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1
Creencia que no varía y ejemplo de persistencia es la afirmación de Frederich Nietzsche: “Hasta se quiere
convertir a las mujeres en libre pensadoras y en gente de pluma. Como si la mujer no fuera para el hombre una
cosa perfectamente chocante y ridícula. Se las vuelve, día en día, más histéricas y más ineptas para cumplir su
primera y última función que es echar al mundo hijos sanos. Lo que a pesar del temor que se experimenta,
excita la piedad por esta gata peligrosa y bella que se llama mujer que parece más apta para sufrir, más frágil,
más sedienta de amor que ningún otro animal” (1980:238-239).
2
El término aparece como referencia europea para estos territorios.
3
Lebrón de Quiñones, Lorenzo (1977: 27-112).
Introducción 12
4
Zúñiga, (2000:62). Utilizo el verbo infinitivo sexar -que no existe en ningún idioma-como indicador del uso
de los genitales, para desvincular toda clase de referentes sexistas que se adjudican a la acción de unir los
genitales femeninos o masculinos. Un infinitivo como cualquier otro: comer, saltar, etc.
Introducción 13
como entidad que habla pero también que es hablada. Ante esto se día
buscar el apoyo de los aportes arqueológicos e históricos como ejes que
se entrecruzan, para visualizar a la mujer indígena en los discursos
expresados cuando narran la colaboraron que hicieron a la formación
económica, social y cultural de los Altepeme (pueblos) del Colliman y
también al cimentar la vida social en la Villa de Colima, durante la
invasión española, que les ofertó otras opciones sociales que no se
desarrollarán en este trabajo.
5
Véase Anexo No. 0.
Introducción 14
1. Los contextos
Figura No. 1.
Dibujo de un discurso funerario
Expresiones que indican que todo ser viviente fue considerado con
atribuciones diferenciales por sexo y con características distintivas 1 que
hacen que cada trozo nacido de tierra -cocida y moldeada- forme una
expresión que exigió técnicas especializadas al grabar diseños, líneas,
grecas y pigmentaciones, a fin de narrar representaciones simbólicas
que señalan cómo se acicalaban diferencialmente los humanos. Cuerpos
moldeados con exagerados caracteres sexuales secundarios que en la
mujer se indican con una vulva. Enunciados en los que se ostentan
órganos sexuales sin considerarlos obscenos ni eróticos, sino una replica
de formas humanas al igual que zoomorfas y naturales para ser
depositadas junto al cadáver en las entrañas de la tierra y, que ahora
quedan a veces custodiadas bajo cristales museográficos.
1.1. 2. La muerte
En cada escultura impregnada de significaciones externas, hay una
lógica de producción-circulación-consumo de enunciados creados sobre
la base de la concepción de la muerte. Elemento de un contexto implícito
que se vuelve tema sometido a distintas explicaciones en el transcurso
de la historia humana, pues es un hecho biológico al que se le ha
personificado, deificado, anatemizado y apologizado en distintos
escenarios culturales, para concebirla con percepciones ordinarias hasta
aquellas que la conducen a tener atributos divinos.
1
Las perras y perros de Colima describen en barro subclasificaciones llamadas en náhuatl: Chichi, Itzcuintli,
Xochiocoyotl, Tetlamin y Tehuizotl. Al parecer, los Xoloitzcuintli tuvieron un curso probable de Tai-Tai, China
hacia México. Los restos arqueo-zoológicos provienen del 2000 a. C. y, es probable que el Occidente del país
fue el lugar del origen canino que inició su dispersión por Mesoamérica a partir del periodo Clásico.
Los contextos 1
2
Kelly. I. (1980).
3
Campbell, (1991:86). Husain (1997:45) comenta: "La diosa es útero y sepulcro", mientras que Campbell
(1992:84) afirma:"En la mitología oriental he demostrado que los primeros recintos de templos conocidos en la
historia surgieron alrededor de 4000 a.C. y, por su forma, sugieren una referencia a los genitales femeninos,
específicamente, a la matriz de la diosa cósmica."
Los contextos 2
Discursos que en las épocas de auge de las tumbas de tiro, han sido
fechadas por los/las arqueólogas desde el 1500 a. C., en Guanajuato,
Zacatecas, Durango, Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán y Guerrero.
Narraciones que evidencian significantes etnográficos con escenas de
elección cultural para mostrar rasgos, cualidades, aptitudes, atributos y
Los contextos 2
Mapa 1.
Familia Yutonahua mexicana.
5
Véase Anexo No. 1.
6
El nombre de la familia proviene de la lengua Ute, que se habló en el norte estadounidense por grupos
asentados en Nevada, Utah y Colorado. El Azteca o Náhuatl desciende de grupos mexicanos y de grupos
centroamericanos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
7
Miller, W. (1967: 293-346) señala que el Hopi se derivó hace más de 5,500 años. En Sonora, el Pápago hace
4,500 años. El Cahita hace 2,500 años y el Náhuatl por lo menos hace 1, 500 años.
8
Manrique, L. (2000. 53-93) Sitúa la región Purhépecha en el 2,500 a.C. La región Otomangue en el 1,400 a,C,
y, el área del Náhuatl como constante migratoria en el 1,500 a.C., en adelante.
Los contextos 2
1.1. 6. La región
La situación geocultural del Occidente de México se extendió en los
actuales Estados de Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco,
Nayarit y Sinaloa. Una corriente cultural que compartió factores de
integración -con excepción de Guanajuato que se ubica en el centro del
país- por toda la vertiente del Océano Pacífico. Corredor de
intercomunicación de diversos pueblos que lo atravesaron en distintos
periodos y que obtuvieron influencias y movilidades culturales realizadas
desde la Gran Caxcana (Arizona, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango,
Coahuila y Zacatecas), para desembocar en contactos con poblados de
Jalisco. Asimismo, desde el Gran Nayar (Sonora, Durango y Nayarit)
hasta Jalisco y Colima y, también desde la Gran Purhépecha
(Michoacán) hacia
9
Manrique, L. (1989:13-26).
Los contextos 2
1.1. 7. El área
La actual geografía del estado de Colima, entre los espacios sinuosos y
extendidos entre las laderas australes del volcán y la llanura costera del
Océano Pacífico, presenta esculturas de mujer desperdigadas por toda el
área. En ellas se muestran rasgos distintivos semejantes y diferenciales
de determinaciones culturales, quizás recibidas por gente inmigrante del
10
Jiménez Moreno, (1956).
11
Este sentido es literal pero hay diversas interpretaciones. Véase Reyes García, Luis y Odena Güemes Lina,
(2001:241-275), “La zona del Altiplano central en el Posclásico: la etapa chichimeca”, en Historia antigua de
México, Vol. III.
Los contextos 2
norte, por la parte media del país y por la parte costera, lo que permite
adscribir el área a la región Centro-Occidente del país y considerarla
contemporánea a los procesos culturales, difundidos y evolutivos, por
contactos tempranos que algunos investigadores suponen con Panamá,
Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, a partir de la costa del Pacífico
(Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Colima, Jalisco y Sinaloa).12
12
Corona, E. (2001).
13
Swadesh, M. (1967). Propone que los préstamos lingüísticos del idioma quechua pudieron darse al idioma
purépecha desde las costas Michoacanas o viceversa.
14
Beltrán, J. (2001).
15
Las culturas peruanas de Nicoya y Guanacaste presentan en su alfarería, imágenes míticas mayas, mixtecas,
toltecas y aztecas, al igual que las etnias norteñas peruanas de la cultura Mochica en Cupisnique, Salinar y Virú.
16
Olay, A. (1977).
17
Véase anexo No. 2
18
Existen, en el Valle de las Garzas, Manzanillo, sitios sin explorar con extensión de 10 km. donde piezas de
cerámicas, de concha, barro y metal, proceden de estas etnias.
Los contextos 2
19
Olay, A. (1977), Schöndube, O. (1994).
Los contextos 2
torcida y agua en el
20
Figueroa, (1973:III).
Los contextos 2
21
Bravo, (1985:69:90).
22
Véase Anexo No. 3.
Los contextos 3
Una explicación del universo dual mítico perdido y reducido por los
hispánicos a un Dios único, todopoderoso y hombre pero que subsiste en
las culturas residuales indígenas que veneran todavía, con fiestas y
rituales, a las divinidades femeninas pero también una herencia cultural
Yutonahua que todavía los huicholes tienen al dividir de Oriente a
Poniente la ruta del sol por la bóveda celeste, pues al eje Norte-Sur lo
consideran secundario ya que representa el tránsito estacional del
astro.23 Funcionamiento del universo que midió su geografía física por
fases lunares (femeninas) y solares (masculinas) con criterios de
dualidad igualitaria y complementaria.
general para las costas del Occidente, de las que se excluye a Michoacán
24
por no tener correspondencias culturales con el Altiplano.
Este glifo fue usado para nombrar a la Diosa que mandaba con la
fuerza de la noche, con la fuerza de la luna, con fuerza mujeril y, al
parecer, patrona del sur de la cuenca de México y considerada, en el
mundo indígena, como la Madre-Mítica de la raza humana: "Mujer
serpiente", "Mujer de gemelos" y mito ancestral de fertilidad dual
(Torquemada: Monarquia Indiana, Lib. VI: 31). Palabra que permaneció
señalada por los españoles para referir al hombre vestido de mujer que
tenía poder igualitario al del Soberano en turno por ser magistrado y
considerado “virrey”.
24
La palabra Cihuatlán, aparece en la IV carta de Relación de Hernán de Cortés, en 1524 y, en la Matrícula de
Tributos del Códice Mendocino, que refiere al Cihuatlan del estado de Guerrero, tributario de Tenochtitlán, al
que confunden con Cihuatlán de Colima.
Los contextos 3
Figura No. 6
A. Venus de Lespuge B. Venus de Menton C. Venus de Moravany D. Venus de Willendorf
25
El historiador Pepe Rodríguez ubica mujeres en pinturas rupestres y, en barro que datan de 35 mil años a. C.,
que ponderan ideas idólatras hacia la maternidad. Estas concepciones hacen suponer que desde entonces la
mujer es signo estructurado y estructurante al que dieron dos significados: uno por situación corporal con
acciones concretas y, otro, por situación imaginaria con acciones divinizadas.
Los contextos 3
Pero otra parte, hay otra expresión continua del atributo divino a
las mujeres que aparece de manera simultánea en Tlatilco, en varias
regiones del Occidente del país y en casi toda América Continental. Son
esculturas que contienen un alto simbolismo en mujeres que presentan
dos cabezas a las que se les ha interpretado como símbolos de fertilidad,
por la idea obtenida del modelo de percepción romana que ofrece el dios
Jano.
Figura No. 7
A. Mujer de Tlatilco B. Mujer del Occidente de México C. Mujer de Colombia
26
Bourdieu, M. (1996).
27
León Portilla, M. (1991).
Los contextos 3
Figura No. 9
A. Cacica Purhépecha B. Cacica Nayarita C. Cacica Maya
28
Hiraoka, (1996).
Los contextos 3
1.2. 3. La lectura
Si las esculturas fueran consideradas como objetos discursivos que
sintetizan discursos sociales manufacturados con significaciones
compartidas y determinantes sobre las mujeres, la lectura topa
primeramente con cuerpos femeninos que contienen actos de
comunicación para intercambiar sentidos y un proceso de generación de
Los contextos 3
Por otra parte, la designación simbólica, hace que el signo valga por
sí mismo al tratarse de esculturas que pertenecen a un campo de
conocimientos capaces de irradiar significaciones siempre renovadas. Un
campo de conocimiento que parece imposible de representar porque en
29
Eco, H. (1975:62).
30
Panofsky. (1987:40).
Los contextos 3
femenino”.
31
Lamas, (1977:13).
Los contextos 4
2. Las mujeres
2.1.1. Guanajuato
Los purhépechas ubicaron a esta población viviendo en el "lugar de
cielo azul": Chupicua- “azul”+ -ro “lugar”.
Pueblos con chozas o jacales elaborados con
lodo, plantas y hojas de la región. Al parecer, la
gente de Chupícuaro1 extendió sus influencias
culturales hacia el Occidente y sostuvo
contactos con Teotihuacán, Durango, Puebla,
Tlaxcala y
2
Otto Shöndube las señala en Teul y Ricardo Jaramillo en ciudad de La Florida.
Las 5
2.1.3 Xalisco
Figuras No. 14
Mujeres de Jalisco
3
Las arquitecturas o “Guachimontones” se reparten por todo el estado. Apogeo
dado hacia el 200 al 400 d.C., sean de tradición Aztatlan o Teuchitlán (esta última
de fuerte influencia tarasca).
4
Es regular la aparición de esculturas de dioses: del agua y fertilidad: Tláloc
"tierra", Xipe-totec "renovación", Ehécatl “aire”, Tonan “madre”, Mixcóatl "nubes",
Mictlantecuhtli, “Señor de los muertos”, Huehuetéotl “Dios del Fuego” o
Xiuhtecuhtli “Dios solar”, que provee la idea de contacto con la corriente cultural
Olmeca.
Las 5
signos étnicos diferenciales. Las líneas espirales sobre sus senos son
similares a las de Chalchuites.
5
La cultura P’urhépecha conserva transformaciones culturales provenientes de una
antigua tradición que los arqueólogos ubican en Loma Alta (del 150 a.C. al 350
d.C.). Se junta con Chupícuaro (del 500 al 100 a.C.), con Chalchihuites (del 500 al
800 d.C.) y, con Hohokam (del 500 al 1200 d.C.) en el suroeste estadounidense.
Larga secuencia cultural del 150 a. C., hasta la fecha.
Las 5
6
En 1300 d. C., Zacapu y Pátzcuaro fueron agricultores y pescadores que tenían
como deidad suprema a la diosa Xarátanga. Los inmigrantes en el siglo XIII, como
pueblos recolectores y cazadores, rendían culto al dios Curicaueri.
7
El juego de pelota: Uarhukukua o papándu akukua, se llama en Sinaloa, Gome;
los Mapuches chilenos lo nombran Chueca. Juego de hombres y mujeres enunciado
en las maquetas de Colima, Nayarit y Jalisco.
Las 5
Figura No. 17
Mujeres de
Nayarit
8
Los primeros asentamientos en el actual estado de Nayarit se ubican en el 3000
a. C., en la Bahía de Matanchen. Del 350 a.C. al 600 a.C. algunos de estos grupos
emigraron hacia zonas lacustres del interior de la entidad. Del 700 a. C. al 1200 d.
C., trabajaron la cerámica, joyas, metales preciosos y figurillas en piedra. Época
del levantamiento de centros ceremoniales dedicados a Quetzalcóatl y uno de los
mejores ejemplos de este periodo se da en “Los Toriles”, Ixtlán del Río. Las
evidencias arqueológicas muestran una ocupación desde el Clásico hacia el 400 d.
C., que se prolongó, hasta entrado el Posclásico.
Las 5
región de lxtlán del Río, se hicieron con barro rojizo y naranja para
esculpir figuras de configuración desproporcionada y deforme.
Hombres y mujeres presentan deformación craneal, orejeras y
narigueras que exageran una fisonomía estilizada. Mujeres que
hacen gala de múltiples arillos de metal colgados en los lóbulos
de sus orejas a manera de aretes y en la nariz, a manera de
colgantes. Los diseños geométricos con pintura facial al igual que en
los usados para todo el cuerpo expresan, sistemáticamente en la
cara, una especie de grafía que alude a señalar al grupo étnico.
En
cambio, el otro tipo de discurso realizado en la
región de Compostela formula finos y elaborados
enunciados descriptivos de inigualable riqueza
expresiva.
2.1.6. Colliman
9
El ave de plumaje negro que llamamos zanate se alimenta de semillas. El mismo
pájaro recibe los siguientes nombres: en Cahita, chana o zana; en Pima, zazani;
en Tepehuan, zazane; en cora, zaná. Así, Tzana significa levantar el maíz en la
cosecha. Por lo que zanate es el cosechador y, el idioma náhuatl lo adoptó de la
palabra Cora. Tzana, en español quedó Chana, que probablemente sea nombre
para El Chanal “donde se cosecha”.
10
Tecomán probablemente significa “lugar de alacranes”. Aunque Sevilla del Río
(1986:43) y los basados en el Vocabulario de Fr. Alonso de Molina, impreso en
1571, indican que el término tecolli, significa “abuelo o tío hermano de abuelo”+-
man “lugar”. Por consiguiente, infieren que Tecomán significa "lugar de nuestros
abuelos"; pero no hay duda que las designaciones nahuas eran descriptivas y
topográficas y Tecomán no deja de ser lugar de alacranes.
Figura
No.
15 Las mujeres 57
intercambios comunicativos y
10
Sauer, (1997) .
Las 5
2.2.1 Mujer-cazadora
Uno de los temas recurrentes sobre la mujer indígena que se da por
ausencia de la actividad de mujeres-cazadoras. Acto que no
proviene de una línea cultural aislada, sino de múltiples
determinaciones gestadas en tiempos antiguos que fue
disminuyendo a causa de simplificar invenciones prácticas
requeridas para ejercer una vida cotidiana más práctica. Pero la
mujer-cazadora existió y, sin embargo, todavía hay ideas erróneas
como aquellas que sostienen que sólo los varones fueron cazadores
y que las mujeres sólo cocinaban lo traído por sus esposos. Ideas
estereotipadas que resultan de proyectar sobre el pasado, la
distribución de los roles genéricos actuales y postura androcentrista
que mantiene la creencia de que la caza fue exclusiva de varones, lo
que distorsiona en mucho, la participación de la mujer en los grupos
indígenas.
Las 6
11
Faulhaber, (2000:35).
12
Julián, (1986:30). Las formas simbólicas esculpidas en relieves, grabados y pinturas, hacen considerar
que nuestro universo simbólico no es más rico, sino más complejo, por causa de las representaciones que
identificamos con las instituciones.
13
Martín-Cano, F. (2002).
Las 6
Mujer-cuerpo
El cuerpo es un recipiente de acontecimientos discursivos
susceptibles de cualificarse
por temas pues en él
convergen conjuntos de
conocimientos sociales
representados por códigos
temáticos, situacionales y
culturales. Temas que
convierten a las mujeres en
Figura No. 20
Mujer de Comala y Mujer elefantina sujetas de discursos
asociados a su condición de género. Las configuraciones de sentido
en el barro se dan en cuerpos vestidos o desnudos, con apariencia
14
Los utensilios líticos aparecen de manera sistemática y similar en aldeas primigenias, fechados por lo
menos hace 12 mil años atrás, los nómadas dejaron puntas de proyectil bifacial tipo "clovis", utilizadas
por cazadores del altiplano del suroeste de los Estados Unidos y que aparecen en todo el país con una
antigüedad de de 13 mil años. En el estado de México con una antigüedad de 9 mil años.
15
Mirambel, (2000:224-254).
Las 6
Figura No. 23
Mujer de
Colima En los rostros, las esculturas detallan
identificadores que se debían mostrar ante los demás pues la cara -
a manera de presentación del personaje- era decorada con grecas o
tatuajes y diseños simétricos con pintura facial, que permiten
suponer que cada grupo étnico se reservó los suyos. Un estudio
detallado de ellos constituiría un vasto campo de tipologías étnicas
sobre la base de los patrones geométricos, y sobre todo,
considerando el valor del color -no como elemento de belleza- sino
como diferenciación y asignación demostrativa étnica que pudo ser
usado en las festividades.
Mujer-m adre
La función biológica de la mujer, como en toda tradición cultural
indígena, ha sido considerada importante por ser medio natural de
reproducción humana, lo que por supuesto no
anula la importancia de ser considerada
mujer- familia y mujer-persona. Esta
capacidad natural dio facilidad de extenderse
por toda la comunidad pero, marcada por el
hecho biológico de parir, hizo que a todas se
identificaran entre sí como grupo de género al
en
17
Chodorow, (1978).
Las 6
embarazo, los
18
Ver anexo 4.
Las 6
Mujer-agricultura
19
Mayr, (1989:18).
20
Husain, (1997).
21
Eliade, (1990: 140).
22
Girard, (1978: 730).
Las 7
23
Véase Anexo No. 5.
Las 7
Mujer-textil
El tema de la mujer-textil se desprende de las informaciones que se
perciben en las esculturas al estar vestidas con
lienzos fabricados por ellas. Una profesión de
habilidad textil que no sólo permitió fabricar la
impresión de significaciones sociales diferenciales
viabilizadas en las vestimentas, con signos que
señalan correspondencias étnicas y culturales, sino
una participación social de
productora fabricó con La antigua horticultura
Figura No.28
Mujer de vestimentas que aluden al cultivo de una especie de
Colima
algodón (Gossypium hirsutum, Gossypium barbadenses)
usado para fabricar con duras fibras obtenidas de especies24 de
ágave, ixtle, yuca, cáñamo y chichicaxtle Tzitzicatzli (Uticaria
24
Las finas fibras están mejor documentadas en restos textiles hallados en el norte: Tamaulipas, Durango,
Coahuila y Chihuahua y poco en el altiplano central o el Occidente de México, pero recurrían a ambas.
Las 7
altura de las rodillas, debajo de ellas o hasta los tobillos. Tres largos
de falda que aparece enlazada en las esquinas por la misma tela
como para asegurarse con una especie de cinturón o nelpiloni,
tejido con fibras de agave o algodón y costumbre ancestral proto-
mesoamericana.
en dominar los telares y los materiales con los que elaboraban sus
lienzos. Actividad que llegó a convertirse en labor castigada cuando
cometían alguna falla pues se consideraba actividad sagrada. Así, el
trinomio: mujer, telar y fertilidad, tuvo un sustento teológico
proveniente de la diosa Xochiquétzal que fue el mito de la primera
mujer tejedora y del dios Quetzalcóatl, quien se cree regaló el telar
a la mujer (Códice Florentino).
25
Ver anexo 6.
Las 7
Mujer-aldea
El tema sobre la mujer-aldea se deduce de la comunicación que
proporcionan las maquetas a escala donde las mujeres participan en
todos los ámbitos sociales de manera igualitaria en la comunidad.
Quizás sus diversas aportaciones en la diversidad de profesiones -
que se irán desarrollando en este apartado- fue derivado del
sedentarismo de comunidades semi-agrícolas con clanes cónicos de
identidad consanguínea bilateral y de la incipiente calidad
estamentaria en Colima, que marcó la construcción de aldeas
primigenias con casas hechas con materiales orgánicos
perecederos.
Figura No. 30
Maqueta de Colima y casa actual en San Gabriel, Colima.
26
Carl Sauer apoyado en las Relaciones de Lebrón de Quiñones, dice que Cuyutlán recibe su nombre de
la planta. Originalmente, Coyotlán, “lugar de coyules”, extendido por la costa del Pacífico, produjo una
palma conocida como cayaco (Attalea cobune) en las playas de Colima y Jalisco, con extraordinarias
semejanzas al cocotero Cocos (Nucífera asiática) aunque de fruto diferente.
Las 7
XIII.
Figura No. 31
Zona arqueológica de El Chanal Zona arqueológica de La Campana
Mujer-pareja
Figura No comunidades.
.35
Hombre de
Colima
Sin embargo, otros enunciados especifican
varones con una marcada ranura entre las piernas, sin saber si el
enunciado refiere a hombres homosexuales o a una deidad -
exhibida
en Nogueras-28 que podría
tratarse de un hermafrodita. Pero
para no arriesgar la
interpretación pasemos a las
expresiones dedicadas a una
especie de culto
fálico que se destaca por la
Figura No. 36
Hombres de medida descomunal del pene con
Colima
28
En la vitrina central del Museo Universitario “Alejandro Rancel Hidalgo”, en Nogueras, Colima.
Las 8
Conclusiones
1
“En resumen, los discursos que indefinidamente más allá de su formulación son
dichos, permanecen dichos y están todavía por decir”. Michel Foucault, (1982:9),
El orden del discurso, Ediciones Populares, México.
Conclusion 8
Anexos
Anexo No. 0
El análisis de contenido, como ayuda metodológica para la investigación en ciencias
sociales, fue tomado como guía para analizar lo discursivo en las esculturas de barro
femeninas. Esta técnica de investigación para algunos autores, se trata de una
metodología y, a veces, de un conjunto de conocimientos relacionados y relacionales.
Sin embargo, todos coinciden en que en la producción de un texto, es necesaria la
inteligibilidad de la superficie textual. Por esto, para la descripción de la variedad de
esculturas con cuerpo de mujer, se tomaron en cuenta 6 variables:
1. Aspectos de las relaciones externas para identificar contextos: funerarios,
geográficos y lingüísticos, que en fuentes y estudios antropológicos dan
informes sobre la región del Occidente de México y sobre el área de Colima.
2. Aspectos materiales para determinar la naturaleza de sus componentes: tierra,
barro, color, textura y tamaño.
3. Aspectos formales para identificar las características gramaticales: enunciados
en los cuerpos femeninos con la señalización de ornamentos.
4. Aspectos en sus características internas para entender “lo dicho” en mensajes
exhibidos con códigos asignados a ellas: maternidad, maternazgo, diferencias
corporales sexuadas, trabajo, participación social y relaciones sociales.
5. Aspectos de alcance sociológico para caracterizar a los posibles receptores
individuales, grupales e institucionales: discursos funerarios, discursos
alfareros y narraciones representativas de las agentes sociales.
6. Aspectos del alcance de los sentidos comunicados: con posibles significados
que se puedan atribuir al mensaje transmitido al describir situaciones sociales.
Como las esculturas no han sido analizadas bajo esta óptica, quizás, esta incipiente
propuesta de identificar determinados componentes sistemáticos en ellas, pueda
avanzar en los análisis del contenido arqueológico y caracterizar -con la situación
comunicativa- la producción discursiva de quienes emitieron los discursos funerarios.
Que no queden en el silencio, sino se abra un abanico de interpretaciones sobre las
extintas sociedades indígenas que en Colima expresaron notoriamente su vida
cotidiana y, en especial, las mujeres.
Anex 8
Anexo No.1
Muchos de los enredos sobre los idiomas hablados en el Occidente lingüístico de
México, surgen de la información que frailes, cronistas, estudiosos extranjeros y
nacionales, han hecho desde el siglo XVI que no toman en cuenta lo que afirmó L.
Manrique:1 “que ya formada Mesoamérica se habló náhuatl porque se caracterizó
como idioma comercial en las muchas poblaciones bilingües o trilingües de todo el
país”. Otra complicación más se da al no considerar la tradición de asignar nombres
náhuas a diferentes grupos étnicos que se nombraban por su lugar geográfico y
agregar que cuando migraban, se referían al sitio que dejaban al cambiar y, lo
llevaban para dárselo a una nueva población. Otras veces, cuando había más de un
grupo étnico en una población, aplicaban el nombre del grupo dominante para
diferenciarlos, los nombraban particularmente. En otras ocasiones, los grupos étnicos
que llevaban el mismo nombre, se auto nombraban por el idioma hablado. Esto
propició que en los estudios se tergiversaran topónimos, nombres de los idiomas y de
las etnias. Añadiendo que algunos informantes indígenas no daban a conocer estas
diferencias que ellos sí entendían. Así que, más que una multiplicidad de lenguas, a
veces, los registros refieren a gente que habitaba los poblados, inmigrantes,
extranjeros, gente no refinada y aquella que no pertenecía al grupo étnico.
1
Manrique, (1977:274).
Anex 8
confusión más, fue pensar que los grupos norteños apodados “chichimecas” no tenían
organización y andaban deambulando por todas partes del centro-Occidente del país
hasta hacer incursiones bélicas en regiones otomíes y purépechas; pero todas estas
comunidades norteñas, compartían actitudes culturales similares a pesar de las
pronunciadas diferencias en distintas épocas.
2
Véase Instituto Lingüístico de Verano: http://www.sil.org/mexico/taracahita/familia-taracahita.htm
Anex 8
Los yoreme comparten ese origen común que derivó a hacer dos culturas
hermanadas. Según la tradición oral, la palabra mayo significa "gente de la ribera".
Ellos se reconocen a sí mismos como "pueblo que respeta la tradición”. Su región se
localiza en la parte norte del estado de Sinaloa y sur de Sonora. Los rarámuri,
guarijíos, mayos y yaquis son el resultado de un proceso de redistribución étnico-
regional que transformó el carácter de estos grupos.
Los “pimas” fueron un grupo étnico que habitó la Sierra Madre Occidental
donde colinda el sureste de Sonora y el suroeste de Chihuahua. Pi ’ma significa: "no
hay, "no existe", "no tengo". Insistencia que los indígenas respondían a los españoles
cuando preguntaban por algo. Ellos se autonombran O'ob, que significa "gente,
pueblo". Pero se e hizo costumbre decirle pima a todo un conjunto variado de
sociedades indígenas compuestas por gente hablante de: tepehuan (o’dam y o’dami),
pápago (tohono o'odham), pima alto (akimel o'odham y o:bno'ok) y pima bajo
(névome). Han sido identificados por ubicación geográfica con aquellos de la zona
serrana divididos en tres subgrupos principales: ures, nebomes y yécoras.
3
Véase Universidad de Sonora; http://www.fisica.uson.mx/Sonora/Lenguas.html¨ /¨yaqui.
Anex 9
Los ures y nebomes desaparecieron como entidades étnicas pero los yécoras
aún conservan rasgos culturales propios y se concentran en la región de Sonora, al
igual que en Chihuahua. La lengua pi’ma pertenece al tronco yutonahua, compuesto
por los subgrupos taracahíta, nahua, rama pima. Se engloba en la familia sonorense
pero forma parte del conjunto de lenguas emparentadas tepehuanas (o'dam u o'dami)
de Durango.
Los estudios etnolingüísticos reconocen tres divisiones principales para ellos: los
hia'ched o'otham (gente de la arena), que habitan en la zona de los Pinacates y en
partes del desierto de Yuma. Los akimel o'otham (gente del río), también conocidos
como “pimas gileños” por vivir a orillas del río Gila, en una reservación cercana a
Phoenix, Arizona y, los tohono o'otham (gente del desierto), cuyos antecesores son
pápagos. A ellos, durante la época de colonización, se les llamó "pimas altos" y a
partir del siglo XIX a todos se les conoció como pápagos, que significa “comedores
de frijol" porque en eso consiste su siembra principal.
3. En Sinaloa, el área que colinda al norte con Sonora y Chihuahua, al este con
Durango y Nayarit; al sur con Nayarit y con el Océano Pacífico, al Oeste, con el Golfo
de California, el cual fue territorio habitado por grupos hablantes de idiomas aome,
zuake, tegüeko, sinaloa, choix y uite, que se originaron de una lengua naua
primigenia, siendo dialectos de una misma lengua madre anterior. De ellos sólo
subsisten, en Sinaloa, los hablantes de huasave, achiote, cahíta, tóame, totorame y
xixime.
desde los actuales límites con Sonora hasta el municipio de Sinaloa, por cahitas. En la
zona central, desde Mocorito hasta la ribera norte del río Piaxtla, por los tahues. En el
sur hasta Nayarit, por totorame. En el actual municipio de Culiacán, por pacaxee. En
la zona serrana, colindante con Durango, por acaxee y xixime que ocuparon los cursos
de los ríos de San Lorenzo, Piaxtla, Presidio y Baluarte, y que en Durango y Sinaloa
parecen tener subdivisiones: Aibine, Hine (en el río Piaxtla) y Hume (en los ríos
Presidio y Baluarte) y el Zuaque que pertenece a la rama Cahita del Yutonahua y se
ubica geográficamente en el curso del Río del Fuerte.
El grupo Totorame ocupó la faja costera al sur del río Piaxtla pero también se
extendieron por el territorio que hoy pertenece al norte del estado de Nayarit. Su
lengua fue variante del Cora nayarita del trono Yutonahua. Se asentaron en la
región de
Anex 9
Los idiomas de esta rama náhuatl se unen también por situación geográfica en
el lado en que Zacatecas colinda al este con San Luis Potosí, al sur con Jalisco y
Aguascalientes, al oeste con Durango. Se cree que antes de que los grupos nahuas
irrumpieran territorio zacatecano, los primeros habitantes de la región fueron grupos
de cuautinchantlacas, moquihuizcas, totomihuaques, acolchichimecas, tzauhtecas,
malpantlacas, texcatecas y zacatecas. Por el noreste, los pueblos de lengua irritila,
son conocidos como “laguneros” y con gente de lengua cácari en el pueblo de Nicolás
Bravo. Se encontraban en un pequeño territorio situado al sur de la actual ciudad de
Durango, que desarrolló un complejo cultural denominado Tuitlán. Asentados en
regiones de la Sierra Madre Occidental (Altavista, sierra y llanuras duranguenses) donde
Tuitlán, Teul y Juchipila tuvieron grupos conectados con el idioma Tepecano y
Tepehuan y, a través de ellos, con otros idiomas de la familia Pima.
4
Sahagún, (1975).
Anex 9
El sur del Zacatecas, habitado por caxcanes tuvo poblaciones tan lejanas como
Tlaltenango y Jalpa, en Jalisco, que reclaman ser sus descendientes. Las conexiones
culturales quizá se extendieron hasta Jalisco y Michoacán. Hay autores que sostienen
que las etapas migratorias desde el norte de Michoacán, Guanajuato, Aguascalientes y
sur de Zacatecas, hasta el noroeste de la Gran Mesoamérica, ayudaron a conformar
esa fase pionera que tuvo la cultura Hohokam, estadounidense, alrededor del año 100
d.C.
El tewi niukiyari está emparentado con el náhuatl, al igual que con el pima,
yaqui, pueblo, cora y tepehuano del sur, de la familia Yutonahua. Tanto el idioma
Cora (nayeri) como el wirrárika forman un subgrupo del grupo sonorense de la rama
meridional del Yutonahua con pocas diferencias entre ellos. Los “coras” concentrados
en los municipios del Nayar, Acaponeta, Rosamorada y Ruiz, en el estado de Nayarit,
se
Anex 9
Los hablantes cora abarcaron porciones del noreste del estado de Nayarit. Por
el norte con el estado de Durango, donde habitan tepehuanos y grupos de hablantes
apodados mexicaneros. Por el oriente, con Jalisco, habitado por huicholes y mestizos.
Al sur, con los ríos Jesús María y Chapalagana hasta el río Santiago y, al oeste, con la
localidad de San Pedro Ixcatlán y el río San Pedro. Todavía usan gentilicios
específicos para nombrar a los habitantes de cada comunidad cora, de tal manera que
a los grupos étnicos de Santa Teresa se les llama quamaruci, a los de Jesús María,
chusete y a los de Mesa del Nayar, yohke.
Los hablantes del Tepehuano habitaron una franja ancha del territorio que
atraviesa Jalisco, Nayarit, Durango y Chihuahua y conservaron su integridad étnica
hasta 1620, pero se movilizaron a lugares ocultos en la Sierra Madre Occidental para
evitar el esclavismo español, por lo que conservan muchos elementos de su cultura
ancestral. Los idiomas Tepehuanos se hablaron en "la región tres dedos" de Jalisco, al
noroeste en las ciudades de Tepec, Mezquitic y Colotlán. Su cultura todavía reside en
Jalisco, Chihuahua meridional y sureste de Durango. En cambio, los llamados
mexicaneros son grupos nahuahablantes asentados antes en el sur de Jalisco; fueron
llamados cocas, tenime y pinomes que convivieron en las cuencas laguneras con
coanos, tecozquines, tecuales, coras y huicholes. Por otra parte, existe un grupo
llamado Teco- Tecoxquin, de la rama náhuatl de la familia Yutonahua localizada al
sur de Nayarit y, en dos áreas del oriente de Michoacán.
Caxcan significa “no hay”, pues los españoles preguntaban por comida y cosas
a lo que ellos respondían “¿de dónde lo he de tomar?” Al parecer los caxcanes,
hablantes de tecuexe, coca y caxcan vivieron entre la frontera de Jalisco y Zacatecas,
mientras entre Jalisco y Nayarit las poblaciones (coanas, tecosquines, tecuales, coras,
totorames, zayahuecas) tuvieron un origen nahua aunque quizás otros no. Los cocas,
asentados en la ribera del lago de Chapala fundaron el cacicazgo de Cutzalan, hoy San
Juan Cosalá en el actual municipio de Jocotepec. Los caxcanes recorrían zonas de El
Teul, Tuitlán Tlaltenango, Juchipila, Teocaltiche hasta Aguascalientes.
El padre Antonio Tello comenta que estos “pueblos caxcanes son gente que
habla casi la lengua mexicana y precian de descender de los mexicanos [...] pero no
hablan la lengua mexicana tan culta y limada como ellos”. Es posible que la lengua
caxcan haya sido hablada por comunidades de Teocaltiche, Ameca, Huejúcar y a
través de la frontera, en Nochistlán y Zacatecas. Este grupo cultural dejó de existir
en los
5
Por ejemplo, en 1621, Domingo Lázaro de Arreguí, en su "Descripción de la Nueva Galicia" escribía
que eran 72 idiomas los hablados en la provincia colonial de Nueva Galicia.
Anex 9
inicios del siglo XIX. Por otra parte, la lengua tzaulteca fue hablada en el sudoeste de
varias partes del lago Chapala, incluyendo Ataceo y Sayula. Este último se le separa
porque ocupa dos áreas, una en la costa del Pacífico (al sur de Jalisco) y otra al
interior del estado (en el suroeste del Lago de Chapala) pero sigue siendo parte de la
división náhuatl del tronco yutonahua.
9. En Michoacán, los indígenas que habitan las regiones lacustres y montañosas del
centro, se llaman a sí mismos p'urhé “gente”. Se les conoce como tarascos,
“cuñados”, por la nominación impuesta por los españoles. En la región norcentral se
autonombran P'orhépecheo, "lugar donde viven los p'urhé". Región que se ha
subdividido tradicionalmente en cuatro regiones: Japóndarhu (lugar del lago),
Eráxamani (Cañada
6
Miller, W (1967:177).
Anex 9
de los once pueblos), Juátarisi (Meseta), la ciénega de Zacapu y antiguamente tuvo otra
región: Jurhío (lugar de tierra caliente).
7
Instituto Lingüístico de Verano: http://www.sil.org/mexico/nahuatl/familia-nahuatl.htm
Anex 1
Así, el tronco Yutonahua con sus familias y subgrupos reflejan ese estrecho
paralelo que existe entre la relación lingüística y la ubicación geográfica, pues
mientras más similares son los idiomas, se encuentran en un espacio geográfico
compartido. Los estudios lingüísticos sobre el Occidente de México, combinados con
datos arqueológicos, antropológicos, etnográficos e históricos, arrojan luces sobre
orígenes y relaciones de la gente que le dio composición multiétnica y multilingüística
a la región en la que cohabitaron variados grupos y sociedades indígenas.
Anexo No. 2
Los trabajos arqueológicos realizados en Colima van desde las descripciones de
viajeros en el siglo XIX, como las de Orozco y Berra (1868), Payno (1891), Fossey
(1844), Lumholntz (1904) y Seler (1903) fue en el Atlas de Miguel Galindo (1922),
cuando reportaron 17 sitios prehispánicos: 9 en Colima, 3 en la Cuenca del Salado, 3
en la Planicie costera, 1 en la Vega del Naranjo y otra en San José. En 1932,
Dusselhoff, reportó 4 tumbas de tiro con figurillas de barro. En 1939, Roque Cevallos
reportó un sitio arqueológico en el extremo sur de Salagua. En 1938, Isabel Kelly
obtuvo figuras antropomorfas en la región de Comala hasta Tecomán y sitios
funerarios al sur de los Órtices. En el Chanal y Periquillos, reportó conjuntos
arquitectónicos prehispánicos abundantes, tanto en la zona de Autlán-Tuxcacuesco, en
los límites del estado de Colima, con la parte sur de Jalisco y en 1970, fecha “La
Capacha”, entre 1870 a 1720 a.C.
Anex 1
Anexo No.3
María de los Ángeles Ojeda comenta en Las Diosas en los Códices del Grupo Borgia.
Arquetipos de las mujeres en el posclásico (www: arts-history.mx/diosas/cap5b.html),
que “las Cihuapipiltin, pasaban a formar parte, junto con los guerreros muertos en
batalla, al séquito del sol. Se dirigían hacia el poniente, Cihuatlampa -rumbo de las
mujeres- para acompañar al Sol en su diario recorrido. Eran equiparadas a los
guerreros y a las mujeres muertas en guerra y responsables de adulterios. Asimismo, a
las Cihuateteo corresponde regir ocupaciones mágicas de las mujeres. R. Thompson,
en 1975, comenta que entre los mayas la Luna fue considerada esposa del Sol. Patrona
de las mujeres, de la preñez, del parto, la procreación y también Patrona de la Tierra y
de sus productos. Hay argumentos que enlazan a las aves con el agua, lo que a su vez,
se relaciona de forma directa con la Luna. La representación de distintas aves
acuáticas en la cerámica certifica la importancia pues cuando finaliza el invierno se
dirigen hacia el rumbo de las mujeres, al Cihuatlampa.
Tzahui entre los mixtecos) con su esposa Chalchiuhtlicue, Diosa del agua, de fuentes,
ríos y lagos, en la región de Huitztlampa relacionada con lo húmedo.
Anexo No.4
La función de procesar humanos que el hombre deposita en la matriz de la mujer, se
ha magnificado sin tomar conciencia de que la fertilidad es fisiológicamente llevada
toda la vida por los hombres en sus testículos. Ignorancia de tiempos remotos que
desvinculó la paternidad al desconocerse como los causantes de la fecundación y que
todavía algunos sostienen, negando la responsabilidad de sexar con lo que sucede
nueve meses después. Otros modelos distintos e impuestos desde la invasión hispánica
señalados por las teorías de enfoque varonil heredadas, son tajantes al presentar como
natural la contradicción entre lo “masculino-femenino” para establecer ese
androcentrismo que caracteriza al desarrollo social como una línea cultural continua
que apoya la misoginia (repudio a lo femenino) y la ginopia (impide conocer lo
propio de las mujeres) con la finalidad de invisibilizarlas y negar la existencia de la
mujer como persona.
Anexo No. 5
La cultura mexica celebró a la diosa Mayahuel por inventar el proceso de sacar el
pulque del maguey. Sahagún comenta:"esta mujer comenzó y supo primero agujerear
los magueyes, para sacar la miel del que se hace el vino” (p. 898). Conocemos el
Anex 1
término para los hombres que efectuaban esta actividad como Tlachiqueros, pero
ignoraremos cómo se designaba a la mujer.
Anexo No.6
El color “sangre de tuna” fue usado para teñir telas al extraer de las hojas a las crías
de gusanos o cochinillas, con los que también se fabricaban “panecitos” para
venderlos en mercados a los pintores y tintoreros. Autlán, en Jalisco, fue el único
lugar que conservó, en el siglo XVI, el hacer “panes” de grana. Pasta que fue secreto
comercial por el proceso de refinación de la cochinilla. El sedimento moldeado en
forma de pastilla, ungüento o “pan” se usó como tinte en cosméticos, telas, sellos,
escritura y tributos. Por otra parte, Nochistlán, en Oaxaca, tiene este nombre por ser el
fabricante de cochinilla, como se indica en las Relaciones Geográficas de Yucatán.
Bibliograf 1
Bibliografía
Abreviaturas
AHMC Archivo Histórico del Municipio de Colima
CIESAS Centro de Investigaciones Superiores en Antropología
Social
CONACYT Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología
CNCA Consejo Nacional par a la Cultura y las Artes
FCE Editorial Fondo de Cultura Económica México
ICC-GEC Instituto Colimense de Cultura, Gobierno del Estado de Colima
IIA Instituto de Investigaciones Antropológicas
INAH Instituto Nacional de Antropología e Historia
U de C Universidad de Colima
UAG Universidad Autónoma de Guadalajara
UAM Universidad Autónoma Metropolitana
UAN Universidad Autónoma de Nayarit
UAP Universidad Autónoma de Puebla
UNAM Universidad Nacional Autónoma de México
SEP Secretaría de Educación Pública
SMA Sociedad Mexicana de Antropología
.
Obras históricas
La fuentes escritas por los conquistadores han dominado la historiografía del Occidente colonial y
también la de Colima, por lo que se dispuso del Archivo Histórico del Municipio de Colima, que
contiene documentos de variada información indígena y archivos de inventarios computarizados de
hace cinco siglos. Las Relaciones Geográficas de Nueva Galicia y de Michoacán junto con autores
clásicos han servido para derivar otro tipo de documentación que varía en folletos de divulgación,
revistas, investigaciones especializadas, novelas históricas, historias noveladas y temas locales que
se utilizaron para esta investigación.
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1524-1816. Colección Historia de los Pueblos indígenas de México, CIESAS-INI, México.
Obras metodológicas
Para medir la variedad cuantitativa y cualitativa de los posibles análisis que permitieron interpretar
la información del contenido en las esculturas, sus contextos externos e internos, se recurrió a
varias ramas de la disciplina social, entre las que destacan los estudios antropológicos que el
INAH proporciona en sus catálogos anuales. Otro tanto, las propuestas de estudios lingüísticos,
semióticos, sociológicos que dieron algunos instrumentos que sustentan el planteo del panorama
teórico adecuado a este trabajo.
los estudios arqueológicos e históricos para rescatar aspectos que se pudieran interrelacionar con
los enfoques que complementan el trabajo investigativo.
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