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Asesinos en serie

entre los 80s y 90s


Escuela Secundaria Técnica
No.60
“Arq. Ramón J. Hernández

Andrade”

Romero Enriquez Yuliana


Aldenith 3.A

Profa. Julieta Vázquez Bonilla


En este ensayo tratare de informar al
público en general sobre 3 asesinos seriales
más reconocidos o destacados entre los
años 80s y 90s en estados unidos ya que su
manera de asesinar era muy peculiar.

Jeffry Lionel Dahmer, Theodore Robert


Bundy y John Wayne Gacy fueron de los
asesinos en serie más destacados.

Los asesinos en serie están específicamente


motivados por una multitud de impulsos
psicológicos como ansias de poder y
compulsión sexual, los asesinatos son
llevados a cabo de manera similar o las
victimas tienen alguna característica en
particular.
Jeffrey Lionel Dahmer, también conocido como el Caníbal de Milwaukee o
el Monstruo de Milwaukee, nació el 21 de mayo de 1960, Milwaukee,
Wisconsin, Estados Unidos; falleció el 28 de noviembre de 1994, Columbia,
Instituto Correccional, Portage, Wisconsin, Estados Unidos.

Fue un asesino en serie y delincuente sexual estadounidense que cometió


el asesinato y desmembramiento de 17 hombres y adolescentes entre 1978
y 1991.
Muchos de sus asesinatos posteriores involucraron la necrofilia, el
canibalismo y la preservación permanente de partes del cuerpo,
generalmente todo o parte del esqueleto.

Aunque se le diagnostico un trastorno límite de la personalidad, un


trastorno esquizotípico de la personalidad y un trastorno psicótico. Fue
condenado por 15 de los 16 asesinatos que había cometido en Wisconsin y
fue sentenciado a 15 cadenas perpetuas el 17 de febrero de 1992.Mas
tarde, Dahmer fue sentenciado a una decimosexta cadena perpetua por un
homicidio adicional cometido en Ohio en 1978.

De 17 víctimas, 12 fueron asesinadas en su apartamento North 25th Street,


3 víctimas fueron asesinadas y desmembradas en la residencia de su abuela
en West Allis, su primera víctima fue asesinada en la casa de sus padres en
Ohio y la segunda en un hotel.
Un total de 14 víctimas de Dahmer a diversas minorías étnicas, y 9 de ellas
era negras. Dahmer insistió en que la raza de sus víctimas era algo
incidental para él y que lo que le llamaba la atención era la forma del
cuerpo de una víctima potencial.

Esta información está respaldada por un estudio de especialistas forenses


independientes sobre la selección de víctimas de Dahmer se sentía
psicológicamente atraído por un determinado tipo de cuerpo
antropométrico. La mayoría de las víctimas de Dahmer fueron asesinadas
por estrangulamiento después de haber sido drogadas con sedantes,
aunque su primera víctima fue asesinada por una combinación de
apaleamiento y estrangulamiento y su segunda víctima fue golpeada hasta
la muerte, con otra víctima asesinada en 1990, Ernest Miller, que murió por
una combinación de shock y pérdida de sangre debido al corte de su arteria
carótida.

A cuatro de las víctimas de Dahmer asesinadas en 1991 se les practicaron


agujeros en el cráneo a través de los cuales Dahmer inyectó ácido
clorhídrico o, más tarde, agua hirviendo, en los lóbulos frontales 17 en un
intento de inducir un estado permanente, sumiso e irresistible. Esto resultó
fatal, aunque en cada ocasión no era la intención de Dahmer. 

El 22 de julio de 1991, Tracy Edwards, su última víctima, consiguió escapar


esposado. La policía lo vio y esta vez decidieron investigar. Fueron al
apartamento del hombre que lo había esposado y al revisar la habitación
descubrieron varias fotografías de cadáveres. Dahmer intentó huir, pero fue
detenido.
En la recámara se encontraron cinco cráneos y diversos objetos como
cuchillos, sierras y martillos, así como fotos detallando procesos de
desmembración de cuerpos humanos. En otro cajón se encontró un
esqueleto completo con los huesos limpiados con cloro, un cuero cabelludo
disecado y un tambor de 260 litros lleno de ácido con tres torsos y otras
partes humanas. También se encontraron rastros de sangre en las paredes.
Los psiquiatras que lo atendieron le dijeron que estaba enfermo, por lo que
se declaró culpable con atenuante de enajenación mental, para ser
condenado a una cárcel especial para enfermos mentales, pero el
atenuante fue finalmente rechazado. En principio se había declarado
inocente, pero cambió su declaración por la gran cantidad de pruebas
encontradas en su contra. El jurado entonces lo declaró mentalmente sano
y por consecuencia fue finalmente sentenciado a 15 cadenas
perpetuas consecutivas.

Robert K. Ressler este famoso experto coincidió en que, para defensa de la


sociedad, el condenado tenía que permanecer encerrado durante el resto
de sus días. Sin embargo, destacó que debía ser internado en un hospital
psiquiátrico y no en una cárcel común, puesto que era un enfermo mental,
aunque a veces pareciera estar en su sano juicio y racionalizara su
conducta.
El criminal admitió haber practicado el canibalismo y devorado los bíceps
de una de sus víctimas. Señaló que se masturbaba ante los trozos humanos
y las calaveras de aquellos que consideraba hermosos y a quienes no quería
perder. Contó a los policías que tenía la sensación de poder permanecer al
lado de ellos si los mataba y conservaba sus cráneos. Declaró también que
las tres cabezas halladas en su nevera y en su congelador, con la carne
intacta, pertenecían a sus tres últimas víctimas.
El 28 de noviembre de 1994, Dahmer fue asesinado a golpes por
Christopher Scarver, un compañero de prisión en la Institución Correccional
de Columbia en Portage, Wisconsin.
Theodore Robert Bundy, nació el 24 de noviembre de 1946,
Burlington, Vermont, Estados Unidos; falleció el 24 de enero de 1989,
Bradford, Florida, Unidos, fue un asesino en serie estadounidense.

Después de más de una década negándolo, confesó 30 homicidios de


mujeres estadounidenses, que cometió en siete estados, entre 1974 y 1978.
El número real de víctimas es desconocido.
El FBI le comprobó 36 asesinatos, por lo que fue condenado a muerte y
ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989.

Antes de comenzar a asesinar, perpetró una serie de hurtos en casas y


comercios.
El 4 de enero de 1974, entró en el cuarto de la universitaria Joni Lenz, de 18
años, la golpeó con una palanca metálica y la violó con la pata de una cama.
Al día siguiente, la chica fue hallada malherida y sobrevivió con un daño
cerebral permanente. Bundy tenía 27 años.
En la noche del 31 de enero de 1974, atacó a la estudiante de Psicología de
la Universidad de Washington, Lynda Ann Healy, de 21 años. Bundy entró a
su dormitorio, la dejó inconsciente con un golpe y la sacó de la escuela.
Nadie notó la ausencia de la joven hasta el día siguiente. La Policía no
estableció ninguna conexión entre las dos agresiones y tampoco se hicieron
mayores pruebas ni estudios de la escena del crimen. Los restos de Lynda
Ann fueron descubiertos un año después en una montaña cercana.
Durante el invierno y verano de 1974 desaparecieron varias universitarias y
madres jóvenes. Se calcula que fueron ocho víctimas a las que atacó de
noche, hasta que comenzó a hacerlo de día. La Policía había iniciado una
investigación y contaba con descripciones acerca de un hombre que
solicitaba ayuda a chicas que jamás volvían a ser vistas. El individuo tenía la
particularidad de ir cargado con libros y llevar un brazo enyesado o en
cabestrillo. También hubo testigos que observaron a un hombre que solía
tener «problemas» para arrancar su Volkswagen, el cual había sido visto
rondando el sitio donde desaparecieron dos de las jóvenes asesinadas.

Bundy despistaba a la Policía porque sabía cómo alterar su aspecto físico.


Se cambiaba el peinado, se dejaba crecer barba y bigote o se los afeitaba.
También cambió de residencia y se mudó a Midvale (Utah), donde el 30 de
agosto de 1974 se matriculó como estudiante en la Facultad de Derecho en
la Universidad de Utah.

El 8 de noviembre de 1974, Bundy se acercó a Carol DaRonch en el Fashion


Place Mall en Murray, Utah. Haciéndose pasar por un oficial de policía, le
informó que habían intentado robar su coche. DaRonch subió al auto de
Bundy bajo la creencia errónea de que iban a la comisaría para presentar un
informe. Después de detener abruptamente el coche, Bundy sacó una
pistola y le esposó una muñeca. Ella luchó y consiguió apartarse antes de
que Bundy pudiera fijar el otro extremo de las esposas. Ella lo golpeó en la
cara y salió corriendo y consiguió que un conductor que pasaba la llevara a
la Policía.

El 23 de febrero de 1976 comenzó el juicio contra Ted Bundy


por secuestro agravado. Tenía 29 años y entró en la sala con la confianza de
que no existían pruebas suficientes contra él. Sin embargo, Carol DaRonch
lo señaló como el hombre que intentó secuestrarla y amenazó con matarla.
Él negó conocerla, pero carecía de coartada. El 30 de junio de 1976 fue
sentenciado a una condena de 15 años de prisión con posibilidad de
libertad condicional.
En prisión, los médicos le efectuaron pruebas psicológicas y toxicológicas
concluyendo que no era psicótico, ni drogadicto o alcohólico, y que
tampoco sufría algún tipo de daño cerebral. Los resultados de las pruebas
permitieron seguir preparando procesos en su contra.
Las pruebas periciales del Volkswagen determinaron que las muestras de
pelo encontradas en el vehículo pertenecían a Melissa Smith y Caryn
Campbell. Exámenes posteriores revelaron que las contusiones cerebrales
en ambos cuerpos podían haber sido ocasionadas por la palanca
encontrada en el coche de Bundy. La Policía de Colorado levantó cargos por
asesinato el 22 de octubre de 1976. En abril de 1977, fue trasladado a la
prisión del condado de Garfield, Colorado.

Durante los preparativos de su segundo juicio, Bundy despidió a sus


abogados y decidió defenderse él mismo. Por ese motivo se le permitió
visitar la Biblioteca de la Corte de Aspen (Colorado). El 7 de junio de 1977,
saltó desde la ventana de la biblioteca, lesionándose el tobillo. Aun así,
eludió a la Policía durante seis días y sobrevivió robando y durmiendo en
una cabaña abandonada. La policía lo atrapó cuando trataba de robar otro
Volkswagen con las llaves puestas.
Volvió a escapar el 30 de diciembre de 1977 trepando al techo de una de las
estaciones de la cárcel, para desde ahí acceder a otra parte del techo que
desembocaba en el armario de un departamento vacío del penal. Esperó a
que no hubiera nadie cerca y salió por la puerta delantera de uno de los
departamentos de los funcionarios de prisiones. Hasta la mañana siguiente,
pasadas quince horas, no se dieron cuenta de su desaparición. Esta vez
huyó a Chicago y Florida usando el seudónimo de Kenneth Misner.

El 17 de febrero de 1978 se le tomó declaración y reveló su nombre, ya que


se albergaban dudas sobre su identidad, dado el diferente modus
operandi observado en Florida. Bundy manifestó su descontento cuando el
oficial de policía que le tomó sus datos preguntó cómo se escribía su
nombre, ya que Bundy pensaba que todos debían de saberlo.
Nada fue fácil con Bundy y su ejecución no sería diferente. Siguió
proclamando su inocencia y metódicamente agotó sus apelaciones.
Representándose a sí mismo obtuvo numerosos retrasos a la ejecución, la
primera el 4 de marzo de 1986, incluyendo unos quince minutos antes de la
hora programada para morir el 2 de julio de 1986, y otro el 18 de
noviembre, a tan solo siete horas de la ejecución.
Bundy usaba y abusaba de su encanto personal y no dudó en utilizar esta
capacidad en su lucha por retrasar su final. Resaltando tal rasgo, el
criminólogo Robert Ressler estima que Bundy se favoreció, pues la prensa
interpretó mal aquel encanto personal. Señala que, al contrario de la
imagen que de él brindaban los medios de difusión, la conducta de Bundy
fue catalogada como perversión y compulsión necrofílica.
El 17 de enero de 1989 obtuvo la fecha definitiva: iba a ser ejecutado una
semana después. Bundy no había terminado su lucha para evitar la muerte
y trató de mantener sus confesiones como cebo para, así, obtener más
tiempo. Él y sus abogados pidieron una prórroga de tres años para que
confesara los demás asesinatos. También trató de coaccionar a los
familiares de sus víctimas para que solicitaran a la corte que le otorgaran
más tiempo para poder confesar. A pesar de no conocerse el paradero de
muchas de las víctimas, todas las familias se negaron.
Mientras permaneció encerrado trató de diferir al máximo la fecha de su
ejecución y pretendió haber perpetrado más cantidad de asesinatos,
inventando detalles y proporcionando datos inconexos para así ganar
tiempo con las reconstrucciones y búsquedas. Llegó al colmo de proponer
ayudar a las autoridades a detener a otros asesinos en serie. Considerando
esta actitud, aquellos que estudiaron la personalidad delictiva de Bundy
destacaron que se trataba de un mentiroso compulsivo que tuvo la osadía,
una vez cercana la hora de su ejecución, de tratar de demorar el momento
de la misma intentando engatusar a la Policía y al FBI prometiendo la
confesión de todos los crímenes que había cometido.
Bundy celebró un maratón de entrevistas y confesiones durante sus últimos
días, aunque nunca estuvo dispuesto a admitir todo, especialmente los
asesinatos de algunas de las víctimas más jóvenes. En su último día llamó a
su madre y rechazó su última comida. Fue electrocutado el 24 de enero de
1989 y declarado muerto a las 07:16 a. m. Tenía 42 años.
John Wayne Gacy ,también conocido como Pogo, el payaso o El payaso
asesino, fue un asesino en serie estadounidense que violó y mató a 33
hombres jóvenes, en su mayoría menores, entre 1972 y 1978, nació el 17
de marzo de 1942,  Illinois, Chicago; falleció el 10 de mayo de 1994.

De sus víctimas, 26 fueron enterradas en el semisótano de su propia casa,


tres en diferentes lugares de la casa, y otras cuatro fueron lanzadas a un río
cercano. Se le llamó "El payaso asesino" porque hacía servicios sociales en
desfiles y fiestas para niños vestido de payaso, donde se hacía llamar "Pogo
el payaso", personaje que creó él mismo.

Su primer matrimonio terminó después de ser detenido el 10 de mayo de


1968 y declarado culpable por abuso sexual a menores. Fue sentenciado a
10 años de prisión por este crimen, pero después de 18 meses recluido en
la penitenciaría estatal de Anamosa salió en libertad condicional el 18 de
junio de 1970, debido a su buen comportamiento. Después de abandonar la
cárcel, se mudó nuevamente a Illinois, donde ocultó su registro criminal con
éxito, hasta que la policía comenzó a investigarlo por los asesinatos
posteriores. Desde que fue sentenciado en 1968, no pudo volver a ver
nunca a su primera mujer ni a su hija biológica. Tampoco a su padre, pues
murió el 25 de diciembre de 1969 de cirrosis hepática tras ingresar en el
hospital el 17 de diciembre. Gacy no fue informado de su fallecimiento
hasta después del funeral.
El 22 de diciembre de 1978, Gacy acudió a sus abogados y confesó sus
crímenes, harto de la constante vigilancia policial. Llegó incluso a decir que
eran sus escoltas e invitarlos a su casa. Declaró haber asesinado por
primera vez en enero de 1972, cuando al clavar el cuchillo en el cuerpo de
un joven y ver como la sangre brotaba del cuerpo, sintió una sensación de
excitación y esto comenzó a gustarle. También confesó haber matado a 33
individuos e indicó la ubicación de 29 de los cuerpos a la policía. Estaban
enterrados en su propiedad. Llegó incluso a presentar a la policía un plano
con la ubicación exacta de los cadáveres. Para el día 29 de diciembre de
1978, tras 6 días de excavaciones, la policía ya había desenterrado a 27
cuerpos. Las otras cuatro víctimas, dijo, las había arrojado al cercano río
Des Plaines.
Al menos una de las víctimas fue recogida en la estación de autobuses. Los
individuos más jóvenes tenían solo catorce años y el mayor veintiuno. Siete
de las víctimas nunca fueron identificadas. Los cuerpos fueron descubiertos
desde diciembre de 1978 hasta abril de 1979, cuando la última víctima
conocida, Robert Piest, fue hallada en el río Illinois.
En 1998, mientras se realizaban reparaciones en el estacionamiento trasero
de la casa de la madre de Gacy, las autoridades encontraron restos de al
menos cuatro personas más.5
En 2010, se reabrió el caso. Desenterraron 8 de los cuerpos que a la fecha
no habían podido ser identificados y gracias a los avances tecnológicos, se
extrajo ADN de las víctimas y se pudo identificar a la víctima #19 como
William George Bundy. Más tarde en 2017, se logró identificar a otro joven;
víctima #24 James Byron Haakenson.
En 2021, se logró identificar a otra víctima de Gacy, Wayne Alexander. Al
día de hoy quedan 5 víctimas de John Gacy sin identificar.

Algunos señalan la pobre relación con su padre, alcohólico y abusador, un


trauma en la cabeza y los consiguientes desmayos de su adolescencia como
la base de sus actos. También se especula que la matanza de jóvenes era la
expresión subconsciente del odio a sí mismo por su propia homosexualidad.
A menudo declaró que se desinhibía en el momento del sexo. De todos
modos, sus víctimas fueron mayoritariamente hombres heterosexuales y el
atributo común entre ellos era la juventud.
Después de su ejecución, el cerebro de Gacy fue extraído. Actualmente es
propiedad de la Dra. Helen Morrison, que entrevistó a John y a otros
asesinos seriales en un intento por aislar los rasgos comunes en su
personalidad.
Los abogados de Gacy contrataron a un psiquiatra forense para que
examinara el cerebro de Gacy después de morir. Los resultados revelaron
que no había anormalidades. El especialista afirmó que John no encajaba
en ningún perfil psicológico propio de los asesinos en serie y que
probablemente la razón de su actuación no se sabrá jamás. Durante el
juicio, la Dra. Morrison apareció como testigo psiquiátrico y declaró que
Gacy tenía «la estructura emocional de un infante».
El 6 de febrero de 1980 comenzó el juicio de Gacy en Chicago. Durante el
juicio, se declaró inocente, alegando problemas de orden mental. Sin
embargo, su testimonio fue rotundamente rechazado, ya que se le
realizaron estudios, dando resultados negativos, es decir, que no tenía ni
padecía de problemas mentales. Su abogado argumentó que John tenía
lapsos de locura temporal en el momento de cada asesinato, pero antes y
después, recobraba la normalidad para atraer y disponer de las víctimas.
En un momento del juicio, la defensa de Gacy intentó afirmar que los 33
asesinatos fueron muertes accidentales como parte de una asfixia erótica,
pero el forense del condado de Cook demostró con evidencia que estas
afirmaciones eran imposibles. Además, Gacy ya había confesado a la policía
y era incapaz de suprimir tal evidencia.
John Wayne Gacy fue hallado culpable el 13 de marzo y fue sentenciado a
varias cadenas perpetuas y varias penas de muerte.
Fue ejecutado por inyección letal el 10 de mayo de 1994. Sus últimas
palabras, que revelan su personalidad y su no arrepentimiento por sus
crímenes, fueron: «Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas. ¡El
Estado me está asesinando! ¡Nunca sabrán dónde están los otros! ¡Béseme
el culo!».

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