Está en la página 1de 10

LEONORA CARRINGTON: LA

ARTISTA EN METAMORFOSIS

Laia Nieto García


1. RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo recuperar y estudiar la vida y obra de la artista
surrealista Leonora Carrington basándose en la siguiente pregunta: ¿Cómo afectó la
infancia de Leonora Carrington en su obra pictórica y cuán hay de autobiográfico en
esta? Para llevar esto a cabo, el artículo se centra en la primera etapa de juventud y su
relación con el círculo surrealista hasta llegar a su internamiento en el psiquiátrico de
Santander, punto de inflexión vital; con las siguientes conlusiones: la infancia de
Carrington está muy presente en la primera etapa de su obra, mientras que, desde su
estancia en México en 1943, la artista desarrolla un estilo propio centrado en sus
aficiones.

Palabras clave: Leonora Carrington, Surrealismo, La Dama Oval, Down Below, Té


verde.

2. ABSTRACT
This article has the aim of recovering and studying the life and the work of the surrealist
artist Leonora Carrington based on the following question: How did the childhood of
Leonora Carrington affect on her pictorial work and how autobiographical is her work?
To achieve this, the article mainly focuses on the biographical background involving her
first pictorial phase and her relationship with the surrealist circle until her
hospitalization on the psychiatric ward in Santander, a breaking point in her life. The
results are the following: Leonora`s childhood is very present during her relationship
with the surrealist movement, while in Mexico she develops her style based on her
hobbies.

Key words: Leonora Carrington, Surrealism, The Oval Lady, Down Below, Green Tea.

1
3. INTRODUCCIÓN

André Breton, cabeza de la vanguardia surrealista, indicaba en su Manifiesto del


Surrealismo (1924) la voluntad de adentrarse en el pensamiento más primitivo sin una
intervención racional mediante técnicas como la escritura automática o psicoanálisis. Se
trataba, en definitiva, de una exaltación a la locura oculta bajo la moralidad de la
sociedad1. Sin embargo, hasta este movimiento provocador no se escapaba del
machismo de la época, dejando en segundo plano a las mujeres surrealistas, entre las
que destaca Leonora Carrington. Su difícil relación con su familia, en especial con su
padre, y su personalidad rebelde me suscitó un interés por entender cómo se mostraba
esto en su obra. Por este motivo, este artículo se basa en la siguiente pregunta: ¿Cómo
afectó la infancia de Leonora Carrington en su obra pictórica y cuán hay de
autobiográfico en esta? El objetivo de este artículo es rescatar la figura de esta artista y
estudiar su vida y obra, ya que, a pesar de tener reconocimiento en México o Reino
Unido, todavía puede pasar desapercibida frente a otros pintores del mismo grupo como
Dalí o Magritte.

4. LEONORA CARRINGTON: VIDA Y OBRA


El seis de abril de 1917 nació Leonora Carrington en Reino Unido, artista relacionada
con el movimiento surrealista que destacó tanto en las artes como en las letras. Nacida
en el seno de una familia de magnates textiles, en su infancia se forjarían dos pilares de
su personalidad: por una parte, su madre irlandesa se encargó de contarle a la joven las
fábulas celtas de su tierra y de proporcionarle libros fantásticos de autores como Lewis
Carroll o Beatrix Potter; por otra, Harold Carrington, su padre, hombre de negocios y
tradicional; se aseguró de que su hija recibiese una educación acorde con las normas
ceñidas a las jóvenes de la alta sociedad inglesa. Sin embargo, esto no sería bien
recibido por su hija, a la cual le cansaba la ortodoxia de los institutos que atendía e
intentaba todo lo posible para provocar su expulsión. Una de estos, ubicado en
Florencia, fue de gran relevancia para la toma de contacto con el arte, pues pudo
disfrutar de primera mano de las obras renacentistas que decoraban la ciudad 2; mas su
1
“Queda la locura, «la locura que se encierra», como se dice con acierto. […] Me inclino a creer que tales seres [refiriéndose a
los locos] son víctimas […] de su imaginación que los impulsa a la inobservancia de ciertas reglas […]Por esta razón, las
alucinaciones, las ilusiones, etc., no constituyen fuentes de goce despreciables” BRETON, André. “Manifiestos del Surrealismo”.
Buenos Aires: Argonauta, 2014 [1924], pág.13.
2

2
estancia finalizó para volver a su país y debutar en la corte del rey Jorge V por
obligación paternal. Tras esto, Carrington consiguió estudiar, no sin la desaprobación de
Harold, en dos academias de arte: Chelsea School of Art, y Amédée Ozenfant Academy,
ambas en Londres. Ahora bien, el estilo académico que le fue enseñado en esta última
no acababa de encajar con la gran imaginación de la artista, quien, paralelamente,
comenzaba a entrar en contacto con el movimiento surrealista. En efecto, fascinada por
haber encontrado un estilo con el que sentirse identificada, Carrington visitó la primera
Exposición Internacional del Surrealismo en 1936 y, gracias a una allegada de la
academia, conoció en una cena a Max Ernst, pintor surrealista. Finalmente, cortó los
lazos con su padre a los 20 años para huir a París con Max, que era 27 años mayor que
ella y estaba por ese entonces casado.

En la capital francesa comenzó a frecuentar el círculo surrealista de André Breton. Pero,


si el Surrealismo se vendía como un movimiento rompedor, lo cierto es que respecto a
la visión de la mujer pecaba de retrógrado: la denominada femme-enfant colocaba a la
mujer en una posición que “responde pues a un único imperativo: despertar la
inspiración del hombre”3. Muestra de esto es la falta de mujeres en la primera
exposición de 1925. La artista mostró desde un inicio su desacuerdo ante ser vista como
un objeto, defendiendo su obra y exponiendo con sus semejantes masculinos en 1938 4.
Durante esta época destaca la temática relacionada con su infancia: de 1937 a 1938
pintó Autorretrato, lleno de simbolismos propios que refieren a su anhelo de libertad, y
en 1938 La comida de lord Candlestick, una crítica satírica de la alta sociedad inglesa y
hacia su propio padre5; y, además, se mudó a Saint Martin d’Ardèche con Ernst. 6 Por
desgracia, el tiempo de paz se vería turbado por la irrupción de la Segunda Guerra
Mundial: Ernst, al ser alemán, fue detenido por los franceses y posteriormente por los
propios alemanes. Consecuentemente, Leonora sufrió grandes crisis nerviosas y acabó
internada por orden paterna en un sanatorio de Santander, España. Fue tal el trauma que
sufrió allí que marcaría un punto de inflexión en su psique, descrito como un renacer en

3
Universidad del País Vasco. “Mujer y Surrealismo”. Bilbao: Servicio Editorial de la UPV/EHU, 2017, pág. 10.
4
Ahora bien, cabe recalcar que en una entrevista hecha en su vejez afirmó que “Aunque me gustaban las ideas de los surrealistas,
André Breton y los hombres del grupo eran muy machistas” y añade “no entiendo por qué la gente quiere pensar que yo era una
niñita bajo el embrujo de Ernst. (…) yo pintaba y escribía desde los cinco años”. Aun así, es innegable su conexión con la
vanguardia. CHEREM, Silvia. “Trazos y Revelaciones; entrevista a diez artistas mexicanos”. México: FCE, 2003, pág. 62.
5
El nombre del cuadro viene del apodo que Leonora dio a este.
6
Susan L. Aberth, especialista de su obra, describe esta estancia como un momento de crecimiento artístico simbiótico y no
unidireccional de Ernst hacia Carrington.

3
su libro Down below (1944) y recogido de forma simbólica en su cuadro Té verde (La
Dama Oval) de 1942.

Liberada, se dirigió a Lisboa para ser llevada a Sudáfrica por orden de Harold, pero
consiguió escapar a la embajada mexicana para casarse con el escritor y diplomático
Renato Leduc y poder escapar. Desde aquel entonces, vivió en América: primero en
Nueva York, junto con su expareja Ernst y otros artistas, y a partir de 1942 en México,
donde se separó de Leduc y se reencontró con artistas exiliados por la guerra, entre los
que destacó la artista Remedios Varo, con la que mantuvo una íntima amistad. Además,
en este país conoció su pareja Emereic Weisz, fotógrafo exiliado con el que tendría dos
hijos y pasaría el resto de sus días. Es en México donde acabó consolidando su estilo,
pues, si bien Leonora siempre tuvo una fascinación por todo lo fantástico y relacionado
con la espiritualidad, la alquimia y el ocultismo, a su temática de carácter surrealista 7se
añade la fascinación por la cultura mexicana. Esto se materializa en el mural El mundo
mágico de los mayas (1962)¸ con el que ganó una gran relevancia en el país. Su
reconocimiento, tanto en vida como póstumo, va mucho más allá: además de ser
conocida como la última de los surrealistas, Carrington obtuvo diversos premios y
conmemoraciones tales como el premio Orden del Imperio Británico, otorgado por la
propia reina, en 2004, o el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México en 2005;
además, su gran variedad de producción artística, ya sean esculturas o el vestuario de
una obra teatral, se puede observar en varios lugares de México, entre los que destacan
la Universidad Autónoma Metropolitana o en la exposición The palmist en el Museo de
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

7
Aunque su interés principal sea lo esotérico, cabe destacar que en su obra también influye otras ideologías, tales como el budismo,
la cultura tibetana o filosofía, entre los que destacan Carl Jung, psicoanalista y discípulo de Freud. CHEREM, Silvia. Trazos y
Revelaciones… op.cit. pág. 62.

4
5. IMÁGENES

5
Fig. 3. Leonora Carrington. La comida de lord Candlestick, 1938. Óleo sobre lienzo,
35,5 x 46 cm. Colección privada. Fig. 1. Leonora C
cm. Museum of M

Fig.2.4.Leonora
Fig. LeonoraCarrington.
Carrington.Autorretrato,
El mundo mágico de los mayas,
1937-1938. 1964.lienzo,
Óleo sobre Museo65Nacional
x83 cm.de
Antropología,
Metropolitan México.Nueva York.
Museom,

6
5.1.Ficha de Té verde (La Dama Oval)

Autora: Leonora Carrington.

Título: Té verde (La Dama Oval).

Fecha: 1942.

Técnica: óleo sobre lienzo.

Dimensiones: 61 x 76,2 cm.

Lugar: Museum of Modern Art, Nueva York.

Pintada en 1942 durante su llegada a México, Té Verde, conocida también como La


Dama Oval, no solamente recoge el punto clave en su vida que fue el sanatorio de
Santander, sino que cierra una etapa vital de Carrington, simbolizada por el paisaje
dejado atrás, y, además, es una síntesis de toda las influencias de la artista, ya sea con
simbolismos propios de su primera etapa de corte surrealista o bien del imaginario
esotérico que se desarrolla sobre todo durante su etapa final. Es, en definitiva, mucho
más que una obra simple; es un símbolo que clausura su etapa de juventud en Europa
para iniciar la de maduración en México, motivo por el cual he decidido hacer una ficha
de esta obra.

El cuadro, con un predominio de colores verdes y primaverales, presenta tres escenarios


diferentes: en el fondo se puede apreciar un paisaje campestre urbanizado, con líneas
que invitan al espectador a llevar la vista hacia la fuente que se halla en el centro y las
tres figuras blancas. De esta sale un camino que une el fondo con el primer plano del
cuadro, caracterizado por cuatro figuras: de izquierda a derecha, aparece un caldero de
color púrpura con cuatro cabezas de ciervos apoyado por dos patas del mismo animal,
una dama alta y pálida encerrada en un círculo y apresada en una tela con manchas que
recuerdan a las vacas y, por último, un perro y un caballo blanco amarrados el uno a
otro cuyas colas se transforman en árboles. Debajo de este primer plano se presenta el
subsuelo con tres murciélagos, tres humanos en crisálidas y dos buitres en un nido.

El paisaje de fondo, que es reminiscente la casa de la infancia de Leonora, junto con


simbología de este cuadro, hace reflexionar al espectador sobre temas como la muerte y
el renacimiento a través de la simbología celta, egipcia8 o del propio imaginario de
8
La mención a esta mitología se puede leer en el libro Down below, donde narra cómo los malos tratos recibidos en villa
Covadonga, comparada con Egipto, eran un ritual de metamorfosis para llegar a Villa Abajo—o Jerusalén—, sala en la que se
internaba a la gente recuperada.

7
Leonora: la gran dama del cuadro referencia a la joven protagonista del cuento La Dama
Oval (1939), escrito por Leonora. En este se narra la historia de Lucrecia, una joven que
ayuna para protestar en contra de las estrictas reglas de su padre y tiene un caballo
blanco de juguete llamado Tártaro que el padre destroza como castigo por su rebeldía.
En el cuadro aparece maniatada con una camisa de fuerza y dentro de un círculo del que
no puede salir, en una clara alusión a su experiencia traumática en el sanatorio de
Santander, donde la mantenían atada durante días a su cama. Esto, junto con los
elementos del subsuelo, forman un lenguaje simbólico: los murciélagos, a la par que la
momificación de humanos y los buitres, animales carroñeros, nos indican toda una
simbología relacionada con la muerte que, sin embargo, es acompañada de símbolos de
vida como los huevos o la momificación. 9 Por otra parte, el atanor lila, instrumento de la
alquimia que se utiliza para transformar la materia, junto con su forma ovalada, nos
indican una metáfora de renacimiento que se completa con la simbología de los ciervos:
en la mitología nórdica estos hacen referencia a los guardianes del árbol sagrado, que a
su vez simbolizan los cuatro vientos y los cuatro elementos terrestres —elementos
fuertemente relacionados con la alquimia—; pero, especialmente, destaca la simbología
celta: Cernunnos, dios celta portador de características cervunas, representa la fertilidad
y el renacer: su cornamenta se desprende y crece siguiendo el curso de las estaciones, al
igual que Leonora renace de su experiencia hacia una primavera, como indican las
tonalidades escogidas. Finalmente, los dos animales atados a sí mismos encajan en la
temática: el caballo blanco, que aparece ya en La dama oval10 y en Autorretrato (1937-
1938), se plantea como elemento metamórfico por su conversión en un árbol. Bajo el
contexto general, puede entenderse con el mismo simbolismo que lo ya mencionado
anteriormente, mientras que el perro puede ser un motivo utilizado en su vertiente
simbólica de la muerte o bien representar al perro del doctor Morales, quien torturó a
Leonora en el sanatorio.11A modo de reflexión final, la forma en las que están atados
nos hace preguntarnos ¿simboliza acaso la unión entre Leonora y el sanatorio a través

9
La momificación es entendida en la cultura egipcia como una metamorfosis a una vida eterna y, por lo tanto, el renacimiento del
alma, similar a la forma en la que explica su paso por el sanatoio: “After the experience of Down Below, I changed. Dramatically. It
was very much like having been dead,”. CARRINGTON, Leonora citada en NOHEDEN, Kristoffer. “Leonora Carrington,
Surrealism, and Initiation Symbolic Death and Rebirth in Little Francis and Down Below”. Correspondences, 2.1. (2014), pág. 55.
10
“Estoy contenta, porque me aburro mucho aquí. ¿Y si imagináramos que todos nos hemos convertido en caballos? Yo voy a
transformarme en caballo con nieve”. CARRINGTON, Leonora. “La dama oval” México: Ediciones Era, 1965, pág. 2.
11
“I found myself face to face with an individual with the expression and aspect of a mongrel dog. I learned later that he was a
congenital idiot who boarded at Dr. Morales’s”. CARRINGTON, Leonora. “Down Below”. Nueva York, Estados Unidos: NYRB
classics, 2017. Cap. 11, pág. 75.

8
de símbolos zoomórficos, cuyas correas muestran su imposibilidad de escapar?¿Puede
ser que la posición en primer plano nos indiquen que es una experiencia presente de la
que no podrá escapar?

6. CONCLUSIONES
Tras el estudio de la vida de Leonora Carrington he descubierto una artista con un
mundo interesante a la par que misterioso que desconocía antes. Respecto a las
preguntas planteadas en el inicio, se puede observar cómo sus obras tienen un fuerte
componente autobiográfico bajo capas de simbolismos. De hecho, a pesar de no querer
ser asociada con los surrealistas, resulta irónico que su vida ejemplifique tan bien las
ideas de estos: su infancia, tema de estudio del psicoanálisis, la marca profundamente y
le hace ser quien es; en su relación con el círculo surrealista Carrington lucha por ser
vista como sujeto propio, pero acaba siendo relacionada como objeto de Max Ernst por
vivir con él; su estancia en el sanatorio español ejemplifica el pensamiento de Breton
sobre los “locos”, tal y cómo se puede leer en Down Below (1944); y, en general, su
imaginario encaja muy bien con las ideas del movimiento. Con todo y esto, Carrington
constituye una artista revolucionaria al no dejar domarse por las expectativas impuestas
en una mujer de su clase social y, tal y como lo muestra en su autorretrato, haberse
transformado en un caballo blanco que galopa libremente.

7. BIBLIOGRAFÍA

MARINA, Eva. 2019.

También podría gustarte