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INTRODUCCIÓN A LA SAGRADA ESCRITURA 2021

2. INTRODUCCIÓN GENERAL A LA SAGRADA ESCRITURA.*


Fr. Ricardo Guzmán Mendoza, OSA

“La profundidad de las Santas Escrituras es ilimitada.


Aunque buscase estudiarlas a ellas y nada más,
desde la infancia hasta la vejez, con extrema tranquilidad,
con el más incansable celo y con talento más grande que el que
poseo,
tendría mucho camino que recorrer
para descubrir sus tesoros”.
San Agustín, Cartas 137,3.

“Mi ambición de joven era aplicar al estudio


de la Sagrada Escritura
los refinamientos de la dialéctica.
Así lo he hecho, pero sin la humildad del verdadero investigador.

Debería haber llamado a la puerta


y ella se habría abierto para mí.
En lugar de eso,
la estaba empujando mientras aún estaba cerrada,
intentando entender con soberbia
lo que se aprende con humildad”.
San Agustín, Sermón 51,6.

A. QUÉ ES LA BIBLIA PARA EL CREYENTE.


La Biblia es para el creyente, judío o cristiano, algo más que un libro antiguo e interesante.
En ella encontramos, en efecto, junto a amonestaciones y preceptos de inmediata resonancia para
nuestro espíritu (v.gr. Mt 5,3ss), relatos del pasado. Pero parece que no tienen ninguna relación
directa con nuestra vida cristiana; así, por ejemplo, no pocos relatos del libro de los Jueces o de los
libros de los Reyes, o también mandatos ya superados (cfr. Lv 11,13-18) o para nosotros
desconcertantes (cfr. Dt 20,16-18).
Según el Concilio Vaticano II “en los sagrados libros el Padre, que está en los cielos, se
dirige con amor hacia sus hijos y habla con ellos” (DV 21). Con estas palabras la constitución
dogmática sobre Divina Revelación no hace más que recoger una convicción constante que existe en
la Iglesia católica desde los mismos orígenes cristianos: la Biblia es Palabra de Dios, dirigida a sus
hijos los hombres.
Pero ¿cómo la Biblia es Palabra de Dios? ¿Por qué escuchamos la Palabra de Dios
precisamente en unos determinados libros, los que forman y componen la Biblia? ¿Cuál es la parte
de Dios y la parte humana en la composición de estos libros? ¿Cómo pueden conjugarse ambos
autores? ¿Cómo la Biblia es considerada desde la fe de la Iglesia como libro sagrado y normativo?
¿De qué modo la Sagrada Escritura es «Palabra del Dios vivo» para mí, que transmite su voluntad,
adecuada a las circunstancias de nuestra existencia presente? ¿Qué consecuencias tiene todo esto
para una lectura e interpretación adecuada de la Biblia dentro de la Iglesia?

B. ALGUNAS NOTAS HISTÓRICAS.


*
J. F. ZARAZÚA TREJO, Apuntes sobre Introducción a la Sagrada Escritura; A. M. ARTOLA– J. M. SÁNCHEZ CARO, Biblia y Palabra de Dios, Estella
1995, 15-25.
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La parte de la ciencia bíblico-teológica que tradicionalmente ha planteado las cuestiones
antes propuestas y ha tratado de ofrecer una respuesta a ellas se denomina «Introducción General a
la Sagrada Escritura». Como tal, esta ciencia, es bastante moderna. Sin embargo, ya desde los
últimos tiempos del AT, la Biblia fue objeto de estudios más o menos técnicos que preparaban al
lector o al oyente de la Palabra para una mejor comprensión de ella.
No obstante, la expresión «Introducción a la Sagrada Escritura» y los contenidos de esa
preparación científica datan de la época cristiana. En la época patrística se sentía la necesidad de
reunir algunas nociones generales que precedieran a la lectura de la Sagrada Escritura; Ireneo (cfr.
Adv. Haer., III,1,1: R208) y el Canon muratoriano (EB 1-7) dan un ejemplo de tratado del Canon.
El primer uso del término se remonta al monje Adriano (s. V), aunque quizá haya que
considerar como primer realizador de una «Introducción» propiamente dicha a Casiodoro con su
obra Divinarum Litterarum Institutio (PL 70,1122), en la cual se detiene especialmente en las
cuestiones hermenéuticas. A estas últimas se dedicarán especialmente los tratadistas de la Edad
Media, como Hugo de san Víctor, en su De Scripturis et scriptoribus sacris praenotatiunculae (PL
175,9-28), y más ampliamente en la obra Eruditionis didascaliae libri septem (PL 176,741-846).
En todo caso, se considera como padre y estructurador primero de esta especialidad al
dominico Sixto de Siena, quien publica en 1566 en Valencia, pocos años después de finalizar el
Concilio de Trento, su Bibliotheca Sancta. Con esta obra dio origen al tratamiento científico de la
«Introducción a la Sagrada Escritura», señalando sobre todo su objeto material, a saber, el canon o
conjunto de los libros bíblicos normativos, con lo cual establecía el ámbito estricto de la ciencia
Bíblica.
El período de la Reforma marca decididamente el paso del interés por la hermenéutica (los
«sentidos» de la Escritura) al interés por el Canon. A partir del siglo XVII estos intereses convergen
en tratados ya bastantes amplios, como el de Roberto Belarmino en su De Verbo Dei y otros afines,
ya que comprenden gran parte del material que aparece en nuestras modernas introducciones.
Fue, sin embargo, en el s. XIX cuando la Introducción General a la Escritura recibió la
estructura que se ha impuesto hasta nuestros días. Se da un fuerte impulso al tratado de la
Inspiración y, en seguida, la «cuestión bíblica» vuelve a proponer los problemas de la interpretación
a la luz de la nueva problemática surgida de la crítica literaria a partir del s. XVII (Richard Simon)
Se pueden, pues, distinguir en síntesis cuatro grandes períodos a través de los cuales se ha
desarrollado la Introducción General a la Biblia. En la edad Patrística prevalece todavía el contacto
directo con los textos; con todo, ya comienza a elaborarse las primeras síntesis. Los problemas más
fuertes son los del texto, del canon, de la hermenéutica. En la Edad Media este último problema
toma la primacía. La Reforma protestante pone de relieve los problemas relacionados con el
canon, y los de la autoridad de la Iglesia en la interpretación de las Escrituras. En el período
moderno nacen los grandes problemas críticos, que provocan el replanteamiento de los temas de la
inspiración y la inerrancia.

C. TRATADOS DE «INTRODUCCIÓN GENERAL A LAS SAGRADAS ESCRITURAS».


Los diversos tratados en los que se divide la Introducción General a las Sagradas Escrituras
contribuyen, cada uno a su modo, a responder a este problema central. El tratado sobre la
Revelación e Inspiración muestra cómo, de acuerdo con la fe de la Iglesia, hay libros que contienen
de hecho la Palabra Divina, expresada, sin embargo, en lenguaje humano, y de acuerdo con las
diversas modalidades que este lenguaje comporta.
El tratado sobre el Canon expone cuáles son, de acuerdo con la constante doctrina de la
Iglesia, estos libros en los que podemos encontrar la palabra de Dios. El tratado sobre el Texto nos
muestra los fundamentos de nuestra confianza en poseer todavía hoy, después de siglos de
transmisión, el texto de los libros sagrados, substancialmente inalterados, y nos enseña los modos de
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restaurarlo de acuerdo con el original, en los lugares que pudieran haberse corrompido. Finalmente,
el tratado de Hermenéutica explica cómo penetrar plenamente en el significado de salvación
encerrado en la Palabra de Dios.
Las fuentes de nuestra Introducción, que tomamos como creyentes y, por tanto, como
método teológico, son sobre todo la Biblia misma y las Enseñanzas del Magisterio eclesiástico sobre
la autoridad de los libros sagrados. A estas fuentes primeras hay que agregar las enseñanzas de los
Santos Padres y las consideraciones de los teólogos.
En cuanto que la Biblia se expresa en lenguaje humano, nos serviremos, naturalmente,
también de todas las fuentes lingüísticas, históricas y arqueológicas que sirven para ilustrar lo
momentos literarios del pasado, y de los métodos que han sido elaborados para su interpretación.

D. TERMINOLOGÍA.
a) Los nombres de la Biblia.
El nombre más antiguo con que se ha designado a la Biblia es el de libro (rp,se = sē¸er),
que aparece con frecuencia en el AT para designar los escritos concretos de que ésta consta. Por
primera vez, sin embargo, se usa este nombre para designar el conjunto del AT en Dn 9,2. La misma
expresión, traducida al griego (bi,bloj= bíblos) se encuentra en 2Mac 8,23 aplicado al conjunto de
las Escrituras del AT, pero esta vez con el calificativo de sagrado (i`ero,j = hierós).
El diminutivo neutro de bi,bloj (= bíblos)  bibli,on (biblíon= librillo, folleto), ha sido la
expresión más generalizada como nombre global de la Escritura. Con el calificativo de santos
(a[gia= hágia), aparece por primera vez en 1Mac 12,9. Mantiene su forma de plural neutro, ahora ya
latinizado, en la traducción Vulgata (Biblia) y se convierte después en el singular femenino de las
lenguas modernas (la Biblia).
En la Biblia hebrea nunca aparece la expresión escritura, que se encuentra por primera vez
en la traducción griega de los LXX (grafh, = graphé)  1Cr 15,15; 2Cr 30,5; Esd 6,18). Sin
embargo, en el NT es el nombre más generalizado como denominación para todo el AT. Unas veces
aparece en singular la Escritura  h` grafh, (= he graphé) (Ro 11,2; Ga 3,8.22; etc.); otras en
plural, las Escrituras  ai` grafai, (hai graphai) Mt 21,42; 26,54; Mc 14,49; Lc 24,27.32.45; Jn
5,39; Ro 15,4; 16,26; 1Cor 15,3-4). En determinadas ocasiones se le añade el calificativo de santas
 a[giai (hágia) (Ro 1,2), sagradas  i`era, (hierá) (2Tim 3,15), inspiradas  qeo,pneustoj
(theópneustos) (2Tim 3,15).
Finalmente, otro de los términos usados en el NT es el de testamento  diaqh,kh (diathēkē)
(2Cor 3,14). Además, se emplea también la expresión letras  gra,mmata (grámmata) (2Tim 3,15).
Más arbitraria ha sido la titulación de cada uno de los libros sagrados. Los hebreos se
sirvieron de las primeras palabras de cada escrito, al estilo de lo que harán más tarde las encíclicas
papales; así tyviarEB. (berē’šît) «al principio», para designar al primer libro de la Biblia. En la
traducción griega se empezaron a designar los libros sagrados mediante los nombres propios que
hoy se han generalizado, tales como Génesis, Éxodo, etc.

b) Número y divisiones de los libros de la Biblia.


La primera gran división de la Biblia cristiana es la de Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento. El AT es heredero de la Biblia judía. El NT es la literatura canónica de los primeros
años de la Iglesia cristiana.

Los JUDÍOS distribuyeron las Escrituras (Texto Masorético) en tres grandes grupos:
Ley (hr"AT  Tôrâ), Profetas (~yaiybin>  Nebî’îm) y Escritos (~ybiWtK.  Ketûbîm);
por eso suele distinguirse, a partir de sus iniciales, como TaNaK (39 libros en total):
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1. La Ley (5): Gn, Ex, Lv, Nm, Dt.
2. Los Profetas (21) se dividen en anteriores y posteriores:
 Anteriores (6): Jos, Jue, 1-2Sam; 1-2Re.
 Posteriores (15) divididos en mayores y menores:
 Mayores (3): Is, Jr, Ez.
 Menores (12): Os, Jl, Am, Ab, Jon, Mi, Na, Ha, So, Ag, Za, Ml.
3. Los Escritos (13) están divididos en grandes, meguillot (= rollo, volumen) y últimos:
 Grandes (3): Sal, Job, Pr.
 Meguillot (5): Ct, Rut, Lm, Ec ó Qo, Est.
 Últimos (5): Dn, Esd, Ne, 1-2Cr.

Los manuscritos de la TRADICIÓN GRIEGA de los LXX, aunque con variaciones, suelen
también distribuir los libros de AT también en tres grupos, pero con criterios diferentes a los de la
Biblia hebrea: Ley e historia, poéticos y proféticos (46 libros en total).
1. Ley e historia (21): Gn, Ex, Lv, Nm, Dt, Jos, Jue, Rut, 1-2Sam, 1-2Re, 1-2Cr, Esd, Ne, Jdt,
Tb, Est, 1-2Mac.
2. Poéticos (7): Sal, Pr, Ecl ó Qo, Ct, Jb, Sb, Eclo o Sir.
3. Proféticos (18): Os, Am, Mi, Jl, Ab, Jon, Na, Ha, So, Ag, Za, Ml, Is, Jr, Ba, Lm, Ez y Dn.

Entre los CATÓLICOS, la agrupación de los libros se realizó definitivamente en la edición


postridentina de la Vulgata, que los distribuyó en tres categorías, tanto para el AT como para el NT:
Históricos, Didácticos y Proféticos.
1. En total son 46 libros del AT, divididos en:
 Históricos (21): Gn, Ex, Lv, Nm, Dt, Jos, Jue, Rut, 1-2Sam, 1-2Re, 1-2Cr, Esd, Ne,
Tb, Jdt, Est, 1-2Mac.
 Didácticos (7): Job, Sal, Pr, Ecl ó Qo, Ct, Sb, Eclo o Sir.
 Proféticos (18): Is, Jr, Lm, Ba, Ez, Dn, Os, Jl, Am, Ab, Jon, Mi, Na, Ha, So, Ag, Za,
Ml.
2. El NT consta, por su parte, de un total de 27 libros, divididos en:
 Históricos (5): Mt, Mc, Lc, Jn, Hch.
 Didácticos (21): Ro, 1-2Cor, Ga, Ef, Flp, Col, 1-2Te, 1-2Tim, Tit, Flm, Heb, Sant, 1-
2Pe, 1-2-3 Jn, Jds.
 Profético (1): Ap.

En cuanto a las divisiones internas de los libros, actualmente se ha universalizado la


distribución de cada libro bíblico en secciones llamadas capítulos, los cuales constan de otras
unidades menores denominadas versículos. Tal división es de origen cristiano y no tiene tampoco un
fundamento científico.
La fijación de los capítulos fue obra de Esteban Langton, canciller de la universidad de
París y después arzobispo de Canterbury († 1228). La distribución en versículos se debe al judío
converso, después dominico, Santos Pagnini di Lucca.
Pagnini publicó en 1528 la Biblia entera, traducida de las lenguas originales al latín. En esta
edición introdujo la división de toda la Biblia en versículos. Para el AT se atuvo a la tradición judía
antigua, que había distinguido ya en breves secciones todo el texto bíblico, como se sabe por la
Mishnah (s. II). Los escribas habían señalado, además, al final de cada libro, el número exacto de
tales divisiones, y sobre esta base llevó a cabo Pagnini la distribución de los versículos del AT. Sin
embargo, no fue ésta la solución que acabo por imponerse.

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La división actual de todo el AT se remonta a la edición latina de la Biblia hecha por
Roberto Estienne (Stephanus) en 1555. En ella utilizó la de Pagnini para los libros de la Biblia
hebrea y elaboró una propia para los restantes libros del AT. En cuanto al NT adoptó la que él
mismo hiciera en la edición griega del NT el año 1551.
Estas ediciones cristianas, que se introdujeron para el texto latino de la Vulgata, se han
generalizado posteriormente, incluso para las ediciones críticas del AT y NT en sus lenguas
originales, así como para sus traducciones a las demás lenguas.

E. CUESTIONARIO.
1. ¿A qué se le denomina Introducción General a la Sagrada Escritura?
2. ¿Quién es considerado el padre y estructurador de la IGSE?
3. ¿Cuáles son los grandes períodos a través de los cuales se ha desarrollado la IGSE y cuáles
son los problemas que más prevalecen de cada época?
4. ¿Cuáles son los tratados de la IGSE y en qué consiste cada uno de ellos?
5. Menciona cuáles son los diferentes nombres que se le ha dado a la Biblia.
6. ¿Quién hizo la división de la Biblia en capítulos, quién en versículos y quién la edición
definitiva incluyendo todos los libros?

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