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REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR EN EL ÁMBITO HOSPITALARIO.

Palabras clave: Reanimación cardiopulmonar, paro cardiaco, parada cardiorrespiratoria,


prevención de riesgos laborales, COVID-19.

Introducción (223- 1100)


La reanimación cardiopulmonar (de ahora en adelante, RCP) es una actuación de
emergencia que se realiza para salvar vidas cuando se ha producido un paro cardiaco y
hay ausencia de respiración.
El pronóstico de cualquier persona que sufra una parada cardiorrespiratoria suele ser
favorable si se aplica RCP y se continúa con los siguientes eslabones de la cadena de
actuación. No obstante, solamente 1 de cada 5 personas recibe RCP tras una parada
cardiorrespiratoria. Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de ofrecer al personal
del ámbito hospitalario formación periódicamente, tanto a nivel práctico como teórico.
Por otra parte, los protocolos de actuación deben adaptarse al contexto en el que se
produce la situación de emergencia. Con la situación sanitaria provocada por la COVID
-19 ha sido necesario realizar cambios a la hora de efectuar la RCP, debido a que existe
la posibilidad de tener que brindar ayuda a una persona que pueda estar contagiada
(pues la COVID-19 a menudo acarrea complicaciones que induce a sufrir paradas
cardiorrespiratorias) o con altas probabilidades de estarlo. Estas modificaciones se
basan principalmente en la utilización de equipos de protección individual en aquellas
actuaciones que puedan conllevar la aerosolización de partículas, como la manipulación
de la vía aérea y las comprensiones torácicas. Otras de las recomendaciones son: evitar
la insuflación boca-boca y reducir el número de rescatadores.

Objetivos (20-500)
Saber identificar una parada cardiorrespiratoria para brindar atención inmediata tratando
de salvar vidas.
Conocer el procedimiento para llevar a cabo la RCP y conocer las variaciones que se
producen en función de la edad de la víctima (RCP en adultos, RCP en niños y RCP en
bebés).
Adaptar el protocolo de actuación a situaciones contextuales y epidemiológicas
especiales.

Metodología (40-1200)
Para la realización del presente trabajo se ha llevado a cabo una revisión de artículos y
libros en las bases de datos Google Scholar y PubMed. En la búsqueda se han utilizado
como palabras clave “reanimación cardiopulmonar”, “prevención de riesgos laborales”,
“paro cardíaco”, “parada cardiorrespiratoria”, “COVID-19”, tanto en español como en
inglés.

Resultados (280-2500)
El paro cardiaco se produce en el momento en el que el corazón deja de latir
dejando de aportar sangre al cerebro y al resto del cuerpo. Se considera un problema
sanitario, que en España cuenta con una prevalencia de entre 24.000 y 50.000 casos
anuales. El número de defunciones anuales es de 30.000. Si se practica la RCP y se
aplica adecuadamente el desfibrilador la tasa de supervivencia oscila entre el 5% y el
30%. Pero tan sólo 1 de cada 5 personas que sufre un paro cardiorrespiratorio recibe
RCP. Por todo ello, parece necesario conocer los pasos básicos para realizar
correctamente una RCP en todas las edades.
Un paro cardiorrespiratorio puede producirse por causas cardíacas (arritmias,
taponamiento cardíaco, infarto, etc.), causas metabólicas (hipopotasemia o
hiperpotasemia), causas respiratorias (embolismo pulmonar, obstrucción de vías aéreas,
etc.) o por otras causas como son traumatismos craneales o torácicos, hipotermia,
lesiones de grandes vasos, etc. Por tanto, son factores de riesgo de paro
cardiorrespiratorio las enfermedades respiratorias, cardíacas y metabólicas, entre otros.
En adultos la principal causa es la enfermedad cardiovascular. En bebés y niños
además se incluyen los problemas respiratorios, lesiones traumáticas, la enfermedad
coronaria congénita y el síndrome de muerte súbita infantil.
El síntoma principal de un paro cardiorrespiratorio es la pérdida de conciencia
junto con la pérdida de la respiración y la ausencia de pulso.
Actuar con rapidez ante un paro cardiaco puede marcar la diferencia. La RCP es
el procedimiento de emergencia que se lleva a cabo en aquellas personas que han
sufrido una parada cardiorrespiratoria. Por cada minuto que se tarde en realizar la RCP
y desfibrilación la probabilidad de supervivencia se reduce un 10%. Pero en la mayoría
de los casos la RCP no es suficiente y se requiere atención médica avanzada en la mayor
brevedad posible. Para que una persona con paro cardíaco tenga altas probabilidades de
supervivencia debe seguirse la cadena de supervivencia cardiaca. Esta cadena cuenta
con cuatro eslabones y cada uno de ellos se encuentra conectado a los demás:
1) Reconocimiento del paro cardíaco y comunicación al servicio médico de
emergencia.
2) RCP temprana. La RCP permite administrar la llegada de sangre con
oxígeno al cerebro y otros órganos vitales hasta que la atención médica
avanzada pueda ser facilitada.
3) Desfibrilación temprana. Descarga eléctrica que puede ayudar a restablecer
el ritmo cardíaco.
4) Atención médica avanzada temprana. El personal médico lleva a cabo una
atención más adecuada y se transporta a la persona a un hospital.

RCP ADULTOS
Después de comprobar que la persona lesionada no tiene respiración. Y una vez
revisado el lugar se procede a realizar la RCP.
En primer lugar, la persona debe estar colocada en una superficie firme y que se
encuentre a nivel. Haga 30 comprensiones en el pecho. Se colocarán las dos manos en el
centro del pecho hacia la mitad inferior del esternón. Debe empujar fuerte tratando de
conseguir hundir el pecho unos 5 cm de profundidad y al menos a la velocidad de 100
comprensiones por minuto.
En segundo lugar, deberá dar dos soplos de respiración de salvamento. Para ello tendrá
que inclinar la cabeza de la víctima hacia atrás mientras le levanta el mentón, apriete
con los dedos su nariz y forme un sello completo con su boca sobre su boca. A
continuación, sople dentro de la boca para hacer que el pecho se levante visiblemente.
En casi de que el pecho no ascienda con el primer soplo, incline de nuevo la cabeza y dé
un nuevo soplo. Los soplos de respiración de salvamento se dan uno después del otro.
Debe continuar con los ciclos de RCP, sin parar excepto si ocurre alguna de las
siguientes situaciones:
- Observa una señal de vida, como la respiración.
- Hay un DEA (desfibrilador externo automático) listo para usar
- Otro socorrista capacitado o el personal de servicio médico de emergencia lo
releva.
- El lugar se convierte en una zona peligrosa.
- Está demasiado cansado como para continuar con la RCP.

RCP NIÑOS
Tras comprobar que el niño lesionado no tiene respiración y con la víctima colocada en
una superficie a nivel y firme, se dan 30 comprensiones en el pecho con al menos 5 cm
de profundidad y a la velocidad de 100 comprensiones por minuto. Para ello se colocan
las dos manos en el centro del pecho, hacia la mitad de la parte inferior del esternón.
Inclinando la cabeza de la víctima hacia atrás y levantando su mentón, se aprieta la nariz
y se crea un sello con la boca sobre la boca de la víctima. Se insufla aire dentro de la
boca de la persona lesionada durante al menos 1 segundo, tratando de hacer que el
pecho se eleve visiblemente. Se dan 2 soplos de salvamento, uno a continuación del
otro. Si el pecho no se levanta con los soplos de salvamento incline de nuevo la cabeza
y dé otro soplo de salvamento, si no logra que el pecho se levante es probable que exista
atragantamiento. Compruebe si hay algún objeto, y si lo hubiera, retírelo.
Continúe realizando la RCP y no se detenga a menos que se den alguna de las siguientes
circunstancias:
- Observa alguna señal evidente de vida, como la respiración.
- Hay un DEA preparado para ser utilizado.
- Está demasiado agotado como para continuar los ciclos de RCP.
- El lugar del accidente se vuelve peligroso.
- Es relevado por personal médico de emergencia u otro socorrista capacitado.

RCP BEBÉS
Una vez comprobado que el bebé lesionado no tiene respiración, se realizarán 30
comprensiones de pecho. Para ello, se utilizarán dos o tres dedos en el centro del pecho,
hacia la mitad inferior del esternón, por debajo de la línea mamilar. Las comprensiones
deberán tener la profundidad de 4cm, a una velocidad de 100 comprensiones por
minuto. Mientras tanto el bebé debe estar colocado en una superficie firme y nivelada.
Se realizarán 2 soplos de respiración de salvamento. Se inclina la cabeza del bebé hacia
atrás, levantando su barbilla. Se aprieta la nariz y se forma un sello completo sobre la
boca. Se sopla dentro de la boca del bebé tratando de levantar el pecho, si esto no
sucede se repite el paso de inclinación de la cabeza y levantamiento de la barbilla y se
vuelve a soplar. En caso de que el pecho no ascienda se comprueba que no exista
ningún objeto que esté obstruyendo las vías aéreas.
Se continúa con los ciclos de RCP sin parar a excepción de alguno de estos casos:
- Observa una señal evidente de vida, como la respiración.
- Está demasiado agotado como para continuar.
- Hay un DEA listo para ser utilizado.
- El lugar es peligroso.
- Es relevado por personal médico u otro socorrista capacitado.
RCP y COVID
La RCP se trata de una técnica de emergencia y debido a la situación epidemiológica
actual existe la posibilidad de tener que emplearla con personas que puedan presentar
COVID-19, o bien, con personas confirmadas de COVID-19. Ya que, con frecuencia la
COVID-19 ocasiona complicaciones que podrían derivar en una parada
cardiorrespiratoria. En estos casos es conveniente realizar modificaciones en los
protocolos de actuación.
Las principales modificaciones se producen en aquellas actuaciones en las que se
produce la aerosolización de partículas. Algunas de las recomendaciones son utilizar
equipos de protección individual, reducir el número de rescatadores y evitar la
ventilación boca-boca.
En este caso, el proceso de RCP se divide en tres etapas las cuales serán controladas por
personal sanitario especializado:
Fase 1. Vigilancia del paciente y en función de su estado determinar si es necesario
realizar la RCP
Fase 2. Evaluación del ritmo para determinar si hay que realizar desfibrilación precoz.
Fase 3. Manejo de la vía aérea y comprensiones torácicas. Esta fase acarrea riesgos de
aerosolización por lo que se debe dar prioridad a la seguridad del personal que contará
con protección EPP del nivel 3. La puerta de la habitación debe estar cerrada y con el
menor número posible de rescatadores (entre 3 y 4). Se realizarán comprensiones
torácicas a una profundidad de 5cm y a la velocidad 100- 120 compresiones por minuto.
Durante las compresiones no se debe retirar la máscara de reservorio del paciente.

Conclusión- Discusión (100-1100)


Debido a que la RCP puede mejorar el pronóstico de las víctimas resulta necesario el
conocimiento de estas técnicas también por parte del personal no sanitario. Teniendo en
cuenta que, aunque se pone en marcha la misma cadena de actuación, el protocolo varía
en función de la edad de la víctima. Por tanto, resulta necesaria la formación en este
ámbito, así como la actualización de dicha formación periódicamente. Es recomendable
incluir en la formación sesiones prácticas con simulación de paradas cardiorrespiratorias
y la aplicación de RCP.
De igual modo, los protocolos de actuación deben ir adaptándose y avanzando en
paralelo con las situaciones epidemiológicas. Tal y como ha sucedido con la aparición
de la COVID-19, lo que ha provocado la modificación de ciertas actividades de la
cadena de actuación, especialmente en aquellas que existe mayor riesgo de
aerosolización de partículas.
De cara a mejorar los protocolos de actuación es recomendable que los equipos de
trabajo distribuyan diferentes roles a los rescatadores y que una vez finalizada la
situación de emergencia valoren la situación con el objetivo de detectar y dirimir los
errores cometidos y su subsanación.

Bibliografía
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cardíaco traumático.
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confirmado de covid-19. Conarec, 35(153), 53-57.
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