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Las cifras y los números en hebreo se escriben con letras (en correspondencia con el

orden que ocupan en el alfabeto). Para nosotros, el número tiene un sentido muy distinto
del que tenía para el antiguo Israel bíblico. Mientras que los usamos normalmente para
indicar la cantidad de algo (orden matemático y cuantitativo), para la mentalidad hebrea
los números podían expresar además un orden ideológico, cualitativo y teológico[1].

Los números en el mundo judío antiguo tenían un triple sentido[2]: la cantidad, el


simbolismo y el mensaje “gemátrico”.

Primer sentido: cantidad


Lo primero que puede expresar un número en la Tanaj o Biblia es cantidad; como así
manifiesta el profeta Elías cuando predijo una sequía de 3 años en Israel (1 Re 18, 1); o
que el rey Josías gobernó 31 años en Jerusalén (2 Re 22, 1); o que el rey Salomón puso
12 gobernadores encargados de mantener al palacio un mes cada uno (1 Re 4,7), etc. 

Es evidente que ninguno de estos números es simbólico, ni encierra un mensaje.


Simplemente se refieren a informaciones y datos históricos concretos (años, personas o
distancias temporales) que expresan únicamente cantidad. No hay lugar para la
confusión: lo que el número dice, eso mismo quería decir el autor.

Segundo sentido: Simbolismo


Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea,
un mensaje distinto que lo supera y lo desborda. En la época bíblica los usaban con toda
naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves. Esto hace que los números no sean
para nosotros “razonables” y comprensibles, sobre todo si los miramos desde nuestra
mentalidad occidental heredada del mundo de la razón greco-romano.

Aunque la Biblia no explica nunca qué simboliza cada número, los exegetas y
estudiosos hemos logrado averiguar alguno de sus simbolismos, pudiendo así aclarar
muchos episodios bíblicos que, a su luz, se han vuelto más comprensibles[3]:

 El número 1 simboliza a Yahvéh como Dios único. Por ello indica exclusividad,
primacía, excelencia. Lo encontramos en el credo judío, llamado “Shemá
Israel”, donde se afirma el monoteísmo judío: “Escucha Israel, Adonai es
nuestro Señor, Adonai es uno” (Dt 6, 4-9).

 El número 2 representa a la persona, pues en ella hay siempre dualidad, división


interior por culpa del pecado. En el relato de la creación se dice textualmente:
“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen de Dios le creó. Macho y hembra los
creó” (Gn 1, 27).
 El número 3 expresa “totalidad”, quizás porque tres son las dimensiones del
tiempo: pasado, presente y futuro. Así los 3 hijos de Noé (Gn 6, 10) representan
a la totalidad de sus descendientes.

A Dios se le llama tres veces Santo, el que tiene toda la santidad (Is 6, 3).

 El número 4 simboliza al cosmos y al mundo, ya que 4 son los puntos


cardinales. Cuando se dice que en el Paraíso había cuatro ríos (Gn 4, 10),
significa que todo el cosmos era un Paraíso antes del pecado de Adán y Eva.

Cuando el profeta Ezequiel llama al Espíritu de los cuatro vientos para que soplen sobre
los huesos secos (Ez 37, 9), no es que haya cuatro vientos, sino que invoca a los vientos
de todo el mundo.

 El número 5 significa “algunos”, “unos cuantos”, es decir, una cantidad


indefinida.

 El número 6 representa la “imperfección”, el pecado, el mal. Por ser el número


anterior al siete (perfección) se considera maldito. El hecho de que Dios crease
al Ser Humano en el sexto día de la creación (Gn 1, 26), hace pensar en su
condición de pecador.

Cuando el libro del Apocalipsis relaciona al “anticristo” con el número “666” lo que
expresa es la totalidad del mal, es decir, 3 (totalidad) veces 6 (el mal), que simboliza a la
bestia o el demonio por reencarnar todo el mal en el mundo (Ap 13, 18).

 El número 7 representa la “perfección”. En este sentido, el “siete” indica


ordinariamente que la medida está completa[4], que se da un resultado
relativamente perfecto o satisfactorio, que hay cierta plenitud.
Siete días dura la creación descrita en el primer capítulo del libro del Génesis, para
indicar que todo lo creado es perfecto porque viene de Dios (Gn 1, 1ss.).

El Nuevo Testamento cristiano sigue la tradición hebrea cuando afirma que no sólo hay
que perdonar siete veces, sino setenta veces siete, porque perdonar es lo más importante
y viene de Dios (Mt 18, 22)

 A los números 8 y 9 no se les conoce ningún significado teológico propiamente


dicho.

 El número 10 tiene un valor “mnemotécnico”, fácil de recordar por ser diez los
dedos de las manos. Por ello, conviene retener en la memoria los diez
mandamientos que Dios dio a Moisés en el Monte Sinaí (Ex 20, 1-20), y las diez
plagas que azotaron a Egipto (Ex 7, 8 ss.).

 El número 40 representa el “cambio” de un período a otro, de una generación a


otra. Por eso el diluvio dura cuarenta días con sus cuarenta noches (Gn 6, 5 ss.),
pues es el cambio hacia una nueva humanidad.

El pueblo de Israel está cuarenta años en el desierto (Dt 8,2) hasta que cambia la
generación infiel por otra nueva; de ahí que sea también el número de la prueba (Ex 16,
35; Nm 13, 25; Dt 2, 7; Jos 5, 6;Ez 4, 6).

Moisés permanece cuarenta días en el monte Sinaí (Ex 24, 18) porque el pueblo va a
experimentar un cambio de orientación tras el Pacto de la Alianza.

Esta misma cifra significa también a menudo un tiempo de paz, la duración de un


reinado (Jue 3, 11; Sm 5, 4; 1 Re 2, 11, 42; 12, 1).

 El número 1.000 significa multitud, gran cantidad. En el libro de Daniel se dice


que el rey Baltasar dio una gran fiesta a mil invitados (Dn 5, 1).

El salmo (40, 4) sostiene que mil años para nosotros son como un día para Dios. El rey
Salomón ofreció mil sacrificios de animales en Gabaón (1 Re 3, 4) y tenía mil mujeres
en su harén (1 Re 11, 3).

Tercer sentido: "gematría"

Mientras que en español escribimos los números con sus correspondientes signos, las
lenguas hebrea y griega emplean las mismas letras de sus alfabetos para escribir los
suyos. Desde esta premisa, si sumamos las letras de cualquier palabra se puede obtener
siempre una cifra; el número así obtenido se llama gemátrico (método muy utilizado por
los cabalistas medievales).

Pongamos un ejemplo: cuando los cuatro poderosos ejércitos de Mesopotamia invaden


Israel (Gn 14) se llevan prisionero a Lot, sobrino de Abraham. Una vez enterado el
Patriarca reúne a 318 personas, sale en persecución de aquellos, logra derrotarlos y
rescata a Lot. ¿Cómo es posible que con sólo 318 personas, pueda vencer a los cuatro
ejércitos más poderosos de todo el Próximo Oriente antiguo? Este número no es real,
sino que significa algo[5].

En efecto, sabemos que Abraham tenía un sirviente, llamado Eliécer (Gn 15, 2), al que
había dejado en herencia todos sus bienes. Si sumamos los números que corresponden a
las letras hebreas de este nombre, obtenemos el siguiente resultado: E (=1) + L (=30) + I
(=10) + E (=70) + Z (=7) + R (=200) = 318. Así pues, el verdadero significado de ese
relato es que Abraham salió a combatir con todos sus herederos, siendo estos (la
descendencia de Abraham) siempre superiores a sus enemigos.

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