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Cuando nosotros nos vamos de viaje nos gusta traer el suvenir, el recuerdo
que nos ayuda desmembrar los lugares donde tuvimos porque fueron
preciosos, porque fueron emocionantes, por diferentes razones, y yo creo que
nuestro tránsito por escritura también nos lleva con Abraham en su conquista
de Canaán y de toda la Palestina, nos lleva con Moisés por el desierto, nos
lleva por el camino de los sentimientos de los profetas, por los Salmos,
acompañamos a Jesús en su camino por Galilea, de tal forma que también
nosotros debemos registrar, registrar nuestro paso por la palabra de Dios, Y
esto va acompañado de un espíritu de reflexión, esa intensa necesidad de
saber qué cosa estamos leyendo, hacia donde estamos yendo, que es lo que el
suceso implica para nuestras vidas.
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Pero por último está el deseo de poder aplicar la palabra de Dios y yo creo que
la aplicación es uno de los grandes problemas en el proceso de estudio de la
palabra de Dios porque la aplicación es el paso más olvidado pero el más
necesario en el proceso del estudio bíblico, porque la pregunta que todos
nosotros nos debemos hacer es cuál es la diferencia práctica que el estudio de
la Biblia puede o debe producir en mi vida, y yo creo que uno de las grandes
declaraciones de los enemigos del cristianismo es justamente esa, que los
cristianos conocen mucho de la Biblia pero pocos la practican.
Yo creo que esa es una pregunta que nosotros tenemos que poner en portada
de nuestra Biblia, y cada vez que nosotros vayamos a nuestro estudio bíblico
que nosotros podamos decir: señor yo hasta el momento no sabía, pero ahora
sé, algo he aprendido, pero ese algo me hace responsable, ¿de qué me hace
responsable?, responsable delante de ti en qué aspecto de la vida, de la
espiritualidad, del hacer cristianamente las cosas, en qué medida soy
responsable delante de ti.
Por eso es que nosotros basamos la aplicación en tres grandes preguntas que
nosotros hemos ido respondiendo, quizás las dos primeras en todo nuestro
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estudio bíblico de una manera fundamental, ¿qué dice el pasaje?, esa es la
primera pregunta que todos nosotros nos hacemos, todos nosotros queremos
saber qué dice el pasaje.
Pero la segunda pregunta es ¿qué significa?, ¿qué significa esta historia que
tiene 2000 año atrás, cuáles son las prerrogativas, cuáles son las intenciones
del señor al haber dejado esta historia entre muchas historias para que sean
compartidas aún en nuestros tiempos 2000 año después, cuál es la intención
de Jesús?
Pero no nos quedamos allí, sino ¿qué dice?, ¿qué significa? y quizás esta
tercera pregunta, no es absolutamente clara pero tiene la intención de
practicidad, ¿cómo funciona?, que es la invitación que Jesús está haciendo en
ese pasaje y cuál es la invitación que Jesús está haciendo para mí en ese
pasaje de tal manera que yo también tengo que asumir una posición.
Pero luego nosotros vemos que esta mujer va y le habla a los samaritanos si
sucede otro fenómeno de conversión, nuevamente, las palabras que Jesús
había usado son muy transformadoras, entonces transformadoras ¿en qué
sentido? ¿Y qué tienen que ver conmigo?, ese es el grado de profundidad
hacia el cual nosotros tenemos que llegar, ¿qué dice?, ¿qué significa?, ¿cómo
funciona?
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Ahora, cuando nosotros hablamos de la aplicación nosotros tenemos que tener
cuidado con el hecho de que la aplicación se pueda convertir simplemente en
una respuesta intelectual en nuestra vida acerca de lo que señor quiere hacer
con nosotros.
Nosotros nos gozamos en saber lo que el señor dijo y entenderlo con claridad,
ahora entiendo!, que bueno!, que excelente esa frase!, pero nosotros nos
damos cuenta que en la escritura muchos de los llamados de Dios no
requerían única y exclusivamente una respuesta, un asentimiento espiritual,
cuando por ejemplo Abraham recibe el llamado de Dios, sal de tu tierra y de tu
parentela, a la tierra que yo te mostraré, no bastaba con que Abraham dijera
excelente afirmación Señor!
Sin embargo, en la escritura nosotros nos encontramos que siempre hay una
invitación práctica a tomar algún tipo de decisión, la invitación inmediata a que
esto se convierta un asunto práctico de desarrollo personal en la vida y eso es
lo que nosotros debemos buscar, el gran problema con nuestra generación
contemporánea es que nosotros hemos encontrados muchos sustitutos a lo
que es la aplicación, hemos cambiado el conocimiento por la experiencia,
nosotros asentimos intelectualmente, pero nos hemos quedado sin
experimentar la verdad de Dios en nuestra propia vida, decimos que solamente
por el hecho de entenderlo ya lo estoy viviendo pero nosotros debemos saber
si es que realmente ese asentimiento intelectual está produciéndose cambio
nuestros corazones.
Debemos recordar que cuando Jesús caminaba sobre la tierra había mucha
gente que lo escuchaba, muchos que lo escuchaban, muchos veían los
milagros de Jesús, muchos estaban allí atentos a lo que él hacía, pero los que
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se llevaban la bendición ¿quiénes eran?, los que estaban dispuestos a
obedecer, muchos miraban, dicen y se maravillaban, éste no habla como los
escribas, éste habla con autoridad, pero ellos eran observadores de lo que
estaba sucediendo, ellos podían saber lo que estaba pasando pero no era una
experiencia transformadora.
Había una multitud que apretaba Jesús pero solamente la mujer que fue capaz
de tocar el manto fue la que recibe la bendición, ¿por qué?, porque no bastaba
que ella supiera que Jesús estaba allí, ya lo sé, sino que ese saber demanda
una experiencia, una decisión práctica, algo que me va a llevar a poder tomar
esa fe de manera decisiva y aplicarla a mi propia vida.
No, yo soy puro y eso basta, eso me hace recordar más a los fariseos del
pasado, estos que estaban muy seguro de su pureza intelectual pero el señor
tenía que decirles sepulcros blanqueados, yo no puedo sustituir la fidelidad
intelectual con el cambio de vida, yo no puedo cambiar en la racionalización
por el arrepentimiento, yo no puedo decir yo entiendo las demandas de Dios
pero sin que esas demanda de Dios generen un profundo cambio de actitud de
mi corazón.
Y por último, la novedad por la aplicación, nos gusta tanto la novedad, somos
la generación de la novedad, somos los adolescentes eternos, nos encanta lo
nuevo, nos encantan los nuevos personajes, las nuevas ideas, las nuevas
cosas, vivimos como los atenienses del pasado, amando la novedad, pero
esta novedad a veces es tan superficial que no hay aplicación que esta traiga
consigo
Por lo tanto nosotros tenemos que ser conscientes en nuestro estudio bíblico
que conocimiento, interpretación, fidelidad intelectual, racionalización, aún
sentimentalismo y novedad nunca deben cambiar el lugar de la aplicación
sencilla de la palabra de Dios en nuestra vida en cada uno de sus
mandamientos.
Aplicar la palabra de Dios es una actitud del corazón tal como lo decía
Santiago, "sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engaña
a sí mismos, porque si alguna es oidor de la palabra y no hacedor, es
semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo, pero después
de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de
persona es".
El reflejo que la palabra de Dios produce sobre nuestra vida debe producir una
acción decidida porque si no de manera superficial simplemente vamos a pasar
y luego vamos a olvidar quién nos dice el señor que debemos ser.
Esto me hace recordar la historia de un cristiano que vivió a principios del siglo
XX, un cristiano japonés que es muy raro encontrarlo, pero este hombre era
estudiante de teología, y él quiso probar el evangelio por un pequeño tiempo de
su vida yéndose a vivir a uno de los barrios más pobres del Tokio del principio
del siglo XX , un lugar absolutamente atroz en términos de perversión, en
términos de delincuencia, en términos de enfermedades, y este hombre lo que
quiso vivir es la realidad del Evangelio práctico, o sea, como probarse a sí
mismo que él está viviendo de acuerdo a la realidad del Evangelio en medio de
un lugar que todo el mundo despreciaba.
Y una de las palabras que él dice porque él pensó quedarse tres meses y se
quedó más de una década viviendo en pequeño cuartito de dos por dos que se
convirtió como en una pequeña iglesia donde él recibía a todas las personas
que llegaban a su casa. Una de las historias que se cuentan acerca de su vida
es que a su casita llegó un día un hombre enfermo completamente y
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moribundo, que acababa de salir de la cárcel por haber asesinado a otra
persona, era un alcohólico perdido, pero este hombre sufría tanto y tenía tantos
remordimientos que en las noches él no podía dormir si es que no tenía a este
hombre japonés tomado de la mano.
Y dice que durante varios años el tuvo que dormir de la mano de este hombre
moribundo porque sus remordimientos no lo dejaban vivir y él tenía que
hablarle continuamente del señor, y muchas de estas historias donde el tuvo
que poner en práctica lo que él creía del evangelio, pero les cuento todo esto
no por este hombre en particular, sino porque él decía que uno de los grandes
problemas de los cristiano es que lo único que desean que se vayan al cielo
son sus oídos.
Y él decía no sólo los oídos se van al cielo y esa es una frase que a mí me
impactó mucho porque a veces nosotros, si hay un órgano que merece irse al
cielo son nuestros oídos porque nos encanta escuchar, nosotros nos encanta
escuchar los mensajes, nos encanta escuchar adoración, pero él dice el gran
problema es que cuando el señor tenga que tomar una parte de nosotros para
llevarse al cielo serán nuestros oído porque ni nuestras manos ni nuestros pies
ni ningún otro órgano van a poder ir porque en realidad no hizo nada para el
señor.
No basta solamente con ir a la palabra y descubrir sus secretos, sino que hay
que tener la sinceridad para que la palabra nos ilumine al punto de que yo
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pueda descubrir también mis secretos y luego pueda ver un proceso de
confesión entre lo que la palabra de Dios dice y lo que yo soy de tal manera
que el señor supla abundantemente lo que yo soy a través de su palabra y yo
pueda cumplir aquello que el señor demanda.
Por eso es que vamos a leer simplemente nueve preguntas para lograr una
genuina aplicación, cosas muy sencillas, cuando leo la palabra ¿hay algún
ejemplo que seguir?, ejemplos hay muchísimos, pero cuál es el ejemplo y qué
es lo que el señor está determinando que yo haga, no solamente soy un
observador, la Biblia no es una película que simplemente me va entretener, la
palabra de Dios tiene el poder de que yo pueda vivir conforme al testimonio del
ejemplo que yo estoy percibiendo en la palabra.
¿hay algún error que evitar?, ¿algún pecado que limpiar?, ¿alguna promesa
que reclamar?, ¿alguna oración que considerar?, ¿hay algún mandamiento que
obedecer?, ¿alguna condición previa que satisfacer?, ¿ algún verso que
memorizar?, ¿algún desafío que enfrentar?, todas estas preguntas son
personales y yo creo que nuestro estudio de la palabra tiene que terminar con
la posibilidad de que yo sepa a ciencia cierta qué es lo que el señor me está
demandando a mí para las próximas seis horas o las próximas 12 horas o para
el día siguiente, que yo pueda percibir una demanda , un requerimiento, una
tarea por cumplir por más pequeña que ésta sea para las próximas horas de mi
vida.
Es como los Boys Scouts, ustedes recuerdan siempre la historia de los Boys
Scouts que tenían que hacer una buena obra diaria y que estaban obligados a
ir buscando por ahí que hacer, yo creo que la demanda para nosotros como
cristianos es que nuestra vida devocional se convierta en la posibilidad de
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poder descubrir ese pequeño detalle que el señor quiere que nosotros
apliquemos a nuestra vida.
Que si el señor nos habla de la ira o de la lengua, o de los celos, o el señor nos
habla de la valentía, o si el señor nos habla de la cobardía, o si el señor nos
habla de la santidad, o el señor nos habla de evangelizar, o el señor nos habla
de tener paciencia, que no se trate solamente de que yo lo entiende
intelectualmente sino que busque el momento, la situación oportuna para poder
aplicarla.
Una correcta vida devocional va a hacer posible que Dios nos hable para
nuestra circunstancia en el momento en que nosotros estamos viviendo, el
señor le encanta hablarnos en el momento que nosotros estamos viviendo y
por lo tanto Dios no quiere teorizar con nosotros, Dios quiere aplicar sus su
palabra en nuestras propias vidas.
El apóstol Pablo dice en Filipenses, en el capítulo dos "así que amados míos
tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia sino mucho más
en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor porque Dios
es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito,
haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones para que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación
torcida y perversa en medio de la cual resplandecéis como luminarias en el
mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida".
“Levántate toma tu lecho y anda”, el señor nos lo dicho a todos nosotros con la
salvación, la salvación es el gran milagro de Dios mediante el cual el señor nos
libra de la condenación eterna, pero también nos libera de la condenación
temporal y nos da la oportunidad de vivir una vida que le glorifique en todo lo
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que hacemos, por lo tanto, ocúpate de tus salvación con temor y temblor y
estas dos palabras implican con sumo cuidado que tiene que ver con la
aplicación, y esta aplicación es el gran regalo de Dios porque Dios es quien
obra en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito, o como dice
la Reina Valera, por su buena voluntad.
Ustedes recuerdan este pasaje de Jeremías capítulo 23, "el profeta que tenga
un sueño que cuente su sueño, pero el que tenga mi palabra que hable mi
palabra con fidelidad, ¿qué tiene que ver la paja con el grano? declara el señor,
¿no es mi palabra como fuego? declara el señor y como martillo que
despedaza la roca, por tanto he aquí, estoy contra los profetas declara el
Señor, que se roban mis palabras el uno al otro".
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La palabra de Dios tiene ese poder inherente de transformación siempre y
cuando nosotros dediquemos tiempo a escudriñarla y aplicarla en nuestra
propia vida, es como fuego y como martillo que quebranta la piedra, el fuego
que requiere de un proceso de calentamiento de ese corazón endurecido que
nosotros tenemos y luego el martillo que le da ese golpe de precisión para que
la roca se pueda partir, pero en nosotros está ese doble propósito.
Yo creo que todos nosotros debemos entender finalmente que el señor quiere
darle golpes a nuestra vida, golpes transformadores que van a suceder pero
para que ese golpe transformador se dé de manera precisa yo tengo que estar
profundamente permanentemente y caliente con la palabra de Dios, como
fuego y como martillo que quebranta la piedra.
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