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RESUMEN SACROSANCTUM CONCILIUM

INTRODUCIÓN
 Acrecentar en los fieles la vida cristiana, adaptar mejor las necesidades de nuestro
tiempo, promover aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en
Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la
Iglesia, para proveer la reforma y el fomento de la Liturgia. (SC 1)
 La Liturgia, por ser el medio en que se ejerce nuestra redención, especialmente en la
Eucaristía. Se ve representada la dualidad de la Iglesia, humana y divina, dotada de
elementos visibles e invisibles. (SC 2)
 La Liturgia robustece también admirablemente sus fuerzas para predicar a Cristo y
presenta a la Iglesia como un amparo en donde se congreguen la unidad de los hijos
de Dios que están dispersos. (SC 2)
 Hay que tener en cuenta los principios siguientes y establecer algunas normas
prácticas en orden al fomento y reforma de la liturgia. (SC 4)
CAPÍTULO I – PRINCIPIOS GENERALES PARA LA REFORMA Y FOMENTO DE
LA SAGRADA LITURGIA
I. Naturaleza de la Sagrada Liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia.
 La obra salvífica de Cristo: Dios que “quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4) envío a su único hijo, el verbo
hecho carne como médico corporal y espiritual, como mediador entre Dios y los
hombres. En Cristo se realiza plenamente la reconciliación y se da la plenitud del
culto divino, principalmente en el misterio de su bienaventurada pasión,
resurrección y ascensión. Del costado de Cristo dormido en la cruz nació “el
sacramento admirable de la Iglesia entera”.
 La obra de salvación, continuada por la Iglesia, se realiza en la Liturgia: Cristo
fue enviado por el Padre y el a su vez envío a los apóstoles, llenos del Espíritu
Santo. Anunciaban al Hijo de Dios, con su muerte y resurrección conduciéndonos al
Reino del Padre, realizando la obra de salvación que proclamaban mediante el
sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica. Parte
del mismo día de pentecostés, donde la Iglesia se manifestó al mundo, desde
entonces la Iglesia no ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual y los
sacramentos.
 Presencia de Cristo en la Liturgia: Dentro de esta obra tan grande Cristo está
siempre presente en las acciones litúrgicas de la Iglesia; está presente en el
sacrificio de la misa, en los sacramentos, en su palabra y en la súplica de la Iglesia
que canta los salmos. La liturgia es entonces el ejercicio del sacerdocio de
Jesucristo, que con sus signos sensibles realizan la santificación del hombre a su
manera, mediante el ejercicio del culto íntegro. Es así que toda acción litúrgica, es
acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo
grado no la iguala ninguna otra acción en la Iglesia.
 Liturgia terrena y Liturgia celeste: En la Liturgia terrena se pregusta y se participa
de la Liturgia celeste hacia donde nos dirigimos como peregrinos; lugar donde
celebraremos y cantaremos junto a todo el coro celestial la gloria del Señor.
Venerando a los santos esperamos tener parte con ellos y gozar de su compañía
hasta que el Señor se manifieste en nuestra vida y nosotros nos manifestemos
también gloriosos con él.
 La Liturgia no es la única actividad de la Iglesia: La Sagrada Liturgia no agota
toda la actividad de la Iglesia, puesto que para que los hombres puedan llegar a la
Liturgia es necesario que sean llamados a la fe y la conversión. La Iglesia se acerca
a los no creyentes para que al proclamarles el mensaje conozcan al único Dios y su
Hijo Jesucristo y se conviertan; en el caso de los creyentes, es deber de la Iglesia
predicarles continuamente la fe y la penitencia, preparándolos en los sacramentos,
enseñándoles a cumplir los mandatos de Cristo y estimulándolos a toda clase de
caridad.
 La Liturgia fuente y cumbre de toda la vida eclesial: La Liturgia es la cumbre a la
cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de la que emana
toda su fuerza. Una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo participen en el
sacrificio y coman la cena del Señor. La Liturgia, pero sobre todo de la Eucaristía,
emana para nosotros la gracia como de su fuente, y se obtiene la santificación de los
hombres en Cristo, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin.
 Necesidad de las disposiciones personales: Es necesario que los fieles se acerquen
a la Sagrada Liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en
consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano.
 Liturgia, oración personal y ejercicios piadosos: La Liturgia no abarca toda la vida
espiritual. El cristiano está llamado a orar en común, orando sin tregua, según
enseña el apóstol Pablo, llevando siempre la mortificación de Jesús en nuestro
cuerpo para que se haga presente en nuestra carne mortal, especialmente en el
sacrificio de la misa haciendo de nosotros una “ofrenda eterna”.
 Condiciones de los ejercicios piadosos: Se recomiendan los ejercicios piadosos del
pueblo cristiano, especialmente si se hacen por mandato de la Sede Apostólica.
Gozan también de una dignidad especial, pero es preciso que se organicen de
acuerdo a los tiempos litúrgicos y que sean acordes a la Sagrada Liturgia.
II. Necesidad de promover la educación litúrgica y la participación activa
 Participación de los fieles: llevar a todos los fieles a una participación plena,
consciente y activa en las celebraciones litúrgicas. Al reformar y fomentar la
sagrada Liturgia se debe tener en cuenta esta plena participación de todo el pueblo,
ya que es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el
verdadero espíritu cristiano.
 Formación de los profesores de Liturgia y del clero: Los profesores deben
formarse a conciencia para su misión en los institutos que se dedican a ello. La
asignatura de sagrada Liturgia se debe considerar como una de las materias
necesarias y más importantes en los seminarios y de las principales en la etapa
teológica, explicándose bajo el aspecto teológico, histórico como también en el
espiritual, pastoral y jurídico. Se debe tener la plena conciencia que todas las demás
asignaturas teológicas tienen su conexión con la Liturgia y la unidad de la
formación sacerdotal.
 Iniciación en seminarios y casas religiosas y vida litúrgica de los sacerdotes que
ya trabajan en la viña del Señor: En cuanto a los seminarios se adquiere una
formación litúrgica de la vida espiritual, para que permita comprender los ritos y
participar en ellos con toda el alma, por ende todo debe estar informado de espíritu
litúrgico. A los sacerdotes los ha de ayudar a comprender más plenamente lo que
realiza en las funciones litúrgicas y en comunicarla a los fieles que le han sido
encomendados.
 Formación litúrgica de los fieles y MC – celebración litúrgica: Los pastores de
almas fomenten la educación litúrgica y participación activa de los fieles. En cuanto
a los medios de comunicación a la hora de transmitir acciones sagradas se debe
hacer de la manera más discreta y decorosa, bajo la dirección y responsabilidad de
una persona idónea que los obispos hayan delegado.
III. Reforma de la Sagrada Liturgia
 Lo que debe reformarse y lo inmutable en la Liturgia: La Liturgia consta de una
parte inmutable por ser de institución divina y otras de parte sujetas a cambio. En
esta reforma los textos y los ritos se han de ordenar para expresar con mayor
claridad las cosas santas que significan para que el pueblo cristiano pueda
comprenderlas fácilmente y participar en ellas por medio de una celebración plena,
activa y comunitaria.
 A) Normas generales: la reglamentación es de competencia exclusiva de la
autoridad eclesiástica, la sede apostólica y el obispo. En virtud por el poder
concedido por el derecho las asambleas territoriales también pueden hacer reformas,
nadie así sea sacerdote puede añadir o quitar alguna cosa de la Liturgia. Se debe
conservar la Tradición a la hora de hacer una revisión sobre la Liturgia, no se deben
introducir innovaciones si no es exigido como una utilidad verdadera y cierta de la
Iglesia. Es de vital importancia la Sagrada Escritura, porque de allí se toman las
lecturas, salmos, himnos, etc. que están penetrados de su espíritu y de donde viene
el significado de las acciones y los signos, al hacer alguna reforma se debe fomentar
el amor suave y vivo a la Sagrada Escritura.
 B) Normas derivadas de la índole de la Liturgia como acción jerárquica y
comunitaria: Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, son celebraciones de
la Iglesia, que es “Sacramento de unidad”. Se debe dar una primacía a las
celebraciones comunitarias siempre que los ritos lo admitan, por tanto se debe
indicar la preferencia de esta acción comunitaria a la individual (misa y
sacramentos). En las celebraciones cada quien desempeñe el cargo que le es
encomendado según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas. Acólitos,
lectores, comentadores y coro desempeñan un auténtico ministerio litúrgico, en tal
caso se debe instruir a los fieles que cumplen esta función para que se haga debida y
ordenadamente. Para que se dé la participación activa se deben promover las
respuestas del pueblo (aclamaciones, salmodia, etc.) pero siempre se debe guardar
un silencio sagrado. Un aspecto de vital importancia es que no se hará acepción
alguna de personas o de clases sociales ni en las ceremonias ni en el ornato externo.
 C) Normas derivadas de carácter didáctico y pastoral de la Liturgia: Aunque la
Liturgia sea principalmente el culto a la divina Majestad, también posee una
instrucción para el pueblo fiel, pues Cristo sigue anunciando el Evangelio y el
pueblo le responde a Dios con el canto y la oración. Los ritos deben poseer una
doble sencillez, siendo breves, claros y evitando las repeticiones, además de
adaptarse a la capacidad de los fieles. Se debe tener plena claridad de la conexión de
la Palabra y el rito en la Liturgia, especialmente en las lecturas, en el sermón (lugar
apto y fidelidad completa al ministerio de la predicación) cuyas fuentes deben ser la
Sagrada Escritura y la Liturgia, promover una catequesis litúrgica (moniciones) y
fomentar las celebraciones de la palabra de Dios (fiestas, solemnidades, cuaresma,
etc.) especialmente donde no haya sacerdote. Se debe tener en cuenta la lengua
litúrgica, teniendo presente la lengua latina en los ritos latinos, se usa la lengua
vulgar para celebraciones específicas, además dependiendo del lugar se ha de prever
si se da uso de la lengua vernácula y en que extensión.
 D) Normas para adaptar la Liturgia a la mentalidad y tradición de los pueblos:
No se pretende imponer una rígida uniformidad, por el contrario, respeta y
promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos.
Dentro de este aspecto se deben admitir las variaciones y adaptaciones legítimas a
los diversos grupos y pueblos, especialmente en las misiones, en este caso
corresponde a la autoridad eclesiástica determinar las adaptaciones necesarias. Por
tanto se debe tener presente que en ciertos lugares y circunstancias urge una
adaptación más profunda de la Liturgia.
IV. Fomento de la vida litúrgica en la diócesis y la parroquia
 Vida litúrgica diocesana y la Liturgia en la parroquia: El obispo es de quien
deriva y depende la vida de Cristo en los fieles. Por tanto todos deben tener gran
aprecio a la vida litúrgica de la diócesis en torno al obispo, teniendo en cuenta que
la principal manifestación de la Iglesia se realiza en la participación plena y activa
de todo el pueblo santo de Dios en la misma celebración litúrgica. En la parroquia la
liturgia depende del pastor encargado que hace las veces de obispo, quien sebe
fomentar teórica y prácticamente entre los fieles y el clero la vida litúrgica
parroquial y su relación con el obispo.
V. Fomento de la acción pastoral litúrgica
 La renovación litúrgica, gracia especial del Espíritu Santo: El celo por promover
y reformar la sagrada Liturgia se considera, como un signo de las disposiciones
providenciales de Dios sobre nuestro tiempo.
 Comisión litúrgica territorial: Conviene que la autoridad eclesiástica territorial,
instituya una comisión litúrgica, con la que colaborarán especialistas en estas
ciencia litúrgica, música, arte sagrado y pastoral. Tendrá como tarea encausar dentro
de su territorio la acción pastoral litúrgica y promover los estudios y experiencias
necesarias cuando se trate de adaptaciones que deben proponerse a la Sede
Apostólica.
 Comisión litúrgica diocesana: Cada diócesis contará con una comisión litúrgica
para promover la acción litúrgica bajo la autoridad del obispo, así como otras
comisiones ya sea de música y arte sacro, trabajando en estrecha relación.
CAPÍTULO II – EL SACROSANTO MISTERIO DE LA EUCARISTÍA
 Celebración eucarística y Misterio Pascual: Nuestro Salvador en la última cena
instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, a confiar la Iglesia, el
memorial de su muerte y resurrección: sacramento de piedad, vínculo de caridad,
banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da
una prenda de gloria venidera.
 Participación activa de los fieles en la Eucaristía: La Iglesia procura que los
cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores sino
que comprendiéndolo, participen consciente, piadosa y activamente la acción
sagrada, se perfeccionen día a día por Cristo, mediador en la unión con Dios y entre
sí, para que finalmente, Dios sea todo en todos.
 Eficacia pastoral de la celebración litúrgica: Para que el sacrificio de la misa
alcance la plena eficacia pastoral, se debe realizar una revisión profunda del
ordinario de la misa manifestando con mayor claridad el sentido de propio de cada
una de las partes y su mutua conexión para hacer más eficaz la participación de los
fieles. Para ello se deben simplificar los ritos pero conservando la sustancia,
restableciendo las cosas que han desaparecido con el tiempo siempre y cuando sean
convenientes y necesarias. Se debe tener una mayor amplitud de los tesoros de la
Biblia, para que a lo largo de un año se lean las partes más significativas de la
Escritura.
 La homilía parte de la Liturgia, la oración de fieles, el latín y las lenguas
vernáculas en la misa: La homilía se expone durante el ciclo del año litúrgico a
partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana.
Se busca restablecer la “oración común” o de “los fieles”, principalmente los
domingos y las fiestas de precepto, con la participación del pueblo en las suplicas de
la Iglesia. En las misas celebradas con pueblo se le puede dar el lugar debido a la
lengua vernácula, especialmente en las lecturas y la “oración común”.
 Comunión, culmen de la participación eucarística. Las dos especies: Se
recomienda la participación más perfecta, la cual consiste en que los fieles después
de la comunión del sacerdote, reciban del mismo sacrificio el Cuerpo del Señor. La
comunión bajo ambas especies puede concederse en los casos que la Sede
Apostólica lo determine.
 Unidad entre Liturgia de la palabra y Eucaristía: La misa consta de dos partes:
Liturgia de la palabra y la Eucaristía, estas dos están tan íntimamente unidas que
constituyen un solo acto de culto. En la catequesis, instruyan a los fieles acerca de la
participación en toda la misa, sobre todo los domingos y fiestas de precepto.
 Concelebración: se amplía la facultad de hacerla además del nuevo rito: Se
concede la concelebración de manera amplia solo en los casos siguientes: Jueves
Santo, Crismal, misas de concilios, conferencias y sínodos, misas de bendición de
un abad, etc. se debe crear un nuevo rito de concelebración incluyéndolo en el
pontifical y en misal romanos.

CAPÍTULO III – LOS DEMAS SACRAMENTOS Y LOS SACRAMENTALES


 Naturaleza y finalidad de los sacramentos: Los sacramentos están ordenados a la
santificación de los hombres, la edificación del Cuerpo de Cristo, en definitiva, dar
culto a Dios, en cuanto a signos también tienen un fin pedagógico. Confieren
ciertamente la gracia y preparan perfectamente a los fieles para recibir la gracia. Es
de importancia que los fieles comprendan fácilmente los signos sacramentales.
 Los sacramentales y la relación de la liturgia sacramental con el misterio
pascual: Son signos sagrados, por medio de los cuales se expresan efectos de
carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. La liturgia de los
sacramentos y de los sacramentales hace que casi todos los actos de la vida sean
santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual, de la cual todos los
sacramentos y sacramentales reciben su poder. Se debe tener presente la necesidad
de una reforma a los ritos sacramentales de acuerdo a la necesidad del pueblo.
 La lengua vernácula en la administración de los sacramentos. Rituales y la
restauración del catecumenado para adultos: El uso de la lengua vernácula es de
gran utilidad para la administración de los sacramentos al pueblo cristiano. Se deben
preparar rituales particulares acomodados a las necesidades de cada región, también
en cuanto a la lengua y, una vez aceptados por la Sede Apostólica, empléense en las
correspondientes regiones. Se debe restaurar en catecumenado para adultos en cada
una de sus etapas, para ser santificado con los ritos en cada tiempo sucesivo.
 Reforma de los ritos bautismales para adultos, niños y numerosos: Se debe revisar
cada rito de los adultos tanto el simple como el solemne teniendo presente la
restauración del catecumenado además de insertarlo en el misal romano. En el
bautismo de niños se debe poner más de manifiesto la participación y las
obligaciones de padres y padrinos. En el caso de bautismos numerosos se deben
realizar las adaptaciones necesarias, especialmente redactando un rito más breve
para usarse especialmente en las misiones, por los catequistas y en peligro de
muerte.
 Reforma del rito de la confirmación, penitencia y unción de los enfermos: Se
debe poner de manifiesto en el rito de la confirmación de manera más clara la
íntima relación del sacramento con la iniciación cristiana. En cuanto a la penitencia
se debe revisar el rito y las fórmulas de penitencia para una mayor expresión de su
naturaleza y efecto del sacramento. La unción de los enfermos no es solo un
sacramento para aquellos que se encuentran en los últimos momentos de la vida, en
cuanto a su rito se pide uno continuado que vaya luego de la confesión y antes de
recibir el viatico, se debe adaptar el número de unciones y revísense las oraciones
correspondientes al rito para que vayan acorde a las diversas situaciones de los
enfermos que reciben el sacramento.
 Reforma del rito del matrimonio y profesión religiosa: Se debe enriquecer le rito
de la celebración del matrimonio, de modo que se exprese la gracia del sacramento
y se inculquen los deberes de los esposos con mayor claridad. La autoridad tiene la
potestad de elaborar un rito propio adaptado a las costumbres de los diversos
lugares y pueblos, se debe celebrar el rito del matrimonio dentro de la misa. Se pide
redactar un rito de profesión religiosa y de renovación de votos que contribuyan a
una mayor unidad, sobriedad y dignidad, con obligación de ser adoptado por
aquellos que realizan la profesión o renovación de votos dentro de la misa, salvo
derecho particular.
CAPÍTULO IV – EL OFICIO DIVINO
 El oficio divino, obra de Cristo y de la Iglesia: El sumo sacerdote, Cristo Jesús, al
tomar naturaleza humana, introdujo aquel himno que se canta en las moradas
celestiales. Esta función sacerdotal se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar
alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo.
 La alabanza divina a diversas horas, oración de Cristo al Padre y honor de los
que hacen el oficio divino: El oficio divino está estructurado de tal manera que la
alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche. Todos aquellos que
ejercen esta función, cumplen con la obligación de la Iglesia y, participan del
altísimo honor de la Esposa de Cristo.
 Valor pastoral de la Liturgia de las horas y la finalidad de la reforma del oficio:
Los sacerdotes dedicados al sagrado ministerio pastoral rezarán con tanto mayor
fervor las alabanzas de las horas cuanto más vivamente estén convencidos, “orad
sin interrupción”, así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio
de la palabra (Hch 6, 4).
 Restablecimiento del oficio según el curso normal de las horas y la
reestructuración según las diversas horas: El fin del oficio es la santificación del
día, restablézcanse el curso tradicional de las horas a su tiempo natural. De manera
que las Laudes sean la oración matutina, vísperas la oración vespertina
considerándose como horas principales; las completas respondan al final del día, la
hora de maitines se adecue para rezarse a cualquier hora y tenga menos salmos pero
lecturas más largas.
 El oficio divino, fuente de piedad y nueva distribución de los salmos: El oficio
divino, en cuanto oración pública de la Iglesia, es además fuente de piedad y
alimento de oración personal. Se pide que la mente concuerde con la voz y para
conseguirlo adquieran una instrucción litúrgica. Se busca una mejor distribución de
los salmos no solo en una semana sino en un periodo de tiempo más largo.
 Revisión de los himnos y tiempo natural para cada hora canónica: Se busca una
restitución de los himnos volviendo a la forma primitiva que poseían. Se expresa la
ayuda y el crecimiento espiritual que brinda el recitar las horas en el tiempo más
aproximado a verdadero tiempo natural de cada hora canónica.
 Obligación de la Liturgia de las horas en común y la recomendación de la
práctica comunitaria del oficio divino: Las comunidades obligadas al coro además
de misa, también están obligadas a celebrar cada día el oficio divino en el coro.
Siendo el oficio divino la voz de la Iglesia, se recomienda que los clérigos no
obligados a coro, y principalmente los sacerdotes que viven en comunidad o se
hallan reunidos, recen en común al menos una parte del oficio divino.
 Participación de los fieles en el oficio y la lengua en la Liturgia de las horas:
Procuren los pastores de almas las horas principales, especialmente las vísperas, se
celebren comunitariamente en la iglesia los domingos y fiestas más solemnes. En el
caso de la lengua, para los clérigos se usa la lengua latina, sin embargo a quienes se
les dificulta el uso de esta lengua, se dispone que usen una traducción en lengua
vernácula.
CAPÍTULO V – AÑO LITÚRGICO
 Sentido pascual del Año Litúrgico: La Santa Madre Iglesia considera deber suyo
celebrar con sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra
salvífica de su divino Esposo. En el círculo del año desarrolla todo el misterio de
Cristo desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la
expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor.
 María en el ciclo litúrgico y fiestas de los santos: La santa Iglesia venera con amor
especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo
indisoluble a la obra salvífica de su Hijo. Además de la Virgen María, la Iglesia
introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos, que
llegados a la perfección, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden
por nosotros; propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo
al Padre, y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos.
 Otros ejercicios de piedad: La Iglesia en diversos tiempos del año completa la
formación de los fieles por medio de ejercicios de piedad espiritual y corporal.
 El domingo, día del Señor, celebración pascual: La Iglesia por una tradición
apostólica, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con
razón “día del Señor” o domingo. Los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando
la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la pasión, resurrección
y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva
esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1Pe 1, 3). El
domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.
 Reforma del Año Litúrgico e ilustración de los fieles sobre el Año Litúrgico: Se
pide revisar el año litúrgico para mantener su índole primitiva para que alimente
debidamente la piedad de los fieles en la celebración de los misterios de la
redención cristiana, muy especialmente del misterio pascual. Se debe orientar el
espíritu de los fieles sobre todo a las del Señor en las cuales se celebran los
misterios de la salvación en el curso del año.
 Cuaresma, preparación de la pascua y penitencia externa e interna en la
Cuaresma: El tiempo cuaresmal prepara a los fieles a oír la palabra de Dios y la
oración, para que celebren el misterio pascual, se pide que haya una unión de mayor
abundancia en los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal, así
mismo los elementos penitenciales, inculcándose en los fieles la naturaleza propia
de la penitencia buscando una participación de la Iglesia en la acción penitencial y
encarézcase la oración por los pecadores. La penitencia del tiempo cuaresmal no
debe ser solo interna e individual, sino también externa y social, se debe tener como
sagrado ayuno pascual, se debe celebrar en todas partes el viernes de la pasión y
muerte del Señor, el sábado santo para que de este se llegue al gozo del domingo de
resurrección con ánimo elevado y entusiasta.
 Significación y celebración de las fiestas de los santos: La Iglesia rinde culto a los
santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas. Las fiestas de los santos
proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y proponen ejemplos
oportunos a la imitación de los fieles.
CAPÍTULO VI – LA MÚSICA SAGRADA
 Dignidad de la música sagrada: La tradición musical de la Iglesia universal
constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones
artísticas, porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte
necesaria o integral de la liturgia solemne. La función ministerial de la música sacra
va en orden al servicio divino. La música sacra, será tanto más santa cuanto más
íntimamente esté unida a la acción litúrgica, enriqueciendo con mayor solemnidad
los ritos sagrados.
 Primacía de la Liturgia solemne y fomento de la música sagrada: La acción
litúrgica reviste una forma más noble cuando el oficio se celebra solemnemente con
canto e intervienen ministros sagrados y el pueblo participa activamente.
Consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra; los obispos y
demás pastores de almas procuren cuidadosamente que en cualquier acción sagrada
con canto, toda la comunidad de los fieles pueda aportar la participación activa.
 Formación musical: Dese mucha importancia a la enseñanza y a la práctica musical
en los seminarios, también una genuina educación litúrgica a los compositores y
cantores, pero en particular a los niños.
 Canto gregoriano, música polifónica y el canto religioso popular: La Iglesia
reconoce el canto gregoriano como el propio de la Liturgia romana, los demás
géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de
excluirse en la celebración de los oficios divinos. Debe fomentarse con empeño el
canto religioso popular de modo que, en los ejercicios piadosos y sagrados, de
acuerdo con las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los
fieles.
 La música religiosa en las misiones, el órgano tubular y otros instrumentos: En
las misiones se ha de reconocer que hay pueblos con tradición musical propia en
donde se debe dar a la música de estos lugares la debida estima y el lugar
correspondiente, no solo al formar su sentido religioso, sino también al acomodar el
culto a su idiosincrasia. Se pide tener en cuenta también en gran estima en la Iglesia
latina el órgano de tubos como instrumento musical tradicional, además de que en
culto divino se puede admitir otros instrumentos con el consentimiento de la
autoridad eclesiástica territorial.
 Cualidades y misión de los compositores: Los compositores verdaderamente
cristianos deben sentirse llamados a cultivar la música sacra y a acrecentar su
tesoro. Compongan obras que presenten las características de verdadera música
sacra y se fomente la participación activa de toda la asamblea de los fieles. Los
textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica,
tomándose principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas.
CAPÍTULO VII – EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS
 Dignidad del arte sagrado: Entre las actividades más nobles del ingenio humano se
encuentran las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre es el arte
sacro. Por su naturaleza, están relacionadas con la infinita belleza de Dios. La santa
Madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes buscando siempre su noble
servicio, para las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad, dignas y
decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales. La Iglesia
procuró con especial interés que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto
con dignidad y belleza.
 Libertad de estilos en el arte de la Iglesia: La Iglesia nunca consideró como propio
ningún estilo artístico, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los
siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente.
 Exclusión de obras que ofenden el sentido religioso y las imágenes sagradas en la
iglesias: Los ordinarios, al promover y favorecer un arte auténticamente sacro,
busquen más una noble belleza que la mera suntuosidad. Se pide sean excluidas de
los templos y demás lugares sagrados aquellas obras artísticas que repugnen a la fe.
Al edificar los templos, procúrese con diligencia que sean aptos para la celebración
de las acciones litúrgicas y para conseguir la participación activa de los fieles.
Manténgase firmemente la práctica de exponer imágenes sagradas a la veneración
de los fieles.
 Comisiones diocesanas de arte sagrado y el interés de los obispos por los artistas
sagrados: Al juzgar las obras de arte, los ordinarios del lugar oigan la comisión
diocesana de arte sagrado. Se pide que los obispos se interesen por los artistas, a fin
de imbuirlos del espíritu del arte sacro y de la sagrada Liturgia; se recomienda que
se establezcan escuelas o academias de arte sagrado para la formación de artistas.
 Revisión de la legislación sobre el arte sagrado y formación artística del clero: Se
debe revisar cuanto antes los cánones y prescripciones eclesiásticos que se refieren a
la disposición de las cosas externas del culto sagrado, sobre todo en lo referente a la
apta y digna edificación de los templos. Corríjase o suprímase lo que parezca ser
menos conforme con la liturgia reformada y consérvese e introdúzcanse lo que la
favorezca. Los clérigos, instruidos también sobre la historia y evolución del arte
sacro, de modo sepan apreciar y conservar los venerables monumentos de la Iglesia
y puedan orientar a los artistas en la ejecución de sus obras.

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