Está en la página 1de 8

ANÁLISIS DE LA DIVINA COMEDIA

Damian Ferreira
5to b2
INTRODUCCIÓN

“La Divina Comedia” de Dante Alighieri, o simplemente “La Comedia” como él la llamó, es una
obra del género lírico narrativo ejemplo clásico del estilo “Dolce Stil Novo” de la escuela literaria y
filosófica nacida en Florencia en la segunda mitad del siglo XIII.

CANTO I
El primer canto de La Divina Comedia actúa como una introducción a la obra en la medida en que
allí se anuncia el recorrido de Dante a través de los tres reinos de ultratumba: Infierno, Purgatorio
y Paraíso. Queda además asentado el sentido de su viaje como único camino para la salvación
del alma, y se anticipa la presencia de Beatriz como guía que lo conducirá por el paraíso así como
el papel de Virgilio que lo guiará a través de Infierno y Purgatorio. Además de esta función de
puerta a una obra monumental, el canto primero actúa como introducción al primer reino que
Dante debe recorrer; de ahí que el lector se vea inmerso en un ambiente de oscuridad y temor,
elementos esenciales al infierno.

Los elementos estructurales claves son: las alegorías de la selva, la colina, las alegorías de las
tres fieras; el encuentro y diálogo con Virgilio.

El canto se inicia con una metáfora célebre: “A la mitad del viaje de nuestra vida…”. Con ella el
autor nos introduce en un ambiente incierto en el que la realidad aparece desdibujada o
trascendida por la fuerza de los significados alegóricos. La anécdota concreta del individuo
perdido en la selva, deviene con toda naturalidad signo del hombre que va trazando su destino. El
yo de Dante personaje es a la vez un “nosotros” y la selva, en cuya oscuridad se pierde, es
transparente alusión al pecado, ausencia de luz divina.

El canto primero del Infierno es el más claramente informativo de la Divina Comedia: en él se


expone el motivo del viaje y en él se acumulan numerosas alegorías: la pantera, la loba, el león, el
veltro, y cada una de ellas es susceptible de diversas interpretaciones. El sentido literal
desaparece bajo este alud de símbolos.

Dante autor hace gala de sus conocimiento, por otro lado, Dante personaje reconoce
humildemente los errores de su espíritu y los pecados de su cuerpo. La senda de perdición a la
que se encaminó le será duramente reprochada por Beatriz, pues sus infidelidades y su falta de
elevación espiritual están a punto de alejarlo definitivamente de Dios. De ahí el viaje por el
infierno, drástico recurso de la amada para volverlo al buen camino.

Hay, pues, en la Comedia, toda ella militante por una concepción cristiana medieval de la vida, un
doble combate: por un lado, contra el viejo yo, contra el pecado conocido por dentro y revivido
afectivamente; por otro contra los vicios de la humanidad más ajenos al alma del poeta y
personificados en los más inmediatos adversarios de su ideal de paz y de justicia.

Tres adjetivos caracterizan a la selva: “salvaje y áspera y fuerte”. Con ellos Dante configura a la
vez un paisaje físico y un estado de desolación espiritual en el que el hombre hundido en la
oscuridad, es incapaz de encontrar una salida. Para Dante personaje, es un problema vital; la
angustia del pecado es anticipación de la muerte en el alma. Este recurso de aliteración,
reiteración de un sonido con el objetivo de reafirmar un concepto, en este caso la reiteración del
fonema “S” plantea una imagen auditiva de siseo que nos remite a la serpiente, símbolo del
pecado.
La entrada a la selva es el ingreso al mundo de la fantasía de Dante, pero además el autor
propone una reflexión acerca de la naturaleza de la tentación: el hombre se abandona al pecado
como quien entra en el sueño, dejando adormecer su conciencia por obra del demonio.
La visión de la colina iluminada contrasta vivamente con la oscuridad que reina tanto en la selva
como en el ánimo del personaje. La luz, símbolo de la salvación, es en el lenguaje poético de
Dante el vestido que cubre la colina. Los recursos estilísticos se acumulan en este orden: alegoría,
personificación y metáfora; la colina representa alegóricamente el bien o la virtud, a la que sólo se
accede mediante el esfuerzo de escalar; la luz que la ilumina es Dios, fuente de todo bien; el
planeta, que “conduce rectamente por todos los caminos”, es el sol.
Al lograr salir de la selva, el narrador, a través de un símil, de una comparación desarrollada,
establece una relación entre la sensación de alivio del personaje y la de un naufrago que habiendo
logrado salvar su vida, mira inquieto el peligro que acaba de dejar atrás.
Este mundo de miedo, oscuridad y muerte anticipa eficazmente el clima del infierno donde las
imágenes aterradoras se suceden unas a otras, con breves pausas que apenas permiten la
distensión suficiente como para lograr un nuevo impacto. Así sucede con la aparición de las tres
fieras.
Lo súbito de la aparición y el brusco cambio de clima sugieren un ambiente de irrealidad que hace
más transparente el significado alegórico. El personaje confía en la fiera; su belleza la hace
atractiva y no temible. De este modo representa Dante el proceso de la tentación: el hombre se
abandona a lo atractivo de las apariencias, sin ver el peligro que esconden.
De las tres bestias, la más hermosa es la pantera, de los tres pecados que ellas simbolizan, es el
único que ni atemoriza ni repugna. Por segunda vez hay en el canto una alusión al sol, a la luz,
símbolo de la salvación. Dante entrevé la posibilidad de una transformación lograda por el amor,
pues el amor humano es un equilibrio entre eros y caritas, entre lo carnal y lo espiritual.
La figura del león se impone visualmente. El león, con la cabeza erguida y un hambre rabiosa,
representa alegóricamente a la soberbia. Su gesto sugiere el orgullo del que se sabe poderoso y
goza al humillar a los demás. De ahí la observación de Dante: “Hasta el aire parecía temerle”.
La aparición de mayor fuerza dramática es la de la loba, que atemoriza de tal modo a Dante que
éste pierde la esperanza de alcanzar la cima.

En esa estructura perfectamente simétrica que es la Divina Comedia, se hace evidente la


progresión del miedo ante cada aparición. También hay que destacar el valor simbólico del
número en la triple aparición de las fieras. La tradición cristiana solía valorizar el número tres
como representativo de la Trinidad divina, y en la obra de Dante adquiere un valor clave.

Estos tres pecados están sin duda entre los móviles más profundos del individuo y de la sociedad.
La lujuria se vincula no sólo a las pasiones carnales sino a todos los placeres que pueda apetecer
la sensualidad humana, es decir que representa en la estructura del infierno dantesco a los
pecados de incontinencia. La soberbia implica el avasallamiento y la humillación del otro: la tiranía
y la violencia pertenecen entonces al segundo gran núcleo de pecados infernales; los de loca
bestialidad. La avaricia o la codicia presentados por Dante como los de mayor peligrosidad, se
vinculan con todas las formas del engaño en la medida en que la insaciabilidad propia de la loba
no se detiene ante ningún delito: violencia, fraude o traición.
Toda la alegoría de la selva está marcada por diferentes gradaciones, ordenamieno jerárquico de
los elementos de un discurso. Es gradualmente ascendente el miedo del personaje y el carácter
bestial de las fieras, mientras que es gradualmente descendente la esperanza del personaje y la
armonía del paisaje.
Es en este momento de pérdida de la esperanza que aparece la sombra de Virgilio, de ahí el
aferrarse del personaje esta figura misteriosa y desconocida.
Las palabras del Virgilio lo ubican progresivamente: primero en la doble condición de espíritu y ser
humano, luego en su patria, su época y su profesión.

Son numerosas las razones por las cuales Virgilio fue elegido por Dante como su guía. Las de
índole estética quedan expuestas en las palabras de admiración con que lo saluda Dante
personaje. Nada dice en cambio de las razones morales o políticas que se harán evidentes a lo
largo de la obra. La Edad Media vio en Virgilio a un profeta, a un sabio, a un maestro.

Virgilio es un poeta de los comienzos del imperio romano, es la gran pluma del imperio, y Roma
representa para la Edad Media el centro de poder religioso, así como había sido para el mundo
pagano centro jurídico y político.
Por todo esto Virgilio representa la razón humana, que basta para apartar al hombre del pecado y
conducirlo a los umbrales del paraíso.

En los versos siguientes Dante se centra en torno al tema de la loba. Reaparece allí un recurso
que ya vimos en el Canto I: el miedo. La fiera adquiere aquí su mayor fuerza como figura real y
alegórica. Su potencia destructiva es tan incontrolable como su hambre. El miedo ya no es sólo
físico de ser devorado por la bestia, sino el de ver a la humanidad entera destrozada por la
codicia. Todos los hombres formarían una especie de corte de animales que corren tras la loba
aspirando a aparearse con ella.

Dante se reconoce derrotado, sea porque se siente más inclinado a la codicia que a ningún otro
vicio o porque considera que ésta es el mal que más amenaza a la humanidad.
A esta imagen aterradora le sigue la profecía del Veltro (lebrel o perro de caza). Sólo aquel que se
alimente del espíritu podrá ser inmune al poder de la codicia.
Exiliado, traicionado, desengañado de toda esperanza política. El lebrel habrá de perseguir y
cazar a la loba hasta lograr encerrarla en el infierno.

Virgilio describe el trayecto a recorrer y explica su propósito: el infierno es el lugar “de las
desesperadas lamentaciones”, el purgatorio el “de los que están contentos aún en medio del
fuego”, y el paraíso “la alta región de los bienaventurados”. Se diferencian infierno y purgatorio
como sedes de la desesperación y la esperanza respectivamente. También anuncia que él será su
guía y luego aludiendo a Beatriz dice: “un alma más alta que la mía te conducirá a la región de los
bienaventurados”. Virgilio designa a Dios como “el emperador que reina allá arriba” con lo que
pone de manifiesto su concepción del mundo como un imperio regido por un Dios único del que
los reyes dependen. Su reinado se ejerce directamente sólo en el cielo, donde está la sede de su
trono y su ciudad. En la tierra los reyes son quienes lo representan.

Queda así marcada la finalidad espiritual del viaje y trazado el camino a recorrer. No pudiendo
superar por sus propias fuerzas los pecados ni apartarse del vicio, Dante deberá descender a los
infiernos acompañado de Virgilio, lo que es interpretado como una forma de meditar acerca de las
consecuencias del pecado y arrepentirse de los cometidos guiados por la razón.
Las palabras finales del canto que muestran a Dante siguiendo los pasos de Virgilio, poseen
también un valor simbólico: Dante es su discípulo no sólo en la poesía sino en la vida.
CANTO III

Este canto comienza en el purgatorio, donde se castiga a los indiferentes. Es donde se ordena
abandonar toda esperanza, en una inscripción en la puerta de entrada al inframundo. Desde un
principio se implanta la sensación de oscuridad y sufrimiento por medio de imágenes visuales y
auditivas que continuarán en todos los círculos.
El canto 3 se puede separar en 4 partes:
-La inscripción de la puerta.
- Los castigos a los indiferentes.
- Río Aqueronte y Caronte.
– El primer desvanecimiento de Dante-personaje.
LA INSCRIPCIÓN DE LA PUERTA.
La inscripción aparece en el comenzar del canto de manera abrupta. Y nos pone en los ojos de
Dante-personaje, ya que no lo describe ningún personaje en primer momento. Es literalmente lo
que Dante-personaje ve grabado en la puerta.
Cruzando la puerta llegas a "la ciudad doliente", "Al eterno sufrimiento" (al infierno). La puerta,
como todo el Infierno, fue creado por Dios.
Y también se ve en: "Antes de mí no fue cosa creada".
Hay pronombres en el comienzo de cada verso, se repite el mismo sujeto, y pone en claro que al
pasar a la puerta estaremos en el infierno (se usan metáforas para hablar de él). Estas metáforas
nos dan una descripción general, Dante-personaje entrará a un gran lugar de dolor e infinito
sufrimiento, en el que los pecadores sufren castigo por una eternidad. Ésta parte describe lo que
está detrás de la puerta.

Acá se habla de Dios y la santísima trinidad . Dios es nombrado en el primer verso como alto
arquitecto, porque hizo el infierno. Para contener allí a Lucifer y a los pecadores, de esta forma se
nos da el libre albedrío.
En esta parte nos ponemos en los ojos de Dante-personaje "Estas palabras de color oscuro vi
escritas en lo alto de una puerta".
Ya leído el grabado, hablan por fin los personajes. "Maestro, es grave su sentido"(Dante-personaje
a Virgilio). Virgilio le indica que debe dejar el miedo por fuera de la entrada al infierno. De la misma
manera que la puerta a los pecadores con la esperanza. "Debes aquí dejar todo recelo; debes dar
muerte aquí a tu cobardía". Ante esa respuesta Dante-personaje se contrae y Virgilio para
calmarlo lo toma de una mano para confortarlo.
El ambiente infernal es formado por una lluvia de imágenes auditivas y visuales. Primero las
auditivas: "Allí suspiros, llantos y altos ayes resonaban al aire sin estrellas,". Estos sonidos
conmocionan a Dante-personaje, y reacciona llorando.
Allí solo se escuchan sonidos terroríficos, proveniente de las almas que allí se encuentran, que
gritan iracundas, y blasfemias en distintos idiomas. Hay sonidos que sugieren multitud y
desorden,Dante-personaje escuchaba una especie de aplausos infinitos, que formaban un
tumulto, el cuál gira siempre en el aire eternamente oscuro (también vuelve a resaltar la oscuridad
de la selva oscura). Al transcurrir el tiempo va describiendo más sonidos, los lamentos y gritos van
creciendo.
Enseguida aparece una comparación (como arena al soplar el torbellino). Se usa esta
comparación para demostrar el descontrol y el desconsuelo de las almas del lugar.
Las imágenes visuales subrayan el tema de oscuridad, que se asocia con lo malo, lo alejado de la
luz y el pecado. Todos los sonidos provienen de los indiferentes, es sabido porque Dante
horrorizado le pregunta a su maestro sobre la proveniencia de tales sonidos. La contestación de
Virgilio: "Y él me repuso " Esta mísera suerte tienen las tristes almas de esas gentes que vivieron
sin gloria y sin infamia". Le explica quiénes son esas almas, y cuál fue su pecado, también da
información sobre el espacio, el vestíbulo. Son pecadores, pero hasta el infierno los rechaza, por
eso están en el anteinfierno, que es un lugar de pasada, menos para ellos.
Los pecadores de éste sitio cometieron el pecado de la indiferencia y la cobardía, hicieron ojos
ciegos al bien y al mal, no se comprometieron con ningún ideal en la tierra. Nadie los recordará en
el mundo, después de su muerte, es como si no existieran. Entre ellos están los ángeles que no
tomaron parte ni de Lucifer ni de Dios.
Hasta Dante y Virgilio le dejan prestar atención: "...de ellos no hablemos, sino mira y pasa". (En
éste verso se puede ver una hipérbaton). El maestro de Dante muestra desprecio hacia los
indiferentes y no los vuelve a nombrar. Dante reconoce gente conocida en el tumulto de
pecadores.
Los indiferentes deben sufrir varios castigos a la vez. Irónicamente son rechazados, despreciados
e ignorados tanto por infierno como por el paraíso.
Deben correr tras una bandera blanca sin insignia, que nunca tiene descanso y está siempre en
movimiento. Debido a que en vida nunca corrieron tras ningún ideal, por castigo deben correr tras
una bandera sin sentido, vacía, que no representa nada.
A la vez deben sufrir picaduras de insectos mientras corren desnudos, que hacen dar su sangre
sin ningún sentido, la sangre se mezcla con lágrimas, y cae. Pero no deja huella en el suelo,
porque los gusanos que estaban bajo sus pies recogían todo rastro de líquido, por lo tanto se
subraya la idea de no ser recordados.
Como pequeña conclusión del castigo, los miserables corren, sin sentido, tras una bandera sin
valor, mientras son expuestos a dolor físico (picaduras), y a nadie le importa, a nadie le importará
mientras ellos estén ahí, que será por una eternidad. Causa dolor emocional y es un castigo
psicológico, por eso podemos decir que su castigo tiene doble naturaleza.
Caronte: Es el barquero del Hades (mitología Griega). Su deber es transportar las almas en su
barca, hasta el otro lado del río Aqueronte para así poder entrar al inframundo. Su barca es la
única cosa que no se hunde en el río.
Dante luego de ver a los castigados en el vestíbulo, mira otro montón de gente que se apelmaza,
en la orilla de un río, ansiosos por cruzarlo, le pregunta a Virgilio quienes son. Éste le responde
que se lo dirá en cuanto lleguen a "la triste ribera de Aqueronte". Por primera vez se nombra al
Aqueronte. Dante-personaje se siente avergonzado porque cree que sus preguntas molestan a su
maestro, en general Dante se muestra muy sensible sobre lo que acontece en el infierno, al ser un
vivo que estará por un tiempo determinado, todo ahí para él es desconocido y le genera miedo.
Así es que sin decir palabras siguen camino hacia el río, y ven acercarse a un bote manejado por
un viejo canoso. Del verso 82 al 83 hay una descripción de Caronte:
"Y he aquí que viene un bote hacia nosotros
un viejo cano de cabello antiguo,".
Caronte llega gritándoles, dándoles un recibimiento y una advertencia no muy calurosa a las
almas depravadas que deben cruzar el río para permanecer del otro lado infinitamente. Enseguida
de esto el barquero se dirige a Dante, irritado, exigiéndole que se aparte de los difuntos porque es
un alma viva y eso rompe la monotonía del infierno. El vivo duda y se queda en el lugar. Caronte
continúa dando indicaciones, para llegar a la playa del purgatorio. Virgilio interviene diciéndole que
debe cruzar el río Aqueronte y entrar al infierno por decreto del cielo.
"Caronte no te irrites". Menciona su nombre por primera vez, y por medio de este verso sabemos
el estado emocional de Caronte. Éste último se calma al escuchar las palabras de Virgilio.
Las almas que esperaban ser cruzadas al escuchar las palabras de desaliento de Caronte
tiemblan de miedo, y son agrupadas en la orilla para ser subidas al bote, y a las que se atrasan, el
barquero las golpea con el remo. Y así Dante y Virgilio cruzan el río de aguas oscuras que ningún
condenado podrá cruzar dos veces.
Es el preciso momento donde Virgilio explica que ahí terminan las almas que mueren odiando a
Dios, su rabia, miedo, y desesperación se transforma allí en deseo de cruzar. Y Caronte es
excusado por el maestro, por ley ninguna alma justa cruza el río.

DESVANECIMIENTO DE DANTE.
Apenas Virgilio terminó de hablar la tierra tembló y cayó un relámpago rojo, Dante cae
desvanecido. "Me caí como el hombre que se duerme" (Comparación). Esto quiere decir que
perdió totalmente el conocimiento como una persona que duerme profundamente.
"La tierra del llanto sacó un viento": antes se creía que los terremotos eran causados por vientos
internos.

También podría gustarte