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HERMENEUTICA B101-14

“El proceso de Leer, Estudiar y Aplicar


la Palabra de Dios en la Vida
¿Y ahora, cómo aplicamos la Biblia?”
03 de Agosto 2010

PRIMERA EDICIÓN 03.08.10

Prof. José Mendoza

Vamos a entrar entonces a nuestra última sesión, y ahora entraremos a la


etapa quizás final de toda la cocción de la hermenéutica que tiene como único
propósito el aplicar la palabra de Dios en nuestra vida, ésa es finalmente
nuestra intención final, el poder conocer la palabra de Dios y aplicarla a nuestro
corazón.

Nosotros ya hemos estado mencionando a lo largo de las semanas que el


propósito final de la hermenéutica no es generar una serie de herramientas que
luego no la vamos a usar por el resto de nuestra vida, la idea de esta materia
era básicamente poder definir los diferentes géneros que hay en la escritura,
poder entender un poco de toda esa maravillosa diversidad con que la escritura
se maneja, de tal forma que al ir a través de ella nosotros podamos deleitarnos
en todos aquellos métodos, en todas aquella creatividad con la que el señor
nos ha dejado su testimonio escrito.

Pero no hay mayor ciencia que la búsqueda apasionada de un corazón que


desea aprender del señor, esa es finalmente la motivación final, eso es lo que
el señor está esperando, oh cuanto amo yo tú ley!, como decía el salmista,
que nosotros nos deleitemos en su palabra, pero ya que somos seres
humanos finitos, imperfectos, olvidadizos, desmemoriados, es que es
necesario que esta lectura de la palabra que Dios ha dejado de una manera tan
ordenada, nosotros la podamos discernir, la podamos escudriñar como el señor
Jesucristo nos invita a hacerlo de tal forma que tengamos un recuento
ordenado de la palabra de Dios que pueda hacer que esa palabra se convierta
en nuestra palabra.

Nosotros habíamos mencionado como el señor había hablado en


Deuteronomio, que cuando se levantase un rey, el rey tendría que hacer una
copia personal de la palabra de Dios, y esa palabra tendría el que obedecerla.
El propósito de la hermenéutica es que justamente nosotros hagamos nuestra
propia copia de la palabra de Dios, que cada una de nuestras biblias sea
realmente personal, un testimonio personal de lo que Dios nos ha ido
hablando, de lo que Dios nos ha ido diciendo, y nosotros hablábamos
justamente de estos cuatro pasos importante por los cuales transitamos a lo
largo de la escritura.
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El simple hecho de leer la palabra, el hecho de leer la palabra no es un escaño
inferior en el proceso de estudio de la Biblia, leer ya es de por sí estudiar la
palabra, es llevarla de una manera devocional, es conocer de aquello que el
señor quiere para nosotros, pero hablábamos de que leerla solamente es como
caminar en el desierto, uno va dejando sus huellas y el viento detrás nuestro la
va cubriendo de tal forma que cuando miramos hacia atrás no vemos el camino
que hemos recorrido y eso es un grave error.

Por lo tanto un segundo paso al que le hemos dedicado bastante tiempo es el


proceso de registrar, nuestro paso por la escritura, yo creo que esto no es
algo novedoso porque a nosotros nos gusta registrar nuestro paso por la vida,
ustedes se han dado cuenta que esta generación informática moderna se toma
foto en todo lugar, le gusta registrarse, registrar sus momentos, registrar su
estadía.

Cuando nosotros nos vamos de viaje nos gusta traer el suvenir, el recuerdo
que nos ayuda desmembrar los lugares donde tuvimos porque fueron
preciosos, porque fueron emocionantes, por diferentes razones, y yo creo que
nuestro tránsito por escritura también nos lleva con Abraham en su conquista
de Canaán y de toda la Palestina, nos lleva con Moisés por el desierto, nos
lleva por el camino de los sentimientos de los profetas, por los Salmos,
acompañamos a Jesús en su camino por Galilea, de tal forma que también
nosotros debemos registrar, registrar nuestro paso por la palabra de Dios, Y
esto va acompañado de un espíritu de reflexión, esa intensa necesidad de
saber qué cosa estamos leyendo, hacia donde estamos yendo, que es lo que el
suceso implica para nuestras vidas.

En el ejercicio que nosotros hacíamos la semana anterior nos dábamos cuenta


que al leer un pasaje ya que nosotros tenemos cierto grado de inteligencia, no
es difícil para nosotros descubrir qué cosa es lo que la palabra de Dios está
diciendo o cuál es el suceso que está narrando, está hablando Jesús con la
mujer Samaritana, está hablando Santiago acerca de la lengua, el salmista
está hablando de la gloria de Dios, pero yo creo que ese grado de
conocimiento es tan básico que es sumamente superficial.

Y la semana pasada nos dábamos cuenta que aunque conocíamos el propósito


cuando tratábamos de indagar un poco más adentro, cuando queríamos ver el
camino recorrido por el autor para tratar de llegar a esa conclusión nos
dábamos cuenta que era sumamente enriquecedor, era enriquecedor el saber
como por ejemplo Santiago nos decía cuídense de la lengua, pero lo hacía con
mil ejemplos tratándonos de dar el sentido común de la exposición y de la
fortaleza del poder de la palabra. Yo creo que el camino de la reflexión es
fundamental y justamente el registro nos ayuda a profundizar.

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Pero por último está el deseo de poder aplicar la palabra de Dios y yo creo que
la aplicación es uno de los grandes problemas en el proceso de estudio de la
palabra de Dios porque la aplicación es el paso más olvidado pero el más
necesario en el proceso del estudio bíblico, porque la pregunta que todos
nosotros nos debemos hacer es cuál es la diferencia práctica que el estudio de
la Biblia puede o debe producir en mi vida, y yo creo que uno de las grandes
declaraciones de los enemigos del cristianismo es justamente esa, que los
cristianos conocen mucho de la Biblia pero pocos la practican.

Y yo creo que el gran desafío es que nosotros la practiquemos y eso es


fundamental que nosotros podamos llegar a ser personas que hagan de la
palabra de Dios un ejercicio vital en nuestras propias vidas, ¿por qué?, porque
quizás la hermenéutica para nosotros es el deseo de poder conocer más
profundas las escrituras, pero es evidente que la Biblia no ha sido escrita para
satisfacer mi curiosidad, la Biblia ha sido escrita para transformar mi vida.

Yo sé que hay muchos aspectos de curiosidad en nuestro estudio de la palabra


pero nosotros tenemos que cuidarnos de algo que es muy importante porque la
Biblia puede convertirse en un libro intelectualmente fascinante, pero al mismo
tiempo espiritualmente frustrante. Una persona que conoce mucho, que puede
repetir versos, que puede interpretar pasajes, pero que espiritualmente está
simplemente enferma o fría ,apagada en su espiritualidad y en la manifestación
práctica de la verdad que dice está aprendiendo.

Yo creo que la aplicación es fundamental, por eso vamos a tomar a Sócrates y


vamos a añadir a una de sus frases más famosas, “sólo sé que nada sé”, pero
nosotros vamos a añadir ¿y si sé, qué?, o sea, esa es la pregunta, porque sólo
sé que nada sé, pero si llego a saber algo ¿cuál es mi responsabilidad?, y yo
creo que esa es la responsabilidad de aquella persona que conoce la escritura
y que de cierta manera quiere aprender de la mal palabra la verdad y quiere
reconocer como el señor Jesucristo dijo “ y conoceréis la verdad y la verdad os
hará libres", ¿libres para qué?, para glorificar su nombre, para que el Señor se
manifieste en nuestra vidas, para glorificarle con todo nuestro corazón, sólo sé
que nada se, ¿y si sé, qué?.

Yo creo que esa es una pregunta que nosotros tenemos que poner en portada
de nuestra Biblia, y cada vez que nosotros vayamos a nuestro estudio bíblico
que nosotros podamos decir: señor yo hasta el momento no sabía, pero ahora
sé, algo he aprendido, pero ese algo me hace responsable, ¿de qué me hace
responsable?, responsable delante de ti en qué aspecto de la vida, de la
espiritualidad, del hacer cristianamente las cosas, en qué medida soy
responsable delante de ti.

Por eso es que nosotros basamos la aplicación en tres grandes preguntas que
nosotros hemos ido respondiendo, quizás las dos primeras en todo nuestro

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estudio bíblico de una manera fundamental, ¿qué dice el pasaje?, esa es la
primera pregunta que todos nosotros nos hacemos, todos nosotros queremos
saber qué dice el pasaje.

El pasaje nos habla, como lo veíamos hace un momento, del encuentro de


Jesús con la mujeres Samaritanas en donde Jesús habla de que Él es el agua
de vida, el que tome de Él no tendrá sed jamás, eso lo podemos deducir a
través de la observación, lo podemos deducir a través de la observación del
pasaje, lo podremos deducir a través del análisis de las palabras, del contexto,
de toda la información que estamos recibiendo.

Pero la segunda pregunta es ¿qué significa?, ¿qué significa esta historia que
tiene 2000 año atrás, cuáles son las prerrogativas, cuáles son las intenciones
del señor al haber dejado esta historia entre muchas historias para que sean
compartidas aún en nuestros tiempos 2000 año después, cuál es la intención
de Jesús?

Jesús no solamente se encontró con esta muestra Samaritana, pero este


encuentro con la mujer samaritano marca algo importante que nosotros
debemos aprender, cuál es el significado, cuál es el valor espiritual de este
pasaje para nuestras vidas, para nuestro tiempo, de qué está hablando
específicamente el señor, y ahí vamos caminando hacia un descubrimiento
personal de lo que la palabra de Dios está tratando de decirnos.

Pero no nos quedamos allí, sino ¿qué dice?, ¿qué significa? y quizás esta
tercera pregunta, no es absolutamente clara pero tiene la intención de
practicidad, ¿cómo funciona?, que es la invitación que Jesús está haciendo en
ese pasaje y cuál es la invitación que Jesús está haciendo para mí en ese
pasaje de tal manera que yo también tengo que asumir una posición.

Por ejemplo en Juan capítulo cuatro que es el pasaje de la mujer samaritana,


nosotros vemos que las respuestas de Jesús a esta mujer cautivaron su
corazón de tal forma que ella creyó, este acto de creer, de convencimiento de
parte del señor es un convencimiento profundo que no solamente queda
representado con esta mujer sino con cualquier otro que se acerque con ese
tipo de dudas.

Pero luego nosotros vemos que esta mujer va y le habla a los samaritanos si
sucede otro fenómeno de conversión, nuevamente, las palabras que Jesús
había usado son muy transformadoras, entonces transformadoras ¿en qué
sentido? ¿Y qué tienen que ver conmigo?, ese es el grado de profundidad
hacia el cual nosotros tenemos que llegar, ¿qué dice?, ¿qué significa?, ¿cómo
funciona?

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Ahora, cuando nosotros hablamos de la aplicación nosotros tenemos que tener
cuidado con el hecho de que la aplicación se pueda convertir simplemente en
una respuesta intelectual en nuestra vida acerca de lo que señor quiere hacer
con nosotros.

Nosotros nos gozamos en saber lo que el señor dijo y entenderlo con claridad,
ahora entiendo!, que bueno!, que excelente esa frase!, pero nosotros nos
damos cuenta que en la escritura muchos de los llamados de Dios no
requerían única y exclusivamente una respuesta, un asentimiento espiritual,
cuando por ejemplo Abraham recibe el llamado de Dios, sal de tu tierra y de tu
parentela, a la tierra que yo te mostraré, no bastaba con que Abraham dijera
excelente afirmación Señor!

Hablemos de lo que significa mi tierra en primer lugar, entonces vamos a


interpretar la palabra tierra, ahora vamos a hablar de mi parentela, ¿qué
significa parentela?, la tierra que yo te mostraré en el futuro, wao!, fantástico!
Excelente señor!, pero él no se mueve un centímetro de Ur de los Caldeos, no
existe esa posibilidad verdad, nosotros encontramos a un hombre que creyó y
su fe le fue contada por justicia porque cada vez que caminaba por el señor
,cada palabra del señor era un desafío para su propia vida y para su propia
existencia en términos decisivamente prácticos.

Lo mismo sucede cuando nosotros vemos a Jesús y sus demandas en los


evangelios, Jesús estaba demandando siempre una acción, cuando el señor se
encuentra con Saulo de Tarso allí en el camino a damasco, el señor no
solamente se presenta de él y lo corrige intelectualmente, o sea no le dice,
Saulo, tú no sabías quién era yo, pero ahora yo te voy a decir quién soy yo, yo
soy el Cristo, entonces Saulo en el suelo le hubiera dicho, sí señor, excelente,
ahora todo está muy claro, y la cosa hubiera terminado allí.

Sin embargo, en la escritura nosotros nos encontramos que siempre hay una
invitación práctica a tomar algún tipo de decisión, la invitación inmediata a que
esto se convierta un asunto práctico de desarrollo personal en la vida y eso es
lo que nosotros debemos buscar, el gran problema con nuestra generación
contemporánea es que nosotros hemos encontrados muchos sustitutos a lo
que es la aplicación, hemos cambiado el conocimiento por la experiencia,
nosotros asentimos intelectualmente, pero nos hemos quedado sin
experimentar la verdad de Dios en nuestra propia vida, decimos que solamente
por el hecho de entenderlo ya lo estoy viviendo pero nosotros debemos saber
si es que realmente ese asentimiento intelectual está produciéndose cambio
nuestros corazones.

Debemos recordar que cuando Jesús caminaba sobre la tierra había mucha
gente que lo escuchaba, muchos que lo escuchaban, muchos veían los
milagros de Jesús, muchos estaban allí atentos a lo que él hacía, pero los que

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se llevaban la bendición ¿quiénes eran?, los que estaban dispuestos a
obedecer, muchos miraban, dicen y se maravillaban, éste no habla como los
escribas, éste habla con autoridad, pero ellos eran observadores de lo que
estaba sucediendo, ellos podían saber lo que estaba pasando pero no era una
experiencia transformadora.

Había una multitud que apretaba Jesús pero solamente la mujer que fue capaz
de tocar el manto fue la que recibe la bendición, ¿por qué?, porque no bastaba
que ella supiera que Jesús estaba allí, ya lo sé, sino que ese saber demanda
una experiencia, una decisión práctica, algo que me va a llevar a poder tomar
esa fe de manera decisiva y aplicarla a mi propia vida.

A veces nosotros cambiamos interpretación por responsabilidad, o sea,


nosotros creemos que tenemos la interpretación correcta y ya eso suficiente,
eso nos hace mejores que tal religión, mejores que tal Iglesia, mejores que tal
grupo tal o tal grupo aquél, pero la interpretación, el hecho de interpretarlo
correctamente no sustituye la responsabilidad de aplicarlo correctamente y de
enseñarlo correctamente.

Yo no puedo cambiar interpretación por responsabilidad, cuando el señor me


habla, el señor me habla para que yo haga algo, para que tome una decisión,
para que le sea útil en la obra que Él está haciendo con la humanidad, por lo
tanto yo no puedo cambiar interpretación por responsabilidad.

Y no puedo cambiar, en el número tres, fidelidad intelectual por cambio de vida,


y cuando hablamos de fidelidad intelectual estamos hablando de que nosotros
tenemos muy claramente cuáles son los puntos doctrinales que nosotros
reconocemos con total conocimiento, estamos muy seguros de nuestra pureza
doctrinal, pero mi pureza doctrinal debe involucrar un cambio de vida, si soy tan
puro doctrinalmente entonces muéstramelo a través de su santidad, y eso no
es intercambiable.

No, yo soy puro y eso basta, eso me hace recordar más a los fariseos del
pasado, estos que estaban muy seguro de su pureza intelectual pero el señor
tenía que decirles sepulcros blanqueados, yo no puedo sustituir la fidelidad
intelectual con el cambio de vida, yo no puedo cambiar en la racionalización
por el arrepentimiento, yo no puedo decir yo entiendo las demandas de Dios
pero sin que esas demanda de Dios generen un profundo cambio de actitud de
mi corazón.

Cuando yo escucho la palabra de Dios lo primero que va a ser convicto es mi


propio corazón, la realidad de mi propio pecado, si yo, al escuchar la palabra y
al ir a la palabra yo no descubro nada de qué arrepentirme, tendría que hacer
serio cuestionamiento acerca de lo que yo estoy entendiendo en la palabra,
porque lo que el señor nos va a llevar es continuamente al arrepentimiento, a
descubrir cuán lejos estamos del estándar de Dios.
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Por lo tanto, el hecho de racionalizar, de entender, de organizar la palabra, de
sistematizarla, no es un sustituto del arrepentimiento, tampoco el
sentimentalismo por la acción decidida, a veces nos gustan esos pasajes
lindos que conmueven mi corazón, pero eso no quita el lugar de tomar
decisiones inmediatas, oportunas en cuanto aquello que el señor nos está
diciendo en su palabra.

Y por último, la novedad por la aplicación, nos gusta tanto la novedad, somos
la generación de la novedad, somos los adolescentes eternos, nos encanta lo
nuevo, nos encantan los nuevos personajes, las nuevas ideas, las nuevas
cosas, vivimos como los atenienses del pasado, amando la novedad, pero
esta novedad a veces es tan superficial que no hay aplicación que esta traiga
consigo

Por lo tanto nosotros tenemos que ser conscientes en nuestro estudio bíblico
que conocimiento, interpretación, fidelidad intelectual, racionalización, aún
sentimentalismo y novedad nunca deben cambiar el lugar de la aplicación
sencilla de la palabra de Dios en nuestra vida en cada uno de sus
mandamientos.

Aplicar la palabra de Dios es una actitud del corazón tal como lo decía
Santiago, "sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engaña
a sí mismos, porque si alguna es oidor de la palabra y no hacedor, es
semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo, pero después
de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de
persona es".

El reflejo que la palabra de Dios produce sobre nuestra vida debe producir una
acción decidida porque si no de manera superficial simplemente vamos a pasar
y luego vamos a olvidar quién nos dice el señor que debemos ser.

Esto me hace recordar la historia de un cristiano que vivió a principios del siglo
XX, un cristiano japonés que es muy raro encontrarlo, pero este hombre era
estudiante de teología, y él quiso probar el evangelio por un pequeño tiempo de
su vida yéndose a vivir a uno de los barrios más pobres del Tokio del principio
del siglo XX , un lugar absolutamente atroz en términos de perversión, en
términos de delincuencia, en términos de enfermedades, y este hombre lo que
quiso vivir es la realidad del Evangelio práctico, o sea, como probarse a sí
mismo que él está viviendo de acuerdo a la realidad del Evangelio en medio de
un lugar que todo el mundo despreciaba.

Y una de las palabras que él dice porque él pensó quedarse tres meses y se
quedó más de una década viviendo en pequeño cuartito de dos por dos que se
convirtió como en una pequeña iglesia donde él recibía a todas las personas
que llegaban a su casa. Una de las historias que se cuentan acerca de su vida
es que a su casita llegó un día un hombre enfermo completamente y
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moribundo, que acababa de salir de la cárcel por haber asesinado a otra
persona, era un alcohólico perdido, pero este hombre sufría tanto y tenía tantos
remordimientos que en las noches él no podía dormir si es que no tenía a este
hombre japonés tomado de la mano.

Y dice que durante varios años el tuvo que dormir de la mano de este hombre
moribundo porque sus remordimientos no lo dejaban vivir y él tenía que
hablarle continuamente del señor, y muchas de estas historias donde el tuvo
que poner en práctica lo que él creía del evangelio, pero les cuento todo esto
no por este hombre en particular, sino porque él decía que uno de los grandes
problemas de los cristiano es que lo único que desean que se vayan al cielo
son sus oídos.

Y él decía no sólo los oídos se van al cielo y esa es una frase que a mí me
impactó mucho porque a veces nosotros, si hay un órgano que merece irse al
cielo son nuestros oídos porque nos encanta escuchar, nosotros nos encanta
escuchar los mensajes, nos encanta escuchar adoración, pero él dice el gran
problema es que cuando el señor tenga que tomar una parte de nosotros para
llevarse al cielo serán nuestros oído porque ni nuestras manos ni nuestros pies
ni ningún otro órgano van a poder ir porque en realidad no hizo nada para el
señor.

Entonces no seamos oidores olvidadizos, la aplicación práctica y nuevamente


es volviendo a hacer las preguntas como las que nos hacíamos hace un
momento, la primera pregunta que yo me hago al ir a la escritura es ¿lo
entiendo?, sin temor como hablábamos hace un momento acerca del ir al
texto, yo voy al texto y digo ¿lo entiendo?

Ahora, si yo lo entiendo, si yo entiendo lo que está diciendo allí, hay una


segunda pregunta qué es una pregunta existencial en donde no se trata de leer
el texto sino de leerme a mí, ¿me entiendo?, o sea, quien soy yo en relación
con el texto que estoy leyendo, en qué lugar está lugar mi vida en relación al
pasaje que el Señor me está presentando en este momento.

Si yo entiendo lo que Dios está diciendo ahora lo que me toca a mí es entender


en qué posición estoy yo con respecto al texto , hacer una hermenéutica de mi
propia vida, no sólo del texto en particular, sino de mi posición como persona
en relación a lo que el señor me está diciendo, yo entiendo el texto, entiendo
sinceramente mi posición y la tercera pregunta es entonces ¿y ahora qué
hago?, qué hago con el vacío que existe entre lo que palabra de Dios dice y lo
que yo soy, entre la demanda que la palabra de Dios tiene para mí y lo que yo
estoy dispuesto a hacer, entre aquello que el Señor me está mostrando que es
una vida que le glorifica y la luz personal que yo tengo en mi propia vida.

No basta solamente con ir a la palabra y descubrir sus secretos, sino que hay
que tener la sinceridad para que la palabra nos ilumine al punto de que yo
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pueda descubrir también mis secretos y luego pueda ver un proceso de
confesión entre lo que la palabra de Dios dice y lo que yo soy de tal manera
que el señor supla abundantemente lo que yo soy a través de su palabra y yo
pueda cumplir aquello que el señor demanda.

Justamente la palabra confesión en el griego significa básicamente ponerse de


acuerdo, yo me pongo de acuerdo con la palabra, de tal forma que la palabra
me muestra mis debilidades, pero la palabra completa con su poder mis
propias debilidades de tal manera que me hace apto para poder hacer y ser lo
que yo por mí mismo no podría hacer. La palabra de Dios no solamente ilumina
mi debilidad, mis deficiencias, sino que la suple también a través de el señor,
entonces el señor me completa en su palabra yo puedo tomar decisiones y
saber qué es lo que yo voy a hacer ahora.

Ese es el secreto de la aplicación, ¿lo entiendo?, ¿me entiendo?, y ahora ¿qué


hago?, sólo sé que nada se, y si sé, ¿qué?, esa es la pregunta que nosotros
nos debemos hacer y por eso es que se requiere en nuestra vida que nosotros
vayamos por un camino de profunda reflexión, un camino en donde vayamos
transitando por los caminos de Dios y vayamos descubriendo poco a poco que
es lo que el señor está esperando de nuestras vidas.

Por eso es que vamos a leer simplemente nueve preguntas para lograr una
genuina aplicación, cosas muy sencillas, cuando leo la palabra ¿hay algún
ejemplo que seguir?, ejemplos hay muchísimos, pero cuál es el ejemplo y qué
es lo que el señor está determinando que yo haga, no solamente soy un
observador, la Biblia no es una película que simplemente me va entretener, la
palabra de Dios tiene el poder de que yo pueda vivir conforme al testimonio del
ejemplo que yo estoy percibiendo en la palabra.

¿hay algún error que evitar?, ¿algún pecado que limpiar?, ¿alguna promesa
que reclamar?, ¿alguna oración que considerar?, ¿hay algún mandamiento que
obedecer?, ¿alguna condición previa que satisfacer?, ¿ algún verso que
memorizar?, ¿algún desafío que enfrentar?, todas estas preguntas son
personales y yo creo que nuestro estudio de la palabra tiene que terminar con
la posibilidad de que yo sepa a ciencia cierta qué es lo que el señor me está
demandando a mí para las próximas seis horas o las próximas 12 horas o para
el día siguiente, que yo pueda percibir una demanda , un requerimiento, una
tarea por cumplir por más pequeña que ésta sea para las próximas horas de mi
vida.

Es como los Boys Scouts, ustedes recuerdan siempre la historia de los Boys
Scouts que tenían que hacer una buena obra diaria y que estaban obligados a
ir buscando por ahí que hacer, yo creo que la demanda para nosotros como
cristianos es que nuestra vida devocional se convierta en la posibilidad de

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poder descubrir ese pequeño detalle que el señor quiere que nosotros
apliquemos a nuestra vida.

Que si el señor nos habla de la ira o de la lengua, o de los celos, o el señor nos
habla de la valentía, o si el señor nos habla de la cobardía, o si el señor nos
habla de la santidad, o el señor nos habla de evangelizar, o el señor nos habla
de tener paciencia, que no se trate solamente de que yo lo entiende
intelectualmente sino que busque el momento, la situación oportuna para poder
aplicarla.

Una correcta vida devocional va a hacer posible que Dios nos hable para
nuestra circunstancia en el momento en que nosotros estamos viviendo, el
señor le encanta hablarnos en el momento que nosotros estamos viviendo y
por lo tanto Dios no quiere teorizar con nosotros, Dios quiere aplicar sus su
palabra en nuestras propias vidas.

El apóstol Pablo dice en Filipenses, en el capítulo dos "así que amados míos
tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia sino mucho más
en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor porque Dios
es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito,
haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones para que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación
torcida y perversa en medio de la cual resplandecéis como luminarias en el
mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida".

Yo creo que aquí el apóstol Pablo está recalcando justamente el secreto de la


aplicación, aquí él usa esta figura que a mí me gusta mucho, tal como siempre
habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi
ausencia, el apóstol Pablo estaba en prisión y él estaba reclamándoles
obediencia , y él dice, yo reconozco que ustedes siempre han sido obedientes,
han sido obedientes siempre en mi presencia pero ahora es muy importante
que ustedes también lo sean en mi ausencia, y aquí hay una frase que yo creo
que es fundamental, ocúpense en su salvación con temor y temblor.

Ustedes saben que la idea de salvación, la palabra salvación no sólo implica la


liberación de la condenación eterna sino que la palabra salvación también
significa salud, o sea, es salud personal, transformación de vida, entonces
cuando dice ocúpense en su salvación con temor y con temblor no solamente
tiene que ver con la preservación de mi vida para que yo pueda llegar hacia la
eternidad, sino para que yo pueda demostrar que estoy con vida, que me he
levantado del lecho de enfermedad.

“Levántate toma tu lecho y anda”, el señor nos lo dicho a todos nosotros con la
salvación, la salvación es el gran milagro de Dios mediante el cual el señor nos
libra de la condenación eterna, pero también nos libera de la condenación
temporal y nos da la oportunidad de vivir una vida que le glorifique en todo lo
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que hacemos, por lo tanto, ocúpate de tus salvación con temor y temblor y
estas dos palabras implican con sumo cuidado que tiene que ver con la
aplicación, y esta aplicación es el gran regalo de Dios porque Dios es quien
obra en vosotros tanto el querer como el hacer por su beneplácito, o como dice
la Reina Valera, por su buena voluntad.

O sea, señores, Dios es quien trabaja porque esa es la obra, trabaja en


ustedes tanto el querer como el hacer y esto es algo que yo debo recordar, el
señor produce en mi el querer pero también el hacer, o sea no basta solamente
con que yo lo desee intelectualmente, sino también con que yo esté dispuesto
a hacerlo y esta actitud es sin murmuraciones, sin discusiones.

Recuerden que el apóstol Pablo en el capítulo anterior está hablando acerca de


que hay diferentes facciones dentro del cristianismo, algunos están
predicando el evangelio por contienda , otros por avaricia, pero este es un tema
que no tiene que darse ni por murmuraciones ni por discusiones, el aplicar la
palabra de Dios es un tema personal. No tiene que ver si lo están haciendo por
allá o por acá, miren, yo voy a hacer esto, y si tu no quieres hacerlo no lo voy a
hacer tampoco.

Es un tema personal porque Dios produce en nosotros el querer como el hacer


por su buena voluntad y yo quiero hacerlo simplemente para la gloria de Él
porque quiero ocuparme en esta salvación con temor y temblor, y finalmente
el gran resultado es para que seáis irreprensibles y sencillos, sin mancha y con
sencillez.

O sea, que bonita es la palabra sencillez porque no dice que me va a convertir


en un sabio orondo, sino que me va a hacer una persona sencilla pero
irreprensible, que no tiene reproche, pero sencillo, para que seáis sencillos
irreprensibles, hijos de Dios, sin tacha, en medio de una generación torcida y
perversa en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo
sosteniendo firmemente la palabra de Vida.

Hermanos, la aplicación de la palabra de Dios no es una técnica, es una


motivación del corazón y es algo que todos nosotros debemos buscar y que no
podemos darle más vueltas a este tema, sino simplemente recordar lo que ya
hemos mencionando en otra oportunidad, toda escritura tiene un poder único e
inherente que puede lograr la transformación del individuo que la escuche y
aplica en su propia vida.

Ustedes recuerdan este pasaje de Jeremías capítulo 23, "el profeta que tenga
un sueño que cuente su sueño, pero el que tenga mi palabra que hable mi
palabra con fidelidad, ¿qué tiene que ver la paja con el grano? declara el señor,
¿no es mi palabra como fuego? declara el señor y como martillo que
despedaza la roca, por tanto he aquí, estoy contra los profetas declara el
Señor, que se roban mis palabras el uno al otro".
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La palabra de Dios tiene ese poder inherente de transformación siempre y
cuando nosotros dediquemos tiempo a escudriñarla y aplicarla en nuestra
propia vida, es como fuego y como martillo que quebranta la piedra, el fuego
que requiere de un proceso de calentamiento de ese corazón endurecido que
nosotros tenemos y luego el martillo que le da ese golpe de precisión para que
la roca se pueda partir, pero en nosotros está ese doble propósito.

Yo creo que todos nosotros debemos entender finalmente que el señor quiere
darle golpes a nuestra vida, golpes transformadores que van a suceder pero
para que ese golpe transformador se dé de manera precisa yo tengo que estar
profundamente permanentemente y caliente con la palabra de Dios, como
fuego y como martillo que quebranta la piedra.

El Señor quiere transformar nuestro corazón pero nosotros debemos aplicarla a


nuestra vida, movernos alrededor de ella, buscar lo que la palabra de Dios
dice, entender quiénes somos nosotros a la luz de esa palabra y preguntarnos
y ahora qué hacemos con ella.

Apliquemos la palabra de Dios en nuestra vida y estudiémosla con todo


nuestro corazón, y el señor permitirá que nosotros vayamos trazando nuestra
existencia, el recorrido por su palabra y los milagros de Dios en nuestra propia
vida.

Prohibida la reproducción total o parcial de este documento sin la autorización


escrita del Ministerio Integridad & Sabiduría

www.integridadysabiduria.org www.institutois.org

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