La personalidad de la mujer

y su influencia en su
percepción de soledad*
Woman’s personality and its influence on her
perception of loneliness
Paula Cristina Ríos Zapata** y Diany Maryori Arango Orozco***

Resumen
Este artículo surge como producto del proyecto de investigación denominado “Relación entre percepción
de soledad y factores como apoyo social, autoestima y rasgos de personalidad, en mujeres sin relación
de pareja estable”, realizado por investigadores del Grupo de Investigación GIBPSICOS de la Universidad
Católica de Oriente y del Grupo de Estudios Clínicos y Sociales en Psicología, de la Universidad de San
Buenaventura. Con este proyecto se pretende identificar la percepción que tienen las mujeres frente a la
soledad y cómo influye en esta su personalidad. La investigación es de enfoque empírico analítico, de
tipo observacional correlacional. Con una muestra de 125 mujeres de algunos municipios del altiplano
del Oriente Antioqueño, de la ciudad de Medellín y el Área Metropolitana. El objetivo de este artículo es
describir lo encontrado en la muestra respecto de la percepción de las mujeres acerca de la soledad y en
relación con algunos factores de su personalidad. Los resultados de las pruebas aplicadas muestran que:
el 77,6% no presenta percepción de soledad mientras que el 22,4% sí; de los factores de personalidad se
identifican puntuaciones medias y altas para los factores energía, afabilidad, tesón y estabilidad emo-
cional; no obstante, en la apertura mental se evidencia predominio de baja puntuación.
Palabras clave: soledad, percepción de soledad, mujer, personalidad.

*
Artículo fruto de la Investigación “Relación entre percepción de soledad y factores como apoyo social, autoestima y rasgos de
personalidad, en mujeres sin relación de pareja estable” (Ríos, 2011).
**
Magister en Psicología. Líder Grupo de Investigación Gibpsicos. Docente tiempo completo Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Universidad Católica de Oriente - UCO. Rionegro, Antioquia, Colombia. E-mail: prios@uco.edu.co
***
Estudiante Psicología. Auxiliar grupo de Investigación Gibpsicos. Universidad Católica de Oriente - UCO. Rionegro, Antioquia,
Colombia. E-mail: maryi2424@hotmail.com

Recibido: 29 de noviembre de 2011 Revista Universidad Católica de Oriente N.º 33 PP. 77-83
77 Aprobado: 17 de mayo de 2012 Enero -Junio 2012 Rionegro - Antioquia - Colombia
 Paula Cristina Ríos Zapata y Diany Maryori Arango Orozco

Abstract
This article is a result of the research project “Relationship between loneliness perception and factors
as social support, self-esteem and personality features in women without a stable relationship”, which
was carried out by researchers of research group GIBPSICOS from Universidad Católica de Oriente and
the Clinical and social group of Studies in psychology of Universidad San Buenaventura. With this paper
we intend to identify women’s perceptions about loneliness and how their personality influences it. This
research follows an empirical and analytical approach, and some kind of correctional-observational
strategy. We got samples from 125 women from some of the municipalities located in Eastern Antioquia
plateau and from Medellin and the Metropolitan Area. This article intends to describe findings within the
samples examined concerning women’s perception of loneliness and some traits to their personality. The
results of the tests applied show 77.6% of women didn’t show any perception of loneliness, in contrast
with 22.4% who do. Also, among the personality traits we identify high and low punctuations related to
the energy, affability, tenacity and emotional stability. However, in the mental aperture aspect there’s
evidence of low punctuation predominance.
Key words: Loneliness, Loneliness perception, Woman, Personality.

Introducción Soledad y su vivencia

Tal como afirma Polaino (2004), “no toda ex-
periencia de soledad es nociva para la persona”.
Más aún, en toda persona hay una necesidad de
soledad interior. Sin ella ninguna persona podría
encontrarse consigo misma. Ese primer y nece-
sario encuentro es precisamente la condición de
posibilidad de cualquier otro. El ser humano ha
de encontrarse a sí mismo para de verdad poder
encontrarse con quienes le rodean.
Una diferencia entre el siglo pasado y el presente
es la existencia de mujeres cuya preocupación no
consiste en hallar un esposo, sino en encontrarse
a sí mismas. Es como si la felicidad fuera más
importante que la resignación, que es mejor vivir
rodeadas de amor y de afectos, pero que esto no
se identifica necesariamente con el matrimonio, ya
que la soledad no se vincula a un estado civil, como
tampoco la dignidad y el respeto (Alborch, 2001).
Debido a que la soledad ha sido entendida como
un síntoma contemporáneo, el presente escrito
indagó antecedentes teóricos e investigativos en
torno a ella, a la mujer y su personalidad.
Según Carmen Alborch (2001), la soledad es,
antes que un concepto, un estado de ánimo,
un sentimiento, además de una circunstancia
personal determinada. Posee dos características
fundamentales: la incomunicación voluntaria o
involuntaria, física o psicológica, y la perdura-
bilidad, que conduce a la ansiedad dolorosa de
alguien que reclama infructuosamente el auxilio
de quién alivie su sufrimiento.
El sentimiento de soledad puede derivar en
dos polos bien diferenciados, por un lado, la
autopercepción de desadaptación, que suele ir
asociada con la pérdida de actividad y aislamiento
social, aspectos que pueden desembocar en
una serie de trastornos afectivos tales como
ansiedad y depresión, y por otro lado, la soledad
puede tener una vertiente positiva, ser el móvil
que genere una reestructuración adaptativa
consistente en la puesta en marcha de estrategias
lo suficientemente eficaces para afrontarla con
éxito o, incluso, obtener provecho de la misma
(Rubio, 2000).

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 La personalidad de la mujer y su influencia en su percepción de soledad
Estar solo no es lo mismo que sentirse solo, ni
vivir solo es lo mismo que estar aislado o ser
solitario. Para Alborch (2001), “las distintas ga-
mas de este sentimiento van desde la satisfacción
de la transitoriedad, de la situación elegida a la
impuesta, de lo momentáneo a lo duradero, de
lo coyuntural a lo estructural, de lo superficial
a lo profundo o terminal”. La soledad en su
dimensión social, remite a aquellos que no se
sienten integrados en el sistema de normas y
valores que configuran una cultura o civilización
determinadas. Es, pues, la soledad un fenómeno
que varía en función de los seres que la sufren,
la circunstancia personal, espiritual o social por
la que se atraviesa.
Se caracteriza por: 1) relaciones sociales deficien-
tes, 2) experiencia subjetiva y 3) desagradable, y
puede llegar a generar angustia. La soledad de
las mujeres no se circunscribe a un estado civil
determinado, sino que comprende la soledad
en sus diversas vertientes como seres humanos.
Mujeres solas han existido siempre, en tiempos
y lugares distintos, y seguramente nunca han for-
mado parte del núcleo mayoritario y dominante
de la sociedad.
Mujer en la sociedad
La mujer ha encontrado su identidad social sin
perder, por lo tanto, su identidad familiar. Una
mujer que comprende bien sus diferentes pape-
les tiene en cuenta sobre todo el factor tiempo,
no solamente para no hacer un matrimonio
prematuro, sino, además, porque ella mira su
existencia más allá de su realización en el amor
y la maternidad, ella es capaz de hacer proyec-
tos para su época postmaternal. Hay mujeres
que han descubierto un campo particularmente
propicio para el desarrollo de los valores sociales,
ellas descubren estilos de vida mejor acomoda-
dos al futuro que el estilo convencional de las
tradicionales profesiones. Las mujeres que han
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logrado integrar el factor tiempo evolucionan
con serenidad y libertad. Están preocupadas no
de sí mismas, sino de aspiraciones más vastas;
ya no se subestiman, y piensan que no es sufi-
ciente encontrar un hombre a cualquier edad.
Han pasado de la dualidad esposa-madre para
integrarse en otras dimensiones; se abren a la
realidad ambiental que les permite participar
en el mundo y hacer de ellas seres de relaciones
(Osorno, 1975).
Y como lo expresa Torres (1996): “La mujer es
una fuerza de la historia. ¡Nada grande y dura-
dero se ha hecho ni podrá hacerse en el futuro
de la humanidad sin su poderosa intervención
creadora!”.
Rasgos de personalidad y sus
manifestaciones
Las diferencias psicológicas entre los sexos son
resultado por completo de actitudes culturales.
Se ha señalado que la postura de la sociedad
con respecto a las diferencias de género afecta
la maduración de las personas desde que nacen,
de una manera más profunda que el resto de las
actitudes culturales (Schultz, 2002).
Tanto hombres como mujeres poseen rasgos que
los diferencian a unos de otras, esto les permite
describirse y describir a los demás. Como ma-
nifiesta Fadiman (2001, p. 54):
La personalidad se refiere a las características
externas y visibles, a los aspectos propios que los
demás pueden ver, por ende, se podría definir la
personalidad en función de las impresiones que
se dejan en los otros; es decir, lo que parece ser
la personalidad es lo que permite anticipar lo
que hará una persona en una situación dada.
Las investigaciones han demostrado que los
rasgos y las dimensiones propuestas por Hans
Eysenck permanecen estables a lo largo del
ciclo vital desde la niñez hasta la edad adulta
(Schultz, 2002).
 Paula Cristina Ríos Zapata y Diany Maryori Arango Orozco
Caprara, Barbaranelli y Borgogni (1995) definen
cinco dimensiones y 10 subdimensiones de la
personalidad así:
Energía: Factor comúnmente identificado como
extraversión. Hace referencia a dinamismo,
actividad, energía, locuacidad y dominancia.
Afabilidad: Factor comúnmente identificado
como agrado. Se refiere a cordialidad, al-
truismos, amigabilidad, empatía, generosidad y
cooperación.
Tesón: Conocido como autocontrol o autorregu-
lación. Se refiere a reflexividad, escrupulosidad,
orden, diligencia y perseverancia.
Estabilidad Emocional: Se refiere a poca ansiedad,
vulnerabilidad, emotividad, impulsividad, impa-
ciencia e irritabilidad, control de las emociones
y control de los impulsos.
Apertura Mental: Comúnmente identificado como
apertura a la experiencia, cultura o intelecto.
Metodología
Se realizó una investigación de tipo no experi-
mental observacional y transversal. El estudio
tuvo un nivel comparativo correlacional. La
población fue de mujeres mayores de 25 años
de edad, sin relación de pareja estable, solte-
ras, separadas o divorciadas, de Medellín y del
Oriente Antioqueño. Se realizó un muestreo no
aleatorio de tipo intencional, no probabilístico,
para encontrar una muestra de 125. Las variables
se dividieron en dos: 1)Variables sociodemo-
gráficas: Edad, estado civil, escolaridad, estrato
socioeconómico y ocupación, evaluadas con
una encuesta sociodemográfica; 2) las variables
de análisis: Variable dependiente: Percepción
de soledad, evaluada con la Escala de Soledad
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UCLA. Versión 3 (Russell, 1980); y variables
independientes: apoyo social, autoestima y per-
sonalidad, medidas con el cuestionario MOS-SSS
(Sherbourne y Stewart, 1991, adaptado para
Colombia por Londoño et al., 2009), la escala de
Autoestima de Rosenberg (RSES) (Rosenberg,
1965) y el cuestionario BFQ (Caprara, Barbara-
nelli y Borgogni, 1995), respectivamente. A las
mujeres que participaron voluntariamente se
les presentó la investigación, el consentimiento
informado y se les aplicaron los cuestionarios
de manera individual.
Resultados
Las 125 participantes tenían un rango de edad
de 25 a 78 años. Hubo 83 (66,4%) mujeres sol-
teras y 42 (33,6%) separadas/divorciadas. Las
participantes se distribuían en todos los estratos
socioeconómicos, con predominio del estrato
socioeconómico medio (n=87, 69,6%), seguido
del estrato bajo (n=35, 28%), y alto (n=3, 2,4%).
La variable ocupación se distribuyó de la siguiente
manera: empleadas (n=51, 48,8%); amas de casa
(n=33, 26,4%); independientes (n=26, 20,8%), y
desempleadas (n=15, 12%). Setenta y dos mujeres
(57,6%) tienen alguna profesión, y 53 de ellas
(42,4%) no tienen profesión (ver la tabla 1).
De las 125 mujeres evaluadas se evidenció que 97
(77,6 %) no presentaron percepción de soledad,
mientras que 28 (el 22,4%), sí.
En cuanto a los factores de personalidad, se
identifica un predominio de puntuaciones media
y alta para los factores energía, afabilidad, tesón y
estabilidad emocional, que contrasta con el pre-
dominio de puntuación baja en apertura mental,
como se especifica en la tabla 2.
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Tabla1. Estadísticos descriptivos de las variables sociodemográficas

Variables Valor N %

Años cumplidos (Media= 42,46 y DE =13,69)

Solteras 83 66,4
Estado civil
Separada/Divorciada 42 33,6
Bajo (estrato 1 y 2) 35 28
Estrato socioeconómico Medio (estrato 3 y 4) 87 69,6
Alto (estrato 5 y 6) 3 2,4
Empleada 51 40,8
Independiente 26 20,8
Ocupación
Desempleada 15 12
Ama de casa 33 26,4
Área contable y económica 16 12,8
Área de la salud 3 2,4
Área social 11 8,8
Área de ciencias políticas 5 4,0
Área de ingeniería 6 4,8
Profesión
Área agropecuaria 3 2,4
Área de la educación 10 8,0
Área de artes y diseño 2 1,6
Otras 16 12,8
Sin profesión 53 42,4
Sin estudios 2 1,6
Primaria incompleta 8 6,4
Primaria completa 8 6,4
Secundaria incompleta 13 10,4
Secundaria completa 18 14,4
Nivel académico Técnico o tecnológico incom-
4 3,2
pleto
Técnico o tecnológico com-
20 16,0
pleto
Universitario incompleta 12 9,6
Universitario completo 40 32,0

DE: Desviación Estándar

Fuente: Retomada de Ríos y Londoño, 2011.

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Tabla 2. Estadísticos descriptivos de las variables de personalidad

Variable de Alto Promedio Bajo

personalidad N % N % N %
Energía 51 40,8 47 37,6 27 21,6
Afabilidad 43 34,4 43 34,4 39 33,2
Tesón 48 38,4 49 39,2 28 22,4
Estabilidad emocional 45 36 50 40,0 30 24
Apertura mental 33 26,4 32 25,6 60 48

Fuente: Retomada de Ríos y Londoño, 2011.

Discusión
En la población encuestada existe un predominio
alto de las mujeres solteras, el nivel académico
fue considerable, ya que la mayoría realizó algún
tipo de estudio, y el estrato socioeconómico que
más sobresalió fue el nivel medio. En la inves-
tigación se evidenció que una pequeña parte
de las mujeres presentó percepción de soledad.
De acuerdo a los factores de personalidad, se
observó que la población evaluada tiende a
ser entusiasta en múltiples aspectos de la vida,
principalmente de tipo interpersonal; presenta
preocupación por los demás, hay existencia de
perseverancia y responsabilidad, y capacidad para
afrontar los efectos negativos de la ansiedad, la
depresión, la irritabilidad o la frustración. No
obstante, en el grupo con percepción de soledad
se evidenció una baja capacidad para la apertura
mental, es decir, no hay interés por todo lo que
concierne a la parte intelectual, poca apertura
hacia las nuevas ideas, valores y sentimientos,
lo que indica que se podría ver como factor de
riesgo en cuanto a la percepción que las mujeres
puedan tener frente a la soledad. Es necesario
tener en cuenta que la identificación de este ele-
mento permitiría trabajar en él como medida de
protección, ya que se obtendría una visión más
amplia acerca de la concepción que poseen las
personas que se encuentran en soledad y cómo
puede influir en esta la personalidad.
Conclusiones
La relación entre percepción de soledad y per-
sonalidad está en concordancia significativa con
la estabilidad emocional y apertura a la cultura;
además se evidencia reciprocidad entre las sub-
dimensiones cordialidad y control de emociones.
Las mujeres con percepción de soledad obtuvie-
ron puntuaciones más bajas que las mujeres sin
percepción de soledad en cuanto a estabilidad
emocional, cordialidad, control de emociones y
apertura a la cultura. Lo que indica que existe una
correlación negativa o indirecta entre las variables
de personalidad referidas y la percepción de sole-
dad, es decir que a menor estabilidad emocional,
cordialidad, control de emociones y apertura a
la cultura, mayor será la percepción de soledad.
A mayor extroversión menor percepción de so-
ledad; se evidencia además una relación inversa
entre afabilidad y percepción de soledad, es decir
que a mayor afabilidad menor percepción de
soledad; a mayor tesón o responsabilidad, me-
nor percepción de soledad; a mayor estabilidad
emocional, menor es la percepción de soledad, y,
finalmente,se encontró una relación inversa entre
la apertura mental y la percepción de soledad:
a mayor apertura a la cultura, apertura mental,
menor será la percepción de soledad.

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