Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE TEORÍA
Y CRÍTICA
#1
9
IS SN: 0719-622
TEORÍAS VIAJERAS
ABRIL 2015
COLECCIÓN DÁRSENA
DEPARTAMENTO DE LITERATURA
INSTITUTO DE LITERATURA Y CIENCIAS DEL LENGUAJE
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO
COLECCIÓN DÁRSENA
DEPARTAMENTO DE LITERATURA
INSTITUTO DE LITERATURA Y CIENCIAS DEL LENGUAJE
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO
CUADERNOS DE
TEORÍA Y CRÍTIC
A #1
TEORÍA S VI AJER
AS
COORDINACIÓN
CUADERNOS DE
TEORÍA Y CRÍTIC
A
Cl ar a Parr a Tr ia
na
raúl rodr íguez fr
eire
EDICIÓN
raúl rodr íguez fr
eire
TR ADUC CIONES
Rodr igo Zamor an
o
DI SEÑO Y DI AGRA
M ACIÓN
Ar acelli Salinas
Vargas
C
uadernos de teoría y crítica pretende poner en circulación peque-
ños textos del pensamiento contemporáneo, en particular
aquellos cuya lectura es restringida. Su anhelo es contribuir al
debate y, sobre todo, entregar herramientas que les permitan a nuestros
estudiantes poner en práctica el ejercicio de la lectura y la crítica. Este
primer número está dedicado a las teorías viajeras, pues creemos que
estando nuestro quehacer localizado en Amér ica Latina, la reflexión del
viaje teórico resulta para nuestro trabajo tan central como la de lugar,
noción de la cual la crítica brasileña ya ha debatido y de manera ejem-
plar (Roberto Schwarz, Silviano Santiago, José Miguel Wisnik).
En su introducción a la reedición inglesa de Contrapunteo cubano
del tabaco y el azúcar (1995), Fernando Coronil señalaba que el viaje teó-
rico es eminentemente transcultural, pero su domesticación lineal se
impone cuando se termina canonizando autores y, podríamos agregar
nosotros, territorios. Para Coronil, el atributo imperial axiomatizador
se da mediante la instauración de cánones y no a partir de los teóricos y
sus teorías. Ello nos da motivos para dejar de considerar al “pensamien-
to europeo” y al “pensamiento latinoamericano” como si se tratara de
entidades cerradas y esencializadas, para comenzar a tratarlos como
intercambios culturales cuyo presunto origen es una mera ficción. Una
estrategia de lectura como esta, por tanto, abre miradas sobre la colo-
nización, la dependencia y la cultura que visualizan un campo activo
que suspende la noción de imitación, a la vez que contesta sus fuerzas
▪ PRESENTACIÓN ▪7
coercitivas. La posibilidad de un pensamiento “latinoamericano” lleva
implícitamente el reconocimiento de un pensamiento “europeo”, obli-
terando que la posibilidad de un pensamiento tal se levanta sobre cien-
tos de contactos transculturales, violentos unos, calmos otros, pero
siempre a partir de un entre-lugar que hace imposible el determinismo
de un punto de inicio. Y si la idea de un discurso “europeo” es dable,
lo es únicamente a partir de un trabajo histórico de represión, por lo
que seguir un derrotero similar no nos aleja del eurocentrismo, nos ata
a él. Detenernos en el viaje de las teorías y sus autores nos permitirá
entonces desencializar tanto a la crítica, como a la teoría (independien-
temente de donde provengan), para comenzar a pensar libre de los pre-
juicios metafísicos que han asediado al latinoamericanismo arielista (y
neoarielista), dominante hasta nuestros días. Ello no implica de ningu-
na manera atenuar el hecho de que escribimos desde y, por lo general,
sobre América Latina, pero el subcontinente no es una condición por la
cual debamos renunciar, como si ello fuera posible, a la lectura del mun-
do. Si no es una trampa, Latinoamérica bien puede ser una estrategia,
una estrategia para nuestros tiempos.
El texto que abre el presente e inaugural número, “Teorías viaje-
ras”, si bien es conocido, no lo es la extraordinaria respuesta realizada
por el antropólogo James Clifford, ni la revisión del mismo que realizara
Edward Said años más tarde, de manera que aquí se quiso presentar la
continuidad de una problemática, a fin de conocer su desarrollo y explo-
rar sus posibilidades. Las traducciones del texto de Clifford y del segun-
do ensayo de Said han sido realizadas por Rodrigo Zamorano, estudiante
de nuestro posgrado, y revisadas por quien coordina este número. Debo
agradecer a Rodrigo su trabajo, así como su interés en la teoría y la críti-
ca, ejercicios cada vez más alejados de nuestras universidades. También
debemos agradecer a Clara Parra, colega con quien iniciamos el grupo de
Teoría y crítica del Departamento de Literatura de la Pontificia Universi-
dad Católica de Valparaíso, y a quienes se incorporaron a él.
Edward W. Said
A
l igual que las personas y las escuelas críticas, las ideas y las teo-
rías también viajan; de una persona a otra, de una situación a
otra y de una época a otra. La vida cultural e intelectual nor-
malmente se alimenta y con frecuencia se mantiene gracias a esta circu-
lación de ideas, y tanto si adopta la forma de influencia reconocida como
inconsciente, de préstamo creador o de apropiación íntegra, los desplaza-
mientos de ideas y teorías de un sitio a otro son al mismo tiempo una rea-
lidad de la vida y una afortunada condición instrumental de la actividad
intelectual. Dicho esto, no obstante, deberíamos pasar a especificar los
tipos de movimiento posibles con el fin de preguntar si en virtud de haber
pasado de un lugar y un tiempo a otro una idea o una teoría gana o pierde
fuerza, y si una teoría en un periodo histórico y una cultura nacional se
vuelve completamente diferente para otro periodo o situación. Existen
casos particularmente interesantes de ideas y teorías que pasan de una
cultura a otra, como cuando las denominadas ideas orientales sobre la
trascendencia se importaron a Europa durante principios del siglo XIX, o
cuando determinadas ideas europeas acerca de la sociedad se tradujeron
a las sociedades orientales tradicionales de finales del siglo XIX. Semejan-
te movimiento a un nuevo entorno no está nunca libre de trabas. Lleva
consigo necesariamente procesos de representación y de institucionali-
zación diferentes de aquellos que se produjeron en el lugar de origen. Esto
complica cualquier explicación acerca del transplante, transferencia, cir-
culación y comercio de teorías e ideas.
Tomado de: Edward Said, El mundo, el texto y el crítico, trad. Ricardo García Pérez, Buenos Aires,
Debate, 2004 [1983], pp. 303-330. El título original de este ensayo es “Traveling Theory”, y apareció
en la revista Raritan, vol. 1, núm. 3 (1982): 41-67. Hemos modificado el título de la traducción caste-
llana, “Teoría ambulante”, dado que, a nuestro juicio, no da cuenta de las implicancias que la noción
de viaje tiene en este texto y en el trabajo de Said en general [e.].
1 Frank Lentricchia, After the New Criticism, Chicago, University of Chicago Press, 1980, p. 24 [trad.
esp.: Después de la “nueva crítica”, trad. Ramón Buenaventura, Madrid, Visor, 1990, p. 39].
2 Geoffrey H. Hartman, Criticism in the Wilderness: The Study of Literature Today, New Heaven,
Yale University Press, 1980, p. 85.
3 Ibid., p. 244.
4 Ibid., p. 151.
5 Ibid., p. 301.
6 Richard Ohmann, English in America: A Radical View of the Profession, New York/London, Oxford
University Press, 1976, p. 304.
7 Georg Lukács, History and Class Consciousness, trad. Rodney Livingstone, London, Merlin Press,
1971, p. 90 [trad. esp.: Georg Lukács, Historia y conciencia de clase, trad. Manuel Sacristán, Ma-
drid, Sarpe, 1985, vol. 2, p. 16].
11 Lukács, History and Class Consciousness, p. 199 [trad. esp.: Lukács, Historia y conciencia de cla-
se, vol. 2, p. 133].
12 Lucien Goldmann, The Hidden god: A Study of Tragic Vision in the “Pensées” of Pascal and the
Tragedies of Racine, trad. Philip Thody, London, Routledge & Kegan Paul, 1964, p. 15 [trad. esp.:
Lucien Goldmann, El hombre y lo absoluto: el dios oculto, trad. Juan Ramón Capella, Barcelona,
Península, 1985].
13 Ibid., p. 15.
14 Ibid., p. 99.
Una vez más, el pensamiento de Lukács —en este caso la idea declara-
damente revolucionaria de totalidad— ha sido un tanto domeñada. Sin
desear en modo alguno menospreciar la importancia de lo que las ideas
de Lukács (a través de Goldmann) hicieron por el mortecino estado de los
estudios ingleses en el Cambridge de finales del siglo XX, creo que es nece-
15 Raymond Williams, Problems in Materialism and Culture, London, Verso, 1980, p. 13.
16 Ibid., p. 21.
18 Raymond Williams, Politics and Letters: Interviews with New Left Review, London, New Left
Books, 1979, p. 252.
19 Raymond Williams, The Country and the City, 1973; Oxford University Press, reimpreso en New
York, 1975, p. 141 [trad. esp.: El campo y la ciudad, trad. Alcira Bixio, Barcelona, Paidós, 2001, p. 187].
20 Lentricchia, After the New Criticism, p. 351 [trad. esp.: Después de la “nueva crítica”, p. 324].
21 Fredric Jameson, The Political Unconscious: Narrative as a Socially Symbolic Art, Ithaca, Cornell
University Press, 1981, pp. 74, 102 [trad. esp.: Fredric Jameson, Documentos de cultura, docu-
mentos de barbarie, trad. Tomás Segovia, Madrid, Visor, 1989].
22 E.P. Thompson, The Poverty of Theory and Other essays, London, Merlin Press, 1978 [trad. esp.:
E.P. Thompson, Miseria de la teoría, trad. Joaquim Sempere, Barcelona, Crítica, 1981].
23 Ian Hacking, “The Archaeology of Foucault”, New York Review of Books, 28 (14 de mayo de 1981),
p. 36.
24 Hay muchas pruebas de ello en el número de invierno de 1980 de la revista Humanities in Society,
vol, 3, completamente dedicado a Foucault.
26 Michel Foucault, The History of Sexuality, I: An Introduction, trad. Robert Hurley, New York,
Pantheon, 1978, p. 93 [trad. esp.: Michel Foucault, Historia de la sexualidad, vol. 1, La voluntad de
saber, trad. Ulises Guiñazú, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008].
27 Michel Foucault, Discipline and Punish: The Birth of the Prison, trad. Alan Sheridan, New York,
Pantheon, 1977, pp. 26-27 [trad. esp.: Michel Foucault, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión,
trad. Aurelio Garzón del Camino, Madrid, Siglo XXI, 1990].
28 Nicos Poulantzas, State, Power, and Socialism, trad. Patrick Camiller, London, Verso, 1980, p. 148
[trad. esp.: Nicos Poulatzas, Estado, poder y socialismo, trad. Fernando Claudín, Madrid, Siglo
XXI, 1980].
30 Puede encontrarse una transcripción en Reflexive Water: The Basic Concerns of Mankind, ed.
Fond Elders, London, Souvenir Press, 1974. Lo curioso de este libro y del programa —“Las preo-
cupaciones de la humanidad”— es que de la “humanidad” hablan por completo varones blancos
europeos y norteamericanos. Nadie parece molestarse por las exigencias de universalidad.
31 Noam Chomsky, Language and Responsability, New York, Pantheon, 1979, p. 80.
Edward W. Said
E
n un ensayo (“Teoría viajera”) escrito hace ya varios años, discutí
las formas en las que las teorías a veces “viajan” a otros tiempos
y situaciones, mediante un proceso en el cual pierden algo de su
poder y rebeldía. El ejemplo que usé fue el de la teoría de la reificación
de Georg Lukács, que está expuesta en su totalidad en el famoso capí-
tulo cuarto de su obra maestra Historia y conciencia de clase. Subyacente
a mi análisis se encontraba una tendencia bastante común que, pese a
que traté de protegerme de ella y de mitigar su influencia, permaneció
en el ensayo. Dicha tendencia puede ser descrita de manera simple en los
siguientes términos: cuando una experiencia humana es registrada por
primera vez, para luego darle una formulación teórica, su fuerza radica en
estar directamente conectada a, e históricamente motivada por, circuns-
tancias históricas reales. Versiones posteriores de la teoría no pueden re-
plicar su poder original; dado que la situación original se ha atenuado y
modificado, la teoría original es degradada y aminorada, transformada
en un sustituto académico relativamente dócil de lo real [the real thing],
cuyo propósito en el trabajo que analicé era el cambio político.
Como un revolucionario en la Hungría de comienzos del siglo XX,
Lukács estuvo involucrado en las dramáticas turbulencias sociales que en
sus trabajos relacionó a la total deformación social provocada por la alie-
nación, la radical separación de objeto y sujeto, la atomización de la vida
humana bajo el capitalismo burgués. Con el fin de resolver las crisis repre-
sentadas por estos elementos, Lukács se refirió al “punto de vista de los pro-
letarios”, una reconciliación teórica dinámica entre sujeto y objeto que era
Tomado de: Edward W. Said, “Traveling Theory Reconsidered”, Reflections on Exile and Other Es-
says, Cambridge, Harvard UP, 2000, pp. 436-452. Publicado originalmente en Robert M. Polhemus
y Roger B. Henkle, eds., Critical Reconstructions: The Relationship of Fiction and Life, Stanford,
Stanford UP, 1994, pp. 251-265.
1 Michel Löwy, Georg Lukács: From Romanticism to Bolshevism, trad. Patrick Camiller, London,
NLB, 1979.
2 György Lukács, Teoría de la novela: un ensayo histórico-filosófico sobre las formas de la gran
literatura épica, trad. Micaela Ortelli, Buenos Aires, Ediciones Godot, 2010, p. 89.
3 Theodor Adorno, Philosophy of Modern Music, trad. Anne G. Mitchell y Wesley V. Blomster, Nue-
va York, Seabury Press, 1973, p. 40 [trad. esp.: Theodor Adorno, Filosofía de la nueva música, trad.
Alfredo Brotons Muñoz, Madrid, Akal, 2003, p. 13].
Todo lo que en la obra de arte carece de función —y, por tanto, todo
lo que trasciende la ley de su mera existencia— le es sustraído. Su
función misma consiste, precisamente, en trascender la mera exis-
tencia. Con ello el summum iusse [altura de la justicia] se convierte
en summa iniuria [altura de la injusticia]: la obra de arte plenamente
funcional en plenamente privada de función. Pero como de ningún
modo puede ser realidad, la eliminación de todo carácter de apa-
riencia no hace sino realzar tanto más estridentemente en ella el
carácter de apariencia de su existencia. El proceso es inevitable.10
* Frantz Fanon, Sociología de una revolución, trad. Víctor Flores, Era, México, 1968 [e.] .
12 Georg Lukács, History and Class Consciousness, trad. Rodney Livingstone, London, Merlin Press,
1971, p. xivi [trad. esp.: Georg Lukács, Historia y conciencia de clase, trad. Manuel Sacristán, Ma-
drid, Sarpe, 1985, p. 71].
Para el pueblo colonizado, el valor más esencial, por ser el más con-
creto, es primordialmente la tierra: la tierra que debe asegurar el
pan y, por supuesto, la dignidad. Pero esa dignidad no tiene nada
que ver con la dignidad de la “persona humana”. Esa persona hu-
mana ideal, jamás ha oído hablar de ella. Lo que el colonizado ha
visto en su tierra es que podían arrestarlo, golpearlo hambrearlo
impunemente; y ningún profesor de moral, ningún cura, vino ja-
más a recibir los golpes en su lugar ni a compartir con él su pan.
Para el colonizado, ser moralista es, muy concretamente, silenciar
la actitud déspota del colono, y así quebrantar su violencia desple-
gada, en una palabra, expulsarlo definitivamente del panorama.13
* Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, trad. Miguel Temprano García, Barcelona, Mondadori,
2009, p. 31 [e.].
13 Frantz Fanon, The Wretched of the Earth, trad. Constance Farrington, New York, Grove, 1967, p.
44 [trad. esp.: Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, trad. Julieta Campos, México, FCE, 1983,
pp. 25-26].
22 Frantz Fanon, The Wretched of the Earth, p. 51 [trad. esp.: Frantz Fanon, Los condenados de la
tierra, p. 30].
27 Georg Lukács, History and Class Consciousness, p. 80 [trad. esp.: Georg Lukács, Historia y con-
ciencia de clase, p. 166].
* Filiación y afiliación son conceptos que Said desarrolla en su introducción a El mundo, el texto y
el crítico, trad. Ricardo García Pérez, Madrid, Debate, 2004 [1983], pp. 30 y ss. Al respecto, leemos
que afiliación refiere: “una especie de orden compensatorio que, ya sea un partido político, una
institución, una cultura, un conjunto de creencias o incluso una visión de mundo, proporciona a
hombres y mujeres una nueva forma de relación” (34) [e.]
James Clifford
E
l viaje: una figura para distintos modos de habitar y desplazarse,
para trayectorias e identidades, para narrar historias y teorizar en
un mundo poscolonial de contactos globales. El viaje: un rango de
prácticas para situarse a sí mismo en un o unos espacios que se han vuelto
demasiado grandes, una forma tanto de exploración como de disciplina.
La teoría: regresada a sus orígenes etimológicos, pero con una diferencia
a finales del siglo XX.
El término griego theorein: una práctica de viaje y observación, un
hombre enviado por la polis a otra ciudad para que observe una ceremo-
nia religiosa. “La teoría” es un producto del desplazamiento, de la com-
paración, de una cierta distancia. Para teorizar, uno debe abandonar su
hogar. Pero como cualquier tipo de viaje, la teoría comienza y termina en
algún lugar. En el caso de los teóricos griegos, el comienzo y el fin eran uno
y el mismo: su polis natal. Para los teóricos viajeros de fines del siglo XX,
la situación no es tan simple.
▪
Abroad* de Paul Fussell: una lectura de la “literatura de viajes” británica
en el periodo de entreguerras. Fussell distingue tres tipos: exploradores,
viajeros y turistas. Los exploradores, escribe, como Francis Drake y Ed-
mund Hillary, a menudo terminan como caballeros.
Tomado de: James Clifford, “Notes on Theory and Travel”, James Clifford & Vivek Dhareshwar, eds.,
Traveling Theories: Traveling Theorists 5 (1989): 177-187.
* Paul Fussell, Abroad: British Literary Traveling Between the Wars, New York, Oxford University
Press, 1980 [Abroad puede traducirse como “En el extranjero”, pero también como “Fuera”] [e.]
▪
Convencionalmente, la teoría ha sido asociada con grandes imágenes —
transculturales y transhistóricas. La localización mina las pretensiones
que reivindica un discurso por acceder al estatus de “teórico”. Por ejem-
plo, el psicoanálisis pierde algo de su aura teórica cuando se descubre que
su origen se encuentra en la Viena burguesa de fines de siglo [XIX] y en
una cierta subjetividad masculina para la cual la mujer es objeto y enig-
ma. Lo mismo sucede con el marxismo cuando un crítico como Foucault
señala, en algún lugar de Las palabras y las cosas, que “se encuentra en el
pensamiento del siglo XIX como el pez en el agua”.*
* Michel Foucault, Las palabras y las cosas, trad. Elsa Cecilia Frost, Buenos Aires, Siglo XXI, 1968
[1966], p. 257 [e.].
▪
De las muchas escrituras recientes que, de formas preliminares, articu-
lan y analizan las localizaciones y los desplazamientos poscoloniales de
la teoría, dos han sido particularmente influyentes en los Estado Unidos:
el muy citado ensayo “Apuntes para una política de la ubicación” (1984)
de Adrienne Rich, y “Teorías viajeras” (1983) de Edward Said. El primero
aparece en Sangre, pan y poesía, el segundo en El mundo, el texto y el crítico.
Los “Apuntes” de Rich, junto con otros importantes ensayos es-
critos a comienzos de la década del ochenta, dan cuenta de un cuestio-
namiento crítico tanto de la categoría política/teórica de “mujer”, como
de una “experiencia” femenina común que habían surgido en los setenta
por parte de un feminismo mayoritariamente blanco, primermundista
y clasemediero. Rich fue de las primeras en interrumpir esta categoría y
* Existe traducción al español: Cherrie Moraga y Ana Castillo, eds., Esta puente, mi espalda. Voces
de mujeres tercermundistas en Estados Unidos, trad. Ana Castillo y Norma Alarcón, San Francis-
co, Ism press, 1988 [e.].
* Existe traducción al español: Adrienne Rich, “Apuntes para una política de la ubicación”, Marina
Fe, coord., Otramente: lectura y escritura feministas, México DF, Fondo de Cultura Económica,
1999, p. 37 [e.].
** Adrienne Rich, “Apuntes para una política de la ubicación”, p. 40 [e.].
▪
“Teoría viajera” de Said desafía la proclividad de la teoría a buscar un lu-
gar estable o a flotar sobre las coyunturas históricas. Propone una serie
de importantes preguntas sobre los sitios de producción, transmisión,
recepción y resistencia a teorías específicas. El ensayo se centra en un li-
mitado relato de viaje: la transmisión y alteración del marxismo lukac-
siano desde la Hungría posterior a la Primera Guerra Mundial, al París de
Lucien Goldmann y la Inglaterra de Raymond Williams. La perspectiva
general de Said se resume en el siguiente párrafo, siguiendo un contraste
entre Lukács, “integrante de una lucha (la República Soviética de Hun-
gría de 1919)”, y Goldmann, “historiador expatriado en La Sorbona”:
* Al respecto, ver: raúl rodríguez freire, comp., La (rev)vuelta de los Estudios Subalternos: una car-
tografía a (des)tiempo, San Pedro/Santiago, Editorial IIAM/Ocho libros, 2011 [e.].
** Lata Mani, “The Construction of Women as Tradition in .... Places”, Inscriptions 5 (1989): 75-85.
▪
El sur: la otra mitad del condado de Santa Cruz: Watsonville, Castroville,
los campos de lechugas, los migrantes latinos, ... y naufragando, las nue-
vas y nomádicas fábricas de computadores.
Yo, mis padres y mis abuelos no llegamos a esta remota costa des-
de China, Japón, las Filipinas, México, Guatemala, Samoa, Cambodia,
Vietnam...
▪
Antes de mudarme a Santa Cruz, viví en el centro del mundo. El centro
era el Océano Atlántico Norte —para el Oeste capitalista, lo que el Medi-
terráneo había sido para Europa, desde Roma hasta el Renacimiento—,
una masa de agua alrededor de la cual reunirse, un espacio conocido por
el cual viajar. Mis primeros hogares estuvieron en la ciudad de Nueva
York y Vermont (mapa migratorio para un intelectual modernista). Es-
tudié y viví por algún tiempo en Londres, Filadelfia, Boston, París. Mis
padres, nacidos en Indiana, eran anglófilos. Atravesamos de lado a lado
el Atlántico Norte en bote, libro, memoria, genealogía. Protestantes an-
glosajones blancos.
Saber quién eres significa saber dónde estás. Tu mundo tiene un
centro que llevas contigo. Para Alce Negro, de los Sioux Oglala, las Coli-
nas Negras de Dakota y especialmente Harney Peak constituían el cen-
TEORÍA VIAJERA
EDWARD W. SAID
TEORÍA VIAJERA
RECONSIDERAD
EDWARD W. SAID A
NOTAS SOBRE TE
ORÍA Y VIAJE
JAMES CLIFFORD