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—Entonces, ambos nos prepararemos para partir en unas horas, su majestad—Seokjin

mantuvo su mirada baja, tensandose en el momento que escuchó como el emperador se


levantaba y bajaba de su trono, deteniéndose frente al omega.

—No, muchacho, levántate. —Seokjin se alzó lentamente, aún con la mirada baja,
levantandola sólo cuando el gran monarca de los clanes alzó su rostro. Los anillos que
llevaba se sintieron fríos contra su piel, provocándole cosquillas que no demostro—. No
quiero que vayan juntos, quiero que vayas tu solo. Estas bestias… temo que enloquecerian
si sienten a otro depredador alfa, pero tu, eres un omega. No esperarán que seas tan bueno
como eres.

—Yo…

—Por supuesto, comprendo los riesgos que corres, pero quiero que tomes en cuenta todos
los beneficios que te estoy ofreciendo a cambio. —Seokjin alzó el mentón, sintiendo el
cambio en la esencia de Namjoon, quien a su lado estaba tensandose cada vez más—. Tu
familia tiene muchas necesidades, ¿No es así? —Seokjin trago duro, antes de asentir—. Si
logras la tarea que te estoy encomendando, serás tan rico que no necesitarás trabajar otro
día más, todos tus hermanos dormiran en grandes casas y jamás tendrán que ir a dormir
con sus estómagos vacíos, ¿Lo entiendes?

Por supuesto que lo hacía.

—Si eso es lo que quiere, entonces aceptaré con una condición, su majestad. —Los ojos
claros del hombre frente a él brillaron con una emoción que Seokjin realmente no podía
identificar.

Probablemente el viejo estaba ofendido en cómo algo menor a un súbdito de su clan se


creía en potestad de pedirle algo, pero si estaba arriesgando su cuello, era lo menos que
podía hacer.

—¿Y que sería eso?

—Traeré a su hijo de regreso, pero independientemente de si llegó vivo o muerto, tendrá


que cumplir con lo que me prometió de todas formas.

<<°°°>>

—¡Anda! ¡Despierta! —Seokjin abrió los ojos con pesar, gruesas lágrimas deslizándose por
sus sucias mejillas, pero no le pertenecían—. T-Tienes que aguantar… yo… los… —La voz
de la persona era aguda, probablemente perteneciente a un niño pequeño, pero no pudo
reconocerla, no era de ninguno de sus hermanos pequeños—, yo… yo… ¡Yo!

Su mirada poco a poco comenzó a detallar el rastro del chico frente a él, era pequeño, como
había intuido por su voz y estaba tan sucio como él, aunque a diferencia de él, el chico
parecía libre de daños.

¿Quién era ese pequeño niño?

>>Por favor… por favor… no puedo perderte… —Gimió, apretando los hombros de Seokjin,
quien a pesar de sentirse tan débil, encontraba la situación divertida.
Estaba despierto, pero el chico no lo había notado porque estaba soltando alaridos y
gimoteaba con los ojos fuertemente cerrados.

Juntando toda su fuerza, alzó una mano temblorosa y tocó la mejilla del chico, que se
congeló, bajando la mirada mientras su cuerpo temblaba terriblemente.

>>Estás… estás… —Luego, empezó a llorar más fuerte, aferrándose al mayor, que poco a
poco comenzó a notar sus alrededores, el metálico olor de la sangre resultandole asqueroso
a primeras—. El collar… debo quitarte el collar—Murmuró el pequeño, separándose para
buscar algo con que cortar aquello que mantenía a Seokjin tan débil.

Este se llevó una mano al cuello, sintiendo la construcción de metal con su cuello, una que
le impedía cambiar, ya que una vez sus huesos tratarán de ajustarse lo ahorcarian de
manera inmediata, o peor aun, cortarían su cabeza.

Eso era lo que uno de esos desagradables hombres le había explicado, cuando lo habían
llevado con el líder, quien planeaba utilizarlo para…

Se alzó de su lugar bruscamente, el repentino esfuerzo enviando señales de dolor a todo su


cuerpo, pero aquello no era lo importante, el asqueroso viejo lo había atado y lo había
drogado para-

—Lo maté. —Giró la cabeza lentamente, sintiendo un ligero pinchazo en el cuello, uno que
le permitió respirar cómodamente, sin embargo, su mirada se centro en el pequeño, que
ahora lo observaba fijamente con una expresión vacía—. Los mate a todos por ti.

¿... Qué?

>>Corte sus cabezas por haber querido tocar algo que no les pertenecía—Le dijo en un
tono plano, la respiración de Seokjin se aceleró al verlo con temor, las piquetas en las
manos del chico temblando—. Querían herirte, querían hacerte daño… y yo no quería que
lo hicieran. No te hicieron daño, no te tocaron, yo no se los permití.

Y sonrió, con una mueca algo torcida, antes de caer en su regazo, desmayado. Seokjin lo
atrapó con manos temblorosas, evitando que se hiciera daño. Era ligero y estaba seguro
que si levantaba su camisa podría ver que sus costillas estaban marcadas, probablemente
por la malnutrición a la que lo habían sometido durante quien sabe cuanto tiempo.

Lo acostó a un lado y cambió con dificultad, por supuesto, la acción resultó terriblemente
dolorosa y su cuerpo ya cansado casi colapso, pero no sé dejó vencer.

El cambio siempre aceleraba la curación y si bien sus heridas parecían ser superficiales, su
cuerpo estaba magullado como si le hubieran dado una golpiza, quizás lo habían hecho, su
sien palpitaba y no podía recordar todo con claridad.

Tomó otros tres dolorosos cambios para que pudiera sentirse lo suficientemente fuerte como
para levantarse y explorar, estaban en una cueva profunda y la única fuente de luz que
había era un orificio en la parte superior.

Por la poca luz que entraba, era probable que ya estuviera anocheciendo, lo que significaba
problemas. Cojeando, se movió por todo el lugar, descubriendo con horror… que
ciertamente eran los únicos vivos en aquél lugar, todos los demás, estaban muertos,
desmembrados por todo el lugar.

¿Qué… demonios había pasado ahí?

Tomó al niño y comenzó a buscar una salida, necesitaban lavarse y huir lo más pronto
posible, ¿Qué sí algún otro compañero de esos hombres regresaban?

Aún estaba herido, lo que lo ponía en desventaja, por no mencionar que el niño necesitaba
comer algo pronto.

Caminó por un buen rato, hasta dar con una salida que daba a un espeso bosque, como lo
había esperado, el cielo ya estaba empezando a teñirse de violeta, avanzo por quien sabe
cuanto tiempo, hasta que escuchó agua correr y se dirigió rápidamente al lugar,
encontrando un pequeño riachuelo, con un caudal débil, pero que serviría de algo. Lavó
primero al pequeño, que despertó cuando estaba lavando sus piernas, deteniendolo
inmediatamente.

—Yo… lo hago, yo lo hago. —Le dijo rápidamente, alejándose para lavarse. Seokjin lo
observó por unos segundos antes de comenzar a lavarse también, enjuagaron las ropas
que llevaban, aunque estas estaban tan sucias que el agua no pudo hacer demasiado—.
¿E-Estás bien?

—No… recuerdo todo muy bien, ¿Quién soy? ¿Quién eres? ¿Y por qué estábamos ahí
dentro?

—¡Soy Taehyung! —Se presentó el niño, aún sentado en el agua—. Soy el cuarto príncipe
del clan más fuerte de nuestro territorio. Soy el primero en mi nombre y sere el regente si
alguno de mis hermanos mayores se ve incapacitado de cumplir con sus labores.

—Pero… los leones tienen el cabello rubio.

—¿Y mi cabello no lo es?

—Es plateado. —Taehyung bajó la mirada hasta el agua, frunciendo el ceño al notar que lo
que decía el omega era cierto—. ¿Era rubio?

—Lo era, igual… mis ojos no eran desiguales—El pequeño hizo un mohín y tomó agua para
remojar su rostro, restregandolo luego, como si eso de alguna forma pudiera quitar el color
de sus ojos.

Toda la vida había sido verdes, ¿Por qué uno era ahora amarillo?

—Quizás no lo habías notado… —Taehyung hizo un mohín, viéndolo levantarse de su


lugar—. No te muevas de aquí.

El chico pareció tener otros planes, siguiéndolo casi de manera inmediata, Seokjin soltó una
risita y le sacudió el cabello.

—Cariño, no iré lejos, solo buscaré algo para que ambos comamos. Me preocupa dejarte
solo, pero se que si te llevó conmigo no podré cazar. —Taehyung no dijo nada, pero hizo
caso y unos veinte minutos luego, Seokjin lo encontró en el mismo lugar mientras traia un
par de pequeños animales que le servirían de alimento. Cambio al detenerse a su lado,
dejando a los pies del niño su cena, pensó que él pequeño luciria aterrado o asqueado pero
eso no ocurrió.

Simplemente lucia… curioso.

Y una vez que Seokjin desollo las piel y encontró una forma de hacer una pequeña fogata,
el pequeño simplemente se acurrucó a su lado.

—¿Aún estás confundido…?

—Un poco. Es… como si me faltara recordar una pequeña parte. —Le dijo en voz suave—.
Recuerdo… haber ido al clan de los leones por una petición del emperador, pero… no
recuerdo que pasó luego, como llegué aquí y como te encontré. —Al ver que el pequeño ya
se había comido una parte, rápidamente le tendió otra pieza—. Come más, debes estar
hambriento.

Taehyung no dijo más nada, optando por hacer lo que el omega le decía y descansando a
su lado, durmieron alrededor de la fogata, su cuerpo rodeando el del más joven. Cuando
despertaron, comenzaron nuevamente su viaje, les tomó el triple de lo que normalmente
habría tomado, pero cuando llegaron al imperio de los leones, fueron recibidos como
grandes héroes

Custodiados rápidamente al palacio, los grandes curanderos y médicos los revisaron,


curando sus heridos y suspirando con horror al ver a Taehyung.

—Alteza… —El pequeño simplemente les dejó revisarlos, Seokjin estaba siendo revisado a
unos metros de donde estaba, siendo untado con ungüentos con un fuerte aroma a hierbas,
que posteriormente fueron vendados.

La mirada de Taehyung estaba fija en él.

Debía haberlo asustado, pero en su lugar estaba tranquilo, su cuerpo mucho más relajado
ahora que había recibido una pócima para mejorar.

Además, había cumplido con su misión, podría regresar a su clan pronto y así comenzar las
mejoras en su casa, los niños seguro se emocionarian cuando pudiera comprarles ropas y
juguetes.

Demonios, incluso podría enviar a los más grandes a la escuela.

—Estás listo.

—Gracias, Taehyung… ¿Él está bien? —La mujer le observó escandalizada, haciéndolo
ruborizar—. Q-Quiero decir, s-su alteza, el cuarto príncipe…

—Lo estará, vamos, su majestad quiere hablar con usted. —Seokjin se levantó e hizo
amago de seguir a la anciana, solo para detenerse por un grito, giro y pronto sintió como
algo chocaba contra su cintura, la figura sollozante del pequeño príncipe aferrándose a su
cadera con tanta fuerza que lo hizo apretar los dientes.
—¡No me dejes, no te vayas! —Grito horrorizado, dando miradas entre los curanderos y él,
como si aquellos no fueran sirvientes si no más de los hombres que le había hecho tanto
daño.

—Solo iré a ver a tu padre, ¿Quieres ir conmigo? —Taehyung gimoteo, tomando su mano y
asintiendo una vez, el omega le dio una mirada a todos los sirvientes, que no dijeron nada y
simplemente dejaron que la mujer lo guiará a través de extensos pasillos.

El palacio era mayormente de altas columnas, con arcos que parecían ser de oro y una
ostenticidad propia del mayor de los clanes, una gran puerta se abrió y sus nombres fueron
anunciados.

Seokjin le dio una mirada a Taehyung y le quitó el cabello de la frente, en un gesto de


confort que intentaba tranquilizar al pequeño, quien lo observaba fijamente con una emoción
que Jin no podía identificar.

—Volviste, muchacho. —Su burbuja se rompió al escuchar la profunda voz del gran
emperador, que bajó del trono al ver la figura de su pequeño hijo—. Y has traído a mi hijo de
vuelta. —Su mirada se paseó por el pequeño, que tentativamente lo observó, su rostro
cambiando al reconocerlo—, mírate, Taetae, haz crecido, hijo, ven.

Por un instante, Taehyung sólo apretó su agarre sobre la cadera de Jin, hasta que este le
regaló una sonrisa y le instó a seguir a su padre, como si de esa forma le confirmara que
con él estaría a salvo.

Fue entonces cuando Taehyung estalló en llanto, no pudo conversar con el emperador
propiamente luego de eso, pero tampoco pudo abandonar el palacio cuando quiso, el
pequeño príncipe negándose a dejarlo ir.

—Eres mío. —Le dijo cuando estuvieron solos, aferrado a su camisa, Seokjin soltó un
suspiro y le quitó el cabello de la frente—. Mío, mío, solo mío.

—Eres un niño, Taehyung—Dijo en voz suave, estaba acostumbrado a los ataques de


celos, sus hermanos tenían uno por él cada tanto y lidiar con ellos era sencillo—, yo soy un
adulto.

—Pero eres mío, yo lo vi, solo mío, no de ninguno de ellos. En el campo de las flores claras,
mio, mío—Repitió varias veces, hundiendo su rostro en el pecho del omega—. Voy a ser tú
alfa.

—Yah, ¿Qué sí despiertas cómo omega?

—¡No lo haré! ¡Tengo diez años, en siete años despertare como alfa e iré por ti!

—Hmmm, entonces hagamos una apuesta. —Los ojos del pequeño brillaron con
curiosidad—, debo regresar a mi clan, porque tengo cosas que hacer, ¿De acuerdo?

—Pero no quiero que te vayas. —Musito, su labio inferior sobresaliendo al mismo tiempo
que sus ojos se cristalizaban—. Quiero que te quedes conmigo.

—En diez años, cuando te hayas vuelto un alfa capaz, inteligente y guapo, y logres
demostrarme que no eres un niño, tendremos esta conversación otra vez.
—¿Me permitirás cortejarte?

—Cuando tengas veinte años, así que debes aprender mucho, sacar buenas notas, seré
exigente contigo si deseas ser mi alfa—Y beso su frente, viendo cómo las mejillas del
pequeño se ruborizaban.

—¡E-Entonces, debes prometerme que no dejarás que nadie te toque ni te dé su marca!


—Seokjin entrelazo sus dedos meñique y asintió una vez—. E-Entonces, te dejaré con esa
condición.

—Bien—Cuando Taehyung se alejó, una figura alta emergió de las sombras, Seokjin
observó con una expresión seria al príncipe heredero que negó levemente.

—No deberías jugar con los sentimientos de un niño, centinela.

—Es porque es un niño que lo hice, alteza, me olvidará tan pronto como vuelva a su vida
cotidiana y encontrará un consorte acorde para él.

—Puede ser porque eres una pantera, pero deberías saber que los leones no nos
cansamos de pelear hasta que obtenemos lo que queremos.

Seokjin lo observó fijamente, incapaz de comprender la verdad irrefutable en sus palabras,


pues aún cuando pasaron diez años, el cuarto príncipe del gran de los leones estaba en la
búsqueda de su pareja, un omega pantera de largo cabello oscuro.

<<°°°>>

—¿Por qué me ves así…? —Murmuró, notando como Namjoon hacia un ademán a las
flores que llevaba en la mano—. Taehyung las envío, sabes que son costosas y que me
gustan. No podría pagarmelas yo. —Sonrió hasta las hermosas flores, colocándolas en un
jarrón que había comprado solo para ellas.

Acarició un pétalo con una sonrisa ligera, hasta que pensó en aquello y se tensó, el
sentimiento de suciedad extendiéndose por su cuerpo. Sintió las náuseas subir por su
garganta y se alejó rápidamente, buscando otra cosa en la que distraerse para no pensar en
esa vision.

No, llamarla visión era quizás una exageración.

Había sido un sueño, sólo un producto de su imaginación y nada más, sus mejillas ardieron,
al igual que el resto de su cuerpo al recordar la claridad de ese sueño, donde aquel hombre
de cabello plateado lo tocaba y acariciaba en áreas que él jamás había sido tocado.

Lo avergonzaba.

Lo avergonzaba demasiado.

Porque reconocía el rostro de ese hombre adulto, esos ojos desiguales y esa sonrisa
cuadrada, era pervertido y asqueroso que ardiera por una versión adulta de un niño.

Un niño que no había visto en casi nueve años y medio, un niño que ya debía ser un joven,
un niño que debía haberlo olvidado y sin embargo, seguía enviándole cartas y regalos cada
mes.
Apretó las piernas, sintiéndose húmedo y necesitado, probablemente todos esos años de
frustración pasándole factura, pero la parte obstinada de él se había negado a recibir ayuda
durante sus celos, por mantener su palabra con aquel niño.

Eran personas distintas, el hombre de su imaginación y el cuarto príncipe del clan de los
leones no eran lo mismo. Además, una vez se cumpliera el plazo y Taehyung viera que no
era un omega que era acorde a su clase, dejaría esa tonta obsesión por él.

Pero… ¿Realmente podría?

Seokjin no era feo, de hecho, no había conocido nunca a nadie que hubiese utilizado esa
palabra para dirigirse a él desde que tenía memoria.

Soltó un suspiro y comenzó a trenza su largo cabello, otra cosa que había mantenido por su
parte obstinada e incorrecta, el hombre de su imaginación había adorado pasar sus dedos
entre sus largas hebras de cabello negro.

Seokjin, que nunca había tenido el cabello largo, dejó de cortarlo desde la primera vez que
había visto aquella visión.

—¿Por qué no cortarlo? —Porque realmente no quería dejar ir esa ilusión, le gustaba
sentirse querido por alguien tan importante, le gustaba como Taehyung quería hacerlo
sentirlo especial.

Cómo un verdadero omega.

Pero su parte realista, sabía que una relación era errada y estaba destinada al fracaso.

Eran totalmente diferentes.

El llanto de un bebé interrumpió sus pensamientos, se alzó con cuidado y caminó hasta la
habitación de Nara, que había estado tratando de dormir a su bebé.

—Seokjin, este niño salió tan terco como tú. —Se quejó apenas lo vio entrar—. Está
molesto, pero no sé porqué, cambie su pañal, le di de comer y hasta le cante.

—Eso fue, lo espantaste con tus alaridos, dámelo. —Sin esperar permiso alguno, tomó al
pequeño, sonriendo al verlo removerse molesto—. ¿Qué pasó, pequeño? ¿La víbora de tu
madre no sabe cómo dormirte? Por suerte el tío Seokjin si sabe.

Besó su pequeña frente lo mecio, tarareando en voz baja hasta que su llanto se detuvo y
pronto se quedó dormido en sus brazos. El bebé era una cosa pequeña y bonita, demasiado
para estar relacionada con el asqueroso viejo Jeon, pero eso quizás debía agradecerselo a
su propia familia.

>>¿Lo ves?

—Por eso es que digo que la maternidad no me luce. Te luce más a ti.

—¿A mí? —No pudo evitar soltar una carcajada—. Nara, soy un centinela, no soy un omega
normal. No puedo jugar a la casita y conseguir un alfa para tener un par de cachorros como
si nada.
—Pero lo quieres, ¿No es así?

—Lo que quiero no es relevante. —Respondió, dejando al bebé en su cuna—. ¿Como te


has sentido? ¿Has mejorado?

—Poco a poco, creo que en un par de semanas más podré regresar al palacio con el bebé.

—¿Segura que quieres regresar con él?

—Las mujeres del harén no son tan malas, y habiendo dado a luz tan pronto, él no podrá
llamarme hasta que el niño haya sido destetado.

—Que horrible forma de decirlo, no es un animal. —La regaño, acariciando sus cabellos
negros—. De todas formas, ya cumpliste con tu deber, seguramente ya perdió el interés en
ti.

—No hay nada que desee más que eso. —Murmuró, Seokjin se quedó a su lado hasta que
esta se durmió, por lo que la dejó descansar y salió, Namjoon, como era de esperarse
estaba anotando algunas cosas en una pequeña libreta de cuero.

—¿Qué pasará ahora que el viejo Jeon tiene un verdadero heredero? —El sarcasmo en su
voz no pudo ser escondido, al mismo tiempo que observaba fijamente al alfa—. ¿Crees que
habrá algún cambio? —Namjoon tomó el lápiz, pero Seokjin no lo dejó escribir una
respuesta, continuando con su monólogo—. Bueno, no es como que si lo haya habido en
estos años, su consejo y él siguen siendo un grupo de asquerosos viejos retrógrados que
sólo piensan la cabeza incorrecta y… no los soporto, Namjoon. ¿Sería mucho pedir algo de
justicia divina que acabe con ellos? El clan necesita mejores líderes, y esos no son ellos.

Namjoon rodó los ojos, antes de encogerse de hombros y aunque Seokjin entendía lo que
quería con aquellos gestos, era difícil aceptar que no había nada que pudieran hacer al
respecto.

>>¡Es injusto! —Exclamó—, más hice yo cuando el emperador pago esa absurda cantidad
de dinero por los necesitados que ellos en los veintisiete años que tengo.

Alguien tocó la puerta, con tanta insistencia que el omega tuvo que correr para abrir.

—¡Centinela, malas noticias! —Exclamó uno de los jóvenes sirvientes del palacio—. ¡Han
atacado a la gran casa, han matado al líder del clan y a parte del Consejo!

—¡¿Qué?! —Maldijo y observó a Namjoon, que se quito la ropa y cambio, mientras el subió
las escaleras apresurado—. ¡Despierta, Nara!

La mujer dio un salto en su lugar, Seokjin apenas dándole tiempo para preparase, recogió
algunas cosas y dejó que esta tomará al bebé, antes de salir de la casa de los centinelas,
no tenía ni la menor idea de a dónde se dirigirían, pero mientras más lejos fueran del
territorio de los clanes, más protegidos estarían contra el ataque enemigo.

Sin embargo, tras cuatro días de viaje, fueron emboscados por un grupo de guerreros,
Seokjin, tomando una respiración profunda se giro a ver a Nara, besó su frente e ignorando
las lágrimas que caían de sus ojos, susurró:
—Yo voy a pelear contra ellos, voy a ganar tiempo para que puedas huir, ¿De acuerdo?

—¡Pero-!

—No te preocupes por mí, yo estoy acostumbrado a esto, ahora ve. —Y eso hizo, peleó con
vehemencia hasta que no pudo más, habiendo perdido demasiada sangre, dudaba que
pudiera sobrevivir, pero si moría se iría con la satisfacción de que le había dado la
oportunidad a su prima de huir.

Y antes de poder evitarlo, todo a su alrededor se volvió negro.

Despertó luego de lo que pareció una eternidad, sus músculos estirados de una forma que
parecía antinatural y tras dar una mirada a su alrededor, entendió porque.

Estaba atado a las paredes, la cuerda tan apretada sostenía sus extremidades de una
forma que imposibilitaba el movimiento, había sido a propósito. Ahogó un siseo, movió su
cabeza lentamente, tratando de captar todo lo que podía de sus alrededores. Era un lugar
oscuro, que olía a humedad y que tenía una pequeña fuente de luz que no podía ver desde
su lugar.

Quizás estaba a su espalda, ¿Una ventana pequeña?

El cuarto parecía ser subterráneo, por lo que dudaba que fuera una salida muy grande por
la que podría huir si lo intentaba. Giró el cuello y gruñó, notando algo que parecía haber
ignorado.

Tenía un collar.

Un collar.

La ansiedad de disparó en su cuerpo, al mismo tiempo que la puerta se abría en un


movimiento mecánico, un hombre alto, mucho más alto que él se acercó lentamente, su
cabello con mechones de distintos tonos denotandolo como un Tigre.

—Atado no te ves tan peligroso, ¿eh? —Seokjin frunció el ceño, mostrándole los dientes—.
No me veas así, estas a nuestro merced, allá afuera puedes airarte de ser uno de los
guerreros más fuertes, ¿Aquí? Aquí solo eres una puta cualquiera.

—Ya quisieras, ¿Tan malo eres ligando que tuviste que secuestrar a un omega para sentirte
alfa?

—Cuidado, centinela.

—Fueron ustedes los que me trajeron aquí, así que tendrán que aguantar mi pesada boca,
porque seré un omega pero no estoy tan necesitado como para abrirle las piernas a un
asqueroso gu—El primer impacto del látigo le corto la respiración y lo hizo callar, sus ojos
llenándose de lágrimas.

—¿No tan valiente ahora, eh? No te preocupes, me divertire mucho contigo.

<<°°°>>

—¡Es una locura, alteza!


—No les pedí su opinión—Siseo al subirse al cabello, dando un pequeño salto para que
este comenzará a andar, estaba molesto con ese grupo de ineptos sirvientes.

Seokjin no podría haber desaparecido, habían pasado cuatro meses, era tiempo más que
suficiente para que hubiese salido de donde hubiese estado escondido.

Taehyung había querido buscarlo personalmente, pero no había podido hacerlo por esa
estúpida visita diplomática, ¿Querían además impedirle dar paseos?

Parecía que habían olvidado su lugar.

No había sido él quien había ido a hablar con él consejo de los tigres, el solo había ido para
acompañar a su hermano Hyungsik por orden de su hermano Seojoon, no lo había hecho
porque quería.

Bufo al seguir avanzando entre las calles desconocidas, una vez saliera de esa estúpida
reunión, iría el mismo por Seokjin y acabaría con todos los que se entrometieran en su
camino.

Detuvo el caballo al sentir aquel aroma que conocía muy bien, se sintió mareado y antes de
poder evitarlo, se había bajado del caballo y estaba dirigiéndose a aquél lugar como si
estuviese hipnotizado.

Esa era la esencia de Seokjin, estaba seguro de ello.

—¡Alteza! —Exclamó el hombre que custodiaba la puerta, notablemente nervioso, Taehyung


frunció el ceño y le mostró los dientes al sisear:

—Abra la puerta, ahora.

—S-Sabe que no puedo… este es un templo protegido—Y en un solo movimiento la cabeza


del hombre rodó por la otra acera, y Taehyung entró a aquel lugar, buscando a Seokjin entre
las distintas habitaciones, donde sólo encontró omegas a los que rápidamente instó a salir
entre gruñidos de molestia. Le tomó un par de minutos recorrer todas las habitaciones,
hasta encontrar unas escaleras que llevaban a un área subterránea, que olía a orina y algo
metalizado, sangre.

Para cuando bajó el último escalón, escuchó las ligeras carcajadas de un hombre, y sintió
que estaba solo a segundos de perder la cabeza.

—¡Mírate! ¡¿Qué diría el príncipe si te viera así?!

—S-Sueltame… —Respondió una voz temblorosa y débil que reconoció casi de manera
inmediata.

Era él.

—No, ¿Por qué lo haría? —Le respondió el hombre—. ¿No te diste cuenta de qué era lo
que te dí? Pronto estarás todo dulce y quedó para mí, no podrás ser usado por más nadie,
porque pienso arruinarte, centinela. Llamaré a mis hombres, todos tomaremos turnos para
montarte, dudo que alguien te querrá luego de que terminemos contigo.

Maldito, maldito, maldito…


Y por un momento, sólo vio rojo, cambiando y abriendo esa puerta metálica de un empujón,
saltando contra ese hombre, quien por supuesto, no tuvo oportunidad contra él.

Taehyung quizás era el cuarto príncipe, pero después de SeoJoon, él era el segundo
cambia formas más fuerte de la línea sucesorial, pero tenía un gran defecto: No sabía
cuando controlarse.

Para cuando notó que estaba haciendo, su claro pelaje estaba manchado de carmesí, las
entrañas de aquél trozo de carne que ya no podía ser llamado hombre repartidas en todo el
lugar.

Él no importa ahora.

Giró, buscando con la mirada al omega, Seokjin estaba atado a una construcción de metal,
la piel de su espalda a carne viva, solo unas pocas partes aferrándose a su espalda.

Lo liberó y cargo entre sus brazos, sintiendo como su esencia se volvía más dulce,
seguramente porque había sido drogado, subió a su caballo de un salto, regresando a la
posada donde había estado quedándose.

Buscó al médico que había viajado con ellos y dejó a Seokjin en su cuidado, no sin antes
advertirlo:

—Si algo le pasa a este omega, lo mataré con mis propias manos. —Y se alejó, regresando
a aquella casa para arrastrar a aquél trozo de carne dentro de un saco, que llevó hasta el
palacio de la regente, que lo recibió con temor:

—¿A qué se debe su visita?

—Esto es lo que queda de su capitán—Abrió la bolsa y vacío el contenido frente a ella,


haciendo que la mujer jadeara—, debí haberme comido sus entrañas y todos sus órganos,
cometió una ofensa grave contra mí.

—¿Qué significa todo esto, alteza? —La mujer se alzó furica de su lugar, fulminandolo con
la mirada, pero debía saber que Taehyung no sería amedrentado ni intimidado por los gritos
de una mujer inferior a él—. ¡Este no es su territorio, para que-!

—Ah, esto me enferma, solo quiero que sepa que esto no ha sido suficiente… —Y se giro,
en menos de veinte segundos, las cabezas de los capitanes rodaron por el suelo bajo la
impactada mirada de la regente.

—¡Alteza!

—¡Tocaron a mi omega! —Gritó en voz gutural, observándolo con aquellos ojos muertos—.
¡Ese hombre se jacto de querer arruinarlo! ¡Alguien tenía que pagar!

—¿Mató a mis doce capitanes por un fulano? —Y antes de poder detenerlo, Taehyung
había subido a donde ella estaba, tomándola de la mandíbula con fuerza:

—Vuelva a llamarlo fulano y la siguiente cabeza que rodará es la suya, recuerde su posición
y está muy por debajo de la mía, regente—Escupió con molestia, viendo el horror recorrer
los ojos oscuros de la mujer—. Si algo grave le pasa, jamás volverá a pasar una noche
tranquila, eso se lo juro. —Sonrió con sorna al apretar sus mejillas—. ¿Sabe que es lo mejor
de todo? Que incluso si la matará, nadie haría nada, soy el cuarto príncipe del clan superior
al suyo, si la mato, todo su clan pasaría a ser nuestros sirvientes directos y nadie podría
hacer absolutamente nada.

—¡Taehyung, deten esto en este mismo momento!

—Ya veremos que tiene que decir el príncipe heredero de la grave ofensa que ha cometido
contra mí. —Y se alejó, siguiendo a su hermano de regreso a la casona donde escribiría
una carta para ser recibida por su hermano esa misma tarde.

A la mañana siguiente, veinte cabezas fueron arregladas en la entrada del palacio de los
tigres, no eran más que todos los consorte omega de la regente, ninguno había sido
perdonado y habían utilizado como moneda de pago por la ofensa contra el cuarto príncipe.

<<Fin del cap>>

<<Cap>>

—¿Tiene fiebre…? —Jimin se mordió los labios sin saber que más decir—. Jimin-

—He hecho todo lo que he podido, Tae, pero temo que eso no sea suficiente, aun no
despierta y si no se alimenta bien no va a poder regenerarse como debe-

—¿Y si me lo llevó conmigo?

—Los tigres aún deben estar buscándolo-

—¿Y a mi que me importan esos seres inferiores? —Soltó con desdén, sus ojos
centrándose en los ojos oscuros de Hoseok—. Cortaría sus cabezas diez mil veces más si
alguno intentase tocarlo otra vez, además, los médicos de mi clan son los mejores. No voy a
dejar pasar una oportunidad de salvarlo por algo como el temor-

—Tienes razon—Hoseok apretó los puños a su costados y lo observó fijamente—, eres el


cuarto príncipe del clan más grande, si alguien puede salvarlo, ese eres tú.

Taehyung dejó que prepararán todo, y poco después de que el cielo comenzará a teñirse de
naranja, partió en un carruaje, con un febril Seokjin en brazos.

—Estarás bien… —Le dijo, besando su frente y luego su nariz, que no causó nada en el
omega inconsciente, como era de esperarse—. Me aseguraré de ello, Seokjin.

Los médicos de su clan recibieron rápidamente a Seokjin y comenzaron a aplicarle


ungüentos, hierbas y quien sabe cuanta cosa más, no hubo necesidad de advertirlos,
sabían que debían salvar al omega a como diera lugar.

Avanzó hasta su cuarto a paso lento, sintiéndose extrañamente cansado y rebosante de


molestia, algo que sólo sucedía cuando la bestia que tomar posesión.

No, se regaño, dejándose caer en su cama, por ello lo consideraban loco, retorcido. Todos
podían controlar a su parte animal, todos excepto él.

—Escuché que trajiste al centinela.


—¿Crees que fue una mala idea?

—En lo absoluto—Taehyung desabotono su camisa con movimientos lentos, abriendo una


gaveta para sacar la ropa que normalmente utilizaba para dormir.

—Gracias por… cobrarte.

—Es lo menos que podía hacer, no creo que haya nadie en todos los clanes que no sepa de
tu adoración por el centinela, obviamente fue un ataque con intención. Si alguien se lo
buscó, fue ella misma.

—Los tigres pensaban que tú estabas de acuerdo.

—¿Yo? —Su hermano arqueo las cejas, sonriendo con sorna—. No me importan los otros
clanes, Tae, ni me incluyo en sus peleas sin sentido, aunque algo como esto era de
esperarse, la enemistad entre ambos clanes tiene años.

—Y tienes razón, ese hombre lo drogo y dijo que iba a arruinarlo para que nadie más
pudiera utilizarlo—Musito, apretando la ropa entre sus dedos—. No pude controlarme,
Seojoon, volví a hacerlo…

—No te sientas culpable.

—¿Eh? —Seojoon palmeo su espalda y sonrió:

—Tocaron a tu omega, hermano, tu reacción está más que justificada. —Le dijo, como si
Taehyung no hubiera matado a doce personas en un ataque de rabia—. Además, cuando
recibí tu carta también reaccioné mal, ¿No nos hace igual de malos? Hice que cortaran la
cabeza de todos sus consortes omegas, sus preferidos, los no tan queridos, todos. Eso la
enseñará a no atacar a los verdaderos depredadores de la cadena alimenticia, así que no te
sientas culpable por eso, tomalo de otra forma. Solo estabas demostrando quien manda,
eres el cuarto príncipe del mayor clan y actuaste como tal. Que descanses, hermano.

Y se alejó, haciéndolo sonreír ligeramente, su hermano mayor tenía razón, era el cuarto
príncipe del mayor clan, sólo había actuado de manera acorde a ello.

Y cuando vio su reflejo en el espejo, notó cómo sus ojos eran nuevamente desiguales,
gruñó con molestia y salió rápidamente de su habitación, dirigiéndose a la sala de baño,
donde se hundió en las aguas calientes por un largo rato.

Seokjin estaría bien.

No podía haber esperado tanto tiempo para que este muriera en sus brazos, la simple idea
de que algo como eso pudiera ocurrir hacia que su cuerpo temblara con rabia.

No morirá.

¿Y como puedes estar seguro de ello? Le recriminó a su parte animal, terminando de lavar
su cuerpo para salir del baño, tomando una toalla esponjosa para secar su cuerpo y poder
vestirse.

Una vez vestido, se dirigió a la habitación donde Seokjin estaba, lucia pálido, mucho más
pálido de lo que recordaba.
Era distinto al joven de diecisiete años de sus memorias y ese largo cabello oscuro…

Sonrió tímidamente, recordando el fragmento en una de sus cartas donde le había dicho
que dejaría crecer su cabello.

'No quiero cortarlo, aunque Namjoon dice que alguien puede jalarme del cabello, ¡Como si
dejaría que tal cosa ocurriera!'

—Tienes razón, te luce, querido.

<<Fin del cap>>

<<cap>>

Pasaron dos largos meses antes de que Seokjin pudiera despertar, aunque cuando lo hizo
estaba confundido y mareado.

—Alguien llame a su alteza. Rapido—Susurró alguien a su derecha, ¿O era a su izquierda?


Sus ojos oscuros viajaron desde una esquina del techo a la la otra, sin poder reconocer ese
color azul.

Su casa tenía un techo blanco, al igual que la granja de Jimin y de Hoseok, que era al otro
lugar donde podrían haberlo llevado.

¿Donde estaba?

¿Y por qué se sentía como si le hubiesen dado una paliza?

Si era sincero, parecía que le dolía hasta los dedos de los pies, algo casi imposible. Cerró
los ojos, abriendolos en el momento que escuchó la puerta abrir y sintió una maravillosa
esencia llegar a su nariz.

—¿Cómo está?

—Está despierto, alteza. —Una figura se detuvo a su lado, sus ojos centrándose en aquél
rostro, antes de que sus cejas se arquearan al enfocar los colores y los rasgos, algo
borrosos, de un rostro que conocía muy bien.

Era… él.

—¿Cómo te sientes, querido? —Observó con fascinación al hombre de ojos desiguales y


cabellos plateados que su imaginación había creado.

Había muerto y llegado al cielo, no había otra explicación para eso.

>>¿Seokjin…?

—Agua. —Murmuró, su voz sonaba ronca y cansada, aunque no podía culparse, con todo
el cansancio que sentía, era normal que su voz estuviera así.

El hombre le dio una mirada a los sirvientes y pronto lo ayudaron a sentarse, sosteniéndose
el vaso contra sus labios, Seokjin bebió todo el contenido el vaso, dándole una mirada al
hombre que rápidamente pidió que llenarán un segundo vaso que tomó gustoso.
Con su sed saciada, Seokjin se sintió un poco mejor.

—¿Tienes hambre…?

—No creo que sea buena idea que coma cosas duras, ha estado inconsciente por mucho
tiempo—Mencionó una voz en algún lugar de la habitación—, pedire que preparen algo de
caldo para él, alteza.

—De acuerdo, pidan también que se prepare la sala de baño, estoy seguro que apreciará
estar limpio de sudor. —Su cuerpo fue alzado cuidadosamente, su rostro quedando a
centímetros de la fuente de ese aroma tan delicioso—. Limpien la habitación, no… mejor
preparen una cama y llevenla a mis habitaciones. Cuidare de él personalmente.

Cerró los ojos, sintiéndose a salvo en aquellos brazos, aspiró aquella esencia y suspiro.
Casi gimoteo cuando el hombre lo soltó, sentandolo en lo que parecía ser una banca de
piedra, sus ojos se abrieron, su mirada aún borrosa.

—No me iré, querido, pero sería altamente inapropiado que fuera yo quién te diera un baño,
estaré afuera, preparando todo para que puedas seguir descansando. —Seokjin se quedó
más tranquilo con eso, pronto un grupo de mujeres, betas, si su nariz no lo engañaba
comenzaron a lavarlo y lo secaron y vistieron con ropas cómodas al terminar.

El hombre apareció en su campo de visión poco después, alzandolo en sus brazos sin decir
nada, llevándolo luego a una habitación con una agradable esencia que se le parecía
conocida.

—Te traerán caldo para que comas, estás muy débil aún. —El hombre le dejó sentado en la
orilla de la cama, alejándose antes de regresar con un cepillo que comenzó a pasar
lentamente por sus largos cabellos negros—. Lo siento, no quería que se enredara, tenias
razón, el cabello largo realmente te luce. —Sonrió débilmente, dejando que el hombre
cuidara de él, comió la sopa lentamente, hasta que se sintió saciado el tibio líquido haciendo
maravillas contra su cuerpo cansado—. ¿Mejor?

—... Gracias. —Murmuró, cerrando los ojos e inclinando el rostro para hundirlo en el hombro
del alfa, que acarició su cabeza con afecto—. Aún… aún… estoy mareado y… mi visión…
es… borrosa…

—¿Lo es?

—Hm, porque… luces como el hombre… de mi imaginación.

—¿No me recuerdas?

—Luces… Luces como un Taetae adulto, pero él… no debería lucir tan serio… —Taehyung
sonrió levemente, tomando una mano del omega para apoyarla en su mejilla—. Luces…
como… el de ese… sueño.

—¿Soñaste conmigo?

—Había… un campo de smeraldo… —La esencia del alfa se disparó, un recuerdo que
parecía haber olvidado resurgiendo de su memoria. Posó un beso en la palma del omega y
le cubrió con la frazada—, y estábamos… en él…
—Lo sé, querido, pero luego hablaremos de eso, por ahora quiero que descanses.
—Seokjin cerró los ojos, asintiendo una vez, Taehyung posó un beso en su mejilla y
finalmente se alejó, dirigiéndose a su propia cama.

Por primera vez en mucho tiempo, durmió por más que un par de horas, cuando abrió los
ojos, el sol ya había empezado a iluminar el bosque que estaba frente al palacio y una
sonrisa llegó a sus labios al captar una figura dormitar a unos metros de donde estaba.

Cierto, Seokjin finalmente estaba bajo su cuidado, lo que pasara con el resto del mundo ya
no era de importancia para él.

Se alzó de su cama lentamente, sentándose en la silla que había estado ocupando la noche
anterior, observando la expresión tranquila del omega, que dormía sobre su costado, su
largo cabello acomodado en una trenza sencilla que se desharia en cualquier momento.

No era de extrañar que estuviera en esa posición, dormir sobre su espalda resultaría
incómodo debido a que las heridas en su espalda, producto de centenares de latigazos no
habían sanado del todo, pero una vez su regeneración se viera renovada tras un cambio,
sanarian rápidamente, siendo reducidas a cicatrices mínimas, souvenires de un mal
momento que el se encargaría de que olvidara.

—Querido… —Acarició sus cabellos con cariño, observándolo fijamente con una sonrisa—,
despierta, ya es de mañana. —Seokjin gruñó, frunciendo el ceño antes de abrir los ojos, su
mirada luciendo menos perdida y más como los gentiles ojos oscuros que recordaba—.
Buenos días, ¿quieres darte un baño o prefieres comer?

—... Agua.

—Lo siento, debe estar sediento y yo negandote algo tan importante… —Lo ayudó a
sentarse, repitiendo su misma acción de ayer, Seokjin bebió tres vasos y suspiro, antes de
observarlo fijamente—. ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a alguno de los
curanderos?

—¿Realmente… realmente eres Taetae? —Taehyung se tensó, antes de sonreír


levemente—. Porque… porque…

—Bueno, debo verme distinto, mis hermanos dicen que me volví más guapo y aunque
entiendo que para ellos siempre seré su apuesto hermano menor, heriras mis sentimientos
si me dices que soy feo a tus ojos—Seokjin negó levemente, antes de bajar su mirada a sus
manos—. Puedes decirme lo que sea, si algo te preocupa, moveré cielo y tierra para-

—¿Qué… sucedió con mi clan? —Los labios de Taehyung se afinaron, antes de cerrar los
ojos y negar una vez—. ¿Y Nara? ¿Y Namjoon?

—Namjoon está vivo, y hasta donde sé el bebé también está bien, pero no sé exactamente
dónde están. Lo siento. —Estiró su mano y secó las lágrimas que comenzaron a deslizarse
por las mejillas del omega—. Tus hermanos están bien, también. Nara, sin embargo…

—... —Seokjin soltó un suspiro quebrado, sus manos aferrándose a la mano que acariciaba
su mejilla.
—Me asegurare que estés bien, ¿De acuerdo? —Su voz fue suave, al observar fijamente el
rostro del omega—. Voy a pedir que te traigan el desayuno, aún estás muy débil y así no
vas a poder cambiar para sanar el resto de tus heridas.

Seokjin no dijo más nada, dejándose cuidar y dándole cortas respuestas cuando le
preguntaba por su estado o por su salud, algo que estaba enloqueciendo al príncipe alfa
con el pasar de los días.

—¿Te enojarias conmigo si los mato a todos? —Cuestionó al ver a su hermano mayor,
Seojoon sólo río, alzando su vaso con licor para llevarlo a sus labios—. Quiero destruirlos,
hermano. Ni siquiera puedo herir a los involucrados, ya los mate y hasta donde sé no hay
forma de revivirlos para-

—Tae.

—¿Qué?

—¿No deberías estar contento por qué finalmente tienes al centinela?

—Los tigres mataron a su prima, el otro centinela no aparece y el bebé sigue sin ser
encontrado, lo más probable es que estén todos muertos. —Suspiró, restregandose el
rostro—. Ha estado comiendo y pronto debería poder volver a cambiar otra vez, temo que
quiera ir por el otro centinela.

—Eso hace todo mas sencillo, búscalo tu primero. —Taehyung lo observó sin entender,
antes de arquear las cejas—. Adelantate a los hechos, para que una vez él empiece a hacer
preguntas, ya tengas las respuestas. Ahora ve, tengo varios asuntos de los que
encargarme.

—¿Saldrás…?

—Hm—Asintió al terminar su vaso—, aún tengo una visita pendiente con nuestra regente
menos favorita.

Taehyung regresó a su habitación a paso lento, sus dedos jugueteando con uno de los
botones de su chaqueta de manera inconsciente.

¿Qué sucedería si realmente el centinela y el bebé de la concubina del viejo Jeon estaban
muertos?

Seokjin se moriría de ser cierto, estaba seguro de ello.

Abrió la puerta y se tensó al no encontrar a la durmiente figura del omega, sus puños se
apretaron y cruzó a la pequeña sala de baño que sólo usaba cuando quería duchas rápidas,
deteniéndose en su lugar al ver a Seokjin dentro de una pequeña tina con agua espumosa,
su largo cabello rodeando su pálido rostro como un halo oscuro.

Sus labios se entreabrieron, exhalando el aira que no sabía que había mantenido en sus
pulmones, dio un paso hacia atrás, no queriendo interrumpir algo tan privado, pero su huida
silenciosa se vio interrumpida cuando tropezó con algo que hizo un estridente ruido
metálico.
Seokjin se alzó de su lugar bruscamente, deteniéndose al notarlo en el umbral, Taehyung se
ruborizo al notar el estado de desnudez del omega, este último dejándose caer
inmediatamente en el agua para ocultar su cuerpo, igual de ruborizado que el alfa.

—Logré cambiar, la mayoría de mis heridas se cerraron… —Le dijo, sin contar con que el
alfa atravesará la distancia entre ellos para dejarse caer de rodilla a un lado de la tina y
abrazarlo—. ¿Tae?

—Gracias a la Diosa…—Murmuró contra su cabello, en un extraño tono estrangulado, el


omega se alejó poco a poco notando como gruesas lágrimas caían de los ojos desiguales
del alfa—, p-pensé… p-pensé que estaba perdiendote otra vez…

Para su sorpresa, sintió los brazos de Seokjin rodearlo, su dulce esencia volviéndose suave,
sus feromonas tratando de consolarlo como si fuera un bebé y no un adulto incluso más alto
que él omega al que abrazaba.

—Estoy bien.

—No lo estabas, no lo estuviste… —Respondió, acurrucandose contra el cálido toque del


mayor, que sólo suspiro, antes de separarse—. Cuando ese hombre… lo escuche decir
todas esas cosas…

—Lo sé, pero lo hecho, hecho está. Y también tengo un par de enemigos, no soy
necesariamente una blanca paloma que no ha hecho daño.

—Eres un centinela.

—Y comprendes lo que significa eso, ¿Cierto? —Taehyung se mordió los labios y asintió—.
Como ese hombre han habido muchos, la única ventaja que tuvo este es que amaba a mi
prima y quería protegerla, aunque de nada sirvió…

—Los buscaré.

—¿A quiénes?

—Al bebé, al otro centinela, a todos. Los encontraré para ti. —Le dijo, con labios
temblorosos y voz baja—. Solo dime quiénes y-

—Con saber qué están bien me basta. Incluso aunque quiera, no tengo poder para
quedarme con el bebé y sé que Namjoon esta vivo.

—¿Por qué…?

—No tengo una relación directa con el bebé, ese derecho es de Namjoon. Incluso si nuestro
clan no existe, respeto nuestras reglas, Tae.

—Pero es el hijo de tu prima. Puede tenerlo si-

—Y Namjoon es su medio hermano. —Taehyung apretó los puños, bajando la mirada hasta
el suelo—. Me basta con saber que están vivos y que están a salvo. Eso, es más que
suficiente para mi.

<<Fin del cap>>


<<cap>>

—¿Está bueno? —Seokjin alzó la mirada, sus mejillas ruborizandose al caer en cuenta de lo
desesperado que debía lucía mientras mordía aquella pieza de tierna carne—. Nuestro
cocinero sólo prepara lo mejor de lo mejor…

—Lo siento.

—No tengo nada que disculparte, querido.

—... No me gusta que digas así. —Seokjin dejó la pieza a un lado, tomando una servilleta
para limpiarse las mejillas.

—¿Querido?

—Tu voz lo hace sonar condescendiente.

—¿En serio?

—Cómo si no… fuera real.

—¿Cuál prefieres, entonces? —Seokjin se ruborizo, bajando la mirada a su regazo al sentir


uno de los dedos de Taehyung acomodando un mechón detrás de su oreja—. ¿Cariño?
—Seokjin negó una vez, sin alzar la mirada—. ¿Amor?

—No.

—¿Dulzura?

—Tampoco.

—Precioso—El sonrojo que recorrió las mejillas del omega fue adorable, Taehyung se
encontró a sí mismo suspirando con una amplia sonrisa—. Te gusta y te luce, porque eres
mi precioso omega.

—... No soy tuyo—Murmuró por lo bajo, alzando la mirada para verlo a los ojos, Taehyung
solo lo observó fijamente durante unos segundos, antes de suspirar.

—Pediré qué te traigan algo de ropa para salir, debes estar cansado de estar encerrado en
este lugar. —Seokjin se mordió los labios, viendo cómo la expresión del alfa se volvía
ausente.

¿Lo había ofendido con sus palabras?

No habían hablado seriamente de aquel acuerdo y estaba seguro que los días años ya
debían haberse cumplido, Taehyung se había convertido en todo un alfa y él había
mantenido su promesa de no dejar que nadie lo tocará o le diera su marca, pero aquel
oscuro nudo en su pecho le recordaba que aquello no sería posible ni aunque quisiera.

Eran de mundos distintos.

Taehyung no podría mantenerlo a su lado más que como su pequeño y sucio secreto.
Se vistió con las ropas llevadas por los sirvientes, telas costosas y tan suaves que en su
vida cotidiana, el omega jamás tendría forma de comprar o siquiera utilizar.

—¿Desea que recoja su cabello? —Seokjin giro el rostro, observando la cinta en las manos
de la beta y antes de poder evitarlo, asintió una vez.

Cuando se reunió con el alfa en una de las tantas salidas del castillo, este le regaló una
sonrisa y le tendió su brazo, el omega entrelazo su brazo algo avergonzado, pero no dijo
nada al respecto al seguirlo.

Caminaron por un largo trecho, arbustos rectos delineando un camino que seguramente era
recorrido todos los días por los príncipes, debía haber un jardín inmenso esperando por
ellos.

Sin embargo, Taehyung lo detuvo, haciendo un ademán hacia un viejo camino, uno alejado
de aquél lugar iluminado.

—Quiero mostrarte algo. —Seokjin solo se dejó guiar, teniendo cuidado con el camino
irregular y sin soltarse del brazo del de cabello platinado, que avanzaba con una expresión
pensativa.

—¿Qué es?

—Algo que se que te gustara. —Fue su única respuesta, con un deje algo cortante que
detuvo al mayor de seguir preguntando al respecto, parecía que realmente lo había hecho
molestar con lo que había dicho.

Taehyung parecía distante.

¿Realmente ese era el pequeño Taetae de sus memorias? ¿El pequeño que no dejaba de
sonreírle cada vez que le hablaba?

—Llegamos. —Trago duro al notar una amplia puerta de madera oscura, que parecía dar al
interior de una construcción dentro de aquella cueva.

Seokjin lo dejó ir, sintiendo su cuerpo tensarse, Taehyung no sería capaz de encerrarlo,
¿No es así?

¿Era eso una advertencia entonces?

Lo vio sacar una llave de dentro de sus ropas y abrir la puerta, una dulce esencia saliendo
del sitio, como si hubiese batallado por liberarse.

El aroma acarició su nariz como un viejo amigo, por lo que el omega se permitió aspirar con
más fuerza, casi sintiéndose mareado por esa esencia tan dulce pero ligera.

—Cuando dijiste que te gustaban estas flores, hice que las plantaran por todos los jardines,
pero no florecieron por mucho que los jardineros intentaron cuidarlas. Un día, robe unas
cuantas semillas y me las traje para esta pequeña cueva, pero tampoco funcionó. Triste, me
eche a llorar sobre ellas. —Por un momento, Seokjin quiso abrazarlo y sostenerlo entre sus
brazos, imaginando a ese pequeño niño llorar—. Eso pareció hacer el truco, crecieron seis y
para el final del cuarto mes ya la mitad de todas estas habían crecido.
—¿Todas…?

—Todas las que recibiste son de este lugar—Le dijo con una sonrisa, jalandolo hasta el
interior, donde ya había una cesta de mimbre—. Todas y cada una de ellas, precioso.

—¿Por qué?

—Porque lo vi.

—¿L-lo viste…? —Los dedos de Taehyung acariciaron las pálidas mejillas del omega, que
frunció el ceño ligeramente—. ¿Como yo…? ¿No fue un sueño?

—Lo había olvidado. —Confesó avergonzado—. Eso fue cuando… me salvaste, que ese
viejo asqueroso intentó tocarte y yo me volví loco, precioso.

—No estás loco.

—Lo estoy, todos lo dicen, que el cuarto príncipe del gran de los leones tiene unos cuantos
tornillos zafados, que está obsesionado con el centinela de un clan muerto que ni siquiera le
da la hora—Le dijo con una gracia falsa—. O te llaman con nombres despectivos, te llaman
mi puta, mi golfa y me hacen rabiar tanto que a más de uno les he arrancado la cabeza,
¿Como no voy a estar loco?

—Lo has hecho por mí.

—Por supuesto que lo he hecho por ti—Lo observó seriamente—, y estoy loco no por
hacerlo, lo estoy porque no me recarcorme la consciencia, porque lo haría otra vez, una y
otra vez, ¿Entiendes?

—...

—Y probablemente no me ames, pero yo sí y estoy dispuesto a bajarte el cielo si eso


significa que tu también me ames.

—Pero yo te quiero.

—Existe una diferencia muy grande entre querer y amar, me ves como a ese niño que
dejaste aquí, pero hace mucho que ese niño creció y se convirtió en un hombre. En un alfa
que arde por ti, uno que se siente asqueroso porque quiere hacerte lo que todos esos
hombres que ha matado han querido hacerte en contra de tu voluntad. —Seokjin
enmudeció, con las mejillas ardiendo y un solo pensamiento rondando su mente: Si
Taehyung se lo pidiera, probablemente lo dejaría y se entregaría como una perra en celo—.
Por eso estoy loco, Seokjin.

—Para mí no lo estás—Le dijo, tomándolo del rostro—. ¿No es mi opinión la única que vale
para ti? ¡No estás loco! ¡¿Y que si has matado a unos cuantos hombres?! ¡Al menos lo has
hecho por una razón noble, por defenderme a mí!

Taehyung solamente suspiro, antes de tensarse al sentir como Seokjin chocaba sus labios
por unos segundos, antes de separarse y volver a besarlo.
El alfa trago duro, antes de tomarlo de la nuca para besarlo propiamente, su lengua
acariciando el grueso labio inferior del mayor, que pronto abrió la boca, dándole paso libre a
profundizar su beso.

Cuando se separaron, ambos jadeaban, Seokjin lo observó por debajo de sus pestañadas,
con la mirada nublada por una muda necesidad.

—Está mal.

—¿Eh?

—¿Te sientes en deuda conmigo? —Seokjin lo observó como si lo hubiese golpeado, y


probablemente lo había hecho, le había dado un golpe con aquellas palabras.

Es mejor para ti que piense eso, pensó con amargura, no eres nadie a su lado.

—No—Respondió en cambio, con voz titubeante y ahogada, tragandose las lágrimas—, si


lo hiciera me habría aparecido aquí desde que despertaste como alfa. No seré una puta,
pero tampoco me trates como un mojigato.

—Lo siento.

—No hay qué—Respondió, separándose para sentarse en una orilla donde no dañaría
ninguna flor—, tienes razón cuando dices que te veo como un niño, pero comprendo que ya
no lo eres. Te veo como un niño porque aun recuerdo al chico sonriente que me quería
tanto, pero has crecido, como mis hermanos, ya no son bribones que se peleaban por mi
atención, algunos tienen sus propias familias ahora. Crecieron, igual que tú.

—Entonces-

—Sin embargo, lo que no comprendo es por qué me amas de la forma en la que lo haces,
Tae.

—¡Porque lo vi!

—Yo también lo hice, pero no… desarrolle los mismos sentimientos que tu, no con tal
intensidad, ¿Comprendes? —Taehyung se mordió los labios, observándolo con pesar—.
Aún así, soy un hombre de palabra que ha mantenido su promesa y estoy aquí sin haber
sido tocado por otro alfa en estos diez años, voy a darte la oportunidad de que cumplas con
tu parte del trato y que demuestres que realmente eres un alfa adecuado.

—¿... Me dejaras cortejarte?

—Eso es exactamente lo que acabo de decir.

<<Fin del cap>>

<<Cap>>

—No dormiré más en tu cuarto.

—¿Por qué no? —Taehyung lo observó con los labios fruncidos, virutas del pan que había
comida se mantenían en la comisura de sus labios—. Así puedo velar por ti y cuidarte.
—Este es el palacio…

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