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Segundo articulo
1718 Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo
es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo
hacia Él, el único que lo puede satisfacer
son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones;
anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan
inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos.
Las bienaventuranzas recogen y perfeccionan las promesas de Dios desde
Abraham ordenándolas al Reino de los cielos. Responden al deseo de felicidad
que Dios ha puesto en el corazón del hombre.
Tercer Articulo
La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra
bienaventuranza.
La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos. Toda persona
humana, creada a imagen de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida
como un ser libre y responsable
ha querido “dejar al hombre [...]en manos de su propia decisión” (Si 15,14),
para que pueda adherirse libremente a su Creador y llegar así a la
bienaventurada perfección
La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Hace al ser humano
responsable de los actos de que es autor voluntario. Es propio del hombre actuar
deliberadamente.
Cuarto Articulo
1752 Frente al objeto, la intención se sitúa del lado del sujeto que actúa. La
intención, por estar ligada a la fuente voluntaria de la acción y por determinarla
en razón del fin, es un elemento esencial en la calificación moral de la acción
La intención es un movimiento de la voluntad hacia un fin
Quinto Articulo
El término “pasiones” designa los afectos y los sentimientos. Por medio de sus
emociones, el hombre intuye lo bueno y lo malo.
Sexto Articulo
El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón [...]. La conciencia es el
núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya
voz resuena en lo más íntimo de ella.
La conciencia «es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de él, nos da
órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y esperanza
Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la
voz de su conciencia. Esta exigencia de interioridad es tanto más necesaria
cuanto que la vida nos impulsa con frecuencia a prescindir de toda reflexión,
examen o interiorización
La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está
solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella
Séptimo Articulo
«El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios»
La raíz de todos los pecados está en el corazón del hombre. Sus especies y su
gravedad se miden principalmente por su objeto.