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Anto Nle Sexhum
Anto Nle Sexhum
ANTOLOGÍA
SEXUALIDAD HUMANA
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INDICE
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2.2 Métodos preventivos de Enfermedades de Transmisión Sexual 23
2.3 Medidas higiénicas 24
2.4 Anticonceptivos 24
2.4.1 Temporales 24
2.4.1.1 Naturales 24
2.4.1.2 De barrera 25
2.4.1.3 Hormonales 27
2.4.2 Definitivos 27
2.4.2.1 Vasectomía 28
2.4.2.2 Salpingoclasia 28
Actividades de Aprendizaje de la Unidad II 29
Síntesis de la Unidad II 29
3
3.4.7 Zoofilia 42
3.5 La sexualidad en los años seniles 42
Actividades de Aprendizaje de la Unidad III 44
Síntesis de la Unidad III 44
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OBJETIVO GENERAL DE LA ANTOLOGÍA
La presente antología se ha compilado para que el alumno pueda consultarla como una
guía de aprendizaje, ya que en ella se han reunido de manera sintética los contenidos
necesarios para conocer las generalidades de la expresión de la sexualidad humana, las
características de las respuestas sexuales y todo aquello que enriquezca su comprensión
de la expresión de la misma en el individuo.
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UNIDAD I
Otro de los intentos para frenar la sexualidad fue la divulgación sensacionalista de las
consecuencias de las enfermedades contraídas por contacto sexual, a través de
imágenes que se popularizaron tanto en círculos académicos como científicos (Tordjman,
1980).
Con el paso del tiempo se ha visto que el miedo a posibles males no es un buen sistema
para reprimir la conducta, por lo que se optó por la orientación. Se dejó de hablar de
dolencias y se enfocó a la preparación para el matrimonio; sin embargo, se tuvo que
aceptar más tarde que la gente tenía relaciones fuera del matrimonio, incidiendo en el
número de embarazos y en las enfermedades sexuales transmitidas, quizá menos
alarmantes pero mucho más frecuentes (Melendo Granados, 2007).
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basada en una información correcta, que consista en datos científicos, sin tergiversación
ni omisión de hechos; los prejuicios y la ignorancia por parte de los adultos han hecho que
la formación sexual de los más jóvenes sea deficiente, en un círculo vicioso a lo largo de
las décadas (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).
En los últimos años, las publicaciones sobre todos los aspectos de la sexualidad se han
incrementado de manera notable. La necesidad de educar sexualmente ha generado en
múltiples ocasiones polémica y conflictos graves a aquellos que las han defendido,
reacciones sobre todo dirigidas al contenido de la información y a la edad en que debe
impartirse. Las encuestas a adultos demuestran que la información inicial sobre la
sexualidad la obtuvieron demasiado tarde, o bien de fuentes poco confiables, como los
compañeros y amigos. Casi todas las personas adultas afirman que han tenido que
descubrir por si mismos o a través de sus parejas todo o que realmente cuenta en la
relación sexual (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).
Los avances en la ciencia han permitido destruir una serie de falsedades o mitos sobre la
respuesta sexual humana y los órganos genitales que por la popularidad que habían
alcanzado se consideraban como verdaderos. Aun a inicios del siglo XXI persisten
algunas creencias erróneas que confunden a las personas, repercutiendo en su
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sexualidad; a continuación se hará mención de algunas de ellas, así como el sustento
para desmitificarlas (Vargas Trujillo, 2007).
La creencia de que el hombre que posee un pene de gran tamaño es más viril y por ende,
más capaz de satisfacer a la mujer, se haya demasiado extendida y ha ocasionado a
menudo muchos traumas; existen pruebas de que las diferencias entre dos penes en
erección son muy inferiores a las que pudieran observarse en el estado de flaccidez. Por
otra parte, se ha comprobado que el tamaño del individuo no guarda relación con el
tamaño de su pene. Hay que tener en cuenta que la vagina es un espacio muy cerrado y
muy elástico, que se adapta al tamaño del pene que la penetra (Tordjman, 1980).
Así mismo, es bien conocida la importancia del clítoris para dar placer sexual a la mujer,
pues actúa como receptor de las sensaciones eróticas y es el responsable del
desencadenamiento del orgasmo, pues su estructura interna es muy parecida a la del
pene así como los tejidos que la conforman. Sin embargo, tanto el tamaño como la forma
de reaccionar a la estimulación son distintos a éste; muchos hombres creen que el clítoris
debe ser estimulado de forma directa para que la mujer responda sexualmente. Sin
embargo, estudiando la forma en que muchas mujeres prefieren manipular las zonas
adyacentes a este órgano, pues el contacto directo puede resultar irritante y en algunos
casos hasta doloroso debido a su gran sensibilidad, lo que es motivo del frecuente fracaso
en la relación sexual. (Melendo Granados, 2007).
Los mitos sobre el orgasmo vaginal se hayan muy difundidos, pues por una parte se cree
que la mujer presenta dos tipos de orgasmo, uno ligado a la penetración vaginal o coito y
el otro a la manipulación del clítoris. De ello deriva la creencia que el orgasmo vaginal es
propio de las mujeres que mejor responden sexualmente y por tanto, el que se debe
conseguir. A pesar de que las investigaciones científicas han demostrado que la reacción
orgásmica es la misma, y que por ende es igualmente válido, muchas parejas insisten en
la búsqueda del orgasmo vaginal, deteriorando la relación emocional y sexual. (León
Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).
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ha puesto de manifiesto en las investigaciones que sólo a una minoría les resulta
desagradable e incluso que masturbarse al inicio de la regla alivia los dolores. (Melendo
Granados, 2007).
La masturbación ha sido objeto de las más duras críticas desde que la humanidad existe.
En el caso del hombre, se han atribuido a ella todo tipo de consecuencias calamitosas.
Cuando se habla de la mujer, en un principio se ha querido negar su existencia, y en la
actualidad, a pesar de existir reconocimiento de su utilidad y función, se sigue dando a
entender que actúa en detrimento de las buenas relaciones sexuales. Se ha demostrado,
en el caso de la mujer, que quienes se han masturbado tienen más posibilidades de
responder adecuadamente en una relación de pareja. (Gorguet Pi, 2008)
La idea de que una relación sexual sin amor es algo sucio, pecaminoso o como mínimo,
carente de sentido ha sido motivo de muchos y graves conflictos que repercuten en las
relaciones personales en su sentido más amplio. Estos son originados en su mayor parte
por el hecho de que se han transmitido culturalmente mensajes distintos al hombre y a la
mujer. Mientras que al primero se le deja entrever que se puede practicar el sexo sin
necesidad de contraer ningún tipo de compromiso, a la mujer se le inculca de forma clara
que debe preservarse pura para su futuro marido. Por ello, el hombre entiende que la
actividad sexual es lícita con o sin amor, no precisa justificarse ni a sí mismo ni a los
demás; en cambio, la mujer necesita creer que está enamorada para involucrarse en una
actividad de este tipo (Tordjman, 1980).
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muchas personas de edad avanzada que siguen manteniendo relaciones sexuales
satisfactorias (Vargas Trujillo, 2007).
1.3.1 Sexualidad
La sexualidad es una posibilidad del ser humano de obtener placer sea solo o en
compañía. El énfasis que se ha puesto en desprestigiar las actividades en solitario ha
tenido graves repercusiones.
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1.3.2 Sensualidad
1.3.3 Erotismo
1.3.4 Genitalidad
Conlleva todo lo relativo al sexo y al aparato reproductor del ser humano y de los
animales; es una visión parcial de la sexualidad, que se refiere únicamente a los
genitales, es decir, a los órganos sexuales tanto del hombre como de la mujer. Cuando
las personas creen que la sexualidad y la genitalidad son el mismo asunto tienden a
valorar la sexualidad negativamente. Los resultados de diversos estudios revelan que las
personas que tienen una opinión negativa de la sexualidad presentan dificultades para
hablar del tema de manera natural y manejar apropiadamente, sin malicia, las cuestiones
que se asocian con ella. (Vargas Trujillo, 2007).
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1.4 Dimensiones de la Sexualidad
1.4.1 Biológica
1.4.2 Social
La categoría género es de orden psicosocial. Tiene más que ver con la cultura y la
sociedad que con los determinantes biológicos. Hace referencia a construcciones
culturales acerca de cómo debe ser, sentir, pensar y comportarse un hombre y una mujer,
a las que se llega después de un proceso de socialización donde se irán aprendiendo y
muy posiblemente internalizando aquellas características y rasgos que socialmente se
consideran como apropiados para uno u otro sexo y que configurarán los modelos de
masculinidad y feminidad que actualmente imperan en la sociedad. (Torre Díaz, 2008).
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Por otra parte, el hombre es capaz de hacer del sexo algo que trasciende lo biológico y lo
convierte en instrumento de comunicación interpersonal y en una manifestación del
sentimiento más humano que es el amor. (Melendo Granados, 2007).
Nadie duda que tanto en la atracción sexual como en la actividad sexual propiamente
dicha la ternura y el amor jueguen un papel relevante. No obstante, existen datos más que
suficientes para aceptar que el sexo es practicado a menudo entre personas a las que no
les une ningún lazo de tipo amoroso. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009).
Síntesis de la Unidad
La importancia de identificar y conocer los conceptos básicos del estudio del fenómeno de
la sexualidad humana radica no en estereotipar o poder esquematizar las variables que lo
componen sino, por el contrario, ampliar nuestra comprensión y enriquecer la interacción
de un rasgo que humaniza aún más a los individuos de una sociedad.
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uno de los aspectos que nos tornan vulnerables y a la vez nos hacen parte de algo más
grande que nosotros, solo está en detraimiento de la evolución de las sociedades.
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UNIDAD II
Hace algunos años las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) eran conocidas como
enfermedades venéreas y más tarde como enfermedades de transmisión sexual (ETS).
No obstante, en la actualidad el término más comúnmente aceptado y utilizado es el de
ITS. (Arango de Montis, 2008).
Las ITS (infecciones de transmisión sexual) son aquellas infecciones adquiridas por la
transmisión de un microorganismo durante las relaciones sexuales, sobre todo cuando
existe intercambio de fluidos corporales durante una penetración vaginal, anal u oral
desprotegida. Sin embargo, es factible que algunas ITS sean transmitidas sin que exista
penetración, en ocasiones sólo basta la fricción cuerpo con cuerpo, esto ocurre, por
ejemplo, con la escabiasis (sarna), la pediculosis del pubis, los moluscos contagiosos y
otros. (Arango de Montis, 2008).
Es importante aclarar que no toda infección en la región genital se debe considerar como
una ITS, por ejemplo, quizá una mujer presente un síndrome de secreción o flujo vaginal
por alteraciones en el pH (potencial de hidrógeno) de su vagina, como suele ocurrir
cuando se utilizan lavados vaginales de manera frecuente e indiscriminada o
anticonceptivos hormonales e incluso si padece alguna enfermedad endocrina como
diabetes. (Gorguet Pi, 2008).
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sino como una “infección genital”, pues en este caso la infección se ha presentado sin que
exista una relación sexual que causara dicha infección (Arango de Montis, 2008).
2.1.1 Gonorrea
En las formas declaradas, se observa una vulvovaginitis de intensidad variable con flujo
vaginal amarillo verdoso, purulento. Es rara la uretrocervicitis y llega a observarse
secreción purulenta del endocérvix y de las glándulas de Skene. La afección de las
glándulas de Bartholin en ocasiones es el primer signo de la infección, la cual se
manifiesta por tumefacción dolorosa. La infección se propaga en sentido ascendente,
dando lugar a salpingitis y peritonitis pélvica; tales complicaciones se definen en conjunto
como “infección pélvica inflamatoria”. (Arango de Montis, 2008).
2.1.2 Sífilis
Es una infección sistémica, de evolución subaguda o crónica, que cursa con periodos
asintomáticos, ocasionada por una espiroqueta, Treponema pallidum. La infección inicia
con la introducción del Treponema pallidum que se trasmite por contacto directo de las
mucosas o por la piel si existe solución de continuidad; el microorganismo se disemina en
horas por el sistema linfático y hematógeno. (Arango de Montis, 2008).
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paciente permanece asintomático durante dos a tres meses después del chancro, hasta
que inicia un periodo llamado secundarismo; sin embargo, en casi un tercio de los
pacientes el chancro perdura hasta el secundarismo, lo que conocemos como
primosecundarismo. Durante este periodo se presentan manifestaciones en piel y anexos,
mucosas y órganos, la infección es muy contagiosa y presenta también curación
espontánea en algunas semanas. (Arango de Montis, 2008).
Chancroide, chancro blando o infección de Ducrey, es una infección genital causada por
el Haemophilus ducreyi, que se caracteriza por úlceras genitales muy dolorosas. Después
de un periodo de incubación de 24 a 48 h promedio (1 a 12 días), aparecen pápulas
únicas o múltiples que evolucionan en horas a pústulas y se ulceran, formando el chancro
blando, constituido por úlceras circulares u ovaladas, poco profundas, de bordes
irregulares rodeadas de un halo eritematoso, el fondo de la úlcera puede ser sucio o tener
abundante tejido de granulación que sangra con facilidad (Arango de Montis, 2008).
2.1.4 Tricomoniasis
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vaginal acompañada por una secreción líquida y espumosa, con frecuencia fétida.
(Arango de Montis, 2008).
La secreción generada por el proceso infeccioso suele ser abundante, de color amarillo
verdoso y está acompañada de eritema con intenso prurito, ardor y dispareunia. La
exploración vaginal o la introducción del espejo vaginal llegan a ocasionar dolor. El pH
suele ser superior a 5.5 (5.5 a 6.5 en promedio). La infección interesa al epitelio
pavimentoso pero no así al glandular. Si la inflamación es intensa, sobre el cérvix se
observa un aspecto llamado colpitis macular o cervicitis “en fresa”, en el que hay manchas
múltiples redondeadas, rojas, irregulares, yodo-negativas, cada una de las cuales resulta
de la confluencia de varios puntos rojos y sobresalen de la mucosa indemne pero
hiperémica o sobre una mucosa diseminada de puntos rojos. (Arango de Montis, 2008).
2.1.5 Candidiasis
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Los espacios interdigitales de los pies pueden también estar afectados por estos
gérmenes; se observa un macerado húmedo en el fondo del espacio y eritema de las
caras laterales de los dedos de los pies. En la mucosa oral provocan el perleche o
boquera con eritema y fisuración pruriginosa, y a veces dolorosa de las comisuras
labiales; el muguet o sapillo, frecuente en niños, donde se observa una mucosa oral
enrojecida y sembrada de exudados algodonosos, es muy molesta y puede interferir con
la alimentación. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).
Es una infección sistémica, de transmisión sexual, causada por los serotipos L1, L2 y L3
de la Chlamydia trachomatis. El Linfogranuloma venéreo se clasifica en tres etapas. La
primera etapa ocurre entre 3 y 12 días después de la inoculación, cuando aparece la
lesión primaria, que puede iniciar como pápula, vesícula herpetiforme o pequeña erosión,
dura poco y es asintomática, por lo que rara vez es vista por el médico, ya que pocos
pacientes lo consultan. En el hombre afecta glande, surcos balanoprepuciales, escroto y
uretra; y en la mujer la cara interna de los labios, la pared posterior de la vagina y el cuello
del útero. En ocasiones hay también manifestaciones de uretritis, cervicitis o como una
infección rectal, diarrea sanguinolenta y tenesmo. (Arango de Montis, 2008).
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etapa se caracteriza por adenitis inguinal, a menudo unilateral. Inicia con síntomas de
inflamación local, aumento de volumen, a la exploración se palpa un ganglio duro, un
tanto engastado en la piel, que en la mayoría de los casos no es doloroso o sólo un poco
al caminar o a la palpación. Quizá también haya fiebre y malestar general; con el paso de
los días el resto de los ganglios de la zona sufren los mismos cambios y tienden a confluir,
debido a la periadenitis, formando una gran masa que afecta los ganglios femorales.
(Arango de Montis, 2008).
Por último, la tercera etapa es la fase más destructiva de la infección, en donde aparece
proctitis, estenosis rectal, abscesos perineales, fístulas y edema genital graves, la
mayoría de las veces en mujeres, quienes pueden presentar en algunos casos el
síndrome genito-ano-rectal (debido a la distribución linfática de esas regiones), en donde
se forman úlceras induradas con base fibrosa y bordes mal definidos, túneles de los labios
y clítoris, edema y cicatrices estenosantes de recto y vagina. (Arango de Montis, 2008).
2.1.7 Condilomatosis
La manifestación clínica más común es el condiloma o verruga, el cual comienza por una
elevación de pequeño tamaño, de color carne, crece con rapidez y da lugar a
vegetaciones en forma de “cresta de gallo” o grandes masas en forma de “coliflor”.
Pueden ser filiformes, aislados o agrupados en grandes masas con apariencia
vegetantes, variables en tamaño que llegan a crecer hasta alcanzar el tamaño de un
huevo de gallina e incluso más grandes. Se les ha observado sésiles o pediculados y en
ocasiones están cubiertos por una secreción semipurulenta que despide un olor muy
desagradable. (Tordjman, 1980).
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En la mujer tales condilomas quizá aparezcan alrededor del clítoris, labios mayores y
menores, para luego extenderse al periné y los márgenes del ano. En cambio, en el
hombre suelen aparecer en el pene a nivel del frenillo, surco balanoprepucial, mucosa del
glande, prepucio y uretra; aunque también pueden aparecer en escroto, perineo, pubis,
márgenes del ano e incluso en el canal anal y recto. (Arango de Montis, 2008).
2.1.8 Hepatitis
Los virus de la hepatitis A, B y C son virus hepatotropos, esto es, tienen como órgano
blanco al hígado. Cualquiera de estos tres virus llega a ser transmitido a través de las
relaciones sexuales desprotegidas. (Arango de Montis, 2008).
El tipo A es un virus RNA (es un virus que usa ácido ribonucleico (ARN) como material
genético, o bien que en su proceso de replicación necesita el ARN), -perteneciente al
género hepatovirus de la familia picornavirus, tiene una distribución lineal y está
constituido por 7.5 Kilobases (Kb). Se reproduce en el hígado y llega a estar presente,
además de en el hígado, en bilis, sangre y heces fecales de una persona infectada, por lo
que el contacto sexual oral-anal lo transmite con facilidad. El tipo B es un virus DNA, que
pertenece a la familia de los hepadnavirus; su genoma está constituido por 3.2 Kb y tiene
una distribución circular. (Arango de Montis, 2008).
El tipo C es un virus RNA de cadena sencilla, similar a los flavivirus y está constituido por
9.4 Kb y tiene una distribución lineal. Antes de 1992 la principal causa de transmisión de
la infección por el tipo C eran las transfusiones de sangre, pero a partir de entonces
existen programas de detección de este virus en donadores. Sin embargo, en la
actualidad, las principales causas son compartir agujas o jeringas no esterilizadas, sobre
todo en usuarios de drogas inyectables, la exposición ocupacional y en los últimos años
ha aumentado de manera considerable la transmisión materno-fetal y sexual; siendo esta
última la que es de interés central aquí, pues es de capital importancia considerarla como
una ITS que puede ser transmitida cuando no se sostienen relaciones sexuales seguras y
protegidas, y sobre todo porque en su fase aguda esta infección suele ser asintomática.
De modo que el tipo C llega a permanecer en el organismo humano por varios años hasta
que se desarrolla la hepatitis crónica o una complicación de ésta, que es por lo general
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cuando el paciente se acerca a los servicios de salud. La cirrosis y el carcinoma
hepatocelular son las complicaciones más significativas de esta infección. Es por ello que
la prevención y la atención de las personas con esta infección en el estadio asintomático
revisten una gran importancia para prevenir o disminuir la morbimortalidad asociada con
el tipo C. (Arango de Montis, 2008).
En la actualidad se reconoce que el curso de la infección por VIH está caracterizado por
episodios de enfermedad que quizá estén seguidos por una recuperación y periodos
asintomáticos, pero para definir que una persona tiene sida se utiliza la correlación de las
enfermedades oportunistas con la cuenta de linfocitos T-CD4 obtenida en el estudio de
laboratorio, conocido como conteo linfocitario. Ahí, una persona con un conteo de
linfocitos T-CD4 menos de 200 células/ μ L es considerada en etapa sida, aunque se
encuentre asintomática (Arango de Montis, 2008).
La educación sexual es y seguirá siendo la mejor estrategia para la prevención de las ITS.
En teoría, conociendo cómo se transmiten y cómo no lo hacen las ITS será posible evitar
que las personas continúen contagiándose. Así, cabe decir que las ITS que se transmiten
por vía sexual se evitarán si la persona explora relaciones sexuales más seguras a la vez
que practica relaciones sexuales protegidas (Torre Díaz, 2008).
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A fin de prevenir las ITS, es de capital importancia cumplir con dos estrategias
específicas: en primer lugar, tener relaciones sexuales más seguras. El objetivo de las
relaciones sexuales más seguras es evitar el intercambio de fluidos corporales, como
semen, líquido preeyaculatorio, sangre y fluidos vaginales, entre una persona y otra
durante las relaciones sexuales. En segundo lugar, las relaciones sexuales protegidas, en
el campo de las ITS, surgen como una respuesta a la necesidad de reducir el riesgo de
infecciones cuando se desea tener una penetración durante las relaciones sexuales
(Torre Díaz, 2008).
En tanto que las infecciones como VIH, Hepatitis B, Hepatitis C, entre otras, que también
se transmiten por los productos sanguíneos contaminados serán controladas al exigir
sangre segura al recibir una transfusión sanguínea, así como el evitar el uso o el
compartir agujas, jeringas o instrumentos punzocortantes que no estén bien esterilizados
(Arango de Montis, 2008).
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2.4 Anticonceptivos
Algunos de los factores que pueden ser de gran importancia para decir son, por ejemplo:
efectos colaterales que pueden tener cada uno de los métodos, el costo en dinero de
cada uno, que no atenten contra la religión del individuo o en contra de sus principios
básicos, que protejan contra las enfermedades de transmisión sexual. Si son reversibles o
no, si influyen en algo en la satisfacción sexual, si necesita un control periódico o no, si
necesita estar supervisado por un especialistas, las cifras de efectividad que existen, si
son molestos o no, si son abortivos, el tipo de relaciones que mantiene, la frecuencia, la
edad, el estado de salud, la pareja, la recomendación del médico (Torre Díaz, 2008).
2.4.1 Temporales
En esta categoría hemos de encontrar los diversos métodos que evitan o reducen la
probabilidad de la concepción y a la vez, dependiendo el tipo de método, disminuyen el
contagio de enfermedades de transmisión sexual. Son recomendados cuando se ha
decidido postergar la concepción, no bien para eliminarla del proyecto de vida que en
algún punto incluya la creación de una familia. (Vargas Trujillo, 2007).
2.4.1.1 Naturales
24
también de enfermedades aun dentro del contexto de la vida conyugal, lo que provoca en
muchas ocasiones inapetencia sexual y disfunciones en la calidad de la relación.
(Tordjman, 1980).
Por su parte, el método Ongino-Krauss o del ritmo consiste en evitar el coito durante los
días fértiles de la mujer. En un ciclo menstrual normal de 28 días, la ovulación se produce
entre los días 12 y 16; tomando en cuenta que el espermatozoide no sobrevive más de 72
horas después de la eyaculación, se concluye que se deben abstener las relaciones en el
periodo comprendido entre los días 10 y 17 de cada ciclo. Para subsanar el problema en
los ciclos irregulares, se recomienda tomar la temperatura en estado de reposo aunado a
la observación del fluido vaginal para determinar el momento de la ovulación. (Tordjman,
1980).
A pesar de ser un método poco seguro por la gran cantidad de variables que intervienen
así como de eliminar la espontaneidad de la relación sexual, sigue siendo utilizado y
aceptado por ciertos ritos religiosos, en especial una vez que se inicia la vida conyugal.
(Gorguet Pi, 2008).
2.4.1.2 De Barrera
El condón existía ya en el año 1350 a.C. época en que los egipcios lo usaban como
envoltura decorativa para el pene. Ya en el siglo XVIII empezó a hacerse popular como
medio de prevención de enfermedades, aunque con una construcción muy rudimentaria.
(Tordjman, 1980).
Ha sido tradicionalmente uno de los métodos más utilizados por los hombres para la
contracepción; sin embargo, con el paso de los años la mujer comenzó a compartir esta
responsabilidad y su uso se popularizó con la irrupción del SIDA (Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida) y otras enfermedades igualmente alarmantes. (Arango de
Montis, 2008).
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Los preservativos tienen forma de un dedo de guante y suele venir enrollado dentro de un
empaque. Antes de iniciar la penetración, se coloca en el glande y se procede a deslizarlo
a lo largo del cuerpo del pene; al ser retirado éste de la vagina, es preciso sujetarlo por su
parte superior a fin de que no se salga y se vierta el semen de dentro. Si durante la
relación se efectúa más de un coito, es preciso usar un preservativo nuevo en cada
ocasión, así como si se realizan penetraciones vaginales y anales de forma alternativa.
(Vargas Trujillo, 2007).
Por su parte, el diafragma es un anillo metálico elástico cubierto de una fina membrana de
goma que se coloca dentro de la vagina a fin de tapar el cuello uterino. Existen distintas
tallas y es preciso que un profesional establezca cuál es la adecuada para la mujer. Suele
colocarse unos 20 minutos antes del coito y se recomienda sacarlo 8 horas después,
siendo poco recomendable dejarlo por más de 24 horas. Es un método más socorrido que
el condón femenino, pues al mismo tiempo que es más práctico, también es más discreto,
aunque a diferencia del preservativo masculino o femenino, éste previene el embarazo
más no de infecciones o enfermedades de transmisión sexual. (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).
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2.4.1.3 Hormonales
Los métodos hormonales han tenido una aceptación progresivamente más amplia tanto
por la sociedad como por los usuarios, en especial las mujeres independientes y que
deciden no únicamente sobre su capacidad reproductiva, sino también sobre su libertad
para iniciar la actividad sexual consensuada. (Arango de Montis, 2008).
2.4.2 Definitivos
En este grupo encontramos aquellos métodos que, como su nombre indica, son
permanentes y no se recomiendan a menos de que, por motivos personales y bien
ponderados de forma individual o de pareja, se decida no procrear. Aunque pueden existir
casos en que su reversibilidad sea posible, su utilización implica la total certeza en la
decisión de no engendrar, ya sea en el contexto del matrimonio o por razones propias de
los individuos, y no deben ser aconsejados sin un estudio a fondo de las circunstancias de
cada persona. (Torre Díaz, 2008)
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2.4.2.1 Vasectomía
Es una técnica quirúrgica con la que se busca producir infertilidad en los hombres.
Consiste en ligar los conductos deferentes, por donde se transportan los espermatozoides
desde los testículos hasta la uretra. (Arango de Montis, 2008).
En resumen, se debe realizar el primer análisis de semen entre el 2º y 3er mes después
de la vasectomía. Si aún existe presencia de espermatozoides en el mismo, debe
seguirse con el método habitual y repetir un seminograma cada mes, hasta que
obtengamos el resultado deseado, es decir, la ausencia total de e espermatozoides.
Pueden aparecer espermatozoides en los análisis incluso hasta los 8 meses. Si
transcurrido éste periodo de tiempo no se ha normalizado, debemos solicitar una revisión
por el urólogo que ha realizado la intervención. (Melendo Granados, 2007).
2.4.2.2 Salpingoclasia
28
más hijos. La reversibilidad de la operación es muy complicada, y no siempre se logra con
éxito. (Arango de Montis, 2008).
Si una mujer quedara embarazada tras la operación, existe mayor probabilidad de que el
embarazo sea ectópico (desplazamiento o mala ubicación de un órgano del cuerpo). El
riesgo de embarazo es de 1 entre 200 pero en caso de que quedara embarazada la
mujer, el embarazo es de alto riesgo y sería peligroso para ella. Se suele realizar a
mujeres mayores de 30 años que ya han sido mamas y no quieren volver a serlo. (Torre
Díaz, 2008).
Síntesis de Unidad II
A diferencia de los que nos antecedieron, nos encontramos en una era de amplio
conocimiento científico de las causas de nuestros padecimientos de índole sexual y
parece paradójico que en ocasiones, este factor nos haga padecer de un egocentrismo
29
que anula toda posibilidad de mesura, protección y cuidado de las condiciones que las
generan.
Al mismo tiempo que nos hemos convertido en seres informados, prevalecen muchos de
los estereotipos y prejuicios que nos hacen víctimas de un número alarmante de
padecimientos graves que, si bien controlables o incluso erradicables en la actualidad,
evidencian nuestro desconocimiento de la prevención, la principal herramienta contra
cualquier daño que podamos infringirnos.
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UNIDAD III
Objetivo de la Unidad: Conoce la relación sexual humana, así como analizar las
preferencias sexuales y sus variantes.
La respuesta sexual no fue estudiada de forma rigurosa sino hasta 1954 por William H.
Masters y Virginia E. Johnson, cuya investigación duró más de una década y presentada
en el libro Respuesta Sexual Humana. Uno de los hallazgos más relevantes fue la
constatación de que la respuesta sexual es la misma tanto si la estimulación es por coito,
por masturbación o un contacto homosexual. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)
El organismo pone en marcha dos mecanismos cuando tiene lugar la respuesta sexual: la
vascongestión, es decir la afluencia de sangre especialmente en los órganos genitales; y
la contracción muscular. Master y Johnson encontraron que aunque la respuesta puede
presentar muchas variantes de un individuo a otro y de una situación a otra, se presentan
4 fases, tanto en los varones como en las mujeres, aunque con características diferentes
en duración, presentación de cambios fisiológicos y factores que las desencadenan. A
continuación se contrastarán cada una de ellas en los sujetos de acuerdo al sexo.
(Gorguet Pi, 2008).
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3.1.1 Excitación
En el varón, la primera respuesta que se percibe ante un estímulo físico o psíquico que
desencadene la excitación sexual es la erección del pene, que en el caso de la mujer se
corresponde en la lubricación vaginal. Suele presentarse a los pocos segundos y por lo
general, durará hasta el final de la actividad sexual, aunque en ocasiones es posible que
diversos factores provoquen su desaparición, como el cese de la estimulación, la irrupción
de un elemento distractor o el recordar algo desagradable. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).
3.1.2 Meseta
32
las glándulas de Cowper se emiten gotas que contienen espermatozoides vivos capaces
de fecundar. Los testículos se elevan y aumentan lo que indica que la eyaculación se
aproxima. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000).
La mujer suele ser más lenta en su proceso de excitación y la brevedad en la meseta del
varón puede suponer el fracaso de la relación sexual. El cuerpo del clítoris sufre una
elevación y retracción, como si se escondiese, lo que dificulta muchas veces su
localización. La vagina se sigue expandiendo por el fondo. Lo más característico es el
aumento del groso de las paredes del tercio medio, y el estrechamiento de la abertura, lo
que aumenta la presión sobre el pene y el placer sexual de ambos. Este cambio
estructural de forma autónoma explica por qué el tamaño del pene es poco importante
para la estimulación durante el coito. La coloración de los labios menores a un tono rojo
más intenso es la señal que el orgasmo es inminente (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin,
2009).
3.1.3 Orgasmo
Cuando la tensión del pene llega a su punto máximo sobreviene la eyaculación; ésta se
produce por efecto de las contracciones regulares en el esfínter de la uretra y en los
músculos isquiocavernoso, bulboesponjoso y transversos del perineo y que, al
prolongarse a lo largo de la uretra, expulsan semen al exterior. Dichas contracciones se
desarrollan en intervalos de 0.8 segundos y disminuyen en intensidad después de las 3 o
4 primeras a lo que después sucede la expulsión del semen (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).
33
3.1.4 Resolución
Se produce la detumescencia o pérdida de la erección del pene que suele darse en dos
etapas: en la primera se reduce un 50% del tamaño en comparación de la erección plena,
mientras que en la segunda los testículos vuelven a su tamaño y posición habituales. A
diferencia de la mujer, el hombre debe esperar un periodo llamado refractario para poder
ser estimulado nuevamente. (Arango de Montis, 2008)
Una Relación Sexual satisfactoria para ambos requiere que el hombre esté atento a las
necesidades de la mujer y sea capaz de disfrutar con todo tipo de caricias; ella por su
parte debe poder comunicar y pedir a su pareja el tipo de estimulación que le sea más
placentero. El contacto sexual debe ser como un diálogo entre dos cuerpos que
intercambian no solo placer sino también ternura; en ningún caso debe presionarse a
ningún miembro de la pareja para que haga algo que no le apetece. El sentirse forzado o
el tener que actuar en contra de la voluntad de uno suele acabar en un grave deterioro de
la relación sexual. (Melendo Granados, 2007)
No hay que olvidar que la penetración es una posibilidad más entre las muchas que tiene
la Relación Sexual y que en ningún caso deba verse como el único o principal objetivo; si
se lleva a cabo, hay que tener suficiente imaginación y desinhibición como para probar
distintas posiciones y no limitarse a aquellas que enseña la rutina. La posición más
frecuente, que es la del hombre echado encima de la mujer, no siempre es la más
adecuada para ella, ya que su órgano más sensible, el clítoris, solo recibe estimulación
indirecta de la presión que el hombre hace sobre el pubis. (León Quintanar, León
Quintanar, & Romero León, 2000).
34
Existen otras posiciones que pueden intentarse, como la mujer en cuclillas encima del
hombre, ambos acostados de lado cara a cara, o la mujer dando la espalda al hombre, la
mujer encima del hombre sentado o incluso ambos de pie. Esto va a depender de las
preferencias de cada pareja pero, en cualquier caso, son recomendables las posturas en
las que la penetración permite la estimulación manual del clítoris por parte del hombre o
de la propia mujer. (Melendo Granados, 2007).
Para que la actividad sexual sea gratificante y enriquecedora debe basarse en la libertad y
la confianza; es indispensable que cada uno de los miembros de la pareja tenga una
actitud responsable y que piense en el otro y no solo en sí mismo. El contacto sexual de
este tipo se convierte así en un intercambio entre placer y ternura. (Gorguet Pi, 2008).
Por Preferencia Sexual suele entenderse como con una persona de que género se tiene
relaciones sexuales, prefiere tenerlas o fantasear con tenerlas. La preferencia sexual no
es un trastorno ni enfermedad ni tiene que ver con ideologías, por lo que no hay
tratamiento ni medicina ni forma de pensar que la cambie, es una elección biológica
(Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993).
3.3.1 Heterosexualidad
35
Hasta este momento no existía el concepto de heterosexualidad; los heterosexuales eran
simplemente las personas consideradas normales en su conducta sexual, mientras que
los de otras orientaciones sexuales se consideraban personas patológicas. Todas las
sociedades parecen presentar un patrón preferentemente heterosexual, tal vez a causa
de la asociación de sexualidad con reproducción, a pesar de que hoy día, el mayor
acceso al control de natalidad ha permitido que las personas establezcan conductas
heterosexuales con fines de placer y no de procreación. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).
3.3.2 Homosexualidad
36
Los homosexuales varones recurren a la masturbación recíproca, la sodomía y el coito
interfemoral mientras que las mujeres practican el estímulo de los pezones y el sexo oral,
y en menor medida utilizan también juguetes o falos artificiales. (Halgin & Krauss
Whitbourne, 2009).
Hay que aclarar que al igual que la heterosexualidad, la homosexualidad es una cuestión
de grado, pues la explicación de dicha preferencia no se reduce al número de
experiencias tenidas durante el desarrollo; también hay que tener en cuenta que la
homosexualidad no representa un sinónimo de feminidad en el varón o virilidad en la
mujer, y que en ambos casos existe una postura activa y pasiva de la conducta sexual del
compañero. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)
3.3.3 Bisexualidad
Una circunstancia fomentadora de la Bisexualidad sería una fuerte amistad con un sujeto
homosexual en el que puede surgir un sentimiento amoroso como ocurriría con un
heterosexual; también hombres o mujeres heterosexuales recluidas en prisiones, tienen
esporádicamente relaciones con personas del mismo sexo que allí se encuentran, lo
mismo ha ocurrido a quienes han participado en movilizaciones por largo tiempo y
solamente han estado en compañías del mismo sexo y tuvieron comportamiento bisexual.
(Vargas Trujillo, 2007).
37
3.4 Variantes Sexuales
Las llamadas parafilias, que literalmente se refieren a las desviaciones respecto al objeto
de atracción sexual de la persona, son trastornos en los que el individuo tiene fantasías
intensas y recurrentes que provocan excitación sexual, deseos o conductas que
involucran objetos no humanos, niños u otras personas que no dan su consentimiento
para el acto o bien, el sufrimiento o humillación propios o de la pareja. (Halgin & Krauss
Whitbourne, 2009)
Existen diversos tipos de parafilias, pero todas comparten la característica común de que
la gente con estos trastornos depende psicológicamente tanto del objeto del deseo que
son incapaces de sentir placer sexual a menos que el objeto esté presente en alguna
forma. En ciertos casos la preferencia sexual inusual ocurre en episodios ocasionales,
como en periodos de estrés. (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2003)
Se debe tener en cuenta que las parafilias no son caprichos fugaces o sueños diurnos
sobre prácticas sexuales poco comunes, sino condiciones que duran por lo menos seis
meses. Una parafilia puede volverse tan fuerte y apremiante que la persona pierde la
visión de otra meta que no sea el logro de su satisfacción sexual. (Morris & Maisto, 2005)
Por definición, las parafilias causan un malestar o deterioro personal intenso en el área
social, en el trabajo y en otras áreas del funcionamiento vital y, con excepción del
masoquismo, casi todos se presentan mayoritariamente en hombres. A continuación se
describirán algunos casos de preferencias sexuales que se clasifican como parafilias de
acuerdo a criterios diagnósticos del DSM-IV (Asociación Estadounidense de Psiquiatría,
2003)
El DSM-IV es una clasificación categorial que divide los trastornos mentales en diversos
tipos basándose en series de criterios con rasgos definitorios.
3.4.1 Fetichismo
Un fetiche es un objeto inerte por el que se siente atracción sexual recurrente; quienes
padecen el fetichismo se preocupan por dicho objeto y se vuelven dependientes de éste
38
para lograr la gratificación sexual. En realidad prefieren este objeto a la intimidad con una
pareja. Los fetiches más comunes son prendas de vestir ordinarias como ropa interior,
medias, zapatos y botas, llegando en ocasiones a ser muy específicos El parcialismo es
una variante de esta parafilia, en la que el individuo expresa un interés por una parte
específica del cuerpo. Al mismo tiempo, se debe excluir el fetichismo si el objeto es
utilizado para incrementar la excitación sexual como en el caso de los vibradores.
(Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2003)
3.4.2 Voyeurismo
Este término proviene del vocablo francés voir, que significa ver. En éste trastorno el
individuo obtiene placer sexual con la observación compulsiva de la desnudez o la
actividad sexual de otros que no son conscientes de ser observados. A diferencia de
quien ve a la pareja o una película de desnudez o sexo explícito, el vouyerista necesita
del anonimato pues se siente incapaz de establecer una relación sexual regular con una
persona que le observa. Prefiere masturbarse durante o inmediatamente después de la
actividad vouyerista, o que proporciona un sustituto de la gratificación sexual. (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría, 2003)
3.4.3 Paidofilia
Es quizá el trastorno más perturbador, pues consiste en que un adulto o una persona de
al menos más de 16 años presentan deseos sexuales incontrolables hacia los infantes
con una sexualidad inmadura. En ocasiones sucede que los infantes son sometidos a
formar parte de actos de victimización, como en el secuestro, en los que el abuso sexual
puede persistir durante años. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)
Aunque el rasgo principal sea la atracción a los menores, las preferencias y consultas
sexuales varían en cada individuo; algunos no realizan los impulsos y se limitan a
fantasías e inclinaciones al abuso físico. Sin embargo, quienes llevan a cabo el impulso
cometen actos como desvestir al infante, tocar sus genitales, obligarlo a participar en
39
actividades oral-genitales, e intentar tener una relación vaginal o anal. (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría, 2003)
3.4.4 Gerontofilia
Es una parafilia que consiste en la búsqueda de una pareja sexual con edad cronológica
mucho mayor. Forma parte de las patologías descritas en el Manual diagnóstico de las
enfermedades en sexología (Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y
Educación Sexual, 1993), y se define como las actividades sexuales con personas
ancianas, actos o fantasías, la cual constituye la especificidad fundamental. Es decir,
cuando el varón o hembra se activa sexualmente solo y únicamente con ese
administrador, en este caso, personas ancianas.
La atracción por personas mayores proviene tal vez del porte reconfortante de los
individuos maduros, que es con frecuencia determinante. La gerontofilia puede también
derivar de la inteligencia, experiencia y calma de las personas de edad, que los hace ser
capaces y estar preparados para escuchar al otro. Como en otras parafilias, la gerontofilia
puede estar asociada a una evitación de la intimidad con una persona de edad similar,
pues una figura venerable es, en general, menos amenazante que una joven. La
sexualidad de las mujeres longevas no está en absoluto limitada por la angustia de
quedar encinta. Del mismo modo, a los varones viejos que hayan tenido una operación de
próstata les es imposible la fecundación. (Mulligan, 2006)
3.4.5 Sadomasoquismo
El término se compone de dos conductas bien diagnosticadas por separado, pues tanto el
sadismo sexual y el masoquismo cuentan con criterios diagnósticos específicos, y cuando
40
ambas conductas se utilizan alternativamente recibe el nombre de sadomasoquismo.
(Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)
Por contraparte las personas que muestran una búsqueda de gratificación al recibir
estímulos dolorosos en su cuerpo, ya sea solo o en pareja reciben el nombre de
masoquistas; se puede obtener a través de diversas prácticas como el atarse con ropa o
cuerdas, dañar la piel con alfileres o cuchillos o a través de impulsos eléctricos. En
ocasiones, hay quienes no actúan sus fantasías, pero sienten impulsos recurrentes y
pueden sentirse perturbados por el poder de estos. El trastorno recibe su nombre en este
caso del escritor austriaco del siglo XIX Leopold Baron Von Sacher;Masoch, quien en sus
novelas describía a hombres que recibían humillaciones y abusos sexuales por parte de
las mujeres. (Halgin & Krauss Whitbourne, 2009)
3.4.6 Necrofilia
Por necrofilia se entiende la inclinación por la muerte o por alguno de sus aspectos. De
igual forma hace referencia a la perversión sexual de quien trata de experimentar placeres
eróticos con cadáveres. (Roemer, 2007)
41
contemplación, el contacto, la mutilación o la evocación mental de un cadáver.
(Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, 1993)
3.4.7 Zoofilia
La zoofilia se refiere a actos sexuales entre una persona y un animal. (Roemer, 2007)
Aun cuando se sabe que las personas de la tercera edad pueden seguir manteniendo una
vida sexual satisfactoria lo cierto es que ha prevalecido la idea de que la sexualidad es
cosa de jóvenes y que debería desaparecer con la edad. La causa de esta falacia debe
quizá buscarse en la función reproductiva del sexo, lo cual, en la sociedad moderna es un
concepto desechado. Los cambios fisiológicos normales al entrar a la tercera edad
pueden repercutir en la actividad sexual, al igual que en otras facetas de la vida, pero no
justifican que la posibilidad de disfrutar la sexualidad se haya acabado. (Tordjman, 1980)
42
embargo, quienes han tenido una vida sexual satisfactoria dichos cambios no suelen
impedir que sus relaciones sigan siendo placenteras. El declive sexual de la mujer se
debe más a factores como el estado emocional, las relaciones de pareja, las tensiones
ambientales o la salud física. (Mulligan, 2006)
El estar solo, sobre todo en esta etapa de la vida, es más conflictivo, pues encontrar un
compañero sexual es más difícil, en especial por factores culturales. Incluso quien pueda
haberlo encontrado podría renunciar a él por presiones sociales. El hecho de que las
normas morales de la sociedad sancionen de forma distinta la actividad sexual de un
hombre o una mujer hacen que para ésta la situación se torne más difícil. Encontrar
pareja más joven o incluso de la misma edad motiva comentarios de desaprobación o
reproche, cuando en el varón suscita envidia o incluso admiración. (Papalia, Wendkos
Olds, & Duskin, 2009)
43
Actividades de Aprendizaje de la Unidad III
La expresión de la sexualidad es uno de las experiencias más plenas que el ser humano
puede conocer, y durante muchos años se cayó en el oscurantismo al vedar del
conocimiento general todos los elementos que nos permitan disfrutar más intensamente la
comunión de las personalidades y las emociones que se expresan en el acto sexual.
Así mismo, el defender la libertad del ejercicio sexual nos permite comprender las causas
de las así llamadas desviaciones o parafilias no para acusar o denostar algún tipo de
estigma, sino para poder aumentar las posibilidades y los matices de la experiencia
sexual entre seres libres y poder, de forma humana y profesional, ofrecer
comprensivamente alternativas a la expresión de los impulsos sexuales de una forma más
plena y responsable o al menos, ofrecer una nueva perspectiva tanto a la sociedad en la
que se encuentran inmersos como a los mismos sujetos que así han decidido ejercer su
conducta sexual.
44
UNIDAD IV
SEXUALIDAD HUMANIZADA
Entre las numerosas posibilidades del ser humano está la de expresarse sexualmente;
por lo tanto, se dice que la actividad sexual es una forma de comunicación. Sin embargo
con ser cierta, esta afirmación no es suficiente pues olvida otras connotaciones
importantes de la sexualidad, entre ellas la de que es también una fuente de placer.
(Davidoff, 2003)
De acuerdo a la teoría triangular del amor de Sternberg, los tres elementos que componen
la experiencia del amor son la intimidad, la pasión y el compromiso, lo que deriva en tipos
distintos de atracción. El primero se relaciona con el autodescubrimiento, que conduce al
vínculo, la calidez y la confianza; el segundo es el elemento motivacional, que se basa en
impulsos internos que convierten la excitación fisiológica en deseo sexual. Finalmente, el
45
compromiso es el componente cognitivo que se refleja en la decisión de amar y
pertenecer con el ser amado. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)
De acuerdo con Erikson, una de las crisis del desarrollo psicosocial implica la
preocupación principal de la edad adulta temprana en el conflicto dual de la intimidad
frente al aislamiento (Morris & Maisto, 2005). Si los jóvenes no pueden establecer
compromisos personales profundos con los demás, quizá se mantengan aislados y
ensimismados, aun cuando algo del aislamiento es necesario para pensar en sus vidas. A
medida que se buscan resolver las exigencias conflictivas de intimidad, competitividad y
distancia, desarrollan un sentido ético, que marca la edad adulta. (Papalia, Wendkos Olds,
& Duskin, 2009)
Las relaciones íntimas exigen sacrificio y compromiso; por ello, quienes han conseguido
un fuerte sentido de sí mismos, están listos para fusionar su identidad con la de otra
persona y dispuestos a arriesgar temporalmente la pérdida del yo en el coito y el
orgasmo, así como en amistades y parejas. Erikson diferencia entre intimidad sexual, en
la que ocurre un encuentro casual, e intimidad madura, en la que el orgasmo mutuo se
presenta como una expresión de verdadera genitalidad. (Papalia, Wendkos Olds, &
Duskin, 2009).
46
De la solución de esta crisis del desarrollo surge el amor como la virtud predominante,
propia de quienes han elegido compartir sus vidas, procrear y ayudar a que los hijos
logren su propio desarrollo saludable.
Para los chicos de quince años en adelante la pulsión sexual implica un rito de iniciación a
la virilidad que la sociedad moderna le puede permitir. Para tales efectos, se obliga a
practicar las relaciones sexuales con cualquier compañera que la suerte le depara, incluso
47
fuera del contexto del noviazgo. Por su parte, para las chicas de la misma edad la relación
sexual encierra significados muy diferentes: afirman su poder de seducción y se
revalorizan en el aspecto físico y escolar; eliminan parte de la culpabilidad provocada por
la masturbación, afirman su autonomía y libertad contra el medio familiar y es un paliativo
a la carencia de afecto del nivel parental. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero
León, 2000)
El primer coito de una chica es, por lo general, un intento de ligarse a un compañero
amado y anudar con él una relación duradera. Por el contrario, los chicos suelen pensar
que sus compañeras ceden a la relación para satisfacer sus propios sexuales, una
conclusión basada en su propia sexualidad. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero
León, 2000)
Hay que reconocer, de igual manera, que los adolescentes no siempre están dispuestos a
tener relaciones sexuales; su madurez psicoafectiva no sobreviene sino mucho después
de la madurez sexual, y hasta ese momento, la relación sexual sigue siendo una llamada
emocional que es vivida como un desafío tanto a sí mismo como al mundo de los adultos.
La pareja se utiliza en ocasiones como un objeto para remediar una insuficiencia,
revalorizarse, ajustarse a las reglas del juego de la sociedad o hasta para ceder a las
presiones de una publicidad que alienta la satisfacción inmediata del deseo, el cambio y la
facilidad. (Papalia, Wendkos Olds, & Duskin, 2009)
Es importante que las personas consideren que cuando se decide tener relaciones
sexuales es preciso establecer una negociación previa de cuándo, dónde y cómo será esa
relación. Esto no debe posponerse para el momento mismo de la relación sexual, pues el
entusiasmo y la excitación quizá bloqueen el buen juicio. De modo que es adecuado
buscar el mejor momento para establecer esa negociación. (Tordjman, 1980)
Por negociación aquí se alude al intercambio de puntos de vista con la pareja, con la
finalidad de llegar a un acuerdo acerca de lo que se desea hacer juntos. Sin embargo,
para negociar es fundamental que ambas personas tengan disposición y deseos de llegar
48
a un arreglo. De este modo, la negociación sobre los términos en que se tendrán las
relaciones sexuales ayuda a las personas a resolver problemas, proponer soluciones y
plantear el uso del condón, así como sentirse tomados en cuenta. A fin de llevar a cabo
una buena negociación sobre los términos en que ocurrirá la relación sexual —lo cual
incluye el uso del condón—, es indispensable que ambos tengan una comunicación clara
y directa con la otra persona involucrada en la relación sexual. Tal comunicación clara y
directa (conocida también como comunicación asertiva) sirve para expresar ideas,
sentimientos, necesidades, así como para defender los derechos humanos, incluyendo los
derechos sexuales y reproductivos. (Arango de Montis, 2008)
Algunas pautas útiles para comunicarse de manera clara y directa, y establecer una
adecuada negociación son:
49
4.5 Terapia Sexual
Los trastornos sexuales no se deben a una sola causa salvo casos excepcionales.
Muchas de las disfunciones pueden deberse a lesiones en los nervios neurológicos,
perturbaciones del equilibrio hormonal, lesiones vasculares, la huella negativa de las
primeras experiencias sexuales, la estructura de la personalidad y hasta el clima
conyugal. Los factores psicológicos están presentes en casi todas las afecciones de la
conducta sexual; es necesario conferir un sentido al síntoma sexual, integrándolo en el
contexto psico-afectivo de los pacientes por lo que es vital el consentimiento y la
participación de los involucrados. (Arango de Montis, 2008).
50
Ellos prestaron atención a la función erótica y determinaron cuatro principios para la
intervención en la terapia sexual:
1.-El enfermo sexual, como compañero aislado, no existe, pues el trastorno sexual es una
enfermedad de la pareja. El aprendizaje erótico del individuo no puede hacerse por
poderes, y se corre el riesgo de sobre teorizarlo.
2.-En sexología, el tratamiento debe estar asegurado por una pareja de terapeutas de
sexo opuesto, pues de este modo las identificaciones recíprocas se realizan con mayor
facilidad, sin el riesgo de la transferencia y contra transferencia terapéutica.
3.-Poner el acento en la realidad, a través del ejercicio erótico dirigido. Para librar a la
pareja del complejo del fracaso y la angustia de la prueba, se prohíbe, dentro de los
límites de la pareja, tocar los órganos sexuales y el coito.
La desaparición del síntoma sexual da lugar en la mayoría de los casos a una mejora de
la personalidad; al recuperar su capacidad de expresión sexual el hombre y la mujer
recuperan su confianza no solamente en la vida sexual, sino incluso en sus relaciones
profesionales y en la comunicación con los demás. Se busca en las primeras sesiones
51
tres factores negativos que condicionan el trastorno sexual: el miedo al fracaso, la
ineptitud del paciente para entregarse a sus sensaciones eróticas y el nivel de
comunicación erótica y afectiva de la pareja. (Tordjman, 1980)
La búsqueda de las zonas erógenas del compañero debe librarse de toda premura;
Masters y Johnson utilizan el tacto guiado para sensibilizar en la primera etapa de la
estimulación sexual. El acceso al clítoris está proscrito a no ser que la compañera lo pida,
pues se corre el riesgo de provocar una reacción de defensa inadecuada. Lo ideal
consiste en desplazar las caricias del pecho al vientre y luego hacia los muslos; entonces
abordan los labios vaginales y vuelven a subir a los senos, sin rezagarse al principio en la
región púbica. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000)
La finalidad de los ejercicios es permitir que cada uno descubra sus zonas erógenas y
exprese su sensibilidad en el plano corporal y verbal. Aprender a dar y recibir, a nivel de la
sensación, constituye el objetivo primordial. Así mismo, la relajación será un factor
importante en el reaprendizaje sexual y la estimulación sensual, pues la pérdida de la
tensión muscular favorece la vasocongestión de los órganos genitales, reconectan al
sujeto con la gratuidad y armoniza la intensidad del deseo de los participantes
perpetuando en lo posible la fase de seducción. El beso, las caricias y hasta el abrazo
provocan por si mismos un placer que puede bastarse a sí mismo, sin que conduzca
necesariamente al coito. (León Quintanar, León Quintanar, & Romero León, 2000)
52
Actividades de Aprendizaje de la Unidad IV
1. Línea del Tiempo sobre “La Evolución de la Relación del Noviazgo a través de las
décadas”
Dentro del espectro de la conducta sexual humana hemos apreciado en esta unidad que
lo que nos diferencia del resto de los seres con los que coexistimos en este planeta, son
precisamente aspectos muy sutiles de la voluntad y la libertad de la expresión de la vida
en conjunto que, enriquecidos con la experiencia sexual plena, trascienden el plano
biológico reproductivo y profundizan aún más nuestro nexo con la creación y la sociedad.
Ojalá que en las sociedades venideras, los tabúes y las restricciones de la expresión
sexual libre y responsable gocen de una mayor permisividad y comprensión por los
individuos que las componen, y que se amplíe el acervo no solo de conocimientos
científicos sino también de posibilidades de unión y enlace en los que se exploren los
límites del gozo pleno de aquello que nos hace al mismo tiempo vulnerables y completos
53
en la entrega corporal, social y emocional que envuelven los actos sexuales humanos y
sobre todo, humanizantes.
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BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS
Halgin, R. P., & Krauss Whitbourne, S. (2009). Psicologia de la Anormalidad. México D.F.:
McGraw Hill.
León Quintanar, N. A., León Quintanar, J. A., & Romero León, S. A. (2000). Programa
Educativo Millenium. Colombia: Thema.
Morris, C. G., & Maisto, A. A. (2005). Psicologia. Mexico D.F.: Prentice Hall.
Mulligan, T. ( 2006). Cambios físicos que afectan la sexualidad en la vejez. Colombia: Red
Colombia Médica.
Papalia, D. E., Wendkos Olds, S., & D. F. (2009). Psicología del desarrollo. Mexico D.F.:
Editorial McGraw Hill.
Roemer, A. (2007). Sexualidad, derecho y política pública. México: Editorial Miguel Ángel
Porrúa.
55
Torre Díaz, J. d. (2008). Sexo, sexualidad y bioética . España: Universidad Pontificia
Comillas.
Vargas Trujillo, E. (2007). Sexualidad… mucho más que sexo: una guía para mantener
una sexualidad saludable. Colombia: Universidad de los Andes.
56