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REVOLUCION FRANCESA

Introducción:

La Revolución Francesa (1789-1799) constituye el suceso político y social más trascendente del
cambio ocurrido en la sociedad europea entre los siglos XVIII y XIX. Impulsados por la nueva
mentalidad de los enciclopedistas, unido a una severa crisis económica atravesada por el
reinado de Luis XVI (1774-1792), la mayor parte de la sociedad francesa impulsó un cambio
radical en las estructuras de poder existentes para la época.

Convocatoria a la formación de los Estados Generales (abril de 1789).

Para el momento en el cual el rey Luis XVI asume el trono en Francia la nación europea
se encontraba en una profunda crisis económica. Dicha crisis fue consecuencia de los
enfrentamientos bélicos contra Inglaterra y Prusia así como también producto de pérdidas en
las cosechas agrícolas entre 1787 y 1789. Sin embargo, a pesar de las dificultades financieras
que atravesaba la nación, los estratos superiores de la sociedad mantenían sus privilegios y no
estaban dispuestos a renunciar a ellos en beneficio del pueblo. El gobierno francés intentó
algunas medidas financieras y tributarias para aliviar la crisis pero no dieron resultados
positivos. Por ello decidió optar por la convocatoria de los Estados Generales (conformación de
una especie de parlamento el cual no se había convocado desde 1614) permitiendo la
participación de representantes de todos los sectores sociales franceses.

Los estados Generales estaban conformados por:

 Primer Estado: la nobleza. Estaba conformado por los nobles de espada (alta
nobleza) y por los nobles de toga (baja nobleza).

 Segundo Estado: el clero. Se dividía en alto clero (arzobispos, obispos y abades) y


bajo clero (sacerdotes de parroquia).

 Tercer Estado: el pueblo. Constituía más del 90% de la población la cual estaba
integrada por campesinos, obreros, profesionales, intelectuales y burgueses. La diversidad de
intereses de los grupos que conformaban los Estados Generales fue uno los factores que
promovió el conflicto político que posteriormente se transformó en movimiento
revolucionario. Conformación de la Asamblea Nacional (17 de junio de 1789).

A pesar de haber sido el mismo Rey quien convocó la instalación de los Estados
Generales para buscar a través de la participación de los actores sociales la solución a la crisis,
éste no estaba dispuesto a permitir que el Tercer Estado tuviese mayor poder que la nobleza y
el clero. Aunque constituían la representación de la mayoría de la población, el Tercer Estado
fue víctima de componendas que le imposibilitaron hacer valer sus decisiones en el seno del
órgano parlamentario.

La negativa a sesionar conjuntamente los tres estados y la alianza entre nobleza y


clero, la cual le otorgaba una mayoría ilegítima a los sectores dominantes, conllevaron a los
representantes del pueblo a autodenominarse como Asamblea Nacional. De esta manera le
imprimieron presión al gobierno y se da inicio a los sucesos trascendentales que formaron
parte de la revolución. Declaración del órgano legislativo en Asamblea Constituyente (9 de julio
de 1789). El gobierno en conjunto con los representantes de la nobleza y el clero se opuso a
integrar el órgano parlamentario en igualdad de condiciones con los representantes del
pueblo. Ante la negativa de los sectores dominantes el Tercer Estado se autodenominó
Asamblea Constituyente asumiendo totalmente la soberanía del Estado.

El poder de la Asamblea le permitía construir una nueva estructura política en el país a


través la promulgación de leyes orientadas a combatir los privilegios de la clase dominante. La
monarquía no estuvo dispuesta a tolerar esta iniciativa insurreccional e intentó aplacar el
movimiento a través de la fuerza. La Toma de la Bastilla (14 de julio de 1789). El día 11 de julio
por órdenes del rey Luis XVI las fuerzas militares francesas rodearon la ciudad de París para
intentar someter a los representantes del pueblo que se habían levantado en contra del orden
establecido.

Comenzaron los enfrentamientos armados entre sublevados y fuerzas militares y el 14


de julio de 1789 se produjo una manifestación masiva del pueblo de París a favor de los
representantes de la Asamblea Constituyente. Dicha manifestación concluyó en la toma de la
Bastilla (cárcel utilizada por la monarquía) y de esa manera el poder popular se impone ante
las injusticias que proliferaron durante tantos años en Francia. A partir la Toma de la Bastilla el
pueblo parisino se percata del inmenso poder que poseía y sus líderes comienzan a gobernar
en beneficio de las mayorías.

Este movimiento se difunde en las demás ciudades y pueblos de Francia marcando un


hito en la Historia Universal. Aprobación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano (26 de agosto de 1789). Como prueba de la vocación igualitaria del movimiento
revolucionario francés, la Asamblea Constituyente elaboró un texto titulado “Declaración de
los Derechos Del Hombre y del Ciudadano”. En el mismo se establecen por vez primera en una
legislación los derechos de libertad, propiedad e igualdad ante la ley de todos los individuos.
Así se elimina cualquier tipo de privilegio mantenido por el origen social de los individuos.

Para los revolucionarios franceses todos los individuos nacían iguales ante la ley y el
Estado debía garantizar dichos derechos naturales. La Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano ha sido referencia por más de 200 años en el ordenamiento jurídico de
muchos países y para todas aquellas instituciones que luchan en contra de las injusticias que
aún permanecen en nuestro planeta.

Promulgación de la constitución de 1791.

El objetivo primordial de la asamblea constituyente fue promulgar un nuevo cuerpo


de leyes para reorganizar el Estado y a su vez incorporar los principios igualitarios defendidos
por los intelectuales, la burguesía y el pueblo en general para transformar la estructura social
vigente.

La constitución de 1791 estableció como régimen de gobierno una monarquía


constitucional en la cual el poder ejecutivo era ejercido por el rey y un poder legislativo
representado en la asamblea constituyente. El poder legislativo lo conformaba la Cámara de
Representantes del pueblo, funcionarios que eran electos por la población. La Asamblea
Constituyente fue cautelosa al no eliminar el sistema monárquico de gobierno. Sus integrantes
prefirieron limitar los poderes del rey a través del órgano legislativo, instaurándose de esa
manera una Monarquía Constitucional. Sin embargo, muchos de los integrantes de la
Asamblea mostraron su disgusto por este sistema de gobierno y presionaron por un cambio
más radical. En el seno de la asamblea se formaron dos grupos fundamentales dentro del
proceso revolucionario: los girondinos y los jacobinos.

La Convención (1792-1795).

El período conocido como “La Convención” fue el más violento de la Revolución


Francesa. Estuvo caracterizado por la ejecución de varios miembros del antiguo gobierno entre
los cuales se destaca el rey Luis XVI. Los jacobinos quienes constituían el grupo más radical
dentro de la asamblea desataron una ola de persecución a todos aquellos individuos
considerados como contrarrevolucionarios.

La denominada “Dictadura del Terror” dirigida por Robespierre fue el período más
sangriento de la revolución. Las persecuciones, represión y ejecución de todos aquellos que no
compartían las decisiones del Poder Ejecutivo representado en el Comité de Seguridad Pública
fueron muestras del sectarismo político de esta etapa de la Revolución Francesa.

El Consulado (9 de noviembre de 1799).

La constitución de 1795 mantuvo la mayor parte de los derechos estipulados en la


constitución de 1791 y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Sin embargo, no permitió el derecho a la insurrección ya que podía propiciar inestabilidad y
disidencia por parte de los catalogados como enemigos de la revolución. El poder ejecutivo fue
concedido a un Directorio integrado por cinco miembros y el órgano legislativo lo
conformaban dos consejos: el de Ancianos y el de los Quinientos. Entre 1798 y 1799 Francia se
enfrentó a una coalición europea la cual buscaba reinstaurar la monarquía e impedir que los
principios revolucionarios se difundieran entre los demás pueblos del continente. La necesidad
de combatir los ejércitos de Inglaterra, Austria y Rusia favoreció la participación política del
ejército francés. La fuerza militar había logrado vencer las tropas internacionales que
amenazaban a la República y a su vez logró estabilizar el orden interno de la nación. El poder
asumido por los militares le permitió al general Napoleón Bonaparte encabezar un Golpe de
Estado el 9 de noviembre de 1799. Éste disolvió los poderes ejecutivo y legislativo e instauró el
Consulado como órgano de gobierno. Con este acontecimiento se dio fin a la Revolución
Francesa.

Conclusiones:

El inicio de la Edad Contemporánea ha sido ubicado a partir de la Revolución Francesa


por las consecuencias políticas que produjo en los sistemas de gobierno de Europa y de
América a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX. Si bien es cierto que la Revolución
Francesa estalló en gran medida por los escritos de los enciclopedistas, es imposible negar que
el acontecimiento político ocurrido en Francia a partir de 1789 por sí mismo, fue una fuente de
inspiración para otras revoluciones burguesas tanto del Viejo Mundo como de América. A nivel
político los efectos fueron los siguientes:

 La eliminación del sistema monárquico absolutista. Progresivamente los reyes que


continuaron a la cabeza de los Estados comenzaron a tener limitaciones en el ejercicio del
poder. La promulgación de constituciones y el establecimiento de parlamentos plurales
favorecieron el equilibrio del poder. Aunque luego del derrumbe del Imperio Napoleónico en
1814 el sistema monárquico absolutista vuelve a cobrar fuerzas, tres décadas después
comenzará a desaparecer producto de protestas por parte de los pueblos europeos.

 La proliferación de sistemas republicanos de gobierno. Tanto en Francia como en los


antiguos dominios hispanos en América el sistema de gobierno que se instauró a raíz de las
revoluciones fue el republicano. La división del poder en ejecutivo, legislativo y judicial
garantizaron el equilibrio en el gobierno evitando la instauración de hegemonías derivadas de
la condición social del mandatario.

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