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“Emprender no es tan romántico”

Nada ha sido fácil en este emprendimiento. De hecho, cuenta su fundador, que tras casi quebrar
dos veces, al inicio de esta historia, terminó  hospitalizado diagnosticado de estrés. “Es la parte fea
que nadie cuenta. El emprendimiento no es tan romántico, es muy difícil. Pero es importante
sincerarlo, porque levantar tu propia empresa es muy difícil. Y si solo escuchamos casos de éxito,
nos frustramos porque a varios no lo logramos de inmediato”, relata desde su casa en Puerto
Varas, ciudad donde vive hace tres años cuando trasladar toda su startup ahí con el mensaje de
descentralizar los negocios en Chile. 

Kimber estudió ingeniería comercial por dos años hasta que “no aguanté más y me salí”. “Me
acuerdo que los profesores me enseñaban el modelo económico que tenemos hoy en día basado
en bajar al máximo los costos, pagar menos sueldos, producir en China, usar materiales sintéticos,
y yo decía:  “profesor no estoy de acuerdo”. Nunca más volvió a estudiar.

En vez, se dedicó a la fotografía y viajó constantemente a la Patagonia. Ahí, dice, parte todo. Su
madre, la fotógrafa Pía Vergara, agrega, siempre fue una inspiración para él. Mientras que de su
padre, John Kimber, ejecutivo de empresas, aprendió del trabajo social. “En el sur de Chile me di
cuenta la conexión que había con la naturaleza, que somos uno. Y me propuse hacer algo”, cuenta.
Hizo de todo: obras de teatro, grupos de cultura en la playa, una página web (ClanEco), una
empresa que traía hawaianas hechas con sabia de árbol, en año 2011, co-fundó Reforestemos
Patagonia”, tras el incendio en Torres del Paine.
Ahí nace Karün, luego de que Kimber notara que “todo el mundo” usaba anteojos parecidos, de
moda. Y que todos eran hechos con materiales contaminantes. “Y me propuse hacer unos que
fueran sustentables”, relata al teléfono. 

¿Cómo sería el mundo si entendiéramos que todos somos naturaleza? Fue la pregunta que se hizo
cuando ideó la marca. El CEO y fundador de Karün afirma que los anteojos son un accesorio
icónico porque el que los usa ve el mundo a través de ellos, “si más personas reflexionaran sobre
esa pregunta y realmente entendieran al ser humano como naturaleza y no como algo separado
de él y menos como dueños de él, nuestra forma de habitar este planeta sería distinta”, expresa.

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