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Índice
Neoplatonismo alejandrino Página inicial de la primera edición
Concepción filosófica de Isagoge (Venecia, 1500)
Tres hipóstasis
El Uno
El nous
El alma
Ideas
El Uno
Emanaciones
Demiurgo o Nous
El anima mundi
El mundo fenoménico
Jerarquía celestial
El mal
Regreso al Uno
Influencia
Cristianismo Primitivo
Orígenes y Pseudo-Dionisio
San Agustín
Gnosticismo
:
Islam y Judaísmo
El neoplatonismo en el Renacimiento
Marsilio Ficino
Cosmogonía
Estructura del Universo
Astrología
Magia
Amor platónico en Marsilio
Distinción en los cinco sentidos
Declive e influencia histórica posterior
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Neoplatonismo alejandrino
En la Alejandría del siglo III, en el contexto intelectual del helenismo tardío de la época
romana, se definió un sistema filosófico que se enseñaba en diferentes escuelas hasta el
siglo VI (Amonio Saccas, Plotino). Es la última manifestación en la Antigüedad del
platonismo, y constituye una síntesis de elementos muy distintos además de los
platónicos, con aportes de las doctrinas filosóficas de Pitágoras, Aristóteles o Zenón,
unidas a las aspiraciones místicas de origen oriental (hinduista o judío).1
Concepción filosófica
Según los neoplatónicos, el principio de todo lo existente es la unidad absoluta, lo Uno,
llamada realidad suprema o gran vacuidad, de la que surgen todas las demás realidades
por emanación. El primer ser emanado del Uno es el Logos, llamado también Verbo, o
Inteligencia, que contiene las ideas de las cosas posibles. Después, la Inteligencia
engendra el Alma como idea, principio del movimiento y de la materia. El Uno, la
Inteligencia y el Alma son las tres hipóstasis de la Tríada neoplatónica.
Tres hipóstasis
El Uno
El nous
El alma
Para adquirir la gnosis (conocimiento), el ser engendrado se esfuerza por ascender hacia
la perfección de que emana. Todo viene del Bien y tiende hacia el Bien. Para que el Alma
se una al primer principio, es preciso que supere el pensamiento y que, por el éxtasis, se
confunda con Dios y pierda toda conciencia de sí misma. Plotino estaba convencido de
haber llegado, dos o tres veces en su vida, a esta unión íntima con la más alta hipóstasis.
Ideas
Las Enéadas de Plotino son el documento principal y clásico del neoplatonismo. Como
una forma de misticismo, contiene partes teóricas y prácticas. Las partes teóricas tienen
que ver con el alto origen del alma humana, mostrando cómo se ha alejado de su primer
estado. Las partes prácticas muestran la forma en que el alma puede de nuevo regresar a
lo Eterno y Supremo. El sistema puede dividirse entre el mundo invisible y el mundo
fenoménico, el primero conteniendo al Uno trascendente del cual emana una esencia
eterna y perfecta (nous o intelecto), que a la vez produce el anima mundi (alma de la
tierra).
El Uno
Emanaciones
Del Uno emanó el resto del universo como una secuencia de seres inferiores
Demiurgo o Nous
El Ser original inicialmente emana, o expulsa, el nous, que es imagen perfecta del Uno y
arquetipo de todas las cosas que existen. Es a la vez ser y pensamiento, idea y mundo
ideal. En tanto imagen, el nous corresponde perfectamente al Uno, pero en tanto
derivado, es completamente diferente. Lo que Plotino entiende por el nous es la esfera
más alta asequible a la mente humana,3 mientras que es también intelecto puro en sí
mismo. El nous es el componente más central del idealismo, siendo el neoplatonismo una
forma pura de idealismo. El demiurgo (el nous) es la energía, o ergon (hace el trabajo),
que manifiesta u organiza el mundo material para que sea perceptible.
El anima mundi
El mundo fenoménico
El alma, como una esencia móvil, genera el mundo corpóreo o fenoménico. Este mundo
debería estar tan permeado por el alma que sus varias partes deberían permanecer en
perfecta armonía. Plotino no es dualista en el mismo sentido que lo son sectas como los
gnósticos. En contraste, admira la belleza y esplendor del mundo. En tanto la idea
gobierne a la materia, o el alma gobierne al cuerpo, el mundo es justo y bueno. Es una
imagen -si bien borrosa- del mundo superior, y los grados de mejor y peor en él son
esenciales para la armonía del todo. No obstante, en el mundo fenoménico real, la unidad
y la armonía son reemplazados por las disputas o la discordia. El resultado es un
conflicto, un devenir y desvanecerse, una existencia ilusoria. Y la razón de este estado de
:
cosas es que los cuerpos descansan en un sustrato de materia. La materia es lo
indeterminadoː lo que no tiene cualidades. Si es desprovista de forma e idea, es malévola.
En tanto es capaz de forma, es neutral.3 el mal se entiende aquí como un parásito,
llevando una no-existencia propia (parahipóstasis), un resultado inevitable del Universo,
teniendo una necesidad de "otro," como un factor armonizador.4
Jerarquía celestial
Filósofos neoplatónicos posteriores, en especial Jámblico, añadieron cientos de seres
intermedios como dioses, ángeles, demonios y otros seres como mediadores entre el Uno
y la humanidad. Los dioses neoplatónicos son seres omni-perfectos y no muestran el
usual comportamiento amoral que se asocia con sus representaciones en los mitos.
El Demiurgo: el Creador
El mal
Regreso al Uno
Los neoplatonistas creían que la perfección humana y la felicidad eran alcanzables en este
mundo, sin esperar a la vida después de la muerte. La perfección y la felicidad, vistas
como sinónimas, podían lograrse a través de la contemplación filosófica.
Influencia
Cristianismo Primitivo
En sus comienzos como una secta del judaísmo, el cristianismo no había desarrollado aún
una perspectiva filosófica. Los seguidores inmediatos de Jesús no parecían haber tenido
un gran grado de alfabetización o entrenamiento sofisticado en teología. Gradualmente,
sin embargo, el cristianismo primitivo evolucionó en el contexto de las vibrantes culturas
locales dentro del Imperio Romano. Al expandirse el cristianismo, los templos griegos y
romanos fueron asimilados y adaptados, y a menudo reconstruidos, para el culto cristiano
y los símbolos e imágenes existentes fueron adaptados y absorbidos por la nueva religión.
A un nivel intelectual, los cristianos también desarrollaron un lenguaje intelectual para
articular sus creencias y convertir a los paganos. El primer evento significativo en este
proceso fue la traducción al griego de los textos del antiguo testamento hebreo, la llamada
"traducción de los setenta intérpretes" (Septuaginta) en el siglo II a. de C., que permitió
que la sabiduría judía tradicional circulara en el imperio romano y que fue usada por los
apóstoles de Jesús y los primeros Padres de la Iglesia. Claramente, la insistencia judía en
un único Dios era un desafío directo al politeísmo pagano, como lo eran las ideas de un
texto sagrado, una alianza entre lo divino y los humanos y la idea de una historia sacra.12
Los primeros cristianos pudieron encontrar muchos rasgos en el platonismo que parecían
anticipar sus propias concepciones de lo divino, por ejemplo, un "padre y hacedor de todo
el universo" (en el Timeo) que desea crear por bondad. Ya en la era precristiana
inmediata, los escolares religiosos en la ciudad grecoparlante de Alejandría exploraban el
significado de las escrituras sagradas judías utilizando las técnicas gramaticales y
filosóficas de los filósofos griegos, y habían notado paralelos entre los relatos de la
creación en el Génesis y la cosmología del Timeo de Platón.12 Los primeros escritores
cristianos, notablemente san Pablo, mostraron una marcada hostilidad hacia la filosofía,
que interpretaban como sabiduría pagana. Pablo, por ejemplo, contrastaba la filosofía
griega como una tontería arrogante comparada con la sabiduría y verdad de Jesús. Sin
embargo, Pablo absorbió conceptos filosóficos vigentes en su tiempo y sus epístolas
contienen alusiones a ideas filosóficas platónicas y estoicas, como el concepto de "hombre
interior" (esō anthrōpos) que se encuentra en la Segunda Carta a los Corintios 4:16 (que
recuerda a la República de Platón, 9.589a–b), el concepto de ley natural en la Carta a los
Romanos, la discusión sobre la inmortalidad en la Segunda Carta a los Corintios 3–5, el
concepto de "cuerpo pneumático" (sōma pneumatikon) en la Primera Carta a los
Corintios 15, o la afirmación de que la existencia de Dios puede demostrase por
:
razonamiento natural al examinar las cosas naturales (Romanos 1:20), un texto muy
citado por los filósofos cristianos medievales. Incluso san Pablo se refiere a Cristo como
sabiduría, usando la palabra griega sophia en 1 Corintios 1, 24. 12
Los cristianos primitivos luchaban por definir sus nuevas intuiciones en términos de los
sistemas e ideas filosóficas disponibles en su tiempo. Inicialmente hicieron proselitismo
en el lenguaje griego, e inevitablemente el mundo intelectual griego empezó a inmiscuirse
en sus escritos, de manera más famosa en el Prólogo al Evangelio según San Juan, cuya
frase inicial "En el Principio fue la Palabra (Verbo)" (en archē ēn ho logos) es sin lugar a
dudas una frase que resuena fuertemente a las ideas filosóficas de “arché” (fuente,
principio, origen) y “logos” (palabra, razón, lógica) así como hace eco al comienzo del
Génesis. Luego, los llamados apologistas cristianos, por ejemplo Justino Mártir (100–165
d. de C.) invocaban el logos de la filosofía griega como un vehículo para llevar las buenas
nuevas de los evangelios. Justino relata que inicialmente buscó la sabiduría entre los
estoicos, peripatéticos y platónicos antes de ser convencido por el Dios de las Escrituras y
la persona de Jesucristo. Para Justino, el logos que corre en todas las cosas debe
identificarse con Jesús, Hijo de Dios.12 Esta absorción de la cultura griega en el
cristianismo, sin embargo, no careció de contradictores, por ejemplo Tertuliano, quien
cuestionó el uso de la filosofía griega en los textos cristianos.12
Orígenes y Pseudo-Dionisio
Varias versiones del platonismo tardío (una progresión vaga de ideas a menudo
incluyendo elementos estoicos y herméticos típica del platonismo medio y del
neoplatonismo) siguieron nutriendo el contexto intelectual de los escolares cristianos
primitivos en el imperio romano. Algunos cristianos primitivos, influidos por el
neoplatonismo, identificaron al Uno neoplatónico, o Dios, con Yahveh. Los más
influyentes entre estos fueron Orígenes, pupilo de Amonio Saccas, y el autor del siglo VI
conocido como Pseudo Dionisio Areopagita, cuyas obras fueron traducidas en el siglo IX
para occidente por Juan Escoto. Los dos autores tuvieron una influencia duradera en el
cristianismo ortodoxo oriental y en el occidental, y en el desarrollo de las prácticas
místicas y la teología.
Otra fuente importante del platonismo cristiano fueron las obras atribuidas a Dionisio
Areopagita, un discípulo de san Pablo en Atenas, mencionado en los Hechos de los
Apóstoles. Estos textos eran en realidad falsificaciones piadosas escritas por un seguidor
cristiano del neoplatónico Proclo. Son referidos ahora como las obras de Pseudo Dionisio
Areopagita. Debido a su origen, pues eran considerados más o menos tan antiguos y
auténticos como los evangelios mismos, tuvieron una influencia extraordinaria en los
filósofos cristianos desde Juan Escoto Erígena en el siglo IX, hasta santo Tomás de
Aquino y Roberto Grosseteste (los dos escribieron comentarios sobre Dionisio), así como
en místicos medievales posteriores como Meister Eckhart y Nicolás de Cusa, cuyas
perspectivas seguían siendo de inspiración neoplatónica. Eventualmente, el humanista
renacentista Lorenzo Valla sacó a la luz el hecho de que los escritos Dionisíanos eran
falsicaciones.12
Los Nombres Divinos (de Divinis Nominibus) de Pseudo Dionisio examina los nombres
bíblicos y filosóficos para lo divino y argumenta que ninguno expresa completamente la
naturaleza del ser superior, que no tiene nombres, que está más allá de todos los
nombres, un tema expresado luego en la teología mística y la posterior tradición mística
medieval.12 Dionisio afirma que Dios es inconocible y sin embargo todas las cosas del
mundo son de alguna manera trazos de su causa inconocible. Dios es el ser de todas las
cosas. Dionisio tuvo una enorme influencia en Alberto Magno, Tomás de Aquino,
Buenaventura y Grosseteste entre otros, en particular su concepto de la auto-difusión del
bien (bonum diffusivum sui), el principio de que todas las cosas tienen ser a través de ser
uno, y que el ser de todas las cosas es el "ser superior" (super esse; hyper ousias) de la
divinidad. El traductor principal de Dionisio y su discípulo fue el filósofo irlandés Juan
Escoto Erígena.12
San Agustín
Si bien los escolares de finales del siglo XIX pensaban en Agustín como un pensador que
se convirtió primero al neoplatonismo y luego algo después al cristianismo, el consenso
actual es que Agustín fue siempre un platónico cristiano, aunque empezó a intentar
clarificar, especialmente en su obra Retractaciones, qué doctrinas del cristianismo
entraban en conflicto directo con el platonismo clásico. San Agustín era un maestro en su
forma de incorporar el pensamiento pagano en una perspectiva integralmente cristiana y
en refinarlo cuidadosamente a lo largo de toda su vida, incluyendo varias autocríticas y
reformulaciones.12 Así, ciertos principios centrales del neoplatonismo sirvieron como un
:
intermedio filosófico para el teólogo cristiano Agustín en su viaje desde el maniqueísmo
dualista hasta el cristianismo.20 En tanto lector maniqueo, Agustín había sostenido que
el mal tiene un ser sustancial y que Dios estaba hecho de materia. Al aceptar al
neoplatonismo cambió sus perspectivas a este respecto. Como neoplatónico, y luego como
cristiano, Agustín creía que el mal es la privación del bien y que Dios no es material.20
Una de las grandes lecciones que Agustín aprende de los neoplatónicos es la conexión
interna entre el alma y lo divino y que el viaje interior es también el viaje superior hacia lo
divino. En De la verdadera religión, Agustín afirma que uno tiene cambiar solo algunas
palabras para ver lo cerca que Platón se parecía al cristianismo. En su Ciudad de Dios,
Platón es presentado como el filósofo más cercano al cristianismo. Por ejemplo, Platón
habría definido la filosofía como el amor a Dios (La Ciudad de Dios 8.1121 ). Para Agustín
el legado de Platón y otros debería integrarse en la cultura cristiana.
Habiendo adoptado inicialmente el neoplatonismo de una forma más bien poco crítica,
como una manera de superar su anterior escepticismo y maniqueismo, san Agustín
empezó gradualmente a ver las limitaciones en la perspectiva neoplatónica,
especialmente al articular principios centrales del cristianismo como la encarnación de la
Palabra (Verbo) y la resurrección del cuerpo.12 Como lo describe en detalle en sus
Retractaciones, Agustín llegó a la conclusión de que si bien el neoplatonismo era de una
inmensa importancia como antídoto al materialismo y al dualismo (p. ej., el de los
maniqueos), no podía dar cuenta del concepto de cómo lo Divino se hace humano, en el
sentido de tomar un cuerpo físico corrompible.
Gnosticismo
Islam y Judaísmo
:
Manteniéndose en la tradición del neoplatonismo griego, los neoplatonismos islámicos
(así como los judíos) reflexionan sobre la relación entre la fuente divina y el sujeto
humano a través de intermediación de un número de hipóstasis emanantes
(formalmente, uno o más intelectos universales, y una o más almas universales). Entre los
neoplatónicos islámicos se encuentran pensadores como al-Kindi, al-Farabi, los Ikhwān
as -Safā’ (Hermanos de la Pureza), Avicena (Ibn Sina), Ibn Tufail y Suhrawardi, y entre
los judíos neoplatónicos pensadores como Isaac Israeli, Ibn Gabirol, Ibn Ezra, Moses
Maimónides, Ibn Hasdai y Yohanan Alemanno.12
La transmisión del neoplatonismo griego a los contextos islámicos y judíos es una historia
compleja que sugiere vestigios de influencias pitagóricas, platónicas, aristotélicas,
estoicas, plotinianas, procleanas, pseudo-empedocleanas y otras, con muchos detalles
aún inciertos. Para agregar a tal complejidad, los neoplatonismos islámicos y judíos
revelan también con frecuencia ideas e imágenes sacados de las tradiciones escriturales,
legales, teológicas y místicas islámicas y judías.12
El neoplatonismo en el Renacimiento
El Renacimiento no solo constituye un movimiento transitorio de la Edad Media a la
Edad Moderna. Renacimiento significa "volver a nacer", entendido como la recuperación
de la Antigüedad clásica, es decir, griega y romana. La recuperación del mundo clásico era
una aspiración presente desde los intelectuales medievales,24 pero puede hablarse de
una reivindicación más acentuada por la toma de Constantinopla en 1453, motivo por el
cual maestros de la lengua griega migraron a Italia, en donde intentaron conformar una
identidad cultural, que posteriormente se consolidó con el humanismo. Sin embargo, este
proceso se dio desde distintos ámbitos, como el arte, la filosofía, la política y la
literatura.25
Marsilio Ficino
La Academia Platónica Florentina fue uno de los núcleos humanistas orientados hacia la
filosofía platónica en los siglos XIV y XV. Una de las figuras más representativas de esta
academia fue Marsilio Ficino. Su filosofía tiene un marcado tinte cristiano de tradición
medieval, que versa sobre cómo "la vida debe encaminarse hacia la salvación; el mismo
fin se advierte en el conocimiento."29 Sin embargo, presenta una diferencia notable: su
modelo no es San Agustín, sino Platón. Considera que la tradición cristiana se compara
con la doctrina platónica de la Ley divina, en la que se remonta a Zoroastro, los
pitagóricos y a Mercurius Maximus. En su obra principal, Theologia platonica de
immortalitate animorum, manifiesta una congruencia entre la tradición mosaica, el
platonismo y el cristianismo.
Cosmogonía
Bajo la misma concordancia estructural del universo, las esferas celestes tienen una
correspondencia directa con el orden inferior del mundo, y cada una tiene características
que, al influir con lo terrenal, reflejan parte de su naturaleza. Por eso, para Marsilio, los
astros pueden condicionar el comportamiento de las personas desde el nacimiento. Pero
él está en contra de la astrología judiciaria, o sea, la determinista, pues el hombre, al tener
alma, puede decidir si despertar o desarrollar dicho influjo de los astros.
Magia
La satisfacción del amor yace en lo que se muestra contento con la mente, la vista y el
oído; porque el alma únicamente conoce con la mente, con los ojos y los oídos, no con el
gusto, el olfato o el tacto. Por lo que los sentidos privilegiados del alma para amar son la
vista, el oído y la intuición, y los otros tres sentidos quedan relegados a placeres
contrarios a la belleza. El verdadero amador siempre busca la honestidad y ama las cosas
que son semejantes a él, y en calidad de amador verdadero, siempre será correspondido
de la misma manera.31
Véase también
Comentario al Sueño de Escipión
Emanatismo
Enéadas
Giovanni Pico della Mirandola
Hipatia
Macrobio
Marsilio Ficino
Neopitagorismo
Platonismo Medio
Neoplatonismo y cristianismo
Neoplatonismo y gnosticismo
Plotino
Porfirio
Proclo
Pseudo Dionisio
:
Gnosticismo
Referencias
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Bibliografía
Obras canónicas
Sobre Neoplatonismo
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Neoplatonismo.
El neoplatonismo y la corriente platónica (http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-en-r
oma/el-neoplatonismo-y-la-corriente-platonica)
Pequeña antología de textos neoplatónicos (http://books.google.es/books?id=KSTekp
6tpcQC&pg=PA129&lpg=PA129&dq=%22Textos+neoplat%C3%B3nicos%22%2B%2
2antolog%C3%ADa&source=bl&ots=j5jFtAlSFC&sig=JLJZ35rXCQh9VPoj0BVGSkVC
lKM&hl=es#v=onepage&q=%22Textos%20neoplat%C3%B3nicos%22%2B%22antolo
g%C3%ADa&f=false)
José Alsina Clota: El neoplatonismo. Síntesis del espiritualismo antiguo (https://web.a
rchive.org/web/20140301182024/http://es.scribd.com/doc/66497586/Alsina-Clota-Jos
e-El-Neoplatonismo-OCR)
Plotino: Sobre el Bien y la Belleza (Enéada I, 6). Traducción de Jesús Igal.
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