Está en la página 1de 7

Sacramentos de Iniciación Cristiana

El Bautismo

Introducción: ¿Qué es un «sacramento»?


Es un signo visible de gracia invisible (Trento, DS 1639).

11311 Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la
Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los
sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento. Dan
fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas.

Dios ha querido salvarnos no de un modo meramente intelectual o inmaterial, sino haciéndose


hombre, y, abrazando nuestra realidad corporal al presentarse visible, nos redimió con su carne y
su sangre (Is 53, 5; Ef 1, 7), como dirá San Juan Damasceno: «se dignó habitar en la materia y

1
Citamos iniciando con numeral en negrilla el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). La doctrina del Bautismo está
expuesta en los numerales 1213-1284 del catecismo.
Daniel Suárez Landívar

obrar nuestra salvación a través de la materia» (De imaginibus oratio I, 16: PG 94, 1246). Pero no
sólo obró nuestra salvación con la materia, sino que también optó aplicarla a nosotros con la misma
al instituir la economía sacramental: los sacramentos son signos visibles que confieren la gracia
invisible que significan: el Bautismo realmente confiere la regeneración, la Eucaristía realmente
confiere las gracias que nos sustentan y perfeccionan espiritualmente, la absolución sacerdotal
realmente confiere el perdón de los pecados, etc. No son meros «símbolos», sino la extensión del
obrar corporal salvífico de Cristo Cabeza por medio de la Iglesia que es su Cuerpo, a través del
tiempo y el espacio. Dirá San León Magno: «lo que era visible en nuestro Redentor ha pasado
a los sacramentos» (Sermón 2 de la Ascención 1-4: PL 54, 397-399).

Tal vez la imagen más elocuente de ilustrarlo sea una interpretación de la parábola del Buen
Samaritano (Lc 10, 25-37), que es el «extranjero», el «extraño», el «otro» (Dios), que encuentra a
Adán (representando a toda la humanidad) habiendo sido expoliado, herido y dejado medio muerto
[4], se se agacha para ayudarlo, haciéndose su «prójimo», su «próximo», su «semejante» (se hace
hombre), y lo cura con aceite y vino (sacramentos), le salva la vida, lo sube a su cabalgadura y lo
lleva a la posada (la Iglesia) y hace un depósito al posadero (sacramentos) para que continúe
ocupándose de él hasta su retorno.

Palabra y Sacramento

Existe un nexo importantísimo entre la proclamación de la Palabra de Dios y los sacramentos, de


tal manera que aquélla nos prepara para el sacramento (CIC 1122). En la misa, la primera parte, la
liturgia de la Palabra o misa de los catecúmenos, proclama a Cristo en las Sagradas Escrituras, y
la segunda, la liturgia de la Eucaristía o misa de los fieles, se centra en el Santo Sacrificio, que es
el memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. La celebración de los sacramentos
de bautismo, confirmación, matrimonio y orden sacerdotal se realizan asimismo después de la
liturgia de la Palabra. En los dos siguientes pasajes, la explicación de las Escrituras precede la
celebración de un sacramento. En el primer caso, veladamente, de la Eucaristía, y en el segundo
del Bautismo.

Los Discípulos de Emaús Bautismo del Eunuco Etíope


Lc 24, 13-35 Hch 8, 26-40

Ese mismo día [el día de la Resurrección], dos Un ángel del Señor le habló a Felipe:
de ellos se dirigían a una aldea llamada —Levántate y vete hacia el sur, a la ruta que
Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta baja de Jerusalén a Gaza y que está desierta.
estadios. Iban conversando entre sí de todo lo Se levantó y se puso en camino. En esto, un
que había acontecido. Y mientras comentaban hombre de Etiopía, eunuco, dignatario de
y discutían, el propio Jesús se acercó y se Candace —la reina de Etiopía— y
superintendente de su tesoro, que había

2
Daniel Suárez Landívar

puso a caminar con ellos, aunque sus ojos venido a Jerusalén para adorar a Dios, volvía
eran incapaces de reconocerle. Y les dijo: sentado en su carro leyendo al profeta Isaías.
—¿De qué veníais hablando entre vosotros Le dijo entonces el Espíritu a Felipe:
por el camino? —Acércate y ponte al lado de ese carro.
Y se detuvieron entristecidos. Uno de ellos, Corrió Felipe a su lado y oyó que leía al
que se llamaba Cleofás, le respondió: profeta Isaías. Entonces le dijo:
—¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que —¿Entiendes lo que lees?
no sabe lo que ha pasado allí estos días? Él respondió:
Él les dijo: —¿Cómo lo voy a entender si no me lo
—¿Qué ha pasado? explica alguien?
Y le contestaron: Rogó entonces a Felipe que subiera y se
—Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta sentase junto a él. El pasaje de la Escritura
poderoso en obras y palabras delante de Dios que iba leyendo era el siguiente:
y ante todo el pueblo: cómo los príncipes de Como oveja fue llevado al matadero,
los sacerdotes y nuestros magistrados lo y como mudo cordero ante el esquilador,
entregaron para ser condenado a muerte y lo así no abrió la boca.
crucificaron. Sin embargo nosotros En su humillación se le negó la justicia.
esperábamos que él sería quien redimiera a ¿Quién hablará de su posteridad?,
Israel. Pero con todo, es ya el tercer día desde ya que su vida es arrebatada de la tierra.
que han pasado estas cosas. Bien es verdad El eunuco le dijo a Felipe:
que algunas mujeres de las que están con —Te ruego que me digas de quién dice esto el
nosotros nos han sobresaltado, porque fueron profeta: ¿de sí mismo o de algún otro?
al sepulcro de madrugada y, como no Entonces Felipe tomó la palabra y,
encontraron su cuerpo, vinieron diciendo que comenzando por este pasaje, le anunció el
habían tenido una visión de ángeles, que les Evangelio de Jesús. Mientras iban por el
dijeron que está vivo. Después fueron algunos camino llegaron a un lugar donde había agua,
de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal y le dijo el eunuco:
como dijeron las mujeres, pero a él no le —Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea
vieron. bautizado?
Entonces Jesús les dijo: Mandó detener el carro y bajaron los dos,
—¡Necios y torpes de corazón para creer todo Felipe y el eunuco, hasta el agua. Y le
lo que anunciaron los Profetas! ¿No era bautizó. Cuando salieron del agua, el
preciso que el Cristo padeciera estas cosas y Espíritu del Señor arrebató a Felipe y no le
así entrara en su gloria? vio más el eunuco, que siguió alegre su
Y comenzando por Moisés y por todos los camino. Felipe se encontró en Azoto y
Profetas les interpretó en todas las anunciaba el Evangelio a todas las ciudades
Escrituras lo que se refería a él. Llegaron por donde pasaba, hasta que llegó a Cesarea.
cerca de la aldea adonde iban, y él hizo
ademán de continuar adelante. Pero le
retuvieron diciéndole:

3
Daniel Suárez Landívar

—Quédate con nosotros, porque se hace tarde


y está ya anocheciendo.
Y entró para quedarse con ellos. Y cuando
estaban juntos a la mesa tomó el pan, lo
bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se
les abrieron los ojos y le reconocieron, pero
él desapareció de su presencia. Y se dijeron
uno a otro:
—¿No es verdad que ardía nuestro corazón
dentro de nosotros, mientras nos hablaba por
el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y al instante se levantaron y regresaron a
Jerusalén, y encontraron reunidos a los once y
a los que estaban con ellos, que decían:
—El Señor ha resucitado realmente y se ha
aparecido a Simón.
Y ellos se pusieron a contar lo que había
pasado en el camino, y cómo le habían
reconocido en la fracción del pan.

Esta secuencia, que vemos reiterada en cada misa, no hace más que imitar la secuencia del
ministerio público de Cristo, que constó del anuncio del Evangelio y luego su Pasión, Muerte y
Resurrección.

El Bautismo

1213 El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el


espíritu ("vitae spiritualis ianua") y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el
Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf
Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est
sacramentum regenerationis per aquam in verbo" ("El bautismo es el sacramento del nuevo
nacimiento por el agua y la palabra": Catecismo Romano 2,2,5).

Del griego βαπτίζω, baptízo, significa «sumergir». 1214 «[...] la "inmersión" en el agua
simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la
resurrección con Él (cf Rm 6,3-4; Col 2,12) como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15).»

4
Daniel Suárez Landívar

1227 Según el apóstol san Pablo, por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo; es
sepultado y resucita con Él:

«¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su
muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que
Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros
vivamos una vida nueva» (Rm 6,3-4; cf Col 2,12).

Los bautizados se han "revestido de Cristo" (Ga 3,27). Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un
baño que purifica, santifica y justifica (cf 1 Co 6,11; 12,13).

1263 Por el Bautismo, todos los pecados son perdonados, el pecado original y todos los
pecados personales así como todas las penas del pecado (cf DS 1316). En efecto, en los que
han sido regenerados no permanece nada que les impida entrar en el Reino de Dios, ni el pecado
de Adán, ni el pecado personal, ni las consecuencias del pecado, la más grave de las cuales es la
separación de Dios.

1264 No obstante, en el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado,


como los sufrimientos, la enfermedad, la muerte o las fragilidades inherentes a la vida como las
debilidades de carácter, etc., así como una inclinación al pecado que la Tradición llama
concupiscencia, o metafóricamente fomes peccati: «La concupiscencia, dejada para el combate,
no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje por la gracia de Jesucristo.
Antes bien "el que legítimamente luchare, será coronado" (2 Tm 2,5)» (Concilio de Trento: DS
1515).

Prefiguraciones y simbolismo del Bautismo

Las prefiguraciones son principalmente el Diluvio y el Arca de Noé, así como el paso de los
israelitas por el mar Rojo a la salida de Egipto (CIC 1217-1222).

El agua es fuente de vida y fecundidad. El Génesis muestra al Espíritu de Dios cirniéndose sobre
las aguas al principio. Es también símbolo de purificación y renovación, que no son otra cosa que
«volver al principio». El agua, como el fuego, es ambivalente, y también puede significar muerte,
que es como el otro lado de la misma moneda. Tanto en el Diluvio como en el paso por el mar
Rojo hay unos que son rescatados y viven y otros que mueren. Esto significa que en el paso por
las aguas bautismales muere el pecado y somos regenerados, llegando a ser hijos de Dios. Las
aguas del Batismo son eficaces por el Bautismo de Cristo y su Pasión, por esto hay una estrecha
relación entre la Cruz y el Bautismo. El agua que brota del costado abierto de Cristo Crucificado

5
Daniel Suárez Landívar

ha sido vista por los Padres de la Iglesia2 como significando el Bautismo, por el que nacemos a la
vida de la gracia, y la sangre señalando la Eucaristía, nuestro alimento espiritual. Por esto, el leño
del Arca de Noé ha sido asociado místicamente al leño de la Cruz como su prefiguración, y así
también el leño del báculo en la mano de Moisés, que elevó para partir las aguas del mar Rojo.

Pues al principio, cuando perecieron los gigantes altivos,


la esperanza del mundo, refugiándose en una barca,
dejó a los siglos una semilla fecunda guiada por tu mano.
¡Bendito sea el leño, por el cual se hace justicia!
Sab 14, 6-7

El ocho

La relación mística del número ocho con el Bautismo y la Resurrección fue muy comentada por
los Padres de la Iglesia; las pilas bautismales desde la Antigüedad son frecuentemente octogonales
por esta razón. El día de la Resurrección es el Domingo (lat. dies dominica o dominicus), que
significa día del Señor. Dicho día es el primero de la semana, pero también puede concebirse como
«octavo», al considerar que el mundo que empieza con esa nueva semana ha ascendido. Se puede
entender lo mismo al figurar el ciclo (= círculo) semanal como una espiral que asciende, o como
la octava en la escala diatónica es equivalente a la primera de la escala (es el doble de su
frecuencia). San Pedro insiste misteriosamente en sus dos cartas en que el número de personas
salvadas en el Arca de Noé fue ocho (1 Pe 3, 20; 2 Pe 2, 5). A propósito de estas ideas, San Justino
Mártir (ca. 100-165) escribió (Diálogo con Trifón, 138, 1-2):

«Saben, pues, señores -proseguí-, que en Isaías le dice Dios a Jerusalén: "Cuando el diluvio de
Noé, yo te he salvado" (Is 54,8-9?). Lo que Dios quiso decir con eso es que en el diluvio se cumplió
el misterio de los que se salvan. En efecto, en el diluvio el justo Noé con los demás hombres, a
saber, su mujer, sus tres hijos y las mujeres de sus hijos (cf. Gn 6,9. 18), formaban el número ocho
(cf. 1 P 3,20), constituían así un símbolo del día que, siendo el octavo, día en que apareció nuestro
Cristo resucitado de entre los muertos, es igualmente siempre en poder, el primero.

«El Cristo, en efecto, siendo el primogénito de toda la creación (cf. Col 1,15), vino también a ser,
en un nuevo sentido, principio de otra raza, la que fue regenerada por Él (cf. 1 P 1,3. 23?), a través
del agua, la fe y el madero, que es impronta del misterio de la cruz, al modo que también Noé fue
salvado en el madero (del arca), cuando con los suyos fue llevado sobre las aguas. Así, pues,
cuando dice el profeta: "En tiempo de Noé, yo te he salvado" (cf. Is 54,8-9?), se dirige, como antes
dije (cf. 138,1), al pueblo que comparte una misma fe hacia Dios, y posee esos símbolos. Porque

2
Los apologistas y expositores de la fe que vivieron en los primeros siglos de la Iglesia, habiendo conocido los
primeros de ellos a los Apóstoles mismos o sido sus discípulos.

6
Daniel Suárez Landívar

asimismo teniendo Moisés un bastón en la mano, condujo a su pueblo a través del mar (cf. Ex
14,16).

El ocho de esta forma es símbolo de la «nueva humanidad». A esto debe añadirse que los hebreos
circuncidaban a los varones al octavo día de nacidos como señal de la Alianza entre ellos y Dios
(Gn 17, 10-12), por lo que hay una afinidad entre circuncisión y Bautismo.

El Bautismo de niños

1250 Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los
niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del
poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-
14), a la que todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se
manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al
niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después
de su nacimiento (cf CIC can. 867; CCEO, can. 681; 686,1).

«Pero en lo que concierne a la cuestión de los infantes, los que dijiste que no es oportuno bautizar
dentro del segundo o tercer día de nacidos, sino que ha de observarse la ley de la circuncisión
antigua (Gn 17, 12), de modo que consideraras que el nacido no ha de ser bautizado y santificado
dentro de los ocho días, el parecer de todos en nuestro concilio ha distado con mucho de esto.
Ninguno, pues, ha estado de acuerdo en que ha de hacerse lo que tú pensabas, sino que todos hemos
más bien juzgado que la gracia y la misericordia no deben ser negadas a ningún hombre nacido.»
San Cipriano de Cártago (ca. 210-258), Epistola ad Fidum (PL 3, 1015a)

También podría gustarte