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'She Will': el terror y el

videoarte conocen al
drama psicológico y el
#MeToo en una película
tan única como
imperfecta
Desde que en octubre de 2017 naciera el movimiento #MeToo
hasta ahora, no son pocas las películas que se han acercado a
explicar los porqués, los cómos y los dóndes de una práctica
que era tan común como asquerosa en los despachos de
Hollywood.

De la sutileza independiente de 'The assistant' hasta la denuncia


retro de 'Blonde' o el desastre para subirse al carro que fue 'El
escándalo', el mundo del cine ha seguido denunciando los abusos
sexuales y de poder en las altas esferas. 'She will' da un giro hacia
el terror psicológico y ahonda en un tema en el que otras cintas,
más viscerales, no han terminado de dar en el clavo: la
eliminación del trauma como única forma de sanar.
A fuego lento tu mirada
Hay un término que usa la crítica de cine que no por manido deja
de ser exacto: "a fuego lento". Y con pocas películas se puede
usar el término más coherentemente que con 'She will', y es que, si
esperabas una película de terror al uso, con sus sustos, monstruos
y sangre a borbotones, vas a acabar decepcionado. Charlotte
Colbert niega todo el poder de la narrativa y se centra en la
poesía visual, lienzos hechos con la cámara absolutamente
arrebatadores, llamativos, abundantes... y, francamente, aburridos.

Por ponerlo así, esta cinta tiene mucho más que ver con el festival
de San Sebastián que con el de Sitges. Su preciosismo visual es
adictivo, pero al no estar ligado a ningún tipo de hilo narrativo,
por momentos parece formar más parte de la exposición de un
museo de arte moderno que de una película al uso. Y aunque esto
arrebatará a algunos, otros se sentirán desligados de lo que
quiere contar, anulando las intenciones de la misma.

Los actos ocurren en 'She will' sin ligazón, casi apelmazados,


como obstruidos y aguantando el peso de su incansable
aspecto visual. La amistad entre las dos protagonistas, casi
convertida en hermandad, se va dando sin mucha explicación más
allá de la sororidad implícita o el hermanamiento en cuanto a
traumas, al igual que la brujería o las visiones del personaje
principal, un trasunto de Norma Desmond con ansias
homicidas.

Estoy preparada para mi primer plano


'She will' tiene buenas ideas, pero se pierde en la ejecución de
las mismas: al creerse más innovadora de lo que realmente es, su
pretendido poemario visual se queda corto, a medio gas. Sí, tiene
unas imágenes potentes, pero sin unión o una carga dramática
conjunta se queda en una simple demostración técnica que no
es capaz, en última instancia, de dejar poso.

Eso no significa que todo sea negativo o impostado en la cinta,


claro. De hecho, tiene dos elementos que funcionan a la
perfección. En primer lugar, las escenas de terror puro: al
centrarse más en el drama psicológico y la fotografía con
carácter, 'She will' cae en la marmita de eso que han dado en
llamar "terror elevado". Pero cuando abandona esas
pretensiones y trata el género con un enfoque más directo,
consigue crear una atmósfera perfecta y culminar una escena de
terror clásico brujero y efectista que va más allá de tu típica cinta
sobrenatural.

La segunda, las intenciones: lejos de pretender narrar un


incidente de forma explícita como tantas han hecho antes que ella,
'She will' se centra en la superación del trauma, primero de
forma más sutil y después absolutamente explícita. Su intención
no es la de escandalizar, sino la de crear en torno a la reparación.
Y si esa reparación, la eliminación del trauma, viene de mano de
una vendetta sangrienta, pues eso que nos llevamos.

En https://www.espinof.com/criticas/she-will-terror-videoarte-conocen-al-drama-psicologico-me-
too-pelicula-unica-como-imperfecta

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