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Este enfoque empezó a decaer en el siglo XIX, sustituido por el enfoque fónico,
en el que no se enseñan los nombres de las letras, sino sus sonidos. Sin
embargo, su influencia perduró en algunos lugares. Por ejemplo, a principios
del siglo XX “El lector católico mexicano”, el “Silabario-catón de Ezequiel
Solana”, el “Silabario o catón cristiano” o el “Silabario moderno de Almagro”
comienzan presentando el alfabeto.
PATO
2 En España es común referirse con este nombre al documento nacional de identidad o cédula de
identificación.
● Se identificaron tres factores que influyen sobre el aprendizaje de las
letras y sus sonidos: las intervenciones escolares fueron más eficaces
que las realizadas en el hogar, las intervenciones en pequeño grupo
fueron más efectivas que las individuales, y cuanto más tiempo se
dedicaba a la intervención mayores eran los efectos.
Una reflexión
A diferencia de lo que sucede en inglés, especialmente con los sonidos
vocálicos, en español, en la mayor parte de las letras, su nombre nos ofrece
información sobre su sonido o sobre su sonido más frecuente. Solo hay dos
casos en los que el nombre de la letra no nos informa de su sonido o de uno de
sus sonidos: H y X.
● El conocimiento de los nombres con los que nos referimos a las letras.
● El conocimiento del sonido o sonidos que corresponden a las letras,
incluyendo casos más complejos como letras en las que el sonido
depende del contexto (C, G, R o Y), o letras que pueden formar partes de
dígrafos (Ch, Gu, Ll, Qu o Rr). Esta asociación entre letras y sonidos se
puede reforzar con recordatorios visuales (imágenes de palabras que
comienzan por ese sonido, por ejemplo, una foca para /f/) o gestuales.
● La habilidad para escribir o trazar las letras, repasándolas, copiándolas o
de memoria y utilizando distintos materiales y soportes (lápiz, tiza,
pintura de dedos, al aire, con arcilla…)
● Reconocer distintas formas de una misma letra: mayúscula, minúscula,
manuscrita o de imprenta en distintas tipografías.
No parece haber una secuencia de aprendizaje de las letras y es común que los
niños y niñas empiecen por tener conocimiento de las letras que forman su
nombre. Aunque hay escasos datos obtenidos de hispanohablantes,
disponemos de un estudio reciente (enlace) en el que, De la Calle, Guzmán-
Simón y García-Jiménez (2018), proponen la siguiente secuencia de
aprendizaje:
1. Las vocales, estarían entre los primeros grafemas que los niños
reconocen.
2. Entre las consonantes se pueden distinguir varios grupos según la edad
en la que la mayor parte de los alumnos las reconocen:
S, P
C, Z, M, V, X
F, J, N, R, T, Ñ, D, Y
Q, L, G, B
Hay que tener en cuenta que las pruebas empleadas para evaluar el
reconocimiento de las letras no incluyen todas las letras (faltan H, K, W).
También, que ambas las presentan como minúsculas, en lo que llamaríamos
“letra de imprenta”.
Entre los niños es frecuente referirse a las consonantes formando una sílaba en
la que se le añade una vocal. Por ejemplo, “esa es la ne”. Quizá esto esté
influido por la exposición al alfabeto en el que encontramos “be”, “ce” y “de”
en el comienzo. Pero también emplean otras formas como “es la na”. Aunque
sea una forma incorrecta de denominar a la letra, sirve para recordar su
sonido. Particularmente, acepto esas denominaciones, aunque informo sobre
el nombre correcto: “sí, la na; pero yo le llamo ene”.
En algunos casos adopto una postura más explícita en la que los alumnos van
mostrando en un tablero con las distintas letras que necesitan reconocer (en
3 Bonita historia que nos explica -de forma mitológica- por qué se parece tanto a la Ñ y a la M, que es su
madre, pero no da pistas sobre su sonido.
mi caso, mayúsculas, ligadas y minúsculas de imprenta) y pregunto por el
nombre de varias. Si el alumno sabe nombrarlas anoto sus aciertos y si no, le
indico yo el nombre correcto. Cuando un alumno reconoce una letra en todas
las formas en que la presento, la considero como sabida y solo volveré a
preguntar por ella de forma ocasional, normalmente buscando que tenga
éxito. A esta actividad la llamo Ya me sé las letras y aparece descrita en el
documento enlazado (enlace).
Documento complementario
Un solo nombre para cada letra
https://www.rae.es/consultas/un-solo-nombre-para-cada-letra
¿Existe la letra “che”?, ¿es correcto decir “be baja”?, ¿se puede llamar “ye” a la
“y griega4”? Este documento de la Real Academia Española hace una
recomendación justificada sobre qué nombre podría recibir cada letra y
también nos informa sobre las distintas formas que se emplean para nombrar
a algunas de ellas.