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Trabajo final Seminario de Profundización III.

La importancia del pensamiento filosófico de san Agustín en la educación.

Claudia Patricia Yarpaz Muñoz.


Unicervantes Facultad de Sagrada Teología.
Especialización en Teología u educación clásica.
Dra. Biviana Unger Parra.
3 de diciembre del 2022.
“Pero los hombres yerran al llamar Maestros a los que no lo son, porque, las más de las veces, entre el momento del

habla y el momento del conocimiento no media ningún intervalo; y como aprenden en su interior inmediatamente después

de la exposición del que les habla, estiman que han aprendido de ese que ha expuesto afuera",

Capitulo XIV, El Maestro.

La educación, es un tema que por muchos años ha sido contenido de reflexión en el mundo. Constantemente como educadores

hemos sido testigos de la renovación de modelos pedagógicos, métodos y didácticas contemporáneas que prometen ser la solución

a todas las dificultades que como docentes afrontamos en el proceso de enseñanza aprendizaje, pero la realidad es que el

desconcierto, la insatisfacción y el descontento ya hace parte de nuestro quehacer.

Devolver la mirada a grandes pedagogos, es un recurso necesario en esta época y entre ellos está San Agustín de Hipona

cuyas enseñanzas, sobre cómo ha de ser una adecuada pedagogía práctica, son aún de actualidad.

En esta ocasión y por medio de este trabajo escrito, quiero contar como fue mi acercamiento a San Agustín en mi vida personal,

profesional, sus enseñanzas y mi aproximación a sus principios filosóficos y cristianos.


Mi nombre es Claudia Patricia Yarpaz Muñoz, soy docente de español y literatura y metodología de investigación. Soy profesora por

vocación y convicción. Siempre he creído que mi profesión es desafiante y trasformadora de realidades y es el espacio que me ha

brindado los mejores momentos de mi vida.

En mis primeros años de estudio universitario, recuerdo que siempre me repetían que: los docentes no éramos trasmisores de

conocimiento, sino que somos guías, mediadores, somos personas que acompañan a sus estudiantes para la construcción del

conocimiento. Me hablaron de mi rol en aspectos emocionales y motivacionales, de mis conductas deseadas, de cómo debo

comprender la realidad y como debo construir una nueva forma de concebir el aprendizaje. En otras palabras, comprendí que estoy

llamada al conocimiento y adaptación de metodologías, y en estos últimos años a la tecnología, que mi rol es complejo y que abarca

múltiples dimensiones y que tiene efectos importantes en la sociedad.

Hace más de dos años hago parte del Colegio san José de Cajicá, un colegio católico que hace parte de la Familia Sodálite. Mi

objetivo en ese momento, fue pertenecer a una institución reconocida y con proyección y la idea de que fuese católica cautivo más

mi atención.

Fue en este lugar, en donde por primera vez escuché el nombre de San Agustín y recuerdo que conocí algo de su vida, pero en ese

momento no tuvo impacto en mí. Con el pasar del tiempo y gracias a la formación constante que recibo en mi lugar de trabajo

aprendí que San Agustín de Hipona fue un filósofo y teólogo, genio de la humanidad, Padre y Doctor de nuestra iglesia, pero no

conforme con esto lo que realmente me llamó la atención, fue conocer que san Agustín fue maestro y que antes de su conversión

también fue un hombre pecador, que vivió por mucho tiempo en una gran frustración personal.
Debo confesar que, aunque soy católica nunca nadie me había dicho que todas las personas estábamos llamadas a ser santas y el

Padre Alberto Hadad, rector de mi colegio me acerca a esta realidad desconocida para mí. Ingresé a mi colegio segura de mi

vocación, pero tenía un corazón duro, tenía tibiezas en mi fe y creía en el relativismo que ofrece el mundo. Tomar la decisión de

estudiar la especialización en teología y educación clásica me abrió las puertas para conocer un poco más de san Agustín y mi

interés particular está en su aporte a la educación.

Al ser san Agustín educador y al conocer que algunos de sus escritos o por lo menos los que he tenido la oportunidad de leer, se

centraron en la educación me permitió conocer la incidencia del pensamiento filosófico de san Agustín en la educación. En este caso

el punto de referencia que mencionaré serán los libros Confesiones y Del Maestro, textos que ha tenido gran influencia.

A san Agustín, lo identifico como un hombre que buscó siempre la verdad, sea en el lugar que se encontrase y en las

circunstancias que le tocaran vivir. La educación, no fue un punto aparte dentro de la visión y su pensamiento, ya que

vinculó varias veces el tema educativo con la incansable verdad que anhelaba.

Considero que su pensamiento no está lejano de la sociedad de su época y la de ahora. En ese legado podemos

entonces encontrar una filosofía educativa bastante clara, que parte de su experiencia como estudiante y más adelante

como profesor y al escribir su libro Confesiones dejó grandes herramientas respecto a estos temas.

Agustín, resalta que la educación no se la relacionaba tan solo con lo estrictamente intelectual, es decir, con lo que la

memoria puede retener. La educación agustiniana va mucho más allá, abarca las realidades humanas completamente,

por eso se habla que su educación se relaciona con el corazón humano y de ahí se pueden analizar o proyectar sus
pensamientos sobre la relación de profesores, alumnos, compañeros, con la misma persona y muy especialmente en la

relación con Dios, de dónde para el doctor de Hipona viene toda sabiduría, inteligencia y voluntad de formarse

adecuadamente. Para él, el corazón juega un papel fundamental en el esquema educativo agustiniano planteando que el

papel de la educación es llegar al corazón de los estudiantes para que sea educado correcta y adecuadamente.

Desde su conversión al cristianismo, manifestaba que cuando no encontraba en un escrito el nombre de Dios, le parecía

vacío o no le daba mucha importancia. Lo cual quiere decir que en el tema de la educación necesariamente tiene que

estar presente Dios de alguna o de otra forma.

Entiendo que, para san Agustín, la mejor ayuda que los maestros pueden hacer a sus estudiantes es poder conducirle a

Dios por medio del proceso de interioridad y de trascendencia. Proceso que requiere que el docente haya tenido en

primer lugar esa experiencia de encuentro personal con Dios, para que así, el estudiante conociéndose a sí mismo pueda

llegar al conocimiento de Dios y luego a los conocimientos materiales.

El santo doctor de la Iglesia, se dio cuenta que no basta con los solos conocimientos intelectuales para poder desarrollar

una adecuada educación, sino que necesariamente se debe emprender por parte de los docentes un arriesgado camino

para lograr que los estudiantes tengan en cuenta su aspecto interior; esto es, que den cabida a Dios dentro de sus planes

y proyectos. Para él lo importante en la educación es “educar al corazón”, para que la persona se dé cuenta, reflexione y
acepte el estudio de buen agrado, no como una carga, sino más bien como una herramienta para su crecimiento

intelectual y espiritual.

Luego de analizar la experiencia de Agustín como estudiante, mencionaré su faceta como educador. Parto de la realidad

que nunca quiso repetir, lo que a su vez los profesores hicieron con él, me refiero, a los castigos y el obligarlo a estudiar a

la fuerza.

En esta primera escuela, comienza a perfilar lo que más adelante será su proyecto educativo. El sistema que impulsó en

su tiempo apuntaba a que los estudiantes desde su interior vean que la educación es un factor determinante en sus

vidas. De esta manera el profesor vendría por un lado a ser un modelo a seguir y por otro lado tendría que ser el que guía

el proceso de interioridad de los estudiantes. El sistema de Agustín que se quiere proponer trata de conjugar los

conocimientos y Dios en la parte del docente y en la parte del estudiante, ya que los dos deben ir en conjunto buscando a

Dios a partir de su propia realidad, pero no dejando de lado los conocimientos necesarios.

Reconoce que la educación, es un arte que necesita ser bien entendido y manejado. Con el arte las personas pueden

beneficiarse o perjudicarse, pero eso depende de cómo en primer lugar se lo entienda y luego de cómo se lo viva porque

en la práctica, toda teoría puede ser excelente, pero en lo último es el encuentro del docente con el estudiante que

determina muchas realidades correctas o incorrectas, buenas o malas. Un joven puede sentirse motivado para toda su
vida por el estudio gracias a un buen profesor, pero a la vez un alumno puede quedar con miedo al estudio por las malas

prácticas educativas de determinados profesores.

Al hablar del pensamiento filosófico de Agustín, se debe tener en cuenta que los presupuestos filosóficos van de la mano

de los antropológicos debido principalmente a la relación que plantea el santo de Hipona del hombre con respecto a Dios.

El hombre para Agustín es un ser para Dios, pero para llegar a este ser se deben cumplir ciertas condiciones por parte

del hombre que son: La sabiduría, el orden del amor, la paz, dos amores y dos inquietudes. San Agustín se interesa más

por una educación de raíces platónicas, fundadas en las ideas innatas; uno de los frutos de su investigación es el breve,

pero interesante diálogo filosófico "Del maestro",

San Agustín inicia su escrito con la siguiente interrogante: ¿Para qué sirve el lenguaje? Se dio cuenta que no puede

haber educación-enseñanza, sin el lenguaje, por eso hace este cuestionamiento. Agustín habla de un recordar, que en el

fondo es un enseñar, no tanto a los demás, cuanto a nosotros mismos; cuando hablamos tratamos de fijar algo en

nosotros, así los dos fines de nuestro lenguaje son enseñar y recordar.

Según San Agustín, el concepto de la enseñanza está esencialmente ligado al concepto del lenguaje; puede acontecer

que no todo lenguaje sea instrucción, pero jamás se puede dar instrucción sin lenguaje, nadie puede enseñar sin hablar,

por eso el maestro se debe de dirigir adecuadamente. Sin embargo, ahora sabemos que no solamente el lenguaje es

protagonista del quehacer educativo, sino también el lenguaje corporal: es imposible mostrar algo sin signos.
En el “maestro interior” Agustín considera importante que el maestro tiene que estar bien preparado para que su lenguaje

clarifique las dudas y pueda proporcionar adecuadamente los signos necesarios para la enseñanza; nadie puede enseñar

algo que no sabe, no podemos obligar a los niños a través del golpe a aprender, se debe transmitir el conocimiento a

través del juego, enseñar a pensar; por tal motivo el maestro tiene una función simplemente estimulante de la actividad

personal del educando. Para él Dios es el único que puede infundir en la mente humana la luz intelectual que nos hace

distinguir la verdad del error; aprender porque se está obligando, es una aborrecible pedagogía, nadie en efecto, obra

bien si obra contra su voluntad, aunque sea bueno lo que hace. Para san Agustín el camino a la felicidad es la sabiduría

que nos muestra Dios y que se revela atreves de la razón.

Agustín indaga la fe a través de la razón y Cristo era el centro de su búsqueda. En mi proceso de conversión y la razón

por la que me identifico con San Agustín es porque a pesar que de no soy experta en la materia y me reconozco como

desconocedora de todas sus obras puedo decir que su búsqueda en aquel entonces es mi búsqueda actual.

En lo personal, me reconozco como pecadora y reconozco que necesito de Dios. Que al igual que san Agustín y aunque

mi vida siempre ha sido privilegiada también ha existido un vacío que solo se está llenado desde el día que decidí aceptar

a Dios en mi corazón. Es ahora, cuando entiendo que todos los seres humanos estamos llamados a ser santos y que la

santidad es el don de Dios que colma todas las aspiraciones humanas; es la plenitud de la vida cristiana que consiste en
unirse a Cristo, aprendiendo a vivir como hijos de Dios con la gracia del Espíritu Santo y viviendo la perfección de la

caridad y esto lo aprendí gracias a san Agustín.

Tengo un concepto más claro de lo que es el amor y la felicidad. El Amor que se establece como nexo entre la

antropología y la pedagogía que proviene del cultivo de los principios como: la indulgencia, la alegría, la generosidad, el

agradecimiento, la humildad, la esperanza, la justicia, la misericordia, la dedicación plena, la renovación, la redención, el

compromiso, la autenticidad, la posibilidad del cambio y la semilla para el recuerdo.

En mi profesión, tengo claro que el alumno aprende con la ayuda del maestro. Aprender es recordar y la enseñanza es el

desencadenante de ese recuerdo. Las destrezas le son inculcadas por el ejemplo y por el ejercicio, no son ni pueden

serle inculcadas por una simple exposición verbal. El maestro explica, el alumno comprende. El maestro no enseña el

saber sino el modo de adquirirlo, es una conquista personal, fruto del diálogo y la comunicación. El conocimiento no es

solo una idea innata, sino que está depositado de un modo específico en la memoria como sede de la conciencia. Quiero

formar en virtudes y no en valores, ya que la virtud es un hábito incorporado a la vida, mientras que el valor puede ser un

simple punto de referencia mental y las virtudes humanas reflejan la realidad de la excelencia humana.

Mi devoción por san Agustín, me ha llevado a dar a conocer a mis estudiantes su vida y obra. Mediante la búsqueda de

lecturas acordes a su edad me he permitido dar a conocer su vida que es ejemplo concreto de una persona que pudo

vivir haciendo la voluntad de Dios. Considero que familiarizar a mis estudiantes con él, me ayudan en mi quehacer
pedagógico descubrí que a través de lectura de la vida de este santo se puede despertar en ellos el deseo de conocer y

seguir a Cristo.

En conclusión, y lo que considero que he podido entender sobre san Agustín y su legado en la pedagogía es que es

importante conocer el origen y el comportamiento del alumno, con el objetivo de guiar su enseñanza a través del amor

para que le conduzca a la reflexión interior necesaria para el descubrimiento de la Verdad. La posibilidad de descubrir el

conocimiento sembrado en nuestro interior hará que el alumno muestre interés por alcanzar la felicidad y compartir con

los demás lo que ha aprendido.


Trabajos de los estudiantes de grado 7 sobre la vida y obra de san Agustín.
Referencias

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