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PARTIDOS Y SISTEMAS DE PARTIDOS –


GIOVANNI SARTORI
CAPÍTULO 1: EL PARTIDO COMO PARTE

1.1. De la Facción al Partido.

Anteriormente se solía calificar negativamente el término facción, ello se debía a la


forma de actuar que tenían en ese entonces, se los consideraba como partes dentro de un
estado pero que actuaban sediciosamente. Además los estudiosos de la política solían
atribuirle características de acuerdo a sus orígenes etimológicos, facción relacionada con
facere y factio que indicaba un grupo político dedicado a actos siniestros. Por su parte
partido viene de dividir, sin embargo solo ingresa al vocablo político hasta el siglo XVII.
Expresa entonces la palabra partido, parte.

Esa parte, posteriormente se convierte en compartir, diferenciando facción a un


grupo concreto y partido en una medida más amplia como una partición analítica, una
imagen mental en lugar de una identidad concreta.

Por último, los conceptos para la integración de partido, suponían la existencia de


medios constitucionales, en los cuales los partidos garantizaban su existencia. Es decir,
necesitaban del establecimiento de una constitución.

1.2. El pluralismo.

Los partidos empezaron a verse aceptados cuando se entendió que la diversidad y


el disentimiento no son incompatibles con el orden político, es decir, que no es necesaria
una sola mirada política.

Es entonces cuando las perspectivas de pluralismo constitucional, y de pluralismo


político hacen prever que el poder se diversifica y entran en juego una pluralidad de
grupos, dando paso al disenso. Hay que entender, que “los partidos en plural son
producto del “pluralismo”.

1.3. Gobierno responsable y gobierno que responde.

Este apartado se refiere al fin de los partidos, o el para qué son, y se entiende que
son producto de una serie de acontecimientos ya mencionados.

Se podría pensar que ellos no son más que la conexión entre un gobierno y el
pueblo o viceversa, pero sin llegar al poder de la toma de decisiones. Esto sería nada más
que un partido en el gobierno, pero el análisis de la historia lo lleva a decir que dista
mucho de lo que se entiende como el partido que gobierna.

En ese sentido las necesidades contextuales produjeron el gobierno responsable,


que indica que los ministros en el poder son responsables ante el parlamento, pero de
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acuerdo a las dinámicas electorales también se convierte en un gobierno que responde,


pues el partido en el poder o en el gobierno de turno, establecen una dinámica de atender
las demandas del pueblo.

CAPÍTULO 3: EL MARCO PRELIMINAR

3.1. Canalización, comunicación, expresión.

Se pueden resumir los papeles de los partidos hasta el momento según ha


expuesto Sartori: Comunicación y Expresión. Pero él le agrega en este apartado el de la
comunicación. Pues para canalizar y expresar se necesita de que existan canales de
comunicación, sean horizontales o verticales. Esta comunicación está presente en la
canalización en todos los sistemas, pero advierte que la variable de expresión sólo se
presenta en los sistemas de partidos pluralistas.

Puede pensarse en un sistema de partidos como un sistema de canalización libre,


donde prevalece la expresión, por encima de la represión, y un Estado partido como un
sistema de canalización obligatoria donde prevalece la represión. Esto explica el por qué
sea vertical u más parecida a la horizontal el sistema de comunicación.

3.2. La definición mínima

Este apartado solo se trata con fines de poder estipular sintéticamente el objeto de
estudio, lo cual de alguna manera presenta dificultades, pues pueden quedar muchas
observaciones por fuera, y hacerla completa equivale a un desgaste exagerado. Sin
embargo el autor plantea su definición mínima:

“Un partido es en cualquier grupo político identificado por una etiqueta oficial que
presenta a las elecciones, y puede sacar en elecciones (libres o no) candidatos a cargos
públicos”

3.3. Visión general

Para poder construir una teoría sobre los partidos y los sistemas de partidos,
como se ha dicho, es necesario establecer lo que NO es un partido, para QUÉ son, por qué
nacieron, entre otras.

Parece ser, que hay un retorno al faccionalismo debido al partidismo excesivo, y a


una posible desviación de su sentido. Habría entonces que detallar más a este respecto.

CAPÍTULO 5. EL CRITERIO NUMÉRICO


5.1. El problema:

Desde hace mucho tiempo, los sistemas de partidos se vienen clasificando


mediante la cuenta del número de partidos, pero ahora ya existe acuerdo casi unánime de
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que la distinción entre sistemas unipartidistas, bipartidistas y multipartidistas es


insuficiente.

Se ha propuesto abandonar la base numérica, es así como LaPalombara y Wiener


proponen (para sistemas competitivos), la siguiente tipología cuádruple: i) ideológicos
hegemónicos, ii) pragmáticos hegemónicos, iii) ideológicos turnantes, iv) pragmáticos
turnantes. Otra reacción es preguntarse si tiene sentido clasificar los partidos.

El autor dice que sí importan cuántos son los partidos, porque el número de estos
indica una importante característica del sistema político, es decir la medida en que el
poder político está fragmentado o no, disperso o concentrado. Sartori dice que entre
mayor sea el número de partidos, mayor será la complejidad y probablemente la
complicación del sistema.

Sartori mantiene el criterio numérico, pero lo considera como la variable primaria.

5.2 Normas.

El problema es ¿Qué partidos importan?

La importancia de un partido no está solo en función de la distribución relativa del


poder, sino también, en función de la posición que ocupa en la dimensión izquierda-
derecha.

El autor dice que la fuerza de un partido es en primer lugar, su fuerza electoral.

El paso siguiente consiste en cambiar el foco al partido como instrumento de


gobierno, lo cual importa más en los sistemas multipartidistas que bipartidistas, es decir
preguntarnos acerca del potencial de gobierno o las posibilidades de coalición de cada
partido. Lo que importa es la medida en que se pueda necesitar a un partido para una o
más de las posibles mayorías gubernamentales. Un partido puede ser pequeño, pero sin
embargo, tener grandes posibilidades en las negociaciones para montar una coalición.

Su lógica es, que para saber si un partido se debe o no contar, se deben tener en
cuenta dos normas:

1- Capacidad de generar una coalición viable, es decir que se encuentre en posición


de determinar a lo largo de un período de tiempo y en algún momento como
mínimo una de las posibles mayorías gubernamentales.
2- Posibilidades de chantaje orientados a la oposición, es decir, que su existencia
afecta a la táctica de la competencia. Esto se puede explicar en la capacidad de
veto del partido parlamentario con respecto a la formulación de leyes.

Como norma general, la existencia de pocos partidos indica poca fragmentación,


mientras que muchos partidos indican una gran fragmentación. Se declara que un sistema
de partidos está fragmentado, no solo por tener muchos partidos sino porque ninguno
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logra alcanzar la mayoría absoluta. Esto referido a los partidos competitivos.


Cuando se habla de partidos no competitivos, existen partidos secundarios o
periféricos, que tienen permiso para existir pero bajo la subordinación de un partido
hegemónico.

5.3. Una cartografía en dos dimensiones.

Sartori realiza una clasificación y no una tipología, es decir identifica clases y no


tipos de sistemas de partidos. Propone siete clases:

Para esto divide el unipartidismo en tres clases de partidos al igual que el


multipartidismo.

1. Partido único
2. Partido hegemónico
3. Partido predominante
4. Bipartidista
5. Pluralismo limitado
6. Pluralismo extremo.
7. Atomización: se refiere a la ingobernabilidad.

En el caso del multipartidismo y lo que diferenciaría al pluralismo limitado del


extremo es la fragmentación del sistema de partidos, que puede reflejar una citación de
segmentación o una de polarización, es decir distancia ideológica. Si la comunidad política
está fragmentada, pero no polarizada, se atribuirá al tipo de pluralismo moderado
(limitado), si está fragmentada y polarizada, al pluralismo extremo o polarizado.

El criterio numérico brinda una indicación de la distribución del poder.

⟶ Unipartidismo o partido único: existe solo un partido y no permite la existencia de


otros.-
⟶ Partido hegemónico: permite la existencia de otros partidos pero únicamente como
satélites, es decir como partido subordinado.
⟶ Partido predominante: una configuración del poder en la que un partido gobierna
solo, sin estar sujeto a la alternación, siempre que continúe obteniendo,
electoralmente, una mayoría absoluta.-
⟶ Sistema bipartidista: dos partidos compiten por una mayoría absoluta que está al
alcance de cualquiera de ellos.
⟶ En el caso del multipartidismo, ésta se caracterizará porque:
a) No es probable que ningún partido se acerque a una mayoría absoluta
b) La fuerza relativa de los partidos se puede clasificar conforme a su relativa
indispensabilidad para las coaliciones
c) Su capacidad potencial de intimidación (chantaje).
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Se puede diferenciar el uno del otro, sea por las características técnicas del
gobierno responsable, pues no está obligado a ir más allá de lo que debe, o también sea
por el que responde, pues éste se debe en gran medida a las conexiones de partido con el
parlamento y con el electorado.

De esta forma también se puede construir el sistema de partidos propiamente


dicho como requisito estructural del sistema político y como uno de sus subsistemas, pues
los partidos se convierten en tal con la extensión del sufragio, no pasa lo mismo con el
sistema.

1.4. Una racionalización

De este capítulo Sartori argumenta que es necesidad reconocer los orígenes para
no perder de vista los efectos fundamentales, por ejemplo, sobre preguntas que rara vez
se hacen, o por qué las características de ellos como estas:

1. Los partidos no son facciones


2. Un partido es una parte de un todo
3. Los partidos son canales de expresión.

Pero también piensa en ir más allá, afirmando por ejemplo que los partidos no solo
tienen estas funciones, sino que también manipulan la opinión pública.

Entonces, para concluir, un sistema de partidos es “un sistema pluralista de partes


que expresan vigorosamente las opiniones de los gobernados” dice el autor que deja
muchas cosas por decir, sin embargo, es la premisa para la perspectiva próxima.

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