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INSTITUTO DE CIENCIAS Y ESTUDIOS SUPERIORES DE TAMAULIPAS

ANTOLOGÍA

SEXUALIDAD HUMANA

Compilador: Héctor Arturo Degollado Whitaker

Tampico, Tamps. Marzo 2015

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INDICE

OBJETIVO GENERAL DE LA ANTOLOGÍA 5

UNIDAD I - EDUCACIÓN SEXUAL Y FISIOLÓGICA


Objetivo de la Unidad 6
1.1 Importancia de la educación sexual 6
1.2 Mitos y falacias en torno a la sexualidad 7
1.3 Conceptos básicos 10
1.3.1 Sexualidad 10
1.3.2 Sensualidad 11
1.3.3 Erotismo 11
1.3.4 Genitalidad 11
1.4 Dimensiones de la sexualidad 12
1.4.1 Biológica 12
1.4.2 Social 12
Actividades de Aprendizaje de la Unidad I 13
Síntesis de la Unidad I 13

UNIDAD II - INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL Y ANTICONCEPCIÓN


Objetivo de la Unidad 15
2.1 Infecciones de transmisión sexual 15
2.1.1 Gonorrea 16
2.1.2 Sífilis 16
2.1.3 Chancro blando 17
2.1.4 Tricomoniasis 17
2.1.5 Candidiasis 18
2.1.6 Linfogranuloma venéreo 19
2.1.7 Condilomatosis 20
2.1.8 Hepatitis 21
2.1.9 Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida 22

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2.2 Métodos preventivos de Enfermedades de Transmisión Sexual 23
2.3 Medidas higiénicas 24
2.4 Anticonceptivos 24
2.4.1 Temporales 24
2.4.1.1 Naturales 24
2.4.1.2 De barrera 25
2.4.1.3 Hormonales 27
2.4.2 Definitivos 27
2.4.2.1 Vasectomía 28
2.4.2.2 Salpingoclasia 28
Actividades de Aprendizaje de la Unidad II 29
Síntesis de la Unidad II 29

UNIDAD III - ACTO SEXUAL, VARIANTES Y PREFERENCIAS


Objetivo de la Unidad 31
3.1 Respuesta sexual 31
3.1.1 Excitación 32
3.1.2 Meseta 32
3.1.3 Orgasmo 33
3.1.4 Resolución 34
3.2 Posiciones en la relación sexual 34
3.3 Preferencias sexuales 35
3.3.1 Heterosexualidad 35
3.3.2 Homosexualidad 36
3.3.3 Bisexualidad 37
3.4 Variantes sexuales 38
3.4.1 Fetichismo 38
3.4.2 Voyeurismo 39
3.4.3 Paidofilia 39
3.4.4 Gerontofilia 40
3.4.5 Sadomasoquismo 40
3.4.6 Necrofilia 41

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3.4.7 Zoofilia 42
3.5 La sexualidad en los años seniles 42
Actividades de Aprendizaje de la Unidad III 44
Síntesis de la Unidad III 44

UNIDAD IV - SEXUALIDAD HUMANIZADA


Objetivo de la Unidad 45
4.1 Niveles de atracción 45
4.2 Elección de pareja 46
4.3 Noviazgo y compromiso 47
4.4 Contratos psicológicos de pareja 48
4.5 Terapia sexual 50
4.6 Técnicas de estimulación sexual 52
Actividades de Aprendizaje de la Unidad IV 53
Síntesis de la Unidad 53

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS 55

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OBJETIVO GENERAL DE LA ANTOLOGÍA

La presente antología se ha compilado para que el alumno pueda consultarla como una
guía de aprendizaje, ya que en ella se han reunido de manera sintética los contenidos
necesarios para conocer las generalidades de la expresión de la sexualidad humana, las
características de las respuestas sexuales y todo aquello que enriquezca su comprensión
de la expresión de la misma en el individuo.

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UNIDAD I

EDUCACIÓN SEXUAL Y FISIOLÓGICA

Objetivo de la Unidad: Conoce los aspectos fundamentales de la sexualidad resaltando


la importancia de fomentar una educación sexual.

1.1 Importancia de la Educación Sexual

La educación sexual ha evolucionado grandemente en las últimas décadas; en un inicio


prácticamente estaba dirigida a frenar la expresión de determinadas formas de sexualidad
mediante el uso del miedo, en forma de amenazas sobre las nefastas consecuencias que
tenían para la salud algunas de las actividades sexuales, como en el caso de la
masturbación tanto masculina como femenina (Vargas Trujillo, 2007)

Otro de los intentos para frenar la sexualidad fue la divulgación sensacionalista de las
consecuencias de las enfermedades contraídas por contacto sexual, a través de
imágenes que se popularizaron tanto en círculos académicos como científicos (Tordjman,
1980).

Con el paso del tiempo se ha visto que el miedo a posibles males no es un buen sistema
para reprimir la conducta, por lo que se optó por la orientación. Se dejó de hablar de
dolencias y se enfocó a la preparación para el matrimonio; sin embargo, se tuvo que
aceptar más tarde que la gente tenía relaciones fuera del matrimonio, incidiendo en el
número de embarazos y en las enfermedades sexuales transmitidas, quizá menos
alarmantes pero mucho más frecuentes (Melendo Granados, 2007).

Ante todo es preciso distinguir entre informar y educar. En el caso de la sexualidad, la


educación no se limita a impartir conocimientos sino más bien a cómo utilizarlos, pues su
misión es ayudar a desarrollar la personalidad adecuadamente y preparar a un individuo
para que sea libre, responsable y sobre todo, feliz. Una buena educación debe estar

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basada en una información correcta, que consista en datos científicos, sin tergiversación
ni omisión de hechos; los prejuicios y la ignorancia por parte de los adultos han hecho que
la formación sexual de los más jóvenes sea deficiente, en un círculo vicioso a lo largo de
las décadas (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

La información sobre la sexualidad humana debe iniciarse de un modo natural y


progresivo en la infancia, ampliando los conocimientos y profundidad a medida que el niño
aumenta su capacidad de comprensión (Arango de Montis, 2008).

La concientización de la sociedad ha llevado a que, en los últimos años se proporcione


una información sexual completa y libre de prejuicios; sin embargo muchas personas no
están de acuerdo en ello pues se teme que se despierte el instinto sexual en los niños y
jóvenes, a la promiscuidad y a ser sexualmente activos a edades más tempranas. Las
investigaciones han demostrado que los niños tienen un gran interés por el sexo, así
como que las relaciones entre adolescentes empiezan muy pronto (Gorguet Pi, 2008).

En los últimos años, las publicaciones sobre todos los aspectos de la sexualidad se han
incrementado de manera notable. La necesidad de educar sexualmente ha generado en
múltiples ocasiones polémica y conflictos graves a aquellos que las han defendido,
reacciones sobre todo dirigidas al contenido de la información y a la edad en que debe
impartirse. Las encuestas a adultos demuestran que la información inicial sobre la
sexualidad la obtuvieron demasiado tarde, o bien de fuentes poco confiables, como los
compañeros y amigos. Casi todas las personas adultas afirman que han tenido que
descubrir por si mismos o a través de sus parejas todo o que realmente cuenta en la
relación sexual (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

1.2 Mitos y Falacias en torno a la Sexualidad

Los avances en la ciencia han permitido destruir una serie de falsedades o mitos sobre la
respuesta sexual humana y los órganos genitales que por la popularidad que habían
alcanzado se consideraban como verdaderos. Aun a inicios del siglo XXI persisten
algunas creencias erróneas que confunden a las personas, repercutiendo en su

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sexualidad; a continuación se hará mención de algunas de ellas, así como el sustento
para desmitificarlas (Vargas Trujillo, 2007).

La creencia de que el hombre que posee un pene de gran tamaño es más viril y por ende,
más capaz de satisfacer a la mujer, se haya demasiado extendida y ha ocasionado a
menudo muchos traumas; existen pruebas de que las diferencias entre dos penes en
erección son muy inferiores a las que pudieran observarse en el estado de flaccidez. Por
otra parte, se ha comprobado que el tamaño del individuo no guarda relación con el
tamaño de su pene. Hay que tener en cuenta que la vagina es un espacio muy cerrado y
muy elástico, que se adapta al tamaño del pene que la penetra (Tordjman, 1980).

Así mismo, es bien conocida la importancia del clítoris para dar placer sexual a la mujer,
pues actúa como receptor de las sensaciones eróticas y es el responsable del
desencadenamiento del orgasmo, pues su estructura interna es muy parecida a la del
pene así como los tejidos que la conforman. Sin embargo, tanto el tamaño como la forma
de reaccionar a la estimulación son distintos a éste; muchos hombres creen que el clítoris
debe ser estimulado de forma directa para que la mujer responda sexualmente. Sin
embargo, estudiando la forma en que muchas mujeres prefieren manipular las zonas
adyacentes a este órgano, pues el contacto directo puede resultar irritante y en algunos
casos hasta doloroso debido a su gran sensibilidad, lo que es motivo del frecuente fracaso
en la relación sexual. (Melendo Granados, 2007).

Los mitos sobre el orgasmo vaginal se hayan muy difundidos, pues por una parte se cree
que la mujer presenta dos tipos de orgasmo, uno ligado a la penetración vaginal o coito y
el otro a la manipulación del clítoris. De ello deriva la creencia que el orgasmo vaginal es
propio de las mujeres que mejor responden sexualmente y por tanto, el que se debe
conseguir. A pesar de que las investigaciones científicas han demostrado que la reacción
orgásmica es la misma, y que por ende es igualmente válido, muchas parejas insisten en
la búsqueda del orgasmo vaginal, deteriorando la relación emocional y sexual. (León
Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

De igual manera, la creencia de que las relaciones deben suspenderse durante la


menstruación tiene su origen en la idea de que la sangre menstrual es impura, y que es
doloroso para la mujer que menstrua mantener un contacto sexual. Paradójicamente, se

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ha puesto de manifiesto en las investigaciones que sólo a una minoría les resulta
desagradable e incluso que masturbarse al inicio de la regla alivia los dolores. (Melendo
Granados, 2007).

Existen a su vez varios mitos relacionados con estado de gravidez de la mujer y la


respuesta sexual que carecen de fundamento; sin negar que los órganos de la pelvis se
encuentran congestionados durante este periodo, ello no impide la respuesta sexual que
incluso puede intensificarse, en especial durante el segundo trimestre de la gestación
(León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

La masturbación ha sido objeto de las más duras críticas desde que la humanidad existe.
En el caso del hombre, se han atribuido a ella todo tipo de consecuencias calamitosas.
Cuando se habla de la mujer, en un principio se ha querido negar su existencia, y en la
actualidad, a pesar de existir reconocimiento de su utilidad y función, se sigue dando a
entender que actúa en detrimento de las buenas relaciones sexuales. Se ha demostrado,
en el caso de la mujer, que quienes se han masturbado tienen más posibilidades de
responder adecuadamente en una relación de pareja. (Gorguet Pi, 2008)

La idea de que una relación sexual sin amor es algo sucio, pecaminoso o como mínimo,
carente de sentido ha sido motivo de muchos y graves conflictos que repercuten en las
relaciones personales en su sentido más amplio. Estos son originados en su mayor parte
por el hecho de que se han transmitido culturalmente mensajes distintos al hombre y a la
mujer. Mientras que al primero se le deja entrever que se puede practicar el sexo sin
necesidad de contraer ningún tipo de compromiso, a la mujer se le inculca de forma clara
que debe preservarse pura para su futuro marido. Por ello, el hombre entiende que la
actividad sexual es lícita con o sin amor, no precisa justificarse ni a sí mismo ni a los
demás; en cambio, la mujer necesita creer que está enamorada para involucrarse en una
actividad de este tipo (Tordjman, 1980).

Finalmente, la idea de que la sexualidad es solo un medio para la reproducción ha llevado


a la conclusión de que con la vejez, ésta se extingue. Por un lado a provocado el cese de
su actividad sexual prematuramente, cuando aún podían haber seguido disfrutando de
ella; así mismo, ha generado sentimientos de inadecuación entre aquellos que continúan
practicándola. Las investigaciones realizadas han puesto de manifiesto que existen

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muchas personas de edad avanzada que siguen manteniendo relaciones sexuales
satisfactorias (Vargas Trujillo, 2007).

1.3 Conceptos Básicos

El tratamiento del sexo en la especie humana se puede abordar desde diversas


perspectivas. Así, se hace referencia al sexo genético (constitución cromosómica sexual
XX o XY), al sexo gonadal (ovario o testículo), al sexo genital (útero, vagina, etc. o
próstata, escroto, pene, etc.), al sexo psicológico u orientación sexual (comportamiento
heterosexual, homosexual o transexual) o al sexo social o de género (rol femenino o rol
masculino) (Torre Díaz, 2008).

1.3.1 Sexualidad

El término Sexualidad se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser un


humano: basada en el sexo, incluye al género, las identidades de sexo y género, la
orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la reproducción. Se
experimenta o expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones La sexualidad es el resultado
de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos
y religiosos o espirituales. (Davidoff, 2003).

Si bien la sexualidad puede abarcar todos estos aspectos, no es indispensable que se


experimenten y expresen todos; sin embargo, en resumen, la sexualidad se experimenta y
expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos. (Arango de Montis,
2008).

La sexualidad es una posibilidad del ser humano de obtener placer sea solo o en
compañía. El énfasis que se ha puesto en desprestigiar las actividades en solitario ha
tenido graves repercusiones.

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1.3.2 Sensualidad

Por definición, sensual se encuentra relacionado a las sensaciones, y sensualidad, a la


disposición de disfrutar a plenitud los placeres de los sentidos, de los objetos y sujetos
que los incitan o satisfacen, así como también está relacionado con el deseo sexual. La
sensualidad es, por lo tanto, un componente del deseo sexual, el cual es transmitido a
través del comportamiento, la apariencia, la gesticulación, o la insinuación. La persona
sensual siempre inspira la atención y suscita en todos distintas reacciones asociadas con
la sexualidad (Vargas Trujillo, 2007).

1.3.3 Erotismo

El Erotismo es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que


evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo
y, que por lo general, se identifican con placer sexual. Se construye tanto a nivel individual
como social con significados simbólicos y concretos que lo vinculan a otros aspectos del
ser humano. (Arango de Montis, 2008).

1.3.4 Genitalidad

Conlleva todo lo relativo al sexo y al aparato reproductor del ser humano y de los
animales; es una visión parcial de la sexualidad, que se refiere únicamente a los
genitales, es decir, a los órganos sexuales tanto del hombre como de la mujer. Cuando
las personas creen que la sexualidad y la genitalidad son el mismo asunto tienden a
valorar la sexualidad negativamente. Los resultados de diversos estudios revelan que las
personas que tienen una opinión negativa de la sexualidad presentan dificultades para
hablar del tema de manera natural y manejar apropiadamente, sin malicia, las cuestiones
que se asocian con ella. (Vargas Trujillo, 2007).

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1.4 Dimensiones de la Sexualidad

La sexualidad, entendida como conducta sexual en su sentido más amplio, es un


fenómeno complejo que se presta a múltiples interpretaciones. En los seres humanos la
conducta sexual se halla influida por el ambiente; aquí adquiere una importancia
fundamental el aprendizaje, con las ventajas e inconvenientes que este hecho comporta.
(Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009).

1.4.1 Biológica

A la hora de hablar de varones y de mujeres surgen dos maneras o formas de valorar o


analizar las claves que les construyen atendiendo más a claves biológicas o de carácter
social. Así, la categoría sexo hace referencia a todos los componentes biológicos que
describen los procesos genéticos, gonadales, hormonales, morfológicos y fisiológicos de
una persona. (Torre Díaz, 2008).

1.4.2 Social

La categoría género es de orden psicosocial. Tiene más que ver con la cultura y la
sociedad que con los determinantes biológicos. Hace referencia a construcciones
culturales acerca de cómo debe ser, sentir, pensar y comportarse un hombre y una mujer,
a las que se llega después de un proceso de socialización donde se irán aprendiendo y
muy posiblemente internalizando aquellas características y rasgos que socialmente se
consideran como apropiados para uno u otro sexo y que configurarán los modelos de
masculinidad y feminidad que actualmente imperan en la sociedad. (Torre Díaz, 2008).

Gracias a su capacidad de aprender e influir en el ambiente e incluso modificarlo, es


capaz de enriquecer extraordinariamente la pura conducta sexual animal, y elevarla a
limites inconcebibles. Tiene el don de convertir el sexo en una fuente de placeres
inmensos e insospechados; por lo que puede llegar a actividades sexuales altamente
sofisticadas y en ocasiones aberrantes. (Gorguet Pi, 2008).

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Por otra parte, el hombre es capaz de hacer del sexo algo que trasciende lo biológico y lo
convierte en instrumento de comunicación interpersonal y en una manifestación del
sentimiento más humano que es el amor. (Melendo Granados, 2007).

Nadie duda que tanto en la atracción sexual como en la actividad sexual propiamente
dicha la ternura y el amor jueguen un papel relevante. No obstante, existen datos más que
suficientes para aceptar que el sexo es practicado a menudo entre personas a las que no
les une ningún lazo de tipo amoroso. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009).

Actividades de Aprendizaje de la Unidad I

1. Investigación de campo sobre “Los Mitos relacionados con la Sexualidad”

2. Participa en el Foro “La Importancia de la Educación Sexual en los niveles de


Educación Básica”.

3. Contesta el Cuestionario de la Unidad.

Síntesis de la Unidad

El estudio de la sexualidad humana es una labor sumamente compleja, pues como se


puede observar no es solo una la problemática que le atañe; envuelve desde aspectos
emocionales, biológicos, sociales y de la identidad que se entrelazan de forma conjunta
para enriquecer la experiencia humana en formas y expresiones individuales.

La importancia de identificar y conocer los conceptos básicos del estudio del fenómeno de
la sexualidad humana radica no en estereotipar o poder esquematizar las variables que lo
componen sino, por el contrario, ampliar nuestra comprensión y enriquecer la interacción
de un rasgo que humaniza aún más a los individuos de una sociedad.

En el devenir de los tiempos se ha transitado de la mera explicación de los fenómenos


sexuales a la divulgación de las necesidades y particularidades de la experiencia sexual
plena; la ciencia debe tener como objetivo el mejoramiento de la vida, y negar o relegar

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uno de los aspectos que nos tornan vulnerables y a la vez nos hacen parte de algo más
grande que nosotros, solo está en detraimiento de la evolución de las sociedades.

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UNIDAD II

INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL Y ANTICONCEPCIÓN

Objetivo de la Unidad: Conoce las distintas enfermedades de transmisión sexual, sus


manifestaciones y las formas de prevenirlas e identificar las características de los
métodos anticonceptivos.

2.1 Infecciones de Transmisión Sexual

Hace algunos años las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) eran conocidas como
enfermedades venéreas y más tarde como enfermedades de transmisión sexual (ETS).
No obstante, en la actualidad el término más comúnmente aceptado y utilizado es el de
ITS. (Arango de Montis, 2008).

Las ITS (infecciones de transmisión sexual) son aquellas infecciones adquiridas por la
transmisión de un microorganismo durante las relaciones sexuales, sobre todo cuando
existe intercambio de fluidos corporales durante una penetración vaginal, anal u oral
desprotegida. Sin embargo, es factible que algunas ITS sean transmitidas sin que exista
penetración, en ocasiones sólo basta la fricción cuerpo con cuerpo, esto ocurre, por
ejemplo, con la escabiasis (sarna), la pediculosis del pubis, los moluscos contagiosos y
otros. (Arango de Montis, 2008).

Es importante aclarar que no toda infección en la región genital se debe considerar como
una ITS, por ejemplo, quizá una mujer presente un síndrome de secreción o flujo vaginal
por alteraciones en el pH (potencial de hidrógeno) de su vagina, como suele ocurrir
cuando se utilizan lavados vaginales de manera frecuente e indiscriminada o
anticonceptivos hormonales e incluso si padece alguna enfermedad endocrina como
diabetes. (Gorguet Pi, 2008).

En estas circunstancias es probable que la mujer desarrolle una infección clasificada


como un síndrome de secreción vaginal; sin embargo, no debe clasificarse como una ITS,

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sino como una “infección genital”, pues en este caso la infección se ha presentado sin que
exista una relación sexual que causara dicha infección (Arango de Montis, 2008).

A continuación veremos algunos ejemplos de ellas, así como su sintomatología clásica.

2.1.1 Gonorrea

La gonorrea o blenorragia es una ITS sexual muy conocida en la historia de la humanidad


y aún vigente. Conocida desde la antigüedad, hay referencias a ella en los antiguos
manuscritos chinos y el Antiguo Testamento bíblico, y debe su nombre a Galeno, quien en
130 d. C. introdujo el término “gonorrea”, del griego gonorroia. Corresponde a Neisser
haber aislado en 1879 el germen que conocemos por su nombre. El periodo de
incubación de la infección comprende entre 2 y 10 días. (Tordjman, 1980).

En las formas declaradas, se observa una vulvovaginitis de intensidad variable con flujo
vaginal amarillo verdoso, purulento. Es rara la uretrocervicitis y llega a observarse
secreción purulenta del endocérvix y de las glándulas de Skene. La afección de las
glándulas de Bartholin en ocasiones es el primer signo de la infección, la cual se
manifiesta por tumefacción dolorosa. La infección se propaga en sentido ascendente,
dando lugar a salpingitis y peritonitis pélvica; tales complicaciones se definen en conjunto
como “infección pélvica inflamatoria”. (Arango de Montis, 2008).

2.1.2 Sífilis

Es una infección sistémica, de evolución subaguda o crónica, que cursa con periodos
asintomáticos, ocasionada por una espiroqueta, Treponema pallidum. La infección inicia
con la introducción del Treponema pallidum que se trasmite por contacto directo de las
mucosas o por la piel si existe solución de continuidad; el microorganismo se disemina en
horas por el sistema linfático y hematógeno. (Arango de Montis, 2008).

Después de un periodo de incubación de dos a tres semanas aparece la primera


manifestación clínica: el chancro duro o chancro sifilítico, que tiene una duración de tres a
seis semanas y desaparece de manera espontánea. En la mayoría de los casos el

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paciente permanece asintomático durante dos a tres meses después del chancro, hasta
que inicia un periodo llamado secundarismo; sin embargo, en casi un tercio de los
pacientes el chancro perdura hasta el secundarismo, lo que conocemos como
primosecundarismo. Durante este periodo se presentan manifestaciones en piel y anexos,
mucosas y órganos, la infección es muy contagiosa y presenta también curación
espontánea en algunas semanas. (Arango de Montis, 2008).

2.1.3 Chancro Blando

Chancroide, chancro blando o infección de Ducrey, es una infección genital causada por
el Haemophilus ducreyi, que se caracteriza por úlceras genitales muy dolorosas. Después
de un periodo de incubación de 24 a 48 h promedio (1 a 12 días), aparecen pápulas
únicas o múltiples que evolucionan en horas a pústulas y se ulceran, formando el chancro
blando, constituido por úlceras circulares u ovaladas, poco profundas, de bordes
irregulares rodeadas de un halo eritematoso, el fondo de la úlcera puede ser sucio o tener
abundante tejido de granulación que sangra con facilidad (Arango de Montis, 2008).

De manera característica las lesiones son muy dolorosas. En el hombre es evidente en el


frenillo, prepucio, surco balanoprepucial y glande; cuando se afecta el prepucio es común
que se encuentre edema importante del mismo. Si llega a presentarse en la mujer, afecta
labios, vestíbulo, clítoris, pared vaginal y, por extensión, introito, cérvix y región perianal.
Al menos 50% de los pacientes tienen adenopatía inguinal, a menudo unilateral, muy
inflamatoria con la formación de un absceso fluctuante o bubón, el cual aparece 7 a 10
días después del chancro (Arango de Montis, 2008).

2.1.4 Tricomoniasis

La Tricomoniasis vaginal es causada por Trichomona vaginalis, un protozoario flagelado


anaerobio productor de una inflamación purulenta sui generis, de presentación frecuente
en la patología del tracto genital inferior. Su periodo de incubación es de tres a 28 días.
Se reproducen de manera longitudinal y se alimentan del exudado y de las células del
epitelio, al cual se adhieren con facilidad. De forma habitual aparece una inflamación

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vaginal acompañada por una secreción líquida y espumosa, con frecuencia fétida.
(Arango de Montis, 2008).

La secreción generada por el proceso infeccioso suele ser abundante, de color amarillo
verdoso y está acompañada de eritema con intenso prurito, ardor y dispareunia. La
exploración vaginal o la introducción del espejo vaginal llegan a ocasionar dolor. El pH
suele ser superior a 5.5 (5.5 a 6.5 en promedio). La infección interesa al epitelio
pavimentoso pero no así al glandular. Si la inflamación es intensa, sobre el cérvix se
observa un aspecto llamado colpitis macular o cervicitis “en fresa”, en el que hay manchas
múltiples redondeadas, rojas, irregulares, yodo-negativas, cada una de las cuales resulta
de la confluencia de varios puntos rojos y sobresalen de la mucosa indemne pero
hiperémica o sobre una mucosa diseminada de puntos rojos. (Arango de Montis, 2008).

2.1.5 Candidiasis

La Candidiasis es una infección fúngica producida por levaduras de la especie Candida


que da como síntomas enrojecimiento, picazón y malestar, pudiéndose observar a veces
placas blanquecinas en la mucosa, y un aumento del flujo vaginal, que puede ser líquido o
espeso y blanquecino. En la piel se afectan fundamentalmente las superficies que
retienen secreciones. El tercer espacio interdigital de la mano es colonizado
frecuentemente por estos gérmenes, observándose eritema y maceración del espacio,
muchas veces se constata exudación y el prurito acompañante es la regla. (León
Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

Los pliegues inguino-crurales submamarios, infraabdominales, interglúteos y axilares se


afectan por la Candida y aparece el llamado intertrigo moniliásico; cualquiera de estos
pliegues aparecerá intensamente eritematoso y segregante, con algunos exudados
algodonosos en su fondo y las características micropústulas satélites en el borde de la
placa. Este borde no se define, o sea, se pierde paulatinamente con la piel vecina no
lesionada, y se presenta el prurito como un síntoma dominante y a veces insoportable en
este tipo de patología. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

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Los espacios interdigitales de los pies pueden también estar afectados por estos
gérmenes; se observa un macerado húmedo en el fondo del espacio y eritema de las
caras laterales de los dedos de los pies. En la mucosa oral provocan el perleche o
boquera con eritema y fisuración pruriginosa, y a veces dolorosa de las comisuras
labiales; el muguet o sapillo, frecuente en niños, donde se observa una mucosa oral
enrojecida y sembrada de exudados algodonosos, es muy molesta y puede interferir con
la alimentación. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

La vulva y la vagina se afectan con muchísima frecuencia, observándose enrojecimiento


muy pruriginoso de estas áreas, y la presencia de leucorrea blanquecina con pequeños
grumos; asimismo se presentan anitis y anoproctitis, balanitis y balano-postitis, otitis por
Candida, y en no pocos casos conjuntivitis. Las uñas también son colonizadas en muchas
ocasiones por las Candidas. En estos casos el reborde ungueal aparece inflamado y
enrojecido (perionixis), en ocasiones doloroso, y si se exprime suavemente se podrá
observar la salida de una secreción de color blanco amarillenta viscosa rica en Candidas.
Es muy frecuente en diabéticos y en pacientes que someten sus manos a humedad
durante largos períodos. (Arango de Montis, 2008).

2.1.6 Linfogranuloma Venéreo

Es una infección sistémica, de transmisión sexual, causada por los serotipos L1, L2 y L3
de la Chlamydia trachomatis. El Linfogranuloma venéreo se clasifica en tres etapas. La
primera etapa ocurre entre 3 y 12 días después de la inoculación, cuando aparece la
lesión primaria, que puede iniciar como pápula, vesícula herpetiforme o pequeña erosión,
dura poco y es asintomática, por lo que rara vez es vista por el médico, ya que pocos
pacientes lo consultan. En el hombre afecta glande, surcos balanoprepuciales, escroto y
uretra; y en la mujer la cara interna de los labios, la pared posterior de la vagina y el cuello
del útero. En ocasiones hay también manifestaciones de uretritis, cervicitis o como una
infección rectal, diarrea sanguinolenta y tenesmo. (Arango de Montis, 2008).

En la segunda etapa, la fase linfogranulomatosa aparece después de dos a seis semanas


de la lesión primaria, aunque en algunos casos en que la primera etapa dura más de lo
común, coinciden ambas. Debido a que el tejido de choque es el folículo linfoide, esta

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etapa se caracteriza por adenitis inguinal, a menudo unilateral. Inicia con síntomas de
inflamación local, aumento de volumen, a la exploración se palpa un ganglio duro, un
tanto engastado en la piel, que en la mayoría de los casos no es doloroso o sólo un poco
al caminar o a la palpación. Quizá también haya fiebre y malestar general; con el paso de
los días el resto de los ganglios de la zona sufren los mismos cambios y tienden a confluir,
debido a la periadenitis, formando una gran masa que afecta los ganglios femorales.
(Arango de Montis, 2008).

Por último, la tercera etapa es la fase más destructiva de la infección, en donde aparece
proctitis, estenosis rectal, abscesos perineales, fístulas y edema genital graves, la
mayoría de las veces en mujeres, quienes pueden presentar en algunos casos el
síndrome genito-ano-rectal (debido a la distribución linfática de esas regiones), en donde
se forman úlceras induradas con base fibrosa y bordes mal definidos, túneles de los labios
y clítoris, edema y cicatrices estenosantes de recto y vagina. (Arango de Montis, 2008).

2.1.7 Condilomatosis

Dicha infección, también conocida como verrugas anogenitales, “crestas”, papilomas


venéreos o verrugas venéreas, es causada por los virus del papiloma humano (VPH), del
que se han reconocido a la fecha más de 130 tipos; estos virus pertenecen al género
Papillomavirus de la familia Papovaviridae. La infección por VPH tiene una gran variedad
de manifestaciones clínicas, subclínicas y latentes. (Tordjman, 1980).

La manifestación clínica más común es el condiloma o verruga, el cual comienza por una
elevación de pequeño tamaño, de color carne, crece con rapidez y da lugar a
vegetaciones en forma de “cresta de gallo” o grandes masas en forma de “coliflor”.
Pueden ser filiformes, aislados o agrupados en grandes masas con apariencia
vegetantes, variables en tamaño que llegan a crecer hasta alcanzar el tamaño de un
huevo de gallina e incluso más grandes. Se les ha observado sésiles o pediculados y en
ocasiones están cubiertos por una secreción semipurulenta que despide un olor muy
desagradable. (Tordjman, 1980).

20
En la mujer tales condilomas quizá aparezcan alrededor del clítoris, labios mayores y
menores, para luego extenderse al periné y los márgenes del ano. En cambio, en el
hombre suelen aparecer en el pene a nivel del frenillo, surco balanoprepucial, mucosa del
glande, prepucio y uretra; aunque también pueden aparecer en escroto, perineo, pubis,
márgenes del ano e incluso en el canal anal y recto. (Arango de Montis, 2008).

2.1.8 Hepatitis

Los virus de la hepatitis A, B y C son virus hepatotropos, esto es, tienen como órgano
blanco al hígado. Cualquiera de estos tres virus llega a ser transmitido a través de las
relaciones sexuales desprotegidas. (Arango de Montis, 2008).

El tipo A es un virus RNA (es un virus que usa ácido ribonucleico (ARN) como material
genético, o bien que en su proceso de replicación necesita el ARN), -perteneciente al
género hepatovirus de la familia picornavirus, tiene una distribución lineal y está
constituido por 7.5 Kilobases (Kb). Se reproduce en el hígado y llega a estar presente,
además de en el hígado, en bilis, sangre y heces fecales de una persona infectada, por lo
que el contacto sexual oral-anal lo transmite con facilidad. El tipo B es un virus DNA, que
pertenece a la familia de los hepadnavirus; su genoma está constituido por 3.2 Kb y tiene
una distribución circular. (Arango de Montis, 2008).

El tipo C es un virus RNA de cadena sencilla, similar a los flavivirus y está constituido por
9.4 Kb y tiene una distribución lineal. Antes de 1992 la principal causa de transmisión de
la infección por el tipo C eran las transfusiones de sangre, pero a partir de entonces
existen programas de detección de este virus en donadores. Sin embargo, en la
actualidad, las principales causas son compartir agujas o jeringas no esterilizadas, sobre
todo en usuarios de drogas inyectables, la exposición ocupacional y en los últimos años
ha aumentado de manera considerable la transmisión materno-fetal y sexual; siendo esta
última la que es de interés central aquí, pues es de capital importancia considerarla como
una ITS que puede ser transmitida cuando no se sostienen relaciones sexuales seguras y
protegidas, y sobre todo porque en su fase aguda esta infección suele ser asintomática.
De modo que el tipo C llega a permanecer en el organismo humano por varios años hasta
que se desarrolla la hepatitis crónica o una complicación de ésta, que es por lo general

21
cuando el paciente se acerca a los servicios de salud. La cirrosis y el carcinoma
hepatocelular son las complicaciones más significativas de esta infección. Es por ello que
la prevención y la atención de las personas con esta infección en el estadio asintomático
revisten una gran importancia para prevenir o disminuir la morbimortalidad asociada con
el tipo C. (Arango de Montis, 2008).

2.1.9 Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida

El sida es la enfermedad ocasionada por el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana).


Cuando la infección por VIH progresa a tal grado que provoca un deterioro significativo del
sistema inmunológico, aparecen las enfermedades oportunistas, las cuales quizá tarden
en aparecer desde unos meses hasta más de 10 años después de la infección inicial y
quizá sean ligeras, moderadas o graves, lo que depende sobre todo de las características
del virus infectante y de algunos factores relacionados con el huésped (Federación
Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993).

En la actualidad se reconoce que el curso de la infección por VIH está caracterizado por
episodios de enfermedad que quizá estén seguidos por una recuperación y periodos
asintomáticos, pero para definir que una persona tiene sida se utiliza la correlación de las
enfermedades oportunistas con la cuenta de linfocitos T-CD4 obtenida en el estudio de
laboratorio, conocido como conteo linfocitario. Ahí, una persona con un conteo de
linfocitos T-CD4 menos de 200 células/ μ L es considerada en etapa sida, aunque se
encuentre asintomática (Arango de Montis, 2008).

2.2 Métodos Preventivos de Enfermedades de Transmisión Sexual

La educación sexual es y seguirá siendo la mejor estrategia para la prevención de las ITS.
En teoría, conociendo cómo se transmiten y cómo no lo hacen las ITS será posible evitar
que las personas continúen contagiándose. Así, cabe decir que las ITS que se transmiten
por vía sexual se evitarán si la persona explora relaciones sexuales más seguras a la vez
que practica relaciones sexuales protegidas (Torre Díaz, 2008).

22
A fin de prevenir las ITS, es de capital importancia cumplir con dos estrategias
específicas: en primer lugar, tener relaciones sexuales más seguras. El objetivo de las
relaciones sexuales más seguras es evitar el intercambio de fluidos corporales, como
semen, líquido preeyaculatorio, sangre y fluidos vaginales, entre una persona y otra
durante las relaciones sexuales. En segundo lugar, las relaciones sexuales protegidas, en
el campo de las ITS, surgen como una respuesta a la necesidad de reducir el riesgo de
infecciones cuando se desea tener una penetración durante las relaciones sexuales
(Torre Díaz, 2008).

2.3 Medidas higiénicas

En tanto que las infecciones como VIH, Hepatitis B, Hepatitis C, entre otras, que también
se transmiten por los productos sanguíneos contaminados serán controladas al exigir
sangre segura al recibir una transfusión sanguínea, así como el evitar el uso o el
compartir agujas, jeringas o instrumentos punzocortantes que no estén bien esterilizados
(Arango de Montis, 2008).

En cuanto a la transmisión vertical, la recomendación es que las mujeres que desean


embarazarse deben realizarse al menos la prueba de detección de anticuerpos al VIH y
para sífilis, con lo que conocerán su situación serológica. En caso de obtener un resultado
positivo es indispensable recibir atención especializada al respecto. En el caso de mujeres
embarazadas que se saben portadoras del VIH, deben buscar recibir servicios de salud
en donde tengan acceso a los medicamentos antirretrovirales. Estudios recientes han
demostrado que algunos de dichos fármacos reducen de modo considerable la posibilidad
de transmisión del VIH de la mujer embarazada a su hijo. La transmisión del VIH mediante
amamantamiento al recién nacido es evitable si se comprueba la situación de la madre
con la aplicación de la prueba de anticuerpos al VIH, o tan solo si la mujer no amamanta
al bebé. (Arango de Montis, 2008).

23
2.4 Anticonceptivos

Un método anticonceptivo es una metodología que impide o reduce la posibilidad de que


ocurra la fecundación o el embarazo al mantener relaciones sexuales. Por lo general
implica acciones, dispositivos o medicamentos en las que cada uno tiene su nivel de
efectividad. También se le llama contracepción o anticoncepción, en el sentido de ser
formas de control de la natalidad. (Torre Díaz, 2008).

Algunos de los factores que pueden ser de gran importancia para decir son, por ejemplo:
efectos colaterales que pueden tener cada uno de los métodos, el costo en dinero de
cada uno, que no atenten contra la religión del individuo o en contra de sus principios
básicos, que protejan contra las enfermedades de transmisión sexual. Si son reversibles o
no, si influyen en algo en la satisfacción sexual, si necesita un control periódico o no, si
necesita estar supervisado por un especialistas, las cifras de efectividad que existen, si
son molestos o no, si son abortivos, el tipo de relaciones que mantiene, la frecuencia, la
edad, el estado de salud, la pareja, la recomendación del médico (Torre Díaz, 2008).

2.4.1 Temporales

En esta categoría hemos de encontrar los diversos métodos que evitan o reducen la
probabilidad de la concepción y a la vez, dependiendo el tipo de método, disminuyen el
contagio de enfermedades de transmisión sexual. Son recomendados cuando se ha
decidido postergar la concepción, no bien para eliminarla del proyecto de vida que en
algún punto incluya la creación de una familia. (Vargas Trujillo, 2007).

2.4.1.1 Naturales

El antecedente directo más conocido de un método natural es el coito interrumpido. Éste


consiste en retirar el pene de la vagina antes de eyacular. Aunque ha sido la causa de
miles de nacimientos inoportunos, sigue siendo el preferido de muchos hombres que, así
como afirman la efectividad el método, hacen alarde de su control de la eyaculación. En la
mujer suele generar ansiedad y temor originada por el riesgo no solo del embarazo, sino

24
también de enfermedades aun dentro del contexto de la vida conyugal, lo que provoca en
muchas ocasiones inapetencia sexual y disfunciones en la calidad de la relación.
(Tordjman, 1980).

Por su parte, el método Ongino-Krauss o del ritmo consiste en evitar el coito durante los
días fértiles de la mujer. En un ciclo menstrual normal de 28 días, la ovulación se produce
entre los días 12 y 16; tomando en cuenta que el espermatozoide no sobrevive más de 72
horas después de la eyaculación, se concluye que se deben abstener las relaciones en el
periodo comprendido entre los días 10 y 17 de cada ciclo. Para subsanar el problema en
los ciclos irregulares, se recomienda tomar la temperatura en estado de reposo aunado a
la observación del fluido vaginal para determinar el momento de la ovulación. (Tordjman,
1980).

A pesar de ser un método poco seguro por la gran cantidad de variables que intervienen
así como de eliminar la espontaneidad de la relación sexual, sigue siendo utilizado y
aceptado por ciertos ritos religiosos, en especial una vez que se inicia la vida conyugal.
(Gorguet Pi, 2008).

2.4.1.2 De Barrera

En esta categoría encontramos al preservativo o condón masculino y femenino. Ambos


tienen una eficacia similar, que ha aumentado con el perfeccionamiento de los materiales
con los que se fabrican. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009).

El condón existía ya en el año 1350 a.C. época en que los egipcios lo usaban como
envoltura decorativa para el pene. Ya en el siglo XVIII empezó a hacerse popular como
medio de prevención de enfermedades, aunque con una construcción muy rudimentaria.
(Tordjman, 1980).

Ha sido tradicionalmente uno de los métodos más utilizados por los hombres para la
contracepción; sin embargo, con el paso de los años la mujer comenzó a compartir esta
responsabilidad y su uso se popularizó con la irrupción del SIDA (Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida) y otras enfermedades igualmente alarmantes. (Arango de
Montis, 2008).

25
Los preservativos tienen forma de un dedo de guante y suele venir enrollado dentro de un
empaque. Antes de iniciar la penetración, se coloca en el glande y se procede a deslizarlo
a lo largo del cuerpo del pene; al ser retirado éste de la vagina, es preciso sujetarlo por su
parte superior a fin de que no se salga y se vierta el semen de dentro. Si durante la
relación se efectúa más de un coito, es preciso usar un preservativo nuevo en cada
ocasión, así como si se realizan penetraciones vaginales y anales de forma alternativa.
(Vargas Trujillo, 2007).

Aunque muchas personas, particularmente los hombres se lamentan de que el


preservativo interfiere con sus relaciones sexuales, lo cual suele estar ligado más con la
preocupación por el tamaño del pene o las capacidades durante la relación que con los
materiales, pues solo un número reducido de personas presenta reacciones alérgicas a
los materiales. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

Por su parte, el diafragma es un anillo metálico elástico cubierto de una fina membrana de
goma que se coloca dentro de la vagina a fin de tapar el cuello uterino. Existen distintas
tallas y es preciso que un profesional establezca cuál es la adecuada para la mujer. Suele
colocarse unos 20 minutos antes del coito y se recomienda sacarlo 8 horas después,
siendo poco recomendable dejarlo por más de 24 horas. Es un método más socorrido que
el condón femenino, pues al mismo tiempo que es más práctico, también es más discreto,
aunque a diferencia del preservativo masculino o femenino, éste previene el embarazo
más no de infecciones o enfermedades de transmisión sexual. (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).

A su vez, el Dispositivo Intrauterino o DIU es una especie de espiral que, introducido en el


útero actúa impidiendo la anidación del óvulo fecundado. Es un método de alta seguridad
que suele ser bien tolerado, aunque en ocasiones puede producir reglas más abundantes
y largas de lo normal y dolores abdominales. La perforación del útero por el uso del DIU
es rara, y fue motivo de mitos relacionados con su eficacia y utilización. (Vargas Trujillo,
2007).

26
2.4.1.3 Hormonales

Los métodos hormonales han tenido una aceptación progresivamente más amplia tanto
por la sociedad como por los usuarios, en especial las mujeres independientes y que
deciden no únicamente sobre su capacidad reproductiva, sino también sobre su libertad
para iniciar la actividad sexual consensuada. (Arango de Montis, 2008).

El método hormonal más conocido es quizá la píldora anticonceptiva, desarrollada en


1959 por Pincus y Chang (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

Es una combinación de hormonas sexuales femeninas cuyo efecto es inhibir la ovulación.


De las distintas combinaciones ensayadas en el transcurso de los años, las más
recomendables parecen ser las que se toman diariamente con las dosis mínimas
necesarias de estrógenos y progesterona, haciendo una valoración conjunta de la eficacia
y el riesgo. La píldora tiene algunas contraindicaciones así como efectos secundarios
indeseables, por lo que debe ser utilizada bajo control médico. (Torre Díaz, 2008).

Finalmente, los espermicidas utilizan sustancias químicas en forma de pomadas,


supositorios, tabletas o sprays, que se colocan en la vagina unos 20 minutos antes del
coito, a fin de inmovilizar y destruir los espermatozoides antes de que puedan llegar al
cuello uterino. Por si solos, son poco eficaces, por lo que es aconsejable utilizarlos como
complemento de los métodos de barrera. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero
León, 2000).

2.4.2 Definitivos

En este grupo encontramos aquellos métodos que, como su nombre indica, son
permanentes y no se recomiendan a menos de que, por motivos personales y bien
ponderados de forma individual o de pareja, se decida no procrear. Aunque pueden existir
casos en que su reversibilidad sea posible, su utilización implica la total certeza en la
decisión de no engendrar, ya sea en el contexto del matrimonio o por razones propias de
los individuos, y no deben ser aconsejados sin un estudio a fondo de las circunstancias de
cada persona. (Torre Díaz, 2008)

27
2.4.2.1 Vasectomía

Es una técnica quirúrgica con la que se busca producir infertilidad en los hombres.
Consiste en ligar los conductos deferentes, por donde se transportan los espermatozoides
desde los testículos hasta la uretra. (Arango de Montis, 2008).

Es un procedimiento ambulatorio, eso quiere decir que no necesita hospitalización;


además, se hace con anestesia local. El cirujano hace dos cortes de 5 a 10 milímetros en
la parte alta del escroto, a través de los cuales saca los conductos para cortarlos y
ligarlos. (Vargas Trujillo, 2007).

La esterilidad no es inmediata, y hay que recurrir a otro método de anticoncepción durante


al menos tres meses posteriores a la cirugía. La idea es esperar a que los
espermatozoides que están en las vesículas seminales desaparezcan. Hasta que éste
análisis no dé como resultado la ausencia total de espermatozoides en el semen, por lo
que se debe seguir utilizando otros métodos ya que la vasectomía todavía no es segura.
El deferente tiene aproximadamente 50 centímetros de longitud, y los espermatozoides se
mueven con lentitud; debiendo darles el tiempo (de 2 a 3 meses) y la oportunidad de ser
expulsados (de 20 a 25 eyaculaciones) antes de realizar el primer análisis. (Arango de
Montis, 2008).

En resumen, se debe realizar el primer análisis de semen entre el 2º y 3er mes después
de la vasectomía. Si aún existe presencia de espermatozoides en el mismo, debe
seguirse con el método habitual y repetir un seminograma cada mes, hasta que
obtengamos el resultado deseado, es decir, la ausencia total de e espermatozoides.
Pueden aparecer espermatozoides en los análisis incluso hasta los 8 meses. Si
transcurrido éste periodo de tiempo no se ha normalizado, debemos solicitar una revisión
por el urólogo que ha realizado la intervención. (Melendo Granados, 2007).

2.4.2.2 Salpingoclasia

Es la cirugía a la que se somete la mujer para su esterilización. Es un método


anticonceptivo permanente, por eso la mujer debe tener muy claro que no quiere tener

28
más hijos. La reversibilidad de la operación es muy complicada, y no siempre se logra con
éxito. (Arango de Montis, 2008).

Si una mujer quedara embarazada tras la operación, existe mayor probabilidad de que el
embarazo sea ectópico (desplazamiento o mala ubicación de un órgano del cuerpo). El
riesgo de embarazo es de 1 entre 200 pero en caso de que quedara embarazada la
mujer, el embarazo es de alto riesgo y sería peligroso para ella. Se suele realizar a
mujeres mayores de 30 años que ya han sido mamas y no quieren volver a serlo. (Torre
Díaz, 2008).

Los dos métodos más comunes para la operación de salpingoclasia son la


minilaparotomía, que se practica con anestesia local y sedación suave, y la laparoscopia,
que requiere de anestesia general. La cirugía no es muy larga porque dura
aproximadamente 30 minutos, es una cirugía ambulatoria ya que tras estar un rato en
observación la mujer se puede incorporar a su vida cotidiana. La ligadura de trompas
impide, a través de la intervención en las trompas de Falopio, el encuentro entre el óvulo y
el espermatozoide. (Vargas Trujillo, 2007).

Actividades de Aprendizaje de la Unidad II

1. Power Point sobre “Los Métodos Anticonceptivos y su eficacia en la prevención del


embarazo y enfermedades de Transmisión Sexual”.

2. Participa en el Foro “Los Métodos Anticonceptivos Definitivos”.

3. Responde al Cuestionario de la Unidad.

Síntesis de Unidad II

A diferencia de los que nos antecedieron, nos encontramos en una era de amplio
conocimiento científico de las causas de nuestros padecimientos de índole sexual y
parece paradójico que en ocasiones, este factor nos haga padecer de un egocentrismo

29
que anula toda posibilidad de mesura, protección y cuidado de las condiciones que las
generan.

Al mismo tiempo que nos hemos convertido en seres informados, prevalecen muchos de
los estereotipos y prejuicios que nos hacen víctimas de un número alarmante de
padecimientos graves que, si bien controlables o incluso erradicables en la actualidad,
evidencian nuestro desconocimiento de la prevención, la principal herramienta contra
cualquier daño que podamos infringirnos.

De manera simultánea, en la actualidad tenemos un mayor control sobre nuestra propia


capacidad reproductiva y, aun cuando nos jactemos de tal poder, seguimos cometiendo
errores y deshumanizando la experiencia sexual en aras del egocentrismo y la auto
satisfacción, sin ser conscientes de la responsabilidad que involucra no solamente
engendrar un nuevo ser, sino incluso la sana convivencia armónica de la experiencia
sexual significativa. Sin caer en los extremos esperamos que en el futuro se logre un
equilibrio entre libertad y responsabilidad aún más estable del que actualmente hacemos
alarde.

30
UNIDAD III

ACTO SEXUAL, VARIANTES Y PREFERENCIAS

Objetivo de la Unidad: Conoce la relación sexual humana, así como analizar las
preferencias sexuales y sus variantes.

3.1 Respuesta Sexual

Se entiende por Respuesta Sexual la serie de cambios que aparecen en el organismo


cuando el individuo reacciona a la estimulación sexual eficaz; lo característico del ser
humano es que la gama de estímulos posibles es extraordinariamente variada, ya sean
táctiles, visuales, auditivos o solo emocionales (Federación Latinoamericana de
Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993).

La respuesta sexual no fue estudiada de forma rigurosa sino hasta 1954 por William H.
Masters y Virginia E. Johnson, cuya investigación duró más de una década y presentada
en el libro Respuesta Sexual Humana. Uno de los hallazgos más relevantes fue la
constatación de que la respuesta sexual es la misma tanto si la estimulación es por coito,
por masturbación o un contacto homosexual. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)

El organismo pone en marcha dos mecanismos cuando tiene lugar la respuesta sexual: la
vascongestión, es decir la afluencia de sangre especialmente en los órganos genitales; y
la contracción muscular. Master y Johnson encontraron que aunque la respuesta puede
presentar muchas variantes de un individuo a otro y de una situación a otra, se presentan
4 fases, tanto en los varones como en las mujeres, aunque con características diferentes
en duración, presentación de cambios fisiológicos y factores que las desencadenan. A
continuación se contrastarán cada una de ellas en los sujetos de acuerdo al sexo.
(Gorguet Pi, 2008).

31
3.1.1 Excitación

En el varón, la primera respuesta que se percibe ante un estímulo físico o psíquico que
desencadene la excitación sexual es la erección del pene, que en el caso de la mujer se
corresponde en la lubricación vaginal. Suele presentarse a los pocos segundos y por lo
general, durará hasta el final de la actividad sexual, aunque en ocasiones es posible que
diversos factores provoquen su desaparición, como el cese de la estimulación, la irrupción
de un elemento distractor o el recordar algo desagradable. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).

La disminución o pérdida de la erección no supone un fracaso en la respuesta, pues una


estimulación eficaz permitirá recuperarla. La piel del escroto experimenta cambios que
consisten en el engrosamiento y al desaparición de sus pliegues característicos; los
testículos inician un proceso de elevación hacia el perineo que se completará hasta la
fase siguiente, por el acortamiento del cordón espermático originado en el músculo
cremaster que lo envuelve. (Arango de Montis, 2008).

En contraste, en la mujer se produce la lubricación vaginal; en las paredes aparece una


secreción que irá en aumento a medida que la excitación vaya progresando y que
facilitará la penetración. Esta fase de reacción es variable de una mujer a otra, por lo que
hay que prestar atención a la cantidad de líquido segregado, pues puede causar
inadecuación o malestar emocional a quienes se humedecen menos. Al final de esta fase
e inicio de la meseta las glándulas de Barthilono segregan unas gotas de mucosa que
también lubrican la vagina, que empieza a expandirse en su tercio interno. El clítoris se
alarga y aumenta en el cuerpo y glande, lo que no siempre es percibido fácilmente. El
útero se eleva y los labios mayores experimentan un aplanamiento y se separan del
orificio vaginal. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

3.1.2 Meseta

En el hombre, la excitación se intensifica para dar paso al orgasmo; el pene completa su


engrosamiento en la corona del glande, que aumenta su circunferencia e inclusive tomar
una tonalidad rojo púrpura por la congestión de los vasos sanguíneos superficiales. Desde

32
las glándulas de Cowper se emiten gotas que contienen espermatozoides vivos capaces
de fecundar. Los testículos se elevan y aumentan lo que indica que la eyaculación se
aproxima. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

La mujer suele ser más lenta en su proceso de excitación y la brevedad en la meseta del
varón puede suponer el fracaso de la relación sexual. El cuerpo del clítoris sufre una
elevación y retracción, como si se escondiese, lo que dificulta muchas veces su
localización. La vagina se sigue expandiendo por el fondo. Lo más característico es el
aumento del groso de las paredes del tercio medio, y el estrechamiento de la abertura, lo
que aumenta la presión sobre el pene y el placer sexual de ambos. Este cambio
estructural de forma autónoma explica por qué el tamaño del pene es poco importante
para la estimulación durante el coito. La coloración de los labios menores a un tono rojo
más intenso es la señal que el orgasmo es inminente (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin,
2009).

3.1.3 Orgasmo

Cuando la tensión del pene llega a su punto máximo sobreviene la eyaculación; ésta se
produce por efecto de las contracciones regulares en el esfínter de la uretra y en los
músculos isquiocavernoso, bulboesponjoso y transversos del perineo y que, al
prolongarse a lo largo de la uretra, expulsan semen al exterior. Dichas contracciones se
desarrollan en intervalos de 0.8 segundos y disminuyen en intensidad después de las 3 o
4 primeras a lo que después sucede la expulsión del semen (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).

En la mujer se presentan muchas más variaciones que en el varón: se manifiesta en


contracciones en el tercio inferior vaginal, por lo que se le llama plataforma orgásmica, lo
que no implica que sea un mejor orgasmo que el obtenido por la estimulación del clítoris o
de las mamas. El útero en esta fase acaba de elevarse dentro de la pelvis y experimenta
contracciones cuya intensidad es paralela a la del orgasmo y a diferencia del hombre, no
requiere un periodo refractario para pasar de un orgasmo al otro. (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).

33
3.1.4 Resolución

Se produce la detumescencia o pérdida de la erección del pene que suele darse en dos
etapas: en la primera se reduce un 50% del tamaño en comparación de la erección plena,
mientras que en la segunda los testículos vuelven a su tamaño y posición habituales. A
diferencia de la mujer, el hombre debe esperar un periodo llamado refractario para poder
ser estimulado nuevamente. (Arango de Montis, 2008)

Por su parte, el clítoris vuelve a su posición a los 10 segundos aproximadamente de la


consecución del orgasmo y de forma más lenta, desaparece su aumento de tamaño. El
útero desciende y la vagina se acorta volviendo al color habitual. Los labios mayores
vuelven a su posición normal si se ha alcanzado el orgasmo, de lo contrario, permanecen
separados y turgentes durante un periodo variable. (Arango de Montis, 2008).

3.2 Posiciones en la Relación Sexual

Una Relación Sexual satisfactoria para ambos requiere que el hombre esté atento a las
necesidades de la mujer y sea capaz de disfrutar con todo tipo de caricias; ella por su
parte debe poder comunicar y pedir a su pareja el tipo de estimulación que le sea más
placentero. El contacto sexual debe ser como un diálogo entre dos cuerpos que
intercambian no solo placer sino también ternura; en ningún caso debe presionarse a
ningún miembro de la pareja para que haga algo que no le apetece. El sentirse forzado o
el tener que actuar en contra de la voluntad de uno suele acabar en un grave deterioro de
la relación sexual. (Melendo Granados, 2007)

No hay que olvidar que la penetración es una posibilidad más entre las muchas que tiene
la Relación Sexual y que en ningún caso deba verse como el único o principal objetivo; si
se lleva a cabo, hay que tener suficiente imaginación y desinhibición como para probar
distintas posiciones y no limitarse a aquellas que enseña la rutina. La posición más
frecuente, que es la del hombre echado encima de la mujer, no siempre es la más
adecuada para ella, ya que su órgano más sensible, el clítoris, solo recibe estimulación
indirecta de la presión que el hombre hace sobre el pubis. (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).

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Existen otras posiciones que pueden intentarse, como la mujer en cuclillas encima del
hombre, ambos acostados de lado cara a cara, o la mujer dando la espalda al hombre, la
mujer encima del hombre sentado o incluso ambos de pie. Esto va a depender de las
preferencias de cada pareja pero, en cualquier caso, son recomendables las posturas en
las que la penetración permite la estimulación manual del clítoris por parte del hombre o
de la propia mujer. (Melendo Granados, 2007).

Para que la actividad sexual sea gratificante y enriquecedora debe basarse en la libertad y
la confianza; es indispensable que cada uno de los miembros de la pareja tenga una
actitud responsable y que piense en el otro y no solo en sí mismo. El contacto sexual de
este tipo se convierte así en un intercambio entre placer y ternura. (Gorguet Pi, 2008).

3.3 Preferencias Sexuales

Por Preferencia Sexual suele entenderse como con una persona de que género se tiene
relaciones sexuales, prefiere tenerlas o fantasear con tenerlas. La preferencia sexual no
es un trastorno ni enfermedad ni tiene que ver con ideologías, por lo que no hay
tratamiento ni medicina ni forma de pensar que la cambie, es una elección biológica
(Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993).

Sin embargo, muchas personas homosexuales y bisexuales buscan tratamiento y ayuda


psicológica, no tanto para cambiar de preferencia, sino más bien para poder enfrentar las
restrictivas y muchas veces ignorantes formas de pensar y ver las cosas tanto de ellos
mismos como de la familia y la misma sociedad, quien muchas veces juzga y discrimina
este comportamiento. (Arango de Montis, 2008).

3.3.1 Heterosexualidad

El sujeto se siente atraído y obtiene placer sexual a través de la relaciones mantenidas


con una persona del otro sexo. El término fue acuñado a finales del siglo XIX
como concepto alternativo a homosexualidad y bisexualidad (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).

35
Hasta este momento no existía el concepto de heterosexualidad; los heterosexuales eran
simplemente las personas consideradas normales en su conducta sexual, mientras que
los de otras orientaciones sexuales se consideraban personas patológicas. Todas las
sociedades parecen presentar un patrón preferentemente heterosexual, tal vez a causa
de la asociación de sexualidad con reproducción, a pesar de que hoy día, el mayor
acceso al control de natalidad ha permitido que las personas establezcan conductas
heterosexuales con fines de placer y no de procreación. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).

3.3.2 Homosexualidad

El vocablo Homosexualidad proviene de la raíz griega Homo que significa mismo, de


manera que el significado completo del término comprende cualquier tipo de relación
entre miembros del mismo sexo. En este sentido conviene corregir otro error habitual
entre nosotros, que consiste en denominar homosexual solamente al miembro de la
pareja masculina que se deja penetrar y no al que realiza la acción de penetrar (Gorguet
Pi, 2008).

La Homosexualidad sigue siendo un fenómeno de complejidad extrema, ya sea tanto


masculina como femenina, siendo esta mucho más frecuente de lo que se cree. No puede
reducirse a una conducta, pues todos los individuos, adolescentes y adultos pueden
tender a las prácticas homosexuales sin que por ello sean homosexuales. Hablando de
una preferencia, aquel que se dedica a prácticas eróticas por placer y en libertad de
elección, es al que consideraremos como homosexual. (Torre Díaz, 2008).

El comportamiento homosexual ha sido permitido y aprobado en muchas culturas


diferentes; por ejemplo, se pueden citar las sociedades antiguas ateniense, persa o
islámica, la del Imperio Romano, las culturas helenísticas del Medio Oriente, el Imperio
Otomano, el Japón feudal, etc. Sin embargo, en algunos países, actualmente la
homosexualidad sigue siendo considerada como delito que se castiga hasta con pena de
muerte. (Torre Díaz, 2008)

36
Los homosexuales varones recurren a la masturbación recíproca, la sodomía y el coito
interfemoral mientras que las mujeres practican el estímulo de los pezones y el sexo oral,
y en menor medida utilizan también juguetes o falos artificiales. (Halgin & Krauss
Whitbourne, 2009).

Hay que aclarar que al igual que la heterosexualidad, la homosexualidad es una cuestión
de grado, pues la explicación de dicha preferencia no se reduce al número de
experiencias tenidas durante el desarrollo; también hay que tener en cuenta que la
homosexualidad no representa un sinónimo de feminidad en el varón o virilidad en la
mujer, y que en ambos casos existe una postura activa y pasiva de la conducta sexual del
compañero. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)

3.3.3 Bisexualidad

En los últimos años la Bisexualidad se ha puesto de moda en algunos medios y según


Masters y Johnson es una señal de refinamiento sexual y de apertura de ideas (Gorguet
Pi, 2008).

Algunos señalan que el motivo es que emocionalmente se sienten mejor en algunos


momentos con un hombre y en otros con una mujer; ciertos hombres como algunas
mujeres plantean que eso significa no tener prejuicios en contra de la homosexualidad.

Una circunstancia fomentadora de la Bisexualidad sería una fuerte amistad con un sujeto
homosexual en el que puede surgir un sentimiento amoroso como ocurriría con un
heterosexual; también hombres o mujeres heterosexuales recluidas en prisiones, tienen
esporádicamente relaciones con personas del mismo sexo que allí se encuentran, lo
mismo ha ocurrido a quienes han participado en movilizaciones por largo tiempo y
solamente han estado en compañías del mismo sexo y tuvieron comportamiento bisexual.
(Vargas Trujillo, 2007).

37
3.4 Variantes Sexuales

Las llamadas parafilias, que literalmente se refieren a las desviaciones respecto al objeto
de atracción sexual de la persona, son trastornos en los que el individuo tiene fantasías
intensas y recurrentes que provocan excitación sexual, deseos o conductas que
involucran objetos no humanos, niños u otras personas que no dan su consentimiento
para el acto o bien, el sufrimiento o humillación propios o de la pareja. (Halgin & Krauss
Whitbourne, 2009)

Existen diversos tipos de parafilias, pero todas comparten la característica común de que
la gente con estos trastornos depende psicológicamente tanto del objeto del deseo que
son incapaces de sentir placer sexual a menos que el objeto esté presente en alguna
forma. En ciertos casos la preferencia sexual inusual ocurre en episodios ocasionales,
como en periodos de estrés. (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2003)

Se debe tener en cuenta que las parafilias no son caprichos fugaces o sueños diurnos
sobre prácticas sexuales poco comunes, sino condiciones que duran por lo menos seis
meses. Una parafilia puede volverse tan fuerte y apremiante que la persona pierde la
visión de otra meta que no sea el logro de su satisfacción sexual. (Morris & Maisto, 2005)

Por definición, las parafilias causan un malestar o deterioro personal intenso en el área
social, en el trabajo y en otras áreas del funcionamiento vital y, con excepción del
masoquismo, casi todos se presentan mayoritariamente en hombres. A continuación se
describirán algunos casos de preferencias sexuales que se clasifican como parafilias de
acuerdo a criterios diagnósticos del DSM-IV (Asociación Estadounidense de Psiquiatría,
2003)

El DSM-IV es una clasificación categorial que divide los trastornos mentales en diversos
tipos basándose en series de criterios con rasgos definitorios.

3.4.1 Fetichismo

Un fetiche es un objeto inerte por el que se siente atracción sexual recurrente; quienes
padecen el fetichismo se preocupan por dicho objeto y se vuelven dependientes de éste

38
para lograr la gratificación sexual. En realidad prefieren este objeto a la intimidad con una
pareja. Los fetiches más comunes son prendas de vestir ordinarias como ropa interior,
medias, zapatos y botas, llegando en ocasiones a ser muy específicos El parcialismo es
una variante de esta parafilia, en la que el individuo expresa un interés por una parte
específica del cuerpo. Al mismo tiempo, se debe excluir el fetichismo si el objeto es
utilizado para incrementar la excitación sexual como en el caso de los vibradores.
(Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2003)

3.4.2 Voyeurismo

Este término proviene del vocablo francés voir, que significa ver. En éste trastorno el
individuo obtiene placer sexual con la observación compulsiva de la desnudez o la
actividad sexual de otros que no son conscientes de ser observados. A diferencia de
quien ve a la pareja o una película de desnudez o sexo explícito, el vouyerista necesita
del anonimato pues se siente incapaz de establecer una relación sexual regular con una
persona que le observa. Prefiere masturbarse durante o inmediatamente después de la
actividad vouyerista, o que proporciona un sustituto de la gratificación sexual. (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría, 2003)

3.4.3 Paidofilia

Es quizá el trastorno más perturbador, pues consiste en que un adulto o una persona de
al menos más de 16 años presentan deseos sexuales incontrolables hacia los infantes
con una sexualidad inmadura. En ocasiones sucede que los infantes son sometidos a
formar parte de actos de victimización, como en el secuestro, en los que el abuso sexual
puede persistir durante años. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)

Aunque el rasgo principal sea la atracción a los menores, las preferencias y consultas
sexuales varían en cada individuo; algunos no realizan los impulsos y se limitan a
fantasías e inclinaciones al abuso físico. Sin embargo, quienes llevan a cabo el impulso
cometen actos como desvestir al infante, tocar sus genitales, obligarlo a participar en

39
actividades oral-genitales, e intentar tener una relación vaginal o anal. (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría, 2003)

Los tratamientos para el manejo de la pedofilia incluyen métodos conductuales, técnicas


cognitivo-conductuales e intervenciones de tipo biológico. No existe un método ideal para
tratarlo, y el apoyo familiar ha demostrado tener una amplia efectividad al crear el
compromiso del agresor a permanecer sano dentro de los límites de su actividad
voluntaria. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)

3.4.4 Gerontofilia

Es una parafilia que consiste en la búsqueda de una pareja sexual con edad cronológica
mucho mayor. Forma parte de las patologías descritas en el Manual diagnóstico de las
enfermedades en sexología (Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y
Educación Sexual, 1993), y se define como las actividades sexuales con personas
ancianas, actos o fantasías, la cual constituye la especificidad fundamental. Es decir,
cuando el varón o hembra se activa sexualmente solo y únicamente con ese
administrador, en este caso, personas ancianas.

La atracción por personas mayores proviene tal vez del porte reconfortante de los
individuos maduros, que es con frecuencia determinante. La gerontofilia puede también
derivar de la inteligencia, experiencia y calma de las personas de edad, que los hace ser
capaces y estar preparados para escuchar al otro. Como en otras parafilias, la gerontofilia
puede estar asociada a una evitación de la intimidad con una persona de edad similar,
pues una figura venerable es, en general, menos amenazante que una joven. La
sexualidad de las mujeres longevas no está en absoluto limitada por la angustia de
quedar encinta. Del mismo modo, a los varones viejos que hayan tenido una operación de
próstata les es imposible la fecundación. (Mulligan, 2006)

3.4.5 Sadomasoquismo

El término se compone de dos conductas bien diagnosticadas por separado, pues tanto el
sadismo sexual y el masoquismo cuentan con criterios diagnósticos específicos, y cuando

40
ambas conductas se utilizan alternativamente recibe el nombre de sadomasoquismo.
(Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)

El sadismo sexual consiste en la gratificación sexual mediante actividades que dañan o


buscan dañar a otra persona; ver o imaginarse el dolor de otra persona causa nieles de
excitación altos en estos sujetos. El término deriva del autor literario conocido como el
Marqués de Sade, quien en el siglo XVIII escribió acerca de la obtención de placer sexual
y actos de crueldad. (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2003)

Por contraparte las personas que muestran una búsqueda de gratificación al recibir
estímulos dolorosos en su cuerpo, ya sea solo o en pareja reciben el nombre de
masoquistas; se puede obtener a través de diversas prácticas como el atarse con ropa o
cuerdas, dañar la piel con alfileres o cuchillos o a través de impulsos eléctricos. En
ocasiones, hay quienes no actúan sus fantasías, pero sienten impulsos recurrentes y
pueden sentirse perturbados por el poder de estos. El trastorno recibe su nombre en este
caso del escritor austriaco del siglo XIX Leopold Baron Von Sacher;Masoch, quien en sus
novelas describía a hombres que recibían humillaciones y abusos sexuales por parte de
las mujeres. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)

3.4.6 Necrofilia

Por necrofilia se entiende la inclinación por la muerte o por alguno de sus aspectos. De
igual forma hace referencia a la perversión sexual de quien trata de experimentar placeres
eróticos con cadáveres. (Roemer, 2007)

La palabra necrofilia es de origen griego y significa atracción por los muertos.

Algunos autores refieren que es la obtención de placer sexual con cadáveres,


generalmente por medio de la cópula con o sin mutilación subsiguiente. Otros, definen la
necrofilia como el acoplamiento más o menos completo de un hombre con un cadáver de
mujer más o menos fresco. Y por último encontramos que la necrofilia consiste en hallar el
máximo placer, cuando no el placer exclusivo, por medio de tocamientos y fogosidades
con personas ya fallecidas. O sea, la necrofilia es la excitación sexual provocada por la

41
contemplación, el contacto, la mutilación o la evocación mental de un cadáver.
(Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993)

3.4.7 Zoofilia

La zoofilia se refiere a actos sexuales entre una persona y un animal. (Roemer, 2007)

Según el manual de diagnóstico estadístico psiquiátrico, DSMIV (Asociación


Estadounidense de Psiquiatría, 2003), la zoofilia trata de una fantasía repetitiva y
constante de tener relaciones con animales y un método que sirve para que las personas
tengan una excitación. Dentro del manual se establece que una persona puede
convertirse en zoofílica, cuando no establece buenas relaciones sociales, debido a una
soledad o a falta de una pareja. Este tipo de trastornos es posiblemente que pueda verse
más acentuado en las zonas rurales, donde el campo y los animales están más libres.

3.5 La Sexualidad en los Años Seniles

Desde el punto de vista demográfico la población de la tercera edad ha aumentado en


comparación con las tasas de nacimiento; el aumento en la calidad de vida ha permitido
una longevidad que ha disminuido progresivamente la cantidad de las defunciones de
adultos mayores. (Mulligan, 2006)

Aun cuando se sabe que las personas de la tercera edad pueden seguir manteniendo una
vida sexual satisfactoria lo cierto es que ha prevalecido la idea de que la sexualidad es
cosa de jóvenes y que debería desaparecer con la edad. La causa de esta falacia debe
quizá buscarse en la función reproductiva del sexo, lo cual, en la sociedad moderna es un
concepto desechado. Los cambios fisiológicos normales al entrar a la tercera edad
pueden repercutir en la actividad sexual, al igual que en otras facetas de la vida, pero no
justifican que la posibilidad de disfrutar la sexualidad se haya acabado. (Tordjman, 1980)

En el caso de la mujer esta etapa se precede por la menopausia o cese de la


menstruación; los cambios hormonales ocasionan alteraciones a nivel de los órganos
genitales, como la atrofia de la mucosa vaginal y la disminución de lubricación. Sin

42
embargo, quienes han tenido una vida sexual satisfactoria dichos cambios no suelen
impedir que sus relaciones sigan siendo placenteras. El declive sexual de la mujer se
debe más a factores como el estado emocional, las relaciones de pareja, las tensiones
ambientales o la salud física. (Mulligan, 2006)

En el hombre también se acusan ciertos cambios debidos al descenso de la testosterona


y que se conocen como andropausia; sin embargo son menos específicos y más lentos.
La producción de espermatozoides desciende a partir de los 50 a los, pero puede persistir
durante mucho tiempo. La norma general es que haya una disminución en el impulso y la
potencia reflejados en la necesidad de prolongar la estimulación, disminución de la
intensidad de la eyaculación, menor urgencia eyaculatoria y alargamiento del periodo
refractario. Es necesario recalcar que dichos cambios pueden no darse en todos los
individuos, como lo comprueban las observaciones e investigaciones científicas, y parece
ser más decisiva la atracción sentida por la pareja. (Mulligan, 2006)

El estar solo, sobre todo en esta etapa de la vida, es más conflictivo, pues encontrar un
compañero sexual es más difícil, en especial por factores culturales. Incluso quien pueda
haberlo encontrado podría renunciar a él por presiones sociales. El hecho de que las
normas morales de la sociedad sancionen de forma distinta la actividad sexual de un
hombre o una mujer hacen que para ésta la situación se torne más difícil. Encontrar
pareja más joven o incluso de la misma edad motiva comentarios de desaprobación o
reproche, cuando en el varón suscita envidia o incluso admiración. (Papalia, Wendkos
Olds, & Duskin, 2009)

El pertenecer a la tercera edad no comporta en lo absoluto una pérdida de la capacidad


de goce sexual, pues es una de las diversas cosas que aumentan la calidad de vida. Es
indispensable conseguir un cambio en la mentalidad de la sociedad y comprender que la
actividad sexual no se limita al coito, pues abarca una gama de posibilidades tan
satisfactoria o más que éste. (Tordjman, 1980)

43
Actividades de Aprendizaje de la Unidad III

1. Cuadro comparativo sobre “Las diferencias de la Respuesta Sexual del Hombre y la


Mujer”.

2. Participa en el foro “La Expresión de la Sexualidad en la Senilidad”

3. Contesta el cuestionario de la unidad

Síntesis de la Unidad de la Unidad III

La expresión de la sexualidad es uno de las experiencias más plenas que el ser humano
puede conocer, y durante muchos años se cayó en el oscurantismo al vedar del
conocimiento general todos los elementos que nos permitan disfrutar más intensamente la
comunión de las personalidades y las emociones que se expresan en el acto sexual.

Como bien se ha recalcado en este compendio, al parcializar la información en aras de


una sobre esquematización del acto sexual, se perdió el elemento humano y sensible que
permite incrementar en el hombre la capacidad de gozo y expresión que le distingue del
reino animal.

Así mismo, el defender la libertad del ejercicio sexual nos permite comprender las causas
de las así llamadas desviaciones o parafilias no para acusar o denostar algún tipo de
estigma, sino para poder aumentar las posibilidades y los matices de la experiencia
sexual entre seres libres y poder, de forma humana y profesional, ofrecer
comprensivamente alternativas a la expresión de los impulsos sexuales de una forma más
plena y responsable o al menos, ofrecer una nueva perspectiva tanto a la sociedad en la
que se encuentran inmersos como a los mismos sujetos que así han decidido ejercer su
conducta sexual.

44
UNIDAD IV

SEXUALIDAD HUMANIZADA

Objetivo de la Unidad: Comprende y analiza la relación de pareja y conocer los


elementos de la terapia sexual.

4.1 Niveles de Atracción

Entre las numerosas posibilidades del ser humano está la de expresarse sexualmente;
por lo tanto, se dice que la actividad sexual es una forma de comunicación. Sin embargo
con ser cierta, esta afirmación no es suficiente pues olvida otras connotaciones
importantes de la sexualidad, entre ellas la de que es también una fuente de placer.
(Davidoff, 2003)

La relación interpersonal, o el amor si se quiere, es extraordinariamente rico y complejo


que va mucho más allá de la biología y que resulta bastante desconocido; tan erróneo es
sublimar el sexo y ver en él la expresión más elevada del amor como el hecho de
convertirlo en una forma de gratificación individual en la que el otro es utilizado como si
fuera un instrumento. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).

Desarrollar relaciones íntimas es una tarea crucial de la adolescencia, por lo que la


experiencia de la intimidad se vivencia como cercana, cálida y comunicativa, que puede
incluir o no el contacto sexual. Las personas se hacen íntimas y permanecen gracias a los
descubrimientos compartidos, las respuestas a las necesidades de los demás y la
aceptación y respeto mutuos. (Tordjman, 1980).

De acuerdo a la teoría triangular del amor de Sternberg, los tres elementos que componen
la experiencia del amor son la intimidad, la pasión y el compromiso, lo que deriva en tipos
distintos de atracción. El primero se relaciona con el autodescubrimiento, que conduce al
vínculo, la calidez y la confianza; el segundo es el elemento motivacional, que se basa en
impulsos internos que convierten la excitación fisiológica en deseo sexual. Finalmente, el

45
compromiso es el componente cognitivo que se refleja en la decisión de amar y
pertenecer con el ser amado. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)

Algunas de las variantes que pueden surgir de la presencia o ausencia de estos


elementos generan una gama amplia de relaciones:

 Atracción: Existe intimidad, pero no pasión ni compromiso


 Enamoramiento: Evidencia de la pasión, pero no de intimidad ni compromiso
 Amor vacío: Hay compromiso, pero no pasión ni intimidad
 Amor romántico: Presenta pasión e intimidad, pero no compromiso
 Amor fatuo: Existen la pasión y el compromiso, pero no la intimidad
 Amor consumado o completo: los tres elementos se conjugan (Papalia, Wendkos
Olds, & Duskin, 2009)

4.2 Elección de Pareja

De acuerdo con Erikson, una de las crisis del desarrollo psicosocial implica la
preocupación principal de la edad adulta temprana en el conflicto dual de la intimidad
frente al aislamiento (Morris & Maisto, 2005). Si los jóvenes no pueden establecer
compromisos personales profundos con los demás, quizá se mantengan aislados y
ensimismados, aun cuando algo del aislamiento es necesario para pensar en sus vidas. A
medida que se buscan resolver las exigencias conflictivas de intimidad, competitividad y
distancia, desarrollan un sentido ético, que marca la edad adulta. (Papalia, Wendkos Olds,
& Duskin, 2009)

Las relaciones íntimas exigen sacrificio y compromiso; por ello, quienes han conseguido
un fuerte sentido de sí mismos, están listos para fusionar su identidad con la de otra
persona y dispuestos a arriesgar temporalmente la pérdida del yo en el coito y el
orgasmo, así como en amistades y parejas. Erikson diferencia entre intimidad sexual, en
la que ocurre un encuentro casual, e intimidad madura, en la que el orgasmo mutuo se
presenta como una expresión de verdadera genitalidad. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).

46
De la solución de esta crisis del desarrollo surge el amor como la virtud predominante,
propia de quienes han elegido compartir sus vidas, procrear y ayudar a que los hijos
logren su propio desarrollo saludable.

La intimidad incluye un sentido de pertenencia; la necesidad de pertenecer a alguien para


establecer relaciones fuertes, estables, cercanas y cariñosas es un motivador importante
para el comportamiento humano, pues las emociones fuertes positivas y negativas son
evocadas por vínculos íntimos. Las personas tienden a ser más saludables física y
mentalmente y a vivir más si tienen relaciones estrechas satisfactorias (Papalia, Wendkos
Olds, & Duskin, 2009).

4.3 Noviazgo y Compromiso

El primer amor no se olvida nunca, y sigue siendo fuente de numerosas dificultades y


equívocos. El riesgo de los primeros contactos de los adolescentes es que con frecuencia,
en su primera pareja buscan más que un ser que colme su espera y les permita
perfeccionar la plenitud de su personalidad, un calco de la imagen fantasmal de la
relación heterosexual idealizada, muchas veces desde el hogar o desde la sociedad, y no
desde el autoconocimiento (Melendo Granados, 2007).

La trayectoria de la identificación de la pulsión sexual de niños y niñas es diferente; el


varón parte del deseo sexual para desembocar finalmente en los sentimientos y las
emociones de amor, mientras que las mujeres siguen el camino contrario. (Davidoff, 2003)

En la elección de la pareja en el adolescente intervienen varios factores, suscitados por la


aparente revolución social que se dio a mediados del siglo pasado. Por una parte, la
convivencia entre sexos se ha vuelto normal; la contra concepción ha avanzado a pasos
agigantados, por lo que los varones jóvenes poseen argumentos más contundentes para
convencer a su compañera de que ceda al coito, pues el miedo al embarazo ha
disminuido. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)

Para los chicos de quince años en adelante la pulsión sexual implica un rito de iniciación a
la virilidad que la sociedad moderna le puede permitir. Para tales efectos, se obliga a
practicar las relaciones sexuales con cualquier compañera que la suerte le depara, incluso

47
fuera del contexto del noviazgo. Por su parte, para las chicas de la misma edad la relación
sexual encierra significados muy diferentes: afirman su poder de seducción y se
revalorizan en el aspecto físico y escolar; eliminan parte de la culpabilidad provocada por
la masturbación, afirman su autonomía y libertad contra el medio familiar y es un paliativo
a la carencia de afecto del nivel parental. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero
León, 2000)

El primer coito de una chica es, por lo general, un intento de ligarse a un compañero
amado y anudar con él una relación duradera. Por el contrario, los chicos suelen pensar
que sus compañeras ceden a la relación para satisfacer sus propios sexuales, una
conclusión basada en su propia sexualidad. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero
León, 2000)

Hay que reconocer, de igual manera, que los adolescentes no siempre están dispuestos a
tener relaciones sexuales; su madurez psicoafectiva no sobreviene sino mucho después
de la madurez sexual, y hasta ese momento, la relación sexual sigue siendo una llamada
emocional que es vivida como un desafío tanto a sí mismo como al mundo de los adultos.
La pareja se utiliza en ocasiones como un objeto para remediar una insuficiencia,
revalorizarse, ajustarse a las reglas del juego de la sociedad o hasta para ceder a las
presiones de una publicidad que alienta la satisfacción inmediata del deseo, el cambio y la
facilidad. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)

4.4 Contrato Sicológicos de Pareja

Es importante que las personas consideren que cuando se decide tener relaciones
sexuales es preciso establecer una negociación previa de cuándo, dónde y cómo será esa
relación. Esto no debe posponerse para el momento mismo de la relación sexual, pues el
entusiasmo y la excitación quizá bloqueen el buen juicio. De modo que es adecuado
buscar el mejor momento para establecer esa negociación. (Tordjman, 1980)

Por negociación aquí se alude al intercambio de puntos de vista con la pareja, con la
finalidad de llegar a un acuerdo acerca de lo que se desea hacer juntos. Sin embargo,
para negociar es fundamental que ambas personas tengan disposición y deseos de llegar

48
a un arreglo. De este modo, la negociación sobre los términos en que se tendrán las
relaciones sexuales ayuda a las personas a resolver problemas, proponer soluciones y
plantear el uso del condón, así como sentirse tomados en cuenta. A fin de llevar a cabo
una buena negociación sobre los términos en que ocurrirá la relación sexual —lo cual
incluye el uso del condón—, es indispensable que ambos tengan una comunicación clara
y directa con la otra persona involucrada en la relación sexual. Tal comunicación clara y
directa (conocida también como comunicación asertiva) sirve para expresar ideas,
sentimientos, necesidades, así como para defender los derechos humanos, incluyendo los
derechos sexuales y reproductivos. (Arango de Montis, 2008)

Algunas pautas útiles para comunicarse de manera clara y directa, y establecer una
adecuada negociación son:

 Buscar el momento oportuno para hablar.


 Mirar a los ojos a la otra persona.
 Comunicarse con firmeza, pero con tranquilidad.
 No tartamudear ni hacer silencios muy prolongados.
 Hablar sólo de lo que le preocupa a la persona, evitando responder a expresiones
ofensivas y contestar sólo a los comentarios objetivos de la otra persona.
 Aprender a escuchar y exigir ser escuchado, ya que es la única manera de llegar a
un acuerdo satisfactorio. (Arango de Montis, 2008)
A través de una buena negociación es posible proponer el uso del condón y los términos
en los que ocurrirá la relación sexual para, de esa forma, prevenir las ITS. Además, a
partir de una buena negociación se hará evidente qué es lo que la otra persona espera y
qué es lo que uno puede y quiere dar. Todo ello permitirá que se alcance claridad y
derivará en una sensación de bienestar con lo que uno hace. Aprender a negociar es muy
importante en la vida en general y es factible desarrollar esta habilidad si uno conoce sus
propias necesidades, si es capaz de expresarlas, si escucha a los demás y, sobre todo, si
uno sabe qué está dispuesto a dar y qué pedir a cambio. (Arango de Montis, 2008)

49
4.5 Terapia Sexual

Los trastornos sexuales no se deben a una sola causa salvo casos excepcionales.
Muchas de las disfunciones pueden deberse a lesiones en los nervios neurológicos,
perturbaciones del equilibrio hormonal, lesiones vasculares, la huella negativa de las
primeras experiencias sexuales, la estructura de la personalidad y hasta el clima
conyugal. Los factores psicológicos están presentes en casi todas las afecciones de la
conducta sexual; es necesario conferir un sentido al síntoma sexual, integrándolo en el
contexto psico-afectivo de los pacientes por lo que es vital el consentimiento y la
participación de los involucrados. (Arango de Montis, 2008).

En materia de trastorno sexual, el descubrimiento de una causa orgánica no anula


necesariamente todo factor psicológico, y se encuentran estrechamente ligadas con la
dinámica familiar, laboral y conyugal. Los síntomas sexuales pueden emprender múltiples
caminos, y la sexología como ciencia pluridisciplinaria invade las fronteras de otras
especialidades, y no debe olvidar que el recuerdo, las conductas, la interacción de un
compañero, las condiciones sociológicas y culturales rigen un gran número de
insuficiencias sexuales. (Tordjman, 1980)

La terapia sexual de Masters y Johnson consistía en una serie de paquetes de


intervención organizada de acuerdo con las grandes categorías de disfuncionalidad
sexual humana. Todos estos paquetes de intervención estaban enumerados en un inicio
para ser aplicados durante 15 días continuos de intervención terapéutica. A fin de lograr
este tipo de intervención intensiva de corto plazo, Masters y Johnson pedían a sus
posibles pacientes aislarse por completo de sus actividades de rutina y de manera literal
dedicar dos semanas completas al tratamiento. La rutina era hospedarse en un hotel
cercano a la clínica y tener citas todos los días con el equipo de terapeutas. (Arango de
Montis, 2008)

William Masters y Virginia Johnson basaron sus tratamientos en el primer estudio


científico del acto sexual realizado en 1954; hasta entonces muchos médicos y psiquiatras
ocultaban su ignorancia tras el conocimiento anatómico. (León Quintanar, León Quintanar,
& Romero León, 2000)

50
Ellos prestaron atención a la función erótica y determinaron cuatro principios para la
intervención en la terapia sexual:

1.-El enfermo sexual, como compañero aislado, no existe, pues el trastorno sexual es una
enfermedad de la pareja. El aprendizaje erótico del individuo no puede hacerse por
poderes, y se corre el riesgo de sobre teorizarlo.

2.-En sexología, el tratamiento debe estar asegurado por una pareja de terapeutas de
sexo opuesto, pues de este modo las identificaciones recíprocas se realizan con mayor
facilidad, sin el riesgo de la transferencia y contra transferencia terapéutica.

3.-Poner el acento en la realidad, a través del ejercicio erótico dirigido. Para librar a la
pareja del complejo del fracaso y la angustia de la prueba, se prohíbe, dentro de los
límites de la pareja, tocar los órganos sexuales y el coito.

4.-El tratamiento está concebido como un maratón, en el que terapeuta y pacientes se


entrevistan con la mayor frecuencia y regularidad posible, en un ambiente poco habitual,
lejos de la rutina y el cansancio.

Dos características confieren a la sexualidad su especialidad: por un lado la ausencia de


dogmatismos, en donde coexistan las diferentes profesiones médicas y paramédicas,
sociólogos, psicólogos, educadores, entre muchos otros. El segundo rasgo característico
es que el sexólogo se fija ante todo como meta la desaparición del síntoma. (Halgin &
Krauss Whitbourne, 2009)

El significado que se le pueda dar a un síntoma varía considerablemente en función de las


concepciones y las hipótesis teóricas y a las causas que lo originan; sin embargo hay que
aclarar que la comprensión del trastorno sexual no lleva de inmediato a una mejora
notable, por lo que resulta preferible superar los obstáculos más visibles y no ahondar
demasiado en motivaciones inconscientes, al menos en una primera fase. (Gorguet Pi,
2008)

La desaparición del síntoma sexual da lugar en la mayoría de los casos a una mejora de
la personalidad; al recuperar su capacidad de expresión sexual el hombre y la mujer
recuperan su confianza no solamente en la vida sexual, sino incluso en sus relaciones
profesionales y en la comunicación con los demás. Se busca en las primeras sesiones

51
tres factores negativos que condicionan el trastorno sexual: el miedo al fracaso, la
ineptitud del paciente para entregarse a sus sensaciones eróticas y el nivel de
comunicación erótica y afectiva de la pareja. (Tordjman, 1980)

4.6 Técnicas de Estimulación Sexual

Al inicio de los ejercicios de estimulación sexual, toda programación de coito está


prohibida. Al principio, hasta el tacto puede ser despojado de su connotación sexual. La
sensación propiamente dicha con sus diferentes niveles de superficie de apoyo, de
intensidad de presión de grado de calor afina intensamente el sentido táctil.
Seguidamente intervienen las caricias del cuerpo del otro, las variaciones de ritmo y
cadencia, la alternancia del toque y la presión. (Tordjman, 1980)

La búsqueda de las zonas erógenas del compañero debe librarse de toda premura;
Masters y Johnson utilizan el tacto guiado para sensibilizar en la primera etapa de la
estimulación sexual. El acceso al clítoris está proscrito a no ser que la compañera lo pida,
pues se corre el riesgo de provocar una reacción de defensa inadecuada. Lo ideal
consiste en desplazar las caricias del pecho al vientre y luego hacia los muslos; entonces
abordan los labios vaginales y vuelven a subir a los senos, sin rezagarse al principio en la
región púbica. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000)

La finalidad de los ejercicios es permitir que cada uno descubra sus zonas erógenas y
exprese su sensibilidad en el plano corporal y verbal. Aprender a dar y recibir, a nivel de la
sensación, constituye el objetivo primordial. Así mismo, la relajación será un factor
importante en el reaprendizaje sexual y la estimulación sensual, pues la pérdida de la
tensión muscular favorece la vasocongestión de los órganos genitales, reconectan al
sujeto con la gratuidad y armoniza la intensidad del deseo de los participantes
perpetuando en lo posible la fase de seducción. El beso, las caricias y hasta el abrazo
provocan por si mismos un placer que puede bastarse a sí mismo, sin que conduzca
necesariamente al coito. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000)

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Actividades de Aprendizaje de la Unidad IV

1. Línea del Tiempo sobre “La Evolución de la Relación del Noviazgo a través de las
décadas”

2. Participa en el foro “La Importancia de la Estimulación Sexual para el desarrollo de la


Pareja Sana”.

3. Contesta el cuestionario de la unidad.

Síntesis de la Unidad de la Unidad IV

Dentro del espectro de la conducta sexual humana hemos apreciado en esta unidad que
lo que nos diferencia del resto de los seres con los que coexistimos en este planeta, son
precisamente aspectos muy sutiles de la voluntad y la libertad de la expresión de la vida
en conjunto que, enriquecidos con la experiencia sexual plena, trascienden el plano
biológico reproductivo y profundizan aún más nuestro nexo con la creación y la sociedad.

No es el objeto de este compendio proponer una guía completa de la salud sexual ni


esbozar todos los elementos que componen la salud sexual o siquiera nombrar
exhaustivamente las posibilidades de la conducta sexual humana, pues al delimitar o
mencionar algunos de ellos se corre el riesgo de excluir del plano lo que la imaginación y
voluntad de los involucrados pueda incrementar al explorar las posibilidades de la
expresión sexual o peor aún, limitar a unas cuantas los actividades que potencian la vida
humana desde la expresión de la afectividad y la sexualidad del hombre.

Ojalá que en las sociedades venideras, los tabúes y las restricciones de la expresión
sexual libre y responsable gocen de una mayor permisividad y comprensión por los
individuos que las componen, y que se amplíe el acervo no solo de conocimientos
científicos sino también de posibilidades de unión y enlace en los que se exploren los
límites del gozo pleno de aquello que nos hace al mismo tiempo vulnerables y completos

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en la entrega corporal, social y emocional que envuelven los actos sexuales humanos y
sobre todo, humanizantes.

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BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS

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Moderno.

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Davidoff, L. (2003). Introducción a la Psicología. México: McGraw Hill.

Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual. (1993).


Manual Diagnóstico de las Enfermedades en Sexología. Venezuela: Edición CIPV.

Gorguet Pi, I. ( 2008). Comportamiento sexual humano. Cuba: D - Editorial Oriente.

Halgin, R. P., & Krauss Whitbourne, S. (2009). Psicologia de la Anormalidad. México D.F.:
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León Quintanar, N. A., León Quintanar, J. A., & Romero León, S. A. (2000). Programa
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Melendo Granados, T. (2007). La belleza de la sexualidad. España: EIUNSA.

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Tordjman, G. (1980). Realidades y Problemas de la Vida Sexual. Barcelona, España:


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Torre Díaz, J. d. (2008). Sexo, sexualidad y bioética . España: Universidad Pontificia
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