Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Anorexia Nerviosa
Bulimia Nerviosa
PICA
Nuevos diagnósticos:
Obesidad
Anorexia Nerviosa:
Restricción del aporte energético que lleva a un peso significativamente bajo, considerando
edad, sexo, trayectoria evolutiva y salud física.
Miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso, o conducta persistente que interfiere en la
ganancia de peso (se podría diagnosticar también sin cumplir este criterio).
1. Restrictivo: la pérdida de peso se debe, sobre todo por la dieta, el ayuno y / o ejercicio
excesivo. en los últimos 3 meses no ha recurrido a atracones o purgas.
En remisión parcial: tras cumplir todos los criterios, deja de cumplirse el bajo peso, pero sí se
mantiene el miedo a engordar y la alteración de la percepción del peso o silueta.
Con todas aquellas en las que existe una disminución de peso unida a la pérdida de apetito. Las
más frecuentes son enfermedades endocrinológicas (hipertiroidismo, diabetes mellitus),
infecciosas (infección por VIH, tuberculosis), digestivas (enfermedad inflamatoria intestinal,
pancreatitis crónica, enfermedad celíaca o canceres (linfoma o cáncer gástrico).
Bulimia Nerviosa:
1. Episodios de atracones (ingesta voraz e incontrolada), en los que se ingiere una gran
cantidad de alimento en poco espacio de tiempo y generalmente en secreto.
Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar al menos una
vez a la semana durante un periodo de 3 meses.
En cuanto a los atracones hay que señalar que, aunque el tipo de alimentos consumidos
durante este varía, en la mayoría de los casos se ingieren dulces y alimentos con alto
contenido en calorías. Los atracones se pueden presentar a cualquier hora del día, pero son
más frecuentes a partir de media tarde y suelen desencadenarse por estados de humor
alterados, dificultades interpersonales, hambre intensa o sentimientos relacionados con el
peso, la figura corporal o los alimentos. Se acompañan de sensación de falta de control y
pueden reducir el malestar de forma transitoria, pero siempre van seguidos de sentimientos
de culpa, autodesprecio o humor depresivo.
Las enfermedades del aparato digestivo, como es el caso de la úlcera gástrica, la enfermedad
inflamatoria intestinal o el divertículo de Zenker, pueden confundirnos a veces con la bulimia.
El divertículo de Zenker es un saco que se forma en la pared del esófago y en el que se
acumulan los alimentos. La persona tiene sensación de plenitud y presenta numerosos
vómitos. En estos procesos, los vómitos suelen ser espontáneos, a diferencia de la bulimia, en
la que los vómitos son autoinducidos. En casos muy concretos, sí que podemos encontrar
vómitos espontáneos en pacientes con bulimia debido a un mal funcionamiento de su aparato
digestivo.
2. Profundo malestar al recordar los atracones: es habitual que la persona que tiene este
trastorno presente síntomas depresivos. Una de las consecuencias más habituales del
trastorno por atracón es sufrir sobrepeso u obesidad, con los riesgos que ello
comporta para la salud: diabetes, hipertensión, colesterol, etc.
Los atracones tienen lugar al menos una vez a la semana durante un periodo de 3
meses.
Por ejemplo, hablamos de TCANE cuando una persona presenta restricción, una bajada de
peso, distorsión de la imagen corporal, pero no presenta amenorrea. Otro caso de TCANE sería
el de una persona que presenta atracones y purgas, pero con una frecuencia baja y/o irregular.
El hecho de que el TCANE sea un cuadro incompleto de anorexia o de bulimia no quiere decir
que sea menos grave o que no necesite tratamiento.
El DSM-5, la última versión del manual psiquiátrico internacional que contiene los criterios
para diagnosticar los trastornos mentales, incluye dentro del apartado de los Trastornos de
Conducta Alimentaria trastornos como la PICA, el trastorno por rumiación y el trastorno de la
ingestión alimentaria de inicio a la infancia, dentro de los trastornos de la conducta
alimentaria, a diferencia de la anterior edición, el DSM-IV, que los incluía dentro de los
trastornos iniciados en la infancia o la adolescencia.
PICA:
Es un trastorno que consiste en ingerir sustancias no nutritivas como, por ejemplo, arena o
yeso. Es más habitual durante la infancia, y en algunos casos se presenta en niños que tienen
autismo o un retraso mental.
Este trastorno se caracteriza por regurgitaciones repetidas de alimento, que van del estómago
en la boca, donde se volverán a masticar. Estas regurgitaciones repetidas hacen incompatible
el mantenimiento de un peso adecuado.
El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. Ej.,
Trastorno de rumiación) o por la no disponibilidad de alimentos.
Vigorexia:
La vigorexia suele presentarse en más hombres que en mujeres, aunque en los últimos años se
han encontrado cada vez más casos de mujeres. La práctica de deporte moderado resulta muy
saludable para el organismo. Sin embargo, los afectados por la vigorexia muestran una
preocupación excesiva por el aspecto físico que conlleva que la musculación a través de una
actividad física pase de ser un objetivo saludable a un desorden emocional elevado a la
categoría de obsesión. Esta ansia por adquirir toda costa una apariencia atlética puede llevar al
consumo de sustancias perjudiciales para el organismo. Las consecuencias de este trastorno se
reflejan en la salud y en la conducta social de los que lo padecen.
Se podría decir que quien sufre de vigorexia es una persona insatisfecha con su propio cuerpo
y busca con el ejercicio adquirir el volumen deseado. Además de la práctica desmesurada de
ejercicio (sobre todo prácticas relacionadas con la elevación de pesas), esta alteración da lugar
(por una serie de reacciones que se dan en nuestro organismo en el que están involucradas
hormonas y neurotransmisores) a un proceso de dependencia de la realización de ejercicio
físico.
Ortorexia:
Aparentemente no hay una intención para perder peso, pero debido a la eliminación
de una gran cantidad de alimentos de su dieta, suele haber una pérdida de peso.
Estos son algunos de los criterios para diagnosticar al paciente que sufre de ortorexia. Los
síntomas de la enfermedad van desde la depresión, ansiedad, hipocondrías, hipervitaminosis
o, en su hipovitaminosis y en fases avanzadas trastornos obsesivos compulsivos respecto la
alimentación.
Consecuencias:
Esta patología puede tener graves efectos sobre la salud. Por ejemplo, la supresión de grasas
puede comprometer la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos
imprescindibles para el organismo. Sin carne, los niveles de hierro se desploman y, aunque los
vegetales también aportan proteínas, son de calidad inferior.
También puede conllevar carencias nutricionales si la persona con ortorexia no sustituye los
alimentos que rechaza por otros que puedan aportar los mismos complementos nutricionales.
Esto se traduce en anemia, falta de vitaminas o de oligoelementos, y / o falta de energía.
Además, no sólo constituye un daño a nivel físico. A nivel psicológico también produce un
trastorno que en la mayoría de los casos debe ser tratado por un especialista.
Tratamiento:
Al igual que la anorexia, la bulimia y todos los trastornos alimentarios, es más costosa la
recuperación psicológica que la física, ya que se deben eliminar todas las conductas que el la
persona con ortorexia ha ido adoptando a lo largo de un período de tiempo bastante extenso.
Obesidad:
Según la OMS, los índices de obesidad y sobrepeso nos sitúan ante una grave «epidemia».
Datos del Ministerio Español de Sanidad y Consumo indican que estos problemas llegan ya a
un 53% de población española. La SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad)
alerta de que el 14.5% de españoles son obesos y el 39% presentan sobrepeso. La obesidad
infantil afecta a un 17% de niños y un 12% de niñas menores de 14 años.
La difusión de este ideal estético, asociado a belleza y éxito, favorece la aparición de actitudes
y comportamientos «antiobesidad» que incrementan las posibilidades de discriminación y
marginación de las personas con sobrepeso u obesidad, aumentando el riesgo de sufrir
problemas psicológicos y sociales.
De todos los problemas psicológicos que pueden aparecer, la insatisfacción corporal (el
malestar con el propio físico) es el mencionado con más frecuencia por las personas obesas o
con sobrepeso. Una imagen corporal negativa puede desencadenar problemas psicológicos
como depresión, baja autoestima, ansiedad social o dificultades en las relaciones
interpersonales. Todas ellas son características asociadas a la presencia de conductas
alimentarias de riesgo e incluso a la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria.
La obesidad del 20-30% de las personas que la padecen es consecuencia de un Trastorno por
Atracones. En estos casos la obesidad no es producto de alteraciones nutricionales o genéticas,
sino que debe ser considerada desde un punto de vista psicológico. El malestar principal es el
sentimiento de falta de control y, por lo tanto, la realización de atracones precipita el aumento
de peso y la obesidad.