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Solón (en griego Σόλων) (c. 638 a. C.-558 a. C.) fue un poeta, reformador político, legislador y
estadista ateniense, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia.
Solón
Información personal
Nacimiento c. 638 a. C.
Atenas
Fallecimiento c. 558 a. C.
Probablemente Chipre[1]
Información profesional
Gobernó en una época de graves conflictos sociales producto de una extrema concentración de
la riqueza y poder político en manos de los eupátridas, nobles terratenientes de la región del
Ática. Su Constitución del año 594 a. C. implicó una gran cantidad de reformas dirigidas a aliviar
la situación del campesinado asediado por la pobreza, las deudas (que en ocasiones conducían
a su esclavización) y un régimen señorial que lo ataba a las tierras de su señor o lo conducía a
la miseria. En particular, se distinguen las reformas institucionales y el nuevo sistema censitario
creados con objeto de abolir la distribución de los derechos políticos basada en el linaje del
individuo y, en su lugar, constituir una timocracia. Como resultado, los estratos medios
obtuvieron una mayor cuota de poder político, pero los estratos más bajos no consiguieron que
fuese oído su reclamo de una nueva repartición de tierras, que en un principio anhelaban.
Biografía
Según Plutarco, es probable que Solón fuese hijo de Execéstidas, descendiente de Codros y por
tanto de ascendencia Melántida, aunque Dídimo de Alejandría lo tiene por hijo de Euforión.[2] Su
madre, afirma Plutarco siguiendo a Heráclides Póntico, fue una prima de la madre de Pisístrato.
Durante su juventud, tras caer su familia en la pobreza, hubo de dedicarse al comercio y a
escribir poesía. En principio realizaba esto último sin otro fin que el de entretenerse, pero
progresivamente fue volcando el tono de sus versos hacia un costado más filosófico y
político.[2]
— Solón.
Siendo Solón aún joven finalizó la guerra que Atenas mantenía con Megara por la posesión de
Salamina. Aquel, de acuerdo a Plutarco, se dirigió a la plaza y recitó un poema elegíaco
denominado Salamina, con el que convenció a los atenienses de que no debían rendirse. La
guerra volvió a establecerse con Solón a la cabeza y, finalmente, Salamina fue recuperada.[2]
Solón ante Creso durante su visita a Sardes, por Gerrit van Honthorst.
Sin embargo, aunque sus leyes resolvían varios problemas de la sociedad ateniense, no era
suficiente para las clases más bajas, que esperaban medidas más radicales, sobre todo en lo
relacionado con la cuestión agraria y la repartición de tierras. Solón en cambio buscaba el justo
medio, atribuyéndosele la frase ”guarda todo con mesura”.
Dejó a los atenienses por el lapso de 10 años, en los que debían respetar las leyes, cosa que no
ocurrió, y recorrió varios países como Chipre, Lidia y Egipto, de donde obtendrá —a partir de
varios sacerdotes—[3] el relato de la Atlántida, conservado por Critias y después ampliado y
adaptado[4] por Platón en sus diálogos Timeo y Critias, regresando a Atenas durante el gobierno
del tirano Pisístrato, que se mantuvo respetuoso con el viejo legislador. Debatió sobre el sentido
de la ley con el filósofo Anacarsis el escita y falleció el año 558 a. C.
Heródoto relata que en su viaje a Lidia, Solón se entrevistó con el rey Creso. Según la leyenda,
convencido el monarca de ser el hombre más dichoso del mundo, consultó a Solón sobre quién
era, a su juicio, el más afortunado entre los hombres. Solón dio algunos nombres, todos de
personas fallecidas. Consternado Creso por no haber sido nombrado entre ellos, le preguntó si
en tan poco apreciaba su prosperidad. A esto Solón respondió diciendo que no le era posible
ponderar la dicha de un hombre vivo, pues su fortuna es caprichosa y, por tanto, solo puede ser
evaluada una vez que el individuo ha muerto.[5] La mayoría de la crítica —incluso Plutarco[6] —
considera poco probable que este encuentro se haya producido alguna vez, puesto que a sus
dificultades cronológicas se añade el evidente carácter legendario del relato.[7]
Labor política
Contexto histórico
Los pobres se hallaban esclavizados no sólo ellos en persona, sino también sus
hijos y sus mujeres, Recibían la denominación de pelates y hectemorioi («los de
la sexta parte»), pues precisamente bajo tales condiciones labraban las tierras
de los ricos. Y, en general, la tierra estaba en manos de unos pocos. Y si los
indigentes no abonaban el precio del arriendo, se los podía llevar esclavizados,
a ellos y a su prole. También los préstamos se aseguraban mediante la
esclavización personal (...)
Aristóteles, Constitución de los atenienses 2.2.
Areópago y Acrópolis de Atenas. Las tierras poseídas por los eupátridas se ubicaban principalmente en las llanuras del
norte y noroeste de Atenas, siendo éstas las zonas más fértiles de toda la región ática.
El estrato intermedio entre eupátridas e indigentes lo constituían dos grupos: geomoros (o
geomori), agricultores dueños de escasas tierras en zonas infértiles; y los demiurgos (o
demiurgi), artesanos sin tierras. Con el progresivo desarrollo del comercio marítimo ático y la
exportación de artesanías, los sectores carentes de tierras productivas (pequeños productores
rurales, artesanos, mercaderes, etc.) se concentraron en Atenas, su puerto (Pireo) y la costa
(Paralia); junto con los metecos, inmigrantes sin derechos políticos e incluso sin derecho a la
posesión de casa propia.[8]
Al caer la monarquía, el poder político se basó en un gobierno de nueve arcontes, elegibles año
a año exclusivamente por los eupátridas.[9] Al abandonar sus cargos, los exarcontes ingresaban
al Areópago,[nota 1] órgano de autoridad indiscutible, que representaba la instancia superior para
la mayor parte de los asuntos y poseía el voto decisivo en la elección de los arcontes. De tal
manera, los eupátridas tuvieron en sus manos, a la vez que la concentración del poder
económico, la concentración absoluta del poder político ateniense.[8]
Durante los siglos VII y VI a. C. se produjo la sublevación y posterior lucha de los atenienses
contra los eupátridas y sus instituciones. Los más pobres reclamaban, ante todo, un nuevo
reparto de tierras y la abolición del derecho vigente sobre el endeudamiento. Los estratos
medios, por su parte, en tanto ya poseían cierta estabilidad económica, ansiaban ante todo el
poder político, por lo que exigían la anulación de los privilegios políticos de los eupátridas.[8]
A comienzos del siglo VI a. C. el enfrentamiento había llegado a un punto sin retorno. Desde
tiempo atrás la situación entre las dos facciones antagonistas estaba bloqueada.[10] Aristóteles
se refiere al clima entonces reinante:
En este clima de stásis (guerra civil), los dos partidos le eligieron como magistrado de la ciudad
a este poeta-soldado:
[algún otro] no hubiera podido contener al pueblo [...] Pero yo, entre éstos,
como en el espacio entre dos ejércitos, me erigí como un mojón.
Estos dos versos son citados por Aristóteles, quien juzgó conveniente transmitirlos.[11]
Aristóteles, aludiendo a la división tradicional de las ciudades entre ricos y pobres, opone una
definición de toda ciudad constituida en tres partes. La tercera es la más importante, dado su
posición intermediaria entre los antagonistas: desde el centro se distinguen los extremos más
claramente.[12] A este mesón[nota 2] político le corresponde la forma media de politeia
(constitución), en tanto «que es la única que está a salvo de la guerra civil»[13] Las ciudades
pequeñas, según el «estagirita» están expuestas a disturbios porque es «fácil dividir a la
población en dos sin que quede nada en medio».[14]
En el año 594 a. C., Solón fue elegido arconte y árbitro (diallaktés), asumiendo poderes
extraordinarios.[9] Según Aristóteles, contó tanto con el apoyo de los eupátridas como con el de
los no nobles, en tanto ambas partes lo veían como defensor de sus respectivos intereses.
Al asumir como arconte, Solón se propuso realizar una serie de reformas que quedaran
plasmadas en una nueva Constitución ateniense.[9]
Reformas constitucionales
Sistema censitario
La clase más alta fue la de los pentacosiomedimnos (Pentakosiomedimnoi), que tenían ingresos
de 500 medimnos o más. Disponían de la plenitud de sus derechos políticos y podían elegir o
ser electos para cualquier cargo gubernamental (incluido el de arconte).[8] En tiempos de guerra
ejercían los más altos cargos militares y se les encomendaba a sus miembros el suministro de
los recursos necesarios. En particular, debían hacer entrega de las denominadas «liturgias», que
incluían el armamento de un barco de guerra (trierarquía), la financiación de una embajada en el
extranjero y el montaje de una pieza teatral (coregía).[9]
La segunda clase fue la de los hippeis, con ingresos superiores a los 300 medimnos. Contaban
con los mismos beneficios políticos que los primeros.[8] Estos debían prestar servicio como
caballeros y mantener el caballo por su cuenta.
La tercera de las clases la constituyeron los zeugitas (zeugitai), cuyos ingresos superaban los
200 medimnos. Este grupo no podía ser electo ni participar en la elección del arconte, aunque sí
en la de los demás cargos y sus integrantes ser electos para ellos. Debían integrarse a los
hoplitas (milicia de infantería pesada) y cargar con los costos de sus armas.
La última clase estaba formada por los tetes (thetes), de ingresos inferiores a los 200
medimnos. No podían ser electos para ningún cargo; podían, en cambio, participar en la
elección de aquellos cargos que no fueran el arcontado. Este grupo, en tiempos de guerra,
constituía la infantería ligera y el grueso de los remeros de la flota de Atenas.
El areópago o Consejo Aristocrático, en época monárquica había sido el Consejo del Rey y,
durante la época de los nueve arcontes, tribunal supremo en asuntos de justicia. Se le
denominaba Bulé, pero cambió su nombre cuando Solón creó la nueva Bulé. En época de Solón
fue mantenido como un consejo prestigioso que supervisaba el gobierno de la ciudad, el trabajo
de los magistrados, opinaba sobre el gobierno y actuaba como tribunal para delitos graves y de
sangre. Sin embargo, ya no participaba directamente en asuntos administrativos.
La heliea era el tribunal de justicia supremo, compuesto por ciudadanos elegidos por sorteo.
En una de sus primeras medidas como arconte, Solón anuló las deudas contraídas por los
campesinos según las leyes anteriores , y estos recuperaron sus tierras embargadas. La
legislación al respecto fue denominada seisachteia o «supresión de cargas».
El alcance de dicha anulación no está del todo claro. Aristóteles, Plutarco y Diógenes Laercio
interpretaron que la medida anulaba todas las deudas. Dionisio de Halicarnaso, en cambio,
consideró que los efectos alcanzaban solamente a los deudores más indigentes; y Androción,
orador y político discípulo de Isócrates, opinó que no significaba otra cosa que la disminución
de los intereses de las deudas contraídas.[8] [16]
Por su parte, el mayor reclamo de los menos privilegiados, que consistía en una nueva
repartición de tierras, no fue considerado.[8]
En su legislación, Solón derogaba la ley vigente en ese entonces según la cual era posible cobrar
deudas mediante la esclavitud del deudor y sus familiares (hektemoroi). La nueva ley amparaba
exclusivamente en lo sucesivo la retribución mediante bienes. Una vez que ésta entró en
vigencia, el arconte compró esclavos con el fin de liberarlos. Esto constituyó un cambio de gran
importancia, puesto que, al prohibirse la esclavitud del deudor, se estaba prohibiendo en sí la
esclavitud del ateniense.[16]
Política económica
Por otra parte, si un extranjero se establecía con su familia en Atenas y establecía allí industria o
comercio, podía solicitar el derecho de ciudadanía.[9]
La legislación de Solón intentó tanto estimular la actividad productiva como evitar los gastos
improductivos. Por ejemplo, se prohibieron los funerales costosos y la inmolación de animales
en honor al fallecido. De igual modo, afirma Struve que «se prohibió también erigir sepulcros
cuyo costo fuera mayor del de uno que pudieran construir diez personas en el curso de tres
días».
Atenas cambió su unidad de medida, proveniente de Fidón, por una propia; otro tanto hizo con
su moneda, que hasta ese momento era la de Egina. La nueva moneda ateniense era más
liviana. En su conjunto, estas reformas, que acercaban los sistemas atenienses a los entonces
utilizados en Eubea, actuaron favorablemente en la ampliación del comercio de la polis Ática.[8]
Matrimonio
Plutarco adjudica a Solón las primeras leyes atenienses tendientes a cuidar del patrimonio
paterno tras el casamiento. Según dicho autor, se estableció que si un hombre casado con una
heredera sin hermanos varones no podía darle hijos, ésta tenía derecho a dejarlo y casarse con
un pariente, de modo que la herencia que recibía de su padre —y de la que ella no era dueña en
su calidad de mujer— se mantuviese en el linaje familiar. El marido de una epíclera, asimismo,
quedaba obligado a tener relaciones sexuales con ella al menos tres veces al mes.[2]
Según el mismo autor, además, se eliminó de todo matrimonio la entrega de dote por parte de la
esposa, con objeto de reducir las uniones con fines económicos. La novia, al momento de
casarse, solamente debía contar con tres vestidos y alhajas de poco valor.[2]
Sexualidad
De acuerdo a algunos autores, Solón dio un marco formal a las costumbres sexuales
atenienses. En un fragmento de la obra Hermanos del poeta y dramaturgo Filemón se alude al
establecimiento de burdeles públicos en Atenas. Esto ha sido interpretado como un intento, por
parte de Solón, de «democratizar» el placer sexual y, a su vez, de promover la idea de un
ciudadano «dueño de sus placeres».[17] Si bien son varios los autores que ponen en duda la
veracidad de este hecho, no deja de ser significativo que, varios siglos después de Solón,
existiera un discurso que vinculara a sus reformas la intensificación de la vida sexual
ateniense.[18]
Aristóteles, por su parte, desmiente la relación amorosa entre Solón y Pisístrato.[20] Por otra
parte, la autoría de ciertos aforismos pederastas, atribuida por algunas fuentes —entre ellas,
Plutarco— a Solón, es atribuida, por otras, a Teognis.[21]
Otras reformas
Las reformas de Solón limitaron el dominio ancestral absoluto que un padre tenía sobre su
familia. Se prohibió que un hombre vendiera como esclavos a su mujer o hijos o que los
expulsara del hogar. Además, el beneficio de manutención a costa de su descendencia se limitó
a la comida, ropa y entierro.[22]
Otra reforma consistió en la admisión de todo ateniense como miembro de una Corte de
Justicia, así como la posibilidad de apelación ante cualquier fallo judicial.[22]
Poesía
En sus elegías Solón expresa su conjunto de ideas políticas. Sus versos han llegado hasta
nuestros días de manera fragmentaria, a partir de citas de autores antiguos como Aristóteles,
Demóstenes, Teofrasto, Diógenes Laercio, Diodoro Sículo y Plutarco. En 1966. Sin embargo,
también existe controversia sobre la veracidad de ciertos fragmentos, y es posible que algunos
de los versos que se le atribuyen no sean de su autoría.[23]
Durante el siglo IV a. C., las leyes y elegías de Solón eran conservadas por Aristóteles, quien se
encargó de compilarlas, y Teofrasto.[23] Presumiblemente, la compilación de Aristóteles se
perdió y fue posteriormente recuperada por Apelicón y llevada a Roma por Lucio Cornelio Sila en
el 82 a. C., mientras que otra fuente fue comprada por Ptolomeo II.[23] Es posible que los
historiadores antiguos que más se dedicaron a estudiar a Solón, como Plutarco, obtuvieran sus
fuentes de la biografía del gobernante realizada por Hermipo de Esmirna, o bien, que accedieran
a copias no conocidas de la obra de Aristóteles o de las propias leyes.[23]
De acuerdo a Plutarco, Solón comenzó a escribir poesía como pasatiempo, y en un tono más
popular que filosófico. Su estilo elegíaco pudo haberse debido a la influencia de Tirteo,[25] si
bien incursionó en otros géneros líricos como el troqueo y el yambo, de tono más vital y
directo.[26]
En cualquier caso, sus versos son más significativos desde el punto de vista histórico, como
testimonio escrito de su pensamiento y reformas, que desde el estético.
En sus elegías, Solón presenta la idea de justicia como un poder divino y como un orden natural
y autorregulado. A este respecto, compara la justicia con el mar: «el mar es revuelto por los
vientos; mientras alguien no lo mueva, es la más justa de todas las cosas». Gregory Vlastos
analiza que, mientras que para Semónides de Amorgos el mar tiene una naturaleza dual en la
que alterna su apariencia (a veces calmo, a veces tormentoso o perturbado), para Solón la
perturbación no es su estado natural o justo; y si entra en este estado, ha de existir para ello una
causa perturbadora.[22] Junto a Gregory Vlastos, es «partidario de esta concepción de la justicia
como principio inherente, inmanente al orden social, dentro de un organismo político y con una
ley de causalidad semejante a las del mundo físico en los filósofos jonios»,[27] Werner Jaeger, en
Solon's Eunomie. Están en contra, Eric A. Havelock,[28] H. Lloyd-Jones,[29] quienes aducen un
mismo concepto de justicia en Solón que en Hesíodo. En la misma línea se halla Michael
Gagarin.[30]
La noción de libertad común nace de la misma base: la esclavitud de cualquiera pone en peligro
la libertad de todos. De esta manera, la esclavitud de los campesinos deudores no produce el
único efecto de su desgracia personal,[nota 3] sino también un efecto —indirecto e impredecible—
sobre la polis. Una ciudad esclavizada por un mal tirano tuvo que ser previamente dividida y la
esclavitud individual es una manera de llevar tal empresa a cabo, así como de legitimar la
primera. Por otra parte, los esclavos mismos cuentan con el poder necesario para sublevarse y
robar a la polis su libertad, es decir, la libertad común. La comunidad debe, por tanto, velar por la
libertad de todos sus miembros.[22]
Solón también se refirió a la cuestión agraria en sus elegías:
«El que había venido para saquear, lleno de
esperanzas,
— Solón.
Tabla de correlaciones
Gentili -
Diehl Bergk = West Adrados Autor loc. cit. Título
Pratto
Eclogae Phisicae,
Elegía a
1 1 13 1 Estobeo Dialectae et Ethicae III 9,
las musas
23
2, 1-
2, 1-2 1 2, 1-2 Plutarco Vidas Paralelas Solón 8, 1 Salamina
2
4, 1- Constitución de Atenas 5,
4, 1-3 4a 4, 1-3 Aristóteles
3 2
4, 4- Constitución de Atenas 5,
5 4c 4, 4-8 Aristóteles
8 3
4, 9-
6 4, 9-12 Plutarco Vidas Paralelas Solón III, 2
12
5, 1- Constitución de los
7 5 5, 1-6 Aristóteles
6 atenienses 12, 1
5, 7- Constitución de los
8 6 5, 7-10 Aristóteles
10 atenienses 12, 3
Eclogae Phisicae,
14 18 24 14 Estobeo Dialectae et Ethicae IV, 33,
7
Eclogae Phisicae,
15 19 14 15 Estobeo Dialectae et Ethicae IV, 34,
23
Clemente de
16 20 16 16 Stromateis V, 81, 1
Alejandría
Clemente de
17 21 17 17 Stromateis V, 129, 5
Alejandría
Pseudo-
21 25 29 21 de Iustitia 374a
Platón
Pseudo-
22, 7 28 18 22, 7 Amat. 133c
Platón
23,
34, 4-5 + 35, 6-7 23, 13- Constitución de los
13- 29b Aristóteles A Foco
(34 West) 21 atenienses 12, 3
21
24 30 36, 3-21 + 31, 6- 24 Aristóteles Constitución de los
7 (36 West) atenienses 12, 4
26, Ateneo de
32 38 26, 1-5 Deipnosophistae, XIV, 645f
1-5 Náucratis
26,
33 39 26, 6-7 Pólux Onomástico X, 103
6-7
Véase también
Decálogo de Solón
Horos
Democracia ateniense
Clístenes de Atenas
Critias
Critias (diálogo)
Atlántida
Dracón
Predecesor:
Arconte epónimo
Sucesor:
1. Su formación se atribuye a Solón. Cf. Plutarco, Solón 19.1; Marco Tulio Cicerón, De officiis
I.22.75; Julio Pólux, 125
3. Sobre el particular, cf. Lewis, John, Solon Slavery and Slawlessness in Solonian Athens. (htt
p://www.classicalideals.com/Solon%20Slavery%20Dike7.pdf)
Referencias
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oogle.com/books?id=ZwEdAAAAYAAJ&dq=solon+place+of+death&source=gbs_navlinks_s)
En Google Books.
2. Plutarco, Vidas Paralelas. Volumen II: Solón & Publícola; Temístocles & Camilo; Pericles &
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3. Por las fuentes que Plutarco consultó en Egipto, igual estudió derecho durante años en Egipto
de sus conversaciones con Sonjis de Sais y Psenofis de Heliópolis (Plutarco, Vidas Paralelas.
Solón)
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hominis (http://revistadeliteratura.revistas.csic.es/index.php/revistadeliteratura/article/view/2
02/213) , p.36, nota complementaria n.º 6, en Revista de literatura, CSIC, vol. 72. n.º 143
(2010), pp. 33-54.
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Grecia. Madrid: Sarpe. ISBN 84-7291-736-6.
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Ediciones Martínez Roca. pp. 83-89. ISBN 84-270-0093-6.
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Iambi et elegi graeci, Oxford, Clarendon, 1971-1942 (2 vols.), tomo II, fr.37-9-10. Cf. Plutarco,
Solón 16.4; Elio Arístides II.360, ediciones Dindorf (paráfrasis de los vv. 9-10)
13. Aristóteles, Política IV.1291b 7 y sigs., para las dos partes opuestas; para las tres partes,
1295b 1-3; para el mesón y los extremos, 1294b 17-18; para la constitución del medio, 1296a
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Bibliografía
Fuentes históricas
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Plutarco, Vidas Paralelas. Volumen II: Solón & Publícola; Temístocles & Camilo; Pericles & Fabio
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West, M. L. (ed.), Iambi et Elegí Graeci II, Oxford, Clarendon Press, 1972
Estudios críticos
Rodríguez Adrados, Francisco. Historia de la democracia de Solón a nuestros días. Ed. Temas
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Domínguez Monedero, Adolfo y otros, Historia del mundo clásico a través de sus textos, 15 -
Solón y Atenas. pp. 168-180 Madrid, Alianza, 1999. ISBN 978-84-206-8682-0
López Ferez y otros, Historia de la literatura griega, 2ª Ed. Madrid, Cátedra, 1988
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Loraux, Nicole (2008). «La guerra civil en Atenas. La política entre la sombra y la utopía».
CIUDAD: Editorial Akal. pp. 171-180. ISBN 978-84-460-2541-2.
Enlaces externos
Publícola.
Texto español en Wikisource.
Texto inglés (http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus:text:2008.
01.0059) en el Proyecto Perseus, con las características indicadas antes.
Texto griego en Wikisource.
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Solón&oldid=136365199»
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