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1. Richard Kuklinski
2. Ted Bundy
3. Luis A. Garavito
Richard Kuklinski
Richard Kuklinski nació en Jersey en 1935, en el seno de una familia de muy humilde. Vivían en un
barrio marginal de viviendas protegidas. El ambiente familiar era rígido, violento y religioso. El padre,
Stanley Kuklinski era hijo de inmigrantes polacos. Aquel hombre era rudo, un hombre alcohólico, que
sometía a golpes a su mujer y a sus hijos por costumbre. Su hermano mayor fue sentenciado a
cadena perpetua tras violar a una niña de 12 años, a la que arrojó después al vacío desde una torre,
junto con su perro.
La madre, Annah, era una mujer muy católica. De padres dublineses, creció en un internado religioso.
Del que la sacó Stanley, para casarse. Pero la felicidad duró poco, si algo. Pronto empezaron los
gritos. Stanley se volvía venenoso cuando bebía, y pronto comenzaron los episodios de violencia
doméstica. Cuando nació Florian, el primogénito de tres varones, las palizas ya debían de ser
habituales. Durante su adolescencia, Kuklinski se deleitaba torturando animales. Uno de sus
pasatiempos consistía en arrojar gatos vivos al horno familiar. Con 14 años liquidó a otro muchacho
de más o menos su misma edad para "proteger su territorio", como él declararía posteriormente. Fue
su primer asesinato.
Su trabajo en la industria del cine, donde traficaba con pornografía que revendía a los Gambino, le
introdujo en el círculo mafioso y contratado para cobrar deudas. Fue así como se convirtió en asesino
a sueldo para la mafia durante dos décadas. Se especializó en gran variedad de procedimientos para
matar, y su especialidad era la disposición del cadáver para que la policía no le relacionara con el
crimen. A las órdenes de Roy DeMeo, psicópata y matón prominente, perfeccionó los métodos de
trabajo. La clave para ganarse al mafioso consistió en matar a un hombre elegido al azar. La víctima
paseaba a su perro por la calle y Kuklinski actuó sin dudarlo un instante. Roy DeMeo estaba
impresionado: el chico "prometía". Durante casi 20 años, los dos hombres lideraron un grupo al que
se le atribuyen más de 100 asesinatos. Kuklinski cobraba 50.000 dólares por encargo.
En 1960 conoció a Bárbara, su futura esposa, con la que tendría tres hijas. Kuklinski trató de ahogarla
con una almohada, la amenazó con una pistola, estuvo a punto de atropellarla, pero ella siempre
achacaba estos sucesos al estrés que padecía su esposo y terminaba perdonando sus excesos.
Kuklinski alcanzó un enorme grado de sofisticación en el empleo de cianuro para matar a muchas de
sus víctimas. Lo hacía con un inhalador nasal que empleó, por primera vez, con un viandante como
conejillo de indias. El hombre murió en 15 segundos. "Lo importante es sorprender a tu objetivo y
aplicar la solución en su rostro. Así, todo el mundo creerá que ha sufrido un infarto". Aparte del
cianuro, cualquier instrumento le servía para sus fines, desde un picahielos a un mazo. A Kuklinski le
apodaban 'Iceman' (Hombre de hielo) por otro de sus experimentos. Mantuvo dos años congelado el
cuerpo de una víctima. Durante meses usó como cámara frigorífica el camión de los helados de
Pongray. Quería averiguar si, gracias al frío, lograría confundir a los investigadores. Cuando la policía
encontró el cuerpo, creyó que había fallecido tan solo 24 horas antes. Sin embargo, durante la
autopsia, los forenses hallaron restos de hielo. Aunque erró por poco —unas horas más hubieran
bastado para que se derritiera del todo— Kuklinski se regocijaba porque había coronado su
currículum con un nombre rotundo. Poco después se deshizo de Pongray.
Richard Kuklinski falleció el 6 de marzo en la prisión estadounidense de Trenton (Nueva Jersey) a los
81 años de edad. Allí cumplía varias cadenas perpetuas por asesinato. Él siempre presumía de haber
matado a más de 100 personas.
Ted Bundy
"Un hombre guapo, elegante, romántico, tierno, encantador..." Así lo definían sus amigos, sus novias
y los que lo conocían, posiblemente lo contrario que pensasen las jóvenes que asesinó.
Nació en 1946, hijo de una joven chica soltera que provenía de una familia puritana. Es rechazado
por ella durante los primeros años de su vida por ser hijo ilegítimo, y trata de disimular a su hijo,
considerado como una vergüenza para la familia, tratándolo como si fuese su hermano. Bundy se crió
en casa de su abuelo, un hombre violento que pegaba a su mujer. Las secuelas de estos rechazos en
la infancia, serían visibles en la adolescencia, por su carácter sumamente tímido e infantil y su
tendencia a la soledad. Comienza a aislarse de sus compañeros de juego y adopta un cruel y extraño
comportamiento hacia cuanto le rodea, por ejemplo, mutilando los animales que atrapa.
Más tarde cursa estudios de derecho y colabora en algún partido político trabajando activamente en
las campañas. Pero en esa etapa de su vida, decepcionado por una sociedad en la que no encaja,
comienza su etapa como asesino en serie.
El primero de sus crímenes tendría lugar en Washington en 1974, cuando ataca a una mujer mientras
dormía golpeándola con una barra de hierro. Apenas un mes más tarde asesina a una joven en el
mismo campus universitario, llevándose el cuerpo lejos de allí una vez muerta ésta, pero dejando la
habitación llena de sangre. En todos sus crímenes adoptaba un mismo ritual: seguía a la joven
víctima por las calles, luego la estrangulaba y la golpeaba en su propia casa. A veces la secuestraba
para llevarla a un lugar más seguro. Una vez muerta la sodomizaba con el miembro o con el objeto
que tenía más a mano mientras mordía su cuerpo.
Apoyado en su atractivo y su carismática personalidad, se paseaba por los supermercados pidiendo
ayuda a mujeres jóvenes para conducir su coche Wolkswagen, fingiendo que tenía un brazo roto y sin
que estas sospechasen lo más mínimo que hablaban con su futuro asesino. Tenía una fijación
especial por asesinar a mujeres jóvenes de pelo oscuro y largo, que le recordaban a su ex novia, la
cual lo había rechazado unos años atrás. Pero las jóvenes víctimas vendrían a representar del mismo
modo a su madre, por haberlo abandonado de pequeño. El asesino confesaría personalmente a los
psiquiatras: "Toda la rabia que he estado desahogando con las mujeres que maté, estaba dirigida
contra mi madre".
Los múltiples test psiquiátricos realizados evaluarían una personalidad propia de esquizofrénico:
Cambios de humor muy repentinos, impulsivo, sin emociones, afán de protagonismo, ataques de
histeria, doble personalidad, inestabilidad emocional, rechazo a la sociedad, ansiedad, depresión,
complejo de inferioridad, inmadurez, mentiras que termina por creerse él mismo, obsesivo,
egocéntrico, falsa realidad adaptada por él mismo, manía persecutoria...
Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica nueve años después de su sentencia, el 24 de enero de
1989, tras haber sido culpado por haber asesinado a 14 jóvenes.