Resumen de “Los Derechos Indígenas en la Nueva Constitución”
Es de conocimiento público que en toda sociedad existen minorías étnicas y
pequeños grupos de personas que no gozan de todos sus derechos. El Ecuador no es la excepción, ya que los indígenas y pequeños grupos étnicos han tenido que luchar incansablemente durante años y años para tratar de ser escuchados y atendidos. Debemos recordar que una de las mayores riquezas de nuestro país es la pluriculturalidad y lamentablemente no hemos sabido apreciarla, sino hasta mediados de la última década del siglo XX. La Constitución de 1998 finalmente reconoce ciertos derechos y entre este año y el 2008 se consiguen avances en esta materia. Se reconoce, por ejemplo, al Ecuador como “un estado social de derecho unitario, independiente, democrático, pluricultural y multiétnico”. Aunque la aspiración del movimiento indígena era el reconocimiento de la multinacionalidad, la Asamblea Constituyente no lo hizo. Los derechos colectivos al territorio, identidad, participación, autonomía interna, justicia propia destacaban a finales de este siglo, pero desgraciadamente una cosa es reconocerlos sobre el papel y una muy diferente velar porque se cumplan, cosa que no ocurrió.
Es en 2008 con la nueva Carta Magna es que se incorporan importantes
elementos con alusión a la diversidad étnica y cultural del Ecuador. El “buen vivir”, que es posiblemente uno de avances más relevantes, es un conjunto de valores que dan sentido a la existencia en el plano tanto individual como colectivo. Otro avance relevante es incorporar la plurinacionalidad como distintivo del Estado ecuatoriano. Esto último implica: la definición del Ecuador como un país diverso, la plena incorporación de las nacionalidades y que la interculturalidad es el nuevo tipo de relacionamiento igualitario. A pesar de estos avances se creó un nuevo conflicto con respecto a las circunscripciones territoriales indígenas, pues muchas comunidades se ubican incluso en dos regiones y es complicado que se cumpla la ley al pie de la letra. Otro aspecto un tanto negativo es la confusión acerca del “consentimiento previo, libre e informado”, tema sobre el cual ha opinado incluso un relator especial de la ONU. Finalmente, es necesario destacar que con los avances respecto a los Derechos Indígenas el constitucionalismo de nuestro país se encuentra a la par de los mejores, aún así, hay que luchar por poner en práctica lo escrito.