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CURSO:
PENSAMIENTO RACIONAL Y ÉTICA
DOCENTE:
JULIA EVA GARCIA ANCO
ALUMNA:
RUTH SARIA ARI CHOQUE
2021
LA CORRUPCIÓN EN EL CAMPO DE LA POLÍTICA
Hoy en día la corrupción es uno de los problemas sociales más serios, que no conoce diferencias
sociales, económicas, políticas, culturales, étnicas, capaz de haber traspasado todas las fronteras,
hasta constituirse en un grave flagelo mundial. Como bien señala Olivera (2004) hay casos de
corrupción en países del tercer mundo y del primer mundo, en naciones ricas y en naciones
pobres, con sociedades estructuradas o desestructuradas. El problema se agrava cada día más,
porque las modalidades de la corrupción son diversas y se multiplican, además de las ya
reconocidas en los Códigos Penales (Enriquecimiento Ilícito, Peculado, entre otros), surgen
modalidades nuevas asociadas al avance del crimen organizado, los avances tecnológicos y la
globalización. Unido a ello, la corrupción no se queda a nivel de los gobiernos y áreas de poder
visible, sino que está llegando a las organizaciones y colectividades sociales. El Perú no es ajeno
a tal problema y la coyuntura actual nos los demuestra, la reciente crisis del Consejo Nacional de
la Magistratura y del Poder Judicial prueba como este mal se puede enmarañar en las
instituciones tutelares del Estado, dejando desprotegidos los derechos de los ciudadanos y
costeando las consecuencias los más desamparados
La corrupción se define como “toda equivocación o error de cualquier tipo, con o sin fines
económicos, que resulte del desempeño o no desempeño de las actividades de las
organizaciones de quienes se supone deben tratar de lograr los objetivos de la administración del
público y los intrusos, retrasar o evitar". Por esta razón, podemos hablar del nivel de corrupción o
transparencia del gobierno oficial. Muchos dan sobornos en dinero u otras cosas para obtener
educación o un trato adecuado, para acelerar el trabajo o para evitar pagar multas.
Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información
privilegiada y el patrocinio; además de los sobornos, el tráfico de influencias, la evasión fiscal,
las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo,
la cooptación, el nepotismo, la impunidad y el despotismo.4 La corrupción facilita a menudo otro
tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero, la prostitución ilegal y la trata
de personas, aunque por cierto no se restringe a estos crímenes organizados y no siempre apoya
o protege otros crímenes.
Los sistemas políticos democráticos en el mundo desde hace, aproximadamente, tres décadas
han experimentado una serie de transformaciones en su dinámica de funcionamiento, esto tras la
ruptura del orden establecido por el modelo del Estado de bienestar keynesiano. Aquellas
transformaciones se han plasmado en el triunfo del liberalismo económico y político, dando lugar a
la reducción, al mínimo, del Estado en la planificación y promoción del desarrollo, y el
protagonismo del mercado en la determinación del comportamiento de los actores. En ese
contexto, las sociedades han transitado hacia una mayor complejidad en sus relaciones sociales,
económicas, políticas y culturales tras la adopción de roles nuevos. En la dimensión política se ha
ampliado la brecha en las relaciones entre Estado y sociedad, que condujo a la crisis de
representación política y, a su vez, éste produjo la crisis de legitimidad del Estado y del sistema
político ante la ciudadanía. Este fenómeno sociopolítico se ha experimentado en los diferentes
ámbitos y niveles de la sociedad peruana, acompañado por los fenómenos de la
transnacionalización de la toma de decisiones políticas y económicas, y la globalización
multidimensional. En este contexto, en los ámbitos locales los sistemas políticos, a pesar del
impulso de mecanismos democrático-participativos, han mostrado debilidades e ineficiencia en la
construcción de consensos, generando, por el contrario, insatisfacción y conflictos entre los
actores sociales y políticos.
Desde la teoría del conflicto social, podemos sostener que los conflictos sociales, en principio,
constituyen oportunidades de cambio y transformación, bien para la evolución o involución de una
determinada sociedad, esto dependiendo cómo sean gestionados dichos conflictos. Sin embargo,
desde la perspectiva del funcionalismo estructural de Parsons, citado en Ritzer (1993
) los conflictos
sociales constituirían factores que inciden negativamente en el funcionamiento del sistema social.
Es decir, los conflictos sociales darían lugar a la inestabilidad sociopolítica y económica, y por
ende generarían la ingobernabilidad en un determinado nivel de gobierno. Al respecto, Caballero (2012:
21) sostiene que “gran parte de la actual conflictividad social en el interior del país está basada en
la oposición de la población y los grupos sociales organizados contra sus propias autoridades
municipales provinciales y distritales, así como contra sus autoridades regionales”.
2. ¿Corrupción, crisis del sistema de partidos y crisis del sistema democrático formal?
Para entender el fenómeno de la corrupción que estaría conduciendo al colapso del sistema
democrático formal en el Perú y América Latina, en términos de Della Porta (2001
) es necesario la
integración de dos perspectivas de análisis: primero, el macro-sistémico en el que se produce la
corrupción para la funcionalidad del sistema; y segundo, los individuos implicados en ella, cuyo
comportamiento se basa en la racionalidad instrumental.
Dada la diversidad de enfoques asumidos para estudiar la corrupción judicial, para fines
expositivos se los ha agregado en función del tipo de influencia que asumen como determinante
de dicho fenómeno social. Así, se han considerado cinco conjuntos de variables: 1) de contexto
social; 2) de funcionamiento interno de las cortes; 3) de naturaleza económica; 4) de origen
institucional, y 5) de entorno político. A continuación, una reseña de los principales hallazgos
empíricos de cada enfoque.
Contexto social:
Un segundo conjunto de variables explica la corrupción judicial a partir del análisis de la formación
profesional de los jueces, la carga de trabajo que soportan y el respeto a la carrera judicial como
mecanismo de ascensos y traslados dentro del Poder Judicial. En definitiva, la literatura considera
que existen factores endógenos a las cortes que inciden sobre los diferentes grados de corrupción
judicial. Respecto de la primera explicación, se dice que, si los jueces tienen una buena formación
académica, las probabilidades de que sucumban ante actos de corrupción van en descenso
(Pepys, 2007: 6; Rose-Ackerman, 2007: 54; Hammergren, 2007: 145). El argumento es de orden
cognitivo y apunta a que los actores que poseen un menor grado de información sobre un
determinado tema son más propensos a orientar su conducta en función de las estrategias de
disuasión o persuasión presentadas por quienes tienen un mayor conocimiento e información
sobre el tema en discusión.
Factores económicos
Factores institucionales
El cuarto conjunto de variables utilizadas para explicar la corrupción judicial invoca razones de
carácter institucional. Una de ellas asume que la concentración de competencias jurisdiccionales y
administrativas en el mismo juez incentiva la presencia de actos de corrupción en las cortes
(Buscaglia, 1999). Este argumento es el que, entre otros, dio paso a la creación de Consejos de la
Judicatura en buena parte de los países de América Latina; no obstante, dos de los países con
menores niveles de corrupción, como son Chile y Uruguay, carecen de este tipo de estructura
institucional.2 En la misma línea, aunque Ecuador y Bolivia poseen Consejos de la Judicatura, las
mediciones realizadas por la organización Transparencia Internacional durante los últimos años
sitúan a estos países con serios problemas de corrupción.
Entorno político
El último conjunto de variables tiene relación con el grado de dispersión del poder en la arena
política. El argumento que aquí se plantea es que, a medida que el poder político se encuentra
compartido entre un mayor número de actores, existirían mayores probabilidades de un "buen
gobierno" al interior del ejecutivo, la legislatura y las cortes (Montinola y Jackman, 2002). La idea
central en este caso es que, si el poder político se encuentra más fragmentado, las probabilidades
de que existan diferentes intereses en los poderes del Estado son mayor, facilitando así el mutuo
control y chequeo de sus acciones y desincentivando la presencia de conductas corruptas.
Aunque Melgar y Peña (2007: 214) han verificado para el caso de Guatemala la validez de esta
hipótesis, el trabajo de Voigt (2007) arroja resultados poco significativos en su estudio realizado
para 63 países.
Como se ha observado, existe una serie de hipótesis que explicarían la emergencia e incluso
sedimentación de la corrupción judicial. Sin embargo, los ejercicios de verificación empírica son
residuales y, cuando existen, resultan poco sistemáticos. En dicho escenario, este artículo se
propone probar de forma unificada los principales aportes hallados en los trabajos realizados
hasta el momento. Para ello, se utiliza una metodología comparada en la que destaca una
medición de la corrupción judicial que, en relación con las realizadas hasta ahora, ofrece
resultados más sólidos y robustos. Como ya se ha anotado, para establecer las variables
explicativas que serán analizadas se tomó en cuenta a aquellas que han sido verificadas al menos
en algún caso y que, por otro lado, presentan razonables vínculos de causalidad respecto a la
corrupción judicial.
El fenómeno de la corrupción está directamente vinculado con la idea de ética pública. Todo
estudio que busque responder las causas y el impacto de la corrupción debe entender primero
¿Qué es la ética pública? ¿Cuál es su importancia? ¿Por qué es necesaria? así como el identificar
las acciones existentes para su fomento. Esta tarea no está exenta de dificultad, pues el concepto
de ética ha sido discutido profundamente por diferentes corrientes. En términos generales, la ética
o disciplina moral tiene por objeto el examen filosófico o la explicación de los llamados “hechos
morales”. De ese modo, en tanto disciplina, estudia las actitudes y costumbres del ser humano y
las clasifica en virtudes y vicios, en acciones debidas e indebidas, convenientes y nocivas, con el
fin de formar el carácter de los hombres al mostrar aquellos hábitos dignos de imitar (Brugger:
1969). La ética forja el carácter, esto significa que los seres humanos nacen con un temperamento
innato, con un conjunto de sentimientos que no han elegido y resulta difícil modificar, pero que
puede encauzarse a lo largo de su vida; por lo que, es posible ir adquiriendo un nuevo carácter
COMENTARIO:
En mi opinión la corrupción no puede quedar impune. Este gran problema que vemos y luchamos
en nuestro país todos los días nos afecta a todos porque la corrupción existe en todos los
niveles de gobierno y en todos los países. Yo digo que estos pobres desgraciados no deben estar
en tales posiciones, no deben experimentar remordimiento ni simpatía ni leyes que los protejan.
Encarcelen a estos ladrones y eliminen la corrupción de una vez por todas. Cuando
hablamos de corrupción, hablamos de utopía, porque los valores morales y éticos han
desaparecido, porque solo piensan en ellos y no piensan ni un segundo que detrás hay familias
que sufren y no tienen hijos que sufren. . No necesitas comer.