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SECCIÓN: “C”
AREQUIPA- 2022
VISIÓN PERSONAL
INTRODUCCIÓN:
Se entiende por Visión Personal a la guía máxima que seguiremos a lo largo de nuestra vida y
que nos permite enfocarnos en las cosas con mayor importancia, es aquello que nos ayudará
en la toma de buenas decisiones y de esta manera mantener un soporte inquebrantable para
nosotros mismos. Un buen propósito para nuestra vida sería conocer, entender y seguir
nuestra misión personal.
La visión personal es quien quiero ser yo: donde y en qué quiero trabajar, qué principios
quiero que guíen mi vida, a qué tipo de familia quiero pertenecer, con qué gente quiero estar,
en qué ciudad, qué aficiones y a que estoy dispuesto a renunciar.
Cuando visitamos una empresa, ya sea para comprar un artículo o simplemente realizar una
transacción financiera, es común que en algún lugar estratégico, visualicemos un letrero que
lleve como título: “Misión de la empresa X”, estos escritos declaran firmemente lo que es y
quiere ser la organización. Lo mismo sucede en nuestra vida, con la única diferencia de que
nos planteamos misiones y visiones circunstanciales, es decir, con dependencia del momento
que vivimos y sin ninguna expectativa clara.
Cada persona tenemos una misión personal y debemos descubrir cual es e intentar llevarla a
cabo. De nuestra misión personal formarán parte muchas cosas. Decidir sobre nuestro trabajo,
lo que nos hace felices y disfrutar del proceso.
DESARROLLO:
La visión personal implica imaginar el destino que queremos alcanzar, crear la imagen de la
vida que ambicionamos vivir, proyectar la manera que deseamos ser y lo que nos gustaría
hacer. Está constituida por los valores, intereses y aspiraciones de cada uno de nosotros, le
brinda finalidad y significado a nuestra vida y establece la direccionalidad hacia la cual
orientamos nuestros objetivos a corto y mediano plano. Nos indica el camino que debemos
seguir y nos aporta inspiración, entusiasmo y compromiso (Anzorena, 2019).
Desde el punto de vista social, usualmente se consideran a las personas como seres separados
y se piensa que por un lado está el hombre o mujer que cumple con sus obligaciones con
efectividad y por otro lado está el ser humano que tiene sentimientos, posee valores e ideales,
tiene una vida espiritual y anhelos de crecimiento personal.
En contraposición podemos afirmar que nuestra estructura tanto emocional como psicológica
son las que condicionan lo que podemos y no podemos realizar. Las formas de observar e
interpretar nuestra propia realidad y las circunstancias que nos rodean, inciden en nuestra
emocionalidad y en la efectividad de nuestro desempeño.
De esta manera, podemos afirmar que el ser humano necesita un plan de acción para poder
encaminar su vida y sus aspiraciones, de lo contrario puede caer en futuro sin rumbo, es por
ello que busca tener y crear su visión personal, es decir aquello que lo ayude a superar sus
limitaciones y aceptar los desafíos que les propone la búsqueda de sus sueños.
Cuanto más clara y precisa sea la imagen que tenemos del futuro deseado mayor poder de
influencia en nosotros tendrá. Cuanto más “real” sea la representación que tengamos en
nuestra mente de cómo nos veremos cuando logremos nuestro objetivo, más fuerza de
atracción e impulso producirá en nuestro interior. Estas representaciones actúan como una
programación interna que desencadena los mecanismos, estímulos y sensaciones necesarias
para actuar en forma efectiva en función del objetivo establecido.
CONCLUSIONES
Podemos afirmar que la visión personal y el liderazgo tienen una relación estrecha puesto que
esta es una particularidad distintiva y transmite un tipo de convicción a la gente que los
acompaña. Hay miles de ejemplos cotidianos que corroboran esto que afirmamos, pero si
tuviéramos que buscar un ejemplo histórico de cómo la fuerza de una visión genera una
energía individual y colectiva que puede producir transformaciones y lograr grandes
objetivos, necesariamente tendríamos que hacer referencia al líder pacifista Martin Luther
King.
En su lucha por la igualdad racial en EE.UU, su principal arma fue transmitirle a su gerente
su visión y su convicción de que sería realidad si todos se comprometieron a lograrla. En un
discurso memorable comenzó diciendo “Tengo un sueño” y a lo largo de su alocución fue
transmitiendo las características de ese sueño, construyendo en la mente y en el corazón de
sus seguidores la imagen de ese futuro anhelado. Decía: “Tengo el sueño de que un dia mis
cuatro hijos vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su
valor como persona”. La fuerza de esta Visión sobrevivió al líder (que fue asesinado tiempo
después) y se constituyó en un importante impulsor del proceso de lucha por la igualdad
racial que vivió ese país.
Establecer una visión es un hecho de esperanza y coraje. Toda nueva realidad tiene su origen
en una visión, en alguien que imagina su futuro deseado para poder empezar a construirlo. La
convocatoria a crear estos nuevos mundos es el hecho fundamental del liderazgo. Si por
temor, falta de autoestima o miedo al fracaso le disminuimos relevancia e intensidad a nuestra
visión y solo nos proponemos un objetivo de menor cuantía, este se transforma en una
obligación más, en algo que tenemos que hacer por necesidad. Ahí queda desdibujada nuestra
visión y ya no ejerce su rol de proyectarnos e impulsarnos al futuro. Es preferible tropezar,
caer y volver a levantarnos pero saber que estamos en nuestro camino, que llegar sin
contratiempos y muy prolijamente a un destino que no es el nuestro.
REFERENCIAS: