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El enfoque de las capacidades como teoría de la Economía del

Desarrollo y la Accesibilidad Universal

Introducción

La economía del desarrollo a lo largo de la historia ha tenido diversos enfoques que proporcionaban
un estándar de cómo medir el desarrollo de los países, pasando por el enfoque del PIB, de las
preferencias, de la elección, el enfoque de los recursos, entre otros. Sin embargo, en el último tiempo
se han desarrollado nuevos enfoques. Uno de los personajes más resaltantes en el estudio de estos y,
en general, de la economía del desarrollo, es Martha Nussbaum (1947). Ella es doctora en Filosofía
por la Universidad de Harvard y autora de diversos libros y artículos relacionados con el enfoque de
las capacidades, la ética, justicia social, y el género; demostrando así gran interés por la democracia,
los derechos humanos y la igualdad. En 2011 Martha Nussbaum publica el libro titulado “Creando
Capacidades: El enfoque del Desarrollo Humano”, donde analiza el enfoque de las capacidades y se
destaca la procedencia, ventajas, potencialidades, aproximaciones y limitaciones de este.

El desarrollo de esta reseña, reconstruye el capítulo 3 (“Una ContraTeoría necesaria”) del libro de
Nussbaum antes mencionado y estudia la influencia que pueda tener esta teoría en la formulación de
políticas públicas de accesibilidad. El mencionado capítulo tiene como objetivo analizar las diferentes
teorías del desarrollo y cómo los países se esfuerzan por alcanzar los estándares de estos modelos para
así ser capaces de proveerles a sus ciudadanos “una calidad de vida digna”. Finalmente, la autora
propone un nuevo enfoque capaz de responder preguntas problemas tales cómo: “¿qué son las
personas realmente capaces de hacer y de ser?” y “¿cuáles son las oportunidades reales que la
sociedad les ha dado para actuar y para elegir?” (Nussbaum, 2011: 80)

Nussbaum, como tesis central, indica que “el enfoque de las capacidades y los de los derechos
humanos coinciden en torno a la idea de que todas las personas tienen derecho a ciertos bienes
centrales en virtud de su humanidad misma, y que uno de los deberes fundamentales de la sociedad es
el de respetar y apoyar tales derechos.” (Nussbaum, 2012: 84) La perspectiva de Nussbaum es cercana
a la del enfoque de los Derechos Humanos, pues las capacidades que incluye (en su mayoría) dentro
de su teoría son las mismas que los derechos promulgados en la Declaración Universal y tienen el
mismo ámbito que los derechos de primera y segunda generación. Si bien son semejantes, también
tienen pequeñas diferencias, Nussbaum propone que los “animales no humanos” también tienen
derechos y presta especial atención a cuestiones de género, raza y otras con las que se critica al
enfoque de los Derechos Humanos.

Argumentación

Argumento 1- Enfoque del PIB

Si bien el PIB tiene como ventajas su facilidad a la hora de la medición, su transparencia e inmediatez
con el crecimiento económico (visto como un indicador relativo del rendimiento de un país y
explicado con la “Teoría del goteo”), Nussbaum menciona que “esa teoría ha resultado ser
cuestionable en varios sentidos” (2011: 68). Para ejemplificar la cuestionabilidad se presentan
estudios de Jean Drèze y Amartya Sen, donde se menciona que el incremento del crecimiento
económico no viene acompañado necesariamente de una mejora en la calidad de vida de la población
(estudio para India) ni se correlaciona con la aparición y estabilidad de la libertad política
(comparación de China e India).

La autora denota tres principales problemas con el PIB. La primera dificultad del PIB es seguir
teniendo fallas aún así solo se tuviera la intención de medir la calidad de vida en términos monetarios
y obviar el lado distributivo. La primera de estas es la existencia de mejores indicadores para esas
funciones: (a) el ingreso familiar medio real, para medir el nivel de vida o (b) el Índice de Gini, Theil
o Fischer para medir la distribución de la renta. Aún con estas fallas podría verse un punto a favor
para el PIB, en caso de correlacionarse con estos indicadores, pero esto no sucede realmente, pues
cada inversor tiene la posibilidad de regresar sus ganancias al país de origen y no contribuir al
incremento del poder adquisitivo de la población nacional. Otra de las fallas es que el PIB se mide en
términos brutos, es decir, no toma en cuenta la depreciación del capital en sus diferentes versiones.
Una falla extra encontrada por Nussbaum es la no inclusión en el PIB del valor del trabajo realizado
fuera del mercado laboral, siendo este un factor importante en la economía familiar y, por ende, social
del país.

Por otro lado, el enfoque del PIB no atiende a la distribución de la renta y bienestar, provocando que a
pesar de que se tengan niveles altos de PIB, se presentan grandes desigualdades en el país. El
crecimiento económico (medido por incremento del PIB) de los países, se enfoca en el aumento del
volumen total de renta que se percibe en un país; pero se ignora la posibilidad de este aumento solo lo
perciba una pequeña parte de la población que impulsa el crecimiento nacional. Como no se presta
atención a la redistribución de ese ingreso, se desconoce la parte de la población que no tiene acceso a
estos beneficios monetarios y aún peor, accesos a servicios básicos que se obtienen principalmente de
esta renta. En otras palabras, el enfoque del PIB no indica quienes poseen la riqueza, qué sucede con
quienes no tienen o si hay segmentos sociales que se encuentran privados o marginados.

Por último, se menciona su incapacidad como indicador de expresar lo que es necesario conocer
sobre la calidad de vida de las personas. Aún así la población posea determinada cantidad de renta,
eso no origina que las personas encuentren un nivel satisfactorio en salud, educación, calidad del
ambiente, oportunidades de empleo y otros; es decir, existen muchas otras variables que generan una
causalidad entre tener nivel dado de ingresos y una adecuada calidad de vida. Es más, se dice que el
PIB redirige la atención sobre asuntos meramente monetarios y deja de lado asuntos urgentes
simplificando la idea de que el incremento del PIB por ciudadano causa un “buen” desarrollo.

Enfoque utilitarista

Cuando nos adentramos en el segundo enfoque analizado, percibimos en el utilitarismo por fin el
componente humano en un indicador económico que se “interesa” por las personas, sin embargo la
autora se encarga de desmentir tal afirmación, puesto que, como ella lo indicó “El enfoque utilitarista
entendido como indicador de la calidad de vida en una nación presenta cuatro problemas que lo hacen
menos democrático de lo que parece y lo convierten en una guía engañosa de cara a la elaboración de
políticas públicas.” (Nussbaum, 2011:74). Para empezar, esta teoría presenta un error similar al
encontrado en el enfoque del PIB, para alcanzar un máximo de utilidad se ignora la posibilidad de que
existan minorías en sufrimiento, es más, se justifica esa clase de marginación con tal de prevalecer el
bienestar y satisfacción de la mayoría de personas. En las estadísticas estos países serían considerados
ejemplos de buen desarrollo cuando no lo son.
Además de esto, a los términos placer o satisfacción se le adjudica la capacidad de abarcar los
diversos aspectos de la vida humana en uno solo, cuando en realidad son todos distintos y así mismos
difíciles de determinar la forma de medirlos. Conceptos amplios deben ser encasillados en simples
escalas numéricas ya que solo se busca la obtención de un indicador, con características de unicidad
que obvie las ya demasiadas y complejas necesidades humanas de cada ser individual. Incluso para
versiones del utilitarismo en donde se hablan de dos formas de determinar la satisfacción, tanto de
manera subyacente como de manera intrínseca en las elecciones, Amartya Sen, demuestra que esos
modelos no obedecen siquiera los axiomas de racionalidad, entre ellos el de la transitividad.

Una tercera y muy importante objeción a este modelo, es la que nos demuestra que las preferencias y
satisfacciones tienen la característica de formarse de acuerdo a las condiciones sociales, es decir, estas
no están adheridas a nosotros al momento de nacer, por lo que no pueden considerarse como el
resultado del sentimiento de la persona realmente plena sino, de una acostumbrada o resignada a un
estilo de vida con limitaciones que no pueden ser modificadas. Cuando nos habla de estas preferencias
adaptativas, nos explica que las condiciones económicas y sociales tienen gran influencia, de hecho,
en nuestras expectativas, nuestras formas de definir el buen o el mal vivir, nuestra salud, entre otros
aspectos más.

Por último, el utilitarismo tiende a justificar los medios para obtener su fin, que de manera repetitiva
se ha recordado que es la satisfacción. Es por este motivo que se menosprecia las libertades
individuales de obtener placer derivado de de la capacidad de elegir y actuar de cada persona, para
por el contrario, llevarnos a un “estado pasivo de satisfacción”, que termina siendo totalmente
inadecuado al no respetar la dignidad humana. Este es un enfoque donde prima un bienestar que ni
siquiera se calcula correctamente, que pasa por encima de las situaciones individuales de las minorías
que viven en desigualdad, pobreza, e incluso ignora lo que realmente abarca el concepto de placer y
cómo obtenerlo.

Enfoque de los recursos

El enfoque de los recursos se centra principalmente en la asignación igualitaria de la riqueza y la


renta, por lo que solo es importante la cantidad de recursos que tiene un país en la medida que tenga
una buena distribución de estos. Sin embargo, no está exento a la crítica de la autora, pues se
considera que “Para empezar, la renta y la riqueza no son buenos indicadores representativos de
lo que las personas son realmente capaces de hacer y de ser. Cada individuo tiene necesidades
diferentes de recursos para alcanzar un nivel similar de funcionamiento, y también tiene
facultades y aptitudes distintas para convertir recursos en funcionamientos.” (Nussbaum,
2011:78). En síntesis, el principal problema de repartir todo de manera equitativa es la no concepción
de que no todos podemos subsistir con la misma cantidad de renta, algunos como es el caso de los
niños y las mujeres embarazadas, necesitan mucho más para tener la capacidad de funcionar, y este
debería ser el objetivo de toda política de gobierno. Además de esto, una política de repartición
equitativa permite que se mantengan las desigualdades sociales, pues para acabar con estas sería
necesaria la participación del gobierno específicamente en tales sectores marginados, lo que no es
compatible con la reasignación de recursos que propone. Un país PIB per cápita distribuido
equitativamente no nos da certeza de que de igual forma todas se les asigna a las personas los mismos
bienes y las mismas libertades, el dinero no nos cura como sociedad, si vivimos por ejemplo, en una
sociedad racista o patriarcal, así poseamos la misma riqueza, la marginación no acabará.

Las capacidades y la cuestión de la medición

Ahora bien, cuando hablamos sobre el enfoque de las capacidades, de acuerdo con la autora“...en
cualquiera de sus formas — tanto la de la teoría comparativa de la calidad de vida empleada por Sen y
por los economistas del desarrollo influidos por él, como la de la teoría de la justicia mínimamente
exigible que yo he desarrollado —recalca la heterogeneidad y la inconmensurabilidad de todas las
oportunidades o capacidades importantes, la importancia de la distribución, y la escasa fiabilidad de
las preferencias como indicadores de los objetivos que merece la pena perseguir.”(Nussbaum, 2011:
80). Es en este momento cuando se pasa a hablar de la cuestión de la medición de todas las
capacidades y oportunidades que ofrece un país. Principalmente se habla del IDH, que es la
ponderación de datos sobre esperanza de vida, desempeño educativo y el PIB per cápita, este es un
indicador a primera vista bastante simple, pero se encargó de dar pie a poner en énfasis factores de
desarrollo que antes no eran tenidos en cuenta para clasificación de los países. Es así como, a partir de
este, la gente se empieza a interesar por lo que se encuentra detrás de los datos superficiales.

Gracias a la implementación del IDH se le han ido añadiendo poco a poco más valores desagregados a
la medición, volviéndose más específicos y reveladores. Como es el caso del IDG y el MEG, el
primero de estos hace referencia al desarrollo relativo al género, que evidencia las desigualdades
existentes entre hombres y mujeres; el segundo, es una medida del empoderamiento de género, que se
interesa en el acceso de las mujeres a cargos directivos y políticos. Por lo tanto, lo que sí es observable
en estos informes es que deja de importar el común indicador con valor numérico, sino que se centran
en diferentes capacidades específicas de los países.

Entonces si lo que nos cuestionamos es sí las capacidades pueden ser medidas, la respuesta es
afirmativa, se pueden hallar formas de medir dichos valores aunque esto no sea tan sencillo como
parece. Es así como la autora nos explica que no todas las capacidades pueden ser medidas de manera
cuantitativa, por lo que se hace necesario el uso de métodos cualitativos, como lo es “la forma
discursiva de análisis” para discusiones complejas como las relacionadas a los derechos humanos.

Enfoques basados en los derechos humanos.

En este apartado se habla de las similitudes y diferencias entre el enfoque de las capacidades y el de
los derechos humanos, “En ciertos e importantes sentidos, el enfoque de las capacidades complementa
los enfoques convencionales de los derechos humanos, entre otras cosas, por su explicitud y su
claridad filosóficas a propósito de las nociones básicas relevantes y por el atractivo de sus
formulaciones específicas.”(Nussbaum, 2011: 84). Por ellos, se esclarece la relación entre los
derechos humanos y la dignidad humana, también entre los derechos humanos y los de otros seres
sensibles, y finalmente entre los derechos y deberes humanos.

Primeramente, para la distribución adecuada de los derechos se debe estructurar políticamente la


nación, es decir, establecer los deberes correspondientes a cada ciudadano y a cada país, estos últimos
dependiendo de su capacidad económica tendrán además deberes con los países de escasos recursos.
Para que una nación sea justa, según la autora, “un gobierno ha de responsabilizarse de la presencia de
las 10 capacidades de mi lista entre sus habitantes”(Nussbaum, 2011: 85). Por esta razón, Nussbaum
crítica rotundamente el entendimiento de los derechos como la no intervención del Estado, puesto que
para garantizar que estos se materialicen debe observarse una participación activa por parte del
gobierno. La participación activa entendiéndose como la protección ante la intromisión de otras
entidades, la posibilidad de renunciar a los derechos por necesidad y de cualquier tipo de
discriminación.

Por otro lado, para el enfoque es imperativo el reconocer que no hay diferencia entres los derechos
políticos y civiles (derechos de primera generación), con los económicos y sociales(derechos de
segunda generación), puesto que debido a la necesidad la participación del gobierno todos los
derechos principales están condicionados a los del segundo tipo. Si una persona no cuenta con la
capacidad económica y las condiciones sociales necesarias para hacer goce de sus derechos
primordiales y, el gobierno tampoco se interesa por brindar dichas oportunidades , nunca se podrá
considerar que esta pueda conseguir una calidad de vida digna.

¿Cómo se aplica el enfoque de las capacidades en la formulación de políticas públicas de


accesibilidad?

Aplicar el enfoque basado en Derechos Humanos dentro de las políticas públicas tiene como
fin primordial generar avances en la lucha contra las desigualdades sociales, económicas, la pobreza,
la discriminación y relaciones donde no se pronuncia la equivalencia de poder; estando todos estos
problemas presentes en la sociedad.
Ahora bien, la accesibilidad se ve limitada por distintos tipos de barreras presentes en el
entorno, comprendiendo este el contexto físico (la vivienda, las ayudas técnicas que se utilizan…),
como el social (la ayuda formal e informal, las oportunidades de realización de actividades sociales,
etc.) (Alonso, 2016). En estos entornos la población en general se encuentra con productos o servicios
que no pueden utilizar adecuadamente o con total autonomía a causa de la existencia de barreras; la
presencia de estas barreras en el entorno que limitan la realización de las actividades de
desplazamiento y uso de las personas en general, poniendo mayor énfasis en las personas con
discapacidad y movilidad reducida, dificultando así el ejercicio de su autonomía. Por tal motivo, es
una cuestión primordial que la detección de dichas barreras -su localización o individualización-
conlleve a la participación de las propias personas con discapacidad.
Sala y Alonso (2006) y teniendo en cuenta las medidas sugeridas por la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad (2006) a causa de las barreras, ya sea en el entorno
urbano, en los servicios o en los equipamientos, muchas personas ven limitada su autonomía y su
bienestar; siendo estas barreras las siguientes (a) barreras vinculadas al entorno construido urbano y
edificatorio, (b) barreras vinculadas al transporte y sistema de movilidad, (c) barreras vinculadas a la
interacción con el entorno, utilización de las nuevas tecnologías, comunicación e información y (d)
barreras culturales y sociales. Teniendo en claro la existencia de las barreras en el entorno en el que
cada individuo lleva su vida, el presente documento intentará responder cuales son las causas que
llevan a la presencia de estos diferentes tipos de barreras.

En primer lugar, se encuentra que existe una percepción de alto costo y baja rentabilidad de la
Accesibilidad Universal. Ante esta situación, lo primero es aclarar que la accesibilidad es un bien
económico, dado que estos tienen un coste y son escasos. La disponibilidad de este es condicionada, a
su vez, por el mercado y sus características (Alonso, 2016). La percepción del costo de este bien es un
tema que se pone en tela de juicio. Se dice observar una sociedad que de forma creciente se percibe
como compuesta por ciudadanos discapacitados no saludables y costosos (Naue & Croll, 2010).
Sin embargo, esta percepción, según varios autores es errada y se puede evitar. Tal es el caso
de la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid (2000), que sostiene que áreas
públicas como las intersecciones presentadas en las vías de tránsito poseen características con ventajas
en costos y usos. Analizando las intersecciones convencionales a nivel se afirma que tienen bajo costo
de construcción y mantenimiento, las intersecciones semaforizadas no implican mayor ocupación de
suelo, otros espacios como las intersecciones giratorias resuelven todos los movimientos, incluido el
cambio de sentido, generando de esa manera una ventaja sobre las otras adecuaciones. Mientras que
las intersecciones parciales a distinto nivel poseen una menor ocupación de suelo y costo de
construcción que los enlaces.

En base a lo anteriormente mencionado, podemos desprender que, en algunas circunstancias,


la accesibilidad es un bien costoso; sin embargo, se van consiguiendo mejoras en su rentabilidad
generando ventajas para la población objetivo y la sociedad en general. Una de las maneras en las que
se está buscando mejorar el nivel de rentabilidad es uso del Diseño para Todos en el proceso
proyectual, la manera de asegurar el acceso y disfrute de los entornos construidos a todas las personas,
sin que exista la necesidad de llevar a cabo adaptaciones posteriores para personas con necesidades
específicas; adaptaciones que, en la mayoría de los casos, son más costosas y, en otros, va en contra de
la definición espacial de un entorno (Alonso, 2016). A su vez la Convención sobre Derechos de las
Personas con Discapacidad busca «promover el diseño, el desarrollo, la producción y la distribución
de sistemas y tecnologías de la información y las comunicaciones accesibles en una etapa temprana, a
fin de que estos sistemas y tecnologías sean accesibles al menor costo» (Comisión de Derechos
Humanos ,2006).

No solo los Organismos Internacionales van cambiando esta manera de enfocar la situación de
la población afectada, las empresas también van viendo que una mejora en materia de accesibilidad es
beneficiosa y rentable, tanto en el aspecto humano y económico (Boudeguer, et al., 2014). Estos
autores mencionan que las personas con discapacidad (un segmento de la población objetivo de esta
política) con una capacitación adecuada pueden realizar múltiples actividades, independientemente de
la discapacidad que tengan. Asimismo, mencionan que estas personas con alguna discapacidad tienen
mayores dificultades para acceder al mercado laboral, pero que estas causan un nivel más alto de
motivación y genera una mayor rentabilidad y mejora en la imagen social de la empresa, para el
empleador.

En segundo lugar, se encuentra que existe un evidente desconocimiento de la materia y


soluciones limitadas. Ante ello Iwarsson & Stahl (2003) mencionan que hay muchas maneras de
enfocar la accesibilidad, que estos comprenden aspectos personales, ambientales y espacios donde
estos enfoques se integran. Sin embargo, a pesar del grado común que alcanza la palabra
“accesibilidad”, el desconocimiento de su significado es importante. No existe una definición no
ambigua para aislar estos componentes.

Además, se conoce que la discapacidad, como fenómeno de estudio, no ha recibido la


suficiente atención por la literatura académica en el caso peruano. Una frecuente causa para ello es la
escasa y desigual disponibilidad y accesibilidad a la información de calidad, lo cual genera grandes
desincentivos para aquellos que se interesan por este tópico. Asimismo, también se sabe que, a pesar
del aumento de la calidad de la información, el volumen de búsqueda y resultado en el tema no sufre
mayor variación (Maldonado, 2007). Como menciona el SENADIS (2019), en la sociedad, existe una
marcada utilización de palabras que denotan un desconocimiento de la discapacidad, haciendo que se
llegue al uso de ofensas, generando así que las creencias erradas sigan marginando a la población
discapacitada.

Un indicador relevante para explicar el desconocimiento del tema es el desconocimiento del


significado del concepto. Según una encuesta realizada en España realizada por Alonso & Kuschick
(1999), el 15.3% de la población encuestada acepta desconocer el significado de accesibilidad.
Mientras que un 10.9% aproxima el concepto a una “accesibilidad económica”, siendo esta y las
siguientes respuestas lejanas al verdadero concepto de accesibilidad. Según resultados de la misma
encuesta, los hogares más afectados son aquellos que cuentan con miembros discapacitados,
precisamente los que más desconocen el concepto de Accesibilidad, especialmente si son residentes
en ciudades de menor tamaño (Municipios pequeños). Las estadísticas presentadas son comprobadas
por Alonso (2016), quien afirma que ha sido un fracaso el poder incorporar a nuevos agentes en la
tarea de concebir y transformar los entornos de una manera más cercana a las realidades de la
sociedad. Una de las causas principales es el desconocimiento y desinterés académico que, a su vez,
se basa en la falta de referentes teóricos, de información estadística y de trabajos empíricos de calidad.

También encontramos que existe una marcada indiferencia y fractura social en la sociedad que
explica la existencia de barreras físicas, sociales y tecnológicas. Se conoce que la sociedad peruana es
fuertemente jerárquica y excluyente, posee altos niveles de discriminación en contra de la población
andina y afrodescendiente, y donde la riqueza y niveles de ingresos se centra en su gran mayoría en un
solo sector. Estas marcadas tendencias llevan a que sea necesaria una toma de conciencia colectiva y
se busque una reivindicación social frente a esa realidad que es indiferente ante las necesidades de la
población en la vida diaria. Se postula que, según uno de los enfoques existentes en el Plan Nacional
de Accesibilidad 2018-2023, «la discapacidad no es un problema individual, sino que se ubica dentro
de la sociedad y tiene que ver con elementos relacionales». Además, se menciona que la problemática
se aborda principalmente por las barreras ambientales y sociales; como lo son transporte, actitudes
discriminatorias y los estereotipos negativos.

El aspecto social es un factor importante para la existencia de barreras que limitan la


accesibilidad adecuada de toda la población, en especial a la población con discapacidad y con
movilidad reducida. Según la Vicesecretaría General de las Naciones Unidas, “el número de personas
con discapacidad que viven en la pobreza y el hambre es mayor, y en algunos países el doble, que el
de la población en general”. También afirmó que las personas con discapacidad enfrentan más
barreras para acceder a la atención médica. Además, dentro de este segmento poblacional “el
porcentaje de personas con discapacidad que trabajan es la mitad que las personas sin discapacidad”.

Finalmente, se indica que otra variable que tiene efectos directos sobre nuestro problema
público es la debilidad en la capacidad de gobierno y de gestión de las autoridades de los distintos
niveles de gobierno.

Como manifestó Jǿrgen, K. (2001): «Las administraciones públicas deben proveer servicios a
medida para satisfacer las demandas de los usuarios en cuanto a facilidad de acceso (en sentido
amplio), buena coordinación y orientación al usuario» (citado en Rapoport, A. & Alonso, F., 2005).
Sin embargo, otra es la situación, una en la cual las administraciones públicas ven mermada su
capacidad de gobierno y gestión por diversos motivos, entre ellos sus propias capacidades de gestión.
Se nota que esta realidad es recurrente en la mayoría de las sociedades. Tal es el caso de España,
según un estudio de Sala, E. & Alonso, F. (2006), en las tareas de mantenimiento y gestión del espacio
urbano, los planes urbanísticos, proyectos de urbanización, mobiliario, jardines, obras, en las
actividades de uso y funcionamiento de la ciudad no se tenía en cuenta la accesibilidad. Tal es el caso
que las ordenanzas municipales, la legislación, los técnicos, operarios de obra, las normas
urbanísticas, los funcionarios, policías y ciudadanos no incluían accesibilidad, en las tareas de
mantenimiento y gestión del espacio urbano, en las licencias, aprobación y ejecución de los proyectos
no se tenía o no tenían en cuenta la accesibilidad.

3. Conclusión

En el capítulo 3 se realiza un recorrido analítico de las teorías de desarrollo más dominantes


en la actualidad y argumenta por qué dichos enfoques no dan respuesta a la necesidad de los países
por alcanzar una calidad de vida digna. El enfoque del PIB, el enfoque utilitarista, el enfoque basado
en los recursos y los enfoques basados en los derechos humanos presentan limitaciones en sus
estimaciones porque no tienen en cuenta los derechos y capacidades de las personas.
Por su lado, para el enfoque del PIB existen medidas meramente numéricas que son mejores
que este indicador, también cubren las desigualdades bajo un promedio nacional alto que no repara en
distribuciones, y por último le otorga un carácter numérico y de unicidad a la medición de la calidad
de vida, que de por sí es un concepto bastante complejo.
El enfoque utilitarista con sus cuatro principales problemas que son, ignorar las dificultades
de las minorías y grupos marginados, intentar encontrar unicidad y conmensurabilidad donde no se
puede, no reconocer la maleabilidad de las preferencias y la concepción de la satisfacción y por
último, fijar el objetivo de la mayor satisfacción sin reparar en los medios para la obtención de este fin
y la importancia que le dan las personas a la libertad.

Los enfoques basados en los recursos que buscan la repartición equitativa de la renta aunque
buscan ser más justos, terminan provocando que la marginación social se mantenga constante, pues no
solo se necesita distribución igualitaria de riqueza sino también de derechos y oportunidades, esto
implica mayores gastos gubernamentales en determinados grupos poblacionales.

Cuando nos adentramos finalmente en el enfoque de las capacidades, se propone pues, la


forma de medir las capacidades de las personas y demostrar que existen índices como el IDH, el IDG
y el MEG, que poco a poco se van enfocando en una forma más humana de medir el desarrollo en los
países. Existen métodos de medición cualitativos como “la forma discursiva del análisis” capaces de
medir de manera apropiada cuestiones con componentes de derechos humanos y así, lograr el objetivo
del enfoque de las capacidades.

Por último, este enfoque de las capacidades complementa los enfoques basados en los
derechos humanos, a pesar, de presentar una desventaja en cuanto a la facilidad de medición con
respecto a los otros modelos, tiene como interés primordial el reconocimiento de las capacidades de
las personas y las oportunidades que tienen estas de hacer uso de ellas. Al estar direccionado a los
derechos humanos, tiene una mejor estimación de la calidad de vida de un país y así, influyen
en las decisiones de los gobiernos y el diseño de las políticas públicas.

3.2 Conclusión final


“[…] las personas tienen derecho, justificado y urgente, a reclamar ciertos tipos de trato, con
independencia de lo que el mundo que las rodea haya hecho al respecto. Y ni siquiera nuestra
búsqueda del mayor PIB total o medio posible, o de la más elevada utilidad total o media, nos autoriza
a vulnerar tales derechos” (Nussbaum, 2011:89)
El desarrollo es importante para el progreso de un país, sin embargo, no se suele dar de la manera más
óptima pues no suele ser equitativo, y los recursos con los que cuenta un país suele ir destinado a un
grupo que se va enriqueciendo mientras el resto va quedando en un estado de pobreza y abandono que
se perpetua con el pasar de los años, generando un status quo del que luego es complicado salir. Es el
Estado el que debe desempeñar un papel aquí para evitar que ello ocurra. Por ello es importante una
construcción institucional fuerte, pues si no se cuenta con ello poco podrá hacer. El Estado debe
conseguir presencia para hacer cumplir las leyes, sin caer en un aspecto autocrático, pues debe
garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y desarrollar las capacidades de la persona en
forma libre, cada una con su propia posibilidad de elección. Es así que se debe buscar el
fortalecimiento de las instituciones del Estado, buscando gente con experiencia y habilidad en
planeamiento estratégico, necesario para construir planes a largo plazo destinados a contribuir tanto al
crecimiento como al desarrollo.

ENGLOBAR TODA LA RESEÑA, INCLUYE LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN.

Los enfoques que se tenían en el pasado tienen falencias, por ello se propone el enfoque de las
capacidades de Nussbaum. Este enfoque se ve desarrollado en las personas en condición de
discapacidad afectando esta de manera positiva en los resultados de las políticas públicas dentro del
campo de la accesibilidad.

Asimismo se cree que este es un mejor enfoque por tales razones.

3.3 Bibliografía
Cornejo, O. (2018). El paternalismo en salud desde el enfoque de capacidades. Tesis para optar el
grado académico de Magíster en Desarrollo Humano: Enfoques Y Políticas. Lima, Perú.
Nussbaum, M. (2011). “Creating Capabilities: The Human Development Approach”. -> EN
ESPAÑOL
Salazar, N. (2018). Análisis de las Políticas Públicas y leyes que implementó el Gobierno del Ecuador
entre 2009 y 2017 en favor de la inclusión social de las personas con discapacidad a través del
enfoque de capacidades de Amartya Sen y la Ciudadanía Universal de Martha Nussbaum. Trabajo de
disertación de grado. Quito, Ecuador.
Sen, Amartya. (1985). Desarrollo: ¿Ahora, Hacia Dónde? Investigación Económica.
Tabares, C. (2018). El enfoque de las capacidades frente al programa “Más familias en acción”.
Trabajo para optar al título de Magíster en Humanidades. Universidad EAFIT- Departamento de
Humanidades. Medellín, Colombia.
SENPLADES. (Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo). (2009). Plan Nacional para el
Buen Vivir 2009 - 2013: Construyendo un Estado Plurinacional e Intercultural.
-LA BIBLIOGRAFÍA DEBE RESPONDER A LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN.

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