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Seminario Permanente de Museología en Ámerica Latina

Tendencias en la formación museológica en México

Autor: Rodrigo Witker Barra


Nacionalidad: Mexicana
Adscripción: Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Dirección institucional: A. Juan de Palafox y Mendoza No. 208, Col. Centro, Puebla.
Correo electrónico: rwitker@hotmail.com

La intención de estas líneas radica en hacer un breve recorrido por la historia para tratar de
encontrar respuestas a cuestionamientos muy concretos que se presentan en torno a la
formación de profesionistas de museos en México. Nos interesa saber aspectos como, por
ejemplo, cuáles han sido los procesos académicos que se han realizado?, a qué sectores han
sido dirigidos?, qué criterios los utilizados para definir los contenidos de los programas?,
cuándo comienzan estos procesos?, quienes lo inician?, o qué evaluación logramos obtener
de ellos?, entre otros.
Para esto hicimos una revisión cronológica, desde principios de los sesenta a la fecha,
tratando de identificar aquellos ejemplos que nos dieran luz respecto de estas
interrogantes.
La certeza que tenemos es que esta información nos permitirá generar esquemas con los
cuales podremos contrastar, analizar y, en la medida de lo posible, corregir lo que
actualmente a nivel nacional se está, o estamos implementando en este sentido.
De inicio encontramos tres aspectos dignos de rescatar y que marcan tendencias dentro de
este recuento. El primero nos indica, precisamente, que no es sino hasta mediados de los
años sesenta que comienzan a impartirse los primeros estudios formales en materia de
museos en México, a través de los Cursos Interamericanos de Capacitación Museográfica1,
siendo la escuela que hoy nos aloja la primera en asumir dicho reto, aunque para esa fecha
tuviera un nombre distinto, el Centro Paul Coremans2; el segundo nos dice que, ante los

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Estos cursos eran financiados por la Organización de Estados Americanos e impartieron clases en ellos
destacados profesionistas nacionales, Felipe Lacouture y Alfonso Soto Soria entre ellos
2 Datos referidos en: 1997. Vázquez Olvera, Carlos. El Museo Nacional de historia en voz de sus directores.
México, Plaza y Valdés.

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escasos antecedentes, para esos tiempos, en el país o en América Latina en torno a estudios
formales de museología o museografía, el campo de estudio se fue conformando de
acuerdo a cómo éstos se iban identificando y perfilando a partir de su observación y de las
necesidad que de ellos se tenía en la propia práctica cotidiana y tercero, y muy curioso al
mismo tiempo, es que fueron las carreras de origen de las cuales provenían aquellos que se
dedicaron a las cuestiones museológicas y museográficas así como las técnicas y
procedimientos que iban desarrollando los que terminaron de delinear su objeto de
estudio. Arqueología, Antropología, Arquitectura, Historia, Historia del Arte, Conservación,
Pedagogía, Diseño y hasta Escenografía fueron las carreras de origen de estos especialistas,
y la Carpintería, Herrería, Serigrafía, Fotografía y Modelaje, incluso el diseño de aparadores o
escaparates las técnicas que más emplearon en sus procesos.
Adentrándonos un poco más en el tema, encontramos también que han sido dos las
grandes vertientes o, como decíamos, tendencias, sobre la que se han perfilado los diseños
de estas estructuras formativas, una que toma a la museografía como el eje fundamental de
acción y otra en la cuál predomina el aspecto museológico, cada una con sus propias
particularidades.

La museografía como un primer eje de intención.


Al ser definida la museografía como la posibilidad de materializar, de poner en escena los
resultados de los procesos museológicos, siempre se le ha tratado a desde una perspectiva
técnico-práctica, digamos operacional, donde la tendencia ha sido abordarla por medio de:
diplomados, cursos, seminarios o, en el mejor de los casos, como especialidad. Sus objetivos
responden, en la mayoría de los casos, a cubrir necesidades cotidianas identificadas en
tiempos y espacios acotados en el ámbito de los museos.
Ha sido, por lo tanto, atendida de una manera parcial, coyuntural y un tanto a la libre,
cualquier institución cultural o incluso los mismos museos, o empresas privadas que
prestan estos servicios, los imparten. Son procesos que no necesariamente tienen
continuidad ni seguimiento y adolecen, en la mayoría de los casos, de cuerpos colegiados
que permitan garantizar una adecuada vida académica
Sus objetivos han apuntado, generalmente, a la formación de personal operativo, a la
actualización de conocimientos y al perfeccionamiento de la operación técnica y sus

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procedimientos. O sea, al mantenimiento y operación cotidiana de museos y espacios


culturales, aunque últimamente han comenzado a diversificar su oferta incluyendo, por
ejemplo, temas relacionados a la generación y gestión de nuevos proyectos o a la curaduría
y las exposiciones. En resumen, buscan capacitar, actualizar y formar nuevos cambios de
recambio en operación y manejo de museos.
A lo largo de estos años se han impartido algunos centenares de cursos de este tipo, siendo
los que impartía la Escuela Nacional de Antropología e Historia de los más importantes. No
obstante, por su carácter predominantemente efímero, la mayoría de ellos no han dejado
documentación o registros que permitan su seguimiento y revisión más detallada. Es por
esto centramos nuestra atención en aquellos que lograron trascender esta situación
temporal y que dejaron huella por sus resultados.
El primero de ellos, el Curso de Museografía Aplicada del que egresaron más de 100 alumnos
y que impartió la ENCRYM de 1987 hasta 1995. Ocho de años de trabajo en los que se
formaron y capacitaron muchos nuevos museógrafos y una gran cantidad de docentes. Un
gran número de los egresados actualmente encabezan y dirigen equipos en los más
importantes museos del país: Museo Nacional de Antropología, Museo de Culturas
Populares, Museo del Palacio de Bellas Artes, Coordinación Nacional de Museos y
Exposiciones, entre otros.
Otro caso, también en 1987, es el Curso de Capacitación Museográfica en Provincia que
permaneció hasta 1995. Más de 200 trabajadores de museos de Oaxaca, Veracruz, Tabasco,
Chihuahua, Puebla y Estado de México fueron capacitados y pudieron actualizar sus
conocimientos respecto a temas museográficos.
Para 1988 la ENCRYM también atendió la demanda centroamericana y caribeña, más de 90
trabajadores de museos de Belice, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Santo Domingo y El
Salvador fueron capacitados a través de los Cursos Centroamericanos de Capacitación
Museográfica que financiaba la Organización de Estados Americanos.
Como resultado de este esfuerzo educativo, en 1990 la ENCRYM logra crear lo que hasta el
momento ha sido uno de los mejores ejemplos de museografía aplicada, nos referimos al
Laboratorio Museográfico de Acolman, que más que una instalación permanente, fue un

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espacio de reflexión y práctica donde los alumnos podían aplicar los conocimientos
adquiridos de manera directa sobre las instalaciones y áreas expositivas del inmueble.3
Durante los noventa otros dos cursos, esta vez a nivel de diplomados, son ofertados. El
Diplomado en Museonomía4 que impartía el museo Pinacoteca de Arte Virreinal de San
Diego del INBA y el Diplomado Universitario en Museonomía de la Universidad
Iberoamericana, en los cuales prevalece un esfuerzo por vincular a los contenidos
museográficos, un soporte y respaldo teórico basado en lo museológico. Ambos
desaparecidos después de unos años de operación.
De esa fecha a la actualidad se han experimentado innumerables experiencias más en este
sentido, basta citar por ejemplo el caso de Chiapas o Toluca, ambos entre 2007 y 2008
quienes han comenzado a realizar diversos cursos secuenciados para capacitar a su
personal, el Instituto Mexiquense de Cultura, impartiendo en conjunto con la Amprom uno
para los directores de museos, o el Coneculta de Chiapas, con cursos para trabajadores y
promotores de museos del estado. También están los museos de Monterrey o Zacatecas
quienes en repetidas ocasiones han impartido diplomados en temas museográficos.
Un último caso de trascendencia lo representa la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla con el Diplomado en Diseño y Gestión de Exposiciones.
Como una manera de reforzar su área de investigación sobre el patrimonio cultural, el ICSyH
de la BUAP creó desde 2005 este diplomado cuyos objetivos desde un inicio han girado en
torno a la capacitación de grupos de trabajo en temas referidos a la preservación del
patrimonio cultural mexicano con el fin de actualizar y mejorar los conocimientos y las
técnicas que se emplean actualmente para la gestión, difusión, diseño, turismo y promoción
de los bienes culturales que lo integran.
En estos 4 años de trabajo, un total de 50 alumnos, provenientes de diversos museos y
centros culturales de la ciudad han egresado de él y, entre otros, se ha podido crear una red
virtual de directores de museos, promotores, galeristas, artistas, museógrafos, diseñadores,
arquitectos y restauradores.
El plan de estudios lo conforman 10 materias o temas de estudios, cada uno con duración
de 20 horas dividido en dos módulos de 100 hrs. cada uno dando un total de 200 horas que

3 Alfonso Soto Soria hace referencia a él en: 1991 Malvido, Adriana. La mirada y el objeto. Museografía
contemporánea mexicana, Revista Miradas de papel, México, No.2 octubre
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La museonomía hace referencia a la relación entre museología y museografía, según definición de Alfonso
Madrid Jaime, quien fue responsable del diseño de estos cursos.

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se imparten durante siete meses. Museología, Documentación y Curaduría, Preservación y


Conservación, Gestión Cultural, y un Seminario de Reflexión Museológica (Estudios de
Públicos en 2008) son las materias del área teórica y, las del área práctica: Taller de
Proyectos, Diseño de Proyectos, Iluminación, Diseño digital y Producción museográfica. El
sistema de enseñanza-aprendizaje se basa en la aplicación de todos los contenidos
académicos de manera tal que permitan a los alumnos la concreción de un caso tomado de
la realidad. Para 2005 fue el Museo Universitario “Casa de los muñecos” de la BUAP, en 2006
la ex – Fábrica textil “La Constancia” y en 2008 el Museo de la Revolución Mexicana del Gbo.
del Estado.
Un último caso, sin duda interesante lo representa la Especialidad en Museografía,
programa que hasta el año 2007 desarrollaba la Encrym que, con una duración de un año,
dividido en tres semestres, permitía al alumno capacitarse en aspectos netamente
prácticos-operativos aunque, también es cierto, dejaba fuera gran parte de la formación
teórica, marcando una señalada y, a veces, incomprensible distancia con la museología.
Como vemos, podemos extraer varios elementos dentro de esta tendencia formativa. Por
un lado constatamos y se hace cada vez más evidente que la demanda por este tipo de
capacitación sigue en aumento, es preciso por tanto prestar mayor atención a su
formulación e implementación.
Esto nos lleva, inevitablemente a preguntarnos, ¿no será hora de pensar en formalizar este
tipo de cursos con miras a convertirlos en una licenciatura?.
Seguramente la posibilidad de concentrar estos conocimientos en un cuerpo básico de
contenidos y habilidades permitirá dar un respaldo formal y académico a estos cursos y
diplomados y, al mismo tiempo, logrará crear condiciones más apropiadas para desarrollar y
especializar a aquellos que decidan continuar con sus estudios de posgrado. Y ¿por qué
crece esta demanda si la posibilidad de inserción en el campo laboral es tan reducida?. Ese
es otro factor interesante a considerar, ya que la mayoría de quienes optan por estos cursos
son precisamente trabajadores que laboran en este tipo de instituciones, es público cautivo
que requiere de esta formación-actualización.
Resumiendo, el factor que merece más atención y que predomina en los ejemplos revisados
de estos últimos años es el referido a la manera de implementar el sistema de enseñanza-
aprendizaje. De manera sintetizada, el proceso se basa en ofrecer materias teóricas que
permiten analizar un objeto de estudio real, tomado precisamente de la realidad, con sus

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propias determinantes, para confrontarlo, para experimentar con él y ofrecer propuestas de


intervención por medio de proyectos de aplicación directa sobre la realidad observada a
partir de las materias prácticas.

La museología como segundo eje.


Estos cursos se imparten ya a nivel profesional, la tendencia es hacia los posgrados y el
recuento inicia necesariamente con la Maestría en Museología que por los años setenta
implementa también la ENCRYM.
El objeto de estudio se modifica, se transforma, se complejiza. Se recurre ahora a la
museología, para lo cual se le define, como muchos planteamientos europeos lo
establecían, como la “ciencia” del museo y, como es lógico, por sus características, se
imparten principalmente en universidades e instituciones de estudios profesionales
reconocidos por la SEP.
Tienen por objetivo formar profesionistas en las diversas áreas sustantivas del museo,
aunque, con el paso del tiempo, han comenzado a marcar una notable distancia con las
cuestiones eminentemente operativas y prácticas.
La historia se remonta, como decíamos, hasta 1978 cuando la ENCRYM, sin duda pionera y
pilar fundamental en estas materias, crea la primera Maestría en Museología. Con ella
comienza el proceso formal de concebir a la museología como actividad eminentemente
académica con miras a consolidar la profesionalización. Tuvo actividad durante seis años,
hasta 1983 y a ella concurrieron, ya sea como docentes o alumnos, muchos de nuestros más
connotados especialistas. Es interesante ver que, para esa época, la museografía era
considerada como una de sus materias sustantivas dentro de sus programas de estudios,
Después de esos seis años y durante una década, de 1983 a 1993, curiosamente dejan de
existir ofertas educativas a nivel de posgrado, no hubo institución universitaria que
asumiera esta tarea. En este contexto es la Universidad Iberoamericana UIA quien,
precisamente desde la academia, se plantea el reto de asumirlo creando para ello el
programa de la Maestría en Museos. Aunado al hecho de existir en un entorno universitario,
donde se propiciaba la planeación curricular a partir de cuerpos colegiados, es significativo
también el hecho de que se le proyectara como parte de un binomio, de una vinculación
muy recurrente en nuestros tiempos como lo es el arte y los museos. El programa estaba

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alojado precisamente en el departamento de historia del arte de la universidad y compartía


materias con la Maestría en Estudios de Arte, evidenciando rotundamente este vínculo.
La Maestría en Museos funcionó alrededor de 12 años de donde egresaron un aproximado
de 40 alumnos y fue cerrado y sometido a procesos de evaluación y pertinencia desde 2004
a la fecha.
Durante la década de los noventa la tendencia de los posgrados se fortalece de manera
rotunda con el surgimiento o resurgimiento de otras ofertas educativas. El Centro de Arte
Mexicano crea una Maestría en Museología también con una muy marcada intención de
vincular los museos con el arte y, la ENCRYM que decide reactivar nuevamente de manera
renovada los programas de su Maestría en Museología. Es alentador destacar que a la fecha,
ambas continúan vigentes.
Con el paso del tiempo encontramos que para mediados de 2000 surge una nueva maestría,
ésta vez en Gestión del Patrimonio Cultural, en la Universidad Iberoamericana de Puebla,
programa que sin estar al 100 por ciento centrado en contenidos museológicos, es una
propuesta que diversifica, pero al mismo tiempo complementa y hace más amplio el objeto
de estudio.
Por último, la Maestría en Estudios de Museos y Gestión del Arte que imparte Casa Lamm es
la más joven de las experiencias formativas en México. Inicia actividades en 2007 y también
presenta una tendencia a fortalecer los nexos entre el arte y los museos. El diseño del
programa pone énfasis en los seminarios de investigación con miras a reconvertir las
tendencias negativas que a nivel nacional en eficiencia terminal tienen este tipo de
posgrados.
Este resumido recuento nos hace ver y constatar tanto aciertos como errores e
inconvenientes que se presentan en este panorama educativo y que, al mismo tiempo
condicionan y determinan su desarrollo. La alarmante carencia de docentes que cumplan
con la formación académica requerida o el bajo índice de eficiencia terminal son algunos de
ellos. No debemos olvidar que por ejemplo, que el motivo por el cual se cerró el programa
de la Maestría en Museos de la UIA fue, aparte de su rentabilidad, la eficiencia terminal, los
alumnos simplemente no se recibían.
El programa de estudios que contemplaba 4 Seminarios de Investigación dedicaba
exclusivamente el último de ellos al diseño del proyecto de investigación que serviría de

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base a los alumnos para desarrollar su tesis. Esto resultó ser un lapso de tiempo muy
restringido para que el alumno definiera y concluyera al mismo tiempo su investigación.
Cosa similar ocurría con el antiguo programa de la Maestría en Museología de la Encrym,
vigente hasta 2007, aspecto que la nueva conformación curricular, implementada desde
principios de 2008, trata de corregir, poniendo mayor énfasis en el fortalecimiento de sus
Seminarios de Investigación y en las actividades de acción directa en museos por medio de
materias de práctica profesional.
Quizá mucho de los problemas que aquejan a los posgrados actualmente radica en el hecho
que no existe, vuelvo a insistir en ello, una carrera común, una licenciatura que permita
concentrar un conjunto de conocimientos básicos sobre la materia. No olvidemos que el
perfil de los aspirantes, al ser cada día más variado, ya que acuden a estos cursos egresados
de las más diversas profesiones, que aunque ofrecen un panorama rico desde la óptica de la
interdisciplinariedad, sin duda dificulta el proceso de una formación profesional común y
centrada en un objeto de estudio cada vez más amplio y complejo.
Otros elementos que no han sido todavía abordados, comprendidos ni asimilados del todo
lo representan, por ejemplo, la poca versatilidad de las modalidades de titulación que las
instituciones educativas ofrecen a los alumnos o, el bajo índice de profesionistas con
experiencia docente y especialistas en planeación curricular.
No olvidemos también que son muy pocas las veces, por no decir la menos de ellas, que la
opinión de los empleadores es considerada en la formulación de los planes de estudios.
En el mejor de los casos ha sido muy poco formal y muy poco rigurosa, en gran parte
debido a que es muy reducido el número de museos o instituciones privadas que integran a
sus procesos a los egresados y, a que la mayoría de estos empleadores forman parte del
sector público y por ende deben someterse a las condiciones que establece la burocracia
laboral.
Otro factor de peso que impacta de manera negativa, es el económico, mismo que
desalienta el estudio de estas materias. Hasta el momento son muy elevados los costos que
implican cursar estos programas.
Como se ve, son muchas más las tareas que nos quedan pendientes, la urgente necesidad
de crear o consolidar un corpus teórico, de fomentar e impulsar la reflexión escrita y la
conformación de centros académicos que respalden su estudio, entre otras.

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Es por esto que celebramos la realización de este Seminario en el cual, desde el simple
hecho de establecer contacto con colegas, conocer e intercambiar experiencias y el trazar
metas conjuntas nos hace ver que no estamos solos, que hay, por tanto, opciones de
corregir y mejorar en lo realizado.

BIBLIOGRAFÍA
1. 1978. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Programa de la
Maestría en Museología, México
2. 1985. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Programa de la
Maestría en Museología, México
3. 1987. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Programa del Curso
de Museografía Aplicada, México
4. 1990. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Programa del Curso
de Capacitación Museográfica en Provincia, México
5. 1990. Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Programa del Curso
Interamericano de Capacitación Museográfica, México
6. 1992. Instituto Nacional de Bellas Artes, Programa del Diplomado en Museonomía, México.
7. 1991. Malvido, Adriana. La mirada y el objeto. Museografía contemporánea mexicana,
Revista Miradas de papel, México, No.2 octubre 1991
8. 1993. Universidad Iberoamericana, Programa de la Maestría en Museos, México.
9. 1991. Universidad Iberoamericana, Programa del Diplomado Universitario en Museonomía,
México
10. 1997. Vázquez Olvera, Carlos. El Museo Nacional de historia en voz de sus directores.
México, Plaza y Valdés.

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