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AYLWIN-El Juicio Arbitral
AYLWIN-El Juicio Arbitral
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PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
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PRÓLOGO
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PRÓLOGO
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CAPÍTULO I
§ 1º. Concepto
les. Para MONGALVY, “el arbitraje es una jurisdicción que la voluntad de las
partes o la ley da a simples particulares para pronunciarse sobre una o más
controversias siempre que no sean de aquellas que por su naturaleza no pueden
someterse a compromiso”. (Traité de l’arbitrage en matière civile et commerciale, Deuxiè-
me édition. Tome lº, París, 1852, Nº 1.)
GLASSON TISSIER et MOREL lo definen como “el juzgamiento de una contro-
versia por simples particulares que las partes toman como jueces”. (Traité théori-
que et pratique d’organisation judiciaire, de compétence et de procédure civile, Troisième
édition, París, Tome cinquième, 1936, Nº 1801.)
MIRANDA lo define como “una contienda entre partes sometida voluntaria o
forzosamente al conocimiento y resolución de terceros elegidos por ellos o por
la autoridad judicial en subsidio”. (El juicio arbitral, Montevideo, 1916, Nº 12.)
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8 MIRANDA , ob. cit., Nº 12; G ARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 228;
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SOHM , Rodolfo, Instituciones de Derecho Privado Romano, 17ª edición, trad. de
W. Roces, Madrid, 1928, p. 415.
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KISCH, W., Elementos de Derecho Procesal Civil, traducción de L. Prieto Cas-
tro, Madrid, 1932, pp. 413 y 414.
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11 Véase Nº 26.
12 MIRANDA, ob. cit., Nº 117; MANRESA Y NAVARRO, José María, Comentarios al
Código Civil Español, t. 12, Madrid, 1907, p. 141; Corte Talca, Gaceta 1926, t. II,
Nº 116, p. 520.
13 MIRANDA, ob. cit., Nº 17.
14 MIRANDA , ob. cit., Nº 17; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 738, en nota; MAN -
RESA Y N AVARRO, ob. cit., t. 12, pp. 141 y 142; LANDRAU, Margueritte, L’arbitrage
dans le Droit Anglais et Français comparés, París, 1932, p. 28.
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1937, Nº 4.
19 Véase CHILLÓN MEDINA, José María, y MERINO MERCHÁN, José Fernando,
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Francisco, Derecho Civil Teórico y Práctico, Madrid, t. IV, Nº 115; MONGALVY, ob. cit.,
t. I, Nos 110 y 112; BORJAS, ob. cit., t. V, Nº 485, p. 20.
45 GARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 226.
46 MIRANDA, ob. cit., Nº 22.
47 GARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 226.
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Francisco, Derecho Civil Teórico y Práctico, Madrid, t. IV, Nº 115; MONGALVY, ob. cit.,
t. I, Nos 110 y 112; BORJAS, ob. cit., t. V, Nº 485, p. 20.
45 GARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 226.
46 MIRANDA, ob. cit., Nº 22.
47 GARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 226.
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A. Arbitraje voluntario
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ROBERT, ob. cit., Nº 192, y por LANDRAU, ob. cit., pp. 127 y siguientes.
53 B RACHET, L’execution international des sentences arbitrales, citado por ROBERT,
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habla del “mandato dado a una persona para constituirse en juez de la dificul-
tad”, expresiones contradictorias que parecen admitir ambas doctrinas, a menos
que se entienda que la palabra mandato está empleada en el sentido de misión o
encargo. Citada por ROBERT, ob. cit., Nº 193.
76 CHIOVENDA , ob. cit., t. I, p. 127.
77 Ob. cit., p. 128, en nota.
78 Ob. cit., p. 85.
79 Ob. cit., pp. 84 y 340.
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estando facultada por ella o por la ley para representarla, produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiera contratado él mismo”.
Stitchkin define el concepto moderno de representación diciendo que “es
una institución por la cual una persona, que está facultada para ello, afecta el
patrimonio de otra al cumplimiento y demás consecuencias jurídicas del acto
que celebra en nombre y por cuenta de esta última” (ob. cit., p. 7).
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94 BORJAS , ob. cit., t. V, Nº 484, p. 14, Mortara expresa la misma idea dicien-
do: “El oficio de los árbitros saca autoridad y eficacia del reconocimiento de la
ley, que les permite en cierta medida conveniente el ejercicio de la función
jurisdiccional” (citado por MIRANDA, ob. cit., Nº 79).
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95 Véase Nº 164.
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parece hoy evidente. La jurisdicción arbitral es función pública, y como tal, ha sido
creada por la ley y está regida por ella. Es un instrumento que la ley pone a
disposición de los posibles litigantes. Por el compromiso, éstos deciden utilizar ese
instrumento e invisten a determinadas personas de aquella función. No es éste el
único caso de investidura privada de función pública. El compromiso es, así, un
acto-condición para el ejercicio de la jurisdicción arbitral. Pero es necesario, todavía,
un nuevo acto: el compromiso inviste al árbitro de su función, pero no lo obliga a
desempeñarla; para que el árbitro quede obligado, debe previamente aceptar.
97 En el mismo sentido, profesor Francisco HOYOS, Revista, t. LV, sec. 2ª, p. 78.
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B. Arbitraje forzoso
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117 DALLOZ , ob. cit., t. V, Nº 958; MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 17; GARSONNET
et CÉZAR-BRU, ob. cit., tít. VIII, Nº 265; M. LANDRAU, ob. cit., p. 151.
118 GLASSON , TISSIER et MOREL , ob cit., t. V, Nº 1821, en nota; Louis CRE -
1ª, p. 709; C. Sup., Revista, t. XVII, sec. 1ª, p. 395; C. Concepción, Revista,
t. XXVII, sec. 2ª, p. 39; C. La Serena, Gaceta, 1914, Nº 334, p. 939.
120 Esta norma fue modificada por el artículo 2° de la Ley N° 19.806, publi-
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C. Arbitrajes especiales
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2001, p. 22.
129 Incluso, algunos autores como Morales Andrade sostuvieron que el Tri-
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bunal arbitral” entendido en los términos del artículo 222 del mis-
mo cuerpo legal,130 aun cuando la propia ley utilizara dicho califi-
cativo. La razón por la cual el legislador utilizó la expresión
“arbitral” era meramente histórica, por cuanto idéntico calificati-
vo se usó respecto de la “Junta” a la cual se refería el artículo 17
del DL Nº 958, la que estaba compuesta por miembros ocasiona-
les,131 no sujetos a ningún procedimiento preestablecido.
Todas las divergencias han quedado felizmente disipadas tras la
publicación de la nueva Ley de Propiedad Industrial Nº 19.996, la
cual suprime definitivamente el calificativo de “arbitral” para refe-
rirse al llamado hoy “Tribunal de Propiedad Industrial”, confirman-
do de esta manera la buena doctrina de considerar a este organismo
como un tribunal especial e independiente (art. 17 bis C).
Legislación sobre Propiedad Industrial, 1992, pp. 139 y siguientes, el cual argumenta
que se trataría de árbitros de derecho.
131 La antigua “Junta Arbitral” estaba integrada por tres miembros: un dele-
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§ 3º. Historia
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§ 3º. Historia
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MENTHONI, François de, Le rôle de l’arbitrage dans l’évolution judiciaire, París, 1926,
pp. 17 y siguientes.
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136 LETELIER , Valentín, Génesis del Estado, Nº 90; MENTHON , ob. cit., p. 22.
137 CUQ , Edouard, Les Institutions Juridiques des Romains, t. I, París, 1904, pp.
132 y siguientes; MENTHOM, ob. cit., pp. 29 y siguientes.
138 CUQ, ob. cit., t. I, p. 140; MENTHON, ob. cit., p. 36; SOHM., ob. cit., pp.
594 y 595; PETIT, Eugéne, Tratado Elemental de Derecho Romano, trad. castellana de
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Madrid, Nos 718 y 745.
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139 CUQ, ob. cit., t. II, París, 1909, pp. 964 y siguientes; SOHM , ob. cit., pp.
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cit., p. 76.
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152 ORREGO LUCO, Augusto, Patria Vieja, Santiago, 1934, t. II, p. 30.
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30 de octubre de 1975.
154 Ratificada y publicada en el Diario Oficial el 9 de enero de 1992.
155 Ratificada por el Decreto Ley N° 1.376, publicado en el Diario Oficial el
9 de octubre de 1976.
156 Véanse, sobre esta materia, los libros de E YZAGUIRRE E., Rafael, El arbitraje
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157 ROUSSEAU, Henri, La clause compromissoire, París 1928, p. 132; VARGAS, ob.
cit., p. 23.
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cit., Nº 29.
160 Citado por ROUSSEAU, ob. cit., p. 155.
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segunda instancia, pues se estimó que no había razones para ello. BALLESTEROS,
ob. cit., t. II, Nº 1722.
175 MIRANDA, ob. cit., Nº 50, AGUILERA DE PAZ y RIVES MARTÍ, ob. cit., p. 147;
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Nº 1005.
180 C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 441.
181 C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 605.
182 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. 1, Nº 262.
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183 Corte Talca, Gaceta, 1922, t. I, Nº 173, p. 676. Revista, t. LXXXI (1984),
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pero de diversas disposiciones suyas se desprende claramente: art. 410, que con-
sidera al liquidador “mandatario de la sociedad”, 413, Nº 6, etc. La Ley Nº 18.046,
sobre sociedades anónimas, lo declara expresamente (art. 109) y califica de man-
datarios a los liquidadores (arts. 113 y 114).
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C., arts. 410 y 411); si son varios, les son aplicables las reglas que
rigen a los administradores en tal caso, y las discordias que ocurran
entre ellos deben someterse a la resolución de los socios, o en
ausencia u otro impedimento de la mayoría de éstos, a la del juzga-
do de comercio (C. de C., art. 412). Por último, lo que es más
importante, estos liquidadores no tienen poder alguno para resol-
ver las dificultades que se produzcan entre los socios con motivo de
la liquidación; dichas dificultades, salvo estipulación contraria de la
escritura social, deben resolverse precisamente por árbitros (C. de C.,
arts. 352 Nº 10 y 415; COT, art. 227 Nº 4). Claro está que los socios
pueden conceder en forma legal al propio liquidador la facultad
de solucionar las dificultades que se promuevan en la liquidación,
agregándole así la calidad de árbitro a la de mandatario de la
sociedad; en este evento, la persona designada deberá sujetarse, en
el desempeño de sus distintas funciones, a las normas especiales
que gobiernan a cada una de ellas.
No siempre nuestros tribunales han reconocido estos princi-
pios;186 pero hay varias sentencias que los aplican con acierto.187
Nº 84, p. 386.
188 Gaceta, 1878, Nº 4565; Gaceta, 1901, Nº 3021, p. 1168; Revista, t. XV, sec.
2ª, p. 1.
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Nº 98, p. 90, da a entender que la partición por acto entre vivos debe hacerse
por escritura pública. Marcos S ILVA BASCUÑÁN (La Partición de Bienes, 3ª edición,
Santiago, 1948, Nº 28, p. 27) y Manuel S OMARRIVA (Indivisión y Partición, Santia-
go, 1950, t. II, p. 80) opinan que puede hacerse en cualquier forma posible de
autenticarse.
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196 Este inciso fue agregado por el artículo 1° N° 107 de la Ley N° 19.585, de
26 de octubre de 1998.
197 C. Talca, Gaceta, 1916, t. II, Nº 323, p. 1060.
198 C. Talca, Gaceta, 1914, Nº 521, p. 1415; C. Suprema, Revista, t. IV, sec. 1ª,
p. 37.
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p. 53.
214 Revista, t. LXIV, sec. 2ª, p. 40.
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72. Cuarto caso. Las diferencias que ocurran entre socios de de-
terminadas sociedades, en los casos de los arts. 415 del C. de C. y
4º Nº 10 de la Ley Nº 18.046. Carácter y alcance.
Éstos no son casos de arbitrajes absolutamente obligatorios.
El art. 352 del C. de C. prescribe que en las sociedades colecti-
vas mercantiles la escritura social debe expresar: “10. Si las diferen-
cias que les ocurran (a los socios) durante la sociedad deberán ser
o no sometidas a la resolución de arbitradores, y en el primer caso,
216 Véanse los artículos 171 y 324 inciso 2° del Código Procesal Penal.
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217 Comparten esta opinión los profesores S ANDOVAL LÓPEZ , Ricardo: Ma-
cia arbitral ha dicho que “es evidente que la disolución de la sociedad constituye
una decisión que sólo puede decretar el Árbitro designado en el contrato de
sociedad, por tratarse de un hecho consubstancial con su existencia como tal…”
“…a mayor abundamiento, la propia Ley de Sociedades Anónimas regula el
arbitraje y la liquidación de una sociedad anónima, que lógicamente deberá
quedar sometida a los árbitros designados en sus estatutos y no en un pacto de
accionistas, por tratarse, en general, de normas de derecho público que los
accionistas no pueden modificar”. Sentencias Arbitrales, CAM, t. III, laudo de 12
de septiembre de 2002, rol 289, p. 346.
219 La Corte Suprema falló que “el arbitraje que establece la Ley de Socieda-
des Anónimas es aquel supletorio para el caso que las partes nada dispongan en
la escritura social, respecto del cual es posible substraerse para entregar el cono-
cimiento del conflicto a los tribunales ordinarios de justicia, situación que no es
la de autos, toda vez que el arbitraje fue expresamente pactado y reglamentado
en la escritura social, de modo que en este caso no procede la opción a que
alude el inciso segundo del art. 125 de la Ley Nº 18.046”. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, t. LXXXIX, sec. 2ª, p. 127. En comentario y adhesión a esta
sentencia, el profesor Sergio ROSSEL señala que el fundamento de esta doctrina
estaría en el artículo 1545 del Código Civil, al establecer que todo contrato
legalmente celebrado es una ley para las partes contratantes, de tal manera que
no podría unilateralmente un accionista acudir a la judicatura ordinaria, pues
estaría desconociendo la cláusula compromisoria válidamente pactada.
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229 Gaceta, 1887, Nº 2030. Citada por Ballesteros, ob. cit., t. II, Nº 1648.
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230 El artículo 645 del Código de Procedimiento Civil fue suprimido por el
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fallo del Directorio “todas las cuestiones que se susciten entre los accionistas,
sobre derechos o repartición de aguas”. Esta redacción dio lugar a dificultades y
mereció fundadas críticas; mal puede atribuirse la resolución de conflictos sobre
derechos de aguas a la Asociación de Canalistas que supone la previa determina-
ción de los derechos de los asociados y que se forma, no para fijar esos derechos,
sino para captar las aguas comunes de la corriente matriz, repartirlas entre los
accionistas y conservar y mejorar los acueductos. De aquí que la C. Suprema
resolviera, a pesar del texto referido, que “el Directorio puede acordar con el
carácter de árbitro arbitrador la manera de ejercitar los derechos de aguas u
otros derechos de los accionistas que no se discuten, pero no puede declarar la
existencia o inexistencia de esos mismos derechos cuando se forma cuestión
sobre ellos” (Revista, t. XLIII, sec. 1ª, p. 308). El Código de Aguas ha aclarado en
este mismo sentido la cuestión.
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sobre quórum del Directorio en sus actuaciones como árbitro ni sobre mayoría
legal para adoptar resoluciones. En su silencio, la C. Suprema resolvió, aplican-
do la regla del art. 641 del CPC, que “cuando en el Directorio de la Asociación
actúa en carácter de árbitro arbitrador, debe constituirse en tribunal con su
personal completo” y, en consecuencia, incurre en vicio de incompetencia el
fallo dictado por tres votos contra dos y en ausencia de otros dos (Revista, t. XLV,
sec. 1ª, p. 359).
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86. Séptimo caso. Los demás casos que determinen las leyes. Avería
común, seguros y comercio marítimo. Como tuvimos ocasión de
ver al tratar los diversos casos de arbitrajes especiales que existen
en la legislación chilena, la mayoría de ellos establece el arbitraje
forzoso en la resolución de las controversias que se pudieren pro-
ducir respecto de la aplicación de sus normas. Así por ejemplo, el
artículo 3º letra i) del DFL Nº 251, de 1931, prescribe que la Super-
intendencia de Valores y Seguros debe resolver, en casos a su juicio
calificados y en calidad de árbitro arbitrador, las controversias que
se susciten entre compañía y compañía, entre éstas y sus interme-
diarios o entre éstas y el asegurado o beneficiario.
Lo mismo ocurre en los juicios para declarar o impugnar una
avería común, en que el artículo 1107 del Código de Comercio
señala que cuando el capitán o armador de la nave afectada no
hubiere declarado una avería común, cualquier interesado en ella,
podrá solicitar al juez competente del puerto donde termina la
descarga que nombre a un árbitro, el que deberá pronunciarse
sobre la existencia de la avería común. Sin perjuicio de lo anterior,
las partes podrán iniciar directamente un procedimiento arbitral.
Formulada la impugnación por algún interesado, el tribunal
citará a las partes a un comparendo para designar un árbitro a fin
de que conozca del juicio de impugnación.
El artículo 1108 del mismo Código dispone expresamente que
respecto de los juicios para declarar o impugnar la legitimidad de
una avería común “…conocerá el árbitro en única instancia, y
estará también investido de las facultades que se indican en el
artículo 1206 de este Libro”. Salvo acuerdo en contrario de las
partes, el procedimiento ante el tribunal arbitral se substanciará
conforme a las reglas del procedimiento sumario establecidas en
el Código de Procedimiento Civil. Todas las demandas que se
hayan deducido para declarar o impugnar la avería común, se
acumularán al juicio seguido por el árbitro designado.
Otro caso de arbitraje forzoso lo encontramos en el procedi-
miento relativo al comercio marítimo. El artículo 1203 del Código
de Comercio señala que “el conocimiento de toda controversia
que derive de hechos, actos o contratos a que dé lugar el comer-
cio marítimo o la navegación, incluidos los seguros marítimos de
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88. Valor del arbitraje constituido en violación del art. 228. Pue-
de ocurrir que se constituya un arbitraje en calidad de forzoso no
siéndolo. Dos situaciones son posibles: a) producida una contro-
versia, creyendo las partes que es de las que deben resolverse por
árbitros, la comprometen por sí mismas sin intervención judicial;
y b) producida la contienda, una de las partes solicita a la justicia
ordinaria que cite a la otra a comparendo para nombrar árbitro
que la resuelva, y el tribunal, estimando erróneamente que el
litigio es de arbitraje obligatorio, accede a la petición. ¿Qué valor
tiene el arbitraje constituido en estas circunstancias y la sentencia
que en tal caso dicte el árbitro?
En el primer evento, creemos que el arbitraje es plenamente
válido y que, en consecuencia, lo son las resoluciones que en él se
pronuncien. En efecto, se ha otorgado un compromiso en virtud
del cual las partes se sustrajeron a las jurisdicciones ordinarias y
quedaron sometidas a la jurisdicción arbitral. El error de derecho
en que incurrieron al considerar materia de arbitraje forzoso la
que no lo era, no vicia el consentimiento (CC, art. 1452) y el
contrato produce todos sus efectos.
Otro tanto cabe decir del caso en que citada una parte ante la
justicia para nombrar árbitro que resuelva el litigio, concurre al
comparendo y no formula oposición. Se produce entonces un
compromiso libremente consentido y válido.
No ocurre lo mismo cuando, deducida oposición al nombra-
miento de árbitro, el juez resuelve que debe designársele, decla-
rando de compromiso forzoso un asunto que no lo es. Tal resolu-
ción es violatoria del art. 228 del COT, ya que obliga a una perso-
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94. Cuarto caso. Causas en que debe ser oído el Fiscal Judicial.246
Es una lógica prohibición. “En todas aquellas causas en que va
comprometido algún interés propio –decía el señor Lira en la
Cámara, explicando este precepto–247 establece la ley como nece-
saria la audiencia o intervención del Ministerio Público; en tales
causas no cabe compromiso”.
El art. 230 del COT se remite, en general, a las disposiciones
que ordenan la intervención del Fiscal Judicial en determinados
asuntos. El art. 263 de la LOT señalaba cuáles eran esos asuntos.
Posteriormente, la Ley Nº 2.269, de 15 de enero de 1910, abolió
la audiencia al Fiscal Judicial en segunda instancia respecto de
varios de ellos. Y el DFL Nº 426, de 28 de febrero de 1927,
suprimió los oficiales de la Fiscalía Judicial en primera instancia
–Promotores Fiscales–, disponiendo que en las causas en que las
leyes determinen su intervención como parte principal, como
acusador público o como denunciante, el juzgado procederá de
oficio.
Estas reformas sufridas por el texto primitivo de la LOT plan-
tean el problema de saber a qué causas debe aplicarse la prohibi-
ción establecida por el art. 179.
Creemos que para resolver acertadamente esta cuestión hay
que prescindir del DFL Nº 426, que abolió los Promotores Fisca-
les, porque ese texto no suprimió las funciones de velar por los
intereses sociales en determinados asuntos, que a dichos promo-
tores correspondía; sólo eliminó a los funcionarios encargados de
desempeñarlas. Pero la función subsiste, y tanto es así, que el
mismo DFL la entregó expresamente a los propios jueces. En las
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249 MONGALVY, ob. cit., Nº 298; CARRÉ , citado por GARSONNET et C ÉZAR-BRU,
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252 Corte Concepción, Gaceta, 1887, Nº 2842; Corte Santiago, Gaceta, 1888,
Nº 2763 (citadas por BALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1675); Corte Santiago, Revis-
ta, t. XIV, sec. 2ª, p. 27.
253 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1675.
129
EL JUICIO ARBITRAL
130
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
131
EL JUICIO ARBITRAL
99. Excepción a los dos casos anteriores (COT, art. 230 inc. 2º).
Los casos tercero y cuarto de arbitraje prohibido (Nos 93 a 98)
prescritos por el inciso primero del art. 230 –causas entre repre-
sentante legal y representado y causas en que debe ser oído el
Fiscal Judicial– dejan de serlo en el evento que contempla el
inciso segundo del mismo artículo. Conforme a éste, todo lo dis-
puesto en el inciso primero se entiende sin perjuicio de lo pres-
crito en el art. 227, que establece los casos de arbitraje forzoso. En
consecuencia, dichas causas entre representante legal y represen-
tado o en que debe oírse al Fiscal Judicial, pueden y deben some-
terse a compromiso cuando ellas son de arbitraje obligatorio, según
el art. 227.
Como ya lo adelantamos, esta disposición sólo se aplica cuan-
do un mismo juicio cae en el marco de los arts. 227 y 230 a la vez
que lo hacen, respectivamente, de compromiso necesario y de
compromiso prohibido. Así ocurre, por ejemplo, cuando en una
partición tiene interés el Fisco o una Corporación de Derecho
Público y cuando se promueve juicio de cuentas entre un repre-
sentado y su representante legal. En estos casos, prevalece el art. 227
y el asunto debe ser juzgado por árbitros.
132
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
marzo de 1990.
264 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1673.
136
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
fallos, la misma causa obra, con mayor fuerza, para que se les
niegue el derecho tremendo de castigar a los individuos mediante
penas que afectan a la libertad. Por otra parte, al disponer la
Constitución Política y el Código Procesal Penal que nadie puede
ser detenido sino por orden de funcionario público expresamen-
te facultado por la ley (Constitución, art. 19 Nº 7 letra e; C. Proce-
sal Penal, art. 5°) y que nadie puede ser condenado si no es juzga-
do legalmente por el tribunal que le señale la ley y que se halle
establecido con anterioridad por ésta (Constitución, art. 19 Nº 3;
C. Procesal Penal, art. 2°), excluye de raíz la posibilidad de que
un juicio criminal se ventile ante árbitros. El art. 2449 del CC, que
veda la transacción de la acción criminal, conduce por su parte a
idéntica conclusión.
Nada obsta, en cambio, para que se comprometa sobre las
acciones civiles que nacen del delito. Así lo establecía ya la anti-
gua ley de Las Partidas. El art. 2449 del CC, recién citado, al
autorizar expresamente las transacciones en esta materia, da base
seria para sostener igual criterio en cuanto al arbitraje. La acción
civil que nace de los delitos no compromete ningún interés públi-
co, sino únicamente privado y patrimonial de la víctima.
104. Noveno caso. Juicios del trabajo. Bajo la vigencia del ac-
tual Código del Trabajo –DFL N° 1, de 24 de enero de 1994, y
sus posteriores modificaciones–, los juicios entre empleadores y
trabajadores, sobre relaciones regidas por contratos individuales
de trabajo o sobre derechos establecidos por la legislación so-
cial, son de arbitraje prohibido, esto es, no pueden ser objeto de
compromiso.
El Libro V del Código del Trabajo, titulado “De la jurisdic-
ción laboral” (arts. 415 a 483), restauró, luego de su predece-
sor de 1987, los llamados “Tribunales de Letras del Trabajo”,
instaurados originariamente por el Código del Trabajo de 1931
y luego suprimidos por el Decreto Ley N° 3.648, de 10 de mar-
zo de 1981.
El artículo 414 del Código del Trabajo de 1994 otorga “la
competencia exclusiva” a los Juzgados de Letras del Trabajo para
conocer las diversas cuestiones señaladas en el artículo 420 de
dicho cuerpo normativo.
Fundándose en esa circunstancia y en la irrenunciabilidad de
los derechos otorgados por las leyes del trabajo, la doctrina y la
jurisprudencia han estimado uniformemente que “los juicios cuyo
137
EL JUICIO ARBITRAL
y PEREIRA, Hugo, Derecho Procesal del Trabajo, Santiago, 1950, Nº 60, p. 79; C. Talca,
Gaceta, 1908, Nº 191, p. 342; C. Concepción, Revista, t. XVII, sec. 2ª, p. 90;
C. Suprema, Revista, t. XXXIV, sec. 1ª, p. 393.
266 C. Suprema, Revista, t. LIII, sec. 3ª, p. 15.
267 LEDERMANN , ob. cit., p. 116.
268 El Decreto Supremo N° 307 fijó el texto refundido, coordinado y siste-
138
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
158; Revista, t. LXXXI, sec. 2ª, p. 55; Revista, t. XCIV (1997), sec. 2ª, pp. 45-46.
140
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
273 C. Santiago, Revista, t. LV, sec. 2ª, p. 79, confirmando sentencia arbitral
p. 64.
277 Sentencias Arbitrales, CAM, laudo de 19 de marzo de 2002, rol 291, p. 353.
141
EL JUICIO ARBITRAL
278 C. Suprema, Revista, t. I, sec. 1ª, p. 308; C. Suprema, Revista, t. XIV, sec.
2ª, p. 12.
280 C. Temuco, Revista, t. XXXVIII, sec. 2ª, p. 12.
281 C. Valdivia, Gaceta, 1907, Nº 602, p. 1006. La Corte Suprema ha declara-
do que para que se produzca este efecto y entre en juego el art. 1331 del C.C. es
preciso que se promueva cuestión de dominio para que sea resuelta en forma
por la autoridad competente y que no basta la petición incidental de que se
excluya un bien de la partición. Revista, t. XXII, sec. 1ª, p. 521.
282 Véase Nº 69, nota 206.
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
285 SANTA CRUZ, Víctor, Ensayo sobre una teoría de las nulidades procesales en el
146
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
147
CAPÍTULO II
DE LOS ÁRBITROS
109. Definición. Según el art. 222 del COT, “se llaman árbi-
tros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad
judicial en subsidio, para la resolución de un asunto litigio-
so”.
Se ha criticado esta definición, porque no comprende al parti-
dor que designa el causante (art. 1324 del CC), el cual a pesar de
no ser nombrado por las partes ni por el juez, reúne en sí todas
las cualidades de un árbitro. Podría pensarse por esta razón, se
dice, que el COT negó al causante la facultad de nombrar parti-
dor que le otorgaba el CC o quitó al partidor designado por el
causante la calidad de árbitro.
Con todo, el derecho del causante para hacer tal nombra-
miento ha sido posteriormente reconocido de manera expresa
por el art. 646 del CPC y de ello se dejó clara constancia en las
actas de la Comisión Revisora de dicho cuerpo legal.287 En cuanto
a la naturaleza de juez árbitro que este partidor posee, ella
parece inequívoca de sus propios caracteres, que corresponden
a la definición dada por el art. 222 del COT y son los mismos
que tienen los partidores nombrados por las partes o por el
juez, cuya calidad de árbitro nadie discute. Conducen a idénti-
ca conclusión los arts. 227 Nº 1 del COT y 648 del CPC, que
disponen respectivamente, sin hacer distinción, que la parti-
149
EL JUICIO ARBITRAL
288 SILVA BASCUÑÁN, Marcos, ob. cit., Nº 117; G AETE BAHR, Ricardo, Constitu-
ción del Juicio de Partición, Memoria, Santiago, 1940, Nº 79; ALBÓNICO MUNIZAGA,
Alberto, La situación legal del partidor nombrado por el causante, Memoria, Santiago,
1939, Nº 7, BENAVENTE, ob. cit., p. 28.
289 ALBÓNICO, ob. cit., Nº 7; G AETE, ob. cit., Nº 79.
290 MIRANDA , ob. cit., Nº 12.
291 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1801.
292 Véase Nº 7.
150
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
que no tiene poder para juzgar y cuya misión está reducida a tratar
de producir un arreglo amistoso entre los contendientes.293 Lo dife-
rencia, asimismo, de la persona designada para fijar un elemento
de una convención, como el precio en una compraventa, la cual no
debe resolver un litigio sino cumplir un mandato para que se com-
plete y perfeccione el acto que las partes dejaron inconcluso.294
114. Árbitros de derecho. Se llaman así los que son elegidos con
la calidad de dar su fallo sujetándose estrictamente a las leyes.
Deben someterse, tanto en la tramitación como en el pronuncia-
miento de la sentencia definitiva, a las reglas que la ley establece
151
EL JUICIO ARBITRAL
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
300 GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1827; ROBERT, ob. cit.,
153
EL JUICIO ARBITRAL
p. 166.
307 ROBERT , ob. cit., Nº 147.
154
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
L’arbitrage. Nature juridique. Droit Interne et Droit Internationel Privé, París, 1965, Título I.
309 No puede tener, pues, cabida entre nosotros la discusión suscitada en
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EL JUICIO ARBITRAL
MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1827; ROBERT, ob. cit., Nº 145, p. 151; BERNARD, ob. cit.,
Nº 239.
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313 B ELLOT, citado por MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nº 773; MIRANDA, ob. cit.,
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EL JUICIO ARBITRAL
321 G OLDSCHMIDT, ob. cit., p. 500; LOEWENWARTER, op. cit.; VARGAS, ob. cit.,
Nº 153.
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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EL JUICIO ARBITRAL
A. Requisitos de capacidad
ción y Atribuciones de los Tribunales, Nº 152, p. 176; S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 87.
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Nº 1098; t. III, Nos 1569 y 1838 y t. IV, Nº 2141; ALESSANDRI, Arturo, Teoría de las
obligaciones, Santiago, 1930, p. 45; SOMARRIVA, Manuel, Apuntes de clase, Tercer año,
Santiago, 1938, pp. 30 y 300.
329 Véanse arts. 342, 442, 447, 455, 468, 1225, 1236, 1322, 1326, 1337, 1342,
1388, 1470, 1578, 1581, 1686, 1766, 2170 y 2262 del CC; 628, 645 y 648 del CPC y
239 del COT.
330 CC, arts. 1236 y 1388. Igualmente, el art. 173 dice que “los cónyuges
163
EL JUICIO ARBITRAL
331 Arts. 342, 442, 447, 455, 462, 468, 1225, 1325, 1326, 1337, 1342, 1447,
1470, 1578, 1581, 1686, 1766, 2170 y 2262 del CC y 645 y 648 del CPC. Este
último exige libre administración para lo mismo que el art. 628 de ese Código
exige “capacidad”.
332 CLARO SOLAR, ob. cit., t. III, Nº 1833.
333 CLARO SOLAR, ob. cit., t. II, Nº 1098.
334 CLARO S OLAR, ob. cit., t. IV, Nº 2141. Dice aquí textualmente: “Toda
164
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
335 En este sentido, ALBÓNICO, ob. cit., N° 19, y BENAVENTE, ob. cit., p. 38.
165
EL JUICIO ARBITRAL
166
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
167
EL JUICIO ARBITRAL
B. Inhabilidades o prohibiciones
168
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
339 GOLDSCHMIDT, ob. cit., 499; GARSONNET et C ÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII,
Nº 262; BERNARD , ob. cit., Nº 255 bis; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 755.
340 G ARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 262.
341 B ERNARD, ob. cit., Nº 256.
342 MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 130.
343 ROBERT , ob. cit., Nº 63.
169
EL JUICIO ARBITRAL
344 Establece también esta inhabilidad respecto de los fiscales y del secreta-
rio de los tribunales permanentes el artículo 480.3 del Código General del
Proceso del Uruguay (Ley N° 15.982); Ley boliviana de Arbitraje de 1997 (art. 14);
el artículo 782 del Código Procesal Civil paraguayo señala que no pueden ser
árbitros los jueces ordinarios.
En la mayoría de las legislaciones no se halla consagrado expresamente
(GOLDSCHMIDT, ob. cit., p. 500; BERNARD, ob. cit., Nº 252); pero en Francia se
discute si el juez que es nombrado árbitro tiene derecho a honorarios (GARSON -
NET et C ÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 261). En todo caso, no puede designarse
árbitro al tribunal como tal, sino simplemente a los miembros que lo componen
particularmente considerados.
345 C. Suprema, Gaceta, 1922, t. I, Nº 75, p. 331; C. Suprema, Gaceta, 1925,
t. I, Nº 27, p. 401.
170
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
ALESSANDRI, Fernando, ob. cit., Nº 33; S OMARRIVA, Manuel, ob. cit., t. II, Nº 322.
348 En el nuevo régimen, el partidor debe ser siempre abogado, aun cuando
171
EL JUICIO ARBITRAL
349 G AETE, ob. cit., Nº 106; ALBÓNICO, ob. cit., Nos 26 y 27.
350 S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 105.
351 C. Suprema, Revista, t. V, sec. 1ª, p. 381; C. Temuco, Gaceta, 1937, t. II,
Nº 205, p. 789.
352 C. Suprema, Gaceta, 1925, t. I, Nº 37, p. 401.
353 Gaceta, 1890, Nº 5204, p. 185; Gaceta, 1895, Nº 2653, p. 585; C. Talca,
172
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
355
G AETE, ob. cit., Nos 102 y 115.
356
Revista, t. XXI, sec. 1ª, p. 678.
173
EL JUICIO ARBITRAL
174
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Sin embargo, nos parece evidente que todo árbitro posee, por
el solo hecho de ser un juez, cierto poder sobre las personas que
lo designaron, una jerarquía especial que lo autoriza para velar
por la corrección del proceso que se le ha encomendado.
El árbitro no tiene atribuciones disciplinarias sobre otros tri-
bunales; pero hay ciertas facultades correctivas sobre los litigantes
que son como una consecuencia ineludible de la jurisdicción y
que en nuestro concepto pueden los árbitros ejercer. Nos parece
que si uno de los contendientes, en sus actuaciones ante el árbi-
tro, incurre en actos inmorales o reprobables, o falta el respeto a
la otra parte, o al propio tribunal, éste puede llamarle la atención
y censurarlo. Hay ciertas medidas disciplinarias que la ley otorga a
todo tribunal, aun a los jueces de distrito, y que no importan un
medio de apremio: tales, por ejemplo, la amonestación verbal e
inmediata. Los árbitros pueden hacer uso de ella.
Igualmente, pensamos que los árbitros pueden ejercer la fa-
cultad que los Nos 1 y 2 del art. 531 del COT otorgan a los jueces
de letras, de mandar devolver los escritos que contengan pasajes o
palabras abusivas, con orden de que no se admitan mientras no se
supriman las incorrecciones, o de hacer tarjar dichas palabras o
pasajes por el secretario. El árbitro no puede ser un receptáculo
de las difamaciones e insultos que las partes quieran dirigirse, ni
hacer el oficio de buzón entre ellas para que por su intermedio se
transmitan todos los odios que se profesen; creemos que ningún
tribunal podría dejar de aprobar la conducta de un compromisa-
rio que, en casos justificados, amonesta a una de las partes, u
ordena devolverle un escrito o tarjar las palabras abusivas que en
él se contengan.
358 Por lo cual son inaplicables a los árbitros las reglas sobre feriado judicial
175
EL JUICIO ARBITRAL
176
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
138. Prohibición del art. 320 del COT. Según el art. 320 del COT,
“los jueces deben abstenerse de expresar y aun de insinuar priva-
damente su juicio respecto de los negocios que por la ley son
llamados a fallar. Deben igualmente abstenerse de dar oído a
toda alegación que las partes o terceras personas a nombre o por
influencia de ellas, intenten hacerles fuera del tribunal”.
Esta prohibición debe aplicarse a los jueces árbitros y su
violación constituye una falta o abuso sancionable por la vía
disciplinaria. Además, cuando ella consiste en que el juez mani-
fiesta de cualquier modo su dictamen sobre el asunto pendien-
te, determina en su contra una causal de implicancia o de recu-
sación (COT, arts. 195 Nº 8 y 196 Nº 10)
139. Prohibiciones del art. 321 del COT. El art. 321 del COT
dispone: “Se prohíbe a todo juez comprar o adquirir a cualquier
título para sí, para su mujer o para sus hijos las cosas o derechos
que se litiguen en los juicios de que él conozca. Se extiende esta
prohibición a las cosas o derechos que han dejado de ser litigio-
sos, mientras no hayan transcurrido cinco años desde el día en
que dejaron de serlo; pero no comprende las adquisiciones he-
chas a título de sucesión por causa de muerte, si el adquirente
tuviere respecto del difunto la calidad de heredero abintestato.
Todo acto en contravención a este artículo lleva consigo el vicio
de nulidad, sin perjuicio de las penas a que, conforme al Código
Penal, haya lugar”.
En armonía con el texto citado, el art. 1798 del CC prohíbe al
empleado público “comprar los bienes públicos o particulares que
se vendan por su ministerio; y a los jueces, abogados, procurado-
res o escribanos los bienes en cuyo litigio han intervenido, y que
se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en
pública subasta”.
La infracción de estas prohibiciones, aparte de la sanción civil
de nulidad absoluta del acto, constituye en todo caso una falta
sancionable por la vía disciplinaria, y puede importar también un
177
EL JUICIO ARBITRAL
178
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
179
EL JUICIO ARBITRAL
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
181
EL JUICIO ARBITRAL
363 C. Tacna, Gaceta, 1905, t. II, Nº 1701, p. 487; C. Santiago, Revista, t. IX,
sec. 2ª, p. 5 (un voto en contra); C. Valparaíso, Gaceta, 1911, t. I, Nº 617, p. 1042;
C. Talca, Gaceta, 1912, Nº 32, p. 76; C. Talca, Gaceta, 1913, Nº 448, p. 1497; C.
Valparaíso, Gaceta, 1914, Nº 479, p. 1322; C. Tacna, Gaceta, 1916, t. II, Nº 187,
p. 667; C. Valparaíso, Otero, ob. cit., p. 964.
364 C. Suprema, Gaceta, 1913, Nº 542, p. 1796.
365 BENAVENTE, ob. cit., p. 94; CARVAJAL RAVEST, Horacio, La Corte Suprema,
182
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
366 Revista, t. XVII, sec. 1ª, p. 395; Revista, t. XXVI, sec. 1ª, p. 367; Revista,
t. XVIII, sec. 1ª, p. 469; Revista, t. XXIX, sec. 1ª, p. 531; Gaceta, 1932, t. II, Nº 28,
p. 138; Revista, t. XXX sec. 1ª, p. 82; Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 222; Revista,
t. XXXI, sec. 1ª, p. 523; Revista, t. XXXIII, sec. 1ª, p. 77; Revista, t. XXXVII, sec.
1ª, p. 374; Revista, t. LVII, sec. 1ª, p. 318; Revista, t. LVIII, sec. 1ª, p. 308; Revista,
t. LX, sec. 1ª, p. 133.
183
EL JUICIO ARBITRAL
declarando por ello procedente contra los árbitros la prise à partie, que es un
recurso de carácter manifiestamente disciplinario, destinado a obtener que se
corrija el daño causado por la falta de un juez o tribunal. Estos autores rechazan
la argumentación de que la prise à partie ha sido establecida únicamente en
homenaje al respeto que merece la magistratura permanente y su jerarquía y
que contra los árbitros procede en casos de faltas o abusos la acción ordinaria de
indemnización de perjuicios (ob. cit., t. V, Nº 1846).
369 Revista, t. LVIII, sec. 1ª, p. 308; Revista, t. LIX, sec. 1ª, p. 477; Revista,
t. LX, sec. 1ª, p. 133; Revista, t. XCI (1994), sec. 2ª, pp. 95-97.
184
CAPÍTULO I
A. Arbitraje forzoso
187
EL JUICIO ARBITRAL
los demás para que se sometan al juicio arbitral, como podría so-
meterlos a la jurisdicción de un juez de letras si éste y no el
árbitro, fuera el tribunal competente. Ninguna convención previa,
ningún acuerdo de voluntades entre las partes para acudir ante
árbitros se precisa en este caso; basta con el mandato de la ley.
B. Arbitraje voluntario
370
Véanse Capítulos IV y V de este título.
371Véase sobre el convenio arbitral el libro del profesor uruguayo Rubén
Santos Belandro, Seis lecciones sobre el arbitraje privado (interno e internacional), Aso-
ciación de Escribanos del Uruguay, 2002, pp. 53 y siguientes.
188
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
en Revista, t. LXXVII, sec. 2ª, pp. 64-65; Revista, t. LXXIX, sec. 2ª, pp. 7-10.
373 GLASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1815; MATTIROLO, ob. cit., t. I,
Nº 743; BORJAS, ob. cit., t. V, Nº 486, p. 22; KISCH, ob. cit., p. 412; CHIOVENDA, ob.
cit., t. I, p. 134; BERNARD, ob. cit., Nos 176, 860 y 926; MOREL, ob. cit., Nº 22;
MIRANDA, ob. cit., Nº 54; VARGAS, ob. cit., Nos 6 y 7. Conforme a esta doctrina, el
art. 1026 del Código Procedimiento Civil alemán dispone expresamente que “el
compromiso para litigios futuros no producirá efecto alguno si no se refiere a
relación jurídica determinada y a las cuestiones que de la misma puedan derivarse”.
189
EL JUICIO ARBITRAL
ob. cit., Nos 1, 10, 22 y 23; LANDRAU, M., ob. cit., p. 68; LERAY, ob. cit. p. 74;
FARCY, Paul, Le Livre de l’arbitrage, París, 1928, p. 7.
190
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
377 GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nos 1812 y 1815; MOREL René,
ob. cit., Nos 1, 10, 22 y 23; LANDRAU, M., ob. cit., p. 68; LERAY, ob. cit., p. 74;
FARCY, Paul, Le Livre de l’arbitrage, París, 1928, p. 7.
378 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1805.
191
EL JUICIO ARBITRAL
379 LERAY, René, L’arbitrage et la loi nouvelle sur la clause compromissoire, París,
1927, p. 4.
380 MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 245; GARSONNET et C ÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII,
Nº 242.
381 MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 245.
382 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, N° 1809.
383 MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 241; GARSONNET et C ÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII,
Nº 242; GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1809; ROBERT, ob. cit.,
Nº 41.
192
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
193
EL JUICIO ARBITRAL
194
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
195
EL JUICIO ARBITRAL
cer una serie de principios y tópicos bajo los cuales deben aplicar-
se e interpretarse todas las normas relativas a esta institución: a)
el objeto del arbitraje es obtener la justa resolución de una dispu-
ta por un tribunal imparcial sin retardos o gastos innecesarios; b)
las partes serán libres para acordar cómo resolver sus disputas,
sujetas sólo a las normas imperativas o de orden público; c) en los
asuntos regulados por la ley, la Corte no deberá intervenir, excep-
to en los casos expresamente señalados.
Las normas del Acta de Arbitraje se aplican solamente cuando
el arbitraje se lleva a cabo en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
Asimismo, se deja expresa mención que sólo se aplicarán estas
normas cuando el acuerdo de arbitraje conste por escrito, en
cualquiera de las formas reconocidas por la ley. Las expresiones
“acuerdo” y “acordado” deben interpretarse debidamente. Habrá
acuerdo escrito cuando éste conste por escrito o se realice a través
de un intercambio de comunicaciones escritas, estén o no firma-
das por las partes (art. 5°).
El artículo 6° define el acuerdo arbitral como un convenio
“para someter a arbitraje una disputa, sea presente o futura”. La
referencia en un convenio a una cláusula compromisoria o un
documento conteniendo una cláusula arbitral, constituye un con-
venio arbitral, siempre que dicha referencia tenga por objeto que
esa cláusula sea parte del acuerdo.
El artículo 7° consagra el principio de la independencia del
convenio arbitral, al señalar que, salvo acuerdo en contrario de
las partes, un acuerdo arbitral que forma parte o que tenía por
objeto formar parte de otro acuerdo, sea o no por escrito, no se
entenderá nulo, inexistente o inefectivo por el hecho de que el
acuerdo principal sea inválido o no haya existido o se haya vuelto
inefectivo, y deberá ser tratado para estos efectos como un acuer-
do independiente y distinto.
Salvo acuerdo en contrario de las partes, el acuerdo arbitral no
se extingue por la muerte de una de las partes y puede ser puesto
en ejecución con o contra los representantes de esa parte (art. 8°).
Las partes son libres para determinar en el acuerdo arbitral el
número de árbitros y las normas de fondo aplicables y las de
procedimiento al cual deberán sujetarse éstos en la sustanciación
del procedimiento arbitral (arts. 15, 16 y 46).
Asimismo, las partes son libres para acordar en el pacto de
arbitraje o en un acto posterior la forma como debe ser dictado el
laudo y la fecha en que éste debe ser dictado (art. 52).
196
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
197
EL JUICIO ARBITRAL
198
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
199
EL JUICIO ARBITRAL
384 BALLESTEROS , ob. cit., t. II, Nos 1093, 1694 y 1702; GONZÁLEZ G., Abel,
Breve estudio sobre el juicio arbitral en Chile, Memoria, Santiago, 1904, pp. 18 y sigts.;
TRICOT, Ernesto, Del arbitraje y en especial de la cláusula arbitral y del nombramiento de
árbitros, Memoria, Valparaíso, 1922, p. 29; BENAVENTE, ob. cit., pp. 63 a 69 y 133 y
sigts.; VARELA, Raúl, nota a sentencia de C. Suprema de 21 de octubre de 1933,
Revista, t. XXXI, sec. 1ª, p. 179.
385 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1702.
386 V ARELA, ob. cit.
387 V ARGAS, ob. cit., Nº 11.
388 V ARGAS, ob. cit., Nº 11.
389 V ARGAS, ob. cit., Nº 23.
200
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
Nº 188, p. 586; C. Suprema, Gaceta, 1932, t. II, Nº 28, p. 138; C. Suprema, Revista,
t. XXIX, sec. 1ª, p. 100; C. Suprema, Revista, t. XXXIII, sec. 1ª, p. 77.
393 C. Santiago, Revista, t. II, sec. 2ª, p. 111; C. Suprema, Revista, t. VI, sec. 1ª,
pp. 194 y 205; C. Valparaíso, Gaceta, 1914, Nº 481, p. 1324; C. Valparaíso, Gaceta,
1915, t. II, Nº 299, p. 739; C. Tacna, Revista, t. XVII, sec. 1ª, p. 75; C. Tacna,
Gaceta, 1916, t. I, Nº 129, p. 410; C. Tacna, Gaceta, 1917, t. I, Nº 188, p. 286;
C. Suprema, Revista, t. XVIII, sec. 1ª, p. 75; C. Iquique, Gaceta, 1920, t. II, Nº 91,
p. 445; C. Valparaíso, Gaceta, 1935, t. II, Nº 1, p. 3; C. Suprema, Revista, t. XXXII,
sec. 1ª, p. 402; C. Suprema, Revista, t. XXXIII, sec. 1ª, p. 173.
201
EL JUICIO ARBITRAL
394 C. Tacna, Revista, t. XVIII, sec. 1ª, p. 175; C. Tacna, Gaceta, 1915, t. I, Nº 129,
embargo, ha admitido valor a un pacto por el cual las partes someten al arbitraje
del Presidente de la Cámara de Comercio cualquiera dificultad que surja entre
ellas con motivo del contrato (Gaceta, 1939, t. I, Nº 78, p. 351).
396 C. Valparaíso, Gaceta, 1915, Nº 299, p. 379; C. Santiago, Gaceta, 1916, t. I,
Nº 188, p. 586; C. Suprema, Revista, t. XXIX, sec. 1ª, p. 100; C. Suprema, Revista,
t. XXXIII, sec. 1ª, p. 77.
397 C. Suprema, Revista, t. XXII, sec. 1ª, p. 725.
398 V ARGAS, ob. cit., Nº 23.
202
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
399 C. Tacna, Revista, t. XVIII, sec. 1ª, p. 75; C. Tacna, Gaceta, 1916, t. I,
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EL JUICIO ARBITRAL
204
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
requisitos que ella exige, esto es, se otorga por escrito, con expre-
sión de los nombres y apellidos de las partes, el nombre y apelli-
dos del árbitro y el asunto sometido al juicio arbitral.
Como el precepto no dice que el asunto sometido al juicio
arbitral deba necesariamente ser un litigio ya nacido, ni de su
texto literal ni de su historia puede deducirse tal cosa, ni ninguna
otra disposición lo establece, debe entenderse, puesto que donde
la ley no distingue no es lícito al intérprete hacerlo, que se cum-
ple con el Nº 3 del art. 234 en análisis no sólo cuando se indica
un litigio ya pendiente, sino también cuando se designan ciertas
controversias futuras y eventuales, siempre que se las determine.
Así se ha resuelto por la jurisprudencia,402 ello no se opone al
espíritu general de nuestra legislación y es de manifiesta conve-
niencia y utilidad práctica. El hecho de que en otras naciones se
haya estimado que el nombramiento de árbitros sólo puede ha-
cerse para fallar litigios actuales, no puede influir en la interpreta-
ción de la ley chilena, porque los preceptos que rigen en esos
países sobre la materia son diversos a los nuestros.
Puede, pues, darse por establecido que el derecho chileno
admite expresamente la convención de arbitraje que contiene el
nombramiento de árbitros, sea que se refiera a litigios pendientes
o a dificultades futuras y eventuales.
Cabe ahora preguntarse ¿fuera de ésta, tiene valor para nues-
tra ley alguna otra forma de convención de arbitraje? ¿Qué efica-
cia jurídica posee el convenio en que las partes acuerdan simple-
mente someter ciertos asuntos al fallo de árbitros que no desig-
nan? ¿Es lícito entre nosotros el pacto por el cual se estipula que
determinadas controversias no serán llevadas a la decisión de los
tribunales ordinarios sino a juicio arbitral, pero en el cual no se
nombran los compromisarios, sino que se contrae la obligación
de designarlos en un acto posterior?
Hay en nuestra legislación antecedentes bastantes como para
hacer indudable la plena eficacia de estos convenios. Ningún pre-
205
EL JUICIO ARBITRAL
cepto los prohíbe y, por el contrario, los arts. 352 Nº 10 y 415 del
C. de C. contemplan expresamente la posibilidad de que se inser-
ten estipulaciones de esta clase en los contratos de sociedad.403
Nada autoriza para pensar que estas normas tengan carácter de
excepción, pues en ninguna parte ha establecido la ley chilena
principios generales diferentes y debiendo toda prohibición inter-
pretarse restrictivamente, no se puede en este caso deducir, por
medio del razonamiento “contrario”, que el legislador prohíbe en
general estas cláusulas porque en los citados artículos las acepta
de modo expreso.
Pero hay más aún: la historia fidedigna del establecimiento de
la LOT proporciona una prueba evidente de la validez de estos
convenios. El art. 219 del proyecto de Vargas Fontecilla, luego de
establecer que el nombramiento de árbitros debía hacerse con el
consentimiento unánime de todas las partes interesadas en el liti-
gio sometido a su decisión, se ponía en el caso de que no hubiera
avenimiento entre las partes respecto de la persona que se tratare
de designar y disponía para tal evento que el nombramiento se
haría por la justicia ordinaria “si el negocio litigioso fuere alguno
de los enumerados en el art. 217 –actual 227 del COT– esto es, si
se tratare de un asunto de arbitraje forzoso. La Comisión aprobó
este artículo suprimiendo la frase “si el negocio litigioso fuere
alguno de los enumerados en el art. 217”, “a fin de hacer extensi-
va la regla de este inciso –dice el acta correspondiente– a todos
los casos en que deba hacerse nombramientos de árbitros, sea por
disposición de la ley o por convenio de las partes”. El actual art. 232
del COT reproduce el aludido precepto en la forma como fue
aprobado por la Comisión.404
Este antecedente deja en claro que los autores de la ley de 15
de octubre de 1875 tuvieron la expresa voluntad de dar cabida,
dentro de las disposiciones de ese Código, a los acuerdos por los
cuales las partes contraen la obligación de nombrar árbitros para
el fallo de ciertos negocios, esto es, a las convenciones de arbitraje
que no contienen la designación de compromisarios, sino la pro-
mesa de nombrarlos en un acto posterior. El legislador reconoció
403 Dichos preceptos se refieren a las sociedades colectivas, pero son aplica-
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
411 Creemos demasiado absoluta, por esto, la afirmación hecha por VARGAS
(ob. cit., Nº 28) de que “es una cuestión de hecho, soberana del tribunal senten-
ciador, entrar a considerar si la cláusula de un contrato es nombramiento de
árbitros o, por el contrario, una cláusula compromisoria.
412 RUBELLIN -DEVICHI, Jacqueline, ob. cit., p. 109.
413 Revista, t. LXXVII, sec. 2ª, p. 64.
414 Revista, t. LXIV, sec. 1ª, p. 304.
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EL JUICIO ARBITRAL
212
CAPÍTULO II
EL COMPROMISO
213
EL JUICIO ARBITRAL
418 MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 214; MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nº 729; GARSON -
NET et CÉSAR -BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 220; BORJAS , ob. cit., t. V, Nº 485, p. 19;
BERNARD, ob. cit., Nos 34 y 105; ROBERT, ob. cit., Nos 33 y 90; MIRANDA, ob. cit.,
Nos 20 y 122; BENAVENTE, ob. cit., p. 29; VARGAS, ob. cit., Nº 25.
419 ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo, Teoría de las obligaciones, apuntes de clase
214
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
420 Nos parece que sólo por un equívoco puede haber dicho Vargas Barros,
215
EL JUICIO ARBITRAL
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
§ 2º. Requisitos
mayoría).
434 C. Suprema, Revista, t. XXII, sec. 1ª, p. 205.
435 MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nº 738; C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 134; LAN -
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
§ 2º. Requisitos
mayoría).
434 C. Suprema, Revista, t. XXII, sec. 1ª, p. 205.
435 MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nº 738; C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 134; LAN -
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EL JUICIO ARBITRAL
A. Consentimiento
437
La C. de Valdivia en fallo de 10-XI-1914, resolvió que “la limitación
contenida en el inc. 2º del art. 748 del CPC, se refiere exclusivamente al procu-
rador judicial, tanto porque así aparece de la letra de dicha disposición como de
su contexto y del título en que ella se consigna” y que no se aplica al administra-
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
dor de una sociedad (Gaceta, 1914, Nº 691, p. 1985). La C. Suprema, al casar esta
sentencia por otros motivos, no rectificó este error, pero estableció que en el
caso, el poder era también para asuntos judiciales (Revista, t. XV, sec. 1ª, p. 502).
En realidad, el mandato de los administradores de una sociedad no se limita a
actos extrajudiciales, sino que se extiende también a los judiciales, según la ley
lo presume de derecho (CPC, art. 89). Pero, sea como sea, aun sin texto expreso
y simplemente de los principios generales que rigen el mandato, aparece eviden-
te que los administradores de una sociedad, como mandatarios, no pueden
comprometer si no están expresamente facultados para ello.
221
EL JUICIO ARBITRAL
439 La ley habla de “compromiso forzoso” (CPC, art. 631; Ley de Quiebras,
art. 70).
440 C. Talca, Revista, t. X, sec. 1ª, p. 525; C. Talca, Gaceta, 1911, t. II, Nº 1403,
222
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
t. XXXVIII, sec. 1ª, p. 396; C. Suprema, Revista, t. XXXIX, sec. 1ª, p. 12. La
primera de estas sentencias resuelve que infringe los arts. 1348, 673, 1681.1,
1682 y 1445 del CC y 645 (202) del CPC, el fallo que declara válido el nombra-
miento de partidor en que no estuvieron representados todos los interesados y
que la designación del partidor y las actuaciones por él practicadas no empecen
a los ausentes, quienes no pueden ser vinculados por acuerdos de mayoría en
actos que requieren el consentimiento unánime. En consecuencia, acoge la
causal de casación de fondo contra el fallo recurrido, declarando que el nom-
bramiento de árbitro y las actuaciones de éste no son oponibles a los ausentes.
El segundo declara también que es inoponible a las partes que no concu-
rrieron el nombramiento de árbitros hecho en su ausencia.
El tercero establece que el nombramiento de árbitro hecho por una perso-
na que obra como mandatario de otra sin serlo, no puede oponerse al supuesto
mandante, lo que no quiere decir que el acto sea nulo, que es cosa distinta, ya
que una cosa es la no oponibilidad o el no empecimiento del acto a la persona
en cuyo nombre se ha ejecutado por un tercero sin tener su representación y
otra muy diversa es la nulidad del acto por falta de consentimiento.
Sin embargo, en fallo posterior a los tres citados, la C. Suprema anuló de
oficio el nombramiento de un partidor hecho por el juez en rebeldía de uno de
los comuneros, que no fue citado, y todo lo obrado en la misma forma en el
juicio de partición (Revista, t. XLII, sec. 1ª, p. 235).
223
EL JUICIO ARBITRAL
443 B ALTRA CORTÉS, Alberto, Ensayo de una teoría general de los actos inoponibles,
1925, Nos 7 y 9.
444 PLANIOL , Marcel, R IPERT , Georges et ESMEIN , Paul, Traité Pratique de Droit
224
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
los actos del delegado”; art. 552 del Código Civil, al establecer
que “los actos del representante de la corporación, en cuanto
no excedan de los límites del ministerio que se le ha confiado,
son actos de la corporación; en cuanto excedan de estos lími-
tes, sólo obligan personalmente al representante”; el art. 2079
del Código Civil, que prescribe que “en todo lo que –el socio
administrador– obre dentro de los límites legales o con poder
especial de sus consocios, obligará a la sociedad; obrando de
otra manera, él solo será responsable”; el art. 2160 del Código
Civil, que dispone que “el mandante cumplirá las obligaciones
que en su nombre ha contraído el mandatario dentro de los
límites del mandato, pero que será también obligado por cua-
lesquiera obligaciones contraídas en su nombre que hubiera
ratificado expresa o tácitamente; etc. Todas estas normas ha-
cen inoponibles ciertos actos a determinadas personas que no
los han consentido legítimamente.
Los casos en estudio de compromisos a que no concurren
todos los interesados o que se celebran por una persona que
comparece como representante de otra sin serlo, o excediéndo-
se de sus poderes, lo mismo que los similares de nombramiento
de partidor que los tribunales han resuelto, son de idéntica es-
pecie a los regidos por los preceptos recién citados.
El interesado en una controversia que no concurre al com-
promiso y el comunero que no comparece al nombramiento
de partidor, son terceros respecto de estos actos que se verifi-
can sin su intervención; frente a éstos, su situación es igual a la
del dueño de la cosa vendida en el caso de venta de cosa ajena.
Otro tanto cabe decir de la persona en cuyo nombre compro-
mete o designa partidor un extraño, diciéndose representante
suyo sin tener esta calidad; no hay en este caso verdadera re-
presentación y el acto es para ella res inter alios acta, lo mismo
que si su nombre no figurara para nada en él. En cuanto al
mandante cuyo apoderado compromete sin poder especial, no
es tampoco representado en ese acto y debe aplicársele la regla
del art. 2160 del CC, conforme a la cual el mandatario no lo
obliga por los actos que ejecuta fuera de los límites de su man-
dato.
En los tres casos juega un mismo principio: la persona que no
consiente en el compromiso, por sí misma o por medio de legíti-
mo representante –el falso representante y el mandatario que
excede su poder no la representan– es un tercero respecto de ese
225
EL JUICIO ARBITRAL
afirmar la validez de estos actos en nuestra legislación el art. 704 del CC, al decir,
en su número 2º, que no es justo título “el conferido por una persona en calidad
de mandatario o representante legal de otra sin serlo” y en su Nº 3º, que no lo es
“el que adolece de un vicio de nulidad…”. Si los actos a que se refiere el Nº 2 de
este precepto fueran nulos, no habrían requerido de un número especial, pues-
to que estarían comprendidos en el Nº 3.
448 DEMOGUE , René, Traité des obligations en général, París, 1923, t. I, Nº 107;
226
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
454 DEMOGUE, ob. cit., t. I, pp. 122 y 123; P LANIOL, RIPERT et ESMEIN , ob. cit.,
227
EL JUICIO ARBITRAL
228
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
“el acuerdo arbitral no será válido si otorga a alguna de las partes una posición
privilegiada en relación a la designación del árbitro o los árbitros”.
462 MOREL , ob. cit., Nº 6, cita a Gormat, el cual observa que en el comercio
229
EL JUICIO ARBITRAL
B. Capacidad
t. I, Nº 737; BERNARD , ob. cit., Nº 37; ROBERT, ob. cit., Nº 11; C HIOVENDA, ob. cit.,
t. I, p. 134; KISCH, ob. cit., p. 412.
466 CPC italiano, actualizado en 1994 (art. 808).
230
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
467 Véase, en este sentido, entre los autores chilenos, a C LARO SOLAR, ob.
231
EL JUICIO ARBITRAL
232
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
de 1998.
472 CLARO S OLAR, ob. cit., t. III, Nº 1582.
473 En igual sentido, BORJAS , ob. cit., t. V, Nº 487, p. 28.
234
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EL JUICIO ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
Rafael, De las quiebras, apuntes taquigráficos de clase, Santiago, 1938, pp. 100 y 101.
478 CLARO SOLAR, ob. cit., t. V, N os 2537 y 2546; SOMARRIVA, Derecho de Fami-
lia, p. 569.
240
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
241
EL JUICIO ARBITRAL
2081 y 2132 del CC; 387, 390, 395, 474 y 491 del C. de C., y 4º de
la Ley Nº 3.918, de 14 de marzo de 1923. La misma norma se
aplica a los liquidadores de sociedades en liquidación (C. de C.,
art. 410).
Los compromisos que celebren los presidentes de corporacio-
nes o fundaciones y los administradores o liquidadores de socie-
dades excediéndose de sus poderes son inoponibles a sus repre-
sentados, según los principios que hemos establecido en los nú-
meros 170 a 173. Así lo prescribe expresamente el art. 2079 del
CC respecto de las sociedades civiles. En materia comercial esta
regla tiene, sin embargo, excepciones respecto de los terceros de
buena fe, a quienes la ley protege dando valor a los actos del
administrador que se extralimita, sin perjuicio de la responsabili-
dad de éste para con la sociedad (C. de C., arts. 391 y 399).
242
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
483 Véase SOMARRIVA, Indivisión y partición, t. II, cap. I, sec. 3ª, pp. 31 y ss.
484 Véase Nº 171.
485 G AETE, ob. cit., Nº 52.
486 G AETE, ob. cit., Nos 53 y 54; SILVA B ASCUÑÁN, ob. cit., Nº 78.
487 S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nos 83 y 85.
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EL JUICIO ARBITRAL
Fernando, Partición; SILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nos 76 y 79; GAETE, ob. cit., Nos 56
y 57; C. Concepción, Gaceta, 1926, t. I, Nº 53, p. 192; C. Talca, Revista, t. XXX,
sec. 1ª, p. 345; C. Suprema, Revista, t. XXVIII, sec. 1ª, p. 493; C. Suprema,
Revista, t. XXXV, sec. 1ª, p. 66.
489 S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 126; G AETE, ob. cit., Nº 187.
490 S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 162; C. Valdivia, Revista, t. XXXV, sec. 1ª,
p. 66.
244
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
245
EL JUICIO ARBITRAL
496 En contrario, SILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 136, opina que se produce la
de la sociedad conyugal y de los bienes reservados de la mujer casada, 1935, Nos 697 y
706.
498 C. Talca, Revista, t. X, sec. 1ª, p. 25.
499 ALESSANDRI R., Arturo, Tratado práctico de las Capitulaciones Matrimoniales,
de la sociedad conyugal y de los bienes reservados de la mujer casada, 1935, Nos 697 y
709.
246
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
247
EL JUICIO ARBITRAL
Gaceta, 1924, t. II, Nº 113, p. 534; C. Valdivia, Revista, t. XXXI, sec. 2ª, p. 49.
248
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
249
EL JUICIO ARBITRAL
los demás comuneros, de modo que hay entre todos éstos incom-
patibilidad de intereses”,515 la que se manifiesta desde el primer
momento y afecta a todos los actos del arbitraje, desde el propio
nombramiento de compromisarios.
C. Objeto lícito
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
Nº 35; CPC español, art. 487; CPC argentino, art. 767; CPC venezolano, art. 502;
CPC uruguayo, art. 533.
521 MANRESA, ob. cit., t. II, p. 459, y t. IV, p. 8.
522 Citados por MIRANDA , ob. cit., Nº 36.
523 MIRANDA , ob. cit., Nº 36.
251
EL JUICIO ARBITRAL
252
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
D. Causa lícita
E. Solemnidades
200. El compromiso debe constar por escrito. Según el art. 234 del
COT, “el nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito”. Ya
hemos dicho que nuestra ley habla, indiferentemente, de compromi-
so o de nombramiento de árbitro y como, por lo demás, la designa-
527 C LARO S OLAR, ob. cit., t. XI, Nos 910, 911 y 912.
528 C LARO S OLAR, ob. cit., t. XI, Nº 915.
529 MIRANDA , ob. cit., Nº 122.
530 C LARO S OLAR, ob. cit., t. XI, Nº 911.
531 Citado por MIRANDA, ob. cit., Nº 122.
253
EL JUICIO ARBITRAL
532 C. Concepción, Gaceta, 1882, Nº 2122 (Cit. por B ALLESTEROS, ob. cit.,
t. II, Nº 1696).
533 C. Santiago, Gaceta, 1880, Nº 1379 (Cit. por B ALLESTEROS, ob. cit., t. II,
Nº 1696).
534 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nos 1091 y 1692.
535 MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 756; BORJAS , ob. cit., t. V, Nº 488.
536 El nuevo CPC francés (arts. 1443 y 1449); CPC belga, actualizado en
1998 (art. 1677); CPC italiano, actualizado en 1994 (art. 807); CPC holandés
(art. 1021); la Ley española de arbitraje de 2003 (art. 9.3). El Código Procesal
Civil y Comercial de la Argentina exige que el convenio arbitral conste por
escritura pública o privada, o por acta extendida ante el juez de la causa (art. 739);
Arbitration Act de Inglaterra de 1996 (art. 5°); CPC alemán, actualizado en 1998
(art. 1031); Código General del Proceso del Uruguay (arts. 473 y 477); Ley de
Arbitraje Comercial de Venezuela de 1999 (art. 6).
254
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
537 G LASSON, TISSIER et MOREL , ob. cit., t. V, Nº 1809; LANDRAU, M., ob. cit.,
255
EL JUICIO ARBITRAL
tar el acto, como una prueba preconstituida de él, sino como una
solemnidad necesaria para su perfeccionamiento.543
El compromiso no se perfecciona, no nace a la vida jurídica,
es inexistente y no produce ningún efecto civil, mientras no cons-
te por escrito (CC, art. 1443). Ninguna persona puede exigir a
otra que se someta a juicio de árbitros en virtud de un compromi-
so puramente verbal. Pero si las partes comparecen ante los com-
promisarios, presentando escritos o suscribiendo actas, o hacen
cualquiera otra gestión que importe sometimiento escrito a la
competencia de los árbitros, perfeccionan de este modo el com-
promiso al dejar de él constancia en un instrumento y no pueden
posteriomente reclamar su inexistencia o nulidad.
202. Prueba del compromiso. Los actos solemnes se prueban por
sí mismos, esto es, por su solemnidad. El compromiso no puede
acreditarse sino por instrumento; ningún otro medio de prueba
es útil para tal efecto.
§ 3º. Contenido
543 B ENAVENTE, J IMÉNEZ (ob. cit., pp. 64, 65 y 66) cree que en el compromiso
hay dos contratos; uno entre las partes que acuerden someter a arbitraje cierto
asunto y otro entre ellas y la persona designada como árbitro: y resuelve que el
primero es consensual y el segundo es solemne. Esta distinción, desnuda de
todo fundamento legal, proviene de una lamentable confusión entre “compro-
miso” y “contrato de compromisario”. Véase Nº 321.
256
EL JUICIO ARBITRAL
tar el acto, como una prueba preconstituida de él, sino como una
solemnidad necesaria para su perfeccionamiento.543
El compromiso no se perfecciona, no nace a la vida jurídica,
es inexistente y no produce ningún efecto civil, mientras no cons-
te por escrito (CC, art. 1443). Ninguna persona puede exigir a
otra que se someta a juicio de árbitros en virtud de un compromi-
so puramente verbal. Pero si las partes comparecen ante los com-
promisarios, presentando escritos o suscribiendo actas, o hacen
cualquiera otra gestión que importe sometimiento escrito a la
competencia de los árbitros, perfeccionan de este modo el com-
promiso al dejar de él constancia en un instrumento y no pueden
posteriomente reclamar su inexistencia o nulidad.
202. Prueba del compromiso. Los actos solemnes se prueban por
sí mismos, esto es, por su solemnidad. El compromiso no puede
acreditarse sino por instrumento; ningún otro medio de prueba
es útil para tal efecto.
§ 3º. Contenido
543 B ENAVENTE, J IMÉNEZ (ob. cit., pp. 64, 65 y 66) cree que en el compromiso
hay dos contratos; uno entre las partes que acuerden someter a arbitraje cierto
asunto y otro entre ellas y la persona designada como árbitro: y resuelve que el
primero es consensual y el segundo es solemne. Esta distinción, desnuda de
todo fundamento legal, proviene de una lamentable confusión entre “compro-
miso” y “contrato de compromisario”. Véase Nº 321.
256
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
A. Cláusulas esenciales
257
EL JUICIO ARBITRAL
p. 520; C. Suprema, Revista, t. XXXI, sec. 1ª, p. 178; t. LXV, sec. 1ª, p. 107.
549 LOEWENWARTER, Víctor, ob. cit., Revista, t. XXXII, I Parte, p. 114.
258
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
550
MONGALVY, ob. cit., t. I, Nº 241; BERNARD, ob. cit., Nº 86; GLASSON , TIS-
SIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1809; GARSONNET et CÉSAR-BRU, ob. cit., t. VIII,
Nº 242; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 757; MIRANDA, ob. cit., Nº 132.
551 Véase Nº 276.
552 VARELA VARELA , Raúl, comentario a sentencia de Corte Suprema, Revista,
259
EL JUICIO ARBITRAL
260
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
261
EL JUICIO ARBITRAL
los que las leyes hacen necesarios, sino también los que las partes
han hecho obligatorios por una cláusula compromisoria, el terce-
ro debe ser nombrado, a falta de designación por las partes o los
árbitros, por el juez ordinario.
Nos ha parecido necesario adelantar estos conceptos porque
de ellos se deduce que el nombramiento del tercero o la autoriza-
ción a los árbitros para que lo designen debe necesariamente
hacerse en el compromiso;560 si no se efectúa así, no es nulo el
compromiso, pero en caso de discordia, si no procede apelación,
queda sin efecto el arbitraje (CPC, arts. 631 y 641), a menos que
las partes acuerden en ese momento otra cosa.
Es lógico este sistema, toda vez que por el compromiso los
contendientes se someten al arbitraje de determinados árbitros y
sólo de ésos, en virtud de la confianza que en ellos tienen, y sin
consentimiento de su parte no se les puede sujetar al fallo de otra
persona en quien ellas no han convenido. En cambio, cuando la
ley o una cláusula compromisoria hacen forzoso el arbitraje y las
partes están obligadas a nombrar árbitros de modo que si no lo
hacen los designa la justicia, es justo que, en caso de discordia, no
caduque por este motivo el arbitraje y si ellas no designan terce-
ros, la justicia pueda y deba designarlos.
262
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
Nº 1809; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 757; BERNARD, ob. cit., Nº 82; L ANDRAU, M.,
ob. cit., p. 48.
565 C. Suprema, Revista, t. I, sec. 1ª, p. 368; C. Valparaíso, Gaceta, 1915,
263
EL JUICIO ARBITRAL
B. Cláusulas de la naturaleza
568 GLASSON , TISSIER et MOREL , ob. cit., t. V, Nº 1809; BERNARD, ob. cit.,
Nº 82.
569 Véase Nº 117.
570 Se ha criticado este término por demasiado largo. La mayoría de las
legislaciones, en defecto de estipulación por las partes, señalan un plazo mucho
más reducido, generalmente de tres meses o noventa días, contados desde el
compromiso o desde la aceptación.
571 C. Concepción, Gaceta, 1884, Nº 323; C. Concepción, Gaceta, 1905, Nº 30,
p. 464; C. Talca, Gaceta, 1905, Nº 363, p. 555; C. Tacna, Gaceta, 1910, Nº 862,
p. 822; C. Talca, Gaceta, 1926, t. III, Nº 116, p. 520; C. Suprema, Gaceta, 1926,
t. II, p. 9, Nº 44.
264
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
C. Cláusulas accidentales
265
EL JUICIO ARBITRAL
576 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1703; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 773,
Nº 240.
578 Ob. cit., t. V, Nº 1827.
579 Ob. cit., Nº 241.
580 Gaceta, 1914, Nº 691, p. 1985.
581 Revista, t. XV, sec. 1ª, p. 502.
266
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
267
EL JUICIO ARBITRAL
Nº 862, p. 322; C. Santiago, Revista, t. XLVI, sec. 2ª, p. 40. En el mismo sentido,
BENAVENTE, ob. cit., p. 87.
586 Gaceta, 1918, t. II, Nº 310, p. 964.
268
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
presente, nuestro más alto tribunal, que el art. 400 autoriza al cura-
dor para comprometer por su pupilo, sin hacer distinciones sobre
la naturaleza del arbitraje, que los intereses de los menores quedan
suficientemente resguardados con la aprobación por la justicia del
fallo arbitral y que los arts. 1325 del CC y 648 del CPC invocados
por la sentencia recurrida se refieren expresamente a los juicios
sobre partición de bienes y no pueden hacerse extensivos, por ana-
logía, a los casos regidos por el art. 400 del CC.587 Es sin duda
errónea esta tesis, que no tiene para nada en cuenta lo dispuesto
en el inciso tercero del art. 628 del CPC, precepto este que mani-
fiestamente limita el alcance del art. 400 del CC.
No puede pensarse, como parece hacerlo la Corte de Santia-
go en fallo de 22 de agosto de 1914,588 que el inc. 3º del art. 628
del CPC autoriza, siempre que se cumpla con sus exigencias, para
designar amigables componedores; él sólo se refiere a “la conce-
sión al árbitro de derecho de las facultades de que trata el inciso
anterior” y éste dispone que “en los casos en que la ley lo permita,
podrán concederse al árbitro de derecho las facultades de arbitra-
dor en cuanto al procedimiento y limitarse al pronunciamiento
de la sentencia definitiva la aplicación estricta de la ley”. Habien-
do incapaces, la justicia puede, según esto, autorizar por motivos
de manifiesta conveniencia un arbitraje mixto, pero no una ami-
gable composición.
269
EL JUICIO ARBITRAL
270
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
del Título VIII del Libro III del CPC y en lo que no fueren contra-
rias a ésas, las reglas comunes a todo procedimiento establecidas
en el Libro I de ese cuerpo legal.
Pero las partes pueden, en estos casos, disponer otra cosa y
reglamentar por sí mismas el procedimiento que los árbitros de-
berán usar. Es ésta otra cláusula accidental del compromiso.
Los interesados gozan de amplia libertad para fijar el procedi-
miento593 y al hacerlo pueden derogar las reglas comunes y aun
las especiales que rigen la tramitación ante arbitradores; pero
estas reglas subsisten como subsidiarias en lo que no hubieren
sido expresamente derogadas o modificadas por las partes.594
Nº 649.
596 C. Suprema, Revista, t. X, sec. 1ª, p. 353.
597 C. Suprema, Revista, t. I, sec. 1ª, p. 368.
598 TRUCCO , Humberto, Apuntes de clase, año 1933, p. 238.
271
EL JUICIO ARBITRAL
599 Revista, t. LXXVIII (1981), sec. 1ª, p. 48; Revista, t. LXXXI (1984), sec. 2ª,
p. 55; Revista, t. LXXXIX (1992), sec. 2ª, pp. 144-147; Revista, t. XCI (1994), sec.
2ª, pp. 95-97.
600 Gaceta de los Tribunales, 1° de julio de 1994, materia civil, p. 72.
601 MATTIROLO, ob. cit., t. I, N os 806 y 809; B ENAVENTE, ob. cit., pp. 82 y 83.
602 G ARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 309, nota 1.
603 Revista, t. XCIX, sec. 2ª, p. 64.
272
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
273
EL JUICIO ARBITRAL
BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 317; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 821; ROBERT, ob. cit.,
Nº 54; BERNARD, ob. cit., Nº 627.
610 C. Iquique, Gaceta, 1886, Nº 3982; C. Santiago, Gaceta 1887, Nº 2982
(citadas por BALLESTEROS , ob. cit., t. II, Nº 1732); C. Suprema, Revista, t. X, sec.
1ª, p. 353; C. Suprema, Revista, t. XXVIII, sec. 1ª, p. 218; C. Suprema, Revista,
t. XXXII, sec. 1ª, p. 455.
En contrario, C. Suprema, Revista, t. XXVIII, sec. 1ª, p. 670.
611 ALESSANDRI R., Fernando, Ley Orgánica, p. 532; TRUCCO, apuntes citados,
p. 405; VARAS, ob. cit., Nº 159; BENAVENTE, ob. cit., pp. 86 y 87.
612 C. Suprema, Revista, t. X, sec. 2ª, p. 353.
613 C. Suprema, Revista, t. XXVIII, sec. 1ª, p. 218.
614 C. Santiago, Revista, t. LVIII, sec. 1ª, p. 98. En el mismo sentido,
Nº 1846; BERNARD, ob. cit., Nos 654, 610 y 628; ROBERT, ob. cit., Nos 52 y 55.
274
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
616 GLASSON , TISSIER et MOREL , ob. cit., t. V, Nº 1846; BERNARD, ob. cit.,
Nº 680.
617 Ob. cit., t. V, Nº 1843.
618 Ob. cit., t. VIII, Nº 307.
619 Gaceta, 1932, t. I, Nº 79, p. 325.
275
EL JUICIO ARBITRAL
276
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
277
EL JUICIO ARBITRAL
278
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
231. Mandato para esta cláusula. Según el inciso 2º del art. 7º del
CPC, la facultad de renunciar los recursos legales no se entiende
concedida al procurador judicial, sino por mención expresa. Esta
regla debe aplicarse también al compromiso. El simple poder
para comprometer no autoriza al apoderado para renunciar los
recursos contra el árbitro, lo que no puede hacer sin facultad
622 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1848; MATTIROLO, ob. cit.,
279
EL JUICIO ARBITRAL
280
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
281
EL JUICIO ARBITRAL
282
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
283
EL JUICIO ARBITRAL
§ 4º. Efectos
284
EL JUICIO ARBITRAL
§ 4º. Efectos
284
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
ordinarios comunes son competentes para conocer de todos los asuntos judicia-
les contenciosos que se promuevan en el orden temporal dentro del territorio
de la República, cualquiera que sea su naturaleza y la calidad de las personas
que en ellos intervengan; esto no obstante, pueden perder su competencia cuan-
do las partes interesadas en asunto controvertido acuerdan someterlo al fallo de
jueces particulares nombrados por ellas mismas o por la autoridad judicial en
subsidio, siempre que el asunto litigioso no sea de aquellos que la ley prohíbe
someter a arbitraje”, Gaceta, 1939, t. I, Nº 78, p. 351.
633 B ERNARD, ob. cit., Nº 107.
634 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1816.
635 B ERNARD, ob. cit., Nº 108; ROBERT , ob. cit., Nº 90.
285
EL JUICIO ARBITRAL
que “si deducida demanda ante juez ordinario, se presenta el demandado ante
él, haciendo cualquiera gestión antes de reclamar de la incompetencia, se en-
tiende prorrogada la jurisdicción” (Gaceta, 1915, t. II, Nº 299, p. 339).
286
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
640
C. Talca, Gaceta, 1926, t. II, Nº 116, p. 520.
641
En Francia, el artículo 1464 del CPC dispone que el proceso arbitral
terminará, entre otras causas, por la expiración del plazo del arbitraje.
La C. de Talca hace igual cosa en el fallo citado en la nota anterior. En la
especie se comprometió un litigio durante el curso de la apelación y se pidió al
tribunal de alzada que diera por terminada la tramitación del pleito y ordenara
que los autos fueran remitidos al arbitrador nombrado. Acogida esta petición,
expiró el término del arbitraje sin que el compromisario hiciere nada para
cumplir su encargo. En esta circunstancia, una de las partes pidió el cumpli-
287
EL JUICIO ARBITRAL
288
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
289
EL JUICIO ARBITRAL
644 G ARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 248, nota Q; MONGALVY, ob.
BOURBEAU.
290
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
291
EL JUICIO ARBITRAL
292
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
293
EL JUICIO ARBITRAL
294
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
652 La regla del art. 1659 del CC, relativa a la compensación, señala el espíritu
295
EL JUICIO ARBITRAL
296
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
653 CLARO SOLAR, ob. cit., t. X, N os 409 y ss., 436, 454, 455 y 456; SOMARRIVA,
más que el tenor de lo expreso. Cierto es que este precepto agrega que la fianza
se supone comprender todos los accesorios de la deuda, pero no lo es menos
que el compromiso no tiene tal carácter.
297
EL JUICIO ARBITRAL
298
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
661 Corte Santiago, Revista, t. LXXVII, sec. 2ª, p. 64. Véase Nº 214.
662 Véase Nº 323.
663 Véase Nº 328. La Corte Suprema ha fallado que si las partes designan
tres árbitros con facultades de arbitradores para que hagan una partición proce-
diendo conjuntamente y uno de ellos renuncia, sólo las partes pueden designar
su reemplazante. Si no lo hacen, queda implícitamente terminado el compromi-
so y la justicia ordinaria sólo puede designar un árbitro de derecho para que
haga la partición (Revista, t. LXIV, sec. 1ª, p. 103).
664 Véanse Nos 388, 389 y 390.
665 MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 851.
666 Se ha fallado que “mientras no se declare la nulidad del compromiso el
299
CAPÍTULO III
LA CLÁUSULA COMPROMISORIA
301
EL JUICIO ARBITRAL
302
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
303
EL JUICIO ARBITRAL
675 Sobre esta materia véase VARGAS, memoria citada sobre cláusula compro-
304
EL JUICIO ARBITRAL
675 Sobre esta materia véase VARGAS, memoria citada sobre cláusula compro-
304
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
Nº 129, p. 410; C. Tacna, Revista, t. XVIII, sec. 1ª, p. 75; C. Santiago, Revista,
t. XXXI, sec. 1ª, p. 178.
677 V ARELA, nota citada; VARGAS, ob. cit., Nº 18, p. 37; C. Santiago, Revista,
Cía. con Vodniza, fallado por C. Suprema el 23-X-1919, Revista, t. XVIII, sec. 1ª,
p. 75.
305
EL JUICIO ARBITRAL
306
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
307
EL JUICIO ARBITRAL
§ 3º. Requisitos
269. Principio general. Se rige por las mismas reglas que el compro-
miso. La cláusula compromisoria, como contrato, debe cumplir los
requisitos de existencia y validez que prescribe el art. 1445 del CC:
consentimiento no viciado, capacidad, objeto lícito y causa lícita. En
general, son aplicables a la cláusula compromisoria, en esta materia,
las mismas reglas que rigen el compromiso y que expresamos en el
párrafo II del Capítulo anterior (Nos 169 a 199 inclusive).
308
EL JUICIO ARBITRAL
§ 3º. Requisitos
269. Principio general. Se rige por las mismas reglas que el compro-
miso. La cláusula compromisoria, como contrato, debe cumplir los
requisitos de existencia y validez que prescribe el art. 1445 del CC:
consentimiento no viciado, capacidad, objeto lícito y causa lícita. En
general, son aplicables a la cláusula compromisoria, en esta materia,
las mismas reglas que rigen el compromiso y que expresamos en el
párrafo II del Capítulo anterior (Nos 169 a 199 inclusive).
308
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
§ 4º. Contenido
contrato la sujetan a la regla del art. 1554 del CC, según la cual, entre otros
requisitos, debe cumplir la solemnidad de hacerse por escrito (Véase, VARGAS,
ob. cit., Nos 36 y 38.)
309
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
§ 4º. Contenido
contrato la sujetan a la regla del art. 1554 del CC, según la cual, entre otros
requisitos, debe cumplir la solemnidad de hacerse por escrito (Véase, VARGAS,
ob. cit., Nos 36 y 38.)
309
EL JUICIO ARBITRAL
310
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§ 5º. Efectos
315
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
§ 5º. Efectos
315
EL JUICIO ARBITRAL
MOREL, ob. cit., Nº 33; LANDRAU, ob. cit., p. 97; VARGAS, ob. cit., Nos 39 y 47.
704 C. Valparaíso, Gaceta, 1939, t. I, Nº 38, p. 351; C. Suprema, Revista, t. XXXII,
316
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
707 GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V. Nº 1817; MOREL , ob. cit., Nº 39;
LANDRAU, ob. cit., p. 96; LERAY, ob. cit., p. 42; FARCY , ob. cit., Nos 7, 21 y 33;
ROBERT, ob. cit., Nos 118, 119 y 120.
708 B ERNARD, ob. cit., Nos 204 y 205.
317
EL JUICIO ARBITRAL
318
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
714 VARGAS, ob. cit., Nos 6, 23 y 24. Véase supra, N os 136 y 137.
715 Véase Nº 149.
716 Véase Nº 212.
717 Véase Nº 213.
718 Es curioso observar que aun en Francia, ROBERT opina que en caso de
319
EL JUICIO ARBITRAL
320
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
En el otro la Corte de Talca (Gaceta, 1926, t. II, Nº 116, p. 520), negó lugar
al nombramiento de nuevos árbitros, porque a su juicio en la especie “las partes
convinieron en constituir el arbitraje en consideración a la persona del arbitra-
dor nombrado… y de consiguiente puede tenerse por cierto que la intención de
los contratantes no ha sido someterse forzosamente a las resoluciones de un
arbitrador designado por el juez en el caso de que esa designación se estimara
necesaria por no haber desempeñado sus funciones dentro del plazo legal del
arbitrador por ellos nombrado y por no estar de acuerdo en designar otro en su
reemplazo”.
En ambos casos, los tribunales han estimado que había compromisos y no
cláusulas compromisorias; por eso han rechazado el nombramiento de nuevos
árbitros.
haber sido invalidada la sentencia que dictó, no pone término al arbitraje, sino a
la intervención de ese árbitro, por lo que procede que se designe uno nuevo.
Revista, t. LXV, sec. 1ª, p. 129.
725 Véanse Nos 211, 402 y 423.
321
EL JUICIO ARBITRAL
322
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
728
VARGAS, ob. cit., Nº 39.
729
Antiguamente no ocurría lo mismo en Francia, donde la cuestión fue
vivamente controvertida.
Hay quienes sostuvieron que la obligación de nombrar árbitros no era suscep-
tible de ejecución forzada cuando una de las partes se resistía a cumplirla. Se
daban las siguientes razones: a) que tratándose de una obligación de hacer, su
inejecución que resuelve, según el art. 1142 del CC francés, en el deber de indem-
nizar perjuicios; b) que su cumplimiento forzado violaría el carácter esencialmen-
te voluntario del arbitraje, y c) que la historia de la ley de 31 de diciembre de 1925
demuestra que no puede perseguirse la ejecución forzada, porque un proyecto
primitivo la permitía expresamente y en la redacción definitiva nada se dijo (LE-
RAY , ob. cit., p. 46; FARCY, ob. cit., p. 19; LANDRAU, ob. cit., p. 109).
Sin embargo, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia predominó la
opinión contraria, que generalmente se fundamentaba del siguiente modo: a) la
regla del art. 1142, sólo significa que el acreedor no puede constreñir al deudor
para ejecutar una obligación de hacer, pero cuando el cumplimiento es posible
sin coacción personal, sino por un acto del juez, como ocurre en este caso, es
lícito perseguirlo; b) los antecedentes históricos de la ley son útiles en su inter-
pretación, pero no autorizan para contrariar los principios generales; para esti-
mar que no es posible la ejecución forzada de la cláusula compromisoria, debería
haberse establecido esto expresamente en la ley, ya que la regla general es la
contraria, y c) el nombramiento de los árbitros por el juez en caso de oposición
de una de las partes no viola el carácter voluntario del arbitraje, porque éste fue
libre y voluntariamente estipulado en la cláusula y al perseguirse su ejecución no
se hace otra cosa que cumplir esa voluntad (GLASSON , TISSIER et MOREL , ob. cit.,
t. V, Nº 1817; ROBERT, ob. cit., Nos 122, 123, 124 y 125; MOREL , ob. cit., Nos 40,
41, 42 y 43). Estos autores observan, también, que si no se acepta su tesis se quita
toda importancia a la cláusula y el único medio de asegurar su eficacia sería la
estipulación en ella de una cláusula penal.
Actualmente, tras la dictación del nuevo Código de Procedimiento Civil
francés, actualizado en 1981, estos problemas se han resuelto en gran medida,
por cuanto si alguna de las partes no quisiere nombrar a los árbitros, la otra
puede acudir al presidente del tribunal de Grande Instance para que efectúe la
designación (art. 1444).
323
EL JUICIO ARBITRAL
324
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
325
EL JUICIO ARBITRAL
326
CAPÍTULO IV
NOMBRAMIENTO DE ÁRBITROS
736 Ver S ANTOS BELANDRO , Rubén, Seis lecciones sobre el arbitraje privado (interno e
327
EL JUICIO ARBITRAL
328
CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
737 Véase sobre el particular, SILVA B ASCUÑÁN, ob. cit., N os 117 a 126; ALBÓNI -
CO, ob. cit., Nos 28 a 45; GAETE, ob. cit., Nos 128 a 143.
738 Véase Nº 26.
739 Véase Nº 26.
740 Véanse Nos 200, 201 y 202.
741 Véanse Nos 205 a 214. No nos parece lícito sostener, como hace ALBÓNI -
CO (ob. cit. Nº 35), que el causante puede designar partidor, sin expresión de su
nombre y apellido, sino por la simple indicación del cargo que desempeña; en
ninguna parte ha establecido la ley semejante excepción al Nº 2 del art. 234.
329
EL JUICIO ARBITRAL
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sec. 2ª, p. 41; C. Tacna, Gaceta, 1916, t. I, Nº 127, p. 405 (un voto en contra); C.
Santiago, Gaceta, 1930, t. I, Nº 69, p. 285; voto Ministro Hermosilla a sentencia C.
Suprema, Revista, t. XXXIV, sec. 1ª, p. 24. En el mismo sentido, ALESSANDRI R.,
Fernando, Partición de Bienes, Nº 45; SILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nº 141.
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756 Se ha dicho que la regla del art. 416 no rige en esta parte para el
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es una ley para las partes, que no puede ser revocada sino por el
convenio unánime de todos los otorgantes (CC, art. 1545; COT,
art. 241).
760 COT, art. 232; CC, art. 1325; S ILVA BASCUÑÁN, ob. cit., Nos 150 y 151;
p. 684.
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763
C. Suprema, Gaceta, 1908, t. II, Nº 1064, p. 743; C. Valdivia, Gaceta, 1908,
t. I. Nº 529, p. 773; C. Valdivia, Gaceta, 1908, t. II, Nº 478, p. 803; C. Concepción,
Gaceta, 1905, t. II, Nº 949, p. 302; C. Suprema, Revista, t. XLI, sec. 1ª, p. 730. Esta
última sentencia trae un comentario en el mismo sentido del profesor Alberto
Echavarría, quien dice: “La ley no reconoce a las partes el derecho de excluir
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EL JUICIO ARBITRAL
nombres, ya que es ella misma la que establece la inhabilidad de los dos prime-
ros propuestos por cada parte cuando éstas no se ponen de acuerdo. En caso de
desacuerdo, que la ley presume por insistencia de uno de los interesados, el
comparendo debe realizarse para el solo efecto de dejar constancia de los con-
currentes e inconcurrentes”.
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por ultra petita contra un nombramiento que concede al árbitro más facultades u
otras facultades que las que las partes solicitaron, Revista, t. XXXVII, sec. 1ª, p. 36.
772 Véase Nº 134.
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773 SANTA C RUZ, ob. cit., Nos 48 a 53 inclusive; C. Suprema, Revista, t. XLII,
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
casación contra este fallo; pero sin considerar el fondo de lo resuelto en él, sino
ateniéndose únicamente a su naturaleza procesal, Revista, t. XXV, sec. 1ª, p. 34.
777 C. Suprema, Gaceta, 1903, t. II, Nº 2291; C. Tacna, Gaceta, 1916, t. I,
p. 41; C. Talca, Gaceta, 1914, Nº 372, p. 1042; C. Valparaíso, Gaceta, 1917, t. II,
Nº 208, p. 822; C. Iquique, Gaceta, 1919, t. I, Nº 1142, p. 447; C. Valdivia, Revista,
t. XXIV, sec. 2ª, p. 12 (anula de oficio un fallo que decidía oposición como
incidente. disponiendo que se resuelva en juicio ordinario); C. Suprema, Gaceta,
1930, t. 1, Nº 21, p. 86; C. Concepción, Gaceta, 1933, t. I, Nº 93, p. 381; C.
Suprema, Revista, t. XXXIV, sec. 1ª, p. 24.
Este último fallo expresa que “no es incidente dilatorio, sino una cuestión
de carácter previo la que se promueve al oponerse a la designación de árbitros
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EL JUICIO ARBITRAL
que se ha de seguir en estos casos depende del mérito de los autos, según los
cuales el tribunal apreciará si se necesita o no de otros antecedentes o de un
juicio ordinario para el cabal conocimiento de la procedencia o improcedencia
del arbitraje que se trata de constituir”.
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786 C. Suprema, Revista, t. XXXII, sec. 1ª, p. 30; C. Suprema, Revista, t. XXVII,
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CAPÍTULO V
787 MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nº 769; GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V,
Nº 1823; CHIOVENDA , ob. cit., t. I, p. 134; BERNARD, ob. cit., Nº 288; KISCH , ob.
cit., p. 413; MIRANDA, ob. cit., Nº 153.
788 S OHM, ob. cit., p. 415; CUQ, ob. cit., t. II, pp. 457 y 886.
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EL JUICIO ARBITRAL
789 Digesto, Libro IV, Título VIII, “De receptis qui arbitrum receperunt ut
acertada, porque indica claramente el concepto: contrato por el cual una perso-
na acepta el encargo de otras de ser compromisario entre ellas.
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
ser un acto esencialmente gratuito (CUQ, ob. cit., t. II, p. 433). Pero la gratuidad
no obstaba a que se dieran honorarios, que no tenían carácter de pago, sino de un
medio de honrar a la persona que prestó los servicios. A pesar de que dentro de
este concepto podía comprenderse el contrato de compromisario, la jurispruden-
cia creó para éste una figura especial en el pacto pretorio de receptum arbitrii, lo
que al parecer indica que para los romanos no era un mandato.
798 Véase OLIVA MURILLO, Raúl, Naturaleza jurídica del Mandato Civil, Memo-
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802 Igual cosa preceptúa, con los mismos términos, el art. 1328 del CC res-
15-17.
804 SILVA B ASCUÑÁN, ob. cit., Nº 166; G AETE, ob. cit., Nº 199; ALBÓNICO, ob.
cit., Nº 48.
805 Ley boliviana de arbitraje de 1997 (art. 24); Código de Procedimiento
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814 Digesto, Libro IV, Título VIII, “De recept tis qui arbitrii”, párrafo 7.
815 KIRSCH, ob. cit., p. 413.
816 B ERNARD, ob. cit., Nº 291.
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818 MATTIROLO , ob. cit., t. I, Nos 842 y 848; MANRESA , ob. cit., t. IV, pp. 21 y
siguientes.
819 Véanse Nos 140 a 143, inclusive.
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823 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1824; KISCH , ob. cit., p. 414.
824 MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 784; KISCH , ob. cit., p. 414; CHIOVENDA, ob.
cit., t. I, p. 135.
825 CHIOVENDA , José, La condena en costas, trad. de Juan A. de la Puente
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827 Revista, t. LXXVIII, sec. 1ª, pp. 80-81; Revista, t. LXXIX, sec. 1ª, p. 139.
828 C HIOVENDA, La condena en costas, p. 509, en nota, y p. 521, en nota. Si se
pagan al árbitro honorarios superiores a los autorizados por el arancel, creemos
que el exceso sobre el límite legal no puede ser considerado como costas del
arbitraje.
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EL JUICIO ARBITRAL
fallo señala que “sin acuerdo previo de las partes, el árbitro de derecho no
puede fijar ni cobrar sus honorarios antes del cumplimiento del encargo enco-
mendado”.
830 MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 784; G LASSON et MOREL, ob. cit., t. I, Nº 1824;
C. Concepción, Gaceta, 1937. t. II, Nº 173, p. 678; C. Santiago, Revista, t. LVI, sec.
2ª, p. 110; C. Temuco, Revista, t. LXII, sec. 2ª, p. 488; C. Suprema, Revista. t. LX,
sec. 1ª, p. 133, y Fallos del Mes, Nº 271, p. 237.
831 CHIOVENDA , La condena en costas, p. 509, en nota.
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832 Algunos autores exceptúan a este principio el caso en que las partes
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EL JUICIO ARBITRAL
sec. 1ª, p. 528. En el mismo sentido: C. Santiago, Revista, t. VIII, sec. 2ª, p. 51; C.
Valdivia, Gaceta, 1926, t. II, Nº 179, p. 724; C. Concepción, Gaceta, 1937, t. II,
Nº 173, p. 678.
834 C. Valdivia, Gaceta, 1914, t. II, Nº 270, p. 740.
835 C. Santiago, Revista, t. VIII, sec. 2ª, p. 51; C. Concepción, Gaceta, 1910,
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cribe que “el árbitro que acepta el cargo jurará desempeñarlo con
la debida fidelidad y en el menor tiempo posible” (COT, art. 236;
CC, art. 1328), diligencia que debe entenderse como de instala-
ción del tribunal arbitral,841 idea confirmada por la regla del art. 646
del CPC, que señala al juramento como trámite previo para que
el partidor pueda ejercer sus funciones.
El juramento instalatorio ha sido establecido como una garan-
tía de buena administración de justicia y debe ser considerado, en
consecuencia, como una formalidad de carácter público. En el
caso de los árbitros, no obstante, esta garantía dice relación única-
mente con las partes a quienes alcanza la jurisdicción arbitral, por
lo cual los tribunales no la estiman en estos casos como requisito
de orden público.842
La ley no ha sometido este juramento a ninguna solemnidad
especial. Se ha fallado, sin embargo, que la simple promesa de
desempeñar el cargo en un breve plazo no reemplaza el juramen-
to de fidelidad exigido por la ley, pues son cosas distintas, según
nuestras disposiciones legales.843
El juramento debe prestarse ante cualquier ministro de fe:
secretario, receptor o notario. Cuando el árbitro es nombrado
judicialmente o cuando habiéndolo sido extrajudicialmente no
ha aceptado el cargo en la misma forma, es costumbre que jure
ante el funcionario que le notifica la designación. Ballesteros ex-
presa que “en los casos en que, por razón de la dignidad del
nombrado, se le comunica por oficio el nombramiento, es cos-
tumbre que éste manifieste la aceptación del cargo en la nota en
que contesta al juez letrado, y aun suele ponerse en ella misma la
fórmula del juramento, exponiendo el árbitro que acepta el car-
go, y jura desempeñarlo con la debida fidelidad y en el menor
tiempo posible”.844 La legitimidad de este procedimiento ha sido,
841 C. Santiago, Gaceta, 1929, t. II, Nº 99, p. 464; Revista, t. XCVI (1999), sec.
5ª, p. 15. Este último fallo dice claramente que “siendo el juramento el medio
legal de instalación de los árbitros como tales, mientras no juren no puede
considerárseles legalmente instalados, ni pueden, en consecuencia, comenzar a
ejercer válidamente sus funciones, pues si así lo hicieran, obrarían con manifies-
ta incompetencia”.
842 Véase B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1712, sentencias II, III y VI. Además:
C. Serena, Gaceta, 1932, t. I, Nº 67, p. 223; C. Santiago, Gaceta, 1939 t. II, Nº 123,
p. 515. En contra: BALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1712, sentencia IV; C. Santiago,
Gaceta, 1929, t. II, Nº 99, p. 464.
843 C. Talca, Revista, t. IX, sec. 2ª, p. 12.
844 B ALLESTEROS, ob. cit., t. II, Nº 1707.
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CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
los que realizan los jueces en su carácter de tales y las partes que comparecen
ante ellos, los cuales por su naturaleza son materia de las leyes de procedimien-
to” (Gaceta, 1939, t. II, Nº 123, p. 515).
Admiten implícitamente la misma tesis los fallos que se citan en las dos
notas siguientes.
En sentido contrario, véase: Gaceta, 1863, Nº 100, p. 45; Gaceta, 1889, Nº 4955,
p. 1700; Gaceta, 1912, Nº 2955, Nº 1889. Igualmente la C. de La Serena parece
caer en el mismo error cuando recurre, para rechazar la demanda de nulidad
absoluta de lo actuado por el árbitro que no ha jurado, a la circunstancia de que
el reclamante contrató sabiendo o debiendo saber el vicio (Gaceta, 1932, t. 1,
Nº 67, p. 223).
373
CAPÍTULO I
DE LA COMPETENCIA
852 Bien puede darse el caso de que esta afirmación resulte inexacta. En
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EL JUICIO ARBITRAL
854 Oportunamente veremos que esta idea ha sido acogida por nuestra legis-
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EL JUICIO ARBITRAL
854 Oportunamente veremos que esta idea ha sido acogida por nuestra legis-
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JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
856 C. Suprema, Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 52; Revista, t. XLII, sec. 1ª, p. 235.
857 Véase Nos 49 a 253 y 290.
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JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
860 ROBERT, ob. cit., Nº 163; BERNARD , ob. cit., Nº 404; B ORJAS, ob. cit., t. V,
Nº 494, p. 49.
861 Ob. cit., Nº 163.
862 ROBERT, ob. cit., Nº 164; B ERNARD, ob. cit., Nº 409; GARSONNET et CÉZAR-
Nº 334, p. 939.
864 C. Talca, Gaceta, 1906, Nº 909, p. 423.
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EL JUICIO ARBITRAL
344. Alcance de la regla del inc. 3° del art. 635 del CPC. El inc.
3° del art. 635 del CPC dispone que “cuando el cumplimiento de
la resolución arbitral… hubiere de afectar a terceros que no sean
parte en el compromiso, deberá ocurrirse a la justicia ordinaria
para la ejecución de lo resuelto”.
Esta regla contraría aparentemente el principio que estamos
comentando, por cuanto da a entender que las resoluciones
arbitrales pueden afectar a terceros distintos de las partes com-
prometidas.
Es evidente, sin embargo, que el legislador no ha querido
preceptuar tal cosa, que sería en absoluto contraria a todo el
sistema jurídico del arbitraje y aun a los principios que rigen la
eficacia de las resoluciones judiciales y la cosa juzgada.
Lo que hay es que toda resolución judicial puede afectar siem-
pre a terceros, no ya en cuanto declare derechos en su favor u
obligaciones en su contra o los fuerce a una prestación, como les
ocurre a las partes, sino en cuanto al colocar a toda persona en la
necesidad de reconocer que entre las partes se ha fallado tal o cual
cosa, puede implícitamente producir efectos respecto de terceros.
Así, por ejemplo, el arrendatario o el depositario de una cosa serán
afectados por la sentencia que acoja una acción reivindicatoria en
contra del arrendador o el depositante, puesto que deberán resti-
tuir la cosa a la persona declarada dueña en ese fallo.
Casos como éstos pueden presentarse a menudo en el arbitra-
je y el art. 1846 del CC nos proporciona un ejemplo: según se
desprende de ese precepto, si el comprador de una cosa y el que
la demanda como suya someten a decisión arbitral la disputa so-
bre el dominio, con el consentimiento del vendedor, aunque éste
382
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
346. Caso del art. 656 del CPC. Según este precepto, “los terce-
ros acreedores que tengan derechos que hacer valer sobre los
bienes comprendidos en la partición podrán ocurrir al partidor o
a la justicia ordinaria, a su elección”. Si hacen lo primero, se
383
EL JUICIO ARBITRAL
347. Caso del art. 651 del CPC. Según el inc. 1º de este precepto,
corresponde conocer al partidor las cuestiones relativas a las cuen-
tas de los albaceas, comuneros y administradores de los bienes
comunes; pero conforme al inc. 2º esto se entiende sin perjuicio
del derecho que tienen tales personas y los tasadores para ocurrir
también a la justicia ordinaria en cuestiones relativas a sus cuentas y
honorarios, siempre que no hubieren aceptado el compromiso, o
que éste hubiere caducado o no estuviere constituido aún.
Esta disposición, en otros términos, entrega a la competencia
del partidor las cuestiones sobre cuentas de los albaceas, comune-
ros y administradores, siempre que éstos, voluntariamente, quie-
ran someterlas a su fallo. Los albaceas y administradores son ter-
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JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
385
EL JUICIO ARBITRAL
869 C. Talca, Gaceta, 1911, t. II, Nº 1011, p. 478; C. Valparaíso, Gaceta, 1909,
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JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nº 277; BERNARD, ob. cit., N os 298 y 400 y siguientes;
ROBERT, ob. cit., Nº 137; MANRESA, ob. cit., t. IV, p. 57.
886 C. Talca, Revista, t. V, sec. 2ª, p. 38.
887 C. Talca, Gaceta, 1931, Nº 630, p. 2032.
888 C. Suprema, Revista, t. XLI, sec. 1ª, p. 396.
391
EL JUICIO ARBITRAL
que se susciten por vía de reconvención (art. 111, inc. 2º). Pero
esta norma general está restringida por el art. 315 del CPC, según
el cual “no podrá deducirse reconvención sino cuando el tribunal
tenga competencia para conocer de ella estimada como demanda
o cuando sea admisible la prórroga de jurisdicción”.
Conforme a estas reglas legales, en relación con los principios
que hemos establecido acerca de la competencia arbitral, es preci-
so resolver que los compromisarios no pueden pronunciarse so-
bre otras reconvenciones que las relativas a materias comprendi-
das en el título de su nombramiento. Son, sin duda, competentes
para conocer de éstas, puesto que habiéndoles sido encomenda-
das al constituirse el arbitraje, habría podido conocerlas si se hu-
bieran deducido como demandas y el solo hecho de que se las
promueva de otro modo no puede hacer variar la competencia.
Pero carecen de facultad para juzgar las que en razón del título
de su nombramiento quedan al margen de su competencia, ya
que ninguna de las partes puede obligar a la otra a sometérselas y
no es admisible en este caso la prórroga de jurisdicción, porque
los jueces árbitros no ejercen jurisdicción análoga a la de los
tribunales ordinarios que son competentes para conocer de ellas.
Los tratadistas enseñan, además, que los árbitros deben cono-
cer aun de las reconvenciones que no se hallen enunciadas en el
título de su competencia cuando se hacen valer como un medio
de defensa, cual es el caso de oponerse por esta vía la excepción
de compensación, que opera ipso jure; porque, como todos los
jueces, los compromisarios son competentes para fallar las excep-
ciones que se opongan a la demanda.889 Pero es cuestión discutida
la de si, en el caso de acoger la compensación reconvencional, los
árbitros deben limitarse a rechazar la demanda o si pueden tam-
bién, cuando el crédito opuesto en compensación por el deman-
dado exceda al que hacía valer el demandante, condenar a éste al
pago de la diferencia. Bernard opina que el compromisario sólo
está facultado para lo primero;890 según Glasson, Tissier et Morel,
tiene amplias facultades.891 La ley mexicana resuelve expresamen-
MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1831; BERNARD, ob. cit., Nº 408; ROBERT, ob. cit., Nº 165;
BORJAS, ob. cit., t. V, Nº 494, p. 49; MIRANDA, ob. cit., Nº 14 1.
890 Ob. cit., Nº 408.
891 Ob. cit., t. V, Nº 1831.
392
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
393
EL JUICIO ARBITRAL
Nº 150 bis.
899 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1829.
394
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
p. 100.
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EL JUICIO ARBITRAL
396
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
909 C. Suprema, Revista, t. XXXIII, sec. 1ª, p. 77; Revista, t. LXXXIX (1992);
N° 3, sec. 2ª, pp. 144-147; Revista, t. LXXI, sec. 1ª, p. 165; Revista, t. XC (1993),
sec. 2ª, N°3.
910 C. Santiago, Revista, t. X, sec. 2ª, p. 13.
911 C. Suprema, Revista, t. XXVI, sec. 1ª, p. 367; C. Concepción, OTERO, ob.
397
EL JUICIO ARBITRAL
914 MANRESA, ob. cit., t. IV, p. 48; ROBERT, ob. cit., Nº 138; BERNARD, ob. cit.,
Nº 299.
915 VARGAS, ob. cit., Nº 45, p. 104.
916 C. Santiago, Revista, t. II, sec. 2ª, p. 111.
917 Ob. cit., Nº 192.
918 Ob. cit., Nº 37.
919 Gaceta, 1932, t. II, Nº 28, p. 138.
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JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
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EL JUICIO ARBITRAL
400
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
926 GLASSON , TISSIER et MOREL , ob. cit., t. V, Nº 1816; B ERNARD, ob. cit.,
Nº 294; MOREL. ob. cit., Nº 36; MATTIROLO, ob. cit., t. I, Nº 761, nota 3; C HIOVEN-
DA, ob. cit., t. II, p. 139; BORJAS , ob. cit., t. V, Nº 494, p. 49; MIRANDA, ob. cit.,
Nº 78; VARGAS, ob. cit., Nº 44.
En el mismo sentido, los siguientes fallos: C. Iquique, Gaceta, 1919, t. I,
Nº 1142, p. 447; C. Suprema. Gaceta, 1932, t. II, Nº 28, p. 138.
En contra: ROBERT, ob. cit., Nº 150; MANRESA, ob. cit., t. IV, p. 57. Véase
Nº 360.
401
EL JUICIO ARBITRAL
del árbitro, que por las razones que vimos en el número anterior
debe ser resuelta por la justicia ordinaria.927
No podemos aceptar esta opinión de manera absoluta, sino
que nos parece indispensable hacer al respecto un distingo.
En efecto, ya dijimos que la convención de arbitraje es autó-
noma del contrato o relación jurídica a que accede. Puede haber
causales que afecten a ésta y dejen inmune a aquélla, y en tal caso
la nulidad de esa relación puede ser, precisamente, una de las
dificultades que queden sometidas a la jurisdicción arbitral.928 Así,
si en un contrato de compraventa hay error de una de las partes
acerca de la cosa vendida, o hay lesión enorme, estos defectos no
alcanzan a la cláusula en él inserta de que todas las dificultades
que se produzcan con motivo de ese contrato sean resueltas por
árbitros, y cuando se pida la rescisión del contrato por el error o
la lesión enorme, se producirá precisamente una de las dificulta-
des previstas en esa cláusula y corresponderá al compromisario
decidirla. Nada permite sostener, en ese caso, que haya dudas
acerca de los poderes del árbitro, que no están en discusión.
Creemos, en consecuencia, que los árbitros pueden conocer de
las demandas sobre inexistencia o nulidad de la relación jurídica
contractual o extracontractual que ha dado motivo a la convención
de arbitraje, a menos que ésta sea afectada también por aquella
demanda, de modo que se susciten dudas acerca de los poderes del
compromisario. La Corte Suprema ha resuelto, por cuatro votos
contra tres, que el árbitro nombrado en una escritura social para
conocer de cualquier dificultad que pudiera suscitarse entre los
socios, incluso en lo relativo a la validez de la sociedad, carece de
competencia para conocer de una demanda en que se pide se
declare inexistente dicha sociedad por ser simulada, sosteniendo
que tales vicios, de ser efectivos, comprenderían todas las cláusulas
del contrato, entre ellas el nombramiento del árbitro.929
I, Nº 761, nota 2; BERNARD, ob. cit., Nº 78; MOREL, ob. cit., Nº 36.
928 Véase Nº 160.
929 Revista, t. LXIV, sec. 1ª, p. 304.
402
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
930 C. Santiago, Gaceta, 1905, Nº 463, p. 740; C. Santiago, Revista, t. XI, sec.
Nos 160 y 161; MIRANDA, ob. cit., Nos 215 a 222; CHIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 135.
934 Corte Suprema, Revista, t. III, sec. 1ª, p. 21.
403
EL JUICIO ARBITRAL
404
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
937 BERNARD , ob. cit., Nos 545 y 546; MATTIROLO, ob. cit., t. 1, Nº 788; MIRAN -
DA,ob. cit., Nº 280; C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 131; ROBERT, ob. cit., Nº 207.
938 C HIOVENDA, ob. cit., t. I, p. 138; BERNARD , ob. cit., Nos 565 y 566; MATTI -
ROLO. ob. cit., Nº 796; ROBERT , ob. cit., Nº 209; MIRANDA , ob. cit., Nº 281.
939 LANDRAU , ob. cit., p. 252; B ERNARD, ob. cit., Nº 915.
405
EL JUICIO ARBITRAL
406
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
407
EL JUICIO ARBITRAL
371. Sólo están vedados a los árbitros los actos que importen
procedimientos de apremio u otras medidas compulsivas, los cua-
les deben ejecutarse por intermedio de la justicia ordinaria. La
ley no define lo que entiende por procedimientos de apremio ni
medidas compulsivas. Según las definiciones que dan el Dicciona-
rio de la Real Academia Española y el de Legislación y Jurispru-
dencia de Escriche, puede valer para ambas el siguiente concepto
genérico: medida coactiva con que se presiona a una persona
para forzarla al cumplimiento de una resolución. Corresponde
perfectamente a este concepto la idea del autor del inc. 3º del
art. 635, del CPC, don Miguel Luis Valdés, quien hizo dejar cons-
tancia en las actas de la Comisión Revisora que “entre los procedi-
mientos de apremio y medidas compulsivas a que se refiere esta
disposición se comprenden los embargos, lanzamientos, manda-
mientos posesorios, etc., y en general todas las diligencias que por
su naturaleza requieren el empleo de la fuerza o la intervención
de la autoridad pública o de sus agentes”. Tales son, también,
indudablemente, los arrestos, multas y allanamientos que, según
la ley, pueden los jueces decretar en ciertos casos contra las partes
u otras personas para obtener de ellas el cumplimiento de sus
408
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
943 En el proyecto del señor Lira se establecía que previa autorización del
juez ordinario podría el árbitro apremiar a los testigos. El precepto fue modifica-
do a indicación del señor Gandarillas, quien hizo ver que esa disposición permi-
tía delegar en los árbitros una facultad que es por su naturaleza indelegable.
409
EL JUICIO ARBITRAL
410
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
411
EL JUICIO ARBITRAL
412
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
413
EL JUICIO ARBITRAL
949 C. Valparaíso, Revista, t. VIII, sec. 2ª, p. 18; C. Concepción, Gaceta, 1930,
t. I, Nº 102, p. 404.
414
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
950 ANABALÓN SANDERSON , Carlos, Tratado práctico de derecho procesal civil chile-
415
EL JUICIO ARBITRAL
416
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
417
EL JUICIO ARBITRAL
958 Revista, t. LXVIII, sec. 1ª, p. 186. Revista, sec. 1ª, 1963, p. 153; Revista,
418
EL JUICIO ARBITRAL
958 Revista, t. LXVIII, sec. 1ª, p. 186. Revista, sec. 1ª, 1963, p. 153; Revista,
418
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
sería inherente a la aceptación (Revista, t. LVI, sec. 1ª, p. 367 y sec. 2ª, p. 110).
Véase Nº 322.
961 Gaceta de los Tribunales, 14 de enero de 1998, materia civil, p. 80.
962 Gaceta, 1926, t. II, Nº 9, p. 44.
419
EL JUICIO ARBITRAL
420
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
965 C. Santiago, Gaceta, 1908, Nº 235, p. 420; C. Serena, Revista, t. X, sec. 2ª,
421
EL JUICIO ARBITRAL
422
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
379. Prórroga del plazo. El plazo del arbitraje puede ser prorro-
gado por todas las partes de común acuerdo, o por mandatario
provisto para el efecto de un poder especial, o por los propios
compromisarios que hayan sido expresamente autorizados por las
partes para hacerlo.978
Cuando la prórroga no ha sido expresamente prevista en el
acto del nombramiento de los árbitros, ella constituye, en princi-
971 C. Santiago, OTERO, ob. cit., t. II, p. 1052; C. Talca, Gaceta, 1913, Nº 1097,
p. 3162.
972 C. Santiago, Revista, t. XXIV, sec. 2ª, p. 1.
973 C. Talca, Gaceta, 1906, Nº 1042, p. 649.
974 C. Talca, Gaceta, 1907, Nº 135, p. 296.
975 C. Valdivia, Revista, t. XXII, sec. 1ª, p. 709.
976 C. Suprema, Revista, t. XXVIII, sec. 1ª, p. 100.
977 C. Suprema, Revista, t. XXXIX, sec. 1ª, p. 335.
978 B ERNARD, ob. cit., Nos 139 y 140.
423
EL JUICIO ARBITRAL
424
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
425
EL JUICIO ARBITRAL
t. I, Nº 850.
993 B ERNARD, ob. cit., Nos 144 y 148; MIRANDA, ob. cit., Nº 322.
426
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
994 Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 83. Redactada por el Ministro señor Trucco y
pronunciada contra el voto del Ministro señor Robles, quien, afirmando que el
árbitro cuyo período vence queda totalmente desprovisto de jurisdicción, llega a
la conclusión de que el fallo que posteriormente pronuncia no constituye una
sentencia judicial (véase, Gaceta, 1932, t. II, Nº 45, p. 200). En el mismo sentido
que la sentencia anterior, C. Suprema, Revista, t. XXXIX, sec. 1ª, p. 12.
427
EL JUICIO ARBITRAL
428
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
429
EL JUICIO ARBITRAL
430
CAPÍTULO II
CUESTIONES DE JURISDICCIÓN
Y COMPETENCIA, IMPLICANCIAS
Y RECUSACIONES
431
EL JUICIO ARBITRAL
432
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
1004
C. Valdivia, Gaceta, 1912, Nº 205, p. 294; C. Serena, Gaceta, 1914, Nº 339,
p. 939.
En contrario, C. Valparaíso, Gaceta, 1915, Nº 299, p. 739.
Vale la pena anotar que cuando la cuestión se plantea en el nombramiento
de los árbitros, como oposición a él, los tribunales han resuelto generalmente que
suspende esa gestión y no llevan a efecto el nombramiento sino una vez que se
declara definitivamente su procedencia: C. Suprema, Gaceta, 1924, t. II, Nº 63, p.
367; C. Suprema, Revista, t. XXVII, sec. 1ª, p. 93; C. Suprema, Revista, t. XXXII,
sec. 1ª, p. 530; C. Valdivia, Revista, t. XXIV, sec. 2ª, p. 12; C. Suprema, Gaceta, 1930,
t. I, Nº 21, p. 86; C. Concepción, Gaceta, 1933, t. I, Nº 93, p. 391; C. Suprema,
433
EL JUICIO ARBITRAL
Revista, t. XXXIV, sec. 1ª, p. 24; C. Suprema, Revista, t. XXXII, sec. 1ª, p. 172, y la
C. Iquique lo declara categóricamente al decir que “la cuestión de determinar si
existe vínculo jurídico que obligue a las partes a constituir el arbitraje solicitado
por una y rechazado por la otra es previa” (Gaceta, 1919, t. I, Nº 1142, p. 447).
1005 GLASSON, T ISSIER et MOREL , ob, cit., t. V, Nº 1816; B ERNARD, ob. cit.,
434
EL JUICIO ARBITRAL
Revista, t. XXXIV, sec. 1ª, p. 24; C. Suprema, Revista, t. XXXII, sec. 1ª, p. 172, y la
C. Iquique lo declara categóricamente al decir que “la cuestión de determinar si
existe vínculo jurídico que obligue a las partes a constituir el arbitraje solicitado
por una y rechazado por la otra es previa” (Gaceta, 1919, t. I, Nº 1142, p. 447).
1005 GLASSON, T ISSIER et MOREL , ob, cit., t. V, Nº 1816; B ERNARD, ob. cit.,
434
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
435
EL JUICIO ARBITRAL
p. 101.
436
EL JUICIO ARBITRAL
p. 101.
436
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
437
EL JUICIO ARBITRAL
arts. 788, 789, 831 y 832; CPC francés, art. 1014; CPC alemán, arts. 1032 y 1033.
1018 G LASSON, TISSIER et MOREL, ob cit., t. V, Nº 1825; B ERNARD ob. cit.,
Nos 329 y 332; ROBERT, ob. cit., Nº 151; MANRESA, ob. cit., t. IV, p. 26.
438
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
éstos, pueden ser recusados; pero sólo por causas que hayan so-
brevenido a su nombramiento, o que siendo anteriores, se ignora-
ban al tiempo de la designación. Como los árbitros son jueces de
la confianza de las partes, se entiende que si éstas nombran a una
persona no obstante tener en su contra algún motivo para recu-
sarla, renuncian a hacer valer esa causal. Pero tal renuncia no
puede suponerse cuando ellas prueban que al hacer la designa-
ción desconocían la existencia de la causal, o cuando ellas no han
intervenido en el nombramiento, como ocurre en los casos en
que éste se hace por la justicia.
Nuestro COT aceptó ampliamente este principio en su art. 243,
que prescribe: “los árbitros nombrados por las partes no pueden
ser inhabilitados sino por causas de implicancias o recusación que
hayan sobrevenido a su nombramiento, o que se ignoraban al
pactar el compromiso”.
Este precepto, cuyo texto citado fue establecido por la Ley
Nº 10.271, se refiere tanto a las recusaciones como a las implican-
cias e importa, respecto de estas últimas, una excepción al carác-
ter de orden público e irrenunciable que la ley les atribuye.
En esta forma, mediante esta excepción a los principios gene-
rales relativos al régimen de las implicancias, la Ley Nº 10.271 ha
solucionado la anómala situación que existía en la materia antes
de su vigencia. El texto antiguo del art. 243 sólo se refería a las
recusaciones y no a las implicancias, de donde resultaba que las
partes no podían designar árbitro a persona afecta a una causal
de implicancia, y si lo hacían, aunque el nombramiento fuera
válido, puesto que no se trataba de una prohibición para desig-
narlo, el árbitro debía, de oficio o a petición de parte, declararse
inhabilitado, so pena de que su actuación procesal quedare afecta
a un vicio de casación (CPC, art. 768 Nº 2). Esta situación, sin
paralelo en otras legislaciones, porque las implicancias constitu-
yen una institución exclusiva de nuestra ley y en los demás países
sólo existen las recusaciones,1019 llevó a muchos a pensar que las
implicancias y recusaciones no regían para los jueces árbitros, a lo
menos del modo que a los demás jueces”.1020
El régimen establecido por la ley, tal como ha quedado después
de la Ley Nº 10.271, es razonable y sencillo, y puede resumirse así:
439
EL JUICIO ARBITRAL
interpretación del antiguo texto de los arts. 1324 y 1325 del Código Civil.
440
JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL
1025 C. Suprema, Revista, t. XXXI, sec. 1ª, p. 528; C. Suprema, Revista, t. XXXII,
sec. 1ª, p. 373; C. Suprema, Revista, t. XXXVII, sec. 1ª, p. 431; C. Suprema,
Revista, t, XXXVIII, sec. 1ª, p. 108.
441
CAPÍTULO I
§ 1º. Caracteres
445
EL JUICIO ARBITRAL
446
EL JUICIO ARBITRAL
446
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
447
EL JUICIO ARBITRAL
448
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
449
EL JUICIO ARBITRAL
450
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1036 C. Suprema, Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 222; C. Suprema, Revista, t. XLII,
451
EL JUICIO ARBITRAL
1038 OTERO, ob. cit., t. II, p. 984. En el mismo sentido, BENAVENTE, ob. cit.,
p. 112.
452
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
453
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
453
EL JUICIO ARBITRAL
454
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
455
EL JUICIO ARBITRAL
1039 VARGAS, ob. cit., Nº 42. Lo mismo parece entender la Corte Suprema en
456
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
457
EL JUICIO ARBITRAL
1045 La Corte Suprema ha resuelto que los defectos y omisiones que afecta-
458
EL JUICIO ARBITRAL
1045 La Corte Suprema ha resuelto que los defectos y omisiones que afecta-
458
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
A. Recursos procesales
4; Revista, t. XCI (1994), sec. 2ª, p. 22; Revista, t. XCVII (2000), sec. 2ª, pp. 48-50.
459
EL JUICIO ARBITRAL
1049 Revista, t. LXXXIX (1992), sec. 2ª, p. 144; Revista, t. LXXXIII, sec. 2ª,
p. 3; Revista, t. XC (1993), sec. 2ª, N°3; Revista, t. XCIV (1997), sec. 2ª, p. 69;
Revista, t. XCIV (1997), sec. 2ª, pp. 45-46; Revista, t. XCVII (2000), sec. 1ª, pp. 1-
23; Revista, t. XCIX (2002), sec. 2ª, p. 79.
1050 Véase Nº 226.
1051 C. Suprema, Revista, t. X, sec. 1ª, p. 353 y Revista, t. LXXV, sec. 1ª, p. 154.
460
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
461
EL JUICIO ARBITRAL
462
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1057 Revista, t. LXXXVII (1990), sec. 1ª, pp. 207-209; Revista, t. LXXXIX
(1992), sec. 1ª, pp. 127-131; Revista, t. XCIII (1996), sec. 2ª, p. 96; Revista, t. XCIV
(1997), sec. 2ª, pp. 94-97; Revista, t. XCVI (1999), sec. 1ª, pp. 82-87; Revista,
t. XCVII (2000), sec. 2ª, pp. 42-46; Revista, t. XCIX (2002), sec. 2ª, p. 92. Gaceta
de los Tribunales, 1° de diciembre de 1999, materia civil, p. 79.
463
EL JUICIO ARBITRAL
464
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1062 Revista, t. LXXXVII, sec. 5ª, N° 3, p. 169; Revista, t. XCI (1994), sec. 5ª,
N° 3, p. 237.
1063 Revista, t. LXXXII, sec. 5ª, p. 35; Revista, t. LXXX, sec. 5ª, p. 134. Esta
465
EL JUICIO ARBITRAL
sobre la nulidad del laudo puede consultarse en Revista, t. LXXXVI (1989), sec.
2ª, p. 1.
1066 C. Valdivia, Revista, t. XXXV, sec. 1ª, p. 66.
466
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
467
EL JUICIO ARBITRAL
miento que sólo permiten impugnar esos actos por las vías proce-
sales que la ley concede.
Si antes pudo entenderse otra cosa, es evidente que después de
la promulgación del CPC el significado de ese precepto está restrin-
gido, respecto de las particiones ventiladas ante árbitros, a un reco-
nocimiento de la acción ordinaria de nulidad que compete, según
las reglas comunes, contra los actos convencionales constitutivos del
arbitraje, mas no contra las actuaciones de carácter judicial.
Reconociéndolo así, la Corte Suprema ha fallado que el pre-
cepto del art. 1348 “tiene cabal aplicación siempre que se trate,
no de la ritualidad judicial propiamente dicha, sino de vicios o
defectos que se refieran en grado prohibido a la naturaleza jurídi-
ca de los diversos actos ejecutados en la partición, o a la constitu-
ción o existencia del compromiso mismo”.1069
468
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
469
EL JUICIO ARBITRAL
470
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
471
EL JUICIO ARBITRAL
472
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1074 LANDRAU , ob. cit., pp. 265 y siguientes; BERNARD , ob. cit., Nos 906 y
siguientes.
1075 Código General del Proceso del Uruguay (art. 499); Ley brasileña de
473
EL JUICIO ARBITRAL
474
CAPÍTULO II
475
EL JUICIO ARBITRAL
1076 C. Suprema, Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 222; C. Santiago, Revista, t. XXX,
476
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
477
EL JUICIO ARBITRAL
478
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
422. Prueba. Los arts. 637 y 638 del CPC dan reglas relativas a la
prueba en el juicio ante amigables componedores y consagran las
amplias facultades que éstos tienen en su actuar.1082
Según el primero, es obligación del arbitrador agregar al pro-
ceso los instrumentos que le presenten los interesados y practicar
las diligencias que estimen necesarias para el conocimiento de los
hechos.
De acuerdo con el segundo, “si el arbitrador creyere necesario
recibir a prueba la causa, decretará este trámite”.
En relación con estos preceptos, el art. 796 del CPC declara
trámite esencial en el juicio ante arbitradores todos los que las
partes hayan expresado “en el acto constitutivo del compromiso,
y, si nada expresaron acerca de esto, sólo los comprendidos en los
números 1° y 5° del artículo precedente”. Este último numeral
considera como trámite esencial “la agregación de los instrumen-
tos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo
el apercibimiento legal que corresponda respecto de aquella con-
tra la cual se presentan”. Fundándose en este precepto, la Corte
de Santiago ha fallado que el mero hecho de haberse omitido la
1081 C. Suprema, Revista, t. XXX, sec. 1ª, p. 222; C. Santiago, Revista, t. XXX,
479
EL JUICIO ARBITRAL
423. Acuerdos. El art. 641 del CPC dispone: “Si son dos o más los
arbitradores, deberán todos ellos concurrir al pronunciamiento
de la sentencia y a cualquier otro acto de substanciación, salvo
que las partes acuerden otra cosa. Cuando no haya acuerdo entre
los arbitradores, se llamará al tercero, si lo hay; y la mayoría for-
mará resolución. No pudiendo obtenerse mayoría en el pronun-
ciamiento de la sentencia definitiva o de otra clase de resoluciones,
quedará sin efecto el compromiso si no puede deducirse apela-
ción. Habiendo lugar a este recurso, se elevarán los antecedentes
a los arbitradores de segunda instancia para que resuelvan como
estimen conveniente sobre la cuestión que motiva el desacuerdo”.
Aparece de aquí que los acuerdos en los tribunales colegiados
de arbitradores se rigen por reglas muy semejantes a las que ex-
480
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
481
EL JUICIO ARBITRAL
424. Sentencia. Según el art. 640 del CPC, la sentencia del arbi-
trador debe contener:
1º La designación de las partes litigantes;
2º La enunciación breve de las peticiones deducidas por el
demandante;
3º La misma enunciación de la defensa alegada por el deman-
dado;
4º Las razones de prudencia o de equidad que sirven de fun-
damento a la sentencia, y
5º La decisión del asunto controvertido.1084
La sentencia expresará, además, la fecha y el lugar en que se
expide; llevará al pie la firma del arbitrador y será autorizada por
un ministro de fe o por dos testigos en su defecto.
Se refiere esta regla, en general y sin mayor especificación, a
la “sentencia del arbitrador”. De su texto se desprende, sin embar-
go, que trata de la que pone fin a la instancia resolviendo la
cuestión o asunto controvertido, esto es, a la sentencia definitiva.
Es indudable que también pueden producirse en el juicio de
amigable composición, de acuerdo con las reglas generales, otras
clases de resoluciones: sentencias interlocutorias, autos y decre-
tos. Para substanciar el pleito los arbitradores deben, necesaria-
mente, dictar providencias encaminadas a dar curso progresivo al
proceso. En el arbitraje ante ellos pueden promoverse, como en
cualquier otro juicio, incidentes que sean preciso resolver, y la
decisión de ellos, en muchos casos, establecerá derechos perma-
nentes a favor de las partes, como ocurrirá cuando se mande
tener por reconocido un documento privado. Cierto es que el
arbitrador, por lo general, reservará para resolver en definitiva,
conjuntamente con la cuestión principal, todas las incidencias
importantes que se promuevan en el juicio; pero no lo es menos
que en muchos casos puede ser indispensable fallarla desde lue-
go, como ocurre, por ejemplo, con las cuestiones de competen-
cia sobre la condena en costas, con la misma libertad que la ley le concede para
decidir el fondo del pleito. Revista, t. LVIII, sec. 1ª, p. 190.
482
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
483
EL JUICIO ARBITRAL
1087 C. Santiago, Revista, XLIX, sec. 2ª, p. 49; C. Talca, Revista, LIII, sec. 2ª,
p. 101.
1088 Véanse Nos 226 y 407.
484
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
485
EL JUICIO ARBITRAL
1091 C. Tacna, Gaceta, 1907, Nº 514, p. 873; C. Santiago, Revista, t. XVIII, sec.
1ª, p. 152.
1092 Gaceta, 1909, Nº 843, p. 236.
1093 Revista, t. LXXXIII, sec. 2ª, pp. 3-6.
486
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
431. Regla general. Son árbitros mixtos los que tienen facultades
de arbitradores en cuanto al procedimiento, pero deben aplicar
estrictamente la ley en el pronunciamiento de la sentencia (CPC,
art. 628).
487
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
431. Regla general. Son árbitros mixtos los que tienen facultades
de arbitradores en cuanto al procedimiento, pero deben aplicar
estrictamente la ley en el pronunciamiento de la sentencia (CPC,
art. 628).
487
EL JUICIO ARBITRAL
488
CAPÍTULO III
DE LA SENTENCIA ARBITRAL
489
EL JUICIO ARBITRAL
490
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
Livre I, cap. I, Nº 4.
1102 S TAINOF, S., Le Fonctionnaire, París, 1923, según cap. I.
491
EL JUICIO ARBITRAL
492
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
493
EL JUICIO ARBITRAL
494
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1106 GLASSON , TISSIER et MOREL, ob. cit., t. V, Nº 1840; ROBERT ob. cit.,
Nº 201.
1107 G ARSONNET et CÉZAR-BRU, ob. cit., t. VIII, Nos 295 y 296, nota 1.
495
EL JUICIO ARBITRAL
496
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
1108 C. Suprema, Revista, t. XVII, sec. 1ª, p. 129; C. Talca, Gaceta, 1931 t. II,
Nº 106, p. 487.
497
EL JUICIO ARBITRAL
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