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Índice
Jesús en el Nuevo Testamento
Nacimiento e infancia
Bautismo y tentaciones Mosaico con una representación de
Jesús de Nazaret, existente en la
Vida pública antigua Iglesia de Santa Sofía
Milagros relatados en los evangelios (Estambul), fechada cerca de 1280.
Transfiguración
Pasión
Entrada en Jerusalén y purificación del
Templo
Unción en Betania y Última Cena
Arresto
Juicio
Crucifixión
Sepultura
Resurrección y ascensión
Profecías en el Antiguo Testamento
concernientes a Jesús
:
Jesús según la investigación histórica
Fuentes
Fuentes cristianas
Las cartas de Pablo de Tarso
Evangelios sinópticos
Evangelio de Juan
Evangelios apócrifos
Otros textos cristianos
Fuentes no cristianas
Fuentes judías
Fuentes romanas y sirias
Arqueología
Metodología
Contexto
Marco histórico
El carácter particular de Galilea
El judaísmo en los tiempos de Jesús
El hombre
Nombre
Lugar y fecha de nacimiento
Orígenes familiares
Otros datos: religión, lengua, profesión
Su actividad
Relación con Juan el Bautista
Predicación Una de las más antiguas
Jesús y las mujeres representaciones de Jesús como el
Buen Pastor, realizada hacia el
Milagros año 300.
Muerte
Cronología
Teorías minoritarias
Teorías acerca del carácter histórico de
Jesús
Teoría de Jesús como personaje mítico
Crítica
Nacimiento e infancia
:
Los relatos referentes al nacimiento e infancia de
Jesús proceden exclusivamente del Evangelio de
Mateo (1,18-2,23) y del de Lucas (1,5-2,52).10 No hay
relatos de este tipo en los Evangelios de Marcos y
Juan. Las narraciones de Mateo y Lucas difieren entre
sí:
En los Evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16;
Lc 3, 23-38).18 La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el
primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y
David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente
:
de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos
de David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que,
según los relatos de la infancia, este solo habría sido el padre adoptivo de Jesús.
Bautismo y tentaciones
Vida pública
Bautismo de Cristo, pintura de Piero
della Francesca.
Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las
regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y
realizando numerosos milagros. El orden de los
hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica
cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que
Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. En
cambio los evangelios sinópticos mencionan solo la fiesta de Pascua en la que Jesús fue
crucificado.
Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios, tienen
como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o
lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como
Corozaín o Betsaida.25 También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o
Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por
sus antiguos convecinos.26 Su predicación se extendió también a Judea (según el
Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida
pública), y estuvo en Jericó27 y Betania (donde resucitó a Lázaro).28
El Evangelio de Juan solo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en
varios pasajes hace referencia a que eran doce.32
Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para
escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en
el Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus
seguidores el Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es
enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un
contenido escatológico y aparecen exclusivamente en los evangelios sinópticos. Entre las
más conocidas están la parábola del sembrador (Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8), cuyo
significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece (Mc 4,26-29); la del
grano de mostaza (Mt 13,31-32; Mc 4,30-32), la del trigo y la cizaña (Mt 13,24-30), la de
la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) y la de la moneda perdida (Lc 15,8-10), la del
siervo despiadado (Mt 18, 23-35), la de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1-16), la de
los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los viñadores homicidas (Mt 21,33-42; Mc 12,1-11; Lc
20,9-18); la de los invitados a la boda (Mt 22, 1-14), la de las diez vírgenes (Mt 25,1-13), la
de los talentos (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27), la del juicio final (Mt 25,31-46). Dos de las más
conocidas aparecen solo en el Evangelio de Lucas: se trata de la parábola del buen
samaritano (Lc 10,30-37) y la del hijo pródigo (Lc 15,11-32). En las parábolas, utiliza
Jesús frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.
Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los
cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son
curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos
prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.
:
Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús
(Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).
1. Resucitó a una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc
8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt
9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
2. Resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
3. Resucitó a Lázaro de Betania (Jn 11,1-44).
Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que
se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su
autoridad.
En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con
Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas
acusaciones.33 Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar
demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores.34 Incluso se menciona el caso
de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su
nombre.35
:
Transfiguración
Pasión
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus Transfiguración de Jesús, por Rafael
seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de (siglo XVI).
Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se
cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9, 9:
«He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado
sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de
carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó
como «hijo de David» (en cambio según el Evangelio
de Lucas fue aclamado solamente por sus
discípulos).37 En el Evangelio de Lucas y en el de
Juan, Jesús es aclamado como rey.
Arresto
Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de
Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un
momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad
de Dios.43 Nota
14
Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata.44
Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la
mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia,
pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.45
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás. Allí fue juzgado
ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían
no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y
Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que
consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a
Jesús.46 En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás, suegro de Caifás,
y luego ante este último. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del
que aparece en los sinópticos.47 Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su
:
detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como
discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan),
como Jesús le había profetizado.48
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procuradorNota 15 romano.
Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre
liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por
los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese
crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la
muerte de Jesús.49
Crucifixión
Sepultura
:
Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea,
solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del
viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto
en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca.
Cubrió el sepulcro con una gran piedra.54 Según el
Evangelio de Mateo (no se menciona en los otros
evangelios), al día siguiente, los «príncipes de los
sacerdotes y los fariseos» pidieron a Pilato que
colocase frente al sepulcro una guardia armada, para
evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y Detalle del semblante de Cristo
difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato recién muerto, obra de José Luján
accedió.55 Pérez, 1793.
Resurrección y ascensión
Según los autores del Nuevo Testamento, la vida de Jesús supuso el cumplimiento de
algunas profecías formuladas en ciertos libros del Antiguo Testamento. Los libros bíblicos
más citados en este sentido por los primeros cristianos fueron Isaías, Jeremías, los
Salmos, Zacarías, Miqueas y Oseas. Para los autores del Nuevo Testamento, en una visión
compartida por los cristianos posteriores, en estos textos se anuncia la venida de Jesús de
Nazaret, que sería el Mesías que esperaba el pueblo de Israel. A menudo los redactores de
los evangelios, sobre todo el autor del Evangelio de Mateo, citan explícitamente estos
textos para subrayar el cumplimiento de estas profecías en la vida y muerte de Jesús.
Entre otras cosas, consideran que fueron profetizadas las circunstancias y el lugar de
nacimiento de Jesús (Is 7,14; Miq 5,2);57 su relación con Galilea (Is 9,1);58 su condición
mesiánica (Is 9, 6-7; Is 11, 1-9; Is 15, 5);59 el papel de precursor de Juan el Bautista (Is
40,3)60 e incluso su pasión y muerte sacrificial (a este respecto se citan sobre todo cuatro
poemas, incluidos en el Deutero Isaías (o Segundo Isaías),Nota 17 que presentan la figura
de un siervo de Yahvé,61 a cuyo sacrificio se atribuye un valor redentor, pero también
otros muchos pasajes.62
Los judíos, que también consideran sagrados estos libros, no aceptan la creencia cristiana
de que estas profecías se refieren a Jesús de Nazaret. Para la investigación histórica
actual, el principal interrogante es hasta qué punto estos libros contribuyeron a moldear
los relatos evangélicos.
Fuentes
Son sobre todo las fuentes cristianas, obviamente parciales, las que proporcionan
información sobre Jesús de Nazaret. Los textos cristianos reflejan principalmente la fe de
las comunidades primitivas, y no pueden considerarse, sin más, documentos históricos.
Los textos en los que la crítica actual cree posible hallar información acerca del Jesús
histórico son, principalmente, los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).
Secundariamente, proporcionan también información acerca de Jesús de Nazaret otros
escritos del Nuevo Testamento (el Evangelio de Juan, las epístolas de Pablo de Tarso),
algunos evangelios apócrifos (como el de Tomás y el de Pedro), y otros textos cristianos.
Por otro lado, existen referencias a Jesús en unas pocas obras no cristianas. En algunos
casos se ha puesto en duda su autenticidad (Flavio Josefo), o que se refieran al mismo
personaje cuya vida relatan las fuentes cristianas (Suetonio). Apenas aportan alguna
información, excepto que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Tácito) y que fue
considerado un embaucador por los judíos ortodoxos.
Fuentes cristianas
Son muy numerosos los escritos cristianos de los siglos I y II en los que se encuentran
referencias a Jesús de Nazaret. Sin embargo, solo una pequeña parte de los mismos
contiene información útil acerca de él. Todos ellos reflejan, en primer lugar, la fe de los
cristianos de la época, y solo secundariamente revelan información biográfica sobre
Jesús.
1. Las cartas de Pablo de Tarso: escritas, según la datación más probable, entre los
:
años 50 y 60. Son los documentos más tempranos acerca de Jesús, pero la
información biográfica que proporcionan es escasa.
2. Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), incluidos por la Iglesia en el
canon del Nuevo Testamento. En general, suelen datarse entre los años 70 y 90.
Proporcionan gran cantidad de información, pero reflejan principalmente la fe de los
primeros cristianos, y son documentos bastante tardíos.
3. El Evangelio de Juan, también incluido en el Nuevo Testamento. Fue escrito
probablemente hacia 90-100. Suele considerarse menos fiable que los sinópticos, ya
que presenta concepciones teológicas mucho más evolucionadas. Sin embargo, no
puede excluirse que contenga tradiciones sobre el Jesús histórico bastante más
antiguas.
4. Algunos de los llamados evangelios apócrifos, no incluidos en el canon del Nuevo
Testamento. Una gran parte de estos textos son documentos muy tardíos que no
aportan información sobre el Jesús histórico. Sin embargo, algunos de ellos, cuya
datación es bastante controvertida, podrían transmitir información sobre dichos o
hechos de Jesús: entre aquellos a los que suele concederse una mayor credibilidad
están el Evangelio de Tomás, el Evangelio Egerton, el Evangelio secreto de Marcos y
el Evangelio de Pedro.
Los textos más antiguos conocidos relativos a Jesús de Nazaret son las cartas escritas por
Pablo de Tarso, consideradas anteriores a los evangelios. Pablo no conoció personalmente
a Jesús. Su conocimiento de él y de su mensaje, según sus propias afirmaciones, puede
provenir de una doble fuente:64 por un lado, sostiene en sus escritos que se le apareció el
propio Jesús resucitado para revelarle su evangelio, una revelación a la que Pablo
concedía gran importancia (Gal 1, 11-12); por otro, también según su propio testimonio,
mantuvo contactos con miembros de varias comunidades cristianas, entre ellos varios
seguidores de Jesús. Conoció, según él mismo afirma en la Epístola a los Gálatas, a Pedro
(Gal 2, 11-14), Juan (Gal 2, 9), y Santiago, al que se refiere como «hermano del Señor»
(Gal 1, 18-19; 1 Cor 15, 7).
Evangelios sinópticos
Los estudiosos están de acuerdo en que la principal fuente de información acerca de Jesús
se encuentra en tres de los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento, los
llamados sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas, cuya redacción se sitúa generalmente entre
los años 70 y 100.
El punto de vista dominante en la crítica actual es que los evangelios no fueron escritos
por testigos personales de la actividad de Jesús. Se cree que fueron escritos en griego por
autores que no tenían conocimiento directo del Jesús histórico. Algunos autores, sin
embargo, continúan manteniendo el punto de vista tradicional sobre esta cuestión, que
los atribuye a personajes citados en el Nuevo Testamento.Nota 19
Aunque no es aceptada por la totalidad de los críticos, las afinidades entre estos
evangelios suelen ser explicadas por la llamada teoría de las dos fuentes, propuesta ya en
1838 por C. H. Weisse, y que fue luego significativamente matizada por B. H. Streeter en
1924. Según esta teoría, el evangelio más antiguo es Marcos (y no Mateo, como se creía
anteriormente). Tanto Lucas como Mateo son posteriores, y utilizaron como fuente
Marcos, lo que explica el material común entre los tres sinópticos, denominado «de triple
tradición». Pero, además, existió una segunda fuente, a la que se dio el nombre de Q, que
contenía casi exclusivamente palabras de Jesús, lo cual explica el llamado material de
doble tradición, que se encuentra en Mateo y Lucas, pero no en Marcos (Q es hoy
considerado un documento independiente, del que incluso existen ediciones críticas).66
Por último, tanto Lucas como Mateo contienen material propio, que no se encuentra en
ninguna de las dos fuentes hipotéticas.
Para datar los evangelios sinópticos, un aspecto de particular importancia son las
referencias a la destrucción del Templo de Jerusalén. Estudiando estas referencias, la
mayoría de los autores coinciden en afirmar que los tres sinópticos, en su estado actual,
son posteriores a la destrucción del templo (año 70), en tanto que Q es muy
probablemente anterior.
Evangelio de Lucas: es la primera parte de una obra unitaria cuya segunda parte es
el texto conocido como Hechos de los Apóstoles, dedicada a narrar los orígenes del
cristianismo. Al igual que Mateo, utiliza como fuentes Q y Marcos.
Evangelio de Juan
Generalmente se considera que el Evangelio de Juan es más tardío que los sinópticos
(suele datarse en torno al año 100) y que la información que ofrece acerca del Jesús
histórico es menos fiable. Muestra una teología más desarrollada, ya que presenta a Jesús
como un ser preexistente, sustancialmente unido a Dios, enviado por él para salvar al
género humano.69 Sin embargo, parece que su autor utilizó fuentes antiguas, en algunos
casos independientes de los sinópticos, por ejemplo, en lo relativo a la relación entre
Jesús y Juan el Bautista, y al proceso y ejecución de Jesús.70 Relata pocos milagros de
Jesús (solo siete), para los que posiblemente utilizó como fuente un hipotético Evangelio
de los Signos. En este evangelio son muy numerosas las escenas de la vida de Jesús que
no tienen un paralelo en los sinópticos (entre ellas, algunas de las más conocidas, como
las bodas de Caná o la resurrección de Lázaro de Betania).
Evangelios apócrifos
Dichos atribuidos a Jesús en otros libros del Nuevo Testamento: estos dichos
son denominados convencionalmente agrapha, es decir ‘no escritos’. Dejando aparte
las cartas de Pablo, ya mencionadas, se encuentran dichos atribuidos a Jesús en
Hechos de los Apóstoles (20, 35); en la Epístola de Santiago y en la Primera epístola
de Pedro.
:
Referencias de otros escritores cristianos de los siglos II y III, entre las que
destacan la primera y segunda epístola de Clemente; las cartas de Ignacio de
Antioquía; y un texto perdido, atribuido a Papías de Hierápolis, titulado Exposición de
las palabras del Señor, que supuestamente recogía tradiciones orales sobre Jesús, y
del que se conocen solo fragmentos por citas de autores posteriores, como Ireneo de
Lyon y Eusebio de Cesarea.73
Fuentes no cristianas
Apenas hay menciones de Jesús en fuentes no cristianas de los siglos I y II. Ningún
historiador se ocupó por extenso de su historia: solo existen alusiones de pasada, algunas
de ellas ambiguas, y una de las de Flavio Josefo (el llamado «Testimonio flaviano»)
contiene posiblemente alguna interpolación posterior. Sin embargo, todas juntas bastan
para certificar su existencia histórica.74 Al respecto The New Encyclopaedia Britannica
afirma:
Fuentes judías
Dos menciones en una obra del historiador judío Flavio Josefo, Antigüedades Judías.
El primer pasaje de la citada obra que menciona a Jesús es conocido con el nombre de
«testimonio Flaviano». Se encuentra en Antigüedades Judías, 18.3.3. Fue objeto de
interpolaciones posteriores por copistas cristianos, y durante muchos años se debatió
incluso si en su versión original Josefo aludía a Jesús. Este debate fue resuelto en 1971, al
aparecer un manuscrito árabe del siglo X en el que el obispo Agapio de Hierápolis citaba
ese texto de Josefo. Ya que la primera copia que se posee de Josefo (la de la Ambrosiana)
data del siglo XI, un siglo más tarde, hay que admitir que el texto árabe, anterior,
reproduce el de Josefo sin interpolaciones.76
El segundo pasaje no ha solido ser discutido, ya que está estrechamente relacionado con
el contexto de la obra y parece improbable que se trate de una interpolación. Se encuentra
en Antigüedades Judías, 20.9.1, y se refiere a la lapidación de Santiago, que el texto
identifica como hermano de Jesús, un personaje que es llamado del mismo modo en
algunos textos de Pablo de Tarso. Aunque sin consenso absoluto, para la mayor parte de
los autores el pasaje es auténtico.
:
Menciones en el tratado Sanhedrin del Talmud babilónico: no está claro si estos
pasajes se refieren a Jesús de Nazaret. En Sanh., 43 a. se dice que Yeshu fue
colgado «la víspera de Pascua», por haber practicado la hechicería y por incitar a
Israel a la apostasía. Se menciona incluso el nombre de cinco de sus discípulos:
Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Todah. La mayor parte de los estudiosos data esta
referencia en fecha muy tardía, y no la considera una fuente de información
independiente.77
Breves menciones en sendas obras de Suetonio (c. 70-post 126), Tácito (61-117) y Plinio el
Joven (62-113). Excepto el de Tácito, son más bien referencias a la actividad de los
cristianos:
Suetonio hacia 120 d. C. pero según una nota al parecer tomada de un documento
de la policía de la época de Claudio (41-54 d. C.), menciona a los cristianos, y en otro
pasaje de la misma obra, hablando del mismo emperador, dice que a «los judíos,
instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos» (De
Vita Caesarum. Divus Claudius, 25). Los hebreos fueron expulsados de Roma,
culpables de haber provocado tumultos bajo la instigación de un tal «Chrestus». Otra
versión del mismo texto indica que Claudio: «Expulsó de Roma a los judíos por las
continuas peleas a causa de un tal “Cresto”». El nombre Chrestus ha sido
interpretado como una lectura deficiente de Christus; sin embargo, no puede
excluirse que el pasaje haga referencia a un agitador judío en la Roma de los años
50.
Hacia 116 o 117, el historiador Tácito, en sus Anales hablando del reinado de Nerón
(54-58 d. C.), comenta que después del incendio de Roma infligía penas severas a
los partidarios de un tal Cristo, que había sido supliciado bajo Poncio Pilato: los
cristianos toman su nombre «de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado
por Poncio Pilato» (Anales, 15.44:2-3).
A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al emperador Trajano (98-117
d. C.), menciona que «estos cristianos (aquellos a los que hace comparecer ante sí
mismo) que consienten en hacer sacrificios a los dioses, los absuelve. Por otra parte,
aseguran no haber hecho ningún mal: dicen haber, simplemente, elevado cánticos a
Cristo, como los que se dedican a un dios», «le cantan himnos a Cristo (casi Dios,
según dicen)» (Epístolas 10:96).
Existen algunos textos más, como el de Luciano de Samósata (segunda mitad del siglo
siglo II d. C..), que menciona a «aquel hombre a quien siguen adorando, que fue
crucificado en Palestina... aquel sofista crucificado», u otro que, aunque es dudoso, podría
ser una referencia a Jesús de Nazaret: se trata de una carta, conservada en siríaco, escrita
por un tal Mara Bar-Serapion, en la que se habla de un «rey sabio» condenado a muerte
por los judíos.78 No hay acuerdo sobre si esta carta data del siglo I, II o III de nuestra era,
y tampoco está claro si es o no una referencia a Jesús de Nazaret.
:
La escasez de fuentes no cristianas sugiere que la actividad de Jesús no llamó la atención
en su época, aunque según las fuentes cristianas su predicación habría congregado a
multitudes. Las fuentes no cristianas aportan solo una imagen muy esquemática al
conocimiento de Jesús como personaje histórico.79
Arqueología
Metodología
Los principales criterios sobre los que existe consenso a la hora de interpretar las fuentes
cristianas son, según Antonio Piñero,83 los siguientes:
:
Criterio de desemejanza o disimilitud: según este criterio, pueden darse por ciertos
aquellos hechos o dichos atribuidos a Jesús en las fuentes que sean contrarios a
concepciones o intereses propios del judaísmo anterior a Jesús o del cristianismo
posterior a él. Contra este criterio, se han formulado objeciones, ya que, al
desvincular a Jesús del judaísmo del siglo I, se corre el peligro de privarle del
contexto necesario para entender varios aspectos fundamentales de su actividad.
Criterio de dificultad: pueden considerarse también auténticos aquellos hechos o
dichos atribuidos a Jesús que resulten incómodos para los intereses teológicos del
cristianismo.
Criterio de atestiguación múltiple: pueden considerarse auténticos aquellos
hechos o dichos de Jesús de los que pueda afirmarse que proceden de diferentes
estratos de la tradición. A este respecto, suelen considerarse que, al menos
parcialmente, aportan fuentes independientes entre sí Q, Marcos, el material propio
de Lucas, el material propio de Mateo, el Evangelio de Juan, ciertos evangelios
apócrifos (muy especialmente, en relación con los dichos, el Evangelio de Tomás,
pero también otros como el Evangelio de Pedro o el Evangelio Egerton), y otros. Este
criterio se refiere también a la atestiguación de un mismo dicho o hecho en formas o
géneros literarios diferentes.
Criterio de coherencia o consistencia: pueden darse también por ciertos aquellos
dichos o hechos que son coherentes con lo que los criterios anteriores han permitido
establecer como auténtico.
Criterio de plausibilidad histórica: según este criterio, puede considerarse histórico
aquello que sea plausible en el contexto del judaísmo del siglo I, así como aquello
que pueda contribuir a explicar ciertos aspectos del influjo de Jesús en los primeros
cristianos. Como resalta Piñero,84 este criterio contradice al de desemejanza,
enunciado en primer lugar.
No todos los autores, sin embargo, interpretan del mismo modo estos criterios, e incluso
hay quienes niegan la validez de algunos de ellos.
Contexto
Marco histórico
El pueblo judío, sin estado propio desde la destrucción del Primer Templo en 587 a. C., en
tiempos de Nabucodonosor II, había pasado varias décadas sometido, sucesivamente, a
babilonios, persas, la dinastía ptolemaica de Egipto y el Imperio seléucida, sin que se
produjeran conflictos de gravedad. En el siglo II a. C., sin embargo, el monarca seléucida
Antíoco IV Epífanes, decidido a imponer la helenización del territorio, profanó el Templo.
Esta actitud desencadenó una rebelión acaudillada por la familia sacerdotal de los
Macabeos, quienes establecieron un nuevo reino judío con total independencia desde el
año 134 a. C. hasta el 63 a. C.
:
En ese año, el general romano Pompeyo intervino en la guerra civil que enfrentaba a dos
hermanos de la dinastía asmonea, Hircano II y Aristóbulo II. Con esta intervención dio
comienzo el dominio romano en Palestina. Dicho dominio, sin embargo, no se ejerció
siempre de forma directa, sino mediante la creación de uno o varios estados clientes, que
pagaban tributo a Roma y estaban obligados a aceptar sus directrices. El propio
Hircano II fue mantenido por Pompeyo al frente del país, aunque no como rey, sino como
etnarca. Posteriormente, tras un intento de recuperar el trono del hijo de Aristóbulo II,
Antígono, quien fue apoyado por los partos, el hombre de confianza de Roma fue
Herodes, quien no pertenecía a la familia de los asmoneos, sino que era hijo de Antípatro,
un general de Hircano II de origen idumeo.
A la muerte de Herodes, en
4 a. C., su reino se dividió
entre tres de sus hijos:
Arquelao fue designado
etnarca de Judea, Samaria e
Idumea; a Antipas (llamado
Herodes Antipas en el Situación geopolítica del Reino de Judea en el año 89 a. C., antes
Nuevo Testamento) le de la primera guerra mitridática y la intervención romana.
correspondieron los
territorios de Galilea y
Perea, que gobernó con el título de tetrarca; por último, Filipo heredó, también como
tetrarca, las regiones más remotas: Batanea, Gaulanítide, Traconítide y Auranítide.
Estos nuevos gobernantes correrían diversa suerte. Mientras que Antipas se mantuvo en
el poder durante cuarenta y tres años, hasta 39, Arquelao, debido al descontento de sus
súbditos, fue depuesto en 6 d. C. por Roma, que pasó a controlar directamente los
territorios de Judea, Samaría e Idumea.
El medio campesino, del que procedía Jesús, veía con hostilidad las ciudades. Los
campesinos de Galilea soportaban importantes cargas impositivas, tanto del poder
político (la monarquía de Antipas), como del religioso (el Templo de Jerusalén), y su
situación económica debió de ser bastante difícil.
Galilea fue la región judía más conflictiva durante el siglo I, y los principales movimientos
revolucionarios antirromanos, desde la muerte de Herodes el Grande en 4 a. C. hasta la
destrucción de Jerusalén en el año 70, se iniciaron en esta región. La lucha contra el
Imperio romano fue, según el historiador Geza Vermes, «una actividad galilea general en
el primer siglo d. C.».86
En el siglo I, el centro del culto a Dios era el Templo de Jerusalén. Era necesario acudir a
este tres veces al año (durante las llamadas fiestas de peregrinación), para realizar
diversos sacrificios y entregar ofrendas. El culto del Templo era administrado por los
sacerdotes y levitas, cuyo número era muy elevado,Nota 22 quienes desempeñaban los
llamados oficios sagrados durante las fiestas, tales como custodiar y limpiar el Templo,
preparar los animales y la leña para los sacrificios, y cantar salmos durante las
celebraciones públicas.88 Los sacerdotes y levitas se mantenían con los tributos de los
campesinos, obligatorios para todos los judíos.
:
Pero el Templo no era el único lugar en que se rendía culto a Dios: en época de Jesús
existía también la costumbre de reunirse cada sábado en las sinagogas. Mientras que el
culto en el Templo estaba dominado por los sacerdotes, la costumbre de reunirse en las
sinagogas fue promoviendo la religiosidad de los laicos.87 Además, en las sinagogas no se
llevaban a cabo sacrificios a diferencia del Templo, sino que tan solo se leían y
comentaban los textos sagrados.
En la época de Jesús, existían sectas divergentes dentro del judaísmo. El autor que más
información proporciona sobre este tema es Flavio Josefo. Este89 distingue entre tres
sectas principales: la saducea, la esenia y la farisea.
Esta última era bastante respetada por el pueblo y
estaba constituida principalmente por laicos.90
El hombre
Jesús de Nazaret nació con bastante probabilidad en torno al año 4 a. C., aunque la fecha
no puede determinarse con seguridad. Según la opinión hoy mayoritaria entre los
estudiosos, su lugar de nacimiento fue la aldea galilea de Nazaret, aunque pudo haber
nacido también en Belén, en Judea, cerca de Jerusalén. Sus padres se llamaban José y
María, y es probable que tuviera hermanos. No hay constancia de que estuviera casado;
probablemente era célibe, aunque tampoco hay ninguna fuente que lo afirme. Cuando
:
tenía aproximadamente treinta años, se hizo seguidor de un predicador conocido como
Juan el Bautista y, cuando este fue capturado por orden del tetrarca de Galilea, Antipas (o
tal vez antes), formó su propio grupo de seguidores. Como predicador itinerante, recorrió
varias localidades de Galilea, anunciando una inminente transformación que denominaba
Reino de Dios. Predicaba en arameo, aunque es muy probable que conociese también el
hebreo, lengua litúrgica del judaísmo, tanto en sinagogas como en casas privadas y al aire
libre. Entre sus seguidores había varias mujeres.
Nombre
Jesús es la forma latinizada del griego Ιησοῦς (Iesoûs), con el que es mencionado en el
Nuevo Testamento, escrito en griego. El nombre deriva del hebreo Ieshu, forma abreviada
de Yeshúa, la variante más extendida del nombre Yehoshúa, que significa ‘Yahveh salva’,
y que designa así mismo a Josué, un conocido personaje del Antiguo Testamento,
lugarteniente y sucesor de Moisés.91
Se sabe que era un nombre frecuente en la época, ya que en la obra de Flavio Josefo son
mencionados unos veinte personajes de igual denominación.92 La forma de este nombre
en arameo ―el idioma de la Judea del siglo I― es la que con toda probabilidad usó Jesús:
Ieshuá (ישׁוע, Yēšûaʿ).
Con los datos con que se cuenta en el presente, no es posible precisar el año del
nacimiento de Jesús de Nazaret. Se considera un dato bastante seguro que la muerte de
Herodes el Grande tuvo lugar en el año 4 a. C. De allí que al datar el nacimiento de Jesús,
la gran mayoría de los autores se decantan por un rango entre los años 7 y 4 a. C., ya que
existe probabilidad a favor de que el nacimiento haya sucedido en los últimos años del
:
reinado de Herodes el Grande.106 107
108
109
110
111
112
Algunos autores extienden el
plazo probable del nacimiento a 8 a. C., o 3-2 a. C.,114 aunque estas posiciones son
113
Orígenes familiares
Son numerosas las fuentes que indican la ascendencia davídica de Jesús, a través de José
(a pesar de que, como antes se ha dicho, algunos evangelios afirman explícitamente que
José no fue el padre biológico de Jesús). Varios pasajes del Nuevo Testamento muestran
que era llamado «hijo de David»,Nota 29 y que la idea de su origen davídico estaba muy
extendida en los primeros años del cristianismoNota 30 aunque él nunca se refirió a sí
mismo como tal. Los críticos no están de acuerdo, sin embargo, en que esta ascendencia
davídica sea un dato cierto, dado que puede tratarse de una adición de los evangelistas
para demostrar la condición mesiánica de Jesús. Las genealogías de Jesús que aparecen
en Mateo y Lucas (Mt 1, 1-16 y Lc 3, 23-31) son diferentes entre sí, aunque ambas
vinculan a José, padre legal de Jesús con la estirpe de David.121
Los investigadores están de acuerdo en que la lengua materna de Jesús fue el arameo.
Aunque los evangelios están escritos en griego, contienen frecuentes expresiones en
arameo, la mayor parte de ellas atribuidas a Jesús. Además, el arameo era la lengua
habitual de los judíos de Galilea. Seguramente el arameo hablado en Galilea era una
variante dialectal reconocible, como lo atestigua el hecho de que Pedro sea reconocido por
su acento en Jerusalén (véase Mt 26, 73).
Parece ser que tanto Jesús como su padre, José, ejercieron la profesión de obreros,
artesanos o carpinteros.124 Nota
4 En cualquier caso, hay bastante consenso en cuanto a
que procedía de un medio campesino. En su predicación hizo también constantes
referencias a las labores agrícolas, y apenas parece interesado por el medio urbano (no
:
hay constancia de que en su predicación visitara nunca las principales ciudades de
Galilea, a pesar de que la importante ciudad de Séforis se hallaba a corta distancia de
Nazaret).
Su actividad
No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús. Los evangelios
sinópticos mencionan una sola fiesta de Pascua celebrada por él con sus discípulos en
Jerusalén, durante la cual fue detenido y crucificado. Eso parece sugerir que su vida
pública duró solamente un año. En el Evangelio de Juan, por el contrario,125 se
mencionan tres fiestas de Pascua, las tres celebradas por Jesús en Jerusalén, lo que hace
suponer que el ministerio de Jesús se prolongó durante dos o tres años. En todos los
evangelios solo hay una indicación precisa de fecha, la que se ofrece en Lucas (Lc 3, 1-2),
indicando que la actividad de Juan el Bautista se inició el año 15 del mandato de Tiberio,
lo que puede coincidir, según diferentes cálculos, con los años 27, 28 o incluso 29 de
nuestra era, aunque la mayoría de los autores se inclina por el año 28.126
La vida pública de Jesús se inicia, según todos los evangelios, con su bautismo por Juan el
Bautista en el río Jordán. Es probable que Jesús iniciase su actividad como seguidor del
Bautista.
Seguido de un grupo de fieles, de entre los cuales escogió a sus más allegados, los doce
apóstoles o enviados, recorrió en su actividad toda Galilea (especialmente el área en torno
a Cafarnaún) y las regiones aledañas de Fenicia, la Decápolis y el territorio de la
tetrarquía de Herodes Filipo.
Debe tenerse en cuenta que los evangelios fueron escritos por seguidores de Jesús, con la
finalidad de conseguir nuevos conversos. Si, como parece, Juan el Bautista fue un
personaje relativamente conocido y respetado en su tiempo (como parece demostrarlo el
hecho de que Flavio Josefo se refiera a él por extenso), es bastante explicable que los
evangelistas lo presenten admitiendo públicamente la superioridad de Jesús.
Predicación
Del estudio de las fuentes (sobre todo los sinópticos) se infiere que Jesús predicó de
forma itinerante en la zona norte de cisjordania hoy Palestina y, preferentemente, en las
aldeas que bordeaban el lago de Genesaret. Sus seguidores fueron principalmente de
extracción campesina, y le acompañaron también varias mujeres, lo cual resulta inusual
en el contexto de los movimientos religiosos del judaísmo. Escogió a doce apóstoles o
enviados, posiblemente en representación de las doce tribus de Israel. Ni los nombres de
los apóstoles ni los relatos de cómo se unieron a Jesús coinciden en todos los evangelios,
pero todos concuerdan en la cifra de doce.
Jesús describió el Reino de Dios utilizando parábolas (véase más arriba), en muchas de
las cuales aparece un contraste entre un inicio pequeño e insignificante y un final
espléndido (Mt 13,31-34), un padre generoso y unos invitados al banquete ocupados y
desagradecidos (Mt 22, 1-14), un rey compasivo y un siervo sin piedad (Mt 18, 21-35), un
viñador confiado y unos arrendatarios infieles (Lc 20, 9-19), un sembrador
despreocupado y distintos tipos de tierra (Mc 4,1-9).
Hay bastante consenso entre los especialistas en cuanto a que la predicación de Jesús iba
dirigida en exclusiva al pueblo de Israel. Según Mateo, así lo dijo: «No soy enviado sino a
las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt 15, 24). Entre los historiadores que no han
:
aceptado esta exclusividad judía se encuentra Ernest Renan, quien se expresaba así en su
polémica obra Vida de Jesús (1863):
No hay unanimidad entre los estudiosos con respecto a si Jesús se consideró a sí mismo
como el Mesías de Israel, como afirman los evangelios canónicos, o si su identificación
como tal pertenece a la teología de las primeras comunidades cristianas. En los
sinópticos, y especialmente en el Evangelio de Marcos, Jesús admite implícitamente que
es el Mesías, pero pide en numerosas ocasiones a sus discípulos que no lo divulguen
(«secreto mesiánico»).
Se considera generalmente un dato histórico que Jesús se designó a sí mismo como «Hijo
del Hombre», aunque no está claro si se trata de un título escatológico, como parece
desprenderse de su empleo en el Libro de Daniel y otros textos intertestamentarios, o si
es un mero circunloquio semítico para hacer referencia a la primera persona del
singular.133
En la predicación de Jesús, tienen una gran importancia sus enseñanzas éticas. El centro
de la ética de Jesús era el amor al prójimo, al desvalido de quien no se puede recibir
contraprestación (Lc 14,13) y, muy especialmente, el amor al enemigo (única manera de
distinguirse de los paganos que aman a los que les aman a ellos) (Mt 5,44-48, Lc 6,27-38).
Para algunos autores, la ética que Jesús predicaba tiene un carácter provisional, y se
orienta sobre todo a la época de preparación del Reino de Dios.135 Por ese motivo
también, la ética de Jesús enfatiza la renuncia a los bienes materiales. En todo caso, las
fuentes coinciden en que no se puede servir a Dios y a las riquezas (Mt 6,24).
Las fuentes sinópticas coinciden también en que entre los discípulos itinerantes de Jesús
se encontraban mujeres (María Magdalena, Juana, Salomé, Susana, María Cleofás)... algo
no muy común en una sociedad patriarcal. E incluso afirman que permanecieron al pie de
la cruz cuando todos habían huido (Mc 15,40-41). Resulta también paradójico que se
reconozca como primeros testigos de la resurrección a mujeres, cuyo testimonio apenas
tenía validez en aquel contexto social (Mc 16, 11).
Por otro lado, en sus diatribas contra los escribas y fariseos, Jesús les reprocha que
devoren los bienes de las viudas con pretextos religiosos (Lc 20, 18), y a los príncipes de
los sacerdotes y a los ancianos del pueblo les llega a asegurar que las prostitutas les
precederán en el Reino de Dios (Mt 21, 31).
Milagros
Tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan presentan a Jesús como hacedor
de milagros. También destaca esta faceta de su actividad el Testimonio Flaviano, donde se
indica que «llevó a cabo hechos sorprendentes» (Antigüedades judías, XVIII, 63), aunque
no puede asegurarse que no se trate de una interpolación cristiana posterior.
:
En líneas generales, la investigación actual no concede credibilidad histórica a los hechos
maravillosos de Jesús que tienen que ver con alteraciones de las leyes de la Naturaleza,
que se consideran proyección de la fe de los primeros cristianos136 y, como tales,
requieren una interpretación simbólica, no literal. En gran medida los relatos de milagros
pueden tener un origen helenístico: Rudolf Bultmann encontró paralelismos entre los
relatos de los milagros de Jesús y otros similares de la tradición helenística, lo que le llevó
a concluir que «parece probable que los relatos taumatúrgicos tienen generalmente un
origen helenístico».137
No obstante, se acepta en general que Jesús fue considerado por sus contemporáneos
como capaz de curar ciertas enfermedades y de exorcizar demonios, lo que puede
interpretarse a la luz de las creencias populares en la Palestina del siglo I. Los sinópticos,
y especialmente el Evangelio de Marcos, ofrecen numerosos testimonios de este tipo de
actividad, y no parece probable que se trate de adiciones posteriores. Estos testimonios
coinciden además con los de las fuentes talmúdicas, donde se relata que Jesús fue
ejecutado como hechicero. Algunos investigadores, como el estadounidense Morton
Smith,138 han llegado a considerar este tipo de prácticas como las más importantes en el
magisterio de Jesús, hasta el punto de identificarlo como un mago helenístico, similar a
otros, aproximadamente contemporáneos, como Apolonio de Tiana.
Muerte
Cronología
:
Ninguna de las fuentes ofrece una fecha exacta para la muerte de Jesús. Sin embargo,
tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan coinciden en que Jesús murió un
viernes. Según los sinópticos, este viernes coincidió con el primer día de la fiesta de Pésaj
(Pascua judía), que se celebraba el día 15 del mes hebreo de nisán. El Evangelio de Juan,
en cambio, indica que la muerte de Jesús ocurrió el día anterior a dicha fiesta (es decir, el
14 de nisán), la tarde en la que en el templo de Jerusalén se sacrificaban los corderos
pascuales. Se ha indicado que la información dada por Juan puede estar motivada por su
intención de identificar a Jesús como el verdadero Cordero de Dios, ya que su muerte, en
el relato joánico, tiene lugar a la misma hora en que en el templo se sacrificaban los
corderos para la fiesta de Pascua.142
Todas las fuentes están de acuerdo en que la ejecución de Jesús tuvo lugar durante el
mandato de Poncio Pilato (26-36). Si se acepta como cierta la información que aportan
los sinópticos, la muerte de Jesús pudo haber ocurrido en el 27 o el 34, ya que en estos
dos años el 15 de Nisán cayó en viernes. Si se cree, en cambio, que la información más
fidedigna es la aportada por el Evangelio de Juan, las fechas posibles son el 30 y el 33,
años en los que el 14 de nisán fue viernes.
Algunos autores han intentado armonizar los datos aportados por los sinópticos y por
Juan, apelando al uso de dos calendarios diferentes (un calendario lunar oficial y otro
solar, utilizado por los esenios). No hay indicios, sin embargo, de que Jesús siguiese otro
calendario diferente del que regía las festividades oficiales.143
Teorías minoritarias
Una teoría considera que Jesús fue principalmente un revolucionario mesiánico, que
pretendía redimir a Israel e instalar un régimen teocrático (el Reino de Dios). Esta
teoría relaciona a Jesús con el movimiento de los zelotes, y se basa principalmente
en el dato, corroborado por fuentes no cristianas (Tácito, Flavio Josefo), de su
ejecución en la cruz, suplicio reservado a los condenados por sedición. Según estos
autores, aquello que en las fuentes contradice esta teoría sería el resultado de una
reelaboración de la historia de Jesús por parte de sus seguidores, realizada tras su
muerte. El principal defensor de esta teoría fue S. F. G. Brandon: Jesus and the
zealots: a study of the political factor in primitive christianity (1967).
Morton Smith, en su libro Jesus the magician, identifica a Jesús como un mago.
Algunos autores niegan de forma absoluta la validez histórica de las fuentes cristianas, y
sostienen que la figura de Jesús es el resultado de una falsificación consciente por parte
de los primeros cristianos.145 Según esta teoría, Jesús no fue un personaje histórico, sino
una entidad mítica, producto del sincretismo entre las religiosidades helenística y judía.
En la actualidad, los principales defensores de esta teoría en medios académicos son
George Albert Wells, Earl Doherty, Alvar Ellegård, Timothy Freke y Peter Gandy.
En la literatura cristiana del siglo I, excluidos los evangelios, apenas hay referencias a
la actividad de Jesús. Ninguno de estos textos registra sus enseñanzas, sus milagros
ni el proceso que llevó a su ejecución. Earl Doherty llama a esto, de forma irónica,
«una conspiración de silencio».146
Crítica
Jesús en el cristianismo
La figura de Jesús de Nazaret es el centro de todas las religiones denominadas cristianas,
aunque existen diferentes interpretaciones acerca de su persona.Nota 37 En general, para
los cristianos, Jesús de Nazaret es el protagonista de un acto únicoNota 38 e
intransferible, por el cual el hombre adquiere la posibilidad de elevarse por encima de su
naturaleza caída y alcanzar la salvación.157 Dicho acto se consuma con la resurrección de
Jesús de Nazaret. La resurrección es, por tanto, el hecho central del cristianismo y
constituye su esperanza soteriológica. Como acto, es privativo de la divinidad e
inasequible al hombre. De forma más precisa, la encarnación, la muerte y la resurrección
compensan en tres actos sucesivos los tres obstáculos que separaban, según la doctrina
cristiana, a Dios del hombre: la naturaleza,Nota 39 el pecadoNota 40 y la muerte.Nota 41
Por la encarnación del Verbo, la naturaleza divina se hace humana.158 Por la muerte de
Cristo, se supera el pecado y por su resurrección, la muerte.159
Monofisismo: es la variante doctrinal que unifica en una las dos naturalezas de Jesús
de Nazaret. Fue promovida por Eutiques y rechazada en el Concilio de Calcedonia.
Se acusaba a las Iglesias ortodoxas orientales, entre ellas la Iglesia copta, de ser
monofisitas, pero ellas también rechazan la teología de Eutiques y defienden el
miafisismo.
Los testigos de Jehová consideran a Jesús como el único ser creado por Dios
directamente y que actualmente no es un hombre ni el Dios todopoderoso, sino «una
poderosa criatura espiritual» entronizado como rey.163 También creen que Jesús no es
parte de una trinidad,164 y que no resucitó por sí mismo, sino que Dios lo resucitó.165
Los Testigos de Jehová afirman que Jesús no murió en una cruz sino en un madero166 y
por ende no usan la cruz ni ningún otro símbolo.164 Otro punto que caracteriza sus
creencias es que Jesucristo se convirtió en Rey en el cielo en el año 1914 y el Arcángel
Miguel es Jesucristo en su posición celestial.167
Para la Ciencia Cristiana (Iglesia Científica de Cristo) de Mary Baker Eddy, Jesús el Cristo
tiene una dualidad: uno es Jesús como hombre y la otra es Cristo como la idea divina.
Jesús representó a Cristo, es decir la verdadera idea de Dios.168 Este «Cristo-espíritu»
gobernó al Jesús físico.169 Con la ascensión desapareció Jesús pero la identidad
espiritual o Cristo «continúa existiendo en el orden eterno de la Ciencia Divina,
redimiendo los pecados del mundo170 Jesús no es Dios sino el Hijo de Dios y uno con
Dios en «calidad y no en cantidad».171 Dios no es un salvador corpóreo sino un Principio
salvador.172 La salvación no se logra mediante el perdón sino una reforma y recurso de
Espíritu.172
Los adventistas del Séptimo Día hacen hincapié, como la mayoría de los grupos
adventistas, en una escatología de signo milenarista que considera inminente la Parusía
(segunda venida de Cristo), la cual se realizará de modo visible y tangible.173
Otros movimientos se apartan bastante más de las creencias cristianas, ya que niegan de
plano su misión salvadora.Nota 42
En líneas generales, puede decirse que el judaísmo prestó escasa atención a Jesús de
Nazaret. Sin embargo, un personaje llamado Yeshu (alt: Jeshu, Yeishu, en hebreo: )יש"וes
mencionado en antiguos textos rabínicos, entre ellos el Talmud de Babilonia, redactado
en fecha anterior al año 600, y la literatura midrásica, de entre 200 y 700. El nombre es
similar, aunque no idéntico, a Yeshúa, que es considerado por muchos autores el nombre
:
original de Jesús en arameo. Además, en varios manuscritos del Talmud de Babilonia
aparece con el sobrenombre Ha-Notztri, que puede significar ‘el Nazareno’. Por este
motivo, y por ciertas coincidencias entre la historia de Jesús conocida por los evangelios
cristianos y la del Yeshu citado en el Talmud, algunos autores han identificado a ambos
personajes. Existen, sin embargo, discrepancias sobre este punto, pero por otro lado
también nombran a su madre María.
En los textos rabínicos, Jesús es caracterizado desde un punto de vista muy negativo y le
atacan con vehemencia: aparece como un embaucador que empuja a los judíos a
apostatar de su religión, se mofan de él y de sus enseñanzas, así como de su madre
María.174
Marción de Sínope (siglo II): es el único gnóstico que reconoció a Jesús de Nazaret
como único y verdadero Hijo de Dios. Sin embargo, el Dios que propugna Marción no
es el Dios del Antiguo Testamento y, por lo tanto, su acto, más que redentor, es
liberador. Es decir, el Dios del Antiguo Testamento crea al hombre y el Dios del
Nuevo Testamento lo libera o manumite pagando para ello el precio de su sangre.
Valentín (siglo II): fue el fundador de otra escuela gnóstica. Para él, Jesús de Nazaret
fue una divinidad creada para redimir a la propia divinidad de un defecto o desorden
interno sufrido durante el proceso de la creación.
Simón Mago (siglo I): fue un predicador gnóstico que se autoproclamó encarnación
del Padre. Para él, Jesús de Nazaret había sido una encarnación previa del Hijo.
Basílides de Alejandría (siglo II): fue el fundador de otra secta gnóstica. Consideraba
que la muerte de Jesús era incompatible con su naturaleza divina y, por lo tanto,
había sido una muerte ilusoria.
:
Mani (III): fundador del maniqueísmo. Dentro de su sistema, Jesús de Nazaret,
Zoroastro y Buda habían sido tres predecesores cuya enseñanza él completaba y
culminaba.
La virginidad de María es plenamente reconocida (Corán, 3,41; 5,19; 19,22 y ss). Jesús es
quien anunció la llegada de Mahoma como último profeta (Corán, 3,75; 61,6), aunque
siguen su vida y prédica a través de los textos de los evangelios apócrifos. La muerte de
Jesús es tratada de forma compleja, al no reconocer explícitamente su sacrificio, sino que
antes de la muerte es sustituido por otro ser ―del que nada se dice―, mientras Jesús
asciende con Dios y burla a los judíos (Corán, 3,48; 4,156). La muerte ignominiosa de
Jesús no se contempla, aunque sí se afirma su regreso el día del Juicio Final (Corán,
4,157; 43,61) y el descubrimiento, en ese día, de que la obra de Jesús fue verdadera (en el
sentido de enviado por Dios). El Corán rechaza la Trinidad (según el concepto del
tawhid), teniéndola por falsa, y considera a Jesús por «Verbo de Dios», pero no hijo de
él.Nota 43
Jesús en el arte
En un primer momento, el arte cristiano evitó representar a Jesús en forma humana,
prefiriendo evocar su figura mediante símbolos, tales como el monograma formado por
las letras griegas Χ y Ρ, iniciales del nombre griego Χριστός (Cristo), en unión a veces de
Α y Ω, primera y última letras, respectivamente, del alfabeto griego, para indicar que
Cristo es el principio y el fin; el símbolo del pez (ΙΧΘΥΣ, ikhthýs en griego, acróstico de
Ἰησοῦς Χριστός, Θεοῦ Υἱός, Σωτήρ (Iesoûs Khristós, Theoû Huiós, Sōtḗr: ‘Jesús Cristo,
hijo de Dios, Salvador’); el Cordero de Dios; o incluso mediante símbolos
antropomórficos, como el del Buen Pastor.
Jesús en el cine
:
La vida de Jesús según los relatos del Nuevo Testamento, y generalmente desde una
perspectiva cristiana, ha sido un tema frecuente en el cine desde su misma aparición. De
hecho, es quizás el personaje más interpretado en el cine. Ya en 1898 su vida fue llevada a
la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière en un filme titulado La Vie et la Passion de
Jésus-Christ.175 En el cine mudo destaca la superproducción Rey de reyes (1927), de
Cecil B. DeMille.
Algunas de las películas más recientes sobre su vida no han estado exentas de polémica.
Es el caso de Je vous salue, Marie (1985) de Jean-Luc Godard o La última tentación de
Cristo (1988), de Martin Scorsese, basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis y
muy criticada en general por su interpretación de Jesús, apartada del punto de vista
cristiano tradicional. El filme de Mel Gibson La Pasión de Cristo (2004) suscitó en
cambio la aprobación de amplios sectores del cristianismo, pero fue tachado de
antisemita por algunos miembros de la comunidad judía. En 2014 fue estrenada la
película Hijo de Dios.
Véase también
Portal:Cristianismo. Contenido relacionado con Cristianismo.
Portal:Islam. Contenido relacionado con Islam.
:
Portal:Judaísmo mesiánico. Contenido relacionado con Judaísmo mesiánico.
Palestina en tiempos de Jesús
Mishná
Ieshu
Anexo:Advocaciones cristíferas
Hipótesis del cuerpo perdido
Notas
1. Véase las secciones Nacimiento e infancia y Lugar y fecha de nacimiento.
2. Véase las secciones Juicio, Crucifixión y Muerte.
3. Tradicionalmente, los cristianos creen que María concibió a Jesús por obra del
Espíritu Santo; los musulmanes también creen que fue concebido milagrosamente.
José era desde esta perspectiva su padre putativo o adoptivo (véase las secciones
Nacimiento e infancia y Jesús según el islam).
4. En Marcos 6:3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos+6%3A3&ver
sion=DHH) se hace referencia al oficio de Jesús: «¿No es éste el carpintero?». Pero
el término griego usado, «τεχτων», no corresponde específicamente a «carpintero»,
sino a «artesano», a «obrero».1
5. en griego antiguo: Χριστός, Christós; en arameo: ܡܫܝܚܐ, Mʕšiha; en hebreo
antiguo: ח ָ , Māšhîaḥ.
ַ משִׁי
6. En griego antiguo: Ἰησοῦς, Iesous; en arameo: ܝܫܘܥ, Išo; en hebreo antiguo: ַ י ְהוֹשֻׁ ﬠ,
Yehošuaʕ, o ַ י ֵשׁוּﬠ, Yešuaʕ.
7. El error de datación del nacimiento de Jesús se remonta al computus del monje del
siglo V Dionisio el Exiguo, usando ciclos metónicos para calcularla, y renovando así
las tablas de Pascua usadas anteriormente para situar el día de la Pascua. Se estima
que su error fue de entre 4 y 7 años. Véase Lugar y fecha de nacimiento.
8. Jesús de Nazaret comenzó a estudiarse como personaje histórico, al margen de la
religión, en el siglo XVIII. Desde entonces, la mayoría de historiadores, cristianos y no
cristianos, dan por hecho su existencia como personaje histórico, y este consenso ha
aumentado en los siglos XX y XXI. La existencia histórica de Jesús de Nazaret es muy
probable por varias razones, principalmente la existencia de testimonios no cristianos
de su existencia (Tácito, Flavio Josefo, etc.). Además, la mayoría de estos
testimonios de los siglos I y II. mencionan la crucifixión de Jesús. Las enciclopedias,
por lo general, tratan a Jesús como una figura histórica. Si bien quedan algunos
académicos que ponen en tela de juicio la historicidad de Jesús de Nazaret,
cuestionando los textos no cristianos existentes, estos mismos académicos
reconocen que su opinión es minoritaria.
9. Entre los autores que afirman la historicidad de Jesús se encuentran: Raymond E.
Brown (La muerte del Mesías, ISBN 84-8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús,
:
Brown (La muerte del Mesías, ISBN 84-8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús,
vida de un campesino judío, 1994, ISBN 84-7423-655-X; Jesús desenterrado, ISBN
84-8432-459-1); Bart Ehrman (Jesús, el profeta judío apocalíptico, 2001, ISBN 84-
493-1027-X); Gerd Theissen y Annette Merz (El Jesús histórico, 2004, ISBN 84-301-
1349-5); E. P. Sanders (La figura histórica de Jesús, 2000, ISBN 84-8169-400-2);
Geza Vermes (Jesús el judío: los manuscritos leídos por un historiador, 1994, ISBN
84-7669-213-7; La religión de Jesús el judío, 1996, ISBN 84-7979-201-9); Paul Winter
(El proceso a Jesús, 1983, ISBN 84-85501-50-0). La negación de la existencia de
Jesús es una posición muy tardía, ya que Jesús comenzó a estudiarse como figura
histórica, al margen de la religión, recién en el siglo XVIII. Los principales defensores
de este punto de vista son Timothy Freke y Peter Gandy (Los misterios de Jesús. El
origen oculto de la religión cristiana, 2000, ISBN 84-253-3450-0); Earl Doherty (El
puzzle de Jesús, 2005, ISBN 84-9800-268-0) y, sobre todo, George Albert Wells (The
Historical Evidence for Jesus, 1988, ISBN 0-87975-429-X); The Jesus Myth, 1998,
ISBN 0-8126-9392-2). La inmensa mayoría de las enciclopedias y obras de referencia
aceptan la historicidad de Jesús. Es el caso, por citar un ejemplo prestigioso, de The
New Encyclopaedia Britannica (pp. 360-377, tomo 22, Chicago, 1990. ISBN 0-85229-
511-1). También los defensores de la teoría de la inexistencia de Jesús reconocen
que la opinión generalizada es la contraria. Según George Albert Wells, en un artículo
publicado en 1999:
Pero tú, Belén Efrata, aunque pequeña para figurar entre los clanes de
Judá, de ti me saldrá quien ha de ser dominador en Israel, cuyos orígenes
vienen de antaño, desde los días antiguos.
Miq 5, 2
26. En el año 525, el papa Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo, un astrónomo y abad
escita de un monasterio romano, establecer como año primero de la era cristiana el
del nacimiento de Jesús. Dionisio se equivocó en unos seis años al datar el reinado
:
de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año 753 de la
fundación de Roma. Este es el origen de la actual era cristiana.
27. Se declaró oficialmente el 25 de diciembre la fiesta de la Natividad de Jesús en el
año 336, por orden del papa Julio I, cristianizando así una fiesta pagana que tiene
sus raíces en la celebración del solsticio de invierno y que ya había sido instituida en
el [[siglo III]] por Aureliano como natalicio del dios Sol Invictus. La elección de esta
fecha no tiene ninguna base histórica. Antes de pasar a celebrarse el 25 de
diciembre, se conmemoraba el nacimiento de Jesús el 6 de enero, junto con la
epifanía y el bautismo de Jesús por San Juan. El 6 de enero había sido, además, la
fecha de inicio del año nuevo en la antigua civilización egipcia, tras los cinco primeros
días de este mes, que, en sus tradiciones, no pertenecían ni a un año ni al otro. La
Iglesia ortodoxa sigue celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero.
28. Los evangelios los mencionan claramente: «Su madre y sus hermanos estaban
fuera» (Mt 12, 46-50). Además, es mencionado por Juan ―«Porque ni aun sus
hermanos creían en él» (Jn 7, 5)―. Pablo también hace mención en sus cartas a
Santiago el hermano del Señor (Gal 1, 19). En la Primera epístola a los corintios dice:
«¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también
los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?» (1 Cor 9, 5). El libro Hechos
de los Apóstoles menciona a Santiago (Hc 13, 17, Hc 15, 13 y siguientes). Una fuente
extrabíblica, el historiador Flavio Josefo, menciona que Santiago, hermano de Jesús,
fue linchado en el año 62 d. C. Siglos más tarde, la teología cristiana, para defender
el dogma de la virginidad de María, planteó el argumento de que la palabra utilizada
para designar a los hermanos, tanto en arameo (âch-'achâ) como en griego (adélfoi),
puede también utilizarse para denominar a los parientes. El hebreo y el arameo no
tienen una palabra específica para primos, sino que se designa de igual forma a
primos y hermanos. En griego sí existen otras palabras para referirse a los primos y
parientes que nunca son usadas con los hermanos de Jesús. Se ha dicho, no
obstante, que los autores del Nuevo Testamento, por influencia de las lenguas
semíticas, pudieron utilizar el término «hermano» para referirse también a los
parientes.
29. Véase, por ejemplo, Mc 10, 47-48.
30. Lc 1, 27, Mt 1, 16, Hch 13, 23, Rm 1, 3-4.
31. Sí se sabe, sin embargo, que no predicó en las ciudades helenísticas de Galilea,
donde se hablaba principalmente el griego.
32. El relato de los evangelios y el de Flavio Josefo sobre la muerte de Juan el Bautista
son bastante diferentes. En los evangelios (Mc 6, 17-29, por ejemplo), Juan es
encarcelado por haber reprobado públicamente el matrimonio de Herodes Antipas
con Herodías y se le ejecuta a causa de las intrigas de Herodías y Salomé. Los dos
relatos coinciden, sin embargo, en lo esencial: Herodes consideraba al Bautista un
peligro potencial por su influencia sobre el pueblo.
33. Sin embargo, Jesús no parece haber heredado de Juan el uso de este rito: en los
sinópticos no se hace nunca referencia a que Jesús bautizase y solo en el Evangelio
de Juan, bastante más tardío, se mencionan bautismos realizados por Jesús
(concretamente en Jn 3, 22). El de Juan es, además, el evangelio que más desarrolla
:
la relación entre Jesús y Juan el Bautista.
34. Principalmente las fuentes sinópticas y el Evangelio de Juan, pero también, entre los
apócrifos, hace referencia a la muerte de Jesús el Evangelio de Pedro. Entre las
fuentes no cristianas, confirma esta idea sobre todo Flavio Josefo. Tácito afirma que
fue ajusticiado, aunque no precisa el tipo de ejecución. Las fuentes talmúdicas, en
cambio, presentan una versión diferente, ya que indican que Jesús murió por orden
de las autoridades judías.
35. Los tribunales judíos no tenían en principio potestad de condenar a muerte a un reo,
aunque se conocen dos casos, concernientes a discípulos de Jesús, en que
tribunales judíos pronunciaron sentencias de muerte: las ejecuciones de Esteban y de
Santiago. En ambos casos los condenados fueron lapidados.
36. Además, en el Evangelio de Juan dice: «Entonces los judíos le dijeron: “¿Aún no
tienes cincuenta años y has visto a Abraham?”» (Jn 8, 57). Se ha dicho que de haber
tenido Jesús treinta y tres años en el momento de su muerte se habría mencionado la
cifra de cuarenta, no de cincuenta.
37. Dado que el cristianismo dista mucho de ser una corriente uniforme de creencias y
pensamiento, para hablar sobre Jesús en el cristianismo, habría que describir las
modalidades o concepciones cultivadas por las distintas ramas del cristianismo,
también llamadas denominaciones cristianas. Si bien todas esas concepciones son
perfectamente admisibles como posiciones de fe, exponerlas sin más en pie de
igualdad conduciría a cierto relativismo que no daría cuenta del hecho innegable de
que unas son creencias mayoritarias y otras particulares, que unas fueron
desestimadas solo después de largos debates y otras se consideraron herejías de
manera tajante y desde el primer momento.
38. La historicidad de la resurrección de Jesús de Nazaret es un hecho que diferencia la
religión cristiana de las religiones griegas. Si, para estas últimas, el tiempo es una
entelequia circular y repetitiva, que se sucede a modo de eterno retorno, el
cristianismo asume desde el principio una noción lineal del tiempo, en la cual la
resurrección es un hito histórico único sobre el cual se ordena la historia pasada y la
futura. Véase Puech, Henry: El tiempo en el cristianismo.
39. La naturaleza de Dios (increada) y la naturaleza del hombre (criatura) están
separadas por el abismo ontológico del acto creativo ex nihilo
40. La posibilidad del pecado es exclusiva de la voluntad de la criatura alejada de Dios
41. Entendida sobre todo en el sentido ontológico (dejar de ser)
42. Son bastante singulares, por ejemplo, las creencias acerca de Jesucristo de la secta
Moon, según la cual Jesús no es Dios, sino simplemente un hombre «reflejo de
Dios», nacido de una relación adúltera entre María y Zacarías, que fracasó en su
misión salvadora: para ellos, la crucifixión de Jesús es testimonio del fracaso del
cristianismo. Véase: Manuel GUERRA GÓMEZ: Los nuevos movimientos religiosos
(las sectas). Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1993. ISBN 84-313-1234-
3. Pág. 361.
43. La Trinidad plantea un problema a Mahoma: el politeísmo que tanto combatió.
Aceptar que Dios es Uno y Trino constituyó un problema desde el principio. Las
teorías de la Trinidad que conoció Mahoma fueron las de los coliridianos únicamente.
:
teorías de la Trinidad que conoció Mahoma fueron las de los coliridianos únicamente.
No obstante, sus posiciones sobre la Trinidad se acercan al propio Concilio de Letrán,
donde se trata de corregir la creencia de que Jesús es hijo de Dios en un sentido
humano. Así hay quien ve semejanzas, aún en la diferencia. «Son infieles quienes
dicen Dios es el tercero de una tríada. No hay dios, sino un Dios único. [...] El Mesías,
hijo de María, no es más que un Enviado» (Corán, 5 77-79) «¡Gente del Libro! No
exageréis en vuestra religión ni digáis, sobre Dios, más que la verdad. Realmente el
Mesías, Jesús, hijo de María, es el Enviado de Dios, su Verbo, que echó a María en
espíritu procedente de él. Creed en Dios y en sus enviados, pero no digáis Tres. [...]
¿Tendría un hijo cuando tiene lo que está en los cielos y en la tierra? ¡Dios basta
como garante!» (Corán, 4 169-170). Juan Vermet (trad.): El Corán, págs. 48, 49, 135,
146, 147.
Referencias
1. Zorrell, Francisco. (1931). Lexicon graecum Novi Testamenti. París, col. 1307-1308.
2. Bockmuehl, Markus (2001). «Introduction» (https://books.google.com.ar/books?id=vS
ehrtQpcYcC&pg=PA1&dq=%22jesus+of+nazareth%22+%22influential+human%22&hl
=es-419&sa=X&ved=2ahUKEwjT0oK79Oz3AhXsjZUCHZCICDsQ6AF6BAgIEAI#v=on
epage&q=%22jesus%20of%20nazareth%22%20%22influential%20human%22&f=fals
e). En Bockmuehl, Markus, ed. The Cambridge Companion to Jesus. Cambridge,
Reino Unido: Cambridge University Press. p. 1. ISBN 0-521-79678-4. Consultado el 22 de
mayo de 2022. «Jesus of Nazareth, a Jew from rural first-century Galilee, is without
doubt the most famous and most influential human being who ever walked the face of
the earth. » Traducción: «Jesús de Nazaret, un judío de la zona rural de Galilea del
siglo primero, es sin duda el ser humano más famoso e influyente que jamás haya
caminado sobre la faz de la tierra.»
3. Harrington, Daniel J. (2010). «Preface» (https://books.google.com.ar/books?id=jET7c
nRDZWMC&pg=PR9&dq=%22Jesus+of+Nazareth+is+arguably+the+most+famous+a
nd+influential+human+being+who+has+ever+lived+on+Earth.%22&hl=es-419&sa=X&
ved=2ahUKEwjc3cDP9ez3AhWRQ7gEHSjDAxoQ6AF6BAgDEAI#v=onepage&q=%2
2Jesus%20of%20Nazareth%20is%20arguably%20the%20most%20famous%20and%
20influential%20human%20being%20who%20has%20ever%20lived%20on%20Earth.
%22&f=false). Historical Dictionary of Jesus. Historical Dictionaries of Religions,
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Press. p. ix. ISBN 978-0-8108-7667-5. Consultado el 22 de mayo de 2022. «Jesus of
Nazareth is arguably the most famous and influential human being who has ever lived
on Earth. » Traducción: «Jesús de Nazaret es posiblemente (discutiblemente) el ser
humano más famoso e influyente que jamás haya vivido en la Tierra.»
4. Houlden, James Leslie, ed. (2003). «Introduction» (https://books.google.com.ar/books
?id=17kzgBusXZIC&pg=PR25&dq=%22To+take+a+basic+matter%22&hl=es-419&sa
=X&ved=2ahUKEwjul864jfP3AhWVqJUCHc2mBBEQ6AF6BAgCEAI#v=onepage&q=
%22To%20take%20a%20basic%20matter%22&f=false). Jesus in History, Thought,
and Culture An Encyclopedia. Santa Barbara, California, Estados Unidos: ABC-CLIO.
p. xxv. ISBN 1-57607-856-6. Consultado el 22 de mayo de 2022. «To take a basic matter,
:
p. xxv. ISBN 1-57607-856-6. Consultado el 22 de mayo de 2022. «To take a basic matter,
nobody else in the world’s history has the distinction of having that history divided for
most human beings at the supposed point of his entry into it. Whether we divide
history into B.C. and A.D. (“before Christ” and “the year of the Lord”) or the new and
religiously neutral B.C.E. and C.E. (“before the common era” and “common era”), the
point of division is the same; Jesus’ effect seems to be ineradicable, despite all
attempts to neutralize it. » Traducción: «Para tomar un asunto básico, nadie más en la
historia del mundo tiene la distinción de tener esa historia dividida para la mayoría de
los seres humanos en el supuesto punto de su entrada en ella. Si dividimos la historia
en a.C. y d.C. (“antes de Cristo” y “después de Cristo”) o el nuevo y religiosamente
neutral a.e.c. y e.c. (“antes de la era común” y “era común”), el punto de división es el
mismo; el efecto de Jesús parece imposible de erradicar, a pesar de todos los
intentos por neutralizarlo.»
5. En 1999, una investigación realizada por el periódico británico The Guardian en la
que se efectuó un análisis computarizado del inventario de libros de la Biblioteca del
Congreso de Estados Unidos con sede en Washington D. C., concluyó que «si la
celebridad de un individuo consiste en que se escriba un libro sobre él, […] Jesucristo
es aún el personaje que goza de más fama en el mundo actual». En efecto, se
contabilizaron 17 239 obras acerca de Jesús de Nazaret, casi el doble que de William
Shakespeare, quien alcanza el segundo lugar.Kettle, Martin (14 de septiembre de
1999). «When fame is an open book» (http://www.guardian.co.uk/world/1999/sep/14/
martinkettle) (en inglés). The Guardian. Consultado el 22 de mayo de 2022.
6. Stockman, Robert (1992). «Jesus Christ in the Bahá'í Writings» (http://bahai-library.co
m/stockman_jesus_bahai_writings). Bahá'í Studies Review 2 (1).
7. Rishi Das, Shaunaka (24 de marzo de 2009). «Jesus in Hinduism» (http://www.bbc.co
.uk/religion/religions/hinduism/beliefs/jesus_1.shtml). BBC.
8. Beverley, James A. (11 de junio de 2011). «Hollywood's Idol» (http://www.christianityto
day.com/ct/2001/june11/15.64.html?paging=off). Christianity Today.
9. Canto, Alicia M. «Textos históricos sobre Jesús de Nazareth» (https://web.archive.org/
web/20120505044926/http://celtiberia.net/articulo.asp?id=1684) (artículo en
Celtiberia.net, del 8 de diciembre de 2005). Versión más reciente (2017) en
Academia.edu (https://www.academia.edu/19815556/Textos_historicos_sobre_Jesus_
de_Nazareth_2005_).
10. Mt 1:18-2:23 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+1%3A18-2%3A23
&version=DHH), Lc 1:5-2:52 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+1%
3A5-2%3A52&version=DHH).
11. Según Geza Vermes (El nacimiento de Jesús, pág. 94): «El Evangelio de Mateo no
identifica el lugar donde viven María y José, pero al no hablarse de un cambio de
residencia entre ese momento [el sueño de José] y el nacimiento de Jesús, se puede
concluir que, en opinión de Mateo, la pareja residió siempre en Belén».
12. Is (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+7%3A14&version=DHH)
13. Mt 1:19-21 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+1%3A19-21&version
=DHH)
14. Mt 2:13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+2%3A13&version=DHH
:
14. Mt 2:13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+2%3A13&version=DHH
)
15. Mt 2:19-23 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+2%3A19-23&version
=DHH)
16. Mt 2:23 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+2%3A23&version=DHH
)
17. Lc 1:26-38 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+1%3A26-38&version
=DHH).
18. Mt 1:2-16 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+1%3A2-16&version=
DHH), Lc 3:23-28 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%3A23-28&
version=DHH).
19. Mt 3:1-12 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A1-12&version=
DHH), Mc 1:4-8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A4-8&versi
on=DHH), Lc 3:1-18 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%3A1-18
&version=DHH), Jn 1:19-32 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%
3A19-32&version=DHH)
20. Mt 3:13-15 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A13-15&version
=DHH), Mc 1:9 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A9&version
=DHH), Lc 3:21 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%3A21&versio
n=DHH). El Evangelio de Juan no menciona que Jesús fuera bautizado
personalmente por Juan el Bautista, pero sí menciona un encuentro con Jesús (Jn
1:29-34 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%3A29-34&version=D
HH)).
21. Mt 3:16-17 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A16-17&version
=DHH), Mc 1:10-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A10-11
&version=DHH), Lc 3:21-22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%
3A21-22&version=DHH). En el Evangelio de Juan se menciona esta teofanía (Jn
1:32-33 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%3A32-33&version=D
HH)), aunque no en ocasión del bautismo de Jesús.
22. Mt 4:2-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+4%3A2-11&version=D
HH), Mc 1:12-13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A12-13&v
ersion=DHH), Lc 4:1-13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3A1-
13&version=DHH).
23. Mt 4:12-17 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+4%3A12-17&version
=DHH), Mc 1:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A14&versi
on=DHH), Lc 4:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3A14&ver
sion=DHH).
24. Mt 4:17 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+4%3A17&version=DHH
), Mc 1:15 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A15&version=D
HH), Lc 4:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3A14&version=
DHH). Según Jn 1:35-51 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%3A
35-51&version=DHH) Jesús reclutó a sus primeros seguidores (aunque eran galileos)
en Judea, antes de partir hacia Galilea para iniciar su ministerio.
25. Mt 11:20-21 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+11%3A20-21&versi
:
25. Mt 11:20-21 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+11%3A20-21&versi
on=DHH), Lc 10:13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+10%3A13&v
ersion=DHH)
26. Mt 13:53-58 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+13%3A53-58&versi
on=DHH), Mc 6:1-6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+6%3A1-6&
version=DHH), Lc 4:16-30 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3
A16-30&version=DHH). Según el relato de Lucas, los habitantes de Nazaret
intentaron matar a Jesús.
27. Mt 20:29 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+20%3A29&version=D
HH), Mc 10:46 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+10%3A46&versi
on=DHH), Lc 18:35 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+18%3A35&v
ersion=DHH).
28. Jn 11:38-44 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+11%3A38-44&versi
on=DHH)
29. Mt 10:2-4 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+10%3A2-4&version=
DHH), Mc 13:16-19 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+13%3A16-1
9&version=DHH), Lc 6:13-16 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+6
%3A13-16&version=DHH). En los tres sinópticos, los apóstoles son agrupados por
parejas, aunque no siempre coinciden en su distribución.
30. Mt 4:18-22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+4%3A18-22&version
=DHH), Mc 1:16-20 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A16-2
0&version=DHH). En el Evangelio de Juan, Simón y Andrés son discípulos de Juan el
Bautista que se unieron a Jesús en Judea.
31. Mt 9:9 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+9%3A9&version=DHH),
Mc 2:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+2%3A14&version=DH
H), Lc 5:27-28 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+5%3A27-28&vers
ion=DHH),
32. Véase, por ejemplo, Jn 6:67 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+6%
3A67&version=DHH), Jn 6:70 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+6
%3A70&version=DHH), Jn 6:71 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+
6%3A71&version=DHH). En diferentes pasajes cita a los siguientes: Simón Pedro,
Andrés, los hijos de Zebedeo (es decir Santiago y Juan), Felipe, Natanael, Dídimo
Tomás, Judas Iscariote y otro Judas. Natanael es generalmente identificado con el
Bartolomé que mencionan los sinópticos.
33. Mt 9:32-34 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+9%3A32-34&version
=DHH), Mt 12:22-30 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+12%3A22-
30&version=DHH), Mc 3:22-27 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+
3%3A22-27&version=DHH), Lc 11:14-15 (https://www.biblegateway.com/passage/?se
arch=Lc+11%3A14-15&version=DHH), Lc 11:17-23 (https://www.biblegateway.com/pa
ssage/?search=Lc+11%3A17-23&version=DHH))
34. Lc 10:17-20 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+10%3A17-20&versi
on=DHH)
35. Mc 9:38-40 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+9%3A38-40&versio
n=DHH)
:
36. Mt 17:1-8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+17%3A1-8&version=
DHH), Mc 9:2-8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+9%3A2-8&versi
on=DHH), Lc 9:28-36 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+9%3A28-
36&version=DHH).
37. Mt 21:1-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+21%3A1-11&version
=DHH), Mc 11:1-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+11%3A1-11
&version=DHH), Lc 19:28-40 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+19
%3A28-40&version=DHH), Jn 12:12-19 (https://www.biblegateway.com/passage/?sea
rch=Jn+12%3A12-19&version=DHH).
38. Mt 21:12-22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+21%3A12-22&versi
on=DHH), Mc 11:15-19 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+11%3A
15-19&version=DHH), Lc 19:45-48 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+19%3A45-48&version=DHH). Marcos intercala entre la entrada de Jerusalén y la
expulsión de los mercaderes el episodio de la maldición de la higuera (Mc 11:12-14 (h
ttps://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+11%3A12-14&version=DHH), y
Lucas una profecía sobre Jerusalén (Lc 19:41-44 (https://www.biblegateway.com/pass
age/?search=Lc+19%3A41-44&version=DHH)
39. Jn 2:13-22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+2%3A13-22&version
=DHH). En este pasaje, Jesús utiliza un azote para expulsar a los vendedores, al que
no se hace referencia en los sinópticos.
40. Mt 24:1-3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+24%3A1-3&version=
DHH), Mc 13:1-4 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+13%3A1-4&v
ersion=DHH), Lc 21:5-7 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+21%3A
5-7&version=DHH).
41. Mt 26:6-13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A6-13&version
=DHH), Mc 14:5-9 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A5-9&
version=DHH), Jn 12:1-8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+12%3
A1-8&version=DHH). En el relato de Juan, la mujer que unge a Jesús es María de
Betania, hermana de Lázaro; en los otros dos no se menciona su nombre.
42. Mt 26:26-29 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A26-29&versi
on=DHH), Mc 14:22-25 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
22-25&version=DHH), Lc 22:19-20 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+22%3A19-20&version=DHH). Para los cristianos, este gesto de Jesús representa
la institución del sacramento de la Eucaristía.
43. Mt 26:36-46 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A36-46&versi
on=DHH), Mc 14:32-42 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
32-42&version=DHH), Lc 22:40-46 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+22%3A40-46&version=DHH).
44. Mt 26:14-16 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A14-16&versi
on=DHH), Mc 11:10-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+11%3A
10-11&version=DHH), Lc 22:3-6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc
+22%3A3-6&version=DHH).
45. Mt 26:47-56 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A47-56&versi
on=DHH), Mc 14:43-52 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
:
on=DHH), Mc 14:43-52 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
43-52&version=DHH), Lc 22:47-53 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+22%3A47-53&version=DHH), Jn 18:2-12 (https://www.biblegateway.com/passage/
?search=Jn+18%3A2-12&version=DHH). El relato de Juan ofrece variantes
significativas: no se cita Getsemaní como el lugar de la detención, sino un huerto «al
otro lado del torrente Cedrón»; en la detención de Jesús toma parte una cohorte
romana; y Jesús no es denunciado por Judas, sino que se entrega él mismo a los que
iban a detenerlo.
46. Mt 26:57-68 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A57-68&versi
on=DHH), Mc 14:53-65 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
53-65&version=DHH), Lc 22:63-71 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+22%3A63-71&version=DHH).
47. Jn 18:19-29 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+18%3A19-29&versi
on=DHH)
48. Mt 26:69-75 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A69-75&versi
on=DHH), Mc 14:66-72 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A
66-72&version=DHH), Lc 22:55-62 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+22%3A55-62&version=DHH), Jn 18:15-27 (https://www.biblegateway.com/passag
e/?search=Jn+18%3A15-27&version=DHH).
49. Mt 27:11-26 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A11-26&versi
on=DHH), Mc 15:1-15 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+15%3A1
-15&version=DHH). El Evangelio de Lucas añade que Pilato envió a Jesús ante
Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, que se encontraba de visita en Jerusalén.
Según este relato, Jesús no quiso contestar a las preguntas de Antipas, quien lo
envió de nuevo a Pilato (Lc 23:1-25 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+23%3A1-25&version=DHH)). En el Evangelio de Juan, por otro lado, se añaden
dos diálogos entre Jesús y Pilato que no aparecen en el resto de los relatos de la
Pasión (Jn 18:28-19:16 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+18%3A2
8-19%3A16&version=DHH)).
50. Mt 27:26-31 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A26-31&versi
on=DHH), Mc 15:15-20 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+15%3A
15-20&version=DHH)
51. Mt 27:32-44 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A32-44&versi
on=DHH), Mc 15:21-32 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+15%3A
21-32&version=DHH), Lc 23:26-43 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+23%3A26-43&version=DHH), Jn 19:16-24 (https://www.biblegateway.com/passag
e/?search=Jn+19%3A16-24&version=DHH). Juan no menciona a Simón de Cirene.
Afirma que Jesús fue crucificado entre otras dos personas, pero no dice que fuesen
ladrones.
52. Mt 27:45-50 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A45-50&versi
on=DHH), Mc 15:33-41 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+15%3A
33-41&version=DHH)
53. Lc 23:39-46 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+23%3A39-46&versi
on=DHH). Jn 19:25-30 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+19%3A2
5-30&version=DHH)
:
5-30&version=DHH)
54. Mt 27:57-61 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A57-61&versi
on=DHH), Mc 15:42-47 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+15%3A
42-47&version=DHH), Lc 23:50-56 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=
Lc+23%3A50-56&version=DHH), Mc 19:38-42 (https://www.biblegateway.com/passag
e/?search=Mc+19%3A38-42&version=DHH)
55. Mt 27:62-66 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+27%3A62-66&versi
on=DHH).
56. Mt 28 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+28&version=DHH), Mc 16
(https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+16&version=DHH), Lc 24 (https
://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+24&version=DHH), Jn 20-21 (https://w
ww.biblegateway.com/passage/?search=Jn+20-21&version=DHH)
57. Is 7:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+7%3A14&version=DHH),
Miq 5:2 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Miq+5%3A2&version=DHH)
58. Is 9:1 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+9%3A1&version=DHH)
59. Is 9:6-7 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+9%3A6-7&version=DHH
), Is 11:1-9 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+11%3A1-9&version=
DHH)), Is 16:5 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+16%3A5&version
=DHH)
60. Is 40:3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+40%3A3&version=DHH).
Esta profecía es citada explícitamente en los cuatro evangelios del Nuevo
Testamento (Mt 3:3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A3&ver
sion=DHH), Mc 1:2-3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A2-3
&version=DHH), Lc 3:4-6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%3A
4-6&version=DHH), Jn 1:23 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%
3A23&version=DHH)).
61. Is 42:1-7 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+42%3A1-7&version=D
HH), Is 49:1-7 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+49%3A1-7&versio
n=DHH), Is 50:4-9 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+50%3A4-9&v
ersion=DHH), Is 52:42-53:12 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Is+52
%3A42-53%3A12&version=DHH).
62. Por ejemplo, Zc 12:10 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Zc+12%3A1
0&version=DHH).
63. Rivas, Luis H. (2010). Diccionario para el estudio de la Biblia. Buenos Aires: Editorial
Amico. pp. 20-21; 96-98; 170-171. ISBN 978-987-25195-1-3. Las modificaciones se
ajustaron a razones diversas, destacando el propósito del escrito, sus destinatarios,
el momento en que se escribió el mensaje, como así también el género literario
usado. Entre otros ejemplos se cuentan las diferencias existentes en la figura y el
mensaje de Jesús de Nazaret en los cuatro evangelios canónicos, e incluso en los
tres evangelios sinópticos cuyas divergencias indicarían que se escribieron con cierto
grado de independencia uno del otro. El concordismo o armonización bíblica fue uno
de los recursos que primero se utilizaron para superar el problema, e implicaba
ciertos forzamientos de los textos bíblicos que no estaban totalmente de acuerdo
entre sí, para que pareciera que expresaban lo mismo. Un ejemplo de ello fue el
:
entre sí, para que pareciera que expresaban lo mismo. Un ejemplo de ello fue el
Diatésaron de Taciano en el siglo II. Esos recursos, que llegaron a ser muy populares,
fueron dejados totalmente de lado en la actualidad.
64. Antonio PIÑERO: Fuentes del cristianismo, pág. 325.
65. Kugelman, Richard (1972). «Primera carta a los corintios» (https://books.google.com.
ar/books?id=rAmFtuxs4YIC&pg=PA51). En Brown, Raymond E.; Fitzmyer, Joseph A.;
Murphy, Roland E., eds. Comentario Bíblico «San Jerónimo» IV. Madrid: Ediciones
Cristiandad. p. 51. «[…] Última Cena […] Se trata del testimonio más antiguo que
existe […] escrito unos ocho años antes que el Evangelio de Marcos, el relato que
hace Pablo […] es muy parecido al de Lc 22, 19-20 ».
66. J. M. Robinson, y otros: El «Documento Q» en griego y en español con paralelos del
Evangelio de Marcos y del Evangelio de Tomás. Salamanca: Sígueme, 2002. ISBN
84-301-1464-5
67. Guijarro, pág. 26.
68. Guijarro, págs. 61-63
69. Piñero, Antonio: Guía para entender el Nuevo Testamento, págs. 392-393.
70. Theissen y Merz, El Jesús histórico, págs. 55-56.
71. Antonio PIÑERO: Guía para entender el Nuevo Testamento, pág. 166.
72. Muy debatido es también el valor que debe asignarse al llamado Evangelio secreto
de Marcos, sobre cuya autenticidad existen serias dudas.
73. Theissen y Merz, El Jesús histórico, pág. 76.
74. Véase una relación comentada de todos los textos, junto con otros judíos, igualmente
no cristianos, en el artículo de Alicia M. Canto (UAM) "Textos históricos sobre Jesús
de Nazareth", Celtiberia.net, 8 de diciembre de 2005 (consultado el 10 de diciembre
de 2012) (https://web.archive.org/web/20120505044926/http://celtiberia.net/articulo.as
p?id=1684), reproducido también en Terrae Antiqvae, 5 de enero de 2006 (http://terra
eantiqvaefotos.zoomblog.com/archivo/2006/01/05/textos-historicos-sobre-Jesus-de-N
azar.html). Versión más reciente (2017) en Academia.edu (https://www.academia.edu/
19815556/Textos_historicos_sobre_Jesus_de_Nazareth_2005_).
75. «Tacitus» (http://books.google.es/books?hl=es&id=vohWAAAAMAAJ&q=Tacitus#sear
ch_anchor), artículo en The New Encyclopaedia Britannica. En la edición de 1995 de
la misma obra se concluye:
Estos textos, aunque no tienen valor documental, podrían bastar «para refutar la idea
infundamentada de que Jesús podría no haber existido».
81. Maier, Paul L. (en inglés). «History, archaeology and Jesus. Hard evidence from the
ancient world dramatically supports the New Testament record on Jesus.» (http://www.
mtio.com/articles/aissar29.htm) Archivado (https://web.archive.org/web/20080509085
728/http://www.mtio.com/articles/aissar29.htm) el 9 de mayo de 2008 en Wayback
:
728/http://www.mtio.com/articles/aissar29.htm) el 9 de mayo de 2008 en Wayback
Machine.
82. Pérez Cortés, Sergio (2004). Palabras de filósofos: oralidad, escritura y memoria en la
filosofía antigua (http://books.google.com.ar/books?id=HSpnrO-178AC&pg=PA16&lpg
=PA16&dq=%22Un+cierto+n%C3%BAmero+de+fil%C3%B3sofos+antiguos+no+consi
der%C3%B3+necesario+dejar+nada+por+escrito%22&source=bl&ots=y5d6oQyXpt&s
ig=lDa6sSSDHojLPSa7TjZ40OlDKJc&hl=es&sa=X&ei=QrqQU5atG4XLsATAyYKwAg
&ved=0CCMQ6AEwAA#v=onepage&q=%22Un%20cierto%20n%C3%BAmero%20de
%20fil%C3%B3sofos%20antiguos%20no%20consider%C3%B3%20necesario%20dej
ar%20nada%20por%20escrito%22&f=false) (1ª edición). México: Siglo XXI Editores.
p. 16. ISBN 968-23-2482-3. «Un cierto número de filósofos antiguos no consideró
necesario dejar nada por escrito. Este es el caso, entre muchos otros, de Pitágoras,
Sócrates, Menedemo, Pirrón, Arcesilao, Carnéades, Amonio Saccas, Musonio Rufo,
Epícteto, Estilpón, y Filipo. »
83. PIÑERO, Antonio: Guía para entender el Nuevo Testamento, págs. 169-172.
84. Antonio PIÑERO: Guía para entender el Nuevo Testamento, pág. 172.
85. Sanders, pág. 42.
86. VERMES, Geza: Jesús el judío, pág. 52.
87. Theissen y Merz, El Jesús histórico, pág. 153.
88. Sanders, págs. 63-64.
89. En Antigüedades judías, 13, 171-173.297s; 18, 11-25, y en Guerra 2, 118-166.
90. Sanders, pág. 67.
91. Meier: Un judío marginal. Una nueva visión del Jesús histórico, tomo I, pág. 219.
92. Jesús PELÁEZ: «Jesús y el Reino de Dios: Las comunidades primitivas en el
judeocristianismo», en Antonio PIÑERO (ed.): Orígenes del cristianismo.
Antecedentes y primeros pasos, pág. 235.
93. Mc 1:24 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A24&version=DH
H), Mc 10:47 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+10%3A47&versio
n=DHH), Mc 14:67 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A67&v
ersion=DHH), Mc 16:6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+16%3A6
&version=DHH), Lc 4:34 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3A3
4&version=DHH), Lc 24:19 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+24%
3A19&version=DHH).
94. Mt 2:23 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+2%3A23&version=DHH
), Mt 26:71 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+26%3A71&version=
DHH), Lc 18:37 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+18%3A37&versi
on=DHH), Jn 18:5-7 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+18%3A5-7
&version=DHH)
95. Hch 2:22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hch+2%3A22&version=D
HH), Hch 3:6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hch+3%3A6&version
=DHH), Hch 4:10 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hch+4%3A10&ve
rsion=DHH), Hch 22:8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hch+22%3A
8&version=DHH).
:
8&version=DHH).
96. Num 6 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Num+6&version=DHH)
97. Real Academia Española. «nazareno» (https://dle.rae.es/nazareno). Diccionario de la
lengua española (23.ª edición).
98. Según Gerd Theissen y Annette Merz, El Jesús histórico, pág. 192: «En suma, Jesús
procede de Nazaret. La transposición del lugar de nacimiento a Belén es fruto de la
fantasía y la especulación religiosa: como ―según las Escrituras― el mesías debía
nacer en Belén, Mt 2 y Lc 2 desplazan allí el nacimiento de Jesús». Geza Vermes, en
su obra El nacimiento de Jesús (págs. 242-243) afirma que «el lugar donde nació
resulta controvertido: Belén según la tradición, pero más probablemente Nazaret».
Para Antonio Piñero (Guía para entender el Nuevo Testamento, pág. 174), «lo más
probable es que Jesús fuera oriundo de Nazaret y que luego se plasmara la historia
de que nació en Belén para dar plena justificación a sus pretensiones mesiánicas, de
acuerdo con las Escrituras».
99. En el Evangelio de Marcos es llamado «Jesús el nazareno» (Mc 1:24 (https://www.bib
legateway.com/passage/?search=Mc+1%3A24&version=DHH); Mc 10:47 (https://ww
w.biblegateway.com/passage/?search=Mc+10%3A47&version=DHH); Mc 14:67 (https
://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+14%3A67&version=DHH); Mc 16:6 (h
ttps://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+16%3A6&version=DHH)). En el
Evangelio de Juan se indica además que su origen galileo podía ser perjudicial para
ser identificado como el Mesías (Jn 1:45 (https://www.biblegateway.com/passage/?se
arch=Jn+1%3A45&version=DHH); Jn 7:52 (https://www.biblegateway.com/passage/?s
earch=Jn+7%3A52&version=DHH)).
100. Piñero, Antonio: Guía para entender el Nuevo Testamento, pág. 173.
101. Brown, Raymond E. (2002). 101 Preguntas y respuestas sobre la Biblia (https://archiv
e.org/details/questionsanswers00brow) (3ª edición). Salamanca: Ediciones Sígueme.
p. 88 (https://archive.org/details/questionsanswers00brow/page/n87). ISBN 84-301-1304-
5. «Siempre recalco que, aparte de discrepar sobre ciertos puntos, los dos
evangelistas (Mateo y Lucas) también coinciden en lo que podría denominarse los
puntos más importantes. [...] ambos coinciden en que el nacimiento tuvo lugar en la
ciudad de Belén. Ambos coinciden en que finalmente la familia se establece en
Nazaret. Estas coincidencias son muy importantes y no creo que pueda discutirse la
historicidad de dichos detalles. » Raymond Brown asume la misma postura en su
obra El nacimiento del Mesías.
102. Brown, Raymond E (1982). El nacimiento del Mesías (http://books.google.com.ar/boo
ks?hl=es&lr=&id=W0bEwh4tKQYC&oi=fnd&pg=PA4&dq=Nazareth+autor:Raymond+a
utor:Brown&ots=Ww928tCPpQ&sig=hyLcxu8gscVbQr01gJtcK_Fz9ok#v=onepage&q=
Nazareth%20autor%3ARaymond%20autor%3ABrown&f=false). Madrid: Ediciones
Cristiandad. p. 209. ISBN 84-7057-302-0. «Aunque las investigaciones arqueológicas han
demostrado que fue ocupada continuamente desde el siglo VII a. C., Nazaret nunca es
mencionada en ningún escrito judío precristiano. [...] De las doce veces que lo
encontramos en el NT, diez aparece como Nazaret [...] y dos como Nazarā (Mateo
4:13; Lucas 4:16). »
103. Meier, John P. (1998). Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Tomo I:
Las raíces del problema y la persona. Estella (Navarra): Verbo Divino. pp. 279 y 310.
:
Las raíces del problema y la persona. Estella (Navarra): Verbo Divino. pp. 279 y 310.
104. Testa, E (1968). «L'apporto delle iscripzioni nazaretane». Rev. Bibl. 16: 167-185.
105. Brown, Raymond E (1982). El nacimiento del Mesías. Madrid: Ediciones Cristiandad.
pp. 179-180. ISBN 84-7057-302-0. «Los adversarios se burlaban de que Jesús fuera de
Nazaret de Galilea, un lugar oscuro que en nada favorecía su origen davídico y
divino. [...] En Juan 1:45-46, cuando se describe a Jesús como aquel de quien
escribió Moisés en la ley y en los profetas, Natanael replica: "¿De Nazaret puede salir
algo bueno?" En 7:52, los fariseos replican a los partidarios de Jesús: "Estudia (las
escrituras) y verás que de Galilea no puede salir un profeta. »
106. Köstenberger, Andreas J.; Kellum, Leonard Scott; Quarles, Charles Leland (2009).
The Cradle, the Cross, and the Crown: An Introduction to the New Testament (http://b
ooks.google.com.ar/books?id=g-MG9sFLAz0C&printsec=frontcover&hl=es#v=onepag
e&q&f=false). Nashville, Tennessee: B&H Publishing Group. ISBN 978-0-8054-4365-3.
Consultado el 28 de enero de 2014. Andreas J. Köstenberger y colaboradores
señalan que la fecha de la muerte de Herodes I el Grande establecería la datación
más tardía posible (terminus ad quem) para el nacimiento de Jesús de Nazaret
(página 136); luego de argumentar sobre la imposibilidad de que la muerte de
Herodes haya ocurrido más tardíamente (página 138), sostienen que Jesús podría
haber nacido en cualquier momento entre finales del año 7 y principios del año 4 a. C.
107. Theissen, Gerd; Merz, Annette (1999). El Jesús histórico. Salamanca: Ediciones
Sígueme. ISBN 978-84-301-1349-1. Theissen y Merz escribieron: «No hay referencias
seguras del año exacto. Es cierto que Mateo y Lucas coinciden en afirmar que Jesús
nació en vida de Herodes el Grande, es decir, a tenor de los datos de Josefo (Ant 17,
167.213; Bell 2, 10), antes de la primavera del año 4 a. C. Este terminus ad quem se
considera probable pero no deja de ser discutido» (página 179); «no es posible
precisar el año del nacimiento de Jesús; hay una cierta probabilidad en favor de los
últimos años de reinado de Herodes el Grande» (página 182).
108. Piñero, Antonio (2011). Guía para entender el Nuevo Testamento (4ª edición). Madrid:
Editorial Trotta. pp. 87, 164 y 174. ISBN 978-84-8164-832-4. Antonio Piñero sugiere que el
nacimiento de Jesús tuvo lugar «en torno al 6-4 a. C.» (página 87), y señala además:
«No hay por qué negar el dato de Mateo y Lucas de que Jesús naciera en época de
Herodes el Grande, poco antes de la muerte de este, ocurrida el año 4 a. C.» (página
174). «La inmensa mayoría de los investigadores cree que Lucas se refiere «de
oídas» al censo de Quirinio del 6 d. C, por tanto unos diez años después del
nacimiento de Jesús» (página 164).
109. Meier, John P. (1998). Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico (http://biblio
tecacatolicadigital.org/ORARHOY/JESUS/meier,_john_p_-_un_judio_marginal_01.pdf
). Volumen 1: Las raíces del problema y la persona. Estella (Navarra): Editorial Verbo
Divino. p. 243. ISBN 84-8169-203-4. Consultado el 28 de enero de 2014. Meier ubica el
nacimiento de Jesús de Nazaret «hacia el final de ese reinado (en referencia al de
Herodes el Grande), o sea, por los años 7-4 a. C.»
110. Dunn, James D.G. (2003). Jesus Remembered (http://books.google.com.ar/books?id=
G4qpnvoautgC&pg=PA325&dq=%22Jesus+Remembered%22+%22birth+6-4+BCE%
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=%22Jesus%20Remembered%22%20%22birth%206-4%20BCE%22&f=false). Grand
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111. Kasper, Walter (1985). Jesus the Christ (http://books.google.com.ar/books?id=J-6Ya8
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112. Pesch, Rudolf (2004). «Jesus Christ» (http://books.google.com.ar/books?id=WtnR-6_
PlJAC&printsec=frontcover&hl=en#v=onepage&q&f=false). En Rahner, Karl, ed.
Encyclopedia of Theology: a Concise Sacramentum Mundi. Nueva York-Mumbai:
Continuum-St Pauls. p. 732. ISBN 978-0-86012-006-3. Consultado el 28 de enero de
2014. «No hay evidencia de que Quirino haya sido gobernador en vida de Herodes.
[...] El año de nacimiento de Jesús es incierto. [...] En general se acepta que Jesús
nació antes del 4 a. C. (muerte de Herodes). No pueden extraerse detalles más
precisos de las narraciones de la infancia de Mateo y Lucas. »
113. Escuela bíblica de Jerusalén (2009). Biblia de Jerusalén (edición española) (4ª
edición). Bilbao: Desclée de Brouwer. ISBN 978-84-330-2322-3. La Escuela bíblica y
arqueológica francesa de Jerusalén ubica el nacimiento de Jesús «hacia el año 5 o 4
antes de la era cristiana» (página 1420), «quizá 8-6 a. C.» (página 1494), y en
cualquier caso «antes de la muerte de Herodes el Grande (4 a. C.)». En referencia al
censo citado por el evangelista Lucas, señala: «Este primer censo bajo Cirino resulta
enigmático. Puesto que el historiador judío Flavio Josefo data el único que nos es
conocido del año 6 d. C.».
114. Finegan, Jack (1998). Handbook of Biblical Chronology: Principles of Time Reckoning
in the Ancient World and Problems of Chronology in the Bible (https://archive.org/detai
ls/handbookbiblical00fine). edición revisada. Peabody, Massachusetts: Hendrickson
Publishers. p. 319 (https://archive.org/details/handbookbiblical00fine/page/n350).
ISBN 978-1-56563-143-4. Finegan apoya la datación del nacimiento hacia el 3 o el 2 a. C.
y basa sus argumentos en datos que señala la Tradición cristiana primitiva sobre el
nacimiento, en particular Ireneo de Lyon (siglo II), Clemente de Alejandría (alrededor
del 200 d. C.), y Tertuliano (principios del siglo III). Tanto Ireneo como Tertuliano
ubicaron el nacimiento de Jesús en el «año 41 de Augusto». Si se supone que el
mandato de Augusto comenzó cuando fue elevado al consulado el 19 de agosto de
43 a. C., el año que señalan sería 2 a. C. Tertuliano confirmó convenientemente esta
conclusión mediante la adición de que el nacimiento de Cristo fue 28 años después
de la muerte de Cleopatra y quince años antes de la muerte de Augusto. Finegan
escribe:
116. Brown, Raymond E (1982). El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la
infancia (http://books.google.com.ar/books?id=W0bEwh4tKQYC&printsec=frontcover
&dq=%22El+nacimiento+del+Mes%C3%ADas.+Comentario+a+los+relatos+de+la+inf
ancia%22+Quirino&hl=es-419&sa=X&ei=zHbnUpqeIobLsQSn14GIBQ&ved=0CDEQ6
AEwAA#v=onepage&q=%22El%20nacimiento%20del%20Mes%C3%ADas.%20Come
ntario%20a%20los%20relatos%20de%20la%20infancia%22%20Quirino&f=false).
Madrid: Ediciones Cristiandad. pp. 413-414. ISBN 84-7057-302-0. Consultado el 28 de
enero de 2014.
117. Entre los estudiosos se acepta generalmente que los relatos de la infancia son
añadidos tardíos con un contenido principalmente teológico. Véase, por ejemplo,
Geza Vermes (El nacimiento de Jesús, pág. 237, para quien «los relatos de la
infancia [...] son adiciones posteriores a la narración evangélica principal». Meier (Un
judío marginal, tomo I, págs. 226 y 249) opina que los relatos de la infancia son
«productos de la reflexión cristiana primitiva sobre el significado salvífico de
Jesucristo a la luz de las profecías del Antiguo Testamento» y señala que no tienen
absolutamente ninguna validez histórica para autores como Herbert Braun, Günther
Bornkamm y E. P. Sanders. Este último, de hecho, considera estos relatos como «los
casos más claros de invención» en los evangelios (E. P. Sanders: La figura histórica
de Jesús, pág. 108). Escribe Antonio Piñero (Guía para entender el Nuevo
Testamento, pág. 160) que «los estudiosos piensan que estas escenas de Mateo y
Lucas [...] son una reelaboración de otras narraciones del Antiguo Testamento».
118. Véase, por ejemplo, Lc 4:22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%
3A22&version=DHH), Jn 1:45 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1
%3A45&version=DHH), Jn 6:42 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+
6%3A42&version=DHH). Las epístolas de Pablo de Tarso no mencionan tampoco la
:
6%3A42&version=DHH). Las epístolas de Pablo de Tarso no mencionan tampoco la
concepción milagrosa, lo que hace suponer que se trata de un añadido tardío a la
historia de Jesús.
119. La veneración de la Theotokos según la Biblia ( Archimandrita Cleopa Ilía ) (http://cat
ecismoortodoxo.blogspot.mx/2016/02/la-veneracion-de-la-theotokos-segun-la.html)
120. Bauckham, Richard: Jude and the Relatives of Jesus in the Early Church (http://books
.google.es/books?id=nYcUCufJ6L0C&pg=PA13&lpg=PA13&dq=oberlinner+jesus&sou
rce=bl&ots=tJ51Uf1opD&sig=SlPi0xjoOB4Z3RowPY-ydGuvvgc&hl=es&ei=EL-dTtz6H
M7LtAbx8dj2CA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&sqi=2&ved=0CBwQ6A
EwAA#v=onepage&q=oberlinner%20jesus&f=false), Londres, 1990. ISBN 0-567-
08297-0; p. 19. Acerca de la identidad de Richard Bauckham, véase la entrada a él
relativa en Theopedia.
121. Geza Vermes, Jesús el judío, págs. 227-229.
122. Sobre la inserción del pensamiento de Jesús en el marco del judaísmo del siglo I,
véase sobre todo E. P. Sanders: Jesús y el judaísmo. Madrid: Trotta, 2004. ISBN 978-
84-8164-685-6.
123. Lc 4:16-19 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+4%3A16-19&version
=DHH). Algunos autores, sin embargo, han puesto en duda la historicidad de este
dato. Meier trata ampliamente la cuestión en Un judío marginal, tomo I, págs. 279-290
(ver bibliografía).
124. Véase, por ejemplo, Marcos 6:3 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Ma
rcos+6%3A3&version=DHH), Mateo 13:55 (https://www.biblegateway.com/passage/?s
earch=Mateo+13%3A55&version=DHH). Geza Vermes (Jesús el judío, pág. 26) lo
pone, sin embargo, en duda, indicando que en estos pasajes «carpintero» puede
aparecer como sinónimo de sabio o erudito, como ocurre en algunos textos
talmúdicos, bastante posteriores a la muerte de Jesús. Sin embargo, este sentido
propuesto por Vermes no parece corresponderse con el contexto.
125. Véase Jn 2:13 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+2%3A13&version
=DHH), Jn 6:4 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+6%3A4&version=
DHH) y Jn 11:55 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+11%3A55&ver
sion=DHH).
126. Puig, pág. 197.
127. Véase Mc 6:44 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+6%3A44&versio
n=DHH), Mt 14:21 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+14%3A21&v
ersion=DHH), Lc 9:14 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+9%3A14&
version=DHH) y Jn 6:10 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+6%3A1
0&version=DHH).
128. Mt 3:2 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A2&version=DHH)
129. Mc 1:7-8 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mc+1%3A7-8&version=D
HH), Mt 3:11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+3%3A11&version=
DHH), Lc 3:16 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lc+3%3A16&version
=DHH), Jn 1:26-27 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+1%3A26-27
&version=DHH)
130. Mt 11:11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+11%3A11&version=DH
:
130. Mt 11:11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mt+11%3A11&version=DH
H)
131. Jn 3:22-36 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jn+3%3A22-36&version
=DHH)
132. Renan, Ernest (2005). «Capítulo 13: Primeras tentativas sobre Jerusalén». Vida de
Jesús (Agustín G. Tirado, trad.) (11ª edición). Madrid: Edaf. p. 218. ISBN 84-7166-377-5.
133. Sobre este tema, véase Vermes, Jesús el judío, págs. 171-202.
134. Una de las obras más destacadas sobre esta cuestión es E. P. Sanders: Jesús y el
judaísmo. Madrid: Trotta, 2004. ISBN 978-84-8164-685-6.
135. Este concepto de «ética interina» o provisional es desarrollado por ejemplo en
Gonzalo PUENTE OJEA: El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe al Jesús de la
historia (ver bibliografía.
136. Theissen y Merz, El Jesús histórico, pág. 348.
137. Rudolf Bultmann, Historia de la tradición sinóptica, Salamanca: Sígueme, 2000;
pág. 306.
138. Morton Smith: Jesus the Magician. Charlatan or son of God, 1978.
139. Pagola, José Antonio (2013). Jesús. Aproximación histórica. Sarandí, provincia de
Buenos Aires: PPC Argentina. p. 409. ISBN 978-987-1931-32-3. A favor de esta
interpretación se encuentran autores como Simon Légasse, Raymond Edward Brown,
Joseph A. Fitzmyer, François Bovon y Joachim Gnilka, entre otros.
140. Kasper, Walter (1978). Jesús, el Cristo (2ª edición). Salamanca: Ediciones Sígueme.
p. 81. ISBN 84-301-0434-8. «El título de la cruz, trasmitido por los cuatro evangelistas,
apenas si puede ponerse en duda en su valor histórico. » Así, Kasper cita a un
conjunto de autores y trabajos: M. Dibelius, Das historische Problem der
Leidensgeschichte, en Botschalt und Geschichte 1. Tübingen 1953, 256, 282 s; N. A.
Dahl, Der gekreuzigte Messias, en H. Ristow - K. Matthiae (ed.), Der historische
Jesus, 159 s; F. Hahn, Hoheitstitel, 178; W. Trilling, Fragen zur Geschichtlichkeit Jesu,
134; H. Kessler, Die tbeologiscbe Bedeutung des Todes Jesu. Eine
traditionsgeschichtliche Untersuchung, Düsseldod 1970, 231.
141. Brown, Raymond E. (2006). La muerte del Mesías. Desde Getsemaní hasta el
sepulcro. Pamplona (Navarra): Verbo Divino. pp. 1150-1151. ISBN 84-8169-485-1. «No
resulta verosímil que el "rey de los judíos" sea una pura invención, puesto que nunca
aparece como una confesión cristiana. [...] Las objeciones contra la historicidad (de la
pasión de Jesús de Nazaret) han estado basadas a menudo en la dudosa afirmación
de que los cristianos no tuvieron acceso a lo que se dijo en los procesos judío y
romano; pero aquí se trata de una inscripción a la vista de todos. No encuentro razón
para negar su historicidad como expresión del cargo por el que los romanos
ejecutaron a Jesús. »
142. Theissen y Merz: El Jesús histórico, pág. 184.
143. Theissen y Merz: El Jesús histórico, pág. 185.
144. Burton Mack: The lost gospel: the Book of Q and christian origins
145. Doherty, en concreto, atribuye la invención de la figura de Jesús al autor del
Evangelio de Marcos. Según él:
:
Evangelio de Marcos. Según él:
What did Mark do? He crafted a ministry which moved from Galilee to
Jerusalem, now the site of Jesus' death. He virtually re-invented the
Apostles out of early, now-legendary figures in the Christ movement; they
served mostly instructional purposes. He brought into the Jesus orbit all the
figures and concepts floating about in the Christian air, like Son of God,
Messiah, Son of David, the apocalyptic Son of Man.
Doherty
Most important of all, he had to craft the story of Jesus' passion. [...] We owe the most
enduring tale Western culture has produced to the literary genius of Mark» (The Jesus
puzzle. Was there no historical Jesus? Parte tres: «The evolution of Jesus of
Nazareth» (https://web.archive.org/web/20070119152345/http://pages.ca.inter.net/%7
Eoblio/partthre.htm)).
Bibliografía
Bibliografía utilizada
El Jesús histórico
El Jesús histórico
Jesús.Teología.Upsa.es (https://web.archive.org/web/20060531093828/http://www.jes
us.teologia.upsa.es/) («El Jesús histórico», por Santiago Guijarro Oporto, de la
Universidad Pontificia de Salamanca).
Mercaba.org (http://www.mercaba.org/FICHAS/Relat/jes%C3%BAs_historico_a_la_lu
z_de_la_e.htm) («El Jesús histórico a la luz de la exégesis reciente», por Rafael
Aguirre).
Ccparagon.pangea.org (http://ccparagon.pangea.org/quehacemos/jesushistorico.htm)
(«Aproximación al Jesús histórico», posibilidades de historicidad).
Upcomillas.es (http://www.upcomillas.es/personal/jmmoreno/cursos/Jesus/Jesusjud%
EDo.htm) («El Jesús judío», por Juan Manuel Martín-Moreno).
EarlyChristianWritings.com (http://www.earlychristianwritings.com/theories.html)
(«Historical Jesus theories», hipótesis sobre el Jesús histórico; en inglés).
bsw.org (http://www.bsw.org/?l=71801&a=Comm11.htm) («The present state of the
“Third quest” for the historical Jesus: loss and gain», por John P. Meier; en inglés).
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