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Ayin 

es la décimo sexta letra del alfabeto hebreo. Ella no tiene equivalente fonético en las
lenguas occidentales. Corresponde a la letra griega “omicron” (Ο, o). Su valor numérico en gematría es de
70. Ayin es el ojo a semejanza del “udjat” egipcio (el ojo de Horus) que trae la visión y la perspicacia para
salir del condicionamiento de “Samej” y de los conceptos erróneos que caen
inexorablemente. Ayin también es la fuente que recibe todas las cosas que pueden ser percibidas cuando
caen las barreras, cuando se disuelven los engaños. Es la evidencia, la revelación, el paso de lo invisible a
lo visible. El ojo recibe la luz para iluminarnos interiormente. Ayin es la percepción del mundo material tal
como se manifiesta. Por semejanza, también significa advertir, espiar, ver a través de algo, asemejarse
. En el sentido de “fuente” Ayin simboliza la percepción directa y sin intermediarios de la realidad. Todo
buen ojo debe percibir el origen y la causa de las cosas sin detenerse en las apariencias. La primera
aparición de esta letra en el Génesis no designa un ojo sino una fuente. “Ellos hicieron un movimiento de
giro y así llegaron a la fuente (Ayin) del juicio” (Génesis 14-7).
Ayin representa el órgano esencial de la imaginación que permite a la mente crear imágenes, incluso las
de los sueños y las que no existen en la realidad. Así ella simboliza lo que llena vacío interior y el poder
que nos permite de salir de los caminos trillados. Ella simboliza el principio de una revuelta individual y de
la destrucción por antagonismo. Por extensión, esta letra representa la personalidad y la aparición de
ciertas manifestaciones interiores en el mundo material y limitado.  Así, Ayin puede significar a veces
apariencias equivocadas del pasaje de lo invisible a lo visible.
Providencia Divina
"Ella [la tierra de Israel] es la tierra que Di-s tu Di-s pretende; los ojos de Di-s tu Di-s están siempre
[mirando] en ella, desde el principio del año hasta el fin del año".
El ciclo anual, desde el principio al final ("el final incluido en el principio"), alude al "ciclo infinito", el secreto
de la letra samej, como se explicó antes. La Providencia Divina, los "ojos" de Di-s controlando el ciclo, es
el secreto de la letra siguiente ain, que significa "ojo". Aunque la revelación primordial de la Providencia
sobrenatural es en la Tierra de Israel, se le ordena al judío en exilio crear algo de la santidad existente en
cada uno, en cada una de las escalas de la diáspora, reconociendo las Providencia Divina donde quiera
que esté.
Al entrar a la Tierra de Israel, la segunda ciudad a ser conquistada por Ioshúa fue Ai, que se escribe ain-
iud, forma abreviada de la ain (ain-iud-nun, donde la nun cae) "el Ojo". Jericó, la primera ciudad a ser
conquistada, viene de la palabra hebrea reaj, el sentido del olfato. En el jasidismo se enseñó que el origen
de este sentido es en keter, la sensibilidad supraconciente que dirige la motivación del Deseo o Voluntad.
La palabra hebrea para la "tierra", eretz, deriva de la palabra ratzón, "deseo", como enseñan nuestros
sabios: "¿Por qué es llamada eretz? Porque desea hacer la Voluntad de su Creador". La vista es el primer
sentido consiente, correspondiente a la sefirá de jojmá, "sabiduría".
En la conquista de Jericó, Ajan - relacionado a la palabra ain [la caf de Ajan equivale a la guematria de la
escritura completa de la iud (iud-vav-dalet) de ain, 20] - codició el botín prohibido. El trágico resultado fue
la derrota inicial de Israel en la batalla de "el Ojo". Codiciar, es el defecto espiritual de la visión del ojo. Sólo
cuando el pecado de la codicia fue rectificado, se entregó "el Ojo" al pueblo judío. Ante la derrota inicial,
Ioshua cayó desesperado sobre su rostro, más Di-s le ordenó: "Alza, santifica al pueblo.... Hay algo
maldito en medio de ti, Israel; no te podrás imponer a tus enemigos hasta que no lo remuevas de tu seno".
Se le dijo a Ioshúa "alza", aunque el pueblo no se podía "alzar". Esto alude al secreto de los dos círculos
concéntricos de la letra samej: el círculo exterior y estático, que sostiene la caída de la nun, y el dinámico e
interno, dirigido en definitiva por la Providencia Divina de la ain.
La escritura completa de la letra ain equivale a 130, o 5 veces 26, siendo 26 el valor numérico del
Nombre Havaiá. En cábala, este fenómeno se aprecia al entender que el ojo posee cinco poderes Divinos.
El ojo derecho posee cinco estados de bondad, mientras que el izquierdo posee cinco estados de
severidad o poder. En los salmos, encontramos dos versículos en relación a la Providencia de Di-s sobre
el hombre. Uno dice: "El Ojo de Di-s está sobre el que es temeroso de Él". El otro asevera: "Los Ojos de
Di-s están en los tzadikim". El atributo de temor a Di-s, se refiere a la conciencia de la sefirá de maljut,
"reino", asemejado a la mujer virtuosa: "la mujer temerosa de Di-s, ella será alabada". Maljut está
constituida y dirigida por los cinco "poderes", el secreto del ojo izquierdo de Di-s. Por esta razón, en el
primer versículo "Ojo" está en singular, refiriéndose sólo al ojo izquierdo. En la "figura masculina",
correspondiente a los seis atributos emotivos del corazón, la Providencia refleja el balance entre las cinco
bondades junto con los 5 poderes de Di-s. Por eso en el segundo versículo, aparece la forma plural "ojos",
en referencia a ambos Ojos de Di-s.
Se enseña asiduamente en el jasidismo, que ese ojo en singular encierra una referencia oculta al "ojo
siempre abierto" de keter, la supra conciencia. Aquí, el singular es el secreto de "todo es correcto", como
está escrito "no hay lado izquierdo en el Anciano, todo es derecho". El temor a Di-s, que es el recipiente
del alma para contener y revelar este tan escondido y supremo nivel de Providencia, es el temor
reverencial frente a la percepción de la Luz Trascendente de Di-s, permeando cada punto de la realidad,
como se enseñó en el secreto de la samej.
En el servicio Divino del alma, estos tres niveles de Providencia corresponden a las tres etapas de
servicio: sumisión, separación, y dulcificación, como fue enseñado por el Baal Shem Tov. Todo esto lleva a
su enseñanza fundamental y que incluye a todas, en relación a la "Providencia Divina particular". La
experiencia inicial de que incluso la más minúscula de las acciones propias es observada y registrada
Arriba, lo lleva a uno a un estado de sumisión y temor al Reino de los Cielos, cuyas Ley y Orden controlan
el universo. Uno entonces experimenta cómo los Ojos de Di-s observan y custodian amorosamente a cada
uno de los hijos de Israel. Esto lo hace percibir la separación existencial entre lo sagrado y lo profano, lo
justo y lo injusto, y a identificarse con el bien. Finalmente, uno experimenta el Ojo Infinito de Di-s dirigiendo
toda cosa creada hacia la definitiva realización de su cometido, llevando de esta manera a toda la
Creación a consumar su Propósito Divino. De esta manera, este temor que sentimos, es en definitiva por
enfrentarnos a la revelación del Amor Infinito de Di-s hacia todo ("todo es correcto). Este es el secreto de
endulzar.

FORMA
Una nun alargada con una vav o zain incrustada.
El recipiente de la nun recibe la bendición de Di-s, la vav.
Los dos ojos y los nervios ópticos ingresando al cerebro.
El ojo derecho mira hacia arriba a la samej; el ojo izquierdo mira hacia abajo hacia la pei.
Mundos:
· Un hombre pobre recibiendo sustento físico.
· Los seis (siete) días de la Creación y del hombre.
· Shammai: los siete juntos; Hillel: el seis separado del siete.
· El ojo derecho mirando hacia el cielo; el ojo izquierdo mirando hacia la tierra.
Almas:
· La humilde nun agrega regocijo en el servicio a Di-s, e incorpora en si la Voluntad de Di-s, la halajá,
como es revelada en los seis órdenes de la Mishná.
· El ojo derecho mira hacia arriba a Di-s; el ojo izquierdo mira hacia abajo de forma favorable al judío.
· El ojo derecho danza, el izquierdo habla.
Divinidad:
 Moisés, la humilde nun, aumenta el regocijo en Di-s, como si fuera, e incorpora a la conciencia los
secretos más ocultos de la Torá.
 El ojo derecho mira hacia arriba hacia la luz Trascendente de Di-s; el ojo izquierdo mira hacia abajo
hacia la Palabra de Di-s.

NOMBRE
Ojo; color; manantial; en arameo: oveja.
Mundos:
· Visión física; Colores del espectro; Un manantial.
· La fuente de la sabiduría y la habilidad de percibir sabiduría.
· La oveja mira hacia el pastor; El pastor vigilando a sus ovejas.
Almas:
· El "ojo de Iacob" viendo sólo bendición, bondad y vida.
· El ojo del alma viendo unificación, santidad y la bendición.
· El "ojo buscador" del alma, mirando hacia arriba en busca de Di-s.
· Viendo favorablemente a todo judío.
Divinidad:
· "Contemplando sólo al Rey".
· Providencia Divina.
· Emulando a Di-s al observar hacia "abajo" para ayudar a los demás.
· La plegaria silenciosa: el corazón arriba y los ojos abajo.

NUMERO
Setenta
Mundos:
· Setenta naciones y lenguajes arquetípicos; Setenta bueyes sacrificados en Sukot.
· Setenta años de vida; Setenta sollozos del siervo durante su labor.
Almas:
· Setenta almas judías que descendieron a Egipto.
· Setenta ancianos elegidos por Moisés, setenta sabios del Sanhedrin.
· Setenta años del Rey David.
· Setenta sollozos del alma durante su "labor".
· Setenta años del exilio Babilónico.
Divinidad:
· Setenta Nombres de Di-s; Setenta caras de la Torá.
· Setenta palabras del Kidush.
· Setenta sollozos de los dolores de parto del Mashiaj.
Elohim Azaz, Ayin
Ayin ‫ע‬ significa ojo; por eso, su forma pensamiento es una Yud con una Zayin ‫ז‬, que reflejan dos ojos
paralelos que se unen en un punto (la nariz), el cual desciende hasta la manifestación (la boca)
Esta letra es el número 16 del alfabeto hebreo, y su guematria es 70. Este número nos habla de las 70
naciones bíblicas (evidentemente, en el mundo hay mucho más de 70 naciones). El Zohar nos explica que
estas naciones hacer referencia a las 70 almas primordiales en las cuales se dividió el hombre primigenio,
el Adam Kadmon. Es decir, la vasija primordial se dividió en 70 pedazos. La pregunta que nos surge ante
esto, es: ¿cómo es posible que la Biblia diga que hay 70 almas, cuando existen 7 mil millones de personas
en el mundo? ¿De dónde sale ese gentío? Pues bien, la respuesta a esto es muy interesante. Cada alma
encarnada está asociada a uno de los 70 grupos de alma; al mismo tiempo, este número 70 se refiere a
las seis sefirot emocionales correspondientes al mundo de Atziluth (emanación), en unión con Maljut. De la
misma forma que el Abraham bíblico representa la encarnación de los atributos de la esfera de Jésed (la
misericordia) ya corregida (del mundo de Atziluth), cada persona proviene de una de estas esferas, con la
diferencia que venimos de más abajo. Somos almas que estamos en proceso de corrección. Sin embargo,
no somos únicos; cada uno vino a formar parte del Olam tikun (la corrección colectiva). Es decir, si hay
una persona que pertenece a determinada sefirah, entonces esa persona forma parte del grupo de alma
de dicha esfera. No podemos saber a cuál grupo de alma pertenecemos, y, en realidad, no tiene
importancia. Lo que sí importa es que, ante cada desafío, podamos elevar nuestra mirada para ver la Luz
que está oculta detrás de la apariencia física del problema que tenemos en frente.

Evidentemente, estos personajes bíblicos, Abraham (Jésed), Yitzjak (Guevurá) y Yaacov (Tiféret),
aparecen ya corregidos, y todo lo que nos describe la Biblia sobre sus historias es el proceso de
corrección de cada uno.

La guematria 70 de Ayin ‫ע‬ es la misma encerrada en la palabra hebrea sod (secreto), que es el grado más


alto de estudio (la Cábala). Por ello, es tan importante comprender los secretos que están guardados en la
Biblia, porque allí está el método de corregir a cada grupo de alma. Por eso, esta letra significa ojo, porque
nos permite ver más allá de lo literal, ver los secretos, semejarnos a la mirada de Dios, que tiene la
percepción real que se logra cuando miramos desde las alturas.
Otro ejemplo de la sabiduría que encierra la guematria, está en la unión de las letras Ayin ‫ע‬ y Bet ‫ב‬, cuya
suma guematrica da 72, es decir, 70+2=72. Esta unión creó el mes de Capricornio, y es por eso que a este
mes le dicen el mes de los milagros. Cada vez que este número aparece, se relaciona directamente con
los 72 Nombres de Dios. 

En la imagen que vemos a la izquierda, y de arriba hacia abajo, tenemos la primera Yud ‫י‬, que ya sabemos
que su guematria es 10 y que representa a Keter del Mundo de Atziluth (emanación). Luego, en la
segunda línea, vemos a Yud ‫י‬ He ‫ה‬ que es 10 + 5 = 15, el cual representa a Jojmah y Binah, en el Mundo
de Briah (creación). Seguidamente, tenemos a Yud ‫י‬ He ‫ה‬ Vav ‫ו‬ que es10+5+6=21, representando al
mundo de Jojmah, Binah y Zeir Anpin (hijo) del Mundo de Yetzirah (formación). Y, por último, tenemos al
nombre completo, desde la emanación hasta la manifestación: Yud ‫י‬ He ‫ה‬ Vav ‫ו‬ He ‫ה‬, cuya suma total es
10+5+6+5= 26. Tomando el número resultante de cada línea y sumándolos entre sí, obtenemos:
10+15+21+26 = 72.  Es decir, la guematria nos está enseñando que los famosos 72 Nombres de Dios son
la energía interna del Nombre de Dios, el código mediante el cual Dios opera desde la emanación hasta la
manifestación. La Biblia nos enseña que Moisés utilizó este código de 72 letras para abrir el Mar Rojo. 

Sin deseos de causar desagrado en los creyentes de la interpretación literal de la Biblia, esto no quiere
decir que el Mar Rojo se abrió realmente. Este pasaje nos enseña que este nombre de Dios, Yud He Vav
He, constituye el viaje que hace la Luz a través de los 4 mundos, y los 72 nombres (que vemos en la
imagen ubicada a la derecha) son el tipo de energía que se precipita. Cuando la Biblia nos habla de
milagros sobrenaturales como la apertura del Mar Rojo, nos está señalando que estos nombres tienen el
poder de dominar la materia por encima de las leyes físicas.

Dice el Zohar que Ayin ‫ע‬encabeza la palabra anavá (modestia, humildad), y que por eso se presentó ante
el Creador para que el mundo fuera creado a través de ella. Aun así, Dios la rechazó porque la
palabra avón, que se inicia también con esta letra, significa delito, pecado. Sin embargo, Ayin ‫ע‬ está
ubicada por encima de las fuerzas impuras; ella es la frontera hasta donde estas fuerzas pueden llegan a
aferrarse en nosotros (Netzaj de Zeir Anpin). Por el riesgo de que por alguna debilidad de Netzaj
(perseverancia) las fuerzas impuras se aferren a ella, fue suficiente motivo para que el Creador rechazara
a esta letra para la creación del mundo. La moraleja de esta historia es que, aun cuando podamos estar en
control de nuestras emociones y tener un trabajo espiritual sólido en el cual vamos subiendo de niveles,
mientras estemos encarnados, las fuerzas negativas van a intentar desestabilizarnos, para tomar de
nosotros toda esa Luz que hemos logrado.

La Cábala nos da muchas herramientas; sin embargo, no podemos creer que dejaremos de tener desafíos
que vencer en este mundo. Hasta que logremos estar en el nivel de poder manejar la manifestación con
absoluto respeto y misericordia, seremos el blanco de estas fuerzas impuras. El sistema está creado para
darnos el control de la materia en la misma medida en la que adquirimos sabiduría para administrarla en
beneficio de todos. No debemos olvidar nunca que si el mundo fue creado con la Bet ‫ב‬ es porque la
misericordia, que es el atributo propio de esta letra, es la llave que abre el mundo de la manifestación. Sin
esta llave no hay acceso en el mundo. Podemos mentir y engañar a los que no rodean, pero no al sistema
(éste es un “cuarto blindado” que sólo permite el acceso con los códigos adecuados “tatuados” en el ADN
a través del accionar). De la misma manera como la genética nos construye con ojos marrones, azules o
verdes, los atributos tales como la misericordia, deben formar parte de nosotros para poder acceder a la
totalidad del sistema.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, tenemos pensamientos de deseos de recibir para
nosotros mismos, y, por eso, la inteligencia de Maljut (el alma) rechaza toda la abundancia que la Luz nos
otorga, puesto que no tenemos la misma frecuencia de la Luz (que es altruismo puro). Al ser así, la Luz no
puede alcanzarnos. Si no tenemos todo lo que deseamos es porque no somos capaces de administrar los
recursos, tal y como lo hace Dios. Por lo tanto, esto nos aleja del propósito de nuestra encarnación, el cual
es evolucionar, parecernos a la Luz. Es por eso que el Zohar nos explica que tenemos una inteligencia que
rechaza la Luz que lo contiene todo, hasta que no maduremos emocionalmente. En el fondo, tenemos una
inteligencia que nos impulsa a mejorarnos, lo queramos conscientemente o no.
Esta carta del Tarot está íntimamente asociada con el pasaje bíblico sobre la torre de Babel. El hombre,
en aquella época, estaba unificado (por eso hablaba una sola lengua, el hebreo). Sin embargo, bastó que
una persona, que tenía el conocimiento metafísico (el poder), incitara al colectivo a desafiar a la Luz, para
que la división se instalara entre la gente. ¿De qué se trataba este desafío? De utilizar el poder metafísico
(Ayin ‫ )ע‬para elevar al ego, endiosarlo, pero como las fuerzas impuras no pueden pasar de cierto nivel
(Netzaj), entonces se produjo la separación entre los niveles más sutiles y el hombre.
La torre de Babel representa las estructuras del ego, en sus múltiples formas de manifestarse. Por eso, en
la carta del Tarot se destaca que ella está construida de muchos ladrillos, bien engranados y organizados.
Esta organización representa a la inteligencia del ego para estructurarse de tal manera que no podamos
ver su trasfondo.  Esta carta nos muestra que mientras más elevamos ese ego, más larga es la caída y
más duro es el golpe. Pero la caída que proviene del rechazo de Ayin ‫ע‬hacia nuestro ego, es para
reconstruirnos más sólidos y fuertes. Por eso, vemos a estos dos personajes de la carta sin miedo en sus
facciones. El primero de ellos amortigua su caída con las dos manos. Recordemos que éstas representan
el dar y el recibir (Jésed y Guevurá, respectivamente). El equilibrio entre estas dos fuerzas hace que la
caída sea sólo un desafío, y a través del ojo de Ayin ‫ע‬, vemos la Luz que encierra esta caída, y por eso no
hay miedo. El segundo personaje de la carta nos muestra sólo el torso, lo cual nos incita a pensar que la
caída de éste se debe al desequilibrio emocional (lo sabemos porque su torso rojo representa Guevurá).
Es decir, cada vez que nos molestamos, criticamos, pensamos negativamente de nosotros, de los otros o
de la vida que tenemos, bajamos de nivel, caemos. Algo muy importante que nos muestra la carta, es que
los brazos de estos dos personajes están en azul (representando la misericordia), con lo cual se nos indica
que la corrección de Ayin ‫ע‬ es un acto de misericordia. Aun cuando veamos que la vida es difícil porque
vivimos cosas dolorosas, el saber que tenemos otras opciones es lo que nos incita a mejorarnos. Cuando
buscamos Luz encontramos Luz, y, al final, todo lo que nos pasa tiene un bien oculto, así no podamos
verlo en el instante. 
Las manos de los personajes de la carta están buscando tocar la hierba (precipitar la energía al mundo
físico), y al lado, vemos piedras blancas que son las bases en donde se asienta el alma. Es decir, la caída
tiene como propósito hacer descender los niveles espirituales (Ruaj y Neshamá) al cuerpo físico, y hacer
de eso nuestra base, nuestra roca.

También, vemos en la carta que del cielo caen 32 esferas (que representan a los 32 senderos del Árbol de
la Vida). Es importante destacar que el mundo de Atziluth tiene 32 nombres, pero el Tarot no representa a
éste mundo. El Tarot está comprendido dentro del mundo de Briah, por eso, estas 32 esferas representan
los 32 nombres de la creación bíblica (los nombres de las 10 sefirot y las 22 letras hebreas). Este es el
método de cómo funciona el sistema de creación, y sin importar cuál disciplina espiritual te guste o seas
afín, la Kabalah es la cuna de todas.

En fin, querido amigo, Ayin ‫ע‬ es una letra con la que debemos trabajar cada vez que hay una situación que
no comprendemos. Ella nos muestra la visión de la Divinidad que está por encima del problema, la "visión
del águila"; ella nos revela la cara oculta de la Luz, el secreto.
AYIN es la letra 16 del alfabeto hebreo y su valor es 70. En el hebreo pictográfico AYIN se dibujaba

 y en el hebreo bíblico   .
Su significado:  ojo,visión, ver.
En el Nuevo Testamento encontramos al Ungido de Dios, Yeshúa, hablando sobre «AYIN» en Mateo 6:22
y en Lucas 11:34. Veamos:
MATEO
6:22 La lámpara del cuerpo es el ojo (AYIN); así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de
luz;
6:23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es
tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
LUCAS
11:33 Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que
entran vean la luz. 
11:34 La lámpara del cuerpo es el ojo (AYIN); cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno
de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. 
11:35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. 
11:36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo
luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor. 
Dec 13, 2016
Para encontrar el significado original detrás de un concepto o una idea judía, debemos analizar el
origen de las palabras hebreas que definen esa idea.
Advierto que inevitablemente, una aventura filológica de ese tipo puede convertirse en un poco técnica y
densa, especialmente para el lector que no domina la lengua hebrea. De mi lado trataré de ser lo menos
técnico posible. Del lado del lector, apelo a su paciencia y comprensión, con la esperanza de que al
finalizar la lectura sienta que el esfuerzo valió la pena.
Estamos terminando de analizar el Décimo Mandamiento: “No envidiarás.”. La envidia ha sido siempre
asociada simbólicamente con el “ojo”, ya que mirar y observar lo que tiene el vecino es el principio que
conduce a los celos y a la envidia. Una breve búsqueda en Google (“mal de ojo”) nos demostrará que
virtualmente todas las religiones y culturas, incluyendo a las antiguas religiones paganas e idolatras, creían
y creen en el poder del “mal de ojo”. Esta realidad nos tiene que alertar y hacernos revaluar cuál es
exactamente la idea JUDIA acerca del mal de ojo, que obviamente no puede ser asociada con la idea
pagana del mal de ojo. Comencemos, como dijimos, por un análisis etimológico.
En el idioma hebreo, Bíblico o rabínico, NO existe la palabra o expresión “mal de ojo” (?‫ )רעת העין‬. Hay, sin
embargo, dos expresiones parecidas: 1. “El ojo del malo” (‫ )עין הרע‬y 2. “El ojo malo” (‫)עין רעה‬.
Comencemos por aclarar que la palabra ‫( עין‬que se pronuncia ‘ayin), “ojo” en hebreo corresponde al
género femenino. Por eso no se puede decir en hebreo ‫ עין רע‬para decir “el ojo malo” sino que se dice ‫עין‬
‫רעה‬, en femenino. Ahora bien, si ‫‘ עין הרע‬ayin hará no se refiere al mal de ojo, ¿a que sí se refiere? O, en
otras palabras, ¿qué significa “el ojo del malo”? .
‫ עין הרע‬Para entender el concepto del “ojo del malo” deberíamos compararlo con una expresión hebrea
mucho más y mejor conocida: “leshón hará” (que mucha gente erróneamente pronuncia “lashón hará”). En
hebreo la palabra “lashón”, lengua, también es femenino (en hebreo, los elementos del cuerpo se
adjetivizan en femenino: lashon medaberet guedolot, etc). Leshón hará entonces no es la “lengua mala” o
“el mal de la lengua” sino “la lengua del malvado”. En hebreo la expresión “la lengua del malvado” no se
refiere al daño causado a otra persona a través de un poder sobrenatural, sino que define lo que se
conoce como “maledicencia”, hablar mal de otras personas, degradarlas y dañarlas con nuestras
palabras. Esta acción es considerada como una gravísima transgresión. La maledicencia puede herir,
destruir y hasta matar (en inglés hay un concepto muy interesante: “character assassination”, “destruir la
reputación de una persona”, una forma de asesinato virtual).
Veamos ahora la expresión ‘ayin hará, el ojo del malo. “El ojo del malo” se refiere al carácter envidioso
de una persona. De la misma forma que leshón hará se usa para definir los daños que causa la
maledicencia, ‘ayin hará se usa para definir las consecuencias destructivas que acarrea la envidia.
Es interesante que en Birkot haShahar (Bendiciones de la mañana), todas las mañanas le pedimos a
HaShem que nos proteja de los daños que nos pueden causar otras personas a través del leshón hará,
hablando mal de nosotros, y del ‘ayin hará, cuando alguien se obsesiona con nuestro éxito, ya que como
vimos por ejemplo con Koraj, los celos son destructivos.
‫ עין רעה‬Veamos ahora el segundo concepto: “El ojo malo”. En la Mishná aparece la expresión “el ojo
malo” asociado con la idea de falta de generosidad y la avaricia. Un ejemplo: La Terumá, que era una
donación (o impuesto), de una parte, de la cosecha que debía ser entregada a los Cohanim, los maestros
del pueblo judío. La Torá no establece cuál es el porcentaje exacto de nuestra cosecha que se dona al
Cohen. Ahora bien, si una persona aportaba para la Terumá un 1/40 de su cosecha se consideraba un
acto de “ojo generoso” (en hebreo ‘ayin yafá). Si alguien aporta 1/50 de su cosecha, tiene un “ojo
promedio” (‘ayin benonit) y el que aportaba 1/60 tiene un “ojo malo” o ‘ayin ra’a. Como vemos, el
concepto de “ojo malo” no tiene que ver con poderes mágicos sino con la avaricia y la falta de
generosidad. El ideal de un Yehudí en el área de Terumá o Tsedaqá (caridad, asistencia económica al
necesitado) es comportarse con ‘ain yafá, con un “ojo generoso” (literalmente, “ojo lindo”).
‫ עין טובה‬Para finalizar, veremos cuál es el concepto opuesto al ojo malo o al ojo del malvado. En la Mishná
de Pirqué Abot los rabinos se refieren a ‘ayin toba, “el buen ojo”. ¿Qué es el buen ojo? El buen ojo se
define de varias maneras: la actitud positiva, ver el lado bueno de los demás, ver el vaso medio lleno,
etc. Pero creo que la mejor definición es que cuando uno tiene un “ojo bueno” es capaz de estar
contento no sólo por su propio éxito sino también por el éxito de los demás.

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