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REFORMA LABORAL DE EPN

LO BUENO

Sin duda alguna, el aspecto más positivo de la inminente reforma


es la de, por fin, sustraer la justicia laboral del poder ejecutivo. La
sujeción hasta ahora existente de las Juntas de Conciliación y
Arbitraje al presidente de la República o a los gobernadores ha
sido una de las claves por las cuales su operación ha sido tan
deficiente, pues al olvido presupuestal se suma el franco control
que los poderes ejecutivos han ejercido tradicionalmente sobre
dichos organismos. Al proponer que las Juntas sean sustituidas
por tribunales laborales, se da el primer paso para modificar una
situación en donde el control (y uso) político de los sindicatos, la
protección de ciertas empresas o despachos, y la ausencia de
independencia de los juzgadores laborales ha sido la norma. Es
un paso necesario e indispensable que debe celebrarse, pero
está lejos de ser suficiente para representar una auténtica reforma
laboral.

Lo malo
a) La pobre justificación. La exposición de motivos de la iniciativa
presidencial, más que un análisis robusto del problema de la
justicia laboral y una justificación de la solución legislativa que se
propone, es un catálogo de aspiraciones incongruentes con las
soluciones normativas que se ponen sobre la mesa. El dictamen
aprobado por el Senado repite las justificaciones presidenciales y
añade veintiún problemas específicos elaborados en uno de los
Diálogos por la Justicia Cotidiana coordinados por el CIDE, la
mayoría de los cuales no pueden ser solventados con la reforma
constitucional aprobada. Esto ocurre así porque la reforma está
enfocada sobre todo a redistribuir competencias (se transfiere la
impartición de justicia laboral del poder ejecutivo al judicial, se
impone a una autoridad federal como encargada exclusiva de
registrar contratos colectivos y tomas de nota sindicales en todo el
país, además de crearse organismos descentralizados de
conciliación a nivel federal y estatal), lo que por sí solo no es
suficiente para desterrar las malas prácticas de las autoridades y
los abusos de litigantes o  de organizaciones sindicales señalados
en esos Diálogos.
b) La alteración de los principios del derecho del trabajo. La
emancipación del derecho del trabajo respecto del derecho civil
tomó décadas, y fue de a poco que el derecho laboral fue forjando
instituciones y figuras jurídicas que le son propias debido a su
naturaleza social. Ahora, la modificación aprobada por el Senado
establece en la fracción XX apartado A del artículo 123
constitucional que las sentencias y resoluciones de los futuros
tribunales laborales deberán observar “los principios de legalidad,
imparcialidad, transparencia, autonomía e independencia”. Ni la
iniciativa presidencial ni el dictamen del Senado explican los
alcances de tales principios, por lo que no es claro cómo habrán
de reflejarse en la ley. Actualmente, aunque su aplicación dista
mucho de ser la ideal, la Ley Federal del Trabajo contiene
importantes beneficios procesales para toda aquella persona que
intente defender sus derechos laborales; entre los más relevantes
podemos citar que la carga probatoria en relación a hechos
laborales controvertidos le asiste casi siempre al patrón (artículo
784), que la interpretación de las normas debe hacerse
favoreciendo a los trabajadores en caso de duda (artículo 18), que
debe designarse perito a favor de cualquier empleado que no
cuente con recursos para pagarlo (artículo 824) y que las
determinaciones de la Junta no deben privilegiar formalismos sino
apreciar los hechos en conciencia, verdad sabida y buena fe
guardada (artículos 687 y 841). 
REFORMA LABORAL AMLO

VENTAJAS
Según el especialista “la reforma lo que hace es potencializar la
pensión mínima garantizada, al reducir la semana de cotización para
obtenerla. Antes eran 25 años, ahora son 15 años. Eso evidentemente
beneficia a los de menores ingresos. Reducir las semanas de cotización
aumenta los derechos de los que cotizan”.
Sobre la reducción en el número de años cotizados, Urías apunta que
esto no representa una reducción en la edad requerida para
pensionarse.“Esto no implica que las personas se vayan a poder
pensionar más jóvenes. Lo que significa es que con un menor tiempo
cotizando ya vas a alcanzar el derecho a pensión, pero las edades
siguen siendo exactamente las mismas”, señala.
Las edad actual para pensionarte depende del esquema elegido por
cada trabajador. Puede ser a los 60 años (por cesantía), o 65 años (por
vejez) cumplidos a la fecha de la solicitud de tu pensión. “Esta será
una reforma que permita que más personas puedan alcanzar el derecho
a una pensión mínima”, señala Urías.
Al respecto, Matute y Peña coinciden en que la reforma cuenta con un
elemento de justicia social que no puede negarse: dar acceso a una
pensión garantizada a muchas más personas. Pero de acuerdo con los
especialistas, los beneficios de esta reforma van a impactar a los
trabajadores que se jubilen dentro de 20 años. 
Pero el proyecto de reforma no contempla solamente cambios en los
tiempos, también en las cantidades. A decir de Urías y Peña,
actualmente el monto de pensión que se recibe bajo la ley del 97 es
muy bajo respecto al último sueldo que la persona retirada recibía. A
esto se le conoce como “tasa de reemplazo”: el monto con el que se
reemplaza el sueldo como trabajador activo, al momento del retiro.
“Actualmente, en México se calcula que la tasa de reemplazo es del
26% del último sueldo recibido. La reforma propone que el trabajador
pueda tener una tasa de reemplazo más grande. “De un 42-43% de su
sueldo”, puntualiza Urías, director de Cooltura Financiera. 

Adicionalmente, el proyecto de reforma propone la reducción a las


comisiones de las Afores, el vehículo de ahorro individual
contemplado en la Ley del 97. Es decir, en caso de que se aprueben los
cambios, las personas que coticen por la Ley del 97, tendrán acceso a
un límite menor de semanas cotizadas, mayor porcentaje de tasa de
reemplazo y menor pago de comisiones en su ahorro individual.

Desventajas

En este caso, Matute plantea dos posibles escenarios en los que los
empleadores podrían incurrir para poder solventar este aumento, lo que
implica un impacto fiscal. Uno de ellos es aumentar el precio de sus
bienes y servicios en el mercado. Es decir, si una empresa vende fruta,
el precio de la fruta aumentaría para el consumidor y se convertiría en
un impuesto al consumo indirecto. 
Pero además, esto podría producir un efecto de competencia desleal,
pues las empresas que evadan sus obligaciones mediante la
contratación informal, podrán mantener sus precios sin ningún
problema. 
El otro aspecto que representa una desventaja para esta reforma es el
laboral. “Si te cuesta más un trabajador, disminuyes tu planta laboral,
ajustas despidiendo gente, no creas nuevos empleos ni plazas de
trabajo. Y en un momento que tu gran problema es un millón de
desempleados”, dice Matute.
De acuerdo con el académico e investigador de la Universidad
Panamericana lo que va provocar es mayor informalidad. “Los costos
son tan altos que se generan esquemas de informalidad como
honorarios o subcontratación, que no se denuncian porque de otra
forma no habría trabajo”, menciona. 
Entonces, ¿cuál es la alternativa? Para Carlos Matute “eliminar
impuesto sobre nómina, no hacer que los trabajadores paguen por la
seguridad social y aumenta el impuesto al consumo”.
Para la actuaria Jessica Peña, el escenario también debe atenderse
desde las estrategias empresariales.

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