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Durante el siglo XV, las diferentes potencias europeas competían

entre sí tanto por el acceso a nuevos recursos naturales como a


bienes producidos en otras partes del mundo. En ese contexto, la
exploración del mundo desconocido, tanto para la conquista de
territorios como para la creación de nuevas rutas comerciales,
cobró especial importancia.

Hasta mediados de siglo, desde Oriente (China e India) se traían


especias, sedas y otros bienes de lujo, a través de la conocida “ruta
de la seda”; sin embargo, este camino quedó inhabilitado cuando en
1453 el Imperio Otomano conquistó el Imperio Romano de Oriente.

El navegante Cristóbal Colón quiso buscar una ruta nueva hacia


China y la India. En ese entonces, algunos cálculos estimaban que
el diámetro terrestre era lo suficientemente pequeño como para
navegarlo. Colón creyó que si navegaba de manera sostenida hacia
el oeste, podría dar la vuelta al mundo y llegar a Oriente.

Para poder llevar a cabo su expedición, acudió a los Reyes Católicos


de España, quienes decidieron financiar su viaje y otorgarle tres
barcos: la carabela Niña, la carabela Pinta y la nao Santa María.

El 3 de agosto de 1492, la expedición de Colón partió desde el


Puerto de Palos, al sur de España. Atravesó el océano Atlántico y,
luego de dos meses, se encontró en territorio americano. El 12 de
octubre los navegantes llegaron a la isla de Guanahani, a la que
posteriormente bautizaron como San Salvador.

A partir de allí, continuaron explorando la región caribeña,


llegando a Cuba y más tarde a isla La Española (que, actualmente
conforma los países de Haití y República Dominicana). El 24 de
diciembre, la carabela Santa María encalló en sus costas, y los
exploradores utilizaron sus restos para realizar la primera
construcción en suelo americano, a la que llamaron Fuerte Navidad.
En este primer asentamiento quedaron los primeros españoles
cristianos viviendo en suelo americano. En enero de 1493, la tropa
emprendió el regreso a España, creyendo que en su travesía habían
llegado a Oriente y sin saber que, en realidad, se trataba de otro
continente.

El éxito de su primer viaje le aseguró a Colón que los Reyes


Católicos financiaran otra travesía, con el objetivo de asentar el
dominio español sobre los territorios descubiertos y continuar
camino hacia China e India. La segunda expedición partió el 24 de
septiembre de 1493 y, luego de dos meses, llegó a las islas
americanas. Sus tripulantes recorrieron el archipiélago de las
Antillas Menores y nombraron algunas de sus islas “La Deseada”,
“Dominica”, “Guadalupe” y “Antigua”.

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