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Paakat: Revista de Tecnología y

Sociedad
E-ISSN: 2007-3607
suv.paakat@redudg.udg.mx
Universidad de Guadalajara
México

de Pelekais, Cira; Soto, Maricarmen; Aldrin Pelekais, Elmar; Andris Pelekais, Elmars
De la publicación impresa a la electrónica: una simbiosis de elementos para divulgar la
producción científica en las organizaciones universitarias
Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad, núm. 10, marzo-agosto, 2016
Universidad de Guadalajara
Guadalajara, México

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Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad
ISSN: 2007-3607
Universidad de Guadalajara
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México
suv.paakat@redudg.udg.mx

Año 6, número 10, marzo-agosto 2016

De la publicación impresa a la electrónica:


una simbiosis de elementos para divulgar la producción científica en las
organizaciones universitarias

Cira de Pelekais1
Maricarmen Soto2
Elmar Aldrin Pelekais 3
Elmars Andris Pelekais4
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, Venezuela.

[Recibido: 20/09/2015; aceptado para su publicación: 15/12/2015]

Resumen

Este artículo tiene como propósito realizar un análisis argumentativo sobre la metamorfosis
evidenciada en la transición de la publicación impresa a la electrónica, partiendo de una simbiosis de
elementos utilizados para divulgar la producción científica en las organizaciones universitarias.

Mediante una revisión documental con un diseño bibliográfico se explica la trazabilidad de las revistas
que difunden el conocimiento, proporcionando visibilidad, impacto y popularidad ante el mundo
académico en el transcurrir del tiempo. Se toma como punto de referencia el antecedente
sociohistórico que revela algunas razones para que los cambios se hayan producido y su incidencia en
el mejoramiento del material que se edita, incluyendo el número de enlaces recibidos, las
posibilidades de descarga de los contenidos en otros idiomas, el cumplimiento de periodicidad, la
facilidad de localización y los formatos que permiten mayor accesibilidad a los usuarios. También se
hace un inventario de las ventajas aportadas y desventajas que deben ser asumidas, para realizar un
balance de los resultados obtenidos durante la etapa de evolución.

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Finalmente, considerando que el proceso evolutivo de las publicaciones se observa desde los libros
hasta los cambios ocurridos por las redes electrónicas de comunicación, es posible analizar el
nacimiento de la memoria y la diseminación de los saberes para garantizar la permanencia con altos
estándares de calidad en las publicaciones, sobre todo en el contexto universitario.

Palabras clave
Publicación impresa, publicación electrónica, producción científica, organizaciones universitarias.

From print to electronic: a symbiosis of elements to disseminate scientific production in university


organizations

Abstract
The paper aims to make an argumentative analysis of metamorphosis evident in the transition from
print to electronic, from a symbiosis of elements used to make the scientific production in university
organizations.

Through a literature review of a bibliographic design traceability of journals that disseminate


knowledge by providing visibility, impact and popularity with the academic world in the course of time,
taking as reference the socio-historical background that reveals some reasons to be explained changes
that have occurred and their impact on the improvement of the material that is published, including
number of links received, the chances of downloading content in other languages, meeting frequency,
location and ease of formats that allow greater accessibility to users. An inventory of the advantages
provided and disadvantages that must be assumed, then take stock of the results obtained during the
development stage are also made.

Finally, considering that the evolutionary process is seen publications from books to make the changes
to the presence of electronic communication networks, it’s possible to analyze the birth of memory
and dissemination of knowledge to ensure the continued high standards of quality in publications,
especially in the university context.

Key words
Print publication; electronic publication; scientific output; university organizations.

Introducción

La evolución de los saberes de una época a otra fue puesta en práctica por los griegos
durante los siglos V y VI a. C., hasta mediados del siglo XV, período cuando se originaron los
textos impresos, pasando por una diversidad de instrumentos para incrementar, conservar y
difundir dichos saberes dentro de un contexto cultural en el cual confluyeron pensamientos
distintos de escenarios académicos o de cualquier acción colectiva. En este sentido, es
importante resaltar que la historia deja huella en la comunicación científica desde un
material impreso como herramienta que permite aumentar la memoria en los individuos, de
allí la importancia de bibliotecas desde épocas remotas, hasta las publicaciones electrónicas
o en redes sociales que vienen a constituir un medio de difusión dinámico y de divulgación
hoy en día, tal como lo plantea Novelle (2012).

La comunicación es fundamental al entorno y práctica de la ciencia, de lo cual se


desprende que el número de publicaciones y artículos sea utilizado como indicador del
crecimiento científico a los fines de establecer la producción de publicaciones del proceso de
investigación como medida válida y eficaz de su actividad. Fundamentando lo expresado en
Russell (2012), quien señala que los investigadores no solo comunican los resultados a sus
colegas a través de los artículos publicados, libros, impresiones preliminares, electrónicas y
presentaciones en eventos académicos, sino que también se apoyan en el conocimiento de

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
trabajos publicados con anterioridad para formular propuestas y metodologías de
investigación. Este intercambio de opiniones y datos con sus pares es parte esencial de la
fase experimental. Por lo tanto, la comunicación está presente en todas las etapas del
proceso de investigación.

De allí que el proceso evolutivo de las publicaciones se observa desde los libros hasta
los cambios ocurridos al aparecer las redes electrónicas de comunicación y computación. Es
en este momento cuando nace la memoria y la diseminación de los saberes para garantizar
la permanencia y la calidad de las publicaciones, sobre todo en el contexto universitario. En
este orden de ideas, cualquiera que sea la publicación se centrará en la comunicación
eficiente y eficaz como parte de un proceso investigativo que toma en cuenta terminología,
lenguaje claro y entendible para la adaptación de un lector. Con respecto a lo planteado,
específicamente en lo que a revistas científicas se refiere, significó la formalización de un
proceso comunicativo que viene a formar parte importante de los logros de organizaciones
universitarias, ya que es un medio de divulgación que posibilita un staff de investigaciones
perecederas y disponibles para un público amplio.

En este orden de ideas, el trabajo tiene como propósito realizar un análisis


argumentativo sobre la metamorfosis evidenciada en la transición de la publicación impresa
a la electrónica, partiendo de una simbiosis de elementos utilizados para divulgar la
producción científica en las organizaciones universitarias, a través de una revisión
documental con un diseño bibliográfico en la que se explica la trazabilidad de las revistas
que difunden el conocimiento, proporcionando visibilidad, impacto y popularidad ante el
mundo académico en el transcurrir del tiempo, haciendo especial referencia al futuro de las
publicaciones científicas como medio de divulgación de los resultados obtenidos por los
investigadores en las diferentes actividades que desarrollan.

Basamento teórico referencial

El camino histórico de los manuscritos

Para iniciar se debe expresar que los manuscritos, en sus inicios, surgen como un
mecanismo de comunicación. En otro tiempo, el modo de interrelacionarse entre seres
humanos e instituciones era por medio de cartas escritas no diplomáticas o flexibles; sin
embargo, en el transcurrir del tiempo estas comienzan a ganar espacio desde el punto de
vista intelectual sobre determinados asuntos que eran de interés general, sistema que
recibió el nombre para la época de République des Lettres (República o Mundo de las
Cartas), lo cual logra un espíritu comunitario en el contexto científico.

Este proceso permitió crear las primeras impresiones para hacer más sistemática la
innovación de resumir libros y eventos culturales u otros alrededor de 1660, al querer
sintetizar descubrimientos, juicios y otros aspectos que llevaron a escribir manuscritos como
única forma de expresión.

Según lo exponen Sarmento, Pimentel y Borsetti (2003), en 1853 el manuscrito


completa su estructura, sirve ya como antecedente o toma trabajos anteriores sobre una
misma temática para preservar y difundir conocimientos, y establece prioridad en la autoría
impidiendo así los posibles plagios o fraudes, ya que un manuscrito es sinónimo de
autenticidad, investigación inédita y resultados de un estudio analítico.

De esta manera, se fue desarrollando la estructura de un manuscrito y agregándole


distinciones como las palabras clave, que surgen por el sistema de indización para ser

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detalladas después del resumen, y el resto de una estructura casi holista que por ende
integra un texto contentivo de enriquecedoras secciones, resultados y conclusiones,
formando parte de una revista con una recopilación de diversos manuscritos y distintos
autores, convirtiéndose en periódica a mediados del siglo XVII, con el propósito de generar
producción intelectual de calidad.

Es a partir del siglo XX que la tecnología hace su aparición e inician los procesos de
documentación computarizada. El gran volumen de información que ya circulaba para la
época, la rapidez con la cual se requería información, encontró el norte de manera
electrónica, a través de dispositivos pequeños, y allí con esa mesa con botones y palancas
conocida como Memex se logró una evolución en el sistema de comunicación. Así poco a
poco se pasa a la computadora, que sirve de base para lo digital en el futuro.

Evolución de las publicaciones impresas en Venezuela

En Venezuela son contadas las bibliografías destinadas a recopilar la historia de los medios
impresos. La causa, en parte, de acuerdo con lo expresado por Marcano (2007: 26), ha sido
la inexistencia durante años de un archivo que se haya encargado de registrar el
surgimiento de cada publicación periódica y no periódica de Venezuela, por lo que algunas
puede que se escapen del acervo histórico periodístico.

Con respecto a lo planteado, Eleazar Díaz Rangel realizó, en 1994, una investigación
intitulada “La prensa venezolana en el siglo XX”, que fue editada a manera de libro bajo ese
mismo nombre. El referido texto, en sus primeras páginas, comenta que “la historia de la
prensa venezolana del siglo XIX era más conocida que la del siglo XX” (Marcano, 2007: 26).

Por otro lado, la memoria histórica de los medios impresos, nos revela el autor
referenciado con anterioridad, se inició

con la Gaceta de Caracas (1808-1821) y es detallada de amplia manera hasta el


origen del periódico El Pregonero (1892-1913) y la revista El Cojo Ilustrado (1892-
1915) [afirma Díaz Rangel]. Pero luego, desde principios del año 1900 y hasta 1950,
aproximadamente, son pocos los datos sobre el origen de periódicos, revistas y
semanarios en esa época. Según el autor, las cifras que se manejan sobre esos
primeros 50 años del siglo XX son poco confiables (p. 26).

Por su parte, Castejón, en su trabajo de ascenso “Revistas, periodismo no diario”


(1986), señaló que en 1809 Andrés Bello comunica la idea de crear una revista llamada El
Lucero, que realizaría junto con Francisco Isnardi; no obstante, solo circuló el número piloto
en 1810. De acuerdo con Federico Álvarez, Bello pretendía que en El Lucero se publicaran
temas diversos como “moral civil, el bello sexo, las ciencias útiles, la historia natural de
Venezuela, la física, la medicina, la química, la botánica, poesía, lengua, teatro” (como se
cita en Marcano 2007: 26-27). Para Marcano, acorde a la recurrencia de citas de la revista
de Bello por distintas investigaciones respecto al tema, esta podría ser la primera revista
venezolana de la que se tenga conocimiento, a partir de la cual se sentarían las bases en
Venezuela por el magazine.

Al respecto, Marcano destaca que justamente fue en 1810, “año en el que circula el
piloto de la revista de Bello, surge la revista Semanario de Caracas. Sus autores, Miguel
José Sanz y José Domingo Díaz, se inspiraron en El Lucero” (2007: 27).

Años después es creado el Correo de Caracas, que Cuenca (1961) describe como “un
semanario de cuatro hojas en fino papel, escrito con el más depurado gusto por Cagigal,

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
Toro, Baralt y Suzarte”. Esta publicación, de corte literario, circuló durante dos años, desde
1839 hasta 1841. Según Cuenca, gran parte de las revistas que se fundaron en el siglo XIX
eran literarias y surgieron para satisfacer la necesidad que tenía la literatura del momento
de encontrar un medio a través del cual manifestarse. Así, las próximas revistas en
aparecer se ubican en esta tendencia (Marcano, 2007).

Acercándonos a data más reciente, es posible encontrar la cantidad de revistas


venezolanas que han surgido entre los años 2000 y 2007, las cuales no están inventariadas
en documentos; no obstante es fácil ubicar esta información por tratarse de ediciones en
años recientes. De igual forma, señala Marcano (2007) que en el caso de las publicaciones
que aún siguen en venta en quioscos y librerías, se puede precisar el año de origen de
algunas partiendo de los datos que aparecen publicados en la página de créditos, portada o
lomo de las mismas. Así, a continuación se mencionarán algunas de ellas:

Una revista especializada en comunicación visual y diseño empieza a circular en el


año 2000. Se llama Logotipos y es editada por una empresa dedicada a la venta de
productos para la publicidad exterior. Aún se mantiene en pie, pero su periodicidad no fue
constante durante sus primeros cinco años. De bimestral pasó a ser anual o semestral,
hasta este año en que retoma la circulación cada dos meses.

Blitz, revista de moda dirigida por Roland Carreño, nace en 2001. Es una publicación
de alta calidad que junto con Complot Magazine y Ocean Drive Venezuela conforman las
tres revistas más importantes sobre esta especialidad.

Pero, en nuestras organizaciones universitarias, ¿cuál ha sido la evolución de sus


publicaciones científicas impresas?

Mendoza y Paravic (2006) hacen referencia en su artículo “Origen, clasificación y


desafíos de las revistas científicas”, que el contexto histórico que incidió en que se dieran
las condiciones necesarias para que la ciencia se divulgara formalmente fue, sin lugar a
dudas, el que propició el origen de la ciencia moderna, citando para explicarlo a Engels
(1947):

la moderna investigación de la naturaleza es la única que ha conseguido un desarrollo


científico, sistemático y múltiple […] data, como toda la historia moderna, de esa
época poderosa que nosotros los alemanes llamamos la Reforma […] los franceses el
Renacimiento y los italianos el Cinquecento […] es esta la época que empieza con la
segunda mitad del siglo XV […] fue la más grande revolución progresista que la
humanidad había vivido hasta entonces (p. 3-4).

Y prosiguen las autoras referenciadas señalando que el período inicial de esta


revolución científica se prolongó hasta la primera mitad del siglo XVI, época en la cual hace
sus aportes sustanciales Copérnico, quien salió de la tradicional posición al afirmar que la
tierra era un planeta y giraba alrededor del Sol.

Una segunda fase, hasta mediados del siglo XVII, se caracterizó por las guerras
religiosas, la incorporación de América y Oriente al comercio y una crisis en la economía
europea (Sabbatini, citado por Mendoza y Paravic, 2006). En este período, el desarrollo de
los métodos matemáticos hizo que destacaran hombres como Descartes, al plantear los
fundamentos de la geometría analítica, al igual que Kepler, por el planteamiento de las
leyes de los movimientos planetarios, y Newton, por las leyes generales del movimiento de
la materia (Engels, 1947). En la tercera fase, a partir de la segunda mitad del siglo XVII, la
ciencia tuvo un rápido crecimiento y se extendió a nuevos campos de investigación.

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De acuerdo con la revisión bibliográfica planteada, tanto la sociedad como la cultura
fueron impulsadas por el comercio que se desarrollaba a través de la navegación, ya que
para la época era el medio con el que se transportaban las mercancías, productos y bienes.
Adicionalmente, también hizo su aporte la agricultura y manufactura. También es
importante dejar establecido que esta forma de crear conocimiento, novedosa para aquellos
años, fue adoptada por las sociedades científicas creadas al margen de las universidades,
pues en el sistema de educación oficial de la época, las estructuras académicas aún se
remontaban al período medieval, una formación marcada por la rigidez y poca innovación de
procesos y procedimientos, en donde no se permitía la implementación de los nuevos
métodos experimentales.

Aseguran Mendoza y Paravic (2006), al hacer un recorrido por los postulados


propuestos por algunos autores, que las sociedades comenzaban como asociaciones que
agrupaban a personas interesadas en determinados temas y cuando acumulaban asociados
y alcanzaban cierta solidez, se convertían en academias científicas nacionales, reconocidas
oficialmente. En este contexto, agrega Sabbatini (citado por Mendoza y Paravic, 2006), el
objetivo de este tipo de organización era facilitar la comunicación del nuevo conocimiento
de una forma más directa de como hasta ahora se hacía en los libros, por lo tanto
experimentar no era precisamente una de sus funciones. Ya en 1613, un intelectual
manifestaba que una de las desgracias de la época era la existencia de una gran cantidad
de libros, que hacía imposible “digerir” todo el contenido inútil que se publicaba (Solla Price,
1973).

Al revisar algunos documentos referenciales que señalan el origen o creación de


diferentes academias u organizaciones de formación que divulgaban sus aportes científicos,
descubrimientos o producción intelectual de sus miembros, es posible referenciar de nuevo
a Mendoza y Paravic (2006), quienes señalan que en 1622 se fundó la Royal Society en
Londres y la Académie Royale des Science, llamada actualmente Académie des Science, en
Francia, instancia que a los fines de divulgar sus descubrimientos adoptaron el sistema de
correo de confianza que se venía practicando en varias cortes europeas para de esta
manera intercambiar correspondencia diplomática.

De igual forma, mencionan que esta fue una de las formas encontradas para hacer
más expedita la comunicación entre los investigadores y junto al contenido intelectual de
cada carta, los científicos comenzaron a añadir poco a poco comentarios, evaluaciones y
juicios, que conformaron un método de expresión crítica de los nuevos descubrimientos.

Precisamente a esta forma de comunicarse, debido a que era un sistema de


correspondencia científica sistemática, se le llamó République des Lettres, responsable de
hacer circular entre Londres y París los progresos de la ciencia inglesa y francesa. Como
puede apreciarse en esta indagación bibliográfica, la gran problemática del momento surgió
por la inmensa expansión del método experimental; los hombres de letras no fueron
capaces de escribir o leer tanta correspondencia y se vieron en la necesidad de rescatar la
aplicación que la prensa hacía a fragmentos de noticias o periódicos. Esta situación generó
que los journals (periódicos) académicos comenzaran a circular a partir de 1665.

Es así como puede visualizarse que las primeras revistas científicas fueron el Journal
de Sçavans, en Francia y el Philosophical Transactions of the Royal Society, en Londres,
dependientes de las sociedades antes mencionadas. En 1668 apareció en Italia la
publicación Litteratti de Italia y dos años más tarde, en Alemania, la Miscellanea Curiosa,
sustituyéndose el flujo de la correspondencia científica por las publicaciones periódicas
(Sabbatini, citado por Mendoza y Paravic, 2006).

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
La primera revista médica en idioma vulgar fue el Journal des Nouvelles Découvertes
sur Toutes les Parties de la Medicine, que apareció en 1679 (Burgos, 1998).

Señalan Mendoza y Paravic (2006) que esta novedosa forma de divulgar los trabajos
breves producidos por autores individuales tuvo notables resistencias: a Newton le
produjeron profundas molestias las críticas que se hicieron respecto de sus estudios sobre
óptica en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society, situación que contribuyó
a que se decidiera a publicar solo libros terminados, con un contenido acabado de las
materias, incluidas las objeciones y los hallazgos incidentales de sus experimentos (Solla
Price, 1973). Como era de esperarse, esto generó el rechazo a utilizar algunas formas de
publicación poco tradicionales para la época. Situación similar a lo que pasó en Venezuela
en la década de los noventa, en la cual los trabajos que no estuvieran publicados en revistas
indizadas no eran considerados con el mismo valor a la hora de participar en convocatorias
donde se acreditaran como investigadores y de ese criterio dependía obtener un mayor o
menor nivel de acreditación.

De lo expuesto se evidencia que en sus inicios las revistas de ciencia solo se


limitaron a publicar los resúmenes de los libros científicos, y gradualmente estos escritos
fueron reemplazados por los artículos que contenían los recientes descubrimientos no
publicados en ningún libro.

De acuerdo con lo expuesto por Piqueras (2001), la primera revista en publicarse fue
Philosophical Transactions, la cual inició en 1752 el sistema de tener un comité revisor para
determinar si los artículos que recibían merecían ser publicados, pues su prestigio había
disminuido considerablemente. En ese momento se puede evidenciar la importancia
asumida por una evaluación de pares, ya que esto les garantizaba ranquearse con otras
publicaciones que divulgaran producción científica.

Tal método o forma de evaluación se generalizó en el siglo XX de manera amplia, y


aun cuando existen otros tipos de evaluación en la industria del libro, la revisión de pares
(peer review) quedó ligada a las revistas desde que estas se consolidaron como vehículo
principal en la difusión de la ciencia. También se le conoce con el nombre de “arbitraje” o
“juicio de los pares” porque intervienen, casi siempre, dos especialistas que son designados
árbitros (referees) o revisores (referatos, en español) del escrito original (Giordanino,
2005). No obstante, en editoriales reconocidas a nivel de Latinoamérica y Centroamérica,
como Pearson, Prentice Hall o McGraw-Hill, entre otras, continúa vigente el arbitraje o juicio
de pares al material que divulgan a través de sus publicaciones.

También hacen referencia Mendoza y Paravic (2006), citando a Solla Price (1973) y a
Prat (2003), que la tradición de citar en el texto del artículo los trabajos que habían servido
de referencia para la investigación que se estaba publicando, tuvo su inicio a mediados de
1800, hecho que surgió debido a la necesidad de los científicos de instaurar y mantener la
propiedad intelectual de sus aportes, a fin de evitar la disputa por lo que consideraban era
su creación.

Por supuesto, con el transcurrir del tiempo el proceso de edición se fue mejorando:
se crearon estructuras para enseñar a organizar los artículos, se normalizaron las
publicaciones y se hizo entrega de todo el proceso de edición, publicación y distribución a
agentes externos, las editoriales científicas, entidades que rápidamente dominaron el campo
de la divulgación del conocimiento, convirtiéndose en “guardianes” de la ciencia. Aun hoy,
en pleno siglo XXI, se trabaja con la modalidad de editoriales externas a la organización y
son pocas las universidades o institutos de investigación que tienen su propio fondo

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editorial. En el caso de Venezuela, producto del control cambiario y otros elementos
socioeconómicos, los costos por editar son extremadamente altos, razón por la cual se ha
minimizado la edición de textos impresos optando por los libros o revistas digitales.

De acuerdo con lo expresado por López (2000), en América corresponde a México el


mérito de haber realizado, en 1772, la primera publicación periódica ilustrada bajo el título
Mercurio Volante, que en su contenido divulgaba diversos aspectos vinculados a la medicina
y a la física. En este mismo país se creó en 1864 la Gaceta Médica de México, la revista
latinoamericana más antigua de las que circulan actualmente.

A partir de ese momento, la proliferación de las revistas científicas no ha tenido


freno. Ya en 1848, con oportunidad de salir a circulación el primer número de la revista
Annual Reports of Progress of Chemistry, se advertía sobre el creciente número de
publicaciones que aparecía cada año en el campo de la química, situación que contribuía a
que importantes contribuciones se diluyeran en innumerables revistas, haciendo imposible
la inspección directa de las fuentes originales que comunicaban los mejores y verdaderos
progresos de esa ciencia (Waldegg, 1997).

Definición y clasificación actual de las revistas científicas

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (citado en


Jiménez y Castañeda, 2003) define a la revista científica como:

publicación periódica que presenta especialmente artículos científicos, escritos por


autores diferentes, e información de actualidad sobre investigación y desarrollo de
cualquier área de la ciencia. Tiene un nombre distintivo, se publica a intervalos
regulares, por lo general varias veces al año, y cada entrega está numerada o fechada
consecutivamente. Su componente básico, el artículo científico, es un escrito en prosa,
de regular extensión, publicado como una contribución al progreso de una ciencia y
arte (p. 1).

Según Bueno, al parafrasear a Ríos (2000), las revistas científicas o académicas son:

el canal formal de comunicación que tiene como objetivo principal la difusión del
conocimiento generado en cada campo o disciplina de investigación. No obstante, hay
que tener presente que cuanto más alta sea la calidad de los artículos que en ellas se
publican, mayor es su prestigio y su capacidad de difusión, para ello, es necesario que
existan instancias encargadas de la evaluación imparcial, independiente y crítica de
ellos dando origen al arbitraje (Bueno (2011).

Mendoza y Paravic (2006), citando a CINDOC-CSIC (2004) y Samar y Ávila (2003),


hacen referencia a la conceptualización aportada por la American Library Association (ALA),
en donde se puede visualizar qué revista científica es aquella que publica artículos originales
sobre investigación y desarrollo en un campo determinado de la ciencia, lo que indica ser el
medio elegido por los investigadores para difundir el primer escrito de sus resultados, que
no tiene versión escrita anterior y su contenido es una contribución al conocimiento.

El artículo científico (full paper) es un informe escrito donde se presentan los


resultados originales de una investigación y se convierte en publicación válida o publicación
científica primaria cuando se publica por primera vez, y su contenido informa lo suficiente
para que se puedan analizar las observaciones, repetir los experimentos y evaluar los
procesos intelectuales realizados por él o los autores. Para los autores de este trabajo, el
artículo científico no es solo aquel que divulga resultados originales sino que además
socializa conocimiento obtenido a través de la dialógica e indagación permanente utilizando
el método heurístico.

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
El arbitraje, como una de las fases de divulgación que debe ser cumplida para que se
considere artículo científico, está referido a la evaluación crítica que se hace de los
manuscritos enviados a las revistas por expertos que no forman parte del comité editorial.
Como producto de esta revisión, los pares o árbitros seleccionados, profesionales
reconocidos en el área del conocimiento, avalan la calidad del material escrito y opinan
sobre su validez y confiabilidad para ser referidos académicamente, tanto para su lectura
como para su publicación y posible replicación en contextos similares (Campanario, 2002).

En correspondencia a lo expresado con anterioridad, autores como López y Cordero


(2005) dan a conocer las diferentes clasificaciones que actualmente tienen las revistas
científicas de acuerdo con quien las edita. Señalan además que los recursos utilizados para
la edición pueden ser de tres tipos:

 De primer nivel, cuando son editadas y publicadas por sociedades científicas


reconocidas internacionalmente, de costos poco elevados pues cuentan con
recursos económicos provenientes de los asociados.
 De segundo nivel, cuando los procesos de edición, publicación y comercialización
se realizan a través de grandes compañías transnacionales, lo que además les
confiere prestigio, pero tienen el inconveniente de tener un elevado costo de
suscripción y con ello se limita su circulación.
 De tercer nivel, editadas y publicadas por entidades públicas (universidades,
hospitales, entre otros), instituciones que les imprimen los problemas propios de
la dependencia administrativa (bajos presupuestos de operación, cambios de
funcionarios), y que a la larga favorecen la interrupción de su periodicidad,
distribución y difusión.

De allí que sea posible afirmar que las revistas científicas o académicas son
publicaciones que cuentan con una periodicidad establecida, con artículos inéditos, producto
de resultados de investigación que son debidamente arbitrados por un comité editorial
reconocido a nivel nacional e internacional. Estas publicaciones permiten a los miembros de
la comunidad académica difundir los conocimientos generados, para que puedan ser
aprovechados por la sociedad en general; en otras palabras, es el medio que permite
socializar la producción intelectual generada.

Las revistas electrónicas

Para Lopera, (1999), la revista electrónica aparece como una nueva forma de comunicación
científica generada por el uso cada día más extendido de las redes teleinformáticas, que
permiten distribuir información a miles de personas con mayor rapidez y menores costos.
Estas redes no solo están alterando la comunicación autor-lector, sino que están
transformando la distribución de artículos impresos por la transmisión electrónica de
prepublicaciones. Y agrega que los primeros experimentos con revistas electrónicas
comenzaron en la década de los ochenta en universidades de Estados Unidos.

Sin embargo, día a día, la comunicación informal entre los científicos está creciendo
por el uso del correo electrónico y el intercambio de preimpresos o documentos no impresos
a través de este. El uso de las redes sociales está suplantando a las comunicaciones
netamente formales; ahora es posible compartir los hallazgos de una investigación con
pares académicos de diferentes partes del mundo a través de Skype, por ejemplo.

Este tipo de comunicaciones se incrementa y está complementando la publicación de


revistas impresas, considerando que la publicación electrónica brinda la oportunidad de

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organizar este nuevo modo de comunicación, en conexión con las revistas impresas que
mantienen su vigencia. Nuevas revistas científicas se están creando en formato electrónico
o las tradicionales están teniendo también sus versiones electrónicas. Un caso especial que
sirve de ejemplo es el del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE)
(http://www.ieee.org), que codifica en lenguaje HTML la totalidad de las 62 revistas que
publica, lo que permite su lectura en línea (http://opera.ieee.org/opera/). Otra experiencia
es la de la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, en Venezuela, en la cual de sus
once revistas científicas, diez son electrónicas y emplean el formato OJS.

Según la revisión realizada, una revista electrónica es una publicación periódica


creada en un formato digital y publicada y distribuida por medio de un disco óptico o de una
red teleinformática. Esta publicación contiene una serie de artículos formalizados bajo la
responsabilidad de una institución científica o técnica. Se complementa lo expresado con
Barrueco, García y Gimeno (1996), quienes afirman que

para considerar que una información ha sido publicada electrónicamente, es necesario


que la información se distribuya a través de un conjunto de artículos, de aparición
periódica, agrupados bajo un título común y, sobre todo, bajo la responsabilidad de
una institución encargada de certificar la autenticidad, estabilidad en el sentido de
garantizar que un artículo, una vez publicado, no pueda ser modificado si no es con la
publicación de una nueva versión, y finalmente la calidad de los mismos (p. 305).

La comunicación científica impresa vs. digital

La comunicación científica siguió hasta los años noventa el recorrido como modelo clásico de
escritura, evaluación, publicación, indización y divulgación, donde el norte era la publicación
científica impresa. Es años después, con el nacimiento del internet, que se da poco a poco la
transición a un formato digital, donde autores, árbitros, editores y lectores interactúan de
manera dinámica en un proceso convergente. Por ello, la web ha facilitado novedosos
recursos digitales que le dan una nueva forma a la comunicación científica. Esta es de
naturaleza multidimensional, en la que se integran las fronteras para intercambiar saberes
en procesos donde la investigación cumple sus fases satisfactoriamente para luego publicar
resultados ya sea de manera impresa o digital.

En este orden de ideas, se conoce por comunicación científica, según Byrnes et al.
(2013), aquella donde se amplían productos y se da apertura a los diversos procesos de la
investigación, la cual impone el cruce de fronteras a través de procesos investigativos para
publicar ya sea en revistas físicas o digitales, permitiendo asociar nuevos conocimientos con
cada especialización de un profesional, facilitando las fases de la investigación y publicación
desde la recolección de datos, análisis, experimentación, comunicación informal y la
publicación final que ha abierto fronteras para trabajar en equipo en la comunicación
científica.

En el proceso conocido tradicionalmente solo se llegaba a la publicación de


manuscritos; pero hoy en día, según López y Zorita (2008), se afirma que aparece la e-
ciencia, que además del manuscrito con resultados, incorpora los datos que han servido
para sustentar la investigación, herramientas tecnológicas utilizadas en el análisis,
anotaciones varias en un enlace completo, y por último la bibliografía. La e-ciencia ayuda a
capturar y encapsular toda esta información y hace un proceso evolutivo con respecto a la
revista impresa.

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
En este sentido, Ortega Maldonado señala que la

aparición de la publicación electrónica ha sido indiscutiblemente para la sociedad, un


fenómeno capaz de transformar los métodos tradicionales de la difusión, edición,
diseminación y transmisión del conocimiento científico con características jamás antes
vistas como es la automatización del proceso de edición y difusión de textos digitales,
telecomunicaciones o dispositivos electromagnéticos, para transmitir y difundir los
textos digitales, intenciones y finalidades encaminadas a fomentar la creación y
difusión de textos digitales para en resumidas cuentas, aumentar su difusión y hacer la
ciencia más accesible a todos (2011: 323).

Y es que realmente, el alcance y visibilidad de este tipo de publicaciones hace pensar


sobre la importancia que debe ser concedida a la incorporación de las tecnologías de la
información y comunicación en los procesos de divulgación de la producción científica de
cualquier organización universitaria. De manera adicional y en contraposición a las
publicaciones impresas en la actualidad, tienen una gran desventaja, el altísimo costo para
editarlas y la dificultad para realizar los canjes.

Esto nos lleva a plantearnos algunas interrogantes: ¿debemos continuar editando


nuestras publicaciones de manera impresa, como tradicionalmente se ha hecho? O,
¿encauzamos el camino hacia la comunicación electrónica? Como lo refiere Ortega
Maldonado, los datos analizados

nos pueden llevar a concluir que la difusión de la información de carácter científico a


través de la publicación electrónica, y concretamente de las revistas electrónicas,
ofrece un amplio abanico de posibilidades enriquecedoras en cualquier aspecto, solo
que como ocurre con cualquier novedad que está en desarrollo debe ir mejorando, ya
que las revistas electrónicas hoy, se encuentran en un período de desarrollo, evolución
y adaptación de las posibilidades que ofrecen las características propias del formato
elegido (2011: 323).

También es importante señalar que la comunicación científica tiene un peso


importante en la geografía occidental. En diversos sectores de la vida se han observado
elementos de la ciencia y sus derivaciones a través de la comunicación pública de la ciencia,
como lo denominan Ferrer y León (2009), y este particular varía dependiendo el nivel
educativo, socioeconómico, conocimiento, saberes e información de las personas.

Aquí entra en juego la cultura científica que, según Vaccarezza (2008), es la


comprensión dinámica social de la ciencia, que como un hermoso bordado interrelaciona
producción intelectual con otros grupos sociales, donde los saberes contenidos en el
manuscrito son significados cuyos orígenes y justificaciones provienen de distintas prácticas,
intereses, códigos normativos, relaciones de poder de manera continua en todo el proceso.
Se considera que toda práctica de comunicación científica promueve la comprensión pública
y universitaria, en la cual debe trascender el concepto de educar, a través de
investigaciones pedagógicas que superen un nudo crítico cognitivo en cualquier área de
especialización.

Para Ferrer y León (2009), de acuerdo con los aportes estadísticos ideales de la
UNESCO,en el mundo debe haber un investigador por cada 10,000 habitantes; sin embargo,
en Venezuela existen ciudades que superan esta cifra, por ejemplo, el estado Mérida donde
en promedio hay tres investigadores por cada mil habitantes.

En América Latina se ha ido construyendo entonces la cultura científica desde un


contrapunto entre la voluntad del investigador de integrarse al sistema científico
internacional y el deseo de llegar a dar a conocer sus investigaciones y ser reconocido a
nivel internacional.

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Sin embargo, no se puede dejar a un lado la crisis de comunicación académica,
porque en América Latina ha venido evolucionando el proceso investigativo y esta
proliferación de títulos, número de personas que publican como nivel de estatus científico,
las especializaciones nacientes y disciplinas, tiempos de arbitraje y demás fases del proceso,
más los costos de impresión que hacen insuficiente el número de revistas científicas.

Según Ríos y Herrero (2005), las revistas en las regiones o localidades apenas
contribuyen en un 1.3% a los manuscritos que anualmente se publican en el mundo.
Revisar estos datos es una vía para analizar las oportunidades y dificultades que ha
atravesado la comunicación científica en América Latina.

Ahora bien, en Venezuela apenas para el año 2004, en un panorama general se dice
que los oriundos de este país se interesan en por lo científico, pero son pocos los
informados en temas tecnológicos y científicos, donde la televisión, la prensa escrita y el
internet contribuyen como medios para obtener datos sobre el tema. En 2006 aumenta el
interés y los descubrimientos en estas áreas, además de la política, la deportiva y la
arqueológica (La Rosa y Cruces, 2007).

En este orden de ideas, Ferrer y León (2009) exponen que en el contexto


universitario y general de la sociedad, los académicos y funcionarios de gobierno
relacionados con investigación, con un 3er y 4to nivel educativo, tienden a mostrar mucho
interés por diversas áreas de la ciencia.

Cuadro 1
Algunas particularidades de las publicaciones
Características del
Publicación tradicional Publicación electrónica
medio
Temporalidad y El tiempo de imprenta es
Puede publicarse inmediatamente. Puede
velocidad de insalvable. La distribución
tocar temas de relevancia instantánea
distribución depende de medios físicos
Alcance Hasta donde llegue físicamente Hasta donde haya computadoras y conexión
No presentan costos de impresión. Existen
La impresión puede ser cara·
costos ocultos (servidores, conexión). Una
Costos hay una cierta relación entre
vez publicadas, no hay diferencias en la
los ejemplares y el costo
cantidad de copias
Todavía el estatus legal está muy poco
Resguardo legal Claramente reglamentado. definido. Existen sistemas en prueba para
evitar copia ilegal
Texto
Lenguaje hipertexto y Hipertexto
Texto
comunicación Imágenes
Imágenes
hipermedial Sonido
Video
Percepción actual de la Cada publicación tiene su lugar
El valor de cada una no es claro
información y credibilidad
Pocas diferencias. Mayores facilidades para la
Generación y edición Pocas diferencias
edición
Difícil por el volumen físico
Mucho más práctico. Existen herramientas
Administración involucrado. Suele ser poco o
poderosas
nada
No se requiere más que de la
Publicación y No existe la imprenta, pero son necesarios
imprenta, pero la distribución
distribución servidores, conexión
está ligada al transporte físico

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
Repetición Grandes posibilidades de reprocesar la
Reutilización
molesta o difícil información
Fuente: adaptado de Travieso, 2003.

Las publicaciones del futuro

En palabras de Vizcaino Salazar (2014), “el comportamiento de las revistas científicas del
futuro no puede desligarse de las prácticas y usos electrónicos de la sociedad en su
conjunto”, pero siempre partiendo de la credibilidad sostenida en lo que se publica en ellas.
Porque mantener la calidad es un indicador que garantiza su perdurabilidad en el tiempo.
De allí que en los diferentes informes gubernamentales que pueden manejarse a este
respecto, coinciden casi todos en afirmar que:

 Internet será omnipresente, debido a su alcance y posicionamiento global.


 Conectará a los usuarios con diferentes tipos de productos y servicios a través
de un conjunto de artefactos que reducirán rápidamente sus precios a medida
que lo hagan los de sus distintos componentes.
 El impacto de internet sobre la distribución física de productos, contenidos y
servicios será muy profunda.
 Tanto para las empresas como para los usuarios individuales será de crucial
importancia la seguridad de la Red, el mantenimiento de la privacidad y la
consistencia o salvaguarda de la identidad.
 En los próximos años es muy probable que cueste más el cobro de las
llamadas de voz y datos que su mismo servicio.
 El software será gratuito y las empresas se centrarán en el mantenimiento y
la asesoría.

De igual forma, el referido autor hace un esbozo de las ventajas del libre acceso
(Free Access), señalando lo siguiente:

 Permite a los autores una mayor difusión de las investigaciones académicas,


lo cual a su vez repercute en un mayor prestigio para ellos y un mayor
aprovechamiento social de sus descubrimientos e ideas.
 Hay autores que consideran que la publicación gratuita en internet de los
artículos científicos provoca un importante incremento de las ganancias
generadas por la investigación académica.
 Un aumento de la accesibilidad mejoraría la eficacia de las investigaciones y
atraería más inversión pública y privada.
 Los artículos de acceso abierto son más citados que los de acceso restringido,
y el índice de citaciones es, precisamente, uno de los parámetros más usados
en la actualidad para medir la calidad de un científico (Vizcaíno Salazar,
2014).

En referencia a lo planteado, es posible afirmar que la modalidad abierta de acceso a


la información representa un cambio notorio, cualitativo y cuantitativo, tanto para los
científicos de países en vías de desarrollo como para los desarrollados. Su objetivo está
direccionado a incrementar el ciclo de generación de nuevos conocimientos al facilitar el
acceso en línea a la información, en función que las telecomunicaciones, con internet a la
cabeza, han representado el salto que hace posible esta realidad.

Como lo mencionan Gómez y Arias, los altos precios de las revistas, relacionados en
cierta medida con los intereses económicos de las grandes editoriales, hacen que se perciba
el sistema de comunicación científica actual como inadecuado. Por consiguiente:

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los adelantos tecnológicos permiten pensar un sistema más abierto de acceso a la
literatura científica, cuyos rasgos preponderantes son el autoalmacenamiento por parte
de los autores en servidores de sus propias instituciones y el desarrollo de grandes
bases de datos distribuidas, en las cuales la interoperabilidad a través de estándares
de metadatos y el uso de softwares comunes son sus características principales
(Gómez y Arias, 2002).

Finalmente, se reafirma lo expresado por Cazaux (2008):

Las publicaciones científicas destinadas al público en general siguen siendo uno de los
mejores medios para dar a conocer no solo las tradiciones, sino también las
innovaciones científicas. Para los científicos, esas publicaciones constituyen un medio
para expresar su opinión sobre el lugar que ocupa la ciencia en la sociedad. Pese a que
esta forma de divulgación es antigua, se puede augurar que —independientemente de
su evolución futura— seguirá siendo una de las formas más pertinentes de difusión,
porque se adapta tanto al formato impreso como al digital.

Por ello, la uatora señalará que la problemática de la divulgación descansa en:

la difusión de la ciencia más allá de sus fronteras y, sobre todo, en el hecho de que
los científicos hagan suyos los nuevos métodos derivados de las transformaciones
sociales recientes.
La divulgación masiva de la Ciencia es aún, como asegura Calvo Hernando (2005),
una actividad reciente, en la que se hace imprescindible avanzar mediante estudios
sistemáticos que permitan formular una Teoría de la Comunicación de la Ciencia
(Cazaux 2008) .

En seguida, como prambulo a las consideraciones finales, se presentan las evidencias


obtenidas a través de informantes entrevistados y análisis cualitativo con herramienta
matriz FODA:

Cuadro 2
Matriz FODA

FORTALEZAS OPORTUNIDADES

*Prestigio científico ⃰ Demanda del sector público y privado de programa e


*Actualización permanente investigaciones
*Grupos de investigación consolidados ⃰ Convenios interinstitucionales nacionales e internacionales
*Alta productividad y producción ⃰ Incentivos por parte del Ministerio del Poder Popular para
científica de la universidad la Ciencia y la Tecnología (PEII)
*Imagen de calidad universitaria ⃰ Motivación de los investigadores
*Universidad a la vanguardia
DEBILIDADES AMENAZAS

*Deficiencia de políticas para la ⃰ Falta estrategia institucional


investigación ⃰ Niveles de calidad académica disminuidos en universidades
*Débil agenda acorde de investigación públicas con respecto a otras universidades e institutos de
con respecto a políticas públicas educación superior
*Grupos de investigación pocos dotados ⃰ Resistencia al cambio
de recursos tecnológicos y de ⃰ Diversos escenarios sociopolíticos
infraestructura ⃰ Universalización de la academia
*Deficiente número de investigadores ⃰ Poca confianza del sector privado y público con respecto a
*Deficiencia comunicacional intra y la resolución de problemas concretos por parte de las
extra universitaria universidades
*Infraestructura física para ⃰ Paros universitarios o gremiales que paralizan los procesos
investigación no acorde investigativos
*Poca formación del talento humano de

Cira de Pelekais, Maricarmen Soto, Elmar Aldrin Pelekais y Elmars Andris Pelekais
relevo
*Bajo impulso y promoción de la
importancia científico-investigativa en el
país
* Escasos programa de formación
públicos y privados en el área de
investigación
Fuente: elaboración propia (2014).

Consideraciones finales

Se concuerda con lo expresado por Roberto Trotta, Premio Nobel de Física 2006, quien en
su texto señala que solo mediante la difusión pública de los resultados de investigación en
las ciencias básicas y aplicadas obtenidos en laboratorios y universidades alrededor del
mundo, se puede forjar una “empresa cultural” en el sentido más amplio de la palabra, es
decir, donde la gente pueda ver las ventajas o desventajas que puede aportar la ciencia y la
tecnología a su diario vivir. En este contexto, los ciudadanos de América Latina y el Caribe,
con su gran riqueza cultural, diversidad biológica y a su vez la inequidad social existente,
pueden y deben beneficiarse de las aplicaciones de la ciencia y la tecnología a todo nivel.

Por ello, en esa búsqueda de privilegiar el trabajo colaborativo entre docente y


estudiantes en pro de la investigación y desarrollo en las universidades es por lo que se
debe generar una cultura de la ciencia a través de tecnología digital, transformando lo
tradicional impreso en documentos dinámicos a través de la internet y las redes.

En tal sentido, entra en juego en este proceso la tecnología viable que una
organización universitaria requiere para llegar a ser verdaderos centros de recursos para la
investigación y el aprendizaje en un contexto digital. Esto supone un reto para las
bibliotecas tomando en cuenta el dinamismo que generan los cambios. Los mismos autores
exponen sobre la e-ciencia que deben manejarse escenarios y considerar los cambios en
este entorno para impulsar nuevas líneas de actuación con estrategias y transformaciones
que nacen desde las unidades de información, interoperabilidad, flexibilidad y arquitecturas
abiertas.

No obstante que las revistas impresas tienen entre sus ventajas la accesiblilidad en
forma física sin necesidad del uso de otras tecnologías, las electrónicas se caracterizan por
la facilidad de acceso y solución al problema de espacio físico para su almacenamiento. De
allí que en las organizaciones universitarias, la publicación electrónica llegó para quedarse.
Y muestra de lo expresado es posible encontrarlo en el caso específico de algunas
universidades venezolanas, que han adoptado desde hace unos años la tecnología como
herramienta en la formación de su estudiantado, haciendo común su uso en cada una de las
funciones que se cumplen institucionalmente, como son la docencia, investigación y
extensión.

Ejemplo de lo expresado es la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín (URBE),


en la cual de once revistas científicas, diez son totalmente electrónicas. En otros casos,
como es la Universidad del Zulia (LUZ) predominan las revistas impresas. De manera
general, la mayoría de las revistas científicas venezolanas son publicadas en papel, situación
que se ha visto afectada en los últimos años debido a que su costo está aumentando y los
insumos que requieren las editoriales son escasos.

También es importante recordar que “en todos los países asistimos a la presencia
creciente de revistas científicas disponibles a texto completo en internet” (APA). Tal
aseveración es referida en el Catálogo Latindex, y en este sentido, de acuerdo con lo

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referenciado, el movimiento que impulsa la filosofía del acceso abierto (Open Access) cada
día cobra más fuerza, haciendo que el acceso libre a los textos sea un hecho frecuente. De
igual forma, los editores científicos de las grandes revistas ofrecen a menudo los textos de
sus revistas en formato electrónico además de la edición papel, bien como complemento a
la suscripción al papel, o de manera independiente.

Es por ello que algunas bases de datos, entre ellas Latindex (2005), en las normas
publicadas para la edicion de revistas, ha definido unos criterios de calidad editorial que
tienen en cuenta los ya definidos para las revistas en papel, pues son aplicables a cualquier
revista independientemente de su soporte, e incorporan algunos criterios específicamente
diseñados para las e-revistas. Estos criterios que se proponen han sido elaborados por un
grupo de trabajo que, en fase experimental, los aplicó a 39 revistas de cuatro países, con
resultados positivos.

Sugerencias

Se sugiere la creación y puesta en funcionamiento de repositorios institucionales


universitarios, electrónicos de libre acceso, que sirvan para almacenar y darle visibilidad,
tanto en el país como en el mundo, a las publicaciones científicas, lo que garantiza una
exitosa transición de la publicación impresa a la electrónica. De igual forma, respaldar la
publicación de las revistas en formato electrónico, en paralelo con la publicación en papel,
para darle mayor difusión y disminuir los costos de publicación.

También es importante fortalecer las publicaciones científicas en cuanto a calidad,


arbitraje, visibilidad y acceso a toda la sociedad, incluyendo las electrónicas como opción de
futuro y económicamente más viable.

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1
Postdoctora, Doctora, magíster y especialista en recursos humanos. Magíster en educación abierta y
a distancia. Abogada. Licenciada en educación. Directora Centro de Investigación de Ciencias
Administrativas y Gerenciales de la URBE. Coordinadora del Postdoctorado Gerencia en las
Organizaciones. Editora de la Revista Científica CICAG. Autora 8 libros de texto universitario y una
colección de cuentos y leyendas. Coautora de 27 libros. Autora 47 artículos científicos. Acreditada
como investigadora por ONCTI, Venezuela y en COLCIENCIAS Colombia. Evaluadora experta del
Programa Alban de la Unión Europea, de CYTED y del Consejo Nacional de Universidades (CNU).
Tutora virtual del Portal de las Américas (OEA). Miembro del Comité científico de revistas nacionales e
internacionales.
2
Postdoctora. Doctora en Ciencias Gerenciales. Magíster en gerencia de recursos humanos. Licenciada
en Ciencias Políticas. Investigador de planta del Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y
Gerenciales. Docente titular de la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín. Autora de 01 libro y
varios artículos científicos en revistas nacionales e internacionales.
3
Doctor en Ciencias Gerenciales. Magíster en gerencia de recursos humanos. Licenciado en
Comunicación social, mención audiovisual. Docente titular de la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso
Chacín. Autor de 01 libro y varios artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Editor
de la Revista Teen magazine, Investigador adscrito al CICAG. Experto en periodismo de guerra.
4
Elmars Andris Pelekais, Licenciado en administración, Especialista en Gerencia de las organizaciones.
Auditor Contraloría Municipal de Maracaibo. Investigador activo del Centro de Investigación de
Ciencias Administrativas y gerenciales de la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín. Autor de
artículos nacionales e internacionales.

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