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Heroica Puebla de Zaragoza

Lunes 14 de Noviembre 2022

Melany Martinez Fuertes

Actividad de Aprendizaje 2.

Matricula: 162159

Grupo: L109

Materia: Teoría General del Proceso

Docente: Eduardo de la Rosa Garcia


Se entiende por principio, algo
que es la base o razón
fundamental sobre la cual se
organiza una institución y ejerce
sus funciones.
Así, los principios procesales son
las condiciones y fundamentos
esenciales para el desarrollo de
un proceso, nos sirven para
describir y sustentar el mismo.
Son parte esencial de los
procedimientos judiciales, los
cuales se encuentran dentro de
los ordenamientos o normas jurídicos, nos señalan características principales y
orientan la actividad procesal, no necesariamente están escritos, aunque el
Código Procesal Civil los reconoce implícitamente.
Ayudan, además, a dirigir la actividad procesal proporcionando criterios para
interpretar la ley.
Las funciones esenciales de los principios procesales son dos:
Determinar las características fundamentales y de mayor importancia de las ramas
que se desprenden del derecho procesal.
Direccionar las actividades procesales, formulando y proporcionando criterios
específicos para interpretar las leyes. O inmiscuyéndose en la integración o
formulación de la ley propia.
Los principios procesales se clasifican en tres:
 Básicos: Son aquellos que resultan comunes a todos los sectores y las
ramas del derecho procesal dentro de un ordenamiento jurídico
determinado
 Particulares: Son aquellos que orientan predominantemente un sector del
derecho procesal
 Alternativos: Son aquellos que rigen en lugar de otros que representan
normalmente la opción contraria
Principios Procesales Básicos

Principio de Contradicción
Es uno de los principios básicos y fundamentales, donde el juez da la oportunidad
a las partes, atendiendo previamente las razones de la contraparte, de defenderse
con argumentos y con pruebas en contra de las reclamaciones que se le han
hecho. Este principio es de observancia estricta para el juez, pues da la
oportunidad de escuchar de forma directa las versiones y el sentir de las partes
involucradas en el juicio, logrando un fallo imparcial. De su aplicación, se derivan,
por ejemplo, dos efectos básicos como la garantía del libre acceso a los
Tribunales y la adquisición de la condición de parte en el proceso, por lo que,
conforme a su legitimación, ambas partes puedan hacer valer sus pretensiones
eficazmente.
Se encuentra reconocido, para el demandado, en el derecho de defensa o de
garantía de audiencia en el párrafo segundo del artículo 14 constitucional, y para
ambas partes, es una de las “formalidades esenciales del procedimiento” a que
alude el mismo precepto procesal.
Un ejemplo de este principio es el que advierte que, el sistema procesal penal
acusatorio y oral, se sustenta en el principio de contradicción en favor de las
partes de hacer las aclaraciones que estimen pertinentes, de manera que tanto el
Ministerio Público como el imputado y su defensor, puedan participar activamente
inclusive en el examen directo de las demás partes intervinientes en el proceso
tales como peritos o testigos. Por ello, la presentación de los argumentos y
contraargumentos de las partes procesales y de los datos en que sustenten sus
respectivas teorías del caso debe ser inmediata, es decir, en la propia audiencia, a
fin de someterlos al análisis directo de su contraparte, con el objeto de realzar y
sostener el choque adversarial de las pruebas y tener la misma oportunidad de
persuadir al juzgador; de tal suerte que ninguno de ellos tendrá mayores
prerrogativas en su desahogo.
Principio de Igualdad de las Partes
Este principio se fundamenta en el art. 1 constitucional en su quinto párrafo, el
cual menciona el principio de no discriminación que se debe aplicar sin distinción a
todos los habitantes de la nación, “todos somos iguales ante la ley” y en el Art.
13 ,“Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales”, por
lo que el Estado Mexicano no contempla ni permite la existencia de tribunales
privados que no estén al alcance de los más desprotegidos y que dejarían a estos
en un estado de indefensión jurídica.
El principio de igualdad de las partes anuncia, que las partes deben estar en
situación idéntica frente al Juez, sin ventajas o privilegios para una de las partes,
es decir, el juez debe otorgar a las partes las mismas oportunidades para exponer
sus pretensiones y excepciones.
Por ejemplo, las partes procesales que intervengan en el procedimiento penal
recibirán el mismo trato y tendrán las mismas oportunidades para sostener la
acusación y la defensa, según sea el caso. Razón por la cual, los Jueces durante
el proceso penal deberán emprender las acciones y verificar que existan las
condiciones necesarias tendentes a garantizar un trato digno e idéntico a las
partes sobre la base de la equidad en el ejercicio de sus derechos previstos en la
Constitución Federal, los tratados internacionales y las leyes que de ellos emanen,
de manera que no pueden privilegiar a un sujeto en el debate con algún acto
procesal que le proporcione una ventaja indebida frente a su contrario, pues de ser
así, se vulneraría el principio de mérito.

Principio de Preclusión
Preclusión es la pérdida de derechos procesales por no haberlos ejercido en la
oportunidad que la ley da para ello. Esto puede darse por tres situaciones
diferentes:
 Por no haber observado el orden u oportunidad dado por la ley para la
realización de un acto.
 Por haberse cumplido una actividad incompatible con el ejercicio de otra.
 Por haberse ejercido ya una vez, válidamente, esa facultad
El principio de preclusión establece que hay libertad para cada una de las partes
de hacer valer sus derechos, sin embargo, si estos derechos no se reclaman en el
momento procesal oportuno, se cierra la etapa para llevarlos a cabo, se les tendrá
por extemporáneos y se habrán perdido, además de la posibilidad de fija una
sanción, según la gravedad del caso.
Un ejemplo muy claro de este principio es cuando el demandado no contesta a la
demanda dentro de la temporalidad que la ley le otorga se extingue su derecho
con las consecuencias que le corresponde.

Principio de Eventualidad
Se le llama también de acumulación eventual, y establece que ambas partes del
litigio deben presentar todos los documentos necesarios para el caso de forma
simultánea, dichos documentos incluyen las acciones y excepciones, las
alegaciones y pruebas primordiales para la actividad procesal independientemente
de que sean compatibles o no.
Este principio busca el orden, la claridad y la rapidez en el desarrollo del proceso,
además, protege a las partes ante situaciones inesperadas y evita nulidades
insalvables.
Un ejemplo de este principio sería el fundamentado en el art. 71 del ordenamiento
procesal civil federal :
"Artículo 71. Después de que se haya admitido, por un tribunal, demanda para la
decisión total o parcial de un litigio, y en tanto éste no haya sido resuelto por
sentencia irrevocable, no puede tener lugar, para la decisión del mismo litigio, otro
proceso, ni ante el mismo tribunal ni ante tribunal diverso, salvo cuando se
presente, dentro del juicio iniciado, nueva demanda ampliando la primera a
cuestiones que en ella fueron omitidas. Cuando no obstante esta prohibición, se
haya dado entrada a otra demanda, procederá la acumulación que, en este caso,
no surte otro efecto que el de la total nulificación del proceso acumulado, con
entera independencia de la suerte del iniciado con anterioridad.
"La ampliación a que se refiere el párrafo anterior sólo puede presentarse una vez,
hasta antes de la audiencia final de la primera instancia, y se observarán las
disposiciones aplicables como si se tratara de un nuevo juicio."
Se puede observar que, en este artículo, se reconoce el principio de eventualidad,
que debe regir en todos los procesos, el cual, recordemos que consiste en que las
partes tienen la carga procesal de hacer valer ya sean las acciones, excepciones,
las pruebas y los recursos procedentes en el mismo juicio, en el caso de que en lo
futuro hubiera necesidad de hacerlo para garantizar sus derechos procesales.

Principio de Economía Procesal


El principio de Economía Procesal establece que el proceso debe conseguir su
objetivo de dar una solución pacífica y justa a los conflictos con el menor empleo
de actividades, recursos y tiempo.
Este principio fue creado por la necesidad del Estado de tener la mayor cantidad
de resoluciones, sin utilizar el capital o el recurso en excedente, es decir, impartir
justicia con calidad, rapidez y eficacia a todos aquellos que lo necesiten.
Por ejemplo, las notificaciones judiciales, se deberían realizar en forma electrónica
y no de manera escrita, pues en forma electrónica las partes conocerían en tiempo
real las notificaciones y se ahorraría en gastos de notificador, el ahorro de tiempo
porque se conocería al instante y no esperar al notificador y el esfuerzo de ese
personal se destinaria a realizar otras labores más necesarias dentro del juzgado.

Principio de Lealtad y Probidad.


El principio de lealtad y probidad establece que el juez está obligado a dictar las
medidas necesarias para evitar que los litigantes y sus abogados resuelvan el
conflicto mediante un proceso que dicte una resolución apegada al derecho. Las
partes deben conducirse conforme a la verdad, es decir, este principio protege al
derecho para que sea utilizado para dar justicia dentro de la legalidad.
Se conforma por el conjunto de reglas de conducta, presididas por el imperativo
ético a que deben ajustar su comportamiento todos los sujetos procesales (partes,
procuradores, abogados, entre otros), consistente en el deber de ser veraces y
proceder con ética profesional, para hacer posible el descubrimiento de la verdad.
Esto es, la lealtad procesal es consecuencia de la buena fe y excluye las trampas
judiciales, los recursos torcidos, la prueba deformada e, inclusive, las
inmoralidades de todo orden; de ahí que no puede darse crédito a la conducta de
las partes que no refleja una lealtad al proceso.
Este principio nace de la necesidad de solucionar un conflicto sin que se cometan
actos antijurídicos o fraudulentos, es por eso que el juez le recomienda a los
litigantes que se conduzcan con lealtad y probidad, es decir con moralidad,
integridad y honradez en cada una de sus acciones.
Por ejemplo, el Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, no
prevé que deba ser el Ministerio Público o el Juez de la causa, ante quien se
desahoguen los datos de prueba ofrecidos durante la duplicidad del término
constitucional; debido a lo cual, esa ausencia de disposición ha sido interpretada
por las autoridades del fuero común, en el sentido de que en la fase judicializada
el asunto sigue bajo el conocimiento de la fiscalía, quien tiene el deber de
investigar. Cuando el Ministerio Público vulnera dicho principio al realizar actos
prejuiciosos que, por sí mismos, repercuten en la defensa del quejoso, al no tener
oportunidad de replantear su particular situación ante el Juez de la causa y que
pudiera derivar en una injusticia se pone en predicamento este principio.

Principios Procesales Particulares

Principio de Dispositivo
Este principio establece que son las partes las que impulsan el proceso, y que el
juez no puede actuar sino es a petición de estas. Es decir, la obligación de iniciar
un proceso judicial hasta terminarlo es de los litigantes y no del juzgador. Y si
estos no actúan, el proceso no avanza y puede incluso extinguirse.
De acuerdo a este principio, depende de las partes que el proceso continúe o no y
se apoya en la idea de que los órganos jurisdiccionales sólo deben actuar cuando
las partes lo soliciten, en los asuntos en los que sólo esté en juego un interés
privado.
Algunos ejemplos son:
 La demanda, para que el proceso se pueda iniciar
 El abandono expreso de la demanda, que puede ser unilateral
(desistimiento) o bilateral por acuerdo con el contrario (transacción), o el
tácito del actor (deserción) o de ambas partes (caducidad)
 El allanamiento de la demanda: obliga al juez a dictar sentencia en contra
del demandado
 Las apelaciones de las partes; no hay apelaciones automáticas.

Principio de Justicia Social


La justicia social es un valor que promueve el respeto igualitario de los derechos y
las obligaciones de cada ser humano en determinada sociedad. Se enfoca
generalmente, a la repartición justa y equitativa de los bienes y servicios básicos
necesarios para el desarrollo y el desenvolvimiento de una persona en la sociedad
como, por ejemplo, el bienestar socioafectivo, la educación, la salud y los
Derechos Humanos.
El principio de justicia social tiene como punto de partida las desigualdades reales
de la partes, trata de otorgarles una verdadera igualdad de oportunidades en el
proceso atribuyendo la carga de la prueba de los hechos discutidos, a la parte que
esté en mejores condiciones reales de aportar los medios de prueba, e
incrementando las facultades de dirección del juzgador; deben de procurar la
mayor rapidez y sencillez en los procedimientos, pues sus dilaciones y
complicaciones normalmente son en perjuicio de la parte trabajadora o campesina.
Por ejemplo, la ley del servicio civil para el estado de Sonora sólo admite la
supletoriedad de la ley federal del trabajo, cuando deban aplicarse los principios
de justicia social. La referida supletoriedad debe entenderse como aplicable única
y exclusivamente en lo que respecta a la interpretación de la citada ley estatal,
para que se tomen en consideración, cuando el asunto lo requiera, los referidos
principios de justicia social. Entendiéndose como justicia social la que se realiza a
través del derecho tendente a la protección al trabajador en su doble aspecto:
como uno de los factores primordiales en el esfuerzo productivo y como persona
humana, esto es, como dignificación de los valores humanos. Existen importantes
manifestaciones de la finalidad de dicha justicia social, como son las que se
encuentran en las limitaciones al principio civilista de la autonomía de la voluntad,
mediante la nulidad de la renuncia de derechos laborales; en la inversión de la
carga de la prueba que asume el patrón cuando el trabajador demanda por
despido; la equidad como fuente supletoria de derecho; la obligación de las Juntas
de suplir las deficiencias de la demanda del trabajador, cuando no comprenda
todas las prestaciones que se deriven de los hechos expuestos; la exención de la
carga de la prueba al trabajador, cuando el patrón tenga la obligación legal de
conservar los documentos probatorios sobre las cuestiones controvertidas; la
facultad de dictar los laudos "apreciando los hechos en conciencia", y demás
análogos.

Principio de Publicidad
El principio de publicidad consiste en que toda audiencia es pública lo cual
significa que cualquier persona puede ver, escuchar y permanecer en una
audiencia.
Sin embargo, los códigos procesales, otorgan al juez la facultad de celebrar la
audiencia a puerta cerrada cuando se afecta la moral o las buenas costumbres.
Por ejemplo, yo como ciudadana puedo ingresar y salir de la sala de audiencias
una vez iniciada la diligencia, sin embargo, de forma respetuosa y ordenada de
manera de no distraer a los intervinientes. Sin participar o tomar la palabra y
recordando que sólo las partes que intervienen en el proceso pueden tomar el uso
de la voz cuando el Juez lo indique. Debe evitarse difundir información sugestiva
que exponga al detenido o a la víctima a un juicio paralelo, debido a que toda
persona tiene derecho a ser tratado como inocente durante el trámite de un
procedimiento, e inclusive, desde antes de que inicie, y aún cuando es pública, y
los medios de comunicación también tienen acceso, es importante recalcar que no
se pueden tomar fotos o videos porque colocaría en una posición de vulnerabilidad
a víctimas, testigos y acusados. La ley señala que el imputado tiene derecho a no
ser expuesto ante los medios de comunicación y a no ser presentado ante la
comunidad como culpable. En cuanto a las víctima u ofendidos, se les debe
resguardar su identidad y datos personales, para evitar una situación de riesgo en
torno a su vida o integridad personal.

Medios Procesales Alternativos

Principio de Oralidad y Escritura


El principio de oralidad y escritura establece que las manifestaciones y
declaraciones que se hagan en los Tribunales, debe ser formulados oralmente,
mientras que los escritos promovidos por las partes deben ser presentados de
manera escrita.
En determinados procedimientos las actuaciones o las audiencias son orales o
verbales y en otros las actuaciones son por escrito, sin embargo, toda actuación o
audiencia en las que las partes y los sujetos procesales intervienen se hacen
constar por escrito o por videograbación.
Se afirma que rige el principio de oralidad en aquellos procesos en los que
predomina el uso de la palabra hablada sobre la escrita; y que rige el principio de
escritura en los procesos en los que predomina el empleo de la palabra escrita
sobre la palabra hablada. En ambos casos se trata de predominio en el uso y no
de uso exclusivo de una u otra forma de expresión.
Por ejemplo, El proceso canónico para la declaración de la nulidad del matrimonio
es un instrumento para acertar la verdad sobre el vínculo conyugal. Él está
regulado en el libro VII del Código de Derecho Canónico, sino también, y en la
instrucción Dignitas connubii, emanada el 25 de enero de 2005 por el Pontificio
Consejo para los Textos Legislativos. En materia de los principios de oralidad y
escrituración, el proceso canónico vigente adopta una solución intermedia, pues
recoge el tipo del proceso escrito y lo morigera con específicas disposiciones que
consienten al juez la facultad de servirse de la viva voz de las partes o de los
patronos para la ejecución total o parcial de determinados actos procesales. Por
otra parte, el carácter prevalentemente escrito del proceso canónico limita el
principio de inmediación, elemento esencial de la oralidad, en cuanto el juez que
recoge las pruebas es muchas veces diferente de los jueces que deciden y emiten
la sentencia o, al máximo, el único entre los miembros del órgano colegial que ha
tenido contacto inmediato con los medios de prueba.

Principio de Inmediatez Procesal


El principio de inmediatez o de inmediación consiste, que ligado al principio de
oralidad, el juez esté en contacto personal con las partes, es decir, es el juez quien
recibe las pruebas, realice los interrogatorios y escuche los alegatos.
Este principio permite al juez que esté en permanente e íntima vinculación
personal con los sujetos y elementos que intervienen en el proceso a fin de que
pueda conocer en toda su significación el material de la causa desde el principio
de ella, y que a su término pueda pronunciar la sentencia que la resuelva.
Además, todas las audiencias se desarrollarán en el juzgado y en las que
participen las partes procesales el juez debe estar presente, este imperativo al
juez, en la práctica no se cumple, ya que son los secretarios los que llevan las
audiencias en las que participan las partes procesales con sus respectivos
abogados, además esto no se cumple debido a la gran carga de trabajo de
asuntos que tienen los juzgados.
Un ejemplo claro de este principios, se da en la etapa conclusiva o etapa de
alegatos.

Principio de Dispersión
El principio de dispersión o concentración establece que debe haber el menor
número de audiencias posible, o que las actuaciones procesales se realicen lo
más próximas entre sí, a ser posible en un solo acto, y que la sentencia se dicte
en el plazo más breve posible. Es un principio inherente al principio de oralidad.
Se pretende que el Juez conserve en la memoria las actuaciones realizadas y
tenga una visión global, y no fraccionada, del proceso.
Generalmente se habla de este principio cuando hablamos de cuestiones
incidentales que surjan en el procedimiento y se reservan para la sentencia
definitiva a fin de evitar que el proceso se paralice o se dilate.
Un ejemplo claro de este principio ocurre en el sistema de justicia penal
acusatorio, donde en una misma audiencia se concentran las partes procesales
además de los intervinientes, peritos, testigos, etc; teniendo como resultado la
administración de justicia pronta y expedita.

Principio de Liberación de Pruebas


Este principio nos habla de que el juez debe valorar las precepciones que se
presenten durante el juicio según las reglas de la lógica y bajo el principio de
buena fe.
Esto es que no se deje impactar por aspectos personales o materiales de las
partes, sino que tenga la plena disponibilidad libre de influencia al escuchar o ver
con sus sentidos y las pruebas que aporten las partes demuestren la verdad de los
hechos ocurridos.
Por ejemplo, las pruebas de libre convicción son las que se fundan en la sana
crítica, y que constituyen las reglas del correcto entendimiento humano. En éstas
interfieren las reglas de la lógica con las reglas de la experiencia del Juez, que
contribuyen a que pueda analizar la prueba con arreglo a la sana razón y a un
conocimiento experimental de las cosas. Esos principios se encuentran previstos
en el artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, al
establecer que los medios de prueba aportados y admitidos serán valorados en su
conjunto por el juzgador, atendiendo a las reglas de la lógica y de la experiencia,
exponiendo cuidadosamente los fundamentos de la valoración jurídica y de su
decisión. De modo que salvo en aquellos casos en que la ley otorga el valor
probatorio a una prueba, el Juez debe decidir con arreglo a la sana crítica, esto es,
sin razonar a voluntad, discrecional o arbitrariamente. Las reglas de la sana crítica
consisten en su sentido formal en una operación lógica. Las máximas de
experiencia contribuyen tanto como los principios lógicos a la valoración de la
prueba. En efecto, el Juez es quien toma conocimiento del mundo que le rodea y
le conoce a través de sus procesos sensibles e intelectuales. La sana crítica es,
además de la aplicación de la lógica, la correcta apreciación de ciertas
proposiciones de experiencia de que todo hombre se sirve en la vida. Luego, es
necesario considerar en la valoración de la prueba el carácter forzosamente
variable de la experiencia humana, tanto como la necesidad de mantener con el
rigor posible los principios de la lógica en que el derecho se apoya.

Podemos concluir entonces que los principios procesales son reglas generales
que se siguen por numerosas disposiciones que establecen reglas concretas y
como tales, son la fuente de inspiración de los actos procesales concretos, y al
mismo tiempo, de normas generales y abstractas como las normas legislativas de
derecho procesal.
Son útiles, ya que brindan un marco para la interpretación e incluso para la
integración de los ordenamientos procesales, y son comunes a todos los
procesos, con ciertas excepciones y variaciones.
Además, cumplen un rol importante, una función supletoria, integradora o
correctiva de las reglas jurídicas, por ello y desde este punto de vista la función es
práctica y de perfeccionamiento del ordenamiento jurídico.
Bibliografía
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Tomo I. Materia(s): Constitucional, Penal. Tesis: 1a. LXXX/2019 (10a.) Página:
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