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¿Es posible amar a Dios con todo tu corazón y

“aborrecer” a un familiar o hermano en la fe?


Publicado el 4 noviembre, 2014 por José Daniel Espinosa Contreras

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¿Es posible amar a Dios con todo mi corazón cuando a la vez no amo a mi hermano en la fe o la
familia de sangre? No, esto es imposible. ¡Es una contradicción! La Biblia dice:

«Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» 1 Juan 4:20.

El versículo, no se aplica solamente al hermano en la fe, sino que es un principio de amor para
todo el mundo. ¡Es imposible decir que amas a Dios con todas tus fuerzas, si a su vez, aborreces a
tu familia! Si no amas y respetas a quién ves, ¿cómo vas a amar y respetar a Dios a quién no ves?
Dios dice en Su Palabra que el que tal piensa es mentiroso.

Por eso, el apóstol Juan escribe: «El que ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Juan 4:21).
Este fue el ejemplo que Jesucristo mismo nos dio. Nos amó, aun cuando éramos pecadores
(Romanos 5:8). De hecho, la Biblia enseña que Dios es amor (1 Juan 4:8), y por tanto, nunca nos
pedirá algo que es contrario a su naturaleza. No tenemos excusa para dejar de amar a alguien.
¡No! ¡Dios nunca nos pedirá eso! Tanto es así que las Sagradas Escrituras aseveran:

«El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» 1 Juan 4:12.

Pero, ¿por qué Jesús dijo que si alguno va a Él, y no aborrece a padre, madre, mujer e hijos, y aún
su propia vida, no puede ser su discípulo? (Lucas 14:26) Pues bien, lo que Jesús quiso enseñar no
es que debemos odiar o “aborrecer” a nuestra familia –lo cual es contrario a la voluntad de Dios,
que incluso nos manda amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44)–, sino que nuestro amor a Él
(Dios) debe ser tan grande, tan alto y excelso, tan superior a todo, que comparado con el amor a
los demás, estos parezcan “aborrecimiento”. Por esto, algunas versiones bíblicas traducen de la
siguiente forma: «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y
a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo»
(Versión NVI). Nótese que si alguno utiliza este versículo para justificar su aborrecimiento hacia
algún familiar, también debería “aborrecer” su propia vida –como el versículo enseña–. Sin
embargo, cuando aborrecemos a alguien es porque estamos heridos con esa persona, y nos
amamos demasiado a nosotros mismos como para amarla y perdonarla.

Incluso aun cuando Jesús dijo esto, sabemos que Él amaba grandemente a su familia. Pues incluso
cuando estaba en la Cruz, siendo maltratado y blasfemado, Él pensaba en su madre y se
preocupaba amorosamente por ella.

«Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su
madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el
discípulo la recibió en su casa» Juan 14:26-27.

Así que si alguien te dice que no está bien con su familia porque lo importante es Dios, no le creas.
No te dejes engañar. ¡Dios nunca mandaría eso! Al menos, no el Dios Verdadero. Quizás un dios
inventado por nuestra imaginación puede llevarnos a ello, pero no el Verdadero, el Revelado en la
Biblia. Al contrario, el Dios Verdadero nos dio una ordenanza clara:

«Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella» Efesios 5:25.

«Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas» Colosenses 3:19.

Y de la misma forma, Dios nos exhorta a amar a los maridos, a los hijos y al prójimo (Efesios 5:21-
30; Colosenses 3:18-25; Mateo 19:19). Tanto, que Jesús resumió toda la ley del Antiguo
Testamento, en una sola Palabra: «AMOR» (Gálatas 5:14).

Si de verdad amas a Dios, pero tienes algo contra tu hermano o familia, ve a los pies de Cristo en
arrepentimiento (Hebreos 4:16). Y pide que Él te de la fuerza para arreglar la situación. ¡Pero el
amor debe triunfar! Si te cuesta, recuerda cuánto le costó a Cristo morir por ti (el maltrato, el
dolor, las blasfemias, la ira del Padre, etc.), aun cuando eras pecador.
Dios les bendiga y guarde. Siéntase libre para compartir el artículo y que las personas conozcan
que el cristianismo se basa en el amor.

Reflexión:

La persona que se comporta de manera hipócrita, siguiendo los pasos de Mateo 18, debe ser
confrontada en privado. Si no escucharé, debe ser confrontada y exhortada con dos o tres
testigos. Por último, si la persona a pesar de ello sigue deliberadamente en su hipocresía, su caso
debe ser llevado ante la iglesia.

Si incluso así no cambia, entonces, esa persona debe ser considerada pagana y es una evidencia de
que no ama a Dios.

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