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REV122021
Módulo 2
Concepto de gestión pública
GESTIÓN ESTRATÉGICA DE LA GESTIÓN PÚBLICA
Contenido
1. DEFINICIÓN DE LOS MODELOS DE GESTIÓN PÚBLICA ........................................................................... 3
BIBLIOGRAFÍA .........................................................................................................................................54
TABLAS
FIGURAS
Al margen de que muchos expertos puedan coincidir, o no, con estas afirmaciones,
hay algo claro: el movimiento de la NGP tuvo un impacto significativo, ya fuese
positivo o negativo, en el campo de la administración pública, la política pública y
la reforma del Gobierno. Sin embargo, en la actualidad parece que el movimiento
de la NGP va declinando con el tiempo mientras en todo el mundo surge una nueva
perspectiva, conocida como gobernanza. La denominación de este nuevo
paradigma varía según quienes lo apoyan, pero el elemento común entre las
nuevas perspectivas es la gobernanza.
Este hecho no era grave mientras prevaleciese un Estado pequeño, cuya única
función era garantizar la propiedad y los contratos. En el Estado liberal, solo eran
necesarios cuatro ministerios:
1 BRESSER (1996).
Por otro lado, la expansión del Estado respondía no solo a las presiones de la
sociedad, sino también a las estrategias de crecimiento de la propia burocracia.
Una administración pública gerencial se hizo, por lo tanto, necesaria, no solo por
los problemas de crecimiento y de diferenciación de estructuras y complejidad
creciente del tipo de problemas a ser enfrentados, sino también por la legitimación
de la burocracia frente a las demandas de la ciudadanía.
Los países en los que esa revolución se hizo más acentuada fueron Reino Unido,
Nueva Zelanda y Australia. En los Estados Unidos esa revolución ocurrió
principalmente a nivel de los municipios y condados —revolución que el libro de
OSBORNE y GAEBLER (1992), Reinventando el Gobierno, describe de forma tan
expresiva—. Es la administración pública gerencial que está surgiendo, inspirada
en los avances realizados por la administración de empresas.
La nueva filosofía de gestión pública, utilizando palabras de HOOD (1991, pp. 5-6),
«es un matrimonio entre el nuevo institucionalismo y la gerencia profesional.
Dentro de la amplia variedad de enfoques o teorías económicas sobre las que se
construye el nuevo institucionalismo». HOOD destaca su formación a partir de las
ideas de la Teoría de la elección pública, la Teoría de los costes de transacción y
la Teoría de la agencia, doctrinas que persiguen reformas administrativas mediante
ideas como la competencia, elección, transparencia y control. Así, los partidarios
del Public Choice focalizan en la relación entre propiedad pública o privada en el
desarrollo de la actividad pública, siendo la delegación de autoridad y las
divergencias en la consecución de los objetivos, el campo de estudio de la Teoría
de la agencia y los Costes de transacción.
2 GARCÍA (2007).
2002, p. 10). En las líneas sucesivas analizamos más detenidamente cada una de
estas teorías.
Esta teoría puede ser definida, utilizando para ello las palabras de MUELLER (1989,
pp. 1-2), como el estudio económico de las decisiones que son adoptadas al
margen del mercado o, sencillamente, como la aplicación de la Economía a la
Ciencia Política. Sus propuestas giran en torno a los problemas que la burocracia
administrativa plantea en la obtención de la eficiencia en la actuación pública,
criticando implacablemente el monopolio estatal en el que actúan (DOWNS, 1967,
p. 257). Sus hipótesis, basadas en la necesidad de contratar servicios en el exterior
para incrementar la eficacia y evitar las ineficiencias de la burocracia, consideran
que estas no son alcanzadas por la simple conversión de lo público en privado,
mientras se mantenga el régimen de monopolio, sino con la introducción de
mecanismos de mercado, independientemente de si la producción sea de
titularidad pública o privada (BUCHANAN, 1954, p. 334).
Las medidas que proponen para evitar el monopolio burocrático pueden resumirse
en las siguientes (NISKANEN, 1971, p. 78):
contractuales. Estos costes varían, por un lado, con las características de las
decisiones de los gestores que participan en la transacción, y, por otro lado, con
los objetivos propios del mercado. Por ejemplo, la producción interna será más
eficiente cuando los activos específicos sean importantes, existan incentivos para
que las partes muestren comportamientos oportunistas, el número de potenciales
usuarios será reducido, o/y la demanda futura de los servicios sea incierta.
c. El neotailorismo
Dentro de la teoría que aquí analizamos, la causa de una mala gestión tiene que
ver con la administración en sí misma. Para el neotailorismo, carecer de un sistema
de gestión adecuado —información fidedigna relativa a los costes de las
actividades y a los logros conseguidos— y el perfil tradicional de los gestores
públicos son los factores más importantes que impiden la consecución de la
ansiada eficiencia (MARTÍN, 1983; PETERS y WATERMAN, 1982).
Podemos concluir que las técnicas propuestas por esta teoría son,
fundamentalmente:
d. La teoría de la agencia
Se entiende que existen o que podemos encontrarnos con dos niveles básicos en
la relación de agencia dentro del sector público:
Identificados los aspectos fundamentales de las teorías básicas que han dado lugar
a la nueva gestión pública, debe indicarse que cada una de ellas aporta elementos
significativos que permiten obtener «un gobierno que cueste menos y trabaje
mejor» (GORE, 1993). Las líneas principales de actuación dentro de cada una de
las teorías analizadas diseñan las distintas acciones a realizar para lograr la reforma
del sector público; estas se encuentran resumidas en el cuadro 02.
«Si concebimos a la nueva gestión pública como un debate en torno a estas cuestiones, debemos
descartar de inmediato definiciones formales, como que la nueva gestión pública sea una corriente
internacional, un conjunto de ideas novedosas, un modelo de organización de servicios públicos, o
una pura teoría. Todas estas definiciones, que estimulan la literatura en este campo, serían
secundarias frente a la tarea central de hallar las mejores respuestas, según las circunstancias, a
las cuestiones de cómo estructurar, gestionar y controlar, individual y colectivamente, los sistemas
burocráticos públicos».
Reducción de la Implantación de
Introducción del burocracia y sus
herramientas de
sector privado en la Reestructuración normas de actuación.
control vinculadas
producción pública. organizativa en Simplificación de la
con el ejercicio de
relación con la estructura jerárquica.
Introducción de responsabilidades.
función de coste más Perfeccionamiento
mecanismos de óptima. de los mecanismos
Implantación de
competencia. de motivación,
vinculados con los procesos de
sistemas de control. rendición de cuentas.
«La nueva gobernanza responsiva busca nuevas formas de vincular al Estado con la sociedad, en
donde lo que prevalezca sean las redes sobre la jerarquía y los ciudadanos participen en la
coproducción de los servicios que reciben por parte del Estado. La acción estatal, en este modelo,
tiene un enfoque holístico para responder a las necesidades individuales y las problemáticas de la
sociedad».
3Cfr. OSBORNE, Stephen P. (2006). Editorial: The New Public Governance? Public Management Review 8(3),
pp. 377-387.
En los últimos años, las sociedades se han visto inmersas en profundos cambios
que están teniendo una repercusión en los poderes públicos. Tal y como observan
PIERRE y PETERS, la globalización, los cambios en la sociedad y su creciente
complejidad, los fallos del mercado y la crisis fiscal del Estado, las nuevas formas
de gobierno y el legado de la responsabilidad política tradicional, la emergencia de
la nueva gestión pública y el cambio de la administración hacia el mercado están
demandando una nueva manera de gobernar.
El mundo es hoy en día más complejo, dinámico y diverso, lo que no admite una
visión única, sino que requiere una aproximación plural. Por ello, los sistemas de
gobiernos tradicionales, basados en la jerarquía y la unilateralidad, altamente
«estadocéntricos», no son suficientes ni, incluso, idóneos para hacer frente a los
problemas, desafíos y retos que surgen. Tampoco lo son las aproximaciones al
mercado, por ejemplo, a través de la privatización y la desregulación.
Estos nuevos escenarios hacen la acción del gobierno cada vez más difícil, al
complicarse la consecución de las expectativas de la sociedad articuladas a través
de objetivos políticos específicos presentados democráticamente. Como
consecuencia, la credibilidad y la legitimidad de los gobiernos se han visto
directamente afectadas y, paralelamente, los modelos tradicionales de
representación democrática y de formulación de los objetivos sociales se han
puesto en duda. Tampoco los retornos recientes al mercado, que se han planteado
como reacción a la crisis del Estado de bienestar intervencionista, han sido una
solución generalizable.
Por ello, en los últimos años, la gobernanza se está extendiendo y está siendo
objeto de una importante atención. Desde una perspectiva general, la gobernanza
se identifica con los cauces y los mecanismos a través de los cuales las diferentes
preferencias de los ciudadanos que coexisten en esta nueva realidad se convierten
en elecciones políticas efectivas, y la conversión de la pluralidad de los intereses
sociales en una acción unitaria, alcanzando las expectativas de los actores sociales.
4 PIERRE (2000); MAYNTZ (2001); MORATA y HANF (2000) y PRATS CATALÀ (2005).
5 VILLORIA (2009).
Sin embargo, la burocracia puede ser vista, también, como un avance significativo
en los intentos de racionalizar la actividad de las organizaciones y, en nuestro caso,
de los poderes públicos. Burocracia y modernidad son dos conceptos indisolubles.
Las sociedades que entran a la era de la modernidad encuentran en la burocracia
la forma normal de organizarse, con todo lo bueno y lo malo que esto tiene. Max
WEBER, que fue quien teorizó ambos conceptos de forma magistral, hablaba de la
burocracia como «una jaula de hierro», en la que la creatividad humana podría
perecer.
Los rasgos ideales de esta organización, que constituye el tipo más puro de la
legitimidad racional-legal, serían, entre otros:
«Pues bien, el modelo burocrático, que ha atravesado con adaptaciones evidentes, pero con
notable éxito la generación y desarrollo del Estado liberal y la generación y desarrollo del
Estado de bienestar, está sometido ahora a un importante proceso de deslegitimación y
crítica».
La crítica al modelo burocrático, en la práctica, como modelo de gestión, tiene una
larga historia, el propio WEBER consideraba a la burocracia una «jaula de hierro»
que atraparía a la humanidad en su maquinización, excesiva disciplina y fría
MAESTRÍA EN GESTIÓN PÚBLICA 20 | 54
GESTIÓN ESTRATÉGICA DE LA GESTIÓN PÚBLICA
6 VILLORIA (2009).
Durante las últimas cuatro décadas han sido numerosas las aportaciones teóricas
y prácticas que han intentado modificar
los parámetros organizativos y la
gestión del sector público. Como ya se
ha señalado, la administración pública
tradicional va asociada al concepto de
burocracia; es decir, una organización
jerárquica en que cada unidad tiene
unas responsabilidades claramente
delimitadas, sus actuaciones están
reguladas mediante reglas escritas y
mecanismos de control vertical. En su
momento, aunque ahora pueda resultar una paradoja, el modelo de organización
burocrático fue la respuesta a las necesidades derivadas de la modernidad, una
modernidad racionalizadora que se manifestaba en el dominio de la eficiencia, la
predictibilidad, la calculabilidad y el control tecnológico. Pero la administración
pública tradicional, que se inspira en el modelo organizativo burocrático, ha
desarrollado con el tiempo disfunciones muy importantes que tienen como
El peso real de estos dos grupos de corrientes es muy desigual: las corrientes
neoempresariales representan la mayoría de la literatura y resultan ser la fuente
de inspiración directa de un significativo número de equipos de gobierno de
nuestras administraciones. Las corrientes que podríamos denominar como
neopúblicas (repolitización, nueva regulación, participación y ética), en cambio,
son claramente minoritarias tanto en el mundo académico como en las bases
Filosofía de «no remar», sino hacer que los otros «remen»: el Estado
relacional y la sociedad del bienestar, más que el Estado intervencionista y
del bienestar.
Fomentar la mutación de las administraciones públicas al pasar de
proveedoras de servicios públicos a intermediarias que «venden» servicios.
Adopción del lenguaje y los conceptos del sector privado.
La reducción de la relación entre la administración y la ciudadanía a la
relación administración-clientes.
Fragmentación de la administración en unidades más pequeñas con una
creciente autonomía respecto a la gestión económica, patrimonial, laboral,
etc., para que estas se especialicen en la producción de una gama
determinada de servicios, y se reajusten con más facilidad a las necesidades
de los clientes de los servicios públicos.
Todo lo anterior se materializa en organismos que tienen unas formas
jurídicas alejadas en mayor o menor grado del derecho público.
Por otra parte, las características más destacables de las corrientes neopúblicas
son:
Por otra parte, las críticas y problemas asociados con las corrientes neopúblicas
consisten en:
7 PRATS (2005).
Sin embargo, como ya hemos expuesto, la nueva gestión pública vino acompañada
de otras ideas mucho más polémicas, mucho menos compartidas y de durabilidad
más problemática. Entre ellas están que el desempeño mejora (SHICK, 2000):
8 KIM (2007).
Se está reduciendo. El papel del Gobierno central está menguando hasta cierto
punto. Las voces de otras contrapartes están volviéndose críticas. Exigen cada vez
más, así que muchas cosas van cambiando. Puede observarse que hay una
transición del Estado weberiano al Estado posmoderno. El grado de cambio puede
variar de un país a otro; la transformación puede apreciarse en diversas áreas: del
gobierno a la gobernanza, de la jerarquía a la heterarquía (como las redes), del
poder concentrado al poder difuso, del Estado unitario y/o centralizado al
fragmentado y/o descentralizado, de los Estados monolíticos a los Estados vacíos,
etcétera (RICHARDS y SMITH, 2002, p. 36).
9BUNDSCHUH-RIESENEDER, Friederike (2008). Good governance: characteristics, methods and the austrian
examples. Transylvanian Review of Administrative Sciences, 24E/2008 pp. 26-52.
http://rtsa.ro/tras/index.php/tras/article/viewFile/91/87
La rendición de cuentas es
una de las principales
características de la
gobernanza responsiva, ya
que implica que una
organización es responsable
ante los que se verán
afectados por sus decisiones
o actos, así como las normas
aplicables al derecho.
Un Gobierno debe ser capaz
de regularse a sí mismo por
medio de las leyes,
reglamentos y políticas que
abarcan sus derechos y
deberes, así como los
mecanismos para el
cumplimiento y solución imparcial a las controversias; es decir, la aplicación
justa y consistente de las leyes y la aplicación de las políticas
gubernamentales.
Las políticas y acciones del Gobierno deben ser coherentes y de fácil
comprensión. La coherencia requiere de un fuerte liderazgo político y asumir
responsabilidad por parte de las instituciones públicas para garantizar un
enfoque coherente dentro de un sistema complejo.
10 PETERS (2005).
y, por lo tanto, la ciudadanía es vista en gran medida como sujeto de la acción del
Gobierno, más que como participante activa en la selección de esas políticas. La
buena noticia es que, en muchos sentidos, las reformas han tenido éxito y sería
difícil objetar que en el año 2004 los Gobiernos son más eficientes de lo que eran
en 1984 o incluso en 1994.
Las reformas de la NGP y, hasta cierto punto, los modelos neoliberales de gobierno
en general han puesto mayor énfasis
en el papel del gerente público en la
tarea de gobernar, con lo que se
redujo la posición dominante de los
políticos. Al gerente público,
reclutado a menudo fuera del servicio
de carrera en los sistemas que
adoptan esta forma de gobernar, se
le considera capaz no solo de
gestionar los programas públicos,
sino también de ser algo así como un
«empresario de las políticas». Más
aún, la rendición de cuentas en el
modelo de la NGP depende más del
desempeño y menos de criterios políticos, lo que, de nuevo, debilita los
fundamentos políticos de la tarea de gobernar. La devolución de autoridad a los
gerentes y a organizaciones autónomas o cuasiautónomas también tendió a
exacerbar algunos de los problemas de coordinación y coherencia que existían en
los Gobiernos. La gobernanza, como enfoque alternativo para el sector público y,
más específicamente, para la administración pública, representa un intento por
involucrar más a la sociedad en la tarea de gobernar y por reducir los elementos
jerárquicos del sistema.
por alcanzarlos no resulta demasiado elevado, por importantes que ellos puedan
ser.
El origen y las causas de estas transformaciones del Estado habría que buscarlos
tanto en el fenómeno de la globalización como en la propia evolución de las
sociedades desarrolladas hacia una mayor complejidad. Realidades como la
internacionalización de la economía, una mayor demanda del sector privado de
participar en las decisiones públicas, la complejidad inherente a los nuevos asuntos
de políticas (policy issues) o la generalización de los modos de la nueva gestión
pública, fuerzan todas ellas un cambio hacia nuevos esquemas de articular las
decisiones.
En este escenario de complejidad, se afirma que ningún actor, sea este público o
privado, tiene en la actualidad ni el conocimiento ni la información suficiente para
dar respuesta a los problemas de nuestras sociedades complejas (KOIIMAN, 2000).
Ninguno dispone por sí solo de la posibilidad de dominar unilateralmente los
diferentes sectores de política.
Hay que advertir que la confusión es grande. En algunas obras nos hallamos con
el término gobernanza referido de manera muy general a las distintas
manifestaciones empíricas de las adaptaciones del Estado a su ambiente externo.
En otras ocasiones, sin embargo, encontramos representaciones conceptuales o
teóricas más elaboradas sobre la coordinación de los sistemas sociales y, en
especial, sobre el papel del Estado en dicha coordinación.
El enfoque moderno de
gobernanza se aleja de la perspectiva anterior y tiene, a su vez, dos
versiones, una positiva y otra negativa:
En una línea similar, RHODES afirma que, para la Administración Pública, existen
siete definiciones diferentes de gobernanza según el terreno en el que nos
movamos:
Gobernanza corporativa.
Nueva gestión pública.
Good governance.
Interdependencia internacional.
Sistemas sociocibernéticos.
Economía política.
Redes.
Los principios de buena gobernanza han de ser aquellos que impliquen un buen
funcionamiento de la gobernanza y que, por tanto, le permitan conseguir sus
objetivos.
Estén todos los actores que han de estar, cada uno de ellos asumiendo el
rol que le corresponde.
Los actores tengan las condiciones necesarias y suficientes para poder
tomar las decisiones que les correspondan.
Se pueda tomar decisiones.
12 CERRILLO (2005).
Transparencia.
Participación.
Rendición de cuentas (accountability).
Eficacia.
Coherencia.
Ahora bien, no existe un acuerdo unánime sobre si estos son todos los principios
de buena gobernanza que se debe reconocer. Así, en algunos casos se ha hecho
referencia a otros principios de buena gobernanza como:
Sin embargo, estos y otros principios que se han incluido entre los de buena
gobernanza no lo son, a nuestro entender. Por un lado, porque algunos de ellos
no son principios de buena gobernanza, sino principios de buena administración a
los que últimamente se han referido diferentes instituciones. Los principios de
buena administración se dirigen a los funcionarios y personal de los organismos
públicos y regulan sus relaciones con los ciudadanos y, por tanto, tienen un ámbito
más específico que los principios de buena gobernanza, que se refieren a las
relaciones entre actores políticos. Por otro lado, porque otros hacen referencia al
funcionamiento de las instituciones y no tanto a sus relaciones con otros actores.
Hay que diferenciar por tanto entre proceso y proyecto, al tratarse este último
de la combinación de recursos
(humanos, técnicos y económicos),
reunidos temporalmente para
conseguir un propósito determinado.
La principal diferencia entre ambos
conceptos es que el proyecto hace
referencia a un trabajo no repetitivo
que se ha de planificar y realizar según
especificaciones, recursos y plazos
predeterminados. La creación de una
nueva unidad administrativa en una
organización pública se debe enfocar
bajo la óptica de los proyectos,
mientras que el establecimiento de las
actividades a realizar por dicha unidad responde a la gestión de procesos.
13 FIIAPP (2007).
entrada al proceso y a partir de este se genera una salida al cliente, bien sea
usuario interno o ciudadano, es apropiado completar el esquema con la
introducción de sistemas de medición, de modo que permita conocer si el proceso
está bajo control.
Promover que las entidades públicas en los tres niveles de Gobierno cuenten
con objetivos claros, medibles, alcanzables y acordes con las Políticas
Nacionales y Sectoriales.
Conseguir que el Estado disponga, asigne y ejecute los recursos
presupuestales para financiar los resultados que los ciudadanos esperan y
valoran.
Redefinir a nivel nacional, regional y local, las competencias y funciones de
las entidades en concordancia con el proceso de descentralización.
Implementar la gestión por procesos y promover la simplificación
administrativa en todas las entidades públicas con el fin de generar
resultados positivos en la mejora de los procedimientos y servicios
orientados a los ciudadanos y empresas.
Promover que el sistema de recursos humanos asegure la profesionalización
de la función pública con el fin de contar con funcionarios y servidores
idóneos para el puesto y las funciones que desempeñan.
Monitorear y evaluar la eficiencia y eficacia en la transformación de los
insumos, en los productos y resultados que los ciudadanos demandan.
Desarrollar un sistema de gestión del conocimiento integrado al sistema de
seguimiento, monitoreo y evaluación de la gestión pública, que permita
Los procesos dentro de las organizaciones deben ser definidos como una secuencia
de actividades que transforman una entrada en una salida, añadiéndole un valor
en cada etapa de la cadena. Sin embargo, la mayor parte de entidades no cuenta
con las capacidades o los recursos para trabajar en la optimización de sus procesos
de producción de bienes y servicios públicos. En ese sentido, no se estudia de
manera rigurosa y estructural cómo optimizar, formalizar y automatizar cada uno
de los procesos internos a lo largo de la cadena de valor.
Los procesos son definidos como una secuencia de actividades que trasforman una
entrada o insumo (una solicitud de un bien o un servicio) en una salida (la entrega
En un modelo de gestión por resultados, los dos tipos de procesos deben ser
optimizados.
El personal (conocimiento).
La infraestructura
(instalaciones).
Los equipos.
Las técnicas y métodos.
Las finanzas.
Bibliografía
Pan Suk Kim (2007). Desafíos a la capacidad pública. Volumen XVI, Numero 2, II
Semestre de 2007. Pp. 511-537. Gestión y Política Pública.