Está en la página 1de 4

¿Alcanza a vivir el momento de acogida.

  Es decir llega antes del encuentro, o a la hora exacta o


después de haberse iniciado?  Cómo lo ha vivido?

2.  ¿Cree que es importante el momento de la acogida? Y por qué?

3.  ¿La oración inicial ha Sido dinámica, profunda, o le hace falta algo?

4.  ¿Evalúe la catequesis..., buena, regular, mala, que le mejoraría?

5.  ¿La edificación Espiritual ha estado enfocada a lo que necesitamos?

6.  ¿Que tan importante ha Sido la edificación Espiritual en este proceso de crecimiento espiritual?

7.  ¿La solidaridad Social se ha practicado en momentos de necesidad, o siente que debemos estar
más pendientes unos de otros?

8.  ¿Participo activamente como hermano de la comunidad, tomando nota de las catequesis,
haciendo los compromisos que deja el catequista, leyendo el instructivo, o no estoy comprometido y
doy alguna excusa al respecto?

9.  ¿Ha asistido a la hora Santa del SINE? Siente que es una imposición?  Cree que no debería ser
así? 

10.   ¿Le gustaría que asistiéramos más como comunidad a la hora Santa de los jueves? Por qué?

11.  ¿Cómo se ha sentido en la Eucaristía del SINE el último domingo de cada mes?  Qué opina de
este espacio dado al sistema de Nueva Evangelización, para orar y conocernos más?

12.  ¿Cómo ha Sido su asistencia a la Eucaristía de los 13 de cada mes? Participa en la


organización?

13.  ¿Cómo encargados de la Eucaristía de los 13 de cada mes, también somos responsables de la
oración del Santo Rosario, ha participado?  O llega justo a la Eucaristía? Podría hacer el propósito
de llegar a esta oración?

14.  ¿Cómo ha Sido la gestión de la coordinadora hasta el momento?

15.  ¿Que recomendación le haría a la Coordinadora?

16.  ¿Le gusta el lugar establecido para el encuentro de comunidad? Por qué?

17.  ¿Ve útil la programación de la comunidad que se entrega al inicio de mes?

18.  ¿Ha desarrollado la leccio divina que se entrega el día de encuentro?

19.  ¿La leccio divina le ha ayudado a estar mejor preparado para asistir a la Eucaristía de los
domingos?
20.  ¿Hay un grupo de WhatsApp de la comunidad, contesta los mensajes, propuestas o información
que la coordinadora envía como puente entre nosotros y la parroquia?

21.  ¿Tiene a la comunidad como un medio de crecimiento espiritual o me reúno por reunirme
nomás?

22.  ¿Cuándo falto a la comunidad aviso a la Coordinadora o envío mensaje con alguno de mis
hermanos para que no se preocupen por mí y hagan oración por mí?

23.  ¿Guardo el sigilo de las edificaciones espirituales que se hacen en la comunidad o lo divulgo
con otros hermanos diferentes a los de mi comunidad?

24.  ¿El tiempo que le dedico a mi comunidad es generoso, especialmente en los días diferentes al
encuentro?

25. ¿Creo que mi crecimiento espiritual ayuda al crecimiento espiritual de mi comunidad o al


contrario si mi crecimiento espiritual está estancado también retrasa el crecimiento espiritual de mis
hermanos?
26. ¿Qué opina de la confesión mensual?

27. ¿Entiendo cómo se desarrolla la leccio Divina, si no la entiendo he buscado ayuda para
entenderla y así practicarla?

28. El seguimiento de Jesús es en libertad. En toda empresa exigen logros, metas, objetivos. ¿Cree
que no me deberían exigir rendimiento en este caminar como hermano de pequeña comunidad ya
que no obtengo ninguna retribución económica?
El banquete está preparado, pero los invitados...
Mateo 22, 1-14. Tiempo Ordinario. Todos estamos invitados a participar del gran
banquete que celebrará en el cielo.

Del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14


Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los
Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus
siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros
siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se
han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda."
Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los
demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y,
enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.
Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos.
Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los
siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y
la sala de bodas se llenó de comensales. «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar
que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí
sin traje de boda?" Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de
pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de
dientes." Porque muchos son llamados, más pocos escogidos».

Oración introductoria
Dios mío, me invitas, me llamas incansablemente a tener un encuentro misterioso en el
amor. Tu iniciativa me conmueve. Ayúdame a elevar mi corazón hacia Ti para saber
corresponder a tanto amor, participando dignamente en este banquete de la oración.

Petición
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cristo te invita al banquete.
Cólera de corazón, decepción ante una bella expectativa, frustración ante el último
rechazo de lo que había sido un formidable plan. El Rey invita a las personas a venir a
su banquete, es un Rey generoso, un Rey que sobrelleva el peso del derroche mientras
eso le suponga la felicidad del invitado. Pobre Rey que tenía bien presente a cada uno de
los que deseaba ver en su palacio. Anhelaba el corazón del Rey poder abrir sus brazos
recibiendo al huésped esperado, pero éste no quiso venir, simplemente así: no quiso, no
supo o no quiso saber…
Yo, persona que me gusta que me imploren, que me soliciten varias veces. Yo, persona
que subyace en la tendencia de esperar a que me rueguen. Yo, persona que no soy feliz,
aun si haber salido de mí misma. Soy una persona que buscando la felicidad en
preferirme, he encontrado la irónica tristeza de quien no se entrega. Soy yo un
comensal que fue invitado a ese banquete, y que ahora solo puedo vagamente imaginar
y saborear. Soy el invitado que pensó encontrar mayor placer en dedicarse ciegamente a
los afanes de esta vida, sin pensar siquiera en dirigir la vista, por lo menos una vez,
hacia los gozos que del cielo se desprenden. Soy esa persona, ese invitado…
Pero tengo la certeza de que el Rey llamó dos veces…
Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por los momentos en que no acepté tu voluntad.
Quiero volverme a tu misericordia, por las veces en que no confié en Ti. Me encuentro
aquí con el deseo de empezar una vez más y de aceptar esa segunda invitación. De
extender mi mano para que la tomes y me lleves caminando junto a Ti hacia el
banquete, pues deseo dar el paso de este día también; y acoger tu voluntad desde mi
corazón.
«De este modo, sentarse en la mesa con Jesús significa ser transformados y salvados
por Él. En la comunidad cristiana la mesa de Jesús es doble: está la mesa de la Palabra
y la mesa de la Eucaristía. Son estas las medicinas con las cuales el Médico Divino nos
cura y nos nutre.»
(S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
Reflexión
Podría sonar demasiado extraño este evangelio porque, ¿cómo es posible que alguien
rechace la invitación a una boda donde habrá vino, música y buen ambiente? Al menos
hoy día son pocos los que rechazarían esta oferta tan especial. Pero es claro que esta
parábola Cristo nos la dibujó así para que comprendiésemos que todos estamos
invitados a participar del gran banquete que celebrará en el cielo.

Sólo nos hace falta cumplir un requisito que el evangelio lo pone como algo externo pero
que en realidad en las bodas se le da demasiada importancia y es el vestido. Es
necesario e indispensable entrar con el ajuar apropiado al gran banquete que Cristo nos
invitará, este ajuar es la vida de gracia. Por eso expulsaron de la boda al hombre que no
llevaba el traje apropiado, porque no estaba en vida de gracia. Y la gracia, como la llama
santo Tomás de Aquino, es "nitior animae" es decir, esplendor del alma, presencia de
Dios en nuestra alma.

Es claro que Jesús no puede habitar en un lugar en donde no tiene amigos, y tampoco
nosotros nos deberíamos atrever a presentarnos a la boda que Él organiza cuando no le
tenemos por amigo. Esto es la vida de gracia, conservar su amistad y por tanto rechazar
enérgicamente todo lo que pudiese ofenderle: revistas indecentes, películas
deshonestas, compañías perjudiciales, ofensas a nuestros padres o hermanos, críticas
etc.

Es difícil conservar esta amistad con Cristo, pero si realmente lo tenemos por amigo no
nos atreveremos a ofenderle, sino que al contrario nos esforzaremos por ser cada día
mejores amigos de Él.

Propósito
Ser sincero con todos y en todo, fortaleciendo esta actitud en el sacramento de la
reconciliación.

Diálogo con Cristo


Jesús, el vestido de bodas que necesito es el del amor. Cuántas veces doy más
importancia a mi propia satisfacción en vez de centrar mi atención y esfuerzo en
alcanzar la verdadera comunión contigo. Con la intercesión de María, ayúdame a valorar
tu invitación a la santidad, optando siempre por la virtud en vez del pecado, amando
desinteresadamente en vez de buscar mi propia conveniencia, siendo humilde en vez de
orgulloso

También podría gustarte