, la «tranquillitas ordinis». Esta reduc-
tensión de q u e permanezcan inmuta- pados frente a las próximas posibilida-
no dudó en rogar a los teólogos presen- ción ilegítima pretende reducir el «éscha-
bles porque se apoyen en u n a presunta des de manipulaciones h u m a n a s t a n
tes que traten de hallar bases sólidas ton» a u n a suma de salvaciones indi-
delimitación de la línea que separa ob- íntimas y totales. No se podrá conceder
que sirvan para orientar los juicios viduales, que no constituye ni el reino,
jetivamente lo lícito de lo ilícito, cuanto carta blanca a los científicos, ya que el
éticos. Esta exigencia es, más que legí- ni la «civitas», ni la Terusalén celestial.
defender con fuerza determinados valo- espejismo de la fama podría llevarlos
tima, obligada. Pero no hay que olvidar Por otra parte, identifica con el punto
res personales, tales como la vida hu- a causar daños irreparables a la h u m a -
que, cuando se escala u n a montaña, de llegada el orden establecido o u n a
m a n a incluso en estado embrionario. nidad. Pero tampoco se pueden poner
resulta desafortunado no sólo quien no determinada situación estructural, po-
Si la tecnología hace más fáciles estos las palancas de control en manos de
encuentra u n punto de apoyo, sino, tenciando por este camino el conserva-
atentados y la mentalidad corriente se los políticos, como si fueran una casta
en mayor medida, quien cree haberlo durismo, sacralizando el privilegio y
inclina a avalarlos, el discurso conde- más honesta y menos sensible a las
encontrado y se engaña, porque éste frenando el ulterior esfuerzo moral de
natorio del moralista deberá presentar instrumentalizaciones. Es necesario que
se despeña inevitablemente. la familia h u m a n a . Cristo, que nos h a
un aspecto más convincente y audaz. la humanidad entera y la opinión pú-
liberado, nos empuja continuamente a
la tarea de instaurar u n mundo más blica adviertan la magnitud del riesgo
3. MANIPULACIÓN POLÍTICA. - S i la ma- humano14. que surge a medida que a u m e n t a n las
1. LA MANIPULACIÓN TOTAL DEL HOM-
nipulación biológica indica la modali- posibilidades a nuestra disposición, si
dad, la manipulación política indica la Y, sin embargo, existirá siempre u n BRE.-La manipulación embrional abre
no se acrecienta, al mismo tiempo,
finalidad de la manipulación misma. Se- desfase entre el hombre libre y el hom- la puerta a todo tipo de intervenciones
nuestro sentido del límite y nuestra vo-
gún la crítica más extendida y acepta- bre real. Con otras palabras, la política posibles y acrecienta desmesuradamente luntad de actuar responsablemente.
da, todo poder político no sólo se de- no dispone de la respuesta exhaustiva tanto las esperanzas como las apren-
fiende a sí mismo como persona singular y global para la tensión del hombre ha- siones de cara al futuro. Actualmente Debemos analizar seriamente la am-
Manipulación e investigación biológica 616 617 Manipulación e investigación biológica
bivalencia del avance científico y la las obras teológicas, se puede consultar: T. M. terios del átomo, la desintegración nu- co), ¿cómo se comportarán las leyes a
necesidad de humanizar la ciencia. La Garret, Manipulación y medios de comunicación clear y sus aplicaciones, hemos entrado propósito de herencias ya cerradas?
capacidad destructiva de la bomba ató- social en «Concilium», 65 (1971), 218-227; en la que podría denominarse la «era
Luthe, ¿Qué se entiende por manipulación?, ¿O tendrá que dejar la herencia «abier-
mica podrá parecer u n juego de niños Ib 169-186; F. Bockle, El experimento en la de la biología». Las conquistas más re- ta» mientras haya u n a gota de semen
frente a las capacidades destructivas investigación clínica. Ib, 237-251; K. W. Merks, cientes de las modernas disciplinas activo en el «banco»? Las complicacio-
que se derivarán de los descubrimientos Cibernética social o ética social: consideraciones bioquímicas y biológicas son el resul- nes legales que se presentan son tales
de la biología molecular. Pero será po- sobre ¡a racionalidad del obrar humano. Ib, 200- tado de u n a apasionante investigación que echan por tierra casi toda la es-
sible u n uso positivo de la misma, lo 217: Ch. Wagner, La cibernética social como y comprensión de los mecanismos ce- tructura jurídica existente; o, más pro-
mismo que lo es el de la energía ató- tarea permanente, en «Concilium», 3 5 (1968), lulares más íntimos, y ofrecen a la bablemente, que inhiben el recurso
mica. La humanidad entera deberá 238-255.—(9) Véanse las respectivas obras:
H. Cox, La ciudad secular, Ariel, Barcelona humanidad u n poder inimaginable hace efectivo a u n progreso tecnológico rea-
comprender, pues, cuan grande es el 1968; R. Alves, Teología della speranza umana, tan sólo algunos años, hasta tal punto lizable como éste.
peligro de odiar hasta tal punto que Queriniana, Brescia; J. Moltmann, Teología de que no se puede excluir que el hombre
se recurra a todos ios medios disponi- Pero esto no es todo. Separando en el
la esperanza, Sigúeme, Salamanca 1969. Cuan- llegue a incidir sobre los mecanismos líquido espermático los nemespermas
bles para vengarse de ía persona que do se trata de decidir dónde radica la mani- más íntimos y delicados que sustentan
se detesta. La limitación primera no pulación inmoral, la diferencia no tanto capaces de engendrar sólo machos de
la base de la vida, e incluso llegue a aquellos capaces de engendrar sólo
debe ser la que surja del Estado o de geográfica como sociocultural incide más poder cambiar, para bien o para mal,
la sociedad de las Naciones Unidas, profundamente que la diferencia religiosa.— hembras, será posible, en 1975, elegir
(10) R. Simón, La manipolazione deH'uorno: la misma humanidad y los restantes el sexo de los hijos. Una elección seme-
sino que debe ser siempre la que brota prospettiva teológica, en Manipolazione e futuro seres vivientes. Pero no hablaré de
de la conciencia humana, que tiene jante será posible fecundando los hue-
deH'uorno, cit, 153-190.-(") Cf La manipola- «revolución biológica», sino de u n con- vos en probetas y dejándolos desarro-
que rechazar cuanto pueda quitar al zione nella chiesa (documento de un grupo de tinuo proceso de investigaciones y de
mundo u n rostro humano. Ciertamente teólogos moralistas italianos), en «II Regno» llarse algún tiempo en ellas: después
ensayos. se eligen según el sexo y se instalan
que aumentarán tanto las posibilidades (1-5-1972), 240-241.~(12) C. Barigozzi, Biolo-
de bien como las de mal de que pode- gía e etica, en «Civiltá delle macchine», 18 «seleccionados» en el útero.
mos disponer. Quiera Dios que aumente (1970), 29-32. Se trata de conclusiones cientí-
ficas indiscutibles del famoso biólogo. Pero sí I. Fenómenos significativos
simultáneamente nuestro sentido moral que se podrían esclarecer más sus conclusiones 2. INJERTOS DE TEJIDO, TRASPLANTES
y nuestro respeto a! hombre, cualquiera sobre la relación entre ética y biología: «O se Vamos a reseñar algunos grandes DE ÓRGANOS.—Estos últimos se dan en
que sea. Los juristas podrán precisar la ignoran los vetos que pone la ética, o se acep- fenómenos del mundo científico con- todo el mundo a millares, y resultan
determinación concreta del uso de estas tan, o bien se concibe a la ética como un temporáneo, para subrayar determi- eficaces (sobre todo ríñones). Si se lo-
posibilidades. Pero a nosotros nos co- conjunto de normas que pueden ser modifi- nados aspectos. gra resolver el problema del rechazo,
rresponde afirmar urgentemente que, cadas con el tiempo revisando sus mismos no habrá limitaciones técnicas. Pán-
principios. Esta triple posibilidad agota las
si el Estado puede convertirse en la"fuer- posturas que pueden asumir los individuos 1. LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL.-Se creas, corazón, pulmones, cerebro. Pero
za que controla estas posibilidades para y los grupos. El comportamiento del biólogo, está preparando, entre otras cosas, un aquí surge otro problema: desde 1967,
que no se superen los límites consen- del médico y del legislador brotará de la método para lograr el nacimiento —en el neurocirujano R. White (Estados
tidos, habrá que controlar también al postura que haya adoptado ante el valor de lugares y en cantidades convenientes, Unidos) consigue mantener con vida,
propio Estado, ya que el poder puede la ética» (p 31). A nuestro juicio, hay valores según parezca oportuno— de un mon- durante horas y días, u n cerebro aislado
éticos que se imponen a todo el mundo, pero tón de Einsteins o de Edisons. Se trata de M. Rhesus conectado a la carótida
perder también la cabeza. —precisamente por ello- las normas morales de otro macaco. Pero si, en lugar de
T _ que los tienen que defender han de adaptarse de los «bancos de esperma», en los que
L. Rossi a las diversas épocas, para salvar el mayor se podría conservar durante milenios mantenerlo fuera, este cerebro sin cuer-
1
Notas.—i ) K. Rahner, Libertad y manipula- número posible de valores que se perciben semen particularmente superdotado, en po hubiera sido introducido en la caja
ción en la sociedad y en la Iglesia, Dinor. Pam- en cada momento.—(n) Cf G. Tognoni, Mani- u n a solución débilmente glicérica, a del cráneo del huésped, el trasplante
plona 1971; donde se considera a la mani- polazione e biología, en Manipolazione e futuro —79° C, donado a la humanidad por habría sido completo. ¿ Pero quién sería
pulación como una restricción de libertad.— deH'uorno, cit., 197-203.-( l4 ) E. Chiavacci, genios y héroes durante su vida. La de los dos el huésped: aquel mono del
(¿) I. Mancini, Manipolaziom e futuro deH'uorno: Manipolazione e política, Ib, 227-235; Id, que procede el cuerpo o aquel del que
Aspetto filosófico, en Manipolazione e futuro Principi di morale sociale, Bolonia 1971.— realización práctica tiene ya en su ha-
deH'uorno, Actas del IV Congreso de teólogos 15 ber u n a m p l i o uso e x p e r i m e n t a l . procede el cerebro? Imaginemos este
moralistas (Ariccia, 4-7 abril 1972), Bolonia ( ) Cf Manipolazione socio-culturale e ideología T. Mann. Rowson y otros (en Inglaterra) problema cuando se trate de hombres...
1972, 83-151.-( 3 ) H. Marcuse, £1 hombre tecnocratica, en «II Regno» (1-5-1972), 2 4 3 . - consiguen corrientemente terneros He-
unidimensional, Seix Barral, Barcelona 1969, (16) Cf también nuestros ensayos: L. Rossi, Otro aspecto: en la actualidad, con
reford de vacas Frisonas y corderos
31ss. Polemizando con el marxismo clásico, Problemi di morale oggi. Asís 1970, c. 10: el riesgo casi cierto de la muerte, que
Border-Leicester de ovejas Dorpet con
sostiene la neutralidad de la técnica en el pro- «Le manipolazioni genetiche suü'uomo», 141- sólo se consigue retrasar por algún es-
ceso manipulatorio.—(*) F. Balbo, II labo- 153; Id, Nuove scelte morali. Asís 1972, capí- huevos fecundados en Inglaterra y
pacio breve de tiempo, ningún ciruja-
ratorio deH'uorno, 1946; comprendido ahora en tulo sobre «La manipolazione biológica»; J. desarrollados en Australia.
no de los que realizan los trasplantes
Opere (1945-64), Turín 1966,110ss.-( 5 ) Sobre Endres, L'uomo manipolatore, Roma 1974. La perspectiva futura de este «pilar encuentra dificultades especiales en
la necesidad de trascender para que se pueda convencer a los «receptores». La difi-
construir un verdadero futuro; E. Bloch, tecnológico» radica en su aplicación al
Ateísmo nel cristianesimo. Per la religione hombre. Pero es aquí donde comienzan cultad radica en encontrar «donantes».
dell'Esodo e del Regno, Milán 1971, 298ss.- M A N I P U L A C I Ó N los problemas. Pues ni las vacas He- Incluso llegaremos a tener «bancos de
(6) La vocación del hombre a dejarse mani- reford ni las ovejas Dorpet tienen «per- órganos». ¿Pero quién los abastecerá?
pular es, como ha visto Freud, una vocación E INVESTIGACIÓN sonalidad jurídica» ni, por tanto, pueden Cuando el mercado psicosocial presione
a la autodestrucción. Cf S. Freud, Das «hacer testamento», mientras que el con la fuerza de los votos sobre los
Unbehagen in der Kultur, Francfort 1955 BIOLÓGICA hombre sí. Y en caso de que se olvide gobernantes para hacer posible a to-
(1930), 155ss; cf también E. H. Erikson,
Identitát 7und Lebenszyklus, Francfort 1970, (aspectos científicos) de hacerlo, provee la sociedad mediante dos un trasplante vital, los que admi-
194ss.—( ) J. B. Metz, Teología del mundo, sus leyes. En el caso de que u n hombre nistran la comunidad no tendrán otra
Sigúeme, Salamanca 1971; capítulo sobre la Tras la «época de la física», que h a tenga u n hijo doscientos años después elección que la de abastecer los bancos
teología política que ha8 suscitado tantas reac- marcado la primera mitad de nuestro de su muerte natura! (y los hijos se de órganos frescos —¡y sanos!— con-
ciones y respuestas.—( ) Antes de entrar en engendran con el cromosoma genéti- minando la pena capital por infraccio-
siglo, con el descubrimiento de los mis-
619 Manipulación e investigación biológica
Manipulación e investigación biológica 618

nes cada vez más leves. 0 quizá surja, partículas proteicas y otra el ácido LA CÉLULA Gráfico explicativo
bajo u n a demanda muy retributiva y ribonucleico (RNA). En realidad, estos
continuamente insatisfecha, el «merca- dos investigadores han compuesto y
do negro» de los órganos en beneficio reproducido la macromolécula del vi- MITOCONDRIOS: abastecen energía
de bandas de asesinos con pocos escrú- rus, cuya naturaleza viviente niegan t- en forma de ATP:
pulos e inmunidad garantizada. algunos, que la consideran u n producto
de la vida.
ADT fosforilización
3. ORIGEN DE LA VIDA.-La vida se ATP oxidativa
basa sobre el carbono y sobre los ciclos 3. En 1964, Watson y Crick des-
ácidos nucleicos-proteínas. Sin proteí- cubrieron la estructura físico-química
nas, el ser viviente no podría sintetizar de la sustancia depositaría del código
las sustancias químicas y no lograría genético. Actualmente el premio Nobel
sobrevivir. Sin ácidos nucleicos no ten- profesor Tatum, del Instituto Rockefel-
dría continuidad genética. ler, sostiene que son posibles manipu-
Se ha logrado sintetizar las proteí- laciones orientadas por el patrimonio ge-
nas, el DNA, el RNA-transfert; se han nético y propone los nuevos términos
«montado células» vivas. Podemos su- de «ingeniería biológica», «cirugía del
poner que la vida se ha realizado a tra- gen», «copia del gen».
vés de u n a fase química (en atmósfera
reductiva) y de u n a fase biológica (en 4. En 1965, el equipo de R. W. Hol-
atmósfera oxidante)... ley (Itaca, Estados Unidos) ha descifrado
Aún no tenemos idea de cómo se ha la estructura de la secuencia completa
iniciado el «montaje» de los primeros de un ácido nucleico. La primera etapa,
seres vivientes. que lleva al desciframiento del código
A la ciencia actual le falta u n «algo». genético, está superada. El ácido nu-
cleico descifrado es u n RNA «de trans-
ferí», el de la alamina, cuyo papel con-
II. Los descubrimientos más recientes siste en transferir los aminoácidos con-
tenidos en el líquido citoplasmático -> NUCLÉOLO
Pero veamos, de forma sintética, los hasta los ribosomas, las minúsculas
descubrimientos más recientes en el
campo biológico: «fábricas de proteínas» de las células.
Holley ha aislado ya otros dos RNA
1. El primer experimento -realiza- «de transfert», el de la tirosina y el de
do por tres investigadores de la univer- de la valina. Pero está tratando de es- CENTROSOMA: parece ser
sidad de Harvard, Y. Becwith, Y. Sha- tablecer su estructura. «Confrontando el que origina la divi-
estas estructuras llegaremos a descu-
piro y L. E r o n - h a tenido u n a enorme
brir los mecanismos de acción de estas sión celular.
resonancia en la opinión pública ante
la cual se ha presentado como u n ais- moléculas esenciales para la vida... Si
lamiento del «gen»; es decir, del ele- logramos también sintetizar los ácidos > CROMOSOMAS: en ellos
mento base de los cromosomas, de la nucleicos, habremos conseguido fabri- están los genes (quí-
car en nuestros laboratorios los dos
partícula de sustancia que determina
constitutivos esenciales de la vida...». micamente constituidos
y transmite los caracteres hereditarios por DNA), portadores
de los seres vivientes. En realidad, se
trata del aislamiento de un «operon» 5. Otro experimento ha sido reali- de los caracteres here-
(en el caso específico, del operon del zado por los canadienses Narag y Dehar ditarios.
galactoxio); es decir, de u n complejo (1967), quienes parece que h a n con-
formado por seis genes, tres de los cua- seguido sintetizar el DNA (ácido desoxi- > APARATO DE GOLGI: si-
les son de estructura, y tres, regulado- rribonucleico), compuesto químico del
res. El hecho de poder aislar un com- que están formados los genes. Estos tuado cerca del núcleo.
plejo génico lleva a pensar que será investigadores no sólo h a n sintetizado Se encarga de la sín-
posible intervenir en el futuro sobre el el DNA que controla la insulina, sino tesis de los polisacári-
patrimonio hereditario h u m a n o para que han preparado el material bio-
poder extraer la parte tarada, trans- lógico que es capaz de leer el código
dos y de los mucopo-
formarla y reintegrarla en condiciones biológico y de transformarlo en el pro- lisacáridos.
de eficiencia. ducto que se desea.
la célula: conjunto de pequeños órganos, Liposomas: de alto contenido hidrolítico
2. E n l 9 5 5 . C o n r a d y W i l l i a m s , e n l a 6. FECUNDACIÓN FUERA DEL REGAZO caracterizados cada uno de ellos por es- (enzimas hidrolíticas), se encargan de dis-
universidad de Berkeley, consiguieron MATERNO.-En 1960, Kwatschaturian tructura y funciones específicas, vinculadas minuir los rechazos.
reconstruir en el laboratorio los bas- implantó en el útero grávido de u n entre sí por múltiples relaciones morfológicas Retículo endoplasmático: en casi todas las
toncillos «activos» (esto es, dotados de can —del que habían sido extraídos y funcionales. células —entre la membrana celular y la
los embriones- embriones de otra es- Entre los pequeños órganos recordamos: membrana nuclear— el citoplasma está atra-
infectividad) del virus del mosaico del Inclusiones celulares: reservas -de material vesado por un retículo de membranas dis-
tabaco (TMV), partiendo de dos solu- pecie animal (ratas primero y luego nutritivo. puestas en ias tres direcciones del espacio.
ciones inactivas que contenían u n a las simios).
Manipulación e investigación biológica 620 621 Manipulación e investigación biológica

formando pequeños tubos o vejigas. Tai es recibido de! DNA, sale del núcleo y lleva el les de simio o de topo con células hu- 77 conexiones, se calcula que el ma-
el sistema retículo endoplasmático, cuyas fun- mensaje al espacio extranuclear. donde se m a n a s : los resultados no se conocen terial genético dentro de una célula
ciones no son aún totalmente conocidas. encuentran los ribosomas, a los que exige todavía. h u m a n a tendrá unos 6.000 millones,
Núcleo: Es el centro de dirección de la cada una de las proteínas específicas y las aunque no todas funcionen.
célula. Contiene el código genético: ordena la sustancias necesarias para construir nuevas
fabricación y síntesis de las proteínas de es- células. Más exactamente: el RNA-mensajero 7. En Estocolmo se estudia el tras-
tructura o enzimáticas. En el núcleo se con- llega al citoplasma: aquí el RNA-transfert tras- plante de ovarios a mujeres estériles. 9. MONTAJE DE CÉLULAS EN PROBETA.-
tienen ios cromosomas, en cuyo interior se en- lada los aminoácidos contenidos en el líquido Para que el trasplante tenga éxito es Hacia finales de 1970, Danielli, traba-
cuentra el DNA. filamento de molécula (lla- citoplasmático hasta los ribosomas. los cuales necesario emplear tratamientos inmu- jando con un grupo de investigadores
mado «gen») de forma espiral. Serían precisa- descifran el «mensaje», agrupan los amino- no-supresores, entre los que figuran las de Buffalo, ha montado —nos parece
mente los genes —gracias a un código mis- ácidos de acuerdo con las instrucciones re- radiaciones, con el riesgo muy probable
terioso localizado en el propio DNA— el es- gistradas en el DNA de los cromosomas, y que éste es el término apropiado— una
quema de constitución de proteínas específicas. dan comienzo a la producción de proteínas. de dañar los gametos y, por tanto, el célula viva partiendo de elementos
El DNA da las órdenes que hacen aparecer Ribosomas: Son granulos dispuestos en la eventual producto de la concepción. constitutivos obtenidos de otras célu-
un nuevo ácido: el RNA-mensajero, que pared de las membranas, en el retículo endo- Hasta el momento no se han logrado las. En este caso específico, se trataba
recibe e imprime en sí mismo el mensaje plasmático. resultados positivos. En otras partes se de una ameba.
intenta el trasplante de blastocistos; Danielli, tomando varios pedazos de
esto es, de u n huevo fecundado, ya en diversos organismos monocelulares de
La formación de la placenta había tro días y se obtuvieron neonatos nor- vías de transformarse en embrión, que este género, los colocó juntos y creó
sido inducida mediante un «organiza- males. En 1960 vivían aún cuatro se sustrae del útero de una mujer y en la probeta una ameba «híbrida» que
dor» constituido por u n a mezcla de niños. se implanta en otra mujer estéril con comenzó a vivir tranquilamente, igual
nucleoproteicos. Se evitaba la muerte y el fin de consentirle u n a maternidad que las nacidas por vía natural, incluso
En Inglaterra, R. Edwards, B. Bavister
la reabsorción de los fetos mediante artificial. en lo que se refiere a su actividad re-
y P. Sheptoe, de la universidad de
u n a heteroinmunización respecto al «es- Cambridge, h a perfeccionado las téc- Con estos dos tipos de intervenciones productiva. Esta prestigiosa operación
quema coloidal» de la pseudomadre. nicas para la fecundación de u n óvulo se corre u n doble riesgo: perjudicar la de «ingeniería bioquímica» ha hecho
Los fetos se desarrollaron con normali- fuera del seno materno con líquido salud del futuro hijo y provocar una posible no sólo la perspectiva de llegar
dad y fueron alumbrados cuando habían seminal obtenido del marido de la gravidez no auténtica en cuanto que, a la creación de nuevos tipos de orga-
alcanzado su madurez, y no cuando la mujer. bien la ovocélula del ovario trasplan- nismos, sino que también h a abierto
pseudomadre había llegado al término Después de un tratamiento con gona- tado, bien el blastocisto no pertenecen horizontes sencillamente fantásticos a
normal de su preñez. dotropina, fue extraído, con ayuda de a la mujer estéril que desea tener un las investigaciones sobre la materia
El paso de las investigaciones experi- u n aparato especial de laparoscopia, hijo mediante estos procedimientos. viviente, sobre sus características y
mentales a las investigaciones sobre del ovario de la mujer, u n a célula hue- sobre sus procesos.
fetos humanos ha sido especialmente vo ya madura, que fue introducida en 8. EL «GEN» ARTIFICIAL. En junio de
difícil por falta de material adecuado. u n a probeta e inseminada con gametos 1970, un equipo de investigadores diri- 10. Y LLEGAMOS A LOS DESCUBRIMIEN-
En sustitución de un animal vivo como masculinos. Así se formó un «zigoto»; gido por H. G. Korana, de la universi- TOS MÁS RECIENTES.—Según los experi-
pseudomadre se utilizó un recipiente es decir, la primera célula de u n nuevo dad de Wisconsin, logró fabricar u n mentos de E. Wolff (París), realizados
artificial para recoger el embrión: una organismo. «gen» en el laboratorio: consiguieron en células embrionales de pájaros en
especie de incubadora en la que se de- En u n segundo momento, el óvulo, u n a de aquellas moléculas químicas su primerísimo estadio, es posible di-
positaba a los fetos inmersos en u n a es- desarrollado hasta el estado de em- que rigen la conservación y la trans- vidir en dos partes este sencillo conglo-
pecie de gelatina de silicona recalentada. brión, tenía que ser implantado en el misión de los caracteres hereditarios merado celular, y después, en otras dos,
Los fetos debían haber alcanzado u n mes útero materno o en el de otra mujer de u n a generación a otra. Mientras o en cuatro cada u n a de las obtenidas:
de edad como mínimo y tenían que ser (gravidez por poderes) para la conclu- que otros habían utilizado un gen na- de cada u n a de estas fracciones se des-
extraídos junto con la placenta. La pla- sión de la gestación con toda norma- tural para formar u n nuevo gen, en arrolla u n embrión completo. La con-
centa embrionaria quedaba fijada con lidad. este caso la síntesis se obtuvo partiendo dición necesaria consiste en que el
dos puntos a una esponja de materia Hasta el momento se ha conseguido de u n a molécula de fermento. Entre las conglomerado inicial no supere el cente-
plástica (en sustitución de la parte ma- que el zigoto se reproduzca, pero luego, aplicaciones más inmediatas de esta nar de células, debido a que, por ini-
terna de la placenta). En esta esponja ter- el proceso de multiplicación celular se conquista se perfila la posibilidad de ciarse después de este estadio el proceso
minan, correspondiendo con la otra detiene cuando se llega al estadio de corregir las taras del patrimonio here- de diferenciación, muchos genes que-
superficie, la arteria uterina y las ve- ocho células (blástula). Esta nueva ditario y, quizá, incluso de llegar en dan inhibidos y no puede desarrollarse
nas de u n mamífero de gran tamaño técnica podrá ofrecer la alegría de la el futuro a producir animales y seres u n organismo completo de u n a sola
(el asno ha resultado especialmente ade- maternidad a aquellas mujeres que no humanos «perfectos» (o tal vez, mons- célula.
cuado). podrían procrear a causa de deforma- truos). Se trata de averiguar ahora si
este gen artificial puede funcionar como En algunos gusanos chatos de agua
El animal constituye, en cierta me- ciones congénitas de los mecanismos dulce hay células que contienen in-
ovulares. un gen natural y si puede ser implan-
dida, u n a bomba viviente. Se introduce tado —mediante virus— dentro de las mutadas todas las posibilidades iniciales
a la pseudomadre en una jaula, en la Como ya hemos dicho, en Inglaterra células de individuos cuyos genes no del embrión (neoblastos). Los neoblastos
que únicamente puede estar en pie. se han realizado experimentos de esta están en grado de funcionar normal- tienen la capacidad de regenerar cual-
El útero artificial queda fijado al abdo- clase. Incluso se piensa que es posible mente. Si esta tentativa se ve coronada quier parte que sea seccionada del or-
men mediante pequeños tubos de poli- que el huevo h u m a n o fecundado pueda por el éxito, se pueden esperar que se ganismo ; e incluso u n organismo entero
etileno. Se puede emplear también una ser confiado a animales de distinta es- curen radicalmente las enfermedades a partir de u n a pequeña parte. Fenó-
pseudomadre no grávida. Pero, en este pecie para la gestación. El japonés hereditarias. El problema no es tan sen- menos de este tipo pueden observarse
caso, el animal tiene que haber sido Charlie ha logrado fecundar artificial- cillo para la especie h u m a n a y estamos también, aunque con mayores limita-
tratado previamente con gestágenos. mente en el laboratorio algunos hue- muy lejos de haberlo conseguido, pues ciones, en algunos vertebrados: el tri-
Los fetos llegaron a su madurez en vos de conejillos de Indias. H. Harris mientras que el gen así logrado tiene tón, por ejemplo, consigue regenerar
el plazo de doscientos ochenta y cua- ha conseguido fundir células germina- partes de sí mismo (miembros, cola.
Manipulación e investigación biológica 622 623 Manipulación e investigación biológica

morro, pero no todo el organismo). tento de desarrollar embriones «in vitro» ras óseas, de la cicatrización de las he- versity, consigue cultivar en probeta
También en el hombre, la regeneración partiendo de una célula somática. Pero ridas, de la disminución del colesterol el huevo fecundado de un ratón, man-
periódica de la mucosa uterina, de las han sido interrumpidos a causa de la en la sangre, del aumento de la resis- teniéndolo hasta el estadio de des-
uñas, del pelo hay que considerarla gravedad de los problemas éticos y bio- tencia del organismo frente a las infec- arrollo embrionario en que es posible
desde esta perspectiva. lógicos que plantean (elección de los sentir los latidos del corazón. Hasta
ciones. Se sostiene que su función esti-
Si la regeneración de órganos ente- prototipos, variedad ecológica, etc.). La mulante produce anticuerpos y puede ahora, se había conseguido hacer cre-
ros a partir de una única célula es, en hipótesis de J. Rostand del autoadulterio contribuir al perfeccionamiento de las cer artificialmente a los embriones hasta
el caso del hombre, u n a esperanza en- de la mujer que se fecunda a sí misma hormonas sexuales tanto en el hombre la fase denominada de los «blastocis-
comendada al futuro, algunas células no aparece ya como una hipótesis fan- tos»; es decir, hasta el momento en
como en la mujer.
vegetales han demostrado poseer capa- tástica, sino que constituye una hipó- que, mediante u n proceso todavía mis-
cidades sorprendentes en este sentido. tesis de trabajo. ¿Será igualmente posi- terioso, el huevo se instala en la pa-
AI tratar de obtener el acrecentamiento ble establecer la hipótesis de la total 16. También a comienzos de 1971
se dio a conocer que, en el Instituto red del útero. Antes de aquella fase,
de tejidos de zanahoria en líquidos nu- eliminación del hombre macho? el embrión moría si se lo trataba en el
tritivos adultos - l e c h e de coco, en este Weizmann de Rehgvot (Israel), Littauer
y sus colaboradores habían realizado laboratorio. En el experimento a que
c a s o - , Stewart (Cornell üniversity) ha 14. F.UFENÉTICA.—La eufenética es u n nos estamos refiriendo, el embrión fue
observado que algunas células, que se la síntesis de u n a molécula de ácido
atajo para conseguir más rápidamente ribonucleico «de transferí» (RNA-T). sacado del útero inmediatamente des-
habían desprendido a causa del movi- los objetivos de la ingeniería genética. Esta nueva conquista de la bioquímica pués de su instalación y ha podido con-
miento rotatorio imprimido a las ampo- Según esta nueva ciencia, se podrían
llas, caían en el líquido nutritivo y ori- reviste también u n a enorme importan- tinuar desarrollándose mezclado con
implantar en la célula nuevas enzimas cia debido al papel que tal molécula u n a sustancia fibrosa y gelatinosa. Para
ginaban nuevas zanahorias enteras. en lugar de nuevos genes, pues —como
Según Stewart, la recuperación de la desempeña en la creación de las pro- tranquilizar frente a alarmas prematu-
se sabe— éstas son el producto termi- teínas dentro de las células. ras, que han surgido ya para advertir
potencialidad genética entera sería cues- nado derivado de la información gené-
tión de estímulos adecuados en medios Hace ya tiempo que los estudiosos sobre monstruosas y posibles conse-
tica y a través del cual es posible realizar cuencias de u n a irresponsable «inge-
adecuados. las diversas estructuras moleculares. sabían que existen dos tipos de RNA:
uno, llamado «mensajero» (RNA-M), niería» genética, conviene precisar que
El problema del rechazo de estas sus-
que transporta el mensaje genético fue- la finalidad de estos experimentos no
11. Gordon (Universidad de Ox- tancias proteicas ha sido superado re-
cientemente introduciendo las enzimas ra del núcleo celular, para fijarse en tiende tanto a la producción de niños
ford) ha logrado algo semejante en el aquella parte del cuerpo de la célula en probeta cuanto a la profundización
campo de los animales. Ha trasplantado en cápsulas protectoras de material
sintético, que las inmunizan contra los denominada citoplasma, en la proximi- de nuestros conocimientos sobre el pro-
el extracto de núcleos celulares de mu- dad de esos pequeños elementos que ceso de gestación.
rosa intestinal de rana en la célula anticuerpos, pero no contra las sus-
tancias que hay que metabolizar. Este fueron bautizados con el nombre de
huevo de otra rana, cuyo núcleo había ribosomas; y otro, el RNA-T, que se fija
sido destruido. El resultado fue un procedimiento (Ciferri, universidad de 19. W. F. Anderson, de la Section
Pavía) tiene ya aplicaciones clínicas. en los ribosomas mismos. Cuando lle- of Human Biochemistry del National
huevo totalmente idéntico al segundo gan al interior de la célula diversos
padre, del que sólo poseía el patrimo- También podría realizarse u n a acción Heart and Lung Institute, ha elaborado
enzimática a nivel genético para mo- aminoácidos, por vías de la alimenta- un «sistema biológico» con el que es
nio genético —y del cual era gemelo—, ción, se produce todo un complejo tra-
mientras que el primer padre —célula dificar, por ejemplo, aquella parte de posible sintetizar «in vitro» la hemoglo-
agresividad, de defecto intelectivo, etcé- bajo de síntesis para la producción de bina, a partir de componentes de eri-
huevo— se había limitado a proporcio- las proteínas, cuyo «material de cons-
nar el ambiente y el terreno adecuado tera, ligada al patrimonio genético. De trocitos inmaduros. La realización de
la misma manera se puede pensar en trucción» lo constituyen precisamente
para el desarrollo. Es el hijo «calcado». esta técnica ha sido posible merced al
la posibilidad de introducir en el pa- estos aminoácidos. Pero no se trata de
Para poder tratar los huevos de los que las diversas células sinteticen ca- descubrimiento de que para la síntesis
mamíferos sólo hace falta una cirugía trimonio genético nuevas enzimas que de la hemoglobina en los mamíferos son
no existen en el hombre, pero que exis- sualmente las proteínas que necesitan,
nuclear más especializada. sino que las crean según u n riguroso esenciales tres «factores starter», deno-
ten en la naturaleza, de tal forma que minados por ahora MI, M2, M3. Cuan-
se logre dotar al hombre de cualida- plan de trabajo que está inscrito en el
12. El equipo del doctor Harris código genético celular que reside en do estos factores junto con el RNA-T
des que actualmente no posee. son unidos a las proteínas que sobre-
(Londres) está tratando de conseguir el núcleo.
resultados análogos sobre mamíferos nadan en los polisomas reticulocitarios
(ratones). Si esta experiencia diera re- 15. LAS HORMONAS DEL CRECIMIENTO del conejo, se verifica la síntesis com-
sultados positivos dentro de la especie (HGH: Human Growth H o r m o n e ) . - 17. Marzo de 1 9 7 1 . Los científicos pleta de nueva hemoglobina. El pro-
humana, podríamos imaginar una es- A comienzos de 1 9 7 1 . el doctor Cho- del Anderson Hospital & Tumor Insti- ceso de síntesis puede ser alterado, bien
pecie de inmortalidad del hombre (ob- Hao-Li, que dirige el laboratorio de bio- tute de Houston han «desmontado» y modificando la relación cuantitativa de
tenida por intermediario). La reproduc- química de la universidad de California, reconstruido el «LH» u hormona hipo- cada uno de los «factores starter», bien
ción gemela de los individuos (parejas comunicó haber efectuado la recons- fisaria luteoestimulante, que regula las modificando la estructura del RNA. La
de esposos, personalidades geniales, me- trucción química o «síntesis» de las hor- funciones ováricas. Esto podría condu- posibilidad de obtener «in vitro» l a
diocres, etc.) sería, en todo caso, muy monas del crecimiento, cuya molécula cir al establecimiento de nuevas técni- síntesis de hemoglobina podría impli-
difícil de lograr, y sus características está compuesta de 180 aminoácidos. cas de regulación de la natalidad y con- car desarrollos de notable interés in-
psicosomáticas jamás llegarían a ser Esta hormona desempeña diversas fun- tribuir simultáneamente tanto en la cluso en el campo terapéutico dentro
idénticas, debido a la influencia del ciones, que desbordan lo que parece ser lucha contra el cáncer como en las in- de la «betatalascemia».
ambiente en el desarrollo de las poten- su cometido principal. Experimentos de vestigaciones para el mejoramiento del
cialidades genéticas. laboratorio realizados con animales h a n patrimonio zootécnico. 20. Finalmente, en el líquido arn-
•11! ¡fe.
demostrado ya que la hormona del cre- niótico se encuentran células que nos
13. Se han llevadí<q*¡«Bbo experi- cimiento es, muy probablemente, res- 18. Abril de 1 9 7 1 . Nuevo e impor- ayudan a conocer el estado genético del
ponsable de la soldadura de las fractu- tante paso en el campo de la genética. feto y, como consecuencia, la presencia
mentos aún más avanzado», eon el in-
Yu-Chin-Hsu, de la John Hopkins üni- de eventuales anomalías que pueden
Manipulación e investigación biológica 624 625 Masturbación

ser corregidas durante la vida intra- mos que la investigación científica y la piejo génico); la síntesis del DNA; la «otro» se vive con fantasmas eróticos
uterina. experimentación técnica puedan servir producción artificial del «gen»; todos mediante el proceso de la imaginación.
al desarrollo de la personalidad y a la ellos para u n futuro lejano, pero que Hay que tener muy presente este hecho
2 1 . Las primeras partículas de las promoción de la libertad del hombre. permitirán curar radicalmente las en- a la hora de valorar el fenómeno mas-
células h u m a n a s —el lisosoma— h a n Con una preocupación particular; sal- fermedades hereditarias. turbatorio en la edad adolescente. Es
llegado a ser producidas por dos estu- vaguardar la posibilidad del «retorno», más, la masturbación se nos manifiesta
diosos de la universidad de Nueva York. puesto que en la desafortunada hipó- G. B. Garbelli como u n fenómeno típicamente ado-
Esta producción del «lisosoma» se !a tesis de elecciones equivocadas el hom- lescente, no sólo por la extensión y la
debemos a G. Weissmann y a G. Sessa. bre podría haber provocado su fin. frecuencia del mismo durante la ado-
Lo han obtenido de lípidos y de enzimas Notu.—i1) Por «manipulación» se entiende lescencia, sino también porque se la
purificadas que se pueden comprar en cualquier intervención sobre los fenómenos considera ligada al proceso de crecimien-
III. Previsiones futuras naturales con el fin de modificarlos. Cuando
los comercios. El primer resultado de se trata de fenómenos de reproducción y de to psicosexual del individuo, como si
este descubrimiento radica en el hecho Según estudios realizados en los Es- herencia, se habla de manipulación «genética». constituyera una especie de puente en-
de que es posible estudiar el efecto de tados Unidos, las investigaciones que tre el autoerotismo infantil y la hetero-
las drogas y de las hormonas sobre la se están realizando actualmente condu- BIBL. : Dobziansky T., Le domande supreme sexualidad del adulto. Al decir que la
célula. A su vez, esto ayuda en el es- cirán a nuestra generación a los resul- della biología, Bari 1969.—Molinaro A., Ordine masturbación es característica de la
tudio de los medios naturales de de- tados siguientes: morale oggetivo e decisiom personóle, en «Riv. adolescencia no pretendemos afirmar
fensa del organismo frente a las enfer- 1 9 8 0 : Creación en el laboratorio de di Teol. Morale», 3 (1969).-Rostand ]., que afecte únicamente a la edad juve-
formas moleculares vivas. Inquietudes de un biólogo, Fontanella, Barce-
medades. Weissmann ha conseguido lona 1969,-Serra A., Premesse e prospettive nil y no tenga nada que ver con la
obtener otras enzimas dentro del «liso- 1 9 8 5 : Fármacos capaces de modifi- edad adulta (el mismo tema que se nos
per un controllo della generazione e dell'evoluzione
soma» (existen 25 tipos diferentes para car la personalidad. umana, en «Civilta Cattolica», 4 (1969), 125. ha asignado desmiente esta simplifica-
las diferentes funciones). Como se ve, 1 9 9 0 : Parejas de individuos extraí- ción), sino que pretendemos afirmar
se trata de conquistas científicas que dos de u n a célula. que la masturbación es típica de la
pueden suscitar entusiasmo o provocar 2 0 0 0 : Posibilidad de alargar la vida «mentalidad adolescente», aunque a
terror, según como se piense sobre el h u m a n a en otro medio siglo. MASTURBACIÓN veces se dé en niños de ochenta años.
uso que hará el hombre moderno de 2 0 0 5 : Manipulación del embrión Por tanto, trataremos principalmente
estos nuevos y tremendos poderes sobre para mejorar la estructura cerebral y El problema del autoerotismo —o de de la adolescencia, aunque añadamos
la naturaleza. Es posible que nos en- la inteligencia. la masturbación, como se suele decir también algo referente a la edad adulta.
contremos ante una nueva era en lo más corrientemente— es, desde el punto
2 0 1 0 : Conexión entre cerebro y com- de vista moral, u n tema clásico, que
que se refiere a la evolución de la vida: putadora para potenciar la inteligencia
el hombre «manipula» 1 el gen o la registra en nuestros días un auténtico
humana. progreso, dentro de una verdadera con- I. Castidad y masturbación
célula, el hombre podría proyectarse a 2 0 1 5 : Posibilidad de hibernación en la Biblia
sí mismo; el biólogo podría perder de tinuidad, con todas las posibilidades
para permitir viajar en el tiempo. de malentendidos y de preocupaciones
vista los valores superiores de la per- 2 0 2 0 : Manipulación del patrimonio La masturbación, que suele definirse
sonalidad y de la libertad del hombre emotivas que surgen siempre que se como la autoestimulación erótica hasta
hereditario mediante la intervención en habla de progreso en cualquier tema
y, en consecuencia, perder también de ios genes. conseguir el orgasmo, ha sido, durante
vista los límites que impone la moral moral. La continuidad radica en la con- mucho tiempo, objeto de severas con-
a su intervención. dena de la masturbación; el progreso denaciones morales dentro de la tra-
IV. Recapitulación consiste en la modalidad de esta con- dición judeocristiana. En realidad, la
Esta posibilidad de intervención sobre La manipulación genética puede rea- dena y, sobre todo, en la comprensión Sagrada Escritura no habla directa-
la esencia misma de la vida atañe direc- lizarse en tres niveles: de la persona que se masturba, tal como mente de la masturbación. Dentro de
tamente a la estructura biológica del 1) A nivel biológico tenemos una nos sugiere la psicología y como avala la enseñanza judía, se la consideraba
hombre; pero indirectamente afecta manipulación «indirecta»: en la «am- la misma reflexión teológica. como u n a ampliación del pecado de
también a su ser espiritual como sujeto fimixi»: encuentro de los dos gametos Entendemos aquí por fenómeno mas- Onán (Gen 38,9). Onán, sujeto a la ley
de libertad. Por tanto, no puede dejar masculino y femenino en las mejores turbatorio la excitación de los órganos del levirato por la cual debía procurar
indiferentes ni al filósofo —que debe condiciones posibles; en la «insemina- sexuales que realiza un individuo en descendencia a la viuda de su herma-
iluminar los valores fundamentales de ción artificial»; lícita si se realiza con solitario con el fin de procurarse un no, empleaba el coitus interruptus, de-
la existencia del h o m b r e - ni al mora- semen del marido. placer, una distensión o una compen- rramando el semen en el suelo, en lugar
lista - a quien corresponde formular las 2) A nivel quirúrgico son posibles tres sación. Por tanto, la masturbación se de dar a su cuñada un hijo que sabía
normas referentes a la actitud personal tipos de intervenciones con el fin de diferencia específicamente de la eya- que la ley no consideraría suyo. Aun-
y al comportamiento social del hom- procurar u n a maternidad artificial a culación espontánea (poluciones noc- que el pecado de Onán consistiera en
bre— ni al sociólogo ni al psicólogo. Se u n a mujer estéril: el trasplante de ova- turnas) y de toda clase de orgasmo desobedecer la orden del padre y la
trata de un trabajo en equipo que im- rios a una mujer estéril: la fecundación procurado mediante una relación se- obligación tradicional del levirato, los
plica ciertamente un profundo senti- «in vitro» de un «óvulo» materno; el xual, bien sea homosexual o hetero- escrupulosos intérpretes religiosos de
miento de perplejidad en cuanto que trasplante de «blastocistos», es decir, sexual. Esto no significa que la mastur- este pasaje ampliaban el pecado a cual-
exige un alto nivel de especialización de un óvulo fecundado a punto de con- bación no pueda coexistir con otras quier forma impropia de emisión del
para poder valorar exactamente «el vertirse en embrión. formas de relaciones sexuales. Pero lo semen. Sólo un texto veterotestamen-
significado y la moralidad» de fenóme- que la distingue es la forma en que se tario alude a la masturbación, pero
nos completamente nuevos (ver la voz Estas intervenciones tienen u n a pro- dentro de un contexto poético, y de
babilidad mínima de éxito e incurren realiza el placer, la distensión o la com-
Manipulación del hombre [aspectos mo- pensación 1 . No obstante su carácter una forma muy oscura e incompleta:
rales]). en el riesgo de dañar al niño que na- «El hombre impúdico con su propio
cerá. solitario, este acto va frecuentemente
acompañado de una fuerte carga ima- cuerpo no cesará hasta que su fuego
Por otra parte no podemos eludir 3) A nivel de los genes son posibles: se extinga» (Eclo 23,17).
ginativa, en la que la presencia del
este trabajo en colaboración, si quere- el aislamiento de un «operon» (com-
627 Masturbación
Masturbación 626
de la castidad la encontramos en el ca- tes de hoy pueden acoger con mayor
En cuanto al NT, los tratados de moral ello pueda decirse que la mentira sea pítulo 6 de la primera carta a los Co- entusiasmo una presentación que ofrece
suelen citar tres textos de san Pablo lícita). No se crea, pues, que la Biblia rintios, donde san Pablo rechaza las no reglas, sino valores. El evangelio nos
que, a su juicio, condenan la mastur- legitima la masturbación, sino todo lo opiniones de los permisivos en lo que interpela mediante su presentación de
bación. Son éstos: «¿No sabéis acaso contrario. El razonamiento bíblico más se refiere a la vida sexual. Estos justi- los valores.
que los injustos no heredarán el reino que de normas habla de valores; más ficaban su mentalidad mediante un
de Dios? ¡No os engañéis! Ni los im- que de masturbación, habla de casti- conocido principio relativo a la libertad II. Datos históricos
puros, ni los idólatras, ni los adúlteros, dad: se trata de un razonamiento no del sabio: «Todo me es lícito». San Pablo La práctica de la masturbación se
ni los afeminados, ni los homosexuales, minimizador, sino positivo. responde: «Mas no todo me conviene». conoce ya desde épocas antiguas. La
ni los ladrones... heredarán el Reino Toda la Biblia exalta la castidad en También el apóstol Pedro se pronunció conocieron los egipcios, que la conde-
de Dios» (1 Cor 6,9-10). «La fornica- términos positivos y, por tanto, conde- contra una falsa libertad que convierte nan, y no digamos los griegos, aunque
ción, y toda impureza o codicia, ni si- na implícitamente no sólo la mastur- al hombre en esclavo de la libido: los raramente la mencionen en sus textos.
quiera se mencione entre vosotros» bación, sino cualquier actuación ilícita discípulos de Cristo se comportan «como La extrema libertad de costumbres ex-
(Ef 5,3). «Ahora bien, las obras de la y egoísta en el campo de la sexualidad. hombres libres, y no como quienes ha- plica —tanto entre estos pueblos como
carne son conocidas: fornicación, im- La castidad es un «dominio» que el cen de la libertad un pretexto para la entre los romanos— la relativa rareza
pureza, libertinaje, idolatría... Quienes hombre ejerce, ciertamente con esfuer- maldad» (i Pe 2,16). El segundo prin- de la práctica masturbatoria entre ellos.
hacen tales cosas no heredarán el zo, sobre sí mismo, para someter a' cipio de los laxistas decía: «La comida es Ya hemos hablado del mundo judío-
Reino de Dios» (Gal 5,19-21). Ninguno espíritu su sensibilidad. El noveno man- para el vientre y el vientre para la co- cristiano.
de estos textos habla explícitamente de damiento, sobre todo en la formulación mida. Mas lo uno y lo otro destruirá Lo que más llama la atención, tanto
la masturbación. En efecto, los «depra- del Deuteronomio (Dt 5,21), prohibe Dios»; es decir, la impureza responde a en Casiano como en los escritos monás-
vados» de Corinto son, en griego, los incluso el simple deseo adulterino, el un deseo natural igual que el comer o ticos y medievales, es que se hable con
malakoí, es decir, gente débil y afemi- impulso interior aunque no esté seguí" el beber. Se trata de cosas naturales, mayor frecuencia de las poluciones
nada; y la impureza (akatarsia) de los do del acto, poniendo a la mujer en e' en las que no hay nada de malo. Por nocturnas que de la masturbación. Esta
gálatas y de los efesios es un vocablo primer lugar entre los bienes deseables lo demás, sólo el alma está llamada al preocupación parece derivarse, en gran
aún más impreciso. Ciertamente que se y empleando, en el caso de ésta, u° Reino de Dios, mientras que el cuerpo medida, de la exigencia de una pureza
puede incluir la masturbación dentro de verbo distinto del que emplea para l aS con sus placeres quedará destruido. ritual que juzgan necesaria para acer-
estas impurezas; pero, desde el punto otras cosas que se pueden desear. P o t San Pablo responde: «Pero el cuerpo carse a la comunión, más que de mo-
de vista de una exégesis rigurosa, ver tanto, la ley se preocupa de las inte"?'e no es para la fornicación, sino para el tivos morales.
aquí una condenación explícita de la ciones ya desde el principio. La obra sou Señor y el Señor para el cuerpo...
masturbación significa forzar los tex- la redención debe atacar al mal en , ¿No sabéis que vuestro cuerpo es san- Por el contrario, la masturbación se
tos 2 . Como los autores de los tratados tuario del Espíritu Santo, que está en menciona con mucha frecuencia en
de moral han escrito en latín, ha re- raíz: el hombre tiene que vencer e la vosotros y habéis recibido de Dios, y los catálogos de penitencias que hay
sultado efectivamente posible creer que dureza de su corazón, fácilmente S ' que no os pertenece?» (1 Cor 6,12-20). que imponer a los pecadores, y que nos
se trataba, al menos por lo que se re- clavo de los instintos, de las pasión? El cuerpo del cristiano es un templo; revelan las costumbres «bárbaras» de
fiere al texto de 1 Cor, de la masturba- y de los hábitos. Más tarde será JesVls más aún, la parte más sagrada del la alta Edad Media. Por ejemplo, el
ción. Pues la Vulgata traduce malakoi quien plantee de nuevo, con términ" templo (Naos) donde habita la divini- penitencial de san Columbano impone
por «molles» y, si no me equivoco, des- muy explícitos, el respeto total de ef"¡, dad. Allí habita el Espíritu y su presen- a quien se masturba dos años de peni-
pués del Renacimiento se difundió la mandamientos, exigiendo a sus <3lsc cia es un don que procede de Dios tencia (tres, si es clérigo o monje). Otro
costumbre de llamar «mollities» a la pulos cumplir el «no cometerás adul* (cf Rom 8,11; Ef 1,13-14); la impu- penitencial irlandés («quod dicitur Bi-
masturbación. Se trata de un error rio» hasta en lo más profundo del c . reza es una violación sacrilega de esta gotianum») nos ofrece más detalles,
comprensible, pero no debemos adhe- razón (Mt 5,27-28); «porque de lo <i* presencia sagrada. Al mismo tiempo, que nos permiten descubrir, por com-
rirnos al mismo. Y es necesario con- rebosa el corazón habla la bo1c es un robo y una rebeldía, ya que el paración, la gravedad que se atribuía
cluir que ni el Antiguo ni el Nuevo Tes- (Mt 12,34). De un corazón malo P *^ cuerpo del cristiano pertenece a Cristo a este pecado: por un acto de mastur-
tamento nos dicen nada seguro sobre de salir todo lo que es malo, com 0 a , y a Dios, que lo han adquirido a un bación se prevén sólo cien días de pe-
una condenación explícita de la mas- fornicación, el adulterio, la impur**,. elevado precio (Rom 3,13; 5,9;Gál 1,4; nitencia: pero si se trata de una cos-
turbación3. Ni siquiera el sexto manda- La castidad procede de un corazón P116 ,g 2,20). «Glorificad, por tanto, a Dios en tumbre, son siete años (diez por el acto
miento de la ley mosaica resuelve este Y añadía: «Lo que sale del hombre. (, vuestro cuerpo», concluye el apóstol de homosexualidad o de bestialidad).
problema, a pesar de la traducción de es lo que hace impuro al hombre.0 *< wy con un tono casi litúrgico: la impureza Pero precisa que estas penas deben re-
nuestro catecismo. En efecto, dice: «No que de dentro, del corazón de los Lf sería una violación de esta presencia ducirse a la mitad cuando se trata de
cometerás adulterio», así como el no- bres, salen las intenciones malas: r' s , sagrada. La castidad del cristiano tiene jóvenes entre doce y veinte años. Los
veno dice: «No codiciarás la mujer de nicaciones, robos, asesinatos, adulte ' .e, también una dimensión cultual: su fin penitenciales germánicos parecen me-
tu prójimo» (Ex 20,14.17). El sexto avaricias, maldades, fraude, libertin^. lo constituye una vida santa para4 la nos severos. El de Reginón de Prum
mandamiento prohibe el adulterio con- envidia, injuria, insolencia, insens3 ¿0 glorificación de la santidad de Dios . (muerto el año 915) inflige cuarenta
siderado principalmente, dentro del ám- Todas estas perversidades salen gf días de penitencia al joven y cien al
bito de una moral social, como lesivo dentro y hacen impuro al hon"" adulto que se haya masturbado. Pero
de los derechos del otro. De hecho, esta (Me 7,20-23). pO* La clásica cita bíblica de condena- —cosa muy curiosa- sólo se le impo-
prohibición figura entre la prohibición ción de la masturbación podría parecer nen veinte días si es clérigo: treinta,
del homicidio y la del robo. Los man- Aunque la Biblia nos ofrece m U ^ ^ ' un asidero más firme. Pero, en reali- si es diácono y cuatro semanas si es
damientos de Moisés no condenan di- ejemplos de castidad Oosé, Judit, SuS** \& dad, correría el riesgo de verse demolida sacerdote5.
rectamente sino algunos puntos dignos Tobías y Sara, Ana, el Bautista ' ^ por la investigación exegética. Sin em-
de mención especial (por ejemplo, el Virgen), el ejemplar y el modelo l¿j. bargo, ninguna investigación ni con- Parece que fue Gersón el primero
testimonio falso en un juicio, y no perfecto de toda castidad lo consta ,j{~ quista bíblica podrá echar por tierra que afrontó este problema con la in-
cualquier tipo de mentira, sin que por Jesucristo: El estuvo completa!" é?. todo el mensaje cristiano referente a la transigencia no sólo severa, sino fran-
entregado a las cosas del Padre. ^¿r castidad. Y, sobre todo, los adolescen- camente excesiva que se difundió más
posición más completa de los tt>°
629 Masturbación
Masturbación 628
círculo del goce individualista de una cuando la satisfacción autoerótica al-
tarde tanto entre los moralistas como hay que tratar de esclarecer antes de emoción, en un marco de tristeza ca- canza u n a frecuencia excesiva, análo-
entre los educadores. Escribió, por ejem- qué masturbación se trata. Por supues- rente de todo ideal. Precisamente, el gamente a lo que acontece con cual-
plo, que el peccatum mollicei, incluso en to, no nos referimos a los tocamientos desorden moral del autoerotismo con- quier otra facultad sometida a u n ex-
el caso de que, debido a la tierna edad, inconscientes o necesarios de la infan- siste en esta distorsión violenta de los cesivo ejercicio. Más que la masturba-
no haya dado lugar a la polución..., cia. El padre Gemelli, estudioso de limpia fines del acto sexual y en la subordina- ción misma, lo que perjudica es la even-
hace perder la virginidad al niño más ortodoxia católica, se preguntaba si es- ción del mismo a u n fin egoísta 1 0 . tual obsesión erótica, que concentra las
que si, a la misma edad, frecuentara a tos tocamientos infantiles, realizados Presentada de esta forma, la motivación energías del adolescente en u n círculo
las mujeres. Conviene recordar que la como exploración del cuerpo, debido al resulta aceptable. Por el contrario, pa- cerrado, egoísta y fantástico. Cuando
moral de Gersón se basa en el volunta- placer provocado, constituyen u n acto recen equívocas o menos exactas las la masturbación se convierte en una
rismo de Ockam: la moral se reduce a sexual; y respondía: «Yo no me atrevo motivaciones de quienes decían, en el costumbre, el chico se ve invadido por
u n a simple cuestión de obediencia a a afirmarlo. A mí me parece que, en pasado, que la masturbación debía de un amargo sentimiento de insatisfac-
las órdenes que no tienen otro funda- estos actos, no existe sino u n placer ser condenada por el placer carnal, o
genérico de naturaleza sensorial» 8 . Pre- ción y de vacío, que le lleva a encerrar-
mento que el puro arbitrio de Dios. por la frustración del semen o por el
cisamente la moral entiende por mas- se en sí mismo. El chico que se aban-
Durante todo el siglo xix u n a abun- daño que acarreaba. dona sin reaccionar a la práctica mas-
dantísima serie de libros y de opúsculos turbación aquel acto que expresa el
ejercicio conscientemente buscado y libre- El placer carnal no puede ser conde- turbatoria encontrará, adulto, u n a di-
tratan de las innumerables y terribles nado por sí mismo, sino únicamente ficultad mayor para liberarse de este
enfermedades que se derivarían de la mente aceptado de la función generativa,
que no se ordena al fin procreador ni a cuando no se da en un contexto de hábito. Pero aunque la masturbación
masturbación. Se trata de u n a especie orden humano. Difícilmente se podrá no ocasionara ningún daño psíquico,
de campaña contra la masturbación, la íntima expresión del amor conyugal.
Hoy queremos añadir a esta defini- convencer al joven actual de que yerra siempre constituiría u n a cerrazón in-
cuyos promotores parecen ser los mé- debido al simple hecho de que busca fantil y egoísta que impide abrirse a la
dicos: el inglés Bekkers y el francés ción: «Ni tampoco se ordena al análisis
del semen». No es este el momento un placer, ni tampoco se le podrá per- oblatividad de la persona adulta. La
Tissot. Pero resulta sorprendente el suadir de que es malo cualquier tipo masturbación constituye la más antigua
hallar algunos nombres, como el del adecuado para analizar la posible no
ilicitud de la masturbación realizada de placer relacionado con la sexuali- droga sexual. Y aun en el caso de que
filósofo-pedagogo J. J. Rousseau, que es- dad. No se debe condenar la búsqueda
cribe en su Emilio o la educación: «Vigilad en orden al examen del esperma. Ten- la droga no produjera ningún daño, de-
dríamos que detenernos en la exposi- del placer como tal, sino que hay que bería prohibirse debido a la evasión
con atención al niño; él puede defen- examinar su calidad, su autenticidad y
derse de cualquier cosa, pero os corres- ción de la postura tradicional e infor- adolescente del mundo que proporciona
mar sobre el contenido de las posicio- su amplitud. La misión del placer radica y a la cerrazón egoísta en sí mismo
ponde a vosotros defenderlo de sí mismo. en suscitar el dinamismo y el esfuerzo
No lo dejéis jamás solo, y procurad dor- nes más recientes (de Perico y Valsec- que busca. La psicología de quien se
chi), según las cuales no se debe dis- hacia algo cuyo valor y cuya calidad masturba es muy semejante a la del
mir en su habitación. Procurad que no se hay que analizar. El placer dé quien se
acueste sino cuando ya esté rendido tinguir fundamentalmente en razón de drogadicto.
las técnicas de obtención del semen, masturba es ilícito no por el hecho
por el sueño, y que se levante tan pron- mismo del placer, sino porque su acción Voy a intentar explicarme con ma-
to como despierte...» 6 . Resulta aún sino en razón del motivo del uso razo- yor precisión sobre este punto, con la
nable de dicho semen; es decir, por el es desordenada. Por otro camino, se
más sorprendente descubrir que el ofrecería u n a visión (y creo que sin ayuda de santo Tomás. Si es verdad
mismo Voltaire adopta u n a postura fin que se pretende 9 . No hay que mara- que el Doctor de Aquino ha dicho, en
villarse de que el término «masturba- éxito alguno) demasiado pesimista de la
análoga. Podría parecer consolador el vida y de la moral. materia sexual, cosas notablemente in-
descubrir que la obsesión colectiva del ción» pueda significar realidades muy exactas 1 1 , que tomó acríticamente de la
pasado reciente no surgió a causa de diferentes. ¿Acaso no sucede lo mismo La jrustr ación del semen, tomada como cultura de su tiempo, también es cierto
los teólogos o pedagogos católicos, sino con la «pildora» de estroprogestágenos ? base de la ilicitud de la masturbación, que ha trazado u n camino justo. Intuyó
de los médicos y de los filósofos. «Pero Ni siquiera después de la Humanae vitae resulta aún más inexacta. Esta motiva-
es posible definir a la pildora como in- que «los pecados de lujuria son peca-
no por ello es menos lastimoso el he- ción está ligada a un contexto cultural dos contra el prójimo» (De malo, 15,
cho de que, durante todo el siglo xix, trínsecamente ilícita, ya que está ad- en el que se desconocía la ovulación
mitido su empleo terapéutico (n. 15). En 2, 4m) y que su gravedad se deriva
los teólogos católicos, y muchos sacer- femenina y se atribuía únicamente al del hecho de que se oponen al amor,
dotes y médicos con ellos, hayan acep- todo caso, vamos a prescindir tanto de hombre el hecho admirable de la pro-
los tocamientos infantiles como de la a diferencia, por ejemplo, del pecado
tado tales errores científicos y pedagó- creación, de tal manera que el semen de gula (Ib, 15, 2, 6). El desorden sexual
gicos y hayan contribuido ampliamente obtención de semen con fines experi- masculino se concebía como algo sa-
mentales, porque son algo distinto de entraña una actitud egoísta que des-
a difundirlos tanto entre el clero como grado que no había que desperdiciar. truye el equilibrio de las relaciones hu-
entre los fieles»7. No nos corresponde la masturbación en sí, y esto no nos Hoy sabemos que la naturaleza dispo-
interesa por el momento. manas. El eventual partner de la fan-
a nosotros rebatir aquí los infundados ne de una enorme sobreabundancia de tasía constituye u n a forma de no acep-
prejuicios, según los cuales, la mastur- semen, de tal manera que parece im- tación del prójimo concreto. La inmo-
bación causaría graves daños fisioló- Para evitar cualquier malentendido, pulsar al derroche. Hay derroche de ralidad de la masturbación no radica
gicos o, según la opinión contraria, digamos en seguida que la satisfacción semen en la polución nocturna, que no
favorecería la virilidad. Sólo un trata- tanto en el desorden biológico cuanto
sexual fuera de la relación conyugal es ilícita, y, por otra parte, no hay pér-
miento médico-psicológico auténtico constituye objetivamente u n desorden. en la ausencia de la persona amada.
dida de semen en el caso de la mujer,
puede corregir la pseudociencia en este Pues el ejercicio de la sexualidad está en el chico antes de la pubertad y, No es natural para el animal, y mucho
terreno. Nosotros afrontaremos única- exclusivamente ordenado al servicio a veces, en los ancianos, sin que menos para el hombre, la realización
mente los problemas morales y pasto- del amor y de la vida; es u n instrumen- esto haga lícita la masturbación volun- del acto sexual sin un partner. De ahí
rales. to de comunión a nivel psico-afectivo, taria. que se conozca a la masturbación como
con la misión de expresar y potenciar «vicio solitario». Y puesto que nunca
la misma unión espiritual; es un gesto El daño que acarrea al individuo cons- se ha ensalzado el amor tanto como
III. Moralidad objetiva orientado a la procreación. El auto- tituye otro motivo no menos equívoco. hoy, tampoco nunca ha sido menos
erotismo rompe esta tensión de amor No se puede decir que la masturbación necesario detenerse en mostrar la in-
Para poder condenar la masturba- sea dañina en el plano físico, a no ser madurez y el desorden del vicio sólita-
ción desde el punto de vista objetivo y de unidad y se pierde en el estrecho
Masturbación .630 631 Masturbación
rio. que implica la negación de la rela- cabe parvedad de materia, ya que el Gentes. 3, 127). Más tarde se defendió que actúan desde esta perspectiva en-
ción interpersonal de amor. objeto directo de las mismas es la ho- esta sentencia, en parte, por disciplina; teramente h u m a n a de sus actos, y ni
nestidad del acto. ¿Por qué. entonces, y, en parte, por miedo a disentir en u n siquiera en el caso de que hubiera que
la castidad, que es u n a virtud moral] terreno en el que los límites son tan admitir que una gran mayoría incurre
IV. ¿Qué gravedad reviste la como parte de la virtud cardinal de la imprecisos. En realidad no hubo una en la masturbación durante un período
masturbación? templanza, debería constituir u n a ex- discusión abierta de la cuestión 1 4 . más o menos largo de su vida. La fre-
El padre Haring dice a este propósito: cepción ? La problemática sobre la gravedad cuencia sociológica o biológica no pue-
«Muchos cristianos h a n oído decir o Finalmente existe u n argumento in- de la malicia de cada acto se complica de cuestionar un juicio esencial de va-
piensan que todos los pecados contra trínseco. Se considera moralmente gra- si tenemos en cuenta la reciente pers- lor. En efecto, el hombre normal de
el sexto mandamiento son ipso facto ve el acto que implica en sí u n a viola- pectiva teológica sobre la orientación quien hablamos no es, en este caso, el
pecados mortales. Sin embargo, jamás ción directa contra Dios o u n a viola- fundamental de la vida, que se ha hombre común de la estadística, sino
ha enseñado esto la Iglesia. Sería ri- ción gravemente lesiva contra sí mis- convertido en el criterio básico de la la persona h u m a n a que ha alcanzado
dículo equiparar u n pecado atroz, como mo o contra el prójimo. ¿Cómo va a valoración moral, aunque tal orien- la madurez espiritual: ideal al que to-
la violencia sexual o la fornicación sin ser posible afirmar que en u n solo pe- tación no pueda dejar de valorar tam- dos debemos tender. La teología moral
amor, con las caricias íntimas de dos cado solitario de un adolescente se dé bién los actos singulares. Por nuestra admite, pues, que las dificultades sub-
u n a violación contra la propia dignidad parte, nos hemos limitado a informar jetivas y los obstáculos que limitan la
enamorados en las que experimentan
sobre u n a discusión que apasionará cada libertad excusan de hecho al hombre
un cierto grado de placer egoísta» 12 . h u m a n a comparable o superior a la de
vez más a los moralistas en los próximos normal de la culpabilidad de un pecado
El problema, pues, no atañe únicamen- otros pecados contra la templanza?
Haring. por ejemplo, dice que actual- años. Incluso permaneciendo dentro de grave con mayor frecuencia de lo que
te a la masturbación, sino a todo lo la perspectiva tradicional, trataremos creían en el pasado. Pero insiste tam-
que se refiere a la castidad. mente los teólogos se inclinan a consi-
derar la cuestión del «de sexto» en los de invitar a la comprensión ante el ado- bién en la capacidad que tiene el hom-
Hasta hace pocos años, la opinión lescente que se masturba, sin restar bre para elegir libremente, y afirma que
más común entre los moralistas era mismos términos que las demás cate-
por ello nada a la intrínseca ilicitud su grado de libertad es proporcional a
que todos los pecados en los que una gorías morales: «esto quiere decir que, de su acto. su normalidad: Dios no juzga a los
persona buscaba directamente el placer si se da u n grado menor de desorden, hombres por sus motivaciones incons-
sexual al margen del orden moral, eran existen razones sólidas para pensar que Vamos a decir u n a última palabra cientes, sino por sus acciones libre-
pecados mortales, independientemente u n a persona media no advierta que sobre la objetiva gravedad de la mas- mente elegidas 16 . El pecado mortal
del grado de este placer y del desorden está en juego su salvación y no tome turbación con relación a las restantes exige, además de la libertad metafísica
sexual. Sostenían que la ruptura de la u n a decisión que brote de lo más pro- desviaciones sexuales. Creemos que no de elección entre los opuestos, cierto
amistad con Dios acontecía incluso en fundo de su voluntad: por tanto, se se puede afirmar que la masturbación grado de libertad de presiones psíquicas,
el caso en que el sujeto se propusiera trata de u n a decisión imperfecta, de —aunque sea desde el punto de vista de obstáculos, de dificultades y de emo-
detenerse antes de alcanzar la satis- u n pecado venial» 13 . objetivo— sea siempre, en el caso de los ciones. No es posible establecer con
Podría objetarse que si u n pecado de adolescentes, más grave que la forni- exactitud matemática este grado de li-
facción sexual, es decir, el orgasmo. La
masturbación fuera venial, entonces cación juvenil. Aun cuando es cierto bertad. Pero tenemos que admitir que
. disminución de la culpabilidad dependía que reconocemos que la masturbación
únicamente de las circunstancias sub- sería también venial la costumbre de la violencia emotiva, los hábitos, las
está menos cercana a la verdadera obsesiones y los impulsos irresistibles
jetivas, tales como el debilitamiento de masturbarse, mientras que tal hábito
sexualidad que el flirteo, ¿no es cierto limitan la libertad psicológica de u n a
la capacidad psíquica de comprensión - a l menos en u n a persona a d u l t a - en- que inconscientemente somos más to-
o de reacción. Sin embargo, los mora- traña u n a grave inversión psicológica. persona y, en ocasiones, la limitan más
lerantes con aquélla que con éste? El allá del nivel mínimo necesario para
listas bien informados h a n afirmado Pero se podría contestar que no es lo flirteo nos parece, desde algunos pun-
siempre que este juicio sólo era apli- mismo beberse un vaso de vino que que pueda darse el pecado grave.
tos de vista, más peligroso por el hecho
cable a aquellos casos en los que existía beberse u n a botella. De la misma ma- de que afecta a dos personas; es decir,
u n a voluntad plena, directa y delibe- nera que puede llegar a ser mortal la por su carácter claramente relacional. El hecho de que, según las estadísti-
rada de excitar la sexualidad hasta u n repetición intencionada de pequeños Paradójicamente, la ausencia de este cas, el porcentaje de masturbación no
cierto punto. robos, así es ciertamente grave el con- carácter relacional en la masturbación, es inferior al 50 por 100 en el caso
Actualmente no faltan hipótesis de sentimiento al hábito masturbatorio, que era la base por la que subrayába- de las adolescentes, ni del 90 por 100
estudio que admiten la posibilidad de salvo que se den circunstancias subjeti- mos su gravedad, podría inducirnos in- en el caso de los chicos, es un dato muy
parvedad de materia también en el vas atenuantes. conscientemente a ser menos severos significativo en sí mismo. No cabe pen-
campo de la lujuria, incluso prescin- Podría objetarse aún que la opinión con ella, por el hecho de que afecta a sar que los varones sean más pecadores
diendo de las circunstancias subjetivas. que no admite parvedad dé materia u n solo adolescente 1 5 . que las hembras como tampoco cabe
Según estas hipótesis, la Revelación no es sentencia común, casi absoluta, des- pensar que los adolescentes sean peca-
de la época de la escolástica. Pero se dores graves en u n porcentaje tan ele-
nos ofrece indicaciones precisas, ya que
vado. Por el contrario, es cierto que en
se condena el comportamiento peca- podría responder también que el pro- V. Atenuantes subjetivos la preadolescencia y en la adolescen-
minoso de lujuria sin matizaciones es- blema estaba planteado basándose en cia el joven dispone de pocos recursos
peciales: «ni los impuros, ni los adúlte- el presupuesto de que la polución impli- El juicio exacto de condenación de la
masturbación dentro de la moral cató- de control y de crítica. Por tanto, ha-
ros, ni los homosexuales... heredarán caba la privación de fuerzas generativas, brá que proceder con mucha prudencia
el Reino de Dios» (1 Cor 6,9). como si el esperma no fuese sobre- lica es u n juicio de valor objetivo. Es
válido para el acto que realiza un hom- y con mucha discreción a la hora de
Además, existe u n argumento de ana- abundante; de tal manera que para el emitir u n juicio sobre la imputabilidad
mismo santo Tomás «después del pe- bre que ha alcanzado su madurez psi-
logía. Es u n principio común el que cológica y religiosa y que actúa con de la culpa.
afirma que en la violación de las vir- cado de homicidio que destruye u n a
libertad suficiente. Es muy importante En el caso de la masturbación habi-
tudes teologales no existe parvedad de naturaleza h u m a n a en el acto de la no perder nunca de vista ese elemento
materia, ya que la ofensa contra Dios vida, este género de pecado parece ocu- tual hay que emitir, igual que en el
objetivo, ni siquiera en el caso de que caso de los adolescentes, u n juicio más
es siempre grave. En la violación de par el segundo puesto: impide la ge- se constatara que son muy pocos los
las virtudes morales, por el contrario. neración de la vida humana» (Contra benévolo, a pesar de que. desde algún
.632 633 Masturbación
Masturbación
la masturbación es. desde el punto de dos ha defendido recientemente, junto VII. Pedagogía pastoral
punto de vista, podría parecer más gra- con muchas cosas sabias y algunos
ve. Pues frecuentemente lleva consigo vista objetivo, un comportamiento in-
moral, una violación clara de los fines errores imperdonables (como la exi- Queremos comenzar con algunas
una disminución muy notable de la gencia del aborto en el caso de cualquier conclusiones pastorales, pero que no
libertad. De tal forma que, en muchos de la sexualidad. Pero hay que ver en
cada caso si la masturbación, teniendo niño que no se desee), a propósito de la deben ser tomadas como recetas desti-
casos, sería aventurado imputar una masturbación, cuanto sigue: «No ve- nadas a eximir de responsabilidad al
responsabilidad moral grave a quien en cuenta las particulares condiciones
mentales y psicoafectivas de la edad mos ningún testimonio de contraindi- sacerdote o al educador. La lujuria, in-
habitualmente se masturba. «Es ex- cación ni por parte de la teología ni cluso como pecado solitario, es, al
tremadamente difícil, y a veces impo- evolutiva, debe considerarse como exen-
ta de imputación moral. Pretendemos por parte de la psicología ni por parte menos ex genere suo, u n pecado mortal.
sible para el confesor, saber si este pe- de la medicina contra la masturbación Aparte de la culpabilidad subjetiva, hay
nitente, en este caso particular, ha co- adoptar una posición equilibrada entre
en sí misma. Los mitos médicos sobre que tener en cuenta en todo acto de
metido u n pecado grave de masturba- dos posturas extremas: la que sostiene las terribles consecuencias que podrían lujuria el peligro de u n a inclinación
ción. Estas afirmaciones únicamente que en la masturbación «no hay nada derivarse de la masturbación (disminu- psicológica equivocada, que es particu-
pueden sorprender a confesores poco malo» y la que ve en ella «gravedad ción de la inteligencia, agravación del larmente inherente a este tipo de peca-
atentos. La enorme complejidad del pro- en todos los casos» 1 8 . acné, impotencia, etc.) hace tiempo que dos. Hay que reaccionar seriamente
blema, la desconcertante variedad de fueron abandonados... Incluso hay ar- contra el peligro del hábito masturba-
causas latentes, ía evidente buena vo- Tras haber rechazado a los extremis-
tas de derecha, no podemos dejar de gumentos en favor de los valores posi- torio, ya que si este hábito se mantiene
luntad y la turbación visible del peni- tivos de la masturbación, tales como el por largo tiempo entraña repercu-
tente arrepentido acreditan la impre- rechazar a los que, para entendernos,
llamaremos de izquierda. Si, por una alivio de la tensión sexual, la disminu- siones gravemente negativas. Aceptar
sión de que la voluntad, oprimida por ción del malestar físico en la región este peligro constituye u n a culpa grave.
las exigencias habituales y coercitivas parte, resulta más patente su carácter
de actitud innatural, debido al des- pélvica, su contribución al desarrollo Las circunstancias hacen muy difícil
de fuerzas físicas caóticas, llegue a en- psicosexual, la posibilidad de satisfac- el juicio concreto sobre la culpabilidad
contrarse, en muchos casos, en condi- cubrimiento y a la profundización de
las relaciones interpersonales a las que ción para personas que se encuentran subjetiva, especialmente en este tipo
ciones inadecuadas e incluso impo- solas o para los casados durante los de pecados. Por tanto, la discusión so-
tente» 1 7 . nuestro siglo valora más que nunca;
períodos de separación en los que la bre la gravedad objetiva queda supera-
por otra, se la defiende más que antes relación sexual resulta inoportuna o da por la problemática de cada acto
Pero es claro que no se puede afir- debido al erotismo reinante y a u n a imposible. A nuestro parecer, los pro- concreto, que es el que más interesa
mar que sean inevitables estas «caídas», mayor reivindicación de la libertad per- blemas asociados a la masturbación en la tarea pastoral. Apenas estamos
ya que las caídas morales nunca son sonal. Cuando no nos encontramos con son más extrínsecos que intrínsecos al en los comienzos de la comprensión del
inevitables, en cuanto que son decisio- teorías escritas que sostienen como lí- acto. Los sentimientos de culpa unidos complejo mecanismo psicológico de la
nes libres con las que uno compromete cita toda actividad sexual que no se al acto masturbatorio son sentimien- persona humana. No basta con que
el propio destino futuro. Por otra parte, oponga a la libertad del otro, adverti- tos inculcados por la religión o la cul- uno sepa que comete u n pecado y que
algunos chicos y chicas que viven en mos, a veces, en las conversaciones y tura... Teniendo en cuenta que ¡a mas- está despierto para concluir con segu-
un ambiente sano y que no están mar- en la mentalidad corriente, la idea de turbación es frecuentemente u n a de las ridad que su acto reviste libertad sufi-
cados por taras hereditarias consiguen que en el campo sexual cada uno debe primeras experiencias sexuales agrada- ciente.
evitar completamente la masturbación. obrar como crea más oportuno. A ve- bles de carácter distintamente genital,
Tampoco se puede afirmar que la pa- ces se presentan quejas por el hecho creemos de importancia capital que la Esta situación de fragilidad no debe
sión sea suficiente para eliminar la de que los niños tengan que conten- , Iglesia, mediante su actitud y las acti- eximir de un serio esfuerzo por contro-
imputabilidad moral de los pecados tarse con u n a satisfacción tan modesta tudes que inculca en las familias cris- lar los propios instintos. Aunque la cas-
contra el sexto mandamiento, porque, y se pide que se los enseñe cómo conse- tianas, contribuya a comprender de tidad es una virtud difícil y poco co-
si esto fuera cierto, serviría de excusa guir u n a satisfacción más consistente forma sana estas experiencias, de las rriente, no es imposible. Además, la
frente a todos los pecados pasionales. basada en la heterosexualidad. El mal que hay que borrar todo carácter de castidad, al igual que todas las demás
En este caso, sólo habría que considerar no radica en pedir una información culpa o de vergüenza. El significado virtudes, admite diversos grados de
como mortal el pecado diabólico. Pero sexual completa, sino en suponer que ético de la masturbación depende total- perfección y cualquier paso hacia ade-
debería admitirse como definitivamente pueda tener valor u n a satisfacción pu- mente del contexto en el que se realiza. lante supone la conquista de u n equi-
seguro que los adolescentes no tienen Por tanto, podemos no tener nada librio mayor y de u n a mayor capacidad
ramente animal; es decir, una sexua-
normalmente las condiciones necesarias que objetar cuando se realiza como u n a de amar. Quien aspira a la pureza y
para realizar u n a elección decisiva me- lidad desligada de la afectividad. Y quie-
nes piden esta liberación erótica para experiencia normal de desarrollo o como trata de reconquistarla después de cada
diante su gesto de masturbación. A su una alternativa libremente elegida en caída es, teniendo en cuenta su com-
edad no los tomamos en serio cuando los niños no son frecuentemente los
peores. Los superan quienes, quizá con lugar de una actividad heterosexual in- portamiento y su orientación ética ha-
juran amistad o enemistad eterna ni oportuna... Pensamos que, en muchos bitual, una persona pura. El joven que
cuando hablan de elegir una determi- mayor prudencia, pero con mucha
menor sinceridad, querrían reservar casos, la masturbación es moralmente tenga esta convicción encontrará en ella
nada profesión. Por tanto, el sentido neutra y psicológicamente benéfica» 19 . u n fuerte impulso para no dejarse aba-
común sugiere que no debemos sobre- para los adultos, esto es, para su mun-
do, la visión consumista y hedonista de He aquí, a nuestro entender, u n ejemplo tir y para comenzar siempre de nuevo.
valorar sus elecciones en esta etapa de de concesión indebida al espíritu del Si un adolescente víctima de la mastur-
su desarrollo. la sexualidad.
mundo y de ilegítima ética de situación. bación manifiesta buena voluntad en la
Pero, dejando aparte la postura de No es esta la postura que nosotros integración de su pureza dentro de u n
quienes envilecen la sexualidad huma- hemos sostenido y que compartimos. contexto integral de vida, en el que la
na al separarla del amor, podemos en- Para nosotros, por el contrario, el pro- caridad —que es el diálogo de amor
VI. Excesiva indulgencia blema radica en una sana pedagogía con Dios y con los demás— ocupa el
contrarnos con posiciones igualmente
Cuanto hemos dicho no significa que excesivas, aunque las sostengan her- pastoral de la que nos ocuparemos en puesto central, y si se entrega eficaz-
haya que eliminar la masturbación de manos separados de nuestra misma re- seguida. mente a esta tarea de rectificar su vida,
la categoría de las culpas morales. He- ligión. Un grupo de estudiosos de la manifiesta que, con mucha probabili-
mos dicho con extrema claridad que Iglesia Presbiteriana de los Estados Uni-
Masturbación .634 635 Masturbación
dad, se halla en estado de gracia, aun- procurarla. La lucha frontal contra el frecuencia, es destruir la alegría y la La preocupación heterosexual se halla
que recaiga: y ello, debido al ejercicio vicio solitario es frecuentemente inade- libertad del penitente. Si una persona ya, pues, en el horizonte del mundo del
de la caridad. cuada y desaconsejable. Es preferible demuestra generalmente buena volun- joven que se masturba. Únicamente se
En estos casos, el confesor debe ayu- ayudar al adolescente a concentrarse en tad, ni la ley divina ni la Iglesia le pro- captará el significado de este hábito
dar a los chicos a hacer las distincio- otras cosas que le resulten interesantes. hiben acercarse a la comunión sin ha- cuando se respete aquella dimensión
nes necesarias. Únicamente deben acu- berse confesado antes cada vez que que lleva implícita en orden a la hete-
sarse cuando se han masturbado con
VIII. Pastoral eucaristica tenga u n a duda a este respecto» 22 . rosexualidad.
pleno consentimiento de lo que hacían. El episcopado alemán sugiere un Tenemos también la masturbación
En caso contrario, no deben conside- Son los psicólogos quienes deben su- camino análogo: «Es extremadamente de los adultos. No pocos se ven ator-
rarse responsables de los propios actos. gerir los medios psicológicos adecua- importante incitar a los jóvenes que mentados, en determinadas situaciones,
Conviene que aprendan a distinguir dos para superar el hábito de mastur- han pecado, pero están decididos a por esta costumbre que viene a ser la
entre la práctica masturbatoria volun- barse. A nosotros nos corresponde re- hacer penitencia, a participar en la sa- prolongación de hábitos juveniles que
taria y las poluciones nocturnas invo- cordar los medios sobrenaturales. Como grada Eucaristía. Frecuentemente no es no h a n sido totalmente superados. En
luntarias, que frecuentemente provocan éstos nos resultan conocidos, vamos a fácil establecer con certeza si en un otros casos, el estímulo se presenta
en ellos u n a gran ansiedad y se con- limitarnos a recordar que no deben ser error sexual se ha cometido u n pecado cuando se dan condiciones de aisla-
vierten en motivos de u n sentimiento confundidos con ritos mágicos, capaces grave. Por ello, los directores espiritua- miento o de frustración que el sujeto
de culpabilidad cuando van acompaña- de eliminar la misma inclinación sexual. les deben educar a los jóvenes según no quiere o no puede cambiar. Una
das de sueños eróticos. Si el padre del «No se puede decir: comulga con fre- los criterios siguientes: si he cometido persona aislada, en u n ambiente ex-
chico no ha cumplido con su deber en cuencia y verás cómo desaparecen las un pecado mortal, recibiré lo antes po- traño, lejos de la familia y de los ami-
este sector de la educación sexual, el dificultades. Los medios sobrenaturales sible el sacramento de la penitencia; gos, o en el caso de los cónyuges sepa-
confesor puede ser el mejor sustituto no tienen como misión eliminar los pero si no estoy seguro de haber come- rados por la distancia o por la falta
de los padres, la persona más cualifica- impulsos sexuales, que cada hombre tido u n pecado mortal, me arrepentiré de comprensión, puede incurrir en esta
da para tranquilizar al chico con respec- experimenta en sí mismo con mayor o de mi pecado y recibiré la comunión tentación, en la que entran en juego
to a los fenómenos naturales (Háring). menor fuerza durante toda la época de en la próxima celebración eucaristica muchos factores psicológicos. Hay una
la edad consciente. Su misión radica en que participe. No obstante, se debe gran diferencia, en cuanto a la entidad
Creemos oportuno recordar las ya
en reforzar los ideales, para comprometer aconsejar a los jóvenes, también en es- de la culpa, entre el abuso de la propia
famosas, pero siempre adecuadas nor-
al sujeto más integralmente, para en- tos casos, que confiesen sinceramente sexualidad mediante una manipulación
mas del episcopado alemán de noviem-
cauzar más gallardamente las luces de estos pecados cuando se acerquen al totalmente voluntaria y el acto de de-
bre de 1964, dirigidas a los pastores
orientación y para proporcionar a la sacramento de la penitencia. Esta acu- bilidad mediante el cual se cede a este
de almas: «Deben tener presente que
voluntad mayor poder de acción» 2 1 . sación, aunque no es necesaria, tiene estímulo bajo la presión de un desajus-
es teológicamente erróneo considerar
el pecado de impureza como el más En este punto surge la cuestión de su importancia para renovar el esfuer- te emotivo. No querría detenerme más
grave: que... especialmente hoy, los si el confesor debe permitir a los peni- zo en la lucha y para descubrir el autén- en este asunto. Pero hay que tener
errores sexuales de los jóvenes derivan, tentes que no han superado todavía el tico valor de la gracia sacramental de presente que lo que cuenta no es la
con mucha frecuencia, de dificultades problema de la masturbación, acercarse la penitencia que se practica por de- edad cronológica, sino la edad psico-
morales y físicas y de circunstancias de a la comunión sin haber confesado an- voción. Además, posibilita una direc- lógica del sujeto, que puede no coinci-
las que ellos no son dueños...; que es tes. He aquí la respuesta de los teólogos ción espiritual, muy necesaria» 2 3 si el dir con la anterior. La psicología nos
pastoralmente poco sabio y signo de más iluminados: «Es sólo cuestión de confesor es u n a persona madura. ayuda a conocer el mecanismo de las
falta de madurez tener por este pecado saber si tienen la buena voluntad ne- fijaciones. En algunas personas, las ac-
u n interés sospechoso. De lo que hay cesaria. ¿Luchan realmente para con- tividades relacionadas con determina-
que preocuparse principalmente es de seguir un completo control de sí mis- IX. La masturbación en los adultos das zonas del cuerpo continúan provo-
insertar la lucha por la pureza dentro mos? Si demuestran buena voluntad... cando experiencias de placer y de dis-
del proceso de maduración de la per- se puede tener con ellos u n diálogo de Nos hemos ocupado directamente del tensión, y también de ansiedad despro-
sonalidad y de la entrega personal a este tipo: "Según la ley de Dios y las autoerotismo adolescente, aunque la porcionada, debido a la fijación que se
Dios: únicamente entonces se presta leyes de la Iglesia, debemos confesarnos validez de muchas de las cosas que ha producido por experiencias infanti-
una ayuda valiosa» 20 . antes de recibir la comunión únicamen- hemos dicho no se limita a su caso. les de frustración o de satisfacción in-
te cuando estamos seguros de haber Pero hay que reconocer que existe tam- tensa en las correspondientes zonas del
El sacerdote, como todo educador, cometido u n pecado mortal. Pero en tu bién u n autoerotismo juvenil y adulto. cuerpo, pues en el desarrollo hacia la
debe ser el hombre de la esperanza y caso, dado que eres tan joven y de- Vamos a comenzar por el juvenil. Fre- madurez pueden surgir paros y regre-
de la confianza en la vida, y no debe muestras u n a buena voluntad tan cuentemente la masturbación es la pro- siones. En este caso, se trataría de u n
adoptar u n a postura minimalista con grande, no me atrevo a presumir que testa viril del joven que no logra su- adulto que lo es sólo de nombre, al me-
relación al pecado. Su misión no con- hayas cometido un pecado mortal y perar los límites de la prohibición liga- nos en determinados aspectos.
siste tanto en juzgar como en escuchar prefiero dejar el juicio en manos de da a los intereses heterosexuales. Es
y en saber comprender para poder Dios. Haz un acto de contrición y un decir, el joven cae en la masturbación En conclusión, para terminar con el
hablar, si se da el caso. A través del acto de confianza en Dios cuantas veces al encontrar en sus mayores una com- mito de las recetas, voy a reproducir
diálogo educativo podrán descubrirse caigas, y repite estos actos antes de plicidad que apoya y parece justificar u n párrafo de Beirnaert: «Saber escu-
las causas del autoerotismo, que po- acercarte a la comunión. Luego, en la su temor frente a la heterosexualidad. char al otro, no tener miedo a lo que
drían radicar en la inestabilidad psico- próxima confesión, infórmame de tus De ahí que los educadores deban evitar pueda decir, ayudarlo a articular cada
física, en una deficiente educación se- progresos en el amor fraterno y en hacerse cómplices de las vacilaciones vez mejor sus dificultades, sus rebel-
xual, en la carencia de centros de inte- este punto". El confesor que acentúa del adolescente frente a la legítima días..., saber reconocer sus sentimien-
rés adecuados, en las desilusiones de la exageradamente este solo mandamien- heterosexualidad. Un concepto simplista tos y sus exigencias, no dejarse arras-
vida de trabajo o estudiantil o en el to, tratando al penitente con severidad, de la masturbación podría llevarlos, trar por el deseo de defender la verdad,
miedo neurótico a la masturbación mis- el único resultado que consigue, con contra su voluntad, a perjudicar la de recordar las obligaciones, de conde-
ma que, paradójicamente, impulsa a auténtica maduración del individuo. nar, de juzgar..., sino, por el contrario.
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acoger, comprender e iluminar al jo- cología sexual. Stvdivm, Madrid 1969.-G. Pe- Al subrayar el aspecto de imagen, los de la Iglesia del costado de Cristo): apa-
ven, expresándole con claridad lo que rico, Jóvenes y amor. Marfil, Alcoy 1973.— Padres cualifican la eficacia sacramen- rece únicamente en el trasfondo. El
él aún balbucea, en esto consiste ayu- Pié A., La masturbación, Paulinas, Bilbao 1970. tal y sugieren la idea de u n instrumen- simbolismo atañe directamente a la
dar a un sujeto a progresar en la ver- to general y primordial: Cristo y la unión conyugal cuando los Padres,
dad de sus problemas; en esto consis- Iglesia. Esto es, cuando piensan en los siguiendo las huellas de Ef 5,23ss, ex-
te liberar el libre albedrío, sometido to- instrumentos de la salvación, se re- hortan a los esposos a amarse como
davía a las fuerzas oscuras; esto es, MATRIMONIO fieren principalmente a Cristo y a la Cristo a m a a la Iglesia, poniendo de re-
finalmente, servir a la Gracia» 24 . Iglesia, como lugar básico del encuen- lieve que, en este caso, el símbolo no
I. Premisa de carácter histórico 1 tro salvífico con Dios; y conciben los parte del matrimonio para luego apli-
L. Rossi 1. ÉPOCA PATRÍSTICA.-Hay tres ideas diversos sacramentos como «órganos» carse a la relación Cristo-Iglesia, sino
que parecen dominar el pensamiento de aquel sacramento radical. Por tanto, que procede de esta unión y se aplica
de los Padres: a) El matrimonio cristia- el concepto de sacramento particular luego al sacramento del matrimonio.
Notas.—I1) A. Nalesso, Vautoerotismo nel- no es u n hecho religioso y eclesial: se como «imagen» del sacramento gene- Precisamente porque el matrimonio
ladolescente, Turín 1970, 63. Se discute so- realiza dentro de la Iglesia y por medio ral Cristo-Iglesia nos lleva, por el mis- cristiano es u n a imitación-participación
bre el origen etimológico del término. Sin
embargo, prevalece la opinión que cree que de ella. Por consiguiente, no es sólo mo término y por su contenido, a la de la unión Cristo-Iglesia constituye, en
se deriva de «manus» (mano) «stupratio» (pro- u n a realidad personal-individual, sino realidad de Cristo y de la Iglesia. Ade- el pensamiento de los Padres, u n a
fanación). Existen otros muchos vocablos que se que reviste caracteres comunitarios. La más, al cualificar al sacramento me- realidad santa y santificadora igual que
emplean también, tales como autoerotismo, Iglesia está implicada en él. b) El ma- diante la expresión de «imagen simbó- la unión Cristo-Iglesia: es u n sacra-
autismo, vicio solitario, etc. Esta multiplici- trimonio cristiano es u n «símbolo o ima- lica», los Padres tratan de subrayar mento. Por otra parte, n o hay que con-
dad de términos, que no son sinónimos, ma- gen» de la unión de Cristo con la Igle- que esta imagen pertenece al campo siderar, según el pensamiento de los
nifiesta la dificultad de expresar este fenóme- sensible: es u n a imagen signo; y pre- Padres, este influjo del símbolo Cristo-
no tan complejo mediante un único vocablo. sia, c) Para hacer posible la realización
El mismo hecho de que el vocablo «polución» de esta vocación de «imagen», los Pa- cisamente por ser tal puede constituir Iglesia sobre el matrimonio como el in-
indique tanto un fenómeno fisiológico como dres juzgan necesaria la presencia del un sacramento. Pues para constituir flujo de u n modelo o de u n ejemplo.
un pecado de comportamiento sugiere la am- auxilio divino: la gracia. Pero no con- un sacramento no basta con que se Por el contrario, implica la comunica-
bivalencia 2del autoerotismo que estamos ana- sideran a la gracia como efecto, sino dé u n a realidad que imite y participe ción de la dignidad y de la grandeza
lizando.—( ) El griego dispone de una amplia como exigencia del matrimonio cris- la salvación que reside en Cristo y en de la unión Cristo-Iglesia a la realidad
terminología para significar el fenómeno mas- tiano. Es decir, para que el matrimonio la Iglesia. Es necesario que tal imita- inferior de la unión conyugal.
turbatorio: «defo» (realizar tocamientos), «knao-
mai» (rascarse), «tríbein» (frotar). San Pablo sea realmente imagen de la relación de ción se concrete en signos sensibles; es
no utiliza esta terminología cuando condena Cristo con la Iglesia, exige la gracia, decir, se requiere u n a imagen simbóli- Mediante esta convicción, los Padres
la «impureza» de los paganos. Para indicar el entendida más como medio para la ca. Por consiguiente, para los Padres, sentían y expresaban la idea de la
derrame de semen durante3 el sueño, el griego realización de la imagen divina que cuando se da u n signo sensible que es elevación del matrimonio a un nivel
habla de «exoneiromós».—( ) Cf A. Pié, La mas- como efecto del sacramento 2 . imagen simbólica de la unión Cristo- de realidad sublime y verdaderamente
turbación, Paulinas, Bilbao 1970, 19-21.- Iglesia, tenemos aquella realidad que sobrenatural. Es decir, expresaban de
(4) E. Galbiati, Castitá, 5
52, fichas bíblicas de Vamos a detenernos brevemente so- con nuestra terminología teológica po- forma equivalente, a medida del des-
pastoral, Bolonia.—( ) A. Pié, o. c, 25.— bre la segunda idea. arrollo teológico de su época, el dogma
(6) Ib, 28.-( 7 ) Ib, 30.-( 8 ) A. Gemelli, Psicología demos denominar sacramento: signo
de la edad evolutiva, Razón y Fe, Madrid E! problema. —El matrimonio cristiano eficaz de la gracia. Si partimos de la del matrimonio como sacramento.
1972.—(9) Los hemos reproducido en «Anime es u n a imitación del amor de Cristo a categoría de «misterio», llegaremos a De esta breve reflexión se pueden de-
10
e corpi», 34, 146-147.—( ) G. Perico, Jóvenes su Iglesia. Esta afirmación patrística conclusiones semejantes 4 . ducir algunas características funda-
y amor. Marfil, Alcoy 1973; cf L. Rossi, fundamenta la justificación teológica mentales: a) En primer lugar, resulta
La masturbazione come problema moróle e de la sacralidad y de la bondad del E! matrimonio como imagen simbólica evidente que los Padres no conciben
pastorale.-?1) A. Pié, o. c, 41-42.-( 12 ) B. matrimonio. También constituye la
Háring, Shalom: Paz. El sacramento de la «prueba» patrística de la sacramenta- y como misterio.— Si aplicamos estas no- el matrimonio como u n acto, sino como
reconciliación, Herder, Barcelona 1971, 227.- ciones al matrimonio, llegaremos a la u n estado: la unión de dos cristianos
( ) Ib, 229.—( ) G. Davanzo, La sessualitá. lidad del matrimonio. Pero, si quere-
13 14
conclusión de que cae dentro de las es siempre signo e imagen de la unión
Apuntes para clase, Verona 1971, 193-194.— mos comprender esta «prueba», convie- categorías de imitación-participación y de Cristo con la Iglesia, b) En segundo
(15) A. Alsteens, Dialogo e sessualitá. Asís 1970. ne que tengamos idea clara del concep- de misterio-sacramento. Las afirmacio- lugar, la presencia de la gracia es u n a
235; Id, La masturbación en los adolescentes, to patrístico de misterio o sacramento. nes relativas al simbolismo del matri- realidad cierta, ya que sólo Dios puede
Herder, Barcelona 1972.-( 16 ) A. Nalesso, monio son numerosas. Por ejemplo, realizar tal «imagen». Pero los Padres
o. c, 123-125.-( 17 ) G. Hagmaier-R. W. Glea- Concepto patrístico del sacramento-mis-
son, Orientaciones actuales de 18 terio.— Quizá, a primera vista, no resulta
psicología pastoral, unas veces este simbolismo parte de no se preocupan de explicar cómo se
Sal Terrae, Santander 1964.-( ) G. Perico, patente la identidad de contenido entre páginas de la Escritura relativas al ma- comunica esta gracia. La categoría de
o. c—(!9) AA. VV., Una visione20cristiana della ses-nuestra concepción del sacramento y trimonio; otras, se basa en algunas causalidad queda fuera de sus perspec-
sualitá, Idoc, 7 (1971), 25.-( ) Cf J. Stangl, la de los Padres. En efecto, después uniones matrimoniales concretas, como tivas. Pero cabe pensar en la categoría
Pedagogía sessuale e pastorale gtovanile, en «Ag- del Concilio de Trento, nosotros hemos la de Adán y Eva; sólo eventualmente de participación fundada sobre el ser
giornamenti sociali» (mayo 1965). 387.— parte del matrimonio común, princi- cristiano, c) En tercer lugar, aunque
21 ¿¿
(23) G. Perico, o. c.-( ) B. Háring, o. c- desarrollado u n a concepción del sa-
( ) J. Stangl, o. c.; E. EU, Educación al noviazgo cramento entendido como «causa»; palmente del matrimonio cristiano. Son los Padres no h a n profundizado en el
24 especialmente dignos de consideración problema de la causalidad eficiente, h a n
y matrimonio, Paulinas, Bilbao 1970.-( ) L. mientras que los Padres conciben al
Beirnaert., Pour une pastorale de la vie mora- sacramento como «participación simbó- dos símboLos basados en Gen 2,21-25 tenido, sin embargo, conciencia viva
le, 41. lica, imagen, símbolo» del misterio de y Ef 5,23. En el caso de Gen 2,21-25. de la naturaleza de la gracia del
la salvación que reside en Cristo y en el paralelismo subraya generalmente el matrimonio cristiano en u n a doble ver-
BIBL. : AA. VV., L'autoerotismo, Roma 1964.— la Iglesia. Pero h a y q u e decir que las nacimiento de la Iglesia del costado de tiente: santificación en sentido ontológico
Alsteens A., La masturbación en ios adolescentes,categorías de «causa» y de «participa- Cristo en la cruz. Aquí no aparece re- (santidad del modelo divino del que
Herder. Barcelona 1972.-Chauchard P., El ción» no son irreconciliables 3 . Es más, flejado el matrimonio de u n a forma di- participa); y santificación en sentido ético
progreso sexual, Fontanella, Barcelona 1964.— la concepción patrística puede enrique- recta ni en el tipo (origen de Eva a (auxilios para hacer vida la imitación
Costa V., Psicopedagogía pastoral de la castidad,cer nuestra idea de sacramento. partir de Adán) ni en el antitipo (origen del modelo divino) 5 .
Marfil. Alcoy 1968.—Ellis H., Estudio de psi-
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11
2. ÉPOCA DE LA ESCOLÁSTICA.-Du- En lo que se refiere al segundo pro- nes entre contrato y sacramento, con- nos hacia el «otro» . La madurez de
rante esta época se da u n cambio de blema (relación entre matrimonio y cebidos de tal forma que puede subsis- nuestra personalidad depende de la re-
perspectivas y de problemas. Es inte- gracia), los teólogos de los siglos xi-xn tir uno sin el otro. Por este camino, la lación y de la apertura a los demás
resante tomar conciencia de este cam- están de acuerdo en afirmar que el ma- doctrina de la institución se sitúa por (cf GS, 12, 23-25).
bio para descubrir el valor y los lími- trimonio está lleno de gracia. Pero encima de la sacramental. Es decir, se La interpretación interpersonal ad-
tes de la reflexión teológica dentro de ¿«causa» la gracia? Sobre este punto atribuye valor sacramental al solo ma- mite u n a doble interpretación. La in-
la cual estamos viviendo todavía 6 . hay muchas incertidumbres; incluso trimonio in fierí y se excluye progresi- terpretación instrumentalista-liberal: la
a) Primer período: siglos XI-XI/.-La prevalece la respuesta negativa. Toda la vamente del signum sacraméntale el amor relación con los otros es u n camino y
nueva problemática surge del encuen- dificultad reside en el paso de la cate- conyugal, que constituía lo específico u n medio para nuestro crecimiento
tro entre la tradición patrística que goría de participación a la de causali- del sacramento en la tradición patrís- personal. De ahí el carácter social
sigue sobreviviendo y la nueva menta- dad del signo 8 . tica. y político del hombre. La interpre-
lidad jurídica que comienza a surgir. b) Segundo período: siglos XIII-XI7.— tación personalista-cristiana: el encuentro
Para los Padres, el matrimonio cristia- En las reflexiones precedentes aparecen 3. LA TEOLOGÍA ENTRE LOS SIGLOS XVI con el otro es parte esencial y consti-
no no es u n a simple realidad natural, ya las características de la doctrina Y xix.-La doctrina del matrimonio- tutiva de la personalidad. Por tanto,
sino que es u n signum sobrenatural. posterior; sobre todo, el desplazamiento sacramento aparece en el «Decretum el encuentro no es un simple medio
Entonces, la reflexión teológica se pre- de la reflexión sobre el matrimonio in pro armeniis» del Concilio de Florencia, para el crecimiento individual.
gunta: ¿Cuándo tiene su origen el sig- esse al acto inicial del matrimonio —al en el «Doctrina de sacramento matri- En efecto, el concepto de persona en-
num.^ De qué es signum ? ¿ Qué relación matrimonio in fleri—, y el encuadra- monii» y en los «Cañones» del Concilio traña apertura a alguien. Sólo alcanza
existe entre matrimonio y gracia? miento del matrimonio dentro de la de Trento 9 . Esta enseñanza aborda la su perfección y su plenitud en esta re-
Del primer problema se ocupan los doctrina general sobre los sacramentos. sacramentalidad, la presencia y la na- lación. El yo se hace autotransparente
canonistas, que responden: el matri- Esta doble orientación se acentúa du- turaleza de la gracia. Pero quedan va- para sí mismo en la medida en que en-
monio tiene su origen únicamente en rante los siglos xm-xv. El signum del rias cuestiones abiertas a la discusión cuentra al otro. Únicamente se alcanza
el consentimiento mutuo; el matrimo- sacramento queda ahora claramente teológica: materia y forma; naturaleza la madurez cuando se llega a u n a aper-
nio tiene su origen en el consentimiento fijado en el contrato. Las causas de este transitoria o permanente del sacramen- tura respetuosa, en la que no se consi-
que se expresa mediante u n a ceremo- desarrollo se pueden determinar así: to; ministro; contrato-consentimiento; dere al otro como u n objeto, sino como
nia nupcial; tiene su origen en el con- afirmación de la doctrina del consenti- efectos de la gracia sacramental. El pro- un «tú». En caso contrario, lo que se
sentimiento que se completa mediante miento como origen del matrimonio y ceso de desplazamiento del eje desde da es el egoísmo, la cerrazón y la ex-
la cópula carnal. Como vemos, son tres pérdida del sentido del valor simbólico el símbolo Cristo-Iglesia-matrimonio has- plotación del otro. En el encuentro hay
las respuestas que dan. La explicación del matrimonio. ta u n concepto puramente moralizante conocimiento-reconocimiento recíproco,
jurídica que ponía el origen del matri- es total. Este símbolo se convierte en u n mediante el cual surge la autoconciencia
En cuanto a la gracia, se afirma que simple ejemplo que hay que imitar en y se realiza el crecimiento mutuo. El
monio sólo en el consentimiento se en- es sanante y elevante. La primera es
contraba con la dificultad de identificar sentido ascético-moral y deja de cons- egoísta se abre al otro para tener, para
necesaria para cumplir las obligaciones tituir el fundamento ontológico del ma- conquistar, como si el otro fuera un
el signum con el sacramento: faltaba el que se derivan del contrato; la segunda,
elemento sensible «significativo» de la trimonio. Esta pérdida de conciencia objeto. El egoísmo consiste en ponerse
para hacer realidad la imitación de la de la realidad ontológica sacramental a sí mismo como centro de todo. Por
unión de Cristo con la Iglesia. Debido unión Cristo-Iglesia, que es sobrenatu-
a ello, prevaleció la segunda respuesta: propia del matrimonio cristiano se refle- el contrario, el desarrollo de la persona
ral. La causa de la gracia es Dios. Los ja también en una pérdida del aspecto h u m a n a conduce a sacar este centro
concibe al signum como u n a realidad actos humanos son únicamente causas
compleja que abarca el consentimiento comunitario del mismo sacramento. de sí y situarlo en los otros. Nuestro
instrumentales. Con otras palabras, el matrimonio como centro h u m a n o se combina con otros
(signum ínitíatum) y la unión conyugal
(signum consumatum). Pero, entre tanto, Conviene recordar también otros dos imagen real de la unión Cristo-Iglesia centros humanos, pero sin diluirse ni
comenzó a perfilarse la tercera teoría, aspectos: la doctrina de la institución y el nexo estrechísimo que existe entre perderse: en esto consiste el amor. El
que terminó por imponerse: el signum progresiva del matrimonio-sacramento; el matrimonio cristiano y la edificación contacto con otro supone siempre un
resulta completo cuando existe el con- y la dimensión social del matrimonio- de la Iglesia dejan de constituir proble- sacrificio del amor propio. El amor de-
sentimiento manifestado de u n a forma sacramento dentro de la comunidad ma teológico durante mucho tiempo 1 0 . sea la existencia y la promoción del
externa, antes de que se haya dado la cristiana. «tú», quiere que el «tú» se desarrolle
cópula. Es evidente que esta concepción El primer aspecto considera al ma- Pero paralelamente a este tipo de con autonomía respecto al «yo»; es de-
debilita el elemento simbólico del ma- trimonio como constituido en tres mo- teología matrimonial, que ha tenido cir, que sea siempre más «tú» (cf GS, 24).
trimonio cristiano, desde el momento mentos: en el origen, el matrimonio también sus resonancias negativas en
en que cualquier «signo» sensible de tiende a la procreación de los hijos de el campo de la catequesis y en el de «Pero el amor que vivimos es u n amor
consentimiento —y no la sola unión Dios; después del pecado, tiende ad re- la predicación en general, se ha ido encarnado, que implica la mediación
conyugal— puede ser considerado como medium concupiscentiae; con la venida desarrollando lentamente una teología de la materia. Es necesario tener muy
«símbolo» de la unión Cristo-Iglesia. de Cristo, se convierte en sacramento: cuyas aportaciones positivas h a n des- presente este hecho para comprender
Sobre todo, tiende a desaparecer «la signo eficaz de la gracia. embocado en el Concilio Vaticano II. nuestro amor h u m a n o » 1 2 . El deseo del
doctrina que afirmaba u n a relación En lo que se refiere a la dimensión espíritu (deseo de amar) es siempre
esencial del matrimonio con la unión social del matrimonio, hay que adver- más rico que su encarnación. Pero la
II. Reflexión teológica sobre la sacra- corporeidad, a su vez, aunque consti-
Cristo-Iglesia, de tal manera que se con- tir que, para los teólogos y canonistas, mentalidad del matrimonio
sideraba que el matrimonio había sido el matrimonio constituye el comienzo tuye u n límite, constituye también u n a
creado desde el principio precisamente de un ordo específico dentro de la Igle- 1. EL VALOR Y LA FUNCIÓN DEL AMOR.— riqueza que completa la intención. Por
para significar esta realidad sobrenatu- sia, paralelo al ordo sacerdotalis y al a) Reflexiones sobre el amor humano.— consiguiente, el amor personal sólo se
ral futura. (...) Este debilitamiento del ordo religiosus. Se trata de u n recono- La relación interpersonal es nuestra ex- puede expresar de u n a forma encarna-
valor del matrimonio se acentuará sobre cimiento importante. Sin embargo, es periencia fundamental, y consiste en da, en la que el cuerpo asume su fun-
todo en la escolástica posterior» 7 . precisamente dentro de este contexto ponerse en camino hacia el «otro»; en ción específica. Pero este paso de la
donde surgen las poco felices distincio- salir de nosotros mismos para dirigir- intención a la encarnación puede que-
Matrimonio .640 641 Matrimonio

dar minado por el egoísmo. En efecto, nitud en la revelación. La Biblia pone hombre nuevo: el cristiano. Desde el pregnada de ella, puesto que no se li-
el egoísmo nace porque no resulta pa- claramente de relieve que el amor es cristiano, el amor se dirige hacia el mita a ser figura de este misterio, sino
tente la relación entre la amplitud del elemento esencial y focal de toda la re- Padre y hacia los demás hombres. Por que lo representa realmente en sí mis-
deseo y la limitación de la encarnación. velación 1 5 . El amor de Dios a Israel es tanto, el amor de Dios, al irrumpir en mo; esto es, mostrándolo activo y efi-
Hay u n desnivel notable entre inten- un amor gratuito y creador de valores, la historia de los hombres, suscita una ciente dentro de sí» (M. J. Scheeben,
ción y corporeidad, debido al cual, la todo lo que el hombre es, lo es en respuesta. El don provoca el don. De Los misterios del cristianismo, Herder,
intención puede resultar ambigua al cuanto fruto del amor de Dios. La re- esta forma, el problema resulta teo- Barcelona 1964). Por tanto, el sacra-
encarnarse 1 3 . Por ello, el amante re- lación Dios-hombre es u n a relación céntrico. mento del matrimonio sitúa, a quienes
curre fatalmente al don y al sacrificio eficaz que no deja inalterado al inter- El amor al prójimo. - S i el cristiano es lo reciben, en un orden nuevo dentro
repetidos al intentar traducir siempre locutor-hombre : le hace ser en totalidad. u n a nueva «criatura» porque Dios le de la Iglesia; los convierte en u n «ór-
más plenamente su intención. Así, pues, Son muy indicativas al respecto las ama, es, al mismo tiempo, «amante» gano» de la vida de la Iglesia, y exige
es evidente que toda determinación imágenes que usa el AT para expresar por ser amado (cf 1 Tes 4,9). y comunica la gracia para la realización
ética se dirige, en primer lugar, a la esta relación de amor: la viña (cf Is 5, Concluyendo: Dios nos ama. Este de su vocación (cf M. J. Scheeben, o. c).
naturaleza de la intención y, después, a 1-7), el Padre que alimenta al hijo amor nos convierte en criaturas nuevas El matrimonio no constituye propia-
sus explicitaciones encarnadas; prime- (cf Ex 4,22ss; Dt 8,2-6), la relación es- y nos hace capaces de amar, penetran- mente la consagración de dos personas
ro a la persona y luego a sus actos. ponsal. el amor fiel y celoso (cf Os do toda nuestra personalidad. También (hombre y mujer), sino la consagra-
b) Reflexiones sobre el amor humano passim). etc. La relación Dios-hombre la respuesta de la persona será una ción del vínculo que los u n e : es la con-
conyugal. —Dentro de este cuadro se in- es, pues, u n a relación dialógico-perso- respuesta total y concreta. sagración de u n a relación interperso-
serta el amor conyugal. Se trata de u n a nal; la revelación llega siempre a la nal. La santificación de las dos personas
forma específica del amor. Las correla- persona como tal. Veamos algunos 2. El, SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. - brota de esta relación santificada. El
ciones doctrinales son evidentes. ejemplos rápidamente. Todo cuanto llevamos dicho queda vínculo que queda consagrado es el
El amor conyugal es amor h u m a n o : El amor de Dios y de Cristo al hombre.— asumido por la realidad sacramental; vínculo propio de las relaciones inter-
mediante él. hay que buscar sobre todo Para comprender la noción de amor en es parte constitutiva del sacramento 1 6 . personales: el amor. De aquí se deduce
la persona del otro. Esto sólo será po- Pablo no se puede prescindir del Dios En cuanto que está bautizado, el cre- que el amor conyugal, que se expresa
sible cuando toda la vida conyugal se que actúa. No hay amor auténtico si no yente pertenece a la Iglesia, pues ha de manera sexual-genital, queda con-
entienda como signo de donación per- entrado dentro del pacto de amor que sagrado y constituye la esencia misma
viene de Dios, él nos ha amado el
sonal. En toda donación corpórea hay une a Cristo con la Iglesia. Esta unión del sacramento. Como afirma el Con-
primero, y este amor se manifiesta y cilio de Trento, es una realidad religiosa
que reconocer y aceptar el amor per- concreta en la «elección» (cf 1 Tes 1,4). íntima —comunidad de gracia— afecta
sonal y la libertad del otro. El amor al bautizado incluso en su corporeidad. (cf Denz 969).
No sólo, sino que el acto del amor de
conyugal es algo vital para el hombre. La relación con Cristo atañe a toda la El matrimonio es, pues, «un misterio
Dios coincide con el acto creativo: el vida humana. En este contexto, el
Por tanto, el casado debe reconocer que hombre creado es fruto del amor de de salvación que se realiza en u n a
dentro de la esfera sexual la persona matrimonio cristiano de los bautizados comunidad; es una comunión-en-el-
Dios; pero es también el término dia- no es sino u n a manifestación particu-
tiene una función de primer orden. lógico al que se dirige la elección misterio. La comunidad misma se con-
lar de esta realidad; pero una manifes- vierte en misterio, en el sentido patrís-
Por otra parte, el amor conyugal debe (cf Ef 1,4). El hombre tiene que existir tación particular tan especial que, por
estar al servicio de la vida. La genera- para que pueda desarrollarse u n diálogo tico del término» 1 7 . El matrimonio hace
voluntad divina, exige un sacramento visible la unidad de amor de Cristo
ción sin amor constituye u n a distor- de amor. El tejido de las relaciones me- específico. Mediante él, dentro de la re-
sión innoble del recto orden del matri- tafísicas entre Dios y el hombre está con su Iglesia. Pero esta visibilidad es
lación de gracia que los bautizados tie- obra de Dios: es un don. De esta for-
monio. Pero el amor, del que se ha precisamente en que Dios ama y por nen con Cristo, Cristo mismo entrega el
eliminado toda intención de fecundidad eso crea, y en que el hombre, creado ma, la vida conyugal se convierte en
hombre a la mujer y la mujer al hom- instrumento de santificación. Los es-
siendo ésta posible, constituye u n a per- porque es amado, puede y debe amar. bre. La tesis fundamental, el núcleo de
versión del amor, que termina por lle- posos se santifican mutuamente como
El objeto primero y más importante de la teología del sacramento del matri- Cristo ha santificado a la Iglesia. En
nar de tristeza y por agostarse. La es- este amor del Padre lo constituye el monio radica en la doctrina del víncu-
tructura sexual propiamente biológica este caso, la obra de santificación de
Hijo: la generación del Hijo brota del lo sobrenatural que el sacramento crea la Iglesia por parte de Cristo pasa a
del hombre no tiene en sí misma nin- amor y para el amor paterno. La rela- entre los esposos.
guna regulación ética; no esboza ni través de la relación conyugal de los
ción entre el Padre y el Hijo es una esposos. Como sacramento, el matri-
implica ninguna solución moral: sim- relación dialogal tan intensa que espira El matrimonio es un sacramento que
plemente tiende a realizarse, Por el crea en quienes lo reciben un vínculo monio es signo del amor de Dios al
al Espíritu. También por amor, el Pa- hombre (santificación) y del amor del
contrario, la actividad propiamente hu- dre envía al Hijo para la salvación de sobrenatural que reproduce, a su modo,
mana, consciente y rica de amor, tien- la unión sobrenatural del Verbo con la hombre a Dios en Cristo (culto). Pues
los hombres, para llamarlos a la conver- la alianza de gracia es siempre recípro-
de a desarrollar la actividad sexual como humanidad de Cristo y la unión de
sión. Toda la revelación es u n a llamada ca. En Cristo y en la Iglesia santificada
u n a irradiación de amor en todos sus Cristo con la Iglesia. «El matrimonio
a la conversión para la venida del cristiano tiene una relación real, esen- se encuentran el amor de Dios y la
comportamientos. La sexualidad huma-
na no puede realizarse sino en una dia- Reino de Dios, u n a llamada a la toma cial e intrínseca con el misterio de la respuesta del hombre 1 8 . De esto se de-
léctica de amor. Es el hombre como per- de conciencia y a la decisión. Sería una unión de Cristo con la Iglesia; tiene duce que el matrimonio es sacramento
sona el que debe integrar la dimensión llamada absurda si no pudiera ser li- su raíz en este misterio, está orgánica- en su origen y en su realización ulte-
biológica y no el aspecto biológico en bremente aceptada. El amor de Dios, mente inserto en él y, por consiguiente, rior. Pero también lo es, en alguna me-
cuanto tal el que determine éticamente pues, es creador de nuevos valores: participa de su naturaleza y de su ca- dida, en su fase preparatoria. Donde
al hombre. La persona es quien da construye al hombre, aj cristiano; le rácter sobrenatural. No es un simple nace el amor conyugal en Cristo, don-
sentido a la sexualidad 1 4 . hace capaz de u n a respuesta y de diá- símbolo del misterio Cristo-Iglesia ni un de llega a su madurez este mismo amor
logo. ejemplar extrínseco, sino una copia mediante el signo sacramental ín actu
c) Reflexiones sobre el amor en la re- El amor del hombre a Dios.-No es más que brota de la unión de Cristo con la exercito, donde se ve llevado a su ma-
velación. - L a reflexión racional sobre el que una actividad resultante de lo di- Iglesia, producida por esta unión e im- durez ulterior, allí está el sacramento.
amor encuentra su perfección y su ple- cho. El amor divino ha engendrado el
21
Matrimonio . 642 643 Matrimonio

III. Reflexión teológica sobre los prin- como primer paso, su concepción pu e - bre salvado por Cristo resucitado, cons- «conocimiento religioso experimental»
cipios morales que regulan la vida de considerarse bastante realista. Pero tituido por el poder de Dios Padre en en el que toda la personalidad del cre-
del matrimonio cristiano los autores de manuales, debido a su Señor de la humanidad y de toda la yente se ve polarizada y comprometida
especulación abstracta y a su falta de realidad cósmica 2 3 . De tal forma que en la «comprensión» de la plenitud de
De algunos de estos aspectos dogmá- conexión con la praxis, no lo h a n sido el acto moral carece de valor —es de- Cristo 25 . No basta, pues, el conocimien-
ticos del sacramento del matrimonio en esta medida. Muchos moralistas cir, no es moralmente bueno— si no to puramente discursivo, que tiene por
se derivan los principios fundamentales postridentinos, al separar la teología entra dentro de esta realidad teocris- objeto la verdad, que se puede expresar
de la ética matrimonial. La presente dogmática de la moral y al carecer de tocéntrica. Saciar la sed de un hombre como «esencia», prescindiendo del tiem-
reflexión pretende ayudarnos a com- la preocupación de salvar la unidad es u n acto bueno no tanto porque esté po y del espacio. De hecho, la verdad
prender el siguiente principio funda- del subjectum de la teología, pusieron de acuerdo con u n a ley y constituya del misterio de Cristo está cargada de
mental e irrenunciable: la norma con- la antropología en el primer plano. un medio válido para perfeccionar al ser, que se expresa en el existir y en el
creta de la moralidad de la vida conyu- que así obra, cuanto porque afecta a obrar espacio-temporal: es una verdad
Pero parten del hombre como indivi-
gal es la persona humana, sexualmente la presencia real de Cristo sobre la personificada y encarnada, la Verdad-
duo libre; libre con libertad humanista, tierra: lo afecta como sujeto y como
caracterizada, que ha entrado en co- que constituye u n valor por sí misma. Palabra de Dios, Padre de la humani-
munión con Dios por medio del bautis- objeto, y es u n acto de construcción dad. Esta Verdad-Palabra, sabiduría
El hombre afirma esta libertad median- del Reino de Dios.
mo. Por tanto, la regla suprema del ma- creadora de Dios, penetra toda la rea-
te su acción. Se llega incluso a hablar lidad, constituye su valor y se convierte
trimonio es el mensaje cristiano de sal- de u n a especie de disputa entre Dios Esta antropología presupone como
vación aplicado a la vida conyugal. fundamento la Persona de Cristo resu- en su fuerza animadora, sin quedar su-
y el hombre por el dominio del acto mergida en el espacio-tiempo. Esta ver-
concreto: Dios se presentaría como ley citado, que consiste en el dominio
maravilloso y paternal de Dios sobre los dad-valor, aunque pueda ser captada
1. DATOS ANTROPOLÓGICOS.-La teo- y el hombre como libertad; y la con- también, en alguna medida, mediante
logía moral no puede prescindir de la ciencia tendría que arbitrar dentro de hombres, y en la respuesta filial al Pa-
dre de la humanidad resucitada con la abstracción y la deducción, sólo re-
antropología 1 9 , ya que tiene por objeto esta disputa. Esta forma de pensar llevó sulta plenamente «comprensible» a tra-
el acto h u m a n o concreto. Santo Tomás al juridicismo. Cristo. Pero mientras que la antropolo-
gía esencialista es estática y el hombre vés del conocimiento religioso experi-
concibe al hombre como sujeto de vida San Alfonso reacciona, precisamente mental. Es decir, mediante el conoci-
moral en cuanto que es imagen de no se hace esencialmente «más hom-
en el campo de la conciencia, contra bre», la antropología personalista cen- miento axiológico determinado por la
Dios. Y es imagen de Dios porque en esta antropología no teológica, pero fe-caridad, bajo la acción del Espíritu
el obrar domina su propio acto con in- trada en Cristo aparece animada por
sin caer en la antropología esen- una ley de crecimiento ontológico. Este Santo, que pone en sintonía toda la
teligencia y libertad. Esto es lo que cialista. El da a la conciencia per- personalidad del cristiano con la Ver-
enseña en el prólogo a la parte moral crecimiento es obra del Espíritu Santo,
sonal u n a norma de prudencia que im- que recibe de Cristo y realiza la cristi- dad-Valor-Palabra que es Cristo, el
de su Summa Theologica. E inmediata- plica u n a antropología teocristocéntri- Señor (cf Ef 13,14-19). Cristo es el valor
mente, en el artículo primero, funda- ficación progresiva del hombre y de la
ca. A su juicio, el acto h u m a n o en si- humanidad. El hombre puede rechazar universal, absoluto y concreto, que
menta este «señorío» del hombre sobre tuación debe ser analizado y elegido en fundamenta el ser del cristiano y su
su acto en la naturaleza del hombre la acción del Espíritu Santo adhirién-
orden al ser de la persona en Cristo 21 . dose a la del espíritu maligno, Satanás, acción moral. Cada página de la sagra-
en cuanto tal. Debido a este señorío, San Alfonso admite, para este ser vivo da Escritura, especialmente del NT, nos
se diferencia el hombre del animal que edifica el anticristo individual y so-
que es la persona, la posibilidad de no cialmente. De esta forma, el bien y el habla de este universal-concreto. Basta-
(cf S. Th., l-2ae, q. 1, a. 1). ría la afirmación de san J u a n : «Yo soy
conformidad material de cada acto con mal moral, antes que perfección o im-
El hombre es, pues, imagen de Dios la norma objetiva; y sostiene que el or- perfección del sujeto tomado en su el camino, la verdad y la vida».
en cuanto que lo imita debido a su den objetivo no está formalmente pro- individualidad, son opción histórica por
«humantes». Además, este «señorío» mulgado y, por tanto, no tiene valor Cristo o por Satanás. La concepción an- Si, pues, Cristo es el universal axio-
del hombre consiste en que puede orien- moral y obligatorio si la promulgación tropológica centrada sobre Cristo Se- lógico y, por tanto, la norma objetiva,
tarse por sí mismo a un fin, y a u n no es real para la persona mediante ñor hace que el hombre con sus actos hay que poner en el vértice de la rea-
fin último; esto es, en que puede ele- un acto de conciencia 2 2 . no sea sólo objeto, sino también sujeto lidad creada la plenitud de ser partici-
gir los medios adecuados para tal fin. Desde comienzos del siglo xix hasta del estudio moral considerado como pado que se llama Cristo resucitado y
De esta concepción brota el principio nuestros días, la antropología teológi- doctrina teológica. De aquí se deriva Señor. El recapitula en sí toda la reali-
de finalidad y, a partir de ahí, se des- una unidad de la ciencia sagrada mu- dad que Dios ha creado: le da consis-
ca ha ido siendo revisada, especialmen-
arrolla toda la doctrina moral 2 0 . Pero cho mayor que la unidad basada en la tencia ontológica 2 6 . Por lo demás, Pablo
te por parte de Sailer, Stapf, Hirscher, y Juan nos dicen que Cristo constituye
santo Tomás no trata de Dios como Moehler. El juridicismo retorna con «deitas» porque se trata de la unidad
tripersonal en el principium imaginis y que brota de la unión real que existe el vértice, no como individuo de u n a es-
Ballerini, que anuló la tentativa alfon- pecie, sino como persona que personi-
tampoco de Cristo sino en cuanto ayu- siana. El esencialismo, a su vez, está entre Dios y su imagen.
da y camino para la actuación moral. fica a todos los hombres y da sentido
representado por muchos neoescolás- y valor a todo lo creado. De aquí se
Esto se explica por el hecho de que el
ticos. Tanto uno como otro h a n con- deduce que la personalidad cristiana
subjectum de la teología moral es, para 2. CONOCIMIENTO DEL MISTERIO DE
santo Tomás, Dios en cuanto Dios. tribuido a llevar de nuevo la antropo- es constitutivamente dinámica y activa
CRISTO.—Si este es, en síntesis, el con-
Como consecuencia, deduce el con- logía teológico-moral al irrealismo mi- con la actividad misma del ser de Cristo.
tenido de la antropología en sentido
cepto de imagen de la confrontación nimalista o rigorista de los siglos xvD Pero esta dinamicidad ontológica no se
cristiano, es evidente que la teología
entre deltas y humanitas. y xvm. convierte en actividad moral personal
moral deberá tender sobre todo, al
El Concilio Vaticano II ha reaccio- sino a través de nuestra opción funda-
Podemos preguntarnos si la antro- formular la norma ética, al conocimien-
nado contra uno y otro irrealismo: se mental. Pero u n a vez que se ha reali-
pología cristiana y la moral que brota to pleno del misterio de Cristo, para
busca u n a antropología que resulte más zado esta opción, el dinamismo del exis-
de esta concepción son realistas. Quizá deducir de él las conclusiones oportu-
iluminada y dinamizada por el miste- tir en situaciones espacio-temporales
santo Tomás, en la Summa, creía que n a s 2 4 . San Pablo piensa que el cono-
rio de Cristo. Y ello, por exigencias de con sus decisiones morales consiguien-
se trataba del primer paso hacia la doc- cimiento de Cristo, como valor y fuerza tes es un aflorar de la tensión funda-
realismo humano, pastorales y mora-
trina práctica de la vida moral; y. renovadora de la vida moral, es un
les. En efecto, el hombre real es el hoffl-
Matrimonio .644 645 Matrimonio
mental de nuestra personalidad. Y esta por el Espíritu. Acercarse a Dios me- pios enunciados a nuestro problema portante distinguir entre la voluntad
tensión consiste en el diálogo ontoló- diante el Espíritu significa insertar nues- específico: la moral del matrimonio profunda y los comportamientos efec-
gico con Dios. tra existencia en la tierra dentro del cristiano. tivos de una persona 2 7 . Porque es psi-
Aparte de este dinamismo ontológi- Ser del Padre. Esta inserción se realiza Por lo pronto, es erróneo buscar la cológicamente cierto que una convic-
co, la personalidad cristiana se carac- mediante la dialéctica muerte-vida que norma moral de la vida matrimonial ción auténtica y u n a buena voluntad
teriza por su dimensión eclesial. La in- ha recorrido primero Cristo y de la que únicamente en la naturaleza biológica interna se traducen históricamente en
serción en Cristo hace a la persona nos hace partícipes mediante los sa- del hombre. Pero también es falso bus- su realización cotidiana, a condición
solidaria de todos los hombres que son, cramentos. Toda la vida moral es ac- car esta n o r m a únicamente en los de que se trate de u n a voluntad autén-
como ella, miembros de Cristo o están ción del Espíritu que nos descubre lo valores personales. La norma moral ticamente cristiana. Quien tiene la in-
llamados a serlo. Actualmente se pone que es valioso a los ojos de Dios y reside en la naturaleza de la persona tención seria de obrar coherentemente
de relieve, con razón, que el concepto convierte al hombre en juez honrado cristiana encarnada sexualmente. De con su consecuencia, no debe temer
de personalidad implica la interperso- de todas sus situaciones personales. ahí que no se deba desligar la norma sea cual fuere el resultado de sus ac-
nalidad; y la razón radica en que la d) Historicidad.-E\ hombre conside- moral ni de la fe ni de la corporeidad ciones efectivas. En los esposos que
personalidad se basa en el existir, que rado desde su esencia metafísica es un h u m a n a . Por tanto, hay que tener en actúan con tales motivaciones, no sólo
es coexistir. La personalidad como tal ser n o histórico. Pero el cristiano está cuenta tres elementos: naturaleza de existe la voluntad de evitar el pecado
es una realidad dialéctica. El existir y íntimamente condicionado por el dina- la persona h u m a n a , encarnada sexual- (que no hay que perder de vista), sino
el coexistir del cristiano son manifesta- mismo del ser de Cristo, por la reali- mente y estructurada en su fondo que existe la voluntad positiva de dar
ciones y testimonios de su ser en Dios dad viva de este misterio. No hay que por la fe. al matrimonio una forma cada día
por Cristo. Este ser en Dios consiste, rechazar la reflexión sobre la esencia, más cristiana. Y aquí radica el núcleo
Partiendo de la reflexión sobre estos
por su parte, en la participación de la sino que hay que integrarla dentro de del problema. Precisamente porque el
puntos, hay que afirmar, en primer
interpersonalidad trinitaria. De aquí sur- esta concepción histórica. La existencia juicio moral debe partir de la voluntad
lugar, que la persona no es nada sin
ge que el coexistir del cristiano con to- moral del cristiano es la respuesta res- personal de cada uno, que se va encar-
su naturaleza. Es decir, posee u n a es-
dos los hombres se viva como caridad ponsable y progresiva a la llamada de nando en actos concretos, personales e
fera en la que se inserta su libertad
eclesial y caridad fraterna, que es ma- Dios, que nos ha «bendecido» en Cristo. históricos, resulta imposible formular
como posibilidad y como limitación.
nifestación del amor a Dios. Y el señorío de Cristo sobre nuestro u n juicio moral de carácter general.
Pero se trata de u n a naturaleza hu-
tiempo se manifiesta como tensión es- mana, que no es la realidad de un ser Pero esta afirmación es muy diferente
Podemos resumir ya los diversos as-
catológica hacia el «retorno de Cristo»; perfectamente «acabado», sino de un de la que sostiene cierta ética de situa-
pectos que hemos ido subrayando a lo
es decir, hacia «nuestro retorno pleno» poder-ser. Es u n a consigna, no u n ción, que reduce el juicio moral a una
largo de esta exposición. Las categorías
a Cristo ya presente. La persona es simple dato. El hombre debe conquis- actitud puramente subjetiva. Cuando
que corresponden al dinamismo de la
«moral» cuando crece en esta perspec- tarse a sí mismo, debe hacerse. Debe Cristo está en la raíz del juicio moral,
persona cristiana se pueden enume-
tiva, según la ley de la esperanza cris- llegar a ser aquello a lo que Dios le ha no es posible el subjetivismo, porque
rar así:
tiana, que es tensión de realidad pre- llamado. Por tanto, la forma específica- El acompaña continuamente la elección
a) La sacramentalidad.—Es la catego- sente y futura al mismo tiempo. del acto particular. Y esto lleva a la
ría base. Nuestro ser es un «ser-en- mente humano-cristiana de la sexua-
lidad consiste en la libertad-liberada, construcción del Reino.
Cristo». No se trata de una «inhesión» e) La eclesialidad.-Es la participación
puramente moral-intencional, sino de en el ser de Cristo. En El habita toda la siempre necesitada de que Cristo la li-
una «inhesión» realizada por Dios Padre plenitud de la Divinidad y, mediante bere y le dé un significado y una es-
tructuración responsable. Aquí aparece P. Piva
mediante su «bendición» que opera rea- El, se nos comunica a nosotros esta
lidades espirituales. Esta «bendición» es plenitud. Esta plenitud que se nos da la profunda diferencia que existe entre 1
Motas.—i ) Para un estudio histórico, no
Cristo muerto y resucitado. se manifiesta como unidad y pluralidad la sexualidad h u m a n a y la sexualidad disponemos aún de tratados exhaustivos sobre
eclesial. La eclesialidad, pues, no es animal prisionera del instinto. la tradición patrística y teológica. Resulta útil
b) La convertibilidad.-Es la «meta-
simplemente una propiedad de la per- el artículo Mariage, en DTC, 9/2 (1927), col.
noia» que proclamó Cristo como condi- En la relación conyugal aparece tam- 2044-2335. Frecuentemente recurro a este
ción necesaria para salir del tiempo sona cristiana; es decir, la exigencia bién con claridad que la persona «no estudio. Para !a parte patrística se puede con-
secular dominado por el Príncipe de de poder expresar mejor las perfeccio- está cerrada», sino que consiste en un sultar también: G. Oggioni, Matrimonio e ver-
este mundo y entrar en el Reino de nes de Dios por medio de la pluralidad. «estado de relación». En esta relación ginitá presso i Padri (fino a S. Agostino). en
Dios. Se realiza mediante la inmersión, Por el contrario, la eclesialidad arranca intervienen la fe, el cuerpo, el instinto, Matrimonio e Verginita, Venegono 1963. 159-
por el bautismo, en la humanidad de de la esencia de la personalidad del la historia personal de ambos cónyuges 418; estudio amplio, preciso y bien docu-
Cristo; y mediante la animación del cristiano en cuanto que todos los hom- mentado: H. Rondet, Introducción a la teología
y la historia general del desarrollo hu- del matrimonio, Herder, Barcelona 1962; y el
Espíritu del Resucitado. La conversión bres no sólo están llamados a formar mano. Este conjunto debe someterse al
una sociedad en la que cada uno par- artículo de P. Visentin, II matrimonio alia luce
es continua. juicio del amor con que Cristo nos della teología patrística, en «Rev. Lit», 3 (1968).
ticipa de los bienes divinos y los mani- ama y por medio del cual ambos cón- 327-341.-( 2 ) P. Adnés. El matrimonio. Her-
c) La espiritualidad.—Entendemos por fiesta individualmente, sino que tam-
espiritualidad la sintonía con el Espí- yuges se a m a n «en el Señor». Sólo en- der. Barcelona 1969: con amplia bibliogra-
bién están llamados a constituir una tonces hay «moralidad» conyugal. fía. -( 3 ) Santo Tomás. Expos. ín Líbr. Boetii de
ritu Santo y no el simple cultivo del es- sola realidad sagrada de personas, ani- Hebdom., lect. 2.a, n. 24.-( 4 ) G. Oggioni. o. c.;
píritu-alma inmaterial e inteligente. La madas por el mismo y único Espíritu, Entonces resulta evidente que el va- cf también Th. Camelot. La théologie de l'image
antropología del hombre viejo es este- alimentados por el mismo manjar que lor moral de u n acto brota del valor de Dieu, en «RSPhTh», 40 (1956), 443-471:
rilizante, porque despersonaliza en cuan- y del significado personal que contiene. G. Van Roo. De Sacramentis in genere. Roma,
es la humanidad gloriosa de Cristo, para ]-60. con amplia bibliografia.-(') Cf L. Go-
to que obliga a nuestro ser a existir ofrecerse como un solo sacrificio espi- Formular un juicio ético sobre un acto
cerrado dentro de este mundo, en el del prójimo basándose únicamente en defroy. Mariage au temps des Peres, en DTC. 9/
ritual. 2 (1927), col. 2077-2123: P. Adnés. o. c:
espíritu del mundo, que se manifiesta los comportamientos externos puede E. Schillebeeckx, El matrimonio, realidad terrena
mediante las obras de la carne (cf Ef 2, constituir una grave injusticia. Una y misterio de salvación. Sigúeme, Salamanca
1-3; 4,17-19). Por el contrario, la an- 3. LOS PRINCIPIOS QUE REGULAN LA persona es mucho más que sus sim- 1968. Esta obra trata muy bien el aspecto
tropología del hombre nuevo es evolu- MORAL CONYUGAL.—Vamos a aplicar ples comportamientos externos, que sus bíblico, sobre todo en lo que concierne al AT:
tiva e intensiva porque está animada ahora de forma sintética estos princi- actos aislados. Por consiguiente, es im- pero el estudio de los Padres me parece insu-
Matrimonios mixtos 646 647 Matrimonios mixtos

ficiente. La bibliografía omite ei importante Madrid 1970, 661-715, con amplia bi- sucristo como fundamento de su fe). testigos (can 1094). Todos los bautiza-
estudio de Oggioni.-(6) Sobre toda esta parte, bliografía.~(17) E. Schillebeeckx, o. c; cf Por otra parte, existen matrimonios que, dos «dentro de la Iglesia católica» están
cf E. Schilleebeckx, o. c, 245-302; P. Adnés, O'Callaghan, Sobre la sacramentalidad del ma- aunque pertenecen ambos a la misma obligados a la observancia de esta for-
o. c.; P. Delhaye, Fijación dogmática de ¡a teo- trimonio, en «Concilium», 55 (1970), 261- confesión, podrían calificarse de «mix- ma ordinaria, independientemente del
logía medieval en «Concilium», 55 (1970), 270.-C") E. Schillebeeckx, o. c.-(") Cf D. Ca- tos» (desde el momento en que uno de camino religioso que sigan más tarde
243-248.-( 7 ) C. Colombo. II matrimonio sa- pone. La morale dei moralisti, en «Seminarium»,
cramento della Nuova 8Legge. en Scritti teologici, 3 (1971), 639-659.-( 20 ) Cf el óptimo estudio los cónyuges es totalmente indiferente (es decir, aunque luego se aparten de
Venegono 1966, 527.-( ) Cf P. Adnés. o. c- de S. Pinckaers, Le role de la fin dans l'action en materia religiosa y puede calificarse la Iglesia), tanto si ambos son católicos
(») Denz 1327 y 1797-1812; cf E. Schille- moral selon St. Thomas, en Le Renouveau de la como ateo práctico)'. Dentro de esta úl- como si contraen matrimonio con no-
beeckx, o. c, 312-324.—(10) Es suficiente con- Morale, Tournai 1964, 127-130; D. Capone, tima hipótesis entra el matrimonio entre católicos, bautizados o no, y en esta
frontar los manuales de teología dogmática La coscienza morale nelle discussioni 21sulla católicos en el que uno de los cónyuges, última hipótesis, aunque hayan obte-
y de teología moral para darse cuenta de la Humanae vitae, Roma 1969, 84-128.-( ) Cf caso muy frecuente, es no-creyente o nido la dispensa del impedimento de
situación11en que discurre la teología manua- D. Capone, o. c, 114-128.-(") Cf S. Alfonso,
lística.-í ) B. Háring, Personalismo in teología Theologia moralis, v. 1, trac. 1; De conscientia, indiferente o directamente ateo. Jurí- religión mixta y de disparidad de cul-
e filosofia, Roma 1968; J. Mouroux, Sentido Turín 1880, 1-61.-(") Para una información dicamente este matrimonio no parece t o 2 . Pero no están obligados a la ob-
cristiano del hombre, Madrid 1956; G. Volta, rápida sobre la doctrina del Vaticano II, bas- presentar ningún problema con tal servancia de la forma católica los no-
Preliminarifilosofici.Per una indagine razionale ta consultar ia voz Homo en el índice ana- que respete la forma canónica. Pero, católicos, tanto sí están bautizados
sull'amore, en Matrimonio e Verginitá, Venegono lítico de Enchyridíon Vaticanum, preparado por desde el punto de vista pastoral, debe- (fuera de la Iglesia católica), como si
1963, 7-49, con abundante bibl.; M. Nédon- el Centro Dehoniano, Bolonia 1967. Además ría preocupar seriamente. |Por no ha- no están bautizados, sea donde fuere
celle, Verso unafilosofia
2
dell'amore e della per- de los comentarios del Vaticano II citados en blar de aquellos matrimonios en los el lugar en que contraen matrimonio
sona, Roma 1959.-C ) G. Volta, o. c, 4 1 . - la nota 17, voy a señalar algunos estudios
( n ) M. Nédoncelle, o. c, 43.—(14) Para pro- que me parecen útiles para profundizar este que ambos cónyuges son declarada- entre sí.
fundizar sobre el tema de la sexualidad señalo tema: E. Schillebeeckx, La misión de la Iglesia, mente indiferentes o ateos, pero que
se celebran tranquilamente dentro de la Para comprender mejor estas normas
algunos estudios: H. Doms, Bisexualidad y Sigúeme, Salamanca 1971; R. Koch, La con- del código, hay que referirse al Conci-
matrimonio, en Mysterium salutis, v. 2, t. 2, dition humaine selon Genése 1-11, en «Studia Iglesia por razones folclóricas o... con-
Cristiandad, Madrid 1970, 795-842; A. Val- Moralia», 4, París 1966, 115-139; C. Spicq, cordatarias! Pero no podemos pre- lio de Trento, en el que se estableció
secchi, Riflessioni sul significato della sessualitáDeu i Thome segons el Nou Testament, Edi- ocuparnos aquí de estos matrimonios, por primera vez la necesidad de la
umana, Problémes du mariage. Croniques, en cions 62, Barcelona; W. Mork, Sentido bí- ya que únicamente vamos a ocuparnos forma canónica del matrimonio para
«RTh», 71-1 (1971), 99-101. Es interesante blico del hombre, Marova, Madrid 1970; que éste fuera válido. Se pretendía eli-
el pensamiento de K. Barth, aunque a veces L. Scheffczyk, El nombre actual ante la imagen de los matrimonios «mixtos» en el sen-
tido estricto del término. Es decir, de minar la plaga de los matrimonios clan-
sus perspectivas, acentuaciones y valoraciones bíblica del hombre, Herder, Barcelona 1967; destinos, bajo el impulso de u n a viva
son distintas de las que me han guiado en L. Cerfaux, El cristiano en san Pablo, Desclée, los matrimonios «interconfesionales».
esta reflexión. Barth ha dedicado muchas pá- Bilbao 1965; M. Flick-Z. Alszeghy, Antropolo- preocupación pastoral. Como el decreto
ginas de su Kirchliche Dogmatik al matri- gía teológica, Sigúeme. Salamanca 1970; AA. El código de Derecho canónico los Tametsi sólo se había promulgado en
monio. Cf ai respecto J. M. Aubert, Sexualité, VV., La historia de la salvación antes de Cristo, divide en dos categorías: disparidad de algunas partes, Benedicto XIV, en el
amour et mariage, París 1970, 21-58.- en Mysterium24salutis, v, 2, t. 2. Cristiandad, Ma- culto y religión mixta. Estos constitu- año 1 7 4 1 , trató de poner orden en al-
(15) Cf C. Spicq, Deu i l'home segons el Nou drid 1970.-( ) Al redactar mis reflexiones me
yen impedimentos dirimentes o impe- gunos países que se habían pasado al
Testament, Edicions 62, Barcelona; V. War- he servido de unos folios ciclostilados de protestantismo en este intervalo. Y mien-
nach, Amor, en Diccionario de Teología Bí- D. Capone, Cristo mistero della carita di Dio, ditivos respectivamente, ya que, en el
blica, dirigido por J. Bauer, Herder, Barce- principio di valore della vita morale, sin fecha, primer caso, el matrimonio es invá- tras que en Trento únicamente se había
lona 1967: O. Prunet, La morale chrétienne Acad. Alfonsiana. Roma.-(") Cf Ef 3.18.- lido, mientras que en el segundo, es pretendido legislar para los matrimo-
d'aprés lesécrits johanniques, París 1957,96-115, (") Cf Ef 1-16-17; Jn 1.16. Puede verse el sólo ilícito. La disparitas cultus se da nios católicos, la Declaratio benedictina,
131-132; J. Fuchs, Theologia moralis generalis, libro de T. Goffi. Morale pasquale, Brescia 1968. cuando uno de los contrayentes fue al declarar como válidos los matrimo-
Roma 1968, 29-36; R. Koch, ha condition de rico en sugerencias y perspectivas, aunque católico en algún momento de su vida nios contraídos entre no-católicos y los
l'homme d'aprés l'Ancient Testament, en «Studia hubiera sido deseable un mayor rigor cien- matrimonios mixtos celebrados en aque-
Moralia», 4, Roma 1966, 115-139; Ib, La tífico en las citas bíblicas.-(27) Cf J. Fuchs, y se casa con u n no-bautizado (can
1070, § 1). No existe, pues, este impe- llos países al margen de la forma pre-
moral y la teología moral según el concilio, Her-Liberta fondamentale e morale, en AA. VV.,
der, Barcelona 1969; C. Spicq. Agapé dans le Libertá-Liberazione nella vita morale, Brescia dimento cuando u n no-bautizado se vista en el decreto Tametsi, iba a mo-
Nouveau Testament, v. 1-3, París 1957-1959; 1968, 43-63. casa con u n a persona bautizada fuera dificar la perspectiva tridentina. Este
de la Iglesia católica y que ha perma- cambio de perspectiva se vio sucesiva-
A. Sustar, De caritate apud Joannem apostolum, necido fuera. Se da el impedimento de mente robustecido mediante el decreto
en VD, 28 (1950), 110-119, 129-140, 193- Non temeré (de 1908), integrado en el
mixta religio cuando el matrimonio está
270, 321-340; F. Prat, Chanté, en DSp, 2-1 MATRIMONIOS código de Derecho canónico. De esta
(1963), col. 507-523.-C 6 ) Propongo biblio- compuesto por dos bautizados de los
grafía, aunque no completa, para el estudio MIXTOS que únicamente uno es católico (y el forma, mientras que en Trento se pre-
personal del tema que sigue: V. L. Heylen, otro está adherido a una secta herética tendía invalidar únicamente los matri-
La promoción de la dignidad del matrimonio y I. Lo que dice el derecho canónico o cismática, según palabras del ca- monios clandestinos contraídos entre
de la familia, y su valoración, en La Iglesia en non 1060). Aunque el código desacon- católicos, o entre cristianos de los que
el mundo de hoy, dirigida por G. Barauna, La expresión «matrimonios mixtos» seja estos matrimonios (can 1965), se sólo u n o era católico, pero exclusiva-
Stvdivm, Madrid 1967; P. Evdokimov. Sacra- designa a los matrimonios contraídos mente por el fenómeno coyuntural de
mento del amor, Ariel, Esplugas de Llobregat puede conseguir la dispensa siempre que
1966; E. Schillebeeckx, Matrimonio, realidad por personas que pertenecen a religio- la parte no católica dé, por escrito, ga- los matrimonios clandestinos, el código
terrena y misterio de salvación, Sigúeme, Sala- nes diversas. La religión constituye, rantías suficientes de que evitará la ha invalidado todos los matrimonios
manca 1968; J. M. Aubert, Sexualité, amour pues, el motivo de la diferencia entre perversión de la parte católica; y am- mixtos que no se celebren según la for-
et mariage, París 1970; Id, Foi et sacrement los cónyuges. Se ha resaltado, con ra- bos cónyuges se comprometan a edu- ma tridentina, aunque se celebren
dans le mariage, en LMD. 104 (1970), 116-143; zón, la rigidez jurídica de este concepto, car a los hijos en la religión católica públicamente (no clandestinamente) de
B. Háring, Matrimonio al rojo vivo, Paulinas, ya que no todos los matrimonios inter- (can 1071). otra forma'.
Bilbao 1970; J. David, Matrimonio y paterni- confesionales pueden calificarse como
dad según el concilio, Desclée, Bilbao 1969; «mixtos» en el mismo sentido (pues hay Como es sabido, la forma canónica
H. Rondet, Introduction á la théologie du mariage,parejas compuestas por católico y pro- II. El viraje del Vaticano II
París 1960; F. Peter Fiorenza-J. B. Metz, El del matrimonio consiste en la celebra-
hombre como unidad de cuerpo y alma, en testante que aceptan la Biblia como ción ante el párroco o el obispo (o un Un problema pastoral tan importante
Mysterium salutis, v. 2, t. 2, Cristiandad, fuente de meditación y confían en Je- delegado suyo), en presencia de dos como el de los matrimonios mixtos no
Matrimonios mixtos 648 649 Matrimonios mixtos

podía dejar de entrar en el crisol con- sos, que serán cada día más normales. de los dos, debe ser respetada única- personas que denominaba «heréticas»;
ciliar. La asamblea ecuménica dio trato El problema de la forma canónica ne- mente en la medida en que ello sea po- y estamos lejos también de la instruc-
distinto a los matrimonios orientales y cesaria «ad validitatem» se resolvió sible («quantum fieri potest») (nn. 4-5). ción del año 1966, en la que apenas
a los matrimonios latinos. Los matri- también mediante un compromiso aná- Permanece también la necesidad de la se toleraba este derecho. En la misma
monios contraídos por católicos orien- logo. Tras las peticiones contradictorias forma canónica «ad validitatem». Sin línea de reflexión se sitúa la afirmación
tales con no-católicos orientales bauti- de los padres conciliares, la Matrimonii embargo, la dispensa ya no queda re- de que ninguno de ambos cónyuges
zados no quedaron sometidos —por sacramentum ha confirmado, por una servada a la Santa Sede, sino que puede puede ignorar el deber de la educación,
voluntad conciliar- a la forma canóni- parte, la necesidad de la forma canóni- concederla el Ordinario del lugar, se- ya que los derechos de la conciencia
ca invalidante. Esta forma únicamente ca para la validez del matrimonio; y, gún las disposiciones que establezcan son igualmente sagrados para cada
es necesaria para la licitud, mientras por otra, al invitar a los obispos a re- las Conferencias episcopales (nn. 8-9). uno de los cónyuges. Marcheselli co-
que para la validez basta con la pre- currir a Roma en los casos difíciles, no Como se ve, el paso hacia adelante menta con acierto: «Puesto que ambos
sencia del ministro sagrado, dejando a ha excluido una adaptación gradual de es pequeño, pero real. Podrá llegar a esposos conjuntamente son los respon-
salvo todos lps demás puntos que hay la disciplina vigente, según lo exijan ser más decidido si se toma también sables de la educación de los hijos, la
que observar según el Derecho canó- el bien de los cónyuges y el progreso en consideración la parte introductoria dificultad que de ahí se deriva única-
nico (OE 18/479). Para los restantes del ecumenismo. Pero la insatisfacción con todos sus presupuestos y consecuen- mente podrá superarse mediante una
matrimonios mixtos, los que pertene- resulta evidente por el hecho de que cias. Pues la introducción cita al con- continua tensión de la pareja —cristia-
cen al rito latino, los padres conciliares esta cuestión figuró en el orden del cilio, especialmente los documentos na— hacia Cristo, con la ayuda de una
decidieron, el 20 de noviembre de 1965. día del primer Sínodo de Obispos y por Dignitatis humanae y Unitatis redintegra- pastoral apropiada y común de sacer-
confiar al Papa la delicada cuestión. El el hecho de que el santo Padre comu- tio, por lo que siempre será legítimo dote y de pastor, y con la lúcida con-
18 de marzo de 1966, la Congregación nicó a las Conferencias episcopales (el recurrir a la libertad religiosa y a la ciencia de que la necesaria aceptación
para la doctrina de la fe promulgó la 14 de octubre de 1968) que había voluntad ecuménica como magníficas por uno de los cónyuges de que sus
instrucción Matrimonii sacramentara constituido una comisión especial para claves de interpretación. Por lo demás, hijos tendrán que ser educados en la
(AAS. 58 [1966], 235-239), mediante que preparara u n nuevo documento aunque siguen siendo desaconsejables otra Iglesia no significa u n a renuncia
la que se determinaba, aunque sólo sobre los matrimonios mixtos. los matrimonios interconfesionales, se a la propia fe, sino una elección libre
con carácter experimental, la nueva admite que «en tales casos» pueda en- y ecuménica para el bien común de
disciplina canónica con relación a los contrarse una base para el restableci- la familia; elección que, por sí misma,
matrimonios mixtos. Esta instrucción III. El motu proprio «Matrimonia miento de la unidad de los cristianos. significa ya un testamento valioso de
fue blanco de críticas más bien duras mixta» Por tanto, resulta tan equivocado idea- fe, avalado por el respeto y el amor
tanto por parte católica como no-cató- lizar los matrimonios mixtos como re- que los hijos deben tener hacia la con-
lica. Quedaba muy por debajo de lo Y he aquí el motu proprio del 31 de fesión que quede excluida y por el re-
marzo de 1970 (publicado en «L'Osser- chazarlos a ultranza. Además, la Igle-
que cabía esperar tras la promulgación sia no sitúa al mismo nivel «ni en el conocimiento de los valores cristianos
de la Declaración sobre la libertad re- vatore Romano» del 30 de abril siguien- que contiene» 5 .
te) en el que Pablo VI revisa todo este aspecto doctrinal ni en el aspecto canó-
ligiosa, del Decreto sobre el ecumenis- nico, el matrimonio contraído por un
mo y, sobre todo, después de la discusión problema, por lo que se refiere a la
Iglesia Latina (pues la Iglesia Oriental católico con u n cónyuge no-católico
conciliar sobre los matrimonios mixtos. bautizado y el matrimonio en el que un IV. Las criticas al último documento
Se eliminaban en una medida insigni- tiene su legislación propia sobre esta
materia [OE, 18] y ya estaba previsto católico se une con una persona no bau-
ficante las dificultades que las normas tizada». Tampoco es lícito considerar Me limitaré a recordar la crítica del
del código de Derecho canónico plan- el caso de los católicos que contraigan teólogo de Tubinga. la más famosa y
matrimonio con cristianos no-católicos buenos a todos los católicos y malos a
teaban al cónyuge no-católico. todos los demás, olvidando, por ejem- violenta, que, por el hecho de proceder
orientales mediante el decreto Crescens de una personalidad católica, dio la
matrimonium del 22 de febrero de plo, que un creyente no-católico —sobre
Y, sin embargo, se había dado un pe- todo, si es cristiano— puede ser más re- impresión de u n a abierta rebeldía. Hans
queño paso adelante. Únicamente el 1967)4. Küng lanzó su desesperado «cuanto
ligioso que su consorte y contribuir
cónyuge católico debía comprometerse En la parte dispositiva del decreto a potenciar su religiosidad. Sin embargo, peor tanto mejor» para el futuro de la
a educar a los hijos en la religión ca- siguen los impedimentos, impeditivos hay que lamentar que el reconocimiento autoridad católica, como ya había he-
tólica, mientras que al no-católico sólo o dirimentes respectivamente, según que de esta diversidad quede oscurecido por cho a propósito de la regulación de los
se le invitaba a prometer que no obs- el cónyuge católico contraiga matri- el hecho de que se requiera la forma nacimientos, de la ley sobre el celiba-
taculizaría la acción del cónyuge cató- monio con un cristiano no-católico o canónica «ad validitatem» de todos es- to, del divorcio civil, de la encíclica
lico. Por otra parte, ya no se hablaba con u n no-cristiano (nn. 1-2). Simple- tos matrimonios (MM, 8). La necesidad sobre la Eucaristía, del Credo del Papa
de «perversión» de la parte católica, mente se ha atenuado la expresión, de adaptación de la disciplina canónica y del catecismo holandés. A su juicio,
sino que el no-católico reconocería el puesto que se habla únicamente de a los diversos casos y situaciones queda «en este producto del legalismo romano
deber del católico a permanecer fiel a «parte no-católica» en lugar de la an- reconocida, sin embargo, al haber de- es difícil descubrir ninguna traza de la
su propio credo y se comprometería a tigua fórmula «sectae haereticae seu legado ciertos poderes a las Conferen- fuerza liberadora del mensaje de Jesús,
no obstaculizar la práctica de su fe. schismaticae adscripta». Sigue en pie cias episcopales. para quien los mandamientos están al
Además, se veía una tímida aceptación la promesa del cónyuge católico de servicio de los hombres y no los hom-
de las ideas conciliares sobre la libertad alejar todo peligro de perder la fe, así Finalmente, en el párrafo tercero de la bres al servicio de los mandamientos» 6 .
religiosa - a u n q u e fuera en forma hi- como su compromiso de educar cató- introducción hay u n a declaración clara Sin embargo, él mismo parece estar
potética y excepcional—, cuando se afir- licamente a todos los hijos. La parte sobre el «derecho natural» del hombre prisionero de este legalismo cuando in-
maba: «Si la parte no católica piensa no-católica no tiene que prometer nada, a contraer matrimonio y a engendrar vita a los cónyuges a rebelarse, y a los
que no puede formular esta promesa sino que se limita a recibir de parte hijos, y sobre la preocupación de la sacerdotes a no pedir ninguna dispen-
sin dañar a su propia conciencia, el del contrayente católico la notificación Iglesia para que, al respetar lo que es sa, porque «una vez que esta praxis se
Ordinario debe exponer a la Santa Sede de esta voluntad, que, en lo que se divino, tutele este derecho. Estamos, imponga, la experiencia enseña que
el caso con todo detalle»: el derecho refiere a la educación de los hijos, y pues, muy lejos de los tiempos en que también Roma se resigna a aceptar ju-
anterior no tenía en cuenta estos ca- teniendo en cuenta que los hijos son el código prohibía el matrimonio con rídicamente el nuevo estado de cosas».
Matrimonios mixtos 650 651 Matrimonios mixtos

¿No era más sencillo y menos legalista muy mucho de caer en la contestación, La Conferencia episcopal alemana adop- delegado (que puede ser también el
el respeto debido a la autoridad y a sus pero dijo abiertamente que la carta apos- tó una posición igualmente abierta y párroco). El Ordinario podrá dispensar
normas, pero recordando a los cónyu- tólica «no responde a todos los votos valiente. Aun afirmando que las in- de la forma sólo cuando existan moti-
ges la prioridad de la convicción sincera expresados desde diversas partes», por novaciones jurídicas presentan un solo vos graves. La brevedad y el estilo la-
de la propia conciencia? lo que dicha Conferencia «continuará aspecto de los problemas, se muestra cónico del documento exigirán inter-
Congar le contestó en u n a carta en su esfuerzo, en unión con otras Igle- particularmente atenta y jurídicamente venciones explicativas.
abierta: «Usted sostiene que la evolu- sias, para que se reconozca u n día la hábil a la hora de señalar directrices
ción no es suficientemente franca ni validez de todos los matrimonios mix- que parecen abarcar todos los casos [Un documento posterior, redactado
suficientemente rápida. Usted pensaba tos». Sin embargo, reconoce que el motu posibles. El problema, que no quedará por la comisión episcopal para el ecu-
ya de esta forma durante el concilio y proprio manifiesta mayor comprensión totalmente resuelto mientras no se su- menismo de la Conferencia episcopal
a propósito del mismo. Recuerda usted para con la conciencia de los dos no- pere la actual división de los cristianos, italiana, en el año 1972, completa,
que entonces yo le hablaba de los dos vios, católico y no-católico..., y subraya está presentado con todo realismo en desde el punto de vista pastoral, las
modos de valorar la misma realidad la importancia de la buena armonía fa- estos términos: «Por u n a parte, el ca- normas jurídicas publicadas en su día
de una botella medio vacía y medio lle- miliar. En el primer punto, relativo a tólico se ve estimulado, dentro del ma- por la Conferencia episcopal para aplicar
na. Yo creo en la paciencia activa, y los principios, resulta iluminadora la trimonio, no sólo a vivir plenamente a Italia el motu proprio Matrimonia mixta.
me fijaba en la mitad llena; usted veía afirmación del derecho natural y per- su fe, sino también, por amor a la No contiene innovaciones especiales,
la mitad vacía. Es la diferencia clásica sonal a casarse según la propia con- misma, a transmitirla a su familia y a pero es de subrayar el nuevo espíritu
entre el reformista y el revoluciona- ciencia, y la de que el derecho y el sus hijos. Por otra parte, debe reconocer con que acoge e integra los derechos
rio» 7 . deber de educar a los hijos correspon- que también su cónyuge de otra con- de conciencia de ambas partes, aun-
de a ambos cónyuges, cuya libertad fesión, debido a la enseñanza de su que sigan en pie las dificultades objeti-
Küng replicaba: «Usted ha sido tilda- de conciencia hay que respetar. Por Iglesia y a su convicción personal de
do de revolucionario mucho antes que vas. Pero es significativo que nuestra
ello, dice en la parte dispositiva: «El fe, puede encontrarse en el mismo de- contestación haya surtido efecto en un
yo, porque, dentro de nuestra Iglesia, novio católico romano declara la pro- ber de conciencia y ser consciente de
no quería usted conformarse con un plazo tan breve, gracias a este nuevo
pia voluntad de permanecer fiel a la que las exigencias de la propia fe no documento sobre el mismo tema. Queda
vaso medio lleno cuando resultaba tan fe de su Iglesia, de vivirla y de dar tes- deben violentar la conciencia de los
fácil llenarlo del todo. No es aquí donde por confirmar tanto la apertura de la
timonio de esta fe. (Pero añade tam- demás». Los pastores de almas están Conferencia episcopal italiana a las
yo veo la diferencia entre el revolucio- bién): Se compromete a respetar las autorizados no sólo a dispensar de los
nario y el reformista. El revolucionario críticas recibidas como la mayor sensi-
convicciones religiosas de la otra parte impedimentos, sino también a conceder bilidad de la Comisión para el ecume-
vuelca el vaso. Y esto, usted lo sabe y a dejarle plena libertad de vivir la esta dispensa sin necesidad de motivos
bien, tampoco yo lo deseo». Más ade- nismo, por parte de los organismos ge-
propia fe y de dar testimonio de la especiales, ya que se considera motivo néricos o centrales.
lante continúa poniendo de manifiesto misma... y también la otra parte debe suficiente la situación pluralista de Ale-
la sensibilidad que Jesús ha demostra- permanecer fiel a la fe que reconoce mania (con tal de que el católico tenga En cuánto al contenido, se advierte
do por el pueblo: «Misereor super tur- como verdadera». De forma análoga se la voluntad de hacer la debida prome- que cuando el matrimonio se realiza
bam», tengo piedad de esta gente. «Us- aplican estos principios al grave pro- sa). A propósito de la promesa, se es- con un bautizado no católico, el párro-
ted sabe, querido padre Congar, que no blema de la educación, que debe ser pecifica que, si el cristiano católico está co y el pastor tienen que ponerse de
hablo por mí, sino por la "turba" de los ante todo «cristiana», antes de ser ca- obligado a hacer cuanto está en su acuerdo sobre u n a pastoral común para
que no tienen voz» 8 . tólica o protestante. Pero, como es ne- poder para transmitir su fe a los hijos, la preparación de las bodas y sobre la
También otros respondieron pública- cesaria la incorporación a u n a Iglesia «como la educación de los hijos corres- asistencia al hogar mixto. El motu pro-
mente al valeroso teólogo de Tubinga. y la educación religiosa de los hijos ponde a ambos cónyuges y ninguno prio ha confirmado tanto los impedimen-
Por ejemplo, Le Guillou, en las colum- les compete a ambos cónyuges, es ne- puede ser obligado a actuar contra su tos como la forma canónica, pero eli-
nas de «Le Monde», (5 y 6-7-1970), es- cesario el diálogo entre los padres, y conciencia, esta obligación consiste en mina las garantías de la parte no-ca-
cribió: «Para Küng, esto es claro, los la promesa del padre católico debe te- hacer cuanto es posible en la situación tólica a la vez que exige la promesa al
matrimonios mixtos no plantean nin- ner en cuenta las circunstancias con- concreta». Este mismo respeto para cónyuge católico. Esta «promesa» se
gún problema. La única dificultad sería cretas de su matrimonio. Los párrocos con la conciencia del no-católico queda realizará «normalmente» por escrito,
la que plantean las autoridades de las pueden dispensar de los impedimentos también de relieve cuando se trata del pero sin que ello obste a que, en deter-
Iglesias con ocasión de la celebración y los obispos de la forma. «La participa- deber de permanecer fiel a la propia fe minadas circunstancias, sea suficiente
del matrimonio. |Ojalá fuera así! Por ción de u n ministro no católico romano católica, puesto que se añade: «Tam- la promesa oral. El Ordinario tiene
desgracia, la división de las Iglesias es en la forma litúrgica —con oraciones, bién el cristiano no-católico debe poder potestad para dispensar de la forma ca-
un hecho real, se quiera o no. Inquie- lecturas, homilía y preces— es posible vivir, dentro del matrimonio mixto, su nónica siempre que se presenten difi-
ta dolorosamente a los hogares inter- (cf el Directorio ecuménico del Secreta- propia fe. También él está obligado a cultades graves para su observancia. En
confesionales, los golpea diariamente y, riado para la unión de los cristianos)». seguir lo que juzga como verdadero cuanto al rito litúrgico, hay que apli-
por ello, no se puede desear simplemen- Lo único que está reservado al sacer- debido a su convicción de fe» 11 . car las normas de la «communicatio in
te, sin ligereza, la multiplicación de es- dote o al diácono católico es la autori- sacris» del Directorio ecuménico. «Los
tas uniones. Lo que se debe fomentar zación para recibir el consentimiento. hogares mixtos no deben sentirse ex-
no es la celebración de los matrimonios De esta forma «es posible la participa- cluidos ni siquiera olvidados por parte
ción de u n sacerdote católico en un Las normas de la Conferencia episcopal de los pastores y de la fraternidad de la
mixtos, sino su vitalidad. Y, en este italiana son muy breves y, como es na-
terreno, tienen u n a grave responsabili- matrimonio celebrado fuera de la Igle- comunidad parroquial». Por tanto, hay
sia católica romana siempre que se haya tural, tienen otro tono, ya que la si- que comenzar u n a pastoral nueva. Es-
dad las Iglesias»'. tuación italiana es u n poco diferente.
conseguido la dispensa de la forma. tos hogares mixtos, a pesar de sus di-
Será necesario examinar estos proble- Pero, a nuestro juicio, podrían haber ficultades objetivas, pueden convertirse
V. Las aplicaciones que han hecho mas en el diálogo con las otras Igle- asumido mejor el espíritu conciliar y en centro de experiencias ecuménicas:
las Conferencias episcopales sias» 10 . ser menos verticalistas. Las promesas el diálogo ecuménico llevado al seno
del católico se deben hacer por escrito de la familia].
La Conferencia episcopal suiza se cuidó y en presencia del Ordinario o de su
Matrimonios mixtos 652 653 Matrimonios mixtos
VI. Un nuevo estilo pastoral dado a sus sacerdotes las directrices hacer que la situación se convierta en tem», porque nos manifiesta que este paso
oportunas. La menor frecuencia de ma- favorable, pues no existe ningún am- hacia adelante lo podremos dar pronto nos-
Pensamos que no debemos conver- trimonios mixtos en Italia significa una biente ni situación que no contenga otros.-)5) G. Marcheselli, I matrimoni ira cat-
diferencia puramente cuantitativa, a no también elementos positivos que u n tolici ed evangelici..., ib, 201. Dice oportu-
tirnos ni en defensores a ultranza de namente, entre otras cosas: «Como era de
un documento que supone sólo un paso ser que se quiera confirmar la antigua educador sabio y u n hombre de buena esperar, no se le exige nada al cónyuge no
pequeño hacia adelante y que da la acusación de que los católicos piden la voluntad pueden valorar 1 3 . católico. Pero es que si se toman en serio los
impresión de que durará poco, ni en libertad en nombre de la ley natural principios antes enunciados (libertad religio-
denigradores a ultranza del motu pro- únicamente cuando se hallan en si- L. Rossi sa, derecho de ambos cónyuges a la educa-
prio pontificio (por el hecho de que no tuación de minoría y la niegan cuando ción de los hijos, etc.) no se le puede exigir.
liberalice todos los matrimonios mixtos se encuentran en mayoría. Sólo se desea que el cónyuge no católico sea
Notas.-i1) Cf G. Marcheselli, La pastorale dei informado de la promesa del cónyuge católico.
y dé !a impresión de que sólo tiene en Los párrocos no deben tratar con hos- matrimoni interconfessionaii, en «La Famiglia», Si ambos son creyentes, esta notificación re-
cuenta los problemas de conciencia del tilidad a los jóvenes que se enamoran 23 (1970), 423-436. Se puede leer entre otras sulta superflua: saben ambos que cada uno
cónyuge católico) como si se tratara de de una persona de diversa religión ni cosas: «Conviene precisar que la frontera tiene este deber en conciencia,6 lo ratifique
un documento definitivo o como si fue- deben levantar muros de protección ideal entre creyentes y no creyentes no se públicamente o no» (203).-( ) Cf Regno,
ra posible disponer de normas jurídicas frente a la pareja interconfesional. Pero puede delimitar basándose en los registros doc. 5-9-1970: Vaggiornamento romano é un
perfectas. A nuestro entender, el docu- eclesiásticos ni en juicios de hombres más o mito? 1. Küng apre la polémica. Los tres pun-
hay que atender de forma solícita a esta menos cualificados. Por tanto, es una fronte- tos que Küng pidió en seguida y de forma
mento apostólico no es ciertamente la pareja, sin falsos irenismos y sin es- ra que no autoriza a nadie a olvidar la ley del polémica, también se podrían pedir con ma-
última palabra a propósito de los ma- cudos confesionales. El sacerdote cató- Amor y de la fraternidad. Sin embargo, se yor humildad y tomarlos como metas hacia
trimonios mixtos, en esta época en la lico debe intentar ponerse en contacto trata de una frontera real que existe como las que hay que caminar, aunque sin renun-
que el ecumenismo avanza continua- con el pastor protestante, a quien no consecuencia del imperativo del anuncio cris- ciar a la convicción de que el catolicismo es
mente. Sin embargo, supone un avance debe mirar como u n apestado ni como tiano. Pero sólo Dios la conoce, ya que única- la verdadera fe. Son éstos: «1.° Reconocimien-
que podría resultar estéril por la falta mente El sabe quién cumple la voluntad del to de la validez de todos los matrimonios mix-
un posible competidor en el terreno re- Padre y quién no» (424). En la relación de tos, incluidos los que no se han celebrado
de sensibilidad de la base, pero que, si ligioso, sino como un colaborador en la comisión de estudio sobre el matrimonio, según la forma canónica. 2." Un rito ecumé-
nos diéramos cuenta de que estamos la difícil tarea de potenciar la religiosi- presentada al Sínodo valdés de 1969, se dice: nico que, sea cual fuere la forma concreta,
llamados a adquirir una nueva menta- dad cristiana de los novios. Sólo me- «Se da matrimonio mixto incluso dentro de dé a la otra Iglesia la misma dignidad.
lidad y un nuevo estilo pastoral, podría diante el diálogo respetuoso y sincero una misma denominación cuando uno de 3.° La decisión respecto al bautismo y a la
ser ulteriormente perfeccionado. será posible resolver los problemas que los cónyuges es creyente y el otro, aunque se educación de los hijos debe quedar reservada
plantea la celebración de u n matrimo- siga llamando cristiano, no es creyente» a la conciencia de los padres».—(7) Ib, 2. Ris-
El creyente católico tiene no sólo el (A. Sbaffi, A. Comba, A. Sonelli, Rapporto su posta di Congar, 357. El célebre dominico dice:
nio interconfesiona!. Por este camino, matrimonio e divorzio, Turín 1969, 23).— «Había que fijar una especie de tronco común
derecho y el deber grave de vivir per-
sonalmente su propia fe, sino también
la pastoral común del noviazgo podrá (2) Cf V. del Giudice (con G. Catalano), Nozioni y dejar a los diversos episcopados un margen
contribuir a u n a auténtica pastoral di diritto canónico, Giuffré 1970, 379ss. El de aplicación: es lo que ha hecho el documen-
de transmitírsela a sus hijos mediante matrimonial común. Recuérdese que segundo apartado del § 2 del can 1099 esta- to. Podemos estar seguros de que estas nor-
la educación. Pero también es verdad Cristo no ha enseñado a su Iglesia el blecía que no estaban obligados a la forma mas serán aplicadas en Francia con un sen-,
que el cónyuge no-católico tiene el de- triunfalismo, sino la auténtica humil- canónica los nacidos de católicos y bautizados tido generoso y ecuménico. Hace tiempo que
recho a ser fiel a sus propias conviccio- dentro de la Iglesia católica, pero que desde nuestros obispos mantienen relaciones regu-
dad. La educación religiosa de los hijos su infancia habían crecido en la herejía, en lares con pastores protestantes auténticamen-
nes de conciencia y a transmitírselas no debe constituir nunca un motivo
a sus hijos a través de la educación, sin el cisma, en la infidelidad o sin ninguna reli- te representativos: se reúnen tres veces al
que dañe la unidad de la familia. Tam- gión, cuando contraían matrimonio con un año. Se ha tocado el problema y, sobre todo,
que nadie le ponga obstáculos ni le bién aquí se debe aplicar la enseñanza acatólico. Esta disposición establecía una ex- la pastoral de los matrimonios mixtos. Ya se
coaccione en este terreno. El motu pro- evangélica sobre la indisolubilidad del cepción notable del principio general conte- ha trabajado en común y se seguirá trabajan-
prio desea que este conflicto se atenúe. matrimonio: «Quod Deus conjunxit nido en el art. 11 del decreto Ne temeré de do» (357). Nada impide que se haga lo mis-
La obligación que tiene el cónyuge ca- homo no separet» (Mt 19,6). Sería poco Pío X, que decía: «Omnes in ecclesia catholica mo en otras naciones, bien interpretando el
tólico de vivir y de perseverar en su baptízalos, etiamsi ab eadem postea defecis- documento con sentido ecuménico, bien dia-
digna de crédito nuestra actitud con- sent, teneri ad servandam matrimonii formam logando con los pastores protestantes.— (8) Ib.
propia fe es absoluta porque el cum- traria al divorcio si luego no nos pre-
plimiento de la misma depende única- in Concilio Tridentino definitam». Esta ex- 4. Replica di Küng a Congar. 359-360.-
ocupáramos de salvaguardar la unidad cepción se introdujo en el Código para evitar H Ib, 3.lnterventodiLeGuiUou, 3 58-359. Pero
mente de su voluntad, «por lo que no de las parejas mixtas o prefiriéramos la invalidez canónica de muchos matrimonios se reconoce que el motu proprio «manifiesta
le es lícito exponerse a peligro próxi- verla comprometida por acrecentar en contraídos por personas que se encontraban quizá un exagerado pesimismo cuando de-
mo de perderla». Por el contrario, la algunas unidades los miembros de en estas circunstancias. Las dificultades que clara que los matrimonios mixtos "no facili-
obligación de bautizar y de educar surgieron durante treinta años de experien- tan habitualmente, si se exceptúan casos
nuestra religión. Por otra parte, ni to- cia, indujeron a Pío XII a abrogar la excepción poco corrientes, el camino para la unidad de
católicamente a sus hijos urge «en dos los peligros radican en los matri-
cuanto es posible», ya que esta obliga- del Código mediante el «motu proprio» Deere- los cristianos", y este pesimismo puede cons-
monios mixtos ni todas las ventajas en tum ne temeré del 1 de agosto de 1948, que tituir una ofensa contra muchos hogares
ción puede verse limitada por factores la eliminación de los matrimonios inter- restableció el principio general, según el cual confesionales realmente ejemplares».—
externos ajenos a su voluntad como la confesionales. De igual manera que los «omnes in ecclesia catholica baptizatos teneri (10) Cf Regno, doc. 15-11-1970, 452-454:
conciencia del cónyuge no-católico o 3
«pueblos mixtos» pueden favorecer la ad canonicam formam servandam».—( ) G. Rispettare i diritti del coniuge protestante. Es
eventuales disposiciones de la ley ci- integración de razas y la comprensión Marcheselli, í matrimoni ira cattoliá ed evan- significativo el sentido que se da aquí a la
vil 12 . El conflicto de obligaciones y de entre los pueblos, las familias inter-
gelio dopo il recente motu proprio di Paolo VI, endispensa: no es una patente de inmadurez
deberes que se presenta no puede resol- «La famiglia», 21 (1970), 185-210.-I4) Se- para el superior-inferior, sino salvaguardia de
confesionales pueden ocasionar una ría interesante confrontar ambas legislaciones. los derechos del subdito. Pues después de con-
verse mediante el integralismo católico, profundización del diálogo ecuménico ceder amplia facultad de dispensa a los párro-
sino partiendo de las directrices pasto- Es muy significativo el hecho de que las con-
y favorecer el acercamiento de las reli- cesiones que los orientales arrancaron al con- cos, se añade: «Si el sacerdote cree que no
rales que den los diversos episcopados. giones. Además, la pastoral auténtica cilio se hayan ampliado, sólo dos años des- debe conceder la dispensa, no debe tomar de-
Donde los obispos propios callen, la se puede desarrollar incluso en las si- pués, a los católicos de rito latino que con- cisiones sin consultar a la curia episcopal».
prudencia exige que se busque consejo traen matrimonio con los orientales. Resulta Esta se reserva el caso, ¡no para restringir
tuaciones menos favorables y, si es también significativo el hecho de que aquí no tas dispensas, sino para ampliarlas! Si todo
en los de fuera que se hayan planteado lúcida, puede cambiar las posiciones y
problemas análogos concretos y hayan se requiera la forma canónica «ad validita- el derecho canónico se inspirara en este prin-
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cipio, ganaría mucho la persona dentro de la de todo género tanto en las conversa- sonaje. diciendo cosas inventadas, no al prójimo o precaverle de u n mal («quo
Iglesia.-( n ) Ib, 455-459. La nota 12 precisa ciones ordinarias como en los asuntos se trata de u n a mentira, porque la pa- intenditur iuvamentum alterius, vel re-
que «un matrimonio inválido según la Igle- graves y urgentes; se la ultraja asimis- labra no pretende en tal contexto ser motio nocumenti»); nociva, cuando se
sia, no se convierte en válido al abolir la ex- mo con la prensa y los demás medios de vehículo del propio pensamiento con la pretende hacer mal al prójimo («quod
comunión»-. Pero añade en seguida: «Hay que intención de inducir a engaño al pú- fit causa nocumenti») 8 .
tenerlo en cuenta con prudencia pastoral».— comunicación social, orientados con
(12) Cf F. Cubelli. Nuovo documento sui matri- frecuencia a doblegar la opinión pú- blico, consciente de que se trata de b) Según el grado de culpabilidad.—
moni misti, en «Vita Sociale», 141 (1970), blica hacia u n a idea, sin rehuir las más u n a representación escénica. Otro tanto Además de esta distinción, santo To-
283ss.—(13) De jure condendo, habrá que tener burdas adulaciones o las acusaciones ha de decirse de los chistes, que, no más hace suya otra división de san
en cuenta el problema de la intercomunión. En más temerarias. Y no hablemos de la sin- pronunciándose en serio, n o entrañan Agustín, que enumera en escala des-
la situación actual se considera imposible ceridad de la vida, que se disfraza de deseo alguno de engañar al prójimo. cendente ocho grados de culpabilidad del
porque constituye signo de confusión. El cón- Tal es la opinión tradicional, cuyo máxi- mentiroso. El primer grado, el más gra-
yuge que pertenezca a la comunidad aníltrio- formas descaradas de hipocresía y de
na podrá comer el Pan. Pero el otro, el que doblez y se pretende incluso justificarlas mo exponente es san Agustín 4 . Santo ve, se refiere al campo religioso («in
queda solo, se limitará a ofrecer en silencio por su mera eficacia en orden a u n Tomás, por su parte, tras u n atento doctrina religionis»), en que, por ejem-
su dolor a Cristo por la unidad de todos los fin. Precisamente por este espíritu de análisis, confirma la definición agusti- plo, u n católico finge ser hereje por sal-
hermanos. Pero esto no significa que siempre ficción que amenaza con desmantelar niana, si bien, con su acostumbrado var su vida; viene luego la mentira que
vaya a ser así, si se tiene en cuenta que no las últimas resistencias, nos toca a rigor científico, afirma que la voluntad daña al prójimo sin que el mal causado
existe «comunión humana» mayor que la que nosotros considerar atentamente el pen- de engañar no pertenece a la esencia, sea compensado por u n bien propor-
los cónyuges están llamados a realizar. sino a la perfección de la mentira^. cionado («ut et nulli prosit et obsit
samiento católico que impone el respeto
a la verdad en la vida privada y pública. alicui»); tenemos en tercer lugar la
BIBL. : Preferimos citar sólo la más reciente, 2. SEGUNDA DEFINICIÓN DE LA MEN- mentira dañosa y útil al mismo tiempo
por tratarse de un tema que se desarrolla con No se nos ocultan las dificultades del
mucha rapidez. Las intervenciones anteriores problema: «Difficillima et latebrosissima TIRA.-Otra definición de la mentira reza («ita prodest alteri ut obsit alteri»). El
del Magisterio han quedado superadas por el quaestio» 1 , escribía san Agustín en así: «La mentira es rehusar la verdad santo considera luego la mentira que
último «motu proprio» Matrimonia mixta del 31 sus tiempos a propósito de la mentira, debida». Por consiguiente, si en la si- se pronuncia sin otra intención que la
de marzo de 1970,-Aubert J. M., Foi et sa- «in qua dissolvenda etiam doctissimi tuación concreta en que se encuentra de engañar («quod merure mendacium
crement dans le mariage. Á propos du mariage fatigan tur» 2 . u n a persona, el interlocutor no tiene est»). Viene luego la mentira dicha por
des baptisés incroyants, en «La maison-Dieu», derecho a conocer la verdad, se puede placer o interés («placendi cupiditate de
104 (1970), 116-143.-Bóckle F., Los ma- decir u n a cosa por otra sin incurrir en suaviloquio»); y al fin vienen las men-
trimonios mixtos desde el punto de vista católico,
en «Concilium», 4 (1965), 110-117.-Capri- mentira. Sería, por el contrario, men- tiras dichas por obtener u n bien o por
I. El concepto de mentira tiroso el individuo que rehusara la ver-
le G., 11 motu proprio sui matrimoni misti: evitar al prójimo u n daño material
consensi e polemiche, en «La Civ. Cattolica» 1. DEFINICIÓN TRADiciONAL.-La ma- dad al que tiene derecho de saberla. La (sexto grado), o por salvarle la vida
(17-4-1971). 157-179.-Chavaz E.. Mariages yor parte de los moralistas h a n seguido razón formal de la mentira es, según (séptimo grado), o para preservarlo del
mixtes: ce qui reste et ce qui change, en «Choisir» siempre el pensamiento de san Agustín esta teoría, la lesión del derecho ajeno a pecado (octavo grado). Como se ve.
(junio de 1970), 21-25.-Dombois H., Los y de santo Tomás, definiendo la mentira conocer la verdad, mientras que, si no tenemos u n a escala descendente, que,
matrimonios mixtos desde el punto de vista pro- existe este derecho, se trata sólo de
testante, en «Concilium», 4 (1965). 106-110.- como u n lenguaje contrario al propio sin negar en ningún caso la malicia
Fagiolo V., Matrimoni misti e Vaticano 11, en pensamiento con la voluntad de engañar. falsiloquio. Cuantas veces el prójimo ca- intrínseca de la mentira, va del grado
«L'Oss. Rom.» (6 de mayo de 1970).-Crimm R„ Por consiguiente, tres elementos se re- rece del derecho a saber la verdad, te- más grave, que es la mentira contra
Libres réflexions d'un théologien protestant, en quieren para la mentira: nemos la facultad y a veces el deber Dios y la religión, al grado ínfimo, que
«Choisir» (julio-agosto de 1970), 19-22.- a) La falsedad material, que implica de escondérsela, y cualquiera que sea es la mentira útil a la virtud'.
Háring B., Noch nicht geloste Probleme in der nuestra respuesta, o el silencio o u n a
Mischehenfrage, en «Orientierung», 34 (1970), la oposición entre la palabra y el pen- frase evasiva e incluso la negación ex-
132-135.—Navarrete U., Commentarium cano- samiento, y n o simplemente entre la
nicum ad Liíí. motu proprio datas «Matrimonia palabra y la verdad. Por tanto, si uno plícita de la verdad que conocemos, no
habrá u n a mentira propiamente dicha; II. Moralidad de la mentira
mixta», en «Periódica de re morali», 59 (1970), declara u n a cosa en falso, juzgándola
423-470.—Orsy L., Matrimonios mixtos, en verdadera, comete u n error y dice u n a estaremos en presencia de u n a men- 1. ERRORES.—Entre los errores prin-
«Concilium», 38 (1968), 213-22 5,-Rossi L.. tira material o psicológica, pero no de cipales sobre la moralidad de la men-
Ricerche e proposte pastorali sui matrimoni misti,falsedad, pero no u n a3 mentira. «Non u n a mentira moral y formal. Esta teo- tira recordemos especialmente:
en «Ministero pastorale», 46 (1970), 140-152. fallit ipse, sed fallitur» .
ría, que proviene de Grocio 6 , jurista a) Los priscilianos (hacia el 4 2 0 ) ,
Tomko J., De litteris apostolicis «matrimonia b) La falsedad normal, que consiste holandés (1583-1645), y se difundió
mixta», en «Monitor ecclesiasticus», 95 (1970), en la voluntad de decir lo contrario que consideraban la mentira y el perjurio
171-188. ampliamente en el ámbito protestante, como u n acto indiferente, y así decían:
de lo que se piensa, aunque, «per ac- va ganando terreno hasta en los mora-
cidens», la cosa dicha sea verdadera: «Tura, periura, secretumproderenoli» , 0 ;
listas católicos 7 . b) este error fue renovado por Ge-
en otras palabras, para que se dé la
MENTIRA mentira, debe tenerse en cuenta el ele- rardo Segarelli de P a r m a (1260) y los
mento subjetivo, pudiendo mentir in- 3. ESPECIES DE MENTIRA.-a) Según herejes flagelantes (s. xm-xiv);
El problema de la sinceridad y de la cluso diciendo la verdad sin saberlo. la intención del mentiroso. - N o hay ra- c) también los protestantes en ge-
mentira ha gozado siempre de u n a c) Finalmente, el tener elemento zones para apartarse de la división neral sostienen la legitimidad de la
importancia excepcional, como puede constitutivo de la mentira es la volun- clásica, que proviene de san Agustín mentira, con tal que no sea nociva.
deducirse del amplio espacio que h a tad de engañar: en esto convienen el sen- y de santo Tomás y que. más que en Es célebre la sentencia de Lutero: «Una
ocupado en los Padres, los teólogos, tido común y el pensamiento tradicional la mentira misma, se funda en la in- gran mentira por la mejora y por amor
y los estudiosos de diversas tendencias. católico. tención del mentiroso. Según esta defi- de la Iglesia cristiana, u n a mentira ne-
Hoy h a asumido además unas propor- nición, la mentira puede ser: jocosa, cesaria, u n a mentira útil, u n a mentira
De hecho, la voluntad de engañar es
ciones alarmantes, pues la falta de sin- cuando se busca la diversión («si ordi- que ayuda a resolver la situación, no
lo que hace condenar el lenguaje con-
ceridad se ha difundido enormemente: natur ad aliquod bonum vel delectabi- sería contra Dios» 11 . Grisar afirma que
trario al pensamiento; en las represen-
no sólo se ultraja a la verdad con la le»); oficiosa, cuando se dice por miras Lutero había construido toda u n a «teo-
taciones teatrales, por ejemplo, donde
palabra mediante astucias y engaños profesionales, para hacer un servicio logía de la mentira» 1 2 .
el actor recita las palabras de u n per-
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2. EL PENSAMIENTO DE LA B I B L I A . - la sagrada Escritura contra la mentira, camente mala como la fornicación o la dencia natural entre la palabra y el
fl) EJ AT lanza sentencias claramente y especialmente considerando Ja ley del blasfemia, y no olvida que hay circuns- pensamiento. Viviendo con otros en
condenatorias de la mentira; porque Evangelio, que es ley de sinceridad y tancias difíciles en las que, por ejem- comunión de vida, el hombre debe ma-
«la boca del mentiroso mata el alma» de rectitud en oposición a toda hipo- plo, está en juego la vida de una per- nifestar la verdad a los demás so pena
(Sab 1,11); y «los labios mendaces son cresía y falsedad. sona o el honor de un inocente, casos de infligir un golpe mortal a la convi-
abominación ante Dios» (Prov 12,22). a) Es cierto que algunos Padres, de en los que, según muchos, hay un de- vencia social. La sociedad h u m a n a se
Por eso ordena Dios con todo el rigor de tendencia moderada, admiten que, en ber de mentir: «Estos, creyéndolo de rige de hecho por u n intercambio de
su ley: «No mentiréis ni os defraudaréis algunos casos graves y excepcionales, la buena fe, no pecan. Pero estas circuns- bienes y de servicios. Ahora bien, la
mutuamente» (Lev 19,11). Dios denun- mentira puede considerarse lícita, por tancias no son como para justificar la palabra tiene precisamente la finalidad
cia la mentira como u n a característica ejemplo, por no violar u n secreto o por mentira». Desde el momento en que esencial de ser el vehículo del pensa-
del impío (Sal 5 7 ; Vlg 58,13); y manda precaver un daño al prójimo. Así, en nuestro entendimiento —afirma san miento, contra lo que va directamente
evitarla con extremo rigor (Prov 30,8). Oriente, Clemente de Alejandría, Orí- Agustín— desea con toda la fuerza la la mentira, perturbando su fin intrín-
El autor del Eclesiástico (7,14) prohibe genes y san Juan Crisóstomo, y en Oc- verdad 1 8 y en que las palabras tienen seco y forzándolo a obrar contra su
decir mentiras de cualquier especie. cidente, san Hilario y Casiano. Pero como finalidad la propiedad de comu- propia naturaleza. Se trata de u n a le-
b) E¡ NT, además de presentar el aún éstos apelan siempre al ideal evan- nicar el pensamiento, no de engañar al sión de la virtud moral de la veracidad,
ejemplo de rectitud linear y de perfecta gélico de la lealtad y de la rectitud, y prójimo, la mentira es ilícita, en cuanto necesaria a la convivencia social, y
lealtad y sinceridad de Jesús, condena recordando la mentira de los Patriar- se opone a la verdad 1 9 . parte potencial de la virtud de la jus-
la mentira del modo más radical, hasta cas, se limitan a legitimar la mentira
Y se trata de una malicia intrínseca, ticia 2 5 .
el punto de que los seguidores de Je- sólo raramente y por razones gravísi-
que no cabe legitimar ni siquiera por La mentira —afirma santo Tomás— se
sús debieran ser tan amantes de la mas. Por ejemplo, Clemente de Alejan-
un fin bueno, si bien éste podría dis- opone directa y formalmente a la vir-
dría presenta el retrato del cristiano
verdad que se les pudiera creer inme- minuir la culpa 2 0 . Y con u n a energía tud de la verdad 2 6 . Ahora bien, la ver-
diatamente sin necesidad de juramento perfecto, dándole como característica
que no admite réplica, el santo concluye dad es uno de los fundamentos esen-
alguno (Mt 5,36-37). Mientras se exalta la sinceridad 13 . San Hilario recuerda
declarando que la mentira jamás se ha ciales de la sociedad h u m a n a ; ella
la sinceridad como la síntesis de todas que no se puede ir a Dios, vida eterna,
de loar, ni cuando se dice con buenos mantiene en natural armonía al hom-
las virtudes, hasta el punto de que sin conformarse en las palabras y en
fines, pues así será eventualmente ob- bre interior y al exterior, realizando la
obrar la verdad significa hacer el bien, las obras con la verdad 1 4 . Se da cuenta,
jeto de arrepentimiento y de detesta- correspondencia entre los pensamien-
sin embargo, de que hay casos en los
la mentira, por el contrario, es obra ción 2 1 . Admitiendo aunque sea sólo tos, los afectos, las palabras y las obras,
del demonio, que es mentiroso desde que es imposible decir la verdad, como
algunas veces la licitud de la mentira, y eliminando la doblez y la ficción, ver-
el principio y padre de la mentira cuando se debe ocultar el estado de
se destruye la mutua confianza de los dadero cáncer de la vida social. Como
(Job 8,44). San Pablo basa la obliga- salud a u n enfermo o es necesario negar
hombres entre sí. ¿Cómo se podrá se- el hombre es u n animal social, añade
ción de la sinceridad y la condenación haber visto a u n a persona para impe-
guir creyendo, observa al fin san Agus- todavía santo Tomás, debe por natu-
de la mentira sobre el motivo teológico- dirle un mal. En tal caso, añade, es
tín, las palabras y las promesas de quien raleza a su semejante aquello sin lo
social de la doctrina del cuerpo místico: bueno poner en práctica el consejo del
admite que algunas veces es lícito men- cual la sociedad no podría conservarse:
«Renunciando a la mentira, hablad Apóstol (Col 4,6): «Sea siempre vues-
tir? De hecho, podría mentir en el mis- la verdad es u n a virtud debida a la
verdad cada uno con su prójimo porque tra conversación agradable, sazonada
con la sal de la gracia, de modo que
mo instante en que exige nuestra con- convivencia social 27 .
somos miembros los unos de los otros» fianza 22 . Esta doctrina intransigente ha
(Ef 4,25); y «no viváis mutuamente en- sepáis cómo debéis responder a cada b) Entidad del pecado de la mentira.—
pasado a toda la tradición católica pos-
gañados, sino despojados del hombre uno» 1 5 . En estas y semejantes circuns- Según los casos, el pecado puede ser
terior, que está concorde en declarar
tancias la mentira, según san Hilario, no mortal o venial. Es mortal según la es-
viejo con todas sus malas acciones, y la malicia intrínseca de toda mentira 2 3 .
revestios del nuevo que continuamente es u n pecado y está permitida. Natural- pecie, por el objeto o por la intención.
se renueva...» (Col 3,9-10): la gracia mente, usada sin discriminación, dege- Por el objeto, cuando tiende a inducir
ha renovado al cristiano, redimiéndolo nera en perniciosa, como un veneno 4. DOCTRINA TEOLÓGICA, —a) La men- a error al prójimo sobre Dios, la reli-
de la maldad del hombre viejo, e im- que, tomado en pequeñas dosis, puede tira es intrínsecamente mala.—Sobre la gión o la moral; por la intención, si el
pone u n a ley de sinceridad y de lealtad ser saludable, y, por el contrario, exa- estela de la tradición, los teólogos cató- mentiroso pretende dañar gravemente
y la fuga de toda ficción. San Juan pone gerando la cantidad, resulta dañoso y licos han enseñado siempre que la men- al prójimo en su persona, en sus bienes
a los mentirosos «en el horno ardiente causa la muerte 1 6 . tira es intrínsecamente ilícita. Es ver- o en su reputación.
del fuego...» (Ap 2 1 , 2 7 ; 22,15); por dad que falta u n a definición de la Igle- Fuera de estos casos, la mentira es
el contrario, el cortejo del Cordero en b) Pero, aparte de estas excepcio- sia, pero la misma recta razón había pecado venial, especialmente la mentira
el cielo está formado por aquellos «en nes, que circunscriben la legitimidad llegado, por medio de algún filósofo oficiosa y jocosa, a no ser que provoque
cuya boca jamás se halló mentira» de la mentira a los casos difíciles de la eminente, a comprender la absoluta ili- u n grave escándalo 2 8 . Se trata no del
(Ap 14,5). El libro de los Hechos nos vida social y sobre los que teólogos y citud de la mentira. Aristóteles, por desprecio formal de la verdad, sino de
narra el severo castigo que infligió Dios moralistas discuten desde siempre, la ejemplo, condena la mentira como mala la negación de la verdad limitada y con-
a Ananías y Safira por haber osado casi unanimidad de los Padres adopta por naturaleza, mientras Platón, aun tingente, no esencial. La mentira, por
mentir a las preguntas del apóstol Pe- una posición intransigente. El represen- considerándola repugnante en sí, la tanto, es intrínsecamente mala, de
dro (5,1-11). tante más autorizado de esta tendencia justifica en algunos casos 2 4 . suerte que ni los más nobles y santos
severa es san Agustín. Explicando las Los teólogos se han preguntado: fines la justifican: la buena fe podrá
palabras del Levítico (19,11): «No ¿Por qué la mentira es intrínsecamente excusar a quien pronuncia la mentira,
3. EL PENSAMIENTO DE LOS PADRES.— mentiréis», afirma: «De mendacio pene mala? Y en su inmensa mayoría han pero no llegará a justificarla. Esto vale,
Hojeando el pensamiento de los Padres, ómnibus videtur quod ubi nemo laedi- respondido en la línea de la doctrina como es obvio, no sólo para la mentira
encontramos u n a abrumadora mayoría tur, pro salute mentiendum sit» 1 7 . Pero agustiniana. Dada la tendencia funda- nociva, sino también para la oficiosa;
en favor de la ilicitud de la mentira: en el Contra mendacium demuestra enér- mental del hombre a la verdad, que en y como no es lícito robar para hacer
no podía ser de otro modo, dado el gicamente, contra el error de los pris- la vida social se comunica con la pa- limosna, tampoco está permitido decir
pensamiento tan nítido y enérgico de cilianistas, que la mentira es intrínse- labra, tiene que haber una correspon- una mentira para librar del peligro al
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prójimo ; así —advierte santo Tomás— das del propósito de conciliar estas dos La restricción mental, para ser lícita, concierne el deber superior de ocultar
ni la mentira jocosa puede justificarse, realidades éticas: u n a proviene de Kant. debe tener siempre un motivo propor- la verdad y de no violar un secreto.
porque encierra en su mismo acto u n a que en un pequeño escrito titulado En cionado; ño basta un motivo de lige- Esta teoría no se presta a objeción
malicia intrínseca, aun cuando «ex torno a un supuesto derecho a mentir de la reza o de ventaja material. Estamos en alguna de hipocresía y de fariseís-
intentione dicentis non dicatur ad fal- humanidad afirma el deber absoluto el caso que los moralistas llaman de mo, que normalmente se lanza contra
lendum, nec fallat ex modo dicendi» 30 . de decir la verdad en todos los casos, doble efecto, y que requiere la rigurosa la definición tradicional, que debe re-
Sin embargo, admitimos más justa- incluso con daño de la vida social; la aplicación de todas las condiciones pre- currir a la disimulación o a la restric-
mente con B. Haring que «con frecuen- otra tiene su apogeo en la doctrina de vistas para su uso lícito: fin honesto, ción mental. Debemos, sin embargo,
cia la mentira jocosa no mira sino a los utilitaristas, que tratan de justifi- motivo proporcionalmente grave, ac- observar que la obligación de decir la
divertir: en tal caso, si de todo el dis- car la mentira con tal de que sea útil a ción buena en sí o indiferente. Es lo verdad no deriva sólo de un derecho
curso trasluce nítidamente la verdad, la sociedad. que se verifica en la restricción mental: individual del prójimo a no ser engaña-
no se podrá hablar de mentira; u n dis- la frase que tiene en sí misma u n sig- do, sino de la fuente suprema de la ver-
En el campo católico se ha mantenido nificado verdadero, tiende principalmen- dad. Dios, y de la imborrable tendencia
curso hay que tomarlo como es, en siempre u n a vía media: firmes en con-
su contexto, sin mutilaciones arbitra- te a ocultar u n secreto, o a otro fin del hombre a la verdad, así como de
denar como intrínsecamente mala la honesto, y sólo secundariamente induce la necesidad de que la vida de relacio-
rias. Así la mayor parte de las mentiras mentira, los pensadores católicos, acor-
jocosas nada tienen que ver con la a error al interlocutor: efecto no que- nes no se vea perturbada en sus as-
dándose del dicho de san Agustín: rido, aunque previsto. pectos de lealtad y sinceridad.
mentira propia y auténtica» 3 1 . Por «Una cosa es mentir, otra ocultar el
tanto, la Escritura, la tradición, el pen- propio pensamiento» " , no h a n dudado La restricción mental no participa, c) El conflicto de deberes.—Otros teó-
samiento de los teólogos y el sentido en declarar lícitas ciertas expresiones por consiguiente, de la intrínseca ilici- logos aplican a los casos difíciles y
común de los hombres concuerdan en necesarias para no violar la obligación tud de la mentira, pues no hay una excepcionales, en que podemos encon-
condenar, sin equívocos, el pecado fu- de esconder la verdad. oposición entre el pensamiento de quien trarnos, la teoría del conflicto de
nesto de la mentira. habla y las expresiones que emplea u n a opción en favor del deber superior.
Naturalmente, todos advierten la ne- para manifestarlo.
cesidad de decir siempre y en todo caso Es el llamado caso perplejo, que subje-
la verdad: Sin embargo, no podemos menos de tivamente tiene plena justificación: si
III. La mentira y las relaciones sociales reconocer que, en la práctica, el len- hablo, violo un secreto; si quiero guar-
«) cuando se trata de confesar la
1. EL DEBER DE OCULTAR LA VERDAD.- propia fe, pues ninguno está autoriza- guaje velado no es siempre posible, es- dar el secreto, debo sacrificar la verdad.
do a renegar de la religión; pecialmente entre personas menos doc- En consecuencia, «dada la alternativa
No sólo tenemos el deber de evitar la tas e incapaces de inventar o percibir
mentira; con frecuencia tenemos tam- de los deberes en que, sea cual fuere
b) cuando estamos obligados por de- estos matices que muchas veces re-
bién el derecho y a veces la obligación la decisión adoptada, no se puede evitar
ber de caridad o de oficio a no inducir quieren verdaderas acrobacias dialéc-
de no manifestar la verdad: debemos un mal, la sabiduría tradicional prevé
al prójimo a error en la fe o en la ticas y han merecido, no siempre injus-
decir la verdad, pero no siempre se pue- la búsqueda ante Dios de cuál es el
moral;
de decir toda la verdad.
tamente, la acusación de hipocresía y deber mayor» 3 6 .
c) cuando personas autorizadas nos de fariseísmo, especialmente por los
La casuística de la vida h u m a n a interrogan legítimamente. Esta teoría resuelve muy bien los ca-
abusos a que se presta 3 4 . sos difíciles, pero no abarca todos, pues,
abunda en ejemplos al respecto. El sen- Todos están de acuerdo en considerar
tido común no da por culpable de men- lícitas y a veces obligatorias las frases También la Iglesia hubo de interve- aun pudiendo callar la verdad según el
tira a quien dice a u n inoportuno que para ocultar la verdad, cuando ésta nir para condenar ciertas expresiones sentido moral común, no siempre nos
no está en casa, a quien niega conocer no se puede o no se debe decir, pero de restricción mental, que eran real- hallamos en presencia de u n deber su-
u n a cosa por no violar el secreto pro- hay divergencias en las teorías explica- mente unos verdaderos abusos 3 5 . perior al que referirnos. Además, en
fesional o sacramental, a quien usa de tivas que buscan u n a solución y u n a b) El derecho a la verdad.—Esta solu- esta teoría se resuelve el problema en
u n a expresión evasiva para evitar la justificación teórica del problema. ción se apoya enteramente sobre la el plano subjetivo, en razón de una
amenaza de peligros inminentes; tam- segunda definición de la mentira que conciencia perpleja, pero no en razón
poco miente el cónyuge que, para sal- hemos dado arriba: en los casos en de u n valor de principio que pueda
2. SOLUCIONES PROPUESTAS.-He aquí justificar la mentira desde el punto de
var su matrimonio, niega haber come- las principales soluciones propuestas que el interlocutor no tiene derecho a
tido u n adulterio, o quien, siendo inte- saber la verdad, no hay mentira. Esta vista objetivo.
por los moralistas católicos:
rrogado ilegítimamente en juicio, de- es siempre intrínsecamente mala, pero d) Teoría que niega la malicia intrín-
a) La restricción mental—Es la teoría se realiza sólo en los casos en que el
clara no saber nada. del lenguaje velado que implica u n doble seca de la mentira.— Fundándose en al-
prójimo tiene derecho a la verdad, gunos Padres de tendencia moderada,
Afirma oportunamente san Agustín: significado: u n o el que pretende quien como, por ejemplo, en el caso del testi-
«Si se interrogara a uno sobre u n gra- responde, y otro el que percibe de he- como Orígenes, Clemente de Alejan-
go llamado a deponer su testimonio en dría, Hilario y Casiano, algunos teólo-
ve delito sexual suyo, que puede quedar cho el interlocutor. Se dice también res- los tribunales.
oculto con su negación, ¿quién osará puesta con doble intención, o sentido sub- gos niegan la malicia intrínseca de la
afirmar que también en tal ocasión es- entendido, porque la respuesta, por el En cambio, en el caso del enfermo, mentira y afirman que, en ciertos casos
taría obligado a decir la verdad?» 32 . significado de las palabras, por el con- al que no se debe toda la verdad, o del graves y excepcionales, puede ser lícita,
texto en que se pronuncia, tiene dos o impertinente que interroga, o del juez aunque ordinariamente no lo sea, lo
¿Qué razón tiene la conciencia hu- mismo que el homicidio, gravemente
mana y cristiana para que tal práctica más sentidos, de los que uno concuerda que no tiene derecho a pedir u n a auto-
con el pensamiento del que habla: de acusación de parte del reo, y en otros prohibido en el quinto mandamiento,
pueda considerarse lícita? Se trata, es lícito y permitido en caso de legítima
como se ve, de conciliar dos grandes hecho, también el lenguaje velado debe semejantes, se puede sacrificar la ver-
ser verdadero. Así, a quien se pregunta dad sin caer en el pecado de la men- defensa. Según estos autores, hay en
principios: a) la mentira es esencial- la mentira u n doble desorden: uno
mente mala; V) en determinadas cir- sobre u n secreto de oficio, puede res- tira.
ponder: «No sé nada», frase en que la No se puede negar que esta teoría esencial, que es la ruptura de la armo-
cunstancias no se puede decir la nía entre el pensamiento y la palabra;
verdad. reserva mental es obvia: «No sé nada... tiene sus ventajas en la vida práctica,
como para comunicarlo a quien no pues elimina de golpe todas las dificul- este desorden hace de la mentira u n
Fuera del ámbito católico se han for- pecado contra Dios. Pero encierra tam-
mado dos corrientes extremistas lleva- tiene derecho a saberlo». tades que surgen cada vez que nos
661 Mentira
Mentira 660
mentira propiamente dicha, pues las mendacii, sed ad quamdam 6 perfectionem ip-
bien un desorden secundario, que es la sabe que no puedo hablar de este asun- sius» (2-2ae, q. 110, a. l).-( ) Grotius (1583-
mentiras en esta edad son fruto de la
sinrazón infligida al prójimo, por la que to. Este significado inteligible no es sub- 1645), De iurc belli et pacis, 1. 3. c. 1, 10-21:
actividad de la fantasía que asume la
la mentira es también u n pecado con- jetivo, sino objetivo: son las circuns- Puffendorf. jurista alemán, lo trae en su7 De
forma particular llamada pseudología fan- iure naturae et gentium libri octo, 1. 4.—( ) Cf, por
tra el prójimo. Ahora bien, mientras tancias mismas, el contexto en que tástica, llamada también actividad mí- ejemplo, A.a Tanquerey. Synopsis theologiae
jamás se está dispensado de evitar el se desarrolla el discurso lo que revela tica, en la que el niño cree en sus pro- moralis. 9. ed., 3. n. 381-383 : A. Vermeersch,
ultraje formal a Dios, o sea el desacuer- el verdadero sentido de las palabras; pias mentiras, no logrando disociar la s. j., De mendacio, en «Gregorianum», 1 (1920),
do voluntario entre la palabra y el no se trata, por consiguiente, de u n a fantasía de la realidad 4 1 . 11: 40; 425-474; M. Ledrus. s. j., De menda-
pensamiento, se tiene a veces la facul- mentira, pues la palabra no tiene en cio, en «Periódica de re morali...», 32 (1943),
tad, en casos graves y urgentes, de ne- ese momento la función de comunicar En la segunda fase, en cambio, las 5-58; 123-171; 33 (1944), 5-60.-0 Cf 2-2ae,
gar la verdad al prójimo, incurriendo el pensamiento. Esta teoría tiene la mentiras de los niños derivan de la q. 110, a. 2.-( 9 ) S. Agustín. De mendcicío, 25:
sólo en un desorden secundario y ac- ventaja de salvar plenamente la doctrina imitación de las mentiras de los adul- PL 40, 505; S. Th.. 2-2ae, q. 110. a. 2 . -
cidental 3 7 . Según L. Godefroy «no se tradicional de la mentira y de no ofrecer tos y del temor. Y aquí es donde debe (,0) Cf su tratado titulado Libra que provocó
puede invocar contra esta teoría ningún puntos débiles a las objeciones que intervenir la obra paciente y delicada la refutación de san Agustín. Contra menda-
del educador, sobre todo mediante el cium: cf también la Epist. 119 de san Agus-
argumento teológico demostrativo, ni suelen dirigirse a la restricción mental. tín.—(1J) Phiiipps, Briefwechsel, 1. Í69, cit.
razón alguna absolutamente convin- culto apasionado de la verdad que, por B. Háring, La ley de Cristo. Herder,
cente. Parece, pues, que cabe el derecho como demuestra la experiencia, enno- Barcelona 1967, v. 3.-(") H. Grisar. Luther,
i. COROLARIO PASTORAL-PEDAGÓGICO, blece y refuerza toda autoridad moral
de servirse de ella, con tal de tomar Friburgo 1911, 2, 460, en B. Háring. o. c -
Las teorías propuestas por los moralis- y espiritual. (") Stromata. 7. 8: PG 9, 471.-(") Tract. in
todas las precauciones para evitar los
tas, más que contradecirse, se comple- Ps. XIV, 10: PL 9,6 304.-(") Cf !n Ps. XIV,
abusos...» 38 . Una obra educativa de gran caridad
tan mutuamente. Concuerdan en afir- 10: PL 9, 305.-C ) Cf Casiano, y su teoría
mar que la mentira, expresión contra el es también la dirigida a curar la men- sobre la mentira: «Itaque taliter de mendacio
Pero no podemos menos de subrayar
propio pensamiento con la intención tira patológica, que se refiere a cosas sentiendum atque ita de eo utendum est,
que u n a solución de este género, jus-
de engañar, es intrínsecamente ilícita, contrarias a la verdad, pero cuyo autor quasi natura ei insit ellebori, quod si ¡inmi-
tificando la mentira en los casos graves nente exitiali morbo sumptum fucrit, fit salu-
porque es u n a violación de la virtud las cree y acepta como verdaderas. Los
y excepcionales, choca necesariamente bre, ceterum absque summi discriminis neces-
de la veracidad, la cual es el fundamen- de mente débil no dominan sus falsas
contra la inmutabilidad de la ley na- sitate perceptum, praesentis exitii est» (Coilat..
to de la convivencia social que implica afirmaciones y acaban por no distin-
tural y contra la conciencia h u m a n a 17. 17: PL 49, 1062).-(") Q. 68 super Lev.-
el derecho del prójimo a la verdad: «In guir los límites de la verdad y de la (18) Tract. in ¡oann.. 26, 5: PL 35, 201609.-
que rehusa admitir algunas excepcio-
quantum ex honéstate unus homo mentira, como fácilmente puede obser- (•») Contra mendac. 4: PL 40, 520.-( ) Contra
nes. La mentira es siempre u n mal.
alteri debet veritatis manifestationem» 40. varse en la jactancia y fanfarronería, mendac. 19. 529-530; cf Enchirid.. 22: PL 40,
El parangón entre la mentira y el homi-
Jamás se recomendará bastante el frecuente en seres anormales como los 243: «Verba propterea sunt instituta, non per
cidio no vale: ¿quién osará llamar ho- quae homines se invicem fallant, sed per quae
culto a la verdad: en un clima impreg- epilépticos, los histéricos y los para-
micidio a la ejecución capital de un in alterius quisque notitiam cogitationes suas
nado de intrigas y de subterfugios, de noicos 4 2 . La responsabilidad moral de
criminal o a la matanza de un agresor perferat. Verbis ergo uti ad fallaciam, 21non ad
estas personas depende del grado de su
injusto ? 3 9 . No parece, pues, convenien- equívocos y de cálculos utilitaristas, la quod instituta sunt. peccatum est».—( ) «Aut
persona leal y veraz contribuye a crear enfermedad, que se cura con bondad ergo cavenda mendacia recte agendo. aut
te descartarse de la teoría tradicional
u n a atmósfera moralmente sana cuya y comprensión sin disminuir en nada confitenda sunt paenitendo; non autem. cum
de la inmoralidad intrínseca de la men-
necesidad sienten vivamente los hom- el horror y la repugnancia a la mentira. abundant infeliciter vivendo, augenda sunt
tira, sufragada por la voz inequívoca et22 docendo» (Contra mendac. 41, col 547).—
de la Escritura y de la abrumadora bres. Es doloroso constatar que hasta Por encima de toda consideración ( ) Cf De mendacio. 8. 11.-(") Un tratado
mayoría de los Padres de la Iglesia. personas piadosas y honestas, firmes y utilitarista, el cristiano fomenta ince- amplio y exhaustivo cf D.T.C., voz Men-
decididas frente a leves desfallecimien- santemente un culto apasionado a la songe. col 558-561.-(") Cf A. Vermeersch,
e) Sentido inteligible de la expresión.— tos, caen fácilmente en la costumbre verdad, que hace al hombre semejante De mendacio, en «Gregorianum», 261 (1920).—
Algunos teólogos se han apoyado en de mentir. De este triste fenómeno no a Dios, suma virtud, y lo ennoblece (") Enchirid., 22: PL 40, 243.~( ) «Menda-
la finalidad intrínseca de la palabra se hallan exentos ni los padres ni los ante sí mismo y ante la sociedad. Su cium directe et formaliter opponitur virtuti
para afirmar que la palabra en muchas educadores, los cuales, a causa de su lema es el de san Pablo: «Non possumus veritatis» (2-2ae. q. 110. a. l).-( 27 ) «Natura-
circunstancias no tiene ya la función liter unus homo debet alteri sine quo societas
mal ejemplo, difícilmente logran formar aliquid adversus veritatem, sed pro humana servari non posset. Non autem pos-
de signo sensible, sino que adquiere la caracteres íntegros y leales. La educación veritate» (2 Cor 13,8).
naturaleza de signo inteligible, propio sent homines ad invicem convivere. nisi sibi
en la veracidad presupone en el educa- invicem crederent, tamquam sibi invicem
de la situación histórica o de la circuns- dor u n a lealtad y sinceridad a toda veritatem manifestantibus. Et ideo virtus ve-
tancia en que se pronuncia y que se G. Taliercio
prueba en la vida. ritatis aliquo modo attendit rationem debiti»
advierte con facilidad: por ejemplo, el (2-2ae. q. 109, a. 3 ad l).-( 28 ) Cf 2-2ae,
lenguaje metafórico o parabólico es fá- Es preciso proscribir métodos pedagó- Notas.-(') Enchirídion, c. 18.-( 2 ) Contra q. 110, Ma. 4.-(") Cf 2-2ae. q. 110. a. 3
cilmente inteligible por la naturaleza mendacium, c. 25, n. 33.—(3) San4 Agustín, ad 4.-( ) 2-2ae, q. 110, a. 3 ad 6.-
de las expresiones empleadas. Asimis-
gicos basados en la falsedad y en la Enchiridion, c. 18: PL 40, 240.-( ) «Nenio (") H. Háring, o. c.-(' 2 ) De mendacio,
doblez, eliminando incluso las llamadas dubitat mentiri -dice san Agustín- eum qui 9,í4 6: PL 40, 500.-(") Enchirid.. 2 2 . -
mo, en una representación escénica, el mentiras piadosas, si no se quiere que ( ) Véanse las duras críticas de Pascal en
autor que desempeña u n papel, no volens falsum enuntiat causa fallendi: qua-
los niños, desengañados por el triste propter enuntiationem falsam cum volúntate sus Provinciales, carta 9.—(35) Cf el decreto
miente porque en aquella circunstan- ejemplo de los educadores e impulsados ad fallendum prolatam manifestum est esse condenatorio 3fide Inocencio XI (4 de marzo
cia la palabra o el gesto no tratan de por su capacidad de imitación, tiendan mendacium» (De mendacio, 5: PL 40. 491). de 1679).—( ) Nota pastoral del obispado
comunicar el ánimo del actor y tienen Y en otro lugar: «Omnis qui mentitur contra francés sobre la encíclica Humanae vitae (8 de
a formas de deslealtad y de mentira de id quod animo sentit loquitur cum volúntate noviembre de 1968), 16.-(") Cf M. Huftier,
u n sentido inteligible distinto del sen- difícil desarraigo posterior.
tido sensible que manifiestan. Lo mis- fallendi» (Enchiridion. c. 22: PL 40, 24 3).- Le mensonge, en L'Ami du Clergé (1962),
La psicología moderna apunta una (5) «Ratio mendacii sumitur..., ex hoc quod 710-71 l.-( J ") D.T.C., voz Mensonge, col 568.-
mo ha de decirse de quien debe ocultar (") M. Huftier, 1 o. c. 711. -( 40 ) 2-2ae,
doble fase de los niños respecto a la aliquis habet voiuntatem falsum enuntiandi;
el secreto profesional, o no puede decir unde et mendacium nominatur ex eo quod q. 109, a. 3.-C ) Cf M. L. Falorni. 42 voz
la verdad a una persona impertinente. mentira: la primera hasta los siete Menzogna, en Ene. fll, 3. col 513.—( ) M.
años y la segunda después de esta contra mentem dicitur... Quod autem aliquis
Las expresiones que se usan, suenen intendat falsitatem in opinione alterius cons- L. Falorni. o. c, col 514.
como suenen, significan simplemente: edad. tituere. fallendo ipsum, non pertinet ad speciem
En la primera fase no se trata de la
663 Ministerio
Ministerio 662
no sólo en su espacio cultual, el tér- la gracia de u n modo t a n decisivo que
MINISTERIO sacerdotal del AT. Jesús en su vida y mino «sacerdote» fue adquiriendo en el ya no queda lugar para otra forma de
en su muerte cumple de manera defi- uso común u n valor semántico más mediación humana, para otra institu-
1. Introducción nitiva lo que esta prefigurado con la vasto que el que le atribuía la reflexión ción al servicio de la palabra, para otro
liturgia antigua, el templo y el sacer- teológica. El teólogo en realidad busca- ministerio sacerdotal. Tendremos que
1. UN PROBLEMA DE LÉXICO.—LOS tra- docio. Al quedar superada la exigencia
tados modernos sobre el ministerio tro- ba bajo el término la esencia metafísica buscar u n a respuesta a nuestro inte-
de precisar la novedad del ministerio del sacerdocio, que descubría en el po- rrogante en la Escritura y en la tradi-
piezan inmediatamente con u n proble- cristiano con respecto al sacerdocio
ma de terminología. Normalmente se der de consagrar la eucaristía. Por el ción católica, para ver si —y cómo— apa-
antiguo, volvió la terminología sacer- contrario, el hombre común, al decir rece en el NT u n ministerio, si —y por
designa con la palabra «sacerdote» al dotal al lenguaje cristiano. Esto sucedió
clérigo común, ordenado de presbítero «sacerdote», pensaba en su párroco que qué— constituye u n a estructura indis-
ya en el siglo n 1 . predica, que cuida pastoralmente su pensable para la Iglesia, o de qué ma-
y dotado por la ordenación con el poder
de celebrar la eucaristía. El obispo, Cuando más tarde se desarrolle u n a iglesia y celebra los sacramentos. nera tendría que organizarse.
aunque aclamado en la liturgia como teología del orden sagrado, o sea, en La reflexión teológica moderna ha
«sacerdos magnus», se distingue prefe- tiempos de la gran escolástica, se cam- ensanchado sus límites, y así el sacra- II. El ministerio en el NT
rentemente por su cualidad jurídico- biarán muchas cosas en la Iglesia. mento del orden es hoy considerado 1. DIVERSAS ECLESIOLOGÍAS.—La ima-
p a s t o r a l . El binomio terminológico Quedará apagado el impulso misionero en toda su amplitud. La forma de ha- gen de la Iglesia que nos presenta el
«sacerdotes y obispos» sirve para expre- de los orígenes, que hacía de los minis- blar sobre el sacerdocio no es ya uni- NT no es única. Por lo que al ministe-
sar esta situación lingüística, de tal tros, más que otra cosa, predicadores voca, puesto que comprende esencial- rio se refiere, nos encontramos con u n a
manera que aparece usado incluso en del evangelio. El original cuidado pas- mente el tema del carácter sacerdotal distinción bástante marcada entre dos
los documentos del Concilio Vatica- toral de las iglesias se revestirá cada de todo el pueblo de Dios. De esta nueva distintos niveles de la Escritura neotes-
no II. Al mismo tiempo se h a verificado vez más de formas jurídicas, se irá secu- situación teológica nacen las expresio- tamentaria. Los Hechos, las cartas pas-
u n a evolución, a veces peyorativa, en larizando cada vez más y quedará cada nes «sacerdocio ministerial» o «minis- torales, la primera carta de san Pedro
el significado de otras palabras: «cura», vez más centralizado en el ministerio terio sacerdotal». Con ellas se pretende y la carta de Santiago atestiguan la exis-
que en su origen es el sacerdote que papal. Al mismo tiempo la decadencia distinguir el sacerdocio de los ministros tencia del ministerio de los obispos-
cuida a u n a comunidad cristiana, es u n del clero estaba reduciendo el ministerio ordenados frente al sacerdocio común presbíteros, instituido de forma perma-
término acompañado a veces de u n a casi exclusivamente a la sola celebra- de todos los bautizados. Por lo mismo, nente, destinado al cuidado pastoral
acepción despreciativa, propia del habla ción litúrgica de los sacramentos. Y los «sacerdocio» y «sacerdotal» no se re- de las comunidades y, sobre todo, a la
popular y de la jerga de los anticlerica- monjes recibían las órdenes sagradas fieren aquí exclusivamente al carácter custodia del evangelio auténtico, y do-
les. «Ministro» es u n término casi ex- sencillamente para poder celebrar pri- cultual del ministerio. Las expresiones, tado además del don del Espíritu en
clusivo del ámbito protestante. Algo vadamente la misa en la clausura de presentes en los textos del Vaticano II virtud de la imposición de las manos.
parecido ocurre con «pastor», a u n los monasterios. El nacimiento de las y del Sínodo III de los obispos, no están Por el contrario, el resto del corpus
cuando este término subsistía en los órdenes mendicantes trajo consigo u n en realidad exentas de ambigüedad. paulino nunca nombra la imposición
ambientes católicos, pero más bien re- nuevo florecimiento del ministerio de Pues no existe u n sacerdocio que no de las manos ni alude al ministerio de
servado al obispo y propio del lenguaje la predicación, ejercido, sin embargo, sea u n servicio, es decir, que no sea los obispos-presbíteros. Hay u n a sola
áulico oficial. En estos últimos años se más por u n mandato jurídico derivado ministerial. Además, si diciendo «minis- alusión a los obispos y a los diáconos
está perdiendo incluso el mismo valor del papa que en virtud de la imposición terio sacerdotal» se entiende también en el saludo de la carta a los Filipenses,
semántico de «sacerdote», por la exal- de las manos. Todos estos hechos expli- la predicación y el cuidado pastoral de última del epistolario ciertamente au-
tación del sacerdocio bautismal de to- can por qué la teología del orden se las iglesias, ¿cómo se expresará el ser- téntico de san Pablo. En cambio, la pri-
dos los fieles. Además se va extendiendo formará dentro de u n ámbito muy res- vicio propiamente cultual de los mi- mera carta a los Corintios nos ofrece
la idea de que el aspecto sacerdotal es tringido: el orden será considerado nistros ordenados? El problema termi- el más antiguo documento neotesta-
solamente u n o de los aspectos del mi- como sacramento que da poder para la nológico, hoy tanto como en el pasa- mentario que nos pueda poner en con-
nisterio. Por eso el actual lenguaje teo- celebración del culto cristiano. La po- do, es índice de u n a labor teológica y tacto directo con la vida de u n a iglesia.
lógico está recuperando el término «mi- testad de consagrar la eucaristía será de la búsqueda, en la experiencia de la Pues bien, en él se nos presenta la ima-
nistro». Para indicar a los ministros por ello el grado supremo del orden: Iglesia, de u n a mejor autoconciencia gen de u n a iglesia libre, carente de ins-
inferiores al obispo se está volviendo al el presbítero será el «sacerdote» por del sacramento del orden y del servicio tituciones y de organización propia-
greco-latino «presbyter», que muchos excelencia y la dignidad episcopal será que de él se deriva. mente dicha. Es u n a iglesia muy
traducen por «presbítero». A esta pa- considerada más como u n a investidura dinámica, agitada verdaderamente por
labra, de carácter culto, corresponden jurídica que como u n grado del orden 1 - el viento del Espíritu, donde muchísi-
el término y la noción de «sacerdote». Los reformadores del siglo xvi com- 3. EL PROBLEMA.-La cuestión fun- mos desempeñan u n a función activa y
Hablaremos, pues, de «ministerio» para batieron duramente esta sacerdotaliza- damental que debemos plantearnos es donde se manifiesta u n a variada abun-
indicar el servicio eclesial derivado del ción del ministerio: cancelaron toda la ésta: ¿para qué necesita la Iglesia u n dancia de carismas. He aquí, pues, u n
sacramento del orden. Pero diremos terminología sacerdotal, restableciendo ministerio institucionalizado? No se doble problema.
«presbíteros» o «sacerdotes» y «obis- el término «ministerio» y acentuando trata de u n a cuestión ociosa. Nace de
pos» junto a «diáconos» y «papa», para en él sobre todo el servicio de la pre- dos motivos concretos. El uno, que Primero: las diversas visiones de la
indicar sus diversos órdenes. dicación de la palabra de Dios, Todo Cristo es ya el único definitivo profeta Iglesia, ¿son acaso las etapas de u n a
esto provocó por reacción entre los y el eterno sacerdote, único mediador evolución que alcanza gradualmente
católicos u n a concentración cada ve z entre Dios y los hombres. El otro moti- una visión armónica unitaria? ¿O se
2. LABOR DE LA TEOLOGÍA EN LA HIS- más fuerte del significado del ministerio vo es que la Iglesia está animada por trata más bien de experiencias y con-
TORIA DE LAS PALABRAS.-ES por demás en su función sacerdotal y cultual. Por el Espíritu Santo, quien hace de ella vicciones total y sencillamente diver-
sintomático que el NT evite siempre el eso, cuando bajo el empuje pastoral del con todos sus miembros el cuerpo de gentes ? En esta segunda hipótesis, i cuál
uso de la terminología sacerdotal a pro- Concilio de Trento, se inició u n a restau- Cristo, pueblo profético y sacerdotal. es la presentación de la Iglesia que de-
pósito de los ministros de la Iglesia. Exis- ración de la actividad ministerial en Es decir, parece como si bajaran de lo biera ser normativa para la Iglesia de
todo el marco de sus componentes y
te la preocupación evidente de distan- alto o brotaran de abajo las fuerzas de hoy? 3 .
ciarse del concepto y de la tradición
Ministerio 664 665 Ministerio
5
Segundo: entre las diversas particu- e insospechadas . Pero los carismáticos toms conciencia de su destino y de su ai paso de esta necesidad fundamental
laridades estructurales que componen de la iglesia de Corinto no son, o mejor porvenir y, por lo mismo, de sus es- sin la institución oficial de un ministe-
la figura de la Iglesia, ¿ cómo podremos no deben ser, los supremos y libres tructuras. En este clima teológico y es- rio. Hay intervenciones autoritarias del
determinar cuáles son verdaderamente directores de la comunidad. Su posición piritual nace la idea de un «depósito» Apóstol, así como también son acepta-
esenciales a su naturaleza y cuáles son será juzgada por u n a instancia supe- y de una «tradición» vinculados al mi- dos en plan de directores algunos que
sencillamente fruto de una situación rior, cuyas bases serán la comparación nisterio de algunos hombres consagra- merecen consideración y respeto por
contingente ? con las expresiones esenciales del autén- dos de manera específica a esta misión. haber dedicado su vida al evangelio
La respuesta a los dos problemas se tico evangelio apostólico 6 y el criterio Estos son los obispos-presbíteros 13 . En juntamente con Pablo. En las iglesias
puede resumir en u n solo razonamiento. del bien común y de la edificación de el llamado Concilio de Jerusalén los a las que se refiere la experiencia de
Para el católico que pretende tomar en la comunidad 7 . Al servicio de esta ins- encontramos al lado de los Apóstoles. Lucas y de las cartas pastorales se re-
serio la fe en la inspiración de la Escri- tancia superior pone san Pablo su A ellos, lo mismo que a los Apóstoles, suelve esta necesidad con la institución
tura, no puede existir fragmento alguno autoridad. El es el Apóstol que ha se les propone la cuestión presentada de los obispos-presbíteros, que para eso
del NT que tenga que ser rechazado predicado en Corinto el evangelio, que por Pablo y Bernabé y luego aparecen reciben con u n a finalidad muy particu-
como contrario al evangelio auténtico debe ser absolutamente el objeto de asociados a la decisión tomada. Y se lar el don del Espíritu ñor medio de la
o a la sustancia esencial de la fe. De comparación de toda manifestación del trataba de u n a cuestión de fe y de dis- imposición de las manos. En la base
esta observación no podemos deducir Espíritu. El es el ú.,ico padre de aquella ciplina eclesiástica 14 . Aparte de este se da la misma preocupación. La diver-
la legitimidad de aquella forma de leer iglesia por él engendrada 8 y que debe aislado episodio, su función esté nor- sidad de los medios empleados se deriva
la Biblia, que pone todos los textos en ser respetada y edificada conforme a malmente indicada como u n a misión del hecho de que en Corinto el problema
el mismo nivel, con la convicción aprio- las exigencias de todos sus miembros pastoral, una misión de guía, de cus- surge en vida de Pablo, mientras Lucas
rística de que deben formar un plan y no sólo según el criterio subjetivo de todia, de administración de las igle- y las Pastorales se mueven en la pers-
único y armonioso. Por el contrario, algunos. El da por eso normas y exige sias 1 5 . Esta genérica tarea pastoral se pectiva de la ausencia de los Apóstoles.
es preciso determinar lo que aparece que se reconozca que lo que escribe realiza, sin embargo, en la custodia del Pero las dos situaciones tienen tam-
estrechamente vinculado con el núcleo «es un precepto del Señor» 9 . Además el evangelio auténtico frente a las falsas bién en común otro dato fundamental:
del mensaje y lo que le es contingente, Apóstol pide explícitamente a los co- doctrinas que tienden a deformarlo. el Espíritu es el animador y el primer
lo que es original y lo que es derivado, rintios que se sometan a sus colabora- A Timoteo y a Tito se les dirige conti- custodio de la Iglesia. Esto es evidente
lo que es fundamental y lo que se dores. No los designa con ningún títu- nuamente la recomendación de custo- en la iglesia de Corinto, pero también
apoya en lo fundamental, lo que es lo particular, ni parece que hayan re- diar fielmente lo que allí se llama «de- en la tercera generación cristiana es
característico de un momento histórico cibido la imposición de las manos. Es- pósito», y se piensa en los presbíteros al Espíritu a quien en el fondo se apela.
y lo que es propio de otro momento tan calificados como personas que «se como continuadores de esta tarea 1 6 . De hecho la custodia y la transmisión
distinto 4 . Podemos lograr esta determi- han dedicado al servicio de los santos», También el libro de los Hechos les del «depósito» no se encomienda a u n
nación si descubrimos la relación que que colaboran en la «obra del Señor», atribuye la tarea de defender las igle- instrumento puramente jurídico o a
tienen las diversas estructuras con el que por ella pasan fatigas 10 . Esta indi- sias contra ciertos «maestros que hablan garantías puramente humanas, sino a
núcleo del anuncio apostólico, núcleo cación corresponde a las alusiones a cosas perversas» 17 . La segunda carta u n a estructura de tipo sacramental.
determinable a su vez a través de las «aquellos que trabajan por vosotros, de san Pedro, refiriéndose precisamente La imposición de las manos no es u n a
primitivas fórmulas de fe que aparecen que os dirigen en el Señor y os guían a la presencia de falsos profetas y falsos investidura burocrática, sino que sig-
dispersas por el NT. El tema de la Iglesia con sus advertencias» de 1 Tes 5,12, maestros, enuncia el principio: «Nin- nifica la plegaria de la Iglesia para pedir
y, en consecuencia, de sus ministerios a los «pastores» de Ef 4 , 1 1 , a los «obis- guna profecía de la Escritura puede in- el don del Espíritu. Por otra parte nadie
no forma parte del contenido original pos y diáconos» de Flp 1,1. terpretarse por cuenta propia» 1 8 . Estos piensa que el cristiano particular, en
del anuncio apostólico. Pero desde el obispos-presbíteros son constituidos cuanto tal, pueda ser en algún sentido
principio la Iglesia cree ser el vehículo En resumen, hemos de reconocer como tales por la imposición de las garantía de la propia inspiración. El Es-
indispensable del anuncio. Tiene con- que en Pablo no existe u n a institución manos. El gesto tiene ante todo un sig- píritu se da a la Iglesia y nadie puede
ciencia de ser a la vez el fruto de la ministerial, pero tampoco queda la igle- nificado genérico: la comunicación del individualmente atribuirse su posesión.
adhesión a la fe del evangelio y el mar- sia encomendada sin más a los dones don del Espíritu Santo 1 9 . Más tarde lo De este pensamiento se derivan las nor-
co esencial para su proclamación. Se imprevisibles del Espíritu. Hay, en cam- encontramos con u n significado más mas dadas por Pablo en Corinto para
trata ahora de ver qué lugar ocupa en bio, u n a clara referencia al evangelio, específico, el de conferir u n a misión. u n a disciplina de los carismáticos y
esta conciencia la existencia de un como dato objetivo de u n a tradición Pablo y Bernabé son consagrados para para la comprobación de sus dones.
ministerio como instrumento esencial concreta y hay una disciplina eclesial la misión con la imposición de manos Cuando más tarde se instituye el mi-
para el servicio del anuncio. encomendada a los que de hecho sirven realizada por los profetas y doctores de nisterio, no se crea u n organismo jurí-
a las iglesias 11 . la iglesia de Antioquía, después de un dico ni se atribuye a particulares la
Cuando se pasa de la generación de ayuno y durante u n acto litúrgico 20 . posesión exclusiva del Espíritu. Se crea,
2. DE LA PRIMERA A LA TERCERA GE- los Apóstoles y de la de sus colabora- También a Timoteo se le recuerda la por el contrario, u n a institución por la
NERACIÓN CRISTIANA.—; Será preciso acep- dores a la generación siguiente 1 2 , la imposición de manos, hecha por Pablo que precisamente los ministros no tie-
tar que en la iglesia de Corinto tenemos Iglesia, de manera refleja, toma con- y por el presbiterio, como señal del don nen opinión propia que imponer, sino
un ejemplo ilustre de iglesia auténtica, ciencia de la idea de tradición con la de un carisma. Pues este mismo gesto u n «depósito» que guardar. Esta insti-
apostólica, llena de vitalidad en el Es- precisa sensación de la distancia que y con el mismo significado lo repetirán tución, al ser institución de la Iglesia
píritu y, sin embargo, carente de cual- ya la separa de los orígenes. La «tradi- Timoteo y Tito para constituir nuevos querida por los Apóstoles, existe en
quier clase de ministerio autorizada- ción» siempre ha existido, pero ahora presbíteros 21 . virtud del don del Espíritu Santo dado
mente destinado a garantizar su fe se reflexiona sobre su significado y se a la Iglesia y representado por la im-
auténtica y a guiar su vida ? Ciertamente ponen a punto los instrumentos para posición de las manos, como expresión
De este análisis se desprende que un
para Pablo la actividad y la vitalidad su transmisión. Hay además u n a visión de su finalidad específica y de su fun-
motivo fundamental que penetra todo
de la Iglesia están fundamentalmente distinta de la escatología con respecto ción. Conviene, sin embargo, notar que
el NT es la preocupación de permanecer
garantizadas por la acción del Espí- a la espera primitiva de un inmediato el criterio fundamental para poder emi-
fieles al anuncio apostólico original. En
ritu que se manifiesta de formas diversas retorno del Señor. Por eso la Iglesia la iglesia de Corinto se cree poder salir
Ministerio 666 667 Ministerio

tir un juicio lo tenemos en el evangelio, III. Formación de un cuadro completo tiene como vértice y como centro la Como conclusión tenemos que decir
mensaje recibido y transmitido por Pa- de ministros figura del obispo, y como uno de sus que, por lo que al NT se refiere, la
blo, «depósito» formulado ya y enco- aspectos esenciales la presidencia de la tradición católica viene a precisar que
mendado a los obispos-presbíteros para 1. LOS GRADOS DEL MINISTERIO Y SU eucaristía. aquel ministerio, querido por los Após-
que lo transmitan íntegro a las gene- ASPECTO SACERDOTAL.-El NT no conoce También Clemente Romano, en su toles, conferido por la imposición de
raciones futuras. la distribución exacta del ministerio en primera carta a los Corintios, escrita las manos y destinado a la custodia
sus diversos grados, tal como actual- probablemente hacia el final del si- del evangelio auténtico y al cuidado
En una palabra, en las dos situacio- mente existen en la Iglesia. Hay sola- glo i, conoce la división del ministerio pastoral de las iglesias, es también un
nes se siente intensamente la necesidad mente un ministerio itinerante, el de en sus tres grados. Además la expresa ministerio sacerdotal, dotado con el
de que la Iglesia permanezca fiel a sí los Apóstoles y sus colaboradores, y un con una terminología de tipo sacerdotal: poder de consagrar la eucaristía. El
misma, o mejor, al evangelio de donde ministerio local de carácter colegial, el «Al sumo sacerdote le están encomen- ejercicio de este ministerio se realiza en
nace y del que vive. Y esta necesidad de los presbíteros. Hay una sola alu- dadas sus propias funciones, los sacer- tres grados distintos: diáconos, presbí-
no tiene respuestas ni demasiado lógicas sión a diferentes tipos de presbíteros: dotes tenían señalado su propio lugar, teros y obispos. Para el católico estas
ni demasiado fáciles. La Iglesia está los ordinarios, los que presiden, los que y los levitas estaban encargados de matizaciones, unidas a una tradición tan
animada por el Espíritu y, sin embargo, predican. También tenemos a Santia- sus propios servicios». No se trata sim- antigua y tan profunda, forman parte
es preciso hacer esta recomendación: go, que parece ser la primera figura de plemente de una terminología derivada del patrimonio esencial de cosas que
«No os fiéis de cualquier espíritu, sino obispo vinculado a una iglesia local25. del AT, sino que además se indica el hay que creer, según la doctrina del
examinad si los espíritus vienen de Por el contrario, ya a principios del cargo cultual propio de cada ministro. Concilio de Trento y del Vaticano II.
Dios, pues muchos falsos profetas han siglo n, Ignacio de Antioquía en sus Pues de hecho se alude a una ordena-
salido al mundo». Para esto existe el célebres cartas presenta un cuadro pre- ción del culto y a las normas que re- 2. LA SUCESIÓN APOSTÓLICA.-El mi-
criterio del evangelio («Todo espíritu ciso del ministerio en sus tres grados gulan su30 momento, su lugar y sus nisterio, garantía de la ortodoxia y
que confiesa a Jesucristo, venido en clásicos: diáconos, presbíteros, obispos. ministros . custodio del evangelio auténtico, ¿con-
carne, es de Dios») y la función del mi- En este cuadro sobresale claramente la De estos antiquísimos testimonios siste simplemente en la custodia ma-
nisterio («Nosotros somos de Dios. Quien figura del obispo como26centro de uni- patrísticos se deriva —y se desarrolla terial de la Escritura o es acaso también
conoce a Dios nos escucha, quien no dad en la iglesia local . La necesidad sin obstáculos— la conciencia dogmá- garantía de una continuidad viva, de
es de Dios no nos escucha. En esto co- de conservar la fe auténtica es la base tica de la Iglesia que asigna al ministe- modo que el mensaje apostólico, predi-
nocemos el espíritu22 de la verdad y el de la teología ignaciana, tan directa- rio, además de la tarea de la predica- cado hoy con lenguaje de hoy, sea el
espíritu del error») . La conclusión es mente unida a la temática del NT: ción y del cuidado pastoral de las igle- mismo que un día fuera predicado por
que, para san Juan, no hay autentici- «Guardaos de esta gente (los herejes). sias, el cargo sacerdotal de la celebra- los apóstoles?
dad en la inspiración si no hay solida- Y esto lo conseguiréis a condición de ción del culto, sobre todo, de la euca-
ridad con la Iglesia: «Salieron de entre que no os engriáis y os mantengáis in- Este tema de la sucesión apostólica
nosotros: pero no eran de los nuestros. separables del Dios de Jesucristo, de ristía. La distinción de los grados es tiene ya en el NT algunos indicios que
Si hubiesen sido de los nuestros, habrían vuestro obispo y de las ordenanzas de clásica y aceptada sin discusión en justifican la importancia que después
permanecido con nosotros»23. los Apóstoles. El que está dentro del la práctica de la Iglesia, pero no así su se le va a dar 35 . En efecto, ya Clemente
altar es puro; mas el que está fuera interpretación teológica. Bien conocido Romano recurre a ellos en cierto modo.
del altar no es puro. Es decir, el que es el caso de san Jerónimo (s.iv), quien, Pues a los Corintios, siempre un poco
Ante unos textos como los anteriores hace algo a espaldas del obispo, del aun no negando la legitimidad de la inquietos, les escribe en defensa de los
algunos exégetas protestantes hablan colegio de los presbíteros y del diá- institución del obispo único como jefe presbíteros a los que pretendían remo-
de «protocatolicismo», afirmando que cono,27 ése no tiene limpia la concien- de una iglesia particular, piensa que ver de su ministerio en aquella iglesia.
la «deformación católica» de la Iglesia cia» . Aquí Ignacio, pasando por el no se trata de un grado distinto en la Y para defenderlos apela precisamente
empieza ya en estos escritos del NT. La tema de la custodia de la fe, llega hasta esfera del orden, sino sencillamente de al testamento de los Apóstoles. Les re-
deformación consistiría en una sustitu- la dimensión sacerdotal del ministe- una distribución funcional de tareas. cuerda que fueron los Apóstoles quie-
ción del Espíritu por la institución, de la rio, que en el NT no aparece con cla- Y así, ya que el ministerio colegial no nes establecieron a los obispos y a los
libertad por24la ley, de la Escritura por el ridad. Esta dimensión queda iluminada parece garantizar suficientemente la diáconos. Y añade: «Además dispusie-
Magisterio . Ahora bien, el modelo de por la convergencia de dos temas: por unidad de la Iglesia, uno de los31presbí- ron que, cuando ellos murieran, otros
Iglesia en esta tercera generación cris- un lado el tema que hace de la euca- teros asume la función de jefe . Esta varones probados les sucedieran en el
tiana no supone ninguna sustitución ristía el centro de la unidad en la tesis de san Jerónimo la defendían to- ministerio». De donde concluye que los
deformante, sino sencillamente la ne- Iglesia, por otro el que define al minis- davía algunos en el Concilio de Tren- Corintios no tienen36 derecho a expulsar
cesidad de un ministerio que sirva para terio como el control de la ortodoxia y, te32. Por eso el Tridentino afirma que a sus presbíteros . Ireneo, en el si-
verificar la autenticidad de las manifes- por tanto, de la comunión eclesial: la distinción de los tres grados del mi- glo n, desarrolla el tema para demostrar
taciones del Espíritu y para dirigir la «Poned todo interés en usar de una nisterio forma parte de la estructura la auténtica apostolicidad de la ortodo-
interpretación de la Escritura. Pero ade- sola eucaristía; porque una sola es la esencial de la Iglesia, pero no concreta xia en contra de las herejías gnósticas:
más, este modelo de Iglesia tiene que carne de nuestro Señor Jesucristo y un la naturaleza de la distinción entre «Los que quieran ver la verdad pueden
ser por fuerza normativo, porque es el solo cáliz para unirnos con su sangre; episcopado y presbiterado33. El mismo contemplar en cualquier Iglesia la tra-
modelo de Iglesia que traza el NT para un solo altar, así como no hay más que Vaticano II, cuando se trató de preci- dición de los Apóstoles manifestada en
la edad postapostólica, al partir de las un solo obispo con el presbiterio y los sar con autoridad en qué consistía la el mundo entero. Y nosotros podemos
mismas preocupaciones de base que he- diáconos»28. De aquí deriva el famoso distinción entre los tres grados del mi- enumerar a aquellos que los Apóstoles
mos encontrado en la eclesiología pau- principio ignaciano: «Debe tenerse por nisterio, prefirió usar una fórmula poco establecieron como obispos en las igle-
lina. Por otra parte nosotros somos válida solamente aquella eucaristía que comprometida: «El ministerio eclesiás- sias y también a todos sus sucesores
también una Iglesia postapostólica, obli- se celebre bajo la presidencia del obispo tico, de divina institución, es ejercitado hasta llegar a nesotros. Pues bien, nin-
gada, por tanto, a modelarse según la o ron su autorización»2'*. Para Ignacio, en diversas categorías por aquellos que guno de ellos ha enseñado nada ni ha
estructura neotestamentaria de la ter- pues, el ministerio en cualquier iglesia ya desde antiguo se llamaron obispos, conocido nada que se parezca a lo que
cera generación cristiana. presbíteros y diáconos»34. éstos (los gnósticos) enseñan»37. Para
Ministerio .668 669 Ministerio

Ireneo. pues, la tradición apostólica apostolicidad se apoya sobre u n funda- sos de considerar el ministerio. Aún en del papa sería de institución divina, el
junto con la Escritura es norma de fe, mento más claro y simple, pues citan nuestros días constituyen dos polos de del obispo en cambio sería de institución
y la sucesión apostólica es vehículo y el ministerio de Pedro como querido por tensión en la problemática actual. Me papal. Esta tendencia servía a los inte-
señal que garantiza la tradición: «Si los Cristo en función de la unidad de la refiero al problema sobre la necesidad reses de la curia romana y exaltaba
Apóstoles no nos hubiesen dejado las Iglesia. Poco a poco la consideración de acentuar particularmente el aspecto exageradamente el primado del papa.
Escrituras, ¿no habríamos tenido que de la sucesión apostólica y, por lo mis- sacerdotal del ministerio o más bien Según otros, el ministerio episcopal era
seguir quizá los pasos de la tradición mo, la comprobación de la comunión su aspecto misionero 4 3 . de institución divina, si bien el ejer-
que ellos h a n transmitido a quienes y de la ortodoxia se hace cada vez me- cicio de la jurisdicción estaba condi-
confiaban sus iglesias?» 38 . Pero esta nos por el sistema de recurrir a las igle- 2. LA SITUACIÓN EN EL MOMENTO DE cionado por la autoridad del papa. Esta
sucesión no está considerada solamente sias apostólicas y a la serie de sus obis- LA REFORMA.—En la vida de los sacer- tendencia exaltaba evidentemente las
como vehículo material o como instru- pos. Por el contrario, cada vez más y dotes y obispos se había verificado ya funciones del episcopado y no pocas
mento jurídico de la tradición, sino por fin exclusivamente, se refieren a la desde hacía siglos una total decadencia veces se aliaba con las tendencias con-
como señal del don del Espíritu: «Don- iglesia de Roma, por considerarla por- del ministerio de la predicación. Esto ciliaristas. Y dado que muchos teólogos
de están los carismas del Señor, allí es tadora de u n carisma singular dentro había sucedido al perderse el empuje y canonistas opinaban que el ministe-
adonde hay que ir para aprender la del contexto general del carisma apos- misionero de la Iglesia, como conse- rio de la palabra pertenecía a la potes-
verdad, es decir, junto a aquellos que tólico. Baste recordar la proclamación cuencia del convencimiento de que la tad de jurisdicción, los debates sobre el
son verdaderamente sucesores de los del Concilio de Calcedonia (año 451), misión estaba ya cumplida. Agustín sacerdote se reducían a un razonamien-
Apóstoles» 39 . De esta forma las listas después de la lectura de la carta del estaba de hecho convencido de que el to acerca de su función cultual, sacer-
de los obispos, sobre todo los de las papa León: «Esta es la fe de los padres, evangelio había sido predicado ya a dotal. Mientras los debates sobre el
iglesias de fundación apostólica, ad- ésta es la fe de los Apóstoles. Todos nos- todos los pueblos. Otra causa del fenó- obispo se enredaban en la disputa sobre
quieren un significado de signo, al serlo otros así lo creemos, así lo cree el que meno era la deplorable situación cultu- la relación de sus poderes con los del
de la comunión con la Iglesia apostó- tiene la fe verdadera. Pedro ha habla- ral y moral de sacerdotes y obispos. papa.
lica. Así la imposición de las manos, do por León. Los Apóstoles así lo han Pues gran parte de ellos no estaban
además de ser el signo de un carisma enseñado» 4 2 . El fenómeno de concen- Los reformadores no negaron la le-
capacitados para predicar el evangelio, gitimidad de un ministerio, ni siquiera
del Espíritu, es también signo de la trar el tema de la sucesión y de la aunque lo hubieran intentado. Simul-
comunión eclesial, gracias a la cual la apostolicidad en la figura del obispo de el valor sacramental de la ordenación.
táneamente se había ido exaltando la El punto que ocupó el centro de la po-
Iglesia permanece siempre la misma y Roma no nace exclusivamente de ne- función sacerdotal de los ministros, y
oye siempre el mismo mensaje apostó- cesidades contingentes. Más bien ha- lémica fue el aspecto sacerdotal del mi-
se los consideraba como tales sobre nisterio. Aspecto que era negado de una
lico. bría que decir que estas necesidades todo por su poder de consagrar la
contingentes conducen a la considera- manera decidida y radical. El primer
eucaristía. Este ministerio sacerdotal motivo era la negación del sacrificio de
ción de unos datos de la Escritura, que era considerado de una manera total-
3. LA APARICIÓN DEL MINISTERIO DEL antes de recibir el estímulo de las cir- la misa: para los protestantes la idea
mente autónoma con respecto al mi- de que en la misa se realizase un ver-
PRIMADO.—Las exigencias de la or- cunstancias, no influían grandemente nisterio de la predicación y del cuidado
todoxia imponían, como hemos visto, en la vida de la Iglesia. Nos referimos dadero sacrificio ofrecido al Padre en
pastoral de las iglesias, de tal forma expiación de los pecados era absurda
la necesidad de subrayar las líneas de- al célebre pasaje de Mt 16,13-20, a que eran muchísimos los sacerdotes que
terminantes de la unidad y de la iden- Le 22,31s, a Jn 21,15-17, así como al y clamorosamente contraria a la abso-
se ordenaban sin la menor intención luta unicidad del sacrificio de Cristo
tidad de la Iglesia en la génesis misma relieve que tiene en todo el NT el nom- de ejercer la predicación y la cura de
de la Iglesia y en sus relaciones de filia- bre de Pedro, Cefas, roca de la Iglesia. en la Cruz. Ahora bien, si no hay un
almas 4 4 . Y el obispo, sin contar la sacrificio además del sacrificio de la
ción. Pero a medida que las iglesias se Así la tradición católica de los tres pri- grave mundanización de la vida de
iban multiplicando por el mundo, la de- meros siglos desarrolló todas las su- cruz, tampoco puede haber otro sacer-
muchos, había ido asumiendo u n a fun- docio. El segundo motivo deriva del
terminación de estas líneas resultaba gerencias de la Escritura. Y nos dio una ción caracterizada cada vez más por
cada vez más compleja y difícil. El mis- imagen del ministerio como de un ser- concepto del sacerdocio común de los
su apariencia jurídica. Muchísimos teó- fieles. Se decía que en el caso de poder
mo Ireneo advierte esta dificultad y, vicio dotado del carisma del Espíritu, logos negaban que su consagración
por eso, fija su atención en lo que él destinado a conservar la Iglesia fiel al hablarse de un sacerdocio, se trataría
fuese sacramental, porque al considerar solamente del sacerdocio derivado del
juzga el punto de convergencia de la mensaje apostólico, vinculada vitalmen- el sacramento como orientado exclusi-
comunión eclesial: «Al ser demasiado te a los Apóstoles por la sucesión de bautismo, que permite a todos los cre-
vamente hacia la eucaristía, no podían yentes tener, por la fe en Cristo, acceso
prolijo describir la sucesión de todas las los obispos y unida en torno al minis- destacar nada en el obispo que no tu-
iglesias, podemos referir la tradición terio de Pedro, que se continúa en la inmediato al Padre. No tiene, pues, sen-
viera ya el sacerdote. Entonces la dife- tido el hablar del orden como de u n
recibida de los Apóstoles y la fe anun- iglesia de Roma. rencia, importantísima tanto en la
ciada a los hombres en aquella iglesia sacramento que imprima u n nuevo ca-
teoría como en la praxis canónica, que- rácter sacerdotal. La ordenación, por
que fue fundada en Roma por los glo- daba totalmente en el plano de la ju-
riosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, tanto, no crea sacerdotes, sino simple-
risdicción: el obispo es elevado a una mente capacita para un ministerio que
iglesia grandísima, antiquísima y de to- IV. El Concilio de Trento y el posición de autoridad, por eso le com-
dos conocida» 4 0 . También para Tertu- Vaticano II es exclusivamente el ministerio de la
pete el gobierno pastoral de las igle- predicación del evangelio. También para
liano la presencia y el martirio de hasta sias.
tres Apóstoles en la Iglesia romana se 1. Dos MOMENTOS SIGNIFICATIVOS. - los protestantes el ministro de la pala-
convierte en motivo de particular inte- Fijamos nuestra mirada en estos dos bra será ordinariamente el ministro de
rés para localizar en ella el núcleo cen- concilios no sólo porque ellos contie- Pero en esta vertiente jurisdiccional los sacramentos, pero sólo en virtud
tral de la apostolicidad, de la sucesión, nen los datos dogmáticos más intere- la situación no era nada clara. Si la del servicio que presta a la comunidad
de la comunión eclesial y, por tanto, santes, sino porque revelan u n a dia- jurisdicción del obispo y su peculiar con su predicación. La conclusión más
de la ortodoxia 4 1 . léctica que caracteriza el desarrollo de "posición en la Iglesia no se derivan del directamente polémica será que no
la conciencia eclesial del ministerio. sacramento, ¿de dónde derivan enton- existe propiamente un carácter sacer-
En u n segundo momento el hecho El Tridentino y el Vaticano II son como ces? Según algunos, sencillamente del dotal, sino simplemente una función
de apelar a Roma como garantía de dos puntos focales de dos modos diver- papa. En esta hipótesis el ministerio
671 Ministerio
Ministerio 670
aclarando su significado y su particula- subordinado: «ministerio de la liturgia,
ministerial. Por eso todos los que no cuestión sobre el origen de la jurisdic- rísima autoridad. El suyo es u n minis- de la palabra y de la caridad... en co-
predican, aunque hayan sido ordena- ción. En este punto el concilio se divi- terio al servicio de la fe auténtica y de munión con el obispo y su presbi-
dos, son laicos como todos los de- dió de forma irreparable. Para unos la la unidad de la Iglesia, y no obtiene terio» 5 3 .
más 4 5 . plenitud del poder ministerial estaba en su valor por el consentimiento de los En conclusión, puede decirse que el
el obispo, mientras el sacerdote queda- obispos, como si el papa fuese su repre- esfuerzo más interesante del Vatica-
3. EL CONCILIO DE TüENTO.-La acu- ba relegado a u n a función puramente sentante o delegado, sino de su propio no II h a sido el de considerar global-
sación de los reformadores fue recogida cultual, y el papa tenia u n primado carisma, que es el típico del sucesor de mente el ministerio. Esto se manifiesta
por el concilio, desde u n punto de vista no exento de condicionamientos de tipo Pedro 5 0 . en dos direcciones. La primera: diáco-
práctico, sin reticencias. El reconocer conciliarista. Para otros el ministerio La mayor claridad de esta posición nos, presbíteros y obispos tienen funda-
la decadencia del ministerio fue algo tenía dos vertientes: la del orden se dogmática abría el campo con mayor mentalmente u n único y mismo minis-
que se aceptó sin disimulo: «Si en los realizaba en el presbítero y la de la libertad a la consideración del valor terio, que es participación de la misión
otros sacramentos existen abusos, en el jurisdicción en el papa, mientras el del episcopado. Así el Vaticano II recu- que tuvo Cristo y que de Cristo pasó
sacramento del orden h a y u n verda- obispo no era de institución divina. peraba de la antigua tradición litúrgica a los apóstoles y de éstos a sus suce-
dero océano de abusos» 4 6 . Se preparó Como el debate, larguísimo y dramático, la convicción de que la consagración sores. Esta unidad del ministerio deter-
un gran plan de reforma por medio de no ofrecía ninguna posibilidad de acuer- episcopal es u n verdadero gesto sacra- mina la existencia de algunas condi-
los decretos sobre la obligación de pre- do, se impuso como única solución po- mental que confiere «junto con el oficio ciones de comunión entre los distintos
dicar, la práctica obligatoria de la re- sible la renuncia a tratar cualquier tema de santificar, los oficios de enseñar y niveles, expresadas también por víncu-
sidencia, la disciplina de las ordena- que rozase el problema de la jurisdic- de gobernar» 5 1 . Atribuir a la consagra- los jurídicos. La segunda: el único mi-
ciones y la fundación de los seminarios. ción. Por esta razón el concilio habló ción episcopal u n valor sacramental nisterio no es el sacerdotal, sino que
En cambio, en el plano teológico la doc- solamente del sacerdocio, el tema del significaba librar la figura del obispo comprende el servicio de la palabra, el
trina del concilio no logró abarcar toda ministerio fue tratado desde u n a pers- de los esquemas jurisdiccionales en los del cuidado pastoral de las iglesias y
la problemática que proponían los pro- pectiva sacramental y n o eclesiológica, que había quedado bloqueada. Así re- el del sacerdocio cultual. Podemos, pues,
testantes. La primera preocupación fue y la figura del presbítero fue delineada sultaba fácil volver a revalorizar las decir que mientras en Trento el centro
defender la fe católica acerca del sacri- en su perspectiva sacerdotal y sacral. funciones del obispo que habían sido
Naturalmente no pudo ignorarse el del planteamiento fue el tema del ca-
ficio de la misa y, en consecuencia, siempre consideradas como principales, rácter y de la consagración sacerdotal,
sobre el sacerdocio de los ministros. En problema de la división en grados del es decir, las de maestro de la fe y pas-
ministerio. Pero el tema fue tocado con en el Vaticano II lo h a sido el concep-
efecto, se definió la existencia, ya en el tor de la Iglesia. Con ello se evitaban
fórmulas bastante genéricas, que deben to de la misión.
NT, de u n sacerdocio visible y externo, las sequedades de u n a concepción pura-
entendido como poder de realizar el interpretarse además según la delibera- mente jurídica de la misión y se respe- ¿En qué medida están armonizados
sacrificio del cuerpo y la sangre del da intención de los padres de no tratar taba el contexto original expresado con estos dos conceptos en la conciencia
Señor y de perdonar o retener los pe- problemas de jurisdicción. En conclu- la imposición de las manos. De este actual de la Iglesia? Quizá el nudo de
cados, dotado de u n carácter sacramen- sión, se definió la existencia de u n a je- modo no ocurrió lo que hubiera suce- la cuestión, tanto práctica como teoló-
tal permanente y no reducible al puro rarquía de obispos, presbíteros y diá- dido en Trento si hubieran prevalecido gica, del ministerio estriba en la ten-
ministerio de la predicación 4 7 . conos, así como la superioridad de los los partidarios de la institución divina sión existente entre la figura del ministro
obispos sobre los presbíteros. Pero esta del episcopado. O sea, la figura misma en la Iglesia como hombre consagrado
Pero ¿por qué Trento n o incluyó en jerarquía no es de orden jurisdiccional del sacerdote no ha quedado separada y dotado de u n poder singular y, por
el tema del sacerdocio el estudio sobre ni tampoco propiamente sacramental. Es de la del obispo ni aislada en el marco otro lado, la figura del sacerdote como
el ministerio de la palabra y sobre el solamente u n a cierta jerarquía de orden de u n a función puramente cultual. Al u n hombre enviado entre los hombres
cuidado pastoral de las iglesias, que no en el sentido de u n a definición on- contrario, la misma amplitud de minis- para llevar el mensaje de Cristo.
era lo que constituía la propuesta cen- tológica de los grados del sacramento, terio que se le atribuye al obispo en
tral de los reformadores? 4 8 . Hubo u n sino en el sentido de u n a diversidad virtud del sacramento del orden, se le
momento en la atormentada historia de poderes en relación con los diversos atribuye también al presbítero en cuanto V. Hacia u n a síntesis teológica
del concilio en que se presentó u n es- actos litúrgicos, es decir, en u n sentido que participa del mismo sacramento, 1. UN SACERDOCIO NUEVO.-Si el NT
quema muy amplio. En él se atribuía muy general y empírico 4 9 . aunque en u n grado subordinado. Las evitó cuidadosamente el uso de la ter-
a la unción del rito de la ordenación el exigencias de los condicionamientos de
significado de participación en la con- minología sacerdotal a propósito de los
La teología postridentina h a ignora- carácter jurisdiccional no h a n sido ministros de la Iglesia, su empleo flo-
sagración de Cristo como rey, profeta do con frecuencia los condicionamien- superadas, pero se las h a considerado
y sacerdote. Con ese rito los ministros reció bastante pronto, y se impuso de
tos históricos bajo los cuales se movió desde otra perspectiva. Pues se trata
quedaban capacitados para regir las el Tridentino así como las limitaciones manera t a n decidida que incluso el Sí-
del hecho de que el ministerio de la nodo III de los obispos titula sus docu-
iglesias, para predicar en ellas y para que él mismo se había impuesto. La predicación y el del cuidado pastoral
ofrecer el sacrificio por el pueblo. Pero consecuencia fue que el planteamiento mento sobre el ministerio con las pa-
de las iglesias «por su naturaleza, no
este planteamiento, demasiado amplio de la reflexión sobre el ministerio y el labras «El sacerdocio ministerial». ¿Po-
pueden ejercitarse, sino en comunión
en su base, tuvo que ser abandonado. sacramento del orden se limitó a la jerárquica con la Cabeza y miembros dría decirse acaso, más allá de las pa-
En efecto, se observó que predicar y dimensión sacro-sacerdotal, con u n a del Colegio (episcopal)» 52 . También a labras y en el verdadero plano de los
regir las iglesias no eran poderes deri- insistencia en el carácter sacramental propósito de los diáconos, con respec- significados, que no se h a dado nunca
vados directamente de la ordenación, que consagra y califica a la persona to a los cuales se repite el antiguo axio- u n a contaminación que permita con-
desde el momento en que se les podían del ministro, y no consideró su función ma que los considera ordenados «no en siderar el ministerio eclesial en la mis-
retirar a los ordenados y confiar a los en la Iglesia. orden al sacerdocio, sino en orden al ma línea de la mediación sacerdotal
no ordenados. Con esto se tocaba el tema ministerio», el Vaticano II, en vez de veterotestamentaria ? En realidad tal
de la jurisdicción. Y este giro de la cues- hablar de u n ministerio parcial, habla contaminación sí que la h a habido. Por
4. EL CONCILIO VATICANO II.—El Con-
tión, inevitable en la situación teoló- de u n ministerio global, pero de grado eso es preciso que la reflexión teológica
gica de entonces, complicó todo el pro- cilio Vaticano I había consolidado de
parta de u n a clara determinación de la
blema con la más amplia y enredada manera definitiva la posición del papa
finalidad del sacerdocio antiguo.
en el ministerio general de la Iglesia.
Ministerio 672 673 Ministerio
A la samaritana que le preguntaba único mediador, y el que por medio pueblo de Dios. San Pablo se siente decir que el encuentro del hombre de
si había que adorar en Jerusalén, como de la fe vive en él, tiene por medio de sacerdote en su predicación del evan- todos los tiempos con Cristo no suce-
querían los judíos, o sobre el Garizim. él en el Espíritu Santo abierto el camino gelio, porque el pueblo que le escucha derá de suyo a través del libro, sino
como querían los samaritanos. Jesús le para el encuentro con el Padre 5 6 , El y que acoge con fe su mensaje, se con- por la palabra y el sacramento, es decir,
anuncia que ha llegado el momento en nuevo sacerdocio es, por tanto, el de vierte por lo mismo en ofrenda espiri- por medio de la misión de los que han
que los verdaderos adoradores adora- Cristo. En él se verifica el paso del tual agradable al Padre por Cristo 60 . Re- sido enviados, como Cristo fue envia-
rán a Dios en espíritu y en verdad. símbolo a la realidad, de la aspiración cordemos aquí una vez más el texto do por el Padre, los Apóstoles por Cristo
En otros lugares vaticina el Señor el al cumplimiento. Y esto lleva consigo, de Rom 10,14s: «¿Cómo invocarán a y los ministros de la Iglesia por los
ocaso del templo y, con él, el de la por lo que se refiere al culto y a la aquel en quien no han creído? ¿Cómo Apóstoles. Sólo en la idea de u n a misión
postura religiosa que en el templo en- liturgia, u n fuerte desplazamiento de creerán en aquel a quien no han oído? que continúa se encuentra la razón
contraba su más plástica expresión. El acento del rito a la vida. De aquí de- ¿Cómo oirán sin que se les predique? verdadera de la necesidad del sacra-
nuevo templo es su cuerpo. En otras riva el famoso pasaje de la primera Y ¿cómo predicarán si no son envia- mento. Pues si el encuentro de fe con
palabras, podemos decir que la vida carta de Pedro, en que se afirma que dos?». El problema, pues, de la misión Cristo se realizase sólo a través del
de Cristo, su historia y su experiencia el templo verdadero es el pueblo cris- apostólica sigue abierto, aunque en una libro, la fe se reduciría por naturaleza
h u m a n a realizan el encuentro con Dios tiano, edificado sobre la fe en Cristo. nueva dimensión: ¿en qué medida el a la adhesión personal e individual
que estaba simbolizado en el templo, La víctima del sacrificio que se ofrece testimonio apostólico continúa hoy dan- —exclusivamente interior— a la pala-
el sacerdocio y su liturgia 5 4 . En el fon- en este templo es espiritual, es sencilla- do vida a la Iglesia y sosteniendo su fe bra del libro. En cambio, si el encuen-
do, el sacrificio antiguo era más bien mente la vida de los cristianos vivida y su vida? Precisamente de esta pre- tro se realiza a través del testimonio
signo de u n a aspiración que de una en la fe y en el amor, lo que quiere gunta, planteada ya en el NT, surge vivo de las personas, entonces se explica
realidad. La inmolación del animal sim- decir que está consagrada al Padre. la institución de los obispos-presbíteros. por qué la fe no se reduce simplemente
bolizaba esa total entrega de sí mismo Por eso el pueblo cristiano es llamado a la adhesión interior a la palabra,
a Dios que el hombre pecador no lo- estirpe elegida, sacerdocio real 5 7 . Podríamos dar una respuesta distin-
sino que se realiza y expresa por los
graba realizar. Pues la justificación no ta a la misma cuestión diciendo que el
signos que fundamentan la unidad vital
se logra con las obras de la ley. La mensaje apostólico quedó definitiva-
con la comunidad cristiana, es decir,
carta a los Hebreos descubre en la re- 2. LA MISIÓN.—Este es el momento mente consignado en la Escritura del
por los sacramentos.
petición de los sacrificios a través de en que uno se pregunta espontánea- NT y que sólo a través de ella puede el
las distintas generaciones el drama- mente por qué entonces hay todavía hombre de hoy encontrar tanto el men- Esta última observación viene a ilu-
tismo de u n a búsqueda religiosa frus- ministros en la Iglesia y por qué debe saje apostólico como a Cristo mismo. minar también el problema del ministro
trada continuamente por la realidad existir un sacerdocio cultual («visible y Ahora bien, no cabe duda de que, si de la Iglesia como presidente de la eu-
inevitable del pecado. Ahora Jesús ha externo», según la expresión del Triden- Pablo no se consideraba arbitro de la caristía. El que recibe la imposición de
cumplido con su vida esta fundamental tino). predicación, sino sólo «administrador de las manos queda introducido en la su-
aspiración del hombre. En efecto la ino- Los ministros del NT —los sacerdotes los misterios de Dios» con la conciencia cesión apostólica y, por lo mismo, in-
cencia de Cristo, su entrega total al de la Iglesia— no son mediadores entre clara del deber de transmitir un evan- corporado a la misión. Las condiciones
servicio del Padre y de los hombres Dios y los hombres en el culto que rea- gelio que él mismo había recibido tam- de legitimidad de la sucesión son como
hasta la plena consumación de su vida, lizan. El mediador es uno solo: Cristo bién, con mayor razón los ministros de u n a señal de la autenticidad de la
realizan en Cristo el hombre nuevo, Jesús. En cambio, la idea fundamental la Iglesia no podrán sentirse libres y misión. Y la sacramentalidad de la
abierto hacia Dios. Este hombre nuevo de la que nace el ministerio es la idea sin condiciones en el ejercicio de su imposición de las manos garantiza a
sustituye al hombre viejo que se había de misión. Pues el problema no es en predicación. Su primer y básico con- la misión el don del Espíritu, con lo
cerrado sobre sí mismo para no per- este caso el de la mediación entre Dios dicionamiento es precisamente el que que la pura dimensión jurídica queda
mitir que Dios entrara en él. La resu- y el hombre. El problema es muy dife- les viene de la Escritura, como expre- superada. El anuncio se realiza, pues,
rrección, la ascensión y la glorificación rente: cómo comunicar los hechos cris- sión inspirada y canónica, auténtica y en un contexto muy concreto: el del
a la diestra del Padre completan el cua- tianos a los hombres de todos los tiem- normativa del testimonio apostólico. don del Espíritu y el de la continuación
dro: Dios acoge a este hombre en su pos y cómo hacer posible la fe y la par- Pero por otros motivos no podrá nun- del mensaje apostólico. Así ocurre que
intimidad y el encuentro queda consu- ticipación de todos los hombres en el ca la Escritura ocupar el puesto de la la Iglesia, constituida en torno a la
mado para siempre 5 5 . sacerdocio de Cristo. Al final del evan- misión viva del ministerio. El primero, predicación de los ministros ordenados
gelio de Mateo encontramos las famo- porque la Escritura misma atestigua en la sucesión apostólica, se va edifi-
A la luz de este misterio de Cristo sas palabras de la misión: Enseñad y que los Apóstoles han querido el mi- cando verdaderamente sobre la doctrina
es evidente que ya no tiene sentido bautizad 5 8 . Y de hecho el hombre nue- nisterio, mientras que nunca dice que de los Apóstoles. De esta forma se rea-
pensar en la antigua liturgia del tem- vo nace del agua y del Espíritu 5 ' 1 , es de- hayan querido que exista la Escritura. liza aquella dimensión de catolicidad
plo. Esta ponía el acento en la imposi- cir, de la fe y del sacramento. Sobre Además, si tratamos de profundizar, des- en el tiempo, por la que la Iglesia de
bilidad de alcanzar a Dios, en su dis- estos dos carriles se mueve el concepto cubriremos el sentido del mandamiento hoy está unida a la de los orígenes y
tancia del hombre. La simbolizaban de misión. Cristo ha sido enviado por de Jesús: Predicad y bautizad. Pues en es idéntica a sí misma incluso en su
los patios que separaban del mundo el Padre y, como palabra de Dios hecha él se indican la palabra y el sacramento evolución histórica. Parece, pues, lógi-
aquel lugar santo. En aquella liturgia carne, habla y actúa, comunica un como elementos generantes de la Igle- co que en este aspecto la función del
la casta sacerdotal estaba como ins- mensaje de salvación y muere en la sia. Resultaría demasiado difícil inter- ministro no termine con la evangeliza-
trumento de mediación en virtud de la cruz para realizarla por la oblación de pretar esta expresión como referida ción. Del mismo san Pablo tomamos
elección divina y de la antigua consa- su vida. Ahora bien, para que el valor sólo a la misión de los Doce. Pues, en dos sugerencias ya conocidas: el que
gración de Aarón y de la tribu de Leví. de su misión se propague por todos los efecto, la frase está precedida de una predica el evangelio engendra la Igle-
De todo esto se podría decir lo que países y en todos los siglos, envía a referencia a la misión mesiánica de sia y viene a ser como su padre; el
Pablo dice de la ley, que sirve para des- sus apóstoles. Sin su testimonio no Cristo y seguida de una alusión a su que predica el evangelio es como u n
pertar la conciencia de pecado. Dado podríamos hoy encontrar nosotros a dimensión universal en el espacio y en sacerdote que ofrece a Dios la víctima
que Cristo ha realizado el perfecto y Cristo. De su mensaje nace la Iglesia el tiempo, hasta el cumplimiento esca- espiritual, es decir, su pueblo mismo
perenne encuentro con Dios, él es el y ese sacerdocio grande y espiritual del tológico de la misión misma. Esto quiere que vive en la fe y en la caridad. De la

ni
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primera de estas observaciones se de- 3. MINISTERIO Y COMUNIDAD.-Uno de tiva. Pues por la imposición de manos munión de todas las iglesias, que es la
riva la función pastoral del predicador, los argumentos de la polémica de los no queda constituido como delegado Iglesia católica, se sirve del ministerio
es decir, la tarea de estar al servicio reformadores atacaba violentamente la de su comunidad, sino que recibe aque- del obispo de Roma, sucesor de Pedro
de la Iglesia como u n padre que la idea de que hubiese en la Iglesia u n lla misma misión dentro de la sucesión y roca de la unidad de la Iglesia. Esta
ayuda a crecer en Cristo. De la segunda nivel superior de inserción en Cristo, apostólica, de la que ha nacido su mis- sabia articulación de las comunidades
observación nace la justificación del en el que se añadiese algo a la santifi- ma iglesia de origen. Por tanto, su y de los ministerios asegura la vitalidad
principio establecido por la tradición cación y a la consagración realizada en tarea está en conexión con algo ante- propia y autónoma de todas las iglesias
primitiva, a saber, que la Iglesia no todo cristiano por el bautismo. La po- rior y original y además está sostenida particulares, y al mismo tiempo la co-
puede realizar la eucaristía sin el obis- lémica había elegido u n objetivo im- por algo trascendente y superior, como munión de cada comunidad con las
po o el sacerdote. Quede claro, sin em- portante en el campo de la espiritua- es el don del Espíritu. Por lo demás, demás en los distintos niveles hasta lle-
bargo, que el sacerdocio primero y fun- lidad, de la mentalidad más difundida aunque el ministro ejercite sus funcio- gar a la plena manifestación de la co-
damental no es el que se ejerce por y de ciertas posturas de orden práctico. nes en la misma iglesia en la que ha munión católica.
medio de u n rito - a u n q u e se trate de En realidad, para la fe católica el ca- nacido a la fe, desde el momento en La figura de líneas más confusas es
la eucaristía—, sino el que se realiza rácter del orden sagrado no representa que es ordenado, se convierte en el por- la del diácono. La única nota que apa-
en la vida vivida según Cristo y ofre- novedad alguna por lo que se refiere tador no tanto de las funciones de su rece en la tradición y que ha sido re-
cida al Padre en la práctica de la ca- a la justificación, a la gracia, a la vida iglesia cuanto de los fundamentos so- cogida también por el Vaticano II es
ridad. Este sacerdocio nace de la fe, la en Cristo. El Vaticano II ha querido bre los que ella misma se apoya. que el diácono se ordena para el mi-
fe nace de la predicación, la predicación subrayar esta forma de ver las cosas Otra cuestión que tiene relación es- nisterio y no para el sacerdocio 6 3 . A él
nace de la misión. Se debe decir, pues, dedicando u n capítulo entero de la LG trecha con el significado de las comu- le compete el servicio de la palabra (na-
que también el primer sacerdocio de a la vocación de todos los cristianos in- nidades cristianas es la de la distinción turalmente en la línea de la misión apos-
los ministros ordenados es el sacer- distintamente a la santidad. El mismo de los grados del ministerio. Hemos tólica) y el cuidado pastoral de la co-
docio vivido en el anuncio del mensaje concilio ha afirmado que el sacerdocio visto cómo al principio el ministerio se munidad, pero no la celebración de la
apostólico, del que nace el sacerdocio de los ministros no es simplemente un presenta de manera bastante confusa. eucaristía. La restauración actual del
del pueblo de Dios. Es, por tanto, evi- grado superior del de los fieles, sino u n a Papa, obispos, presbíteros, diáconos no diaconado aparece a veces plagada de
dente que el momento ritual debe ser realidad nueva y diferente 62 . Por eso tenían funciones típicas precisas. In- equívocos. Se piensa con preocupación
en el signo litúrgico u n a expresión del en el sentido católico de la fe no se cluso en la estructuración de la iglesia en la falta de sacerdotes en la Iglesia.
momento vital. Así el momento ritual puede afirmar que el ministro sea sim- ignaciana, tan fuertemente centralizada Se estima que es difícil tener sacerdotes
será, según la expresión famosa del plemente e! representante de la comu- en torno a la figura del obispo, no apa- en número suficiente a causa de las
Vaticano II, el punto culminante y el nidad, como si no fuera otra cosa que rece cuál es la función propia de los gravosas exigencias de su preparación
punto de partida de aquel misterio el portador de las funciones y de los presbíteros y de los diáconos. Solamente cultural y de la obligación del celibato.
global que es la vida de Cristo 61 . De carismas de la comunidad como tal. En en una época posterior encontramos Entonces se piensa en los diáconos,
aquí se desprende lógicamente la exi- efecto, la misión pone al ministro en u n a organización de distintas comuni- porque son ministros más fáciles de
gencia de que los ritos respondan a lo una situación muy particular con res- dades, que responden a diversas exi- conseguir y porque podrían desempe-
que es la vida de la Iglesia. Por tanto, pecto a la comunidad. Hasta podríamos gencias y distinguen distintos niveles. ñar una función sustitutiva o quizá
cuando el pueblo de Dios se reúne para hablar incluso de u n a situación dialéc- A esta organización o articulación de también subsidiaria de la de los sacer-
celebrar la eucaristía y reproducir en tica. Por u n lado él es también hijo las comunidades corresponde la dis- dotes. Pero tal concepción es evidente-
ella la cena del Señor, presidirá la de la comunidad cristiana, es u n cris- tinción de los ministerios. Así el obispo mente errónea. Es preciso más bien
asamblea y partirá el pan en nombre tiano nacido a la fe en u n a Iglesia y aparece como el ministro típico de una volver a la sabia lógica de la corres-
de Cristo aquel por cuyo ministerio ha crecido dentro del sacerdocio del pue- comunidad que es Iglesia en sentido pondencia entre la articulación de los
nacido esta misma Iglesia y por cuyo blo de Dios. Por otro lado, ha recibido pleno, es decir, comunidad en la que ministerios y la de las comunidades. En
servicio pastoral crece y actúa. Así como la responsabilidad de u n a misión, que se cumplen todas las funciones ecle- este sentido, si el diácono no celebra
ella no se constituye como pueblo sacer- no deriva de la comunidad. Al contra- siales, incluida la imposición de las la eucaristía, será el ministro de u n a
dotal sin la palabra de quien encarna rio es la comunidad la que nace de la manos para transmitir la sucesión apos- comunidad que no está en situación
la misión, así tampoco puede celebrar misión. La misión de los ministros se tólica. Al constituirse estas iglesias nor- de celebrarla. Tales serán las comuni-
su rito sacerdotal más significativo, o deriva de los Apóstoles, como la de los malmente en centros urbanos y ad- dades catecumenales, las de determi-
sea, la eucaristía sin su concurso. Apóstoles se deriva de Cristo. Para acla- quirir dimensiones notables, incluyen nados sectores particulares o las comu-
Además podemos aquí recordar otro rar la cuestión veamos u n caso típico: en su seno otras comunidades locales nidades demasiado pequeñas. La euca-
aspecto de la celebración eucarística: el del misionero que funda u n a iglesia más pequeñas. En estos casos el pres- ristía, máxima celebración del sacer-
la eucaristía es u n memorial. Responde totalmente nueva. El ha nacido como bítero es el ministro que participa del docio de la Iglesia, debe ser la expresión
a la necesidad de encontrar al Señor cristiano en u n a comunidad de la que ministerio del obispo para el servicio de lo que u n a iglesia es en realidad.
no sólo en el gesto de escuchar la pa- ha recibido la fe y la vida en Cristo. de esas pequeñas comunidades locales. Ahora bien, no es Iglesia la comunidad
labra, sino en el aspecto misterioso de Ahora recibe la imposición de manos Estas son iglesias, aunque no en un de catecúmenos que se prepara para el
la comunidad que es su cuerpo, ani- y va a llevar el evangelio a quienes no sentido pleno, sí en un sentido verda- bautismo. Como no es Iglesia propia-
mado por el Espíritu y vivificado por su lo conocen y a fundar u n a nueva igiesia. dero porque en ellas se celebra la euca- mente un grupo de cristianos reunido
presencia. Y sería realmente extraño En cuanto a su iglesia de origen no se ristía. A su vez el papa va asumiendo sobre la base de u n a categoría socioló-
que el ministerio que tiene la tarea de puede decir que su misión sea anterior muy pronto y con claridad la función gica común, porque la Iglesia debe ser
garantizar la unión de la Iglesia con a la comunidad; pero sí lo podemos de ministro de la comunión católica de el pueblo de Dios, abierto, por tanto,
su momento fundacional, no desem- afirmar con respecto a la iglesia que todas las iglesias. En efecto, al tener la esencialmente a todos. Ni puede ser
peñase ningún papel específico en la ahora funda. Sin embargo, ¿ realiza esta Iglesia por su propia naturaleza una verdaderamente Iglesia un grupo de
eucaristía, que es la memoria viva y empresa en nombre o en virtud de la dimensión mundial, ninguna iglesia cristianos unidos por la amistad o por
perenne de la muerte y de la resurrec- iglesia de la que él procede ? La respues- particular puede vivir si no es en co- un vínculo ascético común, como una
ción del Señor. ta sólo puede ser parcialmente afirma- munión con todas las demás. Esta co- comunidad religiosa, porque la Iglesia
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no es u n a secta, sino un pueblo. Por cramentalismo de pura fórmula, en el del Apóstol podía compararse con un pre libre y que la casta clerical nace
otra parte, grupos semejantes tienen que la fuerza del sacramento no se in- sacrificio que se ofrece al Padre en fa- sobre todo de la visión sacral del mi-
su propia razón de ser dentro de la serta orgánicamente en el entramado vor de la Iglesia. Y por eso Pablo podía nisterio y se refuerza por sus privilegios
Iglesia. Pues bien, cuando se forman personal del sujeto, porque o bien crea pretender que su trato con las iglesias y no por sus renuncias. Dado que el
tales comunidades —auténticas comu- a su manera un sujeto nuevo o bien fuese considerado como de u n a índole ministerio es esencialmente público, pa-
nidades de fe, pero faltas de las dimen- afecta exclusivamente a un sector de su muy singular: muchos maestros, pero rece lógico que el testimonio de vida
siones típicas de la Iglesia y, por tanto, actividad. u n solo padre. que le acompaña tenga que ser tam-
no aptas para celebrar habitualmente Si queremos buscar en la Escritura Este trato singular del ministro con bién público y que la opción fundamen-
y por su cuenta la eucaristía— deben u n poco de luz para iluminar nuestro su comunidad no se determina sola- tal que lo distingue tenga que ser ex-
tener en el diaconado su propio minis- problema, tenemos que señalar el he- mente por el sacramento, sino por la presada de alguna forma canónicamente
terio. Se trataría entonces de comuni- cho de que para los Apóstoles el minis- opción fundamental de su vida. El re- determinada.
dades diaconales. Estas comunidades terio significó seguir a Jesús «dejándolo curso que se hace con frecuencia al El celibato en particular puede ser al-
convergen a su vez en otra comunidad todo», su trabajo y su familia. Y este «ex opere operato» del sacramento para tamente expresivo de la opción funda-
superior, la presbiteral, donde volve- aspecto de su personalidad no es u n garantizar el valor del ministerio de las mental del ministerio. Pues por él los
rían a encontrarse como iglesias ver- elemento marginal, desde el momento personas indignas, está sólo parcialmen- afectos más profundos del hombre que-
daderas y donde celebrarían la euca- en que Jesús, respondiendo a una inter- te justificado. A su favor tiene sola- dan reservados para su comunidad
ristía. Se trataría de una convergencia pelación precisa de Pedro, pone en re- mente el sentido trascendental del sa- eclesial. Para Jesús los que cumplen la
análoga a la que sucede por parte de lación esta renuncia radical de los Após- cramento y de la palabra. Pero no olvi- voluntad del Padre son como «herma-
las iglesias locales en la iglesia supe- toles con su posición escatológica de demos que Cristo compararía tales mi- no, hermana y madre» 6 7 . Cristo se h a
rior del obispo, y a su vez, de estas jueces de las doce tribus en la definitiva nistros con los fariseos, los cuales «di- desposado con la Iglesia, sacrificando
iglesias en la católica. convocatoria del reino 6 4 . El ministerio, cen y no hacen» 6 5 . Por lo demás los toda su vida para que ella fuese u n a
Queda, pues, claro que el ministerio
pues, aparece en conexión con deter- reformadores no partieron del rechazo esposa bella, sin mancha ni arruga 6 8 .
minadas opciones fundamentales de del ministerio católico en su línea de El sacerdote célibe que ama con corazón
existe como u n servicio a la unidad. sucesión. Lutero aspiraba a ver orde-
vida, que la ordenación tendrá que te- indiviso a su Iglesia lleva en su vida
En efecto, así como el ministro es por- nados ministros «evangélicos» por al-
ner en cuenta. Y nunca serán las mis- el signo del amor de Cristo como esposo.
tador para su comunidad del único gún obispo católico. Partieron, por el
mas opciones del laico, el cual, aun El celibato del sacerdote no quedaría
mensaje apostólico que es el fundamento contrario, de la constatación de que los
cuando se apoye en la base de su orien- justificado si la renuncia al amor fami-
de la fe y de la Iglesia, así también es el ministros católicos, si es verdad que
tación de fe y de caridad, localiza sus liar se fundara solamente en necesida-
lazo que une la comunidad particular eran apostólicos por la sucesión, no lo
intereses fundamentales en el trabajo, des funcionales. Ni tampoco este estado
a las otras del mismo nivel y que motiva eran en modo alguno por la vida. Por
en el compromiso político o en la fa- de vida se justifica con las mismas razo-
su convergencia en la comunidad de lo mismo no podían pretender que la
milia. Ni podrán ser tampoco las mis- nes de la virginidad monástica, enten-
nivel superior, hasta llegar a la forma Iglesia los aceptara 6 6 . Si la ordenación
mas opciones fundamentales del monje, dida en su dimensión vertical de pura
última y completa de la unidad cató- es en realidad la elección de un cris-
quien para dar testimonio del reino consagración a Dios en espera del reino
lica. tiano para la misión y no u n a sacra-
futuro pone su principal interés en cons- futuro. En cambio los ministros de la
truir u n tipo de vida opuesto al tipo lización mágica de su persona, tampoco Iglesia encuentran en el celibato la ex-
VI. Problemas vitales mundano. Y lo hace practicando la se puede aceptar la reducción del mi- presión de u n compromiso que llega
obediencia, el celibato y la pobreza. La nisterio a u n a función auxiliar que no hasta los niveles más profundos de su
1. LA OPCIÓN FUNDAMENTAL DEL MI- opción del interés fundamental tiene afecta a los niveles profundos de las personalidad, ya que para ellos el ser-
NISTERIO.—¿Qué significa para un cris- como consecuencia que todas las de- opciones de vida. vicio de la Iglesia es el interés fundamen-
tiano, para sus posturas vitales interio- más opciones de su vida deben estarle tal que determina de suyo y condiciona
res y exteriores, el ser elegido para el coordinadas o subordinadas. Pues la toda su vida. Sería muy útil volver a
ministerio? A esta pregunta se respon- opción fundamental determina la per- 2. CELIBATO Y POBREZA.—ES uno de leer la segunda carta de san Pablo a
de con frecuencia por medio de una sonalidad del individuo y la orientación los problemas actuales más candentes. los Corintios para ver cuánta carga de
alternativa: o se insiste en u n a visión de todas sus posturas interiores y exte- Esta opción fundamental del ministro sentimientos, qué violencia de amor
sacral o en u n a visión funcional del riores; Por eso, para el ministro de la ¿deberá manifestarse sólo por u n com- manifiesta Pablo por sus Iglesias. Ha-
ministerio. Según la concepción sacral. Iglesia, todos los valores mundanos que promiso personal de entrega del mi- bla incluso de celos. Son los sentimien-
el cristiano que recibe las sagradas ór- determinan la vida del laico así como nistro al servicio de la Iglesia, o tam- tos de quien no tiene a nadie a quien
denes se considera sellado misteriosa- los valores de la contemplación que bién tendrá que expresarse con señales amar con tanta pasión como a su
mente por el sacramento, casi cam- determinan la vida del monje h a n de públicas, visibles y en cierto modo Iglesia.
biado en una nueva personalidad que quedar marginados o, al menos, subor- institucionalizadas? La legislación ca-
lo penetra y lo transforma en un hom- dinados a su interés supremo: el ser- nónica, confirmada también por el Sí- La crisis actual del celibato quizá esté
bre nuevo y distinto. Según la concep- vicio del evangelio por la Iglesia y por nodo III de los obispos, es partidaria motivada, entre otras razones, por el
ción funcional, por el contrario, parece el reino. Y no es que este interés sea de u n testimonio institucionalizado de hecho de que el celibato ha sido con-
como si el ministerio no tuviese por extraño para cualquier cristiano, ya la opción fundamental del ministerio. siderado y vivido frecuentemente más
qué tocar a la persona. Pues el ministro que todo el pueblo de Dios tiene una Y esto, concreta y esencialmente por como u n a renuncia ascética en su di-
continuaría siendo la misma persona, función profética, pastoral y sacerdotal. medio del celibato. Los que quieren eli- mensión puramente vertical que como
aunque a su vida añade ahora la ac- Pero el que ha sido llamado dentro de minar estas estructuras opinan que una tensión que hace amar con absolu-
tividad ministerial. Creemos, sin em- la sucesión apostólica para hacerse ellas violan las libertades fundamenta- ta y exclusiva pasión a la propia comu-
bargo, que esta alternativa no es en cargo de la misión que fue de Cristo les del cristiano y contribuyen a crear nidad cristiana, con toda la capacidad
modo alguno legítima. No se trata ni y de los Apóstoles no puede por menos la casta clerical y a introducir la divi- afectiva y sentimental de la que es ca-
de sacralizar el ministerio ni de hacerlo de hacer de este interés la opción fun- sión entre los ministros y sus comuni- paz un hombre. Sacerdotes y obispos
u n a cosa vulgar. En ambas hipótesis el damental de su vida. Por esto la vida dades. Ahora bien, no olvidemos que lamentan su fallida integración h u m a n a
ministerio quedaría reducido a un sa- el compromiso del ministerio es siem- en sus comunidades. Y esto es graví-
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simo, porque han vivido su celibato latina, las disposiciones sobre tonsura, eclesiástica, esta institución (lector y quisitos adecuados (verdadera voca-
entre los hombres con el miedo de órdenes menores y subdiaconado, al acólito) «se reserva a los varones»; pero, ción, buenas costumbres, carencia de
que el afecto h u m a n o oscureciese el mismo tiempo que se establecen algu- habida cuenta de qué prácticamente las defectos psíquicos y físicos, consagrarse
don hecho a Dios y no con la conve- nas normas relativas al diaconado (res- mujeres pueden desempeñar todos esos al servicio de la Iglesia, interés por el
niente apertura de corazón y de senti- pectivamente). Muy apretadamente, he oficios, en realidad lo único que puede desarrollo de su vocación); recibir y
mientos. aquí sus líneas más interesantes. decirse —mientras se mantenga la dis- ejercer los ministerios de lector y de
Otro motivo grave que acentúa la cri- ciplina vigente— es que las mujeres no acólito; «declaración escrita de propia
sis del celibato es su frecuente inde- 1. Los ministerios.—Se presenta una pueden recibir canónicamente la inves- mano y firmada, con la que atestiguan
pendencia de u n testimonio claro de breve panorámica histórica de las ór- tidura de tales ministerios (institución) que quieren recibir espontánea y libre-
pobreza. Si el celibato es obligatorio denes menores y del subdiaconado, de ni ser consideradas ministros extraor- mente el orden sagrado»; haber com-
para los que quieren hacerse ministros la que se decanta la oportunidad de dinarios de la eucaristía «ex iure», sino pletado los oportunos cursos de estu-
de la Iglesia, y si el ministerio constituye «revisar esta práctica y acomodarla a sólo por designación del Ordinario del dios; el ingreso en el estado clerical y
todavía u n a honorable posición econó- las necesidades actuales, al objeto de lugar y ejercerlos «fuera del presbiterio» la incardinación se verifica por la misma
mica, el celibato se convierte en u n suprimir lo que en tales ministerios re- (OGMS 6 6 ; 70; cf la interpretación del ordenación, b) Para quienes aspiran al
signo de poca importancia. Pues apa- sulta ya inusitado; mantener lo que es n. 7 del «Motu proprio» Ministerio sacerdocio y para los candidatos no
rece como el precio pagado por una todavía útil; introducir lo que sea ne- quaedam en «L'Osservatore Romano», casados al diaconado se establece u n
posición económica. No es el momento cesario; y asimismo establecer lo que [6-10-72]). Se detallan otros requisitos rito especial en que se comprome-
de investigar aquí si es verdad o no se debe exigir a los candidatos al Or- respecto a la edad, intersticios, minis- ten públicamente a la «obligación del
lo que vamos diciendo. Basta con que den sagrado». Para toda la Iglesia lati- tro (el Ordinario del lugar y el superior sagrado celibato ante Dios y ante la
se haga evaluación facilona y poco de- na se mantienen y adaptan los minis- mayor) e institución (n. 8-9). d) Aun- Iglesia» (n. 6) y a celebrar la liturgia
finida para que haga crisis u n a insti- terios de lector y de acólito, a) En lo que estos ministerios no estén reserva- de las Horas (n. 8). c) Los candidatos
tución que existe con el fin de significar relativo al lenguaje, se señala que «esté dos a los candidatos al sacramento del al diaconado permanente, por su par-
lo que de hecho ya no significa. Quizá más en consonancia con la realidad y orden, los que se preparan para el dia- te, «si quedaren viudos, son jurídica-
no exista otra solución fuera de esta la mentalidad actual»; que no se conado y el sacerdocio han de recibir- mente inhábiles... para contraer nuevo
alternativa: o libertad opcional del ce- denominen «órdenes menores», sino mi- los y ejercerlos convenientemente (n. 11). matrimonio» (n. 6) y, de acuerdo con
libato o u n a legislación canónica que nisterios; que no se hable de «ordena- e) Las Conferencias episcopales tienen las determinaciones de la conferencia
asegure en la vida de los ministros de ción», sino de institución; tampoco la posibilidad de pedir a la Sede Apos- episcopal, «es sumamente conveniente»
la Iglesia el testimonio de pobreza lo puede ya considerárselos propiamente tólica la institución de otros ministerios, que reciten u n a parte al menos de la
mismo que asegura el de virginidad. clérigos, b) Funciones específicas de los en el caso de que «por razones particu- liturgia de las Horas (n. 8).
mismos: La función propia del lector lares (los) crean necesarios o muy útiles
Dentro de este tema se comprende en la propia región»; se podrá discu- 3. Acuerdo de la comisión internacio-
es la de «leer la palabra de Dios en la nal anglicano-católica.—Como fruto de la
u n a de las proposiciones más insisten- asamblea litúrgica», pero no podrá pro- tir y cuestionar la conveniencia de su
tes en nuestros días: que los ministros institución ritual, pero si se sigue el ca- reunión de Cantorbery de 1973, se pu-
clamar el evangelio; en cuanto a las blicó u n documento en que se recoge
de la Iglesia se ganen el pan con un otras funciones llama la atención su mino de las comunidades de base, no
trabajo común. Pero no olvidemos que cabe duda de que los ministerios laicales «el consenso de la comisión sobre pun-
carácter de suplencia y potestativo al tos esenciales en los que ella considera
hoy el trabajo será signo de pobreza par que hemos de poner de relieve que habrán de aumentarse, a fin de que la
sólo cuando trabajar signifique asumir comunidad sea verdaderamente misio- que no puede admitirse divergencia
se trata de tareas que pueden desem- doctrinal alguna», si bien no se abordó
la condición de los más pobres. Pues peñar los fieles (recitar el salmo inter- nera y liberadora, y los diferentes ca-
el ejercicio de u n a profesión burguesa rismas encuentren ámbitos y cauces el problema de la autoridad ni del
leccional, intenciones de la oración de primado (n. 17). Se trata de un «infor-
contribuiría a poner más todavía en la los fieles, dirección del canto, instruc- adecuados para el servicio y construc-
sombra la opción fundamental del mi- ción de la ciudad temporal. me», no de «una declaración de la
ción de los fieles); se le recomienda que Iglesia católica o de la Comunión an-
nisterio. Por consiguiente, la vida de «medite con asiduidad la Sagrada Es-
los ministros dará el testimonio evan- 2. E! orden del diaconado.—El «Motu glicana», es decir, que no compromete
critura», a la que ha de tener u n «amor la autoridad de ambas confesiones ni
gélico de pobreza sólo si la Iglesia les suave y vivo» cada día más pleno (n. 5). proprio» de que nos ocupamos traza,
ofrece u n sustento efectivo y evi- en breves y densas pinceladas, u n es- permite u n cambio de disciplina. No obs-
La función del acólito, en cambio, es tante, hemos de reconocer su gran
dentemente pobre o si ellos aceptan la de «ayudar al diácono y prestar su bozo histórico-doctrinal sobre el dia-
en solidaridad con los pobres el tra- conado y sus vicisitudes, recoge las lí- trascendencia, ya que constituye una
servicio al sacerdote», siendo de desta- aportación positiva a la reconciliación
bajo y las condiciones de vida de los car su condición de «ministro extra- neas fundamentales de ese estado cuya
pobres. Pobreza y celibato pueden ser renovación recabaron los padres con- de ambas Iglesias y de sus ministerios
ordinario» de la eucaristía (impartir la (cf versión cast. en «Ecclesia», n. 1678
de este modo dos posturas vitales, canó- comunión, exponer públicamente y re- ciliares del Vaticano II (sus funciones
nicamente institucionalizadas, aptas en «el ministerio de la liturgia, de la [9-2-1974], 16-19).
servar el Santísimo); si al lector se le
para garantizar a la predicación del encarecía u n contacto vivo y frecuente palabra y de la caridad» se detallan
Evangelio las ventajas de u n a vida con la Escritura, el acólito habrá de vi- en SC 2 9 , 1 ; su restablecimiento como R. Rincón
apostólica. De la misma forma que el vir muy estrechamente relacionado con «grado propio y permanente en la jerar-
sacramento de la imposición de las el cuerpo eucarístico (piedad, estudio y quía», en SC 29,2), y evoca el «Motu pro-
manos garantiza la posesión del caris- frecuencia sacramental) y el cuerpo prio» Sacrum diaconatus ordinem (18-6- Notas.-i1) Cf P. M. Gy, Vocabulario anüco
ma de la sucesión apostólica. 1967), con normas canónicas sobre el per il sacerdozio cristiano, en Studi sal sacra-
místico de Cristo (especialmente, con los mento dellordíne. Roma 1959. 91-110.-
necesitados y enfermos) (n. 6). Por todo, diaconado permanente, a) Algunas de (-) Cí' ]. M. Y. Congar, L'église de S. Augustin
«a juicio de las Conferencias episcopales, las nuevas normas son comunes a to- á l'époque moderne. París 1970, 169,174: 248-
S. Dianích dos los candidatos al diaconado: admi- 252.-( 3 ) Según algunos (cf E. Kásemann,
el acólito puede ser llamado también
subdiácono». c) Veamos otras disposi- sión entre ellos «mediante la libre peti- Unité el diversité dans Vecclésiologie du Nouveau
NOTA.-El 15 de agosto de 1972 se ciones al respecto: Según la tradición ción» y aceptación por el superior Testament, en «Études de Théologie et Reli-
hicieron públicos dos «Motu proprio» competente de quienes reúnan los re- gión», 41 11966], 253-258) el NT legitimaria
por los que se reforman, en la Iglesia la actual división de las iglesias, al no pro-
Misericordia 680 681 Misericordia

poner ningún modelo de estructura obligante.— (") Ef 2,18.-(")59 i Pe 2,4s;60cf Ef 2,19-21.- se trate de u n vínculo de sangre, de Mi corazón se revuelve dentro a la
(4) Cf H. Küng. La Iglesia, Herder. Barcelona (»") Mt 28,28.-( ) Jn 3,5.-( ) Rom 15,16.- u n a deuda de justicia, de agradeci- vez que mis entrañas se estremecen...
1970.-O 1 Cor 12,7-11; 28-31: Rom 12, (61) SC 10.-( 62 ) PL 10.-( 63 ) Ib, 29.-(*4) Le 5, miento o de amistad, implica siempre porque soy Dios, no hombre; en medio
6-8; Ef 4,11.-(«) 1 Cor 12,3; 14,36; 15; 11; Mt 4,22; 19,27s.-(«) Mt7 23,3.-(") Cf H. un deber real. Deber que exige mani-
Gal 1,8: 2 , 2 . - O 1 8Cor 14 (en particular 14,2s. Lieberg. o. c, 168-234.-(* ) Mt 12,50.- de ti yo el Santo; y no me gusta des-
26.28);10 1 Cor 8.-( ) 1 Cor 4.15.-C) 1 Cor 4, («») Ef 5,25-27. festaciones afectivas» 2 . truir» 7 .
37s.-( ) 1 Cor 16,10.15s.-( n ) Cf H. Schlier, David espera de Jonatán misericordia, Nos hallamos frente a u n a paradoja
11 tema céntrale de la prima epístola ai Corinzi, BIBL. : n l . Entre las obras recientes que debido al pacto de amistad que los incomprensible del amor divino: Dios
en II tempo della Chiesa, Bolonia 1965, abordan el tema del ministerio, tanto desde u n e : «Haz este favor (es decir, miseri- es el Santo, el trascendente. Su natu-
236-254.-(") Cf H. Conzelmann, Teología del el punto de vista doctrinal como sobre los cordia = héséd) a tu siervo ya que hicis- raleza misteriosa es el único fundamento
NT, Brescia 1972, 361-365.-(") Los dos problemas actuales en la vida del ministro,
términos son sinónimos (cf He 20. 17.28), señalamos: A A. VV., Le pretre. Eoi et contesta- te que tu siervo estableciera contigo posible de esta actitud para con el Israel
aunque denuncian una diversidad de origen tion, París-Gembloux 1970.—Favale A.-Goz- alianza de Yavé» 3 . El significado del pecador 8 .
y, por tanto, una diferencia probable de zelino G.. II ministeropresbiterale, Turín ] 972.- término héséd representa, pues, uno El otro texto es éste: «Por eso, he
significado: cf P. Benoit. Les origines aposto- a 2. Colecciones interesantes de monografías de los aspectos fundamentales de la aquí que yo cierro su camino con es-
tiques de l'épiscopat selon le Nouveau Testament, de carácter histórico y doctrinal: AA. VV.. moral de Israel y entraña gestos y ac- pinos, la cercaré con seto y no encon-
en L'évéque dans l'église du Christ, Brujas 1963, Studi sul sacramento dell'ordine, Roma 1959. titudes que sirven de base a la vida
13-57.-C164) He 15.-(") He 20,28; 1 Pe 5,2; Estudios y polémicas de carácter teológico trará más sus senderos; perseguirá a
Tit l,7.-( ) 2 Tim 2,ls; Tit l,9.-(") He 20, con referencias a los problemas actuales social. Constituye u n a atmósfera de sus amantes y no los alcanzará, los
30.-( 18
)2 Pe 1.20.-(")He8,17.-( 2 0 )Hel3, en la vida del ministro: AA. VV., Le ministére confianza y de lealtad mutuas sin las buscará y no los hallará. Y entonces
3.-( 21 )2Tim 1,6; 1 Tim 4,14; 5,22; Tit 1,5.- Sacerdotal. Faculté de Théologie de Lyón 1970. que sería imposible la vida social 4 . dirá: "me iré y volveré a mi primer
(") 1 Jn 4,1-6.-(") 1 Jn 2,19.-( 24 ) Cf E. Ka- -De interés grande para el diálogo ecuméni- Ya los patriarcas tienen conciencia marido, que entonces me iba mejor
semann. Amt una Gemeinde im Neuen Testa- co: Küng H., Estructuras de la Iglesia, Estela, que ahora"... Yo te desposaré conmigo
ment, en Exegetische Versuche und Besinnungen, Barcelona 1969. D 3. Sobre el ministerio en clara de la bondad de Dios. Para sub-
Gotinga 1960, v. 1; W. Marsen, Frühkatho- el NT y en la tradición primitiva: Colson J., rayar con mayor fuerza su fidelidad para siempre; te desposaré conmigo en
lizismus im Neuen Testament, Neukirchen 1958; Ministre de Jésus Christ ou le sacerdoce de absoluta a su pueblo, el Señor hace u n justicia y equidad, en amor y compa-
una clara exposición de la cuestión en H. Küng, l'Évangile, París 1966.—Dianich S., I ministri pacto, establece u n a alianza con Israel. sión, te desposaré conmigo en fideli-
Estructuras de la Iglesia, Estela, Barcelona 1969. della Chiesa nel NT, en «Rivista Bíblica». 18 La bondad divina, su lealtad (héséd) dad, y tú conocerás a Yavé» 9 .
(") 126Tim 5.17; He 15.15-29; 21.18; Gal 1, (1970). 1 31-151.— Lemaire A.. Les mínistéres constituye el núcleo central de la reve-
19.-( ) Epistula ad Philadelphenses, 7: PG 5. aux origines de l'église, París 1971.—Rahner K.- Mediante la experiencia del pecado,
701.-(") Epistula ad Traíllanos, 7:PG 5,680.- lación del Sinaí: «No te postrarás ante Israel ha ido penetrando en la profun-
Ratzinger J., Episcopado y Primado, Herder, Bar-
(2») Epistula ad Philadelphenses, 4: PG 5, 700.- celona 1965. n4. Sobre la Reforma y el Con- ellas ni les darás culto, porque yo Yavé, didad de la misericordia divina. Yavé
(") Epistula ad Smurnaeos. 8. 1: PG 5, 713.- cilio de Trento: Dianich S., La teología del pres- tu Dios, soy u n Dios celoso, que castigo es el Padre que siente debilidad por el
(30) Epistula
31
ad Corinthios, 1. 40, 2.5: PG 1, biterato al concilio di Trento, en «La Scuola la iniquidad de los padres en los hijos amor a su hijo, es el Esposo siempre
288.~( ) ín epistulam ad Titum commentarii, Cattolica», 99 (1971), 331-358.-Ganoczy A., hasta la tercera y cuarta generación de dispuesto a recibir a la esposa infiel.
1, 1: PL3226, 562; Epístulae, 146, 1: PL 22. Le ministére dans l'église selon Calvin, París 1964. los que me odian, y tengo misericordia Dios no abandona a su pueblo, sino
1192.— ( ) Por ej., por parte del arzobispo de Lieberg H., Amt und Ordination bei Luther und por mil generaciones con los que me
Rossano Calabro: Concilium Tridentinum... Melanehthon, Gotinga 1962,-Von Allmen que lo lleva a sopesar su pecado y le
Edidit Societas Goerresiana, Friburgo de Br., J. J., Le sainte ministére selone la conviction et la aman y guardan mis mandamientos» 5 . provoca al arrepentimiento.
v.35 9, 56s.-(") Denz 960.966s.-( 34 ) LG 2 8 . - volonté des reformes du XVl siécle, Neuchátel Esta misma enseñanza se repite tras Pero, ¿hasta qué punto puede com-
( ) 2 Tim 2,2; cf A. M. Javierre. Le théme de 1968. D 5. Sobre el pensamiento del Concilio la apostasía del desierto, cuando el Se- prometerse con los hombres? ¿Hasta
la succession des apotres dans la littérature chré-Vaticano II: Denis H., La Théologie du presby- ñor revela a Moisés su nombre en la
tienne primitive, en L'épiscopat et l'église univer-térat de Trente á Vatican 11, en Les Prétres, Pa- dónde puede llegar su misericordia a la
selle, París 1962, 171-221.-(>«) Epistula ad rís 1968. D 6. Recientemente el P. Congar ha gruta de Horeb 6 . Dios se compromete hora de perdonar? Sólo Cristo puede
37 con su pueblo mediante u n a alianza, responder adecuadamente a estas pre-
Corinthios, 1, 44,1-3: PG 1, 296.-( ) Adver- editado una colección de artículos suyos. Con-
sus Haereses, 3. 3 , 1 : PG 7, 848.-( 3 ") Ib, 3, 4 , 1 : gar J. M. Y.. Ministére et communion écclésiale, pero no disimula los pecados de Israel. guntas.
PG 7, 885.-(") Ib. 4, 26, 5:41PG 7, 1055.- París 1971. Interviene, castiga, corrige con mano
(*°) Ib, 3, 3. 2: PG 7, 848.-( ) De praescrip- dura, pero sin olvidarse de que es el
tione haereticorum, 36: PL 2, 49.-(«) J. D. Dios de la misericordia. II. Jesús revela la misericordia del
Mansi. Sacrorum Conciliorum nova et3 amplis- Padre
sima collectio. Florencia, v. 6. 971.-C ) Cf H. M I S E R I C O R D I A
Denis. La théologie du presbytérat de Trente á 2. EL MISTERIO DEL AMOR DE DIOS.— 1. JESÚS HENE LA MISIÓN DE REVELAR
Vatican II, en Les pritres, París 1968, 193-232. El profeta Oseas ha podido experimen- LA MISERICORDIA DEL PADRE.—Desde el
(44) Cf. H. Jedin. Das Leitbild des Priesters nach 1. El Dios de la misericordia tar que el amor de Dios está vinculado comienzo de su Evangelio, Lucas canta
dem Tridentinum und dem Vaticanum 11, en
«Théologie und Glaube» (1970), 102-124.- El vocablo misericordia suele signi- al perdón, a la misericordia. En sus la misericordia de Dios: se prolonga de
(*5) Cf H. Lieberg. Amt und Ordination bei Luther ficar, en las lenguas modernas, un sen- escritos aparecen con mucha frecuen- edad en edad y se manifiesta ya en el
und Melanehthon, Gotinga 1962; A. Ganoczy, timiento de piedad. Especialmente, pie- cia dos imágenes: la imagen del Padre nacimiento del Bautista. Zacarías pro-
Le ministére de l'église selon Calvin, París 1964.—dad para con los culpables. Sin embargo, y la del Esposo. Vamos a ver dos textos clama que Dios ha tenido misericordia
(46) Concilium Tridentinum... Edidit Societas el término hebreo tiene u n a significa- fundamentales. «Cuando Israel era niño, con ellos y que, con el nacimiento de
Goerresiana. v. 6, 594.-0") Denz 961-964.- ción mucho más rica: más que senti- yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Juan, comienza la obra de la miseri-
(4B) Cf A. Dusini, 1/ decreto dogmático sul sacra- mientos, evoca actitudes concretas de Cuanto más los llamaba, más se aleja- cordia divina 1 0 .
mento dell'ordine sacro promúlgalo nelta sessione 1
XX1I1 del concilio di Trento, en 11 concilio dilealtad, de bondad y de fidelidad . ban de mí... Y con todo yo enseñé a Todas las acciones de Jesús se sitúan
Trento e la rijorma tridentina. Actas del Congre- Efraín a caminar, tomándole en mis en esta línea de conducta. Jesús mani-
so histórico internacional. Trento 2-6 sept. 1. LA LEALTAD DE Dios EN LA ALIAN- brazos, mas no supieron que yo cuidaba fiesta predilección por los pobres, es
1963, Roma 1965, v. 2, 577-613.-("') S. Dia- ZA.—Entre personas que están ligadas de ellos. Con cuerdas h u m a n a s los amigo de los pecadores y publícanos,
nich. La teología del presbiterato al concilio di atraía, con lazos de amor, y era para
Trento. en so«La Scuola Cattolica», 18 (1971), por vínculos naturales, por amistad o no teme acercarse a su mesa, permite
por un pacto, debe existir u n sentimien- ellos como quien alza a un niño contra que se le acerque la Magdalena y le
331-358.-( ) Denz 1821-1839.-(") LG 2 1 . -
(") Ib. 21.-(") Ib. 29.-(") Jn 3,19-24: 1 Jn to de solidaridad, de bondad y de mise- su mejilla, me inclinaba hacia él para perdona los pecados con ternura infi-
2.19-21: Me 15,38.-(") Heb9,9s: 10,19-22. ricordia recíproca. Todo esto es lo que darle de comer... ¿Cómo voy a dejar- nita. El ha venido «a buscar y salvar
expresa el vocablo hebreo héséd. «Bien te, Efraím, cómo entregarte, Israel?... lo que estaba perdido» 1 1 .
Misericordia 682 683 Misericordia

Hay que advertir que los sinópticos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, los hombres en la rebeldía para usar que la revelación no separa jamás el
utilizan el verbo splanchnízomai (con- a fin de mostrar en los siglos venideros con todos ellos de misericordia. ]Oh tema del pecado del tema de la mise-
moverse hasta las entrañas, tener pie- la sobreabundante riqueza de su gracia, abismo de la riqueza, de la sabiduría ricordia de Dios, que nos perdona. Dios
dad) para describir las acciones que ma- por su bondad para con nosotros en y de la ciencia de Dios! | Cuan insonda- pone de relieve el pecado de los hom-
nifiestan la misión de Cristo. «Y al des- Cristo Jesús» 1 7 . Dios nos salva en Cristo bles son sus designios e inescrutables bres para destruirlo. Únicamente quien
embarcar, vio mucha gente, sintió por su misericordia para con los peca- sus caminos I En efecto, ¿ quién conoció toma conciencia clara del propio pe-
compasión de ellos, pues eran como dores 1 8 . La misericordia es. pues, la el pensamiento del Señor? O ¿quién cado puede llegar a conocer el abismo
ovejas que no tienen pastor, y se puso palabra clave de toda la historia hu- fue su consejero? O ¿quién le dio pri- en que ha caído y la misericordia de
a instruirlos extensamente» 1 2 . Mateo mana. mero que tenga derecho a la recompen- Dios salvador. Dejemos aparte las dra-
adopta la misma expresión para termi- sa? Porque de El, por El y para El son matizaciones de la imaginación. Pero
nar un pasaje que se refiere al minis- 3. ASPECTOS ESENCIALES DE LA MISE-
todas las cosas. | A El la gloria por los la humanidad está esclavizada por el
terio de Jesús: «Y al ver a la muche- RICORDIA.—a) Una misericordia gratui- siglos! Amén» 2 0 . Dios no se ha con- pecado hasta que la libera la misericor-
dumbre, sintió compasión de ella, por- ta.—ha revelación nos lo dice con cer- formado con restituirnos el beneficio dia divina. Y es aquí donde surge u n a
que estaban vejados y abatidos como teza absoluta: desde el momento en que de su amor como Señor y Maestro, tensión dramática: el hombre vive a
ovejas que no tienen pastor» 1 3 . Igual Dios se acerca al hombre y se da a sino que ha querido infundir en nos- gusto dentro de su pecado; pero vive
que el Dios del AT, cuyas entrañas de conocer, h a tomado ya la decisión de otros el Amor que El es. La misericordia, a disgusto en medio de sus catástrofes
misericordia se h a n estremecido a la perdonar. El encuentro de Dios con el pues, no es un atributo secundario, y de sus miedos. Esto significa que la
vista del pueblo oprimido por sus pe- hombre busca siempre el perdón, la sino que es el rostro auténtico del ágape, inmensa necesidad que tienen los hom-
cados. Jesús siente u n a profunda ter- paz y la reconciliación. La historia de del Amor infinito que ha decidido dár- bres de la misericordia de Dios yace
nura ante la miseria y el sufrimiento la salvación no es sino la historia de senos. Por ello, Dios no puede arre- en el fondo de su corazón, silenciosa e
de los hombres; Cristo es la misericor- este encuentro cada día más frecuente, pentirse jamás de ser misericordioso. ineficaz.
dia encarnada de Dios. La parábola del hasta hacerse definitivo y decisivo en Pues la misericordia divina no es u n a
forma más de benevolencia que pueda Cuando la misericordia de Dios actúa,
«hijo pródigo» es u n testimonio elo- Cristo Jesús. La encarnación del Verbo su primer efecto consiste en inquietar
cuente. Evoca toda la historia del AT. ha consolidado definitivamente esta cesar en cualquier momento, sino que
es algo que compromete el mismo amor y en arrebatar la tranquilidad del pe-
El hijo más joven ha reclamado su in- certeza. «Mas cuando se manifestó la cador. La manifestación de la natura-
dependencia, se ha alejado del padre bondad de Dios nuestro salvador y su sustancial y eterno de Dios.
leza del pecado despierta el sentimiento
y experimenta el pecado, la pobreza y amor a los hombres, El nos salvó, no dormido de la necesidad de misericor-
el hambre. Igual que la esposa infiel, c) Una misericordia condescendiente.—
por las obras de justicia que hubiésemos Todo cuanto llevamos dicho puede re- dia. El pecador reconoce su propio
recuerda los tiempos en que vivía en hecho nosotros, sino según su mise- pecado, renuncia a él y se entrega,
la abundancia: «Me levantaré, iré a mi sumirse en u n a sola palabra: condes-
ricordia, por medio del baño de rege- cendencia. Este término indica el hecho para darle gracias, al Padre de la mi-
padre» 1 4 . El padre sólo espera u n gesto, neración y de renovación del Espíritu sericordia. La m a n o de Dios nunca es
u n comienzo de arrepentimiento: «Y, inimaginable de que Dios se haya re-
Santo, que El derramó sobre nosotros bajado hasta tal punto, que para salvar «demasiado corta para rescatar» 2 1 . Ayu-
levantándose, partió hacia su padre. con largueza por medio de Jesucristo dado por la gracia, el pecador se atreve
Estando él todavía lejos, le vio su pa- a su criatura se hace semejante a ella;
nuestro salvador, para que, justificados se hace verdadero hombre y derrama a mendigar la misericordia divina: «Mas
dre y. conmovido (esplanchnísthe), corrió, por su gracia, fuésemos constituidos yo miro hacia Yavé, espero en el Dios
se echó a su cuello y le besó efusiva- su sangre para manifestar eficazmente
h e r e d e r o s , en e s p e r a n z a , de vida su amor. de mi salvación: mi Dios me escuchará.
mente» 1 5 . Esta actitud desconcertante eterna» 1 '. No te alegres de mi suerte, enemiga mía,
irrita a los escribas y fariseos, identifi- Jesucristo se convierte en un servidor
porque si caigo, me levanto, y si estoy
cados en la parábola con el hijo mayor: Debido a que es absolutamente gra- de corazón manso y humilde. La mise-
postrada en tinieblas, Yavé es mi luz.
rechazan en Jesús al Mesías de la mi- tuita y no exige nada del hombre pe- ricordia de Dios que se revela mediante
La cólera de Yavé soportaré, ya que he
sericordia divina. cador, la misericordia divina sólo re- la Persona de Cristo no es u n a miseri-
pecado contra El, hasta que El juzgue
quiere que el hombre la acepte y crea cordia arrogante. No se manifiesta desde
mi causa y ejecute mi juicio; El me
en ella. Cualquiera que escucha la voz su altura, como si deseara mantener
sacará a la luz, y yo contemplaré su
de Dios, debe creer que el Señor se le las distancias, sino que aparece sen-
2. EXTENSIÓN DE LA MISERICORDIA DE justicia» 22 .
Dios.—San Pablo responde claramente acerca para ser misericordioso con él. cilla y fraternal, pero sin diluirse en
a este problema: «Pues afirmo que Cristo b) Una misericordia que nos da a puro sentimentalismo h u m a n o . Es la mi-
se puso al servicio de los circuncisos Dios mismo. - C r e e r en esta misericordia sericordia de Dios: la trascendencia 4. LA MISERICORDIA: PRIMERA Y ÚL-
a favor de la veracidad de Dios, para significa afirmar mucho más que la permanece en el seno mismo de la TIMA PALABRA DE LA F E . - P a r a quienes
dar cumplimiento a las promesas he- simple voluntad de Dios de reconciliar condescendencia; pero el hombre se aceptan la Buena Nueva y creen, se
chas a los patriarcas, y para que los consigo a la humanidad; significa bal- convierte en hijo de Dios mediante el ha descorrido el velo. La dureza de la
gentiles glorificasen a Dios por su mi- bucir algo inaudito sobre la intimidad Hijo único. existencia adquiere otro aspecto y otro
sericordia» 16 . Pues paganos y judíos de la vida divina. El hecho de que la d) Una misericordia que perdona los significado a la luz de la acción de Dios
todos son iguales ante Dios, porque misericordia divina se haya encarnado pecados.—El primer efecto de la miseri- en la historia h u m a n a . El hombre sigue
todos h a n pecado y todos tienen nece- plena y totalmente en el don de su Hijo cordia divina consiste en perdonar y en debatiéndose en sus dificultades, pero
sidad absoluta de la misericordia de único, y de que no decrezca ni siquie- elevar al pecador de su situación de vislumbra u n a perspectiva nueva a la
Dios. Esta es la enseñanza de la carta ra frente a nuestros pecados, incluidos miseria. Se afirma a veces que la reve- luz de la fe: el mundo, en su realidad
a los Romanos, que Ef 2,4-7 resume los más graves, nos eleva a u n orden lación cristiana ha obsesionado pato- concreta de bien y de mal, resulta más
vigorosamente: «Pero Dios, rico en mise- de realidades que supera nuestro hori- lógicamente a la humanidad debido a aceptable. Junto a la dureza el creyente
ricordia, por el grande amor con que zonte de criaturas. Hay u n misterio tal su excesiva insistencia sobre el tema del descubre la misericordia. Es más. la
nos amó, estando muertos a causa de de sobreabundancia del don con res- pecado. Es posible que cierta forma de misma dureza de la vida forma parte
nuestros delitos nos vivificó juntamente pecto a la necesidad, y de misericordia presentar las verdades cristianas haya de esta misericordia.
con Cristo —por gracia habéis sido frente al pecado, que hace exclamar a podido dar pie a esta interpretación tan Sólo desde esta perspectiva resulta
salvados— y con El nos resucitó y nos san Pablo: «Pues Dios encerró a todos pesimista. Sin embargo, es evidente posible reconstruir y comprender los
Muerte 684 685 Muerte

acontecimientos reales de la historia de portamientos muy dispares: desde las a superar la actitud del hombre super- como «cumplimiento»: en el momento
la salvación. Esta ha sido la experien- concepciones filosóficas que conceden ficial que, para enmascarar su angustia, de la muerte, el hombre da la configu-
cia más profunda de Israel: u n a cara- a la muerte u n puesto central, al defi- empuja la muerte hasta el límite tem- ración definitiva a su existencia. La
vana de refugiados en situación mucho nir al hombre como «ser-para-la-muer- poral de su vida y la reduce a u n fenó- muerte da acceso a la personalización
más miserable de cuanto dan a enten- te», hasta la eliminación práctica del meno biológico de fallecimiento. La definitiva y-lleva a la plenitud de la per-
der las idealizaciones de los autores sa- problema en el «american way of dying». muerte del hombre no es u n simple sonalidad h u m a n a en sus aspectos esen-
grados. Sin embargo, aquellos hombres El cristiano, como ser histórico, no hecho biológico que acontece dentro ciales del conocer y del querer 4 . En el
creyeron; y ésta es la desconcertante puede escapar a las influencias cultura- del proceso de las cosas naturales. (Si momento de la muerte, la capacidad hu-
revelación que han recibido: «Vosotros les de su tiempo; pero trata de ajustar la muerte no fuera otra cosa que el mana de realizar un acto personal de li-
sois mis testigos - o r á c u l o de Y a v é - y todo su comportamiento, incluida su simple fallecimiento del ser vivo, ¿para bertad que exprese la totalidad de sí
mis siervos a quienes elegí, para que actitud ante la muerte, al Evangelio de qué angustiarse? La actitud correcta mismo permite dar la determinación de-
se me conozca y se me crea por mí salvación que «le ha despertado de entre sería la que ya sugirió Epicuro: «mien- finitiva a la existencia auténtica como
mismo, y se entienda que yo soy» 2 3 . los muertos para que Cristo lo ilumine» tras existimos nosotros, no existe la apertura a los demás y a Dios. Se
El creyente se atreve a leer los aconte- (cf Ef 5,14). muerte; y cuando existe la muerte, ya trata de la hipótesis de la llamada
cimientos del mundo mediante el len- no existimos nosotros». En este mismo «opción final», que decidiría la suerte
La respuesta al interrogante sobre la
guaje de la misericordia; y a la luz de sentido nos orienta el positivismo de eterna del hombre. Todas estas espe-
actitud que se debe adoptar ante la
esta misericordia, logra iluminar la du- Wittgenstein: «La muerte no es un culaciones parten de la muerte para
muerte depende del significado que co-
reza de las cosas. Es un principio evi- acontecimiento de la vida, pues no vi- llamar nuestra atención sobre la se-
bra la muerte dentro de la relación en-
dente de toda vida moral. vimos la muerte»). Por el contrario, la riedad de la vida. La muerte viene
tre Dios y el hombre. ¿Qué significa
muerte tiene una relación específica con a coronar las diversas opciones de
para mí la muerte como hombre que
la existencia humana. No existe la nuestra existencia. Y lo importante
P. Piva se sitúa ante Dios? ¿Qué nos quiere
muerte, sino que existe el hombre como no radica en adoptar una actitud es-
decir Dios y qué nos ofrece a través de
«ser-para-la-muerte» l . pecial frente a la muerte, sino en adop-
la muerte? La respuesta radical a esta
tarla frente a la vida.
Notas.—i1) Cf X. Léon-Dufour, Misericordia, pregunta la encontramos en Cristo, La muerte no es el simple final de
en Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, porque «no sólo no podemos conocer nuestro ser. Morir es u n a modalidad
Barcelona 1972.-( 2 ) J. Guillet, Temas bíblicos, a Dios si no es a través de Jesucristo, de la existencia, presente a lo largo de i. CONCEPCIÓN HISTÓRICA DE LA ESCA-
Paulinas. Madrid 1963, 46.-( J ) 5 1 Sam sino que tampoco nos conocemos a nos- todos los momentos de la vida como TOLOGÍA.—El pensamiento contemporá-
20,8.-C) Cf J. Guillet, o. c, 47.-( ) Ex 20, otros mismos si no es a la luz de Cristo.
5-6.-( 6
) Cf Ex 33,19; 34.65. ~(7) Os 11,1-9.- su posibilidad límite. Desde el punto neo ha centrado su interés sobre las
!
( ) Cf Jer10 3.12-19: 31.20.-C) 1 Os 2,8-9.16. Fuera de Cristo, no sabemos ni lo que de vista existencial, hay que incluir a realidades últimas del hombre también
21-22.-( ) Cf Le 1.39-79.-C ) Le 19,10; es nuestra vida ni lo que es nuestra la muerte en el seno de la vida, como desde otro punto de vista: desde su
cf Le 4,18; 7,22.34.39; 19.5.-(") Me 6,34; muerte ni quién es Dios ni quiénes presencia que revela el significado más interés por la escatología. La escatología
cf Mt 14,14.-(") Mt 9,36.-( 14 ) Le 15,18; somos nosotros mismos» (Pascal). De profundo de la existencia. Entendida desempeña la función del «maestral»
cf17 Os 2,9.-( 15 ) Le 15.20.-C 6 ) Rom 15.8-9.- esta manera, hemos establecido los lí- desde la vida, la muerte arroja una luz para la teología de nuestro tiempo. «De
( ) Cf H. Schlier. Lettera agli efesini, Brescia mites de nuestra reflexión. No preten-
1965, 120-142.-C 8
) Cf Rom 11,30-32.- de unicidad irrepetible sobre la vida allí proceden todos los huracanes que
(») Tit 3.4-7.-(20) Rom ll,32-36.-( 21 ) Is 50. demos hacer ni una filosofía ni una presente. Aceptar el propio «ser-para-la- amenazan y fecundan la tierra de nues-
2.-( 22 ) Miq 7.7-9.-(23) Is 43. teología ni u n a sociología de la muerte, muerte» significa entrar dentro de la tra teología» 5 .
aunque haya que tener en cuenta las existencia auténtica. Cuando el hombre El vocablo «escatología» designa lo
BIBI,.: Bultmann R., "eleos, en TWNT.- aportaciones de estas ramas del saber, tiene ante la vista la muerte, como la que la teología denominaba, desde la
Guillet ]., Temas bíblicos, Paulinas, Madrid 1963. como telón de fondo de cualquier inte- posibilidad más íntima de su existen- Edad Media, «doctrina de los novísi-
Jacob E.. Théologie de l'Ancien Testament, rrogante ético. Pretendemos únicamen- cia, decide la propia situación y da al
Neuchátel-París 1955. 82ss.-Imschoot P. van, mos» («de rebus ultimis»). Se conside-
te descubrir qué actitud debe adoptar momento presente carácter de plenitud
Teología del AT., t. 2: El hombre. Fax, Madrid el cristiano ante la muerte, y qué nos raba a los «novísimos» desde la pers-
1969.-Léon-Dufour X.. Misericordia, en VTB, ordena la Palabra que Dios nos ha absoluta. La humanización de la muer- pectiva del después-de-la-vida. del más-
Herder. Barcelona 1972,-Schnackenburg R.. te, recobrada dentro de la existencia allá del mundo, y constituían un tema
Le message morale du Nouveau Testament, Pa-dicho a través de la Historia de la Sal- del hombre, convierte su vida en algo marginal del pensamiento teológico.
rís 1973; sobre todo 29-32; 82-94; 141-144 vación que culmina eñ Cristo. absolutamente personal y único. De Toda su importancia radicaba en el va-
(versión castellana: Testimonio moral del NT. esta forma, la visión existencialista de lor ascético del tema, lo que llevaba a
Rialp, Madrid 1965).-Spicq C, Théologie Mo- la muerte completa la inmanencia del
rale du Nouveau Testament, París 1965, t. 1, los teólogos a centrar su atención sobre
2. LA MUERTE EN EL PENSAMIENTO hombre 2 . todo en las verdades referentes al juicio
319-337 (versión castellana: Teología moral CONTEMPORÁNEO.—El humanismo con-
del NT, Universidad de Navarra. Pamplona Al reducir la muerte a u n aconteci- particular y al purgatorio. «El hecho
1973). -Koester H„ Splánchna, splanchnízomai, temporáneo ha convertido el tema de miento específicamente humano, el pen- de confinar los acontecimientos últimos
en TWNT. la muerte en punto central de su pen-
samiento sobre el hombre. Podemos samiento existencialista ha actuado al "último día" los privaba de su fuer-
definir su gran empresa como la hu- como fermento para la reflexión de al- za de orientación, de estímulo y de
manización y personalización de la gunos teólogos. K. Rahner, L. Boros, instancia crítica en relación con el tiem-
R. Troisfontaines, R. W. Gleason y po que se vive sobre la tierra, dentro de
MUERTE muerte. El pensamiento existencialista,
cuyo máximo inspirador es M. Heideg- otros han elaborado u n a «nueva» teo- la historia, antes de que llegue el fin.
ger, ha sido el portavoz principal. Des- logía de la muerte 3 . No se trata natu- Debido a ello, la doctrina sobre las rea-
1. SENTIDO Y LÍMITES DE LA REFLEXIÓN lidades últimas se resumía en los esté-
MORAL SOBRE LA MUERTE.-El hombre que arrollando la idea de Jaspers, que ve en ralmente de aceptar el inmanentismo
la muerte u n a «situación-límite» (es de la perspectiva existencialista. Pero la riles capítulos finales de la dogmática
ha optado por el seguimiento de Cristo cristiana: eran como un apéndice mar-
no puede dejar de interrogarse sobre la decir, una «situación decisiva, ligada a visión del hombre como «ser-para-la-
la naturaleza h u m a n a en cuanto tal muerte» ha fecundado indudablemente ginal, que se había convertido en algo
actitud que debe adoptar el cristiano apócrifo e irrelevante. No tenían rela-
ante el hecho de la muerte. Nuestra y que nos viene inevitablemente dada el pensamiento de estos teólogos y los
con el ser finito»), Heidegger nos invita ha inducido a considerar la muerte ción alguna con las doctrinas de la
cultura contemporánea presenta com-
Muerte 686 687 Muerte
cruz y de la resurrección, de la glori- bibliografía científica sobre la muerte La «dulce muerte del hombre masa», pel que desempeña la muerte en la
ficación y del señorío de Cristo, ni ve- que nos permite iluminar el silencio como se la ha denominado. Los usos comprensión que el hombre contem-
nían a ser su consecuencia necesaria. de las costumbres, y darnos cuenta de modernos, mientras que por u n a parte poráneo tiene de sí mismo, así como
Entre estos temas, se daba la misma las actitudes que el hombre contempo- exigen a los moribundos no molestar las actitudes concretas —angustia, subli-
divergencia que se observa entre las ráneo asume frente a la muerte 8 . con su muerte a los que sobreviven mación, desacralización— que éste asu-
predicaciones del día de los difuntos y El fenómeno que ponen unánime- (por ello se les quita la conciencia de me frente a la misma. Pero si la muerte
las del día de Pascua» 6 . mente de relieve diversos estudios socio- su muerte), rehusan a éstos manifestarse nos interesa como hombres inmersos
La gran conquista de la última etapa lógicos es el de la desaparición de la conmovidos por la muerte de los otros, en u n a experiencia religiosa que trata
teológica, que ha culminado en la ac- muerte del horizonte del hombre mo- sin permitirles llorar a los difuntos. A la de ser respuesta a la Palabra que Dios
tual «teología de la esperanza», radica derno. Se le ha quitado al hombre su necesidad milenaria del luto, más o ha dicho a los hombres a través de la
precisamente en la dimensión escatoló- propia muerte; se les ha arrebatado a menos espontánea o forzada según las historia, debemos basarnos en estos
gica del cristianismo. La fe cristiana es los sobrevivientes la facultad de expre- épocas, ha sucedido hoy su prohibi- acontecimientos para comprender en
escatología desde el principio al fin, y sar su luto. Las prohibiciones y tabúes ción 1 0 . La sociedad exige a los fami- qué medida puede constituir la muerte
no sólo de u n a forma marginal: es es- que rodean la muerte en las sociedades liares del difunto un control de sí, u n elemento estructural del diálogo
peranza, tendencia y progreso hacia tecnológicamente avanzadas son muy que corresponde a la decencia o digni- con Dios. Cualquier planteamiento cris-
adelante y, en consecuencia, revulsión similares a las que rodeaban a la sexua- dad que exige al moribundo mismo, y tiano sobre el hombre, tanto sobre la
y transformación del presente. La es- lidad en el pasado. Se le priva al mismo sitúa a los afligidos impenitentes entre vida como sobre la muerte, está ínti-
catología significa experimentar el pro- agonizante —y sobre todo a él— de su los seres asocíales. Pero el caso límite mamente ligado a la historia de la sal-
pio tiempo como historia ante Dios. propia muerte. Antes de que llegara el de este disfraz de la muerte nos lo vación.'que culmina en Cristo. El co-
Desde este ángulo, no sólo tiene que cambio de costumbres a que asistimos, ofrece la invención de nuevos ritos fu- metido de la reflexión del creyente no
ver con las «cosas últimas» que están el hombre era el protagonista de su nerarios en los Estados Unidos 1 1 . consiste en investigar las «causas» de
más allá de la vida terrena del hombre, muerte. La «buena muerte» constituía la muerte: ni las biológicas, como es
La evacuación de la muerte fuera de natural; ni las filosóficas. La Palabra
sino que tiene mucho que ver con las un derecho y un deber, hasta el punto la vida cotidiana parece constituir una de Dios contenida en la Escritura no
cosas «primeras»; es decir, con la for- de que, si el agonizante mismo no ad- característica estructural de nuestra es u n a respuesta al problema filosófico
ma en que Dios se comporta con los vertía la llegada de la hora fatal, espe- civilización contemporánea. Pertenece del «porqué» de la muerte. Su misión
hombres y en que se les manifiesta. raba que los demás se lo advirtieran al modelo de las sociedades industriales es iluminarnos sobre el significado de
Esta corriente de pensamiento, por otra (el «nuntius mortis» de las «artes mo- apartar a la muerte de las conversacio- la muerte dentro del diálogo salvífico
parte, sin encerrar al hombre en el ho- riendi» del final del medievo). Se nacía nes y de los medios familiares de comuni- entre Dios y el hombre.
rizonte finito de u n a escatología secu- y se moría en público. Aquella forma cación, de la misma manera que le per-
larizada como la marxista, le invita a de morir parecía una especie de cere- tenece la prioridad del bienestar y del Su núcleo se refiere al diálogo con
no evadirse de la realidad presente. La monia ritual, en la que el agonizante consumo. Por ello, observamos este fe- Dios; diálogo que el hombre está lla-
creencia cristiana en la escatología no era el protagonista. Hoy. la muerte nómeno en la amplia zona que corres- mado a mantener, sea cual fuere la
aparta al hombre del mundo ni de la viene a encerrar una vida en la clan- ponde al norte de Europa y al norte de situación existencial en que se encuen-
historia por la fascinación del más-allá, destinidad. Las nuevas costumbres exi- América, mientras que se manifiestan tre. La Biblia no ofrece respuestas tran-
ni consiste en una fuga hacia adelante gen que el enfermo ignore su muerte. resistencias frente al mismo donde sub- quilizadoras al hombre angustiado por
que implique, en el fondo, una actitud Todos los que rodean al moribundo, sisten formas arcaicas de mentalidad n hallar u n a solución al enigma de la
conservadora frente a la situación ac- desde el médico a los familiares, tienen arraigadas tradiciones religiosas, así muerte h u m a n a . Cuanto nos dice a
tual de las cosas. La actitud que hay la misión de ocultar al enfermo su es- como entre las masas populares de los propósito de la muerte y del más allá,
que tomar frente a los «novísimos» se tado. Quienes se ocupan del enfermo mismos países tecnificados. Pero si este está en función de la relación de alianza
debe traducir en una forma realista de aceptan este cometido como u n a espe- rechazo de la muerte pertenece al mo- que existe y que se acrecienta con el
asumir la historia. cie de regla moral. Su deseo es que la delo de la sociedad industrial, está des- progresivo realizarse de la historia de
muerte llegue «sin que él se dé cuenta». tinado a propagarse al mismo ritmo
(¿Cómo no recordar la frivola narra- la salvación. El hombre que vive en
que ésta. Estos datos que nos descubre alianza con Dios atraviesa situaciones
4. SOCIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO ción que del final de Gérard Philipe nos la sociología sintonizan perfectamente
DEL HOMBRE FRENTE A LA MUERTE.—La li- hace su mujer Anne en Le temps d'un diversas y se enfrenta con problemas
con las reflexiones precedentes. Pues nuevos, por lo que variarán las repre-
teratura, la filosofía y la teología no soupirf). Para ello, hay que tratar al hemos visto que, en la misma medida
han cesado nunca de hablar sobre la enfermo como a un menor de edad, a sentaciones de la muerte, las concep-
en que se considera seriamente la muer- ciones antropológicas así como el in-
muerte 7 , hasta el punto de que h a n quien toman a su cargo el cónyuge o te, el hombre se ve llamado a asumir
merecido la acusación de excesiva lo- los familiares, para separarlo del resto terés esencial por el problema mismo.
responsablemente la vida. Desde la pers- Los esfuerzos que hace el hombre por
cuacidad y. a veces, de «thanatolatria». del mundo. De esta forma, el moribun- pectiva individual, la muerte impulsa a
Pero no se puede decir lo mismo de las do pierde irremediablemente su papel preguntarse y responder sobre la muer-
decidirse por la existencia auténtica; te y cuanto la acompaña y la sigue,
restantes ciencias del hombre: historia, de protagonista. y desde la perspectiva social, los «no-
psicología, antropología cultural, socio- están' en función de su relación con
vísimos» inducen al compromiso his- Dios en el diálogo salvífico. Pueden y
logía. Parece como si se hubieran pues- El «estilo de muerte» que desea el tórico. Por el contrario, el empobreci-
to de acuerdo en u n a especie de conju- deben variar las preguntas y respuestas
hombre tecnológico está en armonía miento masificador del sentido de la con el fin de que lo esencial se siga
ración del silencio frente a la muerte, con esta atmósfera de clandestinidad vida del hombre lleva, con despiadada
parecida a la que reina en las costum- viviendo y anunciando: que Dios se
que rodea la defunción 9 . El aspecto consecuencia, a privarlo también de ha hecho el Dios del hombre para que
bres de las sociedades occidentales en dominante es la discreción, que apa- su muerte.
el curso de nuestro siglo. el hombre se convierta en el hombre
rece como la versión moderna de la de Dios. No podemos reconstruir aquí
Desde hace algunos años se advierte dignidad: la muerte no debe crear toda la evolución del pensamiento sobre
un cambio de rumbo: se ha quebran- problemas a quienes sobreviven. El 5. SENTIDO DE LA MUERTE PARA EL la vida y sobre la muerte que ha ido
tado el tabú referente al tema de la ideal consiste en desaparecer «pianis- HOMBRE QUE ENTABLA EL DIÁLOGO CON viviendo el hombre bíblico en presencia
muerte. Ha comenzado a surgir una simo», casi sobre la punta de los pies... Dios.—Debemos tener en cuenta el pa-
Muerte 688 689 Muerte

de su Dios. Sólo nos fijaremos en las religiosa, ya que la vida está ligada a da en un horizonte terreno. N. Lohfink brar, por encima de la restauración tem-
actitudes más sobresalientes y signifi- la alianza con Dios: «Mira, yo pongo ha deducido de esta confrontación suge- poral de Israel, la perspectiva de un
cativas para el hombre que. hoy como hoy ante ti vida y felicidad, muerte y rencias hermenéuticas y pastorales in- universo transfigurado, de una nueva
ayer, está-comprometido en el diálogo desgracia... Te pongo delante la vida teresantes: «Si analizamos el AT, tene- creación que se describe con imágenes
salvífico. o la muerte, la bendición o la maldición. mos que admitir que es realmente po- míticas del paraíso primitivo (cf Is 65,
Escoge, pues, la vida, para que vivas, sible creer, esperar y amar sin tener 17-25). Durante la persecución de An-
6. LA VIDA Y LA MUERTE SEGÚN EL tú y tu descendencia» (Dt 30,15.19; en cuenta el más allá. De hecho, cree- tíoco Epífanes. la escatología profética
CREYENTE DE LA ANTIGUA ALIANZA.-EN cf Dt 28,16-68). La muerte de que aquí mos que Abraham y los restantes jus- elabora imágenes apocalípticas que sir-
el AT, la muerte y la actitud que adop- se habla no es principalmente la muer- tos del AT vivían verdaderamente den- ven para resolver el problema de la
ta el hombre frente a la misma apare- te real, biológica, sino la existencia ale- tro de la fe, pero sabemos también que suerte de los justos. Los judíos fieles
cen con luz diversa según el horizonte jada de Dios, que amenaza a quien no les estaba cerrada la visión de un más que han muerto por amor a la Ley
a n t r o p o l ó g i c o en q u e se s i t ú e la es fiel al pacto. Esta amenaza comienza allá después de la muerte. Por tanto, serán resucitados por Dios para que
muerte 1 2 . con miserias y trastornos durante la pueden darse la fe, la esperanza y la tomen parte en la alegría escatológica:
existencia y culmina en la aniquila- caridad en cuanto a su sustancia, in- «Muchos de los que duermen en el
Durante muchos siglos, la mirada de ción física (muerte precoz del impío).
Israel se centró sobre las posibilidades cluso cuando se piensa en la línea del polvo de la tierra se despertarán, unos
Esta concepción sapiencial de la vida libro de los Proverbios o del Eclesiastés. para la vida eterna, otros para el opro-
h u m a n a s de esta vida, sin experimentar y de la muerte es muy semejante a la
ningún interés por lo que espera al Es cierto que la Iglesia universal, en bio, para el horror eterno» (Dan 12,2).
que encontramos en la narración ge- su función de maestra de la fe, no pue- La resurrección de los muertos supera
hombre en el más allá. Incluso u n a nesíaca sobre el paraíso.
existencia puramente terrena se mani- de aceptar hoy una filosofía que impli- el alcance de u n a simple metáfora
festaba como una auténtica posibilidad ¿Pero cómo puede mantenerse la que el rechazo teórico de la doctrina para designar la entrada en aquel uni-
religiosa. Dentro de este horizonte intra- confiada entrega del hombre a Dios del libro de la Sabiduría (es decir, de la verso transfigurado que describe la
mundano cabían actitudes diversas. cuando se detiene a considerar la muer- supervivencia y de la remuneración en escatología de los profetas tardíos, en
Encontramos enfáticamente subrayada te en su cruda realidad de aconteci- el más allá). Sin embargo, puede haber el que ya no habrá muerte. La «vida»
la serenidad de los justos que mueren miento que viene a truncar la dulzura individuos dentro de la Iglesia, e in- prometida al hombre trasciende las con-
ya ancianos en medio de su numerosa de la vida? ¿Cómo reaccionar frente al cluso grupos y generaciones, que se diciones actuales de la vida terrena.
posteridad, aceptando sin ningún tipo hecho de que tanto para el «necio» sientan más cercanos, en lo que real- Esta misma apertura al más allá de la
de rebeldía el haberse «reunido con sus como para el «sabio» —es decir, tanto mente mueve su conciencia, al libro muerte explica la actitud que se obser-
padres». En estos casos, se considera a para el pecador como para el j u s t ó - del Eclesiastés que al libro de la Sabi- va en el libro de la Sabiduría. La muerte
la muerte como un acontecimiento «na- la muerte se presenta inexorable ? Según duría. En tales casos, hay que recordar es el fina! sólo en apariencia: «Las al-
tural», que no turba el diálogo con Qohelet, abocado a esta meditación, la que no son los primeros que han re- mas de los justos están en las manos
Dios ni arroja sombras sobre las con- única actitud que parece que hay que corrido semejante camino, y hay que de Dios y no les alcanzará tormento al-
vicciones de que el Dios de la alianza adoptar es el odio a la vida y la deses- saber encontrar en la Biblia los mode- guno» (Sab 3.1). Únicamente para el
es un «Dios vivo». Precisamente la peración. Pero, de esta forma, parece los de este tipo de fe» 14 . impío es la muerte un final absoluto.
alianza establecida «con Abraham y su que se cierra toda posibilidad de ver en Para quien tiene fe, es la puerta que
descendencia» (Gen 21,lss) garantiza la vida el lugar del diálogo con el Dios
El creyente de la Antigua Alianza no se abre a la verdadera realidad 1 6 . La
conoce solamente el horizonte intra- perspectiva del más allá y el baño de la
la fidelidad de Dios para con su pueblo, vivo que nos ofrece la salvación. Su mundano. En la Biblia hallamos tam-
a pesar del carácter efímero de cada respuesta existencial será, más bien, escatología judaica en la mentalidad
bién otras respuestas sobre el significa- griega surten, en el fondo, el mismo
uno de los miembros de este pueblo. la de volcarse en el momento presente, do de la muerte dentro del diálogo del
Abraham está preocupado por su muer- aceptando la felicidad de cada instan- efecto que las otras concepciones ela-
hombre con Dios, que tienen en cuenta boradas en un ambiente intramundano:
te mientras carece de descendencia te como un don que procede de Dios: una apertura al más allá del mundo
(cf Gen 15,2-6); pero, cuando ha ob- «Comprendo que no hay en ellos (en exhortan al creyente a permanecer en
y de la historia. Se afronta, en ellas, la alianza con Dios, a recorrer el cami-
tenido la certeza de perdurar en su pos- los hombres) más felicidad que ale- la muerte en clave escatológica; es de-
teridad, muere «en buena ancianidad, grarse y buscar el bienestar en su vida. no de la sabiduría, de la justicia y de la
cir, teniendo presente la acción futura piedad. La inmortalidad que espera a
viejo y lleno de días» (Gen 25,8). La Y que todo hombre coma y beba y lo de Dios que dará cumplimiento a sus
muerte del hombre que está dentro de pase bien en medio de sus afanes, eso quien se ha mantenido firme, lo lleva
promesas 1 '. La esperanza en el triunfo a asumir la vida con responsabilidad,
la alianza con Dios acontece sin ruido es don de Dios» (Ecl 3,12-13). No se definitivo de Dios sobre la muerte arran-
y sin lamentos (cf Gen 49,33); es la trata de un hedonismo epicúreo, sino permaneciendo fiel al Dios fiel, aun-
ca de la escatología profética. Los pro- que esto le exija tener que afrontar la
cosa más simple y natural del m u n d o : de u n a actitud religiosa: es el «temor fetas ponen en «el fin de los tiempos»
«Todos hemos de morir; como el agua de Dios» el que induce al hombre a muerte.
el cumplimiento de la promesa hecha
que se derrama en tierra no se vuelve someterse a lo que cada momento le a los padres y renovada en la alianza
a recoger» (2 Sam 14,14). ofrece de parte de Dios. del Sinaí. Para sostener la esperanza del
pueblo en los momentos de prueba, des- 7. «BAUTIZADOS EN LA MUERTE DE
Esta misma actitud encontramos en Estas reflexiones sobre la muerte CRISTO».—También el gran mensaje de
como situación límite que ilumina el criben, en anticipación, el futuro hacia
la antigua sabiduría popular de Israel, el que éste camina. El Israel infiel, la Buena Nueva sobre Jesús tiene por
que se nos ha transmitido en las co- sentido de la vida y la actitud existen- objeto la muerte. A la luz del Evange-
cial consiguiente nos recuerdan el pen- aniquilado en cuanto a su poderío te-
lecciones de proverbios". La «vida» rreno y pisoteado por sus enemigos, se lio, la muerte se convierte en un acto
que se le asegura al hombre sabio que samiento filosófico contemporáneo. La de la gracia de Dios que nos salva: la
conciencia moderna es radicalmente siente reducido a un valle cuajado de
sigue la ley de Dios consiste en abun- huesos. Pero la fuerza del Espíritu de gracia «se ha manifestado ahora con
dancia de días, de riquezas, de hono- intramundana, lo que hace imposible la Manifestación de nuestro Salvador
cualquier tipo de referencia al más allá. Dios puede vivificar aquellos huesos,
res, de paz y de fortuna, pero no en puede vencer la muerte y poner en Cristo Jesús, quien ha destruido la
cualquier otra cosa en el más ajlá. Por ello, es significativa la coincidencia muerte y ha hecho irradiar luz de vida
del hombre moderno con la fe bíblica pie un gran ejército (Ez 37,1-14). Las
Sin embargo, no se trata de craso ma- promesas escatológicas hacen vislum- y de inmortalidad por medio del Evan-
terialismo, sino de u n a perspectiva veterotestamentaria, vivida y expresa- gelio» (2 Tim 1,10). La afirmación de
691 Muerte
Muerte 690
de la reforma protestante, los ritos y leída y meditada durante el rito fúne-
que la muerte de Cristo constituye la Evangelio, el hombre muere a la vida las oraciones que acompañan a la b r e 2 4 tiene u n valor catequético insus-
hora suprema de la salvación es parte de pecado, a la desobediencia a Dios, muerte de los fieles han constituido tituible. Al considerar el misterio pas-
esencial de la proclamación misionera al odio a los demás: «Porque habéis ocasión de polémica confesional entre cual de Cristo como origen de la visión
(«Porque os transmití, en primer lugar, muerto y vuestra vida está oculta con los cristianos. En efecto, las Iglesias cristiana de la muerte, se le invita al
lo que a mi vez recibí: que Cristo murió Cristo en Dios» (Col 3,3). El rito del nacidas de la Reforma han expuesto creyente a abrirse a la esperanza y a
por nuestros pecados, según las Escri- bautismo simboliza eficazmente, de u n a reservas más o menos radicales frente dejarse invadir por el Espíritu de amor
turas»: 1 Cor 15,3). Pero ya dentro del forma sensible, el acontecimiento exis- a la oración por los difuntos, hasta el que ha resucitado a Jesús de entre los
mismo NT encontramos diferentes in- tencial de morir y de resucitar con punto extremo de haberse rechazado muertos, para que su vida sea ya des-
tentos de comprender el significado sal- Cristo: «Los que hemos muerto al todo gesto de culto entre los calvinis- de ahora «vida eterna».
vífico de aquella muerte 1 7 . pecado, ¿cómo seguir viviendo en él? tas 2 1 . Al no estar de acuerdo con el
¿O es que ignoráis que cuantos fuimos Finalmente, la celebración cristiana
La misma teología de la redención se Evangelio el hecho de orar por los di- de la muerte puede tener u n auténtico
caracteriza por una pluralidad de apro- bautizados en Cristo Jesús, fuimos bau- funtos, los creyentes que estaban de luto
tizados en su muerte? Fuimos, pues, valor misionero. Pablo recomendaba a
ximaciones: ha utilizado conceptos ju- debían limitarse a rezar por sí mismos. los tesalonicenses que no se entregaran
rídicos (pena, expiación, satisfacción, con El sepultados por el bautismo en la Estas posturas resultan comprensibles
muerte, a fin de que, al igual que Cristo a manifestaciones desesperadas de due-
sustitución) y rituales (sacrificio, vícti- como reacción contra la doctrina del lo «como los otros, que no tienen es-
ma). Habiendo decaído actualmente las fue resucitado de entre los muertos por Purgatorio y contra el culto de los san-
medio de la gloria del Padre, así tam- peranza» (1 Tes 4,13). La esperanza
categorías jurídicas y rituales, algunos tos, cosas que los reformadores consi- debería rezumar de la comunidad cris-
intentan acercarse al sentido de aque- bién nosotros vivamos una vida nueva» deraban como abusos intolerables. En
(Rom 6,2-4). tiana reunida para saludar con su úl-
lla muerte mediante categorías políti- la actualidad, se han mitigado estas timo adiós a u n o de sus miembros, an-
cas 1 8 . El punto de arranque para com- El mensaje cristiano, aunque afirma posturas. Es fácil advertir que la ora- tes de que su cuerpo sea encerrado en
prender el significado de la muerte de decididamente la victoria de la vida, no ción por los difuntos depende de la idea la sepultura (es el rito de la «valedictio»
jesús sigue siendo el de la contingencia nos ofrece informaciones sobre el más que tengamos de la muerte y de cuanto en la nueva liturgia). Ya al profeta Eze-
histórica: fue u n a muerte que se le allá de la muerte. Más aún, se ha hecho la sigue. Pero, como ya hemos visto, quiel se le pidió que su duelo personal
infligió como resultado de su larga opo- notar que en el mismo Pablo se en- en la misma sagrada Escritura coexis- sirviera de símbolo para el pueblo que
sición a los poderes religiosos y civiles. cuentran dos representaciones distintas ten diversas maneras de concebir la se había alejado del camino de la
Desde este ángulo, se trata de la muerte del «estar con Cristo» después de la muerte, que no pueden reconciliarse Alianza (Ez 24,15-24); y un comporta-
de un profeta libre, cuyo lenguaje resul- muerte. Una, tributaria de la corriente entre sí. Por tanto, entre los cristianos miento que se apartara de las normas
ta molesto. Pero es también u n a muerte apocalíptica judaica, habla de «estar habrá siempre quienes encomiendan sociales en la celebración de la muerte,
que Jesús asumió de tal manera que con Cristo» como la participación en sus seres queridos a Dios abandonán- ¿no lograría desempeñar el papel de
cambió su significado. Es la muerte del los bienes del reino que se inaugurará dose a su voluntad, y quienes ruegan signo y permitir a los cristianos «dar
Mesías, que ha decidido hacerse «ser- con la venida gloriosa del Señor (cf 1 por su difuntos con la esperanza de respuesta a todo el que les pida razón
vidor» y no «jefe» (cf la narración de Tes y 1 Cor 15). Otra, inspirada en el poder influir sobre la decisión divina re- de su esperanza» (1 Pe 3,15)?
las tentaciones); que realiza el acto de helenismo, traslada al tiempo que si- ferente a la salvación eterna.
fe perfecto apoyándose incondicional- gue inmediatamente a la muerte las
mente en el P a d r e 1 9 : que, mediante su aspiraciones referentes al final de los El nuevo ritual romano del oficio de S. Spinsanti
disponibilidad para entregar la propia tiempos y lleva a desear la muerte para difuntos 22 , aunque mantiene toda la
vida, lleva hasta la cumbre el don de ir junto a Cristo (cf 2 Col 5,8; Flp 1,23) 20 . importancia que se concede a la ora- 1
Notas.—i ) «La muerte, como fin del Ser-
sí mismo por amor (cf Jn 1 5 . 1 3 ; 1 Jn Lo que interesa es que nuestra unión con ción por los difuntos, ha integrado con aquí, es la posibilidad más propia del Ser-aquí,
3,16). Esta valoración del «morir por» Cristo constituye ya la resurrección que sentido ecuménico la herencia litúrgica !a más incondicionada, ia más cierta y, como
no significa en absoluto convertir a la nos sitúa más allá de la muerte. No de la Reforma, que nos invita a consi- tal, la más indeterminada e insuperable. La
muerte en algo heroico. La muerte es hay que buscar la «vida eterna» en un derar la celebración litúrgica de la muerte, como fin del Ser-aquí. está en el ser
un padecer, no u n actuar. Pero Dios muerte como dirigida a los vivos. Y, en de este ente, en cuanto que es-para-el-fin»:
futuro lejano, sino que la tenemos ya M. Heidegger, Sein und Zeit, p 52.—(2) Para
ha concedido a Cristo la posibilidad de aquí cuando nos apoyamos en la fide- efecto, los ritos religiosos que acompa- una valoración de conjunto del pensamiento
aceptar y de vivir su muerte, cambiando lidad de Dios y en el futuro de Cristo. ñ a n a la muerte de los cristianos pueden existencialista sobre la muerte, cf R. Schaerér,
el sentido de la misma. A Jesús lo «ma- La eternidad comienza aquí con la ejercer un influjo decisivo, en diversos Le phüosophe moderne en face de la mort, en
taron» : su muerte fue consecuencia del nueva vida que Dios nos da y que El niveles, sobre los vivos. AA. VV.. L'Homtne face a la mort, París 1952,
odio, fruto del pecado, que es signo del llevará a su plenitud. Existencialmente 125-154.-( 3 ) K. Rahner. Sentido teológico
Sobre todo, desde el punto de vista de la muerte, Herder, Barcelona 1965 : L. Boros,
alejamiento de Dios por parte del hom- el acento recae sobre el «ya» más que psicológico 23 . La ceremonia fúnebre de
bre. Pero ningún acto de poder puede Mysterium mortis. El hombre y su última
sobre el «todavía-no». La esperanza cris- tipo eclesiástico encierra un profundo opción, Paulinas, Madrid 1972: R. W.
invertir el proceso que va desde el odio tiana es u n elemento de la fe y se basa valor catártico, en cuanto que la Gleason, The World to come, Nueva York
a la muerte. Únicamente puede conse- en la fuerza de la fe que acepta la eter- «muerte ritual» ayuda a asumir la 1958: R. Troisfontaines, Yo no muero. Bar-
guirlo la actitud que cambia el sentido nidad, incluso cuando tiene en contra muerte real y sirve de sostén al «tra- celona 1966: cf una presentación del pen-
mismo de la muerte: el aceptarla con todo cuanto es finito. Quien tiene esta bajo del luto», como lo ha llamado samiento de estos autores en M. Bordoni,
libertad y por amor. fuerza, experimenta ya, aquí y ahora, Dimensioni antropologiche delta morte. Roma
Freud. En este terreno, la psicología 1969. en el c. 2: Hacia una nueva reflexión
la eternidad: «Quien cree, tiene la vida dinámica nos ayuda a darnos cuenta teológica sobre la muerte. 49-84.—(4) «La
De la misma manera que en Cristo eterna» (Jn 6,47): «nosotros sabemos en términos científicos de aquel valor muerte no puede consistir únicamente en un
la muerte ilumina la vida y ésta ad- que hemos pasado de la muerte a la de «consuelo» (en el NT, «paraclesi»), accidente que se acepta pasivamente —aunque
quiere su sentido a partir de aquélla, vida, porque amamos a los hermanos» que es u n a de las funciones permanen- también sea eso—, en un acontecimiento bio-
así, para el cristiano, el anuncio evan- (1 Jn 3,14). tes del ministerio de la Palabra de Dios lógico frente a! que el hombre, como persona,
gélico de la muerte salvífica de Cristo se encuentra inerme y extraño; sino que hay
(cf 1 Tes 4 , 1 8 : «Consolaos, pues, mutua- que comprenderla como acto del hombre que
constituye u n a invitación a convertirse, mente con estas palabras»). brota de dentro... Ei fin del hombre como
cambiando la ruta de su vida, Cuando 8. VALOR PEDAGÓGICO DE LA CELEBRA- persona espiritual es realización activa desde
Cristo aferra al hombre mediante su Por otra parte, la Palabra de Dios
CIÓN LITÚRGICA DE LA MUERTE.-A partir
Mujer 692 693 Mujer

dentro, total adueñarse-de-sí por parte de la vivants. Vaieurs complementares de l'eucologie instruida. Por eso resulta tanto más culpabilidad masculina que sale a la
persona, es un haberse~realizado-a-sí-mismo catholique et de Veucologie réformée, en «La vituperable el delito de quienes tratan luz de este modo y se afana por redu-
en la plenitud de la realidad personal libre- Maison-Dieu», 101 (1970), 39-50.-( 22 ) Ordo de corromper esta única virtud de las cir al mínimo culpas e inferioridades
mente actuada»: K. Rahner, o. c.-( s ) H. U. von exequiarum, Typis Polyglottis Vaticanis, 1969. mujeres, como si uno quisiera extin- todavía tan ostensibles. A este punto
Balthasar, Eschatologíe, en 6Vragen der Theolo-Todo el número de «La Maison-Dieu» citado guir la poca luz que le queda a quien vendrían ganas de no hablar ya de pro-
gie heute, Einsiedeln 1960.-( ) J. Moltmann, en la nota anterior contiene comentarios de es ya tuerto» 1 . moción (¿a quién se le ocurre hablar
Teología de la esperanza, Sigúeme, Salamanca esta importante reforma.—(23) J. Y. Hameline,
1969.-D Cf E. Morin, VHomme et la mort Queiques incidences psychologiques de la scéne Si tomásemos en serio, a nivel de de la promoción del hombre ya total-
devant Yhistoire, París 1951.—(8) Seguimos la ritueüe des funérailles, en «La Maison-Dieu», contenido, este texto de un autor del mente promocionado?), de no dar, con
diligente reseña de Ph. Aries, La mort inversée. 101 (1970), 90-96.-( 24 ) Las lecturas bíblicas siglo xvi, podríamos poner aquí una semejante afán, la prueba de u n a efec-
Le changement des altitudes devant la mort dans propuestas son numerosísimas. El volumen: nota remitiendo a la voz Honestidad u tiva desigualdad sociológica. Pero no
Jes sociétés occidentales, en «La Maison-Dieu», I defunti. Commento esegetico e pastorale del otra homónima y (a no ser que fuéra- sería un remedio; sería, al contrario,
101 (1970), 57-89.-H Este «estilo de muerte» ¡ezionario litúrgico, Brescia 1971, ofrece apor- mos al oculista para tratar de recupe- una especie de ficción, porque, mien-
se pone de relieve en la investigación de taciones valiosas que abarcan toda la temá-
B. G. Glaser y A. L. Strauss, Awareness of dying, tica doctrinal de la muerte cristiana, rar un poco de luz en el ojo tuerto) la tras la desigualdad exista, es inútil
Chicago 1965. Han estudiado cómo el equipo cuestión quedaría cerrada. En cambio, fingir que no existe. Es necesario, pues,
médico entraba en comunicación con el en- BIBL. : a Teología bíblica: Cullmann O., ín- la cuestión empieza precisamente aho- hablar de la mujer, con la esperanza
fermo desahuciado según el grado de cono- mortahdad del a¡ma, Stvdivm, Madrid 1970. ra; y puede empezar muy bien por ese de poder hablar cada vez menos hasta
cimiento que éste tenía de su suerte: desde el (Esta obra ha suscitado una viva polémica. texto, tomándolo en serio como docu- llegar a la meta final del silencio.
conocimiento completo y compartido (caso Subraya la diferencia entre la visión hebrea mento, como expresión de una civiliza-
excepcional), hasta el disimulo total, pasando de la muerte y la visión griega, hasta el punto O mejor aún, sería deseable que se
por diversos niveles de complicidad. Cf tam- ción que relegaba a la mujer dentro hablase de entrambos —de la mujer y
de declararlas irreconciliables).—Grelot P., De de las paredes domésticas, aureolando
bién N. Versluis, Desconocimiento social de la ¡a mort á ¡a vie éternelle, París 1971. (Recoge del hombre— con un discurso serio, no
muerte, en «Concilium», 65 (1971), 291-303.- diversos ensayos sobre la muerte, la esperanza esta su limitación con títulos retóricos sólo moralista o -moral— sobre la se-
(10) El cambio en la actitud moderna respecto judaica y la resurrección).—Martín-Achard R., («reina de la casa», «tutelar del hogar» xualidad como valor ontológico y teo-
al luto ha sido estudiado por el sociólogo in- De la mort a ¡a resurrection d'aprés l'Ancien y otros parecidos) que hoy no consue-
glés G. Gorer, Death, grief and mourning, Nue- Testament, Neuchátel-París 1956. o Teologíasis- lógico que atañe a los dos polos de la
,x lan ya a ninguna mujer de la frustra- dimensión humana. Pero desgraciada-
va York 1965.-( ) Cf J. Mitford. The Ame- temática: Abadía de María Laach, Muerte y Vida. ción consiguiente a un confinamiento
rican way of death, Nueva York 1963.— Las ultimidades. Cristiandad, Madrid 1962.- mente falta semejante discurso. Hay
(12) Cf sobre la antropología bíblica y su evo- semejante. O sea que podemos arran- u n a ética del comportamiento sexual,
Bordoni M., Dimensioni antropologiche della car de esta afirmación paradójica para
lución F. P. Fiorenza-J. B. Metz, El hombre morte, Roma 1969. (Discute la nueva teología pero no u n a teología del sexo. Hay una
como unidad de cuerpo y alma, en Mysterium de la muerte, partiendo de la antropología to- preguntarnos el porqué de la misma y moral tanto más categorizada y minu-
Salutis, v. 2, t. 2, Cristiandad. Madrid 1970, mista).—Gaborian F., Interview sur la mort para determinar (y quizá tratar de col-
661 ss. —(' ^) La actitud frente a la muerte en los ciosa cuanto menos parece enraizarse
avec K. Rahner, París 1967. (Análisis crítico mar) los espacios vacíos debidos a tal en una perspectiva bíblica y teológica,
libros sapienciales del AT ha sido estudiada por de la obra de Rahner).— Pieper J., Muerte e concepción restrictiva.
N. Lohfink, Exégesis bíblica y teología. La exé-inmortalidad, Herder, Barcelona 1970.—Rah- tanto más nebulosa y puntillosa cuanto
gesis bíblica14
en evolución, Sigúeme, 15
Salaman- ner K., Sentido teológico de ¡a muerte, Herder, Podríamos también escoger un pun- menos nutrida de valores profundos.
ca 1969.-( ) N. Lohfink, o. c.-( ) Sobre la Barcelona 1965. (La «nueva» teología de la to de partida más cualificado —santo Y todo lo que puede decirse de nuestra
respuesta escatológica al problema de la muer- muerte, desde una perspectiva existencialis- moral, en general, puede aplicarse más
te, cf P. Grelot, De la mort a la vie éternelle, ta). -Vahnengel M. C, Muerte y vida futura, Tomás. S. Th., 1-lae, q. 92, a. 1,
París 1971, especialmente pp 69-79; 122-128: ad l— 2 , pero que también se inscribe, específicamente a la moral del «sexto»;
16 en «Concilium», 26 (1967), 497-515. D Pas- que es más u n a indicación de riesgos
181-186; 187-199.-< ) P. Grelot, o. c, 78. tora¡: AA. VV., 11 mistero della morte e la sua aunque en otro nivel muy distinto, en
afirma vigorosamente que no hay que inter- celebrazione. Alba 1958. (Resumen de un en- la misma tradición virilista, y pregun- que no de valores, u n a señalización de
pretar los textos de la Sabiduría según la cla- cuentro del «Centre de Pastorale Liturgique», tarnos por qué de este medio-hombre prohibiciones más que un ofrecimiento
ve griega de la inmortalidad y de la muerte celebrado en 1949. Algunas aportaciones re- que es la mujer se habla tanto, y en de vida. Por lo menos esto era el tra-
como liberación del alma espiritual. El hele- sisten el paso del tiempo).-Breuning W., tado «de sexto» hasta hace muy poco:
nismo ha puesto a disposición sólo los térmi- cambio del hombre entero —es decir, del
Muerte y resurrección en la predicación, en hombre varón— apenas se habla. Puede todo se encuadraba en el nivel moral
nos y las categorías, pero el pensamiento es «Concilium». 32 (1968), 177-196.-Le Nou-
el de la escatología judaica. La influencia del parecer un contrasentido y, sin embar- y, no raramente, moralístico. Pero un
veau Rituel des funérailles, en «La Maison-Dieu», «de sexto», o más exactamente u n «de
ambiente alejandrino se echa de ver única- 101 (1970).—! defunti. Commento esegetico e go, es la confirmación de una minus-
mente a través de un silencio táctico sobre la pastorale del lezionario litúrgico (La Parola per valoración de la que ni siquiera este sexo» a nivel teológico puede decirse
«resurrección de la carne», 17
poco comprensi- la Assamblea festiva, n. 77), Brescia 1971. DICCIONARIO se libra, pues ha advertido que no existe; del mismo modo que
ble para los griegos.-( ) A. Paul, Pluralité la necesidad de registrar la voz Mujer no existe u n a espiritualidad de los sexos,
des interpretaüons théologiques de la mort du a pesar de que sería la más fundamental
Christ dans le Nouveau Testament, en «Lumiére y no la voz Hombre3. No es ésta buena
et Vie», 20 (1971), 18-33.~(18) G. Crespy, señal, ni es lisonjero para el objeto de tanto por profundidad como por am-
Recherche sur la signification politique de la mortM U J E R semejante atención demasiado prefe- plitud, afectando a las dos mitades y,
du Christ,19en «Lumiére et Vie», 20 (1971), rencia! y benévola, a no ser que pen- por tanto, a la totalidad de los hombres
89-109.~( ) «Jesús combatió previamente el «Así como hay abundancia de ins- semos en la consideración que suele en su connotación más honda. Y quizá
agón de la fe no sólo de modo ejemplar, sino tenerse con los débiles o los tuertos, carecemos de dicha espiritualidad por-
arquetípico, posibilitando, fundamentando y trucciones para la formación de los
hombres, la formación de la mujer como diría nuestro autor antes citado. que el sexo nos parecía más u n objeto
consumando con ello no sólo la fe neotesta- de exorcismo que de interioridad.
mentaria, sino igualmente toda la fe de la puede contentarse con pocos precep-
Antigua Alianza»: H. V. von Balthasar, Vides tos; porque son los hombres quienes Me causa siempre cierta melancolía
Christi, en Sponsa Verbi, Cristiandad, Madrid el tener que hablar de la mujer en la
actúan en casa y fuera de casa, en los I. Sexofobia o antifeminismo
1964, 70.-( z ") J. Dupont, Syn Christd, asuntos privados y en los públicos. Las
profesión, de la mujer en la política,
l'union avec le Christ suivant St. Paul, Brujas de la mujer en la Iglesia, de la mujer Es evidente que no podía nacer u n a
1952; cf también P. Benoit, ¿Resurrección al normas para tan numerosas y variadas de aquí, de la mujer de allá: esto es espiritualidad del sexo si antes no se
final de los tiempos o inmediatamente después de actividades requieren prolijos volúme- índice claro de que la mujer no ha su-
la muerte?, en «Concilium», 60 (1970), 99- nes. En cambio, el único cuidado de la liquidaba la vieja sospecha sobre la
111. —(2l) Una documentación amplia en perado aún u n a cierta situación de in- carne, que en una sociedad virilista
mujer es la honestidad: u n a vez q u ferioridad sociológica; hay un cierto
J. D. Benoit. Prier pour ¡es morís ou pour ¡es se haya hecho u n a buena exposicióne era, en fin de cuentas, la vieja sospecha
complejo de inferioridad femenina y de sobre la mujer.
de ella, la mujer está ya suficientemente
695 Mujer
Mujer 694
po y lugar ? ¿ Puede teologizarse ese dato, vez ni siquiera es con seguridad de dis-
Las raíces teológicas, psicológicas y diaria a Dios era (y es todavía): «Ben- como se ha hecho hasta hoy, o admite, posición divina? ¿Cómo es posible que
culturales de este mal que nos aflige dito seas, Señor, porque no me has en cambio, esas presiones ideológicas y se acepte tan fácilmente la idea de la
desde hace siglos son múltiples y re- hecho pagano, mujer o ignorante», al puede reducirse a una mera cuestión debilidad y de la inferioridad de la
motas; aquí tan sólo las apuntaremos paso que la mujer, evidentemente inepta práctica ? mujer? Se trata de una idea muy común
en cuanto puedan explicar un cierto para semejante alabanza, se resigna a Análogo es el razonamiento sobre la en la cultura laica de un mundo viri-
antifeminismo y ayudar a nuestro tema decir: «Alabado seas, Señor, porque me tradición. ¿Se trata de una tradición doc- lista, llegada hasta hoy,, pero que,
sobre la mujer. Una obsesiva insistencia has hecho como has querido». Detrás trinal o puramente disciplinar? ¿Es mientras está cediendo terreno por to-
en la cruz casi separada de la resurrec- del mismo semitismo —y aceptadas en sólo una praxis o implica valores o in- das partes, parece encontrar en la Igle-
ción, una obsesiva insistencia en el sus prescripciones- había una serie de dicaciones de fe? ¿Pero cuáles serían sia un terreno fértil, de fácil siembra
pecado casi separado de la redención; tabúes ancestrables respecto a la san- éstas si en Cristo «no hay judío ni y de fácil arraigo. Por lo que, si por
y la exégesis del primer capítulo del gre y al sexo, algunos de los cuales se griego, no hay esclavo ni libre, no hay una parte la actitud de la Iglesia no se
Génesis que creía ver, en la culpa ori- han infiltrado en nuestro derecho ca- varón ni mujer»? (Gal 3,28). diferencia de la actitud de la cultura a
ginal, un pecado de sexo atribuyendo nónico y en la misma liturgia: por ejem- Aquí parece estar todo el problema; la que rinde tributo, por otra cabe
4
la responsabilidad mayor a la mujer ; plo, la «purificatio post partum» y la sencillo y casi elemental en su plantea- preguntarse si además del antifeminis-
además un platonismo desmateriali- prohibición de que la mujer entre en el miento; mucho menos en su solución, mo común de una entera civilización
zante que temía mancharse las manos presbiterio o se acerque al altar, pro- aunque parece que va abriéndose gra- no haya otro específico enraizado en
con las cosas, y un estoicismo marmó- bable reminiscencia de aquellas pres- dualmente hacia una interpretación so- un tejido típicamente eclesial; no atri-
reo que sospechaba siempre de la pa- cipciones veterotestamentarias 6. ciológica que dejaría libre a la mujer buible ciertamente al depósito de la fe,
sión: todo esto forma parte de un de- la puerta de los ministerios. sino a otros depósitos teológicos y ju-
pósito espiritualista y sexófobo, fácil- Para abrir totalmente lo que hasta rídicos que han puesto condiciones fa-
mente atribuible a la mujer. Habría que II. La mujer y el sacerdocio vorables al desarrollo de un filón mi-
ahora era apenas un respiradero, ha- sógino, presente desde los orígenes has-
preguntarse —y se encontraría en estas Por fin tenemos el problema número bría que hacer con seriedad una búsque-
premisas una respuesta— por qué el uno que impide todavía a la mujer da histórica acerca de la praxis de la ta hoy, ajeno ciertamente a las páginas
término «pasión», tan rico y vital, se ocupar una posición de verdadera igual- Iglesia primitiva, que en materia de evangélicas, pero no a las elaboraciones
ha usado en la predicación corriente sacerdocio no es segura ni mucho me- teológicas ni a las reglamentaciones
dad en el ámbito eclesial: la exclusiva canónicas.
casi siempre en sentido negativo y con del sacerdocio para los varones. De- nos (y tal vez hasta ni sea posible llegar
implicaciones casi exclusivamente se- jando aparte las prohibiciones paulinas, a una certeza, dados los documentos de Ya hemos visto algunas hipótesis
xuales. La pasión pasaba a ser «las que parecen reductibles a la expresión que disponemos). teológicas y exegéticas; pero a estas
pasiones»; un plural limitante que la de un determinado contexto social, está Pero sólo con lo dicho hasta aquí alturas aparecen otros elementos y la
encerraba en el reducto de la lujuria. el hecho de que Cristo quizá ordenó sólo (apenas un planteamiento del proble- cuestión feminista reclama otras cues-
Tal vez porque de la pasión se tenía a hombres. Y digo «quizá» porque no ma y un punteado de preguntas) se ve tiones. No se la puede aislar, es con-
todavía el concepto estoico, y de la ma- es segurísimo que a la última cena no ya con bastante claridad que algunas tagiosa. Como todo los problemas serios,
teria, el concepto platónico. Y la car- asistiesen también mujeres o que la negativas categóricas y puntillosas reac- se cruza con otros problemas y exige
ne es, por decirlo así, la materia de la institución del sacerdocio no haya re- ciones no siempre tienen una justifica- soluciones globales. Nos referimos sobre
materia: la zona en la que el contacto basado los límites del cenáculo. Bien ción adecuada, sino que a menudo se todo al problema del celibato: un ce-
con las cosas se hace más comprome- sabemos lo difícil que resulta situar apoyan en apriorismos históricamente libato que, al ser impuesto, inconscien-
tedor porque es un contacto con el la institución de los sacramentos y por demostrar o sacan deducciones, temente busca en el rebajamiento de la
hombre: un hombre que en nuestra precisar qué es lo que realmente suce- sumamente imprecisas, de hechos da- mujer razones de consuelo.
cultura virilista es una mujer, porque dió; por lo cual la seguridad con que dos por descontados. No podemos olvidar que la dirección
para el hombre varón, sujeto de este se niega que Cristo haya ordenado a Sea cual fuere el valor teológico de de la Iglesia ha estado hasta hoy (y se
contexto cultural, la materia, la carne, mujeres puede parecer un tanto apre- estas actitudes de resistencia, resulta querría que lo estuviera siempre) no
la pasión se presentan en una pers- surada. Como apresurada sería tam- claro que frecuentemente se apoyan en sólo en las manos de los hombres, sino
pectiva femenina. bién la deducción (aun admitido el los lugares comunes más rancios de en las manos de célibes; y de célibes
Componiendo el mosaico de este con- hecho) de que la mujer, por ello mis- un tópico antifeminismo: la supuesta a menudo no voluntarios y frecuente-
texto cultural con otras piedrecitas que mo, haya quedado inhabilitada para el naturaleza charlatana de la mujer, la mente algo desexualizados. Aun tra-
luego veremos, puede comprenderse sacerdocio. Según esta lógica debe- incapacidad de mantener los secretos tándose de un caso-límite, puede tomarse
cómo Tertuliano habla de la mujer lla- ríamos restringir la ordenación única- (de ahí su ineptitud para la confesión), muy bien a Orígenes como símbolo de
mándola «puerta del infierno», y que mente a los judíos... Como puede y cosas parecidas. Cierto que todo esto una sutil castración psíquica llevada a
Clemente de Alejandría afirme: «Toda apreciarse, se trata de objeciones bas- es material de deshecho y no merece cabo tal vez por la antigua sospecha de
mujer debería sentirse sofocada por la tante poco persuasivas. ni siquiera una refutación; pero no la carne, adoptada en la ascesis de
vergüenza con sólo pensar que es lo traemos aquí como argumento que hombres inconscientemente necesitados
5
Pero prescindiendo de estos argu- refutar, sino como mentalidad que de dar una justificación filosófica a su
mujer» . mentos, de dudosa fuerza probativa, el interpretar. renuncia existencial. Tales hombres
Evidentemente se trata de casos-lí- problema se plantea muy fácilmente: —tanto por su situación como por el
mite, pero aun así completamente im- se trata de saber si la exclusión de las ambiente en que vivían— estaban ex-
pensables hoy, por lo menos dentro mujeres (supuesto que pueda ponerse puestos a un doble riesgo: o a una
de una psicología normal, fuera de la en claro) es un simple hecho o es tam- III. Antifeminismo eclesiástico idealización irrealista (y muchos sacer-
patología o de la neurosis sexual, bas- bién un principio. Admitido como cierto dotes que pasan a casarse precipitada-
tante frecuentes por otra parte. el hecho de que Cristo ordenara sólo a ¿Cómo es posible que argumentacio- mente son víctimas de esta pseudoideo-
Pero volviendo a los tiempos de la hombres, í sería debido, como algunos nes tan rancias se usen y a menudo logía de frustración) o bien más a me-
mujer-puerta-del-infierno, tampoco se textos paulinos, a un cierto contexto se esgriman para sostener una praxis nudo a un antifeminismo que es la
puede olvidar que precedentemente ha- cultural, o es más bien indicio de una considerada como absoluta y que tal
bía una tradición hebrea cuya plegaria norma absoluta válida para todo tiem-
M"ier 696 697 Mujer
concretización, en el varón, de una debilidad h u m a n a a la debilidad feme- no; y cuando el hombre no cuenta con (remienda los calcetines diríamos hoy)
genérica sexofobia. nina sin que en el hombre se advierta, el martirio, el episcopado o la doctrina y le ayuda a hacer buena figura en el
El virgen por carisma dispone, para la como contrapeso, el mismo u otro teológica, aun disponiendo de la vir- pueblo.
renuncia existencial, de u n contrapeso defecto. Sería hermoso, y caería dentro ginidad, se prefiere subrayar el testi- Sin embargo, un hombre virgen pue-
también existencial que le compensa a de esa espiritualidad de los sexos de monio de la fe (que por otro lado, de acercarse al amor con amor. Si está
nivel psicológico y místico; pero el cuya ausencia nos hemos lamentado, aparte su tono genérico, es título alta- libre de tensión y es maduro (me atre-
célibe no cuenta con estas respuestas que en las oraciones se mencionasen los mente positivo). En cambio, para la vería a decir si es virgen y no sólo
espontáneas y trata de fabricárselas. puntos de debilidad específicos y recí- mujer —exceptuando únicamente el célibe: valor éste negativo si no aflora
En nuestros seminarios no era raro procos; lo que en cambio nos parece martirio— la virginidad prevalece so- al nivel de carisma), estaría en las me-
que se impartiese u n a educación al desconcertante es que se insista sólo bre todos los demás testimonios; y jores condiciones de hacerlo. La renun-
celibato rebajando a la mujer. Era un en la fragilidad mujeril, dando por des- cuando éste no está claro —ni «con- cia, la lejanía, con esa sana nostalgia
modo evidente, aunque inconsciente contado que la mujer es el polo más fesor», ni «doctor» 8 y obviamente ni que puede muy bien coexistir con u n a
para quien lo usaba, de consolarse vulnerable y necesitado de la pareja. «obispo»— el título se repliega (o por entrega sin arrepentimiento, le permi-
convenciéndose de haber perdido poco: lo menos se replegaba hasta hace muy tirían u n a sublimación que difícilmente
una erección de barreras artificiales, poco) en una calificación escuálida- un casado sería capaz de alcanzar 9 .
conceptuales y psicológicas que venían IV. Virilismo litúrgico mente negativa: podríamos decir casi Ya fuera componiendo textos o bien
en socorro allí donde no socorría el que en una descalificación, por cuanto seleccionando los oportunos pasajes bí-
Y ya que estamos en ella, podemos no calificaba o calificaba con signo ne-
carisma de la virginidad; y se veían seguir la pista litúrgica, que resulta blicos (¿por qué no, verbigracia, el Can-
gativo: y teníamos el oficio litúrgico tar de los cantares, reservado ahora sólo
obligados a apuntalar desde fuera una útil y rica para analizar la posición de «pro nec virgine nec martyre». a las vírgenes casi como para sustraerlo
ley que venía también desde fuera y ' la mujer en la Iglesia.
no respondía a u n a elección personal. Hoy la situación ha mejorado un al matrimonio humano?), podría darnos
Mientras el ámbito de la virtud feme- una estupenda liturgia del amor espon-
Cuando el celibato no se elige por él nina se presenta tan angosto, la mujer poco y estas santas sin virginidad y sin
mismo, sino que se soporta como ca- martirio disponen de un oficio que por sal, una liturgia que nos falta totalmente
parece ser, en compensación, el lugar como si nos metiera miedo. Tal vez los
mino de acceso al sacerdocio, el hombre privilegiado de la virginidad. Y si para lo menos ha cambiado de denomina-
—que vive en un estado de tensión y ción: «común de santas mujeres», autores litúrgicos eran más célibes que
esclarecer aquella angostura puede bas- vírgenes, más arraigados en el «no» al
de equilibrio siempre inestable- se ve tar, el influjo de un cierto clima socioló- titulan algunas traducciones ingenuas;
y menos mal que no se han decidido amor h u m a n o que en el «sí» al amor
obligado a mantenerse en pie valién- gico, para interpretar esta insistencia divino, que cuando es pleno y consu-
dose de medios de cualquier ralea. Y de creo que haya de acudirse una vez más por «común de buenas mujeres»...
Quizá no carezca de significado el que mado no conoce ya el miedo porque
estos medios paga los vidrios rotos la al sexo y a la situación de los autores no experimenta ninguna antítesis. En
mujer. Basta hojear u n viejo manual de aquella clasificación negativa haya caí-
litúrgicos: hombres y célibes, muy do en u n tiempo en que está surgiendo todo esto —en la insistencia sobre la
formación seminarística (y no hace comprensiblemente atraídos por la vir- virginidad y en la neutralización del
falta ir muy atrás, bastan unos pocos una espiritualidad del matrimonio y
ginidad femenina que aparece, entre está cayendo en crisis el celibato obli- matrimonio— parece advertirse el signo
lustros) para darse cuenta de lo ele- otras cosas, como la mejor situación de una naturalísima atracción que en
vadas que eran esas facturas 7 . gatorio de los sacerdotes. Por lo de-
para poner a la mujer a recaudo de más las santas calificadas con el «nec, vano se trata de reprimir tomando a
El hombre que desprecia o idolatra deseos incontrolados y consentir u n nec» eran muy raras. Para una mujer la mujer como símbolo lo más de-
a la mujer, no sabe mantenerse en galanteo evanescente. Así que mien- casada y que no hubiera tenido la suerte sexuado posible: precisamente la virgen
igualdad con ella. Incluso la estima, tras por u n lado la mujer atrae por su del martirio existían pocas probabilida- o la madre, consideradas inconsciente-
cuando la hay, es de radio reducido y feminidad, por el otro se la desexualiza des de canonización: es que tal vez a mente como refugio y amparo de valo-
con cierta retórica. Volvamos a nues- para purificar esa atracción y rodearla un alma grande le pareciera ofrecer res más vivos y perturbadores; el signo
tro autor: la mujer ideal es casa, Igle- de culto, En la misma Madre de Cristo un modelo de poca fuerza imitadora, de una relación odio-amor en que a
sia, modestia, paciencia y basta. El va- la liturgia parece ver más un abstracto un ejemplo poco atrayente o incluso menudo se debate el hombre célibe.
lor, por ejemplo, no es cosa suya; y modelo de feminidad que u n a mujer de perturbador. La prueba que parece
se ve en el oremus del común de las carne; y lo mismo se diga de esa es- indicar la situación desexuada y de- Este culto a la virgen, que supone u n a
mártires: «Deus, qui... etiam in sexu pecie de proyección mariana que es el sexualizante de los autores litúrgicos, cierta antropología y se exalta en u n a
fragili victoriam martyrii contulisti...» ; culto a las vírgenes. la tenemos precisamente en el oficio determinada situación psicológica, cul-
ese «etiam» no es ciertamente u n a ga- Es sintomático el hecho de que al litúrgico de estas «santas mujeres» ca- mina en la Virgen por antonomasia,
lantería. La misma idea de debilidad paso que tanto se subraya la virgini- sadas : u n oficio ciertamente de los me- asociándose al culto de la madre, que
aparece en el oficio litúrgico de los nos logrados, con una misa que era la puede hacerse también rabiosamente
dad femenina falta en cambio en la
esposos, que presta a la mujer una más incolora, la más burocrática, la desexualizante: la mujer sustraída al
liturgia romana un común de la vir- amor y casi perdonada en virtud de
particular atención, pero tampoco como ginidad masculina. La virtud del hom- menos profunda de todo el misal ro-
un cumplido: es la atención que se mano. En ella no se respira amor, sino su misión procreadora. La liturgia ma-
bre queda absorbida por otros títulos riana no tiene la superficialidad de los
concede a quien es más necesitado. diversos: obispo, abad, doctor y, si no gobierno y teneduría de libros. Y más
aún, subrepticiamente se deja intuir textos a que antes nos hemos referido,
Tampoco aquí falta la alusión a su de- es otra cosa, confesor, determinación
una tensión que ha sentido la necesi- pero su esplendor es niveo, abstracto
bilidad («...muniat infirmitatem tuam que no existe en la liturgia de la mujer. y un poco frígido: es el esplendor del
robore disciplinae») y las prerrogativas dad de lanzar una retórica y pedante
¿Por qué la santidad femenina, si no mármol, no el de la carne; el esplen-
que se le reconocen son, como de cos- indirecta contra la belleza («fallax gratia
tiene otras especificaciones particulares, et vana est pulchritudo») y de recortar dor de Dios, no el del hombre o el de
tumbre, rigurosamente domésticas. Es gravita en torno a la virginidad, y en la mujer: todo lo más, el esplendor de
verdad que la alusión a la debilidad la imagen de la amada a la pálida
cambio la masculina se centra en el figura de una buena mujer práctica, una feminidad no encarnada, en la
h u m a n a es siempre pertinente y para testimonio? Tal vez ya hemos dado la que María aparece en un espacio ex-
metódica, hacendosa y un poco tacaña,
nada ofensiva; pero empieza a serlo respuesta. Quizá en u n a liturgia hecha clusivamente teológico: la virgen, la
que cuida de los vestidos del marido
cuando no se dirige a los dos miembros por mujeres dispondríamos de un co- «corredentora», la ¡anua coeli.
de la pareja, aludiendo más que a la mún de los vírgenes. Pero en la actual.
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versificándolos por dentro. A nosotros u n a confrontación de la universalidad
Su misma maternidad parece sólo fines. Pues nos parece indudable que nos parece que no hay que descubrir, única de la ley con la subjetiva varia-
una función de la soteriología; se ha junto a la afirmación de la igualdad con u n a especie de destino metafísico, bilidad de los casos? Un juez exclusiva-
podido montar u n a disputa sobre la haya que poner la otra de la especifi- u n a diversidad de papeles como ha su- mente objetivo ¿puede tal vez.valorar
theotókos o la christotókos más que u n a cidad. Pero justamente aquí salta la cedido hasta hoy (y en esta óptica se al sujeto? Un juez sólo imparcial ¿pue-
consideración sobre u n a mujer con- trampa, porque siempre se va a parar enmarca la exclusiva del sacerdocio de quizá comprender a quien h a obrado
creta de esta tierra. La lectura de las a que —será casualidad— los papeles para los varones), sino más bien una sumergido en la parcialidad? Un juicio
letanías lauretanas (por citar u n texto de mayor relieve, por una especie de diversidad cualitativa, en el espíritu expresado desde fuera, por u n hombre
paralitúrgico) nos ofrece u n ejemplo predestinación física, metafísica, teoló- que subyace a la asunción de los co- que no se sienta implicado en la causa
de cómo se ha sustraído a María de gica y tal, tocan invariablemente a los metidos en sí mismos. Es decir, no —aunque sea un juicio justo, medido de
u n a feminidad encarnada y se la ha varones, sin que nunca se trate de hacer cosas distintas, sino hacer de acuerdo con la ley objetiva—, será ine-
elevado a la esfera del símbolo. El tí- descubrir la natural propensión de la distinto modo las mismas cosas. vitablemente rígido, esquemático, inmi-
tulo más frecuente es el ampuloso de mujer hacia uno de esos cometidos. sericorde. Y si es verdad que juzgando
«reina» (nada menos que 12 invoca- Mientras la distribución horizontal
Partiendo de las premisas de especi- (en líneas generales, la mujer en casa desde dentro se siente u n o demasiado
ciones), más repetido que el mismo ficidad de los sexos y de las respectivas implicado para ser sereno, no es menos
título de «madre» (seis invocaciones). y el hombre fuera; el hombre para
inclinaciones, los varones están dis- mandar y la mujer para hacer) se verdad que juzgando desde fuera uno
Siguen otros epítetos más bien fofos y puestos a concluir: «Muy bien; es evi- está demasiado ajeno para poder ser
retóricos: «rosa mystica, turris davidica, puede reducir fácilmente a u n a tradi-
dente que la mujer - l o lleva escrito ción histórico-sociológica (efectivamen- comprensivo (no en vano se afirma
turris ebúrnea, domus áurea, foederis en su mismo ser físico- está llamada que el único juez justo es Dios, a la vez
arca...». Realmente es difícil, a u n ha- te, tal distribución cambia al cambiar
a la maternidad, a la casa, a la familia»; esta tradición, hasta el punto de darse inmanente y trascendente, que está
bida cuenta del peculiar lenguaje de los y le hacen el obsequio del retórico dentro del secreto de las conciencias y
semitas, imaginarse u n a mujer como completamente la vuelta en el matriar-
«ángel del hogar». Como si no fuera cado), las diversidades de planteamiento a la vez por encima de ellas).
la torre de David o el arca de la alianza; igualmente evidente (e igualmente ins-
así como es difícil invocarla cual gloria interior, en cambio, aunque más im- Un hombre, al construir u n puente
crito en su ser físico) que el hombre está palpables, son menos reductibles a va-
de Jerusalén, alegría de Israel, honor del llamado a la paternidad... Pero de la piensa unir dos pueblos; al construirlo
pueblo. Los títulos de virgen y madre, lencias ambientales y parecen resistir, la mujer piensa en la gente que pasará
renuncia (y la correspondiente delega- más allá de los condicionamientos socio-
dados a esta criatura de dimensiones ción) al papel de coeducador de la por él. El uno pensará (y así lo plas-
cósmicas («mulier amicta solé»), que- lógicos, con constantes que se apoyan mará en las formas arquitectónicas) en
prole y de cogestor de la economía do- en los datos más esenciales de la per-
dan congelados por adjetivos distan- méstica, nace su vocación profesional, las comunicaciones, en las riadas de
ciadores: «Inviolata, intemerata, vene- sona. tráfico; la otra tendrá presente el cru-
social, política para los puestos-guía de
rabilis, potens...»; no es suficiente u n la sociedad, que de este modo sigue Y aquí el razonamiento se nos va al zarse de pasos, el zapatear de los niños,
confortador «refugio de pecadores» para siendo dirigida casi exclusivamente por cabo de la calle: es decir, a indagar la el cansino andar de los ancianos, las
restituir u n a dimensión doméstica y el hombre. especificidad de fondo a la que dichas prolongadas paradas de los amantes.
más h u m a n a a este monumento de notas pueden enlazarse (si no se enlaza- Pero al decir esto no lo hemos dicho
mármol esculpido por u n hombre que Esta actitud de comodidad no se jus- sen coherentemente a u n a fisonomía de todo; al contrario, nuestro razonamiento
parece tener miedo a la mujer y que tifica ciertamente por querer neutrali- fondo quedarían en meras notaciones se retrotrae siempre más. ¿Por qué la
cuando la enaltece descarta su dimen- zar el igualitarismo propugnado por fe- empíricas, en busca todavía de una dimensión masculina parece tener más
sión femenina. ministas poco sensatas; como tampoco justificación). presente el sentido de la norma perenne
se puede neutralizar dicha actitud de y absoluta, y en cambio la dimensión
Hasta ayer se pensaba (y aun hoy
comodidad eludiendo el análisis de la femenina se va tras la intuición pro-
hay quien lo piensa) que la mujer no
complementariedad de los sexos, feliz- funda del hombre y de la singularidad
V. Cometidos de la feminidad era apta para la administración de la
mente diferenciados; sí, felizmente dife- diferenciada y mutable, con todos los
justicia o para el mando de u n barco.
No hay que excluir que en este clima renciados en cuanto felizmente tipifica- matices, las contradicciones y las fle-
La evidencia prueba ahora lo contrario.
de tensión también la mujer pueda dos en u n a especificidad providencial xiones del devenir psicológico? ¿Por
Y, sin embargo, no deja de haber dife-
tener miedo al hombre y acunar pro- (y providencial, nótese bien, no en el qué, en consecuencia, el juicio mascu-
rencia entre que en el aula de u n tri-
pósitos de hegemonía soñando con bonito sentido más peinadito y socio- lino es más firme y el femenino más
bunal o en el puente de un barco o
otra civilización de privilegio, en la que lógico: en cuanto Dios ha dispuesto dramático? ¿Por qué el hombre parece
de u n a factoría esté un hombre o una
saldría beneficiado el elemento feme- inclinaciones diversas para diversos co- buscar la salvación de la unidad en la
mujer. ¿Qué es, pues, lo que diferencia
nino, o fantaseando con la nivelación metidos ; sino en un sentido mucho más parte, y la mujer, en cambio, la salva-
las situaciones, descartada ya la hipó-
de u n contexto social cada vez más vital y profundo de integración de va- ción de la parte en la unidad?
tesis de una mayor o menor eficiencia ?
asexuado, menos enriquecido por la lores metafísicos). La cuestión está en
¿No será quizá u n a eficiencia distinta Quizá sea el momento de afrontar este
dualidad (y consiguientemente por la ver cómo se manifiesta esta diversidad:
que manifiesta valores diferentes? tema de fondo, eludido siempre por
pluralidad), en el que las diferencias de si a nivel de elección de sectores o a
los dos sexos vayan reduciéndose al nivel de elección de modos. Es verdad que el juicio varonil es un feminismo sociológico que parece
tosco y superficial aspecto físico. alto, sereno, imparcial. ¿Pero la impar- temer (o simplemente no es capaz de
Hoy quizá la batalla de la igualdad cialidad es el único requisito del juez? recorrer) las grandes rutas metafísicas.
Contra este peligro está encaminada se combate según el concepto de es- Es verdad, en cambio, que el juicio de
u n a vasta acción de recuperación de pecificidad; y se perderá o se ganará la mujer es apasionado y copartíci-
la mujer por parte del hombre, que según que se la entienda en sentido pe. ¿Pero es acaso la participación u n VI. Valores de la feminidad
parece jugar las propias cartas de do- horizontal o vertical, en los papeles obstáculo para la justicia o no, más Hablar de la mujer significa obvia-
minio precisamente en el campo de la sectorialmente distribuidos entre los bien, otro de los requisitos del juez? mente hablar también del hombre: u n
tipificación de la mujer: u n juego, hay sexos, con una perenne lucha para la Una posición apasionada y solidaria compañero que se le pone enfrente y
que admitirlo, inteligente en cuanto adjudicación de los mejores puestos o ¿no es quizá tan válida como la otra, por el que ella se determina, no menos
parte de presupuestos válidos, pero que para diversificaciones más profundas serena y despegada, siendo el juicio de lo que el hombre se determina en
bien pronto descubre los verdaderos que recorren los mismos cometidos di-
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bre determinado como varón: teníamos Eva: la sexualidad, la multiplicidad, la


relación a ella. Significa, pues, hablar determina en relación al objeto, sin el únicamente la criatura h u m a n a , una historia de la pareja y de la estirpe
de la pareja y del hombre en su acep- cual no podría subsistir como sujeto: pasta genérica e informe, indistinta que encauza la aventura del mundo
ción de h u m a n a criatura; y h u m a n a sería u n a cifra hermética, sin relacio- todavía en la sexualidad. La mujer, y hacia el éschaton. La mujer es la fase
criatura que existe, en concreto, sólo nes y sin nombre en espera de deter- el sexo con ella, viene de un amorfismo intermedia de la parábola h u m a n a ;
en la encarnación sexuada: u n ele- minarse para hacerse persona en el de tipo viril, en cuanto elemento activo y pero su mediación es permanente por-
mento existencial específico respecto a diálogo, que es personalizador antes generador de formas que emergen de su que los valores de número y de his-
otro abstracto genérico que determina aún de ser interpersonal; y es inter- confusa amalgama. No tiene aquí mu- toria que entraña (y que son la ausen-
al hombre desde su raíz. El ser mujer, personal justamente porque personaliza. cho interés el cotejo histórico y bioló- cia de la feminidad) son el flujo perenne
como el ser varón, no es, pues, algo Y es el objeto quien determina al sujeto, gico de u n proceso que es sobre todo que construye la unidad. Porque —y
accesorio: es uno de los dos únicos haciéndose sujeto a su vez de aquella metafísico; aunque un cierto cotejo éste es el nudo fundamental— la unidad
modos posibles de ser hombre; algo determinación. En realidad, más que deba hacerse, y la multiplicidad de las se construye con el número, y, por
demasiado profundo para poder redu- hacer algo, nosotros hacemos a alguien, formas se desarrolle a partir de un tanto, Eva, justo porque introduce la
cirlo a u n a pura connotación biológica, y por este alguien somos hechos co- caos primigenio, del mismo modo que multiplicidad, crea, a través de ella, la
puesto que marca de por sí, paralela- menzando por nosotros mismos: hace- la dualidad de los sexos tal vez pro- unidad. En efecto, el uno existe sólo
mente, carne y alma, biología y fe, mos a la vez el objeto y el sujeto en venga de un esbozo de hombre: una como síntesis y vértice de lo múltiple.
operatividad y oración; tanto que cuanto personas. Y somos personas especie de caos h u m a n o que podemos Antes de la multiplicidad no existía
—dada la coherencia que liga a toda la justo en cuanto hacemos a alguien y llamar preadámico y que culmina en aún el uno sino sólo lo confuso.
persona en unidad— podemos partir por este alguien somos hechos. De este el mismo Adán, en quien algunos Pa-
de cualquier polo para seguir u n a ho- modo el hombre hace a la mujer, pero dres griegos y capadocios, siguiendo a
mogénea línea de desarrollo: podemos a la vez es hecho por ella. Eva (pode- Platón, vieron u n a especie de andrógino Nos sirve todavía el modelo divino.
partir también del hecho biosomático mos servirnos muy bien de este nombre primordial que, en Eva, habría dado Si Dios es uno, en él resplandece cier-
—como el más evidente y menos some- ampliamente simbólico para indicar la luego la vida a la sexualidad; interpre- tamente la unidad cen la más pura
tido a discusión— para remontarnos a feminidad) nace como desarrollo y se- tación ésta que puede ser tan estimu- perfección. Pero esta unidad perfecta
un dinamismo personal y personaliza- gunda etapa del hombre, como cotejo lante y preciosa en el plano metafísico es trinitaria. Así que la multiplicidad
dor que abarca todo el hombre. total de Adán: su imagen, su espejo, cuanto fantástica y poco creíble en el no parece resquebrajar la unidad, sino
su palabra: u n a alteridad total que al histórico y biológico, revelar su naturaleza y en cierto modo
Y si decidimos partir de este dato ser determinada lo determina. La mu- su estructura. La trinidad es la luz de
- e l más h u m i l d e - salta inmediatamen- jer es la segunda cara del hombre, al Pero la historia no era la preocupa- la unidad, su movimiento inmanente,
te a la vista la distinta dinámica sexual: modo que el Hijo es la segunda persona ción principal de los Padres ni de los su vida. Y he aquí que nos encontramos
más activa en el hombre y más recep- de Dios, sin que esto entrañe u n signi- autores bíblicos. «La ontología arcaica frente a una realidad unitaria bien de-
tiva en la mujer. Y en seguida notamos ficado jerárquico, sino sólo u n a indica- —observa Eliade— se expresa en térmi- finida: no monolítica, sino rica de fa-
que se habla de receptividad y no de ción metafísica. El hombre no es que nos biológicos»; y es posible que tam- cetas ; no monista, sino articulada y en
pasividad; y justamente por ello se dé a la mujer algo de sí, se da él todo bién los primeros capítulos del Génesis movimiento; no estática, sino en flujo
puede hacer este razonamiento en sen- entero: se objetiva completamente en se sirvan de la biología para hacer on- perenne: en una verificación continua
tido dinámico: en cuanto la receptividad ella. La mujer es en cuanto es expre- tología. Con esta perspectiva podemos del sujeto en el objeto y de su perenne
presenta en seguida un envés activo, sada; y si el hecho de recibir parece releer el relato genesíaco de los orígenes, encuentro, unificados, en el vértice, en
como la actividad tiene u n a escucha colocarla en una situación dependiente, sin hacer hincapié en la historicidad u n «tercer movimiento» que se hace a
receptiva: un doble cotejo que se com- el hecho de recibirlo todo la restablece de sus protagonistas, que en todo caso la manera de cremallera de cierre, ha-
penetra recíprocamente. Pero incluso en una situación de igualdad. Si es son prevalentemente símbolos y valo- cia lo uno, del círculo indefinido de lo
en esta superación de concepciones lícito continuar la comparación, dire- res; y como tales podemos tomarlos múltiple. Lo múltiple, pues, que podría
mujeriles pasivistas, parece incontrover- mos que la mujer es segunda, como el todavía sin caer en el literalismo, sino ser antítesis de lo uno, si no fuese asu-
tible que un cierto inicio del proceso Verbo, con u n a secundariedad primaria, apoyándonos por el contrario en u n a mido en éste, es en cambio su modo
le corresponda al varón. La mujer co- por así decirlo, puesto que es u n a se- interpretación de tipo simbólico y pa- de ser: lo que le construye, fuera de
mienza su papel sexual recibiendo: un cundariedad esencial e insustituible, en trístico. Adán —esa figura de signifi- toda genericidad, en un movimiento y
recibir que en seguida se torna activo, la parábola del hombre, así como el cación y dimensiones cósmicas— duer- en un discurso suyo interno que le da
pero que tiene en la recepción la raíz Verbo es insustituible en el desarrollo me. Si retrotraemos este sueño —en el vida y consistencia. Es la trinidad quien
de la propia actividad. La misma morfo- del arco trinitario que introduce la que los antiguos exégetas veían un es- crea la auténtica unidad, así como lo
logía, mucho más externa y dilatada pluralidad en la unidad divina 1 0 . tado místico, pero en el que también que confiere consistencia al sujeto es el
en el hombre, íntima y acogedora en la puede verse el sopor de la conciencia objeto. El devenir y el ser, en Dios, son
mujer, con el correspondiente dinamis- primigenia que precede al discurso del la misma cosa: el devenir es su ser;
mo, subraya esta diversa posición; tanto Con estas consideraciones sobre el la recíproca relación es lo que hace
dar y el recibir estamos descendiendo conocimiento lógico— podemos ver u n a
que podemos decir que el ritmo del dar alusión a la prehistoria del hombre: las subsistir a las personas. En el mundo
y del recibir constituye como la geo- a las raíces más profundas del ser y relativo se trata de dos momentos con
de la persona; esas raíces que no sólo lentas preparaciones biológicas, el gusto
metría física y biológica de la sexuali- animal que va subiendo hacia el des- sucesión lógica y, las más de las veces,
dad, a la que no puede por menos de regulan la relación, sino que la crean, cronológica. A nosotros el devenir nos
al crear, con la alteridad, el espacio pertar de la conciencia, hacia la sub-
acompañar u n a geometría más inte- jetivación y la personalización: la ex- parece posterior al ser; pero la plenitud
rior que realice las mismas posiciones de la relación, Y tal vez aquí se alcanza del ser se da sólo después del devenir,
otro punto basilar de la pareja. La mu- plicitación gradual del plano divino y
sobre un plano psicológico y metafísico. de la historia salutis en marcha hacia que restituye el uno a sí mismo (con
En efecto, precisamente porque comien- jer —justo por ser lo otro— introduce aproximación de lenguaje podríamos
la dimensión de lo múltiple en un la humanidad y la divinidad, hacia el
za dando, el hombre es inicialmente su- primero y segundo Adán, recapitulador decir que la Trinidad restituye Dios a
jeto, es decir, parece constituido en una mundo que antes era monista y mono- Dios: le hace consistir en u n a concreta
lítico. Como sin el objeto no podía darse de la historia. De este «sueño», tan den-
situación que podría parecer privilegia- so de significados, es de donde nace relación interpersonal y comunitaria).
da, si no fuera que el mismo sujeto se el sujeto determinado en cuanto tal,
así sin la mujer no podía darse el hom-
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existencial, histórico, de este estreno de Dios con su pueblo encontró su
VII. Ascesis de la feminidad • en su conjunto): no deja de ser signifi- no ha carecido ciertamente de peso imagen privilegiada, del Cantar de los
cativo el que se tomen dos y que se para el porvenir de la humanidad y el Cantares en adelante, en el símbolo del
Si transportamos estas consideracio- intente u n a distribución de la culpa, desarrollo de la espiritualidad. amor de Dios a u n a mujer. ¿Por qué?
nes a las realidades concretas y de modo entre ellos, es decir, no atribuyéndosela ¿Tal vez sólo por razones psicosocioló-
particular al sexo, podemos intentar a la pareja como tal, sino tratando de gicas, en cuanto la mujer era la lógica
u n a metafísica de la feminidad (y co- distribuirla entre las dos partes. Proba- VIII. Mujer y pecado compañera de u n Dios concebido como
lateralmente de la virilidad) que pondría blemente nos encontramos no frente a varón? ¿O por un motivo más profun-
en la mujer el principio de la multipli- dos hombres, sino frente a dos valores, Probablemente u n a de las claves
—más psicológica que teológica, aun- do? La historia de Israel tuvo también
cidad —con las articulaciones, las fa- significados precisamente en los dos sus períodos de matriarcado, en los que
cetas y también los dramas que en- sexos, portadores de riquezas y de ca- que esclarece también la teología- de
los primeros tiempos de la Iglesia hasta psicológicamente hubiera sido mucho
traña— y la premisa de la unificación; rencias específicas por las que pasan más lógico concebir a Dios bajo cate-
el sentido profundo de la acogida, de la las opciones morales. Y el mal se im- la distensión escolástica (una especie
de humanismo teológico) es este peso gorías femeninas (e Israel, en la imagen
escucha, de la historia; la sensibilidad planta en la multiplicidad y en la liber- esponsal, hubiese pasado a ser varón).
a lo horizontal, a lo existencial, a lo tad que son sus soportes metafísicos y de la culpa que no se logra exorcizar
totalmente (y de u n a culpa cometida Pero el símbolo no cambió: atravesó
encarnado, a lo individual (el hombre psicológicos en cuanto consienten la inmutado el cambio de los varios con-
por encima de la ley, la persona por posibilidad de opciones alternativas. El por mediación de la mujer y que casi
inevitablemente adquiere fuertes pro- textos sociológicos; de modo que pa-
delante de las estructuras). La femini- mal se enraiza, pues, en el componente rece aludir a significados más profun-
dad se hace así portadora de valores y femenino de la historia, como también yecciones sexuales). Se necesitarán si-
glos para comprender que Eva y lo dos que superan las sociologías y tocan
también símbolo de carencias (la li- en el mismo componente se enraizará los valores esenciales —metafísicos—
bertad, por ejemplo, como terreno de el bien (y antes y fuera del momento que Eva significa —la libertad, la his-
toria, el hombre, la m a t e r i a - más que contenidos en la sexualidad. Dios se
implantación de la culpa) que se con- femenino no puede darse valor moral presentaría como varón en cuanto
traponen a la pobreza y a los valores porque no puede darse elección y li- ocasión del mal es premisa del bien y
ya un bien en sí. Antes de esta decan- primer principio del dar y portador su-
viriles. Porque parece posible entrever bertad, sino sólo un comportamiento premo del don; y en cambio Israel se
dos espiritualidades diferenciadas: u n a pre-ético, como en el niño. En efecto, tación psicológica, la actitud de los
Padres respecto a la mujer no fue siem- presentaría como mujer en cuanto su-
ascesis viril del dar —que tiene sus puntos el hombre, sin la mujer, está en u n a jeto del recibir (sujeto de la objetividad)
fuertes en la firmeza y en la generosi- situación todavía infantil). pre benévola. A semejante juicio ne-
gativo concurrieron muchos elementos; y terreno de la fecundación del don
dad— y u n a ascesis femenina del recibir (recordemos que la mujer en muchos
que se asienta en la apertura, la hu- Admitido que la diatriba entre Adán pero no cabe descartar (al contrario,
y Eva no sea sólo u n a nota de color es probable), que aquellos teólogos, con mitos es comparada a la tierra que
mildad, la disponibilidad, la escucha: recibe la semilla y la hace germinar).
u n a ascesis tendencialmente mística dentro de una simbología más general perspectivas menos jurídicas y más
que pone en la mujer el lugar privile- —sino que se trate de un símbolo den- ontológicas de las que luego prevale-
tro del símbolo—, no cabe interpretarla cieron en la especulación posterior, Así que, en esta perspectiva, la mu-
giado de la oración en general y de la jer es el objeto del amor de Dios al
llamada «oración pasiva» en especial. como un mezquino descargo de res- tuvieran la convicción (o tal vez sólo
ponsabilidades o u n a connotación de el presentimiento) de que el pecado hombre, que está abierto a la escucha
Y también aquí podría servirnos el y a la aceptación del don especialmente
Génesis; no ciertamente con esa inge- precedencia cronológica del pecado de (por encima del episodio edénico, que
Eva (es decir, de la dimensión femeni- por otra parte muy a menudo inter- en su valencia femenina (y esto expli-
n u a interpretación maligna y clara- caría también la encarnación en una
mente viril, todavía boyante en la ora- na). En Eva hay u n a antecedencia me- pretaban literalmente) tuviera origen
tafísica; y Adán tiene razón en este ontológicamente en aquella que es mujer y la mayor disponibilidad femé-
toria provinciana, que reduce la na- nina a la dimensión de la fe).
rración del pecado de origen a u n a nivel profundísimo, y no en el de un como la figuración metafísica de la
especie de primitivo «paso» doméstico, improbable episodio. culpa universal. En suma, si el episo- Pero este término del amor divino es
de primordial litigio de familia, en el dio bíblico tiene u n significado es el de u n a mujer pecadora, continuamente
La virilidad no dialectizada aún en perdonada y vuelta a perdonar por
que la mujer toma la iniciativa y luego la alusión al profundo misterio de la
la feminidad, el hombre cerrado en su Dios.
se mandan de bote y rebote uno a otra pluralidad y de la libertad: significa que
monismo sin alternancia, no hubiera
las responsabilidades. No es el caso de la mujer, quicio del devenir y de la de- Porque la mujer no sólo es la figura-
podido obrar ni el mal ni el bien, ni
domesticar la importancia teológica (y terminación, está en la raíz misma del ción de la culpa, sino también la del
caer en el error ni aspirar a la verdad.
probablemente metafísica) de esta pá- mal (como también del bien), que en rescate, pues acepta ser perdonada. La
Tanto el discurso ético como el lógico
gina, reduciéndola a la mortificante pro- Eva adquiere significado y resumen. culpa es a la vez su debilidad, pero
están en el seno de Eva porque suponen
porción de roce entre marido y mujer, Y la aparente prevalencia del mal so- también su fuerza porque aquella he-
la pluralidad, entrañan el análisis y la
pordioseando excusas y acusaciones bre el bien (el pecado original) explica rencia universal se hace, en la mujer,
elección. La distinción de los sexos, se-
mutuas, como sucede, incluso en las la acentuación de la mediación nega- más consciente y más cercana a la pe-
gún algunos Padres de la Iglesia, fue
buenas familias, cuando se inician las tiva. nitencia, a la metanoia, al perdón.
la premisa del pecado; y no ya porque
relaciones. Pero tal vez tampoco sea el hizo posible el pecado de la carne (en El orgullo de creerse justos, con las
caso de vaciarla del todo, resolviéndola la que algunos han querido identificar De aquí arranca el gran tema de la cuentas en paz con Dios, es pecado tí-
en la alusión a la culpa universal, to- el pecado original), sino porque hizo mujer pecadora que recorre toda la picamente masculino. El hombre fre-
mada en su conjunto y sin indagar res- posible cualquier culpa, dando al hom- Biblia y que se entrelaza con el otro cuentemente se cree falto sólo de jus-
ponsabilidades a ningún nivel: ni, bre la posibilidad misma de elegir y, tema de la misericordia perdonadora y ticia, y cuando falla desea pagar sus
claro, al nivel personal de los dos, ni a por tanto, de pecar. El paso de her- se sitúa junto a otros dos temas basi- errores. La mujer se sabe necesitada de
nivel de psicologías, de situaciones y de mafroditismo primordial a la sexualidad lares: el de la venida de Dios y el de misericordia y acepta la condonación
valores a los que ambos podrían refe- es, en esta perspectiva, la expresión la espera del hombre, concretada en la de la pena porque tiene conciencia de
rirse. Para significar a la humanidad visible del paso del ser y del monismo espera de la mujer. no poder estar nunca con las cuentas
hubiera bastado u n solo hombre (o ge- al devenir y a la multiplicidad necesarios En la Biblia, efectivamente, la mujer a punto. Episódicamente puede haber
néricamente, una pareja considerada para la plenitud h u m a n a , pero que se es el término del amor de Dios. El gran mujeres poco femeninas, llenas de or-
estrenaron con la culpa. Y el hecho motivo de la alianza, del matrimonio gullo; pero ésas no representan a la
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'704
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ría; es lo más antimariano que puede masculina. Si, aun no siendo el caso,
feminidad. En un plano simbólico, el para ponerla en la cúspide de la crea- concebirse porque proyecta sobre Ma- queremos enfocar la predicación mora-
fariseo no hubiera podido ser una mu- ción, quiso encontrarla en una mujer ría la dispersión del pecado del que ella lista en torno al sexo y hacer de la
jer, como tampoco hubiera podido serlo porque en ésta se da la elaboración de empezó a salvarnos dándonos al Uni- sexualidad el pecado de los pecados,
el hermano del hijo pródigo. Así como la unidad final: Cristo, en quien - a se- ficador; la hace volver al nivel de Eva, deberíamos esperar u n a mayor seve-
Cristo ha tomado pie de ellos, tan típi- mejanza y en antítesis con el mito del la disgregadora, la anti-María. ridad con el hombre. En cambio, éste
camente masculinos, para pintarnos la primer h o m b r e - «.ya no hay ni varón María, precisamente porque es la fe- queda liberado en gran parte de sus
presunción de la virtud, así tomó pie ni hembra» (al paso que en el primer minidad, tiene que ser amada viril- responsabilidades con la excusa de la
de una mujer para contar las parábolas Adán todavía no había ni varón ni mente, en su virtud unificadora que provocación de la mujer, yendo a pa-
de los deudores y para concluir que la hembra). marca el vértice de la acción femenina. rar sobre ésta toda acusación en u n a
deuda mayor está en la raíz de u n ¿ Pero cuál es el Cristo, hombre total, Porque la mujer —en el vértice, M a n a - predicación fuertemente antifeminista.
mayor amor. En el Evangelio la mujer que supera la sexualidad y cuanto ésta es la unificadora, mientras el hombre Todo esto —ya lo hemos dicho— pa-
aparece como rea y condenada, nunca significa: la parcialidad, la multiplici- —en el vértice, Cristo— es la unidad. rece el resultado evidente de u n a ela-
como farisea y justa. La mujer más dad, la historia, el límite ? No parece serlo Pero la unidad - j u s t o porque es ar- boración y de u n a predicación hecha
grande, después de María la Virgen, es el Cristo histórico. No puede decirse ticulada y trinitaria— no es u n dato por hombres y por célibes no siempre
María la prostituta, a la que se le ciertamente de su individualidad que monista inicial: es la catarsis de u n a voluntarios. La perspectiva masculina
perdonó mucho porque amó mucho, y en él «no hay ni griego ni gentil, ni crisis pluralista. La unidad es la uni- con que se enfoca la solicitación sexual
amó más todavía por haber aceptado varón ni hembra», porque en su sin- ficación : u n a función femenina. Si tam- explica esa unilateralidad; y el celibato,
el perdón. En el AT ya hemos visto gularidad histórica Cristo fue varón e bién de Cristo se dice que es el unifica- la dramatización. Ni parece que se
que las cosas iban por u n estilo. La israelita. Al hacerse carne, el Verbo se dor y el recapitulador del universo, lo pueda esperar u n a más justa y realis-
misma esposa del Cantar, tan loca- hizo carne sexuada, no sólo en la for- es en cuanto está inmerso en esta di- ta distribución de los riesgos y peca-
mente mimada, es una mujer que vaga ma de la virilidad, sino también en la mensión histórica (que es la dimensión dos y u n a más calma valoración del tra-
sin honor buscando al amado, de no- medida de la parcialidad: se hizo car- femenina) en que la unidad se elabora tado «de sexto» y «de sexo» en tanto
che; una esposa apasionada, pero pe- ne cuantificada y medida, asumiendo lentamente. Pero más que el unificador, que la moral y la pastoral sean mono-
rezosa, que merece el abandono del es- la temporalidad y el límite. Es en la Cristo es la unidad; más que el reca- polio de u n solo sexo, que además, en
poso, pero que será amada de nuevo. Iglesia - t a m b i é n cantidad e historia, pitulador es la recapitulación viva y gran parte, se halla en un estado de
El Cantar, como toda la Biblia, es u n pero en la unión con El, unidad y per- personal del mundo. Y en esta síntesis fuerte tensión sexual.
poema de amor y de perdón, y es la s o n a - donde Cristo alcanza dimensio- suprema él recupera y comprende la
mujer, la gran perdonada, quien per- nes más absolutas. Es en esta realidad feminidad, que, sin embargo, sigue No se llega a comprender —si no es
sonaliza la culpa y la redención de universal donde puede decirse de El siendo u n valor permanente porque la recurriendo a semejante situación y a
Israel. que ya no es «ni hebreo ni gentil, ni unidad es un continuo hacerse, una tabúes ancestrales— la todavía actual
varón ni hembra», ni individuo singu- perenne gestación. Y, en este sentido, discriminación respecto a la mujer.
lar ni tiempo. Si, pues, el hombre en la gestación de María —aquellos nueve No quiero referirme aquí a su exclu-
IX. Mujer y libertad su plena dimensión no es el Cristo his- meses de milagro que son el milagro sión del sacerdocio (ya hemos hablado
tórico, limitado y sexuado, sino el del mundo— es símbolo y a la vez sín- de ello, y constituye una cuestión apar-
Hemos visto que tanto la culpa como Cristo místico, desligado de su angustia tesis de toda espera y de toda elabora- te), debiéndose admitir que en el plano
el rescate tienen raíz en la alternancia individual y unido a la totalidad de sus ción del hombre. teológico hay por lo menos u n proble-
femenina: y si la culpa parece ser el fieles, parece que a esta su última uni- ma. Pero ningún problema existe res-
significado prevalente de Eva hasta la dad le sea necesaria la dimensión ecle- pecto a otros oficios que con todo si-
encarnación, después de ésta su signi- sial, que como cantidad, tiempo e his- guen fuera del alcance de la mujer: el
ficación prevalente es la salvación por- toria es dimensión femenina (y en X. El problema femenino y la proble-
mática eclesial diaconado, por ejemplo; o incluso, algo
que Eva se trastroca en María y ofrece cuanto tal ha tomado la figura de es- mucho más corriente, la lectura del
al mundo la ciencia del bien: el Verbo posa suya). Para esta plenitud de Cristo Frente a estos fundamentales valores Evangelio en las asambleas litúrgicas o
mismo de Dios. El fruto bivalente del es necesario el matrimonio con la mu- metafísicos y teológicos de la sexuali- el mero acceso al presbiterio. Son nor-
árbol (la ciencia del bien y del mal), que jer. Es la Iglesia, en cuanto dimensión dad y de la feminidad, resulta aún muy mas que. por suerte, ya casi nadie ob-
fue gustado en su sabor negativo, ahora femenina, quien confiere a Cristo esta desoladora la sospecha que la Iglesia serva; pero es significativo el que, en
se ofrece en su vertiente luminosa. Del medida totalmente humana. Entre Adán tiene con el sexo y la mujer, vista to- las altas esferas, sigan dándose leyes
fruto ofrecido por Eva Dios había dicho: y Cristo - e l monismo y la u n i d a d - se davía, al parecer, como su encarnación tan contrarias a la sensibilidad corriente,
«si coméis moriréis»; del fruto ofrecido da la irrupción de la sexualidad, la me- más infeliz. condenadas, por ello mismo, a ser
por María, Jesús dice: «quien come mi diación de la feminidad, el matrimonio En la moral y en el moralismo corrien- sistemáticamente violadas.
carne y bebe mi sangre tendrá vida con la mujer, que incluso en Cristo te, así como en la normal praxis de la
eterna». El Maligno mentirosamente ha- conserva su función de llevar la indivi- predicación, el sexo, en esta luz nega- Tampoco puede negarse que se hayan
bía dicho: «seréis como Dios»; Jesús ve- dualidad a la universalidad, la cantidad tiva, parece tener u n a sola dimensión: dado algunos pasos: pero la lentitud
razmente invita: «sed perfectos como el a la unidad. sólo el desnudo femenino es impúdico, y el trabajo en admitir igualdades tan
Padre». Hay un paralelismo impresio- sólo el encuentro con la mujer es pe- obvias tiene algo de grotesco y ridícu-
nante entre la mítica historia de Eva A esta luz adquiere todo su signifi- ligroso; es la mujer, en u n a palabra, lo. Todo esto demuestra que la mujer,
y la protagonizada por María, entre la cado la devoción a María: al mismo la gran seductora. El fenómeno - q u e en la Iglesia, es todavía u n fiel de se-
mujer de la culpa y la mujer de la sal- tiempo que se pone de relieve la negati- odría tener el subfondo metafísico que gunda categoría y el sexo u n a realidad
vación. La feminidad, dimensión en la vidad de u n cierto devocionismo pietísti- emos visto— se presenta curioso y des- por exorcizar aún.
que se encarnó la culpa, es también la co. Quedarse, en un culto fragmentario, concertante considerándolo en su em-
dimensión en la que se encarnó Dios. Por lo demás, el reconocimiento del
episódico, lejano del sentido litúrgico piricidad; tanto más curioso y descon- valor de la sexualidad y del valor de
La mujer es la articulación del monismo, y cristocéntrico. disperso en la plura- certante cuanto más violenta e incon-
pero es también la solución de la dua- la feminidad son dos hechos que cami-
lidad, es negar las cualidades catárti- trolada es, de ordinario, la sexualidad n a n paralelamente entre ellos y tal vez
lidad ; y cuando Dios buscó una criatura cas, resolutorias, unificadoras de Ma-
23
Mujer 706

paralelamente con otras evoluciones de entre Eva y el Espíritu Santo, bastante fre-
la disciplina canónica. cuente en el siglo iv, desde Metodio hasta
A. Zarri Gregorio 1 de Nisa, Gregorio Nacianceno y
Efrén.-O ) La sexualidad de la mujer es tal

N
vez más profunda y condicionante, pero me-
Notas.—C1) J. Vives, Formación de la mujer nos desbordante y violenta: y no parece haber
cristiana, Madrid 1959.-( 2 ) «Per respectum duda de que. a nivel de moralismo aplicado,
ad naturam particularem, femina est aliquid es bastante más morigerada que la sexualidad
deficiens et occasionatum. Quia virtus activa masculina.
quae est in semine maris, intendit prodúcete
sibi simile perfectum. secundum masculinum BIBL. : Es embarazoso citar una bibliografía
sexum: sed quod femina generetur, hoc est acerca de la mujer. Pues es, al mismo tiempo,
propter activae debilitatem, vel propter ali- riquísima y paupérrima. Existe {y sobre todo
quam materiae indispositionem, vel etiam existía hasta hace unos decenios) una caterva
propter aliquam transmutationem ab extrín- de libros y libritos de tipo pietístico-medita-
seco, puta a ventis australibus, qui sunt humidi, cional sobre la misión de la mujer y la ma-
ut dicitur in libro De General. Animal.». La ternidad, la mujer y la familia, etc.; obras NOVIAZGO racional) que entraña la aceptación del
cita naturalmente es de Aristóteles. Y menos tributarias, más o menos, del manido tema veto impuesto también por el pensa-
mal que este hombre de segundo rango, la de la reina de la casa y, por tanto, inútiles No pretendemos tratar del noviazgo miento cristiano a u n a experiencia se-
mujer, no es un mal del todo: es un error, a la hora de profundizar el tema. Otro filón en todas las múltiples implicaciones que xual completa antes del matrimonio.
sí, pero previsto al menos en el plan universal. que está engrosando, es de tipo «reivindica- entraña bajo el aspecto psicológico, so- Pero nos parece también insuficiente
En efecto, prosigue: «Sed per comparationem tivo»: opúsculos de moderado reformismo cial, jurídico y moral; sino proponer la contrapropuesta de quienes dicen que
ad naturam universalem, femina non est ali- que tratan de la mujer en la sociedad, la incluso antes del rito formal (retardado
quid occasionatum sed est de intentione na- sólo algunas reflexiones acerca de su
mujer en la profesión, la mujer en la Iglesia, significado teologal, y aludir a los pro- por motivos extrínsecos) los novios
turae ad opus generationis ordinata...». Lue- la Iglesia y la emancipación femenina: o li-
go se pasa ad secundum. afirmando: «...natu- bros más comprometidos, como la famosa blemas de la actitud afectivo-sexual de pueden ya considerarse unidos en ma-
raliter femina subiecta est viro: quia natura- obra de Mead, o la más famosa aún Segundo los novios, y también al problema, hoy trimonio, con tal de que entre ellos se
liter in Jhomine magis abundat discretio ratio- sexo (vers. catalana. El sexon sexe, 2 vv., Edicions tan actual, de la licitud o ilicitud de las hubiese dado una decisión de total y
nis».—( ) La voz Hombrefigura,efectivamente, 62, Barcelona) de Simone de Beauvoir; o el relaciones prematrimoniales (ver tam- definitiva pertenencia nupcial. En ver-
pero bajo la acepción de criatura humana, estudio de modestas pretensiones teológicas bién la voz Relaciones prematrimoniales)l. dad, por debajo de todas las vicisitudes
incluida, pues, la mujer: en cambio no apa- desarrollado prevalentemente en el plano
rece la acepción sexual de Varón, contra- Consideramos el noviazgo como u n que han caracterizado superficialmente
histórico-apologético, Femmes et ministéres dans la teoría y la praxis del matrimonio en
puesta a hembra.-(*) Semejante exégesis hoy l'Église, de Gibson. Todas obras, empero, que período de decidida orientación hacia
está casi totalmente abandonada. La pode- —aparte de ciertas perspectivas de Beauvoir— el amor conyugal; es decir, u n período la tradición cristiana, dos son los ele-
mos encontrar en algunos autores de espiri- no tocan el fondo del problema y se detienen en el que va construyéndose y cre- mentos constantes que aparecen en la
tualidad, más que en exégetas y biblistas (por en el plano histórico-sociológico. Bajo este constitución de un matrimonio. Ante
ejemplo, Divo Barsotti, Dio di Abromo, Fioren- aspecto, es notable el fascículo monográfico ciendo entre los novios la voluntad de
5 pertenecerse de una manera total y de- todo, en primer lugar, el «consentimien-
Üna, Florencia).-( ) Paedagogus, 2, 2: PG t. 8, de «Lumiére et Vie» {n. 106, Lyón 1972), con to de los cónyuges»: el matrimonio nace
col 429.—(6) Ver. por ejemplo: «Olim aliquando algunas incursiones teológicas. También pue- finitiva, con todas las actitudes que en
ordines diaconissarum canonibus cogniti fuere, ello van incluidas de acogida recíproca, de la decisión espiritual de dos de per-
den recordarse Aubert J. M., Pelle Douel Y., tenecerse de u n a manera única e irre-
habebantque ipsae gradum ad altare. Mens- Delaporte J., L'Église et la promotion de la fem- de paciencia, de confianza, etc. Desde
truorum autem inquinatio ministerium earum me (trad. esp., La Iglesia y la promoción de la el punto de vista cristiano, hay que de- versible para formar u n a familia. Pero
a divino et sancto altare expulit»: Th. Balsamon. mujer. Mensajero, Bilbao 1970).—Cita-Malard es necesario también, para que exista
Responsa ad interr., Morci, 33: PG 138, 986.- cir que este gradual conocerse y que-
S., Mujeres en la Iglesia a la luz del Vaticano II, el matrimonio, que esa decisión sea
(7) Ver, por ejemplo, P. Landucci,
s
Formazione Mensajero, Bilbao 1969,-Leenhardt F. J., La rerse es ya en sí mismo signo de gracia:
verificada y acogida por la comunidad
seminaristica moderna.—( ) Las únicas excep- place de la femme dans VÉghse, d'aprés le Nou- o sea, que todo gesto o momento en
ciones, por ahora, de santa Teresa de Avila que se manifiesta y profundiza entraña cristiana, así como también deberá ser
veau Testament, Montpellier 1948, etc. En después defendida y promovida por la
y santa Catalina de Siena, son demasiado cambio son raros los libros que intentan una ya para los dos u n a gradual inmersión
aisladas y solitarias para abolir una regla interpretaciónfilosófico-teológicade la sexua- en el flujo salvífico y santificador del misma comunidad. Por lo demás, toda
que hasta hoy ha resistido firmísimamente, en lidad, con la consiguiente elaboración de una amor esponsal de Jesús a su Iglesia 2 . vocación cristiana se pone en eviden-
contraposición a la notable generosidad con espiritualidad femenina. Citaremos tan sólo cia a través de la comunidad, para
que el título9 se ha dispensado a veces a los De modo que el amor naciente y cre-
el clásico Von le Fort G., La mujer eterna, ciente entre los novios no es sólo u n a luego crecer al mismo tiempo bajo
hombres.—( ) Con esto no nos adherimos a Rialp, Madrid 1965.—Stern K., El carisma de su guía y a su servicio: el rito matri-
la vieja opinión que considera el matrimonio la feminidad, Paulinas, Bilbao 1971.—Evdoki- gozosa, y a la vez difícil, experiencia
inferior a la virginidad; sólo queremos afirmar h u m a n a de progresiva integración re- monial, en su forma externa y jurídica,
mov P., La mujer y ¡a salvación del mundo, no hace sino expresar esta necesaria
que los dos estados subrayan acentuaciones Ariel, Esplugas de Llobregat 1970: notabilí- cíproca, sino que es ya un trámite de
diversas: quizá la virginidad alcanza un ma- simo estudio de «antropología cristiana sobre gracia: su expresión y profundización presencia de la comunidad. Si se qui-
yor grado de sublimación y el matrimonio los carismas de la mujer» (así reza el sub- siera prescindir del mismo, se rompe-
una mayor intensidad de encarnación.—(10) El es el medio con el que, desde ahora,
título).—Zarri A.. Impazienza di Adamo, Turín el Espíritu Santo va transformando su ría este tenue hilo que liga la formación
paralelismo entre los sexos y las personas di- 1964 (mejorado en las vers. franc, L'impa- de un matrimonio a la comunidad cris-
vinas, aun con otro planteamiento distinto, no tience d'Adam, Toulouse 1968): un estudio unidad en aquella unidad esponsal a
son nuevos en teología: basta tener en cuen- imagen del amor de Cristo y de la tiana; siendo así que la dirección a se-
de ontología de la sexualidad, con plantea- guir es la opuesta, es decir, la de in-
ta el paralelismo entre Adán y el Padre y miento patrístico y trinitario. Iglesia que será realizada plenamente en
el sacramento del matrimonio. corporar este momento formal en u n
tejido de relaciones con la comunidad
Si el noviazgo es la gradual cons- mucho más sólido y profundo 3 .
trucción de u n a definitiva decisión de
amor entre los dos, hay que resolver Así que no nos parece aceptable la
en este marco los mencionados pro- argumentación arriba enunciada. Todo
blemas de comportamiento. lo más, nos parece interesante, puesto
Es de sobra conocida la molestia (no que expresa, en cierto modo, el con-
sólo práctica, sino de argumentación y vencimiento tradicional de que el don
Noviazgo .708 709 Noviazgo

sexual completo hay que situarlo en el desvincularse de la tiranía de lo genital: Habrá que tener en cuenta por fin etcétera. De este modo, la celebración del ma-
contexto de u n a decisión matrimonial en este sentido, el compromiso de los no- que la armonización entre integración trimonio no se presentará como un rito for-
definitiva 4 . Y éste es u n «dato histéri- vios de abstenerse de la relación física espiritual y cercanía física no es fácil, mal, si no incluso como un gesto folclórico
co-sociológico» de enorme importancia. completa, en un clima de suficiente se- y tal vez haya que poner en la cuenta o un tributo pagado a la vanidad, sino que
renidad, puede llevar más fácilmente al será el punto de llegada de un «crecimiento
No nos atrevemos a decir que se trate algún fallo o algún desliz ocasional. conjunto» hacia la propia misión, de aquellos
de u n a norma absoluta e inmutable; descubrimiento de las nuevas dimen- La «medida justa» es el resultado de a los que el Señor llama al matrimonio.—
pero sí se trata de u n a estructura cultural siones sociales del crecer sexual y una experiencia en la que los dos deben (4) La argumentación de C. j . Snoek, a. c,
con un acentuado grado de historici- defender a las respectivas sexualidades dar al mismo tiempo prueba de sen- es más sutil que la que exigiría que el ma-
dad, y por otra parte no se la puede de esos procesos de egoísmo dualista cillez, de sinceridad, de abnegación, trimonio se hubiera ya realizado: él se pre-
cambiar a capricho: es la característi- que más fácilmente suelen imperar de valor. El desarrollo de la sexualidad gunta «si no es posible reconsiderar el anti-
ca, descrita tantas veces, de muchos —como desgraciadamente sucede en es muy dinámico, y cada uno de sus guo concepto de matrimonium in fieri», en el
muchos matrimonios— en una relación sentido de que los novios anticipen la consu-
imperativos morales incluso en el campo momentos hay que juzgarlo a la luz mación al «sí» de la Iglesia (necesario siempre
sexual. Decir que se trata de una es- genitalizada. Son reflexiones que nos de todo el proceso. Por lo demás, ésta para la existencia del matrimonio), dado que
tructura histórico-cultural significa ad- dejan extremadamente perplejos para es la razón por la que los moralistas ya ha habido un definitivo «sí» entre ellos.—
mitir que la misma puede faltar en sumarnos a la opinión de quienes qui- se orientan hoy hacia u n juicio mucho (5) Por esto, escribe muy bien T. Goffi, Rap-
otros contextos o que puede cambiar sieran legitimar u n a innovación moral más comprensivo que antes sobre la portí pre-matrimoniali tra fldanzati, en «La fa-
en el futuro. En la sociedad rural de los en este campo, presentándola incluso masturbación puberal; y es u n a razón miglia», 6 (1972), 3-8, «los moralistas de hoy
siglos pasados, las relaciones prematri- como profética: decimos esto aun re- que vale análogamente para los «des- prefieren valorar las afectuosidades entre no-
moniales, en conexión con la prueba conocimiento sin dificultad que la ex- lices» antes aludidos. Lo que cuenta vios como experiencia de amor que los empuja
a una madurez oblativa: como encuentro
de la fecundidad, eran toleradas más fá- periencia sexual completa entre novios sobre todo desde el punto de vista confidencial que los lleva a descubrir el sen-
cilmente, ya que en aquella sociedad puede presentar —incluso en un com- ético, es que uno se mantenga cons- tido real de su futura unión completa. Son,
no era racional el casarse sin la segu- portamiento equivocado— muchos va- tantemente en tensión hacia la meta las afectuosidades, un lenguaje con el que
ridad de poder procrear; análogamente, lores de auténtica oblación que no de- ideal: la inserción responsable de la el yo se comunica al otro, y mediante el cual
se conoce la costumbre de algunos gru- bemos desconocer (¡ojalá se diesen en experiencia sexual en u n contexto glo- puede captar al otro intimamente; son el
pos africanos que consideran sancio- cierta sexualidad matrimonial!) y que bal y maduro de entrega. medio que consiente encarnar el crecimiento
hay que tener en cuenta a la hora de del amor según las modalidades del diálogo
nado definitivamente el matrimonio entre hombre y mujer; son el instrumento
sólo en el momento en que se constata dar un juicio ético global sobre su con- para llegar a la maduración adulta de un
la fecundidad de la mujer, o sea cuando ducta. A. Valsecchi amor oblativo, que encuentra gozo en el don
se manifiesta el estado de gravidez: en del otro; son un camino que permite instau-
estos casos resulta evidente que una Por debajo de este gran límite moral rar una vida responsable abierta a los hijos».
actividad sexual «de prueba» no tiene (la exclusión del don recíproco com- Notas.— í1} Entre los trabajos más recientes
el cariz hedonístico que puede presentar pleto), las expresiones externas del amor sobre el tema y con una nueva sensibilidad en- BIBL. : Además de los libros y artículos ci-
en otras situaciones culturales. ¿Po- entre novios deberán estar inspiradas contramos C. j . Snoek, Matrimonio e institu- tados, podemos añadir Barandiarán L., No-
dríamos suponer otros contextos cul- en las fases evolutivas de este amor, cionalización de las relaciones sexuales, en viazgo,
«Con- ruta hacia Dios, Atenas, Madrid 1968.—
que evidentemente no consiste sólo en cilium», 55 (1970), 271-282.-( 2 ) Cf S. Mag- Dantec Francois, Noviazgo cristiano, Mensaje-
turales con vistas al futuro ? Es un pro- giolini, Fidanzamento tempo di arazia, en Pre- ro, Bilbao 1968.-De Smedt y otros. Los jóve-
blema de antropología cultural (y es la atracción física. Una vez más, lo parazione al matrimonio, Milán 1968, 26ss.- nes ante el matrimonio, Paulinas, Madrid 1971.—
sabido que algunos antropólogos han que debe juzgar y estimular cada uno (J) Se abren al respecto amplias perspectivas EI1 Ernst, Educación al noviazgo y al matrimonio,
presentado, cara al futuro, la hipótesis de los gestos es el amor como creciente para la genialidad y la experimentación pas- Paulinas, Madrid 1972.-Especialistas, Cartas
de que vaya estructurándose el llama- voluntad de pertenecerse: en la medi- toral de cada comunidad particular: prepa- sobre el noviazgo y el matrimonio, Paulinas,
do «matrimonio de prueba»), al que el da en que crece interiormente esta vo- ración en grupo al matrimonio, liturgia del Madrid 1972,-Mordrel C.-Benjamín R„ No-
luntad espiritual, deberá ir sensibili- noviazgo, participación «a dúo» en las varias viazgo y matrimonio, Marova, Madrid 1968.-
teólogo como tal —así parece al me- formas del apostolado parroquial e interpa- Valsecchi A., El matrimonio, Paulinas, Madrid
nos— no puede oponer un veto a priori. zándose también exteriormente; se trata rroquial, reuniones de amistad, contactos con 1972.—Ver también la bibl. de la voz Relaciones
Pero queda en pie que dentro de una de u n providencial proceso de madu- grupos militantes de espiritualidad conyugal, prematrimoniales.
cultura como la nuestra, que reconoce ración hacia la experiencia sexual pro-
y exalta el significado amoroso del gesto pia de la vida matrimonial. Consiguien-
sexual, la prohibición de una experien- temente, hay que mirar menos a la
cia sexual completa antes del matri- materialidad de cada gesto (a su topo-
monio tiene buenas razones: y en rea- grafía anatómica, por ejemplo) y mu-
lidad el abrazo que no se dé en u n cho más al contexto de crecimiento en
contexto de totalidad y definitividad, el conocimiento y entrega recíproca en
como es el exigido por el matrimonio, que dichos gestos se enmarcan: sin en-
parece entrañar irremediablemente una tristecer, con la angustia de una ca-
cierta frustración de los valores de en- suística un poco sórdida, la extraordi-
trega sin reserva, de los que —en u n a naria aventura que es la relación íntima,
determinada cultura— debe ser el sím- cargada a la vez de gozo y de responsa-
bolo expresivo y operativo. Hay que bilidad, de quienes se preparan al ma-
añadir, nos parece, que la profecía de trimonio 5 . Esto significa que la actitud
un eros más afectuoso, más difuso, afectiva de dos novios próximos ya al
más contemplativo, como signo y me- matrimonio no se puede valorar con la
dio de un nuevo tipo de sociabilidad, misma medida material con que se
acredita considerablemente una pedago- juzga el comportamiento de dos jóvenes
gía sexual que ayude a las personas a que se conocen desde hace poco o que
se encuentran juntos por primera vez.
**WStí*5 ; l , 1 tf« , ^l 711 Obediencia
teriosamente, para su éxito o para su profusamente, u n a historia de desobe-
desgracia, a la falible libertad del hom- diencia y de repulsa. Israel es «un pueblo
bre. La llamada de Dios no pide al de rebeldes, que se h a n vuelto contra

O
hombre u n a ejecución servil, u n a es- Yavé» (Ez 2,3-5). El pecado es, ante
pecie de tributo a su infinita supremacía todo, u n a desobediencia a Dios y, por
sobre el hombre. Requiere libre adhe- tanto, también la ruptura de u n a alianza
sión y obediencia digna y alegre: Dios libremente suscrita, la ingratitud del
no quiere el tributo de u n a ejecución hijo ante el padre del que ha tenido,
vacía y material en cuanto al don del con la vida, todo (Dt 32). A través de
corazón: obedecer es amar. «Ama al los profetas, Dios reprocha a su pueblo
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, esta ingratitud (Jer 33,12-19). Dios
con todo tu ser y con todas tus fuerzas: llega a repudiar a su pueblo en la me-
que estas cosas que hoy te ordeno, es- dida en que éste, por primera vez, re-
tén en tu corazón» (Dt 6,5-6). chaza con su rebelión el privilegio de
OBEDIENCIA religiosa, entendida como holocausto
Este tipo de relación entre Dios y el pertenecer a Dios (Os 1,9). Dios proyecta
de la libertad. A! hombre de hoy le pa- entonces, para los tiempos mesiánicos;
rece que, si hay u n a cosa de la que hombre es expresado en el AT por
I, La obediencia en discusión medio de la categoría expresiva de la un pueblo nuevo, finalmente fiel, que
Dios no puede pedir la inmolación y se adhiera a su ley con u n a obediencia
La situación en que vivimos obliga la renuncia, ésta es la libertad. Así, la Alianza. Dios busca en su pueblo, con
iniciativa gratuita y soberana, al com- total e interior y que sea, a través de
al cristiano a preguntarse cada vez más crisis de la obediencia pone en tela de esta fidelidad, plenamente suyo (Jer 3 1 ,
a fondo por el significado de su obe- juicio el mismo concepto de religión, pañero de u n diálogo entre libres. Por
esto, el encuentro entre Dios y el pue- 33-34).
diencia. Hoy día, el hombre ambiciona como reconocimiento de u n a Superio-
asumir por su cuenta la gestión de sus ridad Trascendente, y el de fe, como blo es precedido por u n a liberación y
responsabilidades morales, quiere ser el aceptación de u n a autoridad magiste- se concreta en u n a propuesta que el
rial y de u n a revelación-enseñanza, ante pueblo es llamado a ratificar con u n a III. La obediencia en el NT
artífice de su destino, el proyectador
autónomo de sí mismo, y rechaza cual- la cual la inteligencia h u m a n a se en- decisión libre (Ex 24 y 34). La obedien- La comprobación de la deformidad del
quier intromisión autoritaria en su vida. cuentra en actitud de rendición incon- cia de Israel llega a ser la expresión mundo del hombre desde el plano de
La obediencia se confunde, por tanto, dicional. Se diría que el mismo concep- y la encarnación de u n a actitud de Dios es el punto de partida de la refle-
fácilmente, con u n a abdicación de las to-base, sobre el que se apoya la doc- adhesión interior y de fe, la coherencia xión religiosa del NT. La humanidad
funciones de la conciencia frente a un trina cristiana de la gracia y de la sal- interna con u n a experiencia de libera- en conjunto vive bajo el signo de la
poder extraño y enajenante, y se con- vación, es decir, la iniciativa obsequio- ción comprometedora y responsabili- desobediencia a Dios (Rom 1,18-25). El
vierte en el sinónimo de la vileza y de sa y gratuita de Dios, es puesto en dis- zante, la fidelidad a u n a alianza libre- pecado del primer hombre se convierte
la pusilanimidad moral. Este carácter cusión. El hombre no quiere ser criatura mente suscrita. Bastante más que u n a en la misteriosa fuente de u n a situa-
absoluto de la libertad, de la autonomía de nadie, y no espera de otros, sino de sumisión servil, la obediencia de Israel ción de desobediencia en la que están
y de la autenticidad es un signo de los sí mismo, su salvación. El cristiano tiene es obediencia filial (Dt 32). implicados todos los hombres (Rom
tiempos, y lleva consigo el redescu- necesidad, por tanto, de verificar el Con todo, es seria y exigente: en 5,19).
brimiento del carácter responsable de sentido y el valor de aquella obediencia ella se resume todo deber religioso; Pero el plan de Dios incluye esta si-
la existencia h u m a n a y de las funcio- de la que está íntimamente impregna- fuera de ella, el culto mismo pierde tuación de desobediencia como elemen-
nes irrenunciables de la conciencia. da su misma fe. su carácter de signo y se convierte en to y condición de u n a mayor miseri-
El hombre se da cuenta de que lleva vacía observancia exterior (Sal 4 9 ; cordia: «Dios ha encerrado a todos en
en sí el misterio de u n a responsabilidad 1 Sam 15,22). La misma obediencia a la desobediencia, para usar misericor-
que hace su grandeza y que él no pue- II. La obediencia en el AT las diversas autoridades terrenas es vista dia con todos» (Rom 11,32). Y el pro-
de delegar a ninguno. a la luz de la obediencia a Dios. Israel yecto de Dios se realiza precisamente
La palabra de Dios, al dirigirse al es su liberto y no puede volver a la
Por otro lado, este redescubrimiento hombre, aparece como llamamiento o a través de la obediencia de un hombre
esclavitud de los hombres. Toda razo- que. constituido nuevo y verdadero
se revela ambiguo y no falto de un como petición de obediencia. Arranca nable sumisión a la autoridad tiene
carácter negativo y unilateral, que al hombre de sus mezquinas segurida- Adán, implica y supera, en u n a solida-
sentido sólo en cuanto, inserta en la ridad de justicia, la precedente solida-
obliga al cristiano a meditar de nuevo des, lanzándolo hacia algo desconocido fe en Dios, se resuelve en adhesión a
sobre algunas categorías morales tra- que ella sola garantiza hecho de ben- ridad de pecado. «Por la desobediencia
El. La misma fe está en el origen de la de u n solo hombre, los demás fueron
dicionales de base. Se pone en crisis, dición: es la historia de Abraham desobediencia a estas autoridades, cuan-
por ejemplo, cierta concepción del com- (Gen 12), de Moisés (Ex 3), de Samuel constituidos pecadores; por la obedien-
do ellas están en oposición con la de cia de uno solo, los demás son consti-
promiso moral, familiar a la doctrina (1 Sam 3); es la historia de todo el Dios, del que sacan su justificación
tradicional, entendido como ejecución pueblo de Dios. El Dios de Israel no es tuidos justos» (Rom 5,19).
moral, o cuando se autodivinizan, pre-
de u n cuadro axiológico predefinido o, un dios alejado de las vicisitudes hu- tendiendo una sumisión que sería ido- Cristo vino al mundo para hacer de
peor aún, como sumisión a u n legisla- m a n a s ; su trascendencia no es ausen- latría. Es el caso de Judit y de los Ma- toda la humanidad u n sacrificio grato
dor moral arbitrario. Así se pone en cia de la historia. Es en ella donde cabeos. La objeción de conciencia se a Dios, para inaugurar en su persona
crisis la idea de pecado como desobe- Dios realiza su plan de salvación y de convierte simultáneamente en fidelidad un nuevo culto, hecho de obediencia
diencia o rebelión al señorío de Dios, liberación. Su voluntad no se efectúa a Dios y al hombre. La religiosidad total y amorosa (Heb 10,5-10). Con su
y la idea de conciencia como facultad en ella, sin embargo, con la infalibili- hebrea se fundamenta en esta obe- ofrecimiento, hace perfectos para siem-
puramente aplicativa de normas abs- dad ciega e impersonal del «ananké» diencia que es adhesión interior y culto pre a los santificados por la fe en El
tractas al caso concreto. Difícil de com- griego. Se realiza en la historia, ha- del corazón (Sal 40,7-9). (Heb 10,14). El Evangelio recuerda de
prender ha llegado a ser la vida con- ciendo un llamamiento a la libre cola- El que, aunque filialmente sometido a
sagrada y la búsqueda de la perfección boración del hombre; toma, pues, la La historia de Israel, salvo honrosas los padres (Le 2,51), estaba totalmente
de la caridad a través de la obediencia forma de u n a propuesta; se une mis- excepciones, sigue siendo, no obstante, dedicado a las cosas de su Padre
Obediencia 7)2 713 Obediencia
(Le 2,49). Ante sus discípulos se mos- hombre; el pecado es esclavitud por- También en el seno de la comunidad esta justicia superior y anterior: «Nin-
tró a sí mismo como ejemplo de total que es represión de la ley de nuestra eclesial, signo prefigurativo del Reino, guna ley reivindica por sí sola la fun-
sumisión al Padre: «He bajado del cie- mente, fuerza hostil que nos obliga a la obediencia así como la autoridad ción de juzgar sobre su equidad, sino
lo no para hacer mi voluntad, sino la hacer lo que detestamos en lo más pro- están al servicio de la «oikodomía», o que debe confiar este juicio incluso a
voluntad del que me ha enviado» fundo de nuestro ser (Rom 7,14-20). sea de la edificación de la Iglesia como aquellos que han de obedecerla» 4 .
(Jn 6,38). Los sufrimientos de su pasión La libertad nos viene de la ley interior cuerpo de Cristo, y son funciones dife- Particular significado tiene la obe-
y su muerte son vistos, a la luz de sus del Espíritu, que, haciéndonos posible la rentes del único Espíritu que es el Es- diencia en la comunidad eclesial. El
mismas palabras (Mt 2 6 , 3 9 ; 26,42), obediencia a la justicia, libera nuestra píritu del «ágape». obispo representa más directamente a
como la obra maestra de su obediencia voluntad más verdadera y más pro-
La obediencia a las autoridades de Dios, como mediador e instrumento de
(Heb 5,8). Su constitución en Kyrios funda de bien y de vida (Rom 8), La
este mundo no es nunca tan absoluta su eficacia de salvación 5 . La obediencia
es el resultado de u n a «obediencia hasta obediencia en el Espíritu es ajena a
como para que deba ser preferida al al obispo es condición de pertenencia a
la muerte» (Flp 2,5-11). En su calidad todo carácter de servidumbre también
valiente testimonio de la verdad (He 4, la Iglesia: «Quien no está en el recinto
de Kyrios, El está, a su vez, en condi- porque, fundamentada en el reconoci-
19-20) y a la obediencia a Dios en la del altar, permanece privado del pan
ciones de salvar a quien le obedece: miento filial (Rom 8,14-17), tiene la
fe (He 5,29). La libertad del cristiano de Dios» 6 . La obediencia en la Iglesia
«Hecho perfecto, llegó a ser para todos promesa de la herencia (Ef 2,19). El
no puede ser juzgada nunca por la es escuela de santidad 7 . Incluso en la
los que le obedecen causa de salvación cristiano se siente libre frente a toda
conciencia ajena (1 Cor 10,29). La comunidad eclesial, la obediencia no se
eterna» (Heb 5,9). norma que pretenda vincular como
conciencia es la única administradora reduce, de cualquier modo, a una forma
ley, pidiendo u n a obediencia que sig-
La actitud que salva de las conse- soberana (pero responsable) de los bie- de sumisión unidireccional. No es la
nifique sumisión a realidades que son
cuencias de la desobediencia universal nes de la verdad y del amor que le son virtud específica de algunos miembros
inferiores al hombre y que no pueden
que afecta a la humanidad es, por con- confiados. de segundo grado de los que son sub-
ser divinizadas. Frente al cristiano no
siguiente, la adhesión a Cristo (1 Pe 1,2), ditos; y no sólo porque los cristianos
hay tabúes de las vanas observancias
y la obediencia a la fe (Rom 1.5) y al «se sirven recíprocamente en la cari-
de este m u n d o : «Nosotros sabemos que
Evangelio (Rom 10,6). Se trata de una IV. La obediencia en los Padres dad» 8 , sino también porque ninguno
un ídolo en el mundo no es nada» de la Iglesia
elección de fondo radicalmente opuesta está eximido del deber de dialogar y de
(1 Cor 8,4). Es una libertad que se
a la elección del pecado; es la decisión escuchar a los demás para hacerse dis-
detiene ante u n solo valor: la persona La Iglesia de los primeros siglos vive
de hacer de sí mismos los instrumentos ponible al Espíritu'. Es la condición que
de los hermanos; reconoce una sola la fe en Cristo como reconocimiento
de la justicia de Dios, disponiendo de garantiza que la unión en la Iglesia no
ley: la del amor (1 Cor 8). «Todo me de su señorío: «Reconozco como mi
sí totalmente para Dios. Es u n a elec- sea sólo eficiencia de organización («eno-
es lícito (literalmente: "tengo poder señor —proclama ante los jueces el
ción que impone coherencia y totali- sis sárquica»), sino distribución equitati-
sobre todas las cosas"), pero no todo mártir Esperato— a nuestro Señor, el
dad de dedicación; la misma totalidad va del espíritu («enosis pneumática») 1 0 .
es conveniente, (en el sentido de que) Rey de todos los pueblos» 1 . Es un re-
que es exigida también por el pecado
no todo es constructivo» (1 Cor 10, conocimiento que se hace obediencia:
y que está implícita en cada opción
2 3 - 2 4 ; Gal 5,13). No tengo poder so- «El que cree en Dios hace lo que Dios
fundamental. El hombre no puede ser V. La obediencia de la fe
bre las personas; más bien yo mismo ha mandado» (san Agustín. De fide et
neutral ante Dios y su justicia: o se
me realizo sólo sirviendo a los her- operibus: PL 40. 211). Es sobre este Toda consideración sobre el signifi-
da a Dios o se hace esclavo del pecado
manos y obedeciendo a sus necesi- reconocimiento del señorío de Cristo cado h u m a n o y cristiano de la obe-
y de su lógica de muerte. «Si os ofrecéis
dades. donde el cristiano fundamenta su mis- diencia debe partir del misterio de la
a u n o como esclavos para prestarle
ma sumisión a las autoridades de este «kénosis» y de la obediencia hasta la
obediencia, ya sea el pecado que con-
La ley perfecta del amor se transfor- mundo que es, respecto a la verdad, muerte de Cristo. El nos redime obede-
duce a la muerte o la obediencia que
ma en el parámetro de comparación plena y leal: «Nosotros adoramos sólo ciendo (LG 3). La obediencia es el ca-
conduce a la justicia, sois sus esclavos, y
para toda forma de sumisión hacia las a Dios, pero a vosotros, por las demás mino a través del cual El llega al señorío
a él debéis obedecer. Pero hay que dar
autoridades de este mundo. Pablo pide cosas, os obedecemos con gusto, re- universal y es investido de la cualidad
gracias a Dios porque vosotros, ya es-
obediencia a todas las autoridades te- conociéndoos reyes y regidores de hom- de cabeza gloriosa de la humanidad re-
clavos del pecado, habéis obedecido de
rrenas, tanto civiles como familiares bres» 2 . Por esto, la obediencia cristiana dimida (LG 36). Su obediencia abre al
corazón aquella norma de vida a la
(Rom 13,1-7; Col 3,18-25; 1 Pe 2, no implica ninguna abdicación de la hombre las puertas de la libertad
que habéis sido confiados y, u n a vez
13-3,8; Ef 5 , 2 1 ; 6,1-9). Es u n a sumi- propia dignidad de hombres frente a (LG 37).
redimidos del pecado, os habéis puesto
sión dirigida, en último análisis, a Dios, otros hombres, sino que es libre asenti-
al servicio de la justicia... Ofreced vues- En cuanto «kénosis», la obediencia
fundamento de toda autoridad y ori- miento a u n a orden divina: «Para que los
tros miembros al servicio de la justicia de Cristo, antes aún que fidelidad a u n
gen de toda paternidad (Ef 3,15). Pero fieles no pudiesen decir: "Nos humillas
para santificaros» (Rom 6,16-19). Exis- mandato de salvación, se revela solida-
es u n a sumisión que no hace «estado y nos expones a la abyección, subyugán-
te, por tanto, en lo íntimo de cada ridad total con el hombre, aceptación
de esclavitud»; pertenece a las estruc- donos a nosotros, que poseeremos el
elección moral positiva, u n a opción de incondicional del límite radical de la
turas de este mundo de pecado que reino del cielo, a los príncipes de este
fondo para Dios: es la formalidad obe- existencia h u m a n a como vehículo de
pasa. La condición verdadera del cris- m u n d o ; muestra que ellos no se some-
diencial de cada acto bueno, lo opues- u n a voluntad de Dios, que es amor,
tiano es la de liberto de Cristo, en ca- ten a los príncipes sino a Dios"» 3 . Por
to al carácter de desobediencia implícito aunque oculto en el misterio. La obe-
mino, dentro de toda obediencia te- otro lado, la firmeza de los mártires en
en cada pecado. diencia es así aceptación de Dios y de
rrena razonable, hacia la libertad plena su resistencia al poder, basada en las
del Reino. «Quien h a sido llamado en el exigencias de u n a justicia que precede su voluntad, como de u n misterio de
Mientras la obediencia a Dios es libe- Señor, siendo esclavo, es liberto del y juzga los preceptos de los hombres, gracia y de salvación, al cual se confía
radora, porque conduce a la vida, obe- Señor; así también quien ha sido lla- testimonia que no siempre la obedien- en el abandono de la fe. En este senti-
decer al pecado es, por su naturaleza, mado, siendo libre, es siervo de Cristo. cia a Dios implica la obediencia a los do, la fe es obediencia, o sea el arraiga-
esclavitud que conduce a la muerte Habéis sido comprados a gran precio; hombres. La conciencia individual tiene miento de toda la vida y de su proyecto
(Rom 6,21-23). La obediencia a la jus- no os hagáis esclavos de los hombres» su propia responsabilidad al juzgar si la en la experiencia de un «sí» a Dios, que
ticia es liberadora, porque está en línea (1 Cor 7,22-23). orden positiva está o no de acuerdo con la cualifica plenamente como vida de
con las más verdaderas aspiraciones del fe: «A Dios, que se revela, se debe la
Obediencia 714 715 Obediencia

obediencia de la fe, con la cual el hom- la amenaza contenida en su arraiga- Naturalmente, en caso de duda, se debe a la santa libertad de los hijos de Dios,
bre se abandona totalmente a Dios, miento existencial en u n a historia de conceder cierta presunción a favor de recurriendo a u n a solución más natu-
prestándole libremente el pleno obse- pecado, de su solidaridad con el peca- la autoridad. Una presunción, no obs- ral y sencilla, o sea considerando que,
quio del intelecto y de la voluntad» do del m u n d o ; la obediencia es preci- tante, que llega a ser problemática cuando la ley no es evidentemente in-
(DV 5). En cuanto tal, la obediencia no samente abandonarse a una potencia cuando la autoridad se cierra en el justa, obliga en conciencia, directa-
es sólo u n a virtud categorial, u n a región capaz de liberar de la esclavitud del absolutismo de un poder sin diálogo y mente, a ejecutar todo lo que manda.
limitada del virtuoso comportamiento pecado. Es liberación por la dedicación controles, o en el rigor totalizador de Y que esto no constituya ninguna carga
cristiano, sino que es la dimensión co- personalizante al amor. La obediencia las ideologías. insoportable para los honrados debería
mún de toda actividad virtuosa, una está, en efecto, al servicio del amor. Es El poder h u m a n o absoluto (y, todavía resultar de la simple reflexión de que
especie de moral trascendental, aspecto verdaderamente libre sólo en cuanto sos- más, el de los ídolos mentales) corrom- la ley es "ordinatio rationis in bonum"
y dimensión concreta de la caridad tenida por la espontaneidad que nace pe tanto al que manda como al que y que, cuando deja de ser razonable
como «forma virtutum». Gaetano la de- del amor; es llamada a expresarse con obedece, porque la relación entre los o buena, no obliga» 15 .
fine, en efecto, «quasi-forma virtutum los modos y el estilo del amor, a en- dos deja de ser humana. La Iglesia ha Ninguna atenuación del deber de
aliarum» 1 1 . También como virtud ca- carnar u n a voluntad de dedicación y reivindicado siempre la existencia de u n obedecer se puede buscar, en cambio,
tegorial, más allá de su significado fun- de amor. El cristiano no permitirá que «derecho natural»; de cualquier modo en las imperfecciones o en las inade-
cional (basado en la convicción de la la inadecuación personal de los supe- que se le quiera entender, significa, al cuaciones personales de la autoridad.
necesidad de u n a interdependencia y riores llegue a ser para él motivo de menos, la posibilidad de un llamamiento El cristiano es llamado, en este caso,
de u n a autoridad en la sociedad), la una resistencia, animada por el ren- a la conciencia de la humanidad con- a u n amor tolerante e indulgente que
obediencia tiene un significado religio- cor, o de u n a obediencia falta de amor tra el poder de las leyes civiles y de las ayuda a la autoridad a superar sus
so: implica cierta situación de repudio, en cualquier modo: el amor sigue sien- órdenes injustas de la autoridad. La propios límites y contribuye a ello con
u n «morir a sí mismo», que se explica do, en el consentimiento como en el misma Iglesia h a llamado a los subditos u n a colaboración sincera, sin secun-
solamente en el interior de u n a acepta- disentimiento, en la obediencia como a la «responsabilidad solidaria» que los darlos, pero mirando, más allá de toda
ción religiosa del misterio divino de en la eventual resistencia, la primera une a la autoridad, cuando, por obe- limitación, el valor de un consentimien-
salvación: es el holocausto de la volun- preocupación. Es u n amor que sabe decer a esta última, se manchan de to inspirado en el respeto de las perso-
tad, puesto de manifiesto por toda la buscar apoyo y asistencia, que sabe crímenes contra la conciencia de la nas y en el amor del bien común.
espiritualidad tradicional: «Per victimas iluminar lealmente al superior y que, humanidad: «El concilio pretende, ante Para que la obediencia sea virtuosa
aliena caro mactatur, per oboedien- sobre todo, busca reconciliación con- todo, hacer recordar el valor inmutable es preciso, en suma, que sea iluminada
tiam vero voluntas propria mactatur» 1 2 . tinua. La obediencia no es virtud ascé- del derecho natural de las gentes y de y responsable, es decir, que sea la
La expresión «holocausto de la volun- tica de repudio y de renuncia, sino en sus principios universales. La misma obediencia de u n a persona y no de un
tad» no debe hacer pensar, sin embargo, cuanto está al servicio de u n a coope- conciencia del género h u m a n o procla- autómata. La obediencia despersonali-
en u n a disminución del hombre, en u n ración y, por consiguiente, del misterio ma aquellos principios cada vez con zada, a la que el individuo sustrae su
empobrecimiento de su persona, en una de u n amor que, para ser operante, debe mayor firmeza y vigor; por tanto, las presencia humana, para participar sólo
especie de sacrificio oscuro que sea como pasar a través de la cruz. acciones que deliberadamente se opo- con lo que en él es infrahumano, es u n a
u n tributo del finito a la superioridad nen a aquellos principios, y las órdenes coartada a la propia responsabilidad
del Infinito y en el cual Dios pueda que tales acciones prescriben, son crí- moral. Una obediencia personalizada
complacerse. Es u n holocausto que, po- menes. Ni la obediencia ciega puede es, naturalmente, el resultado de una
niéndose en comunión de amor con VII. Obediencia y resistencia disculpar a los que las ejecutan. (...) Es educación viril e inteligente que sabe
Dios y con la comunidad de los her- La simple ejecución de la orden su- digno, en cambio, de alabanza el valor hacer uso de la libertad, incluso cuan-
manos, enriquece y completa la perso- perior no es siempre, por sí misma, de los que no temen oponerse abierta- do debe pedir el sacrificio de la misma
na, abriéndola a las exigencias del bien moralmente positiva. Hay más bien mente a aquellos que ordenan tales para los fines de u n a cooperación
común y al valor del servicio y de la casos en que la obediencia y toda forma acciones» (GS 79). personal que es tanto más bien común
donación. Concebir este servicio y esta de co-responsabilidad con el poder tie- cuanto más aprobada. Es el tipo de
donación como u n límite significa pa- nen u n valor moral negativo. La obli- La moral tradicional ha tratado siem- educación al que invita el Vaticano II:
rarse en u n a concepción individualista gación moral de obedecer tiene límites: pre de ofrecer a los débiles una defensa «Este concilio invita a todos los que
de la persona, negándose a aceptar la «In tantum homo oboedire tenetur in contra el desafuero legalizado de u n están comprometidos en tareas educa-
perspectiva evangélica del «morir a sí quantum ordo iustitiae requirit» 1 3 . Se Estado, que era, con bastante frecuen- tivas a afanarse para formar hombres,
mismos» en función de ser plenamente está obligado a obedecer sólo a aquellas cia, más instrumento de opresión que en el pleno reconocimiento de la orden
ellos mismos. órdenes que no se salen del ámbito de de bien común, con el principio de las moral, que sepan obedecer a la legítima
la legítima competencia de la autoridad: meras leyes penales: es decir, soste- autoridad y sean amantes de la ver-
«Tenetur subditas suo superiori oboe- niendo que ciertas leyes no obligan en dadera libertad; es decir, hombres que
dire secundum rationem superiorita- conciencia, sino de manera alternativa, sean capaces de juicios personales a la
VI. Obediencia y libertad tis» 14 . El disentimiento y la desobe- a hacer lo que mandan o a sufrir la luz de la verdad y de desarrollar las
diencia se convierten, desde luego, en pena conminada, si llega el caso. Hoy propias actividades con sentido de res-
Por otro lado, este sacrificio de la día, la moral considera que esta de-
voluntad sigue siendo u n acto moral- u n a obligación precisa cuando la orden ponsabilidad, y que se esfuercen en se-
impone algo que la conciencia del sub- fensa, en el nuevo contexto histórico cundar todo lo que es verdadero y
mente positivo sólo en la medida en del Estado social moderno, puede ase-
que es, a su vez, el fruto de u n a deci- dito juzga ante Dios injusto y contrario bueno, dispuestos generosamente a cola-
a los principios de la moral h u m a n a y gurarse de manera más seria y cohe- borar a tal fin con otros» (DH 8),
sión libre. La obediencia es u n hecho rente con el principio de la no obliga-
de libertad; en el mundo infrahumano divina. «Como el Maestro, así también
los Apóstoles reconocieron la legítima toriedad de las leyes injustas. «Aun
no hay obediencia, sino sumisión; sólo cuando sea laudable la preocupación de
quien es libre puede obedecer. El sacri- autoridad civil...; al mismo tiempo, sin
embargo, no tuvieron temor de resistir no imponer cargas insoportables sobre VIII. La obediencia religiosa
ficio de la voluntad puede ser visto las espaldas ajenas, es lícito, no obs-
como u n a liberación de la libertad. Li- a la potestad pública, que se oponía a Una forma particular de obediencia
la voluntad santa de Dios» (DH 11). tante, pensar que no se corten las alas
beración de la ley del pecado, o sea de cristiana es aquella a la que se com-
Obediencia 716 717 Obediencia

prometen libremente, con la profesión En el holocausto de la voluntad, el válidas. La obediencia está así ligada quiere u n a salvación fraterna y comu-
religiosa, los bautizados que abrazan el monje encontraba la garantía de aquel íntimamente a la «kénosis» y al misterio nitaria, en el misterio de una solida-
estado religioso, para seguir más de desprendimiento total de sí mismo que pascual de Cristo, vivida en comunión ridad de gracia en que los hombres tie-
cerca a Cristo con la observancia de es el sentido de la ascesis cristiana. con él. «Los religiosos se someten al nen necesidad de los hombres para des-
los consejos evangélicos. Pensada y ex- La obediencia estaba, en fin, íntima- hombre, más allá de la estricta medida cubrir el proyecto de Dios sobre ellos.
perimentada inicialmente como vida mente ligada con la fraternidad de la del precepto, con el fin de amoldarse La autoridad del superior religioso no
cenobítica, la consagración religiosa se que era signo y núcleo de condensa- más plenamente a Cristo obediente» es del orden de la del obispo; aquél no
convirtió bien pronto en u n a experien- ción. Por esto, las Reglas observaban for- (LG 42). Con la obediencia, «se partici- tiene un poder de orden sacramental,
cia comunitaria, vivida en el interior mas de co-rresponsabilidad y preveían pa en el despojamiento de Cristo y en fundamentado en la iniciativa divina,
de las llamadas familias religiosas. En estructuras para u n a formación cuasi- su vida mediante el Espíritu» (PC 5). que le hace instrumento de la Palabra
el interior de estas familias, uno de los democrática de la voluntad social, en A la luz de la fe, la obediencia se revela y del Espíritu. La comunidad religiosa
elementos fundamentales de la «sequela la elección del superior y en las deci- como búsqueda de comunión con el se sitúa sobre el plano de la respuesta
Christi» y de la tendencia hacia la per- siones más importantes. Era una forma plan de salvación de Dios; los religio- h u m a n a a los dones de Dios; la auto-
fección de la caridad fue la sumisión de atención al Espíritu presente en la sos, «de manera más firme y más se- ridad religiosa esté al servicio de la
de los miembros de estas familias al comunidad. «A menudo —dice san Be- gura, se unen a la voluntad salvadora fidelidad comunitaria a los dones de
abad o padre de cada una de ellas. nito— es precisamente a los más jóve- de Cristo» (PC 14). La obediencia per- Dios. Es u n a autoridad que surge del
Era una obediencia esencialmente con- nes a quienes Dios revela lo que es tenece al esfuerzo común de fe de toda dinamismo de la comunidad; en u n a
cebida como dependencia filial y como mejor» 27 . Así, pues, la obediencia era la Iglesia por buscar a Dios y dejarse fraternidad visible y estable hay ne-
docilidad frente a un maestro de san- u n a forma de obsequio recíproco y u n guiar por él, realizando aquel «idem cesidad de sutura visible. El superior
tidad. «Al superior se le debe obedecer reconocimiento de la dignidad de todos. velle» que garantiza y da autenticidad es el que mantiene la cohesión de la
como a un padre... que cuida de to- «Los hermanos —prescribe san B e n i t o - a toda la vida teologal e imprime a toda fraternidad y, en el interior de ella, la
dos» 1 6 . Un padre que debe hacerse más deben obedecerse recíprocamente, sa- la existencia el sello de u n a pertenen- tendencia al fin común. Apartándose
amar que temer y que se debe sentir biendo que por este camino llegarán a cia total a Dios. Superiores y subditos de la obediencia leal al superior, el re-
responsable de los hermanos que le son Dios» 28 . realizan juntos esta búsqueda de co- ligioso se aparta de la comunidad y
confiados 17 . El camino de la perfección munión con u n a voluntad de salva- hiere con ello la cohesión y el dina-
es como una difícil aventura, en la cual El sentido de la obediencia religiosa ción, que se expresa en el misterio de mismo teologal.
es necesario ser introducidos y guiados ha sufrido, a lo largo de los siglos, cier- una fraternidad hecha de respeto recí-
por un experto. En la «escuela del servi- ta, evolución, acentuando, de cuando proco y de sumisión. Este carácter comunitario de la obe-
cio divino» 18 se progresa con la doci- en cuando, alguno de sus elementos, diencia debe traducirse en una búsque-
lidad: «Escucha, oh hijo, las órdenes ascético o religioso o de fraternidad Se puede, por consiguiente, hablar de da comunitaria de la comunión con la
del maestro, e inclina el oído de tu co- comunitaria. Se vinieron a añadir, y a una obediencia del superior: él busca voluntad de Dios: es la función del diá-
razón; acoge de buen grado y pon e a menudo ocuparon u n lugar preemi- esta comunión para su comunidad; se logo. Animada por espíritu constructi-
práctica, eficazmente, las advertencias nente en ella, motivos de orden apos- pone al servicio del proyecto de salva- vo, toda la comunidad, en un diálogo
del buen padre» 1 9 . Por esto, el abad tólico y caritativo, con el peligro de in- ción de Dios para sus hermanos; se hace abierto y leal, ayuda a la autoridad en
«debe enseñar más con los hechos que troducir en la obediencia religiosa cri- el mediador entre este proyecto y su su difícil tarea de búsqueda y de guía.
con las palabras» 2 0 . Es decir, debe pre- terios de eficiencia mundana. El supe- comunidad: «El se encuentra en el vér- En la atención confiada a la comunidad,
ceder a sus discípulos en aquella san- rior como padre («abbas») se convirtió tice del misterio de obediencia de su el superior encarna su docilidad al Es-
tidad en que debe ser maestro. en el mayor «prior» entre los hermanos, comunidad, no tanto como aquel, del píritu presente en ella: es un momento
el general de un ejército disciplinado y cual desciende la autoridad, sino como de su obediencia. Pero el servicio que
eficiente en la batalla del Señor y, en aquel mediante el cual se efectúa, de él rinde a su comunidad le pide tam-
Esta función magisterial llevó a ver bién a él decisiones personales y res-
en él al vicario del Maestro por exce- el límite, el responsable de una gestión, modo eminente, la comunión con el
el administrador y el organizador de un designio divino» 29 . El deberá saber te- ponsables que se traducen en órdenes.
lencia y del Padre en cada «koinonía» Sin desvalorizar el significado ascético
que se convoque en nombre de su negocio caritativo. Así llegó a ser más ner en cuenta los carismas de cada
difícil descubrir y vivir el sentido reli- uno y el espíritu de la institución, la de u n a obediencia que es «kénosis»,
Palabra y se inserte en su misterio de conformación al Cristo obediente y par-
salvación. El abad «Christi agere vices gioso de la obediencia. Tributaria de su tradición y los signos de los tiempos,
contexto social, corrió el riesgo de no y saber descubrir, en todo esto, la vo- ticipación en el misterio de su muerte
in monasterio creditur» 2 1 . A través de salvadora, el reenganche de la obedien-
la mediación del superior, la obedien- ser ya portadora de u n a llamada divina luntad de Dios sobre el conjunto y
en la medida en que ya no era com- sobre cada uno, y obedecerla. cia a la fraternidad revela uno de los
cia termina, por tanto, en Dios: se valores más significativos que consti-
transforma en un acto de fe: «La obe- prendida como tal o vivida en la fe.
La obediencia del subdito se inscribe tuyen la cara positiva de la «ley de la
diencia prestada a los superiores es di- A la luz del concilio, la Iglesia, a en su proyecto de vida como un acto cruz» y permiten comprender el repu-
rigida a Dios» 22 . Esto, naturalmente, través de la reflexión teológica y de la de fe que -permitiéndole comprender, dio de sí mismo a la luz del don de sí
impone al superior un compromiso de experiencia de vida de los religiosos, a través de u n a búsqueda en común, mismo. Y es esta inserción suya en la
búsqueda y de fidelidad a la voluntad trata de descubrir, de nuevo, el signi- guiada por la regla y concluida por el fraternidad comunitaria la que nos re-
de Dios para su comunidad: «Su mando ficado cristiano de la obediencia reli- criterio prudencial del superior, la vo- vela también su carácter de autorrea-
y su enseñanza debe sembrar en el giosa y de inventar y vivir formas com- luntad de amor de Dios y su U a m a d a - lización libre y responsable.
corazón de sus discípulos el fermento prensibles y aceptables para el hombre lo edifica como hijo de Dios, enrique-
de la justicia divina» 23 , La obediencia de la ciudad secular. Se trata de re- ciéndolo con las riquezas inescrutables Como toda obediencia, también la re-
es, así, secuela de Cristo obediente 2 4 y encontrar, ante todo, la inspiración de la gracia. Tanto para el superior ligiosa tiene valor moral sólo como
participación en el misterio de su muer- teologal y crística de la obediencia re- como para el subdito, la obediencia es elección libre y responsable y como
te victoriosa 25 . Es vista, además, como ligiosa: sin ella, la obediencia se con- un hecho comunitario: los implica en adhesión a unos valores. El hombre no
ejercicio ascético, como negación de sí vierte en una disciplina m u n d a n a al la solidaridad de u n a vocación y de puede dar a Dios nada más grande que
mismo y actitud de humildad 2 6 , en servicio de un eficientismo enajenante, u n carisma común. La obediencia reli- su voluntad, pero ningún don tiene
función de la tendencia a la perfección. de una esclavitud sin contrapartidas giosa se basa en el hecho de que Dios tanta necesidad como éste de ser cons-
Obediencia 718 719 Objeción d e conciencia
cíente, libre y motivado por ser uno nifiestamente contrarias a la ley de
mismo, por ser don. Ninguna forma de religioso, Mensajero, Bilbao 1968,-Kittel G., riesgo de condenas políticas o religio-
Dios o a las constituciones de la insti- parakoé, en Th. W.. 1 (1933), 224-225.- sas antes que realizar u omitir u n a ac-
donación es tan constructiva del hom- tución o que implicasen un mal grave Manise G., Obbedienza, en Dizionario di Teologiación en contraste con sus convicciones.
bre como la de u n a libertad dada por y cierto - e n cuyo caso no existe la Morale, Roma I961.-Müiler A., Autoridad y
amor. La persona h u m a n a se realiza obligación de obedecer-, las decisiones obediencia en la Iglesia, en «Concüium», 15 La sociedad organizada, sea civil o
a sí misma tanto más cuanto más re- del superior conciernen a u n campo (1966), 80-97.-Pradel H.. Ubbidienza e co- religiosa, instintivamente se defiende
cibe de Dios, fuente del ser y del valor; en el que la valoración del bien mejor mando, Roma 1958.-Rondet H., L'obbedienza. contra tales objetores, pues ponen en
y recibe tanto más de Dios, cuanto más puede variar según los puntos de vista. Brescia 1969,-Schnackenburg R., E¡ testi- peligro el sistema. La reacción católica
se da a los hermanos. La obediencia monio moral del nuevo testamento. Rialp, Ma- fue favorecida por el maridaje del prin-
El querer deducir, del hecho de que drid 1965.-Tillard J. M. R.. Obbedienza e cipio dogmático de la verdad (nosotros
es así nutrirse de Dios, enriquecerse con u n a orden dada parezca objetivamente autorita nella vita religiosa, Brescia 1967.
sus riquezas de ser, identificándose con menos buena, que aquélla es ilegítima poseemos la verdad que se nos ha otor-
su voluntad, u n a voluntad que no pide y contraria a la conciencia, significaría gado por Cristo con la revelación) con
al hombre sino ser, haciéndose, él desconocer, de u n a manera poco rea- el principio jurídico romano: stat pro
mismo, en el don de sí mismo. La lista, la oscuridad y la ambivalencia de OBJECIÓN ratione voluntas (principis) (La voluntad
voluntad más profunda del hombre es no pocas realidades humanas. Además, del príncipe posee categoría de razón).
voluntad de ser y de felicidad; u n a vo- negarse a obedecer lleva consigo u n
DE CONCIENCIA En este clima vio la luz el axioma moral:
luntad que se verifica y se realiza sólo daño, a menudo grave, para el bien in áubio standum est pro superiore (en
en el encuentro con la voluntad obse- común. Un religioso n o debería admitir Concepto: es el rechazo de u n a orden
caso de duda hay que ponerse de parte
quiosa y paralela de Dios que la ha fácilmente que hay contradicción entre particular, motivada por la coherencia
del superior). Y el derecho canónico ha
inspirado. el criterio de su conciencia y el del con los propios y fundamentales prin-
llegado a codificar la objeción de con-
superior» 30 . cipios, es decir, en razón de la concien-
La obediencia religiosa no es, por ciencia por lo que al superior se refiere,
cia. Puede verificarse en el seno de
consiguiente, u n a rendición ante un dispensándolo, en casos dejados a su
G. Garrí cualquier grupo (desde los más peque-
poder extraño, sino la sumisión a la discreción, de exponer los motivos por
ños, comenzando por el familiar, hasta
ley interna de la vida, la coherencia los que se suspende a algún clérigo de
con u n a elección de fondo, el dinamis- Notas.—I1) Martiri Scillitani.-{2) Justino, Apo- los más amplios: grupos profesionales,
su oficio eclesiástico: «ex informata
logía prima, 17-18: PG 6, 353.—(3) Juan Crisós- sindicales, políticos, nacionales, religio-
conscientia» (can 2186).
mo de u n a libertad liberada. Por esto tomo, in Rom, hornilla 23: PG 60, 615.-(") Ter- sos). Es preciso distinguir la objedón de
debe ser, ante todo, obediencia en la tuliano. Apologeticus, 4. 13: PL 1. 339.—C5) Ig- conciencia, que se limita a rechazos 2. DIFUSIÓN ACTUAL.-La objeción
verdad. El superior debe decir y discu- nacio de Antioquía, Ad Ephesios, 3,2: PG 5, particulares, de las reacciones más tiende gradualmente a expandirse a
tir, lealmente, los motivos de sus deci- 647; cf o. c. 5,2-6,1: PG 5, 649; Ad Magne-
sios, 3: PG 5, 664.-( 6 ) Ignacio de Antioquía, generales que forman parte de la con- todos los niveles, en correlación con la
siones, sin cubrir con velos de u n so-
brenaturalismo mágico, actos de u n a Ad Ephesios, 5.2: PG 5. 649.-C) Ignacio de testación. conciencia cada día mayor de los de-
Antioquía, Ad Ephesios, 2,2: PG 5, 645.- Estudiaremos la objeción de con- rechos personales y del deber de u n a
prudencia meramente humana, que,
aunque suficientes para motivar la obe- (89) Agustín, Be civitate Dei, 14,28: PL 41,436.- ciencia en conformidad con esta sub- colaboración social responsable. Desdé
( ) Ignacio de Antioquía, Ad magnesios, 13,2: división : la objeción que cuenta con más publi-
diencia religiosa, entran en ella sólo si PG 5, 673.—(10) Ignacio de Antioquía, Ad
se reconocen claramente como tales. Magnesios, 13,2: PG 5, 673,-(") Gaetano, 1.° La objeción de conciencia en cidad (la del servicio militar) a las ob-
La obediencia debe hacer llamamiento In 2-2ae, q. 104, a. 3, n. í.-(1312 ) Gregorio sentido genérico: evolución histórica, jeciones profesionales eventuales (la re-
a la co-responsabilidad de todos los Magno, Moralia, 35,14: PL.-( ) Tomás de difusión actual, motivaciones, amplitud ciente ley inglesa que regula el aborto
hermanos. La responsabilidad de la res- Aquino. S. Th„ 2-2ae, q. 104, a. 6.-( 14 ) To- del principio, dificultades, límites. reconoce expresamente el derecho de
puesta a la vocación comunitaria recae más de Aquino, S. Th., 2-2ae, q. 104, a. 5 .- 2." La objeción de conciencia al ser- objeción por parte del personal sanita-
(15) A. di Marino, s.j., Riflessioni sull'obbedienza, vicio militar: evolución, motivaciones, rio aunque no sea médico), las obje-
sobre todos y debe ser compartida por Ñapóles 1960, 157.-(") Agustín, Regula ad
todos en la diversidad de las funciones. servos Dei, 11: PL 32, 1384.-(") Ib.- situación actual, reflexión católica. ciones políticas de los parlamentarios
Comunitaria debe ser la búsqueda de ('") San Benito, Regula, prol: PL 66,'218.- que rechazan algunas prescripciones de
la voluntad de Dios a través del diálogo. (") San Benito, Regula, prol: PL 66, 215.- I. La objeción de conciencia sus partidos, o las objeciones políticas
Comunitaria, la ejecución de esta vo- (20) San Benito, Regula, 2: PL 66, 263.- en sentido genérico en masa, que pueden llegar a organizar
luntad; es decir, tal que haga llama- (") San Benito, Regula, 2: PL 66. 263.- formas de desobediencia civil. En el ám-
miento a la colaboración inteligente y (") San Benito, Regula, 5: PL 66, 350.- 1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA.-El filósofo
(") San Benito, Regula, 2: PL 66. 263.- bito eclesial, la posibilidad de la obje-
a la iniciativa de todos. La persona hu- ateniense Sócrates se podría considerar
(") San Benito, Regula, 5: PL 66, 350.- ción de conciencia se hace cada vez
mana no puede ser programada como 2! entre los precursores de la objeción de
(26 ) San Benito, Regula, prol: PL 66, 218.- conciencia, al haber maridado la co- más frecuente, también porque, a se-
u n robot, sino que debe ser guiada ( ) San Benito, Regula, 5: PL 66. 349.- mejante nivel, entra más fácilmente en
al cumplimiento de u n bien común que, (") San Benito, Regula, 3: PL 66, 287.- herencia de las propias convicciones con
2S el respeto a las leyes, a pesar de que juego el conflicto de conciencia.
siendo el bien de las personas, es in- (29 ) San Benito, Regula, 71: PL 66, 9 2 3 . -
compatible con toda forma de infanti- i ) J. M. R. Tillard, Obbediema ed autorita se presente más bien como propugna- 3. MonvAQONES.-La objeción de
religiosa. Brescia 1967, 18.-( ,0 ) Evangélica dor o paladín de la libertad de concien- conciencia forma parte del derecho-
lismo o de paternalismo. El principio de Testificado, 28.
subsidiaridad vale también en religión. cia más que como u n objetor específico. deber de formarse su propia conciencia
Más paradigmático resulta el ejemplo y. por tanto, de hacerse corresponsables
BIBL. : AA. VV.. L'obbedienza non é piú una de los apóstoles, que, al ser reprendidos también en la ejecución de los actos
No se excluye que, en el interior de virtú, Florencia 1966.-AA. VV., la liberté por la autoridad del Sanedrín, respon- mandados. Constituye u n a expresión
esta colaboración obediente, puedan évangelique. París 1965.-AA. VV., Nuovo stife dieron; «Juzgad por vosotros mismos
surgir conflictos entre la conciencia di ubbidienza, Milán 1968.—Bovis (de) A., del comportamiento «humano», que se
Obéissance et Impertí, en «N.R.Th.», 77 (1955), si es justo ante Dios que os obedezca-
moral del individuo y el mando del su- caracteriza por su responsabilidad cons-
282-298.—GofR T., Obediencia y autonomía per- mos a vosotros más que a El; porque
perior. Valen aquí las reglas ya vistas ciente y libre. Entendida así, se incluye
sonal, Mensajero, Bilbao I970.-Govaart-Hal- nosotros no podemos dejar de decir lo
para cualquier otra forma de contraste en la declaración genérica del art 18
kes T.. En busca de nuevas formas de autoridad que hemos visto y oído» (He 4,19-20).
entre autoridad y conciencia. «Excep- y obediencia en la Iglesia, en «Concüium», 49 sobre los derechos universales: «Todo
tuando las órdenes que fuesen ma- (1969). 390-403.-Hausherr L, La obediencia En general, objetores de conciencia individuo tiene derecho a la libertad
lo fueron todos los que h a n corrido el de pensamiento, de conciencia y de re-
Objeción d e conciencia 72.0 721 Objeción d e conciencia

ligión» (Declaración de la Asamblea Ge- Espíritu de Dios, sin endurecernos en conocer honestamente que el derecho cisamente la conciencia de cada uno
neral de las Naciones Unidas, 10 de la postura de defensa personal que im- de objeción de conciencia tiene un lí- se compromete al par que subsisten al-
diciembre de 1948). pide escuchar a dicho Espíritu. Tal pe- mite en el parejo derecho de objeción gunos criterios de coordinación gene-
A este principio h u m a n o el creyente ligro es posible tanto en el que insiste de conciencia del otro. Consecuente- ral en la praxis, y donde la misma re-
le añade una motivación religiosa, que en la orden dada, como en quien man- mente se sigue que él no puede impo- flexión teológica se realiza como Iglesia
pasa a ser predominante: es debida a tiene la objeción de conciencia. ner ni ejecuciones ni omisiones a los en cuanto que acepta madurar conjun-
la fidelidad a Dios, tal como viene otros en los casos en que no sean com- tamente, es decir, en relación comuni-
comprendido en la propia conciencia. 5. DIFICULTADES.—La objeción ¿no partidas por su conciencia. Sería ab- taria. Para el católico se añade el deber
Es la motivación invocada por los após- podrá estar equivocada o ser hasta una surdo que, por protestar contra presun- de aceptar la dirección del magisterio.
toles frente al Sanedrín (He 4,19-20); mentira, encubriendo otros intereses no tas presiones de quien detenta autori- Todos estos aspectos han de ser teni-
es la advertencia del apóstol Pablo: legítimos? Respondemos: Hay que evi- dad en el grupo, se provocasen otras dos en consideración por el que pre-
«Cada uno dará a Dios cuenta de sí» tar plantear la cuestión como presunto presiones totalmente ilegítimas, aun en tende, a pesar de su objeción, seguir
(Rom 14,12). El Vaticano II, comentan- conflicto entre la verdad y el error, ya el caso de que las intenciones puedan formando parte, con acatamiento ex-
do este último texto bíblico, concluye: porque cada cual presupone estar en ser buenas. terior, de la comunidad eclesial.
cada cual «está obligado consiguiente- la verdad, ya porque resulta demasia- Además, no cabe pretender seguir en Cf también las voces: Autoridad, Con-
mente a seguir su conciencia. Al igual do fácil concluir que el error no tiene un grupo, si uno se niega, incluso por ciencia, Revolución y violencia.
que Cristo, los apóstoles se consagra- derechos, conforme a la teoría tradi- motivos de conciencia, a adherirse a las
ron siempre a dar testimonio de la ver- cional que justificaba el integrismo ca- principales disposiciones del grupo. No
dad de Dios» (Decl. sobre la libertad tólico. resultará fácil determinar cuándo una II. Objeción de conciencia
religiosa, n. 11). negación, incluso pública, implique rup- al servicio militar
Aquí nos hallamos ante un conflicto
entre dos personas, entre dos concien- tura con el grupo, pero la posibilidad 1. EVOLUCIÓN.—Durante la primera
4. AMPLITUD DEL PRINCIPIO.-Se ha cias. Y la conciencia, aunque errónea, de escisión subsiste. El objetor debe con- guerra mundial se inicia el movimiento
admitido siempre, al menos teórica- no puede ser violentada. No la verdad vencerse de que, sea cual fuere su po- de los objetores de conciencia al servi-
mente, el derecho-deber de la objeción en sí, sino la conciencia de cada uno, sición en el grupo, no puede identificar cio militar, movimiento favorecido por
de conciencia contra órdenes injustas. como tal, es la fuente de derechos y la propia conciencia con la identidad u n a mayor conciencia crítica de los
No siempre se remachó que, al enfo- deberes. del grupo, y de que la eventual verifi- derechos personales (el fenómeno surge
car el problema desde el nivel de la Dada la posibilidad de que la con- cación externa corresponde al propio en Inglaterra y en Holanda, constitu-
conciencia, se trataba de la valoración ciencia esté mal informada o incluso grupo, ya en su totalidad, ya en la parte yendo la «The War Resiter's Interna-
subjetiva de tales órdenes, prescindien- sea falsa, sigúese la obligación, tanto que no esté directamente interesada en tional», organización pacifista de ins-
do de la situación objetiva. por parte del objetor como por parte el asunto. piración cristiana) y la reacción psico-
Tal objeción de conciencia ¿puede del grupo en que tiene lugar la obje- Por parte del grupo: También éste tiene lógica contra el creciente poder bélico,
ser legítima incluso frente a órdenes ción, de someterla a algunos criterios que clarificar los límites para las even- que sobrepasa los límites de la zona de
consideradas inoportunas, dado que de verificación. tuales objeciones de conciencia que pue- combate, extendiendo los bombardeos
también en tales hipótesis queda afec- Ante todo, el sujeto ha de ser cons- dan surgir, límites que no han de dictarse a toda la nación y, en la actualidad,
tada la integridad de la justicia? ¿Qué ciente de que ni siquiera él mismo goza sólo en razón del deseo de coordinar ex- amenazando con las armas atómicas a
seguridad subjetiva se requiere para de infalibilidad, de que él mismo puede teriormente a los individuos o por causa todo el género humano, haciendo así
justificar la objeción de conciencia? ser inconscientemente víctima de falsas del orden público, ya que deben consi- saltar todos los esquemas precedentes
Nos adentraremos así en una proble- motivaciones. Todos constatamos la difi- derarse como medios y no como fines de la legítima defensa armada.
mática moral todavía no afrontada a cultad de ser sinceros con nosotros mis- del mismo grupo. Debiendo reconocer La mentalidad latino-católica ha re-
nivel de escuela, si bien ya lo ha sido mos, cuando nos hallamos en situa- que no pocas exigencias se considera- accionado con lentitud. No se ha ma-
a nivel de vida eclesial. ciones de emotividad; cuando se de- ron necesarias por un determinado ré- nifestado una reacción católica durante
A nuestro juicio, por tratarse de la fienden posiciones ya públicamente de- gimen y completamente nocivas por el la primera guerra mundial, a pesar de
conciencia, es preciso evitar las deter- claradas; cuando estamos impulsados régimen siguiente, será preciso tener el que en algunos países, el haber priva-
minaciones matemáticas y no nos sen- por la presión del grupo. De ahí el de- coraje de dejar amplia libertad de opi-
do al clero de la exención del servicio
timos en disposición de revalorizar el ber de reflexionar con más calma, an- nión (esto estimula la revisión periódica
de las motivaciones), incluso cuando militar hubiera podido favorecer tal
explotado axioma: in dubio standum est tes de reaccionar públicamente, y el co-
sea menester limitar, empero, la liber- reacción. En general, los católicos han
pro superiore. raje de perseverar en esta verificación,
puesto que el mismo reclamo que ayer tad externa de comportamiento. En compartido el espíritu patriótico predo-
La plena aplicación de la objeción de caso de duda, decídase en favor de la minante. También en la siguiente gue-
conciencia exige, como la aplicación era legítimo pudiera hoy resultar me-
nos oportuno. libertad, particularmente siempre que rra nazi, si bien es verdad que en
de cualquier principio moral, u n a sen- sea posible permitir diversas formas de algunos países se ha verificado cierto
sible valoración global de las circuns- También el grupo, aun defendiendo colaboración. derrotismo, ello hay que cargarlo en el
tancias concretas, preocupándose de la libertad de conciencia, ha de evitar haber de una motivación política y no
salvaguardar tanto el respeto necesario que los abusos provoquen u n a reacción En los casos en que el grupo juzgue católica, al margen de la problemática
a la autoridad y la radical cohesión contraria y que no se hagan pasar por necesario obligar a todos sobre algunos moral de la guerra. El primer objetor
del grupo cuanto el derecho-deber de conciencia absurdos personalismos. El puntos, considerados de sustancial valor católico fue el campesino austríaco
la libertad de conciencia y de las dife- discurso nos lleva, pues, a esclarecer los para el grupo, no podrá imponer una Franz Jagerstatter, quien, a pesar de la
rentes situaciones concretas. La decisión límites de la objeción de conciencia. ejecución personal contra conciencia; presión incluso de su obispo, prefirió el
final, ora la de insistir en la objeción, pero podrá exigir que se sufra la pena fusilamiento antes que comprometerse
ora la de desaconsejarla, habrá de ser 6. LÍMITES.—Por parte del objetor: correspondiente o se salga del grupo. con el juramento militar en u n a guerra
tomada con u n a humilde perplejidad, Además del deber reseñado de verificar Mayores perplejidades se dan respecto que consideraba injusta: ha sido u n
que nos haga más disponibles para per- continuamente la validez incluso con- a las objeciones en las comunidades
catarnos de las diversas exigencias del caso aislado.
creta de la propia objeción, ha de re- eclesiales, ya que en ellas es donde pre- El derrumbamiento psicológico sub-
723 3?* * Objeción de conciencia
Objeción de conciencia 722

siguiente a esta guerra nazi deter- mos sobre el particular forman parte de cuestión sigue abierta (cf «Razón y fe»,
semejante crítica envuelve ulteriores dis- mentalidades anárquicas, que van más
minó la caída del nacionalismo, favore- cusiones sobre el modo de equilibrar n. 9 1 4 ; «Vida Nueva», n. 910).
ciendo así la reacción pacifista. alia de esta particular objeción de con- La Conferencia Episcopal española ha
la dinamicidad con u n orden social ciencia.
En España h a n sido los Testigos de fundamental, que se salen del cometido recogido la doctrina católica con res-
Jehová los primeros en negarse a vestir aquí abordado. De hecho subsisten mayores objecio- pecto a la objeción y se h a hecho eco
el uniforme una vez incorporados a filas. nes contra los ejércitos regulares que de la misma
Nos limitaremos, pues, a conside- contra los guerrilleros, pero es menester
A finales de 1970, de 1 9 2 objetores rar la objeción de conciencia al servicio
encarcelados en España, 189 eran Tes- admitir también que se trata de situa- 4. REFLEXIÓN CATÓLICA.-Cristo h a
militar en su aspecto fundamental, ciones distintas. El pueblo organizado
tigos de Jehová. José Luis Beúnza fue, prescindiendo de las ulteriores perspec- sido preanunciado como «príncipe de
en 1 9 7 1 , el primer objetor no pertene- debe intentar otros métodos de protes- la paz» (Is 9,5), como no-violento, el
tivas n o necesariamente implicadas en ta ; pero la tentación de recurrir a tales
ciente a la mencionada agrupación. Se dicha objeción. cordero mudo que se sacrifica por todos
h a n dado posteriormente otros casos extremismos es mayor para quienes se (Is 53). Cristo ha proclamado bienaven-
Contra el movimiento pacifista, que hallan condenados a la clandestinidad.
de objeción por razones religiosas cató- fomenta la difusión de los objetores al turados a los pacificadores (Mt 5,9) y
licas o simplemente éticas. Por lo demás, la guerrilla, de ordinario, ha dado la comprometida orden de
servicio militar, se h a n multiplicado las tiene motivaciones m á s humanas, si
objeciones y, en particular, se apela al amar a los propios enemigos (Le 6,35),
bien es verdad que el método violento llegando a rechazar la defensa armada
2. M O T I V A C I O N E S . - P u e d e n distin- deber moral de defender el propio país. cae en el ámbito de la discutibilidad de
guirse : los objetores radicales (el sistema A esta objeción de fondo, el movi- de Pedro (Mt 26,52ss). Pero ¿cómo po-
la guerra. dremos concretar las enseñanzas de
de la guerra es injusto); los objetores miento pacifista responde que subsiste
de hecho (actualmente n o es posible ciertamente dicho deber, pero se trata Jesús en la problemática existencial ?.
llevar a cabo u n a guerra defensiva que de analizar la mentalidad y el modo 3. SITUACIÓN ACTUAL.-La objeción La veneración del «mártir» como imi-
pueda evitar catástrofes indiscrimina- de defensa, a la manera que subsiste de conciencia al servicio militar es re- tación típica del Crucificado revela la
das); los objetores contra u n a guerra el deber de defender la propia familia, conocida en Holanda desde 1922 y en mentalidad de las primeras generacio-
particular (ejemplo, en los Estados Uni- pero sin ignorar la obligación y los lí- Inglaterra desde 1939. Actualmente la nes cristianas, que los apologistas re-
dos, aceptar el servicio militar implica- mites de la convivencia al par que la reconocen u n a decena de países, si sumen en estos términos: «A los cris-
ba colaborar en la guerra del lejano prohibición de tomarse la justicia por bien con modalidades y restricciones tianos n o les está permitido matar a
Oriente, que se consideraba injustifica- su mano, a pesar de que, con frecuen- distintas, entre los que se encuentran: los otros, sino que más bien dejan que
da, sin pronunciarse acerca de los prin- cia, la defensa de la magistratura resulte Australia, Bélgica, Brasil, Estados Uni- los otros los maten a ellos» (1.a carta
cipios generales de la guerra). ineficaz. También los pueblos h a n de dos, Francia, la República Democrática de san Cipriano). No obstante, la actitud
Alemana, la República Federal Alema- de los primeros soldados convertidos
Las motivaciones, coloreadas por la ser gradualmente educados a recurrir
a otros medios: medios que van desde na y Suecia. Recientemente también la aparece incierta y, al tratarse de u n a
visión correspondiente de la vida, se
las vías diplomáticas a las manifesta- na reconocido Italia, donde ya subsis- minoría, no se encuentra codificada en
integran con diferentes acentos en la
ciones públicas y al juego de las rela- tía cierta posibilidad limitada de dispen- normas.
mentalidad pacifista.
ciones diplomáticas, sin llegar nunca a sa a cambio de u n servicio técnico en En el período de la escolástica, se de-
Dicha mentalidad parte de este prin- las regiones subdesarrolladas.
cipio básico: es absurdo aceptar la gue- la guerra ni a los injustos bloqueos finen los límites de la guerra defensiva,
rra como solución para hacer justicia económicos. Inglaterra ha llegado en 1 9 6 0 a abo- mas no se descubre u n a conciencia cris-
entre los pueblos. De esta mentalidad Los objetores son del parecer de que, lir el servicio militar obligatorio,' cosa tiana que se afane por verificar la sub-
arranca la crítica contra el militarismo, aun aboliendo la obligación estricta del que acontece actualmente en una de- sistencia de tales condiciones ni siquie-
culpable de identificar la nación con servicio militar, el estado podría reclu- cena de naciones. ra en las luchas frecuentísimas entre los
su capacidad de fuerza. Admiten que tar u n ejército suficiente para repeler En España, en el mes de junio de 19 70, propios príncipes cristianos. En el pe-
se han verificado evoluciones en el sis- las esporádicas invasiones. Cuando se el Gobierno envió a las Cortes u n pro- ríodo de las cruzadas surge el fanatismo
tema militar, pero las consideran in- trate, empero, de tener que organizar yecto de ley titulado «Ley sobre la ob- colectivo que caracteriza a la presunta
adecuadas. u n a auténtica guerra, aunque n o se jeción por motivos de confesión reli- guerra santa.
De la crítica avanzan hacia u n a pers- declare explícitamente, habrá que cues- giosa», que la Comisión de Defensa de Últimamente los papas se han mos-
pectiva de carácter positivo: acentuado tionarse obligatoriamente la licitud o las Cortes devolvió al Gobierno. Un año trado solícitos y valerosos realizadores
espíritu de fraternidad universal, con la conveniencia de destruir personas o después el Gobierno envió u n nuevo de la paz; pero sus mensajes, dirigidos
consiguiente reacción ante los extremis- ciudades para dejar en manos del más proyecto de ley a la citada Comisión, a los gobernantes y a través de los pro-
mos nacionales y la búsqueda de la fuerte la decisión de la justicia. quien lo modificó de tal manera que el cedimientos diplomáticos de equidis-
justicia más allá del orden legal. Contra la eventualidad de que pulu- Gobierno lo retiró. En un tercer proyecto tancia entre las partes, n o suscitaban
de ley no se consideraron la objeción motivos de crítica entre la población
Habría que considerar desde u n án- len los objetores que se declaran tales
para vivir cómodamente, los pacifistas ni los motivos que impulsen a negarse católica. Pablo VI, en octubre de 1965,
gulo distinto a los Testigos de Jehová,
responden que, en caso de u n a cons- al cumplimiento del servicio y se dis- declaró en la ONU: «Si queréis ser
pues su objeción nace de u n a perspec-
tricción obligatoria, habría que exigir ponía una pena de cuatro años de pri- hermanos, dejad caer las armas de
tiva religiosa, que prohibe toda parti-
una prestación civil equivalente y com- sión. La Comisión de Defensa endure- vuestras manos. No se puede a m a r con
cipación activa en los poderes humanos.
prometida, con tal de que no se e s t r u c ció más este proyecto, que se aprobó las armas empuñadas». El mensaje pro-
Diversos objetores al servicio militar
ture de forma que, en la práctica, cons- en el correspondiente pleno, en vota- fético, n o obstante, es realista: «Mien-
añaden también otras críticas, como la
tituya u n a especie de castigo. ción nominal de los procuradores. La tras el hombre siga siendo el ser débil,
contestación al ejército que se ha con-
pena oscila de tres años y un día a ocho voluble y hasta malo, como frecuente-
vertido - s e g ú n e l l o s - más en u n ser- La objeción de conciencia al servid 0 años. El reo queda privado de una gran
vicio interior de defensa de grupos de mente se manifiesta —prosigue Pa-
militar n o atañe al cuerpo de policía parte de sus derechos civiles y de todo
poder político y económico que en u n que, en los regímenes democráticos, blo VI—, desgraciadamente las armas
tipo de ostentación de cargos públicos defensivas serán necesarias: pero vos-
servicio de defensa exterior. Pero, aun tiende a arrestar a los presuntos d e l i f o relaciones laborales con organismos otros, por ser intrépidos y valientes,
admitiendo que los servicios más fre- cuentes, n o a matar a los presuntc s dependientes del Estado. Con todo, la
cuentes del ejército son los interiores, estáis estudiando cómo garantizar la se-
adversarios. Los eventuales extremiS'
725 Objetivismo / Subjetivismo m o r a l
Objetivismo / Subjetivismo m o r a l 724
términos y estas categorías llegan a ser I. Problema estructural de la moral
guridad de la vida internacional sin el guerra, conforme a su credo y a su for- «utilizadas» (puede leerse «manipula-
recurso a las armas». mación religiosa» (octubre de 1971). das») para defender y atacar posiciones Existe un serio malestar en la moral
Ese mismo año el Vaticano II se En conclusión, hemos de insistir en encontradas en el terreno de la moral. El universo de lo ético, en cuanto ins-
pronuncia sobre la objeción de con- la corresponsabilidad crítica de los ciu- En las reflexiones siguientes vamos a tancia de la realización h u m a n a y cris-
ciencia al servicio militar, aunque en dadanos respecto a la paz, que «jamás intentar dar un enfoque y una solución tiana, está sometido a una profunda y
términos moderados: «También parece es u n a cosa del todo hecha, sino un a este problema. Creemos que de este extensa conmoción.
razonable que las leyes tengan en cuen- perpetuo quehacer» (GS 78, 1), con la modo colaboraremos en la búsqueda Esta situación puede ser interpreta-
ta, con sentido humano, el caso de los colaboración de todos. Pablo VI, en el de u n planteamiento válido y de una da de múltiples modos. Para algunos
que se niegan a tomar las armas por mensaje para u n a de las jornadas mun- fundamentación crítica de la moral. se trata únicamente de una crisis pa-
motivo de conciencia y aceptan al mis- diales de la paz que él ha instituciona- Desarrollaremos el tema del siguiente sajera: sería como u n a tormenta en el
mo tiempo servir a la comunidad huma- lizado, apelaba de manera más explí- modo y en los siguientes puntos: en cielo seguro de la moral. Otros auguran
na de otra forma» (GS 79, 3). En com- cita a la responsabilidad de cada hombre: primer lugar, trataremos de encontrar el final de lo ético como u n a variación
pensación, hay que proclamar que la «La paz ha de surgir del pueblo y no el horizonte exacto para el plantea- h u m a n a perteneciente a una época
única nueva condenación del Vati- sólo para el pueblo; ha de surgir de miento, situando el problema a nivel de cultural ya superada o en trance de ser
cano II es la pronunciada contra la vosotros; vosotros habéis de ser los la moral fundamental o estructural; en superada. Entre estas dos interpretacio-
guerra total, sea o no sea defensiva: promotores de la paz» (1-1-1971). segundo lugar, veremos cómo la pola- nes extremas no falta una gama nota-
«Con tales armas (científicas), las ope- El modo de realizar el amor cristiano ridad subjetividad/objetividad pertenece blemente variada de juicios valorativos
raciones bélicas pueden producir des- operativo de la auténtica paz, fundada a la estructura de la instancia moral de la situación actual con relación a
trucciones enormes e indiscriminadas, sobre la justicia, depende de diversas entendida como razón dialéctica; en ter- la moral.
las cuales, por tanto, sobrepasan exce- circunstancias personales y sociales. Es cer lugar, aclararemos la relación que
existe entre objetividad y subjetividad Por nuestra parte, nos sumamos al
sivamente los límites de la legítima de- preciso evitar todo integrismo en la grupo de aquellos que entienden el ma-
fensa... Toda acción bélica que tiende perspectiva, respetando las diferentes en la instancia moral; y, por último,
constataremos las flexiones de la mo- lestar actual de la moral no a nivel de
indiscriminadamente a la destrucción soluciones con tal de que estén inspi- contenidos, sino sobre todo a niveles
de ciudades enteras o de extensas re- radas por un sincero altruismo y el ge- ral hacia el polo subjetivo o hacia el
polo objetivo, como momentos adialéc- de estructura. La crisis de la moral está
giones junto con sus habitantes, es un neroso esfuerzo de superar los conflic- situada a un nivel profundo: en la le-
crimen contra Dios y la humanidad tos armados. ticos y acríticos de la razón ética, inten-
tando mostrar cómo el personalismo gitimación o no legitimación de la exi-
que hay que condenar con firmeza y Cf también las voces: Legítima defensa, gencia moral en cuanto tal. No se trata
sin vacilaciones» (GS 80. 1 y 4). moral es la solución equilibrada de la
Paz, Revolución y violencia. contradicción entre moral objetiva y de una «crisis de valores o de conteni-
G. Davanzo moral subjetiva. dos de la moral, sino de una crisis de
Esta misma constitución pastoral ha estructura. Por eso mismo no se la re-
declarado: «Los que se hallan al ser- solverá mediante un cambio cuantitati-
vicio de la patria en el ejército, consi- BIBL. : AA. VV., La coscienza dice no, Turín Antes de comenzar el desarrollo del vo de las normas (transformación de
dérense instrumentos de la seguridad 1968.-AA. VV., Controguerra, Verona 1970.- tema quisiéramos hacer dos anotacio- normas), sino únicamente por medio
y libertad de los pueblos, pues desem- Bainton R.. I cristíani, la guerra e la pace, Turín nes. La primera se relaciona con el
1968.-Cattelain J. P., La objeción de conciencia, de la revisión de ciertas estructuras
peñando bien esta función contribuyen Oikos-Tau, Vilassar de Mar 1973.-Davan- marco referencial en que situamos las fundamentales (transformación de es-
realmente a estabilizarla paz» (GS 79, 5). zo C. Dovere e limiti della contestazione e reflexiones: todo cuanto diremos se re- tructuras)» 1 .
Y a quienes h a n aceptado el juramento deli'obiezione di coscienza, IDOC, 14 (1971). fiere al planteamiento moral cristiano,
militar, el Vaticano II les recuerda el 32-40.—Gregorio O., L'obiezione di coscienza, aunque tiene también validez para todo El malestar de la moral lo entende-
deber de negarse a obedecer en la even- Turín 1966.—Jiménez Blanco ]., La objeción planteamiento ético. mos, pues, como u n a desazón interna de
tualidad de que se dicten órdenes con- de conciencia en España, Cuadernos para el la razón ética o de la instancia moral
diálogo. Madrid 1973,-Langlade D. C. i'ob- La segunda anotación se refiere a la de la humanidad actual. La condición
trarias al derecho natural de gentes y ¡ection de conscience dans les idees et les institu-
sus principios universales, puesto que terminología. Utilizaremos indistinta- h u m a n a tiene u n a instancia crítica-
tions, París 1958,-Pereña Vicente L., La ob- complicativa-proyectiva: es la instancia
tales órdenes «son criminales y la obe- jeción de conciencia en España, PPC, Madrid mente objetividad/subjetividad, objeti-
19 71. —Queirel A., Les chrétiens et le refus vismo/subjetivismo, objetivo(a)/subjeti- moral. El vivir cristiano asume desde
diencia ciega no puede excusar a quie- su peculiaridad esa misma estructura.
nes las acatan...: se ha de encomiar des peupies a une guerre mondiale. L'opposition vo(a) en su aplicación al tema y a la
de conscience collective et conditionnelle, París realidad moral. Queremos, sin embargo Ahora bien, esa instancia moral de la
al máximo, en cambio, la valentía de 1902.-Van Lierde J.. Pourquoi je refuse d'étre condición h u m a n a y cristiana es una
los que no temen oponerse abierta- precisar que objetividad I subjetividad mo-
soldat, Bruselas 1954. instancia desazonante en el momento ac-
mente a los que ordenan semejantes ral dice relación a la estructura básica
o perspectiva fundamental que se adop- tual.
cosas» (Ib, 2).
ta para vivir y entender la moral: se Para analizar y resolver cumplida-
La crisis de conciencia, agudizada OBJETIVISMO / trata de un «desde» que condiciona mente el malestar y la desazón de la
por la prolongación de la guerra de los SUBJETIVISMO todo el edificio vital y comprensivo de moral es necesario llevar a cabo no
Estados Unidos en Vietnam, ha provo- la moral; objetivismo I subjetivismo moral u n a terapéutica de urgencia, sino un
cado la siguiente declaración más abier- MORAL se refiere a la opción de perspectiva en estudio y un tratamiento que intente
ta del episcopado norteamericano (el cuanto que se asume, vital o nocional- llegar a las raíces del mal.
mismo que, a lo largo del Concilio Va- Una de las formas más conflictivas mente, como un sistema de justificación; Haciendo una simplificación metodo-
ticano II, había constituido una remora de asumir el tema moral en el momento objetivo(a)/subjetívo(a), al ser aplicadas lógica creemos que son dos los aspectos
en lo referente a esta cuestión): «A la presente es hacerlo mediante la con- al mundo de la moral, son adjetivacio- fundamentales en que puede ser divi-
luz del evangelio y del análisis de la frontación entre «moral objetiva» y nes que concretan, tanto en el terreno dido ese estudio y ese tratamiento:
doctrina de la Iglesia sobre la concien- «moral subjetiva». Tal confrontación —En primer lugar, se requiere hacer una
de la teoría como en el terreno de la
cia, es obvio que un católico puede ser terminológica y conceptual está a la fundamentación crítica de la instancia
objetor de conciencia contra la guerra vida, la perspectiva y el sistema adop-
base de muchas discusiones en torno tados. moral dentro de la condición h u m a n a
,en general o contra una determinada a problemas morales. Más aún, estos
Objetivismo / Subjetivismo moral 726 727
Objetivismo / Subjetivismo moral
y cristiana. El primero y más funda- jetividad/objetividad dentro de la es-
tructura general de la razón ética. Pensamos que la moral tradicional h u m a n a consistirá precisamente la ins-
mental problema de u n a ética y de se h a basado más bien en la primera
una teología moral del futuro es el de tancia moral del hombre.
forma de comprender al hombre. Y Una fundamentación crítica de la mo-
justificarse críticamente a sí misma. El creemos también que es necesario fun-
empeño de Kant de justificar crítica- II. La razón ética en cuanto ral, en el plano h u m a n o y también en
damentar críticamente la moral a par- el plano cristiano, acepta la estructura
mente la razón ética h a de asumirse razón dialéctica tir de u n a antropología que acepte la dialéctica de la razón ética y desde ahí
como u n a responsabilidad permanente contradicción como elemento básico para trata de descubrir su posibilidad crítica.
por parte de los moralistas, y de u n a La gran preocupación kantiana fue una comprensión del hombre. Las polaridades concretas en que
manera más particular en la situación la de encontrar u n punto de apoyo crí- El Concilio Vaticano II h a interpre- puede ser desglosada la estructura dia-
actual. Concretamente, la teología mo- ticamente válido para sustentar la se- tado la situación del mundo actual en léctica de la instancia moral son múlti-
ral tiene que fundamentar su existencia guridad del discurso filosófico sobre clave de conflicto o desequilibrio 15 . ples en el momento presente. Por otra
en cuanto ética cristiana o ética teoló- la moral 9 . Kant habla de la «razón Más aún, h a señalado cómo ese des- parte, no todas h a n sido descubiertas:
2
gica . práctica» y plantea el problema en tér- equilibrio encuentra su explicación en existe un proceso de descubrimiento de
- E n segundo lugar, es preciso realizar minos de «criticidad» y de «acriticidad». la vivencia que el hombre tiene de sí la misma en la medida en que el hom-
«La razón humana, en éste como en mismo: «En realidad de verdad, los des- bre va desarrollando su capacidad cul-
un análisis crítico de la instancia ética equilibrios que fatigan al mundo mo-
en cuanto tal. Después de fundamentar todos sus usos puros, cuando le falta tural.
la critica, h a intentado primero todos derno están conectados con ese otro En la situación actual destacaríamos
críticamente la razón ética dentro de la desequilibrio fundamental que hunde
condición h u m a n a y cristiana, es ne- los posibles caminos ilícitos, antes de como polaridades fundamentales de la
conseguir el único verdadero» 1 0 . sus raíces en el corazón del hombre. razón ética las siguientes:
cesario analizar la estructura interna de Son muchos los elementos que se com-
esa instancia moral. Tenemos que pre- La razón práctica kantiana o la razón —lo natural y lo histórico: polaridad
baten en el propio interior del hombre... que nos puede ayudar a interpretar
guntarnos por las estructuras catego- ética puede ser entendida hoy día como Por ello siente en sí mismo la división,
riales de la razón ética. Es precisamente la instancia moral de la condición huma- toda u n a época de moral basada en la
que tantas y tan graves discordias pro- ley natural;
a este nivel donde cobra su configura- na y cristiana. El reduccionismo «racio- voca en la sociedad» 16 .
ción más decisiva la crisis o malestar nalista» de otras épocas recibe así u n a —lo esencial y lo cultural: polaridad
de la moral en el momento actual . 3
mejor versión dentro de u n marco per- Este viraje en la comprensión del que matiza la anterior en términos de
sonalista. Lo mismo que la coherencia hombre tiene que provocar notables va- ciencias y de realidades más directa-
Los dos temas apuntados constituyen riaciones en el modo de fundamentar mente positivas;
el contenido nuclear de un moral fun- de la «buena voluntad» en cuanto pun- y de entender la dimensión moral. La
to clave para u n a fundamentación cri- —lo individual y lo comunitario: el
damental, que no se h a de identificar «problematicidad» se insertará en el horizonte de los valores morales cobra-
con el tratado «De Principiis» o «Moral tica de la moral 1 1 puede encontrar su mismo corazón de la moral, ya que rá una más auténtica perspectiva si se
General» (a veces se le llamaba también versión actual en la coherencia de la también está colocada en lo más nu- tiene en cuenta esta polaridad:
«Moral Fundamental») de los manuales «buena persona» con relación al uni- clear de la realidad y de la compren- —lo absoluto y lo relativo: para mu-
de moral casuista. En otro lugar he- verso de los valores personales 1 2 . sión del hombre. De ahí que la tenden- chas éticas, sobre todo de carácter
mos expuesto la distinta concepción que También la «criticidad» moral puede cia sea a fundamentar una «ética pro- religioso o metafísico, la aceptación de
presuponen esas dos maneras de ver y debe tener otra versión en el momen- blemática» 1 7 . esta polaridad puede ser cauce de solu-
la parte fundamental o general de la to actual. Nos parece que la opción La armonía tampoco puede ser el ción a problemas serios que tienen plan-
moral 4 . antropológica para fundamentar críti- único punto de partida ni la única teados ;
camente la moral es algo necesario para meta para u n a moral del hombre. —lo universal y lo concreto: polaridad
A u n a moral fundamental así enten-
todo discurso filosófico13 lo mismo que «Desde Freud sabemos que el ejercicio que asume la singularidad del hombre
dida 5 le corresponde la noble y urgente
para toda teología moral crítica 14 . Pero de u n a facultad supone a menudo la dentro de la unidad de u n a misma
tarea de justificar críticamente tanto la represión de otra u otras. La realiza-
esa opción antropológica ha de ser re- historia;
existencia de la instancia moral dentro ción misma de nuestra vida psíquica
pensada y reformulada en la actua- —lo estructural y lo situacíonal: el n o
de la condición h u m a n a y cristiana consiste en u n conflicto entre pulsio-
lidad. haber entendido la moral en clave
como la de analizar también crítica- nes, deseos y tendencias, que se re- de polaridades h a llevado a enfrenta-
mente la estructura de tal dimensión La criticidad de la instancia moral
suelve mediante los complicados meca- mientos falsamente irreconciliables a los
ética. Así entendida, la moral funda- se ha de buscar desde una considera- nismos del sueño, la represión, la sus-
ción antropológica. Pero existen muchos que h a n polemizado los últimos años
mental vendría a ser u n a moral «for- titución, la inhibición, la sublimación. sobre la «ética de situación»;
mal» 6 o u n a moral «de estructura» 7 , modos de entender este apoyo antro- A todo lo que podemos aspirar es a - l o OBJETIVO y lo SUBJETIVO.
y llenaría u n vacío que se advierte en pológico de la razón ética. Aquí nos u n a cierta estabilización de este con-
8 interesa señalar dos: Es precisamente sobre esta última
la síntesis teológico-moral . flicto, que es la sustancia de nuestra polaridad sobre la que vamos a dete-
- S e puede apoyar la moral sobre u n a vida psíquica. El individuo n o es u n ner nuestra atención.
El problema del subjetivismo/objeti- concepción apolínea del hombre: u n jerárquico y ordenado zoon politikón,
vismo moral creemos que hay que co- hombre pacificado con él mismo: u n sino u n ser íntima y colectivamente
locarlo preferentemente n o a nivel de hombre «perfecto»; u n hombre en con- conflictivo: lucha de pasiones y lucha III. La «objetividad» y la «subjetividad»
los contenidos concretos de la moral o sideración estática: un hombre en con- de clases» 18 . en la razón ética
de las pautas de comportamiento, sino
sideración optimista. Todo esto podemos entenderlo si El teólogo P. TilUch ha estudiado de
en la dimensión de la estructura interna
de ¡a razón ética. —Pero también se puede apoyar la moral afirmamos que la razón ética es u n a u n a manera profunda y original la es-
en u n a concepción dionlsíaca del hom- razón dialéctica. Es decir, la instancia tructura de la razón, descubriendo en
Esta afirmación da al tema que nos bre: u n hombre que se vivencia en moral h a de ser entendida como ten- ella u n conjunto de conflictos o ambi-
ocupa su verdadero contorno, librán- contradicción; u n hombre que ante todo sión de polaridades; en el asumir ten- güedades (autonomía-heteronomía, re-
dolo de u n a consideración periférica o se mide por su dinamismo y por su ten- sionalmente tales polaridades y llevar- lativismo-absolutismo, formalismo-emo-
secundaria. Por otra parte nos conduce dencia hacia el futuro: u n hombre en las a u n a prolongación cada vez más tivismo) que denotan la necesidad y la
como de la mano a ver el lugar que que juega un papel importante la «ima-
ocupa y el significado que tiene la sub- ginación creadora».
729 Objetivismo / Subjetivismo moral
Objetivismo / Subjetivismo moral 728
luciones adialécticas y aerificas del pro- nis»; en la importancia otorgada a l a
búsqueda de la revelación 1 9 . Con una h u m a n a tiene —lo acabamos de v e r - blema moral. «materia» u objeto al clasificar las «fuen-
metodología correlacionista trata de en- una racionalidad en dos vertientes: la Estas soluciones podrían ser señala- tes de la moralidad» (por aquello de
contrar críticamente el lugar antropo- subjetiva y la objetiva. Ahora bien, esta das desde una perspectiva histórica. Ten- que «los actos son especificados por los
lógico de la revelación: ésta es la «re- estructura racional, con sus dos pola- dríamos así u n o de los criterios para objetos»); en el formalismo de los es-
integración de la razón» 2 0 . ridades, se da en las diversas instancias hacer la clasificación de los diversos quemas tanto de «virtudes» como de
Para Tillich la razón es mucho más en que desglosemos la realidad huma- sistemas éticos: sistemas objetivos y «preceptos»; en la atomización del
que «razonamiento». Es, en primer lu- na : instancia teórica, instancia estética, sistemas subjetivos. En las síntesis his- comportamiento a partir de la catego-
gar, la claridad o el logos que tiene la instancia ética, etc. tóricas se podrán encontrar elementos ría de «acto», lo cual provoca el dar
realidad; y, en segundo lugar, la es- La estructura racional de la realidad para hacer esta clasificación, aunque relieve al n ú m e r o ; en la clasificación
tructura de la mente que capacita a es aprehendida y modelada por la ra- no h a sido aceptado como criterio fun- formal del pecado por razón de la ma-
ésta para aprehender y transformar la cionalidad de la mente h u m a n a según damental clasificatorío el de la objeti- teria grave en «ex genere suo», «ex toto
realidad y que se manifiesta activamen- diversas instancias que configuran y vidad/subjetividad 25 . genere suo». El objetivismo moral h a
te en las funciones cognoscitivas, esté- que integran la razón total: es la divi- Desde u n a perspectiva sistemática las sido una de las improntas en la consi-
ticas y técnicas de la mente h u m a n a 2 1 . sión de la realidad y de la mente por soluciones adialécticas son múltiples. deración casuística de la responsabili-
a) La razón subjetiva y la razón obje- aspectos que denotan y explicitan su Podríamos dividirlas en dos planos: el dad moral 2 6 .
tiva. —Siguiendo el pensamiento de Til- complejidad y su riqueza. Aunque to- de los valores o pautas de conducta y —El subjetivismo moral adialéctico se
lich, aceptamos que la razón —enten- dos los aspectos coinciden en la racio- el de la responsabilidad o comporta- concreta: en la comprensión de la res-
dida en el sentido amplio que acabamos nalidad unitaria de lo humano, cada miento objetivo: ponsabilidad h u m a n a en términos de
de señalar— tiene dos vertientes que la uno de ellos tiene su peculiar racionali- a) Desde el plano de los valores o «arbitrariedad», de «niveles subcons-
integran: la subjetiva y la objetiva. dad; así podemos hablar de razón teó- pautas de conducta: cientes», de «libertad ilusoria», de sim-
Sobre la existencia de estas dos di- rica, razón estética, razón ética, etc. To- —El objetivismo moral incorrecto se ma- ples «refuerzos operantes», etc. Como
mensiones existe u n asentimiento uná- das ellas aprehenden y modelan la rea- nifiesta: en la valoración primaria de la reacción a los esquemas «ingenuos» y
nime. «Desde los tiempos de Parméni- lidad según la estructura correspon- obligación que engendra la ley exterior cosificantes» de la responsabilidad h u -
des h a sido una convicción común de diente racional de la misma realidad. (legalismo); en la deducción de normas m a n a actualmente se está cayendo en
todos los filósofos que el logos, la pala- Podemos y tenemos que hablar de absolutas e inmutables a partir de una el polo opuesto del oscurecimiento y
bra que aprehende y modela la reali- una razón objetiva y de u n a razón sub- idea de orden natural (abstraccionismo hasta de la negación de la libertad hu-
dad, sólo puede hacer tal cosa porque jetiva en la instancia moral. No se u ontologismo moral); en la aceptación mana27.
la realidad misma tiene el carácter de puede plantear el problema moral den- de pautas morales establecidas desde
¡ogos»22. tro de u n a sola dimensión porque desde u n a voluntad divina positiva (nomina- 2. SOLUCIÓN DIALÉCTICA.—La razón
La razón subjetiva es la estructura ese momento ya hemos falseado la es- lismo ético y positivismo bíblico): en la moral —tanto en su nivel ontológico
racional de la mente. La razón objetiva tructura de la razón ética. insistencia de valores universales, ahis- como en su nivel epistemológico— tiene
es la estructura racional de la realidad. Toda dimensión de la realidad huma- tóricos, inmutables y absolutos sin te- que asumir dialécticamente las dos pola-
Las dos guardan u n a relación muy es- na tiene que tener las dos polaridades ner en cuenta que la realidad h u m a n a ridades de la objetividad y de la subjeti-
trecha entre sí: la razón subjetiva se de lo objetivo y de lo subjetivo. De ahí es al mismo tiempo concreta, histórica, vidad. Para poder tener una coheren-
apoya en la estructura racional de la que la moral h a de ser objetiva y sub- dinámica y situacional. cia crítica, la moral h a de ser al mismo
realidad para aprehenderla y mode- jetiva si quiere tener la racionalidad o —El subjetivismo moral exagerado se ma- tiempo objetiva y subjetiva.
larla; por otra parte, la razón objetiva la criticidad propia de lo real. nifiesta: en la reducción de la ética a Pero ¿cómo se logra mantener en
es la estructura racional que la mente pura descripción de costumbres (cos- equilibrio esa difícil síntesis tensional?
puede aprehender y transformar. tumbrismo moral; etnologismo ético); Nos parece que se logrará mediante u n
IV. Superación de las contradicciones en la reducción de la moral a sociología correcto planteamiento personalista de la
«Se han dado muchas y muy distin- (sociologismo moral) o a estadística; en
tas explicaciones de la relación que exis- entre «objetivismo» y «subjetivis- moral.
mo» moral la importancia que se da a la fuerza
te entre la estructura del logos del yo- «creadora» de valores en el hombre Seguimos pensando que la persona
que-aprehende-y-modela y la estructura La moral, como sistema y como vida, (Nietzsche; y, en cierto modo, Bergson); es el lugar adecuado de lo moral 2 8 . He-
del logos del mundo-aprehendido-y- tiene como uno de los cometidos fun- en la supravaloración del vitalismo y mos de advertir, sin embargo, que al
modelado» 2 3 . Tillich las reduce a cua- damentales encontrar la síntesis ten- de la irracionalidad (irracionalismo mo- hablar de «persona» nos referimos al
tro: sional o dialéctica entre dimensión obje- ral); en la excesiva relación entre mo- universo personal: a la persona en cuan-
—el realismo (ingenuo, crítico o dogmá- tiva y dimensión subjetiva dentro de la ral y emotividad (emotivismo moral); to ser relacional. Es en la alteridad
tico): la realidad detenta el poder de instancia h u m a n a de la eticidad. Re- en las múltiples exageraciones tanto de donde cobra pleno sentido lo moral; es
generar una mente razonable; asumiendo la afirmación que hacíamos la «libertad» (moral de la ambigüedad la «reciprocidad» lo que hace brotar la
—el idealismo: la razón objetiva es una al principio de este artículo, la polaridad de Sartre) como de la «situación» (ética fuente de los valores morales 2 9 . En este
creación de la razón subjetiva que ac- objetividad/subjetividad está a la base de situación) y de la «eficacia» (ética sentido se requiere una «primera tras-
túa sobre una materia no estructurada; de serios problemas en la historia de la consecuencialista, que traduce en el cendencia» de la persona para funda-
—el dualismo o pluralismo: se afirma la moral. Por ejemplo, las discusiones so- momento actual los presupuestos de la mentar críticamente la eticidad 30 .
independencia ontológica y la inter- bre los «sistemas de moral» tienen como ética utilitarista clásica). fina moral basada en el personalismo
dependencia funcional de la razón sub- telón de fondo u n encuentro entre el de alteridad es la solución integradora
jetiva y de la razón objetiva, que apun- objetivismo y el subjetivismo moral 2 4 . b) Desde el plano de la responsabi- de las contradicciones del objetivismo/
ta a la realización mutua de la u n a lidad o comportamiento subjetivo: subjetivismo moral. La moral persona-
en la otra; 1. SOLUCIONES ADIALÉCTICAS.—La mo- —El objetivismo moral falso encuentra lista es al mismo tiempo moral objetiva
—el monismo: afirma la identidad sub- ral ha tenido flexiones incorrectas tanto su verificación: en la «cosificación» del y moral subjetiva.
yacente de ambas razones. hacia el polo subjetivo (olvidando el acto h u m a n o tal como aparece en los Para verificar la afirmación prece-
b) La razón objetiva y la razón sub- objetivo) como hacia el polo objetivo tratados casuísticos «De actibus huma- dente necesitaríamos hacer un replan-
jetiva en la instancia moral.— La realidad (olvidando el subjetivo). Se trata de so-
Objetivismo /Subjetivismo m o r a l .730 731 Opción fundamental
teamiento completo del tema moral. tividad, este apoyo recibe u n a consis- 99-209.—(20) «La razón no se opone a la re- son ellas las que lo poseen y manipu-
Únicamente vamos a referirnos a dos tencia nueva al abrirlo a la alteridad velación. Requiere la revelación, ya que la lan. Más bien se nos antoja que sería
aspectos básicos de la realidad moral de la «segunda trascendencia». La ins- revelación significa2,
la reintegración
22
de la ra- preciso decir que su propio devenir es
para ver cómo se integran en ellos tancia moral entendida y vivida en la zón» (Ib. 127).-( )/f>, 99-104.-( ) Ib, 104.-
las dos polaridades de la objetividad/ (2Í) Ib. 104.-I 24 ) Cf D. Capone. Sistemas mo- el que las posee a ellas. Hasta el punto
apertura a Dios, que se ha manifestado rales, en este mismo DICCIONARIO.-( ) Cf F. 25 de hacer pensar que el verdadero suje-
subjetividad. en Cristo, presente en la Comunidad Gregoire. Les grandes doctrines morales, París to de su devenir no son las mismas co-
En u n a visión personalista de la con- de los creyentes, adquiere la plenitud 1964; J. Leclerq, Las grandes líneas de la filoso- sas, sino el que determina su evolución
ciencia moral se integran armónicamente de su estructura en cuanto síntesis ten- fía moral, Gredos, Madrid 1956; J. Maritain, y transformación. Bien notorio es que
las dimensiones subjetiva y objetiva. sional de la objetividad y subjetividad. Filosofía moral. Examen histórico-crítico de los muchos pensadores h a n querido ver en
grandes sistemas, Morata, Madrid 1962.—
Existen dos tentaciones fundamenta- (26) Cf D. Capone, L'uomo é persona in Cristo. estas consideraciones u n a vía para de-
les en la actuación de la conciencia: M. Vida¡ Introduzione antropológica alia Teología Morale, mostrar la existencia de Dios, precisa-
la arbitrariedad y el objetivismo. En la Bolonia 1973, 137-152; M. Vidal, Moral de mente porque semeja que el devenir de
primera tentación sucumben los que actitudes.
27
Perpetuo Socorro, Madrid 1974,127- las cosas las trasciende y halla en ellas
creen que la conciencia es un «instru- Notas.-C) F. Bóckle, La morale fundaméntale, 139.-( ) Ver la importancia que hoy día no tanto el sujeto cuanto más bien su
mento» opaco y ciego y no, la misma en «Recherches de Science Religieuse», 59 tienen los esquemas skinnerianos (cf B. F. Skin- objeto, reclamando así la búsqueda del
coherencia personal y de grupo. La se- (1971), 335. -( z ) Cf M. Vidal, Moral de actitudes, ner, Más allá de la libertad 2 y de la dignidad, sujeto propio, verdadero y último en
Perpetuo Socorro, Madrid 1974, 68-74.-( 3 ) W. Fontanella, Barcelona 1973 ), así como la
gunda tentación es propia de los que han tenido y siguen teniendo los esquemas del otra parte, fuera de su ámbito.
hacen de la conciencia u n a «función de Korff, Aportas de una «moral sin culpa», en
«Concilium», 56 (1970), 390: «La crisis de psicoanálisis y otros que provienen de dife- Del hombre no puede decirse otro
la ciencia y de las esencias morales» 3 1 . la moral no se reduce en modo alguno a la
28
rentes escuelas psicológicas.-( ) M. Vidal.
Frente a esas comprensiones de con- tanto. Este posee, al menos intencio-
crisis de su contenido material. Por ello todo 0. c, 109-116.-( 29 ) O. du ,0Roy, Morale de la nalmente y con conciencia de ello,
ciencia es necesario resaltar su dimen- intento de apuntalarla por medio de una trans- réciprocité, París 1971.-( ) M. Vidal, o. c,
sión personalista. La conciencia es u n a formación de las normas se asemeja, en defi- 116.-( 31 ) Cf D. Capone, Antropología, concien- parte de su devenir. Al menos parcial-
función de la persona y para la persona. nitiva, a una terapia que se limitase al trata- cia y personalidad, en La conciencia moral hoy.mente sabe lo que es, lo que hace y lo
Es la interiorización coherente de la mis- miento de los síntomas. Pues !a realidad de- Perpetuo Socorro, Madrid 1971, 133-156. que será. Mas la verdadera autopose-
ma persona. No es u n a supraestructura muestra que la actual crisis de la moral abar- «Los esencialistas afirman que la conciencia sión la realiza cuando quiere hacer lo
ca mucho más que una problematización de es función de la ciencia y la ciencia es aper- que hace. Cuando el hombre escapa a
añadida a la persona, a modo de ins- la estructura normativa tradicional. Antes sonal. es elaboración del orden de ¡a natura-
trumento manipulado o de facultad ob- los mecanismos predeterminados; cuan-
bien, su verdadero centro de gravedad se sitúa leza, la cual se separa idealmente del mundo do no se mueve dentro de los mecanis-
jetivadora. Es la misma persona en su en el plano de aquellas estructuras categoria- existencia!; es abstraída, para captarla y con-
dinamismo de realización dentro de la les dentro de las cuales la moral era objeto de templarla en sus elementos quiditativos, con mos preestablecidos de la naturaleza,
comunidad. experiencia y encontraba, hasta el momento los cuales se puede construir ciencia» (125).— incluso aunque su margen de evasión
presente, 5su realización».—(4) M. Vidal, o. c„ 32
( ) M. Vidal, El valor moral de la persona como de ellos fuera el mínimo; en ese ins-
Entendida de este modo, la concien- 82-90.—( ) En esta perspectiva se mueve dimensión crítica de toda manipulación, en «Pen-tante, el hombre se autoposee verda-
cia moral es siempre subjetiva (y por F. Bóckle, a. c, 331-364.-( 6 ) Entendemos el tecostés», 10 (1972). 115-134.-( 33 ) Santo deramente. Porque entonces no sólo
eso no soporta ninguna forma de obje- término «formal» en el sentido en que habla Tomás, Summa contra gentes, I. 1, c. 112.— deviene, no sólo «es hecho», sino que
K. Rahner de una teología «formal» y «fun- (34) M. Kant. Fundamentación de la 3metafísica
tivismo moral apersonal); pero al mis- damental»: Fórmale und fundaméntale Theolo- de las costumbres, Buenos Aires 1967 . realmente «hace»; es más, «se hace».
mo tiempo es siempre objetiva, ya que gie. en TTK2, 4, 2O5-206.-P) Esa es la ter- Desde luego yo no poseo mi ser hombre
aparece en la coherencia de la voca- minología que emplea J. L. Aranguren, Etica, PJBL. : Axelos K-, Hacia una ética problemáti- porque he nacido hombre, dado que yo
ción personal y del grupo. Revista de Occidente, Madrid 1972*, 8 3 . - ca. Taurus, Madrid 1972,-Bastide G., Essai personalmente no lo he querido. Ño
(8) En este sentido no estamos de acuerdo con cféthique fundaméntale, París 1971.—Capone D.. soy verdaderamente yo mismo en mi
Todos los problemas de conciencia J. Fuchs, Theologia Moralis Generalis, 1, Roma
(objeción de conciencia, epiqueya, rela- L'uomo é persona in Cristo. Introduzione antro- ser alto o bajo, moreno o rubio, ya que
19633, 15, nota 19, cuando rechaza una pológica alia Teología Morale, Bolonia 1973.— he llegado a serlo en fuerza de u n a evo-
ción conciencia/ley, relación autoridad/ «teología moral fundamental» que trate de Rubert de Ventos X.. Moral y nueva cultura, lución que yo mismo no puedo deter-
conciencia, relación magisterio/concien- ios fundamentos de la ética normativa cris- Alianza, Madrid 1971.-Tillich ?.. Teología sis- minar. Soy, empero, yo mismo, cuando
cia, etc.) recibirán una mejor imposta- tiana.—(9) M. Kant, Eundamentación de la meta- temática. I. La razón y la revelación. El ser y
ción si se acepta esta visión moral ba- física de ¡as costumbres, Buenos Aires 1967 32: Dios, Ariel, Barcelona'l972.-Vidal M., Moral decido lo que quiero ser: por ejemplo,
sada e n . u n personalismo de alteridad. Crítica de la razón práctica, Madrid 1963 .- de actitudes. Moral fundamental personalista. alguien que juega a las cartas o que
(I0) Vundamentación de la metafísica de las cos- Perpetuo Socorro. Madrid 1974. trabaja. Por banal que sea lo que hago,
El valor moral también tiene u n a es- tumbres, Buenos Aires 1967 ! , 103.—(") «No
tructura integradora de lo objetivo/ yo en ese momento me construyo a mí
hay absolutamente nada en el mundo -más
subjetivo si se entiende y se formula aún, ni es posible pensarlo fuera del mundo- mismo y por esto soy verdaderamente
desde un personalismo de alteridad. que pueda ser tenido por bueno sin limitacio- u n a persona h u m a n a .
nes, sino una buena voluntad» (Ib, 27).- OPCIÓN
Si la persona-en-alteridad se convier- (IJ) Cf M. Vidal, o. c, 111-113.-C 3 ) Cf J- Gó-
te en el supremo valor moral, entonces mez Caífarena, El hombre como centro de Id FUNDAMENTAL 2. DIVERSA PROFUNDIDAD DE LAS ELEC-
la instancia ética es al mismo tiempo metafísica poscrítica, en «Razón y Fe», 169 CIONES.—Cierto que una brizna de li-
objetiva y subjetiva. En otro lugar he- (1964), 117-130.-( 14 ) Cf M. Vidal, Antropo- 1. La persona humana y sus elecciones bertad en u n a cosa trillada construye
mos desarrollado esta afirmación 32 , re- logía teológica 15y moral, en «Pentecostés», 12 al hombre más que enormes empresas
interpretando la doctrina de santo To- (1974), 5-23.-< ) Gaudium et spes, 8,-(") Ib,
30: cf 13: «Toda la vida humana, la indivi- 1. LA PERSONA.-«Todo deviene» es llevadas a cabo al margen de la liber-
más y de Kant sobre el valor original dual y la colectiva, se presenta como lucha- uno de los aforismos más antiguos del tad; pero también es cierto que, si el
de la persona 3 3 y sobre «el magnífico y por cierto dramática, entre el 7bien y el mal. pensamiento h u m a n o ; mas no todo hombre es persona h u m a n a en cuanto
ideal de los fines en sí» 34 . entre la luz y las tinieblas». -C ) K. Axelos. deviene de la misma manera. Las cosas que se hace en la libertad, tiene la ne-
Para concluir estas reflexiones quisié- Hacia una ética problemática, Taurus, Madrid se transforman, pero en conformidad cesidad fundamental de construirse en
1972.-(>") X. Rubert de Ventos, Moral y nue- con los dinamismos en oue necesaria- la libertad, no ya en lo pertinente a los
ramos decir que si el personalismo de va cultura. Alianza, Madrid 1971. 20.--
alteridad es un apoyo crítico en que la (") P. Tillich, Teología sistemática, 1. La razón y 1" mente están canalizadas. Su devenir aspectos secundarios de su ser, sino so-
razón moral encuentra la integración revelación. El ser y Dios, Ariel, Barcelona 1972' casi parece que no procede de ellas o, bre todo en los más profundos. Ahora
reconciliadora de la objetividad/subje- al menos, da la impresión de que no bien, la autoposesión profunda n o la
733 Opción fundamenta'
Opción fundamental .732

brinda lo que se hace ni tampoco el solo la primera, es motivo de las elecciones banales no guarda estrecha relación
insulto. Puede tratarse de un simple
hecho de que una determinada acción ulteriores, pero no está motivada por con el dinamismo fundamental de la
momento de pasión: puede ser fruto
se realice con libertad. Sin duda grandes elecciones precedentes, ¿de dónde pro- naturaleza; pero las elecciones más
de un temperamento impulsivo: puede
decisiones tomadas sin libertad auténtica cede? No puede ser u n a elección pro- profundas y, sobre todo, la más pro-
ser resultado de la mala costumbre de
no determinan en profundidad a la per- vocada por impulsos contingentes, pues funda de todas, la que debería ser la
tratar sin cortesía al prójimo. Pero tam-
sona; pero tampoco un gran margen en ese caso pertenecería al nivel peri- primera y fundamental, ¿qué relación
bién puede ser u n episodio insignifi-
de libertad ocupado por decisiones de férico del obrar y no al profundísimo tiene con el deseo de ser y de ser en
cante y banal, surgido de u n ponderado
carácter periférico determinan la exis- del que nos ocupamos. ¿Cuál es, por plenitud ?
juicio anterior o del rechazo conscien-
tencia de un hombre. Salvo que la fuer- ende, su raíz, de qué impulso interior
te del amor, que previamente se había
za de interiorización sea tal que hasta brota? Hay en el hombre un valor pro- 4. LA OPCIÓN FUNDAMENTAL.-Hay
verificado en el espíritu. Cabe, por tan-
el más insignificante gesto resulte ex- fundo, no eliminable, y que en realidad realmente momentos en la vida, cam-
to, reconstruir cadenas de deliberacio-
presivo y realizador de los significados no consiste en una elección: el querer bios en el deliberar de la persona, en
nes en que la elección más superficial
profundos de la persona. O salvo que ser uno mismo, el deseo de realizarse que nos encontramos desnudos y des-
está vinculada a otra más profunda, y
la autoposesión sea tan profunda que en plenitud o, más sencillamente, el provistos de cualquier otra motivación
ésta, a su vez, brota de u n a tercera
aun la máxima constricción de la deseo de felicidad. Esto constituye un y, no obstante, surge puro el motivo
todavía más honda. De esta suerte, el
libertad —como en el caso del mar- querer profundo y no una mera elec- fundamental de la naturaleza. Hay mo-
atomismo moral aparente por el que
tirio— pueda vivirse como autodona- ción. Uno «desea» y «quiere» ser feliz; mentos en que el alma extrae sólo del
parecía que la persona se resquebraja-
ción. en plena libertad desprovista de mas no decide ni «elige».ser feliz. Esta deseo primordial de ser y de ser feliz el
ba en numerosas operaciones incone-
egoísmo. voluntad de existir en plenitud no es motivo y el fin de lo que en ese momen-
xas, ocasionales y superficiales, puede
el resultado de ninguna otra elección, to decide hacer. Cuando la conciencia
Hay momentos en que actuamos se- descubrir poco a poco u n a concreta
sino que precede a todas: es el gran capta con suficiente lucidez esta si-
ducidos por la pasión, que nos permi- red operativa que une entre sí las di-
muelle del que salta el obrar h u m a n o tuación es el momento de la elección
te escaso margen de libertad. Hay elec- versas elecciones y poco a poco con-
en todas sus articulaciones de reflexio- profunda, que puede acaecer en un
ciones que se operan en la incertidum- duce, como en la hipótesis de u n a pirá-
nes, deseos, proyectos, elecciones, de- contexto muy modesto por lo que con-
bre o incluso ignorando toda su signi- mide invertida, a un punto —el más
cisiones, acciones. Este acto originario cierne a las cosas por hacer o a los ra-
ficación. Hay cambios imprevistos que profundo— en que se constituye el co-
de la voluntad humana no constituye zonamientos que la acompañan, pero
las circunstancias nos imponen, sin razón de la persona misma.
la personalidad del hombre, ya que no que no representa para el hombre un
dejarnos tiempo para valorar su alcan- Concluyendo, podemos decir que hay es un acto verdaderamente libre: es episodio cualquiera de su obrar, sino
ce. Hay a veces, por último, cosas que elecciones superficiales —como erran- más bien el deseo de la libertad. En este la orientación profunda de toda la per-
hacer, de suyo tan pobres y banales tes—, que, en la construcción de la per- sentido, podríamos llamarlo acto de la sona.
que bien difícilmente atraerán sobre sí sona humana, representan elementos «naturaleza» más que de la persona
la atención profunda del espíritu y se- del todo secundarios. Y, por otra parte, humana, pues no caracteriza a la per- Este enraizarse una elección en el im-
guirán siendo ineptas para comprome- existen elecciones periféricas ancladas sona en su libre «hacerse»: es un im- pulso fundamental de la naturaleza
ter a la persona. Se da, por tanto, u n en elecciones precedentes más profun- pulso común a todos; es una especie h u m a n a puede verificarse simplemente
nivel del obrar h u m a n o que, aun sien- das. Estas, a su vez, pueden depender de condición trascendental de toda a causa del vacío o ausencia de otras
do libre y, por ende, personalizante, de otras decisiones aún más radicales, elección y de toda orientación singular motivaciones. Se da a veces una espe-
construye la persona h u m a n a sólo en de las que derivan. En esta hipótesis, y personal. Y el hombre es libre precisa- cie de desnudez existencial, debida en
alguno de sus aspectos superficiales. cabe reconstruir cadenas de delibera- mente porque este impulso no se halla ciertos casos a la caducidad de intereses
A este nivel, sin embargo, topamos con ciones que desembocan, por último, ordenado a una forma preconstituida: y de aspiraciones que antes nos acu-
elecciones que carecen de toda raíz a en una elección originaria. Este dina- el hombre desea existir en plenitud, ciaban ; en estos vacíos del espíritu, uno
un nivel interior más profundo, ya que mismo operativo es el que verdadera- ser feliz, antes de saber y sin saber qué se siente arrastrado a pensar en sí mis-
han sido provocadas exclusivamente mente hace al hombre y determina su significa esto, de qué forma concreta mo y en el significado último de la vida.
por factores ocasionales y externos. personalidad. Se comprende, pues, por ha de realizarse a sí mismo. Este im- La inacción total no existe para el
Otras veces, empero, se hallan enrai- qué no es posible afirmar que un hom- pulso fundamental de la naturaleza hombre y el impulso de la naturaleza
zadas en el propio dinamismo operati- bre es bueno o malo, estableciendo u n a no es una simple línea que se dirige es insuprimible: cualquier cosa que uno
vo de la persona (por ejemplo, en una especie de contabilidad de sus acciones hacia un punto, sino un espacio es- haga en ese momento (aunque decida
costumbre). Esta costumbre, a su vez, buenas y malas, para ofrecer luego el plendoroso que se abre hacia un hori- no hacer nada), deviene u n modo de-
puede ser también resultado de ciertos saldo de las que prevalecen. Sólo el des- zonte infinito. De ahí que las vías con- terminado y específico - e n el supues-
determinismos psíquicos o estar consti- cubrimiento de las cadenas de sus mo- cretas que los hombres recorren para to, libre y personal— de moverse hacia
tuida por u n tejido formado en la tivaciones hasta llegar al motivo fun- realizarse sean tan diferentes; de ahí que la felicidad. Otras veces, en cambio, el
persona por medio de las elecciones damental de su obrar puede servir para exista, tras el deseo fundamental de la enraizarse de la elección en el dina-
precedentes que h a n ido depositando cualificar a la persona h u m a n a . naturaleza, un inmenso campo de li- mismo fundamental de la naturaleza lo
en ella sus residuos. Pero cabe otra bertad en que el hombre se juega a sí provoca no el vacío de motivaciones,
posibilidad todavía: que la elección de mismo; de ahí que todos deseen ser fe- sino, por el contrario, la urgencia de los
este momento sólo aparentemente per- 3. EL DINAMISMO FUNDAMENTAL DE problemas que aporrean las puertas del
lices, pero cada uno elija después un
tenezca a u n nivel superficial del obrar, LA «NATURALEZA» HUMANA.-Tenemos espíritu y que no aceptan soluciones a
camino distinto para lograrlo: para ser
en cuanto que su carga de conscien- que plantear ahora el análisis de esta feliz hay quien despoja a los otros a fin medias, sino que se hunden directa-
cia y su dramaticidad de decisión se elección fundamental que debería ser de enriquecerse y hay quien se des- mente en lo más profundo de la per-
han verificado en el ámbito de una la primera en la serie de las motivacio- prende de sí mismo para darse a los sona. Esto se verifica cuando las cosas
elección precedente más profunda, de nes del obrar h u m a n o y constituir, por demás. Pero ahora nos interesa otra que es preciso hacer o no hacer po-
la que la elección actual no es sino consiguiente, la orientación de fondo cuestión. Es evidente que la insignifi- seen un significado tan enorme que
consecuencia o manifestación. Ponga- de su personalidad. La primera cuestión cante y periférica elección de las cosas ninguna de las motivaciones ya exis-
mos un ejemplo: u n golpe de ira y un que surge es la siguiente: Si esta elec- tentes y operantes en el dinamismo de
ción fundamental es por su naturaleza
Opción fundamental .734 735 Opción fundamental
la persona parece suficiente para apun- Este programa de vida que Jesús ob- siado y, por ende, perderse; de anhelar tiene la dimensión originaria de Dios
talarlas. En ese caso, serán las mismas serva no representa para el hombre u n el dominio de la vida y encontrar, em- y posee como horizonte de tensión al
situaciones las que empujarán al hom- camino simple y natural. El profeta lo pero, la muerte. mismo Dios. Y es también signo de que
bre a contemplarse en lo más profundo había proclamado con profunda dra- La salvación de Cristo consiste en la propuesta evangélica es un proyecto
de sí mismo, para señalar de manera maticidad: «No son mis pensamientos la propuesta y creación de u n a nueva de cambio radical en el modo de con-
precisa el motivo más profundo por el vuestros pensamientos, ni mis caminos humanidad. Jesús es el nuevo Adán, cebir la existencia: quien pierde la pro-
que quiere vivir, motivo en que pre- son vuestros caminos, dice Yavé. Cuanto no ya «terrestre», sino «celeste»; porque pia vida, la encuentra.
tende determinar la forma concreta de son los cielos más altos que la tierra, El anda el camino opuesto al del Adán
la plenitud de su ser. tanto están mis caminos por encima de tierra. Jesús, en efecto, que estaba
de los vuestros, y por encima de los en posesión de la «forma de Dios», III. La opción fundamental y la gracia
Sea cual fuere la manera en que la
situación se provoque, no cabe duda vuestros mis pensamientos» 7 . También toma la «forma de siervo», acepta la 1. UN HOMBRE AL QUE HAY QUE SAL-
que, cuando se hace u n a elección con en Jesús, que asumió del todo la con- humillación de la obediencia, aunque VAR.—Uno de los datos fundamentales
libertad y lucidez de conciencia y al dición humana, el cumplimiento de la ésta le conduzca a la muerte: en esto de la fe es que el hombre no puede sal-
margen de cualquier apoyo distinto de voluntad del Padre se presenta bajo u n a halla la exaltación y la vida 1 2 . La ac- varse sin Cristo. Todo el NT, y san Pa-
alternativa profundamente dramática. titud de Jesús en el huerto de los olivos blo en particular, fundamentan esta con-
esta insuprimible exigencia de existir en
En la vigilia de su muerte, ora: «Padre, expresa un perfecto contraste con la vicción de la fe; la reflexión de los siglos
plenitud, tal elección constituye el acto de Adán en el Edén. Podríamos indicar
si quieres, aparta de mí este cáliz; pero posteriores ha captado su profundidad y
en que verdaderamente el hombre «se que tenemos aquí la descripción de la
no se haga mi voluntad, sino la tuya... ha expresado sus contenidos en textos
hace», en que el hombre se constituye Lleno de angustia, oraba con más ins- alternativa radical de la opción fun-
en su personalidad. También resulta dogmáticos famosos. Baste evocar el
tancia; y sudó como gruesas gotas de damental: aceptar a Dios o hacerse Concilio de Cartago del 4 1 8 : «Quien
evidente que dicho acto no es simple- sangre, que corrían hasta la tierra» 8 . Dios. Son las dos vías frente a las que
mente un acto, sino un modo de situar- dijere que la misma gracia de Dios por
De esta suerte Jesús tomaba u n a op- se encuentra el hombre que ha de de- Jesucristo nuestro Señor sólo nos ayu-
se en la existencia. Este acto, además, ción precisa y radical, que comprometía cidir sobre sí mismo en orden a la reali-
se convierte a partir de entonces en da para no pecar en cuanto por ella
totalmente su vida, conforme a sus zación plena de su propia vida. se nos revela y se nos abre la inteligen-
motivo para los actos siguientes, que, propias palabras: «Si el grano de trigo La conversión, la «metanoia», es pre- cia de los preceptos para saber qué
dotados de menor radicalidad, encon- no cae en la tierra y muere, quedará cisamente aquella reflexión profunda debemos desear, qué evitar, pero que
trarán en él la motivación de su exis- solo; pero, si muere, llevará mucho por ella no se nos da que amemos tam-
tencia. Este acto, pues, es la libre, per- que acontece en la aceptación de la fe
fruto. El que ama su vida, la pierde; y en la que se pasa de u n a a otra vía: bién y podamos hacer lo que hemos
sonal y singular determinación del im- pero el que aborrece su vida en este conocido debe hacerse, sea anatema» 1 6 ,
pulso de la naturaleza, que caracteriza «Y como llevamos la imagen del terre-
mundo, la guardará para la vida no, llevaremos también la imagen del Para la fe católica, por tanto, la salva-
a toda existencia. eterna» 9 . celestial» 13 . La aceptación de la fe sig- ción de Cristo no consiste en u n a espe-
nifica, por tanto, situarse en la misma cie de propuesta añadida, sino que es
II. Excursus bíblico: la opción perspectiva vital de Jesús: acoger la la única solución del problema de la
2. EL VIEJO Y EL NUEVO ADÁN.-El palabra de Dios como criterio y norma vida: sin Cristo el hombre no puede
fundamental de Cristo drama de la elección entre hacer la del propio obrar, hacer de la voluntad realizarse a sí mismo.
1. HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE. - propia voluntad o la de Dios abarca de Dios el propio pan de cada día.
toda la historia humana. El emblemá- Busquemos, a través de la reflexión
La carta a los Hebreos pone en labios Esto conlleva poner en el horizonte de teológica, u n a cierta inteligencia más
de Cristo, a la manera de u n a frase tico relato de la culpa de Adán nos la propia vida la opción del amor, por
presenta al hombre que quiere reali- profunda de este dato de la fe. ¿Por
programática, el versículo 9 del sal- la que renuncio a poseer mi vida y la qué el hombre no puede .realizarse a
mo 4 0 : «Heme aquí que vengo - e n zarse por sí mismo y no acepta por en- entrego al Padre cual «hostia vivien-
cima de sí la voluntad de Dios: quiere sí mismo? No cabe pensar mje se ha
el volumen del libro está escrito de mí— te» 1 4 . Si esto constituye la orientación destruido en él la facultad.,d*Í, bien o
para hacer, loh Dios!, tu voluntad» 1 . poseer la ciencia del bien y del mal, fundamental, la apertura radical hacia
es decir, manipular por sí mismo el la fuerza de la libertad, pues en ese
Esta expresión programática se verifica la dimensión infinita y misteriosa de caso ya no existiría como hombre y,
a lo largo de toda la vida de Jesús: «Yo criterio del bien y del mal. Adán es el Dios, comprendo que, para quien cree
hombre que ama su camino y sus pen- por consiguiente, tampoco seria un
hago siempre lo que es de su agrado» 2 . en Cristo, el amor venga impuesto por hombre por salvar. Además, no puede
samientos en vez de buscar el camino un «mandamiento nuevo», pues a estas
Este compromiso de hacer la voluntad y los pensamientos de Dios. Es justa- ignorarse la experiencia por la que in-
del Padre constituye para Jesús algo tan alturas no puede medirse ya con el cluso personas fuertemente desviadas
mente el hombre que «ama su vida», metro de los derechos y deberes ni
sustancial para su persona como lo es según la expresión evangélica, y, por en su orientación de vida, a veces
el comer para el cuerpo del hombre: calcularse con la medida de la oportu- hacen elecciones buenas, realizan ac-
tanto, «la pierde». «Abriéronse los ojos nidad y la prudencia humanas. Unien-
«Mi alimento es hacer la voluntad del de ambos y, viendo que estaban des- ciones abiertas al amor. Ciertamente
que me envió» 3 . Efectivamente, a tra- do en un único mandamiento el amor hay desorden en los impulsos de la na-
nudos, cosieron unas hojas de higuera de Dios y del prójimo, es natural que
vés de esta precisa orientación de sus y se hicieron unos cinturones» 1 0 . A este turaleza, u n a suerte de fuerza centrí-
elecciones y de su actitud de vida, Je- Jesús cancele el mismo concepto de fuga en virtud de la cual todo deseo
intento de alcanzar la propia vida, le «prójimo», haciéndolo coincidir con el
sús realiza y manifiesta la profunda co- sucede la muerte. Así Pablo, inspirán- se halla arrastrado sólo por la reali-
munión con el Padre, que es el funda- del «lejano» y el «enemigo», personifi- zación de sí mismo, sin capacidad para
dose en u n detalle del relato de la cándolo en el samaritano, declarando
mento de toda su obra mesiánica". El creación del hombre (el primer hombre armonizarse con las otras tensiones en
el amor a los amigos virtud pagana y el cauce de u n a orientación que cons-
h a venido a anunciar el reino de Dios; fue hecho de la tierra), denomina a brindando como propuesta suya el amor
pero la condición para formar parte este tipo de hombre «Adán terrestre»; truya seriamente la persona h u m a n a .
de los enemigos 1 5 . Lo paradójico del Pero en el fondo, si el hombre continúa
del reino es hacer la voluntad divina 5 . es «carne y sangre», es «corrupción» 11 . discurso evangélico sobre el amor re-
Por esto nos enseña a suplicar en la Este es el hombre de nuestra historia. siendo hombre y, por ende, capaz de
presenta la indispensable consecuencia autodeterminarse, de vez en cuando
oración a la vez que venga su reino De hecho el hombre es así: su drama Sel hecho de que, en Cristo, el amor
y se cumpla en la tierra como en existencial consiste en amarse dema- puede dominar el tirón desordenado,
todo el universo la voluntad de Dios 6 .
Opción fundamental 736 737 Opción fundamental
verificar u n a armonía y u n equilibrio mente todo nuestro espíritu y frente al dad de unir el deseo innato de felici- sús es el Señor, su módulo de vida, en
en acciones particulares. Ni siquiera cual nos parece imposible toda otra al- dad con ía dimensión infinita de Dios que la donación de sí llega hasta la
cabe negar que el hombre pueda, a ternativa ulterior. Pero esta posibilidad es la raíz de la curvatura de la vo- muerte, aparece tan imponente que no
través de un compromiso prolongado, de «ver» a Dios no es natural al ojo luntad h u m a n a que, en vez de abrir- es posible adoptar otro distinto. La ac-
construirse hábitos o costumbres por humano, pues falta toda proporción. La se al amor, vuelve sobre su sujeto, de- ción del Espíritu en lo íntimo del hombre
los que el impulso imprevisto del deseo propuesta de Dios, por tanto, se realiza venido el centro cerrado de sus deseos es precisamente esta revelación interior
quede frenado y dominado por una en la fe: a Adán se ofrece como u n a y operaciones. De ahí la desarmonía y de Cristo, por la que no simplemente
serie copiosa de justas consideraciones propuesta de aceptación y de obedien- el desorden de las pasiones, de los de- se le conoce, sino que se le reconoce
y tendencias que hunde sus raíces en cia. El hombre ha de renunciar a poseer seos, de las aspiraciones, de las elec- como Señor y. por tanto, se le acoge
lo más profundo del alma. Por otra la «conciencia» del bien y del mal: debe ciones: «Una vez roto el vínculo de la como norma interior de vida. De esta
parte, jamás la valoración tradicional renunciar a ponerse él como criterio justicia original, gracias al cual todas suerte la fe salva, pues orienta el mo-
de la fe ha negado que quien no se del bien y del mal: para aceptar a las fuerzas del alma eran reconducidas vimiento fundamental de la voluntad
haya convertido a Cristo no pueda igual- Dios, tiene que renunciar a hacerse a u n cierto orden, toda potencia del en la misma perspectiva de Cristo: al
mente realizar en sí auténticas virtudes Dios. El pecado de Adán es el rechazo alma tiende al presente a seguir su amor del Padre y de los hermanos.
y vivir en conformidad con ellas. ¿En de esta renuncia y, por ende, el encor- propio movimiento» 1 8 . Cabría sostener entonces, pues, que
qué consiste, pues, esa «naturaleza po- varse toda la tensión de su naturaleza la gracia que salva consiste en el don
drida» del hombre, ese pecado original Para el hombre tiene escaso valor el
a la búsqueda del bien supremo en sí hacer muchas cosas buenas, si no de la caridad más que en el de la fe.
que compromete radicalmente su exis- misma en vez de en el horizonte infi- Cierto que la fe que salva no es, en
tencia y su salvación? puede realizarse en una opción funda-
nito de Dios que ante ella se despliega. mental que oriente el impulso original modo alguno, la pura afirmación in-
Hemos observado que la naturaleza La aceptación de la fe es perderse en el de su naturaleza hacia el infinito de telectual en torno a Cristo, sino la aco-
h u m a n a tiende constitucionalmente a horizonte infinito que nos llama, renun- Dios. Su interior antinomia constitu- gida de la palabra de Dios con la mis-
la realización de la existencia plena de ciando a la posesión de uno mismo, a cional, por la que se encuentra abierto ma obediencia con que Jesús la acogie-
toda persona humana. Hemos indica- la seguridad de cualquier meta bien al infinito sin jamás poder alcanzarlo, ra en el huerto de los olivos. Este acto
do igualmente que la característica determinada, al propio criterio de cono- lo sitúa desde luego en el noble ámbito de fe representa sin duda la plenitud
de la libertad nace justamente del he- cimiento y de autodeterminación. ¥ la de la libertad, pero lo agita también de de la caridad, dado que constituye la
cho de que esta tendencia de la natu- opción de Adán, contraria a la fe, ex- manera dramática y lo mueve en con- opción fundamental con que el hom-
raleza humana, este deseo innato de plica la condición actual de la natura- tinua ambigüedad hasta que Dios no bre se abre al amor. Si el término «fe»
felicidad constituye u n movimiento leza humana. La propuesta originaria le salga a su encuentro y el hombre tuviera que significar algo que precede
abierto de por sí a un horizonte infi- de Dios ha sido rechazada por el hom- lo acoja en la obediencia de la fe. a la opción fundamental de la vida,
nito. Por otra parte, de cualquier modo bre y éste no columbra ya, en el hori- u n a especie de toma de postura de ca-
que el hombre oriente y determine con- zonte de su voluntad, la invitación ori- rácter intelectual que no implica u n a
2. LA GRACIA QUE SALVA.—ES bien nueva orientación de la voluntad, en-
cretamente este su innato movimiento ginaria de Dios: Aun «conociendo a notoria la tesis, grata a Pablo, de que
hacia la realización de sí, nunca podrá tonces no podríamos decir que la gra-
Dios, no lo glorificaron como a Dios ni es la fe la que salva y no la ley. Las cia que salva consiste en la fe. Si se
cubrir con su elección consciente y que- le dieron gracias, sino que se entontecie- obras de la ley son las numerosas cosas
rida y con su concreta actividad todo el desea establecer distinción entre la fe
ron en sus razonamientos, viniendo a buenas que el hombre puede realizar y la esperanza respecto a la caridad,
espacio de horizonte infinito que tiene oscurecerse su insensato corazón; y sin Cristo, mientras que el verdadero
delante de sí. Hay en el hombre una debería decirse que representan dos
alardeando de sabios, se hicieron ne- éxito o fracaso de la vida h u m a n a tiene condiciones esenciales, dos aspectos
especie de antinomia constitucional cios, y trocaron la gloria del Dios in- lugar en otra parte, es decir, en la
merced a la cual él es libre y en virtud indispensables, que acompañan la op-
corruptible por la semejanza de \a ima- opción fundamental con la que el hom- ción fundamental del amor de Dios.
de la cual Su libertad se mueve en un bre se creía a sí mismo en la libre re-
terreno inevitablemente dramático. En gen del hombre corruptible, y de aves, Merece citarse, a este propósito, este
este contexto se inserta la propuesta de cuadrúpedos y reptiles» 17 . Esta des- lación amorosa con Dios: «Y ¿qué hermoso texto de santo Tomás: «La
cripción de Pablo capta no sólo un aprovecha al hombre ganar todo el caridad significa no sólo el amor de
la fe y de la gracia: Dios que habla a mundo si pierde su alma? ¿O qué po-
Adán, el ofrecimiento de u n coloquio acontecimiento contingente de la vida Dios, sino también u n a cierta amistad
de algunos hombres, sino la condición drá dar el hombre a cambio de su con El, amistad que comporta, además
de amistad entre el hombre y su crea- alma?» 1 9 . Ninguna de las buenas obras
dor infinito, he ahí el Edén del Géne- existencial de la presente humanidad. del amor, la mutua correspondencia
Porque el hombre no tiene capacidad al- de la ley puede sustituir la donación en el amor y u n a comunicación recí-
sis. En otros términos, Dios se presenta del alma, cosa que se verifica en la fe,
al hombre como el verdadero horizon- guna de «estirarse» hacia Dios: sobre el proca... Mas esta relación del hombre
horizonte infinito hacia el que el im- cuando el hombre puede decir: «Ya no con Dios, que consiste en el diálogo
te infinito de su felicidad. Esta propues- vivo yo, es Cristo quien vive en mí» 2 0 .
ta, sin embargo, no es algo que se con- pulso de la naturaleza le vuelve la mi- familiar con El, comienza en la vida
cluye de inmediato ni tampoco hace rada, el hombre no puede más que en- La fe que salva es afirmar que Jesús presente a través de la gracia y se con-
«bienaventurado» al hombre en u n ins- trever rostros de ídolos. Si Adán podía es el Señor, cosa que no puede hacerse suma en la vida futura a través de la
tante. Si en realidad el hombre pudiese amar a Dios y dialogar con El, era sin la acción del Espíritu dentro de nos- gloria. Este doble elemento está pre-
«ver» a Dios, ya no tendría nada que porque Dios se le había donado: no otros 2 1 . Afirmar que Jesús es el Señor sente en el hombre mediante la fe y
elegir en la vida. Si nuestro contacto poseía la tierra, sino el Edén. Sin que significa hacer de Cristo la definitiva y la esperanza. Uno no podría tener amis-
con Dios se verificase en la inmediatez Dios mismo muestre su rostro, el hom- más profunda dimensión de la propia tad con otro, si de él desconfiase y no
de la evidencia, seríamos inmediata- bre no puede proponérselo como el tér- personalidad. Si, por ende, el acto de tuviese la esperanza de mantener con
mente poseídos por él, sin que nos mino de su tensión a la felicidad: para fe parece consistir en una proposición él una relación y u n diálogo familiar.
quedase resquicio de libertad, como en hacerlo, tendría que superarse a sí mis- con la que afirmo algo de Cristo, en De la misma manera nadie puede
forma análoga y en menor grado acae- mo. De ahí, pues, el pecado: «Trocaron realidad esta afirmación es tan revela- tener amistad con Dios (¡y en esto con-
ce siempre que nos topamos con u n la gloria del Dios incorruptible por la dora y tan perturbadora que no puede siste la caridad!), si no posee la fe con
bien que semeja ocupar verdadera- semejanza de la imagen del hombre decirse sin que comporte en sí misma que creer en dicha relación y en el diá-
corruptible». Esta congénita incapaci- una nueva opción fundamental. Si Je-

24
• 738 739 Opción fundamental
Opción fundamental
monte», a fin de que todos puedan ver, por norma de su vida un ideal ético su- ran verdaderamente la personalidad
logo del hombre con Dios, y si no
conocer y acoger el mensaje de vida perior, o el compromiso social en que del hombre. Pues bien, en el punto ori-
espera poder participar de tal relación.
para el que ella existe. En el corazón de cree, o incluso el bien de algunas per- ginal y primigenio, nos topamos con el
Por eso la caridad no puede existir,
su existencia se halla la misión: la pro- sonas a las que intenta darse comple- impacto de la libertad junto con el de-
en modo alguno, sin la fe y sin la es-
tamente, en realidad se halla en la ruta seo innato de la voluntad h u m a n a : el
peranza» 2 2 . clamación continua (asidua y derra-
mada por doquier) de la propuesta de de Cristo. Los contenidos expresados de existir en plenitud, el de la felicidad.
Todo esto nos explica por qué en por semejantes elecciones podrán in-
Cristo. En este punto, la alternativa es única
el NT parece que casi el único auténti- cluso ser juzgados deformes, mas la y precisa: buscarme a mí en mí mismo,
co pecado consista en el rechazo de Pero no se puede pensar que, si actitud del espíritu será auténtica. La erigiéndome a mí mismo en interés
Cristo: «Bienaventurado quien no se Cristo ha venido para todos;los hom- opción vital es la propuesta por Cristo supremo, en fin último, en criterio nor-
escandaliza de mí» 2 3 . El rechazo de bres, su propuesta quede encerrada y el que la propone en secreto no puede mativo de mi obrar —o buscarme a mí
Cristo, en efecto, no implica simple- dentro de la dimensión de los medios ser otro que el Señor. El desfase entre mismo fuera de mí, en el otro, acep-
mente una toma de postura intelectual históricos a los que se ha confiado su los contenidos intelectuales y la acti- tando que el otro sea criterio normati-
que, de suyo, sólo afectaría u n espe- difusión pública. Además de la dimen- tud vital —seamos sinceros— no existe vo de mí mismo—. El «otro» tendrá abier-
cifico y determinado nivel de la vida sión histórica de la salvación, ésta tiene sólo en la «conversión del no creyente»; tamente el rostro de Dios o tal vez no
h u m a n a y de sus elecciones; se trata, también un cometido que incide en el en la orilla opuesta, se hallan muchos consiga determinar sus contornos, pero
en cambio, de la adopción de u n a pos- interior de la conciencia de todo hombre «creyentes» cuyas afirmaciones de fe será siempre algo que yo acepto me
tura fundamental que comporta una y condiciona la realización en plenitud corresponden conceptualmente al evan- supera, por lo que yo estoy dispuesto
orientación de vida considerada y aco- de toda persona humana. No es posi- gelio, mientras que la opción funda- a «perder» mi vida. Podría sostenerse,
gida por medio de una opción funda- ble, por tanto, negar la posibilidad del mental de su vida constituye u n a clara pues, que la vida moral tiene, en el fondo,
mental. En este sentido, evidentemente diálogo interior y misterioso de Dios negación de la elección de Cristo: «su una única alternativa: egoísmo o amor.
el primer auténtico pecado es el re- con la conciencia de cada u n o de los Dios es el vientre» 2 5 . El pecado mortal es la elección del egoís-
chazo de Cristo, esto es, el rechazo individuos, con independencia de cual- mo, es decir, el rechazo de otro criterio
de su propuesta de amor total hasta quier signo o expresión exteriormente que no sea mi propio bien, entendido
la donación de sí. Por consiguiente, el verificable: «El instinto interior, a tra-
IV. Opción fundamental y pecado en sentido cerrado, como norma de
rechazo de la fe es una auténtica op- vés del cual Cristo se puede manifestar vida. Un acto de esta clase, más que
ción fundamental. al margen de milagros externos, perte- 1. PECADO MORTAL.-«La voluntad exigir un objeto de singular importan-
nece a la fuerza operante de la verdad del hombre, cuando en su justa orien- cia, requiere u n a deliberación particu-
Por otra parte, este desplazamiento primera, que ilumina e instruye inter-
de acento del significado intelectual de tación está en consonancia con su últi- larmente profunda, aun siendo pro-
namente al hombre» 2 4 . mo fin, que es su sujeto y en cierto bable que, difícilmente, a propósito de
la fe a la opción de amor en ella im-
plicada, no puede hacernos olvidar que, ¿Cómo puede, en ese caso, llegar al modo su forma, está viva y, cuando un objeto sin relevancia, se verifique
para Cristo y en su propuesta, la dis- hombre la propuesta de Cristo, cuando en el amor se adhiere a Dios y al pró- una deliberación de gran profundidad.
ponibilidad a donar la propia vida en su mensaje histórico no lo alcanza o no jimo, la mueve a la acción u n a fuerza No obstante, cuando u n a elección cual-
el amor está directamente vinculada consigue hacer mella en él? Es preciso interior. Cuando cesa la justa orienta- quiera se percibe como expresión de la
con la revelación del Padre. Sólo por- decir que, en la alternativa original de ción al último fin y al amor, en cambio, orientación profunda y cuando se rea-
que Dios se hace asequible y porque la opción fundamental en la que se el alma queda como muerta y ya no liza en la búsqueda de sí mismo y en el
su infinito amor llena el horizonte de juega el destino del hombre, Cristo no es capaz de moverse por sí misma a rechazo de la propia abertura al otro,
la voluntad del hombre, puede razona- puede dejar de estar presente, pues re- obrar el bien. Por consiguiente, o no estamos ante una deliberación que re-
blemente estar preparado para perder produce exactamente la alternativa de opera en modo alguno el bien o lo presenta exactamente lo opuesto de
su propia vida en el amor. Sólo así no Jesús en el huerto de los olivos. Cuando hace impulsada por motivaciones mera- la conversión operada en el hombre
habrá sitio para ídolo alguno, que, con se está en la necesidad de dar forma mente externas, es decir, por miedo por la gracia.
su medida finita y recortada, cierre y a la propia aspiración innata a la ple- al castigo» 26 . Así los medievales ha-
condicione la donación de sí. nitud de la existencia, hay que decidir: blaban del pecado «mortal». Intuían de
Un acto de este género crea u n a ac-
o ponerse uno mismo en el centro de esta suerte la dimensión profunda del
titud y determina la personalidad. Las
todo el propio movimiento, polarizando pecado, que no consiste tanto en un
elecciones sucesivas no podrán dejar
3. LA CONVERSIÓN DEL NO CREYENTE.—
hacia sí todas las cosas y personas que acto al margen de la norma cuanto en
Si la fe y la esperanza son condiciones de estar influenciadas por él, por lo
se encuentran, o buscarse a sí mismo la elección de u n a actitud en que se
indispensables de la opción fundamen- que habrá que decir que u n hombre
fuera de sí, en un ideal que nos sobre- destruye la opción fundamental del
tal de la caridad, no es posible zafarse orientado así hace el bien sólo porque
pasa y al que nos entregamos, es decir, amor. Justamente en este sentido se
de esta angustiosa cuestión: ¿Qué hay su interés coincide, felizmente, con la
en la vía del amor. Al faltar el instru- habla de «muerte del alma».
de quienes no conocen el evangelio de norma moral o en virtud de afortuna-
mento de la palabra del evangelio y Toda elección libre nace de u n a al- das incoherencias (motivos buenos, su-
Jesús? ¿Y qué pasa con quienes, co- u n discurso entretejido de imágenes
nociéndolo, no consiguen descubrir en ternativa: hacer o no hacer algo de- perficialmente percibidos, conducen a
precisas y conceptos determinados, el terminado, hacer esto o lo otro. Y, se- u n a acción concreta aun sin estar en
él la única propuesta auténtica y válida horizonte infinito de la voluntad de
para su salvación? gún adelantábamos, el motivo por el consonancia con su opción fundamen-
amor no tendrá el nombre ni el rostro que se realiza una elección puede ser tal). En el caso de que se pueda decir
La propuesta de Cristo se hace a la de Dios, pero llevará sus señales en de tipo variado y, sobre todo, revestir que una persona así autodeterminada,
humanidad, se realiza en la historia y su carácter de trascendencia y de ab- diverso nivel de profundidad: el tirón en cierto modo, conserva la fe, habrá
se ofrece públicamente. Se limita, por solutez: frente a él, el hombre se apar- pasional del momento, la tendencia de que decirlo con muchas reservas y es-
consiguiente, a ciertas proposiciones tará de toda instrumentalización ido- u n hábito adquirido o la inclinación del pecificaciones. Será u n a fe que nace
que la expresan y a determinados látrica y estará dispuesto a donarse en carácter, la postura interior que es fru- de motivos secundarios y superficiales,
hechos concretos que la realizan. De toda su totalidad. El que hace la opción to, a su vez, de una elección precedente. pero que no surge del encuentro autén-
su aceptación nace la comunidad cris- fundamental de renuncia al egocentris- Sobre esta línea se reconstruyen las tico con Cristo. Será u n a simple acti-
tiana que deviene, para la humanidad mo y de apertura al amor: el que toma cadenas de motivaciones que estructu- tud intelectual y no una «virtud» en
itinerante, «la ciudad puesta sobre el
Opción fundamental .740 741 Oración

sentido propio. Podrá también denomi- venial constituye la manifestación na- ría hacerlo. De ahí que en este campo ORACIÓN
nársela, al máximo, feliz incoherencia, tural, a nivel de su obrar instintivo, de la no pueda darse exceso. Por consiguien-
feliz sólo en cuanto que la situación orientación de fondo de su voluntad: te, en este caso, la virtud no está en el La exigencia de limitar, con alguna
intelectual podrá, el día de mañana, una ligera, pero significativa aparición medio, sino que será tanto mayor cuan- precisión, el tema nos obliga sin duda
favorecer en lugar de impedir la autén- en la superficie de lo que, allá en lo to más se aproxime a la máxima me- a toparnos, ante todo, con la recono-
tica conversión. profundo, es la intención última de su dida» 2 8 . cida complejidad de los contenidos que
De suyo, la opción fundamental de obrar. Para quien ha hecho la opción el término abarca, particularmente en
la vida reviste un carácter de estabili- fundamental del amor, empero, es el S. Dianich el uso cristiano del mismo. Semejantes
dad. En este sentido, el que se ha con- efecto de u n a deliberación incompleta contenidos, sin embargo, pueden deter-
vertido a Dios, ha orientado hacia El, por la que el hombre, aun fortalecido minarse, en u n a primera aproximación,
en la acogida de su Palabra, toda su por la gracia salvífica de Cristo, n o logra en el marco de la doble línea descrip-
personalidad. Esta actitud de fondo que la fuerza de su orientación profun- Notas.-'') Heb 10,7.-( 2 ) Jn 8,29.-( ! ) Jn 4, tiva que presenta la oración como una
da incida en toda su personalidad y 34.-C) Jn 15.8-10.-C) Mt 7,21.-(6) Mt 6.10.
hace que el hombre ya no sea neutral (') Is 1055,8-9.-(") Le 22,42-44.-(') Jn 12,24- «homilía» con Dios y como una ascen-
frente a cualquier otra propuesta sub- hasta en los últimos resquicios de sus 25.-( ) Gen 3,5-7.-(") 1 Cor 15,45-50.- sión hacia El (cf Evagrio, De oratione,
siguiente con que tropiecen sus deseos. acciones. 12
( ) Flp 2,6-11.-(") 1 Cor 15.49.-(16 ) Rom 14
3 y 3 5; I. Hausherr, Oración de vida,
«Quien ha nacido de Dios no peca, por- Para el creyente, el discurso sobre el 12.1-2.-(") Jn 13.34: Le 6.27-36.-( ) Denz vida de oración. Mensajero, Bilbao 1968).
que la simiente de Dios está en él, y 104.-(") Rom 1,21-23.-(") Santo Tomás,
pecado venial, aunque quede en una S.20 Th., l-2ae, q. 2182, a. 4 ad l . - ( " ) Mt 16.26.- La oración sería, por tanto, la expe-
no puede pecar, porque ha nacido de dimensión muy distinta de la del pe- ( ) Gal 2,20.-( ) 1 Cor 12,3.-( 222!) Santo To- riencia de una actividad «religiosa» for-
Dios» 27 . La opción fundamental, ani- cado mortal, es un discurso muy im- mes, S. Th„ l-2ae, q. 65. a. 5c.-( ) Le 7,23.- malmente tal, más o menos conectada
mada por la gracia de Cristo (la simien- portante. La conversión lo h a intro- (22S*) Santo Tomás, Qwdl., 2. a. 6 ad 3 - con una actividad cultual, a la vez que
te de Dios), es sin duda una fuerza en ducido en la novedad de vida y en la ( ) Flp 3.19.-J26) Santo Tomás, Contra Gen- una singular experiencia totalizante,
la línea de u n a orientación precisa pre- tes. 1. 3, c. 139.-(") 1 Jn 3.9.-(") Santo To-
libertad; pero su liberación no es sólo más, S. Th.. l-2ae, q. 64. a. 4c. capaz de definir adecuadamente al hom-
constituida. Mas la vida está tan in- u n milagro de la gracia de Dios, sino bre en cuanto ser «religioso», o incluso
mersa en el devenir y en la variabilidad también u n a vocación, un camino que —y aquí el discurso debería hacerse
de las cosas que la novedad de las cir- andar. La naturaleza h u m a n a ha per- particularmente atento y analítico— al
cunstancias internas y externas hace manecido desequilibrada por la pérdi- BIBL. : D 1 . El moderno pensamiento filosó- hombre «simpliciter».
al hombre capaz incluso de dar un da de su original apertura hacia Dios, fico y teológico en torno a la opción funda- Nos basta con haber evocado esta
vuelco a su opción fundamental. Pero la única que integraba sus antinomias menta!, sus consecuencias y sus premisas se tensión para indicar genéricamente el
no cabe pensar razonablemente que el interiores. En consecuencia, todo deseo, expone, de manera panorámica, en estos dos
hombre pase, con facilidad y frecuen- estudios: Reiners H-, Grundintention und sitt- campo de los problemas que un tema
toda tensión del espíritu, todo impulso lic'nes Tun, Friburgo-Basilea 1966.— Kramer H., como el de la oración plantea a
cia, de la conversión al pecado mortal de la sensibilidad se mueve sobre un Die sittliche Vorentscheidung, Würzburg 1970. quien se propone reflexionar sobre
y viceversa. La antigua disciplina pe- camino propio y tiende a la satisfac- D 2. De excepcional actualidad y profundidad él y para recordar que intentaremos te-
nitencial de la Iglesia que otorgaba el ción de sí mismo. La opción fundamen- es el pensamiento de santo Tomás, que ha ner siempre esta tensión como horizon-
sacramento de la penitencia u n a sola tal de la acogida de Cristo y de su pro- encontrado en la teología moderna un des- te de nuestro discurso. Por otra parte
vez en la vida después del bautismo, puesta de amor es la condición para arrollo interesante: Dianich S., L'opzione fun- no nos será posible desplegar dicho
nació de u n a intuición de este género. reconducir a un cauce único y armo- daméntale nel pensiero di s. Tommaso. Brescia
Si esto realmente llegase a ocurrir, 1968.—Maritain J., La dialectique immanente discurso en todas sus direcciones: por
nioso todos los movimientos del hombre. du premier acte de liberté, en Kaison et raisons.eso hemos pensado entresacar algunos
menester sería afirmar que semejante Cuanto más se realiza esta empresa, París 1947, 131-165.-Robidoux R., Les momentos —cronológicos también, pero
experiencia implica u n engaño: o el tanto más el hombre se hace persona, aspeéis psycho-théologiques du premier acte hu- n o sólo cronológicos— en que la ora-
pecado o la conversión no son reales, u n ser verdaderamente libre: o sea, main, en «Studia Montis Regii», 5 (1962), 83- ción aparezca como problema cristiano.
sino puramente aparentes. capaz de abrirse al amor en todo mo- 124; 133-184.-Seckler M., Das Heil der Tal vez esto nos permita sacar a luz
mento de su vida. Aceptar pasivamente Nichtevangelisierten in Thomistischer Sicht, en
«Theologische Quartalschrift», 140 (1960), dos resultados: u n a descripción no sim-
que los propios impulsos pasionales y 38-69.—Zychlinski A-, Der wichtigste Augen- plemente genérica de las líneas típicas
2. PECADO VENIAL.—Completamente otras motivaciones interesadas conti- bliclc im Menschenleben. Bemerkungen zu S. Th.de la oración como hecho cristiano y
distinto es el caso del pecado venial. núen determinando cierto sector del l-2ae. q. 89, a. 6. en «Divus Thomas», 31 una presentación (o impulso) de la re-
Este puede acompañar frecuentemente obrar, significaría renunciar al acaba- (1953), 315-327. D 3. De gran interés, sobre flexión sobre las condiciones de mora-
y subsistir junto a u n a recta opción miento de la propia liberación. Párese todo para el aspecto filosófico: Metz J. B., lidad (cristiana) de la oración.
fundamental. Se trata de elecciones mientes, por otra parte, en que la op- Decisión, en Conceptos fundamentales de la teo-
hechas a nivel superficial, porque pue- ción fundamental del amor, para des- logía, v. 1,Cristiandad. Madrid 1966. 373-381.
den darse acciones que no nazcan D 4. Desde el punto de vista teológico, gran 1. LA ORACIÓN COMO PROBLEMA EN
embocar de hecho en u n a vasta y fe- interés revisten: Del Lago G-. Dinamismi della EL NT.—En el caso de que pueda hablar-
de la opción fundamental. El hombre cunda relación interpersonal, ha de pa- personaiitá e grazia. Turín-Leumann 1970.— se de u n problema de oración en el
jamás llega a u n grado de madurez sar a través de todas las manifestaciones Flick M.-Alszeghy Z., L'opzione fundaméntale NT, ciertamente no hay que entender-
tan grande que domine toda su vida de la personalidad. Esto significa que della vita morale e la grazia, en «Gregorianum», lo en el sentido de que, de algún modo,
con cadenas de motivaciones comple- de ella ha de manar u n a búsqueda sin 41 (1960), 593-619. o 5. Enorme interés en-
tamente coherentes: a veces, la refle- cierra el pensamiento de K. Rahner, disemi- en él se da u n a contestación. Al igual
fin a través de la cual el amor crece
xión que precede a u n a decisión carece nado en sus diversos escritos: Sobre el concepto que el israelita, Jesús y el cristiano
y se despliega en realizaciones cada vez teológico de concupiscencia, en Escritos de Teología, «oran»; pero lo que presta originalidad
de profundidad y se realiza bajo el im- más completas. No se olvide que el t. 1, Taurus. Madrid 1967 3 , 381-419.-&*r<; y complejidad a la «oración» bíblica en
pulso de motivaciones del todo contin- evangelio representa la decidida supera- él problema de una ética formal existencial, ib, general, y específicamente a la ora-
gentes, exteriores, no interiorizadas por ción del axioma pagano «in medio stat t. 2, 233-251.-Sobre el problema del camino ción cristiana, es el hecho de incrus-
la conciencia o incluso captadas precisa- virtus»: «Jamás el hombre podrá amar gradual hacia la perfección cristiana, ib. t. 3,
mente en su contingencia y superficiali- a Dios tanto como debe ser amado, ni 13-35.-Sobre la buena intención, ib, 125-150.- tarse en el contexto de la Alianza, es
dad. Para quien ha realizado la opción creer y esperar en él tanto como debe- Id, Oyente de la Palabra, Herder, Barcelona decir, dentro del misterio de la fidelidad
fundamental del egocentrismo, el pecado 1967. de Dios que «crea» su pueblo (y cada
Oración 742 743 Oración
uno de los miembros del mismo) en cristiana se encuentra sometida al «dis- La exigencia crítica surge, más bien, tud: y viceversa, cualquier acogida de
comunión con El. cernimiento» del hombre «espiritual» en el ámbito del ambiente helenístico objeciones proveniente de esta matriz
De esta suerte el cristiano (como co- y es fruto de tal discernimiento. Conse- donde la oración como «petición» crea compromete la delineación exacta del
munidad y como individuo) «ora» en cuentemente, para u n cristiano no es dificultades de orden teológico-ético. hombre según la Alianza.
un marco «cultual» propiamente dicho, sin más la «oración» la que representa ¿Qué pedimos en realidad, si Dios todo Pero a este propósito será preciso di-
o bien fuera de él. Pero el culto «espiri- u n valor, sino la «oración» en el Espí- lo conoce, si todo está por El predeter- sipar algunas objeciones que han ejer-
tual» de la Nueva Alianza es sobre todo ritu o en nombre de Jesús. Esta, y sólo minado? Así rezan las objeciones que cido u n influjo notable en la historia
la existencia cristiana de la comunidad ésta, puede constituir en línea de prin- Orígenes encontraba en su propio am- de la doctrina y de la experiencia cris-
y de cada miembro en cuanto existen- cipio la «oración» obligatoria. Explici- biente (De orat., 5: PG 1 1 , 4 3 3 C). tiana de la oración. Podrían formularse
cia según la Alianza en Cristo Jesús. tar sus criterios de discernimiento en Y verdaderamente no hay lugar para en estas dos preguntas: si la petición
Y otro tanto hay que decir de todos los general, valorar y poner de manifiesto u n a súplica auténtica y propia allí se reduce a la acogida, ¿no se llega
aspectos y conceptos que se encuentran sus formas históricas de expresión, de- donde se represente a «Dios» cual un prácticamente a exigir que el cristiano
en conexión: «glorificación», «conoci- bería constituir u n capítulo fundamen- destino más o menos alógico, o se lo debe aprender en realidad a no pedir
miento» (gnosis), «santificación» de tal de la reflexión moral sobre la ora- considere —según la tendencia estoica— formalmente n a d a ? ; y si la petición-
Dios y de su Nombre. ción cristiana. Por lo demás, dicha ora- como lógica inmanente en el cosmos. acogida incide sobre la voluntad salví-
ción no habría que presentarla junto En uno y otro caso, efectivamente, la fica y, por tanto, sobre los «bienes» de
Esto significa, indudablemente, que
a la vida, sino más bien —so pena de «oración» como petición puede redu- la Alianza, ¿cómo seguirá siendo toda-
para la Biblia en general, y para el NT
forzar el NT— como un momento de cirse al máximo a u n a toma de con- vía legítimo cristianamente pedir «otras
en particular, u n gesto «religioso» como
la existencia según la Alianza. Sólo ésta, ciencia del hombre en el cosmos y, por cosas» ?
la oración no puede subsistir a nivel
en efecto, es la síntesis y, por tanto, el consiguiente, de su vocación a adecuar-
de pura formalidad: oración y vida, En la esfera definida por estos dos
punto real de inteligibilidad. se a ella «virtuosamente». Así, en el
pues, han de discurrir armónicamente interrogantes encontramos, sin dificul-
al unísono. Ahora bien, justamente aquí pensamiento cristiano, la defensa es-
peculativa de la «petición» pasará co- tad, la fuerza sutil de seducción ya de
es donde surge el interrogante: Si el 2. LA ORACIÓN CRISTIANA COMO PRO- la crítica de cuño protestante y quie-
NT, en continuidad con la línea pro- BLEMA EN EL MARCO DE LA «CONTEMPLA- múnmente a través de la reflexión
sobre la relación Dios-hombre. La «pe- tista (en sus variadas formulaciones y
fética, puede llegar incluso a identificar CIÓN» Y DE LA «PETiaóN».—Corriendo el expresiones) a la oración de petición,
la oración real con la vida cristiana riesgo de la simplificación tal vez, va- tición» cristiana se expresa y se mide
sobre la concepción cristiana, notoria- ya de la crítica «espiritualizante» no
o con el cristiano, ¿cómo es posible mos a señalar, sobre los dos raíles de menos preñada de ambigüedad. Ahora
que deje aún subsistir —y en propor- la «petición» y de la «contemplación», mente riquísima y, por tanto, compleja
y matizada, de esta relación. «Pedir», bien, parece a primera vista más fácil
ciones absolutamente relevantes— el los puntos problemáticos de la oración señalar el límite del primer interrogan-
tema de la oración como tal? en el conjunto de la tradición posbíbli- pues, constituye un gesto sintético su-
premamente auténtico: todas las ra- te: en la medida en que entiende los
El interrogante puede resultar par- ca, al margen de la eventual presencia «bienes» del Reino o de la Alianza como
de contestaciones radicales al estilo de zones exclusivas, por principio, de la
ticularmente sugestivo frente a u n a pá- «petición» suponen de hecho o con- realidades que pertenecen a la esfera
gina como la paulina de Rom 8, en las que cabe descubrir en el mundo «espiritual» y considera que, como tales,
cultural de nuestros días. ducen, por uno u otro camino, a
la que el don del Espíritu - q u e es la comprometer la autenticidad de la vi- se hallan en cierto sentido frente al
ley del cristiano y problematiza, en a) La oración como «petición».—Cier- sión cristiana de la relación del hombre hombre como u n a alternativa más no-
cuanto tal, toda «otra» l e y - representa tamente el NT (como el Antiguo) co- con Dios. No podemos aquí y ahora ble respecto a los bienes «terrestres» o
también la «oración» del cristiano. De noce en el cuadro de la «proseuché» adentrarnos en u n a presentación his- «temporales». En realidad, sin embargo,
ahí que el cristiano, en cuanto posee esa particular determinación que es la tórica de esta gran investigación ni en se trata de un razonamiento no sufi-
las primicias del Espíritu - y , por ende, «déesis» (cf «aitéo»; y en Juan, «ero- u n análisis teorético adecuado. Suge- cientemente profundo. Los «bienes» de
es «hijo», aunque sin serlo plenamente, táo»): expresión a un tiempo del ca- rimos solamente alguna pista de refle- la Alianza ¿son quizá algo distinto del
y vive en esperanza, aguardando la li- rácter personal del Dios de Jesucristo, xión. Ciertamente, una petición cris- hombre en su autenticidad, es decir,
bertad de la resurrección— sea con todo de la confianza en su fidelidad que nos tiana no crea la justicia salvífica o la del hombre en Cristo Jesús? Y el ser
su ser u n a «oración» (es decir, el «ge- ha sido garantizada con el don por ex- fidelidad de Dios en Cristo: dicha jus- en Cristo Jesús, ¿no constituye para el
mido inefable» del Espíritu) y al mismo celencia, su Hijo, de la fe en su señorío ticia-fidelidad es absolutamente «ante- hombre el modo auténtico de ser en
tiempo «grite»: «Abba». sobre las cosas y la historia, siempre rior» ; semejante afirmación de prioridad el mundo ? Pedir «el Reino y su justicia»,
en el respeto de la estructura dialógica deviene tanto más elocuente cuanto ¿podrá entonces significar el abandono
Quizá el enigma se resuelva —aquí de este mundo por otro; el abandono o
como en el caso de la l e y - no en el de la Alianza, y, finalmente, de la fun- más se la reconozca en simultaneidad
damental obediencia de la fe en Aquel con otra afirmación: la que presenta el trascendimiento de la corporeidad por
sentido de la alternativa, sino más bien la espiritualidad? O por el contrario, ¿no
en el de la aceptación de la novedad que «crea» al hombre para que entre al hombre histórico como pecador.
en comunión con El. A pesar de cierta De esta suerte, pidiendo, el cristiano es significará vivir no-mundanamente ( = a
cristiana como único criterio directivo lo Caín), sino cristianamente ( = según
de todas las «formas», que así se des- afirmación de incompetencia respecto siempre ante todo uno que acoge, o
a la pregunta (cf Rom 8, ya cit), en aprende a acoger, o progresa hacia la el Hijo Jesucristo), en tensión —sin
prenden de todo carácter absoluto, aun- duda— hacia el cumplimiento o la li-
que manteniendo el de su eventual general la posición del NT sobre este acogida: de ahí que la propia oración
aspecto del coloquio del hombre con de petición no se conciba al margen beración perfecta de la resurrección?
«obligatoriedad». Todo se reduce a que
estas «formas» —comprendida la «ora- Dios no es problemático: el cristiano de la «gracia». Mejor dicho, ella misma
«pide», desde luego en el nombre de es expresión de la «gracia», es decir, Referirse a la Alianza, por tanto, es
ción» como actividad y gesto particu- hacer alusión a una perspectiva que
lar— sean «espirituales», es decir, se Jesús y en el Espíritu, y «pide» cualquier de la voluntad divina de salvación, en
cosa, educándose en u n a confianza ab- el hombre que suplica. Así resulta im- no anula la «mundanidad» (ni para
hallen en sintonía con el Espíritu y de ahora ni para la resurrección: cf Rom 8)
acuerdo con la Alianza, de manera que soluta y viendo las cosas en la pers- posible cualquier intento de índole es-
pectiva del Reino, o de la santificación toico-pelagiana de reducir la «petición» y consiguientemente ni siquiera su his-
no la mortifiquen o se conviertan en toricidad ; sino que, más bien, esta pers-
u n a superestructura de la misma. Lo del Nombre, o del cumplimiento de la a un compromiso responsable por la vir-
Voluntad divina. pectiva asume todas las relaciones hu-
que equivale a sostener que la oración manas para asegurar y exigir su auten-
Oración 744
745 Oración

ticidad: pero precisamente por eso no ya bastante claramente en Evagrio zación del hombre. Verdaderamente es- bir al hombre como u n ser desmunda-
excluye nada de lo que estructura la (De orat, cit., 6 0 : 6 5 : 8 6 ) . tas dos referencias suponen más bien nizado, oscilante entre dos grandezas
vida del hombre concreto, en su tem- Profundizar en las razones de este u n a ontología del espíritu originario cuyo en cierto modo comparables y al que
poralidad o en su historia. No resulta, hecho a nivel filológico nos interesa carácter creatural está mal definido y —con la oración— se le propone optar
pues, indigno del hombre ni del Dios menos que descubrir en él presente la con respecto al cual —como a lo que en favor del polo divino. Sobre este par-
de Jesucristo que el cristiano, al «pedir» tendencia a construir u n a «antropolo- es divino, uno, eterno— lo temporal, lo ticular creemos que se trata de u n te-
el Reino, lo «pida» en su historia y, gía de la oración» o de la «contempla- corpóreo y lo múltiple se considera de- mor justificado si se alude a u n a espe-
por así decirlo, a partir de su historia, ción», por la que estos dos términos se cadencia y pecaminosidad. De golpe, cie de sensibilidad difuminada o a las
a fin de que en él se exprese la historia abren de forma aún más patente —como pues, la antropología de la contempla- concepciones de la oración-contempla-
de la Alianza y Dios realice sus «mara- hemos insinuado al comienzo— sobre ción o de la oración se convierte en ideal ción más o menos influenciadas por el
villas». una definición del hombre. Los proble- del hombre que trasciende (es decir, platonismo. Pero la crítica nos parece
mas, en ese caso, inciden en primer supera) lo corpóreo, lo temporal y lo menos pertinente en el caso de que se
Por lo que concierne al interrogante múltiple para encontrarse, en confor- asuma la antropología bíblica y, por
que, en nombre de la acogida, exigiese lugar en la legitimidad cristiana en ge-
neral de semejante antropología y, lue- midad con la «desnudez» de espíritu, en tanto, de la Alianza como punto de re-
la superación de toda suerte de peticio- u n acto inmóvil, simple, imperturbable ferencia, de acuerdo con todo lo que
nes en orden al radical abandono en go, en los diversos contenidos históricos
que la antropología de la oración- y único. El rostro o la revelación de hasta ahora llevamos escrito. La comu-
Dios, no podemos hacer otra cosa que Dios, por consiguiente, ya no se hallan nión con Dios no es ni des-corporaliza-
poner de relieve algunos rasgos de la contemplación ha ido asumiendo. La
distinción de estas dos series de cues- en la economía, concretamente en la ción del hombre ni tampoco su des-
concepción cristiana del abandono en «vida en Cristo». Más aún, la economía mundanización: la comunión con el
Dios. Dicha concepción intenta refor- tiones tal vez a algunos se les antoje algo
formal y es posible que, desde el punto —como «historia» y como «carne» en Dios de Jesús, por el contrario, sitúa o
mular la «pobreza» de la fe para la Cristo— tiene que ser superada. Se crea al hombre-en-el-mundo como «ca-
asunción del Reino y de sus exigencias de vista histórico, lo sea realmente. No
obstante, la juzgamos útil a efectos de trata también de u n a «mediación» que ridad»; mas ésta no constituye la su-
(esto es, de la «voluntad» de Dios), obstaculiza la pura contemplación. presión, sino la autenticidad de las re-
como criterio radical del deseo y de las reflexión.
laciones humanas. La dificultad, pues,
opciones: no exigiendo como idea! de Si nos atenemos a las indicaciones La reacción bizantina en Oriente no debería surgir a este nivel. De he-
perfección la anulación de todo deseo recogidas en e! parágrafo relativo al (Pseudo-Macario, Máximo, Palamas) y cho, sin embargo, surge (o resurge)
o de toda voluntad en el hombre, sino problema de la oración en el NT, no la occidental (a escala de teólogos y de frente a la propuesta o a la obligatorie-
tendiendo a convertir al hombre, sobre tendrá por qué parecer difícil dar una místicos; para éstos últimos, piénsese dad de la actividad de la oración, ya
todo, en un «buscador del Reino y de respuesta a la cuestión de la legitimidad en Teresa de Avila, mas también en que se considera u n a fuga o abstracción,
su justicia». Por eso el cristiano que cristiana de definir al hombre en tér- Juan de la Cruz, en quien el esfuerzo aunque sea momentánea, de las rela-
«acoge» no está en la antítesis ni cons- minos de «oración» (o de «culto», o de teórico de equilibrio es más sensible) ciones mundanas, y mucho más frente
tituye u n a alternativa del cristiano que «gloria», o de «conocimiento»...). Así ponen de manifiesto que u n a antropo- a un género de vida que pretende vol-
«pide», ni aquél es más perfecto que viene de forma inmediata a las mientes logía de la oración o de la contempla- carse prevalentemente en la oración,
éste: porque el no-pedir, como el no- pensar que la «definición» de oración ción permanece cristiana en tanto en huyendo del mundo.
desear o el no-querer, ¿no significan (en cuyo cuadro se sitúa justamente la cuanto reexpresa al hombre en la
más bien el rechazo o la huida de gnosis-contemplación), que la entiende Alianza y, por ende, en Cristo Jesús. Creemos que, a este propósito, po-
ser hombre, responsablemente, en la como ascensión-camino del alma o del dríamos dejarnos conducir por la intui-
historia? ¿Y no es esto —según apun- hombre hacia la comunión con Dios, 3. ASPECTOS DE LA CONTESTACIÓN AC- ción teilhardiana en virtud de lo que
tábamos más arriba— negar histo- recoge efectivamente u n aspecto muy TUAL.—DOS retos nos parecen particu- en sí tiene de bíblica: sustituyendo el
ricidad a la Alianza en relación con profundo de la antropología bíblica. larmente dignos de consideración: el esquema gráfico vertical-horizontal por
la historia de cada uno de los hom- calificado genéricamente como «secu- la imagen del centro de la esfera, que
bres? Pensamos que esto es indudable, a aparece como por «diai'anía». De este
pesar de que, a nivel de contenidos, es larización» (mejor sería hablar de «giro
antropológico» y de la crítica que con modo, así como en general la dirección
b) La oración como «contemplación».— menester poner de relieve que el en- hacia Dios no puede contraponerse a
tronque bíblico resulta más o menos él se hace a la objetividad de Dios y a
También en conformidad con el NT exis- su «trascendencia», que se intenta re- la dirección hacia el mundo, así tam-
te u n a relación entre «proseuché» y profundamente comprometido sobre bién la actividad de la oración no de-
todo por una visión que, de modo bas- ducir en términos de trascendencia an-
«gnosis», en el sentido de que ésta —se tropológica) y el que proviene del psi- bería representar para el cristiano un
puede comprobar en Pablo— representa tante genérico, puede calificarse de cuño enajenarse del mundo. En ese caso se
«platónico». Se trata de la orientación coanálisis (problema del «padre»).
u n don que se pide. Mas sustancial- presentaría más bien como el modo
mente este conocimiento es el que se evagriano-origenista, tan tenazmente Remitiéndonos a otros contenidos
para u n a presentación más adecuada para encontrar al mundo en su verda-
verifica en u n a relación personal total presente y difundida en Oriente y en dero sentido, a partir del Centro, es
del hombre con Dios, es decir, del Occidente, donde asume sin duda u n de los dos desafíos a analizar, quisié-
ramos simplemente dejar aquí constan- decir, a partir de Cristo Jesús. La ruptu-
hombre que vive la Alianza en la fe y papel muy importante en el florecimien- ra de relaciones o la huida del mundo
en la caridad. to y en la crisis del problema místico de cia del valor de estímulo que ambos re-
visten, siempre con el propósito de al- por la oración resulta entonces más apa-
«Oración» y «gnosis-contemplación» los siglos xvi-xvn (mística renano-fla- rente que real, no sólo porque es obje-
menca; problema de la oración-con- canzar, en u n a visión más auténtica
se aproximan, empero, notablemente de la oración, algún destello para una tivamente imposible, sino porque de
hasta sobreponerse e intercambiarse en templación mística en la España del si- hecho la oración no está abocada a
glo xvi; espiritualidad quietista, beru- visión más auténtica del hombre.
la tradición espiritual cristiana. La ex- realizar un tipo de personalidad que
periencia espiritual que se designa con el Uana). a) Sn la crítica que surge del giro contraponga —como en alternativa o
nombre de «gnosis» o de contemplación En realidad, detrás de esta antropolo- antropológico, parece descubrirse ante en antagonismo— el ser-en-el-mundo
(pero que puede incluir contenidos bas- gía de la contemplación, no se encuen- todo el temor de que la antropología o el ser para el prójimo y el ser para
tante diversos), tiende entonces a de- tra propiamente una referencia a la de la oración avale la imagen ingenua Dios o con Dios.
venir sinónimo de «oración» en su es- Alianza, aunque se hable del hombre del hombre como situado entre Dios y
tado puro o perfecto. La cosa aparece como «imagen» de Dios y de la divini- el mundo, como si fuera preciso conce- Otro aspecto de dificultad que el giro
Oración 746 747 Oración
antropológico parece haber subrayado que la fe y la oración responden a una beeckx, Sólle, Teilhard de Chardin. La dificul- te, algunas monografías con carácter de en-
respecto a nuestro tema, se refiere a la necesidad genérica concretada en el tad que el momento presente entraña para la sayo: Barth K., La oración según los catecismos
inmadurez o alienación del hombre Padre: antes bien, la fe y la oración sensibilidad cristiana sobre la oración la deli- de la Reforma, Sigúeme, Salamanca 1969.—
que se encuentra incluida (no sólo po- exigen una purificación y autenticidad nea, por ej., Rahner K., Vom Beten heute, en Bro B., Enséñanos a orar. Sigúeme, Salamanca
tencialmente) en el discurso cristiano del deseo, en el sentido de que le llama- «Geist und Leben», 42 (1969), 6-17. Acerca 1969.—Balthasar H. U. von. El corazón del
de la oración. Orar ¿no es huir de la mos «Padre» nuestro en tanto en cuanto del cuestionamiento crítico del psicoanálisis, mundo, Edicions 62, Barcelona 1971.—Guar-
es Padre de Jesucristo. Dijérase que, de cf, por ej., Ricoeur P., De l'interprétation. Essai dini R., Introdúcelo a la vida d'oració. Nova
propia responsabilidad ante el mundo sur Freud, París 1965.—Pohier ). M., Au nom Terra, Barcelona 1966.—Moschner F. M., La
y su realización ? El hombre que «pide» suyo, la fe y la oración auténticas re- du Pérc, París 1962. D 3. Indicamos, finalmen- oración cristiana, Rialp. Madrid 1966.
y «contempla», ¿no está «embelesado» y presentan, a su modo, no ya u n a coli-
alienado respecto a los compromisos sión, sino u n a hermenéutica del deseo.
reales, digamos de la antropologización Piénsese, por lo demás, en la purificación
del mundo? de indudable valor incluso afectivo que
Creemos que, ante estos interrogan- la «paternidad» de Dios, por el hecho
tes, el cristiano debe sentirse empuja- de ser la paternidad del Dios de Jesu- rl
do ante todo a tomar de nuevo con- cristo, experimenta para el cristiano
ciencia de la originalidad de su concep- bajo el aspecto de la «bondad» o de la
ción de la libertad o de la responsabili- justicia o de la ley.
dad: no es u n a alternativa a la «súpli-
ca» porque no es ni siquiera u n a alter- G. Moioli
nativa a la «gracia».
Por otra parte, si se da u n a acción
auténtica del hombre en el mundo, en- BIBL. : D 1. Indicaciones introductorias pueden
contrará su propia justificación y veri- hallarse en el vocablo Gebet, en Lex. für Theol.
u. Kirche, 4 (196U). 5 37-551, o. mejor aún. en
ficación en el «servicio del Hijo del hom- Sacramentum mundi, t. 5, Herder, Barcelona
bre». Orar, en referencia a la «palabra» 1972, 1-18. o 2. Para una reflexión histórica en
o a la celebración de la eucaristía, es re- referencia al trabajo aquí ofrecido, señalamos
cuperar el sentido de la singularidad los siguientes estudios: a) NT. Greeven H.-Herr-
histórica de Cristo, como garantía y tnann J., Eúchomai-proseúchomai: Grande lessico
verificación de la «singularidad cristia- del NT, t. 3, Brescia 1967, 1209-1300.-Ham-
na» en la historia. Se trata, en resumen, man A., La oración, Herder, Barcelona 1967.-
b) Pensamiento cristiano postbíblico. El material
de volverse a los orígenes siempre ac- de las primeras tres centurias lo ha recogido
tuales de la acción cristiana auténtica Hamman A„ La oración, Herder, Barcelona
(volviéndose al mismo tiempo al cen- 1967, además de las indicaciones de Greeven
tro de la misma historia), precisamente H., Eúchomai.... 1218-1234.-Places E. des.
para garantizar su autenticidad. La priére des philosophes grecs. en «Gregoria-
num», 41 (1960), 253-272.-Para los Padres
b) Respecto a la crítica surgida en el latinos, indicaciones y material en Simonet-
contexto del psicoanálisis, el punto sen- ti M., La preghiera nei Padri latini, en La pre-
sible más problematizado de la oración ghiera, 2, Roma 1967, 383-420.-Acerca de la
(al par que de la religión cristiana) podría tradición oriental cristiana y su desarrollo,
citamos los trabajos de carácter introductorio
ser —como hemos sugerido— el del «pa- general de Meyendorff J., S, Grégoire Palomas
dre»: con la sospecha y el prejuicio de et la mastique orthodoxe, París 1959.—Lossky
que nos encontramos ante u n a situa- V., Vision de Dieu, Neuchatel 1962.—Entre los
ción psicológica no auténtica, de pro- trabajos de Hausherr J. recordaremos aquí:
yección del deseo. Oración de vida, vida de oración. Mensajero, Bil-
bao 1968.—Para las tensiones de los siglos
En este punto hay sin duda materia xvi-xvn en el mundo católico occidental, se-
suficiente para reflexionar: tanto más ñalamos : Cognet L.. Introduction aux mystiques
cuando se constata, incluso por u n a rhéno-flamands, Tournai 1968.—Dupuy M.,
experiencia de principiante, la ambi- Bérulle. Une spiritualité de l'adoration, Tournai
güedad real de la experiencia religiosa 1964.—Cognet L., Crépuscule des mystiques. Le
en la construcción de sus propios ído- conflict Fénelon-Bossuet, Tournai 1958.-Cer-
tau M. de, Mystique au XVU siécle. Le probléme
los (culpabilidad", angustia, inseguridad, du langage mystique, en L'homme devant Dieu.
protección, defensa). Por otra parte, se- 2, París 1963, 265-291.-Una panorámica so-
ría menester no olvidar que, cuando el bre la oración en el campo protestante: Bellini
cristiano dice «Padre» en referencia a A., La preghiera nel protestantesimo, en La pre-
Dios, se refiere sobre todo no a sí mis- ghiera, 2, 217-382. Además, Háger J„ La
mo, sino a u n hecho, o sea al aconteci- mystique protestante et anglicane, en La mystique
miento Cristo. El «Padre» es el origen et les mystiques, Brujas 1968.-Bouyer L., La
espiritualidad ortodoxa y la espiritualidad pro-
o la referencia originaria ante todo de testante y anglicana, en Historia de la espiritua-
Jesucristo y el cristiano lo ve y lo con- lidad, 3, Científico Médica, Madrid 1969.-En
sidera en relación consigo mismo en lo concerniente a la problemática actual hay
cuanto Cristo Jesús se lo hace ver. No que remitir a la lectura de autores como Bon-
puede decirse simplemente, por tanto, hoffer, Gogarten, Metz, Moltmann, Schille-
749 Paciencia

II. Nuevo Testamento esto salimos vencedores gracias a aquel


que nos amó» (Rom 8,35-39).
La espera de Dios y de su interven- La paciencia, como autentificación de

p
ción liberadora h a alcanzado ya en el la fe y del amor, justifica la esperanza,
NT su cumplimiento total. La fe intro- u n a esperanza que no teme quedar des-
duce en el reino de la luz, en la paz y ilusionada, porque se basa en la pose-
en la alegría del Espíritu a quienes se sión de la prenda del Espíritu, fuente
confían a Cristo. El ha dado ya comien- de la propia caridad y de todos los de-
zo, con el misterio pascual, a los tiem- más dones de salvación: «Nos gloriamos
pos últimos, a la llegada del Reino. El hasta en las tribulaciones, sabiendo
Espíritu ha sido ya comunicado a los que la tribulación engendra la pacien-
creyentes y la eficacia de la resurrec- cia; la paciencia, virtud probada; la
ción de Cristo obra ya en los que acep- virtud probada, esperanza; y la espe-
PACIENCIA dicional sobre la retribución divina. tan morir a sí mismos para vivir para ranza no falla, porque el amor de Dios
Particularmente absurdo se presenta- El. Pero, en la espera de su segunda ha sido derramado en nuestros cora-
I. Antiguo Testamento ba el sufrimiento que daba la impresión venida, la plenitud del reino de la li- zones por el Espíritu Santo que nos ha
de ser precisamente consecuencia de la bertad y de la alegría se va edificando sido dado» (Rom 5,3-5). Pero la espe-
En la tradición filosófica y en el ta- fidelidad a Yavé: el sufrimiento de las en el interior del mundo que todavía ranza cristiana no posee sólo la prenda
lante ético de los griegos, la paciencia persecuciones (Sab 2,19-20; Sal 44, está marcado por el pecado. actual del Espíritu, sino que su inque-
(hypomoné) es la constancia valerosa 18-23). El sufrimiento del justo se con- brantable firmeza se apoya en un
que se opone virilmente al mal y, a templa entonces, en la reflexión sa- En este mundo, la fe tiene que afron- acontecimiento de salvación que ya ha
pesar de que lo sufra, no se deja domi- piencial, como una prueba purificadora tar la thlipsis, es decir, las tribulaciones, entrado en la historia de manera irre-
nar por él. y autentificadora (Eclo 27,5), que es los males y los límites de la existencia versible: la resurrección del Señor. Si
preciso superar reforzando la propia mundana. Más aún, es justamente a Cristo no hubiera resucitado, ilusoria
Se trata de u n a virtud eminentemente través de la thlipsis como únicamente
activa, muy distinta de la humillante adhesión a Dios (Eclo 2,1-3), anclados sería la esperanza cristiana (1 Cor 15,
confiadamente en u n a «esperanza llena se entra en el reino del Padre (1 Tes 3,2). 17-22). Mas Cristo ha resucitado para
tolerancia de los cobardes. Pertenece al Para los creyentes que viven ya en los
de inmortalidad» (Sab 3,4). ser el primogénito en la resurrección,
ámbito de la virilidad y la fortaleza «últimos tiempos», el dolor, las perse- la Cabeza de una humanidad de resu-
(andréia) y se funda en el sentido or- cuciones y la propia muerte se identifi- citados (Col 1,18). El cristiano, en sus
gulloso de la dignidad del hombre. La paciencia es, pues, un momento can con la «gran tribulación» (Ap 7,14)
de la dialéctica dolor-alegría, muerte- sufrimientos, puede clavar los ojos en
En la Biblia, el significado de la hypo- que debe preceder a su venida, según Jesús, «el que inicia y consuma la fe,
vida, a través del cual pasa, en su mis- la advertencia del Señor (Mt 24,6ss), y
moné es radicalmente distinto. La pa- terio insondable, el plan salvífico de el cual, en lugar del gozo que se le pro-
ciencia es, sobre todo, una actitud re- a la revelación de la gloria de los hijos ponía, soportó la cruz sin miedo a la
Dios: «Los que sembraban con lágrimas, de Dios (Rom 8,19). Las tribulaciones
ligiosa, íntimamente en conexión con cosechan entre cantares» (Sal 126,5), ignominia, y está sentado a la diestra
la confianza en Yavé: es la espera con- y sobre todo la persecución acompañan del trono de Dios» (Heb 12,2).
porque Yavé es quien convierte el luto el testimonio cristiano y poseen una
fiada de su intervención liberadora. La en danzas (Sal 30,12), el que cambia la
tranquilidad del alma, el coraje sereno función de purificación y autentifica- La tribulación se convierte en el signo
suerte (Sal 126,4; cf Job 42). Dios es, ción de la fe (Heb 12,7-11). La perse-
frente a las dificultades constituye u n por tanto, el consuelo de todos los que sacramental de la participación real en
acto de esperanza (Sal 3 1 , 5 ; 62,6), verancia que salva (Me 13,13) re- el misterio pascual de Cristo, iniciada
sufren en la fe, «refugio del oprimido, presenta la medida de la incondiciona-
una esperanza que posee la certeza de su refugio en los momentos de peligro» ya en el bautismo y constantemente
su cumplimiento (Sal 25,3). Israel fun- lidad de la adhesión a Cristo. El cris- profundizada a lo largo de la vida, me-
(Sal 9,10). «El Señor está cerca de los tiano puede sentirse legítimamente or-
da su esperanza en la memoria de la atribulados» (Sal 34,19). Su esperanza diante la acogida de su muerte para
acción de Dios en el pasado de su his- gulloso, como se sintieron los Apóstoles ser también implicados en su resurrec-
no será inútil (Sal 9,19). Para el que por las vejaciones del Sanedrín (He 5,
toria (Sal 77,78): «Mirad a las genera- se encuentra asaltado por los enemigos ción (2 Cor 4,8-12). «Si hemos muerto
ciones de antaño y ved: i Quién se con- 41), de poder dar testimonio a favor con El, también viviremos con El; si
o por las tempestades de la vida, el de su Señor a precio de sacrificios y de
fió al Señor y quedó confundido?» Señor es un escudo (Sal 27,7), una nos mantenemos firmes, también rei-
(Eclo 2,10). su misma sangre (Flp 1,29). naremos con El» (2 Tim 2,11-12).
roca (Sal 27,1), un alcázar de refugio
La evocación de los «magnalia Dei» (Sal 94,22). El que confia en El es como La paciencia asume, por ende, el sig- La resurrección del Señor está ya ope-
es el consuelo de quien se encuentra en el centinela que vigila esperando la nificado de u n acto de fidelidad y de rando en la vida cristiana y constituye
tribulaciones (Sal 22,25); en ella se aurora (Sal 59,10). Dios lo transforma u n a prueba de amor: «la caridad es el manantial de energía espiritual que
inspiran las súplicas de quien se halla en muro de bronce para sus enemigos paciente... no toma en cuenta el mal... hace al cristiano triunfador del dolor
en el dolor, de quien está enfermo, opri- (Jer 15,20); aunque se desplomen los todo lo excusa, todo lo cree, todo lo y de la muerte. La esperanza cristiana
mido por el enemigo, derrotado y ame- montes, él no siente miedo (Sal 46,2-4); espera, todo lo soporta» (1 Cor 13,4-7). no es simple expectativa pasiva de un
nazado de muerte, del pueblo entero «si un ejército acampa contra mí, mi Es precisamente en las tribulaciones y futuro mítico enteramente regalado,
en los instantes trágicos de su historia: corazón no tiembla» (Sal 27,3). La persecuciones donde la caridad revela sino dynamis victoriosa en razón de
constituye el contenido de los salmos fuerza y la constancia en el dolor de- todo su poder sobre el hombre: «¿Quién aquel que la sostiene (Flp 4,13). Todo
de «lamentación individual o colectiva» vienen, por tanto, vigilante espera del nos separará del amor de Cristo? ¿La lo que de Dios ha nacido vence en la
(por ej., los Salmos 6; 1 3 ; 22, etc.). La día del Señor, acto de fe inquebranta- tribulación?, ¿la angustia?, ¿la perse- fe al mundo y a las fuerzas hostiles del
reflexión religiosa de Israel se ha que- ble en su fidelidad: ser pacientes es cución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, mal (1 Jn 5,4). La señal de esta victoria
dado a menudo perpleja y angustiada «apoyarse en la esperanza y creer con- ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice es la alegría cristiana, una alegría que
ante el misterio del dolor del justo, que tra toda esperanza humana» (cf Rom la Escritura: "Por tu causa somos muer- brota incluso en el dolor y que repre-
parecía contrastar con la doctrina tra- 4,18). tos todo el día; tratados como ovejas senta el sello de la paciencia cristiana.
destinadas al matadero". Pero en todo Los tesalonicenses acogieron el evan-
Paciencia 750 751 Paciencia

gelio entre grandes vejaciones, pero con y de la fraternidad; privada de esta to- ranza cristiana, la teología clásica, so- tad de obrar el bien, y de la actitud irra-
el gozo del Espíritu (1 Tes 1,6). Pablo lerancia benigna y mutua la fraterni- bre todo con santo Tomás de Aquino, cional y voluntarista de quien arroja
sobreabunda de gozo en todas sus tri- dad no podría durar 9 . redescubre en la paciencia sus valores su vida sobre el altar de un heroísmo
bulaciones (2 Cor 7,4) y contempla en El amor de Cristo se convierte en puramente humanos, mediante su in- sin sentido, que es un fin en sí mismo.
Dios al Padre de toda consolación, que deseo de conformarse con El, de ser clusión en el ámbito de la virtud cardi- El presupuesto de esta fuerte pacien-
lo conforta en todas las tribulaciones como El y con El crucificados. El sufrir nal de la fortaleza. «Sostener» o sopor- cia es la posibilidad de que, en el ho-
(2 Cor 1.4). por El se transforma en privilegio. Se tar es el acto principal de la fortaleza15, rizonte de este mundo marcado por el
trata de una idea-fuerza tan dominante que consiste precisamente en la firmeza pecado, el mal se presente como una
111. Los Padres de la Iglesia y poderosa en la vida de quien es apre- agresiva y a la vez defensiva que el hom- fuerza superior, fuera de nuestros cálcu-
hendido por ella que arrastra a la pa- bre virtuoso ejercita en su enfrenta- los y del dominio de nuestra voluntad,
Las primeras generaciones cristianas miento con las dificultades que hacen capaz de herir y de matar; posibilidad
viven en el drama de la persecución radoja de desear el sufrimiento, al amor
de la persecución y la muerte por Cristo. «arduo» el camino de la virtud. Se en- que cierto humanismo utópico parece
su participación en el misterio pascual cuentra, pues, en conexión con actitu- no querer tomar en consideración o la
de Cristo. Experimentan en la vida El martirio es abrazado y saludado des profundamente humanas y viriles cree simplemente provisional. Esto no
cómo el combate cristiano sólo puede con gozo como la prueba de un amor como la magnanimidad y la confianza significa que haya de excluirse una re-
ser llevado adelante con las armas de coherente hasta la muerte. «Permitid- en sí mismo16. acción activa frente a toda clase de
la paciencia1. Escribiendo en un am- me —ruega a los fieles de Roma el már- mal, ni una concepción de la vida como
biente cultural dominado por el estoi- tir Ignacio de Antioquía— ser imitador En cuanto inserta en el organismo
sobrenatural de la vida cristiana,17siem- compromiso de lucha, sin tregua ni ex-
cismo, los Padres distinguen netamente de la pasión de mi Dios»10. «Ahora clusión de choques contra todo lo que
la paciencia cristiana de la de los filó- comienzo a ser verdaderamente discípu- pre es «causada por la caridad» y la
sofos paganos, falsa como su sabiduría2, hace posible la esperanza infusa que humilla, oprime, paraliza, hiere y mata
lo... Fuego y cruz, y manadas de fie- al hombre. Por lo demás, la actitud
sustancialmente anclada en el egoís- ras, quebrantamientos de mis huesos, es un don del Espíritu18; sin embargo,
mo y fundada en una orgullosa voluntad en cuanto virtud humana, dotada de puramente instintiva de soportar pasi-
descoyuntamientos de miembros, tri- vamente y como por inercia es un he-
de autosuficiencia3. Paciencia cristiana turaciones de todo mi cuerpo, tormen- un significado y una consistencia pu-
cho pre-moral y no una virtud. Más
quiere decir perseverancia en la espe- tos atroces del diablo vengan sobre mí, ramente tales, no excluye una razona-
ranza; es esperanza crucificada a imi- ble y viril confianza en las propias fuer- aún, la pusilanimidad y la sensibilidad
con la única condición de que yo al- frente a los males constituyen un vicio.
tación de Cristo y espera de su resurrec- cance a Jesucristo»11. zas, una «spes in seipso, tamen sub
ción; es aceptación e incluso amor del Deo» («esperanza en uno mismo, si La paciencia-virtud, tanto si se la con-
sufrimiento en virtud de su amor. El sufrimiento asume el significado bien bajo la ayuda de Dios»)1'. templa a la luz de la fortaleza humana
«Perseveremos, pues, sin pausa en litúrgico de una inmolación sacrificial: como bajo el prisma cristiano de la es-
«No me procuréis otra cosa fuera de El mero valor humano de esta pa- pera de los cielos nuevos y la tierra
nuestra esperanza... y en la prenda de ciencia-fortaleza lo constituye la no- nueva, reviste valor sólo en relación y
nuestra justicia que es Cristo...; pero permitirme ser inmolado a Dios, mien-
tras haya todavía un altar preparado»12. bleza de la actitud de un alma, pro- como complemento de la combativa rea-
El ha soportado todo por nosotros a fundamente orientada hacia el bien, lización del bien y de la consciente afir-
fin de que viviésemos en El. Tratemos, La Eucaristía se encarna plenamente
en la vida: el cristiano es con Cristo que se defiende contra un mal inevita- mación del hombre contra la sordera
por tanto, de imitar su paciencia y, si ble, fuera del poder de sus decisiones de la naturaleza elemental y las resis-
hubiésemos de 4morir por su nombre, el sacerdote pero también la víctima
de la pacífica oblación de la Nueva y responsabilidades morales (un mal tencias de la estupidez, inercia y mal-
démosle gloria» . La paciencia cristia- de suyo meramente físico, por consi- dad del hombre.
na iluminada por la esperanza es la Alianza: «Trigo soy de Dios, y por los
dientes de las fieras he de ser molido, guiente), conservando la serenidad in-
espera de una felicidad sólo por poco terior y la lucidez de una adhesión al La aquiescencia pasiva al mal y a
tiempo diferida: «Soportemos en medio a fin de ser presentado como limpio pan
de Cristo... Suplicad a Cristo por mí, bien que es más fuerte que todas las las derrotas de la humanidad resulta
de los tropiezos de este mundo que se heridas que puedan causársele. El fuerte mucho más grave cuando se lleva a
nos haya5 aplazado nuestra bienaven- para que por esos instrumentos logre
ser sacrificado para Dios»13. acepta las esenciales limitaciones de su cabo en nombre de una mala interpre-
turanza» . «Dios nos manda esperar»6. existencia, los sufrimientos e incluso la tación de la fe, pues justifica la acusa-
He aquí un tema que ya no desapa- muerte, no con la tolerancia estoica ción, que hoy con tanta facilidad le
Fundada en las infalibles promesas recerá jamás de la santidad cristiana. de un animal de carga, sino con la lanza el humanismo ateo, de ser eva-
de Dios, la paciencia cristiana es, por En las más diversas formas, el deseo de consciente libertad de quien desea siva y alienante.
ende, una actitud de fe: «El solo hecho sufrir por amor permanecerá para siem- mantener una incolumidad más pro-
de ser cristianos es cuestión de fe y pre como el sello supremo de la per- funda y decisiva. A pesar de todo, el cristiano no pue-
de esperanza; pero para que la fe y la fección moral que en el amor se inspira de ignorar que hay males personales
esperanza alcancen su fruto tienen y que en la plenitud del amor puede El sufrimiento por el sufrimiento es y sociales contra los cuales, en el aquí
necesidad de la paciencia, puesto que identificarse. Un amor que no puede un contrasentido. El fuerte no despre- y ahora concretos de una determinada
no buscamos 7 la gloria presente, sino ser vivido sino como don, prenda y an- cia la vida; sólo la ama menos que existencia, la última defensa que cabe
la del futuro» . ticipo precioso del regalo de un gozo aquello por lo que se encuentra en la es el soportarlos virilmente. El no igno-
desproporcionado en referencia a todos situación de tenerla que sacrificar, pues- ra que esta resistencia, este «fortissime
Al igual que cualquier otro aspecto to que este «aquello» es lo que da a inhaerere bono» (adherirse al bien con
de la vida cristiana, el drama de este los padecimientos del presente: «Nunca
pondrá fin al gozo eterno el que da a la vida su sentido y su valor supremo. todas las fuerzas) implica una enorme
su hallarse crucificada en la espera de Sacrificando la vida, se defiende de la dosis de actividad espiritual y de no-
resucitar es un misterio de amor. De la voluntad el don de la paciencia tem-
poral, porque uno y otro don se agresión de otro orden que golpearía bleza humana. Sobre todo por lo que
ahí que el cristiano afronte la prueba más profundamente su existencia. La respecta a la conquista de los hombres
del sufrimiento como una exigencia del conceden al don-príncipe de la cari-
dad» 14. fortaleza auténtica se halla, pues, igual- para la fe y el amor que salvan (si de
amor: «Liberali amore8 simus, non ser- mente distante del optimismo ilusorio conquista puede hablarse y en la me-
vili timore parientes» . En el seno mis- del que ignora hasta qué punto el bien dida en que la fe y el amor de los her-
mo de la comunidad eclesial, la forma IV. Reflexión teológica manos son una misión confiada tam-
de paciencia que consiste en la tole- es arduo y las condiciones de la exis-
Sin echar en olvido su significado tencia humana hieren nuestra volun- bién a su responsabilidad), sabe que la
rancia mutua es un secreto del amor teologal y su vinculación con la espe-
P a l a b r a d e Dios 752 753 P a l a b r a d e Dios
máxima fuerza del bien se manifiesta (1940), 331.-Pieper ) . , Justicia y fortaleza, II. La Palabra de Dios festación» de esta Palabra eterna y
paradójicamente en la impotencia. «La Rialp. Madrid 1968,-Schierse F. }.. Paciencia, en Juan 1,1-18 creadora es su «morada entre nosotros»
estructura de este mundo tiene tal ener- en Conceptos fundamentales de la teología, 3, Cris- en la «carne» de Jesucristo (1.14); es
gía que la perseverancia, y no la em- tiandad. Madrid 1967. 260-266.
En síntesis, cabe resumir esta célebre decir, en su existencia «oída, vista con
bestida airada, constituye la última página 4 en estos términos: los propios ojos, contemplada y expe-
prueba decisiva de la fortaleza» 20 . 1) Para san Juan (o si se prefiere, rimentada de primera mano» por san
Pero más allá de estas consideracio- PALABRA D E D I O S para la tradición joánea) Jesucristo es Juan y por los otros que fueron «testi-
nes puramente humanas, el cristiano la «Palabra» de Dios. En cuanto tal es gos» como él (1 Jn 1,1-3). Aquí Juan
vive su paciencia como participación en «Vida» y «Luz» (es decir, vida encarna- y los restantes «nosotros» h a n «visto»
el misterio del sufrimiento que, en la I. La Palabra de Dios en el presente y operante la «gloria» del
cristianismo da de comunión con Dios y luz-guía-
humanidad de Cristo, ha complicado nueva ley que a Dios conduce), y Padre (1,14: su poder de aliado y sal-
al Hijo de Dios. Por consiguiente, a la Es sabida la importancia que para el «gracia y verdad» (o sea «el» auténtico vador); aquí h a n escuchado y recibido
luz de este misterio pascual participa- cristianismo tiene la Palabra de Dios. don de Dios, respecto al cual incluso la la «exégesis» del Padre (1,18); aquí, en
do y actualizado en su vida, sufre y Basta caer en la cuenta de que se pre- antigua revelación mosaica —evocada las «señales-obras» realizadas por Je-
combate mientras espera la resurrec- senta como u n a historia y como «buena en el v. 1 7 - era sombra, preanuncio sús y en sus discursos, pero singular-
ción. nueva» de esperanza que tienen su ori- y preparación). mente en la gran «señal-obra» de la
En tiempos de esperanza como los gen, valor y norma no en un hallazgo 2) Esta «Palabra» (que es Jesucristo) muerte «gloriosa» de la que Juan testi-
que nosotros vivimos, el cristiano está h u m a n o —por válido que puede conce- ha dado existencia a todo (especialmente moniará —a su modo— 7 en el evan-
llamado a contraponer a las ilusiones birse—, sino en una revelación de Dios al hombre), porque es «Palabra» crea- gelio.
de los mesianismos terrenos, prisione- recibida y transmitida: justamente en dora, como la de Jn 1 y como la (divina) 5) Juan y ¡os «nosotros» han trans-
ros de falsas absolutizaciones ideológi- una Palabra de Dios. Bastaría, para Sabiduría de Prov 8,22-31 y Sab 9,1-2. mitido después de viva voz y por escrito ¡o
cas, el carácter liberador de su espe- convencerse, con remitirse a la página Es una «Palabra» que habla, se expresa, que han «oído, visto, contemplado y
ranza, que sabe dar sentido y valor in- densa y elocuente de 1 Cor 1,17-25 y resuena y está ya casi atestiguada en palpado» acerca de la «palabra de vida»
cluso a aquellas pasividades h u m a n a s 2,1-10. O también a la asamblea la creación y en la historia universal. que es Jesucristo, para que los demás
que, desde u n a consideración mera- eucarística: su primera parte es sus- Especialmente «ilumina a todo hombre» compartan su «comunión» con el Hijo
mente racional, parecerían quedar sin tancialmente proclamación y escucha (1,9) y, por tanto, todo hombre repre- y con el Padre al par que su «gloria»
contrapartida. Una esperanza que, asu- de la Palabra de Dios. senta u n eco especial suyo y su reflejo, (1 Jn 1,2-3; Jn l , 1 2 s ; 20,30). Por con-
miendo en sí y purificando de sus mise- Pero precisamente de la celebración su imagen; consiguientemente, todo siguiente, sólo en ese momento es cuan-
rias y de su carácter de utopismo los eucarística puede también nacer un hombre es, en última instancia, eco, re- do entran en juego los escritos apostó-
mesianismos humanos de nuestro tiem- equívoco, que debemos evitar de forma flejo e imagen del Padre 5 . Podríamos licos (comprendidos los evangelios). Es-
po, sabe afrontar la muerte combatiendo inmediata: el de identificar demasiado decir que toda criatura es radicalmente tos transmiten la Palabra de Dios que
por la vida porque, contando con el simplistamente la Palabra de Dios con u n a «palabra» de Cristo y, por ende, se ha revelado en la existencia de «car-
Resucitado, goza de u n a certeza que la Biblia. Aquélla, en efecto, constituye de Dios: toda criatura habla y habla- ne» de Jesucristo. Y la transmiten tal y
ninguna cosa de este mundo puede per- una realidad previa y más compleja y rá —con el lenguaje de su n a t u r a l e z a - como la vio, comprendió y anunció
turbar. vital que la Sagrada Escritura 1 . Ya el de Cristo y del Padre, y de sí misma cada uno de sus cualificados «testigos»;
G. Gatti texto citado de 1 Cor nos da a entender como hija, en cierto modo, del Padre a su manera propia y en servicio directo
que a la palabra escrita de la carta la en Cristo. Sin embargo, este «eco» de la de sus oyentes y de su «situación exis-
había precedido la palabra oral del Palabra de Dios presente en la creación tencial» (Sitz ím Leben). Los escritos
1
Notas.— t ) S. Cipriano, De bono patientiae, Apóstol a los Corintios y que ésta, a y en la historia no es puro, sino que apostólicos constituyen, pues, una ex-
17: PL 4, 657.-( 2 ) S. Cipriano, o. c, 2: PL 4, su vez, había sido anuncio-transmisión está ofuscado por las «tinieblas», si bien presión —codificada por escrito— de la
647.-( 34 ) S. Agustín, De paüentiae, 15: PL 40, no de u n texto escrito, sino de u n a per- éstas no logran «vencer»' a la «Luz». experiencia de la Palabra de Dios hecha
618.-( ) S. Policarpo, Ad Philippenses, 6
8.1-2.- sona y de la historia de su crucifixión, De ahí que la lectura de la Palabra de por los primeros y cualificados Testigos
(') S. Agustín, o. c, 9: PL 40, 614.-( ) S. Ci- en que está presente y de donde proce- Dios en la creación y en la historia de Jesucristo. Pero se trata de u n a ex-
priano, o. c, 21: PL 4, 660.-P) S. Cipriano, resulte torcida, perturbada e insegura presión que la Iglesia ha reconocido
o. c, 13: PL 4, 655.-(") S. Agustín, o. c. 29: de la «sabiduría» y la «fuerza» de sal-
PL 40. 10625.-(') S. Cipriano, o. c. 15: PL 4, vación (1,22-24): ésta es la «palabra de por mor de las «tinieblas», por la pre- como «inspirada»; fruto del especial y
656.—( ) S. Ignacio de Antioquía, Ad Roma- la cruz..., fuerza de Dios» para la sal- sencia del mal (muerte, pecado, odio, único «carisma» del Espíritu de Cristo
nos, 6,3: PG 5. 691.-(") S. Ignacio de Antio- vación (1,18. Compárese con Rom mentira, egoísmo, errores, etc.: males sobre esos Testigos y sus escritos. En
12
quía, o. c, 5,3: PG 5, 691.-( ) S. Ignacio de 1.16) 2 . de los que habla san Juan en su evan- este sentido, y habida siempre cuenta
Antioquía, o. c. 2,2: PG 5, 688.-( 13 ) S. Ig- gelio y en su primera carta). Pero hay de su género literario, de la historia de
nacio de Antioquía. o. c, 4,1-2: PG 5, 689.- La misma concepción sobre el con- también otros ecos de la Palabra de su formación y redacción y sobre todo
C4) S. Agustín, o. c, 29: PL 40, 626.- tenido ante todo «histórico» de la Pa- Dios que es Jesucristo.
(") S. Tomás de Aquino, S. Th„ 2-2ae, q. 123. de su referencia a una Palabra viva y
labra de Dios se halla presente en otros encarnada, también los escritos apos-
a. 6.-( 16 ) Id. o. c, q. 128-129.-(") Id, o. c.
q. 136, a. 3.-(18) Id, o. c,20 q. 139, a. 1 . - muchos textos bíblicos, especialmente 3) Ecos especiales o «testimonios» de tólicos se pueden y se deben llamar «Pa-
(") Id, o. c, q. 128. a. l.-( ) J. Pieper. jus- del NT, como Le 1,1-4; Heb 1,1-2; los esta Palabra son Juan Bautista y la «ley» labra de Dios» 8 .
ticia y fortaleza, Rialp, Madrid 1968. textos kerigmáticos presentados en el mosaica (1,6-8.15; 1,17). Es más, pue-
libro de los Hechos (2,22-24; 1 0 , 3 6 - 4 3 ; de decirse que toda la historia de Israel
BIBL. : Bullet G., Vertus morales infuses et 13,26-42, etc.) y en san Pablo (1 Tes está habitada por la presencia especial
vertus morales acquíses sehn S. Thomas d'A., l,9s. Compárese con 2 , 1 3 ; Flp 2 , 6 - 1 1 ; de la Palabra de Dios «venida a los su- III. La Palabra de Dios en la historia
Frlburgo (Suiza) 195 7.-Garofalo S.. Gesú los referidos textos de 1 Cor 1-2 y 1 5 : yos» ( 1 , 1 1 ; cf Heb 1,1; 1 Pe 1,10-11; de Israel
per chi soffre, Roma 1942,-Hauck F.. Hypo- Gal 1,1-8; Rom 1.1-4, etc.) 3 . No obs- 1 Cor 10,4; Rom 9,4; y todo el pensa-
moné. en Th. W„ 4 (1942). 585-593.-Horst J., Análogo es el razonamiento en lo
tante, la página más luminosa a este miento del NT acerca del valor de la que respecta al AT.
Macrothumía, en Th. IV., 4 (1942), 377-390.- respecto parece ser el prólogo del cuarto
Oddone A., s.j., Concetto e valore della ras- historia de Israel). La palabra de Yavé (o, podríamos
segnazione cristiana, en «Civiltá Cattolica». 91 evangelio. 4) Pero «auténtico» eco y «mani- decir también, de Jesucristo) revelada
Palabra d e Dios 754 755 P a l a b r a d e Dios

en el AT no fue directamente escrita, y que interesa también a los libros sa- lada por la Palabra de Dios) derivan las fuentes y de las tradiciones de donde
sino que ante todo fue comunicada de pienciales (Eclo y Sab). indicaciones fundamentales para la lec- ha surgido y en los estudios sobre los
otros varios modos a los patriarcas, a Pero la historia de Israel no es sólo tura y la interpretación de los libros evangelios). A todo este trabajo se le
los videntes y profetas, a los sabios, a el tema del culto, de los profetas inspirados. Dado que este modo de pen- llama estudio de la «formación» de un
los reyes, a los sacerdotes, a los refor- y de los sabios, sino el ámbito y el sar la Biblia es algo nuevo respecto al texto.
madores, etc., y al mismo pueblo. enorme cauce en que se inserta toda clásico de los manuales (derivado de La atención al contexto exige tam-
la revelación de Dios en el AT, incluso una acumulación parcial de datos y de bién que no se examine aisladamente
la más original y más directa. Hasta la sistematización que de ellos ha venido un libro entero al margen de los res-
Estos «varios modos» de comunica- haciéndose en estos últimos cien años),
ción se pueden, en parte, describir y las revelaciones más singulares (como tantes libros sagrados (y no sagrados)
el monoteísmo, los albores de la huma- derívase una notable renovación en la de su tiempo. Si se amplía ulteriormente
catalogar. Trátase de sueños (como los hermenéutica bíblica, en parte ya ad-
de Abraham, Jacob, José, etc.) y visiones nidad, el futuro, las características fun- este principio, surge la necesidad de
damentales de la santidad de Israel) se quirida (sobre todo desde la encíclica considerar cualquiera de los libros del
de diverso género (como la de la zarza Divino afilante Spiritu de PíoXII|1943]
ardiente para Moisés o la de la santi- hallan siempre enmarcadas en el len- AT en el marco de la historia de Israel
guaje y en las vicisitudes históricas de en adelante) y en parte todavía en y del propio AT y, puesto que dicha
dad de Dios en el templo para Isaías 6): estudio.
diferentes comunicaciones que, a veces, Israel y a ellas vinculadas. historia y tales libros se hallaban abier-
pueden reducirse a u n a reflexión aguda 1) Puede decirse que ya todos ad- tos y orientados a la «Palabra hecha
Es esta historia —con toda la Palabra carne» y al NT, sigúese la necesidad de
y guiada sobre hechos y experiencias que consigo arrastra— la que engendra miten la necesidad de la lectura histérico-
(quizá Amos, Oseas, algunas predica- literaria de los textos bíblicos y de su leerlos teniendo debidamente en cuenta
un pueblo: su religión, su vida, su culto, su intrínseca orientación, su pertenen-
ciones de Jeremías, etc.) y, otras veces, sus tradiciones, sus profetas, etc. De todo lenguaje.
resultan inexplicables si no se recurre En concreto esto exige atención al cia a u n a historia en construcción y
ese caudal surgen poco a poco tam- en progresiva madurez hacia la «Pala-
a especiales revelaciones (en el caso bién sus libros sagrados (baste pensar contexto próximo y remoto de cada
de imprevisibles anuncios sobre el futu- frase y de cada página. Esto significa bra... llena de gracia y de verdad» 1 1 .
en la historia del Salterio y aún más De su confrontación con otras obras
ro o de elementos religiosos que iban en aquella otra - p r o b a b l e - del Penta- ante todo prestar atención al género
contra corriente como el monoteísmo). literario de la página o del libro en que extrabíblicas podrá más fácilmente so-
teuco que es un mosaico en su origen bresalir la complementariedad, relati-
Trátase de oráculos-respuestas dados y u n mosaico en su estructura, puesto la frase o la página h a n sido insertas
con Urim y Tummim: esto es, recurrien- por el autor. El género literario tiene vidad y parcialidad de sus enseñan-
que su composición se extiende a lo zas 1 2 a la vez que las constantes y pun-
do prácticamente a la suerte, especial- largo de más de ochocientos años). Al que determinarse sin prejuicios ni pre-
mente para la solución de los casos conclusiones, ni siquiera ante la posi- tos comunes; de la apertura del AT en
igual que los libros del NT, también los orden al Nuevo aparecerá la unitarie-
concretos (v. gr., 1 Sam 1 4 , 4 1 ; 23,9, del Antiguo son testimonio y expresio- bilidad de descubrir mitos o elementos
etcétera) o mediante la interpretación míticos, ya que el género literario es dad de la revelación como convergen-
nes de una Palabra sobre todo viva, a cia y madurez de varias líneas de pen-
preorientada de eventuales frases o la vez que de su comprensión y expre- siempre un dato que atañe directamente
comportamientos de otros (cf Jue 6, al medio expresivo del autor (o, dicho samiento en un único punto focal que
sión vinculadas a la historia, al lengua- las «cumple» todas incluso superándo-
36ss; 1 Sam 14,8-12), etc. Trátase de je h u m a n o de entonces, a la mayor o técnicamente, al uso expresivo del len-
enseñanzas impartidas a través de ele- guaje y no al declarativo); dice rela- las 1 3 , así como también la «pedagogía»
menor madurez no sólo del pueblo, de Dios en su «hablar» al hombre en
mentos éticos, jurídicos y cultuales de sino también de sus profetas, jefes, sa- ción, por ende, al campo del arte y de
los pueblos del Oriente Medio (como el la eficacia expresiva no al de la ver- Cristo (cf DV 15).
bios y hagiógrafos. Por lo demás, éstos
caso del influjo del derecho oriental no hablaban a su pueblo de forma abs- dad y el error, aunque ciertamente in- Por otra parte, la propia unitariedad
en el «código de la alianza» de Ex 21-23 tracta, sino directamente a fin de salir cide en el problema de la enseñanza que de la revelación y de su historia exige
y en el propio Decálogo) 9 . Tampoco hay al encuentro de alguna de sus «situa- dicha expresión literaria (o semejante que el mismo NT sea leído no sólo en
que olvidar que u n gran canal a tra- ciones existenciales» 10 . También cuan- uso del lenguaje) pretende dar. el ámbito de la historia de Jesús y de
vés del que Dios hablaba (y habla) es do a los escritos sagrados del AT se les la Iglesia primitiva, sino también en el
la reflexión de los «sabios de Israel» so- Del autor será útil conocer la perso-
reconozca - c o n el judaismo y la misma nalidad, la mentalidad, el estilo, su de la historia de Israel y del AT. Este
bre tantos y tantos acontecimientos y Iglesia— el carácter de libros inspirados último elemento lo imponen los recien-
comportamientos comunes en la natu- «situación existencial» (Sitz im Leben)
y, por tanto, de Palabra de Dios, nunca y la de sus lectores, para los que direc- tes estudios sobre el lenguaje del NT
raleza y en la historia universal (cf es- jamás podrá olvidarse su estrecha re- (y en general los contenidos en el Theol.
pecialmente Prov; Job 3 8 - 4 2 ; Eclo y tamente escribe. Todo esto es lo que.
lación con la Palabra viva y escrita en términos técnicos, se denomina as- Wórterbuch zum NT), que han puesto
Ecl; Gen 1, etc.). Parece, sin embargo, sobre todo en u n a historia; más aún, de relieve de forma decisiva hasta qué
que la vía normal de la revelación a pecto «redaccional» de un texto bíblico
en estrecha vinculación con u n a Pala' y su estudio sirve para aprehender la punto el vocabulario e ideas del NT
Israel ha sido su propia historia con sus bra y u n a historia no cerradas en sí dependen del Antiguo y tienen que ser
multiformes acontecimientos providen- verdadera intención del autor y el
mismas, sino abiertas a la Palabra «ver- tipo de enseñanza que intenta dar me- leídos a su luz (cf también DV 16) mu-
ciales y elocuentes; carestías, sequías, dadera» encarnada en Jesucristo, de cho más que a la del mundo religioso
castigos (Am 4,6-12; Jer 3,7: 2 Re 17,7- diante su obra literaria.
que hemos hablado más arriba. Debe- extrabíblico.
2 3 , etc.); pero singularmente mediante ría resultar evidente, pues, que la ex- Mas la atención al contexto exige fre-
las maravillas de algunos momentos presión «palabra de Dios» se aplica a cuentemente también que se tome en 2) Más difícil e incierto es el otro
fuertes como los del éxodo y el retorno diversos objetos y de u n modo no uní- consideración la historia que u n a frase aspecto de la renovación de la herme-
del exilio de Babilonia a la patria voco, sino analógico. o una página haya tenido antes de néutica bíblica: el que se debe también
(cf para los primeros Ex 14,30s; 19,3s haber sido redactada de forma defini- al influjo de la teología de K. Barth y
y la reflexión de Sab 16-19; para los se- tiva y tal como nos ha llegado. Este de los estudios de la filosofía del len-
gundos v. Is 55,10-13). Esta historia trabajo es. a veces, muy complejo, pero guaje, especialmente del lenguaje «re-
IV. Hermenéutica bíblica fecundo en nuevas perspectivas, luces ligioso» 14 . Trátase de la necesidad de
es la gran llamada de los profetas, el
tema formidable que hace «memorial» Del modo descrito de pensar el origel' y hasta problemas (piénsese, por ejem- u n a lectura de la Biblia no sólo histó-
en el culto (cf fiestas, ritos y salmos) y el puesto de la Biblia en la historia plo, en los estudios recientes sobre el ríco-literaria (v. más arriba), sino tam-
de la revelación (o de la salvación revé' Pentateuco, sobre la historia de las bién «trascendental», es decir, que con-
P a l a b r a d e Dios 756 757 Palabra d e Dios

serve siempre el sentido de la trascen- Además - y éste es el punto más fas- ayudar (más que poner al día) a com- gún comentario a este documento conciliar,
dencia de su objeto (Dios que habla) cinante, específico y delicado de la cues- prender el planteamiento nuevo del pro- en particular las pp 11-18 y 41-52 del col
y de la analogicidad del lenguaje hu- t i ó n - siempre habrá que recordar que blema de los orígenes, del valor y de la mentarlo del Card. A. Bea, La Parola di
mano sobre todo cuando habla de tanto la tradición viva (o la Iglesia) como hermenéutica de la Biblia; por otra Dio e Vumanitá, Asís 1967, y La doctrina del
los libros sagrados se hallan al servicio parte, puede descorazonar al lector, ya Concilio sobre la Revelación y la Palabra de Dios.
Dios. Para arriesgar u n a orientación en Razón y Fe, Madrid 1968; cf también AA!
este campo delicadísimo es menester y dan testimonio de u n a Palabra que sea escriturista, dogmático o moralis-
VV., Messaggio della salvezza. lntroduzione gene,
quizá tener presentes los puntos que a trasciende no sólo dicha tradición, sino ta, etc.: es evidente que un buen «teó- rale, Turín 1968', 17-28 (C. M. Martini). Para
continuación indicamos. también los mencionados libros. Esta logo» no puede ser un estudioso secto- un conocimiento más profundo del mensaje
Palabra (de Dios, dicha sobre todo en rial, sino que debe ser al menos un del AT, teniendo en cuenta sus diversas corre-
Hemos recordado que la Palabra de laciones con la historia, cf G. von Rad,
la historia de Jesucristo) continúa sien- poco y a la vez filósofo, biblista, dogmá-
Dios es originariamente sobre todo una tico y/o moralista, hombre-de-Iglesia. Teología del AT, Sigúeme, Salamanca 1972-
historia. Ahora bien, u n a historia (o do u n tesoro inagotable, u n «Otro» una óptima síntesis de carácter divulgador es
distinto de nosotros y de nuestro len- Esto es «muy» verdad en todos los sen-
una existencia) nunca se recoge exhaus- tidos: constituye la «cruz y la delicia» la de P. Grelot. lntroduzione alia Bibbia, Roma
tivamente en los libros, en el sentido guaje 1 5 : u n «Otro» que, sin embargo, 1967 (sirve también para el NT); más amplia
de quien desea escuchar y anunciar al y más técnica, pero de notable valor es otra
de que no puede ser contenida ni ex- se ha revelado y ha «hablado» de tal mundo de hoy u n a palabra que sea
modo que algunos (patriarcas, profetas, obra del autor citado, La Biblia, palabra de
presada adecuadamente en ellos: la eco —lo menos distorsionado posible— Dios, Herder, Barcelona 1968.-(") «Verdad»
historia es u n a vida que se transmite sabios, apóstoles, etc.) han tenido un de la Palabra de Dios 17 . no en abstracto y de tipo griego (íntima reali-
vitalmente. El lenguaje (oral o escrito) cierto conocimiento de El, aunque in- dad de las cosas), sino verdad bíblica: verdad
constituye siempre u n a expresión in- adecuado, analógico, capaz de ser siem- que Dios nos revela en orden a la salvación,
adecuada respecto a la persona y a su pre profundizado y abierto a la fase G. Giavini relativa ésta y determinada por su relación"
futura de la revelación; pero eso sí, con ella; dicha verdad puede atañer lo mismo
historia, si bien es medio indispensable a la «religión» que a la moral, lo mismo a la
de comunicación e incluso es medio privilegiado y «originario» 16 . Notas.—i1) Cf también la constitución Dei historia que a la ciencia, pero siempre «en
eficaz —al menos en parte—, sobre todo 2
De este su conocimiento-experiencia Verbum del Vaticano II.-( ) La predicación de orden a nuestra salvación», la cual nos acon-
si lo hablan personas insertas en una ellos son testigos ciertos y seguros, la cruz comprendía también la de la resurrec- tece en Cristo. Cf las colaboraciones de S. Ci-
común tradición viva que las une y pues dan fe de ello su persona, su his- ción, como se manifiesta explícitamente en priani e I. de la Potterie en AA. VV., La ventó
las hace comprensibles las unas a las toria —como historia que es de Israel 1 Cor 15.1-11.-(3) Sobre el valor «histórico» della Bibbia nel dibattito attuale, Brescia 1968,
de este «primer anuncio» de la Iglesia primi- 265-306.—(I2) ¿Se puede hablar de una cierta
otras. y de la Iglesia de los orígenes- y su tiva y sus consecuencias para la historicidad posibilidad de error en alguna enseñanza con-
Esta propiedad del lenguaje no puede propio mensaje tan «otro» - a l menos de los evangelios, cf S. Zedda. / vangeli e la creta ? Hay quien lo afirma (cf la colaboración
faltar en el lenguaje bíblico y cristia- en algunos elementos, singularmente critica oggi, Treviso, v. 1 y 4 (1969); v. 2 de N. Lohfink en el volumen citado en la nota
no, puesto que éste también es lenguaje en los «kerigmáticos»— respecto al men- (1970); X. Léon-Dufour. Estudios del evange- precedente, 21-63). Mas esto no parece en-
lio, Estela, Barcelona 1969; W. Trilling, Jesús cuadrarse en la línea de la tradición ni parece
h u m a n o (v. el párrafo anterior). Los saje de las religiones de su época, como y los problemas de su historicidad, Herder, Bar- necesario pensar que el error se halle en las
libros sagrados, por ende, exigen ser lo es su historia en comparación con celona 1970; AA. VV., lntroduzione al NT, a enseñanzas, sino quizá sólo en la mentalidad
leídos dentro de la tradición viva de la la de estas (y de tantas otras) religiones cargo2 de G. Rinaldi y P. de Benedetti. Brescia que las acompañaba y que se prestaba como
que han surgido y en la que estaban presentes en el largo camino de la hu- 1971 : véase el estudio de R. Randellini. 47- vehículo de una enseñanza tal vez parcial,
y permanecen insertos. Hay que «re- manidad. 290: este estudio ofrece también una amplia pero siempre verdadera.—(1J) En los manuales
leerlos», pues, siempre en el pueblo de Estas consideraciones acerca de la y actualizada síntesis sobre los diversos modos clásicos, esta unitariedad entre Antiguo y NT
de afrontar la historicidad de los evangelios casi se reducía a los casos de «sentido pleno»
Dios (Israel-Iglesia), en ¡a Iglesia ilumi- originalidad y especificidad del mensa- y la relación fe-historia en el último siglo: y de «sentido típico»; hoy se tiende a una
nada por la Pascua-Pentecostés, dentro je y de la historia bíblico-cristiana pa- 58-122; sobre este problema, cf P. Grech, 11 comprensión y valoración más amplia de la
de la vida de la Iglesia que continúa y recen confirmar su origen trascendente problema del Gesú storico da Bultmann a Ro- misma, siguiendo las huellas de la patrística
desarrolla la de los orígenes y la de y, por tanto, su valor de palabra «de binson, en A.B.L, Costituzione concíliare y de la exégesis medieval, aunque con criterios
Israel (cf DV 7-10). Dios» y su capacidad de decirnos algo Dei Verbum. Atti della XX sett. biblica ital., distintos y, en general, subrayando fuertemen-
Brescia 1970, 399-412.-(*) Para un estudio te el sentido literal de 14los textos en su contexto
No obstante, los libros sagrados (es- (de forma analógica) sobre Dios ade- más minucioso, cf A. Feuillet, F.l prólogo del histórico original.—( ) Sobre el problema
pecialmente los del NT), en cuanto ex- más de sobre el hombre (o mejor: so- cuarto evangelio, Paulinas, Madrid 1971.— hermenéutico actual en relación con la Pa-
presión próxima y privilegiada («ins- bre Dios, precisamente porque quieren (>) Cf Col 1.15-17; Ef 5,30-32 parece deducir labra de Dios, cf D. Antiseri. Filosofía analítica
pirada») de aquella tradición viva y, en decirnos algo sobre la verdad profunda que el matrimonio existo desde los orígenes y e semántica del linguaggio religioso, Brescia
particular, de su momento fuerte (Cris- del hombre-como-ser-abierto-a-Dios). debe ser modelado sobre Jesucristo creador y 1969; G. Gusdorf, Filosofía del linguaggio, Roma
al mismo tiempo esposo de la Iglesia, su cuer- 1970; R. Marlé, FJ problema teológico de la
to y los Doce) y de la Palabra de Dios Resulta difícil, pues, poder aceptar po.~(6) V. 5: no parece justo traducir este hermenéutica. Razón y Fe. Madrid 1965;
presente en semejante tradición viva, - a u n q u e sea sólo desde el punto de katélaben del mismo modo que el parélabon del B. Mondin, II problema del linguaggio teológico
serán siempre el primer punto de re- vista científico— una total desmitifica- v. 11 (comprender, acoger); para el sentido dalle origíni ad oggi. Brescia 1971; J. T. Ramsey,
ferencia para la Iglesia (magisterio, teó- ción-secularización-antropologización de «vencer, impedir», etc., cf In 12,35.— 11 linguaggio religioso. Bolonia 1970; J. M.
logos y fieles) en sus diversos ensayos del lenguaje bíblico como si no hablara (7) Sobre las características del 4." evangelio Robinson-E. Fuchs, La nuova ermeneutica, Bres-
y sobre el modo joánico de hablar y de hacer cia 1967; AA. VV., Esegesi ed ermeneutica.
de «escuchar» y de «traducir» en los de nuestra existencia y del hombre, hablar a Jesús, cf F. Mussner, 11 vangelo di Atti della XXI settimana biblica italiana, Bres-
diferentes tiempos y lugares la Palabra incluso cuando habla de «Dios» (en Giovanni e il problema del Gesü storico, Brescia cia 1972.-(") Este sentido de la trascenden-
viva que el Padre nos dirige en Cristo contra de R. Bultmann y diversos 1968.-(•) Dei Verbum. 2-4: 7-8; 11; 17- cia de Dios respecto a todo lo que de él dice
(cf 1 Jn 1,1-4; DV 1 0 ; 21-26). Y serán autores de la teología de la seculariza- 20 y 21.—(y) Acerca de las relaciones de se- haber «visto» y conocido el AT se puede des-
también el punto principal de orienta- ción y de la muerte de Dios). mejanza-diversidad entre las costumbres bíbli- cubrir especialmente en Ex 33,23: Moisés
ción para la lectura de la misma Pala- cas y las extrabíblicas, cf G. Ricciotti. Historia «vio» a Dios sólo «de espaldas», pero no su
de Israel, Miracle. Barcelona 1966; AA. VV-, «rostro»; Job 38-42: el Dios sabio y poderoso
bra que Dios, Padre de Jesucristo, nos Messaggio della salvezza. L'AT, 1, Turín 1965, permanece siempre un Otro indescifrable;
dirige todavía hoy en la creación y en V. Conclusión
310-318 (A. Rolla); R. de Vaux. Instituciones Ecl tiene como estribillo el «vanidad de vani-
la historia universal: es decir, nos per- Todo lo que hemos visto representa del AT. Herder. Barcelona 1964.-( 10 ) Sobre dades...», cuyo sentido más auténtico parece
mite discernir las «tinieblas» de la «luz» u n a síntesis rápida de las orientaciones las relaciones entre Palabra de Dios e histo- ser el siguiente: nada en el mundo. I ni si-
de Cristo, presente en la naturaleza y actuales en torno a la «Palabra de Dios». ria en el AT. cf Dei Verbum, 2-3: 14-15 y al- quiera la sabiduría!, nos hace conocer verda-
en la historia. Con ello pretendíamos, por una parte,
759 Paternalismo
P a t e r n alismo •758
aunque a veces pueda decirse «ilus- paternidad (y la maternidad) pueden
deramente el obrar de Dios (3,11; 8,16s; 11,4; (lo que significa que proponía u n aná- trado y benéfico» (y es paterno y pater- amplificarse y adoptar las formas pose-
12,9-14). También el NT conserva este sen- lisis válido), lo sugirió el recurso fre- nalista precisamente por eso); pero su sivas típicas del paternalismo domés-
tido de la «alteridad» del objeto de su lengua- cuente y difundido del adjetivo «pater- ceguera radica precisamente en no
je: cfl Cor 13,12; 1 Jn3,2;yel mismo Jn 1,18 tico.
que se debe leer en conexión con 20,28; ci no» en la época del absolutismo monár- comprender hasta qué punto es opre- Una de las estructuras portadoras del
también el evangelio de Marcos, todo él pre- quico de la contrarreforma y de la teo- sivo mantener al pueblo en un estado paternalismo ante litteram es sin duda
ñado del sentido del misterio de la persona rización de la razón de estado; luego, de perenne minoría de edad. el patriarcado, no tanto por la preva-
de Jesús.~(16) Un ensayo de aplicación de estos poco a poco, en el absolutismo ilus- Las diferencias entre un régimen opre- lencia del padre (el discurso paternalista
problemas y de estos criterios a un problema trado del siglo xvni y después del con- sivo y un régimen paternalista son su- podría desarrollarse, y ha tenido lugar
moral pretende serlo nuestro artículo Le greso de Viena hasta los estados autori-
norme etiche della Bibbia e l'uomo d'oggi: 11 tarios de la Restauración en cuyos do- tiles y a veces impalpables. La primera de hecho, también en el área matriarcal,
Discorso della Montagna-nella problemática at- reside en el fin que se persigue: en el con sólo cambiar de nombre) cuanto
tuale circa il valore delle norme etiche del NT, cumentos aparece con frecuencia hasta gobierno tiránico sería el interés pri- por la preeminencia del anciano, in-
en «Scuola Cattolica», 100 (1972), 83-98.- la mitad del siglo xix. Su desaparición vado del príncipe: en el gobierno pater- vestido, en cuanto anciano y paterfami-
(17) Cf G. Giavini, La Parola di Dio nel contesto tiene que ponerse sin duda en rela- nal, el bienestar del pueblo. Pero el lí- lias, de u n a autoridad institucional.
di alcune recenti teologie, en «Se. Catt», 100 ción con la incipiente critica a aquel mite entre estas dos actitudes es muy
(1972), 359ss. tipo de gobierno que el adjetivo define; En la estructura sociológica de este
frágil. No puede negarse que auténticos tipo de familia parecen confluir dos
u n gobierno autoritario que, empero, tiranos se hayan propuesto planes uni-
ha perdido, al menos en la fachada y conceptos y valores: uno, de carácter
versalistas magnánimos y quizá incluso institucional, constituido por la auto-
a veces también en la realidad, las con-
PATERNALISMO notaciones opresivas para revestirse
desinteresados; por otra parte, es muy ridad del jefe; el otro, de carácter psico-
raro que la benevolencia del soberano lógico, constituido por la experiencia
de benevolencia; un gobierno que mues- paternalista no sea un alibi, más o
Si al paternalismo, como actitud in- tra perseguir no sólo los intereses eco- del anciano. Y el cabeza de familia es
terior, no se le puede asignar fecha de menos consciente, que oculta su prove- siempre el más anciano (lo que posibi-
nómicos o dinásticos, sino también (e cho personal.
nacimiento, puesto que nace práctica- incluso sobre todo) el bien de los sub- lita la co-presencia de valores), puesto
mente con el hombre y lo acompaña a ditos que, a pesar de todo, siguen sien- La segunda diferencia se halla en la que la ancianidad parece constituir
lo largo de toda su historia, como pala- do tales y no son llamados a ninguna dureza o benevolencia de los medios: en autoridad más que la generación y
bra (del inglés paternalísm) vio la luz corresponsabilidad política. es indudable que la pena de muerte, más que la inteligencia, la capacidad
hacia finales del siglo HX. Y el naci- la cadena perpetua o el exilio represen- y cualquier otra dote o prerrogativa.
miento de u n a palabra nunca consti- De esta suerte tenemos un régimen tan medios más drásticos que la ex- El jefe de la familia patriarcal no es el
tuye sólo el nacimiento de u n a pala- lleno de bonachonería, pero que es clusión de la corresponsabilidad guber- que engendra los hijos: el padre inme-
bra; u n a palabra nace cuando nace el gestor único de los asuntos públicos; nativa y que la presión psicológica. Sin diato de su prole, sino el padre del pa-
la exigencia de expresar nuevos con- tenemos al rey por derecho divino que embargo, al pueblo se le puede tener dre, el que ha engendrado a distancia
tenidos, A este período, pues, se remon- no puede ponerse a la par con sus en estado de perenne vasallaje median- y en el que se reconoce el origen más
ta la toma de conciencia de esta actitud subditos porque no es como ellos; se te u n a labor de opresión auténtica a remoto del tronco familiar. Mucho me-
antigua, pero jamás hasta entonces halla a u n nivel, casi diríamos ontolq- nivel de ideología y entonces es cuando nos es el jefe de esta especie de tribu
analizada con claridad. El moderno gicamente, diverso; y, en escala des- entra en juego el problema de la vio- familiar el que gana y la mantiene,
concepto de paternalismo coincide, por cendente, al soberano esclarecido, al lencia. ¿Dónde comienza exactamente según u n concepto economista y bur-
eso, con la denuncia de los equívocos colonialista bueno... A veces, es real- la violencia ? i A partir de la persecución gués totalmente ajeno a la estructura
propios del clima paternalista y con mente bueno, pero con conciencia de sangrienta o a partir de la violación de y a la mentalidad patriarcales. No es
la emancipación respecto a la pater- tener que guiar, con mano benévola, los derechos de desarrollo del hombre? siquiera el más fuerte, el más inteligente
nidad posesiva que comienza a nivel pero firme y por sí solo, ya que el pueblo Es evidente que nosotros reconocemos o el más capaz, sino el que más ha
sociopolítico, pero que después viene a tiene necesidad de tutores. El paterna- hoy u n a verdadera violencia incluso en vivido, el que tiene más experiencia.
coincidir, más o menos, con la eman- lismo, el autoritarismo y, en ocasiones, esa segunda opresión más sutil, aun-
cipación también a nivel doméstico y que también resulte evidente que la pri- Y al llegar a esté punto es menester
el absolutismo se transforman así, entre
con la disgregación de la familia pa- mera la supera porque, por otra parte, poner de relieve el diverso concepto de
sus manos, en instrumentos de «buen
triarcal que, con connotaciones asaz la incluye. experiencia que subyace a la civilización
gobierno», empleados en favor del pue-
diversas según los tiempos y los lugares, patriarcal y rural, a la civilización bur-
blo; y la exigencia de constituciones Resulta, por ende, difícil aventurarse
nos había sido transmitida por la anti- guesa y a la civilización posburguesa
liberales asume el color de una preten- a u n a discriminación de conciencia o
güedad y se había refugiado en la civi- que estamos comenzando a elaborar.
sión desconsiderada y dañina que es establecer, incluso a nivel objetivo, has-
lización rural. Evidentemente la coin- preciso curar con u n a represión política En el patriarcado y en el paternalis-
cidencia no es casual. No obstante, el ta qué punto la opresión se agiganta mo antiguo probablemente la experien-
como se cura, con un familiar pesco- en el paternalismo o el paternalismo se
análisis del paternalismo comenzó a es- zón, al hijo que pide la llave de casa cia poseía u n a densidad existencial y
cala de estudios sociopolíticos y sólo endurece hasta alcanzar formas de u n contenido sapiencial que se ha ido
antes de «tener la edad». Mas ¿ cuándo opresión. De ahí que las clasificaciones
más tarde se amplió el contenido del se llega a tener la edad? A juicio de los desgastando, a medida que la civiliza-
término y se aplicó al ámbito del tra- de los tipos de gobierno, del régimen ción se intelectualizaba, hasta desapa-
paternalistas, nunca. El pueblo es u n social y familiar sólo puedan tener ca-
bajo, de la familia y de la psicología eterno niño que habrá que guiar pe- recer casi totalmente al contacto con
hasta alcanzar la aceptación actual que racterísticas aproximativas, más o me- el iluminismo y el racionalismo. Así ha
rennemente. A esta luz se comprende nos centradas según la proporción en
es muy amplia e indica, sobre todo, que el régimen parlamentario y de- alumbrado el concepto pedante de ex-
u n clima y u n a actitud psicológica, con que aparezca la connotación paternalis- periencia, típico del mundo burgués que
mocrático se presente como u n a abe- ta que depende de una actitud interior.
alguna premisa genérica, más o me- rración o, en el mejor de los casos, actualmente no tiene nada de sapien-
nos inconsciente, de índole filosófica. como una utopía en el sentido más ba- cial : acumulación de conocimientos epi-
nal del término. 2. PATERNALISMO FAMiLiAR.-La mis- dérmicos («uno que h a dado la vuelta
ma raíz etimológica nos conduce inme- al mundo», se decía para designar u n a
1. PATERNALISMO POLÍTICO.-El tér- El paternalismo, por consiguiente, diatamente al ámbito familiar donde la vasta experiencia), que proviene, cier-
mino, que después tuvo tanta fortuna conduce a u n gobierno autoritario,
Paternalismo 760 761 Paternalismo
tamente, de la vida, pero entendida paterna, lenta en conceder la eman- que él. Por otra parte, esta fortuna o, nos ha hecho así: unos capaces y otros
como repetición de cosas vistas y rea- cipación (se oculta, con frecuencia, de- si se quiere, habilidad lo pone en dis- incapaces; hay quienes h a n sido hechos
lizadas. Si bien se presupone el vivir trás de la idea de que los hijos son eter- posición de maniobrar resortes que él para mandar y dirigir, en tanto que
- y no podría ser de otro m o d o - , da nos menores de edad, una coartada ignora. otros lo han sido para obedecer y eje-
la impresión de que en el corazón de que entraña inseguridad, necesidad de El desprecio instintivo del trabajador cutar. Un cierto concepto del orden na-
esa experiencia hay poco de vivido y, sentirse necesarios, necesidad de reco- manual hacia la actividad del pensa- tural y hasta u n a cierta religión alie-
en cambio, mucho de aprendido a nocimiento...), se enfrenta con la con- miento deriva, en parte, de la con- nante e instrumental han confirmado
nivel racional (historia magistra vltae: testación de los hijos que no ven ya ciencia de no saber emplear estos me- en él la convicción de ser el único res-
se ha comprobado que este magisterio en semejantes padres el modelo que dios sutiles y de hallarse, por ende, ponsable de miles de hombres, el único
enseña bien poco). El sujeto de seme- parecían ver los antiguos. Tras las «ve- condenado ai metalla. Ante el jefe de defensor de miles de pobres. Todo de-
jante experiencia se halla ingenuamen- nerables canas» que convierten a los empresa, que puede trabajar sin sudar pende de u n a sola persona y las ayudas
te persuadido del automático apren- padres en seres mitificados, se va im- la camisa, y que tiene en su mano la de los subalternos son bien acogidas
dizaje que al anciano le brinda la poniendo la figura del padre compañe- ocupación de pueblos enteros, adopta con tal que queden anuladas en la
vida. El anciano sabe siempre más. ro, de la madre amiga: modelos más u n a actitud compleja tejida de rencor autoridad única del jefe. El padre ase-
Quien ha vivido más se las sabe todas, abordables, más falibles y, por eso y también de un respeto casi supersti- gura todo, mas siempre en el ámbito
porque ha tenido tiempo de aprender mismo, más próximos y aceptables. cioso 1 . De esta suerte el puesto pre- de la empresa. Incluso se contrae ma-
más cosas, prescindiendo de la calidad eminente del antiguo paterfamilias se trimonio «en la empresa»: se trata de
Quizá la diferencia entre paternidad
de su vivir: concepto, pues, cuantitativo, proyecta sobre este empresario, que u n matrimonio que promete prole ob-
y paternalismo, en el ámbito familiar,
estático, automático, justamente ilumi- con mucho gusto se lo apropia, impri- servante. No hay espacios, no deben
se reduce al hecho de que la paterni-
nista. Y no hay que sorprenderse de miendo a su autoridad un tono pater- existir, porque resultan preligrosos,
dad acepta retrotraerse del primer
que después, en la práctica, la enfatiza- nalista que reproduce, a nivel de em- atentan contra la estructura totalitaria
plano y consiente al hijo emanciparse
da experiencia de los ancianos se re- presa, el clima de la familia patriarcal, y patriarcal de la empresa. Para evitar
y ascender, a su vez, a un puesto di-
duzca, muy frecuentemente, a bien poca con la diferencia de que el patriarca no las emancipaciones, se multiplican las
rectivo en el grupo familiar. El pater-
cosa: a indicaciones astutas y utilita- es ya u n anciano, sino quien sabe ma- asistencias y las iniciativas «benéficas»,
nalismo, por el contrario, jamás ac-
ristas: a un «savoir vivre» que ha per- nipular los botones; no quien posee una sociales, culturales; pero siempre con
cede libremente a u n a sucesión de este
dido toda sabiduría sapiencial (valga experiencia sapiencial, sino el que posee la marca de fábrica. De esta suerte se
género y se aferra a modelos antropo-
la redundancia) y ha adquirido la ha- experiencia empresarial y técnica. Este transforman en instrumentos de do-
lógicos arcaicos, vinculados a la apa-
bilidad del «compromiso» para «triun- tal será u n buen padre, pero a condi- minio del patrón; en el mejor de los
rición de la ancianidad.
far» en la vida. ción de que los que de él dependen sean casos, cuando es paternalista, son
Esto explica asimismo por qué la ci-
Hoy semejante concepto de expe- buenos hijos, siempre dispuestos a la instrumentos empleados «para bien».
vilización antigua era una civilización
riencia empírica y didáctica ya no nos obediencia y nunca tentados por el de- Frecuentemente no es ni siquiera pa-
de viejos y sus modelos éticos eran se-
dice nada sino a nivel ejecutivo y téc- seo de la corresponsabilidad. Como un ternalista y se usan para mal. La' «pa-
niles (sabiduría, prudencia, tranquili-
nico (de oficio). Nuestra experiencia es buen padre, se preocupa de que no ternidad» del industrial se amplía así
dad...): la civilización moderna, empe-
más existencial, con más implicaciones, falte nada en la familia, pero pretende hasta hacer gravitar decenas de barrios
ro, es u n a civilización de jóvenes con
más dramática: es sobre todo u n ex- que todos se encuentren encantados urbanos en la órbita de u n a sola em-
paradigmas éticos juveniles (ímpetu,
perimentar y un vivir existencialmente; del bienestar doméstico que acarrea su presa. Regiones enteras, ciudades ente-
coraje, creatividad...).
va a la búsqueda de nuevos contenidos nombre y que no pueden aportar otros. ras permanecen menores de edad o se
sapienciales, perdidos con el deterioro «¿Qué te falta?»: es la pregunta u n liberan a fuerza de fatigas. El jefe ad-
3. PATERNALISMO SOCIAL. - Q u i z á la tanto arrogante, u n tanto ingenua, u n quiere perfiles generosos y benéficos de
del antiguo patriarcado. Y rechaza el misma parábola podamos descubrirla,
valor de u n a experiencia tan empobre- tanto desvaída de estos padres, sobre- padre de la patria, de promotor del pro-
a nivel social, en la transformación del vivientes de una civilización difunta greso. Se da su nombre a calles, plazas,
cida que no parece conferir ya ningu- maestro de las antiguas escuelas de
na particular dignidad y que, con tanta frente a los hijos que sienten alguna asilos, hospitales, albergues... Ante al-
artes y oficios en empresario industrial. inquietud. Incluso el industrial «bené- gunos sectores de la población puede
facilidad, degenera en paternalismo. Allí las tentaciones paternalistas podían fico» (y por desgracia lo es con frecuen- aparecer como u n numen protector,
El disgregarse de la familia burguesa camuflarse en los ángulos oscuros de cia) —ante las agitaciones y exigencias benemérito del progreso económico,
tiene sin duda a sus espaldas la revolu- los tenduchos; pero al menos se daba de corresponsabilidad— pregunta al portador de la civilización de las má-
ción industrial, pero también la deca- —reconocido— u n arte, u n a pericia que obrero: «¿Qué es lo que te falta?». quinas. Con frecuencia es portador, de
dencia iluminista que había ya puesto era algo más que un mero «saber hacer». Y para que no le falte nada es ancho cierto bienestar efectivo: más de su
en crisis a la civilización rural, herede- El jefe de industria, en cambio, se aleja en generosidad. Los problemas sociales persona que del pueblo, pero incluso
ra del antiguo patriarcado. del lugar del tajo, se distancia del obre- tiende a resolverlos con u n a benefi- el del pueblo es más bien u n reflejo del
Si el puesto preeminente del antiguo ro. Incluso cuando se fatiga —y lo hace cencia que deja intactas las estructuras suyo personal. El análisis del paterna-
patriarca resultaba comprensible, tras casi siempre— ejerce u n tipo de activi- y los sistemas económicos que produ- lismo no discute los beneficios materia-
el empobrecimiento de la densidad de dad distinta, que no ensucia las manos cen los pobres y hacen necesaria la les de la economía capitalista ni del
su experiencia aparece del todo inacep- y que el obrero apenas estima: u n a beneficiencia y también el bienhechor. clima paternal en que a menudo se
table. Esto conduce a la desaparición de actividad propia «de señores». Parece Se trata de una operación costosa, pero estructura; lo que pone en cuestión es
aquella suerte de culto al anciano, tí- que él sobresale ante todo por aquel siempre conveniente en relación con la misma «paternidad» entendida de
pico de la antigüedad, y replantea la tipo de experiencia iluminista que con- las reformas sustanciales que cuestio- esa forma soberana que parece enume-
función autoritaria basada en la an- siste en saber organizarse e ingeniarse, narían su misma existencia como bien- rar sólo los regalos que distribuye.
cianidad, pues no se reconoce ya en la con frecuencia en saber maniobrar. hechor, empresario, patrón y «padre».
experiencia u n título suficiente para Disminuye el antiguo respeto. El obre- Por lo demás, siempre ha habido po-
constituir jefe y maestro a quien ha ro tiene la impresión, frecuentemente bres y siempre los habrá: está en la En este sentido, los portadores de ci-
vivido más sólo cuantitativamente. justificada, de que el «patrón» no es naturaleza de las cosas, el mismo Dios vilización son todos paternalistas en
más capaz, sino sólo más afortunado cuanto creen que pueden dar sin tener
La posesividad tanto materna como necesidad de recibir. También los por-
Paternalismo •762 763 Paternalismo

tadores de la fe son paternalistas cuando peñaban u n a función puramente téc- pos. los sacerdotes se sentían y eran Hasta qué punto esta opinión sea
no acogen el enriquecimiento que pue- nica y de inspección; pero después se tenidos en primer lugar, como padres. sincera y hasta qué punto sea u n a ca-
de acontecer a la propia fe en el en- multiplicaron y surgieron catedrales También en el momento actual, en que reta que encubre el afán de poder es
cuentro con Ins diversas civilizaciones. inmensas con presbiterios altísimos y está apareciendo la dimensión frater- un problema que no es posible resolver
casi inaccesibles: una especie de re- na, son casi sólo los católicos disidentes en abstracto y para todos: es u n a ma-
pristinación, en clave de arquitectura los que osan dirigirse al papa como al deja que el psicólogo (y con frecuencia
4. PATERNALISMO ECLESIAL.-E1 dis-
cristiana, del sancta sanctorum: u n re- «hermano Pablo», y el apelativo desde el psicoanalista) podría devanar en cada
curso se ha deslizado por sí mismo ha- luego no agrada al Vaticano. Sin em- caso particular. De todas formas, sea
cia el plano religioso. Todo un capítulo cinto para privilegiados. Son signos
que vierten en piedra toda u n a eclesio- bargo, el papa Roncalli había dicho: cual fuere la honradez o malicia de
puede dedicarse al paternalismo ecle- «Yo soy vuestro hermano Juan». Esta cada uno, todos abrigan la opinión de
sial. logía. El sacramento del orden casi lle-
ga a prevalecer sobre el bautismo, y la simple frase hogareña, llena de hu- que se necesitan jefes férreos capaces
El paternalismo es el correlativo civil manidad y sencillez, era altamente re- de mantener las riendas, con m a n o fir-
y laico del clericalismo. En la Iglesia, paternidad sobre la fraternidad. El go-
bierno de la Iglesia se halla ya en ma- volucionaria: sacaba a la luz la preva- me, para el propio bien de los subditos.
por ende, paternalismo y clericalismo se lencia de la fraternidad (bautismo) so-
confunden en cuanto que es el clero nos de estos privilegiados, gestores úni- El paternalismo, precisamente por
cos de u n servicio que está coloreado bre la paternidad (orden) y la jerarquía candido, benévolo y a veces incluso
el que tiende a u n a preeminencia y a (jurisdicción).
u n a gestión exclusiva de gobierno, im- con muchas connotaciones de poder: bastante iluminista respecto a la pro-
pregnada de espíritu paternal. Mas tal mas de u n poder benévolo (paternalista, La resistencia a un gobierno colegial moción del hombre, resulta más insi-
vez sea preciso comenzar nuestro aná- justamente) para el bien de las almas, y la tendencia a la centralización de dioso que la tiranía. Con un enemigo
lisis más arriba. para guiar a los pobres patanes de los poderes en las manos del papa, el ideal declarado se lucha más fácilmente que
laicos, que ya es mucho si pueden se- de los obispos configurado según u n con un amigo declarado y con un pa-
El Dios hebreo conserva notables con- guir a base de freno y brida. Los laicos, modelo funcionarial y puramente eje- dre por paternal que sea.
notaciones paternalistas, precisamente en efecto (laicorum genus bestiale), eran cutivo: todo esto forma parte de una
porque su revelación se inserta en un Por otra parte, es preciso reconocer
semejantes a la burra de Balam, se di- concepción paternalista de la autori- también que algunas reacciones reve-
contexto fuertemente patriarcal y asu- ferenciaban de los clérigos como el cuer- dad y del gobierno de la Iglesia.
me, en parte inevitablemente, su len- lan un cierto infantilismo, u n a esque-
po del alma o el día de la noche, y no También el integrismo constituye u n mática reducción del problema a de-
guaje y estructura psicológica. La bue- tenían que entrometerse en los asuntos
na nueva evangélica se resiente bas- capítulo del clericalismo (hemos cons- terminados aspectos exteriores que ba-
de la Iglesia. «Notandum est circa laicos, tatado ya que clericalismo y paterna- naliza la lucha contra la autoridad pa-
tante menos de este condicionamiento. quod ipsi non debent ascenderé ad scru-
Jesús habla del padre, pero sin aquellos lismo son, én la práctica, sinónimos). ternal, si no es que llega expresamente
tandum secreta fldei, quam tenet cleri- Pretendiendo extraer de la fe incluso a neurotizarla en una especie de caza
acentos serviles, típicos de u n concepto ci...», advertía Humberto Romano: en
paternal. Habla de El como de alguien las normas ejecutivas de nuestro vivir de brujas que ve paternalistas por to-
época más próxima a la nuestra, en en el tiempo, obstaculiza e impide el das partes. Esta sospecha (que empa-
que forma u n a unidad consigo mismo: 1867, escribía monseñor Talbot: «¿Cuál
un igual. Y en las relaciones con sus proceso de autonomía y de seculariza- reja con la sospecha curial continua-
es el reino de los laicos? I Cazar, dispa- ción que podemos considerar los corre- mente a la búsqueda de cismáticos)
discípulos incluso hace u n a crítica im- rar, divertirse! Esto lo pueden compren-
plícita al paternalismo. pues no los lativos eclesiales de la emancipación oculta indisponibilidad para el diálogo,
der; en cuanto a entrometerse en cues- familiar y política. la aceptación, el recibir: u n a actitud
llama siervos, sino amigos. Precisamente tiones de Iglesia no tienen el mínimo
por esto los primeros cristianos dan En esta panorámica del paternalismo de fondo negativo que puede ser cana-
derecho»: el arzobispo de Rouen, por lizada (deberíamos decir instrumentali-
mucho más la impresión de hallarse su parte, reforzaba: «Lo mejor que pue- eclesial tampoco hemos de silenciar un
colegiados comunitaria y fraternalmen- cierto paternalismo contestatario que zada) en la lucha por la promoción,
den hacer es rezar»: u n modo muy as- pero que difícilmente podrá promover
te que no estructurados rígidamente cético para quitárselos de encima. Se se insinúa allí donde surgen jefes de
como u n a pirámide jerárquica y verti- escuela o líderes que dictan texto y a los sujetos de esta oscuridad.
trata, evidentemente, de citas tenden-
calista. La desacralización obrada por ciosas, ya que ilustran sólo u n a corrien- tradición (dogmática) aunque sea re- Mientras todos los hombres están
Cristo comporta también u n a cierta te que, a pesar de todo, debía estar muy volucionaria; que predican emancipa- luchando contra este paternalismo, que
despaternalización: rechazo de las auto- difundida, puesto que Newman pudo ción, autonomía y responsabilidad per- es el revestimiento liberal y democrá-
ridades des-responsabilizantes y apela- escribir: «En toda Europa hay eclesiás- sonal, pero que después cargan sobre tico del absolutismo, quizá los cristia-
ción a la responsabilidad del individuo ticos cuya política consiste en mante- sus hombros a grupos enteros y, en la nos, participando en este combate,
y al compromiso personal. ner a distancia al laicado de modo que práctica, deciden por la comunidad. tienen alguna cosa particular y típica
éste se halla disgustado y se ha vuelto Estos leaders, inconscientemente, des- que decir, precisamente a nivel de fe.
Pero u n planteamiento tan interior responsabilizan y ejercen u n a influen- Aunque las estructuras eclesiásticas se
y vinculante, tan fraterno y colegial no infiel».
cia totalmente paternal. De hecho son hayan conformado históricamente se-
dura mucho tiempo. Paralelamente a la los padres de un nuevo integrismo. gún el paternalismo de la civilización
re-sacralización y a la veterotestamenta- Hoy nos movemos, evidentemente, en en que estaban enmarcadas y, por
rización de la liturgia asistimos a u n a un clima distinto; pero el paternalismo consiguiente, de modo paternal y ver-
lenta re-paternalización de la autoridad, está muy lejos de haber desaparecido. 5. TEMAS FUNDAMENTALES DEL PA-
TERNALISMO.—La raíz del paternalismo, ticalista; aunque el poder h a y a acen-
expresada en definitiva por la propia Tal vez cabe incluso decir que uno de tuado este aspecto (la manera de ha-
liturgia, el derecho canónico y la teolo- los motivos de la crisis que atormenta tal como aparece en sus diferentes ma-
nifestaciones, parece poder sintetizarse blar y de escribir de la jerarquía es aún
gía. El presbítero —que ya en el nombre hoy a la Iglesia es el cambio, aún no muy paternalista), no obstante, a nivel
recoge resonancias de la ancianidad— aceptado, que consiste en pasar de un en u n concepto pesimista del hombre,
en la escasa estima de su libertad y de de fe profunda, el cristiano posee una
se aparta de los «simples fieles» (¿por régimen paternalista a u n régimen co- palabra específica. Porque el cristiano
qué «simples», como si el bautismo y legial y comunitario. Es significativo a su capacidad de desarrollo. El hombre
será siempre u n niño y siempre tendrá no predica sólo un Dios Padre (como,
la incorporación a Cristo no bastaran este respecto la fortuna que ha tenido, más o menos, los otros tipos de fe),
para hacer de ellos cristianos pleno en la Iglesia, el apelativo de «padre»: necesidad de guías, de orden y de auto-
ridad que decida por él lo que es mejor sino u n Dios Hijo y un Dios Espíritu,
iure?) y sube las gradas del altar. Qui- desde los religiosos al papa (el santo y la relación entre los tres no es pater-
zá, al principio, eran pocos y desem- Padre). Efectivamente, el papa, los obis- y su propio destino. „ ,
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nalista. No se trata de una comunidad La urgencia de reflexionar sobre el de las clases sociales dominantes. Hay ciente de la Iglesia se mueve en esta
patriarcal, puesto que las personas di- problema de la paz nace de dos datos quienes entienden por paz la realiza- dirección, ya que la definición de paz
vinas son iguales y hay un dar y u n históricos evidentes: ción de u n orden social fundado sobre como «tranquillitas ordinis» va siendo
recibir recíprocos. La comunidad de a) Los horrores cada vez más gra- la justicia, que tiende progresivamente cada vez más sustituida por el concepto
Dios no está dirigida por el principio ves de la guerra moderna, que puede a la instauración de u n a operante soli- de paz como «opus iustitiae». Pablo VI
paterno, sino por el de la unión fra- conducir a la catástrofe de la huma- daridad entre las clases sociales y entre tituló así su mensaje para la jornada
terna y colegial: no es u n a sociedad nidad. los pueblos. Este concepto, ya presente mundial de la paz el año 1 9 7 2 : «Si
jerárquica; es una sociedad de iguales. b) La capacidad que tienen los hom- en Isaías que define la paz «opus quieres la paz, trabaja por la justicia»,
bres de construir u n mundo nuevo de iustitiae» (fruto de la justicia), plantea Y anteriormente, en la encíclica Po-
A. Zarri suerte que sea posible garantizar a ulteriores interrogantes. ¿De qué jus- pulorum progressio, había escrito: «De-
todos u n a vida digna y justa (cf G. Gi- ticia se trata ? ¡ Cuáles son los obstácu- sarrollo es el nuevo nombre de la
rardi, Cristians i marxistes enfront de la los que hay que derribar para no que- paz». «La paz —continúa la encíclica-
Mota.—i1) Es evidente que se trata de una pau. Nova Terra, Barcelona 1969). darse sólo en palabras de paz? ¡A qué no se reduce a una ausencia de guerra,
actitud compleja y en vías de evolución. Hoy precio es posible tener la paz? fruto del equilibrio siempre precario de
la toma de conciencia política del obrero lo El concilio (GS 82,4) ha puesto cla-
ramente de relieve el aspecto alienante Inmediatamente se percata u n o de las fuerzas. La paz se construye día a
conduce a análisis más lúcidos; pero subsiste día, prosiguiendo aquel orden querido
aún en la masa menos concienciada y con de la guerra: una vez desencadenada, que este segundo significado de paz
frecuencia también en el militante sindical, a escapa del control incluso de quien la encuentra, para realizarse, las mismas por Dios, que lleva consigo una justicia
nivel de inconsciente, la doble mentalidad a ha querido. De ahí que la guerra mo- dificultades que el amor. Es más, la más perfecta entre los hombres» (n. 76).
que se hace alusión. De una parte, una espe- derna plantee serios interrogantes a paz sólo es posible si se realiza el amor Estas perspectivas de compromiso por
cie de rencoroso desprecio hacia «el señor», todos los hombres responsables. Por otra y en el grado en que éste se realiza. la paz resultan estimulantes para cuan-
considerado un espíritu extravagante consa- tos, creyentes o no creyentes, sienten
grado a fatigas inútiles; de otra, un respeto parte, la racionalidad tecnológica se Por eso, sobre el camino de la paz se
encuentra efectivamente en grado de encuentran los mismos obstáculos que, el deber de trabajar en aras de u n a so-
casi mágico por ciertos resultados de esas
mismas actividades. Escribir libros parece un realizar u n progreso significativo. Pero en la vida de los hombres, nacen de ciedad más justa.
ocioso perder el tiempo, pero circula el pro- para que sea completo, debe obedecer la incapacidad colectiva de amar. Su
verbio «habla como un libro abierto». a u n proyecto ético, sostenido en su superación (y aquí el discurso se torna 2. Los CRISTIANOS Y LA P A Z . - L a paz
realización por la política. Sólo una po- ya necesariamente teológico) se halla no representa sólo un problema doc-
lítica de paz, puesta al servicio del gé- confiada a la racionalidad h u m a n a tan- trinal ; en él se halla envuelta y compro-
nero humano, puede garantizar seme- to ética como tecnológica; pero tam- metida la humanidad entera con todas
PAZ jante progreso. Necesariamente tendrá, bién reclama u n a realidad trascenden- sus capacidades y contradicciones. Exi-
pues, que fundarse en la búsqueda de te, es decir, a Dios. La paz es posible ge, por ende, el uso de medios adecua-
I. Introducción colaboración entre los pueblos a esca- porque Cristo ha realizado la salvación; dos, o sea un método de trabajo bien
la mundial, en el análisis riguroso de ahora bien, se realiza sólo progresiva- preciso. Así, es un «hombre de paz» o
El tema de la paz y la violencia ad- las causas que conducen a la guerra, mente en la historia y ha menester
quiere cada vez mayor relieve en la simplemente «pacifista», por emplear el
y en u n modelo realista de sociedad también de los «obradores de paz», a lenguaje corriente, el que, además de
reflexión teológica incluso en relación futura que es preciso construir entre quienes el evangelio llama «bienaven-
con las instancias del mundo contem- desear la paz, emplea un determinado
todos. turados» (Mt 5,9). estilo y medios no-violentos para rea-
poráneo. Esto se comprende si se toma
en consideración el hecho de que la Se topa uno con ulteriores compleji- lizarla en la justicia.
teología ha de dar una respuesta, desde 1. AMBIGÜEDAD DE TODO DISCURSO dades cuando se intenta definir la pers- Hoy los movimientos no-violentos,
la fe, a los problemas de los hombres. SOBRE LA PAZ.-El término «paz», como pectiva cristiana de la paz en su aspec- elevados a cotas altas y estimulantes
Dicha respuesta resulta tanto más ur- «libertad» o «amor», no tolera defini- to personal y en su aspecto político. por hombres de notable estatura moral
gente cuanto más graves sean los pro- ciones conceptuales precisas, porque Porque la paz tiene un fundamento, que y por prestigiosos leaders (evoquemos
blemas. Indudablemente el deseo de la expresa u n a realidad de carácter diná- es Dios en cuanto sella con los hombres sólo a Ghandi y Martin Luther King),
«paz» ha acosado a los hombres de to- mico, que se colora de las adquisiciones su «alianza de paz» realizada plena- pregonan un método de lucha que ex-
dos los tiempos y a los cristianos de o contradicciones siempre presentes en mente en Cristo muerto y resucitado. cluye no ya el recurso a la fuerza y a
todas las épocas. La paz, en efecto, el devenir histórico. A pesar de todo, Y tiene su meta final que es la plenitud la eficacia, sino a la misma violencia.
constituye la aspiración constante del no podemos prescindir de señalar los del reino de Dios, donde toda lágrima La agresividad y las posturas contra-
corazón h u m a n o y es u n a promesa límites dentro de los que pretendemos será enjugada y «no habrá ya muerte puestas, inevitables entre hombres y,
mesiánica explícita. Pero no siempre, enmarcar el presente discurso sobre la ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas» por lo demás, generadoras de energía,
a nivel político o a nivel de reflexión paz. Ante todo, partimos de los signifi- (Ap 21,4). Y tiene su método: el com- deben ser asumidas en orden a la
teológica, la misma palabra ha signifi- cados diversos, y con frecuencia con- promiso en favor de los otros, la soli- transformación dinámica del mundo,
cado la misma realidad ni h a compro- trastantes, que se otorgan a la pala- daridad, la fraternidad vivida con es- en consonancia con estructuras polí-
metido a los creyentes de la misma bra paz. píritu de mansedumbre y de diálogo. ticas y sociales capaces de respetar la
manera. Resultaría interesante recorrer La perspectiva política de la paz es dignidad de cada hombre y de todos
Algunos la limitan al significado res-
históricamente las tomas de posición inagotable. Nos encaramos con una los hombres, así como de trabajar en
trictivo de ausencia de guerra o de
de la teología respecto a la paz y a la realidad dinámica, abierta a todos los favor de la justicia. El despilfarro de ta-
lucha violenta. La paz, en esta concep-
guerra. Pero semejante cometido no contenidos históricos posibles. Si acep- les energías en la violencia, no siempre
ción, se reduce a u n cierto clima políti-
cae dentro del ámbito de nuestro tra- tamos también a nivel político la defi- capaz de evitar el riesgo de convertirse
co y social que no dice nada acerca
bajo. Se nos antoja más útil y m á s rea- nición de paz dada por Isaías y reco- en opresora y desde luego engendra-
de las condiciones reales de los ciuda-
lista arrancar de la situación presente, gida por la teología medieval (la paz dora de odio entre los hombres, hay
danos. Puede significar u n a tranquila
que por muchos aspectos podemos con- como «opus iustitiae»), las tareas que que juzgarlo negativo y contraprodu-
convivencia entre los pueblos; pero
siderar nueva en comparación con el surgen ante los «obradores de paz» cente para la educación de las masas.
también la tranquilidad de u n orden
tiempo pasado. son inmensas. La enseñanza más re- Muchos creyentes, estimulados por el
político o económico puesto al servicio
Paz 766 767 Paz

ejemplo de Cristo, «siervo sufriente», para bellum» (si quieres la paz, prepara conflicto entre el poder temporal y los II. Fundamento bíblico de la paz
que h a aceptado la muerte violenta sin la guerra) h a pesado sin duda nega- estados liberales del siglo xix).
reaccionar, se sienten atraídos por esta tivamente en la investigación teológica El discurso bíblico sobre la paz no
referente a la paz política. Hoy, u n a d) Bajo el impulso de la laicización es fácil de tratar, puesto que el mensa-
concepción de la lucha en favor de la
teología de la paz que se parase a dis- de la sociedad. la Iglesia ha redescu- je de paz es sin duda más amplio que
justicia y no es aventurado afirmar que
cutir sobre la licitud o ilicitud de la bierto su auténtica misión de ser la la palabra que lo expresa técnicamente.
la paz, como método de lucha, les parece
guerra en abstracto (guerra que, por anunciadora del paradigma cristiano Ninguna teología de la paz es posible,
consecuente. A veces, empero, sucede
lo demás, actualmente no existe en la de vida. No ambiciona exigir ningún sin embargo, sino a condición de que
que las exigencias de paz se confunden
realidad histórica) y de los armamen- otro privilegio, sino el de la libertad de la fundemos en la palabra de Dios y
con un tímido reformismo, que garan-
tos o, lo que es todavía peor, sobre «la anunciar el evangelio y ninguna otra en el proyecto divino de salvación.
tiza la tranquilidad únicamente en fa-
guerra justa», sería una teología muy autoridad puede reivindicar frente al
vor de quien goza u n a situación de En síntesis podemos decir que el cre-
lejana de las esperanzas de los pueblos, Estado laico más que la que deriva de
privilegio. yente debe comprometerse por la paz
que son abiertamente esperanzas de paz. la verdad y autenticidad de su mensaje.
No faltan, sin embargo, otros cre- porque ha sido creado por Dios, que
yentes que, frente a millones de hom- Estas condiciones históricas dejan es «el Dios de la paz» (1 Tes 5,23). La
Otro condicionamiento histórico ha sentir su peso también en la reflexión Iglesia anuncia la paz por haber sido
bres oprimidos o condenados a condi-
impedido a los teólogos de los tiempos teológica al igual que lo hicieran en el fundada por Cristo, «príncipe de la paz»
ciones de vida infrahumanas, están
pasados elaborar u n a diáfana teología pasado. La contraposición con el poder (Is 9,5s).
convencidos de que es necesario e in-
de la paz internacional. La Iglesia, al político privó, en los siglos pasados, a Pero ¿qué es exactamente la paz,
evitable recurrir a medios violentos
situarse como un Estado entre Estados, la Iglesia de su capacidad espiritual de cuáles sus contenidos y las condiciones
para construir una sociedad distinta y
no tenía libertad espiritual de anunciar unificar a los pueblos y la dejó expuesta exigidas para realizarla ? Aún más. ¿ qué
más justa. Para ellos cualquier tipo de
proféticamente nuevas relaciones fun- a la permanente tentación del poder relación existe entre la salvación obra-
paz que no realizase esta radical trans-
dadas no en la reivindicación de los temporal. Además privó a la Iglesia de da por Cristo y la paz. don de Dios y
formación de la realidad sería inacep-
propios derechos y de la propia auto- la fuerza necesaria para oponerse, en a la vez conquista h u m a n a ? Demos
table. «Cuando u n status quo social
nomía, sino en la afirmación de la soli- épocas más recientes, a la exasperación u n a respuesta a estos interrogantes a
contiene tanta injusticia como la que
daridad y colaboración internacionales. de u n concepto de soberanía nacional través de u n a atenta lectura del Anti-
eventualmente puede surgir si es su-
En consecuencia, retrasó la reflexión que desemboca en un nacionalismo exa- guo y del NT.
primido revolucionariamente, entonces
teológica, haciéndola entrar en vías gerado. La teología flanqueó a la Igle-
una revolución en favor de la justicia
muertas como, sirva de ejemplo, la ca- sia en estos sus condicionamientos his- 1. CONCEPTO BÍBLICO DE PAZ.-NO
y la libertad "de los más pequeños en-
suística sobre la llamada «guerra justa». tóricos; apoyó al pontífice frente al existe en la Biblia u n a verdadera y pro-
tre los hermanos" puede no ser ilícita,
Actualmente la Iglesia, por el conver- emperador, favoreciendo el surgir del pia definición de la «paz». La palabra
incluso en nombre de ese amor»
ger de condiciones nuevas y favorables, conservadurismo clerical y de su an- shalom, vertida al griego con el térmi-
(J. B. Metz, Teología del mundo, Sigúe-
se halla en grado de enfrentarse al típoda que es el anticlericalismo políti- no eiréne, que significa prosperidad
me, Salamanca 1970, 157). Según esta
mundo y los Estados como mensajera co ; elaboró la justificación de la guerra y armonía entre los individuos, y al
tesis, el amor cristiano, que viene a ser
de paz y pregonera, en nombre de y del colonialismo (cf A. Dondeyne, La latín con el término pax, que significa
potencia crítica de la sociedad, en
Dios, de nuevas relaciones en la con- fede in ascolto del mondo, Asís 1967, tranquilidad garantizada por el orden
cuanto quiere concretamente la justi-
vivencia internacional, fundadas en la 252-274). de las leyes, se aplica a muchas cosas.
cia y la libertad para los otros, debe
fraternidad humana. a) La paz es don de Dios.—Quizá sea
suscitar, en situaciones particulares,
incluso u n a fuerza revolucionaria vio- Hoy nos encontramos en los umbra- ésta la idea más gruesamente subrayada
lenta. Semejante fuerza violenta no es 4. CONDICIONES HISTÓRICAS FAVORA- les de u n a nueva era. El mundo se va por la Biblia (2 Crón 14,4-6). Tanto la
condenable ni siquiera en el plano de BLES.-La nueva orientación en orden unificando y exige un ordenamiento paz política: «El reino de Josafat fue
la caridad. a la paz y a la justicia entre los pueblos, jurídico adecuado. La revolución tec- tranquilo, y su Dios le dio paz por. to-
asumida por la Iglesia en los últimos nológica ha convertido en absurda la dos lados» (2 Crón 20,30), como la
Las divergencias entre estos dos mé- decenios y, en particular, con el conci- guerra moderna, por lo que el proble- paz familiar y personal: «No temáis
todos de lucha por la justicia son radi- lio, ha sido determinada por condicio- ma de la paz ha devenido de capital —dice Rafael a Tobías—, La paz sea
cales y, con frecuencia, irreductibles. nes históricas favorables. Las recorda- importancia para los hombres de nues- con vosotros» (Tob 12,17). San Pablo
No parece fácil u n a conciliación, in- mos brevemente: tro tiempo. Es lógico e inevitable, pues, y los demás Apóstoles encabezan sus
cluso porque las motivaciones que con- que también la teología redescubra su cartas invocando la «gracia y la paz
ducen a opciones contrastantes no son a) Por primera vez en u n concilio, papel de orientadora espiritual y de de parte de Dios nuestro Padre y del
sólo de naturaleza teológica, sino prin- la Iglesia se ha presentado liberada del creadora de perspectivas cristianas. Señor Jesucristo» (Rom 1,7; 1 Cor 1,3;
cipalmente histórica y política. La única poder temporal. Esto acontece a través de la recupera- 1 Tim 1,2; Flm 1,3; 1 Pe 1,2). En el
actitud capaz de favorecer u n a conver- ción de muchos principios frecuente- evangelio se afirma claramente que la
gencia dialéctica futura es la reflexión b) Por vez primera no ha tenido mente olvidados, en particular de la paz se concede a los hombres «amados
y el comprometimiento por la paz, es- que afrontar situaciones conflictivas en autonomía de la política frente al poder por Dios» (Le 2,14). Jesús resucitado
clarecida en sus contenidos fundamen- su seno y, por tanto, ha podido abrirse eclesiástico y el encuentro de la política saluda a los suyos deseándoles la
tales. pastoralmente al mundo, a sus alegrías y la religión en la ética, entendida ésta paz (Le 24,36), uniendo así la idea de
y a sus esperanzas. última como orientación y sensibiliza- paz con la idea más amplia de salva-
3. ACTUALIDAD DEL PROBLEMA.—De- c) Se h a cerrado definitivamente el ción a los valores de la persona huma- ción. En consonancia con este concep-
masiadas veces, en el pasado, los razo- período histórico que ha visto enfren- na y a la solidaridad entre los pueblos. to de paz como don del amor fiel de
namientos teológicos sobre la paz se tada a la Iglesia con el poder político Para que el discurso teológico sobre la Dios (imposible separar el discurso so-
hallaban inficionados por sus correla- por el predominio sobre la sociedad ci- paz tenga fundamento, es preciso que bre la paz del discurso sobre la alian-
tivos sobre la guerra y su licitud moral. vil (creación del Estado pontificio, lucha examinemos ahora más atentamente za) se halla la necesidad de invocar la
La afirmación, aceptada de forma exce- por las investiduras, conflicto entre el tanto la Biblia como el Magisterio de paz de Dios y de desearla en su nom-
sivamente conformista: «Si vis pacem, papa y el emperador en la Edad Media, la Iglesia. bre: «Pedid la paz para Jerusalén: |en
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calma estén los que te aman, haya paz 2. LA PAZ MESIÁNICA.-O) El pastor justicia, o sea (en lenguaje bíblico) si es el símbolo de la humanidad que re-
en tus muros, en tus palacios calma!» de la paz.—La reflexión de los profetas, los hombres viven los valores de solida- chaza el evangelio de la salvación.
(Sal 122,6s; cf 1 2 5 , 5 ; 128,6b; 147, sobre todo de Isaías y Ezequiel, sobre ridad, fraternidad, comunión, amor y La paz de Jesús no es ausencia de
14a). la paz hace referencia a un personaje: servicio. Y no sólo a nivel personal, sino tribulaciones, sino la certeza de que él
al Mesías, príncipe de paz, suscitado también social y político. Vale decir que ha vencido al mundo (Jn 16,33); de
b) La paz se concede a los justos.— por Dios para realizarla. El discurso no la paz, para huir el riesgo de la retórica, ahí que «su paz» es distinta de la paz
La alianza de paz de Dios con su pue- es de índole personal o política, sino ha de estar avalada por organismos y del mundo (Jn 14,27). A la pecadora
blo (Eclo 45,24) y de Cristo con toda la principalmente religiosa. Porque este estructuras capaces de realizar la jus- arrepentida le dice: «Tu fe te h a salva-
humanidad, exige una respuesta por «príncipe de paz» (Is 9,5) vendrá a ticia de manera eficaz, además de re- do. Vete en paz» (Le 7,50). La paz es
parte del hombre. La iniciativa de Dios realizar la «justicia» y el «derecho». chazar la violencia o la riña. el signo del perdón y de la reconcilia-
queda estéril si no recibe corresponden- «Grande es su señorío y la paz no ten- c) La paz de Cristo.— Jesús, con su ción con Dios, obtenida mediante el re-
cia mediante la adhesión de los hom- drá fin...; él restaurará y consolidará muerte y resurrección, ha proyectado conocimiento de las propias culpas. A la
bres. La paz-don de Dios para los justos su reino en el derecho y la justicia las bases de u n a paz nueva, que es su- mujer enferma, que ha tocado confia-
es negada a los «impíos»: A los que llo- desde ahora y para siempre» (Ib 9,6). peración de toda ruptura de los hom- damente la orla de su vestido, Jesús le
raban he puesto «alabanza en los la- bres con Dios y entre sí. otorga su paz. es decir, la curación es-
bios: ¡Paz, paz al de lejos y al de cer- Isaías se explaya describiendo las ca-
racterísticas de la paz mesiánica: «re- Mediante su sangre. Cristo ha unido perada, obra de su omnipotencia divina
ca!... No hay paz para los impíos» (Le 8,48). A los discípulos encerrados
(Is 57,19.21). «Justo» e «impío» poseen posará en la estepa la equidad, y la toda la humanidad con Dios, que es
justicia morará en el vergel: de la jus- Padre y ama a todos sus hijos y se in- en el Cenáculo el Señor resucitado les
un significado muy preciso en la Biblia; desea la paz y les regala el poder de
justo es el que hace la voluntad de ticia brotará la paz ("opus iustitiae, clina sobre ellos con infinito amor. Esta
pax"), y el fruto de la equidad será una paz, restablecida entre los hombres y transmitirla a los hombres (Jn 20,19-20)
Dios y observa sus preceptos; es impío
el que se comporta con maldad y adora seguridad perpetua. Y habitará mi Dios, constituye el fundamento de cual- d) La paz cristiana en la reflexión de
otros dioses. pueblo en albergue de paz, en moradas quier otra paz. ¡os apóstoles.—Quisiéramos terminar esta
seguras y en posadas tranquilas» (Ib Con su ejemplo y su enseñanza, el rápida presentación de los diversos sig-
El justo «camina en la paz» (Is 59,8s; 32,16-18). Señor Jesús ha venido a restablecer la nificados de la paz en la Biblia con el
Le 1,79), es decir, respeta el derecho paz también entre los hombres, que son anuncio de paz de los apóstoles.
y goza del favor de la justicia divina, Esta paz será posible porque Yavé
suscitará un Pastor que «concluirá una hermanos entre sí y están unidos por Ellos pregonan la paz por medio de
portadora de la salvación y el bienestar. lazos de solidaridad. Jesucristo, porque sólo él es el Señor
La alegría, fruto del Espíritu Santo, alianza de paz» con su pueblo (Ez 34,2 5).
Ella garantizará justicia y tranquilidad La paz de Cristo, finalmente, afecta que salva (He 10,36).
como se afirma en el NT (Gél 5,22) es a lo más íntimo de la conciencia. Los La «paz», como la «gracia», es u n
presentada en el AT como consecuen- a los justos. Los pastores de Israel, en
cambio, y los falsos profetas que han creyentes, en cuanto conscientes de don de Dios (Rom 1,7), regalada «a todo
cia de la serena paz espiritual y de la haber sido liberados de las contradic- el que obre el bien» (Rom 2,10); exige,
amistad con Dios (Is 65,18s). buscado su interés personal serán dis-
persados (Ib 1-10). De suerte que la ciones del pecado, encuentran en esta por tanto, un compromiso determinado
Jeremías denuncia con mucha insis- paz mesiánica, negada al pueblo infiel, certeza la fuerza de la lucha y la segu- por parte del creyente. La paz es tam-
tencia a los falsos profetas de la paz a es garantizada al «resto de este pueblo», ridad de su pleno éxito. En esta perspec- bién fruto del Espíritu (Rom 8,6), que
bajo precio. La paz es don de Dios, es decir, a todos los que han acogido tiva se entiende el canto de los ángeles nos ayuda a vivir «en paz con todos
pero los hombres tienen que merecér- con fidelidad la alianza (Zac 8,10-12). en Belén: «Gloria a Dios en las alturas los hombres», o sea a comportarnos
sela con su compromiso serio y con y en la tierra paz a los hombres en con bondad, benevolencia y mansedum-
una fidelidad total al Señor (Jer 33,6.9). b) Los contenidos de la paz mesiánica. —
quienes él se complace» (Le 2,14). Este bre hacia los otros (Rom 12,18).
Hemos indicado más arriba que la sa-
También el profeta Baruc carga la es el preludio que encuadra toda la Cristo es «nuestra paz» porque ha re-
grada Escritura no define la paz en sí;
responsabilidad de la deportación y del obra salvífica de Cristo. Igualmente sig- unificado la humanidad en Dios; por
ahora bien, nos la presenta o en su
exilio de los hebreos a su infidelidad. nificativa resulta la misión del Mesías consiguiente, él es el fundamento de
fundamento: Dios, o en sus destinata-
«Si hubieras andado por el camino de tal y como nos la presenta el profeta toda paz lo mismo personal que colec-
rios: los hombres amados por Dios y
Dios, habrías vivido en paz eternamen- Zacarías en el cántico de alabanza a tiva, lo mismo religiosa que política
fieles a El, o en sus contenidos. Estos
te» (Bar 3,13). Habrá paz cuando los Dios por el nacimiento de J u a n : vendrá (Ef 2,14-17).
últimos coinciden sustancialmente con
hombres, arrepentidos de su extravío, para indicar «el camino de la paz» El ha venido a proclamar el «evange-
la descripción de la era mesiánica de
comprendan que la paz viene sólo del (Le 1,79) y liberar a los hombres de lio de paz» que los que creen en él trans-
la que tenemos un bosquejo significa-
Señor y vayan por el «camino de Dios». las tinieblas de la muerte. mitirán con decisión y empeño a toda
tivo en el capítulo 65 de Isaías.
Algún día, prosigue el profeta, Jerusa- la humanidad: «¡En pie!, pues; ceñid
lén será llamada, merced a la interven- Naturalmente no podemos aceptar Los discípulos de Cristo tendrán que
expresar su fe en la salvación obrada vuestra cintura con la verdad y reves-
ción de Dios, «paz de la justicia y gloria el texto profético como un dato de he- tios de la justicia como coraza, calzados
de la piedad» (Ib 5,4). cho definitivo, sino como tensión diná- por el Señor, saludando con el saludo
de paz (Mt 1 0 , 1 2 ; Le 10,5) que, no los pies y prontos para anunciar el
mica hacia la realización plena de es- evangelio de la paz» (Ef 6,14).
c) Conclusión.—ha paz es el signo tos contenidos en el reino de Dios. Se obstante, será eficaz sólo si se dirige a
visible de la alianza de Dios con su pue- invita a los creyentes a realizar en la los «hijos de la paz» (Le 10,5). El acercamiento de la paz a la justi-
blo; tiene su origen en el Señor, pero historia los valores de la paz, si bien La paz de Cristo jamás es vivir tran- cia completa el cuadro doctrinal del
se realiza plenamente sólo cuando los su realización se tendrá sólo al fin de quilos: «¿pensáis que he venido a traer pensamiento de los apóstoles: «Que el
hombres buscan la justicia y la fide- los tiempos. paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino reino de Dios no es comida ni bebida,
lidad a Dios. división» (Le 12,51). La paz se conquis- sino justicia y paz y gozo en el Espíritu
La definición de la paz como «obra de Santo» (Rom 14,17). El sentido del
No h a y paz a bajo precio; no hay la justicia» dada por Isaías (32,17) y ta a través de la lucha. Por eso Jerusa-
lén no se encuentra en grado de acoger comprometimiento en el mundo para
paz para el impío. Sólo la sincera volun- recogida por Santiago en su carta (3,18) construir la paz es evidente: «Procure-
tad de caminar en el «sendero de nos ayuda a comprender los conteni- el «mensaje de paz» anunciado por el
Mesías (Le 19,42); de ese rechazo na- mos, por tanto, lo que fomente la paz
Dios» puede merecer el perdón y, por dos de la paz. La paz se realiza única- y la mutua edificación» (Ib 19).
ende, traer la paz. mente si se obra de acuerdo con la cen guerras y destrucciones. Jerusalén

25
Paz .770 771 Paz

Aunque la dimensión «política» de la el bien común a realizar en el seno tanto, un organismo mundial supra- que se basa esencialmente sobre la afir-
paz es mucho menos evidente que en de cada u n a de las comunidades polí- nacional (PT 6 9 ; 70; 7 1 ; 73). mación de que todo hombre es «per-
el pensamiento de los profetas de Is- ticas; la solidaridad entre los pueblos; Bajo este enfoque se reconoce la po- sona, es decir, u n a naturaleza dotada
rael, nos hallamos frente a afirmaciones el compromiso en favor del progreso sitividad de la Declaración universal de inteligencia y de voluntad libre; y,
susceptibles de notables desarrollos. de la humanidad. de los derechos del hombre, aprobada por tanto, de esa misma naturaleza di-
Pero no hay que olvidar que el tema Los documentos conciliares conceden por la Asamblea general de la ONU rectamente nacen al mismo tiempo
de la paz se encuentra enriquecido en amplio espacio al tema de la paz, de- el 10 de diciembre de 1948. La impor- derechos y deberes que, por ser univer-
sus contenidos prácticos por otros te- terminando su fundamento, que es tancia de la ONU es abiertamente afir- sales e inviolables, son también abso-
mas análogos, como el concepto de Cristo Señor; su naturaleza; su rela- mada en la encíclica (PT 142-143). lutamente inalienables» (PT 9). Sobre
hombre y de su estar en el mundo, los ción con el hombre, con la Iglesia y Juan XXIII, haciendo referencia a este principio, aplicado a la conviven-
valores de solidaridad, fraternidad, auto- con los cristianos; los obstáculos a la ciertas críticas que, en su tiempo, fue- cia social, se basan los derechos y de-
ridad como servicio, de donación hasta paz y los medios para construirla. ron hechas por la jerarquía eclesiástica beres de los hombres en sus relaciones
la muerte por amor de los otros. La Populorum progressío ofrece nue- al documento de la ONU, se expresa recíprocas (PT 31) y los de los Estados
Históricamente las primitivas comu- vos horizontes al compromiso por la en los siguientes términos: «Algunos entre sí (PT 80). El conjunto de estos
nidades cristianas estaban excluidas de paz, que coinciden con la búsqueda del capítulos de esta Declaración parecie- derechos y deberes constituye el bien
todo papel político, es más, eran per- desarrollo integral del hombre y con ron a algunos menos dignos de apro- común tanto nacional como mundial,
seguidas por las autoridades estatales. los esfuerzos para el desarrollo solida- bación, y no sin razón. Sin embargo, que debe perseguirse a través de una
Por tanto, era casi imposible pensar en rio de la humanidad. Dicho esfuerzo creemos que esta Declaración se ha de solidaridad operante, que u n a a todos
la tarea de los creyentes en favor de la debe realizar u n a concreta asistencia a considerar como un primer paso e in- los hombres rectos y honrados de cara
paz social e internacional. De ahí la los débiles en u n espíritu de caridad troducción hacia la organización jurí- a edificar conjuntamente el orden ca-
insistencia en llamar la atención a los universal. dico-política de la Comunidad mundial, paz de construir la paz.
cristianos para que fundaran en Cristo ya que en ella se reconoce solemnemente
Imposible resumir en unas pocas pá- La fundamentación de la paz y el
su paz, comprometida por las persecu- la dignidad de la persona h u m a n a de
ginas el denso pensamiento de la Igle- bien común de la entera familia hu-
ciones, y para que fueran obradores de todos los hombres y se afirman los de-
sia; nos ceñiremos a recoger algunas m a n a sobre la naturaleza profunda del
paz en sus relaciones personales con rechos que todos tienen a buscar libre-
de sus aportaciones más estimulantes. hombre, libera a la política de toda
los otros, aun a costa de graves sufri- mente la verdad, a observar las normas
Por causa de exigencias expositivas las indebida ingerencia confesional y jus-
mientos. morales, a ejercer los deberes de la jus-
agruparemos en torno a tres temas fun- tifica su autonomía y, por ende, su
ticia, a exigir u n a vida digna del hom-
Trasponiendo estas instancias a la damentales: los derechos de la persona laicidad. Esta misma perspectiva, de
bre» (PT 144).
nueva realidad en que trabajan los cre- h u m a n a ; la solidaridad entre los pue- tanto valor en teología moral, brinda
yentes hoy, resulta posible llevar ade- blos; el desarme y la guerra. Seguire- El ardiente anhelo del papa, expre- orientaciones éticas válidas para todos
lante el discurso de la paz y concretarlo mos el esquema doctrinal propuesto por sado inmediatamente después (PT 145), los hombres, puesto que hace surgir
en un compromiso determinado en aras la Pacem in tenis. de que la ONU pueda estar cada vez más el «deber ser» de la naturaleza profun-
de la construcción de u n nuevo tipo en condición de garantizar los derechos da del hombre, común a todos, si bien
de sociedad. El magisterio oficial de la 2. LOS DERECHOS DE LA PERSONA HU- del hombre, representa una significa- sólo parcialmente comprendida en el
Iglesia h a intervenido claramente en MANA.—La protección y la promoción tiva aproximación al mundo, que deja curso histórico de la humanidad.
la cuestión y ha brindado indicaciones de los derechos del hombre constituyen paso libre a nuevos criterios y pautas de Los contenidos históricos del derecho
doctrinales y prácticas bien precisas el cometido fundamental de la unión conducta en la Iglesia. En particular natural nunca son definitivos porque,
sobre las que centraremos ahora nues- entre los hombres. La Pacem in terris fundamenta el criterio del optimismo vinculados inevitablemente al grado
tra atención. se abre precisamente con la exposición cristiano, asumido sistemáticamente por de autocomprensión y autoproyección
de los derechos y deberes de la persona el Concilio Vaticano II en la consti- de la humanidad, siempre tienden a su
h u m a n a (PT 1. a parte). tución pastoral Gaudium et spes. El superación. Por eso la encíclica juzga
criterio del optimismo es el reconoci- inadecuados a la actual situación inter-
III. La enseñanza del Magisterio Se examinan ya los derechos indivi- miento de la sabiduría de la humani-
oficial de la Iglesia duales de libertad - q u e ponen límites nacional los medios sugeridos otrora
dad, que se expresa en los diversos Or- por el derecho natural, el derecho de
al ejercicio de los poderes públicos—, ganismos político-sociales. Singularmen-
1. ÁMBITO DE NUESTRA INVESTIGA- ya los derechos sociales que imponen gentes y el derecho internacional para
te se juzga a la ONU de forma positiva regular las relaciones entre los Estados
CIÓN.—Los tres documentos que mayor- a dichos poderes u n a tarea de apoyo porque representa u n a etapa importante
mente han contribuido, en este último y de protección. (PT 132-135), No obstante, se afirma
en el camino hacia un orden jurídico claramente que el derecho natural, en-
decenio, a fundar u n a teología segura Una prueba de la progresiva concien- universal; es u n a aceptación de los
de la paz son: la Pacem in tenis ( = PT) ciación de los hombres respecto a su tendido como el conjunto de las ins-
derechos constitucionales cuya promo- tancias fundamentales de las personas,
de Juan XXIII (11-4-1963); la Gaudium propia dignidad se encuentra en la ción debe constituir el objeto principal
formulación de los derechos fundamen- constituye la plataforma de encuentro
et spes ( = GS), del Concilio Vaticano II, de todo poder político; es la condición entre todos los hombres. La paz mun-
1965, y la Populorum progressío ( = PP) tales de la persona, presente en las cons- necesaria para que se realice la paz
tituciones nacionales (PT 4 3 ; 4 5 ; 46). dial no se puede construir al margen
de Pablo VI (26-3-1967). mediante la vigilancia internacional de de esta perspectiva.
Estos documentos, y particularmente La promoción de los derechos del cara a salvaguardar el respeto de los
el primero, consideran la paz no como hombre debe ser el fin principal no sólo derechos fundamentales de los pueblos.
u n hecho en sí, quizá como aspiración de las comunidades nacionales, sino 4. EL ORDEN ENTRE LOS SERES HUMA-
de quien no la tiene a causa de la gue- también de la colaboración interna- NOS, FUNDAMENTO DE LA PAZ.-La paz Se
rra, sino como exigencia fundamental cional que, para ser eficaz, tiene que 3. EL DERECHO NATURAL, LUGAR DE encuentra inevitablemente vinculada a
de la convivencia h u m a n a . En ese caso, valerse de la aportación técnica de or- ENCUENTRO ENTRE TODOS LOS HOMBRES. - un orden social, garantizado por la com-
las consideraciones se extienden nece- ganismos guiados por u n poder univer- Siguiendo la enseñanza moral de la petente autoridad política. Este tema
sariamente a otros valores: la persona sal. La organización mundial de la paz Iglesia, la encíclica funda las relaciones constituye la tercera pilastra de la
h u m a n a , sujeto de derechos y deberes; requiere estructuras adecuadas y, por interhumanas en el derecho natural, Pacem in terris. La queja por esa
Paz 772 773 Pai
falta de orden se deja sentir con estas La autoridad, sin embargo, en el pen- la convivencia humana, puede afirmar- 1) El evangelio de paz, confiado por
significativas palabras: «¡Cómo con- samiento del papa es la de quien sirve se que, en el terreno histórico, se ha Cristo a la Iglesia, debe ser anunciado
trasta, en cambio, con este maravilloso a los hombres en el respeto de su na- desproporcionado la relación entre la a todos los hombres. Este evangelio
orden del universo aquel desorden que turaleza profunda y que exige, por ser actual organización y el funcionamien- atestigua la iniciativa del amor de Dios
reina no sólo entre los individuos, sino social, u n a división de cometidos y res- to respectivo del principio de autoridad hacia la humanidad (alianza de paz)
también entre los pueblos! Parece como ponsabilidades en el seno de la comu- operante a nivel mundial y las exigen- y la realización completa de este amor
si sus relaciones no pudieran regirse sino nidad política. cias objetivas del bien común univer- en Cristo (Príncipe de paz), que ha
por la fuerza» (PT 4). La encíclica repite un principio tra- sal» (PT 135). Todo ello origina actual- reunificado los hombres con Dios, entre
El papa, empero, alerta en seguida dicional del pensamiento cristiano: «toda mente nuevos problemas en cuanto a ellos y consigo mismos.
la guardia frente a u n a interpretación, autoridad viene de Dios» (Rom 13,16). los contenidos históricos y a las es-
Esta afirmación, empero, no la utiliza A la iniciativa gratuita de Dios debe
legalista y conservadora del «orden»: tructuras operativas que detentan el corresponder la libre respuesta de los
en realidad el orden es promoción amén el papa para enfrentarse con las tesis correspondiente poder público (cf PT
positivas propugnadoras de que la hombres. Ninguna paz podrá alcanzarse
de respeto a la dignidad de la persona 138). Se exige, pues, que los poderes sin u n a actitud de acogida y de res-
humana. Un orden fundado sobre el autoridad reside en el pueblo. Al pue- públicos tengan la posibilidad de actuar
blo, efectivamente, se le reconoce el puesta por parte de cada persona y de
derecho del más fuerte o sobre el pri- eficazmente a nivel mundial. las comunidades.
vilegio de unos cuantos «frente a otros, derecho de elegir sus propios represen-
sería injusto». «El orden que rige en la tantes y la forma de gobierno. Origen 2) La Iglesia tiene la tarea de anun-
convivencia entre los seres humanos divino del poder político y elección hu- 5. EL DESARME Y EL PROBLEMA DE LA ciar al mundo la paz de Cristo resuci-
mana de los responsables y de las for- GUERRA.—Estos dos temas no ocu- tado que es la certeza de la victoria
es de naturaleza moral. Efectivamente, pan mucho espacio en la encíclica, que
se trata de un orden que se apoya sobre mas prácticas de actuación: he aquí sobre el mal y sobre la muerte.
u n a síntesis feliz que ayuda a superar está volcada totalmente a indicar de Como realidad histórica, la Iglesia
la verdad, debe realizarse según la jus- forma positiva los caminos de la paz.
ticia, exige ser vivificado y completado todo exceso de enfrentamiento polé- tiene la tarea de educar continuamente
mico. El papa manifiesta su enorme tristeza para la paz no sólo hacia Dios, sino
por el amor mutuo y, finalmente, en- por la carrera de armamentos por par-
cuentra en la libertad u n equilibrio también de los hombres entre sí. Esta
Para realizar la paz en la justicia, te de los países económicamente más proclamación de la paz «política» en-
cada día más razonable y más hu- estas indicaciones son extremadamente fuertes. Justicia, sentido común y dig-
mano» (PT 37)T cuentra su fundamento universal, por
importantes. Toda autoridad política nidad h u m a n a exigen que cese la ca- ende válido para todos los hombres de
Este fundamental dinamismo del or- que no está enraizada en el consenti- rrera de armamentos, que los arma- buena voluntad, en la naturaleza pro-
den entre las naciones y entre los indi- miento popular y que no interpreta las mentos disminuyan gradualmente, que funda del hombre y en la necesidad
viduos, requiere el estímulo «profético» aspiraciones auténticas de los ciuda- se prohiban las armas nucleares y que histórica de poner en marcha el bien
de cuantos advierten el acoso del futu- danos es arbitraria y, por consiguiente, los pueblos lleguen al desarme en vir- común mundial progresiva y eficazmen-
ro, y el esfuerzo de actuación de la auto- el orden garantizado por ella es u n or- tud de compromisos y convenios que te, es decir, de hacer posibles las condi-
ridad política. Revolución (en el sen- den injusto. «La autoridad que se funda conlleven u n mutuo y eficaz control ciones óptimas para el desarrollo de
tido de Péguy) y política constituyen tan sólo o principalmente en la ame- (PT 109-112). todos los hombres y de todo el hombre.
los soportes humanos del orden moral, naza o en el temor de las penas o en Pablo VI lo denomina «humanismo ple-
la promesa de premios, no mueve efi- La paz, en efecto, se basa en la con-
que ha de erigirse como fundamento fianza mutua y no sobre el equilibrio no» (PP 42).
de la paz. cazmente al hombre a la realización del
bien común; y, aun cuando lo hiciera, de los armamentos (PT 118). En esta obra, la Iglesia se pone a la
La encíclica no habla de «revolución» Respecto a la guerra, Juan XXIII, su- escucha del mundo para apoyar, con
en términos explícitos; por lo demás, el no sería ello conforme a la dignidad de
los hombres, que son seres libres y ra- perando las posibles reflexiones en tor- eficaz trabajo educativo, los proyectos
equívoco de las palabras y el ánimo no a la llamada guerra «justa», afirma de paz de la humanidad. Ella recuerda
apacible del papa no permitían ninguna cionales» (PT 48).
que «en nuestra edad, que se enorgu- a los hombres que el verdadero funda-
concesión a la violencia. Sin embargo, La encíclica suscribe el principio del llece de poseer la fuerza atómica, re- mento de la paz se encuentra en el
la propuesta de la paz hunde sus raíces Estado democrático, fundado sobre la sulta u n absurdo pensar que la guerra Dios creador del hombre y en Cristo,
en u n a visión profundamente innova- división de poderes en correspondencia sea un medio apto para restaurar el en tanto que los contenidos de la paz
dora y, en cuanto pretende ser eficaz, a las tres funciones específicas de la derecho violado» (PT 127). No cabía se hallan ligados al camino de la hu-
puede llamarse sin duda «revoluciona- autoridad pública: la función legisla- ofrecer un rechazo más categórico a manidad hacia la plenitud del reino.
ria». Utopía y realismo, profecía y po- tiva, la administrativa o de gobierno tomarla en consideración como medio
lítica no son para Juan XXIII fuerzas 3) Los cristianos, en estrecha cola-
y la judicial. No obstante, afirma ex- positivo de relación entre los hombres.
contrapuestas, sino dialécticas. El error boración con todos los hombres de bue-
plícitamente que ninguna estructura
radicaría en separar en esferas del todo na voluntad, deberían comprometerse a
puede ser considerada la mejor en sen-
autónomas realidades destinadas a com- ser «obradores de paz» (Mt 5,9). Se-
tido absoluto (PT 68). IV. Algunas consideraciones
penetrarse en la historia para concre- mejante comprometimiento conlleva:
Mas la llamada más apremiante de finales
tar, precisamente, «un equilibrio cada a) un esfuerzo de comprensión en
la Pacem in tenis es la que dirige Resulta casi imposible elaborar u n a medio de las inevitables posiciones con-
día más razonable y más humano». a la constitución de un orden jurídico completa y sistemática teología de la trapuestas originadas por el pecado
El papel de la autoridad política es mundial. Ya desde la introducción este paz, porque la complejidad de los con- y por eso mismo nunca del todo supe-
insustituible a la hora de realizar el orden es presentado como urgencia tenidos y de los valores que presupone rables. El concilio (GS 43,6) recuerda
orden entre los seres humanos y las reclamada por las exigencias del bien la convierte más bien en u n a visión a todos los creyentes que siempre es
comunidades nacionales. «La convi- común universal (PT 6). Y en vistas global de la salvación que en u n capí- posible el error; ha existido en el pa-
vencia entre los hombres no puede ser del mismo, el poder público debe contar tulo particular de la misma. A pesar sado y puede cometerse en el futuro.
ordenada y fecunda si no la preside con amplitud, estructuras y medios ade- de todo, se pueden enunciar algunos Se necesita, pues, seriedad y conoci-
u n a legítima autoridad que salvaguarde cuados (PT 138). principios generales, sobre los que es mientos en las relaciones con la realidad
la ley y contribuya a la realización del «En virtud de las profundas trans- posible hoy construir un discurso teo- h u m a n a para superarlo;
bien común en grado suficiente» (PT 46). formaciones ocurridas en el campo de lógico acerca de la paz. b) una clara distinción entre lo que
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II. El pecado, realidad de fe píritu (Jn 16,9), toma de modo realista
es esencial y lo que forma parte d

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