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Fecha: 05/12/2022
Nombre de la institución:
Universidad del Valle de México
Nombre del plan de estudios:
Licenciatura en Derecho
Nombre de la materia:
Historia de la Educación
Nombre del docente:
Mario Arturo Hernández Tapia
Nombre de los estudiantes:
Ma Elena de la Cruz Muñoz Padilla
Constituye una teoría del saber que admite los hechos y la investigación de cosas que
no sean las relaciones entre ellos. Rechaza el saber metafísico y el conocimiento a priori,
la intuición directa de lo inteligible y la crítica gnoseológica.
Se distingue por la fenomenología defendida por Bergson, esto es, toda actitud que se
atiene de forma justa solo a lo dado en los supuestos, y no a los hechos científicos.
Según el autor, los seres humanos tenemos que aprender a adaptarnos primero al orden
de las cosas y así poder adaptarnos después al orden humano, siendo así la enseñanza
científica una parte de la educación. La enseñanza científica tiene un valor de
propedéutica sin constituir un fin, razón por la cual el positivismo de Comte se considera
lo más opuesto a un cientifismo que se cree autorizado por él.
La idea del poder espiritual va unida a la filosofía, y así será capaz de poner en orden
los pensamientos y dar por hecho la reforma intelectual adecuada a la época moderna.
Así pues, Comte dice: “La influencia de la especulación sobre la acción crea a este
respecto un deber especulativo nuevo. Y la dificultad viene precisamente del hecho de
que la enseñanza y el poder espiritual no pueden ir el uno sin el otro. En efecto, sin este
poder no hay enseñanza posible, pues ésta queda entonces a la merced de lo temporal
y de los intereses más superficiales. Y sin esta enseñanza, ninguna autoridad espiritual
puede constituirse de forma duradera. Así que hay que contar, pese a los riesgos
demasiado evidentes, con el libre avance de las ideas para que poco a poco las
tendencias anárquicas nacidas de ese mismo avance se reabsorban: optimismo a la vez
especulativo y práctico que sólo puede mantener una reflexión filosófica sobre la
historia” (Muglioni, 1996).
RESUMEN
Se concluye que la enseñanza no depende de un poder temporal arbitrario, por eso
Comte la llama “libertad de enseñanza”. Su organización necesita una competencia
intelectual, esto es una autoridad que sea capaz de resistir lo arbitrario del poder.
Gabino Barreda estudió medicina en México, luego en 1847 viajó a París a seguir sus
estudios, fue cuando Pedro Contreras Elizalde, primer positivista mexicano lo hizo
partícipe en conferencias impartidas por Augusto Comte en el Palais Royal; de esta
forma se dieron las relaciones entre los positivistas mexicanos y los franceses.
El objetivo del plan era proyectar lo siguiente: “una educación en que ningún ramo
importante de las ciencias naturales quede omitido; en que todos los fenómenos de la
naturaleza, desde los más simples hasta los más complicados se estudien y se analicen
a la vez teórica y prácticamente en lo que tienen de más fundamental; una educación
en que se cultive así a la vez el entendimiento y los sentidos, sin el empeño de mantener
por fuerza tal o cual opinión, o tal o cual dogma político o religioso, sin el miedo de ver
contradicha por los hechos esta o aquella autoridad; una educación, repito, emprendida
sobre tales bases, y con sólo el deseo de hallar la verdad [...] Y las opiniones de los
hombres son y serán siempre el móvil de todos sus actos. Este medio es, sin duda,
lento; pero ¿qué importa si estamos seguros de su eficacia? ¿Qué son diez, quince o
veinte años en la vida de una nación, cuando se trata de cimentar el único medio de
conciliar la libertad con la concordia, el progreso con el orden? El orden intelectual que
esta educación tiende a establecer, es la llave del orden social y moral que tanto
habemos menester” (Barreda, 1973).
RESUMEN
Con este plan se dio un golpe al conocimiento basado en el dogma aristotélico,
principalmente a la lógica, y al conocimiento impulsado por los eclesiásticos, despojando
a la iglesia del dominio educativo, cuando se toma la decisión que la ENP se instalará
en el nacional colegio de San Ildefonso.
En las primeras cuatro décadas del siglo XVIII los jesuitas construyeron colegios que
expresaban el espíritu teológico, pero en 1767 Carlos III los expulsó y uno de los
edificios los convirtió en el cuartel del Batallón del Regimiento de Flandes, que más
adelante lo administró el gobierno virreinal y fue dirigido por el clero, posteriormente
fue sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia. En el rectorado de Lerdo de Tejada
el colegio se dividió en 3 áreas: estudios preparatorios, cursos de jurisprudencia y
carrera de ciencias eclesiásticas. El 17 de diciembre de 1867 Barreda fue nombrado
director de la ENP y el 31 de enero de 1868 se dieron por terminadas las actividades
del Colegio Nacional San Ildefonso.
El 3 de febrero se dio inicio a las clases con 800 alumnos aproximadamente, una cuarta
parte de ellos estudiaba en las instalaciones, comía y dormía ahí, por lo tanto, el colegio
aceptaba alumnos internos y externos.
En la ENP floreó la ciencia positiva y los estudios fueron orientados hacia los métodos
de trabajo, investigación y análisis científicos. Barreda aunque basándose en el modelo
de la enciclopedia de las ciencias positivas y en el curso de la filosofía positiva de Comte,
pone especial interés en la lógica.
El sistema barrediano se orientó hacia la consolidación de la ciencia moderna enfocado
a su vez en la comprensión total de la sociedad. Con base en esto dividió al conocimiento
humano en 3 niveles: 1) raciocinio puro. 2) observación como base de la anterior. 3)
observación y experimentación reunidas. Con ello explica que primero son las
matemáticas, luego las ciencias naturales y al final la física o el mundo real y concreto,
llegando a la certeza de que la ciencia se apoya en la lógica.
Ferrater, J. (s. f.). Diccionario de filosofía (1941. a ed.). México: Atlante, S.A.