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ACCION DE AMPARO CONTRA RESOLUCINES JUDICIALES

La acción de amparo según la definición que le otorga nuestro Tribunal Constitucional, es


el proceso de carácter constitucional que tiene como finalidad proteger todos los
derechos constitucionales de la persona – con excepción de los que protege el Habeas
Corpus, la Acción de Habeas Data y la Acción de Cumplimiento - ante violaciones o
amenazas de violación provenientes de la autoridad  o de un particular .

Entre los tantos derechos que protege la precitada acción constitucional, tenemos la
protección que se le brinda a los administrados contra las resoluciones judiciales firmes
dictadas con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la
justicia y el debido proceso [Artículo 4° del Código Procesal Constitucional]; es decir,
cuando quien haya ejercido su derecho de acción en la vía judicial le hayan sido
conculcados los derechos antes citados.

En tal razón y dentro de esa lógica, corresponde de quien ejercite la acción constitucional
de amparo, alegue que la resolución emitida por la autoridad jurisdiccional ordinaria haya
violentado su derecho al debido proceso, sea restringiéndole el acceso a la justicia o al
debido proceso; ya que, no se puede convertir ni desnaturalizar la vía constitucional a
efecto de ser utilizada como una especie de instancia de apelación o de revisión de lo ya
resuelto por la instancia judicial.

Dichas precisiones, resultan de ser de vital importancia para quienes ejerciten su derecho
de acción en la vía constitucional, dado que, resulta casi cotidiano encontrarnos en la
práctica del derecho, con procesos de amparo contra resoluciones judiciales, cuyas únicas
intenciones es tratar de revertir un mal resultado de sus intereses en la sede ordinaria,
recargando así en demasía nuestro ya alicaído sistema de justicia.

En tal situación, quienes invoquen la protección que brinda el amparo, deben tener en
consideración los siguientes aspectos:

1.     El amparo contra resoluciones judiciales, se interponen contra resoluciones firmes,


frente a este extremo, se debe precisar que:

(a)            Las resoluciones judiciales adquieren firmeza desde el momento en el cual se ha


agotado la posibilidad de interponer algún recurso impugnativo que la ley faculta contra el
acto en desacuerdo.

(b)             No debe entenderse firmeza con consentimiento, debido a que resultan ser
figuras procesales distintas, ya que mientras la primera se refiere al momento en el cual ya
se ha agotado la posibilidad de interponer recursos impugnatorios, la segunda se

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encuentra enmarcada en la aceptación del acto emitido, operando así la prescripciónde la
posibilidad de poder recurrir a la sede constitucional, la cual en nuestro ordenamiento se
agoto a los 30 (treinta) días de que el acto quedo firme [Artículo 44° Código Procesal
Constitucional].

2.     El amparo contra resoluciones judiciales se interpone, cuando la resolución firme se


emite con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la
justicia y el debido proceso; frente a este extremo, se debe precisar que:

(a)             Resulta necesario señalar que la afectación a la tutela procesal efectiva, viene por
alguna suerte a sustituir el término “proceso regular” argüido en la ya extinguida Ley N°
23506, el cual se entiende, en el respeto de los derechos fundamentales reconocidos en el
Artículo 139° inciso 3 de la Constitución Política del Perú.

La tutela procesal efectiva, se debe entender como aquella situación jurídica de una


persona en la que se respetan sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional; a
probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso; a no ser desviada
de la jurisdicción predeterminada ni sometida a procedimientos distintos de los previstos
por la ley; a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios
impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la actuación
adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales, y a la observancia del
principio de legalidad.

Con lo cual, en caso no se hayan respetado de manera escrupulosa las situaciones citadas,
el ciudadano perjudicado puede recurrir a la vía constitucional a efecto de que vía
amparo, se reponga la situación al estado anterior a la vulneración del derecho
reclamado.

(b)            Se debe entender por acceso a la justicia; como un derecho fundamental, y por el
cual el Estado tiene el deber – obligación de definir condiciones mínimas de satisfacción
del servicio jurisdiccional que otorga, dado que este debe ser asequible (evitando las
barreras económicas] y geográficas, así como con la publicación de normas en un lenguaje
claro y asequible a la población), al deber que tiene quien tenga la responsabilidad de
administrar justicia, de emitir decisiones en forma integral, de manera oportuna, eficiente
y eficaz, promoviendo la participación, capacidad de discernimiento jurídico de las
personas.

(c)          Se debe entender por debido proceso, como el cumplimiento de todas las garantías
y normas de orden público que deben aplicarse a todos los casos y procedimientos, en

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cuyo seno se alberga los actos administrativos, a fin de que las personas estén en la
posibilidad de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado o de
los particulares que pueda afectarlos. Queda claro, entonces, que la cláusula fundamental
contenida en el artículo 139.3 de la Constitución Política del Perú, no es “patrimonio”
exclusivo de los procesos jurisdiccionales, sino que el respeto del contenido del debido
proceso se hace extensivo a los procesos administrativos públicos (como es el caso de
autos) o privados.

Dentro de esta situación, y teniendo ya definido las razones por las cuales se puede
recurrir a la sede constitucional a efecto de reclamar el amparo frente a una resolución
judicial que sea contraria a derecho, también resulta importante reconocer cuales son las
causales de improcedencia de la misma, conforme se detalla a continuación:

Sera improcedente la acción de amparo contra resoluciones judiciales, cuando:

(a)             Cuando el agraviado haya dejado consentir la resolución que dice afectarlo[7],


frente a este extremo, y como ya se ha mencionado solo se puede interponer amparo
contra las resoluciones firmes y se encuentra proscrito cuando por cuestión de
temporalidad el plazo para interponerlo haya prescrito, u haya obtenido ya calidad de
cosa juzgada.

(b)            Cuando los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma


directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado; es decir cuando
las alegaciones vertidas como reclamo constitucional no sea pasible de resguardo
constitucional, es decir, cuando por ejemplo el reclamo se centre en un proceso que ha
respetado escrupulosamente el debido proceso.

(c)          Cuando existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la


protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se trate del
proceso de hábeas corpus; es decir, cuando lo reclamado, no guarde relación con los
derechos que resguarda el amparo constitucional, es decir, cuando sea otra la garantía
constitucional que vele el resguardo del derecho reclamado;

(d)          Cuando el agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir
tutela respecto de su derecho constitucional.

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(e)           Cuando no se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos por el
Código Procesal Constitucional, lo cual se debe entender como un requisito de
procedibilidad, dado que, no es pasible de amparo, cuando, el agraviado no haya agotado
todos los recursos que la ley le faculta para impugnar la resolución que manifiesta le
produce agravio, salvo la excepción, de que la espera en la tramitación convierta en
irreparable los derechos reclamados

(f)          Cuando a la presentación de la demanda ha cesado la amenaza o violación de un


derecho constitucional o se ha convertido en irreparable; en este extremo, se advierten
dos aspectos:

-        El primero se centra, en el supuesto que la autoridad o el particular ha cesado en sus


actos inconstitucionales.

-        El segundo aspecto se centra en la finalidad de los proceso constitucionales de volver


al estado anterior a la violación del derecho, con lo cual, si el acto surtió efecto y resulta
imposible materialmente que el mismo retorne a su estado primigenio, la acción resultaría
desestimada.

Adicionalmente a los aspectos de procedibilidad e improcedencia ya descritos, resulta


necesario que, quien pretenda ejercer su derecho de acción constitucional frente a una
resolución judicial, indique en el petitorio de su demanda, los agravios que la resolución
impugnada le causa agravios, y no tratar de que a través del amparo se revisen aspectos ni
fundamentos de fondo vertidos en la jurisdicción ordinario, ya que caso contrario, se
estaría utilizando la vía constitucional como una especie de instancia de grado de lo ya
resuelto en la vía judicial ordinaria.

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