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Hay tres premisas que fundamentan la Gestalt como una terapia con sus aplicaciones en el campo de la Psicología

Clínica.
1ª. El darse cuenta: sólo cuando el individuo se da cuenta de lo que hace y de cómo lo hace podrá cambiar su
conducta.
2ª. La homeostasis: proceso mediante el cual el organismo interactúa con el ambiente para mantener el equilibrio.
3ª. El contacto: es imprescindible para el crecimiento y el desarrollo del ser humano.

1. Darse cuenta
El darse cuenta es la capacidad que tiene cada ser humano para percibir lo que está sucediendo, aquí y ahora, dentro de
sí mismo y del mundo que le rodea. Dentro de esta experiencia en el aquí y el ahora, se pueden distinguir tres tipos de
darse cuenta, que se denominan como "áreas del darse cuenta" (o "zonas de contacto").

a) El darse cuenta del mundo (zona externa)


Se relaciona con el contacto sensorial (los sentidos). Nos permite ponernos en contacto con los objetos y
acontecimientos del mundo que nos rodea, de todo aquello que está fuera y de lo que ocurre más allá de nuestra piel.
Fórmulas: "Yo veo, toco, oigo, huelo,..."; "yo percibo, aquí y ahora,...";...

b) El darse cuenta de sí mismo (zona interna)


Comprende todas aquellas sensaciones, emociones y sentimientos que ocurren dentro de nosotros. Nos permite
ponernos en contacto con nosotros mismos. Fórmulas: "Yo siento, me siento..."; "yo siento, aquí y ahora,...";... Para
ponerse en contacto con uno mismo es conveniente hacerse las siguientes preguntas: ¿qué estoy sintiendo?, ¿dónde lo
estoy sintiendo?, ¿cómo lo estoy sintiendo?.

c) El darse cuenta de la fantasía (zona intermedia)


Incluye toda la actividad mental (pensar, imaginar, recordar, planificar, adivinar, anticipar...). Nos permite ponernos en
contacto con nuestras fantasías. Fórmulas: "Yo pienso, imagino, recuerdo, deseo,..."; "yo pienso, aquí y ahora,...";...

2. Homeostasis
Ningún organismo es autosuficiente, sino que en todo momento forma parte de un campo que lo incluye tanto a él
como a su ambiente. Este equilibrio homeostático (o proceso de autorregulación organísmica) es sinónimo de salud,
puesto que si el organismo permanece en estado de desequilibrio con su entorno durante mucho tiempo enferma, al no
poder satisfacer sus necesidades.

3. Contacto
Cada persona tiene su espacio vital dentro del cual, y dependiendo del momento, puede recibir o abrirse a determinadas
personas, pero nadie puede invadir su espacio. Si esto ocurre, nos sentimos amenazados en nuestra integridad e
individualidad. Cuando hacemos demasiado hincapié en sostener rígidamente ese espacio vital, corremos el riesgo de
reducir el contacto con los demás. Esta reducción del contacto conduce al hombre a la soledad que, sin embargo, elige
como opción más segura y menos generadora de angustia. La mayoría de las veces esta reducción del contacto se
realiza por temor o miedo y, aunque el deseo de contactar con los demás sea grande, ese temor que sentimos cuando
alguien se acerca nos impide retirar nuestros límites y abrirnos. Cuando sucede lo contrario, es decir, cuando nuestro
yo está en continuo contacto con el mundo, mostrando una extraversión compulsiva, se pierde esa intimidad creativa y
de concentración, diluyéndose los límites del yo, haciéndose a veces difícil distinguir entre el ambiente y el yo.

El trabajo guestáltico
El objetivo de un encuentro guestáltico es descubrir e incrementar el darse cuenta; no está diseñado para lograr una
catarsis, aunque si la expresión es honesta no se interfiere con ella. El terapeuta se centra en el "qué" y "cómo".
Qué y cómo proceden de la observación exacta, por qué conduce a la especulación.

Pasos por los que atraviesa un experimento o trabajo guestáltico:

1º) Preparación del campo de trabajo.


a) Tener la voluntad de explorar la perspectiva de la otra persona. b) No interrumpir a la persona, sino permitirle que
desarrolle los sentimientos e ideas que espontáneamente surjan en él, en ese momento, con el propósito de entender
más plenamente que está sucediendo con el paciente.

2º) Negociación o consenso entre el terapeuta y el paciente.


a) Hacer saber al paciente que la terapia guestáltica implica experimentación. b) Que el paciente acceda a llevar
a cabo la experimentación. c) Hacer notar al paciente que no está solo en este proceso, sino que el terapeuta lo
acompaña en su aventura.

3º) Generación de autoapoyo tanto para el paciente como para el terapeuta.

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El terapeuta debe establecer las condiciones tanto en su cuerpo como en el ambiente, que den un apoyo óptimo para él
y para el paciente (cuidar su posición, su respiración, así como los distractores potenciales; de tal manera que todo lo
que de él emane esté bien fundamentado y plenamente basado en su organismo total).

4º) Exploración del nivel del darse cuenta.


Sólo cuando el terapeuta puede atender a la conducta no verbal del paciente y, casi en forma simultánea, a sus propias
sensaciones, será capaz de tener una figura clara de lo que está sucediendo con él y con el paciente.

5º) Graduación y selección del experimento.


a) Focalización (da el proceso y la dirección de la sesión terapéutica) y Tema (da el contenido de la misma). Un tema
traerá a colación otro y otro, de entre los que el terapeuta escogerá el que considere más importante. b) Graduar el nivel
de dificultad del experimento, para alcanzar el nivel óptimo de ejecución para el paciente en ese momento.

6º) Localizar y movilizar la energía congelada en el paciente.


Encontrar dónde está activada la energía del paciente o dónde está estancada (por lo general, una persona va a tener la
necesidad de sacar a flote áreas de su vida en las que ha invertido grandes cantidades de energía o donde, por el
contrario, siente una carencia de esta).

7º) Focalización.
Para poder desarrollar un experimento o trabajo terapéutico se necesita encontrar un suceso que necesite seguimiento o
ser trabajado. La focalización será la que defina el proceso a llevar a cabo y la dirección que este tendrá durante la
sesión terapéutica.

8º) Actuación.
Actuar la situación inconclusa que está emergiendo en la conciencia generalmente conlleva un alto grado de ansiedad,
que tiene la posibilidad de expresarse libremente dentro de la actuación, lo que favorece que la energía antes bloqueada
pueda al fin expresarse.

9º) Relajación.
a) En posición cómoda, respirar profunda y lentamente hasta lograr un estado de serenidad interior.
b) Enfocar la atención en cada una de las partes del cuerpo.

10º) Asimilación de lo sucedido.


a) Preguntarle al paciente cuál fue su experiencia. Y b) Facilitar que integre esa vivencia en su vida diaria.

Trabajo con las polaridades


Todo evento se relaciona con un punto cero a partir del cual se realiza una diferenciación de opuestos. Estos opuestos
manifiestan, en su concepto específico, una gran afinidad entre sí. Al permanecer atentos al centro, podemos adquirir
una capacidad creativa para ver ambas partes de un suceso y completar una mitad incompleta. Al evitar una visión
unilateral logramos una comprensión mucho más profunda de la estructura y función del organismo. En
términos de polaridades, los sentimientos negativos suelen coincidir con el opuesto que no logra emerger como
figura y desequilibra la percepción de su otra polaridad (la aceptada y aceptable). Las emociones negativas son
ciertamente esenciales para la dicotomía de la personalidad. No sólo tenemos el deber de exponerlas, sino también el
de transformarlas en energías cooperadoras. Durante este proceso encontramos una fase transitoria:
el disgusto, vía la codicia, se transforma en discriminación; la ansiedad, vía la excitación, en un interés específico
como la hostilidad, excitación sexual, entusiasmo, iniciativa, etc.; el miedo, vía la sospecha, se transforma en
experimentación, esto es, en una ampliación de las órbitas de la propia vida; y la vergüenza, vía el exhibicionismo,
en autoexpresión.
La filosofía básica de la terapia gestalt es la diferenciación e integración de la naturaleza. La diferenciación
conduce por sí misma a polaridades. Como dualidades, estas polaridades se pelearán fácilmente y se paralizarán
mutuamente. Al integrar rasgos opuestos, completamos nuevamente a la persona. Por ejemplo: debilidad y
bravuconería se integran como una silenciosa firmeza. Tal persona tendrá la posibilidad de ver la situación total (una
gestalt) sin perder los detalles. De este modo, obtiene una mejor perspectiva que le permite enfrentar la situación
mediante la movilización de sus propios recursos.

Trabajo con los sueños


(1º) pedirle primeramente al soñante que relate el sueño en primera persona y en presente; es decir, que lo relate
como si estuviera pasando en este mismo momento. Mediante este sencillo mecanismo, la persona se compenetra más
íntimamente con su sueño que si habla simplemente de él.
(2º) A continuación, se trata de localizar el sueño en el espacio, distribuyendo las distintas partes de que se compone
como si se estuviera representando en un escenario. Así, el sueño se convierte en una experiencia nueva y viva que
hace que la persona adquiera un mayor compromiso con lo que está sucediendo en su sueño. Se trata de que la
persona se dé cuenta de aquellas partes suyas que están proyectadas, ya sea en personas, en objetos o conceptos.
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La alienación se produce cuando la persona niega la existencia en ella de partes que le pertenecen. "Ese no soy yo"
decimos cuando algunos aspectos de nosotros no nos gustan. Esto empobrece al individuo y sus intercambios con el
mundo se hacen más reducidos y deformes. Pero los sueños no son simples proyecciones, sino que también podrá verse
a través de él el tipo de contacto que está estableciendo el paciente con los demás, la activación de sus angustias,
temores y todas las características que puede asumir el contacto en cada persona y en cada momento.

¿Qué es la terapia Gestalt? Carmela Ruiz de la Rosa  


 INTRODUCCIÓN
 La Palabra Gestalt se traduce como “forma” o “configuración”. La gestalt se refiere a los fenómenos de
percepción, estudiados por investigadores alemanes que demostraron el carácter global de la percepción, como
una totalidad que integra figura y fondo.
 La figura es aquello que se percibe como sobresaliente en el campo perceptual, y que tiene una forma definida;
mientras que el fondo es algo indefinido, cuya función es servir de base envolvente a la figura. (Por ejemplo
una charla de un bar y logotipo I.P.G.).
 Esta relación figura-fondo es dinámica. Si la figura capta la atención del observador, la gestalt será definida,
y el fondo tendrá escasa presencia. Por ejemplo, cuando quiero echar una carta, y busco un buzón en la calle. El
buzón es una figura emergente del fondo indiferenciado del paisaje urbano. Luego, cuando el objeto pierda
interés para el observador, se confundirá de nuevo con el fondo, del cual podrá emerger otra figura distinta, y
así crearse una nueva gestalt, una nueva entidad perceptiva. Esta noción de organización de lo perceptivo se
extendió posteriormente a lo mental. Se descubrió que los pensamientos, sentimientos y recuerdos se organizan
también en gestalts, con una figura dominante sobre el fondo. Esta organización dependerá de las motivaciones
o necesidades de la persona.
 Así, por ejemplo, cuando me enfado, mi ira es la figura relevante que destaca del fondo constituido por
mis sentimientos, pensamientos,.. Igualmente el color de la cara, las mandíbulas apretadas, los puños
cerrados...son la figura que ocupa totalmente el campo de percepción corporal. Cuando se me pasa el
enfado, cuando ha encontrado su forma de expresión o de reconocimiento, entonces emerge de mi campo
de conciencia otra gestalt, que podría ser un sentimiento de cariño por la persona con quien antes me
enfadé o una mayor serenidad y comprensión de la situación. Pero si mi enfado, por la razón que sea no
pudo expresarse, o ni tan siquiera reconocerse, se quedará enquistado, como un resentimiento pendiente,
tanto en lo físico como en lo emocional. A menudo experimentamos reacciones ante personas o situaciones
cuyo origen desconocemos y probablemente tengan que ver con situaciones pendientes o sentimientos no
expresados. Cuando ocurre que una experiencia no se completa, queda una gestalt inconclusa, y la persona no
puede estar disponible para otra experiencia, o sólo tendrá una disponibilidad parcial hasta que complete dicha
experiencia. En tanto que la gestalt no esté concluida, la persona tenderá a repetirla en un intento de
resolución.
 Por ejemplo, en todos los trabajos realizados termino siempre peleándome con el jefe. Es probable que esté
repitiendo un esquema antiguo de comportamiento infantil. Otra manera de explicar las pautas repetitivas
de comportamiento es que en su momento las aprendimos para sobrevivir y adaptarnos a una situación. Y
aunque en el presente no sean adecuadas seguimos repitiéndolas por lo que la necesidad seguirá insatisfecha.
Por ejemplo, “el refrán del pobre: reventar antes que sobre”.

PRINCIPIOS DE LA PSICOTERAPIA GESTALT


La psicoterapia Gestalt es una corriente dentro de la psicología humanista y se caracteriza porque considera
que la persona cuenta con los recursos necesarios y suficientes para vivir feliz. Y desde esta perspectiva, el
terapeuta no es sino el que acompaña a la persona en el proceso de descubrimiento personal. No da consejos
ni consignas, sino herramientas para explorar nuestra vida y encontrar las propias soluciones. Se valora el aquí
y ahora, es decir, la actualidad, el presente, lo que a la persona le está ocurriendo en este momento de su vida ,
para darnos cuenta de cómo está repercutiendo en el momento actual. Por ejemplo, un duelo no resuelto
por una muerte o una separación amorosa, observamos cómo está influyendo y cómo continúa vivo en el
presente aunque pertenezca al pasado. A veces una película nos trae a la memoria asuntos del pasado. De igual
modo el miedo al futuro nos puede incapacitar y es conveniente darse cuenta de qué tiene que ver con los
miedos u otras emociones del presente. Por ejemplo, los hijos que nunca terminan la carrera o que no
encuentran trabajo por miedo a enfrentarse a las responsabilidades de la vida adulta. En la terapia Gestalt se
valora, también, el darse cuenta, es decir, la capacidad que tiene cada ser humano para percatarse de lo que
está sucediendo dentro de sí mismo y en el mundo que lo rodea. El ponerse en contacto con uno mismo y darse
cuenta de lo que realmente uno siente y desea, es el primer paso para conseguir lo que queremos.

La gestalt invita a tomar conciencia de lo que nos está sucediendo en cada momento, sin pretender
cambiarlo , detenerlo o evitar algo que hay en mí y que no me gusta.
 Cuando nos ponemos en contacto auténtico con lo que sentimos, el proceso de cambio se produce por sí
solo. El frustrarse con exigencias de ser distinto de lo que se es, sólo nos lleva a sensaciones de malestar. Por
ejemplo, a veces estamos enfadadas con el marido por algo que hizo que nos molestó. Si me exijo estar amable
sin sentirlo mi resentimiento va a ir creciendo y cada vez me sentiré más alejada. Si por el contrario me doy
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cuenta de lo que me está pasando y lo expreso es posible que el resentimiento desaparezca y el cariño vuelva
sin forzarlo.
 Una manera de asumir la responsabilidad es dejar de culpar sistemáticamente a los demás por lo que nos
impiden hacer y asumir que, más a menudo de lo que creemos, “Si quiero, puedo”.

  EL CICLO DE LAS NECESIDADES


 Para satisfacer sus necesidades la persona sigue un ciclo llamado de autorregulación, que se recorre en siete
etapas:
 1.   Sensación: La persona experimenta un déficit del organismo, por ejemplo, sequedad de boca.
 2.   Toma de conciencia: La persona pone nombre a la necesidad. En el caso del ejemplo, tengo sed.
 3.   Energetización: La persona se prepara para la acción, p. e., decidir qué es lo que quiero y dónde voy a
conseguirlo.
 4.   Acción: Dirigirse al objeto que satisface la necesidad.
 5.   Contacto: Es el encuentro, la unión, es decir, beber el vaso de agua.
 6.   Consumación: Supone conducir el proceso hasta su plena realización. No quedarse a medias.
7. Retirada: La plena satisfacción de la necesidad emergente lleva a un periodo de repliegue hacia uno mismo
hasta que surge otra nueva necesidad.

 Sólo se está disponible para las necesidades emergentes cuando se completaron las anteriores. Por
ejemplo, si me voy a la cama con sed hasta que no bebo no puedo dormir.
 Este ciclo se repite, no sólo en lo fisiológico sino también en lo psicológico, una y otra vez de manera
espontánea y podemos interrumpirlo inconscientemente por muchos factores. Por ejemplo, a menudo nos
encontramos con normas sociales o familiares que interfieren en la satisfacción de nuestras necesidades.
¡Cuántas veces hemos ido de visita, o a un cumpleaños, incluso a un velatorio, sin que nos apetezca y hemos
dejado de hacer lo que realmente queríamos!. Nuestra necesidad se ve, a menudo, interferida por mensajes
familiares. Por ejemplo, si nuestra madre nos dijo que una mujer debe ser siempre sumisa, complaciente y
servicial con su marido, aunque estemos cansadas o en desacuerdo o enfadadas, seguiremos actuando tal como
ella nos dijo, aunque sea perjudicial para nosotras.

 LAS POLARIDADES
Pensar que no somos capaces de realizar determinadas tareas o actividades, porque nos sentimos inútiles
o inadecuados por nuestra cultura o nuestra edad, o cualquier otra característica personal interfiere en la
satisfacción de nuestros deseos y necesidades. Nos identificamos con una forma de ser concreta y rechazamos
todo lo que no cuadre con esa imagen. Por ejemplo, si me considero una persona torpe no me meto a aprender
nuevas cosas aunque me apetezca. Si me considero una persona “fuerte” no puedo apoyarme en otras personas y
compartir mis penas. En Gestalt entendemos que la persona es un todo indivisible y que en la medida en que
somos capaces de asumir esos aspectos negados, nuestro funcionamiento será más sano. Todos somos al
mismo tiempo listos y torpes, fuertes y débiles, buenos y malos, cariñosos y agresivos y la salud consiste
en poder emplear una u otra característica en función de la situación ante la que se está. Por ejemplo, si
alguien me está amenazando responder cariñosamente no es lo más adecuado a la situación.
Todas las emociones son valiosas para el ser humano porque nos dan información acerca de lo que nos está
ocurriendo a nosotros y a nuestro alrededor, de ahí que sea tan importante recuperar las emociones que
consideramos negativas: alegría, tristeza, agresividad, deseo sexual,...
Estos aspectos rechazados nos cuesta sacarlos porque nos disgustan, o nos dan vergüenza o miedo o ansiedad.
La terapia invita a vivir plenamente cada aspecto de lo que llamamos una polaridad: ser flexible-ser firme, ser
alegre-ser triste, interesarse por lo de dentro del hogar y por lo de fuera.
La polaridad no aceptada se sepulta o bloquea por temor a lo que podría desencadenar, como ocurre por
ejemplo en el temor bastante generalizado a hacerse cargo de la propia agresividad y a manifestarla.
Una de las polaridades básicas a descubrir es la llamada: perro de arriba y perro de abajo. El perro de arriba
representa las normas dadas por padres, maestros, y personas importantes de nuestra vida, mientras que el
perro de abajo se rebela ante dichas exigencias. Por ejemplo, las exigencias sobre las tareas de la casa y las
constantes excusas para no hacerlo que ponen los hijos. Este mecanismo aprendido en la relación con las
figuras de autoridad se produce constantemente en nuestro interior. (Ejemplo: debería llamar a la cuñada-no
quiero porque es una pesada).

 SALUD Y PATOLOGÍA
La salud tiene que ver con la capacidad de contactar, con lo interno y con lo externo para así conocer la
realidad. La salud también es aceptación e integración de lo que somos, de nuestros sentimientos,
pensamientos y conductas, aunque a veces nos resulten contradictorios. Y, por último, la salud supone la
posibilidad de ampliar nuestros recursos en lugar de repetir siempre lo mismo que aprendimos y que en su
momento nos sirvió, pero que ahora es excesivamente rígido. La enfermedad , por contra, aparece cuando no
hay un bueno contacto ya sea con el mundo interno o externo, cuando negamos características o aspectos

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personales que nos pertenecen y cuando nuestro comportamiento es excesivamente rígido o repetitivo frente al
comportamiento saludable que tiene mayor flexibilidad y creatividad.

 LOS RECURSOS TÉCNICOS


Utilizamos también herramientas artísticas, como el dibujo, la poesía, o el baile y para nosotros la atención
al cuerpo supone una referencia básica para comprender que le está pasando a la persona. En el trabajo
terapéutico, ya sea individual o en grupos de crecimiento personal, no atendemos sólo a lo verbal, a las palabras
que se dicen, sino también a lo corporal, a todo lo que se expresa mediante gestos, actitudes, movimientos, etc.
que completan el sentido de lo que las personas comunican.

PARA QUÉ SIRVE LA TERAPIA GESTALT


No es preciso sentirse enfermo para solicitar ayuda psicológica; simplemente hay periodos de crisis en la vida
en los que la persona hace balance de lo vivido y se replantea nuevos valores o formas de vida. Puede ocurrir
que este sea un proceso gradual de maduración o que se deba a un suceso más externo o repentino como puede
ser la muerte de un ser querido, un divorcio o la pérdida de un trabajo. En estos momentos, la ayuda que te
prestan las personas cercanas puede no ser suficient0e y no por la falta de interés o de cariño, sino porque la
propia cercanía impide una visión más objetiva o imparcial de las situaciones. Las personas acuden a terapia
por malestar o insatisfacción en sus vidas. A menudo refieren que tienen ansiedad sin saber porqué o que no
duermen, que lloran por cualquier cosa, que no tienen ilusión por nada como ocurre en las depresiones. Muchas
personas asisten a terapia coincidiendo con una crisis con su pareja o en su familia. Los jóvenes se presentan
por problemas en los estudios o en las relaciones con los demás, porque no saben qué hacer con sus vidas, falta
de alicientes, etc. A la terapia gestalt acuden no solamente personas en crisis sino también personas que desean
mejorar su calidad de vida que, a través del trabajo en grupos de crecimiento personal incrementan la
satisfacción que experimentan en su vida cotidiana. En este tipo de trabajo se exploran las relaciones
interpersonales, descubriendo qué limites nos impiden disfrutar del contacto con los demás o con
nosotros mismos, abriéndonos a experiencias e intereses hasta ahora desconocidos.
En definitiva, la terapia gestalt persigue la felicidad de los seres humanos, pretende aceptar a la persona
sin excusas, sin juicios, sin valoraciones, respetando el ritmo y el proceso de cada uno. No se trata de
empujar a la persona sino de acompañarla.
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Gestalt y clínica
La psicología de la gestalt se transforma en Psicoterapia cuando F. Perls introduce el concepto de motivación.

Hay tres premisas que fundamentan la Gestalt como una terapia con sus aplicaciones en el campo de la Psicología
Clínica.
1) La primera premisa es el darse cuenta, que tiene que ver con el "qué" y el "cómo" de la conducta y no con el
"porqué". Sólo cuando el individuo se da cuenta de lo que hace y de cómo lo hace podrá cambiar su conducta. Esto
introduce un cambio sustancial en el modo de concebir al paciente, el cual pasa de echar la culpa de lo que le sucede
a algo o alguien externo a hacerse responsable de sus conductas y de sus consecuencias.
2) La segunda es la homeostasis, que Perls identificó con autorregulación organísmica y lo definió como el proceso
mediante el cual el organismo interactúa con el ambiente para mantener el equilibrio.
3) La tercera es el contacto, que ya va implícito en la anterior premisa de homeostasis. El contacto es imprescindible
para el crecimiento y el desarrollo del ser humano.

Salud y enfermedad
La salud y la enfermedad vendrán determinadas, pues, por una alteración en cualquiera de estas tres
expresiones del ser humano. A partir de esa concepción, la persona que asiste a terapia ya no es un enfermo
irrecuperable y la enfermedad no es una fijación en una etapa infantil –como lo era para el Psicoanálisis– o una
mera conducta observable –como lo era para las terapias conductuales–, sino un desajuste en el intercambio con el
ambiente.
Los objetivos de la Terapia Gestalt son:
- Pasar del apoyo externo al autoapoyo.
- Aprender a darse cuenta de lo que hace y cómo lo hace (auto-responsabilidad).
- Lograr la mayor integración posible, ya que esto facilita el crecimiento y desarrollo del individuo.
- Fomentar en el paciente una actitud activa y responsable que le permita aprender a observar sus conductas y a
experimentar otras nuevas.

Un terapeuta gestáltico:
No interpreta, no condiciona ni descondiciona: acompaña. Atiende a la conducta, no a los mentalismos. Atiende al
darse cuenta y no a preguntas especulativas; al aquí y ahora en lugar del allá y entonces.
Tiene un estilo directo y activo en el trabajo terapéutico y una preocupación por crear una relación horizontal.
Paciente y terapeuta son dos personas embarcadas en una tarea en la que el foco de atención es el paciente; no se
fomenta la dualidad de que el sano es el terapeuta y el enfermo el paciente.
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El uso del terapeuta como herramienta de cambio, el que apoya lo genuino y confronta lo neurótico del paciente. Sus
devoluciones oscilan entre el apoyo y la frustración. Por último, un terapeuta gestáltico no le dice al paciente lo que
ha descubierto acerca de él, sino que le enseña a aprender acerca de sí mismo. En lo que se refiere al proceso
terapéutico, éste no es un producto terminado sino que ha generado una persona que ha aprendido a desarrollar el
"darse cuenta" que necesita para solucionar sus propios problemas. El criterio de éxito no es la aceptación social,
sino el incremento de la capacidad de darse cuenta del paciente, que se ve reflejado en un aumento y
recuperación de su vitalidad y en una conducta más integrada de acuerdo a sus necesidades esenciales y a sus
posibilidades.
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Terapia Gestalt: Salud, Enfermedad y ... ¿Santidad? Por Albert Rams

El punto de vista del enfoque gestáltico se caracteriza en mi opinión por incidir en tres aspectos fundamentales :
la capacidad de “ser sustantivamente” en lugar de “ser adjetivamente”; un ritmo de contacto-retirada pleno,
fluido y adecuado a la necesidad dominante del individuo; y el tránsito del heteroapoyo al autoapoyo, del apoyo
ambiental al autosoporte.
Fritz Perls, entiende la neurosis –y por extensión la enfermedad psicosomática– como una estrategia de evitación
del dolor psíquico que lo transforma, paradójicamente, en sufrimiento crónico. Y el dolor más grande fue
seguramente el dolor de no ser, la temprana experiencia de separación de Aquello que fue nuestro origen y será nuestro
destino.

1) Es decir, que la salud pasa en primer lugar por la consciencia de ser, más allá de cómo uno sea a cada
momento. La enfermedad empieza cuando uno decide “...Esto no lo pensaré, esto no lo sentiré y esto no lo haré…
porque produce dolor, desagrado o disforia… y esto, o así, no soy yo...”. Y “…Esto sí lo pensaré, esto sí lo sentiré, o
esto sí lo haré… porque produce placer, agrado o euforia… y esto, o así, soy yo”. Aunque también puede ser justo al
revés. De tal suerte que se produce, en todo caso, una escisión fundamental entre el ser en sí y el ser de una u
otra manera específica (poco importa cuál), con toda la carga y el esfuerzo al que uno se condena para mantener
la barrera que garantiza la escisión.

Así pues, el estado saludable requiere de la no identificación del ser o del no-ser con ningún aspecto de uno
mismo en particular. Fritz utiliza un hermoso concepto para explicar esto, el de “nothingness”, palabra compuesta
por “nothing”, nada o ninguna cosa, y el sufijo “ness”, que lo sustantiva. Su traducción literal sería “nadidad”,
“cualidad de la nada”, o “capacidad de ser nada”.

El camino hacia la salud pasará entonces por volver a poseer las partes desposeídas o alienadas de la
personalidad, sobre todo aquéllas que uno colocó en el cajón de “esto no soy yo”. Ese proceso conduce a una
autoactualización, lo cual faculta , tal como señala Fritz, para vivir cada nueva situación del presente como nueva
que es, yendo más allá de los automatismos y condicionamientos con los que uno vivió hasta ese momento, y que
hacen reaccionar frente a una nueva situación con un patrón viejo y crónico, como si fuera “aquella otra”.

2) El segundo criterio de salud para Perls es la adquisición de un ritmo de contacto-retirada con el entorno pleno,
fluido y adecuado a la necesidad dominante del individuo. Pleno, puesto que el neurótico se caracteriza por no hacer
ni un verdadero contacto ni una verdadera retirada. Fluido y adecuado porque la interacción individuo/entorno es
siempre cambiante, y no valen programas prefijados ni actitudes rígidas . El precio de querer ahorrarse la atención
constante, de querer economizar pilas de la linterna del estar presente en el aquí y ahora de lo que uno experimenta –de
ser consciente de lo uno vive, piensa o hace; y de responsabilizarse de todo ello–, suele ser la interrupción del
contacto, el ausentarse; la consiguiente victoria del automatismo egoico sobre el verdadero estar, y su consecuente
carga de malestar o enfermedad.

3) El tercer criterio, ligado íntimamente con lo que acabo de comentar, es el tránsito del heteroapoyo al autoapoyo,
del apoyo ambiental al autosoporte. Dirigirse hacia la salud es pues, desde este tercer aspecto, el proceso por el cual el
individuo aprende a caminar sobre sus propios pies, solicitando del entorno lo verdaderamente necesario en una
perspectiva de interdependencia, pero no lo innecesario y manipulativo. Así que podemos entender el carácter –la
estructura fija, repetitiva y crónica con la que nos identificamos cuando éramos niños– como el conjunto
organizado de los medios de manipulación aprendidos para obtener apoyo actualmente innecesario. Y el
autosoporte o maduración, como compuesto de “...disminución del apoyo ambiental, aumento de la tolerancia a
la frustración, y desmoronamiento de roles infantiles y adultos…”.

Me parece que los tres criterios citados se reúnen, en realidad, entorno a algo que los engloba y que podríamos
entender como una disolución del ego, o personalidad adquirida. Claro, si constato que sigo viviendo sin aquello que
se suponía que era imprescindible y que, en parte, constituía mi identidad (el apoyo ambiental realmente innecesario,
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conseguido fundamentalmente a base de manipulaciones); si sobrevivo a aquello tan terrible (que me digan que no, que
no haya aquello... y en general a la disforia); si experimento que yo soy algo más que mis máscaras… entonces no
tengo más remedio que concluir que yo soy algo más o algo menos, en todo caso algo diferente, de lo que creía ser.
Transitar estos momentos con consciencia nos permite cambiar el punto de vista subjetivo, preñado de automatismos
distorsionadores de nuestra realidad interna y externa, por un punto de vista más próximo a lo que Friedlander definía
como el punto cero o punto de “indiferencia creativa”, en el que, a través de la atención al vacío interpolar,
muchas más opciones de una determinada situación o de una determinada respuesta son posibles y aceptables
como propias.

Recordando por último que “sano” y “santo” comparten el mismo campo semántico –y que ambos vienen a significar
“íntegro”– ¿no será ésta de Perls una hermosa manera de entender la santidad…?.

Apuntes sobre Terapia Gestalt Carmen Vázquez Bandín 

La Terapia Gestalt estudia las relaciones que se dan en la frontera entre el organismo y su entorno, esta relación es el
contacto. La relación es sociocultural, animal y física.
Si estudiamos solo el organismo y sus aspectos, estaremos haciendo psicología, fisiología, anatomía, etc. o
cualquier otra disciplina que se refiera solo al organismo. Si estudiamos solamente al entorno, estaremos haciendo
sociología, antropología, historia, etnología, etc. o cualquier otra disciplina si se refiere a los seres humanos en su
conjunto, o zoología, botánica, meteorología, etc. si se refiere a cualquier otro aspecto del entorno en sí mismo.
El proceso de hacer y retirarse del contacto en la frontera-contacto es la experiencia. Y "todo contacto es el
ajuste creativo entre el organismo y el entorno". La creatividad y el ajuste, son dos polos. Si solamente hubiera
creatividad no tendríamos en cuenta el entorno. Solamente con el ajuste estaríamos excluyendo al organismo. Por lo
tanto, se necesitan el uno al otro. La espontaneidad es la capacidad de captar, de entusiasmarse y de crecer con lo que
es interesante y nutritivo en el entorno. Solo la novedad es nutritiva. Pero sin asimilación no se sobrevive. El resultado
de sobrevivir, su consecuencia, es el crecimiento.
"El contacto es la realidad más simple e inmediata". Es la consciencia inmediata y el comportamiento motor
hacia la novedad asimilable y también el rechazo de la novedad no asimilable. Ya que solamente la novedad es
nutritiva. Y cuando estamos hablando de consciencia inmediata y respuesta motora, estamos incluyendo "el deseo y el
rechazo, el acercarse y el evitar, la sensación, el sentimiento, la manipulación, la comunicación, … y todo tipo de
relación viva que tiene lugar en la frontera, en la interacción del organismo con el entorno".
El proceso de un ajuste creativo a un nuevo material o a nuevas circunstancias incluye siempre una fase de
agresión y de destrucción, ya que es mediante el acercamiento, la apropiación de y la alteración de las estructuras
antiguas como lo desigual se convierte en igual.
Un organismo vive fundamentalmente en su entorno manteniendo su diferencia y asimilando el entorno para
nutrir su diferencia y es en la frontera donde realiza sus intercambios.
"El contacto, la actividad que tiene como resultado la asimilación y el crecimiento, consiste en la formación de
una figura de interés que se destaca contra un fondo o contexto del campo organismo/entorno".
La terapia consiste, por lo tanto, en analizar la estructura de la experiencia real, en el aquí y ahora de la
situación presente, "sea cuál sea el grado de contacto que se tenga"; no tanto lo que se está experimentando,
recordando, haciendo, diciendo, etc. sino cómo es recordado lo que se recuerda, ó cómo se ha dicho lo que se ha dicho,
con qué expresión facial, con qué tono de voz, qué sintaxis, qué postura, qué sentimiento, qué omisiones, qué atención
o falta de atención se tiene hacia la otra persona. Esto acrecienta el contacto, amplía la consciencia inmediata o
awareness de la vivencia de la relación organismo/entorno en el aquí y ahora de la situación real y energetiza el
comportamiento, dando lugar a una gestalt fuerte, que es, por sí misma, curativa ya que es "la integración creativa del
problema".

Ninguna realidad es indiferente o neutra.

El Self
Hablamos de ajuste creativo como la función esencial del self, o mejor dicho, "el self es el sistema de ajustes
creativos". Ya que el self solo se descubre y se realiza a sí mismo en el entorno. "Y vamos a considerar al self como la
función de contactar el presente real efímero", teniendo en cuenta que el self es el contacto.
"Al complejo sistema de contactos necesarios en el campo, lo llamamos ‘self’. […] Se sitúa en la frontera del
organismo y del entorno; […] y pertenece a ambos, al entorno y al organismo. […] no es una institución fija, sino que
existe en donde y cuando existe una interacción en la frontera". El self como proceso de hacer y retirarse del contacto
es siempre temporal, dinámico y cambiante.
La inhibición del self, en la neurosis, es la incapacidad de concebir una situación como cambiante o, al revés,
la neurosis es la fijación sobre un pasado incambiable e inmutable. "Ya que la función del self es algo más que aceptar
las posibilidades, es también identificarlas y rechazarlas, llegar creativamente a una nueva figura, es distinguir entre
las ‘respuestas obsoletas’ y el comportamiento único y nuevo, que requiere cada situación".
Como ya hemos dicho antes, la terapia supone concentrarse en la estructura de la figura/fondo
proporcionándole al self múltiples oportunidades de integrarse progresivamente. Ya que "la finalidad del tratamiento
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no es resolver la mayoría de los complejos [del paciente] sino llegar a un punto tal en la técnica de la consciencia
inmediata de sí mismo que el paciente pueda continuar sin ayuda". La curación solamente puede venir de uno mismo
(mediante la flexibilidad de la regulación organísmica), en el entorno.
En Terapia Gestalt no atacamos las "defensas" o "resistencias", "en lugar de tratar de eliminarlas, se acepta su
lado positivo, son tenidas en cuenta" y se las apoya, abordándolas en la sesión terapéutica, de persona a persona.
Tampoco le pedimos al paciente que no se censure, sino que se concentre en la manera en cómo se censura, se
retira, se encierra en el silencio, qué músculos, imágenes o bloqueos emplea para esto. "De esta manera, construimos
un puente para que empiece a sentir que se reprime de manera activa y pueda, entonces, empezar a relajar por sí
mismo su represión".
Apoyar las resistencias o interrupciones, sacar el conflicto de la represión y aumentar la consciencia inmediata
produce ansiedad. La ansiedad es la excitación frenada en la frontera-contacto. Pero el sufrimiento y el conflicto no
son ni innecesarios, ni carentes de sentido: son el índice de la destrucción (des-estructuración) que se produce en toda
formación figura/fondo, para que una nueva figura pueda emerger. Tratar de proteger al paciente de esto supone "que
el terapeuta, desde lo alto de su superioridad, juzga tal o cual material humano como no merecedor de recuperar una
existencia plena". Si el terapeuta deja su actitud de superioridad, el paciente se convierte, entonces, en un aprendiz de
terapia y por lo tanto en un elemento activo de su proceso.
Y puesto que es un elemento activo de su propio proceso y puesto que es él quien ha acudido a terapia y ha
continuado en terapia, debe ser él quien decida cuándo dejarla.

Si ampliamos la idea de apoyar las "resistencias" o "defensas", necesariamente debemos hacer un esbozo de tres
conceptos fundamentales, a los que ya hemos aludido: el proceso de hacer y retirarse del contacto y sus fases, el self y
sus funciones, y las interrupciones del proceso de hacer y retirarse del contacto.
El proceso de hacer y retirarse del contacto es, en general, una secuencia continua de figuras y fondos. Todo
el proceso es una excitación creciente consciente y proviene de los dos polos del campo: el organismo y el entorno.
El proceso de hacer y retirarse del contacto es una totalidad única, pero se puede distinguir, por comodidad, la
siguiente secuencia de figuras y fondos:
Precontacto: el cuerpo es el fondo; el apetito, las sensaciones o el estímulo ambiental es la figura. Es lo dado o "ello"
de la situación. Es de lo que se es consciente.
Toma de contacto: la excitación del apetito se convierte en fondo, y algún "objeto" o conjunto de posibilidades es la
figura. El cuerpo disminuye.
Hay elección y rechazo de las posibilidades, agresión para acercarse y superar los obstáculos; orientación y
manipulación deliberadas. Estas son las identificaciones (aceptaciones) y alienaciones (rechazos) del "yo".
Contacto final (ó Contacto pleno): sobre un fondo que comprende el entorno y el cuerpo indiferentes, un objetivo vivo
se destaca como figura y se contacta con él. Se relaja cualquier actitud deliberada.
Postcontacto: hay una interacción flotante entre el organismo y el entorno que no es una relación figura/fondo; el self
disminuye. Se da la asimilación y por lo tanto el crecimiento, modificando la "personalidad".

De las fases o etapas del proceso de hacer y retirarse del contacto podemos deducir las tres principales funciones del
self, según la Terapia Gestalt, y cómo pasa el self, temporalmente, de una función a otra.
La función "ello", correspondería a la fase de Precontacto. "Es el segundo plano dado, que se disuelve en
posibilidades" incluyendo las excitaciones orgánicas, las sensaciones, las situaciones inacabadas del pasado que se
vuelven conscientes, el entorno vagamente percibido y los incipientes sentimientos que conectan al organismo con el
entorno.
La función "yo", en la fase de Toma de Contacto, "es la identificación con y la alienación de las posibilidades, la
limitación o el acrecentamiento del contacto en curso". Es la aceptación o el rechazo de las posibilidades de la
situación presente y real. Incluye el comportamiento motor, la agresión, la orientación y la manipulación.
La función personalidad, activa en las fases de Contacto Final y Postcontacto, "es el sistema de actitudes asumido en
las relaciones interpersonales, es la asunción de lo que uno es". Cuando el comportamiento interpersonal es
neurótico, la personalidad consiste en un cierto número de conceptos equivocados sobre uno mismo, introyecciones,
ideales del yo, máscaras, etc. Pero cuando se ha terminado la terapia, la personalidad es una especie de entramado de
actitudes con el que se comprende uno a sí mismo y que se puede utilizar para cualquier tipo de comportamiento
interpersonal ya que, la personalidad es "una réplica verbal del self". La personalidad se forma con la lealtad, la
moralidad y las actitudes retóricas, siendo estas últimas "la propia manera que tiene uno de manipular las relaciones
interpersonales".

Cuando las "situaciones inacabadas del pasado" hacen su aparición, interrumpen la secuencia del proceso de hacer y
retirarse del contacto. Esto tiene lugar mediante procesos que, en principio, son sanos cuando se emplean en su
momento oportuno. Dicho de otra manera, "los comportamientos neuróticos son los ajustes creativos de un campo en
el que hay represiones".
Esta creatividad va a actuar y a aparecer espontáneamente en cualquier situación presente, por eso, el terapeuta
no tiene que ir a buscar nada por debajo del comportamiento "ordinario", ni hurgar en él para poner de manifiesto el
mecanismo. Su trabajo consiste sencillamente en plantear una relación basada en el contacto, dando por sentado que el
paciente no va a poder mantenerla de manera adecuada y por cuyo fracaso, se siente insatisfecho. Debido a esta
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insatisfacción, le va a surgir el interés y la excitación, que generalmente va a vivirlos como ansiedad. Entonces,
esta necesidad, real y presente, del paciente, con ayuda del terapeuta, va a destruir y asimilar los obstáculos y va a crear
formas más viables, "como ocurre en cualquier otro aprendizaje".
No olvidemos que la ansiedad es la interrupción de la excitación creativa en curso. Y que la neurosis es, a la
vez, una situación de miedo crónico y de frustración crónica. Puesto que la frustración es crónica, el deseo no aprende
a activar las funciones prácticas importantes; y puesto que el miedo es crónico, el individuo se controla, se inhibe y se
frustra.
El terapeuta necesita su propio criterio para mantener sus referencias, para saber en qué dirección mirar. Y no
debe olvidar que la situación real y presente, representa siempre un ejemplo de toda la realidad que ha sido o será.
Por eso, el terapeuta necesita, además de sus propias referencias, estar atento a la estructura del
comportamiento del cliente: ¿cómo atiende a su propio organismo? ¿Cómo satisface una necesidad?
Si basamos nuestro modo de hacer terapia a partir de los momentos de un proceso presente y en curso, y en
concreto, en sus interrupciones, "podemos esperar que, con la consciencia inmediata, estas interrupciones, se van a
convertir en otras interrupciones, y la continuidad del proceso no se habrá perdido". Así, el paciente, en un entorno
seguro, como es su relación con el terapeuta, podrá resolver satisfactoriamente el "experimento" de hacer contacto.
Como terapeutas, solo necesitamos ayudar al paciente a desarrollar su identidad creativa a través de ese "pasaje
ordenado" de una interrupción a otra. Ya que el comportamiento del paciente en terapia, o en cualquier otra cosa, es un
ajuste creativo que continúa resolviendo un problema de frustración y de miedo crónicos, la terapia consiste en
"proporcionarle unas circunstancias concretas en donde estas soluciones habituales (inacabadas) ya no sean las
posibilidades de solución más adecuadas".
Para localizar las interrupciones en la secuencia del proceso de hacer y retirarse del contacto, lo que llamamos
pérdidas de la función yo, la pregunta es la siguiente: ¿cuál es el momento en el que el paciente empieza a no mantener
el contacto en la sesión terapéutica? ¿Cómo, concretamente, se lo impide?
Y una vez identificada la interrupción, apoyarla hasta la siguiente y así sucesivamente hasta el final de la
secuencia del proceso de hacer y retirarse del contacto.
"La diferencia entre los diversos tipos [de personalidad] está relacionada con el momento en el que se
produce la interrupción:
Antes de la nueva excitación primaria: confluencia.
Durante la excitación: introyección.
Al enfrentarse al entorno: proyección.
Durante el conflicto y la destrucción: retroflexión.
En el contacto final: egotismo."

No debemos olvidar que una interrupción de la secuencia de hacer y retirarse del contacto es debida a un estado del
self, empleado de manera inadecuada. Esto es, la confluencia, la introyección, la proyección, la retroflexión y el
egotismo son estados temporales adecuados y necesarios en determinas fases de la secuencia de hacer y retirarse del
contacto. Solo cuando han perdido su función espontánea y se convierten en estructuras rígidas que interrumpen el
proceso de hacer y retirarse del contacto es cuando se convierten en disfuncionales.

La confluencia es el estado de no contacto, no hay frontera del self. Todos los hábitos y los conocimientos son
confluyentes. La distinción entre las confluencias sanas y las confluencias neuróticas consiste en que las primeras están
potencialmente sujetas a contacto, mientras que las segundas no se pueden contactar, debido a la represión.
"En el plano neurótico, la actitud presente –no reconocer del todo la nueva tarea- consiste en agarrarse a la
no consciencia, como si se aferrara a un comportamiento acabado para encontrar en él alguna satisfacción, y como si
la nueva excitación fuera a arrebatársela. […] El objetivo es conseguir que el otro haga todos los esfuerzos".

La interrupción se puede producir durante la excitación, el self, entonces, introyecta: desplaza su propio deseo
potencial por el de algún otro. Esto sirve para evitar la sensación de "no pertenencia". La actitud hacia el entorno es
resignada y, por lo tanto, infantil y sumisa (o la contraria, rebelde y agresiva pero sin sentido). La satisfacción
conseguida es la frustración.
La introyección sana es el paso previo a la asimilación, necesaria en cualquier situación de aprendizaje. Está
caracterizada por el interés, la motivación y la consciencia inmediata.
En la (¿intro?)proyección patológica, el individuo siente la emoción pero flotando a la deriva, "en el aire" y
ya que no siente que surge de él, la atribuye a la otra realidad posible: el entorno; dirigida contra él por el otro. Produce
rigidez muscular e inhibe los poderes motores para dejarse llevar libremente por las emociones libres.
En el ajuste creativo, es un factor alucinatorio necesario en los primeros acercamientos. Esto es la intuición o el
presentimiento, y es así "como nos ponemos en guardia o nos sentimos invitados por medio de un significado que
todavía no es manifiesto".
Cuando las energías de la orientación y la manipulación están plenamente comprometidas en el entorno pero el
individuo no puede hacerles frente porque tiene miedo a herir o a ser herido, "necesariamente, se va a sentir frustrado"
y, entonces, las energías comprometidas se van a volver contra los únicos objetos disponibles y seguros en el campo:
su personalidad y su propio cuerpo. Esto son las retroflexiones. Podemos incluir aquí los remordimientos, los

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arrepentimientos, las reconsideraciones, las enfermedades psicosomáticas, los dolores musculares sin "causa", el
pensamiento obsesivo, la rumia, etc. El retroflectador trata de evitar quedar comprometido con el entorno.
Cualquier acto de autocontrol deliberado durante un compromiso difícil es una retroflexión, generalmente sana.
El entorno tangible del retroflectador está formado únicamente por sí mismo. Y su satisfacción directa es la
sensación de control activo.

Cuando, en las fases de contacto final y de postcontacto debería haber una relajación del control o de la vigilancia,
cuando se trataría de abandonarse al comportamiento que llevaría a la asimilación y al crecimiento, "hay un esfuerzo
por controlar lo incontrolable y lo sorprendente", esto es el egotismo disfuncional. La preocupación del egotista no
es contactar con el entorno, asimilar y crecer holísticamente sino "multiplicar sus conocimientos científicos y
técnicos para poner cada vez más cosas del entorno a su alcance y en su poder para ser irrefutable". La satisfacción
del egotista disfuncional es el aburrimiento y la soledad; es vanidoso y creído, sabe de todo y lo va diciendo. Desconfía
de la humanidad y siempre tiene "enfrentamientos".
No obstante, normalmente, el egotismo es sano e indispensable en la elaboración de cualquier proceso de
maduración largo, difícil y complejo; dicho de otra manera, se sienten las ganas de comprometerse y se aplaza esto,
desanimándolo, ya que, en ese proceso concreto, no es adecuada ni la espontaneidad ni la capacidad de correr riesgos.

Los tipos de interrupciones pueden multiplicarse hasta el infinito combinando cada clase con otra, como "confluencia
de introyectos", "proyección de retroflexiones", etc. Por ejemplo, "la confluencia con los introyectos es la
culpabilidad; […] la retroflexión de los introyectos es la rebeldía…".
Hay que tener en cuenta que, en Terapia Gestalt, no trabajamos con el contenido, sino con el proceso, con la
secuencia de hacer y retirarse del contacto y sus interrupciones en el aquí y ahora de la situación real en curso, en la
sesión de terapia, entre el paciente y el terapeuta. El significado creativo de la situación, no es lo que se piensa por
anticipado, "lo que se trae a terapia", sino lo que surge al traer al primer plano las situaciones inacabadas, cualesquiera
que sean y al descubrir-e-inventar su pertinencia en la situación presente, que se muestra interrumpida y por lo tanto
desprovista de excitación, energía e interés. El neurótico, en la sesión y en su vida, empieza a perder el contacto con la
realidad, se da cuenta, pero no tiene las técnicas que le permitirían continuar el contacto y persiste en un proceso que le
lleva, cada vez, más lejos de la realidad, y entonces, se pierde. Es necesario que, en la sesión de terapia, ayudado por el
terapeuta, aprenda a reconocer con precisión, en qué momento y cómo deja de estar en contacto y dónde y cuál es la
realidad, de tal manera que pueda seguir contactándola.
La teoría de la Terapia Gestalt es la teoría del self y por lo tanto, la práctica de la Terapia Gestalt es la teoría del self
aplicada.

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La Deflexión como una Retroflexión "metafórica" Carmen VÁZQUEZ BANDÍN

 Erving y Myriam Polster (1973) (1) definen la Deflexión como "una maniobra tendente a soslayar el contacto directo
con otra persona, un medio de enfriar el contacto real. Se quita calor al diálogo mediante el circunloquio y la verborrea;
tomando a risa lo que se dice; evitando mirar al interlocutor; hablando abstractamente en lugar de especificar; yéndose
por las ramas; saliendo con ejemplos que no vienen al caso, o prescindiendo de ejemplos; prefiriendo la cortesía a la
franqueza; las emociones débiles a las intensas; hablando de cosas pasadas cuando el presente es más importante…
Todas las deflexiones destiñen la vida".
No dicen los Polster si este "desvío" del contacto se hace de una manera consciente o no pero, sea como fuere, el sujeto
no es consciente, no está aware de que el contacto le resulta imposible, por no decir intolerable. Más adelante, en el
mismo párrafo, los Polster añaden: "Si se puede conseguir que la energía deflexionada dé de nuevo en el blanco, el
sentido de contacto aumenta considerablemente". Tampoco dicen cómo podemos hacer para que "de nuevo dé en el
blanco".
Si tratamos de llevar este mecanismo de evitación al modelo propuesto por Perls, Hefferline y Goodman en su obra
fundacional Gestalt Therapy (1951), (2) veremos que no está citado ni una sola vez. Los autores de Gestalt Therapy
hablan de cinco mecanismos que interrumpen, de un modo u otro, el contacto, a saber, la confluencia, la introyección,
la proyección, la retroflexión y el egotismo.
Leyendo atentamente el Capítulo XV del PHG veremos que la Deflexión de la que hablan los Polster puede entenderse
como una Retroflexión. Dicen Perls y Goodman: "Supongamos ahora que la energía de la orientación y la
manipulación está plenamente comprometida con la situación ambiental, ya sea el amor, la rabia, la piedad, la pena,
etc. El individuo debe intervenir pero tiene miedo de herir o ser herido (destruir y ser destruido)… Normalmente la
retroflexión es un proceso de reforma, de corrección del acercamiento impracticable o la reconsideración de las
posibilidades de la emoción, el reajuste con vistas a otra acción". (3)
De este modo podemos considerar que cuando el paciente, en el transcurso de una sesión cambia de conversación,
habla del tiempo, desvía el contacto en el aquí y ahora de la relación terapéutica, es que en otro momento de su vida,
cuando aprendió a relacionarse, la excitación para la acción no encontró el apoyo necesario en el entorno y no
pudiendo ya esa excitación dar marcha atrás, no pudiendo ya romper el compromiso con el entorno, "reformó" la

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orientación y la manipulación hacia una retroflexión. O efectivamente, completó la acción y el entorno no le dio apoyo
sino frustración.
Si podemos definir el objetivo de la Terapia Gestalt como establecer contacto ya que "el contacto es la realidad más
simple y primera"(4) y "recordemos que no importa cómo se teorice acerca de los impulsos, emociones, etc., ya que
siempre nos estaremos refiriendo a un campo de interacción –el campo organismo-entorno- y no a un animal aislado",
(5) la sesión terapéutica –el campo organismo-entorno en el aquí y ahora- tiene que estar encaminada al contacto entre
terapeuta y paciente. Hablar de otra cosa ajena a la sesión, a la relación entre el paciente y el terapeuta sería, en
palabras de Isadore From, "una comunicación perturbada o retroflectada"(6) y por "perturbada" entiende "que el
contacto entre el paciente y el terapeuta, de alguna manera, está perturbado", ya que "no existe ninguna función ni
animal ni humana que se complete a sí misma sin objetos y entorno".(7)
En tanto que terapeutas gestálticos, lo que nos interesa es lo siguiente,: por un lado, la información contenida en la
deflexión. Y esta información estaría dada de una manera metafórica, metafórica. Pero por otra parte –y a mi entender
resulta más importante-, el hecho es que la deflexión está teniendo lugar en el aquí y ahora del espacio terapéutico. Mi
pregunta interna sería: ¿qué es lo que le hace en este momento decir lo que está diciendo, contarme a mí lo que está
contando o hacer lo que está haciendo (por ejemplo, mirar hacia otro lado, no mirarme)? Me hago esta pregunta
basándome de nuevo en Perls y Goodman que dicen sobre la Retroflexión: "la energía de la orientación y de la
manipulación está plenamente comprometida con la situación ambiental", pero "entonces se vuelve hacia el único
objeto inofensivo", uno mismo, "quedándose con la frustración del no contacto... Entonces, sentimos remordimientos y
arrepentimiento; damos vueltas a lo pasado, lo reconsideramos, etc... Se arrepiente de no haber invadido el entorno".(8)
Y mi conclusión es que, de alguna manera, lo que me está contando o haciendo, y que aparentemente no tiene que ver
con nuestra relación, es algo que quiere decirme acerca de su relación conmigo en el momento presente.
Este no decir algo referente a la relación no es porque sea inconsciente; simplemente es algo no consciente, algo de lo
que no se da cuenta. ¿Qué es lo que ocurre para que le resulte difícil a mi paciente vivirme directamente? ¿Es un ajuste
conservador que repite en otros momentos de su vida? ¿Qué ocurre cuando se deshace la retroflexión y se retoma el
contacto?
Lo que le ocurre al paciente para que le resulte difícil vivirme directamente es que está repitiendo un ajuste
conservador. Al no encontrar suficiente apoyo emocional en el entorno durante su infancia, resolvió creativamente
evitar la mirada, no expresar lo que sentía, pero con la repetición de este esquema lo convirtió en un ajuste
conservador. De esta forma aprendió a cambiar la frustración por satisfacción ya que "la satisfacción directa de la
retroflexión es la sensación de autocontrol".(9)
¿Cómo hacer para que mi paciente retome el contacto con el entorno, el contacto conmigo? Deshacer la Retroflexión.
¿Y cómo deshacer la retroflexión? Dicen Perls y Goodman "la reforma (en la orientación) no puede ser asimilada ni
cambiada, a menos que se le incluya un nuevo material ambiental".(10) Y este "nuevo material ambiental" solo
podemos aportarlo en forma de apoyo emocional y redirigiendo la energía de la retroflexión del paciente hacia el
entorno, hacia mí como terapeuta, mediante la pregunta: "Si eso que estás diciendo o haciendo me lo dijeras o me lo
hicieras a mí, ¿qué me estás diciendo o me haces?". De esta manera deshacemos la retroflexión y volvemos al contacto
puesto que el paciente al verbalizar o hacer lo que estaba evitando realiza "un ajuste creativo entre el organismo y el
entorno",(11) siendo ésta otra de las definiciones de Perls y Goodman para el contacto.
En el título del artículo he denominado a la deflexión "retroflexión metafórica" porque, como es obvio, el contenido de
lo verbalizado nunca se refiere directamente a la relación terapéutica sino que es un contenido metafórico: hablan de
"un tiempo estupendo", "un encuentro casual con alguien cercano en el pasado", "una cucaracha asquerosa en la
escalera"…, y es este contenido el que debe de "adaptarse" a la relación terapéutica o a mí como terapeuta.
¿Qué ocurre cuando se deshace la retroflexión y se retoma el contacto? Al deshacer la retroflexión, y como respuesta a
mi sugerencia, el paciente retoma los sentimientos de la infancia que al no poder asimilarlos había anulado por el ajuste
conservador mediante la retroflexión. "Es completamente desconcertante ver cómo se paran bruscamente por culpa de
la inseguridad y la timidez"(12) dicen Perls y Goodman. Mi experiencia es que el paciente efectivamente se vuelve
"tímido" y contacta con la vergüenza ya que, como dice Kaufman,(13) la vergüenza "supone un fracaso interpersonal
significativo".
Esta vergüenza es " sobre todo, una ruptura en el campo de la experiencia de sí mismo; pero esta ruptura, aunque
enraizada en la historia, se vive en el presente y está necesariamente presente, si quiere uno tomarse la molestia de
verla, en la relación terapéutica misma", "y debe de concedérsela prioridad ya que es una fisura o una brecha en el
campo de la experiencia presente del paciente",(14) de su experiencia en la relación terapéutica.
Una vez que el paciente vive sus sentimientos y me los expresa, los comparte conmigo, es obvio que hay un abundante
material en el aquí y ahora para poder reparar esa "brecha o fisura" de la que habla Wheeler, posibilitando así al
paciente el que cada vez le resulte más fácil hacer contactos en la sesión terapéutica y que como resultado de la
asimilación de estas experiencias, pueda generalizar este funcionamiento a otros aspectos de su vida.
 
Un ejemplo práctico

Josefina es una mujer de 40 años, casada, madre de dos hijos, en formación en Terapia Gestalt. Lleva 60 horas de
formación conmigo, ha solicitado ella empezar una terapia individual. Esta es su primera sesión de terapia individual.
Yo vivo a Josefina como una mujer silenciosa, cordial, que trata de no llamar mucho la atención en el grupo, que se
esfuerza por participar, por aprender, "por aprovechar el tiempo", "por ser sincera consigo misma". Josefina es alta y
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larga, sus formas de mujer está diluidas, anda sin hacer ruido, como sin querer "molestar". Me llaman la atención sus
ojos; son profundos pero cuando los miro siento una profunda sensación de tristeza. Es la mayor de tres hermanas. Sus
padres trabajaban los dos cuando ella era pequeña.
Volviendo a aquella primera sesión, Josefina está contándome sus dificultades para intervenir en el grupo, para
relacionarse espontáneamente con los otros participantes. La dejo hablar. Unos momentos después le pregunto qué
puede querer de la terapia, qué quiere de mí. Josefina desvía la mirada, se queda mirando fijamente mi estantería con la
cabeza totalmente girada a la izquierda de donde yo estoy sentada y, sin venir a cuento, me dice llena de melancolía:
"Mi abuela se ocupaba muchas veces de mí. Venía del pueblo y pasaba temporadas con nosotros. Era fantástico. Yo la
quería mucho. Me cuidaba, me mimaba, me enseñaba cosas… De joven había sido maestra. Debía de valer mucho
porque para ser maestra en aquella época es que tenía las cosas muy claras…".
Aprovecho el silencio de Josefina para decirle: "Josefina, ¿querrías decirme a mí lo que estás diciendo y mirarme al
decírmelo? A ver si te resuena…". Me mira desconcertada. Me dice: "¿A ti?". Y súbitamente enrojece.
"Pues… -empieza a decir y vuelve a desviar la mirada- … Tú te ocupas de mí…". Le pido que trate de mirarme
mientras me habla. Me dice que le resulta muy difícil, por no decir imposible, "es como si se me fuera sola la cabeza".
"Pues… Tú te ocupas de mí… Nos vemos un fin de semana al mes y me gusta venir, me gusta mucho… Me gustan tus
explicaciones… Tu forma de trabajar… Me da apuro decirte que te quiero…". Mientras me ha ido diciendo esto su
cara ha ido enrojeciendo y sus ojos se han ido llenando de lágrimas y al llegar aquí, rompe a llorar. Baja la cabeza y se
tapa la cara con las manos.
"Me cuesta mucho decirte estas cosas…". Y levanta la vista, con la cabeza todavía medio bajada y me mira con unos
ojos diferentes. Yo siento en ellos una mezcla de ilusión, expectativa, alivio y le brillan, le brillan mucho mientras me
sonríe con una mezcla de miedo y alivio.
"¿Qué sientes ahora, Josefina?" "No sé. Primero vergüenza, mucha vergüenza … y miedo a que te rieras de mí, a que
te enfadaras por mi atrevimiento… Ahora me siento mejor…".

Otro ejemplo
Carlos es un hombre de 37 años. En la actualidad está divorciado desde hace 12 años. Su matrimonio fue forzado ya
que dejó embarazada a la chica con la que salía y el padre de esta les obligó con amenazas a casarse. Duró dos años de
peleas constantes e intimidaciones por parte de su mujer. Tiene una hija a la que casi no ve y a la que no tiene especial
cariño, según él.
Es el hijo mayor de un matrimonio en el que los padres eran algo mayores cuando nació él. El dice que el padre
trabajaba y la madre "no tenía nada mejor que hacer que dedicarse a malcriarme". Tiene una hermana diez años menor
que él. El padre murió hace unos años. Carlos vive solo pero va con regularidad a ver a la madre.
Ha mantenido esporádicamente relaciones con otras mujeres, pero no acaba de comprometerse con ninguna. "Las
mujeres son tremendas –dice– empezando por mi madre. En cuanto te descuidas quieren controlarte la vida". (Cuando
me cuenta esto, decido no darme por aludida, estamos en la fase de establecer nuestro acuerdo terapéutico).
El motivo de consulta es una hipersensibilidad a los ruidos, al jaleo. Últimamente todo le irrita, la música alta, las
voces de los vecinos, las bocinas de los coches, …
Carlos es un hombre con buena planta. Algunas canas por las sienes hacen que me resulte atractivo. La boca es
demasiado grande y la tiene siempre contraída en una mueca. Los ojos me parecen saltones y hundidos al mismo
tiempo. Todos sus rasgos faciales están contraídos, crispados. Siento que está a la defensiva de forma constante. Se lo
comento y me dice que conmigo está cómodo, que es su forma habitual de estar. Yo siento ambivalencia: es como si
quisiera y no quisiera. El se define, a su pesar, como sensible, demasiado emotivo, "blando".
Después de unos seis meses de terapia, Carlos se siente más suelto. Ha descubierto muchas cosas de su vida y de cómo
reacciona, de su desconfianza. Llega a su sesión puntual, como siempre. Empieza hablando de sus planes de
vacaciones. Es el mes de Junio y en Agosto quiere ir a "una playa tranquila".
"Me gustan las playas tranquilas, en donde no haya mucha gente. Tener el mayor espacio posible. El sol y el agua solo
para mí" –dice- "Me hace sentirme en paz conmigo y soy capaz de pensar bien de mí. Porque la naturaleza no te pide
nada, no te exige nada, puedes estar a tu aire sin tener que fingir constantemente una forma de ser que no es la tuya".
Cuenta todo esto con la mirada perdida, sin mirarme.
Me planteo interiormente: ¿qué le hace decirme esto de sus vacaciones en este momento?; ¿por qué, entre todos los
acontecimientos de esta semana, entre todas sus vivencias, entre todos sus pensamientos…, me cuenta precisamente
esto? Voy a considerarlo como una retroflexión, a ver qué pasa. Y le digo: "Carlos, si lo que estás diciendo de la playa
me lo dices a mí, a nuestra relación terapéutica, ¿puede encajar? Y, si no te importa, mírame al decírmelo".
Me mira, se pone colorado, se ríe abiertamente y me dice… "Venir aquí… digo mejor venir aquí, porque si te digo que
tú eres como una playa tranquila… (enrojece más) es de lo más cursi… Sí, me gusta venir aquí, me siento cómodo…".
Le interrumpo "¿qué te pasa, qué sientes si eres cursi conmigo…?" "Te vas a reír y eso me va a enfurecer…, y se va a
acabar el estar relajado y a gusto contigo…" Tiene los ojos humedecidos y le resbalan unas lágrimas que trata de
contener. ¿Ajuste conservador?. Ajuste conservador. Ha descubierto qué pasaba cuando de pequeño era tierno y
cariñoso con su madre…

Conclusión
Así tendría para ofrecer cientos de situaciones en las que, al tomar la deflexión como una retroflexión con un contenido
simbólico y al sugerir al paciente la posibilidad de deshacerla, este retoma, en el aquí y ahora, el contacto y recupera el
12
proceso emocional que interrumpió cuando el entorno no le dio el apoyo emocional suficiente como para aprender a
manejar sus emociones.
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LA DEPRESION: COMPARACIÓN ENTRE LA GESTALT Y OTROS PUNTOS DE VISTA Gary Michael


Tyson & Lillian Miller Range
Incidencia de la depresión clínica que, de acuerdo con un informe especial sobre la depresión llevado a cabo por
el NIMH1 (1973), ha empezado a rivalizar con la esquizofrenia, en todo USA, como el problema mental más
importante y de más incidencia. El propósito de este artículo es establecer las similitudes y diferencias entre la teoría de
la Gestalt y el tratamiento que ésta aplica y otras formas de teoría y tratamiento de la depresión. Existen diferentes
teorías acerca de la depresión. La teoría del psicoanálisis tradicionalmente ha contemplado la depresión como la agresión
hacia un objeto interiorizado con un significado ambivalente (Freud, 1917). Recientemente, otras teorías más avanzadas
ven la depresión como el reflejo de: (a) un problema cognitivo (Beck, 1974); (b) desamparo aprendido o de no
contingencia (Abramson, Seligman & Teasdale, 1978; Seligman, 1974); (c) paradigmas de la extinción (Ferster, 1974;
Lazarus, 1968; Lewinshon, 1974); (d) un fracaso en la autorregulación (Mathews, 1977); (e) relaciones interpersonales
ineficaces (Coyne, 1976; Salzman, 1974); o (f) una protección contra los efectos normales del desamparo o la
desesperanza (Benton, 1972).

En la teoría de la Gestalt, la neurosis (de la que la depresión podría constituir un aspecto) puede ser
conceptualizada en términos de lo que Perls llamó “el perro de arriba y el perro de abajo”, escisión de la personalidad
en la que el individuo fracasa en la resolución, o no es totalmente consciente, del conflicto planteado entre dos
componentes diametralmente opuestos de su personalidad. Estos componentes representan actitudes introyectadas y
creencias que le fueron impuestas al individuo durante su primera infancia y que fueron aceptadas sin crítica por él. En
una persona deprimida neuróticamente, uno de los componentes de la personalidad estaría representado por una
conciencia o superego muy severo (el perro de arriba), que sería el resultado de un entorno que originalmente impuso sus
preceptos al individuo bajo las amenazas del castigo, retirada de afecto, etc. Por tanto, “el individuo interioriza estos
preceptos (ambientales) en la forma de una conciencia que asume la función de vigilar que la persona piense y se
comporte como “debe”. La agresión desplazada es proyectada hacia la conciencia del individuo, y la propia persona, en
esencia, es la creadora de su propio “dictador” interno.(1974)

Sin embargo, en contraste con la naturaleza autoritaria del “perro de arriba”, el segundo componente de la
personalidad (el perro de abajo) representa actitudes y creencias que hacen referencia al supuesto desamparo,
incompetencia y falta de adecuación del individuo. Así, sin la plena conciencia de este conflicto, el neurótico fracciona
su personalidad entre lo que debería hacer y lo que hace, entre el amo y el esclavo, entre el agresor y la víctima. El
neurótico se manipula a sí mismo y a los demás, a través de la expresión alternada y la proyección de estas
polaridades. Sin embargo, debido a que ninguna de estas partes es expresada o experimentada completamente, el
conflicto queda sin resolver y, por tanto, se prolonga como algo inacabado. En consecuencia, el individuo neurótico
continua siendo el objetivo de su propia agresión.

El mismo Perls (1976) reconoció la similitud del punto de vista de la Gestalt respecto a la depresión, con el
del psicoanálisis. Los autores psicoanalíticos (como Chadoff, 1974), al observar la dependencia de la persona
depresiva respecto de otros para el mantenimiento de la autoestima, anotaron que [las personas depresivas] emplean
varias técnicas -la sumisión, la manipulación, la coerción, la lástima, la súplica, la conciliación- para mantener estas
relaciones, que necesitan desesperadamente y son esencialmente ambivalentes, con los objetos externos o interiorizados
de sus requerimientos.

Estas observaciones son sorprendentemente parecidas al contenido y estilo de la lucha entre las polaridades de
”el perro de arriba” y el “perro de abajo”, y son consistentes con las aserciones de la teoría de la Gestalt en cuanto a
que la persona neurótica manipula, tanto a sí mismo como a su entorno y a los demás, más que experimentar y
reconocer sus necesidades de una manera directa. Un autor psicoanalista (Dorpat, 1977) observó que “la aparente
contradicción en el individuo enfermo por depresión entre la omnipotencia y actitudes de desamparo y desesperanza,
queda parcialmente explicada por el fraccionamiento del ego. La organización del ego respecto a sentimientos y
actitudes de desamparo y desesperanza es mantenida rígidamente por separado de aquella otra organización referida a
las ideas de omnipotencia que tiene el sujeto, de la importancia que le da a los objetos o de ambas al mismo tiempo”.

Mientras que las teorías de la Gestalt y el psicoanálisis referidas a los orígenes de la depresión son
bastante parecidas, sin embargo las estrategias para su tratamiento son muy diferentes. El psicoanálisis es un
enfoque esencialmente del “allí y entonces” acentuando la exploración en la memoria precoz como inductora de la
ansiedad. En el otro lado, la Terapia Gestalt es un enfoque del “aquí y ahora”, que hace hincapié en la toma de
1
National Institute of Mental Health. Organo oficial de la Administración norteamericana para las enfermedades mentales.
13
conciencia de la forma en que el individuo evita su propia y plena experiencia del momento (Naranjo, 1970). Este
enfoque subraya la confianza en la sabiduría inherente del propio organismo y en su capacidad de autorregulación. Por el
contrario, el enfoque psicoanalítico enfatiza la naturaleza inconstante, tanto del id como del superego, y la habitual
debilidad del superego para controlarlos. Ambos enfoques poseen en común la tendencia a indagar en busca de los
sentimientos de agresión que subyacen en la exteriorización de la depresión.

La teoría cognitiva de Beck (1974) establece que la depresión es la evidencia de los problemas cognitivos que
tiene el sujeto en la evaluación de si mismo, de su mundo y de su futuro (tríada cognitiva). estando relacionada la
depresión con un pensamiento extremo y de términos absolutos, con el establecimiento de objetivos rígidos y
perfeccionistas. Además, cuando fracasa en alcanzar esos objetivos, “la tendencia depresiva del individuo tiende a
culpar de la causa del hecho adverso a alguna deficiencia presente en sí mismo”, tendiendo a contemplar esta presunta
deficiencia en términos exagerados, y empleándose en una excesiva autocrítica acerca de las causas de estas
deficiencias asumidas. La teoría de Beck establece que la depresión no es un desorden afectivo, como podría parecer a
primera vista, sino un problema cognitivo. El tratamiento, por tanto ha de llevarse a cabo a ese nivel, a través de una
reestructuración del pensamiento erróneo del individuo. La teoría de la depresión de Beck, al igual que lo expresado
por la Gestalt, propone el auto apoyo en lugar del apoyo ambiental. En términos de la Gestalt, la persona neurótica
deprimida necesita apoyo de su entorno, y con tal de obtener este indispensable soporte, utiliza toda suerte de
manipulaciones neuróticas incluyendo (a) negación de aspectos del sí mismo, (b) dependencia de otros, (c) rigidez, y
(d) la creencia de que le ocurrirán las cosas más terribles si no consigue apoyo del exterior. La estrategia de tratamiento
que se desarrolla a partir de este punto de vista, pasa por la “frustración creativa” de estos esfuerzos neuróticos, con el
fin de llegar al auto apoyo. Los diferentes puntos de vista tienen en común su aspiración hacia una actitud más realista
y de aceptación del self, junto con el enfoque de Beck, de estilo más autoritario.

Posteriormente, Beck establece que una razón por la que el individuo tendente a la depresión desarrolla estas
cogniciones erróneas, en primer lugar, está causada por la experiencia de una gran pérdida, en el momento en que ésta
resulta abrumadora para la persona. Esta formulación es muy parecida al concepto de asunto inacabado que preconiza
la Gestalt. Los modelos, no obstante, discrepan en este punto en lo referente al tratamiento. El trabajo desde la Gestalt
implica “trabajar con” la plena expresión de las emociones de la situación inacabada, con el fin de facilitar una
resolución más integradora del asunto. El acercamiento cognitivo de Beck, deja de lado la expresión de los aspectos
emocionales del tratamiento y se centra en el intelecto o sistema de creencias del individuo, tratando de reestructurar el
pensamiento del sujeto de forma más adecuada.

Otro popular modelo de depresión (Seligman) mantiene que la esencia de la depresión reside en que:
el paciente depresivo ha aprendido o cree que no puede controlar aquellos elementos de su
vida que le previenen del sufrimiento o que son gratificantes para él. Resumidamente, cree
que es ineficaz (Seligman, 1974)
Así pues, en su forma original, el modelo de Seligman se centra casi exclusivamente en el componente de la
personalidad llamado “perro de abajo”. Una revisión posterior añade un aspecto importante de la teoría de la
atribución, diciendo que la persona depresiva debe atribuir su ineficacia a algún aspecto de sí mismo. Debe creer que la
culpa de su incompetencia la tiene él mismo. El tratamiento, en la teoría de Seligman, se centra esencialmente en el
comportamiento,(a) enseñando al individuo a discriminar entre aquella situación en la que fue incompetente y aquellas
otras en las que no lo fue, y (b) haciendo que la persona experimente su propia eficacia.

El concepto de la Gestalt sobre la aptitud personal está directamente relacionado con el modelo de Seligman. En
Gestalt, el individuo neurótico no puede entrar en contacto o es incapaz de utilizar su propia energía. Por tanto el
tratamiento consistirá en ayudar al paciente a volver a entrar en contacto, o controlar, sus capacidades personales. La
persona puede experimentar, bien tener el control de su potencialidad (ser apto), o no poseer ese control (depresivo). El
tratamiento en ambos acercamientos está basado en la experiencia personal de la situación y no en la realidad externa de
la misma.

Las teorías del comportamiento sobre la depresión señalan que ésta es el resultado de (a) una reducción en el
refuerzo de determinadas conductas, (b) la escasa disponibilidad de refuerzos apropiados, o (c) la pérdida de
efectividad de los refuerzos disponibles. El concepto de la Gestalt de asuntos inconclusos se hace aquí imprescindible.
Estos asuntos inconclusos hacen uso de las reservas de energía del organismo, por lo que el individuo (a) dispone de
menos energía para conseguir refuerzos apropiados por su conducta, (b) no tiene la capacidad suficiente para seleccionar
de forma efectiva y eficiente un entorno favorable a su conducta, o (c) no puede experimentar apropiadamente los
refuerzos del entorno que si se encuentran presentes (por lo que estos refuerzos parecerán poco eficientes o
inadecuados). El tratamiento del comportamiento depresivo, consiste típicamente en restablecer en la persona la
elaboración de conductas que proporcionen refuerzo adecuado. El tratamiento desde la Gestalt consiste en intensificar la
toma de conciencia del presente de la persona depresiva, y su flexibilidad para manejar este presente. Por tanto, el
enfoque de la Gestalt adjudica más responsabilidad al individuo y más confianza en su inherente capacidad para ayudarse.

14
La Gestalt comparte con el modelo de autorregulación de la depresión la hipótesis de que los humanos
funcionamos de acuerdo al principio de homeoestaticidad. El modelo de la autorregulación mantiene que cuando
una cadena comportamental no se completa convenientemente, todos los organismos pasan por las fases de
autorevisión, autoevaluación, y autorrefuerzo. Para el individuo depresivo, sin embargo, las autoevaluaciones tienden a
ser excesivamente inflexibles y los autorrefuerzos claramente inadecuados. Por tanto, la natural autorregulación del
organismo queda obstruida. El punto de vista de la Gestalt es que el neurótico no permite que pueda tener lugar el
proceso natural de contacto y retirada, por lo que mantiene el contacto cuando necesita retirarse, o se retira cuando
necesita el contacto (Perls, 1978). El tratamiento desde la Gestalt anima al paciente a escuchar su propio proceso
natural.

Salzman (1974) afirmó que la depresión tiene lugar cuando el individuo siente que “ha perdido la estima y la
buena disposición de los demás porque ha fracasado en vivir de acuerdo con sus ideales y objetivos perfeccionistas”. El
contenido de la depresión, sugiere, “consiste en una variedad de dispositivos de coacción, exigencia, suplica, y
extorsión, que procuran obligar a retornar al objeto o valor perdido”. Ya se ha comentado antes que los individuos
neuróticos depresivos, de acuerdo con la teoría de la Gestalt, manipulan a los demás como a sí mismos, y tratan de
comprometer a amigos, familiares, o al terapeuta para que interpreten unos u otros aspectos de si mismos (más a
menudo con las peculiaridades del “perro de arriba”), a través de la manipulación y/o proyectando características de
esos componentes (Perls, 1973). Como indicaba Coyne (1976), la persona depresiva “es capaz de comprometer a los
demás en su entorno de tal manera que se pierde cualquier apoyo y se elicitan los mensajes depresivos”. En términos
de la Gestalt, la persona depresiva ha aprendido con eficacia cómo emplear los aspectos del “perro de arriba” del
entorno, para poder adoptar la polaridad del “perro de abajo”. Esta práctica justifica el apoyo en el entorno mientras
que obstaculiza el desarrollo de la propia autoayuda y, como consecuencia, impide que pueda ocurrir un cambio.
Salzman y Coyne no argumentan sobre el proceso. La Terapia Gestalt se basa en el procedimiento, subrayando la
importancia, paradójicamente, de alentar a la persona a ser lo que realmente es. Por tanto, mientras que el cambio no es
el objetivo inmediato, esta orientación permite al individuo atenderse y hacerse cargo de si mismo, una actitud que, a
menudo, es la causa de notables cambios.

Paralelismos entre Gestalt y la postura adoptada por Benton (1962), quien sugirió que la depresión podría
representar un intento por parte del individuo de defenderse de la experiencia o de reexperimentar la pérdida y la
aflicción. El “juego de la depresión”, decía Perls (1970), tiene lugar en la capa del “como si” de la neurosis, donde
nuestro miedo al dolor y a la desesperanza nos disuade de tener la experiencia y de expresar emociones más sinceras y
genuinas. Estas posturas parecen bastante afines. El tratamiento en ambos casos conlleva facilitar en el paciente la
plena experiencia de estos sentimientos. La revisión en la búsqueda de tratamientos nos hace concluir que, mientras
varias de las aproximaciones han tenido éxito reduciendo la depresión, aquellas que han obtenido un mayor triunfo,
incluyen (a) la corrección de las distorsiones cognitivas, (b) la modificación de patrones de interacción social, o (c) la
experiencia y/o expresión de la emoción. Los terapeutas Gestalt pueden afirmar que la plena integración de la
personalidad, que es el objetivo de la Terapia Gestalt, incluye todos estos componentes.

IDEAS PARA EL VIVIR* Contribución para una actitud "Gestáltica"

En estas circunstancias económicas y políticas difíciles en 1996, la Terapia Gestalt nos provee de recursos teóricos y
prácticos de gran eficacia para trabajar en pos de la integración de la personalidad y de la creatividad.

Perls (1971) expresó: "Aprender es descubrir: des-cubrir lo que tenemos delante." Esta idea esperanzada
llamó particularmente mi atención cuando me puse en contacto con la obra de Perls, ya que para desafiar las vicisitudes
de nuestro tiempo, la persona necesita descubrir sus potencialidades y construir su integridad cada día.
Necesitamos poner el acento en la importancia de aprender a crecer, como un aspecto esencial de la
autopreservación.
Las condiciones políticas y económicas que he mencionado producen cambios significativos en la conducta y
una disminución de la capacidad creativa; factores tales como la falta de reconocimiento y la desigualdad de
oportunidades para el desarrollo personal, inciden negativamente en los individuos y en las comunidades.
Puedo observar en mi práctica clínica que para alcanzar la adaptación creativa que proponen Perls y
Goodman, la persona necesita resignificar algunas pautas, a fin de no aceptar situaciones inadmisibles. Esta
necesidad de re-significar puede carecer de palabras y, en ocasiones, estar constituida sólo por sentimientos
expresados coroporalmente. ¿Qué haremos con nuestras fronteras de contacto?, ¿Les daremos más espesor?, ¿Las
haremos más flexibles? La idea de optimizar en vez de maximizar -como expresa Bateson- podría constituir un
cambio hacia una solución más saludable.
*

15
Sentí necesidad de ofrecerles esta introducción para ubicarlos en el contexto en el cual elaboré esta
presentación. En la actualidad mi interés se centra en comprender cómo abordar el estilo de conocer y de relacionarse
que tiene cada uno, así como en tratar de captar el significado particular que determinadas acciones tienen en el
contexto de la vida de una persona.
Tratando de entender desde el modelo de la Terapia Gestalt las dificultades que algunas veces persisten, a pesar
de haber trabajado profundamente para recuperar emociones y completar situaciones inconclusas, encontré que las
ideas de Gregory Bateson son complementarias a la apreciación de Perls sobre la conducta humana.

El modo en que organizamos nuestras observaciones nos permite recibir y procesar información que incide en
nuestro crecimiento, ya sea para facilitarlo o para entorpecerlo. Para que la comunicación y el aprendizaje pueda
ocurrir de acuerdo a un punto de vista "gestáltico" (Gestaltist outlook) la interacción y el contacto requieren ser
privilegiados respecto de la influencia y la sumisión.

Creo que es necesario "leer" las dificultades psicológicas no sólo desde el ángulo de los procesos de las
fronteras del yo, sino que también hay que tomar en cuenta opiniones previas, que se han transformado en creencias y
que pueden requerir para su modificación una profunda redefinición del sí mismo.
La idea de contexto (una acomodación espacio-temporal de relaciones) incluye la conducta de la persona así
como los hechos externos; pero la persona está relacionada también con su propio "fondo", el reservorio de su
aprendizaje anterior que puede haberse transformado en esas "verdades" o creencias como hemos expresado. En tal
caso, lo ya aprendido será de tal naturaleza que podrá modelar el contexto para que se acomode a la expectativa creada
por esos contenidos previos. Bateson señala, que la autovalidación hace difícil el cambio.
Es difícil des-aprender. En mi práctica clínica observo reiteradamente que hay ciertas lealtades que una persona
no siempre está preparada para abandonar. Podemos someternos o condicionarnos a la información que nos rodea pero
muy a menudo también, podemos someternos a nuestra díada interna sometedor-sometido, cuando nos adherimos a
significados o nos identificamos con significados que restringen nuestro desarrollo.
De acuerdo con Bateson la información ocurre en todas partes y a cada momento en el proceso bio-psico-social
y ecológico. Pautas y significados inciden en cómo nos relacionamos con el ambiente y en como se produce el
contacto. Al recibir la información entrante ocurre una selección activa, ya que cada persona estructura su percepción
reuniendo la estimulación que proviene del exterior con el significado que le es asignado. Es entonces cuando tienen
lugar, por un lado lo que Bateson denomina "redundancia", la predicibilidad de unos sucesos dentro del marco más
amplio de otros sucesos, y, además un consenso de validez (Sullivan) respecto a los valores. Los valores tiene una
importante presencia en el contacto.

En su libro "Pasos hacia una ecología de la mente" (1972), Bateson escribe "si decimos que un mensaje tiene
'significado' o 'versa' sobre algún referente, lo que queremos decir es que existe un universo mayor, de mensaje-mas-
referente y que la redundancia, o patrón o predicibilidad es introducida en ese universo por el mensaje."
Tres páginas más adelante dice:"Todo lo que no es información, ni forma, ni control es ruido, la única fuente
posible de nuevas configuraciones. "

Esta ocasión de estar juntos en Boston puede ser una oportunidad de producir algún "ruido" -como dice
Bateson- y también una ocasión de comunicar nuestras ideas en común, nuestras redundancias.
Dado que las teorías modernas sobre el conocimiento consideran que creamos nuestro mundo con nuestros
propios significados y premisas, y que la redundancia produce mediante algunos códigos compartidos, puentes que
disminuyen el aislamiento individual, deseo proponerles ahora una experiencia.

Es una exploración sobre los acuerdos que mantenemos con otros significativos en nuestra vida. Podría ser
una contribución a nuestra Visión Global. Les invito a probar este ejercicio.

Por favor cierren los ojos y traten de retroceder a sus primeras experiencias en Terapia Gestalt, fuera un
taller, una conferencia, una primera lectura, una sesión. Traten de recuperar las impresiones de aquellas primeras
experiencias.

Ahora quisiera que evoquen una palabra o una expresión en el vocabulario gestátltico que tuviera en aquel
momento un significado especial.

Tómense tiempo para buscar un concepto que haya sido muy significativo, que en aquel primer contacto con la
Terapia Gestalt aludía a algo importante para ustedes.

Traten de seguir el rastro de esa palabra para descubrir si hay alguna persona significativa, un miembro de su
familia, un personaje de la historia o de la literatura, un actor, una amigo, un terapeuta, que a través de sus mensajes
sobre el vivir incidiera en la selección de aquella palabra en el marco de la Gestalt.

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Si la han encontrado, tomen el lugar de esa persona por un momento, y jueguen ese rol expresando las
opiniones de él o ella, aquellas opiniones que ustedes tuvieron en cuenta para seleccionar la palabra. Traten de
prestar atención al estilo de la relación y al mensaje.

Vuelva cada uno a ser quien es y si lo desea, mantenga, en fantasía, un diálogo con aquella persona sobre
aquel tema que fue significativo para ustedes.

Ahora retornen al presente y comprueben si esta palabra continúa siendo significativa o si otra puede ocupar
su lugar o ser agregada a sus puntos de vista sobre la Terapia Gestalt en la actualidad.

Si gustan, compartan su experiencia de este breve viaje con alguien de esta sala.

Comentario de la experiencia

¿Cuál fue la palabra que surgió? ¿Cuál fue su referente? ¿Cuál es la palabra actual? ¿Si son diferentes la
palabra original y la actual, en qué consiste la diferencia?

Comentario de los conceptos de Bateson relevantes para nuestro trabajo

La redundancia incluye normas y modelos (patterns) producidas en una relación, es información relevante que
acontece en el espacio y en el tiempo. Bateson expresa: "El aprendizaje de los contextos de la vida es una cuestión
que debe ser examinada, no internamente, sino como relación externa entre dos seres. Una relación es siempre un
producto de doble descripción."

La asignación de validez está ligada a un consenso sobre qué es lo verdadero. Una red de validaciones
consensuadas de determinados puntos de vista, costumbres o ideas puede ser oprimente si no la consideramos
nuevamente para comprobar su actualidad.

Consideremos ahora estas actividades mentales:

Si percibimos la conducta en un contexto dinámico no es suficiente referirse a un estímulo y una respuesta, ya


que la respuesta actúa sobre la fuente del estímulo y afecta la próxima producción (output). Esta es la causación
circular. "(…) Es decir que ningún elemento de la secuencia controla la totalidad de la misma, ya que ese elemento
está supeditado al modo en que operan otros elementos del sistema". Los seres vivos se adaptan y aprenden, no
proceden por meras reacciones. El concepto de recursividad que desarrolla Bateson nombra el movimiento de la
mente por el cual una nueva experiencia se incorpora agregando o modificando un significado, de modo que aunque
una experiencia se repita nunca será la misma. La repetición nos permitirá llegar a una solución, esta solución podrá
llegar a ser relevante en situaciones nuevas porque podrá proveernos con la autonomía que dan las destrezas. La
recursividad explica la repetición que se observa en las situaciones inconclusas que buscan un cierre. Cuando no llegan
a una resolución, hay un punto que no se ha captado, como Perls señala. Es el atribuir al medio la razón que determina
la dificultad en vez de incluir la circuitoriedad en ese movimiento de la mente. Este podría ser un error
epistemológico, que impida la resolución esperada.

Citaré a Perls en "Sueños y Existencia", Charla IV, (1974): "No queremos hacernos responsables de que somos
exigentes, por lo que proyectamos nuestras exigencias hacia afuera para luego vivir en un mundo de eternas exigencias
que debemos aceptar, so pena de ser rechazados". No es sencillo des-aprender, nos advierten sobre lo inútil de
"sacudir" las emociones de nuestros consultantes; Perls lo expresa en la misma Charla que mencioné antes de esta
manera: "Las emociones no son molestias que deban ser descargadas".

La resistencia es apreciada desde una perspectiva más amplia si incluimos que puedan existir pautas y
metapautas que apoyen una conducta. Un sistema viviente tiene una capacidad autocorrectiva hacia la optimización,
pero puede también cronificarse y optar por el sometimiento si mantiene un diseño rígido en vez de incluir tanto
nuevas necesidades como los cambios del entorno.

Las personas pueden aproximarse a cosas y a situaciones nuevas con una actitud vieja, a pesar de sus deseos de
cambio. He observado ésto con claridad en los alumnos de nuestro Programa de Postgrado. El modelo autoritario que
hemos vivido continúa presente en ellos cuando llegan a mi curso en el segundo año de entrenamiento, a pesar de su
profunda búsqueda para el cambio.

Con frecuencia analizo con mis consultantes sus ideas sobre el cambio proponiéndoles un encuentro entre su
deseo de cambiar algún rasgo de su personalidad y ese rasgo.

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Generalmente las acciones y sentimientos relacionados con el cambio corresponden a modelos vinculares
internalizados que requieren ser concientizados para que la persona pueda encontrar mejores soluciones para lograr una
modificación. El acento está puesto en captar el estilo de esa relación interior. En ella encontramos todos esos
movimientos del comportamiento que he mencionado: causación circular, recursividad y redundancia.

Perls asignó importancia al hecho de encontrar un ritmo apropiado entre espontaneidad y deliberación. En
relación a este tema, Bateson argumenta: "Existe evidentemente un problema, no es cuestión de evitar el pensamiento
y el uso del intelecto porque es malo para la espontaneidad del sentimiento, sino que es necesario determinar qué tipo
de pensamientos son malos para la espontaneidad, y qué clase de pensamientos son el verdadero material del que está
hecha la espontaneidad".

Una actitud es la parte "visible" de los valores. Añadiremos que hechos y valores están íntimamente
relacionados con los contextos de aprendizaje. Las actitudes - incluyendo la actitud Gestáltica - sobrepasan toda
tecnología, ya que constituyen la relación que logramos entre lasemociones, los pensamientos y los valores.
Tengo la impresión a través de mi práctica clínica y de mi experiencia como docente en Gestalt, que es difícil
mantener un punto de vista unitario, una aproximación fenomenológica, una lectura no lineal de los hechos y una
disposición a no juzgar. Lleva tiempo y refuerzos en el tiempo que la actitud Gestáltica continúe.

Las raíces filosóficas de la terapia Gestalt


Aquí, entre una pléyade de artistas, poetas, arquitectos y pensadores disidentes, encuentra al filósofo neokantiano
Solomon Friedlaender, en cuya teoría sobre la "indiferencia creativa" –basada en la afinidad de los contrarios y la
existencia entre ellos de un "punto cero" de equilibrio– iba a encontrar Fritz, en sus propias palabras, "un antídoto
contra mi confusión y extravío existenciales". Por esta época, no obstante, iba a acudir también en busca de solución a
la que habría de ser su primera psicoanalista, y a la vez la primera introductora crítica al mundo del psicoanálisis:
Karen Horney. Por otra parte, aún en Alemania, coincidiendo con sus inicios psicoanalíticos, resultará decisivo su
contacto –sobre todo a través de Laura, su futura mujer– con la escuela de la "Psicología de la Gestalt" de Frankfurt
( Köhler, Wertheimer, Kurt Lewin...) y sus conclusiones en el estudio de los mecanismos de la percepción: organismo
y medio concebidos como un "todo" donde el organismo percibe el medio como conjunto significativo (Gestalt),
estructurado en términos de "figura" y "fondo", en función de su interés o necesidad en cada momento dado. Cuando el
organismo satisface su necesidad, vuelve a un punto cero de equilibrio (coincidencia con Friedlaender), hasta que la
tensión surgida de una nueva necesidad vuelve a reestructurar la percepción del medio en orden a satisfacerla y
alcanzar así un nuevo equilibrio dentro del ciclo permanente de "autorregulación organísmica" que caracteriza la vida.
A estos influjos hay que añadir, todavía en la etapa alemana, algún contacto más episódico que sistemático con el
movimiento existencial ( Buber, Tillich, Scheler...) y con la fenomenología de Husserl. "Al menos me había
compenetrado de una cosa: la filosofía existencial exige que uno tome la responsabilidad de su propia existencia ", dice
en su autobiografía, donde también califica a su terapia de "existencial", al lado de la Logoterapia de Frankl y la terapia
del Dasein de Binswanger. Rasgos existenciales de la terapia Gestalt son también concebir la relación terapeútica como
una relación "Yo-Tú" (Buber), y el énfasis en el aquí y ahora. La raigambre fenomenológica, presente ya en la misma
escuela de la "Psicología de la Gestalt", se hace más patente aún en Perls con su insistencia en el desarrollo de la
conciencia de lo obvio ("awareness"), sin interpretaciones, como vía de captación de la realidad, y en su alejamiento de
todo interés por el inconsciente. Por cierto, Perls, que siempre admiró mucho a Freud, comenta en su autobiografía:
"Estoy profundamente agradecido de lo mucho que me desarrollé oponiéndome a él".
De esta forma, su enfoque terapeútico, firmemente encuadrado dentro del Movimiento de la Psicología Humanista o de
Desarrollo del Potencial Humano surgido en California en los años 60 de la mano de Abraham Maslow, Alan Watts y
Carl Rogers, entre otros, acaba asomándose así a la dimensión espiritual transpersonal, que estaba en germen en ese
movimiento, transcendiendo con ello los estrechos plantemientos psicologizantes en que había estado inmerso el
mundo de la psicoterapia freudiana hasta el momento.

Joyitas de Perls Aporte hecho por Gastón Gandolfi y Jaime Marchant

1) el enfoque clásico es que la persona tuvo un problema y la resolución de ese problema es el enfoque de la
psicoterapia. para la gestalt se trata de una persona que tiene un problema CONTINUADO, aqui y ahora, EN EL
PRESENTE, aunque tal vez se comporta así porque algunas cosas le ocurrieron en el pasado, sus dificultades de hoy se
relacionan con el modo en que se comporta AHORA, no se lleva bien en el presente (tiene problemas) y a menos que
los resuelva a medida que surgen no se llevara bien en el futuro.

2) responsabilidad es la habilidad de responder, de elegir la reacción propia, el terapeuta debe desafiar cualquier
reacción del paciente que no sea representativa de si mismo; ejemplo si el paciente aprieta los puños, el terapeuta puede
decir: a quien te gustaría golpear. la respuesta probable seria a nadie es un tic nervioso... después a través de las
técnicas surgirá la real figura, padre madre, etc.-
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3) la gestalt pretende convertir personajes de cartón en personas, encarar con honestidad situaciones desagradables, si
alguien nos ha hecho algo malo y queremos venganza, pero de momento no podemos será algo que nos jorobará hasta
que esta gestalt (la venganza) sea concluida, deje de rumiar... no hay que excavar en el subconsciente como Freud...
SOLO HAY QUE DARSE CUENTA, de que, por ejemplo lo que nos molesta del niño que grita mientras juega no es
que grite... sino que juegue mientras nosotros no podemos/queremos hacerlo.

4) una paciente china llega a la consulta por problemas que según ella la afectaban, descubrimos que en realidad el
asunto era los cánones rígidos y circunspectos de su cultura... le pedí que me dijera que cultura ella consideraba la
opuesta a la suya.. dijo que la italiana... le pedí entonces que actuara como si fuera italiana... entonces le sugerí que
en las ocasiones que necesitare expresarse actuara como si fuera italiana... tiempo después me escribió diciendo
que sentía que vivían dentro de si 2 personas la mujer china y la italiana juntas, de ahí que se sentía distinta pues si
la situación requería un despliegue emocional surgía la personalidad como herramienta para superar los limites que
nosotros mismos nos imponemos. Porque ambas personalidades son en realidad una sola, no es que en verdad
"otra" se apodere de ella.
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Un homenaje a Laura Perls (El apoyo terapéutico en Terapia Gestalt) Carmen VÁZQUEZ BANDÍN

Fritz Perls ha sido y es la figura relevante con la que se identifica a la Gestalt. Pero no hay duda de que la creación de
la Terapia Gestalt se debe, con la misma intensidad, a Laura (Lore) Perls y a Paul Goodman. La aportación de Laura
Perls no suele mencionarse, aunque desde un principio estuvo implicada en el desarrollo de la Terapia Gestalt de un
modo decisivo. Y no solo esto, Laura Perls aporta un estilo muy concreto y totalmente distinto del de su marido. Laura
Perls se comprometió especialmente en tres aspectos de la Terapia Gestalt: el "apoyo" (support), el "compromiso"
(commitment) y la dimensión corporal desde la Terapia Gestalt.
 La coherencia de Laura en vivir aquello que transmitía y no lo voy a hacer con mis palabras, sino con algunos
testimonios personales de quienes la conocieron. Gracias, Laura, por haber sido siempre un apoyo básico
imprescindible para que la Terapia Gestalt creciera y se desarrollara. De la teoría de la Terapia Gestalt he aprendido
que no es posible una figura si no existe un fondo para contenerla, para sostenerla, para apoyarla; pero tú me has hecho
vivir, experimentar esta verdad: tu vida ha sido el fondo, el apoyo sostenido y continuado para que Fritz y la misma
Terapia Gestalt pudieran llamarnos la atención como figuras. Gracias por enseñarme la fuerza y la discreción del apoyo
continuado.
 Advertencia. Lo que viene a continuación es un borrador, un intento de pensar en voz alta como una segunda fase de
mi proceso de pensar y escribir sobre el apoyo terapéutico en Terapia Gestalt.

 Generalidades
El concepto de apoyo, implícita o explícitamente, parece que a todos nos resuena de una manera especial. Es una de las
palabras que, rápidamente evoca una respuesta emocional cuando la oímos ("Me he sentido apoyado", "No me
apoyas") e incluso es un término que desencadena otras asociaciones de contenido fuertemente emocional ("Me he
sentido abandonado", "Necesito sentirte cercano", etc.).
Pero en mi opinión, es un concepto al que no hemos dedicado la atención que se merece, ni en Terapia Gestalt ni en
otras escuelas terapéuticas.
En una sociedad como la nuestra, en la que se fomenta y se valora la autonomía, la fuerza, la independencia, el "hágalo
usted mismo" parece que el concepto de apoyo va cobrando fuerza como una figura que poco a poco se va imponiendo
en la conciencia. Y como ocurre con cualquier figura nítida y clara pone activa nuestras energías para reclamar nuestra
atención y buscar su resolución.
Quizás nuestras estructuras de personalidad, fuertemente narcisistas, están empezando a resquebrajarse ante
tanta autoexigencia, tanta fortaleza, tanto disimulo de las emociones. Por todas partes se empieza a oír hablar de
solidaridad, de hermandad, de equipo, de compartir, ...y no deja de ser una forma velada de buscar apoyo.
Pero no es del apoyo en general de lo que quiero hablar sino de una forma concreta de apoyo: el apoyo terapéutico. Y
del apoyo terapéutico según la Terapia Gestalt.
Laura Perls, en 1953, decía: "El contacto solo puede ser bueno y creativo cuando existe el apoyo necesario para
permitirlo".
Y en Pascua de 1986, seguía diciendo: "La orientación y la manipulación en el contacto solo es posible cuando
existe un buen apoyo disponible... Los conceptos más importantes son frontera, contacto y apoyo. Pero el apoyo es
el más urgente".
 ¿Qué es el apoyo terapéutico según la Terapia Gestalt?
Generalmente, cuando, en Terapia Gestalt, hablamos del apoyo, nos estamos refiriendo al apoyo a las interrupciones
del contacto pero olvidamos que el apoyo terapéutico es un requisito esencial en el campo.
Pero cuando trato de centrar el tema, para poder escribir con claridad, me aparecen varios conceptos que me cuesta
diferenciar: apoyo a las interrupciones del contacto, autoapoyo por parte del paciente, autoapoyo del terapeuta, apoyo
terapéutico, ... ¿dónde empieza uno y acaba otro? ¿son todos lo mismo? ¿en que se diferencian?
Creo que el apoyo en general es el conjunto de todos ellos y estos, a su vez, son matices del mismo.

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Voy a poner un ejemplo desde la teoría de la Terapia Gestalt.
Si queremos plantar árboles, remolachas o flores o cualquier otra cosa que queramos que germine y que crezca, es
necesario que se cumplan unos requisitos básicos. Estos requisitos formarían parte del campo y corresponderían a sus
dos componentes principales: la semilla y la tierra. La semilla debería cumplir sus propias funciones: estar viva,
preparada para germinar, esto sería el autoapoyo del propio paciente. La tierra, necesita estar abonada, suelta, húmeda,
aireada, con sol, etc...; esto correspondería al autoapoyo del terapeuta. Juntas, tierra y semilla, forman el campo en
donde la semilla crecerá. Son indispensables los dos elementos para hacer posible el crecimiento y el cambio de la
semilla; cada uno, debe de reunir determinadas condiciones y cumplir determinadas funciones en el proceso. Como
dice el libro PHG: estos dos elementos se unen, a pesar de sus diferencias (eso es el contacto) para que la semilla
sobreviva y la consecuencia de ello es el crecimiento. Y Laura Perls expresa esta misma idea cuando dice: "El
contacto es reconocer y hacer frente al otro, a lo que es diferente, nuevo o extraño... no es un estado... sino que es una
actividad". Pero por muy viva que esté la semilla, requiere de la tierra para poder germinar, la tierra debe acogerla para
poder hacer todo su desarrollo, ya que puede empezar a germinar por sí misma pero sin la tierra no puede completar su
proceso. Esta acogida de la tierra con unas condiciones determinadas y una intencionalidad genuina es lo que yo
considero, en la terapia, el apoyo terapéutico.
Yo veo así el proceso terapéutico, el acogimiento genuino a la persona que es el paciente; ser un "entorno privilegiado"
donde el paciente pueda correr riesgos.
En el proceso terapéutico, la finalidad de la terapia es apoyar las interrupciones al contacto, en el aquí y ahora de la
sesión, para que este se restablezca pero, como dice Laura Perls, "el objetivo de la terapia es crear el apoyo necesario
para permitir que reorganicemos y re-encaucemos nuestra energía". No es posible el contacto si no hay apoyo
terapéutico. Efectivamente, no se puede construir una casa, si no se cuenta con el suelo, con el terreno para poderla
construir.
Cada sesión terapéutica tendrá sus propias peculiaridades para permitir, potenciar y restablecer el contacto pero es
necesario, como paso primero, el apoyo, esto es, que tanto el terapeuta como el paciente aporten al campo de
interacción una serie de condiciones. El apoyo en general son todas las condiciones del campo, todas las funciones del
campo. Por lo tanto, el apoyo terapéutico ES un requisito del campo, ES una función del campo. "El apoyo es el fondo
sobre el que se destaca (existe) y se forma una gestalt significativa: la experiencia actual" Es algo compartido, es algo
que el terapeuta debe aportar y algo, diferente, que el paciente tiene que aportar por su parte.

 Un paseo por el autoapoyo


Haciendo una división "didáctica" para poder continuar con mi explicación, ya que el campo gestáltico es la "totalidad"
y "es una abstracción", podemos hablar de tres matices en el apoyo: el apoyo del paciente, el apoyo del terapeuta
y el apoyo terapéutico.
¿Qué deben aportar paciente y terapeuta? A nivel general, el primer requisito por parte del paciente es su necesidad de
crecer, su motivación para "germinar", pero ambos, paciente y terapeuta, deben "ser capaces de correr riesgos"; aunque
en cada sesión, si seguimos a Laura Perls, esta dice: "La función más importante del autoapoyo es la respiración", más
adelante, en el capítulo 12 dice: "El (auto)apoyo consiste en todo lo que fomenta un proceso continuo de
asimilación e integración por parte de una persona, una relación o una sociedad; la fisiología primaria (la
respiración, la digestión...), la postura erguida y la coordinación, la sensibilidad y la movilidad, el lenguaje, los hábitos
y las costumbres, los modales y las relaciones sociales y cualquier otra cosa que hayamos aprendido y hayamos
experimentado a lo largo de la vida ".
Pero es obvio que, en esto, no hay una relación de igualdad, por regla general, el paciente no es muy capaz de
autoapoyarse, ni física ni psicológicamente

"Me pongo en tus manos"


  Partimos de la base de que el motivo por el que un paciente acude a terapia es porque tiene un problema. En mi
opinión, ese no es el motivo principal. El paciente, efectivamente, tiene un problema pero, lo que le hace acudir a
terapia es que no es capaz de solucionarlo por sí mismo. Busca aprender a resolver su conflicto. Ha agotado sus
posibilidades y pide ayuda. En este pedir ayuda y en cómo aprende a resolver su problema está la clave del proceso
terapéutico. Es la interacción de las relaciones entre paciente y terapeuta, en el aquí y ahora de la situación, lo
que le va a posibilitar, en primer lugar, desplegar con todo su poderío, los recursos empleados hasta ese
momento para resolver sus conflictos en sus relaciones interpersonales cotidianas. (Recordemos que no existe
ningún problema humano ni personal que no se de en un campo organismo/entorno. "Recordemos que cuando
hablamos... siempre nos referimos al campo de interacción organismo/entorno, y no a un animal aislado" ), va a
mostrarle al terapeuta, cómo hace para relacionarse, cómo hace para satisfacer sus necesidades, cómo hacer
para conseguir de su entorno lo que necesita y, por lo tanto, va a enseñarle cómo fracasa al hacerlo.

Pero cuando llega a terapia, de alguna manera, es consciente de su fracaso, es consciente de su incapacidad para darse
cuenta de qué quiere o para saber qué puede hacer para conseguirlo, su autoestima está por los suelos. No solo sus
introyectos, sino su incapacidad diaria para satisfacer sus necesidades (necesidad de reconocimiento, de intimidad, de
valoración, ...) le han ido disminuyendo la confianza en sí mismo. Sus insatisfacciones cotidianas, le han hecho dudar
de sus capacidades, de sus recursos, en definitiva, le han hecho dejar de creer en él. La función básica de la terapia es
restablecer la confianza en uno mismo, la confianza en la propia capacidad para conseguir satisfacer las propias
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necesidades, en una palabra, confiar en la autorregulación del organismo. Luego, el paciente irá aprendiendo
cómo aprender, específicamente, a conseguir satisfacer estas necesidades, aprenderá a mantenerse en contacto gracias
al apoyo del terapeuta a cada interrupción del contacto.
Recuperar la confianza en uno mismo, recuperar la fe en las propias capacidades solo es posible con un buen
apoyo terapéutico. El terapeuta necesita estar atento a cuidar los "detalles" en el campo. No se trata de resolverle al
paciente los problemas, no se trata de aconsejarle o de decirle lo que tiene que hacer; esto, lo único que haría sería
aumentarle más su falta de confianza en sus propios recursos. En eso consiste la terapia, recordémoslo, en su
aprendizaje. Cuidar los "detalles" significa creer en la propia capacidad del paciente, valorar el esfuerzo del
paciente, disfrutar con su presencia, entusiasmarse con sus aportaciones, ver siempre lo bueno y lo "creativo"
de sus acciones, hayan sido acertadas o no. Apoyar al paciente es hacerle sentir que, en ese aquí y ahora, de cada
sesión, "él es único en el mundo para ti y tú eres único en el mundo para él". Después, cada uno volverá a sus
quehaceres cotidianos, a sus relaciones interpersonales, sintiéndose pleno, sintiéndose que, después de todo, merece la
pena estar vivo y relacionarse, porque, en definitiva, uno se siente querido y aceptado.
En el apoyo terapéutico apoyamos a la persona por lo que es, no por lo que hace, para poder cumplir el
propósito de la Terapia Gestalt "... ejercer el yo, con ayuda de las distintas experiencias, para tomar consciencia de
sus diferentes funciones hasta hacer revivir espontáneamente la sensación de 'yo soy quien está pensando, sintiendo,
haciendo'".
Sigue diciendo Laura: "reforzar y aumentar las funciones del apoyo, moviliza las emociones alienadas y las
posibilidades de establecer contacto, permite acceder fácilmente al material del fondo que había sido reprimido".

 El terapeuta es el apoyo terapéutico


¿Qué debe aportar, específicamente, el terapeuta al campo de la relación terapéutica? Su propio autoapoyo, y la
capacidad de brindarle al paciente la posibilidad de establecer un contacto adecuado.
"El apoyo para entrar en contacto procede de todo lo que se ha asimilado e integrado". Continua diciendo Laura: "...
sólo lo que ha sido asimilado e integrado en el funcionamiento del organismo se convierte en apoyo... la postura,
los hábitos, las costumbres, el lenguaje, los modales, etc."
El terapeuta, como "tierra" imprescindible para la posibilidad de establecer el contacto debe, por un lado ser capaz de
autoapoyarse, creer en él y ser capaz de dar y recibir.

Perls y Goodman dicen... Y en la etapa en la que se convierte él mismo en autoridad, en profesor, en padre, el
campo se modifica de nuevo: el individuo independiente lo es ahora menos, ya que otras personas se encariñan
espontáneamente de él o dependen de él simplemente por sus actitudes. Y estas personas, a su vez, le ofrecen la
ocasión de expresarse mediante otras acciones nuevas. Son raras las personas que se vuelven maduras hasta el
punto de aconsejar, guiar y cuidar, sin avergonzar, sin dominar, etc., abandonando simplemente sus intereses
'independientes' como si, en ese momento, fueran menos interesantes".
Y Laura vuelve a matizar estos conceptos y matiza esta "relación de simetría" diciendo que, "dar y recibir ("Give and
Take") comprende toda la gama de posibilidades del proceso social, cuyo fin es mantener el equilibrio social mientras
tiene lugar un crecimiento continuo".
El terapeuta, si es serio, en el sentido goodmaniano, va a concentrar su atención en la realidad del objeto y en su
relación (la cursiva es mía) con él, lo que supone un movimiento de crecimiento personal. Un irresponsable es
alguien que no toma en serio lo que le es necesario. Un diletante juega caprichosamente con su arte, disfruta,
pero no se responsabiliza de los resultados. El aficionado se ocupa seriamente de su arte, se siente responsable
de él pero no necesita comprometerse con ello. El artista toma su arte en serio y se compromete con él".

¿Qué puede hacer, concretamente, el terapeuta?


1º.- Debe ser capaz de autoapoyarse, aceptarse y quererse, sin depender de la respuesta del paciente. Que su autoestima
esté a prueba de "sobornos".
2º.- Debe "dejarse impresionar" por lo genuino de cada ser humano.
3º.- Que sea educado: saludar cordialmente, saber agradecer, ...
4º.- Debe ser capaz de valorar al paciente y de contenerle, esto es, ponerle límites de una manera adecuada.
5º.- Debe ser "detallista": dejar salir una sonrisa cálida, tener una palabra amable, hacer sentir al otro cómodo y en
confianza.
6º.- Su función personalidad debe ser rica y estar al servicio de la terapia (no la terapia al servicio de su vanidad).
Laura dice, "Una postura erguida es el principal soporte. Todo lo adquirido, lo realmente aprendido es soporte.
Todo lo indigestado, no lo es".

 Tres peligros hay en esto, por parte del terapeuta:

1º.- Fingir; debido a una falta de apoyo personal, no ser capaz de aceptar genuinamente al otro como un ser "único e
irrepetible", fascinante y atractivo. Dice Laura: "la persona que hace un sacrificio (al dar), le falta autoestima y
acaba exagerando lo que da... ya que proyecta su propia necesidad insatisfecha...".

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2º.- Excederse y dejar de ser uno mismo. Como dice Laura: "El contacto supone reconocer al 'otro', supone estar
consciente de que existen diferencias... estar en contacto se refiere a un estado continuo que conduce poco a poco hacia
la indiferencia (confluencia). Establecer contacto es una función de la formación de la figura, supone estar consciente,
atento, etc."

3º.- Ser excesivamente rígido, frío y autoritario, dando consejos y marcando constantemente la distancia y las
diferencias. Generando desigualdad y vergüenza.
Gordon Wheeler habla de que de que la falta de apoyo por parte del entorno, tiene como consecuencia la vergüenza. En
mí opinión, y siguiendo este razonamiento, podríamos decir que cuando hay suficiente apoyo adecuado por parte del
entorno, cualquier ser humano obtiene como resultado la autoestima. La autoestima es el producto final de la estima,
la aceptación y la valoración, por parte del entorno. Sería una aplicación concreta del principio gestáltico, de que
"gracias al contacto sobrevivimos y la consecuencia de sobrevivir es el crecimiento" (PHG)

 "Me siento abandonado por ti"


Pero el apoyo, por encima de todo, es una relación de igualdad. Si no existe el suelo, la tierra difícilmente me puede
sostener en pie, ni tampoco puedo caminar, pero si no tuviera esqueleto, o me faltara el tono muscular... tampoco
podría sostenerme ni caminar.
¿Qué es más importante, el suelo o mis recursos? Uno y otro son necesarios por igual.
El paciente, la mayor parte de las veces, ávido de apoyo y no creyendo en sus recursos, reacciona aferrándose al
terapeuta, trata de agarrarse a él como la única fuente de apoyo disponible. Reproduce una forma arcaica de apoyo,
la relación cuidador/niño.
Es el terapeuta quien debe fomentar el proceso de awareness del paciente hacerle sentir su propia capacidad de
autoapoyo.
Pero, lamentablemente, en muchas ocasiones, el terapeuta olvida esta función. Olvida esta relación de igualdad, olvida
la propia capacidad del paciente para autoapoyarse y movido por sus propias necesidades insatisfechas, proyecta en él
sus abandonos y fomenta la relación de desigualdad. En ese momento, el paciente deja de ser persona para el terapeuta
y pasa a ser "su objeto". Se ha perdido la posibilidad de compartir y de crecer. Como una "madre" posesiva le
atiborra no ya de comida real sino de consejos, normas, sugerencias.

 Algunos ejemplos
No resulta fácil poner ejemplos concretos de apoyo terapéutico ya que, la mayor parte de las veces, son detalles no
verbales difíciles de describir y que pierden su calidez fuera de contexto pero quiero contar uno especialmente
significativo ya que ha tenido lugar en una planta de un Hospital Psiquiátrico y fuera de un marco específicamente
terapéutico. Pilar, auxiliar de clínica es, además, terapeuta gestáltica. Lleva dos semanas trabajando en la planta de
mujeres del Departamento de Psiquiatría de un gran hospital. Lleva las cenas a las habitaciones de las pacientes. Entra
en una de las habitaciones y después de dejar a la paciente la bandeja de la cena, le pregunta que cómo está y le habla
con cariño. La paciente la mira con asombro y después la dice: "No debes tratarme así, porque no estoy acostumbrada a
eso y ahora no sé que hacer con esto". Otro ejemplo. En la primera cita, una paciente me cuenta que su hijo
pequeño, Javier, tiene gripe. A la semana siguiente, cuando vuelve a su sesión, le pregunto por su hijo Javier, me
contesta que ya está bien y me sonríe. Tiempo después, me comenta que cuando volvió la segunda vez y le pregunté
por su hijo, recordando el nombre y preguntando con tanto cariño, se sintió conmovida y pensó: "Si se acuerda de mi
hijo y de su nombre y me pregunta con tanto interés y cariño por él, también debe sentir interés y cariño por mí. Quiero
seguir viniendo con ella".

Conclusiones.  En esta ocasión me conformo con resaltar algunas ideas:


 que el apoyo, en general, son todas las funciones del campo terapéutico;
 que el apoyo terapéutico es una función del campo terapeuta-paciente;
 que sin apoyo no hay contacto;
 que la calidad del apoyo terapéutico depende de la calidad del terapeuta para ser persona en el sentido
goodmaniano.
  Y no puedo, por menos que acabar este escrito, con unas palabras de Laura Perls como colofón. "si queremos
ayudar a nuestros pacientes a realizarse como seres realmente humanos, nosotros también hemos de tener valor
suficiente como para exponernos a los peligros de ser humano".
   Referencias
 PERLS, F; HEFFERLINE, R. y GOODMAN, P.: Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human
Personality, The Gestalt Journal Press, Hhighland, 1994 (en español, Terapia Gestalt: Excitación y
Crecimiento de la Personalidad Humana, Col. Los Libros del CTP, Madrid, 2002; en prensa).
 PERLS, Laura: Viviendo en los límites, Ed. Promolibro, Valencia, 1994. ----------La Voz del Síntoma, Adriana
Schnake
 Paul Goodman; Aquí, ahora y lo que viene, Taylor Store…….Fritz Perls, aquí y ahora, Jack Gaines
 Fundamentos de la Gestalt, Dr. Joel Latner……….No empujes el río porque fluye solo, Barry Stevens
 Proceso y diálogo en psicoterapia gestáltica, Gary Yontef……….Contacto & Relación en Psicoterapia,
Jean-Marie Robin
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Perls, F.; Hefferline, R.F. y Goodman, P. (1951): Gestalt Therapy, excitement and growth in the Human Personality,
Ed. Julian Press, New York, 1994 (Versión española inédita del Centro de Terapia y Psicología, Madrid, 1997). Es el
libro "fundador" de la Terapia Gestalt. Es un libro difícil de leer y de comprender ya que sus autores no querían que las
ideas contenidas en él se "introyectaran" sin más, sino que se "rumiaran" y se asimilaran o se descartaran de una
manera madura. Consta de dos partes, la primera es la teoría mientras que la segunda son ejercicios (muy elementales y
sin demasiada consonancia con la primera parte) como una manera de fomentar el awareness (darse cuenta).
 Robine, J.-M.: Terapia Gestalt; Ed. Gaia, Madrid, 1998. Un librito de tan solo noventa páginas pero, en mi opinión,
una de las mejores muestras, traducidas al español, de lo que es la Terapia Gestalt. Tiene un fallo: la traducción es muy
mala e inexacta.

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