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Los monstruos de Chernóbil.

Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

Los monstruos de Chernóbil


Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética
Eugenia Kuznetsova
Hace casi tres décadas, en la noche del 26 de abril de 1986, dos explosiones
sacudieron la planta de energía nuclear en Chernóbil, Ucrania, causando el peor accidente
nuclear en la historia de la humanidad. Los efectos tóxicos de la radiación sobre la
población fueron comparados con la catastrófica destrucción causada por la bomba
atómica en Hiroshima. Existen dos teorías que explican las razones de la explosión: una
está relacionada con un error humano durante las operaciones de rutina1, la otra, hace
referencia a una prueba destinada a investigar la recuperación de energía en la turbina en
caso de un apagón imprevisto. Lo cierto es que el grafito en el reactor se incendió luego de
la explosión inicial y el reactor continuó ardiendo hasta el 10 de mayo, liberando material
radioactivo, pese a los heroicos esfuerzos por controlar el fuego 2. La radiactividad fue
liberada al medio ambiente en las siguientes cuatro etapas: expulsión inmediata de
combustible y fragmentos del núcleo debido a la explosión, descarga del aire contaminado
y productos de combustión de grafito, debido al fuego (26 abril – 5 mayo), descarga de
productos de fisión del reactor debido al aumento de la temperatura del combustible por
encima de 1700° C (6 mayo – 5 junio) y, en la última etapa, una rápida reducción de la
descarga radiactiva debido a los esfuerzos realizados para reducir la temperatura del
combustible.3 Tomó varios días evacuar la zona contaminada, unos 30 kilómetros
alrededor del sitio. 135.000 personas fueron evacuadas, y a unas 270.000 personas se les
ofreció la posibilidad de evacuación, si ésta era solicitada.4 Se reconoció oficialmente que
200 bomberos sufrieron de síndrome de radiación aguda, sin embargo, se negaron otros


Tomado de Exploring the Cultural History of Continental European Freak Shows and ‘Enfreakment’, Edited by
Anna Kérchy and Andrea Zittlau, Cambridge Scholars Publishing, 2012, paginas 233-250.
Traducción de Marcela Branca para uso interno de la cátedra Historia de la Cultura.
1 Chris C. Park, Chernobyl: The Long Shadow (La sombra larga) (Londres: Taylor & Francis, 1989), p. 36.
2Yasuo Onishi, Oleg V. Voῐtsekhovich y Mark J. Zheleznyak, Chernobyl: What Have We Learned?: The Successes
and Failure to Mitigate Water Contamination Over 20 Years - ¿Qué hemos aprendido?: Los éxitos y fracasos para
mitigar la contaminación del agua durante 20 años (Londres: Springer, 2007), p.10.
3 Ibíd., p. 11.
4 Alrededor de 200 personas aún residen en la zona contaminada. Como afirma Volodymyr Shandra, ex
ministro del Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, violan la ley porque la zona está oficialmente cerrada,
sin embargo, el gobierno ucraniano no sólo permite a los habitantes en Chernóbil, sino que también los ayuda
con alimentos y medicamentos. Se les puede solicitar que evacuen en cualquier momento, pero nadie los obliga
a hacerlo. "Chornobylska Filosofiya" (Filosofía de Chernóbil) (26 de abril de 2009):
http://www.apbu.edu.ua/rus/fch/five/ (Fecha de acceso: 20 de abril de 2012). La zona de Chernóbil tiene
vida propia ahora. Al ser un área casi deshabitada, atrae a artistas callejeros que decoran las paredes de los
edificios abandonados con pinturas de estilo grafiti (ver ilustraciones del capítulo).

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problemas de salud producidos en Ucrania y en toda Europa. La leucemia, el cáncer de


tiroides, pulmones y mamas son algunas de las amenazas que no se abordaron
públicamente.5 Al mismo tiempo, se recomendaba el aborto a las mujeres en la primera
etapa del embarazo, porque se temía que sus hijos pudieran sufrir malformaciones graves
debido a la radiación.

Fig. 1: Grafiti urbano en la pared del jardín de infantes abandonado en Prypyat. 25 de noviembre de
2006. Fotografía reproducida por cortesía de Alex Cheban. (www.alexcheban.com)

La estrategia soviética de mantener el accidente oculto al público nacional y al


resto del mundo resultó en la pérdida de horas y días que podrían, aunque mínimamente,
haber reducido el daño. Moscú había retrasado el anuncio del desastre con el fin de
mantener alto el ánimo en la gente en el Día del Trabajo. Para evitar el pánico masivo, el
gobierno no canceló el desfile en Kiev, capital de Ucrania, situada a solo 160 km de
Chernóbil. Miles de personas celebraban el Día del Trabajo (una de los festejos más
importantes en la antigua URSS) rodeadas de aire contaminado y expuestas a dosis de
radiación que alterarían sus vidas.6 El secreto con el que las autoridades soviéticas
manejaron el desastre creó una brecha de credibilidad en la sociedad.

5Johan Havenaar y Evelyn J. Bromet, "La experiencia del desastre nuclear de Chernobyl", en Desastres y salud
mental, editado por Juan José LópezIbor, (Chichsester: John Wiley and Sons, 2005), p. 181.
6 Park, Chernobyl, p. 39.

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Fig. 2: Arte mural de un hombre que grita en una zona residencial de Prypyat. 25 de noviembre de
2006. Fotografía reproducida por cortesía de Alex Cheban. (www.alexcheban.com)

Mi profesora de biología vivía en la ciudad de Prypyat (actual ciudad fantasma) la


cual fue completamente evacuada durante los primeros días después de la explosión. Ella
nos contó que a los 50,000 habitantes no se les dijo por qué tenían que abandonar sus
hogares en 24 horas y por qué era tan recomendable dejar todas sus pertenencias. La
única razón dada fue "radiación" e incluso los funcionarios que realizaron la evacuación no
parecían conocer los detalles. El consejo general de "lavarse las manos y lavar la fruta"
parecía ser un comentario irrelevante cuando pueblos y ciudades enteras se quedaban sin
habitantes.

Sólo durante los últimos años, la catástrofe de Chernóbil llegó a los discursos
académicos. Alla Yaroshinska muestra en su reciente investigación Chernóbil: Crime
Without Punishment (2011), publicado originalmente en 2006, una historia desconocida
del desastre, proporcionando un relato único de los acontecimientos y un registro
histórico preciso. Además, la autora adopta un enfoque histórico oral entrevistando a
sobrevivientes de la catástrofe. Chernóbil, ¿qué hemos aprendido? por Yasuo Onishi et al.
(2007) presenta una visión histórica y estudia los resultados del ambiente acuático
afectado por el desastre de Chernóbil. La investigación incluye un análisis profundo de las
acciones de remediación del agua y una discusión exhaustiva sobre el planificado Nuevo
Arco Protector (NSC) para cubrir la planta de Chernóbil. Chernóbil: Catastrophe and
Consequences de Jim T. Smith y Nicholas A. Beresford (2005) se ocupa de las consecuencias
ambientales de la catástrofe a largo plazo. Los libros también analizan el impacto en la
salud, como así también, los impactos sociales, psicológicos y económicos en la población

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humana. A pesar de las numerosas investigaciones en este campo, la radiación todavía es


considerada en el imaginario colectivo cultural como un mal abstracto "inexplicable,
invisible, intocable y casi místico”.7 Existe una desconcertante variedad de posibles
consecuencias imprevistas para la salud en un desastre nuclear y de efectos a largo plazo
de la radiación que pueden ocurrir en las generaciones posteriores. Las discusiones sobre
la relación del cáncer y las mutaciones genéticas con la radiación solo "sirven para
aumentar aún más la ansiedad pública".8 En este contexto, la mistificación de la radiación
es inevitable y, por lo tanto, se ha abierto paso en las artes, las que funcionan como medios
potenciales para sublimar los traumas históricos y aliviar las ansiedades. Las
consecuencias más terribles de la radiación se muestran vívidamente en la imaginación
popular. Los monstruos (post) nucleares se difundieron en forma de leyendas urbanas,
ficción fantástica, música pop y películas de gran éxito.9 Esta variedad está claramente
representada por una lista rápida de productos musicales inspirados en Chernóbil,
incluyendo "Time Will Crawl" de David Bowie, "Sognando Chernóbil" de Adriano
Celentano, "Chernóbil" de la banda punk japonesa The Blue Hearts, "Mayday in Kiev". "De
Watchtower," Radioactivity "de Kraftwerk," What We Made "del rapero británico Example
y" Chernóbil symphony "de Michael Tariverdiev.

Varias mutaciones nucleares se convirtieron en marcadores icónicos de


escenarios mundiales posapocalípticos en los que las rarezas físicas a menudo sirven
como metáforas para las transformaciones sociales y las enfermedades.

Fenómenos nucleares en la mitología urbana

Nací en Homutyntsi y pasé mi infancia en Vinnytsya, a trescientos kilómetros de


la ciudad donde ocurrió la catástrofe de Chernóbil. Recuerdo cómo el tema del fenómeno y
las mutaciones comenzaron a desarrollarse en las leyendas urbanas. Las leyendas urbanas
generalmente se definen como cuentos del folklore moderno que emergen
espontáneamente como un virus. Las leyendas urbanas "juegan con los miedos, creencias
y ansiedades de un período o momento particular en el tiempo". 10 Los mutantes, personas
con rarezas físicas que se presentaron e interpretaron como consecuencias corporales de
la radiación, a menudo se convirtieron en celebridades de la prensa sensacionalista y los

7 Park, Chernobyl, p. 30.


8 Ibid.
9Documentales y largometrajes inspirados en el dramático accidente incluyen: Chernobyl: The Final Warning
(1991, Anthony Page), Black Wind White Land (1993, Gerry Hoban), Chernobyl Heart (2003, Maryann DeLeo),
The Unnamed Zone, (2006 , Carlos Rodríguez) y White Horse (2004, Maryann DeLeo y Christophe Bisson) por
nombrar sólo algunos.
10 Mark Barber, Proyecto 2067: Leyendas urbanas (Victoria: Trafford Publishing, 2005), p. 6.

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programas de televisión. Los monstruos posnucleares, las personas con discapacidades


físicas reales y las personas que sufren de psicosis debido al miedo a las mutaciones, junto
con una obsesión voyerista por ver las anomalías físicas, se convirtieron en el síntoma
emblemático de la realidad posterior a la catástrofe en la antigua URSS. Durante los
primeros cinco años después del desastre, cuando la URSS todavía existía y la prensa
estaba totalmente controlada por el estado, faltaba información sobre la catástrofe de
Chernóbil y era imposible acceder a la zona afectada.11 Como resultado de este silencio y
compensando la falta de datos, la ansiedad pública surgió en una serie de leyendas
urbanas populares similares a los mitos que circulan en la sociedad. Más tarde, en la
década de 1990, con la aparición de editoriales privadas en los países postsoviéticos, las
leyendas urbanas llegaron a la prensa 12. Se distribuyeron historias que describían
mutaciones terribles y se publicaron dudosas fotografías de bebés deformes.13 Las
historias alcanzaron su punto máximo en leyendas urbanas sobre inmortales de cuatro
ojos acompañadas de fotografías borrosas publicadas en revistas y periódicos como
Komsomolskaya Pravda, Speed-Info, Zhizn, Express-Gazeta y Megapolis-Express.14 Dado que
muchas de ellas fueron tan efímeras, hoy es difícil rastrear el material. Sin embargo, los
mitos son parte de la memoria colectiva e individual de Ucrania. Todavía recuerdo que, en
mis años escolares, a mediados de la década de 1990, era popular entre los adolescentes
contarse historias emocionantes sobre los mutantes nucleares de Chernóbil.

Además de la prensa sensacionalista, las exposiciones itinerantes de monstruos


se hicieron muy populares. Se habían inspirado en el famoso gabinete de curiosidades de
San Petersburgo especializado en anormalidades humanas, incluidas exhibiciones como
un bebé con los ojos debajo de la nariz y las orejas debajo del cuello, y otras

11En la actualidad, algunas agencias turísticas organizan visitas guiadas a Chernobyl. Un recorrido de un día
generalmente cuesta alrededor de 150 USD (dependiendo del tamaño del grupo) e incluye una visita al reactor
4 de Chernobyl (el punto de observación más cercano está a 200 metros del Sarcófago), a la ciudad
abandonada de Pripyat y a pueblos abandonados en la zona de exclusión.
12 A principios de la década de 1990, la prensa post soviética experimentó un período de transición que se
caracterizó por el surgimiento de la prensa sensacionalista. El hambre de sensacionalismo, que era una "fruta
prohibida" para la sociedad post-totalitaria, permitió que se publicaran notas de estilo tabloide de mala calidad
en todo el país. Las publicaciones no verificadas con contenido dudoso se consideran una característica común
de los entornos de medios en transición (Adam Jones, "Dos pasos adelante, un paso atrás: periodismo ruso en
la era post soviética", en: http://adamjones.freeservers.com /russia2.htm (Acceso: 15 de abril de 2012).
13 La prensa no tenía acceso a la zona cerrada de 30 kilómetros y nadie más que los científicos podían visitar a
los bomberos que padecían el síndrome de radiación aguda (Alla Yaroshinskaya, Chernobyl: Crimen sin castigo
(Piscataway, NJ: Transaction Publishers, 2006, p. 248), por lo tanto, la autenticidad de las fotos publicadas en
la prensa sensacionalista era dudosa.
14Estos son los documentos que forman el núcleo de la prensa sensacionalista en Rusia y en los primeros años
de su trabajo en formato sensacionalista no les importó mucho la credibilidad de la información publicada
(Eugeniy Sazonov, "Fenomen zheltoy pressy" (El periódico sensacionalista). presione el fenómeno) en Relga 3
(2005): http://www.relga.ru/ Environ / WebObjects / tguwww.woa / wa / Main? textid = 497 & level1 = main
& level2 = art icles (Acceso: 12 de abril de 2012).

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"monstruosidades".15 Establecido por Pedro el Grande y finalizado en 1727, el


Kunstkammer fue sede del Museo de Antropología y Etnografía, con una colección de
humanos y animales anormales. 16 Las colecciones que intentaron copiar o reunir el
material similar a las anomalías de Kunstkammer alcanzaron el pico de su popularidad en
la década de 1990. Las exposiciones de mutantes en la década de 1990 consistieron
principalmente en fetos y bebés muertos poco después de su nacimiento. Uno de los
mayores temores con respecto a la contaminación radiactiva fue (y lo más probable es que
sea) el miedo a las mutaciones en los no nacidos. Las consecuencias para la salud de
Chernóbil incluyen el riesgo del nacimiento de niños que padecen enfermedades genéticas
y hereditarias y / o discapacidades intelectuales graves17. Los cuerpos deformados y
anormales de los bebés provocaron las reacciones más sensibles, porque los espectadores
rusos se sintieron personalmente involucrados, frente a su trauma histórico colectivo, al
ver la infancia contaminada tradicionalmente asociada con la esperanza y la inocencia,
pero que salió mal como resultado de circunstancias trágicas. Los pequeños cuerpos
deformados flotando en formol encarnaban el miedo de las personas a las mutaciones,
junto con la amenaza de la contaminación de lo más querido para todos. 18 Algunas de las
exposiciones temporales se convirtieron en museos permanentes y aún atraen a visitantes,
locales y turistas por igual.19

Fig. 3 y 4: Inquietantes grafitis de niños jugando en barrios residenciales abandonados de Prypyat.


25 de noviembre de 2006. Fotografías reproducidas por cortesía de Alex Cheban.
(www.alexcheban.com)

15 Cathy Giangrande y John Julius Norwich, San Petersburgo: museos, palacios y colecciones históricas
(Piermont: Bunker Hill Publishing, 2004), p. 31
16 Naum Sindalovsky, "Epoha Prosvesheniya v folklore peterburgskogo studenchestva" (La era de la Ilustración
en el folklore de los estudiantes de Petersburg), en Neva 7 (2010): http://magazines.russ.ru/neva/2010/7/si9
.html (Acceso: 15 de abril de 2012).
17 Park, Chernobyl, p. 30.
18 Vale la pena señalar que los mutantes que se exhibieron en las colecciones de anormalidades no estaban
directamente relacionados con el accidente (incluso si se tratara de esta relación no se puede probar), pero los
visitantes asociaron las mutaciones con las consecuencias de Chernobyl.
19 eg. El Museo Kunstkammer en el centro de Kiev (calle Khreshatyk, 15)

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Observar las posibles señales visibles de las víctimas del desastre no traía ningún
alivio a quienes, aparentemente, preservaban su salud. Debido a la ignorancia sobre el
grado, la duración y los efectos de la radiación, la ansiedad perduraba y todos podían
identificarse como una posible víctima. En consecuencia, cada enfermedad y cada recién
nacido deformado se relacionaba de inmediato con la explosión de Chernóbil, que pronto
se convirtió en un chivo expiatorio en todo el país como la razón principal de las
anormalidades. En la actualidad, esta asociación con Chernóbil no es tan fuerte como solía
ser, pero el miedo a las mutaciones radiactivas todavía existe, especialmente en el
contexto de informes médicos sobre los efectos a largo plazo de la radiación, que pueden
no aparecer en muchas generaciones venideras (por ej. leucemia u otras enfermedades
oncológicas).20

Pronto los “monstruos" llegaron a la pantalla de televisión. Debido a la escasa


competencia y la ausencia de censura, a mediados de la década de 1990, la televisión rusa
presentó programas extraños que mostraban eventos misteriosos, platillos voladores y
monstruos posnucleares. Este género era completamente nuevo para la sociedad
postsoviética que ahora estaba infectada por la "Deformitomanía", un término que se usó
por primera vez en 1847 en la revista Punch, 21 refería a la fascinación repentina por lo
horrible, un gusto inexplicable por lo monstruoso, convirtiéndose en una tendencia
sumamente popular.22 La deformitomanía postsoviética era el resultado no sólo de la
amenaza nuclear, sino también de una realidad rápidamente cambiante acompañada de
un miedo al futuro. Historias terroríficas y deformidades exhibidas ayudaron a visualizar y
materializar las ansiedades. Las leyendas urbanas a menudo proporcionaron,
aparentemente, explicaciones de sentido común, sensatas, pseudoracionalistas en lugar de
“mitologizaciones” fantásticas: por ejemplo, una historia generalizada "tranquilizó" a la
población al afirmar que la mayoría de las víctimas de Chernóbil habían muerto por estrés
y miedo y no por la radiación.23

Johan Havenaar y Evelyn Bromet del Departamento de Psiquiatría de la


Universidad Estatal de Nueva York investigaron la conexión entre el desastre y la salud

20 Park, Chernobyl, p. 30
21 “Deformitomania,” in Punch 13 (1847): p. 90.
22Lara Karpenko, “Ocharovannost uzhasnim: prityagatelnyi mir viktorianskogo panoptikuma” (La fascinación
por lo terrible: el mundo atractivo del panóptico victoriano), traducido por E. Kanisheva en NLO 70 (2004):
http: //magazines.russ. ru / nlo / 2004/70 / kar13.html (Acceso: 10 de abril de 2012).
23Este mito todavía puede encontrase en Internet: "Novye zagadki Chernobylya" ("Nuevos rompecabezas de
Chernobyl"): http://4stor.ru/prirodnie-anomalnie-yavlenia/11120-novye-zagadkichernobylya.html (Acceso:
21 de febrero de 2012)

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mental en Chernóbil y demostraron que el accidente tuvo un grave impacto en la salud


mental de quienes lo experimentaron. A pesar de que solo se han observado mayores tasas
de trastornos psiquiátricos entre los grupos de alto riesgo (por ejemplo, madres con niños
pequeños), los incidentes de exposición a la radiación tienen una propensión tremenda a
inducir miedo en la población afectada. 24 En este contexto, la fascinación por los
monstruos y mutantes representados en los medios populares puede explicarse como un
intento de superar la fobia al enfrentarla, 25 al hacer contacto con los objetos primarios del
miedo, con la encarnación humana de la catástrofe nuclear y los peligros pendientes de
mutaciones. En el caso de Chernóbil, los habitantes trataron de superar el miedo a las
mutaciones presenciando las deformaciones asociadas excesivamente con la tragedia,
pero la identificación de la radiación con peligros invisibles, de larga duración y efectos
latentes nunca ayudó a calmar las ansiedades.

Fig. 5: Sombra de una niña que intenta encender la luz en una casa abandonada de la zona de
Chernóbil. 25 de noviembre de 2006. Fotografía reproducida por cortesía de Alex Cheban.
(www.alexcheban.com)

Monstruos posnucleares y The Slynx

Las obras literarias que discuten la realidad posnuclear presentan el desastre de


Chernóbil en diferentes géneros, desde diferentes puntos de vista. Chornóbilska Madonna
(1988) (La Madona de Chernóbil, 1998) y los poemas de Lina Kostenko describen la
tragedia del accidente de Chernóbil por medios metafóricos de poesía dirigidas al poder

24 Havenaar y Bromet, "La experiencia", p. 184.


25Existe una técnica psicológica popular para superar una fobia: “La forma más efectiva de superar una fobia
es simplemente enfrentarla. Continuar evitando una situación que asusta es, más que nada, lo que mantiene la
fobia viva.” (Edmund J. Bournes, Anxiety & Phobia Workbook (Sydney: ReadHowYouWant, 2009), p. 309.

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del estado y la sociedad. Chernobílskaia Molitva (1997) (Voces de Chernóbil: Crónica del
futuro, 2006) de la periodista Svetlana Aleksiyevich presenta relatos personales de la
tragedia. La autora entrevistó a cientos de personas directamente afectadas por la
catástrofe y presenta sus historias llenas de dolor, ira y desesperación, proporcionando un
rico archivo de voces, de testimonios históricos orales. Chernobílskaia Tetrad (1989) (La
Verdad sobre Chernóbil, 1993) de Grigori Medvedev, especialista en energía nuclear que
trabajó durante algún tiempo en la planta de energía de Chernóbil, es un relato
competente y desapasionado de la tragedia. Chernobyl: A Novel (1988) de Frederik Pohl es
una obra monumental de ficción especulativa que sumerge a los lectores en la vida de las
personas que sobrevivieron a la tragedia. Sarkofag (1986) (Sarcófago: una tragedia, 1992)
de Vladimir Gubarev describe el desastre desde el punto de vista de las personas que
vivieron y trabajaron en la zona de la catástrofe y perdieron a sus familias y la posibilidad
de continuar.

A continuación, me concentraré en Кысь (The Slynx),26 una novela de Tatiana


Tolstaia, una de las escritoras más consolidadas de la Rusia contemporánea. El Slynx trata
de la radiactividad y el enfrentamiento en el género fantástico y describe un hipotético
mundo posapocalíptico que puede interpretarse en términos de la realidad soviética. La
idea de una novela posapocalíptica nació justo después del desastre de Chernóbil, pero a la
autora le tomó catorce años, como se indica al final del libro (1986-2000), desarrollar esta
idea en una novela con numerosas alegorías a los acontecimientos históricos en la historia
de Rusia.27 La novela es un mosaico de la Rusia del siglo XX con su crueldad, diversidad,
aflicciones y tragedias. La crítica literaria Alla Latynina definió el género de The Slynx
como

un cóctel hábilmente mezclado de anti-utopía, sátira, clichés reconsiderados de


ciencia ficción, aromatizado con refinados juegos de palabras y extravagantemente
condimentado con la característica misantropía tolstoiana.28

La novela representa una Moscú posapocalíptica que se ha convertido en un pequeño


asentamiento rodeado de bosques místicos donde vive el Slynx, una criatura que amenaza
con consumir el alma de intrusos desafortunados. El asentamiento en sí lleva el nombre de

26Толстая Татьяна, Кысь, Москва: Эксмо, 2001. Usaré la traducción al inglés de la siguiente manera: Tatiana
Tolstaia, The Slynx, James Gambrell (trad.) (Nueva York: New York Review Books, 2003). No hay traducción al
castellano.
27Diferentes eventos y personajes de la novela están asociados con ciertos hechos de la historia rusa: por ej. la
Explosión - Revolución; los Saniturions - el Comité de Seguridad del Estado, etc.
28 Alla Latynina, "A vot vam nash duhovny reneissance" (Y aquí tienes nuestro renacimiento espiritual) en
Literaturnaya Gazeta 47 (2000): http://magazines.russ.ru:81/project/arss/l/lat1. html (Acceso: 15 de abril de
2012). Todas las traducciones, a menos que se indique lo contrario, son realizadas por el autor.

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un gran nuevo líder: Fyodor Kuzmich, Glorybe, que controla el Librepensamiento en el


asentamiento y administra la vida de todos los que sobrevivieron a la Explosión o nacieron
después de ella. Los Saniturions rastrean a todos los sospechosos de poseer libros (un
medio que ya no existe) o muestran insatisfacción con su vida. La mayoría de las personas
viven en chozas de madera, comen sopa de ratones y sufren las consecuencias: diversas
mutaciones causadas por la Explosión. La Explosión es un desastre nuclear, pero
metafóricamente podría referirse a la Revolución de 1917, la Perestroika de la década de
1980 o cualquier otro punto de inflexión en la historia de Rusia. 29 La Explosión podría
haber durado 70 años (época del régimen comunista en Rusia) y eventualmente
convertido a la sociedad en una galería de monstruos, como lo indica Mark Lipovetsky en
su prólogo de la edición rusa30. Los monstruos de The Slynx son personas que sufren
diferentes mutaciones causadas por la radiactividad después de la explosión. Parecen ser
los moscovitas y sus descendientes. En algún lugar fuera del asentamiento viven otros
mutantes que hablan el mismo idioma. Pero son extranjeros y posibles enemigos; por lo
tanto, los habitantes del asentamiento los llaman Chechenos (una observación ingeniosa
de la moderna realidad social de Rusia).31 Los personajes con numerosas mutaciones son
"indefensos en su rareza" 32, hablan una lengua arcaica y, en general, son infantiles, y
evocan sentimientos de simpatía similares a los de las personas exhibidas en espectáculos
de fenómenos, que no son percibidos como miembros independientes y plenamente
capaces de la sociedad.

La novela está escrita desde la perspectiva de Benedikt, un joven cuya madre


sobrevivió a la Explosión y le cuenta sobre el mundo antes de la catástrofe. Parece estar
libre de mutaciones, excepto por un pequeño detalle que aparece en la segunda mitad de la
novela: tiene una cola, que había pensado que era normal hasta que descubrió:

Bueno, ¿deberíamos irnos, Nikita Ivanich? ... O de lo contrario mi cola se congelará y


quedará rígida.

¿Qué cola?

29 Olga Slavnikova, “Puskin s malenkoy bukvy” (Pushkin con una letra minúscula), en Noviy Mir 3 (2001):
http://magazines.russ.ru/novyi_mi/2001/3/obz_slav.html (Acceso: 10 Abril de 2012).
30 Mark Lipovetsky, "PMS (Postmodernism segodnya)", (Postmodernismo hoy), en Znamya 5 (2002):
http://magazines.russ.ru/znamia/2002/5/lipov.html (Acceso: 13 de abril de 2012) .
31 Eugeniy Beniash, "Dunin Sarafan" (sarafan de Dunia) en Druzhba Narodov 2 (2001):
http://magazines.russ.ru/druzhba/2001/2/ben.html (Acceso: 15 de abril de 2012).
32Karen Stepanyan, "Otnoshenie bytiya k nebytiyu" (La relación de la existencia con la inexistencia) en
Znamya 3 (2001): http://magazines.russ.ru/znamia/2001/3/stepan.html (Acceso: 15 de abril de 2012 ).

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Los monstruos de Chernóbil. Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

¿Qué quieres decir con qué cola? Una cola simple y vieja, del tipo que crece en tu
trasero.33

Benedikt está acostumbrado a las rarezas de la gente y describe su realidad en un


estilo objetivo y coloquial. Cuando extraños visitan el asentamiento, Benedikt describe que
"eran como nosotros: el anciano tenía pelo gris y llevaba zapatos rojos, la anciana llevaba
una bufanda, sus ojos eran azules y tenía cuernos" 34. Desde el punto de vista del lector, una
bufanda en la cabeza de una anciana remite fácilmente a la imagen de un habitante rural,
pero el narrador agrega los cuernos a la lista de atributos de una anciana rusa típica.

Hay varias categorías de monstruos en la novela. La primera categoría consiste en


las personas que sobrevivieron a la Explosión y se convirtieron en inmortales: "quien no
estiró la pata cuando ocurrió la Explosión, no envejece después de eso". Esa es la
Consecuencia que tienen. Como si algo en ellos se hubiera atascado” 35. Los sobrevivientes
recuerdan el pasado y, por lo tanto, comprenden la anormalidad de las mutaciones;
extrañan el mundo antes de la Explosión.

La segunda categoría está formada por los "Degeneradores", nacidos antes de la


Explosión pero se han convertido en criaturas extrañas:

Son extraños, y no se puede saber si son personas o no. Sus rostros parecen
humanos, pero sus cuerpos están cubiertos de pelos y corren en cuatro patas. Con
una bota de fieltro en cada pata.36

Los Degeneradores parecen formar un grupo social marginado: personas que eran
normales pero después de la Explosión se degradaron a Degeneradores. En el contexto de
la novela, fueron afectados por la radiación y perdieron su estatus social, pero también hay
una clara referencia a la realidad postsoviética. Los Degeneradores pueden ser fácilmente
reconocidos como personas que no pudieron adaptarse a la nueva realidad social después
de 1991. Se encontraron desempleados, se resistieron a nuevos valores y, en general, no
lograron encontrar su lugar en la nueva realidad social. Paso a paso se volcaron al
alcoholismo, la locura o al total aislamiento social.

La tercera categoría de personajes consiste en personas nacidas después de la


Explosión que llevan los signos físicos de diferentes consecuencias:

33 Tolstaya, The Slynx, p. 124.


34 Ibid., p. 7.
35 Ibid., p. 13.
36 Ibid., p. 4.

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Algunos tienen manos como de harina verde, como si hubieran rodado en maíz
verde, algunos tienen branquias, otros crestas de gallo o alguna otra cosa. A
veces no hay ninguna Consecuencia, excepto cuando envejezcan, que les brotará
un grano del ojo, o desde sus partes privadas les crecerá una barba hasta las
espinillas. O se les abrirán fosas nasales en las rodillas37

Dado que todos los personajes están coherentemente “frikeados”, los lectores
presencian una realidad ficticia en la que la deformidad física se considera como normal a
la orden del día. Por ejemplo, Semyon, de Foul Ponds, tiene muchos dedos pequeños en
una mano y nada en absoluto en la otra. Vasyuk el Earful tiene

tantas orejas que no puedes contarlas; sobre su cabeza, y debajo de su cabeza y


sobre sus rodillas, y detrás de sus rodillas, e incluso en sus botas. Todo tipo de
orejas; grandes, pequeñas, redondas, largas y, simples agujeros, y tubos rosados,
y algo así como hendiduras lisas, con cabello, de todo tipo.38

Los Cockynorks con narices que tocan el suelo, Ivan Beefich con una ubre debajo
del brazo, Fyodor Kuzmish, un dictador, que apenas alcanza la rodilla de Benedikt con sus
manos del tamaño de un plato, Kudeyar Kedeyarovich con garras en los pies y ojos
redondos y amarillos con luz ardiendo en el fondo - todos pertenecen a este universo
alternativo. Estas criaturas con sus rarezas se ubican en la frontera entre "hombre y
animal".39 En el contexto de la realidad pos-Chernóbil, estos personajes parecen estar
inspirados en las leyendas urbanas que surgieron después de la explosión y presentaron la
posible respuesta a las preguntas que fueron surgiendo después del desastre: ¿y si la
explosión hubiera sido varias veces más fuerte? ¿Qué hubiera pasado si la zona de 30
kilómetros no hubiese sido evacuada? ¿Qué hubiera pasado si a las mujeres no se les
hubiese recomendado abortar? ¿Qué pasaría si las peores consecuencias aún nos esperan?

Benedikt describe el asentamiento y sus habitantes de manera muy clara y extensa


para que los lectores puedan imaginar inequívocamente el mundo y las personas en la
aldea posnuclear. Al comienzo de la novela "los conejos negros revolotean de árbol en
árbol" y luego Benedikt explica:

37 Ibid., p. 13.
38 Ibid., p. 7
39 Pramod K. Nayar, Cultura de lectura: teoría, praxis, política (Londres: SAGE, 2006), p. 97

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Los monstruos de Chernóbil. Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

Si te comes los machos [de conejos negros], quedarás atorado, con un silbido y
un gorgoteo en el pecho por el resto de tu vida. Tus piernas se marchitarán y
gruesos pelos negros saldrán como locos de tus oídos y apestarás hasta el cielo.40

Este episodio evoca la antigua comprensión medieval de la monstruosidad en términos de


una cierta lógica de contaminación, por la cual cualquier contacto con los deformes
resultaba en la propagación de la deformidad hacia los no contaminados. Esta lógica
revivió en las leyendas urbanas sobre las plantas con gran contaminación de la zona de
Chernóbil: enormes manzanas vendidas ilegalmente como fruta de lujo en los mercados
ucranianos, hongos de diez metros de altura o bayas radiactivas, leche, nueces del bosque
e incluso flores recogidas y vendidas por personas que vivían cerca de la zona
contaminada. La gente transmitió las leyendas urbanas, sobre lo que podría ocurrir
después de comer alimentos contaminados, de la misma manera metafórica, agregando
nuevos síntomas terribles que fueron tomados en parte de la descripción del síndrome de
radiación aguda y en parte inventados. Por ejemplo, la imaginación popular presumía que
comer alimentos contaminados podía causar trastornos mentales, muerte inmediata por
cánceres de rápido desarrollo o vómitos de órganos internos. Más adelante en el texto,
Benedikt describe los misteriosos bosques elfirs, las sirenas que susurran y chirrían desde
los bosques, los increíbles firelings que crecen en los elfirs más viejos y pueden esconderse
de la gente. Esta realidad también está inspirada en las leyendas sobre los bosques de
Chernóbil: territorios abandonados, rejuvenecidos, sin humanos, habitados por plantas y
animales desconocidos. La periodista Mary Mycio describe su primera impresión de la
zona contaminada en su libro sobre la historia natural de Chernóbil de la siguiente
manera:

Cuando visité por primera vez la región de Chernóbil, 10 años después del
desastre, me sorprendió descubrir que el color dominante era el verde. Mis notas
de ese viaje están llenas de comentarios enfáticamente subrayados y resaltados en
círculos como ¡¿"campos salvajes", "bosques" y "vida silvestre"?! [...] [Chernóbil]
había vuelto a la vida como el santuario natural más grande de Europa, repleto de
vida silvestre.41

40 Tolstaya, The Slynx, p. 3.


41 Mary Mycio, Wormwood Forest: A Natural History of Chernobyl (Washington, Joseph Henry Press, 2005), pág.
2.

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Los monstruos de Chernóbil. Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

Pero existe la sensación de que algo está mal con estas florecientes áreas verdes. Algo
malvado, emocionante e invisible habita en estos bosques, algo que en la novela se conoce
como "The Slynx:"

Si te adentras en el bosque, salta desde atrás y agarra tu cuello: ¡salta! Muerde tu


columna con los dientes (cruje) y toma la gran vena con su garra y la rompe.
Pierdes la razón. Si regresas, nunca volverás a ser la misma persona, tus ojos serán
diferentes y ni siquiera sabrás hacia dónde te diriges.42

El Slynx no sólo mata: trae locura, enloquece a una persona sacándole el alma, cambiando
su mente. Benedikt describe a las víctimas del Slynx como personas que no pueden comer,
masticar ni expulsar fluidos corporales. Aparentemente están privados de su civilizada
personalidad humana, son como sonámbulos o zombis. Al igual que el Slynx, la radiación
se percibía como un mal desconocido e impredecible. Nadie conocía exactamente su
poder, estaba en ninguna parte y en todas partes, vivía en todos y nadie podía esconderse
de ella.

Michael J. Meyer escribe en su libro sobre literatura grotesca que los monstruos
en sus manifestaciones literarias son atractivos naturales de fascinación y repulsión. 43 Esta
doble reacción puede explicarse por el inquietante placer que el lector encuentra al
ponerse una máscara de monstruo, mientras esté seguro de su propia normalidad. El
anormal discurso en la novela se refiere a los "problemas sociales significativos": 44
Aquellos personajes que sobrevivieron a la Explosión pueden identificarse fácilmente
como personas soviéticas promedio de la década de 1980: Varvara Lukinishna, una mujer
modesta y solitaria, que podría trabajar tanto en una biblioteca como en una universidad,
está "afeada" por mutaciones – en una manera no especificada pero ordinaria, en el
universo ficticio de la novela, y sufre la falta de interacción social, mientras que la madre
de Benedikt, Nikita Ivanich, que extraña el mundo pasado, es una disidente soviética típica.
Los monstruos posnucleares viven en la pobreza bajo la presión de Fyodor Kuzmich, cuyo
poder es apoyado por los Saniturions que siempre están listos para matar. Nadie sabe de
dónde vienen ni a dónde van. Tolstaya logra destacar los problemas de las sociedades
postsoviéticas: desolación, humildad e impotencia. El hipotético escenario postnuclear
descrito en The Slynx ayuda a imaginar a los monstruos posnucleares en detalle, a

42 Tolstaya, The Slynx, pág. 5.


43 Michael J Meyer, Literatura y lo grotesco (Amsterdam: Rodopi, 1995), p. 100.
44 Rosemarie Garland Thomson, “Introducción: de la maravilla al error: una genealogía del discurso extraño en
la modernidad”, en Freakery: Cultural Spectacles of the Extraordinary Body, Rosemarie Garland Thomson (ed.)
(Nueva York: New York University Press, 1996) , pags. 16.

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Los monstruos de Chernóbil. Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

simpatizar con ellos e intentar comprender sus vidas y pensamientos. El año del desastre
coincidió con el comienzo de la caída de la URSS. La sociedad Soviética se volvió
posnuclear en un sentido metafórico y político, y justo después de la explosión, la URSS
colapsó y la sociedad obtuvo el estatus postotalitario.

En su crítica del año 2004, Alexander Timofeefsky declaró que “la novela The Slynx
es una obra literaria completamente realista. Vivimos en una sociedad descrita en The
Slynx”.45 Este trabajo literario resume el interés por lo anormal en la sociedad
postotalitaria. El autor se dirige al mundo interior de cada ciudadano postsoviético, cada
persona que sobrevivió a su propia explosión, sea lo que sea que él o ella considere una
explosión: el régimen comunista, la revolución, la desintegración de la URSS o el desastre
nuclear de Chernóbil. La novela explora el mundo de la degradación total, donde todo se
reduce a monstruos indefensos con cuerpos anormales y mentes obnubiladas. El fuerte
contexto metafórico de la novela posee un conjunto de referencias obvias a la realidad
soviética: Oriente y Occidente son peligrosos y hostiles, los Sanitorians pueden atacar en
cualquier momento, Fyodor Kuzmich, Glorybe, es la única fuente de poder y nadie puede
criticarlo ni cuestionar sus méritos. Los fenómenos que sufren de miedo constante y su
propia fealdad deben estar satisfechos con su miseria. Cualquiera que haya vivido en la
URSS o haya experimentado el período transgresor que cursan los países postsocialistas,
ya sea en contra de su voluntad o voluntariamente, reconoce sus propias características en
el mutante inocente.

45Alexander Timofeevsky, “A vy govorite New Yorker…,” (And you say—New Yorker...), in Kriticheskaya
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Los monstruos de Chernóbil. Fantasías de mutantes nucleares en la sociedad postsoviética

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EUGENIA KUZNETSOVA es originaria de Ucrania y actualmente es investigadora de doctorado en la


Universidad de Deusto en Bilbao, en el norte de España. Perteneciente al grupo científico que se
ocupa de los desafíos sociales y culturales en El Mundo en Transformación, sus intereses académicos
incluyen estudios de literatura en la perspectiva interdisciplinaria. Eugenia demuestra en sus obras
que la ficción es una herramienta increíble para investigar problemas sociales.

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