La economía es una máquina inteligente, porque así como el cerebro humano, su
función primordial es la de predecir.
La economía es una disciplina histórica de gran trascendencia para la humanidad. Su
denominación se remonta a las antiguas civilizaciones, siendo los griegos los primeros en utilizarla y referirse a ella como la “administración del hogar”, más tarde, ese concepto básico se transformaría en uno dualista, conservando el de administración y agregado el de análisis del comercio, lo que a partir de la Edad Media llamaremos mercado. El mercado en sí mismo no es más que un conjunto de agentes y cosas, una lucha de intereses que se balancea a una sensibilidad medible, este estudio precisamente es el que le compete a la economía, es por esto que con los aportes intelectuales de finales del siglo XIX y el siglo XX ya comprendíamos esta palabra como una ciencia, pero no cualquier ciencia; una social. Es por esto que busca satisfacer las necesidades humanas y estudiar la distribución de los recursos y la forma en la que las sociedades interactúan entre ellas. Para lograr dicho objetivo, la economía crea modelos simplificados de la realidad para definir, especular y predecir el comportamiento de las variables y agentes económicos. La economía es una máquina inteligente porque, así como el cerebro humano, su función primordial es la de predecir (Llinas 2002). La capacidad de la ciencia económica de modelar y entender la realidad a partir de la experiencia se asemeja a ese conocimiento a posteriori que es capaz de percibir un ser humano gracias a procedimientos sensoriales y analíticos. Lo que en la cotidianidad permite que una persona en un día soleado se ponga protector solar es su habilidad predictiva, la que mecánicamente le arroja la manera lógica de actuar para no quemarse. Así mismo pasa en la economía cuando mediante una análisis estadístico y probabilístico de datos anteriores se puede tomar la decisión de no invertir en activos de alto riesgo. Sin embargo, esta no es la única semejanza que tiene la economía con el cerebro. En la anatomía humana, la inteligencia se encuentra ubicada en el neo cortex, que es la corteza de color gris que recubre el cerebro y lo dota de pensamientos, como explica Eduardo Punset en su libro El alma está en el cerebro: “El neocórtex es la parte evolutivamente más moderna de nuestro cerebro. Se cree que apareció hace un millón de años y es donde residen las capacidades mentales superiores de los humanos. Es una fina capa que recubre la zona más externa del cerebro y presenta una gran cantidad de surcos en su superficie; tiene un grosor de unos dos milímetros y está dividido en seis capas. Pero lo que nos hace inteligentes a los humanos no es ni su grosor ni sus capas, sino su superficie. Si pudiésemos extenderlo, sería del tamaño de una servilleta y, en esta servilleta, podríamos contar más de 30.000 millones de neurona”. También dice que el cortex funciona de manera jerárquica con tareas diferentes, desde la inferior a la superior. En la economía, algunas de sus capas más importantes son la macroeconomía y la microeconomía, que en su interior contienen subcapas, que en el caso de la macroeconomía son las variables reales y variables nominales, entre otras. Cada una tiene sus funciones, desde el mercado más pequeño hasta el más grande, de manera predictiva. Es esto lo que hace de la ciencia económica una máquina inteligente, capaz de analizar lo más simple y lo más complejo cual cerebro humano, pero cómo no, si aquellos que la crean y hacen uso de ella pasan a conformarla, cual neuronas. BIBLIOGRAFÍA Punset, Eduardo. (2006).” El alma está en el cerebro”. Ed. Aguilar. Madrid Llinas, Rodolfo. (2002). “El cerebro y el mito del yo”. Es. Grupo Editorial Norma.