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Neoplatonismo

El término neoplatonismo es la denominación


historiográfica de diferentes momentos de la historia
de la filosofía en que se produjo una revitalización del
platonismo (Platón, Academia de Atenas). Los
neoplatónicos son una corriente de pensadores que
fueron fuertemente influenciados por Platón, sin
embargo, se distanciaron de algunas tesis de él, por
ejemplo: sobre la trascendencia, que propone que la
realidad divina está más alejada de la realidad propia.
O sobre la inmanencia. Los neoplatónicos creen en un
orden racional del mundo o Conocimiento universal:
experiencia mística → razón, no razón y fe.

Índice
Neoplatonismo alejandrino Página inicial de la primera edición
Concepción filosófica de Isagoge (Venecia, 1500)
Tres hipóstasis
El Uno
El nous
El alma

Ideas
El Uno
Emanaciones
Demiurgo o Nous
El anima mundi
El mundo fenoménico
Jerarquía celestial
El mal
Regreso al Uno
Influencia
Cristianismo Primitivo
Orígenes y Pseudo-Dionisio
San Agustín
Gnosticismo
:
Islam y Judaísmo
El neoplatonismo en el Renacimiento
Marsilio Ficino
Cosmogonía
Estructura del Universo
Astrología
Magia
Amor platónico en Marsilio
Distinción en los cinco sentidos
Declive e influencia histórica posterior
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Neoplatonismo alejandrino
En la Alejandría del siglo III, en el contexto intelectual del helenismo tardío de la época
romana, se definió un sistema filosófico que se enseñaba en diferentes escuelas hasta el
siglo VI (Amonio Saccas, Plotino). Es la última manifestación en la Antigüedad del
platonismo, y constituye una síntesis de elementos muy distintos además de los
platónicos, con aportes de las doctrinas filosóficas de Pitágoras, Aristóteles o Zenón,
unidas a las aspiraciones místicas de origen oriental (hinduista o judío).1 ​

El fundador de la doctrina parece haber sido Amonio Saccas. Plotino, su representante


más importante, permaneció once años junto a él antes de profesar su doctrina en Roma
a partir de 244. Su discípulo Porfirio redactó sus lecciones y las publicó, reunidas en seis
Enéadas, y tomó la dirección de la escuela a fines del s. III. Jámblico, que había sido el
editor de Porfirio en Roma, fundó la escuela de Siria y enseñó en Apamea. Uno de sus
discípulos, Edesio de Capadocia, fundó la escuela de Pérgamo.

La tradición filosófica del neoplatonismo se mantuvo en el s. V; fue enseñada a partir del


400, en la Academia de Atenas, por Plutarco de Atenas, uno de cuyos sucesores fue
Proclo.

La escuela de Atenas se clausuró en 529, con un edicto de Justiniano I; el diádoco


Damascio y Simplicio de Cilicia se refugiaron en Persia. La escuela de Alejandría, que
después de la muerte de Hipatia (415) se había alejado del neoplatonismo y que, en el s.
VI, había incluso llegado a ser un foco de resistencia a las doctrinas neoplatónicas,
:
subsistió. Es reseñable como neoplatónico Sinesio de Cirene, del que han quedado como
fuentes indirectas de la figura de su maestra Hipatia las cartas dirigidas a ella, así como
otros manuscritos.

Concepción filosófica
Según los neoplatónicos, el principio de todo lo existente es la unidad absoluta, lo Uno,
llamada realidad suprema o gran vacuidad, de la que surgen todas las demás realidades
por emanación. El primer ser emanado del Uno es el Logos, llamado también Verbo, o
Inteligencia, que contiene las ideas de las cosas posibles. Después, la Inteligencia
engendra el Alma como idea, principio del movimiento y de la materia. El Uno, la
Inteligencia y el Alma son las tres hipóstasis de la Tríada neoplatónica.

Tres hipóstasis

La doctrina central de Plotino es su teoría de la existencia de tres hipóstasis o realidades


primordiales: el Uno, el nous y el alma. En realidad, el principio básico es siempre el Uno,
mientras que las otras dos hipóstasis y el resto de realidades son derivadas.

El Uno

El Uno de la teoría de Plotino es indescriptible, ya que es la unidad, lo más grande, hasta


tal punto que a veces le denomina el propio autor como Dios, único, infinito. Plotino,
antes de querer corregir, prefiere guardar silencio que decir algo. Como principio y última
realidad, esta absoluta trascendencia hace que no existan términos para referirse a ella.
Se trata entonces de la Unidad que funda la existencia de todas las cosas. Es ese el centro
de toda su doctrina. El Uno está más allá del Ser y, por lo tanto, no hay ninguna
definición que describa positivamente al Uno, y opta por la vía negativa. Elude su
comprensión porque la considera imposible, según la modalidad humana de conocer.

El nous

La siguiente realidad o hipóstasis es el nous. No hay una traducción adecuada de este


término (véase el Wikcionario: nous), pero algunos autores lo identifican con espíritu,
mientras que otros prefieren hablar de inteligencia, mas esta vez no con un sentido
místico sino intelectual. La explicación del nous por Plotino parte de la semejanza entre el
Sol y la Luz. El Uno sería como el Sol, y la Luz como el nous. La función del nous como luz
es la de que el Uno pueda verse a sí mismo, pero, como es imagen del Uno, es la puerta
por la que es posible ver al Uno. Plotino afirma que es posible observar el nous
simplemente aplicando la mente en dirección opuesta a los sentidos.

Este concepto está tomado de la noción de dialéctica de La República, donde un proceso


similar se dice que conduce a la visión de la forma del Bien, no del Bien mismo.
:
El nous se puede, y muy probablemente se debe, entender como "la inteligencia pura". El
"nous" procede de "lo uno" no a voluntad, porque "lo uno" es tan "más que perfecto" que
no puede tener voluntad, está mucho más allá; y todo lo que procede de "lo uno" es una
especie de "escurrirse", de "desparramarse", en el acto de hacerse a sí mismo que es "lo
uno"; por tanto, la analogía del sol y la luz deben entenderse como una mera imagen para
dar una idea de cómo "emana la luz" del sol; resulta más ilustrativo pensar "el despliegue
de un círculo a partir de su centro".

El alma

La tercera realidad o hipóstasis es el alma, la cual es de naturaleza doble. En un extremo,


está ligada al nous y tira de él. En el otro extremo, se asocia con el mundo de los sentidos,
del cual es creadora (o, mejor, plasmadora). Por tanto, Plotino considera a la Naturaleza
como el resultado de una procesión que va "hacia abajo" desde el alma.

Para adquirir la gnosis (conocimiento), el ser engendrado se esfuerza por ascender hacia
la perfección de que emana. Todo viene del Bien y tiende hacia el Bien. Para que el Alma
se una al primer principio, es preciso que supere el pensamiento y que, por el éxtasis, se
confunda con Dios y pierda toda conciencia de sí misma. Plotino estaba convencido de
haber llegado, dos o tres veces en su vida, a esta unión íntima con la más alta hipóstasis.

Ideas
Las Enéadas de Plotino son el documento principal y clásico del neoplatonismo. Como
una forma de misticismo, contiene partes teóricas y prácticas. Las partes teóricas tienen
que ver con el alto origen del alma humana, mostrando cómo se ha alejado de su primer
estado. Las partes prácticas muestran la forma en que el alma puede de nuevo regresar a
lo Eterno y Supremo. El sistema puede dividirse entre el mundo invisible y el mundo
fenoménico, el primero conteniendo al Uno trascendente del cual emana una esencia
eterna y perfecta (nous o intelecto), que a la vez produce el anima mundi (alma de la
tierra).

El Uno

Para Plotino, el primer principio de la realidad es "el Uno," un subsistencia


completamente simple, inefable e inconcebible que es a la vez la fuente creativa y el fin
teleológico de todas las cosas que existen. Si bien, propiamente hablando, no hay nombre
apropiado para el primer principio, los nombres más adecuados son "el Uno" o "el (lo)
Bueno." El Uno es tan simple que no se puede decir de él siquiera que exista o sea un ser.
En cambio, el principio creativo de todas las cosas está más allá del ser, una noción que se
deriva del Libro VI de La República,2 ​ cuando, en el curso de su famosa analogía del sol,
Platón dice que lo Bueno está más allá del ser (ἐπέκεινα τῆς οὐσίας) en poder y en
dignidad. En el modelo de realidad de Plotino, el Uno es la causa del resto de la realidad,
que toma la forma de dos "hipóstasis" o sustanciasː el Nous y el Alma. Aunque los
neoplatonistas después de Plotino adoptaron su esquema cosmológico en su descripción
:
más general, desarrollos posteriores en la tradición también se alejaron sustantivamente
de las enseñanzas de Plotino con relación a problemas filosóficos significativos, como la
naturaleza del mal.

Emanaciones

Del Uno emanó el resto del universo como una secuencia de seres inferiores

Demiurgo o Nous
El Ser original inicialmente emana, o expulsa, el nous, que es imagen perfecta del Uno y
arquetipo de todas las cosas que existen. Es a la vez ser y pensamiento, idea y mundo
ideal. En tanto imagen, el nous corresponde perfectamente al Uno, pero en tanto
derivado, es completamente diferente. Lo que Plotino entiende por el nous es la esfera
más alta asequible a la mente humana,3 ​ mientras que es también intelecto puro en sí
mismo. El nous es el componente más central del idealismo, siendo el neoplatonismo una
forma pura de idealismo. El demiurgo (el nous) es la energía, o ergon (hace el trabajo),
que manifiesta u organiza el mundo material para que sea perceptible.

El anima mundi

La imagen y el producto del nous inmóvil es el anima mundi (alma-mundo o alma de la


tierra), que, de acuerdo con Plotino, es inmaterial como el nous. Su relación con el nous
es la misma que la del nous con el Uno. Se erige entre el nous y el mundo fenoménico, y
es permeado e iluminado por el primero, pero también está en contacto con el segundo.
El nous/espíritu es indivisible; el mundo-alma puede preservar su unidad y permanecer
en el nous, pero a la vez, tiene el poder de unirse con el mundo corpóreo y por tanto de ser
desintegrado. Ocupa por tanto una posición intermedia. Como un solo anima mundi
(alma-mundo), pertenece en esencia y destino al mundo inteligible, pero también abarca
innumerables almas individuales, y éstas pueden permitirse ser informadas por el nous, o
alejarse del nous y escoger el mundo fenoménico y perderse en el reino de los sentidos y
lo finito.3 ​

El mundo fenoménico

El alma, como una esencia móvil, genera el mundo corpóreo o fenoménico. Este mundo
debería estar tan permeado por el alma que sus varias partes deberían permanecer en
perfecta armonía. Plotino no es dualista en el mismo sentido que lo son sectas como los
gnósticos. En contraste, admira la belleza y esplendor del mundo. En tanto la idea
gobierne a la materia, o el alma gobierne al cuerpo, el mundo es justo y bueno. Es una
imagen -si bien borrosa- del mundo superior, y los grados de mejor y peor en él son
esenciales para la armonía del todo. No obstante, en el mundo fenoménico real, la unidad
y la armonía son reemplazados por las disputas o la discordia. El resultado es un
conflicto, un devenir y desvanecerse, una existencia ilusoria. Y la razón de este estado de
:
cosas es que los cuerpos descansan en un sustrato de materia. La materia es lo
indeterminadoː lo que no tiene cualidades. Si es desprovista de forma e idea, es malévola.
En tanto es capaz de forma, es neutral.3 ​ el mal se entiende aquí como un parásito,
llevando una no-existencia propia (parahipóstasis), un resultado inevitable del Universo,
teniendo una necesidad de "otro," como un factor armonizador.4 ​

Jerarquía celestial
Filósofos neoplatónicos posteriores, en especial Jámblico, añadieron cientos de seres
intermedios como dioses, ángeles, demonios y otros seres como mediadores entre el Uno
y la humanidad. Los dioses neoplatónicos son seres omni-perfectos y no muestran el
usual comportamiento amoral que se asocia con sus representaciones en los mitos.

El Uno: Dios, El Bien. Trascendente e inefable.

Los Dioses Hipercósmicos: aquellos que hacen Esencia, Vida y Alma

El Demiurgo: el Creador

Los Dioses Cósmicos: aquellos que hacen Ser, Naturaleza y Materia –


incluyendo los dioses conocidos para nosotros de la religión clásica

El mal

Los neoplatonistas no creían en la existencia independiente del mal. Lo comparaban con


la oscuridad, que no existe en sí misma sino solo como la ausencia de luz. Así, también, el
mal es simplemente la ausencia del bien. Las cosas son buenas en tanto existan. Son
malas solamente en tanto son imperfectas, carentes de algún bien que deberían tener.

Regreso al Uno
Los neoplatonistas creían que la perfección humana y la felicidad eran alcanzables en este
mundo, sin esperar a la vida después de la muerte. La perfección y la felicidad, vistas
como sinónimas, podían lograrse a través de la contemplación filosófica.

Todas las personas regresan al Uno, del que emanaron.5 4​ ​

Los neoplatonistas creían en la preexistencia e inmortalidad del alma.6 ​ El alma humana


consiste de una alma irracional inferior y una alma racional superior (mente), las cuales
pueden considerarse como poderes diferentes del alma única. Se afirmaba ampliamente
que el alma posee un "vehículo," lo que daría cuenta de la inmortalidad del alma y
permitiría su regreso al Uno después de la muerte.7 ​ Tras la muerte corporal, el alma sube
un nivel en la vida después de la muerte correspondiente al nivel en el cual vivió durante
su vida terrena.8 ​ Los neoplatonistas creían en el principio de la reencarnación. Aunque
las almas más puras y santas habitan en las regiones superiores, el alma impura pasaría
:
por una purificación,6 ​ antes de descender de nuevo,8 ​ para reencarnarse en un nuevo
cuerpo, tal vez en forma animal.9 ​ Plotino creía que una alma puede reencarnarse en otro
humano o incluso un animal diferente. Sin embargo, Porfirio mantenía, en cambio, que
las almas humanas solo pueden reencarnar en otros humanos.10 ​ Una alma que ha
regresado al Uno logra la unión con el alma universal cósmica y no desciende de nuevo, al
menos no este periodo del mundo.11 ​

Influencia

Cristianismo Primitivo

En sus comienzos como una secta del judaísmo, el cristianismo no había desarrollado aún
una perspectiva filosófica. Los seguidores inmediatos de Jesús no parecían haber tenido
un gran grado de alfabetización o entrenamiento sofisticado en teología. Gradualmente,
sin embargo, el cristianismo primitivo evolucionó en el contexto de las vibrantes culturas
locales dentro del Imperio Romano. Al expandirse el cristianismo, los templos griegos y
romanos fueron asimilados y adaptados, y a menudo reconstruidos, para el culto cristiano
y los símbolos e imágenes existentes fueron adaptados y absorbidos por la nueva religión.
A un nivel intelectual, los cristianos también desarrollaron un lenguaje intelectual para
articular sus creencias y convertir a los paganos. El primer evento significativo en este
proceso fue la traducción al griego de los textos del antiguo testamento hebreo, la llamada
"traducción de los setenta intérpretes" (Septuaginta) en el siglo II a. de C., que permitió
que la sabiduría judía tradicional circulara en el imperio romano y que fue usada por los
apóstoles de Jesús y los primeros Padres de la Iglesia. Claramente, la insistencia judía en
un único Dios era un desafío directo al politeísmo pagano, como lo eran las ideas de un
texto sagrado, una alianza entre lo divino y los humanos y la idea de una historia sacra.12 ​

Los primeros cristianos pudieron encontrar muchos rasgos en el platonismo que parecían
anticipar sus propias concepciones de lo divino, por ejemplo, un "padre y hacedor de todo
el universo" (en el Timeo) que desea crear por bondad. Ya en la era precristiana
inmediata, los escolares religiosos en la ciudad grecoparlante de Alejandría exploraban el
significado de las escrituras sagradas judías utilizando las técnicas gramaticales y
filosóficas de los filósofos griegos, y habían notado paralelos entre los relatos de la
creación en el Génesis y la cosmología del Timeo de Platón.12 ​ Los primeros escritores
cristianos, notablemente san Pablo, mostraron una marcada hostilidad hacia la filosofía,
que interpretaban como sabiduría pagana. Pablo, por ejemplo, contrastaba la filosofía
griega como una tontería arrogante comparada con la sabiduría y verdad de Jesús. Sin
embargo, Pablo absorbió conceptos filosóficos vigentes en su tiempo y sus epístolas
contienen alusiones a ideas filosóficas platónicas y estoicas, como el concepto de "hombre
interior" (esō anthrōpos) que se encuentra en la Segunda Carta a los Corintios 4:16 (que
recuerda a la República de Platón, 9.589a–b), el concepto de ley natural en la Carta a los
Romanos, la discusión sobre la inmortalidad en la Segunda Carta a los Corintios 3–5, el
concepto de "cuerpo pneumático" (sōma pneumatikon) en la Primera Carta a los
Corintios 15, o la afirmación de que la existencia de Dios puede demostrase por
:
razonamiento natural al examinar las cosas naturales (Romanos 1:20), un texto muy
citado por los filósofos cristianos medievales. Incluso san Pablo se refiere a Cristo como
sabiduría, usando la palabra griega sophia en 1 Corintios 1, 24. 12 ​

Los cristianos primitivos luchaban por definir sus nuevas intuiciones en términos de los
sistemas e ideas filosóficas disponibles en su tiempo. Inicialmente hicieron proselitismo
en el lenguaje griego, e inevitablemente el mundo intelectual griego empezó a inmiscuirse
en sus escritos, de manera más famosa en el Prólogo al Evangelio según San Juan, cuya
frase inicial "En el Principio fue la Palabra (Verbo)" (en archē ēn ho logos) es sin lugar a
dudas una frase que resuena fuertemente a las ideas filosóficas de “arché” (fuente,
principio, origen) y “logos” (palabra, razón, lógica) así como hace eco al comienzo del
Génesis. Luego, los llamados apologistas cristianos, por ejemplo Justino Mártir (100–165
d. de C.) invocaban el logos de la filosofía griega como un vehículo para llevar las buenas
nuevas de los evangelios. Justino relata que inicialmente buscó la sabiduría entre los
estoicos, peripatéticos y platónicos antes de ser convencido por el Dios de las Escrituras y
la persona de Jesucristo. Para Justino, el logos que corre en todas las cosas debe
identificarse con Jesús, Hijo de Dios.12 ​ Esta absorción de la cultura griega en el
cristianismo, sin embargo, no careció de contradictores, por ejemplo Tertuliano, quien
cuestionó el uso de la filosofía griega en los textos cristianos.12 ​

El término “Logos” fue interpretado de varias maneras en el neoplatonismo. Plotino se


refiere a Tales al interpretar el Logos como el principio de la meditación, la interrelación
entre las hipóstasis (Alma, Espíritu (nous) y el Uno). San Juan introdujo una relación
entre el ‘Logos’ y el Hijo, Cristo,13 ​ en tanto que san Pablo lo llama ‘Hijo,’ ‘Imagen’ y
‘Forma.’13 ​ 14 15
​ ​ Mario Victorino subsiguientemente diferenció entre el Logos interior a
Dios y el Logos relacionado con el mundo por la creación y la salvación.13 ​

Orígenes y Pseudo-Dionisio

Varias versiones del platonismo tardío (una progresión vaga de ideas a menudo
incluyendo elementos estoicos y herméticos típica del platonismo medio y del
neoplatonismo) siguieron nutriendo el contexto intelectual de los escolares cristianos
primitivos en el imperio romano. Algunos cristianos primitivos, influidos por el
neoplatonismo, identificaron al Uno neoplatónico, o Dios, con Yahveh. Los más
influyentes entre estos fueron Orígenes, pupilo de Amonio Saccas, y el autor del siglo VI
conocido como Pseudo Dionisio Areopagita, cuyas obras fueron traducidas en el siglo IX
para occidente por Juan Escoto. Los dos autores tuvieron una influencia duradera en el
cristianismo ortodoxo oriental y en el occidental, y en el desarrollo de las prácticas
místicas y la teología.

Orígenes (184-254 d. de C.), un muy influyente filósofo y teólogo cristiano trabajando en


Alejandría, tenía una perspectiva profundamente platónica, e incluso Porfirio reconoce su
familiaridad con la filosofía griega. Orígenes intentaba articular y definir los principios
del cristianismo por sobre y en contra de los escritos y prédicas de los gnósticos. Fue
considerado el gran teólogo de su tiempo y su Sobre los principios tuvo una amplia
influencia, y sus homilías y comentarios bíblicos fueron ampliamente circulados durante
la edad media. Orígenes, sin embargo, fue condenado por el Segundo Concilio de
:
Constantinopla, específicamente por sus ideas sobre la apocatastasis, la restauración
universal de todas las almas a lo divino, y en consecuencia los autores medievales le
trataban con cierta sospecha. Orígenes, basado en la Primera Carta a los Corintios, 15ː44,
creía que en la resurrección el cuerpo no va a ser de carne y sangre, sino que regresará
cambiado y transformado, y se refiere luego al cuerpo como la vestimenta del alma, una
metáfora platónica que también aparece en las Enéadas de Plotino (1.6.7).12 ​

Otra fuente importante del platonismo cristiano fueron las obras atribuidas a Dionisio
Areopagita, un discípulo de san Pablo en Atenas, mencionado en los Hechos de los
Apóstoles. Estos textos eran en realidad falsificaciones piadosas escritas por un seguidor
cristiano del neoplatónico Proclo. Son referidos ahora como las obras de Pseudo Dionisio
Areopagita. Debido a su origen, pues eran considerados más o menos tan antiguos y
auténticos como los evangelios mismos, tuvieron una influencia extraordinaria en los
filósofos cristianos desde Juan Escoto Erígena en el siglo IX, hasta santo Tomás de
Aquino y Roberto Grosseteste (los dos escribieron comentarios sobre Dionisio), así como
en místicos medievales posteriores como Meister Eckhart y Nicolás de Cusa, cuyas
perspectivas seguían siendo de inspiración neoplatónica. Eventualmente, el humanista
renacentista Lorenzo Valla sacó a la luz el hecho de que los escritos Dionisíanos eran
falsicaciones.12 ​

Los Nombres Divinos (de Divinis Nominibus) de Pseudo Dionisio examina los nombres
bíblicos y filosóficos para lo divino y argumenta que ninguno expresa completamente la
naturaleza del ser superior, que no tiene nombres, que está más allá de todos los
nombres, un tema expresado luego en la teología mística y la posterior tradición mística
medieval.12 ​ Dionisio afirma que Dios es inconocible y sin embargo todas las cosas del
mundo son de alguna manera trazos de su causa inconocible. Dios es el ser de todas las
cosas. Dionisio tuvo una enorme influencia en Alberto Magno, Tomás de Aquino,
Buenaventura y Grosseteste entre otros, en particular su concepto de la auto-difusión del
bien (bonum diffusivum sui), el principio de que todas las cosas tienen ser a través de ser
uno, y que el ser de todas las cosas es el "ser superior" (super esse; hyper ousias) de la
divinidad. El traductor principal de Dionisio y su discípulo fue el filósofo irlandés Juan
Escoto Erígena.12 ​

Los primitivos padres de la iglesia estaban ocupados en expresar la unidad, eternidad y


trascendencia de Dios, la creación del universo y, en contra de los platónicos, la creación
del alma humana en vez de que fuera eterna y no creada. Tertuliano y otros habían
empezado a defender la doctrina de la Trinidad durante este tiempo, y la articulación de
esta doctrina se convirtió en una tarea teológica importante llegando hasta San Agustín
(quien hace uso liberalmente de las tríadas neoplatónicas para ilustrar las obras de la
Trinidad). Los apologistas cristianos también empezaron a crear argumentos contra
cualquier doctrina sobre la transmigración de las almas, como las que se encontraban
entre los platónicos que seguían a los pitagóricos.

Los Padres de la Iglesia argumentaban contra varias doctrinas paganas asociadas


vagamente con los estoicos, aristotélicos y platónicos, pero el surgimiento del
neoplatonismo en el siglo III, asociado normalmente con Plotino, atrajo particularmente
su atención. El neoplatonismo ofreció una suerte de plantilla que fue adoptada de una u
:
otra manera por todos los filósofos cristianos en el periodo entre San Agustín y San
Anselmo (es decir, previo al reavivamiento de Aristóteles en el occidente latino).12 ​ Una
versión distintamente cristiana del neoplatonismo evolucionó entre los padres capadocios
griegos (Basilio, Gregorio de Nisa, Gregorio Nacianceno), San Ambrosio de Milán y el
senador romano Mario Victorino, así como en los textos cristianos de Boecio, quien
desarrolló una jerarquía de principios típicamente neoplatónica.12 ​

Tanto el neoplatonismo como el cristianismo adherían fuertemente a la idea del origen


divino del alma, su inmaterialidad y su inmortalidad, pero discrepaban respecto al asunto
de su naturaleza no creada. A este respecto, cristianos y neoplatónicos se oponían a los
gnósticos y maniqueos con su visión cosmológica dualista de un mundo gobernado por
fuerzas de la luz y de la oscuridad. Los dos eran movimientos ascéticos y también
compartían un cierto desdén, o al menos una devaluación, hacia el mundo físico. La
salvación (theōsis para los cristianos griegos; deifi catio for para los latinos, literalmente
divinización) era concebida como la unidad con Dios. Para Juan Escoto Erígena,
siguiendo la tradición cristiana griega, esta deificación es raraː la mayoría de seres
regresan a Dios pero solo unos pocos (san Pablo, Juan el evangelista, Moisés) son
llevados al tercer cielo y realmente se hacen uno con Dios.

San Agustín

La figura más prominente en la articulación del neoplatonismo y el cristianismo


intelectual en el occidente latino fue san Agustín de Hipona (354-430 d. de C.), y sus
escritos, especialmente las Confesiones, De doctrina Christiana, la Ciudad de Dios, el
Comentario literal al Génesis, y La Trinidad tuvieron un impacto mayúsculo en el
occidente latino por los siguientes mil años. Para Agustín, el Logos “se hizo carne” en
Cristo, en quien el Logos estaba presente como en ningún otro hombre.16 17 ​ 18
​ ​ Agustín
influyó fuertemente en la filosofía cristiana de comienzos del medioevo. Tal vez el tema
principal en esto fue el Logos. Agustín tenía familiaridad con los escritos de Mario
Victorino así como con los de su maestro, el obispo Ambrosio de Milán. Mario Victorino
había traducido las Enéadas de Plotino al latín y había mantenido una perspectiva
neoplatónica en su defensa a la Trinidad y a la naturaleza de lo divino como "ser
superior." De acuerdo con sus Confesiones (7.9. 13 y 7.20.2619 ​), la conversión de Agustín
al cristianismo fue influenciada por su lectura de lo que llama los "libros de los
platónicos" (libri platonicorum, Confesiones 7.919 ​), muy probablemente las traducciones
de Victorino de Plotino y Porfirio, que le convencieron de que la verdad era incorpórea y
de que Dios es eterno, inmutable, la causa de todas las cosas.12 ​

Si bien los escolares de finales del siglo XIX pensaban en Agustín como un pensador que
se convirtió primero al neoplatonismo y luego algo después al cristianismo, el consenso
actual es que Agustín fue siempre un platónico cristiano, aunque empezó a intentar
clarificar, especialmente en su obra Retractaciones, qué doctrinas del cristianismo
entraban en conflicto directo con el platonismo clásico. San Agustín era un maestro en su
forma de incorporar el pensamiento pagano en una perspectiva integralmente cristiana y
en refinarlo cuidadosamente a lo largo de toda su vida, incluyendo varias autocríticas y
reformulaciones.12 ​ Así, ciertos principios centrales del neoplatonismo sirvieron como un
:
intermedio filosófico para el teólogo cristiano Agustín en su viaje desde el maniqueísmo
dualista hasta el cristianismo.20 ​ En tanto lector maniqueo, Agustín había sostenido que
el mal tiene un ser sustancial y que Dios estaba hecho de materia. Al aceptar al
neoplatonismo cambió sus perspectivas a este respecto. Como neoplatónico, y luego como
cristiano, Agustín creía que el mal es la privación del bien y que Dios no es material.20 ​
Una de las grandes lecciones que Agustín aprende de los neoplatónicos es la conexión
interna entre el alma y lo divino y que el viaje interior es también el viaje superior hacia lo
divino. En De la verdadera religión, Agustín afirma que uno tiene cambiar solo algunas
palabras para ver lo cerca que Platón se parecía al cristianismo. En su Ciudad de Dios,
Platón es presentado como el filósofo más cercano al cristianismo. Por ejemplo, Platón
habría definido la filosofía como el amor a Dios (La Ciudad de Dios 8.1121 ​). Para Agustín
el legado de Platón y otros debería integrarse en la cultura cristiana.

Habiendo adoptado inicialmente el neoplatonismo de una forma más bien poco crítica,
como una manera de superar su anterior escepticismo y maniqueismo, san Agustín
empezó gradualmente a ver las limitaciones en la perspectiva neoplatónica,
especialmente al articular principios centrales del cristianismo como la encarnación de la
Palabra (Verbo) y la resurrección del cuerpo.12 ​ Como lo describe en detalle en sus
Retractaciones, Agustín llegó a la conclusión de que si bien el neoplatonismo era de una
inmensa importancia como antídoto al materialismo y al dualismo (p. ej., el de los
maniqueos), no podía dar cuenta del concepto de cómo lo Divino se hace humano, en el
sentido de tomar un cuerpo físico corrompible.

"También me desagrada, y no sin razón, «la alabanza con que ensalcé a


Platón, a los Platónicos y a los filósofos Académicos» más de lo que es lícito
a hombres impíos, principalmente por sus grandes errores de los que hay
que defender la doctrina cristiana." (Las Retractaciones, 1.1.4)22 ​

El neoplatonismo también tenía una tendencia a minimizar la importancia del orden


temporal y Agustín, quien había llegado a la conclusión de que parte del mensaje del
cristianismo era la idea de historia como un progreso hacia lo divino, reconoció que una
filosofía cristiana genuina debía ver al tiempo y a la historia como reales y jugando un
papel crucial en el plan divino de salvación para los seres humanos.12 ​

Gnosticismo

El gnosticismo se refiere en general a un conjunto de diversos sistemas teológicos


mantenidos por herejes cristianos primitivos, que afirmaban que la salvación se
alcanzaba por medio de la "gnosis" (conocimiento) en vez de por la fe, y que se conocen
principalmente a través de las críticas a ellos hechas por los cristianos ortodoxos. Por
fuera de la iglesia, pero con muchas afinidades con el gnosticismo estaba el maniqueísmo,
la religión dualista fundada por Mani en Irán en el siglo III d. de C., a la vez que
documentos de una fecha ligeramente anterior como los Hermetica (revelaciones escritas
en griego y atribuidas al egipcio Hermes Trismegisto) y los Oráculos Caldeos, que algunos
:
neoplatónicos posteriores consideraban de igual importancia a los de Platón, que crearon
un puente entre el platonismo medio de autores como Plutarco y Apuleyo, y el
gnosticismo.4 ​

Estos vínculos entre el neoplatonismo y el gnosticismo, fueron sin embargo fuertemente


atacados Plotino criticó en su noveno tratado de las segundas Enéadas: “En Contra de
Quienes Afirman que el Creador del Cosmos y el Cosmos Mismo Son Malévolos”
(conocido generalmente como “Contra los Gnósticos”). Los gnósticos despreciaban tanto
al mundo sensible como a su creador (demiurgo), en tanto que los platónicos reconocían
su relativa importancia en tanto imitación de un modelo divino, producido divinamente.
Puesto que su creencia estaba fundamentada en el pensamiento platónico, los
neoplatónicos rechazaron esta denigración que hizo el gnosticismo del demiurgo de
Platón, creador del mundo material o cosmos discutido en el Timeo. Algunos estudiosos
como John D. Turner se han referido al neoplatonismo como filosofía platónica ortodoxa,
una referencia que puede deberse en parte al intento de Plotino de refutar ciertas
interpretaciones de la filosofía platónica en sus Enéadas. Plotino creía que los seguidores
del gnosticismo habían corrompido las enseñanzas originales de Platón y a menudo
argumento contra autores como Valentino, quien de acuerdo con Plotino había dado
origen a doctrinas de teología dogmática con ideas tales como que el Espíritu de Cristo
fue traído por un dios consciente tras la caída del Pléroma. De acuerdo con Plotino, El
Uno no es un dios consciente con propósitos ni una deidad ni una entidad condicionada
existente de cualquier tipo, sino más bien un principio indispensable de la totalidad que
es a la vez la fuente de la sabiduría última.23 ​

El estudio de los puntos de acuerdo y discrepancias entre el neoplatonismo y el


gnosticismo estuvo bastante limitado durante largo tiempo debido a la falta de escritos
gnósticos originales, con excepción de algunos textos cortos citados por los padres de la
iglesia y algunas pocas obras (en su mayoría posteriores) traducidas del griego al copto, el
idioma egipcio nativo.4 ​ Esto cambió, sin embargo, con el descubrimiento en 1945 de una
biblioteca gnóstica en Nag Hammadi en el Alto Egipto. Si bein recopilada por cristianos,
al parecer a finales del siglo IV, la biblioteca incluye traducciones de algunos textos
compuestos al menos dos siglos antes y, a la vez que contiene muchas obras cristianas,
muestra al gnosticismo como un fenómeno que se extendía mucho más allá del
cristianismo. Varios textos entre los manuscritos de Nag Hammadi, cristianos y no
cristianos, muestran una fuerte influencia platónica.4 ​ En particular, entre los textos no
cristianos se incluyen dos, el Zostrianos y el Alógenes, que en términos literarios y
doctrinales son casi idénticos a los que de acuerdo con Porfirio, el estudiante de Plotino,
fueron usados por los oponentes de su maestro, como lo cita en el capítulo 16 de su
biografía de Plotino (Vita Plotini).4 ​ Otros dos textos no cristianos, Las Tres Estelas de
Set y el Marsanes, tienen fuertes parecidos doctrinales a estos. A pesar del lamentable
hecho de que tanto el Zostrianos como el Marsanes, originalmente entre los tratados más
largos de la biblioteca, se encuentren ahora entre los manuscritos más mutilados, han
sido particularmente importantes para el estudio del neoplatonismo. 4 ​

Islam y Judaísmo
:
Manteniéndose en la tradición del neoplatonismo griego, los neoplatonismos islámicos
(así como los judíos) reflexionan sobre la relación entre la fuente divina y el sujeto
humano a través de intermediación de un número de hipóstasis emanantes
(formalmente, uno o más intelectos universales, y una o más almas universales). Entre los
neoplatónicos islámicos se encuentran pensadores como al-Kindi, al-Farabi, los Ikhwān
as -Safā’ (Hermanos de la Pureza), Avicena (Ibn Sina), Ibn Tufail y Suhrawardi, y entre
los judíos neoplatónicos pensadores como Isaac Israeli, Ibn Gabirol, Ibn Ezra, Moses
Maimónides, Ibn Hasdai y Yohanan Alemanno.12 ​

La transmisión del neoplatonismo griego a los contextos islámicos y judíos es una historia
compleja que sugiere vestigios de influencias pitagóricas, platónicas, aristotélicas,
estoicas, plotinianas, procleanas, pseudo-empedocleanas y otras, con muchos detalles
aún inciertos. Para agregar a tal complejidad, los neoplatonismos islámicos y judíos
revelan también con frecuencia ideas e imágenes sacados de las tradiciones escriturales,
legales, teológicas y místicas islámicas y judías.12 ​

Dos textos árabes en particular juegan un papel particularmente central en la transmisión


del griego al árabe, la Teología de Aristóteles y el Kalām fī mah d al-khair (El Libro del
Bien Puro). Trayendo el neoplatonismo griego tanto a contextos islámicos como egipcios,
la Teología de Aristóteles es una versión editada de los libros IV-VI de las Enéadas de
Plotino, mientras que el Kalām fī mah d al-khair es una versión editada de partes de los
Elementos de Teología de Proclo.12 ​

El neoplatonismo en el Renacimiento
El Renacimiento no solo constituye un movimiento transitorio de la Edad Media a la
Edad Moderna. Renacimiento significa "volver a nacer", entendido como la recuperación
de la Antigüedad clásica, es decir, griega y romana. La recuperación del mundo clásico era
una aspiración presente desde los intelectuales medievales,24 ​ pero puede hablarse de
una reivindicación más acentuada por la toma de Constantinopla en 1453, motivo por el
cual maestros de la lengua griega migraron a Italia, en donde intentaron conformar una
identidad cultural, que posteriormente se consolidó con el humanismo. Sin embargo, este
proceso se dio desde distintos ámbitos, como el arte, la filosofía, la política y la
literatura.25 ​

En la Italia del siglo XV (especialmente en la Florencia de los Médici), en el contexto


intelectual del humanismo renacentista, se recuperó la tradición del platonismo, frente al
aristotelismo (o neoaristotelismo) dominante en el escolasticismo de la Baja Edad Media
y comienzos de la Edad Moderna. Un hecho fundamental fue el contacto con los
intelectuales bizantinos (como Pletón o Juan Argiropoulos),26 ​ que acudieron al Concilio
de Ferrara-Florencia de 1438-1455. Las figuras más destacadas de la Academia platónica
florentina fundada entonces fueron Marsilio Ficino y su discípulo Giovanni Pico della
Mirandola (el Princeps Concordiae más ecléctico, pues, reaccionando contra el
humanismo extremo, defendía la mejor tradición de los comentaristas aristotélicos
medievales, como Avicena y Averroes —carta a Ermolao Barbaro, 1485—). La difusión de
los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto tuvo también un importante papel.27 ​ Los
:
principales opositores a esta concepción filosófica fueron los aristotélicos. Mientras que
estos se enfocaban en la naturaleza de las cosas, los platónicos centraban su filosofía en la
naturaleza del hombre, su procedencia y su destino.28 ​

Marsilio Ficino
La Academia Platónica Florentina fue uno de los núcleos humanistas orientados hacia la
filosofía platónica en los siglos XIV y XV. Una de las figuras más representativas de esta
academia fue Marsilio Ficino. Su filosofía tiene un marcado tinte cristiano de tradición
medieval, que versa sobre cómo "la vida debe encaminarse hacia la salvación; el mismo
fin se advierte en el conocimiento."29 ​ Sin embargo, presenta una diferencia notable: su
modelo no es San Agustín, sino Platón. Considera que la tradición cristiana se compara
con la doctrina platónica de la Ley divina, en la que se remonta a Zoroastro, los
pitagóricos y a Mercurius Maximus. En su obra principal, Theologia platonica de
immortalitate animorum, manifiesta una congruencia entre la tradición mosaica, el
platonismo y el cristianismo.

Cosmogonía

La filosofía de Marsilio y de Giovanni Pico della Mirandola abarcó varias implicaciones


cosmológicas y cosmogónicas, en cuanto a la estructura del universo, la astrología y la
magia.

Estructura del Universo

En la Theologia platonica de immortelitate animorum, Marsilio describe el orden del


cosmos en un orden fijo: Dios, los ángeles, el alma, las cualidades y cuerpos; las almas se
dividen en: alma del mundo, almas de las esferas y almas de los animales.29 ​ Todas las
partes del mundo y sus elementos son recíprocamente contrarios y, a la vez, constituyen
una unidad. Conserva la descripción astronómica del cielo descrita por Ptolomeo
(geocentrismo), en donde los planetas (incluidos el Sol y la Luna) y el firmamento giran
alrededor de la Tierra, en esferas concéntricas. Para la astronomía ptolemaica y
aristotélica, el Primer motor inmóvil es la fuerza que mueve a todas las esferas celestes
alrededor de la Tierra; por su carácter primario, ningún movimiento le precede, y es el
principio de todo. Pero para Marsilio y Giovanni Pico, este orden no puede ser una
potencia superior per se, sino que cada esfera tiene un alma Angélica, proporcionada por
Dios, que la dota de movimiento inteligente y la incorpora a su unidad suprema, que es el
alma del mundo. La impronta neoplatónica en esta construcción figurada del mundo se
encuentra en que el hombre es el centro del universo, puesto que el hombre, al estar
dotado de alma, su naturaleza y aspiración a la unidad, la perfección y la belleza, lo dirige
a Dios. El alma del hombre (y de todas las cosas) son conducidas de una verdad hacia otra
hasta llegar al origen, a la unificación con el Logos (en su acepción teológica), es decir,
con Dios.
:
Astrología

Bajo la misma concordancia estructural del universo, las esferas celestes tienen una
correspondencia directa con el orden inferior del mundo, y cada una tiene características
que, al influir con lo terrenal, reflejan parte de su naturaleza. Por eso, para Marsilio, los
astros pueden condicionar el comportamiento de las personas desde el nacimiento. Pero
él está en contra de la astrología judiciaria, o sea, la determinista, pues el hombre, al tener
alma, puede decidir si despertar o desarrollar dicho influjo de los astros.

Giovanni Pico della Mirandola retomó la síntesis neoplatónica de integración Dios-


hombre-mundo, animada por Dios a través de los ángeles, y la realidad neoplatónica del
alma e intelecto del cuerpo como parte del circuito celeste. Bajo esta premisa, dedicó gran
parte de su vida a rechazar el determinismo astrológico (el que implica las artes
adivinatorias por medio de lectura de cartas astrales, progresiones y predicciones).30 ​

Magia

En el neoplatonismo, se concibe al universo como un ser vivo en


el que no hay separación entre sus partes, sino que todo es parte
de uno. La forma más adecuada de representación de esta
concepción del mundo es el lenguaje y las imágenes poéticas.
Marsilio consideraba que la expresión más originaria de la idea
platónica de los conceptos eran los jeroglíficos, por ser la forma
de expresión más intuitiva, cuya captación se escapa a la
formulación abstracta de los conceptos y concentra en un
símbolo toda la idea expresable. Por ejemplo, en la concepción
cíclica del tiempo, donde el principio y el fin están atados, se
reproduce la unidad de la creación y la destrucción de las cosas.
Según Marsilio, los sacerdotes egipcios representaban esta idea
cíclica del tiempo con una sola imagen: el uróboros. Ouróboros egipcio.

La imagen del universo vivo y su tiempo cíclico implica que


todas las fuerzas que lo componen influyen entre sí, y la tarea del mago es conocer y
utilizar estas fuerzas en su favor. En los astros, las piedras preciosas, las plantas, los rayos
del sol y las partes del cuerpo acumulan y comunican estos influjos. Es por esto que una
de las ocupaciones de Marsilio en la magia y la astrología fue la medicina.30 29 ​ ​

Amor platónico en Marsilio


Los platónicos consideran que el caos es el mundo sin formas, y afirman que el mundo es
un caos pintado de formas. Para ellos hay tres mundos y tres caos: el primer mundo es
Dios (autor de todas las cosas y del Bien), luego Dios creó la menta Angélica, y finalmente
el alma del mundo. Solo el tercer mundo es el que los hombres pueden ver. En el
momento de la creación del alma Angélica, esta está llena de tinieblas y no tiene forma;
pero, como fue una emanación de Dios, su principio innato es volverse hacia Dios,
iluminada por sus rayos que encienden su apetito, y al aproximarse, adopta su forma. Los
:
tres caos son los vuelcos de las cosas redirigidas a Dios en sus diferentes órdenes de
creación, y la forma de las cosas se adopta y se perfecciona según su nivel de encuentro
con Dios. El motor que impulsa a las cosas hacia Dios es el amor: entendido como la
búsqueda y aspiración a la belleza divina. El amor es la aspiración al goce de la belleza.

Distinción en los cinco sentidos

La satisfacción del amor yace en lo que se muestra contento con la mente, la vista y el
oído; porque el alma únicamente conoce con la mente, con los ojos y los oídos, no con el
gusto, el olfato o el tacto. Por lo que los sentidos privilegiados del alma para amar son la
vista, el oído y la intuición, y los otros tres sentidos quedan relegados a placeres
contrarios a la belleza. El verdadero amador siempre busca la honestidad y ama las cosas
que son semejantes a él, y en calidad de amador verdadero, siempre será correspondido
de la misma manera.31 ​

Declive e influencia histórica posterior


El neoplatonismo, con Porfirio y Jámblico, luchó contra el cristianismo, y atribuyó cada
vez más importancia a los procedimientos prácticos destinados a provocar el éxtasis.
Influyó en la patrística cristiana (Pseudo Dionisio Areopagita, Agustín de Hipona) y
también, a través de ella, en el pensamiento medieval y en la escolástica, hasta llegar al
Renacimiento (el platonismo humanista de Marsilio Ficino y Giovanni Pico della
Mirandola).

Véase también
Comentario al Sueño de Escipión
Emanatismo
Enéadas
Giovanni Pico della Mirandola
Hipatia
Macrobio
Marsilio Ficino
Neopitagorismo
Platonismo Medio
Neoplatonismo y cristianismo
Neoplatonismo y gnosticismo
Plotino
Porfirio
Proclo
Pseudo Dionisio
:
Gnosticismo

Referencias
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Bibliografía
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Sobre Neoplatonismo

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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Neoplatonismo.
El neoplatonismo y la corriente platónica (http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-en-r
oma/el-neoplatonismo-y-la-corriente-platonica)
Pequeña antología de textos neoplatónicos (http://books.google.es/books?id=KSTekp
6tpcQC&pg=PA129&lpg=PA129&dq=%22Textos+neoplat%C3%B3nicos%22%2B%2
2antolog%C3%ADa&source=bl&ots=j5jFtAlSFC&sig=JLJZ35rXCQh9VPoj0BVGSkVC
lKM&hl=es#v=onepage&q=%22Textos%20neoplat%C3%B3nicos%22%2B%22antolo
g%C3%ADa&f=false)
José Alsina Clota: El neoplatonismo. Síntesis del espiritualismo antiguo (https://web.a
rchive.org/web/20140301182024/http://es.scribd.com/doc/66497586/Alsina-Clota-Jos
e-El-Neoplatonismo-OCR)
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Texto (http://www.ugr.es/~zink/pensa/plotino2.html) en el sitio web oficial (http://w


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