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Reflexiones sobre el populismo punitivo en las elecciones presidenciales de los periodos 2014 a

2018 en Colombia, con comentarios de política comparada de Argentina Perú y Venezuela.1


Tatiana Vargas- Nieto2
Robert Alexander Danna Buitrago3
Áreas temáticas:
 Estado, Administración y Políticas Públicas.
 Política Comparada.

Resumen:
La política Colombiana se ha visto inmersa en actos de populismo punitivo. Con base en ello,
consideramos imperioso, identificar qué patrones dan génesis a este fenómeno y sus efectos dentro
del marco político y legislativo Colombiano. Esta investigación surge en un año fundamental para
Latinoamérica, toda vez que seis de las naciones que lo conforman, tendrán elecciones
presidenciales, dentro de ellas Colombia.
Por lo anterior, es pertinente analizar las tácticas populistas electorales que cada vez tienen más
auge, pues a menudo son utilizadas por algunos políticos en su afán de llegar al poder, las cuales
podrán generar el éxito del candidato. Siendo ejemplo de ello, la promesa de crear “nuevos” tipos
penales con el fin de satisfacer demandas de justicia por las que clama la sociedad.
Por este motivo, se harán comparaciones entre los comportamientos populistas, en los que
incurrieron los candidatos presidenciales de Colombia, Venezuela, Perú y Argentina para las
elecciones de los años 2014 a 2018, teniendo en cuenta la política latinoamericana comparada, para
finalmente concluir, con algunas reflexiones sobre como este fenómeno incide en la democracia
Colombiana de forma positiva o negativa.
Introducción
En este trabajo, se propone abordar el concepto populismo, pese a los problemas de vaguedad que
lo revisten, así se acude en primer medida al texto la razón populista de Laclau de donde se extrae el
origen de este fenómeno, para continuar aventurándonos a proponer nuestra propia definición. Más
tarde se presenta la caracterización que realiza Sevilla del líder populista y el populismo a las que
agregamos algunas que se identifican en la sociedad colombiana. Finalmente, se concluye el primer
capítulo, presentando la colisión que se produce entre los derechos y el populismo.
El segundo capítulo aborda los diferentes conceptos que existen de populismo punitivo, seguido de
algunas ejemplificaciones que se realizan con el fin de generar una mayor claridad conceptual en el
lector. Con base en lo anterior, se construyen tres posibles hipótesis que se presentan como posibles
causas que dan origen al populismo punitivo, para continuar analizando en los capítulos tres y
cuatro las propuestas presidenciales de Colombia en los periodos 2014 – 2018 y 2018 – 2022, en
aras de determinar cuáles de ellos incurrieron en propuestas populistas dentro de su campaña

1Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso


Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de
2018.
2Abogada, Joven Investigadora del grupo de investigación Zoon Politikon de la Universidad de
Ibagué. Correo electrónico: nubia.vargas@unibague.edu.co
3Estudiante de Derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Ibagué. Correo electrónico: robert.danna@unibague.edu.co
electoral, en que propuestas reincidieron para el segundo periodo y la incidencia de este fenómeno
al momento de acudir a las urnas, con comentarios de política comparada de Venezuela, Perú y
Argentina.
No se estudiaron todos los candidatos presidenciales, sino que se pretendió analizar un líder de
derecha, un líder de izquierda o centro izquierda y un líder de centro, para tener una lectura más
completa de los políticos colombianos. Para las elecciones presidenciales de Colombia del año
2014, se estudiaron las propuestas de los candidatos: Oscar Iván Zuluaga, Enrique Peñalosa y Juan
Manuel Santos, por considerarlos líderes de derecha, centro izquierda y centro. Bajo esta misma
presmisa, de las elecciones presidenciales de Colombia 2018 se seleccionaron los candidatos Ivan
Duque, Gustavo Petro, y finalmente Sergio Fajardo.
Se termina el trabajo presentando algunas reflexiones sobre la incidencia negativa de este fenómeno
en la política colombiana.
1. Populismo y el líder populista.
Querer aterrizar en una definición precisa e inequívoca que abarque en su totalidad la palabra
populismo y lo que esto representa en la democracia, resulta en muchas oportunidades una tarea
titánica por la vaguedad de la que se compone este concepto y la cantidad de fenómenos que han
sido cobijados por esta definición, lo cual, se evidencia en gran parte con los escritos de autores
dedicados al estudio de esta figura tales como Margaret Canovan o Germani, quienes se empeñan
en realizar meras descripciones sin puntualizar en concepto alguno.
Brevemente el populismo, sin las ambivalencias problemáticas que existen sobre su definición, ha
sido establecido por el filósofo y teórico político (Ernesto Laclau, 2009) de manera castiza, como
todo proyecto político hegemónico aplicable a situaciones en las que existan demandas sociales
insatisfechas.
Bajo esta premisa, definimos el populismo como un fenómeno político o un actor global, que
conlleva una estrategia a emplear en los diversos aspectos políticos, atendiendo a la animadversión
de la población con las instituciones del Estado, las desigualdades en el plano social y económico, y
finalmente la necesidad de una nueva política criminal de conformidad con el pensamiento
mayoritario dentro del territorio sin importar la vulneración de derechos del antagónico.
Atendiendo a lo anterior y complementando parcialmente a la tesis de (Sevilla, 2017), del
populismo y del líder populista, especialmente del que se presenta en Latinoamérica, reúne los
siguientes elementos/características de manera inequívoca:
 Una cierta devoción al líder, como la única persona capaz de llevar a cabo los cambios
necesarios en pro de mejorar las condiciones actuales de la población.

 Un discurso comunicativamente sencillo, que expone las problemáticas que no han podido
solucionar los precursores del candidato o sus contrincantes. Especialmente se explica la
realidad en términos dicotómicos: élite-pueblo, buenos-malos.

 Una relación cercana entre el líder y/o el partido y los votantes, al margen de cauces
institucionales o ideológicos.

 La búsqueda de construir una preponderancia política que alimente el antagonismo o temor


frente el orden legal existente, para provocar su ruptura y así alcanzar el fin emancipatorio.

 Una monopolización del concepto de pueblo o nación y un posicionamiento como outsider,


al menos hasta la conquista del poder.

 Ser eminentemente afectivo asentado en lazos de solidaridad entre líder y pueblo.

Para nosotros, el problema que representa el perfil del líder populista latinoamericano, en especial el
Colombiano, es que además de las características enunciadas anteriormente, encuentra como
herramienta clave el discurso, pero este, además de traer a colación las problemáticas actuales de la
población, se ve inmerso en el empleo de falacias (ad misericordiam) y sofismas (ad populum) entre
otras, para lograr un único fin, de manipular psicológicamente a la población persuadiéndolos, para
así lograr que los sentimientos primen sobre la racionalidad y finalmente generar adhesión del
apoyo popular, soslayando las instituciones establecidas en ese instante.
En contraposición con Laclau cuya postura no atiende a la protección de los derechos, en la praxis
resulta preocupante que, por la misma exigencia del modelo, el líder populista se vea obligado a
articular las demandas del pueblo en detrimento de los derechos del antagónico, para lograr
conservar la adhesión de las mayorías, demandas que incluso pueden entrar en conflicto con los
reclamos de otros titulares de derechos que también forman parte del pueblo, demandas que pueden
estar sujetas a modificaciones arbitrarias por parte del líder populista, socavando la idea de derechos
como restricciones laterales frente a las acciones de terceros (Salinas, 2012).
La colisión entre el populismo y los derechos nace en el momento exacto en que los últimos deban
ser sacrificados de forma imperativa, en procura de alcanzar los objetivos y políticas del actor,
derechos que poseen quienes no pertenecen al pueblo, entendidos estos como aquellos que no
comparten la opinión del líder y que son ignorados o lesionados por mandato del mismo, más aún,
si de populismo punitivo se trata4 .
A este punto, resulta imperioso analizar a partir de qué momento histórico nace el concepto de
populismo punitivo, en que consiste, y cuáles son sus posibles causas.
2. Definición populismo punitivo.
El término “populismo punitivo” se ha vuelto cada vez más familiar para nosotros, por la múltiple
prensa y literatura que se ha emitido. Sin embargo, aunque pudiera parecernos un concepto
moderno, la literatura especializada enseña que tiene su origen desde el texto “The philosophy and
politics of punishment and sentencing” escrita por el criminólogo británico Anthony Bottoms en
1995.
En este texto, afirma (Pratt, 2008) que Bottoms utilizó esta expresión para describir el cambio que
había experimentado el poder penal, por la participación de políticos que orientaron esta rama del
derecho hacia sus propios intereses. Los intereses a los que se refiere Bottoms, consisten en la
obtención de réditos electorales a través de la promoción de leyes de política criminal que
contengan un incremento en las penas de los delitos, con la ilusión de que se genere una reducción
de las tasas de criminalidad. (Cotes & Fuentes, 2015)
En igual sentido, consideramos que nos encontramos frente a conductas populistas punitivas,
cuando los políticos prometen la creación, en apariencia, de nuevos tipos penales para satisfacer las

4Lo anterior es un claro ejemplo de lo que ocurre en el territorio colombiano con el presidente electo Iván Duque. Se
presenta una colisión entre populismo y derechos cuando se hace referencia a la prohibición o penalización de la dosis
mínima “creación de tipo penal aclamado por el pueblo”, el cual soslayaría los derechos de las personas consumidoras
a la libertad, a la igualdad y finalmente dignidad humana en su esfera ‘’vivir como se quiere”.

Otro ejemplo surge frente a la iniciativa de penalizar con cadena perpetua o pena de muerte a las personas que cometan
delitos contra la integridad sexual, en este evento los derechos de los victimarios serian lesionados teniendo en cuenta
que en Colombia la vida es un derecho fundamental.
demandas de justicia por las que clama la sociedad. Esta sensación está muchas veces apoyada en el
desconocimiento de las normas existentes, que hace creer a la sociedad que se trata de una
propuesta innovadora, cuando por el contrario, ya se encuentra dentro del estatuto penal como una
circunstancia de agravación o bajo otra denominación.
Ejemplo de esta modalidad de populismo, se encuentra en la situación acaecida en Colombia, en
donde una mujer de nombre Rosa Elvira Cely, con 35 años, fue torturada y accedida en forma
violenta en el parque nacional de la ciudad de Bogotá, muriendo días después por las graves
lesiones a ella causada.5 A raíz de este hecho violento, se inician en el país manifestaciones
lideradas principalmente por mujeres en las que se protesta por la “falta de protección” del Estado
hacia esta población históricamente discriminada6.
Por esta razón, el Congreso de la república expide la ley 1761 de 2015, también conocida como Ley
de Rosa Elvira Cely, por medio del cual se crea el delito de feminicidio, con la finalidad de
sancionar la violencia contra las mujeres por motivos de género y discriminación. Sin embargo,
cuando se estudia el código penal colombiano (Ley 599 de 2000), se encuentra que este reprochable
comportamiento ya se encontraba reglamentado como una circunstancia de agravación punitiva del
homicidio, que paradójicamente el extremo mínimo de pena a imponer era mayor a la dispuesta en
el nuevo artículo 104ª que consagra el tipo penal antes mencionado.
De esta forma, estimamos que esta ley realmente no buscó proteger en mayor medida a las mujeres,
sino que por el contrario lo que pretendió el legislador con la expedición de esta norma y el
presidente de la república, al sancionarla, fue una estrategia populista punitiva, ya que sin lugar a
duda ganó nuevos simpatizantes que se reflejaron más tarde en los resultados electorales, pues se
presentó esta norma como una evidencia de su buena gestión.7
Por esta razón, se considera parte del concepto de populismo punitivo, propone normas entorno a la
penalidad con un fin exclusivamente político-electoral en el que no se mide la efectividad de las
propuestas punitivas, pero sí se envía un mensaje a la sociedad de la norma como solución del
problema. Roberts et al. (2003) citado por Perez (2009, pág 22) Aspecto que como señala la
experiencia, no basta por sí sola.
Se menciona en igual sentido, que el populismo punitivo instrumentaliza el dolor de las víctimas,
pues los candidatos se presentan como los abanderados de los derechos de las mismas,
advirtiéndose que, en todo caso, que se trata de discursos mentirosos, pues las políticas que se
proponen, no obedecen a un estudio serio sobre las necesidades de las mismas.
De esta manera, se afirma que este fenómeno se caracteriza, finalmente, por abandonar el
acompañamiento de expertos y de evidencias científicas en el diseño de las políticas criminales,
para pasar a un manejo completamente politizado de la cuestión penal. Garland (2001, pág 48-49)
Pues ya no importa resolver el problema social, sino mantenerse en el poder, que aunque no se
expresa de manera explícita, se logra deducir de los argumentos del autor.

5Para mayor información del caso Rosa Elvira Cely, se recomienda leer el artículo denominado
“La muerte de Rosa Elvira Cely, un crimen abominable” de la Revista Semana. Encontrado en
https://www.semana.com/nacion/articulo/la-muerte-rosa-elvira-cely-crimen-abominable/258867
-3 .
6 Noticia de la marcha de repudio contra el caso Rosa Elvira Cely
http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/159465-marcha-de-repudio-contra-crimen-de-r
osa-elvira-cely
7Léase la noticia publicada en el diario Espectador que se denomina “Aprobada ley Rosa Elvira
Cely que castiga hasta con 50 años los feminicidios” del 2 de junio de 2015. Recuperado de
https://www.elespectador.com/noticias/politica/aprobada-ley-rosa-elvira-cely-castiga-hasta-50-a
nos-los-articulo-564105
3. Hipótesis que dan origen al populismo punitivo.
De otro lado, en razón a que se ha abordado en precedencia el concepto de populismo punitivo,
resulta necesario determinar hipótesis de las posibles causas que originan esta práctica en los
políticos. Así, la primera hipótesis que estudiaremos, responde a que la sociedad se ha vuelto
escéptica al conocimiento especializado y en consecuencia confía únicamente en su leal saber y
entender, como se muestra a continuación:
“En la sociedad existe actualmente una corriente claramente populista en la política penal que
denigra a las élites de expertos y profesionales y defiende la autoridad «de la gente», del sentido
común, de «volver a lo básico». La voz dominante de la política criminal ya no es la del experto, o
siquiera la del operador, sino la de la gente sufrida y mal atendida, especialmente la voz de «la
víctima» y de los temerosos y ansiosos miembros del público. Hace unas cuantas décadas, la
opinión pública funcionaba como un ocasional freno de las iniciativas políticas; ahora opera como
su fuente privilegiada. Se degrada la importancia de la investigación y el conocimiento
criminológicos y en su lugar existe una nueva deferencia hacia la voz de la «experiencia», del
«sentido común», de «lo que todos saben” Hirst (2000) citado por Garland (2001, pág 49)
En ese sentido, el populismo punitivo se gesta en la propia sociedad y lo que hace el político, que es
también parte de ella, es replicar este sentir en su poder de decisión, de manera que puede que este
servidor público realice esta práctica a consciencia previendo los réditos electorales que obtendrá,
como puede que lo haga sin saberlo, considerando que sus propuestas son completamente
necesarias, por ignorar la opinión de los expertos y el conocimiento propio de las normas.
Otra hipótesis corresponde a considerar, que el populismo punitivo se genera por la tendencia de
expansión del derecho penal, en el que con una frecuencia cada vez mayor se aumentan las
conductas consideradas como delictuales, abandonando el postulado de ultima ratio y acudiendo a
esta rama de derecho como la primera y principal para responder a las necesidades que presenta la
sociedad.
Estas necesidades están fundamentadas en lo que se ha conocido como “la sociedad de riesgo”,
concepto creado por Ulrich Beck que es explicado en forma clara por Climet (2006, págs 122 - 123)
quien determina que consiste en una construcción social, en el que a la sociedad se le transmite la
sensación de riesgos indeterminados, generando incertidumbre sobre la ocurrencia de los mismos.
Esto produce como consecuencia, que las personas acepten que los Estados opten por medidas
duras que tengan por objetivo la prevención de delitos, a costa de que se afecten entre otros
derechos fundamentales, las libertades individuales
En igual sentido, se modifica la percepción de la ciudadanía con relación a las víctimas y las
personas investigadas durante el proceso penal, pues se observa una marcada polarización que lleva
a algunos autores a afirmar que “estar del lado de la víctima es necesariamente estar en contra del
delincuente y viceversa.” Torres (2010, pág 24) De esta manera, continua la autora afirmando que:
“por esta razón se concibe a los delincuentes como individuos indignos y peligrosos que deben ser
cuidadosamente controlados para la protección del público y la prevención de delitos futuros, que
han perdido todos sus derechos al haber atentado contra la sociedad.” Torres (2010, pág 24)
Esta explicación nos lleva necesariamente a estudiar la obra denominada “Derecho Penal del
enemigo” escrita por alemán Günther Jakobs en 1985, quien distingue los ciudadanos de los
delincuentes, por considerarlos de naturaleza diversa, así demuestra desde la postura filosófica del
contractualismo de Rosseau, que cuando un delincuente rompe el contrato social, genera a su vez la
separación de los beneficios otorgados para los miembros de esa relación jurídica y en consecuencia
no tendrá porque tratársele de la misma que se hace con relación a los ciudadanos. (Jakobs &
Cancio, 2003, pág 26)
Todo lo anterior, genera como consecuencia un llamado a los políticos a mostrarse intolerantes
frente al delito, teniendo la absoluta libertad de proponer estrategias no sean armónicas a los
derechos humanos, pues los sujetos a los que estas normas se dirigen, se trata de un colectivo
imaginario que no hace parte de la sociedad, por lo que los ciudadanos no se sienten intimidados,
sino que por el contrario las apoyan y legitiman, ganando un caudal electoral.
Finalmente, la tercera hipótesis que estudiaremos identifica a los medios de comunicación como los
responsables de que los políticos produzcan propuestas populistas punitivas. Postura que es
comprensible cuando se evidencia en forma reiterada, la forma en que se distorsiona las decisiones
judiciales.
Ejemplo de esto, se evidencia en la múltiple prensa que se genera especialmente en los casos de
hurto en donde los titulares se caracterizan por hacer enfática la situación de libertad en la que se
deja a un delincuente 8 desconociendo que la estructura procesal penal, indica que no toda persona
que sea investigada en un proceso de responsabilidad penal, debe ser privada de la libertad por este
solo hecho.
De esta manera, algunos autores resaltan el poder que detenta este gremio de profesionales y la
forma en como los políticos utilizan esta circunstancia a su favor, como se procede a ilustrar a
continuación:
“Dado que los medios masivos de comunicación son un instrumento de poder que influye sobre la
población (destinatarios), los políticos, mediante el uso de falacias ad hominem o apelación a la
emoción, entre otras (Copi & Cohen, 1995, p.128), manipulan psicológicamente a la población, a
gran escala, persuadiéndolos o realizando una política engañosa respecto de la cuestión criminal,
haciendo uso directo o indirecto de la información que ponen de manifiesto los medios de
comunicación” (Guzmán, 2014, pág 5)
Continúa la autora, señalado que por el amplio cubrimiento que hacen los medios de comunicación
a las noticias violentas y de la criminalidad, con el que se busca aumentar el raiting, se fomenta en
la colectividad el miedo al delito y la indignación general que genera un clamor generalizado hacia
el endurecimiento de las medidas punitivas. (Guzmán, 2014, pág 5)
Se concluye afirmando que la suma de todos los factores antes estudiados, a saber: escepticismo de
la sociedad hacia la opinión de expertos y evidencias científicas, expansión del derecho penal y la
sociedad de riesgo y finalmente la influencia de los medios de comunicación en nuestra sociedad
actual, demuestran que se gesta de manera muy fácil el ambiente propicio para que se produzcan las
propuestas populistas punitivas, en las diferentes sociedades.
4. El populismo punitivo de los candidatos presidenciales de Colombia en los periodos
electivos de 2014 – 2018 con comentarios de política comparada de Argentina, Perú y
Venezuela.
A esta instancia, ya no hay discusión alguna sobre la influencia que tienen los actores políticos en el
8Obsérvese las noticias “Ladrón quedó libre pese a que fue grabado cuando iba a robar camioneta a dueños” del medio
digital pulzo recuperado de:
https://www.pulzo.com/nacion/libre-ladron-iba-robar-camioneta-padre-e-hijo-bogota-PP350629 también la noticia del
diario el tiempo titulada “Nos robó las bicicletas y está libre: víctimas del delito” recuperado de
http://www.eltiempo.com/bogota/hombre-que-asalto-a-ciclistas-en-bogota-fue-dejado-en-libertad-229106 y finalmente
la noticia del medio de comunicación Caracol titulado “Los capturaron tras robar a un comerciante y, a pesar de las
pruebas, los dejaron en libertad” Recuperado de:
https://noticias.caracoltv.com/cali/los-capturaron-tras-robar-un-comerciante-y-pesar-de-las-pruebas-los-dejaron-en-liber
tad
cambio de la política criminal de los Estados o de la ampliación del derecho penal como
consecuencia de su plan de gobierno. Estas propuestas que pretenden remediar los problemas
derivados del crimen y de la inseguridad, aplican medidas extremas de “mano dura” o “cero
impunidad” contra los infractores, sin importar si son delitos de menor o mayor impacto, que, en su
afán de disminuir la tasa delincuencial, lo que logran es incrementarla de forma insostenible.
Se comienza por advertir, que el populismo punitivo se escuda en las víctimas, para sensibilizar a
los votantes y tener mayor capacidad de persuasión, esta estrategia fue utilizada por Oscar Iván
Zuluaga, candidato por el partido Centro Democrático, quien propuso la suspensión del proceso de
paz que el gobierno de Juan Manuel Santos, llevaba a cabo en La Habana con las FARC – EP. (El
Espectador, 2013)
Esta estrategia pretendía abolir la posibilidad de que los guerrilleros de las FARC, obtuvieran
rebajas punitivas como consecuencia del acuerdo que se lograría entre el gobierno y esta
organización delincuencial. Sus argumentos estuvieron centrados el respeto a los derechos de las
víctimas, que se garantizarían a través del enjuiciamiento por la norma ordinaria, que trae grandes
sanciones para los crímenes atroces y delitos de lesa humanidad.
De la misma manera, Stolbizer en Argentina se mostró partidario de una política criminal en el que
la víctima se encontrara en el centro de la misma (Telam, 2015) que como ya observamos, en el
capítulo dos, en donde se abordó el concepto de populismo punitivo, es una estrategia propia del
populismo punitivo.
Finalmente, concluimos que, aunque estos argumentos le sirvieron para obtener la mayor votación
en primera vuelta, no logró finalmente, obtener la presidencia de la república en la segunda vuelta.
El candidato presidencial del partido alianza verde, Enrique Peñalosa Londoño, planteó cuatro
propuestas enfocadas a la seguridad ciudadana. La primera de ellas relacionada con la prevención
de delitos cometidos por menores de edad, de esta manera, se propuso generar actividades
deportivas, culturales y programas de empleo para los adolescentes y jóvenes que se encontraran en
zonas de alto riesgo. (El universal, 2014)
La segunda correspondió a un aumento en el número de cámaras de seguridad y la iluminación de
espacios públicos, creemos que con el objetivo de brindarle una mayor sensación de seguridad a la
sociedad. La tercera propuesta, consistió en la modificación a la legislación penal, con miras a
endurecer las penas de quienes reincidieran en delitos contra el patrimonio económico o como él los
denominó “delitos de mano armada” Finalmente, prometió a los ciudadanos construir más cárceles
y mejorar las existentes. (El universal, 2014)
De esta manera, en lo que respecta a las propuestas tres y cuatro, se observa una ligera tendencia a
lo populista, pues pretende enseñar a la sociedad, que se tiene una postura fuerte contra el crimen al
proponer un incremento de penas y de centros penitenciarios que, aunque son estrategias que han
demostrado ser ineficaces, las personas del común se sienten respaldadas por este tipo de políticas.
Conviene anotar, que las propuestas de seguridad pregonadas por Peñalosa, se utilizaron en el
último mandato de Hugo Chavez, en donde ganó las elecciones presidenciales por cuarta vez, como
se procede a ilustrar a continuación:
“En materia de seguridad Chávez propone: Mayor presencia policial por las noches, instalación de
cámaras de videovigilancia en los barrios con altos índices delictivos y en las vías rápidas más
importantes del país, así como la prevención y el enjuiciamiento de los delitos y el mejoramiento y
construcción de nuevas cárceles.” (El colombiano, 2012)
De esta manera, se afirma que Peñalosa tomo de ejemplo lo planteado en la campaña de Chavez con
el fin de replicar los efectos positivos que este candidato recibió, los cuales consistieron en el apoyo
de la población venezolana que se reflejó en las urnas el 7 de octubre de 2012 en donde
nuevamente, fue elegido presidente de la república.
Pese a lo anterior, este candidato no paso de la primera vuelta electoral por haber sacado una
votación de 1,064,758 correspondiente al 8.28 % de la población votante. (Registraduría Nacional
del Estado Civil, 2014)
De otro lado, el candidato que analizaremos a continuación corresponde a Juan Manuel Santos,
quien corrió con mejor suerte en comparación al candidato antes examinado, pues en primera vuelta
obtuvo una votación de 3.310.794 correspondiente al 25,72% del total de votos, que le permitió
pasar a una segunda vuelta en la que se convertiría presidente de la república por segunda vez.
Sus propuestas en materia de seguridad ciudadana, consistieron en que se aumentarían el número de
policías en las ciudades y espacios rurales. Se creería un Ministerio de la Seguridad Ciudadana que
resolviera los problemas de inseguridad de los mismos, se trabajaría en una mayor coordinación
entre la fiscalía y los jueces de la república, y finalmente, se crearía un código de convivencia que
contuviera normas de buen comportamiento de los ciudadanos.” (Caracol Radio, 15 de junio de
2014)
Aunque las propuestas de Santos proponen su mayoría soluciones que no versan sobre reformas
penales o endurecimiento del sistema penal, se colige un aumento del control por parte del Estado, a
través de la vigilancia de los ciudadanos a través de la presencia de la Policía, este comportamiento
se evidencia en forma más fuerte en otros Estados como Perú, en donde Pedro Pablo Kuczynski,
candidato a la presidencia, propuso:
“Ampliar la cobertura de la vigilancia y el patrullaje, del 43.3% (2014) al 100% (2021) de los
barrios del país, sacando a la Policía a las calles en base a la exclusividad del servicio público;
integrando a su despliegue el personal y la infraestructura de los serenazgos municipales.” (Gestión,
2016)
5. El populismo punitivo de los candidatos presidenciales de Colombia en los periodos
electivos de 2018 – 2022 con comentarios de política comparada de Argentina, Perú y
Venezuela
Iván Duque; candidato postulado por el Uribismo y representante del Centro Democrático, fue uno
de los candidatos presidenciales con un mayor número de propuestas populistas, en razón a que
planteo impulsar un referendo para la implementación de la cadena perpetua contra violadores y
asesinos de niños, prohibir y penalizar la dosis personal, eliminación de beneficios penales para
reincidentes y construir más cárceles entre otras propuestas.
Propuestas de este tipo, se gestan con facilidad en los Estados latinoamericanos, por ejemplo en
Argentina, Sergio Massa propuso la cadena perpetua como sanción a los delitos del narcotráfico y
feminicidio, en Perú se aprobó en el Congreso la primer votación para implementar dentro de la
cadena perpetua y la castración de violadores (El universal, 2018) y líderes de opinión en Venezuela
como Carlos Ramirez Lopez, columnista del diario “El nacional” quien propone “la aplicación de
castigos que contemplen prisión entre 30 años de cárcel hasta cadena perpetua, y para los crímenes
mayores se incluya la pena de muerte.” (El nacional, 2017)
Pese a que varias propuestas suenan descabelladas e imposibles de lograr dentro del contexto
legislativo y político de Colombia, el candidato del partido Centro Democrático obtuvo el pasado
27 de Mayo de 2018, en primera vuelta, 7.567.785 votos con 39,14%, pasando así a segunda vuelta,
en donde obtuvo 10.373.080 votos con 53.98%, convirtiéndose en el presidente más votado de la
historia de Colombia.
Cómo antagónico del candidato Iván Duque se encuentra Gustavo Petro, candidato presidencial de
inclusión social para la paz, reconocido por haber sido militante del Movimiento 19 de Abril (M-19)
en 1977. Dentro de sus propuestas se encuentran el aumento de la pena de homicidio, cuando se
trate de mujeres y de otros sujetos de especial protección constitucional (Petro, 2018)
Consideramos que esta propuesta es imposible de cumplir ya que el actual de delito de feminicidio
contempla unas circunstancias de agravación punitiva, fijan como pena máxima a imponer 600
meses, que corresponde a lo máximo permitido por el legislador cuando se trata de condenar a una
persona por un solo delito.
En consecuencia, cuando un político promueve iniciativas de naturaleza penal que no tienen
posibilidades jurídicas de existir, engaña a los votantes incurriendo en populismo punitivo.
Por otra parte, el candidato Sergio Fajardo, quien se lanzó en forma independiente, propuso como
meta principal disminuir la tasa de homicidios, aumentar el pie de fuerza en vigilancia y patrullaje
en lugares estratégicos de las ciudades y las zonas rurales, combatir las finanzas ilícitas de las
organizaciones ilegales, ser más eficientes en la lucha contra el lavado de activos y finalmente, su
propuesta más populista, liderar un consejo de seguridad semanalmente para neutralizar los
homicidios de líderes sociales, lo cual se convierte en un asunto de Estado de máxima urgencia para
hacer frente a la situación actual que atraviesa Colombia con 98 líderes sociales asesinados en lo
que va de este 2018. (Telesur, 2018).
De una lectura detenida de las propuestas de Sergio Fajardo, se extrae que su política de aumentar el
pie de fuerza en vigilancia y patrullaje ya había sido formulada por Santos en el 2014, al igual que
por Pedro Pablo Kuczynski de Perú. No obstante, su esfuerzo para lograr el resultado del
expresidente de Colombia quien logró la reelección en el 2014 se quedó corto tras obtener en la
primera vuelta un total 4.588.499 votos con un 23.73 %, quedando en tercer lugar perdiendo su
oportunidad para pasar a la segunda vuelta.
Conclusiones.
Establecer un concepto claro y preciso de populismo resulta un lio insoluble por la multiplicidad de
características que posee y la vaguedad de sus definiciones.
Las características del líder populista latinoamericano se enmarcan de la siguiente manera: El líder
busca obtener la devoción del pueblo hacia él, se comunica siempre a través de discursos en los
cuales manifiesta las problemáticas que no han logrado solucionar sus opositores, para aumentar el
sentimiento de falta de representación o inconformidad para provocar su caída, y en muchas
ocasiones pretende crear lasos afectivos o de solidaridad con el pueblo bajo el empleo de sofismas.
El populismo puede terminar colisionando con los derechos de los habitantes en el momento en que
estos deban ser sacrificados para alcanzar los objetivos del líder populista.
Si bien el término “populismo punitivo” se ha vuelto cada vez más familiar para nosotros, es una
figura existente desde 1995, definida como el cambio que experimenta el poder penal, por la
participación de políticos que orientaron esta rama del derecho hacia sus propios intereses.
Las demandas de justicia que aclama el pueblo muchas veces están apoyadas en el desconocimiento
de las normas existentes. Este momento es aprovechado por los políticos populistas para hace creer
a la sociedad que se trata de una propuesta innovadora, cuando, por el contrario, ya se encuentra
dentro del estatuto penal como una circunstancia de agravación o bajo otra denominación.
Las propuestas sobre populismo punitivo pretenden remediar los problemas derivados del crimen y
de la inseguridad, aplicando medidas extremas de “mano dura” o “cero impunidad” contra los
infractores, sin importar si son delitos de menor o mayor impacto, no obstante, en su afán de
disminuir la tasa delincuencial, o de hacer creer a la gente que eso es lo que ocurre, lo que logran es
incrementarla de forma insostenible.
Los candidatos presidenciales que mas votos obtuvieron en sus campañas (Zuluaga y Santos 2014 y
Duque 2018), curiosamente fueron los que mas propuestas de populismo o de populismo punitivo
implementaron en su contienda electoral.
En los países latinoamericanos, especialmente en Colombia, se logró determinar que el eje temático
que deriva en más propuestas populistas o de populismo punitivo empleado por los candidatos
presidenciales, es la seguridad de la ciudadanía o el aumento drástico de las penas.
Se evidencia en igual sentido que las propuestas populistas no son exclusivas de los políticos
colombianos, sino que, se reproducen en otras regiones de Latinoamérica como Argentina, Perú y
Venezuela.
Finalmente concluimos que, es imposible hablar de seguridad en la ciudadanía sin acudir a
propuestas que se enmarquen como populismo punitivo.
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-elvira-cely
Trabajo preparado para su presentación en el
XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional sobre Democracia,
organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Rosario.
Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018

Título de la Ponencia: La competencia electoral bajo las PASO en los distritos subnacionales argentinos.
Motivaciones, contextos políticos y dinámicas de su implementación (2004-2015) *

Autora: Fanny Natalí Maidana**

Área Temática: Política Comparada

Resumen:

Esta ponencia se propone realizar un recorrido por los contextos políticos y las motivaciones que
llevaron, entre 2004 y 2015, a la adopción de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y
obligatorias (PASO) en once los distritos subnacionales. Al mismo tiempo, busca analizar las
características de la competencia, en cuanto condiciones y estructuras de la disputa electoral, que ellas
han establecido en esos distritos.
A los fines mencionados, se presentará un análisis documental comparado a partir de fuentes
primarias: las once leyes de PASO, sus modificatorias y memorias de los debates parlamentarios que
se dieron al momento de su aprobación, que se complementan con información extraída de periódicos
digitales provinciales.
Los resultados de este análisis sugieren que, en la mayor parte de los casos, con excepción de
Santa Fe, la adopción de elecciones primarias respondió a un contexto general de auge del mecanismo
y al objetivo de sintonizar con el esquema electoral nacional vigente desde 2009. En relación a la
competencia, se observa que las leyes que introducen las PASO establecieron criterios homogéneos
sobre las condiciones para la disputa electoral, sin embargo, se identifican heterogeneidades
vinculadas a la amplitud de los contenidos sobre los que se legisló, limitándose en algunos distritos a
incorporar el mecanismo y, en otros, a sumar novedades en materia electoral, como el voto electrónico
y el financiamiento público de las campañas.

Palabras Clave: Competencia electoral- PASO- Distritos subnacionales

Introducción

En la experiencia argentina, existen claras diferencias entre el sistema electoral nacional que,
** El presente trabajo es un capítulo preliminar de tesis para la obtención del título de Doctora en Ciencia
Política-Universidad Nacional de Rosario (UNR).
****Licenciada en Ciencia Política y Relaciones Internacionales – JTP en Ciencia Política, FCJS-UNL y en Seminario
de Política Comparada, FHUC- UNL. Docente Asistente de Introducción a las Ciencias Políticas, UCA – correo
electrónico: fnmaidana@gmail.com
con las excepciones de la reforma constitucional de 1994 y la sanción de la Ley N° 26.571/2009 de
“Democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”, ha
mantenido sus reglas de elección, y las provincias que desde 1983 se convirtieron en verdaderos
“laboratorios” de reformas y prácticas electorales.

Desde 2009, la elección a nivel nacional está homogeneizada tras la sanción de la ley de
primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. A nivel provincial, en cambio, el panorama es mucho
más heterogéneo y oscila entre: primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO-vigentes en 10
de los 24 distritos: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut,
Entre Ríos, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis y Santa Fe), elecciones primarias, abiertas y
simultáneas (PAS-San Luis), internas, abiertas, obligatorias y simultáneas (La Pampa), ley de lemas
(Santa Cruz y Formosa9), sistema de acoples (Tucumán) y mecanismos de selección a criterio de los
partidos y sus respectivas Cartas Orgánicas (en 9 de los 24 distritos: Jujuy, Misiones, Corrientes,
Santiago del Estero, Córdoba, La Rioja, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego10).

El origen de esta heterogeneidad es el carácter autónomo tanto en materia política como


institucional que las provincias poseen y, en virtud de lo cual, pueden organizar y regular su sistema
electoral (Artículos 5, 121, 122 y 123 de la Constitución Nacional) a los fines de establecer las
reglas de la selección y competencia entre los candidatos para el acceso a cargos públicos y de
regulación de los partidos políticos en cuanto actores fundamentales del proceso electoral.

Reconociendo la importancia que la selección de candidatos tiene, en primer lugar, porque es


indispensable para realizar una elección para cualquier cargo público; en segundo lugar, porque los
candidatos que resultan seleccionados determinan, en gran medida, el desempeño electoral del
partido y, en tercer lugar, porque el proceso de selección de candidatos tiene repercusiones que no
sólo afectan el resultado de la elección, sino también al partido político y sus dinámicas internas a
corto, mediano y largo plazo, el objetivo de esta ponencia es concentrarnos en presentar,
particularmente, las PASO en cuanto mecanismo de selección de candidatos vigente en once
distritos subnacionales en Argentina entre 2004 y 2015.

Para ello, a modo de primer subtítulo, se propone exponer los contextos políticos en los cuáles
se produjo el debate y adopción de las leyes de elecciones primarias en once distritos que entre
2004 y 2015 han tenido vigentes elecciones primarias, a saber: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis y Santa

9En vigencia para todos los cargos legislativos provinciales, convencionales constituyentes y cargos municipales y de
comisiones de fomento, excepto para el de gobernador y vicegobernador, que son elegidos de manera directa y a simple
pluralidad de sufragios (Ley N° 1570/2011).
10Posee sistema de tachas para candidaturas legislativas provinciales (Art. 201 Inc. 5 de la Constitución Provincial).
Fe, como así también presentar los planteos en torno de su legalidad y constitucionalidad que se
dieron en algunos distritos, dado que se considera que son elementos importantes para comprender
el contexto en que la norma fue aprobada. A continuación, en un segundo subtítulo, se presentará un
análisis de las motivaciones y argumentos en favor y en contra de la adopción de la ley, junto a sus
principales contenidos, a los fines de dar cuenta de las características que la competencia electoral
adquirió como consecuencia de la vigencia de la ley de PASO. En este sentido, se define a la
competencia electoral como “una estructura o regla del juego” (Sartori, 2005: 264), es decir, a un
marco general dentro del cual compiten los partidos políticos para obtener el apoyo de los
ciudadanos.

Para la realización de esta presentación, se recurrió al análisis de las versiones taquigráficas y


diarios de sesiones de los debates parlamentarios que dieron lugar a la sanción de esta normativa en
las once provincias estudiadas. En este sentido, y con la finalidad de poder identificar los
argumentos esgrimidos en favor y en contra de su adopción, se analizaron un total de veintiséis
sesiones convocadas en el marco del debate del proyecto de ley de primarias.

Del mismo modo, para presentar los principales contenidos de las normas sancionadas, se
procedió al cotejo de las once leyes, y sus leyes modificatorias, con el fin de identificar y comparar
los artículos más relevantes.

Las PASO en el marco de los contextos políticos subnacionales

Para iniciar este recorrido, resulta importante referir a la primera provincia que adoptó el
mecanismo para la selección de sus candidatos: Santa Fe. Esto respondió a un contexto específico:
el desprestigio y rechazo de la Ley de Lemas.

Desde 1990, la provincia había adoptado dicho procedimiento para la selección de sus
candidatos. Luego de poco más de una década de aplicación, no había hecho más que acumular
rechazos desde diversos sectores políticos, académicos y también del electorado santafesino. En
virtud de ello, previo a las elecciones generales de 2003, Centro de Implementación de Políticas
Públicas para la Equidad y el Crecimiento –CIPPEC– junto a otras organizaciones no
gubernamentales locales y provinciales y con el apoyo de sectores académicos de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y las Facultades de
Derecho y de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario
(UNR), lograron que todos los candidatos a gobernador y vicegobernador, diez fórmulas en total,
firmaran una “Carta de Compromiso” donde se obligaban a derogar la Ley de Lemas si llegaban a
ejercer la Primera Magistratura provincial.

En consecuencia, resultando ganadora la fórmula Jorge Obeid-María Eugenia Bielsa,


iniciaron el proceso para dar cumplimiento al compromiso que habían asumido. Fue así que, a
mediados de diciembre de 2003, a los pocos días de haber asumido, el gobernador Jorge Obeid
envió a la Cámara de Diputados el Mensaje N° 2.713, proponiendo “La derogación del sistema
electoral conocido como de lemas o de doble voto simultáneo (…)” y la “(…) incorporación de las
internas como una primera etapa de las elecciones a fin de cubrir cargos electivos, en forma abierta
y simultánea (…)” (Obeid, 2003: 22).

En la 15a Sesión Ordinaria del 122° período legislativo se inició el debate. Si bien todos los
bloques, coincidían en la necesidad de la derogación de la Ley de Lemas, los desacuerdos provenían
respecto del nuevo sistema electoral que se proponía para reemplazarla.

No obstante, se logró consensuar un proyecto mayoritario que proponía un sistema de


elecciones PASO para partidos y ciudadanos, dejando habilitada la posibilidad de que aquél votante
que no quisiera participar pudiera hacerlo, previa declaración ante el Tribunal Electoral Provincial.
Esta iniciativa obtuvo su aprobación con cuarenta y ocho votos por la afirmativa y una abstención.

El paso del proyecto con media sanción a la Cámara de Senadores, donde el PJ tenía quince
sobre diecinueve bancas, terminó por “blanquear” la oposición del peronismo a la derogación de la
Ley de Lemas. De este modo, el justicialismo insistió con un proyecto propio, conocido como
“proyecto Gramajo”, en referencia al senador Joaquín Gramajo, quien fuera su redactor e impulsor.
Alternativamente, la UCR, a través de los senadores Michlig y Fascendini, presentaron una
alternativa que proponía, además de la derogación de la Ley de Lemas, la implementación de un
sistema de internas abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los partidos, pero no para los
ciudadanos.

El “proyecto Gramajo”, que expresaba la postura opositora a la derogación de la Ley de


Lemas del reutemannismo, consiguió el acompañamiento de siete senadores y, básicamente,
proponía una modificación del sistema vigente, pero no su derogación, dado que planteaba un
esquema de internas abiertas, obligatorias y simultáneas con doble voto acumulativo. Sin embargo,
no fue el proyecto que logró imponerse en Senadores, sino otro presentado por el senador Armando
Traferri, el cual proponía una “modificación” 11 al proyecto presentado por el ejecutivo que ya tenía
media sanción de la Cámara de Diputados a través de un sistema mixto que combinaba DVSA para
11La estrategia de presentarlo como una modificación se explica por la necesidad de votos para su aprobación. Si el
Proyecto Traferri se presentaba como un proyecto alternativo al del ejecutivo necesitaría una mayoría agravada de 2/3
para su aprobación (13 votos en total). En cambio, si era una modificatoria del proyecto original solo requería mayoría
simple (10 votos).
la elección de cargos públicos en comunas y municipios de segunda categoría, la aplicación de
internas abiertas, obligatorias y simultáneas para todos los cargos provinciales (gobernador y
vicegobernador, senadores y diputados) y que los municipios de Rosario y Santa Fe definieran su
propio sistema electoral en el plazo de ciento ochenta días; en caso de no cumplir con dicho plazo,
deberían regirse por el sistema de internas mencionado previamente. Este proyecto logró el
acompañamiento de ocho senadores provinciales.

El conflicto se planteó al realizar la votación final en la Cámara de Senadores. En la 21ª


Sesión Ordinaria del día 7 de octubre de 2004, con un total de dieciocho senadores presentes, el
Proyecto Traferri contaba con ocho votos positivos, mientras que las abstenciones sumaban un total
de once (cuatro senadores de la oposición a los que se sumaron los siete senadores que apoyaban
Proyecto Gramajo), sin registrarse votos negativos. Esta distribución numérica no alcanzaba para
completar la mayoría simple (mitad más uno de los presentes). Sin embargo, se realizó una
interpretación del Artículo 42 del Reglamento de la Cámara de Senadores considerando que las
abstenciones no son votos negativos y, en consecuencia, los ocho votos positivos con los que
contaba el Proyecto Traferri y la ausencia de votos negativos fueron suficientes para dar media
sanción a la iniciativa y que la misma fuera girada a la Cámara de Diputados para su segunda
revisión.

Esta situación generó rechazos tanto al interior de la Cámara de Senadores como en la Cámara
de Diputados, donde la UCR y el Partido Demócrata Progresista (PDP) mocionaron la negativa a
tratar el expediente y devolverlo a la Cámara Alta para su nuevo tratamiento y aprobación según las
mayorías indicadas por el reglamento interno. Sin embargo, al realizarse la votación de esta
propuesta se registraron diez votos a favor, una abstención y treinta y cinco votos en contra, con lo
cual el tema quedó habilitado para tratarse en el recinto.

En Diputados, en la 22ª Sesión Ordinaria del 21 de octubre de 2004, el oficialismo propuso


insistir con la redacción del proyecto aprobado el 19 de agosto de 2004, en la 15ª Sesión Ordinaria,
por considerar que lo aprobado por el Senado no coincidía con el “espíritu” de la propuesta elevada
por el gobernador Jorge Obeid en su Mensaje N° 2.713. Esta postura fue acompañada por otros
bloques: PS, UCR, PDP, Unión del Centro Democrático (UCeDé), Encuentro por la Democracia y
la Equidad (EDE), Afirmación para una República Igualitaria (ARI), Partido del Progreso Social
(PPS). De esta manera, se aprobó la opción de insistir con la redacción original con cuarenta y siete
votos a favor y una abstención.

Esta insistencia con el proyecto original significaba que la Cámara de Senadores debía contar
con una mayoría de 2/3 para poder insistir con el Proyecto Traferri, es decir, trece votos en total. Lo
que siguió después fue una sucesión de idas, vueltas, ausencias, falta de quórum que dejaron al
descubierto la ruptura que había causado al interior del PJ la derogación de la Ley de Lemas. Fue
para la sesión extraordinaria convocada por Presidencia cuando se logró el quórum para el
tratamiento del proyecto. Ésta sería una sesión histórica que llevaría a la derogación definitiva de la
Ley de Lemas y a la adopción de un nuevo régimen electoral que preveía la realización de PASO, a
través de la puesta en vigencia de la Ley N° 12.36712.

El caso de Santa Fe es el pionero en la materia a nivel nacional, no solo por la novedad sino
por la movilización que su debate generó y porque, claramente, puso al descubierto como la
modificación de las “reglas de juego” puede generar férreas posturas y reavivar internas
irreconciliables, como también un nuevo sistema electoral cuyo resultado directo fue la derrota del
justicialismo y su imposibilidad de retorno al poder en la provincia desde el primer momento de su
aplicación, en 2007, hasta la actualidad.

La iniciativa santafesina fue continuada luego por otras provincias. La primera de ellas fue la
de Buenos Aires que promulgó, en diciembre de 2009, la Ley N° 14.086 que regula la
implementación de las PASO. Resulta importante mencionar que previamente la provincia contaba
con un antecedente en la Ley N° 12.915 por la cual había regido un sistema de elecciones internas
abiertas, obligatorias y simultáneas para las agrupaciones políticas. La misma tuvo vigencia entre
los años 2003 a 2007, cuando fue derogada. La incorporación de esta normativa fue un correlato de
la Ley N° 25.611, aprobada a nivel nacional en 2002 y derogada en 2006.

En la misma línea, la adopción de las PASO en 2009, responde a un contexto similar dado que
fue tratada simultáneamente y aprobada a escasos días posteriores de la Ley Nacional N° 26.571 de
“Democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”.

Lo mencionado anteriormente se corrobora al dirigir la atención hacia las versiones


taquigráficas de ambas Cámaras al momento de tratarse la iniciativa. En este sentido, los diputados
Cura (2009, 7557), Jano (2009, 7555-56) y Martello (2009, 7554) remarcan la existencia de una
adaptación de la ley provincial a la iniciativa de la ley nacional sobre PASO.

La norma tratada y aprobada en 2009 tiene su origen en la Cámara Alta provincial a partir de
la iniciativa de los senadores Federico Scarabino, Osvaldo Goicoechea, Patricio García, José

12Fue modificada en marzo de 2013 a través de la sanción de la Ley N° 13.337, la cual estableció cambios en los
Artículos 2, 4, 5 y 6 de la ley precedente, referidos a fecha de realización de las primarias, inscripción de listas de
candidatos, porcentaje de adhesiones y oficialización de listas. Luego, en 2014, fue modificada por la Ley N° 13.461
que estableció la regulación sobre espacios de publicidad electoral en medios de comunicación audiovisual. En su
Artículo 14°, modifica los Artículos 5º y 7º de la Ley de primarias, relativos a plazos y porcentajes de adhesiones y
períodos de oficialización de boleta única, respectivamente. También modificó el Artículo 9º de la Ley N° 12.367 en lo
referido a umbrales electorales y al mecanismo de integración de minorías en las listas, pasadas las primarias.
Molina y Marta Helguero, pertenecientes al bloque oficialista del Frente para la Victoria (FpV). A
pesar de las críticas y reparos, el proyecto consiguió ser aprobado con 2/3 de los votos en ambas
Cámaras.

En el mes de agosto de 2010, la provincia de San Juan promulgó la Ley N° 8.151,


denominada “Ley de Fortalecimiento Democrático y Transparencia de la Representación Política”,
a través de la cual entró en vigencia el sistema de PASO para todas las categorías provinciales y
municipales.

Teniendo en cuenta que la provincia de San Juan tiene una conformación unicameral, el
proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo Provincial, a cargo de José Luis Gioja, tuvo
tratamiento previo en las comisiones de Legislación y Asuntos Constitucionales y de Justicia y
Seguridad, obteniendo un despacho único, acordado por las mencionadas comisiones, en los
Expedientes J–0293 y J–0377.

La incorporación de la norma no respondía a una necesidad urgente demandada por el


contexto político de la provincia, sino más bien, como se desprende de la versión taquigráfica de su
tratamiento, pretendía equiparar a la provincia de San Juan con las legislaciones de los Estados
Unidos y Uruguay, en el plano internacional; las provincias de Santa Fe y La Pampa y con la Ley
26.571, a nivel nacional (Muñoz, 2010).

Por su parte, en diciembre de 2011, la provincia de Salta adoptó, a través de la Ley N° 7.69713,
las PASO para cargos provinciales, a saber: gobernador, vicegobernador, senadores y diputados;
como también en la jurisdicción local, para seleccionar precandidatos a intendente y concejales.

Con anterioridad a la adopción de las PASO, la provincia tenía vigente, desde enero de 2005,
una ley de internas abiertas y simultáneas (Ley 7.335). La misma establecía que todas las
agrupaciones políticas que postularan precandidatos para cualquier cargo provincial o municipal
debían postularse obligatoriamente a través del sistema de internas abiertas y simultáneas (Artículo
1º). En el caso de que se presentara una sola lista para la categoría correspondiente, no era necesario
que participara del acto electoral. Sin embargo, si había concurrencia de listas únicas con categorías
en las que sí existía competencia por precandidaturas, ambas listas debían figurar en la boleta
(Artículo 8º). En relación a los electores, el voto era igual, secreto y no obligatorio (Artículo 3º),

13En 2014, se produjo un cambio en la distribución de los fondos de campaña, modificándose el Artículo 42 de la
norma original a través de la Ley N° 7.851, la cual estableció una asignación de fondos del 50% de forma igualitaria
entre todos los partidos y frentes y otro 50% repartido en forma proporcional según la cantidad de votos obtenidos por
la fuerza política en la elección general anterior para la categoría en cuestión. En 2016, por medio de la Ley N° 7.953,
se derogó el segundo párrafo del Artículo 10 de la Ley N° 7.697, reemplazándoselo por lo establecido en la Ley N°
7.810, donde se fija como fechas para las PASO el segundo domingo de abril y para las generales el tercer domingo de
mayo.
estableciendo diferencias entre afiliados y no afiliados, identificados en padrones distintos y
habilitados para votar en mesas separadas. Las mesas de votación estaban diferenciadas por partidos
para los afiliados, mientras que las mesas de votantes independientes eran únicas para todas las
agrupaciones políticas que intervinieran (Artículo 10°).

Las novedades que traen las PASO se vinculan, por un lado, al carácter obligatorio de la
participación tanto para los partidos políticos, independientemente de la cantidad de precandidaturas
que presenten por categoría, como para todos los ciudadanos, más allá de su filiación partidaria.
Esta obligatoriedad trajo consigo el segundo cambio, referido a la integración de todos los electores.
Al convertirse en una PASO, pierde sentido la diferenciación entre afiliados y no afiliados, por lo
cual, se elabora un solo padrón electoral y las mesas de votación son únicas para todos los
ciudadanos.

En el debate parlamentario, el argumento de “(…) la experiencia ya ganada con la vigencia de


las Leyes 7.335 y 7.540, de Internas Abiertas y Simultáneas” (Ruberto Sáenz, 2011:18) es uno de
los que primó para impulsar esta modificación del sistema de selección de candidatos, además de
tomar como modelo el sistema de PASO implementado a nivel nacional, “(…) el cual resultó -a
nuestro criterio- plenamente exitoso y con una gran satisfacción en lo que hace a hace a la cantidad
de votantes (…)” (Mellado, 2011:32). Estos son dos de los argumentos principales para impulsar la
sanción de la normativa elevada a la Cámara de Senadores por el gobernador Juan Manuel Urtubey
y derivada a las Comisiones de Legislación General, y de Hacienda y Presupuesto del Senado
provincial. La iniciativa fue aprobada con dieciséis votos a favor y dos en contra, introduciéndose,
en la votación particular, modificaciones al proyecto remitido por el Ejecutivo. En la Cámara de
Diputados, presentó un dictamen en mayoría y dos en minoría, uno firmado por el diputado Claudio
Del Plá (Partido Obrero-PO) y el otro por las diputadas Virginia Cornejo y Virginia Diéguez (PRS),
que luego es retirado por pedido de las firmantes. En la votación, el proyecto obtuvo solo dos votos
en contra (Del Plá-PO y Villanueva-UCR), quedando aprobado el nuevo mecanismo de selección de
candidatos para la provincia de Salta.

En noviembre de 2012, Chaco hizo lo propio e introdujo las PASO a su sistema electoral
provincial. Al igual que en la mayor parte de las provincias mencionadas hasta el momento, con la
excepción de Santa Fe, no existía un contexto político provincial que exigiera la modificación del
mecanismo de selección de candidatos, sino que esto, tal como se desprende de las versiones
taquigráficas de la 32ª Sesión Ordinaria de la Cámara de Diputados chaqueña, respondió a la
intención de asumir “la propuesta establecida en la ley 26.571, sancionada por el Congreso de la
Nación” (Aguilar, 2012: 59). En este sentido, la Ley N° 7.141 14 lo que hace es adherir, en general, al
mecanismo de selección de candidatos planteado en el plano nacional.

Durante 2013 fueron dos las provincias que legislaron sobre PASO: San Luis y Mendoza,
poniendo en vigencia dicha normativa en mayo y diciembre, respectivamente.

En el caso de la provincia puntana, el proyecto que propuso la incorporación de las PASO fue
resultado del consenso entre todos los partidos con representación en las Cámaras como así también
de todos los partidos existentes en la provincia, que fueron convocados al diálogo por parte del
Poder Ejecutivo Provincial, a cargo de Claudio Poggi.

De esta manera, el Expediente N° 011 folio 118 año 2013, que luego se convertiría en la Ley
N° XI-0838-2013, tuvo su ingreso por la Cámara de Diputados y obtuvo despacho por mayoría de
la Comisión de Asuntos Constitucionales, consiguiendo media sanción con un total de veintiocho
votos a favor y cuatro abstenciones. En su tratamiento en el Senado consiguió despacho en
comisión mayoritario y aprobación sobre tablas, siendo convertido en ley por unanimidad.

Nuevamente en este caso, no existía una urgencia en el contexto político provincial que
ameritara la sanción de la ley. Sin embargo, una vez más se evidencia la intención de adaptar la
normativa provincial a la ley nacional de PASO que, en la evaluación de los legisladores, “(…) ha
dado muy buen resultado en la provincia de San Luis (…)” (Sergnese, 2013: 25) con lo cual, la
adaptación al sistema nacional se convirtió en una prioridad en el impulso de esta norma, a lo que
también se sumó el hecho de que “(…) el gobierno de la provincia tiene facultades en definir y
regular la vida de los partidos políticos a través de la sanción de leyes (…)” (Ponce, 2013:27).

Cabe destacar la corta aplicabilidad que este sistema tuvo en la provincia puntana dado que
solo estuvo vigente en dos elecciones: para la renovación parcial de ambas cámaras legislativas, en
2013 y para elección a cargos ejecutivos y renovación de mitades del legislativo, en 2015. En abril
de 2017, a partir de la sanción de la Ley N° XI-0965-2017, la provincia volvió a modificar su
régimen electoral para la selección de candidatos, reemplazando las PASO por un mecanismo de
PAS, es decir, de primarias abiertas y simultáneas, no obligatorias para los partidos políticos que
presenten una sola lista y tampoco para la ciudadanía, dado que se establece la emisión del sufragio
no obligatoria.

14En marzo de 2017, a través de la Ley N° 7.971, se modificó el Artículo 3º en lo relativo a los plazos de convocatoria
a elecciones primarias, estableciéndose que “la realizará el Poder Ejecutivo con setenta y cinco (75) días corridos de
anticipación, como mínimo, a la fecha del comicio respectivo”. Y modificó, además, la fecha de su realización
determinando que “La fecha que se establezca para las elecciones primarias provinciales o municipales donde se
disputen cargos legislativos y/o ejecutivos provinciales o municipales, no coincidirá con las fechas fijadas para las
elecciones primarias legislativas nacionales y/o presidenciales”, prohibiendo así la simultaneidad con los comicios
nacionales.
En el caso de la provincia de Mendoza, la ley de PASO –Ley N° 8.619 15- fue promulgada en
diciembre de 2013, por el gobernador Francisco “Paco” Pérez. El proyecto fue remitido por el
Primer Mandatario a la Cámara de Senadores que, contando con mayoría oficialista del FpV, la
aprobó con veinticuatro votos positivos y dos negativos. La Cámara de Diputados, a través del
trabajo en comisión entre los diversos bloques, le introdujo cambios consensuados al proyecto. La
media sanción por parte de Diputados se produjo en la Primera Sesión Especial del Período
Extraordinario, el 14 de noviembre de 2013, obteniendo el voto unánime de sus miembros, siendo
remitida al Senado provincial para su segunda revisión. La situación que se planteó allí fue la
obligación de los senadores de aprobarla con la redacción proveniente desde Cámara de Diputados
dado que, en caso contrario, perdería estado parlamentario. Dadas estas circunstancias, el proyecto
fue ingresado y tratado sobre tablas obteniendo en la votación general treinta y un votos
afirmativos.

A partir del análisis del debate parlamentario suscitado en la provincia cuyana, la aprobación
de la normativa respondió al deseo de lograr una adhesión al esquema nacional, propósito que
quedó reflejado en las expresiones vertidas durante el debate parlamentario cuando se afirmaba que
las PASO a nivel nacional “(…) terminaron demostrando la concurrencia, participación y apoyo de
todos los ciudadanos, participando más del 80% de los ciudadanos, en las primeras primarias que se
realizaron en el año 2011” (Ilardo, 2013:6).

Los siguientes distritos provinciales que sancionaron leyes poniendo en vigencia las PASO
fueron la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en septiembre de 2014 y Chubut, en
diciembre del mismo año.

En el caso de la CABA, se reconoce la necesidad de garantizar la adaptación al sistema


electoral nacional. En este sentido, se manifestaba que el nuevo sistema de selección de candidatos
bajo tratamiento de la Legislatura “(…) recoge los principios centrales del régimen vigente en el
orden nacional y los adapta a las categorías locales” (Rebot, 2013:37), sumándose al hecho de que
15Fue modificada en 2017 a través de la Ley N° 8.967, la cual derogó el Artículo 61 de la precedente y modificó los
Artículos 3, 4, 6, 10, 12, 14, 15, 24, 25, 27, 60 y 62. Entre los cambios introducidos se cuentan: la fijación de fecha para
las elecciones provinciales: segundo domingo de junio para cuando sean coincidentes las Ejecutivas y Legislativas y
último domingo de febrero cuando sean solo Legislativas. De todos modos, habilitó también la posibilidad de la
adhesión al sistema nacional y que los municipios realicen las elecciones locales en fechas distintas a las provinciales.
Incluyó la eliminación de las colectoras y de listas espejo y estableció sanciones ante el uso de candidaturas
testimoniales, con 4 años de inhabilitación para la postulación a cargos públicos. También redujo el inicio de la
publicidad audiovisual de 20 a 15 días antes de las elecciones primarias. En cuanto al voto electrónico, ajustó la meta a
alcanzar en 2017 del 50% al 30% del total de electores del padrón provincial.
La norma modificatoria fue aprobada el 26 de abril de 2017 y contó con el apoyo de los bloques de la UCR, PD y PRO,
y el voto negativo de las bancadas del FpV, Frente Renovador y el FIT. La media sanción definitiva se realizó en
Cámara de Diputados, produciéndose un empate en 24 votos, debiendo desempatar el presidente de la Cámara, Néstor
Parés. FUENTE: Cuyo Noticias, Es Ley la Reforma Electoral en Mendoza. Consultado el 14/5/2018. Recuperado de:
http://cuyonoticias.com/2017/64404/
fueron incorporadas “(…) por otras jurisdicciones, como Santa Fe, San Juan, Salta, Entre Ríos, La
Pampa y Buenos Aires, que ya llevaron adelante el procedimiento de las elecciones primarias,
simultáneas y obligatorias” (Campos, 2013:56).

El proyecto fue elevado a la Legislatura porteña por parte del Jefe de Gobierno, Mauricio
Macri, y tratado sobre tablas en la 8ª Sesión Especial del 9 de diciembre de 2013 aunque obtuvo la
promulgación en septiembre de 2014, tras su reglamentación a través del Decreto N°
376/GCABA/14. De acuerdo a lo expresado por Macri en el mensaje enviado a la Legislatura, la
iniciativa tenía como objetivo “(…) fortalecer a las agrupaciones políticas, garantizar la
competencia electoral y la representación de las minorías partidarias, mediante la instrumentación
de reglas claras, preestablecidas y universales” (Macri, 2013: 6).

El tratamiento de esta iniciativa en el recinto resultó aprobado, registrándose un total de


cuarenta y siete votos positivos, uno negativo (Bordart-SUR) y diez abstenciones (Alegre, Amor,
Cabandié, Gullo, Lubertino, Neira, Nenna, Palmeyro, Rachid y Romeo, todos del FpV), quedando
así aprobada la Ley N° 4.894 que estableció el Régimen Normativo de Elecciones Primarias,
Abiertas, Simultáneas y Obligatorias y Régimen Normativo de Boleta Única y Tecnologías
Electrónicas.

La segunda provincia que legisló sobre PASO durante 2014 fue Chubut y durante este
tratamiento se dio un debate particular que finalizó en la judicialización de la norma aprobada.

El Poder Ejecutivo provincial, a cargo de Martín Buzzi, presentó ante la Legislatura


chubutense el Proyecto de Ley Nº 076/14 que se proponía regular la constitución, organización,
obligaciones y funcionamiento de los partidos políticos provinciales y municipales en el territorio
de la Provincia. En virtud de su enunciado, el contenido de la norma estaba vinculado a una ley o
estatuto orgánico para los partidos políticos chubutenses tanto de jerarquía provincial como local.
Tras su ingreso a la Legislatura, el contenido fue analizado y obtuvo dictamen en mayoría de la
Comisión Permanente de Asuntos Constitucionales y Justicia, en consecuencia, pasó al recinto para
su tratamiento en el pleno de su conformación.

En la Sesión Ordinaria N° 41/14 del 11 de diciembre de 2014, se inició el debate que, como
anteriormente se dijo, culminó con la judicialización de la norma. De acuerdo a lo expresado por
diversos diputados16, al proyecto que había sido tratado en Comisión y obtenido despacho de
mayoría se le introdujeron, con posterioridad, modificaciones no acordadas, específicamente, a
16De la versión taquigráfica de la sesión se puede identificar la denuncia de esta situación por parte de los diputados
Jerónimo Juan Jesús García (PJ-Modelo Chubut-ChuSoTo), Oscar Carlos Petersen (FpV-Polo Social), José Antonio
Karamarko (PJ), Ana María Barroso (PJ- Modelo Chubut-ChuSoTo), Roddy Ernesto Ingram (PJ- Modelo
Chubut-ChuSoTo).
través de la incorporación del Artículo 66º para regular la realización de elecciones primarias.

El debate parlamentario se desplazó desde el contenido de la norma hacia la posibilidad


efectiva de que fuera tratada, dado que, para el oficialismo provincial (FpV) era una Ley Orgánica
de Partidos Políticos, para lo cual, la Constitución provincial establecía aprobación con mayoría
simple de los votos, es decir, catorce votos en total; mientras que para la oposición (PJ-Modelo
Chubut-ChuSoTo y UCR) el proyecto de ley proponía la regulación del régimen electoral para lo
cual, la Constitución del Chubut, en su Artículo 256 in fine reza: “La sanción y modificación de
leyes de naturaleza electoral requieren el voto de las tres cuartas partes del total de los miembros de
la Legislatura”, es decir, veintiún votos positivos. El debate entonces pasó por determinar si se
trataba de una ley de partidos y requería de mayoría simple o si era una ley electoral y necesitaba
mayoría agravada.

En definitiva, el Proyecto de Ley N° 076 fue sancionado con diecisiete votos afirmativos,
nueve por la negativa y una abstención, entrando en vigencia bajo el nombre de Ley XII N° 9 Ley
Orgánica de los Partidos Políticos. Dada esta circunstancia, los diputados del Frente Chubut Somos
Todos (ChuSoTo- ex PJ-Modelo Chubut) y el Polo Social, patrocinados por el Dr. Diego Martínez
Zapata, presentaron ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) una medida cautelar solicitando la
abstención de la aplicación de quince artículos considerados inconstitucionales y una acción
declarativa de inconstitucionalidad sobre la totalidad de la ley, bajo el argumento de la violación de
la mayoría prevista en el Artículo 256 in fine de la Constitución del Chubut.

Finalmente, el STJ, en fecha 19 de mayo de 2015, resolvió, en la causa caratulada “García,


Jerónimo y otros s/Acción Declarativa de Inconstitucionalidad” (Expte N° 23.569-G-2014) y por
una mayoría de cinco sobre los seis miembros, que la ley aprobada por la Legislatura del Chubut
reunía todas las condiciones de constitucionalidad, contrariamente a lo que habían denunciado los
diputados. Con esta sentencia judicial se puso definitivamente en vigencia la realización de las
PASO en el territorio chubutense.

Durante 2015, año electoral tanto a nivel nacional como provincial, hubo dos provincias que
adaptaron su legislación electoral y pusieron en vigencia leyes de primarias. La primera de ellas,
durante el mes de mayo, fue Entre Ríos y luego hizo lo propio la provincia de Catamarca, en junio
de 2015.

La reforma electoral entrerriana no significó una novedad sustancial para el régimen electoral
provincial sino, más bien, una modificación en algunas de sus características, sobre todo en el
criterio de obligatoriedad. Esto responde a que la provincia litoraleña tenía vigente, desde el año
2005, la Ley N° 9.659, más conocida como “Ley Castrillón”, presentada por el entonces diputado
provincial del PJ, Emilio Castrillón.

Una crítica recurrente en los debates parlamentarios para justificar la modificación de la Ley
N° 9.659 refería a las falencias y deficiencias de la misma. Entre sus características se pueden
mencionar la puesta en vigencia de un sistema de elecciones primarias abiertas y simultáneas, no
obligatorias ya que eximía de su realización toda vez que cualquier partido o frente presentara
candidaturas únicas, como también su carácter optativo para los electores; la eliminación de la
integración de las minorías en las listas definitivas para las elecciones generales para cargos
pluripersonales (Diputados y Concejales), dejando esto a criterio de la Carta Orgánica de cada
partido o el Estatuto constitutivo, en el caso de los frentes electorales. Esto último tuvo una
consecuencia directa en la competencia electoral en la provincia, sobre todo al interior del PJ que,
ante la imposibilidad de integrar minorías en puestos expectantes, se lanzó a la presentación de
candidaturas “por fuera” de la estructura partidaria, dado que en el análisis del costo-beneficio,
resultaba más conveniente armar una nueva fuerza política y competir en la elección general.

Por otro lado, la ley de PAS también fracasó en la posibilidad de generar competencia al
interior de los partidos ya que, en 2007 y 2011, todos los partidos, frentes y/o alianzas presentaron
lista única. La única y llamativa excepción se produjo en 2011 cuando el FpV presentó dos listas
internas para competir en las PAS: la oficial encabezada por el gobernador Sergio Urribarri y la de
Gerardo González, un candidato prácticamente desconocido y con una estructura interna
inexistente, sobretodo, para enfrentar al gobernador en funciones que competía por su reelección. El
resultado fue el triunfo abrumador de Urribarri frente a González, 328.227 frente a 16.874 votos, lo
cual le permitió al gobernador medir su base electoral y generar una “sensación” de triunfo
garantizado y de fuerte apoyo del electorado entrerriano.

Estas características que las PAS adquirieron en la práctica, generaron en diversos sectores,
incluso del justicialismo, el cuestionamiento de la Ley Castrillón. En virtud de ello, se presentó un
proyecto por parte del legislador del GEN, Enrique Fontanetto, que constaba de tres artículos y
proponía derogar la Ley Nº 9.659 de elecciones primarias abiertas y simultáneas (Artículo 1) y la
directa adhesión al Título II de la Ley nacional N° 26.571, que establece el sistema de primarias
abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) para la selección de candidatos a cargos públicos
electivos provinciales y municipales (Artículo 2). Por su parte, el Ejecutivo provincial impulsó otro
proyecto que se planteaba como actualización y adecuación del régimen electoral y que, no solo
incluía la modificación del sistema de selección de candidatos a través del reemplazo de las PAS
por un mecanismo de PASO, sino que también planteaba la reforma de otros aspectos. Este proyecto
de actualización del sistema electoral resultó aprobado por unanimidad en ambas Cámaras, entrando
en vigencia para la selección de candidatos en todo el territorio provincial como Ley N° 10.35717.

La última provincia en legislar en materia de PASO en el período que es objeto de estudio de


esta investigación fue Catamarca, donde la nueva ley fue aprobada el 4 de junio de 2015. El debate
y aprobación de las PASO en esta provincia tiene algunas particularidades.

La primera de ellas tiene que ver con la dilación en el tratamiento por parte de la Cámara de
Diputados, actuante en este caso como cámara revisora. El trámite legislativo se inició en el Senado
provincial donde, en cumplimiento de la intención de la gobernadora Lucía Corpacci, expresada en
su mensaje de apertura del 125° Período de Sesiones Ordinarias el día 1 de mayo de 2014, los
Senadores del FpV presentaron el proyecto de ley proponiendo la modificación del sistema electoral
a través de la incorporación de las PASO.

En su mensaje ante la Asamblea Legislativa, la gobernadora Lucía Corpacci había expresado


su intención de implementar un sistema de elecciones primarias, en adhesión a las motivaciones que
llevaron a la presidente Cristina Fernández de Kirchner a impulsar la sanción de la Ley Nº 26.571
de “Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral” que,
en la opinión de la gobernadora, había permitido mejorar la calidad institucional, “asegurando
mayor transparencia en el proceso de preselección de los candidatos a cargos electivos mediante el
voto de la ciudadanía, garantizándose el ejercicio pleno de la democracia interna partidaria”
(Asesoría General de Gobierno, Dictamen 0736/15, 03/06/2015). En virtud de ello, los Senadores
oficialistas consiguieron la media sanción en la Sesión Ordinaria del día 18 de junio de 2014.

Sin embargo, el tratamiento del proyecto en la Cámara de Diputados, en cuanto cámara


revisora, no se dio sino el 19 de mayo de 2015, es decir, once meses después de obtener media
sanción del Senado, llegando al Poder Ejecutivo la remisión de la Ley para su promulgación en
fecha 29 de mayo de 2015, luego de que le fuera asignado el número. Esta situación generó el
primer problema, dado que acortó el período para llegar en tiempo y forma a realizar la
convocatoria a las PASO y obligó al Estado provincial a la realización simultánea y concurrente con
las PASO nacionales.

17Actualmente, se encuentra en debate en ambas Cámaras un nuevo proyecto de Código Electoral, compuesto por 190
artículos, remitido por el gobernador Gustavo Bordet. Entre los puntos más importantes del mismo se pueden
mencionar la introducción de la Boleta Única de Papel, la habilitación de incorporación de nuevas tecnologías
electrónicas para la emisión del voto, la derogación total de la ley electoral provincial N° 2988 de 1934 y todas sus
modificatorias y de la Ley N° 9659 (Ley Castrillón), integración de las minorías en las listas a través del sistema
D’Hont, establece la paridad de género en la conformación de listas pluripersonales, al tiempo que mantiene el
mecanismo de elecciones primarias para la selección de candidatos en todas las categorías dentro del territorio
provincial.
Este último punto, se relaciona con el segundo aspecto por el cual el caso de Catamarca posee
particularidades y tiene que ver con el proceso de promulgación de la norma y el llamado a
elecciones primarias. Dado el acortamiento de los plazos, al mismo tiempo que la gobernadora
Lucía Corpacci promulgó la Ley N° 5.437, vetó dos de sus artículos: el 15 y el 34 y convocó a la
realización de las primarias para el domingo 9 de agosto de 2015. Ambos decretos, N° 823 y N°
824, respectivamente, fueron publicados en el Boletín Oficial y Judicial en fecha 5 de junio de
2015.

En el texto del Decreto N° 823, y siguiendo lo recomendado por la Asesoría General de


Gobierno (A.G.G) mediante Dictamen 0736/15 del 03 de junio de 2015, la gobernadora Corpacci
propuso redacciones alternativas para los artículos mencionados. Para el primero de ellos, el
Artículo 15, donde se fijaba un plazo de antelación no menor a 90 días para la realización de las
elecciones primarias, la nueva redacción proponía reducirlo a una antelación no menor a 60 días 18;
mientras que en el caso del Artículo 34, que refería al financiamiento de los partidos políticos,
previendo partidas presupuestarias para los años electorales, al no estar previsto en el presupuesto
de 2015, el veto de la gobernadora incluyó la salvedad que ante “La ausencia de previsión
presupuestaria obstará el otorgamiento de tales recursos”.

El veto significó el regreso de la norma a la Legislatura para su nuevo tratamiento y


aprobación estando, al mismo tiempo, vigente la convocatoria a las PASO para el domingo 9 de
agosto de 2015. Este hecho generó la reacción del arco opositor, especialmente del Movimiento de
Acción Vecinal –distrito Catamarca– que realizó una presentación ante la Suprema Corte Provincial
solicitando la impugnación de la convocatoria a elecciones primarias, por considerar que el Decreto
N° 824 se había publicado antes de la entrada en vigencia de la ley, dado que al recibir ésta el veto
parcial y volver a las Cámara para su revisión, no tenía validez legal, con lo cual la acción de
promulgación a través del Decreto N° 823 era inconstitucional y, en consecuencia, la convocatoria a
elecciones primarias perdía su efecto. No obstante, la Suprema Corte, en fecha 16 de junio, emitió
un fallo declarándose incompetente para resolver el pedido de inconstitucionalidad de la
convocatoria a las PASO, abriendo la posibilidad de que los demandantes se presentaran ante la
Justicia Federal y remarcando también que, de acuerdo a sus actuaciones, el Movimiento de Acción
Vecinal había manifestado su adhesión a las PASO provinciales ya que había cumplido en tiempo y
forma con el trámite de presentación de listas previsto para el día 10 de junio hasta las 9 de la

18La reducción de los plazos de convocatoria significó un importante aceleramiento de los tiempos ya que la
convocatoria a elecciones se realizó el día jueves 4 de junio a través del Decreto N° 824 y el límite para la presentación
de listas venció el miércoles 10 de junio. FUENTE: Catamarca Actual. Se presentaron las alianzas en Catamarca.
Publicado el 10/06/2015. Consultado el 06/05/18. Recuperado de:
https://www.catamarcactual.com.ar/politica/2015/6/10/presentaron-alianzas-catamarca-90651.html
mañana con lo cual habilitaba su participación en las mismas19.

Pros, contras y principales contenidos de las PASO

Al analizar las versiones taquigráficas y diarios de sesiones de las diversas legislaturas


provinciales, es posible identificar en los mensajes del Ejecutivo, cuando la norma es una iniciativa
de este poder, o en las palabras de los legisladores, ya sea como iniciadores del proyecto o cuando
expresan sus posturas frente al mismo, diversos argumentos a favor y en contra de la iniciativa que
manifiestan las motivaciones que llevan a sostener sus posturas y a defender o rechazar la
introducción del nuevo mecanismo de selección de candidatos.

En este sentido, en las páginas siguientes nos proponemos, a partir de la lectura de los debates
parlamentarios en los que se dio el tratamiento de las PASO, identificar cuáles fueron las principales
motivaciones de los oficialismos provinciales para impulsar estas normas y de otros bloques para
acompañar la iniciativa, como así también los argumentos esgrimidos en contra de su incorporación
para, finalmente, detallar los principales contenidos de las PASO sancionadas en once provincias
argentinas.

Sin dudas, el argumento más repetido y que puede claramente identificarse como una
motivación que llevó a la adopción de este mecanismo, se vincula a la necesidad de ajustar el
sistema electoral provincial a la normativa vigente en la materia a nivel nacional, unificando así
criterios de selección de candidatos. Con la única excepción de la provincia de Santa Fe, donde las
PASO entraron en vigencia antes que en el resto del territorio argentino, en la lectura de las
versiones taquigráficas se puede identificar este punto como una constante en los debates. Incluso,
en algunos distritos como CABA y San Juan, se remarca la existencia del mecanismo en otras
provincias, entre ellas: Santa Fe, Buenos Aires, Salta, Entre Ríos, La Pampa, San Juan y San Luis
(Campos, 2013; Macri, 2013) o incluso en otros países como Estados Unidos y la República
Oriental del Uruguay (Muñoz, 2010), como antecedente para su incorporación.

En este sentido, al tomar esta postura lo que se buscaba en el común de los casos era “(…)
unificar criterios con Nación, con el único objetivo de crear certezas, reglas de juego claras,
transparentes, con metodologías prácticas y accesibles para la ciudadanía” (Fontanetto, 2015:24) y,
al mismo tiempo, replicar un modelo que en su aplicación nacional había resultado exitoso, sobre
todo en relación a “(…) una importante participación del electorado, lo cual redundó en una

19FUENTE: Catamarca Actual. La Corte se declaró incompetente en el tema de las PASO. Publicado el 16/06/2015.
Consultado el 06/05/18. Recuperado de:
https://www.catamarcactual.com.ar/politica/2015/6/16/corte-declaro-incompetente-tema-paso-91042.html
aprobación casi generalizada de la sociedad” (Mellado, 2011:32). En consecuencia, el resultado
buscado era un ordenamiento de todo el cronograma electoral en las provincias, con claridad en los
plazos y fechas definidas.

Otra motivación identificada en los debates parlamentarios, se vincula a la adopción de esta


legislación como un medio para lograr el fortalecimiento de los partidos políticos y favorecer la
democratización y transparencia de su vida interna y de los procedimientos de selección de sus
candidatos, fomentando el vínculo con la ciudadanía, garantizando un mayor grado de legitimación
y, por sobre todas las cosas, reducir el control de las élites partidarias en los procedimientos de
nominación. Se trata de pasajes reiterados en las diversas versiones taquigráficas que dan cuenta de
que las PASO, al significar una modificación en las reglas de juego, eran percibidas como un
cambio en la lógica de funcionamiento del sistema electoral en su conjunto ya que “(…)los
candidatos van a tener que pasar, desde el arranque, por el filtro establecido por el conjunto de la
sociedad” (Aguilar, 2012:61), situación que “Obligará a los partidos políticos a ofrecer lo mejor de
sus integrantes para que la ciudadanía elija la oferta más conveniente” (Rebot, 2013:38).

Se refería a un fortalecimiento de los partidos a partir de considerar que las PASO


significaban una revisión de sus procedimientos internos, haciéndolos más transparentes, legítimos
y, en consecuencia, dotándolos de mayor calidad institucional ya que, a través de una ley de orden
público, se buscaba establecer “(…) ciertos ejes que debían respetar cada uno de los partidos
políticos para llevar adelante los procesos electorales internos para definir las candidaturas a cargos
electivos” (Scarabino, 2009: 1589). En síntesis, se trató de homogeneizar las prácticas al interior de
los partidos para que, tanto “(…) los más chicos hasta los más grandes, desde el que tiene mayor o
menor estructura, pueda participar y tenga las mismas posibilidades (…)” (Gallardo, 2013: 1676).
En este sentido, la normativa, a través de la activación de la vida interna de los partidos y de la
participación, buscaba eliminar “(…) la dictadura de las autocracias partidarias que a través del
“dedo” propician candidaturas que muchas veces no reciben la adhesión popular” (Orozco,
2011:60).

En la misma línea del fortalecimiento y democratización de los partidos, se observa que las
primarias además de dar transparencia interna, dado que “(…) el mismo día y a la misma hora, bajo
el mismo sistema y en los mismos lugares, todos los partidos políticos, los frentes electorales o las
alianzas tenemos que ir a elegir nuestros candidatos para la elección nominativa” (Ceballos,
2013:28), favorecían también a las líneas internas minoritarias ya que permiten “(…) garantizar la
competencia electoral y la representación (…), mediante la instrumentación de reglas claras,
preestablecidas y universales” (Moscariello, 2013:55), hecho que también desincentivaría la
postulación “por fuera” de la estructura partidaria (Lissalde, 2009), objetivo que, sin embargo, se
profundizó en unas (muy) pocas provincias20 al prohibir listas espejo y colectoras.

Del mismo modo, el carácter simultáneo de las PASO, favorecería también la transparencia en
los procedimientos de selección partidarios contribuyendo con el objetivo inicial de su
democratización. Se trataba entonces de un esclarecimiento de las reglas de juego para generar en la
ciudadanía “(…) una señal nítida acerca de cuáles son los partidos políticos, dónde está cada uno,
quien es quién y quién ha sido en toda su trayectoria” (Porrúa, 2009: 1611) y también de dotar de
previsibilidad al sistema electoral dado que la ley define períodos de realización de las PASO y
plazos determinados con lo cual “se evita la manipulación de las convocatorias según el designio o
la conveniencia del gobierno de turno” (Orozco, 2011:60).

Tal como se dijo anteriormente, otra motivación que se percibe como una constante en las
versiones taquigráficas, tiene que ver con la intención de lograr la participación de la ciudadanía. En
este sentido, se observa una intencionalidad de establecer vinculación entre las PASO y la
participación, sobre todo a partir de su condición de obligatoriedad. Debido a su carácter de carga
pública, el electorado “(…) se sentirá convocado a integrarse desde su origen al proceso electoral y
mediante él, a la vida política” (Castellani, 2004:54). De este modo, la ciudadanía “(…) va
definiendo el perfil de esa fuerza política, de los hombres y de las mujeres que quieren que la
representen y que la expresen” (Hucena, 2011:57). En esta búsqueda de mayor participación y, en
consecuencia, mayor transparencia, el objetivo que se planteaba era quebrar “Ese monopolio que
hoy tienen de nominar candidatos, solo los partidos políticos, esta ley se la transfiere a la sociedad
toda, a la ciudadanía toda (…)” (Ceballos, 2013: 28). En algún sentido, esta motivación no pretende
otra cosa que recuperar el papel de los partidos políticos como mediadores o canalizadores entre los
ciudadanos y el Estado.

En relación a este último punto, hay provincias donde el impulso de la ley de primarias se
planteaba como un modo de dar respuesta a los reclamos de la sociedad, es decir, la ley era
percibida como fruto de una demanda ciudadana de mayor participación y transparencia en los
procesos electorales. Existen provincias, como es el caso de Santa Fe, donde se interpretaba que la
nueva ley daba respuesta al “(…) desprestigio social de nuestro sistema electoral de Ley de Lemas
(…)” (Lacava, 2004, 22), mientras que en otras se consideraba que la ciudadanía rechazaba el hecho
“ (…) que se resuelvan las cuestiones de los partidos políticos dentro del ámbito muy cerrado de

20Mendoza y Santa Fe prohíben en sus respectivas leyes la existencia de apoyos múltiples, sean ellos, adhesiones,
colectoras o listas espejos. En las demás provincias que han legislado sobre primarias, solo se desestimaron alguna de
ellas, pero otras siguen vigentes. En el caso de Buenos Aires, CABA, Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, San Juan
y San Luis están permitidas las listas colectoras, mientras que en Salta la ley habilita las adhesiones.
una estructura partidaria” (Lizurume, 2014, 113), por ello, las PASO aparecían como una respuesta,
un mecanismo a través del cual los ciudadanos podían tener participación en la elección de los
precandidatos.

Finalmente, hay otro argumento que se repite en los debates y que insistía en su importancia
como instrumento para fomentar la equidad electoral, no solo entre los ciudadanos, a partir de
habilitar la participación de todo el electorado, sino también entre todos los partidos políticos y
todos los candidatos.

Desde la perspectiva de los ciudadanos, la equidad se explicaba en el hecho de que ponía a


todos en igualdad de condiciones, es decir, que la selección de candidatos “(…) no sea solamente el
deber de un afiliado (…), sino que sea el contexto completo del electorado el que vaya armando el
perfil de cada una de las fuerzas políticas” (Hucena, 2011:57).

Hacia el interior del partido, la equidad que trae aparejada la norma se planteó en el sentido de
“(…) garantizar la igualdad de oportunidades de elegir y ser elegido” (Fontanetto, 2015: 23), es
decir, se lo evaluaba como un mecanismo de equidad para que todos los afiliados al partido puedan
acceder con criterios de igualdad a un cargo representativo. A esto se sumó el caso de las provincias
que, junto a la ley de PASO, regularon la pauta publicitaria para la campaña electoral. Allí, el
criterio de equidad se profundizó dado que la norma “(…) le va a dar el respaldo hasta de lo
económico, de propaganda y (…) en la vida democrática que tienen que tener todos y cada uno de
los partidos políticos” (Martínez, 2014:96).

Junto a los argumentos hasta aquí presentados, que de alguna forma se plantean como
motivaciones que llevaron a la adopción de las primarias en las diferentes provincias que son objeto
de este estudio, la implementación de este mecanismo de selección de candidatos también generó
sus críticas y rechazos. Sin dudas, el más significativo de ellos, dado que se repite en las versiones
taquigráficas consultadas, es la consideración de las PASO como una forma de intromisión en la
vida interna de los partidos políticos.

En este sentido, una regulación general aplicable a todos los partidos legalmente habilitados
para competir era criticada por considerar que, con un espíritu “antidemocrático” que se encamina
hacia una “democracia totalitaria” (David, 2011:53), accionaba en contra de dos aspectos centrales
de la vida partidaria, el primero de ellos era la autonomía dado que se entendía que los partidos
políticos “(…) fijan, dentro de lo que establece la ley, una vida interna, que les es propia, una vida
que tiene que ver con sus propias decisiones (…)” (Juárez, 2009:7553). Lo que se reclamaba era la
autonomía partidaria, sobre todo a partir de considerar que “(…) el tema electoral tiene que ver con
los partidos políticos y que el Estado posee la menor injerencia posible (…)” (David, 2011:53).

Por otro lado, el segundo aspecto que lesionaba era el vinculado a la adhesión de sus afiliados.
La ley de PASO, a partir del principio de obligatoriedad, pone a afiliados y no afiliados en un nivel
de igualdad. Esto atentaba contra un principio básico de los partidos dado que entre “(…) un
ciudadano afiliado a un partido político y uno no afiliado no hay igualdad, son categorías
diferentes” (Mascheroni, 2004:39). Igualar afiliados y no afiliados se interpretaba como una
intromisión en la vida de los partidos políticos dado que “Son únicamente los afiliados y sus
dirigentes quienes deben decidir sus contenidos ideológicos, sus plataformas electorales y sus
representaciones en la acción cívica, sin intromisiones externas (…)” (Vargas, 2011:41).

Se considera entonces que los partidos políticos contaban con los instrumentos necesarios
para regular los aspectos vinculados a su vida interna y, particularmente, la selección de las
personas que integrarán sus listas: su propia Carta Orgánica y la voluntad de sus militantes, cuya
participación se funda en la asociación libre y voluntaria. En este sentido, hubo quienes propusieron
que, si el objetivo era revitalizar la vida democrática de los partidos políticos, se debía volver “(…)
al viejo sistema, donde los partidos políticos eran quienes seleccionaban a sus candidatos y no la
participación obligatoria como se pretende a través de este proyecto de ley” (García, 2011:41).

Otro principio de las primarias que generó rechazo, además de la obligatoriedad, fue la
cuestión del umbral electoral por considerarlo un elemento proscriptivo y excluyente. Se
interpretaba que “(…) las Primarias estaban concebidas para descartar o proscribir partidos,
particularmente, a aquellos que tienen menores recursos y les cuesta más tener una estructura en
todos los distritos del país (…)” (Del Plá, 2011: 39). Esto se evaluaba contrario al objetivo que
debía tener una ley electoral, la cual debía sostener y mejorar las condiciones de la competencia en
beneficio de la participación de los actores minoritarios, en cambio, “(…) establecer un piso es
reducir la participación de esos actores políticos, en una sociedad que está fuertemente
fragmentada” (Trabalón, 2012: 108).

Por otro lado, se consideraba que el umbral, además de ir en contra de la pluralidad, pretendía
“(…) revitalizar el bipartidismo y, por más que se hayan hecho algunas modificaciones, en su
esencia, obstruye la posibilidad de que nazcan nuevas alternativas políticas” (Berardo, 2009: 7559).
En síntesis, se interpretaba como una condición que restringía o limitaba “(…) la mayor
participación, la renovación, la posibilidad de que nuevas personas ejerzan ese derecho
constitucional no sólo de elegir, sino también de ser elegido” (David, 2011: 54).

Este último argumento, sobre todo vinculado al propósito de regresar al bipartidismo y la


consolidación de los grandes partidos, se vincula a otra cuestión que se repite como crítica y que
refiere a la percepción de que la modificación de las reglas electorales a través de la introducción de
las PASO no era más que “(…) una reforma electoral, que una vez más, como tantas otras veces, es
hecha a medida de las necesidades del Partido Justicialista, del Frente para la Victoria, o como
queramos denominarlo” (Mor Roig, 2009: 1600), no es más que “(…) un traje que estamos
cosiendo a medida del Partido Justicialista, o sea que estamos hablando de un traje a medida del
señor Gobernador de la Provincia” (Villanueva, 2011: 61). En este sentido, es importante mencionar
que todas las provincias que llevaron adelante estos procesos de reforma electoral incorporando las
PASO, tenían gobernadores justicialistas que fueron los que presentaron el proyecto de manera
directa como iniciativa propia del Ejecutivo o a través de sus legisladores. Con la única excepción
del gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, que se vio obligado a presentar la iniciativa debido al
compromiso preelectoral que habían firmado todos los candidatos a gobernador de la provincia para
eliminar la Ley de Lemas, en el resto de las provincias, la iniciativa parte del oficialismo provincial,
todos ellos justicialistas, algunos adherentes al FpV y otros no.

Finalmente, existieron argumentos contrarios a la adopción de la normativa más vinculados a


sus resultados y consecuencias propiamente electorales; varios de ellos son coincidentes con
cuestiones que se abordarán en esta investigación. El primero tiene que ver con la novedad del
mecanismo. En este sentido, se planteó la inexistencia de antecedentes de un procedimiento de
selección de candidatos con estas características, tanto en el país, la región como en el mundo, con
lo cual “(…) no hay base empírica para analizar un sistema como el que en definitiva la aparente
mayoría va a votar” (Real, 2004:45).

Sumado a lo anterior, diversos legisladores cuestionaron la experiencia nacional existente al


momento de la adopción en su provincia, dado que no la consideraban como un mecanismo que
alentara la competencia. Es una postura que se refuerza con argumentos que resaltaban que “(…) la
ley de internas (a nivel nacional) no hizo que todas las fuerzas las realicen porque, en general, salvo
una o dos excepciones, hubo lista única” (Bodart, 2013:40), hecho que se corroboraba con la
evidencia de que “Este sistema no ha evitado que candidatos de un Partido vaya “por afuera” y
compitan inducidos (por vaya a saber) qué fuerzas y sea desnaturalizado el sistema de las PASO
(…)” (Cairo, 2013: 1674). En virtud de lo anterior, las primarias eran reducidas a no más que una
tapadera que “(…) los partidos que no son democráticos no van a utilizar (…), porque van a seguir
aplicando las mismas prácticas, pero cubriéndose con la ley.” (Bodart, 2013: 40).

Existen, finalmente otras dos consideraciones que fueron mencionadas en las Cámaras. La
primera de ellas tiene que ver con la polarización y el voto estratégico que el sistema podía generar.
Es un planteo que se presentó en el debate de la norma en la provincia de Santa Fe y que puso
énfasis en la incertidumbre que podía generar la elección primaria en relación a los vetos para la
general, fundamentalmente haciendo hincapié en el voto utilitario o la polarización, considerando
que los ciudadanos votarían en la general a los candidatos que tienen más posibilidades de ganar
(Real, 2004).

Vinculado a lo anterior, se manifestó que las primarias no funcionaban sino como una primera
vuelta dado que, por sus posibles impactos, “(…) deja de ser una elección primaria, abierta, como
mejor cada uno de nosotros la interpretemos, para pasar a ser una elección general, lisa y llana (…)”
(Juárez, 2009: 7554).

Resta aún presentar, a modo de cierre, los principales contenidos normativos de las leyes
sancionadas en las diversas provincias. En este sentido, se registran variaciones y diferencias en la
amplitud de los temas regulados, pasando desde una Ley Orgánica de Partidos Políticos donde se
incluyen las PASO solo en el Artículo 66 y se fijan los aportes que pueden recibir todos los partidos
para sus campañas políticas tanto en forma privada como pública, tal como ocurrió en el caso del
Chubut; o, de forma similar, en la provincia de San Juan, donde la ley además de incorporar las
PASO modifica la Ley N° 7.541 sobre Estatuto provincial de Partidos Políticos. También, existen
distritos donde las leyes aprobadas fueron más específicas y solo regularon las PASO propiamente
dichas y aspectos derivados de ellas.

A modo de síntesis, en la tabla que se presenta a continuación, se ilustran los principales


rasgos y contenidos legislados por la ley de PASO en los diferentes distritos, buscando trazar
comparaciones en relación a los plazos de convocatoria, de presentación de alianzas electorales, de
inscripción y oficialización de las listas; como así también limitaciones vinculadas a la duración de
la campaña electoral, definición de fechas para la realización de las PASO y reglamentaciones en
vistas a las elecciones generales, como por ejemplo, umbrales e integración definitiva de las listas
pluripersonales y también la existencia (o no) de financiamiento oficial de alguna índole.

35
The rise of Radical Right in Europe: a comparative analysis of the cases of
France and Germany on the 2017's elections21 22

Lucas Borba de Miranda


borbademiranda@gmail.com
Universidade Federal de Pernambuco – Department of Political Science
Researcher of Núcleo de Estudos em Política Comparada e Relações Internacionais –
NEPI/UFPE
Master Fellow of CNPq

Rodrigo Barros de Albuquerque

albuquerque.rodrigo@gmail.com

Universidade Federal de Sergipe – Department of International Relations


Universidade Federal de Pernambuco – Post Graduate Program of Political Science
Researcher of Núcleo de Estudos em Política Comparada e Relações Internacionais –
NEPI/UFPE

Área temática: Política Comparada

Abstract:
What is causing the ascension of radical right wing populist parties in Europe? We answer this
question through the comparison of Germany’s legislative and France's presidential elections, both in the
year of 2017 with aiming at generalizing our findings to this recurrent political phenomenon in European
countries. In each case, we choose the most prominent radical right-wing populist party, which are
Alternative für Deutschland in Germany and Front National in France based on their manifestos and results
in recent elections. We hypothesize that the majority of their electorate is composed of 'modernization
losers': blue-collar workers, manufacturers, people without higher education, people who are dissatisfied
with the political status quo of their country or that are afraid of loose social status, and who views Middle
Eastern immigrants as a potential threat. We conclude that by showing both demand-side and supply-side
factors contribute to the rise of these parties, by examining social demographic, electoral and political data
for the two countries studied here.
Keywords: Radical right; Electoral behavior; Comparative Politics.

Introduction
Many countries held elections in the year of 2017 in Europe. France and Germany are ones of those
European countries that passed by electoral processes in that year: in the case of France were disputed seats
in executive and legislative powers. A trend in those elections were, as demonstrated in years before, the
strengthening of candidates and parties of radical right, for example in France, Marine Le Pen and the party
21Work prepared for presentation at “XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional sobre
Democracia”, organized by Facultad de Ciencia Politica y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Rosario. Rosario, September 10 to 13, 2018.
22The present paper was carried out with the support of CNPq, National Council of Scientific
and Technological Development – Brazil.
led by her, the Front National (FN), or the Alternativ für Deutschland and then its greatest exponent, Frauke
Petry, elected Bundestag MP in September 2017’s elections.
What factors provide the rise of populists and conservative parties in 21 st century’s Europe? Trying
to answer this question, the objective of this paper is to produce descriptive inferences about the rise of
radical right parties in France – represented here by the Front National, whose candidate in the 2017’s
presidentielle, Marine Le Pen, got 33,9% of the turnout in the second round (MINISTÉRE DE
L’INTERIEUR, 2017) – and Germany – with the Alternativ für Deutschland, with 12,6% in the 2017’s
legislative elections – by a comparative analysis of the presidential elections – in France – and federal
legislative – in German case. The option to the analysis of elections to two different power spheres occurs
because of the importance of these scrutinies in each country, since there is presidentialist system of
government in France and in Germany, a parliamentarian one.
We will utilize official data of election results, provided in France by the Ministère de l’Interieur and
in Germany by the Bundeswahlleiter (the Federal Returning Office), as well as demographic indicators – for
example labor structure, age, unemployment indexes, etc. – of the two countries, that are provided by the
Institut National de la Statistique et des Études Économiques – INSEE, by the Staatistiches Bundesamt and
by the Bundeswahlleiter. Will be used survey data collected by public opinion research institutes like Ipsos
and Cevipof to measure, for example, preferences and attitudes of the electorate in each country.
We believe that the radical right’s electorate in each country is composed in majority for the
individuals popularly called modernization losers: people who have not had the opportunity to enjoy the
process of modernization and globalization of society, being marginalized by this process. This group is
composed mostly by young and elderly people, with low or medium educational level, blue-collar workers,
or voters belonging to the petit bourgeoisie or medium classes, who have the perception of threat to their
social status by factors like immigration or latent unemployment, and who feel unsatisfied with the way
democracy works in their country. These individuals see in immigrants competitors for the job market or in
the welfare state system of their countries. We establish in one section of this paper the hypotheses and
variables that characterize these voters. We also highlight the importance of institutional variables that,
together with the electorate’s predisposition, act as necessary conditions for a good electoral performance
and eventual victory of the parties analyzed here. The electorate side and institutional side together increases
our result’s significance, and we believe that the differential of our work resides in the integration of these
two dimensions.
This paper is organized as follows: in the next section, we will discuss the ideology and position in
the left-right axis of the parties we analyze, to avoid ambiguities in the analysis and to clarify our object;
after that, we draw a brief historic of the two parties; will be considered variables and hypotheses that will be
utilized in this research; following that section, we will specify the data and methods to be applied on the
empirical analysis, when we will test our hypothesis; after all, conclusions will be drawn considering our
future research agenda.
Ideology and sociopolitical issues
Today, the radical right in Europe have a common policy pack, coinciding in many issues, like the
anti-immigration character. These parties are against the European Union as a project of political and social
integration and against the euro currency. In addition, they share values like ethno-nationalism – in defense
of an ethnically homogeneous nation and of the so-called “traditional values” – and an anti-establishment
feeling, always self-proclaiming as political outsiders, distancing themselves from the traditional parties.
Generally, they elaborate political platforms with an authoritarian content in what concerns to sociocultural
values, being recurrent issues like law and order, rejection of LGBTQ rights, traditional familiar values and a
strong rejection of Islam.
It is fundamental to make here a distinction between extremism and radicalism. Central to the former
concept is the opposition to democracy and to pluralism of ideas, proposing a subversive political way of
action, frequently recurring to violence to weaken the democratic order (GOLDER, 2016, p. 479). The
extremism denies the institutions and values that rule democracy, vehemently opposing moderation,
forbearance and negotiation (BOBBIO, 1998, pp. 457-459). Although the positions and ideas mentioned
before, the radical right, unlike the extreme right, do not opposes to the democratic order, but actually to the
way institutions and democratic agents works. They are defenders of a deep institutional reform, as a reform
of the political and economic system in which they are inserted, alleging inefficiency of this (Idem, pp.
1062-1065). Each party that are studied here always claims they favors direct democracy and the rule of law,
affirming these values as fundamental ones, being inappropriate to characterize these parties as belonging to
the extreme right party family, but to the radical right (GOLDER 2016; RYDGREN, 2008; RYDGREN,
2007).
Central in the ideology of the radical right are the nationalist ideas, mainly in sociocultural issues.
One of the basic assumptions highlighted by the parties studied in this paper is the ethnic nation as primary
entity of human organization, with an exclusivist logic that is impossible to consider people of different
ethnic groups members of the same nation (GOLDER, 2016, p. 481). Those individuals would be unable to
be assimilated by the national culture of the host country, and should not be able to live in that country.
People who look incompatible to the cultural assimilation, due to your particular weltanschauung, beliefs or
religion should be deported to your origin country (ALTERNATIV FÜR DEUTSCHLAND, 2016, p. 64).
Thus, one of the main objectives of these parties in sociocultural issues is to strengthen the state ability to
protect your own people: the only ones who are considered members of the nation, true citizens.
Also important to the characterization and positioning of the two parties analyzed in this paper in the
political spatial model are the frequent references to national traditions. The focuses on tradition is one
premise mainly associated with right and conservative parties, that remained as one of the few immutable
aspects of this ideological family over time (BOBBIO, 2011, p. 97). Beyond tradition, the right parties
studied here assume that people are naturally unequal in social conditions, in what is an inner condition of
human nature, contrary to the parties in the left side of political spectrum, which largely have as objective the
reduction of human inequalities present in society. By seeing different ethnic and cultural groups as
incompatible – like Muslims are seen by the parties studied here – the radical right adopts a segregationist
logic, defending measures like deportation of these individuals who are “incapable to be assimilated by the
Western culture”, in the name of conservation of national traditions.
Another point in the ideology of the Front National and Alternative für Deutschland is the populist
rhetoric. Is characteristic of this shape of political action the emphasis on the people as a single and
sovereign element. The society is divided between the pure and moral people against the elites (MÜLLER,
2016, p. 19-20), and the populists are the only ones able to represent that people, in what is seen more as an
imaginary than real concept, since for the populists, the people is an homogeneous entity, able to express an
unique and distinctive opinion: that which is previously formulated and defended by the populists. Right
populist parties have the additional feature of, besides proclaiming itself against the elites, also aim to a
social, ethnic or cultural group as enemies that like the elites, do not belong to the authentic people (Idem, p.
23). In the case of the parties of our paper, the group that is seen as enemies of the true and homogeneous
people are the muslins immigrants, that as already explained, is seen by the radical right as incapable to be
assimilated by the Western culture – whether in the German or French context. Also seen in FN’s and AfD’s
rhetoric is the anti-pluralist views that belongs to populism, when representatives of the parties claims to be
the only ones able to answer citizens’ demands.
A brief history of the selected cases: from the fringes to the center of political scene
The Alternativ für Deutschland
The Alternativ für Deutschland (AfD) was founded in 2013, a little bit before the legislative
elections that year and Bernard Lucke, Alexander Gauland and Konrad Adam were its founding members
and first exponents. The AfD came from the movement Wahlalternativ 2013 – in free translation, “Electoral
alternative 2013” – a neoliberal movement that emerged in the same year, having as main proposal the end of
euro currency in Germany, what was used by the founders of AfD to formulate its first political program. The
AfD had 4,7% of the turnout that year (BUNDESWAHLLEITER, 2013), being unable to be present in
parliament because of the electoral threshold of 5% in Germany. In elections for the European Parliament in
2014, the AfD has received 7,1% of the turnout, with seven MPs being elected to European Union’s
legislative power (BUNDESWAHLLEITER, 2014).
The AfD turned your political position in the year of 2015, with a move towards the far right of the
political spectrum. The party congress realized in Essen, where Frauke Petry was elected party leader, was
decisive to this position change. After that, cultural issues became central to the party, turning to positioning
vehemently against Muslim immigration to Germany, defending the incompatibility between the two cultures
(BERNING, 2017, p. 17). By the end of 2015, when Angela Merkel turns to defend the openness of German
borders to reception of refugees and immigrants natives of Middle East and Northern Africa, the electoral
surveys indicates a rising popularity of AfD, while decreases the vote intentions to Merkel’s conservative
bloc CDU/CSU.
The 2017’s legislative elections marked the AfD’s entrance in the Bundestag, reaching 12,6% of the
turnout, becoming the third party with bigger representation in the national parliament. Although the better
results were observed in east states, we should not underestimate AfD’s rise, restricting it to East Germany.
In some western länder like Bayern or Baden-Württemberg, the party overtook 12% of the turnout,
demonstrating a huge presence. It is worth to note that AfD had a strong vote share in areas where CDU/CSU
suffered vote losses regarding previous federal elections, in the year of 2013 (FINANCIAL TIMES, 2013).
Such appointments carry us to hypothesize that, many AfD voters are former CDU/CSU swing voters that
turned to AfD, among other factors, because of Merkel’s immigrant and refugee reception policies, which
have generated dissatisfaction in her electorate.
The Front National
The Front National surged, in the year of 1972, as a new party to dispute the next year’s elections.
Jean-Marie Le Pen – who have been in the Algerian War participating in paramilitary exercises, and was also
supporter of the movement against Algeria’s independence – was the founding and first FN’s leader
(DAVIES, 2002), standing in this place until 2011, when substituted by his daughter, Marine Le Pen.
Although it was officially founded as a political party in 1972, the first FN’s significant electoral
result was registered in early 1980’s, when in 1983, in local elections at the city of Dreux, the party’s general
secretary Jean-Pierre Stirbois, got 16,72% of the turnout (AJCHENBAUM, 2007). However, the first Front
National’s great national achievement occurred in the 2002’s presidential elections, when Jean-Marie Le Pen
led the dispute to the second round, obtaining 16,86% of the turnout in the first round. In the second round,
Le Pen’s turnout percentage virtually unchanged, and he loose with 17,79%, against Jacques Chirac’s
82,21% (MINISTÈRE DE L’INTERIEUR, 2002).
Marine Le Pen, Jean-Marie’s daughter, assumes the party leadership in 2012, starting a
“de-radicalization” campaign of the party, leaving aside and condemning racist and anti-Semitic attitudes of
party members – Jean-Marie Le Pen was prosecuted two times charged of anti-Semitic discourse –
reinforcing the FN’s democratic profile. Since then, the party’s proposals focus more in immigration control
issues, restriction of visa and asylum requests, unemployment reduction – defending the idea that the
immigrants are responsible to the rise of unemployment and crime indexes (FRONT NATIONAL, 2012) –
and the creation of a new national currency – or the return to the Franc – looking for the withdrawal from the
Eurozone. Marine Le Pen also defends the rupture with the European Union, making the Front National one
of the majors Eurosceptic parties in the old continent.
The European Parliament 2014’s election consolidated the Front National in the political scene, in
national and continental extent. Twenty-four FN deputies were elected to the European Parliament, around
one-third the number of French deputies in this institution, being the biggest French party in the EU’s
legislative. As mentioned in the introduction of this paper, the 2017’s French presidential elections was
marked by an expressive result of the party leader and president candidate Marine Le Pen, who obtained
21,3% and 33,9% of the turnout in the first and second round respectively. This campaign was marked as the
best FN result in presidential elections since its foundation, evidencing the success of its new phase.
Explanations to the rise of radical right: hypotheses and variables
The literature on the radical right divides the explanations to the rise of these parties in demand-side
and supply-side factors (DOWNS, 1957; RYDGREN, 2007; NORRIS, 2005). As in a financial market,
demand-side factors refers to elements that are linked to the voters, and would be factors that induces a
change in interests, emotions, feelings, attitudes and individual preferences. Supply-side factors are linked to
the parties, their program, their internal organization, and the so called “political opportunity structures”, that
are related to the set of institutional rules that are presents in each country (RYDGREN, 2007, p. 247), for
example the electoral system, legitimacy, capillarity and ideological positioning of the political
establishment, and the media’s coverage of political issues. In this section, we will establish demand-side and
supply-side variables which are necessary to the rise of the political parties analyzed in this paper.
The vote share of the parties studied here represents our dependent variable, and the observation unit
is the regions (länder and regions) in each country in the main national elections (presidential elections in
France and federal legislative elections in Germany) between the years of 2012 and 2017.
We divide our hypotheses according with the dimensions of the independent variables utilized:
demographic, socioeconomic, attitudinal (which corresponds to voter’s preferences about political issues)
and institutional variables (which belongs to supply-side). Among out independent variables, demographic
and socioeconomic variables are observed in the regions of each country. Maybe because the temporal
proximity of the facts studied in this paper – in the elections that took place in 2017 – we do not have
available survey data to make an individual analysis of determinants of the vote. Gary King et al. (2004)
shows that, in conditions where the researcher looks to explain individual level phenomena but only
aggregate date are available, it is possible to put into practice what is called ecological inference, in what the
researcher infers individual level processes utilizing aggregate data, however, always being cautious, and
avoiding generalization beyond the studied case (Idem, p. 1). Our attitudinal and institutional independent
variables are observed at national level: the former because the fact that the surveys utilized as sources in this
paper do not differentiate the data by the regions, since the questionnaire is applied to a national
representative sample. The latter, because do not present variation between national regions, only between
each country.
Demographic variables

We will utilize in the model two demographic variables that are emphasized in the literature for
having a recurrent positive effect in radical right populist parties’ vote share: gender and age. This party
family tend to attract a predominantly male electorate (BETZ, 1994; NORRIS, 2005; ARZHEIMER, 2006).
Among other reasons, we can think that in a society with a patriarchal culture, like the examples studied
here, male individuals are more susceptible to labor market and economy dynamics, having a great
predisposition to vote in authoritarian, protectionists and anti-immigrant parties. In contrast, women tend to
be less attracted by parties that highlight in their programs authoritarian and traditional issues and proposals,
for example the abortion rejection and the defense of “traditional family”. As well as, women tend to be
more present in jobs that belongs to the service sector, an economy sector that people tend not to vote in
radical right parties (LUBBERS; GIJSBERTS; SCHEEPERS, 2002). Regarding that,
H1: male voters tend to be overrepresented in radical right’s electorate.
Regarding the age variable, some authors brings the idea that radical right’s electorate is traditionally
composed by elderly voters (NORRIS, 2005; EATWEEL, 1998) because these voters are more attracted by
traditional values and because they enjoy less of globalization and modernization process of society in which
they are inserted. However, various recent researches do not prove these hypotheses (ARZHEIMER, 2006;
STOCKEMER, 2017; HAINSWORTH, 2008). In contrast, we actually observe that young voters between 18
and 25 years old are increasingly exposed to unemployment, competition by informal labor in job market and
to uncertainties generated by globalization processes (increasingly competition for high education courses,
for example). Individuals in this age cohort also tend to feel a lack of representation by political linkages
with traditional parties, in an era in which partisanship is declining (IGNAZI, 1992, p. 4). We inserted in the
model the variable age divided in six cohorts (<25, 25-34, 35-44, 45-54, 55-64 and 65<). Therefore,
H2: young voters (up to 25 years old) and H2b: elderly voters (above 65 years old) have more
propensity to vote in radical right.
Socioeconomic variables

We will utilize in the model a set of socioeconomic independent variables that corresponds to
educational level, professional status, place of residence and unemployment percentage. We analyze here the
incidence of each variable in a regional level, utilizing aggregated data, and we believe that in regions where
are recorded a higher percentage of these variables among the electorate, a radical right party will have a
better result.
Modernization losers concept refers to the idea that the modernization process that have been
occurred in Western society over the last decades of 20 th century have produced some collateral effects,
leaving aside some individuals, left to the margins of the system because they do not have opportunities to
improve their professional skills, following this process. These collateral effects generate a feeling of relative
deprivation on the average individuals of a given society, generally people exposed to unemployment,
temporary workers, and manual workers with low or medium educational level, who feel living in inferior
conditions in comparison to the past or to other social groups who have higher educational level and better
salaries. The transition process from an industrial society towards a post-industrial one – which is marked by
the rise of service sector and the growth in use of information technologies and the disuse of manufactured
labor (BELL, 1976) –, is fundamental to the generation and diffusion of negative feelings like anxiety and
fear in the person that stay in the margins of society’s modernization process.
Hans-Georg Betz affirms that manual workers are directly affected by the change from an industrial
economy towards a globalized and post-industrial society, due to the established competition with
high-skilled and instructed workers, what generates an appeal to radical right by these individuals, defending
positions against multiculturalism, since these workers see immigrants as competitors because the fact that
they are frequently competing for the same sector in labor structure (BETZ, 1994). In this sense, radical right
parties attracts mainly the modernization losers because of the proposals of these parties for the return of
traditional values and of the status quo ante. Their voters looks the traditional parties as incapable to deal
with these dynamics (RYDGREN, 2007, p. 248). Self-employed and store owners also tends to vote in the
radical right, since they feel more intensely changes in economic indicators, looking the political elite as
incapable to handle economic questions. Keeping in mind these observations, we elaborate the following
hypotheses:
H3: regions where predominate individuals with low and medium educational level (high school or
technical education), the radical right have a better electoral performance.
H4: regions with high concentration of skilled/unskilled manual workers – blue-collar – as well as
H4b: self-employed and shopkeepers and H4c: unemployed, tends to register higher radical right
parties’ vote share.
The recent literature on radical right’s electorate in European countries has reached controversial
results about the correlation between the number of immigrants at national level in a given country and the
vote share of these parties. In contrary of what predominates in common sense, various authors do not find a
positive interaction between the immigrant’s percentage and the radical right’s vote share at national or
regional level (RYDGREN, RUTH, 2013; RYDGREN, 2008; BRADER, VALENTINO, SUHAY, 2008).
However, we highlight here the importance to take into account the voter’s place of residence in the analysis
of radical right parties vote. Rydgren and Tyrberg (2016), in an analysis made in Sweden, find that voters
who lives in rural areas, closer to great urban centers with high concentration of immigrants tends to vote in
radical right, in what they call by halo effect. In contrary to what proposes the common sense, voters who
lives directly with immigrants in urban centers tends to have a good impression about foreign people, in
contrary to voters that do not live together or close to immigrants, who tends to stigmatize the “other”
through negative feelings. We will take into account the percentage of people who lives in rural areas in the
regions of the countries analyzed here. Keeping this in mind, we believe that
H5: radical right parties tends to have a higher vote share in regions that predominates rural
inhabitants.
Attitudinal variables (voter’s feelings and preferences)

Pia Knigge (1998) affirms that radical right parties tends to have a better performance in countries
where is registered high percentages of dissatisfaction with the traditional political parties and with actual
government (Idem, p. 268-271). Furthermore, we can establish that one factor that the voter take into account
to choose the party or representative to vote is the retrospective analysis of previous terms of a given
candidate or party, in what is called retrospective vote. The voter can proceed this way without needing to
have specific knowledge about politics or the policy making process, just simply analyzing your own reality
and of others around him (ACHEN, BARTELS, 2016, p. 92). If unemployment and criminality have grown
in previous years, or if the incumbent before implemented politics that go against a given voter’s interests,
that is a great possibility that this voter will choose another candidate in actual elections. In other words, the
voter punishes the incumbent for previous mistakes, and rewards him for correct decisions (Idem, p. 93).
Therefore, we expect that
H6: radical right voters have a higher percentage of dissatisfaction with political institutions of your
country, and also
H6b: radical right voters tends to disapprove with greater conviction the incumbent’s term.
As highlighted before in this paper, the typical radical right parties’ voter competes with immigrants
by the same social and labor sectors. As proposed by literature (STOCKEMER, 2017; NORRIS, 2005), we
take into account voter’s attitudes regarding immigrants. We also believe that do not exists direct relation
between immigrants percentage in a given region or country and the radical right vote share, and that the
negative attitudes about immigrants and refugees occurs due to utilization of framing by the radical right
parties (DRUCKMAN, 2004; KELLSTEDT, 2000; CHONG, DRUCKMAN, 2007). Therefore, we believe
that
H7: negative attitudes regarding immigrants and refugees are linked to voter’s greater propensity to
vote in a radical right party.
Fundamental in our analysis is also the idea that the elector who votes in radical right parties do this
because he identifies himself with party’s ideology. Based in the literature on rational choice (DOWNS,
1957) and correct voting (LAU, ANDERSEN, REDLAWSK, 2008; LAU, REDLAWSK, 1997), we expect
that
H8: radical right parties’ voter tends to positions himself on the right or extreme right of the
ideological spectrum.
H8b: radical right parties’ voter tends to identify himself with the parties analyzed here, tending to
align these parties with your own position in the ideological spectrum.
Institutional variables: political opportunity structures

In what concerns to supply-side, the party dimension, political opportunity factors are crucial
elements for the rise of radical right parties who claim itself as political outsiders in the political scene of a
given country. Political opportunity refers to the competition against other parties and the political elite, that
radical right parties faces in the electoral processes. An example of these factors is ideological realignment
processes between traditional parties, ideological convergence between two or more parties of the political
elite, presence or absence of alliances with political and economic elites (in the case of the outside party),
electoral systems or electoral thresholds, as well as media position in political issues (RYDGREN, 2007, p.
252).
The radical right benefits when ideological convergence processes occurs between two or more
traditional parties. The ideological convergence make the voter think that establishment parties are “all the
same” (Idem, p. 253), generating voter distrust and favoring expectations with outsider parties. These parties
benefit mainly with convergence in sociocultural issues, like immigration, education, political integration,
etc. since these issues are central in radical right parties programs (KITSCHELT, 1997; VAN DER BRUG,
2005). The radical right’s vote share tends to be higher when the main right party in the political spectrum of
a given country shows a political leverage towards the center (Idem). There is the possibility of increased
popularity of a radical right party when a coalition deal happens between traditional political parties in the
previous term to actual elections (t - 1) (ARZHEIMER, CARTER, 2006). In this sense,
H9: the ideological convergence of traditional parties of a given country in the left-right axis tends
to produce better electoral results to radical right parties.
H9b: the closer to the center is the ideological position of the main traditional right party, the higher
will be the radical right’s opportunity to have a good electoral performance.
H10: the occurrence of a coalition government between traditional parties in t-1 is positively
associated with a great electoral performance of a radical right party.
Data and method
The data utilized to measure our independent variable – vote share – come from federal agencies that
are responsible to monitoring election results in each country. They are the Ministère de l’Interieur in France
and the Bundeswahlleiter (the Federal Returning Office) in Germany. The latter is also utilized to obtain
demographic data of German population, as well as the Deutsche Staatistiches Bundesamt, that in addition to
demographic data, provide us with socioeconomic data to measure the respective independent variables. In
the French case, demographic and socioeconomic data will be obtained through the Institut National de la
Statistique et des Études Économiques. Opinion polls from institutes like Ipsos, Insa-Meinungstrend and
Cevipov are utilized to obtain data on voter feelings and preferences regarding political issues in their
respective country. These opinion polls divide the answers on voters’ feelings according to the partisanship
of the respondent (the party he appoints to vote). The Chapel Hill expert survey and the Parliaments and
Governments Database – ParlGov – are utilized to access data on our institutional dimension in each country.
To operationalize the demand-side variables (the individual dimension, regarding the voters) we will
utilize ordinary least squares multiple regression, in order to obtain the effect of each independent variable in
our dependent variable vote share. The option to analyze two elections in each country (the last two
presidential elections in France happened in 2012 and 2017, and in Germany, the last legislative elections
were held in 2013 and 2017) aims to seek for temporal variation of our variables, besides the internal spatial
variation in each country (through the comparison of the values in different regions) and between the two
countries, being an hierarchical time-series analysis (GERRING, 2004, p. 343). Regarding the institutional
variables, we will utilize the method of qualitative comparative analysis (QCA) to identify the necessary and
sufficient conditions for the result, varying between the observation units.
Conclusions
We find to analyze the phenomenon of the rise of radical right parties here utilizing demand-side and
supply-side factors (voter dimension and party dimension, respectively) taking into account variables we
believe that are associated with more predisposition of electors to vote in these parties, and also institutional
variables that provides more opportunity to a radical right party. We believe that an unidimensional analysis,
which frequently only takes into account the voter dimension – what have been prevalent in studies that
looks to find determinants of the rise of radical right – is insufficient to explain this phenomenon, and it is
necessary to add institutional variables in the model, aiming to get a more substantial result. However, to
improve the generalization capacity of the inferences we will produce, there is the necessity to add other
cases where we can observe out dependent variable: countries where radical right parties have national
representativeness. We are analyzing this possibility taking into account the depth of our analysis, keeping in
mind that it is not our interest to make a large-n study leaving aside the particularities of studied cases.
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Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso
Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de
2018.

Transiciones a la democracia en Europa

Lic. Uriel Salamon

Universidad de Belgrano

Area temática: Politica Comparada .

Resumen
El siglo XX se caracterizó en Europa por la abundante cantidad de ejemplos de gobiernos
autoritarios: desde Mussolini y Hitler hasta los diferentes matices en Europa del Este, pasando por
el Franquismo en España y los gobiernos dictatoriales en Portugal. No obstante, con la apertura
política de los 90´ de Europa del Este, este tipo de gobiernos parece haberse transformado en parte
del pasado.
Las transiciones a la democracia han sido diversas dadas las diferentes circunstancias político e
históricas en las cuales se situaron. En esa línea de análisis, el objetivo de este trabajo es comparar
estos diversos procesos en las democracias europeas desde los conceptos de: autoritarismos,
gobiernos híbridos, transiciones y tradiciones autoritarias.
En ese sentido, se analizarán las transiciones a la democracia del post franquismo en España, la
Revolución de los Claveles en Portugal en los 70´ y las aperturas políticas del post comunismo en
Europa del Este, en los 90´. En el caso de Europa del Este, se puntualizará en Rusia, por su
preponderancia dentro de la Ex Unión Soviética, en Hungría y Checoslovaquia (previo a la
separación en Republica Checa y Eslovaquia) por los intentos reformistas de 1956 y 1968
respectivamente, en Polonia y Rumania por haber sido determinados por grandes movilizaciones
populares y en Serbia por haberse dado en el contexto de la disolución de la ex Yugoslavia.
PALABRAS CLAVES: AUTORITARISMO, DEMOCRACIA, TRANSICIÓN, HÍBRIDOS
Introducción
El siglo XX caracterizó a gran parte del continente europeo por la presencia de gobiernos
autoritarios. En diferentes contextos históricos, con diversidad ideológica y con transiciones a la
democracia de diversos matices, Europa parece haber dejado atrás la larga noche del autoritarismo.
Podrán existir hoy discusiones acerca de la calidad democrática en muchos de esos países, no
obstante, la intención de este trabajo es realizar una mirada en retrospectiva a diferentes casos de
gobiernos autoritarios y sus consecuentes transiciones a la democracia durante el siglo pasado.
Para ello, éste trabajo buscará puntualizar sobre conceptos básicos relacionados con los procesos de
democratización para desde ese anclaje teoríco poder analizar diferentes ejemplos de transicion de
la democracia en la Europa del siglo XX.
En ese sentido, la metodología a utilizar será, previo a los análisis de casos popuestos, elaborar un
marco teórico que incluya por un lado una sistematización de conceptos que nos sirvan de punto de
partida
De esa forma se brinda un abordaje previo más completo al estudio de las transiciones a la
democracia en circunstancias tan diversas como lo fueron Portugal y España en 1974 y 1975 y
los casos de Rusia, Republica Checa, Polonia, Rumania, Hungría y Serbia entre 1989 y el año
2000.

Marco teórico
¿Qué es una transición? La definición del diccionario la describe como: acción y resultado de pasar
de un estado o modo de ser a otro distinto. Sin embargo cuando nos referimos a cuestiones que
tienen que ver con procesos políticos, esta definición debe ser analizada más profundamente
En ese sentido nos resulta útil la clásica definición de O’Donnell y Schmitter (1991) que se refiere a
este proceso como circunstancias que:
están delimitadas, de un lado, por el inicio del proceso de disolución del régimen
autoritario, y del otro, por el establecimiento de alguna forma de democracia, el
retorno a algún tipo de régimen autoritario o el surgimiento de una alternativa
revolucionaria (p.247)
Por otro lado, a los fines de llegar a estas circunstancias, resulta pertinente los tres factores que
considera Morlino (2007), propios de la fase autoritaria que pesan en la calidad de la democracia. Al
respecto, el autor, distingue: 1) La duración del régimen autoritario anterior; 2) la innovación
producida por ese régimen; 3) la modalidad de transición desde el autoritarismo. Resulta
interesante entonces ahondar en esta clasificación. En ese sentido con innovación se refiere al grado
de institucionalización de las reglas y con modalidad de transición se refiere a la forma en la cual
ésta se fue dando, ya sea manteniendo reglas, influenciando en el electorado o de forma violenta.
Por otra parte, es necesario saber, desde que tipología de régimen no democrático parte cada
transición aquí presentada. En ese sentido podemos observar la presencia de regímenes personales
(Morlino 2004) definido como ordenes autoritarios en los cuales un líder-dictador no temporario o
la lógica de los regímenes denominados de movilización, definido como régimen comunista de
movilización (Morlino 2004) donde el centro de la coalición política es dominado por un partido
único.
Otro de los conceptos entonces que debemos tener en consideración es el llamada
proceso de liberalización que O’Donnell y Schmitter (1991) definieron como:
proceso de redefinir y ampliar los derechos. Un índice del comienzo de la
transición es que ella desencadena una serie de consecuencias, a menudo
no deliberadas, que desempeñan un importante papel en determinar
eventualmente los alcances y extensión de dicho proceso. (p.248)
Así como los regímenes, más allá de sus similitudes, han tenido sus matices, también lo tuvieron
sus transiciones, Linz (1990) cita a Stephan al respecto y para este ensayo, nos resultan pertinentes
dos tipos de transiciones: Por un lado, aquellas donde los autoritarismos inician y controlan el
proceso de democratización y por otro lado aquellos donde las fuerzas de oposición juegan un papel
principal.
Finalmente podemos agregar a este conjunto de conceptos las características que Levitsky y Way
(2002) citan de Mainwaring, Brinks y Pérez Liñan para definir un régimen democrático:
1) Los cuerpos ejecutivo y legislativo son elegidos a través de elecciones abiertas, libres y
justas; 2) virtualmente todos los adultos tienen derecho a votar; 3) los derechos políticos y
las libertades civiles, incluida la libertad de prensa, la libertad de asociación y la liberad de
criticar al gobierno sin represalias, son ampliamente protegidos; 4) las autoridades elegidas
tienen autoridad real para gobernar y no están sujetas al control tutelar del ejército o a los
líderes religiosos (p.162)
Habiendo entonces precisado algunas definiciones, podemos analizar que se ha trabajado al
respecto antes de comenzar a analizar los diferentes casos aquí presentados con sus matices y
diferentes transiciones a gobiernos democráticos.

España: Una sucesión pactada


No resulta casual haber utilizado el término sucesión, porque como si fuera un asunto familiar, el
dictador español, Francisco Franco, designó en 1969 al príncipe Juan Carlos de Borbón como su
sucesor en la jefatura de estado. La asunción del monarca se produciría finalmente el 22 de
noviembre de 1975 tras la muerte de Franco y daría al inicio formal del proceso conocido como la
transición española que se extendería hasta 1982.
Si bien, las primeras elecciones democráticas se realizaron en 1977 y dieron el triunfo a Adolfo
Suarez de la Unión del Centro Democrático, muchos autores consideran la transición hasta 1982
porque con la sanción de la nueva constitución promulgada el 29 de diciembre de 1978, se culminó
este proceso desde el punto de vista jurídico, y en 1982 se realizaron las primeras elecciones luego
de la finalización de las reformas tendientes a reestablecer el estado de derecho pleno tras años de
dictadura.
No obstante, el modo que se dio esta transición nos da pie al análisis de Linz (1990), ya que se
produce en cierta forma controlada desde el régimen autoritario imperante, por un lado, por la
decisión de Franco de intervenir en su post morten, designando en 1969 a su sucesor, por otro lado
porque como lo plantea Suarez Iñiguez (2011): “el primer gobierno después de la muerte de
Franco y bajo el reinado de Juan Carlos fue entonces el gobierno continuista de Carlos Arias
Navarro. Pero Arias, de línea dura, no creía verdaderamente en una transición democrática.” (p.3)
La rápida sustitución de Arias Navarro por Adolfo Suarez en 1976 permitió entonces una real
transición desde las entrañas mismas del posfranquismo. Alcántara Sáez (1992) analiza este proceso
y afirma que:
“Las Cortes franquistas aprobaron la ley de Reforma Política por la que se convocaba
a las primeras elecciones democráticas; el siguiente paso fue la legalización de lodos
los partidos políticos; finalmente se llevaron a cabo elecciones libres y plenamente
competitivas en junio de 1977. El nuevo parlamento asumió un carácter constituyente
finalizando su trabajo de redactar la constitución democrática durante el verano de
1978 y quedando aprobado definitivamente el texto tras el referéndum de diciembre del
mismo año, que abría las puertas a unas nuevas elecciones bajo las nuevas reglas de
juego plenamente democráticas en marzo de 1979”. (p.17)
Suarez logró legitimar su liderazgo en este proceso de transición al vencer en las elecciones de
1977. No obstante, su triunfo electoral fue obteniendo apenas el 34% de los votos frente al 29% del
PSOE que de esta forma se convirtió entonces en la principal fuerza de oposición y de hecho
llegaría al gobierno en 1982. Estos resultados también fueron un indicativo de la transición a la
democracia, las fuerzas más votadas son las que exhibían mayor moderación política, “Suárez
necesitaba un partido. Como otros políticos inteligentes se dio cuenta de que los españoles temían
los extremos políticos a causa de las heridas que había dejado la guerra” (Suarez Iñiguez, 2011 p.
7)
A pesar de que, como señala Casanova (1996), que muchos autores consideran que las transiciones
negociadas pueden indicar una continuidad del autoritarismo, no fue así en el caso español donde se
crearon las condiciones para una ruptura clara y una constitución nueva.
Por otra parte, fue menor el papel desempeñado por el Rey Juan Carlos I, quien demostró su
compromiso con la transición hacia la democracia, escogiendo a Suarez, como un líder reformador
Tussel (1996) y exponiendo su figura como garantía de la democracia al impulsar la fórmula para el
estado español de monarquía parlamentaria, hecho inédito en un texto constitucional (Bernecker
1992).
A pesar de un intento de golpe de estado en 1981, encabezado por el coronel Antonio Tejero,
España consolidó este proceso democrático refrendado con unas nuevas elecciones, con la vigencia
de la nueva constitución, en 1982, que significaron el triunfo de Felipe González cuyo gobierno se
extendió hasta el liderazgo hasta 1996.
Por supuesto que no podemos dejar fuera de este análisis al conocido en la historia como el Pacto de
la Moncloa. Formalmente denominados como Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma
de la economía y Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política, tomaron su nombre de
la sede del gobierno español y tuvieron lugar el 25 de octubre de 1977 y luego refrendados por
Congreso de los Diputados dos días después, y el Senado el 11 de noviembre. Participaron del
mismo entre el Gobierno de España presidido por Adolfo Suárez, los principales partidos políticos
con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados y el apoyo de las asociaciones
empresariales y los sindicatos.
Al margen de las consecuencias en cuanto a política y economía, los pactos de la Moncloa resultan
relevantes en cuando a la transición española porque generaron los consensos necesarios para la
sanción de la nueva constitución de 1978(Cabrera 2011)
Como hemos analizado, existen similitudes entre el franquismo español y el Estado Novo
portugués, no obstante, Fishman citado por Linz (1990) diferencia, estudiando los regímenes del sur
de Europa, las transiciones dirigidas que cuentan con la pasividad de las fuerzas armadas de
aquellas en las cuales las fuerzas armadas dirigen la transición derrocando al régimen. Éste último
ejemplo lo vincula a lo ocurrido en Portugal en 1974 y nos permite pasar al siguiente caso a
analizar: La revolución de los claveles.
La revolución de los claveles
Con similitudes en cuanto a la duración del régimen y el estilo del liderazgo personalista con el
franquismo, la dictadura portuguesa se extendió entre 1933 y 1974. Su líder más importante fue
Antonio de Oliveira Salazar que lideró el gobierno hasta 1968. Su sucesor en el cargo, Marcelo
Caetano continuo su legado hasta 1974 cuando un golpe estado comandado por un grupo
autodenominado Movimiento das Forcas Armadas, MFA, encabezado por el General Antonio de
Spínola.
No obstante, a diferencia de las clásica intervenciones del ejército, el desplazamiento de Caetano se
dio de forma incruenta, de allí el nombre que toma la revolución y además su caracterización a esta
transición de forma particular ya que tomó la forma de gobierno militar, que inicia por un lado un
golpe militar y por otro un proceso democrático (Gómez Fernández, 2011).
También es importante destacar que el proceso de democratización en Portugal sobrevino con una
ruptura total con el régimen anterior, ello llevó a que, como definen O’Donnell y Schmitter (1991)”
la transición fue tan rápida que aquélla y ésta resultaron casi contemporáneas; pero, aun así,
importantes derechos individuales y colectivos se efectivizaron antes de convocar a elecciones
libres.” (p. 251)
Sin embargo, la transición a la democracia en Portugal no estuvo exenta de conflictos internos que
pudieron poner en peligro la flamante democracia. En principio esto se dio porque existían 3 grupos
con ideas diferentes de cómo llevar adelante lo que se denominó la 3° republica. Por un lado, los
conservadores, liderados por De Spínola, partidarios de la idea de cambios no tan profundos, los
socialistas liderados por Mario Soares, que estaban a favor de crear una socialdemocracia al estilo
de los países de Europa Occidental y los comunistas que apuntaban a un Portugal del estilo de los
países integrantes del Pacto de Varsovia (Lemus 2011).
Estas diferencias de criterios generaron que el 11 de marzo de 1975, el general De Spínola intenté
dar un golpe de estado, cuyo fracaso, condenó a unos de los líderes de la Revolución de los Claveles
al exilio (Sanz Díaz 2011).
El proceso de transición pudo continuar, Sanz Díaz (2011) explica al respecto que:
La constitución de abril de 1976 y las elecciones legislativas del 25 de abril de 1976 que
ganó Soares lo que le permitió formar un gobierno sin coaliciones y dejar fuera, por tanto, a
los comunistas, culminaron un proceso de estabilización(p. 781)
Sin embargo, a pesar del rápido paso del gobierno provisional que asumió en 1974 a gobernantes
elegidos por el pueblo en 1976, el proceso de democratización portugués esperó hasta 1982, para su
realización plena, con la ley de revisión constitucional que eliminó el Consejo de la Revolución (De
la Torre- Sanchez Cervello 1992).
Volviendo al concepto de transición a la democracia controlada (Linz 1990), si bien se produjo por
el golpe de estado de fuerzas opositoras el régimen, la democratización entendida por O’Donnell y
Schmitter (1991) como:
aquellos procesos en que las normas y procedimientos de la ciudadanía son, o bien
aplicados a instituciones políticas antes regidas por otros principios (por ej., el control
coactivo, la tradición social, el juicio de los especialistas o las prácticas administrativas
(p .249)
recién puede ser considerada como tal desde 1982 cuando la constitución de 1976 fue
reformada y además de disolver el Consejo, quitó a las Fuerzas Armadas funciones legislativas
y mandó a los militares de los ministerios a los cuarteles (Tussel 2012).
De esa forma terminó la pretensión de algunos sectores del MFA de tutelar la democracia
portuguesa (Soto Carmona 2009). El poder militar se extendió hasta 1986 cuando António dos
Santos Ramalho Eanes termino su presidencia y fue elegido el líder socialista Mario Soares.
Rusia: El gigante híbrido
Proveniente de una larga tradición autoritaria, primero con la monarquía absolutista de los
Zares y luego con el régimen de partido único del comunismo, Rusia pareció encaminarse hacia
una democracia tras la disolución de la Unión Soviética en 1991.
No debemos dejar de perder de vista el proceso de reformas políticas iniciadas por Gorbachov
en la Unión Soviética, no obstante, el análisis aquí realizado apunta a la transición a la
democracia de la Federación Rusa, denominación que tomó tras la disolución de la URSS a
fines de 1991
En ese sentido, Rusia comenzó a tener una transición dentro de la transición, ya que las
primeras elecciones presidenciales las realizó como República Socialista Federativa Soviética
de Rusia y otorgando a Yelstin su primer mandato.
Sin embargo, a diferencia de sus ex estados satélites del pacto de Varsovia, la transición ha sido
más compleja e incluso su calidad democrática dista bastante de la de sus antiguos socios
comunistas.
A pesar de que viene realizando elecciones libres desde 1991 para presidente, la primera
disputa entre el entonces 1° mandatario, Boris Yelstin, y la Duma, parlamento ruso, no fue
resuelto dentro de los límites que se espera de un régimen democrático y no solo no recibió
críticas, sino que acrecentó su poder, de esa forma lo define Serra (2002)
En otoño de 1993 Yeltsin tuvo su peor enfrentamiento político cuando el
Parlamento o Duma, heredero todavía de las últimas elecciones soviéticas de 1990,
se enfrentó directamente con la Presidencia. La trágica escalada de
acontecimientos, que culminó con la toma del edificio de la Duma a sangre y fuego
y un resultado de 145 muertos, pareció no perjudicar la figura de Yeltsin, sino más
bien al contrario. No sólo reforzó su apoyo internacional, sino que demostró un
cierto apoyo social al ganar el referéndum de reforma de la Constitución que había
convocado para el 12 de diciembre del mismo año(p.21)
Lo que continuó a eso fue el fortalecimiento de la autoridad presidencial con poderes absolutos y
la potestad en la nueva constitución de poder disolver la Duma (Fernández Riquelme 2017).
Yelstin ganó la reelección en 1996, sin embargo, su continuidad en el gobierno no hizo que
deteriorar más la calidad democrática de una transición desde el comunismo que terminó, como
paso a un régimen democrático pleno, fallida.
Ruiz (2012) destaca 6 aspectos que contribuyeron a que esto sucediera:
Personificación del poder y marginación de la sociedad civil
Presidencialismo hegemónico y sin división clara de poderes
Papel marginal del poder legislativo
Débil sistema de partidos políticos
Intervención de los procesos electorales
Reclutamiento de elites basado en la lógica patrón-cliente.
Este tipo de conductas, luego afianzadas desde 2000 con la llegada al poder de Vladimir Putin
convirtieron a la transición rusa en un pasaje de un autoritarismo de movilización de partido único
(Morlino 2004) a un autoritarismo competitivo (Levitsky, Way 2002). Una sociedad civil
desarticulada, partidos políticos al servicio de liderazgos fuertes y un alto grado de anomia social
conspiraron contra el funcionamiento democrático de las estructuras políticas (De Andrés, 2001).
El débil papel que, varios autores mencionan, que desempeñan los partidos políticos, esto se
produce por un lado porque el poder presidencial termina siendo suprapartidario, con un gabinete
integrado no necesariamente por personas que militan en un partido determinado y porque la ley de
partidos políticos de 2001 también afecto la estructura organizativa de estos.
Por otra parte, no resulta menor el también débil papel de la oposición, razón por la cual Putin
ostento el poder desde hace 17 años, ya sea como presidente de la Federación Rusa entre 2000 y
2008 y desde 2012, o en la figura de presidente de gobierno, una especie de 1° ministro, cuando
quien actualmente ocupa ese cargo, Dimitri Medvedev fue presidente de la Federación, entre
2008-2012.
De esta forma, el actual sistema político ruso termina configurado como una democracia dirigida o
también denominado como autoritarismo competitivo donde como han definido (Levitsky, Way
2002): “Las violaciones de estos criterios son lo suficientemente frecuentes y serias para crear un
campo de juego desigual entre gobierno y oposición.” (p.5)
Analizando estas cuestiones, podemos calificar entonces a Rusia, siguiendo una definición de
Morlino (Vida 2010) de régimen hibrido como:
aquellos que han adquirido alguna de las instituciones y procedimientos
característicos de la democracia, pero no otros, y al mismo tiempo conservan algunos
rasgos tradicionales o autoritarios o, alternativamente, han perdido algunos
elementos de la democracia y han adquirido otros autoritarios.(p.112)
La transición negociada de Polonia
Polonia fue el 1° país del bloque comunista en avanzar hacia una transición a la democracia. A
mediados de 1989, el sistema de gobierno de partido único que lo había caracterizado terminó
derrotado por el avance del sindicato Solidaridad, que vería meses más tarde, a su líder, Lew
Walesa, encumbrado como el primer presidente elegido por el voto popular.
La transición de Polonia debe ser entendida como negociada, en sentido de que la salida hacia un
sistema democrático fue determinada en los llamados acuerdo de la mesa redonda (Suchocka 2001).
No obstante, el origen de la transición que comenzó con la década del 90´, debe ser buscado en una
serie de acontecimientos ocurridos entre 1978 y 1988.
Sobre fines de los 70´comienzan a constituirse sindicatos independientes, proceso que culminó con
la unificación de la oposición al régimen comunista en el sindicato Solidaridad, liderado por
Walesa.
Tampoco resulta menor el valor simbólico generado por la visita del Papa Juan Pablo II en 1979, de
origen polaco, la presencia del pontífice congregó en las calles a millones de personas con la
sensación de que la organización civil de la sociedad podía existir más allá del estado
comunista(Barlinska,2004)
El tercer elemento para tener en cuenta de esta serie de acontecimientos previos al comienzo de las
negociaciones es la decisión del general Jaruzelski, quien había sido nombrado en 1981 como
Primer Ministro, de decretar la ley marcial, el estado y funcionar como un régimen militar que
frustró el posible proceso de reformas que se podía dar por la aparición de Solidaridad
(Karl-Schmitter, 1991).
En ese sentido, Solidaridad volvió a encabezar las huelgas y protestas en 1988 y el gobierno de
Jaruzelsky decidió convocar a la oposición a lo que se dio a llamar los acuerdos de la mesa redonda.
Para abril de 1989 los acuerdos le habían dado legalidad a Solidaridad, sistema bicameral, elección
del presidente por medio del congreso. La única concesión al régimen comunista fue la de otorgarle
la reserva del 65% de las bancas de diputados en juego . Aceptar estas prerrogativas, que iban a
contramano de lo que se espera para un proceso democrático fue el precio que decidió pagar
Solidaridad para volver a la legalización y poder participar (Kieniewicz 1993)
El 4 de junio de 1989 se llevaron adelante las primeras elecciones parlamentarias de la Polonia
Postcomunista. El triunfo de Solidaridad fue abrumador, obtuvo 99 de las 100 bancas del Senado y
160 de las 161 a las que podía aspirar en la Cámara de Diputados (Barlinska,2004).
De acuerdo con el mecanismo establecido, el presidente era elegido por el Congreso, lo que pareció
ser una continuidad, con el nombramiento en el cargo del propio Jaruzelsky, fue una forma de
proteger esos cambios, dado el prestigio que gozaba en la sociedad el ejercito como símbolo
nacional.
La finalización de un poder tutelado por los comunistas que y el camino hacia una definitiva
transición democrática fueron alcanzados en dos instancias. Por un lado, la reforma de 1990 que
estableció la elección del presidente por voto universal, igual, directo y secreto. Por el otro la
aprobación de un nuevo sistema electoral para las elecciones parlamentaria de 1991 sin la reserva
de bancas para el Partidos Comunista.
En ese contexto, Lech Walesa, líder de Solidaridad y figura visible del movimiento que había
llevado adelante las reformas políticas en Polonia se convirtió en su presidente, cosechando en 2°
vuelta, más del 70% de los votos. En 1991 se realizaron las primeras elecciones parlamentarias
totalmente libres y la que concurrieron cerca de 100 partidos políticos, la transición a la democracia
estaba encaminada.
Linz (1990) se refiere a que no hubo un solo camino a la transición en los países comunistas y cita
en un extremo lo ocurrido en Polonia donde destaca cierto grado de pluralismo limitado y una
oposición organizada que logró llegar al poder tras las elecciones. En el otro extremo ubica a lo
ocurrido en Rumania donde el tipo de régimen encabezado por Nicolás Ceaucescu no dejó otra
opción que una revuelta popular y cuyo camino transicional podía ser incierto.
La transición revolucionaria de Rumania
Retomando algunos conceptos de Morlino (2004), el régimen autoritario de Rumania debería ser
analizado dentro la clasificación de régimen comunista de movilización con la lógica del poder
centrado en el partido único. Sin embargo, la decisión de Ceaucescu de crear en 1967 el cargo de
presidente de la república y el corte stalinista (Marcu, 2003) que decidió darle a su gobierno,
terminó creando un régimen personalista.
A diferencia de lo ocurrido en el resto de Europa del Este, la transición rumana se dio de forma
vertiginosa en la cual el proceso entre la disolución del régimen autoritario y el establecimiento
inicial de una alternativa revolucionaria (O’Donnell, Schmitter 1991) ocurrió en forma casi
instantánea.
Al margen del descontento generalizado hacia el régimen comunista, como ocurría en el resto de los
países del bloque soviético, la destitución, detención, juicio y ejecución del dictador rumano y su
esposa se dio en cuestión de días. La serie de sucesos que culminó con el derrumbamiento del
régimen de Ceaucescu comenzaron el 16 de diciembre de 1989 en Timisoara. Lo que había
comenzado como una demanda por la libertad religiosa, ante el desalojo de un pastor luterano
crítico al gobierno, comenzaba a ser una protesta en contra del régimen comunista. De hecho, el
símbolo de lo que fue esa rebelión comenzó a ser la aparición de banderas rumanas con el escudo
que simbolizaba el carácter comunista del país arrancado de ellas.
La revuelta se extendió de forma cada vez más virulenta y para el 21 de diciembre, ya había llegado
a Bucarest, En la mañana del día 22, Ceaucescu perdió el control de la situación y huyó de la
capital. Este último hecho fue tomado por los manifestantes como el triunfo de la revolución. No
obstante, los enfrentamientos entre opositores y leales al régimen continuaron, incluso hasta días
después del trágico final del dictador y su esposa. El ejército, que, para ese momento, se había
volcado a favor de la revolución ordenó el cierre del espacio aéreo, lo que le impidió a los
Ceaucescu continuar su huida en helicóptero. Capturados y juzgados de forma sumaria, fueron
ejecutados el 25 de diciembre de 1989.
El final del dictador mostró en la revolución una naturaleza similar a la del régimen derrocado, una
violencia que no había sido observada en ninguna de las transiciones de Europa del Este (Marcu,
2003). Los enfrentamientos continuaron dos días más y finalmente el 27 de diciembre el
autodenominado Frente de Salvación Nacional asumió formalmente el poder.
Establecidas elecciones para el 20 de mayo de 1990, el FSN, que gobernaba provisoriamente,
resultó ganador alcanzando el 85% de los votos, siendo electo presidente Ion Iliescu. En las
elecciones parlamentarias, El FSN también fue amplio vencedor quedándose 263 escaños en la
Cámara de Diputados y 91 escaños en el Senado, alcanzando así la mayoría propia. No obstante, la
primera etapa del FNS, al margen de las elecciones libres es vista como una pre transición a la
democracia, Marcu (2003) afirma al respecto que:
La presencia en la dirección del Frente de antiguos altos cargos de gobiernos de
Ceaucescu y su actitud claramente antiliberal en lo económico, confirman esta
hipótesis de que lo sucedido fue más un reajuste del equilibrio entre las élites que
una "revolución". Otra cosa es que, después, las presiones occidentales hayan
modificado este balance y la institucionalización democrática se haya abierto
camino en Rumanía(p.10)
La transición definitiva a un sistema democrático parece haber sido alcanzada con la sanción de
la nueva constitución en 1991 que llevó a elecciones en 1992. Si bien, Iliescu resultó reelecto, el
sistema de partidos y las instituciones comenzaban a funcionar, lo cual se puso de manifiesto en
1996, cuando se produjo la alternancia en el poder al vencer Emil Constantinescu del opositor
CDR.
Checoslovaquia y la herencia de la primavera de Praga
No es posible hablar de la transición checoslovaca a la democracia de 1989, sin tener en cuenta
el histórico antecedente de lo que se conoció como la “Primavera de Praga” en 1968. El
programa de liberalización intentado por Alexander Dubcek e interrumpido abruptamente por la
invasión de la Unión Soviética dejó bases asentadas en la sociedad civil, que, tras 20 años de
adormecimiento, bajo el férreo control de Gustav Husak, volvieron a las calles en 1989 y
protagonizaron lo que se dio a llamar la “Revolución de Terciopelo”.
Por otra parte, el carácter que asumió el régimen de Husak, permitió en cierta forma la
conformación de una sociedad civil fuerte, lo que permitió a partir de 1987, movilizaciones que
dieron a lugar al final del monopolio comunista tan solo 2 años después (Dvorakova; Kunc
1997).
En un contexto económico más benevolente que otros países del bloque comunista, la
movilización por una mayor democratización comenzó con la multiplicación de grupos
disidentes, de los 5 que actuaban en 1987, de ellos, el más visible fue Carta 77, cuyo primer
portavoz y a la postre protagonista excluyente de la transición fue Vaclav Havel, pasaron a ser 14
en 1988 y 39 para mediados de 1989 (Grili Di Cortona 1991).
Esta conjunción de voces disidentes sumado al antecedente histórico de 1968 fomentó un
ambiente que coincidió con el escenario de protestas y reclamos de liberalización política de
fines de los 80´en Europa del Este. Por otro lado, representaron una penetración en la conciencia
política de la ciudadanía muy diferentes a los otros escenarios de transición a la democracia (Le
Clerq 1999).
Otra diferencia importante que plantea esta movilización de la sociedad civil es que el
cuestionamiento al régimen traspasó la crítica meramente política, Le Clerq (1999) plantea al
respecto que “la disidencia parte en gran medida del supuesto de que la crisis política generada
por el régimen no es únicamente de índole política, sino antes que nada moral, por lo que sus
objetivos se enfocarán a "regenerar" a una sociedad profundamente desmoralizada y apática”
(p 13 .)
A la par de lo que ocurrió en los diferentes países de Europa del Este, si bien el proceso de
disidencia y protesta fue más extenso, la crisis que desencadenó el final del régimen autoritario,
en este caso liderado por Husak, fue breve y en 18 días culminó con un gobierno que se había
mantenido en el poder desde el fin de la II guerra mundial.
La llamada “Revolución de Terciopelo”, calificada así por la ausencia de violencia, pero sobre
todo por el aporte fundamental de los intelectuales comenzó el 17 de noviembre de 1989 con una
protesta estudiantil, la represión policial a la misma generó mayor repudió y la concentración de
la oposición en el Foro Cívico que fue creado 2 días después. Liderado por Vaclav Havel, su
figura cimentada en su prestigio como dramaturgo y reconocido opositor al régimen, resultó
clave para el éxito de las protestas, dada la figura visible de un liderazgo reconocido (Le Clerq
1999).
Apenas en 12 días, que transcurren desde el inicio de las protestas hasta el 29 de noviembre,
cuando la Asamblea Federal decidió derogar el artículo 4° de la Constitución que consagraba el
liderazgo del Partido Comunista, donde Checoslovaquia pasa de ser un país que podía ser
liderado por cualquier otra fuerza política. Esto se terminaría de consustanciar luego del 10 de
diciembre con la renuncia de Husak (Grili Di Cortona 1991).
El 28 de diciembre de 1989, el liderazgo exclusivo del Partido Comunista en Checoslovaquia se
termina formalmente cuando la Asamblea Federal decide elegir un nuevo presidente para la
institución, una especie de primer ministro. El elegido termina siendo un reconocimiento
histórico a los sucesos de 1968, ya que Alexander Dubcek fue elegido para el cargo. Un día más
tarde, Vaclav Havel fue designado presidente de la Republica.
Si analizamos la transición a la democracia en Checoslovaquia desde la perspectiva de
O’Donnell y Schmitter (1991) podemos observar que el traspaso del régimen autoritario al
establecimiento de cierta forma de democracia fue rápido, insistimos entonces en afirmar la
importancia del papel en ello de la organización de la sociedad civil y la disidencia heredera del
intento reformista de 1968.
La consolidación de un régimen democrático en los términos que lo plantean Levistsky y Way
(2002) se da a partir de la celebración de elecciones libres en 1990 que determinaron la victoria
del Foro Cívico consiguiendo mayoría absoluta en la Asamblea Federal, concretamente 170
escaños, así como 87 escaños de un total de 150 (47 por ciento de los votos) en la Cámara del
Pueblo y la continuidad de Havel en el cargo de presidente hasta 2003.
Para ello fue fundamental la aprobación de una nueva ley de partidos políticos aprobada en enero
de 1990 y que permitió el establecimiento de un sistema de pluralismo político (Suk 2005). El
Foro Cívico se constituyó entonces en un fenómeno fundamental, sin embargo, transicional, ya
que se disolvió en 1991.
No obstante, no se pudo evitar la disolución del estado, tal como se había concebido desde 1918,
y determinaron pacíficamente la separación en Republica Checa y República Eslovaca en 1993.
La apacible transición húngara
El caso húngaro es absolutamente singular en el contexto de las transiciones a la democracia
ocurridas en Europa del Este a fines de los 80´. Por un lado, ésta no se dio por la movilización
generada por un sindicato de raíces católicas como Solidaridad en Polonia, ni de forma violenta
como en Rumania, ni por la movilización intelectual de Checoslovaquia.
Por otro lado, así como Checoslovaquia había tenido su “ Primavera de Praga”, Hungría también
tuvo en 1956 un intento de reforma, que si bien terminó aplastado por los tanques soviéticos y su
líder Imre Nagui fusilado, Janos Kadar quien reemplazó a Nagui y lideró Hungría hasta su
muerte en 1989 en el tradicional esquema de partido único, planteó una diferenciación del resto
del bloque y desde 1968 introdujo cierta liberalización desde lo económico a través del llamado
Nuevo Mecanismo Económico que dio a calificar al régimen húngaro como “ socialismo a la
goulash” (Durán Cousin 2004).
En este contexto, la transición a la democracia nos remite al concepto de Morlino (2007) acerca
de la innovación producida por el régimen, ya que fue la dirección del propio Partido Obrero
Socialista Húngaro el que decide el desplazamiento de Kadar por Karoly Groz y el 6 de octubre
de 1989 cambiar de nombre, pasa a ser el Partido Socialista Húngaro lo que provocó la renuncia
de Groz y su reemplazo por Miklós Németh de orientación más liberal.
Es precisamente Németh quien inicia formalmente la transición a la democracia en Hungría ya
que es quien impulsa la legislación necesaria para abandonar el sistema de partido único y
avanzar hacia un pluripartidismo (Horn 2001). Estas reformas permitieron dar formalidad a la
existencia de un sistema de partidos que en cierta forma había comenzado a crearse a partir de
cierta liberalización del régimen. De esa forma, el Foro Democrático, quien sería vencedor en las
primeras elecciones libres en 1990, fue creado en 1987.
Al respecto, podemos observar en este caso como se produce lo que O’Donnell y Schmitter
(1991) denominaron liberalización: “En el plano de los grupos, abarcan la
libertad para expresar colectivamente su discrepancia respecto de la política oficial sin
sufrir castigo por ello, la falta de censura en los medios de comunicación y la libertad para
asociarse voluntariamente con otros ciudadanos.” (p.248) Así diversos partidos políticos
fueron creados en el periodo 1988-1990 como la Asociación de los demócratas libres, la Alianza
de Jóvenes Demócratas, El Partido Independiente de Pequeños Propietarios, El Partido Social
Demócrata y el Partido Demócrata Cristiano, que conformarían junto al Foro Democrático la
Mesa redonda de la oposición que rápidamente negoció con el gobierno una agenda de reformas.
Otro hecho particular en el cual se enmarcó la transición en Hungría fue que los nuevos partidos,
no fueron desprendimientos del viejo partido comunista, sino que entre 1988 y 1989 fueron
fundados, incluso con congreso y selección de autoridades (Grilli di Cortona 1991). En ese
contexto, resultó histórica la Asamblea del 18 de octubre de 1989 en la cual se determinó que
Hungría dejaba de ser una República Popular, se dotó a la Asamblea Nacional de poderes
legislativos, se aceptaba el sistema pluripartidista y aceptó como forma de economía la regida
por los principios del mercado (Grilli de Cortona 1991).
Si bien las primeras elecciones libres se realizaron el 25 de marzo de 1990, el camino ya había
sido iniciado por medio de un referéndum celebrado en noviembre de 1989 en el cual se limitó
absolutamente el papel del Partido Comunista (Grilli de Cortona 1991).
Si entendemos democratización en los términos planteados por O’Donnell y Schmitter(1991)
definida como “ aquellos procesos en que las normas y procedimientos de la ciudadanía son, o
bien aplicados a instituciones políticas antes regidas por otros principios (por ej., el control
coactivo, la tradición social, el juicio de los especialistas o las prácticas administrativas), o bien
ampliadas de modo de incluir a individuos que antes no gozaban de tales derechos y
obligaciones”(p.249) , la realización de las elecciones de 1990 con el triunfo del Foro
Democrático, uno de los partidos surgidos en el proceso de liberalización, marcó el inicio de la
democratización en Hungría, tras un proceso de transición acotado y mucho más apacible que los
ocurridos en sus vecinos y aliados políticos.
La doble transición de Serbia
Si la transición húngara a la democracia había sido muy diferente al resto de la ocurrido en
Europa del Este, ¿Qué decir de Serbia que pasó por una especie de transición doble? Nos
referimos con este concepto a la particular situación que debió pasar la actual República de
Serbia desde su proceso de abandono del sistema de partido único, como el resto de Europa del
Este a comienzos de los 90´, pero como parte de la ahora extinta República Federativa Socialista
de Yugoslavia, hasta el comienzo de una estructura democrática , en los términos planteados por
Levistsky y Way(2002), luego de la destitución y detención de Slobodan Milosevic, quien había
controlado el poder desde 1990 y en el contexto de la disolución de Yugoslavia.
La desaparición del liderazgo unificador del Mariscal Tito en 1980, sumado al giro al
nacionalismo que da Milosevic como presidente de Serbia desde 1989 y la aparición de intereses
similares en las otras repúblicas que integraban Yugoslavia derivó en la guerra de los Balcanes
que entre 1991 y 1995 terminó desintegrando al país.
En ese sentido, si bien los nuevos vientos de renovación política que soplaban en Europa del Este
pueden haber influido en la desaparición del esquema de partido único y la inexistencia de
elecciones, lo cierto que Serbia debió sortear previamente el proceso de desintegración e
intereses nacionalistas que aquejaron a todo lo que era el territorio Yugoslavo (Pajovic 1999).
No es un hecho menor la influencia que los intereses separatistas ejercieron en la transición de la
democracia. El último congreso de la Liga de Comunistas de Yugoslavia se desarrolló en Enero
de 1990 y si bien las reformas allí propuestas iban en zaga con el proceso que aquejaba a toda la
región, donde se decidieron reformas políticas tales como elecciones libres, libertad de prensa y
de asociación y reformas económicas hacia una apertura de la iniciativa privada, el Congreso
terminó disolviendo la propia liga, el histórico partido comunista, por las tensiones entre la
pretensión centralista serbia y los reclamos autonómicos de croatas y eslovenos(Arija 1999).
Al margen del inicio del conflicto bélico en 1991, las decisiones de este congreso dan a lugar a la
primera transición a la democracia. Con el denominado Partido Socialista de Serbia, Milosevic
obtiene el 46% de los votos. Su negativa a aceptar al croata Stjepan Mesic como presidente de
Yugoslavia fue uno de los desencadenantes de la guerra de los Balcanes
Con el abandono del régimen socialista y la independencia de Croacia, Eslovenia, Macedonia y
Bosnia Herzegovina, solo Serbia y Montenegro integraron a partir de 1992 la República Federal
de Yugoslavia. En ese contexto Milosevic volvió a vencer en las elecciones parlamentarias y si
bien no era en la formalidad presidente de lo que quedaba de la ex Yugoslavia, la figura de poder
residía en el (Marcos Marne 2016).
El nuevo triunfo de Milosevic de 1997 consolidó su poder como líder de Yugoslavia, no
obstante, las consecuencias de la guerra de los Balcanes, razón por la cual sería detenido y
juzgado a partir de 2001 y su manejo discrecional del poder comenzó a generar la movilización
de la oposición. Esta situación se daba en un contexto en el cual, de acuerdo con lo que
observamos de Levitsky y Way (2002), la Yugoslavia de Milosevic se asemejaba bastante a un
autoritarismo competitivo. Por otro lado, lo cual nos permite reafirmar el concepto de doble
transición, la definición de O’Donnell y Schmitter (1991), da como posibilidad que este proceso
puede derivar en otro régimen autoritario.
Finalmente, tras las elecciones del año 2000, en las cuales Milosevic intentó triunfar de forma
fraudulenta y ello derivó en una crisis con protestas, condena internacional y finalmente
reconocimiento de la derrota (Levitsky y Way 2002) ante la denominada Oposición Democrática
de Serbia liderada por Vojislav Kostunika. Es necesario resaltar que Kostunika presidió hasta su
disolución la República Federal de Yugoslavia, luego denominada Unión de Serbia y
Montenegro entre 2003 y 2006 y finalmente la actual Serbia, hasta su renuncia en 2008.
El caso serbio es singular porque se da en el contexto de la disolución de un país. En ese sentido
Serbia pasó del fin del comunismo en 1990 a otro tipo de autoritarismo hasta el 2000, algunos
autores como Trifonovich y Dicovich (2015) afirman que:
El año 2000 representa el comienzo de la nueva era política de Serbia cuando la
Coalición Democrática (DOS) estableció el primer gobierno democrático. Tremendos
cambios sucedieron tanto en el ámbito del sistema político como en la organización
económica. La democracia liberal, la economía orientada hacia el libre mercado,
libertades políticas y civiles, el imperio de la ley, al igual que afiliación a la Unión
Europea, han sido proclamados como principales objetivos de varios gobiernos desde
el año 2000.(p.272)

Consideraciones finales
Habiendo relevado los casos que nos hemos propuesto, podemos entonces esbozar algunas
consideraciones finales respecto de las transiciones a la democracia en Europa. Como se ha
planteado desde el inicio de este trabajo, así como los regímenes autoritarios exhibieron matices y
similitudes, lo mismo parece haber ocurrido con sus respectivas transiciones hacia regímenes
democráticos.
Una de las coincidencias que podemos encontrar respecto de los autoritarismos aquí presentados en
lo que Morlino (2007) presenta como una de las cuestiones que pesan en la calidad democrática es
la duración de los mismos. En ese sentido, tanto España y Portugal y los gobiernos comunistas del
Este de Europa soportaron largos periodos dictatoriales. No obstante, podemos observar, que solo
en los casos de Rusia y en parte en Serbia, hasta la destitución en 2000 de Milosevic, esa larga
tradición autoritaria ha dejado bases sólidas que complejizan el proceso normal de democratización.
De hecho, el enorme poder que ostenta Vladimir Putin, sitúa a la Federación Rusa como un
autoritarismo competitivo (Levitsky y Way 2002). El cambio de régimen desde el 2000 en la
entonces Yugoslavia y actual Serbia, reorientó ese camino hacia estructuras más democráticas.
Desde el punto de vista de Linz (1990) acerca de cómo se generan los procesos de transición, se
puede desprender que, en la mayoría de los casos, los propios regímenes autoritarios iniciaron un
intento de transición a la democracia. Así podemos inferir del caso español, con la sucesión
organizada por el propio Franco y el ejército promoviendo cambios en Portugal con la revolución
de los claveles. No resulta tan diferente, aunque con claros matices de contexto, las decisiones del
comunismo en la ex Yugoslavia y en Hungría, que permitió el paso a una transición a la democracia.
Insistimos igualmente, que el caso de la ex Yugoslavia presenta un caso más complejo porque trajo
aparejada la desaparición del estado.
Por otro lado, podemos observar como en Checoslovaquia (Previo a su separación en 2 estados),
Rumania y Polonia, las transiciones fueron operadas mayormente por fuertes movilizaciones
opositoras al régimen que culminaron en sistemas más competitivos.
Finalmente, el caso ruso es diferente, ya que también se dio en el contexto de la desaparición de la
URSS y bajo liderazgos fuertes que hoy lo dejan, de acuerdo con la clasificación de la revista The
Economist, como un régimen autoritario debido a los bajísimos puntajes en: Proceso electoral y
pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y derechos civiles.
De la misma clasificación podemos inferir que solo el caso español ha logrado alcanzar latos
estándares de democratización y que el resto de los casos aquí estudiados, salvo lo mencionado
referido a Rusia, son considerados por diferentes razones democracias imperfectas.
No obstante, podemos observar que tras la larga noche del autoritarismo a la que estos países
estuvieron sometidos durante gran parte del siglo XX, han logrado con imperfecciones una
transición hacia la democracia, ésta entendida como lo define Touraine (1991) como:
Libre elección de los gobernantes por los gobernados, determinación de las
elecciones políticas por las pertenencias sociales, económicas o culturales, respeto
de los derechos humanos: de la asociación de esas reglas institucionales, de ese
respeto por los intereses de la mayoría y de ese individualismo moral nace la
democracia. (p. 282)
Queda bajo observación las objeciones planteadas sobre la Federación Rusa, cuyo autoritarismo,
respecto de los tiempos de la Unión Soviética, es morigerado, pero debe transcurrir aún un trecho de
institucionalización hacia un régimen que pueda ser considera democrático.

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Reorganización del estado y la crisis de legitimidad en los países periféricas: las estrategias del
programa neoliberal en México y Turquía23

Ertan Erol

ertan.erol@istanbul.edu.tr

Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales


Facultad de Ciencias Políticas
Universidad de Estambul

Resumen

La propuesta central de éste trabajo es identificar los procesos neoliberales de reorganización y


re-estructuración del estado capitalista periférico en México y Turquía, así como los procesos
estructurales que condicionaron los procesos de intensificación y extensión de las relaciones
capitalistas periféricas. Después de las revoluciones en los inicios del siglo XX, el estado mexicano
y turco surgieron en una forma cooptaría donde los ‘compromisos revolucionarios’ y los relaciones
entre el estado y la sociedad se institucionalizaron en los mecanismos del ‘consenso y coerción’
bajo el auspicio del estado. Este modelo corporativista fue consolidado en el contexto de la crisis
mundial del capitalismo hasta los años de ochenta. El inicio de la reorganización neoliberal del
estado y la economía en México y Turquía también fue el inicio de la disolución de las ultimas
relaciones corporativistas, creando una crisis persistente de legitimidad política. Este trabajo, enfoca
a una comparación de los procesos de reorganización de las relaciones entre el estado y sociedad en
México y Turquía para analizar las estrategias neoliberales de confrontar la crisis actual de
legitimidad.

Introducción

Este trabajo intenta a identificar los procesos de reorganización neoliberal en México y Turquía no
solo como periodos de transformación económica y política sino también como épocas de
desestabilización en donde los mecanismos tradicionales del consenso se disolvieron totalmente.
Como resultado de esto, un nuevo ciclo de crisis política y económica –ahora más frecuente e
23“Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional sobre
Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de
Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018.”
intenso- profundizó la incertidumbre y desconfianza al sistema político. Frente de la disolución de
los últimos mecanismos tradicionales del consenso por los procesos neoliberales, las elites políticas
y el gran capital nacional confrontaron con dos opciones; intentar a regenerar la confianza al
sistema política con re-establecimiento de los procesos seudo-democráticas, o aumentar la
intensidad de la re-estructuración neoliberal del estado y economía. Desde los noventas dos
opciones fueron implementados y actualmente agotados.

En términos históricos y socioeconómicos, México y Turquía representan dos formaciones sociales


que fueron ubicados en la periferia de la división internacional del trabajo desde la expansión de sus
mercados internos en la segunda parte del siglo 19 promovido por una acumulación primitiva con
inversiones extranjeras directas e indirectas. La formación del capitalismo periférica en dos países
puede ser definida como un ‘desarrollo desigual y combinada’ cual inevitablemente condiciono la
disolución de los regímenes antiguos con revoluciones pasivas en el inicio del siglo 20. La
consolidación y continuación de la acumulación capitalista dependiente fue posible con el
establecimiento de un estado posrevolucionario donde ‘el Estado’ surge como un árbitro supremo
entre la ‘burguesía en formación’ y las clases campesinas y trabajadoras. La primera y segunda
parte de este trabajo enfoca el análisis de surgimiento de un estado posrevolucionario en México y
Turquía. El análisis del estado posrevolucionario es fundamental en el entendimiento de la crisis
actual.

En la tercera parte, los procesos neoliberales de reorganización y reestructuración de las relaciones


entre el estado y la sociedad y la transformación de la economía hacia una nueva forma de
dependencia van a ser analizados. El surgimiento de las políticas neoliberales como un proyecto
hegemónico en los ochentas y su fracaso y crisis en los noventas condicionaron el supuesto
transición en ambos países hacia la restauración de los mecanismos democráticos. Sin embargo,
este periodo de supuesta restauración de la democracia también fue fracasado en generar confianza
al sistema político y superar los problemas socioeconómicos. Además, estos periodos significan un
cambio de estrategias en el modo de implementación de las políticas neoliberales hacia un
autoritarismo, favoreciendo la militarización general de la sociedad, radicalización de la protesta
social, impedimento de los canales de la oposición democrática, adaptación de proyectos
subimperialistas. Es decir, en vez de generar una alternativa programa social y económica, los
gobiernos en México y Turquía optaron en agudizar las contradicciones con la intensificación de las
relaciones neoliberales. La última parte de este trabajo va a investigar estas estrategias, sus límites y
potenciales en superar el ciclo de crisis del neoliberalismo en la periferia.

El desarrollo desigual y combinado y la revolución pasiva en México y Turquía: la


consolidación del capitalismo dependiente y la formación del estado pos-revolucionario

El concepto de desarrollo desigual y combinado posee un poder analítico en el análisis del rápido
crecimiento de las fuerzas productivas, particularmente en países periféricas como un resultado de
la expansión del capitalismo en la segunda parte del siglo 19. Es posible subrayar dos características
del concepto, teorizado principalmente por Trotsky. Primero, el desarrollo de las fuerzas
productivas es condicionado por la geografía. En el desarrollo de la economía rusa en siglo XIX ha
sido promovido por esta condición geográfica; la presión extranjera llevo un aceleramiento forzado
de desarrollo en las fuerzas productivas (Trotsky 1970a: 241). Este fenómeno también fue
identificado como escapar las etapas del desarrollo sin seguir un camino linear, combinando
diferentes formaciones sociales, formaciones pre-capitalistas y capitalistas existen en un modo
desigual en diferentes regiones (Trotsky 1936: 31).

El siglo XIX representa un siglo de conflicto entre los liberales y conservadores en México y
Turquía donde en realidad dos clases sociales peleaban por la implementación de dos programas
diferentes del sistema política, económica y social. La alta burocracia, los grandes terratenientes y
la iglesia defendía los privilegios del antigua régimen que fue destruido por la revolución de
independencia en México. Mientras en el Imperio Otomano, los terratenientes por primera vez
llegaron a un nivel de confrontar la autoridad central y los sectores religiosos en la burocracia y
universidades religiosas –ulama- y los sectores quien beneficiaba del antigua régimen estaban en
contra de una reforma liberal en el estado, en la economía, en el sistema educativo y la sociedad en
general. Los programas liberales de reestructuración del estado, desarrollo económico e
industrialización fueron parcialmente realizados durante los regímenes autoritarios y centralizados
del general Porfirio Díaz (1876-1910) y el sultán Abdul Hamid II (1876-1908). En este sentido estas
épocas pueden ser identificados por la definición de Gramsci como cesarismos progresistas donde
las fuerzas productivas fueron desarrollados en una forma desigual y combinada (Buci-Glucksmann
1980: 311- 312). Por lo tanto, el desarrollo desigual y combinado de las relaciones capitalistas
aparece como la condición estructural de la revolución pasiva donde estas relaciones sociales
expandieron, promoviendo una ruptura revolucionaria y una restauración de las relaciones sociales"
(Morton 2010: 316). La combinación de los elementos progresivos y reaccionarios dentro de las
condiciones de la revolución pasiva resulta en una "revolución-restauración" o "revolución sin
revolución". En las sociedades que la burguesía débil no puede establecer una hegemonía natural
necesita apoyo de otras clases para ejercer su poder (Morton 2007: 66). Cuando el antiguo régimen
ya no corresponde con las relaciones sociales existentes, la burguesía emergente podría actuar y
disolver la "dialéctica bloqueada" mediante la movilización de las clases subalternas
(Buci-Gluckmann 1980: 315; Morton 2010: 319).

El "cesarismo progresivo" del general Porfirio Díaz (1876-1910) fue una era de consolidación de las
relaciones sociales capitalistas tanto en términos de crecimiento económico como en la concreción
de las relaciones sociales capitalistas dentro del establecimiento legal. Aunque Porfirio suspendió la
constitución, se crearon importantes regulaciones administrativas. La estrategia porfiriana -que
prácticamente se mantuvo intacta durante el interregno de González entre 1880 y 1884- es
significativa para demostrar el papel esencial de la inversión de capital extranjero en términos de la
producción del espacio capitalista moderno en la periferia. Tres principios importantes se pueden
ubicar en esta estrategia. En primer lugar, se otorgaron generosas concesiones a los extranjeros para
mantener la inversión extranjera, que fue la principal fuerza impulsora del crecimiento económico.
En segundo lugar, la administración porfiriana hizo un enorme esfuerzo para terminar con el
aislamiento de México mediante el restablecimiento de las relaciones con los países europeos para
terminar con la relación monógama entre México y EE. UU. Y así equilibrar la fuerte presencia de
los Estados Unidos en la economía mexicana (González 1994: 939). Para lograr eso, la
administración porfiriana restableció las relaciones diplomáticas y firmó acuerdos comerciales con
Alemania, Portugal y Gran Bretaña, seguidos de Francia en 1880, después de ser cortados por las
administraciones Júarez y Tejeda desde 1867 (Riguzzi 1988: 139). En tercer lugar, la estabilidad
política -Pax-Porfiriana- debía mantenerse a cualquier precio (Katz 1991: 70). Para asegurar esta
estabilidad política, Díaz utilizó diferentes tendencias y aprovechó las divisiones entre camarillas y
facciones, y no mostró ninguna piedad a ningún tipo de insurgencia (Meyer 2010: 38). Díaz silenció
los conflictos de larga data entre la iglesia y el estado y entre liberales y conservadores que habían
estado obstaculizando el desarrollo económico desde la Independencia (Knight 1985: 61).

E capital extranjero en forma de préstamos y especulación financiera o en la forma de inversión


directa en la infraestructura o fabricación es primordial en los procesos exógenos del espacio
capitalista periférico formación. Durante el Porfiriato, las generosas concesiones otorgadas por la
administración porfiriana a los empresarios extranjeros fue la fuente indispensable del desarrollo de
las fuerzas productivas capitalistas en México. En 1910, la inversión extranjera total ascendía a
1.200 millones de dólares, de los cuales 750 millones se invirtieron en minas y petróleo, 200
millones en ferrocarriles, 150 millones en electricidad y 100 millones en agricultura y ganadería
(Ortega 2010: 28). Con la inversión de capital extranjero, es posible decir que el desarrollo exógeno
desigual y combinado de la economía capitalista manifestó un crecimiento sin precedentes en cuatro
sectores principales interrelacionados; (1) la construcción ferroviaria, (2) la extracción de materias
primas, (3) la producción agrícola orientada a la exportación y (4) la fabricación de bienes de
consumo.

La construcción de ferrocarriles, la producción de petróleo, la industria de las refinerías, los textiles


y otras pequeñas industrias se convirtieron en los primeros sectores principales que recibieron la
oleada masiva de inversión extranjera. Hasta el final del siglo, la mayoría de las fábricas producían
bienes de consumo para el mercado interno; licor, cerveza, productos alimenticios, jabón, aceite,
fósforos y textiles (Cárbo y Sánchez 1983: 218). Estos sectores se ubicaron principalmente en
México, Puebla, Guanajuato, Jalisco y Veracruz, y la minería se localizó en el norte de México,
donde el número de proletarios industriales llegó a 800,000 trabajadores a principios del siglo XX
(Katz 1991: 105). Mientras que el número de personas que trabajaban en el sector textil era de
8,000 en 1877, en 1910 había 150 fábricas con 82,000 trabajadores (Ortega 2010: 42).

Si el siglo XIX fue la época de oro para las haciendas en México y el Porfiriato fue la cumbre de la
esta época de oro. Durante el Porfiriato, la hacienda tradicional paternalista donde el hacendado
forma un "parentesco ficticio" (compadrazgo) con familias campesinas (Knight 2002: 97) fue
reemplazada por la hacienda moderna (Meyer 1986: 484). A partir de principios del siglo XVIII, el
aumento de la demanda internacional de los productos agrícolas tuvo un impacto significativo en el
cultivo de productos tropicales como el azúcar y el henequén que concentraron en las haciendas
especialmente en la costera tierra caliente en Guerrero, en la costa del Pacífico Jalisco y Colima,
Veracruz tropical y en el sur de México, como Yucatán, y las haciendas fueron motivados por
extender sus tierras para aumentar la producción (Cárbo y Sánchez 1983: 203). El fuerte aumento
de la demanda de agroproductos puede explicarse primero por el aumento de la población durante el
Porfiriato y, en segundo lugar, por el desarrollo de ferrocarriles que conectaron los mercados
internacionales con las regiones de plantaciones ubicadas en geografías distantes. En el centro de
México, principalmente la producción de maíz, trigo, pulque y caña de azúcar había aumentado
significativamente. La construcción del ferrocarril entre la región suroeste americana y México se
completó en 1884 y aumentó la demanda de ganado y metales industriales en el norte de México
(Katz 1974: 32).

La extensión de la hacienda aceleró el proceso de despojo de las comunidades indígenas de sus


tierras y la disolución de las tierras comunales en beneficio de la propiedad privada. Durante el
Porfiriato, el asalto a la tierra comunal alcanzó su punto máximo desde la colonización de México
por parte de los españoles (Coatsworth 1974: 70; Katz 1974: 39). Díaz presionó a los gobernadores
locales para implementar las regulaciones -que fueron legisladas durante la Reforma liberal- para
dividir las tierras comunales entre los propietarios individuales (Jiménez 1973: 521). La usurpación
de tierras rurales libres creó una mano de obra sin trabajo que estaba lista para migrar a las ciudades
o para trabajar en otras haciendas que necesitaban mano de obra, como las plantaciones de algodón
en la región lagunar del norte de México, ya que enfrentaban una feroz competencia de las minas y
otras industrias que también exigían trabajo (Coatsworth 1981: 179).

En conclusión, considerando el desarrollo económico e institucionalización político es posible


argumentar que el Porfiriato fue una era de "cesarismo progresivo" en la cual la economía mexicana
se integró con mayor fuerza en los mercados mundiales, se ubicó en la periferia dentro de la
división internacional del trabajo y fomentó el desarrollo de las fuerzas de producción capitalistas
que transformó a México de un país precapitalista atrasado, a un país moderno capitalista
subdesarrollado.

Se puede identificar un proceso de transformación semejante en el Imperio Otomano en el siglo


XIX. El proto-liberalismo constitucionalista en el periodo de Tanzimat culminó en la Constitución
de 1876 (Karpat 1968: 71). Los reformadores otomanos dirigidos por Mithat Pasha depusieron al
sultán Abdul Âziz en 1876, que era un sultán a favor de la reforma, pero resistente a la declaración
de la constitución e instaló al sultán Murad V, que también fue depuesto en el mismo año para
instalar al sultán Abdul Hamid II, quien había prometido promulgar la constitución, cual fue
declarada en diciembre de 1876. Esta constitución fue inspirada de la constitución belga de 1830
pero incluía rasgos autoritarios que se modelaron según la constitución prusiana de 1850 (Zürcher
2004: 74).

Incapaz de pagar sus deudas en 1875, el Imperio estaba en bancarrota financiera cuando Abdul
Hamid II ascendió al poder en 1876, y, un año después, Rusia declaró la guerra contra el Imperio
Otomano que terminó con la victoria de Rusia en 1878. Durante la guerra con Rusia, Abdul Hamid
II destituyó indefinidamente al parlamento después de que sus miembros lo acusaron de mala
gestión de la guerra (Fortna 2008: 47). Al destituir el parlamento y firmar el tratado de paz con
Rusia, Abdul Hamid II dirigió su atención a la reorganización y centralización del Imperio. Al igual
que Porfirio Díaz, Abdul Hamid II mantuvo la estabilidad política a cualquier precio y, por lo tanto,
el parlamento y la prensa libre tuvieron que ser reprimidos. El problema más urgente frente al
Imperio fue el pago de la deuda. A partir de la Guerra de Crimea, el gobierno otomano hizo un
llamamiento a los préstamos extranjeros para materializar las reformas en la economía, la
reorganización de la administración y la modernización del ejército y el sistema educativo. Sin
embargo, aunque el monto total del préstamo extranjero entre 1854 y 1874 fue de 5.3 millones de
francos, el monto real ingresado en la tesorería fue de 2.3 millones de francos, ya que la tasa de
interés promedio para la Turquía otomana estaba entre 15 y 20 por ciento (Ergüder 2011: 109). Los
préstamos extranjeros se expandieron con la rápida expansión del comercio exterior y se vieron
facilitados por el establecimiento del Imperial Ottoman Bank en 1863, que creó un recurso
adicional de integración en los mercados financieros europeos (Eldem 2005: 437). Mientras que en
el período comprendido entre 1854 y 1865, el gobierno otomano recibió 40.470.000 liras, en el
período comprendido entre 1865 y 1874 el préstamo exterior de la Turquía otomana aumentó a
204.460.000 liras (Yildirim 2001: 319). Finalmente, en 1875, el tesoro otomano se vio obligado a
declarar que no podía pagar más de la mitad de los préstamos extranjeros que condujeron al
establecimiento de la "Administración de Deuda Pública Otomana" en 1881 entregando la
administración de los préstamos otomanos a los agentes de los fondos extranjeros (Landen 2006:
585).

Administración de Deuda Pública Otomana jugó un papel importante en la modernización del


sistema financiero otomano y en los crecientes ingresos estatales. Debido a la conducta exitosa de la
Administración, el capital europeo descubrió que era fácil, seguro y muy rentable invertir en la
construcción de ferrocarriles, empresas de servicios públicos y bancos en Turquía (Landen 2006:
585-586). Cuando la administración unificó toda la deuda externa del gobierno otomano, la deuda
restante disminuyó de 239.5 millones de liras a 125.5 millones de liras y la tasa de interés anual
bajó de 3.9 por ciento a 1.4 por ciento haciendo que los nuevos préstamos fueran menos agobiantes
(Yildirim 2001: 320). Además, la Administración alentó y financió la modernización de la
producción textil en algunas regiones, introdujo molinos de vapor y organizó fábricas de molienda a
gran escala en Bursa (İslamoğlu 1987: 21). Otro sector importante del desarrollo desigual y
combinado de las fuerzas capitalistas que había llegado a su edad de oro durante la era de Abdul
Hamid II era la construcción de ferrocarriles. La participación de los ferrocarriles en la inversión
extranjera total (excluyendo la deuda externa) se incrementó del 41.1 por ciento en 1890 a 63.1 en
1914 (Pamuk 1982: 143). En 1911, los ferrocarriles otomanos transportaban 16 millones de
pasajeros y 2.6 millones de toneladas de carga en 6.485km de pistas que empleaban a 13.000
personas (Quataert 2005: 123-125). En total, el total de las vías del ferrocarril que se habían
construido alcanzó los 8.619 km en 1922 (Onur 1953: 122). También El transporte marítimo se
transformó significativamente en términos cuantitativos y cualitativos por el aumento en el número
de buques al vapor. Al vincular las partes internas del país con la costa, muchos cultivadores se
concentraron en la producción de los bienes agrícolas orientados a la exportación (Quataert 1977:
158). Cuando los ferrocarriles se construyeron en esas áreas, la agricultura de mercado se desarrolló
rápidamente, produciendo en cantidades sin precedentes porque los productos, principalmente
cereales, podían venderse a precios competitivos (Quataert 2005: 122). La revolución agrícola
imaginada por los reformadores de Tanzimat que esperaban financiar el desarrollo industrial se
logró parcialmente en este período.

También hubo un desarrollo limitado pero emergente en las industrias manufactureras para el
consumo interno. Aunque durante la década de 1830 y 1840, el gobierno otomano ya comenzó a
importar cantidades significativas de maquinaria para establecer fábricas principalmente en
Estambul, Izmir y Adana con el fin de satisfacer las necesidades del ejército otomano, el aumento
significativo en el volumen de productos manufacturados fue logrado durante la década de 1880.
Durante los años comprendidos entre 1888 y 1896, la inversión extranjera directa aumentó sin
precedentes, un tercio de la cual se produjo en el sector manufacturero. Las principales áreas de
producción incluyen telas de lana y seda, prendas de vestir, hilados, alimentos, aceite, cemento,
ladrillos y otros materiales de construcción (Pamuk 2005: 225). La producción de electricidad, las
cervecerías y la producción de alfombras fueron algunas de las otras industrias que se establecieron
en este periodo (Zürcher 2004: 85).

La continuidad entre los períodos de reforma y reorganización y el rápido desarrollo industrial


durante los regímenes autoritarios del general Porfirio Díaz y el sultán Abdul Hamid II es crucial en
el análisis de los procesos dialécticos de formación del espacio capitalista periférico y la
transformación de México y Turquía del atraso precapitalista a un subdesarrollo capitalista
moderno. Los regímenes autoritarios de Díaz y Sultán Hamid fueron el producto de otro proceso
dialéctico definido como "cesarismo" por Gramsci. Gramsci definió los regímenes cesaristas
modernos como las formas sociales que logran mayor desarrollo y desarrollo organizativo mediante
el dominio de las fuerzas -principalmente progresivas- dentro de un régimen autoritario que pone
fin al catastrófico equilibrio político entre las fuerzas progresivas y reaccionarias (Gramsci 2007:
222). Estos regímenes cultivaron las semillas de los regímenes que les siguió y condicionaron las
revoluciones pasivas donde el estado y la sociedad fueron reorganizados y consolidados. Las
revoluciones pasivas de México (1910-1920) y Turquía (1908-1925) que completaron los procesos
de la formación de la estado-nación moderna donde la burguesía limitada asumió el poder con un
partido estatal de vanguardia que institucionalizó la revolución utilizando la nación como el
denominador común para incorporar las masas. Heredaron una estructura estatal y una burocracia
completamente desarrollada además una la ideología liberal de reforma y progreso de las clases
dominantes anteriores. En ambos países, el Leviatán moderno se fortaleció y perfeccionó mediante
el proceso de centralización política y promovió el desarrollo capitalista que ya había comenzado
bajo los regímenes anteriores.

Según Camín, la Revolución Mexicana ha sido un poderoso instrumento ideológico de dominación,


un fetiche de significados y retórica unida, un fantasma continuamente divisorio y continuamente
inexacto que genera su propia confusión y su inagotable hermenéutica (Camín 1979: 11). Semo
(1979) sostiene que la burguesía mexicana es sui generis en América Latina y toma su legitimidad
de un origen revolucionario. Womack (1991) señaló que la revolución mexicana era en realidad una
lucha entre los mismos elementos dentro de las clases medias y altas que se derivaban de la
frustración de la clase media y alta. La participación de las masas en esta lucha fue un resultado
natural de la insatisfacción entre la población general causada por la carga económica del desarrollo
capitalista durante del Porfiriato (Womack 1991: 128). Sin embargo, como señaló Gilly (1979), el
motor central de la movilización política durante la revolución fue la lucha gigantesca del
campesinado por la tierra. La base social de los tres principales ejércitos revolucionarios de Álvaro
Obregón, Francisco Villa y Emilliano Zapata era el campesinado. Sin embargo, esta presencia física
de los campesinos no convirtió automáticamente el resultado del levantamiento a una revuelta
popular de las masas o a una revolución social del pueblo (Gilly 1979: 22). Mientras el
"Obreganismo" deseaba transformar el estado, el "zapatismo" aspiraba a una autonomía irreductible
para los campesinos y el "villismo" estaba situado entre Madero y Zapata; su objetivo era "tierra y
libertad", pero dentro de los límites de las relaciones de producción capitalistas (Gilly 1979: 23).

La carga económica del desarrollo capitalista rápido aumentó gradualmente hasta un punto de
explosión en los últimos años del Porfiriato, particularmente durante los años de la crisis capitalista
global de 1907-1908 (Gilly 1983a: 306). Meyer (2010) afirmó que durante los últimos 15 años del
régimen de Porfiriato, las condiciones de vida de la población en general se habían deteriorado
significativamente (Vanderwood 1987: 428; Meyer 2010: 25). Entre 1895 y 1910, los salarios de los
trabajadores agrícolas habían disminuido en un 17 por ciento. Los salarios reales de los trabajadores
industriales también disminuyeron considerablemente y el desempleo industrial se elevó,
especialmente en el sector textil, donde el número de trabajadores textiles descendió a 20.000. El
deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores fue la causa de la mitad de las huelgas y, sobre
todo, de la industria textil, los ferroviarios y los productores de tabaco, las huelgas aumentaron
drásticamente después de 1905 (Navarro, 1956: 202). Como resultado de la contracción económica
mundial entre 1900 y 1907, la producción agrícola en Sonora, Sinaloa y Chihuahua disminuyó en
un 40 por ciento, mientras que miles de trabajadores industriales fueron despedidos (Gilly 1983b:
58; Meyer 2010: 26-27).

En 1910, Francisco I. Madero, se convirtió en el jefe de este movimiento disidente que se opone a la
reelección del general Porfirio Díaz. Madero representaba a una facción de la burguesía urbana, la
pequeña burguesía urbana, que en realidad no representaba ninguna amenaza realista para el
poderoso ejército Porfiriano en ese momento. En ese punto, el campesinado fue llamado a las armas
en el 'Plan de San Luis' que incluía una cláusula que establecía que toda la usurpación arbitraria de
la tierra campesina e indígena sería revisada (Gilly 1983b: 307; Womack 1991: 130). Esta promesa
atrajo al campesinado encabezado por Zapata en Morelos y Francisco Villa en Chihuahua, creando
un movimiento amplio y heterogéneo alrededor de Madero (Gilly 1983a: 60; O'Malley 1986: 41,
88). A principios de 1911, la insurrección ya se extendió por todo el país, lo que obligó al general
Díaz a dimitir y exiliarse (Meyer 2010: 55).

Después de un gobierno interino, dirigido por el porfirista León de la Barra, Madero asumió el
poder y negó las demandas de los campesinos para revisar las usurpaciones de las haciendas y
grandes terratenientes durante del Porfiriato. En noviembre de 1911, Zapata declaró el 'Plan de
Ayala' y denunció al presidente Madero por ser un traidor del movimiento revolucionario tenía
como objetivo recuperar la tierra, la silvicultura y las aguas que habían sido usurpadas por los
grandes terratenientes y las haciendas (Gilly 1983b: 321; Meyer 2010: 59). Madero no pudo
reprimir la insurgencia zapatista y fue depuesto y asesinado en 1913 durante la contra-revolución
del General Huerta. Sin embargo, el ejército constitucionalista encabezado por otro terrateniente del
norte Venustiano Carranza incluyó a Villa y su 'División del Norte' y el ejército de Obregón derrotó
a los huertistas y recuperó el poder político (Gilly 1983b: 346).
Sin embargo, en este punto, el campesinado de Zapata y Villa parecía incapaz de articular su poder
político y militar a nivel nacional, permitiendo así que la burguesía y la pequeña burguesía
organizaran su hegemonía con la 'Constitución de 1917' (Gilly 1979: 41; Meyer 2010: 85).
Finalmente, una vez que se terminó la movilización necesaria de las masas agrarias, la hegemonía
burguesa se estableció después de unir los elementos reaccionarios y progresistas en la sociedad.
Las masas se convirtieron en un factor de poder significativo para desintegrar el antiguo régimen,
pero carecían de elementos materiales suficientes para determinar la reorganización moderna de
México (Córdova 1979: 60).

La revolución mexicana no interrumpió el desarrollo capitalista periférico a pesar de que se


materializó principalmente mediante la movilización de las clases subalternas, no procedió a una
reforma agraria profundo ni compartió el poder político mediante la representación significativa de
los intereses del campesinado o las clases trabajadoras. Con el establecimiento de la hegemonía de
la limitada burguesía mexicana emergente, la burguesía nacional asumió la responsabilidad de la
acumulación capitalista que cambió el curso del desarrollo desigual y combinado. La principal
diferencia entre el desarrollo desigual y combinado y el desarrollo capitalista dependiente después
de la revolución puede ser identificado en esto; en el primero, los principales agentes de la
acumulación capitalista fueron los grandes monopolios extranjeros y un pequeño grupo de hombres
de negocios mexicanos enriquecidos, mientras que, en el segundo, la limitada burguesía nacional se
transformó para dominar el estado y reorientarlo (Semo, 1979: 141).

Las dificultades planteadas en el análisis de la Revolución mexicana también surgen en el análisis


académico de la Revolución turca. Aunque muchos habían argumentado que la revolución de los
jóvenes turcos no tenía un apoyo popular, es difícil defender esta posición cuando se ha analizado
de cerca la situación socioeconómica prerrevolucionaria. La insatisfacción general entre los
campesinos del país y la frustración de los artesanos y comerciantes de la ciudad debido a la
creciente carga de impuestos causó una serie de revueltas locales en diferentes regiones de Anatolia
entre 1906 y 1907. El poder adquisitivo de los trabajadores se deterioró con la crisis económica
mundial en 1907 que afectó a la mayoría de los países que dependían de la inversión de capital
extranjero y las exportaciones agrícolas. Antes de julio de 1908, el aumento en los precios de todos
los bienes de consumo y la escasez generalizada de alimentos llevaron a las protestas en las áreas
urbanas y rurales del país (Quataert 1979: 1149, 1161). En las áreas urbanas, los salarios reales de
los trabajadores disminuyeron drásticamente debido a la depresión periódica que golpeó a la
agricultura otomana durante este período, que llevó a cientos de huelgas de trabajadores que creían
que la constitución mejoraría su situación (Ahmad 2003: 50).

En julio de 1908, varios oficiales de jóvenes turcos del Segundo y Tercer divisiones del ejército
tomaron el mandato de todas las demás tropas en el Imperio, exigiendo el inmediato
restablecimiento del orden constitucional. El sultán Abdul Hamid II, quedó sin poder militar, tuvo
que restaurar el régimen constitucional. Siguiendo el movimiento contrarrevolucionario en 1909,
los oficiales de Young Turk del Tercer y Segundo divisiones formaron una fuerza llamada 'Ejército
de Acción' dirigida por Mahmud Şevket Pasha y ocuparon la capital; Mientras tanto, el Senado y la
Cámara de Diputados formaron una "Asamblea Nacional" que depuso y exilió al Sultán Abdul
Hamid II (Ahmad 2003: 53; Zürcher 2004: 97-98; Hanioğlu). 2008: 65).

En el período siguiente, una fracción de los jóvenes turcos (Comité de Unión y Progreso -CUP)
dominó la cámara e intentó consolidar el régimen constitucional codificando la legislación necesaria
y eliminando las restricciones a los movimientos sociales que fueron legislados durante el régimen
de Hamidian. Esto llevó a una proliferación de actividades políticas, manifestaciones, huelgas y
boicots, movimientos feministas y, lo más importante, la publicación de numerosos periódicos y
revistas (Hanioğlu 2008: 67). A pesar de la lucha política, los revolucionarios lograron llevar a cabo
reformas administrativas que aumentaron los ingresos del tesoro en casi un 30 por ciento, que
incluso fueron elogiados por la Administración de Deuda Pública Otomana (Ahmad 2003: 56).
Durante la Guerra Mundial, el CUP abolió todas las capitulaciones y privilegios económicos que se
habían otorgado anteriormente a los países occidentales y aumentó los aranceles en consecuencia.
Sin embargo, después de la derrota y la rendición del ejército otomano al final de la guerra mundial,
las principales figuras se exiliaron y los cuadros del partido fueron disueltos o arrestados y llevados
a juicio en Malta durante la ocupación de las fuerzas aliadas.

Por lo tanto, similar a la revolución mexicana, la revolución turca que comenzó con la revolución de
los jóvenes turcos y terminó con el establecimiento de la hegemonía de la burguesía emergente por
la administración kemalista en 1925, debe definirse como una revolución pasiva donde el viejo el
régimen fue eliminado junto con sus contradicciones que se han producido dentro del proceso
dialéctico de desarrollo desigual y combinado de las relaciones sociales capitalistas periféricas. El
establecimiento de la hegemonía burguesa aseguró y consolidó la capitalista periférica y abrió el
camino hacia su profundización a lo largo del período post-pasivo revolucionario donde las
relaciones desiguales se reprodujeron en diferentes formas políticas.

2. La consolidación e institucionalización del capitalismo periférico en el periodo


posrevolucionario

El período posrevolucionario ha sido la segunda y más compleja etapa del desarrollo desigual de las
fuerzas productivas. Como señaló Lefebvre, fue un proceso histórico que la clase hegemonico
gradualmente 'marcó, modeló y construyó' una sociedad donde el desarrollo económico se hizo
necesario pero insuficiente, apoderándose de las instituciones existentes y creando las otras
necesarias para el mantenimiento de la acumulación capitalista (Lefebvre 1980/2009: 217). En este
proceso posrevolucionario, las contradicciones que habían condicionado la revolución pasiva fueron
eliminadas al lograr un consenso social entre la clase dominante y los segmentos más amplios de la
sociedad (particularmente el campesinado) a través de concesiones en la forma de la reforma
agraria, mediante mantener la acumulación capitalista continuo con el crecimiento económico
basado en el ISI dependiente. En los países periféricas, paralelamente a la crisis de 1929, la forma
que la burguesía nacional emergente mantuvo la acumulación capitalista durante la segunda fase del
desarrollo desigual fue la implementación de las políticas de ISI. Por lo tanto, en este período, el
estado no solo implementó las políticas de sustitución de importaciones, sino también participó
activamente en el desarrollo infraestructural, como la producción de energía y la creación de
organismos financieros para mantener el flujo de recursos para financiar la expansión de las fuerzas
productivas. Simultáneamente, como parte del compromiso socialdemócrata, la clase dominante
declaró el fin de las diferencias de clase e inmovilizó la sociedad, incorporándola con consenso.

La Constitución "híbrida" de 1917 dibujó las líneas de esta lucha. El Artículo 123 estaba adoptando
una ley laboral muy liberal inspirada por la ley laboral de Gran Bretaña que restringía los
monopolios, un sistema de educación liberal con el Artículo 3, reiteración de la separación de la
Iglesia y el Estado con el Artículo 130; todos definían el marco legal de una sociedad burguesa. Sin
embargo, al mismo tiempo, el Artículo 27 declaró a la nación entera como el propietario final de la
riqueza del subsuelo del país. Con este artículo, se reconoció la expropiación de tierras para uso
público por medio de indemnización (Herzog 1994: 104-105). Por lo tanto, la constitución
reconocía y protegía las relaciones sociales capitalistas de producción y relaciones de propiedad,
pero, al mismo tiempo, establecía un gobierno federal fuerte que la controlaría y restringiría
(Hamilton 1986: 73).

Aunque, por primera vez en la historia de México, se ha eliminado la falta de claridad y la


homogeneidad de los derechos de propiedad de tierras y, lo que es más importante, se ha reconocido
la desigualdad en la tenencia de tierras en la constitución y el Estado los beneficios de la mayoría de
las personas con el artículo 27: no se realizó una reforma agraria rigurosa (González 1989: 67). La
visión de los líderes revolucionarios no incluía una redistribución significativa de la tierra; por lo
tanto, la distribución de la tierra se convirtió en un compromiso dependiente de la coyuntura
(Ginzberg 1997: 56).

La principal característica del nuevo estado capitalista consolidado fue su determinación de


restaurar el orden político y garantizar el desarrollo económico a cualquier costo. Se determinó
eliminar la oposición o críticas para mantener el proceso de reorganización -como los indios yaquis
de Sonora, trabajadores en huelga que se organizaron bajo la unión anarcosindicalista de la
Confederación General de Trabajadores (Confederación General de Trabajadores). CGT), el Partido
Comunista cuando dejó de colaborar y los campesinos católicos. La agencia de este programa
político alcanzó su más alto grado de cohesión con el establecimiento del "Partido Nacional
Revolucionario" (Partido Nacional Revolucionario -PNR) en 1929 que formó una burocracia
política que podía controlar el estado federal y eliminar los múltiples centros de autoridad. como
caudillos y generales revolucionarios (Leal 1975: 52, Meyer 1991: 203). El PNR surgió como el
principal instrumento para controlar a los ambiciosos generales revolucionarios, así como a los
gobernadores locales y líderes regionales que intentaban establecer una base política local dentro de
las estructuras de poder regional ya movilizadas del campesinado y los trabajadores. Al mismo
tiempo, el PNR resolvió el problema de la transferencia ordenada del poder político
institucionalizando finalmente las elecciones presidenciales (Hamilton 1998: 80).

Es posible analizar este proceso de restauración / reconstrucción revolucionario post pasivo en dos
períodos interrelacionados pero distintos. Durante el primer período, México fue testigo del
restablecimiento de la autoridad federal sobre el regionalismo, la institucionalización del poder
político y la implementación de un profundo programa económico y social. Este período, que tiene
sus raíces en la presidencia de Carranza hasta su asesinato, se puede identificar con la presidencia
de Álvaro Obregón (1920-24) y la presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-28) y entre 1928 y
1934 cuando el poder político de Calles se mantuvo como el 'Jefe Maximato'. La reorganización
encabezada por la clase dominante con una estrategia ofensiva sobre las diferencias de clase en este
período se basó en un consenso triangular entre el ejército, los sindicatos y los "agraristas", donde el
nacionalismo apareció como el denominador común. La segunda y última fase del gran período de
reforma de la revolución pasiva mexicana representada por el surgimiento del "cardenismo"; la
continuidad de la construcción del Estado-nación, el corporativismo a través de los compromisos de
la clase dominante y el desarrollo capitalista, pero de una manera diferente. Con las condiciones de
la gran depresión, el corporativismo de la clase dominante tomó la forma de estatismo (Knight
1991: 245). Por lo tanto, en estos dos períodos distintos pero interrelacionados, se puede decir que
la administración Calles había comenzado a institucionalizar la revolución y que el gobierno de
Cárdenas había completado el proceso (Meyer 1991: 218).

Con la Constitución de 1917, el Estado asumió la función del "árbitro supremo", independiente de
las clases sociales que luego se fortaleció con el establecimiento de órganos tripartitos como la
"Junta de Relaciones Laborales", la "Comisión Nacional de Salarios Mínimos", "Comisión
Nacional para la Participación de los Trabajadores en los Beneficios de la Compañía" que se
encargó de conciliar los diferentes intereses de clase (Leal 1975: 55). Estos órganos y el rol de
árbitro del estado a cambio sirvieron para inmovilizar a la clase trabajadora que gradualmente se
convirtió en las bases del apoyo popular. En 1931, un nuevo código laboral 'La Ley Federal Trabajo'
(Ley Federal del Trabajo) fue aceptado con el aliento de la CROM. La ley reglamentaba el artículo
123 de la Constitución y establecía relaciones laborales y patronales muy restringidas y ordenadas,
en las que los sindicatos asignados para ayudar a encontrar la "fórmula permanente de paz de clase"
al armonizar las relaciones entre el trabajador y el empleador (Delarbe 1976: 138).

Calles también buscó mantener el equilibrio entre las fuerzas sociales que se incorporaban por la
fuerza al sistema político y mecanismos de consenso. Mientras Obregón se había enfocado en dar
concesiones al campesinado pagando a zapatistas y otros grupos campesinos en Morelia y Guerrero
y distribuyó un millón de hectáreas ejidales en cuatro años, Calles ralentizó considerablemente este
proceso de distribución de tierras. Llevó al líder de la CROM, Luis N. Morones, a su gabinete y de
ahí obtuvo un fuerte apoyo popular entre casi un millón de trabajadores organizados (Meyer 1994:
1189). La CROM, que estaba ligada al Estado desde sus orígenes, jugó un papel muy importante
para lograr el objetivo de Calles de conciliar capital y trabajo bajo la supervisión del Estado y
desmovilizar a la clase trabajadora (Delarbe 1976: 135; Meyer 1991: 229).

Al final de la reconstrucción de la economía y la institucionalización del poder político, las


condiciones del período revolucionario post-pasivo se hicieron más evidentes en el surgimiento del
cardenismo en el contexto de la gran depresión. Como un fuerte centralista, Cárdenas creía en el
estado federal como la máxima autoridad nacional y reconoció que el capital privado jugaría el
papel más importante en el proceso de reforma, mientras que algunos componentes corporativistas
-que han sido fuertemente controlados y vinculados al organismo nacional- también existir y
beneficiarse (Ginzberg 1997: 84). En ese sentido, el último proceso de profunda reforma de la
revolución mexicana fue, de hecho, representando una continuidad de un proceso dialéctico de
construcción del Estado, corporativismo y desarrollo capitalista (Knight 1991: 245). Knight (1991)
identifica las diferencias del cardenismo -en términos de la reforma agraria y la forma del
intervencionismo estatal- de las estrategias de sus predecesores con el impacto de la Gran
Depresión. La contracción económica ya era una realidad desde 1926 pero, en 1932, el comercio
exterior mexicano se redujo en dos tercios y la capacidad de importación de México cayó en casi un
cincuenta por ciento. La caída de las exportaciones trajo gran angustia a las regiones orientadas a la
exportación como Yucatán y Laguna y muchas tierras agrícolas permanecieron sin cultivar (Knight
1991: 257). Así, la hacienda que jugó un papel significativo durante la acumulación capitalista
primitiva y el desarrollo desigual y combinado de las fuerzas capitalistas a lo largo del siglo XIX se
había convertido gradualmente en un obstáculo para el desarrollo "pacífico" de las relaciones
sociales capitalistas, y ahora estaba lista para ser eliminado con la gran reforma agraria de Lázaro
Cárdenas.

En 1940, Cárdenas ya había distribuido 18 millones de hectáreas de tierra, lo que representaba el 47


por ciento de la tierra ejidal cultivada y el número total de beneficiarios alcanzaba a 800 mil
campesinos, lo que duplicó la población ejidal de 1930. Por lo tanto, organizado bajo la
'Confederación de Campesinos Mexicanos (Confederación de Campesinos Mexicanos - CCM), la
movilización campesina fue controlada por el estado, de una vez por todas. El Banco Nacional de
Crédito Ejidal -establecido en 1937- se convirtió en la principal fuente de financiamiento de la
reforma agraria y la modernización de la producción agrícola y emprendió ambiciosos proyectos de
riego, construcción de carreteras y electrificación de las áreas rurales. un proceso que
eventualmente el sector privado se benefició principalmente de él (Knight 1991: 261).

Un proceso paralelo estaba ocurriendo dentro del movimiento de la clase obrera. Con el
establecimiento de la 'Confederación de Trabajadores de México' (la Confederación de Trabajadores
de México -CTM) como la mayor organización de trabajo que incluye uniones verticales y
horizontales, la clase trabajadora se convirtió en un movimiento de masas organizado bajo la égida
estatal consolidando la autoridad gubernamental. La política popular de Cárdenas necesitaba un
movimiento obrero tan organizado e independiente que fuera leal al gobierno (Delarbe 1976: 139).
Por lo tanto, Cárdenas apeló continuamente al apoyo incondicional de los obreros y campesinos
organizados para la implementación de su 'Plan de Seis Años' y las reformas o la expropiación de
los ferrocarriles y el petróleo (Delarbe 1976: 141). Este apoyo no fue generado por la simpatía
general hacia Cárdenas sino, más bien, fue producto de los beneficios concretos que ofrecían las
políticas cardenistas a los trabajadores petroleros o a los ejidatarios de la Laguna (Knight 1994: 80).
La expropiación y reorganización fundamental de los ferrocarriles en 1937 y el petróleo en 1938
bajo los 'Petróleos Mexicanos' (PEMEX) no cambiaron la situación y la administración de los
trabajadores que se había establecido en estas compañías se convirtió gradualmente en un apéndice
de la burocracia estatal (Knight 1991: 279).

El período posrevolucionario en Turquía se ha caracterizado por un proceso de rápida urbanización


paralelo a la expansión de la producción industrial sobre la base de las estrategias de desarrollo del
ISI. Este período de desarrollo del ISI en el contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial debe
verse como la profundización del desarrollo desigual del espacio capitalista en el que Turquía se ha
posicionado dentro de la periferia de la división internacional del trabajo. La expansión industrial
dirigida por el gobierno fue formulada por los planes de desarrollo del gobierno a cinco años y
había sido financiada directa e indirectamente por capital extranjero -particularmente europeo-
durante la estructura económica keynesiana posterior a la Primera Guerra Mundial que finalmente
se transformó en una forma estructural diferente de la desigual relación capitalista entre el centro y
la periferia. En este tipo de expansión industrial, las instituciones estatales y las fuentes financieras
desempeñaron un papel importante en la organización y asignación de la inversión pública y
privada a través del mantenimiento de las características exógenas del desarrollo capitalista
periférico.

El período comprendido entre la revolución de los Jóvenes Turcos de 1908 y la Ley sobre el
Mantenimiento del Orden de 1925 cuando el seguimiento del movimiento kemalista CUP estableció
su completa autoridad fue un ejemplo de tal revolución pasiva donde reinó la ideología burguesa al
apoyarse en las masas compuestas por la incipiente clase obrera y el campesinado (Ahmad 1993:
79; Zürcher 2004: 176). Los kemalistas aumentaron su influencia en el campesinado mediante el
establecimiento del Partido Popular Republicano (Cumhuriyet Halk Partisi -CHP), donde los
notables locales asumieron un papel significativo en la movilización y el apoyo del campesinado en
torno a un gobierno fuerte y central en Ankara. Como la mayoría predominante del campesinado
turco era terrateniente -excepto en el sudeste de Anatolia, donde la proporción entre los grandes y
pequeños terratenientes era la inversa- no había una demanda significativa de reforma agraria
similar a la del caso mexicano. El diezmo fue eliminado en 1925, la 'Oficina de Productos
Agrícolas' fue fundada en 1932, que aseguró la compra de los productos agrícolas a un precio fijo y,
por lo tanto, eliminó a los comerciantes intermediarios y vinculó a los pequeños campesinos
directamente a la producción del mercado (Keyder 1987: 110; Zürcher 2004: 198). Estas oficinas
también respaldaron la caída de los precios de los productos agrícolas o trataron de generar divisas
alentando el cultivo ampliado como fue el caso del trigo después del inicio de la Gran Depresión
(Birtek 1985: 412). Al completar las políticas de TMO, se establecieron cooperativas rurales que
luego quedaron sujetas a los créditos que fueron asignados por el Banco Agrícola (Atasoy 2005:
58). En 1925, fue posible completar lo que la revolución de los jóvenes turcos de CUP había
comenzado, pero no logrado reemplazar el antiguo régimen por un nuevo orden social y político
liberal donde una comprensión territorial de la "nación turca" -clamada como no étnica- sería el
denominador común de una sociedad "sin clases" (Ahmad 2003: 89; Zürcher 2004: 186).

La 'Ley de Mantenimiento del Orden' permaneció vigente hasta 1929 y cualquier organización
política fuera del estado se disolvió. Se ha afirmado que, desde que el partido logró trascender las
diferencias de clase, no hubo necesidad de formar ningún otro partido político que tuviera como
objetivo socavar la unidad social. De acuerdo con eso, un legado del nacionalismo de los Jóvenes
Turcos, la asociación 'Casas de los Turcos' fue prohibido en 1931. Esta asociación fue fundada por
la CUP con el fin de diseminar la ideología nacionalista y consolidar las reformas tales como la
nueva Ley de Familia que otorgaría mayores derechos a las mujeres, sometiendo el sistema judicial
al control secular y creando las condiciones necesarias para la educación de las niñas, y cuando se
cerró, la asociación llegó a 32000 miembros en 267 sucursales (Szyliowicz, 1966: 270, Keyder
1987: 99; Zürcher 2004: 180). Esto, fue reemplazado por ‘Casas del Pueblo’ en 1932 en las
ciudades y por ‘Cuartos del Pueblo en las grandes aldeas en 1939 donde fueron dirigidas y actuaron
como las ramas locales del partido (Karaömerlioğlu 1998a: 69; Ahmad 2008: 230; Zürcher 2004:
180). Con el establecimiento de los ‘Institutos de Aldea’ en 1937, este marco institucional se
convirtió en la columna vertebral del proceso de establecer la autoridad política al alcanzar los
"corazones y mentes" de la nación y "motivar y transformar" a la gente común en paralelo al
programa y principios de la Revolución que ahora se habían concretado dentro del Partido
(Szyliowicz 1966: 273; Karaömerlioğlu 1998a: 71; Karaömerlioğlu 1998b: 49). La Unión de
Mujeres Turcas, que había sido fundada en 1924 por mujeres que participaban activamente en la
resistencia nacional, también se disolvió porque el partido afirmaba que su objetivo de otorgar los
mismos derechos a las mujeres turcas ya se había logrado (Zürcher 2004: 180).

Mientras que una nueva ley de prensa permitió al gobierno cerrar periódicos y revistas que "entran
en conflicto con las políticas generales del país", otra organización que estaba estrechamente
afiliada a los jóvenes turcos, la "Sociedad Masónica Turca" fue prohibida en 1935, y con la
'reforma' de la Universidad de Estambul (Darülfünun), dos tercios del personal docente no
kemalista habían sido expulsados y sustituidos por los académicos y científicos alemanes que
comenzaron a abandonar Alemania después de que Hitler llegara al poder (Keyder 1987: 99;
Zürcher 2004: 181; Ahmad 2008: 231). Por lo tanto, no quedaba organización política o actividad
para movilizar a las personas y desafiar la estructura estatal de un solo partido que permitía al
Estado enfatizar la unidad nacional y la solidaridad que niega el conflicto y las diferencias de clase
(Zürcher 2004: 186).

Sin embargo, el objetivo de la consolidación de una economía de mercado en funcionamiento de


conformidad con una industria nacional en crecimiento considerable tropezó con dificultades
considerables. En primer lugar, la salida de la mayoría de la población no musulmana que dominaba
los sectores manufacturero y comercial en el Imperio Otomano significó una pérdida económica
sustancial, tanto en términos de capital financiero como en la fuerza de trabajo manufacturera de
Turquía (Atasoy 2005: 52). La segunda dificultad eran los aranceles de importación desfavorecidos
que habían permanecido en el nivel anterior a la guerra hasta 1929 debido al tratado de Lausana
(Zürcher 2004: 196). Sin embargo, el deterioro del entorno económico internacional que culminó en
la recesión mundial durante la década de 1930 dio una relativa libertad al régimen kemalista para
desarrollar la industria local (Aydın 2005: 26). El estatismo de los jóvenes turcos siguió siendo
limitado, aunque en 1913 se promulgó la "Ley para el fomento de la industria" y simultáneamente
se legislaron los aranceles previos a la guerra y el derecho a emitir billetes que se habían restringido
previamente al banco otomano de propiedad franco-británica. (Keyder 1981: 9). En 1927, se
promulgó la "Ley de Fomento de la Industria", promulgada en la ley anterior de 1913, que establece
exenciones fiscales, concesiones de tierras, permisos para importar bienes de inversión sin pago de
derechos, reducciones de tarifas de flete y subvenciones para compras públicas (Keyder 1981: 58;
Zürcher 2004: 196).

Sin embargo, esta orientación de laissez-faire no era contradictoria con la presencia del Estado en la
economía; el estado intervino donde había una necesidad de inversión importante o para canalizar
recursos para inversiones privadas. Una de las principales áreas de inversión pública fue la
construcción del ferrocarril (Aydın 2005: 27). Durante el último cuarto del siglo XIX, la
construcción de ferrocarriles turcos -financiada y operada por capital europeo- se concentró
geográficamente en la región de los Balcanes y en Anatolia occidental; por lo tanto, durante la
década de 1920, se han construido 800 km de vías para conectar las partes orientales del Asia
Menor con el Oeste. En 1924, el gobierno decidió comprar las compañías ferroviarias de propiedad
extranjera y, hacia 1930, se compraron en total 3000 km de vía. Los 2400 km restantes de pistas de
propiedad extranjera fueron adquiridos por el Estado con el tiempo y se emprendieron más
construcciones ferroviarias durante la década de 1930 (Keyder 1987: 104; Zürcher 2004: 195). La
expropiación de los ferrocarriles y la construcción de las nuevas vías sirvieron como elemento de
infraestructura para el programa etatista y también permitieron al estado usar y controlar los flujos
de recursos y su dirección (Birtek 1985: 412).

Otra importante inversión estatal a fines de la década de 1920 fue la nacionalización de los
monopolios de propiedad extranjera en varios sectores como tabaco, alcohol, azúcar, fósforos, sal,
gasolina y explosivos, y la expropiación de compañías extranjeras que prestan servicios públicos
como electricidad. , tranvías y compañías de agua, particularmente después de la eliminación de las
restricciones previstas por el tratado de Lausana en 1929 (Keyder 1987: 105; Zürcher 2004: 196,
Atasoy 2005: 54). Si bien las exportaciones agrícolas fueron la principal fuente de ingresos durante
el corto período posterior a la guerra, los límites de las exportaciones agrícolas para cubrir las
importaciones de maquinaria y otros insumos industriales para la expansión de las industrias
productoras de bienes de consumo y otros productos manufacturados (Atasoy 2005: 52) y la caída
de los precios de los bienes agrícolas con la crisis mundial disminuyó gradualmente su importancia
en la economía. En ese sentido, es posible argumentar que la dominación de la expansión
económica por la creciente producción industrial -dependiente de los recursos financieros y
maquinaria extranjera- se condicionó espaciotemporalmente (Birtek 1985: 408, 410) y condujo a un
cambio cualitativo del posición de Turquía dentro de la división internacional capitalista del trabajo
alejándola de la generación de excedentes principalmente a través de las exportaciones agrícolas,
que fue exitosa durante un período históricamente específico del desarrollo espacial capitalista
(Keyder 1981: 12).

La depresión mundial había afectado significativamente al capital mercantil y la producción


agrícola, mientras que el sector manufacturero se había beneficiado más del entorno económico
proteccionista, el alejamiento constante de las políticas de libre comercio y el papel más activo del
Estado en la formación de la infraestructura política y económica necesaria. para la acumulación de
capital además de su estímulo y apoyo financiero de la inversión privada (Keyder 1987: 103; Aydın
2005: 27). La respuesta estatista de la periferia a la Gran Depresión alcanzó su clímax en 1934,
cuando se lanzó el primer plan quinquenal de Industrialización, que fue inspirado en gran medida
por el Primer Plan Quinquenal soviético (1929-1933), principalmente para la producción de textiles
y productos intermedios tales como el cobre, acero, cerámica, vidrio, productos químicos, papel y
procesamiento de alimentos (Fry 1971: 306; Pamuk 1981: 26; Birtek 1985: 408; Keyder 1987: 106).
Según este plan quinquenal, se establecieron dos grandes compañías holding: Sumerian Bank
(Sümerbank) se interesó en la financiación, construcción y operación de empresas estatales en el
área industrial y Hittite Bank (Etibank) fue responsable de la extracción de carbón, azufre, cobre,
cromo y mineral de hierro (Okyar 1965: 101; Birtek 1985: 413; Zürcher 2004: 198). Aunque la
implementación de un segundo plan quinquenal que definió la producción de bienes intermedios y
intensivos en capital como su prioridad fue interrumpida durante la Segunda Guerra Mundial (Fry
1971: 306; Altunışık y Tür 2005: 69), como resultado de la continua industrialización inversiones
del gobierno el crecimiento anual en el sector industrial alcanzó el 10 por ciento del PNB, mientras
que el crecimiento anual se mantuvo mucho más bajo que la producción agrícola durante la década
de 1930 (Togan 1994: 2).

Reestructuración neoliberal y disolución del ‘estado posrevolucionario’

Con el agotamiento de acumulación capitalista por el modelo de ISI, la reorganización de la


economía y las relaciones entre la sociedad y estado hizo posible disolución de los últimos
mecanismos de consenso del estado posrevolucionario. Es posible identificar la reestructuración
neoliberal -que ha sido el proyecto hegemónico desde los ochentas- en cuatro áreas generales en los
países periféricos: (1) una reorganización y apertura acelerado de la economía que abarca a)
privatización de los empresas públicas y comodificación/marketización de los servicios públicos,
recursos naturales y comunales; (2) la transformación de la estructura de producción y consumo de
un modelo ISI hacia un régimen de libre comercio y orientación hacia exportaciones; (3)
flexibilización del mercado laboral y mantenimiento de la super-explotación de la mano de obra –es
decir devaluación real de los salarios, 4) la integración del capital nacional a los capitales
transnacionales. Estas áreas son justamente los sectores, donde los mecanismos de consenso e
incorporación fueron atacados, y las contradicciones sociales intensificaron.

La periodización de Villareal (1976) distingue dos etapas en el crecimiento económico orientado


por sustitución de importaciones y la expansión industrial de la economía mexicana. Durante la
primera etapa (1939-1958), los bienes intermedios y el capital fueron necesarios para la producción
nacional de los bienes de consumo que creó una demanda estructural en la importación de estos
factores mientras que la exportación se mantuvo limitada con los bienes primarios y manifestó un
crecimiento lento que dependía principalmente de la demanda internacional. Sin embargo,
gradualmente la capacidad de la exportación de los bienes primarios para financiar la expansión del
crecimiento industrial se redujo en la era de posguerra (Fujii 2000: 1008). La exportación de este
número limitado de bienes primarios era una condición importante para el funcionamiento exitoso
del programa económico orientado a la sustitución de importaciones en términos de financiar las
importaciones de los bienes intermedios necesarios y la maquinaria. En ausencia de un crecimiento
sustancial de estos sectores, recurrir a préstamos financieros extranjeros a corto plazo
eventualmente se vuelve inevitable. En esta primera etapa, gracias a la demanda de tiempo de
guerra creada por EE.UU. y el Reino Unido para los productos mexicanos y adicionalmente con el
apoyo del gobierno, se materializó una expansión significativa de la producción industrial. Además,
los gobiernos mexicanos habían utilizado la devaluación como una herramienta financiera para
controlar la balanza de pagos y limitar las importaciones. La devaluación nominal en el peso
mexicano fue aproximadamente del 78 por ciento en 1948, 1949 y 1950, junto con estas
condiciones externas y el crecimiento de las importaciones mexicanas (8,2%) quedó a la zaga del
crecimiento sustancial de las exportaciones (Ramírez 1986: 41). Mientras tanto, la inversión
extranjera alcanzó a 1.134 millones de dólares de los cuales 505 millones de dólares constituyeron
la deuda externa que se utilizó como una forma de financiación a corto plazo del desarrollo del ISI
(Villareal 1976: 11).

En la segunda etapa más compleja y avanzada de las políticas orientadas a la sustitución de


importaciones (1959-1970), el patrón de producción de la economía mexicana se trasladó a los
productos manufacturados, particularmente a la producción de los bienes intermedios. Aunque
durante esta etapa la capacidad y la diversidad en la producción de los productos manufacturados
aumentaron considerablemente, el impacto de este cambio estructural en las exportaciones se
mantuvo limitado debido a la tasa de cambio sobrevaluada. Durante este período, mientras el
crecimiento de la importación de bienes se expandió dinámicamente a 6 mil millones de dólares en
1976 desde 2 mil millones de dólares en 1959, el crecimiento de las exportaciones no alcanzó el
mismo ritmo y solo aumentó a 3,350 millones de dólares desde 772 millones de dólares durante el
mismo período (NAFINSA 1978: 388). Así, gradualmente el déficit en la balanza de pagos aumentó
de 152 millones de dólares en 1959 a 1.115 millones de dólares en 1970 y a 3.692 millones de
dólares en 1974, incluso las exportaciones de bienes y servicios crecieron más del triple. El
desequilibrio en los pagos de la economía mexicana también se vio acentuado por los crecientes
pagos de los servicios importados, en particular causados por el rendimiento de la inversión
extranjera y los pagos de la deuda (Villareal, 1976: 13).

El agotamiento del modelo de crecimiento, que deja el financiamiento de la expansión industrial e


infraestructural principalmente al sector privado, llevó a la administración de Echeverría (1970-76)
a aumentar sustancialmente el gasto público para reactivar su deteriorada legitimidad, y así elevar el
la demanda agregada y la aceleración de las políticas de ISI mediante la sustitución de la
producción de bienes de capital (Morton 2011: 113). Esto condujo a un aumento considerable de la
oferta monetaria y ejerció una presión significativa sobre la tasa de cambio, y gradualmente las
reservas del Banco de México se deterioraron (Ramírez 1986: 52). El último período significativo
de ISI durante la presidencia de Echeverría terminó con la devaluación del peso del 23 por ciento en
1976 después de 22 años de política cambiaria estable (12,5 peso / dólar). Además, comenzaron las
negociaciones con el FMI y se inició un programa de austeridad de tres años que preveía la
liberalización del comercio y una reducción sustancial del déficit público mediante la reducción del
empleo público. Sin embargo, el descubrimiento de los 40.194 millones de barriles de reservas de
petróleo en 1978 alteró las percepciones macroeconómicas e inició un período de "petrolización" en
el que los compromisos para la reducción del déficit público habían sido ignorados (Ramírez 1986:
54; del Castillo 1996: 28). En ese momento, había dos fuentes principales que financiaban este
gasto público en aumento; la oferta de dinero y el endeudamiento del sector privado que hicieron
más relevante el carácter dependiente y exógeno de la acumulación capitalista periférica. La tasa de
oferta monetaria pasó del 33.2 por ciento en 1980 al 61 por ciento en 1982, mientras que la deuda
externa creció del 29 por ciento en 1979 al 61 por ciento del PBI en 1982, pasando de 3.200
millones a 100.000 millones (Ramírez 1993: 117; Otero 1996: 6). En ese sentido, México había
agotado todas las formas de financiación extranjera dependientes de las estrategias ISI -agricultura,
ingresos petroleros y deudas externas- y se vio obligado a reorientar su economía muy rápidamente
hacia otra forma de crecimiento económico dependiente del exterior (Otero 1996: 7).
La sobrevaloración del peso dio lugar a la especulación pesada contra la moneda a fines de 1981, lo
que llevó al mercado cambiario mexicano a una severa crisis. En 1982, los banqueros mexicanos y
los recursos financieros externos sacaron su dinero de México, repitiendo la fuga de capitales de
1976 y 1977, que drenó las reservas de divisas del Banco de México, lo que imposibilitó el servicio
de su deuda externa. Esto condujo a la moratoria de 90 días del servicio de la deuda externa y la
nacionalización de los bancos comerciales de propiedad mexicana (Marois 2012: 71). Estas
medidas draconianas habían sido recomendadas por el FMI bajo el nombre de un programa de
ajuste económico y estabilización (El Programa Imediato Reordenación Económica) que fue
implementado por las administraciones de de la Madrid (1982-88) y Salinas de Gortari (1988-94).
El programa preveía una reducción muy pronunciada del gasto público acompañada de una
reorientación completa de la economía mediante la liberalización de los regímenes de comercio
interno y externo (Ramírez 1993: 181). Si bien los crecientes precios del petróleo ayudaron a
México a generar divisas, que alcanzaron el 70 por ciento de la moneda extranjera generada por las
exportaciones totales, el desequilibrio de la balanza de pagos continuó (Fujii 2000: 1011). De 1982
a 1986, el crecimiento anual se mantuvo en 0.3 y el PIB disminuyó en 2.4 cada año. Cuando los
mercados financieros internacionales cerraron el flujo de capital a México a partir de principios de
los años ochenta, la economía mexicana se vio obligada a abrir su economía y transformarse hacia
una economía orientada a la exportación a partir de 1987. En este sentido, el ritmo de la
liberalización económica se aceleró cuando México firmó el Acuerdo General de Aranceles y
Comerciantes (GATT) en 1986, acompañado por los recortes extensos en el gasto público (Gates
1996: 47).

Se puede afirmar que, si bien las políticas del ISI tuvieron éxito entre 1940 y 1970 en lograr un
crecimiento económico anual de 6.5 por ciento y en expandir la producción industrial hasta un nivel
significativo que más tarde se convirtió en la base del desarrollo de industrias de exportacion en la
década de 1980, la sobreprotección, la sobrerregulación y la estimulación genérica indiscriminada
crearon un entorno económico poco competitivo e ineficiente donde los monopolios podrían
aprovechar la apreciación continua del valor del peso (Vellinga 2000: 294; Villareal y Villareal
2001: 777). Por lo tanto, la liberalización comercial y la reorientación de la economía para la
exportación de productos manufacturados se consideraban como la única opción para hacer frente a
la crisis de la balanza de pagos. De hecho, desde la primera crisis del petróleo, se defendió la
sustitución de la economía planificada por una economía liberal orientada a la exportación para
evitar el inevitable estancamiento económico. Sin embargo, se previó un período de transición para
esta transformación mayorista que comenzaría con la realización de los tipos de cambio de divisas.
Esta política monetaria a corto plazo sería seguida por la adaptación de un modelo de orientación
exportadora que requiere la devaluación del peso, la estabilización del gasto público (por lo tanto, la
balanza de pagos) y la liberalización del comercio (Villareal 1976: 205). Bajo la presidencia de
Salinas, estas características de la reestructuración neoliberal se implementaron muy rápida y
vigorosamente. Mientras se llevaban a cabo los extensos procedimientos de desregulación y
reforma tributaria, 800 empresas públicas vendieron o cerraron, lo que no solo aumentó el papel del
sector privado en la economía, sino que también acumuló 23.700 millones de dólares en ingresos
entre 1989 y 1993, y el ejidal tradicional sistema expuesto al asalto nacional e inconstitucional del
capital de América del Norte con el 'Plan Nacional de Modernización del Campo' (1990-1994),
allanando el sistema liberal de agronegocios del TLCAN (Dussel 1996: 65; Gates 1996: 51).
La transformación de la economía mexicana de una economía basada en el ISI a una economía a un
crecimiento industrial orientado a la exportación basado en la exportación de bienes
manufacturados trajo una expansión de las industrias maquiladoras y no maquiladoras y entre 1989
y 1997 la exportación total creció en un 13 por ciento anual. En este sentido, como era un aspecto
central de las estrategias de ISI, el sector manufacturero y su cambio hacia un modelo de
"especialización flexible" continuaron siendo un elemento significativo de la liberalización
macroeconómica de México (Dussel 1996: 64-65). La expansión de la industria maquiladora se
convirtió gradualmente en un aspecto muy significativo de la reorganización neoliberal basada en
EOI y, en 2001, la industria maquiladora alcanzó un tamaño de 3600 empresas que empleaban a 1,3
millones de trabajadores (26 por ciento del empleo industrial; en 2004, 24,5 por ciento) para el 50
por ciento de las exportaciones totales que se extienden a todas las otras regiones donde la maquila
no se desarrolla tradicionalmente (Harris 1993: 164, Biles 2004: 521).

Por lo tanto, aunque la producción textil y de vestimenta de baja tecnología y mano de obra barata
es menor en el Norte, en 1995 compuso el 40 por ciento de la producción de las maquilas en los
estados internos (MacLahan y Aguilar 1998: 320). Sin embargo, este rápido crecimiento en la
manufactura de maquila y no maquila no alteró el problema de la balanza de pagos ya que las
importaciones mexicanas mostraron altos niveles de elasticidad que habían aumentado debido a la
expansión de las exportaciones de los productos manufacturados. En otras palabras, México
necesitaba importar los componentes de los productos manufacturados para ser exportados y
consumidos en el mercado nacional. En la crisis del peso de 1994, el déficit comercial que fue
financiado por el volátil capital de la cartera alcanzó los 68.500 millones de dólares, lo que llevó a
la posterior devaluación del peso (Fujii 2000: 1012). La nacionalización del sistema bancario en
1982 hasta la conclusión de la reprivatización de los bancos en 1992 dejó a los mayores
conglomerados corporativos temporalmente privados de la financiación de la modernización
tecnológica necesaria de las industrias para responder a las presiones de la orientación exportadora
que se había intensificado después de la membresía al TLCAN. En 1996, las importaciones de
maquinaria pesada y equipos de EE. UU. Alcanzaron el 15.3 por ciento (611 millones de dólares) de
las exportaciones totales de este país y aumentaron al 21.2 por ciento (1.026 millones de dólares) en
el año siguiente (Vellinga 2000: 302). Bajo las condiciones del TLCAN, las grandes empresas
(grupos) no solo se habían visto forzadas a internacionalizarse en el campo de la tecnología, sino
que también encontraron canales para establecer coinversiones y asociaciones con las compañías
norteamericanas tanto en México como en el extranjero (Vellinga 2000: 303).

Durante la administración de Salinas, las iniciativas de exportación se limitaron significativamente


a la modernización de las normas, los puertos y los ferrocarriles a medida para mantener las
variables exógenas de la liberalización. Las industrias automotriz, informática y farmacéutica se
mantuvieron como excepciones cuando las inversiones dominadas por las empresas transnacionales
disfrutaron de insumos libres de impuestos de importación o reembolsos de impuestos con valor
agregado (Dussel 1996: 71). La rápida liberalización de los mercados y el régimen de comercio
internacional al reducir los aranceles acompañados por la sobrevaloración del peso (alrededor del
30 por ciento), que estimuló a la industria orientada a la exportación a desarrollar un patrón que
requiere la importación de los bienes intermedios. México, en muy poco tiempo, se convirtió en una
de las economías más abiertas y liberales del mundo en términos de su integración al comercio
internacional y los mercados financieros (Villareal y Villareal 2001: 778). Sin embargo, esta rápida
y ambiciosa integración condujo a los ciclos de expansión de la producción económica
-revalorización de la moneda nacional- aumento de la importación-depreciación de la moneda
nacional (Díaz 2001: 234). Con la liberalización de las regulaciones de inversión extranjera, las
inversiones extranjeras se convirtieron en la principal fuente de financiamiento del modelo EOI y el
déficit en cuenta corriente. Sin embargo, es importante señalar que la participación de la inversión
extranjera directa en el sector manufacturero en las inversiones extranjeras totales disminuyó del
54,4 por ciento en 1988 a menos del 30 por ciento en 1993, lo que hace que el carácter exógeno de
la espacialidad capitalista periférica de México dependa más de las inversiones volátiles de cartera.
En 1990, la administración de Salinas aprovechó la privatización de los bancos nacionalizados para
liberalizar aún más el sistema financiero mediante la modificación de los artículos 28 y 123 de la
Constitución mexicana para permitir la plena propiedad privada de los bancos comerciales (Marois
2012: 81). Además de la inversión extranjera directa y de cartera, la dependencia de la deuda
externa en forma de préstamos privados y bonos del gobierno denominados en dólares denominados
"tesobonos" se incrementó significativamente (Dussel 1996: 68-70). Esta expansión descontrolada
de la deuda externa eventualmente resultó en las crisis de la deuda de 1994 que una vez más
drenaron las reservas de divisas y empujaron las tasas de interés a un nivel alto (Marois 2012: 96).
En este sentido, la dependencia del espacio capitalista periférico sobre la financiación externa se ha
reproducido y perpetuado a través de las reformas neoliberales y los procesos de reestructuración
también.

En Turquía, la reorganización neoliberal no pudo empezar con un periodo de trasformación de las


políticas economicas. Tras el fracaso de los acuerdos stand-by de 1978 y 1979, quedó claro para las
fuentes financieras extranjeras -particularmente para el FMI- que la economía turca necesitaba
emprender un programa de ajuste estructural drástico que tendría implicaciones a largo plazo y al
mismo tiempo completaría las medidas monetarias a corto plazo para mejorar las condiciones
macroeconómicas. El programa de ajuste estructural recibió compromisos inmediatos de apoyo
financiero del FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la CEE, el Banco Europeo de Pagos y el Banco
Islámico de Desarrollo, lo que permitiría al gobierno realizar transferencias externas exitosamente y
recuperar su solvencia (Candemir 1994: 110). Sin embargo, el programa recibió una gran oposición
política dentro del parlamento que debilitó las manos del gobierno minoritario y las medidas fueron
completamente rechazadas por los sindicatos muy fuertes y militantes (Şenses 1991: 214). El
programa se negoció informalmente con el FMI antes de su presentación, y por lo tanto, estaba en
consonancia con los programas similares de estabilización y ajuste estructural orquestados por los
organismos financieros internacionales en otras economías periféricas, particularmente en América
Latina. Los principales objetivos del programa de estabilización del 24 de enero fueron; eliminando
el ciclo inflacionario; resolver la presión insostenible sobre la balanza de pagos; asegurando la
estabilidad de precios; liberalización del comercio exterior y los pagos a fin de cambiar los patrones
de producción hacia la orientación exportadora; una privatización completa de la vida económica
mediante la disminución del papel y la presencia del Estado en la economía y la confianza en las
fuerzas del mercado libre desregulado (Şenses 1991: 215; Ertuğrul y Selçuk 2001: 6).

Sin embargo, la implementación de estas medidas macroeconómicas draconianas y altamente


inflacionarias, que buscaban restablecer la estabilidad económica y la solvencia internacional,
estaba en peligro ya que había recibido una fuerte oposición de diferentes sectores de la sociedad y
particularmente de la mano de obra organizada con las crecientes demandas salariales. (Şenses
1991: 216). A lo largo de la década de 1980, el jefe del equipo económico y el arquitecto del
programa de estabilización, el subsecretario del primer ministro Turgut Özal, había expresado que
había pocas posibilidades de aplicar medidas de austeridad en un clima político tan impropio
(Ahmad 1985: 7). Desde el acuerdo stand-by de 1978, el FMI ya había mencionado la influencia
"negativa" del aumento de los salarios reales debido a los acuerdos salariales obtenidos por los
sindicatos, particularmente dentro de las EES (Okyar 1983: 547).

El futuro del programa se aseguró cuando el ejército turco tomó el poder con un golpe de estado y
disolvió el parlamento en el 12 de septiembre de 1980, mientras que el gobierno minoritario de
Demirel se preparaba para unas elecciones generales para obtener una mayoría en el parlamento que
se esperaba que obstaculizara aún más la implementación de las medidas de austeridad. Las
medidas y leyes inmediatas promulgadas por la junta militar a través del "Consejo de Seguridad
Nacional" (NSC) y la nueva constitución que fue votada y aceptada en 1982 garantizaron los
requisitos políticos para la implementación del programa económico incluyendo leyes y enmiendas
que se pusieron en practicar para eliminar tres fuerzas principales de resistencia dentro de la
sociedad; partidos políticos, sindicatos fuertes y las universidades. Dado que la constitución de
1961 supuestamente democratizó la política turca, se consideró una causa importante que detrás de
la anarquía política y el colapso económico entre 1978 y 1980 la junta militar se dedicó a traer
estabilidad al país al despolitizar a la sociedad (Ahmad 1981: 6, Ahmad 1985: 214). Todos los
partidos políticos habían sido prohibidos, una de las dos principales confederaciones laborales, la
'Confederación de Sindicatos Revolucionarios' (DISK), había sido disuelta y los líderes
encarcelados; todas las huelgas y la negociación colectiva sobre los salarios se habían suspendido.
En diciembre de 1980, se estableció el 'Alto Consejo de Arbitraje' para determinar los aumentos
salariales. Con la 'Ley de Educación Superior' en 1982, las universidades estaban excesivamente
centralizadas y muchos profesores respetados y personal académico fueron despedidos (Öniş y
Webb 1992: 18).

En este período, los esfuerzos para implementar medidas de estabilización a corto plazo fueron
mano a mano con las políticas de ajuste estructural a largo plazo. La desregulación y el descontrol
del mercado interno fueron paralelos y completaron las políticas hacia la liberalización del
comercio internacional. En 1981 se suprimió la lista de contingentes para productos importados, se
redujeron los requisitos de depósito avanzado para las importaciones industriales, se introdujeron
créditos a la exportación y se eliminaron los requisitos de licencia de exportación mientras que la
cuenta de capital se liberalizó "despolitizando" el tipo de cambio (Saraçoğlu 1987: 125 -126; Çeçen
et al 1994: 46). La reforma de las EES fue más allá de la eliminación de los subsidios de precios y
las preferencias fiscales para la eliminación completa del financiamiento del banco central de las
empresas públicas. Los monopolios de las empresas publicas fueron abolidos en productos básicos
como el té, el tabaco y las líneas aéreas y la privatización de las empresas públicas se autorizó
legalmente en 1986 (Saraçoğlu 1987: 130-131; Şenses 1991: 218).

Simultáneamente, el gobierno adoptó un ambicioso programa de incentivos a la exportación que


incluía esquemas de devolución de impuestos, importaciones libres de impuestos de productos
intermedios y materias primas y exención del IVA para esos productos, asignaciones de divisas y
exenciones del impuesto sobre la renta de las sociedades (Togan 1994: 74). Estos incentivos crearon
un aumento significativo de las exportaciones del sector manufacturero mientras que el crecimiento
de la producción agrícola se mantuvo limitado, lo que indicó la aceleración del papel ya decreciente
del sector agrícola en la producción de excedentes y el papel creciente de la manufactura orientada a
la exportación (Yeldan 1989: 275).

A lo largo de la década de 1980, la depreciación de la lira turca continuó con el fin de frenar la
importación y dar impulso a la exportación de productos manufacturados. Por lo tanto, las
exportaciones de Turquía aumentaron a 11.700 millones de dólares en 1988 desde 2.900 millones de
dólares en 1980. Los productos manufacturados de las EES tales como textiles, vidrio, hierro y
acero también tuvieron un papel significativo en el aumento de las exportaciones (Şenses 1991:
224). Las tasas anuales de crecimiento durante 1981-1983 fueron del 4.0 por ciento, durante
1984-1985 fueron del 5.5 por ciento y durante 1986-1987 del 7.8 por ciento. Incluso con la
depreciación de la lira, la importación de bienes de consumo siguió aumentando. La liberalización
del comercio internacional y un crecimiento superior impulsado por las exportaciones se lograron
con éxito y se restableció la solvencia crediticia; mientras tanto, los salarios reales continuaron
disminuyendo, la distribución del ingreso se deterioró y la deuda externa creció significativamente
(Kaynak y Erol 1989: 213-214; Çeçen et al 1994: 51).

Si bien el paquete del 24 de enero tuvo un éxito relativo en cuanto a la mejora de los aspectos
macroeconómicos y la solvencia, no logró controlar la inflación y no pudo lograr un equilibrio
fiscal sostenible. A partir de 1987, los desequilibrios macroeconómicos reaparecieron una vez más;
el requisito del sector público aumentó nuevamente por encima del 10 por ciento del PIB. Akyüz y
Boratav (2003) argumentaron que una de las principales razones del fracaso de los esfuerzos de
estabilidad macroeconómica fue la liberalización prematura de los mercados financieros nacionales
antes de lograr la disciplina fiscal y el control de la inflación. La desregulación de las tasas de
interés eventualmente hizo que el endeudamiento público fuera extremadamente difícil. La
respuesta fue la liberalización en 1989 de las cuentas de capital que agravaron la situación (Akyüz y
Boratav 2003: 1551). Además, después de que se levantara la prohibición de las figuras políticas
superiores en 1987, cesó el apoyo popular detrás del Partido de la Patria de Özal, que había gozado
de una mayoría dentro de la asamblea nacional y el gobierno de partido único, y en las elecciones
generales de 1991 la era de los gobiernos de coalición se reiniciaron a pesar de que el consenso
neoliberal permaneció intacto (Yalman 2009: 11). Los desequilibrios comerciales comenzaron a
aumentar con la apreciación real de la lira turca que trajo importantes crisis económicas y
recesiones en 1991 y 1994. La crisis en 1994 fue seguida por una considerable devaluación de la
lira turca adjunta a un programa integral de estabilización (5 de abril programa) y otro acuerdo
stand-by con el FMI. Sin embargo, la apreciación real de la lira turca continuó y consumió la
devaluación de 1994 que finalmente tuvo un impacto ascendente en las tasas de interés, lo que
dificultó al gobierno seguir las políticas de financiamiento de la deuda (Ertuğrul y Selçuk 2001: 11).

El fracaso del programa de desinflación respaldado por el FMI en 1999 que preveía un crecimiento
económico con una política de tipo de cambio fijo y un control sustancial de la inflación mientras se
aceleraba el proceso de privatización (Alper 2001: 60) reforzó el discurso antiestatal al atribuir
principalmente el fracaso del programa al sector público por no mantener los objetivos de
austeridad establecidos por el FMI. Por lo tanto, en el período posterior a la crisis, la ortodoxia
neoliberal encontró un ambiente fértil para completar su agenda hegemónica antiestatista que se
inició y se implementó con éxito bajo el gobierno de Özal con respaldo militar, pero luego se
interrumpió durante la década de 1990 debido a la reaparición de las demandas distributivas
canalizadas a través de partidos políticos y grupos de interés con el fin del gobierno militar (Yalman
2002: 20; Yalman 2009: 237-254). El discurso hegemónico neoliberal de privatización, mercados de
trabajo flexibles, regímenes de tipo de cambio flexible, desregulación financiera y austeridad fiscal
se representaron como las reformas estructurales necesarias y dominaron la mente popular y política
(Cizre y Yeldan 2005: 392).

En este contexto, en la primavera de 2001 se lanzó un nuevo programa económico que combinaba
esas reformas estructurales y políticas macroeconómicas a largo plazo orientadas a la estabilización
y el crecimiento económico a través de la expansión del sector industrial orientado a la exportación.
La continuidad y la coherencia de la política fiscal que tenía como objetivo mantener la deuda
pública bajo control y lograr un crecimiento económico sostenible se habían considerado como la
parte crucial del programa para garantizar la solvencia de Turquía (Airaudo et al 2004: 4). El
arquitecto del programa fue Kemal Derviş, que fue nombrado ministro de economía, se señaló que
la calidad de la política fiscal dependía de su apoyo al crecimiento económico (Derviş 2005: 181).
Sin embargo, el gobierno de la coalición tripartita había perdido su credibilidad en los términos de
la implementación y la continuidad del programa económico y el vacío político se llenó con la
victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en las elecciónes del 2002 que le dio a AKP
la mayoría parlamentaria para formar un gobierno de partido único. El gobierno del AKP ha
implementado con éxito el programa trienal de estabilización económica de Derviches con el apoyo
electoral y con el consenso sobre el discurso antiestatal de la ortodoxia neoliberal y, así, finalmente
surgió como la única agencia que logró institucionalizar la reestructuración neoliberal. Tres
aspectos de hegemonía neoliberal fueron; los mercados financieros autorregulados, la privatización
y el crecimiento industrial orientados a la exportación. En términos del primer aspecto, la
supervisión y regulación del sistema bancario ya se introdujo en 1985 con la ley sobre las leyes
bancarias como parte del proceso de reestructuración neoliberal en el curso que otorga una
autoridad máxima al fisco en la supervisión y regulación del sistema bancario. sistema bancario. La
administración de Özal abrió los ojos en una rápida transición de los sectores financiero y bancario,
pero el mercado financiero descontrolado derivó rápidamente en el colapso del sistema de corretaje
en 1982. Por lo tanto, en 1983 se fundó el Fondo de seguro de depósitos de ahorro para garantizar
los depósitos bancarios y, de esa forma, aumentar la cantidad en el sector bancario que fue seguido
por la Ley Bancaria de 1985 (Marois 2012: 106). Sin embargo, el hecho de que la creciente
dependencia de los bancos privados de los ingresos provenientes de las compras de valores
gubernamentales facilitó los préstamos de la deuda, el costo se enfrentó gradualmente a un dilema
entre la regulación del sistema y el mantenimiento de las ventas de seguridad del gobierno.

En 1999, el FMI y el Banco Mundial -y, hasta cierto punto, la UE- instaron al gobierno turco para
formar un dispositivo de regulación bancaria en el marco del programa económico. Por lo tanto, la
'Agencia de regulación y supervisión bancaria (BRSA)' se estableció con la Ley de bancos de 1999.
La nueva institución tenía como objetivo rehabilitar y mejorar el desempeño del sector bancario y
social la capacidad de los políticos para influir en el sistema bancario. La posición autónoma del
BRSA se fortaleció después de la crisis de liquidez y la banca de 2000-2001, debido a la poderosa
posición del FMI en el período posterior a la crisis (Alper y Öniş, 2003: 21). Por lo tanto, AKP
escribió un sistema bancario bien regulado, estabilizado y fortalecido cuando asumió el poder en
2002. Se puede argumentar que el proceso de privatización de las EES fue lento durante todo el
ajuste estructural. Alper (2001) argumentó que las demoras y los aplazamientos en el proceso de
privatización, como la privatización de Turk Telekom y el 51 por ciento de Turkish Airlines, el
gobierno de un ingreso sustancial y se convirtió en uno de los factores financieros que causaron la
crisis bancaria de 2000 -2001. Tras el establecimiento de la Bolsa de Estambul en 1986, se intentó
canalizar las operaciones de privatización a través de esta institución emergente de mercado de
capitales, pero pronto se descubrió que este tipo de proceso de privatización era arriesgado para el
desarrollo del mercado de capitales (Öniş 1991: 170). Por lo tanto, la privatización de las empresas
estatales era muy limitada hasta la victoria del AKP en las elecciones generales de 2002, que
permitía formar un gobierno de partido único y emprender la privatización en el bloque de las
empresas estatales.

El programa de ajuste estructural eliminó todos los obstáculos y allanó el camino para la plena
integración de la economía turca con los mercados internacionales a través de la estructura
económica europea (Çeçen et al 1994: 52). La rápida integración de la economía turca a los
mercados internacionales de capital en la década de 1990 aumentó el papel de los canales de cuenta
de capital sobre los flujos tradicionales de cuenta de importación y exportación y, por lo tanto, jugó
un papel importante en la crisis bancaria y de liquidez de Turquía en 2000 -2001. Aunque no fue la
única causa de la crisis, el aumento de la fortaleza del dólar frente al euro deterioró el déficit en
cuenta corriente de Turquía, ya que, si bien las principales importaciones de Turquía se llevaron a
cabo en dólares estadounidenses, la mayoría de las exportaciones hecho en euros. Esto demuestra
que la economía turca se ha vinculado estructuralmente más al sistema económico europeo y se ha
vuelto más vulnerable en términos de fluctuaciones financieras internacionales (Alper 2001: 75).

En un ámbito político donde los partidos burgueses centrales tradicionales perdieron su apoyo
electoral, el AKP surgió como el único poder político que podía mantener el programa hegemónico
de la ortodoxia neoliberal que vincula el mantenimiento de la cuenta de balanza de pagos sostenible
(orientada a la exportación). crecimiento económico a largo plazo), la eliminación de la
participación público en la economía (privatización y desregulación) y la regulación del sistema
bancario (sistema financiero de apoyo al crecimiento respaldado por una política fiscal coherente)
sin sentirse presionado por las presiones democráticas de diferentes grupos de interés. Es muy
importante señalar que los procesos de reestructuración periférica de las relaciones capitalistas
-donde la estructura económica se había reorientado hacia el crecimiento de la EOI- a través del
establecimiento de una hegemonía neoliberal sin igual están bien explicados y definidos en la
literatura (Yalman 2002; Yeldan 2007; Yalman 2007; Yalman 2009).

Conclusión: la crisis de legitimidad y las estrategias del programa neoliberal


Los procesos de reestructuración neoliberal de la economía y la reorganización de las relaciones
entre el estado y la sociedad tuvieron un impacto decisivo en los mecanismos tradicionales de
consenso. Es decir, particularmente en las áreas que la transformación neoliberal fue vigorosa, las
contradicciones intensificaron, produciendo momentos y movimientos de resistencia directamente
contra esto proyecto hegemónico. Es importante subrayar que la disolución del estado
posrevolucionario no es un fenómeno nuevo en ambos países. El consenso posrevolucionario has
sido atacado desde los cincuentas cuando el compromiso de igualdad entre los diferentes sectores de
la población fue fracasado primero por el campo y luego por la población urbano. Desde entonces,
en ambos países se puede observar la intensificación de la lucha entre las clases lo cual culminó a
una lucha armada encabezado por Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en los inicios de setentas y
ochentas en México y a una guerra civil entre 1978-1980 en Turquía. Sin embargo, la crisis
económica de los ochentas estableció el terreno ideológico por el proyecto hegemónico neoliberal.
La integración económica de México al TLCAN y Turquía al UE aseguró este proceso de
reestructuración, dio espalda al proyecto hegemónico neoliberal e institucionalizó las reformas
neoliberales. Esta transformación también puede ser identificado como la reproducción del
posicionamiento dependiente de México y Turquía en el marco de nueva división del trabajo
internacional.

En este sentido, por la hegemonía neoliberal, el gran capital nacional aprovecho en las ochentas y
noventas a aumentar las ganancias, apoderarse de los grandes monopolios estatales y empresas y
servicios públicos y convertirse en una capital trasnacional integrando más con los capitales,
fondos, empresas internacionales. Mientras la transformación de las relaciones entre el estado y
sociedad se intensificaba, la reorganización de la economía hacia un modelo exportador de
productos manufacturados, la devaluación de los salarios y la precarización del mercado laboral fue
un aspecto imperativo. La intensificación de las contradicciones sociales inevitablemente promovió
una expresión contra hegemónico en los finales de noventas lo cual se hizo necesario de
establecimiento una nueva estrategia para reproducir la legitimidad del proyecto neoliberal. Se
puede ubicar dos estrategias en el inicio de nuevo milenio; (1) una supuesta democratización el
sistema político, y una llamada desarrollo económico por la expansión subimperialista. Finalmente,
los dos intentos de recuperar la posición hegemónica del proyecto neoliberal han sido fracasados, y
abrieron nuevas áreas de conflicto entre los sectores, dando diferentes resultados en México y
Turquía.

Desde las elecciones de 1988, PRI perdió el apoyo electoral por completo, particularmente en las
áreas urbanas (Molinar y Weldon: 1990). La supuesta trasformación a la democracia se materializó
en 2000, el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) ganó la presidencia, cuando por primera
vez en México posrevolucionario, el PRI ‘perdió’ el poder. En efecto, PRI sigo controlando el
aparato estatal, pero sin tener una muestra de democracia era imposible mantener este control sin
una explosión social. En este sentido, las elecciones de 2000 y 2006 fueron mecanismos de generar
la confianza general en el sistema político.

Muy similar a esta situación, después de la crisis económica de 2000-2001, todos los partidos
tradicionales en el centro, centro derecha y centro izquierda fueron castigados, donde por primera
vez un partido islamista –AKP- ganó la mayoría de la asamblea nacional, capaz de formar un
gobierno sin tener que aliarse con otro partido de centro. AKP pudo recibir apoyo de muchos
distintos sectores de la sociedad –de gran capital, los sectores religiosos, centro-derecha, kurdos,
izquierda liberal- presentándose un actor político que estable, neoliberal y democrática,
particularmente en la limitación del poder político del ejército turco. En ambos países, estos intentos
de regenerar la confianza al sistema político eventualmente fueron fracasado, con el resurgimiento
de la crisis económica y política. Emblemáticamente, el movimiento estudiantil de 2012 en México,
y la resistencia de Parque del Gezi de 2013 en Turquía representan dos aspectos de este fracaso.
Primero, el estado volvió usar la coerción con la militarización y radicalización del oposición y
protesta civil. Segundo, la economía estancado necesita precarización del mercado laboral y una
continua desvalorización de los salarios reales. Después de la crisis financiera de 2008, este aspecto
fue más importante por los países situados en la periferia de nueva división del trabajo
internacional, así el nuevo proletariado urbano será las bases de movimientos contra-hegemónicas.

El segundo y más compleja estrategia para superar la crisis económica y política es el surgimiento
de México y Turquía como dos países subimperialistas en sus respectivas regiones. El concepto de
subimperialismo fue elaborada por primera vez por Ruy Mauro Marini (1965, 1977, 2015)
economista marxista brasileño en un esfuerzo de explicar los principales rasgos de la política
exterior de Brasil después del golpe militar de 1964. Debido a esto, la categoría recibió una atención
importante entre los académicos para analizar otros casos posiblemente similares en diferentes
regiones como Irán antes de la revolución Islámica (Ahmed 1973), Sudáfrica (Bond 2005, 2011,
Samson 2009) y hasta Canadá (Smith 2009). Así mismo Marini señaló que Argentina y México
como otros países en América Latina tienen este potencial en la producción industrial y la clase
capitalista tienen una composición orgánica más alta en la región (Marini 1977).

Para estudiar dicha categoría es inevitable exponer la dinámica de relación entre el mercado interno
y el cambio cualitativo de las fuerzas de la producción. Por ello, Marini destaca dos condiciones
estructurales que se definen el sub-imperialismo; ‘[…] la reestructuración del sistema capitalista
mundial que se deriva de la nueva división internacional del trabajo, y […] las leyes propias de la
economía dependiente, esencialmente: la superexplotación del trabajo, el divorcio entre las fases del
ciclo del capital, la monopolización extremada en favor de la industria suntuaria, la integración del
capital nacional al capital extranjero o, […], la integración de los sistemas de producción […]’
(Marini 1977: XIX).

El proceso de la industrialización en los países dependientes ésta se aceleró con la reestructuración


del capitalismo global después de la segunda guerra mundial cuando los países avanzados pudieron
conseguir un mayor nivel de ganancia gracias al aumento de la productividad de la fuerza de trabajo
por el desarrollo tecnológico, mientras los países dependientes brevemente aprovecharon de los
precios altos de los materiales primarios –los cuales eran el eje de la acumulación- en el coyuntura
de posguerra proyectando el comienzo de un desarrollo industrial. Con el desarrollo tecnológico los
países industrializados gradualmente asumieron el papel de producir bienes que tienen alto valor
añadido. Este proceso se expresa en los países dependientes como la centralización y concentración
del capital en países y un modelo mixto de sustitución de importaciones sin incrementar la
productividad de trabajo. La transición de la economía dependiente, donde el eje de la acumulación
se basa en la exportación de las materias primas a una economía donde el eje de la acumulación es
constituido en la producción de los bienes intermediarios y suntuarios depende principalmente del
capital y la tecnología extranjeras (Fylnn 2007 11). Mientras las economías industrializadas se
deshacen de la maquinaria y equipos que se han hecho obsoletos exportándolos a las economías
periféricas, siguen monopolizando la tecnología nueva, dejándo ‘las etapas inferiores de la
producción industrial’ a los países dependientes (Marini 1965: 14, Marini 2015: 144, Zirker 1994:
116). Así, una nueva división internacional del trabajo surge, reproduciendo los clásicos rasgos de la
acumulación dependiente entre países industriales y subdesarrollados.

Es importante subrayar que este proceso de la industrialización se basa en una mayor explotación de
la fuerza del trabajo que ha sido definida como superexplotación por Marini. Incapaz de aumentar la
plusvalía con un incremento de la productividad el capitalista se concentra aumentar la ganancia a
través de una mayor explotación del trabajador. En esta forma específica de la acumulación el
capitalista industrial busca abaratar el precio de la mano de obra, prolongando la jornada laboral, a
través de aumentar la intensidad de trabajo o finalmente reduciendo el consumo del trabajador
(Marini 2015: 124). Sin embargo, mientras los salarios reales fueron reprimidos un problema grave
de realización surge como la consecuencia. El doble carácter del obrero como productor y
consumidor desaparece en esta forma de acumulación impidiendo –o al menos reduciendo le
velocidad de- generalizar los bienes suntuarios (Marini 2015 :134). Así las mercancías que se queda
limitada en la alta esfera de la circulación buscan la realización en los mercados extranjeros
posiblemente en los países cercanos. En este sentido Marini acentúa dos características de los países
subimperialistas. Primero, porque este proceso no es un proceso mecánico sino dialéctico la
burguesía y las fuerzas de producción industrial se integran materialmente y conscientemente con el
capitalismo mundial. Segundo, el país subimperialista extiende el capitalismo central colaborando
con ello, pero esta colaboración no corresponde a una relación de sumisión pasiva, sino que
colabora activamente negociando con el centro y así manteniendo una autonomía relativa (Marini
1965: 21, Zirker 1994: 116). Es decir, mientras subimperialismo corresponde a una forma de
dependencia también permite el país subimperialista reproducir la dependencia y cambio desigual
en otros niveles extendiendo el capitalismo internacional.

Desde la formulación de Marini de la categoría de subimperialismo el capitalismo global se


transformó profundamente y las relaciones desiguales han sido reproducidas en diferentes formas.
Sin embargo, sería correcto enfatizar que la actualidad y la importancia de dicha categoría en la
dependencia contemporánea, Marini previó perfectamente el inevitable agotamiento de la
acumulación basada en el modelo mixto de la sustitución de las importaciones y la transición de
industrias a las economías exportadores de bienes manufacturados. Lo que no se ha considerado
todavía en el debate de subimperialismo, son los impactos de la reorganización neoliberal en la
economía y en las relaciones entre clases. Con la reestructuración neoliberal, contener los precios de
mano de obra sigue siendo importante, así la precarización y hacer las relaciones del trabajo más
flexible a través de reformar las leyes laborales anteriores surge como objetivos principales de la
burguesía nacional. En segundo lugar, privatizaciones de los servicios y empresas públicas y abrir
estos sectores a los capitales extranjeros. Finalmente valorizar y explotar recursos naturales y
humanos aun ‘sub-utilizadas’. A través de estos procesos de reorganización la economía es
dependiente entre un periodo de integración acelerado con el capitalismo global en el plano de
producción industrial y también sistemas fináncieros.

Lo que surge claramente es que las economías dependientes asumen una forma y dependencia más
integrada a las estructuras internacionales de producción industriales y a los mercados financieros
globales. A medida que una economía desarrolle sus fuerzas de producción liberando
prematuramente sus mercados financieros, relajando las relaciones de trabajo y orientando la
economía hacia una economía exportadora de bienes manufacturados, es más probable que dicho
país se convierta en un país subimperialista. El subimperialismo contemporáneo no aparece
solamente en un país económicamente superior en su región que exporta bienes suntuarios e
intermediarios a las economías en su vecindad para superar las limitaciones del mercado interno.
Sino que, en vez de pasivamente aprovechar su posición intermediaria, activamente asume el
liderazgo de integración económica y desarrollo regional. Así el país subimperialista extiende el
capitalismo global; liberando los mercados financieros, construyendo la infraestructura necesaria,
imponiendo las relaciones flexibles y precarias, y permitiendo la explotación de los recursos
naturales sub-utilizadas.

Debido a la orientación de la economía mexicana hacia la exportación de los bienes


manufacturados, el interés de México sobre la integración y el desarrollo económico entre
sur-sureste de México y Centroamérica aumentó considerablemente. Varios proyectos de
infraestructura han sido impulsados en estas regiones, por ejemplo, ‘el Programa de Desarrollo
Integral del Istmo de Tehuantepec’ y ‘el Proyecto del Corredor Biológico Mesoamericano’ (MBC),
los cuales han sido financiados por el Banco Mundial o el Banco Inter-Americano de Desarrollo.
Dichos proyectos buscaron principalmente valorizar y utilizar los recursos naturales y de
biodiversidad de la región para abrir espacios marginales al servicio del mercado global (Marín
2004: 139-140).

El proyecto regional Plan Puebla Panamá-Proyecto Mesoamérica surgió por primera vez como el
parte de ‘Plan Nacional de Desarrollo’ en 2002 en cual, México fue dividido en cinco subregiones
y algunos proyectos de desarrollo regional fueron iniciados para extender condiciones de mercado
global invirtiendo en la infraestructura y las condiciones necesarias para la industria exportadora de
manufacturas puede aprovechar los bajos costos de capital variable (Zamora 2006: 88). Desde 1991
ha habido 13 cumbres en Tuxtla de Gutiérrez, Chiapas, donde los presidentes de los países de la
región crearon el ‘Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla’. Durante Tuxtla II en 1996,
incluyendo a Panamá y Belice, se formó bajo un marco institucional el ‘Mecanismo de Diálogo y
Concertación entre México y Centroamérica que incluye mecanismos más concretos (Valencia
2007: 29).

El PPP fue inaugurado en 2000 durante la reunión Tuxtla IV incorporando dos estrategias; primero,
desarrollar el sur-sureste de México y segundo, la estrategia de transformar y modernizar la región
de Centroamérica para siglo 21. Para ello, el proyecto asumió iniciativas en ocho áreas; desarrollo
sustentable, desarrollo humano; prevención y mitigación de los desastres naturales; turismo;
facilitación del comercio y aumento de la competitividad; energía; integración de los servicios de
telecomunicación; transporte (Carou y Valencia 2007: 33). En este sentido el proyecto aparece
como un ‘instrumento geopolítico’ que integra la región con TLCAN y EEUU a través de México,
particularmente con la construcción de la infraestructuras física,la estandarización y armonización
de las reglas, mercancías y servicios bajo un mercado unido extendiendo al ‘Área de Libre
Comercio de las Américas’ (ALCA) y los esfuerzos de unificar todo el continente bajo una área de
comercio común (Carou y Valencia 2007; Palacios 2004: 212).

Es claro que el objetivo central del proyecto es eliminar los obstáculos ante el desarrollo económico
de la región empezando con la presencia de la inversión estatal en servicios públicos, así como en la
extracción, producción y distribución del petróleo y otros recursos naturales (Bartra 2004: 36-38).
Es decir, estos proyectos tienden reestructurar la división internacional del trabajo a nivel regional,
integrando los espacios ‘marginales’ o aislados del capitalismo global. Sin embargo, el PPP
manifiesta varios problemas particularmente para los comunidades locales e indígenas también
ambientales. A través de liberar la producción agrícola las comunidades serán inevitablemente
afectadas, dejadas sin apoyo público y finalmente estarán expuestos a las empresas transnacionales
de biotecnología (Poitras 2008: 130). Adicionalmente los megaproyectos de energía hidroeléctrica y
carreteras también presentan amenazas a las comunidades indígenas y a la biodiversidad.

El ‘Programa Marcha al Sur’ incorporado al PPP, el cual tiene como objetivo extender el sistema
maquiladoras hacia al sur de México y aun hacia Centroamérica. Através de construcción y
modernización de las carreteras y puertos es predecible que las compañías transnacionales se
podrán aprovechar el bajo costo de la mano de obra, que varía de 2 a 10 dólares en Nicaragua y
Belice respectivamente, mientras que el precio subiría de15-20 dólares en México (Hernández y
Hernández 2004: 8). En este sentido la mayoría de las inversiones en PPP orientado a la
construcción de la infraestructura. Estos incluyen corredores de autopistas en el Golfo y Pacifico, la
creación de 16 ejes de carretera, modernización y construcción de las vías ferrocarriles entre
Chiapas y Mayab. El 85 por ciento del presupuesto del proyecto está destinado a la construcción de
las carreteras y puertos, mientras el 11 porciento está destinado a la construcción de las presas
hidroeléctricas en el área entre Chiapas y Guatemala (Marin 2004: 196-208).

Sin embargo, el PPP generó una gran controversia y recibió muchos críticos debido a la negligencia
de derechos a las comunidades indígenas, grupos ambientalistas, y también por ser muy un proyecto
sumamente ambicioso. En la décima cumbre de Tuxtla, el mecanismo decidió consolidar y
reafirmar los objetivos del PPP y renombró el proyecto como ‘Proyecto de Integración y Desarrollo
de Mesoamérica (PM) y renovó el marco de institucional del proyecto (Sánchez 2010:
28). Redefiniendo los objetivos, el PM tiene un enfoque riguroso en tres áreas particulares;
transportación, un mercado unido de energía, y la interconexión e integración de los servicios de
telecomunicación. En primer lugar, la ‘Red Internacional de Carreteras Mesoamericanas’ fue
establecido cubriendo 13.132 km de autopista. Asi miso fue construida una carretera directa entre
México y Panamá –Corredor Pacifico- que fue colocada como uno de los objetivos principales del
PM. Segundo, SIEPAC terminó la interconexión eléctrica entre México y Guatemala como la
interconexión entre Colombia y Panamá. En último lugar, las redes de fibra óptica fueron
incorporados al programa de interconexión eléctrica y estarán abiertos al acceso de inversión
privada (PM 2011: 22).

Turquía también asumió una conducta subimperialista en su región correspondiendo de su posición


en la nueva división nacional del trabajo. Particularmente, durante del gobierno de AKP Turquía
activamente defendió integración económica de los países en el este de mediterráneo. Por ende,
Cuatro de Mediterráneo Este fue establecido entre Turquía, Siria, Lebanon y Jordania para crear un
área de libre comercio, donde los países árabes de la región podrían integrar con el mercado de
Turquía y, además, con el mercado europeo. Este proyecto incluía mejoramiento de la
infraestructura y armonización de las reglas y regulaciones, creación de recursos financieros para
las inversiones conjuntas. Sin embargo, el proyecto fue fracasado por el surgimiento de llamada
Primavera Árabe y el conflicto en Siria se intensifico y extendió todas partes del país.

No obstante, Turquía sigue promoviendo el mejoramiento de infraestructura en la región,


particularmente en Caucasia y Balcanes, aunque a veces estas iniciativas reciben una oposición
fuerte por los países de la región asociándolo como renacimiento de Imperio Otomano. Sin
importar, la inversión de capital turca se expande a estas regiones, las estructuras productivas se
integran y el movimiento de los productos y servicios incrementan debido a estos proyectos.

Sin embargo, esta estrategia subimperialista también tiene sus límites y es muy lejos de resolver la
crisis política y económica de México y Turquía. Es imperativo subrayar que esta crisis todavía no
se culminó en una crisis hegemónica ni produjo un momento contra-hegemónico. Teniendo en
cuenta esto, es posible argumentar que las políticas neoliberales intensifican las contradicciones
existentes y agregan los nuevos conflictos mientras la capacidad del estado de mediar estos
conflictos sigo siendo desapareciendo. Esto significa que la crisis de legitimidad actual tiene una
potencial grande de volver a una crisis general y un conflicto entre diferentes sectores de la
sociedad si las clases hegemónicas no pueden regenerar y reestablecer la legitimidad política.

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Reflexiones sobre el populismo punitivo en las elecciones presidenciales de los periodos 2014 a
2018 en Colombia, con comentarios de política comparada de Argentina Perú y Venezuela.24
Tatiana Vargas- Nieto25
Robert Alexander Danna Buitrago26
Áreas temáticas:
Estado, Administración y Políticas Públicas.
Política Comparada.
Resumen:
La política Colombiana se ha visto inmersa en actos de populismo punitivo. Con base en ello,
consideramos imperioso, identificar qué patrones dan génesis a este fenómeno y sus efectos dentro
del marco político y legislativo Colombiano. Esta investigación surge en un año fundamental para
Latinoamérica, toda vez que seis de las naciones que lo conforman, tendrán elecciones
presidenciales, dentro de ellas Colombia.
Por lo anterior, es pertinente analizar las tácticas populistas electorales que cada vez tienen más
auge, pues a menudo son utilizadas por algunos políticos en su afán de llegar al poder, las cuales
podrán generar el éxito del candidato. Siendo ejemplo de ello, la promesa de crear “nuevos” tipos
penales con el fin de satisfacer demandas de justicia por las que clama la sociedad.
Por este motivo, se harán comparaciones entre los comportamientos populistas, en los que
incurrieron los candidatos presidenciales de Colombia, Venezuela, Perú y Argentina para las
elecciones de los años 2014 a 2018, teniendo en cuenta la política latinoamericana comparada, para
finalmente concluir, con algunas reflexiones sobre como este fenómeno incide en la democracia
Colombiana de forma positiva o negativa.
Introducción
En este trabajo, se propone abordar el concepto populismo, pese a los problemas de vaguedad que
lo revisten, así se acude en primer medida al texto la razón populista de Laclau de donde se extrae el
origen de este fenómeno, para continuar aventurándonos a proponer nuestra propia definición. Más
tarde se presenta la caracterización que realiza Sevilla del líder populista y el populismo a las que
agregamos algunas que se identifican en la sociedad colombiana. Finalmente, se concluye el primer
capítulo, presentando la colisión que se produce entre los derechos y el populismo.
El segundo capítulo aborda los diferentes conceptos que existen de populismo punitivo, seguido de
algunas ejemplificaciones que se realizan con el fin de generar una mayor claridad conceptual en el
lector. Con base en lo anterior, se construyen tres posibles hipótesis que se presentan como posibles
causas que dan origen al populismo punitivo, para continuar analizando en los capítulos tres y
cuatro las propuestas presidenciales de Colombia en los periodos 2014 – 2018 y 2018 – 2022, en
aras de determinar cuáles de ellos incurrieron en propuestas populistas dentro de su campaña
electoral, en que propuestas reincidieron para el segundo periodo y la incidencia de este fenómeno
24Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso
Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de
2018.
25Abogada, Joven Investigadora del grupo de investigación Zoon Politikon de la Universidad de
Ibagué. Correo electrónico: nubia.vargas@unibague.edu.co
26Estudiante de Derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Ibagué. Correo electrónico: robert.danna@unibague.edu.co
al momento de acudir a las urnas, con comentarios de política comparada de Venezuela, Perú y
Argentina.
No se estudiaron todos los candidatos presidenciales, sino que se pretendió analizar un líder de
derecha, un líder de izquierda o centro izquierda y un líder de centro, para tener una lectura más
completa de los políticos colombianos. Para las elecciones presidenciales de Colombia del año
2014, se estudiaron las propuestas de los candidatos: Oscar Iván Zuluaga, Enrique Peñalosa y Juan
Manuel Santos, por considerarlos líderes de derecha, centro izquierda y centro. Bajo esta misma
presmisa, de las elecciones presidenciales de Colombia 2018 se seleccionaron los candidatos Ivan
Duque, Gustavo Petro, y finalmente Sergio Fajardo.
Se termina el trabajo presentando algunas reflexiones sobre la incidencia negativa de este fenómeno
en la política colombiana.
Populismo y el líder populista.
Querer aterrizar en una definición precisa e inequívoca que abarque en su totalidad la palabra
populismo y lo que esto representa en la democracia, resulta en muchas oportunidades una tarea
titánica por la vaguedad de la que se compone este concepto y la cantidad de fenómenos que han
sido cobijados por esta definición, lo cual, se evidencia en gran parte con los escritos de autores
dedicados al estudio de esta figura tales como Margaret Canovan o Germani, quienes se empeñan
en realizar meras descripciones sin puntualizar en concepto alguno.
Brevemente el populismo, sin las ambivalencias problemáticas que existen sobre su definición, ha
sido establecido por el filósofo y teórico político (Ernesto Laclau, 2009) de manera castiza, como
todo proyecto político hegemónico aplicable a situaciones en las que existan demandas sociales
insatisfechas.
Bajo esta premisa, definimos el populismo como un fenómeno político o un actor global, que
conlleva una estrategia a emplear en los diversos aspectos políticos, atendiendo a la animadversión
de la población con las instituciones del Estado, las desigualdades en el plano social y económico, y
finalmente la necesidad de una nueva política criminal de conformidad con el pensamiento
mayoritario dentro del territorio sin importar la vulneración de derechos del antagónico.
Atendiendo a lo anterior y complementando parcialmente a la tesis de (Sevilla, 2017), del
populismo y del líder populista, especialmente del que se presenta en Latinoamérica, reúne los
siguientes elementos/características de manera inequívoca:
Una cierta devoción al líder, como la única persona capaz de llevar a cabo los cambios
necesarios en pro de mejorar las condiciones actuales de la población.

Un discurso comunicativamente sencillo, que expone las problemáticas que no han podido
solucionar los precursores del candidato o sus contrincantes. Especialmente se explica la
realidad en términos dicotómicos: élite-pueblo, buenos-malos.

Una relación cercana entre el líder y/o el partido y los votantes, al margen de cauces
institucionales o ideológicos.

La búsqueda de construir una preponderancia política que alimente el antagonismo o temor


frente el orden legal existente, para provocar su ruptura y así alcanzar el fin emancipatorio.

Una monopolización del concepto de pueblo o nación y un posicionamiento como outsider,


al menos hasta la conquista del poder.
Ser eminentemente afectivo asentado en lazos de solidaridad entre líder y pueblo.
Para nosotros, el problema que representa el perfil del líder populista latinoamericano, en especial el
Colombiano, es que además de las características enunciadas anteriormente, encuentra como
herramienta clave el discurso, pero este, además de traer a colación las problemáticas actuales de la
población, se ve inmerso en el empleo de falacias (ad misericordiam) y sofismas (ad populum) entre
otras, para lograr un único fin, de manipular psicológicamente a la población persuadiéndolos, para
así lograr que los sentimientos primen sobre la racionalidad y finalmente generar adhesión del
apoyo popular, soslayando las instituciones establecidas en ese instante.
En contraposición con Laclau cuya postura no atiende a la protección de los derechos, en la praxis
resulta preocupante que, por la misma exigencia del modelo, el líder populista se vea obligado a
articular las demandas del pueblo en detrimento de los derechos del antagónico, para lograr
conservar la adhesión de las mayorías, demandas que incluso pueden entrar en conflicto con los
reclamos de otros titulares de derechos que también forman parte del pueblo, demandas que pueden
estar sujetas a modificaciones arbitrarias por parte del líder populista, socavando la idea de derechos
como restricciones laterales frente a las acciones de terceros (Salinas, 2012).
La colisión entre el populismo y los derechos nace en el momento exacto en que los últimos deban
ser sacrificados de forma imperativa, en procura de alcanzar los objetivos y políticas del actor,
derechos que poseen quienes no pertenecen al pueblo, entendidos estos como aquellos que no
comparten la opinión del líder y que son ignorados o lesionados por mandato del mismo, más aún,
si de populismo punitivo se trata27 .
A este punto, resulta imperioso analizar a partir de qué momento histórico nace el concepto de
populismo punitivo, en que consiste, y cuáles son sus posibles causas.
Definición populismo punitivo.
El término “populismo punitivo” se ha vuelto cada vez más familiar para nosotros, por la múltiple
prensa y literatura que se ha emitido. Sin embargo, aunque pudiera parecernos un concepto
moderno, la literatura especializada enseña que tiene su origen desde el texto “The philosophy and
politics of punishment and sentencing” escrita por el criminólogo británico Anthony Bottoms en
1995.
En este texto, afirma (Pratt, 2008) que Bottoms utilizó esta expresión para describir el cambio que
había experimentado el poder penal, por la participación de políticos que orientaron esta rama del
derecho hacia sus propios intereses. Los intereses a los que se refiere Bottoms, consisten en la
obtención de réditos electorales a través de la promoción de leyes de política criminal que
contengan un incremento en las penas de los delitos, con la ilusión de que se genere una reducción
de las tasas de criminalidad. (Cotes & Fuentes, 2015)
En igual sentido, consideramos que nos encontramos frente a conductas populistas punitivas,
cuando los políticos prometen la creación, en apariencia, de nuevos tipos penales para satisfacer las
demandas de justicia por las que clama la sociedad. Esta sensación está muchas veces apoyada en el
desconocimiento de las normas existentes, que hace creer a la sociedad que se trata de una

27Lo anterior es un claro ejemplo de lo que ocurre en el territorio colombiano con el presidente electo Iván Duque. Se
presenta una colisión entre populismo y derechos cuando se hace referencia a la prohibición o penalización de la dosis
mínima “creación de tipo penal aclamado por el pueblo”, el cual soslayaría los derechos de las personas consumidoras
a la libertad, a la igualdad y finalmente dignidad humana en su esfera ‘’vivir como se quiere”.

Otro ejemplo surge frente a la iniciativa de penalizar con cadena perpetua o pena de muerte a las personas que cometan
delitos contra la integridad sexual, en este evento los derechos de los victimarios serian lesionados teniendo en cuenta
que en Colombia la vida es un derecho fundamental.
propuesta innovadora, cuando por el contrario, ya se encuentra dentro del estatuto penal como una
circunstancia de agravación o bajo otra denominación.
Ejemplo de esta modalidad de populismo, se encuentra en la situación acaecida en Colombia, en
donde una mujer de nombre Rosa Elvira Cely, con 35 años, fue torturada y accedida en forma
violenta en el parque nacional de la ciudad de Bogotá, muriendo días después por las graves
lesiones a ella causada.28 A raíz de este hecho violento, se inician en el país manifestaciones
lideradas principalmente por mujeres en las que se protesta por la “falta de protección” del Estado
hacia esta población históricamente discriminada29.
Por esta razón, el Congreso de la república expide la ley 1761 de 2015, también conocida como Ley
de Rosa Elvira Cely, por medio del cual se crea el delito de feminicidio, con la finalidad de
sancionar la violencia contra las mujeres por motivos de género y discriminación. Sin embargo,
cuando se estudia el código penal colombiano (Ley 599 de 2000), se encuentra que este reprochable
comportamiento ya se encontraba reglamentado como una circunstancia de agravación punitiva del
homicidio, que paradójicamente el extremo mínimo de pena a imponer era mayor a la dispuesta en
el nuevo artículo 104ª que consagra el tipo penal antes mencionado.
De esta forma, estimamos que esta ley realmente no buscó proteger en mayor medida a las mujeres,
sino que por el contrario lo que pretendió el legislador con la expedición de esta norma y el
presidente de la república, al sancionarla, fue una estrategia populista punitiva, ya que sin lugar a
duda ganó nuevos simpatizantes que se reflejaron más tarde en los resultados electorales, pues se
presentó esta norma como una evidencia de su buena gestión.30
Por esta razón, se considera parte del concepto de populismo punitivo, propone normas entorno a la
penalidad con un fin exclusivamente político-electoral en el que no se mide la efectividad de las
propuestas punitivas, pero sí se envía un mensaje a la sociedad de la norma como solución del
problema. Roberts et al. (2003) citado por Perez (2009, pág 22) Aspecto que como señala la
experiencia, no basta por sí sola.
Se menciona en igual sentido, que el populismo punitivo instrumentaliza el dolor de las víctimas,
pues los candidatos se presentan como los abanderados de los derechos de las mismas,
advirtiéndose que, en todo caso, que se trata de discursos mentirosos, pues las políticas que se
proponen, no obedecen a un estudio serio sobre las necesidades de las mismas.
De esta manera, se afirma que este fenómeno se caracteriza, finalmente, por abandonar el
acompañamiento de expertos y de evidencias científicas en el diseño de las políticas criminales,
para pasar a un manejo completamente politizado de la cuestión penal. Garland (2001, pág 48-49)
Pues ya no importa resolver el problema social, sino mantenerse en el poder, que aunque no se
expresa de manera explícita, se logra deducir de los argumentos del autor.
Hipótesis que dan origen al populismo punitivo.

28Para mayor información del caso Rosa Elvira Cely, se recomienda leer el artículo denominado
“La muerte de Rosa Elvira Cely, un crimen abominable” de la Revista Semana. Encontrado en
https://www.semana.com/nacion/articulo/la-muerte-rosa-elvira-cely-crimen-abominable/258867
-3 .
29 Noticia de la marcha de repudio contra el caso Rosa Elvira Cely
http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/159465-marcha-de-repudio-contra-crimen-de-r
osa-elvira-cely
30Léase la noticia publicada en el diario Espectador que se denomina “Aprobada ley Rosa
Elvira Cely que castiga hasta con 50 años los feminicidios” del 2 de junio de 2015. Recuperado
de
https://www.elespectador.com/noticias/politica/aprobada-ley-rosa-elvira-cely-castiga-hasta-50-a
nos-los-articulo-564105
De otro lado, en razón a que se ha abordado en precedencia el concepto de populismo punitivo,
resulta necesario determinar hipótesis de las posibles causas que originan esta práctica en los
políticos. Así, la primera hipótesis que estudiaremos, responde a que la sociedad se ha vuelto
escéptica al conocimiento especializado y en consecuencia confía únicamente en su leal saber y
entender, como se muestra a continuación:
“En la sociedad existe actualmente una corriente claramente populista en la política penal que
denigra a las élites de expertos y profesionales y defiende la autoridad «de la gente», del sentido
común, de «volver a lo básico». La voz dominante de la política criminal ya no es la del experto, o
siquiera la del operador, sino la de la gente sufrida y mal atendida, especialmente la voz de «la
víctima» y de los temerosos y ansiosos miembros del público. Hace unas cuantas décadas, la
opinión pública funcionaba como un ocasional freno de las iniciativas políticas; ahora opera como
su fuente privilegiada. Se degrada la importancia de la investigación y el conocimiento
criminológicos y en su lugar existe una nueva deferencia hacia la voz de la «experiencia», del
«sentido común», de «lo que todos saben” Hirst (2000) citado por Garland (2001, pág 49)
En ese sentido, el populismo punitivo se gesta en la propia sociedad y lo que hace el político, que es
también parte de ella, es replicar este sentir en su poder de decisión, de manera que puede que este
servidor público realice esta práctica a consciencia previendo los réditos electorales que obtendrá,
como puede que lo haga sin saberlo, considerando que sus propuestas son completamente
necesarias, por ignorar la opinión de los expertos y el conocimiento propio de las normas.
Otra hipótesis corresponde a considerar, que el populismo punitivo se genera por la tendencia de
expansión del derecho penal, en el que con una frecuencia cada vez mayor se aumentan las
conductas consideradas como delictuales, abandonando el postulado de ultima ratio y acudiendo a
esta rama de derecho como la primera y principal para responder a las necesidades que presenta la
sociedad.
Estas necesidades están fundamentadas en lo que se ha conocido como “la sociedad de riesgo”,
concepto creado por Ulrich Beck que es explicado en forma clara por Climet (2006, págs 122 - 123)
quien determina que consiste en una construcción social, en el que a la sociedad se le transmite la
sensación de riesgos indeterminados, generando incertidumbre sobre la ocurrencia de los mismos.
Esto produce como consecuencia, que las personas acepten que los Estados opten por medidas
duras que tengan por objetivo la prevención de delitos, a costa de que se afecten entre otros
derechos fundamentales, las libertades individuales
En igual sentido, se modifica la percepción de la ciudadanía con relación a las víctimas y las
personas investigadas durante el proceso penal, pues se observa una marcada polarización que lleva
a algunos autores a afirmar que “estar del lado de la víctima es necesariamente estar en contra del
delincuente y viceversa.” Torres (2010, pág 24) De esta manera, continua la autora afirmando que:
“por esta razón se concibe a los delincuentes como individuos indignos y peligrosos que deben ser
cuidadosamente controlados para la protección del público y la prevención de delitos futuros, que
han perdido todos sus derechos al haber atentado contra la sociedad.” Torres (2010, pág 24)
Esta explicación nos lleva necesariamente a estudiar la obra denominada “Derecho Penal del
enemigo” escrita por alemán Günther Jakobs en 1985, quien distingue los ciudadanos de los
delincuentes, por considerarlos de naturaleza diversa, así demuestra desde la postura filosófica del
contractualismo de Rosseau, que cuando un delincuente rompe el contrato social, genera a su vez la
separación de los beneficios otorgados para los miembros de esa relación jurídica y en consecuencia
no tendrá porque tratársele de la misma que se hace con relación a los ciudadanos. (Jakobs &
Cancio, 2003, pág 26)
Todo lo anterior, genera como consecuencia un llamado a los políticos a mostrarse intolerantes
frente al delito, teniendo la absoluta libertad de proponer estrategias no sean armónicas a los
derechos humanos, pues los sujetos a los que estas normas se dirigen, se trata de un colectivo
imaginario que no hace parte de la sociedad, por lo que los ciudadanos no se sienten intimidados,
sino que por el contrario las apoyan y legitiman, ganando un caudal electoral.
Finalmente, la tercera hipótesis que estudiaremos identifica a los medios de comunicación como los
responsables de que los políticos produzcan propuestas populistas punitivas. Postura que es
comprensible cuando se evidencia en forma reiterada, la forma en que se distorsiona las decisiones
judiciales.
Ejemplo de esto, se evidencia en la múltiple prensa que se genera especialmente en los casos de
hurto en donde los titulares se caracterizan por hacer enfática la situación de libertad en la que se
deja a un delincuente 31 desconociendo que la estructura procesal penal, indica que no toda persona
que sea investigada en un proceso de responsabilidad penal, debe ser privada de la libertad por este
solo hecho.
De esta manera, algunos autores resaltan el poder que detenta este gremio de profesionales y la
forma en como los políticos utilizan esta circunstancia a su favor, como se procede a ilustrar a
continuación:
“Dado que los medios masivos de comunicación son un instrumento de poder que influye sobre la
población (destinatarios), los políticos, mediante el uso de falacias ad hominem o apelación a la
emoción, entre otras (Copi & Cohen, 1995, p.128), manipulan psicológicamente a la población, a
gran escala, persuadiéndolos o realizando una política engañosa respecto de la cuestión criminal,
haciendo uso directo o indirecto de la información que ponen de manifiesto los medios de
comunicación” (Guzmán, 2014, pág 5)
Continúa la autora, señalado que por el amplio cubrimiento que hacen los medios de comunicación
a las noticias violentas y de la criminalidad, con el que se busca aumentar el raiting, se fomenta en
la colectividad el miedo al delito y la indignación general que genera un clamor generalizado hacia
el endurecimiento de las medidas punitivas. (Guzmán, 2014, pág 5)
Se concluye afirmando que la suma de todos los factores antes estudiados, a saber: escepticismo de
la sociedad hacia la opinión de expertos y evidencias científicas, expansión del derecho penal y la
sociedad de riesgo y finalmente la influencia de los medios de comunicación en nuestra sociedad
actual, demuestran que se gesta de manera muy fácil el ambiente propicio para que se produzcan las
propuestas populistas punitivas, en las diferentes sociedades.
El populismo punitivo de los candidatos presidenciales de Colombia en los periodos
electivos de 2014 – 2018 con comentarios de política comparada de Argentina, Perú y
Venezuela.
A esta instancia, ya no hay discusión alguna sobre la influencia que tienen los actores políticos en el
cambio de la política criminal de los Estados o de la ampliación del derecho penal como
consecuencia de su plan de gobierno. Estas propuestas que pretenden remediar los problemas

31Obsérvese las noticias “Ladrón quedó libre pese a que fue grabado cuando iba a robar camioneta a dueños” del
medio digital pulzo recuperado de:
https://www.pulzo.com/nacion/libre-ladron-iba-robar-camioneta-padre-e-hijo-bogota-PP350629 también la noticia del
diario el tiempo titulada “Nos robó las bicicletas y está libre: víctimas del delito” recuperado de
http://www.eltiempo.com/bogota/hombre-que-asalto-a-ciclistas-en-bogota-fue-dejado-en-libertad-229106 y finalmente
la noticia del medio de comunicación Caracol titulado “Los capturaron tras robar a un comerciante y, a pesar de las
pruebas, los dejaron en libertad” Recuperado de:
https://noticias.caracoltv.com/cali/los-capturaron-tras-robar-un-comerciante-y-pesar-de-las-pruebas-los-dejaron-en-liber
tad
derivados del crimen y de la inseguridad, aplican medidas extremas de “mano dura” o “cero
impunidad” contra los infractores, sin importar si son delitos de menor o mayor impacto, que, en su
afán de disminuir la tasa delincuencial, lo que logran es incrementarla de forma insostenible.
Se comienza por advertir, que el populismo punitivo se escuda en las víctimas, para sensibilizar a
los votantes y tener mayor capacidad de persuasión, esta estrategia fue utilizada por Oscar Iván
Zuluaga, candidato por el partido Centro Democrático, quien propuso la suspensión del proceso de
paz que el gobierno de Juan Manuel Santos, llevaba a cabo en La Habana con las FARC – EP. (El
Espectador, 2013)
Esta estrategia pretendía abolir la posibilidad de que los guerrilleros de las FARC, obtuvieran
rebajas punitivas como consecuencia del acuerdo que se lograría entre el gobierno y esta
organización delincuencial. Sus argumentos estuvieron centrados el respeto a los derechos de las
víctimas, que se garantizarían a través del enjuiciamiento por la norma ordinaria, que trae grandes
sanciones para los crímenes atroces y delitos de lesa humanidad.
De la misma manera, Stolbizer en Argentina se mostró partidario de una política criminal en el que
la víctima se encontrara en el centro de la misma (Telam, 2015) que como ya observamos, en el
capítulo dos, en donde se abordó el concepto de populismo punitivo, es una estrategia propia del
populismo punitivo.
Finalmente, concluimos que, aunque estos argumentos le sirvieron para obtener la mayor votación
en primera vuelta, no logró finalmente, obtener la presidencia de la república en la segunda vuelta.
El candidato presidencial del partido alianza verde, Enrique Peñalosa Londoño, planteó cuatro
propuestas enfocadas a la seguridad ciudadana. La primera de ellas relacionada con la prevención
de delitos cometidos por menores de edad, de esta manera, se propuso generar actividades
deportivas, culturales y programas de empleo para los adolescentes y jóvenes que se encontraran en
zonas de alto riesgo. (El universal, 2014)
La segunda correspondió a un aumento en el número de cámaras de seguridad y la iluminación de
espacios públicos, creemos que con el objetivo de brindarle una mayor sensación de seguridad a la
sociedad. La tercera propuesta, consistió en la modificación a la legislación penal, con miras a
endurecer las penas de quienes reincidieran en delitos contra el patrimonio económico o como él los
denominó “delitos de mano armada” Finalmente, prometió a los ciudadanos construir más cárceles
y mejorar las existentes. (El universal, 2014)
De esta manera, en lo que respecta a las propuestas tres y cuatro, se observa una ligera tendencia a
lo populista, pues pretende enseñar a la sociedad, que se tiene una postura fuerte contra el crimen al
proponer un incremento de penas y de centros penitenciarios que, aunque son estrategias que han
demostrado ser ineficaces, las personas del común se sienten respaldadas por este tipo de políticas.
Conviene anotar, que las propuestas de seguridad pregonadas por Peñalosa, se utilizaron en el
último mandato de Hugo Chavez, en donde ganó las elecciones presidenciales por cuarta vez, como
se procede a ilustrar a continuación:
“En materia de seguridad Chávez propone: Mayor presencia policial por las noches, instalación de
cámaras de videovigilancia en los barrios con altos índices delictivos y en las vías rápidas más
importantes del país, así como la prevención y el enjuiciamiento de los delitos y el mejoramiento y
construcción de nuevas cárceles.” (El colombiano, 2012)
De esta manera, se afirma que Peñalosa tomo de ejemplo lo planteado en la campaña de Chavez con
el fin de replicar los efectos positivos que este candidato recibió, los cuales consistieron en el apoyo
de la población venezolana que se reflejó en las urnas el 7 de octubre de 2012 en donde
nuevamente, fue elegido presidente de la república.
Pese a lo anterior, este candidato no paso de la primera vuelta electoral por haber sacado una
votación de 1,064,758 correspondiente al 8.28 % de la población votante. (Registraduría Nacional
del Estado Civil, 2014)
De otro lado, el candidato que analizaremos a continuación corresponde a Juan Manuel Santos,
quien corrió con mejor suerte en comparación al candidato antes examinado, pues en primera vuelta
obtuvo una votación de 3.310.794 correspondiente al 25,72% del total de votos, que le permitió
pasar a una segunda vuelta en la que se convertiría presidente de la república por segunda vez.
Sus propuestas en materia de seguridad ciudadana, consistieron en que se aumentarían el número de
policías en las ciudades y espacios rurales. Se creería un Ministerio de la Seguridad Ciudadana que
resolviera los problemas de inseguridad de los mismos, se trabajaría en una mayor coordinación
entre la fiscalía y los jueces de la república, y finalmente, se crearía un código de convivencia que
contuviera normas de buen comportamiento de los ciudadanos.” (Caracol Radio, 15 de junio de
2014)
Aunque las propuestas de Santos proponen su mayoría soluciones que no versan sobre reformas
penales o endurecimiento del sistema penal, se colige un aumento del control por parte del Estado, a
través de la vigilancia de los ciudadanos a través de la presencia de la Policía, este comportamiento
se evidencia en forma más fuerte en otros Estados como Perú, en donde Pedro Pablo Kuczynski,
candidato a la presidencia, propuso:
“Ampliar la cobertura de la vigilancia y el patrullaje, del 43.3% (2014) al 100% (2021) de los
barrios del país, sacando a la Policía a las calles en base a la exclusividad del servicio público;
integrando a su despliegue el personal y la infraestructura de los serenazgos municipales.” (Gestión,
2016)
El populismo punitivo de los candidatos presidenciales de Colombia en los periodos
electivos de 2018 – 2022 con comentarios de política comparada de Argentina, Perú y
Venezuela
Iván Duque; candidato postulado por el Uribismo y representante del Centro Democrático, fue uno
de los candidatos presidenciales con un mayor número de propuestas populistas, en razón a que
planteo impulsar un referendo para la implementación de la cadena perpetua contra violadores y
asesinos de niños, prohibir y penalizar la dosis personal, eliminación de beneficios penales para
reincidentes y construir más cárceles entre otras propuestas.
Propuestas de este tipo, se gestan con facilidad en los Estados latinoamericanos, por ejemplo en
Argentina, Sergio Massa propuso la cadena perpetua como sanción a los delitos del narcotráfico y
feminicidio, en Perú se aprobó en el Congreso la primer votación para implementar dentro de la
cadena perpetua y la castración de violadores (El universal, 2018) y líderes de opinión en Venezuela
como Carlos Ramirez Lopez, columnista del diario “El nacional” quien propone “la aplicación de
castigos que contemplen prisión entre 30 años de cárcel hasta cadena perpetua, y para los crímenes
mayores se incluya la pena de muerte.” (El nacional, 2017)
Pese a que varias propuestas suenan descabelladas e imposibles de lograr dentro del contexto
legislativo y político de Colombia, el candidato del partido Centro Democrático obtuvo el pasado
27 de Mayo de 2018, en primera vuelta, 7.567.785 votos con 39,14%, pasando así a segunda vuelta,
en donde obtuvo 10.373.080 votos con 53.98%, convirtiéndose en el presidente más votado de la
historia de Colombia.
Cómo antagónico del candidato Iván Duque se encuentra Gustavo Petro, candidato presidencial de
inclusión social para la paz, reconocido por haber sido militante del Movimiento 19 de Abril (M-19)
en 1977. Dentro de sus propuestas se encuentran el aumento de la pena de homicidio, cuando se
trate de mujeres y de otros sujetos de especial protección constitucional (Petro, 2018)
Consideramos que esta propuesta es imposible de cumplir ya que el actual de delito de feminicidio
contempla unas circunstancias de agravación punitiva, fijan como pena máxima a imponer 600
meses, que corresponde a lo máximo permitido por el legislador cuando se trata de condenar a una
persona por un solo delito.
En consecuencia, cuando un político promueve iniciativas de naturaleza penal que no tienen
posibilidades jurídicas de existir, engaña a los votantes incurriendo en populismo punitivo.
Por otra parte, el candidato Sergio Fajardo, quien se lanzó en forma independiente, propuso como
meta principal disminuir la tasa de homicidios, aumentar el pie de fuerza en vigilancia y patrullaje
en lugares estratégicos de las ciudades y las zonas rurales, combatir las finanzas ilícitas de las
organizaciones ilegales, ser más eficientes en la lucha contra el lavado de activos y finalmente, su
propuesta más populista, liderar un consejo de seguridad semanalmente para neutralizar los
homicidios de líderes sociales, lo cual se convierte en un asunto de Estado de máxima urgencia para
hacer frente a la situación actual que atraviesa Colombia con 98 líderes sociales asesinados en lo
que va de este 2018. (Telesur, 2018).
De una lectura detenida de las propuestas de Sergio Fajardo, se extrae que su política de aumentar el
pie de fuerza en vigilancia y patrullaje ya había sido formulada por Santos en el 2014, al igual que
por Pedro Pablo Kuczynski de Perú. No obstante, su esfuerzo para lograr el resultado del
expresidente de Colombia quien logró la reelección en el 2014 se quedó corto tras obtener en la
primera vuelta un total 4.588.499 votos con un 23.73 %, quedando en tercer lugar perdiendo su
oportunidad para pasar a la segunda vuelta.
Conclusiones.
Establecer un concepto claro y preciso de populismo resulta un lio insoluble por la multiplicidad de
características que posee y la vaguedad de sus definiciones.
Las características del líder populista latinoamericano se enmarcan de la siguiente manera: El líder
busca obtener la devoción del pueblo hacia él, se comunica siempre a través de discursos en los
cuales manifiesta las problemáticas que no han logrado solucionar sus opositores, para aumentar el
sentimiento de falta de representación o inconformidad para provocar su caída, y en muchas
ocasiones pretende crear lasos afectivos o de solidaridad con el pueblo bajo el empleo de sofismas.
El populismo puede terminar colisionando con los derechos de los habitantes en el momento en que
estos deban ser sacrificados para alcanzar los objetivos del líder populista.
Si bien el término “populismo punitivo” se ha vuelto cada vez más familiar para nosotros, es una
figura existente desde 1995, definida como el cambio que experimenta el poder penal, por la
participación de políticos que orientaron esta rama del derecho hacia sus propios intereses.
Las demandas de justicia que aclama el pueblo muchas veces están apoyadas en el desconocimiento
de las normas existentes. Este momento es aprovechado por los políticos populistas para hace creer
a la sociedad que se trata de una propuesta innovadora, cuando, por el contrario, ya se encuentra
dentro del estatuto penal como una circunstancia de agravación o bajo otra denominación.
Las propuestas sobre populismo punitivo pretenden remediar los problemas derivados del crimen y
de la inseguridad, aplicando medidas extremas de “mano dura” o “cero impunidad” contra los
infractores, sin importar si son delitos de menor o mayor impacto, no obstante, en su afán de
disminuir la tasa delincuencial, o de hacer creer a la gente que eso es lo que ocurre, lo que logran es
incrementarla de forma insostenible.
Los candidatos presidenciales que mas votos obtuvieron en sus campañas (Zuluaga y Santos 2014 y
Duque 2018), curiosamente fueron los que mas propuestas de populismo o de populismo punitivo
implementaron en su contienda electoral.
En los países latinoamericanos, especialmente en Colombia, se logró determinar que el eje temático
que deriva en más propuestas populistas o de populismo punitivo empleado por los candidatos
presidenciales, es la seguridad de la ciudadanía o el aumento drástico de las penas.
Se evidencia en igual sentido que las propuestas populistas no son exclusivas de los políticos
colombianos, sino que, se reproducen en otras regiones de Latinoamérica como Argentina, Perú y
Venezuela.
Finalmente concluimos que, es imposible hablar de seguridad en la ciudadanía sin acudir a
propuestas que se enmarquen como populismo punitivo.
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