verdadera popularización del tema de la restau- Aunque este trabajo de T.J. Collings, profesor ración de la fotografía, que se contempla ahora del Camberwell School of Arts and Crafts en con cierto temor pues recomendaba, y lamen- la especialidad de ciencias aplicadas a la tablemente diseminó con éxito previsible, conservación de fotografías, fue escrito hace técnicas que han resultado dañinas y al menos más de diez años, ha mantenido su validez fren- cuestionables. Entre estas, estuvo el muy difun- te a la catarata de publicaciones —comerciales, dido método para la restauración del daguerro- institucionales, generales, enciclopédicas, tipo desarrollado por el curador emérito del específicas, científicas, experimentales— que Smithsonian Institution, Eugene Ostroff, y desde entonces ha tocado con su espuma a los publicado como separata de la revista Museum actores y espectadores del teatro del reconoci- News del American Association of Museums. miento y deterioro de materiales fotográficos. (Nada para escandalizarse: simplemente es Posee como pocas publicaciones la virtud de ejemplo del cambio que en los criterios se ha la concisión. Cuando apareció, la prestigiosa operado: del acento en la restauración de los revista The British Journal of Photography, lo años setenta a la conciencia de la preservación recomendaba con el adjetivo “invalorable” y en los noventa.) Unos años después nos llegó el investigador de la fotografía a color, Henry un libro que sí planteaba el problema integral Wilhelm, no tardó en remitirnos una copia con de la conservación de archivos de fotografía: la expresa recomendación de que fuera incor- Collection, Use, and Care of Historical Pho- porado al programa de traducciones que en- tographs, de Robert A. Weinstein y Larry tonces iniciaba el Centro de Conservación de Booth, con orientaciones para la identificación la Biblioteca Nacional. y preservación además de sensatas pautas para la organización sistemática. Sus recomenda- Como otros colegas suyos en Europa y Esta- ciones para los tratamientos reflejaban las dudas dos Unidos, Collings comprendió que el pro- crecientes sobre la restauración. blema esencial de la conservación de cualquier obra es el reconocimiento de su técnica o tec- La revista Cámara, con su sección dedicada a nología: aprender a determinar la manufactura las técnicas anticuadas de la fotografía, apa- del objeto y a reconocer sus idiosincrasias. recida en 1979, hizo difundir los nombres de Grant B. Romer, conservador de fotografías de Y así, llanamente, su escrito le permite al lector la George Eastman House, y uno de los espe- no especializado, aquel que ni es fotógrafo ni cialistas mundiales del daguerrotipo, y James científico, una visión diáfana de lo que han Reilly, entonces singular investigador sobre el sido los procesos, junto con algunas pautas muy proceso de la fotografía de albúmina y luego específicas y prácticas para identificar el origen fundador y director del Instituto para la Perma- de los agentes del deterioro y acciones estabi- nencia de la Imagen, en Rochester, la ciudad lizadoras en lugar de intervenciones restaura- fotográfica por excelencia, en la cual, gracias doras. Todo lo cual es importante tanto para el a su industria y a su instituto tecnológico, se que le toca gerenciar la conservación de colec- concentraba anualmente en un seminario de ciones fotográficas como para el que asume apenas cinco días, a los mejores investigadores sus responsabilidades curatoriales. y profesionales del campo.
Al hacer la presentación de este ensayo, apa- De Reilly apareció en 1980 su austero y
recido originalmente como el #2 de la serie acucioso The Albumen and Salted Paper Book, Information Leaflet de la Sociedad de Archive- y seis años más tarde el hermoso Care and ros de Inglaterra, también debemos referirnos Identification of 19th Century Photographic a otras publicaciones que han circulado am- Prints, circulado por la Kodak. Su más reciente pliamente desde comienzos de los años setenta. aporte es el sorprendente IPI Storage Guide