Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RESUMEN: El descubrimiento del Nuevo Mundo supuso un traslado de los mitos que se si-
tuaron en el lejano oriente durante la Antigüedad y la de Edad Media. Las obras clásicas y los
libros de viajes influenciaron a cronistas y exploradores que no dudaron en situar a las razas
monstruosas en el nuevo continente. Las amazonas fue una de las fábulas que más permane-
cieron en el imaginario americano llegando a ser una representación alegórica de América.
PALABRAS CLAVE: Nuevo Mundo, mitos, amazonas, cronistas, alegoría.
ABSTRACT: The discovery of the New World meant a transfer of the myths that were placed
in the Far East during the Ancient and the Middle Ages. Classics and travel books influenced
to chroniclers and explorers who were eager to situate monstrous races in the new continent.
The Amazons were one of the fables that more remained in the American imagination beco-
ming an allegorical representation of America.
KEY WORDS: New World, myths, amazons, chroniclers, allegory.
1 MANDEVILLE, J.: Libro de las maravillas, Buenos Aires, Incipit, 2005. Edición crítica, estudio preliminar y notas de
María Mercedes Rodríguez Temperley. P. 136.
2 FRIEDMAN, John Block: The monstrous races in medieval art and thought, Cambridge (Massachusetts), Harvard Uni-
versity Press, 1981. P. 198.
39
Ubi Sunt? Nº 28, 2013, pp. 39-47, ISSN 1139-4250 · Fecha de recepción del original: 14/02/2013. Versión definitiva: 02/04/2013
039-047 Las amazonas en el Nuevo Mundo_Maquetación 1 12/03/14 14:07 Página 40
intrigantes posibilidades de encontrar todos o miento del fantástico clásico e incluso un fan-
DOSSIER : LOS MITOS EN LA HISTORIA Y EN LA CULTURA
3 Es necesario explicar aquí que, aunque hubiera un afán por confirmar que los autores clásicos estaban en lo cierto en sus
descripciones sobre la naturaleza y el mundo, lo cierto es que el descubrimiento del Nuevo Mundo supuso todo lo con-
trario. El desconocimiento que se tenía por este nuevo territorio obligó a muchos cronistas a hacer uso del empirismo
como método de estudio de la naturaleza nueva que les envolvía. Este desarrollo se vio motivado por la falta de informa-
ción que había en los textos clásicos que proporcionaban algunas pistas aunque nunca suficientemente específicas o da-
ban una información errónea, provocando toda una ‘crisis de la autoridad’, pues el conocimiento ya no provenía de los
libros sino de la experiencia. Para una ampliación de esta idea remitimos a: BARRERA-OSOSRIO, Antonio: Experien-
cing nature: the Spanish American empire and the early scientific revolution, Texas, University of Texas Press, 2006.
4 NIEREMBERG, Juan Eusebio: Curiosa y oculta filosofía, Madrid, imprenta de María Fernández, 1649. Libro IV. Cap.
XIV. Fol. 56.
5 BÉNAT, Louise: «Los hombres son como nosotros que de otra manera bestias y monstros serían... Los monstruos en la historio-
grafía colonial española de la primera mitad del siglo XVI» en STOLS, Eddy; THOMAS, Werner y VERBECKMOES, Jo-
han: Naturalia, mirabilia et monstrosa en los Imperios Ibéricos siglos XV-XIX, Universidad de Lovaina, 2007. Pp. 236-237.
6 ROJAS MIX, M: «Los monstruos: ¿Mitos de legitimación de la conquista?», America Latina, palavra, literatura e cultura,
Vol. I, Sao Paulo, Campines, 1993, P. 125.
7 GARCÍA ARRANZ, Julio: «Monstruos y mitos clásicos en las primeras crónicas e imágenes europeas de América: los
acéfalos» en MARÍA MAESTRE, José; CHARLO BREA, Luis; PASCUAL BAREA, Joaquín (Eds.). Humanismo y pervi-
vencia del mundo clásico II.1 Homenaje al profesor Luis Gil., Alcañiz, 1997. P.7
40
clásicas como las de Plinio o de viajes como las seres fantásticos. Entre ellos el más importan-
No obstante, hay que tener presente que todo 2. LA BÚSQUEDA DE LAS AMAZONAS
el trabajo clásico influyó en el traslado de la
fantasía de Asia a América, algunas obras fue- Toda esa lectura de obras clásicas y medievales
ron más importantes que otras, pero entre influyó sobremanera en conquistadores y cro-
ellas las que más destacan son las que forman nistas, pues basta con leer sus obras para saber
parte de la llamada literatura geográfica don- que tenían conocimiento previo de la existen-
de se incluyen escritos de autores como Heró- cia de razas monstruosas, así, por ejemplo, en
doto, Estrabón, Plinio o Solino. Todas ellas el propio Diario de a bordo de Cristóbal Colón
muy vinculadas con la teratología, especial- se puede leer como creyeron –o al menos co-
mente lo de Plinio quien ofrecía todo un lis- nocían sus formas– en la existencia de seres ci-
tado de razas monstruosas con sus descripcio- nocéfalos,12 la raza monstruosa por excelencia
nes y posibles localizaciones.9 Los escritos de en la obra de Plinio, o también cómo creían
estos autores clásicos fueron fuente de inspira- haber visto sirenas y amazonas. Pedro Mártir
ción para otros como Pomponio Mela, Isidoro de Anglería nos habla de sirenas, gigantes y, de
de Sevilla o San Agustín. Estos dos últimos ha- nuevo, amazonas. Fernández de Oviedo narra
rían un inventario de monstruos a semejanza aventuras de conquistadores que se encuen-
de Plinio, mostrando una enorme persistencia tran con patagones, sirenas y, otra vez, amazo-
de la imaginación teratológica asociada al viaje nas. Gómara recogería historias de expedicio-
y a la cartografía, pues en sus páginas se des- nes en busca de amazonas en su Historia
cribían los mismos monstruos que en las obras General de Indias. E incluso Walter Raleigh –el
clásicas y que después se situarían en América. corsario inglés que dedicó su vida entera a bus-
Ya, en vísperas del descubrimiento, nos en- car El Dorado– las mencionaría en su obra so-
contramos con dos de las obras más importan- bre su viaje a la Guyana.13
tes para la vinculación Asia-América y del que
ya hemos hecho mención: el extraordinario li- Y es que, como muy bien explica Bénat, el mito
bro de Jean Mandeville, Libro de las Maravi- de las amazonas resultó ser doblemente atracti-
llas, donde se relataba el supuesto viaje que el vo, en primer lugar porque se trataba de una
autor había realizado por el continente asiáti- comunidad de mujeres belicosas que regulaban
co y la obra de Marco Polo.10 Asimismo, no só- su vida sexual e invertían la relación hombre-
lo la literatura geográfica jugaría un papel mujer, y por otra parte, porque muy pronto se
esencial, también sería importante la literatura afirmaría que eran ricas y que poseían un enor-
de entretenimiento donde se describían pue- me tesoro.14 Asimismo, el mito de las amazo-
blos y territorios en los que tenían lugar aven- nas ofrecía una particularidad y es que éste ex-
turas caballerescas, plagadas de monstruos y perimentó un renacer en el siglo XVI, pues los
8 LEWIS, C.S.: La Imagen del mundo. Introducción a la literatura medieval y renacentista. Ed. Península, Barcelona, 1997.
P. 18.
9 Especialmente importante para el estudio de las razas monstruosas en la obra de Plinio es el trabajo de John Friedman
ya citado en este trabajo.
10 ROJAS MIX, M: Op. Cit. P. 126.
11 Es el nombre que adquiere cualquiera de las múltiples colecciones de leyendas que tratan de las míticas hazañas de Ale-
jandro Magno cuya versión más antigua data del siglo III d.C. En la Edad Media conoció múltiples versiones entre las
que cabe destacar la versión francesa Roman d’Alixandre atribuida al clérigo Alexandre de Bernay que está basada en
traducciones de diversos episodios de la vida del conquistador, que ya habían sido previamente tratados por otros poe-
tas. Y la versión inglesa que llegó a tener tal popularidad que se menciona incluso en los Cuentos de Canterbury de
Chaucer.
12 El domingo 4 de noviembre de 1492 Cristóbal Colón hace mención de seres cuya descripción encajaba con la de los ci-
nocéfalos: «Entendió también que lejos de allí había hombres de un ojo y otros con hocicos de perros que comía los hom-
bres, y que en tomando uno lo degollaban y le bebían la sangre y le cortaban su natura». COLÓN, Cristóbal: Diario de a
bordo, Madrid, Edita Caja de Madrid. Edición, 1991. Traducción y Notas de Luis Arranz.116.
13 Referencias de Walter Raleigh y su búsqueda de El Dorado lo encontramos en: HEMMING, John: En busca de El Dora-
do, Barcelona, Ediciones del Serbal. 1983.
14 BÉNAT, L.: Op. Cit. P. 249.
41
Las amazonas en el Nuevo Mundo: un mito por conquistar, Mª Alejandra Flores de la Flor
039-047 Las amazonas en el Nuevo Mundo_Maquetación 1 12/03/14 14:07 Página 42
autores cristianos de la Edad Media lo habían modo que los robustos tracios pasaban a ver a
DOSSIER : LOS MITOS EN LA HISTORIA Y EN LA CULTURA
pasado de largo, quizás porque no resultaban las amazonas de Lesbos, según refieren los anti-
aptas como soporte de una simbología religio- guos, y que de igual manera ellas les envías los
sa o bíblica. Así pues, a diferencia de otros mi- hijos destetados a sus padres, reteniendo consi-
tos que sí habían estado presentes en la Edad go a las hembras».18
Media –cabría destacar el mito de los gigantes
el cual tenía un gran peso por la tradición anti- Y en la década cuarta donde proporciona una
gua y judeocristiana–15 el de las amazonas se mayor descripción de las mismas quienes ha-
había trasladado directamente de la antigüe- bitaban una isla llamada «amazonas», situada
dad clásica a los libros de los cronistas ameri- a los lados de una llamada Caluacana:
canos,16 para crear toda una fantasía que atra- «Piensan algunos que viven al estilo de las
paría a los más grandes conquistadores que no amazonas. Los que la examinan mejor, juzgan
durarían en derrochar el dinero de la corona que son doncellas cenobitas que gustan del reti-
española en su búsqueda. ro [...]. En ciertos tiempos del año pasan hom-
bre a la isla de ellas, no para usos maritales, si-
No sería la riqueza ni el ansia por ver con sus no movidos por compasión, para arreglarles los
propios ojos a este grupo de mujeres guerre- campos y huertos [...]. Mas es fama que hay
ras, el motivo por el cual las mencionara Cris- otras isla habitadas por mujeres, pero violadas,
tóbal Colón en su diario. Para éste, localizar que desde pequeñas les cortan un pecho para
que más ágilmente puedan manejar el arco y las
las Amazonas era una prueba fundamental de
flechas, y que pasan allá hombres para unirse
que, o bien estaba en Asia, o bien estaba bas- con ellas, y que no conservan los varones que
tante cerca. Y es por eso que en el 16 de No- les nacen».19
viembre de 1493 se puede leer la siguiente no-
ticia: En esta descripción se aprecia con mayor cla-
ridad la influencia de la mitología clásica, pues
«Dijéronle los indios que por aquella via halla- se observa en ella todos los elementos caracte-
ría la isla de Martinino, que diz era poblada por
rísticos de las amazonas: la falta de pecho, agi-
mujeres sin hombres, lo cual el Almirante mu-
chos quisiera (ver) por llevar diz que a los Re- lidad con el arco, la regulación de las relacio-
yes cinco o seis de ellas».17 nes sexuales y el rechazo de los hijos varones.
15 Los gigantes estuvieron presentes desde épocas remotas, por ejemplo, en el mito de la creación babilónica se habla de
unos gigantes, Apsu y Tiamet, que son las divinidades primordiales. Los antiguos griegos, por su lado, también asimila-
ban la existencia de gigantes a los orígenes del universo, pues según la Teogonía de Hesíodo, de la unión de la Tierra y
el Tártaro salieron finalmente los gigantes –titanes–. Asimismo, la mitología nórdica pobló sus mitos de seres gigantes-
cos y en la Biblia, nos encontramos con un pasaje en el Génesis donde se habla de una tierra poblada de gigantes. VAS-
CO, Gustavo. 2005. «Regio Gigantum», Historia Crítica, Colombia, Universidad de los Andes, nº 28. P. 9 (229-244.)
16 ROJAS MIX, M.: Op. Cit. P. 132.
17 COLÓN, C.: Op. Cit. P. 192. 16 de enero de 1493.
18 MÁRTIR DE ANGLERÍA, Pedro: Décadas del Nuevo Mundo, Madrid, Ediciones Polifemo, 1989. Década Primera.
Cap. II. P. 20.
19 Ibídem. Década cuarta. Cap. IV. P. 262.
42
43
Las amazonas en el Nuevo Mundo: un mito por conquistar, Mª Alejandra Flores de la Flor
039-047 Las amazonas en el Nuevo Mundo_Maquetación 1 12/03/14 14:07 Página 44
La narración sobre las amazonas de Oviedo nes para preparar una segunda expedición pa-
DOSSIER : LOS MITOS EN LA HISTORIA Y EN LA CULTURA
comienza con la evocación del mito clásico, ra localizar dicha tribu de mujeres. Pero las
mostrando ese peso de la literatura clásica en consecuencias de dicha empresa fueron cuán-
determinadas crónicas. En su relato, este cro- to menos trágicas y la pluma de Gómara no
nista hace referencia a comunidades habitadas ahorró en críticas a Orellana considerándolo
exclusivamente de mujeres guerreras y gober- un mentiroso pues, a su juicio, había mentido
nantes de sí mismas en la zona de Tierra Firme al Consejo de Indias con disparatadas histo-
y Nueva Galicia, aunque en ningún momento rias sobre mujeres armadas:
las denomine como ‘amazonas’. No obstante,
esa referencia inicial al mito –explicándolo «Entre los disparates que dijo, fue afirmar que
con todo detalle– da a entender que el autor había en este río amazonas, con quien él y sus
ve una cierta vinculación entre estas mujeres compañeros pelearon. Que las mujeres anden
independientes con la historia de las amazo- allí con armas y peleen, no es mucho decir, pues
en Paria, que no está muy lekos, y en otras mu-
nas. Vínculo que parece rechazar en los párra-
chas partes de Indias así acostumbraban; ni
fos siguientes, ya que para él eran simples co- creo que ninguna mujer se corte y queme el pe-
munidades de mujeres agrícolas a las que por cho derecho para tirar al arco, pues con él lo ti-
costumbre –posiblemente por la similitud con ran muy bien, ni creo que maten o destierren a
el mito– se les fue otorgando el nombre de sus propios hijos, ni que vivan sin marido, sien-
‘amazonas’.24 do lujuriosísimas. Otros, además de Orellana,
han levantado semejante hablilla de amazonas
A pesar de esa actitud por mostrar a las comu- después de descubrirse las Inidias, y nunca tal
nidades de mujeres como algo normal25 y no cosa se ha visto ni se verá tampoco en este
como prueba de la existencia de un mito, río».26
Oviedo no dudó en recoger en el Libro XLIX
el relato de Carvajal donde evocaba el comba- Para Gómara, fábulas como las de las amazo-
te con las amazonas. Tras el cual se muestra nas eran nocivas para el Imperio, un delito in-
dudoso y perplejo, decidiendo abandonar su telectual y político. Se mostró totalmente con-
juicio. Por otro lado, el cronista no dudó en tundente, para él era necesario denunciar esas
criticar la empresa llevada a cabo por Orellana actitudes que solo suponían gastos al Imperio
quien montó toda una expedición –según y la pérdida de vidas humanas.27
Oviedo la segunda– llevándose a 400 hom-
bres, sólo para buscar a las famosas amazonas. No sólo en los relatos escritos tendrían gran
Al llegar a Cabo Verde mucho de los hombres importancia las amazonas, su representación
habían muerto y Oviedo, claramente irritado pictórica sería muy numerosa a lo largo de va-
por el resultado de la empresa cuyo fin solo rios siglos, apareciendo en diversas obras. Una
era la persecución de una fantasía, reprochó a de las primeras imágenes de las amazonas en el
Orellana el desastre de su empresa y condenó Nuevo Mundo es la que aparece en la obra de
la fabula de las amazonas. Gruninger publicada en Estraburgo en 1505,
éste había traducido al alemán la Carta a Pier
La misma actitud mostró López de Gómara Sonderini que fue conocida en varias traduc-
con respecto a la expedición de Orellana. Se- ciones bajo el título de Quator navigationes. La
gún este cronista, el explorador español, al imagen ilustra un pasaje de la carta en la que
volver a la Península después de haber bajado un marino es enviado a buscar a una tribu de
el río Amazonas, había obtenido capitulacio- mujeres en la costa del Brasil, y aunque no se
24 FERNÁNDEZ DE OVIEDO, G.: Historia general y natural de las indias, Madrid, Imprenta de la Real Academia de la
Historia, 1852. Lib. VI. Cap. XXXIII. P. 224.
25 Uno de los objetivos de la obra de Oviedo era la «naturalización» del Nuevo Mundo abriendo los límites de la noción
de normalidad a través de dos vías: admitiendo y resaltando la variedad de la naturaleza y permitiendo la consideración
«normal» y, por tanto, «normal» de unos fenómenos y lugares –como los del Nuevo Mundo- cuya existencia no se había
ni sospechado hasta entonces, o únicamente bajo una imaginación teratológica o maravillosa. CARRILLO, Jesús: Op.
Cit. P. 122-123.
26 LÓPEZ DE GÓMARA, F.: Historia general de las indias, Barcelona, ed. Orbis, 1985. 138-139.
27 BÉNAT, L.: Op. Cit. Pp. 250-252.
44
45
Las amazonas en el Nuevo Mundo: un mito por conquistar, Mª Alejandra Flores de la Flor
039-047 Las amazonas en el Nuevo Mundo_Maquetación 1 12/03/14 14:07 Página 46
bujando con plumas y acompañadas de ani- amazonas eran las que un mayor salvajismo
DOSSIER : LOS MITOS EN LA HISTORIA Y EN LA CULTURA
BIBLIOGRAFÍA
BARRERA-OSOSRIO, Antonio: Experiencing nature: the Spanish American empire and the ear-
ly scientific revolution, Texas, University of Texas Press, 2006.
BÉNAT, Louise: «Los hombres son como nosotros que de otra manera bestias y monstros serían…
Los monstruos en la historiografía colonial española de la primera mitad del siglo XVI» en
STOLS, Eddy; THOMAS, Werner y VERBECKMOES, Johan: Naturalia, mirabilia et mons-
trosa en los Imperios Ibéricos siglos XV-XIX, Universidad de Lovaina, 2007.
28 CHICANGANA-BAYONA, Yobenj Aucardo: «La India de la libertad: de las alegorías de América a las alegorías de la
patria» en Argos Vol. 27 Nº 53. 2010. Pp. 147-149
46
47
Las amazonas en el Nuevo Mundo: un mito por conquistar, Mª Alejandra Flores de la Flor